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Apertura y Fiestas de San Juan

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Compilación de Jesús Antonio Borja

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Page 1: Día de la Apertura

Apertura y Fiestas de San Juan

Page 2: Día de la Apertura

Dr. Eduardo Romero Hicks

Presidente Municipal de Guanajuato

Profr. Sebastián Caldera Mendoza

Presidente

Profra. Silvia Irene Cuéllar Mata

Vocal

Arq. Salvador Flores Fonseca

Secretario

Jesús Antonio Borja Pérez

Director Municipal de Cultura y Educación

* Jesús Antonio Borja

** Cortesía Salvador Flores

*** Cortesía Guanajuatocapital.com

Comisión de Cultura, Educación y Deporte

Compilación

Diseño

Verónica Marmolejo Garduño

Guanajuatocapital.com

Fotos

Apertura y Fiestas de San Juan 2

DirectorioDirectorio

Dirección Municipal de Cultura

Calle 5 de mayo N° 1

Centro Histórico

C.P. 36000 Guanajuato, Gto.

(01 473) 73 274 91 y 73 401 36

[email protected]

Junio 2007

Publicación distribuida gratuitamentepor la

www.guanajuatocapital.gob.mx

Page 3: Día de la Apertura

* Relato

A nosotros nos ha tocado en suerte recibir una riqueza incalculable en tradiciones, costumbres, creencias, relatos y demás manifestaciones que conforman la cultura de Guana juato. Por l o t an to, l a mayor responsabilidad que tenemos es no sólo conservar esta riqueza sino poder trasmitirla a las nuevas generaciones de Guanajuatenses.

Lógicamente que manifestamos nuestro orgullo de pertenecer a una ciudad universitaria, minera, cervantina y Patrimonio de la Humanidad que sigue celebrando fiestas tan añejas como las de la Apertura y las de San Juan y Presa de la Olla.

En esta publicación les ofrecemos una segunda entrega sobre las tradiciones de Guanajuato para que conozcamos su origen y así expresar un mayor respeto y nuevos deseos de fortalecer y conservar todo aquello que forma parte de nuestra identidad.

Ambas fiestas, Apertura y San Juan, se vinculan con el agua, con la sagrada del Bautista y la necesaria para vivir; por ello cada año acudimos con gusto a renovar esta amistad, caminando junto al Parque de las Acacias, comiendo en la Presa de la Olla y esperando que el torrente nos abrace cuando se abren las compuertas en el Parque Florencio Antillón.

Las fiestas de San Juan son de todos. En ellas confluyen los esfuerzos de asociaciones, instituciones y particulares que entendemos que sólo el trabajo conjunto rinde más y mejores resultados y porque comprendemos que nuestras tradiciones son fundamentales para perdurar como sociedad.

Sabemos que como gobierno somos depositarios de la confianza de los habitantes de Guanajuato y guardianes cuidadosos de lo más preciado de un pueblo: sus tradiciones.

Eduardo Romero Hicks, Presidente Municipal

A

Apertura y Fiestas de San Juan 3

* * * R qu zai e

* * * r iónT adic

* *Costumbres

Fiestas de San Juan y la Apertura, parte de nuestras tradiciones

Page 4: Día de la Apertura

El Paseo de la Presa de la Olla y sus

Fiestas de San Juan y de la Apertura

José Luis Lara Valdés

Todavía hoy, año 2007, la ciudad de

Guanajuato tiene su gran fiesta del agua en los

meses de junio y julio: San Juan, días antes del 24

cuando las familias y los visitantes festejan en un

paseo por el parque Florencio Antillón y las dos

calles que le guarnecen, al parque y al vaso de agua

que es la presa de la Olla, para llegar luego al Jardín

de las Acacias presidido por la gran escultura de

Miguel Hidalgo, y, después los accesos escalerados

hacia la cortina de la represa de San Renovato,

alrededor de la cual suele suceder lo más popular de

lo más populachero, el pueblo pues. Claro está, los

políticos y comerciantes, los industriales y los

periodistas, alrededor del Parque Antillón, los

oriundos y las familias en el de las Acacias. Pero por

todas partes curiosos y visitantes, así como el

mundo raro en que se ha convertido esta ciudad

administrativa, universitaria, cultural, minera.

Todo se ve alrededor de estas fiestas.

