entrenando a los cazadores de microbios de la república ... · medios para combatir la enfermedad....

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http://www.historiacienciaytecnologia.com Quipu, vo l. 13, núm. 2 mayo-agosto de 2000, pp. 225-241. Entrenando a los cazadores de microbios de la república: la domesticación de la microbiología en México Summary JUAN JOSÉ SALDAÑA* NATALIA PRIEGO** The professional and social reception of scienti:fi c paradigms has become an important su bject matter in order to understand science as "situated science". Microbiology is an interesting case for this because in the XIXth Century several countries domesticated it without following a single pattem. However Microbiology as part of the education of physicians took place after a long period of absorption by medical and scientific local communities, typically until the second decade of the XXth Century. This article deals with the case of Mexico in which the teaching of Bacteriology in the Medica! School ongo- ing very early in 1888. This distinctiveness can be explained trough several social and scienti :fic particulars such as the scientific modemization launched since 1867 (new scientific institutions of research and improvement of sci- ence teaching); the development of an ideology deeply based on science's achievements and methods; the absence of practica! applications (in therapy or diagnosis) of Microbiology among others. But it remains that in a differ- ent way to industrialized countries in Mexico this paradigm was not used for research and development in agriculture, industry or sanitation. Science by its own sake gives the impression that it was the objective of its teaching. E 1 tema de la domesticación del paradigma microbiológico en diferentes lo- calidades ha sido tratado en la literatura especializada, 1 analizándose, pre- l. Bruno Latour, Les mi crobes, guerre et paix, Métailié, París, 1984; Claire SaJomon-Bayet, Pasteur et la révolution pastorienne, Payot, París, 1986; Anne Marie Moulin, Bacteriological Research and Medical * Universidad Nacional Autónoma de México. Facultad de Filosofía y Letras, Programa de Apoyo a Proyectos de Invest igación e Innovación Tecnológica de la UNAM. Proyecto núm. IN308399. ** Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco. [225]

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Quipu, vol. 13, núm. 2 mayo-agosto de 2000, pp. 225-241.

Entrenando a los cazadores de microbios de la república: la domesticación de la

microbiología en México

Summary

JUAN JOSÉ SALDAÑA* NATALIA PRIEGO**

The professional and social reception of scienti:fic paradigms has become an important subject matter in order to understand science as "situated science". Microbiology is an interesting case for this because in the XIXth Century several countries domesticated it without following a single pattem. However Microbiology as part of the education of physicians took place after a long period of absorption by medical and scientific local communities, typically until the second decade of the XXth Century. This article deals with the case of Mexico in which the teaching of Bacteriology in the Medica! School ongo­ing very early in 1888. This distinctiveness can be explained trough several social and scienti:fic particulars such as the scientific modemization launched since 1867 (new scientific institutions of research and improvement of sci­ence teaching); the development of an ideology deeply based on science's achievements and methods; the absence of practica! applications (in therapy or diagnosis) of Microbiology among others. But it remains that in a differ­ent way to industrialized countries in Mexico this paradigm was not used for research and development in agriculture, industry or sanitation. Science by its own sake gives the impression that it was the objective of its teaching.

E 1 tema de la domesticación del paradigma microbiológico en diferentes lo­calidades ha sido tratado en la literatura especializada, 1 analizándose, pre-

l. Bruno Latour, Les microbes, guerre et paix, Métailié, París, 1984; Claire SaJomon-Bayet, Pasteur et la révolution pastorienne, Payot, París, 1986; Anne Marie Moulin, Bacteriological Research and Medical

* Universidad Nacional Autónoma de México. Facultad de Filosofía y Letras, Programa de Apoyo a Proyectos de Investigación e Innovación Tecnológica de la UNAM. Proyecto núm. IN308399.

** Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco.

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ferentemente, el impacto que tuvieron las ideas pasteurianas en el área médica. También se ha señalado que en este campo la incorporación del saber microbio­lógico a finales del siglo XIX conoció limitaciones derivadas del carácter pro­pio de la nueva ciencia, es decir, el ser una "ciencia basada en el laboratorio". A los médicos no les servía de mucho que Koch hubiera demostrado que la tuber­culosis y el anthrax era causada por una bacteria específica2 si se carecía de los medios para combatir la enfermedad.

En estricto sentido, en el siglo XIX el desarrollo de la microbiología no se dio en el área médica sino únicamente de manera tangencial. Aún en Francia, de acuerdo con Moulin, la microbiología, como eje principal de la investigación en virología y fisiología microbiana, constituía la tarea llevada a cabo solamente por el Instituto Pasteur y aunque algunos especialistas franceses en anatomía patológica, patología experimental, patología comparada e higiene, o inclusive en zoología, intentaron explicar la patogénesis de la enfermedad pero termina­rían por pensar, como señaló Bouchard, que no conespondía al médico dar cuenta de las condiciones que hacen posible el crecimiento del microbio.3 Esa era tarea del científico, por más que el estudiante de medicina requiriera estar informado de los avances más recientes de la investigación. Sin embargo, es de notarse que en Francia la microbiología entró a formar parte del curriculum médico hasta pasada la Primera Guerra Mundial.4

La microbiología se enseñaba desde 1889 en el Instituto Pasteur en el curso que impartían Roux, Metchnikof y Duclaux sin ningún requisito académico a todo tipo de personas interesadas en la nueva ciencia. Roux afirmaba que tan sólo se tomaban en cuenta los servicios que los estudiantes pudieran prestar a la promoción de la producción científica. De esta manera, los médicos trataban con pacientes individuales y los científicos "pasteurianos", en cambio, con in­vestigaciones epidemiológicas, estrategias de inmunización y con una cierta ingeniería social de las enfermedades.

Por otra parte, en el Instituto Pasteur estaban interesados también en la pro­ducción industrial de sueros y vacunas como las de la rabia y la viruela, y en hacer investigación de laboratorio sobre la industria de la seda, vino, cerveza y otras que proporcionarían un bienestar público. También desde 1889 el instituto creó filiales en las colonias francesas. De esta manera discípulos de Pasteur fueron enviados a Saigón, Hanoi, Hué, Bangkok, Phnom Penh, en Asia. En Africa

Practice in and out of the Pastorian School, French Medica! Culture in the Nineteenth Cenntry, Edited by Ann La Berge and Mordechai Feingold, Rodopi, Amterdam-Atlanta, 1994, pp. 327-349; Denis Goulet, "Entre les miasmas et les germes. L' impact de la bacteriologie sur la pratique medicale en territoire canadien 1870-1930", Manguinhos (História, Ciencias, Satíde), vol. 1, núm. 2, pp. 20-38.

