eduardo d’anna en el mundo verdadero obra poética
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Eduardo D’Anna
EN EL MUNDO VERDADERO
Obra poética
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EDUARDO D’ANNA
EN EL MUNDO VERDADERO
Obra poética
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MUY MUY QUE DIGAMOS
(1967)
a Ricardo
Gustavo
Edgardo
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MUY MUY QUE DIGAMOS
Una vez le leí un poema a alguien.
Uno de esos poemas primerizos nuestros
que parecen tangos,
o esos otros
tan melancólicamente otoñales
que yo utilizo para combatir el insomnio.
Carraspeó.
Dobló parsimoniosamente la hoja en dos
y me contestó:
“Sí, pero no es muy...muy...que digamos,
eh?” Te darás cuenta
la razón que tenía.
Por eso
como tenía razón
por eso
dejé pasar el tiempo
junté fuerza
me conseguí una máquina de escribir
y ahora te muestro
estos versos
que -a mi parecer-
son bastante
muy muy que digamos.
LA NUEVA GENERACIÓN
Tienen entre 20
y 30 años
algunos menos.
Y ya hablan
de dejar el trabajo
a los que tienen
que venir.
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YO
Yo, señor,
escribo.
Vivo a la vuelta de usted,
de usted
que vive en la calle Paraguay.
Pero usted
no me conoce
y la culpa es mía
por no ir a golpear a su casa
por no poner el pie en la puerta
y antes que usted me hable
de que está tan cara la vida,
leerle de golpe
el poema que acabo de escribir.
Sí
yo
tengo la culpa.
Si los del Ejército de Salvación lo hacen,
yo
que soy menos ridículo
yo
que lo quiero DE VERAS
yo
que quisiera ver el amanecer en La Florida todos los días,
yo
que quiero ser poeta,
yo:
no voy a su casa
ni canto en su vereda
ni enamoro a su hija
y para colmo
usted no me sabrá decir por qué
ni yo tampoco.
AMOR MÍO
Y yo te perdí, amor mío,
por no haberme acostado con vos
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ni siquiera a destiempo
por ser un honorable adolescente masturbante
y por no mandarme a mudar con vos a Yucatán.
Y yo te perdí, amor mío,
porque un aborto sale caro
y vos no te supiste
jugar a tu ternura.
Y nos perdimos por todas esas cosas
por tener las manos demasiado limpias
y porque el París costaba 400 pesos más
de lo que yo tenía
en el bolsillo.
Pero
ahora que tengo el miedo recobrado
si te volviera a ver
a encontrar
te juro
que te montaría
en la mismísima Corrientes y Córdoba
y el cana detendría los autos
se desmoronaría la Bolsa de Comercio
los tarados de Augustus tendrían por fin algo de qué hablar y nosotros nos querríamos
que es -al fin y al cabo-
lo más importante.
MI AMIGO
a K.
Tengo un amigo:
toca la guitarra
y está loco por el folklore
se emborracha
esta bastante pobre
y le presta a todo el mundo la plata que no tiene.
Si estuviera en mis manos
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destruir a Rosario y sus habitantes
él sería uno de los pocos que salvaría.
Pero inútil.
Querría quedarse para morir con todos.
HISTORIA
El hombre que pasó la noche en los brazos de una mujer
y que fue abandonado al alba,
cuando volvía solitario a su casa,
pensaba
cuántos tuvieron derecho
a una noche como la suya
y cuántos
no la habían tenido.
Y también
cuántos
no habían merecido tanta soledad
y cuántos
-como él-
la estaban mereciendo.
ESTA CIUDAD
Esta ciudad
tan provinciana y ridícula
ha conseguido
sin embargo
retenerme.
Será
porque albergo la esperanza
de que dado que nos conocemos todos
-(y no lo niegue)-
algún día nos sonreiremos por la calle
y nos saludaremos
y nos besaremos
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y armaremos una guitarreada en cada esquina
y el vigilante
cantará un chamamé, por supuesto.
ARS LITERARIA
Abelardo Castillo
es bueno
pero no es todo.
Y usted, Julio,
desde allá, desde París, claro, escribir es fácil.
Pero yo no quiero moverme de aquí.
Que me digan que Rosario
es una mierda
y yo les contestaré
que es un pañuelo
que llueve música sobre los árboles
y que mi vecino
y la piba que vive en la otra cuadra
tienen que conocerme
que saber de mí
antes que el señor Jorge Alvarez.
DILEMA
Mis amigos
no saben un pito de literatura
-y además suelen llevársela monótonamente a Diciembre muchos-
pero si les gusta un verso mío
les gusta y se acabó
y me dicen “Es bueno”.
La macana
es cuando uno quiere ganar la inmortalidad.
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DISCUSIÓN
a G.D.
Y discutíamos,
y él decía:
“Entonces, vos preferís que la masa entre en el Louvre
a sangre y fuego y destruya todo, sólo porque hay nece-
sidad de cosas nuevas? ¡Estás loco!”
Tenía razón,
y yo también, por supuesto.
LOS INTELECTUALES
Todos quieren guita,
pero no se los puede culpar:
el mundo es así
publicar cuesta
el trabajo enajena
y morirse de hambre por escribir
requiere vocación de santo.
¿Qué otra cosa pueden hacer?
¡Justicia!
LAUTRÉAMONT
‘La poesía debe ser hecha por todos’
Si esa chica
-plantada por su novio en esa tarde-
en vez de escribir un verso
cursi y lleno de lugares comunes,
se le hubiera ocurrido
mirar la flor en el vaso sobre la cómoda
o las formas de las nubes
o las palabras que él decía cuando estaba triste,
dicho verso no hubiera existido
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pero Lautréamont
hubiera tenido razón.
HERMANO
Hermano
hoy es la primera vez
que digo hermano
en mi vida
y me siento
crecido
fuerte.
Hermano,
compañero,
vos y yo
parsimoniosamente sentados
fumamos y esperamos
el momento.
CLAVE
Escribí tu nombre
con el jeroglífico más extraño
que se me haya ocurrido.
Entonces
ese jeroglífico será jeroglífico
toda la vida
hasta que algún
arqueólogo misterioso y mágico
munido de la clave del amor
-que los hombres han perdido-
lo desentrañe y
lo lea.
Resucitarán entonces
las calles
las casas
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los hombres
yo
y vos.
Vos
sobre todo.
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TRANSICIONES
(1969-1973)
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TRADUCCIÓN
Yo camino por la calle.
Hace poco llovió.
Los árboles
han mojado sus ramas,
y en la esquina
la lámpara de mercurio
alumbra.
No me paro al mirar el
último árbol de la
cuadra, el de la
esquina,
pero es como si me
parara, le estoy hablando:
“árbol,
te miro”.
Contesta el árbol como
sabe. Sus células
se ordenan una
a una, con
la forma de árbol,
se prenden
a lo dado:
la lluvia.
Y la luz de la
lámpara no
es sino otra tierna
circunstancia.
Yo me
alejaba (nunca
me detuve, sabemos)
sonreía
pensaba
“la telaraña”,
traducía.
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RELACIONES
Si para el hombre la luna es la luna
la luna para el viento es una pelota.
Si hubiera dos lunas en vez de una
el viento sería su esclavo.
PUERTO PIRÁMIDES
Todo es tan raro como la nieve
que su paisaje está esperando
pero no llega.
Y el mar. Mirándolo
se sabe que es un mar junto a un desierto
que ese desierto va a mirar al mar.
Pero estamos nosotros. Veinte casas,
el turismo y las cosas no importantes,
y el hilo de la luz. Cosa increíble.
Y cosas increíbles que nos cuentan.
Y las que imaginamos. Es la luna.
Es un país que no entró en el billiken.
Es como un campo lleno de colinas,
muertas y vivas, y llenas de misterios.
Misterios que no hablan. Aunque la arena
cuente a todos la historia de esta tierra.
VÁMONOS
Vámonos de viaje.
Aquí la vida es linda pero no duele
aquí te quiero pero no me doy cuenta
aquí no tengo amigos
ni sopla el viento desde ninguna parte.
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Así que vamos,
no me hables más.
Aquí no te conocí, ni
vos me conociste,
ni ruge el mar
y el sol me hace doler
no es con mirarte que soy
feliz, aquí el tiempo se olvida
de nosotros,
vámonos de viaje.
Vámonos
que aquí no hay nadie,
ni siquiera nosotros dos,
vámonos de viaje.
HAY VECES QUE UN BARCO
El barco zarpó al mar.
El mar lo recibió
con los brazos abiertos
diciéndole: mi barco
mi barco
mi barco saltarín,
hoy estaba queriendo
un barco
un barco nada más.
Hay veces
que un barco basta.
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LA POESÍA NO ES UNA ISLA
(1972-1973)
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SANTIAGO DE CHILE
Cuando llegué a los mercados de Santiago,
caminaba con una bolsa al hombro.
Y no era tan visiblemente un extranjero,
pues al ensayar explicarme
acertaba casi todas las palabras.
Y sin embargo, había algunas palabras...
Desde lo alto de Santa Lucía
ella me preguntaba
“¿qué cosa es el peronismo?”
y el ómnibus corría
por la Gran Avenida
y yo decía, le decía
el Viejo nunca, siempre,
todo eso. Y en un día
de domingo, nos juntábamos para ir
a los trabajos voluntarios.
¿Cuántos cabros
chicos
tiene
señora?
Tengo dos
usted
es estudiante
sí, pero estudio en la Argentina
Ah
le hallaba
sí, allá, señora
mis compañeros van a poblaciones
como aquí
pero además esta la cana
Los gorilas
los gorilas argentinos
no joven?
Sí señora. Y a los trabajos
voluntarios se iba si uno se acostaba
temprano, y si no, no se iba:
yo también hablé más de lo que escuchaba
yo también hablé antes
de que empezaran a hablar ellos,
“pero así se aprende”. Las familias
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decentes empezaban
a dividirse por los trabajos voluntarios
sus hijitos
empezaban a despertar.
Y qué es ser peronista, preguntaba
ella, y Santiago
era la ciudad de los poetas
en medio de su smog
y de sus brasileños exilados.
El ómnibus corría
por una ciudad entrañable
y sin duda corre todavía
como lo hace en mi corazón
mientras recuerdo un álamo
bajo el viento, en Cisterna.
DESCRIPCIÓN DE LA COMPAÑERA
I
La compañera duerme al lado mío.
Qué dulce agitación
qué tiempo
que le tocó vivir, como a su amigo,
de caminar pensando día tras día
las cuadras y las noches,
cómo duerme
cómo duerme la compañera rumorosa
pronta al amor como pronta a la idea
y pronta al sueño y pronta a la vigilia,
cómo.
Qué dulces
sus estremecimientos
al compás
de lo que ocurre
en este mundo.
II
Y hay quien dirá:
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no
no se puede estar pronto
a vigilar
y a dormir
al amor
y a la idea, lo hemos visto,
hemos sabido
de eternos desvelados
amantes pertinaces;
si se vive
despierto, no se vive
dormido.
Y por mi compañera diré yo:
ustedes han sabido
de amantes pertinaces, pero ellos
son los que menos pensaban en su amor
son los que más meditaban en aquello
que rodeaba a su amor
y aún a su mismo amor
pretendían hacerlo aún más bello
como si esto pudiera
ser posible.
Y lo era.
Solamente
si se vive despierto
se vivirá dormido,
y por qué?
porque la muerte
esa que de manera general no es nada
para el género humano,
lo es todo para un hombre solitario
lo es todo aún
para la compañera solitaria
que trastocadamente
duerme
convulsionada
en armonía por lo demás tan adorable
con las terribles leyes de este mundo.
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UNA MOLO
Voló la molotov, poema que vuela,
y era una rosa de aire
y era una carcajada
de fuego sobre el aire
ya no ardido
ya sin saber
qué le estaba pasando.
Voló, se mezcló,
aire
era
que corroía sin rielar,
una cadena de voz, un poema volando
que alguno lanzó.
Y se hizo fuego.
JÁUREGUI
Algo en la cara te vendía, Jáuregui.
¿Sería todo una catarata
de aire, de aire caliente, producido
al pensar, al escribir, al sacudirte
el traje de payaso periodista;
o simplemente la foto que tenía el SIDE?
Y esa pequeña bala que llevabas
a la hora de morir... ¡accidente
de nacer en la calle
para ese tiempo!
No lo sabían, pero en tu cuerpo
mataban a los intelectuales
que fatigaban las recetas de cocina
de la revolución, y ésa,
la tan pequeña bala
era la puerta
de una nueva manera de mirar.
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Emilio,
tan contradictorio
vino a nacer el día de la muerte.
Vino a morir en el tiempo de la vida.
Llegó para ser tema
de las obras de arte
comprometidas, y de todos
los panfletos. Y se ríe.
Como tema, se ríe.
Dice: salgo, voy a morir,
en Buenos Aires, por la calle,
no me contengo. Periodista
demasiado indiscreto, regresé
a informar de mi muerte:
autor, la dictadura,
y todo lo demás
mis hermanos lo saben.
Y ya nadie me atrapa,
ya cada cosa que dicen sobre mí
no encierra más que un espacio pequeño.
Cada vez más pequeño: el agujero
de una bala en el alma
del pensamiento metafísico.
LA POESÍA NO ES UNA ISLA
a Hugo, Elvio, Sergio, Sammy y don Francisco
Cuando pasa el vapor, y el río
golpea con fuerza la greda de la costa
en el riacho Los Marinos,
pienso que la poesía no es una isla.
Y cuando miro hacia el otro lado, el de
las hondas depresiones sembradas de camalotes
secos, y greda seca de profundos agujeros
y pisadas de caballo,
lado de árboles caídos y de pie,
y de solazo estilo “sertâo”
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(o lo que yo imagino que debe ser eso)
pienso asimismo que la poesía
no es una isla.
Porque la isla, en verdad, es donde estoy
y miro este riacho que la besa
con la suavidad, la dulzura de un maniático,
ahora que el vapor se fue.
Y esto,
sentido apenas como un lengüetazo de agua sobre la costa,
como un sol bajando en el horizonte y en mi corazón,
esto, me digo, o siento,
se dirige ahora hacia el botero
que cruza a unos veinticinco metros
por el medio de Los Marinos.
Imagino
si él se sentiría una isla,
una quizás de esas flotantes
y bordadas de plantas acuáticas.
¿Y qué contestarme,
antes que ese hombre termine de pasar
con su bote llamado “La Elena”,
mientras la oscuridad avanza también lamiendo el aire?
¿Por qué confundir
lo que pensamos con lo que estamos pisando?
Y supongamos que ese hombre adivinara
ahora la ciudad
detrás de esa otra isla,
la de enfrente,
la de delgada línea de tamariscos
que ocultan y desocultan la ciudad.
Y supongamos que pensara que sobre la costa de la ciudad
podría haber manifestaciones populares,
como efectivamente ocurrió el 11 de marzo,
o como ocurrió cuando se hizo el acto por “los héroes de Trelew”,
o sintiera más que pensara...
y con ello, a los espinillos
y a esos mismos tamariscos, y al río
bajo de su canoa asimismo,
y también se dijera: “hay un hombre
solo, parado, y que me mira en la costa de enfrente”.
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¿Y por qué no suponer,
sombras,
sol que acabas de entrarte
detrás de una línea de agua, o quizás
detrás de una línea de tamariscos igualmente tenues,
que ese hombre y nosotros,
yo, por ejemplo, y la chilena del puesto,
somos ese hombre que navega en su bote y ya se pierde?
¿Y por qué no suponer
que esta isla no es ella,
y la ciudad la costa,
y la culebra muerta el combatiente muerto,
y el agua el entusiasmo y la pelea?
¿Y
por qué con tantas
razones
negarse a suponerlo, si la poesía
no es una isla, ni el triunfo o la derrota
un espejismo,
ni la ciudad?
Ah pero el hombre
se ha perdido en la oscuridad, y si se quiere
si es preciso
que el día, que el sol, vuelva a decir
que en esa isla el río besa o lame la costa, y no fantasmas,
y que el aire no es ningún duende...
entonces tenemos que reconocer a la noche, a la oscuridad
como dulce enemiga, ya que
lo hacemos con enemigos menos dulces,
y no prestarnos a la delicadísima confusión
ahora alentada por el viento incesante,
y resignarnos a ver atrás de nuestros ojos,
dentro de nuestra alma ya quebrada en parte,
el paso del botero,
extrañándonos
de él y del viento, y de la poesía,
el camalote, el agua, el combate, la isla.
octubre 1973
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Historias de
EL HOMBRE SIN PIERNAS
y sus compañeros
(Inédito)
Escrito en 1974.
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“.. la forma capitalista de la producción y las condiciones económicas del
trabajo que a ella corresponden se hallan en diametral oposición con esos
fermentos revolucionarios y con su meta: la abolición de la antigua
división del trabajo.”.
CARLOS MARX, El capital.
1
Era un día que estábamos reunidos. Alguien dijo: pensemos en algo.
Pensemos en el pasado, dijo el mucamo del patrón.
Pensemos en el presente, dijo el amigo del patrón.
Sí, dijo tristemente el padre de mi compañero, pensemos en el presente. Había sido
despedido ese día.
Pensemos en el futuro, dijo mi compañero.
Entonces el hombre sin piernas dijo: pensemos en el presente, en el futuro y en el
pasado.
Algunos le contestaron: lo que querés hacer es muy difícil.
Mejor -contestó el hombre sin piernas- eso me tranquiliza; es evidente que nadie lo
podrá hacer solo.
2
Cuando alguien afirma algo, hay que pensar
no sólo lo que se dice, sino también cómo se lo dice,
no sólo cómo se lo dice, sino también a quién se lo dice,
no sólo a quién se lo dice, sino también quién lo dice,
no sólo quién lo dice, sino también quién más lo está escuchando junto a nosotros,
porque hay muchas cosas que uno se olvida de pensar
cuando alguien afirma algo,
por escuchar lo que alguien afirma,
decía el hombre sin piernas.
3
Es malo enamorarse en los ómnibus, decía el hombre sin piernas.
-¿Por qué?- le preguntábamos.
-Cuando veo una mujer que me gusta, no puedo sacarle la vista de encima. Me
desespero pensando si me mira por casualidad o no; si no me mira para no descubrirse.
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Y cuando se baja, tengo que conformarme con recordar nada más que la esquina
donde bajó, sin que jamás pueda seguirla, ir a ver si vive, si trabaja, si come por allí.
-Bueno-le contestábamos- pero es porque no tenés piernas.
4
Todos los años enseño el saber -decía el hombre sin piernas- a los hijos de los hombres
con piernas. Todos los años estos chiquilines escapan más rápido que lo que yo puedo
correr en mi silla de ruedas.
-A lo mejor a ellos no les cae bien que no tengas piernas- le dijo uno que le tenía un
poco de rabia al hombre sin piernas.
El hombre sin pernas se quedaba muy triste, entonces.
5
Solamente después empezamos a conocer al hombre sin piernas. Al principio costaba.
Los hombres sin piernas, parece, hablan un poco distinto que los hombres con piernas.
Creo que la primera vez que lo entendí bien, fue cuando me habló de su gran amor.
Yo antes había creído que él no tenía una mujer en absoluto. Pero un día me dijo:
cómo la quiero, y se largó a llorar. Yo me le burlé, cómo se iba a poner de esa manera.
Pero él me dijo: ahora me doy cuenta que tenía que haber sido más claro. Vos no me
entendés.
No, le dije, cómo te voy a entender si me hablás llorando.
Entonces me dijo sin llorar: ella tampoco tiene piernas.
Yo no contesté.
Él, sin mirarme, continuó: nos queremos mucho, pero yo sé que nunca caminaremos
juntos por la calle.
6
Nos habíamos creído que el hombre sin piernas no podía tener... No sé por qué.
Cuando le conté lo que él me había dicho, mi compañero se asombraba: “¿Y cómo, si
no tiene piernas?”. “No sé, preguntemoseló”, le contesté.
¿Por qué no voy a poder?, me dijo entonces, ¿porque no tenga piernas? ¿Acaso no
tengo sentimientos? Yo me voy a la cama con mi compañera y hacemos el amor. Ése
no es el problema, el problema es no poder caminar con ella por la calle.
Seguía siendo un misterio.
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Fuera como fuera, el hombre sin piernas dejó poco a poco de pensar en eso cuando
empezó a hacerle los mandados a la gente. La gente, en realidad, no quería. Pero
decían, “pobrecito”, y para que no se ofendiera le encargaban siempre algo.
8
Una noche hablábamos. Alguien mencionó la política.
“En la política, uno se siente como si no pudiera estar afuera, como si no tuviera
sentido estar afuera, y al mismo tiempo, nunca pudiera quedarse tranquilo adentro. Es
como una casa que se gotea, dijo el hombre sin piernas.
(El desocupado se reía amargamente).
9
“Yo odio a los políticos”, dijo el padre de mi compañero. Mi compañero, entonces, le
contestó que todo lo que le pasaba era porque dejaba que los políticos hicieran las
cosas, por ese odio que les tenía, y que era un imbécil.
Durante toda la semana estuvieron sin hablarse. Al fin, se reconciliaron, y esa misma
noche estábamos todos tomando mate en el club. Ahí el hombre sin piernas empezó a
decir “yo también, en cierto modo, odio a los políticos”. Todos lo miramos como
diciendo: “¿querés meter el dedo en la llaga?”. Pero él continuó: una vez un chistoso
dijo que la única forma de terminar con cierta banda de ladrones que asolaba el barrio,
era que todos entraran en la banda, pues así no habría a quién robar. Creo que con esto
pasa lo mismo. Cuando todos hagamos política, ya no habrá políticos.
“Hm” contestó el padre de mi compañero.
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“¡Rápido!” decía mi compañero, “¡rápido!¡hacia el poder!” Sus palabras nos
entusiasmaron tanto que todos lo seguimos, corriendo y gritando. Yo iba de los
últimos, y al darme vuelta una vez, vi al hombre sin piernas que se arrastraba gritando
“¡esperen!¡esperen un momento!”
Corriendo llegamos hasta el cruce de la avenida. Allí había siete policías armados con
ametralladora. Dispararon sobre nosotros. Cayeron tres de los nuestros, y los demás
dimos vuelta la espalda y echamos a correr. Luego volvimos y nos llevamos a los tres
compañeros. Uno estaba vivo y lo curamos. Otro había muerto enseguida, y otro
porque no lo habíamos recogido a tiempo.
Esa noche todos se insultaban entre sí, y el más desesperado era el compañero herido.
El hombre sin piernas habló cuando ya todos se habían cansado de reprocharse. Dijo:
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“yo les grité que esperaran un momento”. “Es cierto”, dijo mi compañero, “no te
esperamos, eso estuvo mal”. “No se trataba de mí”, contestó el hombre sin piernas.
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El hombre sin piernas nunca firmaba un papel sin leerlo. De este modo, lo estafaban
sólo de cuando en cuando. En cambio, nosotros echábamos la firma, y caían los
embargos. El mucamo del patrón solía poner en esos casos al hombre sin piernas por
las nubes. Éste se fastidiaba muchísimo cada vez que pasaba eso, y cuando el mucamo
del patrón se retiraba, nos decía: “éste no se da cuenta que yo podré evitar que las
leyes me caigan encima, pero no puedo cambiarlas”.
Como nosotros pensábamos lo mismo que el mucamo del patrón, nunca le
preguntamos al hombre sin piernas por qué decía eso. ¿Él creía que nosotros sí
podíamos hacer otras leyes, y que no necesitábamos perder tiempo esquivando éstas?
12
Un día cayó un compañero del padre de mi compañero al club, justo cuando
estábamos jugando al billar.
“Tengo una idea”, dijo.
Todos lo miramos esperando que nos la contara, pero él miró al hombre sin piernas y
le preguntó:
-¿Cómo puedo hacer para que mi idea triunfe?
-Buscando más gente- le dijo el hombre sin piernas.
-Yo soy el único.
-¿Estás seguro?
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Al fin, el hombre nos contó su idea. Y a todos nos pareció justa. Entonces él volvió a
decirle al hombre sin piernas:
-Pero mi gente no es como ésta, ¿qué puedo hacer?
-Nada. Mientras sea una idea, nada- contestó el hombre sin piernas.
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Empezamos a poner en práctica los misteriosos consejos del hombre sin piernas. Así
obtuvimos un triunfo grande. Pero no puedo decir de qué se trataba. Ese día, el
hombre sin piernas estaba contentísimo. Estoy seguro que si hubiera tenido piernas,
hubiera saltado de alegría. Como no podía hacerlo, hablaba sin parar. A nadie le
molestó porque entendía que ése era el motivo.
-Es cierto que por ahora no puedo andar- nos dijo -pero ya pronto vamos a caminar
todos.
-¿Quiénes, los hombres sin piernas?- le pregunté.
-¡Todos! ¡Todos!- me dijo, y agitaba los brazos como un loco.
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Debido al triunfo ése, nos habíamos vuelto poco precavidos. El amigo del patrón vino
a proponernos jugar un partido de fútbol con los asesinos de nuestro compañero, los
que lo habían matado cuando corríamos hacia el poder.
Afortunadamente, muchos nos opusimos. Hubiera sido lo último. Pero, por desgracia,
eran muchos los que sostenían que no había otra manera de jugar al fútbol.
-¿No vieron que conseguimos triunfar el otro día?- dije yo -¿y ahora vamos a hacernos
los amigos de ellos?
-Y si no hubiéramos triunfado, ¿nos haríamos los amigos de ellos?- preguntó el
hombre sin piernas.
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-No queremos jugar con esa gente- dijimos.
-Pero la gentileza o la camaradería no tiene nada que ver en este juego- dijo el hombre
sin piernas.
-Es un deporte-dijo el mucamo del patrón.
-Hay que jugar, no cabe ninguna duda- contestó el hombre sin piernas- pero no hay
que creer que es un deporte. Ya sabemos lo que nos cuesta.
-¿Cómo vamos a jugar al fútbol sin creer que sea un deporte?
-En el barrio saben- dijo el hombre sin piernas.
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Hablábamos de cierta persona muy conocida. Yo hice el comentario de que ella había
estado siempre junto a nosotros.
-Dentro de nuestras columnas, en las manifestaciones, los policías de civil también
están junto a nosotros- dijo mi compañero.
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Yo me callé. Esa noche le pregunté al hombre sin piernas si quería que lo acompañara
a la casa.
-No- me contestó- tengo que hacer el reparto.
Ése era el trabajo de mi compañero.
Acordándome de la intervención de éste esa tarde, se me ocurrió decirle en broma:
“¿Qué, se han cambiado los papeles, ahora?”
Me miró sonriendo, y me dijo:
-Es un acuerdo al que hemos llegado con él. Así nos acostumbramos a las dos cosas.
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Lo que me gusta de vos -dijo el padre de mi compañero al hombre sin piernas- es que
sos sencillo. Los otros hombres sin piernas que yo conozco, no son sencillos.
El hombre sin piernas se sonrió, halagado. Después movió la cabeza, y dijo: Lo que
pasa es que ser sencillo es la forma de empezar a caminar.
-¿Y cómo se hace para ser sencillo?- dijo el amigo del patrón.
-¿Cómo?- contestó el hombre sin piernas.
-¡Qué cómo se hace para ser sencillo!
-¿Cómo?- seguía preguntando el hombre sin piernas.
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Al día siguiente eran las elecciones. Como siempre, estábamos reunidos charlando.
Alguien le preguntó al hombre sin piernas si no quería que lo acompañara a la mesa
electoral.
-Eso ni se pregunta- dijimos todos indignados -nosotros lo vamos a llevar a votar,
¿para qué nos tiene a nosotros?
Él chasqueó la lengua. Eso era una señal de fastidio, y hacía tiempo que no se la
escuchaba (ya casi no se molestaba cuando alguien le hacía notar que no tenía
piernas).
No es eso lo que me preocupa- dijo con una voz cortante -Me preocupa cómo voy a ir
a otros lugares a dónde ustedes me van a llevar.
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-¿Adónde te vamos a llevar?- preguntó uno.
-Al cielo- le contestó el hombre sin piernas, encogiéndose de hombros.
-Al cielo se va volando, no se necesitan piernas- dijimos todos, riéndonos.
-Al cielo que yo digo se va usando los pies y la cabeza- contestó él.
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El hombre sin piernas había abandonado la silla de ruedas y ahora usaba un carrito. Y
con el asunto de los mandados, se había vuelto indispensable. Creo que por eso ya no
se molestaba cuando le hacían notar que no tenía piernas.
Pero como siempre, no faltaban los reproches. Una tarde, mi compañero y el mucamo
del patrón, cosa rarísima, parecían haberse puesto de acuerdo en criticarlo.
Mi compañero decía: ¿Para qué se mete? Un hombre así no puede hacerle los
mandados a todo el mundo, la gente termina desilusionada; y al final, nadie le va a
pedir más nada.
El mucamo del patrón decía: todo el mundo ahora va a querer que él le haga los
mandados. Pero un hombre así no puede hacerle los mandados a todo el mundo, hay
otros más capacitados, ¿para qué se mete?
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Un día mi compañero invitó a un grupo de hombres sin piernas al baile del barrio.
Todo el mundo los agasajó mucho, aunque era feo verlos en sus carritos, bailando con
las mejores pibas, las que tenían que agacharse para tomarlos de las manos y abrir
mucho sus piernas para no tropezar. Sin embargo, algunos marcaban el compás con
cierta gracia, hay que reconocerlo, haciendo golpear sus rulemanes contra el cemento
de la pista.
-¿Y vos no bailás?- le preguntó el padre de mi compañero al hombre sin piernas.
-No me gusta esa gente- contestó él -quizás sepan bailar, pero no saben caminar.
Además, les han sacado las pibas a todos los muchachos. Mírelos ahí parados.
23
-Hay que exigir- decía mi compañero.
-No hay que exigir- decía el mucamo de patrón -queda mal exigir. Hay que pedir.
-No es que esté mal- dijo el hombre sin piernas -es que la gente lo va a ver mal, se va a
asustar. Digamos que pedimos, pero en realidad, exijamos.
-Estoy cansado de estos juegos- dijo mi compañero -Yo soy gente y no lo veo mal, ni
me asusta. ¿Por qué, entonces, vamos a fingir?
-No toda la gente es igual- dijo el mucamo del patrón.
-En esto sí- dijo mi compañero.
Se armó un revuelo. “Sí”, “no”, decíamos.
-Entonces que decida el desocupado- dijo mi compañero.
42
Fuimos a preguntarle. Estaba masticando semillas de girasol para matar el hambre.
Con la ropa que llevaba puesta no lo habrían dejado entrar ni en un hospital. Cuando le
preguntamos qué elegía, si pedir o exigir, dijo:
-Exigir.
Así volvimos a triunfar.
24
Después vino una gran derrota. Cuando en el club hablábamos de eso (y no estábamos
todos, porque muchos nos habían abandonado, y a otros los habían matado), el
hombre
sin piernas dijo que esa derrota la había causado, como siempre, nuestro apuro. Casi
todos expresamos nuestro acuerdo.
Mi compañero lo contestó que esta vez no.
-Vos te creés que cualquier cosa que nos va mal se debe al apuro. Y no es cierto. Vos
no usás la cabeza.
-¿Cómo?- dijo el hombre sin piernas.
-Eso- dijo mi compañero mientras se levantaba -por el apuro que tenés en caminar, te
estás olvidando de usar la cabeza- y se fue, dando un portazo.
25
Aquella derrota, con todo, nos trajo un compañero nuevo. Un día, llegó el mucamo
del patrón, diciendo:
-Ya no soy más el mucamo del patrón.
-¿Por?- le preguntamos.
-Después que perdieron ustedes, quiso que le lustrara los zapatos con la lengua.
-Ahora sos un desocupado- le dijo el desocupado.
-Por algo se empieza- contestó el ex-mucamo del patrón.
26
Hasta que al fin el barrio se levantó con nosotros, sin que hubiera diferencia de
ninguna clase entre nosotros. Y al patrón no le quedaron más que dos o tres amigos. Y
nosotros éramos más de mil.
Y pusimos a la entrada del barrio un cartel que decía: “QUEREMOS...” (pero no sirve
de nada decirlo aquí). Y todos nos dispusimos a pelear. (Hasta la compañera del
hombre sin piernas, que estaba esperando familia, vino).
43
27
Y recién aquel día me animé a decirle al hombre sin piernas que yo estaba escribiendo
unas pequeñas historias sobre todos nosotros.
-Yo que vos no perdería el tiempo- me dijo. Y después, sonriendo: pero yo conozco
una.
Yo me senté al lado de él, y él me dijo:
“Había una vez un chico que arrastraba una cadena llena de flores. La cadena era de
veras, pero las flores no estaban más que en su imaginación. Un día, sus
compañeros las deshojaron para que él viera la cadena y se decidiera a cortarla. Y
desde entonces, recogiera las flores vivas de verdad”.
44
AVENTURAS CON USTED
(1975)
45
46
BAJO LA CARPA
Pasen y vean, señores,
mi corazón.
Pasen rápido,
hay público esperando.
Y no le den de comer
cosas que lo puedan enfermar.
Esta noche actuará
en la función.
Verlo en acción es más caro,
pasen y vean.
La cadena
es para que no se escape.
BRECHTIANA
Para ser una gran familia
hay que tener una casa
que dé cabida a una familia grande.
Para quererse como hermanos
es preciso estar sentado a una mesa
donde haya un plato para cada uno.
AQUÍ
Aquí estoy y no me muevo nada
sin mi compañero y sin mi compañera
ni para atrás ni para adelante tampoco,
sin ellos no construyo esta pared,
sin ellos no hago arrancar este auto,
ni digo ni media palabra;
porque si uno me alcanza un ladrillo
puedo llegar a alcanzarle mi vida,
pero solamente si nos hace falta,
y echar a andar
sin motores y sin palabras,
47
si nos hace falta
o con motores y con palabras.
A LA SAGRADA FAMILIA
Su oficio no valía un mísero centavo,
pero sabía lo que quería: ejercerlo.
Así lo supo transformar
en un lúgubre circo, divirtiendo
a los muchachos que necesitan
entretenimiento para pelear.
Mas aún: peleó él mismo
con ellos, sólo para tener
más clientes; se atrevió
inclusive a enseñarles el oficio:
que aprendieran a domar
leones, a moverse en la cuerda
floja, a arrancarles las bananas
a los monos, peleando a brazo
partido, para que en el época
del hambre, el hombre pudiera
sobrevivir. Les enseñó lo inútil
que se hace útil a fuerza de ternura
y el equívoco de los payasos
cuando no logran convencer a la platea
de que ellos son los buenos.
RETRATO
Y en su voz había algo como de hoja.
De hoja en el vientito.
Una suavidad para acá, una suavidad para allá,
y algo que se sentía directamente sobre la piel,
al parecer entonces recién nacida.
NOS CONTABA
Y la ciudad era un niña caprichosa.
Tenía su misma mortificante dureza,
48
una parecida insensibilidad.
Daba, quitaba y atraía
exigiendo siempre una atención constante.
La ciudad era una niña, pero sin la frescura
de las niñas, era altanera,
y costaba entender que iba a crecer.
¿SOMBRAS NADA MÁS?
Lautaro recibió a Allende
con una sonrisa
de sabérselas todas.
“¿Otra vez los huincas, Chicho?”, le dijo.
Y Allende lo miró, y su cansancio
empezó a borrarse.
“Nunca creí”, le dijo, “que existiera la eternidad.
Sin duda hay muchas cosas
que se me pasaron por alto”.
“Tenía”, dijo Lautaro,
“que pasarlas por alto. Tome asiento.
esto no es la eternidad. Es el corazón de Chile,
y usted está ahora en él,
conmigo”.
FEA SITUACIÓN
La mala conciencia es un azote.
Aquel hombre fumaba incesantemente
para calmarse; sin embargo,
el humo le irritaba las encías,
por esto,
el hombre bebía café casi tibio,
pero el café lo desvelaba, para dormirse
tenía que beber a grandes tragos,
y finalmente, borracho,
gritaba “la mala conciencia es un azote”.
49
DE REFRANES Y GUERRAS
La confianza mata al hombre, decía Pedro,
mientras hoy
sus compañeros de ayer,
le ataban las manos a la espalda,
inventaban razones que explicar su caída
a los ingenuos,
y acompañado de un informe escrito,
lo entregaban.
POR LO COMÚN
Aquel hombre fue en busca de la fortuna.
Cuando llegó al lugar, no había más que viento.
Y el viento decía: “aquí no hay nada”.
Como ustedes adivinarán, aquel hombre
trabajó, trabajó y trabajó,
pero no trabajó como cualquiera,
sino para hacerse rico.
Para ello se dio a la especulación,
a los negocios, compras y ventas,
hizo familia para que lo ayudaran
a juntar, a prestar, a dar respeto,
y lo logró.
Logró lo que buscaba, la fortuna.
Y durante todos esos años
de grandes realizaciones
el viento continuó diciendo
al soplar: “aquí no hay nada”.
OSCAR
Mi padre pintaba paredes,
las blanqueaba con cal.
Después la vida pintaba encima.
Mi padre a veces no cobraba,
50
la vida cobraba siempre.
RETRATO
No era reconocido por su forma de decir “otoño”
sino
por su manera de tomar el pico.
No era particular su forma de expresarse,
sino
que, dicen, hablaba como todos.
No eran sus ojos portadores de amenazas propias,
sino que había simplemente amenazas
en sus ojos,
posiblemente oscuros.
UN POETA
Qué hacer con la tristeza,
le preguntan,
pero él sigue arreglando el aparato
de radio,
y le dicen, ¿qué hacer?
estamos tristes, pero él
lee los diaros como un poseído.
Lo que pasa es tan triste, le dicen,
pero entonces él habla de lo que pasa.
ELLA Y ÉL
Su cuerpo brillaba en el cansancio,
sus ojos brillaban en su cansancio,
su voz en la ternura y en el cansancio
daban la sombra para el cansancio.
Y todo era cansancio, pero ella
no era el cansancio, pero él
no era el cansancio, pero su mundo
51
no era el cansancio.
ENTRE MUCHOS
Ese hombre tiene la vida en peligro,
ese hombre tiene miedo,
aunque a veces no; ese
hombre no hace más que eso: ser
hombre y tener la vida en peligro,
le sale así
como a tantos otros,
que reparten el miedo que tienen:
grande, pero
repartido entre muchos.
Y aguanta.
BUENOS AIRES
Aquí intentó estar todo el país.
La primera vez, eso fue llamado
la montonera, era la presencia misma
de los hombres adentro de este puerto.
No era cuestión de caballos ni de heroísmo:
fracasó. Más tarde
se trató de lograr en el nombre de las calles,
todo el país en nombres de provincias,
ciudades y conceptos, prohombres y desgracias;
la ciudad creció tanto que para todo hubo lugar,
pero por eso mismo
esos nombres perdieron sentido.
Constantemente, los pobres y un burócrata
del Archivo General de Catamarca
llamado Ramiro, y una flor
a punto de abrirse en Paraná
quieren estar aquí.
Esto sucede
hasta con los que ya viven.
Pero la situación resulta insostenible,
52
porque ya no se puede
estar, si estamos todos,
y si no estamos
todos, no se puede vivir. Aquí fracasan
hasta los hombres del destino.
LA COMPAÑERA
Yo sé que tiene en la cabeza
ese pájaro llamado el mundo
y que ese animal se va
y lo deja triste.
Que se va volando
dividiendo el aire en dos
pero sin salirse de la cabeza.
Entonces, lo tiene.
Tiene a su hermano enfermo
encerrado en una jaula de hierro,
pero los médicos
están más enfermos que él.
Tiene a su hijo
con la verde flor que atrae al pájaro,
listo para recibirlo.
Y a mí,
mirándolo.
LA VENTANA
¿Pero qué quería decir el loco
pintando una y otra vez la ventana?
Lo vi salirse de los marcos
y de sus casillas,
lo vi pintar los vidrios
con infinitos colores
haciendo casitas y árboles,
53
caminos y barcos.
Lo vi tirarse
contra los vidrios
y atravesar la ventana.
IN MEMORIAM
Dicen
que creció entre los hombres
pese a todo
y que tenía los ojos llenos de tiempo
como la lluvia arrastrada por el aire
a otros países.
Dicen
que creció entre ellos, los hombres,
pero que no fue nunca uno de ellos
y por eso lloraba.
LA ESPUELA
Espuela inútil
enorme máquina de hacer ravioles
injustamente desaprovechada.
Al caballo
de mis sueños
no lo espolearé jamás.
Podría llegar a recordarlo.
Ese caballo muerto,
recorriendo los eucaliptus en voz baja,
saltando la tranquera
sin abrirla, y yéndose
por el aire y los nidos de hornero.
ese caballo te sintió, espuela,
y ya nunca volvimos a verlo.
Quédate aquí,
duerme.
54
COMO UN MOTOR
El hombre se ha detenido
como un motor
en medio del bosque de árboles muertos
con pajaros muertos
que cantan.
Yo estaba allí
yo era el hombre
que se quedó a acariciar los troncos
mohosos
a escuchar
el canto de los pájaros muertos.
Con palabras y árboles
y besos y plumajes.
METAMORFOSIS
Tiró su ropa de verano
tiró su ropa de invierno
y tiró su corazón a la basura
y se quedó con su pelo solamente.
Y el viento lo agitaba, lo movía,
lo llevaba a confundirse
con el cereal
con el río
con los árboles.
Asi resultó ser para la gente,
y eso no le gustó. Pensó
“la gente se equivoca
por mi culpa”, en medio
del pelo sacudido.
Y regresó a los ojos
y a los dedos,
al cuello y a la pelvis,
y a los tristes y dulces pensamientos,
55
y dejó entonces de ser trigal o agua
o árbol, o ilusión, fantasma o viento.
LUNES
Si emperra su dolor
y se niega a abrir esa puerta que lo conduce a la calle
que lo conduce al trabajo
le será injusto a su dolor,
pero si mata su dolor
le será injusto asimismo;
hay que ponerse el saco
hay que ponerse el dolor
hay que llevarlo a pasear
o a conocer el trabajo de uno.
Puede que uno no tenga trabajo
pero la puerta conduce a la calle
lo mismo.
EL POETA EVITA COSAS
Vino la tristeza y dijo: aquí estoy.
Aquí estoy, dijo, pero no tuvo suerte.
Y el desastre también. También estuvo.
Vino, estuvo, y dijo cosas, pero no le sirvió.
Porque he estado con mi amor haciendo el amor.
Porque estado con mi justo haciendo justicia.
Porque he estado con mi tiempo, haciéndolo.
ESTE DÍA
Este día amanece por los cuatro costados,
y hasta amanece de oscuridad,
de torres,
de un lado hacia otro lado
y hacia otro,
56
porque el viento promete ideas
y amores nuevos.
Se le cree
se le cree porque todo es tan nuevo
que hasta los viejos amigos tienen risas
enteramente diferentes.
Amanecer es un viaje
y tiene cuatro caminos.
BALCÓN
Desde mi balcón no se ve el mundo.
Solamente
se ven tres paredes y una terraza.
Desde el balcón no se ven las estrellas,
apenas
el resplandor de ellas sobre las nubes.
Desde el balcón no se ve su ventana
únicamente
se ven las antenas de televisión de su edificio.
Desde el balcón, como dije, no se ve el mundo,
sólo se escucha
su silencio.
POEMA
Inesperadamente, llueve.
Inesperadamente, deja de llover,
y los ojos se van se van.
Inesperadamente, cae.
Inesperadamente, deja de caer,
y los ojos se van se van.
Sabe, e inesperadamente,
deja de saber.
Y los ojos se van se van.
57
TRÍPTICO
I
La lluvia está pintando
las cosas
de su color de cosas,
sacándole la tierra seca
del verano.
II
El tiempo
es un motor
que anda a lluvia
y a muerte.
III
La mañana
de mañana
-aunque parezca
mentira-
no existe.
Lo que sí existe
es el día de hoy:
hasta los sueños
parecen cosas.
QUE EL MAR
Mi vida tiene
más ahogados que el mar
pero no su paciencia.
También un corazón, que el mar no tiene,
con algas por los dos.
58
A él lo rodean arena y piedra
y a a mí el aire o la gente que conozco,
y arremeto ante el aire porque sí
como él lo hace
porque sí.
RECUERDOS
Hubo épocas,
me acuerdo,
en que yo escribía versos para mis compañeros
de clase.
(La escuela era grande y vacía,
si no había sol, yo escribía versos)
Ellos me ayudaron a cambiar.
Siempre alguno,
generalmente una niña
dulce y despótica a la vez,
decía:
“¿por qué no me escribiste un verso a mí?”
Intimidado, yo le hacía caso.
Así entraba en los otros, en el mundo
verdadero.
TE ACORDÁS
¿Acaso no creías
tener un corazón
de oro? Después
esa metáfora la borró el tiempo.
Y es mejor la verdad toda la vida.
Yo te lo dije, pero no lo creía.
Es que para aquel tiempo
59
la vida no me había dibujado
sobre las cejas
nada.
Y luego
nos dibujó
ni mucha ni muy poca
crueldad,
la de los seres
humanos, hoy en día.
Pero es mejor la verdad toda la vida,
toda la vida, toda la vida.
BOMBITA
La bombita de la luz
-de cualquier número de vatios-
es decididamente una buena compañera.
Se balanceaba anoche
en esa esquina triste
con el viento;
él la llenaba
de fantasmas
agradables.
Y ahora me alumbra otra
bombita
mientras escribo esto
sobre su compañera.
Si escribiera otra cosa
también me alumbraría
salvo que fuera en contra
de las bombitas
en general.
Se defienden, y por eso
ganan mi admiración.
A veces en un barrio,
en mitad de la noche oscura,
a través de los baldíos estériles
de los especuladores de terrenos,
se ve brillar
60
una bombita.
El brillo mas dulce
de la tierra.
CENICEROS
Quiero a los ceniceros,
tan humildes,
testigos de tantas cosas.
En mi casa
los ceniceros permanecen meses enteros
sin vaciar,
guardan recuerdos
de la más mínima cosa.
En cuanto
a los ceniceros de los bares,
importa señalar
que sólo los bares antiguos
propensos a la meditación, no a la frivolidad,
los tienen,
y ellos han oído tantas veces hablar de la Revolución
que se preguntan qué será eso.
Ceniceros humildes,
honrados trabajadores en el mundo del vicio,
anímense
por favor
a preguntarlo.
FRÍO
Frío,
ah frío de los barrios
humildes,
nacido de la humedad de los baldíos
de las zanjas
de los campos abiertos
donde se cortan los pies los hijos de los pobres,
frío nacido del viento del invierno,
61
astuto para entrar por las chapas
y por los agujeros de las cobijas,
frío gorila,
cómo cómo te odiamos.
Te odiamos más que a tus patrones,
más que a la policía,
te odiamos.
Pero al menos, oh frío,
si te escribo un poema en este día
es por una razón,
por una virtud tuya.
Como buen trabajador
en relación de dependencia,
el frío no miente.
ESQUINA
En esa esquina yo me separaba de ella,
que llevaba un guardapolvo doblado,
y sus libros. En esa esquina
yo me llevaba su sonrisa
desde la calle Catamarca
hasta la calle Salta,
haciéndola rebotar y caer
siempre en mi mano.
O bien en esa esquina
la miraba entrar en su casa,
y remontaba su olor como un barrilete
que se enredaba siempre en el foco
de la bocacalle.
En esa esquina
hubiera escrito un tango
de nacer en otra época;
y de no haberme puesto pretencioso
por ir a una escuela donde se enseñaba
a serlo,
lo hubiera silbado.
En esa esquina
me hubiera muerto,
de vivir en esa esquina, pero
62
un día pasé yo y me llamé,
y me fui. Y preferí
crecer y tirarme en la cama
a escribir una elegía
y no estar parado en esa esquina,
tan dulce.
ACERCA DE LA PRIMAVERA
Los estudiantes se ríen
porque viene la primavera.
Sólo más tarde aprenderán
que a la primavera la traen los trabajadores
la noche del 20 de septiembre
arrastrándola de unos piolines de yute
prendidos a los botones de sus “monos”.
Los trabajadores deben
-muy a menudo-
olvidarse de la alegría
que ellos mismos traen al mundo.
O sea,
que la primavera
viene a veces cargada en una fuerza injusta
y nada natural, por otra parte.
Los estudiantes lo aprenderán,
algún día.
GRANDÍSIMO MISTERIO
En el lago del parque Independencia
hay un bote,
un botecito de alquiler
flotando en medio del agua,
vacío.
Es éste un grandísimo misterio.
Quien lo abandonó
debió -sin duda-
arrojarse al agua,
subir a la islita artificial
o bien, hacerse aire.
63
El poeta,
fervorosamente,
busca, para decirle a sus lectores,
dónde está, dónde,
el ahogado o mojado,
el náufrago en su isla,
el aire hecho
con el navegante
del botecito.
Y el poeta no lo encuentra.
Sólo puede hablar del misterio.
Y del botecito, claro.
El botecito que se bambolea,
suavemente,
en la tarde de sol.
CAMBIOS
Un capullo de rosa
es una rosa.
Una semilla de árbol
es un árbol.
Una chica con miedo
una mujer.
Un viejo, un muerto.
Un tonto, un sabio.
Un hombre solo
no es un hombre solo.
Hay cambios, yo lo sé.
LA TRISTEZA
La tristeza es un dulce de algo
que se pudre en la heladera.
Es un barco vacío,
un trolebús por dentro.
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La tristeza no paga lo que debe,
negocia a espaldas nuestras
todos nuestros derechos.
Yo escribo este poema a la tristeza
a reglamento.
EL POLVO
El polvo cubre las cosas;
la mesa, el libro, el cenicero,
pero yo ando, me muevo,
y no me cubre el polvo.
Con el plumero
el polvo anda, se mueve,
y está vivo, entonces
me cubre el polvo.
HOJA
Me sale una hoja verde
de la boca,
y yo la saco por la ventana:
que la lluvia la moje.
Se la va a llevar el viento,
tendrá destino. Sin pensarlo,
sin que nadie la sostenga.
Salió de aquí,
se fue a la calle,
hizo lo que debía.
SE ABRIRÁ PARA SIEMPRE
Pasarán los basureros por las calles,
y sin mostrarse el polvo también
pasará, y a los ascensores
que suben y bajan
65
se les cortará el cable algún día.
Pasarán los gobiernos municipales
y los nombres de las calles.
Y nuestras uñas, y camisas,
y marquillas de cigarrillos también pasarán.
Y la tristeza y la alegría
pasarán delante de la puerta
de nuestra lucha, la única, la firme.
La puerta de madera y trabajo
que se abrirá para siempre.
ESA FLOR ES BÁRBARA
Planten
una flor
y aguanten.
Aunque haga frío
hay que regarla.
aunque el informativo
diga lo que diga
hay que regarla.
Es una flor arisca,
pero ama al tiempo.
Es su debilidad,
su gran amor.
ÉL HA VUELTO
En aquel barrio
en aquel baldío
en aquel paredón
muchos amores empezaron
y terminaron,
en aquel paredón
donde tantas veces
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escribimos que él volvería.
PERO LLUEVE Y LLUEVE
Los vecinos arrancan los yuyos
del baldío
de cuajo,
con la pala, con las manos.
Quieren dejar limpio el terreno,
quieren que nadie tire basura en ese terreno,
quieren que quede limpio.
Pero llueve y llueve,
los yuyos vuelven a crecer.
PAISAJE
La niebla cubre el campo.
Los cazadores andan en la niebla.
Los perros olfatean.
Más abajo, la tierra espera.
DESOCUPADO
El viento no canta ahora.
Vagabundea como un desocupado,
da vueltas
y se queja por las noches.
LA GENTE
La gente tiende a crearse esperanzas
que la perjudican,
porque a veces
es más difícil
reconocer que se puede luchar,
que luchar.
67
La gente tiene a engañarse,
o, a veces,
no.
LLAMÁNDOLO
Las ideas hacen cola
en el mundo de la niebla.
Las palabras sacan boleto
en el tren de las sombras.
Habla un hombre sin trabajo
y dice: el sol, el sol.
A veces el sol sale,
pero otras veces no se lo convence
llamándolo.
TRIUNFAL
Vengan, ojos, y vean
como el pueblo despierta:
antes del sol y de la luz
las cobijas son apartadas,
el cuerpo de la compañera
es apartado, y el frío dice:
éste soy yo. Y las cocinas
se encienden, cocinan
y calientan, y aparece
el mate cocido, y hay un hombre que se levanta
y hay una mujer
que lo ayuda levantarse.
Es mi pueblo que se despierta
aún antes de que aparezca la luz.
LOS HILOS DEL TELÉGRAFO
Las
68
paralelas
se cortan
en el infinito,
allí
justo
donde
ella,
parada en la puerta de su casa,
tiene puestos los ojos.
Hace frío,
el sol baja.
Sólo queda la luz.
69
CARNE DE LA FLACA
(1978)
a Cristina
70
71
PRIMERAMENTE
Ella no existe, sólo está en lo que hace.
Tampoco yo, sólo están los agujeros;
ni, tampoco, desde luego, el futuro.
Hoy no se come o se respira,
ni siquiera se va a la cancha.
Hoy no pueden hacerse tales cosas.
No se puede robar por los caminos,
irse a París, o rebelarse
inútilmente, ni quedarse solo.
O pedir algún tomate en vez de otro
en las verdulerías. Época terrible.
Sólo están el peligro y la incertidumbre
y nadie se atreve a nacer, a vivir.
Apenas cinco pelos de mi barba
y la carne de la flaca.
ODISEA
Podría contarles mis aventuras... empezando
desde esta mañana -dijo Alicia un poco
tímidamente-. Es inútil empezar desde ayer,
porque yo era una persona distinta entonces. LEWIS CARROLL
I
EL MOTIVO
Ella vino a esta tierra urgida
por el dolor. Ésta es su epopeya.
Ella vino a esta tierra porque en su casa
querían y no podían, ésta es la tierna
e insignificante epopeya.
Ella vino. Algo
no había salido bien en el amor,
72
algo se resistía a “lo ideal”,
y no quedaba más remedio
que conocer el mundo.
Ésta es la epopeya de la flaca.
EL VIAJE
Corre el mundo
bajo las ruedas
y a los costados del ómnibus.
Corre, y nada promete.
Ni siquiera ser redondo.
Las sirenas cantan la canción,
la canción-tentación. Ella
enciende un cigarrillo
y se pone a escucharlas, como Ulises.
Después arroja el pucho afuera,
piensa que algún camino habrá.
Que va por un camino del mundo.
EL ESPEJO
¿La niña quería quedarse?
Se mira en el espejo,
mimada o hueca.
Ese espejo no entiende.
Hay un dolor,
la apura, le crea obligaciones.
Procurar la alegría, por ejemplo.
Sentirse bien.
LA LLEGADA
73
Bajó en la Terminal.
La libertad
parecía recién nacida.
Pero estaba de antes:
en sus primeros pasos,
tan festejados.
O era un niño de la imaginación.
Deseado, y sin nacer.
Bajar del ómnibus
fue su primer paso.
LOS ESTUDIOS
¿Está guardado el saber
en una casa?
No. Él camina por las calles,
o pasea.
Nadie lo reconoce,
le pide autógrafos.
Al entrar en la casa del saber
hay que exigir que se nos dé algo.
Como al entrar a la carnicería.
Y la flaca pidió.
Nadie le enseñó a ver.
Sólo vendían el aire.
LOS QUE NO
En lugar de luchar,
algunos se exhibían.
Festejaban a la justicia
sin haberla merecido.
hablaban de ella,
74
mientras todos los escuchábamos
sin saber qué hacer.
Todo era así confuso,
pero nadie se daba cuenta.
En esos trágicos momentos
las cosas no se comprenden
porque aparentan ser sencillas.
Qué difícil se había vuelto todo
en estas calles que su pie pisaba.
LOS QUE SÍ
No se explican los propagandistas
porque ella dice que no.
Se olvidan
del color del dolor,
su aspereza, el milagro
del tiempo.
Que los hombres se alcen
no es fácil.
Y tampoco
imposible.
No se explican los propagandistas
porque ella dice que no.
No entienden
que en vez de las palabras
son las cosas
las que mueven nuestro corazón.
II
LA FIESTA
Todas las calles llevan a la fiesta:
no hay más que seguir las hileras de árboles,
75
y pararse cuando se oiga la música.
Esa fiesta celebra sus quince años,
porque todas las fiestas de la tierra
en el fondo se hicieron para eso.
Hay que bailar. Hay una fiesta
en la tierra.
EL CIEGO
Yo no llegaba nunca a esa fiesta.
Y si llegaba era cansado,
dulcemente desilusionado.
¿Qué me hacía tener una copa en la mano
y mantener conversaciones pedantes?
Y volver por las calles quietas
llenas de árboles quietos,
y atravesar, de pronto, como un ladrón,
un patio con olor a jazmín del país?
¿Y cómo podía sospechar yo
que ella giraba bailando
y su sonrisa iluminaba todo,
hasta la pena
que iba a tener seis años después?
Aquellos jazmines
podían habérmelo dicho
en un tono estrictamente confidencial,
¿pero a mí me hubiera importado,
acaso?
No, la selva de jazmines me rodeaba,
y ella giraba en la luz,
giraba y lograba que el mundo diera vuelta.
Yo me cubría de hojas para no verlo.
EL CINE
Anoche un auto
te dejó en la puerta.
76
Te levantaste tarde,
comiste, fuiste al cine:
yo no estaba.
Yo también me levanté muy tarde,
en una ciudad distinta.
Tengo la cara de Paul McCartney
-nunca he vuelto a conseguir esa cara-
yo tampoco conozco tu nombre.
Asi que canto. te miro
desde la pantalla.
EL AMOR
Conjugaba el verbo amar
nada más que en la escuela.
Ese verbo era raro,
porque sólo lo usaban los cantores:
“Yo te amo” decían,
y se deslizaban agarrándose del micrófono,
hacia abajo.
Era extraño ese verbo,
era como la vida, “un sueño”.
Esos cantores se hubieran enamorado de la flaca,
pero tenían que comer.
Y la flaca andaba y andaba
en el mediodía, bajo el sol,
y no pensaba en geografía ni en historia,
sino en el extraño verbo
que no había sentido usar a nadie.
LOS DESENGAÑOS
Los periodistas de las revistas juveniles
la traicionaban.
Los periodistas de las revistas femeninas
77
la traicionaban.
Los cantores y los galanes de la TV
la traicionaban.
La flaca se encogía de hombros
y seguía por el camino.
LA LEYENDA
A tu primer amor
lo sorprendiste.
Él no se lo esperaba,
estoy seguro, porque
hasta entonces
no habías actuado,
él ignoraba tu presencia.
Y antes de darse cuenta
él había visto un canto
en tu pollera, un canto
como de pájaro en la palmera sola.
A las primeras horas de la tarde
como de agua de zanja,
como de olor a tarde de lluvia, y
ahora, qué locura, serás
“tu melena de novia en el recuerdo”,
para él, no es cierto?
Como cantada.
III
LA RAZÓN
Y si la vida la subió a su lancha,
y si el viento se puso a soplar,
y si la tarde cayó sobre el río,
y si la luna enfrió las vacas
y los árboles crecieron como sus amigos,
por qué
no iba a seguir
andando?
78
LA CAÍDA
Cuando se desprendió la fruta
de la medianera,
cuado dejó de ser
parte minúscula del árbol,
y sí parte del aire
que corre libre por los países
por el suelo temido
y florecido
cagado por las vacas,
pisado por el hombre en flor
cuando el camino se convirtió en aire
y el aire en espejismo
la medianera hirvió
el camino estaba abierto
y los caballos comían en él,
el camino era un nido viejo
de hornero, y una
polvareda futura, fresca.
LA RODADA
Las amigas
sacan la cabeza
por los balcones.
Pero ella no cree
en ninguna promesa ajena,
¿de qué va a vivir, entonces?
Las amigas
se van al río, o duermen.
Ella se ganará la vida.
Habrá nuevas amigas.
79
Todavía no las conoce.
Caminan al amanecer
hacia el mismo lugar.
En la ciudad, a esas horas,
no se sabe cómo será el día.
LA MANERA
Y dicen que en su vida
hubo horarios, problemas;
que hubo jefes y sueldos.
Que si el sol se nublaba
un pullóver no era suficiente.
Pero todos lo saben:
no se encogió de hombros.
Guardó luz en su piel
tan parecida a una bodega fresca,
y cantó la canción del ser humano
para llamar a ese animal.
LOS DEMÁS
Los enfermos se le aparecían
pero no le pedían que los curara.
Los locos se le aparecían
y la contagiaban sonriendo.
Se le aparecían los perros
y ella no los recogía.
Y los árboles, bueno,
ella miraba los árboles.
Y los árboles la miraban pasar.
EL TRATO
80
Cuando la flaca vio al pescado
le pidió su amor.
Él aceptó, mas reclamó lo suyo:
“comeme”, dijo, ése es mi amor.
“Qué rico estaba”, dijo al terminar,
“¿qué va a pasar ahora?”.
De adentro de su estómago:
“me tenés que llevar hacia adelante,
ése también es mi amor”.
LA VEZ
Nos encontramos
y nada nos dijimos
porque el sol cansaba
toda palabra.
Esa tarde no estaban los jazmines
perfumando crepúsculos;
la música romántica: de huelga.
Será por eso que no dije nada
o no dijo nada ella.
El camino ardía con lentitud
pero nadie miró hacia abajo.
IV
LOS PIES
Los pies los tiene llenos
de tierra. Tierra de años.
Estas cosas le pasan a los pies
cuando alguien los empuja.
Cuando algo que no se entiende
81
o comprende, los empuja.
Desde hace mucho tiempo,
por un camino con juncos como olvidos.
Los pies los tiene llenos
de tierra. Tierra de años.
EL CAMINO
Para el que tiene ganas
no es obstáculo el árbol
caído en el camino, o ciertas vacas
falsamente feroces.
La noche silenciosa
que agita las cicutas
o los caballos ciegos,
tampoco pueden detener a nadie.
Sólo el camino
puede impedirte andar.
Y este camino estaba acostumbrado
a que ella le pusiera encima los pies,
se había vuelto bueno, manso.
LA MARCHA
Cuánta gente va ahora.
Es un mundo de gente caminando.
Al lado de ella va mi abuela
con su cara de mujer justa.
Algunos pasan: le dicen vamos,
a defender nuestros derechos,
82
otros, en cambio,
caminan a su lado.
Ésos sí la sabrán defender.
Y con su perfume
que no puede explicarse
pasa una chica camino de una fiesta.
EL BAILE
Todos están bailando
en la pista de tierra.
Esa pista es igual al camino;
el camino, en verdad, termina en ella.
Es de tierra,
muy suave.
¿Qué hacen todos allí?
Han llegado a esa fiesta
tratando de entender ciertas cosas,
tratando de vivir.
Ella cuenta:
“se bailaba en la pista
de tierra
suave,
y el que allí bailaba tenía
mil caminos que nadie podía cerrar,
y nunca estaba triste”.
FRAGMENTOS
Los hombres deberían saber que la guerra es general.
HERACLITO
83
Aunque el pan haya subido de precio
aunque la vida haya bajado de precio,
besarse
jamás será algo heroico,
por fortuna.
Besarse
no anunciará victorias
ni hará los sacrificios más terribles.
¿Qué dirá el diario
mañana a la mañana?
¿Hablara de nuestro beso
o de esos tristes fracasos
que nos suceden hoy en día?
¿Alegraremos esos
tristes fracasos?
¿Saldrá en los diarios
esa alegría?
Salve, inútil amor,
inútil como el fútbol
o la poesía.
La libertad es una leyenda
y el precio del pan una necesidad,
y precisa de nosotros.
Salve, inútil amor.
Oh maga
maga asombrosa
que nada transforma.
Sólo hace aparecer medialunas
84
en la mesa, si se acuerda
de comprarlas.
Y por su hechizo se calienta la mañana,
siempre y cuando
haya salido el sol.
Puente tendido,
puente levantado,
puente y río al mismo tiempo.
Estamos aprendiendo
que la guerra
es nuestro padre.
Si hubiera algún sueño,
ya estaría roto.
El amor acaba de hacerse
más hondo
o más difícil,
infinitamente frágil.
De nada nos preserva.
Si tuviera realmente algún poder,
los dinosaurios poseerían la Tierra,
o los cangrejos.
Ella perdona con facilidad,
tiende a creer que será perdonada.
Tonta, tu corazón
también tiene intereses
inconfesables.
El corazón
85
busca ser como el mar,
busca ser como el viento,
se olvida de latir en reposo,
de aceptar la hermosura de la necesidad.
Somos de la naturaleza
y no lo somos.
No desperdicies la fuerza
que tanta falta hace,
concéntrala en tu corazón:
que de fuerza se aquiete
que de fuerte se aquiete
de fuerte y dulce se aquiete.
¡Qué fácil, ah qué fácil,
qué entregada
a la marcha
de las cosas,
qué posible
vivir juntos los días,
días y días,
qué lógico tu estilo
livianamente hosco,
posiblemente triste,
seguramente dado!
Carne
de ordenadas células
que trabajan sin patrón,
sólo por estar juntas,
planificando moverse
o latir.
Organización espléndida
que ignora órdenes
y logra resultados
como ser blanda y firme,
86
olorosa, resuelta...
Suavísima flaca ósea,
elástica arboleda
que la vida, como un viento, mueve
para hacerte vivir.
CANCIONERO
Mira tu mirada
y el fondo de tu corazón, donde ya se hace un poco
tarde
VICENTE HUIDOBRO
LA BELLEZA
Ella es
como el tierno, el tímido
olorcito a pescado
que se levanta de la orilla.
CUATRO ROSAS PARA C.
En la rosa que ella imaginó
hay escondida otra,
la rosa verdadera.
Y en la que vive y crece,
valiente y delicada,
dentro del matorral salvaje,
hay otra.
La que verá
87
algún día.
BATALLAS EN LA ISLA SOLEDAD
Ella camina por calles sin veredas,
elude a los autos y mira los pinares,
busca el mar.
Ella camina, y está llena de hombres:
busca a los hombres y a las mujeres,
a su madre,
a su padre.
Ella pronuncia sus nombres cuando llega al mar;
combate consigo misma sobre la arena,
pero al mar qué le importa.
En su vida, yo soy
el mar y los pinares,
o tantas otras cosas.
Todo, salvo ella misma;
ella combate sola,
todavía.
MIEDOS ERAN LOS DE ANTES
Llega el amanecer,
el lechero,
la lluvia.
Despierta ella, calmada por la humedad,
aquietada por el viento.
Repentinamente,
el silencio la agita.
“No pasa nada”, dice.
“Es imposible esto” me dice
despertándome. “Me da miedo”.
JUEGOS DE C.
88
Ella dibuja una cara en la arena.
La hace reír, y la cara la hace
reír a ella.
Ha dejado sobre el bote encallado
su cartera y sus zapatos.
Entra en el mar. Se pone seria.
Piensa, vuelve,
mira la cara.
La cara la hace reír, ella
hace reír a la cara.
NOTAS DE VIAJE
“Este país no es tan extraño”, ha dicho
mientras le mira sin que nadie se dé cuenta.
“Estoy poco habituada a viajar,
pero este país no es tan extraño”.
Se enoja, entonces, y se irrita,
sabe muy bien qué trabajo le dan
los países comunes.
LA VERDAD DE LA MILANESA
No me hables del mar
ni de salir en la barca.
Hoy el mar esta quieto
y no se mueve ni una ola
no se mueve ni una gaviota.
Hoy el mar esta quieto
y no puedo entender el porqué
de esta calma.
MI CHICA BAILA Y HACE SALIR EL SOL
No piensa repetir ni una sola palabra,
tampoco las recuerda.
Sus recuerdos son pasos descalzos,
89
sonrisas que sobrevienen.
Mis recuerdos parecen notas de débito,
olores inefables, pero olores al fin.
Y si ella me invita a bailar la chacarera,
yo, ¿qué puedo hacer?
¿Debo sentir que la cabeza se me calienta,
debo olvidarme de mis pies?
No puedo sustraerme a su alegría,
pues ella no me habla en especial,
ella invita con sus bailes,
invita a pasear con sus paseos.
TANGO RARO
El parque
está
vacío.
Cuando ella
no está
también se hace sentir.
Andará allá,
peleándose,
perdiéndose,
diciendo a los demás
que la forma de ser de algunas cosas,
no es como algunas cosas
deberían ser.
LOS PARAGUAS
Ahora viene una tormenta negra, espesa,
y la flaca se acurruca en el aire.
Sueña con el perdón de la lluvia,
sueña con la excepción que harán con ella
los elementos de la tempestad.
Ah sola estás, qué sola todavía!
Ni los inventos del siglo XIX
o XX,
ni las ideas de los exaltados,
90
pueden lograr que el aire te proteja.
Tristes son los paraguas
si hay que llevarlos con uno, dices.
CONSEJOS DE LOS PÁJAROS
Y cuando llega la lluvia,
no puede contener la indignación.
Pero la lluvia es más fresca que su indignación
y tiene razones más nobles
para estar presente.
“¡No mojes la lluvia con palabras!”
le dicen las bandadas que van hacia el norte,
pero ella tarda en entender.
Tarda en entender y da vueltas
y se va, dando vueltas.
LAS BANDERAS EN NO
He soñado para la flaca
victorias que a ella no le interesan,
pasiones que no le incumben,
papeles brillantes o sórdidos
que no me permite explicar.
Ella nomás va por los pinos
en busca de la gente,
y todos despliegan sus banderas,
adelante, detrás y a los costados
de la flaca.
Pero ella mira las manos
que sostienen las banderas,
las banderas en sí
no le interesan.
TONTA
Los débiles son su debilidad
la carne de su carne,
91
los fuertes son su fortaleza.
Es tonta, no aprovecha el poder,
sólo sirve a quienes lo precisan.
IDEAS
“Un preso
debe dirigir
la cárcel”
dice al volver
a casa.
Vuelve siempre
con esas ideas,
“un loco
debe tener
a cargo el manicomio”,
esas absurdas ideas.
“Pero la guerra
no deben hacerla
los guerreros”,
siempre así
con esas ideas,
siempre.
Después,
vuelve a los pinares,
y sigue buscando algo.
PROBLEMAS CON LA LUZ
La luz se ha enamorado de sí misma:
ya no tardará en suicidarse.
Era una buena compañera,
pero hay que abandonarla.
92
¿Por qué se ha vuelto así?
Dejémosla.
Ella, a pesar de todo,
espera que mañana vuelva a casa.
LA VIDA ENTERA
Conserva todo y lo quiere destruir.
Busca la paz, hasta luchar por ella.
Bufa y resopla, mira y no lo cree,
y ve la vida cuatro veces más,
pero la busca
con dulce tozudez,
y finalmente,
suspira y va a la guerra.
DURACIÓN DE LA FLACA
Mientras coma su familiar de jamón y queso
y pueda sonreír leyendo el diario,
mientras haya una mesa para ella
y una silla en el café sombrío,
mientras exista el río y los arroyos
y esta ciudad vegetariana y sosa,
ella también andará por la vida.
Equivocándose, bobeando y opinando,
mojándose en la lluvia.
LA FÍSICA CONTEMPORANEA
A pesar de su amor,
las cosas son difíciles.
También es necesario
un sueldo y los amigos.
Y vanas fantasías
93
donde en el fondo
sólo soñamos
con no morir.
Donde en el fondo
sólo soñamos
con vivir
alimentándonos
de su suave amor,
ése que ahora no basta.
Que así sea,
después de todo.
Y SIN EMBARGO
Nos herimos
cuando el miedo nos derrota,
nuestros miedos respectivos.
Voy al baño, abro el botiquín,
y sin embargo,
nuestros cepillos de dientes
yacen juntos.
ECONOMÍA DE LAS BESTIAS
Si me preguntan cuál es nuestra riqueza
yo diré: es la del árbol aquél,
desnudo en el invierno bajo la lluvia
o la niebla, regado por la zanja,
movido por el viento.
Ésa es nuestra riqueza por la cual
constantemente tenemos dolores de cabeza.
Y se gasta con el tiempo, como toda riqueza,
pero el viento vuelve a mover el árbol, y un pájaro
lo toca de desnudo. Y para nosotros basta.
94
VOZ
Su voz
es una roca
en el aire.
Una roca que nada
como el alga del mar,
soñando.
Se dirige a nosotros.
Su voz
rueda y sueña.
Dulce,
como la espuma.
LAS GENERALES DE LA LEY
Ustedes son testigos.
No me dejen mentir.
O déjenme.
Total,
ya se dan cuenta,
se hacen cómplices.
Testigos interesados
que hacen la historia
y caminan en su cara.
CANCIONCITA
Mi amor es un chico cansado
que no quiere acostarse.
Mi amor es un chico que piensa
que la vida se gasta si no se usa,
pero que la muerte no existe.
Mi amor es un chico que pregunta
por qué hay que dormir la siesta.
95
CON ELLA SON LOS DÍAS
Con ella son los días
más cortos y más largos,
más cálidas las noches,
los embargos inútiles
y el vino es menos tibio,
la cerveza abrigada,
la sal gruesa más noble;
y así las cosas todas
van y vienen por ella
como por una cancha
donde el pasto no muere.
ÚLTIMAMENTE
Quiero decírtelo dulcemente:
no entiendo nada de esta vida,
los pájaros son flores extrañas
y los hombres, extraños sin pluma alguna.
El aire canta, ¿por qué canta,
si el sol es un pensamiento triste
como un árbol lejano?
no hay una garza en la calle
sólo hay policías
hay miedos solos como árboles solos
y personas que nada entienden
yo me he puesto a volar por el cielo
hasta encontrarte con el color del arroyo,
con el color de las flores del arroyo
tan parecidas a los pájaros quietos
allí te diré dulcemente
que no entiendo nada de esta vida
pero sigamos así, aprenderemos
la vida sopla en tu pelo
yo de todas maneras la entiendo.
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97
A LA INTEMPERIE
(1982)
All things fall and are built again,
And those that built them again are gay.
YEATS
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99
HOMBRE A LA INTEMPERIE
El pucho está apagado:
lo apagaron las gotas
que caen del pelo empapado
y se le cuelan por el cuello.
Las medias, el corazón y los papeles
del negocio están húmedos.
Entonces, ¿por qué camina sin apuro?
¿No son truenos ésos, sonando?
Creo que no lo lleva un sueño, ni una melancolía,
ni le gusta sentir la lluvia, ni le falta
dinero para el ómnibus. Creo que es porque sabe
que una distancia corta no merece
ningún cambio profundo.
Creo que tiene confianza en las longitudes,
en su cuerpo no demasiado entrenado, pero apto,
en la naturaleza en definitiva benévola del agua
que se precipita en tierra.
Casi sin perder tiempo, sin molestarse,
creo que ha decidido mojarse y caminar. Sin duda,
no se le han dado todas las seguridades,
pero él no es hombre de tantas seguridades. Había dado
un paso, quizás dos, cuando estalló la tormenta;
y decidió que era mejor seguir.
PERRO
Mírenlo: las parejas, los autos,
el arzobispo, lo dejan
indiferente. Este perro
sólo se entusiasma por las motos.
Todos los días lo veo
al salir de mi casa: las persigue,
las ladra, se levanta
donde quiera que esté, despierto
100
o dormido, por las motos.
Mírenlo: ha cuidado
de tener compañeros, la perra
escuálida enviciada por él
para este trabajo, el cachorro
sin ideales, de pelo overo, y
el mastuerzo astutísimo que también
fue convencido.
Mírenlo: ahí va, son cuatro,
ya salen a ladrar, a correr,
a sentirse
vivos perros de ley.
ÉL GUARDABA SILENCIO
Todos hablábamos, pero él no hablaba.
Ni siquiera cuando el silencio
se hacía espeso y triste.
Y todos nos decíamos: “¿qué secreto
guarda este hombre, que no habla
cuando todos hablamos?”
Un día se entendió:
él guardaba silencio,
pero no había ningún secreto.
Él guardaba silencio, simplemente,
porque eso había que hacer.
Porque no había secreto alguno.
INVIERNO INOLVIDABLE
¿Te diste cuenta que hemos pasado el verano
tratando de olvidarnos del invierno?
Así que para eso las islas, el bronceador,
los asados? ¿Como si él viviera en nuestras cabezas
o le importara algo lo que pensamos?
101
Nos hemos pasado la estación
olvidándonos, preparando respuestas
para sus interrogaciones. Hemos
preparado ensaladas y excusas.
