el sistema escolar nacional

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EL SISTEMA ESCOLAR NACIONAL (1880-1910) Si bien las elites políticas desde hacía tiempo confiaban en la importancia de la inmigración y la educación para el progreso nacional, a partir de 1880 la novedad radicó en la posibilidad de incidir en esas áreas desde el Estado Nacional. Luego, en los años siguientes, esta idea se fue afianzando y fortaleciendo. El roquismo, surgido de un escenario político atravesado por las luchas entre autonomistas y nacionales, dio forma a un nuevo orden político que logró la estabilidad institucional, basándose en la capacidad de articular alianzas y pactos entre las elites porteñas y provinciales, en un sistema de participación política restringida, desde un Estado Nacional en plena consolidación. Junto a este orden conservador en lo político, se impulsó un programa liberal para la sociedad y la economía. Así, la producción cerealera y ganadera de la pampa permitió el crecimiento del país y de los recursos aduaneros, a cuyas puertas llegaban las recientes vías del ferrocarril. La educación tuvo un papel medular en la constitución de la Nación. Fue considerada una condición central para hacer de la Argentina una república ciudadana y civilizada, aunque en este camino el sistema excluyó a numerosos ciudadanos de la escuela. Por ello, el sistema educativo fue uno de los primeros andamiajes que construyó el todavía débil Estado Nacional. Por otra parte, este impulso del Estado a la educación pública universal estaba en contradicción con el sistema político restrictivo. Las consecuencias de esta

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Page 1: El sistema escolar nacional

EL SISTEMA ESCOLAR NACIONAL (1880-1910)

Si bien las elites políticas desde hacía tiempo confiaban en la importancia de la

inmigración y la educación para el progreso nacional, a partir de 1880 la

novedad radicó en la posibilidad de incidir en esas áreas desde el Estado

Nacional. Luego, en los años siguientes, esta idea se fue afianzando y

fortaleciendo.

El roquismo, surgido de un escenario político atravesado por las luchas entre

autonomistas y nacionales, dio forma a un nuevo orden político que logró la

estabilidad institucional, basándose en la capacidad de articular alianzas y

pactos entre las elites porteñas y provinciales, en un sistema de participación

política restringida, desde un Estado Nacional en plena consolidación.

Junto a este orden conservador en lo político, se impulsó un programa liberal

para la sociedad y la economía. Así, la producción cerealera y ganadera de la

pampa permitió el crecimiento del país y de los recursos aduaneros, a cuyas

puertas llegaban las recientes vías del ferrocarril.

La educación tuvo un papel medular en la constitución de la Nación. Fue

considerada una condición central para hacer de la Argentina una república

ciudadana y civilizada, aunque en este camino el sistema excluyó a numerosos

ciudadanos de la escuela. Por ello, el sistema educativo fue uno de los

primeros andamiajes que construyó el todavía débil Estado Nacional. Por otra

parte, este impulso del Estado a la educación pública universal estaba en

contradicción con el sistema político restrictivo. Las consecuencias de esta

tensión estallarán en las primeras décadas del siglo XX cuando los nuevos

sectores medios en expansión pongan fin al régimen conservador.

 POLÍTICAS EDUCATIVAS (1880 - 1910)

El avance del Estado Nacional sobre nuevas áreas de la vida política y

económica se afianzó a partir de 1880. La educación fue una de las esferas

más relevantes de ese proceso de transferencia al Estado de funciones que

anteriormente eran atribuidas a las corporaciones religiosas, étnicas y civiles.

La educación fue una de las primeras políticas públicas implementadas por el

Estado Nacional. Esto significó la asignación de recursos económicos, la

creación de una estructura de poder –con autoridades que tuvieron control

Page 2: El sistema escolar nacional

sobre un creciente personal- cuya legitimidad consistía en el valor de sus

conocimientos y su dedicación a un fin de interés público.

El sistema educativo de la provincia de Buenos Aires había sido montado por el

empeño sarmientino, pero era necesario decidir si se asumirían sus mismas

líneas directrices a escala nacional. Esto suscitó muchas discusiones. Hubo

distintas opiniones sobre las formas de financiar la educación, los medios de

distribuir los recursos a invertir, la obligatoriedad de la escuela o las

competencias de la Iglesia en la organización educativa. Otros temas de

debate estuvieron referidos a los contenidos educativos. No había dudas sobre

la conveniencia de imponer el método de lectura gradual, pero temas como la

educación mixta y la enseñanza religiosa dividían a los educadores.

Las discusiones tuvieron dos foros centrales: el Congreso Pedagógico

Internacional (1882) y los debates acerca de los proyectos para una ley de

educación que dieron lugar a la ley 1420. Estos ámbitos fueron hitos que

marcaron la etapa fundacional del sistema educativo argentino durante la cual

se forjaron rasgos que permanecerán por más de un siglo: su carácter público,

gratuito y obligatorio.

