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Libro de Buen .411101'
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Juan Ramón Jiménez en 1917
LIBRO DE BUEN AMOR
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Plano del viaje del At'ciprl'Ste
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LIBROS
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publicada mi monografía s o b r eOquendo. don Luis González Obregón, en México, elaboró sobre ellaun articulito que nnnca ha llegadoa mIs manos.
e) Mis relaciones con la Editotrial Saturnino Calleja -nominalmente, con Rafael Calleja- comenzaron cuando Juan Ramón Jiménezintervino en la dirección artísticade las nuevas colecciones. (Ver "Elreverso ..." en Pasado inmediato)pp. 100 y ss.). Esta casa editora sehabía consagrado antes de preferencia a los libros de devoción y alos libros infantiles. Lo primero quese me encomendó, en diciembre de1916, fué una tradncción de la 01'todoxia de Chesterton. Y, exactamente el 16 de abril de 1917, Calleja me hizo otras tres ofertas:una edición del Libro de Bnen.41'1101' (Arcipreste de Hita), unaedición de poesías ele Góngora y unanueva traducción de Chesterton:E.l hombre que fué Jueves. Pocodespués, me propuso que prepararaun texto del Mellospreáo de Corte(Fray Antonio de Guevara). ElGóngora y el Guevara no llegarona definirse. De las traducciones sehablará un poco más adelante.
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Por Alfomo REYES
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UNIVERSIDAD DE MEXICO
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ESTE año de 1917 no fue menos fecundo que los dosaños anteriores. Enumerarémis publicaciones conforme
a los "varios caminos" de mi actividad (cap. iv), aunque cambiandoel orden según ahora conviene a losfines de esta exposición:
VI. EL AÑO DE 1917
I. Trabajos eruditos
a) "Un tema de La vida es sueiio: El Hombre y la Jaturaleza enel m o n ó 1o g o de Segismundo".(RFE, enero-marzo y julio-septiembre de 1917, recogido en lasegunda serie de Capítulos de literatura espafíola). Debe leerse enrelación con el ensayo sobre "Elenigma de Segismundo" publicadoen Sirtes (pp. 127-156). El fragmento con la traducción castellanade Plinio que dio origen a este trabajo me fue amablemente señaladopor América Castro. "Azorín" mee s c r i b i ó el 15 de noviembre de1917: "Muy hermoso su estudiosobre La vida es sueño. Definitiva." "Y Pedro Henríquez U reñame decía: "Muy bien, pero no teentregues del todo a esos esfuerzosatléticos de erudición. que te absor-
. berían completamente lO Lo que meha hecho pensar mucho, y a muchospudiera aplicarse. Y conste que todavía me dejé fuera la tradicióndel tema en la literatura científicay jurídica, así como en las figuraciones plásticas.
b) El ensayo "sobre Mateo Rosas de Oquendo. poeta del siglo xvi"(RFE, 1917. IV), se recogió conun pequeño aditamento en la primera serie de los Capítulos) bajoel título de "Rosas de Oquendo enAmérica". Aunque yo no descubría Oquendo, creo que logré incorporarlo a la historia de las literaturas americanas y, en especial, de lamexicana. Lo incluí ya en mis Letras de la Nlle'l'a Espa'ña como autor que nos pertenece. Tampocodescubrí yo al P. Mier, pero creoque mi edición madrileña, de quetrataré más adelante, contribuyó alanzarlo en la circulación literaria.Me aseguran que, poco después de
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arcaísmos al pie de la página, uníndice de nombres según Ducaminy un índice de refranes y sentenciassegún Cejador. Para el itinerarioconsulté algún trabajo previo delseñor Bernaldo de Quiroz y consulté asimismo con dos "guadarramistas" autorizados, que solían veranear en la sierra: don Ramón Me-
I néndez Pidal y el poeta Enrique de""1 Mesa.
