entrevista g. s. viereck a sigmund freud en 1927

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Reportaje a Sigmund Freud (Por George Sylvester Viereck)* Nota preliminar: Un atento lector, de esos que no abundan, nos advirtió que la entrevista hecha por un periodista "germanoamericano" G. S. Viereck a Sigmund Freud en 1927, podía ser apócrifa, esto es falsa. Y nos facilita las siguientes pistas: "Una experiencia religiosa" artículo de S.F. publicada en el año 1928, traducción castellana Biblioteca Nueva y el mismo texto pero en la edición con las notas de J. Strachey, edición castellana Editorial Amorrortu, traducido como "Una vivencia religiosa". Más allá de la cuestión de la "falsedad" o "veracidad" de un reportaje, intentamos saber si éste se realizó o no y llegamos a la siguiente conjetura que aplazamos de presentar por el momento, hasta exponer los siguientes fragmentos: Fragmento inicial de "Una experiencia religiosa", traducción López Ballesteros, ed. Bib.Nueva, Madrid 1968. En el otoño de 1927, un periodista germanoamericano, G. S. Viereck, al que hubiera recibido con mucho gusto si alguna vez se le hubiera ocurrido venir a verme, publicó una entrevista conmigo en la que se hablaba de mi falta de creencias religiosas y de mi indiferencia ante la posibilidad de una vida de ultratumba. Esta supuesta entrevista fue muy leída y me procuró, entre otras, la siguiente carta de un médico americano..." Fragmento inicial de "Una vivencia religiosa", traducción José Luis Etcheverry, sobre la edición alemana, cuarta reimpresión, S. Fisher Verlag, 1972, cotejada con las notas y ordenamiento de la Standard Edition, James Strachey, Ed. Amorrortu, Bs.As., 1979. "En el otoño de 1927, un periodista germano-norteamericano a quien yo había recibido con gusto, G. S. Viereck, publicó unas charlas que mantuvo conmigo, en un artículo donde se mencionaban mi falta de fe religiosa y mi indiferencia respecto de la perduración de la vida tras la muerte. Esa "interview", como se la llamó, fue muy leída y, entre otras, me deparó la siguiente carta de un médico norteamericano..." La nota introductoria de J. Strachey nos informa que: "Este trabajo, publicado a comienzos de 1928, fue escrito según, Ernest Jones (1957, pag.151), a fines de 1927. El propio Jones nos informa (ibid. Pag. 133) que la visita de Viereck a Freud, punto de partida de los acontecimientos que desembocaron en la redacción del artículo, tuvo lugar a fines de 1926. Viereck (un conocido periodista norteamericano que se interesó en el psicoanálisis) publicó su relato de la visita en el otoño siguiente; fue reimpreso en el volumen "Glimpses of the great" (1930, pags. 28 y sigs.) y Jones ofrece algunos fragmentos (Vida y Obra de S.F.)". Nota introductoria, O.C., S.F., editorial Amorrortu, tomo XXI, pag.165. La nota de Strachey nos puso en el camino a Ernest Jones, y hacia allí nos dirigimos, a "Vida y obra de Sigmund Freud", Ediciones Hormé, Editorial Paidós, Bs. As., 1976; Tomo III, Pags. 21 y 140. En la primer referencia encontramos una nota a pie de página que dice lo siguiente: "Apenas transcurrida una semana después del armisticio [primer guerra mundial], un destacado periodista norteamericano, Viereck, le envió libros y algunos recortes periodísticos, tal como hicieron los Bernays de New York. Freud había aceptado gustoso el ofrecimiento que Viereck le hizo de enviarle alimentos, señalando que cualquier cantidad de carne que pudiera recibir redundaría indudablemente en beneficio de su capacidad de producción". (Carta a M. Eitingon, 19-11-1919) La segunda referencia es más extensa y es la que nos da las posibilidades de precisión o conjetura que sometemos a la benevolencia de los lectores: "Un periodista norteamericano, George Sylvester Viereck, que había conocido a Freud, aunque en forma superficial, durante algunos años, le hizo una visita hacia fines de junio. Registró luego con bastante extensión la conversación mantenida. No se puede pretender de nadie que recuerde de memoria una conversación tan extensa, pero los siguientes párrafos parecen bien característicos de la manera de pensar de Freud en esa época. "Setenta años de existencia me han enseñado a aceptar la vida con alegre humildad ... Detesto mi paladar artificial porque la lucha para mantenerlo en función me consume mucha y valiosa energía. Prefiero, sin, embargo, un paladar postizo a no tener ninguno ... Todavía prefiero la existencia a la extinción ... Tal vez sea gentileza de los dioses el hacer que la vida nos resulte más desagrable a medida que envejecemos. Al último, la muerte parece menos intolerable que todos los fardos que pesan sobre nuestros hombros ...No me rebelo contra el orden universal. La fama nos llega solamente cuando ya nos hemos muerto, y francamente, lo que viene después no me concierne. No tengo aspiraciones a la gloria póstuma. Mi modestia no virtud. [Preguntado si para él no significaba nada que su nombre siguiera viviendo, contestó]: Absolutamente, aun cuando llegara a sobrevivirme, cosa que de ningún modo me parece segura... Me interesa más este capullo que cualquier cosa que pueda ocurrirme una vez que yo esté muerto ... No soy un pesimista. No permito que ninguna