¡Y él, que al volver vuelve por donde quiere,
sin cuidarse de ninguna voluntad,
sin preocuparse de ninguna ingratitud,
por sus caminos de pasto, apareciendo!
Ahora ya llueve, ahora se mojan las palabras,
y hace frío. No habrá paso intermedios,
simplemente estará aquí dentro de poco.
¿Por qué perdimos tiempo hablando del calor?
Sentimos pasos suaves. No hay ninguna comida
preparada, ningún almacenamiento.
A UN CUADRO DE NEWELL’S
Los miro sobre el espejo
por encima de la cabeza del chófer;
pasan casas y árboles
y de vez en cuando mujeres que se han parado en la puerta,
o plazas llenas de sol.
Hay gente al lado mío. Desean
ásperamente mi asiento, clavadas a mi costado.
Yo los miro
simplemente fijo mi mirada en ustedes,
y me parece que todo fuera la cancha:
las calles y el sol y la envidia,
y ustedes están por empezar a jugar
sobre ese accidentado césped,
jodido como bajo una lluvia a baldazos.
¡Cuánto que quise -yo tenía 8 años-
ser uno de ustedes! Me miraría sentado
en este ómnibus, desde la foto,
y no al revés. Pero alguien sorteó mal todo
y ahora me faltan diez en la vida.
102
Me pegan un codazo. Abro la ventanilla
y dejo entrar el viento. Cierro los ojos,
los veo en todas partes. Yudica sale de la puerta de mi casa
y patea al centro del universo. De repente
el juego para. Ustedes están en una vereda
y miran pasar el ómnibus
como si fuera la foto del ómnibus donde yo voy.
Yo estoy quieto también, como todos. Dentro
del ómnibus todos estamos quietos, en una
extraña pose, como ustedes, esperando
un comienzo.
Abro los ojos y los vuelvo a ver
junto a mí, junto a todos. Recorremos
el mundo, sus calles, sus veredas.
Alguien ha lanzado la pelota hacia arriba,
y ella ha picado en la calle. La hemos visto
y corremos. Ahora empieza.
RECUERDO DEL FRÍO
Tengo el hermoso recuerdo del frío,
el húmedo frío cálido,
el frío corredor
tranviario y guantesco.
El de la punta de los pies,
el de las crudas noches de invierno
puestas a cocer.
El frío frío
del parque lleno de sol,
de la leche quemada en la mañana,
de la rama desnudita.
Tengo el frío dulce, recuerdo
de tantos días de frío,
mi ultimo compañero
cuando muera yo.
ESCONDIDA
103
A través de la calle
ves la mujer parada.
Un camión esperando el semáforo
la tapa de repente, cuando pasa
la mujer ya no está.
Hoy jugaremos con ella.
La descubro
detrás del árbol alto,
y al correr a tocar
la pared, ella llega primero
y mis amigos salen
de sus refugios
y me gritan: “¡a salvo!”
USO DE LA CONCIENCIA
Este espacio
no debe
ser llenado
con endosos.
MONT PELÉE
La lava que llegó más lejos
ya está negra, abandonó hace tiempo
el corazón infernal desde donde
su poder venía.
Las pájaros cagan sobre las sulfataras
y SOBRE TODO, el movimiento
convulso de la tierra: ése es el problema
mayor para el volcán, hay un acostumbrarse
al ladrido del perro, las lámparas, etc.
él ve las miradas que interrogan su cabeza
cada día con más confianza.
104
Hoy un hombre azotó a su burro
indicando el volcán. Todavía los burros
tienen miedo, pero pronto alguien pondrá una tabla
y cruzará los ríos que hierven.
La naturaleza obedece
las señales de los hombres: su superstición.
Hay quien espera sembrar en la ceniza.
RUEGO DE ROMEO
No vengas, Julieta, esta noche
a molestarme a mi ventana.
Han llegado primero los mosquitos,
el ventilador zumba como una dínamo
y mi mujer ronca y me patea.
No vengas, no soy capaz de ningún sacrificio,
no haré favores a ningún autor con mi conducta,
quiero ser un anónimo.
Y dormir. Y que el calor se vaya,
y que el sueldo me alcance.
No vengas, no me iré de vacaciones
de todos modos. Puedes mirar
mi ventana y soñar, estaré siempre.
Te lo pido, déjame en paz, Julieta.
No cruces el vacío
por la soga de tender la ropa.
LA MURALLA CHINA
Cuando estuve en la China
visité ciudades y desiertos,
granjas colectivas, hombres ilustres,
y también la Muralla China.
Recogí sentencias, poemas,
análisis de la situación internacional,
105
y lo que me dijo la Gran Muralla:
“muévete, tu cuerpo existe”.
Los jarrones chinos me pidieron
que no los tocara. Las mujeres
que las tocara; las ideas
no me dejaron hablar, generalmente.
Vi que la gente estiraba los labios
para lograr la sonrisa, que caminaba.
Pero en mí había más ansias,
más hambre: “muévete”.
“Ese calor que crece dentro tuyo
es el motor de todo, es tu alma;
ella se junta con otras cosas nobles,
constantemente es encendida por la vida”.
RADIO EN LA NOCHE
La radio de los vecinos.
La radio de los vecinos de la pensión,
de los peruanos de la pensión, soñando
en la noche.
En la noche en que estoy
solo como el sonido de la radio.
Ellos no ponen fútbol,
no ponen propagandas, ellos
ponen tristes canciones con trompetas
muy tristes.
En medio de la noche
su tristeza y la mía
se hunden en el sonido
como las aguas servidas
en la cloaca general.
Y se van al río, al mar.
106
CHARCO
Hay algo hondo, profundo
en el charco de la calle
después de la lluvia
en nuestros ocho años.
Es que al detenerse, la tormenta
-por ser de día, aún-
dejaba sola a la luz,
dejaba sin ruido a las cosas.
Éramos un niño: salíamos
a ver lo que la vida mostraba, la famosa,
y sólo era una ausencia
lo que había. La soledad de la luz.
Nadie nuevo a quien querer,
ningún camino hacia adelante.
Los charcos, abandonados,
eran un pozo de cielo muy profundo,
que empezaba en nosotros y seguía
atrás, infinitamente.
REENCUENTRO
Jesús vuelve a la tierra,
cumpliendo su promesa.
Pasea por el mundo, que le parece
una estación de trenes muy congestionada.
Compra un diario,
no se entera de nada,
no es culpa de él. Toma
un café, en un rincón oscuro
del bar, al lado de los baños.
En el parque la gente va a los burros,
107
él ya sabe cual va a ganar,
no le interesa. De repente
se agacha: en una mariposa
de la alfalfa, ya herida,
que agita suavemente sus patas
acaba de reconocer
a su viejo amigo
Judas.
CALLE SAN LUIS
¿Por qué se esconde la riqueza así?
No son las ocho y todas las persianas
están bajas. Bajaron antes que el sol.
Él no se esconde: trabaja, eso es todo,
pero los dueños tapan por la noche
lo que muestran de día.
Cansado el sol se baña
se pone una camisa limpia
y se viene a pasear.
¿Dónde están los que vio
vender y comprar?
¿Consiguieron, al fin,
ser felices?
Con las manos en los bolsillos,
con la corona de su pelo,
va a buscar a la gente
a la vuelta de la esquina.
Sentada en la vereda
una señora le habla del calor.
108
MIRAR LA LLUVIA
Miro la lluvia a través de la ventana.
Afuera todo se moja,
pero yo tampoco estoy seco del todo.
Podría estar durmiendo,
encender el fuego, fumar;
podría leer el diario o a Julio Verne.
En cambio,
la humedad invade mis pantalones
y posiblemente también mi alma.
Esa mínima agua
me crece mientras miro
la otra, la que hace
brillar los árboles
y las paredes, la que urge
a los pájaros.
La gente se seca al cruzar los umbrales,
pero algunos miran a través de los vidrios.
Quieren estar del costado más cierto.
CACHI
Los hombres
han llegado al cielo.
En el cielo hay solamente
iglesias olvidadas, muy viejas;
fincas donde crece el sabor
de los vinos, las especias.
El ómnibus se detiene en el cielo,
entre las casas de adobe, bajo un árbol
con frutitas rojas.
109
Se respira.
Se toma una sopa caliente.
Le gente va a su casa a dormir,
mañana se trabaja.
La luna llena brilla.
La noche cae
en el cielo.
BUENOS AIRES DOS
Lo mismo que en el sur.
La primera mirada te descubre un desierto
estéril, sin vida.
La segunda mirada te descubre
la vida que existe en el desierto
escondida a la primera mirada.
TÚNEL SUBFLUVIAL
Cuando el túnel mismo es un sueño
o mejor una pesadilla
de luces artificiales, de resonancias
atroces, y el ruido del río sobre el techo
pronostica aplastamientos increíbles,
entonces se prefiere la verdad.
La de esta orilla baja y fangosa,
donde nacimos en medio de la humedad,
donde el sol chamusca el aire
y así debemos respirarlo, donde
tenemos recuerdos y conocimientos.
O bien,
la verdad de la otra, diáfana y alta,
110
con distintos respetos, novedades y pájaros;
con campanas que sueñan
en libertad.
DÓNDE ESTÁN
Hoy las chicas
ya no son las de antes.
Han perdido su dulzura tonta.
Algunas son tontas, otras
tienen dulzura, pero nunca
ambas cosas.
Quizás han muerto,
no salen de sus casas
o se han ido a una gran ciudad.
Quizás la píldora,
la situación económica,
en fin.
O puede ser también
que yo haya perdido mi dulzura tonta.
MIRANDO UNA PERSONA QUE BOSTEZA
Este hombre, por ejemplo:
mi compañero de asiento
en el ómnibus, no comprende
que ya son las diez de la mañana?
Quizás su hijito no lo dejó dormir,
o discutió con su mujer antes de acostarse
y en su pesado sueño hubo verdugos,
policías, hembras fatales que envejecían.
O puede ser un rentista
que viaja en ómnibus por exotismo;
o anduvo de juerga con amigos
111
y contó sus secretos, frente a una mesa,
hasta el amanecer.
O bosteza simplemente porque la vida le aburre.
Estos misterios me atraen.
¿No será un propagandista?
No estará aconsejándonos
acabar con la guerra, con las indigestiones,
los negocios ilícitos, los apasionamientos;
ser bellas princesas inconcientes
que esperan entre sueños
el florecer de su carne dormida?
EL SOBREVIVIENTE ORGULLOSO
Es el que vive en los techos, proscripto.
El que todos escuchan
golpear y golpear.
Nadie aparenta oírlo, pero
nadie vive tranquilo: por algo
defienden imposibles, se tapan los oídos.
No se llama al Gobierno, sin embargo.
No se lo delata al vecino.
Él mira las cabezas,
lo que piensan, su miedo.
Él sobrevive en cada corazón
donde el sueldo no alcanza.
PIC-NIC DEL MAL SALVAJE
Se sacó el pullóver por primera vez
sin el permiso de sus padres, el 21 de septiembre.
Los maestros
112
se olvidaron de él, los “duros” del grado estaban
en la cancha de volley. En medio del pic-nic,
él sigue siendo un niño que se saca el pullóver;
sólo que nadie, por primera vez, se da cuenta.
Así empezó. Después
descubrió los árboles, ésos, los de los libros,
los que no hay que dañar, si uno llega a toparse con alguno,
remotamente, en el departamento.
Y aquello,
no es el río, ese curso regular de agua que desemboca en el mar
u otras corrientes fluviales,
allá abajo?
Nadie lo ve bajar la barranca (por algo su juego
preferido es el de ser invisible), nadie llenarse
las zapatillas con tierra, con greda luego,
y él siente que su camisita se agita.
Al llegar a la playa, quiere ser bueno, y se saca las zapatillas para
no mojarlas: eso fue una trampa,
está descalzo, acaba
de conocer la libertad.
Una vieja del agua lo mira, muerta.
Él recoge ese esqueleto o cómo sea
que se llame. De pronto, era el cazador
junto al río, y se iba por el río hacia el mar.
El cazador se arrodilla y jura
que ese juego no acabará mientras viva. Ahora
que tiemblen las maestras,
que no esperen que levante la mano.
Él no salvará las instituciones,
será un rebelde, buscará una niña
de trenzas rubias
y la besará.
Ya sube por la cuesta el guerrero,
descalzo y con sus pinturas de guerra:
el Ministerio de Educación no lo sospecha,
pero hay un mal salvaje en el alumnado,
en medio de la inútil civilización.
113
QUE SER INVITADO
Porque la mesa está vacía
ahora sí háganme sitio.
DESNUDAR A UNA MUJER ES COMO RESUCITAR UNA
CIUDAD CUBIERTA POR LA SELVA
Desnudar a una mujer es como
resucitar una ciudad cubierta por la selva:
ella aparece tras el largo trabajo
espléndida y coherente,
con calles, con símbolos que fueron
banales indicaciones sobre el poder
o los negocios.
Pero la maravilla también era la selva:
la maravilla del caos sobre el orden,
las lianas improcedentes, los árboles
inaceptables sobre las alfombras,
los cascotes de terrazas
llevados por los yuyos cada vez más adentro de la tierra.
Resulta extraño quizás,
que con imágenes demasiado didácticas
compare el cuerpo desnudo con la vieja ciudad,
pero las cosas que aprendió en la vida
no crecieron en ella como los grandes árboles salvajemente?
Uno encima de otro
están estos prodigios.
La gente se nos cuelga,
las ideas, la maraña de platos.
Hasta que un día, desnudos,
somos el cuerpo.
Ese cruce de calles
con nombres olvidados.
114
RED HARVEST
A una palabra suya volaban en el aire
los tratados constitucionales, los esfuerzos
democráticos. Si su querida precisaba
un tapado de visón, las gentes se aterrorizaban.
Era como la naturaleza: conservador,
indiferente, casi cobarde frente a un hombre
si ese hombre lo miraba con una idea en los ojos.
Así como el ciclón, sus salvajes obras
conocían también una causa. En el desorden
hacerse respetar era preciso; ser brutal,
exhibir fuerza, una necesidad. Algunas mujeres,
algunos jefes, debían ser obedecidos.
Vivió esperando que alguien le mostrara
un mundo donde él no era posible,
porque se odiaba. Pero no fue enfrentado
con métodos realmente científicos;
todos lo creían libre; de sus límites
era feo ocuparse. Cada tanto
-caritativamente- le ordenaban no ser así.
“La existencia es amarga” decía entonces.
Espero que perdone este poema. Al fin y al cabo,
más favor le hecho yo
al revelar su secreto.
No hay que abrirle la puerta a una fiera
para tratarla con indiferencia.
RECURSOS PASIONALES
Gritas sobre tus hijos, tus amigos,
criatura que creció
en exceso aristócrata, no sabes
115
la utilidad de tu pasión.
Hay un motor en los débiles; pregúntate
por qué no cae tu cólera, de qué sirve.
Que el mal humor te diga
el precio del combustible cultural
en la escasez de sueños.
El mal humor no es un bañero
que aplaudimos hipócritas
después del show. Por otra parte
los bañeros también se enojan.
Ya hay quien sonríe
esperando saber un poco más.
LENGUAJES DEL ALMA
Rápido desilusionan los idiomas.
Para mí eran demasiado fáciles: pronunciar
implicaba solamente una pose
del espíritu; leer era contemplar
otras poses ajenas: las del mundo,
que cambiaba en la tarde o la mañana
por los efectos de la luz.
Así también se transformaban mis estímulos. Mis profesoras
semejaban madres fáciles de traicionar.
Escrupulosa una -y eso de qué servía;
¿no hay lunfardos, dialectos, jergas, que con orgullo
se usan?- yo la burlaba sonriendo,
aplicando la lengua de ella misma aprendida.
Se descuidaba, en cambio, la otra. Me hablaba
dejándose inundar por otras cosas, sus palabras
y las mías iban y venían, y cada uno
pensaba en sus propios pesares, entre conjugaciones.
Esta última acapara más cariño
en mí, que la primera. Su cara de nostalgia,
su soledad en el aire que entraba por el patio pequeño,
116
son las mías. Pero el idioma ya no me sirve
como antes. Porque una vergüenza, un dolor
en el orgullo, una ignorancia desventurada,
me llevaban a interrogarme en inglés o francés,
y eso era para mí una ópera
privada, antiguamente.
Demasiado sencillo. Argumentos no había
o yo era el argumento, sin telones ni luces.
Mi adolescencia, mi orgullo, existían
sin intención, sin finales felices
o trágicos, ni lágrimas.
Y en esas voces extranjeras
yo probaba las conductas criollas
y las iluminaba de parodias.
Pero en mi cine nada terminaba.
Mientras que hoy ya no puedo decir que ma douleur
soit sage, ni entrar a esa sala privada
-mejor secreta- donde actuaba y bajaba
rápidamente a contemplarme.
Ni narciso ni dios, me afeito en los espejos,
y se han vuelto recuerdos aquellos desencantos.
Los idiomas parecen amigos que se han ido.
EN MIS AFUERAS
En mis afueras
me encontré, casi al salir,
con mis palabras.
Con mis inútiles, acopladas de gestos,
y el viento las estremecía.
Los niños se metían a jugar
ante el espanto de las madres
que presentían sorpresas desagradables.
Regresé, y aún estaban
como trigo que se pudre al sol
porque todos los hombres han muerto.
117
UNA VIDA
Ese hombre que mira desde el espejo
con pelo largo y desordenado,
mira con sus ojos y se mira a los ojos
y se acuerda de un hombre así que lo miraba.
Fuma su cigarrillo y tira el humo
del otro lado
del congelado cristal, del lado vivo,
movedizo, inconsútil como el humo,
el lado que forma figuras extrañas.
Que salen a vivir, y un día pasan,
mientras el hombre lleva su saco,
su corbata eterna, su bigote que no acaba de crecer.
Y sus ojos, que no acaban de mirar
como el cigarrillo de los otros se fuma
y el suyo sigue en su mano
y la mirada sigue en sus ojos.
LA MISTERIOSA
Esta locura, esta cosa de la naturaleza,
es hija nuestra: pájaro salvaje
y caballo adiestrado, ¿nadie, ásperamente,
le hará preguntas? ¿Cómo se dice, entonces,
que conoce secretos? No los tiene.
Es feroz como un adolescente.
¿Por qué sólo la miran un instante,
y vuelven la cabeza?
Es una lámpara encendida
en una casa donde todos duermen:
no la apaga el que se levanta
a tomar un vaso de agua,
118
pero al volver a acostarse,
su sed no se ha calmado.
Sólo un instante la hemos visto,
olvidando las palabras que, luego,
mucho después, diremos pensando en ella.
EL NUEVO AVENTURERO
Ya no tiene heroísmo
ir de allá para acá.
Muy chico el mundo,
un pañuelo terrible.
Tarea ya muy bien organizada
la explotación de indios
amazónicos, o pelear en Zaire.
Escapar es rutina.
En cambio, los baldíos...
Perder la vida
en la puerta de calle.
Aquí nos conocemos,
eso aumenta el carácter deportivo
del asunto.
EN EL LUGAR
Estoy sentado en el mundo
y el agua de mi pava también,
y el fuego que la calienta.
Hasta aquí llegan muchos
pero ya estaban antes
de llegar. Yo viajo
hasta ellos, constantemente
con un boleto de ida y vuelta
119
y miro por todas las ventanillas.
Estoy sentado, estoy parado,
estoy andando, estoy quieto.
Soy el extraño que ama
y que de nada se acuerda.
MI PRIMO COMPRA LA VIEJA CASA
a Mario
Piensa barrer un poco, a lo sumo.
A los amigos les sonríe
como si hubiera hecho una travesura.
¿Para qué los créditos, los préstamos,
las hipotecas y escrituras?
¿Por la dulzura de dejarla entrar
en el tiempo con la suavidad
de la naturaleza?
Piezas amplias y oscuras, calor
pesado como el silencio. Patio
donde arrulla la paloma contra un cielo
de un azul muy brillante. El lugar
más lejano del mundo, a 60 kms.
de Rosario, y yo caminaba
por las tapias, sin entender.
Las galerías
no volverán a ver a los melancólicos
tíos, recordando a sus fantasmas.
Él va a vivir allí. Al volver del trabajo
se bañará. Pensará en el futuro.
¿Qué pretende?
¿Qué quiere de ese río
que no se seca nunca, el tiempo?
¿Ha juntado tantos suaves afectos
para decir, murmurar, acaso,
entre el crujido de las maderas,
120
que las cosas inútiles que la vida
ha conseguido respetar nos atan
ciegamente, más, todavía,
que los golpes o los infortunios?
LO QUE IMPORTA
Caer
no es lo que importa.
Lo que importa
es si allí,
donde vamos a estar
con nuestro cuerpo herido,
nuestros gritos se escuchan
y se puede acudir.
A LOS POETAS BRASILEROS
Eran reales las tetas negras,
las del ama de leche;
era real esa ordenada mezcla,
injusta pero real: ninguno de ustedes
dudó.
Aquí se oyeron, en cambio,
voces que desconfiaban: “esa gente
que se rebela, tan poco literaria,
existe? Los diarios
provocaban urticaria metafísica.
Y no resulta fácil cantar
entre tanta incertidumbre.
A ustedes Borges les da risa,
igual que el tango, pero a nosotros
ha llegado a sernos tierna esa sensación
de irrealidad. Algunos intentaron
121
confesarlo entre sarcasmos, pero hoy callan.
Ah, nuestros países, provincias
de un paraíso donde fue el hombre
el que expulsó a los “dioses”, a los “ángeles”,
y se colocó él mismo con una espada de fuego
en la puerta.
Allá volvieron los ángeles
a amamantar las crías de la raza violenta.
Pero aquí las esperanzas se pusieron
frente a frente, y de su lucha
nació, amargamente la verdad.
Y la mentira se vengó de ella.
Pero en todas partes nace algo
y reclama su derecho a vivir.
Clavaré estas palabras en la niebla,
incomprensibles para ustedes, y ya arcaicas
para lo verdadero nacido
de los enfrentados sueños.
Salud, entre todo
lo que con honra
permanece o muere.
QUÍMICA DE UNA GUERRA
Donde un día florecieron las ideas
crecen hoy las pequeñas flores blancas
del pasto; así se prueba
cuál tenía más derecho a vivir,
a la hermosura de vivir.
Pero aquellas cositas del pensar
dejaron ansias muy leves,
y sin embargo resistentes.
Se apagan con el atardecer
pero renacen todas las mañanas.
122
De noche los caminos
se terminan o empieza
todo a ser un camino. Un cigarrillo
se enciende en la inmensidad y su llama
minúscula es nuestra dueña.
Ella y las sombras han criado
lo que sentimos al levantarnos.
PEQUEÑOS MOVIMIENTOS
¿Acaso el goce de la contemplación
reside en el incesante movimiento,
como el mar, todavía?
No. Las ramas
jóvenes, los yuyitos, los setos
son nuestro mar doméstico,
el alma no siempre puede viajar hasta el mar.
Uno está resfriado en su pieza
harto del olor a frazada
y se acerca hasta el vidrio.
Allí están agitándose como un océano,
como el fuego de mil incendios,
como el sol.
Pero uno puede tocarlos,
puede salir, entre estornudos,
no hacerle caso al médico,
salir y tocarlos.
Aunque crezcan en medio de la calle,
rompiendo el pavimento,
aunque haya que ir a verlos
entre ráfagas de autos y semáforos
regidos por el azar o injustos
presupuestos municipales
se puede
salir y tocarlos
tocar su convulsión mínima.
123
Así son de queribles
los desastres pequeños,
hechos a la medida del jugador de tómbola,
de su filosofía.
Sopla siempre
sobre las cosas débiles
que nuestros ojos o ideas
con suavidad segura
puedan acariciar.
ALGO DE MÚSICA
Cuántos seres humanos
insisten en ser poetas
aficionados, insisten
en ese fútbol amateur, la poesía,
a pesar de la humedad,
del paisaje poco estimulante.
¿Es que Dios nos concede
ese pequeño lujo?
¿O es que le queda algo
de música? Se puede
irla cantando como si hablaras solo,
por la calle.
A lo mejor será que el idioma
quiere irse por ahí, versificando,
robando cosas, pidiendo
favores que pagará con sonrisas.
NOSOTROS, LA SELVA
Como la selva,
como la verde selva
un día, distintos y movidos
124
por idéntica fuerza.
Aplastando lo inútil.
Como liana o boabab,
como serpiente,
como pájaro de muchos colores.
Como la vida en marcha, que en su juego,
pone a todos a jugar.
Como algo que camina lentamente
y que no admite réplica.
Haciendo del mundo una selva
donde todos puedan comer.
GAUCHADAS
Para ayudar a los amigos
de sus amados señores
se dejaron derrotar.
Así el gran ejército
de los hambrientos
dejó Europa, hizo espacio,
y la guerra se hizo posible
y con ella numerosos negocios
para los cuales en realidad fue gestada.
Ellos se vieron obligados
a dejarse invadir.
Anteriormente habían resistido
pero siempre con un señor a la cabeza
(por eso degollaban a los generales).
En verdad, aceptaron el sacrificio, pero
su visión era escasa, demasiado caballeresca:
se sostenía en ciertas ideas de la vida.
¿Alguien se ha preguntado a quién
125
enriquecen las herencias culturales?
¿Qué utilidad tenía para los hombres
aquello que solían llamar “un hombre”?
Demasiado digno su valor,
demasiado grande.
Toda ayuda hacía inútil,
y no dejaba compartir la cobardía
de la que salen más útiles corajes.
Ya pasó mucho tiempo,
las chimeneas humean en las fábricas,
un caballo no llega solo a la luna
y por simple amistad no se obtiene la justicia.
Y aunque hoy todavía
se vengan en los nuevos,
han comenzado a sospechar.
A lo mejor no hay rienda en esta historia
ni montura ninguna.
creció sola en el monte y no es de ellos,
y es muy grande.
MARINERO DE ULISES
No le hablen del canto
de las sirenas. Peor fueron los años
de botines mal repartidos;
por otra parte, a él, como a todos,
le taparon los oídos. Menos
a la vedette, al capitán, egoísta
comprado por los dioses. Así y todo
aquel inútil debió pedir ayuda
hasta para amarrarse (ni siquiera
un nudo marinero sabía hacer, y eso
que navegó una vida entera, en ajeno sudor
que llenaría un Egeo).
“Así que lo de las sirenas no fue
126
responsabilidad nuestra”, pero ese débil
atractivo (sólo que hablaran del botín
hubiera habido hechizo para ellos)
fue menos importante que el trabajo
que costó arrancar al héroe
de sus peligrosas aunque sublimes tentaciones.
BALDADOS
Hoy es el viento del norte
el que hace bracear, desolados,
los árboles. Ellos no saben cómo
quedarse quietos,
cómo unir sus ramas o raíces
solos o ciegos.
Un día como éste, sin rastro
de sombra, resplandeciendo todo
bajo la ciega luz
de un sol sin piedad que abrasa al mundo.
Un día así, sin lugar
para la desesperación,
para nuestra desesperación.
No salgamos: las iguanas
cuentan cosas de gente;
somos sus monstruos, sus vampiros,
las iguanas asustan a sus crías
con nosotros.
EN EL PARQUE
Inútil resulta señalarte
trazos deliberados, simetrías
convenientes, el apego
o ansia del jardinero,
o las intenciones
127
del crecimiento.
Todavía finges
estar en medio
de la creación de un dios.
PHAENOMENA
Crear no es escribir un poema,
por ejemplo,
o recitar el monólogo de Hamlet
de manera distinta.
Crear es tener la mente
ocupada en algo, tenerla
como un tigre dispuesto a saltar,
como un entrenador que obstinado
se entrena con ridículos saltitos.
Te das cuenta de pronto que eso
de nada va a servir, y sin embargo
ahí está el alma, persistiendo, diciendo
que ella quiere probar, ver qué pasa.
CRISIS
Todo está, sin embargo,
como entonces: todavía
la razón tiene razones
que el corazón desconoce.
JARDINES PARA JUGAR CON PAPÁ
Esta muralla
que conversaba con mi muralla
aún a riesgo de voltearse,
sosteniéndose.
128
Y esas paredes que nosotros creíamos útiles
y a las que, ciegos, los afectos trepaban,
para qué, al fin?
Pensábamos que atrás estaban los muertos,
que atrás de la pared estaba lleno de muertos.
Y sucedía que esas flores, esas plantas, esos frutos y árboles
él quería verlos con la cara de su gente querida
por conocer el terreno del alma
de donde habían sacado alimento.
Pero allí no había nada
que no estuviera vivo.
Y mi pared se parecía a la suya,
aunque, lógicamente, era más baja
y él, encaramado al árbol más alto
me miraba y se bajaba sonriendo.
A mí me daba rabia.
Mi árbol era el árbol de los juegos:
era nada más que un árbol.
Esta pobreza de gestos
que hablaba a mis pobres gestos
fue para mí más importante que la sangre.
Es todo lo que tengo
para decir, golpéenme
si hace falta en estas piedras.
PLEONASMOS
La vida cotidiana de todos los días
las cartas epistolares
los lapsos de tiempo
te matan hasta dejarte
sin vida.
INFANCIA
129
Si pudiera recordar las casas demolidas
y el vestido de la niña de alguna casa;
o al menos el color del bretel que se le caía del hombro
cuando bailaba el rock;
o el sonido de la guitarra del padre
(que para mí, era mágico);
o la mano del maestro escribiendo:
“Hoy es martes 14 de junio de 1960”;
o cuándo cortaron los árboles
o modificaron la Plaza Sarmiento;
o simplemente
el nombre del pibe
que dibujó la bandera
con una franja azul
y dos blancas.
EN CUALQUIER MOMENTO
Te preguntas qué haces en la vida,
te lo preguntas a lo largo del mundo
y de la vida,
pero ella no contesta esas cosas.
Así vas, pero debes seguir preguntando
porque no eres como el rosal o la guerra,
o el mar, o el silencio de la siesta.
Mejor entonces seguir.
Seguir empujando el polvo hacia allá,
hacia el caballo que trabaja en silencio,
hacia los ojos que miran y no preguntan
porque ya preguntarán
ya preguntarán.
YO QUIERO GUITA
Este es mi grito espiritual, y espero
130
que me entiendan:
no la guita a raudales,
la guita que no viene del trabajo,
sino la que hace falta.
(Leer este poema
no es una manera de conseguirla,
pero alguien debe escuchar
lo que muchos sentimos).
Con dinero las cosas se hacen más fáciles,
especialmente para los previamente entrenados
en no tenerla, se come, se va al cine,
se piensa con entusiasmo.
Todo esto es de sobra conocido.
(Leer este poema
no es una forma de saber,
escribirlo tampoco).
Hay problemas muy trillados
que nunca tuvieron público
que de ellos se ocupara, y lamento
que alguien no se pregunte porqué.
EL BOSQUE CUANDO LLUEVE
Ella acaricia ahora
los grandes troncos viejos.
Busca llegar al suelo,
al matorral.
A las hierbas carnosas, húmedas,
que nadie ve porque son pequeñas.
Allí moja y se rinde.
Protegida, la tierra
puede amar a la lluvia.
El bosque es eso:
árboles, tierra, plantas,
131
agua así detenida.
VAMOS TODAVÍA
Difícil es hablar, amigos míos,
y más en un poema, lejos del café,
de la mesa del café sombrío, el dulce
café por donde pasa la historia
y sus ceniceros. Ah, si hablara a los poderosos,
si hablara a los que no conozco, si hablara
al viento. Pero les hablo a ustedes y tengo miedo
de no ser escuchado, porque les quiero.
En este país donde vivimos, tan subdesarrollado
y mal retribuido, tan propenso a los grandes contrastes,
en este plano país donde la alegría es un árbol,
he pensado, lo confieso,
en callarme.
¿Acaso no hemos hecho tanto mal como cualquier emperador?
¿No hemos ayudado a los perversos, como cualquier meretriz célebre?
¿No nos hemos callado antes, aunque tengamos hijos?
¿No hemos perdido a nuestras abuelas?
Callarse era mejor, si no se puede ser un nido de cóndores.
Pero no quiero ser un poeta desocupado
y aumentar la general desocupación. Quiero
meter poemas en los bolsillos, como panes.
Quién diría que iba a ser necesario
llevar un pan en el bolsillo, por las dudas.
132
CALENDAS ARGENTINAS
(1985)
a María Celia y Eduardo Vicente
133
134
EN EL BOSQUE DEL TIEMPO
Los hombres de hace siglos
se han convertido en fieras
feroces
que los hombres de hoy
cazan.
LIVIANA ROPA EN SEPTIEMBRE
Su vestido blanco
lo azota el viento
uno la ve y se abriga.
Qué cajones abrió
qué espejos deslumbró
antes de apostar?
“La primavera vino y es preciso
-dijo- sacarse los pullóveres”
Esa tela bordada
de flores, de hilo,
y esos zapatos...
Ya su madre le advirtió sobre los enfriamientos
y en el centro esa tarde, ella se sentirá muy sola.
Únicamente el poeta piensa
con dulzura
en los que se adelantan
al tiempo cálido con tanta ingenuidad.
¡Qué hermosa y débil queda la confianza
paseándose en el frío de septiembre!
135
LOS PRIMEROS HOMBRES EN LA LUNA
a Sujer y Angélica
Este entusiasmo viene
de lo que nos falta.
Llegamos a este espacio
casi vacío
inundando los cráteres
de cosas irreales
decididamente terrestres.
Qué impaciencia,
la luna no se hizo en un día
ni siquiera en catorce.
Alguna verdad hubo
cuando empezamos a sufrir,
esas lágrimas
regaron más terreno que las lluvias
totalmente ignoradas.
Ahora, medio a medio
algo hay y no todo:
hay ganas y botellas vacías.
Ya no somos más
los primeros hombres.
NEGOCIOS
Los fantasmas
vienen a proponerme
negocios imposibles.
Siempre terminan
precisando un vivo.
Molesto y somnoliento
los prevengo: la gente
136
no va a querer
cosas de ustedes.
La gente, me contestan,
no conoce a los fabricantes.
“Eso al principio,
pero después
se darán cuenta
y seré fusilado
como monstruo,
socio de muertos.”
Ellos se ríen: “sucederá
de todos modos siempre
eso, Eduardo ¿por qué
no aprovechar
y ganarse unos pesos?”
Me dejan un catálogo
me dicen que lo piense.
Está bien, buenas noches.
Pero soy ambicioso. Saco
cuentas, no me vuelvo
a dormir.
POLÍTICA
Mañana jugarán la muerte
y nadie irá a cobrar el premio.
Sin instrucciones, ella
andará por ahí
tocándole a cualquiera.
HAY QUE LEGAR
No compraré una casa
137
no compraré un auto
no compraré una lancha a motor
compraré una baldosa
y en ella estaré parado
toda la vida,
la lavaré, la barreré
le colgaré cartelitos
irá corriendo el tiempo
la muerte con su mano
alguna vez mis hijos
serán dueños de un pedazo
de baldosa
dirán: “pobre papá
luchó mucho en la vida
y nos supo dejar esto”
VIVIR ES HUMANO
Usted es una máquina del tiempo
y hace señas desde la cabina de comando.
Los muertos se hacen los desentendidos,
se hacen las niñas bonitas
lo cual es cierto en muchos casos.
Tampoco sus nietos futuros
quieren abrir: lo miran
pero no entienden, en su época
quizás no haya esas máquinas.
Usted es una confusión:
busca un diario cualquiera
y se dispone a viajar hacia ese día
para leerlo tranquilo,
pero
alguien lo ha golpeado.
138
Alguien lo ha confundido
con una cabina telefónica
y le dice que salga.
CÁBALAS
Los números trece
sufren injustamente
una terrible fama.
Ellos no son problema,
sin embargo. Son
completamente inofensivos.
En realidad, el peligro
es el número catorce.
En parte
porque nadie lo sabe.
Pero principalmente
porque viene después.
Ahí
está el problema.
A MI MANERA
Él te propone
una historia individual.
O si te resulta preferible, Frank
Sinatra te seduce
con la modificación personal
de la historia.
Su fascinación es extrema.
Se trata de esas cosas
139
que son mentira y ciertas.
PROGRAMA
Todo sueño poético, toda ambición espiritual
debe tener el programa del nuevo rico:
él sabe bien que lo auténticamente falso
acaba por incorporarse a la tradición.
VOLVIENDO DEL TRABAJO MUY TARDE
En las oscuras piezas
duermen los habitantes.
Nosotros levantamos este mundo
y sólo podemos pisarlo
cuando en él todos están callados.
Así era lo primero que tuvimos,
el que nos prepararon entre sueños y besos.
Hay una cierta tibieza
y también un cierto diálogo de suspiros
y presentidas cosas.
INDIOS
Somos
los locos de la guerra.
Las semillas robadas
en malones antiguos
en bolsas permanecen
como absurdas montañas.
Corre la gente, chúcara
140
entre los esqueletos
tras frágiles olores.
Es un pena, habría
que cazarla.
AQUÍ EN LA PLAYA
Una canción puede hacernos acordar
de un baile donde jamás la oímos.
De una persona que jamás la cantó
o jamás la escuchó o no sabe que existe.
Una canción en sus estribillos
en sus repetidos sonsonetes puede hablar
de cualquier otra cosa, menos de aquello
que nos está haciendo pensar.
La canción es el ómnibus del recuerdo
que se baja en paradas insólitas
donde el viento balancea los árboles
en la oscura noche, o hay baldíos enormes.
Pero ella insiste obsesionada en los momentos
en que calienta el sol aquí en la playa.
CIVILIZACIÓN Y BARBARIE
Entre los cicutales
yo veía crecer, imaginaria,
la ciudad condenada
a acompañarme siempre.
Yo llegaba y nacía:
en vizcacheras y zanjas
se izaban los semáforos
como periscopios fulgurantes.
141
Virtualmente invisibles
las autopistas topeteaban
a los pájaros, que enloquecidos
las confundían con el destino.
En medio de los pic-nics
o vacaciones al rato
su molesta presencia
ya era notada por los tontos.
No saldré más. En venganza
he decidido quedarme
hasta que vea nacer aquí
todo el desierto prohibido.
GRAN SOMBRERO
Quiero tener un gran sombrero
de esos paraguayos
(de ésos que los paraguayos
venden a los turistas en el mercado de Posadas
pero que ellos no usan
porque tienen florcitas pintadas).
Quiero tener ese gran sombrero
y pasear todo el verano
por todas las calles
a la hora de la siesta
cuando no hay nadie.
Quiero tener el sombrero ése
y pasear por las calles cuando no hay nadie
y mear de alegría en las veredas
y no sentir el calor.
Despierto
quiero caminar
cuando todos duermen
con mi gran sombrero.
142
NOSOTROS
Entran al trabajo
manosean papeles, fichas,
cosas en las que el tiempo no se detiene,
conversan, ganan las horas, salen,
caminan.
Se zambullen en el misterio
del cuerpo de sus mujeres, se levantan,
miran, por la ventana, un lejanísimo techo
lo entienden todo y se lo olvidan.
LLUEVE
Todos nos acordamos,
sin saberlo,
de aquel bosque de helechos gigantescos
hace un millón
de millones de años.
Entonces era un juego la vida,
un codearse con los dinosaurios
bajo las plantas húmedas.
Ahora hay que estar triste,
quedarse en casa
o ir al cine.
EL ADIVINO
No pronostiques
la gran ternura, el amor
el deseo de agradar.
143
No pronostiques los
problemas gástricos,
el cuidado
en las discusiones.
Trata de hacer
un arte práctico:
una política
preventiva.
Queremos detalles.
NO HAY MÁS PLATA
Con sus baratos aromas tristes
vuelven las sencilleces del pasado:
los atados de a diez, los barquilleros
los tranvías fantasmas.
Todo fue hecho
hace más de veinte años. Lee
los libros viejos, con sus polémicas
entre muertos anónimos importantes.
Una vieja., sentada en la puerta de un conventillo
ve regresar a las chicas que se han vuelto putas
y se sonríe: ella siempre supo bien
que ese progreso del que se hablaba era un sueño.
1977
EN LA CIUDAD
Las piedras de las casas sueñan
en la mañana de invierno
con las colinas que pudieron ser.
144
DIOS
Caía el sol cuando plantó el último duraznero.
Apoyó la pala en la tierra de la cuadra,
el viento traía el olor del asado
desde el patio del molino. Un pájaro
cantó como si hubiera existido siempre
cuando él sacó un pañuelo y se secó la cara.
Acababa el día sexto cuando se fue caminando
con la pala en la mano, como un libro.
Había creado a la vez el mundo y el paraíso.
EL BARCO DE LOS LOCOS
El barco de los locos
va, con sus velas de colores
atrás de una mentira.
Sin entender qué dicen
se escucha algunas voces
desde lo alto de la barranca.
Ya se va el blanco barco,
se lleva nuestros sueños
de llegar hasta el mar.
LA FIESTA DE ANOCHE
Cómo bailas, señora, entre los bollos
de papel, entre las sillas
desparramadas, entre los manteles
que manchados de vino cuelgan.
Cómo bailas, entre las paredes
con sus torcidos cuadros, entre los puchos
que conmemoran a los ausentes
que los fumaron, felices.
145
Cómo bailas, ahora que la fiesta
se terminó, ahora que el alba
viene, mientras duerme el esposo,
señora hermosamente cómo bailas.
TODAVÍA
Todavía los campos
te esperan, bañados en recuerdo.
Bajo minúsculas cortezas
en hojitas elevadas y airosas
te escriben sus mensajes
seres que no se nombran.
Sombras, antiguos
dibujos, agitaciones
levísimas, el indescifrable
olor de la humedad
son tus cosas
importantes.
Falta todavía mucho
que sufrir.
JUBILACIÓN
Sorprendieron al cementerio
abriendo un ancho camino pavimentado
que pasa por su parte trasera
aquella salida de fantasmas.
La calle antigua de grandes piedras
por donde todavía -oficialmente-
llegan los carros fúnebres
tiene la cara apacible y tranquila
de los observadores de la soledad.
146
ANTES DE LOS BÁRBAROS
Mientras un estúpido recitador de textos
cree hacerles sutiles comentarios
a cuatro tontos que sueñan
con sus propias estatuas,
un niño mira las manchas de humedad
en las paredes de la biblioteca,
se sonríe, juega una carrera
de autitos sobre el vacío.
VIDA DE LA MENDIGA
La gorda ciega pide limosna
sentada en el umbral del Banco.
Desecha las iglesias, su lugar es la City
o el cementerio. Ciega, sabe escuchar los corazones.
Conoce su métier, sus exigencias:
madrugar mucho, estar sentada
inmóvil, como pensando en misterios.
LA MODELO EN EL ÓMNIBUS
Hoy tampoco hubo fotos.
Sos como un palco de desfile vacío,
un palco con olvidados patriotismos,
con tus ojos pintados, tu linda ropa
y una sonrisa au-sen-te, una cara
de hoy tampoco.
Aquí viajando sin ver más que cordones de vereda
147
sos una florcita que aroma nuestros sueños.
Ojalá que quedes siempre así
como un billete grande
que interesados sólo en el dibujo
miramos, sonriendo.
BALANCE
Día tras día
pierdes el solitario
por no saber
el sentido del mazo.
Las cartas, como caras,
dadas vuelta son más enigma
que antes.
Es como era
el miedo a zambullirse
de cabeza.
FUERA DE LA LEY
La manzana está cayendo siempre
adentro de la cabeza del sabio,
en su cráneo vivo y en su idea muerta
ella amorosamente cumple
el filial gesto acostumbrado.
No le dirá jamás
sus flaquezas, caprichos, las veces
que no cayó. Él vive
de ese descubrimiento
también una caída.
La manzana bambolea su débil rebeldía pensando
en la maravillosa confusión de los hechos
148
en la piedad ingénita de lo sin nombre.
Cae acariciando
lo que existe todavía por su caer
como suavísimo eco de su paso.
EJERCICIO DE OSCURECIMIENTO
Con una mezcla de miedo y resistencia
en un segundo se apagaron las luces.
Algunos cigarrillos brillan en la oscuridad.
Los vecinos pasean. En sus cabezas
pasean también las imágenes
de una guerra futura.
Londres, en medio de la nieve,
tiene que haber sido distinto.
Hoy el viento se lleva el calor
en la noche de verano,
y a la luz de la luna los árboles
se sostienen leales
en medio de una especie de tristeza.
1978
MILAGRO
Al ventilador
le falta aceite
y de repente
empezamos a escuchar
una bandada
de pájaros.
149
CARTA A ELVIO EN PIRIÁPOLIS
Imperfecto en su esencia ese mar
por momentos se vuelve río y viceversa.
Es un exilio berretón. Sentado
en la colina la mente se sacude como un viejo motor
pensando en Andersen, en el Parque, en las cosas
que se podrían hacer, tan bellas.
El neurasténico, nuestro amigo,
te dirá que no te preocupes
al pagar o no pagar al panadero,
pero es demasiado programático.
De nuestros sueños, mares y ríos
a la vez, amo la larga lista.
Saludos a los tuyos y un abrazo.
CUADERNO DEL BRUJO
El suelo, debajo de los pinos,
es el colchón mullido que tienta
a las bellas durmientes.
La magia
necesita de un bosque
para florecer.
FIN DE AÑO
El tiempo gira
como el sueño de un niño
que acaba de escuchar historias.
Vamos y lo cortamos
con esa línea redonda y sagrada
150
y él se vuelve idiota.
Pera no lo sabemos.
se lo imagina de pasiones,
impar o par, tristísimo,
o a lo mejor con nombres.
Corazón en neblina,
si tuviera un alma
cómo nos mediríamos.
SILENCIO
El techo de la pieza
nada nos diría.
de todos modos,
no hay luz aún;
oh, si lloviera
sobre el zinc, si hubiera
un choque afuera.
¿Qué catástrofe
falta en la vida,
qué inundación
o tormenta no
ha llegado a tiempo?
EN LOS SUEÑOS
The Golden Bough
El rey del bosque
se ha dormido
esperando en vano
el ataque del reemplazante.
Los robles sagrados cantan
con la alegría de cualquier árbol
151
en el viento de primavera.
Termino de romper
una ramita seca
que me llevo a la boca,
y me sonrío.
¿Habrá otro bosque
en los sueños del rey?
Después de tomar agua,
agarro la mochila
y sigo viaje.
ISLA DE PASCUA
Las cabezas tienen cuerpo
está enterrado abajo.
Algún día
la colina se removerá
como una vieja frazada:
los muchachos de piedra
se irán al Centro a pasear,
a mirar las chicas,
ansiosamente, a decirse:
“hemos despertado”.
EL CALLEJÓN CON SALIDA
Era otro mundo. Las expulsiones
tácitas de la noche, los ajenos
autos que bailaban
alrededor del angustiado solo,
del silencioso, habían quedado atrás
de una cortina de olvidados hechos.
152
En unos pocos pasos,
caminó hasta el final: la luna
brillaba encima de la terraza
frontal. Había portones
quizás cerrados misteriosamente.
Atrás de los tapiales, a un costado
y a otro, había árboles
que se mecían, acariciando
un gran cuerpo invisible.
Como hecho así, todo dormía
y él hizo, sin rumores, un gesto
que las cosas no vieron. Sonriendo,
recién se despertaron a mirarlo
cuando con grandes pasos
ruidosos, él salió.
ATARDECER EN LA CIUDAD DE LOS NIÑOS
En las callecitas ya no hay nadie.
Los ruidos del grande
hacen temblar los malvones
sin tamaño que cuelgan
de los balcones diminutos.
Hay, sin edad, también un viento.
En cuatro pasos la ciudad se acaba,
y acariciando melancólicamente una torre
el guardián siente como un escalofrío
el vacío de poder.
PARA PODER HABLAR
No nos hables del mar, de tu tristeza,
si no puedes hacer un mapa.
Un mapa del mar o de tu tristeza,
153
con calles y paradas
de ómnibus.
Un mapa con el color de tus ojos
y su división política.
154
155
LOS ROLLOS DEL MAR VIVO
(1986)
156
157
CAUTIVERIO
Aquí, en las oficinas
imagino los juegos del viento
el murmullo del ripio
el silencioso mar.
Irse: aunque parezca plácido
tirado al sol de una llanura
cualquier camino ya de por sí es un precipicio,
la gente ignora eso, se asoma
a las banquinas como a un balcón seguro,
se va por los caminos, sin saber cayendo.
Entonces, ya no hay más esperanzas? O acaso
hay esperanzas, mi Señora
de los vagabundos ángeles,
puede tocarse el sueño? O sólo
podemos pensar en ellos sin que existan,
aunque sólo tú existas, sonriendo,
porque todo oscurece? La pequeña nube
negra en la montaña son para aquel que llega
pinos, madera verdadera.
Pero sé
que Babilonia arde como un fantasma
atrás de los ocasos de Rosario, invisible
y presente cautiverio
y que hay biblias que esperan, de cualquier libro
disfrazadas, y que nos aterra
el fin de mes como el fin de nuestra vida.
En la tristeza de las cascadas
cruzarías como una bruja de historias, inútil
si el futuro, como una verosímil magia
cantara nuestras manos como un fuego.
LA VERDAD LA VERDAD
¿No es verdad
158
que al encontrarte en medio
de la tormenta, crucificada
de relámpagos, o en la sopa
como un bicho
o al llamar a la puerta
de nuestra casa, a la siesta
para vender tus especiales
mercaderías, nos alegramos?
¿Y por qué, entonces, te buscamos
en la boca de nuestros padres y los helados
vientos de junio, y los enormes
ríos, y en los cheques, y libros
y escrutinios?
¿Vuelves, madre suicida
de tus ausencias, como atónitos
lo queremos, con la vista
clavada en nuestro fin
como un letrero
que dice “salí a almorzar”
colgado del vacío?
¿Y vienes como joven
como más joven
como el sol de su viaje
o te envejeces y nos entristeces
porque ya no hay remedio
en tu forma de ser?
¿Verdad que de verdad
te esperamos en la fiesta
con tus regalos
para bailar el vals?
¿Que queremos tu agua
tu cósmica estampilla
en combustión, para enviarte
la carta con la historia falsa
o verdadera que te llame
amiga
del alma?
159
LA IRÚN
a don Tito in memoriam
I
Todos soñábamos
con la Irún.
Su cuarto
era mágico.
Su cuerpo
era blancamente
mágico.
Con ella siempre
uno entraba al quilombo
como si fuera la primera vez.
Pero no éramos todavía
bastante hombres para hablar
por eso ella
fue nuestra contraseña.
Cuando Pichincha se cerró
nadie la volvió a ver.
Después crecimos.
II
En las conversaciones
nos calmaba pensar
que todo era leyenda.
La versión predilecta
era que ella
por voluntad de un padre muy severo
y místico hizo voto de monja
160
cuando su vocación verdadera
era sencillamente la de puta.
Sus técnicas eróticas
se explicaban por el período
juvenil de forzosa contención.
Dios también como dote
le habría prestado algo
de sus secretos.
III
Un dato sin embargo
nos preocupaba.
Era un pueblito vasco
con un nombre
atrozmente real.
El lugar donde todo
pudo ser otra cosa
donde ella corría
con la cara en el viento
niña como los niños
que nosotros criábamos.
Si había estado ahí
todo estaba perdido.
IV
Al final permitimos
que uno viajara a Europa
por una solución.
Juan informó al volver,
sentados a una mesa
que el tren de Francia
paró justamente al lado
del cartel con el nombre.
En el andén había
una vieja sentada,
decidió preguntarle
161
porque con que dijera
que no escuchaba nada
era bastante.
Pero la vieja dijo:
“¿la Irún de América?”
El tren no se movía
Juan en la ventanilla
no podía creer.
“Al final arrancaron”
“¿Rápido? “Muy despacio”
contestó.
V
Nos miramos: para nuestra sorpresa
nada se derrumbó. Sólo la tarde
se deshacía en luces. Lo entendimos
y antes de levantarnos contemplamos
a nuetro mensajero con impudoroso
cariño.
La historia continuaba.
EN SANTA FE
Empieza la primavera y yo en este museo
afuera brilla el sol
seguro que todos los animales del mundo
se están buscando ya se sabe para qué
menos estas imbéciles, el plantel femenino de séptimo grado “B”
qué destino
pasear entre estos muebles viejos
a la maestra se le ocurrió venir un 21 de septiembre a Santa Fe
“una excursión preciosa” -imbécil-
todos en pelotas en el río, así hay que festejar
la llegada del calorcito.
162
¿Y qué tienen que ver con nosotros
estos señores de los retratos,
si nunca se pusieron un guardapolvo en su vida?
¿El guardapolvo también
lo inventó Sarmiento? Las maestras no explican...
¿Cuándo los pibes empezaron a ser
como son ahora?
Antes iban a Chuquisaca me parece
y usaban trajes todos negros y a escondidas
soñaban con el 25 de mayo
que nadie sabía que iba a existir,
con la máscara de Fernando VII,
aunque los pobres
no usaban máscara más que en el carnaval
de Humahuaca, no iban a la escuela
y a todo el mundo le parecía bien.
En la calle gritan
deben ser los secundarios
ellos están en su ciudad
al museo lo deben conocer de memoria
están en el mismo lugar
donde estaban los tipos de los cuadros
ponen el mantel sobre el pastito
donde los próceres se sentaban a dormir
comen los huevos duros masticando
el viejo aire que andaba por aquí
en los tiempos de los conquistadores
que no pensaban en nada salvo en lo que estaba adelante
y todavía no se podía ver
o sea atrás del horizonte.
Sin embargo nadie nota nada
la historia está en el museo
como el puma en el zoológico
dando vueltas nervioso
y todos miran
algunos se ríen
todos esperan que largue un zarpazo
al primer distraído que ponga la nariz.
En esta casa, dicen,
vivía la gente. Pero nosotros
163
pasamos, nada más. Es inútil que el gordito
Cartonelli toque los armonios con sus suaves yemas
de olfachón y batilana: los muertos
no dicen nada. Deberían decir:
“niños que visitáis esta casa,
portaos bien y sed hombres
de provecho”. Cuanto menos
deberían hablar con la maestra
en voz baja, pero son muertos
de buena calidad, funcionan bien.
La primavera también
algunos años se descompone y llueve
pero esta vez le salió perfecto
a lo mejor la ayudaron los muertos
empujando el pastito verde
hacia arriba, desde adentro de la tierra
los muertos son bárbaros no se equivocan nunca, por eso
están callados, como la maestra
que te mira si le estás copiando al gordito
y vos temblás y ponés cara de estar pensando
y no le mirás más la hoja.
Sin embargo, a mí me gusta más la naturaleza:
ella no te mira, está trabajando
y de golpe vos sabés que se mandó otra primavera
si no te das cuenta sos vos el estúpido.
Salgamos
quiero entrar cuando se entienda algo
cuando haya algo en los cajoncitos de los muebles
o cuando sea de noche
y nadie grite afuera
ni brille el sol
La naturaleza dará las órdenes
a los muertos de hablar
pero nosotros ya estaremos grandes
y dormiremos con nuestra esposa,
como mi papá, a pata suelta.
GENERACIÓN ESPONTANEA
164
nosotros estábamos en contra
de algo
y lo buscábamos en todos lados
la belleza era simplemente un camino
la amábamos con desinterés
no nos daba ningún prestigio
EN NUESTRA ADOLESCENCIA:
la música había llegado primero
los chicos se balanceaban en los bailes
sus labios musitaban una poesía que no existía aún
si alguien los miraba
se hacían los que cantaban en inglés
ese bailar juntos
esas noches con el twist o el rock’n roll
con la música melódica
atrás de nuestros pasos un tango prexistente
un tango lleno de aventuras
como la Ilíada o el Cid
y hacia adelante, en la noche oscura
el futuro, ese enano tan serio
frente a miles que habían faltado
al baile, pero estaban como al lado nuestro
(lo llamábamos “la juventud”)
cuando los años pasaron
trayendo las cosas que hacía falta
y hubo que retorcerle el cuello a ese enano
acurrucado en la sombra,
las palabras nacieron
como primeras armas forjadas en la complicidad
de multitudes nunca escuchadas
Fue la necesidad: buscábamos
una belleza que nos hablara
a nosotros,
no de nuestro privilegio de saber
(lo rechazamos: queríamos nacer
como recién nacidos verdaderos
con un instinto refugiado en el fondo
del corazón)
165
EL AMBIENTE PARA CREAR:
antes era distinto
tenías que saber quién era Saint-John Perse
Facultad de Filosofía nuevita
se esperaba que funcionara bien
allí investigaron los tipos cultos
las razones de la fuerza
por la fuerza de las razones
su propio futuro
todo
menos cuántos eran
cómo habían llegado hasta allí
después uno se fue a París
otro anduvo por muchos caminos
otro murió, porque la muerte existe
en cambio
nuestras canciones nuestros mitos
para la noche crecieron solos
como los hongos pálidos debajo de las piedras
al terminar la lluvia
ellos ya se habían ido
volvieron una vez a fin de año
gritaron muchas cosas
no vieron lo que la lluvia
hizo nacer
ÉSTE ES EL PROBLEMA:
antes ahora o en la oscuridad
todo hombre puede venderse
hacerse entender es más difícil
como algo que en verdad existe
habla Kalil Gihbran canta Roberto Carlos
o el Palo Ortega despista a todos
haciéndose el banal cuando el Profeta es él,
no importa.
Saint John Perse Radiolandia Sarmiento
la Hormiguita Viajera
vengan a la zapada y a ver qué pasa
vengan ahora que el enano
es un guiñapo sucio en un baldío
166
perforado de balas
pero atención el murmullo sigue
los pies están marcando un compás
sin bailar pero ya están adentro
¿qué música está sonando?
¿quién puede explicar esa música
y después pedir cuentas de ella? Sencillamente
nadie, esa música es nueva
LOS HONGOS HAN VUELTO A QUEDARSE SOLOS:
millones bajo la luna de hielo
bajo el silencio de las estrellas
vuelven a balancearse
a musitar lo que ya es
la canción de las canciones:
“en nuestros ojos y en nuestros pies
no los tenemos pero allí es la cosa”.
EL PARQUE INUNDADO
Barro y confusión perturban todo límite
y ya nada es romántico en el espacio verde
qué distinto sería con la nieve
u otras civilizadas catástrofes.
¿Es que entre las estatuas, fuera
de contexto navegará el sábalo?
¿Y quién, en consecuencia, va a pescarlo
silencioso y amedrentador cuando amanezca?
Esto ya no es un bois sino un “monte”,
en las hamacas sumergidas se sientan
seres escasamente legendarios
y escasamente urbanos.
Los sapucais asordinados suben
de los presos que hicieron la Montaña
y a los clubes avanza navegando
quien al centro así no más no llegaría.
167
LA SALA DE ESPERA
Toda una vida dedicada
a la filosofía seria
las esperanzas
de padres con buen pasar
una novia que se abandonará
quizás
y todo sin planear, “escrito”
mierda, sin escribir, no hay
escritura previa de la historia.
Todo se dará vuelta. Hoy
están en la sala de espera del estudio
los Taladores de Westfalia.
EL ÚLTIMO EN QUMRÁN
No sé si hoy
será el último día
si lo supiera
no estaría escribiendo.
Pero sí puede ser.
Entonces
he vuelto a revisar los rollos
para tenerlos listos.
Veo
cuánta belleza le ha faltado a estas líneas
cuánto apuro Elohim perdonarán
somos un team de aficionados.
Había que elegir, el aborto
dice que podrán nacer hombres
la muerte habla de la vida
sólo eso era posible.
168
DRACUL
Artículo primero: Bram
Stoker chupará la sangre
de los humanos hasta cincuenta
años después de su muerte,
de acuerdo a la Convención de Berna
sobre Derechos de Autor.
Artículo Segundo: se ocultará
cuidadosamente
el hecho de que el vampiro
sea el símbolo de la perduración
del artista.
URBANA
La ciudad tenía calles rectas
una calle cortaba a la otra
en ángulo recto
las manzanas
eran rigurosamente cuadradas
ni siquiera tuvo que fundarse
la ciudad
a esa altura las ciudades crecían así
espontáneamente.
Un día llegó el ferrocarril
el ferrocarril era la vida
y la vida no crece recta
las vías abrieron caminos
para que el hombre pudiera pasar
a través de los ángulos rectos.
Ahora todo eso se murió
parece que no habrá más trenes
y dicen que entorpecen el tránsito
y son caros (qué lástima), bueno
puede ser no importa
pero si quitan las vías
169
quedarán serpenteantes
irracionales tortuosos
los caminos
que la vida abrió.
EL PINTOR DE CARTELES
¿En qué piensa usted al ponerle
nombre a su negocio?
¿Busca
en sus recuerdos escolares, se inspira
en la última revista que leyó
verifica
si el nombre está bien escrito?
Cuando contrata un letrista,
¿se justifica?¿Le explica algo?
¿Se siente amo
del nombre?
¿Sabía que antes
hace mucho tiempo
cuando nadie sabía
leer ni escribir, los nombres
eran la manifestación
de la voluntad del pueblo? (“El león
de oro”, “El barco”, etc.)
Ahora usted sin saber ha heredado
una posibilidad en la geografía,
¿le dice “póngale cualquier nombre”?
Probablemente
no.
Haya secreto orgullo, obsesión,
antigua novia, consejos. Pero
¿cómo vamos
a saberlo?
La única esperanza
es el pintor de carteles.
170
ARQUEÓLOGO
Bajaste los escalones de la cripta
abriste las puertas verdaderas
y las falsas
pisaste la polvareda
acumulada en el sitio
y llegaste hasta el sarcófago.
(Lo abriste,
por supuesto).
Ahora
tira
de la cinta que recubre al muerto
con vueltas innumerables
y cuéntales
quien es el vencedor
del partido del domingo.
EL CAMIONERO NOELIO Y LA VEDETTE
AFRODITA LA NUEVA
Encima del tablero
abajo un poco del parabrisas
algo a la derecha del volante
vive la mujer desnuda.
Ella viaja por el mundo entero
sin perder su sonrisa
y sin vestirse
es perfecta
y está impresa en un cartón.
Noelio sabe que su cabina
es el partenón de la diosa
171
y que jamás ningún templo antiguo
sirvió para transportar cajones.
Noelio silba, mira
la inmensidad en las nubes
y mientras la mujer le sonríe
él dobla para entrar en el pueblo.
AÑOS DE DERRUMBE
Nadie sabe si el hormigón
durará cien años
es un invento joven
como otras instituciones
nadie sabe qué va a pasar
qué terrible
sin rascacielos
imposible imaginarse
el presente.
Lo contemporáneo
pende de un hilo.
QUIOSQUITO AUSENTE
Tengo frente a la vista
un póster
de un monumento célebre
de España, que esconde
el quiosquito de coca-cola
que está al lado del monumento
original.
Las estatuas del grupo
me miran cómplices,
sus miradas señalan
el costado. Me dicen:
172
“te das cuenta,
eh,
el quiosquito”.
Fotografía, permitido género
más ciega que la justicia
¿por qué el quiosquito no,
si él es la fe de erratas
que puso el siglo XX
a la Batalla de Vitoria?
DESDE EL FONDO DE TU PLATO DE SOPA
LEONARDO DA VINCI TE CONTEMPLA
Desde el fondo de tu plato de sopa
Leonardo da Vinci te contempla
con un rostro espectante, quiere saber
si valen la pena sus pinturas; pues
él, con toda su inmensa sabiduría
de hombre de hace cuatro siglos
-peleándose con “los que saben”
desde hace cuatro siglos-
te ha elegido como juez
de su obra.
Y será mejor que tengas presente
que este hombre renunció a sus inventos
a sus planos de ciudades fantásticas
a sus ganas de hacer política
a volar inclusive, para pintar
esos cuadros que has visto en las revistas.
Fabrica tu opinión en silencio
de madrugada, antes
que vengan los periodistas a robarla
y se la das,
como un regalo para un muerto, un día
de brisa suave, sintiendo
dentro de la camisa algo
que no se sabe bien qué es.
173
EN LA PELUQUERÍA
I
Mientras esperan
las jóvenes empleadas
consumen sus novelas rosa.
En las cabecitas
se acoplan las dulces fantasías
en prolijos estantes
rotulados con letra infantil.
Se sabe
que algo ha de haber a mano
cuando muera el amor.
II
“Alguna vez
yo lo convidaré
con algo.
Él lo va a precisar
lo aceptará, hay
cosas que el automovilismo
o el fútbol no
compensan.
Humillaciones
muertes
miedos.”
III
Ellas lo viven como un lujo:
cuesta muy caro mantener lo falso
de lo romántico no se puede vivir
toda la vida.
174
No le digas, poeta, “pregunte precio
por otro lado”. Nadie quiere saber
cuánto rinden las quimeras inútiles.
Las desanima que el precio esté en sus manos,
tener la libertad de los adornos.
GORDO EN LUDUEÑA Y LAS LUCES DEL CENTRO
Me acuerdo
de vos, Gordo, y tu pasión
por Enrique Guzmán y los Teen Tops.
Contradictoria porque sabíamos
que había gente que despreciaba esas cosas
que el mundo de la radio y sus fervores
eran algo, pero después estaban
los livings de las casas
de alguna mina y su aflautada
voz de desprecio, y eso
te hacía sufrir, cuando tu imagen
de Hernán Cortés del tiro corto se nublaba
porque delicado generalmente
para insultarlas, resentido,
simplemente sonreías, irónico,
entre el sabor amargo de tu coca.
Desesperado, entonces,
inenfrentable el rechazo, te colabas:
por principios, al margen
de toda necesidad, desafiando
lo que hubiera en aquellos
“asaltos”, pero sabías
que era todo un sueño.
Y la vida pasó, pero tus gustos
seguramente no pasaron: tenían
la constancia de una producción industrial.
Oh gordo, tus preocupaciones
culturales quizás están ahí,
175
solas, sin resolver, todavía esperando.
Cuando los poderosos se distraen
atendiendo eventuales sequías
o problemas gremiales, puede que vuelvas
a guiñarle el ojo a la hija,
a invitarla a bailar, a proponerle
democráticamente las ruidosas letras
en castellano, o en tu inglés demasiado
bueno, muy meditado. Mirarás
sus grandes ojos que no comprenden
y soñarás con antiguas guitarras eléctricas
Elvis y sus finales felices
y el amor sin barreras.
POR LO QUE ESPERAN
Paradas en los anaqueles
de los enfilados sobres
esperan las voces.
Una voz no grabada.
Para empezar
con el idioma de los compases
y timbres, con el idioma real.
Sólo cuando un oído
lata como un pulmón
un corazón y te haga hablar
pedir la banda.
Oh tus proyectos de vestuarios
fintas argucias para el amor
en la noche:
hoy harás
vivir a los muertos.
176
MAGIA DEL PADRE
Mis hijos juegan en el teatro.
A veces representan una
brevísima historia, luego
instantáneamente suben
los practicables
y bajan a mirar.
A su alrededor los actores
elevan maderas limpian
todo con largos
escobillones y colocan las luces.
El ensayo después empieza.
Su padre y los demás
hacen de personas muertas
hace mucho tiempo.
Los pequeños molestos
se sientan a mirar
en perfecto silencio
como calmadas fieras.
SUBDESARROLLO
Cosas de las revistas
de las series
cosas de otros países, ropa
autos, sentimientos quizás
para soñar despierto?
Sabes muy bien
que todo eso
será de cumplimiento
obligatorio el año
próximo. Son profecías
fáciles.
177
Los espíritus débiles
se apuran a testificar
el milagro, cumpliéndolo
pero eso no es soñar.
Es otra cosa, es contar
la aventura no al desayuno
entre risas sino a la noche
con ansiedad, a la cena
antes probablemente
de ir a cerrar los ojos.
Te miramos poner
en tu ojal la flor del atraso
que un desempleado símbolo
te acerca
gritamos “¡buenas noches!”
como pidiendo buena suerte
vivamos a nuestro viajero
el soñador de los pobres.
PUERICULTURA DE LA LEYENDA
Quizás el mar sea hermoso
porque nadie puede ponerlo
en una tapa
de revista.
Pensad: en un país
subdesarrollado, sin mayor
tradición, en un pueblito
costero, varios jóvenes
charlando junto al fuego conciben
esta leyenda: “el día que el mar
se deje fotografiar de cuerpo entero
la prensa será libre.”
178
ARRIESGADO
Algunos hombres son el paisaje
donde tengo miedo de reconocerme:
son el alud, las víctimas
que deseo ver sin morir.
COMPRAS DEL TURISTA
En el patio de casa
tengo el auténtico acueducto
de Segovia.
Ocupa mucho espacio
estorba los malvones
es molesto.
Mi señora tolera
la adquisición solamente
porque cree que da prestigio.
Actualmente reclama
el letrero que le prometí
en dulces recuerdos de alcoba:
“Recuerdo de Segovia”.
Yo vacilo, sospecho,
¿es de ahí ese recuerdo?
A veces se parece
a la glorieta
de la casa de mi abuela.
La lástima es lo grande
si no podríamos
perderlo.
LOS BIENES DEL ESPÍRITU
179
Han puesto los billares
al alcance de los niños.
Las dimensiones fueron achicadas
y hubo otras modificaciones físicas
pero el cambio mayor es del espíritu:
una generación
tuvo que jubilarse.
Responden con leyendas: “Yo,
para ir al billar, tuve
que esperar a cumplir 18 años”.
El problema
es que a los jóvenes estos asuntos
no le interesan. Toda esta épica
no es más que una queja.
Así no salen sagas.
Para ser el héroe
busca mejor la lírica, queda
tu protesta mejor; eso hicieron
poetas de mérito. Las gestas,
ah, son difíciles. Pero habrá.
MALA CONCIENCIA INDÓMITA
Taparon la ciudad con arena
desviaron un brazo del océano
y ahogaron el puerto. La tormenta
al invierno siguiente abrió la ría
y el viento del desierto
destapó las construcciones: con la forma
de ruina la ciudad regresó.
Se organizaron excursiones
turísticas, entonces.
Era algo previsto.
180
NO ES TAN SIMPLE
Elijo los crepúsculos
para escribir mis poemas
por tradición cultural.
Yo no creo en las modas
recientes: la droga
y demás, soy un conservador
y cuido los sueños atestados
en el diario personal de la abuela.
Sin embargo, hoy hay más lectores:
eso sí debe tenerse en cuenta.
DESPUÉS DE LA LLUVIA ( I )
Calmo como sólo en estos casos
siga soñando, mar.
Las colinas están verdes y hermosas como niñas
y también como ellas, despiden
un olor maravilloso, inconfundible
que no todos los días
podemos olfatear.
DESPUÉS DE LA LLUVIA ( II )
Por encima del pueblo
y del campo, las nubes
han construido una catedral altísima.
Tampoco ella es verdadera
como eran las de Italia, entrevistas
fugazmente en la gran ciudad
antes de venir a América.
Cuando los municipales eligieron
los arquitectos especularon
181
con el vano recuerdo.
Desde la estación de servicio
se ve bien que las nubes,
colgando del vacío
hicieron lo mismo.
La naturaleza
imita al arte
que imita al arte.
DESPUÉS DE LA LLUVIA ( III )
En medio de las oscuras nubes
de las grises, un agujero de
cielo, nimbado en nubes más blancas
en el viento que todo lo mueve
parece la entrada del Paraíso.
PASEOS DEL TURISTA
Dunas engañosamente inmóviles
donde hacen congresos las gaviotas
y mar que entrega caracoles
a la playa, para nadie.
Jamás lo sabríamos, jamás
hubiéramos visto esto
a no ser por la leyenda del barco
hundido, inexistente, oculto
por el mar en todo caso.
ORIGEN DE LA CIVILIZACIÓN
182
La dignidad de las plantas cuando llueve
no puede ser imitada por el hombre,
sacando a lo mejor
algunos vagabundos.
De ahí los inventos, etc.
POEMA CORTO
Día de viento detrás
de la ventana cerrada.
Película muda.
MUCHACHAS QUE ESCRIBEN
Pola escribe en la arena
su nombre y las jactancias
habituales: “Pola.
Rosario, 1979”. Faraona
de sí misma, su pirámide
es el aire de la playa
que la guarda, pero viva.
(¿Por qué no ha sido cantada
esta grafomanía, este avance
de la democracia?)
En todas las playas de la tierra
hay ahora muchachas que sueñan
que se atreven que escriben su nombre
su año su ciudad, en medio
de la arena, sabiendo, sí
sabiendo
que vendrá el mar
y sin embargo escriben.
183
184
LA MÁQUINA DEL TIEMPO
(1992)
a Estefanía, Lautaro e Irene
185
186
LAS GALERÍAS
En algún perfumado túnel
entre los eucaliptus
arrulla una paloma.
En el silencio un niño
con un palo en la mano
camina hacia el infinito.
LA PRIMERA CANCIÓN DESCUBIERTA
LA MÁQUINA
Estoy cansada de trabajar
no estoy cansada de verte
quiero verte y si quieres
nos veremos ayer.
Toma tu máquina del tiempo
siéntate y prende los motores
y como ayer fue un lindo día
nos veremos ayer.
Pasearemos seguros del mañana
que viene a ser ahora te das cuenta
y como ahora no nos damos cuenta
nos veremos ayer.
Pero igual en las calles el azar
nos encandilará como siempre
y como quiero ver si ayer me quieres
nos veremos ayer.
VENDEDORES DEL TIEMPO
“Hace poco
viaje al año en que me morí.
Supe entonces que soy un muerto
187
o lo seré, que es lo mismo.”
Otro: “yo fui también,
por unos corretajes, pero no estuve
en mi velorio; soy poco afecto
a esas cosas”.
Y otro: “yo una vez
viajé hasta antes de ser concebido.
En el lugar donde yo iba a nacer
había una gran pescadería”.
Mirando la llovizna en la ventana
se callan un momento. Piensan
que, simplemente, se compra algo
y hay que pagar y eso es todo.
ADELANTADOS
Vamos a hacer un safari
por la calle con árboles
la única con árboles
que queda en la ciudad.
Vamos a salir de donde nace
y caminar hasta que termine
quizás no termine nunca
o llegue hasta el mar.
Sería hermoso que las hojas secas
se balancearan entre la espuma
y que el agua lamiera los troncos
y no hicieran ruido nuestros besos.
De las panaderías umbrosas
obtendríamos nuestras presas
dejaríamos migas sembradas
para que otros puedan llegar.
188
SARMIENTO ROCK
Es hermoso inventar las escuelas
y que los alumnos tengan la edad
del maestro, así cualquiera
va todos los días y no falta.
Dejábamos abiertas las ventanas
para que el viento pasara las hojas
de nuestros libros. La razón nacía
en un ranchito como un pequeño dios.
SEPARADOS DEL TIEMPO
En esta era de la Máquina
ya no hay divorcios
las parejas desavenidas
hacen un viaje hasta un día
antes de conocerse
llegan y cada uno
se va a su casa de entonces
y al otro día se quedan en la cama
después por separado
toman la máquina de vuelta
si alguna vez se encuentran
se les da por pensar “¿de dónde
conozco yo a esta persona?”
y los hijos lloran
pero no saben por qué.
EL BRIGADIER LOPEZ PROHIBE A LA
JUVENTUD CONCURRIR AL JUEGO DE BOLOS
No sé dónde ir ahora
el prostíbulo me aburre
189
ahora que me sé un hombre
una mujer precisaría.
Miro en el fondo de las calles
en estos llanos todo está a construir
pero hay que ir con los salvajes
o arrear sobre el vacío
sólo un camino llega a esta ciudad
y lo demás es la niebla
y por ese camino es tarde
todo lo que pueda pasar
una mujer no existe eso
aquí para amar ninguna
para poder morirme
habrá que esperar la guerra.
ESO NO SE TOCA, GRANDE
Papá, no me robes
la máquina del tiempo
no es un invento
de tu generación.
Si se usa para atrás
hacia el pasado
se descompone, papá
y cuesta muy cara.
Yo ya sé que te gusta
vivir en la ciudad
donde naciste y creciste
y no en ésta.
Pero se descompone
papá, y tengo miedo
de que no vuelvas más
(como Mambrú).
190
EL PASADO DE LA SEÑORA
Tu largo pelo sembrado
por el tiempo en las alcantarillas
va levantándose
como serpientes hipnóticas.
El pacto terminó y el río
te devuelve esas células muertas
aureola de vampiros o náyades.
Así caminarás, saludando
a través de esa selva
sin que nadie conteste
sin que se vea la toca
siniestra que perduró.
