el modelo psicoanalÍtico de w. r. bion y las emociones · 2020. 2. 7. · 1 ejemplar 21....

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1 Ejemplar 21. Julio-diciembre de 2019 EL MODELO PSICOANALÍTICO DE W. R. BION Y LAS EMOCIONES Fernanda Clavel De Kruyff Universidad Autónoma Metropolitana. Iztapalapa. [email protected] Abstract En este artículo se exponen las ideas principales del modelo psicoanalítico de W.R. Bion con la finalidad de hacer algunas aclaraciones conceptuales, marcar algunas semejanzas y diferencias entre el modelo bioniano y el modelo freudiano y, por último, analizar su concepción de las emociones. Palabras clave: Bion, psicoanálisis, pensamiento, emociones. Los objetivos de este ensayo son: hacer algunas aclaraciones conceptuales sobre el aparato teórico del modelo psicoanalítico de W. R. Bion, marcar algunas semejanzas y diferencias entre este paradigma y el modelo freudiano y, por último, analizar la concepción de Bion sobre las emociones. Para ello dividiré el trabajo en dos secciones. En la primera sección “El modelo bioniano del pensamiento”, expongo las ideas principales del modelo de Bion para esclarecer algunos problemas conceptuales, para establecer algunas semejanzas y diferencias importantes con el modelo freudiano y para contextualizar su concepción de las emociones. En la segunda sección “Bion y las emociones”, examino la concepción bioniana de las emociones. Hago en esta sección algunas precisiones conceptuales, ubico un problema abierto sobre la envidia e identifico algunas tensiones teóricas. El modelo bioniano del pensamiento. Puede ubicarse a Bion dentro de la tradición kleiniana del psicoanálisis (Ortiz, 2011: 58). Él incluyó en su modelo teórico algunos conceptos y principios kleinianos importantes, pero también concibió a la mente humana de manera propia. En la construcción de su modelo de la mente tuvo influencia su trabajo con pacientes esquizofrénicos (Mitchell y Black, 1995: 175), cuyo grave deterioro del pensamiento y del lenguaje demandaba mayor comprensión. Creó entonces una teoría del pensamiento que daba cuenta de este tipo de fenómenos pero que se extendió más allá, a un modelo del

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Page 1: EL MODELO PSICOANALÍTICO DE W. R. BION Y LAS EMOCIONES · 2020. 2. 7. · 1 Ejemplar 21. Julio-diciembre de 2019 EL MODELO PSICOANALÍTICO DE W. R. BION Y LAS EMOCIONES Fernanda

1 Ejemplar 21. Julio-diciembre de 2019

EL MODELO PSICOANALÍTICO DE W. R. BION Y LAS

EMOCIONES

Fernanda Clavel De Kruyff

Universidad Autónoma Metropolitana. Iztapalapa.

[email protected]

Abstract

En este artículo se exponen las ideas principales del modelo psicoanalítico de W.R. Bion

con la finalidad de hacer algunas aclaraciones conceptuales, marcar algunas

semejanzas y diferencias entre el modelo bioniano y el modelo freudiano y, por último,

analizar su concepción de las emociones.

Palabras clave: Bion, psicoanálisis, pensamiento, emociones.

Los objetivos de este ensayo son: hacer

algunas aclaraciones conceptuales sobre el

aparato teórico del modelo psicoanalítico de

W. R. Bion, marcar algunas semejanzas y

diferencias entre este paradigma y el modelo

freudiano y, por último, analizar la concepción

de Bion sobre las emociones. Para ello dividiré

el trabajo en dos secciones. En la primera

sección “El modelo bioniano del

pensamiento”, expongo las ideas principales

del modelo de Bion para esclarecer algunos

problemas conceptuales, para establecer

algunas semejanzas y diferencias importantes

con el modelo freudiano y para contextualizar

su concepción de las emociones. En la segunda

sección “Bion y las emociones”, examino la

concepción bioniana de las emociones. Hago

en esta sección algunas precisiones

conceptuales, ubico un problema abierto sobre

la envidia e identifico algunas tensiones

teóricas.

El modelo bioniano del pensamiento.

Puede ubicarse a Bion dentro de la

tradición kleiniana del psicoanálisis (Ortiz,

2011: 58). Él incluyó en su modelo teórico

algunos conceptos y principios kleinianos

importantes, pero también concibió a la mente

humana de manera propia.

En la construcción de su modelo de la

mente tuvo influencia su trabajo con pacientes

esquizofrénicos (Mitchell y Black, 1995: 175),

cuyo grave deterioro del pensamiento y del

lenguaje demandaba mayor comprensión.

Creó entonces una teoría del pensamiento que

daba cuenta de este tipo de fenómenos pero

que se extendió más allá, a un modelo del

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2 Ejemplar 21. Julio-diciembre de 2019

desarrollo del pensamiento en general. A

continuación revisamos a grandes rasgos este

modelo con el objetivo de aclarar algunos

problemas conceptuales y marcar algunas

diferencias importantes con el modelo

freudiano.

Grinberg, Sor y Tabak (1991), plantean que

para Bion: “En las etapas más tempranas del

desarrollo, los pensamientos no son más que

impresiones sensoriales y experiencias

emocionales muy primitivas

(<<protopensamientos>>) relacionadas con la

experiencia concreta de una <<cosa-en-sí

misma>>.” (61). Estas impresiones

sensoriales y experiencias emocionales muy

primitivas incluyen ejemplos de lo que Bion

llama elementos beta. López Corvo comenta

que tales elementos:

Representan impresiones sensoriales

idénticas a lo que Bion, siguiendo a

Kant, ha llamado la cosa-en-sí-misma.

Los describió como <<objetos

compuestos de cosas-en-sí-mismas,

sentimientos de depresión-persecución

[…] y culpa, además de otros aspectos

de la personalidad ligados a un

sentimiento de catástrofe>> (2002:

125).

Me parece que para comprender el

significado de los elementos beta, y con ello,

el de las primeras impresiones y experiencias

emocionales muy primitivas de la criatura, es

necesario analizar el significado de cosa en sí

misma.

