el primer manuscrito del amadÍs de gaula

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1 R EL PRIMER MANUSCRITO DEL AMADÍS DE GAULA NOTICIA BIBLIOGRÁFICA POR ANTONIO RODRÍGUEZ-MOÑINO SEGUIDA DE NOTA PALEOGRÁFICA SOBRE EL MANUSCRITO DEL AMADÍS POR AGUSTÍN MILLARES CARLO Y EL LENGUAJE DEL AMADÍS MANUSCRITO POR RAFAEL LAPESA M A D R I D ÌMPRENTA DE SILVERIO AGUIRRE TORRE 1 9 5 7

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A quien lo considere de un modo externo y superficial, el Amadís de Gaula es uno de los pocos libros clásicos que no deben plantear problemas bibliográficos al historiador de la literatura española. Conocemos ejemplar de su primera edición (Zaragoza, 1508) (1), y a partir de ella el texto permanece inalterable durante siglos. El nombre del que como autor figura en 1508 responde a persona cuya vida se documenta fácilmente: un Regidor de Medina del Campo llamado Garci Rodríguez de Montalvo

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Page 1: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

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R

EL PRIMER MANUSCRITO

DEL

AMADÍS DE GAULA

NOTICIA BIBLIOGRÁFICA

POR

ANTONIO RODRÍGUEZ-MOÑINO

SEGUIDA DE

NOTA PALEOGRÁFICA SOBRE EL MANUSCRITO DEL AMADÍS POR

AGUSTÍN MILLARES CARLO

Y

EL LENGUAJE DEL AMADÍS MANUSCRITO POR

RAFAEL LAPESA

M A D R I D ÌMPRENTA DE SILVERIO AGUIRRE TORRE

1 9 5 7

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SE HAN IMPRESO

DOSCIENTOS EJEMPLARES

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Page 5: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

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A María Rosa Lida de Malkiel.

A quien lo considere de un modo externo y superficial, el Amadís

de Gaula es uno de los pocos libros clásicos que no deben plantear

problemas bibliográficos al historiador de la literatura española.

Conocemos ejemplar de su primera edición (Zaragoza, 1508) (1), y a

partir de ella el texto permanece inalterable durante siglos. El nombre del

que como autor figura en 1508 responde a persona cuya vida se

documenta fácilmente: un Regidor de Medina del Campo llamado Garci

Rodríguez de Montalvo (2).

La circunstancia de que se nos ofrezca como arreglador o traductor

de idiomas extraños de una novela de caballería no es rara, puesto que

para aliñar la salsa del interés, repetidas veces se nos presentan así los

verdaderos redactores de obras de ese género.

Pero la crítica ha ido poco a poco solevando dudas, cuestiones y

problemas, tanto sobre el texto como sobre la intervención en él de Garci

Rodríguez de Montalvo. En primer lugar, se han recogido referencias

literarias que patentizan la existencia de un Amadís mucho antes de

1508. Poetas de los siglos XIV y XV mencionan ya la obra, y uno de

ellos, Pero Ferruz, llega a precisar que consta de tres libros (3).

En su estado actual, el Amadís tiene cuatro, pero Montalvo se

encarga de decirnos que a los tres primitivos añadió él un cuarto y otro

que es el que se conoce con el nombre de Las Sergas de Esplandián.

Dando por sentado que los tres primeros no le pertenecen, hay que

considerarlo como autor total del cuarto y de Las Sergas.

Estilísticamente se aprecian fundamentales diferencias entre estas dos

partes perfectamente definidas.

¿Quién fué el autor de los tres primeros libros del Amadís? Se igno-

________________

(1) Hasta ahora, único. Existe en el Museo Británico. (2) Narciso Alonso Cortés, Montalvo el del Amadís, artículo en RHi. LXXXI (1933), 434-442. (3) Cancionero de Baena, núm. 305.

Amadýs el muy fermoso

las lluvias e las ventyscas

nunca las falló aryscas

por leal ser e famoso:

sus proesas fallaredes

en tres lybros e dyredes

que le Dios dé santo poso.

Page 6: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

6

ra en absoluto, aunque la erudición portuguesa ha intentado adscribirlo a

un caballero Lobeyra (Vasco, Pedro o Juan) (4). Por parte española

nunca se ha lanzado nombre con visos de fundamento (5). Tampoco por

la francesa.

Si bien nadie ha señalado la existencia de manuscritos antiguos de

Amadís en castellano, sí se ha hecho constar la realidad de textos

anteriores a la imprenta en los otros dos idiomas. João de Barros, en su

Libro das antiguidades e cousas notavies de antre Douro e Minho

(1549) (6), asegura al hablar de los hijos ilustres de Oporto: “E d’aquí foi

natural Vasco Lobeyra, que fez os primeiros 4 libros de Amadis, obra

certo muy subtil e graciosa e aprobada de todos os gallantes; mas como

estas cousas se secam en nossas mãos, os castelhanos lhe mudaran a

linguagem, e atribuiram a obra a si”.

Miguel Leite Ferreira llega más, afirmando (7) que: “foi composta

[en lengua portuguesa del tiempo de Don Diniz] a historia de Amadis de

Gaula por Vasco de Lobeira, natural da cidade do Porto, cujo original

anda na cassa de Aveiro”. Ni una ni otra aseveración merecen crédito

alguno. La primera cae por su base desde el momento en que se refiere a

cuatro libros de Amadís, constándonos como nos consta que a fines del

siglo XIV (Pero Ferruz) sólo existían tres y que Garci Rodríguez de

Montalvo en 1508 atestigua que había trabajado “corrigiendo estos tres

libros de Amadis, que… se leían, y trasladando [traduciendo] y

enmendando el libro cuarto con las Sergas de Esplandián, su hijo, que

hasta aquí no es memoria de ninguno ser visto”.

Solamente en el Inventario de la Biblioteca del Conde de Vimioso,

redactado en 1686, se cita un Amadís de Gaula em portuguez (8), que ya

no existía en 1726. No se dan más detalles de época, materia escriptoria,

autor, ni se valora en absoluto, cosa muy rara siendo problema literario

nacional y candente. Ello nos hace suponer que se tratara de una

traducción moderna (siglos XVI o XVII) al portugués.

Nicolás de Herberay, sostenedor de la tesis francesa, afirmó (9) lo

que sigue: “Il est certain, qu’il fut [l’Amadis] premier dans nostre langue

française, estant Amadis Gaulois et non espagnol; et qu’ainsi soit, j’en

ai trouvé encore quelques restes de un vieil livre escrit à la main en

language picard, sur lequel j’estime que les espagnols ont fait leur

traduction”.

________________

(4) Resumen de la cuestión de autoría portuguesa, en W. J. Entwistle: A lenda arturiana nas

literaturas da peninsula Ibérica, Lisboa, 1942, páginas 197-200. (5) Cfr. Menéndez y Pelayo: Orígenes de la Novela, ed. 1943, I, páginas 314-387. (6) Juan de Barros: Libro de antiguidades e cousas notavies de antre Douro e Minho, cit. por

Menéndez Pelayo (pág. 324). (7) Miguel Leite Ferreira, nota (en el folio [4] de preliminares) en la edición de los Poemas lusitanos

de Antonio Ferreira, Lisboa, Pedro Craesbeeck, 1598. (8) Menéndez y Pelayo, Op. cit., págs. 325-326. (9) Cfr. Ibidem, pág. 338.