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Entrevista G. S. Viereck a Sigmund Freud en 1927

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  • Reportaje a Sigmund Freud (1927)

    (Por George Sylvester Viereck)*

    Nota preliminar: Un atento lector, de esos que no abundan, nos advirti que la entrevista hecha por un periodista

    "germanoamericano" G. S. Viereck a Sigmund Freud en 1927, poda ser apcrifa, esto es falsa. Y nos facilita las

    siguientes pistas: "Una experiencia religiosa" artculo de S.F. publicada en el ao 1928, traduccin castellana

    Biblioteca Nueva y el mismo texto pero en la edicin con las notas de J. Strachey, edicin castellana Editorial

    Amorrortu, traducido como "Una vivencia religiosa". Ms all de la cuestin de la "falsedad" o "veracidad" de un

    reportaje, intentamos saber si ste se realiz o no y llegamos a la siguiente conjetura que aplazamos de presentar por el

    momento, hasta exponer los siguientes fragmentos:

    Fragmento inicial de "Una experiencia religiosa", traduccin Lpez Ballesteros, ed. Bib.Nueva, Madrid 1968.

    En el otoo de 1927, un periodista germanoamericano, G. S. Viereck, al que hubiera recibido con mucho gusto si alguna

    vez se le hubiera ocurrido venir a verme, public una entrevista conmigo en la que se hablaba de mi falta de creencias

    religiosas y de mi indiferencia ante la posibilidad de una vida de ultratumba. Esta supuesta entrevista fue muy leda y

    me procur, entre otras, la siguiente carta de un mdico americano..."

    Fragmento inicial de "Una vivencia religiosa", traduccin Jos Luis Etcheverry, sobre la edicin alemana, cuarta

    reimpresin, S. Fisher Verlag, 1972, cotejada con las notas y ordenamiento de la Standard Edition, James Strachey, Ed.

    Amorrortu, Bs.As., 1979.

    "En el otoo de 1927, un periodista germano-norteamericano a quien yo haba recibido con gusto, G. S. Viereck,

    public unas charlas que mantuvo conmigo, en un artculo donde se mencionaban mi falta de fe religiosa y mi

    indiferencia respecto de la perduracin de la vida tras la muerte. Esa "interview", como se la llam, fue muy leda y,

    entre otras, me depar la siguiente carta de un mdico norteamericano..."