Según Ferrater Mora, para Kant, “ ‘cosa en

sí’ es el nombre que recibe <<un pensamiento

completamente indeterminado de algo en

general>>” (1994: 702), entonces,

1 Más adelante sostendré que los elementos beta

que corresponden a emociones muy primitivas,

como la envidia, necesitan poseer un significado y

aparentemente para Bion los

protopensamientos corresponden a

pensamientos completamente indeterminados

de algo en general. Pero ¿qué significa esto?

Tal vez que son pensamientos sin

organización, sin clasificación, sin

significado, algo que como tal no tiene

posibilidad de ser conocido, pues para ello es

necesario tener un mínimo de organización.

Sin embargo, habría que ser precavidos,

porque es muy posible que Bion no le diera al

término ‘cosa en sí misma’ el mismo

significado que Kant. Razones para ello son

las siguientes.

En su Diccionario de la obra de Wilfred

Bion (2002: 101), el mismo López Corvo se

refiere al significado que el filósofo Bertrand

Russell da de ‘cosa en sí misma’ como algo

que causa nuestras sensaciones, pero que no

son sensaciones; además la cosa en sí misma

no está en el espacio ni en el tiempo. Bajo estas

características, los protopensamientos, los

elementos beta, no podrían ser cosa en sí

misma en el sentido kantiano del término

puesto que, como acabamos de ver, los

protopensamientos y elementos beta incluyen

sensaciones. Entonces considero prudente

restringir el significado de ‘elementos beta’ y

de ‘protopensamientos’ a esas impresiones

sensoriales o emociones muy primitivas que,

aunque no son realmente experiencias

concretas de la cosa en sí misma, en el sentido

kantiano, sí están inicialmente muy

desorganizadas; además, si tienen significado,

éste sería muy elemental1.

Añado otra razón por la que los

protopensamientos y los elementos beta no

pueden ser la cosa en sí en el sentido kantiano.

Según Bion, lo que la criatura hace con los

elementos beta es evacuarlos, de donde se

una organización más complejos, lo que indica una

tensión o inconsistencia teórica dentro de la misma

teoría bioniana.

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3 Ejemplar 21. Julio-diciembre de 2019

infiere que la criatura necesita de una noción

de espacio, y una diferenciación entre el

espacio interno y externo para poder expulsar

del espacio interno a los elementos beta. Dado

que la cosa en sí no está ni en el espacio ni en

el tiempo, entonces ni los protopensamientos

ni los elementos beta pueden ser cosa en sí (en

el sentido kantiano).

Entonces, tendremos que acotar el

significado de protopensamiento y elementos

beta a impresiones sensoriales y emociones

muy primitivas que no están organizadas, o

mejor, cuya organización es sumamente

elemental, que no están bien integradas unas

con otras, que por ello no son susceptibles de

conocimiento y que además son desagradables

o francamente dolorosas.

Una de las primeras experiencias

primitivas es el hambre, que sirve de prototipo

para aquellas vivencias que tienen para el bebé

un fuerte impacto. Tomemos este ejemplo

paradigmático para ilustrar lo que sucede con

las experiencias primitivas de la criatura.

Grinberg, et al. comentan que para Bion, el

bebé tiene una pre-concepción (expectativa)

innata del pecho, pero “no tiene, sin embargo,

conciencia de la necesidad del pecho bueno.

Presionado por su hambre, experimenta la

necesidad no satisfecha (pecho malo) de la

cual intenta deshacerse.” (1991: 60). Señalan

además que la preconcepción (expectativa)

innata del pecho es comparable al concepto

kantiano de ‘pensamiento vacío’. Al parecer

2 Los procesos de proyección e introyección son

similares, aunque no idénticos, a los descritos por

Freud durante la fase del yo-placer purificado.

Según Freud, en una primera etapa existe un yo-

realidad del principio que puede distinguir entre

interior y exterior según un “buen criterio objetivo”

(Cf. Laplanche y Pontalis, 1968: 473), es decir, el

criterio de que las sensaciones de placer y displacer

se relacionan con el sujeto y no con cualidades del

mundo exterior. Posteriormente se establece un yo-

placer purificado, donde la criatura introyecta lo

esto significa que es un pensamiento que no

tiene ningún registro de sensaciones, está

vacío de sensaciones. Si esto es así, entonces

la preconcepción del pecho es un pensamiento

del pecho pero vacío de sensaciones, por ello

aunque hay una expectativa del pecho, ese

pecho no tiene cualidades, no es ni bueno, ni

malo, ni placentero, ni displacentero. Cuando

esta preconcepción se encuentra con el pecho

real, se produce lo que Bion llama una

realización, es decir, ya no tiene un

pensamiento vacío del pecho porque tiene

impresiones sensoriales del pecho real.

Cuando la preconcepción no se encuentra con

el pecho real, se produce lo que Bion llama

realización negativa (frustración), que no es

una ausencia de sensaciones sino más bien la

sensación displacentera o dolorosa de hambre.

Estas sensaciones displacenteras o dolorosas

constituyen al pecho malo. Mientras que la

introyección de un pecho bueno, consiste en

incorporar leche, calor y amor (Grinberg et al.:

60).2

Grinberg, et. al. explican qué hace el bebé

con las primeras experiencias dolorosas: “La

experiencia real con el pecho presente provee

al bebé de una oportunidad para deshacerse de

este pecho malo. La madre no solamente

suministra el alimento, sino que sirve de

continente para todos los sentimientos

displacenteros (pecho malo) del bebé” (Las

cursivas son mías. 1991: 61).

placentero y expele (proyecta) al exterior lo

displacentero que siente como hostil, con ello el yo

se identifica con lo placentero y el mundo exterior

con lo displacentero. Por último está la etapa del

yo-realidad definitivo cuando “el sujeto intenta

encontrar en el exterior un objeto real que

corresponda a la representación del objeto

primitivamente satisfactorio y perdido” (Laplanche

y Pontalis, 1968: 474). En la última etapa empieza

entonces el dominio del Principio de realidad.

