el gobierno de alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

90
Instituto Superior del Profesorado “Dr. Joaquín V. González” SEMINARIO DE METODOLOGÍA DE LA HISTORIA ARGENTINA Y AMERICANA DEPARTAMENTO DE HISTORIA TRABAJO DE INVESTIGACIÓN PROFESORA A CARGO DE LA CÁTEDRA: Lidia González PROFESORA ADSCRIPTA: Silvana Luverá ESTUDIANTES: Ludmila Sol Naso - Eduardo M. Zeballos CURSO: “B” AÑO: 2012

Upload: lucas-bailo

Post on 13-Dec-2015

23 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Page 1: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

Instituto Superior del Profesorado

“Dr. Joaquín V. González”

SEMINARIO DE METODOLOGÍA DE LA HISTORIA ARGENTINA

Y AMERICANA

DEPARTAMENTO DE HISTORIA

TRABAJO DE INVESTIGACIÓN

PROFESORA A CARGO DE LA CÁTEDRA: Lidia González

PROFESORA ADSCRIPTA: Silvana Luverá

ESTUDIANTES: Ludmila Sol Naso - Eduardo M. Zeballos

CURSO: “B” AÑO: 2012

Page 2: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

EN CAMINO HACIA LA DEMOCRACIA ARGENTINA

EL GOBIERNO DE ALFONSÍN Y LOS LEVANTAMIENTOS MILITARES

(1983-1988)

Page 3: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

INDICE

Prólogo………………………………………………………………………………………1

1. El comienzo de la transición

1.1 Después de Malvinas: La crisis en las Fuerzas Armadas. La apertura democrática...........3

1.2 La propuesta radical en materia militar. Las elecciones de 1983………………………..10

1.3 La llegada al poder del Dr. Raúl Alfonsín. Las primeras medidas de gobierno…………14

1.4 La transición a la democracia argentina y el contexto regional………………………….23

2. El camino de la confrontación

2.1 El fracaso del proyecto de auto-juzgamiento y las primeras crisis militares…….………28

2.2 El enrarecimiento del clima político y social o el fin de la “primavera alfonsinista”.......34

2.3 El juicio a las Juntas Militares…………………………………………………………...35

2.4 El fracaso del primer plan económico y la llegada del Plan Austral…………………….36

2.5 La Ley de Punto Final…………………………………………………………………...43

3. Las sublevaciones militares - Semana Santa

3.1 La rebelión cordobesa………………………………………………………….…….…..50

3.2 El levantamiento carapintada y la toma de Campo de Mayo…………………………….54

3.3 Respuesta de los distintos actores sociales: el pueblo, las organizaciones sindicales y los

partidos políticos…………………………………………………………………...…….61

3.4 La negociación de Campo de Mayo y la “Ley de Obediencia Debida” ………………...68

4. Conclusiones……………………………………………………..………………76

5. Bibliografía…………………………………………………………………….…81

Page 4: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

1

Prólogo

El proyecto del trabajo de investigación propuesto por este equipo tiene como objetivo

principal intentar reconstruir ciertos aspectos de una etapa de la transición democrática en

Argentina; particularmente nos interesa investigar, estudiar y analizar cuál fue la política de

Derechos Humanos llevada a cabo por el primer gobierno constitucional luego de la última

dictadura militar (1976 – 1983) y su correlato expresado a través de los alzamientos e

insurrecciones militares. Para el caso, trabajaremos especialmente los llamados

“levantamientos de Semana Santa”.

El desarrollo del proyecto está orientado a poder establecer cuáles fueron las razones

que impulsaron las leyes y los decretos dictados durante el gobierno de Alfonsín en relación al

juzgamiento de los militares responsables por los crímenes de Estado durante la última

dictadura, cuáles fueron las principales demandas de los organismos de Derechos Humanos,

políticos y sociales, la actuación de los juzgados civiles y militares, y la reacción de sectores

del Ejército para evitar que los juicios siguieran avanzando.

A través del tiempo comprobamos como nuestra historia contemporánea reciente sigue

reconstruyéndose día a día, y especialmente en temas referidos a violaciones a los Derechos

Humanos vinculados a la última dictadura militar. Sin embargo, creemos que no siempre fue

así y que hubo un tiempo en el cual ciertos sectores involucrados con el genocidio

pretendieron acallar las voces que testimoniaban lo ocurrido e impedir que los juicios

avanzaran y se multiplicaran. En este caso, el equipo de investigación centrará el trabajo en el

estudio particular de los levantamientos de Semana Santa considerándolos como casos

emblemáticos y particularmente críticos de la emergencia del proceso de transición.

El largo camino hacia la verdad y la justicia en materia de Derechos Humanos durante

la última dictadura militar es un camino de avances y de retrocesos que aún continúa

escribiéndose. La complejidad y las consecuencias del período del terrorismo de estado en

Argentina son tan profundas como imposibles de abordar para nuestra tarea determinada.

Exceden nuestro trabajo. Sin embargo, creemos que, para el período presentado y

Page 5: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

2

particularmente sobre el levantamiento de Semana Santa, existen suficientes interrogantes sin

responder que requieren asumir el riesgo de una investigación que intente develarlos. En este

caso, lo que nos interesa saber e investigar es; cuáles fueron y cómo actuaron las principales

fuerzas políticas y sociales ante la insurrección militar; cuál fue el desempeño de los juzgados

civiles y militares; cuáles fueron y cómo actuaron los sectores de las fuerzas armadas que

intervinieron en los levantamientos, cuáles fueron sus demandas y cómo se comportó el resto

del Ejército; cuál fue la reacción de la opinión pública, cómo respondió la sociedad ante los

hechos; y cuál fue, en definitiva, la respuesta política al conflicto y qué consecuencias

produjeron los alzamientos en el orden democrático y constitucional.

En consecuencia, la hipótesis de la investigación se centrará alrededor de poder

determinar en qué medida el temor a la pérdida de control de los mandos militares, ensayada a

través del terrorismo y de los amotinamientos, logró condicionar la política de Derechos

Humanos del nuevo gobierno en el contexto de crisis.

La elaboración del trabajo y la investigación se llevará a cabo por medio de la

recopilación, lectura y análisis de fuentes primarias (diarios, leyes, sesiones legislativas,

archivos videográficos de la época, etc.) y secundarias, (libros, publicaciones, investigaciones

publicadas en internet, etc.).

Page 6: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

3

I “Los hombres no pueden perdonar

aquello que no pueden castigar”

Paula Canelo1

1. El comienzo de la transición

1.1. Después de Malvinas. La crisis en las Fuerzas Armadas. La apertura democrática.

Tras la derrota de la Guerra del Atlántico Sur, el gobierno de la dictadura militar, que

hasta ese momento había manifestado su firme voluntad de mantener “las urnas bien

guardadas”2, a pesar de las atrocidades cometidas en materias de derechos humanos y los

descalabros económicos y financieros que llevaron a la parálisis productiva de la economía

nacional3, se vio envuelto en una profunda crisis cuya única salida posible fue la entrega del

poder que detentaba ilegalmente desde el golpe de estado del 24 de marzo de 1976.

Se abría, entonces el proceso de la transición a la democracia argentina.

Si bien es difícil definir y delimitar la precisión del término “transición a la

democracia” en principio diremos que supone un espacio abierto entre un régimen político y

1 Canelo, Paula. “La descomposición del poder militar en la argentina” en Pucciarelli, Alfredo (Coord.), Los años de Alfonsín. ¿El poder de la democracia o la democracia del poder? Buenos Aires, Editorial Siglo veintiuno, 2006, pág. 110. 2 Frase expresada en el año 1981 por el presidente de facto Leopoldo F. Galtieri ante una entrevista televisiva del programa Tiempo Nuevo que conducían los periodistas M.Grondona y B. Neustad. 3 Para un estudio detallado del proceso de reconversión y desmantelamiento de la industria productiva del país llevada a cabo por la dictadura militar argentina (1976-1983) sugerimos las lecturas de schvarzer, Jorge; La industria que supimos conseguir, Buenos Aires, Planeta, cap. 9, 1996; y/o schvarzer, Jorge; Implantación de un modelo económico. La experiencia argentina entre 1975 y el 2000, Buenos Aires, A-Z Editora, 1998 y/o Belini, Claudio y Rougier, Marcelo; El estado empresario en la industria argentina, Buenos Aires, Ediciones Manantial SRL, 2008.

Page 7: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

4

otro (el de facto o dictadura militar y el democrático). El debate sobre cuánto dura y cuándo

concluye es una tarea ardua y de difícil concreción que excede a nuestro trabajo específico.

Sin embargo, si nos atenemos a los conceptos vertidos sobre el tema por el historiador Waldo

Ansaldi4, podemos afirmar sin temor a equivocarnos que durante el gobierno de Alfonsín el

proceso de transición hacia la democracia nunca fue superado. Nuestro estudio se basa

precisamente en la indagación, en parte, de dichas grietas que impedían la consolidación y el

afianzamiento del nuevo régimen y que, en definitiva, mostrarían cuán frágil e inestable era

aún aquel proceso transicional que atravesaba el primer gobierno democrático luego de la

última dictadura militar.

Para analizar el proceso de transición hacia la democracia debemos comenzar

observando cuál fue el principio del fin de la dictadura y determinar en qué condiciones de

correlación de fuerzas objetivas y subjetivas se encontró el nuevo gobierno en materia de

Derechos Humanos y Economía. Para ello, nos resulta insoslayable remontarnos brevemente a

los orígenes de dicho proceso el cual, en concordancia con la mayoría de los historiadores,

creemos que se inicia con la derrota de la guerra de Malvinas5. En tal sentido, a la sumatoria

de fracasos de los gobiernos militares del proceso iniciado en 1976, entre los cuales se

destacan la crisis del proyecto económico y la falta de unidad en el interior de las Fuerzas

Armadas, hay que sumarle la “operación audaz e irresponsable”,6 de la conquista de

Malvinas por la fuerza llevada a cabo a partir del desembarco del 2 de abril de 1982, la cual

iba a lograr recomponer, aunque fuera de forma efímera, el creciente malestar político y

social7 que se estaba gestando realineando los disensos tras la histórica causa nacional que

4 Ansaldi, Waldo, “Juego de patriotas. Militares y políticos en el primer gobierno posdictadura en Bolivia, Brasil y Uruguay” en Pucciarelli, Alfredo (coord.); Op. cit., pág.24: “Un problema sobre el cual hay menos consenso entre los analistas se refiere al momento en que concluye la transición. A mi juicio, tal final se encuentra cuando el poder civil democrático no tiene ningún condicionamiento originado en el ejercicio de la dictadura e impuesto por ésta en su retirada, ni intentos de cuestionamientos de decisiones del poder civil que afectan a los militares, por parte de las Fuerzas armadas. Es decir, cuando éstas dejan de tener prerrogativas que escapan a sus funciones específicas como parte del Estado y quedan subordinadas por completo al poder civil”. 5 El propio Raúl Alfonsín, en su Memoria Política, realiza un análisis coincidente acerca de la crisis en la dictadura provocada por la derrota de la Guerra de Malvinas. Ver. Alfonsín, Raúl, Memoria Política. Transición a la democracia y derechos humanos. Buenos Aires, Editorial Fondo de Cultura Económica, 2004, pág. 33. 6 Quiroga, Hugo, “El tiempo del proceso”, en Suriano, Juan; Dictadura y Democracia (1976-2001), Nueva Historia Argentina. Tomo X; Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2005, pp. 76-80. 7 Cabe recordar el masivo acto de protesta que el 30 de marzo de 1982 (tres días antes de la toma de Puerto Argentino) había convocado la CGT y que fuera reprimido violentamente por el gobierno de Galtieri para impedir su realización. Ver: http://lasimagenesretro.files.wordpress.com/2011/03/ln.jpg. Otra fuente, Ageitos,

Page 8: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

5

suponía la “recuperación de la soberanía” de las Islas Malvinas y del Atlántico Sur. Para el

caso; “El día del desembarco, una multitud calculada en diez mil personas se concentró en la

Plaza de Mayo para celebrar la <exitosa hazaña>”.8 Sin querer extendernos demasiado en el

tema, tomamos como propias las palabras de Paula Canelo en cuanto a que; “El régimen

requería la construcción de un enemigo lo suficientemente poderoso como para justificar una

nueva cruzada nacional que le permitiera encubrir sus cada vez más evidentes debilidades”.9

Y la guerra contra Inglaterra propiciaba esa una gran oportunidad para aglutinar voluntades.

Entonces, el gobierno no sólo contó con el apoyo de buena parte de la sociedad y la opinión

pública que se alineaba tras la aventura militar sino que también sumó la adhesión de buena

parte de los partidos políticos.10

Al respecto, el prestigioso historiador Adolfo Gilly señala con contundencia como;

“Todas las corrientes del peronismo, desde la derecha hasta los Montoneros,

saludaron entusiastamente la iniciativa de los militares en las Malvinas y muchos —como los

mismos Montoneros— se propusieron como voluntarios para ir a combatir a las islas. La

burocracia sindical peronista decretó la "tregua social" y la "unidad nacional" con la Junta

Militar mientras durase el conflicto de las Malvinas. Todas las corrientes de la Unión Cívica

Radical y del peronismo, partidos electoralmente mayoritarios que, junto con la democracia

cristiana, los intransigentes y los desarrollistas se agrupan en las Multipartidarias, apoyaron

la guerra”.11

Stella Maris, Historia de la Impunidad. De las actas de Videla a los indultos de Menen. Buenos Aires, Editorial Adriana Hidalgo editora, 2002, pág. 91 da cuenta de que; “Ante los problemas económicos, el malestar de la gente crecía sin pausa, y el 30 de marzo de 1982 la CGT realizó una gigantesca marcha contra el modelo económico. La protesta fue reprimida y hubo más de dos mil detenidos”. 8 Quiroga, Hugo, Op. cit., pág. 77. 9 Canelo, Paula, Op. cit., pág. 71. 10 Quiroga, Hugo, Op. cit., pág. 77. En dicha cita puede observarse en la “Declaración del Consejo Nacional Justicialista en ocasión de la guerra de Malvinas. Río Gallegos, 21 de mayo de 1982” el apoyo explícito de la fuerza citada y como desde el mencionado documento se exhortaba “a todos los compatriotas y especialmente a los compañeros peronistas a movilizarse y a organizarse en defensa de la soberanía, con todos sus recursos materiales y espirituales”. Citado de Fuente: Bittel, Deolindo Felipe, Peronismo y dictadura, 1976-1982, Ed. Del Movimiento, Buenos Aires, 1983, pp.64-65. 11Gilly, Adolfo. Las Malvinas, una guerra del capital, México, D.F., ediciones Era, Cuadernos Políticos, n° 35, enero-marzo 1983, pág. 32, en internet: http://www.cuadernospoliticos.unam.mx/cuadernos/contenido/CP.35/CP.35.4.AdolfoGilly.pdf

Page 9: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

6

Finalmente, el fracaso de la guerra, cuya rendición se oficializó el 10 de junio de 1982,

desprestigió a los partidos políticos y a las organizaciones sociales que se habían coaligado

con el poder de facto en la intentona bélica pero sobre todo dañó a la Junta militar12 en el

poder que se disolvía tras la renuncia de Galtieri, a quién quitaban el apoyo endilgándole la

responsabilidad por la derrota de Malvinas. Luego de un breve interinato de cinco días en la

presidencia por parte del ex ministro del interior Alfredo Saint Jean, el Comandante en Jefe de

las Fuerzas Armadas, Teniente General Cristino Nicolaides, designó (de forma unilateral)

como presidente de la nación a un hombre cercano a los generales Videla y Viola, el General

retirado Reynaldo Benito Bignone para que asumiera el 1 de julio de 1982 con la difícil

misión de iniciar el proceso de transición hacia una apertura democrática ordenada y cuyo

costo político por parte de las Fuerzas Armadas fuera reducido al mínimo posible. La crisis en

el interior de la Junta militar por la designación de Bignone no se hizo esperar y tanto la

Marina como la Aeronáutica abandonaron la Junta de Comandantes quedando el Ejército al

mando del gobierno.13

A pesar del caos en que se encontraban las Fuerzas Armadas ninguno de los líderes de

la Multipartidaria exigiría la entrega inmediata del poder sino que siguieron reclamando

moderadamente un calendario para la apertura electoral. En agosto de ese mismo año

comienzan a tomarse las medidas que se orientan a cumplir, en parte, el primer objetivo

militar con la promulgación de la Ley Orgánica de Partidos Políticos (N° 22.627) que reabría

de forma oficial la actividad partidaria y la reafiliación a los partidos políticos con la intención

de conducir el proceso de transición hacia una apertura electoral estimada para fines del año

1983.

Con la totalidad de las FFAA recompuestas pocos meses después en la comandancia

de la Junta Militar14, el segundo objetivo se intentó con “torpeza política y sin prejuicios” a

12 Acuña, Carlos y Smulovitz, Catalina. “Militares en la transición argentina; del gobierno a la subordinación constitucional” en Juicio, Castigos y Memorias. Derechos humanos y justicia en la política argentina, Acuña Carlos y otros, Buenos Aires, CEDES, Ediciones Nueva Visión, 1995, pág. 45; “La derrota no sólo afectó la capacidad del gobierno militar para imponer su autoridad frente a la sociedad, sino que también agudizó los conflictos intramilitares”. 13 Para un desarrollo más completo de la interna del Ejército y de la puja entre las diferentes armas por las postulaciones de candidatos a suceder a Galtieri y la estrategia de “autodepuración” en función de recomponer la Junta tripartita ver Canelo, Paula. Op. cit., pp. 73-78. 14 Verbitsky, Horacio. Civiles y militares. Memoria secreta de la transición. Buenos Aires, La Página S.A., 2006, pág. 25: "El 23 de abril de 1983, Cristino Nicolaides, Rubén Franco y Augusto Hughes, que habían reconstituido la Santísima Trinidad castrense, pusieron sus firmas al pie de lo que con pomposa ingenuidad llamaron Documento Final de la Junta Militar sobre la Guerra contra la Subversión y el Terrorismo".

Page 10: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

7

través de la publicación del “Documento final de la Junta Militar sobre la guerra contra la

subversión y el terrorismo”15 dado a conocer en abril de 1983.

El documento, amparándose en los decretos 261/75 (del 6 de febrero de 1975) y

2772/5 (del 6 de octubre de 1975) que disponían; “Ejecutar todas las Operaciones Militares

que sean necesarias a efectos de neutralizar y/o aniquilar el accionar de los elementos

subversivos que actúan en la provincia de Tucumán”, y luego; “Ejecutar las Operaciones

Militares y de Seguridad que sean a los efectos de aniquilar el accionar de los elementos

subversivos en todo el territorio del país” correspondientemente, intentaba justificar la

ilegalidad del accionar represivo de las Fuerzas Armadas durante la dictadura con la

intencionalidad de evitar la revisión jurídica y política del pasado reciente remitiendo el

enjuiciamiento de los “errores y excesos cometidos en actos de servicio” al Juicio de Dios y

de la comprensión del hombre. El breve Documento expurgatorio de apenas quince páginas,

además de pretender justificar la utilización de “procedimientos insólitos” llevados a cabo

por parte de las Fuerzas Armadas y de Seguridad en la “lucha contra la subversión”, quiso,

también, “blanquear” la figura jurídica y administrativa correspondiente a los “desaparecidos”

enunciando que; “se consideran muertos, aún cuando no pueda precisarse hasta el momento

la causa y oportunidad del eventual deceso, ni la ubicación de sus sepulturas”16. El

documento fue lanzado ante los primeros hallazgos de fosas comunes con cuerpos enterrados

sin identificación al final del gobierno militar.

El Documento Final fue rechazado en mayor o menor medida por casi todos los

sectores políticos y sociales.17 Sin embargo, puede consignarse una excepción: “La única

institución que intentó defenderlo fue la comisión ejecutiva de la Conferencia Episcopal

Argentina, integrada por los cardenales Aramburu – ahora presidente -, Primatesta y el

arzobispo de Rosario Jorge Manuel López”. El Documento, sin embargo, fue criticado por el

Vaticano a través del diario de la Santa Sede, “L´Osservatore Romano”, que, entre otras

cosas, expresó; “que todos los desaparecidos en la Argentina están muertos no resulta

comprensible ni aceptable”.18

15 El texto completo en: http://www.memoriaabierta.org.ar/materiales/documento_final_junta.php 16 http://www.memoriaabierta.org.ar/materiales/documento_final_junta.php, pág. 13. 17 Mazzei, Daniel, El CEMIDA: Militares argentinos para la transición democrática. Buenos Aires, Editorial Capital Intelectual, 2011, pág. 23. 18 Mignone, Emilio F., Iglesia y dictadura, el papel de la iglesia a la luz de sus relaciones con el régimen militar, Buenos Aires, Ediciones del pensamiento nacional, 1986, pp. 78-79.

Page 11: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

8

Al mismo tiempo, el Documento Final, como bien advierte Horacio Verbitsky19, va a

intentar deslindar de responsabilidades penales, civiles y políticas por lo actuado durante la

dictadura a los mandos subalternos a través de sus artículos 3 y 4 de la declaración final para

evitar que se produjeran motines internos de los que también se consideraron defraudados por

los altos mandos en Malvinas.20 Sobre este tema, podemos hallar el origen de lo que el

investigador y especialista en temas militares Ernesto López desarrolló como la hipótesis de la

“Crisis de Identidad” militar y que en definitiva forma parte de la descomposición y análisis

político e ideológico que intentaremos desarrollar más adelante junto con su desenlace

culminante en Semana Santa.

Finalmente, ante la ausencia de consenso general de los partidos políticos y de los

organismos de derechos humanos a comprometerse con la voluntad militar en cuestiones

referidas a las políticas de transición del gobierno militar, el 23 de septiembre, cuando apenas

faltaban cinco semanas para las elecciones presidenciales, Bignone firmó la “Ley de auto-

amnistía”, que le elevó su ministro del Interior, Llamil Reston, previamente aprobada por los

miembros de la Junta y con la cual se intentaba sentar las bases de la definitiva pacificación

del país, la reconciliación nacional y la superación del pasado.21

La “Ley de Enjuiciamiento de Actividades Terroristas y Subversivas” N° 22924

(conocida como Ley de auto-amnistía), a través de la cual el gobierno consigue mantener la

iniciativa política, disponía lo siguiente en su artículo 1:

“Decláranse extinguidas las acciones penales emergentes de los delitos cometidos con

motivación o finalidad terrorista o subversiva, desde el 25 de mayo de 1973 hasta el 17 de

junio de 1982. […] Los efectos de esta ley alcanzan a los autores, partícipes, instigadores,

19 Verbitsky, Horacio, Civiles y militares. Op. cit., pág. 26; “Era la más explícita asunción de responsabilidades producida desde 1976 y procuraba conservar un mínimo orden en las filas, impidiendo que los escalones inferiores se sintieran abandonados por sus jefes y para salvarse se convirtieran a su vez en fiscales". 20 http://www.memoriaabierta.org.ar/materiales/documento_final_junta.php. Pág. 15; “3° Que el accionar de los integrantes de las Fuerzas Armadas en las operaciones relacionadas con la guerra librada constituyeron actos de servicio. 4° Que las Fuerzas Armadas actuaron y lo harán toda vez que sea necesario en cumplimiento de un mando emergente del Gobierno Nacional, […]”. 21 Verbitsky, Horacio, Civiles y Militares, Op,. cit., pág. 31; "La elaboración de la ley de autoamnistía se extendió durante varios meses, que el Ejército empleó para persuadir a la Fuerza Aérea y la Armada. Los aviadores no la necesitaban, dado su perfil más bajo en la guerra interna, y los marinos la consideraban con toda lógica deshonrosa. El 19 de agosto 40.000 personas desfilaron en oposición al proyecto en la manifestación más numerosa de los siete años y medio transcurridos desde el golpe de 1976".

Page 12: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

9

cómplices o encubridores y comprende a los delitos comunes conexos y a los delitos militares

conexos”.22

En este caso, el rechazo a la Ley de auto-amnistía, tampoco contó con una

desaprobación completa por parte de las fuerzas políticas y sociales. En una reciente

publicación, Verbitsky señala el acompañamiento adoptado por el episcopado de la iglesia

católica en dicho proceso y cómo presionó a los partidos políticos y a las fuerzas sociales para

que suscribieran al decreto.23

En otro sentido, vemos como ante la proximidad de las elecciones presidenciales,

muchos políticos pretendieron desmarcarse de los compromisos asumidos con la Junta, sin

embargo, los acuerdos se efectuaban “por debajo de la mesa”.24

El reclamo sobre los “desaparecidos”, solamente sostenido con constancia, coherencia

y tenacidad por la Asociación Madres de Plaza de Mayo (desde el 30 de abril de 1977)

empezó a resonar por primera vez en un acto convocado por la Multipartidaria (reunión de

partidos opositores conformada en 1981 y compuesta por la U.C.R., el Justicialismo, el P.I, la

Democracia Cristiano y el M.I.D.) para el día 16 de diciembre de 1982. La manifestación que

fue reprimida por el gobierno. 25

En este breve recorrido incompleto a través de las acciones y posicionamientos

políticos que desempeñaron y desarrollaron algunas de las principales instituciones políticas y

sociales en el origen del proceso de la transición hacia la democracia observamos cómo, a

pesar de la gran debilidad y de la fuerte crisis interna que atravesaba el gobierno militar, tanto

22 Ver el articulado completo de la Ley en: http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/70000-74999/73271/norma.htm o en Ageitos, Stella Maris, Op. cit., pág. 121. 23 Verbitsky, Horacio (2011). "Entre el olvido y la memoria" en Juicios por crímenes de lesa humanidad en Argentina. Andreozzi, Gabriel (Comp.), C. A. B. A., Atuel, 2011, pág. 34: "El episcopado Católico acompañó su dictado con un denominado <servicio de reconciliación>, en el que presionó a todas las fuerzas políticas y sociales a que aceptaran ese decreto de olvido". 24 López, Ernesto, El último levantamiento. Buenos Aires, Editorial Legasa, 1988, pág. 27: “El más importante [de los acuerdos] fue el que se anudó entre una porción mayoritaria de la cúpula castrense y el peronismo oficial, representado en ese momento por Lorenzo Miguel y Herminio Iglesias. Los militares depositaban seguramente fuertes expectativas en el triunfo del peronismo. Sin ir más lejos, el propio Dr. Ítalo Luder, candidato del Partido Justicialista, había anticipado su opinión en el sentido de otorgar validez a la ley de autoamnistía dictada por el general-presidente Reynaldo Bignone […]” 25 Canelo, Paula, Op. Cit., pág. 81.

Page 13: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

10

los partidos políticos de oposición como algunas organizaciones sociales y sindicales eran

débiles para confrontar y conformar una fuerza de oposición coherente y sustentable debido a

que, en su mayoría, soportaban una aguda crisis interna derivada de los errores y

contradicciones cometidos por sus propias dirigencias en relación a las políticas oficiales, lo

cual había devenido en una falta casi total de iniciativa política o social y que, a pesar de todo,

otorgaba al gobierno cierto margen de maniobra para intentar imponer algunas condiciones a

pesar de su propia debilidad. Finalmente, las elecciones generales quedaron establecidas para

el 30 de octubre de 1983.

