conjurar a babel - mazzeo

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  • 8/19/2019 Conjurar a Babel - Mazzeo

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    CONJURAR A BABEL - por Miguel MazzeoNotas para una caracterización de la nueva generación intelectual argentina .

    (A diez años de la rebelión popular de 2001).

    ntroducción

    “Conocer […] no es una mera composición de conceptos: es un acto vital, un desgaste y, enconsecuencia, un asunto peligroso, un acto organizativo”.

    Ren! "avaleta Mercado

    La literatura sobre los intelectuales, sobre sus funciones en la sociedad y la naturaleza de lasmismas, sobre sus figuras, ritos y modalidades de interención a lo largo del tiempo es copiosa.!gualmente lo es, ya "ue #a marc#ado en paralelo, la literatura referida tanto a la #amletianadiergencia entre la inteligencia y la acción, como a la transición de la oluntad a la pra$is. %neste traba&o retomamos esa senda literaria, "ue ya es de por s' bastante dilatada, y tratamos dedar cuenta de algunos de sus tradicionales tópicos a partir de una refle$ión sobre losintelectuales en la Argentina de la ltima dcada. *ale aclarar "ue, m+s all+ de las referenciasocasionales a tradiciones cr'ticas y a #erencias reconocidas, no asumimos en este traba&o elob&etio de aanzar en una genealog'a del "ue#acer intelectual. na tarea de tal dimensióndemanda un oficio y una ocación de los "ue carecemos.

    -or otra parte, creemos "ue las continuidades y rutinas destacadas no alcanzan para opacar 

    una realidad distinta caracterizada por una crisis recóndita de las figuras del intelectual, una

    crisis "ue instala la necesidad de repensar sitios, perfiles, roles y posibilidades. -or eso no

    podemos de&ar de coincidir con icol+s /asullo (12003), "uien #ace unos pocos añossosten'a4 56oy "ue el intelectual naega entre ser sólo referencia de un mercado cultural,

    endido como el "ue piensa por usted, como autoayuda "ue simplifica y aplana lo comple&o, o

    reformulado como figura desproista de toda intensidad por la burocracia y la rutina acadmica

    donde ya no aspira a otra cosa "ue a fic#ar un libro ie&o o decir lo "ue todos ya suponen sin su

    ayuda, #oy precisamente recobra sentido discutir, rastrear o actualizar su derrotero pol'tico78.

    91:/abe agregar "ue esta crisis de las diersas figuras del intelectual tiende a manifestarse, por 

    lo general, en la omisión lisa y llana de la problem+tica misma.

    uestra principal #ipótesis es "ue subsisten, por lo menos, componentes, rasgos ;en fin,

    signos; en algunas pra$is y sensibilidades "ue permiten identificar una nuea generación

    intelectual en nuestro pa's< una nuea generación intelectual radical, cr'tica, impregnada de una

    sub&etiidad de la insubordinación, con ocación emancipatoria, es decir, una nuea generación

    intelectual 5militante8. /reemos "ue al calor del proceso #istórico de la ltima dcada se #an ido

    delineando su&etos portadores de esta sub&etiidad de la insubordinación, #ombres y mu&eres

    con la ocación de ec#ar algo de luz sobre lo toda'a no pensado, con una renoada ocación

    para la pra$is pero "ue asumen emplazamientos nueos para la misma. ueos y diferentes a

    los tradicionales y caracter'sticos del 5intelectual comprometido8, 5de iz"uierda8 o

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    5reolucionario8, m+s all+ de los recursos y confines (y las poses y las ceremonias) "ue de

    estas y otras figuras cl+sicas se retoman y se resignifican.

    -or cierto, estamos #ablando de una generación intelectual 5de iz"uierda8. -ero sucede "ue

    esta condición es iida a#ora con par+metros originales, "ue en muc#os aspectos difieren ;y

    #asta rec#azan; a los de las anteriores generaciones de intelectuales de iz"uierda.

    =ostenemos "ue la rebelión popular del 1 y el 20 de diciembre de 2001, sin de&ar de ser 

    parcialmente un emergente de los procesos preios de recomposición de las clases

    subalternas y oprimidas, fue b+sicamente punto de partida o acontecimiento instituyente, en

    tanto productor de efectos, del trayecto "ue puede conducir a la conformación de esa nuea

    generación (pero "ue tambin podr+ "uedar trunco).

    La nuea generación intelectual, claro est+, dista de #aber coagulado y es una posibilidad "ue

    nunca lo #aga, no tenemos la certeza de "ue la misma deenga 5decisia8 o, por lo menos,

    5precursora8. %n sentido estricto, la nuea generación intelectual argentina remite a un

    moimiento dialctico, abierto. -or lo tanto nuestro ob&eto carece de consistencia.

    -robablemente este traba&o se la otorgue, aun"ue m+s no sea en un grado muy modesto y

    primario. %n fin, asumimos todos los riesgos y tratamos dar cuenta de un proceso "ue posee

    momentos autogeneratios y #terogeneratios.

     Al mismo tiempo "ueremos destacar el fuerte contraste entre esta generación intelectualmilitante, #i&a dilecta del 1>20 de diciembre de 2001, #ec#a desde aba&o, y la denominada

    5generación militante del ?icentenario8 o la 5generación de 200@8, la generación "ue

    supuestamente 5recuperó la pol'tica8, una generación #ec#a desde arriba o encandilada por el

    arriba. =i bien una porción de esta generación supo reconocer en el 1>20 de diciembre un

    punto de infle$ión, no asumió la tarea de conserar ;y militar; su potencia y su promesa, lo

    consideró un momento inorg+nico, de pura negatiidad, a&eno a la 5nuea pol'tica8.

    ecurrimos a un concepto de generación con inocultables resonancias "ue remiten a Bos

    Crtega y Dasset (133@1EE), principalmente a sus concepciones sobre las generaciones

    plasmadas en El tema de nuestro tiempo,92: obra de 12@. /onsideramos "ue el concepto

    orteguiano de generación, despo&ado de sus componentes elitistas, puede resultar productio.

    %ntonces, el concepto de generación "ue utilizamos en este traba&o no tiene "ue er con un

    compromiso din+mico entre la masa y el indiiduo o entre las minor'as selectas y las

    muc#edumbres. =e trata de un concepto "ue remite a una ariación colectia de una

    sensibilidad ital, a las filigranas comunes relacionadas con los proyectos inocados y las

    fuerzas conocadas, a las pulsaciones de una potencia #istórica, a un comportamiento pol'tico

    cultural, a una forma de interenir en la realidad y, por ltimo, a una comunidad de repudio a uncon&unto de presupuestos teóricopol'ticos.

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    %n el mismo trazo orteguiano consideramos "ue la nuea generación intelectual no siente la

    #omogeneidad entre lo recibido y lo propio, no es, precisamente, una generación "ue iene a

    congeniar. -or el contrario, la nuea generación intelectual se caracteriza por su disposición

    supresora, sustitutia y beligerante< al decir de Bo#n FeGey, iene a perturbar, a destruir rutinas

    y a socaar la satisfacción con lo "ue se tiene.9@:

    6acia el año 200H, el citado icol+s /asullo sosten'a "ue a pesar de la 5espontaneidad

    insurreccional autogestora y autónoma "ue regó las calles de ?uenos Aires8 en 2001, se

    tornaba 5dif'cil reconocer sus consecuencias pol'ticas en el campo intelectual8. I agregaba "ue

    esos ferores insurgentes y radicalmente transformadores se fueron disipando gradualmente,

    cediendo a los tradicionales posicionamientos intelectuales republicanos>liberales y

    populistas>estatistas, dos 5ersiones8 "ue asumieron la centralidad en el debate intelectual y

    manifiestamente ale&adas 5de los credos despertados, en a"uella coyuntura, de una nuea

    pol'tica desde moldes antitradicionales8.9: /ada una de estas ersiones, amplias y tolerantes,

    se conirtió en marco de referencia de opciones pol'ticas "ue muc#as eces son diergentes.

    9E: *ale agregar "ue la ie&a iz"uierda, la iz"uierda dogm+tica y unidimensional, no pod'a

    contener esos ferores insurgentes y radicalmente transformadores, en buena medida por"ue

    tambin iban en contra de ella.

    =in negar las dificultades para identificar las consecuencias pol'ticas de 2001 en el campo

    intelectual, y reconociendo "ue los posicionamientos republicanos>liberales ypopulistas>estatistas asumieron en los ltimos años la centralidad en el debate intelectual, este

    traba&o plantea "ue s' se pueden identificar las consecuencias pol'ticas de 2001 en el campo

    espec'ficamente intelectual. /laro, para eso #ay "ue in"uirir en espacios relatiamente

    inisibilizados y marginalizados "ue con enormes dificultades se abocaron a la tarea de

    prolongar un moimiento de autonom'a y luc#a< en pr+cticas "ue frecuentemente no son

    concebidas como intelectuales< en los sencillos reserorios de las pra$is contra#egemónicas.

    osotros creemos "ue estas consecuencias se ponen de manifiesto en la nuea generación

    intelectual.

    *ale aclarar "ue no pretendemos determinar "uin o "uines forman parte de esta nuea

    generación intelectual. ec#azamos las idealizaciones y la burocr+tica man'a del tipólogo

    nominador intransigente, "ue suele serir, b+sicamente, para e$cluir. =implemente

    consideramos "ue es posible constatar la realidad de gestos, pra$is, ideas, etc., con

    potencialidades disruptias pero por a#ora dispersas, serializadas. %n el me&or de los casos,

    puede "ue las caracterizaciones "ue ensayamos contribuyan a delinear JtiposJ al estilo

    Geberiano. Kipos meramente instrumentales, ni obcecados ni fetic#izados. %n caso de suceder 

    tal eentualidad, #abr+ "ue tener presente "ue los 5tipos ideales8, al decir de K#eodor Adorno

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    (10@1), son sólo recursos con los cuales apro$imarse al ob&eto, en s' mismos carecen de

    5sustancialidad8 y son, adem+s, 5arbitrariamente remoldeables8.9:

    Los e&ercicios de asociación con figuras concretas, aun"ue l'citos, nos parecen escasamente

    productios< por otro lado consideramos "ue no resultar+ f+cil encontrar a"uellas "ue de modo

    rotundo y en estado casi puro encarnen a la nuea generación intelectual (tal como podr'a

    afirmarse del peruano Bos /arlos Mari+tegui 9131@0: para la generación de los 20, o del

    argentino odolfo Nals# 9121HH: para la generación de los 0H0), entre otras cosas por el

    car+cter abierto del proceso #istórico al "ue nos estamos refiriendo. Koda figura intelectual "ue

    comparte caracter'sticas de la nuea generación presenta altas dosis de contradicción, por una

    u otra cosa, m+s all+ de los trayectos acadmicos o militantes.

