el hombre de chicago- ¿quÉ estarÁ haciendo mi esposo? (ahora ex)

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EL HOMBRE DE CHICAGO Estas largas tardes de invierno son perfectas para leer un libro. A través de los próximos días, compartiremos contigo el libro completo titulado “Hombre de Chicago” (“Chicagoman”). Este libro, escrito por mi esposo, es uno de mis favoritos. La introducción de Bob explica la historia: “En las siguientes páginas, leerás una historia de ficción acerca de Tom y Julie Grant, una joven pareja Cristiana, siempre buscando seguir la guía del Espíritu Santo y emocionados de servirle. Durante la lectura de este libro, serás testigo de un proceso doloroso por el que hoy en día pasan casi el 50% de nuestras familias: el divorcio. Ese es el problema. Nuestro Señor Dios dispone de él. A pesar de que la historia es ficción, el dolor experimentado por Tom y Julie se volvió real para Charlyne y para mí, ya que el dolor de nuestro propio divorcio en 1986 volvió cuando fue escrita cada página de ese libro. Si leer este libro te trae lágrimas, no te apenes. El hombre al que Dios le permitió escribirlo, lloró durante cada capítulo. Mi oración es que cuando tú leas este libro, el dolor familiar se vuelva real para ti. No, no para la familia Grant, sino la familia vecina o en la iglesia quienes están bajo los ataques del enemigo. Tú debes ser uno de los que siempre declaren, en cualquier lugar donde Dios te ponga, que DIOS SANA LOS MATRIMONIOS HERIDOS. CAPITULO 1 - Un pequeño niño los guiará. “Cariño, realmente necesito tu ayuda. ¿Puedes por favor ayudarme con Sam en este momento? Estoy exhausta” Julie dijo. El llanto de la pequeña Samanta, de seis semanas de nacida, continuaba rompiendo en la oscuridad del departamento de la familia Grant en Chicago. El mismo llanto que habría sido bienvenido durante la tarde, porque su nueva hija se despertó, era ahora algo molesto que interrumpió el profundo sueño de Tom. Cuando el intentaba despertarse, Tom musitó: “¿Por qué los bebes lloran tan fuerte durante la noche?” El llanto de Samanta había despertado a Tom un par de minutos antes. Él estaba aún acostado, esperando que pronto volviera a conciliar el sueño ya que Julie se levantaría para atender a la bebe. Él pensó que si Julie sabía que estaba despierto, esperaría a que él se levantara para ver Samantha en ese momento. Si él estaba dormido, quizá ella se levantaría. Pero eso no pasó. Los ojos de Tom se posaron en su reloj: 3:12 a.m. En cinco horas, el estaría en el trabajo. Él había ido a la cama a la 1:00 a.m., después que Julie. Desde que su preciosa hija había llegado, Samantha había capturado la mayor parte del tiempo de Julie. Tom encontró un nuevo interés en la computadora que Julie le había comprado la Navidad pasada. Las horas parecían minutos cuando estaba en línea. Cuando Tom abrió nuevamente sus ojos, nuevamente miró hacia el reloj, esperando que hubiera cambiado la hora. No era así: 3:12 a.m. El llanto de Samantha se volvía más intenso. “¿Tom, puedes levantarte, o lo debo hacer yo?” Julie preguntó casi dormida.

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Page 1: El hombre de chicago- ¿QUÉ ESTARÁ HACIENDO MI ESPOSO? (AHORA EX)

EL HOMBRE DE CHICAGO Estas largas tardes de invierno son perfectas para leer un libro. A través de los próximos días, compartiremos contigo el libro completo titulado “Hombre de Chicago” (“Chicagoman”). Este libro, escrito por mi esposo, es uno de mis favoritos. La introducción de Bob explica la historia: “En las siguientes páginas, leerás una historia de ficción acerca de Tom y Julie Grant, una joven pareja Cristiana, siempre buscando seguir la guía del Espíritu Santo y emocionados de servirle. Durante la lectura de este libro, serás testigo de un proceso doloroso por el que hoy en día pasan casi el 50% de nuestras familias: el divorcio. Ese es el problema. Nuestro Señor Dios dispone de él. A pesar de que la historia es ficción, el dolor experimentado por Tom y Julie se volvió real para Charlyne y para mí, ya que el dolor de nuestro propio divorcio en 1986 volvió cuando fue escrita cada página de ese libro. Si leer este libro te trae lágrimas, no te apenes. El hombre al que Dios le permitió escribirlo, lloró durante cada capítulo. Mi oración es que cuando tú leas este libro, el dolor familiar se vuelva real para ti. No, no para la familia Grant, sino la familia vecina o en la iglesia quienes están bajo los ataques del enemigo. Tú debes ser uno de los que siempre declaren, en cualquier lugar donde Dios te ponga, que DIOS SANA LOS MATRIMONIOS HERIDOS.

CAPITULO 1 - Un pequeño niño los guiará. “Cariño, realmente necesito tu ayuda. ¿Puedes por favor ayudarme con Sam en este momento? Estoy exhausta” Julie dijo. El llanto de la pequeña Samanta, de seis semanas de nacida, continuaba rompiendo en la oscuridad del departamento de la familia Grant en Chicago. El mismo llanto que habría sido bienvenido durante la tarde, porque su nueva hija se despertó, era ahora algo molesto que interrumpió el profundo sueño de Tom. Cuando el intentaba despertarse, Tom musitó: “¿Por qué los bebes lloran tan fuerte durante la noche?” El llanto de Samanta había despertado a Tom un par de minutos antes. Él estaba aún acostado, esperando que pronto volviera a conciliar el sueño ya que Julie se levantaría para atender a la bebe. Él pensó que si Julie sabía que estaba despierto, esperaría a que él se levantara para ver Samantha en ese momento. Si él estaba dormido, quizá ella se levantaría. Pero eso no pasó. Los ojos de Tom se posaron en su reloj: 3:12 a.m. En cinco horas, el estaría en el trabajo. Él había ido a la cama a la 1:00 a.m., después que Julie. Desde que su preciosa hija había llegado, Samantha había capturado la mayor parte del tiempo de Julie. Tom encontró un nuevo interés en la computadora que Julie le había comprado la Navidad pasada. Las horas parecían minutos cuando estaba en línea. Cuando Tom abrió nuevamente sus ojos, nuevamente miró hacia el reloj, esperando que hubiera cambiado la hora. No era así: 3:12 a.m. El llanto de Samantha se volvía más intenso. “¿Tom, puedes levantarte, o lo debo hacer yo?” Julie preguntó casi dormida.

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“Me estoy levantando. Sólo dame un minuto”, se dio vuelta y colocó uno de sus pies en el piso frio de Chicago. La culpa venía en sus emociones tan pronto como dijo eso. El llanto de Samantha se había vuelto casi desesperado. Tom se sentó a un lado de la cama, tratando de despertarse. Trató de recordar cuanto había dormido esa corta noche. Poco más de dos horas. Cada tarde él se prometía a sí mismo, y a Julie también, que se iría a la cama cuando ella lo hiciera. Sin embargo, cada tarde el Hombre de Chicago pasaba más tiempo en la computadora chateando. Los otros en el chat pensaban que el Hombre de Chicago era ingenioso e interesante. Cuando Tom chateaba con nombres anónimos y con ubicación anónima, pensaba frecuentemente en Julie. Si, pensaba en Julie, en cómo había ganado peso desde que la bebe llegó hace seis semanas. Pensaba en que ella siempre estaba cansada. Él pensaba más en Julie cuando los emails llegaban a la pantalla de la computadora. La certeza de tener a alguien (preferentemente mujer) que mostrara interés en él, frecuentemente era acompañada por la culpa, sabiendo que él no debería estar despierto después de su esposa. Más que nada, él pensaba en Julie cuando el mail que recibía era mucho menos de lo que un cristiano debería leer. Esos mails eran leídos de un vistazo cuando estaba cerrada la puerta del dormitorio, listo para ESCAPAR, por si esposa cansada, dormida, cristiana y madre de su hija aparecía. Frecuentemente Tom creaba escenarios en su mente que pronto se realizaban en el chat. Julie, de alguna forma, sabía había imaginado como sería su matrimonio cuando Samantha llegara. Es por ello que le compró una computadora. Aunque él nunca pensó en permitirlo, de alguna forma, la computadora tomo el lugar de su esposa. El llanto de Samanta se había vuelto como si dijera: “Ya no puedo esperar más”. Tom fue hacia su cuna. “Un cambio de pañal y volveré a dormir” se dijo a sí mismo. Los planes de Sam eran diferentes. Un pañal mojado y una mamila vacía y estaba lista para jugar, así como un bebe de seis semanas de nacida podía hacerlo. Cuando Tom sostenía a su precioso regalo de Dios en sus brazos, ella parecía mirar directamente dentro de sus ojos, viendo su ser más íntimo. Sostenía suavemente a Samantha cuando vio hacia fuera de la ventada de su departamento, Tom vio la nieve cayendo y murmuró para sí mismo: “No sólo extraño una noche de sueño, sino que mañana también los trenes irán lentos”. A pesar del frío del invierno en las noches de Chicago, sentía una calidez extraña debido a su hija. “Es casi como si ella supiera acerca del Hombre de Chicago” se dijo al mismo, pero rápidamente desechó la idea. Después de todo, ellos eran una familia Cristiana, activa en la iglesia y deseosa de entregar a Sam, su primera hija, al Señor en sólo un par de semanas. El concepto del Hombre de Chicago siempre trajo culpa, aunque noche tras noche cuando se conectaba. Cada vez la culpa pasaba más, pero él pensaba que quizá otro hombre de su iglesia estaría haciendo lo mismo, o algo peor. “Después de todo, por algo se mantiene abierto el negocio del entretenimiento para adultos” Una vez más, el Hombre de Chicago, había “razonado” para echar fuera de él la culpa. Samantha aún estaba mirándolo, ¿Podría realmente saberlo ella?

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“¿Porque me está mirando de esa forma? Es aterrador” Tom pensó. A pesar de que él amaba a su hija, el casi deseaba poder decir: “¡No me mires de esa forma! ¡No puedo manejar esta responsabilidad!” Tom se sentó en la mecedora, suavemente mecía a Samantha mientras que sus ojos se abrían y cerraban pelando contra el sueño. Era casi como si ella disfrutara el esfuerzo de su papá, tanto que no quisiera que terminara. Los ojos de Tom también se abrían y se cerraban. Estaba listo en esos momentos para terminar. El miró el rostro de su hija y podía ver mucho de Julie en ese rostro. Ella tenía los mismos rasgos faciales de Julie que por primera vez lo atrajeron a ella, cuando su familia se mudó a la ciudad y empezó a asistir al grupo de jóvenes de la iglesia. Los padres de Tom habían sido miembros de esa iglesia. Julie, su mamá y su hermano se mudaron a Lockport después del doloroso divorcio de su madre y padre. “Nunca te divorcies Julie”, su madre le había dicho a Julie frecuentemente. “Es más doloroso que la muerte, pero no sé cómo se puede prevenir. Tu padre sólo quiso su libertad” Cuando Samantha empezó a tener las suaves exhalaciones de un bebe cuando va a dormirse, la mente de Tom se fue hacia los días en que era novio de Julie. Tom aún recuerda sus nervios la primera vez que le pidió a Julie que saliera con él. Fueron a un concierto Cristiano. Ella aún conserva los boletos de entrada. La emoción de su primer beso vino a él como si hubiera sido la noche anterior. Con culpa, recordó el tiempo en que su relación crecía ya que Julie buscaba el amor de su padre ausente en los brazos de Tom. Mirando la foto de su boda, que colgaba de la pared de su primer y pequeño departamento, Tom reflexionó en su compromiso y en su boda. El recordó como el enemigo los había atacado durante su compromiso hasta el punto en que ambos estaban listos para cancelar los planes de boda. “Nunca va a funcionar” Tom le dijo a su Pastor. El Pastor le contestó “El Señor debe estar preparándote a ti y a Julie para servirle en una forma poderosa, por ello el enemigo te está atacando con tal fuerza” “Siete años” Tom murmuró para sí mismo. “Tres de novios, dos de compromiso y ahora dos de casados. Que rápido se va el tiempo” A la mañana siguiente, Julie tenía el desayuno en la mesa cuanto Tom, corriendo, entró a la cocina. “No hay tiempo para nuestras oraciones el día de hoy. Sólo oraré en el tren camino hacia la ciudad” “Tom, nunca debemos estar tan ocupados como para que el Señor no tenga prioridad en nuestras vidas y en nuestro matrimonio. Sé que las cosas son diferentes desde que nació Sam, pero vamos a encontrar tiempo para nuestras oraciones, ¿quizá por la noche? El llanto de Samantha interrumpió a Julie. Cuando ella se fue a atender a su preciosa hija, dejaba a Tom solo con sus propios pensamientos. Nunca pensé que tener una familia sería así, una esposa cansada no puede ir a cualquier lugar debido al bebe. ¿Que he logrado para mí?

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En el camino por tren hacia la ciudad, Tom no oró. En lugar de ello, pensó en sus responsabilidades, siendo cabeza de familia. Fue aterrador para él. Lo sintió así cuando pensó en lo que pasaría esa tarde en casa.

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CAPITULO 2 - El encuentro El Hombre de Chicago se ha convertido en parte de la rutina en la vida de Tom. Debido a que mucho de su trabajo “que tengo que llevar a casa” se hace en una computadora era aún más fácil esconder su pecado de Julie. Él había aprendido a dominar el teclado para esconder cosas en el computador rápidamente cuando Julie se le acercaba por la noche para darle su beso de buenas noches. Muchas de sus experiencias del “hombre de Chicago” habían sido luego que Julie y Sam se dormían. Total, no le hace daño a nadie. Seguramente es mejor que tener una aventura. Tom había estado intercambiando con alguien en Bloomington. Habían intercambiado descripciones. Tom mintió cuando se describió como soltero. Solo tomó unos pocos encuentros en el Chat y mails para que su conversación comenzara a ser obscena. Luego de varias noches en el chat ellos acordaron encontrarse en algún lugar entre Chicago y Bloomington, como en Denny’s en Kankakee. “Amor, necesito llevarme el carro hoy. Mi reunión de trabajo de esta noche seguramente va terminar muy tarde”. “NO hay problema Tom. Te vez muy bien con ese traje nuevo”. Susurrando en su oído él responde “Que mal que voy a regresar tarde hoy. Tú y el traje podrían hacer algo para mi” “Perdón, pero el deber llama”. Saliendo por la puerta, Tom se acuerda la época en que un comentario de Julie como se podía hacer que él se quedara con ella todo el día. Pero ahora las cosas eran simplemente diferentes. Tom no puede esperar que las 5 p.m. llegaran. A las 4:45 p.m. él agarró su rasurador eléctrico dentro del baño para refrescarse y seguido con colonia y una cara “después de afeitar” que Julie le había regalado el día del Padre. Uno de sus compañeros de trabajo entro durante el ritual de Tom. “Que compromiso tendrás Tom” “Solo un encuentro con Julie” “Nunca he visto que hagas todas esas coas por Julie. Vamos, Tommy, comparte tu secreto con este viejo amigo” “Bueno está bien, tengo una reunión antes de ver a Julie. Sólo quería verme bien” Tom racionalmente se daba cuenta que iba a ver a Julie – pero mucho después – cuando llegara a casa. Le hacía sentir mejor que de alguna manera algo de verdad justificara la mentira que le estaba diciendo a su compañero y a él mismo. Otra vez parado solo en el baño, Tom se miró la cara en el espejo. ¿Estaba a punto de hacer algo malo o era que todos lo hacían? Él vio el pasar de los años en su cara. Él vio preocupación en su cara. La paz de su juventud se había ausentado. Lo que había comenzado como todo lindo como el “Hombre de Chicago” tipeando en la computadora un día tarde por la noche, ahora se había convertido en secretos y mentiras a su esposa, sus amigos y sí Tom, lo sabía, inclusive a Dios. Cuando Tom se volteo para salir, metió su mano en el bolsillo de su saco. Encontró ahí el boletín de la iglesia en la que había estado la última vez. “Necesitas recordar ir a la reunión esta semana”, el silenciosamente recordó. Los pensamientos de Tom se entremezclaban durante la hora que estuvo manejando. La emoción se contenía por la culpa. El subió el volumen de la radio del carro en un vano esfuerzo por callar sus pensamientos. Las palabras de una canción secular le afirmaron que lo que estaba a punto de hacer estaba bien; que todos lo hacían. Al llegar al Denny’s, Tom rápidamente dio una mirada completa al estacionamiento para ver si había algún carro conocido. Al no ver a nadie, entro. El repaso lo antes acordado, una meza al lado de la puerta. Saco azul Marino, en el respaldar de la silla. Abriendo la puerta, Tom otra vez miro detenidamente, esta vez para reconocer las caras. Al no ver a nadie conocido, comenzó a buscar a alguna persona que concordara con la descripción. Al lado de la puerta, saco azul en la silla… “Oh Dios! ¡Tengo

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una cita con… una cita con un hombre!” Tom temblaba mientras iba caminando de regreso al carro familiar. “Cómo pude ser tan estúpido, yo creía que me iba a encontrar con una mujer, Ella, Él nunca me dijeron” Mientras caminaba a casa, Tom trataba de acomodar sus sentimientos entremezclados. Por un lado decepcionado. Por el otro lado estaba aliviado. Tom pensó sobre el boletín de la Iglesia que encontró en su bolsillo “Habrá sido Dios tratando de captar mi atención” Él se dio cuenta y cambió la estación a una Cristiana. Un himno familiar antiguo comenzó a sonar: “Que día será ese, cuando yo vea a Jesús, Cuando me tome de la mano y me lleve a la tierra prometida. Qué día tan glorioso será ese. Tom se puso su cinturón de seguridad y bajo un poco la velocidad. El “Hombre de Chicago” se dio cuenta que no estaba listo para encontrarse con su Señor Jesús. Durante la hora de manejo de regreso a casa, los pensamientos de Tom se aceleraron. Aunque trató de quitárselos de la mente, Julie estaba por encima de todo. Él se acordaba que gran esposa y madre había sido. Ella había satisfecho muchas de sus necesidades emocionales, espirituales y físicas. Él pensó en cómo solía pedirle a ella que orara por él cuando él enfrentaba malos momentos en el trabajo. Yo no había llegado tan lejos desde hace mucho tiempo “Él se avergonzó. Él pensó en como ella siempre había mantenido su hogar perfectamente y sobre todas esas anécdotas graciosos que ella siempre les decía. Por alguna extraña razón, la descripción Bíblica de la buena mujer en Proverbios 31 vino a su mente. “Ella no debe ser tan buena sino yo no hubiera tratado de arreglar un pequeño encuentro esta noche. Debe haber algo que se me esté olvidando”. Tom alzó aún más el volumen de la radio tratando de Callar sus pensamientos. Él estaba ansioso por llegar a casa, pasar por el ritual del saludo de Julie y sentarse en su computador. Sabía que habría personas esperando al “hombre de Chicago” Sí, había algo que Tom estaba olvidando. Él se estaba olvidando que el enemigo está tratando de robar, matar y destruir familias, inclusive familias Cristianas. A medida que cada familia cae en este esquema, el débil y oscuro hoyo de este mundo se está fortaleciendo. Cuando esto pasa, las vidas de las personas son arruinadas y la causa de que Cristo sea obstaculizado. Él se olvidaba que el divorcio que era un pecado generacional, que se pasa de padres a hijos. Ese pecado continúa pasando hasta que alguien los rompe el curso para sus hijos, así como para otras generaciones futuras. Antiguamente, Tom y Julie solían ir a casi todo seminario matrimonial que se ofrecía en Chicago. ¿Porque no podía el aplicar alguno de los preceptos que había aprendido en esas conferencias a su propio matrimonio? Porque había sido tomado cautivo por satanás. Tom Grant estaba ciego a la verdad. Sí, Tom aún se afeita y se pone traje 5 días a la semana. Para sus amigos sigue siendo la misma persona “buena gente Tom” que todos respetan y que disfrutan de su compañía. Pero dentro de su corazón se libra una Guerra de un Prisionero de Guerra. El enemigo controla sus pensamientos y sus acciones. Tom Gran completamente ciego a lo que estaba pasando, silenciosamente esperó que Julie no se diera por vencida a Él. Julie con el recibimiento cariñoso usual, esperó a Tom en la puerta. “Hola querido bienvenido a tu castillo. Que bien que llegaste. ¿Cómo te fue en la reunión?” “Porque simplemente no se calla la boca” Tom pensó. Él tuvo en realidad que morderse los labios para no decir ni una palabra. “Yo estoy tratando de engañarte y tú me recibes dulcemente. Tal vez debería decirle algunas cosas para que sepa lo que realmente quiero. Entonces ella me diría lo que realmente me merezco y me echaría de la

