entrevista dr. ewald...
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ENTREVISTA DR. EWALD FINSTERBUSCH
El Dr. Ewald Finsterbusch (Temuco/Chile, 1948) es médico –
cirujano, internista, neumólogo. Homeópata desde hace 30
años. Investigador en Homeopatía, ha publicado diversos
trabajos sobre clínica y farmacología homeopática. Es el
creador de las Potencias E. Vive en Santiago de Chile y dirige
un grupo de trabajo multinacional sudamericano.
En los últimos años ha desarrollado un medicamento
dinamizado a partir del agua de mar, que ha demostrado
gatillar la curación en varios miles de pacientes,
debidamente evolucionados y documentados.
La amplia experiencia, propia y de sus seguidores, lo ha
motivado a desafiar a la comunidad homeopática a
experimentar dicha terapia.
Dr. Finsterbusch, ¿cómo es eso de que un solo remedio puede desencadenar la curación en todas las personas? La idea es antigua; ya la concibió Hahnemann
en su “Tratado de las enfermedades crónicas” en 1835. Allí plantea claramente que “los padecimientos y achaques crónicos del cuerpo
y del alma…que parecen ser tan diversos…derivan todos de un único inmenso
mal primitivo (la Psora)…forman un todo… y deben ser tratados como una sola y única
enfermedad…con el o los pocos remedios homeopáticos…”
Nada nuevo bajo el sol, entonces.
La meta nuestra no ha sido tratar cada
enfermedad, cada cuadro medicamentoso
homeopático o cada individuo con su
totalidad sintomática propia, en particular,
sino la causa subyacente de toda patología.
Aquella condición, falencia, debilidad, que
hace que unos sean susceptibles de enfermar
fácilmente, mientras que otros son capaces
de resistir toda noxa y mantenerse en buen
estado de salud.
Curar el “terreno” del que hablaba Pasteur, en otras palabras. O la Psora de Hahnemann,
todo va en la misma dirección…
¿Y eso curaría las “enfermedades” también? Permítame ilustrarlo con un ejemplo: durante
el fuerte terremoto que hubo en Chile el
2010, en la ciudad de Concepción, colapsó la
planta baja de un edificio. Solamente la
planta baja, porque tenía fallas estructurales.
Sin embargo, se derrumbó la construcción
entera, con sus 15 pisos, era dramático verlo
todo desplomado, hubo muertos y heridos… Del mismo modo, si logramos destruir la
Psora, la base sobre la cual asienta toda
enfermedad, cada una de ellas resultará
automáticamente eliminada, curada…
¿Cuál fue el camino que lo llevó a la necesidad de curar la Psora? Como en todo descubrimiento científico
importante, hubo un 1% de inspiración y un
99% de transpiración…Lo primero fue corroborar lo mismo que había descubierto
Hahnemann: que los mejores remedios, aún
los más amplios policrestos, cuidadosamente
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seleccionados por su homeopaticidad, a la
larga no producen sino mejorías parciales, no
evitan las recidivas y pueden incluso suprimir
y generar progresión miasmática. No curan el
“terreno”, por lo tanto. Esto se hizo mucho más patente con el uso de
las Potencias E. Su mayor intensidad de
acción puso en evidencia estos hechos más
precozmente. Entonces había que encontrar
el antipsórico, y ese antipsórico tiene que
existir…
¿Por qué “tiene” que existir? Considerémoslo filosóficamente. Todo el
Universo se basa en el Principio de Polaridad,
el equilibrio del mundo se asegura por la
oposición de sus constituyentes. Esto ya lo
reconoció Hermes Trimegisto, en el Antiguo
Egipto, lo recalcó el sabio jesuita Atanasio
Kircher en el Renacimiento: “Todo es doble, todo tiene dos polos….”, luego, “donde está la enfermedad, allí también está el remedio
oportuno para esta enfermedad”…Es la base de nuestra Homeopatía, de la Fitoterapia… Por lo tanto, si existe una condición como la
Psora, fundamento de toda enfermedad,
forzosamente debe existir su curativo en la
naturaleza, sólo es cuestión de buscarlo.
Eso de “Psora” suena muy teórico, abstracto. ¿Cuál sería la base fisiopatológica de la tal “Psora”? Efectivamente, suena abstracto. Y, claro, si
existe una condición de falencia o
susceptibilidad que hace que unos enfermen
y otros no, ella forzosamente tiene que tener
una traducción a nivel orgánico, algo que la
fisiología pueda demostrar y explicar.
