escritores en lengua catellana galardonados con el premio nobel

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José Echegaray y Eizaguirre (Madrid 1832-1916) Cultivó tanto el arte y las letras como las ciencias puras y aplicadas. Desde sus tiempos juveniles de estudiante, sintió gran afición al teatro y, al fin, en éste basó su fama. Domina plenamente el mundo del teatro durante el último cuarto del siglo XIX. Su obra se encuadra dentro de un neorromanticismo pasional, lleno de tensiones y dramatismos, carece de sencillez y espontaneidad en personajes y situaciones y, según el propio autor, resulta demasiado reflexivo. Actualmente es un teatro muy superado que no se adapta a los gustos del público. Se considera su obra maestra El gran galeote (1881) que presenta a un matrimonio y a un joven honrado, protegido por ambos esposos, víctimas inocentes los tres de la murmuración y del entrometimiento social que provoca al fin una catástrofe. Otras obras de Echegaray son: Locura o santidad (1876), El hijo de don Juan (1892)... En 1904 se le otorgó el premio Nobel, junto con el poeta provenzal Frédéric Mistral. Era el primer español galardonado con el más prestigioso premio del mundo.

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Reseña sobre los escritores en lengua castellana galardonados con el Nobel

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Page 1: Escritores en Lengua Catellana galardonados con el premio Nobel

José Echegaray y Eizaguirre(Madrid 1832-1916)

Cultivó tanto el arte y las letras como las ciencias puras y aplicadas. Desde sus tiempos juveniles de estudiante, sintió gran afición al teatro y, al fin, en éste basó su fama. Domina plenamente el mundo del teatro durante el último cuarto del siglo XIX.

Su obra se encuadra dentro de un neorromanticismo pasional, lleno de tensiones y dramatismos, carece de sencillez y espontaneidad en personajes y situaciones y, según el propio autor, resulta demasiado reflexivo. Actualmente es un teatro muy superado que no se adapta a los gustos del público.

Se considera su obra maestra El gran galeote (1881) que presenta a un matrimonio y a un

joven honrado, protegido por ambos esposos, víctimas inocentes los tres de la murmuración y del entrometimiento social que provoca al fin una catástrofe.

Otras obras de Echegaray son: Locura o santidad (1876), El hijo de don Juan (1892)...En 1904 se le otorgó el premio Nobel, junto con el poeta provenzal Frédéric Mistral. Era el

primer español galardonado con el más prestigioso premio del mundo.

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Jacinto Benavente (Madrid, 1866-1954) Premio Nobel 1922

Autor teatral continuador, en gran medida, del que imperaba a finales del siglo XIX. Benavente de sitúa en un discreto término medio entre la “alta comedia” finisecular y el “género chico” de sainetes y zarzuelas, creando un teatro para el gran público en el que hay, a veces, una cierta crítica social y en el que destaca su habilidad escénica, su ingenio y la fluidez de sus diálogos.

Inició su fama con El nido ajeno (1894), sobre la situación opresiva de la mujer casada en la sociedad burguesa. Llama la atención su renovación del lenguaje teatral tan opuesto al de Echegaray y la crítica que hace a las clases medias, pero la comedia tuvo que retirarse del cartel ante la indignación del público. Desde ese momento Benavente decidió suavizar la carga crítica y el tono y año tras año pudo consolidar su fama con obras como: Gente conocida (1896), La comida de las fieras (1898), Lo cursi (1901), Rosas de otoño (1905) y su obra maestra Los intereses creados,(1907).

En ellas sigue retratando, en general, a las clases altas, con sus hipocresías y convencionalismos, pero adoptando una actitud más complaciente hacia el público burgués. También intentó el drama rural con obras como: Señora ama (1908) y La Malquerida (1913), su mayor éxito, sobre una devastadora pasión incestuosa.

En 1922 se le concede el premio Nobel, cuando algunos críticos le acusan de “conservador”, pero el público le sigue siendo fiel.

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Gabriela Mistral, seudónimo de Lucía Godoy(Vicuña, Chile, 1889-Nueva York, 1957)

Es la autora más importante de la llamada poesía “llana” (reacción a la poesía modernista), con una aproximación a un lenguaje sencillo, llano, incluso coloquial, a veces duro, en el que lo prosaico se mezcla con imágenes intensas pero elementales.

Gabriela Mistral cantó al amor en muy diversas manifestaciones: las frustraciones del amor y de la maternidad, su amor a los niños, a los desvalidos...

Destacamos tres grandes libros: Desolación (1922), uno de los grandes libros de poesía amorosa

de América; Tala (1938) y Lagar (1954). En 1945 se le concedió el premio Nobel como reconocimiento a su obra literaria y también a su labor como mujer defensora de los derechos humanos.

Desvelada

Como soy reina y fui mendiga, ahora vivo en puro temblor de que me dejes, y te pregunto, pálida, a cada hora: “¿Estás conmigo aún?” “¡Ay, no te alejes!”

Quisiera hacer las marchas sonriendo y confiando ahora que has venido; pero hasta en el dormir estoy temiendo y pregunto entre sueños: “¿no te has ido?”

