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N AV E G A N D O E N T R E L A P S I Q U I AT R Í A Y L A C U LT U R A

PETER ILICH TCHAIKOVSKY

La locura de las pasiones o la

armonía musical de las palabras

LAS MIL Y UNA NOCHES

El poderde Scherezade

MOBBING Y AMOK

Dos conceptos psicosociales que

traspasan la frontera del tiempo

Año 1 /Número 2 / Junio 2010

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La fascinación del poder, los celos, la veneración del ser amado, el control ilimitado sobre la voluntad del otro, son sólo los nom-bres de la pasión, que inunda al sujeto y lo obliga a vivir para servirla.

El dominio es una cortina de humo que oculta una miserable esclavitud. Como ese turbulento Agamenón que impone su potestad sometiéndose a la implacable voluntad de los dioses.Si por locura definiésemos la imposibilidad de sustraerse a la idealización, a la vocación de otorgar a las impulsiones el valor de incoercibles y absolutas, a la oscuridad para encontrar caminos alternativos, podríamos proponer, sin temor a equivocarnos, que la locura circula por la vía de la pasión.Scherezade usa su cabeza para conservarla y descubre la clave. El demonio de celos y venganza que posee al sultán se exorciza con un conjuro: las melodiosas palabras del cuento. Sin tomar cuenta de su trascendencia, ha descubierto la gran herramienta para curar la “locura”. Tan lejos del Islam medieval, el genial Tchaikovsky patentiza una cercanía notable. Al ser atravesado por ese amargo humor que le deja la muerte de su madre, otra mujer, Nadezhda von Meck, tan sólo con palabras ¡escritas! lo mantiene con vida. Su abandono lo vuelve al ingrato destino de reunirse con su amada ideal en la muerte por cólera.

La locura de las pasiones o la armonía musical de las palabras

“La música de Tchaikovsky no sólo es uno de los hitos de la cultura

musical rusa y de la música mundial. Es también una fuente de téc-

nica y de creatividad en la cual cada compositor se ha sumergido en

algún momento de su vida”. Este concepto de Dmitri Shostakovich,

uno de los grandes compositores contemporáneos, destaca la im-

portancia de Tchaikovsky para la música.

Tchaikovsky, nacido en Rusia en 1840, pertenece a la extensa lis-

ta de compositores románticos. Su música es altamente melódica,

tierna y sensual, donde se manifiestan los más profundos senti-

mientos del genio. Expresa una sensibilidad que emana del corazón

y conmueve el espíritu.

Para los amantes del ballet, El lago de los cisnes, Cascanueces o La

bella durmiente son piezas esenciales del género. Los conciertos

de piano y violín y la mayoría de sus sinfonías expresan la fuerza

del alma rusa, la soledad de la estepa, pero también la elegancia

de los salones vieneses

y de la nobleza zarista.

Este último aspecto está

particularmente expre-

sado en sus luminosas

óperas Eugene Onegin

y La dama de picas. Sin

Peter Ilich Tchaikovsky

Retrato de Tchaikovsky

Realizado por el pintor ruso Nikolai Kuznetsov en 1893.

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embargo, este gran

compositor fue tam-

bién uno de los más

trágicos. En una oca-

sión escribió: “Cuan-

to mayor es el moti-

vo para que sea feliz,

más me desvelo. Un

gusano corroe conti-

nuamente mis entra-

ñas. Sufro tormentos

que no se pueden ex-

plicar con palabras”.

Desde su infancia, se caracterizó por su gran sensibilidad; la menor

crítica o sanción lo afectaba profundamente y la separación de su

madre, a quien adoraba, para ingresar a una escuela de San Pe-

tersburgo, le produjo una herida que nunca cicatrizó. Cuando poco

después su madre murió de cólera, la tristeza se instaló para siem-

pre en el espíritu de Tchaikovsky. Transcurrió su vida acosado por

un inexplicable terror, lloraba ante la más simple provocación y vivía

huyendo, sin saber de qué, tratando de encontrar la paz en nuevos

horizontes. La soledad lo aterraba, pero el contacto con las perso-

nas, especialmente desconocidas, era fuente de sufrimiento.

