En plena era digital, en plena época de Facebook, Whatsapp, Instagram y un sinfín más de aplicaciones donde guardamos confiados nuestros recuerdos, se hace muy patente la necesidad de poder tener algo físico de lo que somos.

Por eso he querido fabricar esta especie de revista, o folleto, o como lo queráis llamar. Para mí no es sino la manifestación y el ejemplo de lo que siento. Poder salirme de internet e ir a la playa, a una cafetería, o al campo. Poder sentir y palpar el mundo.

Imaginaos que de repente se apagasen todos los ordenadores, que los teléfonos dejasen de funcionar... imaginadlo por un segundo. Y ahora imaginaos un mundo en el que los recuerdos se guardasen en cajas

de galletas o de puros. No hace tanto de eso, ese era el mundo de hace solo 20 años, y parece que de repente todo eso se haya perdido.

No hablo de volver al pasado, hablo de volver a sentir. Hablo de tener presente ese gusto por los sentidos. Experimentar la arena de la playa, el acabado de madera de una mesa, el óxido de una puerta vieja, el suelo empedrado de una calle antigua, el aire…

Ese placer de tocar, de sentir el tacto de determinado papel, su granulosidad, su gramaje, el pigmento, incluso su sonido cuando se dobla la hoja. Eso es algo que nunca podrá ofrecer ninguna pantalla, por mucha resolución que tenga.

Solo para enamoradoswww.conluzpropia.net

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¿Y si en vez de una sesión de fotografía donde no os conozco, donde quedamos para hacer unas cuantas fotos de posados y luego os entrego unas imágenes por las que no siento nada, hacemos algo distinto?

¿Y si primero quedamos para conocernos un poco y luego… luego no os hago una sesión de fotos, sino que quedamos para dar un paseo?

Un paseo por el campo, por la playa, por la ciudad, o por donde os guste pasear. Un paseo donde yo llevaré una cámara y haré como que hago fotos y vosotros, bueno… vosotros podéis hacer como que sois sencillamente vosotros mismos y os queréis un montón.

¿Y si?

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¿Cuanto vale?Nunca me ha gustado vender, no al menos desde la perspectiva de intentar convencer a nadie ni de crear una necesidad. Sé muy bien que mi fotografía no es para todo el mundo, por la sencilla razón de que nada es para todo el mundo. Porque para mi esto es algo más que un negocio, algo más que dinero, algo más que un gasto innecesario que se deba de hacer, por un capricho o por intentar comprar el amor de alguien.

Me apena ver cuantas personas que se ponen en contacto conmigo, personas a las que se les nota de verdad que sienten algo por mi fotografía, se quedan solo en eso, en el precio, olvidandose de todo lo demas.

Sed sinceros con vosotros mismos: ¿Cuánto daríais por congelar el tiempo? ¿Cuanto por estar con esa persona que amáis, por sentir su sonrisa, su mirada o su presencia? Si pensais como yo pienso que eso no tiene precio, entonces creo que no hace falta añadir mucho más.

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Veras Dani, antes de aprender a hacer fotos tienes que aprender a amar. Tienes que aprender a sentir. Tienes que aprender a vivir, a reír y a soñar. Tienes que aprender a volar. Nadie te va a enseñar nunca nada de eso. Eso es algo que tienes que aprender tu ¿Cómo? Pues es muy fácil en realidad.

A amar se aprende amando… a sentir sintiendo, a soñar soñando… y así… así algún día aprenderás a ser tú mismo aunque nunca entiendas que significa eso. Las cosas que hacemos son las que nos hacen, así que… haz lo que sabes hacer y sabrás quien eres.

Cuando comprendas eso no te importará no llegar nunca a ningún sitio ni ser nunca nadie, porque ya habrás llegado y ya serás. Recuerda también que el yo es cíclico y que todo lo que busca marcharse busca volver. Como dijo Annie Dillard: “cuando la deslumbrante oscuridad se abre paso a través de las lejanas colinas del tiempo, llega la hora de apartar cosas como nuestra razón o nuestra voluntad, llega la hora de regresar a casa”.

La historía

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