IDEAS PEDAGÓGICAS (1880 - 1910)

Desde su misma constitución, el sistema educativo le otorgó a la pedagogía un

lugar central. Nadie dudaba de la existencia de métodos y conocimientos que

favorecían el aprendizaje y que ellos debían ser aplicados en las aulas. Por

eso, la temática pedagógica tuvo un lugar destacado en los debates,

definiciones y políticas de la época.

Puede decirse que, con el tiempo, se formó una especie de sentido común

pedagógico. Una de sus ideas radicó en la importancia atribuida a la relación

del maestro con los alumnos en el proceso de aprendizaje. El maestro era una

figura insustituible del proceso educativo. La enseñanza debía evitar el

cansancio y la violencia, el docente debía apelar a las ideas, a la intuición y a la

observación de sus alumnos. Para garantizar este proceso, era necesario que

los contenidos estuviesen vinculados lo más posible con las experiencias y el

entorno vital de los niños. En esta línea, estaba expresamente prohibido

enseñar exclusivamente mediante la memorización.

Page 3: El sistema escolar nacional

Poco a poco estas nociones se fueron extendiendo y convirtiendo en una

plataforma indiscutida. Sobre esta base, se gestaron distintas teorías y

enfoques. Inicialmente, los marcos pedagógicos fueron validados por el

positivismo. Pero a medida que se consolidó el sistema educativo, la

pedagogía se legitimó cada vez más en un discurso científico experimental y,

simultáneamente, en una perspectiva psicológica.

PRÁCTICAS EN EL AULA (1880 - 1910)

Entre 1880 y 1910, en mayor o menor grado, la vida en las aulas se transformó

en el marco de la expansión del sistema educativo. Pueden identificarse tres

fenómenos concretos que contribuyeron a ese proceso de cambio: la creciente

regulación de la actividad escolar, los nuevos paradigmas pedagógicos y los

cambios en los espacios educativos. Si bien estos factores estaban ya

presentes, en esta etapa se extendieron y difundieron a un número cada vez

mayor de experiencias educativas.

La reglamentación y normalización de la actividad de los maestros, de los

contenidos educativos y del proceso de aprendizaje estuvo contenida en la

propia ley 1420. Pero paulatinamente fueron aprobándose otras normas –tanto

por los gobiernos provinciales como por el Consejo Nacional de Educación –

que avanzaban sobre nuevos aspectos del proceso de aprendizaje. Así, por

ejemplo, se expidieron normativas para el uso de los libros de lectura y de

texto, la distribución del tiempo en las escuelas y los derechos y obligaciones

de los maestros.

La difusión de la pedagogía y la didáctica, junto a la formación de maestros

normales, fue un hecho significativo que modificó las prácticas educativas. La

reflexión sobre el proceso de aprendizaje, los métodos educativos y las

técnicas de estudio, fueron parte de la formación docente, las Conferencias

Pedagógicas y de las ideas discutidas en libros, revistas y ámbitos educativos.

Por último, la edificación escolar tuvo especial importancia. Ya Domingo

Faustino Sarmiento había llamado la atención sobre su trascendencia para el

aprendizaje y la formación de los niños. La edificación de escuelas fue una de

las tareas más urgentes para las autoridades educativas. En 1886 se

inauguraron más de 40 escuelas, algunas de ellas fueron los llamados

Page 4: El sistema escolar nacional

“palacios escolares” que contrastaron con los locales habituales para la época.

Los lujosos edificios representaban el valor adjudicado por las elites políticas a

la educación pero no fueron la norma. Muchas escuelas continuaron

funcionando en casas pequeñas, con deficiencias de higiene y escasos

muebles.

Claro está que estos factores no actuaron de forma simultánea. Por el

contrario, los cambios estuvieron signados por la desigual distribución de los

recursos y por la diversidad social y cultural del país. Las transformaciones en

la vida cotidiana son procesos visibles a gran escala con el paso de varias

décadas. Incluso a pesar de esta tendencia a la homogeneización de los

contenidos, métodos y espacios educativos, las experiencias diarias en las

aulas fueron extremadamente disímiles.

APOGEO, CRÍTICAS Y REFORMAS (1910 – 1930)

En las primeras décadas del siglo XX la ampliación de la participación política,

el crecimiento de los sectores medios, el mejoramiento de las condiciones de

vida y el desarrollo urbano, contribuyeron a dotar de creciente importancia a la

educación. En 1930, la mayor parte de la población infantil estaba escolarizada

y nuevos sectores sociales accedieron al sistema educativo y a las escuelas

medias.

La centralidad de la educación en la vida política y social, condujo a la

formulación de un conjunto de planteos críticos que abarcaron desde la

orientación general del sistema educativo, la detención de la matrícula escolar

y el aumento de la deserción, las dificultades referidas a la formación de los

maestros, y los debates acerca de los métodos educativos en sí mismos.