1.2. La propuesta radical en materia militar. Las elecciones de 1983.

Ante este cuadro de situación preelectoral haremos un repaso sobre cuál era la

posición del futuro presidente de la nación y por entonces candidato de la Unión Cívica

Radical, el Dr. Raúl Ricardo Alfonsín en materia militar y de Derechos Humanos. En este

sentido, desde el inicio de su campaña interna, Alfonsín “se pronunció contra cualquier

manto de olvido, porque ninguna sociedad podía iniciar una etapa diferente sobre la

claudicación ética”. Al mismo tiempo, rechazó la venganza, “en una sociedad desgarrada

por enfrentamientos que la han llevado al límite de la disgregación”, y proclamó que “sólo

debía haber justicia”. Una vez triunfante en la interna partidaria y al calor de los crecientes

reclamos de justicia sobre los derechos humanos, Alfonsín convirtió el tema en una de las

claves de su campaña. En el candidato proclamado por el justicialismo, Ítalo Luder, “rara vez

por iniciativa propia y con graves traspiés como su indirecta validación de la

autoamnistía".26

En este caso, nos detendremos sólo por un momento a reflexionar sobre ésta

discrepancia aparentemente sustancial entre los dos candidatos mayoritarios y con reales

posibilidades de triunfo, dado que, no fueron muchas las diferencias políticas, económicas y

sociales entre las plataformas programáticas de ambos partidos. Tal vez, la divergencia en

cuanto a la visión del pasado y la valoración de los derechos humanos durante la última

dictadura militar que ofrecían ambos candidatos haya sido determinante para la apreciación

26 Verbitsky, Horacio. Civiles y militares... Op. cit., pág. 33.

Page 14: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

11

social y la opinión pública. Al respecto, creemos que el triunfo del candidato de la U.C.R. se

debió, en gran medida, a la cooptación de un amplio margen del “electorado independiente”

que se identificaba con aquellas promesas en materias de derechos humanos que señalaban

que “no habría impunidad para los crímenes del terrorismo de estado” en contraposición al

aval del candidato justicialista a la ley de autoamnistia ya citada.27

El ánimo social (fluctuante en buena medida) se había vuelto favorable a la revisión y

condena de la dictadura por los crímenes cometidos en materia de Derechos Humanos. Este

sentimiento popular fue acrecentándose luego de la derrota de Malvinas28 y el candidato del

radicalismo supo apreciarlo. Sin embargo, en esto coincidimos con varios de los autores

consultados, las palabras de corte confrontativo pronunciadas en la campaña electoral no

serían fáciles de sustentar una vez asumido el gobierno.29

Alfonsín, opositor a la conducción interna de su partido, había sido uno de los

fundadores de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH) y, además, se

había mantenido a distancia de la euforia belicista expresada por algunos líderes políticos y

sociales durante el conflicto del Atlántico Sur, lo cual le otorgaba cierto margen de ventaja

frente a otros candidatos de su propio partido y a los del justicialismo quienes fueron acusados

por éste de haber efectuado un pacto militar-sindical30, a través de la influencia y extensión

política que ejercían sobre los sindicatos más importantes, con la finalidad de conceder una

amnistía.31 Era ésta una acusación que Alfonsín pronunciaba sin pruebas pero que, sin

27 Ibídem, pág. 35.:"Durante la campaña electoral de 1983 el candidato de la Unión Cívica Radical Raúl Alfonsín prometió que no habría impunidad para los crímenes del terrorismo de Estado, mientras que el justicialista Italo Luder anunció la validez de la autoamnistía dictada por las propias Fuerzas Armadas". 28 Entre 1982 y 1983 comenzó a ser habitual escuchar en los espectáculos públicos masivos (como, por ejemplo, en los partidos de fútbol o en los recitales de rock) cantar a viva voz canciones populares de protesta tales como; “[…] se va a acabar/se va a acabar/ la dictadura militar” o “[…] el que no salta es militar/ el que no salta es militar…”, además de la marcha peronista. 29 Melo, Artemio. El gobierno de Alfonsín. La instauración democrática argentina (1983-1989), Rosario, Homo Sapiens, 1995, pág. 35: "La estrategia reformadora, expresada a través de una táctica de confrontación, fue muy apropiada y con resultados sumamente efectivos en su aplicación durante el proceso de transición política stricto sensu, es decir, durante el período 1982-1983. Ella permitió al líder Alfonsín, candidato presidencial de la Unión Cívica Radical, llegar al gobierno para iniciar el proceso de restauración democrática. Pero ya instalado en el poder, el problema es distinto y consiste en asegurar la persistencia del nuevo régimen constitucional democrático". 30 Canelo; Paula, Op. cit., pág. 84. 31 La cúpula de las principales organizaciones sindicales obreras pertenecían al partido justicialista y en muchos casos conformaban las listas de candidatos; participaban de los actos de campaña e incluso compartían los palcos junto a los principales candidatos del partido. Para el caso, puede consultarse diversos testimonios fotográficos y audiovisuales en donde el jefe sindical de la U.O.M. y líder de las 62 Organizaciones, Lorenzo Miguel, aparece en primera línea junto al candidato presidencial Ítalo Luder y al candidato a gobernador de la provincia de

Page 15: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

12

embargo, no era difícil de creer por el “imaginario colectivo” el hecho de que algunos de

aquellos dirigentes sindicales que hasta hace poco habían propuesto una “tregua social”

durante el conflicto de Malvinas y que, además, habían ofrecido y prestado su vivo apoyo y el

de las estructuras de sus organizaciones en función de la guerra y del ejecutivo, pudieran

ahora realizar un acuerdo secreto para una eventual amnistía futura.

Un concepto clave para nuestro trabajo, en relación a las políticas de Derechos

Humanos, fue reproducido por el candidato radical Raúl Alfonsín durante los actos de

campaña presidencial y en los documentos de la época; el referido a los “tres niveles de

responsabilidades” sobre el cual deberían juzgarse los crímenes de Estado cometidos por la

dictadura militar según su propuesta. En primer lugar de las responsabilidades correspondería

a quienes diseñaron y tomaron las decisiones sobre la aplicación de los métodos violatorios de

los Derechos Humanos, el segundo el de quienes se excedieron en el cumplimiento de las

órdenes y produjeron hechos atroces y por último serían considerados quienes habían actuado

de “buena fe”, quedando al amparo de la obediencia debida.32 Además de los documentos

citados existen diversos autores cuyos testimonios corroboran que el proyecto de la “Ley de

Obediencia Debida” (como se la llamó luego) existió desde los orígenes de la campaña

electoral de Alfonsín .33

Por otro lado, durante la campaña el radicalismo planteó una reforma al Código de

Justicia Militar para que los delitos correspondientes al derecho común que hubieran sido

cometidos por los militares pudieran ser juzgados por el fuero federal34. El plan fue

Buenos Aires, Herminio Iglesias, durante el acto de cierre de campaña del partido justicialista del 28 de octubre de 1983. Ver, Revista GENTE, N° 954, 3 de noviembre de 1983, Capital Federal, pp. 66-67 32 Alfonsín, Raúl. Ahora. Mi propuesta política. Buenos Aires. Editorial Planeta S.A., sep.1983, pág. 148; "Para lograr la pacificación en el marco de la justicia, reiteramos la distinción, que ya habíamos hecho pública, acerca de los diferentes grados de responsabilidad que competen a los miembros de las fuerzas armadas, que actuaron en la lucha antiterrorista: 1. La responsabilidad de quienes tomaron la decisión política de utilizar el método de lucha que se empleó y violó derechos humanos fundamentales. 2. La responsabilidad de quienes en esa lucha fueron más allá de las órdenes recibidas.3. La responsabilidad de quienes se encontraron sometidos al cumplimiento de órdenes en un clima que les infundía la convicción de que eran legítimos los actos que ejecutaban. No cabe duda que los que están incluidos en esta última categoría deben ser considerados como habiendo actuado bajo la obediencia debida." 33 Melo, Artemio. Op,. cit., pág. 31 // Canelo Paula, Op. cit., pág. 87 34 Verbitsky, Horacio, Civiles y militares... Op. cit., pág. 37; "Durante la campaña electoral la UCR planteó la reforma del Código de Justicia Militar. Los tribunales militares sólo funcionarían como una jurisdicción disciplinaria y con apelación a la justicia civil. En cambio, los delitos de derecho común cometidos por militares

Page 16: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

13

finalmente presentado por el futuro ministro de Defensa, Raúl Borrás, en el Hotel

Panamericano el 6 diciembre, cuatro días antes de que Alfonsín asumiera la presidencia.

Según el asesor era el plan que mejor se adecuaba al sondeo efectuado entre los Jefes de

Estado Mayor y era el que determina que la primera instancia denominada “antejuicio”

correspondiera a la instancia militar a cargo del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas

que estaría integrado por oficiales superiores retirados antes de 1973 y cuya función se

limitaría a establecer si el imputado se apartó o no de las órdenes recibidas. Si se comprobaba

que había desobedecido se procedería al desafuero del oficial, de manera que al comparecer

ante los tribunales civiles ya hubiera perdido estado militar.35

De esta manera comprobamos como, inicialmente, el plan de Alfonsín apostaba por la

autodepuración de las Fuerzas Armadas en materia de Juzgamiento de los crímenes de Estado.

Por último se terminaría optando “por la fórmula de los decretos 157 y 158, fundadores de la

doctrina de los dos demonios, que terminaron de redactarse a las 17.30 del 9 de

Diciembre".36

Finalmente, en las elecciones de 1983 se consagró presidente de la Nación el

candidato de la U.C.R., el Dr. Raúl Alfonsín, sobre el candidato justicialista, Ítalo Luder. El

escrutinio definitivo para todo el país indicó que, sobre un total de 17.929.951 empadronados

habilitados para votar, se presentó un alto porcentaje de votantes (85.61 %) al acto electoral.

En una contienda polarizada por los dos partidos mayoritariamente populares la preferencia

por el candidato radical se manifestó en un 47.97 % del electorado en tanto que el justicialista

conquistó solamente el 38.47% sobre el total del padrón.37

A pesar de la victoria contundente a nivel nacional y de que el radicalismo se había

hecho fuerte en los distritos mayoritarios sólo había ganado siete de las veintidós provincias

(Buenos Aires, Chubut, Córdoba, Entre Ríos, Mendoza, Misiones y Río Negro) y no contaría

con la mayoría propia en la Cámara de Senadores que quedaba en manos del justicialismo.

Sin embargo, la victoria radical había sido clara y había abierto la página a un hecho inédito

debían ir al fuero federal, agrupados por jurisdicción. […] Alfonsín le pidió a su consuegro, Carlos Alconada Aramburu, que coordinara el trabajo de ese equipo sobre el tema militar". 35 Ibídem, pág. 34. 36 Ibídem, pág. 38. 37http://www.mininterior.gov.ar/asuntos_politicos_y_alectorales/dine/infogral/RESULTADOS%20HISTORICOS/1983.pdf

Page 17: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

14

de la política nacional. Por primera vez, el radicalismo ganaba una elección presidencial

abierta y sin restricciones frente al partido justicialista.

1.3 La llegada al poder del Dr. Raúl Alfonsín. Las primeras medidas de gobierno.

El Dr. Alfonsín asumió la presidencia de la Nación el 10 de diciembre de 1983.

El largo período por el que había atravesado el país durante los gobiernos de la última

dictadura militar produciría cambios y transformaciones tan nefastas y profundas en lo

económico y en lo social como tal vez ningún otro período de la historia nacional. La

violencia ejercida por el terrorismo de Estado dejaría una huella honda y dolorosa en la

sociedad argentina. La tragedia sufrida en materia de Derechos Humanos, los asesinatos, los

crímenes de lesa humanidad y el genocidio serían, sin embargo, la consecuencia de un plan

aún más vasto y ambicioso: la transformación de una economía productiva en una financiera-

especulativa. A pesar de ello, tal como destaca la historiadora Mariana Heredia; “la campaña

electoral de 1983 no otorgó a lo que hoy definiríamos como problemas económicos un lugar

central”. Incluso podríamos afirmar que, tratándose de los temas más recurrentes en materia

económica como la deuda externa, la inflación y la situación de la industria “la semejanza

entre los dos partidos mayoritarios es notable”.38

El mismo día de la asunción Alfonsín pronunció el Mensaje Presidencial ante el

Honorable Congreso de la Nación en donde, siguiendo con nuestro hilo investigativo, se

destacan las siguientes palabras por parte del flamante Presidente, las cuales por su

importancia trascribimos y sumamos al trabajo desde el documento oficial:

“Se propiciará la anulación de la ley de amnistía dictada por el gobierno militar y se

pondrá en manos de la justicia la importante tarea de evitar la impunidad de los culpables.

La justicia, asimismo, tendrá las herramientas necesarias para evitar que sean considerados

del mismo modo quienes decidieron la forma adoptada en la lucha contra la subversión,

38 Heredia, Mariana, “La demarcación de la frontera entre economía y política” en Pucciarelli, Alfredo (Coord.), Op. cit., pp. 165-166.

Page 18: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

15

quienes obedecieron órdenes y quienes se excedieron en su cumplimiento. Más allá de las

sanciones que pudiera determinar la justicia, el gobierno democrático se empeñará en

esclarecer la situación de las personas desaparecidas”.39

A pesar de ello, previamente había realizado la siguiente afirmación fortaleciendo el

doble mensaje esgrimido por la “teoría de los dos demonios” con la cual se procuraba

establecer un “equilibrio ético y moral”;

“Históricamente nos opusimos a que una pequeña minoría de la población,

considerada a sí misma como población combatiente, eligiera al gobierno en reemplazo del

pueblo. Por eso luchamos para defender el derecho del pueblo a elegirlo. Esa distinción

rechaza desde siempre a la filosofía de la subversión. Pero debe tenerse en cuenta que la

Constitución y las leyes son subvertidas también, por minorías armadas, que reemplazan la

ley por las balas, tanto a través del guerrillerismo, como a través del golpismo. Por eso,

señalamos categóricamente que combatiremos el método violento de las élites, derechistas o

izquierdistas”.40

Las primeras medidas

Las primeras medidas que tomó el gobierno de Alfonsín fueron dictar los decretos

157, 158 y 187, mediante los cuales se disponía el enjuiciamiento de los principales jefes

guerrilleros, el procesamiento de las tres primeras Juntas militares por parte del Consejo

Superior de las Fuerzas Armadas (COSUFA) y la creación de la Comisión Nacional de

Desaparición de Personas (CONADEP).41

Al mismo tiempo, a través de un decreto, el Poder Ejecutivo se constituyó como

Comandante en Jefe de Ejército degradando los antiguos cargos de Comandante en Jefe de

cada Arma a Jefes subordinados a un Jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas.

39 Alfonsín, Raúl, Mensaje presidencial del Dr. Raúl Alfonsín a la Honorable Asamblea Legislativa 10 de diciembre de 1983, en; http://www.bcnbib.gov.ar/novedades/dr.alfonsin1983.pdf, pp. 13-14. 40 Ibídem, pág. 8. 41 Canelo, Paula, Op. cit., pág. 89.

Page 19: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

16

Es un hecho significativo y representativo del impulso político que se había

desarrollado durante el final de la campaña electoral que la primera ley que votaron los

diputados (el 16 de diciembre de 1983) y los senadores (el 22 del mismo mes), luego de ocho

años de inactividad, fuera la derogación de la ley 22924 conocida como “ley de auto-

amnistía” a apenas dos meses y medio de su promulgación. Sin embargo, el dictamen de los

decretos 157 y 158 42 tenían su fundamento político y teórico en la comúnmente llamada

“teoría de los dos demonios”, a través de la cual se pretendió igualar en un mismo nivel de

responsabilidades por los delitos y crímenes del pasado a los jefes de la guerrilla con los

comandantes militares que usurparon los mecanismos y los poderes del Estado desde 1976

hasta 1983. La estrategia del gobierno, desplegada a través de los decretos, parecía querer

cerrar “la caja de pandora” de las investigaciones sobre el pasado limitándose al

procesamiento de las cúpulas de “ambos bandos” y a un puñado de casos paradigmáticos

identificados por la opinión pública en relación con el secuestro, la tortura, la muerte y la

desaparición forzada de personas (como Camps, Etchecolatz o Menéndez).

Para reafirmar sus palabras en relación a las propuestas políticas en materia de

juzgamiento del pasado, Alfonsín repite su esquema de los “tres niveles de responsabilidades”

en un discurso pronunciado el 13 de diciembre de 1983.43

Sin embargo, la política juzgamiento militar del gobierno de Alfonsín tuvo dos

objetivos fundamentales; el primero el de llevar adelante una política de “castigo ejemplar”

con quienes condujeron el proceso de la dictadura y que elaboraron el plan represivo y por

otro la reducción del poderío y autonomía del Ejército a través de una drástica reducción del

presupuesto.44 Pero, tal vez lo más controversial de la política de Derechos Humanos del

gobierno radical haya sido lo que muchas organizaciones y el propio Pérez Esquivel45

42 Verbitsky, Horacio, Civiles y militares... Op. cit., pág. 45; “El mismo día que anunció el paquete de leyes, Alfonsín firmó los decretos bautismales de la doctrina de los dos demonios: el 157, que ordenaba el enjuiciamiento de Mario Firmenich, Fernando Vaca Narvaja, Ricardo Obregón Cano, Rodolfo Galimberti, Roberto Perdía, Héctor Par y Haroldo Gorriarán Merlo, y el 158, que promovía la persecución penal de los miembros de las tres primeras juntas militares, tenientes generales Jorge Videla, Roberto Viola y Leopoldo Galtieri; almirantes Emilio Massera, Armando Lambruschini y Jorge Anaya; y brigadieres generales, Ramón Agosti, Omar Graffigna y Basilio Lami Dozo, como autores mediatos o inmediatos de los delitos de homicidio, privación ilegal de la libertad y aplicación de tormentos a los detenidos”. 43 Ageitos, Stella Maris, Op. cit., pág. 149. 44 Canelo, Paula, Op. cit., pág. 109. 45 En 1980 recibió el Premio Nobel de la Paz por su compromiso con la defensa de la Democracia y los Derechos Humanos frente a la dictadura con métodos no violentos.

Page 20: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

17

señalaron en su momento como un error estratégico y era el hecho de impulsar o apostar a la

“autodepuración” de la propia Fuerza a través de la investigación de los hechos del pasado, el

juzgamiento y la sentencia realizada entre los propios camaradas de armas.

Por otro lado, entre las primeras medidas dictadas por el nuevo gobierno se encuentra

la creación de la Comisión Nacional de Desaparición de Personas (CONADEP) fundada a

través del decreto 187 del 15 de diciembre de 1983. Este organismo creado para investigar los

delitos de desaparición forzada de personas durante la dictadura militar fue, de alguna forma,

el organismo sustituyente del Congreso de la Nación, reclamado por muchos de los

organismos de Derechos Humanos como la Institución “natural” para la investigación de un

proceso de tamaña gravedad institucional. Sin embargo, el gobierno prefirió designar una

junta de “notables” 46, al mando del escritor Ernesto Sábato para que se encargara de recabar

las denuncias sobre la desaparición de las personas. Este organismo sui generis, diseñado a la

medida del gobierno para intentar tener bajo su control los mecanismos y los resultados de la

investigación, va a consignar y a confirmar desde el Prólogo del informe denominado Nunca

Más47 su adhesión a la “teoría de los dos demonios” intentando equiparar las

responsabilidades entre los integrantes del gobierno militar y los de la guerrilla subversiva.

Una teoría que ha sido catalogada como inadmisible por algunos especialistas48 en tanto que

si, en todo caso, los grupos subversivos operaban fuera de la ley, quienes detentaban los

poderes del Estado no podían actuar del mismo modo o peor, como lo hicieron infinitamente.

En este sentido, otras voces relacionadas con organismos de Derechos Humanos,

como la organización de Derechos Humanos Madres de Plaza de Mayo, denunciaron la puesta

en práctica de un pacto entre el gobierno radical y los militares para llevar adelante un juicio a

las tres primeras Juntas y a unos pocos casos emblemáticos, en tanto que la creación de la

46 Verbitsky, Horacio, Civiles y militares... Op. cit., pág. 51; “Alfonsín eligió para integrarla al obispo católico Jaime de Nevares, el obispo protestante Carlos Gattioni, el rabino judío Marshall Meyer, el médico René Favaloro, el matemático y ex rector de la Universidad de Buenos Aires Hilario Fernández Long, el filósofo Eduardo Rabossi, el escritor y pintor Ernesto Sábato y la periodista Magdalena Ruíz Guiñazú. Además reservó otras seis plazas para senadores y diputados, con lo que creyó acortar distancias con el planteo de los organismos”. 47 CONADEP. Nunca más. Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, Buenos Aires, EUDEBA, 2006, pág. 11: “Durante la década del 70 la Argentina fue convulsionada por un terror que provenía tanto desde la extrema derecha como de la extrema izquierda, fenómeno que ha ocurrido en muchos otros países”. 48 Zaffaroni, Eugenio, La Cuestión Criminal. Buenos Aires, Grupo Editorial Planeta, 2012, pág. 271.

Page 21: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

18

CONADEP fue acusada como parte esencial de la estrategia del gobierno para lograr

mantener el proceso de investigación de los hechos del pasado dentro de un marco controlable

y circunscripto. De otra manera, el proceso a cargo de la investigación sobre los delitos de

Estado cometidos durante la dictadura militar debió ser llevado adelante por el Congreso

nacional.49 Pero en ese terreno el poder ejecutivo perdería el control de la situación y eso era

algo que no se quería permitir. Tampoco el ejecutivo quiso entrevistarse con la organización

de Derechos Humanos Asociación Madres de Plaza de Mayo a quienes realizó un famoso

desplante dando origen a la toma pacífica por parte de éstas de la casa de gobierno durante

algunas horas.50 Para el caso, Alfonsín parecía tener una tirria especial hacia dicho organismo.

En ocasión de una conferencia de prensa, un periodista hizo una pregunta sobre la Marcha de

la Resistencia que se realizaba en diciembre de 1984 a lo cual; “el presidente honorario de la

Asamblea Permanente por los Derechos Humanos contestó que las Madres de Plaza de Mayo

tenían objetivos políticos que no coincidían con los intereses nacionales”.51

A pesar de ello, el currículum de varios de los integrantes de la comisión de notables,

incluido el del propio Sábato, era cuestionado por haber dispensado, en su momento, un

elogio amigable al dictador Videla refiriéndose a él como un “hombre de gran cultura”.52

La CONADEP fue facultada para recibir denuncias y remitirlas inmediatamente a la

Justicia; averiguar el paradero de personas desaparecidas; determinar la ubicación de los niños

49Bayer, Osvaldo. “Ahora son todos culpables. El punto final y la defensa de la República” en Revista Crisis, n° 50, Buenos Aires, Editorial Ideas, Letras, Artes en la crisis, enero, 1987, pág. 57, col 1:"El pacto fue lo que los militares ofrecieron: las juntas militares se harían cargo de todos los <excesos> de la represión, lo que llevaría acarreado el tácito sobreseimiento para todos los demás criminales. Luego se agregaron algunos asesinos notorios cuyo perdón hubiera dejado muy al desnudo al nuevo gobierno constitucional. Camps, Menéndez, Chamorro, Astiz, etc. Y comenzaron a darse los pasos firmes para llegar sin prisa y sin pausa al punto final de diciembre de 1986. Y la jerarquía eclesiástica acompañó. El primero de estos pasos - y el más inteligente, por cierto - fue el de la creación de la CONADEP. Con ella se sustraía al Parlamento una de sus grandes armas, su poder de investigación. Eso precisamente era lo que exigieron las Madres, en primer lugar: una comisión bicameral investigadora integrada por los representantes de todos los partidos representados, con poder de policía y de juez instructor”. 50 Para un mayor detalle sobre la invitación formulada por los funcionarios del gobierno a las “Madres de Plaza de Mayo” para realizar una entrevista con el presidente a fin de buscar consensos en torno a la presentación del informe de la CONADEP prevista para septiembre de 1984, al cual, las “Madres” no acudieron, ver ESCHER, Federico “La Asociación Madres de Plaza de Mayo durante la transición democrática en la Argentina, controversias en torno a la CONADEP” en; http://webiigg.sociales.uba.ar/iigg/jovenes_investigadores/5jornadasjovenes/EJE5/Politica,%20ideologia%20y%20discurso%20en%20la%20historia%20reciente/Escher.pdf , pp. 12-17 51 Verbitsky, Horacio, Civiles y militares... Op. cit., pp. 88-89. 52 Bayer, Osvaldo, Op. cit., pág. 57, 1° y 2° col.

Page 22: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

19

sustraídos; denunciar los ocultamientos y las destrucciones de pruebas, sin embargo debía

abstenerse de emitir juicios sobre hechos y circunstancias que competían exclusivamente al

Poder Judicial.53

La creación de la CONADEP, en definitiva, partió la unidad de los organismos de

Derechos Humanos54 ya que por un lado estuvieron quienes la criticaron y la impugnaron

como las Madres de Plaza de Mayo por no haber sido un organismo elegido por el pueblo y

exigían; “la constitución de una comisión bicameral investigadora, ya que el congreso (..)

cuya cámara joven es la representación del pueblo mismo, es el ámbito, la caja de resonancia

adecuada para la consideración de un problema que afecta al pueblo todo”. (Boletín

informativo, ano II Nro. 14. Febrero 1984: 3)55. Por su parte, Adolfo Pérez Esquivel

expresaba que la intención del gobierno era la de conseguir una docena de “firmas

prestigiosas” para dictar el “certificado de defunción de los miles de desaparecidos”.

Por otro lado, en cambio, el CELS (Centro de Estudios Legales y Sociales) se adhirió

en la persona de su fundador Emilio Mignone recibiendo las denuncias de las Abuelas de

Plaza de Mayo en las oficinas del Centro Cultura General San Martín. En tanto que, la APDH

(Asamblea Permanente por los Derechos Humanos), aportó su infraestructura, experiencia y

personal al servicio de la investigación creando cinco secretarias a cargo de Graciela

Fernández Meijide, Alberto Manzur, Horacio Aragón, Néstor Silgueira y Daniel Salvador.56

En tanto que, por un lado algunas organizaciones de Derechos Humanos denunciaban

la persistencia de catorce presos políticos heredados de la dictadura que el gobierno

mantendría en prisión para acallarlas y coaccionarlas ante la imposición de futuras leyes de

53 Verbitsky, Horacio, Civiles y militares... Op. cit., pág. 51. 54 Acuña - Smulovitz, Op., cit., pág. 35; “Entre los organismos de DD.HH. se destacan a nivel nacional aquellos que ligados a los afectados por la represión (como las Madres de Plaza de Mayo, Familiares de Detenidos y Desaparecidos por Razones Políticas y, posteriormente, Abuelas de Plaza de Mayo), aquellos de carácter confesional y asistencia a las víctimas y sus familias (como Servicio Paz y Justicia o Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos) y, finalmente, los organismos dedicados a tareas de apoyo legal o sistematización de la información (como la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, Centro de Estudios Legales y Sociales y la Liga Argentina por los Derechos del Hombre)”. 55 Para un análisis más completo de la relación entre las Madres de Plaza de Mayo y la CONADEP sugerimos ver: Escher, Federico, Op. cit. 56 Verbitsky, Horacio, Civiles y militares... Op. cit., pág. 52.