Aquí es donde entra el fisiólogo austríaco
Alfred Pischinger. A partir de su “Sistema
básico”, él explica el modo cómo se genera toda, entiéndase bien, “toda” enfermedad. El
asunto es complejo y sería demasiado largo
de relatar en una entrevista, pero podemos
sintetizarlo así: Las células “flotan” en el líquido extracelular (LEC) y eliminan sus
desechos metabólicos - endotoxinas, es decir,
ácidos: úrico, láctico,… - hacia él. Los órganos
emunctoriales (hígado, riñón, piel, …) filtran y eliminan estas toxinas. Si no funcionan
adecuadamente, los tóxicos se retienen en el
LEC y lo alteran. Esta alteración puede causar
destrucción de los nutrientes de la célula,
llevándola a la desnutrición, o provocar una
agresión ácida directamente. Y estos dos
mecanismos son los responsables de todas
las enfermedades posibles. El “ataque ácido” puede provocar muerte celular y su
reemplazo por tejido conjuntivo, ahí tenemos
todas las fibrosis, esclerosis, problemas
degenerativos. Pero la célula también puede
echar mano a algunos mecanismos
defensivos para sobrevivir, como retener
líquido para diluir las toxinas – y ahí tenemos
la obesidad, que, como vemos, no es un
problema de dieta. O puede secuestrar calcio
para tamponar el ácido, originando
osteoporosis, calcificaciones, etc. O drenar
tóxicos a través de piel y mucosas - digestiva,
respiratoria, urogenital - causando las mal
llamadas “enfermedades” correspondientes, que no son más que medios curativos de la
naturaleza. Finalmente, un último intento por
sobrevivir es la mutación y reproducción
acelerada – el cáncer.
Así, va quedando claro que la base de toda
patología - la Psora, en último término- es el
LEC tóxico - ácido. Saneándolo, destruimos la
enfermedad en su origen, curamos el
“terreno”… (De hecho, hemos podido
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documentar en el 100% de los pacientes
tratados con Aqua Marina un marcado
incremento en la eliminación de ácidos a
través de sudor, orina, heces, jugo gástrico…).
¿Cómo llegó a pensar que el agua de mar pueda ser el antipsórico? Se trata de un razonamiento bastante obvio.
Partamos de la base que toda vida se originó
en el mar, y los seres vivientes llevan
incorporado ese mar en el LEC hasta la
actualidad. Las sales y elementos disueltos,
sus proporciones relativas, son exactamente
los mismos que en el agua marina, sólo que
más diluidos (como se cree que era en el mar
original, el de los inicios). Al igual que los
peces en el océano, nuestras células flotan en
un verdadero “mar interior”. Los peces estarán sanos en un agua limpia, enfermarán
en aguas contaminadas…lo mismo las células en el LEC.
O sea que, al dar agua marina dinamizada, estaríamos actuando por similitud, tratando el LEC tóxico con su equivalente natural limpio… ¿Ve como la respuesta fluye sola?
Fue el mismo pensamiento de René Quinton,
que lo llevó a tratar enfermos con agua de
mar isotónica, el llamado “Plasma de Quinton”, y que tuvo tanto éxito.
Recordemos sus experimentos con perros, en
que prácticamente sustituyó la sangre por
plasma marino, y no solo sobrevivieron, sino
que lo hicieron en mejores condiciones…Y los niños desnutridos, las epidemias de
cólera…casi no hubo enfermedad en que no tuviera resultados fuera de serie…lo suficiente como para lesionar muchos
intereses y ser combatido hasta, casi, el
olvido…
Pero los dispensarios de agua marina están resurgiendo en varios países… ¡Felizmente! Ya Platón lo enunció hace 2.500
años: “El agua de mar cura todas las
enfermedades de los hombres”…
Ahora bien, Quinton indicó el agua oceánica
en bruto, tal cual. Si así ya es un gran remedio
para todo mal….imagínese qué podemos esperar de ella dinamizada, y, más encima, en
Potencias E….
¿Por qué en potencias E y no en centesimales, o en LM? Aunque es un tema desarrollado en otros
trabajos, voy a resumirle brevemente el
asunto de las Potencias E.