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7

Pero es extrañísimo que cuando Herberay traduce al francés, por

orden de Francisco I, el Amadís (10) no incluya, como muestra de esos

manuscritos, las páginas correspondientes, sino que se limite a seguir

paso a paso la versión de Montalvo. Por otra parte, Victor Le Clerc, con

su fina agudeza crítica, sin negar valor a la palabra de Herberay, cree que

tales fragmentos correspondían al poema Amadas et Idoine (11).

Actualmente sólo poseemos un texto castellano, aliñado por el

Regidor de Medina del Campo. Todos los críticos están conformes en

reconocer pleno valor a las palabras preliminares de su edición: corrigió

los tres libros que circulaban en su tiempo y añadió otro nunca visto y

las Sergas de Esplandián. Hay coincidencia asimismo en considerar que

Montalvo refundió ampliando: las diferencias se inician cuando quiere

precisarse qué es lo que adicionó.

Dejando a un lado la inmensa cantidad de monografías

interpretativas, que no conducen a nuestro objeto, y para conservar una

línea esquemática en este artículo, nos ceñiremos a traer aquí opiniones

de tres críticos modernos que se han ocupado del tema y aun aventurado,

opiniones sobre los posibles cambios operados por Montalvo: D.

Marcelino Menéndez y Pelayo en el magistral capítulo de sus Orígenes

de la Novela (12) consagrado al Amadís; D. Pedro Bohigas en su

excelente estudio incluido en la Historia de las literaturas hispánicas

(13) y la agudísima María Rosa Lida en las páginas recientemente

publicadas sobre El desenlace del Amadís primitivo (14).

Frente a la actitud un poco confiada de Bohigas al expresar que “es

fácil adivinar lo que [Montalvo] debió añadir al primitivo Amadís”, alza

María Rosa Lida mayores dudas: “a primera vista, dice la ilustre crítica,

cavilar en la estructura del Amadís primitivo parece quimera del mismo

jaez que evocar al fantasma conjetural de la Ur-Ilias”, aunque luego, con

solidez argumental irrebatible, se arriesgue a algunas afirmaciones.

Vamos a ordenar, a modo de fichero, lo dicho por tan doctos

críticos:

Libro primero. “El libro primero es el que presenta carácter más

arcaico y probablemente el que fué menos refundido por Montalvo…

Hay en este libro más acción y menos razonamientos y arengas que en

los otros… En suma, este primer libro, por donde quiera que se le mire,

es el que se conserva más fiel a sus orígenes” (M. y P., 358). “No [debió

de añadir Montalvo] mucho en los dos primeros libros, salvo discursos y

digresiones retóricas, y mucho más en el tercero y cuarto, en que desdo-

_________________

(10) La primera edición francesa es la de París, 1540. (11) Menéndez y Pelayo, Op.cit., pág. 339. (12) Véase la nota 5. (13) Tomo II, págs. 213-236. (14) María Rosa Lida de Malkiel: El desenlace del Amadís primitivo, artículo en Romance Philology,

VI (1953), 283-289.

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8

bló el tercero antiguo” (P. B., 225).

Libro segundo. “Comienzan a sentirse en el segundo libro síntomas

de cansancio” (M. y P., 359).

Libro tercero. “También el tercer libro carece de la variedad de

incidentes y rapidez de acción que son timbre característico del primero.

Hay quien supone que en este libro comienza ya la invención de

Montalvo…” (M. y P., 360). “Otras novedades dignas de consideración,

ora fuesen imaginadas por el autor primitivo, ora por Montalvo, ganoso

de dar más variedad e interés al argumento. El escenario de las hazañas

de Amadís se agranda… Alemania y Bohemia… Italia y Grecia y las

islas del Mediterráneo… Roma, Constantinopla, … pero no ya con su

nombre propio, sino disfrazándose … con los de Caballero de las

Sierpes, Caballero de la Verde Espada y Caballero del Enano…” (M. y

P., 361).

Final del Amadís. “El primitivo Amadís debió concluir al terminar

la guerra del Rey Lisuarte y los romanos contra Amadís y los suyos, para

el rescate de Oriana. Todo cuanto antes y después de las paces se

relaciona con Esplandián y anticipa Las Sergas es añadidura de

Montalvo, como deben serlo la mayor parte de cosas que siguen a los

casamientos con que terminó aquella guerra…” (P. B., 225).

Estilo de la prosa. “Montalvo, que era un prosista de mucho

talento, pudo exagerar la retórica del Amadís conforme al gusto de su

tiempo, pero no inventarla por completo” (M. y P., 351). “Aunque pueda

suponerse que el Regidor de Medina del Campo dejó el estilo como

nuevo al corregir los antiguos originales y trasladarlos en la elegante

lengua clásica que se hablaba en la Corte de la Reina Católica (porque

aquel tipo de prosa no pertenece en verdad al siglo XIII ni al XIV), la

refundición no pudo ser tal que quitase a la obra todo sabor arcaico y la

desnaturalizase por completo. Esa sabrosa mezcla de ingenuidad y

artificio, de candor primitivo y de afectación galante, que hay en el

Amadís actual y no es el menor de sus encantos, debía existir ya, a lo

menos en germen, en la obra original” (M. y P., 351). “El Amadís del

Regidor Montalvo, único que para la posteridad existe, se levanta como

una de las columnas de la prosa española en tiempo de los Reyes

Católicos, y comparte con la Celestina la gloria de haberla fijado en

aquel momento supremo” (M. y P., 368). “Supo [Montalvo] poner al día

al Amadís, intercalando discursos, haciendo erudición fácil y a la moda

de su tiempo, sintiéndose moralizador, y acudiendo a recursos en boga,

como las cartas, la exageración en la expresión de los sentimientos, y el

acentuar la blandura de Amadís. Aunque a este héroe nos lo imaginamos

siempre tierno, creemos que Montalvo recargó esta nota de su carácter,

haciéndole más lacrimoso y acercándolo a los amantes de las novelas

sentimentales” (P. B., 225).

Page 9: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

9

Creación de Nasciano. “Hay quien supone que en este libro

[tercero] comienza ya la invención de Montalvo, fundándose en que la

historia del nacimiento de Esplandián parece imaginada para justificar

las Sergas que luego escribió el buen Regidor de Medina. Esta historia

es, a la verdad, muy extravagante y ofrece síntomas de degeneración…

El nombre de Nasciano está tomado del Santo Grial, lo cual parece

digno de antigüedad, pero no tenemos inconveniente en creer que todo el

episodio sea una interpretación del refundidor para preparar las aventuras

de Esplandián; y hasta puede verse en él una reminiscencia clásica de la

historia de Rómulo y Remo, más propia de un escritor del Renacimiento

que de un cuentista del siglo XIV” (M. y P., 360).”En el Amadís

primitivo, el ermitaño que recogía a Esplandián no podía tener la

importancia de Nasciano en el Amadís que leemos, porque Nasciano es

transparente personificación de las ideas de Montalvo sobre la misión de

la Iglesia, tal como explícita y discursivamente las expone en el libro IV,

32 y sigs., 36, y en el Esplandián, cap. 102” (M. R. L., 286).

El Endriago. “Si tuviéramos seguridad de que la historia del

Endriago estaba ya en el Amadís primitivo y no fué una de las

interpolaciones de Montalvo…” (M. y P., 362).

