el siglo xx no puede concebirse disociado de la guerra

12
UNIVERSIDAD NACIONAL DE CÓRDOBA SCUELA SUPERIOR DE COMERCIO MANUEL BELGRANO FORMACIÓN HISTÓRICA GUERRA, REVOLUCIÓN, CRISIS: LA ERA DE LAS CATÁSTROFES

Upload: pablo-manuel-requena

Post on 16-Dec-2015

9 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

ll

TRANSCRIPT

UNIVERSIDAD NACIONAL DE CRDOBAESCUELA SUPERIOR DE COMERCIO MANUEL BELGRANOFORMACIN HISTRICA

GUERRA, REVOLUCIN, CRISIS: LA ERA DE LAS CATSTROFES

GuerraEn 1914 desde haca un siglo no se haba registrado una guerra importante, es decir, una guerra en la que hubieran participado todas las grandes potencias, o la mayor parte de ellas. Entre 1815 y 1914 ninguna gran potencia se enfrent a otra ms all de su regin de influencia inmediata, aunque es verdad que eran frecuentes las expediciones agresivas de las potencias imperialistas, o de aquellos pases que aspiraban a serlo, contra enemigos ms dbiles de ultramar. Pues bien, todo eso cambi en 1914. En la primera guerra mundial participaron todas las grandes potencias y todos los estados europeos excepto Espaa, los Pases Bajos, los tres pases escandinavos y Suiza. Adems, diversos pases de ultramar enviaron tropas, en muchos casos por primera vez, a luchar fuera de su regin. As, los canadienses lucharon en Francia, los australianos y neozelandeses forjaron su conciencia nacional en una pennsula del Egeo Gallpoli se convirti en su mito nacional y, lo que es an ms importante, los Estados Unidos desatendieron la advertencia de George Washington de no dejarse involucrar en los problemas europeos y trasladaron sus ejrcitos a Europa, condicionando con esa decisin la trayectoria histrica del siglo xx. Los indios fueron enviados a Europa y al Prximo Oriente, batallones de trabajo chinos viajaron a Occidente y hubo africanos que sirvieron en el ejrcito francs. Aunque la actividad militar fuera de Europa fue escasa, excepto en el Prximo Oriente, tambin la guerra naval adquiri una dimensin mundial: la primera batalla se dirimi en 1914 cerca de las islas Malvinas y las campaas decisivas, que enfrentaron a submarinos alemanes con convoyes aliados, se desarrollaron en el Atlntico norte y medio.La primera guerra mundial fue una guerra esencialmente europea entre la Triple Alianza, constituida por Francia, Gran Bretaa y Rusia, y las llamadas potencias centrales (Alemania y Austria-Hungra). Serbia y Blgica se incorporaron inmediatamente al conflicto como consecuencia del ataque austraco contra la primera (que, de hecho, desencaden el inicio de las hostilidades) y del ataque alemn contra la segunda (que era parte de la estrategia de guerra alemana). Turqua y Bulgaria se alinearon poco despus junto a las potencias centrales, mientras que en el otro bando la Triple Alianza dej paso gradualmente a una gran coalicin. Se compr la participacin de Italia y tambin tomaron parte en el conflicto Grecia, Rumania y, en menor medida, Portugal. Como caba esperar, Japn intervino casi de forma inmediata para ocupar posiciones alemanas en el Extremo Oriente y el Pacfico occidental, pero limit sus actividades a esa regin. Los Estados Unidos entraron en la guerra en 1917 y su intervencin iba a resultar decisiva.No es sorprendente que para los britnicos y los franceses, que lucharon durante la mayor parte de la primera guerra mundial en el frente occidental, aquella fuera la gran guerra, ms terrible y traumtica que la segunda guerra mundial. Los franceses perdieron casi el 20 por 100 de sus hombres en edad militar, y si se incluye a los prisioneros de guerra, los heridos y los invlidos permanentes y desfigurados los gueules casss (caras partidas) que al acabar las hostilidades seran un vivido recuerdo de la guerra, slo algo ms de un tercio de los soldados franceses salieron indemnes del conflicto. Esa misma proporcin puede aplicarse a los cinco millones de soldados britnicos. Gran Bretaa perdi una generacin, medio milln de hombres que no haban cumplido an los treinta aos, en su mayor parte de las capas altas, cuyos jvenes, obligados a dar ejemplo en su condicin de oficiales, avanzaban al frente de sus