Este hombre tremendamente hipersensible solía caer en profundas

depresiones y crisis nerviosas, exacerbadas por sus impulsos ho-

mosexuales que le inducían enorme culpa y que infructuosamente

trataba de reprimir. Intentó contrarrestar esa tendencia buscando

fatídicamente una relación amorosa con el sexo opuesto, pero sa-

biendo que se dirigía hacia un abismo. De allí que sus intentos por

establecer relaciones con mujeres tuvieron epílogos devastadores,

especialmente cuando ya no cabían más dilaciones y debía enfren-

tar un compromiso matrimonial. Cuando llegó al matrimonio con

una alumna que lo adoraba, la luna de miel se trocó en pesadilla.

Tchaikovsky huyó de la casa y, tras un intento de suicidio, realizó una

gira por Europa, tratando de escapar de su esposa, de sus miedos y

del mundo. Sin embargo, aun en sus peores momentos, no dejó de

componer. Su Sexta Sinfonía y la ópera Eugene Onegin fueron escri-

tas en medio del desastre matrimonial.

No todas las relaciones de Tchaikovsky con el sexo femenino fue-

ron trágicas y bizarras. Su amistad con la no muy agraciada, pero

encantadora y rica viuda Nadezhda von Meck fue probablemente el

único vínculo que brindó cierto alivio al torturado espíritu del com-

positor y también a su bolsillo. Nadezhda se enamoró de la música

de Tchaikovsky, aunque no de su persona. Esta relación ge-

neró un intercambio de cartas que duró trece años con una

frecuencia casi cotidiana, ya que Tchaikovsky era adicto a las

relaciones epistolares que, de paso, le permitían mantener

distancia con su interlocutor. El hecho es que durante esos

años no tuvo con la dama más que encuentros fortuitos en el teatro

o en la calle. Esa enorme correspondencia, en la que el compositor se

ofrecía como un libro abierto, permitió a los historiadores recompo-

ner ese período de su vida y, sobre todo, indagar en sus sentimien-

tos, temores, aspiraciones y tormentos.

En gran parte debido a su trastorno depresivo, Tchaikovsky mos-

traba una enorme incapacidad para gozar de las circunstancias fe-

lices. En 1891 realizó una gira por Estados Unidos, donde comprobó

la fama que había alcanzado, pero ni las ovaciones que merecieron

las representaciones de sus obras ni el afecto del público hicieron

mella en su depresión. “Las costumbres de este país, las maneras y

los hábitos de sus habitantes me resultan atractivos”, escribió en su

diario, “pero los disfruto del mismo modo que una persona sentada

ante un espléndido banquete que no tiene apetito”.

En otra ocasión, un famoso crítico de la época le alegó: “Usted es el

talento musical más grande de la Rusia contemporánea, más pode-

roso y original que Balakirev, más creativo que Serov, e infinitamen-

te más cultivado que Rimsky-Korsakov. En usted veo la más grande

y quizás la única esperanza del futuro de nuestra música”.

Estos ejemplos sugieren que la depresión de Tchaikovsky era pura-

mente endógena, ya que su vida no estuvo jalonada por tragedias

graves, sino que, por el contrario, la fama lo buscaba y cuando tuvo

penurias económicas, allí estaba Von Meck para ayudarlo.

Durante su vida, realizó al menos un intento de suicidio hasta que

finalmente, a los 53 años y en plena epidemia de cólera en San Pe-

tersburgo, bebió un vaso de agua aparentemente contaminada. Un

acto tan imprudente y temerario dejó siempre la sospecha de que se

trató de una forma de suicidio.

Su funeral fue imponente y reunió miles de personas. Flores, co-

ronas, epitafios y expresiones de dolor surgieron en cada rincón de

Rusia. Porque Tchaikovsky ya estaba consagrado en vida como un

gigante de la música, aunque su espíritu enfermo ni siquiera le per-

mitió gozar del reconocimiento de sus pares y de la sociedad.

Bibliografía

• Brown D. Tchaikovsky, Pyotr Ilyich. En: Sadie S (ed.). The New Grove Encyclopedia of Music and Musicians. London: MacMillan. 1980.