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casa. Ah y una cosa más que ese libro de Estudio de la Biblia se acabó. Cada vez que llego tú lo estás leyendo. Sólo tíralo y olvídalo y vótame” Tom liberó su boca “Ahí, igual que todas nuestras reuniones”, fue todo lo que dijo. “Tom yo te dije esta mañana sobre lo bien que te veías en ese traje. ¿Qué tal si hacemos algo esta noche?”. Mientras ella lo abrazaba, Tom esperaba que ella no oliera la loción después de afeitar que ella le había regalado y que él nunca había usado hasta esa noche. “No puedo”, el contesto. “Si solo ella supiera”, él pensó. “Perdón cariño pero tengo trabajo que hacer esta noche” “Tom no es que esté comenzando algo, pero realmente desearía que encontraras más tiempo para estar con tu familia. Sam casi no te ve toda la semana. Yo sé que eres buen trabajador y que tratas de sobresalir, pero por favor trata de encontrar lugar para tu familia” “Esa es la manera”, Tom pensó. “Dame lo que me merezco. Déjame ayudarte” “Es fácil para ti decir encuentra más tiempo para la familia. Tú te sientas en tu trasero gordo todo el día mientras yo soy un esclavo. Por la noche traigo trabajo para hacer. Tú solo te sientas ahí trabajando en tu estudio Bíblico. ¿Sabes que realmente detesto? Cuando levanto mí vista de la computadora y tú estás con tus ojos cerrados. Aunque no dices nada, sé que estás orando. Y algo más – cuando tú preparas la comida es lo mismo cada semana. Siempre huevos en el desayuno. Porque no haces una Buena comida para la cena. Esta casa, ¿por qué siempre la mantienes impecable? Yo inclusive he dejado un papel arrugado al lado de mi computadora para probarte, y nunca está al día siguiente. ¿Qué es lo que tratas de hacer? ¿Volverme loco?” ”Lo siento, querido. Yo le pediré al Señor que me haga la persona que tú necesitas. Yo sé que tú debes estar cansado luego de un largo día de trabajo, y luego la reunión. Yo sé que Dios está trabajando en ambos” “Justo lo que necesitaba escuchar” pensó. “Que Dios está trabajando en mi vida. No necesitas ser muy inteligente para darse cuenta que Primero encuentro el papel del boletín en mi bolsillo, luego conduzco una hora para encontrarme con un hombre, me hubiera sentido mejor si ella me hubiera explotado con dos barriles y terminado con todo. Ni siquiera puedo tener una pelea con ella que tranquilice mi conciencia. “Bueno” dijo Tom resignado. “Mañana será otro día, creo que mejor comienzo con el trabajo que tengo pendiente” Tom no sabía que mientras el tipeaba palabras de enamoramiento en su computadora cómplice, que se iban a quien sabe dónde, su querida Julie echada en la casa, mandaba oraciones no a alguien desconocido sino a su Señor Jesús. Las oraciones no eran enviadas a un destino desconocido sino a un lugar muy cercano y real para ella: El trono de la Gracia de Dios.

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Capítulo 3 - Sus pecados los encontrarán. “Contador, Tom Grant” “Hola Tom, soy el Pastor Brown. ¿Tienes un minuto para un viejo predicador?” “Para mi Pastor favorito, por supuesto. ¿Qué pasa?” “Iré a la ciudad el día de hoy y pensé que quizá nos podíamos ver para comer. Sería fabuloso, ¿como ves? ¿Dime a qué hora??” “Bueno, hoy es un día muy ocupado, pero tengo que comer. Supongo que si podemos vernos. ¿Nos vemos enfrente de mi edificio a las 12:30?” “Perfecto, Dios te bendiga hermano” “Nos vemos entonces. Adiós” El Pastor Brown tenía sesenta y cinco años aproximadamente y su apariencia era como la de cualquier padre o abuelo. Tenía una personalidad cálida y sencilla que todos admiraban. Era el tipo de hombre en el que podías confiar en todo. En el pasado, Tom siempre disfrutó el pasar tiempo con su Pastor. Sus sermones, basados en la Biblia, realmente le enseñaban a Tom. Durante los dos años anteriores, Tom consideraba que sus predicaciones habían cambiado. Aún eran basadas en la Biblia, pero ahora parecían muy personales. Muchos domingos, Tom regresaba a casa furioso por algunas verdades Bíblicas que el Pastor Brown había predicado ese día. “Él está pisando muchos pies” frecuentemente le decía a Julie en la comida de los domingos. Sin embargo, la iglesia continuó creciendo y ofrecía dos servicios. “Hay mucha gente aquí. La gente no regresará”, frecuentemente le decía Tom a Julie. Si, él estaba haciendo su parte en colaborar a que no estuviera muy “congestionada” la iglesia, permaneciendo lejos de la iglesia en cualquier oportunidad. Julie nunca se perdió un domingo en la iglesia con Samantha a su lado. Frecuentemente el portafolio de Tom contenía trabajo para el fin de semana que parecía requerir su atención en las mañanas del domingo. El asistía a la iglesia con la frecuencia necesaria como para no perderse de algo importante, o al menos eso pensaba. “Si una persona quiere ascender en esta compañía, es necesario el trabajo en fin de semana. Algún día podré comprarte la casa en Naperville que siempre hemos querido. Además, cuando Sam comience en la escuela en dos años, querremos enviarla a una escuela privada” Tom no se daba cuenta que todo lo que quería su esposa era a su esposo, amando y sirviendo al Señor. La casa más grande y la escuela privada no eran importantes cuando lo comparaba con el caminar de su esposo con Cristo. Ella con mucho agrado se habría mudado a un departamento más pequeño si eso servía para cambiar la situación actual. Nadie sabía que tan frecuente y fervientemente Julie oraba por Tom. Recientemente ella había empezado a asistir a un curso de estudio de la Biblia para mujeres que tenían esposo sin salvación. Su Tom conocía al Señor, pero no en la misma forma que ella.

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Cuando ellos iban a la iglesia juntos, Tom, quien usaba un impresionante traje y llevaba en sus manos su Biblia que parecía nueva, siempre hacía una generosa “contribución”, como él lo llamaba. En las semanas que Julie asistió sin él, él se quejaba cada vez que ella daba el diezmo. “Ellos tienen suficientes ingresos. Solo que no saben cómo usarlo. Necesitan un buen administrador para su presupuesto” Cada vez que Tom hacía este comentario, Julie, silenciosamente, le pedía al Señor que hiciera de Tom ese buen hombre que debería ser. Su visión para él era que fuera el administrador que ayudara con las finanzas de la iglesia, no a manera de juez, sino con espíritu de servicio. A las 12:30 de ese día, Tom se encontró con su Pastor enfrente del edificio donde trabajaba. El Pastor Brown, a pesar de ir bien vestido, estaba usando una playera deportiva un tanto abierta por el cuello. “Es casi como si él estuviera tratando de ser un muchacho”, Tom musitó para sí mismo. “Hola Tom. Gracias por hacerte un tiempo para mí. ¿Cuál es tu lugar favorito para comer? Hoy corre por mi cuenta” Esa pregunta, aunque pensó que la haría, tomó a Tom por sorpresa. “No puedo llevarlo a ninguno de los lugares que frecuento, porque todos me conocen y el seguramente querrá orar o algo” “¿Qué tal Giordanas? Se me antoja una pizza hoy” De hecho, Tom nunca comía pizza a la hora de la comida, porque siempre se manchaba con algo la camisa. El día de hoy sugirió ese lugar para que nadie de la oficina viera a su Pastor orar. Por un segundo Tom pensó en las muchas mentiras que había tenido que decir sólo para mantener a flote la situación. Esta era la primera vez que le mentía a su Pastor. “Es sólo acerca de querer una pizza, no es tan malo” pensó. “Además, todos maquillan la verdad en esos tiempos” “Si es suficientemente bueno para ti, lo será para mí. El contador le permite a este pobre predicador, quien pagará la comida, que sea más fácil de lo normal”, dijo el pastor Brown. Tom no pudo más que pensar: “Quizá él es más cuidadoso con su propio dinero de lo que la iglesia lo es con el suyo” Si, en la comida el Pastor Brom oró antes de que la comida estuviera servida. Tom había oído a su Pastor orar docenas y docenas de veces. Hoy, el oró en forma diferente. Él le pidió a Dios que le diera la sabiduría de manejar una situación seria. El oro porque hubiera pensamientos fértiles para escuchar la verdad. El oró por las familias. El oró por la familia Grant, dándole gracias a Dios por su compromiso con el Reino. “El oró mucho”, pensó Tom. “Algo pasa. Quizá sólo me parece largo porque no es usual tener un Pastor que ore durante la comida con un hombre de negocios”. Entonces un pensamiento cruzó por la mente de Tom, “¿Puede saber acerca del Hombre de Chicago? ¡Es imposible!” razonó. “Es completamente confidencial” Cuanto terminaron su comida, el Pastor Brown se inclinó hacia el respaldo de su silla. “Buena señal” pensó Tom. “Se está relajando y no pasa nada”

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“Tom” empezó el pastor Brown. “Yo aprecio mucho todo lo que tu familia hacer por el Señor. Julie se ha vuelto una esposa como lo enseña Proverbios 31. ¿Lo has leído recientemente? “No, no lo he hecho” dijo Tom. “Encuentra tiempo esta semana para leerlo y verás a la buena mujer que tienes como esposa. La pequeña Samanta tiene un abrazo para mi cada semana. Está creciendo a pasos agigantados. Tom, realmente eres un hombre bendecido” “Si, señor, lo sé” “No voy al centro de la ciudad tan seguido como antes” continuó el Pastor. “pero es extraño, que esté aquí hoy y lo estuve también hace una semana. Tú sabes, debemos hacer nuestras propias impresiones. Compramos el papel en una distribuidora muy cerca de tu oficina. Un contador, como tú, debería agradecer ese acuerdo” “Si, Señor” “Traje la camioneta de la iglesia para transportarlo. Debemos tener suficiente papel para los periódicos y boletines de todo el año” Tom se preguntó hacía donde iba la conversación. Quizá el Pastor Brown lo quería para servirle en el comité de finanzas otra vez. No le tomó mucho tiempo averiguarlo. “Tom, ¿viste la camioneta en la calle South State hace una semana, el viernes? Tom experimento la sensación de cuando la sangre se sube al rostro cuando vas a escuchar malas noticias. Sus oídos se enfriaron, sus brazos se erizaron, la respiración se paró y su cara enrojeció, todo en dos o tres segundos. Le tomó muchos más segundos antes de que el pudiera hablar. Haciendo su mejor esfuerzo para retomar la calma, Tom dijo con una voz apenas perceptible “No, no la vi” “Tom, mi hermano, te vi saliendo de un club de entretenimiento para adultos” “No era yo. Debió ser alguien parecido a mí. La gente me confunde todo el tiempo”. Pequeñas frases fue lo único que su cuerpo le permitió articular. “¿Qué negocio es ese en el que me vio?” pensó. “Tom, vengo a ti con amor y preocupación. Pensé que quizá tú me viste. He esperado diez días para que me contactaras. Como eso no pasó, yo te busqué. Nadie sabe que te vi ni porqué estoy aquí el día de hoy. Tom, vine como tu Pastor que se preocupa y que solo quiere ayudar. Podemos hablar de esto por unos minutos. Julie, ni nadie más, sabrá una palabra de mí. Te doy mi palabra como Ministro del Evangelio” Tom tomó un poco de agua para aclarar su garganta y empezó a hablar. “Algunos de los chicos del trabajo salen cada viernes de casi todas las semanas y ellos me piden que vaya con ellos. Julie y yo tuvimos algo un poco difícil la mañana del viernes. Todo está bien ahora, pero ella me dejó en la estación del tren y no me besó ni me dijo adiós. Es la primera vez que pasa. Salir con los chicos pareció que está bien en ese momento”

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“Tom, cuando tú vas a lugares como esos, le estas abriendo a satanás toda clase de puertas para que entre. “Realmente, nada pasó” “No quiero saber lo que pasó o no pasó. Eso es entre tú y el Señor. ¿Qué hay de tu testimonio Cristiano para con tus compañeros del trabajo? ¿Qué hay de tu propio respeto? ¿Qué hay con tu relación con tu preciosa Julie?” “Tom, esto podría ser un síntoma de algo más serio. ¿Cuándo obtienes maleza en tu jardín, que haces con ellas? “La arranco” “Con todo y raíces, ¿verdad? “Si, señor” “¿Les pones fertilizante?” “No, señor” Tom se preguntó si el Hombre de Chicago era el fertilizante que causaba problemas entre Julie y el. “No puede ser”, pensó. “Tom, estaría honrado de trabajar contigo en arrancar cualquier maleza que quizá haya en tu vida. ¿Estarías de acuerdo en vernos cada semana, contar con nosotros mismos y así ninguno de nosotros seremos fertilizantes para las malezas de satanás?” “Si, señor, Lo apreciaría mucho. Gracias” “Tom, a Dios sea la gloria por todo lo que Él quiere hacer en tu vida. Bueno, creo que es tiempo de que regreses al trabajo y que yo vaya a los suburbios. ¿Qué tal si nos vemos el sábado a las 9:00 a.m.?” “Si, señor” “Noté tu malestar cuando oraba antes de que comiéramos. En lugar de hacerte sentir incómodo ahora mismo, estoy pidiéndote que hagas las cosas correctas con el Señor, tú sabes, en silencio, mientras yo pago la cuenta. Como tu Pastor, no puedo permitir que te levantes de esta mesa sin confesar tus pecados. Prometo orar durante todo el camino por ti, pero el sábado en la mañana tú y yo tenemos trabajo que hacer arrodillados, clamando al Señor por Su ayuda. Con la ayuda de Dios, ambos seremos mejores hombres, mejores esposos y nos conoceremos más.” “¡Oh, por cierto, tienes pizza en todo el frente de tu camisa!”

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Capítulo 4 - La Secretaria “¿Tom puedo interrumpirte por un minuto?” “Seguro, Sr. Ashcroft. Pase” “Tom Grant, quiero presentarte a Sheila Fetterson, del pool de secretarias. Las personas de arriba han estado tomando nota del buen trabajo que estás haciendo. Ellos sienten que es tiempo que tengas una secretaria que te ayude. A Sheilah se le ha designado permanentemente que trabaje contigo. “No sé qué decir, Mr. Ashcroft. Es totalmente inesperado” “Nada es necesario. Sheila se encargará del papeleo. Tom yo creo que tú vas a tener otra sorpresa cuando se realicen las revisiones de fin de año” “Gracias, Sr. Ashcroft. Yo solo quiero decirle cuánto aprecio ser parte de esta compañía” “Está bien. Los dejo para que se conozcan” Sheila tenía una perfecta apariencia. A mitades de sus 20, ella tenía el cabello castaño más o menos largo. Su ropa conservadora seguía los estándares de la compañía. Durante el primer minuto de su presentación, él notó su perfume. Como nada que haya olido antes. Tom rápidamente recordó la ausencia de perfume en Julie. Sí ella lo usaba cuando salían, pero sus días eran tomados en el ministerio de mujeres en la iglesia y las actividades del colegio de Samanta. Ciertamente, nadie usa perfumes ahí. El silenciosamente esperó que Sheila usara ese perfume todos los días. Durante las siguientes semanas, Sheila demostró ser una gran asistente en el trabajo de Tom. Además de tomar sus mensajes telefónicos, Sheilah rápidamente capto las responsabilidades que tenía Tom con la compañía. Ella comenzó a preparar la mayoría de sus reportes, dejándoles tiempo libre para que él hiciera otras cosas. Juntos ellos hacían un gran equipo para la compañía. Sí las personas de arriba estaban tomando nota. Sheila siempre venía al trabajo vestida perfectamente y usando un poco de ese perfume que había usado el primer día. Él podía oler el perfume cuando ella se agachaba en el escritorio para darle sus papeles. De alguna manera él no podía imaginar a Julie oliendo así. Tom sabía muy poco sobre Sheila. Él sabía que ella tenía un novio. Él le había llamado una vez que Sheila no estaba en su escritorio pues estaba almorzando y Tom respondió el teléfono. “chico con suerte” Dijo él en voz alta cuando no había nadie por ahí. “Seguro que es un inmaduro, mucho menos de lo que ella merece” Un día Tom notó que Sheilah estaba usando una pequeña cruz de oro en una cadena alrededor del cuello. Buscando una manera para hacer una conversación personal él comentó. “Veo que estás usando una cruz”. Tan rápido cómo había hablado, Tom se dio cuenta que había cometido un error ya que la Cruz de Sheilah estaba por debajo de la línea del vestido y sólo sería visible para él si ella se agachaba. “Lo siento, pensé que estaba debajo de mi vestido. Es solo un recuerdo de que Jesús es mi Señor. Que Él murió por mis pecados para que yo tenga vida eterna. Lo siento que se haya mostrado” “No hay problema” Tom respondió “yo sé a qué te refieres” “Puedo preguntarle si es usted Cristiano, Sr. Grant?” “Sí de hecho, Sirvo en casi todos los comités que hay” “Usted sabe Sr. Grant, antes de llegar a trabajar aquí, le pedí al Señor que me pusiera donde Él quería que estuviera. Y ahora me doy cuenta que tengo un jefe Cristiano. Dios es bueno” Ton se sentía culpable sobre la manera como había comenzado esta conversación, sin embargo había una cierta emoción sobre saber algo sobre la vida de su secretaria. El caminar con el Señor de Tom tenía poco que ver con el compromiso de Julie.