    La nota introductoria de J. Strachey nos informa que: "Este trabajo, publicado a comienzos de 1928, fue escrito segn,

    Ernest Jones (1957, pag.151), a fines de 1927. El propio Jones nos informa (ibid. Pag. 133) que la visita de Viereck a

    Freud, punto de partida de los acontecimientos que desembocaron en la redaccin del artculo, tuvo lugar a fines de

    1926. Viereck (un conocido periodista norteamericano que se interes en el psicoanlisis) public su relato de la visita

    en el otoo siguiente; fue reimpreso en el volumen "Glimpses of the great" (1930, pags. 28 y sigs.) y Jones ofrece

    algunos fragmentos (Vida y Obra de S.F.)".

    Nota introductoria, O.C., S.F., editorial Amorrortu, tomo XXI, pag.165.

    La nota de Strachey nos puso en el camino a Ernest Jones, y hacia all nos dirigimos, a "Vida y obra de Sigmund Freud", Ediciones Horm, Editorial Paids, Bs. As., 1976; Tomo III, Pags. 21 y 140. En la primer referencia

    encontramos una nota a pie de pgina que dice lo siguiente:

    "Apenas transcurrida una semana despus del armisticio [primer guerra mundial], un destacado periodista

    norteamericano, Viereck, le envi libros y algunos recortes periodsticos, tal como hicieron los Bernays de New York.

    Freud haba aceptado gustoso el ofrecimiento que Viereck le hizo de enviarle alimentos, sealando que cualquier

    cantidad de carne que pudiera recibir redundara indudablemente en beneficio de su capacidad de produccin". (Carta

    a M. Eitingon, 19-11-1919)

    La segunda referencia es ms extensa y es la que nos da las posibilidades de precisin o conjetura que sometemos a la

    benevolencia de los lectores:

    "Un periodista norteamericano, George Sylvester Viereck, que haba conocido a Freud, aunque en forma superficial,

    durante algunos aos, le hizo una visita hacia fines de junio. Registr luego con bastante extensin la conversacin

    mantenida. No se puede pretender de nadie que recuerde de memoria una conversacin tan extensa, pero los siguientes

    prrafos parecen bien caractersticos de la manera de pensar de Freud en esa poca. "Setenta aos de existencia me

    han enseado a aceptar la vida con alegre humildad ... Detesto mi paladar artificial porque la lucha para mantenerlo

    en funcin me consume mucha y valiosa energa. Prefiero, sin, embargo, un paladar postizo a no tener ninguno ...

    Todava prefiero la existencia a la extincin ... Tal vez sea gentileza de los dioses el hacer que la vida nos resulte ms

    desagrable a medida que envejecemos. Al ltimo, la muerte parece menos intolerable que todos los fardos que pesan

    sobre nuestros hombros ...No me rebelo contra el orden universal. La fama nos llega solamente cuando ya nos hemos

    muerto, y francamente, lo que viene despus no me concierne. No tengo aspiraciones a la gloria pstuma. Mi modestia

    no virtud. [Preguntado si para l no significaba nada que su nombre siguiera viviendo, contest]: Absolutamente, aun

    cuando llegara a sobrevivirme, cosa que de ningn modo me parece segura... Me interesa ms este capullo que

    cualquier cosa que pueda ocurrirme una vez que yo est muerto ... No soy un pesimista. No permito que ninguna

  • reflexin filosfica me eche a perder el goce de las cosas sencillas de la vida".

    Ahora estamos en condiciones de inferir que Freud s conoca a G. S. Viereck, conjeturamos que la entrevista