• Cross M. Peter Ilitch Tchaikovsky. Encyclopedia of the Great Composers and Their Music. New York: Barnes & Noble. 1962:793-811.

• Schwanitz D. La Cultura. Frankfurt: Taurus. 2002:321.• Tchaikovsky, Peter Ilich. The New Encyclopaedia Britannica. (15ª edición). Chicago.

1995:592-593.

Fotografía deNadezhda von Meck

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Los genios y la cienciaEl concepto de locura en la sociedad medieval islámica provenía de

dos fuentes. Por un lado, la literatura y el folklore árabes definían

a esta clase de enfermedades como un fenómeno ligado a espíri-

tus sobrenaturales, llamados djinns o genios. Según las creencias

populares, los locos estaban poseídos por estos espíritus, y la cura

dependía de la práctica de rituales mágicos o religiosos. Por otro

lado, durante la Edad de Oro del Islam, los médicos árabes realizaron

grandes adelantos en el estudio de esta clase de patologías desde el

punto de vista científico, además de fundar los primeros hospitales

para enfermos mentales. Ambas concepciones convivieron durante

siglos en el vasto y complejo Imperio Islámico.

Cualquiera que haya transitado las páginas de Las mil y una noches

estará familiarizado con la figura de los djinns o genios. Los djinns

forman parte de la mitología árabe, en la que pueden adoptar formas

animadas o inanimadas, ser visibles o invisibles, benignos o malig-

nos. Según estas creencias populares, los genios pueden ser causan-

tes de ciertas formas de locura. La palabra árabe que designa al “loco”

es majnun, que etimológicamente significa ‘poseído por los genios’.

Una de las historias de amor más famosas de la literatura árabe es

“Layla y Majnun”, que trata sobre un joven poeta que enloquece de

El poder de Scherezade

U na mujer es infiel a su esposo. El hombre enloquece y la manda a matar. Luego decide que desposará a una virgen cada noche y la asesinará al amanecer para prevenir posibles

infidelidades. Hasta que llega una joven que escapa de la condena hechizándolo cada noche con un relato que deja inconcluso.La historia de este sultán loco de celos ha generado uno de los libros más extraordinarios de todos los tiempos: Las mil y una noches. De sus páginas ha surgido un inagotable imaginario de genios, alfombras mágicas, lámparas maravillosas y fabulosos palacios. Desde una perspectiva actual, podríamos aventurar que Las mil y una noches es también el libro de la locura. La locura del Sultán Schahriar y los recursos para conjurarla de una mujer hábil y creativa. El triunfo de Scherezade sería, de algún modo, el triunfo de la palabra y la poesía sobre la locura. Pero ¿cuál era el concepto de locura en la sociedad en la que se generaron estas maravillosas historias? ¿Cómo se trataba a los enfermos mentales en el Oriente Medieval? ¿Qué legado dejó en el tratamiento actual de esta clase de enfermedades?

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amor por no poder casarse con su amada y que vaga por el desierto

semidesnudo, mientras compone versos en sus escasos momentos

de lucidez. La identificación entre amor y locura es recurrente en la

literatura árabe, hasta el punto que en algún momento se llega a

concebir el amor apasionado como un trastorno mental.

Pero junto con estas creencias populares que auspiciaban explica-

ciones sobrenaturales para la locura, germinaba entre los estudio-

sos árabes el abordaje científico de las enfermedades de la mente.

Humores y amores

Los científicos árabes creían que la locura era una enfermedad como

cualquier otra, cuyo origen se encontraba en un desequilibrio corpo-

ral. Este concepto era totalmente innovador, ya que por entonces

tanto en Oriente como en Occidente se la explicaba a través de la

irrupción de fuerzas demoníacas o sobrenaturales.

La aparición de estas nuevas teorías que escindían la ciencia de lo

religioso no fue casual. A mediados del siglo VIII comenzó lo que se

conoce como la Edad de Oro del Islam, que duró hasta el siglo XIII.

Durante este período, los gobernantes de la dinastía abásida im-

pulsaron varias disciplinas, entre las que se encontraba la medicina.