Sobre la persona del Arciprestey sus relaciones posibles con el olos autorretratos que se infierende su poema, además del prólogomencionado he escrito una brevenota, "Entre humoristas", en milibro Calendar'io y, más ampliamente, he vuelto sobre ello en la monografía "La vida y la obra", segunda de las agrupadas bajo el título: Tres puntos de exegética literaria (Jornadas del Colegio de México, N9 38, 1945, pp. 33-34). Parael recto conocimiento del Arcipresteson hoy indispensables las investigaciones de América Castro, y tampoco debe olvidarse cierta agudaapreciación de Dámaso Alonso publicada en la revista Insula. Nuevamente me referiré a mi Arcipreste al volver sobre ediciones deobras ajenas correspondientes a este año de 1917.
d) Como en el caso anterior,tengo que mezclar la noticia de unaedición con la de un ensayo críticoa propósito de las Páginas de Quevedo) que di también a la EditorialCalleja acompañadas de un prólogoy unas apostillas. Por mayo teníava va la obra en el telar. "Azorín",~n -La Vanguard1:a (Barcelona, 3de julio de 1917), anunciaba la próxima aparición del tomito y men-cionaba nuestras charlas en torno aQuevedo. "Perico el de los Palotes", "Colombine" o Carmen deBurgos, 10 comenta en El Heraldode Madrid el 3 de mayo de 1918;pero sin duda fué éste un comentario tardío, pues el colofón de miQuevedo dice a la letra: "30 de septiembre de 1917". El prólogo y lasapostillas pasaron a la primera serie de los Capitulas. Véase 10 quedigo al respecto en el inevitable"Reverso" . Yo quise primeramentehacer, a guisa de prólogo, una apreciación muy general sin repetir losdatos biográficos que constan ya entodos los manuales. Rafael Callejame recordó el objeto popular denuestra edición. y yo rehice mis páginas de acuerdo con sus pertinentesobservaciones. Los editores me pagaron el doble de 10 contratado."Dada su actividad -me decía Pérez de Ayala- ha de estar usted ganando una barbaridad de pesetas."
DE FRAY
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Pra)1 Servando Teresa de .Mier
Procedí con suma prisa a esta-blecer mi edición del Arcipreste. ~lllLlOltCi\ AYA.CUCHO
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he contado en "El reverso ..."decía que me había yo sentado a latarea con una resignación de paralítico; pues, en efecto, no me despegué de la mesa hasta verle el fina mi Libro de Buen A11wr. Entregué el original el 4 de mayo, once SE¡-(\'A~DO TERESA DE MlERdías antes del plazo. Y después, tuve que despachar en veinticuatrohoras la corrección de todas las galeradas. Esta premura no fue uncapricho ni un alarde: la casa edito-ra tenía sus normas, las cuales sehabían dictado en vista de las publicaciones corrientes, y no de este nuevo tipo de libros a que su administración no estaba todavía acostumbrada. Se me enviaron las pruebascon instrucciones apremiantes, y yono estaba para desairar el trabajo,por duro que fuese. No volvió a suceder: los editores se dieron cuenta ,y hasta me pidieron disculpas. .
Al tener noticia del caso, Raymond Foulché-Delbosc me escribíadesde París: "¡ Caracoles con la corrección del Arcipreste en un día!Ríase usted del Sud-Express. Pero¿sería un día bíblico de veinticu~tro
y pico de horas? A veces, hay pICOSlarguísimos. Por mi parte, bien séque no me comprometería a semejante hazaña." Y añadía con cierta cautela: "En fin, veremos el resultado" (22 de junio de 1917).Creo que no 10 defraudó el resultado, pues el 8 de agosto si~'ui~?teme envió una postal que decla: ElArcipreste es una monada".
Examinando ahora mi correspondencia con Calleja, he hechouna observación curiosa: ya hecontado que aquel caballeroso ami-go consideraba con cierto recelo, alprincipio, la irritabilidad y susceptibilidad de la gente de letras, conla que apenas empezaba a tratar.Poco a poco se hizo querer de todos,y de todos mereció siempre la estimación más franca. Las primerascartas que me dirigía eran gruñonas, revelaban una actitud de pazarmada, expresaban cierta desconfianza ante el posible incumplimiento de los plazos y los convenios. Unmes después, sus cartas ieran yalas cartas sencillas de un amigo.Conservo de nuestro trato el mejorrecuerdo y siempre he de nombrarlo con afecto y con gratitud. Elmismo se nos ha revelado despuéscomo escritor.