Desde hace décadas, la fiesta tiene como

paisaje a los grupos de políticos que la utilizan para

hacerse notar entre la población, ellos, sin saberlo,

cumplen con un ritual de integración, de identidad,

por más que los medios destacan notas de color

partido político. Todo sucede entre negocios de

comida, bebida, vendimia de bisutería, fruta, juegos

para niños y jóvenes, y estruendoso sonido de

canciones de moda para bailar, para gozar, para

gritar, para sufrir; mariachi, conjunto norteño, trío,

banda, sin faltar el trovador solitario, todos con los

sonidos saliendo de bocinas en competencia por el

Apertura y Fiestas de San Juan 4

T

Page 5: Día de la Apertura

mayor volumen, pero nunca en la misma intensidad

de las canciones que salen de la garganta en pleno

sentimentalismo.

Con las mismas características sigue la fiesta

el primer lunes de julio, “Si lo permite el Alto

Mando”, dicen por ahí, esto es, si la cantidad de

aguas pluviales acumuladas en el vaso de la presa lo

permiten, sucede el movimiento mecánico para

abatir las compuertas y dejar que el copete de la

presa, el agua, se precipite en cascada por la

vertiente hacia el principio del sistema subterráneo

del drenaje citadino. Una vez al año, como desde a

mediados del siglo XVIII se estableció como

medida sanitaria, sucede la limpia del drenaje de la

ciudad en este sector, por ello se deja correr el agua

en plenitud de regocijo.

Son las fiestas de San Juan y de la Apertura de

la Presa de la Olla, la una, evocación religiosa del

Bautista que tuvo, porque ya no existe, templo en el

mineral de Rayas; la otra, acción sanitaria que

incentiva la congregación alrededor del agua

sonora, señora impetuosa, joven chispeante, en

ocasiones demasiado olorosa a materia putrefacta

mientras cae como en catarata. En esos momentos

difícilmente alguien puede escuchar a la banda

municipal que ejecuta sobre la cortina de la presa el

vals Sobre las Olas, del santacrucense Juventino

Rosas.

¿Pero cómo sucedió la fiesta en tiempos

pasados? ¿cómo se fortaleció la costumbre? ¿cómo

se originó?

Presunto origen de la fiesta

del agua derramada

La circunstancia de haber sido el Rancho de la

Olla una propiedad particular, probablemente

dedicada a la explotación de las canteras, y, o al

comercio del agua mediante la arriería, bien a bien

no se sabe ya que no se ha localizado la

documentación que nos esclarezca el giro del

rancho de la Olla; pensamos que no hubo fiesta a

San Juan Bautista ni apertura de la presa antes del

siglo dieciocho. La construcción de la presa ya se

refiere hacia 1741. No queda noticia de que hubo

templo o capilla de hacienda o del rancho de la Olla;

el templo que hoy vemos lo construyó el padre

Marmolejo en el siglo XIX y no se sabe si éste

sustituyó a otro que habría estado allí, o próximo al

rancho tan mentado. Hay dos fechas para suponer el

inicio de las fiestas, a partir de 1750 y a partir de

1780; después de 1741 ya estaba construida la presa

en el extremo de la población y se desbordaba en

temporadas de lluvias intensas, tal que al bajar el

agua por el río cruzando la ciudad, en su mayoría a

cielo abierto, lo veían discurrir lleno de agua

mientras limpiaba el cauce.

Haber construido la presa propició el riesgo

de inundaciones con la sobreelevación del nivel de

agua, pero además, el cauce del río había venido

siendo utilizado por los propietarios colindantes

quienes echaban en él basura, desmontes para sus

construcciones, y donde había haciendas de

molienda del mineral, los deshechos de tierra lama,

granza y otros detritus de animales y personas.

Estos usos derivaron en el muladar que

obstaculizaba el libre paso de las aguas

superficiales, por lo que en el año de 1749 los

vecinos de la calle de Alonso se dirigieron al

Ayuntamiento para solicitar, entre otras acciones

que evitaran las inundaciones, la limpieza del río.

El río desde el poblamiento en la segunda

mitad del siglo XVI, era canal del desagüe, a cielo

abierto, por lo que a casi doscientos años de esta

costumbre se habían sufrido, cada temporada de

lluvias intensas, al río saliendo de madre, como se

decía entonces, ocasionando desgracias, pérdida de

vidas. La decisión oficial de realizar la apertura

como medida sanitaria y de resguardo a la

población, suponemos que pudo haber sido una

acción alrededor de 1750: liberar el agua de la Presa

de la Olla para que al bajar por la caja del río, lo

limpiara. Aunque bien pudo haber sido práctica

constante ya que en el año de 1780 las autoridades,

apoyándose en jornaleros pagados por un impuesto

de propios y arbitrios, ya realizaban una limpieza

anual; las autoridades debían reportar el costo por

la mano de obra, y por el uso de herramientas para

ello. Eso que hoy llamamos la Apertura, bien pudo

haber tenido tal origen, para concluir la limpieza

anual del río.