Page 23: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

20

amnistía57 otros organismos, reunidos en vísperas de las elecciones, además de exigir la

libertad de los detenidos-desaparecidos y de los presos políticos como así también la

restitución de los niños apropiados a sus familias y el levantamiento del estado de sitio,

propusieron (dentro de un conjunto de medidas) que se tipificara el delito de desaparición

forzada de persona como crimen de lesa humanidad, imprescriptible, no amnistiable,

extraditable y no susceptible de concesión de asilo político y, por otro lado, la creación de una

ley que sancionara la tortura con las máximas penas contempladas en el Código Penal.58

Finalmente, el decreto 187, sustentado en la máxima del ejecutivo de que la

investigación de los crímenes del pasado era “perturbadora de la convivencia democrática”,

otorgó un “lapso prudencial” de 180 días para que la CONADEP presentara los resultados de

sus recopilaciones.

La reforma del Código de Justicia Militar

Al mismo tiempo que impulsaba los decretos para el enjuiciamiento de las cúpulas

militares y guerrilleras y que creaba la CONADEP, Alfonsín introducía un proyecto de ley

para modificar el Código de Justicia Militar. Las finalidades de esta reforma eran diversas. La

nueva ley limitaba a seis meses el tiempo para que el Consejo Superior de las Fuerzas

Armadas llevara adelante los juicios de “autodepuración” de las propias armas con apelación

automática a los tribunales civiles (la Cámara Federal) cumplido el plazo perentorio. Por otro

lado, se buscaba obtener el beneplácito de los subordinados contra las cúpulas al permitir

reinterpretar el “preocupante” artículo 514 según el cual; “el superior que da una orden de

servicio será el único responsable por el delito que pudiera cometerse por su ejecución,

mientras que el inferior es considerado cómplice si se excedió en su cumplimiento”.59 Ante la

57 Bayer, Osvaldo, Op. cit., pág. 57, col, 3. Luego de la presentación del informe de la CONADEP y del Juicio a los militares comenzó el tiempo de las condecoraciones para Sábato y Alfonsín como paladines de la justicia y los Derechos Humanos. “Pero los premios y las condecoraciones no podían esconder una vergüenza argentina: el mantenimiento de catorce presos de la dictadura en las cárceles de la democracia. Eran y siguen siendo los rehenes de Alfonsín. Y las Madres vuelven a tener razón cuando denunciaron una y otra vez que esas víctimas de la sociedad argentina iban a ser canjeadas por el indulto. Lo anunció el senador Berongaray cuando llegó el proyecto de “punto final” al Congreso: <Las sentencias de los 14 presos pueden ser revisadas>, dijo”. 58 Verbitsky, Horacio, Civiles y militares... Op. cit., pp. 49-50. Estas agrupaciones fueron; “Abuelas de Plaza de Mayo, Asociación Permanente por los Derechos Humanos, Centro de Estudios Legales y Sociales, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Liga Argentina por los Derechos del Hombre, Servicio de Paz y Justicia para América Latina y Movimiento Ecuménico por los Derechos del Hombre”. 59 Ibídem, pág. 54.

Page 24: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

21

incertidumbre generada entre los cuadros inferiores, muchos de los cuales estaban

comprometidos en dichos “excesos”, el oficialismo intentó calmarlos ofreciendo una nueva

visión para la aplicación del antiguo código según la cual, para el personal que haya actuado

sin capacidad de decisión y;

“[…] cumpliendo órdenes o directivas que correspondieran a planes aprobados y

supervisados por los mandos superiores orgánicos de las Fuerzas Armadas y por la Junta

Militar [podrá] presumirse, salvo evidencia en contrario que se obró con error insalvable

sobre la legitimidad de la orden recibida, excepto cuando consistiera en la comisión de

hechos atroces o aberrantes”.60

Ernesto López, entre otros, va a destacar este acontecimiento como el nacimiento del

discurso de “doble mensaje” por parte del gobierno en relación a la política de Derechos

Humanos61. En ese sentido, Raúl Borrás, primer ministro de Defensa del gobierno de Alfonsín

para justificar las medidas afirmaba ante la Fuerzas Armadas que; “nosotros buscamos

justicia, y no concretar venganza [no serían llamados a declarar] quienes sólo cumplieron

órdenes […] las reformas al Código de Justicia Militar están destinadas [a] evitar este tipo

de llamados”.62

Sin embargo, y como era de esperar, llovieron las críticas sobre algunos de estos

artículos y no solamente provenientes de los organismos de derechos humanos. El dirigente

del partido Demócrata Cristiano Augusto Conte afirmaba que con la reforma al Código de

Justicia Militar lo que en realidad se estaba discutiendo era la forma de enfrentar “la suma de

violencias a los derechos humanos más grave desde el nazismo” además de advertir sobre la

incapacidad moral de los jueces militares de juzgar a sus propios camaradas a quienes,

sabiendo de sus actos, poco tiempo atrás ni siquiera se habían atrevido a amonestarlos. Por

otro lado destacaba la falta de seguridades y garantías que tendrían las familias y los testigos

de las víctimas debiendo comparecer ante las cámaras y los empleados militares. Raúl

Rabanaque, dirigente del Partido Intransigente, en un lenguaje más llano y directo dijo que:

60 Ley 23049, Boletín Oficial, 15/2/1984; citado por Canelo, Paula, Op. cit., pág. 90. 61 López, Ernesto, Op., cit., pág., 53; “Frente a la ciudadanía, la opinión pública internacional y los organismos de derechos humanos, podía exhibir su preocupación por castigar los <excesos>. Frente a los uniformados, en cambio, podía mostrar su intención de disimularlos e incluso eximirlos”. 62 El OBSERVADOR, 10/2/1984; citado por Canelo, Paula en Ibídem, pág. 90.

Page 25: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

22

“esos tribunales no estaban integrados por jueces sino por cómplices”, al tiempo que

argumentó en contra del espíritu del “error insalvable” de la nueva ley con el que

supuestamente habrían actuado quienes debieron haberse abstenido de cumplir órdenes que

excedieran los límites éticos y morales. El populista neuquino Reinaldo Gutiérrez también se

opuso al proyecto esgrimiendo que; “los jueces naturales eran los de la Constitución y que

los autores de delitos aberrantes no podían ser juzgados por sus pares porque al silenciar

esos hechos sin levantar nunca su vos de censura, se habían convertido en sus cómplices”.63

Durante la discusión en comisión de la Cámara de Diputados el partido justicialista

había presentado un proyecto en el cual se contemplaba reemplazar a todos los jueces

militares por camaristas civiles pero el proyecto no prosperó. El radicalismo avanzó con el

proyecto oficial en Diputados pero en la Cámara de Senadores, donde no tenía mayoría, el

proyecto sufrió una modificación sustancial a cargo de los diputados del Movimiento Popular

Neuquino en relación al amparo introducido bajo la denominación de “error insalvable” que

brindaba la redacción de Diputados. La nueva ley establecería que; “Podrá presumirse, salvo

evidencia en contrario, que se obró con error insalvable sobre la legitimidad de la orden

recibida, excepto cuando consistiera en la comisión de hechos atroces y aberrantes”.64 De

esta manera, con la introducción de la salvedad por parte de los diputados neuquinos, se abría

una hendija indeseada por el gobierno a través de la cual, en adelante, se filtrarían los juicios a

los oficiales subalternos involucrados en los crímenes de Estado. La estrategia del oficialismo

de realizar un enjuiciamiento ejemplar a las cúpulas militares y a algunos pocos casos

paradigmáticos eximiendo de culpa y cargo a quienes habían participado de los genocidios y

de los crímenes de Estado, y que en la mayoría de los casos aún permanecía en actividad,

comenzaba a tambalear en favor de la memoria.

En relación a los jueces civiles también pesaba, sobre quienes se habían negado a

realizar los habeas corpus durante la dictadura, la sospecha de que ahora estuvieran en

condiciones éticas y morales de impartir Justicia.65 Otro tanto sucedía con la prensa que se

63 Verbitsky, Horacio, Civiles y Militares…, Op. cit. pp. 55-57. 64 Ibídem, pág. 60. 65 Verbitsky, Horacio, “Más Juicios y más castigos a más culpables”, en Revista Crisis, n°52, Buenos Aires, Editorial Ideas, Letras, Artes en la crisis, marzo, 1987, pág. 4, col 3:"[…] muchos jueces vinculados con el régimen militar (la Cámara Federal de Córdoba es un ejemplo insuperable) procesan a militares con quienes hasta hace poco compartían la mesa”.

Page 26: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

23

había negado a publicar los habeas corpus que acercaban a las redacciones los familiares de

los desaparecidos.

1.4 La transición a la democracia argentina y el contexto regional

Por los factores analizados hasta acá, vemos que, debido a las particularidades del caso

argentino, fue muy difícil para los militares lograr establecer un tipo de transición pactada que

permitiera una continuidad de muchas de las estructuras del régimen autoritario como sucedió

en las transiciones democráticas de Brasil, Chile o Uruguay. Para el caso, vemos que

“Argentina fue el único de los países latinoamericanos que juzgó y condenó a los máximos

responsables de las dictaduras militares”.66 Sin embargo, promover el enjuiciamiento del

Ejército como institución en su conjunto tendría sus limitaciones dado el poder específico que

aún conservaba la corporación militar en el juego de correlación de fuerzas políticas y

sociales (principalmente, a partir de los oficiales en actividad) lo cual implicaría que la

transición democrática pudiera correr ciertos riesgos de colapso. En sintonía con estas

palabras encontramos una afirmación similar en el prestigioso y ampliamente consultado

trabajo de Acuña y Smulovitz, (1995), en el cual los autores argumentan en favor de la idea

sobre que “el castigo judicial de las violaciones a los derechos humanos puede resultar la

estrategia más adecuada para una consolidación del régimen constitucional”, al tiempo que

no dejan de reconocer la contradicción intrínseca, y que se refleja tanto en el debate político

como en la discusión académica, acerca del problema de “cómo tratar a los responsables del

terrorismo de Estado y, simultáneamente, asegurar la transición/consolidación

democrática”. 67

En este sentido, el gobierno nacional decidió desarrollar una política a través de la cual

al tiempo que intentaba sancionar a los miembros de las Fuerzas Armadas que hubieran

cometido violaciones a los derechos humanos buscaba incorporar a los militares al sistema

democrático.

66 Mazzei, Daniel. Op. cit. pág. 10. 67 Acuña - Smulovitz, Op., cit., pág. 21: "En el contexto latinoamericano la transición democrática argentina es excepcional: el juzgamiento y condena de importantes responsables de violaciones a los derechos humanos definen esa singularidad."

Page 27: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

24

En cuanto a los factores económicos a que incidieron taxativamente en los procesos

políticos a nivel regional encontramos que, la década del 80 fue negativa para la economía

latinoamericana en general. Inmersos en un contexto económico mundial en el cual, a partir

de 1982, las economías centrales entraron en una crisis de liquidez de divisas dejando de

ofrecer préstamos blandos para pasar a exigir el pago de las deudas y sus intereses vemos

como muchos de los países productores de la región, afectados al mismo tiempo por la caída

del precio de las materias primas, debieron comenzar una espiral de endeudamientos a costos

elevados para cubrir los déficit internos y al tiempo pagar a los acreedores. A escala regional

el PBI cayó entre 1981 y 1989 un 8,3 %. Argentina, junto a Bolivia, fue uno de los países que

registraron un mayor descenso 23,5 % y 26,6 %, respectivamente.68 Otro problema endémico

fue la inflación que, en caso como Argentina, Bolivia y Brasil llegó a convertirse en

hiperinflación. Este factor será especialmente determinante en la debilitación y producirá el

colapso del gobierno radical.

Más allá del análisis sobre el origen y el desarrollo económico, social y político que

define a cada una de las dictaduras latinoamericanas en particular podemos afirmar que los

procesos que caracterizaron a los gobiernos de la región, la militarización fue un fenómeno

común y generalizado que se extendió durante gran parte de la década del setenta y del

ochenta. Lo que nos interesa es saber cómo los nuevos gobiernos democráticos surgidos en la

región han resuelto (o intentado resolver) su vinculación con relación al pasado militar

comparativamente.

Para el caso, el ejemplo de Brasil puede ser inscripto dentro de lo que algunos autores

denominan como “transiciones pactadas”, esto implica que el poder militar logró algún tipo

de acuerdo de transición con las fuerzas democráticas triunfantes antes del traspaso del poder.

La larga dictadura brasileña, que había comenzado en 1964, tuvo su retirada del poder luego

de las elecciones que en enero de 1985 consagraron a Tancredo Neves como presidente

electo. Sin embargo, como lo indica Ansaldi, fue una ironía que, el Partido do Movimiento

Democrático Brasileiro, la mayor fuerza opositora al régimen militar triunfante en las

elecciones democráticas no pudiera asumir el control del ejecutivo ante la muerte de su líder

(T. Neves), el cual fue reemplazado por su compañero de fórmula en la alianza presidencial,

68 ANSALDI, Waldo, Op. cit., pág.27.

Page 28: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

25

José Sarney. Este último, en contrario; “era un advenedizo que fue parte de la dictadura a lo

largo de veinte años y sólo se tornó opositor durante el año veintiuno”.69

Para el caso, Uruguay también se circunscribe al modelo de “transición pactada”. Tras

la derrota del plebiscito de 1980, la dictadura de Uruguay, que se había establecido en el

poder en 1973 y que ahora estaba en retirada, buscó establecer una salida negociada a través

del denominado “Acuerdo del Club Naval” en agosto de 1984. En el acuerdo entre los

militares y los representantes del Partido Colorado, el Frente Amplio y la Unión Cívica se

establecieron una serie de puntos entre los que se destacan; la continuidad del Consejo de

Seguridad Nacional, la continuidad de los juicios militares sólo regiría en los casos de arrestos

bajo el “Estado de insurrección”, etc.

Argentina y Bolivia al contrario de lo que había sucedido en otros países, debido,

fundamentalmente, a las similares características de corrupción y a la “gangsterización de las

Fuerzas Armadas” se produjo, finalmente, una “democratización por colapso” del sistema

dictatorial.

En el caso de Bolivia, las Fuerzas Armadas en retirada ni siquiera previeron, como sus

colegas de otros países, la elaboración de una ley de autoamnistía que les proporcionara algún

supuesto amparo legal. Sin embargo, el poder civil, y particularmente la Unión Democrática

Popular (UDP), “incumplió con la promesa inicial de enjuiciar a los responsables de atentar

contra la dignidad humana” en parte por un “entramado de presión de los reacomodados

grupos de poder, y por la inconsecuencia de los demócratas y de los conversos de última hora

[…]”.70

Todo lo que puede decirse en relación la búsqueda de la verdad y los Derechos

Humanos en Bolivia es que, el 28 de octubre de 1982, el presidente democrático Hernán Siles

Zuazo constituyó mediante el decreto 241 la Comisión Nacional de Investigación de

Desaparecidos Forzados para esclarecer el paradero de las personas secuestradas y determinar

la responsabilidad de los autores. Producto de esta iniciativa, se desarrollaron cuatro juicios

penales en La Paz quedando detenido por un tiempo un grupo de paramilitares que luego

69 Ibídem, pág. 28. 70 Ibídem, pág. 49.

Page 29: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

26

fueron liberados y los juicios no continuaron. En 1984, diversas organizaciones promovieron

ante el Congreso un Juicio contra el ex dictador Luis García Meza y 58 de sus colaboradores

que duró 9 años hasta condenar, en abril de 1993, a gran parte a los acusados a 30 años de

prisión sin derecho a indulto.

En Brasil, los militares procuraron amparar su accionar mediante la Ley de Amnistía

Política (6.683), promulgada el 28 de agosto de 1979 presentándola como el reclamo de la

oposición. Fueron amnistiados los presos políticos que estuvieran encarcelados desde 1961 en

adelante, exceptuando a los responsables de actos terroristas y de resistencia armada al

gobierno, llamados “crímenes de sangre”. Pero, el punto clave de la ley estaba reservado para

los acusados de torturadores; a ellos “se les concedió un perdón incondicional”.71

En tanto que, Uruguay adoptó un camino similar al brasilero aunque con la

particularidad de que el amparo legal contra el procesamiento y enjuiciamiento de los

crímenes y delitos cometidos por el gobierno militar provendría del mismo poder

democrático. La Ley 15.848, llamada “Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del

Estado”, dictada por el Ejecutivo a cargo del presidente democrático Julio María Sanguinetti y

aprobada por el Congreso el 22 de diciembre de 198672 fue ratificada por la sociedad a través

de un plebiscito realizado, finalmente, en abril de 1989 en donde se impuso el voto amarillo

partidario de la ratificación con 55,44% de los votos.

Para no extendernos demasiado en el desarrollo de los casos concluimos diciendo que

tanto en Chile como en Paraguay (cuya dictadura fue hegemonizada y perpetuada por

Stroessner durante 35 años, 1954-1989) fue poco y nada lo que pudo avanzarse en materia de

justicia y Derechos Humanos sobre el pasado de ambas dictaduras.

Para el caso chileno, puede decirse que, luego de la derrota del plebiscito realizado en

1988 por el ejecutivo, se produjeron algunas enmiendas en la Carta Magna (ya modificada en

1980) que favorecieron la impunidad del régimen, como la designación del cargo de Senador

71 Ibídem, pág. 50. 72 Horacio Verbitsky llama la atención sobre la coincidencia de la fecha de la “Ley de Caducidad” uruguaya y la sanción de la “Ley de Punto Final” argentina, y el levantamiento, poco tiempo después, del estado de emergencia y la legalización de los partidos políticos en la dictadura chilena a escasos seis meses de la exposición de la “nueva política norteamericana de seguridad para América Latina”. Verbitsky, Horacio, Civiles y Militares…, Op. cit., pág. 155.

Page 30: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

27

vitalicio para el Jefe de Estado Augusto Pinochet Ugarte además de la permanencia en la

comandancia en Jefe del Ejército hasta 1998, antes de la realización de las elecciones

democráticas previstas para el año próximo, lo cual le otorgaba total inmunidad diplomática al

principal responsable por los crímenes de lesa humanidad perpetuados.

En Paraguay, donde se perpetuó una de las más extensas y cruentas dictaduras, recién

en 2003 se aprobó una ley que ordenó la conformación de una comisión sobre la Verdad y la

Justicia para investigar los crímenes de la dictadura de Stroessner. 73

73 Sugerimos la lectura del Informe Final realizado por la Comisión de Verdad y Justicia publicado en 2008 en Internet; http: http://www.verdadyjusticia-dp.gov.py/documentos.html

Page 31: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

28

II “La memoria es un elemento esencial de lo que hoy se estila llamar la <identidad>,

individual o colectiva, cuya búsqueda es una de las actividades fundamentales de los individuos y de las sociedades de hoy, en la fiebre y en la angustia. La memoria colectiva,

sin embargo, no es sólo una conquista: es un instrumento y una mira de poder. Las sociedades en las cuales la memoria social es principalmente oral o las que están

constituyéndose una memoria colectiva escrita permiten entender mejor esta lucha por el dominio del recuerdo y de la tradición, esta manipulación de la memoria”.

Jacques Le Goff 74

2 El camino de la confrontación

2.1 El fracaso del proyecto de auto-juzgamiento y las primeras crisis militares.

Una vez constituido, el gobierno radical debió obrar con rapidez y profundidad

pasando a retiro a 26 generales más antiguos del escalafón y designando como jefe del Estado

Mayor Conjunto al general de brigada Julio Fernández Torres, quien había alcanzado el

generalato en 198075. Pero; ¿cuántos licenciamientos habría que producir para depurar un

ejército que estaba descompuesto prácticamente en su totalidad? El propio Fernández Torres

recientemente designado como jefe de las Fuerzas Armadas reivindicó la Doctrina de

Seguridad Nacional en presencia de Alfonsín el 4 de mayo.76 El mismo, se había

desempeñado como interventor de la CGT; comandante de la Brigada de Infantería

Aerotransportada IV de Córdoba y, también, como comandante de la Brigada del Cuerpo I de

Ejército durante la dictadura. En tanto que al frente del Ejército fue designado el general Jorge

74 Le Goff, Jacques, El orden de la memoria. El tiempo como imaginario. Barcelona-España, Ediciones Paidós Ibérica, S.A., 1991, pp. 181-182. 75 Mazzei, Daniel, Op., cit., pág. 26. 76 Verbitsky, Horacio, Civiles y Militares…, Op., cit., pág. 65.

Page 32: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

29

Hugo Arguindegui, del arma de caballería, perteneciente a la promoción 80 del Colegio

Militar; había desempeñado importantes funciones durante la dictadura, entre otras, como

secretario en el Area 1 de la Comisión de Asesoramiento Legislativo, etc. A cargo de la

Marina, el gobierno designó al contralmirante Ramón Arosa, quien había sido subsecretario

general naval y jefe de la Casa Militar en la época de Bignone. Por último, al mando de la

Fuerza Aérea fue nombrado el brigadier mayor Teodoro Waldner, ex jefe de la VI Brigada

Aérea de Tandil, ex jefe del Estado Mayor del Comando Aéreo de Defensa y ex comandante

de Operaciones Aéreas.77 A pesar del malestar general demostrado por la Fuerza,

originalmente la nueva cúpula mostró un acatamiento a regañadientes al orden constitucional.

En abril asistieron por primera vez a la misa mensual de los Familiares y Amigos de

Muertos por la Subversión (FAMUS)78 algunos oficiales en actividad además de los

habituales retirados. Con el paso del tiempo, éste reducto, constituido principalmente por las

misas celebradas en las iglesias Nuestra Señora de Luján y Stella Maris, se convertiría en un

ámbito emblemático donde se reunirían los sectores castrenses más reaccionarios para realizar

sus declaraciones y proclamas defensivas en contra del avance de la justicia y de lo que

consideraban una “campaña contra las Fuerzas Armadas” por parte de algunas instituciones y

organismos de la sociedad civil. Al concluir la misa de agosto de 1984; “[…] oficiales en

actividad vivaron a los generales Camps y Menéndez y gritaron mueras a las Madre de plaza

de Mayo, lo cual va a convertirse en una práctica habitual” 79

77 Canelo, Paula, Op. cit., pp. 91-92. 78 Mazzei, Daniel, Op. cit., pp. 38-39; “FAMUS había sido creado en 1979, durante la dictadura de Videla, y nunca tuvo demasiada notoriedad más allá de algunas solicitadas y de sus habituales misas de homenaje. Con la llegada de la democracia comenzó a cobrar cierta notoriedad a partir de la encendida defensa de lo actuado durante el <Proceso> de parte de algunos capellanes militares, y de la presencia de las esposas de algunos generales detenidos. […] El crecimiento de FAMUS se habría producido a partir de la participación del general Antonio Domingo Bussi, ex gobernador de Tucumán, y de la activación de campañas para juntar fondos en medios militares. […] Las misas se transformaron en un polo de convocatoria para toda la oposición al gobierno radical, que incluía a nacionalistas y a la extrema derecha peronista vinculada a Herminio Iglesias. Todos coincidían en criticar al gobierno y se oponían al acuerdo por el Canal de Beagle”. 79 Ibídem, pág. 39.

Page 33: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

30

La Primera Crisis Militar

A fines de junio de 1984 van a producirse dos hechos en Córdoba que determinarían la

primera crisis militar del gobierno democrático cuando un grupo de oficiales, apoyados por el

general Pedro Pablo Mansilla, comandante del Cuerpo III, se amotinaron para exigirle al juez

federal Julio Miguel Rodríguez Villafañe que; “[…] se dejara de importunar a sus

camaradas en actividad, los capitanes Gustavo Adolfo Alsina y Enrique Mones Ruiz contra

quienes había dictado prisión preventiva”.80 En este contexto el juez se declaró incompetente

y remitió el expediente al Consejo Supremo que dispuso la libertad de los imputados. En

agosto, el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas revocó la detención y el procesamiento

del mayor Ernesto Guillermo Barreiro, de los capitanes (R) Héctor Pedro Vergez y Jorge

Ezequiel Acosta, del agente civil de inteligencia José Arnoldo Chuby López y del suboficial

Luis Manzanelli, por los tormentos y el homicidio contra la detenida María Luz Mujica de

Ruarte.81

En junio el general Mansilla impidió el acceso de la CONADEP a las instalaciones del

Cuerpo III generando la queja de Sábato ante el presidente Alfonsín. El ministro de Defensa,

Raúl Borrás82 ordenó al jefe del Estado Mayor del Ejército, Arguindegui, que sancionara a

Mansilla que se negó a obedecer y fue pasado a retiro junto con el jefe del Estado Mayor de

las Fuerzas Armadas, Arguindegui, quien no fue capaz de hacer cumplir la orden emanada del

poder superior83. Entre tanto, el cargo supremo del Ejército sería asumido por el general

Ricardo Pianta quien, poco tiempo después, en agosto de 1984 se pronunciaba, para sorpresa

y crispación de los funcionarios de gobierno que trataron de minimizar las declaraciones del

general en favor de una amnistía.84

80 Verbitsky, Horacio, Civiles y Militares…, Op,. cit., pág. 67; “Mones Ruiz había sido denunciado por ordenar al sargento Miguel Ángel Pérez que rematara de un tiro en la frente al detenido Raúl Bauducco, que estaba semiinconsciente luego de la paliza recibida, en el patio de la Unidad Penitenciaria 1. Alsina debía responder por haber estaqueado desnudo durante una noche del invierno de 1976 al médico René Mourkarzel, sobre cuyo cuerpo ordenó arrojar baldes de agua fría hasta su muerte por congelamiento”. 81 Ibídem, pág. 67. 82 Ministro de Defensa del gobierno de Alfonsín desde el 10 de diciembre de 1983 hasta su fallecimiento en mayo de 1985 a la edad de 51 años. 83 Mazzei, Daniel, Op. cit., pás. 31. 84 Canelo, Paula, Op. cit., pág., 94; “Tan sólo un mes después, Pianta demostró que estaba dispuesto a profundizar la línea iniciada por sus subordinados cordobeses poco antes. El 28 de agosto, el general lanzó un verdadero desafío al gobierno al presionar públicamente por una amnistía que <podría ser una base, un punto de partida para alcanzar la reconciliación de los argentinos. (La Razón, 29/8/1984)”.

Page 34: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

31

Evidentemente, el cálculo del gobierno en cuanto a que el Consejo Supremo

conformado por aquellos “viejos militares” actuaría con presteza reduciendo el número de

recusaciones ante las Cámaras Federales hasta que tal vez en un par de años, los casos estarían

resueltos, no fue del todo acertado. Los meses que siguieron estuvieron signados por un

aumento de la radicalización discursiva, principalmente por parte de la oficialidad militar que

reivindicaba sin condicionamientos la tarea asumida durante la “guerra antisubversiva”

aunque, por otro lado, las causas en el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas no

mostraron ningún progreso.

Finalmente, el informe de la CONADEP85 documentó la desaparición de 8.960

personas aclarando que el número de víctimas excedía significativamente los testimoniados86.

