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ErnestoErnestoErnestoErnestoErnesto Laclau Laclau Laclau Laclau LaclauHegemonía, políticaHegemonía, políticaHegemonía, políticaHegemonía, políticaHegemonía, políticay movilización popular en Venezuelay movilización popular en Venezuelay movilización popular en Venezuelay movilización popular en Venezuelay movilización popular en Venezuela

COLECCIÓN METRÓPOLIS Y REVOLUCIÓN

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Caracas 2006Alcaldía del Distrito Metropolitano de CaracasDirección de Cooperación Internacional

Diseño y diagramación: Eleonora SilvaImpresión: Taller RiorinocoImpreso en la República Bolivariana de Venezuela

JUAN BARRETO CIPRIANIAlcalde del Distrito Metropolitano de Caracas

Dirección de Cooperación Internacional

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Deriva populistay centroizquierda latinoamericana

DESDE mi punto de vista, la categoría de populismo noimplica necesariamente una evaluación peyorativa.

La ruptura populista no anticipa nada acerca de los con-tenidos ideológicos. Ocurre cuando se da una dicotomi-zación del espacio social, cuando los actores se ven a símismos como partícipes de uno u otro de dos camposenfrentados. Ideologías de la más diversa índole desde elcomunismo al fascismo pueden adoptar un sesgo popu-lista. En todos los casos estará presente, sin embargo, unadimensión de ruptura con el estado de cosas actual quepuede ser más o menos profunda, según las coyunturasespecíficas.

Pero que la categoría de populismo no implique necesa-riamente una evaluación peyorativa, no significa, desdeluego, que todo populismo sea, por definición, bueno. Silos contenidos políticos más diversos son susceptibles deuna articulación populista, nuestro apoyo o no a un mo-vimiento populista concreto dependerá de nuestra eva-luación de esos contenidos y no tan solo de la forma po-pulista de su discurso.

Es dentro de esta perspectiva que debe considerarse lasituación latinoamericana actual. Nuestros países hanheredado dos experiencias traumáticas e inter-relacionadas: las dictaduras militares y la virtual destruc-ción de las economías del continente por el neoliberalis-mo, cuyo epítome han sido los programas de ajuste delFondo Monetario Internacional. Digo que están interre-lacionadas porque, sin dictaduras militares, habrían sidoimposibles políticas tales como las reformas de los Chi-cago boys en Chile o la gestión suicida de José AlfredoMartínez de Hoz en Argentina.

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Las consecuencias de esta doble crisis son claras: una cri-sis de las instituciones como canales de vehiculización delas demandas sociales, y una proliferación de estas últi-mas en movimientos horizontales de protesta que no seintegraban verticalmente al sistema político. El movimien-to piquetero en Argentina, el movimiento de los Sin Tie-rra en Brasil, el zapatismo en México (al menos en susfases iniciales) son expresiones claras de esta tendencia,pero fenómenos comparables pueden encontrarse enprácticamente todos los países latinoamericanos. La ca-nalización puramente individual de las demandas socia-les por parte de las instituciones está siendo reemplazadapor un proceso de movilización y politización crecientede la sociedad civil. Este es el real desafío en lo que con-cierne al futuro democrático de las sociedades latinoa-mericanas.

Es conocido el proceso a través del cual, durante la déca-da del 90, la represión social y la desinstitucionalizaciónfueron condiciones de la implementación de las políticasde ajuste. Piénsese en el abuso de los decretos de necesi-dad y urgencia por parte de Carlos Menem; en el estadode sitio seguido por una violenta represión sindical enBolivia en 1985; en el uso de la legislación antiterroristapara los mismos fines en Colombia; en la disolución delCongreso peruano por Alberto Fujimori; o en la violentarepresión por parte de Carlos Andrés Pérez de las movi-lizaciones populares subsiguientes a la suba astronómicadel precio de la gasolina en 1989. El fracaso del proyectoneoliberal a fines de los 90 y la necesidad de elaborarpolíticas más pragmáticas que combinaran los mecanis-mos de mercado con grados mayores de regulación esta-tal y de participación social condujeron a regímenes másrepresentativos y a lo que se ha dado en llamar un girogeneral hacia la centroizquierda.

Es aquí donde encontramos una serie de variantes regio-

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nales cuya comparación pone más claramente a la luz laespecificidad de la experiencia venezolana. En los casosde Chile y de Uruguay, la dimensión institucionalista hapredominado sobre el momento de ruptura en la transi-ción de la dictadura a la democracia, por lo que pocoselementos populistas pueden encontrarse en estas expe-riencias; en tanto que en el caso venezolano el momentode ruptura es decisivo. Argentina y Brasil están en unaposición intermedia. En Chile, la transición a la demo-cracia fue un proceso relativamente pacífico y paulatino,dominado por el lema de la reconciliación; en tanto queen Uruguay no hubo ninguna acción pública contra losrepresores, tal como la llevada a cabo por Néstor Kirch-ner en Argentina.

