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Aldo Ferrer. El Retorno del Liberalismo: Reflexiones Sobre la Política Económica Vigente en la Argentina.Desarrollo Económico Vol. XVIII Nº 72 1979.

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EL RETORNO DEL LIBERALISMO:REFLEXIONES SOBRE LA POLÍTICA

ECONÓMICA VIGENTE EN LA ARGENTINA

ALDO FERRER∗

En un trabajo anterior1 sugerí que el fracaso de las experienciaspopulistas en la Argentina es seguido por el restablecimiento de laspolíticas de raíz liberal. Este ensayo pretende actualizar ese análisisincorporando, dentro de aquel esquema, la experiencia iniciada enabril de 1976.

El trabajo se divide en tres partes. La primera pretende explicitarlos objetivos manifiestos del programa económico en vigencia y surepercusión sobre los precios relativos y la distribución del ingreso. Lasegunda analiza las causas que generan un comportamiento de laeconomía diametralmente opuesto al sugerido por la actualconducción económica. Por último, la tercera explora lasrepercusiones externas del programa económico en vigencia, suviabilidad de largo plazo y la probable existencia de objetivos que noson explícitamente propuestos por los responsables de la políticaeconómica actual.

Una versión preliminar de este ensayo 2 fue discutida en losseminarios del Centro de Estudios de Coyuntura del Instituto deDesarrollo Económico y Social y en la Comisión de Economía del Forode la Empresa Nacional.

Mi reconocimiento por la utilidad del debate no puede reducirse a lahabitual notación a pie de página. En particular, quisiera destacar doscontribuciones que llevaron a cambios importantes en la versiónpreliminar. Primero, en esa versión se utilizaban las categoríastradicionales de políticas estabilizadoras de shock y gradualistas. Ladiferenciación entre una y otra pasaba por el ritmo de la aperturaexterna. Del debate surgió que este tipo de enfoque no esclarece el

∗ Instituto de Desarrollo Económico y Social, Buenos Aires.1 Crisis y alternativas de la política económica argentina, Fondo de CulturaEconómica, Buenos Aires, 1977.2 Estructura productiva, comercio exterior e inflación: reflexiones sobre la viabilidaddel programa económico actual” (mimeo), Buenos Aires, noviembre de 1978.



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tratamiento del problema y, consecuentemente, decidí descartarlo.Segundo, la comparación entre el objetivo central de la actual políticade asignar recursos conforme a las ventajas comparativas estáticas ylas consecuencias reales del proceso sugirió, a varios participantes deaquellos debates, que más allá de los objetivos manifiestos existe unamotivación latente, no explicitada a inconfesable, que consiste enconcentrar el poder económico, aun a costa de la reducción de laproducción y del ingreso real. Esta hipótesis tiene un considerablevalor explicativo de las tendencias reales de la economía y medetengo en ella en el último punto del trabajo.

1. LOS OBJETIVOS DEL PROGRAMA ECONÓMICO

El programa económico de abril de 1976 se propuso la elevación dela eficiencia del sistema productivo, restablecer el papel hegemónicodel mercado en la asignación de recursos y la distribución del ingresoy restringir la participación del Estado en el proceso económico. En elcontexto de esta estrategia de largo plazo trazó, como objetivossimultáneos, frenar la inflación y restablecer el equilibrio de los pagosexternos. De este modo, aquel programa no constituyó sólo unarespuesta de emergencia para enfrentar la crítica situación deprincipios de 1976. Implica, sobre todo, una estrategia económica delargo plazo y un determinado modelo de inserción de la economíaargentina en el sistema mundial.

En este apartado se intenta precisar los objetivos de corto y largoplazo de la política económica actual e identificar los principalesinstrumentos utilizados por la conducción económica. Se procuratambién evaluar la repercusión de las medidas adoptadas sobre losprecios relativos y la distribución del ingreso.

1. “Eficiencia” e inserción internacional

La identificación del criterio eficientista de la actual políticaeconómica y el análisis de las medidas aplicadas requiere algunasaclaraciones previas. La elevación de la eficiencia del sistemaeconómico puede definirse en términos de crecimiento de laproductividad del trabajo. Desde esta perspectiva, la mayor eficienciase refleja en el incremento del producto por persona ocupada ycoincide con el proceso fundamental del crecimiento económico. Los



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factores determinantes del incremento de la eficiencia son el aumentode la dotación de capital, las mejoras organizativas del sistema, laaplicación del desarrollo tecnológico no incorporado en maquinarias yequipos, una mayor integración del aparato productivo con suimpacto sobre las economías externas de cada sector, la capacitaciónde la fuerza de trabajo, el aprovechamiento de ventajas comparativasdentro del mercado internacional, las economías de escala por laexpansión de los mercados y multiplicidad de otros factores que con-tribuyen a explicar el desarrollo económico moderno.

En la estrategia actualmente aplicada en la Argentina, la cuestiónse concibe de otro modo. Se supone que el factor dominante delincremento de la eficiencia es la asignación de los recursos internosen el marco de la división internacional del trabajo. De este modo, la“eficiencia” es un concepto relativo que surge de comparar laeconomía argentina con un patrón de referencia, a saber, laestructura de precios vigente en el mercado internacional3. Dado esepatrón de referencia, la economía argentina es eficiente en lo queproduce relativamente más barato e ineficiente en aquello otro queproduce relativamente más caro. De esta comparación surge un perfilde ventajas comparativas de ciertas actividades y desventajas deotras. Suponiendo la movilidad de los factores productivos y quepueda venderse todo el excedente de la producción “eficiente” a losprecios internacionales vigentes, importar a esos mismos precios4, laespecialización de la producción, conforme al perfil de las ventajascomparativas, producirá un aumento del ingreso real.

La promoción de la eficiencia en términos de crecimiento de laproductividad o, alternativamente, como resultante de la inserción enla división internacional del trabajo, tiene consecuencias importantespara la definición de la estrategia económica. En el primer caso, se

3 La estructura de precios en el mercado internacional difiere de la vigente en losprincipales mercados en los países desarrollados por la existencia de factores talescomo la protección, los subsidios y los precios de transferencia de las corporacionestransnacionales. Desde la perspectiva de un país como la Argentina, esasdistorsiones pueden ser modificadas, en parte, a través de medidas como losaranceles especiales antidumping. De todos modos, aún después de estas medidascorrectivas, el mercado internacional presenta una estructura de precios relativosque es el patrón de referencia que se indica en el texto.4 Dada nuestra posición marginal prácticamente en todos los mercados, cabesuponer que esa especialización de la producción argentina no modificará laestructura de los precios internacionales de los bienes que importa ni de los queexporta.



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promoverá la eficiencia mediante el incremento de la productividadde la estructura productiva existente y, a través de la transformaciónde ésta en el marco de la expansión de los mercados y del cambiotecnológico, se elevará el ingreso real de todos los factoresproductivos en el conjunto de la economía. El crecimiento ytransformación de la estructura existente provoca una modificaciónpermanente de las ventajas comparativas vis a vis el mercadointernacional. El aprendizaje, el cambio tecnológico y los otrosfactores que elevan la productividad provocan una modificaciónpermanente de los precios relativos internos y, consecuentemente,generan ventajas comparativas cambiantes, dinámicas, emergentesdel mismo proceso de desarrollo. Desde esta perspectiva, la políticaeconómica promoverá el crecimiento y la transformación de laestructura productiva existente y orientará las relacionesinternacionales con vistas a integrar el sistema productivo, expandirlos mercados, elevar la capacitación de toda la fuerza de trabajo,difundir el cambio tecnológico, en fin, formar una economía industrialavanzada. De este modo, las ventajas comparativas surgen, en granmedida, desde adentro de la economía nacional, de su propio procesode transformación.

En el segundo caso, la asignación de recursos se realiza a través delas ventajas comparativas estáticas que surge de la dotación relativade recursos (y sus precios relativos) determinada por el nivel actualde desarrollo. Dado este nivel, las ventajas comparativas sonreveladas desde afuera, desde el mercado internacional. Esta es, enúltima instancia, la propuesta eficientista de la actual políticaeconómica. Es decir, la aplicación literal de la teoría ricardiana delcomercio internacional basada en los costos comparativos. En otraspalabras, no se pretende aumentar la eficiencia en términos deincremento de productividad de los factores dentro de la estructuraproductiva existente, sino transformar esa estructura conforme alperfil de las ventajas comparativas estáticas. Serán las señales deprecios recibidas desde el mercado internacional las que orientarán laasignación de los recursos internos5. Esta asignación estaráexógenamente condicionada como ocurrió, en la experiencia histórica

5 Para una estrategia de apertura externa diametralmente opuesta puede verse delautor: “Hacia un sistema industrial integrado y abierto; bases para una nuevaestrategia de desarrollo nacional”, El Cronista Comercial, Buenos Aires, diciembrede 1968.



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argentina, hasta la gran crisis económica mundial de la década de1930.

El instrumento central de esta estrategia consiste en equiparar laestructura de precios internos a los internacionales. A través de estaequiparación, los recursos internos se asignarán conforme a lasventajas comparativas. Los sectores “eficientes” serán competitivosen el mercado interno y en el internacional. Los que no lo son, nopodrán exportar y serán desplazados del mercado interno por lasimportaciones. Es importante observar que la variación del tipo decambio no influye en esta situación. Si la estructura de preciosinternos refleja los del mercado internacional, un aumento del tipo decambio no mejora la posición competitiva de los sectores“ineficientes”. Simplemente, eleva el nivel general de precios ymantiene el mismo perfil de ventajas comparativas. Por otra parte, sila modificación del tipo de cambio no altera los términos deintercambio, tampoco provocará modificaciones en el ingreso real.

Un instrumento central de esta política es la unificación de los tiposde cambio efectivos a través de la rebaja de aranceles, la disminuciónde los subsidios a la exportación y la eliminación de los tipos decambios diferenciales para los distintos rubros que componen elcomercio exterior.