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Él se encontraba solo con el Pastor Brown cada sábado durante un tiempo luego del incidente del restaurant. Luego comenzó a buscar excusas para cancelarlo. Inclusive solo había pasado un par de meses reuniéndose con el pastor. Dos años después del Pastor Brown fue llamado a servir en India. Las sesiones de Tom con el nuevo pastor nunca se dieron. La mayoría de domingos Julie y Samanta iban a la iglesia solas. Julie lo encontró más fácil el ir sin su esposo, orar y entregárselo al Señor que tener una batalla verbal con Tom sobre porque no iba a la iglesia. Sin embargo se las arreglaba para ir lo suficientemente seguido para que nadie dijera nada. La “contribución” que hacía cuando iba era más grande de lo usual, ciertamente complacía a los hombres, pero tal vez nunca complaciendo al Señor de la manera como debía. La crítica de Tom sobre la iglesia que alguna vez amó se incrementó. Inclusive encontraba fallas en los anuncios que llegaban de la iglesia a la casa cada semana. “Aunque es crítico con las noticias de la iglesia, yo le sigo agradeciendo al Señor que al menos las lee” Julie una vez le comentó a una amiga “De hecho eso es una respuesta a mis oraciones” Su vida espiritual había decrecido de mes a mes. Lo que sí no decrecía eran sus actividades en la computadora como el Hombre de Chicago. Tom usualmente usaba su tiempo libre los domingos por la mañana mientras Julie y Samanta estaban en la iglesia para chatear un rato. “Ni se te ocurra darle a esa iglesia un centavo de mi dinero. Eso es todo lo que les interesa” Tom le advirtió a su esposa. Los Grant solían diezmar. Aunque Julie escribía los cheques de la familia, ella se sintió guiada por el Señor a respetar las demandas de su esposo en no diezmar. Aunque ella respetó las demandas de su esposo, constantemente le pedía al Señor que tocara el corazón duro de su esposo Tom. Julie se ponía a escribir los cheques siempre pidiéndole al Señor que le ayudara a que ella pudiera dar algo de Su trabajo. Primero ella estuvo diezmando del dinero de las compras ahorrando con cupones para poder compensar. Luego el milagro comenzó, su madre le envió un bono de infancia que tenía guardado y olvidado por ahí. También había veces que sobraba dinero. La reparación del carro estaba estimada en $225. Cuando Julie fue a recoger el carro le tenían buenas noticias. “Lo más extraño pasó. Justo antes que comenzáramos a trabajar en su carro, llegó un boletín de la compañía, explicando que había una manera mucho menos costosa de reparar el mismo problema. Su carro está listo y el costo es de $18.95” Los Grants recibieron un reembolso por muchos dólares del pago de sus impuestos. “No me interesa lo que hagas con eso. Tom le dijo a su esposa” “úsalo para lo que quieras” El siguiente domingo el reembolso fue a la iglesia. Mientras ella entregaba el reembolso ella silenciosamente oraba por la condición espiritual de Tom. Al día siguiente seguido del incidente de la cruz, Sheila entro en la oficina de Tom. “Sr. Grant, estaba pensando la otra noche – tal vez me pasé de la línea – pero ya que ambos somos Cristianos, ¿usted cree que sea posible que tengamos un estudio Bíblico cada día antes de comenzar a trabajar? Yo podría ver, no sé, tal vez 15 minutos antes” “¿Posible?” Tom pensó. “Mujer, acabas de hacer mi fantasía realidad” “Yes”, respondió con una pausa intencionada, “Creo que podemos arreglarlo” El apuro que experimentó no lo había sentido Tom desde que el

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Pastor Brown lo confrontó por lo del incidente en el restaurant. “¿Podemos comenzar mañana?” Sheila preguntó. “Sí, eso estaría bien. Yo estaré aquí entre las 8:30 y 8:45” Esa tarde Tom contó las horas hasta que comenzara el encuentro con Sheilah en su oficina cerrada. Él le explicó a Julie sobre el “cambió” que requería que él estuviera a las 8:30 a.m. cada mañana. Esa noche mientras Tom y Julie se preparaban para dormir, el rechazó su acercamiento. “Solo pensando en el gran día mañana en el trabajo” A la mañana siguiente Tom estaba en la oficina a las 8:15 a.m., solo en caso Sheilah llegara temprano. Él cuidadosamente acomodó las sillas junto a él. No tan cerca, pero no tan lejos. Pronto a las 8:45 a.m. Sheilah llegó. Dejando sus cosas en su escritorio ella fue directo hasta la oficina de Tom, llevando su Biblia. “Buenos días Sr. Gran. Perdón que llegue casi a la hora, pero los trenes no estaban bien hoy” Tom estaba sentado detrás de su escritorio. “Ah, Sheilah mejor cierra la puerta. Alguien podría no entender el tiempo devocional en el trabajo. “Seguro, Sr. Grant. Esa es una Buena idea” Rápidamente, Tom se dio cuenta que no tenía Biblia. “¿Qué es lo que Sheila pensaría?” “Tuve un incidente con mi Biblia. Estaba leyendo Efesios en el tren esta mañana y debí haberla dejado ahí. Bueno estaba mi nombre y de todas maneras me llaman como una vez por semana porque me la olvido”. Tom sintió un poco de remordimiento sobre mentir sobre la palabra de Dios. “Debe ser que no estoy tan mal después de todo”, él pensó. Sheila leyó un pasaje de las escrituras que Tom no pudo recordar. Él solo recordaba su suave voz y su perfume. Él miró una vez más la cruz pero no estaba a la vista. “Son casi las nueve. Mejor oramos, Sr. Grant” Sentado frente a ella, Tom cogió ambas manos de Sheilah. Él estaba seguro que ella respondió extendiendo sus manos. “Sheila, me siento un poco preocupado sobre todo lo que tengo que enfrentar hoy. Te dejaré orar” “Está bien, Sr. Grant” Tomando las manos de Sheilah – suaves como Julie solía ser – Tom Grant se sintió vivo otra vez. Él no escuchó la oración solo el “Amén” Luego que él terminó, aun tomando esas manos, Tom le dijo “Ya que estamos hacienda el devocional junto, ya no hay más Sr. Grant. Llámame Tom” “Gracias, Tom. ¿Podemos encontrarnos otra vez mañana a las 8:45?” “Claro, estaré esperándolo” Sheila, en su inocencia de nueva Cristiana, no se dio cuenta de lo que estaba pasando. En un esfuerzo por servir al Señor, ella estaba cometiendo un error, encontrándose cada día tras puertas cerradas con un hombre, especialmente con un hombre casado. Sus intenciones eran puras pero Tom no lo era. Esa tarde en el tren de camino a casa, Tom Grant repasó esos 15 minutos una y otra vez en su mente. “¿Ella cogió mi mano primero cuando estábamos a punto de orar? ¿Sonrió más de lo usual? ¿Estaba su perfume más fuerte? ¿Le gusto llamarme Tom? ¿Quiere pasar más tiempo conmigo? Tom llegó a casa con una esposa Cristiana dedicada y una hija amorosa. Mientras se sentaban a cenar, Tom estuvo silencioso, “¿Pensando lo que Sheila tendría para cenar? ¿Sería igual llegar a casa si Sheilah lo estuviera esperando?” Tom miró a través de la mesa a Julie. No pudo ver nada bueno en ella. Él pensó otra vez en tomar las manos de Sheila. “Debe haber más en la vida de lo que tengo en casa. Necesito encontrarlo”. Silenciosamente se lo prometió. Esa tarde, como ya era costumbre, Julie fue a la computadora a darle un beso de buenas noches a su esposo. Una vez en la habitación, sola, ella haría lo que irritaba a su esposo tanto, leer su Biblia y hablar con su Señor en oración. Solo con la casa a oscuras, Tom apretó unas teclas. Conectarse: El hombre de Chicago. Mientras esperaba que su computadora se conectara Tom se preguntaba si Sheila tendría computadora. ¿Podrían hablar en línea todas las noches? Esta fantasía idéntica que ha destruido tantas familias, había comenzado en la mente de Tom Grant.

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CAPÍTULO 5 - VIENDO A UN ABOGADO “Tom, no puedo creer lo que he escuchado de ti. Yo siempre pensé que tú y Julie eran la pareja perfecta. Inclusive pensé que mi matrimonio tendría problemas antes que el de ustedes. ¿Cuánto tiempo he estado haciendo trabajos legales para tu familia? Jim Hamilton preguntó. “desde que nos casamos” Tom respondió. “Eso es casi por 10 años” “Tom nos hemos conocido desde la escuela secundaria. Hemos sido los amigos más cercanos, te he visto crecer en la compañía” “Me da tanta rabia” Jim continuo “con satanás por lo que está haciendo con las familias. ¿Sabes qué? No es solo las personas del mundo las que son llamadas a dejarlo todo. Aunque yo no lo aconsejo como un “abogado Cristiano” muchas de las personas que se sientan justo donde tú estás conocen al Señor. El Gobierno Federal trabaja fuertemente e invierte billones de dólares para curar y prevenir las enfermedades. El divorcio está destruyendo la mitad de nuestros hogares y parece que todo el mundo dice “bueno”. “Tom el medidor no va correr en esta visita. Yo solo quiero hablar contigo como un hermano Cristiano a otro” “No hay mucho de qué hablar. Mi matrimonio con Julie simplemente no funciona. ¿Me representarás en mi divorcio?” “No, Señor” contestó Jim. “NO lo haré. Julie había venido a mí en primer lugar, a ninguno de los dos los representaré. Luego que tú y yo hablemos solo para aclarar el ambiente en algunas cosas, te daré el nombre de un abogado que podría representarte si decides continuar. Lo lamento Tom pero no deberías divorciarte de Julie por ninguna razón. Punto” Jim le dio una mirada de preocupación, se sentó al lado de Tom. “Tom, yo quiero ser franco. ¿Qué está pasando?” Tomando un gran respiro, Tom comenzó. “Julie y yo simplemente no fuimos hechos el uno para el otro” “Lo siento amigo, tengo que parar por un segundo. ¿Qué es lo que la Biblia dice sobre el matrimonio? ¿NO sabes que tú y Julie fueron unidos por alianza el día de su boda? Dios estuvo justo ahí, así como su Espíritu Santo está en esta oficina ahora mismo Tom nunca pensó que este encuentro pudiera ser duro. Él espero llegar y firmar algunos papeles, pagar algunos cientos de dólares, esperar algunas semanas y luego ser libre. Ahora él tiene a un abogado casi predicándole. Debe ser parte de su sermón pensó. Alzar algunas dudas a todos los que vienen. “Tom, mi amigo, se franco conmigo. Si quieres el nombre de ese abogado, habla francamente. “Bueno se podría decir que Julie y yo no somos compatible. ¿Esa es una de las palabras legales no es así? Todo lo que hacemos es pelear. Ella hace miles de cosas que me vuelven loco. Nunca hace lo que yo quiero que haga. Tom pensó que lo mejor era no decirle que era muy religiosa. “Tom, ¿alguna vez has tenido un uñero?” Jim pregunto “Uno que realmente duele” “Qué simplemente no le das importancia” “Si el dolor comenzó durante el fin de semana. No puedes esperar hasta el lunes para ver al podólogo” “¿Porque simplemente no vas al garajes coges una cierra y te cortas el dedo gordo? ¿Ciertamente tu dedo y tu pierna no son muy compatibles, estás de acuerdo? “¡Esto es ridículo! Estoy pagando mucha plata a mi abogado para escuchar sobre amputarme el dedo” “Primero, no hay grandes montos de plata. Ya te dije que no te voy a cobrar hoy. Segundo, que es lo que estás intentando hacer – divorciarte de Julie, es en efecto cortarte una parte de tu propio cuerpo. Yo no lo digo, lo dice Dios. Si te importa tanto un dedo gordo para arreglarlo, ¿porque no te importa tanto tu matrimonio? Yo conozco algunos grandes Podólogos de matrimonios heridos. “Ahora, que hemos aclarado el aire, ¿puedo tener el nombre del otro abogado?” Jim cogió su lapicero, paró y luego deliberadamente lo puso de nuevo abajo. “Solo tengo una pregunta. ¿Hay alguien más envuelto?” “¡Absolutamente no! Puedes preguntarle a Julie, yo estoy en casa todo el tiempo.

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“Tom, si no estás amando a Julie, ¿a quien estás amando?” Tom se preguntaba si Jim podría saber sobre Sheila. Tal vez Julie los había visto. No realmente ella no sabía sobre Sheila, excepto por su intuición femenina. “No estoy amando a nadie. Solo necesito un tiempo para encontrarme a mí mismo. Tal vez estoy teniendo una crisis” “Veamos esto de una dirección diferente. Supón – solo suponiendo – que podemos remover a Julie de tu vida completamente hoy. ¿Dónde irías? ¿Con quién te gustaría estar por el resto de tu vida?” “Esa es un pregunta difícil” “Así que dame una respuesta difícil” Tom rápidamente se dio cuenta que sus pantalones estaban pegados a la silla de cuero de la oficina de Jim. “¿Que puedo decir?” él pensaba mientras trataba de despegarse a la silla. Cuando lo logró se dio cuenta que lo mismo ocurría con su camiseta (debido al sudor). “Espero que mi cara no muestre esto, ¿cómo puedo llamarlo? ¿Preocupación? No, ¿Culpa?, ciertamente no. Tal vez Jim simplemente tiene una oficina muy caliente. Mientras Tom tomó un sorbo de agua que Jim le había ofrecido, Tom pensó “Él sabe que estoy encajado. Porque contesto su estúpida pregunta, de todas maneras. No es su problema que yo me divorcie. La guía telefónica está llena de abogados. ¿Cómo me pude meter en esta situación? La última vez que trato de hacer negocios con un amigo Cristiano. Los pensamientos de Tom regresaron a hace algunos años al almuerzo que tuvo con el Pastor Brown. Al menos no había pizza que tirar. Jim estaba sentado al lado de él, sin moverse esperando su respuesta. “Bueno, Tom, ¿quién sería esa persona?” “Yo tendría que pensarlo” “¿Porque se te ocurrió que con alguien?” “Hay una secretaria en mi edificio, - mi secretaria de hecho. Una buena trabajadora. Ha estado en mi oficina por algunos años. Ummm supongo que elegiría a Sheila, si estuviera forzado a tomar una decisión. Si ella me quisiera” Él añadió “¿Qué tan bien la conoces?” “Oh, más o menos bien, yo creo que pudiera decir. Ella es cristiana. A ti te caería bien” Tom supuso que Jim estaría de acuerdo con él cuando escuche sobre Sheila. La ausencia de comentario de Jim, lo animó a Tom a seguir. “Cuando recién comenzó, solíamos hacer devocionales juntos por la mañana” “Y supongo que también hacías devocionales con Julie cada mañana antes de salir de casa” “Tratábamos de encontrar tiempo, pero tú sabes, ese trajín no es para ningún hombre” “Hermano, tú salías de tu casa cada mañana sin la Armadura de Dios para que pudieras salir y tener devocionales con tu secretaria. Nunca he ido a una jornada pero puedo ver porque tu matrimonio tenía problemas.” “Me da tanta rabia satanás” Jim continuo “porque ataca familias – inclusive buenas familias. Él no tiene nuevas tácticas. Él conoce nuestra parte débil y usa los mismos viejos esquemas. Si uno de los dos no cae en el adulterio, el enemigo usa el alcohol, drogas o avaricia u otro truco para tratar de llegar a nosotros. ¿Sabes qué más? Esto no está pasando solo a hombres. Mujeres están pidiendo el divorcio cada vez más seguido. “Eso está demás. El daño está hecho. Necesitamos divorciarnos” “Tanto como necesitas ir a comprar tu nuevo dedo gordo” “Tú y tus ilustraciones estúpidas” “¿La recuerdas, no es cierto? Tom dice sobre Sheila” “Es raro. Desde que es mi secretaria yo no sé mucho sobre ella. Hace como un año le compre una computadora para que podamos enviarnos cosas de la oficina por las tardes. Cuando la tienda la envió fue la primera vez que supe su dirección. “¿Algún viaje fuera de la ciudad juntos?” “No” “¿Alguna relación sexual?” “No. Yo la he abrazado alguna vez

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eso es todo” “Tom, Yo sé que tú estás alcanzando la sima en Contabilidad. ¿Alguna vez has considerado dejar la compañía, y que tal si te acusan de acoso? “Yo he ido a las reuniones. La palabra clave es “no necesitado” ¿cierto? “Tú puedes estar en lo correcto, pero es una expresión vaga y bonita en estos días. “¿Sheilah te ha animado a que la toques de alguna manera?” “Bueno sí y no. Como cuando nadie está cerca y yo camino para poner algo en su escritorio, yo la roso en la espalda o en el cuello por un par de minutos”. “¿Qué dice ella?” “Nada, así que creo que le agrada” “¿Alguna vez te ha dicho?” “No exactamente, pero nunca me ha dicho que pare” “¿Almuerzos de negocios juntos?” “Sí pero son en beneficio de la compañía. Yo le digo que me guarde todo lo que necesita mi firma y luego salimos a almorzar y trabajamos al mismo tiempo. Una vez su pie tocó el mío por debajo de la mesa”. “Tom, por esto tú viniste a verme hoy, pero parece que el hielo debajo de tus pies es un poco delgado y escuchas algunas roturas hoy. Yo aprecio tu honestidad conmigo. Dime, ¿cuánto piensas sobre vivir con Sheila? “Todo el tiempo. No la puedo sacar de mi mente” “¿Alguna vez te ha dicho algo que te anime a dejar a Julie? ¿Comentarios sobre estar junto a ti? ”Bueno no, pero yo sigo casado. Una vez que me divorcie las cosas serán diferentes” “Por todo lo que me has dicho hoy, no solo estás planeando destruir tu propia y preciada familia, sino a Sheila también en el proceso. Para mí me suena como una chica mucho más joven que tú que ama al Señor y quiere servirlo. “Solo el tiempo te dirá sobre eso. Yo siento que ella solo espera que yo esté disponible” “Déjame decirte claro y fuerte lo que tratas de hacer. Estás tratando de cambiar a tu familia por una fantasía. Eso es doloroso para todos y simplemente no funciona” “Yo quiero que ames lo que Dios ama y detestes lo que Dios detesta. En la Biblia en el libro de Malaquías leemos claramente que Dios detesta el divorcio. Yo tengo un par de buenos libros explicando la permanencia del matrimonio que realmente te podría ayudar. ¿Te los puedo dar?” “Claro, pero estoy tratando de mudarme pronto. Probablemente solo los perdería” “No hay problema. Yo los compro todo el tiempo, solo para personas como tú. Ni siquiera los tienes que devolver. Son para que te los quedes. Puede que te sirvan de buena lectura luego que te mudes. “Tom, me siento guiado por el Señor a orar por ti y Julie antes que te vayas. ¿Podríamos arrodillarnos ahora mismo?” Jim parecía recordar orar por todo lo que habían estado hablando durante la última hora. Mientras Jim oraba, Tom se preguntaba “¿Estoy a punto de cambiar a mi familia por una fantasía? No, es lo mejor. Todos lo superarán – ¿o no? Luego que Jim terminó de orar, Tom se paró frente al escritorio, y derramó un poco de agua de su camisa. “¡Bueno a menos no es pizza ahora!”

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CAPITULO 6 - ¡Se fue! Esa tarde del sábado, Julie sintió algo diferente con respecto a su hogar cuando abrió la puerta principal. Regresaba de un retiro de mujeres por 24 horas, ella pasó todo el día anterior desarrollando una cercanía renovada con el Señor. Tan pronto como vio el sobre en la mesa del comedor, ella supo lo que había pasado. Supo entonces que el enemigo estaba tratando de descargar sus armas en contra de ella. Con manos temblorosas trató de abrir la carta, pero su fuerza se fue. Se reclinó sobre el mueble del comedor para encontrar apoyo y continuó tratando de abrir el sobre. Dentro de el encontró sólo una hoja y empezó a leer: Julie: Ambos sabemos cómo han estado las cosas entre los dos por un largo tiempo. Hablé con Jim Hamilton hace un año y me convenció de permanecer en casa. Ahora, necesito estar solo y encontrarme a mí mismo. Hay dinero en el banco para las cuentas de la casa. No puedo prometerte que pasará después. Tom P.D. Por favor explícale a Samantha. “¡Como se atreve a hacernos esto!” Julie gritó con todas sus fuerzas al mismo tiempo que aventaba sus llaves al vidrio del mueble del comedor. “Ninguna de estas cosas importan”. Empezó a gritar, no palabras, sino sonidos muy fuertes, hasta que se agotó su energía. Se dejó caer en el suelo con sus ojos llenos de lágrimas y leyó la carta por segunda vez. Paró en la post data “Explícale a Samantha”. “¡Nadie me ha explicado a mi porqué mi papá nos dejó! ¿Cómo alguien este mundo puede explicarle a Samantha porqué su papá hace la misma cosa? Gracias a Dios que Samantha se ha ido con su abuela durante el fin de semana” A pesar de que Julie tenía muchos amigos cercanos a los que pudo haber llamado para apoyo, ella empezó a limpiar los vidrios rotos y esperó sola. Descuidadamente recogió un pedazo grande y casi deseo poder cortarse ella misma, lo suficiente como para llamar la atención de Tom. “Pero no sé ni siquiera donde está”. Esa noche del sábado fue una noche de casi no dormir para Julie. Sola en su casa, despertó de pronto, pensando que sólo tuvo un mal sueño. Mirando la cama vacía a su lado, se dio cuenta que su pesadilla era realidad. Empezó a llorar y después durmió un poco y así sucedió toda la noche. Durante toda la noche ella vio a Tom, o a la ausencia de Tom, a través de toda la casa. Vio la foto de la boda colgada en la pared, al menos cien veces. “Parecemos niños. Muy felices, pero ahora….” Otro torrente de lágrimas no le permitió completar la idea. Vio una mancha sucia en la alfombra donde Tom tenía su sillón. “Quizá si hubiera sido mejor ama de casa…..” Otro torrente de lágrimas.