Sólo yo quisiera acariciar
quisiera tocar los ex-cabellos
y sin embargo sólo digo hola
y me escapo a otro tiempo.
LOS PIRATAS
Piratas fuimos y ahora
todos elegimos la calma
pero eso no es lo malo
amigos sino no estar juntos.
La banda era nuestro trabajo
y no sabíamos que sin ella
nuestra imposible fraternidad
se moriría de aburrimiento.
Negro Jack Edgard el Alto
el jamaicano Rubén qué puerto
tiene tabernas donde no vais
y sueños para siempre anclados?
191
Todos se acuerdan o sólo yo
me acuerdo mirando
los vacíos cofres. El cheque
sin fondos del lunes preocupa?
NADA FLUYE
Las casas nuevas crecen
encima del fantasma
de las otras.
No es humedad
lo que a veces brota
sino la sangre de los recuerdos.
Si uno se fija con atención
puede ver el antiguo prostíbulo
a través de las paredes del banco.
O la casa masónica
bailando, aérea, sobre el parking
o los niños jugando sobre los muertos.
JUICIO FINAL EN REBELDÍA
Yo conocí el fin del mundo.
Estuve en las oficinas
con su clima de junta de acreedores
charlé con los trompetistas
que descansaban apoyados en los mármoles.
En las largas colas lloraban los niños
en brazos, los viejos prejuzgaban
era un perdedero de tiempo.
Las cucarachas estaban ansiosas
192
por tomar posesión de esta tierra
el abogado les decía
“faltan trámites, faltan trámites que hacer”.
En fin. Me senté
bajo un árbol ya absuelto
(un eucaliptus tonto que cantaba)
porque con estas cosas
hay que tener cuidado.
Me desperté, no había pasado el tiempo
claro está, ya no había, solamente esperar.
Sin tabaco empecé a impacientarme
“no entiendo por qué tardan” les decía
a dos soldados romanos
que estaban adelante. Por compromiso
ellos contestaban “pero claro”.
Por fin, harto, me fui.
Nunca más supe
qué resolvió esta gente.
CRONOPIOLA
El revolucionario permanente
en su cronosintetizador
pasa de largo los tiempos de dictadura
y se baja en los gobiernos populares.
Su pelo crece salvaje
sin que nadie lo ose cortar
y ve las películas prohibidas
20 años antes del estreno.
Encuentra a las mujeres
vestidas a la moda que a él le gusta
compra vino berreta en un almacén
y lo añeja 30 años en diez minutos.
Supo darle su padre un consejo
cuando cumplió los 18 años
193
“falta mucho para que nazcas, hijo
no andes tirando las ideas por ahí”.
EL ARQUERO ZEN
El arquero zen está sentado
y en su mano se ha posado una jarra
marrón, con algo de vino; la otra
mano sostiene la cabeza
que por ahora en nada piensa.
Las hojas acarician el techo
de la galería, al caer;
hace calor. Adentro
se oye moverse a la mujer
y los hijos que también esta noche
han comido. De madrugada
tal vez habrá tormenta
si las nubes del fondo del cielo
se acercan. El arco,
lustrado, preparado,
ocupa su lugar
encima de la fuerte repisa.
AL MISMO TIEMPO
La empresa ha cambiado de local
y por primera vez suena el teléfono
con su número viejo
en el edificio nuevo.
El llamado es de afuera, y el hombre
no sabe de los cambios ocurridos:
la computadora está atrás, el gerente
mira ahora el vacío en la pared norte.
194
Aquél del llamado ignora
que el mate cocido se calienta
en un rincón distinto, cuando dice
que todavía no recibió esas facturas.
Todo sucede así dos veces: en una
escena los empleados sudan, en otra
hay aire acondicionado, y quizás
cuántas más cosas existen.
DE LA EDAD GLACIAL
Era patriotero y despótico
en sus conversaciones con la barra
y sólo le gustaba hablar
del fútbol cro-magnon y sus ídolos.
A veces parecía un ropero con ojos
otras veces un ruso temperamental
con sus pieles sus regalos
y abrazos con la gente.
Pero él era el turista y nosotros
los nativos aunque nunca
le regalamos guirnaldas
de flores como en Hawai.
“El calor está afuera, allá”
decía “en medio de los hielos
en los glaciares que rugen
en el pálido sol está el calor”.
PESADILLA
Ma sí yo ahora soy esto
estas alas apergaminadas
195
que me salen por la espalda
esta calvicie de cuernos.
Es linda la ciudad de arriba
lástima que no la conozca
quizás no lo desee mi inconciente
pero es feo cuando se tiene sed.
Mis alas de gigante
me impiden caminar
mejor dormir una siesta
con pesadillas de 2do. grado.
Trabajaré de monstruo
sin cobrar un centavo
inútil hacer gastos
donde todo es secreto.
JOVEN FUTURO
Vivo en un pedazo de mundo
en uno de los cascotitos que quedaron
después que la orgullosa pera
explotara mi amor
quedó en otro pedazo
mis libros mis discos
siguen ahí, flotando, lo que perdí
son cuatro eucaliptus
pero bueno, hay una vista
buenísima también ahora
y siempre el mundo
fue un pedazo
yo me acuerdo
me acuerdo de la Tierra
de los cuatro eucaliptus ésos
de la primavera.
196
NO SE EXTINGUE
Él no tiene máquina del tiempo
es un pobre gato del 2000
trabaja donde quiere
no le gusta el escalafón
Él no tiene máquina
no mira en las vidrieras los modelos
a las chicas las lleva al río
a pasear a pie.
No hace picadas con el tiempo
no tiene una escafandra para lucir
no sabe lo que va a pasar
él anda por la vida.
HABÍA TIEMPO
Volvíamos una y otra vez
al comienzo de esa canción
era la última de la fiesta
la más bonita
y volvíamos apretando botones
oh Cenicienta con mayor poder
te acordás? era una canción
para bailar eternamente
se ensuciaba tu cara de besos
míos, y se limpiaba
y el sol en el amanecer
jugaba un ping-pong, solo.
VENTANA DE QUMRÁN
Este mar vivo
se está muriendo
y son inútiles
197
nuestros rezos.
Y es inútil también
decir que son inútiles
por eso mi ventana
es hermosa.
Esta ventana
donde se están mirando
sin poder hacer nada
dos que van a morir.
PRIMEROS SUEÑOS
Ella está soñando con la historia
en la alta noche invernal.
Afuera soplan las brujas heladas
adentro el póster habla de una playa.
Despierta o dormida, los hombres hablan
de cosas que parecen fantásticas:
es el tiempo que engañó a los libros
porque siguió marchando?
Torcer el rumbo de las cosas
parece propio de duendes
¿parará ella con sus manos
el agua de los siglos?
En la alta noche flotan las cosas
que ella no cree poder tocar
pero mañana habrá escarapelas
en ardientes días de lucha.
Ojalá que se acuerde de todo
lo que no le pudieron enseñar!
Aprenderá que el sueño es real
sabrá que el viento helado es real.
198
FIN DEL VIAJE
La máquina del tiempo
llegó a destino.
En el tablero está escrito el día
del final, pero sólo el alma
puede leerlo.
De todos modos
se apagará el motor, los faros
pestañeando, descansarán.
Bajará alguien, y sin cerrar
la puerta sin que ningún chasquido
se escuche, se irá volviendo
pastito, viento, lucecita
y el bosque abrazará al viajero.
TIEMPO LIBRE
Entre mis días encontraré el día
de ser el dueño de mi máquina
el dies irae tempi el de las flores
eternas que se deciden a marchitar.
Diré: renuncia, hombre, a los costados
del camino! Estuviste en los costados
del camino y en el arroyo
del final y en la posada del principio.
Diré: sólo los otros eligen el árbol
en que navegaremos por dentro de las ramas
hasta la zona microscópica donde
no se distinguen tierra y raíz.
Diré: el profeta vive de recuerdos
y el melancólico pronostica
y a veces en los líquidos mares
199
las olas vienen antes de ir.
DALE
Mirá si el mar
estuviera a una cuadra.
El barrio tendría que ser igual
todo lo mismo salvo
que cerca de la carnicería
de la gente de los chicos
en bicicleta que andan
sin que nadie supiera
estaría el mar.
OSVALDO
En la vieja ciudad hay cien canciones
esperando que llegue Osvaldo.
Osvaldo que fue a cobrar
muy lejos cuentas atrasadas
las canciones se quedaron pobre
con la novia y los muchachos
y ahora Osvaldo silba en el tren
sólo promesas de canciones
en el cielo hay muchísimas nubes
y en la tierra hay un tren con promesas
de canciones y en la vieja ciudad
hay canciones ya nacidas
y en el medio del aire va Osvaldo
silbando sin poderlo creer
con su tren tan grandote y frágil
que sin que él se dé cuenta lo cuida.
200
LENNON
Por impreciso azar
se juntaron el príncipe
sus aguerridos amigos
y el encanto del bosque.
Los grandes brujos productivos
confiaron extrañamente en ellos
y así se dio el gran éxito
el milagro la voz del bosque.
“Qué magia para después
quedará, hada? preguntaba
un búho, lo dejarán
sus compañeros un día?”
“Solamente para él
a lo mejor bosque y magia
café con leche serán
ni siquiera inocencia”.
CASA DE LOS SUEÑOS
Estaban apilados como diarios
en la última pieza de la casa.
Ya estaban marrones
y todos húmedos un poco.
El último el de arriba
estaba lleno de tierra.
Era el sueño del día
que se archivaron los sueños.
Hasta que vendieron la casa.
Para avisar la demolición
pusieron un gran letrero
pero ninguno lo leyó.
201
Cuando cayeron las paredes
salieron muertos de miedo
se los fue llevando el viento
por lo livianos que eran.
UN HOMBRE SALE CON LA LLUVIA
La lluvia sale con un hombre
por ahora como amigos
lo hace parar en todas las vidrieras
y a veces también lo hace sufrir.
LOS MUERTOS
Hay un río con un puente roto
en la cara del habitante
de la ciudad más triste
del mundo
y en la orilla del otro lado
del agua cantan los muchachos
“no quisimos hacerlo igual
no quisimos volver atrás”
una vez se vieron cabezas
que espiaban entre las plantas
hablaban de los puentes
que se rompen si no son mágicos.
MAÑANA TE LLAMO
Suave como un fantasma
ella cruzó la puerta y la cerró
aprisionando en la vieja mansión
todos los misterios.
202
EN LA COLINA
Un pájaro se desprende
de la vibrante y oscura rama
más alta
en medio del silencio
echa a volar
CUNA DEL DESPIERTO
La hamaca para andar
entre la tierra y el cielo
es el juego que falta
para dormir tranquilo.
Las cosas cambian
cuando con ellas se juega
y cuando todos juegan
cambian y cantan.
En la heladera tienen una idea
desde hace muchísimo
hay que saber preguntarle
a todo lo que se come.
ARTHUR R.
Arturo compra esclavos
en el atardecer
cuando el desierto
se va poniendo frío.
¿Quiere dinero
para su espíritu
o solamente quiere
esclavos para vender?
Él hizo versos hace mucho
203
pero ya no se acuerda
todo lo hizo viviendo
lo que hizo eso es todo.
Arturo mira
las arenas rojas
recibe el vuelto
y les dice “vamos”.
FORASTERO
Hermoso es estar sentado
en la mesa de un bar
de una ciudad desconocida!
celebra entonces solitario
a tus nuevos amigos los paseantes
los soñantes porque ahí estás
colgado de sus vidas como un duende
sin saberlo ellos
si cada cual es un camino
aquí es el principio del viaje
cada cara ellos son ahora
más maravillosos que antes
porque ha llegado el extraño
y está llenando de leyendas
la ciudad mientras crecen
sus ansiedades geográficas.
LAS DOS VENTANAS
Hay dos ventanas,
una es electrónica
la otra natural.
En una ciertas cosas
204
se esperan, en la otra
también. En ambas
pueden ser muchas
o pocas las cosas
imprevistas.
En una no tienes
participación, ¿en
la otra sí?
Ambas pueden proporcionarte
una sensación de felicidad
o de odio: hacerte vivir, y si te metes
adentro del espectáculo,
en las dos el problema
será quien se quedó del otro lado
esperando.
CON AMIGOS
Como un prolijo mar la vida
borra las huellas que caminaste
solo y con otros, antes.
No te molestes en citar.
Florecemos, sin interpelaciones
pasamos sin aduana
de un año a otro por las calles
nadie cobra el olvido público.
No nos convoques, en el patio
se prepara ya el asado
con tu carne y ya todos
están presentes.
Vamos a acompañarte
en el desastre en todas las orgías
junto a tu anciana madre
y los dañados que jamás conociste.
205
HORAS DE SIESTA
El domingo, a las tres,
sale a pasear
como hace veinte años
se vistió va de tul
la loca salta.
Cualquier amor
se puede imaginar
a las tres de la tarde
ni viento hay
es poderoso el sol.
Baila su ballet
casi sin sudar
la ciudad a esa hora
es como antes
de enloquecer.
En aquel entonces
todo estaba bien
así que canta sin hablar
la canción vieja
que el mundo ya olvidó.
PLAYAS IRRESPONSABLES
Siempreverde, los maremotos
sin consecuencias te devastan
le das la mano al mar
pero él se toma el codo.
Algún día llorarás, playa
con un irresponsable llanto
oye las recomendaciones
de los escarmentados hombres.
206
Piensa que nada podremos
cuando otra vez estés barrida
hay muchos que frente al mar
se desmoralizan rápido.
Él no nos va a arrastrar
con tus arenas al fondo
y es muy triste llorar en calma
Siempreverde, después.
EN VERONA
En la mesa del boliche
la mañana no está fría
es verdad que hay medialunas
pero no hay esperanzas.
En la escuela están en prueba
seguro que ahora mismo
pero ella no quiso faltar
hay cosas que no entiende.
Las medialunas se terminan
por ahora el amor no
pero el invierno puede pasar
sin una mañana juntos afuera.
Ella tose sobre el cuaderno
y cuando no la miran
escribe un largo tratado
sobre las acechanzas.
NOCHE DE BRUJA
Duerme la bruja
apoyada la escoba
en la pared tiznada
el caldero se enfría.
207
Ronca durmiendo
el sueño de los justos
todo el día trabaja
y no se para a descansar.
Hermosos gatos negros
pasean en sus sueños
y un hechicero magnético
le habla de amor.
Mañana ya en la escoba
de todo va a olvidarse
haciendo sus maldades
no sabrá que soñó.
ESPACIOS VERDES
Las plantas de interior
van al parque a pasear
oh, qué magnífica excursión
qué hermoso día que hace
el eucaliptus gigante
las horroriza tiernamente
“bueno, es su forma de ser
es su forma de ser, amigas”
de repente se larga a llover
y corridas por el chaparrón
huyen las plantas de interior
a guarecerse en la glorieta
las más viejas consuelan a las jóvenes
que sin querer entender
protestan en voz baja y miran
masticando su choripán.
AVE DEL PARAÍSO
208
Las calles de Paraíso, oh Ave
están llenas de silencio
desmanteladas terrasses
entorpecen las veredas.
Es hora de partir, quedaste
como el bañero que se pasea, solo,
por la playa el primero
de abril. Ahora conversará
con el mar por fin. Ave
ave libre de las tormentas
ave de la terrible soledad
en la maravilla de la muerte
naciste un día en el Paraíso
para cantar o no cantar
a las calles vacías o llenas
a las calles a las calles.
209
LA MONTAÑITA
(1993)
210
211
A UNA URNA CHANÁ2
a Irene Gruss
¿Por qué existes, aún despedazada?
Tu lugar fue loteado y es objeto de transacciones,
y tu nuevo contacto con los que vinieron del mar
es una afilada pala que te destruye
al cavar un cimiento, y destruye
a ese pequeño muertito de la epidemia
caricia de los ambiciosos.
En los atardeceres del Monje
los zorzales, los amarillitos
cantan también despedazados
entre el sordo rumor del Coronda
por las interrumpidas canciones
de los niños muertos.
¿Por qué existes, magro botín,
si ya tu huésped
se hizo húmedo aire del Balneario
entre radios y cervezas? ¿Por las disciplinadas
pero airosas huellas? ¿Acaso
el que dejó sus uñas en el barro era
especialista en eternidad? ¿Completa eras más efímera
que los lodosos átomos que él impregnó
de persistente ternura residual?
Quizás, porque una cultura estalla
para vivir. Ah no fabriquen
bombas, no son ellas
las que liberan los temibles hongos,
son los afectos la energía que se suelta
desparramando calor a los rumbos.
Pero, ¿cómo lo hacen? ¿Qué cadenas
se forman, si no son
2 Este poema alude deliberadamente al poema de Keats sobre la urna griega. Los chanás eran
un pueblo aborigen que fue reducido conjuntamente con guaraníes en un lugar situado en la
confluencia del arroyo Monje con el río Coronda (un brazo del Paraná, en realidad), donde hoy existe
un balneario y casas de fin de semana. Al excavar para construir éstas, muchas veces aparecen urnas
conteniendo restos –generalmente de párvulos- que, debido al clima, se volatilizan inmediatamente.
La población reducida se extinguió debido a una epidemia.
212
las de la subsiguiente esclavitud
incomprensible, como no las crecientes
o la falta de caza en las cañadas?
Y el fabricante: ¿era la tumba ésta
de su hijo, del dueño
de las uñas marcadas? ¿Lo marcó a él
la mortandad personalmente?
Cada incisión es una sola palabra
infinitamente repetida
en cada pedacito de la arcilla.
(En verdad, así hablan
los genios que habitan este viento
suavísimo soplando hacia las islas, redundantes;
pero el autor no era una brisa,
no era un arroyo y lo sabía,
no se velan los aires,
el hombre el inhumado para nacer).
Sí, los suyos miraban y no eran
confundidos con lo que pasa:
en la barranca estaba quien no era
agua y viajaba, quien pedía
la caza saludándose
en las fuerzas terribles que hasta entonces
había podido descubrir. Es claro
que era un especialista, el brujo
lo miraría dolorosamente
al fallar, allí empezaba
su oficio y su destreza: produciendo
lo que en eses momento precisaba
su gente, así vivían.
Y sin embargo, ¿puedes ver en las marcas
de las uñas, si era su hijo
el enterrado? ¿Puede
verse ese personal toque? ¿O muchos años,
muertos, historias, tapan
la de una manito que ya no agarró
el collar que llevaba su padre
en el fuerte y oscuro cuello
que ya se había doblado en servidumbre?
213
Los grandes árboles parecen decir que
no hay manera de expresar el
dolor: sólo se sabe
dirigir el follaje al sol, dejar
caerlo, hacer otros árboles
diferentes en detalles ligeros
muy ligeros a nosotros. Es
lo que se aprende, lo que las catástrofes
no pueden alterar. El hombre
que fabricó la urna, ¿lo sabía?
¿Se lee en los pedazos? ¿Se lee
en nuestros pedazos?
VIAJE EN ÓMNIBUS DESDE LA FLORIDA AL CENTRO
a Raúl Gustavo Aguirre, el gran
pescador
SE PUSO FRÍO
Nadie tendría el rojo que hay
atrás de la isla, en su casa:
todos se van y es posible
sentirse el dueño de la playa,
lo verdaderamente irreal son
los caños de escape de los autos
al arrancar. Se puede recordar
en menos de lo que dura un relámpago
que algún día vamos a morir
que alguna vez fuimos felices
que ojalá siempre
podamos quedarnos unos minutos
mirando, antes de la tormenta.
Se larga.
Caminamos en medio
de un malezal transparente.
214
HAY UNA SOLA
¿Éste es el mundo, vieja?
¿El que me ocultabas escrupulosamente
porque me iba a hacer mal?
Mientras casi
te despides, él brilla
fosforescente como burlándose. En efecto
debe ser un poco malo, un poco burlón.
Lluvias y ríos ya se mueven
prácticamente sin que los autorices;
mis viejos refugios, los tuyos,
son desmantelados, y sólo
te vela mi terror, entre los bailes
de las mujeres de la suerte;
es un poco burlón, sí,
pero lo dejaremos, hay ahora
una tarea.
El agua está fría, y al meterme
no me deja acomodar los ojos
al horizonte donde te instalas
disimulada en la luz, disimulada
en mis deseos de tempestad y calma.
Tengo el infinito delante
tengo la ciudad envuelta en la niebla
a un costado, tengo del otro
costado los bosques, palpitando
a la altura de mi corazón.
EL ÓMNIBUS VACÍO
Viene como un fantasma entre los árboles
encendiendo sus luces malas
que juegan con los gatos que se ocultan
215
ya, en los setos recónditos.
Está casi vacío: como un barco
de nieblas y leyendas (Se hizo tarde,
hasta que pudo pasar el deseo de morir),
al pisar el borde
superior de la barranca pudimos
escuchar su ronroneo, y justo
estamos en la parada cuando indiferente
como un elefante bondadoso, vino
a frenar a nuestro lado. El horóscopo
no lo anunciaba, pero hemos
tenido suerte en no esperar.
LAS CASAS
El viento las sacude y caen
a los mojados jardines los deseos
insatisfechos, como grandes
flores carnosas putrefactas
donde los perros, mañana, olfatearán
rastros completamente ajenos.
POR LOS BARRIOS
Las casas son el borde
de un escenario de títeres
donde el sol se duerme
dulcemente, mientras
los chicos esperan que salga el ogro
para gritar su alarma
y hacerlo despertar.
AL FRENAR
Encima de las terrazas
los fresnos
216
agitan sus hojitas
sobre el rosa del sol.
Las veredas cubiertas por las ramas
evocan rincones de bosque
donde mágicamente
saltan las nenas a la cuerda
como venados.
Al frenar, se ha apagado
el motor, y de repente
nos inunda el silencio:
nadie habla, y se empieza
a adivinar el murmullo de las copas
amarillo y suave. “Por aquí,
ahora,
podría pasar un león
comiéndose un helado
y no lo miraríamos”,
pienso.
HUMEDAD
Cada vez que el ómnibus para
escucho conversar
a los jacarandás, siempre
hablan antes de florecer
aman sus flores
y ponen sus esperanzas en ellas.
Un concierto de historias
suena en la atmósfera:
es lo que pasó, lo que se ha
sufrido, explicado para nadie.
Y los sueños se andan metiendo
pese a todo, en las cabezas
¿amigas de la paciencia
azules como estas flores?
No, no, el viento es el suspiro
de los desencuentros infinitos.
217
Ellos vienen del río, son el río
que pensamos en la forma de viento,
sí, son el anunciado ¡Perfumes!
la entera calle se inciensa
como un club, como una plaza
de destinos, el año
sesenta y nueve.
Y así tarde el sol en caer
en las tapias de Sunchales misteriosas.
HUBO VÍCTIMAS
En la fría luz de los acrílicos
anda el aburrimiento con ojos negros
con negros ojos de chiquilina aburrida
comiendo pizza con sus padres.
Imprevista la vida florece
un momento en el choque de dos autos
suena su estrépito característico
para advertir, y dos personas luego mueren.
Cuando todos conversando dicen
“qué barbaridad”, saben lo que es
que todo puede arder, pero pronto
lo llamarán accidente.
EL CENTRO
Lo que ocultan los frentes:
el interior de las manzanas,
los jardines secretísimos
que parecen yacer en el fondo
de la tierra cuando desde las terrazas
se los mira, y los patios
enfermos de sangre, de hollín infinito
218
con algún triciclo roto en un rincón, o alguna
bolsa de portland olvidado.
INVOCACIÓN
Luz fría de los interiores
con que la ciudad se protege
de la intemperie, luz
de los bares, luces de los ómnibus
incandescente luz de los locales
con sus lavarropas y camisacos.
¡Séanme propicias, luces de hielo!
hoy que estoy en las calles para esperar
a los que vuelven a nacer
en las calles, hoy que soy
su canción de cuna, lo que olvidarán
cuando fuertes se alcen, las narices
erguidas para olfatear el viento.
PARADA
Bajo las telarañas húmedas
de las ramas peladas
crecían flores apresuradas
en nacer y morir, y ululaban
los fríos bólidos de luces rojas.
Abrí mi diario: gocé
de los cambios, lo abierto
tiene ponchos suavísimos!
Escuché a las hormigas
en sus caminos infinitos
que las primavera iba a cubrir.
219
FRASES
También la tristeza puede ser un juego, un suponer.
ALBERTO SZPUNBERG
“LA CONDESA SALIÓ A LAS CINCO”
La condesa
salió
a las cinco.
María
salió
a las cuatro.
Yo
salí
a las seis.
Esa tarde las nubes
se deshacían en el viento.
EXPLICACIÓN
Me perdí en la dulzura de lo que pasa.
OCURRENCIAS
El encantamiento
se crea al saludar
al preguntar
la hora.
220
Los chicos
inventan a los parques
cuando van.
CAJETEANDO
Es su quemante voz lo que sucede
en el mundo. Lo que no llega aquí,
llega la ausencia de su voz aquí
tan ardientemente vacía.
“QUE LA GUITA LA HAGAN LOS OTROS”
a Hugo Enrique Salerno
Un ligerísimo olor a asado
o mejor aún a leña
entre la luz que desaparece
acariciada por la hojas lejanas
de la alameda, y
una sensasión de estar
como demás en el mundo.
DEBER
No los despojaré
no robaré sus gallinas
no les haré ruido
a la siesta.
Quizás cuando florezcan
ante el meteoro
responderán de mí.
ÚLTIMA FRASE
Aré en el mar
para que ustedes se acuerden.
221
VELORIO
¿Qué preguntas
se habrán hecho
antes de entrar
en la espiral de terror
donde bailaron
hasta desintegrarse?
EPITAFIO
Omanó angá3 Eduardo, que fumó tanto
y que amaba el temblor de las hojas en el viento.
Si es el atardecer y miras las copas contra el cielo
sabe que él, aún en la muerte, te envidia.
LOS ÁRBOLES NO DEJAN VER EL BOSQUE
Las palomas ya no
saben si arrullar, nadie
se pierde en el polvo
sin nadie de las maderas,
los caminos piensan
en buscar otra ocupación:
si ellos no creen en él,
no hay bosque.
HELENA EN EL AGUANTADERO
“Los cadáveres cianóticos
la rodeaban con un círculo mágico.
Sí, y ella
mirándome a los ojos con los grandes
suyos, con los que vio
por primera vez la tapa de “El Capital”
que no leyó, me decía
3 Significa en guaraní ‘falleció el pobrecito’. Era el comienzo usual de los epitafios en las
Misiones Jesuíticas.
222
creo, ¿qué es esto,
un enemigo? ¿Qué es un enemigo?
Ella no tuvo tiempo
de enronquecer, tan poco
había gritado.”
Sembrada la encontraste
entre los muertos, ¿nadie
supo decirte que era la griega?
“Nos habían mandado. A ella,
a mi hermano, a mí. Triste
objeto de atención, una fiesta
tras otra. Solitario
poder administrativo.
Y también nos habían
mandado reaccionar. Odiar
algo, para enfrentarlo. Resolver
entre cien o doscientos mil
lo que millones no se atrevían.”
No te la llevaste ¿por
qué?
“Movidos así, por juegos
que cambian sus reglas a cada
rato, como los de los chicos
fuimos.
Yo debía destrozarme al destrozarte
nada distinto
me enseñaron
jamás.
Y otra cosa no puede
pedirse a la inocencia
personificada. Querías,
lo sé bien, que la tierra
te tragase, o me tragase.
Posiblemente
yo también. Si fue así
223
compartimos
entre el mutuo terror
esa tristeza.”
Habla.
¿Sabías que habla?
“Yo he soñado con ella.
Pero sé que a las dianas
algo me hace olvidar cuando aparece
abriéndose paso entre bayonetas blandas
que tiemblan en el viento.
Cuando me habla me pide
lo que ya no recuerdo, y así vivo.”
Estas voces atraviesan las palabras
de tal manera
que parecen las otras palabras.
“¿Eras el enemigo? ¿En serio?
Escuchá las palabras
que hago llegar
a tu sueño”.
“¿No servíamos, griega,
más que para morir
y nacer de otra forma?
¿Recordaré alguna vez
tu respuesta?
“Podemos
andar, como ésas...”
No se alcanza a escuchar.
TRES MELENAS
Se arquean las palmeras
en el centro del bulevar
y entre las dos, sosteniéndose
el pelo con las manos pasa
apurada ella con su abrigo.
224
Atrás el decorado
de insulsos rascacielos parece
una equivocación del tramoyista:
¿adónde están los nadadores
soñando con la orilla de las naves?
También yo estoy en otra parte,
sentado en el banco de una chimenea
o fogata de pensamientos,
como en una casa o carpa.
Y entonces ella pasa y curiosamente
una vez se da vuelta. Más a la hoguera
que a mí ha mostrado
su pelo, sus ojos tan profundos
que atraviesan el pelo
como dos focos negros.
LA ADOLESCENTE JUGANDO AL TRUCO
Los partidos arrojaban
resultados insólitos.
Apenas había tiempo
de enterrar a los socios vitalicios
infartados de sólo verla
mezclar las cartas.
Todos querían ser su pareja
o amasaban grandes fortunas
para consolarse, pero ella
ni siquiera hacía las señas.
Sobre las ruinas del mundo, al fn
Dios entendió que su renuncia
a la picardía era un arte
superior inclusive al suyo.
225
EN CAYASTÁ4
¿Por qué no esperaron
un poco? ¿Adónde
se habrán ido
ahora?
En la borda de esta carabela
me siento atrozmente ridículo:
yo les prometí una ciudad
a esta gente, y miren.
Los trazos de las calles de arena
parecen haber durado más
que los adobes de las casas,
¿caminó o galopó más la ausente
que durmió, folló, cocinó?
Los cuatro juglares que traje
para el Gobernador, bailan
en la cubierta, a mi alrededor
mientras los mosquitos
cantan en este atardecer
sus melancólicas canciones
de viento.
LA ENTRADA DE JESÚS EN ROSARIO
Se realiza por la
Avenida Godoy
en un carro de verdulero.
Los periodistas
se encuentran imposibilitados
de entender el hecho
creen que esto sólo pasa en Rosario
y no saben con qué empresa
quedar bien.
4 Lugar donde fue emplazada originariamente la ciudad de Santa Fe. A fines del siglo XVII se
la trasladó a su lugar actual, circunstancia a la que alude el poema.
226
De Villa Banana parten
las exclamaciones más entusiastas.
Algunos burgueses tocan
las bocinas de sus autos
artísticamente.
No puedo verlo bien
va adentro del carro
sé que charla con varios tobas
que se han subido
pero no tiene el pelo tan largo;
en un momento
veo que alza la mano
y abarca descriptivamente todo
como si dijera:
“todo esto es mío”,
“acá todos me van a oír”, o
“todo esto no existe”.
Mi amigo de los diez años
me pregunta si al pasar él
debe hacerse la señal de la cruz
y si en caso contrario
se irá al infierno.
OTRA MUJER
Sentado en la mesa del bar
yo la miraba lejanísimo
a través de columnas, de cabezas
de personas con paquetes.
Ella miraba la lluvia
como sólo desde un bar se la mira
y a mí, ambiguamente
como miran en un bar las mujeres
a alguien que uno no es.
A mí me parecía que estaba triste.
Lógico, con ese día... Cuando paró,
227
se fue. Trataría
de caminar, de esperar otra lluvia
que esta vez la amparara.
UNA BIOGRAFÍA
Ha caminado todos los días hacia la muerte.
He entrado
por su portón oscuro cubierto de hiedra
y por el camino de los eucaliptus
su ánimo se ha llenado de sombras.
Primero ha visto tu cara en el aire, después
los soldados, los obreros, algún
productor con sus hijos, que en mangas
de camisa mira hacia el cielo;
y después ha preguntado
en la ventanilla
si ése era el día, y
cuando le han contestado
que no,
ha vuelto
por el caminito, casi
bailando, casi escuchando
el sonido del tiempo
en los árboles.
UN SUEÑO
Estuvo en una alameda.
Hacía mucho que estaba,
aún en la sombra
se sentía el calor, el perfume
de la resina (¿entonces
eran pinos?) Había
miedo, sensaciones
también de cosas hechas.
Una liebre huyó galopando
de su lado.
228
Todo el tiempo había estado ahí.
OTRO SUEÑO
Colinas. El ruido
del mar. El olor,
la humedad. La arena
no soplaba.
Los bordes estaban
temblando, era
el calor, la refracción
o quizás el indicio
de que estaba en un sueño.
EN LA VÍA
¿Cómo es posible que este tren
siga
si nosotros bajamos?
¿Cómo
pueden sus duros asientos
arcaicos
sostenerse en el traqueteo
que sólo podemos imaginar?
¿Cómo pueden
nuestros caminos
separarse
después de tanto amor
entre los rieles?
¿Cómo puede
todo terminar
en Pavón Arriba?
TERCER SUEÑO
a Miguel Sedoff
Tropieza en una piedra,
229
salta, putea. Hay
canciones que la gente
escucha con la radio
pegada a la oreja.
Sin embargo, se escuchan
las canciones. Ellas parecen
hablar de amigos muertos,
más bien parece que lo llaman
por la radio los amigos,
pero al tratar de oír,
se nota
que son canciones.
En realidad,
son los amigos ésos
los que escuchan.
Escuchan las canciones
quizás las cantan también
y le sonríen.
AMANECER CON MUJER
Hacíamos el amor
con las ventanas tremendamente
abiertas, sobre
el pueblito dormido.
Al otro día la gente
en las panaderías
tras los acoplados
caminando
nos parecía hecha
por nosotros.
EN MEDIO DE LA NOCHE OSCURA
a Sebastián Riestra
230
Ha prendido la luz, ha visto
esplendorosamente entre cuajarones
de pasado, la muy antigua
madera de la ventana,
y a través de ella
a punto ya de despertar
uno solo para todos
este mundo.
EL NACIMIENTO DEL BOSQUE
¿Pudiste contener la sensación de lo mágico
cuando el aire empezaba a refrescar
y todo era un murmullo sin propósito
como tu vida?
Afuera, en el no-bosque,
había grandes silencios: la tierra
de cosas que jamás se habían visto.
Temblábamos con él: cada raíz escondida,
cada mirada al cielo, cada charco
de agua oscura, sugerente
nos prometía
lo que era así, como los pájaros
posándose en la hoja, colgados
del vacío, despreocupados
de caer. Antes
eso estaba en los cuentos, en la
representación del bosque
en nuestra alma.
Pero la historia más emocionante
era la historia del árbol.
Miraba por un lado la oscura penumbra
y por el otro la ceguera
marrón que era el camino,
y las colinas, las pequeñas
moradas en el valle.
El niño tenía que volver
231
a caminar los senderos,
sin extraviarse, volver
al árbol del límite.
‘ARGENTINO, NO TE RINDAS’
a César
Bajo la luna
el edificio del SMATA Córdoba
es hermoso.
Los obreros hablan un idioma
que está más en el futuro
que el de nosotros.
Hablan de un error
cuando nosotros todavía no hemos
inventado las palabras con que lo
vamos a cometer.
Las palabras parecen
ser las mismas, pero
es otra cosa.
Los abogados gremiales tratan
de evocar a sus predecesores
tragados por los chupaderos, sus
trucos, la manera de traer
a los convenios viejas banderas
en el momento en que la patronal
ya saborea en la imaginación su whisky.
“Ahora pronto algunos ni whisky
van a tener”, dice uno y nos reímos.
“Así que ahora también peleamos por ellos”.
“¿Por qué no?” dice otro, “si nos
disciplinaron, nos agruparon
mandaron hacer
con nuestro trabajo
la fábrica donde nos conocimos,
no hay que tener miedo
232
de pensar esto, ¿no varón?”
“Sí”, dice otro, “que tengan
su oportunidad”.
A mí me parece que la luna
que está brillando sobre Córdoba
es como la verdad, que mengua
y luego empieza a verse
otra vez. A una sirvientita
la señora le ha regalado
un vestido viejo
de ella
y no nos queda mal, no
pero nos hace sentir algo tristes.
Por eso digo
que el edificio del SMATA Córdoba
frente a la calle desierta
bajo la luna es hermoso.
Y mientras atravieso el umbral
del sindicato y piso
la vereda, la calle, para volver
a la terminal, me doy vuelta,
tranquilo, y ahí está, ahí veo
la frase en la pared
sobre los colores azul y blanco.
1986-1989
LA MONTAÑITA5
‘No era cuestión de un mayor o menor dolor, de esta
alegría, de aquélla pena. Era cuestión de verdad o
mentira: una cuestión de vida o muerte.’
JOSEPH CONRAD
5 ‘La Montañita’ es una elevación artificial, coronada de una cúpula en otra época, que se
formó al excavar el lago decorativo del parque Independencia, en Rosario. Esta tarea fue realizada a
principios de siglo por reclusos. A orillas del lago se construyó una columnata romana y se emplazó
un busto de Virgilio.
233
EL DÍA DEL CALOR
Primero había la pampa
y después los sueños;
solamente los hombres
de las quintas pasaban
silbando sin soñar o por lo menos
sin saber que soñaban,
por las calles de tierra.
Entonces, una clase social
muy nueva, de manómetros
vistos y padres ocultados
quiso inventar un parque, una
naturaleza que se superpusiera
a la otra, derrotada,
pero
los convocados
al cavar ese cauce
tirando indiferentes
la tierra que sacaban
fueron creando
el extraño accidente
orográfico.
Rodeada de festejos, de carruajes
de cuerpos cubiertísimos
serios como criaturas
sepias, se la podía
ver, de vecinitos
ansiosos contemplada,
olfateando la vida en toda brisa
contemplando la futura colina.
Colina de la alegría y el dolor
repartidos con su marca entre los hombres.
Con un gesto el señor indica
el comienzo de los trabajos:
los presos con sus bolas
234
de fierro, sus grilletes,
cavan forzadamente
menos en la llanura
que en su propia desesperación.
Al mismo tiempo
pasan camino de la escuela
de-olvidar-lo-que-están-viendo
los niños recién inaugurados; los maestros
los reciben, ocultando sus filosos
punteros a la espalda, por indicación
pedagógica especialmente
formulada para la barbarie.
El parque y el alma
se construían el uno
para el otro; indispensable
era que hubiera un lago
rodeado de ruinas
apócrifas; lástima el calor.
Cuando los vecinitos
llegaron a la cúspide
ya eran ruinas verdaderas
las ruinas falsas. Y
preguntaban ¿qué es
esto? ¿Qué es esto?
Hace tiempo
que están. Los maestros
meriendan en los basurales
de abajo. Y hace calor,
muchísimo.
Pero ellos ven, ahora. Ya crecieron,
el sol en los lejanos
barrios, y los insectos
chicharreando en los techos
entrevistos: eso es saber.
ROSITA
Rosita, hay cuidados
hay ideas,
235
que no se pueden sostener
hay que quebrarlas
si se quiere vivir
no se puede saber todo
pero tampoco
saber “sólo alguna cosa”.
No podemos estar parados
en la colina, sintiendo
nada más que nuestro dolor
cuando estamos parados
sobre la obra del dolor,
y de todos, el dolor: de aquéllos
que ya murieron maldiciendo
y deseando vivir; eso es
lo que los barrios debieron enseñarte.
Y así vaga tu sombra
interrogando a los vivos que,
desesperados, te exorcisan
sin contestar las preguntas
que a tu madre no te atrevías
a formular; que sólo
el amor puede lanzar fantasmas
y vampiros por el mundo.
Rosita, vos ya estabas
sostenida en el aire
esperando que la colina
te acariciara los pies,
ésa era la respuesta
que nunca aceptarías
querida mía, vagabunda
de la ausencia.
EL INCANSABLE
Carlitos y sus sueños estúpidos
ser un aristócrata, juntar
apellidos, desvelarse
bosquejando un apócrifo
236
escudo nobiliario.
Carlitos ídolo
nos hacías sentir
buenos y democráticos
por contraste.
No saludabas a los viejos amigos
pero por razones
programáticas.
El Partido Conservador
no te salvó de casarte,
el retorno liberal te agarró
con cuatro hijos
y además no era lo mismo,
la muerte de Perón
no impidió que tuvieras
que trabajar como un negro.
Pero cuando los shas o negus
ya habían tirado la esponja,
cuando ellos y otros ya vivían
de sus coimas, vos
seguías luchando.
Te doy la hoja de laurel, hoy
que te veo, fumando
con aburrido aire teatral
en la vieja pízzería, ocultando
como un héroe
las hilachitas de la camisa.
LA MONTAÑITA
Ambigüedad
más bien contradicción
en todo jirón de recuerdo
la cara de Virgilio
y la penumbra: bajan
la cuesta niños
237
aparentemente feroces
en la lechería
los tubos de la luz
los niños con sus padres
aparentemente dóciles
Alguien arriesgó el cuello
para subir
a la pequeña cúpula
a escribir “el Tito se la come”
frase que leerán
aviones, helicópteros,
nadie.
FUSILAMIENTO
No saldrás en los diarios.
Tu arrepentimiento
ni siquiera interesa,
sos un rehén del miedo,
un número, un bultito
que por tu ausencia
crecerá en nuestras almas.
EL LOBO
Qué indiferentes son
los verdes pastos los castaños
a mi cuádruple paso.
Ven, bocado, mira
cómo baila la luz
allá en el mundo.
LA MONTAÑITA
Crímenes autóctonos
mano de obra local
para construir un adorno importado
¡esa cúpula!
238
Fue en la niñez
en un simple instante.
Yo aparté las hojas de las ramas
y miré al mundo: él existía
también.
Sin intención parecía bueno.
LA VIUDA DE HOMERO (I)
No siempre fue
ciego, y cuando
la cracoma completó su obra, llorando
me decía: “cada vez
que salía, en las tardes
en que el sol, apagándose,
nos deja ver, me era
preciso constatar que todo
estaba ahí, no se había
borrado de este sueño”.
Entonces empezó
a tocarme, empezó a entender que hay muchas
clases de sueños, innúmeras
especies de delirio, y me besaba
y empezó a arder de amor,
sólo entonces
me poseyó de veras. Sólo
entonces
pensó sus músicas,
salió a cantar.
LA VIUDA DE HOMERO (II)
El éxito no era
más que las tonterías de la gente;
sin embargo, cuando comenzó
nos había parecido imposible
llegar un día a mantenernos con esto.
239
Así que cuando pasaron
un par de semanas del entierro,
me puse a pensar en lo que había
en lo de él, ¿qué era
lo que este loco había hecho? ¿Cuál
había sido su treta, cómo armó
esas historias tomadas de los otros
y las convirtió en eso
que le dio fama?
Recordé que me decía; a veces,
precisamente cuando no podía
memorizar; “los héroes
no deben hablar
en el mismo lenguaje
que la gente. Deben,
sin embargo, hablar de tal manera
que parezca el mismo lenguaje.
Y lo mismo
debe ocurrir cuando se hable
de las hermosas armas, los caballos,
las ciudades en la lejanía.”
LA MONTAÑITA
Pero había habido cosas allí
donde ahora se paseaba.
¿No les importaba
a los pájaros? Si había
y se posaban en las altas
y susurrantes copas, en la
ex-pampa, y en la cabeza
de Virgilio, ¿entonces?
Y ahora tampoco queda nada
de aquella sorda tristeza
de aquel denodado orgullo
de carruajes. Y pronto
¿lo que hemos sido? Pero
tus hijos juegan en las calesitas
con caballos antiguos
que no perdonan anda.
240
Ellos sabrán decirles
lo que no supimos hacer.
Escucha ahora
en el suave golpear del agua
la triste gloria del captor
dividiéndolo todo
entre pozo y montaña.
EL AUTO LLENO DE HOJAS
Semienterrado en el parque
cubierto de otoños innumerables
no digas que es imposible.
Los que podían hablar no
estaban, entonces hablaron las
cosas como él, las muertas
que amorosamente lo cubrían
y los ojos que a pesar del paso
del tiempo, no podían
creer.
DÉDALO
En las barrancas cantan los pájaros
como paisanos en el baile
se bajan en los ranchos los faroles
a las mesas para encenderlos, y
veladas sombras echan aguas usadas
en los patios de tierra.
Y a punto de caer
sobre una corriente
insondable, hay senderos
abiertos como túneles en el aire
caliente y húmedo
que viene de las islas
despertando interrogaciones.
¿Dónde estás?
La villa a esta hora
parece Samarcanda. Los ladridos
241
vienen atravesando esforzadamente
generaciones de cuzcos. La luz tiembla
como un ciego adivinando los pasos
del que durmió en el laberinto
y después olvidó las señales.
LA MONTAÑITA
Desde arriba
sólo se ve su cabeza rubia
como una moneda pequeña
y cálida, que alguna vez
deberemos entregar.
Eso, y el lago
con sus oscuras algas
y su profundidad inocente:
tan baja comparada
con las verdaderas.
Bueno. Y por ahora
en vez del futuro
los techos de zinc
de Echesortu.
EL AMIGO
Él iba callando a medida
que yo crecía, cada año
las azaleas de la casa me eran
más irreales, y él se ocupaba
consiguientemente más de ellas.
Había, espantosamente lejanas,
nuestras respectivas infancias,
y el pensar: “que se muriera
no sería nada, lo triste
es no volver a verlo”. ¿Cómo,
entonces, devolver esas afecciones
y al mismo tiempo vivir,
242
apartar esas plantas
de fábula, y bajar
del escenario de los silencios?
POSIBILIDAD DE VIDA
¿Qué hemos hecho y qué haremos
sobre esta tímida ladera
rodeada de falsos bosques
y quioscos de expendios?
Sorprende tan poca altura
pero es lo que el pozo brindó.
El tiempo y los cohechos
han vuelto salvaje la colina
las madera carnívora tragará
tanta habitación y costumbre.
Una locura en horda
invisible estremece la pelambre
de la viscosa agua que corea
el silencioso canto ¡No se abrirá
la tierra, no caerán
los monumentos, antes deben estar
para ser humillados!
En toda la ciudad hay adormecidos
que esperan las palabras del baldadito
para glosarlas con sus propias palabras
al fin primeras por ser glosas de nada
ellos crearán parques sin dolor
en las tardes inmensas su corazón espera.
LA MONTAÑITA
Sobre tanto dolor
acumulado
florecía el árbol
sin saberlo.
Su inmenso techo honesto
como carpa de circo
243
a los niños cubría
disolviendo sus pequeñas maldades.
Lo plantaron
para imitar
lo que habían destruido
antes.
Pero él no sabía nada
ni siquiera de su presencia.
Una vez yo dormí
recostado en su tronco.
TE QUEREMOS TANTO
Ellos jugaban con tu
vida (no
lo sabían), ellos
sin saberlo, jugaban
con tus pobres manitos donde
estaba el miedo a la tormenta
el espléndido terror a las lluvias
y a su desgaste tenaz: en tus
manos ya llenas
de misterios.
Así se abren
al sol, cereales
que se agitan; de
simiente aterida. Así
se explican los desencuentros
y el amor que reluce
como el barro
en la primavera.
CRECEN
Yo soñaba
que tendrías sueños,
y ahora
244
te veo mirar tan
dulcemente
un televisor
cargado de torpezas
fugaces como astros,
pasiva como frente a la muerte,
tierna alcancía de los desgastes.
Sí. Vuelas
como en un huracán por ese
túnel luminoso hacia jardines
de antimateria como Alicia
los quería, cultivando mi disgregación,
precluídos mis recuerdos.
Cuando lo apagues, ¿qué sucederá?
¿Qué vejeces me será dado ver
en ese espejo gris
del silencio?
LA MONTAÑITA
Estamos todos haciendo algo
sólo ese algo sabe lo que es
y a este idioma que no existe
nadie sabe hablarle en su idioma
esto que estás leyendo
lo estás escribiendo también
esto arma la sangre
de las palabras con que un día
te vas a preguntar
si es feliz lo que fuiste.
LA MAGA
Invocando los presos junto al lago
Irene sueña
con extrañas minúsculas casitas
donde sus hijos nacerán,
con veredas
245
donde sus hijos jugarán
con lo que hoy se arrastra.
“Ellos la levantaron, y ellos
la removerán” dice, “pero
¿y las órdenes? ¡Ellos no dieron
las órdenes!” le dicen.
“Bajo el agua han crecido” contesta
“han ensayado húmedamente
los remedos de su autoridad
sus carruajes son más grandes
sus órdenes
no se parecen a órdenes
parecen carros que llevan mucha
gente o muchas cosas”.
“Saldrán, de adentro cavan” dice
“la brisa ¿ves? alguien agita el aire
son los árboles movidos desde abajo
porque así esperan
la Montañita es su volcán”.
246
UNAS PIEDRAS
(1999)
247
248
PIEDRA ESCRITA
Así empieza: “me olvidé
de hacer los deberes
por soñar con la chica
de enfrente”. “Química
de la paz” es el primer
título. Dice: Los mudos
empiezan a hablar.
Y luego: No me importa
limpiarme la boca,
en las servilletas
escribo mis poemas.
Pero ellos, ellas, y
los semáforos
los susurrantes árboles
están ardiendo. Por
profundo misterio,
dentro tuyo
nació tu voluntad.
Fue informada primero
por tus ojos, tu estómago,
tiene bastante datos,
dice. Tomala
con las manos.
¡Hola!
“Pero ahora
que ya empecé
no sé qué hacer,
viento; comés
dónde,
te levantás, cómo?
“Mi deseo
no me deja
encontrar trabajo
si no hay trabajo”.
“Mi deseo de vos
he olvidado mi deseo de vos
para quererte
he vuelto a recordarlo
249
para cantar”.
Son escritos
en la piedra, la piedra
los conoce, pero
no los puede
decir: “Decir
que las bellas
que el viento
implacable
acunó
son así.”
Y eso que no
duerme, como
vos, mientras crece
el pasto, y también
el caballo de Atila.
Que bebe el agua
dulcemente.
Dulcemente
como el pasto que crece.
PIEDRA DE CHAIRAR
Flores tercas
suspendidas del aite
donde paseó
el amor ¿cayeron?
No se sabe.
¿Soñaron al crecer?
¿En medio del suceso,
sacando aire
del aire, como ésas
flores, apoyadas en ellas?
Recordar el perfume
cuando está, no acordarse
de él cuando se ha ido;
esperanzas, comidas
250
de la víspera.
Almentando miedo
con oscuros derechos
sobre nada. Ella era la piedra
cayendo por su peso
hasta la levedad del agujero
negro donde se volvería
antimateria. Era el silencio
nacido de las voces qure desisten.
Parecía
saber aparecer. Aseguraba
que la podías invocar.
Que era posible
conocer su final
amándola en silencio.
Mientras que antes
la noche ardía
en la memoria, brasa
de los vientos, nada más.
Recuerdo
que ella combustionó
como un trapo
de sangre.
(Pequeños cuentos,
cosas
que uno, mirándola
pensaba. Reemplazos
Plazos. Extraviado
desear).
Pero su voz venía
como un tren, del olvido,
entre terribles
ruidos de carga. Había
voces en esa voz. De muchas veces
en que sin escucharse
se la pudo escuchar.
Debió soñar. Debió,
para no entristecer
251
cuando caía.
Desde mi horca
y mi casa, pensándola
no vi crecer los pastos
que no planté. Aunque ellos
estaban en mis garras
de jardinero posible,
en mis macetas
que inventaría para tenerlos
cuando ya su canción
fingiera ser.
Y era el frío del mes, el que
las cosas temen cuando duermen,
pero se vivía.
Entre los corderos
nadaban nuestros ojos sin mirarse
y al apoyar las manos
nos sentimos.
Un viento atropellaba
un corazón tras otro
¿era ahí donde estabas?
Se enganchaba
el mío entre los días.
La ciudad percibía ese proyecto.
Pero las almas estaban quietas,
demasiado trabajo
para sus átomos
hubiera sido andar.
Sólo una voz. Sólo una dolorosa
participación en lo dulce.
¿Dónde estará la pobre Eugenia?
¿Dónde navegarán sus náufragos?
Preguntas sin perdón. Abstenciones
del viento. ¿Dónde estarán las piedras
las que lancé a volar
una tarde en Casilda?
Preguntas sin rehén,
sin rescate.
252
Y no estaban en tus ojos entonces
las señales de ser como serías:
las lentas nubes de los arcoiris,
del granizo ruidoso. Desdecirte
era fácil. Tu historia
desescribir. Con mano trémula,
pasto del poseer. La marca
fue anegándose en lo que crecía
sin saber, como el pasto.
No pasará más tiempo por enfrente
del lugar donde fuiste una vez sola.
No vas a estar de nuevo. Cosas
que dan al mundo su manera
de ser, su dictamen
sobre el mundo. Aunque los viejos átomos
se pongan a jugar con los recién
nacidos, rondas de imposibles.
De pasto abandonado, las visiones
retienen el perfume, la perversa
manera de tentar sin ser reales.
Dónde estará, ya no diré la Eugenia
sino tan sólo las rosas que iba a darle
en un día que no llegó a existir,
adónde, rosas? Ellas las recogió,
bailando, hacia la nada?
Pero hay tardes enteras,
y otras cosas: un ascensor real,
patios lejanos, el sabor
de provinciales especias.
Las cosas van llegando a la memoria,
son las reales pisoteando; exhalan
su olor a vida, sus fascinaciones
de existir, marchitando los sueños.
Desconocidos peces que ya nunca
pescaré: aves por cuyo vuelo
jamás me pararé
para mirar (como se para
un albañil, para escuchar los árboles
en su pálido andamio); ya soy viejo collar
253
del nuevo perro de la tarde.
Nos miraríamos, Eugenia,
sedientos? Esas flores
probables, nunca ha sido
probadas, y no valen
los ulteriores deseos
de ellas.
La voz se vuelve viento
en septiembre, y se entibia,
se perfuma, olvidándose
de sus tristes autores.
Estas ruinas de ojos, atadas
como están a recordarte
a cordones de nada, sin embargo,
siguen tratando de mirar.
Del mundo esperan
un renuevo, una auspiciosa
forma de abalanzarse
a los caminos, piden un alivio
a lo que existe y es distinto
de vos: desde el sur viene el viento
con árboles oscuros y quietudes
del alma entre resinas. Que estarán
con los glaciares de tu ausencia
dentro de mí. Y en la tormenta
ver llorar a las plantas me reanima.
Y el aire sobre el aire
encandila la luz. Y hay un perfume
viejo como la incertidumbre.
Brillan las telarañas.
Charcas. Ráfagas.
Hubo un diluvio, un pacto
nuevo. Y paraísos.
Volvemos a mirar:
entre leyendas, corroídos
por las deformaciones
de la gracia que se creyó
alcanzar. Rarefacciones
bancos de ensayo
de la muerte. Penas
254
sagradas que se ahogaron
en la lluvia. Por vos
no están cantando.
Un viento muerto
es nada más que un aire
que no sopla.
¿Por qué en nosotros
no es así?
Si yo pudiera
querer aire en vez de saber cosas
de ella, si la poseyera
como un paisaje, si poblara en ella
mitos de origen familiares, como
un capitán del siglo XVI
para morir en propiedad reconocida.
O mejor todavía: no ser nadie
a quien se pueda no querer. O írsele.
No. Yo no llegaría
a ser lo que seré en un instante
más: éste, que viene
entre arreboles, vientos y esperanzas:
Así las amo, ajenas, almas solas
que yo he vestido aquí de hablada niebla.
Por eso pasen, palabras sobre Eugenia,
grandes palabras con las que soñaba,
antes de hablar ya vino la tormenta;
nada quedó que no pueda guardarse
en el minúsculo recinto de una célula
cerebral renga, que vendrá agitada
a presentar su informe si la llamo
en esos días de ansiedad o angustia.
Sólo que ¿dónde estás?
¿dónde estoy? ¿En qué patios
te disolviste dejándome sin filo
para chairar m vida?
¿Estás pendiente
de mi aliento? ¿Al cortarse
255
sabrás lo que sostiene?
PIEDRA ENCONTRADA
En esta ciudad
cuando alguien abre las puertas
del Infierno, se nota.
Los árboles mutilados
se estremecen
en las plazas falsas,
los vidrios
de los escaparates
se humedecen
sórdidamente, porque
había inocencia aún
y algo
ha caído sobre ella.
Es que hemos olido
otro cuerpo,
y es distinto
de cómo lo soñamos,
en las recalentadas
calles, mucho tiempo
atrás.
Son vidas, sí. Primaveras.
Pero nunca con el exacto
tono del viento: frío
si hace calor y viceversa,
como el suavísimo olor
que ahora sabemos
que no será descanso.
Y hay que vivir,
mirar a los ancianos
sentados en el balcón
al atardecer, las ventanas
abiertas, la impudorosa
visión del techo
256
de su habitación,
de su araña, del extremo
de su ropero donde hay
textiles flores de sueños
de películas en blanco
y negro,
con olores también,
que uno no sabe
si recuerda.
Pararse. Mirar eso
antes de entrar, de subir
a la entrega de ella,
al deseo que se culmina
y vuelve a abrir
la puerta de las muertes.
Cuando creías en los poemas
era cuando todo
parecía posible: los viajes,
el amor como un viaje,
pero has hecho ahora
esos viajes, trayendo
y llevándote átomos,
cosas que existen,
de todos lados.
Confundirte. Podrías
confundirte. Yo podría
ayudarte a hacerlo,
borrando todo
con mitos, que los versos
fabrican.¿Te sería
agradable?
Pero es que yo también
crecí. Yo también
ya he escrito demasiado.
El poder fulminante
de las palabras,
de su no ser usadas todavía,
ya no existe. Las hojas
se estremecen, sin embargo, sin sentido
257
ninguno, hermosamente,
en el viento que se está levantando!
Borrala de tus sueños, no
la compulses con lo real, que quede
desolada, de pie, en ese cuarto
de un recodo
del Infierno, una sombra,
una pesadilla de la vida.
Mañana pasará. Por las calles.
Y antes
que esto llegue a tus manos,
serán otras las modas, todo
lo que se puede y no se puede
hacer, y nadie
que la mire sabrá que en el cuarto
plantada en medio del calor
y del Infierno, sin lástimas
sin versos ni proyectos, la deseaste
tan sólo
porque el techo que la amparaba
era trágico como los olvidados sueños
de los viejos de enfrente
abandonados en el verano.
Sí. Mañana
la mirarán, le enviarán
como cartas con miradas, cartas
que jamás se leerán a sí mismas, que
quedrán en una poste restante
del alma, donde ella
jamás acudirá. Polleras.
Medias, andares. Muerte
fascinándose con el irle
detrás.
¿Y si acaso lloviera
entrarías, entonces,
más tranquilo?
Si la lluvia
hablara en tu lugar,
desplazara al silencio?
258
Deseada como lluvia.
Como al fresco en medio
del calor. Y no lo sabe.
No sabe lo que rodea
su atraer, las piezas
que franquean su pieza,
las líneas que a ella
llevan, esa tarde
desfalleciente
en una luz
manoseada e insípida.
La puerta oscura se abre,
la escalera como una caverna
se extiende ante tus pies,
la solitaria luz
de la bombilla huérfana, fulgura
al fondo y a lo alto. Subí.
Hoy la ciudad
lo hace posible.
MIGRANTES INTERNOS
1
No entiende esta ciudad.
Cree que es su pasto
de engorde; el lugar
que un dios le señaló para crecer;
cuando crece, no obstante,
no sabe para quién:
esa extraña
que no ha aprendido a amar
resiste impávida.
Portales y calles, van tiesos
a la demolición, sin responderle.
2
259
Pasto del alma, tanto hablar del alma,
en ciudades que no saben lo que son.
Y la viveza criolla de querer vivir
como si las cosas no fueran así:
como si las piedras fueran algo más
que lo que un viento armaría en su azar,
es que le falta alma. En los huecos
de árboles, de rincones de piezas,
falta impregnarse de oscuras sensaciones
que compartir. Historia. Falta
historia en la ciudades, y si no se atan
a la noche, pueden irse en el viento.
3
Mi abuelo no es tu abuelo.
Tu abuelo vivió en una ciudad, el mío
vivió en el campo. Él vino
de muy lejos y sus recuerdos de infancia
quedaron dentro de él. El tuyo
nos habló de ese campo, de esos arroyos,
y las arboledas que ahora divisamos
al recorrer los caminos, parecen
salidas de lo que él imaginó; y la ciudad
se nutre de sus vacilaciones, de sus aires
de lo que él tuvo que pagar
para vivir aquí. El otro,
también. Pero no habló. Sus
palabras han quedado para siempre
del otro lado de nuestra vida, las
imaginamos: hacemos
el cuento de él, y está
bien, porque se venía
aquí, por cuentos. La tierra,
abierta, húmeda, es una infancia
para nosotros; la ciudad,
una adolescencia deslumbrada;
lo de allá no ha nacido.
Lo contaremos, hijo, cada vez,
un poco distinto.
260
4
Hay muchas plazas. Ninguna
te deja ver al amado y al odiado
al mismo tiempo. Los árboles
están adentro, no como
en el pueblo, afuera (Los
susurros nacen
del corazón de los edificios, no los
acarician en la piel). Por eso
para él, estas plazas
son secretas ¡Y su hijos
juegan en ellas, y no es posible
decírselo! Pero esta
desconfianza penetrará
en sus vidas, igual, pese
a las ventajas de la nueva
situación (Adentro, afuera,
todo es lágrimas, movimiento,
todo es vivir).
5
Porque no nos repetimos
lo suficiente, porque, por desgracia,
somos bastante distintos
el que una vez vivió, del que
nos seguirá. Podríamos
ser felices reconociendo
esa repetición, pero nunca
lo haremos, la ciudad
ha arruinado todo eso, aunque
nuestros hijos jueguen en ella.
6
Me siento en un bar, y tomando
un café ¡zas! veo un poeta
escribiendo: esto en el pueblo
no pasaba.
261
¿Cómo vive esta gente? ¿Cómo
camina la poesía por las calles,
así, sentándose
a la mesa del verano, sin que nadie
se burle, sin que nadie
se admire, floreciendo
entre la indiferencia, como
cicutas benévolas?
7
Estás parado donde hubo un árbol.
Pero hace mucho. La calle
era de tierra, entonces. Ensuciaba
las blancas faldas que en ese tiempo
se arrastraban. Esa calle
estaba llena de residencias, y el silencio
los domingos, se demoraba
en esos pechos, conmovidos
por una callada ansiedad. Pero
allí, allí mismo, el árbol,
fuerte y erguido, alzaba sus ramas.
8
El corazón calla en el exilio.
Calla. Recuerda
la entrañable caricia que las tormentas
de tierra, hacían a las ventanas
que miraban el patio
en las tardes grises y enfermas
de junio.
Calla con eso. Deja hablar
al ciudadano autómata
que lo reemplaza, firmando
cheques, y cobrándolos.
Él es el asombrado.
Son las caricias de la muerte
262
y vive para esperarlas.
9
Pero querer vivir, ¿cómo
querer vivir, aquí?
¿Ir al hipódromo, esa
sucursal de los campos?
¿Fingir ser campechano,
como allá no se hubiera sido?
Sobre todo, dejar algo
aquí, sin saber qué, para los hijos
sembrando como un ciego
en la cruel nada.
EN EL MORAL
El amarillito, preso
en su jaula, canta
para atraer a su compañero
a la jaula. Para
que quede atrapado junto a él.
El amarillito tiene
una cultura para justificar.
Es un vampiro, un pájaro
muerto que canta
para crear más pájaros muertos
que cantan.
El amarillito vuelve
a cantos tradicionales,
los renueva, vanguardista.
No puede amar
pájaros vivos, sólo
pájaros prisioneros.
El amarillito ya no lo oculta;
lo dice.
263
Queda bien clara la cosa
para cualquier otro amarillito.
Pero es fácil ceder
a la tentación.
BUTCH CASSIDY EN CHOLILA, CHUBUT
Esas rosas en la ventana
no pueden tapar lo lejos
que se ve algún árbol o caballo
en lo que queda de luz.
Esas rosas. Saben morir
para que nazcan otras el verano
que viene, acunadas
por un viento de presagios.
Tu alma puede estar aquí
y allí, en los seres o lagos
apenas presentidos. Puede
estar aquí o en otros lugares,
puede ser o no ser. Todo depende,
y no, por cierto, de tus palabras,
salvo alguna. Azarosa que encienda
una señal en el momento justo.
MI HIJA Y YO EN UNA CIUDAD LEJANA
-Vamos a volver en un ómnibus
parecido al que vinimos acá
pero no va a ir la misma gente.
-Mirá si va algún amigo tuyo.
LA MESA DE LA PUERTA
264
En la noche de invierno
se encienden las luces en la calle.
Ellas vuelven entrañable
el deseo del hogar
en los solitarios anclados
en las esquinas: se filtra
en el bar el viento y lo hace
irreal por completo.
LA PIEZA VACÍA
Estás en medio de la fiesta,
rodeado de tus amigos
y amigas; la música
te hace mover. Pero
nadie te mira ni te escucha.
No les digas nada, Tu voz
retumbaría trágicamente
en las ventanas sin cortinas,
en las paredes donde
ningún mueble se recuesta.
Llorá tranquilo en silencio.
Es un recuerdo un poco fuerte,
un poco persistente, nada más.
PIEDRITA
Tamborillea
sobre
la piedra.
Parece que no suena,
pero adentro suena.
Los dedos pegan
265
sobre su triste
pensar de piedra.
No contestará: sabe
que es una piedra.
Cree saber.
COMPARTIMIENTOS
Ella y yo amábamos
cosas que, en realidad,
nunca existen: el
horizonte, el arco iris,
la quebradura del remo
en el agua. En cambio
no creíamos en la nieve,
en la Torre de Londres,
en las cebras.
Nos queríamos y hablábamos
de por qué alguna cosa
existía y otra no.
YÉNDOSE A LA CAMA
Tanta magia tanta voluntad
debe atravesar la oscura noche
igual que un camión sin luces
perdiéndose en el camino.
FRAGMENTOS
El mar busca estas estrellas.
Hondas en el cielo, veladas
por una niebla ligera,
fantasmal, como vueltas
al otro lado de las cosas.
De espaldas al mar. Asomadas
266
al borde, mirando
hacia abajo: el mundo
como un abismo.
PONIENDO ORDEN
Vean al hombre sentado
junto al lago del parque,
olfateando el destino.
Son las nueve de la mañana,
el desorden inmutable
cuaja en los recorridos
administrativos del jardinero
municipal. Pájaros
hay, también; la presencia
del hombre ha ordenado
todo, sin embargo.
Es así: la voluntad
de los quásares había caído,
y cierta desazón invadía a los pájaros
cantando las casualidades
del mundo.
Pero el hombre.
En su imperceptible feriado
buscó la soledad para pensar,
para olfatear las cosas:
los muertos susurrando
a los futuros muertos, entre globos
y risas del domingo, sus secretos.
El secreto del parque entrevisto
en la primera infancia, que llevó
mucho después a los grandes bosques
naturales, de la mano ya aérea.
El secreto de Sigfrido tirado
entre las flores, con su espada
recostada en un tronco. Era
un libro y se perdió para recordarlo.
267
El secreto del cardenal posándose
en el pino de las Canarias, donde nunca
pensamos que estuviera (Como la llave
del placard).
Volverá el libre al barrio, a los
trabajos. Investido de ciertas
confesiones irrepetibles (por él), buda
local, con éticas que permiten
los desodorantes y el aire
acondicionado. La cultura,
implacable, canjea una parte
de sufrimiento por otra. Los jardines
artificiales propagandizan
lo natural verdadero: el mito,
el arbitrario y atónito; la falta,
la gran complicidad.
ACREEDORES
Son malos tiempos.
Falta la convicción, lo que hace
imperioso el reconocimiento,
el alivio, la descarga;
la cachafaz frontera
que disgrega el universo
en multitudes efímeras
que se encienden y apagan
según pautas que, bien vistas,
son increíbles: los meses,
los acontecimientos.
Es triste poder tan sólo
exigir o renunciar: la tierra
hace mil cosas más; ¿hablar
o conversar? Eso es parecido
a matar o gestar, como en el monte
se practica, con la indiferencia
siempre avizora de la comadreja
overa, con remotos
268
deberes.
Vos podrías concebir, acaso,
liberarte del cumplir, del ser
cumplido? Sin renunciar, sin
perder interés, como un padre
que ya no puede castigar? Proponer
esta contratación, más parecida
a una química que a tus
torpes proyectos, donde solías soñar
subordinar la voluntad de los hermanos?
Mirá la lluvia lo que ofrece.
Sus catálogos de alma. Sus
opciones de aguas. Destruir
sin destruir, hace negocio
tomando lo que da, bailando,
¿qué vas a reclamar? ¿Pasos,
giros? ¿Vas a reclamar
y perderte el baile?
Tu arreglo posible, y no poder
decirlo. Una lluvia te invocará
como a una lluvia,
serás precisado.
DESTINADO
La angustia lejana en el tiempo
no ha perdido nada
de su carnosa sustancia, todavía
mirás las piedras del camino al mar.
Te sentís
en un lugar absolutamente de sueños
donde cada cartel, cada empujón
te recuerdan que no existís muy seriamente.
269
Si eso duró hasta ahora, si atravesó
generaciones, puede
matarte o llevarte. Que te lleve
aún con peligro a aquéllos
que insistieron irresponsablemente
en ser felices, es mejor.
Incluido en oscuros, arbitrarios
planes, serás amamantado en sueños
por las cosas del mundo, como ellos
supieron verlas, sus parciales
visiones, su voluntad
que has heredado.
Esa útil maldad
esa inconsciencia
de llenar el vacío.
EL PLANETA DE LOS PÁJAROS
Una casualidad
del universo somos,
y aún así
hay que vivir.
Hasta que ligeros terremotos
o aerolitos decidan
acabarnos.
Planeta triste, ah,
con tu lacra, tu pena,
tu cosa distinta,
retorciéndote
como un hombre con hongos
en la encía: pasarán
ya pasarán tus males;
unos minutos eternos más
y nos iremos.
Con la delicia de ser los últimos
270
en morir, sin preguntas
interrumpidas ni respuestas
interrumpidas ¿Y Dios
querrá juzgarnos? ¿Le diremos
y qué? ya no es lo mismo.
Ya tuvimos la tristeza, el dolor
y el horror, ya fuimos,
ahora no somos,
qué te pasa? Ahora
ya es tarde para todos
para vos
también.
Pero quizás, como a los dinosaurios,
Él nos transforme en pájaros.
“¿No querían
cantar, no querían
volar?” Ahí sí nos jode:
los gatos, la alimentación,
los huevos.
La Primavera.
Su carga.
Su sol en las mañanas.
Y ahí los pajarones
mirando
otros reyes de la creación
boludeando por el planeta
triste.
Y saber lo que pasa y cantar
sólo dos o tres notas repetidas
y decirle las claves a los nuevos
y escucharles decir que no existen
las claves.
Seguir así hasta el estrangulamiento
invernal. Verlos poniendo
y sacando aduanas, dioses.
Abriendo y cerrando
ventanas, como ahora
nosotros.
271
Y zambullirse en los agujeros
del aire, en los
desmayos del viento, ser
el hilo que borda el viento
en la mirada de no sé qué ojos
de no sé qué fantasías
que nos pensarán inocentes
y libres y locos
de amor y volando hacia otros países
suponiendo que los hubiera
y rodeados de emplumados amigos
ex-dinosaurios.
Quizás alguno llegue
a la curva final
y vuelva, pero
diga: “cuando
era hombre
hice algo
que fue importante
para alguien, para
mí no, ya no
sé qué era, nadie
lo supo salvo
dos o tres. Todos
se disolvieron a los cuatro
vientos. Cuando llegué
allá, lo recordé, cuando
me vine se fue
de mi memoria.
En ese algo de hombre
el pájaro ya estaba”.
CARGANDO CON EL MUERTO
a Roberto De Gregorio
Estar solo no se debe
a razones metafísicas: es un modo
social de ser, una consecuencia
de actos libres en sí, pero que no conservan
272
tal condición cuando el tiempo
los acumula; esos ómnibus
recalentados de cuerpos
que se estrechan no todo lo posible
sino lo que su astucia
y las órdenes del chofer les permiten
hacer; rincones, manoseos
estrategias para bajarse, o aún
diminutas defraudaciones.
Cada cosa que vas
descubriendo, te aleja
de los que todavía
la ignoran, porque no es posible
transmitirla, ¡ay! haría falta
un mito, una leyenda; pero
no hay una forma rápida, sencilla
de producirlos, de atribuirle
a tus palabras ese valor que cualquier médico
brujo de una remota tribu
conoce y puede dar; en esta selva.
Nuestra magia es solamente
individual: es lo que hicimos
lo que sin darnos cuenta
acumulamos, en días
faltos de gloria, que el viento
juntó azarosamente y sin escrúpulos.
Distinto de los otros ¿cómo
leerán ellos el libro?
¿Cómo lo harán incluir
en el olvido? Bah, leyendas,
sólo un pueblo las hace
y no lo sabe.
Y porque pasa esto
por más fe que se tenga
cuando estás solo, estás
solo: el mito
al hablar no lo hará
como querías; ahí está
el muerto, aquéllos
de los que te distancia
273
lo sabido por vos, la caridad
imposible que en ellos
querrías realizar.
Lector: yo aumento
la distancia entre tus sueños
y los míos cada vez ¿habías
visto? ya no soy más
quién parecía hablarte
en tus recordados episodios
al despertar en medio de la noche
angustiado por los fantasmas dulces;
es más difícil ya
saber si te he servido.
¿Qué hacer, entonces, pues
sino ficción con mis sentimientos,
transformar las verdades descubiertas
tan dolorosamente
en un cuento de irreales bosques?
Sí. Darse a pertenecer
a tradiciones que ayuden
a engañarte. Construidas
con materiales en desuso
o aún poco estacionados (Todo
urge). Las verdaderas quejas
serán ardorosamente
personales sólo para morir
disueltas en ese quemante
ácido: es mejor que si algo
duele, nos dispongamos
a incrementar ese dolor
con esta nueva insoportable
sensación, vomitando
el líquido funesto. Volviéndonos
a quemar otra vez la garganta
ulcerada; si el propósito
es hacer con ello un arte.
Pues de este modo,
sólo lo corroído llegará.
Legibles, las pequeñas
payasadas moderarán,
274
por último, el innoble
espectáculo: el estilo
de crónica
policial, abundante
en frases hipercultas,
agua colonia
entre la mugre,
deslumbrecillos;
conservantes,
en resumen. Persuasiones.
Si hoy habláramos claro,
no se trataría más que de eso:
lo que no vuelve, porque está cargado
sobre mí, mirando
demolida la casa donde algún día
alguien pensó vivir, en la obsoleta
programación inicua de los años
que se creyó, banal, autorizado
a proyectar. No hablemos
claro.
No. Por más sabio que seas
al halago de los aciertos,
por mucho que te agrade
creer saber, en su tranquilidad
y calma, lo que pasa; acordate:
no hay palabras mejores
que éstas.
Dejemos, pues, al muerto
sobre mi espalda. Pero,
escuchame, hablemos: de otro
modo, de otra manera, esta
barata fotocopia clandestina
irá empalideciendo con los años
hasta no poderse leer; y habrá silencio,
y en él, amigo mío,
habrá señales que no imaginamos,
habrá mensajes terribles, testamentos
injustos, instrucciones
que llevarán a nuestros hijos al delirio.
275
Es preciso seguir, es necesario
hablar para callar, y en ese acto
elegir las palabras: que sean
bellas o no, que nos traicionen
o no, que transparenten
vísceras falsas
o verdaderas.
“¡Ah, bosques!”
(y lo que te destroza
tiene de bosque tanto
como un camello oscuro)
“¡Corazones!”
(y es un hígado)
y todo así ¿se entiende?
Claro que no, para eso
he gastado mi tiempo. Corazones
y bosques. Solo. Cerrás
el libro. Antes,
humildemente, yo dejé
que lo cierres.
276
277
MUERTOS EN NUEVA YORK
(1999)
278
279
CRUZANDO EL PUENTE
“Dante wrote
his poems
to MAKE PEOPLE THINK”,
y en su Commedia
dice que estuvo
en el Infierno;
era en 1315
y consiguió que le creyeran.
Como hombre de pensamientos
firmes, acostumbrado
al razonamiento silogístico
sus diatribas
lograron preocupar
a sus contemporáneos, todavía
nos preguntamos si fue justo
al poner a tal o cuál
en esas lúgubres regiones.
Es que sus enemigos
eran hombres
que valía la pena condenar.
Hoy día
no es tan fácil.