Mi tomo del Arcipreste constade un prólogo, un itinerario y mapadel viaje por el Guadarrama (recoRido todo ello en la primera seriede los Capítulos de literatura espa-
~ñOla), el texto con traducción de
El Sol de Madrid
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TC)DOXIA
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G. K. CHESTERTON
por el Dr. José Euleterio González("Gonzalitos") ; Biografía del Bene1nérito Me:r:icanoD. ServandoTeresa de M1:er y N 01'iega y Gue1'1'0.) Monterrey, Imp. José Sáenz,1876. Por desgracia hay erratasque afean la edición, además delas que ya aparecen en el textode Gonzalitos. Rufino BlancoFombona era un Orinoco editorial,inundó las librerías con abundantesediciones de clásicos hispanoame-
Se'manario de la Vida Nac:'onal
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cir "parroquia que hoy ya no existe" , pues la calle existe todavía.Como lo he contado otra vez, enla mismo pág. ix, donde me refiero a la traducción de la Atala deChateaubriand por Mier, que apareció firmada con el seudónimo deSimón Rodríguez, el maestro de Bolívar, o sea "Samuel Robinsón",por ser éste quien costeaba el libro,la nerviosa pluma de Blanco-Fombona metió estas palabras de sucosecha: "¿ Sería la traducción enrealidad obra de Mier, o sería deD. Simón Rodríguez ?".
Sobre Fray Servando he escritoen varias ocasiones. Las principales: 1) El prólogo recién mencionado; 2) artículos publicados enEl Sol de Madrid y recogidos después en el volumen de Retratos reales e iJnaginarios (México, Lectura Selecta, 1920), bajo el título:"Fray Servando Teresa de Mier";3) artículo llamado "Dos obras reaparecidas de Fray Servando",también procedente de El Sal delVladrid e incorporado en Reloj deSol (5<;t serie de Simpatías y difet'e-ncias) pág. 183, y segundo tomode la 2a. edic., pág. 328). Este artículo se refiere, en primer lugar,a la reedición de la Historia de laRevolución de la Nueva Espa.ña hecha bajo los auspicios de la Cámarade Diputados ele México en 1922,obra publicada originariamente porFray Servando Teresa de Mier bajo el seudónimo de "José Guerra",Londres, 1813. Esta primitiva edición se perdió en un naufragio, salvo contados volúmenes. En 1907,los alumnos del curso de Historiaen la Escuela Nacional Preparatoria -Profesor, Carlos Pereyrahabíamos solicitado, a iniciativamía, que el Ministerio de Instrucción Pública autorizara y pagara la
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Ortodoxia de Chesterton, traducciónde Alfonso Reyes
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ricanos, obligaba a trabajar deprisa y no se le podía dar alcance. Sirva esto de disculpa posible. En mi prólogo debe corregirse este pasaje: pág. ix) lineas 1617, dice" ... la parroquia de SantoTomás, rue Filies Saint-'Th01nas,que hoy ya no existe"; y debe de-
El hombre que fue jueves, de Chesterton,traducción y prólogo de Alfcmso Reyes
EL HOMB~E QU.E. F U E y'u E VE'S
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o er.a para tanto, pero ya mi vidaestaba segura. Lo cual se debió, másque nada, a mi relativa puntualidadpara cumplir con mis plazos. Sentéfama de hombre que no se dormíasobre el yunque.
e) El ensayo sobre Salís. el historiador de la conquista de lVléxicoha sido suficientemente comentad~en "El reverso ... ". Data de 1917,aunque sólo se publicó en La P1'ensa, de Buenos Aires, año de 1938.(eapUulos) primera serie). Procede de la edición que preparábamosPedro Magro y yo para "La Lectura". Era Magro otro colaboradorde la Sección Filológica en o el Centro de Estudios Históricos, especialmente consagrado a la geografía y a levantar la carta de lasantiguas merindades de Castilla.A su muerte escribí "El consuelo"(ealendario ), con las impresionesd~ l~ triste noche en que lo velamos,pagma que ha merecido el honorde ser leída y trasmitida por la estación radiodifusora de Gotemburgoel año de 1949.
f) El artículo sobre "La GarzaMontesina" se escribió por 1917 yno fue posible que adquiriera lacalidad de una verdadera investigación. No quise darlo a la RFE;durmió varios años entre mis papeles, y al fin lo publiqué en la revistaSur (Buenos Aires, n9 42, marzode 1938; recogido en la segundaserie de los Capítulos de literaturaespañola) México, 1945).