    Fe todos modos nos parece muy pertinente el intento de identificar el tipo de +mbito en donde

    esas caracter'sticas son m+s perceptibles. =in dudas, esas caracter'sticas encuentran

    5ecosistemas8 m+s propicios en colectios de educación popular, +reas de formación de los

    moimientos sociales, bac#illeratos populares, y en las diferentes instancias culturales,

    sociales y pol'ticas desarrolladas por las organizaciones populares. 9H: =on stos los espacios

    en los "ue se est+ for&ando una cultura m+s colectia "ue indiidual, m+s artesanal "ue

    profesional y m+s participatia "ue escnica. =on stos los pe"ueños uniersos rudos y libres

    donde me&or se articulan las necesidades, el protagonismo y los saberes de las clases

    subalternas con las isiones anticapitalistas e internacionalistas.

    etomamos a"u' diersas escrituras. -or un lado, tal como #icimos en nuestro traba&o El sueño

    de una cosa. ntroducción al poder popular 93: respecto de la nueva nuea iz"uierda o una

    iz"uierda por enir, en este traba&o proponemos una serie de elementos para la caracterización

    de la nuea generación intelectual, considerando "ue su nacimiento y desarrollo es paralelo a

    la primera. -or otro lado, pretendemos seguir por la anc#a aenida (decir camino ser'a

    ine$acto) "ue propuso Cmar Ac#a en !a nueva generación intelectual. ncitaciones y ensayos.

    9:

    Kambin nos parece pertinente dar cuenta de las interenciones "ue aparecen en el dossier 

    titulado 5!ntelectuales e iz"uierda en Amrica Latina8, "ue fue publicado en"uevo #opo. $evista

    de %istoria y &ensamiento Cr'tico (O , -rometeo, ?uenos Aires, septiembre>octubre de 200),

    y en el cual figura el art'culo de nuestra autor'a4 5otas para una caracterización de la nuea

    generación intelectual8 "ue #a serido de base de este traba&o. Los otros art'culos del dossier 

    son4 5!ntelectuales en el ocaso de la ciudad letrada4 Los albores de una nuea generación

    cr'tica en Amrica Latina8, de Cmar Ac#a< 5=obre nuestra condición intelectual (y sus anti

    condiciones), de Ariel -etruccelli< 56acia la superación de una generación intelectual

    domesticada8, de /#ristian /astillo y Mat'as Maiello< 5La lengua del 20018, de %duardo Molinari

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    5%ntreista a %l'as -alti8, por ?runo Pornillo< 5!ntelectuales, moimiento obrero y luc#a cultural4

    %ntreista a 5?eto8 -ianelli, por Ale&andro ?elQin y osa Morena.

    -or su parte, las conclusiones retoman y ampl'an un art'culo publicado en la reista #elar , en el

    año 200H.910:  A"u', adem+s de desarrollar algunos de sus asuntos, lo reescribimos y lo

    presentamos como 5apuntes para un manifiesto8, contrariando la tendencia "ue desde #ace

    años insiste en negarle un porenir a este gnero tan apuleado.

    Pinalmente debemos consignar "ue algunos fragmentos del apartado 5La apuesta por la

    pol'tica y la pol'tica como apuesta8, fueron publicados en un art'culo en la

    reista%erramienta en el año 2011.911:

    Cap#tulo $

    %o&re los or#genes de la nueva generación intelectual

    “"o vale la idea per(ecta, a)soluta, a)stracta, indi(erente a los *ec*os, a la realidad cam)iantey móvil+ vale la idea germinal, concreta, dialctica, operante, rica en potencia y capaz de

    movimiento”.

    Jos! Carlos Mari'tegui

    Evocación del tiempo de la desmesura

    %n nuestro traba&o El sueño de una cosa -introducción al poder popular, identificamos y

    ensayamos unos pocos pasos en pos de la caracterización de una nuea iz"uierda (en sentido

    estricto una nueva nuea iz"uierda) o una iz"uierda por enir. La primera designación, aun"ue

    se inspiraba en indicios concretos, sin dudas, puede parecer e$agerada. La segunda, por la

    carga desideratia "ue pone en &uego, puede resultar m+s e$acta "ue la primera, aun"ue

    indefectiblemente depende de ella. %n efecto, sin el desarrollo de un con&unto de e$periencias y

    pr+cticas asociatias, comunitarias y autonómicas significatias de las clases subalternas y

    oprimidas ;e$periencias y pr+cticas "ue ad"uirieron isibilidad pblica, "ue se conirtieron en

    potentes atractores sociales por sus potencialidades contra#egemónicas y "ue se multiplicaron

    en los años 2001 y 2002; ser'a imposible pensar en el adenimiento de una nuea iz"uierda,

    incluso ser'a dif'cil desearla y er, en trminos de %rnst ?loc# (133E1HH), las tendencias en

    las latencias.

    /abe aclarar, de todos modos, "ue antes de la insurgencia #ubo un proceso de maduración,una gestación silenciosa "ue #ab'a arrancado unos años atr+s. Fel mismo modo "ue en'an

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    desde atr+s una serie de procesos "ue se ir'an desplegando y complementando en las ltimas

    dcadas del siglo RR. %stos procesos se relacionan con las contradicciones generadas por las

    pol'ticas neoliberales4 por el modelo de acumulación financiera, a&uste estructural y

    endeudamiento del %stado< por la subordinación de la econom'a argentina a los moimientos

    del capital global< por el incremento ;por 'a legal; de la e$plotación (fle$ibilización laboral) y la

    impunidad (leyes de -unto Pinal y Cbediencia Febida, los indultos a los represores y

    genocidas)< por la crisis social, la crisis pol'tica, etc.

    /omo una nuea iz"uierda sólo tiene razón de ser si supera los saberes ptreos de la iz"uierda

    ie&a y si contribuye a renoar las identidades plebeyas, la tarea de identificación y

    caracterización de lo nueo obliga a una cr'tica del antiguo rgimen emancipatorio, sin

    descuidar la cr'tica en paralelo de los actuales mecanismos de sometimiento por efecto de

    dominación ideológica y de acotamiento del ser cr'tico de los intelectuales, en particular los

    menos eidentes, los "ue se en e$presados por el progresismo realmente e$istente (en sus

    formatos reformistas y nacionalpopulistas).

     A#ora bien, creemos "ue este proceso de gestación de una nuea iz"uierda o una iz"uierda

    por enir tiene correlatos en el campo intelectual. =e trata de planos inescindibles por"ue sus

    lógicas in#erentes permiten la proliferación de asos comunicantes. %n concreto, si #ablamos

    de una nuea iz"uierda, o una iz"uierda por enir, corresponde #ablar tambin de una nuea

    generación intelectual (y de la emergencia de un nueo tipo de intelectual cr'tico).

    o "ueremos e$agerar las posibilidades de esta nuea generación intelectual. Sue las

    necesidades sean perentorias no garantiza la inminencia y la operatiidad de las respuestas.

     Adem+s, consideramos "ue sólo los intelectuales son capaces de autoasignarse funciones

    desmesuradas en los procesos #istóricos. Muc#os intelectuales, incluso los "ue se asumen

    como mar$istas o, en l'neas generales, como reolucionarios, radicales, antisistmicos,

    contra#egemónicos o, simplemente, 5cr'ticos8, siguen considerando "ue las ideas reisten

    algn grado de e$trañeza respecto de los procesos del mundo social.

    osotros no creemos "ue los intelectuales sean la leadura de la #istoria< adem+s

    consideramos "ue su autosuperaloración (gesto t'pico de la academia) deria

    inariablemente en algn grado de domesticación. A#ora bien, entendemos "ue afirmaciones

    de este tipo resultan insuficientes para &ustificar una filiación a alguna forma del t'pico

    antiintelectualismo de intelectuales, un menosprecio de la teor'a, o para "ue se considere como

    negatia nuestra aloración de la identidad intelectual.

    -or el contrario, reconocemos la importancia pol'tica de las pr+cticas teóricas y simbólicas y

    pretendemos señalar la posible (y muy necesaria) contribución de una nuea generaciónintelectual a la conformación de una nuea sub&etiidad pol'tica de iz"uierda. M+s all+ de la

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    releancia asignada al plano de lo simbólico y sub&etio, no limitamos las funciones del

    intelectual a estas categor'as. =i asumimos como propósito b+sico del intelectual cr'tico la tarea

    de desarrollar una pra$is contra#egemónica, no podemos de&ar de considerar como posible (e

    igualmente necesaria) su contribución en aspectos organizacionales e institucionales. -ero,

    claro est+, #ablamos en trminos de 5contribución8.

    Los sucesos "ue an del 1 y 20 de diciembre de 2001 al 2 de &unio de 2002 912: y los

    procesos "ue e$presaban, de algn modo ofician de partida de nacimiento de la nuea

    iz"uierda y de la nuea generación intelectual< son sus momentos constitutios y sus puntos de

    referencia. %se tiempo refle&ó la crisis, no sólo de un patrón de acumulación y de una forma de

    %stado, sino tambin de una determinada manera de nombrar lo pblico y de una 5cultura8

    pol'tica basada en la despolitización de la sociedad, es decir, en el analfabetismo pol'tico, en

    particular, de las clases subalternas. n analfabetismo pol'tico "ue desde finales de la

    dictadura militar y por la 'a de la profesionalización, las isiones consensualistas y la

    reiindicación de la neutralidad como locus de la ciencia y la autoridad, tambin #ac'a estragos

    entre los intelectuales.

     Al mismo tiempo, estos sucesos contrariaron de modos diersos tanto al espacio de la acción

    pol'tica caracter'stico de la democracia liberalrepresentatia como a la matriz populista "ue,

    clausurada en el plano económicosocial, subsist'a (y subsiste) como superestructura, y

    tambin a la matriz iz"uierdista tradicional, es decir, el 5mar$ismoleninismo8 en todos sus

    formatos dogm+ticos y acr'ticos y, por lo tanto, sin sentido de contemporaneidad.

    o sólo en'an a reinstalar la ocación de interención social de los intelectuales, sino "ue

    insinuaban una radical transformación de los modos tradicionales de interención. -or"ue la

    repolitización desatada permitió ir m+s all+ de la mera repetición de los itinerarios conocidos,

    m+s all+ del canon reolucionario en relación al cambio social, m+s all+ de la reposición de las

    identidades plebeyas en sus ie&os formatos. %n trminos de Ana /. Finnerstein4 5La

    reitalización de pr+cticas autónomas en la Argentina posterior a diciembre de 2001 debe ser 

    comprendida como un salto cualitatio de la pol'tica de resistencia, es decir, como desaf'o, no

    sólo al capital y al %stado, sino a las formas preias de resistencia, en tanto se #ab'an

    conertido en un obst+culo para la rebelión8.91@: %sto resulta un factor primordial, dado "ue

    plantea una crisis del antiguo rgimen emancipatorio al tiempo "ue instituye rasgos del o de los

    reg'menes emancipatorios "ue est+n por enir. -or cierto, este factor, fue pasado por alto tanto

    por la ie&a iz"uierda como por el nacionalismo diz"ue popular (e incluso 5reolucionario8).