Simultáneamente con las medidas que inciden directamente sobrela estructura de precios internos, se aplican otras decisiones quetienden indirectamente a promover la transformación buscada en laestructura productiva. Al respecto, deben destacarse variascuestiones principales. Primero, la vigencia de un tipo de cambiosobrevaluado que refuerza la competencia de las importaciones con laproducción local y castiga especialmente a los sectores “ineficientes”.Segundo, la contracción del salario real y del mercado interno queafecta principalmente a las empresas medianas y pequeñas de capitalnacional aunque no sean necesariamente “ineficientes”, conforme alos criterios de la actual política económica6. De todos modos, sonparticularmente las ramas vinculadas al consumo de los sectores de

6 En efecto, la capacidad de las empresas para enfrentar el receso no está dadasólo por su aptitud competitiva sino, también, por sus posibilidades financieras. Eneste sentido, las dificultades de acceso al financiamiento internacional y el menorpatrimonio neto de las firmas pequeñas y medianas de capital nacional, aumenta lavulnerabilidad de éstas frente al receso aun cuando sean “eficientes” en lostérminos definidos en el texto. La menor habilidad exportadora de estas firmasinfluye en el mismo sentido.



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menores ingresos (textil, vestuario, calzado, alimentos y bebidas) y,en general, el mercado interno (bienes de consumo durable), los quesufren más agudamente las consecuencias del receso y en donde seacentúa la contracción, en la terminología oficial, de las “actividadesineficientes”. Tercero, el drástico aumento de la tasa de interés queafecta particularmente a las empresas cuyas ventas caen más ytienen menor capacidad financiera. Cuarto, el reciente régimen deimportación temporaria que contribuye a desvincular los sectores“eficientes” y competitivos en el mercado internacional de actividadesinternas que les suministran insumos que se incorporan a los bienesexportados. Este régimen puede, en ciertos casos, promover nuevascorrientes exportadoras, pero, en el contexto de la actual políticaeconómica, contribuye a desintegrar la estructura productiva internay a agravar los problemas de los sectores “ineficientes” que trabajanpara el sector exportador7.

Como cabía esperar, la actual política económica no intentaprogramar el sendero para el acercamiento de la estructura deprecios internos a la vigente en el mercado mundial. Es decir, noutiliza la multiplicidad de instrumentos de la política económica parapromover la reasignación progresiva de recursos hacia las actividades“eficientes” y disminuir el costo social del desmantelamiento de lossectores “ineficientes”8. Se espera que el proceso de reajuste seaprovocado por los mecanismos del mercado sin interferencias delsector público.

2. La política antiinflacionaria

En cuanto al objetivo central de frenar la inflación y estabilizar elnivel de precios, se advierte que la estrategia aplicada se apoya envarios puntos principales.

La apertura externa de la economía y la estrategia estabilizadoratienen un campo común en la unificación de los tipos de cambio 7 Véase Foro de la Empresa Nacional: “Régimen de importaciones temporarias.Decreto 2191/78”(mimeo), Buenos Aires 1978.8 En los países desarrollados, el problema de reajuste de la estructura productivavinculada al deterioro del empleo en los sectores de menor crecimiento(particularmente las industrias tradicionales), da lugar a la aplicación de programasdiversos para el entrenamiento de mano de obra desplazada, incentivar lareconversión de las firmas afectadas a nuevas actividades, enfrentar los efectos



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efectivos y en la sobrevaluación del peso. Por estas vías, se pretendeabaratar relativamente las importaciones y poner un techo a lacapacidad del sector industrial de trasladar a sus precios losaumentos de costos internos. En tales condiciones, los aumentos decostos vinculados a la pérdida de productividad por el receso y lamodificación de los precios relativos, deberían ser absorbidos por losingresos del sector industrial, es decir, los salarios y las ganancias. Siesto no es posible, las actividades afectadas deberán desaparecer. Deesta manera, la política antiinflacionaria se vincula estrechamente ala estrategia de reajuste de la estructura productiva.

La reducción de los salarios reales es el segundo de los pivotes dela estrategia estabilizadora. Se supone que esto permitirá reducir loscostos y frenar las presiones alcistas sobre el nivel de precio. La bajade salarios provoca, como contrapartida, la contracción del mercadointerno y la caída de las ventas de las actividades que no puedencompensar con exportaciones aquella caída. Las firmas que tenganesta última posibilidad podrían retener para sí el incremento deganancias derivado de la baja de salarios reales y trasladar a losprecios los aumentos de otros costos (por ejemplo, el aumento de lastarifas de los servicios públicos). Las firmas que producen sólo para elmercado interno deberían ajustar sus precios a la baja comoconsecuencia de la caída de las ventas o elevar los precios y bajar laproducción. La factibilidad de uno y otro curso de acción depende delas condiciones de competencia vigente en cada mercado y de laelasticidad-precio de la demanda. Cuanto más oligopólico sea unmercado y menor la elasticidad-precio de la demanda, mayor será lacapacidad de las firmas de aumentar los precios y reducir laproducción. Estas sutilezas vinculadas a las condiciones decompetencia en los diversos mercados y la diversa elasticidad-preciode los distintos productos parecen no entrar dentro de los supuestosde la actual política económica. Supone, en consecuencia, que lareducción de salarios reales tendría un efecto doble sobre el nivel deprecios: reducir los costos del trabajo y ajustar los precios a la bajapor la contracción de las ventas. En ambos casos, la baja de salariosreales reduciría la tasa de inflación y tendría efectos estabilizadores.

Finalmente, el tercer campo de medidas antiinflacionarias se refierea la regulación de la oferta monetaria. Con este propósito la política

regionales del reajuste y otros propósitos vinculados a disminuir el costo social dela reasignación de recursos.



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económica pretende eliminar la expansión de la base monetariaprovocada por el crédito del Banco Central a la Tesorería y regular laexpansión secundaria a través del manipuleo de los encajesbancarios.

3. El sector público y el balance de pagos

Otro objetivo central de la política económica se refiere al sectorpúblico. En este campo la propuesta consiste en tres puntosprincipales. Primero, disminuir la participación del Estado en lautilización de los recursos productivos. Segundo, restringir laintervención estatal en la asignación de recursos y la distribución delingreso. Tercero, mantener en equilibrio las cuentas del sectorpúblico.

Se supone que a través de estos tres procesos se promoverá unamayor eficiencia del sistema económico por tres razones dominantes.En primer lugar, una mayor productividad en el uso de los recursosbajo el supuesto de que el sector privado utiliza más eficientementeque el público los recursos disponibles en la economía. En segundolugar, porque el mercado es un asignador de recursos más eficientecuando el sector público interviene lo menos posible en ladeterminación de los precios relativos y la participación de losdiversos sectores en la distribución del ingreso. Por último, porque unsector público en equilibrio es una condición esencial para mantenerbajo control la oferta monetaria, regular la demanda y evitar laspresiones inflacionarias.

Para alcanzar las metas propuestas la conducción económica harecurrido a un conjunto de medidas, entre las cuales se destacan lassiguientes. Del lado de los ingresos públicos, el aumento de la presióntributaria y el aumento de las tarifas de los servicios públicos entérminos reales. Además, el financiamiento del déficit principalmentea través de colocaciones de valores públicos en el mercado decapitales y sólo en pequeña proporción mediante el crédito vía BancoCentral. Del lado de los egresos, la estrategia ha consistido en unareducción del nivel de remuneraciones reales de los servidores delEstado y de un ajuste a la baja del nivel de la inversión pública. Porúltimo, la política económica se propone la privatización denumerosas empresas en manos del Estado.

En relación al balance de pagos, el objetivo de la conduccióneconómica fue hacer frente a los compromisos con el exterior,



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reconstruir el nivel de reservas y asegurar el ajuste externo a largoplazo. Con estos propósitos apeló a dos instrumentos principales.Primero, la contracción de la actividad económica interna y,consecuentemente, de la demanda de importaciones. Segundo,establecer una tasa de interés en la plaza financiera argentinasuficientemente atractiva como para atraer capital de corto plazo delexterior.

4. Precios relativos y distribución del ingreso

De las consideraciones anteriores surge que los objetivos centralesde la política económica actual tienen un elemento común: lamodificación de estructura de precios internos. Conviene distinguiraquí entre los precios relativos de los factores de la producción(capital y trabajo) de los precios relativos de bienes y servicios. En larealidad, la modificación de los precios relativos de los factoresinciden en los correspondientes a los bienes y servicios y viceversa 9.Pero conviene distinguir entre esas dos estructuras de preciosrelativos por dos razones. Primero, porque los responsables de lapolítica económica generalmente tienden a operar preferentementeen una a otra y a explicar la racionalidad de sus decisiones condistintos tipos de argumentos, según operen sobre los preciosrelativos de los factores o los de los bienes y servicios. Segundo,porque puede apreciarse más claramente el efecto de la políticaeconómica sobre la distribución del ingreso si se diferencia entreambas estructuras de precios.

Con respecto a la racionalidad de la modificación de los preciosrelativos de bienes y servicios, la política económica actual opera,implícita o explícitamente, sobre los siguientes supuestos básicos.Primero, esa modificación tiende a acercar la estructura de preciosinternos a la vigente en el mercado internacional. Esto aumenta la 9 Por ejemplo, si caen los salarios y disminuye la participación de los asalariados enel ingreso, se reducirá la demanda de los artículos de consumo popular. En lamedida en que estos artículos sean producidos dentro de mercados competitivos,caerán sus precios relativos frente a los de otros bienes. Por otra parte, si a travésde una devaluación del peso aumentan los precios relativos de la producciónagropecuaria exportable, se contraerá el salario real de los trabajadores urbanos.Las interacciones entre las modificaciones de los precios relativos de bienes,servicios y factores son complejas y están influidas por el comportamiento de lasotras variables de la realidad económica. Los dos ejemplos mencionados sirvenpara ilustrar ese tipo de interacciones.