Tipos acostumbrados
a no reconocer
lo que no les conviene:
el viento, las colinas, el sonido
del mar. Capaces
de no admitir que han muerto.
De no admitir
siquiera que han nacido.
He tenido que hablar
acerca de ellos.
Perdónenme.
BUSCANDO EL DIÁLOGO
a Ana María Rico
“La bondad es necesaria” dice
280
y baja los escalones de la cripta
de María Auxiliadora
a oscuras, tanteando
las lápidas, oyendo
sus pasos, y los pasos
de los que aquí
cavilan enterrados.
Y luego sube y sale.
-No, no es necesaria- le decía
en Pete’s el abogado
o contador, con el que había
ido a los bailes en la adolescencia
(“un bar muy viejo, che, ¿por qué?)
y yo me vuelvo,
me vuelvo
porque no estoy hecho todavía
me vuelvo a hacerme. ¿Y qué es
estar hecho, che?- le pregunta
mientras lleva a los labios
un vaso de plástico. -Estar
hecho es tener casa y auto
y una casa y un auto para cada
uno de mis hijos. –Pero- le dice
si tu hijo mayor es
discapacitado, ¿cómo
va a manejar? -¡NO IMPORTA!
-contesta, porque yo al carnet
se lo consigo igual, tengo
amigos -¡Pero se va a estrolar!
-No tiene que MANEJAR, boludo! Sólo tiene
que tener el auto y el carnet (y la casa)
entendés, ¡no tiene
que ir a ninguna parte!- y se
zambulle en el aire
desde el Empire State, y los turistas
lo miran, un poco
sorprendidos, revoloteando.
-Y además, haber viajado
con la mujer a Europa. -¿Cuál mujer?
la de él, sólo no vale. -¿Por qué?
-Porque es así. –Ahora todo el mundo
viaja, no estamos
281
nosotros aquí, acá,
acaso?
-Es distinto, vos
sabés por qué estamos. –Bueno,
en Europa no estamos. Vos tampoco
viniste con ella. –Estoy separado.
-¿Y cómo vas a venir? Sale
flotando de la fuente
del club de jazz, el público
se molesta, la conversación
es muy fuerte, y no se puede
escuchar cuando Larry
cierra los ojos y hace hablar
a una guitarra cool, puesta,
como recién inyectada. “Si no es
con una es con otra, hay muchas
mujeres”. –Sí, pero ¿a qué
lugar de Europa? ¿Y nada
más que una vez?
BOSTA Y SMOG
No es el Empire State, es apenas
el Palacio Fuentes. La terraza
está caliente como una sartén. El cielo
no tiene nubes, pero hay
casitas como de cuentos
en los rincones, que no conoce
nadie, salvo los chicos, las sirvientas
del edificio.
Baja, y en el estudio
o escribanía, o despacho,
el gordo se está quedando
con el 50% de comisión, “esto
es vivir y dejar
vivir, Dieguito”; el negro lo mira
y empieza a soplar su saxo
y Larry frasea en su guitarra,
cierra los ojos para no ver. “Unos
282
boludos son, Dieguito; ¡dejá ese
saxo y contá la guita! ¿qué mirás
vos, no te dije
que a mi hijo le tengo
que dejar una vejez
asegurada. porque
aquí, en este país, jubilarse
es una mierda?”
-Pero tu hijo tiene SIDA, Carlos,
Federico, no va a llegar a la
ÉL VA, ÉL VA. La ciencia
lo va. No lo van en el hospital,
yo sé cómo es
ese hospital. Yo le curré
el 50% a ese hospital,
yo me apropié de un médico.
-Pero si el médico es Sebastián, Carlos,
Federico, Nahuel, y Sebastián
todavía no está hecho, y te cobra
por el chico pero no te lo cura; y vos
callate negro de mierda con
el saxo ése.
Volamos, volamos, no sé bien
por qué siempre que vamos
por New York es así, volando.
Debe ser
que de chicos la vimos desde arriba
en las películas (¿Cómo
puede estar tan seguro
de dónde está? El baño
de Metrópolis da al alero
del rancho).
“Esto está un poco
feo todavía, pero cuando
lo compre, vas a ver
cómo cambia. -¿Y el viaje
a Europa con la mujer?
-Ya lo hice. Ya estoy
hecho. Ahora
al campo y basta
de problemas. -Pero tienen
283
problemas en el campo. El diario...
-¡Son MULAS! Tienen poder,
que es lo que importa. Ellos
siempre lloran. -¿Pero por qué lloran?
-Para ser vivo hay que llorar,
para que no te vengan
a pedir. -¿Vos llorás
para que yo no te pida?
No sé por qué lloro, no lloro.
Es el smog. El olor a bosta
(del campo). Check, please. -¿La cuenta,
señor? –Sí, portorriqueño
de mierda, o dominicano,
ni hablar inglés
te dejan estas mierdas.
EN EL VILLAGE
Te amé hasta que la
heroína te atrapó
definitivamente. Después
me fui caminando por esas calles
atravesaba un parque y llegaba
a un baldío, de ahí
por las cunetas, a la patria,
ardillas y sauces, paraísos
en flor, sobre el East River:
“y la Guerra Sucia sigue” me dijo
dentro del submarino-museo
el milico “porque nadie ha sentido
solidaridad por nadie”.
Las cunetas del barrio Cerámica
son tristes, naturales, las noches
de primavera me recuerdan
a mis amigos, su fraternidad
complicada, nacida con nosotros;
y cómo pueden
haberse perdido tanto, con el culo
284
corriendo a cuatro manos, heroísmo
de ser alguien antes de morir
para morir y no ser nadie. Cadáver
nada exquisito que ningún
vino nuevo bebe
empujando
apretando
sintiendo miedo
de no llegar a ser
nada; sabiendo
que no van a llegar
a ser nada, y el viento
húmedo, erótico, “salí
del baile caliente, ella
me ponía la pierna al bailar”
y su perfume, el viento
perfumado, el universo
estrellado, y el piso, por dónde
caminaba como por un sitio
sagrado, el del deseo
mío, sabido por los míos,
mis amigos, y por qué
ya no desean más, sino morir
y ser nada después de haber sido
algo? Si yo, Maxie, no
viniera aquí tan
frecuentemente, aquí donde
te inyectas con desesperación
porque no puedes
siquiera hablar, porque
mi hablar y el hablar del Presidente
te cansan, porque morir
y ser nada después de haber
sido nada es dulce,
es armonioso y dulce, es un río
la vida como un río
como un único sueño
continuado y sin saltos, despacioso
pero seguro de marchar;
nada y nada, nada en el alma,
nada en el viento que no anda
en nada.
285
Si yo, Maxie
no viniera a por ti, a verte
loca o en el sueño, profiriendo
verdades de tu vicio o religión,
tendría?
Tendría, Maxie, quizás?
amigos, eh,
tendría? Perdí
tiempo? (Si es que se puede
perder aire, perder peso
perder amigos, si se
puede).
O debía morir
antes de verlos así, o debía
haberme quedado
contigo
a morir.
CÁNCER
Sauces de la hora de la nieve
inesperada, problemas
de los sueños, geografías
que otros rehusarán
creer, pero en la puerta
hay nieve, en el sauce
de las calles hay nieve
y yo nada más he abierto
he venido del baño acomodándome
los pantalones y he abierto
y había nieve y el Lincoln
Tunnel quizás esté cerrado,
y mi amigo esté esperando morir
con su esposa en Europa
pues no puede volver:
la policía del Estado lo busca
por falsificar el escudo en los documentos
por falsificar la cara de Sarmiento
por robar muchos billetes de cincuenta pesos
286
todos juntos, y mientras espera
el archivo de la causa
o indulto, mientras espera
que el país sea decente,
para él serlo, se muere
con su esposa: ha venido
especialmente de Europa
después de recorrer veintidós países
en 23 días, pero todos
de joda, cabarets, pízzerías,
comida buena, no del lugar,
y la próxima vez serán
otros 22 porque no ha dejado
amigos para volver a visitar
en ninguno de los 23 anteriores
y en Church Str., se muere.
¿Y no es mejor, boludo,
morirse acá, quién te quita
lo bailado (y ella
era fresca en la noche, qué
me decías?) comprarle
a tu hija una moto, son cosas
inolvidables. Poder, viejo,
poder y haber podido, ir
putearla
a la maestra de la escuela
para que se deje de joder
y lo apruebe, es poder; no ser
esa pobre infeliz pretendiendo
saber, y el nene
sabe; ella
no sabe, no sabe lo que es
tener poder, eso es saber, qué poder
tenés con saber? Pero si él
supiera que se muere, no estaría
en Church Str., sentado
con su esposa. Él cree
que está volviendo, no muriendo. Y yo
puedo, podría,
volver. Cruzo la puerta
otra vez, voy al baño,
pero él no. Él tiene
287
lo que no sabe.
Hace rato que, como Maxie
no sabe dónde está su muerte.
EL PURO EN BROOKLIN
Calle sin señales
ni nombres, números
o recuerdos de otros.
Calle larga
sin transversales
sin balcones, con casas
playas y baldíos que parecen
prolongarse hasta el infinito.
Sin semáforos.
Sin gente.
Sin final.
Pero llego
al final. Yo decido
cuál es el final
(porque sigue).
Vuelvo. Llegué
a lo que yo digo
que es el final
y vuelvo. Doy
la vuelta del perro
de diez mil kilómetros.
Un bar
se sienta a descansar en mí.
¿Qué podría decirle?
Lo levanto. Un taxi me toma.
No le voy a decir “siga derecho”, se
reiría ¡Si pudiera
ser llorado, al menos, por una lágrima!
Lo que me entristece en serio,
son las estrellas.
288
Por un momento son las del campo,
veo la Cruz del Sur, y de golpe
aparece la Osa Mayor
que, además, no se ve, porque las luces
de Nueva York la tapan.
En Las Flores vería las estrellas
mientras me asaltan amigablemente
los candy-men.
FORMAS DE VIDA
Mato a Nancy
pero no me quedo
bajo las escaleras
del Chelsea Hotel
y en la calle
Veintitrés
el olor a humo
de la ciudad
me recuerda las rucas. Yo soy
vivo. Tomo
un expresso, camino
vuelvo al kiosko
de Union Square, y antes
de llegar a subir al subway
me meto en la cripta
de María Auxiliadora.
Antes me llevo mi nombre
incierto de funcionario
para lograr mi impunidad.
(Un trámite indispensable).
Mis muertos, los nombrados
en la mesa de tortura,
se quedaron en los bancos
de la plaza ésa.
289
Los tuve que dejar.
Si vos lo hiciste,
nosotros también
dirían.
Y yo ya he terminado
con esas cosas:
ya me fui, como está mal
matar, no lo hago más.
GRAND ARMY PLAZA
¿Cómo hablar sin volver? ¿Y cómo
hablar sin vivir? En Grand Army
Plaza encuentro
amigos que no veía
hace años: me preguntan
por qué no nos hemos
consultado en los momentos
difíciles; les digo
que no podemos
que ellos están muertos. Que ellos
son más verdad que yo, porque están
muertos. Porque
han muerto heroicamente.
“¿Te parece? Doblá
la esquina y vas a ver” me dice
Julito. “No está Brooklin”
le digo. “Es mentira.
No hay nada detrás. No hay calles
para doblar”.
“Subí, bajá y volvé a Rosario”.
-¿Y volver sin hablar?
-¿Y quién se va a dar cuenta?
-¿Y morirse? pregunto.
-Qué boludo, contesta.
290
EN TIMES SQUARE
¿No ve que hemos matado a Kennedy?
No hay posibilidad alguna
de vivir, sólo se puede zafar.
El humo
que sale de la boca
del subway nos envuelve.
“Puro, venir aquí.
O zafar yendo allá.
Vamos a Pete’s ¿Viste
que nadie te conoce
o reconoce?
Budweiser, please. Pero comer
es la muerte. El asado.
El dulce de leche. Ahí viene
la vergüenza, el estar
desnudo. El tener
que tener para comer.
Y todo recomienza”.
¿Para comer
como se debe comer?
“Limosna no podés
pedir, ni acomodar
autos. No se van
a salvar solamente
los demás”.
¿Y tus hijos?
¿Qué pasa
con mis hijos? ¿Le sigue
saliendo positivo? ¿Pero qué decís?
¿Puede hacer
una O con un vaso?
No me mirés más
a la cara, gratis
291
vos no podés decirme
estas cosas, vos fuiste
para mí, chau
morite
idiota.
MUERTE DEL PURO
Vivo dentro de una película
en mi casa los marcos
de las puertas son oscuros
y crema, ocre, del color
de las hojas de estos bosques (algunas)
el empapelado, casi blanco
y negro, mientras Sid
mata a Nancy, el ascensor
llega, y yo subo, y los dejo
con lo suyo.
Cada edificio
podría contener una ciudad
pequeña de la pampa; pero
el suave olor a humo
del ambiente
me recuerda las rucas en el sur,
ya lo dije. Qué raro.
Una esquina por fin.
La de mi muerte.
Lo sé
porque todos los avisos
están aquí; hay un
cartel, grande, con mi cara
que dice “he’s been
dead”, y otras señales
esperadas: “one way”
(ya lo sabía), “mudóse”,
“9 de Julio”. Brooklin, quiero
pasto, que me pise
el ganado, que haya montes
de dulces eucaliptus, paraísos
292
en lugar de este infierno.
Pero no es una verdad. Es una muerte
de película.
COMENTARIO
No llega el poema bueno. A esta altura
ya debería haber llegado. Nunca llega.
No hay poemas buenos. Es una cosa
que yo no puedo decir, pero no hay
poemas buenos. Son todos malos.
Un deseo no puede satisfacerse con un poema, es algo
sabido. Cuando un poema
gusta es porque
el lector se está gustando
en el poema. Pero éstos,
¿a quién van a gustar? Acá
parece que el autor quiso hacer un fresco
un oratorio con el tema
de la corrupción, la falta
de fe, los muertos
del país; las imágenes
de Nueva York están
simplemente “pegadas”,
no tienen densidad, lo único
interesante es su crueldad, pero
ella -sin ser tampoco
muy notable- es de
mal gusto. En definitiva,
se ve que ha viajado y quiere
mostrarlo.
Esto recuerda demasiado a Dalton,
qué digo, a Eliot; ya estamos
cansados de este discurso
concientizante, queremos
la ternura aristocrática del siglo
XVI, su gratuidad, rimas,
citas; las alusiones aquí
son demasiado turísticas,
293
no hay arte de narrar,
tampoco
condensación
distribución
ni nada, no,
no, no.
“¿Y?” Todo es y, en éstos,
tienen
un propósito, eso
es inaguantable, es trascendente,
en vez
de ser contraseña, núcleo, intercambio de pautas
conocidas, que no lo parezcan.
Un poema debe hablarle a los amigos
si es del Interior;
y a los futuros editores de las futuras
novelas del autor, si es
de la Capital. Esto no va
con ninguna de ambas
posibil.
Este libro debió ser más
enigmático, más breve, menos
vacilante. Este libro
sólo dará
de comer
al Imprentero.
ARGENTINOS POR EL MUNDO
De allá olvidate ¿Qué,
vas a volver
a confesar?
Mirá como yo estoy
donde él fue presidente
y no me agarra
nadie.
¿Te das cuenta
294
que es un caso
cerrado? ¿Qué querés,
que pida perdón, no,
yo soy muy orgulloso
para eso, además,
qué me tienen ésos
que pedir, hijos de puta, qué
les importa, decime?
Todos lo hubieran
hecho, de tener
oportunidad. En una de ésas
si me dieran la mano
sin que yo se lo pida, todavía.
Mas no se puede. No se puede
más. Porque nunca
voy a dejar que me hablen
ni mis hijos
de eso.
Pero en Pete’s
hablamos como cuando
éramos pibes, viste? ¿Vos
venís por eso? Te digo
la verdad, yo lloraría
a gritos, entendido, pediría
a quien sea perdón, pero
¿quién va a ser
el primero, yo? No,
yo no, ponele
la firma ¿Si lo quiero?
Sí lo quiero. Debe ser
lo único que quiero. Y no
lo hago, pedir perdón.
Tengo
miedo.
No, olvidate. Todo
está podridísimo. Nadie
quiere tirar la piedra,
no hay poder
de castigar, todo
es perdón, comprensión, libertad,
295
nada lo es, no ves? Qué pena
que no sé inglés
ni argentino tampoco.
No sé argentino ¿Alguna vez
escuchaste que alguien
hablara en argentino?
Haber matado a Kennedy nos mata.
LA EDAD MEDIA EN NYC
En Fort Tyron, entre los robles, una feria medieval, con early
music, vikingos, negros
vestidos de moros, porque en algún lado
hay que meterlos, y “thank you,
sir, you are a noble man” dice
un tipo que toca la flauta dulce,
naturalmente con barba, y
con voz y acento
medievales, o sea, ingleses, que es
lo que esta gente cree que es
la Edad Media, cultos, vivos,
como nosotros. Ah, ellos robarían,
le robarían a su madre, pero
no tienen necesidad, los envidio.
Hubo Viet Nam o Cuba, pero Edad
Media, que aquí no hubo, sí hay.
Parece una peña folklórica.
Al norte de Manhattan, gambeteándole
a Harlem, esquivando
la Historia, los ríos; traer
los Cloisters, pagados, que no
robados, no? ya financiados
por los visitantes ansiosos
que han robado para visitarlos.
“You are a noble man”, oh, yo iría,
le daría un dólar para que me
296
lo diga, pero qué, soy
demasiado culto. Y uno
que no lo fuera, no va ahí, va a Europa
con la señora, mientras
sus hijos, con su casa y auto, se abren
paso en la vida, solos, y crecen,
tienen con qué ir a Europa
con su mujer; y van, en efecto,
le compran casa y auto
a sus hijos, etc.
una enorme cantidad de casas
una enorme cantidad de hijos (o hijas)
una enorme
cantidad de autos,
se agolpan en las bocacalles, y
las casas
se agolpan donde están, se suben
unas a otras, y las medianerías
son terribles, crecen
hacia arriba también, y proliferan,
hinchadas por los sueños
de estar hechos
de sus dueños, que las inflan.
Y los castillos se quedan solos
sin princesas ni caballeros
cuando termina la fiesta.
“A noble man”. La música
sigue sonando entre los robles, pero
ya no hay
monasterios, sólo evangelistas
adúlteros. Todo, salvo el tránsito,
está bien. Salvo las medianerías, salvo
los sueños inflados. Los sueños
con partida de nacimiento. Los
sueños de viajar. Mejor
traer aquí a los castillos, con
los negros, pero
sería un camelo, cómo
aquí se va a hacer eso.
297
SEXO
¿Coger hasta morir? Mejor perder
la vida así, que distraído
en el subway. Coger
me siembra.
Pero en dónde
no sé. Los hijos
son deudas
de juego, perder
me hace morir.
Sin miedo de perder,
¿cómo será el mundo?
RASTIGNAC EN COLUMBUS CIRCLE
Tenemos ambición, tenemos
parientes y vamos a pie
queremos fortuna
y no tenemos un peso, y comemos
las bazofias de los restoranes
de Rosario, sabiendo
que hay otra comida, y dormimos
con aire acondicionado
soñando con palacios
a la orilla del mar.
Pero tenemos ambición. A las mujeres
les gustan los hombres ambiciosos
tienen los hombros más fuertes
la sangre más rica en hierro
el corazón más ardiente
hacemos
que la mujer se sienta fuerte
feliz y hermosa porque se siente fuerte;
la fuerza de su hombre es grande
y aunque tema ser aplastada por él,
le ama.
298
¿Y con esa ambición nos vamos
a ir a trabajar? Trabajando
no llegaremos
a eso que las mujeres quieren
que seamos, vamos!
Es preciso robar.
Mirá New York: tres mil
dólares en sastre, seiscientos
en perfumes, cien grandes
para zapatos, corbatas,
para ropa cuidadosamente
descuidada. Más lo que
debés perder al juego, apuestas,
regalos, y para todos
los días del mes, lo más caro!
Y eso que no gastamos en pasaje.
¿Cómo, cómo compensar
los desatinados sueños
que perdimos? Haber llegado
con el ideal
en las manos, y haber recibido
un balazo, no es triste?
Nos sacamos la bala del corazón
-un absurdo y estúpido objeto
de plomo-, y con el agujero,
con el agujero por el que pasa
el viento por nuestro corazón
nos vamos a robar.
¡Robamos por nuestros sueños!
Nadie quiso creer
en nosotros, no es la muerte
lo feo, todos mueren,
es el desprecio. Lo único posible
es robar (Y de paso
tener dinero).
Ahora la guita debe compensar.
¿No es así el funcionamiento?
¿No es así como deben interpretarse
299
la desaparición de los idealistas,
su vergonzosa derrota, y el silencio
de la gente?
NENIA
a Graciela Ballestero
¡Oh, naciones
como adolescentes; oh,
sueños de esas
naciones!
Tus proyectos y planes
para empezar a vivir
te angustian: solitaria,
sin rumbo, puesta
quizás, en una calle sin
rumbo, sin padres
que te esperen, que se
pregunten por qué
no volvés
si es tan tarde
en la noche.
Nación: tus padres
se borran: ahí no están
cuando de ganas de morir
rebosante como una esponja
prisionera de tu lugar
de descanso, yacés
flotando en el ruido
de la ciudad que no se acepta.
Tenés familia; tenés
lo que tenés y eso te pierde:
un arado para arar el mar,
una pluma para escribir
en el agua.
Nación crecida
300
sin crecer. Lastimada
más que nada por sí
misma, y por quién
no puede responder.
Abandonada
en el concierto de otras,
muy ocupadas en sus propios
problemas, ciertamente
más difíciles e intrincados
que los tuyos, salvo
que no se crece sin amor
a sí mismo.
Somos tus lágrimas. Estamos
alejados de vos como una lágrima,
fuera, y sobre tu piel,
acariciando tu piel hasta
que un manotón nos seque
al comprender qué somos
y nos borre.
TUDOR CITY
Ha robado pero tiene cáncer, y nadie
lo ignora, menos él; todos, todos,
hasta el Presidente, saben
que tiene cáncer, menos él.
En la cercana UN lo saben
y sus vecinos de Tudor City lo saben,
y se ríen pensando en la cara
que va a tener
cuando lo sepa; saben
que no tiene la hombría
suficiente para bancársela.
Y él no dirá: “¿y quién la tiene?”
como cuando coimeaba, porque
estará demasiado aterrado, sintiendo
que la incorruptible le está tocando
lo que él nunca creyó que le tocaría.
301
Eso le pasa por tratarse
con un argentino: el médico
que le cobró plus y le hizo todo
porque quería estar hecho, pero
no lo curó. Lo curró. Cada vez
que empieza a subir la escalinata
del Monumento para llegar
a Tudor City, siente
esas puntadas en la espalda.
Pero no sabe. Son los demás
los que saben, los demás, ese peligro
más terrible que el comunismo.
¡El comunismo! En la esquina
de Houston y Mulberry Str., ve al tipo
que vende uniformes soviéticos
en liquidación, marrones
con hombreras, con grandes
hoces y martillos en las faldas,
en sus grandes perchas públicas.
Hay que ir a un café italiano,
un café donde llamar al mozo como acá, a pesar
de que él baja de Tudor
City al Monumento en dos minutos,
pero no puede ir al café; sólo
puede ir al médico; empieza
a sospechar, y por qué, con toda
esa plata, no puedo ir al Cairo
o al Savoy, sólo al médico
ése, y todo
no es como había pensado.
“Habré robado demasiado poco”;
cuando lo dice, por fin,
cae en la cuenta.
LA RARA CALLE SIN ESQUINAS
a Eduardo Valverde
No se puede doblar.
No se puede doblar por esta calle.
302
No se puede doblar para ir
a buscar a los amigos que se corrompieron;
para hablar con ellos.
Ellos están ahí, paseando
con la esposa, por los pasillos
de la Frick Collection.
Yo quisiera
que se pararan delante
del cuadro de Duccio
de Buoninsegna, ése
en que el demonio se cierne,
amenazante, sobre la ciudad
medieval, como King Kong
(de hecho, creo que el guionista
de King Kong se inspiró
ahí). Sí, quisiera
decirles, a él y a la mujer,
que miren
al demonio sobre la ciudad, pero ellos
no se detienen en las galerías:
van a cien millas hora, los cuadros
pasan velozmente a su costado
como antes pasaban los yuyos,
a los costados de la vía, cuando uno
iba al pueblo a ver a los tíos
en tren.
Y yo no puedo
doblar. Dejar
esta calle, la buena
y buscarlos en los lugares
malos. Qué tonto fui
al ser así en la vida.
LA CIUDAD DE LOS POBRES
a Jorge Boccanera
¿Cuándo seremos pobres, Maximiliano?
¿Cuándo llegaremos a merecer
303
ese carácter, que a la vida nos lanza
con entusiasmo? ¿Y por qué
esperar, bien pensado
desde afuera la señal, por qué
no atrevernos a regalar las riquezas
sin quedar anegados en el miedo
del acto? ¿Y así unirnos
a las masas incontables que circulan
por Times Sq. protestando
por lo que pasa
en el mundo?
¿Por qué no regalar a los hijos
nuestra pobreza, nuestra
incomprensión, no buscamos
acaso en nuestros padres
ese agujero, y no hubiera sido
el mejor regalo encontrarlo?
Pero entonces estaríamos allá
y no aquí. Y aquí soñamos con algo
que no tenemos. Como allá: refugios
madrigueras, juegos
donde no existe cada cosa más
que como símbolo de su atrás:
interiores y centros
de manzana secretos.
Si te tiraran de los pies, muerto,
volverías a los patios y tapias
adónde fuiste pobre sin temor:
los inviernos felices
las tormentas de tierra fértil
la incomunicación del estupor
por nacer y morir.
VOLVIENDO DE LA ISLA
Más de mil años después
habrá en Punta Barranca
un puente.
Un puente de repente.
Y volveré.
304
Ya no habrá zanjas.
De este lado
será del otro lado.
(El otro lado
habrá logrado
que este lado
lo sea).
Y yo me pararé
en el borde del puente
y diré: “aquí hay un río
aquí hay un río”.
Y desde el fondo de las calles
alguien contestará.
Saliendo desde adentro
de las manzanas, atravesando patios
y tapias, comedores
y árboles desecados,
con su cara de siempre
con su cara de mundo
desconocido.
COMIENDO EN CHELSEA
¿Y el pueblo?
Nunca está hecho.
Ni siquiera
muere, se disuelve
como el azúcar en el café,
¿en quién? en otros pueblos,
deja sus monumentos, que como
una foto antigua, nos hablan
de quién se parece y no se parece
a nosotros.
Los griegos de Rosario
levantaron un Partenón de cartón
a orillas del río, en la Fiesta
de las Colectividades. Pusieron
305
fotos de Melina, de Katzanzakis, vendieron
mousaka, souvlakos, y en la esquina
de la Séptima Avenida y al calle
Catorce con mi mujer decíamos
que era la mejor comida
del mundo, no su
filosofía, su comida, lo que
bien pensado, es mejor. “Pero Grecia
ya no es pagana, es cristiana” me dicen
nuestros negros volcándose
a las iglesias evangélicas porque
la política ha muerto con la corrupción, y no parece
haber manera de ser bueno
en la polis, parece
más bien que hay que esperar
por la Ciudad Eterna
de Dios, como a la jubilación, y ellos
terminan en las iglesias evangélicas
pero sienten lo mismo
miedo a la muerte, las iglesias
sólo son las carnicerías del deseo,
el deseo se vuelve insoportable
y no tienen posibilidad
de robar, y todavía
tienen miedo de matar.
Pero los griegos no son así, y en la calle
Catorce y la 7th Ave., mi mujer siente
que esa comida no mata los deseos
sino que los enciende, enciende
las ganas de vivir, y en sus asados,
ellos, los negros, sienten
que el pastor, lleno
de deseos, no consigue matarlos.
No: pisos
de parquet, escuelas, un vestido
decente, uno indecente, minas,
y en el cielo no hay
esas cosas! ¿Es que acaso
se va al templo por temor
a la muerte, a no vivir? Se va
para tener excusas para vivir
306
frente a la muerte de los hermanos.
¡Templos! Cómo florece la libertad
cuando en el corazón sabemos
que el deseo es deseo
de lo que es, es
un agujero por el que corren
los vientos del mundo.
Nosotros estaremos
abiertos como una red
en el río, tendidos
para que el agua del tiempo
por atrás y por delante se quede
estática en la maravilla
de algo hecho para no detener.
GOING TO HELL
Sin celosías.
En tu mundo las casas no tendrán celosías.
Caerá nieve.
La nieve que no querías sufrir en Pico Truncado, o en
Deseado, aquí estará. No tendrás
más soledad. De cualquier parte
saldrán otros a hablarte,
a gustar el silencio de la mañana.
No podrás tocarlos, pero no querrás
tocarlos.
No podrás quererlos pero no querrás
quererlos. Y
lo que no podrás aunque
lo desees, es competir
con ellos. Ahora
sí que están hechos. Para
siempre. Ni una sola piedra
se moverá de esta ciudad. Ni una
sola persona nueva; empezará
a funcionar, como una película
eterna, y al terminar
empezará otra vez. Los hijos
307
se han muerto. No hay nadie
que quiera pagar nada.
Y hay ruido. El ruido
es una eterna repetición
de la vida, que no se repite.
El cielo tampoco se verá.
No habrá estrellas. Nadie
hablará de eso. Sin problemas,
nadie hablará de nada. Han
llegado. La ciudad te acoge
porque no puede hacer
otra cosa. ¡Sus cosas
son incomprensibles! ¡No hay
excursiones para verlas!
Sólo paseos a la angustia.
El jugador tampoco
se quedó sin compañía: ya todos
son tramposos.
No hay apuestas.
No hay respuestas.
En los bancos
los nuestros, muertos, quedan
esperando la nieve que los tape.
El deseo no era
más que el deseo de sobrevivir.
Pero ¿quién? ¿qué cosa?
¿Qué subsistirá
después de tanto aplaste?
No se supo. Quién sabe
no está aquí.
No ha llegado.
Ellos han vuelto
adonde no estuvieron
nunca.
308
LOS MENDIGOS EN LA PLAZA
Llegan acá,
dejan
los recuerdos allá: eso
es lo que es
pasar de un lado al otro
por una puerta cualquiera.
Entrar, salir, de mundos
distintos.
Hay que volver, sin embargo,
si se quiere
mirar a los recuerdos,
a los hijos, a lo
que en esta vida de veras
se hizo: ¿y allí?
Resultás ser un fantasma,
resultás
ser alguien incomprensible,
que no se puede abrazar
ni besar, ellos mismos
encienden sus aparatos
de TV, llenos
de otros fantasmas, que tampoco
podrán besar ni abrazar, y eso
es lo que sos ahora para ellos.
¡Si por lo menos estuvieran
aquí los verdaderos
fantasmas! Aquél
muchacho que murió
a los veinte, aquélla
que se fue a Buenos Aires a vivir
y nunca más supimos
dónde estaba; muertos
fieles y amables, que no llegaron
a sufrir ni el Rodrigazo
ni el Proceso; aún
acostumbrados a abrirte
la puerta de su casa, sin
preguntarte quien eras, sin
proponerte negocios, sin
309
cagarte para salvarse. Clase
media, pero de la de
antes, poco
preocupada en verdad por seguir
las modas políticas para
no quedarse atrás: aldeana
y simplemente reaccionaria
indiferente; y dispuesta, por otra
parte, a no perjudicar
mayormente al prójimo,
salvo sus compañeros de trabajo
con vistas al ascenso. No está.
No está. No hay
aquí ninguno de ellos, prueba
de que hay varios infiernos, o bien
de que ellos fueron al cielo, no porque
en su libre albedrío lo merecieran
sino porque la Historia
se los permitió ¿O será esto
el cielo y ellos
están en el infierno? ¿Oh, Little
Church Around the Corner, estás
en el cielo o en
este infierno, albas
sin luz, y cielo
sin estrellas y sin viejos
amigos leales
o dulces?
310
SIN IMAGEN
(1999)
311
312
ME DAN RISA
Puede haber plomeros malditos
albañiles malditos también.
O sea, todos.
Pero “ellos” quieren serlo.
Creen que si lo son
el poema tendrá cierta secreta
belleza.
El poema no tiene nada
y está abierto a todo.
Es el reparto de los panes y los peces
sin milagros.
No te calientes
en ser de ningún modo.
OTRA COSA
La desesperación
es otra cosa.
La desesperación
no debe entrar
en el poema.
Esa secreta angustia
que es su causa,
debe faltar,
debe ponerla el otro.
El monstruo lucha
por parecer humano,
natural: te sonríe.
313
PRECISIONES
La vida sólo puede ser
un resultado; nunca
un proyecto. Y es
así, porque vivir no es
un trabajo. Si lo fuera,
si vida
y trabajo
se confundieran, no podría
haber trabajo explotado, o
no podría
haber cambios, pues no habría
tiempo libre
para hacerlos; o todo
sería tiempo libre
y no habría explotación.
Y sólo un trabajo
presupone un proyecto
y una realización.
Una vida puede
ser –y es-
un resultado, pero
no se puede proyectar.
Y las ideas
son parte de la vida.
No lo son
cuando uno las fabrica,
cuando se toma
el trabajo de crearlas; pero
cuando se las conoce
cuando se
las examina, cuando
se las rechaza, o se
las adopta, entonces
ya se vuelven resultado
en uno. Mero
resultado. Y no sabemos
en realidad si ellas
314
son el resultado
buscado, como en el amor.
EL POETA COMO AMA DE CASA
No se termina nunca con la poesía:
el viento trae polvo
el crecimiento produce basura
el tiempo produce belleza
constantemente.
Hay que limpiar
ordenar
y no ser nadie.
Nadie.
EL CLUB DE LOS CORAZONES SOLITARIOS
Te has metido creyendo
en un arte, en la eficacia
de dominar ciertas formas, en
la honestidad y el profesionalismo,
y ahora
te encontrás con estas neurosis:
mujeres que se cuelgan de tu cuello
y te piden amor, hombres
dispuestos a contarte
sus encuentros cercanos con OVNIS,
todos devorando
los sandwiches en la reunión
cultural.
¿Es esto la poesía?
No importa lo que sea.
No importa lo que hayas creído.
No importa nada de eso.
Sólo importa que este libro dure
el tiempo suficiente
para que el azar lo tome
315
o no, en sus manos.
FIN DE SIGLO
Yo era un niño mimado.
Egoísta. Sólo me importaba
el reconocimiento de los poderosos
(la maestra). Para ello
hacía quedar mal a mis compañeros.
A cachetazos, la vida me ayudó.
Fui descubriendo el placer
de intentar comprender a los demás,
antes de que me odiaran. Ayudé.
Me ayudaron. Tuve hijos y, como todos,
me sacrifiqué por ellos.
Ahora que aprendí a ser solidario,
viene el mundo y se llena
de hijos de puta.
TRABAJO IMPERDIBLE
Ya no me acuerdo del poema
que pensaba escribir.
Sus sonidos volvieron
al gran aire de donde
habían salido.
Sólo sé que era dulce
pensarlo, y pensar
que podría escribirlo
un día.
SEÑORA CON UN PIBE EN BRAZOS
316
Me hacía acordar
a la época en que al dormirme
me moría
y nacía al despertar.
SIN IMAGEN
Nos tocó el tiempo de los atardeceres
y amaneceres.
El tiempo de la lluvia
y el viento.
El tiempo de desnudarnos
de certidumbres
y de intentar reconciliarnos.
1957
a Frasco
En el día de lluvia
el niño pasa
una a una las piezas
de la casa sin padres
y cada pieza es un país
sin hermanos cada
mueble es un amigo
o un negocio
cada ventana
deja ver el día
de lluvia.
LA TIERRA
Ceniza que vive
garage de los sueños
casa del trigo
de los marrones bichos
nave nuestra sin remos
317
por la inmensidad.
MISTERIO
a Concepción Bertone
Silencio.
Silencio.
Silencio.
La casa ha desaparecido
y sólo hay silencio.
CONFORTAMIENTO
Las pequeñas palabras verdes
de la ninfa del agua
desaparecidas y recordadas
un segundo después
cuando la brisa
de verano empezó a agitar
los pastos casi
imperceptiblemente.
CIUDAD DE FILÓSOFOS
Se levanta viento.
La lluvia cae.
El tiempo está loco.
Seguro que después
saldrá la
luna y unas estrellas
bárbaras.
318
Nuestra alma
continuamente
está pensando
en todo.
PERROS
En la ciudad
los perros le ladran
a cualquier cosa.
En el campo no.
VERANO
La ebullición
de la sangre,
caliente
uno
con todo el
universo;
embelesado
y loco
por todo.
LA LUNA
Chica del misterio.
Sólo se la ve
sólo se piensa en ella
como en el mozo
para pedir algo
o quejarse.
319
HOY COMO AYER
Me atrevo a dibujar
la casa, el humo,
la ventana, el corral,
el sol, bien terminado,
y el campo sin terminar.
TARJETA POSTAL
Está tu nombre
y ese lugar donde decís vivir,
y del otro lado un lugar
donde yo no estoy
donde quizás no estuve
ni estaré.
Pero viste
que te la mandé
igual?
EL PUEBLO
Un desfiladero
de civilización
(correo, iglesia, etc.)
entre dos infinitas
casas
aplastadas
entre la tierra
y el cielo.
Un lugar.
ESA CASA
320
Antiguas piezas altas
que ojos
para desandar
hicieron.
Realmente deja
de existir un lugar?
y cuándo?
SOLO
Melancolías del verano
todo crece verdea
y te abandona
en el viento fresco
de las ocho.
QUIEN TE RECUERDA
a Marcelo y Elena
Cuando no pueden verte
porque andás en la ciudad
que con su luz te oculta,
las estrellas te imaginan
en los médanos.
Con cara de otros años
del tiempo de los médanos
que caminabas a la noche
cuando te conocieron.
DESUBICADO
¿Quién sabe que paseás
entre árboles?
321
¿Quién percibe el ridículo
de tener una
dirección quizás
hasta un propósito,
ente ligeros
temblores?
SI SUPIERA
Las últimas hojas
de las copas
del árbol son
la costa del aire.
Olas y bordes
moviéndose
juntas ¿Quién
entra ahora
al aire, por allí,
como yo,
hace mucho?
COMO DESEAR
Si hoy hemos olvidado
lo bella que era ayer
es posible que sea
hoy más bella que ayer.
ÉSTOS
Todos breves poemas
todos intentados destellos
de un mundo
de unos mundos
322
que no son los
breves poemas.
PUEDO SENTIR SIN SABER
Dónde iría yo
y mi alma
que los vi caminar
una tarde?
Domingo era
no había autos
mirando
para abajo
caminaban,
y adónde?
LA CASA GRANDE
a Liliana D’Anna
La torcacita canta,
las tapias de adobes desnudos
y la bomba de agua
fresca de la infancia
están.
HUGO
Mi amigo baja
del avión en New York
donde está haciendo dos
grados de máxima; mira
todo, no puede creer
que ese mundo y el suyo
sean el mismo.
323
ELLA CANTA
La acequia canta
realmente.
No el esfuerzo humano
ni la sencillez campesina.
Canta-canta.
Por su propia naturaleza
lo hace: el agua fluye
y entonces, ella
canta.
MONUMENTOS
Se dice que son
vanidad y pompa
destinada a perecer;
es cierto, pero
todo está destinado
a perecer: no es bello
crear algo
que en su durar
de un segundo
más que la piedra
simple y sin intención,
quede como flotando
como el recuerdo, como
el tañido de las
campanas?
GLOSA
No sé que tienen las flores
cuando al atardecer me impregnan
de lo que son, y yo creo
haberles infundido
mis afecciones, sí, las flores
324
del camposanto, que, en realidad,
crecieron donde quisieron
ellas, porque lo del lugar
es cosa nuestra, que las vemos
cuando las mueve el viento
y lo que nos parece,
sin embargo, es verdad,
y no imaginación de los autores
populares: que parece
que están llorando.
SIESTA
Están el Cuco y la Solapa
bajo el sol, charlando.
Esperando que el chico salga
para ponerse a trabajar
de ellos.
METÁFORA (INEVITABLE)
Recortándose sobre
la colina, el tala
extiende sus ramas agudas
como formando una entrada.
CÁSCARA
Todo lo hermoso está
en haberse registrado
en su propia forma.
La muerte como algo
planeado desde hace mucho,
la flor ha partido.
325
EL LAPACHO
Las iniciales
grabadas
hace quinientos
años, o dos:
no se sabe.
HOMBRE YA GRANDE
Con los últimos
reflejos del sol,
miro la charca
cristalina,
y sé que sé
ya todo sobre ella:
sé lo que le costó; ya sé
algunas cosas
de la vida.
MUSEO DE NIÑOS
“Mi héroe
favorito es
toda
mi familia”.
FRENTE AL HOSPITAL
“Si hoy logro zafar
del dolor, vos
sabés” dice
el parroquiano
del boliche, frente
326
al Centenario; y una
mujer en el teléfono:
“habla la Gorda”.
EL OLFATO DEL PERRO
Ojalá yo pudiera
oler la belleza
como ese perro
huele mi miedo:
un miedo que yo
ni siquiera sospecho,
yo, que me creo
valiente.
LAS PARTES DEL PARQUE
Los parques
tienen partes.
No son
homogéneos:
parte
de los ricos,
de los pobres,
de los niños,
de los negros,
etc.
Nada hecho
es homogéneo
y por ahí
se filtra
el cambio
por esa diferencia
de densidades.
327
SOBRE GUSTOS
¿Puede gustarte un tacho?
Claro que sí. Su hierro
resonante, su juego
de otro tiempo. La mugre
desconocida que se encuentra
en él. Sus hallazgos
de vos, en la siesta.
¿Adónde te conduce,
hacia qué límite?
Él es un tacho de sueños.
ÁLAMOS EN EL VIENTO
No se sabe
muchas veces
si te hablan
o no.
Como la gente.
CAMPING
El agua y el viento
en los sauces
cantan a coro
con las radios.
PINTURA FLAMENCA REVISADA
El señor invisible
en el fondo del cuadro
está pintando el cuadro,
qué perverso.
No lo compres. No está
328
terminado todavía.
Aún no tiene precio.
GEOGRAFÍA
Los países tienen
provincias secretas.
Ahí van los tristes que no salen
con quien quieren.
CASA CHORIZO I
El patio recién baldeado
está lleno de olores: dos perros,
lo musgos en las macetas,
el río en el viento.
Las galerías. Las piezas,
con sus puertas dobles, misteriosas,
semiabiertas. También
olor, cosas que han pasado
antes de que naciéramos,
pero que para otros son cosas
vividas, de tal o cuál año, quizás banales.
¿Por qué, si no son nuestras
angustian?
CASA CHORIZO II
Ellos, esas personas
son la única prueba
del pasado. Y morirán.
¿Qué seremos? Es posible
ver la demolición, esa palmera
del jardín del fondo, apareciendo,
329
radiosa, antes de ser ejecutada.
Es increíble que podamos entender
lo que va a pasar, claramente,
y no lo que ha sucedido ¿Qué
ha sucedido, en verdad, cuando
los perros fueron traídos, todavía
cachorros, qué vieron sus ojos
poco hábiles, qué olfatearon?
CASA CHORIZO III
Hablar, unir el tiempo. Pero
no. Es otro tiempo. No se puede.
Sólo las cosas. Y ellas dicen
distintas cosas
a cada uno. Ellas
son las dueñas, las patronas
que maravillan. Han lavado
a las reinas. Inclinémonos,
sin entender.
DOMINGO DE ROSARIO
El joven baja las escaleras, las
escaleras todavía desnudas, de portland,
todavía sin los mármoles de esplendor
romano, sin las barandas
falsamente medievales.
Baja lento, atrás, a su
espalda, se escuchan las canciones
finales de la misa, por las puertas
ya abiertas, preparadas
para la salida de la gente,
para los mendigos
ya dispuestos.
Pero ninguno
le pide nada. Parece
330
un rey, bajando
esa escalera, las manos
sueltas, la cabeza
bien erguida. Los ojos
que ya saben el futuro,
aunque todo lo ignoran
sobre lo que ocurrió.
La iglesia está incompleta.
Está sin terminar. La misa
está sin terminar. Eso no es
nada especial. Se diría
que él tiene que ir a otra parte.
Pero ésa no es la verdad.
La verdad es que está huyendo.
CORDURA
a Adriana y Guillermo
La poesía no es locura.
Es cordura.
La poesía es lo que está
en este papel.
No el viento.
331
332
EL OTOÑO HITITA
(1999)
333
334
LLEGADA DEL BÁRBARO
No, estúpido, ya otros
llegaron antes. Y a nadie
le dará horror lo que
sos. Querrán
ser así, blanco, tonto,
no entender.
Qué bárbaro.
Ellos te han vencido, se han
muerto. Ellos
son lo que vos debías
haber sido. Ellos
se burlan de que busques
las ruinas de los viejos teatros, los
mosaicos del piso casi borrado
de la vieja basílica. Ellos
destruyen lo que vos buscás.
Ellos te cobran
por ver lo que no existe. Lucran
con tu romanticismo, con tu apego
por lo que ya nada significa.
Has venido
para que te invadan.
TURISMO
Estoy creando un viejo país,
soy el nuevo. Allá en mi tierra
engendré muchas cosas, pero
no creen en mí. Se dejan
dejar, impunemente.
Éste lo hago
así: mezquitas
al atardecer, al
amanecer, mares
335
azules y lejanos, leyendas
entre barrios ya tan viejos
como ellos.
Soy el nuevo, y él necesita
creer lo que imagino
para seguir.
ORDU CADDESI
“La religión ejerce un efecto
nefasto sobre la capacidad
de consumo del hombre
actual, y, sobre todo, sobre
su facultad de ir siguiendo
los vaivenes de las costumbres”, decía
el Conde español, fanático del destape,
en la vereda del lokanta, mientras
llovía ese domingo al mediodía
en Estambul.
“Por eso estos chicos musulmanes,
como nosotros en la época de Franco,
tratan a sus novias a la manera
de los años cuarenta en Occidente”.
Sí. O en Echesortu en los
cincuenta. “Çay, Ahmed, lütfen!”
Los jóvenes, salidos de la escuela,
bajo la lluvia, dejan que el cigarrillo
se moje entre sus labios. Estas
compañeras suyas no usan pañuelo
en la cabeza; algunas toman
el cigarrillo de sus amigos por un momento,
inclusive, y sus ascuas enfrentan
un minúsculo instante el frío
de la lluvia. Elementos
de su misma edad.
¿Oponerte al progreso? Actitudes
provincianas y románticas, ¿para eso
336
viajaste tanto?
Sin embargo, viajar en el espacio
es viajar en el tiempo. Estas
sonrisas, que veo ahora más cerca
son, aunque en ojos más verdes, las mismas
que aquéllas... ¿Se darán
un jazmín, lo guardarán? Al fin
y al cabo, todo no es más que
agarrársela con el tiempo.
Darse tiempo. Más que nada
para atrapar el miedo. Eso
es lo que no te deja hoy, este mundo.
Ya empezó antes, pero no siempre
fue así. El Conquistador
entró en esta ciudad, en su blanco
caballo, a los dieciocho años. Constantino,
el último griego, no era mucho
mayor. La vida era más corta, y se podía
hacer más cosas, pues una sola
ya era mucho. Habiendo
menos cosas que comprar, también,
uno puede sentirse más rico.
(Pues nosotros llegábamos a Echesortu
caminando; así teníamos,
además, tiempo para charlar;
y desde luego, volvíamos
a casa de igual forma. Y había
incluso tiempo de caminar solo,
para desear pausada
intensamente
lo que hoy hay que desear en unos
pocos instantes, desgraciadamente).
“Pero ésta no es la cuestión” –me digo,
-ya que de ser así, yo no estaría
aquí, con el Conde. Tus elucubraciones
son propias de tu incipiente
vejez. Cortala.”
Pero un tiempo
distinto. Eso
sí. Entraríamos
337
al tiempo, como antes
a una ciudad, por valentía
y salvajismo, desobediencia
masivo al ritmo
que se nos toca, ¿eh,
Conde? Él no
lo entendería, él cree
que está bailando muy bien.
Lo jóvenes se pierden
en las calles de la ciudad.
KONIA
a Jorge Isaías
¿Y si yo hubiera nacido aquí?
Alguna vez, al salir del trabajo,
subiría a la Alaettin Tepe
cuando se pone el sol,
antes de rezar. Llegaría
a casa, besaría la mano
de mi madre, recostada
sobre los divanes, y en mi pieza
me quedaría pensando, soñando
con un inmenso valle
repleto de cereales y ganado;
más húmedo, con grandes
nubes gigantescas, viajando
rapidísimo. Un valle
cuyas montañas no pudieran verse
sino andando leguas y leguas
y que la vista se perdiera
en medio de una vaga tristeza.
TEHUEL AIKE
338
¿Y en los glaciares nunca hubo
nadie? ¿Pasaron, caminando, sólo
guanacos, u hombres, verdaderos
hombres, también? Quizás, pero
como los pájaros, sólo tuvieron tiempo
de comer, y dejar sus heces, y cantar,
y los cantos
duran menos que las flores
de la primavera.
GÖREME
Frío, pero pocas estrellas.
El hemisferio norte tiene menos.
La Cruz, demás está decir,
no está. Puedo
vivir entre mezquitas, puede
llamar el muecín a la oración
todo lo que quiera... No extraño.
Pero aquí, en el campo,
miro el cielo, me digo:
“¡qué lejos estoy de casa!”
Son otras estrellas.
BODRUM /HELICARNASO
a Tato y Luli
En el balcón de la pensión miramos
el mar, el Egeo (no podemos creerlo),
los veleros, sus mástiles. Hemos
venido a mirar esto, pero antes
debimos pelear por esta pieza:
la que iban a darnos tenía
el inodoro descompuesto,
y gracias a tus quejas tenemos
339
ésta, ahora, que mira al mar,
al Egeo, no podemos creerlo. También
en el castillo hemos dado batalla,
negocios dentro por todos lados,
matando magia. Y la magia
de la ciudad sumergida, en Mindos,
nos llevó a ir a Gümüslük, y bregamos
por verla, en medio de la nada que ha quedado.
A la noche, vamos al Mausoleo.
Sabemos que está cerrado.
Sabemos que no nos alcanzó el tiempo
para verlo (Gümüslük). Sabemos
que no importa, que las piedras
fueron usadas en otra cosa, y los ingleses
se llevaron lo que quedaba.
No importa. Vamos. Vamos
y miramos para dentro, en lo oscuro.
Luchamos con cada cosa,
con cada sueño.
VIAJANDO A ESMIRNA
Desde aquí miro el sol
poniéndose en las montañas.
El valle retiene la luz
como en una magia. El Menderes
resplandece suavemente.
El algodón ya se enfardó
y se llevó. Vuelven
los nómades a las tiendas.
Los calderos al aire libre
ya huelen a comida.
La voz de un chico en la tarde
parece colgada de la luz.
Todo, hasta el tren, parece
detenido para siempre.
340
EL OTOÑO HITITA
En las colinas los delicados amarillos bailan.
Y los ocres, pegados a las ramas.
Ese lugar, escenario tan viejo;
ya no se sabe
si es la naturaleza lo que vemos
o un jardín, plantado hace mil años,
tres mil años.
Pero sí fue un jardín: a él llegaron
las fraternales hordas; el saqueo
daba trabajo a todos. La riqueza
se acumula para que los pobres
sean felices robándola.
¡Qué lenguajes surgieron! Impregnados
de modismos vulgares (los futuros
giros cultos), loando las felices
posibilidades, la inexperiencia
con ese mundo desconocido.
Y lo viejos sonrieron, mirando
el esfuerzo de los jóvenes: ¡estas
tierras! ¿Dónde estaban? Por suerte,
aparecieron en la lejanía,
brumosas, pero se hicieron
reales, y nos dieron de comer.
“Ahora sí” se dijeron, y tranquilos
se recostaron en los árboles
plantados tal vez por alguien
hace muchísimo tiempo.
PALACIO
Reviso mi vida:
no conozco otra.
341
¿Qué viento agita el mar, afuera?
Sé que hay perfumes en él,
y también en el pasto.
Y en las casas. Cada casa
tiene, lo sé.
Pero no puedo interesarme en ellos.
Y reviso mi vida. Y me doy cuenta
que no me interesa tampoco.
EYÜP
Ella se iba calle abajo.
La calle se convertía
en escenario, por eso.
Así quedó para siempre.
Así la veo
yo, cada vez que paso.
Los escenarios, en la vida,
no se desarman.
se busca otro lugar.
PALACIO (II)
Lloro lo que le falta a la lluvia
para llegar al suelo: diez centímetros
al menos. Las viejas piedras
se lavan de futuro conmigo.
La piel de esta ciudad no puede
ser tocada sino por los hombres:
se alejó mucho del desierto, de la alegría
del alma de los bárbaros.
Yo lloro y pienso encima de los ritmos
venerables, vetustos, que no se pueden
deshacer más, pisamos lo que lloro
342
no preso del poder, de la costumbre.
De construir el palacio y verlo irse,
verlo crecer, y no jugar en él
sino mirar afuera, desde
ningún adentro.
TELÉFONO PÚBLICO
Con perceptible acento cordobés
el niño en jogging le está avisando
a su madre que llegaron todos
bien, y que el torneo
para menores de diez años
se hace a la tarde.
Su entrenador –hay ingenuos
que creen en el cuerpo- y una
niñita con dos moños
en el pelo, lo están
esperando. Él
termina de hablar.
Le toca a ella. Con la ayuda
de su maestro marca
la llamada a su casa: “¿Mami?
Sí, yo. Estamos aquí, en ...
-la niña mira con sus grandes
ojos, ésos donde un bosque
podría caber, y pregunta:
-¿En dónde estamos?”
EN LO DE CELSO
¿Ordenar esta biblioteca?
Está vacía.
343
Sin techo. Todo se moja aquí,
cuando llueve. Y dicen
que hay un muerto.
¿Por qué vinimos? Apenas
ha quedado marcado
un recinto, un corral.
Las altas paredes
reconstruidas
tapan
el mundo, afuera.
Menos en ruinas
está la biblioteca
de mi infancia.
Sus paredes son hoy ajenas
pero su techo existe.
BÉRGAMA
Hay un ranchito en medio de las ruinas.
Le da sombra un árbol.
cabras y pájaros lo rodean,
un vientito lo acaricia.
La tranquera
en vez de postes de madera
tiene dos columnas
jónicas.
BELLA VISTA
La cúpula del Luján
en Bellavista, desde el Patio
de Comidas del Supermercado.
La torrecita sobre la cúpula: Roma
y algo más. Fue a Brunelleschi
344
que se le ocurrió... Posiblemente
se venía pensando desde hacía décadas.
Dar luz, adentro. Y afuera,
marcar las diferencias
con el pasado, la vocación
hacia lo alto.
Se adoptó. Un arquitecto
perezoso no quiso
pensar en la Bauhaus, o
tal vez sus comitentes
no lo dejaron. Copió
en Rosario el modelo
ya casi eterno.
Quizás quería hacerlo.
CORPUS IURIS CIVILIS
Mientras los bárbaros acechan
por la ventana, Triboniano
se apresura por los pasillos del Palacio
llevando bajo el brazo
los pesados códigos.
Justiniano lo espera.
Le encargó compilar ese derecho
ya muerto, escrito
en una lengua que ya no habla
el pueblo.
Eso a él no le importa.
Complacer al Emperador
representa éxito y dinero.
Además, con un sistema muerto
se puede trabajar mejor.
No se mueve.
Los bárbaros acechan
345
por la ventana.
Se codean
y se ríen entre ellos.
FRECUENCIA DE LOS DIOSES
El viento es el aliento de Diana
más aquí, cerca del Monte Ida,
que en el bosque de eucaliptus
del Club Mitre, en Pérez, el año
Cincuenta y nueve?
PRIENE
El anuncio del burdel
sigue llamando a los clientes
desde la piedra.
Hace varios miles de años
que esa mujer, quizás
confiando en los dioses
entregó aliento, fastidiada
de la vejez (que, para entonces
rondaría los 40 años,
pienso).
El anuncio, como un perro
sin dueño, sigue aullando
al deseo desaparecido.
AYA SOFIA
a María Inés Colombo
Puedo hacerte
mito otra vez. Entrar
346
salir y hablar: “está
vacía, y es
tan dulce
su estar, su haberse
quedado ahí...”
PUERTAS
a Guillermo Ibáñez
Esta ciudad no tiene puertas. Si las tuviera...
La puerta de Baigorria, donde acampaban las caravanas.
La puerta del Molino Blanco, donde paganos y cristianos se enfrentaron en batalla.
La puerta de Godoy, por donde regresaban las huestes con sus estandartes,
y en la Montañita, los gansos avisaban que el enemigo venía,
y en la Isla del espinillo se escondían las naves para sorprender al enemigo.
No, no tenemos puertas, ni nombres
que las cierren, porque hoy las ciudades
son abiertas, no tienen
murallas, ni torreones, ni almenas, ni puertas. Y sufrimos
las devastaciones de nuestro corazón
sin defensa posible.
YEREBATAN SARAY
Mientras los autos corren por las calles
de la ciudad inmortal,
y el asfalto mojado refleja
sus luces, la Gran Cabeza
sueña en lo más profundo
de la cisterna.
Sueña que todo está
como cuando se recostó
a soñar.
Pero sabe
347
la verdad, sabe
diferenciarla del sueño.
BORGES EN ÉFESO
Hay sabios que dicen
-en Alejandría, creo- que el mundo
es uno solo, y es el centro
de todo; y nosotros aquí, o un hombre
hiperbóreo, o sármata, no piensan
diferente ni son distintos a nosotros.
Que todos los dioses son los mismos.
Que todas las monedas valen lo mismo,
esto es, según su ley, claro, y que uno
puede ser automáticamente reemplazado
allí donde su señor no lo precise.
Pero el viento en Bactriana
tiene esa ciudadanía, el agua
asiria piensa en esos dioses,
los esclavos no pueden
intercambiar, sea como sea,
su corazón, entre ellos,
ni con los hombres libres,
y los mismísimos
cielos, no son siete?
Aunque quizás los números
sean sólo una invención,
porque el caos se encoge de hombros,
sonriente, él o ellos, como frente
a un niño que mueve las piezas
del tablero de juego.
Hoy han venido a buscarme los incendiarios.
Nunca vives una vida entera
sin cruzarte con ellos alguna vez.
Sé bien de sus disputas interiores,
sus traiciones, los espías del Déspota
que llevan en su organización:
348
los engañé; les dije
que me esperaran, que yo iría con ellos.
Mientras ellos aguardan, y yo, quieto,
me quedo en mis recámaras, el loco
quemará a la Diosa por los cuatro costados
de su templo. Se perderán
esa ruindad. Cuando lleguen
sólo habrá un agujero donde antes
la santidad moraba.
MONUMENTOS DE AGRA
Mumtaz Mahal sueña
entre estanques de piedra:
sueña con sus días de niña
cuando no sospechaba todavía
que iba a ser reina, sueña
que juega entre estanques de piedra.
Su esposo la ve dormida,
querría saber por qué se sonríe
si está muerta, pero a la noche
tal vez entre a ese mundo, piensa.
Tal vez pueda entrar, si el amor
es una llave para eso, pero
a la noche no puede dormirse.
A la noche sólo piensa en las cerezas
que no comió al mediodía;
sólo piensa en Mumtaz como un deseo
no satisfecho: así nunca
se le abrirá la puerta que quiere.
La puerta hecha de hojas y ramas
con una dulce penumbra tras ella.
OTOGAR
a Alejandro Pïdello
349
No me mira.
La mujer hermosa sabe
que estoy mirándola.
En el salón para familias
-el aile salonu-, fuma
pero no se atreve a mirar.
Sus ojos transparentes
reflejan el piso mugriento,
jamás se encontrarán con los míos,
me ha transportado al siglo
Diecinueve:
las mujeres son tontas muñequitas
jugando entre muebles tapizados
y paredes tapizadas, y a esto
se lo llamaba valores estables.
Ella tiene un pañuelo en la cabeza.
Si quiero seguirla por la calle
deberé hablarle desde atrás
para que no se asuste, me
lo han indicado así, sin
embargo, ¿qué voy
a decirle? mi turco es
muy limitado; ojalá
me entendiera y me dijera
su nombre –isim-,
“Fahtma”, “Dilek”, pero
sólo seré el vislumbre
de un mundo distinto
y lejanísimo.
Viajar es inútil,
es inútil.
EL ESCLAVO
Hoy seré decapitado por vislumbrar
un salón del harem, cuando
350
una cortina se corrió. Por un
momento vi colgaduras, alfombras,
y lejos, entre las celosías, una mujer
de espaldas, en sombras, quizás sin velo,
encaminándose a otras salas.
Y me llamaron, y yo enseguida
obedecí; pero alguien
supo lo que había hecho, y el sultán
decidió, dicen, mi final
inapelablemente.
Ese gordo vicioso, imbécil,
de huevos colgantes y fláccidos,
cree que yo he empezado ahora,
que sin una oportunidad
jamás vería: que yo sólo veo
cuando él sabe que vi.
Pero esto empezó de antes,
antes de ver, antes de saber
que veía.
Me sostendré en el mundo. El sólo
matará su aburrimiento.
HIJO ÚNICO
De chico: un dibujo
en un libro. Ahora:
mirar por la ventana
y ver lo que se ve
como si fuera
un dibujo de ésos.
Y las cosas
empiezan a hablarte.
¿Cómo ocurre? ¿Qué
pasó en aquel tiempo
para que sea así?:
351
las ramas
peladas, en abanicos
temblorosos.
Que te hablan.
30 DE MAYO DE 1453
Yo sigo. Jamás
dejará de ser mágico
el mundo. Los infieles
taparán esas imágenes
donde el oro refulgía a la luz
de las velas temblorosas;
sin embargo, no pueden
tapar el vaivén del mar,
el brillar de las doradas hojas
en este octubre.
Sus jefes les han mentido,
hoy no han conquistado nada.
BAJO DE SAN JULIÁN
Qué delicada la punta de flecha
tirada sobre la tierra
seca y polvorienta; que no dice
su edad, y apenas roza
lo inhabitado. Apenas
nos advierte que hubo hombres,
que pasaron (como siempre),
sin cambiar el paisaje, antes
bien, lo adoraron, lo quisieron
como era, y un día,
aceptaron irse.
OESTERHELD
Fundaste la historia de la destrucción
de nuestro mundo. La hiciste
posible. Pereciste en ella.
352
Es verdad que ya no existe todo eso.
Es verdad que algunos sobrevivimos.
Es verdad que estás en otra parte
hablando de la maravilla
desaparecida.
LOS BÁRBAROS ESTÁN ADENTRO
a Isabel Suárez
Pero ya no hay sultanes.
Occidente quiere democracia
en medio de las viejas mezquitas,
de las viejas basílicas, de los viejos
templos jónicos. Quiere
y seguirá queriendo, exigiendo
lo que quiere.
Y el pueblo recibirá esos regalos:
la igualdad, la libertad,
los mercados, el salario,
las hamburgueserías, las
palabras que las nombran.
Pero no la fraternidad, porque
la fraternidad no se regala.
Y por el obsequio le seguirán
exigiendo: que mate
su tiempo, que cambie
su música, que diga
lo que ellos quieren oír.
Y lo tendrán bien merecido,
porque estas cosas no se
aceptan como gracia. En verdad,
nadie las ha aceptado. Sólo
unos pocos. Los menos.
Se envilecen los que quisieron
dirigir a los pobres. Mejor.
353
Así los barrerán, y no podrán
creerlo, ellos que tantas cosas
han creído.
CANAL DE BEAGLE
Tan bella ahora,
tan bella bajo la nieve.
En lo real y en lo imaginado.
En el mar y en la tierra.
En los animales del mar
y en los animales de la tierra.
En el suave viento del mar
y en la dulce humedad de la tierra,
entre los árboles; en el sol
que besa el mar, débil;
en el sol que no llega a besar
la tierra, que el bosque
cubre.
Yo estoy sentado aquí, los pies
tocando el mar, los ojos
tocando el viento. El alma
queriendo entrar al bosque,
queriendo irse
por el mar.
EL BÁRBARO REGRESA
Adiós, Bizancio. Tu riqueza
se ha vuelto pobreza. Es linda, pero
tengo allá mis hermanos,
si es por eso, y a mí mismo. Gracias.
Además, tardarás
en comprender que fuiste invadida,
destruida, repartida. Como
una familia venida a menos.
354
Paseo por calles con ventanas
cerradas para no verme pasar.
Cuando me encuentro a alguien
finge no ver mi indumentaria
de bárbaro, mi mugre,
la sangre seca sobre mi piel.
Me espera el mar, la estepa,
todo lo que no sos.
NO DEJAREMOS RUINAS
No dejaremos ruinas.
Los terremotos
no cubrirán nuestras ciudades,
las preservaremos. El mar
no subirá ni bajará.
Si hubiera, eventualmente,
que mudarse, se harán
las operaciones inmobiliarias
correspondientes para
que no quede piedra
sobre piedra.
Todo papel que hable
del viejo sitio se romperá,
se pudrirá, se mezclará
indiscernible con la tierra.
Los diskettes no serán operables
si hablan de ese lugar.
Pero no habrá ruinas.
ESPAÑOLES EN ASIA
He pedido mi sis kebab en turco
355
en el boliche, y me siento ciudadano
ya del mundo, pero en este momento
justo ocurre que entran
los españoles, ocupan una mesa
cotorreando como pelícanos, hacen
ruido con las sillas y las mujeres
se abalanzan a los mostradores
para señalar la comida, ya que
no pueden decir que desean
est plato, este otro plato; “y eso,
qué será eso? parecen natillas”.
Los miro y me deprimo. ¿Cómo
podría leerles mis poemas? Jamás
los entenderían. Mi chamuyo
es para ellos como una
lengua del Asia central. Y tienen
las editoriales, los críticos; yo sólo
soy un bárbaro. Y no es posible
soñar con una lengua común. Pasó
el tiempo, ya, y todo es muy
distinto. Una lengua, de por sí,
ya es una quimera, y parece
que ya no queda bien buscarlas,
ni volar en ellas, no? Rubén
Darío llora sobre un diario
que habla del Galatasaray. Yo,
termino mi comida en silencio.
No podemos robarlos, sólo
deformar lo que dicen, cambiarles
los sentidos (“Natillas”, bah).
Pago. Me levanto. Paso
al lado de su mesa. les digo:
“buen provecho”.
“Gracias” me contestan.
LOS ICONÓDULOS
356
Crecieron durante la guerra, el miedo
llegó a ser parte de ellos, a tal punto
que ignoran que lo tienen.
Todo fervor se olvidó; se parece
demasiado a la iconoclasia.
El emperador los ve burlarse
del fervor, y sonríe. “Están
muertos de miedo”, piensa,
pero, lógicamente,
no se los dice. Razones
de estado se lo impiden.
Ellos quieren estar, no importa
a qué precio. Ellos
no quieren morir; ser
esclavos, pero no morir:
pensar no es peligroso
si justifica su forma de ser.
Su forma de ser
es denunciar a los iconoclastas,
ocupar el espacio
que deja el detenido
para calentarse un poquito
al sol.
NAVEGANDO HACIA BIZANCIO
Supongo que vamos a llegar
a Kartal a las cuatro de la tarde.
Las gotitas del mar de Mármara
salpican la ventana del ferry.
Cómo estar adentro del auto.
Cómo estar en cubierta (hace frío).
He cruzado el Estrecho
de Magallanes, he cruzado
muchos estrechos en mi vida.
Sé que dónde ahora voy
357
ya no hay emperatrices.
Éste es el mar con el que Yeats soñó
mirando marchitarse la belleza
y nacer otra nueva. Éste es el mar
que olfateaba Nazim desde su celda
soñando con esa belleza que nacía.
Yo navego hacia allí, pero ya he estado
antes. No buscaré misterios ahora,
sólo un hotel. Sé que las hordas
volverán a reunirse. Que la tierra
seguirá girando alrededor de nosotros.
ESTE LIBRO
Aquí hay disfraces
pero no símbolos.
Las cosas que parecen sagradas
son sagradas. Las antiguas
son antiguas.
Yo también soy lo suficientemente
real, ¿quién
de los dos, lector,
es el hitita?
EL DUQUE DE NAXOS MASCULLA LA TRAICIÓN DE SUS
AMIGOS
Cristianos. No infieles.
Y ahora
me critican
por rendir vasallaje
al sultán.
358
Cómo los empalaría.
Hay tipos
que con tal de no reconocer
que la causa de la derrota
son ellos,
prefieren pensar, y hacer
pensar que la causa
la tiene la causa.
ESTÁS EN LO QUE CAYÓ
Por más que alegues, grites,
por más que tu protesta intente
llegar a un cielo que también cayó,
estás ahí, insepulto.
Entre las ruinas. Ellas
te harán creer la muerte
de tu mundo. Pero vos
sos la ruina. Ellas se adaptan
a las ideas de los nuevos.
Pero son piedra, nada
más, che. Basta.
CANAL DE BEAGLE (II)
Bueno, es así
aunque no puedas
creerlo: América
se ha terminado.
359
LIRA DE CINCUENTA AÑOS
El mundo se ha vuelto demasiado
ancho, para guardar mi inútil
corazón, demasiado vigoroso
para una causa sin destino:
entre los torpes refinamientos
que tientan a los nuevos ricos,
vaga él, como un desesperado
sabueso en un departamento;
llenando la soledad con el ruido
de sus uñas nacidas para la tierra,
que en el parquet desgranan un golpeteo
ridículo como su jadear ansioso.
La caza que olfatea está en algún lugar
de la global aldea, pero cómo
salir de la prisión de su angustia
a recorrer los campos juveniles
donde era lícito que anduviera corriendo:
ha conocido, ha envejecido, tendría
que echarse al sol que penetra por los vidrios
y no lo hace. Por un pobre paseo
de la traílla, permite que, loco,
lo encuentren los que tienen el poder
de juzgar lo que hace. Corazón,
es mejor abatirse.
CONSPIRADORES
Odio a los conspiradores, que en los pasillos
del palacio del César, hablan
y critican a sus rivales, con propósitos
definidos de sacar rédito
de ello.
360
Sería bello si se detuvieran
en lo gratuito de las críticas:
en la constatación
científica del hecho
denigrante. Es un arte
eso.
Desgraciadamente, no es así,
y su poder de observación, aunque
notable, tiene fines; coincidir
con ellos me resulta
antipático:
al inclinarnos
a la verdad asombrosamente
hallada, le arrimamos agua
a sus torpes molinos
de vacío.
TODO ICONÓDULO ES UN ICONOCLASTA
Toda la vida –mi vida-
cuidé de actuar en el palacio
como si fuera una cuestión pública,
temeroso de caer en el ridículo
antes que cualquier cosa.
Labrando, por así decirlo,
mi propia imagen.
Y ahora la destruyo, enamorado
de otra imagen.
REGRESO
He escuchado las voces, pero ahora
que regreso, quién irá a creerme?
Todo parece un sueño para el que
no miró los milagros con sus ojos:
361
los pueblos renaciendo de las ruinas,
las luchas retomadas, las posibles
victorias, que aquí han dado
por imposibles una y otra vez;
pero todo eso existe. Y aunque
mi palabra sea la de un viajero
pobre, sin posibilidades
de probar lo que dice, todo,
todo es verdad.
CEMENTERIO ISLÁMICO
a Gustavo Latini
Los nómades descansan
entre las mismas flores
que cubrían, que cubrirán
la pradera que amaban tanto.
Sí, camino entre los muertos,
¿qué tiene? Hay sombra aquí,
el camino es más corto. No será
para siempre,
fuera me esperan, tengo
trabajo para hacer.
EL NEGOCIO EN RUINAS
En medio de las agencias de viaje
y de las heladerías de Divanyolu,
con sus vidrieras tapadas por el polvo
y sus marcos donde florecen las telarañas,
cerrado como una tumba, aparece,
cada vez que camino hacia el Bazar.
Está en ruinas, en medio
de la ciudad sagrada, que una vez
fue una ruina. Que hoy, es
una ciudad cualquiera –no hay tal
362
cosa- que, como todos, trata
de levantar su rostro al sol.
Es una ruina verdadera, no como
las otras, en medio
de gente verdadera.
NUBES
¿Cómo es posible que las nubes
sean cultura? Y son.
Tienen estilos diferentes.
No se dan de la misma manera
en un país que en otro.
Nuestros ojos pueden encaramarse
en las diferencias, tejer
vagas ansiedades sobre ellas; sacar
conclusiones políticas.
RÍO PINTURAS
El hombre que se sentó
en el fondo del valle
a tocar su pequeña flauta
espantó a los pajaritos
que habían venido a posarse
en sus hombros. Ellos
no eran novedad para él,
acostumbrado a esos
lugares, donde nunca hubo
nadie; en cambio precisaba
la música, por la angustia
profunda que lo llenaba.
Sopló en las cañas. El pequeño
sistema de signos hubiera
podido entresacarse de esos
pocos elementos; con muy poco
él hablaba de mucho. Eso
363
era lo que quería, justamente.
No por nada los pájaros huían.
La música evocaba cosas
que pasarían dentro de mil años.
Él sabía; sabía que no había
que intentar comprenderlas, sólo
tocar la música, calmar
el alma, y continuar
andando. Y en la tierra
ningún rastro quedó de este suceso.
ARTE ANTIGUO
a Susana Valenti
En la plaza del pueblo, el músico
tocará lo que ya se conoce. No
es, realmente, que se lo
conozca, sino que al escuchar
uno parece acordarse de algo
que ya sabía desde hace mucho.
En la plaza del pueblo, el músico
prepara la estafa sublime.
Los niños recordarán
su muerte. Los que
pudieron ser amantes
el amor que no existirá.
Él podrá enardecerlos,
apaciguarlos. pero nada
les hará que no estuviera,
antes, en su alma.
BIZANCIO, HOY ESTAMBUL
364
Frente a la ciudad santa
está la ciudad profana.
El mundo moderno
ha construido puentes.
FINALIZAN LOS POEMAS
Paseando por las suaves colinas
llenas de árboles recién plantados
que serán mañana los bosques
de los dioses, se siente
el olor a humo. El dulce
olor a ahumado que viene
de las chozas, que anuncia
la estación donde las armas
se guardan y se preparan.
El otoño hitita comienza.
365
HISTORIA MORAL
(2004)
366
367
HISTORIA MORAL
Ella tenía un pelo digno del tango
“Sur”, estrofa primera, tercer verso.
Tenía también una sonrisa digna
de un poema aún no escrito.
Una noche, por razones que no vienen
ahora al caso, me abrazó.
Yo le pedí que me besara.
Ella me besó. Pocas mujeres
son capaces de dar a un hombre
simple y sencillamente, lo que éste les pide.
Fue un beso intenso, largo,
iluminado. Fue en la mejilla.
Pero eso no es lo importante
de este poema. Ella esa noche terminó,
según entiendo, tirada en la cama
de un hotel, en la pieza con otro hombre,
totalmente vestida, con los zapatos
aferrados a su mano derecha
a la altura de su vientre, y así durmió
hasta la mitad de la mañana.
Pero no es lo importante, eso,
en este poema, tampoco. Lo que yo
descubrí esa noche, y hoy quiero
decirle a ustedes, es: que ella,
quisiera o no quisiera, se diera
cuenta o no, sería en la vida
esplendorosamente feliz.
UN CRÍTICO
a Alejandro Schmidt
Era extraño
verle establecer vínculos
entre unos y otros. Defender
la única virtud de un villano,
368
y cuando hablaba de los buenos
era evidente que no eran buenos para él
sino servían para unirse
con otros. Agrupaba
extrayendo el sentido de todos,
sintetizaba. de lo mejor
de cada uno, aunque fuera poco,
lograba un envión poderoso
y lo regalaba para que todos
lo usáramos.
Claro que los sujetos
en cuestión no se sentían
muy halagados. Faltaba,
para ellos, el elogio
suficientemente individual,
sólo servían, según este tarado,
para algo! Pero él
insistía. Posiblemente
no era llevarse bien
su principal propósito.
RELACIÓN
a Gary Vila Ortiz
Todas las noches de calor
cuando vuelvo a mi casa,
él está perfumando.
Hace cincuenta años lo plantó
en la vereda un hombre
que ya ha muerto.