hombres y eran, por tanto, los primeros en caer. Una cuarta parte de los alumnos de Oxford y Cambridge de menos de 25 aos que sirvieron en el ejrcito britnico en 1914 perdieron la vida. En las filas alemanas, el nmero de muertos fue mayor an que en el ejrcito francs, aunque fue inferior la proporcin de bajas en el grupo de poblacin en edad militar, mucho ms numeroso (el 13 por 100). Pero peor an que los horrores de la guerra en el frente occidental iban a ser sus consecuencias. La experiencia contribuy a brutalizar la guerra y la poltica, pues si en la guerra no importaban la prdida de vidas humanas y otros costes, por qu deban importar en la poltica? Al terminar la primera guerra mundial, la mayor parte de los que haban participado en ella en su inmensa mayora como reclutados forzosos odiaban sinceramente la guerra. Sin embargo, algunos veteranos que haban vivido la experiencia de la muerte y el valor sin rebelarse contra la guerra desarrollaron un sentimiento de indomable superioridad, especialmente con respecto a las mujeres y a los que no haban luchado, que definira la actitud de los grupos ultraderechistas de posguerra. Sin embargo, la reaccin opuesta tuvo tambin consecuencias negativas. Al terminar la guerra, los polticos, al menos en los pases democrticos, comprendieron con toda claridad que los votantes no toleraran un bao de sangre como el de 1914-1918.Ninguno de los gobiernos existentes entre las fronteras de Francia y el mar del Japn se mantuvo en el poder. Incluso los pases beligerantes del bando vencedor sufrieron graves conmociones, aunque no hay motivos para pensar que Gran Bretaa y Francia no hubieran sobrevivido como entidades polticas estables, aun en el caso de haber sido derrotadas. Desde luego no puede afirmarse lo mismo de Italia y, ciertamente, ninguno de los pases derrotados escap a los efectos de la revolucin. La gran guerra arruin tanto a los vencedores como a los vencidos. Precipit a los pases derrotados en la revolucin y a los vencedores en la bancarrota y en el agotamiento material. En 1940, Francia fue aplastada, con ridicula facilidad y rapidez, por unas fuerzas alemanas inferiores y acept sin dilacin la subordinacin a Hitler porque el pas haba quedado casi completamente desangrado en 1914-1918. Por su parte, Gran Bretaa no volvi a ser la misma a partir de 1918 porque la economa del pas se haba arruinado al luchar en una guerra que quedaba fuera del alcance de sus posibilidades y recursos.Las condiciones de la paz impuesta por las principales potencias vencedoras sobrevivientes (los Estados Unidos, Gran Bretaa, Francia e Italia) y que suele denominarse, de manera imprecisa, tratado de Versalles, respondan a cinco consideraciones principales. La ms inmediata era el derrumbamiento de un gran nmero de regmenes en Europa y la eclosin en Rusia de un rgimen bolchevique revolucionario alternativo dedicado a la subversin universal e imn de las fuerzas revolucionarias de todo el mundo. En segundo lugar, se consideraba necesario controlar a Alemania, que, despus de todo, haba estado a punto de derrotar con sus solas fuerzas a toda la coalicin aliada. Por razones obvias esta era y no ha dejado de serlo desde entonces la principal preocupacin de Francia. En tercer lugar, haba que reestructurar el mapa de Europa, tanto para debilitar a Alemania como para llenar los grandes espacios vacos que haban dejado en Europa y en el Prximo Oriente la derrota y el hundimiento simultneo de los imperios ruso, austrohngaro y turco. Los principales aspirantes a esa herencia, al menos en Europa, eran una serie de movimientos nacionalistas que los vencedores apoyaron siempre que fueran antibolcheviques. De hecho, el principio fundamental que guiaba en Europa la reestructuracin del mapa era la creacin de estados nacionales tnico-lingsticos, segn el principio de que las naciones tenan derecho a la autodeterminacin. El presidente de los Estados Unidos, Wilson, cuyos puntos de vista expresaban los de la potencia sin cuya intervencin se habra perdido la guerra, defenda apasionadamente ese principio, que era (y todava lo es) ms fcilmente