    ("Interview" la denomina Freud -Ed. Amorrortu) no existi como tal. La denominacin freudiana es una mencin de

    cmo la llamo Viereck: "Esa interview como se la llam...". Lo cual es que Freud no la llam as, y no la llam as

    porque no saba que se trataba de una entrevista (hiptesis nuestra). Quizs lo hubiera llamado dilogo o charla, pero

    no saba que era un reportaje y de all (Ed.Bib. Nueva): "un periodista ... que hubiera recibido con mucho gusto si

    hubiera venido a verme..." Ms all de la consideracin de las traducciones y los textos sobre los cuales se efectu la

    traduccin, no podemos dejar de considerar que aqu sucedi algo, enojo de S. Freud luego modificado en otra

    edicin?. Prosigamos, lo hubiera recibido con mucho gusto es modificado en la otra versin como "un periodista... a

    quien yo haba recibido con gusto...". De hecho, Freud recibi a Viereck, como recibi los alimentos que le mand ocho

    aos antes, e insistimos no saba que sus reflexiones iban a ser puestas en forma de "reportaje". Es lo que nos deja

    colegir Jones cuando escribe: "...registr luego con bastante extensin la conversacin mantenida". Y a continuacin

    nos hace esta advertencia:" No se puede pretender de nadie que recuerde de memoria una conversacin tan extensa,

    pero los siguientes prrafos parecen bien caractersticos de la manera de pensar de Freud en esa poca ".

    En definitiva, como siempre seguimos sometiendo a la "elaboracin secundaria" lo que es del registro de la memoria.

    La elaboracin secundaria la "comete" seguramente Viereck al transcribir las palabras de Freud, o sea que habr sido

    fiel o infiel a lo que fue emitido, pero Jones no deja de "leer" casi filolgicamente, que esos pensamientos

    eran"freudianos".

    Sergio Rocchietti

    "Setenta aos me han enseado a aceptar la vida con alegre humildad, comenz diciendo el profesor Freud."

    La escena en que tuvo lugar nuestra conversacin fue su casa de verano en el Semmering, una zona montaosa de los

    Alpes austracos donde le agrada reunirse a la Viena elegante.

    Desde el momento en que una afeccin maligna de la mandbula superior hizo necesaria una operacin, Freud usa una

    ortopedia mecnica para facilitarle el lenguaje.

    "Detesto mi mandbula mecnica porque la lucha con el mecanismo me consume tanta preciosa energa. Sin embargo, prefiero una mandbula mecnica a no tener ninguna. Todava prefiero la existencia a la extincin."

    "Quiz los dioses son bondadosos con nosotros", sigui diciendo el padre del psicoanlisis, "al hacernos la vida cada

    vez ms desagradable a medida que envejecemos. Al final, la muerte parece menos intolerable que las mltiples cargas

    que arrastramos".

    Freud rehsa admitir que el destino se haya ensaado con l con especial malicia.

    Por qu dijo tranquilamente, debera esperar algn favor especial? La vejez, con sus manifiestas incomodidades, nos

    llega a todos. Golpea a un hombre aqu y a otro all, Sus golpes siempre se descargan en un lugar vital y la victoria final

    pertenece inevitablemente al Gusano Conquistador.

    "No me rebelo contra el orden universal. Despus de todo continu el maestro indagador del cerebro humano he vivido

    ms de setenta aos. Tuve suficiente para comer, goc de muchas cosas la camaradera de mi mujer, mis hijos, las

    puestas de sol-. Observ crecer las plantas en primavera. De vez en cuando disfrut de estrechar una mano amiga. Una

    vez o dos encontr un ser humano que casi me comprendi. Qu ms puedo pedir?

    Yo le dije: Usted ha tenido fama. Su trabajo afecta a la literatura de toda la tierra. Por su causa, el hombre mira a la vida

    y a s misino con ojos diferentes. Y recientemente, en su septuagsimo aniversario, el mundo se uni para homenajearlo,

    con la excepcin de su propia universidad!

    "Si la Universidad de Viena me hubiera reconocido slo me habra puesto en un aprieto. No hay razn para que ellos

    decidieran aceptarme a m o a mi doctrina porque tengo setenta aos. No le concedo ninguna importancia especial a los

    decimales."

    Cree en alguna forma de persistencia de la personalidad despus de la muerte?

    "No he pensado nada sobre eso. Todo lo que vive, perece. Por qu debera yo sobrevivir?

