estaciones rupestres de la edad del bronce en asturias · 2012-06-18 · muestras del•arte...

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Estaciones rupestres de la Edad del Bronce en Asturias Alcance del tema Las gentes de la Edad del Bronce, como las de todos los tiempos, sintieron y practicaron el arte en un cierto grado. Al expresarnos así, no solamente aplicamos de modo teórico, a una época de la historia humana, un principio que considera- mos universal; contamos asimismo con numerosos testimo- nios de tal sentir y de tales prácticas para la época mencio- nada. Las gentes de la Edad del Bronce, como las del Paleolí- tico Superior, aparte de desarrollar otras actividades relacio- nadas con el arte, practicaron el arte rupestre. El arte rupestre de la Edad del Bronce es un arte simbó- lico, un lenguaje, dicho en sentido muy genérico. A primera vista ya, se observa que muchos de los motivos realizados por los autores del arte rupestre de la Edad del Bronce son figuraciones o representaciones morfológicas de cosas conoci- das, de hombres, de animales, pero con mucha frecuencia es- tán tan estilizadas, tan deformadas y simplificadas que llegan a la esquematización. De aquí que a esta clase de arte se conozca generalmente como arte rupestre esquemático. Cali-

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Estaciones rupestres de la Edad delBronce en Asturias

Alcance del tema

Las gentes de la Edad del Bronce, como las de todos lostiempos, sintieron y practicaron el arte en un cierto grado. Alexpresarnos así, no solamente aplicamos de modo teórico, auna época de la historia humana, un principio que considera-mos universal; contamos asimismo con numerosos testimo-nios de tal sentir y de tales prácticas para la época mencio-nada. Las gentes de la Edad del Bronce, como las del Paleolí-tico Superior, aparte de desarrollar otras actividades relacio-nadas con el arte, practicaron el arte rupestre.

El arte rupestre de la Edad del Bronce es un arte simbó-lico, un lenguaje, dicho en sentido muy genérico. A primeravista ya, se observa que muchos de los motivos realizadospor los autores del arte rupestre de la Edad del Bronce sonfiguraciones o representaciones morfológicas de cosas conoci-das, de hombres, de animales, pero con mucha frecuencia es-tán tan estilizadas, tan deformadas y simplificadas que llegana la esquematización. De aquí que a esta clase de arte seconozca generalmente como arte rupestre esquemático. Cali-

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ficativo éste muy expresivo, si bien debe tenerse en cuentaque en no faltan en ocasiones muestras de cierto naturalis-mo y de que entre sus elementos hay algunos que no sonesquematizaciones figurativas.

Nuestro tema tiene por campo geográfico el territorio deAsturias. Esto no quiere decir en modo alguno que considere-mos las manifestaciones del arte rupestre de la Edad de Bron-ce en esta región como algo distinto o diferente de las mani-festaciones de las regiones colindantes. Los límites de Astu-rias constituyen fronteras administrativas pero no cultura-les. Los fenómenos culturales de la Edad del Brnce, comolos de cualquier edad, aunque en algŭn caso se detenganen sus límites, coincidiendo los límites culturales con losde la región por causas geográficas, generalmente no se adap-tan a ellos, sino que los rebasan extendiéndose por áreasmás extensas o diferentes. Nuestro trabajo, sin embargo, serestringe a las manifestaciones del arte rupestre localizadasen Asturias, segŭn fue dicho, sin que ello sea óbice para que,llegado el caso, hagamos alguna alusión a las manifestacionesde semejante arte en otras áreas que estimemos pertinentes.

El que nos ocupemos en el presente artículo del arte ru-pestre de la Edad del Bronce en Asturias obedece al hecho deque, en los ŭltimos arios, desde 1970 •para acá, hayamos descu-bierto o reconocido en esta región una serie de estaciones ru-pestres de la repetida edad.

En cuanto a su alcance, ante la imposibilidad material derealizar su estudio y publicación en detalle, hemos decididolimitar nuestra labor al trazado de un cuadro genérico delarte en cuestión, incluyendo en él, además, de las estacionesya conocidas, las inéditas, serialando determinadas caracterís-ticas de las mismas y haciendo algunas observaciones sobresus circunstancias para que los investigadores que se decidana realizar, bien estudios monográficos, bien una obra comple-ta del conjunto de las estaciones, tengan conocimiento de suexistencia y de las posibilidades que a tal objeto ofrecen.

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Concepto del arte rupestre de la Edad del Bronce.

Entre los testimonios existentes en nuestra región de lasactividades de las gentes de la Edad del Bronce, se encuen-tran algunas muestras de pintura, grabado y escultura. Con lapintura y el grabado se establece una división basada en la cla-se de objetos en que fueron ejecutadas, a saber, arte rupestrey arte mobiliar. El arte rupestre es el realizado sobre rocasvivas o naturales; el arte mobiliar, el realizado en objetos suel-tos o muebles. La escultura, en lo que hasta el momento se sa-be, se realizó siempre sobre objetos muebles. Nuestro trabajose cirie al arte rupestre que abarca la pintura y el grabado,pero no a la escultura en sentido estricto.

La clasificación del arte de la Edad del Bronce en arte ru-pestre y arte mueble no constituye una bipartición del arte ensi mismo, ya que, si bien ciertos motivos o manifestacionesson o parecen peculiares de uno u otro dominio, los hay co-munes.

Deciamos que en el arte rupestre y en el arte mueble exis-ten pinturas y grabados. Ahora bien, desde el punto de vistatécnico, una cosa es la pintura y otra el grabado, pero con sercosas distintas, diferentes medios de expresión y realización,tampoco suponen una bipartición temática pues unos mismostemas o motivos aparecen tanto pintados como grabados; in-cluso a veces se asocian la pintura y el grabado en un mismomotivo. Lo que no quiere decir que no haya manifestacionespeculiares de uno u otro.