Creación de Esplandián. “Pero Garci Ordóñez de Montalvo no

creyó que la historia debía terminar aquí, y ora fuese porque él había

creado (según toda apariencia) la figura del niño Esplandián y quería dar

razón de su destino… emprendió componer un cuarto libro, que, de

acuerdo con la mayor parte de los críticos, creemos enteramente de su

invención” (M. y P., 363). “Tal vez una mención breve de Esplandián en

el texto primitivo del Amadís, como la que de Fortunado aparece en el

Caballero Cifar (“del qual ay vn libro de su estoria en caldeo, de quántas

buenas cauallerías e quántos buenos fechos fizo después que fué en hedat

e fué en demanda de su padre”) hubiese autorizado a Montalvo a

desarrollar en sus Sergas la vida y hechos del nuevo personaje,

enlazando sus niñeces con la historia de sus padres y reservando para sus

hazañas de adulto su propia obra independiente” (M. R. L., 286). “La

rivalidad [Amadís-Esplandián] es creación de Montalvo para exaltar a

Esplandián” (M. R. L., 286). “No cabe dudar de la presencia de

Esplandián en el Amadís primitivo” (M. R. L., 286). “[Lo expuesto]

confirma la pertenencia del duelo [Esplandián-Amadís] al Amadís

primitivo. En éste, la muerte del héroe debía de ocurrir forzosamente al

final del libro III” (M. R. L., 285).

Hemos querido reunir aquí estos testimonios, de personas

autorizadas, de toda solvencia intelectual, no con el propósito de

discutirlos una vez más y enfrentarlos con personales teorías nuestras

sobre los puntos debatidos, sino con el contrastarlos, en lo posible, con la

realidad, oculta hasta ahora.

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10

Por vez primera, en efecto, vamos a dar a conocer unos pasajes del

Amadís primitivo, un texto castellano manuscrito del siglo XV, anterior

al nacimiento de Garci Rodríguez de Montalvo y, por tanto, útil para, en

la medida de su pequeñez, presentarnos las diferencias existentes entre el

Amadís que conocemos, inalterable desde la edición zaragozana de 1508,

y el que leían los españoles cien años antes.

En el mes de julio último, D. Antonio Moreno Martín, de Almería,

buen aficionado a los libros (15), tuvo la gentileza de obsequiarnos con

algunos fragmentos de manuscritos castellanos salvados por él al

cambiar la encuadernación de viejos volúmenes. Por desgracia,

solamente eran eso, fragmentos pequeños de cuatro hojas distintas,

pertenecientes todos al Libro III del Amadís de Gaula.

Pero así y todo, aunque el texto conservado era mínimo en

comparación con la voluminosa obra, no pudimos menos de sentir la

emoción lógica al considerar que -¡por fin!- aparecía un manuscrito del

Amadís. Completamente llenas de espeso engrudo, con abundantes

manchas de otras líneas cruzadas, resto de hojas pegadas encima para

formar el cartón, hubo de proceder a lavarlas cuidadosamente, a

plancharlas y a ponerlas en condiciones de ser leídas (16).

Los cuatro pedazos se hallan escritos en papel grueso, ligeramente

obscuros, con filigrana de mano y estrella. El carácter de la letra, o mejor

de las letras, puesto que se aprecia la intervención de dos manos, es de la

primera mitad del siglo XV, hacia 1420; naturalmente, hay un margen de

error al opinar sobre escritura no característica. Para que los doctos

puedan darse cuenta de ello, reproducimos en facsímile dos fragmentos.

Todos ellos pertenecen al Libro III, capítulos 65, 70, 68 y 72 de la

numeración que les puso Montalvo. Hemos de suponer que la actual

división en capítulos se debe al arreglador medinés, por cuanto en el

manuscrito hay dos titulillos a ellos correspondientes, pero van sin

numerar y no casa su texto con el conocido: están escritos en tinta roja,

mientras que las del texto fué negra y hoy tiene el clásico color pardusco

que le da el tiempo.

El primero de los fragmentos es trozo de una hoja al cual faltan

algunas líneas en la parte superior y media columna, a lo largo, de la

izquierda. Comprende, pues, por este orden: 29 medias líneas, 30 líneas

completas, 31 líneas completas, 30 medias líneas. En la columna 3.ª,

comienzo de capítulo, con tinta roja.

Tiene el segundo iguales características, pero, por desgracia, le fal-

__________________

(15) El primer envío consistió sólo en los dos fragmentos mayores: nueva búsqueda practicada a

instancias nuestras dió por resultado el hallazgo de los dos fragmentos pequeños. (16) Los fragmentos llegaron en un estado de suciedad extraordinario: incluso la tinta de otras hojas

pegadas encima había formado una especie de enrejado inextricable; fueron lavadas y planchadas

personalmente por el autor de estas páginas, pero las hemos entregado al maestro Brugalla para

que con su pericia acostumbrada haga una limpieza definitiva y la restauración marginal

necesaria.

Page 11: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

11

ta mayor número de líneas por la parte superior, conservando las

siguientes: 27 medias líneas, 26 líneas completas, 26 líneas completas,

27 medias líneas. Las columnas son algo menos anchas que en el

fragmento anterior.

Aún más pequeños son los tercero y cuarto. Cortó, por desgracia, el

encuadernador tiras a lo largo de las hojas para refuerzo del cartón, y lo

que se nos ha conservado es unos trocitos con el puntizón blanco y fines

de líneas y arranque de otras de cada columna. Así y todo, tal vez sean

los más importantes para uno de los debatidos problemas del Amadís.

Para mayor claridad reproducimos en facsímil la haz de uno de los

pedacitos.

Vamos a imprimir ahora, tipográficamente, todo lo conservado,

poniendo exactamente en cada línea el número de palabras del original y

en otra columna frontera el texto correspondiente de la primera edición

del Amadís, el cual nos ha sido amablemente facilitado por el muy docto

filólogo D. Samuel Gili Gaya (17). En el primer fragmento nos ha sido

posible seguir todo el pasaje del impreso, en los demás no.

TRANSCRIPCIÓN DE LOS FRAGMENTOS MANUSCRITOS

Libro III, cap. 6 de Gayangos.

Fragmento I. Edición de 1508, fol. CLIIIV.

Col. I. (Lib. III, cap. 68.)

s τ desto mu-

s q vos dire cõ- Que vos diré ? ta-

mēcarö a ferir los golpes dier c ellas q ya quasi n

n grandes gol fallauã a quiē ferir : tãto escarmēta-

dari q los n uan cõ ellos a todos: y

frir τ arma

se podiã teñr

os de las espa

ant fuerça d…

s contra aq lla

los de la torre las döcellas đla torre

s diablos grã- dezi cauall’os no fuyais: q h bres son q

τ los de la no diablos. Mas los suyos dierõ grãdes bo-

ntiende dar [¿] zes diziēdo

nçido el rrey vēcido es el rey

ndo aq llo oyo lisuarte. Quãdo el rey esto oyo

os suyos q comēço a esforçar los suyos

nj rruydo q nos diziēdo aq quedare muerto o vēcedor;

_________________

(17) El Sr. Gili Gaya se ocupa en estos momentos de una edición del Amadís.