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Empezó por la silla del comedor, la silla donde su esposo ya no se sentaría más. “Creí que teníamos buenas comidas….” Más lágrimas. Julie se sentó en el lado de la cama de Tom, mirando el closet medio vacío y amorosamente tocando su almohada. “Quizá si yo hubiera sido una mejor amante….” Más lágrimas. Julie se acurrucó en el lado de la cama de su esposo, se durmió llorando sólo para despertar minutos después. Durante las primeras horas de la mañana, Julie entró al baño. Mirando el espejo, estudió su cara, con las marcas de las horas de llanto. Miró su cabello enredado. Desvió sus ojos, y entonces lo vio. “Su cepillo de dientes. Mi Tomy olvidó llevarse su cepillo de dientes. Debo llamarle y avisarle. Pero, ¿cómo lo encuentro? Oh, por favor Dios ayúdame.” Julie se quedó dormida en el frío piso del baño, sujetando el cepillo de dientes en sus manos. Cuando el sol salió, Julie pensó en la iglesia. En todos los domingos, desde hace años, cuando ella y Tom iban a la iglesia juntos, esperando y recibiendo una bendición para cada semana. Aun cuando su mente estaba turbada por la falta de sueño, combinado con todas las emociones, Julie pensó en que Tom dejaba a su familia y a Dios. ¿Cuándo comenzó esto? ¿Había dicho o hecho algo más? ¿Por qué Dios está permitiendo que su familia se derrumbe? Julie había perdido a su marido en menos de 24 horas. Ahora, Dios, con quien ella había estado muy cerca, buscándolo para cualquier situación, parecía que también se había ido. Más de una vez ella trató de orar esa mañana del domingo. Su boca se abría, pero nada salía. Intento leer su Biblia, pero nada tenía sentido. Ni siquiera pudo encontrar sus versículos preferidos que estaban señalados. Para el medio día, aún estaba en la cama, y sólo podía clamar un nombre: “Jesús… Jesús…. Jesús…. Jesús...” Su clamor al Señor fue interrumpido por el timbre de la puerta. “¡Él está en casa! ¡Mi Tom está en casa! ¡Cambió de opinión!” Rápidamente cepilló su cabello, arregló su bata e intentó borrar 18 horas de llanto en sus ojos, cuando bajaba rápidamente las escaleras hacia la puerta principal. Abrió la puerta esperando encontrar a un Tom arrepentido, pero en lugar de ello, encontró a Pam Williams, su mejor amiga y compañera de oración. “¿Julie, que pasa?” Preguntó Pam, mientras pasaba hacia dentro para abrazar a su amiga, llorando nuevamente. “Tom… me dejó…. Mientras nosotras estábamos en el retiro ayer… simplemente dejó una nota diciéndome que le explicara a Samantha….. Dijo que él no sabía lo que pasaría después. ¿Qué voy a hacer?” “Tú no vas a hacer nada, sino Dios. Estás en shock ahora mismo. Vamos a ocuparnos de ti y después buscaremos la ayuda del Señor. ¿Has comido algo?”

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“No, desde el mediodía de ayer” “Vamos a la cocina y te prepararé algo. Cuando faltaste a la escuela dominical en la iglesia, sentí que algo no estaba bien. El Espíritu Santo me trajo, a través del sermón, a venir a ver como estabas. Cuando llegué y vi que el carro de Tom no estaba, sentí en mi espíritu lo que había pasado. ¿Qué tal una taza de café? La combinación de la refrescante taza de café y la compañía de su mejor amiga fueron estabilizando la tormenta de Julie. Pero aún el Señor parecía muy lejos. “¿Por qué nuestra familia? ¿Señor, que no hice bien?” Julie preguntaba casi silenciosamente. No había respuestas por el momento. “Julie, ¿a quien llamaste para que te ayudara ayer en la noche?” “A nadie. Quería estar sólo conmigo misma. Pensé que quizá Tom podía cambiar de opinión y venir a casa” “Prométeme algo: quizás estés enfrentado la batalla espiritual más feroz de tu vida. Sin importar lo que pase, no puedes pelear ese tipo de batalla en contra de satanás tu sola. Julie, soy tu compañera de oración. Déjame serlo, ¿de acuerdo?” “Supongo que sí, pero toda la noche Dios pareció que estuvo lejos de mí. Traté de orar pero las palabras no salían. Mi Biblia parecía una Biblia Griega. ¿Dónde está Dios? “Él está aquí mismo, simplemente esperándonos a que clamemos a El” “Tarde esta mañana, traté de orar, pero el nombre de Jesús era lo único que salía de mi boca. Creo que dije Su nombre como mil veces, pero Él nunca contestó.” “¿No crees que es extraño que yo le hubiera dejado una nota a mi esposo, que me hubiera salido de la iglesia y dejado sola a mi familia con comida por cocinar, sólo para venir a visitarte? ¿Qué tan seguido ha pasado esto? Dios es muy bueno. Mi compañera de oración está en crisis, clamando a Jesús y el Espíritu Santo me mueve. Dios aún nos habla. Julie, tu y yo necesitamos aprender a como escucharlo mejor.” “Nunca sabrás lo que significa que tu estés aquí conmigo, pero ¿y tu familia? “Estarán bien, llamaré a Al, para ver si puede llevarlos a la casa” “Pam, mi vida se está partiendo en dos y tú me sostienes” “No soy yo, sino Dios. ¿A qué hora llegará Samantha?” “Como a las seis, pero siempre llegan tarde. Normalmente eso me molesta, pero en este momento lo agradezco” “Dejé mi Biblia en la iglesia. ¿Podemos usar la tuya? Vamos a orar y a pedirle a Dios que nos de Su palabra que puedas clamar en esta crisis, como El prometió” “Me siento tan herida que no creo que pueda ni siquiera tratar de buscarlo” “Está bien. Quizá por eso es que Dios nos da compañeros de oración. ¿Recuerdas “Las Huellas” que todos decimos que nos gusta mucho? Dios te llevará. Quizá Él quiere usarme para que te coloque en Sus brazos”

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“Pero, ¿qué le diré a Samantha?” “No lo sé, quiero quedarme contigo hasta que ella llegue. Oraremos esta tarde para que el Señor nos de su sabiduría para hablar con ella. ¿Qué opinas de llamar al Pastor Hixon y le confiamos lo que está pasando?? “Está bien, pero preferiría que el Pastor Brown aún estuviera aquí. Él nunca dijo nada, pero creo que el sentía que nuestra familia no era todo lo Cristiana que teníamos que ser. Por favor háblale a Al, me siento culpable de que estés lejos de tu familia en domingo” “Escucha, compañera de oración. Al es un hombre. Una vez que lleguen a casa, el olerá lo que se está cocinando en el horno y se quedará. Pero, le llamaré si esto te hace sentir mejor” “Siempre he admirado tu matrimonio. ¿Cuál es el secreto?” “¿Nuestro secreto? Poner a Dios en primer lugar. Esto no ha sido siempre así. Muchos años antes de que nos mudáramos a la ciudad, las cosas eran muy diferentes entre nosotros. Algún día lo compartiré contigo”

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Capítulo 7 - Justo lo que Quería ”Cuidado con la computadora. Es mi bebé” “Seguro, Sr. Grant. No se olvide de ambos trabajamos en envíos y recepciones. Donde quiere que vaya la silla reclinable” “Justo ahí, donde pueda sentarme y mirar el Lago Michigan. Tan pronto terminen la mudanza ¿qué les parece si vamos al centro y les compro algunas cervezas? Después de todo es sábado. Freddie movió la cabeza asentando a Ole, su compañero, y hablo por ambos “Suena bien” “Solo míranos” Ole respondió. “Dos trabajadores de mudanza siendo invitados por una grande. La compañía debe pagar a los contadores muy bien, para que tú te estés mudando a un lugar como este” Tom no vio ningún daño en confiar en los dos – ambos extraños – que trabajaban en el sótano de su edificio. “Yo sé que esto iba pasar desde hace algún tiempo. Yo he podido ahorrar un par de dólares para poder comenzar de nuevo” “Apuesto que las pollitas les va encantar aquí, huh, Sr. Grant un departamento en la Costa justo frente al Lago” Fredy comentó. Por primera vez esta tarde, Tom pensó en Sheila. En menos de 48 horas, él estaría en el trabajo y le podría contar que se ha mudado. Entonces ella finalmente podría responderle. En su mente, imaginó a Sheila en su apartamento parada frente a la gran ventana, viendo el Lago Michigan. Con sus dos ayudantes yendo arriba para traer otra carta. Tom y sus pensamientos estaban solos en el apartamento, mientras fantaseaba sobre Sheilah continuaban en su mente. Su relación comenzaba a hacerse más sólida con cada pensamiento que tenía. Por alguna razón, sus pensamientos regresaron con Julie. “¿Por qué estoy pensando en ella?” Él se preguntó. Nuestro matrimonio simplemente no funcionó. Ella se enojara, luego se vengará y lo superará. Probablemente inclusive se case con alguien mejor para ella de lo que yo alguna vez pude ser. Los pensamientos de Tom fueron interrumpidos por la voz de Freddy. “Heh, Sr. Grant, ¿dónde quiere esta manguera? Usted debe ser la única persona en Chicago que puede contar historias sobre una manguera. Le podría ser útil algún día ¿no? “Tú nuca sabes. Solo pónganlo en el gabinete de limpieza” Por alguna razón inexplicable. Tom Grant había agarrado esa manguera esa mañana cuando Freddy y Ole estaban subiendo las cosas. Aunque había sido reemplazada muchas veces durante los años, la manguera se había convertido en un símbolo de la familia y del mudarse a una nueva casa. Parecía que la manguera era el último artículo en subirse al camión de mudanza. Tom pensó en la manguera: “¿Cuándo comenzó el ritual tonto?” se preguntó el mismo. La respuesta rápidamente vino a su mente; fue cuando estaban viviendo en un departamento en el segundo piso y Samanta era un infante. Un verano compraron una piscina de plástico no fue hasta que Sam tenía puesta la ropa de baño, los lentes de sol de mamá, con la cámara lista para tomar la foto, cuando fueron abajo y se dieron cuenta que no había manera de llenar la piscina. Mientras Tom y Julie se abrazaban y mataban de risa, Samanta preguntó “¿Dónde está el agua, Mami?” “Ese fue el día en que compré la primera manguera” Tom pensó, con alguna resignación en su voz pues nunca más podría escuchar esa historia sobre los recuerdos de la familia.

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Cuando los Grants se mudaron del departamento al primer piso, Julie tomó una foto de Tom empacando la misma manguera. Él recordó el día que compraron el primer carro nuevo. “No más carros usados para los Grants”, él dijo. Tom uso la manguera para lavar el nuevo carro tan pronto como llego, aunque estaba impecable. Cuando estaban listos para mudarse en su nueva casa en Naperville, Tom secretamente compró esta nueva manguera. Dejándola aún empaquetada, con las etiquetas. Cuando el camión de mudanza estaba casi lleno, Julie salió con la cámara en mano para tomarle a Tom una foto con la manguera. Luego de sus risas iniciales Tom le prometió a su esposa “Nada pero lo mejor para ti desde ahora. Tú me tienes a mí”. Tom se preguntó. “¿Por qué traje esa cosa conmigo? La votaré en la primera oportunidad. Por ahora la tendré por ahí. Podría necesitarla algún día. Julie no la necesitará. Tal vez termine casada con otra persona que tenga una” “Todo está listo, Sr. Grant. ¿Aún nos va comprar las cervezas?” “Seguro Ole, tú di donde”. “Porque ¿si quiera sugerí eso?” Tom pensó. Beber cerveza estaba muy lejos de ser parte de su estilo de vida. Lo había hecho una o dos veces a lo mucho, mientras estaba en la Universidad, tratando de encajar con los demás. La convicción del Espíritu Santo siempre lo había traído al arrepentimiento. A él le parecía que la cerveza era muy amarga. Ahora esta él ofreciendo irse a tomar con la gente de mudanza. “Yo y Freddy estábamos hablando sobre eso. Conocemos un lugar. Toma tu carro y síguenos” Mientras el carro antiguo entro en la Calle principal, Tom se preguntó, “¿Podrían estar yendo a….? No, no lo creo. El miedo de Tom Grant se volvió realidad cuando sus ayudantes voltearon en el mismo estacionamiento en que el Pastor Brown lo había visto años atrás. En el minuto que le tomó cerrar su carro, Tom recordó su almuerzo con el Pastor en el Giordano y la ilustración de la maleza. De repente, no tenía unas pocas malezas en su vida, sino todo estaba cubierto de ella. “Oh bueno”, él razonó “la vida continúa” La oscuridad y el hedor del humo llegó a Tom cuando entraba. “Bueno creo que me acostumbrare a lugares como estos” Ahora pueden hablar en voz alta sus pensamientos, ya que la música ahoga esa voz. Una vez dentro Tom compró cervezas para sus nuevos amigos. “¿Cómo pueden beber tanto y tan rápido?” él se preguntó. Tom recordó uno de los trucos universitarios. Ordenó una cerveza en botella. Cada vez que la levantaba a su boca su lengua tapaba el orificio así no tomaba nada. Freddy y Ole estaban pasándola bien como dos chiquillos, bromeando y riendo y hacienda rudos comentarios de las mujeres en frente de ellos. No solo Tom no pudo beber la cerveza, tampoco pudo ver el espectáculo. Él inclusive trato de imaginar a Sheila bailando para él, pero esa imagen era siempre interrumpido por los tatuajes o los comentarios de los otros dos hombres. De repente y sin previo aviso, se encontró pensando en Julie, no en ese lugar sino echado al lado de ella en la cama, como Dios manda. ¿Qué había pasado con su vida? “¿Dónde está el baño?”, le preguntó a Freddy. “estoy a punto de vomitar” Varios minutes después un Tom Grant con ojos rojos salió del baño. “Gracias por su ayuda muchachos estoy algo cansado. Creo que ya terminó el día para mí.

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Aquí hay algo de dinero para que paguen la cuenta. De regreso en su nuevo apartamento, Tom se sentó en su silla reclinable y vio un bote en el lago Michigan. Una voz interior parecía decir “Tú lo quisiste durante muchos años. Ahora lo tienes” Una vez que cogió el teléfono para llamar a Julie – solo para saber cómo estaba, De repente recordó que probablemente no estuviera en casa todavía. “Dame tiempo, me acostumbraré a esto” Tom se prometió a él mismo. “Solo toma tiempo” Conectando su modem en tu reciente instalación telefónica el hombre de Chicago se conectó. Esperó que el sistema le respondiera a su clave. “Debe haber una clave para un buen matrimonio” Tom pensó. “Obtén la clave correcta y ya estás dentro. Si la tienes incorrecta nada pasa. La única diferencia es que la computadora te da la oportunidad de ingresarla otra vez si no la obtienes bien la primera vez. Muy mal que en los matrimonios no pase lo mismo” Él deseó. Nuestro amigo Tom estaba más o menos acertado en su pensamiento. Sí hay una clave para un buen matrimonio. El nombre es Jesús. Pero Tom, puedes volver a ingresar la clave tantas veces como sea necesario, hasta que lo tengas bien. Solo sigue intentando. Esa tarde el hombre de Chicago no estaba tan ingenioso como siempre. Unas pocas personas le mandaron mail, diciéndole qué estaba mal. Lo más extraño llegó cuando Tom escuchó un ruido en el pasillo del apartamento. Casi por instinto el apretó la tecla escapar. Entonces recordó que Julie no estaba ahí. Tom Grant, lo esperaste por años. Ahora ya lo tienes.

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Capítulo 8 - Sin ninguna noticia Buenos días, Tom. ¿Qué tal estuvo tu fin de semana?” “Diferente. Necesito hablar contigo” “Seguro, permíteme acomodar mis cosas y estaré contigo” “Sheila, cierra la puerta, por favor. No quiero que toda la oficina escuche. Dejé mi casa este fin de semana y tengo mi propio departamento” “Lo siento. Como está la Sra. Grant?” “Eh... bueno… no he hablado con ella, pero sé que estará bien” “Por supuesto, estaré orando por ustedes dos, pero ¿hay algo más que pueda hacer? “No. Esto se veía venir desde hace largo tiempo. Se ha vuelto imposible vivir con Julie desde hace mucho tiempo. Creo que probablemente encontraré a otra persona y seré más feliz. ¿Tienes a alguien para sugerirme?” “Si, si la tengo. Conozco a la mujer perfecta para usted. Es linda, ingeniosa y trata de seguir a Cristo en todo lo que hace. Sé con certeza que a ella le gustaría pasar el resto de su vida con usted” “Suena interesante. ¿Cuál es su nombre?” dijo él. “Puedo jugar este pequeño juego con ella” Tom pensó. “Su nombre es Julie Grant” Tom no podía comprender el tono que había tomado la conversación. “¿Qué quieres decir? ¿Julie Grant?” “El propósito de Dios es que el matrimonio sea permanente, una fusión de dos que se hacen uno. Estoy aprendiendo acerca del matrimonio en nuestras sesiones de consejería pastoral. Perdóneme que se lo diga Sr. Grant, pero no hay ninguna razón para divorciarse. “¿Por qué tengo que ser el Sr. Grant nuevamente?” Tom se preguntó. “Sheila, nunca supe que estuvieras comprometida” “Sucedió recientemente. Además, trato de guardar mi vida personal fuera de esta oficina” “Sheila, tu y yo nos hemos acercado mucho desde que has estado aquí. Tú sabes, la computadora y todo. Simplemente asumí que una vez que estuviera fuera de la casa…. bueno… tu sabes” “Sr. Grant, no sé qué decir. Si, trabajamos muy bien juntos, pero como hermano y hermana Cristianos. Nunca pensé en usted en una forma diferente. Por favor perdóneme si he hecho algo o le he dado alguna otra señal. Estoy tan avergonzada” “No hay problema Sheila. Sólo fue un pequeño mal entendido. Bueno, hay un día de trabajo por cumplir, será mejor que empecemos.” Cuando Sheila se fue hacia su computadora, Tom pensó en como ella no mostró ningún interés en él. “Quizá sea mejor volver a casa. Pero ¿qué sucederá con la vergüenza? Los vecinos probablemente me vieron irme, y Julie probablemente ya les ha comentado a todos en la iglesia el día de ayer. Creo que me quedaré donde estoy. Oh bueno, las mujeres son como los autobuses, pasará otro a los 10 minutos. Creo que podré “tomar” a la siguiente”

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Cuando Tom regresó de su junta de los lunes por la mañana, descubrió que el escritorio de Sheila estaba vacío y que ella se había ido. Había dos sobres en su escritorio, uno para recursos humanos y otro para él. Recuerdos del posible cargo de acoso sexual del que habló con su abogado, vinieron a su mente. Con manos temblorosas, abrió su sobre. Contenía una copia de una típica carta de renuncia. La letra perfectamente reconocible de Sheila, decía: “Sr. Grant: Oré mientras usted estaba en su junta y sentí que esto era lo que el Señor quería que hiciera. Por favor vea el versículo que El me dio. El versículo es 1 Corintios 10:12-13 (Por tanto, el que cree que está firme, tenga cuidado, no sea que caiga. No os ha sobrevenido ninguna tentación que no sea común a los hombres; y fiel es Dios, que no permitirá que vosotros seáis tentados más allá de lo que podéis soportar, sino que con la tentación proveerá también la vía de escape, a fin de que podáis resistirla). No escuchará más de mí, pero estaré orando por usted y por la Sra. Grant. Que Dios restaure pronto su matrimonio” “Oh bueno” Tom murmuró para sí mismo. “Trabajo por hacer y sin secretaria, es mejor que empiece” Cruzando la ciudad, a la misma hora, Julie Grant y Pam Williams estaban iniciando una reunión con su Pastor. “Reverendo Hixon, gracias por darnos una parte de su día para poder vernos” empezó Pam. “El día de ayer y hoy han sido realmente duros para Julie” “¿Cómo les fue con Samantha, cuando le dijeron anoche?” dijo el Pastor “Estuve orando a la hora que ella llegaría a su casa” “Pam manejó muy bien la situación” Julie habló por primera vez desde que llegó. “¿Que podía decirle a Sam? Aunque fuera un adulto, yo aún estoy lidiando con los porqués de que mi papá nos haya abandonado. ¿Qué cosa en el mundo podía decirle a mi hija? “Julie, no hay nada en el mundo que podamos decir, ni hay forma de explicar su abandono. Le pedimos al Señor que le hablara a Sam a través de nosotros” “Julie, vamos a ver las cosas con calma, desde donde estás” empezó el Pastor Hixon. “Tienes un lugar donde vivir, ¿cierto?” “Si, señor” “¿Tom te dejó dinero para lo básico que necesitarás?” “Si” “Entonces, ahora solo sigue esperar y ver el juego. Estaremos orando por ti. Eres mucho más afortunada que la mayoría de las esposas abandonadas que han venido a verme. Conocerás a algunas de ellas en nuestra clase de Recuperación del Divorcio” “¿Que es la clase de Recuperación del Divorcio?´” preguntó Julie. Era la primera vez que escuchaba esa palabra desde que la crisis empezó y venía de su Pastor. Pam tenía apretada su quijada, no para hablar, sino para escuchar lo que el Pastor Hixon dijo: “Es una clase para las personas que atraviesan por un divorcio. Hay mucha gente que pasa por lo mismo en la iglesia y no me es posible reunirme con cada una. Así como su nombre lo dice, son clases que te enseñarán en 12 semanas a reajustar tu vida al divorcio. Creo que realmente lo disfrutarás.