La otra fiesta, la de San Juan, el 24 de junio,

religiosa, como su nombre lo indica, acaso haya sido

iniciada por el prestigiado mineral San Juan de

Rayas. En la ciudad de Guanajuato no tuvo antes del

siglo XVIII templo, lo hubo hacia 1750, el hoy

conocido como San Francisco, era San Juan, en la

entrada al Potrero, cuya portada barroca expone el

programa franciscano, pero San Juan no está. El

templo en el mineral de Rayas, dedicado a San Juan

el Bautista, se derrumbó; su torre y fachada pasaron

al Templo de Pardo, las pechinas a la escalera

central de la Unidad Belén de la Universidad de

Guanajuato, las columnas de la linternilla, a una

Apertura y Fiestas de San Juan 5

Page 6: Día de la Apertura

casa en el mineral de Valenciana, los retablos

barrocos al templo del Señor de Villaseca. En la

fachada del templo de San Juan, trasladada a la

capilla de Pardo, al levantar la vista destaca en la

cartela central la escena de San Juan bautizando a

Jesús; la escena está presidida por el Espíritu

Santo.

Podemos imaginar que el auge del mineral de

Rayas, donde estuvo el templo, y el de la familia

Sardaneta Legaspi, sus dueños, entre 1730 a 1750

dio lugar a la fiesta en el día del santo patrono; el

mero día de San Juan.

El gozo por el agua derramada

Las fechas cuando sucedían las fiestas no han

podido establecerse regularmente, debido a la

invariabilidad de la temporada de lluvias. Noticias

varias de las fiestas que suceden en junio y julio dan

idea del gozo por el agua derramada. La fiesta de

San Juan, alrededor del 24 de junio, y la apertura de

la Presa, ahora el primer lunes de julio, pero antes

era movible. Hurgando en periódicos nos

enteramos que el 13 de junio de 1828, la Junta

Municipal de Beneficencia y Sanidad dirigió, con

carácter de urgente, al ilustre Ayuntamiento que se

realizara, a la mayor brevedad, la apertura de la

Olla, debido a que las pestilencias de la ciudad lo

ameritaban. Al año siguiente, sucedió el 14 de julio,

a las ocho y treinta de la mañana. El año de 1867 la

apertura fue en el mes de agosto. El año de 1872, el 6

de julio, según invitación que hizo el vecindario de la

Presa de la Olla: "… a todas las personas en general

que concurren al paseo de la apertura el próximo

m i é r c o l e s , a f i n d e q u e c o n t r i bu ya n

espontáneamente para la conclusión de aquella

iglesia, aunque sea con un centavo, entregando esta

oblación en las mesas que al efecto se situarán en las

puertas de dicho templo." (AHG, 1872, julio 6). Y

así, nos enteramos que en 1899 las fiestas

sucedieron entre el 24 de junio y el 4 de julio cuando

hubo apertura.

Las fiestas servían para que autoridades,

aristócratas, empresarios, clero y pueblo, se vieran

las caras, cada quien dentro de sus propias galas. El

19 de julio de 1831 el Ayuntamiento envió una

invitación al gobernante en turno para que

asistiera a las fiestas de San Juan, ofreciendo la casa

de la Presa de la Olla que era del Ayuntamiento y la

ocupaba el guardián de la Presa.

Prevalencia de la fiesta

Nos ha parecido que el caudal de agua, el

volumen que se deja ir por el río camino abajo, hasta

cruzar la ciudad, tiene la función de limpiar el

colector de aguas negras del Paseo de la Presa hasta

el Túnel del Coajín, por donde sale bajo la ciudad, a

la cañada de Pozuelos, encontrándose con el otro

ramal que atraviesa la ciudad en Noria Alta. Así la

ciudad estrena aromas, como la población estrenaba

ropa para las fiestas.