En este contexto, se desplegó un movimiento de renovación pedagógica en la

escuela primaria, creció la influencia del Estado Nacional en la educación de

las provincias, y se desarrolló un importante debate sobre la conveniencia de

dotar de una orientación técnica o profesional a la escuela media.

POLÍTICAS EDUCATIVAS (1910 - 1930)

En las primeras décadas del siglo XX, la escuela se convirtió en parte de la

experiencia de la mayoría de los niños que vivía en Argentina. La población

Page 5: El sistema escolar nacional

escolar se duplicó, alcanzando prácticamente al 70% de los niños entre los 6 y

13 años. En este marco, desde diferentes perspectivas, surgieron los primeros

balances críticos sobre el sistema educativo.

La primera de estas críticas tuvo lugar en el año 1910, en el marco de la

conmemoración del Centenario, cuando José María Ramos Mejía, presidente

del Consejo Nacional de Educación, planteó que las escuelas argentinas no

cumplían su tarea de garantizar la integración de las masas inmigrantes a la

cultura nacional. Propuso, entonces, un programa de acción para profundizar

los contenidos patrióticos y nacionalistas, en el que primó una concepción de la

identidad nacional homogeneizadora.

El proyecto de Ramos Mejía contribuyó al aumento del control sobre el

quehacer de maestros y alumnos en las aulas, por parte de la burocracia

central del sistema educativo. A su vez, la puesta en marcha de la ley Láinez

(1905), expandió la influencia del Estado Nacional en los sistemas educativos

provinciales, quedando un número creciente de escuelas bajo la dirección de la

Nación.

En este marco de balances sobre el sistema educativo, también se levantaron

las voces críticas de anarquistas y sectores medios de la sociedad.

Los diagnósticos anarquistas atacaban al sistema educativo por considerarlo

autoritario, basado en rígidas normas disciplinarias fundamentadas en un

sistema de premios y castigos. Estos sectores, por el contrario, defendían a

ultranza una educación basada en la libertad del niño y en el respeto a un

espíritu crítico. En ese sentido impulsaron una educación alternativa basada en

una metodología de enseñanza donde se combinaba el trabajo manual e

intelectual.

Por su parte, las clases medias reclamaban la ampliación de su participación

política, lo que tuvo un fuerte impacto en el campo educativo. En la universidad,

los estudiantes pugnaron por la democratización en la Reforma Universitaria de

1918. También, la discusión sobre la reforma en la enseñanza media giró en

torno del proceso de ampliación política. Así, se debatió sobre el carácter

elitista de la educación secundaria, su enfoque enciclopedista y la forma de

transformarla, acorde con las necesidades políticas y económicas del

momento.

Page 6: El sistema escolar nacional

 IDEAS PEDAGÓGICAS

En las primeras décadas del siglo XX la “escuela nueva” comenzó a tener

enorme impacto en los ambientes educativos argentinos. Esta corriente

pedagógica más que una propuesta orgánica y articulada, fue un conjunto

variado de ideas y posiciones, cuyo factor común fue la renovación de las

prácticas en el aula y en la escuela. Sus planteos centrales concebían al niño

como centro del proceso de aprendizaje, y promulgaban la democratización de

la escuela y de la relación maestro – alumno.

La “escuela nueva”, se difundió en el momento de expansión de la educación y

en una etapa en la cual crecieron las demandas gremiales. Ello contribuyó a

que el sistema educativo fuese permeado por las críticas pedagógicas, y

planteos alternativos a través de diversas vías, como las acciones de los

maestros dentro, y fuera de las instituciones escolares.

Este proceso de renovación fue simultáneo a la institucionalización de los

estudios pedagógicos, y ganó nuevos espacios cada vez más especializados.

Cabe mencionar, por ejemplo, la creación de la Facultad de Ciencias de la

Educación en la Universidad de La Plata (1914), y del Instituto de Didáctica en

la Universidad de Buenos Aires (1927).

De este modo, se dio un rico e intenso movimiento que significó el

fortalecimiento del campo de la pedagogía y la didáctica en un clima de

producción y debate.

PRÁCTICAS EN EL AULA

La homogeneización de la experiencia en las escuelas fue un rasgo

predominante de la segunda mitad del siglo XX, mediante la unificación de los

programas, actividades, y materiales de trabajo. Sin embargo, los métodos

pedagógicos promovieron la creatividad y la experimentación en el aula,

generando en simultáneo un proceso inverso.

La pretendida ‘homogeneización’ se implantó a través de un conjunto de

rituales y actividades destinadas a formar el sentimiento patriótico. Hasta ese

momento, cantar el himno nacional, izar la bandera, o conmemorar la

independencia, no formaban parte de la experiencia común de todos los niños,

ya que eran prácticas que se realizaban sólo en algunas escuelas. Hacia 1910,

Page 7: El sistema escolar nacional

comenzó a considerarse imprescindible a estos rituales, para formar un sentido

de pertenencia al país, entre las nuevas generaciones.

