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ElZarco

IgnacioManuelAltamirano

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AcercadeAltamirano:

Nacióen lapoblacióndeTixtla,Guerrero,enel senodeuna familia indígena; supadreteníaunaposicióndemandoentreloschontalesyen1848fuenombradoalcaldedeTixtla,locualdioalniñoIgnacioManuel,quealasazóntenía14años,laoportunidaddeiralaescuela.

Aprendióaleeryaescribirensupueblonatal.HizosusprimerosestudiosenlaciudaddeToluca,graciasaunabecaotorgadaporIgnacioRamírez,dequienfuediscípulo.Estudióen el Instituto Literario de Toluca y derecho en el Colegio de San Juan de Letrán.Perteneció a asociaciones académicas y literarias como el Conservatorio DramáticoMexicano,laSociedadNezahualcóyotl,laSociedadMexicanadeGeografíayEstadística,elLiceoHidalgoyelClubÁlvarez.

Grandefensordel liberalismo, tomóparte en la revolucióndeAyutla en1854contra elsantanismo,más tarde en la guerra deReformay combatió contra la invasión francesa.Después de este periodo de conflictos militares, Altamirano se dedicó a la docencia,trabajandocomomaestroenlaEscuelaNacionalPreparatoria,enladeEscuelaSuperiordeComercioyAdministraciónyenlaEscuelaNacionaldeMaestros;tambiéntrabajóenla prensa, en donde junto conGuillermo Prieto e Ignacio Ramírez fundó el Correo deMéxicoyconGonzaloA.EstevalarevistaliterariaElRenacimiento,enlaquecolaboranescritores de todas las tendencias literarias, cuyo objetivo era hacer resurgir las letrasmexicanas. Fundó varios periódicos y revistas como: El Correo de México, ElRenacimiento,ElFederalista,LaTribunayLaRepública.

Enlaactividadpública,sedesempeñócomodiputadoenelCongresodelaUniónentresperíodos,duranteloscualesabogóporlainstrucciónprimariagratuita,laicayobligatoria.Fue también procurador General de la República, fiscal, magistrado y presidente de laSupremaCorte,asícomooficialmayordelMinisteriodeFomento.Tambiéntrabajóenelserviciodiplomáticomexicano,desempeñándosecomocónsulenBarcelonayParís.

Sentó lasbasesde la instrucciónprimariagratuita, laicayobligatoriael5defebrerode1882.FundóelLiceodePueblaylaEscuelaNormaldeProfesoresdeMéxicoyescribióvarios libros de gran éxito en su época, en que cultivó diferentes estilos y génerosliterarios.SusestudioscríticossepublicaronenrevistasliterariasdeMéxico.Tambiénsehan publicado sus discursos. Altamirano amó las leyendas, las costumbres y lasdescripcionesdepaisajesdeMéxico.En1867comenzóadestacaryorientósuliteraturahacialaafirmacióndelosvaloresnacionales,tambiénejerciócomohistoriadorliterarioycrítico.

MurióenItaliaen1893,enunamisióndiplomática.EnelcentenariodesunacimientosusrestosfuerondepositadosenlaRotondadelasPersonasIlustresenlaciudaddeMéxico.1Secreólamedalla“IgnacioManuelAltamirano”conlafinalidaddepremiarlos50añosdelabordocente.

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Capítulo1

Yautepec

Yautepecesunapoblacióndelatierracaliente,cuyocaseríoseescondeenunbosquedeverdura.

De lejos, ora se llegue de Cuernavaca por el camino quebrado de las Tetillas, queserpentea en medio de dos colinas rocallosas cuya forma les ha dado nombre, oradesciendadelafríayempinadasierradeTepoztlán,porelladoNorte,oquesedescubraporelsenderollanoquevienedelvalledeAmilpasporelOriente,atravesandolasricasyhermosas haciendas de caña deCocoyoc,Calderón,CasasanoySanCarlos, siempre secontempla a Yautepec como un inmenso bosque por el que sobresalen apenas lastorrecillasdesuiglesiaparroquial.

Decerca,Yautepecpresentaunaspectooriginalypintoresco.Esunpueblomitadorientalymitad americano. Oriental, porque los árboles que forman ese bosque de que hemoshablado son naranjos y limoneros, grandes, frondosos, cargados siempre de frutos y deazahares que embalsaman la atmósfera con sus aromas embriagadores. Naranjos ylimoneros por donde quiera, con extraordinaria profusión.Diríase que allí estos árbolessonelproductoespontáneodelatierra;taleslaexuberanciaconquesedan,agrupándose,estorbándose, formando ásperas y sombrías bóvedas en las huertas grandes o pequeñasquecultivantodoslosvecinos,yrozandoconsusramajesdeunverdebrillanteyoscuroycargadosdepomasdeorolosalerosdetejaodebálagodelascasas.Mignonnoextrañaríasupatria,enYautepec,dondelosnaranjosylimonerosflorecenentodaslasestaciones.

Verdadesqueesteconjuntoorientalsemodificaenpartepor lamezcladeotrasplantasamericanas, pues los bananos suelenmostrar allí sus esbeltos y sus anchas hojas, y losmameyes y otras zapotáceas elevan sus enhiestas hojas sobre los bosquecillos, pero losnaranjos y limoneros dominan por su abundancia. En 1854, perteneciendoYautepec alEstadodeMéxico,sehizounrecuentodeestosárbolesenestapoblación,yseencontróconquehabíamásdequinientosmil.Hoy,despuésdeveinteaños,esnaturalquesehayanduplicado y triplicado. Los vecinos viven casi exclusivamente del producto de estospreciosos frutales, y antes de que existiera el ferrocarril de Veracruz, ellos surtíanúnicamentedenaranjasylimonesalaciudaddeMéxico.

Porlodemás,elaspectodelpuebloessemejantealdetodoslosdelastierrascalientesdelaRepública.Algunascasasdeazoteapintadasdecoloreschillantes, lasmásde tejadososcurosysalpicadosconlasmanchascobrizasdelahumedad,muchísimasdepajaodepalmerasde la tierra fría, todas amplias, cercadasdeparedesde adobe,de árbolesodepiedras;alegres,surtidasabundantementedeagua,nadandoenfloresycómodas,aunquesinningúnrefinamientomoderno.

Un río apacible de linfas transparentes y serenas, que no es impetuosomás que en lascrecientes del tiempo de lluvias, divide el pueblo y el bosque, atravesando la plaza,lamiendo dulcemente aquellos cármenes y dejándose robar sus aguas por numerosoapantles que las dispersan en todas direcciones. Ese río es verdaderamente el dios

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fecundadorde lacomarcayelpadrede losdulces frutosquenos refrescan,durante loscaloresdelestío,yquealegranlasfiestaspopularesenMéxicoentodoelaño.

La población es buena, tranquila, laboriosa, amante de la paz, franca, sencilla yhospitalaria. Rodeada de magníficas haciendas de caña de azúcar, mantiene un activotráfico con ellas, así como con Cuernavaca y Morelos, es el centro de numerosospueblecillos de indígenas, situados en la faldameridional de la cordillera que divide latierra caliente del valle deMéxico, y con la metrópoli de la República a causa de losproductosdesusinmensashuertasdequehemoshablado.

Enlopolíticoyadministrativo,Yautepec,desdequepertenecíaalEstadodeMéxico,fueelevándose de un rango subalterno y dependiente deCuernavaca, hasta ser cabecera dedistrito,carácterqueconservatodavía.Nohatomadoparteactivaenlasguerrascivilesyha sido las más veces víctima de ellas, aunque ha sabido reponerse de sus desastres,mercedasusinagotablesrecursosyasulaboriosidad.Elríoylosárbolesfrutalessonsutesoro; así es que los facciosos, los partidarios y los bandidos, han podido arrebatarlefrecuentementesusrentas,peronohanlogradomermarnidestruirsucapital.

Lapoblacióntodahablaespañol,puessecomponederazasmestizas.Losindiospuroshandesaparecidoallícompletamente.

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Capítulo2

Elterror

Apenasacababadeponerseelsol,undíadeagostode1861,yyaelpueblodeYautepecparecíaestarenvueltoenlassombrasdelanoche.Taleraelsilencioquereinabaenél.Losvecinos,queregularmenteenestasbellashorasdelatarde,despuésdeconcluirsustareasdiarias,acostumbrabansiempresalirarespirarelambientefrescodelascalles,oatomarunbañoen laspozasy remansosdel ríoo adiscurrirpor laplazaopor lashuertas, enbuscadesolaz,hoynoseatrevíanatraspasarlosdintelesdesucasa,yporelcontrario,antes de que sonara en el campanario de la parroquia el toque de oración, hacían susprovisionesdeprisayseencerrabanensuscasas,comosihubieseepidemia,palpitandodeterroracadaruidoqueoían.

Yesqueaesashoras,enaqueltiempocalamitoso,comenzabaparalospueblosenquenohabía una fuerte guarnición, el peligro de un asalto de bandidos con los horroresconsiguientes dematanza, de raptos, incendios y exterminio. Los bandidos de la tierracaliente eran sobre todo crueles. Por horrenda e innecesaria que fuera una crueldad, lacometían por instinto, por brutalidad, por el solo deseo de aumentar el terror entre lasgentesydivertirseconél.

El carácter de aquellosplateados (tal era el nombre que se daba a los bandidos de esaépoca)fueunacosaextraordinariayexcepcional,unaexplosióndevicio,decrueldadydeinfamiaquenosehabíavistojamásenMéxico.

Así,pues,elvecindariodeYautepec,comoeldetodaslaspoblacionesdelatierracaliente,vivíaenesostiempossiempremedroso,tomandoduranteeldíalaprecaucióndecolocarvigíasenlastorresdesusiglesias,paraquediesenavisooportunodelallegadadealgunapartidadebandolerosafindedefenderseenlaplaza,enalgunaalturaodeparapetarseensuscasas.Perodurantelanoche,esaprecauciónerainútil,comoloeraelapostarescuchasoavanzadas en la afuerasde lapoblación,pues sehabríanecesitadoocuparpara ello anumerososvecinos inermesque, apartedel riesgoque corríande ser sorprendidos, eraninsuficientesparavigilarlosmuchoscaminosyveredasqueconducíanalpobladoyquelosbandidosconocíanperfectamente.

Además,hayqueadvertirque losplateados contaban siempre conmuchos cómplices yemisarios dentro de las poblaciones y de las haciendas, y que las pobres autoridades,acobardadas por falta de elementos de defensa, se veían obligadas, cuando llegaba laocasión,aentrarentransaccionesconellos,contentándoseconocultarseoconhuirparasalvarlavida.

Losbandidos,envalentonadosestasituación,fiadosenladificultadqueteníaelgobiernoparaperseguirlos,ocupadocomoestabaencombatirlaguerracivil,sehabíanorganizadoen grandes partidas de cien, doscientos y hasta quinientos hombres, y así recorríanimpunementetodalacomarca,viviendosobreelpaís,imponiendofuertescontribucionesalas haciendas, y a los pueblos, estableciendo por su cuenta peajes en los caminos yponiendoenprácticatodoslosdías,elplagio,esdecir,elsecuestrodepersonas,aquienes

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nosoltabansinomedianteunfuerterescate.Estecrimen,quemásdeunavezhasembradoelterrorenMéxico,fueintroducidoennuestropaísporelespañolCobos,jefeclericaldeespantosanombradíayquepagoalfinsusfechoríasenelsuplicio.

Aveceslosplateadosestablecíanuncentrodeoperaciones,unaespeciedecuartelgeneral,desdedondeunoovariosjefesordenabanlosasaltosylosplagiosydirigíancartasaloshacendadosyalosvecinosacomodadospidiendodinero,cartasqueeraprecisoobsequiarso pena de perder la vida sin remedio. Allí también solían tener los escondites en queencerrabanalosplagiados,sometiéndolosalosmáscruelestormentos.

Por el tiempo de que estamos hablando, ese cuartel general de bandidos se hallaba enXochimancas, hacienda antigua y arruinada, no lejos deYautepec y situada a propósitoparaevitarunasorpresa.

Semejante vecindad hacía que los pueblos y haciendas del distrito de Yautepec seencontrasenporaquellaépocabajolapresióndeunterrorconstante.

DemaneraqueasíseexplicaelsilenciolúgubrequereinabaenYautepecenesatardedeundíadeagostoycuando todo incitabaalmovimientoya lasociabilidad,nohabiendollovido, como sucedía con frecuencia en este tiempo de aguas, ni presentado el cieloaspectoalgunoamenazador.Alcontrario,laatmósferaestabalimpiayserena;alláenlospicosde lasierradeTepoztlán,seagrupabanalgunasnubes teñidas todavíaconalgunosreflejos violáceos; más allá de los extensos campos de caña que comenzaban aoscurecerse,ydelasombríasmasasdeverduraydepiedraqueseñalabanlashaciendas,sobrelaslejanasondulacionesdelasmontañas,comenzabaaaparecertenueyvagalaluzdelaluna,queestabaensullena.

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Capítulo3

Lasdosamigas

Enelpatiointeriordeunacasitadepobreperograciosaapariencia,queestabasituadaalasorillasde lapoblaciónyen losbordesdel río, con su respectivahuertadenaranjos,limoneros,yplatanares,sehallabatomandoelfrescounafamiliacompuestadeunaseñoradeedadydedosjóvenesmuyhermosas,aunquedediversafisonomía.

La una como de veinte años, blanca, con esa blancura un poco pálida de las tierrascalientes,deojososcurosyvivacesydebocaencarnadayrisueña,teníaalgodesoberbioy desdeñoso que le venía seguramente del corte ligeramente aguileño de su nariz, delmovimiento frecuente de sus cejas aterciopeladas, de lo erguido de su cuello robusto ybellísimo o de su sonrisamás bien burlona que benévola. Estaba sentada en un bancorústicoymuyentretenidaenbordarenlasnegrasysedosasmadejasdesuscabellosunaguirnaldaderosasblancasydecaléndulasrojas.

Diríase que era una aristócrata disfrazada y oculta en aquel huerto de la tierra caliente.MartaoNancyquehuíadelacorteparatenerunaentrevistaconsunovio.

Laotrajoventendríadiezyochoaños;eramorena;conesetonosuaveydelicadodelascriollasquesealejandel tipoespañol,sinconfundirseconel indio,yquedenunciaa lahija humilde del pueblo. Pero en sus ojos grandes, y también oscuros, en su boca, quedibujabauna sonrisa triste siempre que su compañera decía alguna frase burlona, en sucuello inclinado,ensucuerpofrágilyqueparecíaenfermizo,enelconjunto tododesuaspecto,habíatalmelancolíaquedesdeluegopodíacomprendersequeaquellaniñateníauncarácterdiametralmenteopuestoaldelaotra.

Ésta colocaba también lentamente y como sin voluntad en sus negras trenzas, unaguirnaldadeazahares,sólodeazahares,quesehabíacomplacidoencortarentrelosmáshermososde losnaranjosy limoneros,porcuyaoperaciónsehabíaheridolasmanos, loqueleatraíalaschanzonetasdesuamiga.

—Mira,mamá—dijolajovenblancadirigiéndosealaseñoramayorquecosíasentadaenunapequeñasilladepaja,algolejosdelbancorústico—,miraaestatonta,quenoacabarádeponersusfloresentodalatarde;yaselastimólasmanosporelempeñodenocortarmásquelosazaharesfrescosyqueestabanmásaltos,yahoranopuedeponérselosenlastrenzas…yesqueatodacostaquierecasarse,ypronto.

—¿Yo?—preguntólamorenaalzandotímidamentelosojoscomoavergonzada.

—Sí,tú—replicólaotra—,nolodisimules; túsueñasconelcasamiento;nohacesmásquehablardeellotodoeldía,yporesoescogeslosazaharesdepreferencia.Yono,yonopiensoencasarmetodavía,ymecontentoconlasfloresquemásmegustan.Además,conlacoronadeazaharesparecequevaunaavestirsedemuerta.Asíentierranalasdoncellas.

—Pues tal vez así me enterrarán a mí —dijo la morena—, y por eso prefiero estosadornos.

—¡Oh!Niñas,nohablendeesascosas—exclamólaseñoraentonodereprensión—.Estar

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lostiemposcomoestányhablarustedesdecosastristes,esparaaburrirse.Tú,Manuela,—dijo dirigiéndose a la joven altiva—, deja a Pilar que se ponga las flores quemás lecuadrenyponte tú lasque tegusten.Alcabo, lasdosestánbonitasconellas…ycomonadielasve…—añadió,dandounsuspiro.

—¡Ésaeslalástima!—dijoconexpresivoacentoManuela—.Ésaeslalástima—repitió—,quesipudiéramosiraunbaileosiquieraasomarnosalaventana…yaveríamos…

—Bonitos están los tiempos—exclamó amargamente la señora—, lindos para andar enbailes o asomarse a las ventanas. ¿Para qué queríamosmás fiesta? ¡Jesús nos ampare!¡Trabajos tenemos para vivir escondidas y sin que sepan los malditos plateados queexistimos!NoveolahoradequevengamihermanodeMéxicoynoslleveaunqueseaapie.Nopuedevivirseyaenestatierra.Mevoyamorirdemiedoundíadeéstos.Yanoesvida,Señor,yanoesvidalaquellevamosenYautepec.Porlamañana,sustossisuenalacampanayaesconderseenlacasadelvecinooenlaiglesia.Porlatarde,apenassecomedeprisa,nuevossustossisuenalacampanaocorrelagente;porlanoche,adormirconsobresalto,atemblaracadatropel,acadaruido,acadapisadaqueseoyeenlacalle,yano pegar los ojos en toda la noche si suenan tiros o gritos. Es imposible vivir de estamanera;nosehablamásquederobosyasesinatos:“Queyasellevaronalmonteadonfulano”;“queyaapareciósucadáverentalbarrancaoentalcamino”;“quehayzopiloteraentallugar”;“queyasefueelseñorcuraaconfesarafulanoqueestámalherido”;“queesta noche entra Salomé Plascencia”; “que se escondan las familias que ahí vienen elZarco o Palo seco“; y después: “que ahí viene la tropa del gobierno, fusilando yamarrandoalosvecinos”.Díganmeustedessiestoesvida;no:eselinfierno…;yoestoymaladelcorazón.

La señoraconcluyóasí, derramandogruesas lágrimas, su terribledescripciónde lavidaquellevaba,yquepordesgracianoerasinomuyexacta,yaunpálidaencomparaciónconlarealidad.

Manuela,quesehabíapuestoencendidacuandooyóhablardelZarco,seconmovióaloírquelaseñorasequejabadeestarmaladelcorazón.

—Mamá,túnomehabíasdichoqueestabasmaladelcorazón.¿Tedueledeveras?¿Estásenferma?—lepreguntóacercándoseconternura.

—No, hija, enferma no; no tengo nada, pero digo que semejante vida me aflige, meentristece, me desespera y acabará por enfermarme realmente. Lo que es enfermedad,graciasaDiosquenotengo,yésaesunafortunaquenoshaquedadoenmediodetantasdesgraciasquenoshanafligidodesdequemuriótupadre.Peroalfin,contantaszozobras,contantossustosdiarios,conelcuidadoquetúmecausas,tengomiedodeperderlasalud,yenestapoblación,yteniéndoteati…Todosmedicen:“DoñaAntonia,escondaustedaManuelitaomándelaustedmejoraMéxicooaCuernavaca.Aquíestámuyexpuesta,esmuybonita,ysilavenlosplateados,sialgunosdesusespíasdeaquílesdanaviso,soncapacesdecaerunanocheenlapoblaciónyllevársela”.¡Jesúsmeacompañe!Todosmedicenesto;elseñorcuramismomelohaaconsejado;elprefecto,nuestrosparientes,nohayunalmabenditaquenomedigatodoslosdíaslomismo,yyoestoysinconsuelo,sinsaberquéhacer…,sola…,sinmásmediodequévivirqueestahuertademispecados,queeslaquemetieneaquí,ysinotroamparoquemihermanoaquienyaacaboacartas,pero

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quesehaceelsordo.Yaves,hijamía,cuáleslaespinaquetengosiempreenelcorazónyquenomedejaniunmomentodedescanso.Simihermanonoviniera,nonosquedaríamásqueunrecursoparalibertarnosdeladesgraciaquenosestáamenazando.

—¿Cuálesmamá?—preguntóManuelasobresaltada.

—Eldecasarte,hijamía—respondiólaseñoraconacentodeinfinitaternura.

—¿Casarme?¿Yconquién?

—¿Cómoconquién?—replicólamadre,entonodedulcereconvención—.TúsabesmuybienqueNicolástequiere,queseconsideraríadichososiledijerasquesí,queelpobrecitohacemásdedosañosquevieneavernosdíacondía,sinqueleestorbennilosaguaceros,nilospeligros,nitusdesairestanfrecuentesytaninjustos,ytodoporquetieneesperanzasdequeteconvenzasdesucariño,dequeteablandes,dequeconsientasensersuesposa…

—¡Ah!, en eso habíamos de acabar, mamacita—interrumpió vivamente Manuela, quedesde lasúltimaspalabrasde laseñoranohabíadisimuladosudisgusto—;debíhaberloadivinado desde el principio; siempre me hablas de Nicolás; siempre me propones elcasamientoconél,comoelúnicoremediodenuestramalasituación,comosinohubieraotro…

—¿Perocuálotro,muchacha?

—EldeirnosaMéxicoconmitío,eldevivircomohastaaquí,eldeescondernoscuandohaypeligro.

—¿Pero túvesque tu tíonoviene,quenosotrasnopodemos irnossolasaMéxico,queconfiarnos a otra persona es peligrosísimo en estos tiempos en que los caminos estánllenos de plateados, que podrían tener aviso y sorprendernos… porque se sabría denuestroviajeconanticipación?

—Y yéndonos con mi tío ¿no tendríamos el mismo riesgo? —objetó la jovenreflexionando.

—Talvez,peroéltieneinterésennosotras,somosdesufamiliayprocuraríaacompañarsede hombres resueltos, quizás aprovecharía el paso de alguna fuerza del gobierno, o latraeríadeMéxicoodeCuernavaca;guardaríaeldebidosecretosobrenuestrasalida.Enfin,laarriesgaríadenocheatravesandoporTotolapamoporTepoztlán;detodosmodos,conél iríamosmásseguras.Peroya loves,noviene,ni siquiera respondeamiscartas.Sabrá seguramente como está este rumbo, y mi cuñada y sus hijos no lo dejaránexponerse.Elhechoesquenopodemosteneresperanzasenél.

—Pues,entonces,mamá,seguiremoscomohastaaquí,queéstasnosonpenasdelinfierno;algúndíaacabarán,ymejormequedaréparavestirsantos…

—¡Ojaláqueésefueraelúnicopeligroquecorrieras,eldequedarteparavestirsantos!—contestólaseñoraconamargura—;perolociertoesquenopodemosseguirviviendoasíenYautepec.Éstasnosonpenasdelinfierno,efectivamente,yauncreoqueseacabaránpronto, perono favorablementepara nosotras.Mira—añadióbajando la voz con ciertomisterio—, me han dicho que desde que los plateados han venido a establecerse enXochimancas, y que estamosmás inundados en este rumbo, han vistomuchas veces aalgunosdeellos,disfrazados,rondarnuestracalledenoche;queyasabendequetúestás

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aquí,aunquenosalesniamisa;quehanoídomentartúnombreentreellos;quelosquesonsusamigosaquí,handichovariasveces:Manuelitahadepararconlosplateados.Undía de estos, Manuelita ha de ir a remanecer en Xochimancas; con otras palabrasparecidas.Miscomadres,misparientes,yateconté,elseñorcuramehaencontradoymeha dicho: “Doña Antonia, pero ¿en que piensa usted que no ha transportado ya aManuelitaaCuernavacaoaCuautla,aalgunahaciendagrande?Aquícorremuchoriesgocon los malos. Sáquela usted, señora, sáquela usted, o escóndala debajo de la tierra,porquesino,vaustedatenerunapesadumbreundíadeestos”.Yacadaconsejoquemedan,meclavanunpuñalenelpecho.Yaverástúsipodemosvivirdeestemodoaquí.

—Peromamá,siésossonchismesconquequierenasustarausted.Yonohevistoningúnbulto en nuestra calle de noche, una que otra vez que suelo asomarme, y eso de quevinieran losplateados a robarme alguna vez, ya usted verá que es difícil; habíamos detenertiempodesaberlo,deoíralgúntropelypodríamosevitarlofácilmente,huyendoporla huerta hasta la plaza. Desengáñese usted; no cuente conmigo, me parece imposible.Soloquemesorprendieranenlacalle,perocomonosalgo,nisiquieravoyamisa,sinoquemeestoyencerradaapiedraylodo,¿dóndemehabríandever?

—¡Ay! ¡No,Manuela! Tú eres animosa porque eresmuchacha, y ves las cosas de otromodo;peroyosoyvieja, tengoexperiencia,veo loqueestápasandoyquenohabíayovistoenlosañosquetengodeedad,ycreoqueestoshombressoncapacesdetodo.Siyosupiera que había aquí tropas del gobierno o que el vecindario tuviera armas con quedefenderse,estaríayomástranquila,peroyatúbienvesquehastaelprefectoyelalcaldesevanalmontecuandoaparecenlosplateados,queelvecindarionosabequéhacer,quesihastaahoranohanasaltadolapoblaciónesporqueseleshamandadoeldineroquehanpedido,quehastayohecontribuidoconloqueteníademiseconomíasadaresacantidad;quenotenemosmásrefugioquelaiglesiaolafugaenlomásescondidodelashuertas;¿quéquieresquehagamossiundíasevienenaviviraquíesosbandidos,comohanvividoenXantetelcoycomovivenhoyenXochimancas?¿Novesquehastaloshacendadoslesmandan dinero para poder trabajar en sus haciendas? ¿No sabes que les pagan el peajepara poder llevar su cargamento aMéxico? ¿No sabes que en las poblaciones grandescomo Cuautla o Cuernavaca sólo los vecinos armados son los que se defienden? ¿Túpiensas,quizás,queestosbandidosandanenpartidasdediezodedoce?Puesno:andanenpartidasde a trescientosyquinientoshombres;hasta traen susmúsicasy cañones,ypuedensitiaralashaciendasyalospueblos.Elgobiernolestienemiedo,yestamosaquícomomorosinseñor.

—Bueno—replicóManuelita,nodándoseporvencida—,yaunsuponiendoqueasísea,mamá,¿quélograríamoscasándomeconNicolás?

—¡Ah,hijamía!,lograríamosquetomarásestadoyquetepusierasbajoelamparodeunhombredebien.

—PerosiesehombredebiennoesmásqueelherrerodelahaciendadeAtlihuayan,ysielmismodueñodelahacienda,queestáenMéxico,yqueesunseñorón,nopuedenadacontra losplateados, ¿qué había de poder el herrero, que es un pobre artesano?—dijoManuela,alargandounpocosuhermosolabioinferiorconungestodedesdén.

—Pues aunque es un pobre artesano, ese herrero es todo un hombre. En primer lugar,

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casándote,yaestaríasbajosupotestad,ynoeslomismounamuchachaquenotieneotroapoyoqueunadébilviejacomoyo,dequientodospuedenburlarse,queunamujercasadaquecuentaconunmarido,que tiene fuerzasparadefenderla,que tieneamigos,muchosamigosarmadosen lahacienda,quepelearíanasu ladohastaperder lavida.Nicolásesvaliente; nunca se han atrevido a atacarlo en los caminos; además sus oficiales de laherrería y sus amigos del real lo quieren mucho. En Atlihuayan no se atreverían losplateadosahacertenada,yoteloaseguro.Estosladrones,despuésdetodo,sóloacometenalaspoblacionesquetienenmiedoyaloscaminantesdesamparados,peronoseatrevenconlosquetienenresolución.Ensegundolugar,sitúnoqueríasestarporaquí,Nicoláshaganadobastantedineroconsutrabajo,tienesusahorros;sumaestro,queesunextranjeroquelodejóencargadode laherreríade lahacienda,estáenMéxico, loquieremucho,ypodríamosirnosavivirallámientrasquepasanestosmalostiempos.

—¡No!, ¡nunca, mamá!—interrumpió bruscamente Manuela—, estoy decidida; no mecasaré nunca con ese indio horrible a quien no puedo ver…Me choca de unamaneraespantosa,nopuedoaguantarsupresencia…Prefierocualquiercosaa juntarmeconesehombre…Prefieroalosplateados—añadióconaltaneraresolución.

—¿Sí?—dijolamadre,arrojandosucostura,indignada—¿prefieresalosplateados?Puesmirabienloquedices,porquesinoquierescasartehonradamenteconunmuchachoqueesungranodeorodehonradez,yquepodríahacertedichosayrespetada,yatemorderáslasmanosdedesesperacióncuandoteencuentresentre losbrazosdeesosbandidos,quesondemoniosvomitadosdel infierno.Yonoveré semejante cosa, no,Diosmío;yomemoriréantesdepesadumbreydevergüenza—añadióderramandolágrimasdecólera.

Manuelasequedópensativa.Pilarseacercóalapobreviejaparaconsolarla.

—Miratú—dijoéstaalahumildejovenmorenaquehabíaestadoescuchandoeldiálogodemadreehija,ensilencio—;túqueeresmiahijada,quenomedebestantocomoestaingrata,nomedaríassemejantepesar.

Luego,despuésdeunmomentodesilencioembarazosopara las tres, laseñoradijoconmarcadoacentodeironíaydedespecho:

—¡Indio horrible!No parece sino que esta presumida nomerecemás que un SanLuisGonzaga.¿Dedónde tevienen tantoshumosa tiqueeresunapobremuchacha,aunquetengas,porlagraciadeNuestroSeñor,esacaritablancayesosojosquetantotealabanlostenderosdeYautepec?Erestanentonadaquecualquieradiríaqueerasdueñadehacienda.Ni tu padre ni yo te hemos dado esas ideas. Tu crianza ha sido humilde. Te hemosenseñado a amar la honradez, no la figura ni el dinero; la figura se acaba con lasenfermedadesoconlaedad,yeldinerosevacomovino;sololahonradezesuntesoroquenuncaseacaba.¡Indiohorrible!¡unpobreartesano!Peroeseindiohorrible,esepobreherrero es unmuchacho de buenos principios, que ha comenzado por ser un pobrecitohuérfanodeTepoztlán,queaprendióaleeryaescribirdesdechico,quedespuéssemetióalafragua,yquealaedadenquetodosregularmentenogananmásqueunjornal,élesyamaestroprincipaldelaherrería,yesmuyestimadohastadelosricos,ytienemuybuenafamayhaconseguidolopocoquetiene,graciasalsudordesufrenteyasuhonradez.Esoencualquier tiempo,peromásahorayprincipalmenteporesterumbo,esunagloríaquepocostienen.Talveznohaymuchachoaquíquesepuedacompararconél.Dime,Pilar

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¿tengoyorazón?

—Sí,madrina—contestó lamodesta joven—, tiene usted sobrada razón.Nicolás es unhombre muy bueno, muy trabajador, que quiere muchísimo a Manuela, que sería unmarido como pocos, que le daría gusto en todo.Yo siempre se lo estoy diciendo amihermana.Además,yonoloencuentrohorrible…

—¡Quéhorriblevaaser!—exclamólaseñora—;sinoqueestatonta,comonoloquiere,leponedefectoscomosifueraunespantajo.PeroNicolásesunmuchachocomotodosynotienenadaqueasuste.Noesblanco,niespañol,niandarelumbrandodeoroydeplatacomolosadministradoresdelashaciendasocomolosplateados,niluceenlosbailesyenlasfiestas.Esquietoyencogido,peroesomepareceamíquenoesundefecto.

—Niamí—añadióPilar.

—Bueno,Pilar—dijoManuela—,puessiatitegustatanto,¿porquénotecasastúconél?

—¿Yo?—respondió Pilar, poniéndose primero pálida y luego encarnada hasta llorar—¿yo,hermana?¿peroporquémediceseso?Yonomecasoconélporquenoesamíaquienélquiere,sinoati.

—¿De modo que si te pretendiera le corresponderías? —preguntó sonriéndosemalignamentelaimplacableManuela.

Pilaribaquizásaresponder,peroeneseinstantellamaronalapuertadeunmodotímido.

—EsNicolás—dijolaseñora—;veaabrirle,Pilar.

Lahumildejoven,todavíaconfusayencarnada,quitóapresuradamentedesuscabelloslaguirnaldadeazaharesyloscolocóenelbanco.

—¿Por qué te quitas esas flores? —le preguntó Manuela, arrojando a su vezapresuradamentelasrosasycaléndulasquesehabíapuesto.

—Me las quito porque son flores de novia, y yo no soy aquí la novia —respondiótristemente,aunqueunpocopicada,Pilar—.Ytú,¿porquétequitaslastuyas?

—Yo, porque no quiero parecer bonita a ese indio, hombre de bien, que merece unrelicario.

Pilar fueaabrir lapuerta, con todas lasprecaucionesque se tomabanenese tiempoenYautepec.

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Capítulo4

Nicolás

QuienhubieraoídohablaraManuelaentonotandespreciativo,comolohabíahecho,delherrero de Atlihuayan, se habría podido figurar que era un monstruo, un espantajorepugnantequenodebieseinspirarmásquesustoorepulsión.

Pues bien: se habría engañado. El hombre que después de atravesar las piezas dehabitación de la casa, penetró hasta el patio en que hemos oído la conversación de laseñoramayorydelasdosniñas,eraunjoventrigueño,coneltipoindígenabienmarcado,perodecuerpoaltoyesbelto,deformashercúleas,bienproporcionadoycuyafisonomíainteligenteybenévolapredisponíadesde luegoa su favor.Losojosnegrosydulces, sunariz aguileña, su boca grande, provista de una dentadura blanca y brillante, sus labiosgruesos,quesombreabaapenasunabarbanacienteyescasa,dabanasuaspectoalgodemelancólico,perodefuerteyvaronilalmismotiempo.Seconocíaqueeraunindio,peronounindioabyectoyservil,sinounhombreculto,ennoblecidoporeltrabajoyqueteníalaconcienciadesufuerzaydesuvaler.Estabavestidonocomotodoslosdependientesdelas haciendas azucareras, con chaqueta de dril de color claro, sino con una especie deblusa de lanilla azul como losmarineros, ceñida a la cintura con un ancho cinturón decuero, llenode cartuchosde rifle, porque en ese tiempo todoelmundo teníaque andararmado y apercibido la defensa; además, traía calzoneras con botones oscuros, botasfuertes,ysecubríaconunsombrerodefieltrogrisdealasanchas,perosinningúnadornode plata. Se conocía, en fin, que de propósito intentaba diferenciarse, en el modo dearreglarsutraje,delosbandidosquehacíanostentaciónexageradadeadornosdeplataensusvestidos,yespecialmenteensussombreros,loqueleshabíavalidoennombreconqueseconocíanentodalaRepública.

Nicolásacostumbraba,ensusvisitasdiariasalafamiliadeManuela,dejarsucaballoysusarmas en una casa contigua, para partir luego que cerraba la noche a la hacienda deAtlihuayan,distantemenosdeunamilladeYautepec.

Después de los saludos de costumbre, Nicolás fue a sentarse junto a la señora en otrobancorústico,ynotandoquealospiesdeManuelaestabanregadosendesordenlasrosasqueéstahabíadesprendidodesuscabellos,lepreguntó:

—Manuelita,¿porquéhatiradoustedtantasflores?

—Estabahaciendoyounramillete—respondiósecamenteManuela—,peromefastidiéylashearrojado.

—¡Ytan lindas!—dijoNicolás inclinándosepararecogeralgunas, loqueManuelitaviohacerconmarcadodisgusto—.¡Ustedsiempredescontenta!—añadiótristemente.

—¡Pobre demi hija!Mientras estemos enYautepecy encerradas—dijo lamadre—nopodemostenerunmomentodegusto.

—Tienenustedesrazón—replicóNicolás—.¿Ysuhermanodeustedhaescrito?

—Nada,ni una carta; nohemos tenido razónde él.Yamedesespero…Y, ¿quénuevas

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noticiasnostraeustedahora,Nicolás?

—Ya sabe usted, señora—dijoNicolás con aire sombrío—, las de siempre…, plagios,asaltos,crímenespordondequiera,nohayotracosa.AntiersellevaronlosplateadosdeXochimancasalpurgadordelahaciendadeSanCarlos.Ayer,enlamañana,sellevóotrapartida al ayudante de campo, que había salido a la tranca de la hacienda nada más;despuésmataronaunosarrierosqueibandeCocoyocalcaminodeMéxico.

—¡MisericordiadeDios!—exclamólaseñora—;sinoesposibleviviryaenesterumbo.Siyoestoydesesperadaynosécomosalirdeaquí…

—A propósito —continuó Nicolás—; si usted insiste, señora, en su deseo de irse aMéxico,yyaqueharehusadoustedmisserviciosparaacompañarla,prontoseleofreceráaustedoportunidad.

—¿Sí?¿Cómo?—preguntóconansiedadlaseñora.

—Hemos sabidoquedebíahaber llegadoaquí estamañanauna fuerzadecaballeríadelgobierno, porque salió deCuernavaca con esta dirección ayer en la tarde, y durmió enXiutepec;peroalamanecerrecibióordendeiraperseguiraunapartidadebandidosqueen la misma noche asaltó a una familia rica extranjera, que se dirigía a Acapulco,acompañadadealgunosmozosarmados.Pareceque,precisamenteparaversiescapabadelos ladrones,esa familiasaliódeCuernavacayadenocheycaminabaaprisapara llegarhoytempranoaPuentedeIxtlaoSanGabriel.PerocercadeAlpuyecalaestabaesperandounapartidadeplateados.Losextranjerosqueibanconlafamiliasedefendieron,perolosmozoshicierontraiciónysepasaronconlosbandidos,demodoquelospobresextranjerosquedaronallímuertosconsufamilia,quetambiénpereció.

—¡Jesús!, ¡quéhorror!—exclamaron la señorayPilar,mientrasqueManuelapalidecióligeramenteysepusopensativa.

—Parece que fue una cosa espantosísima—continuó Nicolás—. Ahí amanecieron loscadáveres, porque los bandidos se llevaron, naturalmente, los equipajes, las mulas, loscaballosy todo.Lanoticia llegóaCuernavacamuy temprano, losvecinosdeAlpuyecatrajerondespuésencamillaalosmuertos,entrelosquehabíaniños.Ahítienenustedeselporqué la fuerza del gobierno, que venía para acá, recibió orden de dirigirse, encombinaciónconotraquesaliódeCuernavaca,enpersecucióndelosbandidos.

—¿Yloscogerán?¿Ustedcreéqueloscogerán,Nicolás?—preguntólaseñora.

—No—respondió con intensa amargura el honrado joven—, no cogerán a nadie. Sonpocos en comparación de losplateados, que deben haberse refugiado enXochimancas.Solamente allí tienenmás de quinientos hombres, bienmontados y armados, sin contarcon las muchas partidas que andan en todos los caminos. Además, ya estamosacostumbrados a estos vanos alardes.Cuando se comete un robo de consideración o seasaltaapersonasdistinguidas,sehaceescándalo;elgobiernodeMéxicomandaórdenesterriblesalasautoridadesdeporaquí;estasponenenmovimientosuspequeñasfuerzas,enquehaymuchoscómplicesdelosbandidosyquelesdanavisooportunamente.Sehaceruidounasemanaodosytodoacabaallí.Entretanto,nadiehacecasodelosrobos,delosasaltos, de los asesinatos que se cometen diariamente en todo el rumbo, porque lasvíctimassoninfelicesquenotienennombreninadaquellamelaatención.

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—¡AyDios,Nicolás—dijo con interés la señora—, y usted que se arriesga para venirtodaslastardesdeAtlihuayan,sóloporvernos!Yoleruegoaustedquenolohagaya.

—¡Ah!, no, señora —respondió Nicolás sonriendo tranquilamente—; en cuanto a mí,pierda usted cuidado.Yo soy pobre, nada tienen que robarme.Además, la distancia deAtlihuayanaacáesmuycorta,nadaarriesgoverdaderamenteconvenir.