Todavía en la segunda mitad del siglo XX era

la costumbre estrenar ropa para las fiestas de San

Juan. Se veía a las familias acudir con sus alimentos

preparados a los parques Florencio Antillón, Jardín

de las Acacias, y uno más que estuvo en la ladera

Norte; buscando un lugar donde acampar para

pasar el día, a gozar la música de grupos norteños,

mariachis, tríos o trovadores solitarios. El gusto

mayor era permanecer en caso de que cayera la

lluvia, porque tenía que llover, en esta como en

otras fiestas si no llovía no era fiesta.

Hubo carreras de caballos en el Paseo mismo,

pero luego llegó el automóvil. Hoy la fiesta tiene

visos de convivencia entre políticos más por

compromisos sociales. La historia se pierde y hoy

otras son las razones que nos concitan a la fiesta:

participar colectivamente sumergidos entre la

brisa de la cascada, el agua derramada, mientras el

estruendo del agua al caer nos traspasa. A algunos

parecerá remembranza del bautizo de San Juan a

Cristo, momento fundacional del cristianismo en

cuanto lazo que identifica.

Para otros, naturalmente nada piadosos, es el

momento cuando Guanajuato se asemeja al mar,

entre el estruendo del agua al caer, la brisa que de

ello se forma, y la lluvia, si llega a la cita. Para

completar el paisaje, si levantamos la vista, allá

arriba del cerro de los Loceros está el faro, que nos

recuerda el naufragio fingido. Esta fiesta es la

voluntad de la ciudad por el lugar, ya que en él, al

paso de los siglos, ha sucedido el equipamiento

urbano, plazas, jardines y puentes ganados a la

cañada al embovedarla, como el mismo Paseo de la

Presa de la Olla.

Apertura y Fiestas de San Juan 6

Page 7: Día de la Apertura

7

Revisando materiales gráficos sin

clasificación, puestos a saldo en la librería del

Archivo General de la Nación, me llamó la

atención una gran fotografía porque no había

reseñado su contenido en la guía de documentos

gráficos existentes en tal acervo (dos veces

publicada, por el Colegio del Bajío en 1988, y por la

Presidencia Municipal de Guanajuato en 1999); un

croquis que muestra el oriente de la ciudad de

Guanajuato sólo que como si ésta fuera plana. Hoy,

2007, sé que formó parte del expediente sobre los

Calderones. (AGN: Ramo Tierras, v 1075, e 1).

Plasmados en grafías elementales, de ahí su

nombre de croquis, el río del Monte de San Nicolás

que entra a la mancha urbana en Pastita, y el que

reúne a cuantos bajan de Peregrina y la Hacienda

del Cubo, al Rancho de la Olla, para de ahí

continuar su cauce hasta la Hacienda de San

Agustín, donde se junta con el río de Pastita, justo

en el punto del cementerio y templo de San

Sebastián, se dice que de los últimos panteones de

indios.

La figura del vaso de la Presa de la Olla, hacia

el Oriente, muestra dos secciones de las cañadas,

los loceros, indicados hasta con 9 números de

sitios, concesionados para la extracción de la

cantera para construcciones diversas, esa piedra

verde, blanca y amarilla tan característica de estas

rocas atrás de la Presa, que así ahora visten no

pocas construcciones de la ciudad.

Está aquí en croquis el origen del

poblamiento en este rumbo Oriente de las minas de

Santa Fe de Guanajuato: otras minas, agua, cantera

y caminos hacia diversos rumbos: San Miguel el

Grande, de donde habrían venido por todos los

años desde 1540 en el siglo XVI, por aquel camino

hoy en el olvido, los viajeros de Celaya, de

Querétaro, de la ciudad de México. También la

caminería para otras minas y haciendas: Peregrina,

Villalpando y El Cubo. Para ir a estos tres

minerales se juntaban los caminos en un plan, se

podía subir por la cañada donde estaba la Presa de

la Olla, por los loceros o por el cauce del río arriba;

R

Apertura y Fiestas de San Juan

podían también seguir el camino sobre los

cerros y montañas del Suroriente y Sur de la

población "camino que sube de la Carbonera para

El Cubo y Villalpando" dice el documento.

Está delimitada la propiedad de Calderones,

de donde se abasteció de agua la población minera

del siglo XVI, siglo a partir del cual trasladaron en

burro, mula o a pie, los ocotes con agua para

venderla a la población. Luego el camino natural,

al lado del río, terminó por ser el Paseo de la Presa

que tuvo importancia en el abasto del vital líquido

transportado que fue hacia las fuentes y sistemas

de hidrantes públicos, acaso desde tiempos

anteriores a la construcción del vaso de agua. Pero

también fue el camino para que los arrieros

transportaran el mineral de la sierra hacia los

molinos y hornos de las haciendas mineras, como

las de Santa Gertrudis y San Agustín.