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Juan Ramón Jiménez(Palos de Moguer, Huelva, 1881- San Juan de Puerto Rico, 1958)

Luis Cernuda en su obra, Estudios sobre poesía española contemporánea, escribe sobre la actitud vital de J.R.Jiménez: “Toda su vida ha sido vida de enclaustrado: encierro en Moguer durante sus años juveniles; encierro luego en la Residencia de Estudiantes, Madrid; encierro en su casa después de casarse; para no aludir al encierro en el Sanatorio del Rosario, del doctor Simarro. Desde su torre de marfil pudo otear allá abajo a los hombres que se afanaban miserablemente y cuyos afanes nunca compartió ni le interesaron[...] El individuo Juan Ramón Jiménez es para él la medida de todo y todo debe subordinársele”.

En pocos poetas como en Juan Ramón Jiménez se ha dado la voluntad exacerbada de ser sólo su poesía (su “Obra”, decía), desnuda de toda referencia histórica y biográfica. Su voluntad de “pureza” y “desnudez” no ha de referirse exclusivamente al modo en que, a lo largo de los años, intenta llegar a la contemplación absoluta y a la esencia de lo “poético”, sino al esfuerzo de ser únicamente poeta. Ningún otro quehacer pudo distraerle de su obsesiva creación. Cada vez se sintió más despegado de la vida pública ( problemas económicos, profesionales, políticos). Decía: “Yo tengo escondida en mi casa, por su gusto y el mío, a la Poesía. Y nuestra relación es la de dos apasionados”.

Resulta consecuente con todo ello su famosa dedicatoria: “A la minoría, siempre”. Es la suya, en efecto, un caso acabado de poesía minoritaria, hermética.

Así pues, los datos biográficos quedan desdibujados, borrados casi, con la excepción de su matrimonio con Zenobia Camprubí, pero es necesario mencionar que J.R. Jiménez es un lector insaciable, viaja por España, Europa y Estados Unidos, vive en Madrid en la Residencia de Estudiantes donde conocerá a varios de los jóvenes del 27, en cuya obra influirá decisivamente.

Republicano, en 1936 marcha a América, donde ejercerá de profesor en Estados Unidos y en Puerto Rico. Recibe el premio Nobel en 1956.

Su idea de la poesía está presidida por una triple sed: sed de belleza, sed de conocimiento, sed de eternidad. Ante todo, para J.R.Jiménez, Poesía es Belleza, expresión de un goce exaltado de lo bello, donde quiera que se encuentre, goce entreverado de melancolía y de punzante dolor. Pero la poesía es también, para él, un modo de Conocimiento, de “inteligencia” agudísima, de penetración en la esencia de las cosas; un camino hacia las últimas verdades. Y su poesía es, en fin, expresión de un ansia de Eternidad, concebida precisamente como posesión inacabable de la Belleza y de la Verdad. De ahí su preocupación angustiosa por la fugacidad de las cosas; de ahí también su especial idea de Dios, a quien identifica con la Naturaleza o con la Belleza absoluta .

No se puede encuadrar a J.R. Jiménez en una sola estética. En su primera época predominan influencias del romanticismo de Bécquer y de la estética modernista: en Arias tristes (1903),

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encontramos una poesía sencilla de formas, contenida, transparente de emoción. El acento becqueriano es evidente. Predominan los sentimientos de soledad, de melancolía o los temas del paso del tiempo y la muerte. La misma línea sigue su libro, Jardines lejanos (1904). Soledad sonora (1911), Poemas májicos y dolientes (1909), Sonetos espirituales (1917), son obras en las que J.R.Jiménez adopta elementos modernistas: utilización del color, adjetivación, ritmos amplios como el verso alejandrino... A esta época también corresponde Platero y yo (prosa poética, 1914)...

En su segunda etapa y a partir del Diario de un poeta recién casado (escrito en 1916 y publicado en 1917), el poeta va depurando su lírica, desnudándose de todo lo ornamental y accesorio. Persigue una poesía más pura, “desnuda”, que pueda llegar a ser simplemente la palabra justa: Eternidades (1918), Piedra y cielo (1919)...

Juan Ramón Jiménez consideraría siempre Diario de un poeta recién casado “su mejor libro”, y la crítica lo ha calificado como obra clave en la lírica contemporánea.

En su última etapa, ya en el exilio, el deseo de perfección, de exactitud, de belleza, de eternidad, le lleva cada vez más a una poesía mística: Dios deseado y deseante (1948-49), Animal

de fondo (1949)...En Dios deseado y deseante, la sed de eternidad le ha llevado al contacto o a la posesión de

un dios que se identifica con la Naturaleza, con la Belleza o con la propia conciencia creadora. Destaca el absoluto dominio del verso libre y el lenguaje hermético.

Juan Ramón Jiménez concibió la poesía como la búsqueda solitaria de Belleza y Absoluto. Por ello sirvió de guía para los poetas de la generación del 27; todos ellos recibieron en algún momento su influencia. Su poesía fue “olvidada” por los poetas de la posguerra española preocupados por los temas sociales, pero Juan Ramón vuelve a ser considerado como gran creador por los “novísimos”, poetas preocupados por la renovación del lenguaje poético.

Yo no soy yo. Soy esteque va a mi lado sin yo verlo;que, a veces, voy a ver,y que, a veces, olvido.El que calla, sereno, cuando hablo,el que perdona, dulce, cuando odio,el que pasea por donde no estoy,el que quedará en pie cuando yo muera.