—¡Cómonohadearriesgarusted!—repusolaseñora—;enprimerlugar,aunqueustedespobre, se sabe que es usted un artesano honrado y económico, que es elmaestro de laherreríadeAtlihuayan,ydebensuponerquetieneustedalgoguardado;luego,aunquenofueramásqueporquemontaustedbuenoscaballosyporquetienebuenasarmas…

—¡Oh,señora!—exclamóriendoNicolás—,porloqueyopuedotenerguardadonovalelapenadequemeataquenesosseñores;porqueellossearriesganpormayoresintereses.Porotraparte,yonomedejaríaplagiar.Noesesofanfarronada,perolaverdades,señora,que valemásmorir de una vez que sufrir lasmilmuertes que tienen los plagiados.Yahabráoídoustedcontarloqueleshacen.Puesbien,lamejormaneradeescapardeesostormentos, es defenderse hasta morir. Siquiera de ese modo se les hace pagar caro sutriunfoysesalvaladignidaddelhombre—añadióconvaronilorgullo.

—¡Ah!,sitodospensaranasí—dijolaseñora—,sitodosseresolvieranadefenderse,nohabríabandidosninecesitaríamosdelasfuerzasdelgobierno,niviviríamosaquímuertosdemiedo,temblandocomopájarosazorados.

—Esverdad,señora;asídebíaser,ynosenecesitaparaellomásqueunpocodesangrefría.Veausted;enAtlihuayanestabantodosatemorizadoscuandocomenzaronainundarestolosbandidos,ynosabíanquepartidotomar.Peroantesdequecomenzaranapisarnosla sombra, losmaquinistas de la hacienda y los herreros nos reunimos y determinamoscomprar buenos caballos y armarnos bien, decidiendo defendernos siempre unidos,aunque fuésemos pocos. Tan luego se supo nuestra resolución, el administrador y losdependientes se unieron también a nosotros, y como la gran ventaja que tienen losplateadosparaamenazaralashaciendasyalospueblos,consisteenquetienensiempreemisariosycómplicesentrelosvecinos,sedispusoarrojardelahaciendaalquesehicierasospechosodeestarenconnivenciaconlosbandidos.Deesemodo,todoslostrabajadoresdeAtlihuayanson fielesynosayudan; lahaciendaestábienarmadayno tenemosmáspeligroqueeldequeincendienlosbandidosloscamposdecaña.Perovigilandomucho,ytodas lasnoches,puedeevitarseesemalencuantoseaposible.Yahanpedidodineroalhacendado;yalohanamenazadodequemarlahacienda,peronoseleshahechocaso.Anosotros también nos han escrito cartas, pidiéndonos dinero, pero no les hemoscontestado.Amí,particularmente,séquemeaborrecen;quehayalgunosquehanofrecidomatarme, y no sé por qué, pues yo no he hecho mal a nadie, ni a los bandidos; seráseguramenteporque sabenqueestoy resueltoadefendermeyquemisoficiales loestántambién.Peronotengocuidado,ysigocomohastaaquí,sinquenadiemehayaatacadoenloscaminos.

—Peroustedandasiempresolo,Nicolás—dijolaseñora—,yesoesunatemeridad.

—Cuando puedome acompaño, por ejemplo, cuando tengo que ir a una hacienda algolejana…,peroparaveniraquínocreoquehaynecesidaddecompañía.Peroatodoesto,loquemásmeimportaestratarlodelasalidadeustedes.Decíayoquelafuerzaqueveníaa

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Yautepec se entretiene hoy en atrapar a los asaltantes del camino deAlpuyeca, que yaestaránensusguaridas.Porconsiguiente,lafuerzavolveráaCuernavacaysaldrádespuésparaacá.Estiempodeaprovecharlaocasiónypuedenustedesprepararseparalamarcha.

—Yaseve—dijolaseñora—ydesdeluegovamosaalistarnos.Gracias,Nicolás,porlanoticia,yesperoqueustedvendráavernoscomosiempreparacomunicarnosalgonuevoypara quemehagausted el favor de quedarse conmis encargos… ¡no tengohombredeconfianzamásqueusted!

—Señora,yasabeustedqueestoyasusórdenesentodo,yquepuedeirustedtranquilarespectodesuscosas,puesmequedoaquí.

—Yalosé,yalosé,yloesperoaustedmañana,comosiempre.Ahoraestiempodequeustedsevaya,esyadenocheytiemblodequelesucedaaustedalgoenestecaminitodeYautepec a la hacienda, tan corto, pero tan peligroso… ¡Adiós!—dijo estrechando lamano de Nicolás, que fue a despedirse en seguida deManuela, que le alargó lamanofríamente,ydePilar,quelosaludoconsuhumildetimidezdecostumbre.

Cuando se oyó en la calle el trote del caballo que se alejaba, la señora, que se habíaquedadotristeycallada,suspiródolorosamente.

—Laúnicapenaque tendré—dijo—alejándomedeeste rumbo, serádejar enél a estemuchacho,quees el soloprotectorque tenemosen lavida. ¡Conquégusto loveríayocomomiyerno!

—¡Y dale con el yerno, mamá! —dijo Manuela acercándose a la pobre señora yabrazándolacariñosamente—.¡Nopienseseneso!Yavamosasalirdeaquíytendrásotroyernomejor.

—Ésteteofreceunamorhonrado—dijolaseñora.

—Peronoun amordemigusto—replicó frunciendo las cejas y sonriendo, la hermosajoven.

—Diosquieraquenuncatearrepientasdehaberlorechazado.

—No,mamá,deesosípuedeestarustedsegura.Nuncamearrepentiré.¡Sielcorazónsevaadondequiere…,noadondelomandan!—añadiólentamenteyconrisueñagravedadayudandoalaseñoraalevantarsedesutaburete.

La noche había cerrado, en efecto; el rocío, tan abundante en las tierras calientes,comenzabaacaer;lassombrasdelaarboledadelahuertasehacíanmásintensasacausadelaluzdelaluna,quecomenzabaaalumbrar,ylafamiliaseentróensushabitaciones.

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Capítulo5

ElZarco

AlasazónqueestopasabaenYautepec,auncostadodelahaciendadeAtlihuayan,yporuncaminopedregosoyempinadoquebajabadelasmontañas,yqueseveíaflanqueadoporaltasmalezasycopososárboles,descendíapocoapocoycantando,convozagudayalegre,ungallardojinetemontadoenbriosoalazánqueparecíaimpacientarse,marchandotortuosamenteenaquelsenderoenqueresonabanechandochispassusherraduras.

Eljineteloconteníaacadapaso,yenlaactitudmástranquila,parecíaabandonarseaunadeliciosameditación,cruzandounapiernasobre lacabezade lasilla,comolasmujeres,mientras que entonaba, repitiéndola distraído, una copla de una canción extraña,compuestaporbandidosymuyconocidaentoncesenaquelloslugares:

Muchomegustalaplata,

peromásmegustaellustre,

poresocargomireata

palamujerquemeguste.

Eljinete,caminadoasíamujeriegas,noparecíadarseprisaporbajaralllano,ydecuandoencuandosedeteníaunmomento,paradejarquesucaballorespirarayparacontemplarlalunaporlosclarosquesolíandejarlosárbolesdelamontaña.Así,mirándolaatentamente,observabatambiénlasestrellasyparecíaaveriguarlahora,comosiestuviesependientedeunacita.

Por fin, al dar vuelta un recodo del camino, los árboles fueron siendo más raros, lasmalezasmáspequeñas,elsenderoseensanchabayeramenosáspero,parecíaquelacolinaondulabasuavementey todoanunciaba laproximidadde la llanura.Luegoqueel jineteobservó este aspecto menos salvaje que el que había dejado atrás de él, se detuvo uninstante, alargó la pierna que traía cruzada, se estiró perezosamente, se afirmó en losestribos, examinócon rapidez lasdospistolasque traíaen lacinturayelmosquetequecolgabaenlafundadesusilla,alladoderechoyatrás,comoseusabaentonces;despuésde lo cual desenredó cuidadosamente la banda roja de lana que abrigaba su cuello, yvolvióaponérsela,perocubriéndoseconellaelrostrohastacercadelosojos.Despuéssedesvióunpocodelcaminoysedirigióaunapequeñaexplanadaqueallíhabía,ysepusoaexaminarelpaisaje.

Lalunahabíaaparecidoyasobreelhorizonteyascendíaconmajestadenelcieloporentregruposdenubes.Alolejos,lasmontañasylascolinasformabanunmarconegroyespesoalcuadrogrisenquesedestacabanlasoscurasmasasdelashaciendas,lafajaenormedeYautepec,loscerrosylasarboledas,yalpiedelacolinaqueservíademiradoraljineteseveíandistintamente los camposdecañasdeAtlihuayan, salpicadosde luciérnagas,y enmediodeelloslosgrandesedificiosdelahaciendaconsusaltaschimeneas,susbóvedasysusventanasllenasdeluz.Aunseescuchabaelruidodelasmáquinasyelrumorlejanodelos trabajadoresyelcantomelancólicoconque lospobresmulatos, a semejanzade sus

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abueloslosesclavos,entretienensusfatigasodanfinasustareasdeldía.

Ese aspecto tranquilo y apacible de la naturaleza y ese santo rumor de trabajo y demovimiento, que parecía un himno de virtud, no parecieron hacermella ninguna en elánimodeljinete,quesólosepreocupabadelahora,porquedespuésdehaberpermanecidoen muda contemplación por espacio de algunos minutos, se apeó del caballo, estuvopaseándolounratoenaquellameseta,despuésapretóelcincho,montó,einterrogandodenuevoalalunayalasestrellas,continuóconsucaminocautelosamenteyensilencio,apocoestabayaenlallanurayentrabaenunanchosenderoqueconducíaalatrancadelahacienda;peroalllegaraunaencrucijadatomóelcaminoqueibaaYautepec,dejandolahaciendaasuespalda.

Apenas acababa de entrar en él andando al paso, cuando vio pasar a poca distancia, ycaminando en dirección opuesta, a otro jinete que también iba al paso, montando unmagníficocaballooscuro.

—¡Es el herrero de Atlihuayan! —dijo en voz baja, inclinando la ancha faja de susombrero para no ser visto, aunque la bufanda de lana le cubría el semblante hasta losojos.

Despuésmurmuró,volviendoligeramentelacabezaparaveraljinete,quesealejabaconlentitud:

—¡Québuenoscaballostieneesteindio!…Peronosedeja…¡Yaveremos!—añadióconacentoamenazador.

YcontinuómarchandohastallegarcercadelapoblacióndeYautepec.Allídejoelcaminorealytomóunavereditaqueconducíaalacajadelríoqueatraviesalapoblación.Despuéssiguió por toda la orilla merional hasta una pequeña curva en que el río, después deencajarse entre dos bordes altos y llenos de maleza, de cactos y de árboles silvestres,desembocaenunterrenollanoyarenoso,antesdecorrerentrelasdoshilerasdeextensasyespesísimashuertasqueloflanqueanenlapoblación.Allílalunadabadellenosobreelcampo, rielando en las aguas cristalinas del río, y a su luz pudoverse perfectamente aljinetemisteriosoquehabíabajadodelamontaña.

Era un joven como de treinta años, alto, bien proporcionado, de espaldas hercúleas ycubierto literalmentedeplata.Elcaballoquemontabaeraun soberbioalazán,debuenaalzada,musculoso,deencuentrorobusto,depezuñaspequeñas,deancaspoderosascomotodosloscaballosmontañeses,decuellofinoydecabezainteligenteyerguida.Eraloquellamanlosrancherosuncaballodepelea.El jineteestabavestidocomolosbandidosdeesaépoca,ycomonuestroscharros, losmáscharrosdehoy.Llevabachaquetadepañooscuroconbordadosdeplata,calzonerascondoblefiladechapetonesdeplata,unidosporagujetasycadenillasdelmismometal;cubríaseconunsombrerodelanaoscura,dealasgrandesy tendidas,yque tenían tantoencimacomodebajodeellasunaanchayespesacintadegalóndeplatabordadoconestrellasdeoro;rodeabalacoparedondayachatadaunadobletoquilladeplata,sobrelacualcaíanacadaladodoschapetastambiéndeplata,enformadebulasrematandoenanillosdeoro.Llevaba,ademásdelabufandadelanaconquesecubríaelrostro,unacamisatambiéndelanadebajodelchaleco,yenelcinturónunpardepistolasdeempuñadurademarfil,ensusfundasdecharolnegrobordadasdeplata.Sobreelcinturónseatabaunacanana,doblecintadecueroaguisadecartucherayrellena

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de cartuchosde rifle, y sobre la silla unmachetede empuñaduradeplatametido en suvaina,bordadadelomismo.Lasillaquemontabaestababordadaprofusamentedeplata;lacabezagrandeeraunamasadeesemetal,lomismoquelatejaylosestribos,yelfrenodel caballo estaba lleno de chupetes, de estrellas y de figuras caprichosas. Sobre elvaquerillonegro,dehermosopelodechivo,ypendientedelasilla,colgabaunmosquete,ensufundatambiénbordada,ytrasdelatejaveíaseamarradaunagrancapadehule.Ypordondequiera,plata:enlosbordadosdelasilla,enlastapafundas,enlaschaparrerasdepiel de tigreque colgabande la cabezade la silla, en las espuelas, en todo.Eramuchaplata aquella, y se veía patente el esfuerzo para prodigarla por donde quiera. Era unaostentacióninsolente,cínicaysingusto.Laluzdelalunahacíabrillartodoesteconjuntoydabaaljineteelaspectodeunextrañofantasmaconunaespeciedearmaduradeplata;algocomounpicadordeunaplazade torosocomounaguerridocenturióndeSemanaSanta.

Eljineteestuvoexaminandoduranteunossegundosellugar.Todosehallabatranquiloysilencioso. El llano y los campos de caña se dilataban a lo lejos, cubiertos por la luzplateadade la luna, comoporunagasa transparente.Los árbolesde lashuertas estabaninmóviles.Yautepecparecíaun cementerio.Niuna luz en las casas, ni un rumor en lascalles.Losmismospájarosnocturnosparecíandormir,ysololosinsectosdejabanoírsusleves silbidos en los platanares.Mientras que una nube de cocuyos revoloteaba en lasmasasdesombraenlasarboledas.

Lalunaestabaenelcenityeranlasoncedelanoche.

Elplateadoseretiró,despuésdeésterápidoexamen,aunrecodoquehacíaelcaucedelrío juntoaunborde llenodeárboles,yallí,perfectamenteocultoen la sombra,yen laplaya seca y arenosa, echó pie a tierra, desató la reata, quitó el freno a su caballo, yteniéndolodellazo,lodejoirapocadistanciaabeberagua.Luegoquelanecesidaddelanimalestuvosatisfecha,loenfrenódenuevoymontóconagilidadsobreél,atravesóelríoyseinternóenunodeloscallejonesestrechosysombríosquedesembocanenlariberayqueestabanformadosporlascercasdeárbolesdelashuertas.

Anduvoalpasoycomorecatándoseporunosminutos,hastallegarjuntoalascercasdepiedradeunahuertaextensaymagnífica.Allísedetuvoalpiedeunzapotecolosalcuyosramajes frondosos cubrían comounabóveda toda la anchuradel callejón, yprocurandopenetrar con la vista en la sombra densísima que cubría el cercado, se contentó conarticulardosvecesseguidasunaespeciedesonidodellamamiento:“¡Psst…psst…!”.Alquerespondióotrodeigualnaturaleza,desdelacerca,sobrelacualnotardóenaparecerunafigurablanca.

—¡Manuelita!—dijoenvozbajaelplateado.

—¡Zarcomío,aquíestoy!—respondióunadulcevozdemujer.

AquelhombreeraelZarco,elfamosobandidocuyorenombrehabíallenadodeterrortodalacomarca.

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Capítulo6

Laentrevista

La cercano era alta; estaba formadadegrandepiedras, entre las cuales habíanbrotadocentenaresdetrepadoras,deortigasydecactosdetallosverticalesyesbeltos,formandounmuroespeso,cubiertoconunacortinadeverdura.Sobreestacerca,aprovechandounode sus clarosybajo las sombrías ramasdel zapote, cuyo tronconudosopresentabaunaescalinatanaturalpordentrodelahuerta,ManuelitasehabíaimprovisadounasientoparahablarconelZarcoensusfrecuentesentrevistasnocturnas.

Elbandidonosebajabaenellasdesucaballo.Desconfiadohastaelextremo,comotodosloshombresde suespecie,prefería estar siempre listopara la fugaopara lapelea, auncuandohablabaconsuamadaaaltashorasdelanoche,enlasoledaddeaquellacallejueladesiertaycuando lapoblacióndormía sobresaltada sinatreversenadiea asomar la caradespuésdelaqueda.

Por lodemás,así,acaballo,estabaalalcancede la jovenparahablarleyparaabrazarlacon todacomodidad,pues laalturadel cercadono sobrepasaba lacabezade la silladelcaballo,yencuantoaesteanimal,enseñadocomotodosloscaballosdebandidos,sabíaestarsequietocuandolavoluntaddeljineteloexigía.Porotraparte,lacortinavegetalquerevestíaelcercadodepiedra,presentabaallíunanchorasgónquepermitíaalosamanteshablarse de cerca, enlazarse las manos y abandonarse a las intimidades de un amorapasionadoyviolento.

YavariasvecesalgunosvecinosdeYautepec,quesolíantransitarporesacallejuelaenlasmañanasparasaliralcampo,habíanreparadoenlashuellasquedejabaelcaballoenlasnochesdelluvia,huellasqueindicabanquealguienhabíaestadoallídetenidopormuchotiempo,yqueveníandelríoyvolvíanadirigirseaél.PerosuponíanqueeranlasdealgúncampesinoquehabíavenidoallíenlatardeanterioroalosumosospechabanqueNicolás,elherrerodeAtlihuayan,cuyoamoraManuelaerademasiadoconocido,teníaentrevistasconella,aunquesabíantodos,porotraparte,quelajovenprofesabaprofundaaversiónalherrero,cosaqueatribuíanahipócritadisimulodesmentidoporesashuellasacusadoras.

En cuanto a doña Antonia, madre de Manuelita, ignoraba de todo punto, como es desuponerse,quesuhija tuvieseentrevistaalgunaconnadie,yaunel rumoracercade lashuellasdeuncaballojuntoalcercadodesuhuerta,leeratotalmentedesconocido.

Así,bajoaquelsecretoprofundo,quenadiesehubieraatrevidoaadivinar,Manuelasalíaahablar con su amante con toda la frecuencia que permitían a éste sus arriesgadasexcursionesde asaltoydepillaje.Élparecíamuyenamoradode lahermosamuchacha,pues apenas podía disponer de algunas horas, cuando las aprovechaba, a trueque delreposo y el sueño, para venir a conversar una hora con su amada, a quien preveníaregularmentepormediodelosemisariosycómplicesqueteníaenYautepec.

Esta vez era esperado con más impaciencia que nunca por la joven, alarmada por lospeligrosqueanunciabanparasusamoreslasresolucionesdelatarde.

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—Tenía yo miedo de que no vinieras esta noche y te esperaba yo con ansia —dijoManuela,palpitantedepasiónydezozobra.

—Pues por poco no vengo, mi vida —respondió el Zarco, arrimándose a la cerca ytomandoentrelassuyaslasmanostrémulasdelajoven.Hemostenidopeleaanoche;porpocomemataungringomaldito,yapenashetenidotiempodepasarporXochimancas,deremudar caballo, de tomarunbocadoyunpocode café y he andadoveinte leguasporverte…¿Pero,quétienes?¡Estástemblando!¿Porquémeesperabasconansia?

—Dime,¿estuvistetúenlodeAlpuyeca?

—Sí, precisamente yo mandaba la fuerza. ¿Por qué me preguntas eso? ¿Cómo lo hassabidotanpronto?

—Pues ahora verás: estuvo, como siempre, hoy en la tarde el fastidioso herrero, y él,diciéndolemimamáqueyanoveíalahoradesalirdeaquíparairnosaMéxico,peroquenosabíacómo,porquemitíonoviene,lecontóqueunatropadecaballeríadelgobiernohabía salido ayer de Cuernavaca con dirección a Yautepec, y que se había quedado adormir en Xiutepec, pero que hoy en la mañana recibió orden violentamente paraperseguiraunapartidaquehabíamatadoaunosextranjerosenAlpuyeca,anoche,yquesefueparaallá…

—Yalosabíamos…dizquenosvanacargarfuerzas…,figúrate,¡doscientoshombresalomás!BuencuidadotendrándenoarrimarseporXochimancas…,allíestacaríanelcuero…y¿quémás?

—Bueno,puesquesiguiódiciendoqueesacaballeríadelgobiernonocogeráaninguno,yvolverá a tomar la dirección de Yautepec para continuar su marcha. Que entoncespodríamosaprovecharlaoportunidadparairnosconlatropa.

—¿Ustedes?

—Sí,nosotras,ymimadredijoqueleparecíabuenalaidea;quenosíbamosadisponerparairnos,yaunencargoalherreroquevinieramañanaparatraerlenuevasnoticiasyparadejarlesusencargos.

—¡Ah,caramba!¿demodoquéesdeveras?

—Muydeveras,Zarco,muydeveras.Tienemimadretalmiedo,que,nolodudes,vaaaprovecharlaocasión,yyamedijoquevayamosdisponiendonuestrosbaúlesconlomáspreciso;que irámañanaapedirle sudineroaunapersonaque lo tieneguardado,ynosvamos.

—¡Imposible!—exclamóelbandidoconviolencia—¡imposible!Seiráella,perotúno;primeromematan.

—Pero,¿cómohacemosentonces?

—Niégate.

—¡Ah!,sería inútil,Zarco, túnoconocesamimamá;cuandodiceunacosa, lacumple;cuandomandaalgo,noselepuedereplicar.Hartosdisgustostengotodoslosdíasporquemequierecasara fuerzaconel indio,ypormásque lemanifiestomi resolucióndenounirmeaesehombre,pormásquelehagodesairesaéste,yquelehedichoensucaraque

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no le tengo amor, mi madre sigue en su porfía, y el herrero sigue también viniendo,seguramenteporquemimadreledaalasparaquenodejesunecedad.Peroenfin,enestopuedodesobedecerporquealegomifaltadecariño,peroenlode irnos…yavesqueesimposible.

—Pues,déjamepensar—dijoelZarcoponiéndoseareflexionar.

—Dime—interrumpióManuela—,¿noseríaposiblequeustedesatacarana la tropadelgobiernoenlasTetillasoenotroparajeyqueladerrotaran?Ustedessonmuchos.

—Sí, mi alma; sería posible, y lo conseguiríamos, pero te diré francamente: losmuchachosnosearriesganaestasempresas,sinocuandoesperancogerunbuenbotínocuando se defienden y la ven irremediable. ¡Pero aquí no habían de querer!Dirán queatacandoaestatropanovanarecibirmásquemuchosbalazos,ysiladerrotan,cogeráncuandomásunoscuantoscaballosflacos,sillasviejas,uniformeshechospedazos.¡Silossoldados del gobierno parecen limosneros! Además son cien hombres. Tendríamos quecargarleslomenosquinientos,y¿túcreesquehabíamosdejuntarlosparaesonadamás?

—¡Pero,bien—repusolajovencontrariada—,yasabíayoquelosplateadosnoatacabansinoaindefensos…!Esodicemimadre.

—¿A los indefensos?—dijo el Zarco, picado a su vez en lomás vivo—. ¿Eso dice túmadre?Puesseequivocalabuenaseñora;tambiénsabemosatacaralatropa,ycansadosestamos de hacerlo y de triunfar… ¡Indefensos! Pues bueno fuera que hubiera visto lapeloteradeanoche.Esosgringosparecíandemonios…sedefendíanconsusrifles,consuspistolas,consusespadas.

—¡Ay,Zarco,dicenquemataronalasmujeresyalosniños!

—¿Quiéndijoeso?

—Elherrero.

—¡Indiohablador!

—¿Noescierto?

—¿Quésemurieron?Sí, semurieron,peronosotrosno losmatamos, semurieronen larefriega.Enfin,nohablemosdeesteasunto,Manuelita,porquemeestáslastimando.

—No,mivida,no—replicólajoven,convozdeinfinitaternura,yenlazadaalcuellodelbandido—.¿Yoofenderteati,queerestodomiquerer?

—Sí,Manuelita—dijodesasiéndosedesusbrazos—.Todoesoquemeestabasdiciendoeraporquetúmecreescobarde.

—¿Yo, creerte cobarde, Zarco?—dijo la joven echándose a llorar—. Pero ¿cómo haspodidopensareso?¡Siyocreoqueereselhombremásvalientedelmundo;siyoestoylocadepasiónporti;sipiensoquesemevaareventarelcorazóndelapenaquemecausatu ausencia, del miedo que me dan los peligros que corres…! ¡Si yo soy tuyaenteramente…yhagoloquequieras!

—Bueno—dijo dulcificando la voz el bandido y besándola con furia—; bueno, ya nollores,yanoestoyresentido…,peronomevuelvasadeciresaspalabras.

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—¡Perosiyotedigoloquecuentan;yohagocólerascuandoloescucho,ynotengomásconsueloquedecírtelo!Ahora,mideseodequeatacaranalatropa,debessuponerqueescausado por el amor mismo que te tengo, para que no nos separemos. Si tienes otromedio…,eldecasarnos,porejemplo.

—¿Casarnos?

—Sí,y¿porquéno?

—¿Perotúnopiensasenquenopodemoscasarnos?

—¿Porqué,dímelo?

—Pormilrazones.Llevandolavidaquellevo,siendocomosoy, tanconocido, teniendotantas causas pendientes en los juzgados, habiendo, naturalmente, orden de colgarmedondemecojan,¿adóndehabíayodeirapresentarmeparaquenoscasaran?¡Estásloca!

—Pero¿nopodemosirnoslejosdeesterumbo,aPuebla,alSur,aMorelos,adondenoteconozcanparacasarnos?

—Pero para eso sería preciso que te sacará yo de aquí, que te robara yo, que te fuerasconmigoaXochimancasmientras…ydespuésemprenderíamoselviajeaotraparte.

—Pues bien —replicó la joven resueltamente, después de reflexionar un momento—,puestoquenoquedamásqueeserecurso,sácamedeaquí,meirécontigoadondequieras.

—Pero¿teavendrásalavidaquellevo,siquieraporesosdías?VamosaXochimancas;yasabesquienessonmiscompañeros;esverdadquetienenellosallíasusmuchachas,perono son como tú: ellas están acostumbradas a pasar trabajos, montan a caballo, ayunanalgunas veces, se desvelan, no se escandalizan por lo que pasa, porque pasan cosas unpocofeas…enfin,soncomonosotros.Túeresunamuchachacriadadeotramanera…,tumamátequieremucho.Tengomiedodequeteenfades,dequellores,acordándotedetumamáydeYautepec…,dequemeecheslaculpadetudesgracia,dequemeaborrezcas.

—Esonunca,Zarco,nunca;yopasarécuantos trabajosvengan,yo tambiénsémontaracaballo, ayunaré yme desvelaré, y veré todo sin espantarme con tal de estar a tu lado.Mira—añadió Manuela, con voz sorda y en el extravío de su pasión frenética—, yoquiero,enefecto,muchoamimamá,aunquedepocosdíasaestapartemeparezcaquelaquieromenos;séquelevoyacausartalvezlamuerte,peroteprometonollorarcuandomeacuerdedeella,conlacondicióndequetúestésconmigo,dequemequierassiempre,comoyotequiero,dequenosvayamosprontodeesterumbo.

Elbandidolaestrechoentresusbrazosyladevoróabesos,conmovidoanteestaexplosiónde amor, tan apasionada, tan loca, tan sincera, que estaba tan cerca del frenesí y leentregabaenteramenteaaquellajoventanbella,tancodiciada,tansoñadaensushorasdepasiónydedeseos.PorqueelZarcoamabatambiénaManuela,sóloqueéllaamabadelaúnicamaneraquepodíaamarunhombreencenegadoenelcrimen,unhombreaquieneraextrañatodanocióndelbien,encuyaalmatenebrosaypervertidasóloteníancavidadyalosgocesdeunsensualismobestialylasinfamesemocionesquepuedenproducirelroboylamatanza.Laamabaporqueeralinda,fresca,gallarda;porquesuhermosuraatractivayvoluptuosa,suopulenciadeformas,suandarlánguidoyprovocador,susojosardientesynegros, sus labios de granada, su acento armonioso y blando, todo ejercía un imperio

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terriblesobresussentidos,excitadosdíaadíaporelinsomnioylaobsesiónconstantedeaquella visión. Aquél no era amor, en el sentido elevado de la palabra, era el deseoespoleadoporlaimpacienciayhalagadoporlavanidad,porque,efectivamente,elbandidodebíacreerseafortunadoconmerecerlapreferenciadelamujermásbonitadelacomarca.

AsíesquetanprontocomoelZarcoestuvosegurodequelajovensehallabaresueltaaarrostrarlotodocontaldeseguirlo,sesintiófeliz,ytodalasangredesusvenasafluyóasucorazónenaquelinstantesupremo.

—Bueno—dijo, separándose de los brazos de Manuela—. Entonces no hay más quehablar,tesalesconmigoynosvamos…

—¿Ahora?—preguntólajovenconalgunaindecisión.

—No,noahora—contestóelbandido—;ahoraestardeynopodríasprepararte.Mañana;vendréportialamismahora,alasonce.Nodesenquesospecharparanadaatumadre;estate en el día, como si tal cosa, conmuchodisimulo; no saquemás ropa que lamuynecesaria.Allá tendrás toda la que quieras; pero saca tus alhajas y el dinero que te hedado;guardastodoesoaparte,¿noesverdad?

—Sí,lotengoenunbaulito,enterrado.

—Puesbien:sácaloymeaguardasaquímañana,sinfalta.

—Y¿siporcasualidadllegaralatropadelgobierno?—preguntóManuelaconinquietud.

—No,novendrá, estate segura.La tropadel gobiernohabrá andado todo el día dehoybuscándonos; luego,como tienenesos soldadosunacaballada tan flacay tanmiserable,descansarántodoeldíademañana,yalosumovolveríanaCuernavacapasadomañanademodo que no estarán aquí sino dentro de cuatro días. Así es que tenemos tiempo. Túpuedes alistar tus baúles con tumamá comopreparándote para el viaje aMéxico, y nodejasfueramásquelaropaquetehasdetraer.Sipordesgraciaocurrieraalgunadificultadqueteimpidasaliraverme,meavisarásluegoconlaviejaquemehadeaguardardondesabe,paradarmeaviso.Perosinohaynada,niaellaledigasunapalabra.Toma—añadió,sacandodelosbolsillosdesuchaquetaunascajitasyentregándoselasalajoven.

—¿Quéesesto?—preguntóellarecibiéndolas.

—Yalasverasmañanaytegustarán…¡sonlasalhajas!Guárdalasconlasotras—dijoelbandidoabrazándolaybesándolaporúltimo—.Ahoramevoy,porqueyaeshora;apenasllegaréamaneciendoaXochimancas;hastamañana,mivida.

—Hastamañana—respondióella—,nofaltes…

—¡Mañanaserásmía,enteramente!

—Tuyaparasiempre—dijoManuela,enviándoleunbeso,yquedándoseuninstanteenlacercaparaverlopartir.

ElZarcosealejó,comohabíavenido,alpasoyrecatadamente,yapocoseperdióenlastortuosidadesdelacallejuelaapenasalumbradaporlaluna.

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Capítulo7

Laadelfa

Tanprontocomolajovenperdiódevistaasuamante,seapresuróabajardelcercadoporlaescalinatanaturalqueformabanlasraícesdelzapote,yseencaminóapresuradamentehacía un sitio de la huerta, en que un grupo de arbustos y dematorrales formaban unespeciedepequeñosotoespesoyoscuroaorillasdeunremansoquehacíanallílasaguastranquilas del apantle. Luego sacó de entre las plantas una linterna sorda y se dirigióenseguida,abriéndosepasoporentrelosarbustos,hastaelpiedeunafrondosaadelfaque,cubiertadefloresaromáticasyvenenosas,dominabaporsutamañolaspequeñasplantasdelsoto.Allí,enunmontóndetierracubiertodegrama,lajovensesentó,yalumbrándoseconlalinterna,abrióconmanostrémulasypalpitandodeimpaciencialastrescajitasqueacababaderegalarleelbandido.

—¡Ah,quelindo!—exclamóconvozbaja,alverunanillodebrillantes,cuyosfulgoresladeslumbraron—. ¡Eso debe valer un dineral!—añadió, sacando el anillo y colocándolosucesivamenteenlosdedosdesumanoizquierda,haciéndolobrillaratodoslados—.¡Siestopareceelsol!

Luego,dejándosepuestoelanillo,abriólasegundacajaysequedóestupefacta.Erandospulserasenformadepequeñasserpientes,todascuajadasdebrillantes,ycuyosanillosdeoro esmaltados de vivos colores les daban una apariencia fascinadora. Las serpientesdabanvariasvueltasen lacajade rasoyManuela tardóunpocoendesprenderlas;peroluego que terminó, se las puso en el puño, muy cerca de la mano, enroscándolascuidadosamente. Y comenzó a alumbrarlas en todos sentidos, poniendo las manos endiversasactitudes.

Luego,poruninstantecerrólosojos,comosisoñara,ylosabrióenseguida,cruzandolospuñosjuntoalaluzycontemplándolaslargorato.

—¡Dosvíboras!—dijofrunciendoelceño—,¡quéidea…!Enefecto,sondosvíboras…¡elrobo!¡Pero,bah!—añadió,sonriendoyguiñandolosojos,casillenosconsusgrandesybrillantespupilasnegras…—¡quémeimporta!¡MelasdaelZarco,ypocomeinteresaquevengandedondevinieren…!

Despuésabriólaterceracaja.Éstaconteníadospendientes,tambiéndegruesosbrillantes.

—¡Ah, qué hermosos aretes! —dijo—, ¡parecen de reina! —Y cuando hubocomtempládolosenlacaja,quenoseveíaconaquelhazderesplandoresydechispas,lossacótambiényselospusoenlasorejas,habiéndosequitadoantessushumildeszarcillosdeoro.

Peroalguardaréstos,mientras,en lacajade lospendientes, reparóenunacosaquenohabíavistoyque lehizoponerse lívida, comoparalizada.Acababadeverdosgotasdesangre fresca que manchaban el raso blanco de la caja, y que debían haber salpicadotambién los pendientes. Además, la caja estaba descompuesta; no cerraba bien, y seconocíaquehabíasidoarrancadaenunaluchaamuerte.

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Manuelapermaneciómudaysombríadurantealgunossegundos;hubiérasedichoqueensu alma se libraba un tremendo combate entre los últimos remordimientos de unaconciencia ya pervertida, y los impulsos irresistibles de una codicia desenfrenada yavasalladora. Triunfó ésta, como era de esperarse, y al joven, en cuyo semblante seretrataban entonces todos los signos de la vil pasión que ocupaba su espíritu, cerró,enarcandolascejas,lacajaprontamente,laapartócondesdén,ynopensómásqueenverelefectoquehacíanlosricospendientesensusorejas.

Entonces tomó su linterna, y levantándose así adornada como estaba con su anillo, suspulserasyaretes,sedirigióalaorilladelremanso,yallíseinclinó,alumbrándoseconlalinternael rostro,procurandosonreír,y, sinembargo,presentandoen todas su faccionesunaespeciededurezaaltaneraqueescomoelreflejodelacodiciaydelavanidad,yqueseríacapazdeafearelrostroidealdeunángel.

Si en aquella noche silenciosa, en medio de aquella huerta oscura y solitaria, alguien,acostumbrado a leer en las fisonomías, hubiera contemplado a aquella linda joven,mirándoseenlasaguasnegrasytranquilasdelremanso,alumbrándoseelrostroconlaluzopaca de una linterna sorda, y gesticulando para darse aires de una gran señora, al veraquella fisonomía pálida, con los ojos chispeantes de ambición y de codicia, con loscabellosdesordenados,conlabocaentreabierta,dejandoverunadentadurablanquísimayapretada, y haciendo balancear a izquierda y derecha los pendientes, cuyos fulgores labañabanconunaluzazulada,rojizaoverdosa,quesemezclabaalchisporroteodelmismocarácterquesalíadelaserpienteenlazadaalpuñoizquierdo,colocadojuntoalabarba,deseguroquehabríaencontradoenesa figura singular, algodeespantosamente siniestroyrepulsivo,comounaapariciónsatánica.NoeralaMargarita,deGoethe,mirándoseenelespejo,connaturalcoquetería,adornadaconlasjoyasdeundesconocido,sinounaladronadelapeorespecie,dandoriendasueltaasuinfamecodiciadelantedeaquelestanquedeaguas turbias y negras. No era la virtud próxima a sucumbir ante la dádiva, sino laperversidadcontemplándoseenelcieno.

Manuela,abandonadaasímismaenaquellahoraydeaquelmodo,dejabaconocerensusemblantetodaslasexpresionesdesuvilpasión,quenosedeteníaantelavergüenzanielremordimiento,puesbiensabíaqueaquellasalhajaseranelfrutodelcrimen.Asíesque,sobresucabezaradianteconlosfulgoresdelosaretesrobados,seveíaenlasombra,nolacaraburlonadeMefistófeles, el demoniode la seducción, sino lamáscarapavorosadelverdugo,eldemoniodelahorca.

Manuela aun permaneció algunosmomentosmirándose en el remanso y recatándose acadaruidoquehacíaelvientoentrelosárboles,yluegovolvióalpiedelaadelfa,sequitósus joyas, las guardó cuidadosamente en sus cajas; hecho lo cual lanzó unamirada entorno suyo, y viendo que todo estaba tranquilo, sacó de entre las matas una pequeñatarecua,especiedepalademangodemaderayextremoangulosodehierroconqueenlatierracalientesehacenpozos,yremoviendoconellalatierra,enciertositiocubiertodemusgo,pusoaldescubiertounsacodecuero,queseapresuróaabrirconunallavecitaquellevabaguardada.Luegointrodujoenlabocalalinternaparacerciorarsedesiestabaallísutesoro,quepalpóunmomentoconextrañafruición.Consistíaenalhajasenvueltasenpapeles,yencintosdecuerollenosdeonzasdeoroydepesosdeplata.

Después metió cuidadosamente en el saco las cajas que acababa de darle el Zarco, y

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enterródenuevoeltesoro,cubriéndoloconmusgoyhabiendodesaparecertodaseñaldehaberseremovidoelsuelo.

Luego,comosintiendoabandonaraquellariqueza,alzósulinternasordaysedirigióalacasa de puntillas, entrándose en las habitaciones en que la pobre señora, a pesar de lasinquietudesdeldía,dormíaconeltranquilosueñoselasconcienciashonradas.

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Capítulo8

QuiéneraelZarco

Entretanto,yalasazónqueManuelaexaminabasusnuevasalhajas,elZarco,despuésdehaberdejadolasorillasdeYautepec,ydehaberatravesadoelríoconlamismaprecauciónquehabíatenidoalllegar,sedirigióporelampliocaminodelahaciendadeAtlihuayanalmontañosopordondehabíadescendidoyqueconducíaaXochimancas.

Era lamedia noche, y la luna envolviéndose en espesos nubarrones, dejaba envuelta latierraensombras.LacalzadadeAtlihuayanestabacompletamentesolitaria,ylosárbolesque la flanquean por uno y otro lado, proyectan una oscuridad siniestra y lúgubre, quehacían más densa los fugaces y pálidos arabescos que producían los cocuyos y lasluciérnagas.

Elbandido,conocedordeaquellos lugares,acostumbrado,comotodosloshombredesuclase,avenunpocoenlaoscuridad,ymásquetodo,fiadoenlasensibilidadexquisitadesucaballo,quealmenorruidoextrañoaguzabalasorejasysedeteníaparaprevenirasuamo,marchabapasoapaso,peroconentera tranquilidad,pensandoenlapróximadichaqueleofrecíalaposesióndeManuela.