Segŭn nuestros conocimientos actuales, en Asturias exis-ten menos muestras de pintura que de grabado de la Edaddel Bronce, tanto en objetos muebles como en rocas. Ello qui-zá no tenga nada que ver con la práctica o uso de las gentesque lo realizaron sino con la naturaleza de las técnicas artís-ticas. La pintura, difícil de conservar, sólo excepcionalmentehabrá podido llegar a nuestros tiempos; lo que no ocurre deigual modo con el grabado, que tiene más posibilidades deperdurar. La pintura está constituida por una delgada capa de

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colorante o materia coloreada y puede desaparecer por de-coloración o desprendi•niento, sobre todo a la intemperie. Elgrabado penetra más o menos profundamente en la superficiede la roca y sólo por desgaste de ésta desaparece.

En relación con el grabado y su profundidad, se halla laterminología utilizada para el arte rupestre. Los investigadoresy tratadistas del mismo hablan de grabados, insculturas, petro-glifos... Ahora bien, ni los términos son enteramente sinóni-mos ni la realidad a que aluden uniforme. Grabar, entre otrasacepciones, tiene la de serialar mediante incisión o labrar enhueco o en relieve una figura sobre una superficie, en este casode piedra; grabado, la del motivo serialado o ejecutado con estatécnica. Mas si la profundidad y anchura de la excavación rea-lizada alcanzan una cierta consideración, como ocurre en variasmuestras del•arte rupestre de Asturias, parece que ya es im-propio hablar de grabado. A esto se debe sin duda el que losautores empleen otros términos para referirse a estas laborescomo inscultura y petrogiifo.

Inscultura es un sustantivo obtenido de in y sculptum, par-ticipio de sculpo 'esculpir', 'grabar', de manera que en el com-puesto, por la presencia de la preposición, se pone el acento desu significación en la acción de incidir o ahondar para indicaralgo más profundo que el grabado superficial. En cuanto apetroglifo, compuesto de petra y el griego glifo 'esculpir', 'gra-bar', es semejante al anterior.

Nosotros, teniendo en cuenta, además de lo expuesto, eluso, utilizamos el término grabado, en sentido amplio, paratoda clase de manifestaciones de arte rupestre de esta natu-raleza; y los términos inscultura y petroglifo, pero las mani-festaciones obtenidas por excavación profunda de la sŭperfi-cie de la roca.

Para mejor comprensión de lo que acabamos de exponer,ha de tenerse en cuenta que los grabados rupestres en generaly las insculturas particularmente, al menos en las manifesta-ciones asturianas conocidas, son lo contrario que los relieves.En la obtención de un relieve, se excava la superficie carente

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de figuras de manera que éstas quedan tras la operación, mo-deladas o no, en planos superiores al fondo o resto de la su-perficie. En cambio, en los grabados, y sobre todo en las ins-culturas, la superficie de la roca carente de figuras quedaintacta mientras que éstas son excavadas en ella, de lo queresulta que aquí es la superficie la que queda en un planosuperior.

Estaciones rupestres conocidas

Hasta estos ŭ ltimos tiempos no eran muchos los testimo-nios de que los especialistas disponían para conocer el arterupestre asturíano de la Edad del Bronce, existiendo la im-presión de que en esta región apenas había representacionesdel mismo, en contraste con la región gallega en la que abun-dan los petroglifos. En compensación, desde comienzos delpresente siglo, Asturias estaba representada en la bibliografíaprehistórica por una de las más singulares y famosas estacio-nes de la Península y de fuera de ella, esto es, por la estaciónde Peria Tu.

Como es de sobra sabido, la estación rupestre de Peria Tu sehalla en el extremo occidental de la sierra de Vidiago, en tér-minos del lugar de Puertas, concejo de Llanes. Fue descubiertaen agosto de 1914 por Eduardo Hernández Pacheco y el Condede la Vega del Sella y su estudio publicado en enero de1915 2.

Peria Tu es un relevante periasco de roca arenisca con unpoco de visera hacia el Este, bajo la cual se forma un peque-ño abrigo, en cuya pared, hacia la parte inferior, se encuen-

(1) Sin embargo, el descubrimiento fue sólo relativo pues Femando CarreraDíaz Ibargfien, en La Prehistoria asturiana, Oviedo, 1951, pág. 135, manifiesta queel idolo de Pefia Tu era figura conocida en la comarca con el signifihativo nombrede «Cabeza del Gentil», que ya la conocía Don Sebastián de Soto y que en 1860el ilustre llanisco Don Jose de Posada Herrera poseía en Madrid un álbum conuna fotografía de la pefia.

(2) Eduardo Hernández-Pacheco y Juan Cabre, con la colaboración del Condede la Vega del Sella, Las pinturas prehistóricas de Pella Tu, «Trabajos de la Co-misión de Investigaciones Paleontológicas y Prehistóricas». N.° 2, Madrid, 1914.En la portada se dice que fue publicada en enero de 1915.

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tran las representaciones prehistóricas. Los motivos o figurasque contiene son el gran antropomorfo conocido por el idolode Peria Tu, y un purial, ambos grabados y pintados; y unaserie de figuras más pequerias, solamente pintadas, integradaspor siete antropomorfos, tres zoomorfos incompletos, y va-

Insculturas de la Peña El Rebullusu (Mieres).

rios grupos de puntos. La temática de las representaciones dePeria Tu ha dado lugar a diversas interpretaciones y discu-siones.

A los 31 arios de publicarse la estación de Peña Tu, se dioa conocer la estación rupestre de la «llosa» del Llendón. Está

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situada en términos del lugar de Lledó, cerca de Villamayor,concejo de Piloña. Fue descubierta por Francisco Fernández •Montes, quien, en 1945 publicó una descripción de la misma 3.

La estación de la «llosa» del Lledón está formada por unaextensa roca de arenisca, de superficie situada a ras delsuelo e inclinada ligeramente, como erterreno en que aflora,de Sur a Norte. Contiene várias representaciones grabadas,entre las que se cuentan algunas caZoletas, varios canales,círculos diversos, cuadrados y rectángŭlos, un jinete, un patoy otras figuras. Es una estación de gran interés que apenasha llamado la atención de los invesigadores, merecedora de unestudio monográfico más completo.