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retribución de los factores empleados en los sectores competitivosinternacionalmente y provoca un desplazamiento de recursos desdelos sectores “ineficientes” a los “eficientes”. Segundo, mediante lamejora de los precios relativos de los servicios prestados por lasempresas públicas se restablece el equilibrio de las cuentas fiscales yelimina el déficit del sector público. En tercer lugar, el abaratamientorelativo de las importaciones (vía el tipo de cambio sobrevaluado y lareducción de aranceles) impone un “techo” a la posibilidad de elevarlos precios por parte de los sectores afectados por la contracción dela demanda interna y el aumento de costos.

En cuanto a la racionalidad de la modificación de los preciosrelativos del capital y el trabajo, los supuestos básicos se vinculanpredominantemente a la estrategia de acumulación de capital. Sesupone que la caída de los salarios reales aumentará la tasa deganancias de las empresas y la inversión privada. El aumento de latasa de interés cumple, a su vez, dos funciones centrales. Por unaparte, estimular la formación de ahorro y, se supone, expandir lainversión. Por otra, asignar el ahorro a los sectores “eficientes” quepueden pagar las tasas de interés reales del mercado. Los“ineficientes”, en cambio, no podrán hacerlo y deberán desaparecero, si pueden, transformarse. La importancia que la actual conduccióneconómica atribuye a la tasa real de interés como instrumento deasignación “eficiente” del ahorro se refiere, también, al sectorpúblico, que debe pagar las tasas de mercado en sus operaciones decrédito.

II. LAS INCONSISTENCIAS DEL PROGRAMA ECONÓMICO

Interesa, en este apartado, explorar las causas principales segúnlas cuales la conducción económica no logra alcanzar las metas quepersigue. Con este propósito, se asigna especial importancia al ritmode apertura externa de la economía. La rapidez de esa apertura es,en efecto, una condición necesaria, dentro de una política ortodoxa,para frenar drásticamente la inflación y equiparar los precios relativosinternos a los internacionales. En la aplicación de la actual política, lalentitud del proceso de apertura externa, sumada a la contracción delmercado interno, genera un proceso inflacionario agudo, la pérdidade productividad del sistema económico y movimientos de preciosrelativos que pueden diferir de la meta propuesta. Estos hechos,



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sumados a la subsistencia de las estructuras burocráticas del sectorpúblico y a medida que desalientan las exportaciones, agravan elproceso inflacionario, deterioran la eficiencia y agudizan eldesequilibrio del balance de pagos. Es decir, resultados exactamenteopuestos a los anticipados por la conducción económica. Esteapartado se refiere, por lo tanto, a las inconsistencias entre las metasy los instrumentos del programa económico.

5. El ritmo de la apertura externa y los objetivos del programa

Se sugiere aquí que la rapidez en la apertura externa de laeconomía es esencial para alcanzar simultáneamente dos objetivoscentrales del programa, a saber, la asignación “eficiente” de recursosen el contexto de la economía internacional y la estabilidad deprecios. El éxito del objetivo estabilizador depende de una condiciónadicional: el rápido desmantelamiento de las estructuras deficitariasdel Estado o, más precisamente, la contracción sustancial de empleodel sector público.

5.1. Apertura externa y nivel de preciosEl freno drástico de la tasa de inflación depende de la rapidez de la

apertura externa y del desmantelamiento de buena parte de lasestructuras del sector público por tres razones principales. Primero,esos factores producirían el desempleo masivo y un continuo ajuste ala baja de los salarios reales hasta los límites de la subsistencia, oaun menos10. Segundo, el desmantelamiento de los sectores“ineficientes” y el despido de la mano de obra redundante en el sectorpúblico confieren carácter irreversible al nuevo perfil de los preciosrelativos y la distribución del ingreso. Las expectativas de retorno a lasituación anterior no pueden asentarse en actividades que ya noexisten o en empleados que ya no sirven más al Estado. Tercero, lossectores “ineficientes” dejarían de actuar como correa de transmisiónentre la pérdida de productividad más el desperdicio de recursos y elnivel general de precios. Las pérdidas de ingresos de los sectores

10 En la concepción ortodoxa la rebaja de salarios debe estimular el empleo, ya que,en tales condiciones, las remuneraciones estarían por debajo de la productividadmarginal del trabajo y esto generaría nuevas posibilidades de ganancias para losempleadores. Como 1o demostró Keynes, en la década de 1930, el nivel de empleoes predominantemente función de la demanda efectiva. La baja de salarios y lacontracción del mercado reducen y no aumentan la ocupación.



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perjudicados son definitivas y no son recuperables, por lo menos,dentro de la estructura productiva anterior.

Si esto no ocurre, es decir, si la apertura externa y la contraccióndel empleo público proceden lentamente, surgen problemas queimpiden frenar drásticamente la tasa de inflación. Las razonesprincipales son tres. Primero, el lento desmantelamiento del sector“ineficiente” y del empleo redundante en el sector público mantieneartificialmente elevadas la ocupación y las remuneraciones. Estointroduce un factor de rigidez en el ajuste hacia abajo de los salariosreales como instrumento central de la política antiinflacionaria11.Segundo, la subsistencia de las estructuras “ineficientes”, incluyendoel empleo redundante en el sector público, mantiene vigentes lasexpectativas inflacionarias. Estas expectativas tienen un papelimportante en el sostenimiento de las presiones inflacionarias 12 ypueden ser definidas en términos de disparidad entre la estructura deprecios relativos y distribución del ingreso actuales con respecto a losvalores históricos. Cabe suponer que los sectores perjudicadostratarán de restablecer el perfil anterior de precios relativos ydistribución del ingreso, dentro del cual gozaban de un mayor ingresoreal. Esta expectativa está basada en la experiencia histórica depérdidas y ganancias conforme a los vaivenes de la política y de lasituación económica. Para que las expectativas de los sectoresactualmente perjudicados se mantengan es obviamente necesarioque esos sectores sigan existiendo. La subsistencia de las actividades“ineficientes” mantiene vigentes las expectativas inflacionarias. Unacalificación alternativa para este tipo de situación es la de “inflaciónreprimida”. Tercero, más allá de las expectativas, la subsistencia delos sectores “ineficientes” provoca un aumento continuo del nivel decostos y precios de la economía por el deterioro de la productividadde esos sectores y el incremento adicional de sus costos derivado dela mejora de los precios relativos de los otros sectores. Aun en elmarco del deterioro continuo de los precios relativos de las

11 En la aplicación de la política económica actual, después de la drástica bajainicial, el nivel de empleo está impidiendo nuevas reducciones del salario real. Encambio, el desempleo masivo viabilizaría nuevas disminuciones de lasremuneraciones.12 Sobre la importancia de las expectativas en el caso chileno, véase el artículo deJ. RAMOS: “Inflación persistente, inflación reprimida e hiperinflación. Lecciones deinflación y estabilización en Chile”, Desarrollo Económico, Nº 69, abril-junio de1978, Buenos Aires.



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actividades “ineficientes”, estas provocarán ajustes de precios quegenerarán nuevos aumentos de los sectores favorecidos por loscambios registrados en la distribución del ingreso y la estructura deprecios.

Como este proceso va acompañado del receso y de la pérdida delingreso real, se comprende que los sectores perjudicados por loscambios en los precios relativos y la distribución del ingreso sólopodrían recuperar su situación anterior si los sectores beneficiadospierden en términos netos con respecto a esa misma situaciónanterior. Como el ingreso real total es menor, la situación anterior nopuede recuperarse para todos al mismo tiempo. El receso acrecientay no disminuye las pujas por la distribución del ingreso y laspresiones inflacionarias. Es lógico. El sistema es cada vez menoseficiente por desperdicio de recursos, caída de la productividad ypérdida de ingreso real. En tales condiciones, las presiones sobre laestructura de precios y la distribución del ingreso son cada vez másseveras.

5.2. Apertura externa y eficienciaLa lentitud de la apertura externa ha sido también decisiva en la

frustración del objetivo de asignación “eficiente” de los recursoseconómicos conforme a las ventajas comparativas estáticas. Como elingreso masivo de importaciones no se ha producido, la estructuraproductiva preexistente sobrevive a menores niveles de productividada ingreso real. Esto ha impedido que la manipulación de los tipos decambios efectivos del comercio exterior y las medidas indirectas paramodificar la estructura productiva acercaran sensiblemente losprecios relativos internos a los imperantes en el mercadointernacional. Antes bien, las distorsiones crecientes en el aparatoproductivo y la pérdida de productividad en múltiples sectorestienden a provocar transformaciones en el sistema de precioscontrarios a los propuestos por la estrategia eficientista. En estecontexto, la política actual sigue descansando en la prolongación delreceso y la contracción del mercado interno como instrumento clavepara provocar el reajuste de la estructura productiva. Sin embargo,este reajuste no es necesariamente el buscado en términos de unaasignación eficiente de los recursos en los términos definidos por laactual estrategia.