2. Hubert A. Lechevalier and Morris Solotorovsky, Three Centuries of Microbiology, MacGraw-Hill, New York, 1965, p. 120.

3. Citado por A. M. Moulin , Op. cit. , p. 332. 4. !bid., p. 338.

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Lc1 domesticación de la microbiología en México 227

se establecieron en Dakar, Kindia, Brazzaville, Madagascar, Isla Mauricio, e igualmente en Martinica, Guinea y Nueva Caledonia. Con ello el imperialismo francés pudo también ocuparse de temas de interés local y no únicamente euro­peos como la leishmanisis, el tifo extantemático, el paludismo, la fiebre amari­lla, la peste bubónica y el mal del sueño, entre otras enfermedades que represen­taban un obstáculo para la colonización francesa.

También en países independientes se crearon institutos similares, como en los casos en las ciudades de Constantinopla en 1893, El Cairo y Atenas en 1920, y en Teherán y Tirana en 1921.5

En América Latina, en Brasil, se creó en 1888 un instituto para preparar la vacuna antirrábica con conexiones con el de París creado el mismo año; en 1892 _ se creó un Instituto Bacteriológico para el estudio de enfermedades humanas y animales, y en 1899 un laboratorio (el de Butantá) para la fabricación de sueros. En 1899 se creó otro análogo, el Instituto Soroterápico en Rio de Janeiro, a cargo del médico Oswaldo Cruz, el cual se convertiría más tarde en una reputa­da institución privada de investigación y docencia en ciencias biomédicas, el Instituto "Oswaldo Cruz". 6 A principios del siglo XX se crearon también el Instituto Pasteur de Caracas (de carácter privado) y el Instituto Bacterioló­gico de México en 1905, ambos dedicados principalmente a la fabricación de sueros.7

En el estudio llevado a cabo por Goulet sobre el caso canadiense, se muestra un patrón diferente de asimilación del paradigma bacteriológico en Canadá por parte de los médicos al finalizar el siglo XIX. Este consistió en transitar del uso de antisépticos en la práctica quirúrgica a la utilización de los antisépticos en una cirugía antiséptica rigurosa (listerismo ), fundada en las tesis bacteriológicas. Los "vectores" de transmisión de la revolución pasteuriana fueron jóvenes ciru­janos y médicos que recibieron su entrenamiento en el Instituto Pasteur sobre las teorías y métodos bacteriológicos entre 1894 y 1910,8 y la creación de cáte­dras autónomas de bacteriología en las facultades de medicina tuvo lugar hasta el decenio de 1910.9 Además la mayor parte de los titulares de dichas cátedras consideraban a la bacteriología "davantage comme une technique que comme un champ de recherche". 10

5. Calmette, A., "L'Institut Pasteur 1888-1923", en Livre d 'or de la commémoration nationale du centenaire de la naissance de Pasreur célebrée du 24 au 31mai, Imprimerie Nationale. París , 1928.

6. Benchimol, Jaime L. , Manguinhos, do sonho a vida, Fiocruz, 1990. 7. Briceño Iragorry, L., "Instituto Pasteur de Caracas", Gaceta Médica de Caracas, 88, pp. 331-335:

Gerardo Varela, "Instituto Bacteriológico y su sucesor el Instituto de Higiene", Anales de la Sociedad Mexi­cana de Historia de la Ciencia y de la Tecnolog ía , 1(1969), pp. 97- 104.

8. D. Goulet, Op. cit. , p. 35. 9. !bid, p. 36. lO.lbidem.

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El caso de la enseñanza de la bacteriología en México a partir de 1888, del que nos ocuparemos en este artículo, nos parece que correspondió a una moda­lidad de asimilación diferente del paradigma microbiológico, apoyada por la ideología cientificista dominante desde la reforma educativa y de la organiza­ción de la ciencia que tuvo lugar a partir del año de 1867. Al igual que en Cana­dá, Brasil y Venezuela la producción de sueros y vacunas se produjo en México desde una época temprana merced a los contactos personales que tuvieron mé­dicos mexicanos con Pasteur y sus discípulos, así como por el conocimiento que adquirieron de los métodos antisépticos de Lister. Pero fue la ideología cientificista promovida intensivamente en México desde la restauración de la República en 1867 por los liberales 11 la que condujo a la enseñanza de la bacte­riología a los médicos antes que en otros países incluyendo a Francia, hecho que exhibe una singularidad digna de atención.

En efecto, en México, a partir de 1867, los jóvenes que aspiraban a realizar todo tipo de estudios profesionales durante tres años estuvieron obligados a cursar la enseñanza pre-universitaria (llamada "preparatoria"), en la cual se enfatizaba el aprendizaje de las ciencias experimentales en tanto que fundamen­to de su educación de acuerdo con las ideas positivistas entonces corrientes en México. Para los años ochenta, era natural entonces que a los médicos producto de este nuevo modelo educativo les entusiasmara la novísima ciencia de la mi­crobiología aunque, de hecho, poco les sirviera en su práctica profesional. Ello haría que la enseñanza de la bacteriología a los médicos asumiera un papel no únicamente de aprendizaje de la profilaxis, el diagnóstico y la terapéutica que se desprendían del nuevo paradigma, sino de fundamento verdaderamente científi­co para su profesión y, a cierto plazo, de mecanismo para conseguir la autono­mía de la nueva ciencia. 12

En este proceso se pueden distinguir varias fases, la primera de las cuales fue de aclimatación de la teoría de los gérmenes. El primero en utilizar en Méxi­co el método antiséptico de Lister en las curaciones de heridas y operaciones quirúrgicas fue el oftalmólogo Ricardo Vértiz hacia el año de 1878 en el Hospi­tal Juárez de la ciudad de México, en el que era profesor de Clínica. Pero, ade­más, ante la carencia de los útiles y productos antisépticos necesarios, V értiz hizo modificaciones al método listeriano particularmente en lo que se refiere a

11. Véanse: J. J. Saldaña y L. F. Azuela, "De amateurs a profesionales. Las sociedades científicas en México en el siglo XIX", Quipu, Revista Latinoamericana de Historia de las Ciencias y la Tecnología, vol. ll, núm. 2; y J. J. Saldaña y Consuelo Cuevas, "La invención en México de la investigación científica profesional", Quipu, vol. 11, núm. 3.

12. Esto se llegó a conseguir luego de un proceso llevado a cabo durante varias décadas por varias generaciones de profesionales del área de la salud, y atravesado por acontecimientos históricos mayores como fueron la caída del régimen dictatorial de Porfrrio Díaz, la Revolución Mexicana y el gobierno pro­socialista del Lázaro Cárdenas, a pesar de haber tenido el inicio promisorio que aquí referimos. Véase: Natalia Priego Martínez, La introducción de la microbiología en México, Tesis de Maestría en Historia (Asesor: Juan José Saldaña), Facultad de Filosofía y Letras, UNAM, 2000.