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Julie peleo contra las lágrimas que querían salir y contra la urgencia de irse de ahí. “¿Que le hace pensar que disfrutaré la Recuperación del Divorcio? Ni siquiera quiero estar divorciada. El Pastor tomó un gran respiro. “Quizá estoy fuera de lugar, lo estoy presionando mucho” pensó Julie. Pam buscó la mano de Julie y la tomó fuertemente. “Por favor, perdone mi elección en las palabras que dije. Permítame explicarle algunas cosas básicas”. Tomó otro gran respiro. “Sé que no quieres estar divorciada, pero no hay nada que puedas hacer a ese respecto. Las clases te ayudaran en tu autoestima” “Te enseñaran como no permitir a tu marido que se vaya cada vez que quiera. Tú no eres su compañero de cuarto. Aprenderás acerca del amor, que es poner límites a un compañero difícil. He escuchado de parejas que el esposo se ha ido 19 veces en 19 años. Sin embargo, hay buenas noticias Julie. Esas clases te prepararán para tu próxima relación” “¡Yo no quiero otra relación! ¡Quiero a mi Tom! ¡No quiero recuperarme de un divorcio! ¡Ni siquiera quiero un divorcio! ¿Por qué no puede entender eso??” “Pastor, ¿sabe qué pasó con la pareja que se separó 19 veces?” Pam preguntó. “Realmente no sé. Están divorciados ahora, supongo. Viven en algún lugar de Florida” Pam preguntó: “¿Puedo compartir algo que quizá ayude a Julie?” “Por supuesto” el pastor Hixon respondió. Pareció estar aliviado de liberarse de algo del peso de la conversación. Pam empezó a hablar, “No hemos estado aquí mucho tiempo, pero hay una parte de nuestro matrimonio que nunca he compartido contigo Julie. Hace cinco años, Al tuvo una aventura con una mujer del trabajo. Todos en el pueblo debieron haberlo sabido antes que yo. Cuando la verdad salió a frote. Estaba destrozada. Corrí a Al de la casa el día que me enteré” “Ese no es el Al con el que ahora estás casada, ¿o sí?” Julie preguntó con interés. “Bueno, sí y no. Dios me dio un nuevo Al, el mismo hombre, pero un Al nuevo” “Pam,” el Pastor quiso ser precavido, “No le des falsas esperanzas. Tom tiene su propio libre albedrío, tú sabes” “Si, pero El Dios al que sirvo y por el que ahora vivo cada día es lo suficientemente grande para cambiar a la gente” “Hay mucho más en nuestra historia” Pam continuó. “Después de que le pedí a Al que se fuera, él se mudó con la otra mujer. Ambos se involucraron en drogas. Cuando le tocó fondo, terminó en un programa de rehabilitación en Fort Lauderdale. El Señor volvió a Al hacia El después de muchas semanas. Empecé a recibir las cartas más espirituales de parte de Al” “Durante esos días el conoció a una pareja en Pompano Beach. Pastor, quizá usted haya oído hablar de ellos. Ellos se separaron 19 veces en 19 años y luego se divorciaron” “Dios restauró su matrimonio después de que su esposa, Charlyne, decidió luchar, rehusándose a darse por vencida de su esposo. Al aprendió muy bien de ellos. Dios nos ha dado el matrimonio que toda mujer desea, un matrimonio que yo casi desechaba. Me encanta el versículo que dice; “Mi gente perece por falta de conocimiento”. Yo no sabía lo que Dios podía hacer por un

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matrimonio muerto. Agradezco al Señor porque lo pude escuchar a Él, en lugar de escuchar todo lo que las demás personas a mi alrededor me decían” “Pam” Julie dijo, “eso me da más esperanza que nada de lo que he escuchado desde que esta situación comenzó. Quiero aprender más de cómo luchar con Dios por la restauración de mi matrimonio. Eso tiene más sentido que entregar nuestra familia a satanás. “Tengo un par de libros y algunas cintas que te daré después” “No olvides”, agregó el Pastor, “la opción de las clases de Recuperación del Divorcio. Vamos a orar antes de que se vayan”

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Capítulo 9 - Tal vez el Pastor tenía razón Julie comenzó a encontrarse semanalmente con un grupo de mujeres en el área de Chicago que están luchando y orando por la restauración de sus matrimonios. Que momentos tan especiales esas dos horas donde cada lunes por la tarde ellos comparten sus victorias, requerimientos de oración y escuchar un estudio Bíblico. Muchos de los temas eran grabados. Ella continuamente podía poner el mismo casete una y otra vez hasta que literalmente se desgastara y rompiera. Ella sabía que sería el Señor que le permitiría encontrar una pequeña caja con un nuevo casete en su correo, junto con esos recibos de pago vencidos, cuando llegara a casa del trabajo en sus días más difíciles. Usualmente pareciera que el casete estuviera hecho justo para ella. Un casete de esperanza cuando parecía que toda esperanza había desaparecido. Un casete de oración cuando estaba pasando por momentos difíciles con su oración. Esos casetes inclusive tenían comentarios, además del estudio Bíblico, que sonaban como si le hablaran a ella solamente. “Cierra los labios” ella escuchó por primera vez el día que le había gritado a Tom por estar tarde con el cheque. Una tarde mientras estaba recostada en la cama sola, ella terminó su devocional y prendió el casete que había recibido ese día. “Mira en tu ropero” la que hablaba Charlyne, había preguntado “¿Acaso parece que estuvieras esperando un milagro de Dios? ¿Está el lado de tu esposo vació para poner sus cosas cuando regrese? ¿Qué hay de su mitad del lado de la cama? ¿Qué hay si Dios trae a aquel que amas y por quien estás luchando a tu Puerto ahora mismo? ¿Estás lista o está la mitad de la cama lleno de cosas? ¿Necesitarías decir “Espera un minuto y moveré todo para ti”? Sé cómo aquellas novias de las que habla el Señor. Mantente lista para un milagro. Julie paró el casete, se puso su bata y salió de la cama. Ella tenía trabajo que hacer. A la insistencia del Pastor Hixon, había ido a una sesión del ministerio de recuperación del divorcio. A diferencia del grupo de luchadores, el grupo de recuperación no tenía esperanza. Mucho llorar e historias tristes. Parecía que todos tuvieran sugerencias para cada situación que se contaba esa noche. La mayoría comenzaban con “Tú debes… Que diferencia con el grupo de luchadores, donde las situaciones se probaban con “¿Qué es lo que Jesús haría?” y se respaldaban con la palabra de Dios. Luego que terminó esa sesión, se le acercó un hombre como de su edad. “Hola, soy Jerry Troutman, algo así como el oficial de bienvenida aquí. Estamos gustosos que te nos hayas unido” “Gracias, Jerry”. Julie parecía que tuviera un malestar en su espíritu, pero será solo que no estoy acostumbrada a estar con extraños. Algunos de nosotros salimos a tomar café luego de clases cada semana. Sería bueno que te nos unieras. Julie lentamente pensó su respuesta. “Yo estoy luchando por mi matrimonio, pero después de todo esta es mi iglesia, y hay un grupo” Ella pensó. “Seguro gracias por invitarme” Unos minutos después, con todos dirigiéndose a sus coches, Jerry le sugirió “Porque no te llevo ya que no sabes dónde vamos a ir”

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Julie lentamente pensó otra respuesta. “Yo estoy luchando por mi matrimonio pero tal vez Tom me vea y se ponga celoso y regrese a casa” pensó. “Seguro” respondió. Que Jerry le abriera la puerta le dio un sentimiento bonito. Nadie me ha abierto la puerta del carro desde que Tom y yo nos casamos. “Tal vez el pastor tenía razón sobre la recuperación del divorcio”, ella pensó. De repente su Grupo de luchadoras de los lunes le pareció anticuado y lejos. Una vez dentro, Jerry miró todo el restaurante y le dijo, oh “parece que de hecho nadie pudo venir hoy” Ellos tomaron café y pie. Julie no pudo comer el suyo. Ella sintió que algo le bloqueaba su garganta y el mismo malestar que le había venido e ido durante toda tarde. Jerry Troutman trató de jugar el “Esta es mi historia. ¿Cuál es la tuya?” Cuando el terminó su historia con “... un verdadero pez muerto en la cama, no puede satisfacerme”. Julie supo que estaba en el lugar equivocado. Ella le dijo a él sobre su lucha que había asumido por su matrimonio, “Creí que deberías estar enterado”, mientras se alejaba. “Camarera, tráigame la cuenta”, Jerry pidió. “A ver Julie lo tuyo fue $3.12 más propina” Julie estaba aliviada que Jerry esperara que ella pague su propia cuenta. De alguna manera este no fue una cita ya que él no pago. El recorrido de regreso a la iglesia fue silencioso. Jerry trato de comenzar la conversación, pero Julie solo le daba respuestas cortas. A diferencia del recorrido hacia el restaurant, ella ahora esperaba y oraba que Tom no la viera. Cuadrándose en el oscuro estacionamiento de la iglesia al lado del carro de Julie, Jerry apagó el motor y las luces. Jullie se apresuró para poder sacarse el cinturón. “¿Qué tal un beso de buenas noches para estos amigos divorciados?” Jerry sugirió. Parecía que el dijera eso muy a menudo. El corazón de Julie se aceleró. “¡No!” Ella gruño. Para ese momento, Jerry estaba recostado al lado de ella, su brazo la presionaba contra el asiento. “Hey pero si ambos somos divorciados. ¿Qué hay si una rodaja más del pan es cortada? Jerry cuestionó con risa. Julie quería gritar. La única casa que la podría escuchar sería la del Pastor. “¿Que hay si el Pastor Hixon no me oye? ¿Qué pensaría de mi sentada en el carro con un hombre a las 11 de la noche?” Con su mano libre, Jerry cogió la parte de arriba de la camisa de Julie. Siendo viejo y usado el botón se abrió rápidamente. Sabiendo que estaba en problemas, Julie clamo ayuda; “JESUS… JESUS… JESUS” Tan rápido como comenzó, terminó. Jerry abrió las puertas eléctricas. Julie salió del auto sin decir una palabra. “Más te vale relajarte un poco o no sobrevivirás en este mundo” Jerry le gritó mientras arrancaba el carro “Ten buenas noches”

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Julie sola en el estacionamiento de la iglesia trató con manos temblorosas abrir la puerta. Mirando arriba vio que las luces de la casa del pastor no estaban prendidas. Mientras iba a casa, Julie escuchaba un programa nocturno en la radio Cristiana. Parecía que estuvieran pasando música justamente para ella. Las palabras inspiradas en Dios calmaron sus nervios. Mientras manejaba, Julie pensaba sobre el tiempo, ahora meses atrás, cuando ella clamó el nombre de Jesús el fin de semana en que Tom se mudó. Cada vez que ella llama, el Señor responde. No siempre es la manera como ella espera, ni como quisiera pero Él escucha su clamor. Todo estaba ben. Segura detrás de la puerta cerrada de su casa, ella miró a Samanta que dormía pacíficamente. “Dios por favor ayúdame que yo no tenga que pasar por la tormenta del divorcio. Primero mi papa y ahora yo Dios, por favor” Yendo a su baño, Julie se miró al espejo y se dio cuenta que la parte de arriba de su camisa aún estaba abierta. Tom había sido el único hombre que alguna vez había tratado de desabotonar su blusa. Ella recordó su noche de bodas. Tom con manos inexpertas, no podía abrir el botón de arriba de su nuevo traje de matrimonio. Cuantas veces se habían reído de esa anécdota durante los pasados años. Ahora un extraño con una sola mano le había desabrochado su blusa. Ella se sentía tan violada y sucia. “Oh Dios, cuanto ha cambiado. Por favor ayúdame” fue la oración que ella dijo en voz alta. La ducha que tomó Julie fue más larga que lo usual, como si estuviera tratando de lavar las intenciones del hombre extraño. Ella se quedó mucho tiempo refregándose. Las palabras de la canción que había escuchado en su camino a casa regresan una y otra vez a su mente. “Seguro en los brazos de Jesús… Libre de todo mal” Rápidamente, el Espíritu Santo llego para asegurarle a Julie que todo iba a estar bien. Esa noche Julie el mejor sueño que había conocido en meses. A pesar de las circunstancias, ella estaba de hecho segura en los brazos de Jesús “Él se dio cuenta esa noche el error que había cometido” “Desearía poder regresar y comenzar nuevamente, pero ahora es demasiado tarde” El hombre en nuestra historia del Hombre de Chicago está cerca de aprender que una esposa abandonada, quizá no esté en casa, pero que siempre estará en el corazón. El aprenderá que con Dios nunca es tarde para corregir los errores de la vida.

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Capítulo 10 - Encontrando a alguien más “O Billie trajo algo muy salado para comer, o ella realmente está tratando de llamar la atención de Grant. Ella ha dado más de media docena de viajes de su puerta al despachador de agua” “No le debería de ser tan difícil. Parece que las hormonas de Tom se han acelerado desde su divorcio, especialmente ahora que se volverá Vicepresidente” Un compañero de trabajo respondió. “Mira. Allá va para la oficina de Tom” “Felicidades por su promoción Sr. Grant. Realmente se lo merece” Se escuchó la voz de Billie. “Gracias Billie. Los voy a extrañar a todos ustedes. Supongo que cambiarme de oficina es parte del éxito. Ustedes se han vuelto mi familia desde mi divorcio” “Supongo que está bien si pregunto: ¿Cómo ha sido para usted la vida con el divorcio?” “No del todo malo, un par de inconvenientes, pero en general mi vida es fabulosa” Tan pronto como lo dijo, Tom pensó una vez más, que si declaraba su vida como “fabulosa” las veces suficientes, algún día se volvería realidad. “Más que nada extraño la comida casera” el agregó, la cual era una frase que tomó de un libro que “enseñaba” como conocer a las mujeres. “¿Qué tal si yo le preparo algo? He estado divorciada dos veces y se cómo puede ser el comienzo” “Genial” Tom contestó, “¿Cuando?” “¿Qué tal mañana por la noche? ” Como es sábado, no tenemos que levantarnos temprano para trabajar al siguiente día. Tom se quedó sin palabras, esperando que su boca no “se cayera”. ¿Había querido decir levantarse juntos o por separado? De pronto, el recordó lo confortable que estaba con Julie. El odió la situación pero continuó con ella, hasta este punto. “¿Que puedo llevar?” “Quizá vino tinto” “Déjeme traer su agenda y le daré mi dirección. ¿Está bien a las 6.30?” “Seguro, nos vemos entonces” “Billie hizo lo suyo” dijo uno de los dos compañeros de trabajo “Yo vi antes ese domicilio” Sentado delante de su escritorio, las emociones de Tom eran variadas. Esta sería su primera cita desde que dejó a Julie. A pesar de su nuevo carro deportivo, un nuevo guardarropa y un elegante departamento, estaba solo la mayoría de las tardes. Incluso el Hombre de Chicago pareció haberse ausentado por un momento. Tom pensó en su próxima cita. Sus pensamientos se fueron al día, hace muchos años, cuando por primera vez le pidió a Julie ir a un concierto Cristiano, era su primera cita. Él se preguntó si ella aún tenía esos boletos.

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“¿Por qué comparo todo lo que hago con Julie? Si esto no para, voy a ir a ver a un psicólogo. Ella es historia” Tom se dijo a sí mismo. “Vino rojo” pensó. “¿Dónde lo compro y de qué tipo?” Él nunca había estado en una licorería y nunca había probado el vino rojo. Antes de que dejara su hogar, Julie siempre había hecho las compras; él se recordó a su mismo “Deja a Julie fuera de tu vida y fuera de tus pensamientos” La mayor parte del sábado, Tom lo pasó preparándose para su cita. Buscó en el closet y pensó “¿Me pregunto que estará usando Julie? ¡No más Julie!!” Gritó dentro del closet. Después de afeitarse, se puso su loción para después del afeitado, la favorita de Julie. “No más Julie”. Tomó una segunda ducha para no oler a ella el resto de la tarde. Calculó el tiempo en que tenía que irse y pensó en cómo le preguntaría a Julie si ya estaría lista. “¡No más Julie!” Mientras Tom manejaba, con el viento tocando su ahora bien peinado cabello, escuchó una vieja canción en la estación de radio. De alguna forma, esa música le ayudó a sentirse joven otra vez. Acercándose a la cabina de peaje, extendió su mano sin darse cuenta al asiento vacío al lado de él, “¿Tienes cambio Cariño?” “¡No más Julie!”. Billie preparó una súper cena. Tom se dio cuenta de cuanto extrañaba cenar en casa. Él estaba satisfecho y relajado cuando Julie sirvió el café. “¿Lo disfrutaste Tom?” “Seguro que sí. No había sentido esta tranquilidad, desde que el divorcio empezó” “Tom, tengo un favor que pedirte. Es muy importante para mí” “Lo intentaré” “Mi nombre es Billie, no Julie. Por favor llámame Billie” “¿Yo hice eso?” “Toda la tarde” Un avergonzado Tom ofreció la única explicación que su mente pudo formular. “Supongo que fue porque ambos nombres terminan en ie” “¡No más Julie!” “Seguro Tom” La relación de Tom Grant y Billie Webster se volvió un chisme de pasillo. Tom mudó su oficina al piso 29 porque Billie fue asignada al mismo piso. Ese no fue el único movimiento que hubo. En un par de meses, Billie se había mudado al departamento de Tom. “Es más cómodo y ella ahorra la renta que pagaba” el intentaría justificar con esto cuando alguien le preguntara el porqué de este arreglo. El Hombre de Chicago estaba en línea nuevamente. Esta vez algo era diferente. En lugar de esconderse de su esposa, Billie frecuentemente se sentaba al lado de Tom cuando el chateaba. Ella se reía por los comentarios obscenos y frecuentemente le sugería respuestas que sorprendían a Tom. “Creo que es así, porque ha estado casada dos veces” pensó. Una tarde después de que el Hombre de Chicago entró al chat, Billie se sentó junto a él. El recibió un mail y Billie se ofreció a responderlo. Ella escribió una de las respuestas más viles y obscenas que el Hombre de Chicago jamás había visto.

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“Eso viene de la mujer que quiere hacerme su tercer esposo” pensó. Mientras que Billie continuaba enviando y recibiendo mails, el Hombre de Chicago pensó en algo más. Él pensó en la inocencia que Julie llevó a su noche de bodas hace muchos años. Él se dio cuenta esa noche, nuevamente y de forma más real, del error que había cometido. “Desearía volver y empezar todo de nuevo, pero es muy tarde ahora” El Hombre de Chicago se fue a la cama, dejando que Billie continuara chateando sola. Antes de dormirse, él pensó en Julie. “¿Yo me reía así cuando estábamos casados y yo chateaba? ¿Julie sabía del Hombre de Chicago? Ahora realmente ya no importa porque estamos divorciados.” El Hombre de Chicago se despertó la mañana siguiente, sintiéndose cansado porque no pudo dormir del todo. “Debo necesitar un nuevo colchón” El Hombre de Chicago no se dio cuenta que es necesario un buen colchón y una conciencia tranquila para tener una buena noche de sueño.