Porfin,aquellahermosísimajoven,cuyaimagenhabíaenardecidosushorasdeinsomniodurantetantosmeses,cuyoamorhabíasidosuconstantepreocupación,aunenmediodesusmássangrientasyarriesgadasaventuras,ycuyaposesiónlehabíaparecidoimposiblecuando la vio por primera vez en Cuernavaca y se enamoró de ella, iba a ser suya,enteramentesuya,ibaacompartirsusuerteyahacerlesaborearlosdulcísimosdeleitesdelamor, a él que no había conocido hasta allí verdaderamente más que las punzantesemocionesdelroboydelasesinato.

Suorganizacióngroseraysensual,acostumbradadesdesujuventudalvicio,conocía,esverdad, los goces del amor material, comprados con el dinero del juego o del roboarrancados en medio del terror de las víctimas, en una noche de asalto en las aldeasindefensas;peroelZarcosentíaquenohabíaqueridonuncanihabíadeseadoaunamujercon aquella exaltación febril que experimentó desde que comenzó a ver a Manuela,asomadaasuventana,desdequelaoyóhablar,ymástodavía,desdequecruzóconellalasprimeraspalabrasdeamor.

Jamásdesdequesiendoniño todavía,abandonóelhogardesu familia,habíasentido lanecesidadimperiosadeunirseaotroser,comolasentíaahoradeunirseaaquellamujer,tanbonitaytanapasionada,queencerrabaparaélunmundodeinesperadasdichas.

Asírepasandoensumemoriatodaslasescenasdesuniñezydesujuventud,encontrabaquesucarácterbravíoydurohabíarechazadosiempretodoafecto,todocariño,cualquieraque fuese, no habiendo cultivado sino aquellos de que había sacado provecho.Hijo dehonrados padres, trabajadores en aquella comarca, que habían querido hacer de él unhombre laborioso y útil, pronto se había fastidiado del hogar doméstico, en que se leimponíantareasdiariasoseleobligabaairalaescuela,yaprovechándosedelafrecuentecomunicación que tienen las poblaciones de aquel rumbo con las haciendas de caña de

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azúcar,sefugó,yendoaacomodarsealserviciodeuncaballerangodeunadeellas.

Allípermanecióalgúntiempo,lograndodespués,cuandoyaestababastantediestroenlaequitaciónyelartedecuidarcaballos,colocarseenvariashaciendas,en lasquedurabapoco, a causa de su conducta desordenada, pues haragán por naturaleza y por afición,apenas era útil para esos trabajos serviles, consagrando sus largos ocios al juegoy a laholganza.

Por lodemás, en todo ese tiempono recordabahaber sentidoni simpatía ni adhesión anadie. Permaneciendo poco tiempo en cada lugar, sirviendo por pocos días en cadahacienda,ycultivandorelacionesdecaballerizaodejuego,quedurabanuninstanteyquese alteraban con frecuentes riñas que las convertían en enemistades profundas, élverdaderamente no había tenido amigos, sino compañeros de placer y de vicio. Alcontrario,enaquellosdíassucarácterseformócompletamente,yyanodiocabidaensucorazón más que a las malas pasiones. Así, la servidumbre consumó lo que laholgazanería,ylosinstintosperversos,quenoestabanequilibradosporningunanocióndebien,acabaronporllenaraquellaalmaoscura,comolasalgasinfectasdeunpantano.

Élnohabía amadoanadie, pero encambioodiabaa todoelmundo: al hacendado ricocuyos caballos ensillaba y adornaba con magníficos jaeces, al obrero que recibía cadasemanabuenossalariosporsutrabajo,allabradoracomodado,queposeíafecundastierrasy buena casa, a los comerciantes de la poblaciones cercanas que poseían tiendas bienabastecidas, y hasta a los criados, que tenían mejores sueldos que él. Era la codicia,complicada con la envidia, una envidia impotente y rastrera, la que producía este odiosingularyestaansiafrenéticadearrebataraquellascosasatodacosta.

Naturalmente,losamoresdelosdemáslecausabanirritación,yaquellasmuchachasquesegún su posición amaban al rico, al dependiente o al jornalero, le inspirabanun deseoinsensatodearrebatarlasydemancharlas.Nohabíaentretodasunaquehubierafijadolosojos en él, porque él tampoco había procurado acercarse a ninguna de ellas conintencionesamorosas.Lasdesuclasenoerandesugusto,yparalasderangosuperiorélestabacolocadoenmuybajaesfera,¡unmozodecaballeriza!

Élerajoven,noteníamalafigura:sucolorblancoimpuro,susojosdeesecolorazulclaroqueelvulgollamazarco,suscabellosdeunrubiopálidoysucuerpoesbeltoyvigoroso,ledabanunaaparienciaventajosa;perosuceñoadusto,sulenguajeagresivoybrutal,surisaagudayforzada,talvezlehabíahechopocosimpáticoalasmujeres.Además,élnohabíaencontradounabastantehermosaaquienprocuraseseragradable.

Porfin,cansadodeaquellavidadeservidumbre,devicioydemiseria,elZarcosehuyódelahaciendaenqueestaba,llevándosealgunoscaballosparavenderlosenlatierrafría.Comoeradeesperarse,fueperseguido;peroyaenestetiempo,alfavordelaguerracivil,sehabíadesatadoenlatierrafríacercanaaMéxicounanubedebandidosquenotardóeninvadirlasricascomarcasdelatierracaliente.

ElZarcoseafilióenellainmediatamente,ydesdeluego,ycomosinohubieraesperadomásqueesaoportunidadpararevelarseentodalaplenituddesuperversidad,comenzóadistinguirse entre aquellos facinerosos por su intrepidez, por su crueldad y por suinsaciablesedderapiña.

Eraelañode1861,yorganizadoslosbandolerosengrandespartidas,perseguidosaveces

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por las tropas del gobierno, pero atraídos más bien por la riqueza de los distritosazucareros del sur deMéxico y de Puebla, penetraron en ellos sembrando el terror entodaspartes,comolohemosvisto.

ElZarcoeraunodelosjefesmásrenombrados,ylasnoticiasdesusinfamesproezas,desushorriblesvenganzas en lashaciendas enquehabía servido,de su fría crueldady suvalortemerario,lehabíandadounafamaespantosa.

Obligadas las tropas liberales, por un error lamentable y vergonzoso, a aceptar lacooperación de estos bandidos en la persecución que hacían al faccioso reaccionarioMárquezensutravesíaporlatierracaliente,algunasdeaquellaspartidassepresentaronformando cuerpos irregulares, pero numerosos, y uno de ellos estaba mandado por elZarco. Entonces, y durante los pocos días que permaneció en Cuernavaca, fue cuandoconoció a Manuela, que se había refugiado con su familia en esa ciudad. El bandidoostentabaentoncesuncaráctermilitar,sindejarporesolosarreosvistososqueerancomocaracterísticosenaquellaépocayquelesdieronelnombredeplateados,conelquefueronconocidosgeneralmente.

Lahermosajoven,cuyocarácterparecíaestarenarmoníaconeldelbandido,alverpasarfrenteasusventanasaaquelcuerpodegallardosjinetes,vistososybrillantes,yalfrentede ellos, montado en soberbio caballo y cargado de plata hasta el exceso, al joven yterriblebandido,cuyonombrenohabíasonadoensuoídosinoconelacentodelterror,sesintióatraídahacíaélporunafectoenquesemezclabalasimpatía,lacodiciaylavanidadcomoenpunzanteysabrosofiltro.

Asínacióunaespeciedeamorextrañoenaquellasdosalmas,hechasparacomprenderse.Y en el poco tiempo que el Zarco permaneció en Cuernavaca, logró ponerse encomunicaciónconManuelayestablecerconellarelacionesamorosas,quenollegaron,sinembargo,porlascircunstancias,algradodeintimidadenquelasvemosenYautepec.

ElgeneralGonzálezOrtega,conociendoelgraveerrorquehabíacometidodandocabidaen sus tropas a varias partidas de plateados, que no hicieron más que asolar laspoblacionesqueatravesabaelejércitoydesprestigiarlo,notardóenperseguirlas,fusilandoavariosdesusjefes.Parasalvarsedesuertesemejante,elZarcoseescapóunanochedeCuernavacaconsusbandidosysedirigióalsurdePuebla,endondeestuvoporalgunosmesesejerciendoterriblesdepredaciones.

Por fin, losplateadosestablecieron suguaridaprincipal enXochimancas,y elZarconotardó en saber queManuela había vuelto a Yautepec, en donde residía con su familia.Naturalmente,procuródesde luegoreanudarsusrelacionesapenas interrumpidasypudocerciorarsedequeManuelaloamabatodavía.

Desde entonces comenzó esa comunicación frecuente y nocturna con la joven,comunicaciónquenoerapeligrosaparaél,dadoelterrorqueinfundíasunombreydadastambién las inteligenciasquecultivabaen lapoblación,endonde losbandidoscontabanconnumerososemisariosyespías.

Entretanto, sus crímenes aumentaban de día en día; sus venganzas sobre sus antiguosenemigos de las haciendas eran espantosas y el pavor que inspiraba su nombre habíaacobardado a todos. Los mismos hacendados, sus antiguos amos, habían venidotemblandoasupresenciaaimplorarsuprotecciónysehabíanconstituidoensushumildes

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yabyectosservidores,ynopocasveces,él,antiguomozodeestribo,habíavistotenerlabrida de su caballo al arrogante señorón de la hacienda a quien antes había servidohumildeydespreciado.

Semejantesvenganzasyhumillacionesfueronhartofrecuentesenesaépoca,graciasalaaudacia y número de los bandidos, cuyo poder era ilimitado en aquella comarcainfortunada,ygraciasmásquetodoalaimpotenciadelgobiernocentral,que,ocupadoencombatirlaguerracivilyenhacerfrentealaintervenciónextranjera,nopodíadistraerasustropasparareprimiralosbandidos.

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Capítulo9

Elbúho

ElZarcosehallaba,pues,enlaplenituddesuorgullosatisfecho.Habíarealizadopartedesus aspiraciones. Era temido, se había vengado; sus numerosísimos robos le habíanproducido un botín cuantioso; disponía a discreción del bolsillo de los hacendados.Cuando necesitaba una fuerte cantidad de dinero, se apoderaba de un cargamento deazúcar o de aguardiente o de un dependiente rico, y los ponía a rescate; cuando queríaponer a contribución a una hacienda, quemaba un campo de cañas, y cuando queríainfundirpavoraunapoblación,asesinabaalprimervecinoinfelizaquienencontrabaensusorillas.

Perosatisfechasuseddesangreyderapiña,sentíaqueaunlefaltabaalgunacosa.Eranlos goces del amor, pero no esos goces venales que le habían ofrecido lascondescendencias pasajeras de las mujeres perdidas, sino los que podía prometerle lapasióndeunamujerhermosa,joven;deunaclasesocialsuperioralasuya,yqueloamarasinreservaysincondición.

ManuelahabíasidoparaélunamujerimposiblecuandomedioocultoenlacomitivaservildelricohacendadoatravesabalosdomingoslascallesdeYautepec.Entonces,eraseguroquelalindahijadeunafamiliaacomodada,vestidaconciertolujoaldeano,yquerecibíasonriendo en su ventana las galantes lisonjas de los ricos dueños de hacienda, de losgallardodependientesquecaracoleabanenbriososcaballos, llenosdeplata,para lucirsedelantedeella,nosehabríafijadoniuninstanteenaquelcriadodescoloridoytriste,malmontadoenunasillapobreyvieja,yenuncaballoinferioryqueseescurríasilenciosoenposdesusamos.

Entonces,siélsehubieseacercadoahablarle,aofrecerleunaflor,adecirlequelaamaba,eraindudablequenohabríatenidoporrespuestamásqueungestodesdeñosoounarisadeburla.

Yahoraqueéleraguapo,quemontabalosmejorescaballosdelrumbo,queibavestidodeplata,queeratemido,queveíaasuspiesalosricosdelashaciendas;ahoraqueélpodíaregalaralhajasquevalíanuncapital;ahoraesajoven,lamáshermosadeYautepec,llorabaporél,loesperabapalpitantedeamortodaslasnoches,ibaaabandonarporélasufamiliayaentregarsesinreserva;leibaamostrarasuscompañeros,apasearlaportodaspartesasuladoyahumillarconellaalosantiguospretendientes.TalconsideracióndabaalamorqueelZarcosentíaporManuelaunacreyvoluptuososabordevenganza,sobrelosdemás,juntamenteconuncarácterdevanidadinsolente.

Asípues,aquelloqueagitabaelcorazóndelbandidonoeraverdaderamenteamorenelconceptonobledelapalabra,noeraelsentimientoíntimoysagradoquesueleabrirsepasoaunenlasalmaspervertidaseiluminarlasavecescomoiluminaunrayodesollosantrosmásoscuroseinfectos,no:eraundeseosensualysalvaje,excitadohastaelfrenesíporelencanto de la hermosura física y por los incentivos de la soberbia vencedora y de lavanidadvulgar.

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SiManuelahubiesesidomenosbellaomáspobre,talvezelZarconohabríadeseadosuposesión con tanta fuerza, y poco le habría importado que hubiese sido virtuosa.Él nobuscabaelapoyodelavirtudenlaspenasdelavida,sinolasemocionesgroserasdelossentidosparacompletarlafortunadesusituaciónpresente.Ibaaposeeralalindadoncellaparasatisfacerunanecesidaddesuorganización,ávidadesensacionesvanidosas,yaquehabíasaboreadoelplacerinferiordeposeermagníficoscaballosydeamontonaronzasdeoroyriquísimasalhajas.

Perodespuésdesaciadoestedeseo,elmásacariciadodetodos,¿quéharíaconlajoven?Se preguntaba él. ¿Se casaría con ella? Eso era imposible, y además, tener una esposalegítima no halagaba su vanidad. Una querida como ella sí era un triunfo entre suscompañeros.¿Abandonaríaaquelrumboyaquellacarreradepeligrosparahuirconella,lejos,paragozarenunrincóncualquieradeunaexistenciaoscuray tranquila?Peroesotambiéneraimposibleparaaquelfacineroso,quehabíayaprobadolosembriagantesgocesdelcombateydelrobo.Dejaraquellavidaagitada, inquieta,sembradadepeligros,perotambiéndepingüesrecompensas,eraresignarseaserpobre,aserpacífico;eraexponerseaqueunmiserablealcaldedepuebloloamarrasecualquierdíayloencerraseenlacárcelparaserjuzgadoporsusantiguasfechorías.Podíaconvertirsubotín,queeraimportante,entierrasdelabor,enunrancho,enunatienda.Peroélnosabíatrabajar,ysobretodo,lerepugnaba hondamente esa existencia de trabajo oscuro y humilde, monótona, sinperipecias,aburridora,expuestasiemprealpeligrodeunadenuncia,sinmásafánqueeldeocultarelpasadodecrimen,sinmásentretenimientoqueelcuidadodeloshijos,sinmásemocionesquelasdelterror.No,eraprecisoseguirasíporahora,quedespuésyahabríatiempodedecidirse,segúnloexigiesenlascircunstancias.

ElZarcollegabaaquíensuscavilacionescuandosedetuvosobresaltadooyendoelcantorepentino y lúgubre de un búho, y que salía de las ramas frondosas de un amategigantesco,frentealcualibapasando.

—¡Malditotecolote!—exclamóenvozbaja,sintiendocircularensusvenasunfríoglacial—. ¡Siempre le ocurre cantar cuando yo paso! ¿Qué significara esto?—añadió, con lapreocupaciónqueestancomúnenlasalmasgroserasysupersticiosas,yquedósumergidounmomentoennegrasreflexiones.Perorepuestoapoco,espoleósucaballo,conademándespreciativo.

—¡Bah!Estonoledamiedomásquealosindios,comoelherrerodeAtlihuayan;yosoyblancoygüero…;amínomehacenada.

Ysealejoaltroteparaencumbrarlamontaña.

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Capítulo10

Lafuga

Aldíasiguiente,Nicolás,elherrerodeAtlihuayan,vino,comodecostumbre,enlatarde,ahacersuvistaa lamadredeManuelaylaencontrópreocupadaytriste.Lajovenestabadurmiendoylaseñorasehallabasolaenelpequeñopatioenquelaencontramoslatardeanterior…

—¿Hayalgunanoticianueva?—preguntódoñaAntoniaaljovenartesano.

—Sí, señora—respondió éste—; parece que la caballería del gobierno llegará, por fin,mañana.Esprecisoqueesténustedesdispuestas,porqueséquenopermanecerániundíayquesevapasandoporCuautlaydeallísedirigeaMéxico.

—Yo estoy lista ya enteramente—respondió doña Antonia—. Todo el día nos hemospasadoarreglandolosbaúlesyrecogiendomipocodinero.Además,heidoaveraljuezparaquemeextendieraunpoder,quevoyadejarausted—añadió,tomandodesucestodecosturaunpapelquedioaNicolás—.Ustedseencargará,simehacefavor,devenderestahuerta,lomásprontoposible,odearrendarla,puessegúnestánlascosas,nopodemosvolver pronto y estoy aburrida de tanto sufrir aquí. Si usted se va aMéxico, allá nosencontrarácomosiempreyquizásentoncessehabrácambiadoelánimodeManuela.

—Nolocreo,señora—seapresuróaresponderNicolás—.YoheacabadoporconocerqueesimposiblequeManuelitamequiera.Lecausounarepugnanciaquenoestáensumanodominar. Así es que me parece inútil pensar ya en eso. ¡Cómo ha de ser! —añadiósuspirando—,unonopuededisponerdesucorazón.Dicenqueeltratoengendraelcariño.Yaveustedqueestonoescierto,porquesideltratodependiera,yomeheesmeradoenseragradable a la niña, pero mis esfuerzos siempre han encontrado por recompensa sufrialdad,sualejamiento,casisuodio…,porqueyotemohastaquemeaborrezca.

—No,Nicolás,esono;¡aborrecerloausted!¿porqué?¿Nohasidoustednuestroprotectordesdeque falleciómimarido?¿Nonoshacolmadoustedde favoresyde serviciosquejamás se olvidan? ¿Por qué tan noble conducta había de producir el aborrecimiento enManuela?No: lo que sucede es que estamuchacha es tonta, es caprichosa; yo no sé aquiénhasacado,perosucaráctermepareceextraño;particularmentedesdehacealgunosmeses. No quiere hablar con nadie, cuando antes era tan parlanchina y tan alegre. Noquiererezar,cuandoanteseratanpiadosa;noquierecoser,cuandoantessepasabalosdíasdiscurriendolamaneradearreglarsusvestidosodehacersenuevos;noquierenada.Hacetiempoquenotoenellanoséquécosa tanextrañaquemedaenquepensar.Unosdíasestátriste,pensativa,conganasdellorar,tanpálidaquepareceenferma,tanperezosaquetengoquereñirla;otrossedespiertamuyviva,perocolérica,pornadaseenoja,regaña,mecontradice,nadaencuentrabuenoenlacasa,nuestrapobrecomidalefastidia,elencierroenqueestamosleaburre,quisieraquesaliéramosapasear,quemontáramosacaballo,quefuéramosavisitarlashaciendas;parecequenotienemiedoalosladronesquenosrodeanpor todas partes, y viendo que yo me opongo a estas locuras, vuelve a caer en suabatimientoyseechaadormir.Hoymismohapasadounacosarara,luegoqueleanuncié

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queeranecesariodisponerlosbaúlesparairnosaMéxico,tanprontocomovioqueestoera de veras, que volví trayendomi dinerito y que comencé a guardar todas las cosas,primero se puso alegre y me abrazó diciéndome que era una dicha, que por fin iba aconoceraMéxico;quehabíasidosusueño;queallíibaaestaralegre,puesquesutristezateníaporcausalasituaciónhorrorosaqueguardamoshacetantosmeses.Comoesnatural,yomehabíafiguradolomismo,yporesonohabíahechotantoreparoenelcambiodesucarácter, pues era de suponerse que una muchacha como ella, que está en la edad dedivertirse,depasear,debíadeestarfastidiadadenuestroencierro.Asíqueyotambiénmepusealegrealverlacontenta,pensandoenelviaje.Peroluegohavueltoasutristeza,yalsentarnosacomer,observéyaqueestabademalhumor,quecasinoqueríaprobarbocadoyqueaúnsentíadeseosdellorar.Luego,nohepodidodistraerla,ydespuésdecomponersu ropa en un baúl, al ir a verla la encontré dormida en su cama. ¡Ha visto usted cosaigual! Pues si fuera porque nos vamos deYautepec, ¿por qué ha estado triste viviendoaquí?

—Señora—preguntóNicolás,quehabíaescuchadoatentoyreflexivo—,¿notendráaquíalgúnamor?¿nodejaráaquíalgunapersonaaquienhayaqueridooaquienquieratodavía,sinqueselohayadichoausted?

—Esomehepreguntadoalgunasveces,peronocreoquehayanadadeloqueusteddice.¿Quéamorpudierahaber tenidoqueyonohubiesesiquierasospechado?Esverdadquealgunosdependientesgachupinesdelatiendadelabóvedahabíandadoendecirleflores,en enviarle papelitos y recados, pero eso fue mucho antes de que fuéramos a vivir aCuernavaca. Después de que regresamos, aquellos muchachos ya no estaban aquí, sehabían ido a México, y Manuela no ha vuelto a acordarse de ellos ni a nombrarlossiquiera.

Algunosmuchachosdelpueblosuelenpasarporaquíylavenconalgúninterés,peroellalesmuestramuchodesprecioycierralaventanatanluegocomoloshavistoacercarse.Nohan vuelto ya.Manuela encuentra fastidiosos a los pocos que conoce. En fin, yo estoyseguradequenoquiereaningunoenelpueblo,yporesoalprincipiodeesteaño,cuandocomenzó usted a visitarnos, creí que iba inclinándose a usted y que arreglaríamosfácilmenteloqueteníamospensado.

—Puesyaveusted,señora—contestóNicolásamargamente—,quenoeracierto,yqueManuelitamehaconsideradomásfastidiosoquealosmuchachosdeYautepec.Tantoqueyo,teniéndolecomoletengotantocariñoyhabiendopensadotanseriamentecasarmeconella,porquecreíaconnuestromatrimoniolabrarsufelicidadylamía,naturalmente,nohepodidoserinsensibleasusdespreciosconstantesymeresolvíaalejarmeparasiempredeestacasa.Perolaconsideracióndequeustedmetieneunafecto,dequeestoyseguro;lasórdenesdemimadredequeyoveleporustedes,hoyquetantosenecesitadelapoyodeunhombreenestospueblos,mehanhechoseguirimportunandoaustedesconmipresencia,quedeotromodoleshabríaevitado.

—¿Importunándomeamí?—preguntóconmovidayllorandodoñaAntonia.

—No,austedno,señora;bienveoqueustedmeprofesaamistad,quedesearíaustedmibienymidicha,quesiporustedfuera,yoseríaelesposodesuhija.Yonosoyingrato,señora,ycreaustedquemientrasvivayomeportaréconustedcomounhijoreconocidoy

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cariñoso, sin interés de nada y siempre que no sirva yo de obstáculo a la felicidad deManuelita;perolodecíayoporestaniña.Afortunadamenteparaella,yaustedessevandeaquí,demodoquenotendrálamortificacióndevermeyyotendrélasatisfaccióndeserútilausteddesdelejos.Harétodoloqueustedmeencargayleescribiréconfrecuencia,dándolerazóndelahuertaydelestadoqueguardaesterumbo.Mañana,cuandovengalatropa del gobierno, yo también vendré a ver qué se les ofrece a ustedes, y aun lasacompañarécuandosevayan,hastaMorelosohastamásallásiesnecesario.

—¡Ah,Nicolás!¡québuenoesustedyquénoble!—dijolaseñoraconternura—;aceptotodoloqueustedmeofrece,yamivezleaseguroqueenmítendrásiempreunasegundamadre.CualquieraquesealasuertequeDiosnosreserveamíyamihija,creaustedquesiemprerecordarésugenerosidadparaconnosotras,yquenuncaolvidaréqueesustedelmásnobleyhonradojovenqueheconocido.Loesperoaustedmañana,ysiustedquiereacompañarnos,comomelopromete,yotendrémuchogustodecontarconsucompañía,quetantonecesito.Perotengomiedodequesucedaaustedalgoasuregreso.

—No temaustednada, señora—dijoNicolás, levantándose—; llevaréaalgunosdemiscompañerosdeltaller,bienmontadosyarmados.Ynocorreremosningúnpeligro.

—Bueno —dijo doña Antonia, apretando la mano del herrero con las dos suyas,cariñosamente,comoloharíaunamadretiernaconelhijodesucorazón.

Luego,alsentirquesealejaba,exclamóllorando:

—¡Oh!¡quédesgraciadasoyennoteneraestehombreporyerno!

Manuelitasedespertócuandoyaestabaanocheciendo,yalaluzdelabujía,doñaAntoniaobservóqueteníalosojosencarnados…

—¿Estásmala,hija?—lepreguntóafectuosamente.

—Meduelemucholacabeza,mamá—contestólajoven.

—Esqueestásamodorrada,yademás,¡hascomidotanpoco!

—No;mesientounpocomal.

—¿Tendráscalentura?—dijolamadreinquieta.

—No—replicóManuelita, tranquilizándola—;noesnada,melevanteestamañanamuytempranoy,enefecto,hecomidopoco.Voyatomaralgoyvolveréaacostarme,porqueloquesientoessueño;perotengoapetitoyésaesbuenaseñal.Yasabeustedquesiemprequemadrugomepasaesto.Además,esprecisodormir,ahoraquesepuede,porquequiénsabesienelviajepodamoshacerloconcomodidadyencompañíadesoldados—añadiósonriendomaliciosamente.

La pobre madre, ya muy tranquila, dispuso la cena, que Manuela tomó con alegría yapetito, después de lo cual rezaron las dos sus devociones, y tras de una largaconversaciónsobresusarreglosdeviajeysusnuevasesperanzas,laseñoraseretiróasucuarto,contiguoaldeManuelayapenasdivididodeésteporuntabique.

A la sazón caía un aguacero terrible, uno de esos aguaceros de las tierras calientes,mezclados de relámpagos y truenos, en que parece abrir el cielo todas sus cataratas einundar con ellas el mundo. La lluvia producía un ruido espantoso en el tejado, y los

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árbolesdelahuerta,azotadosporaqueltorrente,parecíandesgajarse.

Enlacalleelaguacorríaimpetuosaformandounrío,yenelpatiosehabíaproducidounainundaciónconelcrecimientodelosapantlesyconelchorrodelostejados.

DoñaAntonia,despuésderecomendaraManuelitaqueseabrigaramuchoyquerezara,sedurmióarrulladaporelruidomonótonodelaguacero.

Inútilesdecirquelajovennocerrólosojos.AquéllaeralanochedelafugaconcertadaconelZarco;éldebíavenirinfaliblementeyellateníaqueesperarloyalistaconsuropayelsacoqueconteníaeltesoro,queeraprecisoirasacaralpiedelaadelfa.EstatempestadrepentinacontrariabamuchoaManuela.Sinocesabaantesdemedianoche,ibaahacerunviajemodestísimo,yauncuandocesandoaesahora,ibaaencontrarlahuertaconvertidaen charco y a bañarse completamente debajo de los árboles. Sin embargo, ¿qué no escapazdesoportarunamujerenamorada,contalderealizarsuspropósitos?

Cuandoellaconocióqueerapróximalahoraseñalada,selevantódepuntillas,conlospiesdesnudos, bien cubierta la cabeza y espaldas con un abrigo de lana, y así, alzando suenagua demuselina hasta la rodilla, abrió la puerta de su cuarto, quedito y se lanzó alpatio,alumbrándoseconsulinternasorda,quecubríacuidadosamente.

Era la última vez que salía de la casamaterna, y apenas concedió un pensamiento a lapobreancianaquedormíadescuidadayconfiandoenelamordesuhijaquerida.

Por lo demás, Manuela, atenta sólo a realizar su fuga, no procuraba otra cosa queapresurarse, y si su corazón latía con violencia, era por el temor de ser sentida y demalograrsuempresa.

Dichosamentepara ella, el aguacero seguía en toda su fuerza, ynadiepodría sospecharqueellasaliesedesucuartoconaqueltemporal;asíesqueatravesórápidamenteelpatio,se internó entre la arboleda, pasó el apantle que rodeaba el soto de la adelfa, y allí,escarbandodeprisa,sinpreocuparsedelalluvia,quelahabíaempapadocompletamente,ysólocuidandoquelalinternanoseapagase,extrajoelsacodeltesoro,loenvolvióensurebozoysedirigióalacerca,trepandoporlasraícesdelamatehastaellugarenquesolíaesperarelZarco.

Apenasacababadellegar,cuandooyóellevesilbidoconquesuamanteseanunciaba,yalaluzdeunrelámpagopudodistinguirlo,envueltoensunegracapadehuleyarrimándosealcercado.

Peronoveníasolo.Acompañábanlootrostresjinetes,envueltoscomoélensendascapasyarmadoshastalosdientes.

—¡Malditanoche!—dijoelZarco,dirigiéndoseasuamada—.Temíquenopudierassalir,mivida,yquetodosemalograrahoy.

—¡Cómono,Zarco!—respondióella—;yahasvistosiemprequecuandodoymipalabra,lacumplo.Eraimposibledejarestoparaotraocasión,puesmañanallegalatropaytalveztendríamosquesalirinmediatamente.

—Bueno,¿yatraestodo?

—Todoestáaquí.

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—Puesven;cúbreteconestacapa—dijoelZarcoalargandounacapadehulealajoven.

—Esinútil,estoyyaempapadaybienpuedoseguirmojándome.

—No le hace, póntela, y este sombrero… ¡VálgameDios!—dijo al recibirla entre susbrazos—.¡Pobrecitasiestáshechaunasopa!

—Vámonos,vámonos—dijoellapalpitante—,¿quiénessonésos?

—Sonmisamigos,quehanvenidoaacompañarmeporloqueseofreciera…Vamos,pues;adelante,muchachos,yantesdequecrezcaelrío—dijoelZarco,picandosucaballo,encuyagrupahabíacolocado,alestilodelatierracaliente,alahermosajoven.

Yelgrupodejinetessedirigióaorillasdelpueblo,atravesóelrío,queyacomenzabaacrecer,yseperdióentrelasmásespesastinieblas.

Si algún campesino supersticioso hubiese visto a la luz de los relámpagos pasar, comodeslizándoseentrelosárbolesazotadosporlatempestad,aquelgrupocompactodejinetesenvueltos en negras capas, a semejante hora y en semejante tiempo, de seguro habríacreídoqueeraunapatrulladeespíritusinfernalesoalmasenpenadebandidos,purgandosusculpasennochetanespantosa.

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Capítulo11

Antonia

Doña Antonia había dormido mal. Después de su primer sueño, que fue tranquilo ypesado,losmúltiplesruidosdelaborrascaacabaronpordespertarla.Agitadadespuéspordiversos pensamientos y preocupaciones a causa de su viaje próximo, comenzó arevolverseensulecho,presadelinsomnioydelmalestar.

Parecíalehaberescuchadoatravésdeloslejanosbramidosdeltrueno,ydelosruidosdelalluvia y del viento entre los árboles, algunos rumores extraños; pero atribuyó esto aaprensiónsuya.DebuenaganasehabríalevantadoparairalcuartodeManuelaafindeconversaroderezarunmomentoensucompañía;perotemióinterrumpirelsueñodelaniña,aquiencreíadormidaprofundamenteyacalenturadadesdeeldíaanterior.

Así es que, después de haber pasado largas horas en aquella situación penosísima,luchandocon ideas funestasyatormentadoras,yconel calor sofocantequehabíaen sucuartoyelqueleproducíalairritacióndelavigilia;cuandooyóqueeltemporalcesaba,que los árboles parecían quedarse quietos, y que los gallos comenzaban a cantar,anunciandolamadrugadayelbuentiempo,lapobreseñoraacabóporquedarsedormidadenuevo,paranodespertarsinomuytardeycuandolosprimerosrayosdelsolpenetraronporlasrendijasdelcuarto.

Entoncesselevantóapresuradamenteycorrióalcuartodesuhija.

No laencontró,vio lacamadeshecha,perosupusoquesehabía levantadomuchoantesqueellayqueestaríaenelpatiooen lacocina.Labuscóallí,ynohallándola todavía,creyóqueandaríaenlahuerta,examinandosusfloresyviendolosestragosdeltemporal,yaunsedijoqueManuelahacíamalenexponerseasíalahumedaddelamañana,despuésdehaberestadoindispuestaeldíaanterior;queibaaempaparseconelaguadelosárbolesy amojarse horriblemente los pies en el lodo de la huerta, que era un bosque espeso,cruzadodeapantlesportodaspartesyquesellenabadecharcosconlamenorlluvia.

Efectivamente, losnaranjos, loszapotes, losmanguerosy losbananosdejabancaerunacascadadeaguaacadarozamientodesusramajes;laluzdelsolsereflejabacomoenmildiamantesenlasgotasdeaguaquependíandelasmenudashojas,ylagramadelsuelosehallabasumergidaenunaenormeciénega.

Hacíamallamuchachaenandarenlahuertadeesemodo.

Ylallamóentoncesagritosparareñirla.

Pero habiendo esperado en vano para verla aparecer, y no escuchando su respuesta,comenzóaalarmarseyabuscarlaenloslugaresquesolíafrecuentar.Tampocoestabaenellos.Entoncessiguióbuscándolaygritándoleentodasdirecciones,yhabiéndolevenidouna idea repentinavolvió a la casaparaver si la puerta de la calle estaba abierta; peroencontrándola perfectamente cerrada y atrancada, tornó a la huerta, llena de sobresalto,suponiendo que quizá su hija habría sido mordida por alguna serpiente y se habríadesmayadoo talvezmuerto enalgún rincóndeaquelbosque.Lapobre anciana,pálida

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comolamuerte,convulsadeterrorydeangustia,seinternóenlomásespesodelahuerta,sincuidarsedellodonidelamaleza,nidelasespinas,registrándolotodo,llamandoportodas partes a su hija con los epítetosmás tiernos ymás desesperados, con la gargantaseca, con los ojos fuera de las órbitas, pudiendo apenas respirar, con el corazónsaliéndoseledelpecho,locadedolorydesusto.

Peronada,Manuelanoaparecía.

—Pero,Diosmío,¿quéesdemihija?—exclamó,deteniéndoseyapoyándoseenunárbol,puessentíaquelaspiernasleflaqueaban.

Nadie lecontestaba.Lanaturalezaseguía indiferentesucursonormal.Elsolbrillabadellenoiluminandoelcielo, limpioyadenubes,enaquellahermosamañanadeestío,másserenoymásazuldespuésdeunanochedeborrasca;lospájarosparloteabanalegrementeenlasarboledas,zumbabanlosinsectosentrelasfloresytodoparecíacobrarnuevavidaenaquellatierratropicalyvigorosa.

Sólo la pobre madre desfallecía, apoyada en los árboles, y sintiendo que el frío de lamuertehelabalasangreensusvenas.

Pasado unmomento de angustiosa parálisis, hizo un esfuerzo desesperado y se arrastróhastaelcentrodelahuerta.Allítuvootraidea;ycruzandoelapantlequerodeabacomounpozoelsotode laadelfa,queeracomounarotondadearbustosenmediode lacualdescollaba la vieja y florida planta, se dirigió hacia ésta, y al llegar a ella se detuvosorprendida.Allí,juntoaltronco,habíaunpozoquesehabíallenadodeagua,ysobrelagramaestabatiradaunatarecua,lapequeñatarecuaconqueManuelasolíacavarlatierradesujardín.

Luego observó que, a pesar de la lluvia, la maleza y los arbustos aun permanecíandoblados,comosialgunapersonasehubieseabiertopasoentreellos.

Miróconcuidadoelsuelo,yen lapartequenoestabacubiertapor lagrama,distinguióhuellasdepisadas.Siguió ladirecciónqueellasmarcaban, locualeradifícilenaquellacapadeverduraespesayáspera,quecubríaelsuelo,ypudoreconocerlahastaelapantle.Enlosbordescenagososdeéste,yenlaparteinundadaporsucrecimientodelanoche,lahuella se marcaba mejor; era la huella de pies pequeños y desnudos que se habíanenterradoprofundamenteenelcieno.¿Quiénpodíahaberandadoporahíesamañana,sinoeraManuela?¿Yquiénpodía teneresospiespequeños,sinola joven?Pero¿porquéhabíavenidodescalza,yhabiendotenidoresfríoeldíaanterior?

La infelizmadre se perdía en conjeturas. Luego, dando unos pasosmás allá de la fajainundada por el apantle, volvió a reconocer huella de pisadas: eran las mismas deManuela,queseguramente tomóladireccióndelcercado.Enefecto, lashuellasseguíanhasta la cerca y se detenían junto a las viejas raíces del zapote gigantesco. La ancianatrepócontrabajoporellasycomoimpulsadaporunpresentimientoterrible.Sobrelacercahabía también señales de haber pasado por ahí alguno. Las plantas parecían haber sidoholladas; los tallos de algunas estaban rotos.DoñaAntonia se asomópor aquel lugar yexaminóatentamentelacallejuela.Vioentoncesallí,precisamentealpiedellugarenquesehallaba,lashuellasbiendistintasdepezuñasdecaballos,queparecíanhabersedetenidoalgún rato allí y que debieron haber sido varios, porque el lodo estaba señalado yremovidopornumerosashuellasrepetidasyagrupadas.

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Laagudayfríahojadeunpuñalquehubieseatravesadosucorazón,nohabríaproducidoala desdichadamadre la sensación de intenso dolor y de desfallecimiento que semejantevistalecausó.

No comprendía nada, pero adivino que algo horroroso significaba aquello. ¡Su hija,atravesando la huerta en aquella noche, dirigiéndose a la cerca, aquellos caballosdeteniéndose allí, como para esperarla, porque era evidente que ningún hombre habíaandadoconella,todoestoencerrabaunmisterioinexplicable,peropavorosoparalapobreseñora!¿HabíahuidoManuelaconalgúnhombre?¿Habíasidorobada?¿Quiénpodíaserelraptor?

DoñaAntoniaapenaspudodirigirseconfusamentetalespreguntas,enmediodesuatoníaydesuterror,porquesesentíaaterrada,aniquilada,permaneciendoahícomoidiota,conlosojosclavadosenelladodelacalle,conloscabelloserizados,conelcorazónpalpitantehastaahogarla,muda,sinlágrimas,sinfuerzas,vivaimagendelaangustiaydeldolor.

Perounaúltimaesperanzaparecióhacerlavolverensí.Pensóqueesoeraimposible,queera un sueño todo lo que estaba mirando o que nada tenía que ver con su hija aquelconjunto de circunstancias; que Manuela debía haber vuelto a su cuarto, y que si sehubierafugado,debíahabersellevadosuropa,susalhajas,algo.

Doña Antonia, bajándose precipitadamente de la cerca, se dirigió vacilando como unaebria,perocorriendo,hacialacasayalcuartodeManuela;estabacomoantes,solitario,lacama deshecha, un baúl abierto.No cabía duda, la joven se había escapado; faltaba sumejorvestido, faltabansuscamisasbordadas,susalhajas,sucalzadonuevoderaso,susrebozos.Sehabíallevadoloquepodíacaberenunapequeñamaleta.

Entonceslainfelizanciana,convencidayadesudesdicha,cayódesplomadasobreelsueloyrompióallorar,dandoalaridosquehubieranconmovidoalaspiedras.Pasadoalfinestearranquededolorsupremo,saliódelacasacomounainsensata,sincuidarsedecerrarla,ysedirigióaladesuahijadaPilar,quevivíaporahícerca,encasadeunostíos,porqueerahuérfana. Apenas pudo hablarles unas cuantas palabras para explicarles que Manuelahabíadesaparecidoypararogarlesquefuesenconellaasucasaafindecerciorarsedelhecho.