En 1955 dio a conocer Fermín Bouza Brey una representa-ción antropomorfa, grabada en una piedra de grano fino oscu-ro, que forma par'te de la jamba de la puerta de entrada a lasacristía de la iglesia parroquial de Cenero, concejo de Gijón 4.

Aunque dicho autor sugiere su posible procedencia de unenterramiento dolménico, nosotros creemos que más bien pro-cede de una estación rupestre desconocida, desaparecidatal vez.

Ultimamente fue dada a conocer otra singular estación ru-pestre del Bronce, integrada exclusivamente por representa-ciones pintadas. Se halla en términos del lugar de Fresneu,concejo de Teverga, en la abrupta margen derecha de una gar-ganta por la que corre el río de Valdesampedro. Fue descu-bierta por Maximino Fernández Miranda, de ella se hicieroneco algunos reportajes en la prensa de Oviedo y fue estudiaday publicada por Manuel Mallo Viesca y Manuel Pérez Pérezen 1971

(3) Francisco Fernández Montes, Los grabados de la «llosa» de «El Llen-dán». Villamayor (Asturias), en «Archivo Español de Arqueología», Tomo XVIII,N.° 61, Madrid, 1945, págs. 320-328. Se ocupa de ella y ofrece alguna otra noticia

.Eduardo Martínez Hombre, en Vindius, ed en multicopia, Madrid. 1964. págs.257-259. •

(4) F. Bouza Brey, El grabado rupestre antropomorfo de Veranes, «Bole-tín del Instituto de Estudios Asturianosn, N.° 26, Oviedo, 1955, págs. 345-355.

(5) Manuel Mallo Viesca y Manuel , Perez Perez, Pinturas rupestres esquemá-

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Las representaciones prehistóricas aparecen en las paredesde varios cobachos o abrigos de las rocas calizas, orientadoshacia el Mediodía. Están pintadas en rojo, con una sola ex-cepción en negro, y en ellas figuran zoomorfos, antropomor-•os, idolos-placa, cruciformes, círculos, puntos, etc. Es unaestación de excepcional importancia por tratarse de la ŭnicaasturiana conocida con pinturas solamente, por su variada te-mática y otras singularidades.

Las reseriadas son las ŭnicas estaciones o muestras del ar-te rupestre de la Edad del Bronce publicadas hasta la fecha 6•Aparte de ellas, no existe en la bibliografía más que algunanoticia o referencia escueta a algŭn grabado, que habrá deser comprobada 7.

Estaciones inéditas del Occidente de- Asturias

En la mitad occidental • de la región, hemos localizado oreconocido las estaciones rupestres inéditas que pasamos areseriar someramente a continuación.

La primera estación por nosotros descubierta lo fue el 8 dejulio de 1970 8. Se halla en el término de La Xorenga, hacia elChan de Nogueirón, concejo • de Grandas de Salime. Se tratade un periascal de 18 metros de longitud y 5 de anchura má-xima, de pizarra negra, que aflora a la superficie, en una pla-

ticas de Fresnedo, Teverga, en «Zephyrvs», Vol. XXI-XXII, Salamanca, 1971,págs. 105-138.

(6) Prescindimos aquí de las pinturas de la cueva de Socampo, en Nueva,dadas a conocer por Juan Cabre y Aguiló, en «Archivo de Arte y Arqueología»,N.° 36, Madrid, 1933, borradas de intento, relacionadas con el arte esquemático,por entranar ciertos problemas que no podemos abordar ahora, de las que tambiense ocupa Fernando Carrera Díaz Ibargfien, ob. cit., págs. 90-102, de quien hemostomado nuestra información. -

(7) De estas referencias bibliográficas podemos reproducir por vía de ejemplola dada por Francisco Jordá Cerdá en Gran Enciclopedia Asturiana, T. II, Gijón,pág. 69, en la que dice: «un pequefio grupo de insculturas todavía sin publicar,fue descubierto por L. Tenreiro en los Chanones (Villatresmil, Tineo) y se reducea representaciones rectangulares». Estas representaciones no corresponden a las quenosotros hemos localizado en Los Chanones de Bustellán, cerca de Villatresmil,el 28 de octubre de 1973, a las que nos referimos en el capítulo o apartado si-guiente.

(8) El descubrimiento fue hecho por Diógenes Jose García González y el au-tor al volver de reconocer el castro de Valabelleiru situado en la misma zona.

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nicie amplia y despejada, resaltando del suelo un metro porla parte más alta. Posee alrededor de 50 cazoletas de diversostamaños, alguna muy grande, numerosos canales y tres p2-queños antropomorfos

Cazoletas y canales de la Peria Corián (Laviana).

En fechas posteriores, recorrimos el término y sus proxi-midades, logrando identificar otros peñascales con inscultu-ras, pertenecientes al mismo estrato de pizarra, en un tra-yecto como de medio kilómetro. de los que merece especialmención el más cercano al descrito situado a su SO., muy se-mejante a él, que posee asimismo numerosas cazoletas y ca-nales y un antropomorfo.

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Por referencias bibliográficas y verbales, tuvimos conoci-miento de la existencia de una estación rupestre en Pea Col-mea, concejo de Allande, que reconocimos el 24 de octubrede 19719.

Pea Colmea es un periascal de pizarra en una ladera o ver-tiente orientada al Este, en las inmediaciones de San Salva-dor de Valledor. En una de sus rocas, aplanada y baja, apare-cen varias lineas rectas y largas, paralelas unas, cruzadas oen ángulo otras, grabadas superficialmente. En otra roca in-mediata, más destacada, existen varias cazoletas y un orificiode sección cuadrangular.

•,E1 28 de octubre de 1973, en ocasión en que intentábamosverificar otra referencia, descubrimos una estación rupestreen el término de Los• ,Chanones, inmediato al lugar o braria deBustellán, concejo de Tineo Se encuentra en un periascalde roca un tanto arenisca, que aflora en el borde sudorientalde una amplia planicie.

La estación de Los Chanones tiene un conjunto de cazole-tas y canales similar a los de La Xorenga, pero más reducido.Cerca de él, hacia el NO., en un plano un poco •más elevado,en el centro de la planicie, hay un periasco suelto con un cru-ciforme.