En el caso venezolano, la transición hacia una sociedadmás justa y democrática requería el desplazamiento y laruptura radical con una elite corrupta y desprestigiada,sin canales de comunicación política con la vasta mayoríade la población. Es decir que cualquier avance demanda-ba un cambio de régimen. Pero para lograrlo, era necesa-rio construir un nuevo actor colectivo de carácter popu-lar. No había posibilidad alguna de cambio sin una rup-tura populista. Todos sus rasgos están presentes en el casochavista: una movilización equivalencial de masas; la cons-titución de un pueblo, símbolos ideológicos alrededor delos cuales se plasme esta identidad colectiva (el bolivaris-mo); y, finalmente, la centralidad del líder como factoraglutinante. Este es el factor que más polémicas despier-ta en el sentido de las presuntas tendencias en Chávez ala manipulación de masas y a la demagogia. Y, sin embar-go, los que razonan de este modo no cuestionan la cen-tralidad del líder en todos los casos. ¿Habría sido conce-bible la transición a la Quinta República en Francia sin lacentralidad del liderazgo de Charles de Gaulle? Es ca-racterístico de todos nuestros reaccionarios, de izquierda

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o de derecha, que denuncien la dictadura en Mario perola defiendan en Sila.

Lo que sí constituye una legítima cuestión es si no hayuna tensión entre el momento de la participación popu-lar y el momento del líder, si el predominio de este últimono puede llevar a la limitación de aquélla. Es verdad quetodo populismo está expuesto a este peligro, pero no hayninguna ley de bronce que determine que sucumbir a éles el destino manifiesto del populismo. Es por eso que estan importante la consolidación del Mercosur y el recha-zo definitivo al proyecto del ALCA, que habría significa-do la subordinación de nuestros países a los dictados dela política económica estadounidense (que no hesita enpracticar, contra todas las recetas neoliberales, un pro-teccionismo abierto cuando se trata de defender sus inte-reses). Las perspectivas político-económicas de Américalatina son hoy más promisorias que en mucho tiempo, yVenezuela está jugando en relación con ellas junto conotros regímenes progresistas del continente un papel fun-damental.

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Entrevista a Ernesto Laclau1

Es el momento en que el juegose rompe en el que la política empieza

EL antagonismo define lo político. Una dimensión dela convivencia social que es irrevocable. Señala que

la teoría neoliberal está perdiendo sus fuentes de validez.Y aboga por un mundo multipolar donde el unilateralis-mo estadounidense se vea contrarrestado.

La política no es un universo donde los jugadores se atie-nen fielmente a las reglas establecidas. Esto, como lo in-dica Ernesto Laclau, sería “bastante lindo”. Pero el teó-rico tiene claro que la política demuestra más formar par-te de una lógica donde las reglas son “constantementepuestas en cuestión” y es justamente la idea de antagonis-mo el elemento central que la define.

En esta entrevista con Teína, el sociólogo e historiadorargentino habla sobre la relación de la política con el jue-go, y sobre algunas de las características que configuranel escenario político mundial.

Es profesor de Teoría Política en la Universidad de Bu-ffalo, New York, y en la Universidad de Essex, Inglate-rra, donde enseña desde hace 30 años. Reside en la mis-ma ciudad desde un poco antes, cuando el historiadorEric Hobsbawm lo invitara a estudiar en Oxford.

—¿Es posible observar en la política rasgos lúdicos? Te-niendo en cuenta que en ambos campos intervienen carac-terísticas como la acción libre, se desarrollan en un tiempo

1Entrevista realizada por la Revista Teina Nº 5.http://www.revistateina.com/teina/web/teina5/dos7.htm

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y espacios determinados, están sujetos a reglas, se lucha poralgo...

—Yo diría que cuando hay política hay siempre algo másque ludismo; es decir, el que hace política no es el quejuega dentro de las reglas de un sistema, sino bien el quepatea el tablero. Es decir, que la política se relaciona conel momento del antagonismo, que para mí es más impor-tante que la gramática que ajustaría todo el movimientode piezas.