Es una especie árabe, asiática
en todo caso; sus hojas enormes
parecen servilletas verdes.
Lo que aroma son sus flores
pequeñísimas.
No puedo dejar de pensar
en aquel hombre.
Él lo plantó, y no sabía
369
que el árbol lo iba a sobrevivir.
Pudo ser al revés. No importaba.
Nada de eso tenía que ver
en su relación.
FELIPE ALDANA SUBE AL ALTILLO A ESCRIBIR POEMAS
Con su espalda ya cansada aunque todavía es joven
con la nariz tapada por la alergia
mirando en dirección a las nubes que no ve
y el futuro que sí ve, Felipe
Aldana sube la escalera de hierro
que desde el patio trasero de su casa
lo conduce al altillo donde escribe.
Techos hay, chimeneas que si las viera
lo inspirarían; pero el futuro sólo ve.
Con la gente él parece vivir en otro tiempo.
Sus amigos son los que apenas atisban
por la puerta del tiempo, desde donde
le habla. Y el kitch de esta ciudad,
sin embargo, no intuye. Él ve levantamientos,
rebeliones, días de gloria. Esos días, precisamente
serán el origen del mal gusto, organizado
para olvidarlos; y su recuerdo, el cebo
para volver a ellos no será. Lo necesario,
Felipe, traerá otra vez los días.
No es de lo continuado tu profecía; yerra
y acierta, según el año, como en la vida
pasa. Es tu mirada la que no ve,
la que enhebra deseos, tuyos y nuestros,
dándonos el futuro que escribís.
LOS CACHORROS SE HACEN GRANDES EN LA PLAYA
a Adrián Bussolini
370
“Parece enfermo” decía la señora,
mirándolo dormir sobre la arena,
temblando ligeramente, la pancita
un poco hinchada. “No lo toques,
parece enfermo.”
En la costa, en cambio, un perro blanco
corría servil, babosamente,
a buscar un ridículo palo
que su amo le tiraba al agua.
El perrito entreabrió los ojos
y se incorporé en parte, mirando
al estúpido perro blanco. Luego
se paró y se fue trotando
hacia el lado opuesto. Allí
se quedó mordisqueando
algunos yuyos, hurgando la arena.
El blanco lo vio. Se le vino
al humo. Probablemente
sólo lo quería oler. Pero el perrito
le ladró furiosamente
con su ladrido de cachorro,
quebrado por la necesidad y el hambre,
y lo asustó. El servil
volvió junto a su amo en busca
de protección.
El perrito no estaba enfermo.
estaba solo, pero tenía
como una conciencia.
DOS POEMAS CATAMARQUEÑOS
CARPETAS BAJO LA LLUVIA
Carpetas bajo la lluvia
“gomitas” para el pelo
371
ensartadas en un poste, cubriéndolo,
y el nombre, su nombre, tapado
completamente de pañuelos
cintas trozos de tela papeles
de color. En el monolito
originariamente había sólo una placa
que, sobria en el dolor, la familia
había colocado.
Ahora hay decenas, agradeciendo
“favores recibidos”, como si María
Soledad Morales fuera una santa
que realizara milagros. Y cada
minuto llega o se va un coche,
la gente no la deja sola
ni un minuto, a pesar de la lluvia.
Las carpetas, con sus tapas negras,
sus tapas de plástico, con la cara
del ratón Mickey o Superman,
con sus hojas donde ciertos conocimientos
se anotaron casi sin saber,
se mojan bajo la llovizna
persistente como esta memoria.
¿Cómo se llegó a la santidad? Por el crimen,
claro. Ella fue la víctima
de una serie de ideas acerca del placer,
el éxito, la ‘viveza’ –el hombre que dice
de una mujer: “me la cogí anoche”,
como si fuera un objeto, y como si
ese objeto no tuviera alma-. Ella
tampoco tenía en sus carpetas
ninguna explicación: no le habían
explicado quién era. Esa violencia
que se ejercía sobre las hijas del pueblo,
era la misma que se ejercía
sobre ella. Pero, quizás, no lo parecía.
Quizás le habían enseñado
que no lo pareciera.
Y ella era, sin embargo, igual
que esas ‘chinitas’, pasto
de esos caballos, porque
372
mujer, frente a esos hombres,
no tenía derechos: era,
en su belleza, nada más que una
prueba, entre otras, del poder
de algunos jóvenes, para los que
el placer tampoco, creo, tenía valor
en sí mismo; apenas también
una probanza de lo que para ellos
era ser poderoso: ser impune.
ÉSTA ES TODA LA IDEOLOGÍA
DE ESTOS NUEVOS RICOS, llamados
a salvar a Catamarca de la quietud
pre-capitalista.
Olvidar. Olvidarse
de ser negrito, lento. De dormir
la siesta: ellos tampoco
sabían bien lo que eran,
ni en la escuela
se lo habían dicho. Pero
sabían lo que era usarla,
era poder: se estaban adaptando,
y en los papeles que les tocaría
jugar, ella perdía. Listo.
¿Se atrevería acaso ella
a decir ‘no’? ¿Se atrevería
a decir ‘esta música
está muy fuerte’?
¿Podía decir, acaso, ‘esta música
aturde y nada dice, sólo expresa
el estupor y la misma impotencia
de no poder sustraerse a ella’?
¿Podía María Soledad decir
‘hablemos, y así sabré yo
como sos, como son tus sentimientos’?
No podía. No es una libertad
que esta democracia permita.
Ella sólo podía
estar ahí, y esperar su suerte,
como cualquier pobre del mundo.
La tuvo. Por ella murió.
Ahora sabemos que está
373
más allá de las causas
que la destruyeron.
Y por eso hay algunos que esperan.
Esperan que ella, desde allá,
desde dondequiera
que ella esté, los ayude.
Tienen razón. Ayudanos, María Soledad.
Ayudanos a rebelarnos de nuevo.
Que esta vez sea con humildad.
Que esta vez no querramos dirigir
a los que saben más que nosotros.
Que esta vez sepamos respetar
lo que en vos no se respetaba.
Que podamos pararnos y decir:
“Que a los jóvenes no se les diga
lo que tienen que tomar
lo que tienen que bailar
ni de que manera tienen que pensar
para no ser lo que son. Que
les digamos lo que son.”
María Soledad, regresá de la inconsciencia
a destruir nuestra inconsciencia.
Borrá la lluvia como si fueras
fresco viento del sur, que nadie sabe
cuando sopla. Las carpetas
están intactas, su saber
está ahí, entre los renglones,
esperando.
FELLINI EN LAS ESTANCIAS
La cumbia suena desesperadamente, pero nadie va.
El pequeño parque de diversiones
yergue su rueda gigante,
pequeña,
su calesita, sus quioscos
donde patos miserables
pasarían impasibles
para que los parroquianos erraran el tiro.
Y el acordeón suena entre los cerros
374
que cobijan las almas diaguitas,
mientras los dos dueños discuten
con tonada tucumana,
por qué nadie viene al parque
si ellos están muriéndose de hambre
si están perdiendo su capital
porque la élite prefiere andar a caballo
o quedarse viendo televisión
en sus casas, tan limpias.
Es que un parque de diversiones
es muy de los años Cincuenta:
Gelsomina caminando entre los quioscos
entre las adivinas del futuro,
porque a la gente, entonces, el futuro
le importaba.
Hoy la emoción de la Rueda es poco
frente a lo que prometen los champús.
Así que la cumbia suena
infructuosamente
resonando en los cerros
en el atardecer,
inútil como el alma de los indios
secretamente enterrados.
Así se vuelve dulce
esa música.
EL INTENDENTE DEL PROCESO DERRIBÓ
LAS PALMERAS DEL BULEVAR 27 DE FEBRERO
a Ana María y Víctor
Al olvido tu nombre. No te dieron
un bosque, al repartir
el botín. Como feudatario
de los usurpadores, te tocó
esta pobre ciudad. Y no bastaba,
al parecer, con lo habitual. Había
375
que exhibir, en el arbitrio,
que el deseo de destruir
era impune.
Tener poder también sobre el paisaje
sobre el recuerdo de miles de seres
puestos a contemplar la violación
de su memoria.
Era preciso que supieran
lo que valía su memoria.
Cómo tardan, ahora,
en crecer esos árboles;
enviciaste a la gente, sólo
necesitaban tu maldad para olvidar.
Los que han nacido ahora
ya no tienen fe
en la sombra de los veranos,
en el canto de las palmeras
en el viento. Creo que no saben
lo que es un árbol. Necesitaremos
muchos años para tener sabido
lo que antes estaba como dado
por Dios. Quizás por eso
lo perdimos.
FEBRERO EN ROSARIO
a Armando Raúl Santillán
I
Lo que queda de la ciudad
al regresar del verano
es esto: una luz demasiado
fuerte para cualquier
atardecer, una ansiedad
que no podrá ya perderse
en los lejanos horizontes, y una
tristeza por los hechos
que recién empezarán a ocurrir
376
dentro de varias semanas.
Que serán implacables
en su ocurrir, como esas
monedas que caen bajo la cama
sin importarles si estamos
mal de la columna.
II
Aquí el amor gira loco por la ciudad
sin destino aparente
como una epidemia de cólera
fracasada.
Yo lo miro dar vueltas
me angustia su desesperación
no es posible calmarlo
invitarlo a esperar.
Me hace acordar ciertas cosas
la plenitud de algunos veranos
en el río, en el carnaval,
y yo me despierto también
en medio del calor
de las siete de la tarde.
No es posible consolarse
con moralinas estúpidas.
Así es la cosa y no hay remedio.
SUEÑO CON VOS Y CON FAT FERNÁNDEZ
a los Luisetti
Porque había una gran negrura, pero
de repente yo estaba con vos
en medio del pequeño anfiteatro
del Parque España. Había
un escenario y en él estaba
el gordo Fat Fernández y sus músicos
377
y nosotros bailábamos en el centro
atravesando los espectadores fantasmas.
Y mientras el Gordo fraseaba ‘Grisel’
con su ternura áspera
vos tenías apoyada tu cabeza
sobre mí, y girábamos, y yo miraba
el cielo increíblemente claro de la noche,
y las estrellas que a pesar de eso se veían,
y en esa claridad los edificios grandes
parecían totalmente mágicos,
mucho más que los fantasmas, por ejemplo,
y que los barcos que pasaban por el río.
Éramos indescriptiblemente felices;
como sólo se lo puede ser de chico
al descubir algo por primera vez,
qué sé yo, que uno está vivo, por ejemplo,
pero la música se prolongaba tanto
pero tanto, parecía que iba a concluir
y recomenzaba, desesperada;
tuvimos que mirarnos, hablar,
dijimos de ir a tomar algo, salimos
entre la gente translúcida, como obligados
a movernos, y cuando ya estábamos
caminando entre los árboles del parque,
empezamos a comentar
lo terriblemente larga
que era esa versión
del tema.
MIRANDO A LOS JÓVENES
a Víctor Bertot
Por su forma de ser, por la forma
de ser de la juventud, ellos
no ven que los estoy mirando.
Ellos no necesitan verlo, y así
está todo bien, y yo puedo
378
dedicarme a mi actividad:
los imagino
de mi edad, pasando
por las cosas que nosotros
pasamos: la fraternal
lucha en las calles,
el desastre, el Proceso;
¿cuál iría a la muerte?
Y se salvó.
¿Cuál sería un traidor?
Y se salvó.
Se salvaron por nacer muchos años
después. Pero qué saben
ellos, mientras repiten
viejos errores
y viejos heroísmos.
Yo me sonrío; miro
sus destinos posibles
girando en torno a sus cabezas
como satélites enloquecidos.
RÍOS
a los Censabella (todos)
¿Qué podría decir yo del río?
Cuando era chico
me creía que todas las ciudades
tenían un río.
Después fui aprendiendo:
en Córdoba hay arroyos
en Buenos Aires y en Montevideo
es tan grande
que no tiene gracia.
En Santa Fe
el río es una laguna
cuando se llega al verdadero río
379
hay una balsa.
Yo vivía a dos cuadras del río.
Mis amigos pescaban en el muelle
sobre el río.
(Yo no pescaba, me parecía
digamos, demasiado práctico).
El 31 de diciembre
las que anunciaban el Año Nuevo
eran las sirenas de los barcos
anclados en el río.
El río fue
la Arenera, y a veces
la Florida. La gloria
del amor, así,
sencilla.
Me gustaba –y me gusta-
ir a la isla: para ver
la ciudad del otro lado.
Sé que es desmesurado.
Provoca inundaciones
en Cortada El Mangrullo.
Nos salió desprolijo,
es verdad, pero
en fin, ya está
y hay que quererlo.
OFERTAS
Por el mismo precio una tarde de lluvia
incorpora confidencias con derecho
a participar en sorteos de nubes,
barrancas bajas, viajes al baldío
de al lado de alguna infancia:
corte sin provocar
hemorragias, la piel
380
que se acaricia en el sueño
solamente, y llene
de signos la calle nueva
donde nadie ha vivido todavía,
que viene adjunta.
Deposite su final
en el buzón que a la salida
vigila no volver
atrás en el tiempo: ame,
si puede, pero no es
indispensable para entrar.
Ya verá cómo muere.
ALUMNO DE GUITARRA
El maestro mira irónico al niño.
Otra vez no ha estudiado. Prefiere
leer. Novelas de espías
o piratas. En lugar de agarrar
la viola. Cómo es posible.
Su indignación se modera,
delicada, pero a veces
por otro lado, estalla: “La cámara
de televisión los toma... punteando
cuatro notas en la guitarra, como
si fueran virtuosos... yo no sé...
(por Los Chalchaleros).
Nada de eso conmueve al niño.
A él también le gustaría
que lo escucharan, más que nada,
cantar. El instrumento
parece demasiado abstracto
sin la voz. Y él quiere
a su voz, a su desafinada
voz. Para salvar su propio
381
decir, sí estudiaría.
Pero así, prepararse
para un difícil futuro? Ah,
no, si él morirá a los veinte
como un héroe.
El maestro lo mira. Ya no hay
ironía en sus ojos. “Quizás
sea cierto”, piensa. “Inútil
puede ser, para él, este trabajo.
Su ansiedad es muy grande.
No esperará. Es posible,
en efecto, que lo maten,
terriblemente rápido.”
LA SOLUCIÓN SON LOS VIAJES ESPACIALES
Vi una foto de Marte.
Qué descuidado que está todo.
Los cascotes naranjas.
Vi los cascotes
naranjas, qué vergüenza.
Así no vamos. Y hace falta,
con todo, ir. Cohetes
que no exploten,
o teleportaciones.
¿Cómo es posible
que no hayan puesto un árbol,
un miserable árbol
en la foto?
LA ÚLTIMA DE ABRIL
Mis recursos para enamorar
382
están basados en cosas
ya desaparecidas: ¿cómo
decir, por ejemplo, el viento
de mil novecientos
sesenta y cuatro?
¿Cómo contarte
la belleza de los lugares
de las personas
que ya no existen?
Hacer literatura
no logrará tu corazón,
lo sé. Si algo he aprendido.
Tomá, tomá esto:
tu imagen
en mí, que también
morirá conmigo.
HAY RECUERDOS QUE UNO NO SABE POR QUÉ LE VIENEN
a Dora y Rafael Ielpi
a Mario Borgonovo
Esa noche
de Carnaval
en Newell’s
Grande
Castelli toca
‘Evelyn’
y la gente
de tan hermoso
que le sale,
se olvida
de bailar
para escucharlo.
CANCIÓN DE OTOÑO EN OTOÑO
383
a Humberto Lobbosco
El cielo azul azul.
Nubes que pasan
al costado de la ciudad
como el tren, antes.
Mi corazón no sabe nada.
CANCIÓN DE INVIERNO SOLAMENTE
a Jorgelina Paladini
Estoy harto del fóbal.
En el bar
todos miran el partido.
Sólo yo
veo las frías luces
de neón, que en la calle
hacen más frío el frío
de la noche.
¿No se da cuenta
la gente?
PUERTO BOCA, GUALEGUAYCHÚ
El río
caminando tan lento
parece un lago.
Aunque es verano
caen las hojas
con la seca, y parece
que fuera otoño.
Sólo el final del ocio, pero
es como si de la muerte
de la belleza se tratara,
para el que mira
384
y ya se vuelve.
OTRA SANTA
Consultaste adivinas
y horóscopos. Boletos
de colectivos, sueños.
Fallaron los arúspices
y por eso
confiada te entregaste
a las canciones.
Y en ellas prometías
la confianza y el amor.
Los inocentes te reconocieron
como a su igual: hay otro
mundo en éste, alguien
tiene que hablar
de él. Sostener
las ilusiones necesarias.
Como un caballo ciego
el ómnibus
donde vas, nada sabe.
Empezás a mirar
las casas y las calles
y el campo y el caer
de la noche en el campo.
Caen las dos, entre suspiros.
Te tirás a dormir
en el asiento delantero,
y ya cruzás los puentes
y ya estás
del otro lado,
Gilda.
385
CURRICULUM VITAE DEL POETA EDUARDO D’ANNA,
ARGENTINO, ESTUDIANTE, SOLTERO, QUINCE AÑOS
Nació y reside en Rosario.
Estudia inglés y francés; viajó
(con sus padres) al campo. También
a las Sierras, y una vez al Uruguay.
Actualmente aprovecha toda
oportunidad para compararse
con el que era en la infancia, y si
compensa haber dejado
de oír hablar a los árboles
en el invierno, en el viento, a veces,
con el nacimiento del amor.
No tiene novela escrita
porque le salió muy corta.
ESTÁN PINTANDO LA CASA
Protestas y demoras,
consecuencias del caos
doméstico.
Yo siento ante el desorden
una alegría secreta.
NUESTRO AMIGO SE SALVA DEL INFARTO
Al principio, la conversación
tiene un tono convencionalmente serio.
Después, como conjuro, los chistes
acusan nuestro miedo. Alguien
imagina a la Muerte, con su túnica
acercándose a nuestro amigo.
Imaginamos el diálogo, absurdo,
como todas las empresas que se gestan
hoy. Reímos, con todas nuestras fuerzas,
porque a pesar de todo, de todas las miserias
386
todavía podemos
hablar con nuestro amigo de la muerte.
A UN POETA QUE ME PLAGIÓ
¿Nunca podré encontrarte,
nunca podré llegar
hasta el fondo de tu corazón
para saber qué te gustó,
qué afinidad secreta
te llevó a preferir mis palabras
a las tuyas?
A UN POETA QUE DEJÓ DE ESCRIBIR
Entiendo perfectamente.
Pero ¿de qué
vas a vivir ahora? Esa
mentira te llevó
a la verdad, y acá estamos, qué
joda ahora, qué camino
al Dorado te va a dejar
-ahora- soñar con él?
¿No hace falta? ¿Con que los otros
sueñen, está bien? ¿Renunciaste
al control, nada más, lo demás
sigue?
No, no. No es eso.
Renunciaste a algo más. Y
nunca
vas a poder decírnoslo.
Y de eso se trata.
387
EL ESPLENDOR DEL TEXTO
Se niega ella
a nombrar, tiene
miedo que la mentira
la angustie.
¡Es que es mentira
tanto! Y agregar
más no quiere. Y
no nombra.
Y le parece dulce
su miedo.
Que quien quiere morir
no se resista.
Y no resiste. Apenas
escribe. Sin mirar.
Nada más
que esperando.
Que el poema
en sus cruces
azarosos
la nombre.
A UN MINISTRO QUE ME PREGUNTÓ “QUÉ HACER
CON LOS POETAS”
Júntelos en una plaza,
contratando a varios arrieros
para evitar que se desparramen
por cervecerías y jardines.
Ponga compactadoras
en los cuatro extremos del predio,
y hágalas avanzar, lenta
pero inexorablemente
sobre esa masa humana,
antes de que reaccionen
388
y contrataquen arrojando
libros de tirajes absurdos.
Aplástelos minuciosamente
hasta hacerlos completamente papilla,
sin que se pueda distinguir
órganos o gestos individuales.
Licúe la masa resultante
y rocíe
con ella
al pueblo.
SOÑANDO CON RÍOS
a Ricardo Herrera
Un hombre sueña
que el río se detiene.
Que el río, nada menos,
se detiene. Que parece
un lago, un mar.
Que se detiene. Y él,
llega hasta el río,
y lo mira.
Lo mira quieto, así,
lo mira y se sonríe.
Se sonríe un segundo.
Y se despierta.
CONÓCETE A TÍ MISMO
Éste no es un país tropical,
y las palmeras sufren.
Las plantaron sin pensar en el frío
del invierno, las plantaron
pensando en prestigios y políticas.
389
Y ahora ellas parecen
monos temblando entre los hielos.
El problema con estos países
es que no saben bien
qué clase de países
son.
ANTIGUO VIAJE EN TREN
He dejado atrás tantas
estaciones, grises
y vacías, o llenas
de flores. Hermosas
por haber pasado antes
de poder contestar
los saludos
de la gente. Hermosas
por haber pasado
antes de saber nada
de la gente
que saludaba y se quedaba
mezclándose en mi mente
con las altas cicutas
y yerbales.
QUIÉN VIO NO OLVIDA
La ciudad los tenía en sus calles
como peces plateados
en un estanque mágico,
y la suerte echaba sus líneas,
los tocaba, y ellos
llamaban a eso muerte.
Pero antes de la muerte,
vivían.
390
INTERRUPCIÓN
El domingo, las cosas
se callan y se quedan
esperando.
De la dulzura del silencio
no disfrutan, sin embargo.
Es ansiosa su espera.
Quieren que llegue el lunes,
que la gente
pase otra vez sin verlas
para seguir soñando.
CEMENTERIOS
ÚLTIMA VISITA CON MI MADRE
Es el lugar más antiguo del mundo. Más atrás
en el tiempo no hay nada de científico.
Las lápidas informan sobre ciertos
lugares nebulosos, ciertas fechas
de las que no hay confirmación.
Sólo la sangre puede ser interrogada.
Y ella contesta un día cualquier cosa
y cualquier cosa otro: las tormentas
eran distintas, sabían leer.
Quien ha viajado y buscado en remotos
parajes con esos nombres, regresó
decepcionado. No eran ésos
los de la historia de la sangre que, loca,
te dice lo que quiere, lo que se le ocurre:
nacieron, trabajaban, se morían de hambre;
extraño fue que quisieran quedarse.
391
Fingimos que hay respuestas. Quizás
no sea la sangre, solamente sean
trazas de voluntad que nos sostienen
enfrente a los panteones, antes de huir.
Sí, queremos huir, salvo mi madre
que prepara el encuentro con sus muertos,
con mi padre. A ella ya no le importan
las respuestas. Pues sabe que sabrá
esas respuestas, y no podrá decirlas.
En el silencio que sigue ya se ostentan
reales los trigales, los grandes árboles
del pueblo, adónde ahora desviamos
la mirada. Hay que vivir, hay que ahondar
las distancias infinitas. Respuestas,
no traemos, y es posible que la próxima
vez, seamos menos.
SEPULTANDO A MI MADRE
Aquí dejo una carne inmóvil, inflexible,
casi como fue en vida; y sin embargo,
de qué extraño milagro, de qué caos
o subversión de lo ya conocido, espero
que me hable o me sonría, como
alguna vez, que no preciso?
¿Qué sostenías entre tus estrechadas
piernas: el mundo, que no se cayera?
¿Qué marcación de sendas
en el bosque, si las migas de pan,
en realidad, eran para los pájaros?
¿Y qué obstinado afán de transformar,
basada en la moral, lo que veías,
lo que era bello por poder mejorarse?
Pero no transformar: sostener.
Que lo real borbotara abajo
de la sublime tapa que ponías
igual que en la cocina tus menjunjes;
y que la sostuvieras en lo oscuro
392
de las ráfagas que en la vida arrebatan
el alma, entre pasiones, que nunca
te sería dado conocer, realmente.
¿Y quién sostiene ahora, que tus manos
yacen fuera del sitio inescrutable,
ya no peligro para la caverna
de los placeres alguna vez oídos
y pronto desechados? Ah, madre,
no sé si sueño, pero te oigo ahora.
No sé si, muerta, se alteran tus parámetros.
Si tu vigilia se afloja o se renueva.
Pero como cuando era chico, persiguiéndome
siento tu voz. Aunque te deje aquí y no puedas
volver conmigo, siento, sí, tu voz.
Como siempre, insistente. Explicándome,
como se les explica a las criaturas,
que hay un mundo, que me
trajiste a él. Que sigue.
ESCENA DE WATTEAU
a Javier Adúriz
La gloria brilla sobre el pasto,
abandonada. Brilla con la luz
que la luna le presta, que a su vez
es prestada. Nada se mueve
en el parque sereno e íntimo,
salvo los amantes que se levantan
de esa cama de césped donde dejaron,
abandonada, a la gloria. Con suaves
pasos, bajo los grandes árboles,
atraviesan la fronda y llegan
a la vereda. Abren la puerta
del auto y suben. El auto
arranca y se pierde en la noche.
393
EL MONUMENTO APARECE EN UNA FOTO
DE UN DIARIO ITALIANO
-Ed anche due cornetti,
prego. Jamás creí
que pudiera estar viendo
aquí en Roma, una foto
de este lugar exótico,
fantástico, irreal.
Recordándolo
como la tierra de antes,
el limbo, la morada
que después de nacer
no se recuerda.
ECHESORTU IN THE NIGHT
Noche, luces y gente.
Maravilloso que todos los domingos
sea así. Planeado, obvio.
Tan, tan mágico. Se teme
el momento del chasquido de los dedos
que nos hará desparecer.
EL SÁBADO EN CACHI
al Teuco
El Pato sabe. Hay que ir
no porque ya no trabaje la usina
y no haya luz eléctrica ni porque
se haya acabado el vino.
Hay que ir porque hay una fiesta
en la tierra. Él entra. No le cobran.
es la única persona rubia
394
en la reunión. El célebre
cuarteto “Los del mar” toca,
a pedido, cumbias y zambas
y chacareras. Él sólo puede
mirar, claro. Hay una luna
llena. Hay un reflejo de ella
en el río que corre, indiferente,
al lado de la pista. No conoce
a nadie, pero en cierto momento,
rato después de estar, cuando tan sólo
un cana le ha preguntado: “¿usted
no es de aquí, no es cierto?”, y él
no ha respondido más que con una
mueca, en un instante que no
podría determinar exactamente
cuando fue, se ha sentido vivo.
Y feliz. Y rebosante de un infinito
cariño, hasta por los cables de la luz
que ahora no llevan nada
dentro; y pidiendo disculpas,
el pato D’Anna sale a la noche llena
de estrellas, con un acusi inmenso
en la boca. Y camina y camina
interminablemente por las cuatro calles
del pueblito, la cabeza agachada.
PORQUE NO HAGO PERFOMANCES
Disculpá que no te hable
como a una novia,
que no te seduzca
como sería previsible.
Que no ponga una voz
de FM, ni me cubra
con sábanas o máscaras.
Que no entrecorte
mis palabras, como bajo
395
el peso de tensiones
profundas.
Algún ritmo, a lo mejor, sí,
algún recuerdo auténtico
que se cruza. Nada,
nada especial. Mi orgullo
o mi pudor no me permiten
más. Cuando te miento
te miento con las mismas palabras,
la misma boca, la misma mirada
con que te digo la verdad.
CUMPLEAÑOS EN UN BAR
Toda esta gente que no conozco,
que me rodea con su presencia,
con su conversación; ignora
que hoy cumplo años. Es por eso
que vine. Al bar, quiero decir,
no al mundo. Vine
por eso, ¿qué mayor
celebración, que pasar este día
sin adiciones especiales al hecho
simple, fantástico, casi obsceno
de haber vivido cincuenta y tres años?
Porque en este lugar no me conocen,
pero saben quién soy. No han tasado
mi vida, pero la han sentido
palpitar. Yo soy inmenso
para ellos, sin límite.
Soy la ciudad. Soy nadie.
AEROFAGIA
Le como el aliento.
396
Ella pone su boca en mi boca
y yo le como el aliento.
Él es más palpable que su carne
es más excitante que sus manos
me transporta me frenetiza.
Porque no queda dentro
de mí porque impregnado
de mí sale a buscar
el aire que aun está
en los pulmones de ella,
invocando lazos antiguos.
Conseguirá que salga lo atraerá
lo hará convertir en palabras.
Hará que ella me hable.
EL DESAFÍO
a Jorge Rivelli
El rostro de Atila
brilla en el atardecer:
no refleja las espadas
ni los arneses. Brilla
con sus ojos.
Porque delante suyo,
delante de su caballo
y de sus soldados,
acaba de aparecer
una ciudad.
Para enfrentar.
Con menos armas,
sin sutilezas
de espíritu.
Con las manos,
se diría, vacías.
397
Para enfrentar y cambiar.
Para alterar las reglas.
Las estúpidas reglas que rigen
las vidas de esos hombres.
Que no saben del viento
frío, en la inmensidad.
Que no sospechan
la intemperie. Pero
ahora, ¡ah! ya sabrán.
Sí, ahora sabrán.
EL AGENTE SECRETO X-9, A LA MUJER CON LA QUE ACABA DE
HACER EL AMOR APASIONADAMENTE
Puesto en esta tarea, advierto
que querer y conocer no son sino una
misma cosa. Que todo lo que hurgué,
amé. Creyendo cumplir
con burdos trabajos de espionaje.
Yo soy el que tenía que saber
medir tus protuberancias
la forma de mirarte
en el deseo tus concavidades
el punto de ebullición de tu axila
la sinceridad de tus movimientos
la velocidad de tu pudor.
Y ahora todo se ha incorporado
a mi pobre vida de siempre
y no podré salir de ella.
No deberé contar con el cheque
ése, ya, nunca más, pues no sabría
qué decir de tu vida. Salvo
que en ella están las claves
de la felicidad del mundo.
Y eso no se factura. Dame
tu cuerpo, amor, otra vez.
398
ESCRITO EN UNA AGENDA EN EL CASILLERO DE UN DÍA
FERIADO
Este otoño es todos los otoños
y esta noche apenas fresca
es todas las noches de otoño
de mi vida. Y este poema
es todos los poemas que he escrito.
Todos los poemas que escribiré.
En la misma ciudad.
Con el mismo corazón.
FERIA AMERICANA
Busco en el Centro una calle olvidada,
con galerías donde ya no entra nadie,
y allá voy a venderme y a comprarme
en medio de los locales vacíos.
Transfigurado, mitad basura
y mitad útil, veo a los vivos
muertos, y a los muertos
veo esperando el ómnibus.
Y a los ómnibus, detenidos
los veo, esperando el regreso
de choferes que un otoño se fueron
y los dejaron ahí, entre las hojas.
No hay tal cosa llamada vida.
No hay tal cosa llamada muerte.
Hay injusticias, vientos, aromas,
gente que trata de ser
feliz, que se releva
dentro de un remolino
de instantes. Que se sabe
un instante. Después,
ya es otro precio.
399
DE VERDAD
Es un vivero, pero el hombre
lo llama bosque cuando va,
salta el alambrado y se mete.
Él no puede ir a un verdadero
bosque, así que camina
entre los eliotis, olfateando,
sintiendo el ruido de la pinocha
bajo sus pies. Pero tiene
que olvidar la regularidad
de las filas, las líneas rectas
que le recuerdan al dueño
mientras se bebe la filtrada luz
y procura escuchar un pájaro.
Y de repente, en medio
de esa farsa, cortando
el camino, ve un árbol.
Distinto. Un árbol
que ha crecido de verdad.
LA MAESTRA
Cuando era joven, y la ciudad
era un pueblo, supe tener una
novia que me exigía leerle
mis poemas. A veces se alegraba,
le parecían buenos. Otras veces
trataba de mejorarlos con tacto,
con insistencia leve pero precisa.
Pero yo no le hacía el menor caso.
Yo sabía que todo era un milagro
y lo aceptaba, pero ignoraba aún
que los milagros terminan. Que, incluso,
es raro que se repitan. Probablemente
pensaba que a todas las mujeres
400
les gustaría corregir mis versos.
No fue la única creencia que debí
revisar más tarde, claro. Y tuve
que aprender a corregir los poemas
yo solo. Esa autoridad infrecuente
nadie más tuvo: infantil,
imperiosa, dulce; pronunciada
al servirse una gaseosa. Aconsejándome
sacar la palabra “mierda”.
LA CONSTRUCCIÓN DE LA COPLA
I
Llueve por Pellegrini
llueve por Lavalle
llueve en todo Echesortu
llueve sobre estos papeles
estoy escribiendo coplas
qué raro un poeta moderno
no en el cerro en la ciudad
mientras llueve en un barrio
me está mojando la lluvia
entra a todos los recintos
moja lo serio y lo estúpido
cómo serán estas coplas
no tengo más referentes
que la lluvia, que no toma
partido. La gente sabe
y es por eso que se apura.
La apura la indiferencia
de la lluvia. Se acuerda
de lo que tiene que hacer.
¿Y qué tiene que hacer? Nada.
401
No es el momento de coplas
con atroces octosílabos,
pero se imponen lo mismo.
No me dejan inventar
mis deseo de volver
a casa tranquilo
después de cruzar la calle
con algún traje de buzo.
Pero oigo que una chica,
o mejor una señora,
está diciéndole a la hija:
”vení, que hay que ver el agua”.
Si ella puede... Si lloviera
la lluvia su tiempo antiguo
como cuando esto era campo
tendrían sentido las coplas.
Porque así, inundandosé
la ciudad viaja en el río
y cuando quede varada
nadie sabrá dónde estuvo.
Y aunque no hay que ir a buscarte,
porque en el mismo embalsado
de la ciudad, nos movemos
sabremos que hemos viajado
si lo sabemos en coplas.
Es así. No sé por qué,
porque nadie me lo dice.
Pero por algo lo sé.
II
Soy el que sabe querer
pero no sabe vivir.
Querer vivir quise, bueno,
pero después no aprendí.
Cuántas veces de mañana
402
a otro mundo quise ir,
pero no quise cambiarme
de mundo, y ya no me fui.
Y te vi cruzar las calle,
y supe en ese momento
por qué la ciudad crecía
bebiendo sangre del tiempo.
Sobre un semáforo roto
dicen que nació una flor
que de a ratos aromaba
y después de un rato no.
Que el amor hace esas cosas
siempre suele parecer.
Son cosas que nadie sabe
aunque quisiera saber.
III
La gente tala los árboles
sin que nadie se lo mande.
Basta con que broten solos
en el medio de la calle.
Hasta dicen que ellos mismos
buscan hacerse matar
creciendo abajo de un auto
a plena velocidad.
Pero la gente no quiere
darse cuenta. En su desdén
sólo al chocar con el tronco
recién entonces los ven.
Así se murieron cosas
en la ciudad, que vivían;
y por ellas sube el miedo
de los que no lo sabían.
Mejor saber esa muerte,
conocerla en su color,
403
averiguando de paso
si es que es miedo o es dolor.
Cobrándose en nuestra carne,
que coma y que lo digiera.
Todos tienen que comer:
si es dolor, mejor que duela.
Y aunque puede que mañana
aprenda a ver y a mirar,
tantos muertos hubo ayer
que hoy no hago más que llorar.
IV
A las islas de este río
muchas he visto nacer.
Paridas en la corriente
con agua las bauticé.
Las calles no son el río,
como el río no es la vida.
Hay calles y bocacalles
donde el corazón vacila.
Pero la lluvia las cubre,
y tenemos que esperar
a ver cómo será todo,
como en el Monte Ararat.
¡Bandera de las catástrofes,
libertad de los naufragios!
Coplas que no iban a hacerse
si no me hubiera mojado.
RUBÉN DARÍO EN LA CHACRA
a Ana D’Anna
Me preguntás por qué en mis poemas
aparecen frases o títulos
404
sacados de Darío, de Rubén Darío.
La razón es que
Rubén Darío era muy popular
en la generación de mi padre.
Era un poeta que se leía mucho,
y también se había leído
dos o tres generaciones antes.
Bueno, yo tenía un tío,
un hermano de mi padre,
que recitaba a Darío. Se sabía
de memoria los poemas, y los
recitaba. Esto ocurría cuando
íbamos de vacaciones a su chacra.
En esa época la gente no iba
a lugares turísticos; los ricos
iban a lugares turísticos, pero la gente
iba al campo. Los pequeños burgueses
de Rosario tenían todos a su padre,
o sus hermanos, en el campo. Y mi tío,
efectivamente, vivía en el campo,
en una chacra que quedaba en el norte
de la provincia de Buenos Aires. Bueno,
íbamos ahí, y al caer
la noche, ellos tomaban
mate dulce y miraban los montes
por el lado en que el sol
se iba poniendo.
Y conversaban. De la familia,
de política, pero siempre
los comentarios terminaban coronados
de citas, de autoridades,
con tono grave, y eso
los llevaba a recordar autores, y caían
fatalmente en Darío.
Y mi tío era inducido –con gran
facilidad, por supuesto- a recitar
“Los motivos del lobo”: él empezaba,
y mi prima y yo, inmediatamente
dejábamos de boludear para
escucharlo. Él no recitaba
405
como lo haría Berta Singerman
con ademanes, ni tratando
de hacernos creer que él era San
Francisco, él decía los versos
con intensidad y rigor, pero sin
ocultar que se trataba de los versos
que un hombre, alguna vez, había escrito.
Recalcaba las distintas voces
con el énfasis apenas necesario:
un rasgo, un toque; mi tío
ponía una mirada de odio,
y miraba algún lugar atrás mío, y
decía: Hermano Francisco, no
te acerques mucho, y yo me
moría de miedo; o alzaba
las cejas, con gesto confiado,
manso, y recitaba: pero el alma
noble de la bestia, es pura.
Y yo me comía esa verdad.
O bien: y en veces maté
ganado y pastor.
Y yo pensaba: “Así que
se puede decir en veces
en lugar de a veces, qué
lindo. Y me ponía yo
también a mirar
los árboles, ya negros.
406
DESAYUNÁNDOSE
(2013)
“Rabí Judah dijo: ‘¡Qué hermosas son las obras de esta gente! Han hecho calles,
han hecho puentes, han construido baños’. Rabí Simeón ben Yohai dijo: ‘Todo lo que
han hecho, lo han hecho para ellos; han construido mercados para poner en ellos
prostitutas, baños para rejuvenecerse, puentes para cobrar peaje’.”
EL TALMUD DE BABILONIA
Escrito entre 2002 y 2004
407
408
2001/2002 a César Bisso
Río que se queda quieto
mientras pasa la ciudad,
porque los hombres lo ataron.
Porque se ataron a ellos
mismos, mientras ven pasar
la ciudad que se sacude.
Y ahora están llenos de miedo
que la ciudad se les vaya,
que desemboque en el mar
y los deje entre los sauces
solos, desnudos y ciegos.
Todavía no lo entienden.
“LA PARTERA”
¿Qué pasó con los amos? El paraíso
que prometían era doméstico,
y ya nada es doméstico. La pompa
de aquel antiguo refrigerador
resuena en el vacío: felices
seríamos de poderlo exhibir
en la vía pública.
Pero lo robarían, ¿verdad?
El programa
se ha destruido a sí mismo.
De aquellas viejas posesiones, como
de una flor, nace y crece
en el país de los derechos adquiridos
que no respeta nadie, el nuevo mundo.
409
CACEROLAZO
La chica tonta y bella
lee su horóscopo falso
mientras suenan los latones.
¿Quién sabe más del Futuro?
¿Quieren plata, o ser felices?
¿O que todo sea un sueño?
La chica tonta examina
el pronóstico, y recuerda
que tres semanas atrás
era el mismo. Lo copiaron.
No es tan tonta. Los latones
siguen sonando, angustiosos.
CONSOLATO Huir es un privilegio:
los cómodos se instalan
en reposeras de playa
a las diez de la noche
para conseguir números
apenas abran al otro día
el Consolato Generale.
Es tan propio de ellos
escapar de este modo,
aguzando el ingenio
para pasar primero.
Sus abuelos, realmente,
no dejaron atrás
más que miseria y guerra;
pero éstos no saben
su miseria y su guerra.
Les dieron una historia
falsa, una geografía
oculta. Lo que tienen
no lo saben,
410
y no lo tienen.
No saben quiénes son.
Se lo merecen.
EL DÍA DE LOS LOBOS
Van pasando los lobos
por el bosque sin árboles.
Su presencia amenaza
la dura luz del aire.
Su venenosa sangre
amenaza la historia,
las construcciones tontas,
los grandes capitales,
los dictámenes ciertos.
En la ciudad sin casas
ya no sirven las cosas.
Los lobos van pasando,
van haciendo los bosques,
van haciendo el silencio
que estremece en la noche
las almas de los hijos
de los que ya no tienen
aunque creen que tienen.
Van pasando y mirando.
Lo que miran no existe:
ellos vienen del día
del saldo de las cuentas,
ese día sin tiempo
o más allá del tiempo,
el día de los lobos
y de los grandes árboles.
El del sueño en el sueño.
ASADO EN “LA DELIA”
411
Por Oroño, misterioso y oscuro,
el edificio es tapado por los árboles.
En la parrilla de la planta baja
que se llama “La Delia” encuentra
ya al negro Acosta, a Rubén Sevlever
y al finlandés Matti Rossi; se sienta
a esperar los que faltan. Es el año
sesenta y ocho, creo. Alguien comenta
“en una pieza cochambrosa, arriba,
mirando el mundo a través de las hojas
de los árboles de la calle, vive,
parece, un adivino”. Pero el guante
nadie recoge. Llegan las ensaladas
y otros amigos. Después, llega la carne.
Se habla de traducciones. No hace falta
corroborar lo que se sabe. El Futuro
en que creen, ese cálido, palpitante
cuento de hadas, es tan bello
que parece que realmente sucederá.
LA FALSA UTOPÍA
Con dinero en el bolsillo,
sin sacar las alambradas
del espíritu, para que los demás
pasen. Llegar
a donde pensabas,
descubrir que no pensabas
para llegar.
Pero olvidarlo. Opinar
que el mundo seguirá siendo
tal como lo proyectaste
para tener un lugar.
Y después hablar: decir
todo lo que hiciste,
que parezca que lo hiciste,
que va a durar.
Y no respetar; borrar
412
todo lo que desdibuje
los planes. Seguir despierto
para no reflexionar.
Y fracasar. Y quejarse.
Y echarle la culpa a aquéllos
que por ser más fuertes fueron
capaces de reventar
lo que llamaste “soñar”.
Pero que no fue soñar.
SENTADO
El hombre que ya vio, que ya soñó,
que ya cambió de planes, y volvió
a ellos de nuevo, está sentado.
En la puerta de calle, en la puerta
del mundo, está sentado.
Todo está por pasar. Delante de él.
Él sabe que es así. Por eso espera.
Pensó cosas, las abandonó,
volvió a pensarlas. Sabe que es así,
que volverán las ilusiones
y los entusiasmos. Y las desilusiones,
y los fiascos. Pero ya comprendió
que así se vive. Que tu bando
no es un equipo que gana el campeonato,
que no es ganar, la historia; que no gana
el que gana, sólo sostiene el lápiz
que dibuja el Dibujo. O el dibujo.
El dibujo, mejor. Uno de ellos.
POEMA CON CONTENIDO SOCIAL
El albañil se cayó del andamio. Murió. Su muerte dejó a la familia
(una mujer enferma y cinco
413
hijos chicos) sin sustento.
La empresa se negó a pagar indemnización.
Los compañeros del albañil
hicieron conocer el hecho.
Los trabajadores se manifestaron,
el Estado los reprimió. La violencia
subió de nivel. La lucha
se generalizó. Hubo una revolución.
La revolución no fracasó.
La sociedad se volvió más
justa, más solidaria. No hubo
stalinismo, floreció una concepción
nueva de la vida, tal como antes
tanto se había profetizado.
La revolución permaneció. Estaba
bien hecha, no como las otras
veces. El mundo se plegó a ella.
La humanidad se transformó.
Antes, muchos otros albañiles
habían muerto al caer del andamio,
y no había pasado nada.
Pero con éste sí. Éste
era un albañil especial.
RAP DE LAS ACTUALIDADES
Rompe el aire de la noche el aullido monocorde
del patrullero obcecado que va llevando al herido
que una bala, hace minutos, hará entrar en las noticias
al que justo justo ahora se le ocurrió resistir,
pero no todos los días. Pero no día tras día.
Acá sentado en la silla debería estar tranquilo,
para escuchar el silencio que subrayan los murmullos
de los plátanos que lloran a sus congéneres muertos
por habitantes de peso, por concejales corruptos,
414
por los que tienen garage y quieren entrar el coche,
y el árbol no los dejaba. Pero ya no hay más silencio,
es un producto que cuesta encontrar en los salones
de venta. Pero en la tarde hay muchas cosas, hay gente
que se resiste, que sigue. ¿Si pienso en ellos?
Para ellos no tiene objeto las luchas ni las victorias,
y si consiguen las cosas (lo que ya casi no ocurre),
les parece que eso fuera casi una casualidad.
Pero el herido que muere (otra vez vuelvo a ese hombre),
que sabe que está muriendo, sabe que se ha conseguido,
para pensar, un minuto: entonces piensa en la tarde,
la última que ha podido ver, y de ella se despide,
y sabe que los demás tendrán más tiempo.
OTRA VEZ
Ese brillo que en tus ojos se produce
que yo sé relacionar con tu sonrisa
por haberlo aprendido de otra gente,
otras luchas, otras paternidades
que viví, antes de ahora, hace que pueda
reconocerlo: es ése que se da
con esa forma especial de sonreírse
cuando alguien, algún día de su vida,
ha visto la verdad, y que es posible.
CANTARÁN TU CANCIÓN
Éste ya no sos más. Sos aire,
viento muerto. ¿Qué importa
tu forma de pensar, cómo era?
Lo que inventaste, pólvora
o paraguas. Antiguos
logros se disponen
a ser iguales exactamente
a los de los demás. ¡Milagros
que la flor o la araña
415
no precisan saber!
Sin embargo,
si sopla el viento soplará tu viento,
cantará tu canción de aquellas tardes
que interrogabas porvenires. Alguien
lo sentirá en la cara, como un roce.
Como un algo especial. Pues también
existe lo especial. Existe
todo, la verdad. Todo, todo.
RAP DE LA CALLE SAN LORENZO
a Rodolfo Álvarez
Mirar por cosa extraña la bajada de la luz,
de ese loco abandono, como si fuera alguien;
lo triste en las paredes, en las paredes altas
de edificios que ignoran, que no saben tampoco
que alguno se está yendo, y sentir que nosotros
solamente nosotros lo sabemos y solos,
sintiéndonos muy solos, entrarnos en la noche.
RAP DE LOS PERROS
Las manchitas son tristes, sus ojos son terribles,
no entienden lo que pasa.
Lo que pasa es terrible, sus ojos son manchitas,
no entienden la tristeza
pero siguen mirando.
Aceptan la tristeza, les parecen terribles
las manchitas, los ojos, lo que pasa mirando.
Y si miran no miran, lo que miran no entienden,
los ojos la tristeza
la aceptan porque existe.
¿Fueron lobos a veces, o sus ojos al menos
miraron como lobos, con manchitas terribles?
¿Lobos que ahora muy tristes ya no miran terribles
416
y no entienden qué pasa, y la tristeza existe?
¿O vuelven a ser lobos cuyos ojos parecen
hacer una sonrisa, porque siguen mirando?
¿Porque aceptan que existan
tristezas con manchitas,
que lavarán terribles los lobos algún día?
¿Los lobos que son ellos, los que fueron un día
existiendo terribles con ojos que entendían?
¿Que entenderán ahora lo que pasa mirando
aceptando que existe, con tristezas que pasan,
con los ojos que vuelven
a sus ojos de lobo?
TARDE
¿Qué tarde hay como ésta? ¿Cómo
la fabricaron? ¿Qué belleza
murió, para que nazca?¿Fue
justo? ¿Fue injusto, todo
lo que ocurrió? Preguntás, y una vida
no alcanza para hacer
las palabras que sirvan
para entender una contestación:
fue más fácil hacer
la tarde.
Así: al comienzo
del verano, casi
sin calor, con un viento
soplando, una luz
que se va, que va poblando
la calle de penumbras
de bosque. Los árboles
lo sienten. Y lo dicen.
Una tarde. “Cualquiera”.
(Como diría cualquiera).
Es tu vida esa tarde,
vos sabés lo que cuesta.
Nadie pudo impedirla
417
pero hay otras que sí.
Próximas tardes hay
pero no saben
cómo serán y si serán,
siempre es así.
Es así y está bien
que piensen en lo justo
o en lo injusto, pero ésta
ya es. La hizo el verano.
Y las sombras. Y el viento.
Y la hizo tu mirada,
dulce al sobrevivir.
Mirala, que se va.
Ya estuvo y ya se va.
EN AQUEL PLANETA
a Enrique Butti
La luz, primero, de la primavera,
a las seis de la tarde. Después,
el silencio casi perfecto, roto
sólo por algún pájaro o paloma,
o algún auto, lejos, asordinado.
Y el alma de uno, desnuda
en el asombro de la inminencia
de los aconteceres. Es domingo.
MIGAS
El padre conduce a Hansel
y a Gretel por el bosque. Va
a dejarlos en medio del bosque,
a perderlos en la foresta
para que los lobos se los coman.
418
Hansel, muchacho despierto,
no ha sido quebrado por la maldad
evidente de su padre; y tiene
fuerzas aún para procurar
su salvación y la de su hermana:
ha robado un pedazo de pan,
y va sembrando las migas
por los senderos del bosque
para después poder encontrar
el camino de regreso a casa.
Hansel se siente muy orgulloso
de la integridad de su carácter;
tira las migas sin mirar atrás,
sueña hacer fracasar los planes
filicidas. No se da cuenta
de que Gretel recoge las migas,
y convida sonriendo a los pájaros.
CLASE MEDIA
I
Todavía no se explica cómo está vivo.
Sin dinero en el banco.
Con default.
Sin acatar las órdenes del Fondo.
No se explica.
Respirando. Trabajando.
Ha ido a comer asado varias veces.
No se han muerto los hijos.
Uno se enfermó
pero pudo comprarle los remedios.
La gente que moría
que sí se moría,
-sí, pero eso
419
ya le pasaba antes,
cuando estábamos
en nuestra breve Temporada
en el Primer Mundo-,
ha seguido muriendo.
Padeciendo.
Todo esto lo llena
de interrogantes.
¿Estaremos realmente
en default?
¿Existirá
el FMI?
¿Quiénes somos?
¿Adónde vamos?
Alguien se ríe, pero
es en la televisión.
II
Y los bienes,
¿serían necesarios?
Puede ver el partido
en el bar.
Puede escuchar música
en el auto del pendejo
que pone la música a todo trapo
en la vereda de enfrente.
Puede dormir
recostado en el teléfono
celular, y vender
la cama.
Nadie sabe, total,
cómo se vive;
esto es
el capitalismo,
¿no?
420
III
Cómo dejar de fumar
de comprar libros,
cómo vivir,
cómo tener una cultura.
Se hace con nada
se vive con lo puesto
se mira y no se cree
y a los ricos no se toca.
Se muere con nada.
Se hereda lo puesto.
Se toca lo que aún
no se puede tocar.
Se mira a los ricos
y no se les cree.
LITERATURA POLICIAL
El viejo es asaltado en pleno día
en la calle, por dos simpáticos
pendejos. Y aunque todos
lo vemos, nadie hace
nada, porque el acontecimiento
parece filmado, y ¿cómo entrar?
Él no sólo no se resiste
y les entrega su billetera, sino
que quiere, además, darles un libro.
Los pendejos, por supuesto, agarran
la billetera, y al libro lo tiran
y al viejo también, al piso.
Huyen. Nadie se mete aún. El programa
no ha terminado. Hay que acercarse,
sin mucho compromiso, y ver
421
el título. Decididamente
curioso, yo me inclino, y leo:
es una novela policial. Cuando
queda claro que lo sé, la gente
se arrima entonces a ayudar al viejo.
DÍA DEL ESCRITOR
a Don Domanski
Hoy no.
Demasiado emocionado para escribir.
Demasiado hermoso todo.
Que los misterios sigan su curso
(como siempre, por otra parte).
LA ISLA DEL TESORO
Los ex-ahorristas ríen y bailan.
Sacaron los dólares a tiempo.
Están felices. Podrán viajar.
Podrán seguir llevando,
al trote, sus pobres vidas.
No tienen remordimientos.
Saben lo rata que son.
Saben que pueden salvarse
solos. Creen, bah.
Que sólo el azar los salvó.
¿Acaso los van a salvar
los que comen de la basura?
¿Acaso los van a salvar
los tobas?
Los que no los van a salvar
están esperando afuera.
422
Los ex-ahorristas bailan
en la nave vacía
de la fábrica, que parece
una nave encallada
en una isla de caníbales.
El corazón espera, la miasma
coloidal sin esperanzas, las
manos hábiles para romper
el plástico de las bolsas
de las veredas solas, bajo
las lluvias. Los estómagos
vacíos, en perfecto
funcionamiento, esperan.
Algún día tendrán que salir.
LAS VÍCTIMAS
Él ha ido a la manifestación
y ahora está muerto.
Esta vez se equivocó la cana,
mataron un rico. O a lo mejor
ésta es la prueba de que ya
no lo somos.
No lo somos más. La prueba
es él: la prueba
de lo que vamos a ser.
Pero, ¿es la muerte
ser pobre? ¿No hay
otras posibilidades?
$1/U$S 3
Estoy mirando el plano
423
de una ciudad que ya nunca
llegaré a visitar.
Los cuadraditos señalan manzanas,
hay líneas onduladas
que marcan un río.
Números que referencian
edificios con valor histórico
o arquitectónico.
El esquema puedo llenarlo
de mí; con la ciudad real
no hubiera podido tanto.
ROLLO REVELADO
a F.J.Ossang
1
En esta foto
papá está depositando dólares
en la ventanilla
de la cajera rubia.
Mi hermana y yo, más abajo,
apoyados sobre el mostrador,
se ve que soñamos.
No se puede ver, claro, pero
soñamos con ser grandes
y tener nuestro propio sauna.
2
En esta otra foto
papá compra dólares, para luego
llevarlos a depositar en el banco
donde trabaja la cajera rubia.
A los dólares se los entregan
con un papelito con la cuenta,
424
pero papá no le da importancia:
las cuenta es uno a uno. Mi hermana
es la que tiene en la mano la revista
cuya tapa dice “aprenda a ser modelo”.
Yo soy el de la camiseta
de rugby que le queda muy holgada.
3
En esta otra foto
mi mamá está retirando dólares
para nuestro viaje a Disney.
Mi hermana ha recibido de regalo
un enorme perro Pluto de peluche
y lo tiene en brazos.
La cajera se hace la boluda
y mira el vacío. Yo
no estoy en la foto, estoy
con mi papá, espantando
a los mendigos en la puerta del banco.
4
Ésta es una foto íntima:
mi papá y yo, sentados en el sofá
de mi casa, hablamos de su infancia.
De cuando él galopaba en las veredas
como un centauro, y hacía
él mismo la música con la boca
de las películas de cow-boys
a las que jugaba.
Mi mamá fue quien la sacó; después
se fue a llorar a la cocina.
Mi papá me explicó
que se iba a vivir a la casa de
la cajera rubia.
5
425
Ésta se llama “los caídos del catre”:
le gente que está apiñada en la puerta del banco
es la que se enteró tarde,
al igual que nosotros,
que sus ahorros quedaban en el corralito.
Mi papá generalmente es rápido, pero
los conflictos familiares no le permitieron
enterarse a tiempo. Y la cajera
no se lo dijo, lo traicionó, y además
se fue con otro.
6
En esta instantánea, mi papá
está peleándose con el mendigo
que lo miró burlonamente
cuando él salía del banco
sin haber conseguido sacar un solo dólar.
7
Ésta la sacó mi mamá a escondidas.
Sirvió como prueba de que mi papá
estaba, nomás, loco: él corre,
como ven, por la vereda, galopando
como un centauro. Se pone
la mano en la boca porque
está haciendo el clarín de la caballería
que viene a auxiliar a los del fuerte.
A mí me gustaba que estuviera así.
A mi hermana no, pero
a mí me gustaba. Yo soy
el pibe que está acá al costado,
que se me ve sonriendo.
ALBERDI
426
Tras la barranca estaba
la proyectada avenida,
que era de tierra, hasta
las arenas de la costa del río.
No había semáforos.
No había discotecas,
restoranes, ni clubes.
Se podía ser un salvaje
durante una hora, y después
subir la barranca
y regresar al mundo civilizado.
Pese a las amenazas
del Fondo Monetario
todo eso cambió: se
construyó, pavimentó. Hubo
progreso. ¿Quién
iba a decirlo?
Para el Fondo, muy poco
progreso. Para nosotros
demasiado progreso.
ROSARIO NO ES TURÍSTICO
Este reflejarse en el río
de la luna, mientras comemos,
todavía no es un signo.
Lo notamos al bajar la barranca.
Lo notamos apenas, más preocupados
por el plato que vamos a pedir,
por el dinero que vamos a gastar.
Pero dado lo hermosa que brilla
y la forma en que las ondas, irisadas,
la reflejan, resulta inevitable
que alguien del grupo
se dé cuenta. Y diga “miren,
miren la luna llena sobre el río”.
427
Pero todos sabemos que lo que dice,
como toda poesía auténtica,
se perderá. Por suerte. Y que nadie
detendrá la marcha obstétrica de la luna,
para atraer clientela, ni le sacará fotos
para ponerlas en folletos.
Que podemos reírnos del comentario.
Decir: “qué lírica que estás”.
Apartando las espinas de la boga
con cuidado. Disfrutando
de ese lugar casi secreto.
METEOROS ARGENTINOS
En este país se puede
manejar más de cinco horas
debajo de la misma lluvia:
¿por qué las nubes son tan grandes,
por qué cubren tanta distancia?
Hoy he amanecido en mi casa
de siempre, después de un largo
viaje en auto: me levanto y subo
a la terraza; miro las grandes
nubes que cubren la pampa.
Sé que en pocos minutos
volverá reciamente a llover.
La misma lluvia bajo la cual
viajé ayer. Uno se puede
hacer amigo, incluso,
de ella.
LA ESTÉTICA
Las casas, por ejemplo:
están. Una al lado
428
de la otra. En sus
balcones, en sus
terrazas, hay objetos.
Hay ropa, o una escoba
apoyada contra una pared.
La ciudad no se irá.
ESTA REGLA NO TIENE NINGUNA EXCEPCIÓN
a Susana Cabuchi
Todas. Absolutamente
todas las personas tuvieron
alguna vez un gesto, una acción
que llenó de alegría
al Universo.
(Y lo hizo girar;
por eso gira).
EN TROYA NO SE HA ENCONTRADO HASTA AHORA NI UNA
SOLA TABLILLA ESCRITA
Ellos también deben haber tenido crisis.
Corrupción, desde luego (el caballo,
lógicamente). Lo sabemos.
Así que, ¿dónde
está el misterio? Vivieron
aquí, es evidente. Fueron,
se ve, como nosotros. ¿Por qué
tenían que ser distintos?
Pero, después de todo,
¿no serían distintos?
Aunque sea más bajitos.
¿Y todo lo perdieron?
¿Como nosotros?
429
EN APRONTES
Los luchadores se han sentado.
El viento tórrido susurra
en el aire donde antes sonaron
las consignas amenazantes.
Los carteles están apoyados
contra la vereda, de costado,
ya no pueden leerse
sin ridículas contorsiones del cuello.
La energía de la esperanza
se derramó en los corazones, ¿quién
la juntará con la palma,
en un tazón de la acción,
para darla a beber? Vino
una promesa, los brazos cedieron.
Ahora se gira, encantadamente,
soñando con recibir regalos
del poder.
Como en una mañana de verano
que, temprana en su frescor, mueve a los árboles
suavemente con su brisa, pero
ya a las once se vuelve un infierno
de calor. Porque
hay que hacer algo con la esperanza.
Hay que hacer, entre todos, algo
con ese cielo que, de lo contrario
se vaciará de nubes y hará brillar
la destrucción de una no aprovechada belleza.
ESTE POETA
a Rogelio Ramos Signes
Soy un sueño de adolescencia
430
de esta ciudad.
Ella se olvidará de mí,
hará cosas serias.
Se acordará muchos años después,
se sonreirá. Yo seré
la prueba de que fue joven
alguna vez.
LEYES
Hoy derogaron la Ley de Gravedad.
Fue fácil: no había gastos,
no había que alterar el presupuesto.
Fue la soberbia de los legisladores
que así creían pasar a la Historia.
Pero las cosas la siguen cumpliendo,
sigue cayendo lo que cae.
Sigue volando lo que puede
volar. Sigue la entraña
de la tierra llamando
a las cosas a visitar
su triste corazón.
ROGATIVA
Pero hay niebla. Cubrí
de niebla, por ahora,
la ciudad, viento
de la noche, estrella
de la madrugada.
Para que envuelva, por ahora,
a los tristes. Y que no tengan
que despertarse y dejar
de soñar, para ponerse
a caminar el mundo.
Por ahora.
Sin brillantes colores. Sin
431
esplendor en los árboles.
Que sus sueños no vayan
a competir en condiciones
ruinosas con el mundo.
Que el mundo les parezca
una suave continuación
de sus sueños.
Por ahora. Cubrí
de niebla la ciudad,
rocío del comienzo.
“SIGO VIVIENDO EL MISMO SUEÑO/ PARA MÍ TODAVÍA NO HA
TERMINADO”
Ni las ofensas ni las victorias
tienen hoy día leyes distintas:
los errores se pagan.
Los nuestros, los de ellos.
Todo sigue
siendo posible.
El sueño es gigantesco, es digno
de ser un sueño; y eso
es ser real.
BOSQUES
El alma
La verdad de tu vida, caminar
Neil Young
432
por una calle bordeada de plátanos
mientras garúa silenciosamente
como en un bosque, e ir pensando en cosas
que te pasaron hace mucho tiempo.
Y que no sea un bosque para nada,
que a la cuadra se acaben los plátanos
y ya desnudo en la calle desnuda
a través de las casas bajísimas,
que contemples en el cielo las nubes
viajando desde el fondo del tiempo.
Tu vida no existe más que en los pasos ésos
detenidos ahora mirándolas correr,
grises y negras, revolviéndose
en huecos, en luces evangélicas. Volver
a casa. Terminar tu vida. Hacer
como se pueda, un alma
que recomponga el bosque. En lo doméstico,
digamos. Un jardín donde ella,
como un gato, pudiera
andar, comer, dormir,
si es que existiese.
Inés
Vuelve Inés preguntando
por qué no la quisiste.
Cuál fue el miedo.
“Es un poema”. Era un tonto,
le digo. Y sigo siéndolo...
Asombrados, inmensos
te contemplan de ella
sus ojos. No te creen.
Le digo: es la verdad.
Te dice: es un poema,
qué vivo hablar de eso
en un poema. Pero no era yo,
¿no te sigue pasando?
Somos, le digo, Inés
433
grandes ahora; no tengamos
diálogos inteligentes.
-Sí, te sigue pasando. No podés
llevar al bosque a nadie,
todavía. -¿Y vos? -Yo estoy
en el poema, que será pronto
de la Imprenta. -No lo publico
y listo. -No te conocés. Por lo demás,
te gusta que no vayan. Yo no fui.
-Puede ser. No me entienden,
de todos modos. ¿Estás
contenta? Así podés volver.
-De acuerdo, sos un tonto. Pero no
es por mí, dice, y empieza
a irse. -La próxima vez
tratá que haya abedules. Y desaparece.
El infiel
a Andrés Neuman
Las zapatillas embarradas se ven
entre las hojas de la rosa mosqueta;
más arriba susurran los raulíes,
los robles. El carpintero
(el pájaro) marca un ritmo.
Y más atrás aún, hacia abajo,
desde el lado del viento, el lago,
violento azul, el verde
de los coihues lejanos,
el blanco de las cumbres,
y otra vez el azul
de un cielo que esconde las desgracias.
Y sin embargo, esas zapatillas
llevan a un vaquero mugroso
que se asienta en una silla de jardín
oxidada: la camisa sufrida
tiene las mangas arrolladas,
y las manos sostienen un libro.
434
El hombre está leyendo una novela.
No está mirando el paisaje, está
hundiéndose en el mundo de esa novela,
y no mira ni escucha las cosas
que están rodeándolo.
AMORES IMAGINARIOS La inasible
Seguramente es el sueño
el que le permite olvidarme.
Hay tantas cosas en su vida,
en las cavernas de los zaguanes
al pasar, zaguanes que han
permanecido, absurdos
como los recuerdos anteriores
a nuestro amor, que sin embargo
ella no deja atrás, nunca.
¿Es que el amor, en vez de salvarla
la devuelve al pasado, normalmente
un balance que el tiempo “dibuja”
dulcemente, mientras nos distraemos?
¿Por qué no se distrae?¿Por qué vuelve?
Cuando despierta no sabe quién soy.
¿A quién regresa?¿Cómo empezar
el día otra vez?¿Y acaso
no es siempre eso lo que ocurre
con el amor?¿Con el amor
verdadero? Se evapora
el rocío, queda la planta, oscura
y venenosa, a brillar, a vivir,
seca, real, hasta la noche?
435
No me lo dice pero lo sé.
Acierta mi nombre por pura
casualidad. Reconoce
la pieza, la calle, las manos
con resignación evidente,
se ve porque despierta helada.
Ella sueña que me olvida.
La infrecuente
Nos vemos una vez al año, o menos.
Parece mentira dedicar tan poco
lugar para el amor. Pero así
son las cosas. Primero una llamada
telefónica, de uno al otro, avisando
estar disponible. A veces,
en este tramo ya el encuentro
se arruina. Si a los dos
nos es posible vernos, elegimos
un bar. Somos generalmente
puntuales. Sin saludarnos siquiera
nos sentamos uno frente al otro.
Muy paulatinamente cada palabra
que decimos, evoca otras, ¿no es siempre
eso, lo que ocurre con el amor?
Pero ahora los peces han topado
con el pescador que los saque
del agua...Las palabras
se entrelazan en una danza triste
o colérica: pero se impone la alegría,
al fin, por lo habitual, porque
han pasado tantas cosas, y sin embargo
de nuevo estamos juntos.
Eso nos entretiene más de dos horas.
Las narraciones se entrecruzan,
y luego nacen los proyectos,
que indefectiblemente incluyen
el vernos más seguido. Proyectos
de viajes, de adquisiciones de inmuebles
antiguos y bohemios, para vivir
436
cercanos a los bares donde ya no
tendríamos que ir para vernos.
Cada gesto empieza a volverse
una probanza de estar donde estamos.
Y así, dándonos cuenta de que nace,
nace el deseo. El deseo de uno
por el otro. Y allí llega el momento.
Yo, como hombre, hago una señal
al mozo, que me cobra, mientras ella
mira tranquila y satisfecha.
Y nos vamos. Nos separamos otra vez.
Y cuidamos eso mucho tiempo,
lo conservamos entre los vientos
y las tormentas de la vida.
La anónima
No sé su nombre.
La abandono antes
de que lo diga.
No quiero saberlo.
Ella insiste, trata
de decírmelo
en medio del amor,
de los besos, mientras
se desnuda y me
desnuda, pero
yo no la escucho,
le hablo, digo cosas
que la destruyen,
la ablandan, la
socavan, ¿no es
siempre eso
lo que ocurre
con el amor?
Dirán que no la amo.
Es mentira. Prueba es
que no quiero saber
su nombre. ¿Qué
mejor manifestación
437
de cariño, verdad?
Y ella me amenaza
con decírmelo. Juega
con mi miedo a saber.
Me domina, realmente.
Debería aceptar
oír, amarla
menos.
Pero no puedo. Demasiado
es mi amor. No quiero
saber su nombre.
TRATADO SOBRE EL PERSONAJE ANTIGUO
1
Usa la lengua
enseñada por la autoridad
Usa el “tú”.
No sabe entregarse al idioma
de la madre, de los barrios.
2
“Mejor que no se les ocurra
hacerme trabajar:
hay una causa, una bandera,
yo la cantaré.
Aguantaré que me detengan,
torturen o censuren.
Pero no trabajaré.”
438
3
Cada día
de solución fácil
te hizo ir entrando
a la vejez.
Es inútil
Internet.
4
Daba miedo ser distinto.
Pero no era ser distinto,
era ser lo que se es.
Pero daba miedo.
Entonces...
5
Se va a ir y va a volver
sin encontrar
el lugar.
Entonces hablará
hablará
hablará.
hablará, etc.
6
No seas siempre el herido,
ya cicatrizó
la herida.
No te hagas el herido
para herir.
7
439
No trates de acertar.
Acertar no quiere decir nada.
No quieras ser
el primero.
No existe tal cosa.
No existe tal lugar.
8
No seas sensible a los acontecimientos,
hay que estar dentro de los acontecimientos.
Ahí, entonces, si tenés ganas, hablá.
9
Saquemos la corrección
de nuestras vidas.
Las vidas no se corrigen.
10
No busques lo ancestral,
Eso tampoco existe.
Hay dioses, sí, pero ellos
no van a hablar a través tuyo.
11
No importa tanto
si estás muerto o vivo.
No tiene que importar.
No tiene importancia.
440
12
Homenajes.
Dedicatorias cívicas.
Creer en todo eso.
En esas diferencias.
Dios mío.
13
“Me refugio en la infancia.
Para captar lectores,
es lo más seguro.
¿Quién no tuvo infancia?
Los niños.
Pero ellos no otorgan premios
ni subsidios.”
14
“Necesito un idioma extranjero;
vivo o muerto.
La cuestión es que los demás no entiendan.
La cuestión es que yo pueda
introducir frases incomprensibles
en medio de mis opiniones.
Eso proporciona una enorme autoridad.”
15
En esos refugios envejece.
Y la muerte no será digna
con él. No será hermosa.
(La muerte, en realidad, es la vida).
441
16
“¡Ah, esos sueños!
Vos no tenés idea de lo que eran, pibe.
No, callate.”
Una canción
LA VISITA
Ella todavía conserva la llave
que un día le dimos, en la adolescencia;
ella todavía sube la escalera
como si volviera, tarde, de una fiesta.
Pero, con sus bolsos, arriba molida;
viene de visita, vive en otra parte.
Todo el día trabaja, se gana la vida
sufriendo lo anónimo de la ciudad grande.
Su fiesta de ahora no acabará nunca,
va bailando el baile que todos bailamos:
vivir sin rendirse, pagar nuestras deudas,
responder creciendo al equivocarnos.
Nosotros dormimos, ella abre la puerta;
en su vieja cama se tira rendida,
pero con nosotros tomará la leche
en la misma mesa, cuando llegue el día.
Su amor la sostiene, viene a ver quién era;
sabe quién es ella, que su amor la alza.
Lucha por la vida, la vida la inunda
crece con el tiempo mientras va gastándola.
442
Porque esto de ahora será para siempre,
jugará lo mismo que todos jugamos:
mirar el pasado despacio, despacio,
beberlo en silencio, y seguir andando.
(Música de Cecilia Petrocelli y Pablo Pascualis)
443
2491
(2010)8
8 Escrito entre 2004 y 2005.
444
445
LA PUERTA DE CALLE
Grande, vieja, oxidada,
la puerta de la calle
espera siempre, incluso,
a los que no vendrán
ya; y a los otros
les deja el paso, abúlica;
que las cosas
son buenas si Dios quiere;
y si no, lo que sea.
Ya pasaron los tiempos
en que, según sonara
al cerrarse en lo alto
de la noche, sabías
medir la cantidad
de vino que traía
en la pobre maleta
de piel y huesos.
Las crisis la aventura
convirtieron en puros
manotazos de ahogado.
Puerta, puerta.
Que al cruzarte camine
yo, todavía, hacia el poema.
LA ESCALERA
Lo primero que ven
los demás, cuando entran:
mármol y bicicletas
y un entreverse de misterios,
de lámparas y cuadros
en lo alto, en recodos,
con interrogaciones
que, jamás satisfechas,
alimentarán sueños
de carteros. De soderos.
446
¿Por qué no? También es
gente que sueña.
EL DESCANSO DE LA ESCALERA (I)
Ningún descanso: allá
se ve el límite, tan importante
para algunos, y de este lado
los vislumbres que se podían tener, ¿de chico,
no? porque era
necesario saber qué se podía
o no hacer (tocar, correr,
gritar. O nada). Y se sentía
que así iba a ser la vida.
EL DESCANSO DE LA ESCALERA (II)
Pusimos una lámpara
aquí, cuando murió
mi madre. La trajimos
y la sacamos de su sitio eterno;
pero parece que se adaptó bien,
no como el panda o los gorilas
de montaña. En cambio, fui yo
el que no se adaptó, me temo.
Y en la pared hay cuadros,
cuadritos. De castillos
medievales alemanes
arrancados de páginas
de una revista médica,
y un espejo.
Yo los miro y me miro
al entrar. Por supuesto,
formamos una serie:
somos todos antiguos castillos.
447
LOS CUADROS
Cierro los ojos y ellos se acercan.
Son agradables y cálidos: son
criados en casa. Deberían
hablar, si esto fuera un poema
imaginativo, pero
la verdad es que se quedan en silencio,
mirándome.
Obvio, que con piedad.
¿Cómo lo sé?
¿Cómo lo sé, si tengo
cerrados los ojos? ¡Ah....!,
Éste no es un poema explicativo.
Sí, cerrados los ojos. Y los miro,
y ellos me miran. Desde su caballo,
el hombre que ha robado una muchacha
que lleva a grupas, preocupado,
me mira. Las palmeras
del Mosteiro da Graça,
acarician el aire viciado
del hall. Las iglesias
de madera de Chiloé parecen
acordarse del mar y las colinas,
pero también me miran.
Soy el dueño.
Soy el dueño de este desastre.
De mi vida y de mi hacienda,
a la que ellos pertenecen. ¿Qué
les puedo decir? ¿Qué cuentas
les podría rendir?
Son piadosos,
y eso ya quiere decir algo.
448
LA CARA EN LA PIEDRA
Es un caso especial: surge y resurge
la cara, desde el fondo de la piedra;
Michi Aparicio la dibujó
para nosotros; la sacó,
mejor dicho, de la piedra
dibujada.
Era de noche, y esa noche era
de hermosa...! Fría, limpia,
noche de una ciudad. ¡Jujeños
amigos! Los dos ríos
corrían por mi alma: el Grande,
el Chico, iban corriendo
por mi mediano corazón.
(Se promediaban).
Cada vez que la miro ella sale
del fondo de la piedra; será
su mandato, lógicamente;
pero no sé. Tendría que hacerme
acordar de la felicidad
en las ciudades; y en cambio
se ve bien, se ve siempre,
que asomarse le duele.
MÓVILES, CACHARROS, ETC.
El caballito alado
de Indonesia.
El loro. El árbol
fabricado con semillas
y barnizado.
La vasija de los Valles
Calchaquíes, estilo
Inti-Huasi; por supuesto,
negra. El cántaro chané.
Varias lechuzas, varias
449
palomas, todas de cerámica.
El tatú toba. La gallinita
que trajimos de Itá.
Ésos no. Ésos
son alegres. Parece
que les gustara estar.
Parecen contentos.
TELÉFONO
Irene habla
por teléfono.
¿A quién le habla?
¿Qué le dice?
¿Cómo
se puede
hablar
y escuchar
tanto?
El teléfono es
una ventana
donde un ciego
sólo escucha a
los pájaros
y a los autos.
En la penumbra del hall,
una ventana de sonidos
donde se asoma mi hija
al mundo.
COMEDOR DIARIO
Todos juntos aquí,
en el fresco del verano;
450
entre libros, cuadros,
adornitos. En el pequeño
espacio, que hemos hecho
para tener un comedor
diario, invento argentino.
Alzo el codo, y doy vuelta un pollo.
Muevo una rodilla y la lleno de ensalada.
Nuestras almas también
se rozan un poco.
EL GATO JUAN
El gato Juan vivía
sin preocuparse.
No es que los gatos sean así:
él era así.
Vivía sin preocuparse.
Ustedes van a pensar
que yo voy a hablarles
ahora de su pasión
por los techos, su
actividad sexual,
su vitalidad, de la
que haré, dirán,
un adecuado símbolo.
No.
Lo único que yo quiero
decir, es que vivía
sin preocuparse. Sabía
-instintivamente, tampoco
la pavada- que querían
matarlo: ya unos
perdigones le habían
pelado parte
de su negra cola,
y se la curamos.