Amnesty International estimó que el número de víctimas del terrorismo de Estado superaba

los 15.000 en tanto que las Madres de Plaza de Mayo y el Servicio de Paz y Justicia, entre

otros, sostuvieron y sostienen que los desaparecidos alcanzan a 30.000 personas.87 Por otra

parte, un importante conjunto de organismos de Derechos Humanos había presentado ante el

Senado y el vicepresidente Martínez una lista con 896 militares acusados de actos ilegales

durante la represión que frenó la aprobación de varios de los pliegos de ascensos previstos.88

Del informe de la CONADEP se desprendía que los derechos humanos habían sido

violados de forma “orgánica y estatal por la represión de las Fuerzas Armadas”, lo cual

atentaba contra el principio de particularización presentado como “excesos” lo que en verdad

constituía un delito de Estado.89

85 Verbitsky, Horacio, Civiles y Militares…, Op,. cit., pág. 77; “El jueves 20 de septiembre la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas, que había pedido una prórroga de noventa días, entregó al presidente Alfonsín su informe final, de 50.000 carillas, y a la prensa una síntesis de 26 páginas […] los notables accedieron a omitir en su informe los nombres de los 1300 acusados en los testimonios recogidos, con el argumento de que eran inocentes mientras no los condenara la Justicia”. 86 Al respecto, sugerimos ver el documento de presentación del informe de la CONADEP ante Alfonsín en http://www.youtube.com/watch?v=z4kLIK2kf7Q. 87 Acuña – Smulovitz, Op., cit., pág. 27. 88 Verbitsky, Horacio, Civiles y Militares…, Op,. cit., pág. 65. Estos organismos fueron la APDH, el CELS, el Servicio de Paz y Justicia, el Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos, las Abuelas de Plaza de Mayo y la Asociación de Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas. 89 Bayer, Osvaldo, Op. cit., "El <Nunca más> terminó con un film televisivo donde Sábato y Trócoli - uno al lado del otro - hablaron del mismo infierno del demonio y de Satanás y dejaron fundada lo que desde ese entonces se conoce como la <teoría de los dos demonios>. […] Después de archivarse las actuaciones de la CONADEP en las oficinas del funcionario radical Rabossi - un hombre que acaba de declarar su complacencia con el proyecto del <Punto Final> - se comprobó una vez más que las Madres de Plaza de Mayo tenían razón en su predicción".

Page 35: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

32

La estrategia de “autodepuración limitada” propuesta por el gobierno a las Fuerzas

Armadas plasmó su fracaso definitivamente el 25 de septiembre de 1984 (a los pocos días de

la presentación del informe de la CONADEP) cuando el Consejo Supremo de las Fuerzas

Armadas, entre otras cosas, expresó en un documento enviado a la Cámara Federal que no se

encontraba en situación de promover sentencia (prevista para el 11 de octubre) debido a que

las órdenes acuñadas por las cúpulas militares para la represión eran “inobjetablemente

legítimas”.90 En este sentido podemos coincidir con Acuña y otros autores en que el plan de

“autodepuración” planteado, por otra parte, en los términos en que se dictó la ley 23049 tenía

muy poco sentido para los jueces militares, ya que debían enjuiciar y convertirse en “verdugos

de sus propios compañeros” produciendo sentencias que luego podrían ser revocadas o

revisadas por fueros civiles.

En medio de este clima político, el 21 de octubre llegó al país el ex dirigente

montonero Mario Firmenich, extraditado de Brasil, para ser juzgado según el decreto 157, al

mismo tiempo que Videla y Massera eran encarcelados. Viola y Agosti eran detenidos con

prisión preventiva. Tres días después el sacerdote Julio Treviño “pronunció un discurso

claramente golpista” en la iglesia de Nuestra Señora de Luján criticando a la “democracia

pornográfica y corrupta” e incitando a “empuñar las armas espirituales – y las materiales

los que tienen esa misión – para defender el Reino de Dios y no ser indignos de él”.91

En tanto que, el 29 de octubre el Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas expresó su

descontento por lo que consideraba una “campaña de descredito” organizada desde el

gobierno. Pocos días después, durante el mes de noviembre, se producirían las renuncias

masivas. Este episodio abrió una nueva crisis por las dificultades que implicó reemplazar a los

miembros renunciantes.92

Si la primera crisis militar había surgido a partir de las repercusiones de los motines en

defensa de los capitanes del Ejército Mones Ruíz y de Mansilla la segunda se dispararía a

partir de la citación del teniente de navío de la Armada Alfredo Ignacio Astiz por el juez

federal Miguel Castillo durante diciembre de 1984. El 31 de enero de 1985 el gobierno firmó

90 Acuña – Smulovitz, Op., cit., pág. 55. 91 Mazzei, Daniel, Op cit., pág. 34 92 Ibídem, pp. 36-37

Page 36: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

33

la designación de siete nuevos jueces para el Consejo Supremo compuesto por militares

retirados antes de 1976. En la primera semana de febrero juraron por Dios, la Patria y por su

honor y en la primera de marzo decidieron dejar en libertad a Astiz por considerar que su

causa ya había sido juzgada y absuelto en 1981. El gobierno que a través de Borrás le había

solicitado a Fernández Torres que demorara 120 días la resolución del caso Astiz hasta luego

de que comenzaran las audiencias públicas a los ex comandantes en marzo, no tuvo respuesta

positiva del jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas quien alegó que “no tenía

facultades para impartir esa orden al Consejo”. La medida del gobierno fue reemplazarlo a él

y a Pianta y designar en su reemplazo al general Héctor Luis Ríos Erenú como comandante en

Jefe de las Fuerzas Armadas. Pero los generales, remisos a aceptar esta designación, parecían

poco dispuestos a aceptar de buena gana la movida del ejecutivo a lo cual el ministro Borrás

amenazó a la primera plana general diciendo que, ante la insubordinación militar, el

presidente asumiría personalmente la conducción del Ejército y que el secretario Jaunarena ya

estaba redactando el discurso que Alfonsín leería en cadena de radio y televisión convocando

a la movilización popular.

Finalmente, Ríos Ereñú asumió su cargo. A diferencia de sus predecesores, en su

primera arenga pública el 12 de marzo en Rosario, el nuevo jefe del Ejército destacó la

subordinación militar al poder civil y encomió el sistema ideado por el gobierno para

enfrentar lo que llamó secuelas del dolor, agravios y heridas de la guerra sucia. También

aprobó la formación de la CONADEP, los decretos de Juicio a las Juntas militares y la

consagración del principio de obediencia debida, al tiempo que descartó la posibilidad de

cualquier rearme guerrillero.93 La nueva cúpula militar mantendría una doble línea de acción.

Por un lado acatamiento incondicional al gobierno democrático en tanto que hacia los

subordinados efectuaría una política de contención y solidaridad permitiéndose las

expresiones contrarias y las críticas en el interior de las Fuerzas.

93 Verbitsky, Horacio, Civiles y Militares…, Op,. cit., pp. 88- 90

Page 37: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

34

2.2. El enrarecimiento del clima político y social o el fin de la “primavera alfonsinista”.

El mes previo a la iniciación de las audiencias públicas fue el más tenso desde la

asunción del gobierno radical. Se registraron atentados, explosivos, amenazas, declaraciones,

una inflación sin precedentes y rumores sobre un probable relevo presidencial. Finalmente, el

domingo 21 de abril de 1985, Alfonsín denunció por cadena nacional un intento de quebrantar

el orden institucional y convocó a la movilización popular para dar una respuesta contundente

a aquellos sectores oscurantistas para el viernes siguiente a la Plaza de Mayo. El jueves todos

los partidos suscribieron una declaración de respaldo al sistema democrático y el viernes la

plaza estuvo colmada con 250.000 personas. El discurso presidencial agradeció el apoyo de

los diversos sectores y partidos concurrentes en defensa del sistema democrático aunque, sin

embargo, una sorpresa fue develada a la multitud cuando Alfonsín trastocaba el sentido de la

convocatoria anunciando que se iniciaba una “economía de guerra” para combatir la inflación

y el déficit. Inmediatamente, muchos de los sectores no oficialistas sintieron el asedio de la

manipulación gubernamental y comenzaron a desmovilizarse entre abucheos y silbatinas al

discurso del presidente. Alfonsín parecíó dilapidar parte de su patrimonio político con este

acontecimiento al tiempo que los atentados y las amenazas de bomba en escuelas y edificios

públicos se mantuvieron durante el tiempo que duró el juicio a las Juntas militares.

Por otra parte, hay que señalar que, debido a la falta de una “Ley de Defensa” que

prohibiera la actuación de las Armas en los conflictos internos (Ley aprobada recién en 1988)

los servicios de informaciones del Ejército y la Armada seguían operando en continuidad con

lo actuado durante la dictadura.94

94 Ibidem, pág., 141.

Page 38: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

35

2.3. El Juicio a las Juntas

Finalmente, el 22 de abril de 1985, comenzaron las audiencias públicas del histórico

Juicio a las tres primeras Juntas de Comandantes. A lo largo de seis meses declararon 832

personas.95 Junto con la presentación del informe Nunca Más de la CONADEP, el Juicio oral

y público a las Juntas va a constituirse en un hecho de significativa consideración para la

opinión pública y para la sociedad en general. Por las salas de las audiencias públicas pasaron

centenares de personas con testimonios de la desaparición, de tortura y de muerte de

familiares, amigos y compañeros frente a la ya insostenible incredulidad por una parte

importante de la sociedad que, en gran medida, había repetido hasta hace poco tiempo atrás

toda una serie de slogans y frases diseñadas durante la dictadura militar como; “no te metás”,

“algo habrán hecho” o “por algo será” y que ahora tenía frente a sí no al “demonio de la

subversión” sino a madres, a esposas, a abuelas, a padres, hermanos y compañeros buscando,

reclamando y exigiendo justicia por los crímenes sucedidos no solamente en nombre de sus

familiares y seres queridos desaparecidos sino en nombre de la sociedad toda y de la memoria

colectiva.

En tal sentido, el reconocimiento internacional que adquirió el film “La Historia

Oficial”96 tal vez se haya constituido, junto con otras notables películas del cine nacional de

la “apertura democrática”, en otra fuente ante a la cual ya nadie podía hacerse el “distraído”

sobre los crímenes cometidos durante la dictadura militar.

Finalmente, el 9 de diciembre de 1985 la Cámara Federal dictó la sentencia del “Juicio

del Siglo”; un fallo que no dejó contento a nadie. Videla y Massera fueron condenados a

prisión perpetua, Viola recibió 17 años de prisión, Lambruschini fue condenado a 8 años,

Agosti a 4 y medio en tanto que Galtieri, Graffigna, Anaya y Lami Dozo fueron absueltos.97

Sin embargo, el punto 30 de la sentencia ordenó al Consejo Superior de las Fuerzas Armadas

que se iniciara el enjuiciamiento de los oficiales superiores que ocuparon los comandos de

zona y subzona de defensa durante la represión militar y a los que tuvieron responsabilidad

95 Mazzei, Daniel, Op., cit., pág. 89. 96 Entre otros premios internacionales fue ganadora como mejor película de habla no inglesa del Oscar en 1986, también ganó en la misma categoría en los premios Globo de Oro y en los Cóndor de Plata. 97 Para una información más detallada acerca de las acusaciones y las condenas que se le imputaron a cada procesado recomendamos ver; López, Ernesto, Op. cit., pág. 180-182.

Page 39: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

36

operativa en la lucha contra la subversión.98 De esta forma casi inesperada, a partir del fallo

de la Cámara Federal, se abrirían una serie de juicios y procesos sobre los oficiales

subalternos que escaparían a la voluntad del poder Ejecutivo haciendo naufragar el proyecto

oficial que intentaba circunscribir y delimitar los juicios a las cúpulas militares como parte de

un plan que proveería un “castigo ejemplar” solamente a los altos mandos.

2.4 El fracaso del primer plan económico y la llegada del Plan Austral.

El gobierno de Alfonsín no sólo heredaba el tratamiento de los crímenes de la

dictadura. En materia económica, la deuda externa pública había pasado de 6.000 millones de

dólares en 1976 a 31 mil millones al final de la dictadura. Pero tal vez lo más desesperante del

tema era que habían cerrado más de quince mil establecimientos industriales; el poder

adquisitivo de la gente estaba deteriorado y aumentaba el desempleo”.99

En relación con lo estructural100, para el equipo económico del gobierno radical, a

cargo del ministro de Economía Bernardo Grispun, el problema principal residía en los altos

grados de desocupación heredados del gobierno militar y en los bajos salarios con la

consecuente contracción de la demanda. Por lo tanto, la solución del problema consistiría en

propiciar una reactivación a partir de una redistribución progresiva de los ingresos

controlando a la vez la inflación, el tipo de cambio y la tasa de interés. Efectivamente, el

ministerio promovió un aumento de salarios seguido de un congelamiento de precios con lo

cual se intentó llevar adelante, en cierta medida, una recomposición salarial y a través del

incremento del poder adquisitivo de los trabajadores. Pero las medidas no conformaron a los

sindicatos que denunciaron su insuficiencia. Empresarios y economistas diversos también

98 Mazzei, Daniel, Op. cit., pp. 90-91. 99 Ageitos, Stella Maris, Op. cit, pág. 142. // en Pesce, Julieta, “Política y economía durante el primer año del gobierno de Raúl Alfonsín. La gestión del ministro Grinspun”, en Pucciarelli, Alfredo (Coord.), Op. cit., pág., 379, se indica que las cifras de la “herencia recibida” en relación a las obligaciones externas ascienden a 45.067 millones de dólares” 100 Pesce, Julieta, Ibídem, pág., 373; Para la historiadora, los principales puntos estructurales de la herencia militar en materia económica se pueden resumir en; “[…] estancamiento del PBI per cápita, distribución crecientemente regresiva del ingreso […], aumento de la población bajo la línea de la pobreza, incremento de la desocupación y caída de los salarios, aumento del endeudamiento externo y de las ganancias financieras, desindustrialización con creciente regresividad del aparato fabril, concentración del poder económico y cambio de su estructura y del comportamiento de su cúpula, y reformulación del rol del Estado”.

Page 40: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

37

criticaron el control de precios por considerarlos una medida de corto plazo y con

consecuencias poco productivas atacar el problema de la inflación.

En lo concerniente a la deuda, el gobierno se expresó dispuesto a honrar los

compromisos asumidos siempre y cuando se negociara los plazos y los volúmenes

adeudados.101

En enero de 1984, el ministro presentó los lineamientos económicos a través de los

cuales se intentaba reactivar la economía, mejorar los empleos y los salarios reales y

contrarrestar los efectos de la inflación pero las medidas fueron recibidas con escepticismo.

Los objetivos perseguidos por el equipo económico (reactivación, redistribución y

estabilización) no dieron los resultados deseados en tanto que principalmente uno de sus

factores, el de la inflación, no conseguía estabilizarse y, consecuentemente, desequilibraba a

los otros factores de la fórmula. Aparecieron, entonces algunos economistas aconsejando que

los objetivos debían priorizarse y atacados en forma individual.

A la irrefrenable escalada de precios convertida en el mal mayor de la economía

radical se agregaba la intransigencia de los países acreedores que, en un contexto económico

internacional completamente diferente del de la década anterior, exigían a los países deudores

el pago de las deudas y sus intereses.102 En tanto que el intento de negociar la deuda a través

de la conformación de un bloque común de países latinoamericanos resultó a todas luces

infructuosa.103

En este contexto de reveses para el oficialismo, cabe señalar que el gobierno intentó

llevar adelante una reforma sindical que no prosperó tan sólo por un voto en contra en la 101 Heredia, Mariana, Op., cit., pág. 169. 102 Ortiz, Ricardo y Shorr, Martín, “La economía política del gobierno de Alfonsín: creciente subordinación al poder económico durante la <década perdida>”, en Pucciarelli, Alfredo (Coord.), Ibídem, pág., 312; “A comienzos del decenio de los ochenta, una sucesión de acontecimientos – la suba en la tasa de interés internacional, la crisis de la deuda mexicana, la caída en los precios de los productos agrícolas, entre los más relevantes – trajo aparejadas importantes modificaciones en el contexto financiero mundial. Entonces se abrió una etapa – que duraría hasta comienzos de la década siguiente – signada por una relativa escasez de capitales para los países de América Latina (particularmente importante, si se considera la abundancia de los años previos). Esta situación no tardó en manifestarse en una economía tan <deuda-dependiente> como la argentina posterior a la última dictadura […]”. 103 Ibídem, pág. 296; “Las dificultades para acordar el pago de la deuda directamente con los bancos acreedores y el Club de París – sumadas al fracaso del intento por conformar un pool de países acreedores de América Latina – implicó tener que negociar con el FMI, lo que a partir del cuarto trimestre de 1984 derivó en la aplicación de una política monetaria más restrictiva (con aumento de la tasa de interés), la devaluación de la moneda nacional y la elevación de las tarifas de los servicios públicos. Todo ello condujo a una caída de la actividad económica, al tiempo que no se contuvo la inflación ni se logró reducir de modo significativo el déficit fiscal. En ese contexto, el propio FMI dio por caído el acuerdo en enero de 1985, y se pidió la renuncia del ministro Grinspun, que se concretó rápidamente.”

Page 41: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

38

Cámara de Senadores.104 El movimiento sindical argentino, mayoritariamente opositor y

básicamente asociado con el Partido Justicialista, además de criticar muy duramente la

propuesta y urdir lazos entre los legisladores para evitar su aprobación confrontó con el

gobierno exigiendo la recomposición de los convenios colectivos de trabajo (derecho

constitucional revocado por la dictadura y no vuelto a restablecer por el gobierno

democrático) además de cuestionar las políticas de la cartera económica por la política de

fijación y ajustes de salarios en base al cálculo de la inflación pasada.

Algunos autores como Julieta Pesce caracterizan los déficits del período económico

del ministro Grinspun como una etapa en la cual se realizó un “error de diagnóstico” respecto

de cuáles eran las causas estructurales de la crisis económica y, en consecuencia, no se

encontró la forma adecuada para poder superarla. El gobierno, creyendo haber aprendido la

lección de su primer traspié, pretendió superar la crisis estableciendo un acuerdo con los

grupos económicos exitosos emergentes del proceso de la dictadura, conocidos como

“Capitanes de la Industria”.105

Ante el fracaso de las negociaciones con el Fondo Monetario a fines de 1984, el

ministro Grinspun presentó su renuncia al frente de la cartera económica. Buena parte de la

prensa norteamericana y los círculos financieros estadounidenses se mostraron satisfechos con

la renuncia del ministro y se alegraban con la llegada de Sourrouille; “un hombre

comprometido con la observancia de la austeridad que preanunciaba un mejor entendimiento

entre Buenos Aires y el FMI”.106

El presidente presentó al nuevo ministro como una continuidad del plan económico,

sin embargo para los propios miembros tradicionales de la UCR, el nombramiento de

104 Aruguete, Eugenia, “Lucha política y conflicto de clase en la posdictadura. Límites a la constitución de alianzas policlasistas durante la administración Alfonsín” en Pucciarelli, Alfredo (Coord.), Ibídem, pág., 421; “[…] un proyecto elaborado por el ministro de Trabajo, el socialista Antonio Mucci, provocó la inmediata reacción del sindicalismo. Impulsado el 18 de diciembre de 1983, el proyecto de “Ley de reordenamiento sindical” buscaba la normalización de las organizaciones sindicales. Se proponía la convocatoria a elecciones inmediatas y sin proscripciones en los gremios, mediante la instauración del voto secreto, directo y obligatorio y supervisado por el Ministerio de Trabajo”. 105 Castellani, Ana, “Los ganadores de la <década perdida>. La consolidación de las grandes empresas privadas privilegiadas por el accionar estatal. Argentina 1984-1988”, en Pucciarelli, Alfredo (Coord.), Ibídem, pág. 336; En cuanto a la relación del gobierno con los Capitanes de la Industria;“[…] una de las continuidades más evidentes entre el gobierno de Alfonsín y la dictadura militar es la de haber contribuido con la consolidación de un fracción de la gran burguesía estrechamente vinculada al accionar estatal”. 106 Heredia, Mariana, Op. cit., pág. 175.

Page 42: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

39

Sourrouille se inscribía dentro de un proceso desradicalización del gobierno en el cual

asesores como Brodersohn, Caputo, López o Tomasini, ganaban terreno en el propio gobierno

como extrapartidarios.107

El cambio de rumbo económico trascendería la interna del partido de gobierno; el

equipo del nuevo ministro se caracterizaba por su perfil tecnocrático dentro del cual conceptos

tales como austeridad, ajuste y estabilidad imperarían como máximas rectoras (y correctoras)

de la política económica. En adelante vemos como, ante los desafíos, el gobierno tomará el

camino conservador para hallar las soluciones.108 Los cambios en la orientación de las

medidas económicas pronto quedarían plasmados en el discurso del viernes 26 de abril de

1985 frente a la multitud convocada a la Plaza de Mayo por el propio Ejecutivo para defender

la democracia de una supuesta “conspiración antidemocrática”. En dicho discurso se informó

a la multitud, a través de un lenguaje tecnocrático inusitado (plagado de tecnicismos) que el

país entraba en una “economía de guerra”. Lo cual implicaba que, en adelante, la economía

general del país marcharía por un sendero de sacrificios, ajustes y austeridad con el objetivo

primordial de corregir los índices del déficit y de la inflación.109

Resulta llamativa la coincidencia entre el viraje experimentado en la economía y en la

política que, entre fines de 1984 y principios de 1985, parecen abandonar el camino de lo que

se llamó “la primavera alfonsinista”. El anuncio del ingreso en la “economía de guerra”

parecería haber ido de la mano con el aumento en la presión política por frenar el proceso de

justicia, verdad y memoria elaborando las leyes de Punto Final y de Obediencia Debida. En

ese sentido, las transformaciones parecían estar atadas a los acuerdos logrados a las

condiciones exigidas por los organismos de crédito internacionales. Es por esta razón que se

justifica la inclusión del breve análisis económico que se desarrolló en este subtema.

107 Aruguete, Eugenia, Op. cit., pág., 436; “La llegada de Juan V. Sourrouille al Palacio de Hacienda, acompañado por dos cercarnos colaboradores, José Luis Machinea y Mario Simón Brodersohn, expresaba el abandono de aquel enfoque económico asociado a Grinspun, centrado en la recomposición de los salarios y el empleo, y su reemplazo por otro en donde la inflación, el déficit fiscal y la deuda externa se ubican entre los grandes problemas económicos”. 108 Gargarella, Roberto - Murillo, Maria Victoria - Pecheny, Mario (Comps), Discutir Alfonsín. Buenos Aires, Editorial Siglo XXI, 2010, pág. 33. 109 Heredia, Mariana, Op. cit., pág. 179.

Page 43: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

40

Finalmente, el 14 de junio de 1985 se lanzó el Programa de Reforma Económica,

conocido como el “Plan Austral”.110 El nuevo plan lanzado como un “shock” de medidas de

orden económico no estuvo exento de críticas por parte de la oposición que también

reclamaba la participación del Congreso en las negociaciones por el pago de la deuda. Aunque

para algunos técnicos internacionales el plan contenía características heterodoxas, fue

imputado de “ortodoxo” por algunos sectores del peronismo y de la izquierda quienes

denunciaban que las medidas antiinflacionarias, “dictadas por el FMI”, tenían una base

netamente monetaristas que no resolvería los problemas fundamentales de la economía. En

tanto, algunos sectores de derecha, como el propio líder de la Unión de Centro Democrático

(UCD) Álvaro Alsogaray, celebraban las nuevas medidas y la rectificación del rumbo

económico.111

En gran parte, vastos sectores dentro del propio partido oficialista no se sentían a gusto

con el nuevo rumbo económico. Los sindicalistas también criticaron el nuevo plan de

congelamiento de salarios alertando sobre el “recrudecimiento de la miseria” en tanto que los

empresarios lo caracterizaban como “positivo y original”.112

En lo inmediato el plan pareció poder triunfar allí donde el equipo anterior había sido

derrotado; en la drástica reducción y control de la inflación. Los índices del Plan Austral

mostraron un brusco descenso, de 40% en el mes de junio a sólo el 2% en octubre.

En sus comienzos, el nuevo modelo económico diseñado por el equipo de Sourrouille

tuvo algunas señales exitosas; amén del control de la inflación se habían logrado cierta

reactivación del mercado interno. Sin embargo esta señal que debió interpretarse como

positiva tuvo su impacto negativo debido, básicamente, a la deficiencia estructural en el sector

productivo, lo cual produjo el encarecimiento de algunos productos. Finalmente, en abril de

1986, el equipo optó por pasar del “congelamiento de precios” al sistema de “precios

administrados” temiendo que la apertura desreguladora produjera desequilibrios no deseados

en la puja distributiva. En este contexto, los organismos de crédito internacionales que habían

acompañado el plan a pesar de sus componentes heterodoxos insistían en la necesidad de

110 Ibídem, pág. 183. Entre las principales medidas que contemplaba el nuevo plan que procuraba luchar contra el déficit elevando los ingresos fiscales, racionalizando los gastos y acudiendo a nuevos préstamos en lugar de emitir, se imponía un congelamiento de precios y salarios además de establecer un tipo de cambio fijo (0.80 centavos de austral por dólar). 111 Ibídem, pág. 185. 112 Ibídem., pág. 186.

Page 44: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

41

realizar transformaciones estructurales profundas en la economía para conceder nuevos

préstamos. Sin embargo, a principios de 1987 se decreta un nuevo congelamiento de precios y

salarios al tiempo que la tendencia económica se buscaba realizar algunas privatizaciones de

empresas del Estado intentando lograr la liberalización de la economía como instrumento

regulador de los precios.113 El proyecto conocido como “Programa de Julio”, además de la

venta de Aerolíneas Argentinas y el 40 % de ENTEL proponía, la venta de SOMISA, la

desregulación del mercado de transportes y de las comunicaciones entre otras.114

En tanto que en un contexto de crecientes dificultades para lograr un crecimiento

sostenido de la economía Sourrouille declaraba que; “Ni las tendencias inflacionarias ni los

obstáculos al crecimiento son resultados de episodios o de fenómenos coyunturales […] Lo

que los argentinos experimentamos […] es la crisis de un modelo populista y facilista, de un

modelo cerrado, en fin, de un modelo centralizado y estatista”.115

Al advertirse que entre las causas que generaban los problemas económicos estaba la

estructura de un aparato estatal anquilosado y de carácter populista, la solución que procuraría

aplicar el gobierno iría de la mano con las medidas que, desde hacía tiempo, venían

reclamando los grandes organismos multilaterales de crédito. Estas reformas estructurales

tenían como eje principal a la reforma del Estado con eje en las privatizaciones de las

principales empresas, la desregulación de los mercados (incluido el laboral) y la apertura de la

economía nacional a los flujos mundiales de mercancías y capitales. La aplicación de éstas

medidas supondría el crecimiento económico, la superación de las dificultades generadas por

el endeudamiento externo y el déficit fiscal y la contención de la inflación autorregulada por

los propios mercados libres de la intervención estatal.116

113 Aruguete, Eugenia, Op. cit., pág., 450; “A principios de 1987, el programa oficial comenzó a presentar signos de un evidente fracaso. La caída de la inversión privada profundizaba la recesión, la inflación se disparó otra vez y alcanzó un 7.6% en enero, el problema del déficit fiscal se pronunció y se dificultaba la imposición de las prometidas reformas estructurales”. 114 Beltrán, Gastón, “Acción empresaria e ideología. La génesis de las reformas estructurales” en Pucciarelli, Op. cit., pág., 227. 115 Ortiz, Ricardo y shorr, Martín, Op. cit., pág. 298. 116 Ibídem, pág. 299.