Page 12: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

12

a dios plugujere porq

cuerpo τ el seño el seño

bretaña q deste rio de la grã bretaña no se pierda; to-

re yo fasta q mu dos los mas se llegau a a el: q mucho

ño a dios plugi era menester. Amadis tomara ya otro

mj esperança cauallo muy bueno y folgado:

c esta vatalla τ

pere osos de la

τ adelantar q ndo me

es de lo facer asi como

[l]os q mucho fallesçistes τ

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . y atēdia a su padre q cabalgasse: y qu do

Col. 2. Oyo dezir q era vençido el rrey oyo aquellas grãdes bozes: y decir que el rey

cuarte nõ le plugo e dixo cõ lisuarte era vēcido dixo c

tra don florestan q ya avia caual tra d florestan: q a cauallo estaua

gado q es esto o por q brama asi que es esto o porq brama

aq lla gente astrosa τ don flores aq lla astrosa gente el

tan le dixo buē señor n vedes le dixo no vedes

los dos mas fuertes caualleros aq llos dos mas fuertes y valiētes cauallos

q puedē ser nj q mas endiabla q se nuc vier q

damēnte fieren de espada cada

vno dellos por do van vencē τ

estrag n qñto puedē τ fallan τ estrag y destruyē qu tos ante si hallan y

avn oy eñste dia n gn dellos aun en esta batalla fasta agora no hã

nu ca paresçio eñsta batalla τ fol parecido e facen

gados llegã τ malamēte faiuo con su fortaleza

tomar canpo a los del rrey ara ganar campo a las gentes de su parte.

ujgo τ amadis alço la cabeza τ Amadis boluio la cabeça e

vjo venjr contra aq lla p te do el vio venir cõtra aquella parte do el

estaua a brontaxar τ venja fe estaua a brontaxar danfaina fi-

riēdo τ derribando cauallos de su riendo y derriuando cauallos con su

espada τ qñdo el dexaua el fe espada

rir de la espada tan brauamē

te tomaua a manos de los braços

q n fallaua cauallero q n derri

base de la silla τ traya el espa y algunas vezes la dexaba

da prendida por vna cadena de colgar de vna cadena con q trauada

fierro por el braço τ qñdo q ria tra la tenia y tomaba a braços y a mãoa los

uar a manos dexauala τ despũ cauall’os q alc çaua assi q ningũo le que-

cobrauala q ñdo q ria coñella fe daua en la silla y todos

ria τ todos le dexauã el campo

por do el yua τ alongauãse del se alongauã del

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . fuyēdo. S ta maria val dixo amadis:

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . q puede ser esto est ces tomo vna fuerte

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . laça q el escudero q el caballo le dio te a

Col. 3. quella parte de la villa do le dixier[õ] que

estaua τ dixo muy paso entre sy oriana y mēbr dose aq lla ora de oriana

my buena señora menester es que vos

menbredes de my que me ayude en my

honrra la vr a buena τ sabrosa menbran

Page 13: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

13

Page 14: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

14

ca que me siempre acorrio τ adelanto los

mys fechos dios poderoso el vr o buē acorro

me de oy poder por que ce de aquy oy no y de aq el grdaño su

ppera tan buē rrey como vr o padre τ padre

la tierra que ha de cer vr a qu do a dios perdiesse q ella recibia

plogujere mj buena señora que yo el

vr o leal cerujente τ qñtos om es buenos

se podriã perder entonçe se endesço endereçose

todo en la cilla τ torno la cabeça del ca en la silla

uallo contra do vio a brontaxar dan

panja τ dixo contra don florestã aguar y dixo a dõ florestã Aguar

dad bien a nr o padre Ɋ com o amadis dad a nr o padre.

derribo a brontanxar de canpanja τ

le metió la lança en los pechos.

q lla ora que lo vio brontaxar A esta ora llegaua brötaxar mas

[A] enderacçar contra i dexo col cerca: y vio a Amadis como endereçaua

gar la espada de la cadena τ tomo vna cõtra el: y como tenia el yelmo dorado: y

lança muy buena de vn escudero que le por las nueuas d’las gr des cosas q del le

aguardaua que le traya τ dixo a vna dixer : antes q en la batalla entrasse andaua

bos alta τ espantable agora veredes cõ grã saña rauiãdo por le encõtrar: y to-

fermo: o golpe de la lança si me osa mo luego vna lãça muy gruessa: y dixo a

ve atender aquel cauallõ que se en vna boz alta Agora vereys fermoso gol-

deresço contra mj estõce metió la lança pe: si aq l del yelmo de oro me osare atē

so el sobaco τ dexo correr el cauallo cõtra der: y firio el cauallo đ’las espuelas la

el τ firierõse de las lanças en los escudos lãça so el sobaco: y fue cõtra el. Y amadis

tan cruamente que luego fuerõ falsa q ya mouia por el semej te: y firierõse cõ

[dos] . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . las l ças en los escudos; q luego fuer falsa

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . dos: y las lãças quebradas: y ellos se to-

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . par de los cuerpos đlos cauallos vno c

Col. 4. τ del feir otro t fuertemēte q a cada vno le semejo q en

τ tan vano vna peña dura topara: y brõtaxar fue tã des

uaneçido đla cabaça q se n

se pudo te[ner en el caballo y cayó] pudo tener eñl cauallo: y cayo eñl

estordido e[n el suelo como si] suelo como si

fuese muer[to fuesse muerto: y c la gr pesadũbre su-

τ desfigur ya dio todo el cuero sobre el vn pie y

en el canpo

brantosela q bro la pierna cabe el: y leuo vn troço

cerca del p[echo] đ la

lança me[tida por el escudo ma-] lãça metida por el escudo / ma-

guē fuer[te era] guer fuerte era:

fuerte el cauallo de a-

madis s madis se fiço atrás bien dos bra-

çadas d çadas y estouo por caer y amadis fue

do para t desacordado q le no pudo dar de las

de las espr[relas] espuelas: ni poner mano a la spada pa

τ quebran se defēder de los q le feri : pero el rey

nyn se men perion q ya era a cauallo: y vio el gr ca-

q traya ceñj uall’o: y el encuētro q amadis le diera tan

e ella ҏa q fe fuerte fue muy espãtado:

rian mas el

florestan qñd

Page 15: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

15

dexarõse correr

feriã τ firier

te q en poca

po ellos τ c

el τ dixo buē fijo y dixo. Señor dios guarda aq l cauall’o.

sodes mal ferido τ Agora hijo florestã accorramosle

yua ya cobrando en su

τ en u fuerça ovo verg[uença]

de su padre

Libro III, cap. 10 de Gayangos.

Fragmento II. Edición de 150, fol. CLXIII r.

(Libro III, cap. 72.)

Col. I. n buē justador q el

a otro qujen ajustar

ese tener enla silla

derecho golpe alcã

mos leuauã las lanças

s τ bien apretadas en

ũos τ yu biē cubier

e sus escudos asi como a

s que erã muy bien vsa

aquel mesester τ que lo

ien sabi fazer τ que a

da vno dellos grãd sabor

er al otro si podiese aq lla

car amos a i ue n

dellos non fallesçio de su

ant si ferier tan dura

que de aquel justar fue-

talla de amos prtida q

allero dela verde espa

o a brãdacildel que asi [e

ra por] nonbre el cuuallero ame

ora si que le falso el es

en derecho del pecho mas

la lança en la loriga q

mas el golpe fue

de τ por tan gr d fuē

orq le q ebr to los huesos

. . . . . . . . . . . . . . .

. . . . . . . . . . . . . . .

. . . . . . . . . . . . . . .