    !ndudablemente fueron los meses m+s intensos de los ltimos años y, probablemente, de las

    ltimas dcadas. Pueron seis meses y 1.21 cortes de rutas, calles y puentes. =eis meses y

    cientos de asambleas en los barrios de la /iudad de ?uenos Aires y del Dran ?uenos Aires.=eis meses en los cuales se desarrolló un proceso de estructuración de un moimiento de

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    protesta a niel nacional, con organizaciones y actiistas "ue, en l'neas generales, respond'an

    a orientaciones pol'ticas e ideológicas radicalizadas. =eis meses de e$uberancia plebeya y de

    una italidad "ue nos retrotra'a a los tiempos preios al golpe militar de 1H.

    n tiempo tan dram+tico como pletórico de posibilidades a partir de la irrupción de las clases

    subalternas y oprimidas y los espont+neos y masios cuestionamientos a los pilares de la

    dominación y de rec#azo al poder estatal, sostenidos esta ez en el despliegue de auspiciosos

    e$perimentos de autoorganización "ue instalaron algunas coordenadas para pensar nueos

    trayectos anticapitalistas, nueos caminos de democratización social y nueos campos posibles

    para el e&ercicio del poder y para la transformación de las relaciones de dominación. =in dudas,

    ese tiempo prodigioso e$presó un salto cualitatio en la luc#a de clases. -or todo esto, m+s all+

    de la contundencia de las cifras, la intensidad de a"uellos meses &am+s podr+ ser registrada

    cabalmente por las estad'sticas.

    %l 1>20 de diciembre de 2001 ino a instituir el fin de la ltima dictadura militar (1H13@), es

    decir4 puso en eidencia la caducidad de algunos de sus efectos m+s depraados "ue an

    persist'an.91: o sólo por"ue se superó el miedo y se trabaron los mecanismos "ue frente a l

    reproduc'an las autom+ticas respuestas atom'sticas y adaptatias, sino tambin por"ue se

    generó un clima "ue conocaba al rec#azo de los comportamientos no solidarios y

    priatizadores y al cuestionamiento de las estructuras elitistas de los signos m+s diersos, al

    tiempo "ue auspiciaba todo tipo de tendencia asociatia y la recuperación de los cuerpos y las

    calles como fundamento de la pol'tica. Ficiembre de 2001, como mayo de 1 (/ordobazo),proocó una prdida de sentido de las pautas pol'ticas precedentes, marcó su agotamiento

    como referentes orientadores. -ero a diferencia del /ordobazo no #ubo un segundo 120 de

    diciembre 5clasista e insurreccional8 y se desblo"ueó r+pidamente el proyecto alternatio de

    rearticulación del blo"ue dominante.

    =e trató, por cierto, de un tiempo e$cepcional y en muc#os aspectos desmesurado, con una

    sucesión de acontecimientos cuya fuerza simbólica tend'a a rebasar los contenidos "ue

    representaban, m+s all+ de "ue las contradicciones sociales y pol'ticas no #ayan arribado a la

    orilla del paro$ismo de los e$tremos, m+s all+ de "ue el principio de oposición sólo #aya

    operado en algunos de los fragmentos (frentes de combates) de un escenario serializado.

    -recisamente en esos costados desmesurados tal ez est la clae del surgimiento de la nuea

    iz"uierda y de la nuea generación intelectual< es decir, ambas pueden ser concebidas como el

    resultado de algo "ue se salió de cauce y, aun"ue luego el proceso #istórico retornó a la matriz

    anterior, los signos lcidos de una formidable productiidad pol'ticocultural ya #ab'an "uedado

    e$puestos. n acto intersub&etio originario, uno flamante y distinto, #ab'a tenido lugar.

    ueamente fue posible identificar y enamorarse de una realidad inmadura. %l clima pol'tico

    cultural de los años 0 ;un clima "ue podr'a sintetizarse en la frase del %clesiasts4

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    5/ontempl todo lo "ue pasa ba&o el sol, y #all "ue todo es ano8 (1,1); comenzaba a

    cambiar irrefrenablemente.

    %se tiempo, al decir de al /erdeiras, instituyó 5una e$periencia a partir de la cual se olió

    imperatia la pregunta olidada4 T"u es la pol'ticaU8,91E: pregunta "ue en trminos m+s

    espec'ficos podr'a ser reformulada del modo siguiente4 T"u es una pol'tica emancipatoria,

    radical, leg'timamente popular, de iz"uierdaU %stos interrogantes no pod'an de&ar de

    conmocionar las pr+cticas intelectuales. La esterilidad de lo ie&o se tornó demasiado eidente

    y #asta llegó a ser insoportable cuando se #izo ineludible el contraste con los esbozos de lo

    "ue e$presaba una indita potencia emancipatoria. %ste tiempo fugaz llegó a instituir retazos

    de una pra$is intelectual nuea "ue, por lo menos, comenzaba a producir algunos insumos

    b+sicos para responder la pregunta de /erdeiras.

    Los posicionamientos respecto de estos sucesos fueron significatios y reeladores. /omo

    suele ocurrir, una e$periencia idntica se iió con conciencias diersas. Mientras algunos

    sectores se #orrorizaron por el 5desorden social8 y se lamentaron por la iniabilidad de los

    fetic#es de la democracia representatia y electoralista< en fin, por la imposibilidad de un

    capitalismo 5blanco84 racional, preisible, moderadamente redistributio y soportable, otros,

    enilecidos por #aber asumido la condición de repetidores y por su man'a clasificatoria,

    creyeron "ue se abr'a la posibilidad de representar los ie&os te$tos (o, en el me&or de los

    casos, de reescribir los ie&os manuales) y "ue ;Val finW; #ab'a llegado la e$acta circunstancia

    de la eficacia #istórica de 5su sub&etiidad8, la an#elada #ora de desempolar las antiguas yescasas #erramientas para acaudillar una insurrección de masas en un sentido reolucionario

    "ue no lograban caracterizar m+s all+ del eslogan y el recetario cl+sico, mientras insist'an ;con

    la agobiante ligereza de su entendimiento inerte; en "ue el problema se reduc'a a un dficit de

    partido o de anguardia.

    =e puso de manifiesto, una ez m+s, "ue uno de los problemas m+s graes de la iz"uierda

    ie&a es "ue no logra ser cr'tica de s' misma y "ue no asume la tarea de reisar 

    permanentemente sus propios fundamentos, su sub&etiidad y su sensibilidad. 91: %l resultado

    est+ a la ista4 despus de fetic#izar sus fracasos y &ustificar sus carencias y cataclismos sólo

    le "ueda elaborar recetarios y discursos ingenuos. La iz"uierda ie&a #abla una lengua muerta,

    sin posibilidad de desarrollar capacidades e$presias. La iz"uierda ie&a no supera la teor'a del

    refle&o y presenta al mar$ismo igual "ue los teóricos burgueses, como un determinismo

    mecanicista, a eces recubierto de istosos enca&es. =us producciones aparecen siempre como

    el resultado de pensamientos preios y no como el proceso de pensar< tienden a la

    problematización de te$tos ie&os y no a la te$tualización de problemas nueos. %l grado de

    alienación de sus militantes no #ace m+s "ue incrementarse. na ez institucionalizados,

    impregnados de la tradición cultural de sus organizaciones, ciegos para los colores, sin la

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    aptitud de distanciarse del ob&eto (por eso es imposible una autocr'tica sincera en una secta)

    terminan normalizando las situaciones patológicas.

    -ero tambin estuieron a"uellos y a"uellas "ue ienciaron y ieron las instancias de

    autoorganización de base, los embriones de pr+cticas contra#egemónicas, radicalmente

    democr+ticas y con proyecciones anticapitalistas. Las ieron, no sólo por"ue en'an entrenados

    para erlas, sino por"ue muc#os de ellos y ellas, adem+s, en'an desarrollando pr+cticas en

    subsuelos y periferias. -r+cticas "ue, de algn modo, eran 5intelectuales8 dado "ue estaban

    filiadas a un con&unto de saberes y conceptualizaciones absolutamente cr'ticas y profanas

    como corresponde a una situación e$cntrica.

    /on m+s o menos desilusiones a cuestas, en'an congeniando con el suburbio. o llegaban a

    ser el grueso de lo "ue usualmente se denomina como el 5actiismo8, es cierto, pero desde

    mediados de la dcada del 0, en forma rudimentaria, con formaciones pol'ticointelectuales y

    reserorios de met+foras de los m+s diersos y #asta estrafalarios, con aceros "ue no se

    pusieron al sericio de la 5l'nea correcta8, sino "ue se dispusieron para una negociación de las

    diferencias y malos entendidos al interior de las clases subalternas y oprimidas, comenzaron a

    usar y recrear un lengua&e comn donde resonaban palabras como4 #orizontalidad, autonom'a,

    contra#egemon'a, poder popular, entre otras (un lengua&e "ue refer'a a una nuea cultura

    pol'tica).91H:/omenzaron a pensar y actuar en ruptura con los modos del reformismo, el

    nacionalpopulismo y la iz"uierda ie&a, #astiados de la pol'tica de superestructuras, de la

    representación (m+s "ue de la crisis de representación) y la delegación, de las lógicas estrictas("ue adem+s son lógicas de lo mismo), de las respuestas definitias, del dirigismo, el

    sectarismo y el estatismo. =e pusieron a traba&ar para reertir el proceso de desintegración

    social, para unir lo fragmentado, para contradecir la serialización y la electoralización de las

    clases subalternas, las pr+cticas estatales del subsistencialismo, la recolonización cultural 913: y

    la promoción del analfabetismo pol'tico, los e&es mismos del proceso #istórico "ue se inauguró

    en diciembre de 13@ y los mismos fundamentos de la democracia como función de la

    #egemon'a de las clases dominantes y de la sofocación de las clases subalternas. %n s'ntesis,

    escrutaron el signo de los tiempos y fundaron una discontinuidad.

    *ale aclarar "ue, a la #ora de identificar una nuea generación intelectual, los fundamentos

    etarios no nos satisfacen. %sto puede sonar a anatema, puesto "ue, en ltima instancia, la

    edad, "ue remite al nacimiento en un determinado tiempo y a los influ&os compartidos, suele ser 

    un elemento determinante cuando se identifica una generación. -ero en este caso cuenta muy

    poco. La nuea generación intelectual tambin presenta un eleado grado de #eterogeneidad

    en este aspecto. /omo encruci&ada #istórica, diciembre de 2001 operó como punto de partida

    para algunos, mientras "ue para otros fue el lugar del oportuno des'o. Lo importante es "ue

    los colocó, a unos y a otros, en el mismo camino. %l concepto de generación a muc#o m+s

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    all+ del con&unto de los coet+neos. -or cierto, el trmino generación tambin remite al acto de

    engendrar.