En el marco de la contracción del mercado interno, no todas lasempresas tienen la misma capacidad de resistir la caída de las ventas



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y el aumento de los costos financieros. Esa capacidad no estádeterminada, predominantemente, por la eficiencia en el uso derecursos al nivel de la firma y por la viabilidad de ajustar sus preciosrelativos en correspondencia con la proyectada apertura de laeconomía. El tamaño de la firma, sus vínculos internacionales y lascondiciones de competencia en el mercado en que operan soncondiciones decisivas para sobrevivir. Estas características puedencorresponder o no con la “eficiencia” y la capacidad competitivaconforme los criterios aceptados por la conducción económica. Lasempresas más vulnerables no son necesariamente las menos“eficientes”. Por ejemplo, en los mercados oligopólicos y enactividades destinadas a los grupos de altos ingresos, las firmasdominantes tienen capacidad de administrar los precios, manipularlos márgenes de beneficio y preservar en buena medida el volumende ganancias. En cambio, en otros mercados en que imperencondiciones más competitivas y en los cuales, además, sea mássevero el efecto de la contracción de la demanda, las firmas nopodrán aumentar sus precios para compensar la caída de las ventas ylos aumentos de costos. En esos dos ejemplos, los precios relativostenderán a deteriorarse para las empresas que operan en losmercados competitivos en que sea más sensible la contracción de lademanda. El comportamiento real de los precios relativosinterindustriales refleja este tipo de situación con el deterioro de loscorrespondientes a sectores vinculados al consumo de los sectores demenores ingresos. De todos modos, aun cuando ese tipo demovimientos en los precios relativos no se produzca, la contracciónde las ventas y el aumento de los costos que no puedan ser cubiertoscon aumentos de precios afectarán a las empresas de menorcapacidad de soportar los costos financieros y de reducir lasestructuras productivas para enfrentar la caída de las ventas. Enresumen, la lentitud de la apertura externa de la economía más lacontracción del mercado interno provocan una mayor concentraciónde la producción y el afianzamiento de las posiciones oligopólicasantes que una asignación más “eficiente” de los recursos productivos.Cabe suponer que las estructuras oligopólicas tienen una mayorcapacidad de influencia sobre la determinación de la políticaeconómica que la multiplicidad de pequeñas y medianas empresasdesplazadas por el proceso de concentración. En la medida en queaquellas estructuras sobreviven al amparo de una fuerte protecciónarancelaria, cabe suponer que las resistencias al desmantelamiento



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de esa protección tenderán a fortalecerse simultáneamente con elproceso de concentración industrial. En tales condiciones la eficienciaindustrial 13 tenderá a deteriorarse.

La lentitud de la apertura externa ha impedido, también, que losprecios relativos de la producción agropecuaria se acercaran a losvigentes en el mercado internacional, conforme a lo propuesto por laracionalidad manifiesta del programa económico. Dentro de laestrategia eficientista, el sector tiene ventajas comparativas y deberíaser, por lo tanto, uno de los pivotes de la nueva estructura económicabuscada. Así fue, por ejemplo, en la política económica de 1962-63,en que se buscó firmemente una modificación de los precios relativosen favor del sector agropecuario, con vistas a fortalecer su desarrolloy capacidad exportadora. En aquella ocasión la devaluación del tipode cambio fue el instrumento clave de la política aplicada14. En elprograma económico inaugurado en abril de 1976 las cosas hanocurrido de modo distinto. Luego de una ventaja inicial, los preciosrelativos de la producción primaria se deterioraron en relación a losbienes industriales y a otros sectores, como las empresas del Estado,los ahorristas y el sector financiero que canaliza recursos al sectoragropecuario. En el comportamiento de los precios relativos y losingresos del sector agropecuario, el tipo de cambio vuelve a ser, enun sentido opuesto al de 1962-63, la principal variable explicativa. Lasobrevaluación del peso ha sido más importante que la reducción deretenciones. El sector agropecuario se ha visto así atrapado poringresos comprimidos por el tipo de cambio sobrevaluado y costoscrecientes de sus insumos vinculados al deterioro de la productividady el reajuste de precios del sector industrial, las mayores tarifas delos servicios públicos y los elevados costos financieros. Más adelantese procura explicar las motivaciones de la actual política económicapara sostener la sobrevaluación del peso. Sean cuales fueren esasrazones, el sector agropecuario resulta también afectado por la actualestrategia económica.

13 En cualquiera de las dos definiciones que hemos empleado: productividad de losfactores o precios relativos internos vis a vis los internacionales.14 Puede verse del autor: “Devaluación, redistribución de ingresos y el proceso dedesarticulación industrial en la Argentina”, Desarrollo Económico, vol. 2, Nº 4,enero-marzo 1963. Reproducido en Los planes de estabilización en la Argentina,Piados, Buenos Aires, 1974.



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6. El sector público y el balance de pagos

Corresponde explorar ahora otros dos aspectos centrales dentro delactual proceso económico, a saber, el sector público y el balance depagos. El primero, conforme a los objetivos del programa, debedisminuir su participación en el empleo de los recursos, intervenirmenos en el funcionamiento de los mercados y equilibrar sus recursosy gastos. Según se ha señalado, éste es un requisito clave dentro dela estrategia estabilizadora seguida y de la búsqueda de la “eficiencia”en la asignación de recursos. A su vez, el balance de pagos deberíaoperar en equilibrio en el largo plazo. Se espera, en efecto, que lamayor apertura de la economía coincida con un eficaz proceso deajuste de los pagos internacionales. En la práctica, tanto el sectorpúblico como el balance de pagos han experimentado un severodeterioro. Como en el caso de los objetivos de estabilización yeficiencia, los resultados reales en esos dos campos contradicen lasmetas contenidas en el programa económico actual.

6.1. El sector públicoLa política económica ha deteriorado la situación real del sector

público, restringido su capacidad inversora y excluido la acción estatalde áreas vitales para el proceso de desarrollo. Ya se señaló que laestrategia ortodoxa se concentra en el manejo de las variablesfinancieras. En el caso de las empresas estatales, por ejemplo, elaumento de las tarifas de los servicios públicos ha sido acompañadopor una disminución del volumen de inversiones. Lo mismo haocurrido en la administración central. La búsqueda del equilibriofinanciero provocó una reducción de las remuneraciones reales delpersonal del Estado y la contracción de la inversión pública.Notoriamente, en el caso de la recaudación fiscal, la actualconducción económica vuelve a enfrentar los mismos problemas quese presentaron durante la experiencia ortodoxa de 1962-63. Enaquella ocasión, la recaudación tributaria cayó rápidamente comoconsecuencia de la recesión interna. Pese a todos los esfuerzosestabilizadores del gobierno, entre 1961 y 1963 esa caída fue decerca del 40% en términos reales. La consecuencia fue el aumentodel déficit y un considerable descalabro en el funcionamiento delsector público. Frente al crecimiento del déficit, la tentativa demantener el cumplimiento de las metas de crédito del Banco Centrala la Tesorería llevó a pagar gastos corrientes, inclusive sueldos, con



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valores públicos. El comportamiento reciente de la recaudación y eldéficit insinúa que la actual política está recogiendo, con políticassimilares, los mismos resultados que hace tres lustros. El mayoracceso de la Tesorería y las empresas del Estado al mercado internode capitales contribuye a mantener elevadas las tasas de interés eimplica el desvío del ahorro privado desde inversiones reproductivashacia el sostenimiento de la estructura burocrática improductiva delEstado. Como cabe esperar, la ortodoxia refuerza los desequilibriosque se supone pretendía eliminar. El sector público sigue siendo unaformidable fuente de inflación reprimida. No tanto por su efectoactual sobre la demanda agregada. De hecho, si el Estado no utilizarauna considerable proporción del ahorro interno ocioso por la caída dela inversión privada, la disminución de la demanda real sería aúnmayor y la contracción de la actividad productiva más profunda.Curiosamente, los ortodoxos monetaristas recurren, contra susintenciones implícitas, a un instrumento de raíz keynesiana einfluyen, de este modo, el comportamiento de la demanda agregada.Sin embargo, dada la desocupación actual de factores productivos, noradica aquí el impulso inflacionario de la actual política fiscal. Elproblema radica en el mantenimiento prácticamente intacto de unaestructura sobredimensionada en la cual las remuneraciones realeshan caído. Esto plantea expectativas de reajuste posterior que, desatisfacerse, elevarían el déficit y/o la presión tributaria a nivelesprobablemente inmanejables. En última instancia, en términos realesy financieros, incluyendo la inflación reprimida acumulada en el sectorpúblico, la política ortodoxa está provocando resultados abrumadorespara el comportamiento futuro de la economía argentina.

6.2. El balance de pagosEl sector externo ha sido también gravemente afectado por la

política ortodoxa. En este campo, la conducción económica hadestacado el supuesto mérito inherente al fuerte aumento de lasreservas internacionales y el aparente fortalecimiento de la posicióninternacional del país. La situación real es distinta a la que sepretende. Por un lado, el aumento de reservas se ha apoyado en lacontracción de la actividad económica y de la demanda deimportaciones más la fuerte entrada de capitales de corto plazo delexterior, para aprovechar las extraordinarias tasas de interés real (endivisas) vigentes en la plaza financiera argentina. Por otra, elmantenimiento de las reservas impone sostener las mismas reglas de



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juego que deprimen la producción, el empleo y la formación decapital. Dentro de esas reglas, la conducción económica, aunque lodeseara, no tendría libertad de maniobra alguna para estimular lademanda interna y recuperar los niveles de actividad.

Más allá del aumento de las reservas, la situación del sectorexterno se ha deteriorado sustancialmente. En última instancia, laprofundización de la integración del sistema económico interno, eldesarrollo industrial de base, la elevación de la productividad en elsector agropecuario y la penetración generalizada de la tecnología enel sistema económico, son los factores que fortalecen la capacidadcompetitiva internacional del país. La política económica vigente hadeteriorado el proceso de integración del sistema económico ydebilitado la capacidad exportadora. Como cabía esperar, unaestrategia de especialización de la producción en los sectores conventajas comparativas reveladas por los precios vigentes en elmercado internacional, desarticula el sistema interno. Provoca, enefecto, una fractura entre los sectores con ventajas comparativasestáticas y el resto de la economía. Esto agrava la dualidad delsistema económico, que constituye el principal indicador delsubdesarrollo.