El punto es el siguiente: ¿Quién es exactamente el quejuega y qué es lo que está implicado en el juego? Si, porejemplo, uno tiene un juego muy elemental, tal como elajedrez, la gramática del juego está fijada desde el princi-pio. Pero para mí el juego viene a ser de una naturalezadiferente cuando el que juega no juega realmente, sinoque es el que patea el tablero. Es decir, es el momento enque el juego se rompe en el que la política empieza. Porsupuesto que hay una gramática incluso del juego. Perohasta qué punto uno está jugando un juego o hasta quépunto el juego empieza en un juego sucio porque la rup-tura de las reglas es lo que define el juego.

—Debemos pensar entonces que la política se renueva per-manentemente.

—Si uno pudiera definir la política como un universo enel cual los juegos fueran definitorios todo sería bastantelindo, pero eso es bastante irreal. Si uno define la políticacomo un universo en el cual las reglas del juego son cons-tantemente puestas en cuestión, entramos en un universomucho menos pacífico, pero también mucho más real.

—¿En este momento quién cree que patea el tablero?

—Hay mucha gente que patea el tablero. (George) Bushlo está haciendo desde hace años, desde que asumió lapresidencia (de Estados Unidos). Lo que está haciendo

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es un juego sucio desde Guantánamo en adelante. Hayun cierto esfuerzo internacional para restablecer el table-ro, pero no sé si va a tener éxito.

—Desde hace tiempo se escuchan con frecuencia críticas alas instituciones públicas por su “falta de eficacia”, a la vezque se reivindica el mercado como el administrador ideal.¿Cuál es el espacio de la política en este contexto?

—El espacio de la política emerge exactamente cuandoese espacio público deja de operar con sus requisitos ha-bituales. El momento de la política es el momento en elcual el antagonismo predomina sobre cualquier formaagonística de juego.

—El panorama de la política y la economía actual nosmuestra un campo donde la gran mayoría queda afuera dela puja por marcar el rumbo de los asuntos públicos. Sólouna elite parece intervenir en las grandes decisiones. ¿Cómose interpreta esto en la dinámica democrática?

—Lo que ha ocurrido en la política contemporánea re-ciente, pensando en las democracias occidentales, es elhecho de que ha habido cada vez menos formas de cons-trucción de políticas alternativas. Lo que ha estado ocu-rriendo es que en buena medida todas las decisiones hansido tomadas dentro de un marco ya acordado, de con-senso; es decir, que todo lo que fuera más allá del consen-so no tenía forma de presión política real. En esa medidase dio la marginación de la posibilidad de alternativasdemocráticas.

La falacia del Estado como administrador total

—¿El sistema neoliberal, donde sólo algunos parecen te-ner derechos básicos satisfechos, no desvirtúa la idea dedemocracia como un sistema de participación común?

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—En primer lugar, neoliberalismo es la idea de que elmercado de por sí generaría un tipo de acuerdo globalque haría la pugna política innecesaria. Ahora, eso es evi-dentemente falso. Lo que se está dando es el comienzode una puja política de tipo nuevo, por la cual distintossectores en distintos niveles de la actuación política po-nen en cuestión ese gran administrador que es el merca-do. Es decir, que la teoría neoliberal está perdiendo susfuentes de validez.

—Por un lado vemos grandes agujeros de corrupción y, porotro, ingentes poblaciones que tienen una mala concepciónde lo que se dice “político”, de todo lo que se anuncia comotal. ¿Se trata de un círculo que se retroalimenta y que va endetrimento de la política como actividad común?

—En parte, eso es verdad. La cuestión es cuál es la alter-nativa frente a esto. Hay toda una política alternativa quedice “abandonemos el campo de la política”; como sedecía en Argentina hace algunos años: “que se vayan to-dos”. Pero que se vayan todos quiere decir “que alguiense quede”. Y entonces, ¿quién se queda?. Es decir, lo queyo creo que tenemos que pensar es una forma de ir másallá de una política institucionalista como la que ha exis-tido, pero no ir más allá de la política. La política tieneque quedar y es esencial.

—En este sentido, una de las funciones de lo político esponer orden al caos de la realidad. Sin embargo, es comúnescuchar frases que reniegan de lo político. ¿Puede la gentemantenerse al margen de lo político por simple elección?

—Lo político es una dimensión de la convivencia socialque no puede ser evitado; no hay forma de ir más allá delo político. Lo que sí se puede poner en cuestión es laforma en que la política ha sido construida hasta hoy día.Por ejemplo, en cuanto al caos de la realidad, pensemosel comienzo de la teoría política moderna: Hobbes plan-

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teaba una situación de caos extrema que es lo que llama-ba “estado de Naturaleza”, un momento en el cual nohabía formas de construcción de la comunidad en nin-gún sentido. Evidentemente, hay momentos en que lacomunidad política está afectada por situaciones de esetipo, pero no es frecuente. Más bien lo que se da es laconstrucción de lo político a partir de formas interme-dias; eso es lo que estamos enfrentando hoy día.