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4 Ejemplar 21. Julio-diciembre de 2019

La madre funciona entonces como un

continente para un contenido, en este caso el

contenido corresponde a las impresiones

sensoriales y las experiencias emocionales

primitivas y displacenteras del bebé. El

mecanismo mediante el cual el bebé coloca en

la madre estas experiencias es el de

identificación proyectiva, que Bion toma de

Klein.

Aquí retomo la idea de que estos

protopensamientos y elementos beta no son

realmente cosas en sí mismas, ni experiencias

de las cosas en sí (en el sentido kantiano),

puesto que Bion concibe la mente del bebé

como capaz de emplear la identificación

proyectiva, lo que a su vez implica que pueda

distinguir el espacio interno y el externo, para

poder depositar las sensaciones displacenteras

del pecho malo en el espacio externo, el pecho

externo.

Notemos lo siguiente. Dado que para Bion

el bebé puede distinguir entre un pecho malo y

uno bueno, podemos inferir que hay una

clasificación elemental (y por tanto un

significado elemental) en dos tipos de

impresiones sensoriales y emociones

primitivas, las del pecho malo y las del pecho

bueno. Me parece que esto implica que no hay

un caos total sino una organización, aunque

sumamente elemental, en los inicios del

pensamiento de la criatura.

Una vez que el bebé ha proyectado sus

experiencias displacenteras en la madre, ella

puede emplear su capacidad de reverie

(ensoñación), es decir, puede usar su

capacidad de recibir lo que el bebé le ha

proyectado, transformar sus experiencias y

comunicárselas. Dicen Grinberg, et al.: “La

madre funciona como un continente efectivo

de las sensaciones del lactante, y con su

madurez logra transformar exitosamente el

hambre en satisfacción, el dolor en placer, la

soledad en compañía, el miedo de estar

muriendo en tranquilidad.” (1991: 62). Esto

tendrá como consecuencia que los elementos

beta que el niño ha proyectado en la madre

sean transformados por ella y devueltos al

pequeño como elementos alfa, es decir,

experiencias más organizadas y tolerables que

la criatura pueda integrar para construir

pensamientos más complejos.

Una de las emociones que la madre puede

transmitir al bebé mediante su capacidad de

reverie es el amor. Dice Bion:

Dos personas adultas con una misma

palabra, <<amor>>, pueden significar

cosas completamente distintas; sin

embargo, esta palabra es la que yo

tengo que usar para describir parte de

lo que creo que debe ser la experiencia

de un lactante (incluyo la carencia de

amor). (1962: 70)

Y más adelante agrega:

El componente mental, amor,

seguridad, ansiedad, a diferencia de lo

somático, requiere un proceso análogo

a la digestión. […] Por ejemplo,

cuando la madre quiere al niño, ¿con

qué lo hace? Aparte de los canales

físicos de comunicación, tengo la

impresión de expresa a través del

<<ensueño>> (reverie). (1962: 73).

Si la madre no cuenta con capacidad de

reverie, y devuelve al niño lo que le ha

proyectado sin transformarlo, el niño puede

caer en lo que Bion llama terror sin nombre,

es decir, una experiencia intolerable, caótica,

una angustia desbordada. López Corvo

comenta al respecto:

Un desarrollo normal se establece,

dice Bion, si la relación entre el bebé y

el pecho permite que el bebé pueda

proyectar un sentimiento, como por

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ejemplo, que se está muriendo, dentro

de la madre y re-introyectarlo luego

que su permanencia en el pecho le

haya hecho más tolerable para su

mente. Si la proyección no es aceptada

por la madre, el bebé siente que su

temor de muerte es real, lo que hace

que reintroyecte no un temor de morir

hecho tolerable, sino un terror sin

nombre […] (2002: 334)

Mediante la relación continente-contenido

entre la madre que funciona como continente

para digerir los contenidos o elementos beta

que la criatura le deposita, la criatura podrá

construir un aparato para pensar, es decir:

el bebé internaliza buenas y repetidas

experiencias de su relación con la

madre. Esto significa que en la mente

del bebé ha quedado internalizada

<<una pareja feliz>> constituida por

una madre (continente) receptiva y

metabolizadora, a través de la función

alfa de los sentimientos proyectados

por el niño, y por este último, con sus

distintas emociones (contenido)

ubicadas por identificación proyectiva

dentro de aquélla. (Grinberg, et al.,

1991: 62)

Además de la relación entre continente-

contenido, otro mecanismo que participa en la

formación del aparato para pensar es la

relación entre las posiciones esquizo-

paranoide y la depresiva. A diferencia de

Klein, Bion no piensa en estas posiciones

como etapas, sino como un continuo oscilar a

lo largo de la vida entre, por un lado, la

escisión, fragmentación o desintegración de

los pensamientos y, por otro, su integración o

vinculación.

3 Bion retoma estas ideas en (1962: 28).

En la construcción de su modelo del

desarrollo del pensamiento, Bion retomó

algunas ideas del modelo del pensamiento

freudiano. Él (1962: 63) se refiere

explícitamente al texto freudiano de

Formulaciones sobre los dos principios del

acaecer psíquico (1911), donde se habla sobre

el proceso de pensamiento. Veamos algunas

ideas de este texto que Bion retomará

parcialmente para su propio modelo.

Para Freud, el proceso de pensamiento hace

posible que el aparato psíquico pueda aplazar

la descarga del incremento de estímulos.

Recordemos que en la teoría freudiana, el

aparato psíquico funciona de acuerdo al

Principio de constancia, y su complemento, el

Principio de placer, de modo que al haber un

incremento de estímulos, hay una tendencia a

descargarlo o evacuarlo. Originariamente el

bebé efectuaba esta descarga por medios

motrices y con la creación de alucinaciones,

pero gracias a la ausencia de la satisfacción por

estas vías (frustración), el aparato psíquico se

ve obligado a desarrollar el pensamiento,

quedando entonces bajo el dominio del

Principio de realidad. Así “ya no se representó

lo que era agradable, sino lo que era real,

aunque fuese desagradable” (Freud, 1911:

224). Según Freud, el desarrollo del

pensamiento incluye el desarrollo de los

órganos sensoriales dirigidos al mundo

exterior, la conciencia, la atención, la

memoria3, y la capacidad de juicio, que indica

si una representación es verdadera o falsa.