A su vez, se ‘homogeneizaron’ las prácticas educativas mediante reglamentos,

instrucciones y la supervisión de inspectores y autoridades intermedias del

sistema. En cuanto a los contenidos, las regulaciones estuvieron limitadas a

lineamientos concretos, emitidos a partir de temáticas o situaciones

particulares, sin que se realizara una reforma completa de los programas a

escolares.

Por otra parte, los cambios derivados de la difusión de la pedagogía y la

didáctica, tuvieron un fuerte impacto en las prácticas educativas de la época.

En efecto, el crecimiento en el número de maestros egresados de las escuelas

normales, sumado al control sobre el quehacer educativo por parte del aparato

burocrático estatal, contribuyeron a la utilización de nuevos métodos de

enseñanza en las aulas. A su vez, estas tendencias fueron acompañadas por

iniciativas provenientes de ámbitos no oficiales, tales como revistas,

pensadores y agrupaciones gremiales.

La reflexión sobre la niñez, el aprendizaje, la relación docente – alumno, y los

métodos de enseñanza, eran parte de la formación docente. También,

circulaban en libros, revistas de la época, y en conferencias de maestros y

autoridades educativas. De este modo, se expandieron las ideas y métodos

pedagógicos centrados en la actividad de los alumnos, la experiencia propia, el

estímulo de las actividades al aire libre, el trabajo en grupos, y el uso de

técnicas y materiales educativos.

En cierto modo, estas perspectivas operaron en sentido contrario a la

homogeneización, ya que la renovación pedagógica insistió en el valor de la

imaginación, la creatividad y la relación personalizada entre maestros y

alumnos en el proceso de aprendizaje. De todos modos, en la escuela de la

época convivieron prácticas y métodos.

POLÍTICAS EDUCATIVAS (1910 - 1930)

En las primeras décadas del siglo XX, la escuela se convirtió en parte de la experiencia de la mayoría de los niños que vivía en Argentina. La población escolar se duplicó, alcanzando prácticamente al 70% de

Page 8: El sistema escolar nacional

los niños entre los 6 y 13 años. En este marco, desde diferentes perspectivas, surgieron los primeros balances críticos sobre el sistema educativo.

La primera de estas críticas tuvo lugar en el año 1910, en el marco de la conmemoración del Centenario, cuando José María Ramos Mejía, presidente del Consejo Nacional de Educación, planteó que las escuelas argentinas no cumplían su tarea de garantizar la integración de las masas inmigrantes a la cultura nacional. Propuso, entonces, un programa de acción para profundizar los contenidos patrióticos y nacionalistas, en el que primó una concepción de la identidad nacional homogeneizadora.

El proyecto de Ramos Mejía contribuyó al aumento del control sobre el quehacer de maestros y alumnos en las aulas, por parte de la burocracia central del sistema educativo. A su vez, la puesta en marcha de la ley Láinez (1905), expandió la influencia del Estado Nacional en los sistemas educativos provinciales, quedando un número creciente de escuelas bajo la dirección de la Nación.

En este marco de balances sobre el sistema educativo, también se levantaron las voces críticas de anarquistas y sectores medios de la sociedad.

Los diagnósticos anarquistas atacaban al sistema educativo por considerarlo autoritario, basado en rígidas normas disciplinarias fundamentadas en un sistema de premios y castigos. Estos sectores, por el contrario, defendían a ultranza una educación basada en la libertad del niño y en el respeto a un espíritu crítico. En ese sentido impulsaron una educación alternativa basada en una metodología de enseñanza donde se combinaba el trabajo manual e intelectual.

Por su parte, las clases medias reclamaban la ampliación de su participación política, lo que tuvo un fuerte impacto en el campo educativo. En la universidad, los estudiantes pugnaron por la democratización en la Reforma Universitaria de 1918. También, la discusión sobre la reforma en la enseñanza media giró en torno del proceso de ampliación política. Así, se debatió sobre el carácter elitista de la educación secundaria, su enfoque enciclopedista y la forma de transformarla, acorde con las necesidades políticas y económicas del momento.

 IDEAS PEDAGÓGICAS

En las primeras décadas del siglo XX la “escuela nueva” comenzó a tener enorme impacto en los ambientes educativos argentinos. Esta corriente pedagógica más que una propuesta orgánica y articulada,

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fue un conjunto variado de ideas y posiciones, cuyo factor común fue la renovación de las prácticas en el aula y en la escuela. Sus planteos centrales concebían al niño como centro del proceso de aprendizaje, y promulgaban la democratización de la escuela y de la relación maestro – alumno.