II. Ediciones de obras ajenas.
a) M e11wrias de Fray ServandoTe1'esa de Mier . . ') Madrid, Editorial América, 1917. (BibliotecaAyacucho, bajo la dirección de donRufino Blanco-Fombona). Es reimpresión de la Apología de FrayServando, según el texto publicado
reimpresión de esta obra, ofreciéndonos a cuidar nosotros el trabajopero nuestra solicitud no fué atendida. El artículo del Reloj de Salen que me vengo ocupando dabatambién cuenta de la reaparición deotra obra perdida de Fray Servando: la discutida traducción de laAtala que firmó "Samuel Robinsón". El hallazgo se debió aJeanSarrailh, entonces profesor en elInstituto Francés de Madrid y hoyRector de la Sorbona, quien tuvo lafineza de darme cuenta de su descubrimiento antes de comunicarloél mismo. Los datos pueden encontrarse en mi artículo y también enla contribución de M. Sarrailh alHomenaje a 11-1enéndez Pidal:"Fortunas de Atala en España". 4)Notas bajo el nombre de "Cuaderno de apuntes: sobre el PadreMier", referencias bibliográficaspublicadas en mi Correo Literario.M onterre'Y, Río de Janeiro, n9 5(julio de 1931, pág. 8), n9 10 (porequivocación. dice: "9": marzo de1933, págs. 9 y 10) y n9 12 (agosto de 1935, pág. 5). Nunca he recogido en volumen ninguno de estos trabajos, que han envejecido yaante las nuevas investigaciones publicadas en México y en los EstadosUnidos. Véase especialmente el tomo de J. Miquel i Vergés, Esc1'itosinéditos de Fm.'Y Servando Teresade Mier, El Colegio de México,1944.
b) He mencionado ya mi edicióndel Libro de Buen Amor. Respectoa la ligereza con que la consideróel fino humanista Félix Lecoy ensus Reche1'ches sur le "Libro deBuen Amor", (pecado general delos especialistas cuando se enfrentan con una obra de tono literario ypopular, aunque vaya bien cimentada en la erudición), ya me he desquitado en ('El reverso ...". (Pasado inmediato, págs. 99-100).Contrasta tal actitud con la generosidad de María Rosa Lida deMalkiel en su preciosa edición delArcipreste (Buenos Aires, Losada,1941) .
c) En cuanto a la edición de Páginas quevedescas también mencionada arriba, sólo me queda ya decir : me ahogó la abundancia del material, lamento no haber podido recoger allí todo 10 que hubiera querido; pero el editor me obligó a suprimir muchas cosas para ceñirmeal tamaño de la colección. Creo quenada sobra y mucho falta. La edición fué recibida con encomio porel hispanista florentino Achille Pellizzari (La Rassegna, Florencia,año xxv, n9 6).
No sé de dónde tomaron los editeres .el extravagante retrato de
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Quevedo que hicieron tirar sin consultarme. Así tuve que explicarloal sabio quevedista Ernest Mérimée, quien me decía en carta del 10de abril de 1918: .(... Gracias también por la linda antología del amigo Quevedo. Pero ¿dónde está elretrato suyo atribuído a Velázquez,y dónde las pruebas o probabilidades de autenticidad?"