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los apósitos. Pronto ellisterismo se generalizó y en los hospitales de la ciudad de México su uso fue corriente. 13

Sin embargo, en el resto del país, no se consiguió una aceptación tan rápida dellisterismo. Nicolás León da testimonio de que hacia 1884 la obstetricia en Michoacán era "lo más desaseado que yo he conocido", y que "Mi buen maestro [el doctor Ignacio Torres], por su raquítico físico y sus achaques habituales, huía del agua, así es que no digo de la antisepsia pero ni la asepsia practicaba con sus clientes." " ... volvían letra muerta los descubrimientos de Pasteur y las prácticas Listerianas." 14

Pero, el mismo León, señala que hacia 1894, en la región de Michoacán "La asepsia y aún la antisepsia, ya la practican las parteras."15 Y en la ciudad de Puebla, en 1895, la Comisión de Salubridad considera inapropiado "que se obli­gue á los dentistas á desinfectar sus instrumentos" porque " ... al recibir su título saben ya los deberes que contraen siendo uno de ellos la desinfección de los instrumentos ... " 16 Por lo que la comunidad médica por esos años, habría que concluir, ya había asimilado e integrado a sus prácticas profesionales la teoría de los gérmenes y la técnica de la profilaxis.

En una segunda fase se produjo investigación bacteriológica experimental en forma individualizada, la cual tuvo un exponente destacado con el doctor Manuel Carmona y Valle y sus trabajos sobre la fiebre amarilla. El doctor Carmona hizo estudios en Francia en la década de los cincuenta y obtuvo una formación en fisiología en el Colegio de Francia con Brown Sequard. En 1881, dice Flores, "siguiendo las huellas de los sabios que actualmente estudian en Europa con grande ahínco, el origen de las enfermedades contagiosas Pasteur, Tyndall, Davaine, Miquel, Koch, etc ... " 17 emprendió estudios para conocer la etiología de la fiebre amarilla, mediante el cultivo y la clasificación del hongo Peronospora lutea, y para encontrar la vacuna que permitiera su prevención. El 20 de junio de dicho año comunicó sus resultados a la Academia de Medicina, la cual los recibió con frialdad. No aconteció lo mismo en otros países en donde investigadores como Freyre en Brasil y Girard en Panamá siguieron iguales estudios. Los resultados de Carmona se publicaron en Francia y fueron conoci-

13. Es una fortuna contar con la obra pionera de historia de la medicina mexicana escrita y publicada entre los años de constitución de la microbiología, pues su autor, el doctor Francisco Flores, fue un testigo directo de los acontecimientos relacionados con la introducción de este paradigma, particularmente en lo relacionado con la medicina humana: Francisco A. Flores, Historia de la medicina en México, desde la época de los indios hasta la presente, 3 tomos, México, 1886-1888, tomo lll, pp. 570-572.

14. Nicolás León, La escuela de mediciM en Michoacán, México, 1910, en Nicolás León, Historia. de la Medicina en Michoacán , Biblioteca de Científicos Nicolaftas, Centro de Estudios Nicolaftas, Morelia, 1984, p. 187.

15. /bid. , p. 193 16. Jesús M. de la Fuente, Efemérides sanitarias de la ciudad de Puebla 1910, edición facsimilar,

Universidad de Puebla, Puebla, 1999, p. 150. 17. F. Flores, Op. cit, p. 590.

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dos y apreciados en diferentes países por introducir la noción de microbios en la patogénesis de la enfermedad. Estos estudios fueron también enjuiciados seve­ramente, así como la vacuna obtenida a partir de la orina de los enfermos y que era aplicada a ellos mismos. Para 1888 Flores señalaba que sobre los estudios de Carmona "todavía nada se puede concluir."18 Y si bien es verdad que la etio­logía de la fiebre amarilla así como el vector de transmisión de la enfermedad solamente quedaron establecidos con los trabajos del cubano Finlay a princi­pios del siglo XX, los estudios de Carmona y Valle expresan la aparición en México del afán investigador en microbiología al comenzar la década de los años ochenta, basándose ya en la noción de un origen bacteriano de la fiebre amarilla.

La tercera fase condujo en la enseñanza formal de la microbiología en Méxi­co. Nos referiremos en primer lugar a los acontecimientos que aceleraron el proceso y dieron lugar a su institucionalización. El8 de marzo de 1886 el emba­jador de México en Francia comunicó al Secretario de Relaciones Exteriores de México que el mes anterior "el señor Pasteur ha leído a la Academia de Ciencias el resultado de sus experiencias sobre la inoculación del virus rábico atenuado como método profiláctico contra la rabia." Igualmente informó que

M. De Freycinet, presidente del Consejo de Ministros, prometió en nombre del gobierno que Mr. Pasteur tendría los elementos necesarios para establecer perma­nentemente un establecimiento de inoculación rábica como método profiláctico, establecimiento en el que podrá además poner al corriente de sus procedimientos a los médicos que el Gobierno francés o los gobiernos extranjeros tengan a bien co­misionar para hacer estudios especiales sobre este particular.19

En la correspondencia diplomática de los meses que siguieron son frecuen­tes Ias noticias que se transmiten a México sobre las actividades de Pasteur como, por ejemplo, los debates a que dieron lugar sus teorías y experimentos. El 22 de enero de 1887, se propone inclusive que el Dr. José Ramos, residente en París, hiciera un estudio en el laboratorio de Pasteur para luego fundar en Méxi­co un establecimiento semejante. A esta propuesta el Ministerio respondió que "En México se tiene lo necesario para crear un laboratorio y nos es conocido el método del doctor Pasteur; el gobierno no cree conveniente hacer el nombra­miento a favor del doctor Ramos."20

El mismo año, el 9 de julio, se comunicaba a la embajada que el doctor Eduardo Liceaga, comisionado especial de la Secretaría de Gobernación iría a Europa para hacer estudios sobre higiene pública (era el Presidente del Consejo

18. Op. cit., p. 591. 19. Secretaría de Relaciones Exteriores, Archivo de Historia Diplomática, legajo 17, expediente 3 (Infor­

mes sobre diversas cuestiones y estudios relativos a cárceles, hospitales y vacuna antinábica 1886-1887). 20. !bid., exp. 240.