Los estudiosos rescataron y tradujeron al árabe los textos de Hipó-

crates y de Galeno. Gracias a estas recopilaciones, muchas obras de

la Antigüedad clásica, que de otro modo se hubieran perdido, fueron

recuperadas por los árabes y luego traducidas a otras lenguas.

El tratamiento y diagnóstico de las enfermedades mentales no

escapó a la regla: los científicos árabes comenzaron a estudiar la

locura desde un abordaje somático. Entre los médicos árabes de la

época, se había difundido la “Teoría de los Cuatro Humores”, que ha-

bía sido desarrollada por los griegos y que gracias a las traducciones

árabes también pasó a Occidente, donde dominó la medicina hasta

principios del siglo XIX.

Según esta teoría, el cuerpo humano estaría compuesto por cuatro

sustancias básicas llamadas humores (líquidos): bilis negra, bilis

amarilla, flema y sangre. La enfermedad –física o mental– era defi-

nida como un desequilibrio entre estos fluidos, y los tratamientos

para restablecerlo se basaban en el uso de purgas, sangrados, baños,

fomentos, masajes o en la indicación de cambios en la alimentación.

Aunque la Teoría de los Humores haya sido superada, en su mo-

mento significó un gran avance. Basándose en esta teoría, Avicena

(980-1037), uno de los filósofos y hombres de ciencia más famo-

sos del mundo árabe –cuyo Canon de Medicina sentó las bases de

la medicina moderna–, describió algunas patologías como manías,

alucinaciones, depresiones, fobias y demencias.

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Como muchos de sus contemporáneos, Avicena creía en una estre-

cha relación entre la salud física y mental. Una anécdota de la época

indica que logró identificar el padecimiento por amor de un joven,

midiéndole las pulsaciones cuando se mencionaba el nombre de

su amada o del lugar donde ésta vivía. A diferencia del infortunado

Majnun del cuento popular, este joven habría logrado curarse casán-

dose con la mujer deseada.

Música y cadenasEl concepto de locura como enfermedad está ligado a la aparición de

los primeros hospitales especializados en enfermos mentales. En el

año 705 se fundó en Bagdad la primera de estas instituciones. Poco

después se crearon otras en Fez, El Cairo, Damasco y Alepo.

Si bien se conoce poco sobre los tratamientos aplicados en estos lu-

gares, algunas crónicas dan cuenta de que a los pacientes peligrosos

se los aislaba y encadenaba, mientras que otros recibían tratamien-

tos basados en comidas, medicación y musicoterapia.

En Las mil y una noches, la historia del excéntrico Habul Hassan

describe el régimen para los enfermos peligrosos: “Cuando llegó al

hospital de locos, le encerraron en una jaula de hierro, como si fuese

una bestia feroz, y la primera precaución fue administrarle una pa-

liza de cincuenta latigazos con el nervio de buey. Y a partir de aquel

día, sufrió una paliza de cincuenta latigazos con el nervio de buey

cada mañana y cada tarde, de modo que, al cabo de diez días de

hallarse sometido a semejante tratamiento, cambió de piel como

una serpiente”.

El relato no difiere mucho de la crónica de al-Hasan al-Wazzan, más

conocido como “León el Africano”, quien trabajó en una de estas ins-

tituciones en Fez, en el siglo XV: “Existen en este hospital algunas

estancias para los locos, de los que tiran piedras o provocan otros

daños, encadenándoseles allí y teniéndolos tras cerrojos, con las

ventanas enrejadas por ciertos barrotes de una madera muy dura.

Hay un guardián que les da de comer y que, si ve inquieto a alguno,

lo aplaca con un bastón que siempre porta consigo al efecto”.

El trato cruel a estos pacientes estaba relacionado con el nivel de

peligrosidad social que representaban. La sociedad islámica tenía,

en cambio, un alto grado de tolerancia hacia los “locos” catalogados

como poetas, santos o enamorados que vagaban por las calles y vi-

vían de la caridad.

Volvamos entonces a Las mil y una noches con el Sultán Schahriar

envuelto en su locura y la bella Scherezade contándole historias de

magia y genios. Aunque aún faltaban siglos para que se hablara del

poder curativo de la palabra, la dama de los mil relatos parecía in-

tuirlo en una sociedad que comenzaba a explorar los rincones más

profundos de la mente.