sustentado por quienes estaban alejados de las realidades tnicas y lingsticas de las regiones que deban ser divididas en estados nacionales.La reorganizacin del Prximo Oriente se realiz segn principios imperialistas convencionales reparto entre Gran Bretaa y Francia excepto en el caso de Palestina, donde el gobierno britnico, anhelando contar con el apoyo de la comunidad juda internacional durante la guerra, haba prometido, no sin imprudencia y ambigedad, establecer una patria nacional para los judos.Salvar al mundo del bolchevismo y reestructurar el mapa de Europa eran dos proyectos que se superponan, pues la maniobra inmediata para enfrentarse a la Rusia revolucionaria en caso de que sobreviviera lo cual no poda en modo alguno darse por sentado en 1919 era aislarla tras un cordon sanitaire, como se deca en el lenguaje diplomtico de la poca, de estados anticomunistas. A Alemania se le impuso una paz con muy duras condiciones, justificadas con el argumento de que era la nica responsable de la guerra y de todas sus consecuencias (la clusula de la culpabilidad de la guerra), con el fin de mantener a ese pas en una situacin de permanente debilidad. El procedimiento utilizado para conseguir ese objetivo no fue tanto el de las amputaciones territoriales (aunque Francia recuper Alsacia-Lorena, una amplia zona de la parte oriental de Alemania pas a formar parte de la Polonia restaurada el corredor polaco que separaba la Prusia Oriental del resto de Alemania y las fronteras alemanas sufrieron pequeas modificaciones) sino otras medidas. En efecto, se impidi a Alemania poseer una flota importante, se le prohibi contar con una fuerza area y se redujo su ejrcito de tierra a slo 100.000 hombres; se le impusieron unas reparaciones (resarcimiento de los costos de guerra en que haban incurrido los vencedores) tericamente infinitas; se ocup militarmente una parte de la zona occidental del pas; y se le priv de todas las colonias de ultramar. (stas fueron a parar a manos de los britnicos y de sus dominios, de los franceses y, en menor medida, de los japoneses, aunque debido a la creciente impopularidad del imperialismo, se sustituy el nombre de colonias por el de mandatos para garantizar el progreso de los pueblos atrasados, confiados por la humanidad a las potencias imperiales, que en modo alguno desearan explotarlas para otro propsito.) A mediados de los aos treinta lo nico que quedaba del tratado de Versalles eran las clusulas territoriales.

RevolucinPareca evidente que el viejo mundo estaba condenado a desaparecer. La vieja sociedad, la vieja economa, los viejos sistemas polticos, haban perdido el mandato del cielo, segn reza el proverbio chino. La humanidad necesitaba una alternativa que ya exista en 1914. Los partidos socialistas, que se apoyaban en las clases trabajadoras y se inspiraban en la conviccin de la inevitabilidad histrica de su victoria, encarnaban esa alternativa en la mayor parte de los pases europeos. Pareca que slo haca falta una seal para que los pueblos se levantaran a sustituir el capitalismo por el socialismo, transformando los sufrimientos sin sentido de la guerra mundial en un acontecimiento de carcter ms positivo: los dolores y convulsiones intensos del nacimiento de un nuevo mundo. Fue la revolucin rusa o, ms exactamente, la revolucin bolchevique de octubre de 1917 la que lanz esa seal al mundo, convirtindose as en un acontecimiento tan crucial para la historia de este siglo como lo fuera la revolucin francesa de 1789 para el devenir del siglo xix.Cualquier observador atento del escenario mundial comprenda desde 1870 que la Rusia zarista estaba madura para la revolucin, que la mereca y que una revolucin poda derrocar al zarismo. Y desde que en 1905-1906 la revolucin pusiera de rodillas al zarismo, nadie dudaba ya de ello. Algunos historiadores han sostenido posteriormente que, de no haber sido por los accidentes de la primera guerra mundial y la revolucin bolchevique, la Rusia zarista habra evolucionado hasta convertirse en una floreciente sociedad industrial liberal-capitalista, y que de hecho ya haba iniciado ese