Acompañáronla, en efecto, sorprendidos y asustados también, especialmente la bella ydulcejoven,quelomismoquesumadrinanocomprendíanadadetalmisterio.

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Capítulo12

Lacarta

El examen de la huerta y de la calle hecho por los tíos de Pilar y por Pilarmisma, nohicieronmásqueconfirmarlassospechasdedoñaAntonia.Manuelasehabíaescapadoenlosbrazosdeunamante.

LostíosdePilarencontraronalpiedelacerca,ymedioocultaentrelamalezayellodo,lalinternasordaquehabíaservidoalajovenparaalumbrarseyquearrojóallíalhuir.

Quedabaahoraporaveriguarquiénoquiéneshabíansidolosraptoresdelajoven,ysobreesteparticularnadieseatrevíaaaventurarunasolapalabra,porquenadieteníatampocoenquefundarlamenorconjetura.

Lapobremadre,enelparoxismodesudolor,sehabíaatrevidoamencionarelnombredelhonradoherrerodeAtlihuayan;peroenelinstante,tantoellacomoPilarysustíos,habíanexclamadoconadmiraciónysorpresa:

—¡Imposible!

—En efecto, ¡imposible! —decía doña Antonia—; ¿qué necesidad tenía Nicolás dearrebatar a lamuchachacuandoyo se lahabríadadocon todomicorazón?…¡Soyunatonta, y sólo mi aflicción puede disculpar esta palabra imprudente! ¡Que Dios me laperdone!Nicolásnomelaperdonaría.

—Además,madrina,Nicolásnoeraquerido,yustedlosabemuybien;Manuelanopodíasufrir ni su presencia.Habría sido preciso que tanto él como ella fingieran aborrecerseparaqueestopudieraser.Pero,¿paraquésemejantedisimulo?

—Puesesclaro—replicódoñaAntonia—.¡No,nohayquepensarenello!peroentonces,¿quién,Diosmío?

—Seráprecisoavisaralaautoridad—dijoeltíodePilar.

Enestemomentoentróenlacasaunmuchacho,untrabajadorcitodelascercanías,ydijoque unos hombres que iban a caballo con una señora lo habían encontrado muy demadrugadaylohabíandetenidomásalládeAtlihuayanyalempezarlacuestadelmonte,yquelaseñora,queeramuchacha,lehabíadichoquevinieraaYautepecatraerunacartaasumamá,dándolelasseñasdelacasa.

Doña Antonia abrió apresuradamente el papel, que estaba escrito con lápiz y que noconteníamásqueestasbrevespalabras:

Mamá:

Perdóname, pero era preciso que hiciera lo que he hecho. Me voy con unhombreaquienquieromucho,aunquenopuedocasarmeconélporahora.Nomelloresporquesoyfelizyquenonospersigan,porqueesinútil.

MANUELA.

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Al oír estas palabras, todos se quedaron asombrados y mudos, pintándose en sussemblantes la sorpresa y el disgusto que semejante proceder en Manuela les causaba,habiendosidohastaallíunabuenahija.Lapobremadredejócaerelpapeldelasmanosyquedó unmomento con la cabeza inclinada, fijos los ojos en tierra, abatida, silenciosa,sombría, como insensata, hasta que un rato después hizo estallar su dolor en terriblessollozos.Acudieronaabrazarlayaconsolarlasuahijadaylostíos,sinsaberquédecirle,sinembargo,paracalmarsupena.

—¿Yaquiénquejarmeahora?—exclamó—.Aconséjenmeustedes—dijo—,¿quéharé?

—Veremosalprefecto—respondióeltíodePilar—.Esnecesarioquelaautoridadtomesusprovidencias.

—Pero,¡quéprovidencias!—repusolaanciana—,cuandovenustedesquelasautoridadesmismas no se atreven a salir de la población ni tienen tropas ni manera de hacerserespetar…¡SíestamosabandonadosdeDios!—añadiódesesperada.

—Pero¿quiénpodráser,pues,elhombrequeselahallevado?—dijoPilar—,porqueyono atino absolutamente y es preciso tener siquiera una sospecha que sirviera deindicación…

—¡Yestaryosola,absolutamentesola!—exclamódoñaAntonia, torciéndoselasmanosdedolor—.¡Ah!¡Cómohanabusadodeunainfelizvieja,viudaydesamparada!

—No tansola,madrina,noestáusted tansola—replicóvivamentePilar—.¿NocuentaustedconlaamistaddeNicolás?

—Es verdad, hija mía, lo había olvidado en mi desesperación. Tengo a ese hombregeneroso,quetodavíaayermedecíaquesininterésningunoenManuela,dequienestabaseguroquenoloquería,podíayocontarenteramenteconsuapoyo.Tienesrazón,voyaescribirlealmomento.

—No es preciso —dijo el tío de Pilar—; yo voy a ensillar en un instante y corro aAtlihuayanparatraeraNicolás.Esnecesarioquenosayudeaindagaresto.

Elancianoselevantabaparacumplirsuoferta,cuandoseoyóelruidodeuncaballoenlacalleyunhombreseapeoenlapuertadelacasa.

EraelherrerodeAtlihuayan.Todosse levantaronparacorrerhacíaél;doñaAntoniaseadelantoyapenaspudotenderlelosbrazosydecirlesollozando:

—¡Nicolás,Manuelasehahuido!

Eljovensepusodensamentepálidoymurmurotristemente,conunamargodesdén:

—¡Ah!,¡sí,missospechasseconfirman!

—¿Quésospechas?—preguntarontodos.

Elherrerocondujoalaseñoraalcuartoytodavíadepie,dijo:

—Estamañanamuytempranounguardacampovinoadecirnos,aladministradoryamí,que en lamadrugada, recorriendo los campos que están al pie delmonte, y cuando yahabíacesadoelaguacero,encontróensucasita,enlaquenohabíadormido,aungrupoquesepreparabaasaliryamontaracaballoyqueseguramentesehabíaguarecidoallídel

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temporal;querecelandodequefuesegentemala,noseacercóporelcamino,sinoquesemetió entre las cañasparaobservarlobien.Enefecto, eranplateados; cuatrohombresyunamujer joven,muy hermosa, llevando un sombrero de alas angostas y al que estabaatandounpañueloblanco,antesdemontar.Porestadetenciónpudoreconocerlosbien.Alaniñaparecíahaberlavistoalgunasvecesenestapoblación,yelhombre,queparecíajefedelosotros,eraelZarco.

—¡ElZarco!—exclamarontodosaterrados.

—¡Elmismo,elmástemibleymalvadodeesosbandidos,que,segúndicen,esjovenynomal parecido! Éste fue quien abrazó a la joven para montarla y quien parece que lallevaba. En el acto emprendieron todos, y a gran prisa, el camino de la montaña, sinrepararenelguardacampo,queno losperdiódevistahastaqueellosencumbraronysealejaronentrelasbreñas.Entoncesvinoadarparte.Yonoséquéterriblepresentimientotuve,ysindarmecuentadeporquélohacía,montéacaballoyvineaversihabíaocurridoaquíalgunanovedad…Asíes—añadióconintensaamargura—queyasabenustedesconquiensefueManuela.

—¡Ah! ¡Con razón dice que es inútil perseguirla! —exclamó colérica doña Antonia,mostrandoaNicoláselpapel,queélestuvoexaminandoconprofundaatención.

—Efectivamente—repusoeljoven—,esperfectamenteinútil¿Quiéniríaaperseguiraesebandidoasucuartelgeneral,enquetienemásdequinientoshombresquelodefiendan?Ysobre todo, ¿para qué? ¿No se ha ido con toda su voluntad?Cuando unamujer da esepaso, es porque está apasionada del hombre con quien se va. Perseguirla seríamatarlatambiénaella.

—Preferiríayoverlamuertaasaberqueestáenbrazosdeunladrónyasesinocomoése—dijo resuelta doña Antonia—. No es ahora sólo dolor lo que siento, es vergüenza, esrabia… Quisiera ser hombre y fuerte, y le aseguro a ustedes que iría a buscar a esadesdichadaaunquememataran;¡mejorparamí!¡Unplateado!¡Unplateado!—murmuróconvulsadeira.

—Pues bien, señora, yo estoy dispuesto a hacer lo que usted quiera, por más que meparezca inútil la persecución, no tanto por la gente que acompaña alZarco, sino por lavoluntadterminanteconqueManuelalohaseguido.Verdaderamente,nohahabidorapto.

—Pero, ¿yo puedo consentir en quemi hija, pormás loca de amor que esté, siga a unbandido?¿Ymisderechoscomomadre?

—Susderechosdeustedcomomadrenopuedenserrepresentadossinoporlaautoridadeneste caso, careciendo usted de un pariente próximo—dijo el tío de Pilar—. Nosotrosayudaremosalaautoridad,peroesnecesarioqueellaseaquienordene.¿Ycreeustedqueseatreveráconesosbandoleros,cuandoapenaspuedehacerseobedecerenlapoblación?

—Perosiquisiera…;hoyllegalacaballeríadelgobierno.

—Veremos al prefecto—replicó el anciano—,paradecidirlo aquehable al jefede esafuerza;peronoolvideustedqueestafuerzanohapodido,antier,continuarlapersecucióndelZarco, que fuequien cometió los asesinatosdeAlpuyeca, y esoque el gobiernodeMéxicohabíarecomendadocontodoempeñolapersecución.

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—Es inútil—exclamaron todos—, es imposible; ni el prefecto ni esos soldados han dequerer.

Enestemomentoseoyeron trompetasresonandoen laplaza.Lacaballeríadelgobiernoentrabacontodasolemnidadenlapoblación.

Doña Antonia, enloquecida de ira y de dolor, salió apresuradamente de la casa con laintencióndehablaralprefecto.

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Capítulo13

Elcomandante

ElpobreprefectosehallabaenlacasadeAyuntamiento,vestidoconsutrajedomingueropara recibir a la tropa con los honores debidos, y en el momento en que llegó doñaAntonia,acompañadadeltíodePilarydeNicolás,quelahabíanseguidopordeferencia,se entretenía en ver a aquella fuerza mal vestida y peor montada, que se forma en laplacita para pasar lista. Mandábala un comandante de mala catadura, vestido de unamanerasingular,conununiformemilitardesgarrado,ycubiertoconunsombrerocharroviejoysucio.

Luego que acabó de pasar su lista, el comandante vino a saludar al prefecto y amanifestarle, lo que era de cajón entonces, quenecesitaba raciones para sus soldados yforrajeparasucaballada,puesdebíacontinuarsumarchaesatarde.

Elprefectodio lasórdenesconvenientespara facilitaresoselementos, imponiendoa losvecinos acomodados semejante carga, que ellos estaban acostumbrados a soportar hacíatiempo.

DespuéslatropaseacuartelóyelcomandanteyalgunosoficialesfueroninvitadosporelprefectoatomaralgunascopasyacomerenlaPrefectura.

Taleseranlosdeberesquese imponíaentonces laautoridadpolíticade lospueblosparaconesosmilitares,quenidefendíanalagentepacíficaniseatrevíanaencararseconlosbandidosdequeestaballenalacomarca.

—¿Qué tal comandante—preguntó el prefecto—, ayer y antier han tenido ustedes unabuenatareaconlosplateados?

—Fuerte, señor prefecto —respondió el comandante atusándose los ásperos bigotes—muyfuerte;nohemosdescansadonidedíanidenoche.

—¿Ylograronustedesalgo?

—¡Oh!,lesdimosunacorreteadaalosplateados,terrible.EstoysegurodequeenmuchosdíasnovolveránaaparecerseenlacañadadeCuernavaca.Hanquedadoescarmentados.

—¿Cogieronustedesalgunos,eh?

—Sí; y los hemos dejado colgados, por ahí, de los árboles, en donde se estaráncampaneando…aestahora.

—Pero,¿cayerontodos?

—Todos,no,usted sabequeesoesdifícil.Esos cobardesnoatacanmásquea lagenteindefensa,peroluegoqueventropaorganizada,comolamía,corren,sedispersan.

—PeroelZarco…,porquedicenquefueelZarcoelquemandabalagavilla.

—Sí,élfue,peroelmáscorrelóndetodos.Nisiquieranosesperó,demodoquecuandonosotrosllegamosaAlpuyeca,nisuluzdelZarco.Envanoquisimosdarlealcance.Luego

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quehizosurobo,apenassedetuvoarecogeralosheridosyselargóprecipitadamente,demodoquenodimosniconsurastro.Enningúnpuebloniranchodelosqueatravesamosensupersecuciónpudierondarnosrazóndeél,seaquenohubierapasadoporallíoseaquetengaentodaspartescómplices,locualesmásprobable.Elcasoesquenopudimoscontinuarconnuestracaballeríaenaquellosmontestanescabrosos.

—Pero, entonces, señorcomandante—preguntóelprefectoconmalignidad—,¿aquiéncogieronustedesporfin,porqueacabadedecirmequedejaronaalgunoscolgadosenlosárboles?

—¡Oh, amigo prefecto —contestó el militar sin desconcertarse—, tomamos algunossospechososdequienestoyseguroqueeransuscómplices;yo losconozcobienaestospícaros,nopuedendisimularsudelito;correndenosotroscuandonosdivisan,seponendescoloridos cuando les hablamos, y a la menor amenaza se hincan, pidiendomisericordia!Yaveustedqueéstassonpruebas,porquesino,¿porquéhabíandehacertodoeso?Sudelito losacusa, son loscómplices, losqueavisana losbandidos, losqueocultansumarchayparticipandelbotín.Avariosdeesos,ysegúnmiparecer, losmásimportantes,esaquieneshedejadodandovueltasenelaire…¡Servirádeejemplar!¿Nolepareceausted?

De manera que el valiente militar había fusilado a algunos infelices campesinos yaldeanos,porsimplessospechas,afindenopresentarseantesujefe,enCuernavaca,conlasmanoslimpiasdesangre.

Elprefectolocomprendióasí,yportalmotivorespondióinsistiendo:

—Sí,señorcomandante,esoestuvobuenosiempre;pero,porfin,¿yelZarco?

—ElZarco,señorprefecto,debehallarseahoramuylejosdeaquí;talvezeneldistritodeMatamorosocercadePuebla,pararepartirseelrobocontodaseguridad.¡Bonitoélparahabersequedadoenesterumbo!

—Pero dicen—objetó el prefecto—que tiene sumadriguera enXochimancas, a pocasleguasdeaquí,yquecuentaconmásdequinientoshombres.Almenosesloquesedicepor aquí, y lo que sabemos, porque frecuentemente se desprenden de allí partidas paraasaltar las haciendas y los pueblos. En esamadriguera es donde guardan sus robos, endondetienenalosplagiados,suscaballos,susmuniciones,enfin;parece,segúnnoticiasquerecibimosdiariamente,queallívivencomoenunafortaleza,quetienenhastapiezasdeartillería,hastamúsicasycharangasquellevanalgunasvecesasusexpediciones,yquelessirventambiénparadivertirseensusbailes.

—Yasé,yasé—replicóelcomandanteconciertoenfado—;peroustedconoceloquesonlasexageracionesdelvulgo.Todoesosoncuentos;habránbuscadoallírefugioalgunavez,habránpermanecidoallídosotresdías,habránhechotocardosotresclarines,yelmiedode los pueblos ha inventado lo demás, porque nome negará usted, señor prefecto, queustedes viven muertos de miedo y que ni parecen hombres los que viven en estascomarcas.

—Pero, con razón, señor comandante —dijo el prefecto, picado en lo vivo—, conmuchísima razón si todos esos que usted dice que son cuentos, nos parecen a nosotrosrealidades; si vemos atravesar por nuestros caminos partidas de cien y de doscientos

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hombres,bienarmadosymontados;sisellevanalcerrotodoslosdíasalosvecinosdelospueblosyalosdependientesdelashaciendas;sisemetendondequieracomoensucasa,¿cómonohemosdecreer?

—Puesbien,yustedes,¿porquénosedefienden?,¿porquénosearman?

—Porquenotenemosconqué;todosestamosdesarmados.

—Pero,¿porqué?

—Lediréausted: teníamosarmaspara lasdefensasde laspoblaciones, esdecir, armasque pertenecían a las autoridades y armas que habían comprado los vecinos para sudefensapersonal.Hasta losmáspobres teníansusescopetas, suspistolas, susmachetes.PeropasóprimeroMárquezconlosreaccionariosyquitótodaslasarmasyloscaballosquepudoencontrarenlapoblación.Algunasarmasseescaparon,sinembargo,yalgunoscaballostambién,peropasódespuéselgeneralGonzálezOrtegaconlastropasliberalesymandórecogertodasesasarmasytodosesoscaballosquehabíanquedado,demaneraquenosdejóconlosbrazoscruzados.Luego,losbandidosapenassabenquealgunotieneuncaballoregular,cuandoenelactosemetenacogerlo.¿Quiénquiereustedquecompreyaniarmas,nicaballos,sabiendoqueloshadeperderdetodosmodos?Además,auncuandonos queden machetes y cuchillos, ¿cree usted que nos vamos a poner con quien traebuenosmosquetesorifles?

—Pues, hombre—replicó el militar reflexionando—, eso sí está malísimo, porque asícualquierapuedeburlarsedeustedes.¿Yquéhacenentonces?

—Loúnicoquehacemoseshuiroescondernos.Tenemosunvigilanteenlatorre,duranteeldía.Cuandotocalacampana,dandolaalarma,lasfamiliasseescondenenelcuratoodondepueden,enlomásocultodelashuertas;loshombrescorrenylasautoridadesnossumimos—añadióelpobreprefecto,encogiéndosedehombrosenademándevergüenzayderesignación.

—¡Caramba,hombre,esoesatroz!—exclamóelcomandantesirviéndoseunagrancopadecoñac—.Yonoseríaautoridadaquípornadadeestavida.

—Puesyoherenunciadolaprefecturacincuentaveces;peronomeadmitenlarenuncia,ycomoeslomismo…

—¿Cómolomismo?

—Puesesclaro;eslomismoquehayaprefectocomoquenolohaya;diránquetantodaqueestéyocomoqueestéotro,ymientras,aquímetieneustedlimitándomeadarforrajeyracionesalastropasquepasan,sinpoderhacermás,sindisponerdeunsologuardia,deun solo soldado, de nadie… escondiéndome por la noche, porque de noche quedamosexpuestos a todo, sin poder ejercer la vigilancia que tenemos de día, trabajando ennuestros quehaceres, siempre con sobresalto.Demanera que no son cuentos los que lereferimosausted;nosoninvencionesdelmiedo.Sonverdades,yselasdiráaustedtodoelmundo.

Enelinstanteenqueelprefectoacababadehablar,doñaAntonia,cansadadeesperarqueconcluyese la conversación, se hizo anunciar por conducto del secretario de la oficina,diciendo que tenía un negocio muy urgente que comunicar, tanto al prefecto como al

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comandante.

—Queentre—dijoelprefecto.

DoñaAntoniasepresentollorandoydesesperada.

—¿Quélepasaausted,doñaAntonia?—preguntóelprefectoconinterés.

—¡Quémehadepasar, señorprefecto,unagrandesgracia!,quemihijahasido robadaanoche.

—¡Suhijadeusted!¡Manuelita!¡LamuchachamáslindadeYautepec!—dijoelprefecto,dirigiéndosealcomandante,quesevolviótodoorejas.

—Sí,señor,Manuela,¡melahanrobado!

—¿Yquién,vamos,digausted?

—¡ElZarco!—exclamófuriosadoñaAntonia—,¡esegranladrónyasesino!

—¿Yaveusted,señorcomandante?—dijoelprefecto,sonriendoconmalicia—.Noandatanlejoscomoustedcreía;todavíaestáporaquírobándomemuchachas,despuésdehaberrobadoyasesinadoenlaCañada.

—Pero¿cómohasidoeso?…,digaustedpronto,señora—dijoelmilitarlevantándose.

DoñaAntoniarefirióloshechosqueyaconocemos.Nicolásfuellamadoadeclararloquesabía,ynohuboyadudadeque,enefecto,elZarcohabíasidoelraptor.

—Ybien,¿quéquiereustedquesehaga?

—Señor—respondió la anciana en actitud suplicante—,queustedhagaperseguir a esebandolero,quelequitenamihija,yyodarélopocoquetengosilologran.Quelatraiganviva omuerta, pero ha de ser pronto, señor; pueden encontrarlamuy cerca de aquí, enXochimancas,queesdondeelZarcotienesumadriguera.Yasé,señorprefecto,queustedno tiene tropa,nigentedequiendisponerparaeso;peroahoraqueestáaquíeste señormilitarconsutropa,puedeprestaresteservicioalajusticiayalahumanidad.

—¿Quédiceusted,comandante?—preguntóconsornaelprefecto.

—¡Imposible,señorprefecto,imposible!—repitióconresolución—;yotengomiordendecontinuarmimarchaparaCuautla,comoquesetratadeescoltaraunseñormuyamigodelseñor presidente, donBenito Juárez, que tiene que ir aMéxico.Ya usted supondrá quecuandonohepodidocontinuarlapersecucióndeesemalvadoayer,yporcausadeunroboydeasesinatos,menoshedepoderentretenermeenirabuscaraunamuchachaporesosandurriales…¡Bah!…¡Bah…!,déjenosustedenpaz,señora,yasecontentarálaniñaconelbandidoese, ¡no tiene remedio! ¡La tropadelgobiernonopuedeperderel tiempoenandarrescatandomuchachasbonitas!Además,yonoconozcobienestosterrenos.

—Peroyosí losconozco—dijoNicolás—,ysiel señorprefecto lodispusiera,algunosamigosmíosyyoacompañaríamosalatropaparaguiarlayayudarleensuspesquisas.

—Puessiestemuchachotienealgunosamigosqueloacompañen,supongoquearmados,¿porquénovaélahacerlapersecución?—preguntóelcomandante.

—Porque sería lo mismo que sacrificarnos inútilmente —respondió Nicolás—. Mis

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amigos y yo seremos a todo rigor diez, y los bandidos que podemos encontrar enXochimancaspasandequinientosoporlomenossontrescientos;¿quépodríamoshacerdiez contra trescientos? Moriríamos estérilmente. No así yendo la tropa del gobierno,porque tienemásdecienhombres,yademás losque iríamosdeaquí,queestamosbienarmadosyque, apoyados en la tropa, serviríamosde algo.Conocemos caminospor losquelograríamossorprenderalosplateados.

—Pero¿todaesapeloterayeseempeñoporunamuchacha?—dijoelcomandante,quenosedejabaconvencer.

—No,señor—repusoindignadoNicolás—;noseríasolamenteporlamuchacha,porqueselograríanotrosfinesquesondemayorimportancia.Selograríaacabarconesaguaridade malhechores que tiene azorado el distrito; se lograría tal vez matar o coger a losasesinosaquienespersiguióelseñorcomandanteayeryantierinútilmente;selesquitaríael robo, se les quitaría los demás robos que tienen guardados allí, se libertaría a loshombresquetienenplagiadoshacetiempo,yelseñorcomandantecumpliríaconsudeber,restableciendolaseguridadentodoesterumbo.YocreoquehastaelSupremoGobiernoseloagradecería.

—Amínadiemeenseñamisdeberescomosoldado—respondióelcomandantecon losojoscentelleantesdecólera,ycomprendiendoquenopodíacontestardeotromodoalasrazonesdeljoven—.Yoséloquedebohacer,yparaesotengosuperioresquemeordenenloquecreanconveniente.¿Quiénesusted,amigo,paraveniraquíaimponermeleyesyahablarmeconesetono?

—Señor—dijoNicolás, encarándose con dignidad al comandante—, yo soy un vecinohonradodel distrito; soy el encargadode la herrería de la haciendadeAtlihuayan, y elseñor prefecto sabe que he prestado no pocos servicios cuando la autoridad los hanecesitadodemí.Además,soyunciudadanoquesabeperfectamentequeustedesunjefedeseguridadpública,quelatropaqueustedtraeestápagadaparaprotegeralospueblos,porque no es tropa de línea consagrada exclusivamente al servicio militar de laFederación, sino que es fuerza delEstado, despachada para perseguir ladrones, y ahoraprecisamente le estamos proporcionando a usted la oportunidad de cumplir con sucomisión.

—¡Usted qué sabe de eso, don cualquiera, ni qué tiene usted que gritarme aquí ni queleermelacartilla,niquiénlehadadoaustedfacultadesparahablarmeenesetono!¿Quiénesesehombre,señorprefecto?—preguntóelcomandanteenelparoxismodelfuror,conlosbigoteserizadosyponiendomanoenelpuñodesupistoladeColt,quellevabaceñidaalacintura.

—Estemuchacho—respondióelprefectopalideciendo,porque temióalgúndesmándelsoldadote,quecomotodoslosdesuraleaeraungraninsolenteconloshombreshonradosypacíficos—,esteseñores,enefecto,unvecinomuyhonradoymuyapreciable,quehaprestadomuybuenosserviciosalospueblosyqueesmuyestimadodetodos.

—Puesnolevaldrátodoesodenadaparaevitarqueyolofusile—dijoelcomandante—;yoleenseñaréafaltarelrespetoalosmilitares.

Nicolássecruzódemanosimpasibleycontestósinarrogancia,peroconunacentofríoyaltivo:

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—Hagaustedloquequiera,señormilitar;ustedtieneallísufuerzaarmada.Yoestoysolo,sinarmasydelantedelaautoridaddemipoblación.Puedeustedfusilarme,nolotemoyyaloestabayoesperando.Eramuynatural;nohapodidoustedonohaqueridoperseguirofusilaralosbandidosaquieneseranecesariocombatirarriesgandoalgo,yleesaustedmásfácilasesinaraunhombrehonradoquelerecuerdaaustedsusdeberes.Esclaro…,estonoserágloriosoparausted,perosíloúnicoquepuedeysabehacer.

—¿Demaneraqueustedcreequeyomevalgodelafuerzaparacastigarlainsolenciadeusted?

—Asílocreo—repusoNicolás,siemprecruzadodebrazosyconunacentofríoyseguro.

—Pues se equivocausted, amigo—gritó el comandante—.Yononecesito de la fuerzaarmadaparacastigaralosquemeinsultan.Yosécorregirloshombreahombre.

—¡Seríadever!—respondióNicolás,conunasonrisadedesprecio—.Yprecisamente—añadió—, por aquí cerca de Yautepec hay algunos lugares bastantes solitarios en quepodríadarpruebasdeesevalor.Dejeustedaquíasutropa,montaremosacaballolosdosynosiremosjuntosaescogerelsitioapropósito.

—¿Sí,medesafíausted?—preguntóelmilitar,lívidoderabia.

—Yoacepto,señorcomandante.Ustedhadichoqueesmuycapazdecastigaralosqueleinsultan hombre a hombre y sin valerse de la fuerza.Yo acepto y estoy dispuesto, conigualesarmasydondeanadiefavorezcamásquesupropiovalor.

—Bueno —dijo el comandante—, ahora verá usted si soy capaz. Y saliendoprecipitadamentedelapieza,gritóavariossoldadosqueestabanporahí:

—¡Hola,sargento,préndanmeustedesaesepícaroyténganloenelcuartelconcentineladevista!Sisemuevemátenlo.

—¡Bonitamaneradearreglarlascosashombreahombre!—murmuróNicolás,mirandoalcomandanteconungestodeprofundísimodesdén.

—¡Ahoraveráustedsimeechabravatas,insolente!

—Pero,señorcomandante—dijoelpobreprefecto,interponiéndoseenactitudsuplicante—,dispenseaustedaestemuchacho;esunexaltado,peroeshombredebien,incapazdecometerelmásmínimodelito.

—¡Cállese usted, señor prefecto del demonio —replicó el militar, furioso como unenergúmeno—, cállese usted o también me lo llevo! Para eso nada más sirven lasautoridadesdeaquí,paradaralasa loszaragates. ¡Yaveráustedsihagootroejemplar!Llévenselo,llévenselo—dijoalossoldadosqueseapoderarondeNicolás,elcualnohizoningunaresistencia,contentándosecondeciralprefecto:

—Noruegueusted,señorprefecto;dejeustedquehaganloquequieran,peronohumilleustedsuautoridad.

Sinembargo,elprefectocomprendíaqueaquelmilitarfanfarrónycobardeeracapazdecumplirsusamenazas.

Poraquel tiempoyenaquellascomarcas, taleshechosnoeran,pordesgracia,sinomuyfrecuentes. Los bandidos reinaban en paz, pero, en cambio, las tropas del gobierno, en

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caso dematar, mataban a los hombres de bien, lo cual les era muy fácil y no corríanpeligro por ello, estando el país de tal manera revuelto y las nociones de orden ymoralidaddetalmodotrastornadas,quenadiesabíaaquienapelarensemejantesituación.

Las autoridades locales eran autoridades de burlas en las poblaciones y cualquiermilitarcillo,porinferiorquefuese,seatrevíaaultrajarlasyhumillarlas.

El infelizmagistradodeYautepec nopudohacer otra cosa que reunir alAyuntamiento,quesereunió,enefecto,congrantemor,nosabiendoquédeliberar.Además,elprefectoenvió inmediatamente aviso al administrador de la hacienda deAtlihuayan, quien en elactomontóacaballoysedirigióagalopeaYautepec,acompañadode losdependientesprincipalesdelahacienda,conelobjetodeprocurarlalibertaddelhonradoherrero.

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Capítulo14

Pilar

EncuantoadoñaAntonia,desdeelprincipiodelaltercadodeNicolásconelcomandante,viendo el giro que tomaba aquel asunto, comprendiendo, en fin de que no tenía queesperarnadadelasautoridadesyque,porelcontrarioibaacometerseunagraninjusticiay tal vez un crimen con su generoso defensor, había caído en un extremo tal deabatimientoqueporuninstanteselacreyóenferma.Peronadielehizocaso,estandotodosatentosaldesenlacedeaquellaterriblediscusión.

CuandolossoldadossellevaronaNicoláspreso,lapobreseñoraniaunfuerzastuvoparalevantarse y seguirlo, contentándose congemir arrinconaday atónita enunbancode laPrefectura.

Por fin, cuando el prefecto salió, ella también, acompañadadel tío dePilar y de variosvecinos,sedirigióalacasa,endondelaesperabanlajovenPilar,sutíayalgunosvecinosyvecinasqueseinteresabanensudesgracia.

Refiriólesenpocaspalabrasloqueacababadesuceder,yagotadassusfuerzasportantossufrimientos,débil,extenuada,porquenohabíatomadoalimentoalgunodesdelamañanayhabiéndoseempapadodeaguaenlahuerta,alhacersusprimeraspesquisas,searrojóenla cama temblando de fiebre. Su ahijada y aquellas gentes piadosas le prodigaron losprimeros cuidados. Pero la bella y buena joven, tan luego como aplicó las medicinasnecesariasasumadrina,comenzóaocuparseenotracosaquelahabíaconmovidohastaelfondodelalma.

LanoticiadelaprisióndeNicoláshabíasidoparaellaunrayo.Sesintiótrastornada,perodisimuló cuanto pudo su ansiedad y su congoja en presencia de sus tíos y de aquellasgentesextrañas,tomósurebozo,ypretextandoqueibaatraeralgunasmedicinas,selanzóalacalle.

¿Adónde iba? Ni ella misma lo sabía; pero sentía la necesidad de ver a Nicolás, dehablarle,deveraalgunaspersonas,deprocurar,enfin,salvaraaqueljovengenerosoquetiempohacíaerael ídolodesucorazón, ídolotantomásamadocuantoquehabíatenidoquerendirlecultoensilencioyenpresenciadeunarivalmuyqueridadeélymuyqueridatambiéndeella.

En otras circunstancias, ella, dulce, resignada por carácter, tímida y ruborosa, habríamuertoantesquerevelarelsecretoquehacíaalmismotiempoladeliciayeltormentodesucorazón.Peroenaquellosmomentos,cuandolavidadeljovenestabapeligrandoylosuponíadesamparadodetodosyentrelasgarrasdeaquellosmilitaresarbitrariosyferoces,la buena y virtuosa joven no tuvo en cuenta su edad ni su sexo; no reparó en que sueducación retraídahabíaproducido el aislamiento en torno suyo; no temióparanada elquédirándelasgentesdesupueblo;nopensómásqueenlasalvacióndeNicolás,yporconseguirlasaliódelacasadesumadrinaysedirigióapresuradamentealcuartelenquelehabíandichoqueacababandeponerincomunicadoalherrero.

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Éstenosehallabaenprisiónalguna,porqueaquelcuartelprovisionalestabaenunacasadelapoblaciónquenoteníalascondicionesrequeridas.AsíqueNicoláshabíasidopuestoenunportalquedabaalacalle,yallí loguardabandoscentinelasdevistaylaguardia,que se hallaba alojada allí mismo. De modo que la joven pudo verlo desde luego,mezclándosealgrupodegentequesehabíaacercadoalacasaporcuriosidad.

Pilar se salió del grupo, y adelantándose hacia el prisionero, que reparó en ella en elinstante, y que se levantó en ademán de recibirla, no pudo pronunciar más que estapalabra,entreahogadossollozos:

—¡Nicolás!

Ycallóderodillasenelsuelo,mudadedoloryanegadaenllanto.

Nicolásibaahablarle,peroelsargentodelaguardiaseinterpuso,yalgocompadecidodelajoven,ledijo:

—Sepárese,señorita,porqueelreoestáincomunicadoynopuedehablarle.

—¡Perosiesmi…,perosiesparientemío!—dijoPilarenademándesuplica.

—Nolehace—replicóelsargento—,nopuedeustedhablarle;losientomucho,peroeslaorden.

—¡Unapalabranadamás!¡Porcompasión,déjemeustedhablarleunasolapalabra!

—No se puede, niña—dijo el sargento—; retírese usted; si viene el comandante puedequelamaltrate,yesmejorquesevaya…

—¡Quémemate—dijoella—,peroquesesalveél!

Estaspalabras,quellegaronalosoídosdeNicolás,muyclarasyperceptibles,lerevelarontodalaverdaddeloquepasabaenelalmadelahermosajovenyfueronparaélcomounaluzesplendorosaqueiluminólasnubessombríasenquenaufragabasuespíritu.¡Pilarloamaba, y ésa sí que sabía amar! De manera que él estaba embriagándose por muchotiempoconelaromaletaldelaflorvenenosa,yhabíadejadoindiferenteasuladoalaflormodestayquepodíadarlelavida.

¡Qué dicha la suya en saberlo!, pero ¡qué horrible desventura la de saberlo en aquelmomento, tal vez el último de su existencia, porque Nicolás no dudaba de que elcomandante ejercería su venganza en el camino aquella misma tarde! Había sido lahumillacióndelmilitar tancruelyvergonzosa,quenopodríaperdonarla,con tantamásseguridad,cuantoque,enaqueltiempo,ningúntemorpodríacontenerlo,siendoestaclasedearbitrariedadesycrímeneselpandecadadía.

Pasó,porlacabezadeNicoláscomounvértigo;todoaquelloerasuperiorasusfuerzas,conserellastantas,yconteneruncarácterdebronce,comoelsuyo,fundidoalfuegodetodoslossufrimientos.Noquisovermás;cubrióseelrostroconlasmanos,comoparanodejar ver dos lágrimas que brotaron de sus ojos. Pero pasado ese instante de crisistremenda,selevantódenuevoparveraPilar.Ésta,empujadasuavementeporelsargento,se alejaba del cuerpo de guardia, pero volvía frecuentemente la cabeza, buscando aNicolás. En una de esas veces, Nicolás le dio las gracias poniendo la mano sobre sucorazón y le hizo seña de que se alejara. ¡Hubiera querido expresarle con el ademán

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cuantogozabasabiendoqueeraamadoporella,yasegurarleque,enaquelmomento,unamorprofundoytiernoacababadegerminarensucorazónsobrelascenizasdesuamormalsanodelospasadosdías!

Peroaquellagentecuriosa,aquellossoldadoslehabíanimpedidotalexpansión,ymásquetodo,susorpresa,suaturdimiento,casipodríadecirsesufelicidad.Así,pues,volvióacaerdesplomadoenelbancodepiedraenque lehabíanpermitido sentarsey seabandonóaprofundasyamargasreflexiones.

Pilar, entretanto, no descansó un instante. Fue a ver al prefecto, a quien encontróprecisamente con los regidores y alcaldes, y con los dependientes de la hacienda, quedeliberabanacercadeloquedebíahacerseparaevitarqueNicolásfuesellevadopreso.Lajovensepresentóaellosllorando,lessuplicóqueatodacostanoabandonasenaNicolás,yquesieraposibleenlamarcha,porquetalvezesoevitaríaquesecometieseuncrimenen el camino, y no se retiró sino cuando le aseguraron que, sino conseguían libertarloinmediatamente,acompañaríanalatropa.

Despuéssevolvióasucasaypreparóalgúnalimentoquellevóalprisioneroellamisma,teniendocuidadodeconfiarloalsargentoqueanteslehabíahablado,yaquiéndeslizounamonedaen lamano, rogándolequedijesealpresoqueno tuviesecuidado,quevelaríanporél.

Nicolás comprendió que la joven había hecho mil gestiones en su favor, pero ¿cuálesfueron esas gestiones, y de qué modo y quiénes velarían por él? Eso no lo sabía, ninecesitabasaberlo.Desdeaquelmomento,algocomolaconfianzadeunserdivinosehizolugarensuánimo.HabíaunángelqueloprotegíaypormásqueelherrerosupiesequePilar era una niña oscura, débil, tímida, sin relaciones poderosas, algo le decíaíntimamentequeesaniña,inspiradaporelamor,sehabíaconvertidoenunamujerfuerte,atrevidayfecundaenrecursos.

Así pues, reanimado con aquella seguridad interior, ya no temió por su existencia y seabandonóasumuerteconfiadoytranquilo.

Apenas acababa de hacer estas reflexiones consoladoras y de tomar algún alimento,cuandosetocóenelcuartellabotasillaylatropasepreparóamarchar.

Un rato después trajeron a Nicolás un caballo flaco y mal ensillado, y lo obligaron amontarenél,yacolocarseentrelasfilas.Luegoseformólacaballería,yelcomandantellegócasiebrio,yponiéndosealacabezadelatropa,saliódelapoblaciónmirandoconceñoalosnumerososgruposdegentequeseagolpabanenlascallesparamanifestarsuinterésafavordeljovenherrero,quemarchabatranquiloenmediodelosdragones.

Nicolásbuscabaconanheloentreaquellosgruposalabellaniña,ynoencontrándola,sufrentesenublo.Peroalllegarlatropaalaorilladelpueblo,yentrandoenelcaminoqueconduce a Cuautla por las haciendas, se encontró un gran grupo de gente a caballo,compuesto del prefecto, de los regidores, del administrador de Atlihuayan, de susdependientesydeotrosparticularesmuybienarmados.Juntoaelloyenlapuertadeunacabaña,alextremodeunagranhuerta,sehallabanPilarysustíos.Lahermosajoventeníalosojosencarnados,pero semostraba tranquilayprocuró sonreír aNicolásyaldecirleadiós,comodiciéndole:Hastaluego.

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Nicolás,alverla,yanopensómásensusituación,sintiósolamenteelvértigodelamor,elgolpe de sangre que afluía a su corazón, que ofuscaba sus ojos con un dulcedesvanecimiento.Púsoseencendido,saludóaPilarconapasionadocariño,yvolvióvariasveces la vista para fijar en ella una mirada de adoración y de gratitud. La amabaprofundamente; aquel amor acababa de germinar en su almay había echado ya hondasraíces en ella. En tres horas había vivido la vida de tres años, y había poblado aquellafantasíaardientecontodoslossueñosdeunadicharetrospectivaymalograda.

Porsuparte,Pilarnoocultabayasussentimientosdesdeel instantequeellosestallaronconmotivo del terrible riesgo que estaba corriendoNicolás. Salvarlo era ahora todo suobjeto,ypocoleimportabalodemás.