Bibliografía

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<http://en.wikipedia.org/wiki/Avicennism> (Consultado abril 2010).• Dols MW. Insanity and its Treatment in Islamic Society. Medical History 1987;

31:1-14.• Dols MW. Majnun. The Madman in Medieval Islamic Society. Oxford: Clarendon

Press. 1992.• History of Mental Disorders. Artículo publicado en Wikipedia. Disponible en:

<http://en.wikipedia.org/wiki/History_of_mental_disorders#Persia.2C_ Arabia_and_the_Muslim_Empire> (Consultado abril 2010).

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• Rodríguez Mediano F. Sobre la Locura en las Sociedades Musulmanas Tradicio-nales – Ensayo Reseña. Disponible en: <http://www.frenia-historiapsiquiatria.com/pdf/fasciculo%204/147-sobre-la-locura-en-las-sociedades-musulmanas-tradicionales.pdf> (Consultado abril 2010).

Ilustraciones para Las mil y una noches, realizadas por el artista iraní Abol-Hassan Khan a mediados del siglo XIX (entre 1849 y 1856).

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Los sitios de trabajo, así como

cualquier entorno organizacio-

nal, son espacios donde las con-

tiendas entre superiores y subor-

dinados e, incluso, entre pares

son parte de lo cotidiano. Pero

cuando tales situaciones impli-

can un trato vejatorio y descalifi-

cador, que se constituye en un acoso psicológico o moral, pueden ser

causantes de patologías, sobre todo en la esfera psíquica.

Estos hechos son tan antiguos como la humanidad, pero fueron

identificados y definidos como violencia psicológica en el sitio de

trabajo por el psicólogo alemán Heinz Leymann, quien, desde la dé-

cada de los 80, viene describiendo las consecuencias psíquicas en

las personas expuestas a un trato hostil y prolongado en el tiem-

po por parte de sus superiores o sus pares, con la denominación

de mobbing.1

Si bien el mobbing se refiere al hostigamiento en el ámbito laboral,

también se manifiesta en cualquier tipo de organización o grupo hu-

mano. Por esto más recientemente se habla de acoso moral o sín-

drome de acoso institucional.

Estos fenómenos tienen efectos devastadores, no sólo en quienes los

padecen, sino también en las organizaciones donde se manifiestan.

En la Ilíada de Homero, así como en la tragedia Áyax de Sófocles, se

describen circunstancias cuyas consecuencias, tanto para la empre-

sa como para los individuos, son compatibles con tales manifesta-

ciones.

La ira de Aquiles“Canta, oh diosa, del Pelida Aquiles, la cólera funesta

que causó infinitos males a los aqueos,

y que precipitó al Hades las almas de muchos héroes

e hizo de sus cuerpos presa de los perros y las aves”.

Homero, Ilíada

A diferencia de lo que habitualmente se cree, la Ilíada de Homero

no relata la guerra de Troya en su totalidad (el gigantesco poema ni

siquiera menciona al famoso caballo), sino solamente describe los

efectos de un episodio puntual que, para nuestra mirada, reviste las

connotaciones de un acoso moral.

Agamenón, el jefe supremo de la empresa acometida por los griegos

para conquistar Troya y recuperar a Helena, la esposa infiel del rey

Menelao, había capturado como esclava a la joven Criseida, hija de

un sacerdote de Apolo. Cuando el desesperado padre se dirigió al rey

para implorar la devolución de la joven por respeto a su investidura

sacerdotal, Agamenón le respondió con ultrajes y le ordenó no volver

a acercarse al campamento.

Ante tamaña afrenta, el dios Apolo decidió vengar a su sacerdote

desatando una espantosa epidemia que diezmaba al ejército sitia-

dor sin respetar ni a hombres ni a animales.

Cuando el estado mayor del ejército griego, convocado por el Pelida

Aquiles, se reunió en cónclave para resolver tan álgida situación, el

oráculo predijo que el encono del dios no habría de cesar hasta tanto

la muchacha fuera devuelta a su padre. A pesar de tal vaticinio, y

no obstante la opinión de la asamblea, Agamenón rehusó privarse

de quien consideraba un botín legítimamente adquirido. Finalmen-

Aquiles y Áyax jugandoa los dadosCerámica realizada por Exekias con la técnica de figuras negras. 550-530 a.C.