Bion señala lo siguiente:

Está implícito en la afirmación de

Freud el papel que la intolerancia a la

frustración desempeña en la

producción de tensión, y luego su

alivio, por el empleo del pensamiento

para llenar el intervalo entre la

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necesidad de liberar la psique del

incremento de estímulos y la

liberación misma. El vínculo entre la

intolerancia a la frustración y el

desarrollo del pensamiento es

fundamental para la comprensión del

pensamiento y sus trastornos. (1962:

64)

Bion retoma la idea freudiana de que la

frustración ayuda al desarrollo del

pensamiento y también la noción de

intolerancia a la frustración, y agrega que esta

última es innata y diferente en cada persona,

de modo que las personas tienen mayor o

menor tolerancia a la frustración. Bion da gran

importancia a este factor para el desarrollo del

pensamiento; a mayor tolerancia a la

frustración, habrá mayores probabilidades de

que el pensamiento evolucione y a menor

tolerancia a la frustración, habrá más

obstáculos para que el pensamiento se

desarrolle.

Una vez que las partículas beta son

proyectadas en el pecho, y son digeridas y

devueltas por la madre a la criatura, éstas se

convierten en elementos alfa, es decir,

partículas que ahora pueden ser integradas

entre sí por la criatura para construir

pensamientos más complejos. Bion postula

que una de las entidades que se construye con

los elementos alfa es la barrera de contacto,

que entre otras cosas permite diferenciar el

inconsciente y la conciencia (López Corvo,

2002: 71).

Desde mi punto de vista, Bion está

presuponiendo implícitamente en su noción de

‘barrera de contacto’ las siguientes ideas

freudianas. El inconsciente está gobernado por

los procesos primarios, tales como el

desplazamiento, la condensación y la

preferencia por el uso de imágenes visuales. El

ejercicio exclusivo de estos procesos, como en

el sueño, permite que en el inconsciente no rija

el principio de no contradicción. Para que el

pensamiento pueda evolucionar es necesario

que se obedezca al principio de realidad y esto

implica que el pensamiento pueda acatar el

principio de no contradicción y que se

desarrollen los procesos secundarios de

pensamiento, tales como la atención, la

memoria, la capacidad de juicio y de

razonamiento. Tanto el ejercicio del principio

de no contradicción como el uso de los

procesos secundarios son característicos del

pensamiento consciente, por ello resulta

sumamente importante que la mente pueda

separar al consciente del inconsciente. Me

parece que en el contexto de estas ideas, la

barrera de contacto permite una relación

adecuada con la realidad. Según Bion, en el

pensamiento psicótico esta barrera de contacto

no existe o está deteriorada. Además, la

barrera de contacto permite reprimir y también

soñar (Cf. Grinberg, et al., 1991: 119).

En el modelo bioniano los sueños dan la

posibilidad de crear una barrera de contacto

(López Corvo: 304; Bion, 1962: 44) que

permite diferenciar entre consciente e

inconsciente, lo que a su vez posibilita un

pensamiento ordenado y evita el estado

psicótico. Como señalé anteriormente, al dar la

posibilidad de distinguir entre consciente e

inconsciente se permite también el

funcionamiento del principio de realidad, cuyo

ejercicio está deteriorado en el psicótico.

En el modelo bioniano, los sueños son una

forma de digerir las experiencias emocionales.

El sueño es una de las actividades psíquicas en

donde interviene la función alfa, es decir, la

función que permite transformar los elementos

beta en elementos alfa, transformar las

impresiones sensoriales en elementos capaces

de ser organizados e integrados. Meltzer

concordando con Bion comenta: “soñar es

pensar […] El proceso creativo del sueño

genera el significado que luego puede

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extenderse a la vida y las relaciones del mundo

exterior.” (1983: 50).

El sueño implica un intento de solución a

los problemas en general y a los conflictos

emocionales en particular (Meltzer, 1983:

141). Dice Donald Meltzer: “un sueño logrado

es el que resuelve el problema y un sueño

fallido, el que no logra hacerlo” (1983: 72). El

intento de resolución de problemas es una

diferencia importante respecto a la teoría

freudiana de los sueños, porque según Meltzer,

Freud “no creía que los sueños pudieran decir

nada que fuera realmente nuevo” (1983: 15).

Esto lo dice Meltzer en el contexto de que para

Freud “los pensamientos oníricos existen con

anterioridad al sueño en sí.” (1983: 13). Me

parece que lo anterior significa que, para

Freud, el contenido latente del sueño es algo

que ya estaba ahí antes de soñar, de modo que

el contenido manifiesto del sueño sólo es una

forma de figurar al contenido latente que

preexistía al sueño y que fue su motivación. La

tesis freudiana fundamental es que los sueños

son realizaciones disfrazadas de deseos, por lo

que al menos parte del contenido latente debe

referirse a este tipo de deseos. En cambio,

para Bion éste no es el caso. Al respecto dice

López Corvo: “A diferencia de Freud, Bion no

concibe los sueños como satisfacciones de

deseos instintivos, sino como un proceso de

digestión de la verdad, la cual es indispensable

pare el crecimiento de la mente, así como el

alimento lo es para el desarrollo físico.” (2002:

305). Ya que para el modelo bioniano una de

las funciones del sueño es buscar soluciones a

problemas, a diferencia del modelo freudiano,

producen algo nuevo en el sentido de que las

soluciones no existían antes de soñar.