451
Pero; o sea, que sabía
eso, y sin embargo
igual se iba a los techos.
Y por ende, lo mismo
volvía, como un cachafaz,
a dormir todo el día
en la cama de las chicas
(en la nuestra,
no lo dejábamos).
Iba y volvía, pero
en peligro.
JARDÍN
Dulcemente, no existe.
No existir, desde luego, lo hace
más hermoso: llama la
atención, por ejemplo, cómo cambia,
cómo posee primaveras propias
o tórridos veranos, por su cuenta.
Cómo sus rosas se marchitan
por las malas noticias. O reviven
los días de cumpleaños. Hay, a veces,
arboledas larguísimas: un parque
parece más que nada; y otros días
tiene las dimensiones de un cantero
donde a cada malvón se lo conoce
por su nombre. Jardín
de nuestras torvas maquinaciones,
del que no hay que espantar
ni ratones ni pájaros ni perros;
del que no erradicamos jamás
ninguna mala hierba.
452
ALTILLO
Clandestina constructio, los altillos
sólo existen de hecho, pero existen:
los habitan los locos, los muchachos,
los más humildes (si es una pensión);
y en la casa de Aldana, él sube
a escribir al altillo; y yo soñaba
mirando chimeneas, los Sesenta,
mirando techos y respiraciones
de terrenales cloacas; sí, soñando.
Irene tiene aquí su caballete,
el que era de mi madre. Y además,
están las colecciones de revistas,
los libros de historietas, los recibos
pretéritos del API, y los primeros
versos que yo escribí.
AZOTEA DE NOCHE
Aquí debe haber tilos, se siente
el olor, y jazmines, ¿no?, en la noche
tan clara, tan llena de estrellas,
calurosa, próximo el año nuevo.
Rodeada de edificios, la azotea
queda apenas iluminada, en medio
de las luces, las lucecitas
que señalan el lugar de las cocinas
y livings, donde la gente
intenta ser feliz. O, a veces,
ni siquiera lo intenta.
Pero encender la luz ya es algo.
Si yo supiera decir esta ansiedad
que los perfumes, las luces, producen
en este silencio de la noche,
que parece un inicio de vida...
453
Se anuncia siempre así, el amor:
como una lluvia o tormenta,
meteorológicamente, y subimos
a los techos a consultar el cielo.
AZOTEA DE DÍA
En los centros de manzana
la ciudad todavía parece
un pueblo. Copas
de árboles, que sobresalen
tras las azoteas con ropa
colgada, dulce. Aventuras
que algunos gatos nos cuentan,
y escaleras metálicas, o de
mampostería, que se hunden
en sus respectivas viviendas
como en un pozo de misterios.
EL TANQUE DE AGUA
Es airoso y robusto; es el vigía
que protege la casa de las invasiones
de los bárbaros, aunque sin saber
que ellos ya están adentro.
En consecuencia, debería
ser patético, pero en cambio
su humildad, su increíble
resistencia a la inanición,
su evidente deseo
de no causar problemas,
lo convierten en algo
parecido a un patriarca:
el que almacena el agua,
el dador. Pero a veces
se tapa.
454
PATIO TRASERO
Salgo al pequeño patio
trasero de la casa.
Es de noche, y recuerdo
al gato Juan, sentado
en la cornisa, maullándole
a la luna.
No me era posible
verle la cara, y además,
ya se sabe que los gatos
no reflejan en su fisonomía
sus sentimientos; pero
su actitud, de atenta
veneración, de digna
súplica a tan poderosa
señora, de tanta
sabiduría frente al caos
y al cosmos, me dieron
miedo. Un miedo
profundo, y una piedad
inmensa por el desamparo
de ese gato.
POTREROS, GALPONES
Me los traje de la casa
de mi abuela, que estaba
en un pueblo cerca
de aquí; y allá
dejé unos terrenos impostores
para que los lotearan
en lugar de éstos.
Pero como cosa ilegal
los tengo que tener ocultos:
455
los guardo en una de esas
alacenas altas, que hay
en los lugares más insólitos
de las casas.
Me subo con dificultad
y cuando entreabro,
ya me llega el olor
a polvo y marlo, a nafta
y a bosta de palomas,
y escucho los zureos,
y me golpea el calor
de la siesta; y después
cierro, bajo, digo: “querida,
no está la reposera ahí”.
ECHESORTU
Hacia el oeste queda Echesortu:
las hojas filtran la luz
como en un bosque;
las casas, a la vera
de los túneles arbóreos
son puertas a la magia
de las muchachas
que viven en sus piezas
latiendo con ellas.
Todo es cuestión de mirar
y adivinar.
Adivinar por dónde,
ojos, oídos, piel,
entrará el barrio
al alma.
EL AMA DE LA CASA
Ella cura enfermos y cocina.
456
¿Cocina como cura?¿Revuelve
sus cerebros?¿Los sazona?
¿Se cocina como se escribe versos?
¿Se aderezan los versos, los locos
se pelan, se desgranan?¿Se
pintan las cazuelas, Irene?
¿Se esculpen los gajos?¿Hay
que darse una política
para el pollo?¿Para
el ketchup?¿Y las
mayonesas?¿Cómo se puede
tenerle tanta confianza,
sentarse a la mesa, no
pensar que te envenena?
No son, Lautaro, sólo las leyes,
el Estado, la venganza
privada restringida a la acción
pública, ya vas a ver. Hay
otra cosa que te lleva a confiar.
Y todavía estamos vivos.
COCINA
Templo y martirio de ella,
sitio de confidencias
y conflictos. Cocina
de las primeras noticias
acerca de algo.
¿Ella sentía frente
a los tomates o las escarolas
lo que sentía yo frente
al blanco papel?¿Tuvo
una etapa, digamos,
de formación? ¿Concluyó
esa etapa? A veces,
envidio a los maridos
que saben cocinar.
457
LA VECINA
Luisa sale al balcón
enfrente de mi casa.
Tiene 81 años, y mira
algo en el árbol
que le queda debajo;
tal vez una torcaza,
o unas hojas, o un plástico
enredado en las ramas:
eso no lo sé, pero
si veo –claramente-
que con la lengua, por
debajo de los labios
se remueve los restos
del desayuno
que en la dentadura
postiza, le molestan.
PALMERA
¿Qué será de la palmera
que se veía desde
la ventana de la cocina,
antes de que hicieran
el edificio?
¿Estará
bien? ¿Y pensará,
a su vez, en nosotros,
en lo que ha sido
de nosotros?
LLUVIA
La ventana
está llena de gotitas;
el viento le sacude
458
las hojas, y a través
de los vidrios, lo que se ve
es distinto: es luminoso
y húmedo. Porque el aire
está lavado cuando
estamos aquí, mirándolo.
Y los ruidos. Los autos
se desplazan distinto, y el sonido
lo sabe. Y en el cielo
se ven viajar las nubes
como una horda de bárbaros
apresurados por llegar
a su invasión. Y mientras,
indiferentes, nosotros
hacemos cosas en la cocina,
que si no estuviera lloviendo
no las haríamos: pensar,
escribir, sentirnos
¿cómo? No sé.
SANDWICH
Estoy comiéndome un sandwich
clandestinamente.
Es que no puedo advertir
a los demás ocupantes
de la casa, este hecho.
Me censurarían.
Los panes están contados.
El queso está racionado.
El jamón está por las nubes.
Qué me importa. La vida
me exige este alimento, y yo
me lo como. Después
pediré perdón. Expiaré
mi culpa (no creo
459
que me acepten un poema,
o incluso, varios,
como reparación).
CORDERO A LA GRIEGA
“El trozo que se utiliza
es la pata, que se hace
cortar, por supuesto, en
la carnicería. Se pasa
por harina (para que
no se pierda el jugo),
y después se sella
con aceite de oliva.
Se sacan los pedazos,
y se van terminando
de freír. Volvés
a poner, después, todo
en la olla, y le ponés
tomate al natural,
unas cuantas cabezas
de ajo, un chorro
de vino tinto y un
generoso puñado
de aceitunas negras.
Y se revuelve
bien. Se lo termina
de condimentar, y se lo
deja cocinar una hora.
Así que sáquenlo
ustedes, que yo me voy
a atender los pacientes;
que cocinar no es
lo único que sé hacer,
ni lo único
que me tocó en la vida.”
460
LA HELADERA
Ahora es mi hijo
el que está robando
comida de la heladera.
Llega en la oscuridad
de la noche, cuando
nos supone dormidos,
y se va a la cocina
y busca las porciones
sobrantes de la pizza,
las empanadas,
lo que dejó la inapetente
de su hermana. Y
se lo come, voraz.
Limpia prolijamente
los rastros. Y sale.
Sale como si fuera
un delincuente
profesional. Sin culpa.
Yo espero.
No voy a mancillar
su ilusión
de ser un gran bribón.
¿Por qué lo haría?
Yo espero
pacientemente.
Después entro
en la cocina, y voy
a la heladera.
Y me termino de comer
las porciones que restan.
Como un delincuente,
pero amateur.
461
REGRESO DE VACACIONES
En unos pocos días, nada más,
todo se ha derrumbado:
cucarachas muertas a causa
de previsores insecticidas,
plantas exangües. Olor
a cadáveres lapidados.
Los héroes de novela
protestan su abandono
desde los anaqueles.
El gato Juan, reintegrado,
pasa en una neblina
de desprecio.
EL TELEVISOR
Habla y habla, y solamente
de tanto en tanto, muy
de tanto en tanto, dice
alguna cosa que interese.
Pero a las mujeres de la casa
parece que las entretiene
con su insípida charla. Aj.
Competencia desleal.
No es, en realidad, un
amigo, como lo son
las otras cosas. Pero
costaría, sin duda, mucho
apartarlo de nosotros,
tiene sus partidarios,
se hace el débil
para que lo defiendan.
462
ESTEFANÍA
Aunque viva en otra ciudad,
por ahi se escucha:
una voz femenina,
que no cambia
con los años, aguda.
¿Cómo se escucha
si no está? Es una voz
que se ha quedado.
¿De qué tiempo?
Debería prestar
atención: en los sueños,
en las ideas acerca
de las cosas, podría
distinguir, si quisiese
los años de esa voz, la estatura
de esta pequeña locutora
de la casa.
ALMUERZO AL PIE DE UNA FOTO ANTIGUA
Comemos, y se meten. De la foto
se descuelgan, blancos y negros.
Monstruos que sobrevuelan
la mesa, y se permiten
opinar: la mujer
de mi abuelo, y mi abuelo,
el padre de mi madre,
con don Luciano
Molinas, y Miguel
Angel Correa (Mateo Booz),
opinando de cosas
como Reutemann
o la Ley de Lemas.
Anacrónicos. Desinformados.
Se “enteran” por los diarios... Yo
me indigno, con los compañeros
de nuestros hijos, y con ellos
463
y con nosotros, ya la conversación
se hace compleja. Encima,
éstos. Parece un mitín.
Y acá han pasado cosas
que ellos ni se imaginan, en sus vidas
de papel mate. Pero quieren hablar.
Bueno, comemos. Y finalmente
todos tomamos el café en silencio,
lo que tampoco es solución.
REUNIÓN DE GRANDES
Ya no viene Sergio a mirar
concursos de belleza en la TV,
pero Javier y Carlos, en silencio,
comen sus milanesas con ensalada;
mientras Andrés, por terminar el té,
el autobús a Granada se lo pierde.
Con Irene, Cecilia y Rogelio
conversan sobre Frida Kahlo,
pero el Antonio y el Ale hablan más alto
discutiendo de estética cordobesa.
Melancólicamente aprieta Edgar
su naranjín en la gran mano
como con rabia, en tanto Beba sueña
mainumbís en el aire. Nosotros
escuchamos. Escuchamos el tiempo,
la pieza donde está el comedor
se vacía, se vuelve como estaba
cuando entramos a vivir a la casa:
cuando no estaban en ella los años
con que íbamos a llenarla.
REUNIÓN DE CHICOS
Son pequeños actores
y actrices: experimentan
las conductas esquivas
464
o caóticas, o similares
a la de los adultos: pero
prueban esas conductas,
por lo menos; no se les
aparecen como inmutables.
¿Cuándo las dejarán así,
en el estado que les pareció
más apropiado para
no cambiar más?
Prueban, ahora. Se equivocan
e irritan o conmueven.
Cuando comprenden
que una sola persona no puede
transformar a las otras,
sin las otras, sin su
caliente voluntad, harán
lo mismo que nosotros.
Lo mismo. O algo un poco
distinto, a lo mejor. Quién sabe.
LA MÚSICA
Llena la casa, la infla:
nos damos cuenta
que es una casa chica
cuando entramos y nos
aturde, cuando coléricos
gritamos “¡bajen esa
música!”, como si
ella nos cortajeara
el hígado. Y la hija
baja el volumen de la
música, corriendo
a la fuente del frenesí,
mientras dice: “ufa,
papá, no está tan
465
fuerte”. Ella quiere
que la casa eche
a volar. A volar en alas
de esa música, pero qué.
No se puede.
No se puede, hija.
EL BALCÓN DE PUEYRREDÓN
Este balcón, antes, vivía entre árboles;
ahora talados (Algunos vecinos
no podían entrar el auto).
Lo hemos llenado de plantas y flores,
pero la desolación de la realidad
igual lo cubre. Pasan autos
a gran velocidad, no sé por qué;
pasa la hinchada visitante
camino hacia y desde la cancha,
sin poder dotarlo de alegría
(es lógico). El balcón vive
esperando esos árboles que él cree
que salieron a caminar
y no han vuelto.
EL BALCÓN DE ZEBALLOS
Acá pasó al revés: la tristeza
de los días se fue mudando en árboles,
en otros árboles, plantados por nadie
-nadie de aquí; quiero decir, funcionarios-,
que crecieron casi sin enterarse
de los desaparecidos de la vuelta.
Sin saber la tristeza de la calle
vecina. Y hay tilos, y perfuman;
y su olor a los jazmines se mezcla
en las noches. Hermoso. Muy
hermoso. Pero el caso, lo grave del caso,
es que tenemos dos balcones.
466
PAISAJE (HOMENAJE)
Al pie del cerro de Pueyrredón nací.
Pero no se ve desde ahí
porque vivimos en Rosario
y ese cerro no es más que imaginario,
y lo inventé para ponerlo aquí.
LOS DE ABAJO
Para colmo, hay un bar abajo.
La casa flota sobre el bar
igual que una canoa en la ribera.
Cuando acá arriba se cae una idea
va para abajo, cae en una mesa
rodando entre pocillos, jarras de chopp,
y nunca falta alguno que la esgrime,
que la vuelve banal; oh, pobre idea,
con nosotros vivió bien tranquila,
no se le pidió nada. Ni lavar
ni siquiera los platos. Y ahora, fíjense,
lo tiene que apoyar al gordo ése
en sus posturas sobre León Ferrari.
EL CABALLETE
Irene no pinta en el caballete
que era de mi madre, porque
los tiempos han cambiado, y el
arte conceptual, parece que
no precisa que el artista mire
así, a cierta distancia del cuadro,
lo que está haciendo, como antes hacían
los pintores en la calle. Ellos
se ponían en la barranca, y el río
se quedaba detenido, imposible,
en la tela. A los chicos nos parecía
una magia. Y lo era. Era la magia
467
de la representación, una
mentira como cualquiera; mi madre
pintaba así sus flores, sus edificios
rosarinos en construcción –que hoy
están ya viejos o demolidos- poniendo
la tela sobre ese caballete.
¿Y qué es, Irene, para vos, hoy, eso,
un apoyo para poner tus construcciones,
pero una vez que están terminadas?
LA PIEZA DEL HIJO
Encerrada en el centro
de la edificación, la ventana
daba a un tanque de agua.
Pero eso no importaba: los recortes,
los volantes, los afiches, llegaban
de su mano, y él los pegaba a una plancha
de telgopor, ad hoc. Lautaro,
mi hijo varón, con esas cosas
traía al mundo; lo hacía
entrar en nuestra casa.
A tomar la leche, o algunos mates,
o como refugio, tal vez. Lo traía,
y el gato Juan lo husmeaba
y después se alejaba desdeñoso,
lo que era lógico porque el chico nunca
lo consultó sobre el tema.
Y Lautaro jugaba con el mundo:
le sugería cambiar. Y de buen grado,
él, en la pieza, se dejó convencer;
se embanderó, se volvió inteligible,
mejorable: confiable. Buen compañero.
Y después, claro, lo invitó a su casa.
Y Lautaro se fue
a la casa del mundo,
468
quizá a tomar la leche
o unos mates. O como
refugio, no sé; llevándose
esas cosas con las que estaban:
sus banderas, sus mástiles.
LOS NIETOS
No, ellos tampoco existen.
Los objetos esperan
para ser rotos, usados, para ser
algo por vez primera para alguien,
pero aún deberán
esperar por un tiempo,
por su tiempo.
Cuando
empiecen las imaginarias
repeticiones: las caídas
en el mismo lugar
que los hijos, los sustos
a causa de las mismas
travesuras.
La leyenda,
la cultura privada
en que se afirma toda vida
aquí, hasta las épicas.
Vísperas al pasar
por esas piezas todavía grandes.
LA BIBLIOTECA
¿Cómo, “la biblioteca”, si hay
libros por todas partes? Y, sí,
hay libros por todas partes:
en el cielo, por ejemplo, y en
las alas de los pájaros en el
cielo, y en las caras de los que
miran el cielo, y así
sucesivamente; hay libros,
469
y algunos cobran la forma ésa,
de libros (con tapas, páginas,
esas cosas), y los guardamos,
a veces, en estantes, en anaqueles,
que si están todos relativamente
juntos, quizás llamemos
biblioteca. Y ahí,
en una de ésas escribimos,
o hablamos con alguien.
EL AUTO
Vive exilado de nosotros
porque no tenemos garage,
y se enloquece como un perro
cuando vamos a sacarlo.
Muchas veces, es todo rutina
(¿O pasiones secretas?). Lo mejor,
para él, son los grandes viajes:
el lago Posadas, entre enormes
vientos. Abdón Castro Tolay,
límpido. Chiloé. En fin,
el universo. Él elige,
nosotros nos subimos.
EL SABIO
Estaciono en una ciudad
Desconocida. Dejo el auto
preocupado. Como si no
supìera que a él, estar solo
por un ratito, no le molesta.
Quedarse descansando así,
sin buscar pruebas
de la existencia del mundo.
Un auto grande ya,
470
con algunos problemas físicos;
pero que sabe lo que vale
dejarse estar, tranquilo,
en una calle
de la que no se sabe ni el nombre.
CARPAS
¡Sucursales ubicuas de la casa
en el Manzano Histórico, en el Puente
Pexoa, o junto al río Pipó!
Filiales cuartos de liviana lona
que guardan lo esencial de nuestro
lar, que milagrosamente
reproducen goteras y humedades
del modelo. Serviciales y efímeras,
plegables. Transmisibles sin escrituración.
¡Ágiles instrumentos del nomadismo
del pequeño burgués! Los sueños
hemos plegado al volver a doblarlas
a ustedes, y hemos guardado todo
junto, en estantes altos, hasta otra.
BAÑO
Aquí nacen las reflexiones más profundas,
y se revela el ser: uno, sentado,
ve transcurrir el orbe hacia
su caducidad sin apelaciones:
él brilla, cósmico, reflejado
en los viejos azulejos, que se vuelven
translúcidos en el portento
de igualársele. Pero, ¡cómo, nunca!,
al universo no se le pasa
un trapo, eso está claro. Así,
el lugar es también de lo falso,
471
lo alucinado, lo que pierde
al hombre tras la gloria y el poder;
pero, no obstante, el baño
es humilde y recibe los dones
que le querramos dar.
EL OTRO BAÑO
Hay otro baño, también,
y pasa lo mismo.
(Ver poema anterior).
PLACARES
No son, realmente,
placares. Son impostores,
son roperos mimetizados.
Los placares verdaderos
están en los departamentos
modernos, empotrados
en las paredes, como ventanas
mágicas a otra dimensión,
de donde puede uno traer
calzones y camisas galácticos.
A éstos, nosotros, mucho
no los respetamos: farsantes,
los abarrotamos como valijas,
les dejamos las puertas
abiertas, banalizándolos.
¡En los departamentos
modernos, en cambio!
Antes de comprar esto,
nos mudábamos a cada
rato, y al ir a alquilar,
decíamos: pero qué lindos
placares, ¿no? Los placares
472
eran el cebo que nos tentaba
como a vulgares bogas.
¡Oh, cómo amaba yo los placares!
EL DORMITORIO
Aquí siento los ruidos, es decir,
aquí siento el silencio:
siento el enarbolarse del aire
para ser viento, cómo aparta
las hojas, cómo le contestan,
cómo me invade, cómo nos invade,
y cómo prepotente nos obliga
a respirar. Aunque querramos
morir. Aunque querramos
irnos con los fantasmas de la noche
que ni siquiera saben respirar
ni lo precisan.
ROPA
Como el arpa de Bécquer, las ropas
yacen tiradas en sillas, en la cama
o en ridículos percheros improvisados
en picaportes o respaldares.
Malévolas causantes de disturbios
conyugales, miran, impávidas
vacas bidimensionales, las peleas
a causa de ellas por su ilegal
situación, sólo aparentemente provisoria.
Su secreta ambición de niñas edípicas
es meterse en el lecho matrimonial
a ejercer un ménage à trois por la fuerza
de los hechos, por el descuido o la inercia.
Entonces suspiramos y las guardamos
-las encerramos, bah, seamos sinceros-
porque no es así como deben
473
jugarse las escenas del amor.
PERSIANAS
Árboles de metal, creadoras
de penumbra en la siesta,
diosas del Tercer Mundo, llenas
de vejez y de óxido; oh, amadas,
amadas sin doblez, transparentes
tan sólo en la intención, pero opacas;
sustanciosas ventanas refractarias
al progreso y al sol. Maravillosas
en la noche también, cuando la luz
humana y otoñal de las cocinas
saben dejar filtrar, para llenarnos
de evocaciones misteriosas y dulces
en torno a afectos, en relación a hogares
de los que no sabremos jamás una palabra.
EL AMOR
Aquí nace el amor y renace
tras morir. Y se muere
tras existir el tiempo
que le es dado. Aquí vuelve,
como un ánima en pena,
y da vueltas y vueltas
por los lugares donde
supo ser. Y cuando es,
se queda quieto así,
como una mosca
frotándose las patas
satisfecho, para echar
a volar cuando queremos
apresarlo y se posa
en los cuerpos, en medio
del perceptible trabajo
de la pasión. Después,
474
como si alguien
abriera una ventana,
ya no está, aunque parece
andar volando,
dar vueltas todavía.
LA MUERTE
Ojalá muera aquí, en esta pieza,
en esta cama, en esta posición:
mirando el árbol que yo siempre miro
la tardecita del domingo;
que no me saquen vivo,
que no vaya a parar a un sanatorio
y me llenen de caños y de jarras
colgándome sobre la cabeza.
Y accidente tampoco. No dan tiempo
para romper papeles comprometedores.
En contraprestación, yo, con la muerte
pelearé desganado. Como en un partido
de fútbol arreglado. Sin honor,
abatido. Como corresponde.
Sólo eso pido. Si en casa no hay nadie,
por ahi mejor. Total, puedo esperar
que vengan. Puedo esperar
tranquilo, por un montón de tiempo.
Si no quieren que vuelva por la noche,
que ellos se ocupen de los ritos fúnebres:
a mí no me disgustaría
-ellos lo saben bien- volver, meterme,
y opinar sobre alguna cosita.
Que me saquen, entonces, con todo
resuelto. Que me bajen por la escalera
en andas de enfermeros que no leen
jamás una poesía, bien patético,
y que atraviese horizontal, destronado
el límite del reino de los otros.
475
Con los pies adelante. Juntos. En oración
pedestre, justamente. En oración
de alabanza a la gloria de la vida.
476
La poesía tiene tan pocos temas. Este libro les recordará a los lectores, sin duda, muchas
ideas ya trabajadas por otros poetas: Héctor Miguel Angeli, Lisandro González o Andrés
Neuman, por ejemplo. Y qué decir de “Esquina del Universo”, de Alejandro Schmidt. De
hecho, 2491 a mí me parece un “Poemas solariegos” urbano. Para atenuar el caradurismo,
introduje un poema paródico. Cuando se trata de magníficos poetas como los que mencioné,
se puede ser humilde, y limitarse a reconocer, sencillamente, la afinidad. Pero en un caso
como el de Lugones, hasta el mayor respeto parecería presuntuoso. No había más remedio
que recurrir a ese agresivo género.
477
DIARIO SECRETO
DE MARCO POLO
478
(2011)9
9 Escrito en 2005.
479
21 de marzo
Es primavera en los almendros,
es primavera en los palacios,
es primavera en todo, incluso,
en lo que no puedo ver, ¿y cómo
dicen los sabios de este país
que del otro lado del mundo
es otoño?
Yo vengo del otro lado
del mundo, y allí seguramente,
debe ser primavera también. Como era
cuando era joven, cuando yo vivía
allá, sin sospechar este destierro
dorado, urdido por negocios.
Y sin embargo, ¿cómo saberlo?
Tal vez hayan cambiado las cosas,
tal vez, lo más probable, es que yo
haya cambiado tanto, que no
recuerde. Que no recuerde
cómo era aquello, cuándo empezaba.
25 de marzo
Pero los pájaros vienen de algún lado.
¿Vienen del sur, o del oeste?
A veces parecen venir del sur,
pero pueden haber doblado antes,
¿quién lo sabe? ¿Quién se atreve
a saber algo a través de los pájaros?
Ellos no saben nada del poder,
toda la tierra es su reino;
viven tan poco que pueden creerse
reyes, antes que el desengaño
los conmueva. ¡Qué se puede
hacer con los pájaros éstos!
480
No dan información, sólo despiertan
esta curiosidad angustiosa, este
deseo de volver, para ver, para saber
cómo funciona el mundo.
30 de marzo
Y ahora habrá que vestirse, que caminar
por encantadoras pérgolas, rígido,
sin poder alzar la mirada
hacia los pájaros, solamente pensando
en los asuntos políticos del día.
En la audiencia de Su Majestad
me miro las ropas bordadas
de oro, y me pregunto cómo es posible
que yo sea esto. Mis oficios,
ciertamente, me llevaron; si yo
sé bien lo que el poder tiene de teatro:
soy solamente un hombre que sobrevive.
Pero, ¿por qué, entonces, aquí?
¿Por qué no donde ahora es otoño?
¿Por qué no del otro lado del mundo,
de donde vine, y donde no hallaría
el extraño sentimiento de estar
donde no debo?
2 de abril
¿Cómo tasar la ausencia de mi madre,
cómo creer en esto y en su ausencia?
Si me dijeran que en esos planetas
que giran junto al sol en derredor
de la tierra, hay países, y que estoy
en uno de ellos, y que soy el Ministro
del Gran Rey, me sería más fácil
creerlo, que creer que estoy vivo
si no está aquí mi madre, la misma
que me enseñó a decir que estaba vivo.
481
3 de abril
¡Ah, sacarme las ropas y correr!
¡Correr, correr, hasta el fin de la tierra,
caer al pozo brillante de los monstruos
y, surtidor magnífico, emerger
en la fuente de la plaza del pueblo!
Dicen que hay leyes –y siempre las hay-
que no permiten realizar esto.
Leyes humanas y divinas, límites
a la locura, que no debe nunca
prevalecer en esta humana raza,
pero, entonces, decidme, ¿quién iría
al Infierno, a servir en las cohortes
de Satán? Hay una economía
en los proyectos que todo Dios se hace.
7 de abril
Pero cavar tampoco. Cavar
hasta el otoño, tampoco:
porque el Infierno se entromete
en este vertical itinerario, y
no se sabe de atajos, ni de
desvíos, para dejarlo
al costado. Está claro.
Para llegar al otoño
no queda otra salida más
que esperarlo. Y entonces,
vendrá aquí. Y no estaré
de regreso. No volveré
al modo particular en que
la estación a mí se me
presentaba. Hay que irse.
15 de abril
Irse y atravesar
los desiertos, una ruta
482
bien conocida por mí,
por cierto, pero y si
llego allá, y no es?
¿No es otoño?
Vamos, Marco, cuál es
tu propósito, ¿irte
o saber? ¿Tu madre
o el futuro?¿Vida
o muerte? Cállate
corazón, a un ministro
no le hables así, perjudicas
sus pobres astucias del día.
Así que, a ver: cruzamos
los desiertos y estamos.
Y ahí sabemos
por qué volvimos.
Ahí llegamos, miramos,
y lo sabemos.
22 de abril
Y eso que nunca me fue tan bien.
¿Es necesario que parta?
Después de todo, tengo una posición
y varias concubinas legales,
lo que allá no sería posible.
¿Pero tu religión?¿Acaso
gano algo con eso, más que el
Infierno? Pero desde el Infierno
estoy más cerca del destino
fijado, y no hay desiertos
que atravesar, sólo cavar
un poco. Bueno, pero Dios
no me lo dejará abandonar. Está
claro. Hay que irse. Que giren
los astros mientras viajo, si no hay
más remedio; mientras giran
ellos, yo seguiré. Esperaré
su próxima vuelta, andando.
483
1° de mayo
¿Quién se disfraza
de pobre? ¿Quién hace
de viajero ignoto? ¿Quién
ha dejado su ropas lujosas
tendidas en la cama espléndida?
¿Quién tiene una vasija
para el agua
hecha con un vacío
cuenco de calabaza?
¿Quién se va?
¿Quién no mira
que se va? ¿Quién
no vuelve la cabeza
hacia atrás, hacia
todo el poder
que abandona?
¿Quién ve el amanecer
de primavera,
entre almendros, lejanos
los palacios, y goza?
¿Quién siente en la frescura
de aquel amanecer
irse la angustia como
una grulla encantada
del sol? Y camina
por torvas sendas, sin sentido,
grácil, como el sol
que por amor da vueltas
a la tierra?
2 de mayo
No te detengas, el Emperador
484
ya advirtió que partiste:
ya prepara la carta
narrándote. Narrando
lo que va a constituir
tu vergüenza.
¿Piensa él que con eso
volverás a la Corte?
Probablemente no.
Lo que quiere, más bien,
es destruirte. El otoño
no sonará en tu primavera
nunca más. Nunca más
podrás pensar en un solo día
que vendrá. No habrá más
estaciones y climas en ronda.
Eso busca. Lo busca
con tu vergüenza,
con tu humillación.
Y llegará la carta,
claro está. Tiene
correos para eso.
Pero sigue, sigue. Seguir
hace inane la carta.
No lo sabe
un sedentario emperador
cuyo poder no cambia
en el otoño.
3 de mayo
¿Y qué diría la carta?
Tu vida, sólo
eso. Es bastante.
Sin narrar, esos hechos,
como partículas
de suciedad al sol,
bailarían
algún rato en la luz
primaveral,
y se caerían; pero así,
485
contados por su triste
pincel en ideogramas
de odio, todo
sonará triste, fácil.
No te detengas.
12 de mayo
En alguna posada, sin embargo,
la carta lo alcanzó. Ese día
no reposó en la galería ruinosa
observando las grullas levantar
vuelo, ni salir la luna
enorme tras los montes.
Permaneció en su habitación,
solo, llorando, porque
el pérfido poder había instalado
balances en su débil corazón.
Y se impuso seguir al otro día
como lo hacen ciertos moribundos
que saben que no pueden más vivir
pero pretenden que eso al mundo le cueste.
Caminó con su rabia como con
unas grandes muletas, sin fingir
ya; la voz de mando, a veces,
la mirada de señor, asombrando
a sus huéspedes, a los viajeros
que lo habían acompañado,
los que a partir de ese mismo momento
lo dejaron en total soledad.
19 de mayo
Dejé felices con mi ausencia
a mis amantes. Todo puro
pareció ser; o, al menos,
me fui antes. Mi recuerdo,
lógicamente, no les estorbará.
Me reemplazaron, intuitivamente,
486
antes de mi partida. El amor
es leve compromiso, comparado
con las tareas del Estado. Esto
atormenta mi huída, no las suaves
pieles acariciadas en las pérgolas.
22 de mayo
Y así llegué al desierto. En el desierto
el odio se ve odio. Es la ventaja
de no tener más sombra que la propia.
Me sentía mejor. Era indudable
que yo, este Polo, pese a mis deseos
de hundirme en las arenas, caminaba.
La carta ya había sido
convenientemente destruida
para quedar en la imaginación,
más sólida, si cabe.
Pero en el desierto.
Y un hombre en el desierto no se distrae.
Un hombre en el desierto
tiene un propósito.
29 de mayo
¿Cómo es posible, que si acá
es lo que es, lo de allá no se note,
que no haya indicios, ninguna filtración
de un lado a otro de este mundo plano?
¿En esta torridez del páramo
lo que compensa es mi
frío corazón? ¿Los recuerdos
tan fríos, que me asaltan?
No, imposible que un hombre pueda
compensar a la Naturaleza
hasta tal punto. No hay
487
nada de otoño aquí. Debe estar
todo completamente del otro lado.
9 de junio
Recuerdo el día antes de partir.
De huir, si se quiere. De investigar
la verdadera naturaleza de las cosas,
puede decirse también. En fin,
Polo, ¿recuerdas o no? La tarde
me producía una suave sensación
de ansiedad. Nada extraño,
teniendo en cuenta que era primavera,
que los jazmines ya perfumaban,
que el viento había cesado.
Si alguien miraba mi rostro
y advirtió esa ansiedad, la habrá
atribuido pues, a esos efectos
que causan horas determinadas
en los organismos: sólo yo
sabía que era porque al día
siguiente dejaría esas pérgolas,
me pasaría meses suspendiendo
toda conclusión, a la espera
fatigada de una verdad, como ahora.
12 de junio
Samarcanda es muy provinciana,
jamás se atrevería a tener lluvias
ni insectos no autorizados
por el Gran Rey. Es imposible
aquí nada distinto, nada opuesto
a lo oficial. Sólo cabe
buscar posada, comer e irse
al camastro a mirar en el techo
la impaciencia del continuar.
13 de junio
488
Hoy pasó un niño bajo la lluvia.
Quizás no sea tan banal
la ciudad; quizás me vede
disfrutarla, en esta obsesión
por las estaciones. Desperdicias
tus años, Polo. Lo más
probable es que sólo quiera
volver, ya sabes. Volver.
¿A qué tanto justificarse?
20 de junio
De los ejércitos no hay huellas,
las arenas las tapan. De la lluvia
que moja los avíos, las espadas,
tampoco hay huella, se evaporó
en el tórrido calor torvo
que siguió a la secuencia
de los climas. Inútil,
también inútil buscar aquí
señas. Y aunque quiera
tranquilizarme, sólo tendrán respuesta
mis preguntas, al llegar a una tierra
donde reine el otoño y se lo vea.
25 de junio
Los puertos aparecen. Los amigos
que hay en los puertos
también. Y están hechos
para dejarlos en la lejanía,
viajero triste. No vale la pena
contarles lo de la otra
estación, contraria. Lo del otro
lado del mundo. Un puerto.
Son amigos que viven
en el puerto. Están hechos
para ser como son. No te confundas.
27 de junio
489
El poder sigue impregnando mis afecciones.
Es que no he tenido amor verdadero.
Los palacios son para eso, ¿no lo sabías?
Para que no te des cuenta.
Entonces, quisiera saber
por qué logré concebir la idea
de irme, de huir, ¿eh? ¿qué
respondes?
¿Qué responder a quien vive
preguntándose? ¿Qué es
este cuaderno, sino una
pregunta sola y enorme
sobre el papel de arroz, souvenir
de todos aquellos días?
29 de junio
Olas marrones, verdes,
profundamente azules,
el mar nunca es igual,
como nosotros, a sí mismo.
Pero al mirar, Polo cambia
y el mar lo mira
mientras cambia a su vez;
loca carrera por no ser
ya más lo que hace un rato
sí se era. Y se vive,
así, las biografías
se quedan atrasadas.
El mar no es más
que una nutrida
multitud de primeras veces
de mirar. Polo también,
y el dolor cede.
30 de junio
490
Hoy había una nube sin forma
especial, en el cielo.
No poseía ninguna significación.
El Emperador, si hubiera querido,
se la hubiera dado. Yo la hubiera aceptado,
es fácil. Pero aun así, no la tendría.
La verdad no puede
ser una convención de Estado.
La verdad debe verse.
1° de julio
No es negro el mar, como lo llaman.
Es verde y es azul, o solamente
es una bruma gris en la distancia
tan incierta como tus deseos.
No es éste el del final, por supuesto;
vendrá otro después, y después otro,
hasta que por el mar, qué duda cabe,
arribes a Venecia, que en el mar
oscila como el barco de un niño.
9 de julio
En las tierras que se avizoran
es verano. Todavía estamos
de este lado del mundo. Lo certifican
estos mosquitos, estos sudores.
Es evidente, la estación abarca
el orbe conocido. ¿Conocido
por quién? Noticias
pueden llegarme aún de aquella
tierra de los palacios, pero
de la nuestra ninguna
señal hay, y por eso
nada es señal, y así vamos.
16 de julio
491
Qué lenguaje
excluye el poder. Ninguno.
Cuando la posadera me pregunta
si quiero una taza de té,
lo que quiere decir es que ella
tiene el poder de dármelo.
Pobre Polo.
Todo es así.
En tu vida todo es así.
18 de julio
¿Y qué deseo ahora,
si no el deseo del otoño?
No son perfumes de mujer
lo que busco, y anhelo
aspirando la brisa
que, desde el mar,
se pasea en cubierta.
Son perfumes de hojas
secas, y fuegos cálidos
y de húmedo frescor
en las frondas
que se desnudan.
Pero la brisa sólo
me habla del verano,
de sal caliente
y olorosos peces.
26 de julio
Es que tu idioma intenta penetrar
la misma cáscara del mundo.
¿No habíamos quedado que así
se termina en el Infierno? No,
es que voy al otro lado.
Si aquí están las preguntas;
por lógica, del otro lado
deben estar las respuestas.
492
Pero el mundo podría
no tener ningún lado:
podría ser, por ejemplo,
un centro eterno, con tus
dudas como eje.
27 de julio
Basta ya, Polo, no busquemos
más esa casa: las chicharras
cantan en el verano de la costa
a la que arribó el barco;
dátiles hay, y todo lo demás
que una visión pintoresca
inventaría; en realidad
ni siquiera hay que inventarla,
¿no ves? ¿No es un regalo
que nos prueba el perdón?
Tu quimera precisaría
una tierra redonda para existir.
No sueñes más, estás crecido,
no delires. Baja del barco, y vive,
y duerme bien, y placenteramente.
28 de julio
Hoy, en esta ciudad, pasó otro niño
bajo la lluvia. Qué estúpido fui
en creer en aquél, en el primero,
como en un símbolo. Es evidente
que los niños se la pasan andando
bajo la lluvia. Cómo se burlarían
mis tíos y mi padre, de todo esto.
Como un ridículo bufón de ti
mismo, quieres entretenerte
con charadas y versos supuestamente
delicados. Ridículo. Descubre
lo que has venido a ver.
Y si es posible, véndelo.
493
6 de agosto
Ésta es Bizancio. Ya no es fuerte ahora,
pero lo fue. No me asombro: creció,
y deberá morir, aunque no es tiempo
todavía. ¡Ah, soportar la ronda
de las cosas humanas, como al clima,
como el torpe movimiento de los astros!
Así que por ahora me limito
a dejarme hospedar, como en las otras
ciudades visitadas como establos.
Existe solamente una ventaja
y es que aquí puedo revelarme como cristiano,
lo que antes no podía. Puedo rezar,
poco consuelo en realidad,
pero algo es algo.
7 de agosto
Bueno, y hoy finalmente,
pasaron dos niños bajo la lluvia.
Esta vez sí una señal evidente,
desde luego. O, por el contrario,
ello ocurrió porque eran amigos.
No, Polo, son mejores
las monedas o nubes.
No insistas más. La posada
es para dormir. Es lo que
se paga. No te malgastes.
15 de agosto
Me he quedado unos días en Bizancio.
Ciudad muy grande, para nada atractiva,
me deja ver, sin embargo, a mis anchas
esa futura destrucción, que su gente
no quiere ver. Ventajas de un viajero
bastante observador, cuya impaciencia
494
perennemente busca anticiparse
a respuestas que sólo con el tiempo
han de venir. Lo cierto que en la Vía
Imperial, veo los rostros, inquietos
por las banalidades de la hora,
mientras contemplo yo, bastante
satisfecho, a los bárbaros entrando.
Al triste emperador, atravesado
por las lanzas hostiles, en la Puerta
más segura de la ciudad.
20 de agosto
No puedo detenerme en estas islas,
concentración de mundo. Conocido.
Aunque sé que mi negocio sería
lo misterioso y lo casual. Venderle
falsas explicaciones a los necios.
(Soy un necio, por eso
me llamó Su Majestad
a su servicio. Todo
hombre público, creo,
lo descubre en un súbito
recodo de la vida).
Las islas se conocen. Se ve el
término de ellas, aparece el mar
al final del camino, y al principio.
Son para afeminados visitantes.
Yo quiero inmensos
continentes. Qué lástima
que se termine este camino
un día.
No mientas. Sólo
quieres volver.
22 de agosto
Aquella carta contenía,
495
en verdad, mi muerte civil.
Pero los muertos
del Derecho, están vivos
en los hechos, a veces.
Aunque Su Majestad
procure conocer
al instante las noticias,
terremotos con muertes
o algún rebelde nuevo,
los caminos de estos
muertos, en realidad
apestan a salidas
nuevas, a nuevas leyes.
Ya he olvidado en el mar
las cosas de la tierra
que queda al fin del mar.
29 de agosto
No quise a nadie, amadas concubinas
del poder de las pérgolas. A nadie.
Salvo quizás al viento en las cortinas
en los amaneceres, agitándose loco.
Pero porque eran espejos de mí mismo
esas telas bordadas, castigadas
por el cambio de luz. Amaneceres
donde muere al afán y llega el sueño,
y termina el dolor.
Pero aquí, en cambio,
las auroras son firmes compromisos
de continuar la marcha. Podría amar.
Claro que podría amar; pero no puedo,
porque es preciso continuar el viaje.
30 de agosto
Ahora resulta que hace un rato
me toca ver pasar a dos viejos
496
riéndose. Un viejo
y una vieja, quiero decir.
Y se reían.
Me pareció obsceno.
Me pareció, en realidad,
imposible.
¿Qué peligros me acechan
antes de conocer la verdad?
6 de septiembre
¡Mar, mar! El mar
me calma, me subleva
también, y me consuela
más tarde, con su gran
indiferencia. Calma.
Calma que trae el mar,
con sus tormentas.
Esta parte del viaje
es más fácil:
la imaginación
obedece como un esclavo
cuando no viene nadie
entre las olas. Quisiera
pasar tal vez la vida
navegando.
Pero, ¿y las cosas?
13 de septiembre
¿Aquí o allá,
quién manda? Si
no mandamos ni a nuestro
pulso, ni a nuestras
vísceras; desde luego,
menos que menos,
los otros improbables:
es casual, totalmente
497
casual que haya quien
obedezca alguna
vez. Y puede ser
que por eso se sonriera
aquel rey, entre anuncios
de trompetas y gestos
castrenses.
Ya llegamos.
Ya veo tirar el ancla.
ya las fuerzas
que no conozco
me arrebatan.
¿No hay pájaros aquí
para mirar su vuelo?
14 de septiembre
Éste no es cualquier puerto,
es la llegada. Bueno,
es la llegada a tierra.
Hay caminos también
en la tierra, y más puertos.
En fin, no es la llegada.
Ni siquiera me llevan.
Ni siquiera me arrebatan.
Mis afanes inútiles
mis patéticas
obsesiones, se pierden
en las brumas de esta
bahía, donde cantan
gaviotas sin sentido
en sus vuelos.
Y bueno, estoy
aquí.
¿Para qué anoto
esto?
15 de septiembre
498
A lo mejor para tirarlo.
Para tirarlo, para tirar algo.
Para que si algo hay, yo pueda
despreciarlo, y tirarlo.
Viejo truco.
Nada convertirá
En signos, en señales
tus sucios trazos
de tinta china.
Ni siquiera tirarlos.
2 de octubre
Bogas hacia Venecia, y falta
poco, Polo, para llegar, y no es
posible que haya estación
distinta allá: reconozcámoslo.
¿Transpirará mi madre
debajo de sus ropas, pesadas,
al refregar los trastos?
¿Las estrechará, mísera,
contra su cuerpo -ese
cuerpo- presintiendo
la insoportable noche
calurosa, en su cámara?
Debe estar muerta, Polo,
no delires. Tanto tiempo
hace. ¿Qué importa
el tiempo que hace?
Así que estoy
volviendo, no
viniendo a saber.
Bueno saberlo.
No lo sabes, no
lo sabrás. ¿Acaso
podrías saberlo?
499
Al bajar, puede ser
que lo sepa.
Al bajar, si lo sabes,
lo olvidarás.
9 de octubre
¿Viste el viento arremolinado?
¿Viste los árboles sacudiéndose,
temiste por ellos?
Se pone
frío, se estremecen los cuerpos
de los galeotes. ¿Es sólo
una tormenta? ¿O es... El otoño
es, lo que buscabas. ¿No es
lo que buscabas? ¿Lo que viniste
a ver? Debe ser solamente
una tormenta de verano,
una baja de la temperatura
no es un cambio de estación.
¿Ah, sí? Y por qué se secan
esas hojas de la costa, y caen?
Quizás sea un milagro.
Es el otro lado. Afortunado descubridor. El otro lado
de la Tierra.
10 de octubre
Hay hojas secas en el mar.
El mar es una charca, que refleja
mi angustiosa mirada.
Desde la costa llega
el olor de los fuegos, el olor
a las carnes asadas, a la infancia.
Y el aire es una brisa que estremece
la piel como un escándalo;
y la luz se abandona, con sorpresa,
al fiel aire que había resignado
500
su deseo de amarla. Y, efectivamente,
llego en otoño, como sospechaba.
11 de octubre
Pero, ¿es otoño porque contradiciendo
la primavera del otro mundo aquél,
es lo que es, porque es lo opuesto?
¿Porque estoy de este lado del mundo
y dejé lo demás del otro lado?
O es, pura y simplemente, que es otoño
porque llegó el otoño? ¿Porque mientras
yo iba llegando, llegó él también?
No puedo responder. No puedo, ahora,
viajar de vuelta a ver lo que allá pasa
y regresar de nuevo. Broma trágica
para un mundo demasiado extendido,
como siempre. Lento emperador,
tus comunicaciones no sirvieron
para romperme en cuatro, pero menos
para que pueda yo saber nada.
No puedo desmentirte. Ni dudar.
Tu fe parece fácil. Me conformo.
Me canso. Me detengo. No puedes
ya volver, ya volviste.
12 de octubre
No ha transcurrido ni siquiera un día
y ya me alarma la sospecha, ¡pájaros!
Pájaros otra vez, que se remontan
en su vuelo inocente hacia distancias
en dirección distinta a mi derrota.
¡Pájaros! ¿Dónde van? Hay otro rumbo,
entonces, y esta tierra de acá
es ésa de que huí, que creí lejos?
¿Éste es el mismo mundo del palacio,
las ciegas cortesanas, el poder,
la miseria, la sal, y los desiertos?
501
¿Hay un camino más, donde no estuve?
¿Éste no es
el otro lado del mundo?
Los ojos, Polo, no los cierres, mira adónde van los pájaros.
13 de octubre
De nada me sirvió ser errante
si el mundo pérfido tomó
la decisión de seguirme.
Confiamos, alma,
demasiado, teníamos
que apartarnos, no que volver
por dónde habíamos venido.
Huir, pero hacia delante.
502
ZOOLÓGICOS
(2006)10
10 Escrito en 2005.
503
MINISTERIO DE MISTERIOS
504
No es fácil llegar. La impresión es placentera, pero los precios
se disparan cuanto más dentro
uno se meta. Puede probarse
con las cuevas, gratis, pero
el problema es lo que se sueña
aquí: barato, con colores
planos. Todo es pequeño,
los sueños no tienen suficiente
espacio, pero el personal
es amable. Cerrado los lunes.
COLECCIÓN “LA ARPÍA”
Emplazada en un viejo edificio
remozado recientemente, ésta
es la colección más completa de
la región: la mujer que lo dirige
es, ella misma, digna
de conocerse: con su mirada
hace mover a las envidias encerradas
en sus jaulas de vidrio, dormidas
hasta que ella las suscita, apiladas,
tratando de impregnarse de un calor
del que carecen. No deje
una propina muy elevada.
GRANJITA “EL UNIVERSO” (I)
Este original establecimiento
es a la vez zoológico y hostal
y es muy barato realmente,
pero no espere que le paguen:
el servicio se lo prestan a usted.
Es mejor registrarse tarde,
después que se hayan ido
los visitantes; así se tiene toda
505
la noche para conversar. Pero
lo de las orgías con hipopótamos,
es leyenda. Depende de usted,
lógicamente, lo que pueda
sacarle a esto. Mire: una charlita
con un coatí puede resultar más
rendidora que un elefante
melancólico, que no habla. Suerte.
GRANJITA “EL UNIVERSO” (II)
Pero eso sí: al otro día
deberá salir de la alcoba
para que lo vean los que vienen
de visita. Coma los manises
si no quiere recargos en su
cuenta; y por supuesto guarde
buena conducta. No fume, no
cambie miradas cómplices
con otros animales: los turistas,
si lo ven y corren la voz, no vendrán
más, no podrá mantenerse
la granja; deberá cerrar,
y sería una lástima.
JARDÍN ETÍLICO NACIONAL
15.000 especies de borrachos
duermen aquí sus monas.
Los cubículos posen ventanas
para que puedan los visitantes
ver de cerca las babas, y escuchen
los sordos borboteos (hay parlantes
ubicados estratégicamente,
también). La nota simpática
es que el empleado que atiende
la taquilla, completamente
ebrio, accede a sacarse
506
fotos con las visitas. Abierto
sólo los viernes a la noche.
PARQUE DE MODELOS
Descuidado y con jaulas muy pequeñas,
este zoológico es muy caro para
lo que exhibe. Hay especies
en libertad, que corretean
por los senderos, pero aburren
pasado el rato. Y las salvajes,
las verdaderamente salvajes
son pocas, no salen de sus cubiles,
y la Dirección no las repone
cuando mueren. Evítelo.
CRIADERO PROVINCIAL DE BELLEZA
Esta simpática colonia sólo abre
cuando le place a su Director; pero,
en verdad, queda muy cerca de los
principales hoteles, y no cuesta
mucho darse una vuelta. Si fuera
el caso de poder entrar, hágalo:
la entrada es gratis, las piezas
están en libertad, y todo
es placentero, dulce. Atardece
a cada rato, además. Trate
de no poner estupideces, al salir,
en el Libro de Visitantes.
SANTUARIO DE LA OPORTUNIDAD
Las oportunidades sólo pueden verse
en su horario de alimentación:
507
dos veces por día, a las once y a las
diecisiete, el guardián repone
las raciones en los baldes. Desde
los miradores, usted y su familia
podrán mirarlas acercarse
(si es que ese día tienen hambre,
y usted suerte), tímidas, confundidas
con el follaje espeso que rodea
el claro del bosque. No olvide
llevar los binoculares. No haga
ruido, tampoco. No haga nada.
CLUB DE ESPELEÓLOGOS RETIRADOS
Un diligente grupo de jubilados
de esta riesgosa profesión, nostálgicos
de su ámbito de trabajo, ha creado
este original parque. Las piedras
son muy graciosas, comen de la mano,
y lamen a los niños. Cada una
lleva un collar con su nombre para
que ellos la llamen, la palmeen;
lo que realmente les encanta. El precio
de la entrada incluye las linternas.
MUNDO DE LA TV
Un antiguo animador de televisión
se dedicó, abnegado, a rescatar,
después de su retiro, los aparatos
de TV, que la gente, harta
de programas infames, tiraba
a lo más profundo del agua.
Habituados a la vida marina,
los aparatos ya no pueden salir
a saludar a la superficie;
unas piscinas laterales
con espejos, permiten, sin embargo,
508
contemplarlos desde un corredor,
ver cómo se pelean, se mordisquean:
es muy pintoresco. Se paga.
LLUVIARIO COMUNAL
En Les Pins Abominables existe
un famoso lluviario. Para
visitarlo, busque el camino
que por detrás de la Mairie
sale hacia el bosque.
El espectáculo es original
pero triste: las lluvias, todas
iguales, encerradas en jaulas,
parecen aburridas, cansadas,
y salpican con una maldad
evidente a todo el que se
acerca a las rejas. Algún
organismo debería hacer
algo. Pero los intereses....
CRIADERO DE LUCROS
Los lucros, seamos francos, casi
ni se ven: en grandes piletas
llenas de musgo, se crían
los que están en la etapa
primera de sus cambios.
Sólo el agitarse nervioso
de las aguas verduzcas, delata
al cardumen. Como de allí
son transportados mediante
la corriente a otro tanque,
tampoco los verá en esa ocasión.
Este nuevo criadero, inmenso,
por cierto no le permitirá
distinguir de la orilla lo que pasa
en el centro. En realidad, usted
sólo verá los lucros ya crecidos,
cuando muerden y matan.
(Y para esto le harán pagar
509
de nuevo). Un verdadero engaño.
SÓRDIDOS EN CAUTIVERIO
En el por otra parte anodino
zoológico de Villa Emeteria
existe una maravillosa jaula
de sórdidos, cosa no muy frecuente.
Los sórdidos difícilmente pueden
vivir en cautiverio, más bien
deambulan solitarios, a orillas
de los ríos, asomándose a puentes
como con ganas de matarse.
Por supuesto, no lo hacen. En ellos
eso es tan sólo una forma
de reclamo sexual. Lo cierto
es que es difícil verlos tan de cerca.
Vaya casi a la noche,
que no haya mucha gente.
BAJOS SEPTENTRIONALES Y OCCIDENTALES
Nadie daría cinco centavos
por entrar a este Parque, si no fuera
por los bajos. Los bajos son alegres,
saltan entre las ramas en otoño
o se revuelcan por la tierra suelta
en otras estaciones, divirtiendo
a pequeños y grandes. Nadie sabe,
por cierto, el origen de los bajos:
marineros holandeses los vieron
hace siglos en costas cuyo nombre
ocultaron. Por la alegría,
probablemente, que causan.
Los marineros holandeses suelen
hacer cosas así. Pero los bajos,
o bien se trasladaron a otras costas
o bien llegaron hombres hasta donde
510
vivían, pese al secreto. Y saltaron
los bajos, y se revolcaron (según
las estaciones, claro), y así alegran.
POETARIO MUNICIPAL
Los poetas son tontos, y los cazan
por millares. Pero sólo la piel
se aprovechó hasta ahora. Éste
es un emprendimiento destinado
a impedir que se extingan.
El personal sabe su oficio. Ellos
le explicarán como nace un poeta,
como crece, como se reproduce
y muere. Hay videos. El bar
está a la entrada. Vaya.
INSTITUTO DE NUBES
Si usted ya fue al parque de lluvias
no se pierda éste, que está a la vuelta.
En realidad, también es un criadero:
los cuidadores le explicarán cómo crecen
hasta llegar a lluvia, las nubes. Le mostrarán
cómo juegan y corren por un cielo
preparado a esos fines. Hay, incluso,
una nube amaestrada para llevar
criaturas en el lomo, que puede alquilarse.
Las de tormenta están en el sótano,
hay que pagar suplementariamente para
verlas. Pero es un espectáculo.
Son nubes malas. Serán lluvias malas.
No deje de verlas (Sin cruzar
el vallado, lógicamente).
511
ZOOLÓGICO DE CASAS
Desde luego, por su inmovilidad,
las casas no están enjauladas.
Pacíficas, quedan ahí
donde las han puesto, una al lado
de la otra, formando calles,
como si no estuvieran en cautiverio.
Para reforzar la impresión, este zoo
tiene autos y bicicletas circulando,
guiadas por su personal, el que
también hace de gente de las casas,
que hasta invitan a tomar el té
(que va incluido en la entrada). El efecto
es verdaderamente increíble.
ZOOLÓGICO DE UNO
No es gratuito, se paga al salir.
Que lo disfrute o no depende,
desde luego, de la opinión que tenga
de sí mismo: algunos encuentran
aburrido que un establecimiento
así, tenga una jaula solamente,
con uno. Pero por cierto hay quien dice
haber recorrido no menos de veinte
jaulas, con diferentes versiones
de ellos, todas muy atractivas.
Se permite, o más bien se exige,
darse de comer. Lleva algún tiempo
encontrar el sitio. Prevéalo.
ZOOLÓGICO DEL MUNDO
Éste también tiene una sola jaula,
para colmo siempre en reparaciones;
pero se puede visitar, sin embargo.
No crea, eso sí, que en un par
de horas saldrá de ello. Hay lugares
512
para comer una merienda, incluso
lo dejarán dormir allí si se le hace
de noche, pero debe advertirse
muy claramente a los viajeros:
de seguir demasiado tiempo,
esa modalidad, terminarán por
encariñarse y ya no podrán irse.
ZOOLÓGICO DEL MAR
No, no es un acuario. No
se exhiben animales marinos.
Se exhiben mares. Y algunos,
ciertamente, muy grandes. (Pero
no océanos, por supuesto, qué cree).
Los mares están bien atendidos,
con una pileta dentro de cada fosa
para que se refresquen en verano.
Algunos son un poco huraños,
pida al guardián que los haga
salir, si están escondidos en su
cubil, por una pequeña propina.
ZOOLÓGICO DE AVES EN VUELO
Es lo más lejos que han llegado
los partidarios de la vida silvestre
en su ahínco por tener a los animales
en las mismas condiciones de su hábitat.
La experiencia, por cierto, es fascinante:
le darán unos polvos para volar,
y usted podrá contemplar albatros,
kúas, gaviotas, águilas y cóndores,
y hasta un ñandú con espíritu
de iniciativa, que pudo modificar
lo que parecía un sino inamovible;
todos a muchos metros de la tierra
mientras les saca fotos, a su lado.
Se le provee de un paracaídas,
513
y de un seguro de vida. La organización
es excelente. Pero, a pesar de todo,
se han levantado protestas; se cansan
mucho los animales así.
MONUMENTO NATURAL “LAGUNA DE LA NADA”
Aunque no hay nada aquí, lo que cobran
por entrar no es nada barato.
Si vale o no la pena, será según
cada criterio: no hay nada
en la laguna, y en las costas tampoco
hay nada, ni hay nada en el cielo.
Hay excursiones subterráneas dónde
se puede comprobar que bajo el suelo
tampoco hay nada. La cantidad
de cosas que no hay en esta reserva
es verdaderamente impresionante,
y hasta asusta a los poco prevenidos.
ZOOLÓGICO DISPERSO
Los animales están en todas partes.
Lo que se paga es por tener la mente
que los clasifica y los reúne.
Así, la tarifa no es por una visita
diaria, sino por períodos:
un mes, un año, etcétera.
Cada uno lo arregla como
mejor le conviene. Lo que sí,
no se trata, en realidad, de animales,
sino del recuerdo de ellos. Claro,
de otro modo, sería parecido
más bien a una biblioteca pública.
514
ZOOLÓGICO CRONOLÓGICO
Aquí también hay una sola jaula,
pero atraviesa la vida entera
del animal. Él nace, crece,
se desarrolla y muere
frente a usted. Planifique
su visita: elija
mariposas de la luz, o amebas,
si no dispone de mucho tiempo.
Si va a ver elefantes o ballenas,
hay un hostal que hace fuertes
descuentos por estadías
de más de diez años.
ZOOLÓGICO DE CIUDADES
Se ha vuelto extraordinariamente
popular, y está repleto a la hora
en que acicalan a las ciudades,
apartando mendigos y villeros
con una manguera potente
como si fueran piojos. Esto,
claro, para disfrutarse, precisa
de espectadores que no sean
residentes en la ciudad. Pero
si usted viene de otra, aunque sea
vecina, que forma parte
del establecimiento, puede
concurrir a la limpieza ahorrándose
el precio de la entrada.
ZOOLÓGICO DE JAULAS VACÍAS
Éste constituye uno
de los espectáculos más
hermosos de la tierra.
Vale la pena pagar
515
para verlo: miles
y miles y miles y miles
de jaulas. Vacías.
Completamente vacías.
VAMOS AL ZOOLÓGICO
Vamos al zoológico, amor,
y llevemos a los chicos.
Ellos deben saber de la variedad
de los proyectos de Dios. Deben
saber que nosotros no somos
su única apuesta. Pueden
deducir, acaso, que no hay
ningún dios, y que el azar rigió
estos resultados espléndidos;
que piensen lo que quieran.
Y después, que quieran
lo que piensan.
ESPERANDO LA LLUVIA EN EL ZOOLÓGICO
Todos estamos espectantes:
ha sonado un trueno.
Las jirafas, los monos colgados
de los barrotes, los guardianes,
nosotros mismos, todos
miramos hacia el cielo,
hacia los oscuros nubazos,
como si atrás de ellos
hubiera un tribunal que decide
nuestros destinos. Nadie
habla, arrulla ni parpa.
Nadie bala ni ruge,
ni brama, ni parlotea,
y la ansiedad nos mantiene hermanados
como en el Paraíso.
516
CADENA ZOOLÓGICA
Ésta es la famosa cadena,
la robé para vos.
Llevó millones de años
elaborarla, pero robarla sólo
un minuto de imaginación.
Parece enorme, pero mi amor
la redujo a la escala de tu cuello,
de tu muñeca, si lo que querés
es una pulsera y no un collar.
No me agradezcas, sólo ámame, yo
ya imaginé tu gratitud también.
ABRIL
La jaula de abril.
Rejas de plátano
con techos de hojas
que forman arcadas
marrones. El bosque
en la jaula. La gente
guardada en sus casas
de otoño. No van
hasta los confines
de nuestra prisión:
se quedan en casa,
guardando tristezas.
Crecer en la jaula
crea una costumbre.
TREPANDO EL ÁRBOL
El árbol perfora
517
el claustro cerrado.
Por eso los niños
lo trepan. Las ramas
van enflaqueciendo
y no los resisten,
son más niñas que ellos.
Los niños se bajan.
Los juegos de tierra
los van a ocupar
mucho mucho tiempo.
RÉGIMEN DE VISITAS
Mi alma está encarcelada
y la fui a ver.
No me reconoció.
Fuera de mí
no reconoce a nadie.
CONDENA
La prisión es perpetua.
Los animales lo saben,
y es en eso que piensan
cuando los ves, silenciosos,
enfrente de las rejas,
como mirando el vacío.
La prisión es perpetua,
aunque a veces alguno
ha logrado escapar
disfrazado de humano.
FUGITIVO (I)
Las cunetas,
los grandes cielos,
518
el silencio, las caras
en los portales al llover:
todo eso ya no importa.
Para el libre, el camino
es un fino violín.
FUGITIVO (II)
Se escapa del encierro
y se queda entre los senderos,
acariciando los barrotes
del lado de afuera;
visitando las demás jaulas,
bien temprano,
cuando hay silencio,
como velando a los otros.
LEÓN SORDO
El viejo león está sordo.
El veterinario dijo
que no fueron el cautiverio
ni las madrugadas frías
y húmedas, ni tampoco
el estrépito de los camiones
pero la avenida cercana,
los causantes del daño.
Dijo que la sordera provenía
de las grandes hazañas
acometidas, que ya
no le dejaron interés.
EL MEJOR MOMENTO
En las mañanas frescas del verano,
519
cuando reina todavía el silencio,
cuando cada animal se despereza
como si hubiera sido creado
hace un minuto, y no ha saludado
aún a sus compañeros de celda,
ni les ha dirigido cargadas
cordiales a los pájaros libres
(“vas fácil, vos”) ni la ansiedad
tomado su garganta, sus zarpas
salvajes; cuando las rejas
sólo semejan un adorno, cuando
todo parece ser posible.
JAULA DEMASIADO GRANDE
Parece tan indefenso, tan
microscópico, a cientos
de centímetros de los barrotes
que dejarían pasar a mil en fondo
como él; inmóvil, posado
sobre el piso, indolente, deprimido,
mirándose a sí mismo, el mosquito.
JAULA DEMASIADO PEQUEÑA
A éste, en cambio, los barrotes
se le pegan al cuerpo, como rayas
de tigre; como un traje más
que como una jaula, acostumbrado,
inconsciente del cautiverio,
tan dedicado a los negocios
sin moverse, telefónicamente;
parece haber nacido así, qué pena.
520
JAULAS PARA MUERTOS
Se las hacen en estilo antiguo;
nada más ridículo que ser
actual con un muerto. Arcaicos,
sin ostentación, los alambres
(son de alambre) pueden
no llegar hasta el techo, a veces.
Son débiles y cortos, total...
Algunos establecimientos
los embalsaman, otros los dejan
pudrir. Hay distintas formas.
HORA DE COMER
Ésta es la hora de la verdad.
Aquí se entiende
por qué se quedan. Los animales
acallan las protestas
mientras mastican. Y después
de tragar, no se ponen
a hablar de campos libres, de
bosques, sino de mejores
zoológicos, con comidas
mejores. Se envidia,
a lo sumo, un traslado; se deplora
alguna postergación.
BARES
¡Los bares! Hay jaulas con bares,
y hasta hay bares que se comparten
entre varias especies, ubicadas
en puntos fronterizos cuádruples.
Éstos son los mejores, favorecen
la tolerancia, el intercambio
de noticias, la formación
521
de una opinión pública.
Los otros, la verdad, llevan
indefectiblemente a la soledad,
al racismo, a los sucedáneos
trágicos de una verdadera
acción definidamente política.
JAULAS CAJA CHINA
Confeccionadas especialmente
para cierto tipo de bestias,
estas jaulas saben ceder fácil
si se busca salir con cierta
constancia. El animal
pasa entonces a una jaula más
grande, convencido de haberse
evadido. Pasea, hace proyectos,
y su fuerza reproductiva
mejora en forma notable.
ANIMALES LOCOS
Barrotes acolchados, cisternas
muy playas, este tipo
de jaulas están preparadas
para animales que se hacen
los locos para pasarla
bien, o quizás con la idea
de conseguir salir. Pero
de veras están locos, si es eso
lo que quieren, pasarla bien,
o salir por locos.
Y NO SE SABE
522
¿Quiénes son los visitantes?
¿Quiénes son los guardianes?
¿Quién escribe sobre ellos,
sobre sí, quién escribe
sobre los prisioneros?
¿Quién es árbol o lluvia?
¿Quién es comida?
También la colección
es parte de ella.
Y AL FINAL
Y salimos, y entramos
por actos sucesivos
de fe: “soy visitante”,
“soy animal salvaje”.
¿Cómo vivir así? Se esgrimen
los valores, y al rato
se comen, se degluten.
Las jaulas se diluyen
como si fueran niebla,
y la niebla te envuelve
con sus manos de hierro;
te amenazan especies
amenazadas, te avistan
los cetáceos; así todo.
NO HAY FINAL
Misterio que sería
hermoso si existiera,
y si lo hermoso
existiera. Ahora o antes
salgamos, salgamos
al camino, comentemos
esta visita. Ya terminó
la tarde. Parecería
523
que vimos o nos vieron.
Que alguien pensó,
que nos pensaron.
Parecería haber
un poema, pero no hay
más que moléculas
un poco conmovidas.
O SÍ
Hablándome, escuchándome,
escribiendo o leyendo
este libro; no existe
otro libro en el mundo.
Pero él existe sólo
en tu jaula de aire,
y el aire de tu jaula
se disuelve en el aire.
524
525
ATARDECER DEL DÍA SEXTO
(2012)11
11 Escrito en 2005.
526
527
1
El abandonado polvo.
Tras él, las cosas
que un día relucieron
sin esa cáscara
protectora.
Cosas que se apagaron en el agua
de la vida: entre ellas alguien
mira el atardecer, no mira
la sala inhóspita. Ya sabe
que puede imaginar, el polvo
se lo ha dicho: ángeles o piratas
volando, superhéroes. Y nadie
le dirá que está bien
o está mal lo que hace.
2
Yo me había quedado ahí
dejando de importar,
siendo ya gratis:
algo que se creía
que era yo, descendía
todos los días a cenar,
creciendo, envejeciendo.
Sin saber que, apoyados
los brazos en el alféizar,
yo, mirando los techos
me había quedado.
3
La luz iría desapareciendo,
todo sería real. Imposible
de decir, en la noche. Pero,
en vez de eso, otro polvo
empezó poco a poco
528
a cubrir techos y paredes:
eran las construcciones, lo inútil
que derribaba el árbol del centro
de la manzana, la protección.
Todo quedaba hundido
debajo de esos lapidarios,
de eso para decir una sola
vez. Volaban los años.
Y no había silencio, salvo
el que uno mismo se hacía.
4
¿Quedándose por qué?
¿Quién sostenía
la ventana, si el aire
ya eterno, se borraba
junto a los otras cosas
del altillo?
Rápidamente
me despedí de nada; salí
al balcón, sostenido
en mi débil deseo, buscando
los escalones de fierro
para volver al pozo. Tampoco
estaban, por supuesto.
5
Tenía que haber un mundo,
¿eh? Curioso. Cualquiera
hubiera dicho que iba
a haber: seres queridos y su
conocido subproducto.
Pero no. Qué macana.
Y ahora tenía que inventar,
para bajar, los escalones.
529
El mundo: las estampillas,
los pulóveres y revistas,
las uñas, todo eso.
6
Al mirar,
aparece.
Haciendo
que ya estaba:
esas cosas que tiene
el mundo.
Pero, ¿dónde
están esos seres?
¿No los puede
inventar,
y sí en cambio
a los escalones,
y paredes
y pisos?
7
Baja y recorre
despacio
la casa. Sí, despacio,
que no es fácil
ir inventando todo
para andarlo: la luz
del velador, la falta
de la otra luz, la de
afuera, el olor
a comida, el ruido
de la máquina
de coser, de la puerta
de calle abriéndose.
Va haciéndolo
en el aire, coloca
objeto tras objeto
530
y camina tras él,
como cuando corría
atrás de una pelota
para entrar en los sitios
donde no se podía.
8
Qué raro, ¿el mundo
se va haciendo sin ellos?
¿O sólo es
que no hay nadie en la casa,
que riendo,
muy jóvenes, besándose,
volverán, como cuando
él todavía no estaba?
Quizás no esté, en efecto,
pero entonces
¿quién sueña? ¿Es una
lámpara, un velador,
él, y no él? ¿La mesa,
el cuchillo, su propio
ajuar, vacío, como si fuera
El Niño Invisible?
9
Hay que seguir y ver. Seguir creando
sin saber qué se cree, quién se crea.
Si viene alguien a retar,
por lo menos vendrá alguien.
Si lo podemos hacer
podremos hacer otras cosas.
¿Pero no viene? No, viene la calle.
La puerta, bah. Ya sabemos
lo que es esa dichosa puerta,
que se abría, ¡se abría! Y sabemos
que somos tontos, pero esto
es demasiado: la calle. Ellos
531
no van a estar ahí, ¿qué, acaso,
hay un desfile, un choque?
10
¿No tendría que ser de noche?
Es que de noche no, me da miedo;
me da un poco de miedo, la noche.
Capaz que no los vea, si están. Capaz
que si no veo bien, haga cosas
que no me salgan. No sé. ¿Crepúsculo
se dice? Ahí está bien. Ahí
lo dejo. Lo dejo en el crepúsculo, total,
la cuestión es vivir en algún lado.
11
El vientito me sale: la brisa,
como se dice bien. Mejor
incluso que un desatado
removedor de mundos
aún frescos. Y mejor
que una pastosa calma
que los hunda otra vez. Éste
mueve apenas las hojas
recién hechas, que recién
le hice a los fresnos:
más que temblor, parece
un destello, una onda
en el agua, que voy
a hacer mientras espero
que la gente aparezca.
12
Sé esperar,
soy un niño,
tengo tiempo.
532
Puedo pensar
mientras espero, y nadie
sabe qué pienso
ni si pienso siquiera.
Puedo hacerles
el mundo, para que
cuando lleguen
lo encuentren:
“¡ah, mirá!, este chico
hizo el mundo”.
13
La calle que conozco
más, es la de mi amigo.
Que no es de él, es una
manera de decir:
es la que va (otra)
a lo de mi amigo.
Y ahora que no hay nadie
yo soy el que va a entrar
en las casas. Ése alto
me servirá de mirador.
En cada casa
de cada cuadra
todo estará dispuesto
para comer o dormir.
Jugar no; y si no
jugar solo.
14
Y quizás mujeres desnudas
y quizás autos a toda velocidad,
que puedo hacer ya andando
a toda velocidad. para que no
tenga que hacerlos arrancar;
y si no hay nadie, nadie
se va a enterar, y desde arriba
del edificio alto, voy a mirar
533
y si alguien viene, los disuelvo.
15
No los hago no porque no
sepa, sino porque lo que
pasa es que no es lindo crearlos:
si van a hacer lo que quiera yo,
¿qué gracia tendría? Si puedo
disolverlos si me enojo, peor.
Mucho peor. Tengo que ganarme
el derecho a tenerlos aquí,
que les guste, que vengan.
No soy un caprichoso, todo
hay que hacerlo como tiene
que ser. Si no, qué vivo.
16
Hay que mirar
más allá
de la ciudad creada,
donde el vacío
se agita como una pampa,
donde se colorea de violeta,
de gris, de negro,
en sucesivas capas;
donde habita
la nada con que harás
todo un mar. Un mar ebrio
y navegando en él,
un barco sobrio.
17
¿Y una feria?¿Un mercado?
¿Y un circo?¿Y
un parque
534
de diversiones?
Y él, con sonrisa triste,
los hace.
Hace las luces
que parpadean
entre nadie, los ruidos,
los alborotos sin
ningún autor;
paseando
entre los puestos,
entre
las calles abarrotadas
de nadie.
18
Che, ¿dónde están
que no vienen?
¿Saben lo que les he
construido aquí,
para ellos?
Qué, ¿no les gusta?
¿O es que no puedo
hacerlos venir?
He plantado
semillas de ellos
por todas partes.
Pero las hormiguitas
se las han comido.
19
Debería plantarlas
en mi corazón, y allí ver
crecer eternamente
los suyos, verdes,
con sus inmóviles
535
hojas, encerrados
sin aire
en mi corazón.
Pero, ¿dentro
mío?¿Y cómo
podría verlos,
entonces? No sé
mirar adentro
de mí.
20
Ah, sí, es verdad, adentro
de mi corazón viven algunos
distintos de mí. ¿Cómo sacarlos?
No es posible provocarlo con un
dedo en la boca, ni con arcadas: ellos
están bien aferrados a la sangre
que entra, que sale. Están
nadando en ese órgano, durmiendo
en él: y pueden
esperar, para ellos
yo soy el Universo. Jamás
se acabará, piensan. Mi muerte
es sólo un hecho hipotético
de su cultura de súcubos.
¿Cómo llevarlos al mundo verdadero?
21
Matarlos y hacerlos nacer
aquí, delante
de mí. No en mi cuerpo,
su mundo, sino
en mi mundo. ¿Cómo
lograrlo?¿Qué palabra
les sería mortal, si tantas
he dicho, solo, aquí,
sin éxito? Un purgante
sería posiblemente
más eficaz, pero no voy
536
a inventarlo, me dijeron
que suelen hacer mal.
22
Qué palabra mortal, o qué palabra
vital, o qué palabra
que tenga alguna relación
con la muerte o la vida, si todas
son como piedras, como sillas
de un comedor, que se pueden
poner o sacar, o tirar
para hacer daño, pero sin ser
el dañado. Palabras.
Palabras como éstas.
23
En el altillo
la dulce
tarde, se hundía
sola. El perfume
navegaba, solo,
en el aire.
Pero ahora no.
Hay que tener paciencia,
viejo, te lo dicen
mil veces,
te lo decían.
Estoy creciendo. Debo
saber esperar.
24
Cuando ordeno
palabras, cuando
crezco, me siento
más tranquilo;
537
me siento
en la silla a esperar.
Y a hablar. Si hablo
bien, volverán,
¿no es cierto?
25
No, che, pero no
vienen, ¿y estarán
los escalones, todavía?
¿Y por qué no crear
el perfume, la misma
tarde, total,
para esperar, de todos
modos, solo?