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Miguel Ángel Asturias(Ciudad de Guatemala, 1899-Madrid, 1974)

El gran novelista guatemalteco y premio Nobel en 1967, organiza sus novelas en torno al mito, aunque generalmente parte de los mitos indios precolombinos más que de los mitos occidentales.

Su primera obra Leyendas de Guatemala (1930) es una recreación poética de los relatos

populares mayas y del período colonial.En 1946 publica su novela El señor Presidente, considerada por muchos críticos como su

mejor novela. En esta obra M.A. Asturias refleja el terror, la miseria y desesperación a que son sometidos los habitantes de una república centroamericana por un dictador. Aunque está basada en las dictaduras de Estrada Cabrera y Jorge Ubico, es la gran novela de la Dictadura más que la de un

personaje histórico concreto. Con El señor Presidente se aleja M.A. Asturias de los temas y técnicas tradicionales del regionalismo y la técnica narrativa utilizada se vale de los métodos de la novela contemporánea: superposición de planos, contrapunto, monólogo interior... y un estilo barroco plagado de imágenes, símbolos, efectos musicales... Un estilo semejante emplea en Hombres de

maíz (1949), obra en la que al tema indígena suma también la denuncia social y en su trilogía: Viento fuerte (1950), El Papa verde (1954) y Los ojos de los enterrados (1960).

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Pablo Neruda(Chile, 1904-1973)

Con una amplísima obra, Pablo Neruda es uno de los poetas más importantes del siglo XX. Escribió también teatro y prosa, especialmente sus memorias Confieso que he vivido (1974).

Pablo Neftalí Reyes adoptó al seudónimo de pablo Neruda en homenaje al escritor checo Jan Neruda y para ocultar a su padre su dedicación literaria. Fue diplomático y en España hizo amistad con los poetas del “27”, luchó por la República y, desde entonces, militaría en el partido comunista. En 1971 recibió el premio Nobel. Murió en 1973, pocos días después del golpe de Pinochet que derrocó a su amigo Salvador Allende.

Su primer libro importante Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924) por su

madurez y emotividad se ha convertido en un clásico (pocas obras poéticas han sido más leídas que ésta). Con un estilo sencillo combina el canto al amor, la angustia adolescente y la añoranza de la naturaleza de su infancia. Siguen varios títulos en que Neruda va incorporando las novedades vanguardistas. Residencia en la tierra (1933-35) nace de una profunda crisis existencial. Adopta el

estilo surrealista para expresar en metáforas brillantes y herméticas su desolación y oscuridad interior. (Con esta obra el vanguardismo hispanoamericano alcanza, junto a Vallejo, sus manifestaciones más altas). El poeta escapará de esa oscuridad por la vía de su compromiso político y social, que culmina con Canto general (1950), obra extensísima en la que canta las tierras y los pueblos de América y su historia, con un tono épico. A menudo desemboca en la poesía combativa,

por lo que su lenguaje se hace más directo, menos elaborado. Podemos destacar la parte titulada Alturas de Macchu Picchu, una microepopeya que sigue la evolución de la conciencia política y social de Neruda desde un vacío individualismo hasta que asume su papel de ser la voz de los oprimidos.

En 1952 publicó anónimamente en Nápoles una serie de poemas de amor, Los versos del capitán, que cantaban su amor por la mujer que más tarde se convirtió en su tercera esposa.

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En Odas elementales (1954-57) Neruda canta, con tono optimista y lenguaje más sencillo, los objetos cotidianos: el pan, la madera, el vino...

Entre sus obras posteriores citaremos : Extravagario (1958) dedicado a la fantasía, Cien sonetos de amor (1959) y Memorial de Isla Negra (1964), una biografía poética que recoge todo el conjunto de su vida. Pablo Neruda continuó escribiendo hasta el momento de su muerte.

Neruda se ha convertido en un maestro para poetas de signo muy diverso: su poesía comprometida han servido de modelo para los que orientaron sus creaciones hacia lo social, mientras que sus aportaciones a la renovación de la lengua lo han sido para los poetas de vanguardia.

Ahorame parece que no está solo el hombre.En sus manosha elaboradocomo si fuera un duropan, la esperanza,la terrestre esperanza.

De Nuevas odas elementales

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Vicente Aleixandre(Sevilla, 1898- Madrid, 1984)

Una tristeza del tamaño de un pájaroUn aro limpio una oquedad un sigloEste pasar despacio sin sonidoesperando el gemido de lo obscuro.

Nace en Sevilla y pasa su niñez en Málaga, que será siempre el mundo de sus mejores recuerdos, transladándose posteriormente a Madrid. Aunque ejerció de profesor de derecho mercantil, a partir de 1925 se empezó a dedicar de lleno a la literatura. Hombre de discretísimos comportamientos sociales, enfermo desde muy joven, participa, sin embargo, de las preocupaciones izquierdistas de algunos de sus contemporáneos en los años treinta. Durante la guerra civil está al lado de la República. Fue uno de los pocos miembros del grupo del 27 que permanecieron en España al término de la guerra, y su presencia ha supuesto un profundo y decisivo magisterio en la poesía posterior.