proceso, pero sera muy difcil encontrar antes de 1914 profecas que vaticinaran ese curso de los acontecimientos. De hecho, apenas se haba recuperado el rgimen zarista de la revolucin de 1905 cuando, indeciso e incompetente como siempre, se encontr una vez ms acosado por una oleada creciente de descontento social. Durante los meses anteriores al comienzo de la guerra, el pas pareca una vez ms al borde de un estallido, slo conjurado por la slida lealtad del ejrcito, la polica y la burocracia. Como en muchos de los pases beligerantes, el entusiasmo y el patriotismo que embargaron a la poblacin tras el inicio de la guerra enmascararon la situacin poltica, aunque en el caso de Rusia no por mucho tiempo. En 1915, los problemas del gobierno del zar parecan de nuevo innumerables. La revolucin de marzo de 1917, que derroc a la monarqua rusa, fue un acontecimiento esperado, recibido con alborozo por toda la opinin poltica occidental, si se exceptan los ms furibundos reaccionarios tradicionalistas. Pero tambin daba todo el mundo por sentado que la revolucin rusa no poda ser, y no sera, socialista. No se daban las condiciones para una transformacin de esas caractersticas en un pas agrario marcado por la pobreza, la ignorancia y el atraso y donde el proletariado industrial, que Marx vea como el enterrador predestinado del capitalismo, slo era una minora minscula, aunque gozara de una posicin estratgica. Los propios revolucionarios marxistas rusos compartan ese punto de vista. El derrocamiento del zarismo y del sistema feudal slo poda desembocar en una revolucin burguesa. La lucha de clases entre la burguesa y el proletariado continuara, pues, bajo nuevas condiciones polticas. En 1917, Lenin, que en 1905 slo pensaba en una Rusia democrtico-burguesa, lleg desde el principio a una conclusin realista: no era el momento para una revolucin liberal. Sin embargo, vea tambin, como todos los dems marxistas, rusos y no rusos, que en Rusia no se daban las condiciones para la revolucin socialista. Los marxistas revolucionarios rusos consideraban que su revolucin tena que difundirse hacia otros lugares. Eso pareca perfectamente factible, porque la gran guerra concluy en medio de una crisis poltica y revolucionaria generalizada, particularmente en los pases derrotados. En 1918, los cuatro gobernantes de los pases derrotados (Alemania, Austria-Hungra, Turqua y Bulgaria) perdieron el trono, adems del zar de Rusia, que ya haba sido derrocado en 1917, despus de ser derrotado por Alemania. Por otra parte, los disturbios sociales, que en Italia alcanzaron una dimensin casi revolucionaria, tambin sacudieron a los pases beligerantes europeos del bando vencedor.Ya hemos visto que las sociedades de la Europa beligerante comenzaron a tambalearse bajo la presin extraordinaria de la guerra en masa. La exaltacin inicial del patriotismo se haba apagado y en 1916 el cansancio de la guerra comenzaba a dejar paso a una intensa y callada hostilidad ante una matanza aparentemente interminable e intil a la que nadie pareca estar dispuesto a poner fin. Mientras en 1914 los enemigos de la guerra se sentan impotentes y aislados, en 1916 crean hablar en nombre de la mayora. Lo que sobrevino no fue una Rusia liberal y constitucional occidentalizada y decidida a combatir a los alemanes, sino un vaco revolucionario: un impotente gobierno provisional por un lado y, por el otro, una multitud de consejos populares (soviets) que surgan espontneamente en todas partes como las setas despus de la lluvia. Los soviets tenan el poder (o al menos el poder de veto) en la vida local, pero no saban qu hacer con l ni qu era lo que se poda o se deba hacer. Los diferentes partidos y organizaciones revolucionarios bolcheviques y mencheviques socialdemcratas, socialrevolucionario y muchos otros grupos menores de la izquierda, que emergieron de la clandestinidad intentaron integrarse en esas asambleas para coordinarlas y conseguir que se adhirieran a su poltica, aunque en un principio slo Lenin las consideraba como una alternativa al gobierno (todo el poder para los soviets). Sin embargo, lo cierto es que