El famoso comandante, que según ha podido comprenderse era demasiado receloso, sealarmóalveraquellacabalgataqueparecíaesperarloenactitudamenazadora,ypicandosucaballosedirigióalprefecto.

—¡Hola,señorprefecto!,¿quéhacetantagenteaquí?

—Esperándoloausted—respondióelfuncionario.

—¿Amí?;¿paraqué?

—Paraacompañarlo,señor,hastaCuautla.

—¿Acompañarme?;¿yconquéobjeto?

—Conelderesponderdelaconductadeesemuchachoaquienllevaaustedpreso,antelaautoridadaquienvaustedapresentarlo.

—¿Yquéautoridadesésa,señorprefecto?

—Usted debe saberlo —respondió secamente el prefecto, que parecía más resuelto,apoyadocomoestabapornumerosovecinosbienarmados—.Yosóloséquesoyaquílaprimeraautoridadpolíticadeldistrito,yquenotengosuperiorenélenlorelativoamisfacultades.Elseñorjuezdeprimerainstanciaestambiénlaprimeraautoridaddeldistritoen el ramo judicial; él está aquí, porque lo es actualmente el señor alcalde.Así es quesupuestoqueustedsellevapresoaunciudadanoquedeunoodeotromododeberíaestarsometidoanuestrajurisdicción,claroesquevaustedapresentarloaalgunaautoridadquesea superiora lanuestra,ynosotrosvamosapresentarnos tambiénaesaautoridadparainformarledetodoyparaloquehayalugar.

—Pero ¿sabe usted qué yo tengo facultades para hacer lo que hago?—dijo el militar,queriendosalirdelaprietoenquelohabíanpuestolasrazonesdelprefecto.

—No,nolosé—contestóéste—,ustednohatenidolabondaddeenseñarmelaordenqueasí lo diga, ni amí seme ha comunicado nada por el gobierno del Estado, que esmisuperior.Siustedtraelaorden.Puedeenseñármela.

—Yonotengoqueenseñarleaustedórdenesningunas—respondióelmilitarconaltanería—.Yonoreciboórdenesmásquedemis jefes,ni tengoquedarcuentademiconductamásqueamisjefes.

—Poresovamosaveraesosjefesdeusted—replicóelprefectocondecisión.

—Pues entonces es inútil que ustedes me acompañen, porque mis jefes no están en

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Cuautla,sinoenMéxico.

—Pues iremos a México —insistió el prefecto, secundado por el administrador deAtlihuayan,quetambiénrepitió:—¡Sí,señor,iremosaMéxico!

—Y¿siyonolopermito?

—Usted no puede impedir que sigamos a la tropa de usted. Yo soy el prefecto deYautepec, conmigovienenelAyuntamientoyvariosvecinoshonradosypacíficos, ¿conquéderechonospodríaustedevitarquefuésemosadondeustedva?

—Pero ¿saben ustedes que yame está fastidiando esta farsa y que puedo hacer que seconcluya?

—Hagaustedloqueguste;nosotrosharemosentoncesloquedebemos.

Elcomandanteestabafurioso.Mandóhaceraltoasucaballeríayconferencióunmomentoconsuscapitanes.Talvezhubieraqueridocometerunaarbitrariedad,peronoerafácilqueella quedara impune. El prefecto estaba allí acompañado del Ayuntamiento, de losdependientes de la hacienda de Atlihuayan y de numerosos vecinos bien montados yarmados. En un momento podían reunírsele otros vecinos, aunque sin armas, y tomaraquellounaspectoformidable.

El comandante decidió, pues, soportar aquella afrenta, pero no soltar aNicolás.Volvióhacíaelgrupoenquesehallabaelprefecto,yledijo:

—¿Demaneraquéustedeshansalidoparaquitarmealreo,alhombre?

—Noseñor—replicóelprefecto—;yahemosdichoaustedquenuestroobjetoesseguirlehastaCuautlaohastaMéxico,ynopodráustedacusarnosdeagresiónalguna.

—¡Era bueno que ustedes mostraran esta resistencia contra los bandidos, como lamuestrancontralastropasdelgobierno!

—Sí,lamostraremos—replicóindignadoelprefecto—,silastropasdelgobiernoenlugardeperseguiraesosbandidos,puesparaesolespagan,noseemplearanenperseguiraloshombres de bien. Se le ha ofrecido el auxilio de hombres de aquí para perseguir a losplateados y usted no ha querido, y precisamente ése es el delito por el que lleva ustedpresoaesehonradosujeto.

—Bueno, bueno—dijo el comandante—, pues ya veremos quien tiene razón; síganmeustedesadondequieran,quelomismomeda…

Ymandocontinuarlamarcha.

Elprefectosiguióalladodelacolumnadecaballería,peroNicoláspudoyaestarsegurodequenadalesucedería.

Asícaminaron toda la tarde,yyabienentrada lanoche llegaronaCuautla,endondeelprefectodeYautepecfueahablarasucolegadeldistritodeMorelosyaponerenjuegotodassusrelacionesconelobjetodelograrlalibertaddelherrero.

El comandante puso un extraordinario a Cuernavaca, acusando al joven como hombrepeligroso para la tranquilidad pública, presentando lo acaecido en Yautepec como unarebelión y dándose aires de salvador y de enérgico, pero el prefecto de Yautepec y el

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Ayuntamiento,asícomolasautoridadesdeCuautla,sedirigieronalgobernadordelEstadoyalgobiernofederal,yeladministradordeAtlihuayan,aldueñode lahaciendayasusamigos en México, relatando lo ocurrido. Cruzáronse numerosos oficios, informes,recomendaciones,ysegastótintaydineroparaaclararaquelasunto.Nicoláspermaneciópresoenelcuarteldeaquellatropa,queaunesperabaórdenesparaescoltaralamigodelpresidente.PeroaltercerdíallegóunadirectadelMinisteriodelaGuerraparaponerenlibertad al joven herrero, mandando que el comandante se presentase en México aresponderporsuconducta.

Todoesteembrolloyestairregularidaderancosasfrecuentesenaquellaépocadeguerracivilydeconfusión.

Así,pues,delraptocometidoporelZarco,sólohabíanresultadolagraveenfermedaddelapobremadreylaprisióndelherrerodeAtlihuayan,laconmocióndelasautoridadesdeYautepec,muchascomunicaciones,muchospasos,muchaslágrimas,peroeldelitohabíaquedadoimpune.

Verdadesquetambiénhabíaresultadoladichadedoscorazonesbuenos;ésteeraelúnicorayodesolqueiluminabaaquelcuadrodedesorden,devicioydemiseria.

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Capítulo15

Elamorbueno

Nicolás,apenaslibre,volóaYautepec.¿Quéhabíapasadoallídurantesucortaausencia?¡Temblabadepensar en ello! Incomunicado rigurosamentedesdeque saliódeYautepechastaquefuepuestoenlibertad,nadahabíapodidosaberdelasuertededoñaAntonia,nide Pilar, pero apenas pudo comunicarse con algunos de los vecinos de Yautepec, quehabíanacudidoahablarle,cuandosupoquelainfelizmadredeManuela,demasiadodébilpara recibir tantosgolpes,habíacaídoencama,atacadadeunviolentoaccesode fiebrecerebral. Era muy posible que la pobre señora hubiera sucumbido. ¿Y Pilar?Indudablemente la bella y buena joven habría prodigado toda clase de cuidados a sumadrina; era seguroqueno sehabría separadoun solo instantedel lechode laenfermaque,abandonadatanmiserablementeporsuhija,seencontraba,sinembargo,rodeadadegentesbondadosasycaritativas,perosobretododeaquelángel,quemásquesuahijada,parecíasersuverdaderahija,herederadesuvirtud,desusensatezydesunoblecarácter.

Peroenelsenodeaquellafamiliaimprovisadaporladesgracia,juntoallechodeaquellaancianamoribunda,hacíafaltaunhombre,unapoyo,unafuerzaqueinfundieraalientoalos demás y proveyese a las necesidades que siempre aumenta el desamparo. Y esehombre,¿quiénpodíasersinoél,Nicolás,elhombreaquienaquellavirtuosaseñorahabíaescogidoparayerno,yhabíaamadocomoaunhijosuyo,elque,asuvezhuérfanodesdesu infancia,habíaconcentradoenella todo suafecto filial? ¡Cómo lehabríabuscado laenferma en su delirio! ¡Cómo habría también Pilar invocado su nombre en silencio,deseando verlo a su lado, en aquellos momentos de horrorosa angustia! Este últimopensamiento era, en medio de su ansiedad, como una gota de néctar que caía en sucorazón,querebozabaamargura.

DesdesusalidadeYautepec,presoyamenazadodemuerteporaquelmilitarinsolenteyarbitrario,Nicolásnohabíahechomásquepensarenaquellosdosobjetosdesucariño:doñaAntoniayPilar,ysuespírituagitadopasabasincesardelinfortuniodeladesdichadaseñora,alamordelahermosajoven,amortantomásgrato,cuantoquesehabíarebeladode súbito, y justamente cuando se habían oscurecido para él todos los horizontes de lavida.

Así es que aquel enamorado joven, en los días precedentes, apenas había concedido suatención al estado que guardaba, a la incomunicación en que se lemantenía, a lasmilincomodidades de su prisión, al peligro mismo de una resolución desfavorable a lasgestionesquesehacíanparalibertarle,atodo.

DoñaAntoniayPilareransupreocupaciónúnica,ynoveraestasdospersonas,queparaélencerrabanelmundoentero,causabasuimpaciencia,unaimpacienciaquellegabaaladesesperación.

EncuantoaManuela…sehabíadesvanecidocompletamenteensumemoria.Elherrero,comotodosloshombresdegrancarácter,eraorgulloso,ysienlosúltimosdíasaunhabíamanifestadoalgúnafectoa ladesdeñosa joven, siensucorazónaunnoparecíahaberse

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extinguidoel fuegodeotro tiempo,habíasidosolamenteporquedoñaAntoniaanimabaconstantemente con el soplo de sus esperanzas aquella hoguera, casi convertida encenizas.

Pero Nicolás había acabado por comprender, desde hacía muchos meses, que era unhombreimposibleenelcorazóndeManuela.Másaun;consuperspicacianatural,conesafacilidaddepercepciónquetienenlosenamoradoshumildes,habíaadivinadoanalizandodetalle por detalle, al regresar tristemente deYautepec todas las noches, sus estériles ycadavezmásheladasentrevistascon la joven,queéstanosólosentíadespegohacíaél,sinorepugnancia.Ahorabien:alaexpresióndeestesentimiento,queaunenunsemblantehermosoesduraydesagradable,nopodíaresistirunalmaaltivacomoladeNicolás.Siélhubierasidounodeesosmuchachostontosyfatuosqueinterpretansiempreelgestoylaspalabrasdelasmujeresqueaman,enelsentidomenosdesfavorableparaellos;sihubiesesidounode esoshombresvengativosy tenaces quehacendel sufrimientounmediodetriunfar y de vengarse; si por último, hubiese sido uno de esos viejos libertinos paraquieneseldeseoesunacorazaque loshace invulnerables,yparaquienes laposesiónatodacostaesyaelúnicoobjetodesuamorsensual,Nicoláshabríapermanecidofirmeensuintento,sostenidoporelapoyodelaseñora,granapoyojuntoaunahija,porcontrariaqueéstasemuestre.

PeroNicoláseraunhombredeotraespecie.Indio,humildeobrero,éltenía,sinembargo,laconcienciadesudignidadydesufuerza.Élsabíabienquevalía,comohombreycomopretendiente,lobastanteparaseramadodeManuela.Suhonradezinmaculadaledabauntítulo; suposición, aunquemediana,pero independienteyobtenidamercedaun trabajopersonal, lo ennoblecía a sus ojos; su amor sincero, puro, que aspiraba a la dignidadconyugalynoalosgocespasajerosdeldeseomaterial,lehacíanvalorizarloyestimarlo,comountesoroquedebíaguardarseintacto.

Ensuma,élamabatiernamente,consumisión,perocondecoro,conpasióntalvez,perocondignidad,ycomprometerestedecoroyestadignidadenalgúnactodehumillaciónlehabría parecido degradar su carácter y arrastrar por el suelo aquel sentimiento que élllevabatanalto.

Así pues, tan luego como Manuela, enamorada como estaba de otro hombre, creyóconvenientequitarseelvelodeldisimuloycomenzóamostraraNicolásundesabrimientoque éste conoció al instante, que fue aumentándose de día en día, y que acabó porconvertirseenunmarcadogestoderepugnancia,Nicoláscomenzóporsentirselastimadoprofundamente en su orgullo de hombre y de amante, y acabó por experimentar lainsoportable amargura de la humillación. Su amor, ya bastante desarraigado por losdesairesanteriores,nopudoresistiralaúltimaprueba,yfuedesvaneciéndoseagranprisaen su corazón. El afecto de doña Antonia, un vislumbre de esperanza y cierto hábitocontraídodeveralajoventodoslosdías,aunloreteníadébilmente,comolohemosvisto;pero al saber que aquellamujer a quien había creído insensible para él, pero honrada,habíahuidoconelodiosobandido,cuyonombreeraelespantodeaquellacomarca,unasorpresa dolorosa primero, y un sentimiento de desprecio después, se apoderaron de sualma.

Después, este desprecio fue tornándose, al considerar la perversión de carácter deManuela,enunsentimientodeotrogénero.

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Era la repugnancia, pero la repugnancia que inspira la fealdaddel alma; y después unavivaalegríainundosucorazón.

Él,Nicolás,elpobreherrerodeAtlihuayan,sehabíaescapadodeaquelmonstruo.Habíaestado amando a un demonio creyéndolo un ángel. Hoy que se veía libre de él, seavergonzabadesuceguedaddelosprimerosdías,ysefelicitabadequeelcieloosubuenasuertelohubiesensalvadodelpeligrodehaberseenlazadoconaquellacriatura,oalmenosde ladesgraciade seguiramándola, loquehabría sido terribleparaél,dadosucarácteraltivoeintensamenteapasionado.

Lejosdeeso,ycomounacompensacióngratísima,precisamenteenlosmomentosenquesuespírituhabíaquedadoenteramentedespejadode lasúltimasnieblasqueaquelafectohubierapodidodejarlecuandolaserenidadhabíaacabadoderestablecerseensucorazón,serenidad que no había sido bastante para turbar ni el peligro que había corrido ni laindignaciónquelohabíaagitado,habíavistosurgirantesusojosunanuevaimagen,másbellaydulcequelaquehabíadesaparecido,yhabíasentido,habíacomprendidoqueésasíeraelángelbuenodesuexistencia.Nipodíamenos;elamordePilarsehabíadescubiertoenunmomentosolemneydecisivo,sininterésysinesperanzas,contodosloscaracteresdeabnegación,degenerososacrificio,deresoluciónheroicaquedebenserlascualidadesdel afecto extraordinario. ¿Cómo no sentirse subyugado en el instante por un amor tanpoderoso?Nicolásnosólosintiópenetrarensualma,comoun torrentede fuego,aquelamor nuevo y luminoso sino que experimentó algo como un remordimiento, comovergüenzadenohaberabiertoantes losojosa ladicha,denohaberadivinadoelafectoque inspiraba y que seguramente había vivido oculto cerca de él, protegiéndolo,envolviéndoloenunaatmósferadesimpatíaydecariño.¡Yél,cómohabríahechosufrirala bella y modesta joven con su aparente galantería para Manuela! ¡Quizás la habríalastimadoalgunavez,quizáhabríasidocruel,sinquererlo,hiriendoladelicadezadeaquelcorazóntiernoyblandocomounasensitiva!

Talidealohacíaaparecerasuspropiosojoscomoinferiorasuamadadehoy,peronoconesa inferioridad que humilla, sino con la inferioridad del creyente para con su Dios,sentimiento que aviva y aumenta el amor, porque lo complica con la admiración y lagratitud.

TalesreflexionesocuparonelánimodeNicolásduranteelcaminodeCuautlaaYautepec,que recorrió impaciente y a todo galopar de su caballo, atravesando el bosque decatzahuatesylashaciendasdeCocoyoc,deCalderónydeSanCarlos,quebordanaquellallanurapintoresca.Porfinpasóelrío,atravesólascallejuelas,palpitándoleelcorazón,yseapeóenlapuertadelacasadedoñaAntonia.¿Quénoticiasibaarecibir?

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Capítulo16

Unángel

OscurecíayacuandoNicoláspenetróenlaspiezasdelacasadedoñaAntonia.Alruidodesus pasos, unamujer se adelantó a su encuentro, y apenas lo reconoció, a la débil luzcrepuscular que aun permitía distinguir los objetos, cuando se echó en sus brazossollozando.

EraPilar.

Nicolás,alsentircontrasusenoaquellamujer,hoyintensamenteamada,sintiócomounvértigodepasiónydeplacer.Eralaprimeravezdesuvidaqueconocíatamañafelicidad,él, que hasta ahí solo había podido saborear los amargos dejos del desengaño; él queconsiderándosecasisiempredesamado,sehabríaconsideradofelizconunamiradasoladesimpatía,ahorarecibíaatorrentes,enunaexplosiónamorosa,todaaquelladichaqueantesnosehubieraatrevidosiquieraasoñar.

Yellaestabaahí,labellísimajoven,quehabíaocupadosupensamientoenaquellosdíasde prisión y en aquellas noches de insomnio; y sentía sus hermosos brazos de virgenenlazarsucuello,ypalpitarsucorazónenamoradojuntoaaquelcorazónqueyanolatíasino para ella, y sentía sus lágrimas humedecer susmanos y su aliento bañar como undulce aroma su semblante. Nicolás no podía hablar. Era presa de una emociónavasalladorayqueparalizabasusfacultades.

Porfin,despuésdehaberestrechadoalajovenconunarrebatoamorosomássignificativoquediezdeclaraciones,ledijo,besándolaenlafrente:

—Pilarmía;ahorasíyanadaninadienosseparará.Loquesientoesnohaberconocidodóndeestabamidicha;pero,enfin,bendigohastalospeligrosqueacabodepasar,puestoqueporelloshepodidoencontrarla.

Pilar, como todamujer, y aunque rebosando amor y felicidad, no pudo sustraerse a unvago sentimiento de temor y de recelo.No estaba todavía bastante segura de que en elcorazóndeNicoláshubiesedesparecidocompletamenteaquelantiguoamordeManuela,quizásexacerbadoaúnportodoloqueacababadepasar.Asíesque,fijandolosojoscontimidezen losdelherrero, seatrevióapreguntarle,conunacentoenquese traslucíaelmiedodeperderaquelladichasuprema:

—¿Peroescierto,Nicolás?¿MequiereustedcomoaManuela?

—¿ComoaManuela?—interrumpióNicolás,convehemencia—.¡Oh,Pilar,nomehagausted esa pregunta, queme lastima! ¿Cómo puede usted comparar el amor que hoy lemanifiesto,yquesiento,conaquelafectoque tuveaaquelladesgraciada?Aquélfueunsentimientodequehoytengovergüenza.Nisécómopudeengañarmetanmiserablementeni alcanzo a explicar a usted lo que me pasaba. Quizás sus desaires, su frialdad meexaltabanymehacíanobstinarme;perosihededeciraustedlaverdaddeloquesentía,cuandoamissolas,y lejosdeaquímeponíaa reflexionar,examinandoelestadodemicorazón, leconfiesoqueaquellonoeraamor,noeraestecariñopuroyapasionadoque

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ustedmehace sentir ahora, sino otra cosamalsana comouna enfermedadde la que yoqueríalibrarme,comouncaprichoenqueestabainteresadomiamorpropio,peronomifelicidad.Perotodavíaquierodecirausted,auncuandonolocrea,queyaenlosúltimosdíasestecaprichonoexistíaeseafectohabíadesaparecido;Manuelanomeproducíayalaimpresiónquealprincipio,ysinohubierasidoporque laseñorasehabíaempeñadoenconvencerladequedebía casarse conmigo, ymehabíahecho entenderdeque al fin lolograría,quenoperdierayolaesperanzayquecontaraconsuapoyo,francamente,quizáshabríaacabadoyoporaborreceraManuela,oalmenosporolvidarla,yhabríadejadodeveniraestacasa.

—Pero¿ymimadrina…?¿Yyo…?¿Nopensabaustedennosotras?—preguntólePilarentonodequeja.

—¡Ah, sí! —replicó Nicolás—, la señora, la pobrecita señora era digna de todo micariño…En cuanto a usted, Pilar, ¿debo decirlo?, nime atreví a soñar siquiera en seramadoporusted;yahabíacomprendidocuándichososeríaelhombreamadoporusted;yahabía levantadohastaustedmisojos llenosde esperanza, pero loshabíavuelto abajar,pensando en que usted tampoco había de quererme. Me parecía usted más alta queManuelaparamí.Yluego,pensarenusted,decirleaustedalgo,despuésdelosdesairesdeManuela,sufridosenpresenciadeusted,meparecíaindigno.¡Sihubierayoadivinado…!Conqueyaveustedquenoahora,muchoantes,aquelafectoparaManuelahabíaacabado.¿Dudaustedtodavía?¿Creeustedqueelamorqueletengo,yquehacrecidoporañosentan pocos días, se parezca al sentimiento que abrigué por esa infeliz, y que se haconvertidoahoraenundesprecioespantoso?…

—Ya no dudo,Nicolás, ya no dudo—dijo la joven estrechando lasmanos del herreroentrelassuyas—.Yaunquedudara—añadiósuspirando—,mifelicidadconsisteenesteamor que siento por usted hace mucho tiempo, que he guardado en el fondo de micorazón,sinesperanzaentonces,aumentadocadadíaporeldolorypor loscelos,yquesólohapodido revelarseenelmomentoenquecorríaustedpeligroyenqueyoestabapróximaaperdereljuicio.Yonopodíaesperarqueustedmeamase.Alcontrario,estabaseguradequeustedamabaaManuelamásquenunca,quizásporquelahabíaperdidoparasiempre;peronofuidueñademí,nopudecontenerme,nodioídosmásqueamicorazón.

—Pero, niña —dijo Nicolás, en tono de reconvención—, usted me juzgó mal, quizásporquenoconocíabienmicarácter.ParaamartodavíaaManuela,apesardeloquehabíahecho,senecesitaba,enprimerlugarhaberlaamadodeveras,yacabodedeciraustedquenoeraasí,ydespuéssenecesitabaserunhombrevulgar,yyo,aunquehumilde,aunqueobrero rudo, aunque indio sin educación, y sin otros ejemplos, pues que para mí laestimaciónesprecisamentelabasedelamor.¿Yohabíadeseguirqueriendoaunaperdidaquesedejarobarporunasesinoyunladrón?¡Imposible,imposible!Depadresahijos,enmifamiliaindia,noshemostransmitidolasideasdehonradezaltivaquetantasvecesmehan echado aquí en cara, comoundefecto, y quemehangranjeado algunos enemigos.Nosotroshemossidopobres,muypobres,peroalgunavezyocontaréaustedcómomisantepasados, en sus montañas salvajes, en sus cabañas humildísimas han sabido, sinembargo,conservarsiempresucarácter limpiodetodamanchadehumillaciónobajeza.Hanpreferidomoriradegradarse,yesonoporvanidad,niporconservarunaherenciadehonor,sinoporquetalesnuestranaturaleza.Laaltivezennosotrosespartedenuestroser.

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Así, pues, figúreseusted si yopodría haber sentidoporManuela, despuésde loquehahecho,otro sentimientoqueeldeunacompasióndespreciativa.Hacerotracosahubierasidounadegradación…¿Estáustedconvencida?

—Sí,Nicolás—dijoapresuradamentela joven—,perdónemeusted;peroapesardequeconocíasucarácter,micariño,mipobrecariño,nacidoenmediode loscelos,mehacíaciegaydesconfiada…¡Nomeguardeustedrencor!…

—No,loqueguardoausted,buenayhermosaniña,esunamorsantoyeterno…¿Quiereustedsermiesposa,yluego?

—¡Oh!—dijo llorando Pilar—, serámi felicidad; pero hemos hablado largamente, noshemosextraviado,hemosolvidadoelmundo,Nicolás,yestamoshablandocercadeunamoribunda…,mimadrina…

—¡Oh,sí,laseñora…!

—Mimadrinasemuere—exclamóPilarconabatimiento—;hacedosdíasqueno tomaalimento ninguno, su debilidad esmuygrande, la fiebre violenta, y todos dicen que notieneremedio.

Nicolás,alsaberestanoticia,inclinólacabezallenadepesadumbre.

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Capítulo17

Laagonía

Enefecto,losdosjóvenes,ensuéxtasisamoroso,habíanolvidadounmomentoalapobredoñaAntonia, queyacíamoribunda en la pieza cercana.Hemosdichoquedesde el díasiguientealafugadesuhija,conmovidaporlaterriblecrisisquehabíasufrido,másqueacausa de la humedad, a que había estado expuesta por muchas horas, la desdichadaancianahabíacaídoencama,atacadadeunafiebrecerebral.

Inútileshabíansidoloscuidadosqueselehabíanprodigadoporlaspersonascaritativasyamigasquelaasistían,particularmenteporPilar,quecomounahijaamorosa,nosehabíaseparado un instante de su lado. La experiencia de aquellas buenas gentes, a falta demédico,ytodoslosesfuerzos,sehabíanestrelladocontralagravedaddelmal.Laseñorasemoría,yNicolás llegabaprecisamenteen losmomentosenque laagonía tocabaasutérmino. Nicolás, profundamente consternado, penetró en la estancia de la enferma,débilmente alumbrada, y en la que fue saludado afectuosamente por las pocas personasqueallíhabía.

Pilar,quelohabíaprecedido,seacercóallechodesumadrina,yllamándolavariasvecesle dijo que Nicolás estaba cerca de ella y que deseaba hablarle. La anciana, como sidespertaradeunprofundoletargo,procurandoreunir laspocasfuerzasque lequedaban,levantó la cabeza, se fijó en el herrero, que le alargaba las manos cariñosamente, yentonces reconociéndolo lanzó un débil grito, tomó aquellasmanos entre las suyas, lasbesó repetidas veces, murmurando: “¡Nicolás! ¡Nicolás! ¡Hijo mío!” y luego cayódesplomada, como si aquel esfuerzo supremo hubiera agotado su existencia.Nicolás seinclinoalbordedeaquellechodemuerte,yallí,esehombredehierroaquiennohabíanlogradoabatirnilasdesgraciasnilospeligros,sepusoalloraramargamente,afligidoantetamañadesdichaymaldiciendoaldestino,quetalesinjusticiascomete.

DoñaAntoniaaunvivióalgunashoras,perolaagoníahabíasidodemasiadoprolongada,lavidasehabíaextinguidobajoelpesodetantossufrimientos,yantesdeconcluirlanoche,aquellaancianavirtuosaeinfortunadaexhalóelúltimosuspiroenlosbrazosdesuahijadaPilaryjuntoalhombreaquienhabíaamadocomoaunhijo.

El dolor de la pobre niña fue inmenso.Acostumbradadesde su juventud a ver endoñaAntoniaaunasegundamadre,aquienamaba,además,porsubondadosocarácteryporsus altas y sólidas virtudes, Pilar le era adicta sinceramente, y considerándola ahoraabandonadapor suhija, coneldesinterésy laabnegaciónque sonpropiosde lasalmasinteligentesygenerosas,suadhesiónyamorsehabíanconvertidoenpasiónfilial.Asíesque sus cuidados, durante la enfermedad de la anciana, habían sido exquisitos, y lasvigiliasylainquietudsufridasserevelabanensubellosemblante,pálidoydemacrado.

La muerte de su madrina, por esperada que hubiera sido, le produjo un abatimientoindecible,ysi,afortunadamenteparaella,elamordeNicolás,confesadoyadeunamaneratanfirmeytanresuelta,nohubieravenidoaconsolarlayafortalecerla,comounrayodesol, seguramente el almade la buenay sensible jovenhabría visto elmundo comouna

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noche sombría y pavorosa. Pero Nicolás estaba allí, su esposo futuro. El cielo se loenviaba justamente en los instantes de mayor amargura para ella, huérfana infeliz, sinpatrimonio,sinmásapoyoquedostíosancianos,yenmediodeaquellasituaciónllenadepeligrosparatodos.Entoncesconsideróaljoven,nosólocomoalelegidodesucorazón,sino como a su salvador, a su Providencia, y fuertemente conmovida por aquel cambiosúbito de su suerte, por aquel socorro inesperado que parecía enviarleDios, comopararecompensarladesusafliccionesytristezas,lajoven,dandotreguaasussollozos,cayóderodillas y oró fervorosamente, con un sentimiento en que se mezclaban el dolor y lagratitudalmismotiempo.

Sacóla de su arrobamiento la voz de Nicolás, que le dijo con ternura y con gravedadreligiosa,extendiendolamanohaciaelcadáverdelaanciana:

—Pilar,yo le juroaustedsobreesecadáverqueserésuesposo,yquenoesperarépararealizarmipromesamásqueeltiempodeluto.Esustedunángelquenomemerezco.

Pilar seechóensusbrazos llorando; loscircunstantes,conmovidosanteaquellaescena,procurarontambiénalajoven,yNicolássalióinmediatamenteparaprepararlosfuneralesdedoñaAntonia.Comolaancianahabíadejadoalgunosintereses,eraprecisoasegurarlos,puestoquenohabíadejadotestamento,yquelahijaúnicaqueteníahabíaabandonadolacasamaterna.

Desdeluego,lasautoridadeslocalesquisierondisponerquevendiesenlacasaylahuerta,para atender a los gastos precisos; pero Nicolás se opuso a ello, ofreciendo hacer losgastos por su cuenta, como un homenaje a la memoria de su virtuosa amiga. Rehusótambién encargarse del cuidado y administración de aquellos pocos bienes, que lasautoridades le encargaban, alegando razones de delicadeza bien comprensibles en susituación; de modo que aquel modesto patrimonio fue ocupado legalmente, pero sinintervencióndelhonradoherrero.

Sepultadalaseñora,acuyoentierroconcurrierontodaslaspersonasquehabíanestimadosusvirtudes,todovolvióalavidanormal,esdecir,aaquellavidallenadezozobrasydepeligrosquehemosdescrito.NicolássefueasuherreríadeAtlihuayan,másqueridoaúnporsuspatrones,acausadesunobleconducta;Pilarvolvióalahumildísimacasadesustíos,que se convirtiópara ella enunedén,porque suesposo futuro, esperando la fechaseñalada,lavisitabatodaslastardes,comolohacíaenotrotiempoencasadeManuela.

¿Yésta?Veamosloquelepasaba.

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Capítulo18

Entrelosbandidos

Manuela, apasionadadelZarcoy por lomismo ciega, nohabía previsto enteramente lasituaciónquelaesperaba,ysilahabíaprevisto,nosehabíaformadodeellasinounaideaconvencional.

Su fantasía demujer enamorada e inexperta le representaba la existencia en que iba aentrar como una existencia de aventuras, peligrosas, es verdad, pero divertidas,romancescas,originales, fuertementeatractivasparauncaráctercomoel suyo, irregular,violentoyambicioso.

Comohasta allí, y desde que se había soltado esa nuevaplaga de bandidos en la tierracaliente,alacabarlaterribleguerracivilquehabíadestrozadoalaRepúblicaporespaciodetresaños,yqueseconoceennuestrahistoriaconelnombredeGuerradeReforma,nopuede decirse que se hubiera perseguido de una manera formal a tales facinerosos,ocupado como estaba el gobierno nacional en luchar todavía con los restos del ejércitoclerical. Manuela no había visto nunca levantarse un patíbulo para uno de esoscompañerosdesuamante.

Alcontrario,habíavistoamuchísimospasearse impunementepor laspoblacionesy loscampos, en son de triunfo, temidos, respetados y agasajados por los ricos, por lasautoridadesyportodalagente.

Sialgunapersecuciónseleshacía,decuandoencuando,comoaquellaquehabíafingidoel feroz comandante, conocido nuestro, era más bien por fórmula, por cubrir lasapariencias; pero en el fondo, las autoridades eran impotentes para combatir a talesadversarios,ytodoelmundoparecíaresignadoasoportartandegradanteyugo.

Manuela,pues,sefigurabaqueaquellasituación,porpasajeraquefuese,aundebíadurarmucho, y que el dominio de los plateados iba consolidándose en aquella comarca.Además, era ella muy joven para recordar las tremendas persecuciones y matanzasllevadas a cabo contra los bandidos de otras épocas por fuerzas organizadas por elgobiernodelEstadodeMéxicoypuestasalasórdenesdejefesenérgicosyterribles,comoelcélebreOliveros.

Aquellohabíapasadoentiemposyaremotos,apesardequenohabíantranscurridodesdetales sucesosniquinceaños.Porotraparte, lascircunstanciaserandiversas.Enaquellaépocasetratabadeperseguiracuadrillasdesalteadoresvulgares,compuestasdediez,deveinte,alosumodecuarentabandidos,quesedispersabanalmenorataqueycuyorecursoconstanteera lafuga.Seestabaenunapazrelativa,ypodíanlasfuerzasorganizadasdevarios Estados concurrir a las combinaciones para atacar a una partida numerosa; laspoblaciones y los hacendados ricos podían prestar sus auxilios, las escoltas recorríanconstantementeloscaminos,yhombresconocedoresdetodaslaguaridasservíandeguías,oeranlosperseguidores.

Peroahoraeradiferente.Ahoraelgobiernofederalsehallabademasiadopreocupadocon

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la guerra que aun sostenían las huestes deMárquez, de Zuloaga, deMejía y de otroscaudillosclericales,queaunreuníanentornosuyonumerosospartidarios;laintervenciónextranjera era una amenaza que comenzaba a traducirse en hechos, precisamente en eltiempoenqueseverificabanlossucesosquerelatamos,ycomoeranatural,lanacióntodaseconmovía,esperandounainvasiónextranjeraqueibaaproducirunaguerrasangrientaylarguísima, que, en efecto, se desencadenó un año después y que no concluyó con eltriunfodelaRepúblicasinoen1867.

Todasestasconsideracionesnopodíanveniralespíritudelajovenconlalucidezconquesepresentabanalosojosdelaspersonassensatas;peroellaoíahablaralasgentesseriasquevisitaban adoñaAntoniao ésta le transmitía los rumoresque circulaban, y aunquevagamente,comolasgentesdelamuchedumbresuelenresumirlasituaciónpública,perodeunmodoexacto,ellasacabalasconsecuenciasqueleimportabanparasuvidafutura.

Porlodemás,elestadoqueguardabanlascosasenlatierracaliente,erademasiadoclaroparaqueellapudieraabrigargrandestemoresporlavidadelZarco.

Lociertoeraquelosplateadosdominabanenaquellacomarca,queelgobiernogeneralnopodíahacerlesnada,queelgobiernodelEstadodeMéxico,entoncesdesorganizado,yenel que los gobernadores, militares o no, se sucedían con frecuencia, tampoco podíaestablecernadadurable;queloshacendadosricosteníanquehuiraMéxico,oquecerrarsushaciendasosometersealaduracondiciónderendirtributoalosprincipalescabecillas,sopenadeverincendiadossuscampos,destruidassusfábricasymuertossusganadosysusdependientes.

Lo cierto era que ahora no se trataba de combatir a cuadrillas de pocos y medrososladronescomoaquellosaquienessehabíaperseguidoenotro tiempo,sinoaverdaderaslegionesdequinientos,milydosmilhombresquepodíanreunirseenunmomento,queteníanlamejorcaballadayelmejorarmamentodelpaís,queconocíanéstehastaensusmás recónditos vericuetos; que contaban en las haciendas, en las aldeas, en laspoblaciones,connumerososagentesyemisariosreclutadosporelinterésoporelmiedo,peroquelesservíanfielmente,yporúltimo,quealeccionadosenlaguerraqueacababadepasar, y en la quemuchos de ellos habían servido tanto en un bando como en el otro,conocían lo bastante para presentar verdaderas batallas, en las que no pocas vecesquedaronvictoriosos.

Así,pues,Manuela,aquienelZarcohabíatambiéninstruidoensusfrecuentesentrevistasacerca de las ventajas con que contaban los bandidos, acababa por disipar sus dudas,sabiendo que su amante pertenecía a un ejército de hombres valerosos, resueltos y quecontabancontodosloselementosparaestablecerenaquelladesdichadatierraundominiotanfuertecomoduradero.

De modo que, por una parte, con el impulso irresistible de su pasión, y por otra,convencidaportodaslasrazonesqueledabansuamanteyeltemordelasgentesquelahabíanrodeado,acabóporconfiarseresueltamenteensudestino,seguradequeibaasertanfelizcomoensussueñosmalsanoslohabíanconcebido.

Pero,en resumen,Manuela,quenohabíahechomásquepensaren losplateados desdeque amaba al Zarco, no conocía realmente la vida que llevaban esos bandidos, ni aunconocía personalmente de ellos más que a su amante. Los había visto varias veces en

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Cuernavaca desfilar ante sus ventanas, formando escuadrones; pero la rapidez de esedesfileylacircunstanciadenohabersefijadoconatenciónmásqueenelZarco,quefuequien la cautivó desde entonces por su gallardía y su lujo, impidieron que pudiesedistinguiraningúnotrodeaquelloshombres.

Después, retraída en Yautepec, y encerrada, justamente por el miedo que tenía doñaAntonia de que fuese vista por aquellos facinerosos,Manuela no había vuelto a ver aningunodeellos,puescuandohabían solidoentrardedíaen lapoblación,había tenidoqueesconderse,yaenelcurato,yaenlomásocultodelashuertas,endondelagentesepreparabaescondrijos,enlosquepermanecíandíasenteros,hastaquepasabaelpeligro.

Así,pues,noconocíaalosbandidosmásquedeoídas,yaporlosrelatosseductoresquelehacíaelZarco,entremezclados,sinembargo,dealusionesapeligrospasajeros,que,lejosde asustarla, le causaban emociones punzantes, y ya por las terribles narraciones de lagente pacífica deYautepec, abultadas todavíamás por doñaAntonia, cuya imaginaciónhabíaacabadoporenfermarla.

Deestasnoticiastancontradictorias,Manuela,conunaparcialidadmuynaturalenquienamabaaunbandido,había formádoseuna idea siempre favorablepara ésteyventajosaparaella.

Pensabaqueel terrorde lasgentesexageraba loscrímenesde losplateados; quecon lamirade inspirarmayorhorrorhaciaellos, susenemigos lospintabancomoamonstruosverdaderamenteabominablesyquenoteníandehumanomásquelafigura;quelavidadecrápula constante en que se les suponía encenegados cuando no andaban en asaltos ymatanzas, no eramásqueuna ficciónde lasgentes, aterradaso llenasdeodio; que lossupliciosespantososaquecondenabanasusvictimasnoeranmásqueponderacionesafindeinfundirpavoryarrancardineromásfácilmentealasfamiliasdelosplagiados.

EllacreíaqueelZarcoysuscompañeroseranbandidosciertamente,esdecir,hombresquehabían hecho del robo una profesión especial. Ni esto le parecía tan extraordinario enaquellostiemposderevuelta,enquevariosjefesdelosbandospolíticosquesehacíanlaguerrahabíanapeladomuchasvecesaesemedioparasostenerse.Nielplagio,queeraelrecursoqueponíanmásenprácticalosplateados,leparecíatampocounamonstruosidad,puestoque,aunque inusitadoantesyporconsiguientenuevoennuestropaís,habíasidointroducidoprecisamenteporfacciosospolíticosyconpretextospolíticos.

Demaneraque,asusojos, losplateadoseranunaespeciedefacciososenguerraconlasociedad,peroporesomismo interesantes; feroces,perovalientes;desordenadosen suscostumbres, pero era natural, puesto que vivían enmedio de peligros y necesitaban deviolentosdesahogoscomocompensacióndesustremendasaventuras.

Razonandoasí,ManuelaacababaporfigurarsealosbandidoscomounacastadeguerrerosaudacesypordaralZarcolasproporcionesdeunhéroelegendario.