Obtuvo el premio Nacional de Literatura en 1933, fue nombrado miembro de la Real Academia Española en 1944 y se le concedió el premio Nobel en 1977.

Su vocación poética comienza leyendo a Rubén Darío, conoce después a A. Machado y a J. R. Jiménez, que influirá en su poesía inicial. El descubrimiento del Surrealismo marcará buena parte de su producción y se constituye en el gran poeta de esta estética.

En numerosos textos ha expuesto Aleixandre su concepto de la poesía como comunicación: “En todas las etapas de su existir, el poeta se ha hallado convicto (convencido) de que la poesía no es cuestión de fealdad o hermosura, sino de mudez o comunicación. A través de la poesía pasa prístino (original) el latido vital que la ha hecho posible, y en este poder de transmisión quizá esté el único secreto de la poesía, que, cada vez lo he ido sintiendo más firmemente, no consiste tanto en ofrecer belleza cuanto en alcanzar propagación, comunicación profunda del alma de los hombres”.

El poeta ha afirmado: “Mi estilo posible es un estilo en movimiento”, haciendo referencia a su constante renovación expresiva. Así pues, la lengua poética de Aleixandre se caracteriza por su riqueza verbal y su poderosa fuerza expresiva a través, generalmente, de un verso libre amplio que ha sido el cauce predilecto del poeta.Aleixandre, al igual que todos los poetas del 27, niega que exista un lenguaje poético por sí mismo: “Toda palabra es poética si necesaria, quiero decir imantada en el acto de la creación final. Dentro del poema, cuando justa, ¡cómo brillará con la luz inconfundible de la creación!

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Atendiendo a su visión del mundo que hay en sus poemas, se pueden distinguir las siguientes etapas en su creación poética:1- La destrucción o el amor y Sombra del paraíso, influencia surrealista. En la primera obra,

naturaleza, amor y muerte se funden en unos versos doloridos, de hondura romántica; la segunda muestra a un poeta que imagina un paraíso perdido, a veces identificado con su infancia, sin dolor ni muerte, pero, en general, el tono es pesimista.2- Con Historia del corazón, Vicente Aleixandre adopta la visión del hombre y del amor más serena

y optimista.3- En su última etapa crea una poesía más reflexiva bien a través del Surrealismo, Poemas de la consumación, o de composiciones dialogadas, Diálogos del conocimiento.

Beso alegre, descuidada paloma,blancura entre las manos, sol o nube;corazón que no intenta volar porque basta el calor,basta el ala peinada por los labios ya vivos.

El día se siente hacia afuera; sólo existe el amor.Tú y yo en la boca sentimos nacer lo que no vive,lo que es el beso indestructible cuando la boca son alas, alas que nos ahogan mientras los ojos se cierran,mientras la luz dorada está dentro de los párpados.Ven, ven, huyamos quietos como el amor;vida como el calor que es todo el mundo solo,que es esa música suave que tiembla bajo los pies,mundo que vuela único, con luz de estrella viva,como un cuerpo o dos almas, como un último pájaro.

La destrucción o el amor

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Gabriel García Márquez(Aracataca, Colombia, 1928)

Premio Nobel 1982

A García Márquez se debe, en buena parte, la atención que la crítica mundial había de prestar a la novela de Hispanoamérica.

Desde 1946, cuando tiene apenas 18 años, empezó su actividad de escritor publicando sus primeros cuentos en periódicos colombianos. García Márquez ofrece desde sus primeros cuentos la fusión de dos elementos: el puramente imaginario y la recreación rigurosa, meticulosa en algunos casos, de la realidad colombiana (tensiones surgidas del enfrentamiento de liberales y conservadores entre 1946-1957, fenómeno conocido como “la violencia”).

En 1955 publica La hojarasca, en esta novela insinúa el tema de la violencia a través de la tensión que se establece en una comunidad rural. En 1960 en su obra El coronel no tiene quien le escriba, presenta por primera vez el tema de la violencia como la simple expectativa de un personaje y las tensiones que alrededor de su vida se van estableciendo a lo largo del relato. García Márquez vuelve al tema de la violencia de un modo más directo y agresivo en su obra La mala hora(1962). Quizás sea de las novelas más directamente políticas o de mayores implicaciones históricas escritas por García Márquez. En ella presenta las tensiones entre liberales y conservadores desde una perspectiva ajena al conflicto. El autor colombiano recupera algunos temas que ya estaban presentes en los primeros cuentos en su obra Los funerales de mamá grande (1962), serie de cuentos donde vuelve a establecerse la unión del realismo con la fantasía.

Todos estos cuentos y novelas cortas publicadas entre 1955 y 1962, eran ya relatos espléndidos que giraban en torno al imaginario pueblo de Macondo, y en estas primeras obras ya se aprecia el “don de contar” de García Márquez.

Cuando aparece Cien años de soledad en 1967, la crítica “descubre” a un gran escritor. Esta novela, cuyo tema central es la soledad de ambiente y personajes, nos presenta la historia de la familia Buendía a lo largo de cien años, desde los que fundan la ciudad de Macondo, paraíso

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alejado de la civilización, hasta la destrucción de sus descendientes y del pueblo por los explotadores yanquis.