Considero que la tesis bioniana sobre la

función del sueño como un intento de

solucionar problemas es plausible dadas las

experiencias narradas por investigadores

científicos en la solución de problemas durante

el sueño. Una de ellas, ampliamente difundida,

es la del científico Friedrich August Kekulé,

que después de trabajar arduamente en

encontrar la estructura química del benceno,

logró la solución durante un sueño. El doctor

en ciencias, Roberto Martínez Villa (2004)

también menciona que entre los matemáticos

es común el surgimiento de ideas para

solucionar problemas durante el sueño. Por su

parte, ya en 1908, el matemático Henri

Ponicaré había sostenido que un trabajo

inconsciente estaba presente en la solución de

problemas teóricos (Cf., por ejemplo,

Obradors Barba (2007)), y que la creatividad

requiere que el pensamiento se encuentre más

libre y no constreñido por la lógica y la

meticulosidad.

Aunque la idea de la intervención de

procesos inconscientes en la solución de

problemas no es nueva, me parece que lo

novedoso en el trabajo de Bion consiste en

advertir que el trabajo inconsciente durante el

sueño es un intento cotidiano de resolver no

sólo los problemas de tipo teórico, sino

también y fundamentalmente los problemas y

conflictos emocionales.

El sueño favorece la creatividad porque no

se encuentra restringido por los procesos

secundarios de razonamiento ni por la atención

al principio de no contradicción, es un estado

en que la mente se encuentra en mayor libertad

de movimiento con procesos como el

desplazamiento, la condensación y la

preferencia por el uso de imágenes. A través

del sueño, el soñante se atreve a ser creativo.

Por ello Bion comentó que:

Una de las razones por las cuales el

soñar es esencial es porque permite

mediante la suspensión de la

consciencia, el que una experiencia

emocional que en la vigilia el

individuo no se permitiría, se haga

posible y así poder entonces someterla

al ‘trabajo del sueño alfa’ [a esto

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último se refiere luego como función

alfa] para ser convertida tanto en

elementos alfa como en una forma de

narrativa, dominada por el formato de

causalidad teórica, propicia para ser

usada en los procesos racionales del

pensamiento conscientes. (citado en

López Corvo,2002: 303).

Al suspender la consciencia se eliminan

también los procesos secundarios que en cierto

sentido restringen la imaginación, porque esos

procesos tienen en cuenta el principio de

realidad. Posiblemente Bion advierte que en la

vigilia el individuo no se permitiría suspender

la consciencia debido a que esto podría en

riesgo no sólo su integridad, sino su cordura.

Gracias a la función alfa durante el sueño

pueden elaborarse elementos alfa y una forma

narrativa, que dice Bion, pueden usarse en los

procesos racionales del pensamiento, es decir,

gracias al sueño pueden obtenerse productos

que puedan ser usados por los procesos

secundarios del pensamiento durante la vigilia.

Además de la diferencia entre el paradigma

bioniano y el freudiano sobre la función del

sueño, existen entre ellos otras distinciones

importantes que destaco a continuación.

El Principio de constancia es una ley

fundamental del modelo pulsional freudiano.

Bion retomó este principio al señalar que

originariamente el aparato psíquico intenta

descargar o evacuar el exceso de estímulos, sin

embargo, el modelo bioniano no puede

considerarse sin más una teoría pulsional al

estilo freudiano, sostengo que se trata de una

4 Greenberg y Mitchell (1983) diferenciaron con

claridad el modelo pulsional freudiano y el modelo

de estructura relacional. Mientras que el primero

tiene como eje al concepto de pulsión y a los

principios económicos (como el Principio de

constancia), el modelo de estructura relacional

tiene como eje al vínculo entre sujeto y objeto, y a

los principios que regulan los vínculos entre ellos.

teoría que pertenece a lo que Greenberg y

Mitchell (1983) llamaron modelo de

estructura relacional (MER)4. Veamos las

razones para ello.

En primer lugar, la teoría del pensamiento

de Bion incluye conceptos como los de

continente-contenido, identificación

proyectiva y reverie, que implican una

relación de ida y vuelta entre sujeto y objeto

(interno y externo), siempre presente a lo largo

de la vida del sujeto, y cambiante a lo largo de

esta vida. A diferencia de Freud, para Bion el

objeto no es meramente el vehículo que

emplea la pulsión para descargarse, sino que

forma parte de su identidad, es decir, la pulsión

no existe sin el objeto. Esto lo confirma López

Corvo cuando expresa:

en Klein al igual que en Bion, a

diferencia de Freud, el impulso y el

objeto son inseparables, uno es el

corolario del otro. No existe el impulso

libre de la representación objetal, por

lo tanto, aun los elementos beta como

cosas-en-sí-mismas, como lo inefable,

conllevan implícita la presencia de un

objeto. ¿Cómo entonces podrían

proyectarse los impulsos? ¿Cómo se

proyecta un impulso que carece de una

representación de objeto? Cuando

Bion equipara los elementos beta a

experiencias sensoriales se está

refiriendo a experiencias sensoriales

de objetos […]. (2002: 129)5

5 Como vimos con anterioridad, los elementos beta

no pueden ser la cosa-en-sí-misma en el sentido

kantiano del término. Sin embargo, pueden

entenderse como sensaciones o emociones muy

primitivas que causan displacer o dolor psíquico,

que tienen una organización deficiente para dar

coherencia y que no están integradas, de ahí que

sean inefables.