    Viejas y nuevas certezas

    %l proceso de emergencia y de desarrollo inicial de una nuea generación intelectual suele ser 

    tormentoso y confuso, sus delimitaciones son por la negatia y el rec#azo. La nuea

    generación intelectual argentina no inició su proceso de formación ordenadamente, los

    pensamientos "ue generaron el primer fermento estallaron y se esparcieron. =ólo el proceso

    posterior trazó delimitaciones y fue agrupando los fragmentos. La nuea generación intelectual

    nació como parte de una 5generación arc#ipilago8, y no fue ni es (por a#ora) un+nime la

    aspiración de conertirse en una 5generación continente8. Al momento de emerger conten'a un

    con&unto de tendencias, in"uietudes e ideas de apariencia rupturista, pero carec'a de

    elementos estructurantes, con la e$cepción del elemento fluyente "ue las un'a y a la ez las

    separaba.

    o fue raro entonces "ue en torno a la nuea generación intelectual se conformara un campo

    de encuentro de todas las posiciones e$cntricas y se cobi&ara en l un con&unto de

    perspectias desamparadas, des"uiciadas, algunas con potencial disruptio otras no tanto.

    Fesde el punQ barrial al perspectiismo escptico de prosapia posmoderna y a las

    combinaciones entre Priedric# ietzsc#e (13100) y el budismo Xen< desde el neo#ippismoa la negación radical del mundo y la bs"ueda del irana con su sueño sin ensueño< desde

    los "ue asumieron una recreación de la tradición nacionalpopular (en clae radical) y la

    reiención de una idea de %stadonación con referentes utópicos, ticos y pol'ticos

    relacionados con el comunitarismo de base, el socialismo 5desde aba&o8 o el poder popular,

    #asta a"uellos neoanar"uistas (por cierto4 reacios al ob&eto de reiención pero no a los

    referentes de la misma, con los "ue se identificaban) y los minimalistas, cultores del socialismo

    en un solo barrio "ue #ac'an una interpretación estrec#a de la consiga sesentista de %rnst

    Priedric# =c#umac#er (1111HH)4 5small es beautiful8 (lo pe"ueño es #ermoso).

    /on el tiempo, las perspectias con mayor potencial desde nuestro punto de ista, se

    asimilaron a la mdula de la nuea generación intelectual y claro est+, contribuyeron a

    perfilarla. Ctras, de sustancia m+s opaca y menos creyentes, encontraron un sitio (y una

    referencia) en el %stado, en el mercado ("ue incluso #a desarrollado outlets intelectuales para

    los productos m+s defectuosos) y tambin en la academia. !nstituciones "ue suelen funcionar 

    como la Druta de Krofonio, es decir, le cambian el car+cter a los "ue ingresan en ellas.

    91: !nstituciones "ue adem+s pueden desempeñarse como santuarios y tambin como asilos

    para reolucionarios in+lidos (resignados), burócratas y buscaidas de toda laya.

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    6oy podemos decir "ue, por lo general, todos a"uellos grupos "ue priorizaron 5la diferencia8

    por sobre las contradicciones de clase a la #ora de encarar las luc#as sociales sustentaban

    concepciones ambiguas y perfectamente adaptables a posiciones pol'ticas moderadas, de este

    modo fueron presa f+cil de estas instituciones. La 5fuga biopol'tica8, las 5cone$iones

    rizom+ticas8 o el e&ercicio del 5derec#o a la metamorfosis8 condu&eron directamente a la función

    pblica. Las 5multitudes8, por su parte, fueron aconse&adas en el sentido de intimar un poco

    m+s con el %stado "ue repentinamente de&ó de ser considerado una m+"uina despótica. La

    luc#a fue reemplazada por la gestión o la splica.

    La iz"uierda ie&a sobrealoró los elementos m+s negatios, y condenó todo lo "ue no

    enca&aba en sus moldes y no era traducible a su lengua&e de museo, ultra&ando el sentido de lo

    bello, lo &usto y lo popular. %n una psima interpretación de los signos, consideró "ue lo nueo

    emergente a niel pol'tico e intelectual, no era m+s "ue el resultado de la e$ageración de las

    señales de fermentos pasa&eros. A&ustó la comple&a realidad a una categor'a nica a la "ue

    preiamente empobreció y estereotipó4 autonomismo.

    Los acontecimientos del 1 y 20 de diciembre de 2001 e$presaron la crisis de las estructuras y

    los modos de #acerpensar la pol'tica en Argentina y la improductiidad de todos los trayectos

    subordinados al pensamiento pol'tico dominante. -ero la antesala de lo "ue aparec'a como un

    corte radical "ue pod'a iniciar un proceso de conformación de un nueo blo"ue #istórico o un

    ciclo contra#egemónico, dio lugar a una restauración de las ie&as estructuras, modos y

    trayectos. La dirigencia pol'tica (e incluso la corporatia) "ue en el marco del tiempoinmediatamente posterior al 1 y 20 de diciembre optó por el ostracismo para salaguardar la

    integridad f'sica y el futuro pol'tico, fue recuperando r+pidamente el centro de la escena. Lugar 

    "ue pol'tica y discursiamente estaba ac'o y "ue, a falta de nueos contenidos, se llenó del

    ie&o. =e consolidaron las formas pol'ticas "ue ya #ab'an demostrado su falta de afinidad con

    cual"uier trayectoria emancipadora. %so s', debieron recurrir a una nuea gobernabilidad y

    crear una nuea institucionalidad con el ob&etio de "ue el %stado succionara la potencia

    plebeya, es decir4 debieron intentar un proyecto #egemónico, erigirse en dirigentes y no ser 

    sólo dominantes.

    La recomposición ertiginosa del rgimen pol'tico en Argentina puede erse como un e&emplo

    de la fle$ibilidad de la democracia capitalista, de sus capacidades para apaciguar, desiar,

    tergiersar, cooptar, fragmentar y anular las presiones e&ercidas desde aba&o. La situación

    anterior olió a reposicionarse como estructurante simbólico. La iz"uierda ;la de los partidos

    pero tambin la 5social8, la 5independiente8 y la 5autónoma8; contribuyó. =in capacidad de

    ruptura, olió a aferrarse a las reglas de &uego "ue, de #ec#o, nunca #ab'a cuestionado

    seriamente. Ia nadie o muy pocos, como en diciembre de 2001, se preguntan "u es la

    pol'tica. Kodos lo dan por sentado4 la pol'tica es esto "ue conocemos4 puesta en escena,irtualidad, mera e$istencia electoral, participación obediente y el &uego de los bufones de los

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    5niños bien8, y no puede ser otra cosa. 6emos cedido a las apariencias. %s dif'cil mantener la

    fidelidad #acia el acontecimiento y adem+s no sabemos cómo.

    %l adenimiento de lo radicalmente nueo se retrasa. -ero las causas subyacentes del 120

    de diciembre de 2001 siguen operando. %l reconocimiento o la intuición de "ue e$isten fuerzas

    y contradicciones sustanciales "ue siguen #oradando los pilares del sistema, sumado a las

    dificultades para construir las #erramientas m+s adecuadas para estos prolegómenos del

    proyecto popular, genera angustia en los militantes del campo popular "ue me&or #an

    procesado las e$periencias de los ltimos años.

    -or cierto, a partir de 200@ y de la recomposición del sistema a niel material y de su comando

    pol'tico, a partir del despliegue de un proyecto con ocación y recursos #egemónicos, el

    reformismo, el nacionalpopulismo y la iz"uierda ie&a retornaron, sosegados, al tero estril y

    sórdido de las ie&as certezas. Los cobi&ados en el primero y el segundo se sintieron aliiados

    por la r+pida e impensada recomposición de unos fetic#es "ue parec'an m+s e$#austos. Fel

    aliio pasaron a la euforia al delinearse una impensada 'a progresista al pa's normal. Adem+s

    se conformó un campo ecumnico del progresismo realmente e$istente donde conergieron

    reformistas y nacionalpopulistas, una circunstancia muy poco reiterada en nuestra #istoria.

    !ncluso, se dieron el lu&o de integrar a algunos liberales. %l campo ecumnico se conformó

    alrededor del #orizonte del 5pa's normal8, de la 5pa$ burguesa8, del 5desarrollo8 ("ue, por lo

    general #a serido y sire para falsear realidades perifricas y para limar las aristas conflictias)

    o del 5realismo8 en su sentido m+s mez"uino4 adaptación lisa y llana a las relaciones de poder imperantes, gestión eficaz del ciclo económico. Lo modesto del #orizonte, el grado de sumisión

    "ue le es in#erente y el orden social inconsistente y el aciamiento de la sociedad ciil "ue

    promuee, puso en eidencia los l'mites intelectuales y pol'ticos del progresismo realmente

    e$istente, en particular las simplificaciones y la o"uedad del nacionalpopulismo, su

    incapacidad, compartida con el reformismo y la iz"uierda ie&a, de decir algo nueo y su man'a

    repetitia, su negligencia a la #ora de #acer a&ustes en su pol'tica y en la posición doctrinaria

    "ue arrastran desde los H0. 6oy "ueda claro "ue buena parte de sus manifestaciones pueden

    ser reabsorbidas y neutralizadas por el rgimen de dominación imperante.

    =i la pol'tica es concebida como gestión del ciclo económico toda idea termina siendo aleatoria

    y, sobre todo, se abandona la construcción de momentos de autodeterminación. =ólo "ueda la

    contraposición de retóricas, cada ez m+s ac'as. La luc#a de imaginarios caducos pretende

    reemplazar a la luc#a de clases concreta. /omo los cultores del progresismo realmente

    e$istente an insisten en identificar al enemigo principal de&ando de lado la conciencia clasista,

    o ponindola 5entre parntesis8, como subestiman la dominación al poner el e&e en la

    competencia de las elites económicas, pol'ticas e intelectuales o los 5blo"ues de inters8, caen

    en un mani"ue'smo de sumisión y en un dualismo epistemológico "ue escinde al ob&eto real del

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    formal. La contradicción entre el pa's agrario y semicolonial y la nación moderna,

    predominantemente industrial (y burguesa) dista de ser 5principal8, es m+s, dista de ser.

    -or otro lado, su recompuesto electoralismo los conirtió en seguros auspiciantes del mal

    menor pero en marcos cada ez m+s degradados. %n fin, en el fondo todas las ersiones del

    progresismo, incluyendo el nacionalpopulismo, parten de la conformidad de la poca, buscan

    una s'ntesis burguesa feliz, cada ez m+s le&ana, a medida "ue el abismo social se ensanc#a,

    a medida "ue en la sociedad argentina la infraestructura es cada ez m+s una superestructura.

    %l reformismo y el nacionalpopulismo conf'an en los ata&os de una razón dominante y ertical

    (e$clusiamente estatal) a la #ora de crear lazos asociatios y de producir identificación

    comunitaria. o asumen "ue la clae de lo nacional reside en una pra$is articulatoria de las

    clases subalternas, "ue la nica 5nacionalización8 posible se #ar+ por la 'a de una refundación

    y una reinención 5desde aba&o8 y "ue la autodeterminación nacional m+s consistente es la "ue

    se basa en fundamentos anticapitalistas y en lazos democr+ticos y #orizontales. -ero el

    nacionalpopulismo tiene como fundamento la negación de la asimetr'a en poder y derec#os de

    las clases interiores del nacionalismo popular, entonces como no puede ni podr+ reinentar la

    idea de ación (y del %stado), insiste con una idea antigua "ue carece de entidad como

    referente utópico y tico.