En esta obra García Máquez mezcla la realidad y la ficción, como planos interdependientes, hasta configurar un universo mágico que es, simultáneamente, la historia de Colombia o de América y también “una vasta parábola de la creación”, como ha señalado el profesor Ricardo Gullón. Esta genial intersección de realidad y fantasía, que hace posible un asombroso ejercicio de imaginación, ha suscitado entre los críticos el recuerdo de las novelas de caballerías. El propio García Márquez ha declarado: “Nosotros escribimos como lo hacían en España en la Edad Media, como escribían los españoles que invadieron nuestras tierras. A nuestros abuelos los dejaron embriagados de literatura de caballería”.

La estructura de la novela es circular, es decir, una continua reiteración, un sucesivo volver a empezar.

La novela está cargada de símbolos: la selva es el símbolo del caos y la destrucción; la creación de Macondo recuerda al Génesis; las plagas que asolan Macondo son el símbolo de las guerras civiles; las lluvias que caen durante cuatro años simbolizan el diluvio universal... Pero a pesar de todo este mundo que crea García Márquez, hay una clara denuncia social contra la corrupción y la injusticia, en general, de nuestro mundo y contra Estados Unidos en particular, por la explotación y la miseria a la que someten a los pueblos de Hispanoamérica.

Además, García Márquez es autor, entre otras obras, de Relato de un náufrago, reconstrucción periodística de un suceso: los diez días a la deriva en una balsa que vivió Luis Alejandro Velasco...; El otoño del patriarca (1975), en la que aborda el viejo tema del dictador hispanoamericano. Para Óscar Collazos es la más sugestiva entre las obras de García Márquez desde el punto de vista de su estructura narrativa y elaboración lingüística. En 1981 publica una nueva obra maestra, Crónica de una muerte anunciada. Se trata de una crónica novelada en la que un narrador, protagonista, testigo y cronista de los acontecimientos, indaga y reconstruye lo acontecido al cabo de varios años: un caso de ruptura del código del honor llevado al terreno de lo conyugal, que tiene un intenso eco de las comedias de honra- Lope, Calderón...-, pero también de las tragedias lorquianas; El amor en los tiempos de cólera (1986); Del amor y otros demonios (1994); Vivir para contarla (2002); Memoria de mis putas tristes (2004)...

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Camilo José Cela Trulock(Iria Flavia, La Coruña, 1916- Madrid, 2002)

Realizó estudios de Medicina y Derecho, que no llegó a terminar. Participó en la Guerra Civil en el bando nacional y trabajó algún tiempo como funcionario. Dedicó la mayor parte de su vida a la creación literaria. En 1956 fundó la revista literaria Papeles de Son Armadans y al año siguiente ingresó en la Real Academia Española. Ha obtenido los más importantes premios de la literatura española: Premio Nacional de Literatura (1984), Príncipe de Asturias (1987) y el Premio Cervantes (1995). En 1989 se le concede el Premio Nobel que corona su carrera.

Por su origen gallego lo podemos considerar heredero de Camba, Fernández Flórez, Valle-Inclán...

La producción de Cela es muy abundante. Podemos dividirla en tres sectores: el novelístico, las narraciones cortas y el integrado por los libros de viaje. Fue el auténtico pionero de la restauración de la novela española con la publicación

de su primer libro, La familia de Pascual Duarte - publicada a los 26 años, en 1942 -, “Ha tenido el privilegio, excepcional en la historia de la literatura, de pasar, en términos breves, desde la categoría de un libro juvenil y de batalla a la de un libro clásico”.(Marañón. Prólogo a La familia de Pascual Duarte).

El relato de Pascual Duarte, autobiográfico y escrito desde la cárcel, es la confesión de un condenado a muerte que trata de explicar sus crímenes como consecuencia de las circunstancias de su existencia. Criado en un ambiente de primitivismo y brutalidad irracional, Pascual adquiere una personalidad compleja; es cruel e irracional, y también tierno y delicado a la vez.(A. Basanta).

Dos aspectos sorprendieron a los lectores en esta obra: la prosa llena de fuerza, de penetrante expresividad y el truculento y sombrío patetismo del asunto.

Después de Pascual Duarte la obra de Cela crece rápidamente pero sin superar su primera obra, al menos hasta Viaje a la Alcarria (1948), y, en cuanto a creación novelesca, hasta La colmena (1951). Pabellón de reposo (1943-44) y Nuevas andanzas y desventuras de Lazarillo de Tormes (1944), son libros que contienen indicios inequívocos del advenimiento de un verdadero novelista, pero ninguno da, todavía, la media de su talento. Ello llegó con La colmena (1951), para algunos críticos su obra maestra. Camilo José Cela se encumbra con La colmena a la vanguardia de la renovación formal de la novela española.

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Su publicación fue varias veces prohibida por la censura en España y, por lo tanto, su primera edición tuvo que aparecer en Argentina.