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Aunque gran parte de la teoría del

pensamiento de Bion es compatible con el

modelo freudiano, se diferencia de él porque

para Bion el pensamiento se desarrolla a partir

de la relación entre el sujeto y los objetos,

tanto internos como externos. Meltzer señala

por ejemplo que, a diferencia de Freud y Klein:

Bion ha concebido algo mucho más

complejo, en concreto, una relación

entre la madre y el bebé en la que la

madre tiene realmente que realizar

funciones mentales por el bebé a fin de

que éste pueda con el tiempo, mediante

la introyección gradual de dichas

funciones en sus objetos internos,

aprender a realizar estas funciones por

sí mismo. (1983: 74)

Además, podemos decir que la teoría de

Bion cumple en términos generales con lo que

llamaré Principio de relaciones objetales, que

considero fundamental para una teoría que

pertenezca al MER y que formulo así:

El contenido y naturaleza de las

relaciones con los objetos (tanto

externos como internos) son los

determinantes cruciales de los

contenidos y procesos psíquicos más

importantes (tanto normales como

patológicos). El contenido y naturaleza

de las relaciones con los objetos

configuran los procesos y contenidos

mentales.6

6 Esta enunciación es producto de una

condensación, por una parte, de lo que Greenberg

y Mitchell adjudican al modelo kleiniano “the

content and nature of relations with objects, both

real other people and phantasied images of others

imagined as internal presences, are the crucial

determinant of most important psychical processes,

both normal and pathological” (1983: 137); y por

otra, de lo dicho por Mitchell en el siguiente pasaje:

El modelo bioniano cumple con este

principio porque los contenidos y procesos de

pensamiento dependen de manera esencial de

las relaciones con los objetos, relaciones que

se establecen a partir de la identificación

proyectiva y de la capacidad de reverie de la

madre, procesos que, juntos, van en ambos

sentidos entre sujeto y objeto.

Una vez que hemos visto algunas de las

tesis más importantes del paradigma bioniano,

esclarecido algunos conceptos fundamentales

y marcado algunas semejanzas y diferencias

importantes con el modelo pulsional

freudiano, concentrémonos ahora en su teoría

de las emociones.

Bion y las emociones.

Las emociones ocupan un lugar central en

el paradigma de Bion ya que son ellas las que

permiten que la mente se desarrolle o se

deteriore. Si el sujeto es capaz de digerir las

emociones a través de la función alfa, la mente

evoluciona, si no, la mente detiene su

desarrollo o se destruye. Como vimos, los

elementos beta pueden ser sensaciones o

emociones muy primitivas, de manera que al

igual que se metabolizan las sensaciones, estas

emociones primitivas también se digieren

inicialmente proyectándolas en un continente,

el pecho real, que visto desde el punto de vista

de un investigador corresponde a la mente de

la madre. Si la madre puede digerir estas

emociones y devolverlas al niño, él tiene la

“O se considera a la interacción en el contexto de

la expresión de fuerzas o presiones ya establecidas,

o bien se considera que el contenido mental se

expresa y configura en el contexto del

establecimiento y la conservación de las relaciones

con los demás” (1988: 16), mientras la primera

parte de este pasaje se adjudica al modelo

pulsional, la segunda es una tesis del modelo

relacional.

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posibilidad de empezar a construir

pensamientos más complejos. Posteriormente

podrá interiorizar la función materna de

reverie en un aparato para pensar que le

permitirá la producción de nuevos elementos

alfa y su vinculación en pensamientos más

complejos. Los mayores obstáculos que se

oponen a esta posibilidad, además de una

madre que no pueda realizar adecuadamente la

función de reverie, son la falta de tolerancia a

la frustración y la envidia. Para Bion, ambos

factores son innatos en la criatura7.

Por lo menos desde el nacimiento, la

criatura se enfrenta constantemente a

experiencias emocionales. Pero ¿qué es una

experiencia emocional? Bion da ejemplos

paradigmáticos de ellas: aprender a caminar, el

pecho bueno y el pecho malo (1962: 35 y 73).

Si tomamos estos ejemplos, puede decirse que

la experiencia emocional no es la emoción en

sí, sino una vivencia que da lugar a emociones,

así, aprender a caminar no es en sí una

emoción, sino una vivencia capaz de despertar

emociones en la criatura, lo mismo parece

suceder con la experiencia del pecho bueno y

pecho malo, es decir, con la experiencia de

realizaciones positivas y negativas que da

lugar a emociones distintas.

Por su parte, interpretando a Bion, Meltzer

define la experiencia emocional de la siguiente

manera: “Una experiencia emocional es un

encuentro con la belleza y el misterio del

mundo que despierta un conflicto entre L, H y

K y –L, –H, y –K.” (Cursivas en el original.

1986: 22).

En esta cita, Meltzer acentúa que en la

experiencia emocional hay un encuentro con la

belleza y el misterio del mundo, a lo cual

podríamos añadir que también puede haber un

encuentro con las realizaciones negativas, es

7 Bion acepta la pulsión de muerte, y como la

envidia es producto directo de esta pulsión, es

decir, con las frustraciones, que no

necesariamente implican belleza.

Siguiendo a Bion, Meltzer explica que la

experiencia emocional da origen a un conflicto

entre L, H y K y –L, –H, y –K. L, H y K

representan respectivamente al amor, al odio y

al conocimiento; son tipos de relaciones que

permiten el crecimiento del pensamiento

mediante el vínculo. Por otra parte, sus

contrarios –L, –H y –K, representan

respectivamente al no amor, al no odio y al no

conocimiento, son antítesis del vínculo,

representan la tendencia a la fragmentación, a

la desintegración, propician la ruptura de

cualquier vínculo, ya sea entre los

pensamientos, con el sí mismo o con los

demás. Me parece entonces que L, H y K son

parte de la pulsión de vida, mientras que –L, –

H, –K son parte de la pulsión de muerte, de ahí

que el conflicto entre ambos tipos de

experiencias sea en última instancia un

conflicto entre las pulsiones de vida y muerte.

Mientras L y H son parte de las emociones

positivas, –L, –H lo son de las emociones

negativas; a las últimas Meltzer se refiere

también como anti-emociones y sitúa a la

envidia entre ellas (1986: 22).

Meltzer comenta que la clasificación de las

emociones en positivas y negativas, mediante

la oposición entre, por una parte, los vínculos

de relación L, H y K y, por otra, los

antivínculos –L, –H y –K, “coloca a nuestra

teoría de los afectos, por primera vez en

terreno firme” (1986: 22). Señala también que

esa clasificación terminó “con la confusa

oposición tradicional de amor y odio” (1986:

22). Pero ¿qué sucede con el odio?, ¿por qué

Bion colocó al odio (H) entre las emociones

positivas y al no odio (–H) entre las negativas

si lo que cabe esperar es que el odio (H) sea

una emoción negativa? Considero que se trata

innata y su intensidad depende de la intensidad de

la pulsión de muerte.