En relación a la repercusión de la política económica actual sobre elsector externo conviene analizar, por último, las causas de lasobrevaluación del peso. Se ha visto que este factor contribuye a lamodificación del sistema de precios internos y a agravar la situaciónde los sectores “ineficientes”. Esta es una explicación en el plano realde la estructura productiva. Otra, dentro de la actual estrategiaeconómica, se vincula a la lógica de la políticos financiera. Laatracción de capital de corto plazo del exterior y la retención de laliquidez interna en colocaciones dentro de la plaza financiera localrequiere, inevitablemente, que el ajuste del tipo de cambio seainferior al del nivel general de precios internos. De otro modo, lastasas activas de interés internas tendrían que ser mayores que lasvigentes, para mantener el atractivo relativo de las colocaciones en elproceso económico. Esto provocaría, entre otras consecuencias, elaumento del desequilibrio fiscal por los mayores costos delendeudamiento público. La política de ajustes graduales del tipo decambio pierde vigencia cuando, como en las circunstancias actuales,la paridad del peso está notoriamente desfasada con los preciosinternos. Dentro de un régimen de devaluaciones periódicas, elsistema no tiene capacidad alguna de restablecer el equilibrio y



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mantener las reglas establecidas de formación de reservasinternacionales y retención de la liquidez interna en colocacioneslocales.

Un tipo de cambio sobrevaluado perturba, en el plano real, no sólola capacidad competitiva interna de las actividades “ineficientes”.Perjudica, también, la capacidad exportadora. Frente al aumento delos costos internos, los ingresos de exportación de las actividadesagropecuarias e industriales tienden a deteriorarse y a desalentarselas corrientes exportadoras. De allí que las razones financieras de lassobrevaluaciones del tipo de cambio entren en conflicto con lasrazones reales de la política económica, que deberían crear suficienteestímulo a las actividades “eficientes” y competitivas en el mercadointernacional. En esto, también, las razones reales vuelven a quedarsupeditadas a la inconsistencia del razonamiento monetarista. Lapreocupación de las autoridades por la expansión de la basemonetaria a partir del aumento de las reservas internacionales indujoa introducir ciertas restricciones a la entrada de capital de cortoplazo. Pero indujo, también, un sesgo antiexportador con vistas adesalentar el ingreso de divisas y la expansión de la base monetaria.Es realmente insólito que en la Argentina, cuya crónica debilidadexportadora constituye uno de los obstáculos dominantes de sudesarrollo a largo plazo, el logro de las metas monetarias lo lleve adesalentar las exportaciones. Esto no impide, por cierto, la adopciónsimultánea de regímenes especiales como el de importacióntemporaria para estimular, se supone, las exportaciones. Es decir,que la política vigente termina promoviendo la desarticulación delsistema productivo interno y la formación de enclaves exportadoresdesvinculados del resto de la economía nacional. Al mismo tiempo,desalienta el acceso de otros sectores al mercado internacional através de su política de tipos de cambios sobrevaluados y deteriorode la eficiencia del conjunto del sistema productivo.

III. EL CONTEXTO EXTERNO Y LA NATURALEZA DEL PROGRAMA

En resumen, el criterio central de este trabajo es que el actualprograma económico no es viable. Esta inviabilidad se refiere a trescuestiones principales. Primero, la inconsistencia entre las metaspropuestas y las medidas adoptadas. En el apartado anterior seseñaló cómo la lentitud de la apertura externa dificulta el reajuste



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buscado en la estructura productiva e impide quebrar el proceso dehiperinflación. Se indicó, también, que las políticas, fiscales y deajuste externo agudizan, contrariamente a lo esperado, los desequi-librios básicos del sector público y del balance de pagos. Segundo, laincapacidad de promover el crecimiento de la producción, el empleo yel nivel de vida en el largo plazo. Tercero, el debilitamiento de laeconomía argentina dentro del sistema mundial.

En este apartado se exploran las dos últimas dimensiones de lainviabilidad del programa económico. Con este propósito se señalaque un proceso de especialización de la economía argentina en tornode sus ventajas comparativas estáticas, es incompatible con eldesarrollo económico. Y que, al mismo tiempo, contradice lastendencias dominantes en la economía mundial contemporánea. Dehecho, la estrategia actual margina a la Argentina en el planointernacional y debilita su atractivo desde el punto de vista de lascorporaciones transnacionales y de los centros del poder mundial. Esdecir, esta política implica, al mismo tiempo, una renuncia a unproceso de desarrollo nacional independiente y a toda posibilidad decrecimiento asociado a los centros del poder mundial.

Este apartado concluye con el tratamiento de dos cuestionesrelativas a la naturaleza profunda del programa económico actual. Laprimera se refiere a sus raíces doctrinarias vinculadas a la ideologíamonetarista desarrollada en círculos académicos y grupos económicosde los principales países desarrollados. La segunda intentadeterminar si, más allá de los objetivos explicitados, por laconducción económica, existen metas no confesadas que serían, endefinitiva, los propósitos latentes y profundos del programa. Laconsideración de este punto es necesaria porque los resultadosalcanzados difieren de tal modo con los objetivos propuestos queresulta inevitable suponer la existencia de contenidos latentesdistintos a los manifiestos en la propuesta de la conduccióneconómica.

7. Ventajas comparativas y desarrollo económico

Corresponde preguntarse primero: ¿cuál es, en efecto, el perfil deventajas que surge de equiparar los precios relativos internos debienes a los internacionales? En otros términos, ¿cuáles son lasventajas comparativas reveladas por la inserción argentina en ladivisión internacional del trabajo? Una primera conclusión es que la



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abundancia del recurso tierra en la zona pampeana determina unaventaja comparativa en la producción agropecuaria y en las industriasque la transforman, las llamadas agroindustrias. Los precios relativosinternos comparados a los internacionales ratifican esta conclusión.Desde, esta perspectiva, la producción primaria y las agroindustriasson más “eficientes” que la industria manufacturera. Dentro de estaúltima, la determinación de las ventajas comparativas estáticas esmás difícil por la multiplicidad de bienes y calidades generados por elsector manufacturero. En otros términos, la utilización de los preciosde manufacturas vigentes en el mercado internacional no permitendeterminar con suficiente claridad las ventajas comparativasinterindustriales en la Argentina. Un criterio alternativo para, estadeterminación es identificar las manufacturas que efectivamente seexportan. La nómina incluye una gran variedad de productos talescomo siderúrgicos, vehículos, equipos, fibras sintéticas y productosquímicos. En muchos casos, se trata de productos que no provienende sectores en los cuales la Argentina tiene una ventaja comparativaemergente de la abundancia de sus recursos naturales y de mano deobra barata. Se trata, en cambio, de productos provenientes deindustrias de alta densidad relativa de capital y tecnología. De todosmodos, muchos de esos productos pueden exportarse por laexistencia de subsidios a la exportación o a sus insumos. Dentro deuna política estrictamente eficientista, de igualación del tipo decambio efectivo para todo el comercio exterior y de eliminación desubsidios a los insumos, muchos de esos productos seguramente noseguirán siendo competitivos en el mercado internacional.

Desde la perspectiva de las ventajas comparativas emergentes dela dotación relativa de factores, seguramente la Argentina tienecapacidad competitiva en actividades que utilizan la abundante ybarata mano de obra calificada disponible y la capacidad de ingenieríaexistente en varias ramas, particularmente en ciertas actividadesmetalmecánicas. Esta es la experiencia, por ejemplo, con lasexportaciones de plantas industriales “llave en mano” para laindustria de la alimentación y de diversos tipos de bienes de capital15.

15 Véase de J. KATZ y E. Ablin: “Technology and industrial exports: amicroeconomic analysis of Argentina's recent experience”, (mimeo),BID-CEPAL/BA/34, agosto, 1978, Buenos Aires; una versión del mismo trabajo fuepublicada en Desarrollo Económico, Nº 65, abril-junio, 1977. De los mismos autores“De la industria incipiente a la exportación de tecnología: la experiencia argentina



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Sin embargo, estas actividades han ido madurando su capacidadcompetitiva sobre la base de su desarrollo inicial orientado almercado interno. En otros términos, estas firmas se desarrollaronjunto con la integración progresiva del sistema industrial, laformación de economías externas y la obtención progresiva deeconomías de escala con la ampliación de los volúmenes deproducción. Una política, como la actual, que reduce el mercadointerno, impide el desarrollo y la maduración de actividades queemplean aquellos recursos abundantes. La capacidad exportadora deesos sectores quedaría así frustrada. La experiencia argentina einternacional revela, en efecto, la importancia del mercado interno enla formación de la capacidad competitiva internacional en múltiplesactividades industriales. En el fondo, una política que reduce lossalarios y el mercado interno es, al mismo tiempo, una políticaantiexportadora.

En otros términos, en el marco de una política de contracción delmercado interno, cabe suponer que las ventajas comparativasestáticas estarán crecientemente referidas a la abundancia derecursos naturales y de mano de obra barata no calificada. Lasventajas emergentes de la oferta de mano de obra calificada y de lacapacidad de ingeniería existente quedarían sepultadas en ladesintegración creciente del sistema económico y perderían capacidadcompetitiva en el mercado internacional. Esto afectaría lasposibilidades de empresas nacionales que -como en el caso de lasventas de plantas “llave en mano”- mantienen una activa corriente deexportaciones. Afectaría, también, las posibilidades de exportación delas firmas transnacionales, aun cuando éstas podrían realizar laintegración de sus procesos industriales hacia adentro de lacorporación a escala mundial y no hacia adentro de la economíaargentina. En realidad, ésta es una expectativa existente en la actualestrategia económica. Se espera, en efecto, la formación de enclavesexportadores con una activa participación de las corporacionestransnacionales, como en el caso de la “maquila” en el norte deMéxico, o de las experiencias de algunos países del sudeste asiático(Corea del Sur, Taiwán, Tailandia, Singapur y Hong-Kong). Pero estaexperiencia no es viable en las condiciones argentinas. En el caso dela “maquila” mexicana, porque se asienta en la existencia de una

en la venta internacional de plantas industriales y obras de ingeniería” (mimeo),BID-CEPAL/BA/24, abril, 1978, Buenos Aires.



