EL VALOR DE LA CONFIANZA

Por: Lic. Manuel E. Mezones Saavedra

Docente Universitario

Se considera que la Confianza, es la piedra angular de toda relación y cuando se

pierde cunde la crisis, el conflicto se aviva, imposibilitando el entendimiento y la

convivencia. Sin embargo pareciera hoy, que los líderes políticos no quieren darse

cuenta que el origen de esta tensa situación social, radica en la pérdida de este

importante valor que se percibe burlado, por lo que urge un cambio de actitud y

un franco compromiso de revertir esta percepción para garantizar la estabilidad y

paz social presente y futura.

Confianza, según la Real Academia Española es “Esperanza firme que se tiene de

alguien o algo", es decir, es un sentimiento basado en la buena fe y en la opinión

que se tiene del otro; responde a un “a quién” o a un “para qué”; implica la calidad

de una relación personal que supone la asunción de algún riesgo, pues no se

posee información suficiente ni el control sobre los acontecimientos futuros, lo que

hace del sujeto-agente merecerla por sus cualidades, y los consiguientes

beneficios que implica depositar en él su confianza.

Como sostiene Schlemenson, este sentimiento básico de la personalidad, tiende a

la reafirmación vital, a la retroalimentación positiva con el ambiente, la unión y la

esperanza y a fortalecer lazos de colaboración que llevan a consolidar las

relaciones sociales y la construcción de un objetivo social compartido, asegurando

de esta manera la convivencia y la colaboración.

Dado su carácter de sentimental, la confianza, no es absoluta ni permanente y se

encuentra sometida a pruebas constantemente; si sale victoriosa contribuirá a

incrementar la reputación de quien la ostenta, de allí que este sentimiento positivo

ha de cultivarse y fortalecerse para que en momentos críticos evite su contraparte

-la desconfianza- ya que sobre esta base no puede construirse el futuro.

Tanto los gobiernos como las instituciones políticas o cualquier organización, son

conscientes de la importancia de inspirar confianza, recuperarla o en todo caso, de

no perderla, por las consecuencias funestas que ocasiona y en un contexto de

crisis social, imposibilita la construcción de grandes propósitos colectivos, en la

medida en que se desconfía de los liderazgos sociales.

. La confianza conlleva fe, responsabilidad, riesgo, credibilidad, expectativa, bien

social y obligación, pero sobre todo autoridad moral del líder político a quien se le

ha depositado con esperanza y seguridad el encargo social. Este valor, constituye

una herramienta de conducción eficiente de un gobierno, facilita las buenas

comunicaciones, crea condiciones para un trabajo participativo y consensuado,

rectifica las acciones realizadas fuera de tiempo, y suaviza el impacto de una

comunicación que de otra forma sería difamatoria y explosiva.

.

Hacerse acreedor a la confianza, implica la transformación de un líder político en

un ser de “fiar”; es decir, merecerla por sus cualidades, mostrando evidencias de

cambio, invirtiendo en esperanza, asumiendo riesgos a partir de la buena fe;

como sostiene Schlemenson “Las experiencias gratificantes refuerzan los

sentimientos de confianza, introducen una visión constructiva de los demás, y

alientan la búsqueda de soluciones a través de la colaboración y el diálogo".

En la medida que se entienda, se interiorice y se actúe con coherencia, surgirá el

ambiente propicio para la toma de decisiones en medio de la incertidumbre y el

conflicto que vive el país.