IU. Labores periodísticas
Don Francisco Henríquez y Carvajal, padre de Pedro y Max Henríquez U reña, era Presidente de la
AL~A~nRO ALVARtZt!lOt:takiV .~\.,.~t. 1¡¡:&tnl1t~ .~1'l."'~~""" ¡"1I~~~""t:m,l\:~
EL DERECnO INTERNACIONALDEL PORVENIR
. Traducido del francés por Alfonso Reyes ...v R. Blcmco-FO!/Ibona
República Dominicana desde finesde agosto de 1916. El 29 de noviembre del propio año, lo depuso ungobierno militar de ocupación. Salió de Santo Domingo en diciembrey siguió usando el título de Presidente de jure, que le correspondíapor todo concepto. A comienzos de1917, el periodista español don Luisde Oteyza, con lamentable inoportunidad, dió a la prensa madrileñaun comentario chusco sobre SantoDomingo. Yo, entonces, escribí 10siguiente, bajo el título de Trozosselectos: para la histo1'ia de la opinión pública, que apareció en el semanario Espaiia, 20 de febrero de1917 y fue luego reproducido porla Revista Universal de NuevaYork:
Escribe Menéndez Pelayo, en su Historia de la poesía hispanoamericana, refiriéndose a Santo Domingo: "La IslaEspañola, la Primada de las Indias, lapredilecta de Colón, aquella a quien elCielo pareció conceder en dote la bellezajuntamente con la desventura ..."
UNIVF.RSIDAD DE MEXICO
Escribe en El Imparcial don CarlosPereyra: "El Presidente Wilson iniciasu apostolado en los momentos de consumar la ocupación de la República Dominicana, la hija primog-énita de Españaen América, y cuando el Dr. Henríquez.Presidente de aquella República, está enun calabozo, custodiado por centinelasyanquis."
y escribe en El Liberal don Luis deOteyza: "Figuráos, lectores, se trata deuna antología de los vates de Santo Domingo. De aquella isla de donde, segúnIriarte, trajo dos loros una señora y donde, según veréis, quedaron muchos másloros y algunas cacatúas."
Y, i oh qué bien escribe Rubén Daría,recordando al Eclesiastés! Oigámosle:
Tiempo hay de todo: hay tiempo de amar,tiempo de ganar, tiempo de perder,tiempo de plantar, tiempo de coger,tiempo de llorar, tiempo de reir ...
Verdaderamente. tiempo hay de hablar, tiempo de callar.
No hubo prisión ni calabozo, pero sí ultraje nacional. Alguien meelijo que el señor Oteyza era un duelista consumado. Yo, pobre de mí,tuve un instante ele locura : "Yo nosoy due1ista -contesté-, porqueen mi tierra, cuando hay un encuentro, se mueren los dos contrincantes". Feroz, ¿verdad? El señorOteyza no quiso tomarlo por lo trágico y aun ha hallado modo de mostrar más tarde su simpatía pornuestros países.
Salvo esta realidad, mis laboresperiodísticas fueron exclusivamenteliterarias.
Prescindo de las ya referidas enel cap. iv y que corresponden a añosanteriores ("Fósforo" en Espa·ñay en El Imparcial, notas reco~ódas
en S-i/npatías 'Y diferencias, finaldel tomo JI de la 2a. edic.). 1 Importa señalar la aparición de El Solel sábado, 19 de diciembre de 1917.Mis colaboraciones para la páginade "Historia y Geografía" de estediario, que fue confiada a mis manos, comienzan, pues, el jueves 6de diciembre de 1917, en que dicuenta del fragmentario poema medieval sobre Roncesvalles, reciéndescubierto por don Ramón Menéndez Pidal, y continuarán todos los
1 A título de curiosidad, he aquí elíndice de las notas de cine que precedieron a la sección de "Fósforo", Frente ala pantalla, y que se deben a la pluma deFederico de Onís, bajo el seudónimode "El Espectador", todas publicadas enel semanario España, año de 1915:
N9 1,29 de enero, pág. 6: "Asta Nelsen". "Un poco de atención".
N9 2, 5 de febrero, pág. 6: "La substantividad del Cine". "El primer balbuceo". "Interpretación económica".
N9 3, 12 de febrero, pág. 6: "Hacefalta un genio". "El Cine y la Literatura".
N9 4, 19 de febrero, pág. 5: "El Ciney la Pedagogía". "Dos modos de ver lavida".