En una excursión llevada a cabo el 19 de septiembre de1974, yendo camino de •Coronderio, en el concejo de Allande,localizamos en el Monte La Tumba, cercano a dicho lugar, unaroca con cazoletas ". La •roca se encuentra en lo alto de la la-dera .meridional del expresado monte, sobre el camino de La-go a ,Coronderio, y forma parte de un estrato que aflora deNorte a Sur. Las cazoletas son ocho, de pequerio tamaño yposeen una distribución un tanto ordenada.

(9) Se refiere a ella Eduardo Martínez Hombre, ob. cit. pág. 274, y AntonioGarcía Linares, Gran Enciclopedia Asturiana, Gijón, s. vv. Allande y San Sal-vador. Hicimos el reconocimiento don Manuel Mallo Viesca, don Diógenes GarcíaGonzález, don Miguel Angel de Blas Cortina. don Adolfo Rodríguez Asensio y elfirmante, y nos acompafiaron los hermanos Jesŭs y Alejandro G. García.

(10) En este descubrimiento tomaron parte don Manuel Mallo Viesca, donMiguel Angel de Blas Cortina y el autor.

(11) La excursión fue realizada por Diógenes Garcia González y el autor.

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En la misma ocasión, al volver de Coronderio a Berducedo,vimos en una explanada situada al Este de la capilla de Caste-llo, sobre el camino, en una roca poco destacada, una grancazoleta con un canal bifurcado.

Las estaciones ruprestres aquí reseriadas son las que hastael momento presente conocemos en la mitad occidental de laregión, pero estamos persuadidos de que ha de haber bastan-tes más porque, aparte de que disponemos de alguna otra re-ferencia pendiente de verificar, han sido pocas las explora-ciones llevadas a cabo para descubrirlas.

Estaciones inéditas del centro de la región

En el centro de la región hemos descubierto asimismo unaserie de estaciones rupestres que vamos a describir brevemen-te por orden de localización.

El primer hallazgo ocurrió el 1 de noviembre de 1970 ytuvo lugar en la sierra de Tudela perteneciente al concejo deOviedo 12 . En esta sierra existen algunos periascales de arenis-ca y rocas aisladas que poseen varias representaciones graba-das, algunas de •mucho interés por su originalidad en estaregión. A dicha exploración siguieron otras que nos permitie-ron completar los primeros hallazgos.

La temática de las representaciones de la sierra de Tude-la es muy variada puesto que se registran antropomorfos, cru-ciformes, círculos, herraduras, idolos-placa, conjuntos lineales,cazoletas y orificios.

De estos hallazgos hemos hecho partícipe a alg ŭn arqueólogo que se ha interesado por ellos y realizado un estudiomonográfico del conjunto principal que ya se encuentra enpublicación

Pocos días después de la fecha expresada, el día 22 delmismo mes de noviembre de 1970, descubrimos otra estación

(12) Nos acompaíió en esta ocasión Jesŭs Manuel G. García.(13) El autor de la monografía es don Miguel Angel de Blas Cortina. Profe-

sor de la Facultad de Letras de la Universidad de Oviedo.

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en el propio concejo de Oviedo, cerca de San Pedro de Nora,entre El Pico y Feleches 14 . Los testimonios prehistóricos seencuentran principalmente en una roca de caliza como cretosa,amplia y plana, ligeramente inclinada de Sur a Norte, a niveldel suelo, y en otras tres pequerias, un poco más destacadas,situadas en las inmediaciones de la primera. Estos testimo-nios, tal como ahora aparecen, no consisten más que en ca-zoletas u orificios, de los que la roca principal posee 22, otra5 y dos perias, una cada una.

En el cordal o sierra de Fayeu, que parte términos deOviedo y Langreo, hemos localizado, primero, en un periascal•de las inmediaciones del Picaxu, en ocasiones diversas, un cru-ciforme y dos orificios de sección poligonal 15 ; después, el día10 de noviembre de 1974, como a 600 metros más al Sur, unaperia de arenisca con un cruciforme y algŭn canal y cazoleta

En una excursión exploratoria realizada el 16 de noviembrede 1973 al concejo de San Martín del Rey Aurelio, identifica-mos en sus términos una estación dolménica 17 . Se encuentraal N. de Blimea, en lo alto del cordal que corre sobre el valledel Nalón por su derecha, en el sitio de Los •Cuetos, cercanoa la campera del Esparial. Allí, en un periasco suelto que des-cansa a modo de cobertera dolménica sobre dos salientes ver-ticales de un estrato de arenisca, hay dos círculos grabados yun hoyo o cuenca de recepción con desagile al exterior; enotro periasco suelto, grande y plano, algunas cazoletas; y enun periascal situado un poco hacia arriba, algunos surcos ver-ticales.

El 19 de mayo de 1974 descubrimos una estación con ins-culturas muy notorias en la Peria Corián, situada en el alto del

(14) Nuestro acompañante fue Jes ŭs Manuel G. García.(15) El cruciforme lo descubrimos el 25 de abril de 1971 yendo acompaña-

dos de los hermanos Jes ŭs Manuel y Alejandro G. García. Los orificios los hemoslocalizado don Javier Rodríguez Muñoz y el autor. el 23 de agosto de 1974.

(16) Los autores del descubrimiento fueron don Manuel Mallo Viesca, donAdolfo Rodriguez Asensio y el firmante.

(17) Hicimos la excursión exploratoria con objeto de determinar la natura-leza de los restos arqueológicos allí existentes, de los que poseíamos referencia,don Manuel R. González Morales y el firmante.

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cordal que separa los valles de Villoria y La Pola, sobre loslugares de Corián y Les Bories, en el concejo de Laviana ".