Col. 2. de se despũs sentio muy mal de q se ouiera de sentir mal: y passo

τ el tiro el pedaço de la lança por el y q tado el pedaço d’la l ça

de si τ de su escudo τ del yelmo q ue por el escudo tenia metido volvió contra

a grand afan τ cato do ya ia br bra

dasidel τ viole ya er tendido d sidel q assi auia n bre el cauallero y violo tenđido

Page 16: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

16

eñl c po tal como muerto τ en el cãpo como muerto y

dixo a gandalin dice τ tirale el dixo a gãdalin desciende y tira el

escudo del cuello τ el yelmo de la escudo y el yelmo

cabeça a este cauallero τ ganda a esse cauallero: y catolo si es muerto y el

lin fizolo asi como su señor le assi lo fizo:

m do τ qu do tiro al cauallero y el cauallo

el yelmo de la cabeça estreme

çio τ vinole el fue[l]go τ esforço cogió huelgo: y esforçose ya q nto:

mas nõ en tal manera que nõ ҏo no en manera q touiesse sentido.

fincase estremeçido del ente

dimjº que avia perdido y[…]o yr y

gujose asentado el de la v[erde] es- el de la v de es-

pada llegose contra el ac[ ]o es pada

taua eñl cauallo τ tornara ya

su lança de sobre mano τ pusole le puso la

el fierro de la lança eñl rrostro pũta de la espada en el rostro: y

de gujsa que le rronpio ya q nto… r piole ya q nto:

de la faz τ br da idel sintiose

ende τ torno mas en su ac[uer]do

τ en menbr ça del peligro en q

estaua baxo el rrostro sobre

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . y dixo: Vos dõ cauall’o amenazador y desdeña-

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . dor de q en no conoceys c uiene ҏidays la ca-

. . . . . . . . . . . . . . . . . . . beça: o passeys

Col. 3. do de que me despũs ser torna

do τ vos me prometists q me porla ley q señalastes.

matariades o que me fariades

leuar el escudo al cuello el cos

pe contra suso τ el bloc con

tra yuso τ que me f ariades le

uar el rrabo del cauallo en la

mano por freno τ que asi pa

sase toda la villa que me fue

se para do quisiese τ esta pºme

sa qujero yo me sea v[uest]ra τ esco

ged qual qujsierdes τ br dasi El cõ el temor de la muerte acordó mas

del dixo con grãd pauor de mu- y baxo el rostro, y el d’ la ὐde espada dixo

erte en que te veya ay buē no q reis fablar Tajarvos he la cabeça. Entonces

el otro dixo. Ay

cauallero a mj es tã menester cauall’o: por dios merced: q antes fare

de pensar de mj anjma que ave vr o m dado: q morir en sazon en q ҏdies-

ra [a ser p]erdida si en tal estado mo se el alma: seg n en el estado en q agora

rie[re que] ant quiero tomar la ver esto.

guen[ç]a de pasar por la villa q

mo[r]ir pues luego sea fecho di Pues luego sea fecho sin mas

xo el de la verde espada que yo tardar.

he de yr contra do me dios guja

re mucho me place de me co[ ]

ni[ ]to detener τ br dacidl lla Bradãsidel lla-

mo a sus escuderos q y tenja mo a sus escuderos que allí tenia:

el cauallo onde cayera τ troxie y pusiērole

. . . . . . . . . . . . . . . . . . por su mãdado eñl cauallo al reues:

Page 17: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

17

. . . . . . . . . . . . . . . . . y metiērole el rabo en la m o y echa-

. . . . . . . . . . . . . . . . . rõle el escudo al reues al cuello:

. . . . . . . . . . . . . . . . .

Col. 4. freno del cauallo

ente lo tjraua por

τ los otros yu en

tristes τ muy alo

τ el yua todo armado

yelmo q n podía le

ua el rrostro τ las ma

madas asi paso por y assy lo leuarõ por delãte de la fermosa

n que ya oystes τp dueña: y por medio de la villa…

su compañía τ qu do l

vio yr gorisanda qu

asi n bre aq lla dueña

de las otras dixo a brãd[asidel

çertas valdría de tom

cauallero de tomar el d

prometió τ los entēdid

entendidad que y esta

sabiã como los prome

tos pa arõ rrierõse

pagarõ e de lo que

brãda: idel se fue de

ment a la villa en vn

sa que y avia en me

τ aquella plaça eera la

que en la villa avia

mejor Rua τ mas pob

τ de mejor gente τ a…

era fa…

. . . . . . . . . . . . . . . . .

. . . . . . . . . . . . . . . . .

. . . . . . . . . . . . . . . . .

Libro III, cap. 3 de Gayangos.

Fragmento III. Haz. Envés.

cho qnto el mãdase pus el to

fecho in mas tardar o su los lo mejor q podi τ ama

dios si nõ q reis q todos do mas venyr de contra alla dan

ciertos τ el lo dezia can sali tan rre a ordi el su enano τ v

mēte q ellos pēsau q l aq lla rroto en varones como…

uy cerca de lo fazer ay τ asi andau res cauall s del mũdo a

esen su m dado τ de q madis noscio luego τ biē cuyda [¿]

go el tp o τ tomar el rremo τ catas ntado don galaor era el vn

crõ la naue contra la ynso cauall nq ar dos q q rian matar τ to

por vnas alturas… su en rir o ma armas muy toste τ di

tiã y por la trra ras q a los ca meo q tomase las

las aguas q descen cas as se pue ydaua q era don gala

Page 18: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

18

m taña τ q ndo fuer pelig la yuso taña τ q ndo amadis

dixo don mariñero ved mas sy tã do conosçiolo ordian q

so en aq lla rribera entre es q un o el q ere sobre señales q l tray

resplandecē escudos vierõ a alla tã de yr contra el dando m

n los vjo τ di en su de los voces Ay eñor am

dios cõfunda p a τ os suyos sea dios q vos tr

e ante los escude τ ama buē eñor

omes τ gero q ma don galao

se bollir ros touyese cildadã

l de ir… mejor un po dios los

ad q viera en si lo des boçes de amos q

otros q pa falles sueño τ estonçe m

euau τ me dustra to mas pu

paresçia omes τ amadis

matar de consun

Libro III, cap. 8 de Gayangos

Fragmento IV. Haz. Envés.

uerte τ nasçiano q le se aongauã fisof

padre τ sa τ a todas l espl di el b tres nj

te lo en τ de la noche avia de tir nla n

vre q ndo lo podi de si partir ue

comer mas n lso pla er de

no nj beuja vj mucha caça q

m ta años τ q er r le mostrar q s

alli esplandiã ap vn verano nj

alli vñ τ tirar con s ende τ digo uas de

ana el aq l lugar de q cresçia muy τ asi a

guarda motãuã mo ra τ en su buē cuyta

injese τ muy caçador y entēdido don gros q

q l mo llestas τ av o q avi τ el to an

τ asi co buē amē q a asi q nasçia fuera

ço alli er muy bue cho a dios q ge al ylo

si am nados τ tir guardar de mu q ñdo

tiempo vjnj guardara Ɋ a le

era espland de fablar de es

a le ayudarã a fablar de a

nsu nasçiano τ nt

nasciano m ēto q al tiempo

mas espesa se partio de

otro lugar

Page 19: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

19

Page 20: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

20

Intentemos ahora extraer algunas consecuencias de estos

fragmentos manuscritos y sólo de ellos. En primer término, nos

encontramos con una sorprendente realidad: frente al criterio general y

aceptado que juzgaba a Montalvo como un constante adicionador del

Amadís, una simple mirada a las columnas en que nos ha sido posible

enfrentar el impreso nos convence de lo contrario. Garci Rodríguez de

Montalvo, procediendo a la inversa, recortó el texto primitivo.