UN1VÉRSIDAD D"E MEX1CO
jueves hasta la supresión de estapágina y de todas las páginas especiales del periódico, a fines de 1919.Véase el cap. v, en cuanto a la composición del tomo Entre libros, donde recogí parte de estas colaboraciones. Otras andan en las diversasseries de Simpatías y diferencias,sobre todo en las tres primeras;otras, en el volumen Retratos reales e imaginarios (que tanto ha sufrido para su futura reedición, porlo mucho que le he entresacado,desarrollándolo en ensayos mayores); otras más, como los tres élrtículos sobre el Sionismo, en el tomo de crónicas A quellos días; yotras finalmente nunca han sido incorporadas en libro, como Las mesas de plonto (notas en torno a lahistoria del periodismo, que AndrésGonzález Blanco ha citado en suobra sobre la materia) y la Historia de un siglo (el XIX), que fuéconcebida para explicar el arranque de la guerra de 1914 y se me haquedado un poco inútil, dada laabundancia de trabajos excelentesque han venido apareciendo después. Es decir, que aún no acabode recoger todas mis contribuciones a la páo-ina de Historia y Geografía de El Sol. Lo cual no es deextrañar, si se considera la liberalidad con que concebí mis asuntos:Cuanto acontece en el tiempo -meclije- es Historia, y cuanto acontece en el espacio, Geografía.
Ahora bien, como había que considerar en mi página algunos temas de geografía física -que desbordaban el campo de mis conocimientos. limitados a la geografíahumana-, busqué un colaboradoradecuado y 10 remuneré por micuenta. Yo recordaba haber leído.desde mis días de México, en la Rei'Ísta de Archi'vos, cierto sugestivoensayo de Juan Dantín Cerecedasobre la población de España. (Sino me equivoco, es el origen o larvade su libro sobre Las 1'egiones naf1wales de Espa'ña, cuyo primer tomo data de 1922). adie, prácticamente, conocía aún al eminente geógrafo. Lo descubrí en el Institutode Guadalajara, donde era catedrático; 10 asocié a mi página, y creoque le procuré, al menos, la ocasión para que se le concediera susitio. De entonces parte su renombre.
IV. Traducáones
Me limito a las traducciones de. libros. prescindo de páginas o poemas aislados. No puedo recordar
, si fue en este año o en el anterior. cuando don Carlos Pereyra, que sehabía relacionado con el escritor
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húngaro Andrés Révész, colaboraba para las modestas empresas editoriales de éste con ciertas traducciones anónimas del francés y el inglés. A fin de ir más de prisa, solíapartir en dos algún tomo de algúnsociólogo o político ruso, y me confiaba la mitad de la obra.
a) Ya he mencionado dos traducciones de Chesterton: 01,todo:ria, El hombre qlle file Jueves.Otras vendrían después. La primera fué comenzada a fines de 1916y se publicó al año siguiente; lasegunda, planeada desde abril de
Amado Alonso (1896-1952)
1917, sólo se hizo años más tarde.A la aparición de Ortodoxia, redacté una breve noticia para ElImparcial, recogida en Grata C0111pañ,ía con otras páginas sobre Chesterton.
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b) Traducci6n, el1 compama deBlano-Fombona, de la obra escritaen francés por el tratadista chilenodon Alejandro Alvarez, El DerechoInternaáonal del p01'venir Madrid, ,Editorial-América, 1917.
V. Varia
a) Colaboraciones menores enC1Ilt1lra Hispanoamericana y UlIiól/Panamen'calla, de Madrid; en elBulletill de l'A1J1é1'iqlle Latille, deMartinenche, París; en Las N ovedades, de ..Jueva York, etc.