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de un problema de los términos empleados

más que un problema conceptual. Desde mi

punto de vista, cuando Bion diferencia entre H

y –H, en realidad está distinguiendo dos tipos

de odio. Con H parecería referirse a un tipo de

odio que no destruye, sino que de algún modo

permite vincular y favorecer el crecimiento

mental, mientras que con –H está

simbolizando el tipo de odio que es anti-vida,

desintegración.

Me parece que si nos auxiliamos de la

teoría de las emociones de la filósofa Martha

C. Nussbaum (2001) puede hacerse una

distinción más clara entre H y –H.

Recordemos que para ella, las emociones

pueden ser, verdaderas o falsas y estar

justificadas o injustificadas. ¿No podemos

entonces entender a H como un tipo de odio

justificado, verdadero, y a –H como un odio

injustificado, falso? Pienso que sí.

Sabemos que hay situaciones en las que el

odio está plenamente justificado como, por

ejemplo, cuando se es presa de una injusticia;

en este caso, el odio puede motivar la

búsqueda de estrategias para enfrentar la

injusticia, lo que finalmente genera la

evolución de la inteligencia y por tanto del

pensamiento. En este caso, el odio no es anti-

vida, sino una forma de enfrentar las

situaciones que van en contra de la vida. Es

posible que algo semejante ocurra con la

criatura. Cuando la criatura se enfrenta a las

realizaciones negativas (frustraciones) puede

enojarse, u odiar; en tal caso, el odio puede ser

el catalizador para que su pensamiento se

desarrolle.

Por otra parte, está el tipo de odio (–H), que

no permite que el pensamiento evolucione,

sino que su único objetivo es destruir,

desintegrar, desvincular. Este es el caso del

odio en el psicótico. Grinberg et. al. comentan

que para Bion:

Entre los rasgos destacados de la

personalidad psicótica está la

intolerancia a la frustración junto con

el predominio de los impulsos

destructivos, que se manifiestan como

un odio violento a la realidad tanto

interna como externa, odio que se hace

extensivo a los sentidos, a las partes de

la personalidad y elementos psíquicos

que sirven para el contacto con dicha

realidad y su reconocimiento, a la

conciencia y a todas las funciones

asociadas con la misma; en síntesis a

todo lo que tiene la función de

vincular. (1991: 39)

Pienso que un análisis paralelo puede

hacerse con el amor (L) y el no-amor (–L). En

particular respecto al último, ¿no contamos

acaso con innumerables casos donde el “amor”

es destructivo? Considero que –L se refiere a

este tipo de casos, donde se malentiende el

amor; lo que se tiene en realidad es una

emoción que destruye al sujeto y a su

pensamiento. El malentendido es un obstáculo

al desarrollo del pensamiento y es

característico de las emociones negativas. Está

representado por el anti-conocimiento (–K).

El conocimiento (K) para Bion implica

verdad y se opone a la mentira, implica que

nadie puede saber algo que es falso. Con ello

retoma una caracterización filosófica

tradicional sobre el conocimiento. Pero Bion

tiene su propia concepción del conocimiento y

se refiere especialmente al conocimiento del sí

mismo. Meltzer comenta sobre este punto que

la teoría de Bion: “es muy epistemológica;

considera que la mente se desarrolla mediante

la adquisición de conocimiento, el

conocimiento de sí misma y el conocimiento

de sus objetos tanto internos como externos”

(1983: 73)

Grinberg, et al., señalan que para Bion “La

verdad es esencial para el crecimiento mental.

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Sin verdad, el aparato psíquico no se

desarrolla, muere de inanición” (1991: 111).

Pero ¿por qué se evita la verdad y se cae en la

mentira cuando se intenta conocerse a sí

mismo o a los objetos externos? Porque este

conocimiento implica enfrentar el dolor

psíquico. Puede suceder que en lugar de

enfrentarlo se evada. Por ello, según Bion, hay

elecciones que psicoanalista y paciente deben

tomar entre “procedimientos que tienden a

evitar la frustración y los que tienden a

modificarla” (1962: 65). Si se evade la

frustración lo que se produce es –K, mientras

que K tiende a modificar la frustración, lo que

lleva al crecimiento mental y a tener la

posibilidad de resolver los conflictos

psíquicos. –L y –H son el prototipo de

emociones que van en contra del conocimiento

(K).

Analicemos ahora el caso de una emoción

particular: la envidia.

Es curioso que para Meltzer y Bion, la

envidia forma parte de lo que llaman anti-

emociones. ¿No es esto una contradicción en

los términos? Sabemos que la envidia es una

emoción ¿cómo puede ser entonces una anti-

emoción? Me parece que ni Bion ni Meltzer

quisieron decir con esto último que la envidia

no fuera una emoción, sino que es una

emoción que destruye cualquier tipo de

vínculo, entonces anti-emoción no equivale a

que no hay emoción, quiere decir que es una

emoción que conduce a la fragmentación. La

envidia destruye los vínculos porque es

producto directo de la pulsión de muerte, me

parece entonces que anti-emoción significa en

general una emoción que procede

directamente de la pulsión de muerte.

¿Qué lugar ocupa la envida en la

clasificación de emociones negativas y

positivas? Es claro que Bion la ubica entra las

primeras. Aparentemente las emociones

negativas también son producto de la pulsión

de muerte.

Nótese que como la envidia es innata,

forma parte de las emociones primitivas y que

entonces las experiencias de envidia

corresponden a elementos beta.

El concepto bioniano de envidia tiene un

significado más amplio que el kleiniano. Para

Klein, la envidia se caracteriza por:

1) Ser una fantasía innata.

2) Implicar un ataque dirigido al

objeto bueno debido a su bondad.