Atrás del cuerpo de agua se lee, en la

representación del 'Cerro de Chichíndaro': "Ojo de

agua de Chichíndaro, cerro que está unido a la

cadena de los que configuran el lado Norte de la

cañada del Rancho la Olla." Este plano nos ubica a

la vez con el sitio donde habrían tenido ocasión de

reunirse los operarios de las minas, de ascendencia

indígena, el templo de San Sebastián, cuyo

panteón conserva testimonios prehispánicos. Del

pasado remoto algo nos dicen los nombres de los

cerros, Chichíndaro suena a purhépecha, por el

sufijo "aro" que se refiere al lugar donde hay en

abundancia, pero chichi es náhuatl y tiene tantos

significados que nos quedamos con el más obvio, se

refiere al lugar donde habitaron los chichimecas.

Por la proximidad del Cerro del Meco, más bajo

que el de Chichíndaro, pudiera haber sido este un

asiento de aquellos nativos que encontraron los

españoles en el siglo XVI.

Esta descripción y el plano que ocupa la

página siguiente forman parte del proyecto que

hace posible el actual Ayuntamiento de

Guanajuato, 2006-2009, “Memoria documental

histórica del municipio de Guanajuato”, a mi

cargo.

José Luis Lara Valdés

Los ríos del Cubo y del Monte de San Nicolás,

sus haciendas y fincas en el siglo XVIII

Page 8: Día de la Apertura

18 Apertura y Fiestas de San Juan 9

Page 9: Día de la Apertura

Apertura y Fiestas de San Juan 10

Muy al principio de los tiempos en que se

inició nuestro muy alabado mestizaje, con un

pueblo y cultura europeos y después de que las

gentes oriundas de estos lares les informaron a los

iberos donde había metales de los que ávidamente

buscaban y dieron con ellos, los extrajeron y la

separación de la plata y el poco oro, de otros

materiales del reino mineral, se efectuó por medio

de la fundición a fuegos fuertes y nuestros muy

poblados bosques, tanto de vegetación como de

animales de toda clase, iniciaron su depredación.

Este procedimiento de fundición en hornos

era muy imperfecto, pues mucho mineral precioso

y valioso se escapaba, además de peligroso para

quienes trabajaban en él y diezmatorio para los

tupidos y abundantes árboles altos, arbustos,

matorrales y cactus de múltiples variedades.

Un poco más de treinta años después de que

se consumó la conquista de la ciudad el imperio de

México-Tenochtitlan, un tal Bartolomé de Medina

inventó o trajo a la reciente Nueva España, el

famoso y duradero en el tiempo que se estuvo

usando, método de amalgamación; que hacía que se

rescatara mayor cantidad de metales argentíferos,

aunque alguno se siguió perdiendo. Su atinada

aplicación y buen resultado requería de varios

ingredientes, entre ellos los más indispensables, el

azoque o mercurio y el agua.

Aperturas Isauro Rionda Arreguín

M

Cronista Vitalicio de la Ciudad de Guanajuato

Page 10: Día de la Apertura

Apertura y Fiestas de San Juan 11

En estos Reales de Minas de Guanajuato, que

habían iniciado a producir plata desde 1552-1557,

pronto, desde los años sesenta de la centuria

número diez y seis, se hizo uso intensivo de este

nuevo método.

Los yacimientos metalíferos de Guanajuato

estaban en su gran mayoría situados en las laderas

y cúspides de las montañas, donde, lógico es, no

había agua, pues toda la que caía de los cielos

escurría al fondo de las cañadas, donde se

acumulaba. Fue pues, necesario, para beneficiar sus

metales preciosos, acercarse al agua, y ésta estaba

en el fondo de las cañadas, en el río Guanajuato y

sus múltiples afluentes grandes o chicos.

Este citado río que junto con sus batracios,

nos dio su nombre para la ciudad que habitamos,

nace allá por el Monte de San Nicolás y el mineral

del Cubo, por el lado de arriba, y por otro lado con

los arroyos que vienen de la región donde están las

minas más ricas, y por todos lados crece con el

recibimiento de muchos afluentes grandes o

chicos, largos o cortos; es torrencial cuando llega y

aprieta el tiempo de las lluvias, manso, lento y

apestoso en el estío.