—¿Tiene sentido entonces hablar de apatía política? ¿Estaapatía política no termina siendo en definitiva una posi-ción política?

—La apatía política de las sociedades actuales es el resul-tado del llamado pensamiento único. Hemos llegado asituaciones en las cuales la gente piensa que las opcionespolíticas que les representan no ofrecen realmente alter-nativa. Por ejemplo, si uno dice: entre la izquierda y laderecha no hay realmente diferencias, en este caso cuáles el sentido de una opción política. Tony Blair dijo haceun tiempo que no hay políticas económicas de izquierdao de derecha, hay sólo políticas económicas que funcio-nan. En ese caso, si no hay opciones políticas internas aljuego institucional, las únicas opciones son las políticasque se opongan al juego institucional. Éste es el momen-to en el cual una derecha radical empieza a tener un cier-to discurso eficaz.

—Frente a las voces que proclaman la consagración de unpensamiento único, y teniendo en cuenta la necesidad dealternativas, ¿cree que existe margen actualmente para lacreatividad política?

—Yo creo que sí, y las alternativas están siendo creadaspor el sistema dentro del cual estamos viviendo. Estamosviviendo una transformación del sistema político mun-dial como resultado del avance del neoconservadurismoen Estados Unidos. Es esencial en este momento en que

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existe un mundo unipolar que podamos movernos haciaun modelo multipolar de la política. El movimiento uni-lateralista de los Estados Unidos tiende evidentemente acrear una noción de un imperio que tiene un solo centroy que tiene una parte de decisiones que no es discutida.Un mundo multipolar tendería a crear puntos de desacuer-do. Eso es importante desarrollar.

—¿Dónde se evidencian esas transformaciones? ¿En laconstrucción de Europa, por ejemplo?

—Sí, definitivamente. España ha dado un enorme pasoadelante en las ultimas elecciones con la elección de (JoséLuis Rodríguez) Zapatero y con la posibilidad de crearun eje alternativo en Europa constituido por España,Francia y Alemania. Con eso, el mundo puede pasar atener una estructura de tipo diferente. Y ésa es la alterna-tiva en la cual estoy poniendo todos mis esfuerzos.

—¿No se cae con frecuencia en el “no” reiterativo por partede los movimientos antisistema? Es decir, se sabe lo que nose quiere en cuanto al rumbo del mundo; ahora, ¿cómohacer para concretar las alternativas?

—Todos los movimientos sociales han sido siempre así.Usted me menciona movimientos recientes, pero yo lediría los movimientos clásicos. Cuando la gente se pro-ponía, en un sentido anticapitalista más clásico, la luchapor el aumento de salarios o la lucha por la redistribu-ción del ingreso o cosas similares; finalmente, ninguna deestas medidas eran totalmente antisistémicas. La cuestiónes que lo que puede llegar a ser antisistémico no son laspropuestas concretas de un grupo u otro, es simplementeel hecho de que ciertas demandas que de pronto no sontan corrosivas respecto al sistema en sus objetivos especí-ficos, representen algo que ponga en cuestión un arreglomás global; ahí es donde yo veo la posibilidad de un cam-bio. No sé exactamente lo que un cambio puede signifi-

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car hoy día en Europa occidental o en el arreglo mundialdel cual Europa occidental es una parte. Pero de lo queestoy seguro es de que eso va a ser siempre resultado deuna aglutinación de demandas, que pueden ser deman-das aparentemente muy puntuales, pero que su efectoglobal puede ser más álgido.

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Breve reseña bibliográficade Ernesto Laclau

La razón populista, por Ernesto Laclau.

Nueva teoría del discurso, por Ernesto Laclau, ChantalMouffe y Slavoj Zizek.

Hegemonía y estrategia socialista, por Ernesto Laclau yChantal Mouffe.

Contingencia, hegemonía, universalidad (Diálogos contem-poráneos), por Judith Butler, Ernesto Laclau, Slavoj Zi-zek.

Descontrucción y pragmatismo, por Simon Critchley, Jac-ques Derrida y Ernesto Laclau.

Nuevas reflexiones sobre la revolución de nuestro tiempo,por Ernesto Laclau.

Misticismo, retórica y política, por Ernesto Laclau.

Debates políticos contemporáneos, por Ernesto Laclau,Chantal Mouffe y Jacob Torfing.

Emancipación y diferencia, por Ernesto Laclau.

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