Aquellamisma guarida,Xochimancas, y aquellas alturas rocallosas de lasmontañas enque solían establecer el centro de sus operaciones los plateados, aparecían en laimaginación de la extraviada joven como esas fortalezas maravillosas de los antiguoscuentos, o por lomenos como los campamentos pintorescos de los ejércitos liberales oconservadoresquesehabíanvistoaparecer,nohacíamucho,encasi todas lascomarcasdelpaís.

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Todo esto había pensadoManuela en sus horas de amor y de reflexión y ya resuelta acompartirlasuertedelZarco.

Asíesquelanochedelafuga,ellaesperabaentrarenunmundoconocido.Depronto,lanoche tempestuosa, la lluvia, la emoción consiguiente al abandono de su casa y de supobremadre,quesiemprelehizomella,apesardesupasiónydesuperversidad,elverseyaentregadaencuerpoyalmaalZarco, todoesto le impidiócompararsusituaciónconsus sueños anteriores y examinar a los compañeros de su amante. Por otra parte, nadahabíaaúndeextraordinarioenaquellosmomentos.Seescapabadesucasaconelelegidodesucorazón;éste,caballeroobandido,habíatenidoqueacompañarsedealgunosamigosque afrontasen el peligro conél yque leguardasen la espalda; he ahí todo.Ellano losconocía,perolesimpatizabanyaporelsolohechodecontribuiraloqueellajuzgabasudicha.

Cuando obligados por la tempestad, tanto ella como el Zarco y sus compañeros, serefugiaron en la cabaña del guardacampo deAtlihuayan, todos guardaron silencio y noecharonabajo susembozos,demodoqueasí, en laoscuridady sinhablar,Manuelanopudo distinguir sus fisonomías ni conocer elmetal de su voz.Algunas palabras en vozbaja,cruzadasconelZarco,fueronlasúnicasqueinterrumpieronaquelsilencioqueexigíaellugar.

Perocuandoa lasprimeras lucesdelalba,ycalmadayala lluvia,elZarcodioordendemontar, Manuela pudo examinar a los compañeros de su amante: embozados en susjorongos,siemprecubiertoshastalosojos,consusbufandas,nodejabanverelrostro;perosumiradatorvayferozprodujounestremecimientoinvoluntarioenlajoven,habituadaalas descripciones que se le hacían de estas figuras de facinerosos.Entonces fue cuandoManuela, en un pedazo de papel que le dio el Zarco, escribió con lápiz aquella cartadirigidaadoñaAntoniaenqueledabapartedesufuga.

Después, echáronse a andar los prófugos con dirección a Xochimancas, encumbrandorápidamentelamontañaenquevimosapareceralZarcolaprimeravez.

La comitiva continuó callada. De cuando en cuando, Manuela, que iba delante con elZarco, escuchaba ciertas risas ahogadas de los bandidos, a las que contestaba el Zarcovolviéndoseyguiñandoelojo,deunmodomaliciosoquedisgustóalajoven.

Después la cabalgata comenzóaentrar enun laberintodeveredas,unas serpenteandoatravés de pequeños valles encajados entre altas rocas, y otras pasando por gargantasescabrosasyabruptasapenasfrecuentadasporbandidosyleñadores.

Porfin,pocoantesdemediodíasedivisaronporentreunaabra,formadaspordoscolinasmontañosas,lasruinasdeXochimancas,madrigueraentoncesdelosplateados.

Deunaalturaquedominabaaquellahaciendaarruinadaseoyóunagudosilbido,alquerespondióotrolanzadoporelZarco,einmediatamenteungrupodejinetessedesprendiódeentrelasruinasyatodogalopeseacercóareconocerlacabalgatadelZarco,llevandocadaunodeaquellosjinetessumosquetepreparado.

ElZarco seadelantó,y rayandoel caballo,hablócon losdelgrupo,que sevolvieronatodabridaaXochimancasadarparte.

Pocosmomentosdespués,elZarcodijoaManuela,contonoamoroso:

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—YaestamosenXochimancas,mivida,ahíestántodoslosmuchachos.

En efecto, por entre las viejas y derruidas paredes de las casuchas del antiguo real,asícomo en los portales derrumbados y negruzcos de la casa de la hacienda,Manuela vioasomarsenumerosascabezaspatibularias, todascubiertasconsombrerosplateados,peronopocasconsombrerosviejosdepalma;aquelloshombres,porprecaución,teníantodosenlamanounmosqueteounapistola.

Algunasveces,alatravesarlacomitiva,gritabanmalignamente:

—¡MirenalZarco!¡Quémaldito!…¡Québuenagarrasetrae!

—¿Dóndetehasencontradoesebuentrozo,Zarcodetal?—preguntabanotrosriendo.

—Éstaesparamínomás—contestabaelZarcoenelmismotono.

—¿Para ti no más?… Pos ya veremos… —replicaban aquellos bandidos—. ¡Adiósgüerita,esustedmuychulaparaunhombresolo!

—¡SielZarcotieneotras!¿Pa’quéquieretantas?—gritabaunmulatohorrorosoqueteníalacaravendada.

ElZarco,enfadadoalfin,sevolvióydijoconceño:

—¡Sequierencallar,grandísimos!…

Uncorodecarcajadas lecontestó; lacomitivaapretóelpasocondirecciónauncapillaarruinada,queeraelalojamientodelZarco,yéstedijoaManuela, inclinándoseaellayabrazándolaporeltalle:

—Noleshagascaso,sonmuychanceros.¡Yalosverásquebuenosson!

PeroManuelasesentíaprofundamentecontrariada.Vanidosacomoera,yaunquesabiendoque se entregaba a un forajido, ella esperaba que este forajido, que ocupaba un puestoentre los suyos, semejante al que ocupa un general entre sus tropas, tuviese sus altosfueros y consideraciones. Creía que los capitanes de bandoleros eran alguna cosa tantemiblequehacíantemblaralossuyosconsolounamirada,obienqueerantanamados,que no veían en torno suyo más que frentes respetuosas y no escuchaban más queaclamacionesdeentusiasmo.Yaquellarecepciónenelcuartelgeneraldelosplateados,lahabía dejado helada.Más aún, se había sentido herida en su orgullo demujer, y puededecirse en su pudor de virgen, al oír aquellas exclamaciones burlonas, aquellaschanzonetas malignas con que la habían saludado al llegar, a ella, que por lo menosesperabaserrespetadayendoalladodeunodelosjefesdeaquelloshombres.

Porque, en efecto, ella no podía olvidar tan pronto, por corrompida que se hallaramoralmente,yporcegadaqueestuvieraporelamorylacodicia,queeraunadoncella,unahijadepadreshonrados,unajovenque,hacíapoco,estabarodeadaporelrespetoyporlaconsideracióndetodoslosvecinosdeYautepec.Jamás,ensuvida,habíanllegadoasusoídos expresiones tan cínicas como las que acababa de escuchar, ni las galanterías quesuelen dirigirse a las jóvenes hermosas, y que alguna vez se habían arrojado a su pasoteníanesecarácterdeinfamedesvergüenzaydeodiosainjuriaqueacababandelanzarlealrostroenlapresenciamismadelquedebíaprotegerla,desuamante.

Sintió,pues,queelsemblanteleencendíadecólera;perocuandoelZarcosevolvióhacía

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ella,risueño,paradecirla:“¡Noleshagascaso!”,suamantelepareció,nosolamentetancínicocomosuscompañeros,sinocobardeydespreciable.Díjoseasímisma,yporunacomparaciónmuy natural en aquelmomento, queNicolás, el altivo herrero indio, cuyoamor había desdeñado, no habría permitido jamás que la amada de su corazón fueseultrajada de esa manera. Por rápido que hubiera sido ese juicio le fue totalmentedesfavorablealZarco,quien,sihubiesepodidocontemplarel fondodelpensamientodeManuela,sehabríaestremecidoviendonacerenaquellaalma,querebosabaamorhacíaél,comounaflorpomposa,elgusanodeldesprecio.

Laintensapalidezquesucedióalrojodelaindignaciónenelsemblantedelajoven,debióser notable, porque el Zarco la advirtió, e inclinándose de nuevo hacía ella, con tonomeloso:

—¡No te enojes,mi alma,por loquedicenesosmuchachos!Ya tehedichoque tienenmodos muy diferentes de los tuyos. ¡Es claro, pues, sino somos frailes ni catrines!Nosotrostenemosnuestrosdichosaparte,peroesnecesarioquetevayasacostumbrando,porquevasavivirconnosotrosyyaverásquetodosesoschancerossonbuenossujetosyte van a querer mucho. ¡Te lo dije,Manuelita, te dije que no extrañaras, y tú me hasprometidohacerteanuestravida!

EstetelodijedelZarcoresonócomounlatigazoenlosoídosdelaatolondradajoven.Enefecto,comenzabaasentirlaindiscrecióndesuspromesasylosextravíosyceguedadesdelapasión.InclinólacabezaynocontestóalZarcosinoconungestoindescriptibleenquesemezclabalarepugnanciayelarrepentimiento.

Entretanto, habían llegado ya a la capilla arruinada que servía de alojamiento alZarco,pueslashabitacionesdelaantiguacasadelahaciendaestabanreservadasaotrosjefesdeaquellosbandoleros.

Aquellugar,antessagrado,sehallabaconvertidoahoraenunaguaridadechacales.Enlapuerta,yalasombradealgunosarbolillosquehabíanarraigadoenlasparedesllenasdegrietas o entre las baldosas desunidas y cubiertas de zacate, estaban dos grupos debandidosjugandoalabarajaentornodeunsarapetendido,queservíadetapeteyconteníalasapuestas,losnaipesyalgunasbotellasdeaguardientedecañayvasos.Algunosdelosjugadoressehallabansentadosencuclillas,otrosconlaspiernascruzadas,otrosestabantendidosbocaabajo,unostarareabanconvozagudaynasalcancionestabernarias,todosteníanlossombrerospuestosytodosestabanarmadoshastalosdientes.Nolejosdeellosse hallaban sus caballos, atados a otros árboles, desembridados, con las cinchas en lassillasflojosycomiendoalgunosmanojosdezacatedemaíz,yporúltimo,trepadoenunaparedalta,vigilabaotrobandido,prontoadarlaseñaldealarmaencasodenovedad.

Así, pues, aquellos malvados, aun seguros como se sentían en semejante época, nodescuidaban ninguna de las precauciones para evitar ser sorprendidos y sólo así seentregabancontranquilidadasusviciosoalasatisfaccióndesusnecesidades.

Manuela abarcó de una sola mirada aquel espectáculo, y al contemplar aquellasfisonomías de patíbulo, aquellos trajes cuajados de plata, aquellas armas y aquellasprecauciones,nopudomenosdeestremecerse.

—¿Quiénessonésos?—preguntócuriosaalZarco.

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—¡Ah!—contestóéste—sonmismejoresamigos,miscompañeros,losjefes…FélixPaloSeco,JuanLinares,elTigre,elCoyote,yesegüeritoqueselevantaeselprincipal…esSalomé.

—¿SaloméPlascencia?

—Elmismo.

Enefecto,eraSalomé,elcapatazmásfamosodeaquellosmalvados,unaespeciedeFraDiávolodelatierracaliente,elflacuchoyaudazbandoleroquehabíalogrado,mercedalasituaciónquehemosdescrito,establecerunaespeciedeseñoríofeudalentodalacomarcayhacer inclinar, ante sumiserablepersona, las frentesde losmás ricospropietariosdelrumbo.

SaloméseadelantóarecibiralZarcoyasucomitiva.

—¿Quéhay,Zarco?—ledijoconvozaflautadayalargándolelamano—.¡Caramba!—añadiómirandoaManuela—,¡québonitamuchachatehassacado!—yluego,tocándoseelsombreroysaludandoaManuelaledijo:—¡Buenosdías,güerita…,bienhayalamadrequelapariótanlinda!…

Los otros bandidos se habían levantado también y rodeaban a los recién llegados,saludándolosydirigiendorequiebrosalajoven.ElZarcoseapeó,riendoacarcajadas,yfue abajar aManuela, que sehallaba aturdidayno acertaba a sonreír ni a responder aaquellos hombres. No estaba acostumbrada a semejante compañía y le era imposibleimitarsusmodalesysufraseologíacínicaybrutal.

—¡Vamos, aquí hay refresco! —dijo uno de los del grupo, trayendo un vaso deaguardiente,deeseaguardientedecaña fuerte,ymordenteydesagradablequeelvulgollamachinguirito.

—No —dijo el Zarco, apartando el vaso—, esta niña no toma chinguirito, no estáacostumbrada; loquequeremosesalmorzar,porquehemosandadocasi toda lanocheytodalamañana,nohemosprobadobocado.

—Aver,mujeres—gritóalasgentesquehabíadentrodelacapilla,delacualseexhalaba,juntamente con el humo de la leña, cierto olor de guisados campesinos—, háganos dealmorzar,ytomenesto—añadióalargandolamaletaqueconteníalaropilladeManuela;éstasoloconservósusacodecuero,enqueguardabalasalhajas,quenuncaleparecieronmásenpeligroqueenaquellugar.

Ungrupodemujerzuelas,desarrapadasysucias,seapresuróarecibiraquellascosasylosrecién llegadospenetraronenaquel lugarpandemónium,enqueseaglomerabanobjetosabigarradosyextraños,ygentesdecatadurasdiversas.

Poracá,ycercadelapuerta,estabalacocinadehumo,esdecir,elfogóndeleñaenquesecocíanlastortillas,yjuntoalcualestabalamolenderaconsumetateydemásaccesorios.Unpocomáslejosestabaotrofogón,enelquesepreparabanlosguisadosenollasoencazuelas negras. Del otro lado había sillas de montar puestas en palos atravesados,mecatesenquesecolgabalaropa,esdecir,calzoneras,chaquetas,sarapes,túnicosviejosdepercalodelana;enunrincónserevolcabaunenfermodefiebreconlacabezaenvueltaenunpañolóndesgarradoysucio;másalláungrupodemujeresdesgreñadasremendaban

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ropablancaohacíanvendas,yalúltimo,enelfondode lacapilla, juntoalaltarmayor,convertido en escombro, y dividida de la nave por una cortina hecha de sábanas y depetates, se hallaba la alcoba del Zarco, que contenía un catre de campaña, colchonestirados en el suelo, algunos bancos demadera y algunos baúles demadera forrados decuero.Taleraelmueblajequeibaaofreceraquelgalánalajovendamaqueacababadearrebatardesuhogartranquilo.

—Manuelita—le dijo, conduciéndola a aquel rincón—, esto, como ves, está muy feo,peroporahorahayqueconformarse,ya tendrásotracosamejor.Ahoravoya traertedealmorzar.

Lajovensesentóenunodeaquellosbancosyallícubiertaconlacortina,sintiéndoseasolas,dejócaerlacabezaentrelasmanos,desfallecida,abrumada;yoyendolasrisotadasdelosbandidosebrios,susblasfemias,lasvocesagudasdelasmujeres;aspirandoaquellaatmósfera pesada, pestilente como la de una cárcel, no pudo menos que mesarse loscabellos desesperada, y derramando dos lágrimas que abrasaron susmejillas como dosgotasdefuego,murmuróconvozenronquecida:

—¡Jesús…!¡Loqueheidoahacer!

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Capítulo19

Xochimancas

Hemosintroducidoallectorenunadelasmadriguerasdelosfamososplateadosyqueporaquellaépocanefastaquetranscurriódelosúltimosmesesde1861alosúltimosde1862,sirviódecuartelgeneralalostemiblesyespantososbandidosquefueronlacalamidadyladeshonradenuestropaís.

EraXochimancas,yestodavía,unahaciendaarruinada,esdecir,unafincadecampo,conbuenosterrenospropiosparaelcultivode lacañadeazúcarodelmaíz,conabundantesaguas, un clima ardoroso, y en suma, con todos los elementos necesarios para unaagriculturatropical,productivayfecunda.Elalgodón,elcafé,elíndigo,lacañadeazúcarpueden propagarse ahí lo mismo que en los más fértiles terrenos de la cañada deCuernavaca o de los distritos de Tetecala, de Yautepec, deMorelos o de Jonacatepec,rindiendoalagricultorelcientoporuno.

¿Por qué en aquella época no se veían en ese pequeño y ardiente valle las hermosasplantacionesdelosricosingeniosqueenlasotrascomarcashemosmencionado?

No lo sabemos a punto fijo. Xochimancas, ya, en ese tiempo, era una ruina, pero ellarevelaba que en épocas pasadas, desde la dominación colonial seguramente, había sidocultivadaporlosespañolescomounabuenafincadecampoquerendíapingüesproductos.¿Decuándodataba sudecadenciay su ruina?No lohemosaveriguado, aunquehubierasidofácil,niimportagrancosaparalanarracióndeestossucesos.

Pero sí es evidente que el lugar es propio para el cultivo, y que sólo la apatía, lanegligenciaocircunstanciasmuyparticularesypasajeraspudieronhaberloconvertidoenunaguaridademalhechores,envezdehaberpresentadoelaspectorisueñoyhalagadordeuncampode trabajoydeactividad,porqueelnombremismo,deorigennáhuatl, indicaquedesdelaépocaanterioralaconquistaespañolaestelugarerafértilyameno,ytalvezenéltuvoasientounpueblodejardineros.

El ilustrado joven ingeniero Vicente Reyes, en su preciosa obra inédita intituladaOnomatología geográfica deMorelos, dice, explicando el jeroglífico correspondiente aXochimancas:

“Xochimancas:HaciendadelaMunicipalidaddeTlaltizapan,eneldistritodeCuernavaca.—Etimología:Xochimanca,lugardecuidadoresyproductoresdeflores;deXochimanqui,elcuidadoryproductordeflores,yca.FormamoselnombrepictóricoconelgrupoqueenlacolecciónRamírezsirveparadescifrarlapalabraXochimancas,Xochimanque“.YluegocitandoalviejocronistaSahagún,añade:“Enlafiestacelebradaeltercermes,Tozostontli,ofrecíanlasprimiciasdelasfloresqueaquelañoprimeronacíaneneleullamadoYopico,yantesquelasofrecieran,nadieosabaolerfloralguna”.

“LosoficialesdelasfloresquesellamabanXochimanquihacíanfiestaasudiosallamadaCoatlycue,yporotronombreCuatlanton.”

Y en el laborioso y erudito anticuarioCecilioA. Robelo, en susNombresGeográficos

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Mexicanos del Estado de Morelos, obra apreciabilísima, dice, citando a otro antiguocronista, Torquemada: “Xochimancas. ¿Xochimán? Lugar en que se cuidaban oproducíanlasfloresqueseofrecíanalosdioses”.

Entre las divinidades de los aztecas se hallaba laCohuatlicue oCohuatlantona, culebraresplandeciente,diosadelasflores,alaqueofrecíanenelmesTozostontliramosdefloresformadosconpreciosoartificio.Losoficialesencargadosdelcultivodeesas floresydeformarlosramossellamabanXochimanqui.EllugarqueenelEstadollevaelnombredeXochimancas,estaríatalvezdestinadoparaeljardíndeladiosa,oparalamoradadelosXochimanqui,ydeahíquizátomóelnombre,cuyaterminación,comonombredelugar,nohemospodidoencontrar.

Así,pues,pareceque,enlaantigüedadaztecaestelugar,hoyabandonadoyyermo,fueunjardín, seguramente un vasto jardín, tal vez una ciudad llena de huertos y de flores, unlugaramenoydeliciosoconsagradoalcultodelaFloraazteca,acuyopielosinteligentesybravos tlahuica, habitantesde esta comarcay celebrados floricultores, ofrecían, comohomenaje,ricosenaromasycolores,losmásbellosproductosdesutierra,amadadelsol,delaireydelasnubes.

Sólo que, como dice nuestro sabio maestro el historiador Orozco y Berra: “Por reglageneral,nosiempreesfácilseñalarlospueblosactualescorrespondientesalosnombradosen las antiguas crónicas, porque si muchos conservan su nombre primitivo, aunqueestropeado, otros cambiaron de apelación, se transformaron en haciendas o ranchos odesaparecieroncompletamente”.

Xochimancasse transformóseguramentedespuésde laconquista,de jardínociudaddejardinesenhacienda,conencomenderosyesclavos;despuésenruinasyguaridasdefierasydereptiles,yalúltimoenguaridadeladrones,yloqueespeor,ycomovamosaverlo,ensitiodetorturasydeasesinatos.

¡Tristesuerteladeunlugarconsagradoporlosinteligentesydulcesindiosalareligióndelobello!

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Capítulo20

Elprimerdía

ManuelapasóloscincoprimerosdíasdesupermanenciaenXochimancas,siendopresadecienemocionesdiversas,terriblesycapacesdequebrantarunorganismomásfuertequeelsuyo.

El primer día fue horrible para ella. La sorpresa que le causó el espectáculo de aquelcampamento de malhechores; la extrañeza que naturalmente le produjeron aquelloshábitosrepugnantes,quenoteníannisiquieralanovedaddelavidasalvaje;laausenciadelos seres quehabía amado, de sumadre, dePilar, de algunas personas amigas, hasta lafalta de esas sensaciones a las que se está habituado y que en la vida normal pasaninadvertidas,perocuandodesaparecenproducenunvacíoinmenso;lasfaenasdeldía,lostoquesdelascampanas,elruidodelosanimalesdomésticos,elrumorlejanodelasgentesdelpueblo,elrezoaciertashoras,todo,todoaquelsistemadevidasencillo,común,pocovariable en una población pequeña, pero que podría decirse que amolda el carácter yformaladisciplinadelaexistencia,todoaquellohabíadesaparecidoenpocashoras.

PorresueltaquehubieseestadoManuelaasufrirestecambio,poranticipadaquehubierasidolaimaginacióndeestavidanueva,enelánimodelainexpertajoven,eraimposibleque la realidadhubiese dejadode causarle hondísima impresión.Ella, enamorada comoestaba del joven bandido, había poetizado aquella vida, aquellos compañeros, aquelloshorrores.Hemosdichoquehabíacreadoensufantasía,rústicacomoera,untipoespecialnovelesco y heroico. La joven que ama, por ignorante que sea, aunque se la supongasalvaje, es siempre algo poetisa. Atala es verosímil, Virginia lo es mucho más. Losamantes de los antiguos poemas bárbaros son enteramente reales. ¿Qué mucho queManuelaquehabíarecibidoalgunaeducaciónyquehabíavividoenunapoblaciónculta,yqueaunhabíaleídoalgunoslibrosromancescos,deesosquepenetranhastaenlasaldeasyenloscampos,sehubieseforjadounidealextraordinario,revistiendoasuamantebandidoconlosarreosdeunaimaginaciónextraviada?

PeroManuela,alpensarasí,estabamuylejosdelarealidad,ysusueñoibaadesvanecerseenelmomentoenquelapalpasedecerca.

Enprimerlugar,nuncapudofigurarsequeelnidoaqueibaaconducirlaaquelmilanodelasmontañas,fueseesagalerainfectadepresidiariosodemendigos.EllasuponíaqueelZarco iba a llevarla a alguna cabañita salvaje, escondida entre los bosques, o a algunagrutaabiertaentre las rocasquesolíadivisara lo lejosentre lospicosdentelladosde lasierra. Ése, ese escondite era digno de la querida de un bandido, de un enemigo de lasociedad.Allíestaríansolos,allíseríanfelices,allíocultaríansusamorescriminales,perolibres.Allíellaloesperaríapreparandolacomida,ypalpitantedepasiónydeinquietud.Allí,enunlechorústicoysentadasobreelmusgo,ellaacariciaríaaquellafrentequeridaqueacababadeexponersealpeligrodeuncombate,besaríaaquellosojosfatigadosporlavigiliadelaemboscadaodelasaltonocturno,oreclinándolosobresuseno,velaríaporsuamantemientras dormía.Cuando el peligro fuese terrible, cuando hubiera necesidad dehuirporlaaproximacióndelastropasdelgobierno,allívendríaelZarcoabuscarlapara

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ponerlaalagrupadesucaballo,yescapar,oleordenaríaocultarseenlomásescondidodel bosque o de las barrancas, mientras que podía volver a buscarla. Allí tendría ellatambiénun lugarcito,sólodeellaconocido,paraguardarsusvaliosasalhajas.Taleraelconcepto que se había formado del lugar en que iba a tener que vivir con su amante,mientrasquepodíanalejarsedeaquelrumboeiracasarsedondenolosconocieran.

Envezdeencontrarese retiromisteriosoyagreste,elZarco la llevabaaesaespeciedecárcel o demazmorra para hacerla vivirmezclada conmujeres ebrias y haraposas, conbandidososadosquenorespetabanalasqueridasdesuscompañerosyqueprontoibanatutearla,aultrajarla,talvezarobarla,enalgunaausenciadelZarco.

Yquizá,yesoera lomáshorrorosoa juzgarpor laschanzasamenazadorasdeaquellosfacinerosos,yporlaactitudpasivaytolerantedelZarco,cansadoéstedesuamor,ibaaabandonarla en manos de uno de aquellos sátiros, vestidos de plata, tal vez de aquelespantosodemoniodemulatogigantescoquelahabíasaludadoconunafrasesarcástica,cuyotonolehabíahechoelefectodeunpuñalenelcorazón.

Todas estas consideraciones habían hecho sombrío paraManuela aquel primer día, queella había soñado como un día luminoso, alegre, un día nupcial de embriaguez y dedeleite.

Con semejante impresión, aun las caricias del Zarco, que naturalmente redoblaron enaquellas horas, en que se encontraban, por fin, unidos, fueron insuficientes paratranquilizarlaydevolverlelailusiónperdida.

La verdad es, y este fenómeno aparece con frecuencia en el espíritu de la mujerenamorada, que el amante que en las entrevistas nocturnas aparecía siempre lleno deprestigio,ahorahabíaperdidomuchodeél.Ahoraleveíadecerca,vulgar,grosero,hastacobarde, puesto que soportaba riendo las insultantes chanzas de sus compañeros quelastimabanhondamentealamujerqueamaba.Noera,pues,entonceselZarcoelhombreterrible que infundía pavor y respeto a sus secuaces; ella suponía que aun entre losladrones,lamujerdeljefedebíaserunobjetosagrado,algocomolamujerdeungeneralentrelossoldados.Lejosdeeso,selatratabacomounamujerzuela,comolapresadeunasalto,yveníaaaumentarelnúmerodelasdesdichadascriaturasquecomponíanaquellaespecie de harem nauseabundo que se alojaba, como una tribu de gitanas, en la viejacapilla.

Talvezaellasaludíaelmulatocuandodecía,alentrarManuela:

—¡SíelZarcotieneotras!¿Pa’quéquieretantas?

Estoeraabominable.

Decididamente,ManuelasentíaqueyanoamabaalZarco,quesehabíaengañadoacercadelossentimientosquelahabíanobligadoaescapardesucasa.

Pero entonces, examinándose más profundamente, sondeando el abismo oscuro de suconciencia,acababadecomprenderconterrorquehabíaotrapasiónenellaquelahabíasostenidoenesteamormalsano,quelahabíaseducido, tantocomoelprestigiopersonaldel Zarco, y esa pasión era la codicia, una codicia desenfrenada, loca, verdaderamenteabsurda,peroirresistibleyquehabíacorrompidosucarácter.

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E irritada por esa consideración, se sublevaba contra ella, negaba, y con una granaparienciaderazón.Nopodíaserlacodicia,nopodíanhabersidolasvaliosísimasalhajasqueelZarcolellevabacasitodaslasnochesdesusentrevistas,lasquehubieraninfluidosobre ella para querer al bandido; no podían ser tampoco las esperanzas de obtenerlastodavíamejorespor los robos sucesivos;porque, en suma,este tesoroyelque reunieradespués, es decir, el capital ya poseído y el que se esperaba, podían desaparecer en unmomento con lamuertedel bandido, con suderrota.Nadahabíamás inseguroque estedinerodeladrones.

Porotraparte, lamujeramalasalhajasporelplacerdeostentarlasenpúblico,yellanopodíalucirlasdelantedenadie,almenospordepronto.Noenlaspoblaciones,porquenopodía bajar a ellas, y tampoco delante de aquellos malhechores, porque les daríantentacionesdearrebatárselas.Además,sihubierasidoeldeseodellujoelquelahubieseguiadoen su afición alZarco, él lahabríadecididodepreferencia en favordeNicolás,porqueelherreroposeíayaunafortunaregularysaneada,yaunqueeraeconómicocomotodohombreque tienemoralidadyquegana el dinero conun trabajodifícil, es seguroque,enamoradocomoestabadeella,lehabríadadocuantoquisieraparaverlafeliz.

Así,pues,noeralacodicialaquelahabíaarrojadoenlosbrazosdeaquelamante:eraelamor, era la fascinación, era una especie de vértigo, lo que la hizo enloquecerse yabandonar todo,madre, hogar, honor, cuanto hay de respetable y sagrado, por seguir aaquelhombresinelcual,todavíahacíadosdías,nopodíavivir.

¡Yahora!…

¡Pero esto era espantoso! Manuela creía salir de un sueño horrible. Habíanle bastadoalgunashorasparacomprendertodoloexecrabledesupasión,ytodoloirremediabledesudesventura.Yeraque, desvaneciéndose su ilusiónmalsana, y apagándosepor eso lallamaimpuraquehabíaabrasadosucorazón,ibareapareciendolaluzensuconcienciaypalpándoselafríarealidadconsucortejodeverdadesaterradoras.

Atandolorosarevolución,queseesperabacadavezmásintensa,seagregaban,comoesdesuponerse,lospunzantesrecuerdodelapobreanciana,deladulceytiernamadre,tanhonrada,tanamorosa,aquienhabíaengañadovilmente,aquienhabíaabandonadoenelmayordesamparo,aquienhabíaasesinado,porqueeraseguroquealdespertar,albuscarlapor todaspartesenvano,al saber,por sucarta,quehabíahuido, ladesesperaciónde lainfelizseñoranohabríatenidolimites…¡sehabríaenfermadoeibaamorir!

Ni quería pensar en elloManuela, y así, abrumada por tantas emociones, torturada portantosremordimientos,seapoderabadeellaeldesaliento,eltediodelavidaysentíaquesurazónibaaperderse.

Elcastigodesufaltanosehabíahechoesperarmuchotiempo.

Entretanto, el Zarco le prodigaba mil cuidados, la llenaba de atenciones; se esmeraba,acompañadodelosbandidosydelasmujeres,acomponereldepartamentoqueleestabadestinado en la capilla, trayendo esteras nuevas, tendiendo jorongos, colgando algunasestampasdesantos,ysobretodo,mostrándolesusbaúlesenlosquehabíaalgunastalegasdepesos,algunavajilladeplata,mezcladaconarreosdecaballo,concortesdevestidosdeseda,ropablancadehombreydemujer,ymilotrosobjetosextraños.Hubiérasedichoqueaquellasarcaseranverdaderosnidosdeurraca,enloquetodolorobadoestabarevuelto

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confusamente.

—Todoestoestuyo,Manuelita,tuyonadamás;aquítieneslasllavesyyotetraerémás.

Manuelasonreíatristemente.

ElZarco,alverlaasí,creíaqueestabaextrañandoelcambiodevida;peroniunmomentopudosospecharelquesehabíaefectuadoenelánimodesuamada,decuyapasiónestabacadavezmásseguro.

Asíesqueprevinoaaquellasmujeresquelaentretuvieran,queladistrajeran,elogiándolela existencia que se llevaba allí, las diversiones que se improvisaban y, sobre todo, lafortunadelZarcoensusasaltosysuspresas.

EnlatardeelZarcoletrajoadosbandidosquecantabanacompañándosedelaguitarrayles encargó que entonaran sus mejores canciones. Manuela los vio con horror; elloscantaron una larga serie de canciones, de esas canciones fastidiosas, disparatadas, sinsentidoalguno,quecantaelpopulachoenlosdíasdeembriaguez.

Los bandidos las entonaban con esa voz aguda y destemplada de los campesinos de latierracaliente,vozdeeunuco,chillonaydesapacible,parecidaalcantodelacigarra,yquenopuedeoírsemuchotiemposinunintensofastidio.

Manuelasesintiófastidiada,ylosmúsicos,conociéndolo,muycontrariadospornohaberagradadoalacatrina,ledieronlasbuenasnochesyseretiraron.

Llególanoche,lanochepavorosaylúgubredeaquelcampamentodebandidos.Manuelafueaasomarsealapuertadelacapilla,deseosaderespirarairepuroydecontemplarelaspecto de aquel lugar que comenzaba a parecerle peligrosísimo a pesar de tener porapoyoalZarco.

Lanocheerasombríaycomolaanterior,amenazabatempestad.Las lucesquebrillabanporentre lasventanasy lasgrietasdeaquellas ruinas lesdabanunaspecto todavíamásespantoso.

Acá y acullá cruzaban patrullas a caballo que iban de avanzada o que hacían la ronda;reinaba un silencio sepulcral. La noche es para los malhechores favorable, cuando seemboscanoemprendenunasalto;peroestá llenade terroresydepeligros tambiénparaellos,sidescansanenlaguarida.Asíquesusueñonuncaestranquiloyestáturbadoporcada rumor de la arboleda, por cada galope que se oye a lo lejos, por cada silbido delviento,portodoruidoextraño.

Aun seguros como estaban los plateados en Xochimancas, ya lo hemos dicho, nodescuidabanningunaprecaución.Asíesquesucampoestabaguardadoporavanzadas,porescuchas,porrondas,ytodavíaasí,losjefesnodormíansinoconunojo.

Entonces tenían un motivo más para estar alerta. El rapto de Manuelita debió habercausadogranalborotoenYautepec.ElherrerodeAtlihuayan,hombrepeligrosoparalosplateados, yque losodiabademuerte,pretendientedesdeñadode la joven,debíahaberpuestoenalarmaalosvecinosyasusamigosdeaquellahacienda.Eragranconocedordeaquellosterrenos,ymuyaudazymuyvaliente.AdemásesedíahabíallegadoaYautepecla caballería que había ido a perseguir a los asaltantes de Alpuyeca, y aunque losplateadossabíanaquéatenerserespectodelabravuradeaquellatropa,nadaextrañosería

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que animada por el odio del herrero y por la resolución de los vecinos, se hubieradeterminadoaatacarlos.

Yahemosvistoquelaprevisióndelosbandidosnocarecíadefundamento,yqueloqueellos temían se intento por Nicolás, aunque en vano, a causa de la cobardía delcomandante.

AsíesquelavigilanciaseredoblóenXochimancas.

Salomé,elprincipaljefedelosplateados,habíadicho,aloscureceralZarco:

—Diosquiera,Zarco,quetugüeranonosvayaatraeralgúnperjuicio.Esnecesarioestarcon cuidado; tú, vete con ella, y estate muy tranquilo, y diviértete, vale —añadió,guiñándoleelojoyriéndosemaliciosamente—,queyoquedovelando.Heavanzadoalosmuchachosportodosloscaminos,yFélixsehaadelantadohastacercadeAtlihuayan,porsihayalgo.Conque,anda,veteyqueduermasbien.

Algunasotras frases ledijo,perodebieronser tales,quenoquisopronunciarlas sinoenvozbajayeneloídodelZarco.Elcasoesquelosdossesepararonriéndoseacarcajadas.Salomémontó a caballo y seguido de una veintena de jinetes, se fue a hacer ronda.ElZarco sedirigió a la capilla, donde todosdormíanya,menosManuela, que lo esperabasentadaensubanco,ceñudayllorosa.

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Capítulo21

Laorgía

Pasaron así algunos días que parecieron siglos aManuela, siglos de aburrimiento y detristeza.Éraleimposibleyahabituarseaaquellaexistenciaentrelosbandidos,puestoqueamedidaqueelZarcola tratabaconmayor intimidad,siendoyasuquerida,sentíamayordespegohacíaél,despegocomplicadoconunaespeciedemiedoodehorroralhombrequehabíapodidoarrastrarlahastaaquelabismo.

Porunanecesidaddesunuevavida,Manuelahabíatenidoqueentablarrelacionessinodeamistad,almenosdefamiliaridadconaquellasmujeresquehabitabanlacapillaconella,yaunconlasqueridasdelosotrosbandidosquevivíanenotraparte.

Entreellashacíadistincióndeuna,noporquefuesemenosperversa,sinoporqueconocíamuybienaYautepec,dondehabíaresididomuchosaños,ylehablabasiempredepersonasque le eran conocidas, de doñaAntonia, de Pilar, deNicolás, sobre todo deNicolás, aquienconocíamucho.

—¡AyManuelita!—lehabíadichoestamujerelprimerdíaenquetrabaronconversación—,yomealegromuchodequeestéustedconnosotros,porqueesustedtanbonitaytangraciosa,yporquequieroalZarcoymihombreloquieretambién,peronoporesodejarédedeciraustedquehahechounagrantonteríadevenirseaquíconél.Silehubierapuestoaustedenalgunode lospueblos,ohaciendas,o ranchosdonde tenemosamigos,habríahechomejory estaríaustedmás seguraymás contenta.Pero aquí,mi alma,vaustedapadecer mucho. Para nosotras, que hemos seguido a nuestros hombres en todas lasguerras,yquehemoscorridoconelloslacecaylameca,estavidayanoespesada,yalcontrario, nos gusta, porque, en fin, estamos acostumbradas, y las aventuras que nossuceden sondivertidas algunas veces, fuera de que tenemos también nuestro reparto enocasiones y nos tocan regulares cosas.Es cierto quepasamos tambiénbuenos sustos, yquehaydíasenquenocomemosynochesenquenodormimos,ynuestroshombresnospeganynosmaltratan,pero,yadigo,estamosacostumbradasynadanoshace.Perousted,unaniñaquehaestadotanrecogidasiempre,tanmetiditaensucasa,tancuidadaporsumamá,quetieneustedlacaritatanfinayelcuerpecitotandelicadoyquenoestáhechaapasartrabajos,laverdad,mialma,metemomuchoquesevayaaenfermaroquelesucedaalgunadesgracia.Ahorayaloveusted,estáustedmuytriste,seleechadeverluegoenlacaraquenoestáustedcontenta,¿verdad?

Manuelarespondiósóloderramandounmardelágrimas.

—¡Pobrecita!—continuó aquellamujer—, yo la conocí a usted hace dos años, allá enYautepec,¡tanhermosa!,¡tandecente!,¡tanbienvestida!ParecíaustedunaVirgen,yquelaqueríanmucholosgachupinesdelatiendaytodoslosmuchachosbienparecidosdelapoblación, aunque le hablaré a usted francamente, ninguno de ellos valía nada encomparacióndedonNicoláselherrero.Él,elpobrecito,estrigueñito,esfeo,esdesairado,comoindioquees,yartesano,perodicenqueesmuytrabajador,quetieneyasudineroyquelequierenmucho.Aquínohayquehablarbiendeél,porqueletienenmiedoyesel

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únicoaquiennolehanpodidodarungolpe,porqueesmuyvalienteynosedeja;ycomono tiene tierras,niganado,ninadaque lepuedancoger, sinoque tiene sudineroquiénsabedónde,deahíesquehabríanecesidaddecogerloaélparadarle tormentoyqueloentregara;peronosehapodido,porqueélesmuydesconfiadoyandasiempremuybienarmado y con otros compañeros, también resueltos. ¡Pero ése sí le habría convenido austed,niña,yélandabaenamoradodesdehacetiempodeusted,ytodoslosabían!EsoeshablarleaustedlaverdadyDiosmelibredequemeoyeraelZarco,porquemesacabalosojos,peroeslaverdad.ElZarcoesciertoqueesbuenmozoysimpático,ybuenoparalapeleaytienemuchafortuna;perolediréausted,tienesumalgenio,ysilasigueviendoaustedtristesevaaenojar,ypuedeque…

—¡Qué!—interrumpióManuelaconvivacidad—,¿quémepegue?

—¡Pues…oigausted,Manuelita,noseríadifícil!Éllaquiereaustedmucho,peroyaledigoausted,tienesumalgenio…

—¡Puesesosólomefaltaba!—replicóManuela.Yluegoañadióconamargura:—No,nolohará,y¿porquélohabríadehacer?,¿quémotivoledoy?