¿O volver, no?
De nuevo.
Pero entonces
no crecería, no
hablaría bien.
26
¿Y por qué copio cosas?
Copio las cosas que conocí,
en vez
de inventar cosas
nuevas: nuevos
tipos de árboles, por ejemplo.
¿Qué?, si son monstruos,
transformaciones de otros
árboles anteriores, que para
el que los conoció eran
ellos los realmente
bellos, y no éstos.
¿Y entonces?
538
27
Demasiado dado
a ellos que, guachos, no
vienen. Copio porque
espero que vengan, que las cosas
familiares los atraigan,
que no los asusten. No quiero
asustar a estos fantasmas,
siendo
el real,
el ilegible.
28
Pero hay cosas, que me salen...
y eso que siempre está
atardeciendo, que si
no, que si se me ocurre
un mediodía: esas hojas
que se ponen de un verde oscuro
ahora contra el celeste
cada vez más negro
del cielo, serían
brillantes en el viento, casi
inmóviles al temblar, y no
sabés, entonces, lo que sería!
29
Ah, pero algo cambio:
cambio el río, lo hago
andar de oeste a este.
Después
sueño verlo al amanecer
hundiéndose en el sol
como si mirara
una catarata
desde arriba.
539
30
Y me sale mejor
imaginar
que hacer.
¿Y si los imagino,
dulces, cuando aún yo
no existía, no existía
más que en sus sueños?
31
¿Y disponiéndome a querer
esa masa blancuzca,
que es todo lo que me sale
cuando trato de crear a alguien?
¿Quererla perfilará
su imagen, hará
nacerle gestos? ¿Me
reconocerá, cuando
sepa hacerlo?
Esas materias informes
esos murmullos, esos
estrépitos mezclados, esa
vida, si no se la ama,
se dispersa.
32
Entonces, yo, ¿fui amado?
Porque aquí estoy, ¿verdad?
¿Verdad?
¿Verdad?
¿Verdad?
Aquí estoy, verdad.
Sos lo único que no creé.
Lo que miraba, ahora
lo sé, tras los techos,
540
tras las nubes que, grises,
se envolvían en los naranjas,
en los naranjos, de los
atardeceres.
Fui amado, y no puedo,
verdad, escapar,
y no quiero, de esa
cadena. A mí
que no me la cuenten:
el mundo quiso
ser, sino no habría
nada con qué llamarlo
de algún modo.
Ya el mundo se quiso.
33
¡Ah, y ahora aparecen!
Todavía no
los viejos, pero
sí Ana María con su
mejilla para besar.
Son los primeros
en venir: el pibe
que caminaba conmigo
por calle Córdoba, y
encontré en una cortada
de Río, ya hablando
mal el castellano.
También pasa y saluda.
34
Entonces, los estoy
amando. Ni siquiera
lo sospechaba. Claro,
si no sabía si a mí...
Lógico.
Pero sí, dice Inés, pero sí.
Varias novias se juntan
541
a comentar que soy estúpido,
y otros amigos se acoplan
al grupo: parece haber
habido un choque
en la vía pública.
35
¿Así que habías vivido,
al final? No todo
fueron techos o chimeneas,
¿no? dice ella, un poco
triste. Yo la hice
revivir, lo que siempre
es problemático; de chico
dice, eso ocurría
solamente unos veinte
minutos, al atardecer,
¿cómo pudiste
pensar que era para toda
una vida?
¿Viste? ya hay mundo, y puedo
equivocarme, le digo, y ella
ya no sé lo que piensa, ya,
como digo, hay mundo.
36
Pero todavía soy el que soy,
el creador de este mundo,
¿qué se cree?
Ella podrá existir, pero yo
soy el que va a condensar
ese almidón, esa miasma,
en algo digno de ser nombrado.
Vos dependés de mí, querida;
así que alcanzame el autito
542
y quedate mirando cómo juego.
37
Qué raro, ella se fue.
No llegó a disolverse: se fue,
por una de esas calles
que le creé. ¿Qué se cree?
Que se vaya, nomás. Estas negras
en cuanto existen, ya se creen que son.
Y son, mirá, una cosa...
Total, yo creo rápido.
38
Qué tonta aquélla, que se fue, pero
a la vuelta de acá nomás debe
de estar mi madre. Yo, por lo menos,
ya le hice la bolsa
de la verdulería. Y podrá volver
a dejarla en mi casa. A cocinar.
Y yo podría volver también
a comer, a acostarme, a dormirme
y a decir basta de mujeres por ahora.
39
No soy feliz
con las cosas que hago.
Seguramente se debe
a falta de experiencia.
Pero paciencia, paciencia:
ya vendrá, ya vendrán;
entretenete
con esas cosas, querido.
(No puedo hacer personas
pero sí sus palabras).
543
40
Las razones del ritmo extraño
se deben a la soledad. Total...
Y a ella misma se debe también
el ritmo en sí, el mismo ritmo
y lo que lo compone. Si no,
si hubiera realmente alguien,
¿alguien como yo, cantaría?
En la vida, sumergiéndose,
o con los otros, con la
que se fue por la calle,
cantaría. Oh, nadie,
éste es el canto que se te debe.
41
¿Viste que es siempre
el atardecer? A lo mejor
el año que viene, cuando
venga, si lo hago,
lo hago con mediodías,
con veredas bajo las copas
de los árboles del verano,
con el viento agitando
el pelo de ella, que tendría
que estar ya solucionada.
42
Pero, ¿cómo
querer, si me
lo deben?
Puede que sean
cosas que me van
a enseñar
más adelante.
Sí, claro.
¿Quién?
544
43
No estaban previstos estos
desaires. Si te metieron
en la cabeza todo
esto, te hicieron
un gran mal.
Te lo hicieron
y no volvieron más.
¿Y no vas a aceptarlo?
¿También te negaron eso?
44
Los otros también
se fueron.
Hay que hacer algo.
Dejar de ser
creado. Ser creído.
Dame esa mano extraña.
Dame esa mano
que no existe, que no sé ver.
45
Ah, pero ahora de nuevo
ya hay alguien pasando lejos,
por las calles que hice
hace mucho. ¿Ves
que hay?¿Qué, no iba
a haber? Si ya hubo;
yo les puedo creer,
les puedo aceptar que existan.
545
46
Y corre, corre
tras las sombras, furtivas,
de gente que se esconde
tras las tapias, que entra
a las casas, ya iluminadas
del atardecer.
Llega a gritarles algo.
Llega a decir: “¡buenas
noches!” Y alguno
hace, de espaldas, algún
gesto, sosteniendo
su optimismo desesperado.
47
Y así, cuando le habla, la gente
no sabe ni quién es. Que es
el que ensaya quererlos,
porque los quiere. La gente
no lo sabe, qué sabe, pero él
quiere tanto que existan, que los quiere.
Los quiere para que ella exista.
48
¡Pero cuánto ha durado
el atardecer! Cansado,
deja pasar frente a él
multitudes que sin problemas
son ya como son ellas.
Pero no ella. Y el día
se termina,
en serio,
sin ella.
546
49
Así que vuelve.
La casa está ahí.
La puerta de calle
del lado de la calle,
es decir, la puerta
de entrada, ahora,
se abre sola
para que entre.
Llegar fue fácil
desandando.
A la memoria
no hace falta
crearla.
50
Y atraviesa el hall, atraviesa
el primer patio. El comedor.
El corredor. La cocina
extrañamente vacía,
sin ollas burbujeantes.
Llega a la escalera
del altillo. Y entonces
los escalones se desmoronan.
La casa se disuelve.
Y en ese lugar exacto
ella aparece
como aparece la noche
en el atardecer.
547
ETIMOLOGÍAS
(2013)12
12 Escrito en 2006.
548
ABEJA
No, no cómo, Emily,
hacemos el poema
a la abeja, sino
cómo hacemos
el poema a la primera vez
que escuchamos decir
“abeja”.
Te pican o asustan, sin
saberse cuándo en la vida
la escuchamos nombrar,
o supimos que sabíamos.
ACCIDENTE
Lo inesperado, dura
un segundo, y la vida
debe cambiar por años
tratando de volver
a un estado inicial,
que lo mismo era estúpido.
Pero quién se lo hace
entender a la gente.
ALMÁCIGO
Almacén de amigos,
probablemente.
O alma de los higos,
no sé. Sé que es algo.
Algo de la huerta,
del frescor. Quizás
alguna vez la diga:
“el almácigo es muy útil”.
549
ALMANAQUE
Me gustaban, antes
de saber cómo se
llamaban, las gordas
resmas pegadas
en su sostén de
cartón, que se iban
enflaqueciendo a medida
que pasaban los días.
Ya no existen más:
ya pasaron los días.
AMIGO
Cambiante. Los años
no perfeccionaron su
sentido, más bien
lo confundieron, entre
sucesos que sólo
pudimos conocer
porque existía esta palabra.
Pero ella, a veces, refulge
nítida: son pocas
veces; únicamente
al saber que nos es
permitido pensar
en ella, y llega.
ANTIGAL
El extraño título de una zamba.
Sólo después, algo que existía:
la reticencia, la noción de no estar
para el consumo tonto del turista.
Algo que proteger de la furia
550
de cosas que vos eras también
y no sabías.
Y después, verlo.
Sin tocar, verlo. Sentir
el tiempo atravesando,
atravesándote. Mirar,
mirar y lamentablemente,
saber, saber e irse.
AUSTERIDAD
Era una palabra que decía
Frondizi, rara. Política.
En esos tiempos, de otro
mundo; y me hacía pensar
en Austerlitz (una batalla,
ya sabía), en Austria; y,
lógicamente, en Arturo.
En atroz. En asta. En auspicio.
Expósitos con los que yo
formaba familias.
AUTOS
El auto era algo que, parece,
se había tenido. El auto
aparecía en los viajes, entre
polvaredas, se iba armando
alrededor; siempre que no se fuera
en tren, naturalmente.
Pero ya era pasado legendario.
La entrada, despacio, a un taller.
El regreso a pie.
La tarde que caía
al fondo de la calle.
551
BAILE
Habían sido cosas del teatro,
de mi madre, de las mujeres.
Después, mías: pero los amigos
tenían hermanas más grandes.
Y después sí: pero los bailes
al aire libre, de los clubes, eran
como una inmensa nave de marcianos
donde no había tablero de instrumentos
y la gran ventana cósmica estaba arriba;
y la puerta quedaba muy lejana,
al entrar. Y después ya supe
lo que era, y la palabra cayó
con su estupor.
BOGA
¿Que una comida fuera
peligrosa? Las espinas,
con cuidado, decía
mi padre, y yo imaginaba
terribles sufrimientos,
inauditas postergaciones.
¿Por qué complicarse
la vida así? pensaba.
Si hay otros platos...
El peligro, el peligro,
subido a nuestra mesa.
BOMBA
Algo malo era, aunque
552
sorprendentemente,
se sacaba agua con ella,
fresca. Divertidísimo
era mover esa palanca,
los ruidos que hacía. Pero
se vio bien claramente
que también era malo
en esos años. Podía
ser en el mundo, o a tres
cuadras de tu casa.
CALLE
“No voy a ir así a la calle”.
“Vengo de la calle”.
Pero antes, uno estaba
en la calle, sin darse cuenta;
de la mano de un padre,
o en brazos inclusive.
Fue peligrosa, fue dulce,
como recuperada.
Recuperar la inocencia
del sin palabras todavía.
CAMA
A la cama.
Podía ser bueno, a veces,
en invierno.
Otras no: la siesta.
La cama fue antes
la camita.
Parece que hubiera
crecido, pero la cambiaron.
553
CEMENTERIO
La gente iba al cementerio.
Por ende, también volvía
de él, o no había podido
hacer cosas, por ir. O no iba.
Pero yo nunca iba. Nunca
me llevaban. ¿Se suponía
que hubiera podido ir
por mi cuenta? No, la muerte,
creo, no me hacía caso.
CERVEZA
El olor, las chapitas
en el asfalto, aplastadas
por los autos: un cielo
estrellado.
Lo importante no era
la cerveza, sino los sandwiches
de miga (y el ambiente).
CINE
Todas las películas eran cortas.
Las de colores eran dibujos.
Las que eran en blanco y negro
eran como las fotos, pero
se movían. Había dos clases:
la de los tipos que caminaban rápido,
que parecían graciosos, pero eran
bastante tristes; y las de los
tipos que caminaban normal,
y cortaban cintas
inaugurando cosas;
todo ficticio, obviamente.
554
CUADROS
¿No es increíble
que esta palabra
aparezca tan temprano
en algunas vidas,
tiernos cromos
del corazón sagrado
de Jesús, o Herrero
Miranda, sus siluetas
contra la costa, quizás
aún no conocida
personalmente?
Pero el objeto está
ahí, y preguntamos
qué es, y la pared
se viste de historias,
y ya nada será
igual, hay cuadros.
ESTUFA
Ahora vos tenés que encenderla.
Antes ya estaba así al llegar
vos a la casa. Tu madre
se había encargado. Fuego
en tu hogar, calidez ganada
afuera. Ya no es posible
hacer de cuenta que vino
incluida en los enseres:
es tu aporte, y lo peor
es que resulta evidente
que hacerla funcionar
sabés hacerlo.
555
FLECHA
Los indios. En la ciudad,
en la ruta, ahora,
una cosa pintada.
Un signo. Pero para
vivir, no había flechas
que indicaran
la dirección,
aunque algunos querían
ponerlas.
FORRO
Al principio, yo creía que era
como el forro de los cuadernos, y no
entendía cómo podía ponerse
eso en el pito. Cuando
me enteré de cómo era
la cosa realmente, y de que había
que comprarlo, entreví
que el asunto iba ser todavía
más difícil.
FOTOS
Desde la primera vez
la palabra se pronunció
agrupándose para verlas:
los bordes estaban
recortados como un encaje,
las figuras eran muy chicas
y los árboles eran siempre
más nítidos que la gente,
atrás. Y los progresos
de la técnica no lograron
jamás que todo fuera
556
más emocionante
que el deseo de verlas.
GRULLAS
Pasaron las. Film. Tatiana
Samóilova, jugando al ping-pong
en pantalones, en un documental
soviético. Hermosa. La película
la vi mucho después. Grullas, nunca.
GUERRA
Era la Segunda. Más tarde,
Viet Nam. ¿Dónde estaba
la guerra? Parecía
que sin ella, éramos incompletos.
Y lo éramos. Supimos
con dolor que lo éramos,
que lo habíamos sido,
cuando ella vino y se instaló
entre los hijos que estábamos criando.
Por suerte, un día se puso
a dormitar un poco, pero siguió
ensuciando con su excremento
nuestras camas, y no se ha ido.
HIJO
Yo fui uno. Y también
tuve, y al principio,
sin dejar de serlo. Después
sí. Ya no fui. Tuve.
Pero la palabra
jamás será suficiente
557
para decir lo que
es. Ninguna
de sus letras, ni juntas
ni separadas.
HUÉRFANO
Una cosa rarísima: chico
con muertos. Los muertos
los tenían los grandes. Un precoz,
pero no se lo admiraba,
se le tenía lástima.
También aprovechable, aunque
posiblemente era peligroso:
tan chico, tanto muerto.
INCERTIDUMBRE
No sé si sé
lo que quiere decir
esta palabra, pero,
ejemplificando: “yo voy
al club con incertidumbre”.
JAZZ
Cualquier cosa que toque un músico de jazz.
Cualquier cosa de la que hable mi amigo Vila Ortiz.
Cualquier cosa que se me ocurra que tenga ritmo.
Parece que el género, no la palabra,
nació en Storeyville, un barrio de Nueva Orléans,
bastante antes del último temporal catastrófico.
558
LADRILLOS
Está bien, se hacían
casas. Pero para mí
representaban el frente
de la pizzería “La Chiquita”,
en calle San Luis. Mi madre
sostenía que esas pizzas,
o empanadas, eran grasosas.
Prejuiciosamente, desde
luego no las compraba,
y yo, por ende, no las comía.
Esos ladrillos quedaron unidos
para siempre con el deseo.
LECHE
Había sido tan importante,
y lo seguía siendo. La leche
era el momento de parar,
de revisar los juegos, de
evaluar. Pero con nata,
no se tomaba. Se trataba
en realidad de no tomarla,
de comer las tostadas, cuando
no era “bebida”. La leche bebida.
A veces, el amor “bebido” también.
LENGUA
Saussure. Sacar la lengua.
El Congreso de la Lengua.
Idioma, pornografía.
Beso de lengua: cuando
las palabras te tocan,
te conmueven, ya no sos
559
el mismo. Tardó la lengua
en inventar la palabra lengua,
y tuvo que ser una cariátide
perdón, ¿se dice así?
LUZ
Luz. “No hay luz”,
dice, probablemente,
mi madre, levantando
y bajando el interruptor
un día que hubo
corte: y así yo aprendo,
cuando no hay,
qué es la luz.
MACETA
Había por todos lados.
Sobre todo en los patios,
con patas. Así que debe
haber surgido sola,
naturalmente.
El mundo lleno de ellas,
una idea errónea.
MADERA
Acá entraban los clavos.
En el portland, saltaban,
resistiéndose a entrar,
y caían doblados.
Pero eso nos daba ocupación.
Con un tablón, con una viga,
en cambio, todo acababa
560
en la pregunta: ¿y ahora?
METÁFORA
“¡Qué linda metáfora!”, decía
el tipo ése que escuché, una tarde,
frente a la vidriera de un negocio
de antigüedades, mirando un ánfora.
MIERDA
No, no me acuerdo
específicamente.
Creo que siempre supe
que era mala palabra,
no lo que realmente
quería decir: supongo
que un día dejé
los eufemismos, caca,
todo eso y la usé.
MOVIMIENTO
Las cosas. Se mueven,
pero en cierto momento,
esto significó política:
estar en uno era estar
moviéndose. Las cosas
se movían. Y se siguen
moviendo, pero ahora
te las quedás mirando,
pobre quieto.
561
MUSEO
Yo hice uno, con cosas.
Todas las cosas pueden
servir para eso. Pero
no podía escribir los cartelitos,
porque era analfabeto
todavía. Pero no me importaba,
porque sólo iba yo.
NÚMEROS
El dieciocho era un tranvía.
El tres eran estrellas con nombre
propio. Mi mamá
no quería decir dos veces
las cosas: de ahí, también,
la unidad; de ahí la decena,
la centena. Pero cien
era “cien por hora”; o sea,
Fangio. El dos era
asimismo “tomate
el dos”, echar a alguien.
Cuatro llegaron a ser
amigos, malas notas,
lo demás era más bien
incomprensible.
PAISAJE
Primero lo vimos en los cuadros;
después, en el campo, en el río;
por último lo vimos
adentro del corazón:
562
el procedimiento
era sencillo, lo que reunías,
-no cada cosa por separado-,
evocaba lo que pasaba
dentro tuyo.
PALABRA
La palabra palabra
surgió, lógicamente,
cuando empezaron a faltar
las palabras.
Antes también faltaban;
antes faltaban, pero
no se sentía la ausencia:
lo que no estaba eran las cosas.
¡Pero ahora!... ¡La vida!
¿Cómo decir?...¿Qué
cosas, entendés?
PALOMA
Sí. Sin que te tenga
que cagar en la cabeza:
solamente el zureo
(otra palabra). En la
siesta. No saber.
Y la palabra, entonces,
y saber. La paloma
te hace saber,
en serio.
PENTECOSTÉS
Tantos domingos antes, tantos
563
domingos después. Qué misterioso.
Pero decían los libros: estaban
reunidos y sobre ellos
descendió, etc...
Sólo conocerás a Dios,
sólo conocerás la realidad
en tu propia lengua.
PERÓN
¡Ah! Ésta....
PIERNAS
Eran la pieza fundamental del deseo.
¿Por qué? No sé. Por razones
estructurales, supongo: la industria
encontró fácil acortar las polleras,
poner al mundo entero en eso.
Tonto, en verdad, pero con qué
fe fue que nos enrolamos
en esa religión. Y un día,
como ellos hacen siempre,
dijeron basta, y a otra cosa.
PORTAL Y OTRAS
“Portal”, “pesebre”, “burro”,
“Belén”, “ángeles”, eran
palabras sobre cosas
que no existían. En Navidad
se decían, se veían, pero
naturalmente, no formaban
parte de lo real. Eran mágicas.
564
¿Cómo me iban a traer un regalo
los Reyes Magos, no siendo
parientes ni amigos
de mis padres? Porque eran
magos, de otro modo era absurdo.
PUERTA
“Puerta” era la puerta
de calle. Las otras no tenían
importancia. Cuando
se sentía la puerta de calle
era que mi papá venía.
Los demás tocaban el timbre, y
sí, había que ir a la puerta,
a abrirla.
PUERTO
Puerto no era puerta.
Éste estaba fuera. Llegaba
el hollín del puerto. “Es
el hollín del puerto”, decía
mi madre. Sería
de las chimeneas
de los barcos. ¿Y cómo
sabía yo que en el puerto
había barcos? Posiblemente
lo había leído. En el puerto
ya no había barcos.
O, por lo menos, así
lo decían todos. ¿Y el
hollín? ¿Y las sirenas
de los barcos, que gritaban
el Año Nuevo? Un día,
al final, fuimos al puerto:
había grúas, había sol, había
galpones. A lo mejor
también había barcos.
No me acuerdo.
565
RADIO
Verdadera escuela de vida.
“Tarzán”, a las seis de la tarde
éramos tácitamente convocados
a escuchar el paso, la dirección
del mundo. César Llanos
le decía a Tarzanito, tras
salvarlo de una travesura
que podía haber tenido
consecuencias fatales: “Recordar,
Tarzanito: ser bueno
ser más difícil,
pero ser mejor”.
REVISTAS
Por qué mi vieja, habitualmente
tan cuidadosa con mis intereses,
no reparaba en encargarle al diariero
las revistas de cow-boys, o de guerra,
como sí hacía con El pato Donald?
SACRIFICIO
Yo me dirijo.
Me encamino, doy
señales, llamo.
No quiero intermediarios,
oficiantes que me cobren
la llamada. “En la casa
de mi vecina, hay
un sacrificio.”
566
SIMULACIÓN
Nadie nos engañaba
de chicos: la verdad
no era lo mismo que
esto. Y así, hay que seguir
haciendo. Tu corazón
sabe. Sabe hacerlo.
SUR
El sur del sur: y cuando
íbamos, eso que íbamos
llamando el sur,
era ya el norte. Como
el tiempo, el espacio.
Son lo mismo, no existen.
TELÉFONO
Esas palabras griegas.
Como “Telémaco”, pero
ella tenía, tiene que llamar.
¿Y si no llama? Bueno,
están las calles, ésta es una ciudad
hecha a la escala de tus ansias.
En realidad, sería mejor:
que te vea. Quererla
con los ojos, con todo el cuerpo.
Qué teléfono.
TIERRA
Al principio era mugre.
Más tarde una noción
567
geográfica. Pero
con el fuego que encienden
las cosas a cierta edad
(digamos, catorce años),
fue un testigo. De esos fuegos.
Y nunca nadie menos,
toda la tierra.
VELOCIDAD
“Voy a cien por hora”, soy
Fangio, decíamos
en la infancia, jugando
al automovilismo. Pero,
a pesar de lo que parezca,
no llegaremos a la
simultaneidad. Habrá
Historia, siempre.
VENTANAS
Otro tipo de cosas que, al principio,
no existía. Tuvieron
que venir los tranvías (una exageración,
una lujuria de ventanas), los colegios, y ser
sentado al lado de una de ellas.
Pero en seguida funcionó: el mundo
pasaba comedidamente
por las ventanas, se veían
las casas de enfrente, el cielo
arriba, y entre ambos
la ropa tendida al sol, el eslabón
entre la Astronomía y la Historia.
VEREDA
568
Sólo los pueblos tenían vereda,
las ciudades no. Porque
en la vereda, en los pueblos,
se jugaba. Y parece
que en las ciudades, alguna
bestia pasaba rozando
las paredes de las casas, y arrollaba
a los pobres niños que, desaprensivos,
se arriesgaban a estar en ellas.
Más tarde hubo veredas en los barrios,
mucho más tarde, y siempre
con muchachas hermosas, que habían
regresado de sus veraneos
eternos, sólo para
que las viéramos.
VESTÍBULO
El vestíbulo es fresco.
El interior del matorral
es fresco. Pero
es diferente del vestíbulo.
La gente aparece en el vestíbulo
cuando viene a mi casa.
¡Qué importante es el vestíbulo!
YUCATÁN
Los sacerdotes siguen subiendo
las escaleras de las pirámides,
mientras esperan que llegues, ¿llegarás?
Me he demorado. Me he
demorado un poco. Unos
cuarenta años. Esta tierra
se puso interesante, los paraísos
quedaron en un rincón
569
del alma, entre sentidos
que esperan tu época final,
tu estar sentado fumando
en las puertas de tu
casa, mirando el atardecer.
Ahí llegarán los indios ésos
al final, y podrás
conversarles.
ZAPATOS
Fue difícil relacionar
los llamados “zapatitos”
que uno tenía que ponerse
obligado, con los zapatos
de los grandes, en los que
te metías voluntariamente,
y nadabas adentro. Que eran
la misma cosa, digamos.
Y después todo fue
una metáfora de la edad,
“una camisa de once varas”,
para la mitología doméstica.
ZONDA
Un valle. Un viento. Un periódico
de Sarmiento. Un recuerdo de la
escuela. Un día de frío.
Una noción de todos los días
de frío que vendrían
en la vida. Una sensación
aproximada de la eternidad.
La certidumbre
de que esa noción no iba a aprenderse
en la escuela. La calle.
El amor a la vida.
Vida, periódicos, vientos
que alguna vez se acabarían.
570
ZORRA
La zorra zorra andaba
y en Buenos Aires paraba.
No, en Buenos Aires no paraba.
¿Entonces en dónde paraba?
Paraba en Córdoba.
En Córdoba no paraba.
¿Dónde paraba?
Paraba en Villa Amelia.
No, en Villa Amelia no
paraba. Paraba en la zorra.
No, en la zorra no paraba.
Y no paraba. No paraba.
571
572
ODAS PESADAS
(2013)13
13 Escrito entre 2010 y 2011.
573
574
575
LA SALUD DEL VIENTO (I)
“Hay viento”, dice el héroe, y el nieto
contesta: “Sí”, pero piensa: yo estoy
abrigado. Entonces, claro está,
no hay entendimiento posible.
El nieto piensa que la alusión
del héroe al viento que sopla
tiene que ver con su miedo
a enfermarse. No comprende,
el héroe simplemente está
extrañando que el viento
no lo acaricie más, no le hable.
El nieto llega, incluso, a creer
que el héroe teme por su salud,
la del nieto. En realidad,
eso el héroe no lo piensa,
porque para él lo más saludable
es ser, no querer ser
sano. Se es, se dice a sí mismo, sano
en la salud de los otros. Y le repite:
“hay viento, ¿no ves?”
“Sí, abuelo, ¿y qué pasa?”
Todo el cariño de las caricias del viento,
ese milagro que el héroe había conseguido
viviendo así, como él vive, pasa
completamente desapercibido
para el nieto.
HÉROE DE SUS INTERESES
A menudo, sin embargo, esos nietos
quieren poseer ese conocimiento
cuya existencia han entrevisto.
¡Es que no hay nada más bello
que responder heroicamente
en los casos en que somos
576
personalmente perjudicados!
Pero, al no tener la técnica
del héroe, queda todo como
un berrinche. La estatura,
el gesto está faltando, la pose
si se quiere. Algo falta.
EN CALZONCILLOS
Ya no hay más heroísmo
que el silencio. Los héroes,
al regresar a casa, al recuperar
hacienda, mujer, dignamente,
después ya no supieron
vivir. Desubicados.
Delante de las cosas
domésticas, gritaban.
“Tranquilizate, abuelo”,
enardecidos, sin darse
cuenta de que querían
golpear como titanes
a sus nietos, o cíclopes,
hasta hacerlos pedazos.
En calzoncillos.
LA VERDADERA SITUACIÓN
Porque, ¿a qué llamamos
“dignamente”? Algunos
creían que lo único
digno era morirse
junto a los otros, los que
murieron. El héroe
ha mandado varias veces
a la mierda a los
sostenedores de esa
tesis. Sobrevivir
577
fue, lo sabe, más
difícil que morir.
Pero la indignidad de
que tanto la liberación
como la indiferencia,
vengan de afuera,
eso sí no tiene arreglo.
CREYÓ QUE NO TENÍA NADA PARA DAR
En realidad,
es el heroísmo lo que
no tiene arreglo.
Ser un héroe es poder
no serlo, dejar
de serlo. ¿Por qué
no empezó a luchar
desde su casa?
Ahora, en su casa,
la lucha seguiría.
LO CONSTRUÍDO (I)
Dos paralelepípedos
cerca del mar,
sobre la arena. Blancos,
el sol les ilumina
una cara. El silencio
los acaricia, simulando
ser el viento. Tan dignos.
Mucho más
que los que los hicieron.
Sin nada que esperar.
Recostados
contra el cielo sin nubes,
tan azul. Dignos, sí.
578
LO CONSTRUÍDO (II)
Porque no es fácil, ¿no?
Exponerse a la luz,
así. Con líneas.
Tan rectas. Tan fáciles
de entender enseguida.
Como ser lo que son,
sin tradición,
a la luz de la luz;
cualquiera
pensaría en empezar
a escuchar los camiones
de la demolición.
Porque su ruido llega
siempre antes. Deteriorando
el silencio que sabe
proteger lo que es.
Pero ellos no.
LO CONSTRUÍDO (III)
Sí, sí, exponerse. Son
opacos, pero son
transparentes, porque son
fáciles de entender:
son viejos, ya se sabe
lo que son. Los nuevos
son misteriosos, pueden
hacer trucos de argentinos
vivos, zafar. No dejar
saber qué son. Al menos,
hasta que no haya más
remedio. Pero éstos,
no. Se exponen. Por eso
hablé de dignidad.
579
LO CONSTRUÍDO (IV)
Pero eso sí: ellos
son fáciles de entender,
pero difíciles de destruir.
Ellos parecen fabricar
el silencio que los rodea.
ODA PESADA
Ya soy como los perros, que
si dejan de ver a la gente,
no la olvidan; y si la vuelven
a ver, lo disfrutan como
si ella hubiera resucitado:
es lo construido, que ya te deja.
Que ya no se interpone entre
la pura fuerza del tiempo
y el boicot que le hacíamos
antes. Se va; es de un mundo
falso, pero no puede llamarse
falso, es lo construido. En él
hubiera escrito este poema,
¿verdad? antes. No en
el aire. En el aire el poema
no podría sostenerse, pensaba.
Así me parecían más duraderos.
Más diálogo entre sordos,
que por eso no termina.
Pero eran poemas.
Lo construido se ha ido de mí,
demasiado construido.
EL CONSTRUCTOR (I)
580
“Yo no sé que haya que saber nada.
¿Qué es lo que hay que saber? Las cosas
están ahí, listo. Algo
se te va, seguro, a ocurrir, o te lo ordenan.
Ahí empieza el trabajo, ¿dejarlas así?
Podría ser, pero siempre alguna
“reclama” tu atención. Gotea,
se rompe, tenés una idea.” Cosas.
EL CONSTRUCTOR (II)
Dice que haciendo
lo que hay que hacer
siempre se aprende. “Pero
yo no sé que haya que aprenderlo,
hasta que... En la escuela,
a lo mejor. Hace tanto tiempo.
Una cosa es lo que es, está
ahí, para ser o no ser
dominada.”
EL CONSTRUCTOR (III)
Hasta entonces, al señalar algo,
el dedo, los ojos, o inclusive
la pierna, marcaban
claramente las distancias:
la huella, ésta, por allá, cuidado.
Pero ya su padre gritaba “ugh”,
“ugh”, te das cuenta, y él,
Dios me libre, él, parece
que entendió que ugh era
la huella, la dirección, el peligro.
Y eran las cosas. Las cosas.
No el oeste. Tampoco el futuro,
581
ni América sin saber. Pero
de eso terminamos haciendo
los enseres que nos rodearon.
EL CONSTRUCTOR (IV)
Antes tan ordenado, ahora
dejaba desparramadas
las cosas. Ingenuo
intento de darles realidad.
Pero ellas la tienen, y él
también la tiene. Así que,
¿qué problema
había? Pero había
un problema: las cosas
ya no le hablaban, estaban
lejos, aunque tan cerca
las repartiera sobre otras
cosas. Y la reunión
con ellas fracasaba.
ODA PESADA (II)
Algunas cosas que he construido traban mi corazón.
¡Ah, si ellas fueran como viajes, como amores!
¿Verdad que al regresar de cosas así, nos parece que no hubiéramos
construido nada? Recordamos, sí, pero los recuerdos
son, desde luego, confusos; lo vivido parece
haberse disuelto en el aire, como si hubiera soplado el viento.
He vuelto a Santa Sofía, en mi memoria, innúmeras veces,
y siempre es distinta. Los antiguos escalones de la iglesia
anterior, la de Teodosio, nunca están realmente en el mismo sitio.
No sé lo que mantiene la identificación en los archivos,
los que caminan conmigo, los que llevo en la cabeza. Pero
el hecho de que sepa que pueden cambiar, de que se
transforman, digamos, porque sí, porque se mueven, como en una
taza de porotos los porotos cambian de lugar si uno
los sacude, hace que todo eso sea como liviano,
582
como un bálsamo. Como el recuerdo de un olor.
LO QUE PESA
Pero preciso que la forma quede:
hijos y títulos. Las cartas,
por miedo las quemé. Los
ritmos que había logrado
los perdí. Mi conversación
-¿no lo ven?- tiene otra
andadura. Más regular.
Didáctica. No era
ésa la forma que busqué.
Sólo sembré de rastros
el lugar de mis crímenes.
LIMPIANDO (I)
Pero también he construido pérdidas.
Es trabajo más laborioso,
hay que buscar de materia prima
felicidad, y luego
ese miedo a reconocerla
que nos asalta al desayunarnos,
cuando nos olvidamos
lo soñado a la noche. Taladrando
con el miedo, rebarbando, mordiendo,
dejándola hecha astillas, si es que hay
constancia y verdadera
voluntad e intención, se pierde
toda, por más que fuera
una felicidad de las grandes.
LIMPIANDO (II)
Se puede. Yo
583
viajé al pueblo natal
de mi abuelo, y
destruí ese recuerdo.
Ese pueblo, tan mítico,
blanqueado al sol
como una aldea griega
o jujeña, en mi
cabeza, sacudía
sus playas como
una quinceañera
sus pulseras,
mientras mi abuelo,
un niño, corría
hacia el cerro, dándose
vuelta para mirar
el mar, que nos contaría.
Pasajes aéreos y demás
gastos, y llegada.
Lo fui pisando,
como feliz, también
lo iba fijando, que
no se moviera.
Fui a museos, a
su catedral. Me senté
a tomar un cinzano,
aparentemente.
Lo encargué. Antes
de que el mozo
regresara con el pedido
escapé a través de las
mesas de la piazzetta.
Antes ya de tomar
el ómnibus de regreso
se había evaporado
completamente.
LA LUZ
Es la luz: la luz hace
parecerse a las cosas
584
más diferentes; por eso
se crea la ilusión de no
desaparecer: recuerdos
que se materializan,
simulando eternidad.
A dos cuadras de donde vivo,
en Rosario, uno puede
llegar a pensar que está
el caserón donde servían vino
caliente con canela, en
Santiago, quizá en el
barrio Brasil, ya no sabría
decirlo. ¿Por qué?
La fachada, art déco, nada
que ver con la otra, pintada
tal vez con el mismo
color, no. Es el aire,
la luz en el mismo aire,
en la misma estación.
PANNE
Las tipas, su dibujo
retorcido: el monte.
Y sin embargo, no:
la ciudad. El parque
frente al bar de los cubanos.
¿Por qué la confusión,
la rememoración,
en realidad?
Por el color celeste que se va
en la hora de la tardecita.
Aunque, por supuesto, no estén
los caballos, la chata empantanada.
ODA PESADA (III)
585
Quizás nada, realmente
se construya,
y todo sea
casualidad,
permanencia
no intencional
a la que se le da
propósito después,
como a poemas.
Habiendo tanta
desilusión, ¿por qué
creemos, hasta
enredarnos, untuosa
seda falsa?
LADRILLO PERVERSO
Ladrillo perverso,
en su quedarse al lado
o encima del otro.
Lo construido
es un cáncer.
No es flor ni
deshecho. Se opone
a serlo, y en
ello se significa.
Si fuera deshecho,
si fuera flor
se renovaría.
JOAQUÍN
Una vez, en una reunión, alguien vino y me dijo que él
quería conocerme. -¿A mí?- respondí yo, incrédulo.
“Sí, a vos, boludo”-me contestaron. Bueno, fuimos.
Todavía vivía Libertad. Me presenté. Me saludaron,
586
con mucha cordialidad, claro, así eran. Así era él. Me
pareció notarle cierta ansiedad, que en su esposa no se
daba para nada. Nunca he sabido la razón, y por lo poco
que llegué a enterarme de su vida, ello podía deberse
a, realmente, mil cosas. Por supuesto. Pero he dado
en suponer –en inventar, más bien- la razón: yo ahora
lo siento, a veces; lo que yo escribía tenía ciertas
cosas que se parecían a las de él. Por supuesto,
mucho más torpemente usadas, menos aprovechadas;
solamente que había un poeta, hablando, y había cosas,
y ese poeta no las creaba, las mostraba, y no las mostraba
diciéndote lo que tenías que pensar de ellas. A veces,
yo solía escribir cosas así, bueno, ligeramente aproximadas
a eso. ¿Lo sabía él? Probablemente esta construcción
de mi fantasía no tenga el menor asidero con lo real,
pero esa cierta curiosidad, esa mirada... (¿Quién
va a creerme esto?).
LO QUE NO PASA (I)
Lo que pudimos construir
se nos notifica como una sentencia.
En medio del azar,
después de mucho tiempo,
cuando ya nada esperábamos,
cuando nos habíamos olvidado
de que nos estaban juzgando.
No parece, ¿no? lo que es, fácilmente
podríamos olvidar ese papel
sobre la cómoda, dentro de una
vieja caramelera. Que nosotros no
hicimos algo, ¿cuándo?
¿Éramos nosotros? Y,
sí, éramos, somos. Somos,
seremos quizás.
EN DEMOCRACIA
¿Así que sí, que qué bien,
que ahora sí, que se puede?
No. No. Temor. Qué suciedad.
587
Para qué. Ahí sentado,
en el bar, ¿para qué?
En la televisión no lo hacen.
Y no se esconde, ¿vieron?
¿Qué querrá? ¿Por qué está
sentado en una mesa,
en la vereda, leyendo?
RAÚL
Bueno, no, con él
no había ningún parecido. Lo de Raúl
era para mí, en esa época, tan tremendo
que ni hubiera soñado con semejante
cosa. Este ritmo de ahora,
por ejemplo, es la prueba, de la
infinita distancia, y si la hay ahora
ya pueden imaginarse. No, y en esto
la mitad de los poetas argentinos
de mi generación, estábamos: en
consultarlo, en preguntarle, y él
decía “¿y yo, por qué?” Y nadie
se molestaba en responderle. La
gracia –me doy cuenta que estoy
usando la palabra en su verdadero
sentido: era una gracia- era
que él encontraba en el más miserable
versificador de aquélla época, siempre
algo bueno: un verso, un ritmo, un tema,
una imagen. Él era el gran rescatador,
y eso, ni Joaquín, ni yo, ni Dante, ni
Keats, ni nadie, he visto que lo hiciera
así. Y no he hablado de su poesía.
Ni falta que hace.
ODA PESADA (IV)
Lo construido no le es obstáculo,
588
sino escalones hacia la muerte.
Son pasos, etapas; no defensas.
Eso que hiciste, al fin,
te mira, no te entiende,
y se entrega a destruir
lo que lo hizo. Vos.
No enseguida, sería
menos brutal. Después
de dejarte soñar, como una
comida que se quema
en forma misteriosa, tras
aromar incitantemente.
MODERNIDAD
La mirada perdida, la
piel reseca, la edad
deshonrada en la edad,
la voluntad que, como
desde el fondo de una casa
de gran terreno, tarda
muchísimo en llegar
a la puerta: ahí
gozando de su inutilidad,
de su esencia de estorbo,
la señora, finalmente, se decide
por un determinado chocolatín,
mientras toda la cola espera.
MEDIANA EDAD
Antes solía esperar, en citas,
a bellas mujeres. Ahora
espero –infructuosamente,
las más veces- sumas de dinero
histéricas, caprichosas. Todo
se debe a que he construido
un mundo de características
589
demasiado crueles para mí.
Me lo habían advertido, pero
joven, impetuoso, no quise
atender consejos que parecían
intentar restringirme, y ahora
estoy, así, hambriento, entre
reglas que yo mismo, yo mismo,
hice severas e inescrutables.
CON TUQUI
Lo que se construyó antes -de mí,
lo creado desde siempre-,
se va desmoronando, mientras
Tuqui y yo lo miramos bastante
sorprendidos. “Por haber dejado
un buen tiempo”. “Dejado
qué”. “De jugar”. “Qué decís,
Tuqui, no ves que éramos grandes,
ya no podíamos?”
“No nos habremos, no sé,
llamado, no me acuerdo
ya”, insiste. Todo esquivando
los grandes bloques de lo que cae
alrededor nuestro.
TODO TIRADO DESPUÉS DE JUGAR
Hay unos edificios allá, como colinas,
con unas macetas con plantas, como
bosques. De mis mentiras. Yo
jugaba ahí, con Tuqui, nos
mentíamos siempre.
Todo eso completamente
fabricado. Con todo,
¡cuánto duró! Y eso
que lo demás se demolía
incesante. Qué raro.
590
DOMITILA
¿Qué cosa es lo que hacés, cuando
se te aparece en el nicho
familiar, una urna
que no sabés de quién
es, y no hay nadie
a quien preguntarle nada?
REFRANES
Rápido como recuerdo de viento.
Inútil como año que viene.
Doloroso como concepto antiguo.
Duradero como mirada de inocente.
Sólo se es verdaderamente sobrenatural
comiendo la hamburguesa sin lechuga.
Más difícil de encontrar
que gitano con inmobiliaria.
Mozart cumple, Piazzolla dignifica.
A plantas que crecen, cuadros que no crecen.
En la casa del agua, los cuchillos cantan canciones.
Más vale lluvia que paisaje.
SOBRE CLASICISMO
Sacame, Tuqui,
esta duda: yo,
¿me ponía la camiseta
de Newell’s, para jugar
en el patio de casa, con
la número uno?
Porque de cowboys
sí nos poníamos cosas.
591
Y de romanos. De
romanos, costaba
que aceptaras. Podía
parecer demasiado
serio, quizás. De griegos.
Me acuerdo que volver
del viaje con Cristina
a Turquía, te dije
(en la oficina
que compartíamos):
“Estuve en Troya”.
“¿Y ya había ardido, no?”,
me contestaste.
“Ya había ardido”,
te contesté.
LO QUE NO PASA (II)
Era un eterno sueño estar
aquí o allá, sin saber
los por qué, sin preguntarse
siquiera. Si las cosas
estaban, estaba bien.
Porque uno estaba también.
En el mundo que funcionaba,
por lo visto, uno iba adentro,
y todo era más bien ver
lo que pasaba, inmóvil,
para que vos lo vieras. A tu
ritmo, digamos. Que algún
día, todo se entendería.
Por eso hay cosas. Todavía
esperando. No pasan.
592
DESAPARICIÓN CON VIDA
Al principio, el nieto no entiende
por qué el abuelo habla y habla del viento,
y gira y gira los brazos haciendo
de viento, y parece que pidiera algo.
Pero el nieto al fin empieza a entender:
se acerca al abuelo, y con un cuchillo
le abre un agujero en la panza, y de él
sale su padre, y se disuelve el abuelo.
Ahora ya está seguro, y va
hasta el padre, y también lo acuchilla,
y al deshacerse en el viento el padre
lo roza como viento que ahora es.
Cuando llegan los asesinos para
hacerlo desaparecer, no pueden
hacer desaparecer a nadie. Él
acaba de nacer y se duerme
acurrucado en el viento.
A CIERTA ALTURA DE LA VIDA (I)
Si se lo ve caminar
con dificultad, no es
por problemas con el cuerpo,
sino porque lo traba
todo lo que él se acostumbró
a considerar existente.
Que no lo es. Pero él
sopla, y lo que debería
deshacerse y echar a volar
se queda ahí, como un perro
muy muy fiel, o con hambre.
Y eso lo mira, así,
como un perro: profundo,
implorante, dispuesto
593
a permanecer hasta
que, bueno, ya se sabe.
A CIERTA ALTURA DE LA VIDA (II)
Para el nieto no existe
lo que existe. No existe
todavía, es transparente.
Puede que a lo mejor, porque
hay indicios, pero no más.
Pero entretanto, aquello
que lo traba al abuelo,
parece fortaleza. Y son
límites, sin embargo, pero
el nieto sospecha un futuro.
Quizás sospecha la muerte.
Y por miedo no ve
cómo se ahoga ése
que después de la discusión
lo acaricia.
HEROÍSMO, OTRA VEZ
Te digo, basta, héroe,
no le discutas más.
Que le suene tu voz
gratuita, como algo
entre otras cosas.
Que llene de otras cosas
su mundo. Que no
pase, que en una
de ésas, no pase, pero
que circule, que ande,
que se mueva en su mundo
como una estrella no fugaz.
594
Eso sí que sería heroísmo.
SON TODOS PROBLEMAS TUYOS
Salís a buscar un taxi.
Al final, el taxi aparece.
Te creés que con un auto propio
todo será distinto. Sin saber
que tu auto también aparece,
se crea, se construye
cuando vas a buscarlo al garage
y posás tu mirada en él,
y subís, y arrancás. Y no sabés
que antes de eso, de ese
momento, él no era más
que dispersas moléculas,
que bailando en la luz,
giraban. En la luz
que se filtraba por las chapas.
NO, NO SON PROBLEMAS MÍOS
Y cuando me despierto,
y empiezo a caminar
por esta casa -¡este museo!-,
siento que ya no siento
el aire que se duerme
soñándose a sí mismo.
El aire como un perro.
Sin cadena. Corriendo
delante de mis pasos,
abriéndome el camino
hasta el río de gente;
a veces seco, a veces
inundándolo todo.
Me falta el aire. Falta
desde que las paredes
se elevaron, dejándome
595
dentro de lo construido,
de lo que tiene nombre.
SIETE LEGUAS
Las distancias no suelen ser
más que el deseo que se despega
de todo aquello que se puede exigir
a cambio de algo que se da
solamente para eso.
Sin embargo, en el valle,
sin pedirlo, y sin dar nada,
me llegan los gritos de los patos
desde el bosque.
Estoy sentado a 1.800
kilómetros de mi casa,
he venido en unos minutos,
¿y qué tiene? En unos
minutos me voy a ir
de vuelta. La casa
se creerá que fui al bar.
No se dará cuenta.
NADA MÁS
Los poemas ya se han
separado lo bastante
de los hechos, de la vida
que los hizo nacer, podés
tocarlos como si a los ladrillos
de una pared los tocaras: pero
poco podrán decirte de la vida
que los apiló, los enfiló. Quizás
si eran buenos el albañil,
los materiales. Nada más.
596
LAS PARTIDAS
(2017)
597
598
Una versión anterior de este libro, con el título de “Antesterías” obtuvo 1ª Mención
Honorífica en el género Poesía en el Concurso Régimen de Fomento a la Producción
Literaria Nacional y Estímulo a la Industria Editorial 2014, del Fondo Nacional de las
Artes.
599
ANTESTERÍAS
i.m.Javier Adúriz
EL MAR
El mar. Y, sí.
El mar estaba
al final de la calle,
como siempre.
Pero lo íbamos a buscar
como si no supiéramos.
Como si hubiera que buscarlo,
vos viste lo que es.
Pero estaba
al final de la calle.
JAVIER
¿Adónde vas, Javier? Por los andenes,
vas, de la Interminal, buscando
qué?
¿Qué posibles excursiones
a otras maneras de decir?
¿Te complace mirar en los coches
prolijamente alineados, los destinos?
Mienten, Javier.
Mejor esperá un poco,
esperanos.
Ya nos daremos cuenta
y llegaremos.
600
SE VA
Pero he aquí
que arriba
el Garcabús.
Estaciona,
y abre la puerta.
¿Por qué subís, Javier,
sin preguntar, sin mirar
el cartel en el frente
del vehículo?
Ah, qué muchacho ansioso,
Descuidado.
¿Y el adiós?
UN ADIÓS
No el sol, sino la
soledad de la luz. No
la puesta del sol: la
soledad recostándose
sobre la parte oeste
del edificio, desamparada
en la luz.
Que si pudiera ser
un adiós, lo sería.
NOSOTROS
Llegaremos después.
Llegaremos a horario,
como dice el boleto, porque
somos lógicos y eficaces,
y sabemos muy bien
601
que los ómnibus no se adelantan.
Y por eso no lo encontramos.
Y por eso no podemos hablar
con él, lo que pensábamos
decirle del otoño, entre valijas.
EL SILENCIO
Como en el baile, antes,
en el silencio. ¿Se acuerdan
cuando el baile dejaba
varios hondos silencios
como para que el bailarín
se enfrentara con ellos?
Como para que se bailara
contra el mismo silencio.
Así es hablar ahora.
Hablar con el silencio.
LE DIGO
No escribirle poemas a “ella”,
sino a Luciana Etchegaray,
a Rosa Fuentes. Ni siquiera
hablar de “la ciudad”, sino
de alguno de sus puntos concretos,
como ser, Pueyrredón y Rioja.
Que el amor haya despertado ahí
porque pasó alguien sin nombre
pero en pantalones floreados y una sonrisa,
o porque había un pájaro, un gorrión
-cuyo nombre ignoramos- saltando
en el suelo, ¿no?, como hacen ellos.
Pero que se diga lo que sabemos,
que se diga lo que no sabemos,
como en los mapas antiguos:
602
dibujos de palmeras y monstruos
en las zonas en blanco, sin datos.
Así, como Colón, encontrar
lo que no se iba buscando,
pero lo que se creerá que sí.
Insistir en llegar a la costa
de las Indias, cuando ya estás
ahí.
LAS HOJAS
La luz en la mañana
es otra cosa hace ya un tiempo.
Es muy distinto hoy día
la mañana, su luz.
Desde ayer, por lo menos,
es otra cosa: antes
ella movía las hojas,
porque hojas había.
Era verano, y nadie
vivía cuidándose
de la soledad.
ME DICE
Poemas como libros de aventuras
donde intervenga tu imaginación,
donde hagás vos la música,
y el reparto y los créditos.
La película de mi poema,
roturada y sembrada
por tu deseo de un poema.
ANTESTERIAS
603
Así seguimos charlando,
sólo que ya no hay nadie.
Ya no hay nadie en la casa vacía,
salvo aquél que una voz despertara
en medio de la noche.
Esa voz familiar
que sigue dialogando
con ese cuerpo que anda
escuchando de pieza en pieza.
Eso que nunca acaba
de contarse. Una amistad
es una confidencia interminable.
EL INFIERNO
CÓMO LLEGAR
Cuando sabés que te tocó,
tenés que ir.
Al Infierno tenés que llegar,
viajando.
No es automático. No te
despertás ahí.
Tenés que trasladarte.
Ver el campo. Pensar.
De otra manera
no llegás.
Te quedás enhebrando
plazas de pueblo,
604
casi iguales.
Sin preguntar
dónde bajar.
UN TEMA CLÁSICO
Y desde los collados
sin sombra, me dice:
“Preferiría
ser un muchacho de 15 años
que escribe su primer poema,
a ser el capitán de estos espectros”.
“Uno que escriba con algo que él cree
que expresa lo que él quiere, teme, desea,
aunque sea copiado, sacado
de lo que alguna vez leyó o creyó
que leía.
Pero nunca
mandar en éstos, que sólo hablan
de quemaduras, de emplastos.
Que jamás alzan la cabeza
para mirar cómo el Infierno es.”
COMO ES
“Imaginate en Rosario, lo que se ve,
pero todo ardiendo. La vida, digo,
las cosas. El río como un río
de fuego, bordeado de barrancas
incendiadas, y atrás, arriba,
y mirando hacia el fondo, más
atrás, un horizonte de fuego.
La verdad, es hermoso: descansar
a la sombra de un árbol de corteza
bermeja, bajo las hojas
que largan llamas, mirando
605
pájaros hechos brasas”.
NO ES PARA TODOS
“Hay quienes nunca tendrán
un Infierno para vivir, o sea,
vivirán un infierno: solos,
sin fuego, sin lagos rojos.
Nadie los va a mandar
aquí, pues se los nota
muy delicados para dormir
entre los tréboles humeantes.
No es tan fácil, entonces,
darse una vuelta por estos
lugarcitos, te digo. Apenas
consigue mucha gente
seguir viviendo”.
GRADUADO
-De muerto va aprendiéndose a ignorar
como si de una carrera se tratase.
Y tiene sus exámenes, sus turnos,
sus libros de consulta, sus rumores.
Se aprende como todo.
-En cambio allá sabés, sabés,
vas llamándolo a todo
conocimiento. Tapar
con el cuerpo los agujeros,
con ese cuerpo que acá
de qué te va a servir.
Y te palmean la espalda.
606
Pero basta decir, ¿yo tuve
quince años, y había una casa,
una niña, un auto estacionado
en la vereda, y yo los miraba?
Y vas a ver.
EFECTOS
Y yo, en efecto, empiezo ya
a dudar de ciertas cosas determinadas:
que antes de ese edificio en construcción,
hubiera habido, por ejemplo,
casas, con sus cocinas iluminadas
en las noches de otoño, adónde
se prepararan comidas, o se extrañara
un novio. Dudo, y es más:
dudo del edificio mismo, que borró
de las huellas de mi memoria, ésas,
y al hacerlo borró también las suyas.
Que se entregó a los nuevos, los que llegan,
los que van a vivirlo con recuerdos
de otros lados, como si la ciudad
desbordara con cosas incomprensibles.
TÍTULOS
-Vivo de no saber: saber sabía
antes. Ahora no sé: que en esa
casa viviera alguien. Que yo
deseara entrar. Que no entrara.
Que solamente viera
por ventanas sin rejas
unas vidas viviendo.
-¡Ah, sí! Esto es igual,
pero no es igual”.
607
HABILITACIÓN
-Ésa es la fe aceptada: estar
equivocados. Soñar absurdos.
¿Cómo va a haber esas personas,
cómo va a haber habido
si no están, no lo ves?
Si no hay nadie.
De los que vos decís no hay nadie.
Que haya tipos en los libros de Historia
no significa que hayan existido:
son cuentos, cuando uno
crece, ya los desecha. Escolares
temas. Los grandes no los usan.
No hace falta, ¿no ves el edificio?
Bueno, en dos meses más se termina.
DEMOLICIÓN
“¿Quién hablará del árbol?¿De
la tardecita?¿Quién, de
la casa cerrada, el jardín
olvidado, la demolición?
¿Quién, cuando nadie
quede, ni parientes
ni amigos, que te
ratifiquen? ¿Quién
dirá cómo eran los amigos
que cambiaron, las comidas
ya digeridas?
Vos no. Vos estás muerto.
608
ACTUALIZACIÓN
“Por no tenerlo en cuenta, he dejado
señales mías en ciudades sembradas
de acequias, o en otras que se suben
a la montaña, o en las que tienen
costaneras bajo la lluvia.
Y si alguien, acaso, se pusiera
a enhebrar las señales, capaz
que yo saldría recitando
poemas, como hacía antes.
Pero el idioma ya cambió.
El idioma en que estaban escritas
las señales, cambió. Debo escribir
todo de nuevo. En el Infierno”.
DEVOTIO
“¡No haber traído a este lugar
un enemigo, uno solo,
para que me acompañe!”
DEBUT
“Ya: colchones, edificios
en demolición, loterías.
No la abeja y la flor, o el tigre
y la caverna, yuxtaposiciones
que viví viendo.
La ciudad
me las daba, como un vecino
al que le sobran cosas
que no quiere tirar. O como
se da la lluvia.
609
Pero el Infierno
con esas cosas es muy riguroso;
de eso vive, y entonces encontrás
más que fuego colchones,
loterías, casas en venta,
pizzas.
Y Satán se sonrió
cuando vi: ¿Viste? dijo.
Acá todo es así, entendés?”
RURAL
El campo. Es que otras reglas
lo rigen: los caminos
los hacen los que pasan, y se nombran
con memorias: de Rojas. Cuatro árboles.
Del muerto. Del francés. En el campo
espectralmente los nombres resuenan
en las noches.
El campo. Camino
perfecto. Se da vueltas
sobre sí mismo, como
un insomne.
LUCIANO REVISITED
VISITA
¿Pero qué hacés acá?
Te vengo a visitar, ¿no puedo?
610
¿Pero vos no sabés
lo que es esto? Sí, claro,
tengo una idea, pero
al estar vivo, no sé… Sí
que estás vivo, hijo de puta,
me dice, no sin rencor.
-Mirá, Eduardo, lo que
tengás que saber,
no es acá que lo vas
a saber, sino allá-. ¿Allá?
Allá, allá, allá arriba,
pegá la vuelta, dice
con un sollozo, y yo quiero abrazarlo
y abrazo sólo una sombra.
SANTOS
Él está parado al lado del pozo,
y ella le pasa al lado, y él
la mira un momento, pero
como hacía siempre, no le da
mucha bola. Y hay
una guitarra colgada de la cumbrera,
y él acaricia suavemente las cuerdas,
y las cuerdas vibran heridas
como por gotas de llanto; y después
él se va.
ASADO
Porque ahora los poetas
son como todo el mundo; y se hacen
su asadito en el fondo, y no
lo hacen de manera especial, porque
ya no hay manera especial de hacer las cosas.
Porque todo puede hacerse, menos fumar
en ambientes cerrados, todo puede decirse, por eso
nadie lo dice, porque no quiere
611
decir nada decirlo. Y el asado
se hace con el carbón, no con pasiones, y las
pasiones pueden traer problemas
a la hora de establecer contactos
íntimos entre los comensales.
Entonces la poesía se levanta,
pasa por entre los que se animan
a mostrarse como maricas,
pero que no se animan
a mostrarse como poetas, y sube
al asador, y pisa las brasas,
y camina sobre ellas, como si fuera
un αναστηναρíδης , y después,
trabajosamente,
trepa la chimenea, y sale
al aire, a la hermosa noche,
a volar sobre la ciudad, buscando
a los maricas, los ambiciosos, los borrachos,
a los que están vivos de veras.
REPROCHES
“¿Pero por qué no reunirnos más?”
dice la Pochi.“¿Por qué se acabó
eso de ir al boliche, y hablar
toda la noche de poesía?”
Porque muchos se han muerto, le digo,
y se acabó. “Claro. Vos sos
el que quería que fueran como todos,
¿estás contento ahora? Vos querías
que charlaran de fútbol, de turf,
que la ayudaran a la gente
a encontrar una dirección, una parada
de ómnibus, que no se sintieran
distintos, superiores”. Es verdad,
pero siguen sintiéndose
distintos y superiores, sólo que ya
lo hacen como lo hacen
los demás, buscan dinero y celulares.
612
Son prácticos; sólo escriben
si están seguros de ganar un premio.
La poesía, dice él, es como un genio
de la lámpara, pero medio tonto
y que hace las cosas para el orto.
“Lo dice en rima”, se ríe la Pochi,
“Dejá de hinchar, Javier, con la
rima”. Asonante, nos dice,
asonante, y por allá
-señala y se le ven
los árboles a través del brazo-
queda el camino del Cielo.
Pero la Pochi y yo no lo tomamos,
y volvemos, y pasamos por el pozo,
con la guitarra colgada en la cumbrera.
ORÁCULO
La luna va paseando su aburrimiento
por ese cementerio donde está muerta
la poesía. Y así, lo único que hay
es el murmullo de hojas de plátano
en las que el oráculo se adivina,
o más bien, hay que adivinar
que hay un oráculo.
Han vaciado al mundo de poetas.
Han desaparecido al noventa
por ciento, y el resto, desesperado,
deambula como dentro de una jaula,
llorando este silencio. Y la poesía
está muerta: se ha convertido
en un hobby, que da de comer
a talleres e imprentas: muerta,
muerta en las hojas de este plátano,
que hoy hablan con mi voz.
ÉXODO
Vámonos a otra parte, dice Javier
a los vampiros y hombres-lobo,
613
a las serpientes emplumadas
y a las viejas muchachas
jóvenes, que lo escuchan.
“¿Dónde, Javier?” Podemos
empezar por las canchas de fútbol
a la noche, dormir ahí. “No seas
ingenuo, desinformado”
le dice el cadavérico
galán, abrazando a su novia
hecha de compost. “Ahora
se juegan siempre partidos a la noche.”
Entonces, las escuelas, donde ya nadie
quiere ir, o las fábricas
abandonadas, o sencillamente
las calles, donde ya no se encuentra
nadie. “¿Pero es que no podemos
movernos en el tiempo?” Nos falta,
para eso, sentido histórico. “Qué más
querría yo”, dice la Botella
Parlante, “que volver a esas Vueltas
del Perro, que poseían
delicadeza y armonía, como un clásico”.
Es que ya se pasó lo clásico, dice.
DÓNDE
No a lo virtual, allí están todos.
Huyamos a lo real. Pero lo real
no es un chicle, ya hay gente ahí.
Que nos espera. Somos monstruos.
Por eso. ¿Ser un circo? Ojalá,
pero eso requiere una técnica,
por desgracia. Cuando sonemos
nuestras trompetas, la muralla,
-alguna por lo menos-, se caerá.
Lo real es hostil, Javier.
Me gusta cómo huele. Me gusta
que sea un cuchillo el que te lastime,
no un comentario
en el muro.
614
.
BAILE
A los turistas del Infierno
siempre les muestran la poesía.
Y ella baila, así, como cuando
se formaba una rueda para verla
bailar. Baila, en el cementerio,
sin que nadie la mire, en realidad,
y es hermosa.
Pero baila para los muertos.
Y él, entonces, cruza la pista
esquivando las cruces como a mesas
de los bailes de antes; y va
y la agarra bien de los brazos,
y giran abrazados.
CANSADA
Afuera, afuera del cementerio,
le dice él, a la calle, afuera.
Ella dice que está cansada.
Ella dice que quiere a sus muertos,
aquéllos que los jóvenes no leen,
aquéllos que los jóvenes no escuchan,
porque alguien, en el medio, cortó las sogas
con que la vida había atado sus cantos
a ella, y los arrastraba.
Entonces, dice él, vengo y te llevo
otra vez a las alcantarillas
repletas de hojas secas del otoño,
y al olor delicioso de las fogatas
que se alimentan de ellas, ¿no ves?
hasta en los cementerios se baila
en tu nombre.
615
SOY ASÍ
-Yo soy así, Javier.
Yo no existo para que me digan
que qué bien que yo existo, que qué bien
que me entienden, y que qué bien
que vengo cuando ellos me llaman.
Yo me río y les abro las puertas
del Infierno, y entonces ellos
se cagan en las patas, y no entran,
y van y confeccionan sus balances.
ARICIA
INICIADOS
Ya no regresan los que
un día partieron a iniciarse
a la casa del bosque.
¿Están todavía allí?
¿Salieron y se fueron
para otro lado?
Sólo los muertos
saben dónde están.
PELIGRO
Desde el fondo del bosque
616
una voz, que no vemos, dice:
“Con veinte guitas en los bolsillos,
la gente se volcará a la violencia,
como antes, como ustedes, que no cuidaron
de cuidarse, y salieron muertos,
o exilados, o bien torturadores,
o editores de falsos poetas.
Es mejor que el confort nos cueste.
Nos obsesione, no nos deje vivir.
A ver si encima, todavía la vida
al vivir nos arrastra, como a ustedes”.
MIEDO
Pobres poemas, cómo llevar a nadie
con miedo, a no tener, si le conviene
en verdad, tener miedo, y llenarse
tranquilo de mentiras. Y cuidarse
como el Abanderado Grandoli
se cuidaba de ser fumador pasivo
antes de perecer en Curupaytí,
a los dieciocho años. Como Juana
de Arco, que usaba desodorante
y se ponía armaduras livianas
para evitar las várices. Así.
MURMULLO
“Pero ese árbol se taló,
lo que se escucha es un fantasma
de murmullo de hojas movidas
por un viento también fantasma.
Y con eso vas a tener
que arreglarte. De todos modos,
nadie cree en oráculos ahora.
Sólo en horóscopos, en premoniciones
617
del Fondo Monetario”.
HIMNO
¿Qué pasa, Tiresías, ahora
que te podés casar legalmente
ya no ves el futuro
más?¿Somos libres?
Somos libres, ya no hay futuro.
Alguien borró el camino
de regreso del bosque.
TERCO/S
Pero yo me fui al bosque.
Fui y encontré la choza,
la derribé, a los árboles
los talé. Y entonces
una voz, que no vi, me dijo:
“Este camino que da al sol, a la
lluvia, no es un camino, y por eso
si volvemos, volveremos por él.”
ESCATOLOGÍA
Nadie disfrutará la eternidad
si no vive efímeramente:
si no siente que se repetirá
de manera infalible en cualquier cosa,
gracias a la simpleza
de su ser. De su simple
no ser. De su hablar cuando caen
al piso las palabras, aceitunas
sacudidas por alguien
618
que no mira. Es así,
vida eterna
no hay, hay vidas eternas.
FUGACIDADES
Y si en ese camino que no es
camino, hubiera un bar,
al menos, me sentaría
a esperar a mis jóvenes amigos.
Que no vendrían, que no dejarían
de venir, porque no hay camino.
Y les preguntaría : ¿qué payasadas
traen hoy, o traerán mañana,
para el silencio?
Traen olvido y fugacidad,
Javier. Pero yo estoy
en el Infierno, no ves?
Fugacidades a mí.
LAS PARTIDAS
Bigil, mira clar tenebras
Anónimo catalán, siglo X
FIDELIDAD
No felices por faltarnos la Historia,
619
sino al revés, orgullosos de ideas,
con ganas de crecer, y saber era
poder crecer. Saberes de la calle
y de los libros, en franca batalla,
que nosotros jugábamos
como un turbio ajedrez que se extendía
por semanas enteras. Cada regla
descubierta recién, cambiaba el juego,
que era, no obstante, el mismo.
Es que sencillamente se trataba
de conseguir saberes ignorados,
pero que estaban ahí nomás: presencias
de lo que los más grandes sabían,
y nosotros amábamos cambiarlo
para que el valor último quedara
ancho y brillante, y desnudo posible
sobre las piezas tristemente volteadas.
Era fidelidad: como la de los pájaros
al irse en las enormes bandadas
en esos días de combate en los cielos,
y aquí abajo, entre amigos. No moría
el que se iba algo lejos, explorando
PERO ENTONCES
Y entonces, ¿qué pasó? Llegó un momento
en que no se sabía cómo verte.
Siempre encontrándote por ahí,
en calle Córdoba, ¿dónde estaba
tu casa, eh? Y era inútil
bañarse y empilcharse y salir.
Hacerse ilusiones, como quién dice.
¿Dónde estaba tu fiesta? El Suplemento
Literario no daba la noticia.
SON LOS TIEMPOS
Alguno, finalmente, se dio cuenta:
“Es verdad que en la región extraña
en que vivimos, hace calor a veces
620
en invierno, y que hace frío y llueve
muchas veces cuando empieza la primavera,
pero esto ya es distinto. Algo cambió
para siempre”. “Para siempre no”,
dijo una voz, que no veíamos.
NIEBLA DE LA MAÑANA
¿No ves que es el otoño? Ésos que ves,
que nunca has visto, son los nuevos.
Los que volvieron del bosque.
Con los conjuros listos para llamarla.
Y al igual que pasó
con nosotros, no les importa.
No les importa de manera
especial, saben que viven.
Saben que exhalan el olor
de los vivos, de las tormentas.
Y saben que ella sube de la muerte
como sube el sereno con el sol,
de los yuyos mojados. En neblina
sube ella de las muertas ediciones,
de las muertas dedicatorias,
y epígrafes.
Sube, te envuelve, y vos, ya finalmente
te olvidás de los juegos funerarios
y de los tristes homenajes.
DEJAR ATRÁS
Así llegamos un día a las ciudades,
o así nacimos en ellas.
Y así también tendremos que irnos:
621
sin esperar a que se destruyan,
sabiendo que no somos
el final.
Sabiendo que no hay nada
más allá; solamente
tractores, pájaros en el monte,
carteles y policías
viales: nada.
Dejando
atrás la casa que será pronto
tirada abajo, en la calle de tierra.
Que cuánto más hermosa, más rápido
pedirán que se pavimente.
IRSE
Y ya no había manera de hablar
con Javier, desde aquí. Teníamos
que irlo a buscar. Que se quedaran
las cosas que una vez aprendimos
a abandonar. Para eso
lo aprendimos, para eso
ella nos lo enseñó. Para eso.
¿Y cómo se va uno?
PARTIDA
Una vez decidido, es fácil:
hay que hacer la valija, irse
a sentar a una mesa de la estación,
y ya vienen. Ya vienen todos.
Y así pasó: se amontonaron
esperando subir al ómnibus,
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hablando hasta por los codos
entusiasmados. Como en un
viaje de estudios.
Y así fueron
entregando sus bártulos, recibiendo
sus comprobantes. Pero nadie
advirtió que en esos comprobantes
no había nada escrito, ni un valor,
ni un nombre, ni una fecha.
Seguramente porque todo eso
no iba jamás a devolverse.
EL VIAJE
Y subimos. Y arrancó el ómnibus.
Las ventanillas se podían abrir
y cerrar. Y no había
televisión. Las luces
se apagaron y como era de noche,
se vio el cielo lleno de estrellas,
enseguida nomás que alcanzamos
lo abierto. Con la Vía Láctea,
que hacía tanto que no veíamos,
desde que el barrio se llenó
de edificios. Y un sopor fue
apoderándose de nosotros,
como ya nunca nos sucedía.
Y soñamos. Y no soñamos
en ningún sitio en particular,
pues nos íbamos desplazando
mientras el sueño iba creciendo.
AL FIN
Y es que era como cuando
las casas y los árboles
hablaban, y nosotros
623
los escuchábamos. Era
igual. Y lo ya construido
y lo nacido así, no eran
distintos. Eso era.
LLEGADA
Hasta que nos bajamos
al llegar a la Interminal.
El Garcabús seguía, cargaba
a otros, pero Javier
nos esperaba en los andenes.
“¿Estará el mar?”,
pensamos. Yo tomé
el otro, más temprano,
pero igual
estamos aquí todos, ¿no?
“¿Pero el mar?”
-¡Ah, el mar! Y, sí,
al final de la calle-
nos dice- Como siempre.
TRAIGO A LA PERSONA AMADA14
14 Escrito en 2019. Inédito
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TRAIGO A LA PERSONA AMADA
Era un muchacho que tenía hambre.
Cuando le trajeron el café con leche
lo bebió ansiosamente, devoró
las tostadas con dulce, no
dejó ni una miga.
A dos mesas de allí,
yo lo miraba.
No era un extraño para mí:
lo había visto en una foto.
Me habían contratado para llevarlo
de vuelta a la persona amada.
Yo tenía que usar mi magia.
Pero realmente él no parecía
tener ganas de volver
a la persona amada.
No parecía preocupado.
No estaba lloroso. No suspiraba.
Comía las tostadas.
Las devoraba, en realidad.
MIS TÉCNICAS
Siempre recurro primero
a los procedimientos racionales.
Una corta y amable charla,
“¿vos sabés lo que está sufriendo esa chica?”
Suele dar resultado.
Sobre todo, si no se profundiza
mucho. En general
yo no recibo datos muy concretos
sobre las causas del rompimiento.
De hecho, a veces,
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no es un rompimiento.
Es que alguien, tímido,
quiere tener a otra persona,
y no sabe ganarla. Ahí
va directamente la magia.
No hay diálogo posible.
FIN DEL PRIMER INTENTO
El fulanito acabó tan rápido
con todo, que no me dio tiempo
a pagar mi café (mi anticipo
de gastos es exiguo),
y seguirlo.
Cuando llegué a la esquina
ya no había más señas
de él.
¿Tendré que manejar el caso
en el Laboratorio?, pensé,
un poco fastidiado.
¡Esos ensalmos son tan kitch!
Yo no lo digo, por supuesto,
pero en los casos en que debo usarlos
me siento un cosmetólogo,
un estilista. Lo busco
mañana, terminé pensando.
COMIENZO DEL SEGUNDO INTENTO
El rol de detective
me gusta más.
No lo soy, por supuesto,
pero igual.
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Me paro ante la puerta
de la casa, en la vereda
de enfrente, tras un
árbol, un auto, un tacho
de basura (depende).
Ahí espero que salga.
En el verano
puedo oler el perfume
de los árboles (cuando
los hay, naturalmente).
Sale. Lo sigo. Así
hice ayer.
¿Qué logré? Verlo comer.
Pero estas cosas llevan tiempo.
CONTINUACIÓN DEL SEGUNDO INTENTO
Salió, vestido con un short,
un shortsito, y zapatillas.
Era uno que corre.
Tuve que preguntarme:
¿qué le ve la boluda de la clienta
a los tipos que corren?
Corren y disminuyen
su potencia sexual.
Hasta los curas lo saben.
Y ahora tengo que correr yo,
prácticamente al lado. Cómo me canso.
No, no, esto es para
el Laboratorio. Y así
llegamos al parque.
En el parque, los pájaros
saben traer al pájaro amado.
Si hubiera vienta, el viento
sabría traer a la vienta amada.
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Acá este tipo está de más.
TODAVÍA CONTINUA EL SEGUNDO INTENTO
Pero el laburo es el laburo.
Corro. Me pongo a un lado.
“¿Vos sabés lo que está sufriendo...”
le digo. Pero no me escucha.
Se para. Me paro. En seco.
No me voy a la mierda de pedo.
Él se pone a hacer flexiones.
Yo me quedo parado,
como un estúpido, al lado de él.
Se va trotando hacia unas barras.
Empieza a hamacarse en las barras.
¿Quién las habrá puesto ahí?
Esto no puede durar eternamente.
En algún momento se va a cansar.
Pero antes me voy a cansar yo.
Tengo que hablarle ahora.
PRIMER DIÁLOGO
-¿Vos sabés lo que está sufriendo esa chica?
-¿Qué chica?
-No te hagás el boludo. La que le colgaste
la galleta.
-¿Yo? ¿Cuándo?
-Hace dos meses. Hace dos meses
que no come, no sale, no vive,
pensando en vos.
-Vos me tenés que estar confundiendo
con otra persona.
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Es hora de largar el misil.
-Paola.
-¿Pa?
-Paola.
-Y a vos, ¿quién te conoce?
Con esa tonta expresión
pretendía desautorizarme.
Y quién conoce a los tipos de la TV
que te dicen lo que hay que comer.
Está bien, él lo quiso.
¡Al Laboratorio!
EL ENSALMO
Antes que nada, vestirse.
Los enfermeros usan guardapolvos
blancos. Los maestros. Los milicos
caqui. Los marinos, azul.
Los de tránsito, fosforescentes.
El mío es azul, con estrellitas.
Me lo pongo
como un poncho.
Saco las manos de abajo de la tela.
San Expedito (perdón). San Blas.
San Dámaso. San Evaristo.
San Roque… Acá está:
San Antonio. Abad. Dábale arroz.
A la zorra.
(Este ensalmo es infalible)
Tendría que tener
un escribano.
Un escribano a mano.
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Que me certificara el momento.
Así el efecto podría concatenarse
con la causa.
ACERCA DEL ENSALMO (REFLEXIONES)
Pero nos falta tecnología.
Capitales que inviertan
en investigación.
Es el subdesarrollo
de la magia.
Como todo.
¿Por qué no tenemos congresos?
¿Por qué no tenemos becas?
¿Qué está esperando el CONICET?
Pero, así y todo
recogemos un triunfo tras otro.
Es porque estamos con el pueblo.
TRABAJO CONCLUÍDO
Ya está. Ya tiene que estar.
Es infalible. Pero
démosle tiempo. Tiene
que llegar en persona
a ella. Tomar el ómnibus.
Quizás el celular
no lo comunique
en este preciso instante:
suele pasar.