    Le gustara volver de alguna forma, reintegrarse desde el polvo? En otras palabras, no desea la inmortalidad?

    Francamente, no. Si uno reconoce los motivos egostas que subyacen a toda conducta humana, no tiene el ms leve

  • deseo de retornar. La vida, movindose en crculo, podra volver a ser la misma.

    Por otra parte, incluso si la eterna recurrencia de las cosas, para usar la frase de Nietzsche volviera a reinvestirnos con

    nuestras vestiduras carnales, de qu beneficio podra sernos esto, sin memoria? No habra enlace entre el pasado y el

    futuro.

    Por lo que a m concierne, estoy perfectamente contento de saber que el eterno fastidio de vivir terminar algn da. Nuestra vida es necesariamente una serie de compromisos, una interminable lucha entre el yo y su entorno. El deseo de

    prolongar la vida indebidamente me parece absurdo."

    No hay razn por la que deseramos vivir ms tiempo. Pero hay muchas razones para desear vivir con la menor

    cantidad posible de incomodidades.

    Soy tolerablemente feliz porque estoy agradecido por la ausencia de dolor y por los pequeos placeres de la vida, por

    mis hijos y por mis flores.

    Bernard Shaw afirma que nuestra vida es demasiado corta. Piensa que el hombre puede, si lo desea alargar la duracin

    de la vida humana haciendo jugar su voluntad sobre las fuerzas de la evolucin. Piensa que la humanidad puede

    recobrar la longevidad de los patriarcas.

    "Es posible -replic Freud- que la muerte misma pueda no ser una necesidad biolgica. Quiz morimos porque

    queremos morir. Incluso que del mismo modo que el odio y el amor por la misma persona habitan en nuestro interior al

    mismo tiempo, la vida combina, con el deseo de mantenerse, un ambivalente deseo de su propia aniquilacin.

    Igual que una banda de goma extensible tiene la tendencia a volver a asumir su forma original, toda materia viva,

    conciente o inconcientemente, anhela recobrar la completa y absoluta inercia de la existencia inorgnica. El deseo de

    vida y el deseo de muerte conviven lado a lado dentro de nosotros.

    La Muerte es la compaera del Amor. Juntos gobiernan el mundo. Este es el mensaje de mi libro "Ms all del

    principio del placer".

    "En el comienzo el psicoanlisis dio por sentado que el Amor era lo ms importante. Hoy sabemos que la Muerte es

    igualmente importante".

    "Biolgicamente, cada ser viviente, no importa cun intensamente bulla la vida dentro de l, anhela el Nirvana, anhela

    el cese de la fiebre llamada vida, anhela retornar al seno de Abraham. El deseo puede ser disfrazado por circunloquios variados. Sin embargo, el ltimo objeto de la vida es su propia extincin".

    Eso, exclam, es la filosofa de la autodestruccin. Justifica el autosacrificio. Lgicamente conducira al mundo al

    suicidio.

    "La humanidad no elige el suicidio porque la ley de su ser aborrece el camino directo hacia su objetivo. La vida debe

    completar su cielo de existencia. En todo ser normal, el deseo de vida es suficientemente fuerte para contrabalancear el

    deseo de muerte, aunque en el final el deseo de muerte pruebe ser ms fuerte".

    "Nos ilusionamos con la idea de que podemos vencer a la Muerte a voluntad. Lo cual quiz sera posible si no fuera

    porque tiene un aliado en nuestro propio interior".

    "En ese sentido agreg Freud con una sonrisa estamos justificados en decir que toda muerte es un suicidio disfrazado."

    Empez a hacer fro en el jardn. Continuamos nuestra conversacin en el estudio. Observ sobre el escritorio de Freud

    una pila de manuscritos con su prolija escritura.

    Sobre qu est trabajando?, le pregunt.