b) Un folleto explicativo de lasreglas con que se redactaba y confeccionaba la bibliografía de laRFE. en colaboración con AntonioG. Solalinde: folleto destinado atransformar a los lectores de la revista en auxiliares de su sección bibliográfica: Re'vista de Ft'lologíaEspañola . .. Sección de Bibhografía, 1917, 22 páginas. Las hijas ynietas de la revista -Revüta Hispánt:ca Moderna (Nueva York),Revista de Filología Hispánica(Buenos Aires), Nueva Revista deFilología H ispá111'ca (México)han venido depurando el sistemapor aquellos días establecido. Poraquellos días también, y a mi lado,aprendió a redactar sus primerasfichas bibliográficas un muchachonavarro recién aparecido en Madrid: el que después sería autorizado maestro de la filología españo'la, Amado Alonso, hoy imborrable recuerdo entre sus muchos amigos y admiradores. (Sobre la Revista de Filología Hispánica quefundó y publicaba en Buenos AiresAmado Alonso. di una nota en ElNacional, 12 de diciembre de 1939,recogida en Norte y S1Ir, págs. 233y ss.). Cuando Amado Alonso set~asladó a la Universidad de Harvard y tuvo que abandonar aquellarevista, fundé en El Colegio deMéxico la Nlle'lJa Revista de Filología Hispánica, que aún seguimospublicando aquí, y le ofrecí la dirección para que en ella continuarasu obra: México, 1, 1, julio-septiembre de 1947. Nuestra revista,de cuya dirección me hice cargonominalmente a la muerte de Amado Alonso y a partir de enero de1953, ha merecido crédito en elmundo de la erudición hispánica; enMéxico, sólo hemos cosechado unjuicio periodístico en que se la llamó "revista de cantinfladas").Otro joven principiante, entre losgratos recuerdos de entonces, JorgeGuillén. Lo adiviné poeta desde losprimeros instantes y le dije: "No seseque en la filología. Tu M arcellus eris."
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VI. Poesta
tos poemas incluídos en Huellasque llevan fecha de 1917, págs. 5360, 96, 183-186; Y después, en laObra poéúca, págs. 56-62, y 307passim: el poema Minuta, que empezó a declararse poco a poco desde el año 1917.
Si mucho se apura -y ya se hadicho- toda poesía es poesía' deocasión. Cuando los hechos que laimpulsan son puramente espirituales, la onda subjetiva disimula esoque llamamos la ocasión. Pero enestas páginas pueden traslucirseciertas circunstancias de mi vidapor aquellos días: la iniciación demi hijo en las primeras letras,. losmomentos de silencio y melancolía,la preocupación galante y amatoria, el recuerdo de mi tierra natal.ysus amapolas y monacillos, lasátira de los desterrados de Méxicoque no entienden a España, mi vagabundear por las calles, procurando convencerme de que era yo relativamente feliz.
VII. P'rosa literar'ia no eruditani periodística
De propósito he dejado para elfin el libro de ensayos de 1917:El Suicida, que he reeditado en1954 y que será objeto de otro capítulo especial.
Mi frecuentación con los eruditosespañoles de aquel tiempo no dejabade causarme sorpresas. Algunoshabían llegado a una irritabilidadincreíble, y se les oía decir cosas co-mo ésta: .
-¿ Han visto ustedes? El canalla de Puyol (o de Bonilla, o deCejador, o de Cotarelo) dice queBarahona de Soto nació en 1547.
¡Qué canaila! j Éarahona de Sotonació en 1548!
Mi amistad con "Azorín" se ibaafirmando con el tiempo. Me recibía en la salita de su casa, taninexpresiva como su rostro. Nuncaconocí su taller. Me dejaba hablar,contestaba con dos o tres vaguedades. De pronto, comenzaba a sonreir y decía:
-¿ y qué hay de libros ?- y, conmuequecilla maliciosa, sacaba delbolsillo una miniatura, una verdadera curiosidad, alguna pieza raracobrada por ahí, en las ferias y enlos puestos de lance, durante suscorrerías de cazador bibliográfico.A veces, dejaba la joya en mismanos:
--":'Es para usted, Reyes. Lo adquirí pensando en usted,
(He evocado el ambiente de estasferias de libros viejos en mi artículo "Un paseo entre libros", 29vol. de Simpatías y diferencias, 2ªed., págs. 194 y ss.).
En este año de 1917, AméricaCastro, José' Moreno Villa, Antonio G. Solalinde y yo creamos elVentanillo de Toledo, sitio de reposo dominical descrito en Lasvíspems de España, (págs. 69-75y notas respectivas), también mencionado en "La Cucaña" (Reloj deSol, 2ª ed. de Simpatías y diferencias, II, 213-215). El Ventanilloalcanzó fama internacional: todavía, a la muerte de Paul Hazard,Marcel Bataillon recordaba la visita de ambos al Ventanillo, la leyenda de San Baltasar, las pinturas murales de Moreno Villa (ymás tarde,. de Bagaría).. . VerLe Figaro Littéraire, París, 3 deabril de 1954.