Para cobrar
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hay que esperar.
Un día, o dos,
la inflación no es tanta.
ME DECEPCIONO
Esperé cuatro días
para mayor seguridad.
Fueron jornadas de euforia,
porque en este país
es preferible festejar antes
de enterarte cómo salió
la cosa.
Al fin, cuando enderecé
para la casa de la clienta,
iba como a buscar
plata que hubiera prestado.
Ni por asomo imaginaba
que algo fallara. Inclusive
me preguntaba si hallaría
en una de ésas, al fulano
adentro.
La clienta estaba haciendo una tarta.
El olor de la masa a mí siempre
me huele a engrudo. Parecía feliz.
Debería haberla citado, me dije,
cuando me hizo pasar, con cierto fastidio.
¿Consiguió algo? me preguntó
mientras ponía la tarta al horno.
¿Qué? No me diga
que no apareció por aquí.
632
RAZONES DEL FRACASO DEL EXPERIMENTO
Acá no aparece nadie
más que usted, y en los momentos
más inoportunos, me dijo.
Como usted no parece muy angustiada,
pensé que el ensalmo había funcionado,
dije yo.
Yo no sé de qué ensalmo me habla,
pero yo a él no le he visto el pelo.
Yo lo vi en sus actividades
cotidianas, y parecía
condolido y arrepentido.
Ése si quiere puede parecer
cualquier cosa. Me lo van
a decir a mí.
“Es la falta de esperanza de esta mujer
lo que perjudicó el ensalmo”, concluí.
Y salté de la silla. Me despedí
con palabras convencionales.
REFLEXIONO
Ésta ya se olvidó de la seña que puso.
Ya la dio por perdida. No quiere más
lola. Quizás ya le guste otro.
¿Para quién cocina esa tarta?
Me da, francamente, celos.
Ahí estamos el pobre tipo y yo,
él comiendo para ahogar su dolor
como un tanguero tomando para ahogar
en alcohol sus penas, sólo que
de una manera más sana.
633
Y yo, fumando compulsivamente,
como una forma de solidaridad
(ya sé que no es lo mismo que emborracharse,
pero hoy ya es casi un crimen, con la ventaja
de que uno no pierde la lucidez,
tan importante en mi caso).
El día estaba por demás de hermoso,
y ella se lo pasaba cocinando.
Y alguien tenía que marcar
la contradicción: un mundo
que sigue andando, y los amores rotos.
EL CASO SE COMPLICA
Un perro se paró
al lado mío.
“Cobrale a él, boludo,
si no le podés cobrar a ella”.
Que los perros me hablen
no tiene por qué ser extraño.
¿No soy, acaso, un nigromante?
Y por qué a él, che,
me querés decir?
“Porque lo libraste de una pesada”.
No, yo no lo libré. “Y él, qué sabe”.
Pero él ya se había librado.
El perro hizo silencio. Son así.
Te dan ideas, y después…
¿No querés hablar más? El perro
empezó a rascarse las pulgas,
a poner esa cara que ponen.
Pero es cierto que si no podía ser
con ella, yo tenía que, por lo menos,
buscarlo a él.
634
¿Por qué había desaparecido la fe
en el amor, tan rápidamente?
UNA SORPRESA
En el laboratorio revisé
todas las condiciones del experimento.
Todo estaba bien hecho. Sin negligencias.
Hubiera sido bueno descubrir
un error que explicara todo.
Pero estaba perfectamente convencido
de que no iba por ahí la cosa.
En eso llamó el timbre.
¿Me pongo la túnica de estrellitas?
Pero estaba ansioso,
y así nomás corrí a atender.
Era él, por supuesto. Sin shorts,
sin zapatillas. Vestido, claro.
Un muchacho argentino normal.
“¿Puedo pasar?” me dijo.
SUS REPROCHES
¿Cómo me encontró?
Eso no importa.
¿Cómo supo?
Lo que está haciendo es una infamia.
Yo creí que no me había escuchado,
ayer. Tardé
en darme cuenta, soy un poco lento.
¿Por qué dice que es una infamia?
635
Porque me quiere manejar. Porque
pretende manejar mis sentimientos.
¿Usted cree? Pero también
las conveniencias, los padres,
los amigos, tienen que ver.
¿En la elección?
En elegir o en permanecer. En perdonar.
No, no, no. Es una cosa mía.
Usted no puede manejarla.
Usted engaña a la gente.
DIALOGAMOS
No se crea, los reyes, por ejemplo,
no piensan eso. Se lo hacen
creer a la gente, pero son así.
A mí los reyes me chupan un huevo.
No sea grosero. Lo suyo es peor.
Usted se mete, y en algo que no va.
Pero si ni siquiera me escuchó.
¿Es verdad que ella sufre?
(Ya picó. En el amor, la vanidad
constituye el 90%).
¿No se lo dije? Casualmente,
ayer, la encontré llorando.
Estaría pelando cebollas.
No podía entender qué había pasado.
¿Acaso hay otra? me preguntaba.
LA OTRA
Siempre hay otra, yo pensé, y es la muerte,
pero a esa edad, ¿quién se acuerda?
No hay otra, dijo él. Es solamente
querer mirar el aire y las estrellas
solo. Sin nadie. Sin hablar.
“Claro que hay. Y te tiene agarrado
636
de las bolas”. Mirar el aire solo.
Y, sin embargo, lo traje. Soy un genio.
En la pareja, no obstante, amigo mío,
puede haber momentos particulares.
No es cuestión de estar pegoteado
todo el tiempo. Pero no entendía.
Ella, ¿comprende? Porque se cree
que yo salgo a correr, a tomar aire?
Yo creo nada más que está de moda.
¿Usted cree que yo no pienso?
Yo no creo que piense mucho.
¿De verdad que estaba llorando?
LA ENTREVISTO
Le prometí volver a verla. Le saqué,
naturalmente, unos mangos,
de lo contrario no me hubiera creído.
Mi vanidad estaba en juego. Yo lo había
traído, más vale. Por lo menos
me merecía un pedazo de tarta.
Además, ella, ¿qué se creía?
Haciéndose ante mí la superada.
La fui a ver, ya de noche. Abrió la puerta
como si fuera a esperar a otra persona:
¿amiga, tipo? Estaba bien vestida,
elegante, pero deliberada.
No se puede vivir sin uniforme.
¿Qué quiere? Me espetó.
¿Quiere cobrar? No sea vulgar,
le dije. ¿Sabe que está muy linda?
No agradeció. Plata, ahora, no tengo,
dijo para frenarme, para poner las cosas
en su lugar. Si había cambiado
usted de idea, le señalé,
debió avisarme.
637
FRACASO
¿Pero eso, dónde? En mi Estudio. Me refiero
a que no tiene celular. Y ir allá,
y arrepentirme en el camino, no, no, gracias.
Pero entonces, por qué no esperó un poco.
Justamente, aproveché una amiga,
ellos también lo hacen. Se abroquelan.
(Me extrañó esa palabra, que la usara).
Unos con otros. Son una porquería.
(¿Aprovechó la amiga para qué?
Para que le dijera lo que ansiaba
oír). Le preparé un papel
con las frases con que tenía que hablarme.
¿Por qué esa payasada, digamé?
¿Y usted me lo pregunta? Que se hace
el mago, con fórmulas, con pases.
Váyase, que yo estoy esperando
a otra persona. Derrotado,
pero mirándole las piernas, hice eso.
ME JUSTIFICO
Es que hablar es morir.
Si los hubiera dejado solos
ellos se las habrían arreglado
perfectamente.
Civilización de metidos.
Se meten médicos, abogados,
veterinarios, ¡escribanos!
en la marcha de la naturaleza.
No te dejan estacionar libremente
el auto.
Y así yo entré en el juego.
638
Son tan tontos… había
que hacerlo.
¿Acaso debemos dejar
que una inundación tape todo?
¿No debemos hacer represas,
parques, armar el arbolito
para las Fiestas?
¿Quién no abre el paraguas cuando llueve?
INVOCACIÓN
Por eso, Celestina,
amada madre
de la Civilización,
te invoco.
Tú nos haces saber
que el amor es artificial,
es una construcción
que da trabajo
a muchos.
Soy tu albañil del sentimiento.
Acéptame esta obra
hecha con material
difícil, como ofrenda.
INSISTO
Usted no sabe lo que está sufriendo.
Ya me lo dijo. Pero, de todos modos,
quién podría saberlo. ¿Acaso usted?
¿No es sufrir pasar la noche entera
contemplando un retrato suyo?
Me extraña mucho que ella tenga
639
ese retrato. Nunca le di ninguno.
Quizás alguna foto en el diario…
¿Usted se cree que soy famoso?
No hace falta que sea. Un accidente,
una denuncia por acoso sexual…
Termínela ya de una vez, quiere.
Bueno, ella lloraba mirando algo,
me pareció que era un retrato suyo.
Habrá leído en una novela
que eso es lo que hay que hacer, eso es todo.
¿Por qué no va y se da una vuelta?
(y así, de paso, justifico mis honorarios).
HAY QUE HACER ALGO
Esa mujer es despiadada.
Ese hombre es despiadado.
Y lo aceptaron ser
cuando armaron su contrato de amor.
Se previó el rompimiento. A pesar
de las florcitas, de las ternuritas,
que tan convencionalmente
hay que traer para adornar
el amor acordado, ese cadáver.
Ese fiambre. ¡Pero si lo comieron!
¿Qué se hacen ahora? Para no
destruirse se confirieron
la posibilidad de matarlo.
¡Cerdos! Se terminó
el balde de comida, y a dormir,
AHORA APARECE ELLA
No me sorprendió verla
aparecer en casa.
640
Había cambiado de disfraz. Ahora
era la sobriedad misma.
No era un buen momento
para mí, desahogado
con mis imprecaciones anteriores,
ya no quería volver a meterme.
Pero ya señalé que ellos
eran notablemente impiadosos:
aunque moverse es generar dolores,
nada los detenía.
Habían creído en la ruptura
con cándida complacencia,
pero a ella le bastó una noche
sin resultados beneficiosos concretos
para rever la situación.
La soledad la había quemado
toda por dentro.
SATISFACCIÓN PERSONAL
Le pregunté lo mismo
que al otro, aunque sabía
ya la respuesta: el que busca,
encuentra. “¿Cómo hizo
para ubicarme en mi casa?”
Todo el mundo conoce a los magos,
me respondió. Y supuse que hoy,
por ser feriado, no estaría
en la oficina.
Es para descansar
de los clientes, contesté, no sin
ironía, pero no me entendió.
Usted cumplió su cometido,
641
y, sin embargo, yo lo traté mal,
me dijo humildemente.
Le traje lo que pude, y extendió
la mano, con unos billetes
doblados, mientras yo
tomaba el talonario de recibos.
Y quiero que concluya su trabajo.
CONCLUIMOS
No podía invitarlos a mi casa
a una partida de truco gallo.
Bueno, está bien, ¿qué hago?
Le pregunté. ¿Lo busco
y le digo que vaya a su casa?
Dígale que lo amo locamente,
contestó. “Sé, locamente”,
pensé yo para mis adentros.
Bueno, veremos. En veinticuatro
horas, tiene que estar
todo resuelto, dije, y ella
palideció.
ALGUNAS TEORIZACIONES
Cuando todo parece
natural, el amor,
en realidad, no existe.
Todo es cómodo, los encuentros
llenan las horas libres.
Los incidentes son narrados
642
a los amigos, convenientemente
depurados; a veces, a la familia.
Ese relato no es el amor,
se crea lo que sea.
El amor es desesperante,
uno lo cuenta, la gente
se estremece, te dan consejos,
te recomiendan hacer denuncias.
No es una cosa romántica
para nada. Lo que sucede
es que algunos románticos
se dieron cuenta.
Pero nunca pudieron contarlo
realmente bien. Pasa.
INDECISIÓN
Al otro día, me senté temprano
en mi bar, a tomar un café,
a comer unas medialunas.
Debía confeccionar un plan de acción.
Pero por temor al dolor
no me era posible hacerlo.
La inminencia es maravillosa
mas la realización lastima.
Ellos jugaban al placer
de volver a verse. Por monedas,
yo tenía que convertir
todo eso en una inmunda
situación equilibrada.
.
“Pero si se van a volver
a pelear”, yo pensaba.
643
Pero no estás labrando
la Historia, ¿eh? solamente
un mero acontecimiento.
Pero no se repiten. Uno
hace imposible que el siguiente
sea igual.
SERÉ ESPECTADOR
Voy a dejar que se las arreglen.
Si todo es
como pienso, ya se estarán
buscando.
Se las van a arreglar.
Solos, porque un camino
te lleva a caminarlo,
no podés, en el sol
de fuego, sentarte
a esperar.
Habrá que solamente elegir
qué casa espiar: ¿la de él,
la de ella?
Elegí la de él. Pensé que ella
se iba a decidir
más pronto.
ME PREGUNTO
¿Cómo renovarán el pacto, qué exigirá
él de ella? ¿Un tatuaje? ¿No usar
shores? ¿Y ella, de él?
¿Cómo renovarán el cuento
644
de uno en la vida de otro?
¿Cómo retornará
la normalidad,
cómo será contado
el hecho a los demás?
¿Cómo seguir viviendo?
LA PUERTA
¿Qué podría decir de una puerta cerrada?
Era oscura, formada por varias
tablas, bien ensambladas,
no tenía mirilla, ni picaporte
de su lado exterior, sino manija
vertical. En términos
de futuro, algún día
la comerían las ratas.
En pasado: debió de haber estado
exhibida en algún negocio.
Posiblemente él
no la había elegido
para ser puerta de su casa.
Seguramente estaba
ya, cuando fue a vivir.
Ella. efectivamente,
lo fue a buscar. Tocó el timbre,
y la puerta se abrió. Supongo
que el que la abrió fue él, y que ella
pronunció unas palabras al entrar.
Y entró. Y después
la puerta se cerró delante mío
(que sentía el olor, etcétera).
OTRA HISTORIA
645
¡Otra más! Dicen las criaturas
cuando el papá les cuenta en la cama,
antes de que se duerman. Una más,
y basta, dice el padre, y así ésta
será la última historia de la noche.
La que viene después
de la puerta
cerrada.
Pero quiero aclarar que ella
-a diferencia de lo narrado
con anterioridad-, está íntegramente
en mi imaginación. No soy testigo.
Soy testigo del olor de los árboles
solamente.
¿Qué pasó entre esos dos? Primeramente,
al hablarse de tonterías,
ellos debieron sentir
el miedo a repetirse.
Si el miedo era muy fuerte
ningún deseo podría soslayarlo.
O era otro miedo: uno
contado por mayores
que dan consejos: “cuidado….”
PROBLEMAS
¡Eso, eso! Una historia de horror
antecedente, de amores sucios
ocurridos primero, venerables,
auténticos, y acabados
en fracasos tristísimos,
en muertes, en desapariciones.
Una absoluta falta de naturalidad.
Un mal ejemplo.
646
En vez de una
comodidad confundida con el miedo
(o al revés). Una facilidad
para hacer el amor, que entonces
no es hacer el amor.
Un egoísmo confundido
con libertad. La falta
de conflicto, que es
un conflicto.
AYER Y HOY
Peero no. Son jóvenes,
la sociedad se adapta
para engañarlos, y zafar
de ese engaño no es fácil,
como lo era para nosotros:
Las prohibiciones explícitas,
las advertencias, las proscripciones,
la torpe justificación.
Entonces el amor era una alianza
para el combate contra las mentiras.
Era un pacto para entrar en la vida,
escrito en los remolinos del aire.
Hoy está permitido. Hoy, que
ya nada significa, está permitido,
como está permitido el cansancio,
la distracción, la prueba. La elección.
¿SOLUCIONES?
Entonces salen los discursos locos:
la incoherencia, la organización
647
el que ya que lo que no más aún
del final del sentido, de la historia.
No tiene fin la historia (nunca tuvo),
el amor tiene fin (siempre lo tuvo),
así que dónde cuándo cómo
qué diferencia hay, y sin embargo.
Puede vivirse sin amor. No sin
aire acondicionado. O mejor
todavía: no se puede
disfrutar el amor, sin aire
acondicionado.
DETRÁS DE LAS PAREDES
El amor era la desnudez.
El amor era lo vulnerable.
Había que defenderlo, como a una rosa
de las rosas. Había
siempre un combate
para dar.
Pero ahora el esclavo apaleado
se somete. El amor
apaleado se rinde.
La libertad es un préstamo
en una institución bancaria
que estrecha fuertemente las ligaduras
de vos a vos, no deja abrazos.
Y por detrás de la puerta cerrada
sólo entran los medios hegemónicos,
no tu voz.
ES QUE YO
Y vinieron a mí por el amor.
Debería haberles hablado,
648
no engañado.
Pero, ¿qué ejemplo podía darles?
Yo vendo y ellos compran,
justamente,
lo que quizás nunca debieron
aprender.
No veían. Ya no veían.
ENTRE TANTO
Porque allí dentro,
qué catástrofes.
Aunque logres
no decir nada,
consigas no nadar
no zambullirte
en la pileta llena
de hojas y renacuajos,
y convengas hablar
de “este año”, “aquella vez”,
“el finde, ¿viste?”, la pileta
se arroja sobre vos,
de cabeza, de pie, del trampolín,
y quiebra toda tu superficie.
ESA CASA
Esa casa, como una casa
de iniciación, una choza
con patas de gallina, cabeza
de ciervo, arriba, con empalizada
con cráneos en los postes.
Esa casa de los encantos
649
donde una joven generación
jugaba tu recuerdo a los dados,
el futuro de tu mundo de muerto.
Esa casa de los misterios
de los que nacieron después,
que no vieron lo que vos viste,
con los que no podés hablar
sin ponerte a explicarlo todo.
Y con los que, pese a las palabras,
se habla. Aunque las palabras
cambien mientras se habla. Con puertas
con las que se puede cerrar
el acceso a esa casa.
FRASE
No, no se trata
de la esperanza.
Se trata de
lo que la llena. No cualquier
cosa puede entrar.
Las cosas entrarán
si ellos abren, si no
abren, no entrarán.
Parece una frase banal
pero no lo es.
METERME
Yo a esa casa no la conocía,
pero si me esforzaba, podía
imaginar los muebles,
la alfombra. Habría un cuadro
también. Podía
recomponer el encuentro, los abrazos.
650
Esa parte sí.
Después venía
que había que hablar. Hablarían
en la cama, supongo. El dormitorio
me era, lógicamente, desconocido.
Pero no siempre es así. De hecho,
no fumaban, no tomaban, éstos.
A lo mejor, prolijamente, se vistieron
para hablar, salieron de la pieza.
NO QUIEREN
Entonces, ahi los tengo: quieren placer,
no quieren sufrir, no quieren futuro.
Ni pasado, no quieren palabras.
No quieren relatar lo sucedido.
Se creen que lo saben, que no precisan
contárselo. Pero entonces,
permanecen sentados frente a frente
como esperando alguna Otra Vez,
que no vendrá, lo saben. Y no quieren
reconocer tampoco que la esperan.
Ah, cómo vivirían
ellos, siempre en presente.
Pero el presente acaba de pasar.
Y NO LOS IMAGINO HABLANDO
Y ya están dentro del pasado,
relacionados a otros hechos,
cosa que odian. Y con las manos
tamborilleando sobre la mesa
651
ensayan cierto tipo de sentido
del humor, se sonríen.
¿Tendrán que hacerse responsables?
Pero de qué brigada, de qué cuerpo,
para luchar por qué?
Es por eso que no los imagino
hablando. Hablando.
VUELVO
Falta un ensalmo. Eso es lo que pasa.
Basta de estar aquí, frente a una puerta
que no se abre. La abrirá la magia.
Vuelvo al laboratorio. Bajo las persianas.
Me coloco mi manto con estrellas.
Alzo las manos con imprecaciones,
pero no encuentro santos para esto.
Repaso el libro. No, santos no hay
para la invocación que estoy buscando.
La ciencia, toda ciencia, es limitada.
Paso los trapos sobre mi cabeza
otra vez, levanto las cortinas,
y yo también me siento en una silla.
CÓMO SALDRÁN
Me está matando la curiosidad.
Aún sabiendo que no hay final posible.
No hay final como un hecho aislado y puro.
Nunca es así. Vivirán, desde luego.
Quizás alguno de los dos regrese
a la consulta, porque revirtió todo.
652
Quizás se casen, tengan hijos.
Pronto el trabajo pesará más.
Pronto el futuro, que en lo que respecta
a mí, era un cadáver deshaciéndose
en un baldío, será ese baldío
pero donde no habrá restos de nadie.
Ese calor interno será tapado
por la canícula.
¿Cómo saldrán?
Quiero decir, ¿con qué cara?
VUELVO OTRA VEZ
Y tuve que volver, no había
más remedio. Después de todo,
yo los traje. Lo traje a uno,
a la otra, qué sé yo. Los traje.
Las cosas andan como quieren.
Dan vuelta por ahí. Las tocamos,
No pasa nada.
Y sin embargo, a veces,
uno aprieta un botón, la luz se prende,
uno siembra un poroto, que germina,
uno alza la cara y siente el viento.
Por eso, a veces…
ENTRO
La puerta estaba abierta.
653
Es raro en estos días.
Estarían, posiblemente,
a punto de salir. Pero,
cuando entré, no había nadie.
Ni en el living
ni sobre el lecho
deshecho. Y así
por todos lados.
FINAL
No se habían matado
mutuamente, pero salieron
olvidándose de cerrar. Más grave.
¿Quizás lo hicieron deliberadamente?
Había, sueltas, un par de luces
prendidas, lo cual era auspicioso.
Corroboré los escenarios antes
imaginados. Estaban bien.
Cuando me fui, por un momento,
todo resplandeció. Después
se fue apagando de nuevo.
654
ELECCIONES15
a Pepe y Josefina Casco
15 Escrito entre 2015 y 2019. Inédito.
655
656
PALIER
Existe siempre alguna cosa, en el cuerpo social, en las clases, en los
grupos, en los mismos individuos, que escapa de algún modo a las
relaciones de poder; algo que no es la materia primera más o menos
dócil o resistente, sino que es el movimiento centrífugo, la energía
inversa, lo no apresable.
FOUCAULT
DERECHOS HUMANOS
Tratar de no comprender lo que los demás no comprenden.
Hacer poesía así.
Hace veinte años plantaron árboles en el barrio. Ahora estoy escribiendo en esta
atmósfera, todavía incólume al calor.
Pero hay tres veces más autos.
También hay tres veces más perros, eso me gusta. Y los gorriones se han vuelto
bastante más mansos que antes. Pero eso es porque no hay gatos. ¿por qué no hay?
Los gatos eran una solución para el problema de las palomas.
Que me cagan el auto, siempre.
La gente odia los gatos porque a la noche disfrutan. La gente no sabe disfrutar. Los
gatos se pelean, arriesgan su cuerpo, no se cuidan. Hoy todo eso se odia.
La posibilidad de morir pone de muy mal humor. Como si la gente sintiera que se
pierde el final de la película. ¿Qué final? No hay final.
Tratándose de un final, todos sabemos cuál es. Porque sabemos cuál es, no queremos
que haya. Comemos y hacemos jogging con desesperación, porque no queremos que
ese final llegue.
No llegará. Sólo llegará nuestro final.
657
Se habla mucho de la inseguridad. En realidad, el problema es al revés: todo es
demasiado seguro. Seguro el peligro de que te afanen, seguro el peligro de que te
echen del laburo. Seguro el aumento de los medicamentos. Ha desaparecido la
aventura de la noche, de los barrios desconocidos, de los cafés a punto de cerrar en la
madrugada.
Las pizzerías iluminadas, por ejemplo, son seguras.
Ser derrotados por la muerte es mejor, mucho mejor, que ser derrotados por la vida.
Pero hay que estar estimulado. Por un miedo que se pueda enfrentar. Un miedo
incomprensible. Entonces sí, surgen las ideas de gloria, que navegar es lo preciso, no
vivir.
Entonces todo se ilumina con el riesgo. Morir puede ser una forma de entender. Y lo
es, por cierto. No hay que tragarse el cuento de la derrota, eso que quede para las
personas prácticas, que creen en la posibilidad de que el mal sea comprendido.
El mal es la aventura, al principio. La selva y el desierto. Después, uno mira alrededor.
Si uno mira alrededor, no puede haber miedo. Todo lo malo ocurriría de todos modos,
eso es lo que uno ve.
Y eso es lo que no hay que tratar de entender. Si uno puede volver a casa, vuelve. Si
uno no puede volver a casa, no vuelve.
Si uno no puede volver, y no vuelve, uno se interna en las calles oscuras. Enseguida se
ven, brillando apenas y silenciosamente, las cuevas, los pasadizos, las colinas con un
árbol encima, que se mueve en el viento.
Todo eso dolerá, por supuesto. Pero, ¿acaso hay otra manera de llegar, de recorrerlo?
El verdadero dolor es recordar. Recordar cuando se estaba sano, cuando no había
dolor.
Pero sino había dolor, ¿qué había?
El dolor es para hacer cosas, y que uno pueda caminar entre ellas.
Incluso los demás. Los seres queridos. Algunas cosas quedan.
Dios tuvo que descansar el séptimo día, porque no daba más del dolor.
El dolor es nuestra creación. Los que están contra la creación nos atacan, y no se dan
cuenta de que ellos son creación nuestra. Creen que destruyéndonos se liberarán. Pero
658
destruyéndonos se destruirán. Destruirán los lugares de aventura, de peligro, donde
viven.
Porque no se puede vivir sin cosas entre las que pasearse. Sin cosas entre las que
pasear, no se puede saber si uno va o viene.
Y eso es muy importante: si uno va, llega. Si uno viene, vuelve. Y si uno vuelve…
En cualquier caso, volver también es aventurarse: la aventura de reconocer, de no
reconocer. Después de todo, cuando uno va, ese problema no existe. Yo decía: ahora
hay árboles. ¿Yo reconocería esa calle, si me hubiera ido, ahora que hay árboles? Me
arrepiento de no haberla dejado, hace mucho, para volver.
Tendría esa aventura. La impresión de que esos árboles fueron plantados
aprovechando mi ausencia. Para sorprenderme. Para, quizás, confundirme.
Pero yo los vi plantar. Los vi crecer. El dolor con que existen estuvo siempre aquí. No
quedó fuera. Eso, en una vida, es importante.
Es importante porque no hay que entenderlo. Tan sólo hablar de ello. Hay que hablar
siempre de ello, y si lo comprendiéramos, ya no hablaríamos.
La aventura de entender no es una aventura. Sólo lo es antes. Antes de entender.
En todo caso, cuando uno comprende algo, hay que pasarle la posta a otro, que no
comprenda. Así las cosas siguen existiendo.
No importa que no sean las mismas.
Importa la transmisión, que da el derecho a aventurarse.
El derecho a aventurarse es un derecho humano.
LOS DESESPERADOS
No es tan fácil.
Vas en el auto, y tenés
que frenar de golpe.
659
El chirrido de los neumáticos
te hace pensar: “El problema
son los otros, no uno”.
Y con miedo arrancás de nuevo.
Sin embargo, ¿no son ellos
iguales a vos? ¿Por qué
no frena? ¿Por qué
te atropella? ¿Por qué
no te respeta?
Porque se está escapando.
Un barco que se hunde
el agua entra
las olas le impiden avanzar
todos se interponen
Todos se interponen
en su propósito de alcanzar
el primer mundo.
Sobre todo los pobres.
¿Por qué se los ayuda,
y a él no?
Ellos nunca va a llegar
al primer mundo
es todo tiempo perdido
Y vos te interponés
el Gobierno se interpone
les da la plata a ellos
que no van a llegar
que pueden llegar
plata tirada al mar
ese mar que va entrando
en el auto
Otro gobierno sí
que los mantenga a raya
que te mantenga a raya
así yo puedo andar
660
con el auto hacia mi destino
Pero el auto se llena de agua
él pide ayuda
el nuevo gobierno le dice
“nosotros no ayudamos a nadie”
bueno está bien al menos
esos rotosos no se van a reír
de él mientras no pagan
los impuestos y él sí
Pero el agua ya llega al volante
hay que seguir hay que atropellar
antes de, y así se va rodando
por las calles como un pequeño tzunami
Pero el auto, cosa curiosa,
no es un barco, un barco
que se hunde. Es
una especie de piscina que anda
con él adentro. No hay ningún mar.
Y la gente, en las calles,
donde ya reina la primavera,
lo ve pasar sonriendo. Dice
la gente: “Es uno
que se va ahogando en un auto de agua.”
NIÑO MIMADO
¿Por qué el sol no da aquí, en invierno, cuando
hace falta, y sí da en el verano, cuando molesta?
Porque lo hace a propósito.
Hay que crecer. Crecer
y olvidarlo. Sin embargo,
está claro que quiere
decirte algo. Hacerte hablar.
Quizá mostrarte
tu debilidad. Que no sos
661
un dios.
Que no tenés
que entregarte a la melancolía
como un dios que ha dejado de creer
en sí mismo.
Que tampoco
entregarte a la seriedad
de tu papel: esos
espectadores, alguna vez
se las tomarán para siempre.
No van a regresar
nunca más a mirarte
ser un nene genial, ¿sabés?
Si lo entendiste, si
realmente lo entendiste,
rechazarás
ese televisor que tu padre te regala,
ese monopatín, buscarás
buscarás en otra parte
donde rigen
las reglas que no pueden manejar
como un muñeco dorado.
Desconfiarás
de la paz
de tu infancia:
te espera el lobo
que es lobo para
los suyos,
el querido lobo.
SE PUEDE ESCRIBIR Y LEER POESÍA
Auschwitz.
Adorno
662
¿Tanto te enloquecieron esas muertes?
¿Sólo ellas pudieron hablarte
del mundo en que vivías?
¿Recién ahí te desayunaste?
¿Fue terror el terror
porque te tocó a vos?
(No a los otros, que vienen
sufriéndolo
desde que hay clases)
¿Te creías que se luchaba
contra Caperucita Roja?
¿Te rebelabas
porque creías
que era fácil?
Y cuando viste
que era difícil,
ya no pudiste hablar,
ya no pudiste ver?
Entonces, tu luchar
era un adorno.
Algún odio, de los que siempre
hay, puede haberte empujado, sí.
Pero no te explicó
que él solo no era nafta
para esto.
Sólo los generosos
de veras
salen por el umbral
que a la secta cerca.
Y por eso su muerte
continúa el trabajo
que hacemos todos.
No te apoderes
de sus estandartes,
663
no cuentes tus pequeños
problemas de impotencia.
No es la muerte de ellos
lo que te impide hablar,
sino tu vida.
HAY VIVOS
a Néstor Perlongher, i. m.
Hay tantos vivos.
Tantos vivos.
En las plazas, en bares,
en los barrancos, en las playas.
En las tertulias literarias
en los libelos prestigiosos
en las denuncias
hay vivos.
En los terremotos imperceptibles
en las becas
en las cátedras
en las inauguraciones plásticas
en las denuncias por acoso
hay vivos
Con muertos conocidos
hacen negocio
pero da gracias
que el conocido
no puede abrir la boca
hay vivos.
Vos lo representás
por razones de urgencia
y necesidad (tuya).
Es que
hay vivos.
664
Pero ellos no son un club
ya sin socios
ellos no son una herencia vacante
ellos tienen herederos
que conocen la última
voluntad, vos no.
Hay vivos.
Cuántos vivos.
Pero los restos
tienen dueño.
LA TIERRA, NO EL INFIERNO
no sos un hijo, ni un hermano
sos mi amigo que ya no puedo ver
pero con el que sí puedo hablar
aunque no siempre
hay que venir
de donde estás,
no es fácil
¿cómo hacer
cómo llamarte?
cómo salir a caminar
por el Centro
si el centro ya no es
el de antes
¿antes de qué?
vos ya sabés
empezamos un camino
yo tampoco llegaré
hasta el final
así que es lo mismo
665
es por eso que podemos hablar:
no hablo con una sombra
el sillón acusa tu peso, hundido
el mate se vacía
y tus respuestas
no son las de un espectro
que se las sabe todas
al contrario: preguntás
te contesto
te relato las cosas
que pasaron después
de lo tuyo
y nuestra reflexión
sigue siendo
la de dos hombres
que ignoran el futuro
lo ignoran porque lo hacen
ahora
LA COMUNIDAD ORGANIZADA
No somos tan tontos.
Hubo vez que buscamos
salir de esto, y acudimos
a los demás, a los otros,
a los verdaderamente explotados.
¡Y ellos también querían
decidir ellos, qué rabia!
No aceptaron nuestras sabias
formulaciones.
Despechados, volvimos
a excluirlos de la cultura.
De los poemas.
666
Pero no es fue tan fácil. Ellos le dan
a todo un toque mágico.
Sin ellos hay
siempre algo que está faltando.
¿Vos te creías que era Dios?
No.
¿No viste que sin ellos, al final,
todo se va a la mierda?
Nunca te preguntaste
por qué. Dabas por hecho
que se trataba de
una característica de cierto
partido político, especializado
en boicotear gobiernos ajenos.
No. No. Son ellos.
Y eso es porque los amos,
por más esfuerzo
que pongas, no pueden
convertirte en uno de ellos.
Por supuesto, no lo
quieren hacer, pero aunque
quisieran, no pueden.
Los ladrones no pueden
convertir en ladrones
a todo el mundo, porque
entonces, ¿a quién
le robarían? Pero
los otros sí que pueden
hacerte uno de ellos.
Claro, no te parece
atractivo, qué asco,
¿me querés convertir en pobre?
Pero ahí viene el toque
mágico: si los pobres
tienen la posibilidad
de hacer pobres a todos,
dejan de serlo, ¿viste?
667
Pero ATENCIÓN:
lo tienen que querer.
Lo tienen que lograr
como ellos quieren lograrlo.
A vos, lo que te cabe
es darle democráticamente
salida a su necesidad,
y que decidan
libremente.
Que se equivoquen, también.
Elegir convivir
con ese mundo futuro.
Y si son respetados
sus proyectos serán
los de una persona que se respeta.
Y en ese juego, ir deviniendo.
Eso es
la comunidad organizada.
ELECCIONES
“Un gobierno puede entregar toda la economía al
imperialismo, y ellos ni se dan cuenta, pero se
enardecen ante el caso de una coima”
J.W. COOKE. Carta al General Perón, 12-9-1964
I
668
Las cosas ahí están
parecen quietas
o que se mueven
que cambian
o que no
¿Cómo saber?
te preguntás
a vos mismo
no a las cosas
como si te negaras
a regatear con ellas
que se ofrecen
y te invitan con té
pero vos no querés
demasiado orgulloso
para decir qué valen
para vos
que el esclavo se humille
que para siempre quede humillado
por haberse atrevido
a venderse a sí mismo, o sea
a darse un precio
y a esperar
que vos declares otro
y así poder
hacerte consensuar
su valor.
II
No les querés hablar
porque no las querés
escuchar, sin embargo
ellas hablan lo mismo
se escuchan entre sí
vos no les hacés falta
sólo les harías falta
669
si, como cosa,
las escucharas
alguna vez.
Y te ponés
con las orejas bien alertas
a ver qué pasa: no, no
están hablando. No te da
para más.
Y es así que creés
que se han callado
porque alguien ordenó
que se callen.
Sos así. No podés
entender nada
de otra forma.
Sos vos el que no habla
y ellas nacen
de eso que vos
no pudiste decirles.
Ellas son el silencio
de lo que no supiste
decir. Hablan siendo.
Y siempre son. Por eso
nadie las callará.
III
Pero algo hay que saber. Entonces
convocás a elecciones.
Pensás que de ese modo
van a verse obligadas
las cosas a decirte
lo que querés saber
lo que vos, no lo que ellas
quieren decir
670
pero ellas votan secretamente
pero tengo el resultado
a mí lo que me interesa es el resultado
es lo que te interesa
y vos, ¿le interesás
a las cosas
que dieron ese resultado?
IV
EL PERRO
Te mira el perro.
Te mira como sólo los perros miran.
Luego se vuelve,
se pone cerca de la pared.
Se tiende al sol.
Se pone a dormir.
Vos te creés
que lo importante es verlo:
que vos lo veas, y lo digas.
No entendés.
El perro se ha dormido
porque no le interesa
tu presencia.
V
Saber en serio.
¿Cómo?
Averiguándolo de algún modo.
No teniendo razón, quizás; no sabiendo.
Con un idioma que no existe todavía
que por ahora sólo existe
en los poemas en algún ensalmo
671
poco tomado en serio
No es el idioma de la guerra civil
no es el idioma de la burla
no es el silencio del derrotado.
Mejor sería
decir: la la
porque ja ja
cuando ya yo
no, no, no,
¿me entendés?
VI
Si ya es difícil
decir “buenos días”
cómo será decir
“buen día de mañana,
de pasado mañana”,
“buenos días futuros”
y buenos días para quién
nunca lo hablamos
y frente a eso, revolviéndose,
la espesa sopa, burbujeando
por debajo de nuestras sillas.
VII
Vos arañás apenas
los problemas.
Pero
salís a hablar
como si a los problemas
los hubieras resuelto.
Después de todo,
tampoco nadie
672
oye mucho
a las cosas.
Casi siempre
te sale bien.
La gente
vive apurada, vive
apretada, no se da cuenta
de que las cosas son la gente.
Ellos se creen
que la esperanza
les puede hacer guardar
silencio a las cosas.
Se creen eso
porque precisan la esperanza.
Vos se la querés dar.
Hacerles creer que ellas
van a seguir
silenciosas.
Ya se ve en el idioma
viejo que estás usando,
que no.
Se ve que no.
Tus palabras
quedan ahí, como basura.
VIII
Y te creés que todos
los que piensan
piensan así.
Y que no puede haber
otra cosa. Y si la hay
será porque les pagan,
¿Por qué será
que le pagan a tanta gente?
¿Nunca necesitaste unos mangos,
673
nunca pensaste en ir, fingir,
y que te dieran unos mangos?¿No?
¿Y porque te creés
que otros lo hacen?
¡Ah, vivir meses
alimentado a choripán,
qué delicia! Pero
yo no, yo
pienso (luego exijo).
Es tan fácil
regresar al ranchito
de lata, con un sandwich
en la mano, de regalo
para los cinco hijos, y todo
por fingir un hablar
por parecer cosa que habla.
Detrás de la cortina que corrés
están bailando tus patéticos
privilegios. Cómo te van a dar
las cosas la salida,
la solución? Para eso
tendrían que mostrarte
lo que sos. No te gustaría.
Lo que querés es que las cosas
se amolden a tu gusto, que digan
en el televisor aquello
que querés escuchar:
que digan que robó
aquel que a vos te gustaría
que haya robado
que digan que mintió
aquel que a vos te gustaría
que haya mentido
que te digan que se va a arreglar
lo que sabés
que no se va a arreglar
674
IX
EL AMANTE
El novio de mi amiga está sentado
en el bar, en la mesa de al lado
de la mía. ¿Sabrá
que yo me acuesto
con su novia?
Escuchándolo hablar
sobre quién va a votar,
me doy cuenta que no.
¡Ya le han puesto los cuernos
muchas veces, y él nunca
se ha dado cuenta!
Ahora habla de sus salidas
nocturnas, y me doy cuenta
de que no sabe ni valora
lo que tiene.
No tiene idea de lo que mi amante,
puede llegar a dar (y recibir).
Me da un poco de lástima por ella.
Sé que lo aguanta porque
tiene miedo a la inercia.
Ella cree que tiene
que amarrar la canoa a alguna parte.
¿Qué pasaría si este tipo
se enterara
de que aquel con quien ella
lo traiciona está sentado
a un metro suyo?
Desde el estricto punto de vista
de la posesión, es sabido
que una cosa puede cambiarse
por otra. Ahora:
que te la roben,
que la usen sin tu permiso,
675
no. Se enojaría.
Probablemente saldría del bar
a golpear una cacerola
en la vereda: “¡Que se vaya
el amante! ¡Que se vaya el amante!”.
X
esto no había pasado
antes se sometía
a una violencia mucho mayor
a las cosas
se les pegaba
se les clavaban bayonetas
como las cosas hablan
siendo, se les hacía
no ser, desaparecer
y esto pasaba porque
si bien había
muchos que reclamaban
justicia, no llegaron
a saber si lo que ellos
pensaban que era eso
era lo que los otros
los demás
pensaban que era
la justicia
Se creía que se sabía,
dice el taxista
por eso no se hablaba.
XI
Y además -y casi
se le pasa un semáforo
676
en rojo, por decirlo-
estaba la creencia,
la fe que había
en un hombre. En que él
sabría lo qué hacer.
-Como si ese hombre
no se fuera, algún día,
a morir.
Exacto. Pero
una cosa es saber
que se puede morir
alguien, y otra…
Como una fascinación.
Evitar el laburo
de ponerse de acuerdo,
era, ¿me explico?
Son treinta pesos.
XII
El tipo de los cables:
Esta gente,
dice que quiere
cambiar, y en la cabeza
no tienen más que cómo eran
las cosas mucho antes.
Cuando estaban
en pie
Cuando todo
no se había
desmoronado.
Sí, y ellos se creen
que se puede volver
a todo eso.
677
No se puede.
Porque en el resto
del mundo, ya también
se les está desplomando.
Y tiene que gritar
para decirlo
porque lo está diciendo
subido a la canasta del camión,
a cinco metros
sobre el suelo.
XIII
Sí, basta de quejarse
de las cosas
sabelas tratar.
Nosotros no sabemos
nada de todo eso
dice, sentado en su cochecito,
el nene del Jardín.
No nos importa
no saber
tampoco.
Claro, si a vos te llevan,
si no sabés andar
todavía. A tu edad,
yo caminaba solo.
Vos a mi edad,
hablabas mal de Evita,
callate.
XIV
Todo venía de afuera.
Lo nacional
también venía de afuera.
678
¿Cuándo saldrá de adentro?
¿Cuando las cosas se desnudarán,
nos mostrarán adentro
de ellas?
¿Al hablar?
Es inútil hablar
si no hay idioma para hacerlo.
Pero el idioma no tiene
que estar antes. Se hace
al hablar. ¿Un café?
Sí, con azúcar.
Otra vez el nene
desde el cochecito:
Yo antes
tampoco sabía hablar
y mirá ahora.
¡Cállese, mocoso
irrespetuoso!, le
contesto-. Bah,
otro teórico masculla
al retirarse, empujado
por la niñera.
XV
Es que nosotros
ya éramos amigos
de la parte del Universo
que nos tocaba: los villeros,
los camioneros, los páramos.
No pagábamos por caminar,
ni por un auto.
No precisábamos, creíamos,
679
tener que aprender a hablarnos.
XVI
Lo extraño fue lo fácil,
las elecciones, el celular
gastar en aire acondicionado.
¿Cómo era esto
por lo que había
que pagar, trabajar
para tenerlo?
¿Y cómo era esta cosa de que algunos
amigos no pudieran pagarlo?
Y cómo era esto: ¿si no podían,
ya no éramos más amigos?
Así que si en tu casa hubo un asado
que se iba a hacer y no se hizo,
tendrás que averiguar
por qué. ¿Tenía tu padre
un amigo que no pudo comprarse
un auto (nuevo)? ¿O nunca
tuvo? ¿(Amigo, auto)?
¿Puso, él, rápidamente,
un aire acondicionado,
porque se lo exigían, para enviarte
a un colegio privado?
¿A quién votó en los años
en que no se podía?
XVII
Hay democracia
problemas nuevos
la derecha ahora tiene
680
que gobernar personalmente
ya no se estila
que le murmure a los milicos
atrás del trono.
Y bueno, está bien,
¿qué pasa?
Son menos brutos,
pero no tienen
armas en la mano.
Además, se los puede
hacer correr, a los negros.
Correr atrás de los otros,
los que tienen, ¿no?
Claro, les das la plata
pero les pasás
los mismos avisos
por la tele,
¿qué desesperación, no?
Segura, pero hay
imbéciles que no se dan cuenta,
no les gusta que esa gente
ni siquiera se ilusione.
XVIII
a mí no me importa
que me saquen plata,
si es para la gente
humilde, pero para
que se la roben, no
mentira
a vos lo que te jode
es que te la saquen
si no te sacan guita
681
no te importa que roben
y tampoco te importa
a quien vaya la guita
pobres, ciencia, inundados
sólo te importa que te la sacan
y la necesitás
para comprar
lo que hay que tener
para existir.
celular, plasma, auto,
condones electrónicos,
derivadores grafilales,
tasking news,
fibriladores historiados,
chef-wharlots, etc.
no sabés lo que son,
pero hay
que tenerlos
XIX
¡Y los viajes!
La señora visita
Bangkok en excursión:
“Los templos son dorados….”
No sabés dónde estás
pero si es jueves,
debe ser Bélgica.
Y en Barajas,
al hacer el check in
en la cola no olvides
hablar mal del país.
Decir: “pensá
lo que nos va a costar
arreglar esto ahora”
682
Pero antes que el avión
aterrice en Ezeiza
ya las cosas no andan
como creías vos
que iban a andar.
¿y por qué no podemos
ser modernos?¿estar actualizados?
¿comprarnos todo
lo que hay?
porque los pobres boicotean
nuestros proyectos.
XX
no, si el mundo está loco,
si hay gente que no quiere
comprar cosas, decime,
¿vos sabés lo que quieren?
yo no creo en los libros
de auto ayuda, pero leí
el otro día una cosa
me pareció muy acertada:
no se puede
vivir siempre para los demás.
Y, sí: y es ésa
tu verdad.
XXI
CUARTO OSCURO
La soledad del cuarto
oscuro, te recuerda
la soledad a secas.
Son las seis
683
menos cuarto. El comicio
va a cerrar. Estás solo
por razones legales, y estás
solo. Como has estado
tan solo tantas veces
a esta hora, en el medio
del amor, del trabajo,
de un viaje, de una muerte.
Y tampoco sabés
muy bien qué estás haciendo.
XXII
Y la izquierda
tan pura
tan pulcra
tan diferente a aquéllos
que no saben pensar
ellos saben
ellos detectan
las incongruencias
las contradicciones
(que odian)
Por ejemplo:
¿quién se iba
a imaginar que haría
Perón, lo que hizo?
Apoyarlo era ilógico.
Y no somos ilógicos
como lo es el pueblo.
Porque estamos destinados
a explicarles
qué es un buen gobernante
un gobernante honesto
pero la gente
parece que no quiere
684
aprender
lástima
XXIII
LORE
La coherencia es un lujo
que no me puedo dar
con mi marido
bajos salarios
pátina leve de evangelización
frases que bien no entiendo
y con esto yo debo
responder a los periodistas
cuando me matan algún ser querido:
¿cómo se siente?
me siento para el culo
pero no lo puedo decir
no te puedo decir por qué lo mataron
porque me matan a mí
tengo que hacerte el juego
jugar al periodismo
yo te doy de comer, eso tendría
que decirte, yo a vos
XXIV
los que pensamos bien
los que sabemos
contestarle a los periodistas,
entre tanto, podemos
votar a la derecha,
para pasar
el rato
hasta que el pueblo aprenda
685
porque no vamos
a fortalecer
un pensamiento
equivocado, sería
antipedagógico.
y cuando la derecha
termine con los falsos
profetas populistas entonces
nosotros vamos
y los convencemos,
¿eh? ¿qué tal?
XXV
a mí sólo me importa
que haya migajas
dice el gorrión y come
las migajas, ¿y así
no podría llegar
el momento en que no haya
ni migajas?
el gorrión no conoce
qué le puede
haber pasado a su
padre o su abuelo
si les faltaron las migajas
alguna vez
o si las hubo siempre
y qué pasa
si los que deberían
dejar migajas
no tienen qué comer
o, si
sencillamente
no le quieren dejar
nada a nadie
686
XXVI
pero en las cosas hay
algo, algo adentro
es como entrar a una
casa: que abrís la puerta
parece que no hay nadie
pero hay fuego encendido
la cama está caliente
y allí, sobre la mesa
un libro abierto dice
“yo me acuerdo”
entonces entendés:
con otra cara
con otro nombre
este tipo ya hizo
esto antes
no te puede mentir
lo conocés
ya sabés cuando miente
sale el gorrión
desde adentro del libro
y dice: ésta es mi casa,
nuestra casa, y en esa
cama dormiste, y en esa
mesa comiste, y en esa olla
se cocinó lo que comiste
yo me acuerdo
vos te acordás
todos nos acordamos
y sacás del bolsillo
un pan (siempre llevás
un pan en el bolsillo),
lo partís y le das
un pedazo al gorrión,
687
y los dos comen.
XXVII
Mi primer acto
político fue el
9 de junio
del año Mil
novecientos
sesenta y seis.
Estaban en la esquina
de Laprida y Córdoba
unos veinte entre ellos
un pibe de la vuelta
de mi casa, del conventillo
¿qué hacés acá? me dijo
vengo al acto
¡ah! Contestó no dijo
qué bien compañero
y alguien gritó
¡Viva el general Valle!
y todos empezamos
a gritar
¡Perón!¡Perón!
y a caminar
gritando Perón Perón
y enseguida la cana
nos corría
nos corrían a pie
todavía
fue el principio
de un camino
muy largo
donde muchas
veces supimos
equivocarnos
y eso hacía
el camino
688
más largo
cada vez
que yo veía
lo largo
que era
me acordaba
del pibe ése
que dijo ah
XXVIII
criar una idea
dentro del corazón
es como criar un hijo
no tenés
garantías
sólo podés
creer en la confianza
que le das, y rogar
porque el mundo
no haya cambiado tanto
que pueda usarla
a veces es difícil
las palabras cambian
ya no dicen lo mismo
que lo que alguna vez
aprendiste
que decían
XXIX
Cuando empecé a escribir
me preguntaba: esto,
¿son palabras o cosas?
A mí me parecía
que si yo
689
ignoraba lo que mi amigo
del conventillo ignoraba,
eran cosas.
Mientras que si
yo, sabía
lo que no sabía él,
eran palabras.
XXX
Por la ventana
miro la injusticia
como miraba antes
la esperanza
parece un sueño
parece algo
de lo que uno
se va a olvidar
al despertar
les pasa a todos: pero
algunos miran el diario
como aquel que se esfuerza
en recordar un sueño
el sueño a lo mejor
de lo que, cierto día,
él pensó que eso era
lo que el mundo tenía
que ser
y el diario contradice
hoy ese sueño y él sabe
perfectamente
que el diario miente.
XXXI
690
es que los pobres boicotean
el progreso, el gobierno
anterior les pagaba
para que boicotearan todo
y ahora que no les pagan
lo boicotean más
porque no dicen
“queremos ser esclavos
queremos que vengan
a esclavizarnos”
claro, y así
las inversiones no vienen
XXXII
la realidad nunca sos vos
la realidad es el sueño
de los otros
¿cómo se entiende esto?
¿cómo la realidad de Newell’s
va a ser los sueños de Central?
Pero sí. Y al revés,
también.
Todos unidos
entre sí, por sus sueños:
otro sueño.
Algunos lo llaman la Historia.
XXXIII
Las cosas
no cambian
691
así nomás
no cambian porque venga
un rico y se lo diga
cambian mientras esperan
mientras esperan
que hables.
Se desnudan
hablando
con tu voz.
SUEÑO QUE NIEVA EN ROSARIO16
16 Escrito en 2020. Inédito.
692
693
CUARENTENA
yo debo estar soñando
no hay autos
no hay ruidos
los pájaros regresan
en medio de la ciudad
el silencio se ha vuelto amigo
QUEDA
si se aguza el oído
pueden oírse
los pasos de los tigres
dientes de sable
los gliptodontes
pasean a la noche
por las calles vacías
se acuerdan
cuando no estaba la ciudad
“por un ratito”
dicen
BALANCEO
sopla el viento
694
en el parque los grandes árboles
se balancean
a mí también me gustaría
pero no soy un gran árbol
me tiro en la pinocha
y los miro
está muy bueno
me hace sentir en paz
SUEÑO QUE NIEVA EN ROSARIO
sueño que nieva en Rosario
¿por qué no? ya pasó antes
la nieve caída es mucha
la gente la palea
para entrar en las casas
los escalones del Monumento
están llenos de nieve
parece que todos
hubiéramos sido transportados
a otra parte
695
NO CORRE RIESGOS
mi amigo el perro
no corre riesgos de contagiarse
de las mentiras de los hombres
ÍCARO
la cera se derrite
las plumas se sueltan
Ícaro empieza su caída
qué hermoso el límite
qué maravilla el mar
no se podía, no
estábamos más cerca
de la naturaleza
de lo que
pensábamos
TENÍA QUE ESTAR
el amor siempre fue peligroso
las epidemias son lo de menos
tienen que estar
696
para que la sórdida soberbia
de los que mandan
se disuelva en virutas de nada
aparto de mí
esas virutas
y te sonrío
PAYASOS
acusen ahora a los virus
de terrorismo,
payasos
ni siquiera viven
¿lo sabían?
ni siquiera los escuchan
hagamos lo mismo
EQUÍVOCO
ahi anda el viento.
tiene ganas de preguntar:
“¿Viste los árboles
estremecidos por la luz
697
del amanecer,
por Pascual Rosas?
pero en la calle no hay nadie
tras las ventanas
los vecinos ven solamente
papeles, hojas caídas
revoloteando, y no
lo escuchan
RESTRICCIONES
el hombre camina lentamente.
no se sabe si sabe
dónde ir
al final, se ve bien
lo que pasa: el hombre
se ha parado delante de un café
el café está cerrado.
el hombre mira
después se va,
lentamente también
ALMACENEROS
no sabe saltar al vacío.
sólo sabe especular.
698
no tiene idea
de lo que pasa,
tampoco quiere saber
no sabe saltar al vacío
los pájaros lo miran
con lástima
GLIPTODONTES
los gliptodontes nos dicen
-amablemente-
“no se preocupen,
no se van
a extinguir, che”
pero qué nos calienta
la especie
qué nos calienta
la civilización
que haya fútbol
los gliptodontes se miran
entre ellos: ¿fútbol?
ÁRBOLES
699
estos árboles son jóvenes
hablan, pero no los entiendo
no los veré en su vejez
mi muerte les será incomprensible
pero qué hermosos son
cuánta capacidad de dar sombra futura
hay en ellos
cuando me agarre el virus
y me saquen acostado en la camilla
sentiré que me voy flotando
dormido en medio de un bosque
TRANQUILO
se ve que estoy tranquilo
los días pasan rutinarios
todos esperamos que pase esto
sin embargo, cuando pase,
¿qué haré?
¿seguirán pasando,
rutinarios, los días?
700
TEMÁTICOS
¿qué será de los lugares falsos
adónde íbamos
a veranear
dilapidando nuestros dólares?
esos parques temáticos
destinados a suscitar
nuestro torpe simulacro
de comprensión
estarán vacíos
ya nadie puede
ser feliz así
IRREAL
necesito tocarte
necesito besarte
todo es irreal
nunca creí
que lo irreal
pudiera ser
tan terrible
los virus
no están ni vivos
ni muertos:
son un sueño
PROBLEMA
701
los sueños no pueden ser
encerrados en un poema
andan ahí
van y vuelven
inútilmente
no pueden ser
son algo que no puede ser
no existen
pero nos hablan
NO SABEN
los virus también sueñan
que están vivos
que están muertos
que están haciendo esto
por algo
para algo
pero despiertan
se enfurecen
se dan cuenta
que no
que ellos tampoco
saben
EDIPOS
702
¿qué gobernante
habrá matado,
sin saber,
a su padre,
para que esté pasando
esto?
¿qué Primera Dama
será, sin saber,
la madre de ese tirano
con que se acuesta
y hace hijos?
llamen a Tiresías
ON LINE
si al texto lo borrás
vas a ver cómo
enseguida vas a creer
que no existió
vas a acordarte de él
como de un sueño
querrá decir
algo distinto
cada mañana
al despertar
al lavarte los dientes
DUDAS
703
¿existe esa mujer?
antes de la pandemia la veía
ahora la veo
en la pantalla
pero sé
que es mentira
no, es más probable
que la haya imaginado
LOS ELEGIDOS
en el cielo se juntan
los que el virus mató
son como un club
una secta
“acá se puede respirar”
dice uno
“allá no se podía”
“hacía tiempo que no se podía”
dice otro
ESTO IBA A PASAR
704
el mundo estaba
preparado
para esto
“¿no es que no se podía
luchar por un mundo
mejor?”
“¿no es que era mejor
pasarla bien?”
bueno, con la pandemia
no podés combatir
por un mundo mejor
sólo podés tratar
de pasarla
lo mejor que se pueda
“sí, pero no es lo mismo
ahora hay muchas cosas
que no podés hacer”
“antes también había
muchas cosas
que no podías hacer”
EGOÍSMO
pasaba un perro
lo llamé
705
“vení, lameme
la cara
vos no me contagiás”
le dije
por supuesto
mi transparente
egoísmo
no lo convenció:
“¿a vos quién te conoce?”
dijo, y se fue. BESOS
sueño que beso a todos:
mis hijos
mis nietos
mi mujer
sueño que el mundo será mejor
lo soñé siempre
CASAS
706
antes era terrible
no morir en tu casa
ahora es al revés
¿qué pasó con nuestras casas?
INDIGNACIÓN
ha llegado a las redacciones
una indignada nota:
“ante la realidad de una pandemia
originada en personajes advenedizos
y de existencia dudosa,
el pueblo roedor hace público
su repudio por estas manifestaciones
que pretenden usurpar el lugar
de las auténticas pestes
protagonizadas por nuestros
venerables ancestros
con templanza y heroicidad”
ENFERMOS
se han enfermado
mis novias de la juventud
707
se han enfermado
mis amigos de la primaria
mi enemigos del club
toda gente que me ha olvidado
que ahora
sólo quiere respirar
LA VERDAD
¿en qué cama se encuentra la verdad?
no lo sé
hay muchas camas ocupadas
tendría que preguntarles
uno por uno
no me van a dejar
posiblemente la verdad
no va a recuperarse
BARBIJO
como el barbijo
tapa la mitad
de mi cara
hay mucha gente
que me saluda
sin conocerme
708
creen que soy
su amigo muerto
LA POESÍA
los virus son
como la poesía:
te hacen mal
te hacen
pensar, te cambian
la forma
de vivir, y después
se van
difícil
que vuelvan
ESTAMOS TODOS
vuelven los amigos
que se fueron antes
antes de esto
“queremos volver
morir de nuevo
morir como ustedes”
“¿para qué?
no hace falta”
709
les decimos
“¿cómo se les ocurre?
¿no se olvidaron de todo
al cruzar la puerta?”
“no, el olvido
también se contagió”
PREGUNTAS
“y a ésos, los de arriba,
ustedes, no los
contagian?”
“tienen que estar
tienen que ver
cómo el mundo que querían
manejar con sus torpes
trucos, se derrumba”
INJUSTICIA
¿cómo, en las elecciones,
no hacen votar a los virus?
¿qué clase de
discriminación
es ésta?
DAÑOSOS
710
los virus han tratado
de contagiar a los sueños
pero los sueños son inmunes
como los gatos o los perros
el problema es que para alguno
esos sueños le hacen más daño
prefieren morirse
ASEPSIA
terror me da contagiarme
al escribir estos poemas
mirá si alguien
los escribió antes
y nadie los desinfectó
yo sí,lector
no te preocupes
PÁJAROS
pandemia
Malvinas
saqueos
la hiper
2001
711
nada de esto
ha ocurrido
me dicen los pájaros
lo único que ha ocurrido
es que no aprendiste a volar
AMIGO
me hice amigo de un virus
yo le hablaba
él no me contestaba
miraba hacia lo lejos
como hacen algunos perros
era tan sabio
tan inocente
sabía sin saber
NANAS
acunan las vacunas
los sueños que tenemos
sentadas, esperando
para viajar
con las valijas al lado
como antiguas inmigrantes
las cabezas cubiertas
por un pañuelo
712
los sueños en sus brazos,
y les cantan
para hacerlos dormir
SOLUCIONES
mientras me están vacunando
me habla un virus:
“¿por qué me rechazás?
¿por qué nos rechazan
nosotros les traíamos
la solución, por qué
esa obsesión de superviviencia?
“andá a extinguirte vos,
hijo de puta” le contesto
“y dejanos buscar a nosotros
las soluciones”
al lado mío, un líder
político, que también
está vacunándose,
nos mira
y sonríe enigmáticamente
CARTELES
713
me despierto
por fin
viajo
le doy la mano a alguien
para cerrar negocios
pero están los carteles:
los carteles que te piden
que te cuides
ellos quedaron
el despertar no los barrió VIAJE
me voy muy lejos
quiero saber
si el mundo
se recuperó
ya enseguida nomás
veo cómo es la cosa
LOS NUEVOS
714
los sueños salen
de sus marsupias
ya tuvieron tiempo
para crecer
ya están grandes
salen pisando fuerte
dicen: “somos la nueva
enfermedad”
NORMALIDAD
los sueños andan por los parques
llenan los ómnibus
se sientan a las mesas
de los bares, todos juntos
la gente los elije
los adopta
tanto tiempo sin verlos
cómo están qué hacen
“¿cuál es tu sueño”
me preguntan
“que está nevando
que nieva”
digo yo, y todos
se ríen
EL NOVIO
715
voy a ir a encontrarte
por fin por esas
calles arboladas
que queremos tanto
voy despacio
para poder darme cuenta
de que es verdad
ahí estás
te toco
te toco es increíble
es la felicidad
parezco un novio LUGAR
las preguntas que me hice
no terminé de respondérmelas
pero la vida resultó mejor
que esas respuestas
que nunca llegaron
como esos lugares
donde pinchamos una goma
del auto,
resultan ser más hermosos
más dulces, y mueven
más nuestro corazón
que ahí donde íbamos
716
DE NUEVO SUEÑO QUE NIEVA EN ROSARIO
vuelvo a soñar que nieva en Rosario
¿o es
el mismo sueño
donde nieva de nuevo?
no lo sé
no sé donde termina un sueño
y empieza otro
no sé si se puede seguir soñando
el mismo sueño
tras despertarse
tomar la leche
volverse a dormir
SÍ, ESTÁ NEVANDO EN ROSARIO
de nuevo sueño que nieva en Rosario
la gente se olvida de la enfermedad
los noticieros por fin hablan de otra cosa
a la mañana siguiente
la nieve cubre la ciudad
¿qué habrá pasado con los mendigos?
Pero la gente les dio cobijo
en sus casas -es un sueño-
y nadie murió de frío
717
es sólo una nevada,
hermosa, tan rara aquí
sale el sol derrite la nieve
está todo limpio lavado
estamos todavía
ALL INCLUSIVE17
a Frasco
17 Escrito en 2018. Inédito.
718
719
perfume
de salvia
alguien llamó al viento
pero vinieron autos
hoy hay niebla
de afuera no se ve
no se ve que hay bromas
cordones de vereda
los autos dan miedo
patos en el río
granja mágica
patos en el agua
conversando
patos difíciles
canciones secretas
una isla
donde no se entra
hicieron
de sus palabras
sabios
han quedado ahí
en el borde del río
él sabe
que si él no sabe
nadie sabe
¿o sabe?
si sabe, no es el viento
quien lo va
720
a decir
pero sabe
sabe
mi río
dice la tierra
no des formas
¿cómo podría?
dice él
yo tengo una
doy lo que me
dieron
madre
es que así
viene el tiempo
dice ella
así viene
el tiempo
y que venga
ya vino
dice él
sigue aún
aunque un poquito
asordinada, la música
sólo una vida
la sostiene, ya se irá
escenario
que desmontan
los años
raídas ropas
721
patas de rana
comidas por el tiempo
una revista
que el viento
se acostumbró
a hojear
pero el recuerdo
de esa crueldad
no se ha atenuado
en el desabrigado pecho
lógico
si tampoco
lo han hecho
las felicidades
sentidas
cuando se borre una
frente a ese viento
a esa tierra que gira
a esa lluvia
que decidió
no caer
¿está el alma?
no es la cuestión
si tiene origen divino
o es una casualidad
química, no es eso
el verdadero
problema
es si está
si va a seguir
estando
si va a creer
que todo es
722
una respuesta
a su llamado
a lo mejor los árboles
creen lo mismo
a lo mejor el aire
cree lo mismo
estaría bien
se podría hablar
se podría hablar
con ellos
habría algo
de que hablar
con ellos
tal vez antes
lo hacían
tal vez antes
alguien lo hacía
con alguien
pero lo han olvidado
por eso preocupan
estas ruinas
estas músicas
que se están apagando
que se sienten
lejanas ya
en medio de la noche
alguien está olvidando
y el viento lo está olvidando
723
se sentarían
bajo el árbol
como antes
como si se sentaran
como patos
entonces
escucharían
la voz del árbol
como a un amigo
que ya estaba
en el café
habría otras voces
otras presencias
amigos de amigos
con el mismo derecho
a estar
todos estaban
en la carrera de la vida
pero los han olvidado
se han olvidado
no conocen esas paredes
esos patos
no son los del tiempo
no los saludan
no los vienen a hablar
y si vinieran
sus palabras serían
distintas
de las que esperarían
escuchar
ni siquiera una vez
encontrarán a nadie
724
por más solitario
que se busque el lugar
el viento parece
ser otro viento
uno absurdo
que no toca su corazón
en primavera
por debajo
de la camisa
no están en otra parte
sino que están en otra parte
pero solos
cada uno
habla un idioma
incomprensible
para los otros
nunca se entienden
les traen
otro café
cuando quieren pagar
irse
les traen el diario
cuando quieren saber
cuándo morir
perdió curiosidad
por la rareza
a partir del olvido
ese silencio de la casa
ya no lo empuja afuera
como antes
725
más bien lo ata
a esas viejas habitaciones
donde antes se compartían
los sueños
pero ahora los muebles
sueñan con otras cosas
cosas de alfombras
de espejos
de frazadas
cómo sentir curiosidad
no des formas
de des formas
pero cómo podría
cómo no hacerlo
yo corro
corro hasta el final
los muertos caen en mí
yo los arrastro
yo los despojo
de sus identidades
yo hago posible ese nacer
que a mí se debe
entonces desharé las músicas
las volveré sonidos solamente
detendré la canción
parada así en verdad
no será más una canción
y ya no pondrá triste
ni alegrará
ni será recordada
726
se sentirá que no está
se sentirá sí
que falta algo
y así corren al lado
al compás
del murmullo del agua
no es un ruido continuo
hay un ritmo
más rápido más lento
igual él se les va
él llegará más lejos
es más eterno
el trabaja de andar
anda y vive
pero estos
se atrasan
se detienen
en los días
de felicidad
tienen como una historia
que él no tiene
alguien piensa
se le escucha pensar
que el mar existe
por eso está seguro
y allá va
727
otros
se van con él
porque no hay
más remedio
(o así creen)
pero ninguno sabe
qué van a hacer allí
tras el mar no se puede
correr
el mar
es el sentarse
a verlo
barranca de greda
nunca parecen
acabadas sus formas
siempre chorrean
hay olor
algo que se está haciendo
lógico
y sigue
esa barranca la cavó el correr
la persistencia
hermosa
tiene un sentido
no va para cualquier lado
ese correr extraño
hacia alguna parte
que se sabe cuál es
y no se sabe
es lo que hizo
un destino feliz:
alguna planta
728
que flotaba
algún leño
que se pudo agarrar
demasiado poco
para llamarlo trofeo
pero son prueba
de haber estado
en el lomo del río
que otros lo sepan
hace falta
bajar al fondo
de esa grieta
hay que bajar
llegar al agua
que acaricia los pies
donde está el alma
bajar la greda áspera
los yuyos explicables
mirar el borde
donde desaparece
lo demás y sólo
se ve el cielo
ya azul y tiembla
algún junco
sube la barranca
otra vez
sube
a la noche las luces
de la ciudad
prometen su crecimiento
una aventurá volverá
a tener lugar
¿cómo le irá?
729
¿qué cosas se traerá
al bajar otra vez?
pero de todos modos
lo tirará
ya se sabe
cuando se suba
a la corriente
se va por el río
se olvida de las tablillas
aunque en alguna de ellas
esté su nombre
(y, por supuesto,
un número)
el brillo del agua
refleja su sonrisa
ya por supuesto
con eso terminó
falta saber
cómo es el mar
pero eso es cosa de él
está ahí para eso
esos registros
esas tarjetas innumerables
con anotaciones
que supuestamente
dan cuenta de todo
lo que hay
esperan
el incendio
que las cocine
para durar
para resistir
730
para contarle
a generaciones
jamás imaginadas
cuántas ruedas
de carro
teníamos
qué placer
cómo las olvida
cómo nadie
sabrá
que las olvida
cómo lo hace
deliberadamente
sin que lo tenga
que ocultar
cómo triunfa
ahí abajo
sobre la escasa playa
de gruesa arena
mojada compacta
de un amarillo fuerte
casi verdoso
como lo estará el
piensa
en llevar algo al mar
algún recuerdo
él también es
un poco
escribidor de tablillas
por suerte no sabe
731
cuál elegir
pero igual quiere
ser él aún
cuando llegue
al mar
el recuerdo como un juguete
de la infancia de uno
conservado al crecer
como una prueba
¿de qué?
una prueba ofrecida
y no aceptada
ya no recuerda
lo que había
que acreditar
lo que quiere
alegar
es demasiado
reciente
la prueba
no sirve
no des forma
no des forma
canta el río
para burlarse de la tierra
que está muda
no puede hablar
no puede pronunciarse
no estaría bien
ahora que alguien
732
ha bajado a la arena
de la ribera
ya se sabe lo que podría
pensar se dice la tierra
si yo dijera algo
lo tomaría
como una señal
como un comentario
para su viaje
¿adónde un viaje?
su viaje empieza
y termina
en mi cuesta
de greda
dice la tierra
es que este río
dice
los alucina
¿pero cómo no va
a haber
a dónde ir?
se dice y sube
la barranca
otra vez
otra vez a buscar
un recuerdo
para llevarse
como si el río fuera
un ómnibus
que hace
una parada
y él se quisiera
comprar un sandwich
733
sube
sabe
que su río será
siempre el mismo
aunque él
vuelva
cambiado
por aquello
que no pudo traer
que vio pero no pudo
traer
por las veredas claras
de los barrios
donde no hay tanta gente
florecen los recuerdos
a montones
y no todos son propios
por cierto
pero son bastante parecidos
y no se nota mucho
cuesta con el apuro
ser sincero con uno
como libros usados
con páginas dobladas
en la esquina
por alguna razón
ya no evidente
habría que leerlos
con calma
su olor que también es
un recuerdo
otro
734
elige algunas
primeras noches
en la ciudad
ah no todo
terminaba
para ir a cenar
seguía
pero ahora
¿qué hacer
con eso?
seguir
qué estupidez
no
no sirve
¿y ese momento
de crueldad?
fue hace mucho
quizás ni siquiera
fue crueldad
pero bueno todos
no son acaso así
son cosas que recuerda
uno y no puede
juzgarlas como
si se las viera
de afuera
pero no no
mejor no
no siente
que fuera cruel
realmente
aquella vez
qué fastidio
735
¿y feliz?
menos
en realidad
ha tenido eso
por décadas
pensando
que había sido
pero
como los dueños de esos
cuadros imitaciones
bastante bien hechas
pero que cuando
llega el tasador
¿y va a llevarse eso
ahora?
además no lo ha
sacado de la calle
lo fue a buscar
a propósito
a sacar de un oscuro
local
que está cerrado
tampoco puede
en realidad
lo que podría
llevarse
es lo que está
pasándole
llevarse sí
lo más reciente
736
el miedo
ah no des forma
no des forma
se dice y cree
que lo dice la tierra
vuelve con cosas
que no sabe
de quién son
pero siempre
ha sido así
¿por qué iba a ser
distinto ahora?
con esas cosas
no podrá
meterse al río
piensa la tierra
pero en fin
el río
aunque no sepa
fue traído
también
de otro lado
no es de él
en realidad
nada es de él
si entendiera
entonces sí liviano
como un polen
sería llevado
737
qué por el río
por el aire
sería respirado
la calle sabe
que esos autos
bicicletas
que pasan sobre ella
son un sueño
cuando quiere
fijar la vista en ellos
desaparecen
ella está
los otros quién sabe
a veces llueve
se moja
lo que cree
es en sus grietas
en los yuyos
que crecerán
en sus grietas
el gorrión
en sus saltos
ya recorrió
distancias
inconmensurables
pero él
tampoco cree
en el movimiento
fue para comer
738
fue casi
en el mismo sitio
las plantas
las matas
de salvia sí
creen
se las ve
estirando el cuello
para mirar
las distancias
los árboles le cuentan
están sedientas
de andar irían
a un país
que se deshace
porque todos se van
no se quedan quietos
no es posible siquiera
contar cuántos son
gobernarlos
las casas no saben
ser una casa rodante
no les atrae
demasiado
ya sería
no ser ellas
ser otra cosa
pero dar unos pasos
quizás hasta la calle
de al lado
739
con eso sí se puede
soñar
que alguna vez las busquen
no estar ahí
tan a disposición
que las llamen
ellas acudirían
como un perro
más lentamente
así que no se irá
qué mar
no hay mar
él es el mar
no se irá
bueno no tanto
se irá
de alguna forma
para mí no
dice la tierra
no se irá
las formas yo me río
de las formas
que las haya
pero no pasa nada
¿y todo eso
que se trajo?
es como si lo hubiera
traído el viento
es lo mismo
no es por nada
740
el viento
yo lo conozco
al viento ése
amontona todo
se cree que hace algo
no hace nada
¿qué pasa conmigo?
yo con vos
hago lo que quiero
no te das cuenta
te muevo
para aquí
para allá
tus ciudades
yo las desentierro
y se asustan
se asustan
de lo que fue
no son mías
estúpido
no son de nadie
pero ellos ponen cordoncitos
para que la gente
no entre
a las viejas ciudades
no suba a los templos
ja
cordoncitos
741
vos cubrí
o descubrí
lo que vos quieras
¿no ves que siguen
estando?
en mí
pero si él inventó ese río
con quién estoy
hablando yo
dice la tierra
ese río no existe
esa barranca ese junco
en el borde
que el viento agita
levemente
no existen
no creas dice el viento
yo al junco lo agité
al menos eso
es cierto
suave
como si acariciara
un arpa de telarañas
y entonces
es que hay quien va
a quedarse
con los delirios
va a aparecer
a aparecer
pensás que no
742
y de repente
tiene que ser algo
que pasa con vos
tierra en que pasa eso
no sé
como una enfermedad
a lo mejor
no se cura
sé lo que es eso
dice el viento
cuando paro no soy
no hay viento
y de golpe sí soy
y hay
y se despeinan
sí pero sos el mismo
en cambio esto
no, que sabés
si yo soy
a lo mejor
ellos también
te digo que no
son muy pesados
caen no se levantan
se lastiman
se hacen señales
que los distinguen
nada que ver
743
no hay río
no hay barranca
ni viento
no hay nada entonces
yo no estoy
hablando con nadie
ahora puede ser
hace un momento
sí
¿yo estaba hace un momento?
no puede saber
no hay nadie
que se lo diga
aquí había alguien
ahora no
no hay
744
745
ÍNDICE
Muy muy que digamos………………………………………………………………..5
Transiciones…………………………………………………………………………..15
La poesía no es una isla…………………………………………………………….21
Historias del Hombre Sin Piernas y sus compañeros…………………………..31
Aventuras con usted………………………………………………………………….41
Carne de la Flaca…………………………………………………………………….65
A la intemperie………………………………………………………………………..93
Calendas argentinas………………………………………………………………..127
Los rollos del mar vivo…………………………………………………………….149
La máquina del tiempo…………………………………………………………….177
La montañita………………………………………………………………………...201
Unas piedras………………………………………………………………………...237
Muertos en Nueva York…………………………………………………………....267
Sin imagen………………………………………………………………………......299
El otoño hitita……………………………………………………………………….321
Historia Moral……………………………………..…………..…………………. 353
Desayunándose...................................................................................………..393
2491.............................................................................................…............. ...429
Diario secreto de Marco Polo..............................….................................…..463
Zoológicos………………………….…………………...…………………………..487
Atardecer del día sexto...........................…....…........................................…..509
Etimologías.........................…...............….................................................…...531
Odas pesadas………….…………………………..……………………………….555
Las partidas………….……………………….……………………………………577
Traigo a la persona amada…………….……..………………………………….603
Elecciones…………………………………...……………………………………...633
All inclusive……………………...…………………………………………………669
746
747