Mobbing y Amok: dos conceptos psicosociales que traspasan la frontera del tiempo

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te, ante las presiones de Aquiles, aceptó devolver su presa, pero a

cambio de la esclava de aquel, Briseida. Con esto, Agamenón no sólo

despoja a Aquiles de la mujer amada, sino que, con ella, lo priva de

su honra pública (timé), lo más valorado en el mundo griego.

Tal prepotencia desencadena la ira de Aquiles, cuyas derivaciones,

desastrosas para el ejército griego, son el tema exclusivo de la Ilíada.

La descripción de este episodio y sus resultados para la empresa son

hoy reconocibles en muchas situaciones que se manifiestan en el

ámbito laboral. El superior jerárquico desahoga su frustración pri-

vando al subordinado de su beneficio, que en aquel tiempo estaba

constituido por el botín.

Ante esto la víctima se siente acosada psíquica y moralmente, con

consecuencias que pueden devenir en actos violentos, depresiones,

ansiedad, pérdida de autoestima hasta el retraimiento social e in-

cluso el suicidio.

El arte de Homero refleja tales manifestaciones: la primera reacción

de Aquiles es la de agredir a Agamenón con su espada pero, retenido

por la diosa Atenea, tras entregar a Briseida, prorrumpe en lágrimas

y vaga desconsolado por las orillas del mar invocando a su madre,

la nereida Tetis. Finalmente, su furia se traduce en “quita de cola-

boración”: se niega a seguir participando en la empresa bélica para

la cual, por su virtud guerrera y el don divino de ser invulnerable,

constituye un factor fundamental de éxito.

Sólo la muerte de su amado amigo Patroclo, quien había salido a

luchar disfrazado con la armadura del Pelida intentando, con ese

ardid, revertir el curso desastroso que había tomado la guerra por la

ausencia del héroe, lo induce a volver al combate.

El suicidiode ÁyaxLas primeras descripciones del

síndrome Amok desde la psiquia-

tría fueron formuladas por Emil

Kraepelin (1856-1926)2,3, como una

manifestación, propia del sudes-

te asiático, de depresión, epilep-

sia o histeria. En 1973 el síndrome

fue definido de modo más específicamente psicosocial por Joseph

Westermeyer.4 También puede ser identificado con el nombre de

“trastorno explosivo intermitente”.5

Sin embargo, ya en el siglo IV a.C., en Grecia, el poeta Sófocles des-

cribe en su tragedia Áyax,6 no sólo un comportamiento que se co-

rresponde con la definición de Amok atribuida a Westermeyer,7 sino,

además, la concatenación entre la descalificación recibida, la explo-

sión de rabia salvaje y el suicidio de Áyax.

Dice Sófocles: “Cuando la noche se acercaba a su fin y los astros ves-

pertinos empalidecían, Áyax se sintió súbitamente acogido por una

ira rayana en la demencia, y empuñando una espada de dos filos se

precipitó sobre las bestias, matando despiadadamente a los cornífe-

ros carneros y a sus pastores, hiriendo aquí y allá, creyendo que dego-

llaba con su propia mano a los dos Átridas y a otros jefes del ejército”.

Otro poema del Ciclo troyano cuenta cómo Aquiles había sucumbi-

do por una flecha envenenada que atinó a dar en su tan mentado

talón, único punto vulnerable de su cuerpo. Durante la ausencia de

Aquiles, Áyax había sido el principal baluarte y defensor del ejército

griego. Tras la muerte de Aquiles, sus armas debían ser entregadas

al guerrero que le siguiera en fuerza y valor y, por lo tanto, Áyax se

consideraba legítimo acreedor de tal reconocimiento. Sin embargo,

Agamenón ejerce nuevamente su arbitrariedad y otorga las armas a

un guerrero de menor valía: Ulises.