    %l reformismo y el nacionalpopulismo no piensan a la nación a partir de sus posibilidades

    concretas de canalizar los deseos emancipatorios de las clases subalternas y sus an#elos deautonom'a e igualdad, de autodeterminación y libertad. %sta dimensión de la ación es

    insoslayable para cual"uier proyecto emancipador por"ue permite arraigarlo en una tradición

    cultural y pol'tica, en una 5escuela pol'tica de las clases populares8 "ue alude a los

    sentimientos profundos de las masas y a los #ec#os de conciencia, o, dic#o al modo

    gramsciano, a sus 5ncleos de buen sentido8 "ue son los "ue pueden sostener efectiamente

    una pol'tica anticapitalista y socialista.

    *+stagos de las pol'ticas #eterónomas, el reformismo y el nacionalpopulismo ni si"uiera

    apuestan a una conocatoria carism+tica (estatal y ertical) como motor de la

    autodeterminación. La mayor'a se conformó con los Yirc#ner. Ctros apuestan a las

    adaptaciones m+s depuradas del mismo guión, sin el lastre del -artido Busticialista (-B) pero

    absolutamente desarraigadas. Los grupos identificados con el reformismo y el nacional

    populismo, "ue #an #ec#o su e$periencia de gobierno desde 200@ #asta a#ora, se

    caracterizaron por sus interenciones desde lo alto, meticulosamente desarticuladoras de la

    acción autónoma de las clases subalternas.

    %n fin, a partir del año 200@ el grueso de los intelectuales argentinos, recompuso su idea dedemocracia sin riesgo, de ba&a intensidad, por"ue, e$presado con toda crudeza, su #orizonte

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    democr+tico no es algo cualitatiamente diferente a la posibilidad de negociar las condiciones

    de e$plotación y conciliar las contradicciones a tras de reconciliaciones (y no, como propone

    la nuea generación intelectual, a tras de los cambios profundos en las condiciones "ue las

    engendran). /on la crisis de 2003 (la denominada 5crisis del campo8) estas limitaciones se

    #icieron ostensibles cuando desec#aron cual"uier apertura por iz"uierda e interinieron con el

    fin de establecer una ligazón entre lo destituyente y lo golpista.

    La crisis de 2003 tambin res"uebra&ó, aun"ue no des#izo del todo, el campo ecumnico

    liberalreformista y liberalpopulista. A"uellos "ue Mario Koer denominó 5e$ponentes del

    pndulo pe"ueño burgus8,920: los "ue nosotros llamamos teóricos de la pulcritud y los

    formalismos institucionales, tomaron distancia y comenzaron un proceso de alineamiento con la

    derec#a m+s tradicional. n caso bien representatio de este 5pndulo pe"ueño burgus8 es el

    del #istoriador Lu's Alberto omero.921:

    Prente la fragilidad de las alternatias contra#egemónicas, se delineó un escenario polarizado

    pero sin contradicciones sustanciales. %l reformismo y el nacionalpopulismo recurrieron

    entonces a un politicismo "ue puede resultar eficaz para ciertas coyunturas pero "ue carece de

    perspectia estratgica a largo plazo. =us intelectuales apelan al niel pol'ticocultural de la

    contradicción pero prescinden (y lo escinden) del niel económicosocial.

    -or su parte la iz"uierda ie&a se aferró al manual leninista (en todos sus formatos) y a las

    pol'ticas #eterónomas y piramidales. *olió as' a sus plantillas clasificatorias y nominalistas y ala rigidez del dogma, "ue #ab'a sido sacudido all+ por 2001 y 2002. -ara ellos la parado&a es el

    abismo, sólo pueden mane&arse en la aparente seguridad "ue ofrecen los marcos de un

    pensamiento metaf'sico, #iperideológico. =iguieron intentando construir sobre los cimientos

    gastados.

    Sobre el “transformismo” y la “reivindicación de la política” 

     As' como el proceso #istórico abierto en 200@ puede ser analizado en la clae (gramsciana) de

    5reolución pasia8, creemos "ue se puede pensar la deria de una fran&a importante de la

    intelectualidad argentina a partir del concepto de 5transformismo8. -or cierto, si tenemos en

    cuenta "ue el pensamiento de Antonio Dramsci (1311@H) constituye una totalidad co#erente,

    si nos atenemos al #ec#o de "ue sus categor'as presentan un eleado grado de articulación y

    "ue su uso fragmentado y mutilado suele conducir a la &ustificación del orden establecido, se

    puede decir "ue es pr+cticamente obligatorio #ablar de transformismo si aplicamos la categor'a

    de reolución pasia, del mismo modo "ue se torna necesario #ablar de #egemon'a, consenso

    actio, pasio, etc.

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    Las pol'ticas de la contraofensia neoliberal de las dcadas del 30 y el 0 fueron eficaces en la

    destrucción de las instancias de contra#egemon'a de las clases subalternas y oprimidas, pero,

    por s' mismas, no sirieron para "ue la clase dominante e&erciera la dirección moral e

    intelectual sobre el con&unto de la sociedad. =e centraron en la generación de un 5consenso

    pasio84 en la antipol'tica, en la apelación a alores negatios y disociadores de toda

    comunidad (indiidualismo, competencia, consumo) y en el consiguiente repliegue #acia el

    mundo de lo priado, en la serialización y electoralización de las clases subalternas y oprimidas

    y en unos modos de interenir en las luc#as de clases basados en los mecanismos propios del

    mercado, en pol'ticas monetarias y financieras.922:

    /omo #emos isto, la crisis argentina de 2001 marcó el fin de la contraofensia neoliberal, lo

    "ue no significa "ue a partir de esa instancia #aya cesado la ofensia del capital contra el

    traba&o, o "ue la fracción financiera de la burgues'a se #alle en retroceso. -or el contrario,

    corresponde decir "ue a partir de un alza en la luc#a de clases esta ofensia asumió otros

    formatos y recurrió a otras articulaciones, diferentes a las propuestas por la 5disciplina del

    mercado8.

    La crisis de 2001 puso en eidencia las limitaciones de las estrategias neoliberales de

    dominación social, pero adem+s tuo como contrapartida una e$periencia de organización,

    moilización y politización de la sociedad ciil popular "ue e$ced'a los marcos de la pol'tica

    institucional y la democracia liberal y "ue afectaba directamente el alto grado de

    institucionalización de los conflictos sociales (un rasgo caracter'stico de la formación socialargentina en los años 30 y 0), planteando as' un rec#azo frontal al poder estatal. Los pilares

    de este proceso de organización, moilización y politización de las clases subalternas y

    oprimidas fueron la acción colectia (y la recomposición de las identidades plebeyas en torno a

    la misma), una marcada tendencia a la reapropiación del espacio pblico, formas de

    democracia directa, #orizontes antiimperialistas (antiglobalización neoliberal) y anticapitalistas.

    Fe este modo, y m+s all+ de "ue no llegaron a emerger e$presiones pol'ticas "ue centralizaran

    y coordinaran a las diferentes organizaciones y moimientos populares, se produ&o una

    conmoción en el sistema de dominación.

     A partir de estas circunstancias, algunas fracciones de las clases dominantes de Argentina

    comenzaron a traba&ar en pos de e&ercer una dirección moral e intelectual como reaseguro de

    la reestructuración capitalista y para dotar de legitimidad al proceso de acumulación. Fe este

    modo asumieron la necesidad de re#abilitar un con&unto de dispositios "ue otrora #ab'an

    resultado tiles para tal fin4 un proyecto de reindustrialización, un %stado con facetas

    benefactoras, sindicatos reformistas y organizaciones pol'ticas, en particular a"uellas con

    e$presiones 5de masas8, composición &uenil y referenciadas en identidades colectias

    (principalmente nacionalpopulares), y en una relatia orientación a la moilización.

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    *ale aclarar "ue dic#o proyecto de industrialización, en los #ec#os, se iene mostrando muy

    limitado y, en aspectos sustanciales, no muy distinto del modelo industrial del 30 y los 0. M+s

    all+ de la retórica nacionalista, con el proceso abierto en 2002 se profundizó la e$tran&erización

    de la econom'a argentina. 6acia 200H casi el H0Z de las empresas m+s grandes del pa's

    estaba en manos de capitales e$tran&eros.92@: %n forma paralela al proceso de

    e$tran&erización, se despliega el de centralización. n puñado de empresas, en ocasiones

    incluso una o dos, concentran el grueso de la producción en rubros "ue an de la siderurgia a

    la refinación de petróleo, de los fertilizantes a los alimentos. %n sentido similar podemos

    señalar "ue, m+s all+ de la retórica productiista, el ciclo del capital en Argentina re"uiere cada

    ez m+s del capital financiero para su alorización. -or otra parte el paradigma de desarrollo se

    basa en el crecimiento a partir de las e$portaciones de combustibles fósiles, deriados de la

    miner'a y, principalmente, los productos y subproductos agropecuarios. =e consuma de esta

    manera un retorno al modelo de desarrollo 5#acia fuera8, caracter'stico del per'odo preio a

    1@0.

    -or su parte las facetas benefactoras conien con otras de sentido contrario. La dealuación

    de 2002 aumentó la competitiidad y a partir de 200@ #izo posible un crecimiento a tasas

    e$cepcionales, pero a instancias de una reducción de los costos en dólares, en particular de los

    salarios de los traba&adores. o se #a reertido la redistribución del ingreso en detrimento de

    los traba&adores y en beneficio de las fracciones m+s concentradas y transnacionalizadas del

    capital. =i bien en el per'odo de posconertibilidad el desempleo disminuyó considerablemente,

    el capital recurrió al traba&o precario como estrategia para la desalorización de la fuerza detraba&o (una alternatia a la e$pansión del e&rcito de resera). Al mismo tiempo, la

    productiidad se incrementó por encima de los salarios reales mientras la tasa de ganancia del

    capital superó ;con creces; a la de la dcada del noenta.

    -or lo tanto podemos afirmar "ue el patrón de acumulación de capital en tiempos del

    posneoliberalismo tiene como precondiciones4 1) la precarización laboral, 2) la

    supere$plotación del traba&o y @) el sa"ueo de los recursos naturales.

    %n relación al sindicalismo reformista, en sentido estricto cabr'a #ablar de una reitalización de

    las funciones corporatioreformistas de la ie&a burocracia sindical, funciones tradicionales

    pero "ue en'an siendo relegadas por las estrictamente empresariales ("ue en absoluto son

    abandonadas). -ero tambin #ay "ue destacar "ue la misma recomposición capitalista

    posneoliberal, al tiempo "ue relegaba a los moimientos de desocupados, reinstalaba al

    sindicalismo como interlocutor del %stado y de una fran&a de la clase traba&adora a partir de la

    reitalización de sus funciones relacionadas con la negociación salarial.