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larga frontera compartida con los Estados Unidos y, aun así, sedebate intensamente en ese país la significación del sistema para eldesarrollo nacional. En el caso del sudeste asiático, las experienciasexistentes tampoco son relevantes. En algunos casos (Hong-Kong ySingapur), por la ínfima dimensión de estas economías encomparación a la argentina. En otros (Corea del Sur, Taiwán yTailandia) porque el nivel de desarrollo económico y la diversificacióndel sistema industrial es muy inferior al argentino. Un régimen deenclaves exportadores puede promover el crecimiento de economíasatrasadas en las cuales el desarrollo industrial, el nivel cultural, losniveles de vida y la capacitación de la fuerza de trabajo son todavíamuy bajos. No es éste el caso argentino.

Por otra parte, en las condiciones vigentes en la economíainternacional, la proliferación de las prácticas proteccionistas en lospaíses desarrollados presenta problemas crecientes a lasexportaciones de manufacturas desde la periferia16. Para que lasventajas comparativas generen efectivamente corrientes de comercioes necesario que los países importadores acepten la competenciainternacional. En la experiencia argentina, la política agrícola comúndel Mercado Común Europeo es suficientemente ilustrativa alrespecto.

Es interesante observar otro aspecto de esta cuestión. Como sesabe, el ritmo de crecimiento de la demanda mundial de productosagropecuarios y de manufacturas sencillas (textiles, calzado,vestuario, etcétera) es relativamente lento por la bajaelasticidad-ingreso de la demanda y la incidencia del proteccionismo.Por otra parte, en una economía especializada en este tipo deproducción, la demanda interna de manufacturas complejas,provenientes sobre todo de los sectores químicos y metalmecánicos,tiende a crecer rápidamente porque esos productos tienen una altaelasticidad-ingreso. En consecuencia, la organización de la economíanacional en torno de esas líneas de especialización seguramentemantendría el desequilibrio estructural del balance de pagos a largoplazo: exportaciones de lento crecimiento e importaciones que seexpanden más rápido que el ingreso interno.

16 R. BLACKHURST, N. MARIAN y J. TUMLIR: “Trade liberalization. protectionismand trade GATT”, Studies in International Trade, Nº 5, Ginebra, noviembre de1977.



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8. El monetarismo en los centros industriales y en la Argentina

Dada la filiación de la actual conducción económica es interesantecomparar el contenido de la política monetarista en los centrosindustriales y en un país periférico como la Argentina, aun cuando, enel caso de nuestro país, la política monetaria actual resulteeminentemente pasiva. En la teoría monetaria contemporáneavinculada al nombre del profesor Friedman y la llamada Escuela deChicago, el crecimiento lento y uniforme en el tiempo de la oferta dedinero es esencial para lograr la estabilidad de precios. A través deese instrumento de la política económica se lograría disciplinar a losfactores de la producción. Todo intento de éstos de aumentar lossalarios y/o las ganancias por encima del crecimiento de laproductividad se pagaría con caídas de la producción y el empleo.Esto se debe a que, dado el nivel de la oferta monetaria, el aumentode precios disminuye el gasto en términos reales. En consecuencia, lapolítica monetaria no debe permitir o, más precisamente, no debeconvalidar las presiones inflacionarias emergentes de los reclamosexagerados de los factores de la producción. Una política monetariade ese tipo condicionaría el comportamiento de los agenteseconómicos e influiría en sus expectativas, desalentando laspresiones alcistas sobre el nivel de precios.

Otra de las propuestas básicas de la teoría monetariacontemporánea en los países centrales es reducir la intervención delEstado en la economía. Esta propuesta incorpora diversos elementos.Entre ellos, la reducción de la participación del Estado en el empleode los recursos disponibles y de su intervención sobre los mercados,la formación de los precios y la distribución del ingreso. Es decir, queel componente disciplinario para combatir la inflación va acompañadodel restablecimiento de la hegemonía del mercado en la retribuciónde los factores de la producción y la distribución del ingreso. No esextraño, pues, que este tipo de enfoque despierte tanta simpatía enlos grupos, que ejercen posiciones de poder en las economíasdesarrolladas. A partir de este tipo de esquema se pretenderestablecer la tasa de ganancia, vincular los salarios a suproductividad marginal, recuperar la confianza de los inversoresprivados en la sabiduría de la política económica y expandir lainversión privada. El precio actual que la economía deba pagar entérminos de desempleo, capacidad productiva ociosa y desperdicio derecursos es concebido como el costo necesario para restablecer las



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bases de un crecimiento sostenido de largo plazo con estabilidad deprecios. Conforme lo revela la experiencia de los países centrales, lamagnitud de ese precio es realmente considerable sin que existacerteza alguna de que lograrán alcanzarse los objetivos buscados.Pero no es éste el punto central que interesa destacar aquí17.

Sí interesa destacar, en cambio, que la estrategia monetaristamantiene una consistente postura liberal en materia de comerciointernacional. Esto sirve a los mismos propósitos de redistribución delingreso. En los países industriales, el monetarismo espera que lacompetencia de las importaciones en los productos intensivos enmano de obra contribuirá a aliviar las presiones en los mercados detrabajo y a contener los salarios reales. Esto tiene una consecuenciaimportante desde el punto de vista de la estructura productiva en loscentros. Contribuye a la eliminación de las industrias de menordensidad tecnológica y más intensivas en el uso de mano de obra.Estas industrias están generalmente vinculadas a las llamadasactividades tradicionales o vegetativas (por ejemplo, textiles,vestuario, calzado) y a ciertas actividades dinámicas que tambiénemplean trabajo intensivamente (por ejemplo, electrónica). Si lademanda agregada creciera a un ritmo suficiente como para asegurarel pleno empleo de la fuerza de trabajo, el liberalismo comercial de laestrategia monetarista contribuiría al rápido desarrollo de lasindustrias de tecnología más avanzada y al mayor crecimiento de laproductividad. En tales condiciones, se expandirían el empleo y lossalarios reales. La propuesta del llamado “redespliegue” consiste,precisamente, en especializar a la periferia en las industriasvegetativas a intensivas en el uso de mano de obra y concentrarcrecientemente la producción de los centros en las industrias detecnología avanzada, que cuentan con un rápido crecimiento de laproductividad y una demanda de alta elasticidad-ingreso18. Lacontradicción principal de la estrategia monetarista radica en el hechode que el desempleo que ella misma provoca, acentúa las demandas

17 Para una exploración de esta cuestión en el marco de la actual situacióneconómica internacional, puede verse del autor: “La crisis del sistema trilateral yAmérica Latina”, Comercio Exterior, julio de 1978, México.18 El “redespliegue” es uno de los temas más intensamente debatidos actualmenteen el plano internacional. Lleva implícita una nueva división del trabajo en lostérminos señalados en el texto. Sobre este tema puede verse del autor: Economíainternacional contemporánea, texto para latinoamericanos, Fondo de CulturaEconómica, México, 1976.



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proteccionistas en las industrias críticas (que son precisamente lasque deben redesplegarse a escala internacional)19. Se dificulta así lacontención de los salarios reales vía el incremento de lasimportaciones y el debilitamiento de la demanda de empleo en lasactividades menos productivas.

En un país periférico como la Argentina, la estrategia monetaristapretende, como en los centros, modificar los precios relativos de losfactores de la producción para elevar la tasa de ganancia y, también,modificar los precios relativos de los productos para eliminar lasactividades “no competitivas” internacionalmente. Pero en unaestructura subdesarrollada, esta especialización internacional implicaconcentrar la producción en las actividades de menor densidadtecnológica vinculadas al aprovechamiento de los recursos naturalesmás abundantes y la mano de obra barata. Es decir, un proceso designo inverso al experimentado en los países centrales si, en éstos, laestrategia monetarista tuviera éxito en compatibilizar el pleno empleocon la estabilidad de precios. De allí que pueda hablarse de unainternacional del monetarismo, con efectos asimétricos en los centrosy en la periferia. En ambos extremos, sus epígonos responden a unmismo esquema teórico para organizar el sistema internacional. Pararecurrir a una tipología de larga tradición en la Argentina, podríadecirse que en los centros el monetarismo es “antipopular” pero no“antinacional” y en la Argentina es ambas cosas al mismo tiempo.

El mismo tipo de observaciones puede hacerse en torno deltratamiento del sector público dentro de la estrategia monetarista enlos centros y en la periferia. En los primeros, la limitación de lasactividades del sector público se orienta, fundamentalmente, a influiren la distribución del ingreso y a elevar la participacióncorrespondiente al capital. En las condiciones contemporáneasimplica, también, limitar la capacidad de respuesta del Estado frentea problemas como el control de la contaminación ambiental y lamejora de la calidad de la vida en los núcleos urbanos, queconstituyen desafíos muy importantes en las sociedadesdesarrolladas. Desde esta perspectiva, la postura conservadora en loscentros compromete la capacidad de crecimiento del sistema y la 19 Notoriamente, el proceso de liberación del comercio, en el seno de las sucesivasnegociaciones del GATT desde el fin de la Segunda Guerra Mundial fue posible porel mantenimiento en los centros industriales de políticas de signo keynesianocomprometidas con el pleno empleo y, también, por el persistente déficit delbalance de pagos de los Estados Unidos.



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mejora del bienestar a largo plazo. En la periferia esta dimensión dela postura conservadora es mucho más grave. En países como laArgentina, el sector público tiene responsabilidades insustituiblesdentro del proceso de desarrollo. La expansión de la infraestructurade transportes, energía y comunicaciones; la prestación de serviciossociales esenciales en educación y salud; la articulación de lacapacidad negociadora externa y la movilización de recursos para laexpansión de las industrias de base; la promoción del cambio tecno-lógico y el fortalecimiento de la capacidad empresaria internaconstituyen algunas de las áreas del desarrollo, en las cuales, laausencia de la iniciativa pública provoca problemas insolubles.Consecuentemente, el debilitamiento del sector público propuesto porla estrategia monetarista es mucho más costoso en un país periféricocomo la Argentina que en los centros industriales.