En ambas riberas de estos ríos y arroyos se

fincaron las haciendas de beneficio de metales y

dentro o fuera, pero cerca, las cuadrillas para que

habitasen los dueños y trabajadores de toda

índole.

Estas primitivas o desarrolladas haciendas

cuentan con agua para el beneficio de las platas y

para el consumo necesario de hombres y

animales en la temporada de lluvias, y poca o

ninguna, en los demás períodos del año.

Por lo tanto, captar y retener el valioso

liquido, es una necesidad imperiosa. Las haciendas

grandes y chicas (zangarros), para su uso

industrial y el consumo de sus dependientes

vivientes, de dos pies o cuatro patas, hacen norias

en las riberas de las corrientes de ríos o arroyos y

presas, en sus cercanías y lejanías; los habitantes

para su consumo propio y de sus animales, horadan

pozos, construyen aljibes y pilas en sus moradas,

traen agua en ollas u odres de partes más o menos

lejanas, sobre todo de Chichíndaro y de presas.

A medida que el tiempo caminó, las

autoridades del Real, Villa o Ciudad, para asegurar

el vital líquido para los habitantes presentes y

futuros, cavan pozos, profundizan las vertientes

naturales, frenan y contienen los escurrimientos y

hacen presas.

Guanajuato y sus contornos están llenos de

presas, basta ver el plano de la ciudad que hizo don

Lucio Marmolejo, en la caminada segunda mitad

del siglo XIX y contaremos cerca del ciento.

Estas, las presas, su origen responde a la

necesidad que se tenía del agua para el beneficio

minero, otras veces para contener avenidas,

algunos para limpiar los ríos y arroyos, para la

construcción de templos, casas, calles, plazas,

bardas, pretiles, etcétera, para beber y limpieza

humana y de los animales de todo tipo.

Page 11: Día de la Apertura

12

Los constructores de estos vasos fueron los

“hacenderos” o “beneficiadores”, o sea los que

trabajaban las haciendas de beneficio minero; las

autoridades locales para el uso de sus gobernados,

y los particulares para su servicio, barrio o

comunidad.

Todo recipiente para contener agua necesita

de periódica limpieza, se limpian las simples hollas

de barro, los aljibes, pozos y las presas; estas

ultimas por múltiples razones, una de ellas para

desaterrar su vaso y no perder capacidad de

almacenar, para limpiar el cauce del río o arroyo

que constantemente se veía obstruido por los

desperdicios que las haciendas o particulares

tiraban a ellos y creaban tapones, que con el tiempo

producían inundaciones, de las que sufrimos

muchas, etcétera.

Estas limpiezas se hacían “aperturando” las

presas, o sea, abrirlas de la válvula o compuerta que

se encontraba en la parte más baja de su cortina o

dique de contención y así lograr que el agua saliera

con presión, fuerza e ímpetu, arrastrando sus lodos

y demás y llevándose los que encontraba a su paso.

Estas aperturas normalmente se hacían una

vez al año y cuando la temporada de lluvias ya

había iniciado pero no arreciado. Entonces para

evitar accidentes en personas y propiedades, se

avisaba a los vecinos cercanos al río o arroyo por

donde pasaría el torrente, y la gente gustosa acudía

a la cortina a presenciar el grueso del agua que salía

en la apertura de la presa fulana.

Una vez que ya había salido toda el agua, o

por lo menos la mayor parte, sus lodos, árboles,

ramas de estos, inmundicias y demás, la compuerta

se cerraba, ya fuese con mampostería, madera,

etcétera, para esperar el grueso de la época de

lluvias, con lo que la presa se llenaría y cuidándola

podía durar y servir muchos meses para adelante.

El pueblo ocurría a estas aperturas a gozar

del espectáculo, como ya dijimos, a divertirse, a

lavar su ropa y otras cosas; a bañarse, tomar barro

para la alfarería, para hacer adobes, buscar plata,

oro y mercurio en sus fondos, monedas, sobre todo

de plata, etcétera.

Muchas presas y aperturas hubo en

Guanajuato, de las cuales se nos viene a la memoria

la de Pastita, la de Juris, la de Peregrina, la del

Monte de San Nicolás, la de Mata, la del Molino de

Santa Gertrudis, la de la Olla, la de San Renovato,

la de Zaragoza, la del Saucillo, la de la Compañía, la

de Rocha, la de Guerras, la de Pozuelos, la de los

Santos, y tantas y tantas otras. Unas aún existen,

otras por desgracia ya desaparecieron, pero todas

tuvieron por necesidad sus aperturas.