Vengo laborando hace 20 años en esto,
también es el resultado de mucha sudoración
y un poco de inspiración. La pregunta es:
¿cuál es la mejor proporción
medicamento/solvente al preparar un
medicamento homeopático? Es decir, la que
da mejores resultados en la clínica. Estamos
acostumbrados a prescribir las centesimales
(1/100), las decimales (1/10) o las
cincuentamilesimales (1/50.000), pero no
sabemos nada de otras proporciones
posibles. Es ahí donde nos pusimos a probar.
Y las conclusiones fueron claras: a mayor
cantidad de remedio inicial, mayor respuesta
terapéutica, es algo que la misma física
cuántica ha podido ratificar. Constantino
Hering en 1834 había arribado a la misma
conclusión, sólo que él la enunció al revés: el
efecto curativo es inversamente proporcional
a la cantidad de solvente inicial. Es decir,
mientras más concentrado al principio,
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mejor. Es como si una mayor cantidad de
remedio fuera capaz de dejar una mayor
“marca” cuántica en el solvente acuoso. Así desarrollamos las Potencias E ( “E” de “Energía”). Las que hacemos hoy día parten con un máximo de materia medicamentosa y
un mínimo de solvente, ahí seguimos con una
lenta dilución progresiva y agitando en cada
paso. Es un proceso que se sigue
perfeccionando. En Buenos Aires hay
miembros de nuestro grupo planificando
dinamizadores mecánicos que optimicen la
fabricación…
En todo caso, estas potencias incrementan
enormemente la acción curativa de los
remedios, me atrevería a decir que el efecto
se multiplica por unos cuantos miles con
respecto a las tradicionales.
¿Y volviendo al agua marina….? Pues, Aqua Marina no sería nada, o muy
poco, si no fuera por las Potencias E.
Con las débiles potencias centesimales (se
ven muy “débiles” comparadas con las E) se han hecho escasas patogenesias que han
revelado unos pocos síntomas del
medicamento, y que son los que aparecen en
los repertorios. Casi nada, en relación a lo
que el remedio es capaz de dar. Nosotros lo
hemos usado en “E” en algunos miles de enfermos y los resultados han sido
espectaculares. Aqua Marina aparece como
un vasto policresto, de un espectro tan
amplio que supera con creces los mejores
remedios en uso. Podría decir que casi todos
los síntomas que Hahnemann atribuye a la
Psora se encuentran cubiertos por el
medicamento, no en vano ha podido gatillar
un camino curativo en todos los pacientes
que lo han recibido, sin excepción…Y, claro, si
actúa como órgano - isoterápico,
desintoxicando el LEC...
¿Es por eso, o por los numerosos policrestos homeopáticos que contiene? ¿Cómo puede saberlo? Es cierto, el agua de mar contiene muchos
medicamentos disueltos, están los Natrum,
los Kali, las Calcáreas, las Magnesias, Silicea,
Sulphur, la totalidad de las sales de Schüssler,
oligolementos, gases disueltos….Podría pensarse que entre todos ellos bien podría
encontrarse un Similimum para la mayoría de
los pacientes. Eso tendría validez si se
dinamizara cada uno de estos componentes
por separado. Pero el hecho es que
potentizamos el conjunto, Aqua Marina como
un solo todo, y bien se sabe que en los
niveles cuánticos el todo no es igual a la suma
de sus partes. Si bien tiene muchos síntomas
que corresponden a alguno o varios de sus
constituyentes, lo que dinamizamos es la
combinación, una entidad aparte, distinta.
Y como ésta es idéntica al LEC, podemos
suponer que actúa sobre él con una forma de
similitud situada en algún punto entre la
isopatía, la organoterapia y la teoría de las
signaturas. Por ahora, descontamos la
homeopatía – similitud sintomática - por la
escasez actual de patogenesias suficientes,
pero estoy seguro de que, una vez que las
haya, se perfilará como el más amplio de los
policrestos homeopáticos.
- Ud. dice que todos los pacientes tratados, sin excepción, se han encaminado en una dirección curativa. ¿Qué criterios ha empleado para evaluar los resultados?
- Tratándose de algo tan serio y que puede
traer tantas repercusiones para la
homeopatía y la medicina del futuro, hemos
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sido particularmente rigurosos en la
interpretación de las Leyes de Curación. El
criterio de Hering sería el más básico, pero
sus principios aplicados al caso concreto
suelen resultar vagos y frecuentemente
entran en conflicto unos con otros. De modo
que hemos recurrido, además, a otros más
estrictos. Consideramos la teoría
embriológica del Dr. Prafull Vijayakar, que
estudié con él en India, y que también se
relaciona con los postulados del Dr. H. H.