Las insculturas de la Peria Corián se encuentran en tresrocas de arenisca, una de dimensiones mayores y dos peque-rias, que afloran en la ladera oriental de la prominencia deeste nombre. Consisten en cazoletas de tamaños diversos y encanales bastante hondos. La peria mayor posee unas 66 cazo-letas, mientras las pequerias poseen cinco y una respectiva-,mente. •

En el cordal de Ablaria, eóncéjo de Mieres, que ` nace en lafalda septentrioñal del Picu ' Él Chu'orsiu y,cOncluye sobre elNalón en Ìa Pereda, hemos hallado e125de junio de 1974muestras dispersas de labores rupestres, eáré las1 que desta-ca una losa o peria .suelta, localizada en lo altodel cordal,hacia la mitad de su trayectoria, que tiene • en la cara planasuperior cazoletas profundas de diversos támarios, sueltasunas y enlaZadas por • canales también_ hondos otras^-

En la sierra de Polio, concejo- Mieres; hacia la laderaoccidental del pico que le .da nombré, én él-término conocidopor El Sierru les Muries, hemos identificado el 14 de julio de1974 y reconocido mejor posteriormente, una estación dol•é-nica con un cruciforme y una cuenca de recepción en las ro-cas nativas y varias cazoletas en una peria suelta de superfi-cie superior aplanada. Asimismo, como 200 metros allos vestigios dolménicos. , en un roquedo conocidó Por La PeriaEl Rebullusu, un periasco cubierto de ins. culturas ' con cazole-•tas, -surcos o canales finos unidos en forrria peligonal corn.-puesta, .un canal más ancho y un receptáculó o. cuenca de re-cepción1).

En una travesía por el cordar de Llongalengo que separalos valles de Aller y de Turón, realizada. el 4 de julio de 1974,

-localizamos en lo alto de un esti-ato de arenisca cerca del Pi-

(18) Nos acompañó en esta ocasión don Alejandro González Onís, natural delconcejo de Laviana..

(19) Fue nuestro acompañante Alejandro G. García. -•

(20) • Toma-ron parte en el descubrimiento los hermanos Alejandro y VirgilioG. García; y en el reconocimiento posterior don Manuel Mallo Viesca, don AdolfoRodríguez Asensio y familiareá . del primero.

Cuenca de recepciOn de la Peña Corián (Laviana).

Orificio del Picaxu (011oniego).

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co Navaliego, tres perias con cazoletas que en total suman 11,de las que la más honda, abierta de arriba abajo, ocupa elpunto más alto del crestón 21•

Finalmente, en otra travesía complementaria de la que seacaba de indicar, partiendo del término de Pandoto en el pro-pio cordal de Llongalendo, llevada a cabo el 12 de septiem-bre de 1974, localizamos sucesivamente marchando de Orien-te a Occidente, varias cazoletas en rocas espaciadas, unantropomorfo y algŭn otro elemento en unas rocas situadassobre el lugar de Grameo, en el concejo de Mieres, y otraestación con recipientes cuadrados y otros motivos en el Picoel Salguero, del concejo de Mieres.

Repartición de las estaciones rupestres

La repartición en el territorio regional de las estacionesrupestres reseriadas es muy desigual. Así vemos que se locali-zan varias hacia el Occidente en los concejos de Tineo, Allandey Grandas de Salime; que otras se encuentran en el centro,en los concejos de Teverga, Aller, Laviana, San Martín del ReyAurelio, Mieres, Oviedo y Gijón; y dos, distanciadas entre sí,más al oriente, en los concejos de Piloria y Llanes. Claro estáque las estaciones referidas no son todas las que creemosexisten en Asturias; aunque también pensamos que, de cono-cerlas todas, su repartición seguiría siendo bastante desigualporque, en gran parte, depende a no dudarlo de la geología,o sea, de la naturaleza de las rocas.

Si nos fijamos en las rocas donde las manifestaciones pre-históricas se encuentran, vemos que las del Occidente se en-cuentran en pizarras, y que las restantes, con excepción delas cercanas a San Pedro de Nora y Fresneu, en areniscas. Encambio no hemos localizado ninguna en las cuarcitas y sólolas dos indicadas en calizas.

Las causas de estos fenómenos parecen claras: las gentesasturianas de la Edad del Bronce elegían para sus representa-ciones rupestres, en lo que al grabado toca, las rocas más

(21) En la travesía de este día fuimos acompañados por Alejandro G. Gareía.

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blandas y fáciles de grabar o labrar mientras desechaban lasdurísimas cuarcitas, como las existentes entre las zonas cen-tral y occidental de la región. Sin que ello quiera decir quelas gentes aludidas fuesen incapaces de grabar la cuarcitapuesto que conocemos muestras de lo contrario, como unapiedra de cuarcita de un dolmen desmantelado cercano al Pe-bidal, en el concejo de Salas, que posee un triángulo gra•adocon incisión profunda. Pero esto requería un esfuerzo y unasherramientas especiales que no podrían destinar de ordinarioa tales menesteres.

La causa de la carencia o escasez de estaciones rupestresen las rocas calizas podría ser en parte diferente. Es sabidoque la caliza, aparte de su dureza mayor que la de ciertas pi-zarras y areniscas y menor que la cuarcita, se disuelve conel agua de lluvia, con lo que la superficie de las rocas calizasse está continuamente desgastando o renovando. Quizá por es-to los grabados y pinturas representados en las rocas calizasno podrían conserv"arse el tj.empo suficiente para haber llegadodesde la Edad del Bronce a los tiempos modernos.

De lo expuestO no deberá deducirse que en las áreas re-gionales de la cuarcita, y de la caliza en parte, no hayan reali-zado las -gentes del Bronce las prácticas o costumbres que elarte rupestre supone. Es posible que la pintura tuviese en-tonces un empleo mucho más intenso y extenso de lo quelas escasas muestras que conocemos indican, y ésta suplieseal grabado en muchos aspectos en tales áreas. Las muestrasde pintura rupestre de la Edad del Bronce que en Asturias seconocen han llegado hasta nuestros tiempos pgr las condicio-nes especiales de su localización. En Fresneu, Teverga, setrata, como ya fue dicho, de covachos o abrigos en una elevaday abrupta ladera de roca caliza, orientada al Mediodía, prote.gida de la ven tisca del Norte y lados contiguos. Y otro tantoocurre con la estación de Peria Tu, localizada en un abrigo dearenisca orientado hacia el SE.