La “escuela nueva”, se difundió en el momento de expansión de la educación y en una etapa en la cual crecieron las demandas gremiales. Ello contribuyó a que el sistema educativo fuese permeado por las críticas pedagógicas, y planteos alternativos a través de diversas vías, como las acciones de los maestros dentro, y fuera de las instituciones escolares.

Este proceso de renovación fue simultáneo a la institucionalización de los estudios pedagógicos, y ganó nuevos espacios cada vez más especializados. Cabe mencionar, por ejemplo, la creación de la Facultad de Ciencias de la Educación en la Universidad de La Plata (1914), y del Instituto de Didáctica en la Universidad de Buenos Aires (1927).

De este modo, se dio un rico e intenso movimiento que significó el fortalecimiento del campo de la pedagogía y la didáctica en un clima de producción y debate.

 

PRÁCTICAS EN EL AULA

La homogeneización de la experiencia en las escuelas fue un rasgo predominante de la segunda mitad del siglo XX, mediante la unificación de los programas, actividades, y materiales de trabajo. Sin embargo, los métodos pedagógicos promovieron la creatividad y la experimentación en el aula, generando en simultáneo un proceso inverso.

La pretendida ‘homogeneización’ se implantó a través de un conjunto de rituales y actividades destinadas a formar el sentimiento patriótico. Hasta ese momento, cantar el himno nacional, izar la bandera, o conmemorar la independencia, no formaban parte de la experiencia común de todos los niños, ya que eran prácticas que se realizaban sólo en algunas escuelas. Hacia 1910, comenzó a considerarse imprescindible a estos rituales, para formar un sentido de pertenencia al país, entre las nuevas generaciones.

A su vez, se ‘homogeneizaron’ las prácticas educativas mediante reglamentos, instrucciones y la supervisión de inspectores y

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autoridades intermedias del sistema. En cuanto a los contenidos, las regulaciones estuvieron limitadas a lineamientos concretos, emitidos a partir de temáticas o situaciones particulares, sin que se realizara una reforma completa de los programas a escolares.

Por otra parte, los cambios derivados de la difusión de la pedagogía y la didáctica, tuvieron un fuerte impacto en las prácticas educativas de la época. En efecto, el crecimiento en el número de maestros egresados de las escuelas normales, sumado al control sobre el quehacer educativo por parte del aparato burocrático estatal, contribuyeron a la utilización de nuevos métodos de enseñanza en las aulas. A su vez, estas tendencias fueron acompañadas por iniciativas provenientes de ámbitos no oficiales, tales como revistas, pensadores y agrupaciones gremiales.

La reflexión sobre la niñez, el aprendizaje, la relación docente – alumno, y los métodos de enseñanza, eran parte de la formación docente. También, circulaban en libros, revistas de la época, y en conferencias de maestros y autoridades educativas. De este modo, se expandieron las ideas y métodos pedagógicos centrados en la actividad de los alumnos, la experiencia propia, el estímulo de las actividades al aire libre, el trabajo en grupos, y el uso de técnicas y materiales educativos.

En cierto modo, estas perspectivas operaron en sentido contrario a la homogeneización, ya que la renovación pedagógica insistió en el valor de la imaginación, la creatividad y la relación personalizada entre maestros y alumnos en el proceso de aprendizaje. De todos modos, en la escuela de la época convivieron prácticas y métodos.

 

LA OFENSIVA ANTILIBERAL (1930 - 1945)

En los años treinta, la crisis económica y política se afincó en el país. La primera duraría poco. En cambio, la segunda, abrió una etapa en la que se sucedieron los golpes militares y “revoluciones” que pusieron entre paréntesis el consenso liberal.

La crisis económica mundial, el ascenso de los movimientos ideológicos totalitarios en Europa, repercutieron en la vida política en Argentina, conectándose con las tradiciones locales. Crecientemente, los espacios educativos y culturales se dividieron a raíz de la lucha política.

Distintos sectores intentaron reformar el modelo educativo en concordancia con sus perspectivas ideológicas. Las corrientes nacionalistas, liberales y de izquierda lucharon a raíz del contenido

Page 11: El sistema escolar nacional

otorgado a los planes educativos, los métodos pedagógicos y la formación docente. Pero fueron los sectores nacionalistas quienes predominaron en la conducción de la educación.

Estos grupos proponían una organización corporativa de la sociedad, se oponían a la democracia y creían que la solución a la crisis radicaba en un orden asentado en las instituciones tradicionales –la nación, la familia y las agrupaciones profesionales- y en una sociedad jerárquica. En consonancia, la reforma de la educación tuvo un lugar destacado en el intento nacionalista de reformular la sociedad argentina.