Page 45: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

42

La creciente debilidad del gobierno no sólo en temas económicos sino también en

cuestiones políticas y sociales no logró concitar la fuerza suficiente para implementar de

forma exitosa la puesta en práctica de las medidas señaladas.117

Durante el gobierno democrático se produjo la consolidación estructural de un

conjunto de grupos económicos concentrados de origen nacional y extranjero que habían

crecido durante la última década y que, en definitiva; “[…] pasaron a detentar un control

determinante sobre núcleos decisivos de las diferentes cadenas productivas (o profundizaron

el que ya tenían) y, derivado de ello, [adquirieron] un ostensible poder sobre la determinación

de los precios domésticos”.118

Durante la década de los 80 se acentuó la matriz de distribución regresiva. Los grandes

sectores concentrados de la economía tomaron las ganancias que faltaron en la redistribución

de los sectores populares, aumentando de esta forma los índices de la tasa de subocupación y

desocupación.119 Ante el fracaso del primer plan, el gobierno tomó un camino conservador

alineándose con las políticas económicas del stablishment y los grupos económicos

concentrados de poder hasta ser fagocitado por éstos.120 La transferencia de los ingresos a los

sectores concentrados de la economía perjudicó fundamentalmente a los asalariados pero

también a los sectores más débiles de la burguesía comercial e industrial como así también al

propio aparato del Estado que desde entonces presentó una crisis estructural en sus finanzas.

En síntesis, durante el gobierno de Alfonsín se profundizaron muchas de las

características económicas regresivas delineadas durante la última dictadura; reducción y

reestructuración del aparato productivo, alta inflación, desequilibrio fiscal, elevadísimos

grados de endeudamiento externo con baja acumulación en el ámbito local, deterioro laboral,

por lo tanto, inequidad en la redistribución del ingreso. Fueron años muy favorables para que

un reducido grupo de actores económicos muy poderosos se consolidara, fortaleciera, y

expandiera a costa de la permanencia del incontrolable “mar de la economía revuelto”. En

definitiva, los cambios producidos durante la última dictadura militar, cuyos aspectos 117 Ibídem, pág. 299 ; “A modo de ejemplo se destacan las apuestas por privatizar varias compañías estatales (Aerolíneas Argentinas, ENTEL y Somisa, entre las más importantes), que fueron bloqueadas en el ámbito parlamentario por el Partido Justicialista, o la búsqueda por avanzar en la apertura de la economía”. 118 Ibídem, pág. 306. 119 Ibídem, pág. 321. El índice de desocupación en 1984 es de 4.4, en tanto que en 1989 alcanza al 7.1. Los valores de la subocupación en 1984 son de 10.3 y, en 1989, 15.7, respectivamente. 120 Gargarella, Roberto - Murillo, María Victoria Op., cit., pág. 34.

Page 46: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

43

centrales no fueron revertidos sino consolidados y acrecentados durante la democracia,

modificaron el eje de la acumulación del capital. La revalorización y jerarquización de

factores de crecimiento económico como el sistema financiero, el endeudamiento externo y la

fuga de capitales se constituyó en un sistema que promovió la acumulación del capital

concentrado en desmedro de la capacidad adquisitiva de los asalariados, el aumento del

desempleo y de la pobreza.

2.5 La Ley de Punto Final.

Con el pedido de enjuiciamiento a los oficiales superiores que habían ocupado los

comandos de zona y subzona de defensa durante la lucha contra la subversión por parte de la

Cámara Federal durante la sentencia a las Juntas militares, se abría una nueva instancia no

prevista por el Ejecutivo. Ahora, los juicios y procesos relacionados a las violaciones de los

derechos humanos se extenderían, ya no sólo a quienes habían sido responsables máximos de

generar e impartir las órdenes de la represión sino, también, a quienes se habían “excedido”

en el ejercicio de su cumplimiento y que, a prima facie, se trataba de un número altamente

elevado de efectivos. Esta situación que generó, desde luego, incertidumbre y oposición en las

Fuerzas Armadas tuvo su correlato en un intento por parte del gobierno de minimizar el

impacto y reducir al mínimo posible el número de acusados. La estrategia común del

Ejecutivo y de las Fuerzas Armadas fue lograr la impunidad de la mayor cantidad de oficiales

comprometidos con los crímenes de estado. Para el caso; se implementó lo que se conoció

como <Instrucciones a los fiscales militares>, las cuales permitían eximir de culpas a

acusados por tortura, secuestro y asesinato en aquellos casos que las pruebas demuestren que

los acusados habían actuado bajo órdenes impartidas.121

121 Acuña – Smulovitz, Op., cit., pág. 60: 1) que los subordinados serán responsables penales sólo cuando hayan ejercido capacidad decisoria, hayan conocido la ilicitud de las órdenes o hayan ejecutado hechos atroces o aberrantes; 2) que se deberá entender que el subordinado ejerció capacidad decisoria sólo en aquellos casos en que se apartó de las órdenes impartidas; 3) que se deberá considerar que los subordinados actuaron con <error insalvable> sobre la legitimidad de la orden , salvo en aquellos casos en que la acción cumplida no fuera consecuencia de órdenes recibidas; y 4) que los subordinados son responsables de la ejecución de delitos aberrantes sólo cuando la conducta de los mismos configure un exceso en el cumplimiento de las órdenes recibidas. Como se puede observar, las instrucciones apuntaban a reducir radicalmente el número de acusados por las violaciones a los derechos humanos. Las mismas permitían eximir de culpas a acusados de tortura, secuestro y/o asesinato en todos aquellos casos en que se demostrara que habían actuado de acuerdo con órdenes impartidas.”

Page 47: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

44

Luego del impacto producido por el “Punto 30” de la sentencia a las Juntas, el

gobierno estudió una serie de posibles soluciones que no defraudaran las promesas de

“justicia y ética” y que, por otro, lado atendieran los reclamos militares de juzgar el menor

número de oficiales y “terminar cuanto antes el capítulo judicial”.122 Fue el inicio de la crisis

del “doble mensaje” del discurso de Alfonsín.

Mil novecientos ochenta y seis fue un año que transcurrió en medio de fuertes

presiones entre poderes. Por un lado el poder militar presionaba al gobierno para lograr una

amnistía política que detuviera los juicios que estaban en marcha; la presión del gobierno

contra el Consejo Supremo y el poder judicial sobre quienes descargó las “Instrucciones” y

todo tipo de esfuerzos para que, al tiempo de acelerar los procesos, eximiera a la mayor

cantidad de oficiales posibles; y la ejercida por la justicia civil que, ante la inactividad de la

justicia castrense, era la que producía las citaciones y, eventualmente, las detenciones de los

militares procesados.123

En este contexto, el Senado interpeló al ministro Jaunarena que debió responder por

las “Instrucciones”. A través de un extenso discurso, argumentó en favor de la absolución de

quienes habían cometido delitos de secuestros, tortura y muerte por inscribirse dentro de un

orden de obediencia debida correspondiente a un plan de lucha contra la subversión, tal como

lo establecían las “Instrucciones”.124

El día 19 de mayo de 1986, durante una visita de Alfonsín al III Cuerpo de Ejército, se

halló una bomba en el camino del presidente. Un episodio institucionalmente grave del cual

nunca se conocieron responsables.

122 Verbitsky, Horacio, Civiles y Militares…, Op,. cit., pp.111-112. 123 Ibídem., pág. 130. Las “Instrucciones” desencadenaron una verdadera crisis judicial con la renuncia del camarista Torlasco y las presiones para detener las de Arslanian y otros jueces de la Cámara Federal. Alfonsín logró detener personalmente el avance de un dictamen de la Procuración que buscaba aumentar las penas que había dado el Juicio a las Juntas ante el juez de la Corte Suprema Enrique Petracchi, alegando que tal medida empeorarían aún más las relaciones con las Fuerzas Armadas. 124 Para un mayor detalle del acontecimiento ver; Verbitsky, Horacio, Civiles y Militares…, Op,. cit., pp.131-133.

Page 48: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

45

En un clima de creciente descontento castrense125, el gobierno va a procurar encontrar

una salida que descomprimiese la situación temiendo que ante una crisis generalizada tuviera

que conceder una amnistía abierta y generalizada, lo cual no estaba en sus planes. La cuestión

de la política militar se volvía cada vez más el arte de lo posible. Y lo cierto es que lo posible,

en la lógica del gobierno, no sería más que optar por el “mal menor”. 126

Pocos días después, el viernes 5 de diciembre la misma Cámara declaró proscripta la

acción contra el teniente de navío Alfredo Astiz, aunque dio por probado el secuestro de la

estudiante argentino-sueca Dagmar Hagelin. La proscripción de la causa causó gran

conmoción en los organismos de Derechos Humanos, sin embargo, esa misma tarde, pocas

horas después de la absolución de Astiz, Alfonsín leyó su proyecto de “ley de Punto Final”. El

mes de diciembre sería un mes de reuniones y de disciplina interna. La presentación del

proyecto del Ejecutivo no admitiría discrepancias internas para el jefe de Estado y jefe del

Partido. La cuestión estaba planteada en términos duros; quienes se opusieran al proyecto, se

oponían a Alfonsín. Fue el mes en el cual la presión verticalista del líder radical alcanzó su

apogeo.

El 19 de diciembre se produjo una manifestación en contra de la sanción de la Ley que

convocó a una multitud estimada entre 55.000 y 80.000 personas.127

El peronismo que, frente al proyecto de Ley, presentaba una gran variedad y

diversidad de posiciones internas, terminó develando nuevamente lo sorprendente de sus

complejidades intrínsecas cuando el bloque denominado “Ortodoxo” votó en contra y el

“Renovador” se abstuvo de presentarse en el recinto facilitando la sanción de la misma.

Finalmente, la Ley 23.492, conocida como Ley de “Punto Final”128, fue aprobada el 22

de diciembre de 1986 casi sin oposición. El propósito de la Ley, como había manifestado el 125 López, Ernesto, Op. cit., pág., 71: “La proliferación de procesos contra oficiales medios e inferiores y la desconfianza entre ellos despertaba el llamado a la batalla legal que impulsaba Ríos Ereñú, motivaron una serie de sucesos excepcionales para las instituciones castrenses. Diversas promociones se juramentaron para defender a ultranza a sus integrantes afectados por juicios, sin importar si el tipo de acción que deberían emprender quedaba comprendido dentro de lo institucionalmente aceptable”. 126 En otro sentido, como también sucedería casi de forma simultánea en el ámbito de economía, comienza a observarse en la política la instalación de un nuevo lenguaje técnico y de acciones derivadas de la necesidad de recurrir al “pragmatismo político” frente a las reivindicaciones éticas y morales de los inicios de la democracia. 127 Verbitsky, Horacio, Civiles y Militares…, Op., cit., pág. 198.

Page 49: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

46

fallecido ministro de Defensa, era la de no perpetuar in eternum la situación de inestabilidad

que generaban las citaciones y las detenciones judiciales en el ámbito castrense. Para ello, la

Ley estableció un plazo de “sesenta días corridos” desde su promulgación para declarar

extinguidos de acción penal a las demandas relacionados con delitos perpetuados durante la

represión de Estado. Tal como lo indica el Art. 1°:

“Se extinguirá la acción penal respecto de toda persona, por su presunta

participación en cualquier grado, en los del art. 10 de la ley 23.049 (“…de reprimir al

terrorismo…”), que no estuviere prófugo, o declarado en rebeldía, o que no haya sido

ordenada su citación a prestar declaración indagatoria, por tribunal competente, antes de los

sesenta días corridos a partir de la fecha de promulgación de la presente Ley. En las mismas

condiciones, se extinguirá la acción penal contra toda persona que hubiere cometido delitos

vinculados a la instauración de formas violentas de acción política hasta el 10 de diciembre

de 1983”.129

La intención política detrás de la medida tomada en vísperas de la feria judicial fue

evidente; lograr la amnistía de la mayor cantidad de oficiales posibles por caducidad de los

plazos. Sin embargo, nada salió como estaba previsto ya que, en gran medida, el poder

judicial reaccionó levantando la feria y habilitando los juzgados para tomar denuncias de

forma extraordinaria durante los meses de enero y febrero de 1987. De esta forma, se produjo

una aceleración que culminó en una carrera de presentaciones de denuncias a través de la cual

alrededor de cuatrocientos oficiales fueron llamados a declarar antes de la fecha fijada para el

cierre.

Paradójicamente, lo que debió constituirse en una ley que terminara con las citaciones

aportando calma y tranquilidad a los militares se convirtió en baldazo de nafta sobre el fuego.

El número de militares intimados habría superado exponencialmente el cálculo oficial

contribuyendo a acrecentar enormemente el malestar en el ámbito castrense lo cual se tradujo

en un aumento consecuente de las críticas y las presiones corporativas de las Fuerzas

Armadas (y de otros organismos como el FAMUS y cierto sector de la Iglesia) hacia el

128 El articulado completo de la Ley 23.492 puede verse en Ageitos, Stella Maris, Op. cit. pp. 198-200. 129 Ageitos, Stella Maris, Ibídem, pág., 198. (El subrayado pertenece al autor).

Page 50: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

47

gobierno y hacia la justicia civil. Por otro lado, cabe destacar que en su Artículo 5° la Ley

manifiesta que “no extingue las acciones penales en los casos de delitos de sustitución de

estado civil y sustracción y ocultación de menores”. 130

Los miembros de la ex CONADEP, a pesar de la visita previa del ministro del Interior

Antonio Tróccoli para presionar en contrario, sacaron un comunicado crítico del proyecto que

declararía la impunidad para quienes habían cometido los crímenes de lesa humanidad.

En este marco, el gobierno, tomó algunas precauciones previendo alguna situación de

desacato. Frente a la posibilidad de que algún oficial de rango medio se negara a presentarse

ante la citación de la justicia civil, contemplaron la ejecución de una serie de medidas

destinadas a doblegar las rebeldías: destitución de los jefes de unidades que ampararan los

desacatos; apostar un cerco militar sobre las unidades que se declararan en rebeldía; el corte

de los víveres, agua y energía de las unidades sublevadas; la puesta en marcha de una

campaña de difusión; la convocatoria a la movilización popular y, eventualmente, el uso de

las armas para someterlos.

Finalmente, el 23 de febrero de 1987 concluyó el plazo para presentar acusaciones. El

secretario de Justicia, Tonelli, alegó que finalmente se acababa para siempre el estado de

sospecha sobre los militares y quienes no hubieran sido llamados podrían ser considerados

inocentes. Sin embargo el número de oficiales a los cuales se les había abierto causas penales

ascendía entre 300 y 400 según las fuentes. De cualquier manera, el número de procesados era

muy superior al deseado por las Fuerzas Armadas y por el gobierno e insuficiente para los

organismos de Derechos Humanos.

130 Este triste privilegio fue rechazado, junto con la totalidad de la Ley, por las “Abuelas de Plaza de Mayo”, que, en la persona de su Presidenta la Sra. Estela de Carlotto expresaron su disconformidad con los artículos que eximían del Punto Final a los apropiadores; “[…] ese artículo que habla que no se perdona el delito de sustracción de menores, la violación y las sustracción de bienes, son tres cosas, a nosotras (las Abuelas de Plaza de Mayo) nos fastidió y nos dolió muchísimo. […] les dijimos, a los que aprobaron esa ley, que la rechazábamos en ese sentido de privilegio que nos daban para buscar a los nietos y que queríamos encontrar justicia porque los chiquitos no habían nacido de un repollo […] y eso, nosotras, no lo íbamos a aceptar” en; HISTORIA ARGENTINA 1983 – 1989, Dirección: Pigna, Felipe. Diana Producciones. Pigna, Felipe (director) Entidad Universidad de Buenos Aires. Escuela Superior de Comercio "Carlos Pellegrini" Título Historia Argentina11:1978-1983. Procesos socioeconómicos políticos y culturales Publicación Madrid: Diana Producciones, [2002] Descrip. física 1 video (VHS) (60 min). Tiempo: 44:20 – 45:00.

Page 51: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

48

La situación de incertidumbre e intranquilidad en el interior de las Fuerzas Armadas

generada en torno a la reactivación de los procesos a partir del efecto no deseado de la Ley de

Punto Final era inocultable y había puesto a las Fuerzas en virtual espíritu de insubordinación.

La presión sobre las cúpulas de las Armas y el poder político alcanzaron su máximo de

intensidad desde el Juicio a las Juntas. Los militares sostenían una unidad de discurso en línea

con las declaraciones del Consejo Supremo. “Los procedimientos habían sido los adecuados”

y “no había nada que juzgar”. Al contrario, muchos reclamaban el fin de lo que consideraban

un “plan de desprestigio contra los militares” y un reconocimiento por haber “prestado un

servicio a la patria” librando una “guerra justa” contra el enemigo de la subversión.

En medio de recrudecimiento de atentados y un aumento de la tensión social, en marzo

de 1987, el Jefe del Estado Mayor del Ejército, Ríos Erenú declaraba que: “las FFAA están

tranquilas y atentas”. Luego de afirmar la adhesión del Cuerpo al sistema constitucional y el

sometimiento al sistema judicial aclaraba que lo harían “sin claudicar [en] aquello que

constituye el patrimonio de las Fuerzas Armadas, que es nada menos que haber enfrentado

una guerra con sus virtudes y defectos, propios de una guerra”. En tanto continuaba diciendo

que; “Las Fuerzas Armadas ya han hecho más de una expresión de autocrítica acerca de que

han aceptado la comisión de errores y, ya en el Proceso de Reorganización Nacional, hubo

un <informe final> de la Junta – militar – donde se expresaban los errores e injusticias”131.

De esta forma estaban las cosas con el propio Jefe de las Fuerzas a quien, Alfonsín, sin

embargo, se encargó de colmarlo de virtudes y elogios en reconocimiento hacia su

“personalidad democrática”.132

Durante el mes de marzo las citaciones tomaron nuevo impulso y el día 9 el diario la

Razón informaba que, con la detención del teniente de navío Carlos Carella, se llegaba al

número de doce oficiales de la Armada detenidos preventivamente por la Cámara Federal

luego de que ésta comenzara con las indagatorias de los procesados de la causa ESMA.133

131 Diario La Razón, Año 83, número 28007, Buenos aires, 5 de marzo de 1987, pág. 1. 132 Ibídem, pág. 1. El mismo día 5 de marzo puede observarse en la tapa la noticia sobre la explosión de una bomba lanzapanfletos con consignas tales como “El espíritu de cuerpo del Ejército Argentino” y “No a la entrega del Ejército Argentino de 1810. No lo vamos a entregar” frente al edificio Libertador, sede del Comando en Jefe del Ejército 133 Ibídem, Año 83, número 28013, Buenos aires, 11 de marzo de 1987, pág. 1.

Page 52: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

49

Días más tarde, el 16 de marzo, versiones periodísticas daban cuenta de la inminente

renuncia de los 9 miembros del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas encargados de

enjuiciar a los militares procesados.134

134 Ibídem, Año 83, número 28018, Buenos aires, 16 de marzo de 1987, pág. 1. El clima de época nos muestra, en la misma tapa, como el capellán mayor del Ejército pronunciaba una misa en recordación a los caídos en la “lucha contra la subversión” exhortando revertir la ingratitud y el olvido con el cual se trataba a “quienes con su muerte lograron que la Bandera y la Patria no fueran víctimas de ideologías extrañas”. Ríos Ereñú, a pesar de no concurrir a la misa, adhirió a través de un mensaje, que fue leído por el ayudante de su segundo el general Mario Jaime Sánchez, en el cual se recordaban “los hechos acaecidos en marzo de 1976, y haciéndose mención de los heridos y muertos por actos subversivos”.

Page 53: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

50

III “Las sociedades, los hombres y las mujeres sujetos a las prácticas genocidas, a los

crímenes de lesa humanidad por parte de Estados terroristas, se encuentran, con las obvias diferencias históricas, con el mismo problema de los griegos de hace veinticinco

siglos. En ambos momentos, la amnistía, como amnesia, como olvido, nos pone precisamente en ese punto límite de tensión entre la memoria y el olvido. Se trata de

cuánto y qué retenemos de una y de otro, de qué condenamos al olvido y de qué condenamos a la memoria, de qué retenemos de las desgracias y qué olvidamos de ellas. Se trata,

también de explorar y emplear el potencial de la memoria en la confrontación con las políticas que inducen al olvido”.

Waldo Ansaldi135

3. La sublevación de Semana Santa (del 15 al 19 de abril)

3.1 La rebelión cordobesa.

A principios de abril, la visita a Buenos Aires del Papa, Juan Pablo II, concitó toda la

atención de los medios y de la sociedad. La prudencia diplomática privó al sumo pontífice de

hacer declaraciones en favor de una “amnistía cristiana” en relación al pasado como

esperaban algunos sectores castrenses. Luego de la tregua suscitada por la visita papal, se

produjo la acción que generó el estado de insubordinación que dio inicio al conflicto militar

de Semana Santa.

135 Ansaldi, Waldo, Op. cit., pág. 52.

Page 54: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

51

En un clima de creciente presiones e incertidumbres suscitado a partir de la

aceleración de las causas judiciales, finalmente, en Semana Santa de 1987, ocurrió lo que

nadie quería que pasara pero que muchos temieron que iba a pasar; un grupo de oficiales se

rebeló y rompió la cadena de mandos desobedeciendo órdenes de sus superiores. El propio

teniente coronel Aldo Rico había anticipado en el mes de febrero136 algo que, en la situación

de insubordinación que vivía el Ejército, cualquiera de los oficiales de mediano rango hubiera

estado en condiciones de hacer; llevar a la práctica las amenazas de desobediencia para

intentar lograr por la fuerza de las armas lo que el poder político y la Justicia no habían

podido conseguir; detener el avance de los juicios por los derechos humanos sobre la

oficialidad de las Fuerzas Armadas. A pesar de las fuerzas insurrectas presentaban el desacato

como consecuencia de una pelea interna dentro del Ejército, la sociedad advirtió que, con

aquella acción, se habían puesto en riesgo los poderes naturales del sistema democrático y

constitucional.

Existen algunas fuentes que señalan que existió una reunión previa entre el mayor

Barreiro y el teniente coronel Aldo Rico en una pizzería de Barrio Norte durante los primeros

días de abril137. En ella se habrían establecido los pasos de la futura insurrección. Los oficiales

del Ejército, reunidos a cenar por un fin común, describen, sin embargo, personalidades e

historias diferentes.138

“Un día antes de que estallara la rebelión en Córdoba, la jefatura de Tercer Cuerpo y

el gobernador Eduardo Angeloz llamaron alarmados a Buenos Aires, al enterarse de la

actitud que asumiría el mayor Barreiro. Desde presidencia la respuesta fue: <está todo 136 GRECCO, Jorge - GONZÁLEZ, Gustavo, ¡Felices Pascuas! Los hechos inéditos de la rebelión militar, Buenos Aires, Sudamericana Planeta, 1988, Anexo Documental, pág. 260: En este documento, enviado a su comandante de campaña el 18 de febrero de 1987, Rico expresa su malestar por las consecuencias de la Ley de Punto Final y por la situación que implica las citaciones al personal militar; “La amnistía es ignominiosa de por sí. ¿Por qué amnistía si peleamos una guerra justa y necesaria? Sin embargo, a fin de preservar el orden constitucional, parece ser la única solución viable.” 137 Ibídem, pág. 14 // Verbitsky, Horacio, Civiles y Militares…, Op., cit., pp. 248-250. 138 Grecco – González, Op. cit., pág. 14. Barreiro tenía 40 años, actuaba en el Primer Cuerpo de Ejército con asiento en Palermo, era oficial de Inteligencia y no había peleado en la Guerra de Malvinas. Sobre él pesaban serias acusaciones por violaciones a los derechos humanos como jefe del grupo de torturadores del campo de concentración clandestino La Perla en Córdoba. Ciertamente, era recordado como un militar disciplinado. Rico tenía 44 años, y al momento de los hechos se desempeñaba como titular del Regimiento 18 de Infantería en la localidad misionera de San Javier. Era instructor de comandos y ex combatientes en Malvinas con el cargo de jefe de la Compañía de Comandos 602. Había sido condecorado, junto con su batallón, por el desempeño destacado en las islas. No tenía acusaciones de las organizaciones defensoras de los derechos humanos en su contra y había sido sancionado por su indisciplina militar en reiteradas oportunidades a lo largo de su carrera.

Page 55: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

52

controlado>”.139 El gobierno minimizó la denuncia y confió en que el episodio no tendría

mayores consecuencias. Barreiro había acordado secretamente con el jefe del Regimiento de

Infantería Aerotransportada 14 de Córdoba, teniente coronel Luis Polo, para amotinarse y

resistir su entrega en esa Unidad140. Todo estaba listo para desobedecer la citación judicial

dando inicio al autodenominado “Operativo Dignidad”.

Efectivamente, el miércoles 15 de abril el mayor Ernesto Barreiro141 incumplió la

citación judicial a indagatoria refugiándose en el Regimiento de Infantería aerotransportada

14 ante la pasividad del jefe del regimiento, teniente coronel Luis Polo.

El estado de descontrol en el Ejército era completo. Los oficiales deliberaban,

proponían y cuestionaban, desconociendo la verticalidad de la Jerarquía militar. “El jefe del

Estado Mayor era criticado abiertamente por la oficialidad media.”142

"Por ese entonces, ya no quedaban dudas de que el Regimiento de Infantería 14 con

asiento en Córdoba, donde se había refugiado Barreiro, se mantenía autoacuartelado y

dispuesto a resistir la entrega del camarada".143

Para completar un cuadro de inquietudes y amenazas, a las 22.35 del miércoles

explotó una bomba en la sede de la filial Córdoba de la “Liga por los Derechos del Hombre”

en el barrio de Alta Córdoba y, horas más tarde, balearon un restaurante porteño adonde

cenaban dirigentes radicales.144

Ante este cuadro de situación el jefe del Ejército, Ereñú reconocería ante el presidente

el fracaso de la política de “batalla judicial”145 dispuesta para las Fuerzas en tanto que aceptó

139 Ferrari, Alberto, “La ley de más fuerte”, en Revista El Porteño, Año VI, N°65, Buenos Aires, Cooperativa de Periodistas Independientes Ltda., mayo 1987, Col 1 pág. 40. 140 Greco – González, Op. cit., pág. 31. 141 Sallas, René, “De qué se lo acusa” en Revista GENTE, N° 1135, abril 1987, pág., 28: “(…) está acusado ante la Justicia de, por lo menos, un homicidio y varios casos de aplicación de tormentos. La Justicia lo había citado para tomarle declaración indagatoria, citación a la que Barreiro no concurrió lo que la valió ser dado de baja de las filas del ejército […] El servicio de Paz y Justicia de Córdoba presentó pruebas testimoniales que lo involucran en la privación ilegal de la libertad y posterior asesinato de María Luz Mugica de Ruarte (…)”. 142 López, Ernesto, Op., cit., pág. 74. 143 Greco - González, Op. cit., pág. 22. 144 Ibídem, pág.41. 145 Battaglino, Jorge: “La política militar de Alfonsín: la implementación del control civil en un contexto desfavorable” En: Gargarella, Roberto; Murillo, María Victoria; Pecheny, Mario (Comps), Discutir Alfonsín,

Page 56: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

53

mantenerse en el cargo por pedido del propio jefe de Estado durante el tiempo que demandara

el sofocamiento de la rebelión militar.146

Alfonsín, que había decidido pasar la Semana Santa descansando en Chascomús,

debió regresar a la Capital ante la gravedad de los acontecimientos. Con el apoyo del

peronismo renovador el gobierno lanzó una campaña de difusión por los medios promoviendo

las movilizaciones populares en defensa de la Democracia en todo el país.

Para el gobierno, era la hora de poner en práctica el plan de contingencia.