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Superior de Salubridad) y se solicitaba que se le apoyara. En noviembre se trans­mitió a la embajada que el doctor Liceaga desearía tener permiso para visitar el laboratorio municipal de París, los sistemas de utilización de los desechos de la ciudad y la manera como se procura evitar el desarrollo y la propagación de las enfermedades infecciosas, y "visitar el laboratorio del señor Pasteur." Final­mente, R. Fernández de la legación mexicana escribió a Pasteur el 7 de octubre para pedirle autorización para que el doctor Liceaga "pueda estudiar en su labo­ratorio y con la ayuda de sus consejos, los métodos profilácticos y en particular las inoculaciones antirrábicas." El día 12 Pasteur en su respuesta dice que el doctor Liceaga podrá presentarse en su laboratorio cuando lo desee ya que las inoculaciones preventivas de la rabia se hacen todos los días.21 Como resultado de esta visita de Liceaga en México se incrementó el interés por la nueva ciencia y por su institucionalización, de tal manera que el mismo Pasteur, dos años después, expresa su satisfacción por el resultado obtenido por el Instituto Antirrábico establecido por Liceaga en México.

La enseñanza de la bacteriología

La Escuela de Medicina

E n 1886, en la Escuela de Medicina, si bien la bacteriología no se contaba entre sus cátedras, ya existía interés por los descubrimientos de Louis Pasteur,

como lo indica la carta dirigida al director de la Escuela de Medicina, por parte del Secretario de Instrucción Pública,22 en la que se acusa recibo, con fecha 27 de marzo del mismo año, del "informe rendido por esa dirección ( ... ) relativo al sistema del doctor Pasteur para curar la hidrofobia."

En 1888, como antes señalamos, el médico mexicano Eduardo Liceaga (1839-1920), director del Consejo Superior de Salubridad,23 realizó un viaje a Europa durante el cual estudió los diferentes métodos utilizados para el trans­porte y procesamiento de los desechos en las grandes ciudades, además de que asistió al Congreso Internacional de Higiene, en Viena y visitó el Instituto Pasteur. Mediante una recomendación de Emile Roux, colaborador cercano de Luis Pasteur y director del instituto del mismo nombre, fue autorizado "para asistir a

21. !bid. , legajo 19, exp. l. 22. Archivo Histórico de la Escuela Nacional de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de

México (en lo sucesivo AHENM-UNAM), leg. 152, exp. 22, fo. 1, 1887. 23. Sobre esta institución y su importante labor higienista véase Fernando Martínez Cortés y Xóchitl

Martínez, Del Consejo Superior de Salubridad al Consejo de Salubridad General, SmithKline Beecbamp/ Casa de vacunas, México, 2000, pp. 33-42 y 69-71; Fernando Martínez Cortés, De los Miasmas y Efluvios al Descubrimiento de las Bacterias Patóget10s. Los Primeros Cincuenta Años del Consejo Superior de Salu­bridad, Consejo Superior de Salubridad General, México, 1998, pp. 53-57.

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la práctica de las inoculaciones antirrábicas y seguir paso a paso y durante mu­chas semanas la técnica de esas inoculaciones antirrábicas'', 24 hasta dominarlas convenientemente, además de que solicitó un cerebro de conejo inoculado con el virus rábico, mismo que trajo a México y con el que dio inicio a la vacunación contra esta enfermedad en suelo nacional.

A su regreso de Europa, Liceaga instaló, en el edificio del consejo, un labo­ratorio en el que se produjo y aplicó la vacuna antirrábica, según el método de Pasteur, la que se sumó a la vacuna antivariolosa, que ya se producía con ante­rioridad.

Uno de los bastiones principales para la modernización de la ciencia fue la Escuela,de Medicina que, a petición del Presidente de la República Porfirio Díaz y con el doctor Manuel Carmona y Valle (1832-1902) a la cabeza, en su papel de director, emprendió una reforma completa al plan de estudios25 que llevó a la integración de, por lo menos, una nueva materia de estudio: la bacte­riología.

En este momento, había pasado suficiente tiempo para que los egresados de la Escuela Nacional Preparatoria (creada en 1868), hubieran culminado sus es­tudios profesionales y se integraran a las instituciones de enseñanza y a las asociaciones científicas, imbuyéndolas de los principios positivistas y del inte­rés por la ciencia experimental. La Escuela de Medicina no era la excepción, tanto su director como sus profesores se encontraron en este caso, como vere­mos a continuación:

El14 de febrero de 1888 Porfirio Díaz, a través del Despacho de Justicia e Instrucción Pública, en documento dirigido al Director de la Escuela de Medici­na (Manuel Carmona y Valle), comunicó que "se aprueba la impartición de la cátedra de bacteriología",26 que quedó a cargo del doctor Angel Gaviño Iglesias (1855-1921 ), a partir del 27 de febrero del mismo año. En un documento poste­rior, el doctor Luis E. Ruíz (1857-1914), secretario de la escuela anunció que "Desde el próximo lunes 27 del presente principiará el Dr. Angel Gaviño a dar la Clase de Bacteriología, a las 4 V:z de la tarde; y en lo sucesivo, a esa misma hora, los lunes, miércoles y viemes."27

El doctor Gaviño nació en la ciudad de México, en 185528 y murió en 1921. Recibió su título de médico cirujano en el Colegio de Medicina en 1880 en pleno auge de las ideas positivistas en las instituciones de enseñanza. 29 Sin em­bargo, en su tesis profesional, titulada "El Aluminio y las Sales de Aluminio",

24. Eduardo Liceaga, Mis Recuerdos de Otros Tiempos, Arr. Prel. y notas del doctor Francisco Femández del Castillo, Talleres Gráficos de la Nación, México, sin año, 277 pp.

25. AJ{E~-~~. leg. 152, exp. 24, 1887. 26. AHENM-UNAM, leg. 173, ex p. 1, fo. 5, 1888. 27. AHENM-UN~. leg. 260, exp. 13, fo. 7, 1888. 28. Diccionario P(múa, Historia, Biografía y Geografta de México, Porrúa, 6". Ed., 1995, p. 1428. 29. AHENM-UNAM, exp. 19, leg. 49, tomo 6, fo. 5, 1880.

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La domesticación de la microbiología en México 233

Gaviño escribió bajo una óptica muy lejana del concepto de infección. Más bien planteó un concepto de enfermedad proveniente de la teoría de la Flegmasía, defendida por el médico francés Broussais30 desde principios del siglo XIX.

Este hecho es indicador de que la adopción de bacteriología, en el caso particular de Gaviño, se produjo en los años posteriores a su titulación como médico y que no formó parte de la preparación científica que ofrecía la escuela en sus años de estudiante, a cargo de médicos prestigiados como Eduardo Liceaga (1839-1920), Ricardo Vértiz (1848-1888) y Luis E. Ruiz (1857-1914).