POLÍTICAS EDUCATIVAS (1930 - 1945)

El intento de desterrar el laicismo y promover una educación religiosa fue uno de los ejes de la política y de las luchas educativas de este período. La celebración del Congreso Eucarístico (1934) en Buenos Aires contribuyó a reposicionar a la Iglesia en la escena política nacional, en un contexto político en el cual los grupos nacionalistas proponían que el país regresase a las tradiciones hispánicas y jerárquicas de la sociedad colonial.

La dirección del Consejo Nacional de Educación recayó en hombres vinculados en un principio a la corriente espiritualista, quienes sostenían la importancia de crear una escuela que no sólo preparara para la vida práctica, sino también que apostara por el desarrollo de la esencia espiritual del hombre. Juan B. Terán, presidente del Consejo, fue uno de las personalidades más destacadas en la implementación de esta corriente. Un poco después, Jorge Coll y Gustavo Martínez Zuviría fueron quienes dirigieron la política educativa, figuras claramente ubicadas en filas católicas y nacionalistas.

La orientación de la enseñanza se tornó nacionalista, patriótica y moralizante en un grado que no había adquirido anteriormente. Dada esta orientación nacional, la educación debía plasmarse en el desarrollo espiritual de los niños y en la educación de utilidad práctica. Renegándose de lo que se llamaba el “academicismo de la cultura enciclopédica”, se propuso una educación donde la escuela era vista como centro de trabajo intelectual y vital.

Las ideas de los sectores nacionalistas le imprimieron un signo propio a las políticas educativas que derivaron en una reforma de los planes de estudios (1935) y una nueva reglamentación para el uso y selección de los libros de lectura y de texto (1933). La intención de reglamentar y regularizar bajo nuevos parámetros la educación, se expresó, también, en un proyecto para unificar las escuelas de todo

Page 12: El sistema escolar nacional

el país bajo la autoridad del Consejo Nacional de Educación que, finalmente, no prosperó.

Así, el triunfo de estos grupos produjo un quiebre en las políticas educativas, por lo que se atacaron las bases de la educación laica, se intervinieron las Universidades y el Consejo Nacional de Educación y se persiguió a maestros y profesores por sus posiciones políticas.

 

IDEAS PEDAGÓGICAS

Con el agotamiento del positivismo surgió el espiritualismo que apuntaba a una educación integral: cuerpo, mente y alma. De esta forma, la escuela tradicional comenzó a perder espacio y ese lugar fue ocupado por la denominada “Escuela Nueva”, que se encargaría de centralizar la educación en el alumno y en el rescate de las posibilidades con las que cuenta él mismo para “el hacer”.

La pedagogía innovadora comenzó a contar con nombres propios como José Rezzano, que influenciado por John Dewey, coloca en debate la concepción de una educación integral formando ciudadanos para el mercado laboral, Clotilde Guillén de Rezzano, que introduce la pedagogía de Decroly, las hermanas Olga y Leticia Cossettini, Florencia Fossatti, Delia Etcheverry, Aníbal Ponce y el uruguayo Jesualdo, entre otros.

Las ideas de renovación que circularon por las aulas, se vieron siempre acompañadas de ritos escolares como por ejemplo las marchas militares, los desfiles escolares y la veneración a los héroes nacionales entre otros, buscando de esa forma la educación del nuevo ciudadano.

 

 

PRÁCTICAS EN EL AULA (1930 - 1945)

La vida en las escuelas no fue ajena al clima político del país. A partir de los años treinta, convivió en las aulas una tendencia a la experimentación pedagógica con otra corriente de cuño autoritario. La vida cotidiana de maestros y alumnos se debió ubicar en algún lugar de estos dos extremos que varió en cada situación específica.

Por un lado, las corrientes de la escuela nueva apelaban a la libertad y la iniciativa de niños y docentes en el proceso educativo. Por otro, la crisis del sistema político y el nacionalismo condujeron a dar un nuevo sentido a la regulación y el orden de la actividad escolar.

Page 13: El sistema escolar nacional

La persecución de maestros por su filiación política estuvo acompañada de un control incisivo sobre la actividad cotidiana de los maestros. Esto significó una mayor normalización de la práctica docente, un reforzamiento de las reglamentaciones que pautaban la vida escolar, y un mayor control directo de las jerarquías educativas sobre los maestros.

LA EDUCACIÓN EN EL CONTEXTO PERONISTA (1945 - 1955 )

A lo largo de la primera mitad del siglo, la sensibilidad hacia los niños y la valorización de la infancia no dejó de crecer y expandirse en distintos ámbitos de la sociedad y el quehacer público. Los niños eran el centro de la vida familiar, las madres debían dedicar su vida a cuidarlos y el Estado tenía como tarea prioritaria garantizar su bienestar. La niñez era considerada el futuro de la nación.

El peronismo significó un quiebre en la vida social, política y económica. Los trabajadores adquirieron derechos sociales y ocuparon el centro de la escena. Pero, además, el peronismo se presentó a sí mismo como un hito de la historia del país sólo comparable a la revolución de la independencia.