3) La destrucción del objeto

bueno conduce a una experiencia

intolerable (Cf. Hinshelwood, 1989:

218)

Además de estas características, para Bion

la envidia implica un ataque no sólo al objeto

bueno, sino a “la parte de la propia psique

infantil que estaba conectada con el objeto y

con la realidad en general.” (Mitchell y

Black,1995: 175). Es decir, la persona

envidiosa también destruye sus propias

capacidades mentales, su conocimiento, e

incluso puede atacar su propio aparato de

percepción como sucede con el

esquizofrénico. El nivel de destrucción

dependerá de la intensidad de la envidia

constitucional.

Observemos que las características que

Bion concede a la envidia implican un

complejo contenido cognitivo como es la

concepción de un objeto externo, que a su vez

entraña una distinción entre interior y exterior.

Además, la envidia requiere que se pueda

identificar la cualidad de bondad del objeto y

que exista una fantasía. La sofisticación de

este tipo de contenidos cognitivos conduce al

cuestionamiento de si la envida es innata y

también qué se entiende por innata. ¿Por

innata Bion quiere decir que la criatura nace

con envidia? o ¿quiere significar que nace con

una capacidad (con la potencialidad), aún no

desarrollada al nacer, de experimentar envidia

en una época posterior? Si fuera este último

caso, la capacidad de sentir envidia sería

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semejante a la capacidad innata para el

lenguaje, con el que no se nace pero que

potencialmente se puede adquirir, si las

condiciones lo permiten, en una época

posterior. En consecuencia, la envidia sería

equiparable a otras capacidades como la de

sentir amor o cualquier otra emoción, y sería,

como otras capacidades, fácilmente

influenciable y modificable por las

condiciones ambientales.

¿Cómo responde Bion a las preguntas

planteadas? Aunque no da una respuesta

explícita a ellas, me parece que la intención de

Bion es sostener que la envidia es una emoción

que el bebé experimenta a una edad muy

próxima al nacimiento, de modo que habría

bebés que experimentan más envidia que otros

sin que intervengan para ello las condiciones

ambientales. Al plantear este problema nos

topamos con la polémica entre innatismo y

ambientalismo, y por tanto con el

cuestionamiento sobre el tipo de pensamiento

que tiene la criatura recién nacida.

Meltzer opina que:

Como amante de los animales por un

lado y, por el otro, como resultado de

haber escuchado informes acerca de

observaciones infantiles durante los

últimos diez años, diré ahora que los

bebés son unos animales

increíblemente inteligentes. Un bebé

de pocos meses es capaz de captar el

sentido de un espejo, un sentido que,

tengo entendido, no puede ser captado

por un perro y ni siquiera por un mono.

Pero esta extraordinaria inteligencia es

capaz, incluso quizás antes del

nacimiento de responder frente a la

calidad y no meramente frente al nivel

cuantitativo de la experiencia sensual.

Quisiera afirmar enfáticamente, que se

trata del sentido estético;

indudablemente el bebé humano es

capaz de responder ante la belleza del

mundo y ante su inevitable fragilidad.

He visto a un bebé, dos horas después

del nacimiento, volverse con una

mirada de reconocimiento hacia la voz

de su madre, en un cuarto donde había

varias visitas conversando. (1986: 22)

Sobre esto considero que, aun cuando el

bebé tenga capacidades cognitivas

sorprendentes, específicamente la complejidad

cognitiva de la envida conduce a un

escepticismo razonable sobre su aparición en

los primeros meses de vida y sobre la carencia

de la intervención del medio ambiente para su

constitución. Pienso que aún no existe una

solución definitiva a este problema y que es

necesario recurrir no sólo al material clínico,

sino un tipo de investigación observacional y

experimental con criaturas de muy corta edad

para encontrar vías de solución.

Por lo pronto, así como algunos

psicoanalistas aceptan la existencia de una

pulsión de muerte y otros no, del mismo modo

algunos aceptan (como Bion) y otros no, que

la criatura experimenta desde muy temprana

edad la emoción de la envidia y que esta

experiencia no depende fundamentalmente de

factores ambientales. Esto sin duda tiene

repercusiones en la práctica clínica, en la

manera de entender a los pacientes, en el tipo

de interpretaciones que se les ofrecen y en el

modo que se conduce en general el proceso

psicoanalítico.

Más allá de la polémica entre innatismo y

ambientalismo, encuentro una tensión o

inconsistencia teórica entre la tesis de que el

bebé de muy corta edad experimenta envidia y

otra tesis bioniana. Como señalé, las partículas

beta son sensaciones o emociones muy

primitivas y, dado que la envidia es innata,

debe contarse entre las emociones primitivas,

es decir, la envidia es una partícula beta. Sin

embargo, las partículas beta se caracterizan

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14 Ejemplar 21. Julio-diciembre de 2019

por ser protopensamientos que al parecer no

son cognitivamente complejos, cuya

organización no existe o es muy deficiente y

que carecen de significado o que tienen un

significado muy elemental, entonces ¿cómo

puede una emoción cognitivamente sofisticada

como la envida ser una partícula beta? Hay una

contradicción o tensión teórica al interior del

modelo bioniano.

Considero que una manera de evitar esta

tensión o contradicción teórica dentro de la

teoría bioniana es conceder que los elementos

beta y los protopensamientos ya tienen un

nivel cognitivo complejo, es decir, que tienen

un nivel de organización e integración

mayores a los que Bion les atribuye. Otra

opción es conceder que la envidia no es un

protopensamiento ni elemento beta, sin

embargo esta opción parece menos viable

porque Bion no sólo cataloga a la envida como

elemento beta, sino también a otra emoción

con contenidos cognitivos complejos y

organizados: la culpa (Cf. López Corvo 2002:

125).

En la primera sección de este artículo llevé

a cabo una exposición de algunas de las ideas

principales del modelo de pensamiento de

Bion. Con ello pude realizar algunas

clarificaciones conceptuales. También en esa

sección examiné algunas diferencias y

semejanzas importantes entre el modelo

bioniano y freudiano. En la segunda sección

analicé especialmente la concepción bioniana

de las emociones haciendo algunas

aclaraciones conceptuales, marcando algunas

inconsistencias o tensiones teóricas y

ubicando el problema de innatismo-

ambientalismo alrededor de la envidia.

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