    "Estoy escribiendo una defensa del anlisis profano, el psicoanlisis prac;ticado por profanos. Los doctores quieren

    declarar legal todo anlisis que no sea hecho por mdicos recibidos!. La historia, el viejo plagiador, se repite siempre

    igual despus de cada descubrimiento. Los doctores luchan al comienzo para que no se imponga una nueva verdad.

    Despus, tratan de monopolizarla".

    Tuvo usted mucho apoyo del campo profano?

    "Algunos de mis mejores alumnos son legos."

    Sigue practicando intensamente el psicoanlisis?

    "Ciertamente. En este mismo momento estoy trabajando sobre un caso difcil, desenmaraando los conflictos psquicos

  • de un interesante nuevo paciente".

    "Mi hija tambin es psicoanalista, como usted ve..."

    En ese momento la Srta. Anna Freud apareci seguida por su paciente, un muchacho de once aos, inequvocamente

    anglosajn por sus rasgos. El chico pareca perfectamente feliz, completamente inconsciente de un conflicto o alteracin

    en su personalidad.

    Alguna vez, le pregunt al Profesor Freud, se analiz usted mismo?

    "Naturalmente, El psicoanalista debe constantemente analizarse a s mismo. Analizndonos estamos ms capacitados

    para analizar a otros".

    "El psicoanalista es como el chivo expiatorio de los hebreos. Otros cargan sus pecados sobre l. Debe ejercitar su arte

    hasta el lmite para deshacerse de la pesada carga depositada sobre l."

    Siempre tengo la impresin, observ, de que el psicoanlisis induce en todos aquellos que lo practican el espritu de la

    caridad cristiana. No hay nada en la vida humana que el psicoanlisis no pueda hacernos comprender. "

    Tout comprendre c'est tout perdonner" Comprender todo es perdonar todo-

    "Al contrario -tron Freud mientras sus rasgos asuman la orgullosa severidad de un profeta hebreo, comprender todo

    no es perdonarlo todo. El psicoanlisis nos ensea no slo lo que podemos soportar sino tambin lo que debemos evitar.

    Nos dice qu es lo que debe ser exterminado. La tolerancia del mal no es de ningn modo un corolario del

    conocimiento."

    Repentinamente comprend por qu Freud haba luchado tan amargamente contra aquellos de sus seguidores que haban

    desertado de l, por qu no pudo perdonarles su alejamiento del camino recto del psicoanlisis ortodoxo. Su sentido de

    la rectitud es la herencia de sus antecesores. Una herencia de la que l est orgulloso, tan orgulloso como de su raza.

    "Mi lengua es el alemn me explic-. Mi cultura y mi formacin son alemanas. Me consideraba a m mismo

    intelectualmente un alemn, hasta que me di cuenta del incremento del perjuicio antisemtico en Alemania y en la

    Austria alemana. Desde ese momento, ya no me considero ms alemn. Prefiero considerarme judo."

    De algn modo esta observacin me desilusion.

    Me pareca que el espritu de Freud deba morar en las alturas, ms all de cualquier prejuicio de raza, que no deba ser

    manchado por ninguna clase de rencor. Sin embargo, su genuina indignacin, su honesta clera me lo hizo ms

    atractivamente humano.

    Aquiles sera intolerable si no fuera por su taln!

    Me agrada, seor profesor, observ, que usted tambin tenga sus complejos, que tambin usted traicione su mortalidad.

    "Nuestros complejos replic Freud son la fuente de nuestra debilidad, pero tambin a menudo son la fuente de nuestra

    fuerza."

    Me pregunto, observ, qu clase de complejos tengo!

    "Un anlisis serio replic Freud toma al menos un ao. Puede incluso llevar dos o tres. Usted est dedicando muchos

    aos de su vida a la caza del len. Ha buscado, ao tras ao, las figuras descollantes de su generacin, invariablemente

    hombres mayores que usted. Roosevelt, el Kaiser, Hindenburg, Briand, Foch, Joffre, George Brandes, Gerhart

    Hauptmann y George Bernard Shaw

    Es parte de mi trabajo.