Eduardo Liceaga fue maestro de Gaviño y era, como ya se ha dicho, desde 1885 director del Consejo Superior de Salubridad y gran impulsor de la salubri­dad pública, además de que visitó el Instituto Pasteur de Francia y, como se ha mencionado también, se disponía a producir la vacuna contra la rabia en Méxi­co; por lo que, podemos suponer, la iniciativa de una cátedra de bacteriología debió contar con su apoyo.

Como elemento de precisión sobre las inclinaciones ideológico-científicas de Gaviño, es necesario mencionar que fue miembro de la Sociedad Metodófila Gabino BaJ.Teda, por lo que es mayormente comprensible su forma de abordar la enseñanza de la ciencia médica, ya que el programa de la clase de bacteriolo­gia31 presentado por él, en 1888, contó con elementos importantes, que denotan gran interés por una enseñanza de la ciencia, con carácter marcadamente positi­vista, como puede apreciarse en el párrafo introductorio que aclara: "Esta cáte­dra será teórico-práctica; pero se pondrá especial cuidado en todo lo relativo a la investigación y estudio de los microorganismos procurando que todo principio teórico sea demostrado y confirmado por una práctica rigurosa y precisa". 32

El curso se encontraba dividido en tres secciones: a) Instrumentos de ópti­ca y aparatos necesarios para el estudio de los microorganismos; b) Métodos de cultivo e investigación de las bacterias y, e) Estudio teórico-práctico de las prin­cipales formas parasitarias

Dentro de los temas comprendidos en la primera sección, a manera de pre­sentación general del curso, se discutió la teoría de la generación espontánea. Se expusieron los elementos aportados por Pasteur para ser descartada y los de sus detractores.

En este punto conviene resaltar el hecho de que el doctor Angel Gaviño, al proponer la instauración de una cátedra de bacteriología la consideró ya no como un conocimiento general, útil en el control de epidemias, sino como una materia de estudio particular, con una metodología propia, que obligaba a su impartición como una ciencia individual, aunque complementaria a la formación médica.

30. Véase Francois Josepb Broussais, (1772-1838) Exposition Critique de la Doctrine Medica/e, 11 T., Masson, Paris.

31. Loe. cit. 32. Loe. cit.

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La nueva ciencia debió desarrollar también, sus utensilios y aparatos nece­sarios para la investigación, adaptando unos y fabricando otros, según sus pro­pias necesidades, lo que dio origen, a la emergencia de una industria transnacional de fabricación y venta de utensilios y aparatos cada vez más sofisticados, como es el caso de las casas Stanhope y Chevalier. 33 Pero, en sus inicios, fue necesario que cada científico hiciera uso de su creatividad, no sólo para diseñar los expe­timentos sino también para crear los aparatos que le permitieran llevarlos a cabo. El caso mexicano no es la excepción, por lo que en el programa que nos ocupa, otro aspecto importante dentro del primer punto fue la fabricación y adaptación del material de vidrio necesario.

En el mismo programa, se puso énfasis en el aprendizaje del manejo del microscopio y, en general, del equipo para el estudio de los microorganismos. Se realizaron también micrografías, mediciones, descripciones morfológicas y ensayos de clasificación de las bacterias estudiadas. Ello resulta particularmen­te interesante ya que, si bien el programa de bacteriología, en general, estuvo orientado hacia la manera de trabajar francesa, la técnica para realizar micro­grafías fue originalmente desarrollada por el científico alemán Roberto Koch quien, entre sus aportaciones, cuenta el hecho de que logró adaptar por primera vez una cámara fotográfica a un microscopio para fotogra..fiar sus trabajos. 34

En el programa de Gaviño35 la clasificación de las bacterias se abordó desde un punto de vista general, se les clasificó como patógenas y saprógenas, es decir, las que producen enfermedades y las que participan en los procesos de putrefacción, en clara concordancia con las apreciaciones de Pasteur. Si bien la clasificación de bacterias se encontraba en ciernes, se ve influida de manera determinante, por la escuela de Koch pero matizada por la consideración de su participación en los procesos biológicos denominados enfermedad y fermenta­ción, que era uno de los lineamientos principales que orientaban los trabajos de Pasteur.

En la segunda sección se estudió principalmente la elaboración de métodos de cultivo de bacterias. Si bien es cierto que, tanto Pasteur como Koch habían realizado cultivos bacterianos en animales vivos, los métodos de cultivo artifi­ciales, como ya se ha dicho, fueron introducidos por Koch; estos fueron estudia­dos en la cátedra de Gaviño, además de la experimentación con animales vivos. En este programa no se reflejan las fuertes controversias existentes entre Pasteur y Koch, en Europa, ambas formas de hacer ciencia conviven, al menos en apa­riencia, de manera armónica. Gaviño tomó elementos de las dos y los presentó en un programa unificado

33. Ediciones PLM, Rejermed. Vademécum de Bolsillo, PLM, Méx.ico, 1997, 992 pp. 34. Nobel Foundation, Nobel Lecturers, Phisiology or Medicine 1901-1921, The Nobel Foundation,

1999, 3 .1 9 pp. 35. AHENM-UNAM, Jeg. 192, exp. 2, fo. 1-58, 1888.

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La domesticación de la microbiología en México 235

Por ejemplo, para identificar un cultivo de bacte1ias,36 cualquiera que sea el medio en que éstas se hayan desarrollado, es necesaria la utilización de coloran­tes, que fue utilizada inicialmente por Roberto Koch, en Alemania, quien em­pleaba azul de metileno en una solución alcalina para identificar el bacilo de la tuberculosis. Más tarde Ehrlich desarrolló un método, modificado por Weigert, que tiñe intensamente a los bacilos ácido-resistentes. Con esta tinción, el bacilo retiene un color, mientras el núcleo de las células del tejido, los componentes celulares necróticos y los gránulos de las células plasmáticas se tiñen de otro diferente. A partir de esas tinciones, algunos investigadores desarrollaron otros métodos para colorear algunas bacterias. Estos métodos eran parte de la catédra de Gaviño.37 También se realizaban cultivos y métodos de aislamiento y conser­vación de microorganismos en tejidos.

El papel bacteriano en los procesos fermentativos se estudió en el segundo punto de este apartado. Si bien no fue, como en el caso de Francia, un proceso del que dependieran aspectos importantes de la industria y de la econornia del país, sí se les confirió un papel dentro del plan de estudios, tal vez por la íntima relación entre los procesos fermentativos y los procesos de putrefacción, tan importantes estos últimos para prevenir la formación de focos de infección y la consecuente aparición de epidemias.

Como parte de las actividades señaladas en la tercera sección38 se practicó la inoculación de animales vivos, además de ensayar algunos procesos de ate­nuación para la preparación de vacunas. Este proceso reviste gran importancia porque fue la única forma posible de preparar vacunas en la época. Era necesa­rio haber identificado, sin lugar a dudas, el getmen a inocular, así como contar con un laboratorio con un equipo mínimo y dominar la técnica para realizar los diferentes pases de un animal a otro para conseguir la atenuación.