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Capítulo 11 - NO DESPUES DE QUÉ HICE Julie Grant caminó los pasillos de la tienda, cogiendo su cuponera de descuentos. Ella pretendía comprar las cosas para una semana para ella y Samanta, utilizando su limitado presupuesto. Ella había obtenido un trabajo en una pequeña floristería para poder correr con los gastos de la pensión alimentario y el pago de remuneración por su hija hasta que el proceso de divorcio termine. Ambos procesos deberían terminar en algunos años, cuando Samanta tenga 18 y ella ya estuviera rehabilitada. “Tal vez le otorgaron la pensión alimenticia a la persona equivocada”, ella le comentó a Pam en una ocasión. “Él es quien necesita Rehabilitación”. Después de todo él fue quien nos abandonó” Tom enviaba a su familia más excusas que cheques. Además de mudarse, ella tuvo que reducir gastos lo más posible. A diferencia de la mayoría de sus vecinos, ella ahora cuidaba su propio jardín. El carro se malograba y necesitaba ser reparado. Los gastos de la escuela de Samanta parecían nunca terminar. Ella no se había comprado un nuevo vestido en años. Cada vez que recibía un dinero, ella diezmaba primero. “Dios es fiel y Él lo hará” se convirtió en una de sus escrituras especiales, siempre la recordaba cuando escribía un cheque para la iglesia. Tengo cupones por 10 céntimos menos, pero la marca de la tienda sigue siendo más barata por onza. ¿Dios porqué me sigues haciendo esto? Julie pensó en cómo solía poner productos innecesarios en su carrito de compras, sin importar el costo. Ella también pensó en la ocasión cuando fue con Tom a la tienda. No, no este, el que es para piso gris, además han que comprarlo en otro lado. Más de una vez, Julie se preguntaba cuando estaba comprando, “¿Esto le gustará?” olvidándose que ya no estaba en casa. Dando vuelta a la esquina, su carrito de compras prácticamente casi se choca con el de Eliane Bristol. El esposo de Eliane, Don, era un ejecutivo en la misma compañía donde Tom trabajaba. ”Sorprendida de verte aquí”, Julie le dijo. “Yo vengo aquí una vez al mes para llenar la alacena. Yo congelo muchas cosas. Nos ahorra mucho dinero” Julie sintió un poco de culpa el no haber sido mesurada con el dinero cuando Tom estaba en casa. “Tal vez por gastar dinero fue por lo que se fue”, ella pensó. Julie aún no comprendía aún la batalla espiritual que se estaba dando en su familia. Tom había sido tomado cautivo por satanás para llevar a cabo sus planes malvados. Él era un prisionero de Guerra. “Aunque ustedes estén divorciados, Sé que te sentirás orgullosa del gran ascenso de Tom. Su ascenso a Vicepresidente ejecutivo”. La rabia comenzaba a apoderarse de Julie, pero había aún más por venir. “Ellos tuvieron una gran fiesta para celebrar, en el departamento de Tom. ¡Qué tal lugar! Billie hizo lo mejor en ser una buena anfitriona, pero su dip de espinacas ni siquiera se acerca al tuyo” “Quien es Billie?” “Oh, perdón. Yo creía que sabías. Ella es la novia de Tom. Más que eso, creo. Ellos están viviendo juntos y planean casarse tan rápido como el divorcio finalice. “Que tramposa”, ella dijo. “Ella robó a mi esposo y ahora estás comprando sus dips de espinacas. Aquí estoy yo comprando contando los centavos mientras él vive como millonario” “Lo siento tanto querida. Solo pensé que sabías” “Yo solo tengo tiempo para saber cuándo los pedidos de flores tienen que estar listo, cuando el carro se malogra, cuando tengo que ser ambos Mamá y Papá

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para Samanta y miles de otras cosas” “¿Tú sabes qué más? Estoy contenta de no estar círculo de esposas chismosas. Tirando los cupones al suelo, Julie salió corriendo y llorando de la tienda, dejando sus compras. Poniendo su viejo carro en reversa, Julie salió sin fijarse del estacionamiento y fue hasta el otro lado de la ciudad. “Lo siento Señora. No podemos darle esa información”. El portero que está detrás de la mesa le dijo con voz fuerte. “Toda la información de nuestros residentes es confidencial”. “¡No me salga con eso! Yo sé que mi esposo vive aquí, esta es la dirección que hay en los cheques que nos envía una vez a las 500. Él y esa tramposa que se llama Billie viven en algún lugar aquí. ¿Ahora dígame dónde es?” “Ya le dije Señora, que no puedo darle esa información” “¿Tú sabe lo que yo estoy a punto de revelar? ¡Yo voy a revelar tu tonto lobby! Dígame dónde mi esposo y esa tramposa están o paso mi carro justo por esta ventana. ¡Dígamelo ahora! Volteando hacia su compañero, el portero le dijo “Llama al gerente y dile que tenemos un incidente” “Tú crees que tienen un incidente ahora. Solo espera a que termina. ¿Dónde está él? “Señora, debo pedirle que se retire o tendremos que llamar a la policía. El Señor y Señora Grant no quieren ser molestados” “¿Señora Grant? Yo soy la Señora Grant, primero ella roba a mi esposo y ahora roba mi nombre. Vamos llame a la policía. “Yo estaré sentada en mi carro cuando lleguen, junto a esa gran fuente de ahí” “¿Señor Grant? Perdone que lo llame señor, pero tenemos un problema. Hay una mujer que dice ser su esposa que está causando una escena en la puerta. ¿Llamamos al a policía para que la saqué? Sí señor, no llamaremos a la policía hasta que usted baje. Por favor venga lo antes posible. Ella quiere pasar su carro por la entrada. Gracias Señor. “El Señor Grant viene ahora mismo. ¿Tomaría asiento por favor?” “No me diga qué hacer” Yo tomaría asiento si pudiera golpearlo en la cabeza con eso” Las puertas del ascensor se abrieron mostrando a un nervioso Tom Gran. “Hola, Julie. Esta es una sorpresa”, Tom murmuró, en un esfuerzo de romper la tensión. “NO me salgas con cosas, Tom Grant. Yo estoy aquí para aclarar unas cuantas cosas” “Vayamos a la esquina. Es más tranquilo ahí” “No importa si vamos a la luna. Estoy cansada de estar callada. Tom, quiero algunas respuestas” “¿Respuestas a qué?” “¿Qué está pasando con nosotros?” “Nada pasa. Estamos divorciados” “Si te ibas a divorciar de mí, porque te casaste conmigo entonces” “Honestamente, Juwels, nunca pensé que terminaría así” “¡Juwels!” Julie pensó. ¿Por qué me llama Juwels? No lo ha hecho en años. Solía decir que yo era su tesoro del Señor. ¿Qué está pasando? Se le debe haber escapado. “¿Acaso no te importamos yo y Sam?” “Mucho, pero las cosas son diferentes ahora. A veces cambiamos de ruta en el express way llamado vida, que nos arrepentimos, pero…” “Tom ¿todo está bien?” una voz de mujer interrumpió a Tom. “¿Qué iba él a decir?” Julie se preguntó “Billie, ella es Julie, mi esposa, digo mi ex esposa” “Encantada de conocerte Julie” “Asimismo”, Julie respondió. Ella no es la única que puede ser dulce, pensó. “Tommy, en verdad tenemos que irnos. Ya sabes nuestro horario” “Tommy” Julie pensó. “Este debe ser el día de términos cariñosos. Ese es el apodo de mi esposo que yo solía usar y ahora lo usa ella también” Su temperamento llegó a las nubes “Aquí tienes Julie, quiero darte un cheque extra para ayudar” Tom le dijo, sacando un cheque de su bolsillo. “Tommy, no creo que deberías” Billie le dijo. “Realmente quiero algunas cosas nuevas para el departamento” Julie no se pudo aguantar más. “La gran cosa que tú tienes en ese departamento es mi esposo.

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Acaso eso no es suficiente. Pero gracias por no permitir que Tom bote su plata luego del problema que ha creado” A medida que Julie pasaba por la mesa del lobby, el portero de manera inesperada recordó algo que requería su atención. Él miró abajo para no ver la mirada de Julie. Pasando por la estación, ella dijo algo lo suficientemente alto para que él escuchara. “Debí haber pasado por el lobby con mi carro después de todo” El siguiente lunes, Julie no fue a su grupo de luchadoras. Ella sabía que ya había tirado cualquier posibilidad que su matrimonio sea restaurado. Primero lo del episodio de la Recuperación de Matrimonios y ahora la escena que hizo en el edificio de Tom. “Ya lo malogre demasiado como para que Dios lo arregle” El sábado Beth una de las mujeres del grupo la llamo. “Te extrañamos el Lunes por la noche. Espero que todo esté bien” Beth era una de esas mujeres que a todos les complacía escuchar. A pesar de situaciones imposibles, ella había mantenido su lucha por años, esperando y confiando en el Señor para que salve a su esposo y lo traiga a casa. Recientemente la mano del Señor se vio trayéndole su esposo pródigo. Tal vez, era porque era fácil hablar con Beth, o tal vez porque Julie no estaba estresada en ese momento, o tal vez solo fue el tiempo del Espíritu Santo; Julie comenzó a descargarse con Beth. Ella había planeado decirle que se había dado por vencida en su lucha por su matrimonio. Una vez Julie comenzó, las palabras fluyeron. Ella le dijo a Beth su situación en su totalidad: El acuerdo de Divorcio… el café… su clamor a Jesús… lo de la tienda… lo del dip de espinacas… Sobre lo del departamento… lo de Billie… lo del portero. “Julie” Beth le respondió, “Yo he estado orando todo el tiempo que decías tu historia. Tú no has hecho nada que el resto de nosotros no hayamos hecho o queramos hacer. Me parece a mí que el Señor finalmente te tiene en el lugar donde puede ayudarte – donde todo toda tu fuerza se ha ido, Entonces Él puede actuar. ¿Te veo el Lunes por la noche?” “Sí, de hecho. Por favor ora por Tom. Yo sentí que su espíritu no estaba en calma. Tu sabes, cuando un Cristiano se da cuenta que hizo mal” “Seguro lo haré. Por cierto ¿dónde están tus anillos de bodas?” “Arriba, en algún lado creo. Sé que lo debería usar pero simplemente no he tenido tiempo de buscarlo” El siguiente Lunes por la tarde Julie estaba en el grupo de luchadoras, usando su anillo. La otra mujer le estaba ministrando, una vez más ella estaba confesándoles a su hermana y al Señor lo que había hecho. Ella llegó a su casa con varias hojas de escrituras. Cada una parecía ser solo para ella. El tema esa noche: El Perdón.

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Capítulo 12- Donde quiera que vaya “Hola” “Sra. Thomas Grant, por favor” “Ella habla” “Señora Grant, mi nombre es Sue Brownlee. Soy enfermera en la Unidad de Cuidados Cardiacos en el Centro Médico San Lucas” “¿Pasa algo malo?” “Nada serio. Su esposo, Tom fue ingresado durante la noche con un dolor en el pecho y un rito cardiaco irregular, llamada arritmia. Ahora mismo, él está controlado y en una situación estable. Sólo estamos observándolo” “¿Qué debo hacer? Estamos divorciados, entonces no puedo firmar papeles ni nada” “El Sr. Grant me pidió que le llamara. Creo que quiere verla” “¿Cuáles son las horas de visita?” “A las 11:00 am, 2:00 pm y 5:00 p.m., durante cinco minutos cada hora, para dos miembros de la familia” “Quiero ver a Tom, pero no soy legalmente un miembro de su familia, además hay alguien más involucrado” “Estoy consciente de ello. ¿Puede venir al medio día? Pregunte por mí. Soy la enfermera de su esposo el día de hoy. Iré abajo por un almuerzo y estaré de regreso a las 12” “Entonces, ¿nos vemos?” “A menos de que haya una emergencia. Como le digo, hoy soy su enfermera” Julie llegó al hospital y fue directo a la Unidad de Cuidados Cardiacos. En la puerta había un letrero que decía: “Oprima el intercomunicador y espere la respuesta. No entre”. Oprimió el botón y esperó una respuesta. Ese letrero estaba puesto de tal forma que ella no podía ver hacia dentro. Se preguntó que estaría sucediendo adentro. “¿En qué puedo ayudarle?” “Estoy aquí para ver a mi esposo, Tom Grant” “11:00 am, 2:00 pm y 5:00 pm, dos familiares por cinco minutos” “Pero yo pensé…” “11:00 am, 2:00 pm y 5:00 pm, dos familiares por cinco minutos” Julie se preguntaba si era una persona o una máquina quien le contestaba. “Sue Brownlee me dijo que viniera a esta hora” Después de una larga pausa, la voz anónima dijo. “Por favor tome asiento en la sala de espera. Sue saldrá a verla” Mientras que Julie tomaba asiento en la vacía sala de espera, ella recordó que Sue había dicho algo como “a menos de que haya una emergencia.” “¿Que le está pasando a mi Tom detrás de esas puertas? ¿Estará muriendo? ¡Señor, por favor no!”

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Julie recordó su lucha por su matrimonio restaurado. Había estado orando por la restauración por sus propias razones egoístas, o ¿había estado orando porque Tom regresara al Señor? De pronto, tener a Tom en casa no parecía importante, a la luz de su muerte sin Cristo y perderse por toda la eternidad. Sin ninguna vergüenza, ella se arrodilló y empezó a orar en voz alta. “Señor Dios, tu sabes lo que le está pasando a Tom ahora mismo. Si lo estas tomando, yo solo oro porque el haya hecho lo correcto contigo, para que pueda presentarse limpio ante ti. Padre, por favor perdóname, por mi oración egoísta, cuando oraba sólo por su regreso a casa y fallaba en orar por su salvación. Señor, eso es lo más importante. Por favor quédate con quienes atienden a Tom en este momento, te lo pido en el nombre de Jesús. Amén” Se levantó y vio a una enfermera parada en la puerta. “Sra. Grant, esa fue una oración bellísima. Hola, yo soy Sue Brownlee. Hablamos por teléfono por la mañana” Julie estuvo apenada de que una enfermera haya escuchado sus oraciones, especialmente cuando Tom quizá estaba muriendo. “¿Cómo está Tom?” “Necesito hablar con usted honestamente, antes de que entremos” “¿Está muerto, no es así? ¡Por favor dígame, ahora!” “Oh no, él está bien. No quise confundirla. De hecho, el me pidió si podía llevarle un periódico. Él está sentado en la cama ahora mismo, esperando a que usted llegue. Se afeitó, se arregló su cabello y todo, sólo para usted” “¿Está segura de que usted no debió haber llamado a alguien llamada Billie en lugar de a mí?” “Estoy muy segura de que la llamada era para usted” “Sue, ¿de qué necesita hablarme? Si es para indicarme que no permita que se emocione mucho, no se preocupe. Creo que, de hecho, el me odia” “Sra. Grant… Julie. Antes de que la llamara, Tom me confió que usted está esperando en Dios para que restaure su matrimonio, ¿eso es correcto?” “Justo lo que necesita: alguien más que me juzgará” Julie pensó. “Mi mamá dice que él no es bueno, mi Pastor dice que él nunca cambiará, y la mayoría de mis amigos, fuera del grupo de luchadores, creen que yo no acepto ser divorciada, y que también estoy loca por usar aún mi anillo de bodas” “Si, sé que el Señor restaurará nuestro matrimonio, en Su tiempo perfecto” “Julie, yo no fui asignada a ser la enfermera de Tom por accidente. Nuestra reunión no fue una coincidencia. Verás, mi esposo y yo tenemos un matrimonio restaurado. Hace casi seis años, mi esposo, Fred, tuvo una aventura y me abandonó. Es una larga historia, como te puedes imaginar, pero yo tomé la lucha con Dios hasta que Fred, como el Hijo Pródigo, “volvió a la razón”” “Nunca me hubiera imaginado que hubiera muchos matrimonios restaurados. Primero, mi compañera de oración, Pam, y ahora tú, la enfermera de mi esposo” “Bueno, Julie, con un porcentaje del 50% de divorcios, la mitad de la gente que tú y yo conocemos serán divorciados. Como desearía que alguien en cada uno de esos hogares tomara la lucha, rehusándose simplemente a que satanás destruya la familia. Dios sana los hogares heridos sólo cuando uno de los involucrados se vuelve a Él para que envíe su toque sanador”

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“Tom realmente quiere hablarte. Él ya ha hecho sus ejercicios de rehabilitación, y sólo esperamos algunos resultados del laboratorio. Nada los interrumpirá. Cerraré las cortinas alrededor de su cubículo. Julie, no sé lo que Tom quiera decirte, pero he estado orando desde nuestra llamada telefónica” “Estoy un poquito nerviosa” “Si Dios está ahí, y sé que así es, no hay nada de qué preocuparse. Vamos. Ya has hecho esperar suficiente a tu esposo” Sue llevó a Julie a través de las puertas y cruzaron la Unidad hacia el cubículo con el número 7. “La cama tiene un buen número”, Sue susurró. Deslizando un poco la cortina, lo suficiente únicamente para que Julie entrara, Sue volvió a cerrarla. El equipo médico que había allí atemorizó a Julie. “Quizá él está más enfermo de lo que me dijeron”, pensó. Un sonriente Tom habló primero. “Hola, Juwels. ¿Manejaste el carro hasta el lobby del hospital, o lo dejaste afuera?” El humor de Tom tomó por sorpresa a Julie. Obviamente él se estaba refiriendo al incidente del lobby de su departamento. “Ven y siéntate aquí, Juwels. Le pedí a la enfermera que trajera una silla confortable para ti” “Tom, siento mucho mi comportamiento de ese día. Te envíe por mail una tarjeta a tu oficina pidiéndote que me perdonaras por mis acciones” “Esa tarjeta aún está en mi computadora. No supe cómo responderte. Yo fui el que me divorcié de ti y el que te rompió el corazón. Yo soy el que está viviendo en pecado, y todavía tú me dices que te perdone. Por supuesto, te perdono, pero ¿tú podrías perdonarme? Esa es la pregunta más grande” “Tom, antes de que vaya a la cama, yo te perdono cada noche por lo que hayas hecho ese día” “Julie, supón que vuelvo a casa. ¿Crees que podemos hacer que funcione? “No, Tom, nosotros no podemos hacer que funciones. Sólo el Señor puede hacerlo. Necesitaríamos reconstruir nuestro matrimonio en la sólida roca de Jesucristo. Esa es la forma en que las familias permanecen juntas.” “Esta no es una conversación en mi lecho de muerte. He sabido por mucho tiempo lo que estaba bien hacer. Traté de decírtelo el día del incidente del departamento, pero tú sabes quién interrumpió. Cada noche, corría a la computadora y chateaba, entonces ese Tom no tendría que escuchar al Espíritu Santo. La noche anterior, recostado y despierto, sin computadora, tuve que permitir que el Señor me guiara” “Es increíble cómo podía colaborar en un negocio de millones de dólares, y no podía mantener mi propia vida en forma recta. Julie, He sido iluminado, ¿no es así, cariño?” Un escalofrío recorrió los brazos de Julie cuando su esposo la llamó “cariño”. Hubo días en que ella creyó que nunca volvería a escuchar ese dulce sonido. “Julie, hay mucho trabajo por hacer. Quiero hacerlo, pero ¿qué hay con la culpa?”

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“Hemos confiado en Dios para muchas otras cosas a través de los años. Vamos a confiar en El en esto también” “Sólo quisiera tener a alguien con quien hablar y que entendiera. Quizá el Pastor Hixon, pero no lo recuerdo y no sé si pueda ayudarnos en la restauración de nuestro matrimonio. Yo sólo desearía que Al o alguien de los chicos supieran cómo es esto” “Cariño, ¿tu corazón puede sacudirse un poco? Al y Pam tienen un matrimonio restaurado. Pam ha sido mi compañera de oración. De hecho, ella estuvo a mi lado el fin de semana que te fuiste. Al ha estado orando por ti desde ese día. Sé que a él le gustaría ayudarte a pasar por todo esto” “Julie, aún en mi condición, sé que Dios está trabajando. Todo es complicado. Yo confiaré en El para que lo enderece. Sólo tengo una pregunta. Julie, ¿te casarías conmigo nuevamente?” “Si Tom” Con lágrimas en ambos, se abrazaron por un tiempo que pareció horas. Sue deslizó la cortina del cubículo. “Tom, la señal del monitos es irregular. ¿Es tu arritmia o es el Espíritu Santo?” “Quizá un poco de ambos” Tom contestó. Una enfermera, con ojos llenos de lágrimas encontró a Julie en brazos de su esposo. ¡Si, los pródigos regresan a casa!