En ese marco, el peronismo le dio un nuevo significado al valor adjudicado a la infancia. Bajo el lema “los únicos privilegiados son los niños” se dejaba implícita la idea de que la justicia social había puesto fin a las desigualdades y que el Estado otorgaba una atención preferencial a la infancia en el plano material y simbólico. De un modo nuevo, el peronismo estableció una relación directa, sin mediación, con los niños. En muchos casos la “politización” de la infancia se desarrolló a través del sistema educativo pero también se usaron otros medios, mediante la Fundación Eva Perón, como la distribución de regalos, los campeonatos de fútbol y las excursiones.

La educación fue uno de los canales a través de los cuales avanzó la acción del estado peronista, la búsqueda de una unanimidad, mediante el apoyo de los trabajadores, el carisma de los líderes y, crecientemente, los recortes a la libertad política y la censura de los disensos.

La tarea de moldear a las nuevas generaciones en las verdades peronistas se impuso como una necesidad y un deber para el fortalecimiento del régimen y del nuevo orden político. En esa dirección, el libro de Eva Perón La razón de mi vida fue considerado texto oficial en las escuelas, se redactaron nuevos programas educativos y se impusieron celebraciones y conmemoraciones a tono con el enaltecimiento de la figura de la pareja presidencial.

Page 14: El sistema escolar nacional

A la vez, el peronismo mejoró las condiciones de vida de los trabajadores. De la mano de la bonanza económica de los primeros años de la posguerra y del crecimiento de los servicios y la infraestructura del Estado, la población cambió su calidad de vida, se amplió el consumo y se extendieron los derechos sociales. En este contexto, se expandió la matrícula educativa, se atendió la enseñanza técnica y los maestros participaron en su calidad de trabajadores del régimen peronista y usufructuaron de sus beneficios económicos y sociales.

 

PRÁCTICAS EN EL AULA (1930 - 1945)

La vida en las escuelas no fue ajena al clima político del país. A partir de los años treinta, convivió en las aulas una tendencia a la experimentación pedagógica con otra corriente de cuño autoritario. La vida cotidiana de maestros y alumnos se debió ubicar en algún lugar de estos dos extremos que varió en cada situación específica.

Por un lado, las corrientes de la escuela nueva apelaban a la libertad y la iniciativa de niños y docentes en el proceso educativo. Por otro, la crisis del sistema político y el nacionalismo condujeron a dar un nuevo sentido a la regulación y el orden de la actividad escolar.

La persecución de maestros por su filiación política estuvo acompañada de un control incisivo sobre la actividad cotidiana de los maestros. Esto significó una mayor normalización de la práctica docente, un reforzamiento de las reglamentaciones que pautaban la vida escolar, y un mayor control directo de las jerarquías educativas sobre los maestros.

LA EDUCACIÓN EN EL CONTEXTO PERONISTA (1945 - 1955 )

A lo largo de la primera mitad del siglo, la sensibilidad hacia los niños y la valorización de la infancia no dejó de crecer y expandirse en distintos ámbitos de la sociedad y el quehacer público. Los niños eran el centro de la vida familiar, las madres debían dedicar su vida a cuidarlos y el Estado tenía como tarea prioritaria garantizar su bienestar. La niñez era considerada el futuro de la nación.

El peronismo significó un quiebre en la vida social, política y económica. Los trabajadores adquirieron derechos sociales y ocuparon el centro de la escena. Pero, además, el peronismo se presentó a sí mismo como un hito de la historia del país sólo comparable a la revolución de la independencia.

Page 15: El sistema escolar nacional

En ese marco, el peronismo le dio un nuevo significado al valor adjudicado a la infancia. Bajo el lema “los únicos privilegiados son los niños” se dejaba implícita la idea de que la justicia social había puesto fin a las desigualdades y que el Estado otorgaba una atención preferencial a la infancia en el plano material y simbólico. De un modo nuevo, el peronismo estableció una relación directa, sin mediación, con los niños. En muchos casos la “politización” de la infancia se desarrolló a través del sistema educativo pero también se usaron otros medios, mediante la Fundación Eva Perón, como la distribución de regalos, los campeonatos de fútbol y las excursiones.

La educación fue uno de los canales a través de los cuales avanzó la acción del estado peronista, la búsqueda de una unanimidad, mediante el apoyo de los trabajadores, el carisma de los líderes y, crecientemente, los recortes a la libertad política y la censura de los disensos.

La tarea de moldear a las nuevas generaciones en las verdades peronistas se impuso como una necesidad y un deber para el fortalecimiento del régimen y del nuevo orden político. En esa dirección, el libro de Eva Perón La razón de mi vida fue considerado texto oficial en las escuelas, se redactaron nuevos programas educativos y se impusieron celebraciones y conmemoraciones a tono con el enaltecimiento de la figura de la pareja presidencial.