Por último, se analizó el papel de las bacterias en la clínica médica, la higie­ne personal y social, así como su papel en el medio ambiente.

Este punto estuvo directamente relacionado con un aspecto de la problemá­tica social del momento, ya que, como se ha mencionado, la higiene pública y personal, como puntos principales de prevención y erradicación de epidemias, fueron preocupación permanente de los gobiernos mexicanos, como lo demues­tra el hecho de haber realizado los dos primeros Congresos Médicos de la capi­tal,39 en 1876 y 1878, respectivamente (este último vio modificado su nombre por el de Congreso de Higiene e Intereses Profesionales), además del Congreso Nacional de Higiene, que se constituyó de manera permanente y del cual deri-

36. Para una descripción detallada de la forma de identificar bacterias por medio de tinciones ver: Davis Et. al. Tratado de Microbiología, 2• ed., México, 1978, 1559 pp.

37. AHENM-UNAM, Ieg. 192, exp. 2, fo. 1-58, 1888. 38. Loe. cit. 39. Eduardo Liceaga, Op. cit., pp. 171-276.

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varon iniciativas para legislar rubros importantes como la venta de bebidas y alimentos y el saneamiento de la vía pública. De esta manera, la inclusión del tema logró plantear a mediano plazo, la posibilidad de contar con profesionales de la salud, conocedores de los aspectos microbiológicos, en el combate de las enfermedades contagiosas.

Aun cuando la instauración de una cátedra de bacteriología en el plan de estudios de la carrera de medicina representa, sin lugar a dudas, un paso impor­tante en el proceso de institucionalización de la bacteriología, es necesario se­ñalar que este curso se realizó, en un principio, de manera un tanto marginal. Es decir, que solamente se impartían dos sesiones por semana y que como puede deducirse de los temas tratados, era de naturaleza más bien introductoda. N o puede pensarse que a partir de una única cátedra la práctica médica prevalecien­te se vería profundamente modificada, amén de las limitaciones técnicas que tenía la propia incorporación de la bacteriología a la medicina. Más bien se buscaba proporcionar al estudiante los elementos que daban un fundamento cien­tífico y moderno a su profesión.

En 1895, en la misma Escuela de Medicina, comenzó a impartirse una se­gunda cátedra de microbiología, a cargo del doctor José Gayón. Desconocemos las fechas de su nacimiento y muerte, pero se sabe que se graduó de médico en el Colegio de Medicina, en 1884, con una tesis acerca del cólera morbus.40

No se ha encontrado el programa inicialmente propuesto por el doctor Gayón para este año, sin embargo, en el de 190041 puede apreciarse que estuvo basado en el anteriormente desarrollado por Gaviño, aunque presentó algunas modifi­caciones como, por ejemplo, el cultivo de bacterias en medios artificiales sóli­dos y semisólidos. Se incluyó, asimismo, el estudio de "Instrumentos y aparatos para la investigación y cultivo de las bacterias ( ... ) esterilización, estufas, ter­morreguladores ... "42

En 1904 surgió, en la Escuela de Medicina también, la cátedra de Bacterio­logía Dental a cargo del doctor Octaviano González Fabela (1870-1928), médi­co cirujano, egresado de la Escuela Nacional de Medicina en septiembre de 1895,43 en cuyo examen participó el doctor Gaviño, en calidad de sinodal.

González Fabela desarrolló una tesis44 con el tema "La Seroterapia. Sus Fundamentos y Resultados", en la que puede apreciarse un profundo interés por el método de vacunación como medio para prevenir la propagación de las enfer­medades infecciosas de todo tipo y además introdujo, en la primera parte, la

40. AHENM-UNAM, leg. 52, exp. 38, fo. 2-3, 1866. 41. AHENM-UNAM, leg. 193, exp. 2, fo. 14, 1899. 42. Loe. cit. 43. AHENM-UNAM, exp. 90, leg. 61, tomo 10, fo. 73, 1890. 44. Octaviano GonzáJez y Fabela, La Seroterapia. Sus Fundamentos y sus Resultados, Tesis Profesio­

nal, Escuela Nacional de Medicina de México, 1895.

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La domesticación de la microbiología en México 237

noción de inmunidad y de virus, aunque no hay elementos para presumir que tenía clara la diferencia entre éstos últimos y el resto de los microorganismos, hecho muy común en la época.45 Puede interpretarse, en este trabajo, la concep­ción de la seroterapia como una forma de prevenir casi cualquier enfermedad infecciosa.

De esta manera, en el período comprendido entre 1904 y 1913 existieron, en la Escuela de Medicina, cinco cátedras de bacteriología, impartidas por An­gel Gaviño, Lorenzo Díaz, José Gayón y Octaviano González Fabela, además de la impartida, durante 1913, por el doctor Joseph Girard (1876-1916), bacte­riólogo francés, interno del Instituto Pasteur de París,46 quien fue contratado en México como subjefe del laboratorio del Instituto Bacteriológico Nacional des­de 190647 y que, durante su estancia en el país, contribuyó al estudio para la elaboración de sueros terapéuticos y vacunas. La duración obligatoria de su estancia en México originalmente debía ser de dos años, sin embargo fue pro­longada y, durante 1913, impartió la cátedra de bacteriología en la Escuela de Medicina, al lado de Gaviño, Gayón y González Fabela. Entre sus alumnos estuvo José López Velarde quien impartió, entre 1919 y 1923, la cátedra de microbiología en la misma institución.

El doctor Aniceto Ortega (1825-1875), quien también fue destacado músico y que, aliado de personajes como Antonio García Cubas (1832-1912) y Eduar­do Liceaga (1839-1920), formaron la Sociedad Filarmónica, antecedente del Conservatorio Nacional de Música, también participó impartiendo algunos cur­sos de bacteriología entre 1901 y 1912.48

En 1908, el doctor Francisco Paz impartió, por vez primera en la Escuela de Medicina, un curso que llevaba el nombre de microbiología, pero éste no tuvo continuidad y no fue sino hasta 1914, en que nuevamente el doctor Angel Gaviño, secundado, algunos años después, por Jesús López Velarde49 Aurelio de Avila, Luis Buhot, Ernesto Cervera, José López Vallejo50 y Pedro Pérez Grovas51 co­menzaron a impartir sus respectivas cátedras, con el mismo nombre. Es proba­ble que no todas las cátedras se impartieran al mismo tiempo, sino que en ausen­cia del titular, éste fuera sustituido, dado que la comunidad médica intervenía muy frecuentemente, en actividades de índole política y diplomática, además de realizar frecuentes viajes al extranjero.