Pero el Ventanillo no acaparabatodos nuestros ocios dominicales.
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Ahí están nuestros paseos por elEscorial o el Guadarrama. ("Unrecuerdo de año nuevo", Simp. JIdij., 2a. ed., II, 228-234: una nocheen la "casita" del Dr. Madinaveitia, suegro de América. Ahora seme antoja comentar mi incidente
.de la zapatería con este verso deLa Gato11tLaquia: "¡ Oh cuántos males causa un zapatero !"). Otras veces íbamos a San Rafael, donde veraneaba don Ramón Menéndez Pidal. ("El reverso ...", Pasado inmediato, págs. 96-98).
Si el Ventanillo mereció hastacierto punto la fama, también hasta cierto punto -y, desde luego,para sus huéspedes- puede merecerla esa casa n9 32 de la calle delGeneral Pardiñas, donde hasta aquíviene sucediendo lo que dejo narrado. Allí vivimos Carlos Pereyra,José María Chacón y yo; allí llegóa vivir Solalinde con su madre doñaFilomena, tan zamorana, tan elegante en su silueta esbelta y vestido negro; allí paró Pedro Henríquez U reña en sus vacaciones deMadrid, verano de 1917, de que hetratado con detalle en mi recienteartículo "Encuentros con PedroHenríquez U reña" (La Gaceta,Fondo de Cultura Económica, 1, 3,15 de noviembre de 1954 y Cuadenws, París, enero-febrero de1955); allí cedí a Pedro provisionalmente mi beca del Centro de Estudios Históricos para mientrasestuviera en fadrid; allí recibimosambos la visita de José Escofet,nuestro camarada del Atento deMéxico, ya vecino de Barcelona ypronto director del diario La Vang'uardia. Allí se me aparecían decuando en cuando, algunos mexicanos que andaban de paso por Madrid y que todavía me recordaban.
EL LENGUAJE DE N A DIE(Viene de la pág. 6)
en realidad, el demonio en personacambiaba el significado de sus palabras y aquéllo que doña Aquilina escuchaba era precisamente lo contrario de lo que Carmelo se había propuesto decir. "¿ Si nó, por que, aluego, esas risadas de doña Quilinacada vez que le hablo? - pensabaCarmelo -¿ De ande ha de ser causa de risa que yo le pida esas tierritas que no las quedría ni un perro,con perdón sea dicho, ni pa hace,rsus necesidades?"
Doña Aquilina, no obstante sussesenta años, era una mujer erguida, derecha llena de vivacidad en losojos, siempre con un vestido de raso
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. negro y un dogal de terciopelo alcuello del que pendía una madallitade plata. Durante los veinte añosque tenía de vivir en la hacienda sinsalir para nada de ella -a afuerade las contadas ocasiones en que ibaa la capital de la provincia paraentrevistarse con el Gobernador-,doña Aquilina sólo recibió una única visita, al parecer de sus parientes, haría de ésto cosa de dos meses.
Llegaron en una berlina polvorienta, todos vestidos de negro, doscaballeros y tres damas, la últimade éstas una joven, compungidos ycon· el aire asustado, sin atreversea mirar en su derredor hacia la gente de la hacienda que se había reu-
nido en el patio con curiosidad dever cómo eran aquellas personas.De cualquier manera no permanecieron en la hacienda arriba de treshoras, a partir de haberse encerrado en la sala grande con doña Aquilina a tratar sus asuntos, despuésde que se les ofreció un refrigerio,a su llegada, que devoraron aprisay silenciosos en el comedor, con laapariencia de quienes tratan deabordar 10 más pronto posible unnegocio apremiante.
Doña Aquilina -según se dijomás tarde, cuando se relató lo ocurrido en el comedor- no quisoprobar bocado con sus parientes,sin oponer siquiera pretexto alguno