—Ya se ve que ninguno, y al contrario, está muy enamorado de usted; pero por esomismo,élesmuyperro,ysilaveaustedtriste,vaacreertalvezqueustednolequiere,queestáustedarrepentidadehaberloseguido,seríacapazdematarlaenuncoraje…Yoleaconsejoaustedquesemuestremásalegre,quesehagaladisimulada,queledéaconoceralZarcoqueestáustedcontenta,queselleveconnosotras,queaguantelaschanzasdelosmuchachos, que también han advertido ya que no los quiere usted; en fin, que se vayaustedhaciendoanuestravida,porquealcabo,yaahoramialma,esusteddelZarco,yanoserunadesgracia,comoporejemplo,quelomaten,tieneustedqueandarconélsiempre,sinoesquelograustedconmoditoquelalleveaotraparte;peroentoncespuedequeseapeor;porquetendráustedquelidiarconlasgentes,quesospecharíandeusted,yademásconloscelosdelZarco,queestandoausentedeustedhadeandarsiempredesconfiado,yconelmenorchismequelecuenten,habrápleitosymuertes,ysearrepentirádehaberseseparado de él. Conque es mejor que haga usted lo que le digo, mucho disimulo ygranjearseelcariñodetodos.

Manuelacomprendió fácilmentequeaquellamujer tenía razón,yque,aunqueamargaydesagradable,lehabíapintadolaexistenciaqueteníaquellevarconlaverdadpropiadelaexperiencia. Las razones que le daba no tenían réplica. Todo lo que le pasaba e iba apasarle todavía no era más que la consecuencia ineludible de su aturdimiento, de suceguedad, de su insensatez. Precipitada de cabeza en el abismo, no había desviaciónposible; tenía que caer hasta el fondo. Así pues, no había escapatoria; era como unaavecilla presa en las redes, como una mosca envuelta en negra tela de una arañamonstruosa,ymásenvueltaamedidaqueeranmayoreslosesfuerzosquehacíaparasalirdeella.

A esta consideración,Manuela sentía circular en su cuerpo un calofrío demuerte, y seapoderaba de ella un fuerte deseo de escaparse, de volar, al que sucedían luego undesmayoyundesalientoindecibles.

¡Fingir!, ¡disimular! Esto era horroroso, y sin embargo, no le quedaba otro camino. Sepropuso pues, seguirlo, cambiar de conducta enteramente y engañar al Zarco para

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inspirarle confianza, a fin de aprovechar la primera oportunidad para escaparse de susgarras.

Semejantevidaestaba llenadevicisitudes,deaventuras;no siempreestaríanenaquellamadriguera, no siempre andarían en aquellos vericuetos. Era posible que alguna veztuviesenqueatravesarcercadealgunaciudad;entoncesserefugiaríaenella,apelaríaalasautoridades,llamaríaensuauxilio;talvezencontraríaaNicolás,leinspiraríacompasiónylasalvaría,élaquienlosbandidostemíantanto,élqueeratanvaliente,tanhonradoytangeneroso.

Porque,comoesdesuponerse,dadoelcambiodeideasquesehabíaoperadoenelánimodeManuela,amedidaqueeltipodelZarcoseibacubriendoconlassombrasdelmiedo,delhorroryquizásdelodio,eldeljovenherreroseibailuminandoconnuevayrosadaluz.

Nicolás,aunparaaquellamujerquenohacíamásquehablarlaverdad,valíamásqueelZarco,másquetodosaquellosbandidos,queleteníanmiedo.Noestabadotadodebuenafigura,peroencambio,¡quéalmatanhermosatenía!Manuelayahabíaaprendidoentanpocos días a estimar lo que vale la apariencia cuando se la compara con el fondo. ElZarco,joven,guapo,agraciadoantesparaella,hoyleinspirabahorror.

Nicolás,elobrerorudo,el indioatezado,con lasmanosnegrasygruesas,blandiendoelmartillo, junto al yunque, cubierto con sumandil de cuero, iluminado con los fulgoresrojizos de la fragua, y ganando la vida con su honradísimo trabajo, le parecía ahorahermoso,llenodegrandeza,amableencomparaciónconaquellosholgazanes,carcomidosde vicios, cubiertos de plata, que habían arrancado por medio del asesinato y el robo,proscritos de la sociedad, viviendo con zozobra siempre, teniendo por perspectiva elpatíbulo,durmiendoconsobresalto,buscandoenlaembriaguezyeneljuego,elolvidodesusremordimientosolosúnicosplaceresdesuvidainfame.

¡Québellayquédulcehubierasidolaexistenciaenlacasadeaquelobrero,rodeadaporelrespeto de las gentes honradas! ¡Qué hogar tan tranquilo, por más que fuese humilde!¡Qué días tan alegres consagrados desde el amanecer a las santas faenas de la familia!¡Quénochestangratas,despuésdelasfatigasdeldía,pasadasensuavesconversacionesyen un reposo no turbado por ningún recuerdo amargo!Y luego, la cena sabrosa y bienaderezada, en la mesa pobre, pero limpia, las caricias de los hijos, los consejos de laancianamadre,losproyectosparalofuturo,lasesperanzasquearraiganenlaeconomía,en la actividad y en la virtud… todo un mundo de felicidad y de luz… ¡Tododesvanecido…!¡Todoyaimposible!

Y en medio de este cuadro, surgía rápida, pero precisa y clara, una imagen que hacíaestremecer aManuela. ¡Era la imagendePilar,de sudulceybuenaamiga,queparecíaamar a Nicolás en silencio y a quien acostumbraba decírselo en broma, como parahumillarla!Yahora…estaapariciónfugaz,enesesueñodedichaquesealejaba,producíaaManuelaunsentimientoamargoypunzante.¡Eralaenvidia!¡Eranloscelos!

Pilarmerecíaesadicha,queella, la insensatahabíadesdeñado;pero,contodo,Manuelasentíaunmalestarindecibleconsólosospecharlo,ynosetranquilizabasinopensandoquetalunióneraimposible,puestoqueNicolásnopodíaamaralahuérfana,apasionadocomoestabadeella,deManuela,yexacerbadacomodebíaestarestapasiónaconsecuenciadelafuga.

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Con todo, apenasnacieron estospensamientos en el espíritudeManuela, despuésde laconversaciónconlamujeraquienhabíaescogidoporconfidente,cuandosedesarrollaronde unamanera tenaz e implacable.La imagen dePilar fue ya la pesadilla constante deManuelay lassospechas tomaronelcarácterde realidades,comosucedesiempreen lasimágenes vivas. Y es que Manuela amaba ya a Nicolás y lo amaba con el amordesesperadoyviolentoqueluchaconloimposible.

Asíesque,aunquesehabíapropuestoseguirlosconsejosqueselehabíandado,yadoptarelcaminodeldisimulo,nopudohacerloyseencerróenunsilencioyenunatristezamásobstinadostodavíaquelosdíasanteriores.

ElZarcosemanifestóenojado,alfin,yleriñó.

—Sisiguestriste,vasahacerqueyocometaunabarbaridad—ledijo.

Manuelaseencogiódehombros.

Perouna tarde llegóelZarcoacaballoymuycontento.Duranteeldíahabíahechounaexpedición enunióndevarios compañeros.Saltódel caballo a la puerta de la capilla ycorrióaveraManuela,quecasisiempre,sehallabaencerradaenlaespeciedealcobaqueselehabíaimprovisado.

—Toma—ledijoelbandido—,paraqueyanoestéstriste.

Ypusoensusmanosunatalegacononzasdeoro.

—¿Quéesesto?—preguntóManuelacondisgusto.

—Miraloquees—contestóelZarco,vaciandolasonzasenlacama.

—Cienonzasdeoro—añadió—,quemeacabandetraer,ymañanametraeránotrascien,olecortoelgaznatealfrancés.

—¿Quéfrancés?—preguntóManuelahorrorizada.

—Puesunfrancésquemefuerona traer losmuchachoshastacercadeChalco,figúrate,hastacercadeMéxico.¡Esricoyaflojarálamoscaosemuere!Yamandólafamiliacienonzas,perosinomandaquinientas la lleva.Porahí le tengocomiendouna tortillacadadocehoras.

—¡Jesús!—exclamóManuelaespantada.

—¡Qué! ¿Te espantas, soflamera? ¡Pues vaya que estás lucida! En lugar de que tealegraras, porque con ese dinerovamos a ser ricos.Yo les daré a los compañeros algo,peronoscogeremos lamayorparte,ydespuésnos iremoszafandodeaquípocoapocoporque no se puede hacer luego, y nos marcharemos por ahí, para Morelia o paraZacatecasoparaencasadelosdiablos,dondenosepanquiensoy,ypondréunmesónocompraremosunrancho,porque,loqueerestú,notienespintasdequererllevarestavida,¡yquemelohabíasprometido!…

Manuela,sindarseporentendidaporestereproche,despuésdehabermiradoeldineroconindiferencia,lecontestó:

—OyeZarco,aunquenometraigasmásdinero,teruegoquesueltesaesehombre.¿Dicesqueestácomiendounatortillacadaveinticuatrohoras?

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—Sí—replicóelZarco,sorprendidodelapregunta.

—Puesbien—continuóManuela—,yotesuplicoqueledesdecomerbien,yqueluegolodejeslibreyaunquenotedémásdinero.

—¿Quéesloqueestásdiciendo?—preguntóelZarco,convozroncaenquesetraslucíalacóleramássalvaje—.¿Estás loca,Manuela,paradecirmeeso?¿Nosabesquecada ricoquecaeennuestrasmanos tienequecomprar suvidapesándoseenoro?¿Conquenadamásporti,portinomás,ingrata,hearriesgadoalosmuchachosparaquevayanatraermea ese rico; para que nos dé dinero, para que nos replete de onzas, para que te compresalhajas,vestidosdeseda,todoloquequieras,yahoramesalesconestacompasiónyconestosruegos?Puesseguramentetúnohasacabadodesaberquiénsoyyo,ydeloqueyosoycapaz.Túeresmuybuena,Manuelita,ytehascriadoentregentemuyescrupulosaymuysanta;perotúsabíasquiénerayo,ysinotecreíascapazdeacomodarteamimodo,¿paraquétesalistedetucasa?Yasabíasloquesoy,yasabíasdedondeveníanlasalhajasque te he dado. ¿De qué te espantas ahora? ¿Te has venido aquí para predicarnossermones?Puespierdeseltiempoymeestásfastidiando,porque,laverdad,yanoaguantotusgestosydespreciosparamiscompañeros,ytuslágrimasytussoflamas.HacevariosdíasqueSalomé,FélixyelCoyotemeestándiciendoquehehechomalen traerteaquíconnosotros,yquetúnosvasacausaralgunadesgracia,yyo,sóloporelcariñoquetetengo,heestadosufriendosus indirectas,ycreyendodartegustoheexpuesto lavidademismejorescompañerosparaquemetraiganaunrico,ypelarloydartedinero,muchodinero,y¡quemesalgasconestatontera!…Laverdad,nolohedeaguantar.Situmodode pensar era diferente, ¿por qué no te casaste con el indio deAtlihuayan? ¡Ése no esladrón!Peroconmigo,labebesoladerramas…oteconformasconlavidaquellevootemueres,Manuela—dijoelZarcoarrimándosealajoven,abriendolosojos,apagandoelacentoyponiendolamanoenelpuñodelapistola.

Manuelatemblóanteestaexplosióndeira.

—Pero yo quería —dijo con timidez— que por causa mía no fueras a matar a eseextranjero…Eraporti,sóloporti…porquetengomiedodequecometasuncrimen…

—¡Crimen!—repitióelZarco,lívidodecólerayconvoznasal,peroyaunpococalmado—.¡Crimen! ¡Vayauna tonta!¿Pues túestáspensandoqueéstaes laprimerazorraquedesuello?¡Vetealdemoniocontusescrúpulos!Estefrancésseiráadondesehanidolosotros,aunquenoseaparadarteatieldinero.¿Nosabes,inocente,queelricoquecaeennuestropodernosperteneceatodos?Aunqueyoquisieraecharlibrealfrancés,¿piensasquelosdemásmehabíandedejar?Pues¿ylapartequelestoca?

—Bien, no hablemos ya más de eso—dijoManuela espantada—; haz lo que quieras,Zarco,notedirémás.

—¡Puesestábueno—replicoelbandido—,yharásbien!Ahoraloquehayquehaceresaprovecharsedelaocasión.Guardaesasonzassinhacerruido,ynohablesnimemolestesconllantosyconquejumbres.

AcabandodedecirestoelZarco,seoyóungranruidodevoces,mezcladoalrasgueodeguitarrasyde jaranitas,yentraronen lacapillaSaloméPlascencia,PaloSeco,elTigre,Linaresyotrosveintebandolerosmás,queparecíanregocijadosyestabanebrios.

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—¡Zarco!—gritaron—;ahoraestásrico,hermano,yvamosahacerunbaileparaquesealegrelachataquetehastraídodeYautepecyqueseestámuriendodetiricia.

—¡Aver!¡Sácala,negro,sácala,yquevengaabailarconnosotroselvalseylapolkayelchotis!

—VenManuelita,ycuidadocondisgustaramiscompañeros—dijoelZarco,tomandodela mano a la joven, que se dejó arrastrar como una víctima y que procuró fingir unasonrisa.

—Aquíestoy,hermanos,yaquíestámichataparairalbaile.

—Güerita—dijoSaloméquetraíaunabotellaenlamano—.Nosvaaacompañaralbaileque vamos a hacer para celebrar las hazañas de su querido, el Zarco; antier le dio eltormentodelacañaalfrancésyescupióluegolasoncitasquedebeustedhaberguardado,buenamoza,yvamosabeberyagustar…VéngaseparaacáydejedeestarallítantristecomolaVirgendelaSoledadenViernesSanto.

—Bueno,bueno—dijoelZarco—,vamosadisponerelbaileyaprepararloslicores,peroyavendréporManuelapara llevarla.Vístete,mivida,ycomponteparaelbaile,queyavengoporti.

—Zarco, túeresceloso—dijoSalomé,dándoleunapalmadaenelhombro,contonodeburla—;eresceloso,ytúsabesqueentrenosotrosesonoseusa.Porahorateconsentimosesassoflamasperonosigasconellasmuchotiempo,hermano,porquenoconvienen.

Manuelita tembló.Todo se convertía en nuevos peligros para ella.Luego que se quedósola, llamóasuconfidenteparaquelaayudaraavestirse,yenrealidadparahablarconella.

—¿Quiénesesefrancésquetienenpreso?—lepreguntó—.¿Nosabeustednada?

—¡Cómono!—contestólamujer—,ymeextrañamuchoqueustednolosepa.Ahíestáelfrancésenunsótanodelacasadelahacienda,ytodoslosdíasledantormentoparaqueescupaeldinerodesufamilia,queestáenMéxico.Dicenqueyadiounatalega,yquelatieneelZarco.ElAmarillo(asísellamabasuhombre)eselquelocuidaahora,lomismoquealosdemás.

—¿Puesqué,hayotros?—preguntócuriosamenteManuela.

—Yasevequehayotros—respondiólamujer—.Hayungachupín,hayotrotendero,otroviejomuytacañoquesequejatodoeldía,yotrosmáspelados,peroquepuedendarsuscienodoscientospesos.¡Siempreesalgo!

—¿Ypodríayoverlos?

—¡Cómo no! Si el Zarco quiere llevarla a usted, lomás fácil; pero como es usted tandelicada,sevaustedaafligir.

—Nomeafligiré—respondióManuela,conairederesolución—;yaestoycambiada,yavoyaseguirlosconsejosdeusted.

—¡Ah,quégusto!—exclamólamujer—,entoncesvaustedadivertirsemucho.¡Yaveráusted!

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ComoelZarcollegabaenesemomento,Manuelalerogóquelacondujeraadondeestabanlosplagiados.

ElZarcolamiróconsorpresa.

—¿Tú?—ledijo—,¿túquieresveralospresos?Pero¿quéhasucedido?

—Ha sucedido —contestó Manuela—, que voy a probarte que no estoy triste nidescontentaconestavida;quenomeespantodenada,yque,cuandomeresolvíadejarmicasa y mi familia por ti, es que estaba yo determinada a seguirte a todas partes y aparticipartusuerte.

—¡Bueno,muchacha,esosímegusta!Meteníamuydisgustado,pero,puestoqueestabasfingiendo,yqueeres loqueyopensaba,ahora sí soy feliz.Voya llevarteadondeestánesos tarugos y no les tengas lástima, porque tienen dinero y no arriesgan la vida comonosotros.

Manuela,yavestiday compuestapara elbaile,ymuybella, apesarde supalidezy sudemacración, se dejó conducir por el bandidohasta los viejas bóvedas de lospurgares,queservíandecárcelalasdesdichadasvíctimasdelosfacinerosos.

Enlaúnicapuertaquehabíapracticable,estabaunaguardiadeveintebandidos,armadosdemosquetes,pistolas,machetesypuñales.Todosguardabansilencioy teníancubiertoslosrostrosconpañuelos.

Aquellosvastossalonesabovedados,quehabíanservidoenotrotiempoparaguardarlospanesdeazúcaryquesonconocidosenlashaciendasconelnombredepurgar,habríanestadocompletamenteaoscurassienlosángulosnohubieraalumbradounalamparillademanteca,juntoalacualsetendíanenpetatesinmundoscuatrohombresatadosdepiesymanos, vendados los ojos, y que habrían sido tomados por cadáveres si de cuando encuandonohubiesenreveladoenmovimientosdedoloroenapagadossollozos,queerancuerposquevivían.

—¡Mira al francés! —dijo el Zarco a Manuela, llevándola a uno de los rincones yseñalando a un hombre anciano, con la cabeza gris, fuertemente vendada y que apenasdabaseñalesdevida.

Juntoaélhabíavigasencruz,reatas,lanzasyalgunosotrosobjetosdetortura,unjarrodeaguayunabotelladeaguardiente.

—Antierlehemosdadocañaaestemalditogabacho,yporesohadadolasonzas,perosinosueltamásdinero leharemosalgopeor.Nosabe todavía loquees tenerelpescuezoapretadoniquelesaquenlasuñasdelospiesydelasmanos.¡Yalosabrá!

Aestasúltimaspalabrasdichasenvozaltaelpobrefrancés,quelashabíaoído, tratódeincorporarseyconvozdébilysuplicante,dijo:

—¡Oiga,señor,porelamordeDios,máteme,yanopuedomás,máteme!

—No,todavíano,viejoagarrado;mandatraerotrascuatrocientasonzas,sinoyaverásloquetepasa.

—No tengo más onzas —contestó el desdichado—. ¡Soy pobre, tengo familia, tengohijitos,nohayquienmepreste…!¡Notengomás…!¡Notengomás…!¡Mátenme…!

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—Vámonos—dijoManuela,próximaadesmayarse—;sinotienedinero,mátenlo…

—No—repusoelZarcoriendoconunasonrisasiniestrayespantosa—;esodicentodos:sedesesperan,quierenmorir,perocomolavidanoretoña,acabanporsoltarlamosca.Yaseavisóasufamilia,yyaescribióéldiciendoloquelepasa.

—Bien—dijoManuela,todatemblando—,¿peroqué?,¿elgobiernonomandarátropaaperseguiraustedesyalibertaraéstos?¿Susfamiliasnoavisarán?

—¡Ah,no!,nolesconvieneporquetendránmiedodequelosmatemos.Además,nopuedeelgobiernomandarfuerzacontranosotros,yaunquelosenviarannonosharíannada;nonosencontraríanaquí.¡Sítúnosabes,Manuelita;nosotrossomosfuertes,estamossegurosy lo que es por ahora, nadie nos ronca…! ¡Pero vámonos al baile, que ya nos estánaguardando!Esprecisoquebailescontodos,queestésrisueña;novayanadecirquesoycelosoyvayamosatenerunatinga.

Manuela salió del purgar apresuradamente, lívida, convulsa, con los ojos fuera de lasórbitas, loca de horror y de pavor. Por espantoso que fuera a ser ese baile, no podríaproducirle el pavor, la inmensa repugnancia que acababa de causarle el cuadro de losplagiados.

Comoelbailesedabaenlaspiezasqueestabanunpocomásenterasenlaantiguacasadela hacienda, y junto a las bóvedas del purgar, la pareja subió las ruinosas escaleras yprontosepresentóenelsalón,alumbradoconvelasdeseboy llenodehumoenquesehabíanreunidolosbandidosparadivertirse.

Resonabanallíalgunosbandolones,guitarrasyjaranastocandopolkasyvalses,porqueesdeadvertirqueesosbandidoseranpocoaficionadosalosbailespopulares,comoeljarabe,y sólo como una especie de adorno o de capricho solían usarlos. Los plateados teníanpretensiones,bailabanalodecente,peroporesomismo,susbailesteníantodoelaspectorepugnanteogrotescodelacaricatura.

Al entrar Manuela con el Zarco, se alzó una gritería espantosa: vivas, galanterías,juramentos, blasfemias; todo eso salió de cien bocas torcidas por la embriaguez y lacrápula. Todos los bandidos famosos estaban allí, cubiertos de plata, siempre armados,cantando unas canciones obscenas, abrazando otros a las perdidas que les hacíancompañía.Manuelaseestremeció;apenasacababadesoltarsedelbrazodelZarco,cuandose acercó a ella elmulato colosal y horroroso que tanta repugnancia le inspiraba.Traíatodavíasuvenda,quelecubríapartedelacara;perodejabaversuenormeboca,armadade dientes agudos y blancos, de los que sobresalían los dos colmillos superiores queparecíanhendirleellabioinferior,yveníaliteralmenteforradoenplata,comosihubieraqueridosobrepujarenadornosasusdemáscompañeros.

—Ora va usted a bailar conmigo, güerita—dijo aManuela, cogiendo con una de susmanazaselbrazoblancoydelicadodelajoven.

Por unmovimiento irresistible,Manuela retrocedió asustada y procuró seguir al Zarcopara refugiarse con él. Pero elmulato la siguió, riéndose, la ciño el talle con su brazonervudo,ydijoalZarco:

—Mira,Zarco,atuchata,quecorredemíynoquierebailar:¡oblígala!

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—Hombre,¿quéeseso,Manuela?¿PorquénoquieresbailarconmiamigoelTigre?Yatedijequehasdebailarcontodos,paraesohasvenido.

Manuela se resignó, y fingiendo una sonrisa lastimosa, se dejó conducir por aquelmonstruodefealdadydeinsolencia.

—¡Ah! —exclamó éste, echándose el gran sombrero para atrás, mientras que seguíaciñendoyapretandoconvulsivamentelacinturadeManuela—.¡Biendijeyoquehabíadetenerelgustodeabrazarlaatodamisatisfacción!Porahoraestáustedconunhombreynosvamosadargustobailandoestechotis.

Manuelacasicerrólosojosysedejollevarporaquellaespeciedecíclope,queladevorabaconelúnicoojoquelequedabalibreyquelabañabaconsuresuello,comoconunvapordeaguardiente.

Alverlospasarasí,espantosoél,comounafierarabiosa,ydébilellaydoblada,comounapresa,losdemásbandidoslegritaban:

—¡Ah,Tigre,notecomasaesavenadita!

Despuésdehaberdadoalgunasvueltasenaquelsalóninfecto,atropellandoyempujandoacincuenta parejas de bandoleros y de mujeres ebrios, el Tigre dejó de bailar, peroinclinándose hacía su compañera le dijo con voz ahogada por los deseos y apretándolebrutalmenteelbrazo.

—Chatita, desde que la vide llegar con el Zarcome gustó y le encargue a la Zorra, lamujerdelAmarillo,queselodijera,noparaqueustedmecorrespondieraluego,lueguito,sinoparaquelosupieradeunavez;nosésiselohabrádicho.

Manuelanocontestó.

—Pues si no se lo ha dicho, ahora se lo digo yo francamente; ustedme ha de llegar aquerer.

—¿Yo…?—exclamólajovenasustada.

—¡Usted!—replicó el Tigre—, ¡ya verá usted!…El Zarco no es constante y le ha depagaraustedmal,comolehapagadoatodas…Peroyoestoyaquí,mialma,paracuandoledéeldesengañoseacuerdeusteddemí,yentoncessabráustedquiéneselTigre;ustedno me conoce y no conoce todavía al Zarco. No se espante de verme así con la caravendada,porqueprecisamenteestoyasíacausadeusted.

—¿Porcausamía?—preguntóManuelaconunacuriosidadmezcladadepavor.

—Sí,porcausadeusted,yse lovoyaexplicar.MehirieronenAlpuyeca losgringosaquienesmatamos.Yo losmaté ¡vaya…!Yo fui quien sostuvo la pelea,mientras que elZarcorobabalosbaúles;ungringomediounbalazoconsupistola,queporpocomesacaunojo;peroal finsemurióélysemurieron todos losque loacompañabanenclasedehombres.PeroelZarcoapenasnosdiolamanoenlofuertedelapelea,ydespuésdequeya estaban todos caídos y moribundos, fue cuando vino él y los mató cuando estabanrendidos, y mató a las mujeres y a los muchachos. Sí, señor, así fue. El Zarco es unlambrijoyunagallina,peroesosí,sesacótodaslasalhajasparallevárselasaustedynonosdejómásquelaropainútil,porque¿paraquéqueríamoseso?¡Levitas,sacos,túnicos

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viejos,traposdecatrines!YelZarcosellevolomejor,despuésquenosotrostriunfamos.¡Está bueno! ¡Los gavilanes no chillan!Pero luegoquevide a usted, dije: “¡Ora sí,meemparejé!Que se lleve elZarco las alhajas, peroquenosdeje a lagüeritay estamos amano”.

Manuelaparecíaserpresadeunapesadillaysesintiódesfallecer.AquellasrevelacionessobreelZarco,susasesinatosdelasmujeres,delosmoribundosydelosniños,aquellasamenazasdelTigre,todoerasuperiorasufuerzayasuresolucióndeafrontarsemejantevida. ¡Habíacaídoenel infierno!Había creídoqueaquelloshombreseran simplementebandidos,yenrealidaderandemoniosvomitadosporelaverno.¡Oh!¡Sihubierapodidoescaparenesemomento!¡Sihubierapodidoalmenosmorir!Quedóseparalizadaymuda.SacóladeaquelestadolavozásperayroncadelTigre,quelepreguntó:

—¿Quéesloquelepasalinda?¿Seasustadeloqueledigo…?¿Nolehabíacontadoausted elZarco todas sus hazañas y valentías?Apuesto a que no; pues sépalas y váyaseconformandoconloqueledigo,ustedhadevenirapararamipoder.

—¿PeroustedcreequeelZarcosevaadejar?—exclamóalfinManuela,sofocadadeiraydefastidio.

—¡Yamíquémeimportaquededejeono,chata!¿Puesqué?¿Ustedpiensaqueyoletengomiedoaesecollón?Siustedadmitemicariño,ahoramismo,dígameunapalabraymatoalZarco.Coneso,deunavezsequedaustedlibre…Sino,esperaré,yyaveráustedloquepasa.

—¡PuesyoselovoyadeciralZarcoparaqueestéprevenido!

—¡Pues dígaselo usted, linda, dígaselo usted! —respondió el Tigre, con una sonrisadesdeñosa y siniestra, en que se revelaba una resolución espantosa—. Ya el Zarcomeconoce—añadió— y verá usted si es verdad lo que le digo; el Zarco, de quien se haenamoradoustedporquelohacreídohombre,noesmásqueunlambrijo.Conquedígaselousted,yparaqueseapronto,lavoyasentarymequedoaguardando.

Manuelafueasentarseaterrada.Seguramenteibaaproducirseallíunacatástrofe;elTigredeseabaprovocarlaatodacostaparamataralZarco,yellaestabadestinadaaserelbotíndelvencedor.¡Quésituacióntanespantosa!Manuelasesentíaagonizar.

Perocuandoellabuscabaconangustiaasuamante,aquien,apesardelhorrorqueyaleinspiraba, creía ser su único apoyo, lo vio dirigirse hacía ella, ceñudo, frío, lívido decólera.ManuelacreyóqueestabacelosodelTigreypensóqueerallegadoelmomentodelariñaqueestabatemiendo.

PeroelZarco,conunasonrisasarcásticayenronquecidaporlairaledijo:

—¡Conqueyasécuáleselmotivodetustristezasydetuaburrimientoenestosdías,yamelohancontado,ynomelavolverásapegar,arrastrada…!

—Pero ¿qué es? ¿Qué es? ¿Qué te han contado, Zarco? —preguntó Manuela, tanasombradacomodespavoridaaloíresaspalabras.

—Sí;yamedijolaZorraqueloquehayes…quetehasarrepentidodehabertelargadoconmigo,quehasconocidoquenomequerías…deveras…;queelúnicohombreaquienamabaseraalindioNicolás;quesienteshaberlodejado;quelavidaconlosplateadosno

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teconviene,yqueenlaprimeraocasiónqueseteofrezcamehasdeabandonar.

—¡Peroyonohedicho…!—interrumpiótemblandoManuela.

ElZarconoladejóacabar.

—¡Sí, tú se lo has dicho, falsa y embustera; no quieras negarlo!Yo tengo la culpa porfiarmeenunacatrinayunasantulariacomotú,quenoqueríamásquealhajasydinero…Pero,mira—añadiócogiéndoleunbrazoyapretándoselobestialmente—,loqueesdemíno te burlas, ¿me entiendes?Ya te largaste conmigo y ahora ves para que naciste. ¡Encuantoalindioherrero,yohedetenerelgustodetraertesucabezaparaquetelacomasenbarbacoa,ydespuéstemorirástú,peronotehasdequedarriendodemí!

ManuelaapenaspudodeciralZarco,enactitudsuplicante:

—¡Zarco,hazmefavordesacarmedeaquí,estoyenferma!…

—¡Notesaco,muérete!—contestóelbandidoenelparoxismodelfuror.

Nobienacababadedecirestaspalabrascuandohuboungranruidoenlapuertadelasala,yvariosbandidos,cubiertosdepolvoyconeltrajedesordenadoporunalargacaminata,se precipitaron adentro con aire azorado, y preguntando por Salomé Plascencia, por elZarco,porelTigreyporlosdemásjefes.

Saloméylosotrosfueronasuencuentro.

—¿Quéhay?—preguntóaquél,mientrasque todos losplateados ibanformandocírculoentornosuyoycesaban,comoesdesuponerse,lamúsicaylaalgazaradelbaile.

—Unanovedad—respondió unode los recién llegados, sofocándose—.Hemos corridodiezleguasparaavisarles…MartínSánchezChagollan,eldeAyacapixtla,conunafuerzadecuarentahombres,hasorprendidoaJuanelGachupínyaveintecompañerosyloshacolgadoenlacatzahuateradeCasasano.

—¿Ycuándo?—preguntaronencorolosbandidosaterrados.

—Anoche, a cosa de las diez los sorprendió. Estaban emboscados esperando uncargamento que iba a pasar, cuando Martín Sánchez les cayó, los acorraló y apenaspudieronescaparsecincooseis,quevinieronabuscarnos,yquesehanquedadoheridosynohanpodidovenirhastaacá.

—¿Pero…qué…?,¿nopelearonesosmuchachos?—preguntóSalomé.

—Sí,pelearon,perolosotroseranmásytraíanmuybuenasarmas.

—¿Yqué,notuvieronaviso?

—¡Esoesloqueextrañamos!,perocreoquelagentecomienzaaayudaraMartínSánchezyafaltarnosanosotros.

—Pues,esprecisovengaranuestroscompañerosymetermiedoalasgentes,paraquenose vayan a voltear enteramente contra nosotros.Mañana, amaneciendo, todos vamos asalir de aquí, y que se nos reúnan los demás que andan dispersos, y vamos a buscar aMartínSánchezy a ver si es tanbueno contra quinientos hombres comocontra treinta.Conquealístenseparamañana.

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—¿Yquéhacemosconlospresos?—preguntóuno.

—Puesesosquesemueran—dijoSalomé—,¿paraquequeremosestorbos…?Tú,Tigre,andaymátalosluego.

—Mira, Salomé—dijo elTigre, adelantándose—,mejor dale esa comisión alZarco; élsabebienmataralosmuertos—añadiócondesprecio.

—¿Mataralosmuertosdices,Tigre?

—¡Sí,mataralosmuertos!—replicóelTigre—;acuérdatedeAlpuyeca.

—¡Puesyaverássisématartambiénalosvivos!—replicóelZarcolívidodecólera.

—¡Bueno,bueno—dijoSaloméinterponiéndose—;noqueremosdisputas;cualquieraesbueno para despachar a los presos! El caso es que no amanezcan; llévenle la orden alAmarilloyvámonos.Seacabóelbaile.

—¡Ah!,¡otranoticia!—añadióunodelosreciénllegados—.Estamañanaseenterró,enYautepec,lamadredelamuchachaquesetrajoelZarco.

Entoncesseoyóungritoagudoquehizovolverlacaraatodosaquelloshombres.

—¡Mimadre!—exclamóManuela,ysedejócaerdesfallecidaenelsuelo.

—¡Pobrecita!—dijeronlasmujeres,yavueltasensídelaembriaguezanteaquellalluviademalasnoticias.

—Levántala,Zarco,yllévatelaaqueseconforme,porquesinonosvaaestorbar.

El Zarco, ayudado de algunas mujeres, levantó aManuela, la cargó y se la llevó a lacapilla, donde la recostó en su cama. La joven estaba moribunda. Tantas emocionesseguidas, tantos peligros, tantas amenazas, tantos horrores, habían abatido aquellanaturalezadébilyestabanoscureciendoaquelespíritu.Manuelaestabacomoidiotaynohacíamásquellorarensilencio.

El Zarco, preocupado también con mil pensamientos diversos, encolerizado contra elTigre, celoso de Nicolás, cada vez más enamorado de Manuela, pero contrariadoinfinitamenteporlasúltimasnoticias,yporlanecesidadquehabíademarchar,nosabíaquehacer.

Daba vueltas como una fiera encerrada en su jaula; llamaba a las mujeres para queasistieranasuquerida,comunicabaórdenesalosbandidosqueloobedecíanyloservían,preparabamaletas,registrabalosbaúles,sesentabaunasvecesaorillasdelacamaenquese reclinabaManuela,yveíaaéstaconmiradasenqueeradifícildistinguir el amor, elodio,olastentacionesdeunaresoluciónsiniestra;yotrasseponíaapasearalolargodelacapilla,blasfemando.

Porfin,seacercóalajovenyconacentofríoysecoledijo:

—Ya eso no tiene remedio; deja de llorar, y prepárate para quemarchemosmañana deaquíyayúdameahacerlasmaletas.Guardabienlasalhajas;esoesloqueteimporta.

—Entrenosotros—añadió,viendoqueManuelasollozabaconmásviolencia—,noseusaafligirse tanto ni hacer tanto duelo cuando se nosmuere alguno…, ¡para eso nacimos!Además, túmadreyaestabavieja,ymeaborrecía labuenaseñora; rézaleunsudario,y

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amén…no vuelvas a acordarte de ella. Tu indio debe haberla enterrado y se cogerá lahuerta,ysepagarálosgastos;despuésloenterrarásaél,notengascuidado,ytendráselgustodellorarensusepultura.

Así, pues, aquel bandido, aquel Zarco, a quienManuela había creído siquiera hombre,siquieracompasivo,noeramásqueunperversosinentrañas,quecomplacíaenaumentarsu tormento, en insultarla en los momentos de mayor pesadumbre, y en calumniar alhombregenerosoque,seguramenteyyasininterésdeningunaespeciehabíaasistidoensusúltimosinstantesalapobreancianaylehabíadadosepultura.

¡Nicolás y Pilar! ¡Otra vez esta pareja, que no dejaba de aparecer en su imaginación!Ahora,¡quégrandesyquénobles leaparecíanestosdosjóvenes…!Pero¡quédesgraciaque no se le aparecieran así sino para causarle el horroroso tormento de los celos, y laindecible vergüenza de considerarse como un monstruo de ingratitud y de bajeza encomparacióndeellos!

Y, sin embargo, atormentada y degradada, despreciable como era, el sólo pensar enNicolásleparecíaunavislumbredeconsueloenmediodeaquellaespantosanochequelarodeabaportodaspartesconsustinieblas,susterroresysuspeligros,desconocidosperopavorosos.

Porfinseincorporó,ybebiéndosesuslágrimas,sepusoaprepararlasmaletas,sintiendolamuerteenelalma.

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Capítulo22

MartínSánchezChagollan

Ahora bien: ¿quién era el hombre temerario que se había atrevido a colgar a veinteplateadosenloslugaresmismosdesudominio,yqueasíhabíacausadoaquelmovimientoenelcuartelgeneraldelosbandidos?

El nombre de Martín Sánchez Chagollan no era enteramente desconocido enXochimancas,demodoquenocausósorpresa,perosí lacausó,ymuygrande,saber loquehabíahecho.

¡ColgaraveinteplateadosenloscatzahuatesdeTetelcingo,esdecir,enelcorazónmismodeaquellasatrapíaenquenodominabanmásqueelcrimenyelterror!

Pero, ¿quién era ese hombre?, ¿era acaso un jefe del gobierno, apoyado en la ley ycontandocontodosloselementosdelafuerzapública,coneldinerodelErarioyconelconcursodelasautoridadesydelospueblos?

Nadadeeso,MartínSánchezChagollan,personajerigurosamentehistórico,lomismoqueSaloméPlascencia,queelZarcoyquelosbandidosaquieneshemospresentadoenestanarración,eraunparticular,uncampesino,sinantecedentesmilitaresdeningunaespecie;lejosdeeso,había sidounhombreabsolutamentepacífico,quehabía rehusado siempremezclarseenlascontiendascivilesqueagitabanalpaíshacíamuchosaños,yasí,retraído,casi tímido, vivía exclusivamente entregado a las labores rurales en un pequeño ranchoqueteníaapocadistanciadeAyacapixtla,cercadeCuautladeMorelos.Y,contodoesto,eraunhombredebienatodaprueba,unodeesosfanáticosdelahonradez,queprefierenmoriracometerunaacciónquepudieramancharsunombreohacerlosmenosestimablesparasufamiliaoparasusamigos.

Con tales principios, y en aquella épocade revueltas yde corrupción, enquenopocoshombres rústicosysencillossevieronobligadosacomplicarseen las revolucionesoenloscrímenescometidosalasombradeellas.MartínSáncheztuvoquesufrirmuchoafinde substraerse de compromisos y de enredos. Pero a fuerza de habilidad y de energíaquedolimpio,yaunquevistocondesconfianzayconreceloportodoslospartidarioslogróquedar tranquilo, viviendo arrinconado y oculto en su ranchito, cuidando sus pequeñosinteresesyayudadodesushijos,yagrandes.

PorqueMartínSánchezeraunhombreyaentradoenaños.Teníaunoscincuenta;sóloquecontabaconunadeesasrobustasyvigorosasnaturalezasquesolosevenenelcampoyenlamontaña,fortificadasporelairepuro,lasanaalimentación,eltrabajoylascostumbrespuras.Asíesque,aunquecincuentón,parecíaunhombreentodalafuerzadelavirilidad.

De estatura pequeña, de cabeza redonda, y que parecía encajada en los hombros por lopequeño del cuello, sus anchas espaldas, sus brazos hercúleos y sus piernas torcidas ynervudas,revelabanenélaltrabajadorinfatigableyalconsumadojinete.

Susojospequeños,verdososyvivos,sunarizaguileña,sucaramorenaybiencolocada,subocadelabiosdelgadosyfruncidos,subarbarasuradasiemprejuntamenteconsufrente

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estrechaysuscabelloscortadosapeineycasi rizados, ledabanciertaaparienciafelina.Teníaunavagasemejanzaconlosleopardos.

Tal era el hombre que ejerció una influencia importantísima en esa época en la tierracaliente,yacuyaacciónsedebióprincipalmente laextincióndeesaplagaespantosadebandidosqueporañosenterosasolóaquellasfértilesyricascomarcas.