45. En la época se llamaba virus a los "venenos" que eran capaces de atravesar las paredes de filtros de tejido muy cerrado. Davis, et al., Tratado de Microbiología, 23 ed., México, L 978, 1559 pp.

46. Archivo General de la Nación, Fondo Secretaría de Justicia e Instrucción Pública (en lo sucesivo AGN-FSJIP),vol. 139, exp. 1, fo. 11, 1906.

47. AGN-FSJIP,vol. 139, exp. 1, fo. 47, 1906. 48. AHENM-UNAM, leg. 266-2; leg. 188-2 y 204; leg. 109-3 y leg. 427-4-242. 49. Alumno de José Girard. AHENM-UNAM, leg. 280, exp. 2, fo. 18, 1913.

Alumno de Angel Gaviño. AHENM-UNAM, leg. 283, exp. 3, fo. 23, 1913. 50. Alumno de Angel Gaviño. AHENM-UNAM, leg. 284, exp. 8, fos. 7-8, 1912. 51. Alumno de Octaviano González Fabela. AHENM-UNAM, leg. 284, exp. 3, fo. 19, 1912.

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De cualquier manera, este hecho propició que entre los años 1912 y 1918 convivieran paralelamente, las cátedras de bacteriología y microbiología, aun­que era de esperarse que, al adoptarse el término genérico de microbiología, para describir el estudio de los seres microscópicos, la bacteriología como tér­mino acuñado para referirse a un grupo de ellos (las bacterias) dejaría de usarse

. / . como un smommo.

Entretanto, en 1911 y 1912, Ricardo Rode, quien fue alumno de José Gayón, en 1902,52 impartió, por primera vez, un curso de Bacteriología para Farmacia, del cual se encuentran registradas las listas de asistencia 53 y el programa, 54 que se desarrollaba en 70 sesiones y que abordó fundamentalmente tres temas gene-­rales: historia de la microbiología y la importancia de los procesos de esterili­zación y desinfección dentro de la farmacia. El segundo tema incluyó clasifica­ción, identificación y cultivo de los microbios y dentro del tercero y más amplio, se trataron los aspectos particulares de los diferentes procesos de esterilización y desinfección, tanto de los utensilios utilizados en farmacia, como de las ma­nos y de los lugares destinados a la realización de preparaciones farmacéuticas. También un segundo curso, en 1912, fue impartido por el doctor Alfonso Pruneda (1879-1957).55

Con las reformas promovidas por Eduardo Liceaga, nombrado director de la Escuela de Medicina en 1911, a la muerte de su médico personal y amigo, el doctor Manuel Carmona y Valle, el número de cursos de bacteriología que de­bían aprobar los futuros médicos pasó de dos a tres:

El catedrático de bacteriología dividirá también su labor entre los alumnos de tercer año; los de cuarto y los de quinto años. Los primeros ( ... ) aprenderán la historia natural de las bacterias (es decir, su posición taxonómica) y la técnica de la bacte­riología que más tarde no podrían ejercitar.

Los alumnos de cuarto año seguirán al profesor en las aplicaciones que haga de la bacteriología a la clínica; allí verán cómo ella sirve para confirmar su diagnósti­co, para aclarar otro, para decidir en última instancia entre dos enfermedades pare­cidas cuál de ellas es la que tiene a la vista. El mismo profesor puede enseñar a los alumnos de sexto año las aplicaciones de su ciencia a la higiene o iniciarlos en los problemas de la inmunidad, etc., los más elevados que la ciencia contempla ahora. 56

Paralelamente, el número de estudiantes que cursaban la materia creció; si bien en el año de 1900 existía un grupo de 48 estudiantes,57 para 1912 se con-

52. AHENM-UNAM, leg. 179, exp. 9, fo. 92, 1902. 53. AHENM-UNAM, leg. 284, exp. 15, fo . 5, 1912. 54. AHENM-UNAM, leg. 193, exp. 5, fos. 59-61, 1912. 55. AHENM-UNAM, leg. 193, cxp. 5, fo . 2-4, 1912. 56. Eduardo Liceaga, Op. cít., pp. 121-139. 57. AHENM-UNAM, leg. 176, exp. 8, fo. 59, 1900.

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La domesticación de la microbiologfa en México 239

taba en el primer año con un grupo de 73 estudiantes 58 y otro de 64,59 a cargo de José Gayón y un tercero con 59 estudiantes, 60 a cargo de Octaviano González Fabela.

En el programa de Microbiología para Farmacéuticos,61 presentado por Gaviño en 1917 se señalan como textos ''Elementos de Bacteriología por Dr. Roux de Lion; Estudio de las Fermentaciones, tomado del Manual de Microbio­logía de H. Dubuf y el Tratado de Esterilización de Girard."

Es necesario resaltar que, entre los iniciadores de nuevas cátedras en el ámbito de la medicina y en otros relacionados (odontología y farmacia) se encuentran médicos que tuvieron influencia de los pioneros de la microbiología en México, principalmente de Gaviño, Gayón y González Fabela.

Ninguno de los médicos mexicanos de la época escribió un libro destinado a servir como texto para la impartición de sus cátedras. Sin embargo, sí se cono­ce un buen número de publicaciones, pero con carácter diferente, más bien con la intención de dar a conocer sus estudios relacionados con las enfermedades corrientes en territmio nacional y la manera de prevenirlas; por ejemplo un artí­culo del doctor Gaviño, publicado en el Boletín del Instituto Patológico, titula­do "Sobre la demostración bacterioscópica del bacilo de Loffler en los produc­tos diftéricos y los cultivos en simbiosis"62 o "Las vacunas antipestosas de Haffkine y Besredka"63 y "Técnica bacteriológica. Cómo se practican las inocu­laciones del bacilo pestoso en el Instituto Patológico",6-' del doctor José Gayón quien, en 1891 publica, además, un trabajo titulado "Algunas consideraciones sobre las causas que dificultan la curación de la blenorragia", preparado como tesis para la oposición a la cátedra de Clínica de Enfermedades Venéreo-sifilíticas, en el cual defendió brillantemente su tesis que asegura que esta enfermedad es de origen microbiano.65

La Escuela de Agricultura y Veterinaria

En la Escuela Nacional de Agricultura y Veterinaria, fundada en 1853 por decre­to de Antonio López de SantaAnna (1794-1876), como Presidente de la Repú­blica, se ofrecían, en 1886, las carreras de ingeniero agrónomo y médico veteri­nario. Posteriormente, en 1908, se aceptaron algunas modificaciones a los planes

58. AHENM-UNAM, Ieg. 284, exp. 9, fo. 11, 1912. 59. AHENM-UNAM, leg. 284, exp. l , fo. 8, 1912. 60. AHENM-UNAM, leg. 284, exp. 3, fo. 19, 1912. 61. AHENM-UNAM, Jeg. 193, exp. 5, fo. 27-29, 1917. 62. "Boletín del Instítuto Patológico", tomo Ill, marzo-octubre, 1905. 63. Loe. cit. 64. Loe. cit. 65. José Gayón, Op. cit.