9. La respuesta externa y la inserción internacional

¿Cómo se explica la aparente buena voluntad de los centros depoder y los banqueros internacionales hacia la actual políticaeconómica? Este es un interrogante que se plantea permanentementeen los debates actuales sobre la economía argentina. Si esa aparentebuena voluntad no se refleja en la transferencia real de recursos ysólo se limita a movimientos de capitales especulativos de cortoplazo, cabría suponer que existen motivaciones profundas distintas delas que se expresan en las manifestaciones de apoyo externo alprograma económico. Para explorar el punto conviene formularalgunas aclaraciones previas y descartar algunos prejuicios difundidosen el análisis de estas cuestiones. En efecto, es frecuente encontraral respecto dos supuestos básicos. Primero, que el país ocupa unaposición importante en la escena internacional y que despierta unaatención prioritaria en los centros de poder mundial. Segundo, queexiste un diseño externo que, para bien o para mal, condicionairremediablemente la posición argentina en el mundo. Ninguno deestos dos supuestos es realista. El primero porque la Argentina, comola mayor parte de la periferia de los países centrales, ocupa unaposición marginal en las preocupaciones dominantes de los EstadosUnidos, Europa y los otros centros de poder. Este es un hecho bienconocido y surge de las tendencias del desarrollo de la economíamundial contemporánea. El segundo, tiene dos versiones: una deizquierda, otra de derecha. La de izquierda supone que los centros de



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poder internacional intentan someter la economía argentina a losintereses de las corporaciones transnacionales o, lo que es todavíapeor, mantener a la Argentina como una reserva de futuro para elabastecimiento de alimentos y materias primas20. La de derechaconsidera que la Argentina sólo puede crecer al amparo de la buenavoluntad de los centros capitalistas del poder mundial. De allí lapersistente búsqueda de la “buena voluntad” internacional para lasolución de las tribulaciones económicas del país.

No existe, en realidad, ningún diseño foráneo que opere como unacarga inamovible sobre el futuro del país y su inserción internacional.La. situación mundial y la propia experiencia demuestran cómo, endefinitiva, son opciones que el país asume, a partir de su propiarealidad interna, las que condicionan el rumbo de los vínculosinternacionales. De otra manera, ¿cómo podrían explicarse, porejemplo, la política nuclear independiente seguida desde hace más deuna década o la estrategia financiera para el lanzamiento delproyecto ferrovial de Zárate-Brazo Largo? En cuanto a la versiónderechista del problema, la experiencia revela que el factor externoes utilizado como una racionalización para justificar políticasdeseadas por los intereses hegemónicos internos. Desde estaperspectiva alguna vez sostuve que el Fondo Monetario Internacionaly los programas de estabilización realizados en la Argentina con surespaldo eran un instrumento de los grupos hegemónicostradicionales internos. Existe, en efecto, más de una estrategia viablepara ajustar el balance de pagos. Cuando la derecha elige el caminode la recesión, la contracción del salario real y el desmantelamientoindustrial, lo hace a partir de sus propias opciones de política y no porningún mandato externo inapelable.

Es poco realista suponer, por otra parte, que los grandes interesesnucleados en la Comisión Trilateral tienen un objetivo de largo plazocon la Argentina y que influyen en las decisiones de los gobiernos delos Estados Unidos, Alemania Federal o Japón para hibernar eldesarrollo actual del país con vistas a una determinada inserción en elmundo del futuro. Las corporaciones transnacionales y los gobiernosde los principales países tienen otras prioridades y no actúan de esemodo. Pueden encontrarse otras explicaciones más plausibles a la“buena voluntad” externa con la actual política económica argentina. 20 Este último supuesto se asienta en los ya descartados pronósticos, de raízmaltusiana, sobre el agotamiento de los recursos no renovables y la insuficiencia a



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Por ejemplo, la empatía ideológica que proviene de ver repetidos, enun país de la periferia, los mismos criterios tan caros a los centros depoder en sus propios países. En consideraciones anteriores, alexplorar la posición del monetarismo en los centros y la periferia, sesugirió que aquel propone una determinada organización del sistemamundial centrada en la posición hegemónica de los grandes países.Pero cuando un país de la periferia de un potencial económicoapreciable acepta la propuesta, ello obedece a la opción asumidadesde adentro y no a una imposición desde afuera. De hecho, ladispersión del poder económico en el mundo contemporáneo entrenumerosos países industrializados, la competencia entre oferentes debienes de capital y tecnología, la multiplicidad de fuentes definanciamiento internacional y el creciente pragmatismo de lascorporaciones transnacionales para enfrentar las tendenciasnacionalistas en buena parte del Tercer Mundo, confieren a un paíscomo la Argentina una libertad de maniobra, sin precedenteshistóricos, en el manejo de sus relaciones económicasinternacionales. Si no se asumen esas posibilidades, no se debe arestricciones externas insalvables.

De todas maneras, la aparente buena voluntad externa con laactual política económica en la Argentina no se refleja en unatransferencia real de recursos para expandir la formación de capital.En la práctica, las decisiones de inversión de las corporacionestransnacionales se fundan en razones tan simples como la existenciade un mercado interno en expansión, líneas exportadoras de buenasperspectivas o actividades extractivas seguras y rentables. Loscréditos internacionales de largo plazo para adquirir bienes de capitalo para el financiamiento de inversiones locales dependen a su vez dela existencia de una alta tasa de capitalización interna y un fuerteritmo de desarrollo. Ninguna de estas condiciones se da en laArgentina bajo la actual política económica. Antes bien, el recientecierre de las operaciones en el país de la mayor corporación delmundo, el desplazamiento del centro de gravedad de las operacionesde una gran firma europea desde la Argentina al Brasil y el bajo nivelde las inversiones privadas directas reflejan la marginación crecientedel país dentro de la economía internacional. La política ortodoxa nosólo frena la industrialización y el desarrollo interno. Desde la mismaperspectiva de las corporaciones transnacionales, la economía

largo plazo de la oferta de alimentos.



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argentina se vuelve cada vez menos atractiva. Esta política pareceprovocar, en efecto, la argentinización del subdesarrollo.

Es oportuno observar, por último, que la estrategia ortodoxamargina al país de las corrientes dominantes en las relacioneseconómicas internacionales. Con la exclusión de los miembros de laOPEP, las economías de mercado pueden agruparse en cuatrograndes categorías: los países industriales que integran el SistemaTrilateral (Estados Unidos, Europa occidental y Japón); los paísesatrasados que continúan especializados en la producción y explota-ción de productos primarios (gran parte de las economías de Asia yÁfrica); los países en vías de integración de sus sistemas productivosempeñados en la gestación de ventajas comparativas dinámicas apartir de su industrialización y desarrollo tecnológico (los ejemplosmás notorios son Brasil y México) y las economías subdesarrolladasvinculadas al redespliegue de las corporaciones transnacionales parala utilización de la mano de obra barata no calificada (algunos paísesdel sudeste asiático como Taiwán, Corea del Sur, Tailandia,Hong-Kong y Singapur).

Cada uno de estos grandes grupos de países tienen modelosespecíficos de vinculación con la economía internacional. Laseconomías desarrolladas concentran, dentro de ellas mismas, lasprincipales corrientes de comercio de bienes, transferencia detecnología y movimientos de capital. Los países especializados en laproducción primaria continúan siendo economías de bajo nivel dedesarrollo que mantienen los vínculos tradicionales con el mercadomundial y, dentro de esos límites, conservan algunos atractivos paralos centros del poder mundial. Ciertas economías atrasadas delsudeste asiático atraen radicaciones de corporaciones transnacionalespara producir manufacturas intensivas en mano de obra destinadas almercado mundial. Sus exportaciones están creciendo fuertementepero siguen siendo economías de bajo ingreso y escasa integraciónde la estructura productiva interna. Los países en vía deindustrialización integrada, como México y Brasil, conservan un granatractivo para las corporaciones transnacionales tanto para participaren el desarrollo del mercado interno como de las nuevas corrientesexportadoras.

La actual estrategia ortodoxa en la Argentina deja al país sin unainserción clara en las corrientes dominantes de las relacioneseconómicas internacionales. La Argentina ya no es sólo un exportadorde productos primarios, tampoco es todavía una economía altamente



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industrializada ni, dado el nivel de desarrollo, puede asimilar elmodelo de desarrollo de algunos países del sudeste asiático. Además,la política actual aparta al país del modelo de apertura externaconcurrente con la industrialización y la sustitución de importacionesal estilo de México y Brasil.

Es un hecho verdaderamente notable que el énfasis de la políticaortodoxa en la apertura externa concluye marginando al país de lastendencias dominantes en el plano internacional y agravando elprolongado deterioro de su posición externa.

10. Racionalidad del programa: contenidos manifiestos y latentes

Hemos visto en el apartado II que el actual programa económicono logra frenar la inflación ni asignar “eficientemente” los recursoseconómicos.

Cabe preguntarse: ¿por qué es así? ¿Por qué una políticaeconómica que ha provocado una caída sin precedentes del salarioreal y desatado una de las crisis más graves de la industria argentinase ha detenido frente a decisiones indispensables para asegurar lacoherencia de su programa? Pueden sugerirse algunas respuestas aestos interrogantes. En primer lugar, la más obvia: las restricciones“políticas” impuestas a los conductores del programa económico. Lascausas de esas restricciones son fácilmente explicables. Una aperturadrástica de la economía y el rápido desmantelamiento de buena partede las estructuras del sector público provocarían repercusionesprofundas sobre el nivel de ocupación y de ingresos. Vale la penatratar de cuantificar esas repercusiones.