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Capítulo 13 - UNA HERMOSA NOCHE ”Por favor los invitados a la boda tomen asientos en las 3 primeras filas”. Pidió el Pastor HIxon. Gracias por acompañarnos con Tom y Julie para su casamiento. Soy el Reverendo Leonar HIxon pastor de esta iglesia, y estoy orgulloso de decir que soy el Pastor de los Grant. “Tom y Julie con sus corazones como el padre de la Parábola del Hijo Pródigo, esta semana están llenos de alegría por la Victoria de su familia. El Señor debe estar preparando a su familia para Servirle de una manera poderosa, ya que el enemigo los ha atacado con tanta fuerza” “Esta semana antes del matrimonio, lo que tradicionalmente se llama ensayo de la boda, es más que eso hoy. Es un testimonio de la fidelidad de Dios a una mujer que pudo haberse dado por vencida cuando aquellos alrededor de ella le decían que se rinda” “Julie, Dios nunca se dio por vencido a Tom. Yo estoy maravillado que tu sigas amándolo con ese amor incondicional, la manera como el Señor nos ama a cada uno de nosotros” “Julie, yo te he visto desde que he sido tu Pastor. En ocasiones te he visto desde muy lejos, debo confesarlo. Tu testimonio de la fidelidad de Dios me ha tocado no solo a mí sino a muchos otros en nuestra congregación. Yo recuerdo tu respuesta cuando la primera vez que te sugería las clases de recuperación de Divorcios. Yo debo confesarte que estaba tomando el camino fácil de los hombres en lugar de tomar el camino de Dios. Por favor perdóname.” “Aunque algunos no son miembros de la iglesia, Yo quiero compartir un poco del negocio de la iglesia con ustedes. Yo me reuní con los miembros del comité de la iglesia anoche y les pedí, honestamente, casi les demandé que las Clases de Recuperación de Divorcios sean canceladas en nuestra iglesia, desde la próxima semana. Por voto unánime se acordó que comenzáramos clases de Restauración Matrimonial, comenzando la próxima Semana. Al y Pam Williams han estado orando y se sienten guiados a dirigir el nuevo ministerio. Yo espero el día en que Tom y Julie, luego de un tiempo de sanidad, se unan a ese ministerio.” “El comité y yo queremos que esta iglesia sea conocida por todo Chicago como un lugar de restauración matrimonial, no un lugar donde se acepta el divorcio. Que Dios nos ayude en nuestra misión” “Esta será una boda especial. Por esa razón, yo apreciaría introducir a cada uno de los participantes a medida que tomamos nuestros lugares. Tom y Julie ambos conocen a Al y Pam Williams, también miembros de esta iglesia, serán los padrinos de honor” “Gracias Pastor, Al comenzó. Muchos años atrás estuvimos nosotros en la misma situación que Tom y Julie. Yo estoy agradecido que hubieron personas allá afuera que nos ayudaron a encontrar el camino de Dios para reconstruir nuestro Hogar. “Julie” Pam continuo “tú encontrarás en los días que vienen que tu propio matrimonio crecerá cada vez más cada vez que ayudes a alguien. Gracias por permitirme estar ahí para ti”. “Hola, me llama Sheila Fetterson. Solía ser la secretaria de Tom. El Señor me guio a dejar la compañía hace unos años atrás. Fui a trabajar a St. Luke Medical Center, en el departamento de fichas médicas. Cuando me fui de la compañía de Tom, sabía que tenían problemas matrimoniales. Como muchos de ustedes, yo he orado casi todos los días por Tom y Julie. Yo sabía por su Palabra, que Dios no los quería divorciados” “Una de mis compañeras de oración, Sue Brownlee, que está aquí esta noche es enfermera de la Unidad de Cuidados Intensivos. Ella me llamo a medio día recientemente, pidiéndome que ore con ella por uno de sus pacientes, cuya esposa divorciada estaba en camino para el hospital. Ella dijo que ambos habían sido cristianos, pero solo uno estaba viviendo para el Señor. Cuando me dijo el nombre del paciente, supe de inmediato que era obra de Dios”.

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“Hola, soy Sue Brownleen la enfermera de la unidad CCU. Ni siquiera se suponía que debiera estar trabajando ese día que Tom estaba en la unidad. Me llamaron de otro piso a las 6 a.m. A último minuto, fue cosa del Señor que yo fuera a la unidad CCU” “Perdón” Pastor Hixon interrumpió. “Perdón por no prestar atención a una persona muy importante en esta boda. Samantha Grant” “Gracias Pastor. Yo estuve luchando con mi mamá, mayormente porque no quería ser el producto de un hogar roto, como mi mamá. Su fe era más fuerte que la mía por momento. Cuando escuchábamos algo malo sobre Papá, como la mujer que se mudó en su departamento – Perdón Papá, pero sabemos que todo ha sido cubierto por la Sangre de Jesús – Cuando cosas como esas pasaban yo perdía la esperanza. Mayormente, me dolía ver a mi madre sufrir tanto. Aprendimos una gran lección durante este tiempo; el matrimonio es de por vida, no importa lo que pase. La pausa de Samantha combinado con sus ojos llenos de lágrimas, me decía a todos que no había terminado. “Nadie sabes cómo es”. Su llorar se hizo continuo, hacienda difícil de entender. Eso no importó todo entendieron. “Nadie sabe” ella repitió “Lo que se siente el tener uno de tus padres ausente. Yo le pedí a Dios que por favor me mostrara si él se había ido por algo que yo había hecho” “Papa, solo quiero decirte que cuando te fuiste estaba apenada que yo hubiera causado que te vayas de la casa” “Nadie sabe cómo es para un hijo” Ella continuo sollozando “cuando un padre se va de la casa. Papi tu trabajabas mucho pero en esas noches cuando venías a mi cuarto, y encendías las luces y me decías “Buenas Noches Samanta” eran especiales para mi durante muchos años, pensar que nunca más tendría a mi papá que me dijera buenas noches, con miedo que le dijera alguna vez buenas noches a otro niño. Un obviamente movido Tom fue a pararse al lado de su hija, ofreciéndole un papel y dándole un abrazo. Ellos dicen que los hijos superan el divorcio, pero no lo crean ni por un minuto” Samanta añadió. “El divorcio viene del infierno y nunca lo superamos” Ya sea porque se sintieron movidos o rompieron la tensión todos se pararon y aplaudieron. Luego de un par de minutos. Sam retomo su compostura y luego concluyó. “Una persona no puede dejarlo todo solo porque la otra se va. Yo agradezco a cada uno de ustedes por orar por mi familia. Mamá, gracias por luchar, y Papá gracias por escuchar a Dios y regresar a casa” “Hola, Soy Beth, una de las mujeres de grupo de los Lunes de Julie. Yo también estoy luchando por mi matrimonio. Sam como me gustaría que mi esposo ausente te pudiera escuchar ahora. Dios te bendiga. Alguien de mi iglesia me preguntó. “¿Acaso estar en ese matrimonio no te va desanimar?” No para nada. Es solo un recuerdo que Dios aún mueve montañas. “Hola, mi nombre es Jerry. Estoy honrado de que me invitaran a esta boda, ya que yo no conozco a Tom para nada y solo conocí a Julie en feas circunstancias. Yo estuve en las clases de recuperación de divorcios. Luego de escuchar a Julie hablar sobre la lucha por su matrimonio, comencé a preguntarle al Señor qué debo hacer. Él me guio a otro hombre que está luchando por su matrimonio. Ahora tenemos un grupo para hombres, confiando en Dios que traiga a nuestras esposas a casa. Gracias Julie por lo que me enseñaste esa tarde. “Mi nombre es Jim Hamilton, un abogado de Chicago. Yo soy el hombre que no pude tomar el caso de divorcio de Tom. Yo he estado orando por él y Julie por muchos años. Tom, ¿recuerdas mi historia del corte del dedo? Estoy agradecido que tu finalmente permitiste que el Gran Doctor haga una microcirugía y te ponga esa parte de ti de tu relación que tú trataste de cortar – tu esposa Julie. Dios te bendiga, Hermano. Por cierto, no confíen en Tom con líquidos,

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Yo lo puse tan nervioso que cuando nos levantamos de orar, el votó un vaso de agua sobre mi escritorio. Esas manchas han sido mi recuerdo de oración para Tom y Julie. “Yo estoy honrado de introducir al Pastor retirado de esta iglesia, el reverendo Brown. Él fue el Pastor de los Grant por muchos años – Yo creo que él va a co dirigir conmigo esta mañana” Pastor Hixon anunció. “Gracias, mi hermano. Es un honor el ser llamado del retiro para este evento tan maravilloso. Jim! Debes sentirte agradecido que Tom solo derramó agua en ti. Cuando todo esto comenzó en la vida de Tom yo me sentí guiado a ir con él a almorzar en un intento de ayuda. Él estaba tan nervioso que él derramo pizza por toda su camisa. No fue hasta mucho después que descubrí que me había salpicado a mí también. Julie gracias por tu fidelidad a Tom, y por causar que Dios derrame tantas bendiciones en ambos. “Veamos”, Pastor Hixon concluyó, “nosotros probablemente tengamos una persona más. “Ese debo ser yo. Tal vez soy el último porque soy el cristiano más reciente. Mi nombre es Don Bristol. Yo soy vicepresidente en la compañía donde trabaja Tom. Luego que Tom le pidió a Julie que se vuelva a casar con él, él me explicó lo que Jesús había hecho por él. Tom me pidió que leyera el evangelio de Juan como un favor hacia él. Cuatro noches atrás, mientras me sentaba a leer mi Biblia, ¡Jesús vino vivo hacia mí! Yo lo acepté como mi Señor y Salvador. Gracias Tom por compartir la más grande noticia que alguna vez escuché. Por favor, ora por mi esposa Eliane, para que ella pronto llegue a conocer a Cristo también. Pastor, los pasteleros están aquí para medir la mesa, alguien interrumpió. “¿Tom anda a ocuparte de eso? El centro familiar ya está abierto. Creo que el grupo de Julie ya está ahí decorando para la recepción. Tom inmediatamente reconoció el viejo camión estacionado en frente de la iglesia. “Hola Señor Grant. Le apuesto que usted no sabía que dos chicos simples que trabajan en el departamento de despacho también hacen unas tortas hermosas. Queremos chequear la mesa una vez más. Su torta será hermosa”, Ole prometió. Freddy continuo, “Sabe nuestras esposas nos están ayudando a dejar todo listo para la torta. Les estábamos contando a ellas qué había pasado con ustedes y la Señora Grant, sobre ustedes casándose otra vez. Ellas nos dijeron que si fuéramos a la iglesia con ellas entenderíamos. Yo y Ole vamos a ir este domingo por la mañana. Más tarde ese día, luego del ensayo de boda terminó, Tom y Julie se sentaron en el estudio del Pastor con el Pastor Hixon y el Pastor Brown. La consejería fue interrumpida por la confesión de Tom, no sugerida por ninguno de los Pastores sino revelada por el Espíritu Santo de Dios. Las lágrimas de Julie iban acompañadas con perdón completo para Tom. A medida que hablaban, Julie pensaba en cuánto el Señor la ha cambiado en este tiempo. El camino que de alguna manera ella conocía con Cristo hace tiempo ahora se había convertido en un caminar personal con su Señor. Ella oró silenciosamente “Gracias, Señor por convertirte en realidad para mí a través de tu Palabra. Yo te agradezco por traer a Tom de regreso y sí, Te alabo por restaurar mi matrimonio”. Tal como había pasado durante muchas noches durante los últimos años la oscuridad permitió que el Hombre de Chicago se hiciera real. Esta vez fue diferente. Tom confesó su pecado secreto y la oscuridad del Hombre de Chicago fue iluminada por la luz de Dios, y el perdón de Julie, y cubierto por la preciosa sangre de Jesús. Si alguien hubiera pasado por la iglesia de Chicago a esa hora de la noche, se hubiera preguntado qué estaría pasando. La iglesia estaba oscura excepto por el estudio del pastor.

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Una pareja podía ser vista, a través de la ventana. Ellos estaban arrodillados abrazándose, con lágrimas cayendo de sus ojos. Al lado de ellos parados dos Pastores con las manos en sus hombros. Aunque Tom pasaría su última noche en el departamento, el pasó por la casa de los Grant por un minuto, donde apagó la luz y le dijo, “Buenas Noches Sam”. “¿Donde habrá estado el Hombre de Chicago recientemente? La pantalla de la computadora se preguntaba. ”No lo sé. Tal vez algo ha pasado” vino la respuesta. Sí, algo había pasado. El Señor tocó el corazón herido de uno de Sus Hijos y el Hombre de Chicago ha vuelto a casa.

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Capítulo 14 - Diferente “Cometí el error más grande de mi vida al volverme a casar contigo” Tom le gritó a su esposa, quien lloraba, cuando subía por la escalera de su casa, dos escalones a la vez. Julie se quedó parada al frente del fregadero en su cocina. “¿Dios, realmente quieres que nuestra restauración matrimonial sea de esta forma? Quizá Tom está bien cuando dice que no debimos volvernos a casar” El incidente había sido menor. Ella había olvidado que tenían planes de salir esa tarde y había invitado a Pam y a Al a cenar en casa. Tom había explotado cuando la duplicidad en las cenas salió a la luz. Tom estaba sentado al borde de su cama. “Billie nunca habría hecho algo así”, murmuró para sí mismo. Mirando hacia el closet, Tom pensó en cuanto debería de llevarse esta vez en caso de que se volviera necesario. De pronto reconoció que satanás estaba tentándolo a entrar una vez más en ese proceso. Una escritura vino a su mente “Permanece en control de ti mismo y alerta. Tu enemigo, el demonio, ronda alrededor como un león buscando alguien para devorar” “Satanás, no devorarás más a la familia Grant. ¡Esta familia permanece a Jesús, no a ti!” Descendiendo la escalera, Tom vio a Julie que subía. “Cariño” dijo Julie. “Siento mucho lo que acaba de pasar. Por favor perdóname. La Biblia dice que satanás ronda alrededor como un león buscando alguien para devorar. No permitamos que nos vuelva a devorar” “Julie, no vas a creer si te digo que esa es la escritura en la que pensé antes de salir de la recámara, ese mismo versículo” “Tom, creo que ambos sabemos lo que significa realmente un matrimonio. Somos uno. El Espíritu Santo nos habla a ambos” Como si fueran recién casados, se sentaron a la mitad de la escalera, abrazándose y agradeciéndole a Dios por su ayuda en su matrimonio. “No será siempre perfecto, Cariño, pero nunca será como antes. Estoy aprendiendo lentamente lo que la Biblia enseña” Tom y Julie permanecieron ahí por un largo tiempo, hasta que fueron interrumpidos por el teléfono. Era Pam, llamando para cancelar sus planes. Al tenía migraña. Los Grants tuvieron una maravillosa tarde con otra pareja. Satanás fue derrotado una vez más. Tom y Julie le dieron la gloria a Dios. Julie no paró de luchar por su esposo después de que se volvieron a casar. Ella sabía lo que satanás quería hacerle a su familia. Julie sabía que recibirían los ataques del enemigo nuevamente, mientras ella debía seguir luchando. “Oraré por nosotros como una pareja y por Tom por el resto de mi vida” Ella frecuentemente compartía esto con otros.

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Contrario a lo que muchos esperaron que pasara, el Señor no trajo a Tom a casa completamente limpio. Hasta que él estuvo espiritualmente protegido por sí mismo, cada día Julie oró porque la armadura de Dios se quedara en su esposo. Gradualmente, Dios hizo que Tom volviera a ser el líder espiritual de su familia nuevamente. Julie continuó asistiendo a algunas de las reuniones de luchadores, cuando no perjudicaba sus actividades familiares. Algunos de sus amigos no entendían por qué Tom no había ido a alguna reunión a compartir su testimonio. “Cuando el Señor traiga a mi esposo a casa” alguien había comentado “traeré mi trofeo de oración aquí a mi lado a la siguiente semana”. Julie, con la sabiduría del Señor, sabía que aun cuando Tom ahora ya estaba en casa, ambos necesitarían un tiempo de sanidad. El incidente de la escalera, sucedió en diferentes escenarios, de vez en vez. Pero algo era diferente ahora. Esas palabras malentendidas que una vez llevaban a Tom a iniciar el proceso que satanás quería, ahora involucraban a dos personas, mucho más enamoradas el uno de la otra, y del el Señor, buscando el perdón frecuentemente. “Pam” Julie preguntó a su compañera de oración “¿sabes a que me refiero?” Después de que Dios nos restaure, no podremos pelear. La otra parte siempre estará listo para perdonar. Los desacuerdos que antes duraban por días, ahora duran sólo por minutos” “Oh si, lo entiendo. A menos de que haya pasado por esto, nadie puede imaginar la alegría de un nuevo esposo, el mismo esposo, pero nuevo en Cristo, puede darnos” Pam afirmó. Parecía que el Señor premiaba la fidelidad de Tom. Él ha recibido muchos ascensos en el trabajo. A pesar de que Billie aún trabajaba en la misma firma, su oficina estaba a varios pisos de distancia de Tom. Sin embargo, en ocasiones, el la veía. La primera vez que sucedió, Tom temía que quizá fuera tentado a volver a caer en pecado. “Jesús, ayúdame a vivir para ti” fue su oración silenciosa dentro del elevador donde sólo estaban él y Billie detrás de él. Una cordial, pero distante, Billie bajó en el siguiente piso. Esa tarde, después de cenar, el platicó con Julie acerca de lo que había pasado, y acerca de sus miedos. Julie ofreció orar por Tom cada vez que el enfrentara una tentación. Para corresponder, Tom dijo que le informaría cualquier incidente como ese. “Dejaré la compañía antes de que mi matrimonio esté en riesgo nuevamente” Tom prometió. En esas condiciones, ninguno de los Grants se sorprendió cuando un par de semanas después se enteraron que Billie había regresado a California a su hogar. Continuando con su matrimonio, Tom y Julie disfrutaron de una mejor relación física, en honor a Dios. El Señor continuó guiando a Tom mientras lo sanaba. A veces sólo era necesaria una pequeña cosa para hacerle saber que su regreso a casa había sido por el Señor. Una tarde, cuando él estaba surtiendo una receta, el farmacéutico comentó “Escuché que su hija salió del hospital”. Ya que Samantha era un retrato vivo de salud, Tom volteo y se dio cuenta que el farmacéutico se estaba dirigiendo a un cliente que estaba justo detrás de él.