    "Pero es tambin su preferencia. El gran hombre es un smbolo. Su bsqueda es la bsqueda de su corazn. Usted est

    buscando el gran hombre que tome el lugar del padre. Es parte de su complejo paterno."

    Vehementemente negu la aseveracin de Freud. Sin embargo, reflexionando, me pareci que podra haber una verdad,

    no sospechada por m, en su sugerencia casual. Poda ser el mismo impulso que me llevaba hacia l.

    Deseara, observ despus de un momento, poder permanecer aqu suficiente tiempo para echar un vistazo a mi corazn

    a travs de sus ojos.

    Quiz, como la Medusa, morira de terror enfrentando a mi propia imagen! Pero s mucho de psicoanlisis, y temo que

    me anticipara o tratara de anticiparme a sus interpretaciones.

    "La inteligencia en un paciente replic Freud no es una desventaja. Por el contrario, a veces facilita la tarea."

  • En este punto, el maestro del psicoanlisis difiere, de muchos de sus adherentes que rechazan cualquier

    autointerpretacin del paciente en tratamiento.

    La mayora de los psicoanalistas emplean el mtodo freudiano de la "libre asociacin". Estimulan al paciente a decir

    todo lo que le venga a la mente, no importa cun estpido, obsceno, inoportuno o irrelevante pueda parecer. Siguiendo

    huellas aparentemente insignificantes, pueden rastrear hasta su guarida a los dragones psquicos que lo rondan. Les

    disgusta que el paciente desee cooperar activamente, porque temen que una vez que la direccin de la bsqueda

    comience a quedar clara para l, sus deseos y resistencias luchando inconscientemente para preservar sus secretos

    puedan lograr despistar al cazador psquico y hacerle perder el rastro. Tambin Freud reconoce este peligro.

    "Cul es su objecin a las bestias? replic Freud, prefiero infinitamente ms la sociedad de los animales que la

    sociedad humana."

    Por qu?

    "Porque son mucho ms simples. No sufren de una personalidad dividida ni de Ia desintegracin del yo, que resulta de

    los intentos del hombre de adaptarse a pautas de la civilizacin demasiado altas para su mecanismo intelectual y

    psquico.

    "El salvaje, como la bestia, es cruel, pero carece de la mezquindad del hombre civilizado. La mezquindad es la revancha

    del hombre sobre la sociedad por las restricciones que sta le impone. Esta necesidad de venganza anima al reformador

    profesional y al buscavida. El salvaje le puede cortar la cabeza, se lo puede comer, lo puede torturar, pero le ahorrar los

    continuos pequeos aguijoneos que a menudo vuelven casi intolerable la vida en una comunidad civilizada.

    "Los ms desagradables hbitos e idiosincrasias del hombre, sus mentiras, su cobarda, su falta de reverencia, son

    engendrados por su incompleta adaptacin a una civilizacin determinada. Es el resultado de los conflictos entre

    nuestros instintos y nuestra cultura.

    "Cunto ms agradables son las simples, directas e intensas emociones de un perro, moviendo la cola o ladrando su

    displacer! Las emociones del perro agreg Freud pensativamente nos recuerdan a algunos de los hroes de la

    antigedad. Quizs sa es la razn por la que, inconscientemente les damos a nuestros canes los nombres de los hroes

    antiguos, tales como Aquiles y Hctor."

    Mi propio perro, interrump, se llama Ajax.

    Freud sonri.

    Estoy contento, agregu, de que no pueda leer. Sera un miembro menos deseable en la casa si pudiera gruir sus

    opiniones sobre los traumas psquicos y el complejo de Edipo!

    Incluso usted, profesor, encuentra la existencia demasiado compleja. Sin embargo, me parece que usted mismo es

    parcialmente responsable por las complejidades de la civilizacin moderna. Antes de que inventara el psicoanlisis no

    sabamos que nuestra personalidad estaba dominada por una beligerante hueste de complejos altamente objetables. El

    psicoanlisis ha hecho de la vida un complicado rompecabezas!