cuando se produjo la cada del zar no eran muchos los rusos que supieran qu representaban las etiquetas de los partidos revolucionarios o que, si lo saban, pudieran distinguir sus diversos programas. Lo que saban era que ya no aceptaban la autoridad, ni siquiera la autoridad de los revolucionarios que afirmaban saber ms que ellos.La exigencia bsica de la poblacin ms pobre de los ncleos urbanos era conseguir pan, y la de los obreros, obtener mayores salarios y un horario de trabajo ms reducido. Y en cuanto al 80 por 100 de la poblacin rusa que viva de la agricultura, lo que quera era, como siempre, la tierra. Todos compartan el deseo de que concluyera la guerra, aunque en un principio los campesinos-soldados que formaban el grueso del ejrcito no se oponan a la guerra como tal, sino a la dureza de la disciplina y a los malos tratos a que les sometan los otros rangos del ejrcito. El lema pan, paz y tierra suscit cada vez ms apoyo para quienes lo propugnaban, especialmente para los bolcheviques de Lenin, cuyo nmero pas de unos pocos miles en marzo de 1917 a casi 250.000 al inicio del verano de ese mismo ao. Cuando el gobierno provisional insisti en iniciar una nueva ofensiva militar en junio de 1917, el ejrcito se neg y los soldados campesinos regresaron a sus aldeas para participar en el reparto de la tierra. La revolucin se difundi a lo largo de las vas del ferrocarril que los llevaba de regreso. Aunque la situacin no estaba madura para la cada inmediata del gobierno provisional, a partir del verano se intensific la radicalizacin en el ejrcito y en las principales ciudades, y eso favoreci a los bolcheviques. El campesinado apoyaba abrumadoramente a los herederos de los narodniks, los socialrevolucionarios, aunque en el seno de ese partido se form un ala izquierda ms radical que se aproxim a los bolcheviques, con los que gobern durante un breve perodo tras la revolucin de octubre.La revolucin de octubre origin el movimiento revolucionario de mayor alcance que ha conocido la historia moderna. Su expansin mundial no tiene parangn desde las conquistas del islam en su primer siglo de existencia. Slo treinta o cuarenta aos despus, un tercio de la humanidad viva bajo regmenes que derivaban directamente de los diez das que estremecieron el mundo y del modelo organizativo de Lenin, el Partido Comunista. La mayor parte de esos regmenes se ajustaron al modelo de la URSS en la segunda oleada revolucionaria que sigui a la conclusin de la segunda fase de la larga guerra mundial de 1914-1945. Durante una gran parte del siglo xx, el comunismo sovitico pretendi ser un sistema alternativo y superior al capitalismo, destinado por la historia a superarlo. Y durante una gran parte del perodo, incluso muchos de quienes negaban esa superioridad albergaron serios temores de que resultara vencedor. Al mismo tiempo, desde la revolucin de octubre, la poltica internacional ha de entenderse, con la excepcin del perodo 1933-1945, como la lucha secular de las fuerzas del viejo orden contra la revolucin social, a la que se asociaba con la Unin Sovitica y el comunismo internacional, que se supona que la encarnaban y dirigan.A medida que avanzaba el siglo xx, esa imagen de la poltica mundial como un enfrentamiento entre las fuerzas de dos sistemas sociales antagnicos (cada uno de ellos movilizado, desde 1945, al amparo de una superpotencia que posea las armas de la destruccin del mundo) fue hacindose cada vez ms irreal. En los aos ochenta tena tan poca influencia sobre la poltica internacional como pudieran tenerla las cruzadas. Sin embargo, no es difcil comprender cmo lleg a tomar cuerpo. En efecto, la revolucin de octubre se vea a s misma, ms incluso que la revolucin francesa en su fase jacobina, como un acontecimiento de ndole ecumnica ms que nacional. Su finalidad no era instaurar la libertad y el socialismo en Rusia, sino llevar a cabo la revolucin proletaria mundial. A los ojos de Lenin y de sus camaradas, la victoria del bolchevismo en Rusia era ante todo una batalla en la campaa que garantizara su triunfo a escala universal, y esa era su autntica justificacin.