Acerca de la repartición de las estaci ones rupestres a quenos venimos refiriendo, haremos otra consideración. Se ob-serva que la mayor parte de las conocidas se sit ŭan en puntosapartados de la población y la mayoría de las veces en zonas

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montañosas. El hecho puede obedecer a dos causas: al génerode vida de las gentes que las grabaron y pintaron, predomi-nantemente pastoril; y a que en las zonas habitadas y en suscercanías los roquedales ,fueron desde siempre explotados co-mo canteras y, si poseían representaciones de arte esquemático,desaparecieron, segŭn suponemos debió haber ocurrido conel roquedal de procedencia de la piedra grabada de la iglesiade Cenero. Aun en los periascales apartados con muestras dearte rupestre se ven con frecuencia seriales de extraccionesmodernas de materiales, e incluso conocemos una estación enla sierra de Tudela, cuyas piedras con sus grabados están apro-vechadas en los cierres de las fincas.

Cazoletas, canales y cuencas de recepción

A continuación pasaremos revista breve a la temática delas estaciones rupestres enumeradas, no con el fin de realizarel estudio de sus elementos ni de abordar los muchos proble-mas de interpretación que entrarian, sino con el simple pro-pósito de indicar algunas de sus características o aspectos yde exponer algunas de nuestras observaciones hechas a lavista de las propias estaciones, comenzando por las cazoletas,canales y cuencas de recepción.

Las llamadas cazoletas abundan en las estaciones rupestresasturianas. Las hay con cazoletas solamente, pero lo más fre-cuente es que posean cazoletas con otros motivos, especial-mente con los canales. Las estaciones más historiadas apenasposeen cazoleta alguna o carecen de ellas.

Las cazoletas características tienen boca circular y sonaproximadamente hemisféricas en sentido negativo. Sus ta-marios varían mucho en diámetro y profundidad, pues las haydesde 3 ó 4 centimetros de diámetro y 2 o menos de profun-didad, hasta 21 centimetros de diámetro y 8 de profundidad,como una de La Xorenga, donde existen varias cazoletas gran-des con el fondo pulido por el uso.

Los canales de las estaciones asturianas aparecen casi siem-pre asociados a las cazoletas. Su anchura y profundidad son

Antropomorfo de la Xorenga (Grandas de Salime).

Antropomorfo de la Sierra de Tudela.

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también variadas y así pueden tener desde 3 ó 4 centímetros deanchura y dos o menos de profundidad hasta el doble, puesno .hay regularidad en ello ni siempre se conservan en su esta-do orignario. La longitud puede oscilar desde 10 centímetros yaun menos hasta más de un metro. En cuanto a su disposi-ción longitudinal, es muy variada, pues los hay rectos, curvos,sinuosos de muchos modos, dependiendo de la forma de lasuperficie de la roca. A veces se enlazan o comunican entresí dos o más canales a la manera de los ríos y sus afluentes,o de las redes de regadío, formando combinabiones diferentes.

En relación con las cazoletas, hay canales que comienzansin cazoleta y concluyen en una cazoleta, y viceversa; quecomienzan en una cazoleta y concluyen en otra; y los hay queatraviesan varias cazoletas en su recorrido. En alg ŭn caso, loscanales se asocian asimismo con otras figuras o representa-ciones.

Diferentes de las cazoletas son los elementos rupestresque hemos designado cuencas de recepción. Consisten en cier-tos ahondamientos irregulares de la superficie de la roca, enlos que, a veces se aprovecha una depresión natural, pero enparte conseguida artificialmente, donde desaguan uno o va-rios canales. En este momento tenemos presentes varias detales cuencas situadas en el borde de la superficie superior delas rocas corno si hubiesen sido hechas para que vertiesen alexterior.

Respecto a los conjuntos o complejos de cazoletas, canalesy cuencas o receptáculos que constituyen en varias estacionesasturianas la casi totalidad de sus elementos, a veces cubrien-do la superficie de las rocas con profusión, hemos observadoque suelen encontrarse en su cara superior, más o menos apla-nada o irregular, pero un poco inclinada, y que la disposiciónde los canales es la apropiada para el deslizamiento por ellosde los líquidos de arriba abajo siguiendo las leyes de la gra-vedad, como en las corrientes hidrográficas. Esto, sin embar-go, no es sin excepción, pues, a veces se ven cazoletas y cana-les en las caras verticales de las rocas donde ni las cazoletaspueden retener un líquido ni los canales conducirlo, en cuyo

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caso es evidente que se trata de representaciones simbólicasa las que serían atribuidos efectos mágicos.

Orificios diversos

En varias estaciones rupestres existen unos hoyos comolas cazoletas menores, de boca circular y sección más cónicaque las cazoletas hemisféricas, hechas a cincel, cuyas huellasen forma de estrías o surcos parten del borde de la boca yconcluyen hacia el centro del fondo, dándole aspecto estrella-do. Su presencia en las ,estaciones rupestres prehistóricasentraria ciertos problemas porque también los hemos halladoen alguna estación no incluída en la anterior relación concruciformes cristianos y aun en losas sueltas que parecen mo-dernas en las paredes de algunas fincas. Serían las prehistó-ricas cazoletas en fase inacabada de ejecución? Serán hue-llas •de una técnica de cantería que hubiese perdurado desdelos tiempos del Bronce?. Desde luego, la excavación de la rocaa golpes mediante cincel se comprueba en otros elementos ru-pestres prehistóricos como algunos canales y cuencas de re-cepción.