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de estudio de estas carreras, que denotan también la influencia de las ideas positivistas, en esta institución.

En cuanto al estudio de las enfermedades infecciosas en los animales, en esta escuela, en el programa de estudios de Patología General66 del año 1900 se incluía, en el primer punto, denominado "Causas de las enfermedades y su clasificación" el estudio de parásitos y microbios, fagocitismo, estado bac­tericida del organismo, infección en general ( . . . ), vacunaciones, atenuación, teoría de la inmunidad natural y artificial y tratamiento."67 Todos estos tópicos, según explica el mismo documento, deberían ser abordados desde un punto de vista lógico y su conocimiento debería estar basado en la comprobación ex­perimental.

Además, en el programa para el Estudio de la Patología y Clínica Inter­nas,68 del mismo año, se incluyó un punto para tratar enfermedades infecto­contagiosas que "no incluyen el catarro".69 Sin embargo, por la agrupación con que se presentan los diferentes tipos de microbios, su clasificación estuvo basada en las enfermedades que producían, más que en sus características comunes, lo que puede interpretarse como una primera etapa de la adopción de la microbiología, en la cual su estudio se realizó con fines meramente prác­ticos y de aplicación y no teniendo como objetivo el avance del conocimiento científico per se. Tal vez por ello, nos encontramos con que buena parte de los estudiosos y profesores de microbiología en el área de la medicina veterina­ria, prestaron sus servicios al ejército en alguna etapa de sus vidas, como es el caso de los doctores José de la Luz Gómez (1840-1912) y Eutimio López Vallejo.

El doctor José de la Luz Gómez70 fue médico veterinario, egresado de la Escuela de Agricultura. Impartió la cátedra de Clínica Veterinaria desde 1866. Participó en las comisiones de rastros e higiene, preparó la expedición de regla­mentos de Rastro, Establos y Expendios de Carnes. Fue miembro del Consejo Superior de Salubridad desde 1876,7 1 donde fundó un laboratorio de bacteriolo­gía. Durante el gobierno de Benito Juárez fue jefe del Servicio Veterinario del Ejército. Estudió las principales enfermedades epizoóticas del país, contribu­yendo a la producción de vacunas para atacar enfermedades como la ranilla y la fiebre carbonosa, además de realizar importantes observaciones sobre el cultivo de la seda en México. Como profesor de la Escuela de Agricultura, inauguró la cátedra de bacteriología, de la que fue titular hasta el momento de su muerte.

66. AGN, FSJIP, vol. 222, exp. 11, fo. 67, 1900. 67. Loe. cit. 68. AGN, FSJIP, vol. 222, exp. 11, fo. 73, 1900. 69. Loe. cit. 70. Boletín del Consejo Superior de Salubridad, 3" época, tomo VXIII, febrero 28, 1913. 71. Eduardo Liceaga, Op. cit. , p. 79.

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La domesticación de la microbiología en México 241

En este curso,72 que formó parte del plan de estudios de la carrera de médico veterinario, se incluyó el estudio de las "substancias secretadas por los micro­bios, métodos de extracción y acción fisiológica" lo que hace pensar, nueva­mente, en los fines prácticos con los que se estudiaba la bacteriología en esta etapa.

Desafortunadamente, no se ha difundido mucho obra doctor José de la Luz Gómez, ni se encuentra abundante material en los archivos, pero su obra fue la base para posteriores intervenciones igualmente afortunadas, como la del doctor Eutimio López Vallejo (?-1942), tal vez su más destacado alumno. Se trata de una segunda generación de microbiólogos ( en el caso particular de Eutimio López Vallejo, alumno de Angel Gaviño y de José de la Luz Gómez), con características propias, en particular por su interés por las plicaciones de la microbiología y ya no más por erudición científica como había sido el caso de los maestros.

Como puede apreciarse, en la medicina veterinaria la aplicación de la mi­crobiología fue ligeramente tardía, con respecto a la medicina humana. Tal vez debido al hecho de que durante el periodo porfuista no se dio gran importancia a la producción ganadera. Por el contrario, la medicina humana sí contó con el gran impulso del movimiento higienista que, encabezado por el doctor Eduardo Liceaga y un nutrido grupo de destacados médicos, logró difundir la importan­cia de algunos hábitos de higiene personal y, sobre todo, colectiva, además de las técnicas de prevención de enfermedades contagiosas, como la vacunación, al punto que los dirigentes políticos se interesaron y comprometieron con sus postulados.

Conclusión

L a enseñanza de la microbiología (bacteriología) en México se distingue por haberse dado desde una época temprana (1888) dada la actualización de la

información que poseían los médicos y estar en contacto directo con lo que acontecía en Francia en particular. También es característico que en el marco de los estudios médicos la microbiología careciera de un fin utilitario real. Todo ello tuvo lugar a veinte años de iniciada la modernización del país que dejó atrás la estructura de los estudios científicos heredada de la colonia, y luego de un periodo de aclimatación de la teoría de los gérmenes. La microbiología encon­tró un terreno propicio para su enseñanza en el cientificismo que se había im-

72. Existe un programa para esta materia fechado en el año de 1900. El documento no está firmado, pero se registra al doctor José de la Luz Gómez como profesor de la cátedra de bacteriolgía en ese año. Es el programa más antiguo que se ha encontrado, por lo que se ha tomado como el año de inauguración de dicha cátedra. AGN, FSJIP, vol. 222, exp. ll, fo. 76, 1900.

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puesto en los estudios preparatorios y superiores. Nada representaba mejor el avance alcanzado por la ciencia al finalizar el siglo diecinueve que los sorpren­dentes hallazgos de Pasteur, los cuales despertaron interés y se difundieron con rapidez en México. La enseñanza de la bacteriología no contribuyó en lo inme­diato a modificar la práctica médica por ser una ciencia basada en el laboratorio, y por carecerse entonces de los medios para combatir a las enfermedades conta­giosas. Pero, justamente, este fin no utilitario hizo que el aprendizaje de la nue­va ciencia fuera visto solamente como un fundamento científico para la medici­na mexicana, envuelta hasta entonces en viejas teorías médicas y en disputa con la medicina herbolaria tradicional. De esta manera en México se empezó a pre­parar el camino para el cultivo de la microbiología como una disciplina inde­pendiente desde 1888 y de una medicina con base científica.