La colmena es una ambiciosa novela con más de 300 personajes, que en forma de protagonista colectivo representa la amarga existencia de la ciudad de Madrid en la inmediata posguerra a lo largo de tres días escasos de 1942. Su tema central ha sido enunciado por Sobejano como “la incertidumbre de los destinos humanos”. Esa impresionante galería de seres humanos, pululando sin rumbo fijo, viven unas típicas situaciones de la posguerra, enfrentados a una cadena de problemas y vencidos por la existencia diaria. Sus vidas se entrecruzan en una situaciones recurrentes, constantemente reiteradas en la novela, centradas en torno a la miseria, la degradación, el hambre, el sexo, el vacío y la desesperación. Todo ello contribuye a formar una serie de temas secundarios: la alienación de la masa, la soledad de sus miembros y la incomunicación reflejada en el título de la obra - unos seres aislados en las celdillas de una colmena -, la impotencia y la insolidaridad social para hacer algo que pueda cambiar la situación.

La técnica narrativa de La colmena se apoya en el objetivismo, procedimiento mediante el cual el narrador observa y refleja la realidad de modo similar a como lo haría una cámara fotográfica, sin participar en ella ni interpretarla. Este objetivismo no es total pues el autor no está ausente de la novela, sino que, como señaló Sanz Villanueva, “aparece en diversas ocasiones aportando datos pasados y valorando la conducta de los personajes”.

A todo esto hay que añadir la riqueza, brillantez y cuidado del lenguaje, la ironía de muchos momentos o la crueldad de otros.

La siguiente obra de Cela, según Eugenio G. de Nora, no alcanza la calidad artística de La colmena, ni avanza en la conquista de la objetividad. Mrs. Caldwell habla con su hijo (1953), es un

libro integrado por las 212 cartas que la señora Caldwell dirige a su hijo Eliacim ya muerto. A través de esta extraña correspondencia se nos revela la pasión incestuosa que la madre sentía por su hijo.

Cela vuelve a la realidad con La catira (1955), un canto a la mujer y a las tierras venezolanas. Asombra la capacidad lingúística del autor ya que la obra está escrita en español de América.

Camilo José Cela estará años sin escribir novelas hasta que en 1969 publica San Camilo 36, extensísimo monólogo interior, enmarcado en el Madrid de comienzos de la guerra, y en 1973

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Oficio de tinieblas 5. El libro, profundamente amargo, se compone de párrafos de variables dimensiones que son fragmentos narrativos, monólogos, máximas, salmodias de contenido diverso, que fluyen sin puntuación.

Sus últimas novelas tienen también el sello de lo renovador y experimental. Mazurca para

dos muertos (1983), presenta un complejo mundo de su Galicia natal, con un horizonte se pasiones y vivencias relacionadas con la guerra civil, con un lenguaje de un ritmo magistral. Idéntica maestría estilística y aún mayor audacia hay en Cristo versus Arizona (1988). Se trata de un largo

monólogo, sin separación de parráfos, sin puntos, cuya acción transcurre en un pueblo del oeste americano donde el calor empuja a sus habitantes a un mundo de violencia y de sexo. Madera de

boj (1999), se desarrolla en Galicia y esta vez el verdadero protagonista es la Costa de la Muerte.Camilo José Cela ha escrito novelas cortas como Timoteo el incomprendido, Café de

artistas, El molinero de viento... y cuentos, Esas nubes que pasan, El bonito crimen del carabinero...

Los libros de viajes constituyen otro interesante sector de su obra. De sus múltiples “vagabundajes” por tierras de España, han surgido libros inolvidables que van de Viaje a la Alcarria (1948) a Viaje al Pirineo de Lérida (1965), pasando por Del Miño al Bidasoa o Primer viaje andaluz. Estas obras son, en cierto modo, herederas del fervor que los escritores del 98 sintieron por paisajes y gentes; pero, a la vez, abrieron un camino que seguirían muchos autores de la generación siguiente, deseosos de dar testimonios críticos de la realidad española.

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Octavio Paz(Ciudad de Méjico, 1914-1998)

Combatió en la Guerra Civil española con el bando republicano. En 1938 funda en Méjico la revista Taller, al servicio de una permanente renovación de la palabra poética. En 1945 viaja a París y entra en contacto con los surrealistas. Como diplomático, vivió en distintos países, pero es fundamental su estancia de seis años en la India.

Octavio Paz es una figura de incalculable talla intelectual. Fue autor de importantes ensayos sobre Méjico, filosofía y estética (El laberinto de la soledad, 1950); (El arco y la lira,1956).

Por encima de todo, es un hombre atento a las más diversas corrientes poéticas e ideológicas, complementadas por su intenso contacto con las culturas orientales.

Octavio Paz concibe la poesía como vehículo con el que el hombre rompe el agobiante círculo de soledad que le envuelve. Sus ideas sobre la poesía están resumidas en El arco y la lira, y proceden de una tradición de la poesía moderna que incluye a los románticos alemanes, a Rimbaud, a Apollinaire y a los surrealistas. Para él la poesía es la reina de las artes e incluso de todas las actividades humanas. El fin de la poesía no es dominar las palabras y el tema, sino liberarlas y devolverles su magia primitiva.

Su producción poética inicial, recogida en Libertad bajo palabra (1957), combina la poesía

comprometida con la estética surrealista para plantear problemas existenciales (soledad, comunicación, tiempo, amor) con un lenguaje libre y hermético. En esta obra se recoge La estación

violenta, con su magistral composición Piedra de sol, construida a partir de los mitos aztecas.