De todas ellas aún nos queda la apertura de la

Presa de la Olla, en fecha movible de los últimos

días de junio o en el curso de julio. Aunque hubo

quien la abrió una noche antes del día anunciado, y

¡vaya el problema en que nos metimos!

Debemos decir que la apertura de esta

histórica y querida presa, no se hace completa,

pues solo se abren las compuertas metálicas del

vertedor de demasías y no la compuerta o llave que

está en lo más hondo de la cortina de la presa.

Por cierto que en nuestra ya larga vida, solo

la hemos visto totalmente vacía dos o tres veces.

Que esta fiesta de la apertura de la Presa de la

Olla, es de las más antiguas de Guanajuato, no cabe

la menor duda, y auguramos que solo le gana en

mayor antigüedad la fiesta de San Ignacio.

Apertura y Fiestas de San Juan

Page 12: Día de la Apertura

Jesús Antonio Borja

Fue un año importante en

la historia de nuestra ciudad, por un lado, en Sesión

del 3 de julio, el Ayuntamiento decide la

construcción de una Presa en el rancho conocido

como “La Olla” y, para el 8 de diciembre, el Rey

Felipe V, concede el Título de ciudad a la Villa de

Santa Fe y Real de Minas de Guanajuato.

Para el caso que nos ocupa, presentamos la

trascripción del acta de Cabildo en que se exponen

las razones por las cuales es necesaria la

construcción de una nueva presa.

“Acta sobre fabricar una presa en el parage,

que llaman la Olla grande

Año de 1741.

En la Villa de Santa Feé, Real y Minas de

Guanajuato a tres días del mes de julio de mil

setecientos, cuarenta, y uno años: El Muy Ilustre

Cabildo, Justicia y Regimiento, que componen los

señores Don Juan Ximénez, Alguacil mayor y

familiar del Santo Oficio de la Inquisición y

Teniente General de esta dicha villa; Don

Francisco Bluet y Higuiño, Alférez Real; Don

Joaquín Velasco, Duque de Estrada, Alguacil

Mayor; Don Agustín de la Torre y don Alfonso

García de Malavehar, Regidores de dicho Cabildo

dijo: que por cuanto dicho señor Teniente General,

deseando eficazmente el alivio y beneficio público

de la escasez de agua con que se haya éste lugar,

necesaria, para el gasto y manutención de sus

vecinos, propuso haber reconocido en el paraje que

llaman la Olla, media legua, poco más, o menos,

distante de esta dicha Villa, facilidad de hacer una

presa cuya caja puede recibir cuantiosa porción de

agua limpia de la pluvial anualmente, con que se

socorra el lugar de que resulta su conservación, y

aumento; cuyos costos según su situación

proporcionada a la obra haciendo presa y

contrapresa, parece que serán tres mil pesos y poco

más, o menos, y que se puede conseguir fenecerla

en poco tiempo. En cuya Villa, dicho Muy Ilustre

Cabildo mandó que el señor Regidor don Alfonso

García de Malavehar, acompañado del Procurador

General de esta dicha Villa, y con asistencia de

Antonio Gordiano, Alarife, haga vista de ojos y

reconocimiento a la situación y paraje donde se

puede hacer dicha obra y que se regulen sus costos,

y de el cómodo o incómodo que de ella resultare,

informe a dicho Muy Ilustre Cabildo, para en su

vista proveer lo que convenga. Así lo mando, y

firmo, Testado, Don Agustín de la Torre, no vale.