CrisisDesde la revolucin industrial, la historia de la economa mundial se haba caracterizado por un progreso tcnico acelerado, por el crecimiento econmico continuo, aunque desigual, y por una creciente mundializacin, que supona una divisin del trabajo, cada vez ms compleja, a escala planetaria y la creacin de una red cada vez ms densa de corrientes e intercambios que ligaban a cada una de las partes de la economa mundial con el sistema global. El progreso tcnico continu e incluso se aceler en la era de las catstrofes, transformando las guerras mundiales y reforzndose gracias a ellas. Aunque en las vidas de casi todos los hombres y mujeres predominaron las experiencias econmicas de carcter cataclsmico, que culminaron en la Gran Depresin de 1929-1933, el crecimiento econmico no se interrumpi durante esos decenios. Simplemente se desaceler. Sin embargo, eso no era cierto en un aspecto: la mundializacin de la economa pareca haberse interrumpido. Segn todos los parmetros, la integracin de la economa mundial se estanc o retrocedi. En los aos anteriores a la guerra se haba registrado la migracin ms masiva de la historia, pero esos flujos migratorios haban cesado, o ms bien haban sido interrumpidos por las guerras y las restricciones polticas. Al principio, tanto los agentes econmicos como los gobiernos esperaban que, una vez superadas las perturbaciones causadas por la guerra, volvera la situacin de prosperidad econmica anterior a 1914, que consideraban normal. Ciertamente, la bonanza inmediatamente posterior a la guerra, al menos en los pases que no sufrieron los efectos de la revolucin y de la guerra civil, pareca un signo prometedor, aunque tanto las empresas como los gobiernos vean con recelo el enorme fortalecimiento del poder de la clase obrera y de sus sindicatos, porque hara que aumentaran los costes de produccin al exigir mayores salarios y menos horas de trabajo. Sin embargo, el reajuste result ms difcil de lo esperado. Los precios y la prosperidad se derrumbaron en 1920, socavando el poder de la clase obrera el desempleo no volvi a descender en Gran Bretaa muy por debajo del 10 por 100 y los sindicatos perdieron la mitad de sus afiliados en los doce aos siguientes y desequilibrando de nuevo la balanza en favor de los empresarios. A pesar de ello, la prosperidad continuaba sin llegar. En suma, se esfum por completo el ahorro privado, lo cual provoc una falta casi total de capital circulante para las empresas. Eso explica en gran medida que durante los aos siguientes la economa alemana tuviera una dependencia tan estrecha de los crditos exteriores, dependencia que fue la causa de su gran vulnerabilidad cuando comenz la Depresin. La situacin pareca haber vuelto a la calma en 1924 y se vislumbraba la posibilidad de que retornara lo que un presidente norteamericano llam normalidad. En efecto, se reanud el crecimiento econmico mundial, aunque algunos productores de materias primas y productos alimentarios bsicos, entre ellos los agricultores norteamericanos, sufrieron las consecuencias de un nuevo descenso del precio de los productos primarios, despus de una breve recuperacin. Los aos veinte no fueron una poca dorada para las explotaciones agrcolas en los Estados Unidos. Adems, en la mayor parte de los pases de la Europa occidental el desempleo continuaba siendo sorprendentemente alto. El hundimiento de los precios de los productos bsicos (cuya cada ulterior se impidi mediante la acumulacin de stocks crecientes) demostraba que la demanda era muy inferior a la capacidad de produccin. Sin embargo, lo que nadie esperaba, ni siquiera los revolucionarios en sus momentos de mayor optimismo, era la extraordinaria generalidad y profundidad de la crisis que se inici con el crac de la Bolsa de Nueva York el 29 de octubre de 1929. Fue un acontecimiento de extraordinaria magnitud, que supuso poco menos que el colapso de la economa capitalista mundial, que pareca atrapada en