¿En qué medida chapodó el Regidor medinés? La columna 2 del

primer fragmento contiene ciento ochenta y cinco palabras, el texto

impreso correspondiente sólo llega a ciento treinta y siete; la columna 3

tiene doscientas cuatro frente a ciento cuarenta de la edición; la columna

2 del segundo fragmento nos ofrece ciento cuarenta y tres palabras,

mientras que la versión de Montalvo ciento una. Si sumamos ambas

partes hallaremos que tres grupos que en total arrojan en el manuscrito

quinientas treinta y dos palabras quedan reducidas en el impreso a

trescientas setenta y ocho, es decir, que se ha suprimido algo más de una

tercera parte.

Cuando llegue la hora de estudiar a fondo estas briznas que

ofrecemos, la crítica especializada determinará si Montalvo hizo bien

con estas supresiones eliminando marhojos o si privó de elementos

estéticos la prosa del Amadís primitivo. Nuestro juicio es desfavorable a

su labor: si en pasajes como el de la columna 3 del primer fragmento

aligeró la acción dándole mayor rapidez, a nuestra manera de ver no

había por qué prescindir del bello y característico soliloquio de Amadís

antes del combate contra Brontanxar.

Pero no es esta cuestión para ahora. Lo verdaderamente importante

es que caen por tierra las suposiciones de la crítica tradicional con

respecto a las adiciones de Montalvo, que resultan ser supresiones. Con

todas las reservas necesarias, porque tenemos verdadero horror a

suponer, nos arriesgamos a indicar si el refundidor medinés se limitó a

eliminar una tercera parte del Amadís primitivo para que al añadirle su

Cuarto libro ofreciera un volumen aproximadamente igual al que corría

en manos de todos desde el siglo XIV, sin fijarse mucho en el contenido

estético de los cospes que saltaban por sus hachazos.

Menéndez y Pelayo se inclinó a creer que todo el episodio de

Nasciano era una interpolación de Montalvo para preparar la narración

de las aventuras de Esplandián “y hasta puede verse en él una

reminiscencia clásica de la historia de Rómulo y Remo, más propia de un

escritor del Renacimiento”. Pero el fragmento IV nos demuestra con toda

claridad que Nasciano figuraba en el Amadís primitivo.

Otro de los problemas planteados es el de la aparición de

Esplandián. Pedro Bohigas dice que todo cuanto se relaciona con

Esplandián y anticipa Las Sergas “es añadidura de Montalvo”;

Menéndez y Pelayo afirma que según toda apariencia el Regidor de

Page 21: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

21

Medina había creado la figura del niño Esplandián; sólo María Rosa

Lida, frente a todos los críticos, se atreve a afirmar que “no cabe dudar

de la presencia de Esplandián en el Amadís primitivo”.

El manuscrito da la razón a la ilustre investigadora: aparte de tres

menciones del nombre en el fragmento IV, hay un título de capítulo que

puede fácilmente completarse de este modo: “A[quí concluye] de fablar

de es[plandian y torna] a fablar de a[madis]”.

Creemos que lo expuesto es suficiente para probar la importancia

extraordinaria de estos fragmentos. Tres cuestiones muy debatidas,

relacionadas con la intervención de Rodríguez de Montalvo, quedan

iluminadas con nueva luz. La corta extensión de lo aparecido no permite

que nos arriesguemos a otras consideraciones.

Lo fundamental para nosotros es dar hoy a conocer estos

fragmentos, llamar un poco la atención sobre ellos y aguardar a que

próximos estudios paleográficos, lingüísticos y críticos extraigan el

apetecido fruto de tan parvos cuanto preciosos materiales.

Madrid, 2 de noviembre de 1955.

Page 22: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

22

NOTA PALEOGRÁFICA SOBRE EL MSS. DEL AMADÍS

por Agustín Millares Carlo

Page 23: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

23

Sabido es que la escritura que los antiguos paleógrafos españoles

llamaron “redonda de libros”, y que ocupa un lugar intermedio entre la

“gótica” y la “cursiva”, hace su aparición hacia el primer tercio del siglo

XIV, y adquiere en el transcurso de la centuria siguiente su pleno

desarrollo. Se trata de una escritura clara, legible y no muy abundante en

abreviaturas. De su trazado, más o menos caligráfico, no pueden, al

parecer, deducirse conclusiones cronológicas. Hay manuscritos tan

acabados como el escurialense b. IV 21 (Doctrina de la discrición, de

Pedro de Veragüe), o el 10.106 de la Biblioteca Nacional de Madrid.

Otros son de una regularidad intermedia, como el códice 4055 de la

citada Biblioteca (Rimado de Palacio, de Pero Lópe de Ayala), o el

contiene el Cantar de Rodrigo, de la Nacional de París (cfr. B. P.

Bourland, en Revue Hispanique, XXIV, 1910, páginas 310-357, con

facs. del fol. 196v.). Otros, finalmente, por más descuidados, están más

cerca, particularmente en algunas formas de letras (d, s, por ejemplo), y

en ciertos nexos, de la escritura cursiva, que desde el siglo XIV había

sido adoptada para la transcripción de los libros. A la última clase o

categoría de las tres apuntadas, que parece la más abundante, pertenece,

en nuestra opinión, el fragmento del Amadís de Gaula, cuya escritura

podría compararse, por ejemplo, con las de los escurialenses de la

traducción española del Decamerón (Revue Hispanique, XII, láms. 3 y 4)

o con la del Libro de los engaños e los assayamientos de las mujeres, de

la Real Academia Española, cuyo fol. 75r reprodujo Bonilla y San

Martín en su edición (Barcelona, 1904, Biblioteca Hispánica, XIV).

México, mayo de 1956.

Page 24: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

24

EL LENGUAJE DEL AMADÍS MANUSCRITO

por Rafael Lapesa

Page 25: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

25

Invitado amablemente por D. Antonio Rodríguez Moñino, daré mi

opinión sobre el lenguaje de los preciosos fragmentos manuscritos del

Amadís que ahora ven la luz. No encuentro en ellos particularidades que

difieran en nada esencial del castellano corriente en el primer cuarto del

siglo XV: ni arcaísmos que lleven forzosamente a épocas anteriores, ni

marcado dialectalismo. Creo advertir, sí, predominio de ciertos usos ya

entonces conservadores, así como algunos rasgos de ligero sabor

occidental.

Contrastando con las leyendas bretonas estudiadas por Pietsch (1),

los fragmentos del Amadís no presentan leonesismos crudos ni

denuncian base lingüística gallego-portuguesa. La diptongación de ĕ y ŏ

se produce en ellos con absoluto ajuste a las normas de la fonética

castellana; nunca aparece en las formas fuertes del verbo ser (es, I 2) (2)

ni ante yod (oy, I, 2, 3); y nunca falta en los demás casos (fierro, fieren, I

2; sienpre, I, 3; ciertos III rº; cuerpo, fuerça, I 1; buen, I 2; aquerdo, II 2)

(2 bis). Soluciones castellanas son e, o para los diptongos ai, au (diré,

oyó, I 1; caualleros, alçó, I 2), ll- para pl- (llegan, I 2), j, para l + yod

(fijo, I 4, mejor, II 4), ch para ct y (u)lt (pecho, derecho, II 1; mucho, II

3), m para mb (amos, II 1) y b’d romance no transformado en ld

(Cibdabán, III vº, sin el leonesismo Cildadán que usa Montalvo en

1508). Por sí sólo no podría considerarse decisivamente leonés el

mantenimiento de e, o, sin inflexionar, en ploguiere, ʋerujente, I 3,

ferieron, podiese, II 1, sentió, II 2, troxieron, II 3, touyese, III, vº, frente

a firiéronse, I 3, plugujere, I 1, quisierdes, II 3, yrguióse, II 2; aunque el

fenómeno abunde especialmente en leonés (3), se da también en textos

castellanos, y así los Documentos lingüísticos del Reino de Castilla

publicados por Menéndez Pidal ofrecen en Burgos, año 1414, rendieron,

tres veces, venjere y estoujere contra un quisier; en Segovia, 1407,

oujeron, toujere, junto a resçibieren; 1417, oujere, podiéssemos, frente a

sigujente, fizjere; y 1449, pedió, ouiesen, ouiese, alternando con

interpusiesse, fiziessen, fiziese, escriuiese (4); todavía en 1491 el Arnalte

__________________

(1) KARL PIETSCH, On the language of the Spanish Grail Fragments, Modern Plilology, XIII, 1915-

16, págs. 369-378 y 625-646, y edición de los Spanish Grail Fragments, I, Chicago, 1924, págs.