El desarrollo y el desenlace de la insurrección de Córdoba generaron varios

interrogantes en torno al amparo y la huida de Barreiro del Regimiento 14 confirmada a las 3

de la tarde del viernes 17.147

Amén de las responsabilidades que le habrían correspondido al jefe de la Unidad que

lo cobijó, teniente coronel Luis Polo, cabe cuestionarse si realmente se trató de una fuga o si

tal vez, la desaparición del acusado, fue parte de las condiciones negociadas para resolver la

crisis generada en la guarnición mediterránea. El Juez habría concedido un plazo de 3 o 4

horas al teniente coronel Polo para que hiciera efectiva la entrega del acusado148, pero,

finalmente a las 16:50 Gustavo Becerra Ferrer anunció que a partir de ese momento, Barreiro

era un prófugo de la justicia. ¿Por qué razones el juez Ferrer habría concedido el plazo tan

extenso para la entrega del prófugo? ¿Por qué no se adoptaron las medidas de prevención

necesarias para que Barreiro no huyera del cuartel? Por su lado; “El jefe del III cuerpo

también explicó que Barreiro había huido armado con una pistola y una escopeta Itaka. Polo

es otro de los oficiales superiores relevados como resultado de la rebelión iniciada por

Editorial Siglo XXI, Buenos Aires, 2010, pág. 178; “La estrategia del gobierno radical, apoyada por los altos mandos del Ejército, parecía ser sobrepasada por el nivel de activismo y de solidaridad horizontal que existía entre la oficialidad joven y media. El jefe del Ejército en 1987, general Ríos Ereñú, había aceptado la generalización de los juicios porque consideraba que era una manera de ganar tiempo hasta que se alcanzara la ansiada solución política de la revisión del pasado. Sin embargo, no contaba con el apoyo de gran parte de los subordinados que la consideraban una forma de legitimar la política de juicios de Alfonsín. […] La cadena de mandos – piedra angular de la cohesión militar- se había quebrado. Solo faltaba un detonante para la revuelta.” 146 Pucciarelli, Alfredo, “La República no tiene Ejército. El poder gubernamental y la movilización popular durante el levantamiento militar de Semana Santa” en Pucciarelli, Alfredo, Op. cit., pág.121. 147 Ibídem, pág. 76. 148 Ibídem., pág. 78.

Page 57: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

54

Barreiro (…)”.149 Para sus superiores, ningún argumento parecía poder eximir su

responsabilidad en los hechos.

Entre tanto, algunas fuentes señalan la presencia del cardenal Primatesta en el

regimiento cordobés donde se encontraba recluido el prófugo de la justicia quien se habría

retirado sin hacer declaraciones.150

La explicación del conflicto se encontraba dentro del cuerpo del Ejército. Todo

indicaba que se había producido una ruptura en la cadena de mandos, es decir que quienes

debían ser obedecidos no contaban con la subordinación de quienes estaban rebelados o en

estado de sedición. En tanto que, para colmo de males, durante la tarde del jueves, algunas

informaciones periodísticas empezaron a dar cuenta de que un grupo de efectivos auto-

convocados habían acudido a las instalaciones de la Escuela de Infantería de Campo de Mayo

y se hallaban en estado deliberativo.

3.2 El levantamiento carapintada y la toma de Campo de Mayo

El teniente coronel Aldo Rico abandonó su puesto de mando a cargo del Regimiento

18 de Infantería en la localidad misionera de San Javier para trasladarse a la Escuela de

Infantería de Campo de Mayo. Al atardecer del jueves 16 se puso al frente de los allí auto-

convocados151 presentándose ante el director del Instituto, coronel Luis Pedrazzini, y

manifestándole la solidaridad del grupo por la situación del mayor Barreiro y el teniente

coronel Polo.152

149 Diario Clarín, Año XLII, Nº 14.792, Buenos Aires, Sábado 18/04/ 1987, pág. 2. 150 Grecco – González, Op. cit., pág. 55. 151 Ibídem, pág. 69: Durante la ausencia del jefe de la unidad, Rico había decidido ponerse al frente de la ocupación de la Escuela de Infantería. Finalmente, acompañado de varios soldados armados, le habría expresado al coronel a cargo: “Me he hecho cargo de la escuela. Estamos dispuestos a todo. No intente nada, Pedrazzini. No quiero matar a un superior que aprecio”. Ante esta situación Pedrazzini se retiró para presentar su pedido de relevo ante el general Vidal y Rico tomó el mando de la Unidad. 152 Ibídem, pág. 48; “El titular de la escuela cayó entonces en la cuenta de que esos hombres querían ponerse a sus órdenes para encabezar la rebelión y no para restaurar la verticalidad de la cadena de mandos”.

Page 58: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

55

Las demandas de los rebeldes conocidos como “carapintadas”153 exigían una “solución

política” para los juicios sobre derechos humanos, la remoción de la jerarquía del Ejército y

sus propios indultos.154 En este contexto, los insurrectos van a expresar que se consideraban

extinguidas las esperanzas de que la actual conducción pusiera fin a las injusticias y a la

humillación que sufrían las Fuerzas Armadas al tiempo que exigían una “solución política a

un hecho político como lo es la guerra contra la subversión”.155

Como parte de las medidas previstas para la defensa de la Democracia, Alfonsín va a

convocar a una sesión extraordinaria y a pronunciar un célebre discurso en el Congreso de la

Nación156 a donde se había congregado una multitud auto-convocada en defensa de la

Democracia (que algunas fuentes señalan) cercana a las 300.000 personas. En aquel discurso,

el Presidente declara que; “la democracia de los argentinos no se negocia” al tiempo que

agregaba que; “[…] así como se terminó para siempre el tiempo de los golpes militares,

también se terminaron las presiones, los planteos, los pronunciamientos y toda otra forma de

condicionamiento político basado en la amenaza o en el uso de la fuerza.”157

Consecuentemente con sus palabras que expresaban la voluntad del gobierno de no

negociar con los rebeldes, el Presidente convocó a una reunión de comandantes durante la

mañana del viernes para organizar la represión.158 Los oficiales, al principio renuentes, luego

aceptaron el plan.159 Pero el viernes por la noche se van a confirmar los peores pronósticos; la

ruptura de la cadena de mandos parecía haberse generalizado y el plan represivo naufragaba.

153 López, Ernesto, Op. cit., pág. 80. Los “carapintadas” se esforzaron por asumir una identidad de combatiente de Malvinas al tiempo que evitaban identificarse con la lucha antisubversiva. Sin embargo, luego del Comunicado n°1, realizaron una vigorosa defensa de lo actuado en la lucha contra la subversión durante las negociaciones transcurridas. 154 Tedesco, Laura, Alfonsín. De la esperanza a la desilusión. Buenos Aires, Editorial del Nuevo Mundo extremo S.A., 2011, pág. 125. 155 López, Ernesto, Op. cit., pág., 77. 156 Discurso completo en: http://lanic.utexas.edu/larrp/pm/sample2/argentin/alfonsin/872980html 157 Pucciarelli, Alfredo, “La República no tiene Ejército…”, en Pucciarelli, Alfredo, Op. cit., pág., 123. 158 Los detalles de la reunión en Grecco – González, Op. cit., pp. 91-94. 159 Diario Clarín, Año 17; N° 14.792, Buenos Aires, sábado 18 de abril de 1987; "Las fuentes consultadas por Clarín señalaron que el general Ernesto Alais, comandante del II Cuerpo con asiento en Rosario, asumió durante la reunión <un compromiso sin titubeos y un total repudio de la intentona que se estaba llevando a cabo>. En la energía y vehemencia de la exposición fue acompañado por el titular del IV Cuerpo de Santa Rosa, La Pampa, general Juan Carlos Medrano Caro. La misma actitud demostraron - pero poniendo de manifiesto los problemas que enfrentaban en las grandes unidades de batalla bajo su mando - los generales Enrique

Page 59: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

56

A pesar de ello, al día siguiente, el diario Clarín del sábado 18 daría cuenta de una

optimista puesta en escena favorable al orden y a la subordinación dentro del cuerpo de

Ejército en función de su alistamiento para restablecer el orden de mandos por la fuerza: "Los

efectivos del Ejército al mando del general Alais iniciarían por la mañana las acciones para

desalojar a los militares rebeldes que resisten en Campo de Mayo".160

El viernes a la mañana, unas dos mil personas estuvieron a punto de penetrar

desarmadas en la Escuela de Infantería empujando y refregándose contra los uniformados con

los rostros tiznados que forcejeaban por impedirles el acceso.

Por otra parte, el intendente de San Isidro Melchor Posse y los senadores radicales

Adolfo Gass y Ricardo Lafferiére intentaron persuadir a Rico pero sin consecuencias.161

En un día feriado en el cual no circulaban los diarios162, los periódicos ni las revistas,

los sublevados tuvieron su espacio de difusión en vivo y en directo a través de los micrófonos

del programa radial matutino “Cordialmente” conducido por Juan Carlos Mareco y emitido

por Radio Mitre.163 Para disgusto del presidente de la cámara de Diputados (entre otros

políticos que expresaron su repudio), Rico manifestó a la audiencia su apoyo a la situación de

Barreiro y a su gente, al tiempo que expresó; “Hemos tomado esta actitud para reclamar una

solución… una solución política al problema de las secuencias de la guerra contra la

subversión”.164

Ese mismo viernes, por la tarde, los oficiales rebeldes con Rico a la cabeza, ofrecieron

una desordenada conferencia de prensa en donde proclamaron sus exigencias.165 Las

consignas de los sublevados conocidas como el comunicado n°1 fueron difundidas a través de

unos panfletos mimeografiados titulados “A todos los argentinos de buena fe” en el cual

Bonifacino (V Cuerpo, Bahía Blanca), Antonio Fichera (III Cuerpo, Córdoba), y el director de Instrucción del Ejército, Naldo Dasso". 160 Ibídem, (copete del título pp. 2-3: “Cercan a los rebeldes en Campo de Mayo y se rindieron en Córdoba”) 161 Verbitsky, Horacio, Civiles y Militares…, Op., cit., pág., 250. 162 Con algunas excepciones como los vespertinos capitalinos Crónica y La Razón que, ante la gravedad de los hechos, sacaron sus ediciones el feriado de viernes santo. 163 El diálogo completo en Grecco - González, Op., cit., pp. 85-89. 164 Ibídem, pág. 85. 165 OPERACIÓN DIGNIDAD II - Semana Santa 1987 "Parte 2", en internet: http://www.youtube.com/watch?v=z3WijgSxG4A

Page 60: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

57

justificaban su accionar en un lenguaje llano al tiempo que exhortaban a la población a “no

dejarse engañar, a no dejarse usar y a no dejarse arrastrar” por las “campañas publicitarias

del olvido y la confusión”.166 El comunicado constaba de 5 puntos, entre los que se destacan

el “apoyo de la postura adoptada por el mayor Barreiro y los camaradas y las unidades que

la defienden”; la denuncia contra lo que fue considerado por parte de los insurrectos como un

“feroz e interminable ataque” que ha generado indisciplina interna y el “desprestigio de las

Fuerzas Armada. […]“se exigía una solución política que corresponde a un hecho político

como es la guerra contra la subversión” además, el punto 4 enunciaba el nombre de las

unidades que habrían asumido una misma actitud en Córdoba, Tucumán, Misiones, Neuquén

y Santa Cruz; y por último se hacía responsable (impersonalmente) a “ellos” por las

consecuencias que pudiera conllevar cualquier intento de represión.167

Complementariamente, el diario Clarín del sábado 18 relataba de la siguiente forma lo

sucedido durante el día anterior en la unidad militar sublevada de Campo de Mayo:

“Una media docena de oficiales y suboficiales fuertemente armados y con los rostros

entintados de negro y verde eran la custodia visible […]. Uno de los oficiales se aproximó a

los periodistas y entregó un volante mimeografiado y de pequeño tamaño que decía: “A todos

los argentinos de buena fe, no se dejen engañar, esto no es un golpe de Estado, es un

problema interno de las Fuerzas Armadas. No somos nazis ni fundamentalistas. Los juicios

son anticonstitucionales (artículo 18), la guerra es un hecho político y la solución debe ser

política, no jurídica. Su seguridad nos costó mucha sangre. No negociaremos con los

testaferros de la guerrilla. No se dejen usar!”168

A pesar de las frases que intentaban justificar el acto de insubordinación, las palabras

no podían esconder la consagración de un acto de rebeldía por parte de los amotinados que, a

pesar de querer presentarlo como un problema interno dentro de la Fuerza, para muchos

166 Copia del documento en Grecco – González , Op. cit., Anexo documental, pág. 239. 167 Diario La Prensa, “La evolución de los hechos en la unidad militar sediciosa”, Año 118, n° 40.562, Buenos Aires, sábado 18 de abril de 1987, pág. 5, Col, 2. 168 Diario Clarín, Año XLII, n° 14.792, Buenos Aires, sábado 18 de abril de 1987, pág. 4, col, 4.

Page 61: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

58

argentinos escondía una verdadera amenaza contra las instituciones que podía derivar en un

golpe de estado.

A las 15.49 del viernes 17 se presentó ante el regimiento sublevado el juez Federal de

San Isidro Piotti informando que había ido a efectuar una intimación. El juez exigió a Rico y a

los oficiales a su cargo que abandonaran el lugar en un plazo de veinte minutos bajo

apercibimiento de hacer uso de la fuerza pública para desalojarlos. Rico se negó a firmar la

notificación. Vencido este plazo, el juez redactó una segunda intimación de cumplimiento

inmediato, pero Rico tampoco se dio por enterado.

Un rato más tarde el juez se dirigió al ministro de Defensa, Jaunarena, para informarle

lo sucedido.169

Finalmente, luego de conocerse la noticia de la inexplicable fuga del mayor Barreiro

se supo que el Regimiento 14 de Córdoba se había rendido, lo cual fue muy festejado,

especialmente, en la capital de la provincia.

Sin embargo, la situación no estaba controlada. En una reunión durante la madrugada

del sábado, Arosa le habría confesado a Alfonsín el estado de su cuerpo en estos términos:

“La Armada no intervendrá, pero si lo hace será a favor de los rebeldes; esto debo

reconocerlo con mucho dolor señor presidente”.170

Por otro lado, se supo que las dificultades para movilizar a las tropas hacia Campo de

Mayo eran ostensibles al tiempo que los rebeldes obtenían cada vez más adhesiones.171

El sábado por la mañana se produjo un primer encuentro entre el jefe del Ejército,

Ereñú y el jefe de los amotinados, Rico. La reunión172, que no arribó a ningún resultado

satisfactorio, se caracterizó por el alto tenor de enfrentamiento verbal llevado a cabo por las

partes, que sólo sirvió para que Rico acrecentara sus adhesiones al interior de la fuerza y para

que, a su regreso a Campo de Mayo, pudiera avistar desde el helicóptero el campamento de

las tropas de Alais apostadas en Zárate. El desvío le había servido al teniente coronel para

169 Grecco – González, Op. cit., pp. 113-114. 170 Ferrari, Alberto, Op. cit., pág. 41, Col 3 171 Grecco – González, Op. cit., pág., 171. 172 Ibídem, pp. 128-131.

Page 62: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

59

verificar que, si bien la prensa exageraba, desde lo alto se podía comprobar que las tropas y la

artillería desplegadas (9 camiones con cañones y 12 tanquetas con ametralladoras), eran

suficientes para poder volar toda la escuela. Sin embargo, confiaba en que no serían

atacados.173

En tanto, las tropas leales parecían extremadamente lentas en su desplazamiento.

Algunas fuentes atribuyeron la demora del general Alais en llegar a Campo de Mayo al

exhaustivo control de explosivos que realizaba personalmente sobre los puentes de la ruta

retardando el despliegue de las tropas174. Sin embargo, al llegar a Zárate el viernes a la noche,

a tan sólo 50 kilómetros del objetivo, el general Alais, “se adelantó a la tropa y se fue a

dormir al Hotel Plaza, el mejor de Zárate”175

Algunos recordaron con desagrado que el general “leal”, tenía un frondoso currículum

negro dentro de la formación de su carrera176 y que además era cuñado de Carlos Guillermo

Suárez Mason, ex titular del Primer Cuerpo, prófugo de la justicia. Hasta tal punto llegaban

las contradicciones en las que estaba envuelto el gobierno.

Durante una reunión realizada entre los mandos más concentrados del poder leal

compuesta por Ríos Erenú, (jefe del Ejército), Mario Sanchez (sub jefe del Ejército), Naldo

Dasso (director de Institutos militares) y Ernesto Alais (comandante del II Cuerpo), con vistas

a instalar el cuartel de comando, los generales se enteraban que los oficiales de las escuelas de

Caballería, Artillería, Comunicaciones, de Suboficiales Sargento Cabral, de Apoyo de

Combate General Lemos y del Colegio Militar no reprimirían. Al tiempo que, ante la pregunta

de Ríos Erenú sobre el estado de la tropa, el cuñado de Suárez Mason confesaba; “La mayoría

está con Rico y no me van a dar bola si hay que ir al frente”.177

173 Ibídem, pp. 138-139. 174 Ibídem, pág.134. 175 Soriano, Osvaldo, “Crónica de una Pascua inolvidable” en Revista El Porteño, Año VI, n° 65, Buenos Aires, Mayo 1987, pág. 37, col 1. 176 Grecco – González, Op. cit., pp.132: Se había desempeñado como jefe del Regimiento 19 de Infantería que actuó en Tucumán bajo las órdenes del general de brigada Adel Edgardo Vilas y, en 1976, había estado bajo el mando del general Antonio Domingo Bussi. 177 Ibídem, pág., 143.

Page 63: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

60

A pesar de ello, siendo las 10.40 del sábado, Alfonsín declaraba con optimismo frente

a las cámaras de ATC que, ante la situación presentada, se estaba; “procurando evitar un

derramamiento de sangre”, y confiando en que la crisis terminaría en aquella jornada. Ante la

pregunta por la demora de los desplazamientos de las tropas leales, el presidente respondía;

“Las unidades del Ejército que se desplazan hacia Campo de Mayo están dando un

comportamiento ejemplar […]” Por último, el periodista le habría preguntado si creía que

este tipo de cosa fortalecían a la democracia, a lo que el primer mandatario respondió:

“Pienso que esto hubiera sido mucho mejor que no sucediera, pero de todos modos la

evolución de todos esto significará que la democracia sigue fortalecida”.178

Un rato más tarde, en la Casa de Gobierno, Alfonsín recibía el respaldo de los líderes

de la CGT en una reunión que se prolongó durante media hora y en la cual, los gremialistas

informaron al presidente las intenciones de convocar a un paro nacional para el lunes próximo

en apoyo al sistema.179

Por su parte, luego de 60 horas de producidos los acontecimientos de Córdoba, la voz

oficial de la Iglesia católica (el Episcopado)180 va a pronunciarse en favor del sistema

democrático a través de un comunicado emitido poco después del mediodía por la Comisión

Ejecutiva de la Conferencia Episcopal Argentina. 181

Las reuniones en las más altas esferas políticas, sociales y militares se sucedían

nerviosamente unas tras otra en la casa Rosada y en Campo de Mayo. En ellas se analizaban

los pasos y las medidas a seguir a partir de las informaciones y de los rumores que se

manejaban sobre el desarrollo de los hechos. Sin embargo, el día sábado habría de transcurrir

sin que el conflicto pudiera destrabarse.

A las 18.00, Jaunarena junto con el general Vidal aguardaron la presencia de Rico en

el despacho de la Dirección de Institutos Militares182. Las demandas de Rico no sorprendieron

178 Ibídem, pp. 136-137. 179 Diario La Nación, Año 118, n° 41.656, Buenos Aires, 19 de Abril de 1987, pág. 17. 180 Marimón, Antonio, “Crónica de Abril” en Revista El Periodista, Año 3, n° 137, Buenos Aires, Ediciones de la Urraca, del 31 de julio al 06 de agosto de 1987 pág. 37, col. 2: “[...] el Episcopado, poco después de las 14 del sábado – con evidente lentitud de reflejos – emitía un documento de apoyo al orden constitucional […]”. 181 GRECCO, Jorge - GONZÁLEZ, Gustavo, Op. cit., pág., 144. 182 Verbitsky, Horacio, Civiles y Militares…, Op., cit., pág., 251; “[…]Rico le presentó un pliego con cinco reclamos: relevo de Ríos Ereñú, designación del sucesor entre cinco nombres suministrado por ellos, solución

Page 64: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

61

al ministro; “Nosotros no queremos dar un golpe de Estado ni atacar las instituciones de la

Nación. Solamente, queremos que de una vez por todas se termine con el tema de los juicios”,

exigió el teniente coronel al ministro de Defensa de la nación. Por otro lado, el insurrecto

volvió a quejarse por la campaña de comunicación en su contra que; “no ayuda en nada a

lograr una solución”. Rico, erigido en una especie de líder gremial de los oficiales y

suboficiales, reclamó a Jaunarena por la situación de los; “hombres del Ejército [que] están

destrozados anímicamente a raíz de los juicios pero también por la conducción del

generalato. Nos están entregando y ellos siguen con sus negociados”, habría expresado el

amotinado. Por su parte, el ministro adelantó a Rico que Ereñú permanecería en su cargo

durante el tiempo que se prolongara el conflicto. A pesar de la negativa del ministro a discutir

sobre el sucesor del jefe del Ejército, el líder carapintada se animó a sugerirle sus

preferidos.183

3.3 La respuesta de los distintos actores sociales: el pueblo, las organizaciones sindicales y

los partidos políticos.

Si hay algo verdaderamente admirable de los acontecimientos de aquella “Semana

Santa” fue la reacción de la sociedad en su conjunto frente a la amenaza de quiebre del orden

constitucional que profirieron los sublevados militares. Para tomar dimensión de la masividad

con la que el pueblo y distintos sectores de la sociedad argentina respondieron al llamado en

defensa de la Democracia llenando las plazas alcanza con ver cualquier tapa de los diarios de

la época. Por ejemplo, en la tapa matutina del diario “La Nación” del sábado 18 de abril

puede observarse una gran fotografía con la imagen de la Plaza frente al Congreso

completamente colmada de gente y carteles políticos. El estado de alerta y movilización

popular en defensa del orden democrático fue una constante desde el principio del conflicto

política para los oficiales que participaron de la guerra sucia, retrotraer la situación al martes 14 y no aplicar sanciones por la rebelión”. 183 Grecco – González, Op. cit., pp. 157-159. Los nombrados fueron; el general de brigada Augusto José Vidal, el director del instituto de Perfeccionamiento del Ejército; el general de brigada Juan Manuel Tito, jefe de la brigada Blindada I, con asiento en Tandil; el general de brigada Fausto González, a cargo de la Brigada Aerotransportada IV de Córdoba, reemplazando al relevado coronel Juan Riecken; el coronel Isidoro Bonifacio Cáceres, jefe de Operaciones del Estado Mayor General; y el coronel Heriberto Justo Auel, titular de la IX Brigada de Infantería Mecanizada, con asiento en Río Gallegos.

Page 65: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

62

hasta el domingo de Pascuas donde la Plaza de Mayo y las principales plazas del país fueron

colmadas por multitudes movilizadas en las calles. Tal vez, la respuesta social, ha sido el

único factor estable dentro de un escenario cambiante e imprevisible.

Del mismo modo se vivió (con campamentos de guardias nocturnas) en las principales

plazas del país desde el comienzo del conflicto hasta su desenlace el domingo 19 de Pascua

por la tarde.

La respuesta social frente al conflicto fue reforzar el estado de alerta y movilización en

defensa de las instituciones y del sistema democrático, por parte del gobierno y de las

distintas fuerzas multisectoriales. En tal sentido, Raúl Borras, dijo: “(…) la única alternativa

válida ante un intento golpista es la de concentrar la mayor cantidad de personas posibles en

la Plaza de Mayo para demostrar, por un lado, el poder del Gobierno, y por el otro, el grado

de aislamiento en que quedarían quienes intentasen esa carta”.184

La mayoría de los partidos políticos acordaron convocar a una concentración a

realizarse en la Plaza de Mayo para el domingo de Pascua a partir del mediodía. Durante

aquella mañana, se suscribiría una declaración de “garantías del sistema democrático” entre

diversas organizaciones multisectoriales y el gobierno nacional185. El acuerdo destinado a

ofrecer un instrumento multipartidario y multisectorial que comprometiera a los adherentes a

alinearse en un frente común en defensa del orden constitucional amenazado, fue denominado

“Acta de Compromiso Democrático” y la comisión redactora estuvo a cargo de los diputados

Cesar Jaroslavsky de la U.C.R y José Luis Manzano del P.J. 186

184 Revista Somos, Año 4, n° 522, Buenos Aires, Editorial Atlántida, 22 Abril, 1987, pág. 8 185 Diario Clarín, Año XLII, N° 14.794, Buenos Aires, 20 de abril de 1987, Buenos Aires, pág. 11: Acta de Compromiso Democrático. “Los abajo firmantes, dirigentes y representantes de todas las fuerzas políticas y sociales, de los bloques legislativos, de la Confederación General del Trabajo, de las organizaciones empresarias de la República, ante la situación de rebeldía y amenaza al orden constitucional, suscriben el presente compromiso democrático, declarando: 1) Que reiteran su firme e inexorable decisión de apoyar con todas las acciones a su alcance la vigencia irrestricta de la Constitución Nacional, del normal desenvolvimiento de las instituciones del Estado y la democracia como único estilo de vida para los argentinos, confirme a la soberana voluntad popular libremente expresada. 2) Que condenen todo intento de subvertir estos postulados y reiteran que ninguna presión o amenaza puede torcer nuestra inflexión decisión de cumplir la ley. 3) Que la reconciliación de los argentinos solo será posible en el marco de la Justicia, del pleno acatamiento a la ley y del debido reconocimiento de los niveles de responsabilidad de las conductas y hechos del pasado.” 186 Marimón, Antonio, Op., cit., pp.37-38:”Patricio Echegaray firmó <con reserva pública>, en tanto negaban suscribirlo el MAS, el PO, las Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora y la Comisión de Familiares de

Page 66: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

63

Desde la oficialidad se buscó lograr atraer a la mayor cantidad de ciudadanos posibles

a la movilización en la Plaza de Mayo, por lo tanto la Municipalidad de Buenos Aires dispuso

el libre estacionamiento en el microcentro y, además, se suspendieron diversas actividades

recreativas como las carreras en el hipódromo argentino y los partidos de fútbol. El Ministerio

de Obras y Servicios Públicos confirmó que se había dispuesto que los servicios urbanos y

suburbanos del transporte de pasajeros fueran prestados en forma gratuita con destino a la

Plaza de Mayo.

Dentro del ámbito educativo la respuesta fue inequívoca en favor del sistema

democrático. La Federación Universitaria Argentina (FUA) resolvió mantener ocupadas todas

las casas de estudio y convocar a toda la ciudadanía a concurrir a la Plaza de Mayo a respaldar

la democracia.187

Por otro lado, el apoyo del exterior para el gobierno argentino fue prácticamente

unánime. El presidente norteamericano Ronald Reagan envió un mensaje a su colega

argentino afirmando que “uno de los pilares de la política exterior del gobierno de Estados

Unidos es el apoyo a las instituciones democráticas de América Latina”. El presidente

francés, Francois Mitterand, se comunicó telefónicamente con Alfonsín para expresarle su

solidaridad. Lo mismo hicieron el presidente español, Felipe González, el ministro de

Relaciones Exteriores de Italia, Giulio Andreotti; los mandatarios de Suiza, Pierre Auberto; de

Grecia, Andrea Papandreu, y el ministro de Relaciones Exteriores de Israel, Shimon Peres.