un crculo vicioso donde cada descenso de los ndices econmicos (exceptuando el del desempleo, que alcanz cifras astronmicas) reforzaba la baja de todos los dems.La dramtica recesin de la economa industrial de Norteamrica no tard en golpear al otro gran ncleo industrial, Alemania. Entre 1929 y 1931 la produccin industrial disminuy aproximadamente un tercio en los Estados Unidos y en una medida parecida en Alemania, si bien estas cifras son medias que suavizan la realidad. Se produjo una crisis en la produccin de artculos de primera necesidad, tanto alimentos como materias primas, dado que sus precios, que ya no se protegan acumulando existencias como antes, iniciaron una cada libre. Los precios del t y del trigo cayeron en dos tercios y el de la seda en bruto en tres cuartos. Eso supuso el hundimiento de Argentina, Australia, Bolivia, Brasil, Canad, Colombia, Cuba, Chile, Egipto, Ecuador, Finlandia, Hungra, India, las Indias Holandesas (la actual Indonesia), Malasia (britnica), Mxico, Nueva Zelanda, Pases Bajos, Paraguay, Per, Uruguay y Venezuela, cuyo comercio exterior dependa de unos pocos productos primarios. En definitiva, ese fenmeno transform la Depresin en un acontecimiento literalmente mundial. Esa situacin llev a la ruina a los agricultores que dependan del mercado, especialmente del mercado de exportacin, salvo en los casos en que pudieron volver a refugiarse en una produccin de subsistencia, ltimo reducto tradicional del campesino. Eso era posible en una gran parte del mundo subdesarrollado, y el hecho de que la mayora de la poblacin de frica, de Asia meridional y oriental y de Amrica Latina fuera todava campesina, le permiti capear el temporal. Brasil se convirti en la ilustracin perfecta del despilfarro del capitalismo y de la profundidad de la crisis, con sus plantadores que intentaban desesperadamente impedir el hundimiento de los precios quemando caf en lugar de carbn en las locomotoras de los trenes. Sin embargo, los efectos de la crisis se dejaron sentir incluso en los pases agrarios coloniales. As parece indicarlo el descenso en torno a los dos tercios de las importaciones de azcar, harina, pescado en conserva y arroz en Costa de Oro (la actual Ghana), donde el mercado del cacao se haba hundido completamente, por no mencionar el recorte de las importaciones de ginebra en un 98 por 100. Para quienes, por definicin, no posean control o acceso a los medios de produccin (salvo que pudieran retornar a las aldeas al seno de una familia campesina), es decir, para los hombres y mujeres que trabajaban a cambio de un salario, la principal consecuencia de la Depresin fue el desempleo en una escala inimaginada y sin precedentes, y por mucho ms tiempo del que nadie pudiera haber previsto. En pocas palabras, la Gran Depresin desterr el liberalismo econmico durante medio siglo. En 1931-1932, Gran Bretaa, Canad, todos los pases escandinavos y Estados Unidos abandonaron el patrn oro, que siempre haba sido considerado como el fundamento de un intercambio internacional estable, y en 1936 se sumaron a la medida incluso los ms fervientes partidarios de ese sistema, los belgas y los holandeses, y finalmente los franceses. Gran Bretaa abandon en 1931 el libre comercio, que desde 1840 haba sido un elemento tan esencial de la identidad econmica britnica como lo es la Constitucin norteamericana en la identidad poltica de los Estados Unidos. El abandono por parte de Gran Bretaa de los principios de la libertad de transacciones en el seno de una nica economa mundial ilustra dramticamente la rpida generalizacin del proteccionismo en ese momento. Ms concretamente, la Gran Depresin oblig a los gobiernos occidentales a dar prioridad a las consideraciones sociales sobre las econmicas en la formulacin de sus polticas. El peligro que entraaba no hacerlo as la radicalizacin de la izquierda y, como se demostr en Alemania y en otros pases, de la derecha era excesivamente amenazador.