XXIII-XXXVII.

(2) Con el número romano indico el fragmento; y con el arábigo, la columna.

(2 bis) El adverbio certas (II 4) no cuenta, pues se trata de un extranjerismo que, tomado del

provenzal certas o del francés certes, entró en castellano sin diptongar y aparece así repetidamente

desde el siglo XII (Auto de los Reyes Magos, v. 23; Berceo, Loores, 135a; Zifar, ed. Wagner, p. 93, 1.

14 y 17, p. 198, 1. 13, p. 199, 1. 4, 7, 14, etc.; Santillana, Nueva Bibl. de Aut. Esp., XIX, pág. 558,

etc.).

(3) E. STAAFF, Étude sur l’ancien dialecte léonais, 1907, págs. 306-308 ; HANSSEN, Gramát. Hist., §

74 ; PIETSCH, Modern Philology, XIII, páginas 369-70 y 374-5.

Page 26: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

26

y Lucenda de Diego de San Pedro, impreso en Burgos, muestra veniese,

toujese (5). Tampoco podría darse como occidentalismo seguro la

interpolación de palabras entre el pronombre átono y el verbo de que

depende (“que los non [pudieron so]frir”, I 1; “que me sienpre acorrió”, I

3; “porque se de aquy oy non per[…]era”, I 2; “[on]de se después sentió

muy mal”, II 2; “contra do me Dios guiare”, II 3); también es rasgo más

propio del leonés y gallego-portugués que del castellano, pero no raro en

Castilla (6): un documento vallisoletano otorgado en 1440 suministra

ejemplos como “que vos esta mj carta mostrará”, “los que lo contra ella

fizieren” y otros aparecen en escritores tan castellanos como Santillana y

Gómez Manrique (7). Ahora bien, el futuro no contracto auerá, II 3, se

repite en textos leoneses y llega hasta Gil Vicente:

Loz amores de la niña

que tam lindos ojos ha,

¡ay Dios! ¿quién los averá? (8)

Y la palatalzación de la n en mariñero, III rº, extraña al Centro

peninsular, convendría con el gallego mariñeiro, portugués marinheiro,

aunque también podría tratarse de una tilde superflua debida a simple

errata. Aun así, sumados los otros tres rasgos, parece innegable el leve

occidentalismo de nuestros fragmentos.

Por otra parte, no se pueden desechar algunos indicios de que el

copista fuese castellano viejo o leonés. Se le escapa una confusión de b y

v en principio de palabra (vatalla, I 1 y 2), aunque en otros casos las

distingue bien (9).Trueca ç y z, escribiendo boçes, III v, diʋe “baja,

apéate”, II 2, cuando lo regular era bozes (así, boʋes, III v.º) y diçe. Y no

sabemos si confundiría también en la pronunciación las eses

intervocálicas sordas y sonoras: usa como grafía única para los dos

fonemas la s simple, sin diferenciar con ss la intervocálica sorda

(derribase, I 2, paso, I 3, podiese, II 1, etc.); pero esto ocurría frecuente-

__________________

(4) Documentos números 207, 244, 245 y 246.

(5) Fol. aiiij, rº y vº Consulto la edición facsímil publicada por la Real Academia Española en 1952.

(6) W. H. CHENERY, Object-pronouns in dependet clause, 1905; R. MENÉNDEZ PIDAL, El dialect leonés,

Rev. de Archivos, Bibl. Y Museos, XIV, 1906, págs. 309-310, y Cantar de Mio Cid, I, 1908,

págs. 409-411. PIETCH, art. cit., págs. 376-377; DIEGO CATALÁN MENÉNDEZ-PIDAL, Poema de

Alfonso XI, 1953, págs. 42-45.

(7) Documentos lingüísticos, núm. 234; Santillana, Prohemio e Carta (Prose and verse, ed. J. B.

Trend, 1940, pág. 4) “segund que las yo fize”; Gómez Manrique (Nueva Bibl. de Aut. Esp., XXII,

págs. 12b, 13a, 30a), “pues los yo tristes busqué”, “que si me no recordase”, “ que se no salvase”,

etc.

(8) HANSSEN, Gramát. Hist., § 261; PIETSCH, art., cit., pág. 373; DÁMASO ALONSO, Gil Vicente, Cruz y

Raya, enero de 1934, pág. 156, y ed. de la Tragicomedia de don Duardos, de Gil Vicente, nota

232.

(9) Conforme al uso general hasta el siglo XVI, escribe con b el resultado de b inicial y p

intervocálica latinas (braços, buen, cabeça, derribando, I 2); y con u, v el de v inical y v o b

intervocálicas (ujo, venjr, estaua, dexaua, trauar, I 2, leuar, II 3). La b por v en bas, boces (I 3,

III v) es poco significativa, pues se encuentra también en distinguidores como el andaluz Nebrija.

Page 27: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

27

mente en escritos de todas las regiones, hasta en aquellas que mantenían

distintas las dos articulaciones. Como es bien sabido, en el siglo XVI

caracterizaban la pronunciación de la mitad septentrional de España la

igualación de b con v y el ensordecimiento de las sibilantes sonoras z, -s-

y j, que de este modo venían a coincidir con las sordas correspondientes

ç, -ss- y x; Toledo y Andalucía conservaban las antiguas distinciones

(10). Pero el comienzo de esta revolución fonética norteña databa de

mucho antes: los Documentos Lingüísticos de Castilla registran en uno

alavés de 1347 Bitoria, labrada; en Aguilar de Campó, 1388, bieren y

varrio; en Burgos, 1414, labrar, abedes, en vez de los normales laʋrar,

aʋedes; y en Valladolid, 1432, debisa, Salbador (11). Confusiones de

sibilantes sordas y sonoras hay en la Montaña, años 1410 (façen, raçón,

feço, rraýçes, con ç por z) y 1419 (ʋsso, junto al etimológico ʋso) (12).

El Arnalte y Lucenda, ya citado, emplea a cada momento b por u, ʋ

(nueba, fabor, descabalgar, lebantado, caballero, tubo “tuvo”, abria

“habría”, entonces de ordinario aʋria), alguna vez u por b (rresceuid), y

casi no utiliza la –ss- (eso, necesidad, sobrase, pasión, diese, ocupase,

etc.) (13). Hacia el norte o la meseta septentrional apuntar un ejemplo de

le acusativo contenido en el fragmento II 2 del Amadís, “e viole yaʋer”;

en sí no tendría valor probatorio, pues cuando el acusativo masculino es

de persona, como sucede en este caso, no es raro encontrar le en otras

regiones (14); pero unido a las confusiones b-ʋ y ç-z, refuerza lo que

ellas hacen sospechar.