Vivía, pues, Martín Sánchez tranquilamente consagrado a sus labores, como lo hemosdicho, cuando, estando ausente él y su esposa, cayó en su rancho una gran partida deplateados.

El anciano padre de Martín y sus hijos se defendieron heroicamente, pero fuerondominadosporelnúmero, asesinadoel anciano, así comounode loshijos, saqueada lacasae incendiadadespués,ydestruido todo loqueconstituíaelpatrimoniodelhonradolabrador.

CuandoMartínSánchezregresódeMéxicoadondehabíaido,noencontróensucasamásque cenizas, y entre ella los cadáveres de su padre y de su hijo, que no habían sidosepultadosaún,porque losotroshijos,heridosyocultosenelmonte,nohabíanpodidoveniralrancho.

Enfin,aquelloeraelhorroryladesolación.

LaesposadeMartínestuvoenloquecidaalgúntiempodedolorydemiedo.

MartínSáncheznodijonada.Fueabuscarasushijosalmonte;conellosdiosepulturaaloscadáveresdesupadreydesuhijo,ydespidiéndosedesupobrerancho,convertidoenescombros,ydesuscamposincendiados,sellevóasumujeryasufamiliaalpueblodeAyacapixtla,dondeesperabatenermayorseguridad.

Entoncesvendiólopocoquelehabíaquedado,y,coneldineroquereunió,comproarmasycaballosparaequiparunapartidadeveintehombres.

Después, ya sanos sus hijos, los armó, habló con algunos parientes y los decidió aacompañarle,pagándolesdesupeculio,yunavezlistaestapequeñafuerza,fueahablarconelprefectodeMorelosylecomunicósuresolucióndelanzarseaperseguirplateados.

Elprefecto,alabándolesupropósito,lehizover,sinembargo,losterriblespeligrosaqueiba a quedar expuesto en medio de aquella situación. Pero como Martín Sánchez lerespondió que estaba enteramente decidido a perecer en su empresa, el prefecto encumplimientodesudeber, leofreció losauxiliosqueestabanensupoder,y loautorizópara perseguir ladrones, en calidad de jefe de seguridad pública, y con la condición desometeraloscriminalesqueaprehendieraaljuiciocorrespondiente.

Asíautorizado,MartínSánchezpartióconsupequeña fuerza.Perocomprendiendobienquecontandébileselementosnopodíahacerfrentealashuestesnumerosasdeplateadosque merodeaban en los distritos de Morelos, Yautepec y Jonacatepec, se limitó a unaguerrameramenteestratégica,procurandocombatirapartidaspequeñas,conelobjetodeaprovecharsedesusarmasycaballosparaaumentarsufuerza.

Asífuecomo,huyendoycaminandodenoche,ypagandoemisarios,yhaciendojornadasfabulosas,pocoapocofuederrotandoalgunaspartidasdebandolerosyproveyéndosedearmas,municionesycaballos.

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Luchaba con el desalientogeneral, con el terror a losplateados, con la complicidad demuchas gentes, con la hostilidad de algunas autoridades,meticulosas o complicadas enaquellos crímenes; luchaba, en fin, hasta con la poquedad de ánimo de sus mismossoldados,quenoteniendomásalicientequeeldeunpequeñosueldo,ibanarriesgandolavida,yarriesgándolaconlosplateados,quedabanalosprisionerosyalosplagiadosunamuertesiempreacompañadadeespantosastorturas.

AsíesqueMartínSánchezteníaquevencerdíaadíatremendasdificultades,perosuseddevenganzalediofuerzassuperiores.

Esasedfuesuresorte.

Movidoporunsentimientopersonal,pocoapoco,enél,fueronreuniéndoselosrencoresgenerales, como en un pecho común; cada venganza por un crimen de los plateadosencontraba en su espíritu un eco, cada asesinato cometido por ellos era inscrito en eltremendo libro de su memoria; cada lágrima de viuda, de huérfano, de padre, sedepositabaensucorazóncomoenunaurnadehierro.Devengadordesufamiliasehabíaconvertidoenvengadorsocial.

Era el representante del pueblo honrado y desamparado, una especie de juez Lynch,rústicoyferoztambién,eimplacable.

Habíasuprimidoensualmaelmiedo,habíaabrazadoconfesucausa,esperandoqueenelladejaralavida,yestabaresuelto;perotambiénhabíasuprimido,entresussentimientos,eldelapiedadparalosbandidos.

Ojoporojoydientepordiente.Talerasuleypenal.

¿Losplateadoserancrueles?Élseproponíaserlotambién.

¿Losplateadoscausabanhorror?Élsehabíapropuestocausarhorror.

Laluchaibaaserespantosa,sintregua,sincompasión.

¿Quiénganaría?¡Quiénsabe,peroMartínSánchezselanzabaaellaconlosojoscerradosyconlaespadadesnudayconelpechoacorazadoporsuseddevenganzaydejusticia!

Losbandidosdebíantemblar.¡Habíaaparecidoporfinelángelexterminador!

Paraaquellasinmundasavesderapiñanohabíamásqueeláguiladelamontaña,depicoydegarrasdeacero.

MartínSánchezeralaindignaciónsocialhechahombre.

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Capítulo23

Elasalto

LaCalaveraeraunaventadelantiguocaminocarreterodeMéxicoaCuautladeMorelos,másfamosa todavíaqueporserparajederecuas,dediligenciasydeviajerospedestres,porserlugardeasaltos.

En efecto, no en la venta propiamente, pero sí un poco más acá o un poco más allá,siempre había un asalto por aquella época.Y es que por allí las curvas del camino, lomontuoso de él y la proximidad de los bosques espesos, y de las barrancas, ofrecíangrandesfacilidadesalosladronesparaocultarse,emboscarseoescapar.

PoresolospasajerosdeladiligenciaolosarrierosnoseacercabanaLaCalavera, sinosantiguándose y palpitando de terror. El nombre mismo del paraje es lúgubre.Probablemente allí había habido, en los antiguos tiempos, una calavera clavada en losárbolesdelcaminoyquepertenecíaaalgúnfamosobandidoajusticiadoporlaspartidasdeAcordadaen laépocacolonial;o talvezhabíahabidomuchoscráneosde ladrones,yelvulgo,como tienedecostumbreenMéxico,había singularizadoelnombreparahacerlomásbreve.

Elcasoesqueellugaressiniestroendemasía,yquenoseveíaantiguamenteelcaserónoscuro,ruinosoytristedelaventasinunsentimientodedisgustoydeterror.

Allí, pues, una tarde de otoño, ya declinando el sol, y tres meses después de haberseverificadolossucesosqueacabamosdereferir,sehallabadelantedelaventaunafuerzadecaballeríaformada,ycompuestacomodecuarentahombres.

Estabanéstosuniformadosdeunmodosingular:llevabanchaquetanegraconbotonesdeaceropintadosdenegro;pantalonesnegros,congrandesbotasfuertesdecueroamarillo,yacicatesdeacero:sombreronegrodealasmuycortas,sinmásadornoqueunacintablancaconesteletrero:SeguridadPública.Yencuantoalasarmas,eran:mosqueteterciadoalaespalda,sabledefuerteempuñaduranegraycubiertadeacero.Cadasoldadollevabaunacanana llena de cartuchos en la cintura. Los caballos magníficos, casi todos de coloroscuro, las sillas y todo el equipo de una extrema sencillez y sin ningún adorno. Losponchosnegros,atadosalagrupa.

Casitodosestossoldadosparecíanjóvenes,muyrobustos,yteníanungranairemarcial;perosuuniformeysuequipolesdabanunaspectolúgubreyqueinfundíapavor.Parecíanfantasmas,yenaquellaventadeLaCalavera,yaaquellahora,enque losobjetos ibantomando formas gigantescas, y cerca de aquellos montes solitarios, semejante fila dejinetes,silenciososyceñudos,másquetropa,parecíaunaapariciónsepulcral.

Elqueseguramenteerael jefe sehallabapiea tierra, teniendosucaballode labrida,yparecía interrogar el horizonte en que se perdía el camino, en espera seguramente dealguno.

Estaba vestido del mismo modo que sus soldados, sólo que, en lugar de botas, teníachaparrerasdechivoamarilloysehallabaabrigadoconunaespeciedeesclavinaoscura.

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Apocosmomentossaliódelaventaunsujetoyadeedadybienvestido,quedirigiéndoseaestejefelepreguntó:

—¿Noparecentodavía,donMartín?

—¡Nada,nisuluz!—respondióéste.

Así pues, aquel jefe eraMartínSánchezChagollan, y aquélla era su tropa, uniformada,según los propósitos de su jefe, de color oscuro y sin ningún adorno, por odio a losplateados.Tambiénporodioaéstoshabíadeterminadoquelossombrerosdesussoldadosnotuviesenlasfaldasanchas,sinoalcontrario,muycortasysinningúngalón.

MartínSánchezveíaconmuymalojoatodoelqueusabaelsombreroadornadodeplata,y como sus sospechas iban haciéndose temibles, los sombreros sencillos y oscuros seestabanponiendodemodaporaquellosrumbos,porqueeranunaespeciedesalvaguardia.

Sin embargo, todavíaMartín Sánchez estabamuy lejos de llegar a ser el terror de losbandidos y de sus cómplices.Todavía tomabamil precauciones para susmarchas y susexpediciones,temerosodeserderrotado;todavíaestabahaciendopininos,comoéldecía.Yahabíacolgadoaunbuennúmerodeplateados,peroyalehabíanacusadomuchasvecesdehabercometidoesosabusospara losquenoestabaautorizado,pues,como lohemosdicho,soloteníafacultadesparaaprehenderaloscriminalesyconsignarlosalosjueces.PeroMartínSánchezhabíarespondidoquenocolgabasinoalosquemoríanpeleando,yesolohacíaparaescarmiento.

Enestoesmuyposiblequeocultaraalgo,yquerealmenteélfusilaraatodobandidoquecogía;pero,comoseve,nihabíapodidodesplegartodasuenergíaniteníaloselementosnecesariosparahacerlo,puesnocontabamásqueconaquelloscuarentahombresyconsuresolución.

El sujeto que acababa de dirigirle la palabra y que parecía ser un rico hacendado ocomerciante,viendoquenoveníanlaspersonasaquienesesperaban,dijo:

—Pues,donMartín,supuestoqueestosseñoresnoaparecen,siustednodisponeotracosa,seguiremosnuestramarcha,porquesenoshacetardeynollegaremosaMorelosabuenahora.Además,elcargamentosehaadelantadomucho,ypodríaocurrirlealgúnaccidente.

—Yocreo—respondióMartín—quenohaycuidadoporesaparte.Sabenqueestoyporaquí,ynosehandeatrever.PeroestedonNicolássímetieneconinquietud.Algolehadehaber pasado, puesto que no llega.Me escribió que saldría deChalco a lamadrugada;debehaberalmorzadoenTenango,yyaerahoradequeestuvieraconnosotros.Esverdadque viene bien acompañado y que además es muy hombre; pero estos malditos soncapacesdehaberlepuestounaemboscadadeTenangoacá,aunqueyonotengonoticiadequehayaaparecidoningunapartidaayernianteayer.PeroustedsabequelosdeOzumbaseponendeacuerdoconlosotros,yasíhacensuscombinaciones.¡Puesdeverassentiríayoquelehubierapasadoalgoatanbuenamigo!DebíhabermeadelantadohastaJuchiohastaTenango,peroélmeadvirtióquedondenecesitabaacompañarseconmigoeraaquí,porquedesdeaquíteníaavisodequeloesperabansusenemigos,quehanjuradoquehandeacabarconél,lomismoqueconmigo.Yfigúreseustedqueelpobrevaacasarse,yquehaidoaMéxicoaemplearunabuenacantidaddedineroenlasdonas;demodoquelosmalditos,ademásdematarlo,cogeríanunabuenasumaenalhajas.Enfin,dejaréaunos

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muchachosaquíporsiviniere,ynosadelantaremos,porque,enefecto,elcargamentoyahadeirlejos.

EntoncesMartínSánchezmontóacaballoydesfilóconsu tropa, acompañadodeaquelcomerciante y de susmozos, y dejando unos diez hombres, con orden de acompañar aNicolás,nuestroconocido,queveníadeMéxico.

Nobienhabíancaminadocasiunamediahora,cuandooyerontiros,yunarrierocorríaaescapeparaencontrarlos,gritándolesquelosplateadosestabanrobandoelcargamento.

Martín,alacabezadesufuerzaseavanzóaescape,ymomentosdespuéscaíasobrelosbandidos,quelorecibieronconunalluviadebalasyconunagriteríainsolente,diciéndolequeéseerasuúltimodía.

Los jinetesnegroshacíanprodigiosdevalor, lomismoque su jefe,que se lanzabaa lomás fuerte del combate. Pero los plateados eran numerosos, estabanmandados por losjefesprincipales;latropadeMartínestabaliteralmentesitiada:yaseisuochodeaquellosbravossoldadoshabíancaídoyotroscomenzabanacejar;sehabíaempeñadolapeleaalarma blanca, y Martín, rodeado de enemigos, se defendía herido desesperadamente, yprocurandovendercarasuvida,cuandounsocorroinesperadovinoasalvarlo.

EraNicolás,queconlosdiezsoldadosquelehabíadejadoMartínenLaCalavera,yconotrosdiezhombresquetraía,habiendooídoel tiroteo,seadelantóatodacarrerayllegójustamente en los momentos de mayor apuro para Martín Sánchez. Aquel valiente yaquella tropaderefresco,produjeronunmomentodeconfusiónentre losplateados,aunasí,eranéstosmuysuperioresennúmeroysiguieroncombatiendo.

PeroNicoláserahombredeunarrojoirresistible,montabauncaballosoberbioyllevabaexcelentesarmas.AsíesqueviendoaMartínSánchezcercado,se lanzósobreelgrupo,repartiendo tajosy reveses.Yaera tiempo,porqueelvaliente jefe tenía laespada rotayestabaherido.

ElZarcoyelTigreerandelosquerodeabanaMartín,peroalveraNicolásretrocedieronyprocuraronhuir.Elherrero,alreconoceralZarco,nopudocontenerungritodeodioydetriunfo.¡Porfinloteníaenfrente!

Partió sobre él como un rayo; el bandido, perdido de terror, se salió del combate y sedirigióaunbosquecillo,dondeestabanalgunasmujeresdelosbandidos,acaballo,peroocultas.

Nicolás alcanzó al Zarco, precisamente al acercarse éste al grupo demujeres, y allí altiempoenqueelbandidodisparabasobreélsumosquete,leabriólacabezadeunsablazoylodejótendidoenelsuelo,despuésdelocualvolvióallugardelapelea,nosingritar:

—¡YaestávengadadoñaAntonia!

Nioyósiquiera,furiosocomoestaba,elgritodeManuela,queeraunadelasmujeresqueestabanacaballo,yquelehabíaconocidoprecisamenteenelinstantemismoenqueheríaalZarco.

Lapelea,despuésdeesto,durópoco,porquelosbandidoshuyerondespavoridos,dejandolibreelcargamento.

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El sol se había puesto ya enteramente. Avanzaban las sombras, y a la luz crepuscular,Martín Sánchez recogió sus muertos y heridos, lo mismo que los de los plateados,operaciónquelehizodetenersealgunashorashastaqueanocheciócompletamente.

Entonces, temiendo que los plateados se rehicieran y volvieran sobre él con todas lasventajas que les daban el número y la oscuridad, determinó que alguno se avanzararápidamentehastaMorelos,ypidieraalaautoridadelauxiliodefuerzaylascamillasquesenecesitaban.

Lacomisiónerapeligrosísima; losbandidosnodebíanestar lejos,yerade temerseunaemboscadaenelcamino.

Sólounhombrepodíadesempeñarla,yMartínSánchez,enaquellaangustia,novacilóenpedirtalsacrificioaNicolás.

—Señor don Nicolás—le dijo—, sólo usted es capaz de exponerse a ese riesgo, peroacabe usted su obra.Ya nos salvó usted hace un rato.Usted conoce los caminos, tienebuencaballoyeshombrecomoninguno.Seloruego…

Nicoláspartióinmediatamente,cuandoMartínlovioperderseentrelassombras.

—¡Yonohevistonunca—dijo—unhombretanvalientecomoéste!

—Peroenundescuidolovanamatarporahí—dijoelcomerciante.

—¡Dios ha de querer que no!—replicóMartín Sánchez—. ¿Pero qué quiere usted quehagaparasalirdeaquí?Nohaymásqueesterecurso.¡Nolehadesucedernada,yaveráusted!DonNicolástienefortuna.Yestanbueno…¡valíamásquememataranamíynoaél!

Entretanto,lossoldadosqueobservabanlascercaníasdeaquellugarparaversihabíaaúnalgunos heridos, volvieron diciendo que cerca, en unosmatorrales, estaba llorando unamujerjuntoauncadáver.

DonMartínfueenpersonaareconoceraesamujer,quenoeraotraqueManuela,quenohabíaqueridohuir con sus compañeras, nopor amor alZarco, a quien creyómuerto alprincipio,sinopormiedoalTigre,quelahubieratomadoporsucuenta.

Martínexaminandoelcuerposecercioródequeaúnrespiraba.Laheridaque recibióelZarco fue terrible, pero no mortal. El bandido estaba bañado en sangre y era difícilreconocerlo,peroporManuelasesupoqueeraelZarco.

MartínSánchezseestremeciódegozo.Aquelbandidotemibleyrenombradohabíacaídoensupoder.

Iba a colgarlo tanpronto comoamaneciera.Desgraciadamente, a lamadrugada llegó laautoridad de Morelos con la fuerza y las camillas. Martín le entregó a los bandidosprisionerosyheridos, juntamente con aquellamujer.Nicolás apenas losvio, yManuelaporsuparte,noquisodarlacaradevergüenzaysecubriólacabezacompletamenteconsurebozo.

AsímarcharonaMorelos,Martínparacurarsedesusheridas,queerangraves,lomismoquesussoldados,continuandoNicolásaYautepecafindeprepararsumatrimonio.

Manuela,comoeranatural,presaconsuamante,permanecióenlacárcel,incomunicada,

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yviendoensuimaginaciónlaimagendeNicoláscadavezmásbella.

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Capítulo24

ElpresidenteJuárez

Martín Sánchez estaba indignado. El partido de los bandoleros aun era muy fuerte ycontaba con grandes influencias, tanto en México como en la tierra caliente. Ladesorganización en que se hallaba el país, en aquel tiempo, era causa de que se viesesemejanteescándalo.

Los plateados contaban con amigos en todas partes, y si un hombre de bien, como lohemos visto conNicolás, encontraba difícilmente patrocinio, un bandolero contaba conmil resortes, que ponía en juego tan luego como corría peligro. Y es que, como eranpoderosos,yteníanensumanolavidaylosinteresesdetodoslosqueposeíanalgo,selestemía,selescaptabayseconseguía,acualquierprecio,subenevolenciaosuamistad.

Mientrasqueelbravojefeexponíasuvidaenluchatandesigual,seestabacurandodesusheridas,elZarco,yarestablecido,habíalogrado,pormediodesusprotectores,queselesometieseajuicioyqueseletrasladaseaCuernavaca,sopretextodequeenesedistritohabíacometidocrímenes.

Juzgarloytrasladarloerasalvarlelavida,encontraríadefensoresyquizápodríaevadirse.Lomismosehabíahechoconlosotrosbandidosquehabíancaídoheridosoprisionerosenel combate cerca deLaCalavera. La población deMorelos estaba escandalizada, perocomo hechos de esa naturaleza no habían sido, por desgracia, sinomuy frecuentes, nopasodeahí.

MartínSánchez reflexionóentoncesquemientrasno seemprendieseengrande la luchaconlosbandidos,éstos,porlamancomunidaddeinteresesqueteníanentresí,habíandefavorecerse siempre; que mientras él, Martín, y otros jefes perseguidores no tuviesenfacultadescomolasquetuvoenotrotiempoelfamosoOliveros,habíadeserinútiltodapersecución,porquesometidoslosbandidosalfuerocomún,habíandeencontrarrecursos,influencias y dinero para substraerse al castigo. Quemientras no viesen los pueblos lalucha abierta sin cuartel entre la autoridad y losmalhechores, no habían de decidirse afavordelaprimera.

Eneseconceptopensóendarunpasodecisivoparasaberaquéatenerse;yresolvióiraMéxico,paraapersonarseconelpresidenteJuárez,darlecuentaconverdaddelestadoenquesehallabalatierracaliente,decidirloafavordelabuenacausaypedirlefacultades,armasyapoyo.

EsaresoluciónsehizomásurgenteauncuandoMartínSánchezsupoque,alserconducidoelZarcoconsuqueridaysuscompañerosaCuernavacaescoltadoporunafuerzapequeñaymala,losplateadossehabíanemboscadoenelestrechoyescabrosopasollamadoLasTetillas,yatacandoalaescolta,ladesbarataronyliberaronalospresos.Asípues,elZarcohabía vuelto con sus antiguos compañeros para sembrar de nuevo el terror con suscrímenesenaquellacomarca.

Martín Sánchez se dirigió a México, y aunque no contando con ningún valimento ni

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reputación,provistosólodealgunascartasdeamigosdelpresidenteJuárez,sepresentóaéstetanprontocomopudo.

Juárez no era entonces el magistrado de autoridad incontestable y aceptada, ante cuyapersonalidadseinclinarantodos,comolofuemuchomástarde.

Poraquellaépoca,aunqueacababade triunfaren lafamosaguerradeReforma, luchabaaúnconmildificultades,conmiladversarios,conmilpeligros,dequesólosuenergíaysufortunapudieronsacarloavante.

Lasfuerzasclericales,acaudilladasporMárquez,Zuloagayotros,todavíacombatíanconencarnizamientoydistraíanalastropasdelgobiernoocupadasenperseguirlas.

En el partido liberal surgían para el presidente rivalidades poderosas, aunque, a decirverdad,ellasnoconstituíanelmayorpeligro.

Elerarioestabaenbancarrota,yparacolmodedesdichaslainvasiónextranjerahabíayaprofanado el territorio y los adversarios del gobierno liberal, es decir, la facciónreaccionariayclerical,seuníaalosinvasores.

Juárez,pues,sehallabaenlosdíasdemayorconflicto.Yhemosdichoque,mercedaestascircunstancias,losbandidossehabíanenseñoreadodelatierracaliente.

Martín Sánchez pensó en encontrar en el presidente a un hombre ceñudo y tal vezpredispuestocontraél,yseencontróconunhombrefrío,impasible,peroatento.

Eljefecampesinoloabordóconresoluciónylepresentólascartasquetraía.Elpresidentelasleyó,yfijandounamiradaprofundayescrutadoraenMartínSánchez,ledijo:

—Meescribenaquíalgunosamigos,queustedesunhombredebienyelmásapropósitoparaperseguiraesosmalvadosqueinfestanelSurdelEstadodeMéxico,yaquieneselgobiernoporsusatenciones,nohapodidodestruir.Infórmemeustedacercadeeso.

Martín Sánchez le dio un informe detallado, que el presidente escuchó con su calmaordinaria;peroqueinterrumpióavecesconseñalesdeindignación.AlconcluirSánchez,Juárezexclamó:

—¡Eso es un escándalo y es preciso acabar con él! ¿Qué desea usted para ayudar algobierno?

Entonces,animadoMartínSánchezporesas frasesdelpresidente, lacónicascomo todaslassuyas,perofirmesyresueltas,ledijo:

—Loprimeroqueyonecesito, señor,esquemedéelgobierno facultadesparacolgaratodos los bandidos que yo coja, y prometo a usted, bajo mi palabra de honor, que nomatarésinoalosquelomerecen.Conozcoatodoslosmalhechores,séquienessonyloshe sentenciado ya, pero después de haber deliberado mucho en mi conciencia. Miconciencia,señor,esunjuezmuyjusto.Nosepareceaesosjuecesquelibranalosmalospordineroopormiedo.Yoniquierodineronitengomiedo.

“Losegundoqueyonecesito,señor,esqueustednodéoídosaciertaspersonasqueandanpor aquí abogando por losplateados y presentándolos como sujetos demérito que hanprestado servicios. Desconfíe usted de esos patrones, señor presidente, porque recibenpartedelosrobosyseenriquecenconellos.Poraquíhayunseñorqueusapelucagüera,

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quetomapolvosencajadeoro,yquerecibecadamesungransueldodelosbandidos.Ésedapasaportesaloshacendadosparaquepasensuscargamentosdeazúcarydeaguardientesinnovedad,pagandoporsupuestounafuertecontribución.Ése,conelmismodinerodelosplateados,seprocurainfluenciasynombraautoridadesenlatierracaliente,ylibertaalospresos,comolibertóalZarco,elotrodía,unladrónyunasesinoquemerecíalahorca.Ése,porfin,eselverdaderocapitándellosplagiarios,quevivedelosrobosysinarriesgarnada,yése,siyolovierapormirumbo,aunquemecostarálavidadespués,ibaadaralaramadeunárbol,amarradoporelpescuezo”.

—¿Quién es ese sujeto?—preguntó Juárez impaciente.Martín Sánchez le alargó unascartas,yledijo:

—Ahíestáelnombredisfrazado,peroporseñasustedloconocerá.

—Bueno—replicó Juárez, después de leer las cartas y guardándolas enseguida—. Notengaustedcuidadoporél;yanolibertaráaninguno.¿Quémásdeseausted?

—Armas, nada más, armas, porque no tengo sino unas cuantas. No necesito muchas,porqueyoselasquitaréalosbandidos,peroparaempezarnecesitaréunascien.

—Cuenteustedconellas.MañanavengaustedalMinisteriodelaGuerraytendráustedtodo.Peroustedmelimpiarádeladroneseserumbo.

—Lodejaré,señor,enorden.

—Bueno,yharáustedunserviciopatriótico,porquehoyesnecesarioqueelgobiernonosedistraigaparapensarsóloenlaguerraextranjerayensalvarlaindependencianacional.

—Confíeustedenmí,señorpresidente.

—Y mucha conciencia, señor Sánchez; usted lleva facultades extraordinarias, perosiempreconlacondicióndequedebeustedobrarconjusticia,lajusticiaantetodo.Sólolanecesidad pueden obligarnos a usar de estas facultades, que traen tan granderesponsabilidad,peroyoséaquienselasdoy.Nohagaustedquemearrepienta.

—Memandaustedfusilarsinoobroconjusticia—dijoMartín.

Juárezselevantóyalargólamanoalterriblejusticiero.

Alveraaquellosdoshombres,pequeñosdeestatura,elunofrentealotro,elunodefracnegro, comoacostumbrabaentonces Juárez, elotrodechaquetón tambiénnegro;elunomorenoyconel tipode indiopuro,yelotroamarillento, conel tipodelmestizoydelcampesino; los dos serios, los dos graves, cualquiera que hubiera leído un poco en lofuturosehabríaestremecido.Eralaleydelasaludpúblicaarmandoalahonradezconelrayodelamuerte.

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Capítulo25

Elalbazo

Apocos días de esta entrevista y en unamañana de diciembre, templada y dulce en latierra caliente como una mañana primaveral, el pueblo de Yautepec se despertabaalborozadoyalegre,comoparaunafiesta.

Y en efecto, esperaba una fiesta; no una fiesta religiosa, ni pública, sino una fiesta defamilia,unafiestaíntima,peroenlaquetomabapartelapoblaciónentera.

Nicolás, el honradísimo herrero deAtlihuayan, se casaba con la buena y bella Pilar, laperladelpuebloporsucarácter,porsuhermosuraysusvirtudes.

Ycomosabemos,estosdosjóveneseranmuyamadosporsuscompatriotas.

Asíesquefestejabansuenlacecontodasolemnidad.Desdemuytemprano,desdequelaluzdelalbahabíaextendidoenelsuelo,limpiodenubes,ysobrelasmontañas,lashuertasy el caserío, su manto aperlado y suave, los repiques a vuelo, en el campanario de laiglesia parroquial, habíandespertado a los vecinos; lamúsicadel pueblo tocaba alegressonatas,ylospetardosylascámarashabíananunciadolamisanupcial.

Nicolás era humilde y no había deseado tanto ruido, pero las autoridades, el cura, losvecinos,habíanqueridodemostrarasíalestimableobreroyasubellaesposaelamorconque los veían. La iglesia, los altares, y especialmente el altar mayor, en que iba acelebrarse el casamiento, estaban llenos de arcos y de ramilletes de flores. Todos losnaranjosylimonerosdeYautepec,ysecuentanporcentenaresdemiles,habíandadosucontribucióndeazahares.Sinexageraciónpodíadecirsequeningunanoviaenelmundohabíacontado jamás,enelcaminodesucasaa la iglesia,enésta,yen lacasitaquesehabíadispuestoenAtlihuayan,conunadornoenqueseostentarálaflorsimbólicacontalriquezay talprofusión.Erauna lluviadenieveydearomaque rodeabaa laparejaportodaspartes.A las sietede lamañana, ésta apareció radiante en lapuertade la casadePilarysedirigióalaiglesia,acompañadadesuspadrinosydeunacomitivanumerosa.

Ya la noche anterior se había celebrado el matrimonio civil, delante del juez reciénnombrado, porque la ley deReforma acababa de establecerse, y enYautepec, como entodoslospueblosdelaRepública,estabasiendounanovedad.Nicolás,buenciudadano,antetodo,sehabíaconformadoaellaconsinceroacatamiento.

Pero todavía en ese tiempo, comoahoramismo, la fiesta de bodas se reservabapara elmatrimonioreligioso.Losnovios,pues,sepresentaronanteelaltar.

Nicolás, vestido con esmero, aunque sin ostentación, manifestaba en el semblante unaalegríasincera,unsentimientodefelicidadtantomásverdadero,cuantoquesecubríaconun exterior grave y dulce. Pilar estaba encantadora: su belleza natural estaba realzadaahora por su traje blanco y elegante, por su peinado de cabellos negros y sedosos,adornadosconlacoronanupcial,aquellacoronaqueellasecomplacíasiempreenformarconelmayorgusto,nosabiendotodavía,comodecíaella,sileserviríaparasutocadodeesposaoparasutocadodevirgenmuerta.

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Yaestabaviendoqueservíaparaloprimero,yqueunespíritubuenoyprotector,lehabíaaugurado siempre su feliz destino. Apenas lo creía; había en sus ojos dulcísimos ylánguidos,algocomoelreflejodeunavisióncelestequeledabaunaspectodesanta,unamiradaangelical.

Elrubornaturalcausadoporaquelmomentoyporserelobjetodelasmiradasdetodos,latimidez,elamor,aquelconcurso,aquelaltarllenodeciriosydeflores,lavozdelórgano,elmurmullode los rezos, el inciensoque llenaba lanave, todohabíaproducidoen ellatales y tan diversas emociones, que parecía como arrebatada a un mundo extraño, almundodelossueñosydeladicha.

Con todo, y a pesar del aturdimiento que la embargaba, aquella buena joven tuvo unpensamientoparalapobreancianaaquienhabíaamadocomoaunamadre,paralainfelizmártir cuyo luto acababa de llevar y cuyas bendiciones la protegían. Una lágrima deternurainundosusmejillasalrecordarla,yalrecordartambiénaladesdichadaManuela,porquienoróenaquelmomentoenqueeratanfeliz.

Porfinlamisaacabó,ylosnovios,despuésderecibirlosplácemesdesusamigosdetodoelpueblo,sedispusieronapartiralahaciendadeAtlihuayan,endondeteníansucasa,alaquehabíaninvitadoamuchaspersonasdesuestimaciónparatomarparteenunmodestofestín.

Al efecto se dispuso de una cabalgata que debía servir de cortejo, al guayín en quecaminabanlosespososconelcurayotrosamigos.

Yalasochodelamañanapartieron,comenzaronacaminarporlacarreteraqueconducealahacienda.

Peropocoantesdellegarallugarenquesealzabaelgranamateenquesiemprecantabaelbúho,lasnochesenquepasabaelZarco,cuandoveníaasusentrevistasconManuela,lacomitivasedetuvoestupefacta.

Alpiedelcorpulentoárbol,estabaformadaunatropadecaballeríavestidadenegroyconlasarmaspreparadas.

Nadieesperabaverallíaesafuerza,queseaparecíacomosalidadelatierra.¿Quépodíaser?

EralatropadeMartínSánchezChagollan,comocienhombresyconelaspectolúgubreyterriblequelesconocemos.

Al descubrir el cortejo nupcial, alegre y acompañado de la música, el comandante, esdecir,MartínSánchez,seadelantóhastadondeveníaelguayíndelosnovios,yquitándoseelsombrerorespetuosamente,dijoaNicolás:

—Buenosdías,amigodonNicolás;noesperabaustedvermeporaquí,niyoteníaelgustodesaludaraustedydedesearlemilfelicidades,lomismoquealaseñora,queesunángel.Yaleexplicareelmotivodemipresenciaaquí.Ahoramitropavaapresentarlasarmas,enseñalderespetoydecariño,yyoleruegoaustedquecontinúesinpararhastalahacienda.Alláiréyodespués.

TeníaMartínSánchez tal aspectode serenidadyde franquezaqueNicolásno sospechónadasiniestro.Asíesquesecontentócondarleunapretóndemanos,yconpresentarlesa

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suesposayalasdemáspersonasdelguayín.

Peroenestounamujer,unajovenenquientodosreconocieronluegoaManuela,seabriópasoentrelafiladelosjinetesyvinocorriendo,arrastrándose,desmelenada,desencajada,temblando,pudiendoapenashablar,yasiéndosedelaspuertasdelguayín,dijo,conlavozenronquecidayconpalabrasentrecortadas:

—¡Nicolás! ¡Nicolás! ¡Pilar, hermana…! ¡Socorro! ¡Misericordia! ¡Tengan piedad demí…!¡Perdón!¡Perdón!

NicolásyPilarsequedaronheladosdeespanto.

—Pero,¿quéeseso…?¿Quétienes?—gritóPilar.

—Es que…—dijo Manuela— es que… ahorita lo van a fusilar… al Zarco; allí estáamarrado,tapadoconloscaballos…¡lovanamatardelantedemí!¡Perdón,donMartín!¡PerdónNicolás…!¡Ah,mevoyavolverloca…!

Enefecto,lafiladejinetesenlutadosocultabauncuadroestrechoenelcentrodelcual,ysentadosenunapiedraybienamarrados,ylívidosydesfallecidos,estabanelZarcoyelTigre, próximos a ser ejecutados. Martín Sánchez, al ver la comitiva y previendo quepodríaser lacomitivadeNicolás,habíaqueridoocultara losbandidosparaahorraresteespectáculoalosnovios.

—Siyohubierasabidoqueustedesveníanparaacá,aestahora,creausteddonNicolás,quemehabríayollevadoaestospicarosparaotraparte;peronolosabía.Loquesisabíayo,yporesometieneustedaquí,esqueloesperabanaustedestosmalvadosconsugente,yquesehaescapadousteddebuena.Losupeatiempo,anduvedieciséisleguas,ylesdiunalbazoestamañana,poraquícerca…;loshematadoacasitodos,perovengoacolgaraloscapitanesenestecamino;alZarcoaquí,alTigrelovoyacolgarenXochimancas.

—Pero don Martín, yo le ruego a usted por quien es… que si puede, perdone a estehombre,siquieraporestapobremujer.

—DonNicolás—respondióceñudoelcomandante—,ustedesmiseñor,ustedmemanda,porusteddoy lavida,pídamelaustedyessuya,peronomepidaqueperdoneaningúnbandidoymenosaestosdos…Señor,ustedsabequienesson…;asesinoscomoéstosyplagiariosnoloshayentodalatierra.¡Sinopaganconunavida…!¡Yloibanamatarausted…!,¡lohabíanjurado!¡Yseibanarobaralaseñora,asuesposadeusted…!Éseeraelplan.¡Conquedígamesiesposiblequeyolosdejeconvida!SeñordonNicolás,sigaustedsucaminocontodosestosseñores,ydéjemequeyohagajusticia.

Pilarestabatemblando.EncuantoaManuela,porunraptodelocura,habíacorridoyaalladodelZarcoysehabíaabrazadodeélyseguíagritandopalabrasincoherentes.

—SiquieranosllevaremosaManuela—dijoPilar.

—Si ustedes quieren, pueden llevársela, pero esamuchacha es unamalvada; acabo dequitarle un saco en que tenía las alhajas de los ingleses que mataron en Alpuyeca…,¡alhajasmuy!¡nomerececompasión!

Sin embargo, por ordendeMartínSánchez, un soldadoprocuró arrancar a la jovendelladodelZarco,aquienteníaabrazadoestrechamente,perofueenvano.ElZarcoledijo:

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—¡Nomedejes,Manuelita,nomedejes!

—¡No—respondió Manuela—, moriré contigo…! Prefiero morir a ver a Pilar con sucoronadeflordenaranjoalladodeNicolás,elindioherreroaquiendejéporti…

—Vámonos—dijeronelcuraylosdemásvecinosdespavoridos—.Estonotieneremedio.

Pilarsepusoasollozaramargamente;NicolássedespidiódeMartínSánchez.

—Señorcura,ustedpuedequedarse.Éstoshandequererconfesarse,talvez.

—Sí,mequedaré—dijoelcura—,esmideber.

Y la comitiva nupcial, antes tan alegre, partió como una procesión mortuoria yapresuradamente.

Cuando sehabíaperdidoa lo lejos,ynohabíaquedadoningún rezagadoenel camino,MartínSánchezpreguntóalZarcoyalTigresiqueríanconfesarse.

ElZarcodijoquesíyelcuralooyóprontoyloabsolvió;peroelTigredijoaMartín:

—¿Pero,yotambiénvoyamorir,donMartín?

—Tútambién—respondióésteconterribletranquilidad.

—¿Yo?—insistióelTigre—,¿yoqueledielavisoaustedparaqueviniera,yqueledijeausted las señas del camino que seguíamos, y que le avisé que tendría yo un pañuelocoloradoenelsombreroparaquemedistinguiera?

—Nadatengoqueverconeso—respondiódonMartín—.Yonadateprometí;peorparatisifuistetraidorconlostuyos.Vamos,muchachos,fusilenalZarcoydespuéscuélguenlodeesarama…;véndenloprimero…

ElZarcoapenaspodíatenerseenpie;elterrorlohabíaabatido.Contodo,alzólacara,yviendolaramadequecolgabanyalossoldadosunareata,murmuró:

—¡Laramaenquecantabaeltecolote…!¡Bienlodecíayo…!¡Adiós,Manuelita!

Manuelasecubriólacaraconlasmanos.LossoldadosarrimaronalZarcojuntoaltroncoydispararonsobreélcincotiros,yeldegracia.Humeóunpocolaropa,saltaronlossesos,yelcuerpodelZarcorodóporelsueloconligerasconvulsiones.Despuésfuecolgadoenlarama,yquedóbalanceándoseallí.Manuelapareciódespertardeunsueño.Selevantó,ysin ver el cadáver de su amante, que estaba pendiente, comenzó a gritar como si auntuviesedelanteelguayíndelosdesposados:

—¡Sí,déjateesacorona,Pilar;túquierescasarteconelindioherrero;peroyosoylaquetengolacoronaderosas…!¡Yonoquierocasarme,yoquieroserlaqueridadelZarco,unladrón…!

Enestoalzólacabeza;vioelcuerpocolgado…,despuéscontemplóalossoldados,quelaveían con lástima, luego a donMartín, luego al Tigre, que estaba inclinado ymudo, ydespuéssellevólasmanosalcorazón,dioungritoagudoycayóalsuelo.

—¡Pobre mujer—dijo donMartín—, se ha vuelto loca! Levántenla y la llevaremos aYautepec.

Dos soldados fueron a levantarla, pero viendo que arrojaba sangre por la boca, y que

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estabarígidayseibaenfriando,dijeronaljefe:

—¡DonMartín,yaestámuerta!

—Puesaenterrarla—dijoMartínconairesombrío—,yvámonosaconcluirlatarea.

Ydesfilólaterribletropalúgubre.

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