Misa de Requiem

Wolfgang A. Mozart

“Debajo de la Catedral de San Esteban, entre un montón de calaveras y osamentas, señalan los guías que podría estar la de Mozart. Si fuera cierto, daría igual. Nadie va a ir a escarbar entre tanto hueso, ciertamente. ¿Para qué? La verdad se muestra diáfanamente otra: Su cuerpo se volvió música, sin rastro de polvo ni ceniza. Música era y en música se convirtió”.

Emilio Carballido

Hay pocos compositores en la historia de la música de los que exista tal cantidad de estudios, publicaciones, biografías, cartas, historias, anécdotas, películas, obras de teatro… ¡Nadie como Mozart! ¡Ninguna música como la de Mozart!

Desde su infancia su vida se desarrolló de una manera vertiginosa, con presen-taciones ante los reyes y los más importantes personajes de su tiempo, quienes quedaban sorprendidos ante su genialidad como intérprete y como compositor; Wolfgang y su hermana eran exhibidos como niños prodigio por un padre, que si bien no era un irresponsable, sí vio en sus hijos la posibilidad de mejorar su status social y económico.

Como suele suceder, su vida no fue fácil. Presa de intrigas, trampas, sujeto a las opiniones de individuos mediocres y envidiosos, el propio Mozart lo llegó a expre-sar así: “Un corazón nacido para la libertad no se deja tratar nunca como esclavo. Y aunque haya perdido su libertad, conserva aún su orgullo y se ríe del universo.” (El rapto del serrallo)

Libertad y belleza podrían ser los estandartes de su música. Desde sus primeras obras –que datan de cuando tenía 11 o 12 años- hasta sus más grandes compo-siciones: sinfonías, misas, conciertos, todas sus creaciones comparten estos dos conceptos. Incluso el Requiem, que escucharemos hoy y que no fue totalmente escrito por él, evidencia la genialidad de su autor.

Hay múltiples leyendas sobre la génesis del Réquiem de Wolfgang A. Mozart. Una de ellas, la más popular, habla de la aparición de un extraño personaje… “Escucha, pues: tres semanas ha, volví tarde a casa. Se me dijo que alguien había preguntado por mí. No sé cómo, pero pasé la noche pensando: ¿quién habrá sido? ¿Qué querrá de mí? Al día siguiente volvió de nuevo, sin encontrarme tampoco. Al tercer día estaba yo jugando en el suelo con mi pilluelo. Oí que me llamaban; salí afuera. Un hombre completamente vestido de negro se inclinó cortésmente ante mí, me encargó un réquiem y desapareció.”

Aleksandr S. Pushkin«Mozart y Salieri» (1832)

REQUIEM (KV 626)WOLFGANG AMADEUS MOZART (1756-1791)

1. Requiem aeternam (Descanso eterno) - Coro y soprano solista

2. Dies Irae (Día de ira) - Coro

3. Tuba mirum spargens bonum (El sonido maravilloso de la trompeta) - Solistas

4. Rex tremendae majestatis (Rey de tremenda majestad) - Coro

5. Recordare (Acuérdate) - solistas

6. Confutatis maledictis (Rechazados los condenados) - Coro

7. Lacrimosa dies illa (Día de lágrimas aquel) - Coro

8. Domine Jesu Christe (Señor, Jesucristo) - Coro y solistas

9. Hostias et preces (Súplicas y alabanzas) - Coro

10. Sanctus (Santo) - Coro

11. Benedictus (Bendito) - Solistas

12. Agnus Dei (Cordero de Dios) - Coro

Coral San MartínCallosa de Segura

Organizan

Colabora

Iglesia Parroquial de las Stas. Justa y Rufi na