    Pinalmente, las e$presiones 5de masas8 presentan un eleado grado de subordinación al%stado< en su gran mayor'a #an sido creaciones directas del %stado y sus dirigentes reisten

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    como funcionarios del %stado. Fe este modo, muc#as organizaciones populares #an surgido

    como, o #an deenido en, apndices del %stado, en instancias de mediación ;sin autonom'a y

    sin poder decisorio significatio; para la aplicación de las pol'ticas pblicas. %n concreto, las

    e$presiones de masas del Qirc#nerismo distan de ser construcciones basadas en el

    protagonismo popular, la democracia de base y la luc#a de masas. =u falta de iniciatia es

    incurable. %st+n condenadas a labores subordinadas.

    Las fracciones de las clases dominantes a las "ue #acemos referencia est+n compuestas por 

    algunos grandes grupos económicos de capital nacional, pero sobre todo de capital e$tran&ero,

    en particular del sector manufacturero, pero tambin por grupos inculados a la producción

    primaria o el 5mundo de los agronegocios8, y al sector financiero, y #asta por una fran&a nada

    desdeñable del unierso pymes. =e trata de grupos "ue se beneficiaron directa o

    indirectamente de un proceso de concentración económica y de centralización del capital y de

    una alorización diferencial. Drupos "ue se dispusieron a e$plotar al m+$imo las enta&as

    comparatias asociadas a los recursos naturales locales y a un nueo conte$to internacional.

    Drupos "ue ieron recompuestas sus ganancias y "ue lograron apropiarse del e$cedente.

     A partir de 200@ esas fracciones, incluyendo a un sector neoreformista de la ie&a elite pol'tica

    "ue #ab'a integrado el s"uito del neoliberalismo, asumieron el liderazgo de un proceso "ue

    tiene como meta m+s preciada la obtención de una autntica condición de 5clases dirigentes8.

    =e orientaron, entonces, a la construcción de un consenso 5actio8, un tipo de consenso

    basado en elementos de corte 5positio84 retórica nacionalpopular, pol'ticas redistributias,inclusias y democr+ticas, y un con&unto de referencias #istóricas y simbólicas "ue apelan a

    alores y sentimientos populares genuinos y a una reconstrucción tica de la sociedad. -or lo

    general, estos elementos, en el discurso oficial, siempre aparecen combinados con las

    representaciones sociales "ue 5demuestran8 "ue las clases subalternas y oprimidas no tienen

    intereses antagónicos con los de las clases dominantes. Fe este modo, comenzaron a

    desanecerse las potencialidades m+s disruptias y contra#egemónicas de las anteriores

    e$periencias de las clases subalternas y oprimidas y se reencauzó (desde arriba) el proceso

    de politización popular.

    %ste proceso e$#ibió y sigue e$#ibiendo fuertes conflictos internos "ue e$presan b+sicamente

    la disconformidad de las fracciones desmesuradamente beneficiadas por la alorización

    financiera neoliberal, y de otras fracciones "ue consideran "ue sus posibilidades de

    acumulación est+n siendo recortadas. %stas fracciones no consideran "ue el lugar "ue ocupan

    en el marco de las nueas relaciones de fuerza sea 5e$pectable8, por eso traba&an para

    modificarlas en su beneficio. %stas fracciones est+n sumidas en el particularismo m+s obtuso,

    no pueden e$ceder los c'rculos m+s duros de la sociedad ciil burguesa a los "ue se #an

    replegado y, por a#ora, no e$#iben indicios de contar con m+s capacidad #egemónica "ue el

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    dueto4 fracciones dominanteselite pol'tica gubernamental, es decir el grupo con aspiraciones ;

    y recursos pol'ticos e ideológicos; para erigirse en dirigente.

    %n esa l'nea, algunas pol'ticas del Qirc#nerismo promoieron los e"uilibrios inestables y una

    serie de compromisos. Las concesiones a los subalternos, tanto como la absorción (parcial) de

    las demandas populares a tras de una bater'a de pol'ticas pblicas y la canalización

    institucional de los conflictos, olieron a ser concebidas como un fundamento de la

    #egemon'a. =e apostó a algn grado de armonización de los intereses de los grupos

    dominantes con los de las clases subalternas, a una articulación de la reproducción ampliada

    del capital y la demanda social como fórmula para estabilizar el poder.

    Fe este modo, la burgues'a no sólo recompuso los fetic#es "ue constituyen sus principales

    sustentos ideológicos, por e&emplo4 la idea de una clase 5porosa8, 5uniersal8 y la de la

    compatibilidad entre el capitalismo y las 5me&oras sociales8 o la 5igualdad de oportunidades8<

    sino "ue tambin comenzó a ampliar sus filas y e$pandir su espacio a tras de la absorción de

    5cuadros8 de otras clases (incluso de cuadros de las clases subalternas "ue #ab'an tenido un

    rol importante en el auge de la autoactiidad popular en el conte$to de la crisis de 2001),

    me&orando notablemente la calidad de sus dirigentes empresariales, sindicales, pol'ticos, es

    decir, de sus intelectuales.

    %ntre los intelectuales org+nicos del Qirc#nerismo no sólo se destacan los empresarios y

     &erarcas sindicales identificados con el modelo neodesarrollista< los pol'ticos profesionales,fr'os, e"uilibrados, inariablemente oportunistas, acomodaticios e ideológicamente disponibles<

    los cultores nost+lgicos de un nacionalismo popular desfasado, o de un nacionalismo popular 

    superficial y consignista, 5pol'ticamente correcto8 y 5endible8 ("ue a pesar de sus limitaciones

    constituye un estadio m+s eleado respecto de la intelectualidad neoliberal)< sino "ue tambin

    podemos identificar figuras pol'ticas, sociales y culturales muc#o m+s sólidas, inculadas a

    luc#as y construcciones populares y con dignas #istorias de cr'tica y resistencia al

    neoliberalismo.

    %n una especie de 5reolución pasia8, el Qirc#nerismo supo descabezar y priar de

    instrumentos (o protoinstrumentos) de luc#a pol'tica a un con&unto de direcciones, #acia arriba,

    #acia los costados y, sobre todo, #acia aba&o, faoreciendo, de este modo, un t'pico proceso

    de 5transformismo8. Fe a#' la coniencia en el espacio del Qirc#nerismo de cuadros

    proenientes de diferentes tradiciones e #istoricidades4 desde la derec#a liberal a la iz"uierda

    reolucionaria, pasando por todo el espectro peronista< desde el sindicalismo empresario y

    burocr+tico #asta el sindicalismo combatio y democr+tico< desde los punteros barriales a los

    dirigentes de moimientos sociales, de organizaciones de derec#os #umanos, e$ referentes

    pi"ueteros, etc. (%l 5campo ecumnico8 del "ue #abl+bamos). 

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    La situación es sumamente comple&a para las organizaciones y moimientos

    popularesautónomos "ue persisten como no #egemonizables por su negatia a integrarse

    subordinada o imaginariamente al poder, por repeler la sumisión intelectual y por su ocación

    contra#egemónica alimentada por una conciencia antiimperialista y anticapitalista. Las mismas

    modalidades del proceso de construcción #egemónica ponen en tensión a estos espacios,

    in#iben el desarrollo de un pensamiento estratgico y una concepción del mundo propia y

    contribuyen al desarrollo de tendencias opuestas (negatias y coyunturales por igual en ambos

    polos) "ue an del localismo y el corporatiismo al institucionalismo y el electoralismo, de un

    empirismo "ue rec#aza a la teor'a como momento autocr'tico, al teoricismo m+s abstracto y

    acuo. Prente a esta realidad, por momentos aasallante, los espacios contra#egemónicos

    corren el riesgo de deenir en sectas consumidas por el internismo y la desconfianza y, por lo

    tanto, inoperantes, dirigistas, ac'as de m'stica y de motiadores sub&etios. Muc#as eces

    estos espacios, con el fin de subsistir y preserar su precaria unidad, se cierran a los debates

    pol'ticos estratgicos, pagando ineitablemente eleados costos por este silencio. Fe esta

    manera se puede producir una situación "ue los puede conducir al puritanismo pol'tico (el

    me&or certificado de admisión a un dogma o una secta), pero tambin a la integración gradual al

    sistema. %n ambos casos la precondición es la in#ibición del pensamiento independiente.

    Kodo proceso de construcción #egemónica, e$pansio por naturaleza, e$ige cierta italidad

    pol'tica, ideológica, cultural. %n este tipo de procesos, como en otros muc#os órdenes, lo io

    se nutre siempre de lo "ue le resulta e$traño. %n el caso de la e$periencia del Qirc#nerismo,

    consideramos "ue no se puede sostener "ue esa italidad sea una e$presión de la oluntad detransformación radical de la realidad. -or el contrario, creemos "ue e$presa, lisa y llanamente,

    una bs"ueda por la primac'a en el espacio #egemónico. %se ob&etio, tambin llea a la

    apropiación de formas culturales de las clases subalternas y oprimidas con el fin de generar 

    una ilusión o una f+bula de integración de las mismas, al tiempo "ue se las e$cluye de todo

    espacio de poder significatio.

    -or estas coordenadas discurre lo "ue suele ser considerado como el nueo 5momento

    aluional de la participación ciudadana8, 5la emergencia de la generación militante del

    ?icentenario8 o, sencillamente, la 5reiindicación de la pol'tica8 por parte del Qirc#nerismo. Al

    mismo tiempo, estas coordenadas tambin #an serido para "ue muc#os intelectuales de

    tradición progresista y muc#os militantes populares sobrealoren la esfera estatal (un t'pico

    e&emplo de 5estadolatr'a8), concibiendo al %stado como un absoluto y como una especie de

    anguardia de los cambios progresios y a los funcionarios como su&etos independientes,

    prescindiendo del poder económico real y de la luc#a de clases real, planteando la escisión

    acr'tica y fetic#ista entre lo pol'tico y lo económico.92: %n relación a este tipo de concepciones,

    Mic#el L[Gy sosten'a "ue 5"uienes creen planear \por encima] de las luc#as de clases son

    precisamente a"uellos "ue se conirtieron en los ideólogos de la clase m+s pró$ima a sucondición social4 la pe"ueña burgues'a78.92E:%n efecto, algunas e$presiones del Qirc#nerismo

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    5militante8 e$presan cierto filantropismo pe"ueñoburgus "ue entiende la pol'tica como gestión

    5desde arriba8 por el bienestar de los oprimidos y como luc#a de aparatos para ocupar ese

    5arriba8.