Conforme a los criterios actuales, gran parte de la industriamanufacturera es “ineficiente”, es decir, que produce por encima delos precios internacionales21. En esa “ineficiencia” influyen factorestales como las reducidas escalas de producción, los elevados costosde ciertos insumos, la incidencia de las tarifas de los serviciospúblicos y la gravitación de la capacidad ociosa sobre los costos fijos.Suponiendo que el producto nacional equivalga actualmente a u$s50.000 millones, cabe estimar que el producto generado por laindustria manufacturera alcanza a u$s 16.000 millones, esto es, 1/3 21 Recuérdese que en una economía abierta el tipo de cambio no influye en lacompetitividad internacional de los distintos sectores de la producción interna. Lacapacidad competitiva queda definida por los precios relativos internos vis a vis losinternacionales y no por el tipo de cambio.



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del producto total. Supongamos, a su vez, que el sector “ineficiente”contribuye con aproximadamente el 50% del productomanufacturero, esto es, u$s 8.000 millones, y que emplea a la mitadde la fuerza de trabajo industrial, es decir, alrededor de un millón depersonas. Supongamos, además, que la relación capital / producto enel sector “ineficiente” es de 3 a 1, con lo cual el activo fijoreproducible invertido en el sector alcanza a cerca de u$s 50.000millones.

Estos supuestos están basados en un conjunto de relacionesmacroeconómicas que imperan en la economía argentina y sonsuficientes para nuestro propósito de cuantificar el problema. En lascircunstancias descriptas, la apertura drástica y rápida de laeconomía provocaría el desmantelamiento de la industria“ineficiente”, con una pérdida de producto y empleo e inutilización decapacidad productiva de las dimensiones señaladas. Cabría esperar,alternativamente, que el sector “eficiente”, capaz de exportar ycompetir en el mercado interno con las importaciones, crecería, en elmarco de una economía especializada, conforme a sus ventajascomparativas insertadas en el mercado mundial. Si el sector“eficiente” creciera a la considerable tasa del 10% anual, el productoe ingreso industrial de 1975 recién se recuperaría en 1985. Cabríaesperar que la productividad del trabajo en el sector “eficiente”aumentara en un 5%. En tales condiciones, considerando elcrecimiento vegetativo de la población activa, el nivel de empleo de1975 recién se recuperaría en el año 2000.

En relación al comportamiento del empleo, conviene agregar queesta estrategia incluye la rápida eliminación de la mano de obraredundante en el sector público, que puede estimarse,conservadoramente, en el 25% del empleo total del sector. Comoconsecuencia del desempleo industrial, el efecto de la contracción enlos sectores ligados a la industria “ineficiente” y el despido depersonal del Estado, cabe esperar que esta estrategia provocaría undesempleo de alrededor del 20% de la fuerza de trabajo. La presióndel desempleo sobre la distribución del ingreso y el nivel de salariosreales serían, sin duda notables. Deben agregarse, además, otroscostos intangibles. Por ejemplo, el desperdicio del talento acumuladoen la capacidad organizativa empresaria y de conocimientos de lafuerza de trabajo ocupada en los sectores “ineficientes”.

Existen, como se ve, razones “políticas” de peso para imponerrestricciones a la estrategia ortodoxa. Pero, si ésta es así, ¿cómo se



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explica la insistencia en medidas que no frenan la inflación ni logranla asignación “eficiente” de recursos? En la práctica, el resultado de lapolítica actual es el mantenimiento de una tasa de inflación sinprecedentes, salvo la breve experiencia de 1959 y el período deldescalabro final del último gobierno peronista. Es, además, unaconsiderable pérdida de productividad del sistema económico. Lacontracción del mercado interno está provocando, en efecto, fuertesaumentos de los costos fijos, pérdidas de economías de escala yespecialización, deterioro de las economías externas, la pérdida decuadros técnicos y de capacidad organizativa en las empresasdesplazadas y otros fenómenos típicos de la recesión. En estecontexto, es evidente, como se ha insistido varias veces que, aunaplicando los mismos criterios de la conducción económica, lasempresas eliminadas o debilitadas por la crisis no son necesariamentelas menos “eficientes”. Son aquellas que tienen menor capacidadfinanciera o menor flexibilidad de sus estructuras internas pararedimensionarse y soportar la consecuencia de la caída de las ventas.Las consecuencias de este tipo de proceso son inevitables: una mayorconcentración y el fortalecimiento de las posiciones oligopólicas enmúltiples mercados.

Estas consecuencias insinúan la existencia de motivacioneslatentes del programa económico distintas de su racionalidadmanifiesta. Aquellas motivaciones latentes se referirían a la búsquedade una mayor concentración del ingreso y de la actividad productivaen pocas manos, desmantelando el considerable desarrollo alcanzadopor multiplicidad de pequeñas y medianas empresas en el interior delpaís y, también, en la región metropolitana. Hablando crudamente: elobjetivo real es la concentración del poder económico.

Diversos indicios llevan a pensar que efectivamente coexisten en elprograma económico motivaciones latentes y una racionalizaciónmanifiesta. La aplicación de categorías derivadas de la teoríapsicodinámica es esclarecedora al respecto. Los responsables de laconducción económica producen algunos actos fallidos que insinúan laexistencia de razones inconscientes e inconfesables. Por ejemplo,algunos funcionarios sostienen que no existen empresas grandes ypequeñas, nacionales o extranjeras, sólo empresas eficientes eineficientes. Se ignora así el hecho de que el tamaño o la relacióninternacional pueden generar un poder económico distinto delderivado de la eficiencia en el uso de los recursos de la firma. De estemodo, el argumento se convierte en una racionalización para



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justificar políticas que llevan a la concentración del poder económico.Por otra parte, la insistencia de los responsables de la conduccióneconómica en que la situación económica es buena, que el origen detodos los males está en el pasado y que la economía tiene queajustarse, como fuere, a los objetivos buscados, puede explicarse entérminos de mecanismos de defensa para no enfrentar los conflictosexistentes. En las tres instancias mencionadas se trataría de diversasmanifestaciones de los mecanismos de defensa: negación (todo estábien cuando todo está mal); desplazamiento (la responsabilidad estáen otro) y omnipotencia (la política se mantendrá inamovible).

Como en el ámbito de la psicoterapia, no cabe esperar que larevelación, de las causas profundas se produzca espontáneamente.La probable existencia de motivaciones latentes enmascaradas en laracionalidad manifiesta de la política económica invita, dentro delanálisis económico, a diferenciar entre ambos contenidos, susorígenes y consecuencias.

De todos modos, cabe preguntarse: ¿cuál es la viabilidad de laconcentración del poder económico? Es decir, esa estrategia ¿es o nocompatible con el crecimiento de la producción, el empleo y el nivelde vida a largo plazo? Además, ¿ese programa provoca efectivamenteun incremento de la productividad de los factores empleados en laproducción? Por otra parte, ¿alivia las tensiones y la puja por ladistribución del ingreso entre los diversos sectores sociales,incluyendo los que forman parte del bloque de intereseshegemónicos?

Intentar responder a estas preguntas constituye un ejercicioextremadamente interesante. Se sugiere aquí que las respuestas aesos interrogantes son todas negativas. La concentración de laproducción implica el desmantelamiento de la capacidad organizativay los conocimientos acumulados en amplios sectores de la economíaargentina y, en consecuencia, provoca un desperdicio fenomenal derecursos. Tampoco constituye un modelo de crecimiento que permitala expansión de las inversiones a largo plazo. Esto no es posible en elmarco de un mercado interno con fuerte concentración del ingreso ycuando las empresas oligopólicas difícilmente tendrán capacidadcompetitiva internacional y capacidad de expandir rápidamente susexportaciones. Es un hecho notable, ya señalado, que la contraccióndel mercado interno y la consolidación de las posiciones oligopólicasno acercan la estructura de los precios internos a la vigente en losprecios internacionales, sino a la inversa. En otros términos, la



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producción industrial sobreviviente y concentrada necesitará altosniveles de protección y esto sacrificará parte del ingreso real delsector “competitivo” a escala internacional, fundamentalmente elsector primario. Es decir que, este tipo de situación, no sólo agudizalos conflictos de los intereses hegemónicos con el resto de lasociedad. Agudiza, también, las tensiones dentro del mismo bloquede los intereses hegemónicos.

Este tipo de análisis puede contribuir a encontrar respuestas a uninterrogante persistente: ¿quién se beneficia con esta políticaeconómica?22 Es evidente que los supuestos beneficiarios dentro de laracionalidad manifiesta del programa económico no existen. Porcierto, que el sector agropecuario y las empresas industriales más“eficientes” no son las que se benefician de la actual políticaeconómica. Sin duda, que existen algunos beneficiarios, por ejemplo,los intermediarios y tenedores de activos financieros. Pero ésta esuna base de apoyo demasiado débil para sostener tanto tiempo unapolítica que ha producido tamaños costos para la mayor parte de lossectores económicos y los grupos más amplios de la sociedadargentina. Pero si realmente existen motivaciones latentes orientadasa la concentración del poder económico, podría suponerse que lasempresas oligopólicas aceptan la pérdida actual de producción aingresos porque esperan, cuando se produzca el repunte, aumentarsu participación y fortalecer su posición dominante en los mercadosen que operan. Esta es una estrategia posible, pero: ¿hasta cuándo?

Este tipo de interrogante constituye una de las áreas másprovechosas para la investigación social de esta etapa del desarrollodel país y de la actual política económica. Se han insinuado reciénalgunas explicaciones posibles. Merece mencionarse otra y se refierea la sobrevivencia de lo que Galbraith llama la “sabiduríaconvencional”. Es decir, el mantenimiento de viejas teorías asentadasen experiencias ya perimidas pero que siguen justificando políticasdirectamente opuestas a las condiciones reales del mundocontemporáneo. Esta explicación es plausible. De otra manera, esdifícil explicar cómo esta política logró, inicialmente, un considerablegrado de apoyo en grupos distintos de las concentracionestradicionales de poder económico.

22 En los debates a que he asistido sobre la situación económica y la política actual,encuentro siempre una fuerte preocupación por el esclarecimiento de ese inte-rrogante.

el retorno del liberalismo: reflexiones sobre la … · aldo ferrer. el retorno del liberalismo:...

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