Reckeweg, el fundador de la
Homotoxicología, en Alemania. En ambas se
exige que el proceso patológico se vaya
superficializando y eliminando en el mismo
sentido del desarrollo embriológico de
órganos y tejidos, así como del miasma más
destructivo al menos. Nuestros colegas
argentinos y uruguayos, por su parte,
agregaron las consideraciones sobre los
niveles de salud del Dr. G. Vithoulkas,
basadas en la capacidad del paciente para
hacer cuadros inflamatorios febriles agudos.
Sólo después de verificar el cumplimiento de
todos estos criterios de seguimiento, nos
hemos atrevido a afirmar que la totalidad de
los pacientes inicia un camino curativo, no
supresivo, tras la toma de Aqua Marina.
Camino que puede ser largo o corto,
dependiendo de muchos factores, poco
importa. Lo que interesa es que la dirección
del cambio se da en el sentido de la sanación
global, trastornos parciales o “enfermedades” incluidas. Es decir, el remedio se comporta
como un verdadero Similimum, pero el
mismo para todos.
Suena como si se tratara de una panacea universal…
En ningún caso. Panakos - “remedio para
todo”, según la etimología, implicaría que no
hay límites. Y los hay. De partida, la lesión
orgánica irreversible sigue siendo eso -
incurable.
Sin embargo, en todas las demás situaciones -
trastornos funcionales, síquicos,
inflamatorios, autoinmunes, neoplásicos,
infecciosos - hemos visto que se instala una
evolución en sentido curativo al dar Aqua
Marina en E. Lo hemos comprobado en
patologías graves, como SIDA, cáncer
metastásico - (si, disminuyen las
metástasis!!!)- , lupus, esquizofrenia… y cada vez nos asombramos más de los resultados.
Ahora, hay que considerar que la curación se
lleva a cabo “a la manera homeopática”. Es
decir, hay agravación inicial y retorno de
síntomas antiguos suprimidos. No una
desaparición inmediata de toda molestia, sin
más ni más, que es lo que se entiende por
“Panacea”. En pacientes gravemente
comprometidos pueden darse evoluciones
tortuosas, que, felizmente, alivian con una
potencia más alta, lo que vuelve a ratificar al
Maestro Hahnemann.
La exacerbación y el retorno de síntomas los
comprobamos asimismo en los exámenes de
laboratorio – ahí tenemos una prueba “dura” de que Aqua Marina funciona, y también
vemos cómo lo hace, de acuerdo con las
leyes. Por ejemplo, un paciente con
dislipidemia en un comienzo tendrá un
aumento del Colesterol LDL y descenso del
HDL - agravación- y, a medida que progresa el
tratamiento, las cifras evolucionarán hacia lo
normal…Es notable como hemos visto aumentar el HDL en todos los enfermos…. Bueno, es un ejemplo de tantos…
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Los pacientes con muchas supresiones alopáticas previas ¿no presentan un límite, una barrera a la curación? En absoluto. Pueden estar más desvitalizados,
sea por las drogas - corticoides, sicofármacos,
citostáticos…- o por la patología de base que
las ha indicado, pero responden igual al Aqua
Marina. A lo más, podría requerirse potencias
más elevadas, porque el paciente está
desmejorado en su reactividad…
Por lo visto, Aqua Marina es un medicamento maravilloso, destinado a revolucionar a la Homeopatía. Debe sentirse muy feliz de haberlo inventado… Yo no he “inventado” el Agua Marina… Aqua Marina me inventó a mí, a todos nosotros. De
ahí venimos, de eso estamos hechos…
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Glaciar Pio XI (o Brüggen), el más largo del hemisferio sur fuera de la Antártida Se encuentra en la zona austral de Chile, en la región de Magallanes. Tiene una superficie de 1.265
km2 y es el más grande del conjunto de glaciares Campo del Hielo Sur.
Recibe también el nombre en honor al geólogo alemán Johannes Otto Brüggen Messtorff (1887-
1953). Desde su llegada a Chile en 1911, este estudioso realizó una intensa labor de investigación
en geología y docencia a lo largo de toda su vida. Fue fundador del Instituto de Geología de la
Universidad de Chile.