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Piedra de sol se compone de 584 versos (la misma cifra que los años de calendario azteca), tras los que el poema vuelve a su comienzo. Así, la composición sugiere un avance “circular”; pero ese avance le sirve al poeta para indagar el sentido del mundo, de la historia, de su yo, del amor...

¿la vida, cuándo fue de veras nuestra?,¿cuándo somos de veras lo que somos?,

bien mirado no somos, nunca somosa solas sino vértigo y vacío,

muecas en el espejo, horror y vómito, nunca la vida es nuestra, es de los otros, [...]

Sus siguientes obras, Salamandra y Ladera Este, acusan el influjo de la cultura oriental, tanto en la

forma (haikus), como en los temas (lo esotérico y misterioso, la identidad...).Octavio Paz sigue insistiendo en su preocupación por el lenguaje y hasta recupera el

experimentalismo vanguardista, con obras de lectura múltiple, como su poema Blanco, dispuesto en tres columnas que pueden leerse de distintas formas.

Siguiendo la vía experimental, Paz publica en 1969 dos libros de poesía espacial (poesía visual), Topoemas y Discos visuales, por eso, junto a los elementos lingüísticos toma otros que son simples signos visuales; así, da entrada en la poesía al poder sugeridor y expresivo de la imagen plástica, cuyos precedentes se remontan a Apollinaire y a las vanguardias de entreguerras.

Octavio Paz recibió el premio Cervantes en 1981 y el premio Nobel en 1990. Su influencia es decisiva en los escritores americanos. En España, los poetas de las últimas generaciones han proclamado reiteradamente su admiración por él. Sin duda, la poesía de Octavio Paz no es ajena a algunas corrientes renovadoras de la lírica española reciente.

Estoy en donde estuve:voy detrás del murmullo,

pasos dentro de mí, oídos con los ojos,el mumullo es mental, yo soy mis pasos,

oigo las voces que yo pienso,las voces que me piensan al pensarlas.

Soy la sombra que arrojan mis palabras.

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Mario Vargas Llosa(Arequipa, Perú, 1936)

Peruano de nacimiento, cuenta también con la nacionalidad española desde 1993. Estuvo interno en un colegio militar limeño y cursó estudios universitarios en su país y en Europa. De sus posiciones izquierdistas juveniles ha evolucionado hacia el liberalismo y llegó a presentarse a las elecciones presidenciales de Perú en 1990. Colabora habitualmente en la prensa y es autor de magníficos ensayos sobre literatura.

Hace años Mario Vargas Llosa se quejó de un hecho evidente: “Es difícil pensar en ser escritor si uno ha nacido en un país donde casi nadie lee: los pobres porque no saben o porque no tienen los medios, y los ricos porque no les da la gana. En una sociedad así, querer ser escritor no es optar por una profesión, sino un acto de locura”.

Casi desde el comienzo de su actividad literaria, el novelista peruano no sólo aceptó el desafío de transformarse en escritor en un país subdesarrollado, sino que además comprendió que esa entrega debía ser sin limitaciones. Mientras seguía con cierta desgana los cursillos del doctorado en la Facultad de Letras de Madrid y leía novelas de caballería en la Biblioteca Nacional, Vargas Llosa se planteó por primera vez la ambición de ser un escritor y nada más que un escritor. Así lo decidió a finales de 1958, en una pensión cerca del Retiro madrileño.

Entre los elementos característicos de la narrativa de Vargas Llosa no es posible eludir la violencia que atraviesa la totalidad de su obra. Casi al principio de su carrera literaria, Vargas Llosa afirmó: la violencia “es una especie de fatalidad en este mundo”; se trataría de una suerte de mal pandémico, común a toda la sociedad humana y muy particularmente a la peruana, donde la estratificación social se ha petrificado hasta eliminar toda posibilidad de progreso pacífico.

El concepto de libertad en Vargas Llosa también merece ser considerado. No hay personajes libres. Para Jorge Lafforgue, “el mundo de Vargas Llosa tiene la férrea organización de un hormiguero. Los hombres cumplen allí destinos de hormigas. Ángeles, cobardes o canallescos, diablos o virtuosos, sus personajes sucumben o agachan el lomo: están atrapados. No les pidáis el menor acto de rebeldía, de libertad, no sabrían de qué se trata”[...] En este clima, la justicia nunca es posible. Y los que se atreven a reclamarla sucumben.

El mundo de los opresores -los que joden, en la terminología de Vargas Llosa- está constituido por la alta burguesía en sus dos fracciones. Los grandes propietarios de la tierra y la aristocracia financiera, representada por los exportadores y los grandes industriales, ambos de la burguesía urbana.

Respecto al problema militar que tanto preocupa a Vargas Llosa, este explicó en una entrevista publicada en el diario “El tiempo” de Bogotá: “Esa obsesión tiene que ver con mi condición de peruano y de latinoamericano. Todo peruano en particular y todo latinoamericano de mi generación en general ha vivido muy cerca siempre la problemática militar, la ha vivido... quizá

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sería más justo decir que la ha padecido. Una persona como yo, nacida en el Perú y que ha pasado parte de su vida bajo regímenes de tipo militar, no puede negar esa influencia y todo lo que ella significa”.

El escritor peruano es una de las grandes figuras de la narrativa hispanoamericana por su incansable indagación en las técnicas narrativas y por la complejidad de los mundos novelescos.