Las declaraciones en favor del sistema democrático de los presidentes de México, Miguel de

Lamadrid; de Perú, Alán García; de Cuba, Fidel Castro; de Brasil, Sarney y de Uruguay

Sanguinetti, serían, junto con el “apoyo al presidente argentino” manifestado por la URSS,

componen una larga lista de adhesiones de personalidad y organismos internacionales al

Detenidos y Desaparecidos. […] el punto tercero no sólo era el que despertaba un debate interno en el FREPU, sino que abría una de las coberturas para resolver la crisis […]” 187 Diario La Nación, Año 118, n° 41.656, Buenos Aires, 19 de Abril de 1987, pág. 19:“(…) la FUA convoca a: 1) sesión permanente de todos los consejos académicos y superiores de las universidades, 2) mantener abiertos durante las 24hs todos los centros de estudiantes del país, 3) todos los estudiantes a movilizarse en defensa de la democracia, manteniendo ocupadas las casas de estudio junto a docentes y graduados”.

Page 67: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

64

sistema de gobierno constituido en nuestro país que representó una verdadera victoria de la

diplomacia consular del gobierno radical.188

Finalmente, en la tarde del domingo de Pascuas, se había cumplido con el objetivo

político de lograr movilizar masivamente al pueblo a la Plaza de Mayo y a los principales

centros del país en defensa de la Democracia. Por cierto, el pueblo respondió

incondicionalmente a la convocatoria. Los partidos políticos, las organizaciones de derechos

humanos y sindicales, la sociedad independiente en su conjunto salían mayoritariamente a las

calles a defender sus propios derechos. Como afirmó un escritor de la época; “Por primera

vez ninguno de los partidos, incluidos la UCD y los de izquierda faltaron a la cita que el

gobierno lanzó por radio y televisión. Nadie especuló sobre quienes podrían capitalizar los

réditos”.189

En tanto, otro medio daría cuenta que;

“(…) hubo coincidencias entre los representantes de las distintas corrientes

ideológicas en que había necesidad de acercarse al paseo. Así pudo observarse la presencia

de manifestantes pertenecientes tanto al Partido Intransigente como a la Unión del Centro

Democrático. Sin embargo, la mayor afluencia se notó a partir de la convocatoria realizada

por el comité capital de la Unión Cívica Radical.” 190

Por su parte, luego del desenlace, el diario La Razón plasmó en los títulos de la 6ta

edición del domingo a la tarde la participación del pueblo como actor principal de los

acontecimientos; “Los sublevados se rindieron ante Alfonsín”; “EL PUEBLO DEFENDIÓ

LA DEMOCRACIA” con letras negras sobre la foto de una multitud reunida en la Plaza de

Mayo. Una multitud había asistido a la Plaza de Mayo para defender, entre otras cosas, el

estado de Derecho y el normal funcionamiento de las instituciones democráticas.

En las plazas de las principales ciudades de las provincias del país pudo observarse

también el alto grado de compromiso de la ciudadanía con la defensa de la Democracia y del

188 Grecco – González, Op. cit., pp. 161-163 189 Soriano, Osvaldo, Op. cit., pág. 36, col 1 y 2. 190 Diario Clarín, Año XLII, n° 14.792, Buenos Aires, 18 de abril de 1987, Buenos Aires, pp. 2,3

Page 68: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

65

estado de Derecho; todos parecían estar dispuestos a defender pacíficamente lo conseguido

hasta el momento.191

Por su parte, los gobernadores provinciales, consustanciados con las medidas tomadas

por el Poder Ejecutivo nacional, decidieron convocar a las principales plazas del país en

apoyo al sistema.192

En Rosario, se concentraron más de 45 mil personas hasta la aparición presidencial; lo

mismo ocurrió en la capital mendocina que hizo uso de la sirena del diario local “La Unión”

al oficializarse la noticia del restablecimiento del orden en Campo de Mayo.

La ciudad de La Plata estuvo desierta durante todo el domingo ya que su población

política y gremial se había dirigido a la concentración de Plaza de Mayo.

El acto en la ciudad de Resistencia contó, también, con gran adhesión popular, al igual

que el resto del país, y Misiones, en donde más de 10.000 personas se congregaron en la Plaza

9 de Julio.

En Neuquén, el acto en defensa del estado democrático se recuerda como la

movilización más grande en la historia de esta provincia. Los cálculos oscilaron entre 40.000

y 50.000 personas. Se formó un cordón humano alrededor de la Casa de Gobierno, como un

símbolo de defensa de la democracia. La manifestación, realizada con pancartas partidarias,

fue encabezada por los dirigentes de las principales agrupaciones políticas.193

La posición que adoptaron muchos de los partidos políticos frente al conflicto fue de

adhesión irrestricta al sistema democrático. A través de las distintas declaraciones públicas

reproducidas por medios del momento veremos las concurrencias y los matices que

expresaron entre sí en relación a la insurrección militar.

El comité nacional la Unión cívica radical calificó de “pequeño grupo de

conspiradores” al ex mayor Barreiro y a los militares que lo apoyaron en su decisión de no

191 Rozitchner, León, “Las masas en Semana Santa”, en Revista Crisis, n°54, Buenos aires, Editorial Ideas, Letras, Artes en la crisis, octubre, 1987, pág. 14, col 1.”El segundo colectivo fue el civil, más amplio y más espontáneo, que inundó las plazas de las principales ciudades del país y mostró que el problema fundamental pasaba por otro lado. Esta masa aparece en el campo político enfrentando a los sublevados militares en defensa de la Constitución y la Ley, contra el ejercicio de la mera fuerza de las armas”. 192 Diario La Razón, Año 83, n° 28007, Buenos aires, 19 de abril de 1987, pág. 6:“En todas las Provincias el Pueblo se moviliza”. 193 Diario Clarín, Año XLII, N° 14.794, Buenos Aires, 20 de abril de 1987, Buenos Aires, pp.,18-19.

Page 69: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

66

presentarse ante la Justicia, a la vez que los acusó de pretender nuevamente “establecer el

divorcio entre las instituciones castrenses y el pueblo”. Por otra parte, el consejo nacional del

Partido Justicialista expresó que; “la anacrónica rebeldía de algunos puede afectar la

estabilidad de las instituciones republicanas y debe por eso mismo ser lamentada y

repudiada”. El Movimiento de Integración y Desarrollo respaldó con firmeza la vigencia del

orden constitucional, “ya que no desea que se repitan experiencias de desestabilización que

siempre fueron muy dolorosas”. De todas formas, la agrupación, aunque no lo justificó, dijo

que, lo ocurrido; “es consecuencia de los errores del Gobierno en su política respecto de las

Fuerzas Armadas”. El Partido Comunista, por su parte, a través de un telegrama enviado al

presidente de la República, expresó su reprobación por los “actos sediciosos de jefes

militares, alentados por el punto final y las actitudes conciliadoras del Poder Ejecutivo” y, al

mismo tiempo, “reclama drásticas medidas de depuración de elementos golpistas.”

El Movimiento al Socialismo conducido por Luis Zamora sostuvo en un comunicado

que el acto de desobediencia en Córdoba “es una prueba más de que es necesario cambiar

todos los mandos militares como primer paso hacia la democratización de las Fuerzas

Armadas”. En tanto que, el Partido Demócrata Cristiano manifestó que “deben adoptarse las

medidas enérgicas necesarias” para actitudes como las del ex mayor Barreiro.

Por otro lado, la legisladora “ucedeista” María Julia Alsogaray, “objetó la

convocatoria y dijo que el Gobierno “está intranquilizando a la población con el uso de los

medios oficiales de comunicación”. En tanto, opinó que: “no es serio llamar a la población

por un mayor y 15 oficiales que se rebelaron” y agregó que la solución del conflicto “la tiene

que dar el presidente de la Nación por la vía institucional que corresponde”.

Por último, la voz de Oscar Alende (líder del Partido Intransigente), expresó: “El

hecho de haber juntado un jueves Santo a una 300 mil personas indica que todo el país civil

estuvo rodeando al presidente de la República en defensa de la democracia, pero no en

contra de las Fuerzas Armadas”. 194

194 La Nación, Año 118, N° 41.465, Buenos Aires, Sábado 18 de abril de 1987, Buenos Aires, pág. 11

Page 70: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

67

Una vez concluido el conflicto, las voces de los principales líderes políticos y sociales

siguieron expresando su apoyo al sistema democrático.195

Por otra parte, un nutrido grupo compuesto mayoritariamente por militantes de

partidos de izquierda y organizaciones sociales, se habían movilizado frente a Campo de

Mayo donde enfrentaban a los carapintadas.

“[…] Desde el aire, una voz ordena retirarse. La respuesta es <¡El pueblo no se va,

el pueblo no se va!> […] Jesús Rodríguez, megáfono en mano, intenta calmar los ánimos.

Trata de explicar dos cosas: primero, que es necesario mantener la calma. Segundo que

<aquí no se está negociando la democracia>. Imposible. Lo interrumpen los gritos de un

grupo encaramado en uno de los pilares del portón (…) se suben al techo de un auto

estacionado frente a la Escuela. Comienzan a saltar al grito de <Paredón, paredón, para los

milicos que vendieron la Nación>”.196

El clima de mayor tensión se vivió una vez que el grito “se rindieron” fue escuchado

por la multitud allí reunida. “<¡Hay que entrar!> …a las seis y cuarto solo quedan grupos

aislados pero dispuestos a todo. Toman una valla de metal y usándola como ariete rompen un

pedazo de mampostería. Comienzan a patear un portón hasta romperlo.”197 Las autoridades

decidieron utilizar a la Guardia de Infantería de la Policía de Buenos Aires que usó gases

lacrimógenos, escopetas itakas con balas de goma y bastones largos para reprimir la

movilización frente a la Escuela de Infantería hasta lograr su disolución.

195 Diario Clarín, Año XLII- n° 14.795, Buenos aires, martes 21 de abril de 1987, pág. 9: Guillermo Alchourrón (titular de la Sociedad Rural): “Debemos estar orgullosos de la actitud del presidente Alfonsín, que fue definitoria para lograr este final. Si bien nadie pensaba que hubiera una posibilidad de golpe de Estado que podría cambiar el curso de la historia, se percibía que había dificultades en encontrar una solución definitiva”. Por su parte, Jorge Altamira (Partido Obrero) dijo: “El PO fue el único que denunció por anticipado que el carácter y finalidad de este pacto era asegurar el respaldo nacional a la capitulación. No firmamos el acta democrática, ni intentamos hacerlo, pues la combatimos en su gestación y la calificamos de contubernio entre los grandes monopolios y la burocracia sindical para imponer un pacto social antiobrero”. Carlos Zaffore (diputado del MID) agregó: “El desenlace de la crisis fue positivo en cuanto refirmó la voluntad unánime del país por el régimen democrático. Falta ahora esclarecer aspectos sobre los cuales la opinión pública no fue informada, como el hecho de que se convocó a la gente bajo el slogan democracia o dictadura y luego, en su segundo discurso del domingo, el Presidente aclaró que los oficiales amotinados en Campos de Mayo no se proponían un golpe de Estado”. 196 Revista Gente, Año 22, n° 1135, Buenos Aires, Editorial Atlántida, Abril de 1987 197 Ibídem.

Page 71: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

68

“La sociedad se sacudía con una respuesta asombrosa, quizá no imaginada por nadie,

al compás de los acontecimientos, y creaba en las calles de Buenos Aires – y a la vez de

Córdoba y de todo el país – un formidable polo de respaldo activo a la ley a la

institucionalidad democrática.”198

En consecuencia, por lo expuesto hasta el momento, se podría afirmar que la actitud

protagónica de la ciudadanía fue esencial para que el presidente Raúl Alfonsín tuviera un

elemento determinante de su lado a la hora de poder superar la crisis.

Algunas personalidades del ámbito político concordaron, como el presidente de la

Cámara de Diputados Juan Carlos Pugliese, en sintetizar que: “El pueblo ha derrotado a la

violencia”.199

Sin embargo, la mañana siguiente, algunos periódicos adelantaban la posibilidad de

que la Corte aplicara obediencia debida para los militares procesados por delitos de derechos

humanos200

3.4 La negociación de Campo de Mayo y la “Ley de Obediencia Debida”

Durante aquella mañana, el ministro de Defensa, Horacio Jaunarena, habría procurado

llegar a un acuerdo de último momento con los carapintadas en Campo de Mayo. Luego de

informar que no discutirían sobre la reincorporación de Barreiro ni el nombre del relevo de

Ríos Ereñú, el ministro agregó que “una ley de amnistía era imposible, pero recordó que la 198 Marimón, Antonio, Op. cit., pág 36, col. 2. 199 Diario La Prensa, Año 118, n° 40.564, Buenos Aires, 20 de abril de 1987, pág. 3. 200 Diario La Nación, Año 118 – n° 41.466, Buenos Aires, 19 de Abril, 1987, pág. 11: “La Corte Suprema de Justicia fijaría los alcances del principio de obediencia debida para los militares involucrados en causas por violaciones a los derechos humanos, en base a un dictamen del procurador general de la Nación, Juan Octavio Gauna, que se aplicaría en la denominada “causa Camps”, según revelaron fuentes confiables. El presidente de la Nación, doctor Raúl Alfonsín, habría tomado anoche conocimiento de los alcances del dictamen elaborado por Gauna que se encuadraría en la tesis oficial sobre los “tres niveles de responsabilidad” en la represión ejercida durante la lucha antisubversiva. Esa tesis, que fue planteada por Alfonsín durante la campaña electoral de 1983, señala una distinción entre quienes impartieron las órdenes y quienes llevaron a la práctica, en el marco de la disciplina militar. En tercer lugar se ubicaría a quienes cometieron “delitos atroces y aberrantes”, los cuales, independientemente de su grado militar, serían pasibles de los procesos pertinentes. El fallo de la Corte Suprema sobre la “causa Camps”, era aguardado antes de que se desatara la crisis militar, aunque se estima que esta situación que acaba de superarse podría acelerar el pronunciamiento del más alto tribunal de la Nación.”

Page 72: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

69

Obediencia Debida saldría en pocos días más”. Rico alegó descreer del funcionario (como

había llegado a descreer del intendente de San Isidro Abel Posse quien le habría prometido la

inminente aprobación de una “ley de amnistía”) informando que solamente iba a estar seguro

si el presidente se lo decía en persona. El ministro comunicó el fracaso de la gestión a la casa

de gobierno.

La situación se había vuelto irreversible sin la intervención presidencial. El propio

Alfonsín había tomado la determinación de acudir personalmente al foco del conflicto.

La seguridad del operativo estuvo a cargo del Secretario de la Presidencia, Carlos

Becerra mientras Alfonsín repetía; “yo no soy Frondizi”201 reafirmando su voluntad de no

correr la suerte de su predecesor. La decisión presidencial se mantuvo en secreto en las altas

esferas hasta que finalmente, a las 14.30 Alfonsín hizo el anuncio ante la multitud reunida en

la Plaza de Mayo:

"Ustedes y yo; todos en la Argentina saben lo que estamos arriesgando. Es mucho

más que un absurdo golpe de estado. Estamos arriesgando un futuro nuestro y un futuro de

nuestros hijos. Estamos arriesgando sangre derramada entre hermanos. Es por eso que,

antes de proceder, he resuelto, he tomado una decisión: dentro de unos minutos saldré

personalmente a Campo de Mayo a intimar la rendición de los sediciosos".202

El discurso fue cerrado con el pedido del presidente para que todos los que estaban allí

lo esperaran en la Plaza a donde volvería pronto con las noticias “deseadas”. Tiempo más

tarde, Alfonsín se trasladaría personalmente en helicóptero a Campo de Mayo para intentar

destrabar el conflicto. Una comitiva lo acompañó en una caravana de autos mientras que gran

parte de las masas allí reunidas se debatían entre si era mejor ir a Campo de Mayo o acatar el

pedido presidencial de esperar su regreso en la Plaza. La siguiente crónica, de uno de los

diarios que presentaron los acontecimientos desde la Plaza de Mayo, da cuenta de la situación

de desconcierto que se vivió luego de las palabras del Presidente:

201 Marimón, Antonio, Op. cit., pág. 35, col. 1. 202 Alfonsín, Raúl, “1° Discurso de Pascuas (19 de Abril 1987)” en Felices Pascuas… La casa está en orden, en internet: http://www.youtube.com/watch?v=D2L0_bZwKJo

Page 73: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

70

“Unos decían que iban a Campo de Mayo, otros que ´todo era una payasada´ y que

Alfonsín ya había ´negociado todo´. El M.A.S insistía: ´Atención, atención, nos vamos de la

plaza contra la negociación´. EL P.C en medio de la confusión de sus filas, solo tendría que

haber pedido ´que se vaya el cantor´, ya que desde el balcón de la Municipalidad, Horacio

Guarany rogaba por los altavoces: Que se queden. Se equivocaron los compatriotas que se

van. Quedarse en la plaza es defender a la Patria, no a Alfonsín. A su lado, Víctor Heredia

levantaba sus hombres sin comprender hacia qué grado de marginación marchaban los

frepusistas. El Partido Justicialista de la Capital Federal avanzaba cantando ´Che milico, no

al golpe, que llegó el peronismo´ junto con ´Y ya lo ve, y ya lo ve, es la gloriosa jotape´´

.Pancartas de cada comité y ateneo, boinas blancas, bombos rojos y unos afiches de los

coordinadores de tres de Febrero que decía: ´los pueblos que olvidan su pasado se niegan a

forjar su futuro´.” 203

Los presentes en el interior de la Casa de Gobierno lo alentaban y, algunos como

Cafiero, alcanzaron a decirle palabras de valor204 antes de que abordase el helicóptero en el

cual se trasladaría a Campo de Mayo. Durante el viaje, estaría acompañado por el jefe de la

casa Militar, brigadier Héctor Panzardi; los tres edecanes; el coronel Yago de Grazia; el titular

de la Fuerza Aérea, brigadier general Ernesto Crespo; el custodio policial de la Casa Rosada,

comisario Pedregoza, y un fotógrafo oficial. En tanto que una comitiva de varios autos

liderados por el Diputado Jaroslavsky se dirigiría también hacia el escenario del encuentro.

Por otro lado, Alais, se habría comunicado con el Presidente a último momento para

informarle que estaba en condiciones de reprimir el foco rebelde, sin embargo, la decisión de

Alfonsín estaba tomada. Alais quedaría a cargo de despejar el área de Campo de Mayo de

civiles ante una eventual orden de represión.

Por su parte, los rebeldes habían invitado a los peronistas Antonio Cafiero y Armando

Cavalieri a una sorpresiva reunión en la cual, el capitán Venturino (segundo de los cabecillas

rebeldes) se encargó de repetir que se trataba de un “planteo institucional” y que no se quería

dar un golpe de Estado. En dicha reunión se deslizó la mención de una “ley de amnistía”

203 Diario Clarín, Año XLII, N° 14.794, Buenos Aires, 20 de abril de 1987, pp., 8-9 204 Grecco, Jorge – González, Gustavo, Op., cit., pág., 199: “Todo el país está con usted”, fue la frase dicha por Cafiero a Alfonsín.

Page 74: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

71

como “el modo más idóneo” para resolver la situación ante lo cual Cafiero presentó sus

objeciones. En ese momento, Alfonsín llegaba a Campo de Mayo y ordenaba la presencia de

los sublevados en la Dirección de Institutos Militares. 205

La reunión.

Paradójicamente, algunas fuentes señalan que, el arribo de Alfonsín a Campo de Mayo

influyó positivamente en algunos uniformados de segunda línea que, como habría advertido

Ríos Ereñú, abandonarían la causa rebelde ante la actitud valiente demostrada por el primer

mandatario. En el interior de los hombres amotinados existía también cierto malestar con los

dirigentes a quienes endilgaban la responsabilidad de la negociación.

A la famosa reunión206, además de Rico, acudieron los rebeldes Venturino, Martínez

Zuviría y Breide Obeide, luego de insistir en que se lo tuviera en cuenta.207 Finalmente, sólo

accedieron hasta Alfonsín los dos primeros. Rico repitió ante el presidente y Panzardi que no

buscaban realizar un golpe de Estado, que respetaban su investidura y que lo que estaban

haciendo se circunscribía a una cuestión interna del Ejército. El militar se quejó extensamente

de la situación interna del Ejército en tanto que Alfonsín reconoció que se estaba trabajando

sobre una nueva legislación para terminar definitivamente con ésta cuestión. Luego hizo traer

al teniente coronel Julio Hang para que explicara a los rebeldes cuál era la situación jurídica

en la cual se encuadraba la insubordinación carapintada según lo previsto por el Código de

Justicia Militar. Si era considerado como motín, “las penas más graves corresponderían a los

líderes, para el resto sólo corresponderían penas menores” resumía Hang. Para los militares,

Alfonsín aseguró que la justicia militar intervendría en el hecho, en tanto que no pudo

asegurarle lo mismo a Rico sobre quien el juez Federal Piotti había iniciado una causa a

pedido del mismo gobierno. En medios de prensa, entretanto, se dijo que Rico habría señalado

205 Grecco – González, Op., cit., pp. 211-213. 206 Ibídem., pp. 221-224. Reproducción completa del diálogo entre Rico y Alfonsín. 207 Ibídem, pág. 219: “Los cuatro rebeldes dejaron que el general Vidal los dirigiera. Al divisar la puerta del despacho donde se realizaría la entrevista, Rico comenzó a palpar su correaje y armamento. El brigadier Panzardi y los edecanes presidenciales los recibieron. Rico terminó de quitarse el arma y la entregó al aviador. Los demás copiaron el gesto.”

Page 75: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

72

también, la necesidad del retiro del general Ríos Ereñú y de otros generales, así como también

la sanción de una ley de amnistía. 208

El coronel De Grazia fue el encargado de hacer circular la versión de que el Presidente

retornaba a la Casa de Gobierno y que los rebeldes habían abandonado la insurrección. La

alegría desbordó a los manifestantes que se encontraban frente a la Escuela de Infantería. 209

Por su parte, Rico afirmaba: “Llegamos a un acuerdo con el señor presidente como

comandante en jefe de las Fuerzas Armadas, y esto será el puntapié inicial para una

reconciliación de las fuerzas del orden con el pueblo”.210

Luego de la reunión con los líderes de los insurrectos, Alfonsín regresó rápidamente a

la Plaza de Mayo donde el pueblo aguardaba expectante. El anuncio de la rendición de los

militares fue informada con estas palabras por el propio Presidente de la nación desde el

balcón de la Casa Rosada:

“¡Felices Pascuas!:

¡Los hombres amotinados, han depuesto su actitud! Como corresponde, serán

detenidos y sometidos a la Justicia. Se trata de un conjunto de hombres, algunos de ellos

héroes de Malvinas, que tomaron esta actitud equivocada, y que han reiterado que su

intención no era provocar un golpe de estado. Pero que, de todas formas, han llevado al país

a ésta conmoción, a ésta tensión, y han provocado éstas circunstancias que todos hemos

vivido; de la que ha sido protagonista fundamental el pueblo argentino en su conjunto. Para

evitar derramamientos de sangre, di instrucciones a los mandos del ejército para que no se

procediera a la represión. Y hoy podemos todos dar gracias a Dios, la casa está en orden y

no hay sangre en la Argentina”.

208 Diario La Nación, Año 118, N° 41.468, Buenos Aires, 21 de abril de 1987. Año 118, pág. 11 209 Greco – González, Op. cit., pág., 226. 210 Ibídem, pág., 231: “Nos hemos puesto de pie y hemos logrado nuestro objetivo. El presidente reconoce nuestra movilización de carácter estrictamente militar y no golpista. Esto está bien, por eso acordamos. Es hora de que la Argentina pueda tener delirios de grandeza”, afirmaba Rico desde Campo de Mayo.

Page 76: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

73

Concluyó su discurso pidiendo que los que habían ingresado a Campo de Mayo se

retiraran y a los manifestantes de todo el país que volvieran a sus casas “a besar a sus hijos y

a festejar las Pascuas en paz”.211

Al describir las razones para su actitud Rico argumentó que; “la nuestra fue una

reacción contra el generalato del Ejército que lidera (Héctor) Ríos Ereñú en el que se

observan resabios del proceso […] Este es el verdadero Ejército, estos son los soldados que

combatieron en las Malvinas y que lucharon contra la subversión, con equivocaciones o no,

lo único que buscan es jugarse la vida por su pueblo, estos son los soldados que dan el

ejemplo, […]”.212

A pesar de que el presidente Alfonsín habría negado concesiones ante los militares213,

es llamativa la inmediata aceptación del retiro al general Ríos Ereñú.214

En tanto que el 13 de mayo Alfonsín remitió el proyecto de Ley de Obediencia Debida

al Congreso.215, aprobado el 5 de junio con el número de ley 23521. Esta ley dispondría la

inimputabilidad de los oficiales subalternos “por haber obrado en virtud de obediencia

debida”. 216 El gobierno, apeló a que “el proyecto de la obediencia debida” era algo que se iba

a producir hubiese o no sublevación y, por ende “no puede ser considerado como un producto

de la presión militar”.217

Sin embargo, para muchos sectores civiles y sociales, la aprobación de la Ley se

convirtió en una claudicación imperdonable para quien se había presentado ante la sociedad

como la principal garantía en materia de Derechos Humanos durante la transición

democrática. En tal caso, tal vez convendría abrir otra hipótesis de trabajo que a futuro

investigue sobre si la presentación de los niveles de responsabilidad propuestos por el líder

211 Verbitsky, Horacio, Civiles y Militares…, Op., cit., pág. 254. 212 Diario Clarín, Año XLII, n° 14.794, Buenos Aires, 20 de abril, 1987, pp. 3,4 213 Diario Clarín, Año XLII, n° 14.796, Buenos Aires, 22 de abril, 1987, pág. 2: nota “Alfonsín negó concesiones, ante jefe militares. 214 Diario Clarín, Año XLII, n° 14.794, Buenos Aires, 20 de abril, 1987, en tapa. 215 Acuña – Smulovitz, Op., cit., pág. 64. 216 Ageitos, Stella Maris, Op., cit., pp. 214-216: “Art. 1° - Se presume sin admitir prueba en contrario que quienes a la fecha de comisión del hecho revistaban como oficiales jefes, oficiales subalternos, suboficiales y personal de tropa de las FF.AA., de seguridad, policiales y penitenciarias, no son punibles por los delitos a que se refiere el art.10, punto1 de la ley N° 23.049, por haber obrado en virtud de obediencia debida”. 217 Diario Clarín, Año XLII, n° 14.795, Buenos Aires, 20 de abril, 1987, pág. 2. “Dos líneas de interpretación”, col, 2.

Page 77: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

74

radical no constituyó, desde el principio, parte de un acuerdo del líder con el sector militar. Ya

que, por otro lado, según lo declarado por el general Ríos Ereñú en una entrevista; “el

Presidente Alfonsín había prometido que antes de entregar el mando, aquellos que habían

sido condenados serían perdonados”.218 No había demasiados motivos para descreer de tal

afirmación, sino que, al contrario, puede verse en ella traslucir el acuerdo político mediante el

cual, el jefe del Ejército, lograba establecer cierta disciplina interna en el Ejército.