    "De ningn modo replic Freud, el psicoanlisis simplifica la vida. Adquirimos una nueva sntesis despus del anlisis.

    El psicoanlisis reorganiza el laberinto de impulsos extraviados y trata de volver a enrollarlos al carrete al que

    pertenecen. 0, para cambiar la metfora, provee el hilo que conduce a un hombre fuera del laberinto de su propio

    inconsciente."

    Superficialmente parece, sin embargo, que la vida humana no tendra por qu ser tan compleja, Y cada da alguna nueva

    idea propuesta por usted o por alguno de sus discpulos vuelve el problema de la conducta humana ms complejo y ms

    contradictorio.

    Por lo menos el psicoanlisis nunca le cierra la puerta a una nueva verdad.

    Algunos de sus discpulos, ms ortodoxos que usted, quedan adheridos a cada pronunciamiento que emana de usted.

    "La vida cambia y el psicoanlisis tambin cambia observ Freud, estamos slo en los comienzos de una nueva

    ciencia."

    Me da la impresin de que la estructura cientfica que usted ha erigido es muy elaborada. Sus principios la teora del

    desplazamiento, de la "sexualidad infantil" y de la "simbologa del sueo" parecen ser fantsticamente permanentes.

    "Sin embargo, le repito, estamos slo al comienzo. Yo soy nicamente un iniciador. Tuve xito en sacar a la superficie

    monumentos enterrados en el sustrato de la mente. Pero donde yo, he descubierto unos pocos templos, otros pueden

    descubrir un continente."

  • Todava pone el nfasis ms importante en el sexo?

    "Le replico con las palabras del gran poeta Walt Whitman: 'Careceramos de todo si careciramos de sexo'. De todos

    modos, le acabo de explicar que hoy le doy casi la misma importancia a lo que est 'ms all' del placer la muerte, la

    negacin de la vida. Este deseo explica por qu algunos hombres aman el dolor, como un paso hacia la aniquilacin!

    Explica por qu todos los hombres buscan el descanso, por qu el poeta agradece.

    "Pude haber cometido muchos errores, pero estoy completamente seguro de que no me equivoqu cuando enfatic la

    importancia del instinto sexual. Es porque es tan fuerte que el instinto sexual choca ms frecuentemente con las

    convenciones y las salvaguardas de la civilizacin. La humanidad, en su propia autodefensa, busca negar su suprema

    importancia. El proverbio dice que: "si usted rasca al ruso, por debajo aparece el trtaro". Analice cualquier emocin

    humana, no importa cun lejos pueda aparentemente estar de la esfera sexual, y est seguro de que descubrir en alguna

    parte el instinto primal al que la vida debe su perpetuacin."

    La noche haba cado.

    Para m ya era tiempo de tomar el tren de vuelta a la ciudad que una vez alberg el esplendor imperial de los Habsburgo.

    Freud, acompaado por su mujer y su hija, trep, para despedirme, los escalones que conducan desde su refugio de la

    montaa a la calle. Me pareci gris y triste mientras levantaba la mano como despedida.

    "No me haga aparecer como un pesimista remarc despus del ltimo apretn de manos, yo no desdeo al mundo,

    expresar desprecio por el mundo es slo otro modo de cortejarlo, de ganar audiencia y aplausos!"

    "No, no soy un pesimista, no mientras tenga a mis hijos, a mi mujer y a mis flores!

    "Afortunadamente agreg sonriendo las flores no tienen ni carcter ni complejidades, amo mis flores. Y no soy infeliz,

    al menos no ms infeliz que los otros."

    *Tomado de The Penguin Book of Interviews. An Anthology from 1859 to the present days, Unidres, Ed. C. Silvesier, 1994. Traduccin del ingls: Beatriz Castillo para la revista "Conjetural".