Tras su libro de cuentos Los jefes (1959), Vargas Llosa publica su primera novela, La ciudad

y los perros (1962), que encabezó el “boom”, y en ella expresa, a través de la denuncia del machismo y la violencia de un colegio militar limeño, una crítica a la sociedad peruana. Hay que destacar la complejidad técnica (superposición de acciones, personajes tiempos; monólogos interiores...)

La casa verde (1966), para muchos críticos su mujer obra, es aún más compleja. Es la novela

total del interior del Perú, con tres historias entremezcladas ambientadas en tres lugares distintos de la selva, que confluyen en un prostíbulo. Las líneas argumentales se entremezclan, con juegos de perspectivismo, de laberinto temporal etc., al mismo tiempo que la lengua se hace aún más rica

En Los cachorros, novela corta cercana a la perfección, publicada en 1967, Pichula Cuéllar

es castrado a los siete u ocho años por el mordisco de un perro, accidente que lo llevará a buscar deliberadamente la muerte a partir de la adolescencia. La característica del resto de los personajes, no es la destrucción directa, sino simplemente la domesticación de los antiguos rebeldes. A la derrota de Cuéllar corresponde otra derrota, más lenta y corrosiva, de los que se someten hipócritamente a una sociedad alienada por falsos valores de la figuración del dinero. En la frase que cierra el libro, Vargas Llosa resume así esta situación: “Eran hombres hechos y derechos; ya teníamos todos mujer, carro, hijos que estudiaban en el Champagnat, la Inmaculada o Santa María y se estaban construyendo una casita para el verano en Ancón, Santa María o las playas del sur, y comenzábamos a engordar, a tener canas, barriguitas, cuerpos blandos, a usar anteojos para leer, a sentir malestares después de comer y beber y aparecían ya en sus pieles algunas pequitas, ciertas arruguitas”. (narración dialogada, narrador en 3º persona y en 1ª del plural, tratamiento del tiempo, onomatopeyas, diminutivos...).

Conversación en la catedral (1970), reconstruye el período de la dictadura de Odría, y el

cúmulo de corrupciones que el régimen favorece, sobre todo en el plano individual. Es su obra más

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ambiciosa. Su compleja estructura, con constantes saltos temporales y cambios de puntos de vista, se articula en cuatro historias. Ofrece un desolador fresco de la sociedad peruana.

Posteriormente, Vargas Llosa publica otras novelas, igualmente magistrales desde el punto de vista estilístico: Pantaleón y las visitadoras (1973), La tía Julia y el escribidor (1977) y La guerra del fin del mundo (1981). En las dos primeras introduce el humor y la ironía en la contemplación del Mundo y en las peripecias de los personajes, La guerra del fin del mundo es básicamente una novela de aventuras, pero también histórica, al relatar una rebelión campesina en el Brasil del siglo XIX.

En la revista “Signos” de Valparaíso, Chile, Vargas Llosa comenta sobre su nueva novela:

“Escribí ¿Quién mató a Palomino Molero?(1986) por la indignación que me produjo el asesinato de un joven de la base militar de Talara que quedó misteriosamente silenciado por la burocracia oficial”. Novela policíaca que refleja el clima de una época y denuncia los excesos del poder.

La fiesta del chivo,(2000), es una novela que recrea los últimos días del dictador dominicano Rafael L. Trujillo, que tuvo el poder absoluto de su país entre 1930 y 1961.

Siguiendo a Marco Herrea Campos, la construcción del texto está sustentada en tres planos narrativos simultáneos. El primero corresponde al relato de Urania, hija del senador Agustín Cabral, que regresa después de 35 años a la República Dominicana a reencontrarse con su padre parapléjico y con su tormentoso pasado adolescente. La segunda línea de desarrollo de la novela es la reconstrucción de la larga espera de los conspiradores en una carretera en las afueras de Ciudad Trujillo (Santo Domingo). El tercer plano narrativo se instala en la propia voz y conciencia del dictador dominicano y la ambigua relación que establece con sus colaboradores más cercanos.

En 2006, Vargas Llosa publica Travesuras de la niña mala, novela que narra la relación

tormentosa de dos amantes durante cuatro décadas, con el trasfondo de los tumultosos cambios políticos y sociales que se vivieron en la segunda mitad del siglo XX en lugares como Lima, Londres, Japón o Madrid.

La última obra del premio nobel peruano El sueño del celta (2010), está basada en un personaje histórico, el irlandés Roger Casement, cónsul británico en el Congo a principios del siglo

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XX y amigo del escritor Joseph Conrad.Héroe y villano, traidor y libertario, moral e inmoral, Casement (1864-1916) viajó con

Conrad por el Río Congo, y fue quien le abrió los ojos sobre lo que realmente ocurría allí cuando el Congo era la propiedad privada de Leopoldo II, rey de los belgas. Un período en el que, según le

decía Vargas Llosa a Efe cuando aún estaba escribiendo la novela, “se cometieron iniquidades casi inconcebibles de una crueldad monstruosa”.

La obra de Vargas Llosa ha cosechado numerosos premios, entre los que destacan el Nobel

de Literatura en 2010, el Premio Cervantes (1994) y el Premio Príncipe de Asturias de las Letras (1986), entre otros.