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“Lo siento”, el hombre contestó “No estoy acostumbrado a llamarla hija todavía” “¿Cuál fue el diagnóstico?” “Colitis, un problema de estómago, causado por nervios. La niña ha estado enferma desde que me casé con su madre” Tom, lentamente tomó su cambio y agradeció al Señor que Samantha nunca tendría que llamar a un extraño “papá” “Gracias Señor, porque me has revelado la verdad. ¿Cómo podré agradecerte lo suficiente?” Tom oró en silencio. Él estaba por saberlo. Cerca de un año después de volverse a casar los Grants, Tom y Al estaban sentados juntos en el desayuno mensual de los hombres de su iglesia. “Tom, el Señor ha puesto algo en mi corazón. ¿Compartirías tu testimonio aquí el mes siguiente?” Tom estaba aturdido. Casi todos los hombres que conocía sabían que él y Julie habían estado divorciados y que se habían vuelto a casar. Casi nadie sabía los detalles. Ahora, Al lo estaba presionando para compartir como ha sido su caminar con el Señor. “He confesado todo a Dios. ¿No es suficiente?” “Ese es un primer paso muy importante, pero no es todo. Yo sé que hay algunos hombres, justo en esta misma habitación que están siendo tentados, justo como tú y yo lo fuimos” “Oraré por ello” Cuatro sábados después, acompañado de sus amigos, y con el dulce olor a comida que flotaba en el aire, Tom Grant se paraba frente al pódium y empezaba a hablar a otros hombres. Las primeras frases vinieron con dificultad. Tom miró a su amigo Al, para que lo ayudara. Vio que los ojos de Al estaban cerrados y que sus labios se movían en una oración silenciosa. “¡Está orando por mí!” pensó Tom. De pronto le vino una nueva claridad de pensamiento y poder para hablar. “Mis hermanos, quiero hablarles de los pecados secretos de Tom Grant, algunas cosas empezaron siendo inocentes, pero fueron usadas por satanás y casi destruyen mi familia. Como pueden oír, las palabras no me salen fácil, pero si yo puedo evitarle a alguien de ustedes la experiencia que viví, con gusto les cuento mi historia. Por la siguiente hora, Tom continuó. El continuó por tanto tiempo que los meseros tuvieron que salir para ver qué pasaría con el desayuno que habían preparado. Tom concluyó haciendo una invitación a cualquier hombre que quisiera oración por sus pecados secretos o por su matrimonio, que se levantara y que viniera a pararse al frente con él y con el Pastor Hixon. Ese día el desayuno podía esperar. Sin que lo esperara el Pastor, Tom empezó a orar por los hombres que se acercaban. Esos labios que una vez dijeron que no amaba más a su esposa, esos que habían besado a Billie, esos que

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probaron frecuentemente el alcohol, esos que dijeron mentiras tantas veces, esos mismos labios, ahora decían palabras del amor de Dios y de Su esperanza para las familias. Durante los días siguientes, muchos hombres le pidieron oración a Tom en forma privada. Cada “pecado secreto” inimaginable fue confesado. El trató de hacer lo mejor que pudo para ayudar a cada hombre a encontrar la ayuda de Dios para su situación. Cuando se acercaba el día de San Valentín, el Pastor Hixon les pidió a los Grants que hablaran en el banquete anual de la iglesia. “No sé de ninguna otra historia de tanto amor como la de ustedes” Julie rápidamente agregó “La única mejor historia de amor es la verdadera historia del amor de Dios para cada uno de nosotros. Como usted sabe Pastor, Su amor por Tom y por mi nos reunió nuevamente. No fue nada de lo que yo hice.” El 14 de Febrero, Tom y Julie, con decorados con rojo y blanco, testificaron como pareja, por primera vez, hablaron del amor de Dios y de Sus milagros en sus vidas. Esa tarde, ellos descubrieron otro aspecto de su relación. Julie empezaba una idea y Tom la terminaba. No, no en forma ruda o a manera de interrumpir, sino en una forma en que se complementaba el uno al otro. Tom expresaba un pensamiento y Julie alistaba una escritura para compartirla. En casa, esa noche, Tom Grant colocaba su cabeza en la almohada, esperando a que el sueño llegara. Miró a su esposa ya dormida. Julie parecía tener una sonrisa en su cara. Tom pensó en todas las noches de dolor que su esposa debió pasar en ese cuarto. Él pensó en las horas de oración que Julie había pasado. Por primera vez, Dios le permitió a Tom ver sólo una pequeña parte de lo que había pasado Julie cuando luchaba por su retorno, no un retorno a ella, sino un retorno a Dios. Tom fue al baño para que su llanto no despertara a Julie. “Porqué Dios” dijo “¿por qué tú y Julie no se dieron por vencidos?” “Porque ambos te amamos con amor incondicional y porque hay trabajo para que tu hagas” escuchó la respuesta de Dios.

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Capítulo 15 - Inclusive los ejecutivos lloran ”Contabilidad, ¿a dónde le trasfiero?” “Oh, por favor ¿podría hablar con el Sr. Grant?” “Un momento por favor” “Oficina del Señor Grant, ¿Puedo ayudarlo?” “Ummm, oh. ¿Puedo por favor hablar con el Señor Grant?” “¿De qué compañía llama, por favor?” “Oh, es una llamada personal.” “¿Quien llama, por favor?” “Oh es Scott Wilson” “¿Sabe él de lo que se trata?” “Oh es sobre su hija” “Un momento por favor. Señor Grant hay un Scott Wilson deseando hablar con usted. Dice que es una llamada personal referente a su hija” “Oh, sí. Ese es el chico con quien ha estado saliendo Samanta. Un chico bueno que está estudiando para ser Pastor. Pásalo por favor” “Tom Grant habla” “Oh, Señor Grant soy Scott Wilson” “Hola Scott, Espero que no haya ningún inconveniente. Nunca me has llamado a mi oficina antes” “Oh no Señor. Todo está bien, pero necesito hablar con usted sin la presencia de Samantha” “Tú tienes toda mi atención, Scott. Prosigue” “Oh, Esto es más difícil de lo que imaginé. Samantha y yo hemos estado saliendo por 2 años. Los dos sentimos que es voluntad de Dios que nos casemos. Puede que sea anticuado, pero yo quería su aprobación antes de pedirle a ella matrimonio” “Claro que sí, Scott. Yo sé que su madre estará emocionada. ¿Cuándo piensan casarse?” “Yo complete el seminario en un año. Si es la voluntad de Dios, nos gustaría casarnos antes que me dieran mi primear iglesia. NO me caso con Samanta para que el Pastor tenga una esposa. Quiero casarme con ella porque la amo profundamente”. “Scott, ¿tu entiendes que el matrimonio es una alianza, no un contrato que se puede romper cuando las cosas no van bien?” “Sí, Señor. Tal vez es por lo que usted y la Señora Grant han pasado, pero Sam y yo hemos tenido una larga discusión sobre la permanencia del matrimonio. Sabe esas noches cuando Samanta y yo nos sentábamos en el sofá, trabajando en mis documentos. Tal vez usted y la Señora Grant nos podían oír desde la otra sala, pero Sam y yo hemos estudiado lo que la Biblia dice sobre el matrimonio. “ “Scott, yo no estoy orgulloso de haber abandonado a mi familia, mucho menos de haber hecho las cosas que hice. Yo le agradezco al Señor que cada uno de mis errores hayan sido cubiertos por la Sangre de Jesús. Ese testimonio que has escuchado – no sale fácilmente, pero si Julie y yo podemos ayudar otras familias a no pasar lo que nosotros, yo gratamente hago ese sacrificio. El matrimonio es de por vida y no a tu conveniencia” “Sí, Señor en el Seminario no todos concuerdan con eso. Inclusive en nuestro grupo conservador es aterrador escuchar cuantos predicadores justifican el divorcio en la mayoría de situaciones.

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En una clase donde abordamos el tema, Yo fui el único hombre que dijo que nunca me casaría con una persona divorciada”. “Tal vez, he estado cerca de Sam y sus padres por tanto tiempo – Yo he escuchado su testimonio – pero el divorcio nunca será una opción para el Reverendo y la Señora de Scott Wilson, ni siquiera será sugerido, bajo ninguna circunstancia” “Sam y yo hemos hablado sobre que ella será la esposa del Pastor; la vida es un tazón de pescado. Ella tendrá siempre que mudarse a donde Dios nos guíe, y estar separada de sus padres. Señor, no quiero sonarle como un sabelotodo de 24 años, pero siento que el Señor está preparando a su hija y a mí para Su servicio como una pareja casada. Inclusive ya decidimos el nombre de nuestra primera hija Allyson” “¿Cuándo será la proposición, Scott?” “Esta tarde. Ya recogimos el anillo, así que no será realmente una sorpresa. Sólo que ella no sabe cuándo le haré la pregunta. Ella estará impactada de que yo le haya llamado al trabajo y que le haya pedido su mano” “¿Debo llamar a la Señora Grant también?” “No Scott no es necesario. La mama de Samantha y yo ya habíamos sospechado que este día vendría, y lo aprobamos. Aprecio mucho que me hayas llamado. “ “Scott, Julie y yo hemos estado orando desde el día que nos volvimos a casar por el hombre que el Señor estuviera preparando para ser el esposo de Sam”. Hoy veo las respuestas a esta oración. “Ah, um. ¿Usted cree que yo pueda llamar a la Señora Grant de todas maneras a su casa?” “Seguro, Scott, pero realmente no es necesario. Tú y Samantha tienen nuestra bendición”. “Ah, Yo solo quiero agradecerle por romper el curso de los pecados generacionales de su familia. Como le dije yo he escuchado su testimonio y Sam me ha dicho mucho más, sobre todos los consejos que recibió la Señora Grant de olvidarse de usted; que usted nunca cambiaría, y nunca volvería a casa. Ella simplemente siguió amándolo con el amor incondicional del Señor, luchando y esperando en Dios por la restauración de su matrimonio. ¿Estaría bien llamarla y decirle eso?” “Sí, de hecho. Scott, has tocado mi corazón. Yo creo que a ella le encantará escuchar lo que tú me acabas de decir. De hecho me puedes llamar Papá desde hoy. Estaría honrado de que me llamaras así” “Gracias, Papá. Con la ayuda de Dios, yo prometo ser buen esposo para San. Siempre la cuidaré” “Gracias hijo. Nosotros estaremos orando por ambos” Entre lágrimas, Tom Grant presionó el botón de “No interrumpir” en su teléfono. Mirando desde su ventana en su oficina en el piso 34, Tom se arrodilló y le agradeció a Dios por la llamada de Scott y por qué su esposa no se hubiera dado por vencida a él, a pesar de las circunstancias. El Hombre de Chicago estaba en casa,

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Conclusión - Listos para servirlo “Samanta, tomas a este hombre, Scott, como tu marido desde este momento hasta…” Tom Grant no estaba escuchando cada palabra que el Pastor decía. Él estaba pensando y mirando a su esposa que estaba sentada a su lado. Era hermosa, simplemente maravillosa. Mientras que tomaba su mano, Tom pensó como habrían sido los días si él no hubiera regresado a casa, sino que se hubiera casado con Billie. Él no podía imaginar a Billie, la mujer que no tenía ningún problema en escribir aquellas viles palabras en mail, teniendo un lugar en su vida el día de hoy. “Gracias Señor, por restaurarme y restaurar mi matrimonio. A Dios sea toda la gloria” Mientras se oían las alabanzas, Tom pensó en el pasado. Parecía que no había pasado mucho tiempo desde que él y Julie vivían en un pequeño departamento en Lockport, y tuvieron a Samantha. Cómo estaba asustado con las responsabilidades que le habían confiado, las responsabilidades, primero de cuidar a su esposa y después de cuidar a una hija. Sólo hace unos minutos, el acababa de poner la mano de su hija en la mano del Reverendo Scott Wilson, para casarse. De todos los puntos importantes que escuchó durante la ceremonia, de ellos estarían con él por siempre. “Papá, te amo. Gracias por volver a casa” Samantha le había dicho, y “Lo amare y lo valorare por siempre. Le agradezco a usted y a la Sra. Grant por la esposa que Dios me dio. Gracias papá” Una de las cosas positivas de las bodas es que puedes llorar en cualquier momento sin que tengas que disimularlo. Tom aprovechándolo muy bien, en cada oportunidad permitía que sus ojos se humedecieran durante la boda de su única hija. La sensibilidad de Tom era bien conocida, en casa, en la iglesia y si, aún en su gran oficina ejecutiva. “Nunca sabrás como es hasta que hayas estado muy cerca de la borda” frecuentemente le decía a Julie, como si una explicación fuera necesaria cuando un hombre lloraba por las cosas que le importaban a Dios. “Mi nuevo esposo es muy sensible, probablemente el llora cuando saca la basura” Julie le había dicho a Pam. Su nuevo esposo era la alegría de su corazón. Tom se había vuelto el hombre por el que ella siempre había orado, primero para el Señor y luego para ella. El Hombre de Chicago era un nombre de pantalla que se veía aún con frecuencia en línea. Cuando Julie y Tom se volvieron a casar, el planeo cambiar su nombre de pantalla. Consideró todas las variaciones de palabras cristianas que pudo: HOMBRE DE DIOS….No PECADO - PERDON…Quizás HOMBRE DE IGLESIA…No Ninguno funcionaría porque alguien quizá se daría cuenta que el Hombre de Chicago desaparecía y el Hombre de Dios aparecía.

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El Señor le mostró a Tom que el Hombre de Chicago había causado que mucha gente pecara y que Él podría usar al Hombre de Chicago para que la gente saliera del pecado. Su computadora estuvo sin ocupar por muchas semanas después de haberse vuelto a casar. Una noche, después de la cena, el Espíritu Santo le mostró a Tom lo que debería de hacer. “Julie, ¿recuerdas el Hombre de Chicago del que hablamos en la clase con el Pastor la noche antes de volvernos a casar? “¿Cómo podría olvidarlo? Estoy agradecida de no volver a saber de él” “Cariño, esto es difícil de explicar para mí, y será mucho más difícil hacerlo, pero siento que el Señor me está llevando, o debería decir que nos está llevando, a usar el mismo nombre de pantalla para ministrar en línea a otros matrimonios heridos” “Me tomas un poco de sorpresa. Nunca me lo hubiera esperado. ¿Puedo orar por ello?” “No quisiera que tomara más tiempo para poder hacerlo. Déjame ayudarte con los platos” Más tarde esa noche, Tom y Julie Grant se sentaron frente a su computadora, uno junto al otro. Habían orado juntos y Tom tuvo la precaución de alertarla de lo que quizá haya recibido en su mail. Le pidieron al Señor que bloqueara cualquier cosa que no viniera de Él. Firma: El Hombre de Chicago. Mientras que Tom esperaba a que la computadora respondiera, pensó en aquellas noches en que Billie se sentaba a su lado. No pudo recordar el título, pero lentamente empezó a cantar la canción de una vieja canción evangélica “Dejando el pecado, El me levantó...” HEY, hombre de Chicago, ¿DONDE HAS ESTADO? EN CASA. MI ESPOSA Y YO NOS VOLVIMOS A CASAR. ¿COMO PASÓ? DIOS LO HIZO. ¿CREES QUE PUEDA HACER LO MISMO POR MÍ? ESTAMOS SEPARADOS. MI ESPOSA QUIERE EL DIVORCIO. FELICEDADES Hombre de Chicago. MI ESPOSO TAMBIEN LO QUIERE ¿PUEDES CONTARNOS LA HISTORIA COMPLETA? Esa noche fue el comienzo de un ministerio, sabido por Dios, pero inesperado por los Grants. Casi todas las tardes, Tom y Julie orarían sentados uno al lado del otro, hasta la noche, ofreciendo esperanza a la desesperanza. Aquellos mismo mails que antes llevaron a Tom al proceso engañoso que tuvo, eran ahora usados para llevar a otros al Señor. Tom reconoció un nombre y odio tener que abrir el mail con Julie viendo, pero lo hizo. Era de un hombre en Bloomington. Hombre de Chicago, SE QUE NO ME RECUERDAS. DESPUES DE QUE MI ESPOSA ME DIJO QUE SE IBA, FUI AL OTRO LADO DE LA CALLE, TU SABES A QUE ME REFIERO. HE ESTANDO LEYENDO LO QUE ESCRIBES. VI LA SUGERENCIA DE BUSCAR UN PASTOR CON QUIEN HABLAR, ASI LO HICE. EL ME MOSTRO LA FORMA DE VOLVER AL DIOS DE MI INFANCIA. MI ESPOSA Y YO ESTAMOS SIENDO AYUDADOS POR EL. VIENDO LO QUE DIOS VA HACER PARA VOLVER A REUNIRNOS. ¡GRACIAS! MAS QUE AGRADECIDOS DE LO QUE SE PODRIAN IMAGIANAR. PD. NO MAS ABRIGO AZUL EN EL NEGRO RESPALDO DE LA SILLA.

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Tom agradeció que Julie no preguntar acerca del abrigo. Juntos, como una sola carne, oraron juntos por esa pareja. “Damas y Caballeros, les presento por primera vez, al Reverendo y la Señora Scott Wilson” Tom lloró una vez más, pero estaba acompañado por toda la congregación. Más tarde se tomaban las fotografías, Tom y Julie abrazados, permanecían parados en el mismo altar donde se habían vuelto a casar. Cada uno agradecía a Dios por el milagro que había obrado en su familia. “Maravillosa recepción en honor a Dios, Tom. Gracias por permitirme ser parte de este día” “Reverendo Brown, no habría sido lo mismo sin usted” “Gracias, pero un viejo predicador, que tiene que utilizar aparatos para oír y que camina con bastón, no es la mejor opción para la mayoría de la gente para oficiar una boda” “Lo es para la familia Grant” “Parece que Junio es un gran mes para ti, Tom” “Dios ha sido bueno con nosotros. La boda de Sam, un joven hombre que ama al Señor y que están por darle su primera iglesia y mi retiro temprano” “Sé que te pesa ver que se van lejos” “Sé que es la voluntad de Dios, pero nunca he entendido porque las iglesias están alejadas media nación de donde viven los Pastores. Ellos están emocionados de irse a Florida, y empezar su vida de casados y servir a una pequeña iglesia” “Cuéntame de tu retiro, Tom” “Me han ofrecido un paracaídas de oro” “Ese es un término que no entiendo. Si yo fuera a saltar de la ventana de mi oficina, estoy seguro que no querría un paracaídas de oro. ¿Qué significa eso??” “Es un retiro temprano para empleados cuando llega alguien más, al que le tienen que pagar menos, y que hace el mismo trabajo” “El Pastor Hixon me dijo que preguntara de una fiesta de retiro que la compañía quería hacerte” “Cada vez que un ejecutivo se retira, la compañía da una gran fiesta. Es una cena en un hotel del centro de la ciudad. Siempre toman alcohol y simplemente no me siento cómodo en esos eventos, especialmente cuando va a ser por mi propio retiro. Pregunté si podrían olvidarse de mi fiesta y quizá la compañía podría contribuir con una porción de lo que ellos gastarían en las misiones de la iglesia. De alguna forma mi memo llegó al Presidente. A pesar de que él no es Cristiano, el autorizó una donación del 100% de lo que esa fiesta costaría. Acudieron también al programa de Regalos de la Compañía y el monto fue duplicado.” “Alabado sea el Señor. He sido Pastor toda mi vida, pero nunca me han ofrecido un paracaídas de oro. Las iglesias tienen diferentes formas de cambiar predicadores, supongo. ¿Julie y tu han sido aceptados en la Universidad Bíblica?”

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“Empezamos en septiembre. Nuestra casa está en venta ahora. Con Sam casada y mi retiro, finalmente nos vamos a preparar para hacer lo que el Señor me llamó a hacer cuando tenía 14 años: servirlo” “Escuché que tú y Julie están sirviéndolo ya, ayudando a parejas heridas por medio de la computadora” “Si, Dios nos dio una tremenda oportunidad. Julie tiene una escritura favorita para eso. No puedo citarla ahora mismo, pero expresa lo que Dios está usando para que Su bondad cubra lo que el hombre intenta herir” “Entiendo que a través del Inter no sé qué… les dices a más personas que Dios sana familias” “Si, el Internet. Una compañía en Pensilvania está desarrollando para nosotros lo que se llama una página web. Miles de personas al mes podrán oír que cuando una familia descubre el dolor del divorcio, que cuando un matrimonio está separándose, se necesita un altar y no un abogado” “Tom, quizá sea viejo, pero te tengo a ti y a Julie en mis oraciones. Dios te bendiga, hijo. Supongo que debo dejar que vayas con tus otros invitados, pero antes déjame preguntarte algo: ¿te pones nervioso cuando hablas conmigo?” “De ninguna forma. Siempre he disfrutado nuestras charlas” “Sólo me preguntaba…. ¡Tienes mojada toda la parte frontal de tu esmoquin!” Un nuevo Tom Grant estaba listo para servir al Señor. Gracias, Hombre de Chicago por qué hiciste lo correcto. Dios te bendiga, mi amigo.

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EPILOGO “Un final feliz, pero es una historia ficticia” quizá estés pensando. “Tú no sabes mis circunstancias” Yo no conozco tus problemas, pero Nuestro Señor Dios si los conoce. Pregúntale a Él ¿cómo ve tu matrimonio? “Nadie se da cuenta de nuestro lío” Más gente de la que te puedas imaginar te está observando. Muchas familias pueden ser salvadas del dolor del divorcio debido a mi esposa, Charlyne, y lo experimento cuando tu tomas la lucha por la restauración de tu matrimonio. “Estoy avergonzado” En Cristo no hay vergüenza. Dios está listo para perdonar tan rápido como confiesas tus pecados. Él es el Dios de las oportunidades. “No sé dónde empezar” Te invito a aceptar a Jesucristo como tu Salvador. Este siempre es el punto de partida para un matrimonio restaurado. Así como el Sr. Bristol, en nuestra historia, lee el Evangelio de Juan y permítele a Jesús que se vuelva real para ti. Luego toma la lucha por tu matrimonio, rehusándote a quedarte de brazos cruzados mientras que el enemigo destruye completamente tu familia. Este domingo, encuentra tu camino a una iglesia que predica la Biblia. Quizá sea difícil ir solo, y Satanás te recordará todas las razones por las que no deberías ir. ¡Pero ve! Mi amigo, oro porque pronto estés frente a una boda, la boda tuya y de tu conyugue. ¡Si, los pródigos vuelven a casa!