La tragedia de Sófocles comienza describiendo las terribles conse-

cuencias de tal descalificación: Áyax, enfurecido, se lanza a matar a

quienes consideraba que lo habían deshonrado, pero, enceguecido

por la diosa Atenea, no masacra a sus enemigos, sino a las bestias

Suicidio de Áyax

Cerámica realizada por Exekias con la técnica de figuras negras. 530-525 a.C.Museo Cívico y Arqueológi-co, Bologna.

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El insensato AgamenónLos textos de diferentes au-

tores y épocas describen a

Agamenón como portador de

algunos de los rasgos comúnmente atribuidos al acosador institucio-

nal: mediocridad, narcisismo, necesidad de control, oportunismo y el

reconocimiento del otro sólo en función de su “utilidad”.8 En la trage-

dia Ifigenia en Áulide, Eurípides relata cómo Agamenón sacrificó a su

hija Ifigenia para obtener los vientos favorables que permitieran al

ejército griego llegar a Troya.

La ética de AquilesHay coincidencia en señalar como víctimas del acoso institucional a

personas con elevado sentido de la ética, dispuestas a enfrentar si-

tuaciones “reprochables en lo moral” y a ser “portavoces” del grupo

en general y de los más indefensos en particular.8 Ante las conse-

cuencias de la ofensa inferida al dios, Aquiles convoca a la asamblea

de los aqueos y exige la liberación de Criseida, aun a costa de perder

a su propia esclava.

El valor de ÁyaxOtras características de las posibles víctimas son: autonomía, alta

calificación, empatía y popularidad, a la vez que cierta ingenuidad y

dependencia afectiva. Tales rasgos, que pueden ser percibidos como

amenazantes por otros miembros de la organización,8 son justa-

mente las particularidades que los textos atribuyen a Áyax.

de los rebaños capturados. Cuando la diosa le devuelve la razón y

Áyax descubre los resultados de sus actos, se siente doblemente

deshonrado: por no poder regresar a su patria con la armadura de

Aquiles y por el ridículo resultado de la venganza que había creído

perpetrar.

En la coherencia implacable de este cuadro, Áyax es el único sujeto

y el único objeto de una posible acción, la que implica la libertad de

destruirse a sí mismo.

Al tiempo que clama venganza contra el ejército griego, muere

arrojándose sobre su espada clavada en la tierra.

Producción general: EC-t Ediciones Científico-técnicas SRL. Asesora en Psiquiatría: Dra. Susana Ogly. Diseño, diagramación e ilustración de tapa: Francisco Manuel Baggiani.EC-t Ediciones Científico-técnicas SRL. © 2010 Derechos reservados. Malabia 734, 3º C – (C1414DLP) Ciudad de Buenos Aires. www.ect-ediciones.com.

El sacrificio de IfigeniaFresco hallado en una casa de

Pompeya. Museo Arqueológico Nacional de Nápoles.

Interpretación de los personajes

Bibliografía

1. Dieter Z, Leymann H. Mobbing and victimization at work. European Journal of Work and Organizational Psychology 1996; 5(2). Disponible en: <http://acosolaboral.net/pdf/LeymannEI.pdf> (Consultado abril 2010).

2. Kraepelin E. Psychiatrie. Ein Lehrbuch für Studierende und Ärzte (5ª edición). Leipzig: Johann Ambrousius Barth. 1896.

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4. Westermeyer J. Grenade-Amok in Laos: a Psychosocial Perspective. International Journal of Social Psychiatry 1973; 19(3-4):251-260.

5. DSM-IV: F63.8 Trastorno explosivo intermitente (312.34).6. Sófocles. Áyax. En: Tragedias. Madrid: Edaf. 1999.. También disponible en: http://

cristinaserna.wikispaces.com/Biblioteca+Virtual. (Consultado abril 2010).7. “…una súbita y espontánea explosión de rabia salvaje, que hace que la persona

afectada corra locamente, armada, y ataque, hiera o mate indiscriminada-mente a las personas y animales que aparezcan a su paso, hasta que el sujeto es inmovilizado o se suicida.” Disponible en: <http://es.wikipedia.org/wiki/ Sindrome_Amok> (Consultado abril 2010).

8. Méndez FA. Mobbing: crónicas del crimen perfecto. Disponible en: <www.forodeseguridad.com/artic/rrhh/7020.htm> (Consultado abril 2010).

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