    %l rescate de la figura del 5militante8 no #a logrado ocultar una realidad caracterizada por la

    continuidad, en los espacios estratgicos de decisión pol'tica, de figuras menos picas, bien

    t'picas de los años 30 y 0, tales como los operadores pol'ticos y corporatios. La figura del

    militante (una figura "ue reiindicamos) no sólo iene siendo bastardeada al ser relegada a

    roles subalternos sino tambin ;tal como #emos señalado; por su car+cter estatal y

    5remunerado8.

    %l proceso de repolitización impulsado por Qirc#nerismo no sólo tiene como referencia la

    despolitización de la dcada del 0, sino tambin el sentido del incipiente proceso de

    politización popular de car+cter radical, creatio, no alienado y autodeterminante "ue tuo sus

    e$presiones m+s isibles en 2001. %l Qirc#nerismo no sólo ino a ofrecer una respuesta a la

    despolitización neoliberal, sino tambin a la posibilidad de una radicalización pol'tica ;en

    sentido emancipatorio; de las clases subalternas y oprimidas.

    adie puede discutir y de&ar de alorar la progresiidad y el car+cter democr+tico de un

    con&unto de pol'ticas impulsadas desde el %stado a partir de 200@4 los &uicios a los genocidas

    de la ltima dictadura militar, el traspaso de los fondos &ubilatorios al %stado,la Asignación

    niersal por 6i&o y para Mu&eres %mbarazadas, Ley de Medios Audioisuales, Ley deMatrimonio !gualitario, etc. -ero tampoco se pueden de&ar de señalar algunas de sus

    limitaciones y contradicciones4 por e&emplo, la pol'tica de derec#os #umanos se #a centrado en

    la luc#a por memoria, la erdad y la &usticia respecto de los cr'menes de la dictadura militar 

    (1H13@) y #a logrado notables aances. -ero poco y nada #a #ec#o en función de acabar 

    con la iolencia sistem+tica "ue e&ercen las fuerzas de seguridad (con la complicidad del

    sistema &udicial y los aparatos pol'ticos) contra las clases subalternas, particularmente en las

    periferias urbanas. %n el caso del sistema preisional, el #ec#o de "ue 5m+s de 2>@ de los

     &ubilados an reciben ingresos por deba&o de la l'nea de pobreza8 o "ue 5el sistema mantiene

    los principales ingredientes del rgimen preio4 aportes patronales reducidos, edad &ubilatoria

    aumentada y un concepto neoliberal de preisión social "ue asocia los aportes a un fondo de

    inersiones y ba&o el mismo es"uema de gestión y financiamiento preio a su priatización

    en 1@8,92: o "ue los recursos del A=%= se #ayan destinado a financiar proyectos de

    inersión de algunas terminales automotrices. Kambin, en el caso de la Asignación niersal

    por 6i&o (m+s all+ de "ue su impacto sobre los ingresos de los sectores m+s oprimidos y

    e$plotados sea positio), se conseran las orientaciones de los programas neoliberales,

    identificando a los beneficiarios como 5pobres8, sin una uniersalización real y con un monto

    "ue "ueda a criterio del %&ecutio.

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     A#ora bien, de cara un proyecto emancipador de y para las clases subalternas y oprimidas, es

    un grae error confiar en "ue las pol'ticas "ue #an generado una m'nima me&ora podr+n ser 

    profundizadas sin superar las restricciones estructurales "ue imponen el %stado capitalista,

    ciertas formas de propiedad de los medios de producción y el marco de esta coalición socio

    pol'tica en el conte$to de un proyecto "ue no se plantea un antiimperialismo m+s o menos

    consecuente (es decir4 acompañado de una pra$is económica y pol'tica "ue se le corresponda)

    y muc#o menos la superación del capitalismo. %s eidente "ue la participación en esta

    coalición, por m+s "ue se asuma como cr'tica y #ertica, e$ige desde el amos el abandono de

    toda pretensión contra#egemónica. Kambin nos parece desacertada la superaloración de

    estas pol'ticas democr+ticas en función de la estrec#ez del #orizonte #istórico para

    encandilarse con la esperanza de lo m+s pró$imo. na situación "ue e$presa las limitaciones

    concretas de muc#os espacios populares de Argentina, priados de un proyecto alternatio, de

    una pol'tica de poder y de autoconfianza.

    -or todo lo señalado se puede deducir "ue esta politización posee una naturaleza encorsetada

    y no contradice en lo sustancial la #eteronom'a de las clases subalternas, a las "ue, por la 'a

    de una integración subordinada al %stado, se busca mantener al margen de todo proceso de

    constitución en nueos su&etos pol'ticos contradictores de la #egemon'a. -or lo tanto, tal

    politización no est+ orientada a una modificación sustancial de las relaciones sociales, de la

    formación económicosocial o del %stado y gira en torno a la 5pe"ueña pol'tica8, una e$presión

    de la eficacia de la 5gran pol'tica8 puesta en marc#a por el dueto fracciones dominanteselite

    pol'tica gubernamental, es decir el grupo con aspiraciones ;y recursos pol'ticos e ideológicos;para erigirse en dirigente.

    %n este marco es imposible no decodificar la afirmación oficial "ue plantea "ue

    5no #ay "ue cometer los mismos errores de la dcada del H08, en el sentido de "ue la tolerancia

    a la conflictiidad, la participación de las clases subalternas, etc., tienen un l'mite bien preciso4

    la no modificación de las relaciones de poder en Argentina. o #a sido casual "ue tal

    afirmación #aya concitado elogios por parte de los comunicadores de la derec#a y de los

    sectores m+s conseradores y de los opositores 5fundamentalistas8 al Qirc#nerismo.

    Teoría y práctica de la prolongación del momento de la política radical 

    La nuea generación intelectual y la nuea iz"uierda, si bien se ieron obligadas a ubicar 

    correctamente los sucesos insurgentes de 20012002, restituyendo los acontecimientos a la

    #istoria y faoreciendo una mirada no e$traiada por la desmesura del acontecimiento,

    asumieron "ue una nuea radicalidad y una nuea sub&etiidad pol'tica #ab'a surgido en los

    intersticios del sistema a partir de las luc#as populares. I "ue, a pesar de la contramarc#a, lonueo ya #ab'a sido gestado.

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    -odr'a decirse entonces "ue un elemento compartido por la nuea generación intelectual es la

    certeza de "ue, m+s all+ del reflu&o y el repliegue popular iniciado en el año 200@, tuo lugar, en

    los años preios, un proceso de acumulación de capital pol'tico en sectores de las clases

    subalternas y en regiones de la militancia popular. %l punto compartido es, ni m+s ni menos,

    una certeza respecto de un aprendiza&e pol'tico significatio en las bases y en una parte del

    actiismo. n punto de partida auspicioso "ue permite pensar en las posibilidades de una

    pol'tica reolucionaria por fuera de los tiempos de las crisis. %sta certeza se relaciona

    estrec#amente con otra "ue, en los trminos de !ts+n Msz+ros, establece "ue 5lo nico "ue

    puede prolongar el momento de la pol'tica radical es una autodeterminación radical de la

    pol'tica8. Fice Msz+ros4 5la brec#a abierta en tiempo de crisis no se puede de&ar abierta para

    siempre, y las medidas adoptadas para cerrarla, desde los primeros pasos en adelante tienen

    su propia lógica y su impacto acumulatio en las interenciones subsiguientes. M+s aun, tanto

    las estructuras socioeconómicas e$istentes como su correspondiente marco de instituciones

    pol'ticas tienden a actuar en contra de las iniciatias radicales por su misma inercia en cuanto

    el peor momento de la crisis es superado y con ello se #ace posible sopesar de nueo \el

    camino m+s f+cil] 97: =i se "uiere "ue ese \momento] no se ea disipado ba&o el peso de las

    presiones económicas inmediatas, #abr+ "ue encontrar la manera de e$tender su influencia

    bastante m+s all+ del punto culminante de la crisis misma (el punto culminante, o sea, cuando

    por lo general la pol'tica radical tiende a #acer aler su efectiidad)8.92H:

    La nuea generación intelectual sigue buscando denodadamente y con resultados disparesla manera de e$tender su influencia bastante m+s all+ del punto culminante de la crisis

    misma. La nuea generación intelectual asume el tiempo de la espera, no lo rec#aza ni lo

    encara como un suplicio, algo poco usual en las anteriores generaciones de intelectuales

    reolucionarios "ue se e'an a s' mismos como 5precursores8, 5allanadores del camino8,

    5puntas de lanzas8, 5arietes8, etc. Fe este modo, trata de conertir el 5tiempo ef'mero8 en

    5espacios perdurables8, por la 'a de la construcción de instancias permanentes de poder 

    popular, de locus contra#egemónicos.

    *ale aclarar "ue el nacimiento de la nuea generación intelectual estuo signado por la acción

    y por la necesidad pura y descarnada de los "ue accionaban. o estuo condicionado por la

    certeza de atesorar una erdad y de poseer un grado de consistencia (por"ue, en contra de lo

    establecido por la ilusión ideológica, las ideas no nacen de otras ideas)< estuo determinado

    por la necesidad de sobreiir de algunas e$periencias, por el deseo de conserar una

    potencialidad pol'tica "ue apenas se #ab'a islumbrado (pero "ue por s' misma &ustificaba el

    esfuerzo) y de realizar un balance profundo de una e$periencia #istórica fugaz pero releante

    por las tensiones profundas percibidas y las relaciones del mundo material y social puestas en

     &uego. Kambin, por el af+n de alcanzar la estatura de una #ipótesis #umana. %l punto de

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    partida, por s' mismo, ya era original. =in encorsetamientos, sin una bit+cora perfectamente

    diagramada, se diferenció del tradicional punto de partida de la iz"uierda ie&a.

    /omo la nuea generación intelectual, desde sus comienzos, no se &actó de portar una erdad

    en materia emancipatoria y cr'tica, por"ue no adoptó un ob&eto unificado y reglado en función

    de unas leyes de alidez uniersal y una teor'a del mismo signo, los procesos de s'ntesis

    teóricopol'tica se #icieron m+s sencillos, reales y por lo tanto m+s erdaderos. La s'ntesis se

    configuró como #orizonte y no como punto de partida program+tico. La s'ntesis ocurr'a o no en

    el terreno de la pra$is, no en el de los meros acuerdos santificados por las cpulas, los

    aparatos, las instituciones y las elites. /uando ocurrió, surgieron retazos, elementos de un

    nueo tipo de sub&etiidad pol'tica. na sub&etiidad #i&a de la conformación alentada y

    espont+nea de pr+cticas, #i&a, sobre todo, de la articulación de las mismas, es decir4 del traba&o

    tendiente a con&urar a ?abel (el solipsismo y la confusión). La nuea generación intelectual,

    con algunos titubeos, se negó a establecer un principio general de articulación. %n efecto,

    rec#azó las pr+cticas deriadas de las lógicas estatales y mercantiles como pr+cticas

    articulatorias dominantes y asumió (no impuso) el principio comunitario o societario.