* * * ostumbresC

* * * Crieenc as

** *rT adición

Nuestra Presa de la Olla

y su apertura

13Apertura y Fiestas de San Juan

1741

Page 13: Día de la Apertura

Rúbricas

Muy Ilustre Señor

En conformidad de lo determinado por Usted

en el auto que precede en que me confiere comisión

para que haga vista de ojos de la situación y paraje

donde se ha intentado hacer una presa, regule sus

costos, y examine el cómodo o incómodo que puede

resultar para el lugar que nombran la Olla grande,

más abajo de donde está el camino que va a Santa

Bárbara, donde hace una angostura que la mayor

parte manifiesta ser de peña y reconociéndolo con

atención y cuidado, midiendo sus distancias, hallé

tener cuarenta y cinco baras por lo más ancho, y

por lo más angosto doce baras y habiendo

concurrido el Alarife a reconocer el paraje, regula

que haciendo la presa de doce baras de alto y siete

baras de ancho con cuatro estribos de tres baras en

cuadras, costará cuatro mil pesos. De cuya obra

debo informar a Vuestra Excelencia, que no solo no

hallo algún perjuicio sino grande utilidad y

beneficio común por el que lograrán los vecinos en

abastecerse de agua con la presa, siendo de este

mismo dictamen varias personas de esta

distinción que me acompañaron al reconocimiento

que es lo que da motivo suficiente; para la

formación de la obra Usted determinará lo que

hubiere por más conveniente. Guanajuato y agosto

tres de mil setecientos cuarenta y un años.

Alfonso García Malabehar.

En la Villa de Santa Feé, Real y minas de

Guanajuato a cuatro días del mes de agosto de mil

setecientos cuarenta y un años, el Muy Ilustre

Cabildo, Justicia y Regimiento, habiendo visto la

información por el Señor Regidor Don Alfonso

García de Malabear, sobre el reconocimiento que

hizo del paraje donde se pretende hacer una presa

para que abastezca de agua a esta Villa, en que

expresa resulta de utilidad pública, su señoría dijo

que debía mandar y mando se informe a su

Excelencia impretando su venia para efectuar

dicha obra con testimonio de las Diligencias, así lo

mando y firmo.

Rúbricas”

14 Apertura y Fiestas de San Juan

Page 14: Día de la Apertura

15Apertura y Fiestas de San Juan

Así fue como inició el trabajo para la

construcción de la Presa de la Olla, vendría después

la Apertura y con ello el problema de ubicar el inicio

de este hecho, más como necesidad que como fiesta

del pueblo tal como la vivimos hoy en día.

Existe un dato que nos ubica en la antigüedad

de la apertura de nuestra Presa y es que cuando el

Ayuntamiento decide la construcción de la Presa de

Pozuelos en 1777, se menciona la apertura anual de

la Presa de la Olla, tal y como lo podemos leer en el

acta original que empieza diciendo:

“Expediente formado el año de 77, en

consecuencia de las representaciones hechas por los

Comisionados de la nueva Presa llamada de la Olla;

y ante todo solo se ordena su reconocimiento”

“En distintas ocasiones se ha considerado por

Vuestra Excelencia el que podría venir tiempo, en

que se padeciese por este público tan grave

perjuicio, y daño, como el que actualmente se está

experimentando, a vista del evidente riesgo a

que queda expuesto con la apertura anual de la

Presa, para cuya precaución se había proyectado el

construir otra a la parte opuesta de la antigua en el

fin de la cañada, que llaman de los Pozuelos, y

entre la Hacienda de Rocha, y la Casamata, y cuya

notoria, imponderable utilidad se ha meditado, y

calificado repetidas veces por Vuestra Excelencia

ofreciéndose por el señor Marqués de San Juan de

Rayas el erogar los costos de su construcción, y

fábrica ignorando como ignoro los motivos que

demoraron, o embarazaron la práctica de tan útil,

y favorable designio”.

(aguas1741-177 docs 1 al 5 foja 2v, Archivo

Histórico Municipal)

La Apertura de la Presa de la Olla es anterior

a 1777, por lo que estamos ante un hecho que, sin

connotación de fiesta, es anterior a las Fiestas de

San Juan y Presa de la Olla.

Page 15: Día de la Apertura

Honorable Ayuntamiento de Guanajuato2006-2009

Eduardo Romero Hicks Presidente Municipal

Dolores Elena Álvarez GascaRegidora

Sebastián Caldera MendozaRegidor

Mónica Susana Barrera StephensonRegidora

Patricia Elaín Sánchez StevensonRegidora

Jorge Luis Hernández RiveraRegidor

José Luis Camacho Trejo LunaRegidor

Jorge Ignacio de la Peña GutiérrezRegidor

Juan Salvador Flores FonsecaRegidor

Jesús Antonio Borja Pérez. Director de Cultura y Educación

Eduardo López Goerne. Secretario del H. Ayuntamiento

Marco Antonio Figueroa SierraRegidor

Guillermo Francisco Smith GuerreroRegidor

Silvia Irene Cuéllar MataRegidora

Juan Francisco Reyes MillánRegidor

Teresita Rendón HuertaSíndico

Luis Eduardo Enríquez ChicoSíndico