Diferentes de estos hoyos estriados y de las cazoletas porsu forma y otras características son ciertos orificios localiza-dos en varias estaciones rupestres de las reseriadas. Uno detales orificios existe en Pea Colmea en situación dominante.Está horadado de arriba abajo y es de boca al parecer cuadra-da. Otro muy notable ocupa el punto más elevado del PicoBerrubia en la sierra de Tudela. Se abre de arriba abajo, esde sección pentagonal, bastante profundo, y tiene grabado unrecuadro en torno a la boca de unos 10 centimetros de lado.•En la misma sierra, además de algtn otro, existe, como a 500metros al Este del anterior, un orificio de sección rectangular,cuyos lados miden en la boca 8 y 5 centimetros respectivamen-te, que penetra horizontalmente, a la vez que se va estrechan-do, hasta 9 centimetros. En la sierra de Fayeu, la estación in-mediata al Picaxu, hay dos orificios en situación dominante.El más alto se abre en la superficie superior de la peria, esde sección exagonal, de 6,5 centimetros de diámetro en su bo-

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ca y penetra de arriba abajo disminuyendo gradualmente dediámetro hasta alcanzar 15 centimetros de profundidad. •Elsegundo, situado como a metro y medio del anterior en unaroca un poco más baja, se abre también de arriba abajo, esde sección pentagonal, tiene una boca •de 5 centimetros de diá-metro y 11 de profundidad. A unos 400 metros al •Oeste deLos Campos, en la sierra de La Paranza que parte términosde Oviedo y Siero, en una roca apenas visible existente a 30metros al Norte del camino en un prado, hemos visto un ori-ficio pentagonal, de 5 centimetros de diámetro y 8 de profun-didad ".

Nosotros pensamos que tales orificios fueron hechos parahincar en ellos un asta que podria portar una enseria o unsimbolo relacionado con las prácticas o ritos alli:éjecutados.

Dijimos anteriormente en • el lugar oportuno que en •naestación del cordal de Llongalendo hay unos orificios a cazo-letas cuadradas. Se hallan en la superficie superior de unaroca. Una mide 8 centimetros de :lado: y. 7 de profundidad.Otras tres están alineadas y son menOres,.aunque desiguales,y menos profundas. No parece que hayan tenido la mismafinalidad que los orificios propiamente dichos.

Antropomorfos, cruciformes e idolos-placa

Entre los motivos más interesantes del arte rupestre dela Edad del Bronce están los antropomorfos o representacio-nes más o menos esquemáticas de la figura humana.

El famoso idolo de Peria Tu, idolo o no, es un antropo-morfo grabado y pintado de gran tamario comparado con losrestantes pintados de la misma estación, con los pintados deFresneu, con el grabado de la iglesia de Cenero y los que nos-otros hemos localizado, todos ellos de muy pocos centimetros.

En La Xorenga y en una estación que hemos descubiertoen la frontera astur-leonesa, limitrofe del concejo de Lena, del

(22) La localización tuvo lugar durante una exeursión exploratoria realizada pordon Adolfo R. Asensio y el firmante el 2 de enero de 1975.

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lado de León, que se encuentra en publicación ", hemosidentificado varios antropomorfos iguales al de la jamba dela iglesia de Cenero a que acabamos de aludir. Los antropor-mos de La Xorenga, además de ser figuras muy pequerias,están realizados con trazo fino que contrasta con la profusiónde canales y cazoletas de todos los tamarios conseguidos porexcavación mucho más ancha y profunda, por lo cual a pri-mera vista son difíciles de distinguir.

Las mismas características de tamario y finura de grabadose observan en dos antropomorfos del Pico Berrubia, de untipo especial, y en uno de la estación cercana a Grameo, dife-rente de los restantes.

Un motivo resultante de una avanzada esquemátización dela figura humana es la cruz. En las estaciones rupestres astu-rianas se reconocen varias clases de representaciones cruci-formes: en cruz latina, en cruz griega, en aspa y en tau. Esdifícil en algunos casos determinar si los cruciformes son dela Edad del B •once o cristianos. Nosotros no dudamos de quevarios cruciformes que conocemos son prehistóricos, perotambién sabemos de piedras grabadas con cruces cristianas.

Otros temas rupestres que, en ŭltimo término, procedende la figura humana son los ídolos-placa. De ellos existen

• ejemplos pintados en Fresneu, y grabados en la sierra de Tu-dela y acaso en la «llosa» del Lledón. Pero no tenemos inten-ción de describirlos como tampoco a la mayoría de los temasrestantes.

Herraduras, zoomorfos, círculos, etc.

Un motivo del arte rupestre que, entre otras interpretacio-nes, ha recibido la de proceder de una extremada exquemati-zación humana es la herradura, de las que se conocen dos va-riantes a las que se atribuye sexo diferente.

(23) El descubrimiento tuvo lugar el 27 de julio de 1974 y fue echo porDiógenes García González y el autor, y el estudio lo ha realizado don Manuel Ma-llo Viesca, tras un reconocimiento más minucioso hecho con los descubridores el29 de setiembre del mismo año.

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Dentro de los límites de Asturias, solamente hemos vistoherraduras en tres zonas de la sierra de Tudela, pero abundantambién en la estación fronteriza leonesa a la que anterior-mente hemos aludido, asociadas como en la sierra de Tudelacon motivos diversos. A estas ŭltimas las consideran los na-turales como las «herraduras de la burra de Nuestro Serior»,lo que nos ha hecho recordar las consejas populares asturia-nas que hablan de las pisadas o herraduras del caballo deSantiago marcadas en determinadas perias, que, en algŭn caso,podrían estar fundamentadas en representaciones rupestres.

Ningŭn zoomorfo hemos identificado en las estaciones ru-pestres por nosotros identificadas. Hay, no obstante, zoomor-fos pintados en algunos abrigos de Fresneu, que se suponencápridos, y en Peria Tu. En el Llendón se seriala la presenciade un jinete que es preciso confirmar y un pato nada estili-zado, de buena ejecución, que no sabemos si es contemporá-neo de las restantes representaciones o un ariadido posterior.

Aunque no muy abundante, tampoco falta en el arte ru-pestre asturiano la figura del círculo, simple o acompañadade algŭn aditamento. Existen círculos pintados en Fresneu, ygrabados en el Llendón, en los .Cuetos y en la sierra de Tudela.

Además de los reseriados o glosados aparecen en las esta-ciones del Bronce asturianas otros temas, algunos de graninterés, como el purial de Peria Tu por su valor cronológico;los conjuntos de líneas paralelas, cruzadas o convergentes enun extremo; las agrupaciones de puntos grabados y pintados;etc. que no pueden menos de ser tenidos en cuenta en los es-tudios monográficos o exaustivos, a los que aquí creemos su-ficiente aludir.