Los argumentos oficiales señalan que el Gobierno se mantuvo firme en su posición de

no negociar con los sublevados al tiempo que pretendía alcanzar un entendimiento sin

necesidad de un derramamiento de sangre, no obstante el jefe de los insurrectos no dudó en

hacer alusión a la existencia de una negociación que habría conducido a un acuerdo entre

ambos. Al parecer, según informaba un matutino porteño; “El cambio de encuadramiento

jurídico a Rico y sus hombres, a los que el juez Alberto Piotti inició proceso de

“sublevación” y que, de ahora en más pasarían a ser considerados como “amotinados”,

aliviaría las eventuales condenas y facilitaría la consideración de atenuantes. (…) Alfonsín

habló de “amotinados”, lo que fue destacado por Rico como un “reconocimiento”

presidencial a las motivaciones reales de los rebeldes.”219

No obstante, algunas fuentes admiten que el diálogo con los rebeldes concluyó con la

misma negativa de siempre a conceder la amnistía, que era el verdadero reclamo de los

sublevados. Por otro lado, se argumenta que la definición de la Obediencia Debida es algo que

se iba a producir de todos modos y que, por ende, no puede considerarse como parte del

acuerdo otorgado a la presión militar, al igual que la intención de delimitar los niveles de

responsabilidad. En cuanto al relevo de Ríos Ereñú “los funcionarios indican que es el

resultado de reconocer la realidad y aseguran que Alfonsín resistió como gesto político esta

decisión mientras perduró la rebeldía”220

En tanto que la emergencia del nuevo actor político conocido como los “carapintadas”

planteaba nuevos interrogantes acerca de cómo manejarse con un grupo potencialmente

218 Acuña – Smulovitz, Op., cit., pág. 59. 219 Diario Clarín, Año XLII- n° 14.794, Buenos Aires, 20 de abril de 1987, pág. 2 220 Ibídem. pág. 2

Page 78: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

75

peligroso e impredecible, a mediano plazo, sin embargo; “La sanción de la Ley de Obediencia

Debida fue de vital importancia para debilitar al movimiento carapintada. La nueva cúpula

militar, encabezada por el general Dante Caridi, utilizó esa ley como una herramienta de

recomposición interna de la cadena de mando. El generalato se atribuyó la responsabilidad

de la ley, que ciertamente satisfacía la demanda general de los cuadros de poner fin a los

juicios. De esta manera, se le quitaba a los carapintadas la principal bandera que había

causado la rebelión. En otros términos, el problema de los juicios había dejado de constituir

la cuestión central del conflicto militar.”221

221 Gargarella, Roberto; Murillo, María Victoria; Pecheny, Mario (Comps), Discutir Alfonsín. Editorial Siglo XXI, Buenos Aires, 2010, Pag 179

Page 79: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

76

CONCLUSIONES

A través del desarrollo de éste trabajo, el equipo ha pretendido establecer una mirada

sobre la política de Derechos Humanos desarrollada durante el gobierno de Alfonsín y

particularmente sobre las causas y consecuencias de los alzamientos militares producidos.

Para ello hemos atravesado un vasto campo político, social y económico que involucró a los

principales actores a lo largo del primer gobierno democrático relacionados,

fundamentalmente, con la disputa sobre la memoria del pasado y los Derechos Humanos.

Al final del recorrido, hemos dado con algunas conclusiones que, al mismo tiempo,

pretenden abrir nuevos interrogantes para futuras investigaciones.

En un sentido amplio, creemos que el gobierno del Dr. Alfonsín estuvo signado por la

incapacidad de resolución positiva que tuvieron algunas de las medidas adoptadas en materia

política, económica y de Derechos Humanos y que, con el paso del tiempo, se tornaron

incontrolables y en contra del propio gobierno.

Uno de los principales problemas que comprobamos en materia de derechos humanos

fue la nula participación que el gobierno dio a las expresiones de vastos sectores de la

sociedad y a la movilización popular hasta el momento en el cual ya no tuvo más remedio que

acudir a ellas. La importancia del apoyo popular emergió, entonces, como un factor decisivo

para la nivelación de la balanza en favor del poder político dentro de la correlación de fuerzas

que operó durante el conflicto.

La política de Derechos Humanos promovida por el gobierno de Alfonsín demostró

ser estrecha en cuanto a su alcance, por estar fundamentalmente limitada a los derechos

individuales clásicos, a la vez que de superficie o de raíces cortas, si tomamos en cuenta su

anclaje social. Esa estrechez le impidió conformar un frente social y político amplio ante las

circunstancias graves a las que debía enfrentarse. La conformación de la CONADEP es un

ejemplo que operó en tal sentido. En definitiva, el gobierno de Alfonsín se resistiría a asentar

sus iniciativas sobre derechos en un continuo proceso de movilización colectiva pensando la

cuestión de los derechos como algo que se desgrana “desde arriba” del poder.

Page 80: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

77

Compartimos la opinión de algunos autores que señalan que Alfonsín vivía con dudas

que lo llevaban a oscilar entre su vocación liberal y la tentación de abrirse a una política más

de masas. En tanto que, de igual modo, ante la dificultad o la adversidad presentada, la

decisión del gobierno se inclinaba, preferentemente, sobre la alternativa conservadora como la

opción apropiada para garantizar la continuidad del sistema.

En cuanto a lo específico de la cuestión militar creemos que, la falta de acatamiento

generalizado de las Fuerzas Armadas a las órdenes emanadas del poder constitucional fue un

proceso acumulativo de grave plasmación con las insurrecciones de Semana Santa. A pesar de

que en todo momento el presidente Alfonsín manifestó su voluntad de evitar el

derramamiento de sangre, lo cierto era que el gobierno había perdido su capacidad de control

sobre las Fuerzas para reprimir como lo había ordenado en un primer momento.

En todo caso, el alzamiento militar tuvo como objetivo de fondo imponerle

condiciones a los poderes del sistema republicano exigiéndoles una “solución política” a los

juicios sobre los crímenes de estado. Pues, qué implicaban tales exigencias manifiestas de

arribar a una “solución política” si no era otra cosa que lograr una amnistía general por lo

actuado durante la “lucha contra la subversión”. Como hemos analizado en apartados

anteriores, la Ley de Obediencia Debida, que planteaba los distintos grados de

responsabilidad había sido un proyecto que el partido radical había anticipado en su

plataforma política. En cierto sentido, algunas incógnitas llevan a preguntarnos por qué para

gran parte de la sociedad y la opinión pública, la sanción de la Ley de Obediencia Debida fue

vista como una claudicación del poder político frente a la amenaza militar. Pues, a pesar de

que el gobierno pueda esgrimir razones sobre que la ley de obediencia debida había sido un

proyecto histórico presentado durante la plataforma electoral, lo cierto es que de la forma que

se dieron las cosas, el planteo militar para zanjar las distancias que brindan los tiempos

políticos, constituyó una indiscutible e inaceptable intromisión del poder militar en

avasallamiento de los poderes democráticos.

En tanto que, a pesar de que los principales actores negaron tácitamente haber

establecido un acuerdo, lo cierto es que la situación de debilidad del gobierno permitió que

muchos de los reclamos carapintadas parecieran ir cumpliéndose a corto y mediano plazo. El

Page 81: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

78

gobierno negó especialmente que haya existido algún tipo de negociación (entiéndase como

concesión) y, en tal sentido, las informaciones son imprecisas y contradictorias. Por un lado,

los oficiales amotinados, que habían solicitado la presencia exclusiva del presidente para

deponer su actitud, adujeron, tiempo después, que los puntos del acuerdo no se estaban

cumpliendo, lo cual habría “justificado” el alzamiento de Monte Caseros en enero de 1988.

Por otro lado, el simple análisis de las frases vertidas en el discurso del balcón

presidencial al regreso de Campo de Mayo, amén de atender a razones pertinentes a la

seguridad del Estado y la salvedad sobre la intervención de la justicia, no parecen ser palabras

fuertes, emanadas de la autoridad superior que expresaran el rigor y la severidad en el repudio

que los sucesos ameritaban sino que, al contrario, estamos ante un mensaje suave e indulgente

con un grupo de soldados (“héroes de Malvinas”) que, durante cuatro días, habían puesto en

vilo a las instituciones democráticas de la nación. Las sospechas sobre las verdaderas

intenciones que esconden las palabras discursivas parecen hallar una pista al final del

apartado, cuando el Presidente afirma haber dado “instrucciones a los mandos del ejército”

para que no se procediera a la represión siendo que, en vistas de las fuentes y estudios

analizados en el presente trabajo, se corrobora que las tropas del Ejército (y de las demás

Armas) no estaban dispuestas a acatar órdenes de reprimir a los sublevados. En todo caso, lo

que el gobierno más temía era que, llegado el caso, las denominadas Fuerzas “leales”

desacataran la autoridad y se plegaran a la insurrección carapintada.

En un mismo sentido creemos que del mismo modo que el presidente utilizaba un

doble mensaje hacia el pueblo y las organizaciones de Derechos Humanos y otro frente al

ámbito castrense, de igual forma lo habría usado ante los sublevados, prometiendo atender

reclamos que quedaron satisfechos a medias. Por ejemplo, la remoción de la cúpula y parte

del generalato se cumplió de forma inmediata aunque la sucesión de la jefatura del Ejército no

le cupiera a uno de los solicitados por los sublevados.

En todo caso concluimos que, la rebelión de Semana Santa representó la expresión

ideológica y práctica más elocuente y extrema de la corriente que desde un principio abogó

por la amnistía y la no investigación de los crímenes cometidos por las Fuerzas Armadas en el

marco del terrorismo de Estado. De este modo, el accionar directo de las Fuerzas Armadas en

Page 82: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

79

su conjunto, a través de la acción o de la omisión, promovió toda una serie de acontecimientos

tendientes a acabar con el avance de la Justicia y la memoria de los crímenes de estado. Por

otro lado, quienes habían incurrido en delitos de lesa humanidad, muchos de los cuales

continuaron en actividad y ascendiendo en el escalafón durante el gobierno democrático,

sabían sobradamente que la unidad (detrás del objetivo de la amnistía) y las armas (que

disponían) daban un gran poder de coacción sobre los poderes establecidos y, a su momento,

los hicieron pesar en su favor, pues no querían saber nada de juicios e indagatorias; mucho

menos de arrestos y condenas.

En un sentido más amplio creemos que el primer gobierno de la democracia, más allá

de sus contradicciones y debilidades intrínsecas y complementarias, tuvo que enfrentar

problemas extremadamente hondos y complejos en donde, además de atender a la comida, a

la salud y a la educación, debió primar en la puja por la búsqueda a ultranza de la memoria y

la justicia, fundamentalmente, sobre el genocidio cometido sobre población civil,

investigando y dando a conocer los detalles de los crímenes, al tiempo que responsabilizando

y condenando a los culpables para que, en definitiva no sólo expurgaran su culpa política y

social sino para que también el ejemplo sopesara en la determinación sobre futuros atentados

al orden democrático. En tal caso, creemos que hubo diversos actores que, dentro de lo que

fue una lucha dentro de una correlación de fuerzas desigual, bregaron por conseguir estos

objetivos de máxima. En estas circunstancias, algunas agrupaciones de Derechos Humanos

como La Asociación Madres de Plaza de Mayo mantuvieron una postura coherentemente

desde el comienzo hasta el final, conformando un centro muy crítico de las políticas de

Derechos Humanos del gobierno, manteniendo una postura contraria a la conformación de la

CONADEP y endureciendo su discurso a medida que el gobierno aumentaba la presión contra

la justicia por lograr las amnistías encubiertas. Las agrupaciones políticas fueron más

ambiguas y heterodoxas en cuanto al apoyo o al enfrentamiento con el gobierno en relación al

tema a lo largo del proceso, aunque llegado al punto crítico de Semana Santa, casi todas

convergieron en brindar su apoyo incondicional al sistema.

En concreto, si las presiones militares hubieron de incidir sobre la marcha de la

política y la justicia en oposición al avance de los procesos sobre violaciones a los derechos

humanos, lo habrían hecho en un mismo sentido que el buscado por gobierno de Alfonsín,

Page 83: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

80

siendo que se ha comprobado que el proyecto de ley de obediencia debida habría sido

declamado desde la campaña electoral de 1983. También es cierto que el gobierno, al

momento de los alzamientos de Semana Santa, estaba trabajando sobre el proyecto de

obediencia debida a raíz del “fracaso” de la Ley de Punto Final. Los militares de cuadro

medio, ante las citaciones y el avance de los procesos judiciales exigieron, en una situación de

virtual caos e insubordinación interna, una “solución política” a los juicios y una serie de

reclamos que pusieron contra las cuerdas el doble mensaje presidencial. La “solución política”

(que no era otra cosa que una amnistía o un indulto encubierto) se concretó pronto a través de

la sanción de la Ley de Obediencia Debida promulgada un mes y medio después de los

levantamientos. La nueva ley, finalmente, libraría de la humillación de los juicios a todo el

personal subalterno de las Fuerzas Armadas otorgando una “solución” exigida. En cualquier

caso, advertimos sobre la inconstitucionalidad las leyes de Punto Final y Obediencia Debida

independientemente de que hayan sido impulsadas por propia iniciativa del gobierno o

promovidas por las presiones militares en tal sentido. Al renunciar a la imposición de la

administración equitativa de la Justicia para quienes habían cometido crímenes de lesa

humanidad el estado democrático se convierte en transgresor de la propia Constitución

Nacional que, en su Art. 16 proclama la igualdad de todos los habitantes ante la Ley. Para el

caso, lo que los militares pretendían y el propio proyecto de ley de Obediencia Debida

presentado por el Ejecutivo, violaba el artículo 16 de la Constitución Nacional.222

En definitiva, por todo lo expuesto creemos que, efectivamente, el temor a una

insurrección generalizada por parte de unas fuerzas potencialmente rebeldes, influyó en las

decisiones políticas en relación a las medidas sobre Derechos Humanos durante el gobierno

de Alfonsín.

222 CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA. Santa Fe – Paraná 1994. Capital Federal, Producciones Mawis, pág. 14; “La Nación Argentina no admite prerrogativas de sangre, ni de nacimiento; no hay en ella fueros personales ni títulos de nobleza. Todos sus habitantes son iguales ante la ley […].”

Page 84: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

81

5. Bibliografía

LIBROS

ACUÑA, Carlos et. al, Juicio, castigos y memorias. Derechos humanos y justicia en

la política argentina, Buenos Aires (CEDES), Ediciones Nueva Visión, 1995, págs. 99.

AGEITOS, Stella Maris, Historia de la Impunidad. De las actas de Videla a los

indultos de Menen. Buenos Aires, Editorial Adriana Hidalgo editora, 2002, págs. 254.

ALFONSIN, Raúl. Ahora. Mi propuesta Política. Buenos Aires, Editorial

Sudamericana, 1983, págs. 189.

ALFONSIN, Raúl, Memoria Política. Transición a la democracia y derechos

humanos. Buenos Aires, Editorial Fondo de Cultura Económica, 2004, págs. 338.

CONADEP, Nunca Más. Informe de la Comisión Nacional sobre la Desaparición de

Personas. Buenos Aires, EUDEBA, 2006, págs. 482.

D´ALOISIO, Fabián – NÁPOLI, Bruno, Ventana a Plaza de Mayo – Osvaldo Bayer

y Las Madres, Buenos Aires, Página 12, 2009, págs. 381.

DE DORMI, María Laura, Historia Política Argentina (1955-1988). Buenos Aires,

Editorial Astrea, Buenos Aires, 1988, pp. 453-618

ECO, Umberto, Cómo se hace una tesis. Técnicas y procedimientos de estudio,

investigación y lectura. Barcelona, España, Editorial Gedisa, S.A. 1998, págs. 267.

GARGARELLA, Roberto - MURILLO, Maria Victoria - PECHENY, Mario

(Comps), Discutir Alfonsín. Buenos Aires, Editorial Siglo XXI, 2010, págs. 224.

GRECCO, Jorge - GONZÁLEZ, Gustavo, ¡Felices Pascuas! Los hechos inéditos

de la rebelión militar, Buenos Aires, Sudamericana Planeta, 1988, págs. 292.

LE GOFF, Jacques, El orden de la memoria. El tiempo como imaginario. Barcelona-

España, Ediciones Paidós Ibérica, S.A., 1991, págs. 275.

LÓPEZ, Ernesto, El último levantamiento. Buenos Aires, Editorial Legasa, 1988,

págs. 172.

MAZZEI, Daniel, El CEMIDA: Militares argentinos para la transición democrática.

Buenos Aires, Editorial Capital Intelectual, 2011, págs. 140.

Page 85: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

82

MELO, Artemio, El gobierno de Alfonsín - La instauración democrática argentina

(1983 - 1989), Rosario, Homo Sapiens, 1995.

MIGNONE, Emilio F., Iglesia y dictadura, el papel de la iglesia a la luz de sus

relaciones con el régimen militar, Buenos Aires, Ediciones del pensamiento nacional, 1986,

págs. 289.

MONETA, Juan Carlos (Comp.), Civiles y Militares. Fuerzas armadas y transición

democrática. Santiago de Chile, Editorial NUEVA SOCIEDAD, 1990, págs.159.

NOVARO, Marcos, Historia de la Argentina 1955-2010. Buenos Aires, Editorial

Siglo XXI, 2010, págs. 195-225.

PUCCIARELLI, Alfredo (Coord.), Los años de Alfonsín. ¿El poder de la

democracia o la democracia del poder? Buenos Aires, Editorial Siglo veintiuno, 2006, págs.

506.

QUIROGA, Hugo, La reconstrucción de la democracia argentina, En: Nueva

Historia Argentina, Tomo X, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2005, pp. 90-150.

SURIANO, Juan (Comp.), Dictadura y Democracia (1976-2001) Colección Nueva

Historia Argentina, Tomo X, Buenos Aires, Editorial Sudamericana, 2005, págs. 204.

TEDESCO, Laura, Alfonsín. Entre la esperanza y la desilusión. Buenos Aires,

Editorial Del nuevo mundo extremo S.A. 2011, págs. 204.

VANOSSI, Reinaldo Jorge, La Constitución Nacional y los derechos Humanas.

Buenos Aires, Editorial Universitaria de Buenos Aires, 1985, págs. 115

VERBITSKY, Horacio, Civiles y militares. Memoria secreta de la transición.

Buenos Aires, La Página S.A., 2006, págs. 313.

VERBITSKY, Horacio, Medio siglo de proclamas militares. Buenos Aires, Editora

12, 1988, págs. 168.

WLASIC, Juan Carlos, Memoria, Verdad y Justicia en democracia: de la impunidad

política a la impunidad técnica. Mar del Plata, Argentina, Editorial de la Universidad de Mar

del Plata UDEM, 2010, págs. 100.

Page 86: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

83

DIARIOS  

CLARÍN, varios ejemplares, Año 17, N° 14792 al 14796 del 18 de abril al 22 de abril

de 1987.

CLARÍN, Año 27, domingo 30 de marzo 1997, 2da sección.

CLARÍN, Versión digital del 03 de julio de 2011;

http://www.clarin.com/politica/intimidad-detras-decisiones-Alfonsin-

militares_0_510549043.html

CLARÍN, Versión digital del 05 de abril de 2012;

http://www.clarin.com/opinion/Semana-Santa-distinta_0_676732399.html

LA NACIÓN, varios ejemplares, Año 118, N° 41465 al 41469 del 18 de abril al 22 de

abril de 1987.

LA PRENSA, varios ejemplares, Año 118, N° 40562 al 40567, del 18 de abril al 23

de abril de 1987.

LA RAZÓN, varios ejemplares, Año 83, N° 28007, del 05 de marzo de 1987, N°

28010 del 08 de marzo de 1987, N° 28011, 09 de marzo de 1987, N° 28013 del 11 de marzo

de 1987, N° 28018, del 16 de marzo de 1987, N° 28035 del 02 de abril de 1987, N° 28052 al

28056 del 19 al 23 de abril de 1987.

PÁGINA 12, varios ejemplares, Año 1, N° 1 al 7 del 26 de mayo de 1987 al 03 de

junio del 1987, N° 9 del 05 de junio de 1987, N° 14 y 15 del 12 al 13 de junio de 1987.

PÁGINA 12, Año 25, N° 8427, del domingo 08 de abril de 2012.

PÁGINA 12, Versión digital del 20 de junio de 1999;

http://www.pagina12.com.ar/1999/99-06/99-06-20/pag05.htm

PÁGINA 12, Versión digital del 19 de abril de 2007; varios artículos

http://www.pagina12.com.ar/diario/especiales/subnotas/83656-26895-2007-04-19.html;

http://www.pagina12.com.ar/diario/especiales/subnotas/83656-26893-2007-04-19.html;

http://www.pagina12.com.ar/diario/especiales/subnotas/83656-26894-2007-04-19.html;

http://www.pagina12.com.ar/diario/especiales/subnotas/83656-26896-2007-04-19.html;

http://www.pagina12.com.ar/diario/especiales/subnotas/83656-26897-2007-04-19.html

Page 87: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

84

REVISTAS

CRISIS, enero de 1987, Buenos Aires, N° 50; Editorial Ideas, Letras, Artes en la

crisis S.A.

CRISIS, marzo de 1987, Buenos Aires, N° 52; Editorial Ideas, Letras, Artes en la

crisis S.A.

CRISIS, octubre de 1987, Buenos Aires, N° 54; Editorial Ideas, Letras, Artes en la

crisis S.A.

EL PERIODISTA, Buenos Aires, Año 3, N° 137 al 146; del 24 al 30 de abril – del 26

de junio al 02 de julio de 1987. Ediciones de la Urraca.

EL PERIODISTA, Buenos Aires, Año 3, N° 149; del 17 al 23 de julio de 1987.

Ediciones de la Urraca.

EL PERIODISTA, Buenos Aires, Año 3, N° 151; del 31 de julio al 06 de agosto de

1987. Ediciones de la Urraca.

EL PORTEÑO, Buenos Aires, Año 6, N° 65 al 67 mayo a julio de 1987. Editada por

Cooperativa de Periodistas Independientes Ltda.

GENTE, N° 954, 3 de noviembre de 1983, Capital Federal.

GENTE, N° 1135 y 1136, abril de 1987, Capital Federal.

HUMOR, Buenos Aires, N° 165 del 24 de diciembre de 1985. Ediciones La Urraca.

SOMOS, 11 de diciembre de 1985, Capital, Año 8, N° 481.

SOMOS, 22 de abril de 1987, Capital, Año 10, N° 552. "Edición especial".

TODO ES HISTORIA, N° 317, diciembre de 1993, Capital Federal.

TODO ES HISTORIA, N° 404, marzo de 2001, Capital Federal.

TODO ES HISTORIA, N° 437, diciembre de 2003, Capital Federal.

 

INTERNET

http://cdi.mecon.gov.ar/biblio/Doc/Ides/Cuad/2.pdf

http://lanic.utexas.edu/larrp/pm/sample2/argentin/alfonsin/index.html

Page 88: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

85

http://lasimagenesretro.files.wordpress.com/2011/03/ln.jpg

http://lasa.international.pitt.edu/members/congress-

papers/lasa1991/files/AcunaCarlos.pdf

http://towsa.com/andy/totalpais/1983g.html

http://webiigg.sociales.uba.ar/iigg/jovenes_investigadores/5jornadasjovenes/EJE5/Poli

tica,%20ideologia%20y%20discurso%20en%20la%20historia%20reciente/Escher.pdf

http://www.aletheia.fahce.unlp.edu.ar/numeros/numero-1/pdfs/Feld-

%20Aletheia%20Vol%201.N1.pdf

http://www.cecies.org/imagenes/edicion_181.pdf

http://www.cels.org.ar/common/documentos/autoamnistia.pdf

http://www.cels.org.ar/common/documentos/elsecuestro.pdf

http://www.clarin.com/politica/intimidad-detras-decisiones-Alfonsin-

militares_0_510549043.html

http://www.clarin.com/politica/negociacion-nombro-generales-queria-

Rico_0_467953340.html

http://www.clarin.com/opinion/Semana-Santa-distinta_0_676732399.html

http://www.cuadernospoliticos.unam.mx/cuadernos/contenido/CP.35/CP.35.4.Adolfo

Gilly.pdf

http://www.derhuman.jus.gov.ar/conti/2011/10/mesa_24/salvi_mesa_34.pdf

http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/25000-29999/28157/norma.htm

http://www.infoleg.gov.ar/infolegInternet/anexos/70000-74999/73271/norma.htm

http://www.izquierdasocialista.org.ar/cgi-bin/elsocialista.cgi?es=024&nota=7

http://www.memoriaabierta.org.ar/materiales/documento_final_junta.php

http://www.mininterior.gov.ar/asuntos_politicos_y_alectorales/dine/infogral/RESULT

ADOS%20HISTORICOS/1983.pdf

http://www.monografias.com/trabajos-pdf900/leyes-obediencia-debida/leyes-

obediencia-debida.pdf

http://www.pagina12.com.ar/1999/99-06/99-06-20/pag05.htm

http://www.pagina12.com.ar/diario/elpais/1-191369-2012-04-08.html

Page 89: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

86

AUDIOS

http://www.continental.com.ar/escucha/archivo_de_audio/horacio-jaunarena-la-casa-

esta-en-orden/20120409/oir/1666854.aspx

VIDEOS

ALFONSÍN: DISCURSO DE SEMANA SANTA (19 de Abril 1987)- "FELICES

PASCUAS… LA CASA ESTÁ EN ÓRDEN", en;

http://www.youtube.com/watch?v=D2L0_bZwKJo

CONADEP. Entrega del Informe Final en;

http://www.youtube.com/watch?v=z4kLIK2kf7Q

DOCUMENTA: FELICES PASCUAS! -LA DEMOCRACIA EN PELIGRO,

Programa emitido por América 2 y conducido por Lejtman Román. Puede verse en internet

en: http://www.youtube.com/watch?v=Igv-SA_QSY8&feature=related Duración: 44´47´´

DOCUMENTA: El Juicio a las Juntas Militares, Programa emitido por América 2

y conducido por Lejtman Román. Puede verse en internet en;

http://www.youtube.com/watch?v=HUzWfXxgCKY&feature=relmfu

HISTORIA ARGENTINA 1983 – 1989, Dirección: PIGNA, Felipe. Diana

Producciones. Pigna, Felipe (director) Entidad Universidad de Buenos Aires. Escuela

Superior de Comercio "Carlos Pellegrini" Título Historia Argentina11:1978-1983. Procesos

socioeconómicos políticos y culturales Publicación Madrid: Diana Producciones, [2002]

Descrip. física 1 video (VHS) (60 min).

OPERACIÓN DIGNIDAD I - Semana Santa 1987 "Parte 1", en internet:

http://www.youtube.com/watch?v=XWzyY18xlu0

OPERACIÓN DIGNIDAD II - Semana Santa 1987 "Parte 2", en internet:

http://www.youtube.com/watch?v=z3WijgSxG4A

Page 90: El gobierno de Alfonsín y los levantamientos militares-1983-1988.pdf

87

OPERACIÓN DIGNIDAD III - Semana Santa 1987 "Parte 3", en internet:

http://www.youtube.com/watch?v=5dDW6GOZwnA

SINTESIS DE SEMANA SANTA CON MATERIA INEDITO,

http://www.youtube.com/watch?v=aa8FQ_1p9gM&feature=related

DOCUMENTOS

CONSTITUCION DE LA NACION ARGENTINA. Santa Fe – Paraná 1994.

Capital Federal, Producciones Mawis.

MENSAJE PRESIDENCIAL del Dr. Raúl Alfonsín a la Honorable Asamblea

Legislativa, 10 de diciembre de 1983, en;

http://www.bcnbib.gov.ar/novedades/dr.alfonsin1983.pdf

FOTO DE TAPA:

http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/6/63/Ra%C3%BAl_Alfons%C3%ADn_-

Presidente_-_escoltado_por_soldados_con_sus_caras_pintadas_-presidenciagovar.jpg