Teniendo en cuenta unos y otros datos, no parece aventurado

localizar el lenguaje de los fragmentos como propio de zonas castellanas

próximas a León –La Montaña, Campó, Tierra de Campos, Valladolid- o

leonesas castellanizadas –Asturias de Santillana, Saldaña, Sahagún.

En cuanto a la época, no encuentro huella fonética ni morfológica

de usos caducados antes de acabar los dos primeros tercios del siglo

XIV. Faltan por completo muestras de apócope extrema, pues la –e final,

escrita o en abreviatura, consta en endiabladamente, malamente,

brauamente, parte, gente (I 2 y 3) y similares, así como en el pronombre

me (“que me faríades”, “que me mataríades”, II 3) (15); sólo tiene final

_________________

(10) Véase la bibliografía que cito en mi Historia de la lengua española, 3.ª ed., 1955, págs. 144 y

239, y A. ALONSO, De la pronunciación medieval a la moderna en español, I, 1955.

(11) Doc. Ling., núms.. 146, 35 207 y 233.

(12) Ibíd., núms. 10 y 11.

(13) Ed. facsímil citada, fols. aij, r.º y v.º, aiij, v.º, etc.

(14) RUFINO JOSÉ CUERVO, Los casos enclíticos y proclíticos del pronombre de tercera persona en

castellano (Disquisiciones sobre filología castellana, Bogotá, 1950, págs. 179 y sigs.) entendió

que el leísmo era propio de las Castillas; H. KENISTON, The Syntax of Castilian Prose, The

sixteenth Century, 1937, 7.132, señala el le acusativo masculino de persona y cosa como

característico de escritores castellanos viejos o norteños; y registra acusativo masculino de

persona con le en extremeños, conquenses, andaluces y murcianos.

(15) Remito a lo que digo en La apócope de la vocal en castellano antiguo, Estudios dedicados a

Menéndez Pidal, II, 1951, págs. 223-224.

Page 28: EL  PRIMER  MANUSCRITO DEL AMADÍS  DE  GAULA

28

con grupo consonántico duro [gr]ant, I 2, que perduró a lo largo del siglo

XV. El posesivo adnominal antepuesto ofrece “los mys fechos”, I 3, no

“los mios fechos”; y el pronominal, [l]os suyos, I 1, no los sos. Por

último, el diptongo ie aparece reducido a i en ʋilla, I 2 y 3 (16). La

exclusividad de imperfectos y potenciales en –ía (darían, podían, I 1,

avía caualgado, I 2, mataríades, faríades, II 3, etc.), sin ningún –íe o –ié,

pone como terminus a quo los dos últimos decenios del siglo XIV (17).

Fecha posterior, ya del siglo XV, conviene a la completa ausencia de

apócope en los pronombres enclíticos le y se (“que le”, I 4, II 1,

yrguióse, llegóse, II 2) y casi completa en la conjunción (sólo diʋ, III r,

frente a plugujere, ploguiere, osare, I 1 y 3) (18). La reducción del hiato

en ʋedes, I 2, ser, I 2 y 3, ʋed, III r, y la –d final (no –t) de los

imperativos aguardad, I 3, escoged, II 3, acentúan la impresión de

relativa modernidad (19). No la contradice el mantenimiento de la ʋ en el

pronombre átono ʋos “os” (“ʋos menbredes” I 2), que no desapreció

definitivamente hasta el siglo XVI (20). Tampoco debe sorprender como

arcaísmo crúamente, I 3, pues Santillana emplea crúa, sin –d-, en 1436 y

1448-1453 (21). El verbo decir bajar”, y los adverbios toste, suso, yuso,

ý, lo mismo que la conjunción maguer, eran todavía de uso corriente en

la primera mitad del siglo XV (22). Los fragmentos manuscritos del

Amadís no guardan en su lenguaje usos que estuvieran anticuados en la

época de la copia, hacia 1420.

Pero se muestran remisos ante las innovaciones lingüísticas que en

aquel momento se estaban abriendo paso: la f inicial se mantiene siempre

(ferir, fasta, I 1, fallan, folgados, I 2, etc.), sin concesiones a la h

aspirada, que cada vez alcanzaba mayor difusión, ni a la omisión total,

que cundía en Castilla la Vieja (23). La pérdida de la –d- en las personas

vos del verbo no ocurre más que una vez, queréis, III r, en abrumadora

minoría respecto a vedes, I 2, menbredes, veredes, I 3, sodes, I 4. Es

cierto que tanto la f como el predominio de la desidencia –des (24) se

dan en muchas obras literarias de entonces, sobre todo en las de carácter

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(16) Véase mi Historia de la Lengua española, 3.ª ed., 1955, páginas 174-175.

(17) Ibíd., págs. 174-175 y 183.

(18) Ibíd., págs. 174 y 183.

(19) Para la reducción del hiato, ver MENÉNDEZ PIDAL, Manual de Gram. Hist., § 312; para –d y –t

finales, mi Hist. De la Lengua esp., páginas183 y 187.

(20) Véase KENINTON, op. cit., 7.127.

(21) Comedieta de Ponça, 62 g, Bías, 67 c (Nueva Bibl. de Aut. Esp., XIX, págs. 468 y 485).

(22) Deçir, Frey Lope del Monte (hacia 1396) y Gonzalo Martínez de Medina (1419-1420),

Cancionero de Baena, ed. 1851, págs. 411 y 390; todavía lo usa Alvarez Gato a fines del siglo XV

(Obras Completas, ed. Artiles, 1928, págs. 107 y 140).- Toste, Danza de la Muerte (h. 1400),

estroid, y Cancionero de Baena, pág. 401. Suso y yuso en ejemplos de principio del siglo XVI,

KENINTON, op. cit., págs. 594 y 599.- Para ý, A. M. BADÍA MARGARIT, Los complementos

promonimo-adverviales derivados de ibi e inde en la Península ibérica, 1497, pág. 99.- Maguer,

Santillana, Infierno de los enamorados, 15 f, 49 b; Doctrinal de privados, 4 e, etc.; Mena,

Laberinto, 17 b, 286 a, etc.

(23) R. MENÉNDEZ PIDAL, Orígenes del español, 3.ª ed., 1950, § 418d y 9.

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más culto o señorial. Sin embargo, creo que en el Amadís manuscrito lo

conservador del lenguaje no obedece a una actitud estética, a una

preferencia deliberada: entiendo más bien que refleja el estado

lingüístico propio de un texto compuesto en época anterior, modernizado

sólo en cuanto no era compatible con los usos vigentes hacia 1420 y

respetado en el resto. De todos modos, el Amadís que leyeron antes de

1385 el Canciller Ayala y Pero Ferruz ofrecería, si era castellano, grados

de evolución menos avanzados.

Madrid, diciembre de 1955.

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(24) RUFINO J. CUERVO, Las segundas personas del plural en la conjunción castellana, Romania,

XXII, 1893, págs. 71-75. Mientras la satírica Danza de la Muerte usa hacia 1400 muchos soes,

bayaes, yrés, abrés, esteys, darés, podrés, Santillana, más de treinta años después, prefiere

decididamente las terminaciones plenas: en las serranillas hay 16 metades, avedes, vengades

contra un pensés y un soys, en el Infierno de los enamorados no aparecen formas sin –d-, y

vengades, vedes, etc-, cuentan con 15 ejemplos.