Técnicas del arte rupestre

En el arte rupestre de la Edad del Bronce se utilizaron, co-mo ya se indicó, dos medios o técnicas para representar losmotivos de su repertorio, que son la pintura y el grabado.

En la pintura fue empleado el color rojo generalmente yel negro por excepción, segŭn lo qŭe hasta el momento -se sabe.

Antropomorfo de Grameo (Mieres).

Cruciforme de la Sierra de Tudela.

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Los colores son planos y, al parecer, fueron extendidos apincel.

En el grabado se emplearon diversos procedimientos, se-gŭn que se tratase de obtener representaciones superficiales,insculturas y otros elementos como orificios. A veces en laobtención de una representación determinada se empleó másde una técnica o procedimiento.

Los grabados finos como los pequerios antropomortosfueron realizados a buril por presión. Otros más profundoscomo las herraduras, los idolos-placa y algunos cruciformes seobtenían haciendo pequerios orificios un poco separados si-guiendo la línea de la figura, que después se unían por elimi-nación de las partes intermedias.

Los hoyos o cazoletas estriadas, los receptáculos o cuen-cas de recepción y algunos canales se conseguían total o par-cialmente mediante cincel golpeando con un mazo o martillo.

Los orificios de sección pentagonal y exagonal y un anchocruciforme de la sierra de Tudela fueron ejecutados con es-coplo.

Si de las labores y técnicas empleadas en el arte rupestre,que parcialmente hemos apuntado sin entrar en detalles, pa-samos a fijarnos en sus autores, podríamos decir que, fuesecual fuese su sentido artístico y su dominio de las técnicasempleadas, obraban más como artesanos que como artistas.La temática era convencional puesto que se repite constan-temente en puntos distantes y áreas extensas, por lo que losautores de las representaciones apenas necesitaban poseer outilizar la inventiva bastándoles el dominio de las técnicasde ejecución, condicionadas en gran parte, por lo que al gra-bado toca, por la naturaleza de las rocas existentes.

Filiación megalítica del arte rupestre

El arte rupestre de la Edad del Bronce que se localiza enAsturias fue obra de la población que practicaba el rito fune-

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rario megalítico, segŭn se deduce, por una parte, de sus ana-logías con el arte mueble, especialmente el de las piedras yel ajuar dolménico; y por otra, de manera especial, por laasociación de las estaciones rupestres a los sepulcros y ne-crópolis megalíticas.

Inmediata a las insculturas de La Xeronga existe una ne-crópolis en vías de desaparición por roturación del terreno,cuyos tŭmulos están alineados entre este término y el lugarde Xestroselo.

El monte La Tumba de Coronderio, donde hemos halladode pasada una roca con cazoletas, se llama así a causa de unsepulcro megalítico.

Inmediata a la •estación rupestre de Los Chanones hayuna necrópolis dolménica.

Cerca de la estación rupestre del cordal de Ablaria, entorno al Picu Chusoriu, se localizan varias necrópolis dol-ménicas.

A pocos metros de La Peria Corián, en la Campa del mis-mo nombre, hemos alcanzado a ver vestigios de dos t ŭmulosque han desaparecido.

En la sierra de Fayeu, hay varios tŭmulos sepulcrales me-galíticos, y de ellos uno inmediato a la estación rupestre delPicaxu.

La estación de Peria Tu se encuentra al comienzo occiden-tal de las necrópolis de la sierra de Vidiago.

Los grabados de la estación de Los Cuetos de Blimea for-man parte de un desmantelado complejo dolménico.

Los grabados del Sierru les Muries también forman par-te de una estación dolménica.

Esta asociación de las estaciones rupestres del Bronce ylos sepulcros megalíticos permite deducir que el arte rupes-tre poseía una significación religiosa y estaba relacionado con

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el culto de los muertos y de los antepasados, centro y meollode la religión megalítica.

El problema cronológico

En el título de este trabajo y en las páginas precedenteshemos atribuido las manifestaciones rupestres reseriadas ala Edad del Bronce. En el momento de tratar de la cronologíaexpresamente debemos precisar este concepto.

Ciertos autores, al referirse a una edad cualquiera, dis-tinguen entre edad cronológica y edad cultural. En un territo-rio dado, un período de tiempo de su historia, esto es, unaedad cronológica, comienza y concluye convencionalmente enunas fechas determinadas; pero algunas de sus manifestacio-nes culturales características se prolongan más acá de talesfechas por otros períodos históricos. Estas manifestaciones nopertenecen a la edad cronológica supuesta, pero sí a la cul-tura propia de aquélla.

Nosotros consideramos al arte rupestre que aquí nos haocupado como arte de la Edad del Bronce, porque es en estaedad cronológica en la que principalmente se desarrolla, perole damos al término sentido cultural teniendo en cuenta quelos cultivadores de estos estudios suelen admitir perduracio-nes de algunas de sus manifestaciones rupestrcs que, por loque a Asturias toca. están sin determinar. Habra que deter-minar en este caso si en la Edad del Hierro y acaso despuéscontinuaron realizándose grabados y pinturas típicas del Bron-ce y serialar cuáles fueron.

Teóricamente, aun sin disponer de tales puntualizaciones;podrían concebirse los hechos de este modo: Iniciada la cul-tura del Hierro con la llegada de los inmigrantes continenta-les, quizá en el primer tercio del ŭltimo milenio anterior a laEra Cristiana, la población indígena que practicaba el ritomegalítico, continuaría por cierto tiempo en dicha edad, consus usos y costumbres y por lo mismo construyendo témulos,pintando y grabando rocas, hasta que fueron total o parcial-mente sustituidos por los ritos y costumbres traídas por di-

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chos inmigrantes. Sin embargo habrá que esperar a la reali-zación de las excavaciones y estudios arqueológicos convenien-tes de los sepulcros megalíticos para conocer con más exac-titud la cronología de las manifestaciones rupestres con ellosasociadas.

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