    %l proceso contina, aun"ue con las serias limitaciones "ue en los ltimos años le #a impuesto

    la nuea gobernabilidad, pero son innegables los pe"ueños aances de una sub&etiidad

    pol'tica e intelectual original, radical y cr'tica, no reglada por el %stado, sea por las lógicas

    reformistas, nacionalpopulistas o de la iz"uierda ie&a. La nuea generación busca romper 

    entonces con una ie&a tradición4 la de las reciprocidades mutuas entre los intelectuales y el%stado, trata de pensar por fuera del %stado, en tensión con el %stado, lo "ue no significa "ue

    est negada a las incursiones en este territorio, al "ue sabe a&eno y #ostil. -ero la idea de la

    incursión en territorio enemigo supone la idea de una territorialidad propia, una base de

    operaciones y una retaguardia consolidadas. I en esta sabidur'a a una de las cualidades "ue

    la tornan original y distinta. %identemente la nuea generación intelectual es una generación al

    aire libre, desatada, dispuesta a partir con la seguridad "ue le da el #ec#o de saber "ue no

    naufragar+ en mares a&enos.

    !nsistimos con lo señalado al comienzo. /omo ocurre al #ablar de nuea iz"uierda, con la

    nuea generación intelectual resulta imposible deslindar los indicios concretos de los deseos de

    cara al futuro. -or puro optimismo ;"ue, en trminos de Nalter ?en&amin (13210), no es

    m+s "ue pesimismo reolucionario y sana desconfianza respecto del rumbo de la #istoria;

    usamos el presente, y por"ue intentamos er tendencias en las latencias. =e mezclan en

    nuestra caracterización datos de la realidad con especulaciones respecto de desarrollos

    óptimos o con el simple deseo, se entrecruzan la descripción y el an+lisis con la propuesta, la

    #ipótesis con la apuesta. *ale aclarar "ue en muc#os casos la asignación de caracter'sticas

    espec'ficas a la nuea generación intelectual implica el riesgo de ocultar los conceptosespec'ficos, al otorgarle a un elemento embrionario el car+cter de categor'a. -or cierto (y

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    perdón por la met+fora organicista), es m+s f+cil estudiar el organismo desarrollado "ue la

    clula.

    Cap#tulo (

    Algunas caracter#sticas de la nueva generación intelectual

    “!a pro(esión del teórico cr'tico es la luc*a, a la /ue pertenece su pensamiento, y no el  pensamiento como algo independiente o /ue se pueda separar de la luc*a”.

    Ma) *or+,eier 

    mitación de !nteo" comenzar# modestamente# por la pra$is

    La nuea generación intelectual reiindica una #ermenutica situada. %n código #eideggeriano,

    la #ermenutica no es ni arte de interpretar ni la interpretación misma, sino la bs"ueda por 

    determinar la esencia de la interpretación y las condiciones de la interpretación. Al mismo

    tiempo es dar a conocer una 5buena nuea8, anoticiar. %l car+cter situado implica e$poner el

    propio et*os (el modo de iir el ser, el modo de 5estar a#'8) como punto de partida y prenda de

    negociación< implica, al decir de 6ansDeorg Dadamer4 5admitir el compromiso "ue de #ec#o

    opera en toda comprensión8, y reconocer "ue 5la comprensión no es nunca un comportamientosub&etio respecto a un \ob&eto] dado, sino "ue pertenece a la #istoria efectual, esto es, al ser 

    de lo "ue se comprende8.923:

     Abierta a la alteridad y al proyecto, la #ermenutica "ue reiindica la nuea generación

    intelectual se diferencia de la #ermenutica de la iz"uierda ie&a "ue fue y es una #ermenutica

    con pretensiones de uniersalidad y ob&etiidad, cerrada y tozuda, reacia a dar cabida a otros

    te$tos< se diferencia de la #ermenutica acadmica, cuyo e&e suele ser la neutralidad aloratia

    y, en el me&or de los casos, una 5ciencia8 (por lo general la sociolog'a o la econom'a) o una

    5filosof'a8, orientadas a la acción o al sericio< y tambin se diferencia del ni#ilismo

    #ermenutico. La #ermenutica situada remite a la ortopra$ia, las otras a la ortodo$ia o al

    relatiismo e$tremo. La #ermenutica situada, inspirada en la acción y en la iencia como

    puntos de partida epistemológicos, busca e&ercer una cr'tica de la ciencia o la filosof'a.92: 

    /omo eremos, el sitio concreto de la #ermenutica "ue asume la nuea generación intelectual

     ;es decir4 su modo de estar situada en la e$istencia, su punto de partida factual y el #orizonte

    de proyección de su poder ser o, en trminos de %nri"ue Fussel, 5el0airos intransferible de su

    e$istir8;,9@0: se erige en campo "ue resiste y se opone a los lugares asignados por lasindustrias culturales (el mercado). %l mercado 5sita8 a los intelectuales segn sus

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    coneniencias y necesidades, operación sin dudas autoritaria, aun"ue inariablemente

    presentada ba&o el signo del pluralismo.

    =i la iz"uierda por enir asume un modelo de construcción pol'ticosocial "ue, adem+s de

    distinguirse por la combinación de acumulación y multiplicación, se caracteriza por el arraigo

    territorial (y el af+n de construir nueas territorialidades), la nuea generación intelectual adopta

    y adapta un modelo an+logo. Lo comn, lo "ue se desempeña como e&e articulador del

    espectro multiforme "ue constituye la nuea generación intelectual, es la ocación por 

    desarrollar una interención "ue, si bien est+ en función de una competencia 5intelectual8 o de

    un 5saber contrae$perto8, e$cede con creces esta competencia y este saber, dado "ue est+ en

    relación org+nica (y dialctica) con 5un colectio8, una organización popular, un moimiento

    social, una pra$is de las clases subalternas, etc.

    Lo "ue por lo general busca ese tipo de interención es construir un espacio de oposición

    emp'rica (del pensamiento, de la filosof'a, del arte) a la cultura y la sociedad burguesas. La

    misma a delineando lo "ue ?oaentura de =ousa =antos denomina una 5epistemolog'a del

    sur8 "ue, segn el punto de ista de este autor, 5reclama nueos procesos de producción y de

    aloración de conocimientos cient'ficos y no cient'ficos y de nueas relaciones entre diferentes

    tipos de conocimiento, a partir de las pr+cticas de las clases y grupos sociales "ue #an sufrido

    de manera sistem+tica las in&ustas desigualdades y las discriminaciones causadas por el

    capitalismo y el colonialismo8.9@1: 

    La nuea generación intelectual reconoce como situación #ermenutica priilegiada a las pra$is

    contra#egemónicas desarrolladas por las clases subalternas. -ra$is democr+ticas,

    autodeterminantes, autogestias, opuestas al lazo social generado por el capital y refractarias a

    la 5atmósfera8 "ue el capital deposita entre los seres #umanos. -ra$is inculadas a la

    cotidianidad y "ue por lo tanto acontecen en los intersticios, por eso el ser org+nico de la nuea

    generación es un ser intersticial. Fe este modo, la cr'tica no se escinde de la iencia directa

    de una dialecticidad. %l punto de partida factual no se diorcia de los #orizontes "ue proyecta el

    poder ser. =e generan as' +mbitos propicios para la fusión entre arte, pensamiento, pol'tica y

    ida, y afloran los espacios en donde militar la propia obra.

    La nuea generación intelectual, entonces, asume proposiciones y perspectias

    5desde aba&o8, lo "ue funda su 5interioridad8 y su predisposición a seguir de cerca

    la din+mica de los procesos #istóricos. %sa interioridad, si bien puede ser 

    considerada como fuente de legitimidad de las interenciones intelectuales frente a

    las interenciones 5cient'ficas8 y 5e$teriores8, no niega los e&ercicios de mediación,

    los asume y los refle$iona sin tac#arlos, tratando de "ue no alimenten ninguna

    5e$perticia8 (si el intelectual se conierte en e$perto, termina de alguna manerafuncional al poder). %l intelectual de la nuea generación reconoce "ue est+

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    e&erciendo una función mediadora entre unos sentimientos espont+neos, unas

    pr+cticas y una sabidur'a pr+ctica ancestral por un lado y unos saberes teóricos

    por el otro. Aun"ue simplemente oriente sus esfuerzos a 5deducir8 los saberes

    teóricos (o la 5conciencia teortica8) de las mismas pr+cticas y de la sabidur'a

    pr+ctica ancestral, la deducción no de&a de ser una pr+ctica mediadora. =i la#ermenutica es situada, la mediación y la 5traducción8 tambin lo son.

    %l intelectual de la nuea generación es consciente de "ue sus saberes se ponen

    en &uego en una construcción teóricopr+ctica colectia "ue le impone la

    redefinición de categor'as e incluso de los ob&etios. -ero nunca ab&ura de sus

    saberes. La nuea generación intelectual no elude la pregunta por la socialización

    del conocimiento colectiamente generado a tras portadores indiiduales. La

    clae est+ en su capacidad de entender la dimensión social del traba&o indiidual y

    e$plicitarlo y alorarlo en tanto tal. Fe esta manera se promueen formas de

    articulación de dos dimensiones, la de los saberes espec'ficos y las decisiones

    colectias.

    La #ermenutica situada implica siempre una mediación aun"ue se piense en situación,

    aun"ue se reconozca una parcialidad y una sub&etiidad. As', una posición "ue dista del

    antiintelectualismo se combina con las predisposiciones antianguardistas. %$actamente al

    res de lo "ue ocurr'a con la generación militante de los 0H0, en la cual, por lo general,

    primaba el binomio antiintelectualismoanguardismo.

    Fe todos modos, la nuea generación intelectual aspira a interioridades m+s e$citantes

    (aun"ue probablemente imposibles por un tiempo) mientras sospec#a "ue la función

    mediadora, en este conte$to, no est+ tan mal. =obre todo cuando se impone el contraste con

    los riesgos de caer en el delirio narcisista absoluto de algunas organizaciones de la iz"uierda

    ie&a, "ue siguiendo a Dy[rgy LuQ+cs (133E1H1) se asumen como la 5e$presión8 del punto de

    ista de la clase obrera y se arrogan su punto de ista sin preocuparse por 5situarse8 en l. La

    nuea generación intelectual se ale&a de un emplazamiento tan soberbio e idealista. o

    e$agera ni se autoengaña respecto de los alcances de su punto de ista, tampoco usurpa

    representaciones, simplemente asume y ie el lugar 5desde8 donde piensa (lo general) para

    situarse efectiamente en l, y lo ie con naturalidad, sin la angustia de lo "ue 6oracio

    Donz+lez denominó una 5conciencia indiidual "ue asume la pesarosa y solitaria tarea de

    encarnar un tesoro perdido en el pliegue interior de la conciencia colectia8. 9@2: Donz+lez e un

    e&emplo de este tipo de posicionamiento ;al "ue considera deriación de lo "ue denomina un

    5positiismo romantizado8; en al =calabrini Crtiz (1331E), posiblemente la figura

    intelectual m+s emblem+tica