A la vez, el peronismo mejoró las condiciones de vida de los trabajadores. De la mano de la bonanza económica de los primeros años de la posguerra y del crecimiento de los servicios y la infraestructura del Estado, la población cambió su calidad de vida, se amplió el consumo y se extendieron los derechos sociales. En este contexto, se expandió la matrícula educativa, se atendió la enseñanza técnica y los maestros participaron en su calidad de trabajadores del régimen peronista y usufructuaron de sus beneficios económicos y sociales.

 

POLÍTICAS EDUCATIVAS (1930 - 1945)

El intento de desterrar el laicismo y promover una educación religiosa fue uno de los ejes de la política y de las luchas educativas de este período. La celebración del Congreso Eucarístico (1934) en Buenos Aires contribuyó a reposicionar a la Iglesia en la escena política nacional, en un contexto político en el cual los grupos nacionalistas proponían que el país regresase a las tradiciones hispánicas y jerárquicas de la sociedad colonial.

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La dirección del Consejo Nacional de Educación recayó en hombres vinculados en un principio a la corriente espiritualista, quienes sostenían la importancia de crear una escuela que no sólo preparara para la vida práctica, sino también que apostara por el desarrollo de la esencia espiritual del hombre. Juan B. Terán, presidente del Consejo, fue uno de las personalidades más destacadas en la implementación de esta corriente. Un poco después, Jorge Coll y Gustavo Martínez Zuviría fueron quienes dirigieron la política educativa, figuras claramente ubicadas en filas católicas y nacionalistas.

La orientación de la enseñanza se tornó nacionalista, patriótica y moralizante en un grado que no había adquirido anteriormente. Dada esta orientación nacional, la educación debía plasmarse en el desarrollo espiritual de los niños y en la educación de utilidad práctica. Renegándose de lo que se llamaba el “academicismo de la cultura enciclopédica”, se propuso una educación donde la escuela era vista como centro de trabajo intelectual y vital.

Las ideas de los sectores nacionalistas le imprimieron un signo propio a las políticas educativas que derivaron en una reforma de los planes de estudios (1935) y una nueva reglamentación para el uso y selección de los libros de lectura y de texto (1933). La intención de reglamentar y regularizar bajo nuevos parámetros la educación, se expresó, también, en un proyecto para unificar las escuelas de todo el país bajo la autoridad del Consejo Nacional de Educación que, finalmente, no prosperó.

Así, el triunfo de estos grupos produjo un quiebre en las políticas educativas, por lo que se atacaron las bases de la educación laica, se intervinieron las Universidades y el Consejo Nacional de Educación y se persiguió a maestros y profesores por sus posiciones políticas.

 

IDEAS PEDAGÓGICAS

Con el agotamiento del positivismo surgió el espiritualismo que apuntaba a una educación integral: cuerpo, mente y alma. De esta forma, la escuela tradicional comenzó a perder espacio y ese lugar fue ocupado por la denominada “Escuela Nueva”, que se encargaría de centralizar la educación en el alumno y en el rescate de las posibilidades con las que cuenta él mismo para “el hacer”.

La pedagogía innovadora comenzó a contar con nombres propios como José Rezzano, que influenciado por John Dewey, coloca en debate la concepción de una educación integral formando

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ciudadanos para el mercado laboral, Clotilde Guillén de Rezzano, que introduce la pedagogía de Decroly, las hermanas Olga y Leticia Cossettini, Florencia Fossatti, Delia Etcheverry, Aníbal Ponce y el uruguayo Jesualdo, entre otros.

Las ideas de renovación que circularon por las aulas, se vieron siempre acompañadas de ritos escolares como por ejemplo las marchas militares, los desfiles escolares y la veneración a los héroes nacionales entre otros, buscando de esa forma la educación del nuevo ciudadano.

 

PRÁCTICAS EN EL AULA (1930 - 1945)

La vida en las escuelas no fue ajena al clima político del país. A partir de los años treinta, convivió en las aulas una tendencia a la experimentación pedagógica con otra corriente de cuño autoritario. La vida cotidiana de maestros y alumnos se debió ubicar en algún lugar de estos dos extremos que varió en cada situación específica.

Por un lado, las corrientes de la escuela nueva apelaban a la libertad y la iniciativa de niños y docentes en el proceso educativo. Por otro, la crisis del sistema político y el nacionalismo condujeron a dar un nuevo sentido a la regulación y el orden de la actividad escolar.

La persecución de maestros por su filiación política estuvo acompañada de un control incisivo sobre la actividad cotidiana de los maestros. Esto significó una mayor normalización de la práctica docente, un reforzamiento de las reglamentaciones que pautaban la vida escolar, y un mayor control directo de las jerarquías educativas sobre los maestros.