comuniones prodigiosas - miracoli eucaristici · 2014. 9. 28. · rado la enfermedad al estómago,...

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COMUNIONES PRODIGIOSAS © 2006, Edizioni San Clemente El Beato Tomás de Cori (1655 – 1729) entró en la Orden de los Frailes Menores Franciscanos a la edad de 22 años. Vivió en el convento de la Santísima Trinidad de Orvieto y asumió el nombre de Fray Tomás. Su apostolado se distin- guió por la práctica ejemplar de las virtudes cristianas. Más de una vez, durante la Misa, se le aparecía el Niño Jesús. n día, Santa Lucía Filippini, partió hacia Pitigliano, cerca de Grosseto, para inspeccionar la escuela artesanal, fundada por ella misma. En el camino, se detuvo en la iglesia de los padres franciscanos para asistir a la Santa Misa. Era tan grande el deseo de recibir a Jesús Eucaristía que el Señor la quiso premiar con un Milagro. Cuando el sacerdote fraccionaba la Hostia Magna el pequeño pedazo que era destinado a ser sumergido en el cáliz, escapó de sus manos y voló radiante hasta posarse sobre la lengua de la futura Santa. Actualmente el Santuario donde sucedió el Milagro es custodiado por las Madres Pías Filipinas. La Beata Emilia Bicchieri fundó la Tercera Orden Regular Dominica. Nutrió siempre un grandísimo amor por el Santísimo Sacramento. Un día, mientras se ocupaba de una hermana que estaba muy enferma, perdió la noción del tiempo hasta el punto de que la Santa Misa había concluído ya. No pudiendo comulgar, se lamentó ante el Señor porque no lo había recibido. En ese momento, un Ángel se le apareció milagrosamente y le dio la Comunión. Santa María Francisca de las Cinco Llagas pasó los últimos años de su vida postrada en el lecho a causa de una enfermedad muy grave, la cual le impedía participar de la Santa Misa. Repetidamente, algunos sacerdotes, entre ellos el Padre Bianchi, vieron que durante la Misa desaparecía un pedazo de la Hostia Magna y un poco de vino consagrado. Era el Ángel de la Santa que le llevaba la Comunión. a Beata Imelda Lambertini, desde muy temprana edad, demostró un gran amor por Jesús Eucaristía. Pero el capellán le recordaba siempre que la Santa Comunión sólo podía ser recibida a partir de los 14 años. El 12 de mayo de 1333, vigilia de la Ascensión, la niña fue a la Misa y se presentó para recibir la Santa Comunión. El sacerdote la ignoró completamente, pero el Señor quiso conceder a la pequeña Imelda su deseo. Es así que una radiante Hostia se alzó en vuelo hasta llegar delante de ella. Cuando recibió el Cuerpo de Cristo, su cándida alma voló en el instante al Cielo. La Beata Imelda es la Patrona de las Primeras Comuniones. anta Giuliana Falconieri se distinguió siempre por ser una gran devota de la Eucaristía. En los últimos días de su vida, habiéndose empeo- rado la enfermedad al estómago, no podía ya recibir la Comunión. Antes de su muerte, en 1341, pidió una Hostia consagrada, la cual apoyó sobre su pecho. Mientras recitaba una oración, la Hostia desapareció dejando en cambio una huella de color morado, como si se hubiera impreso. Fue beatificada en 1678 y canonizada en 1737. En los tiempos de San Gerardo Maiella, se era aún demasiado pequeño para recibir la Eucaristía a la edad de ocho años. Sin embargo, el Santo no lograba aceptarlo y lloraba desolado por esta situación. Sus llantos conmovieron al Cielo porque una noche San Miguel se le acercó y le dio una Hostia blanca, igual a aquélla que el sacerdote le había impedido recibir. Luego, desapareció. Al día siguiente, feliz y triunfante, Gerardo confesó cándidamente: “el sacerdote me ha negado la Comunión, pero esta noche el Arcángel San Miguel me la ha traído”. San Buenaventura recibe la Comunión en manos de un Ángel, Museo Hiéron San Bernardo exorciza una mujer con el SS. Sacramento, Museo Hiéron San Segundo, antes de morir, recibe la Santa Comunión de una paloma, Museo Hiéron Una de las Comuniones milagrosas de San Gerónimo El Beato Giacomo de Montieri, vivió por períodos prolongados alimentándose únicamente de la Eucaristía. En varias ocasiones, Jesús mismo le daba la comunión. Un pintor de inicios del seiscientos plasmó en una armoniosa pintura la imagen de Jesús que ofrece la Comunión al Beato Giacomo. U S L

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  • COMUNIONES PRODIGIOSAS

    © 2006, Edizioni San Clemente

    El Beato Tomás de Cori (1655 – 1729) entró en laOrden de los Frailes MenoresFranciscanos a la edad de 22 años. Vivió en el convento dela Santísima Trinidad de Orvietoy asumió el nombre de FrayTomás. Su apostolado se distin-guió por la práctica ejemplar delas virtudes cristianas. Más deuna vez, durante la Misa, se leaparecía el Niño Jesús.

    n día, Santa Lucía Filippini, partió hacia Pitigliano, cerca de Grosseto, para

    inspeccionar la escuela artesanal, fundada por ella misma. En el camino, se detuvo en la iglesia de los padres franciscanos para asistir a laSanta Misa. Era tan grande el deseo de recibir aJesús Eucaristía que el Señor la quiso premiarcon un Milagro. Cuando el sacerdote fraccionabala Hostia Magna el pequeño pedazo que eradestinado a ser sumergido en el cáliz, escapó desus manos y voló radiante hasta posarse sobre la lengua de la futura Santa. Actualmente elSantuario donde sucedió el Milagro es custodiadopor las Madres Pías Filipinas.

    La Beata Emilia Bicchieri fundóla Tercera Orden RegularDominica. Nutrió siempre ungrandísimo amor por elSantísimo Sacramento. Un día,mientras se ocupaba de una hermana que estaba muyenferma, perdió la noción deltiempo hasta el punto de que laSanta Misa había concluído ya.No pudiendo comulgar, selamentó ante el Señor porque no lo había recibido. En esemomento, un Ángel se le apareció milagrosamente y le diola Comunión.

    Santa María Francisca de las Cinco Llagas pasó los últimos años de su vida postrada en el lecho a causa de una enfermedad muy grave,la cual le impedía participar de la Santa Misa.Repetidamente, algunos sacerdotes, entre ellos el PadreBianchi, vieron que durante la Misa desaparecía un pedazode la Hostia Magna y un pocode vino consagrado. Era elÁngel de la Santa que le llevaba la Comunión.

    a Beata Imelda Lambertini, desde muytemprana edad, demostró un gran amor por

    Jesús Eucaristía. Pero el capellán le recordaba siempreque la Santa Comunión sólo podía ser recibida apartir de los 14 años. El 12 de mayo de 1333, vigiliade la Ascensión, la niña fue a la Misa y se presentópara recibir la Santa Comunión. El sacerdote laignoró completamente, pero el Señor quiso concedera la pequeña Imelda su deseo. Es así que unaradiante Hostia se alzó en vuelo hasta llegar delantede ella. Cuando recibió el Cuerpo de Cristo, sucándida alma voló en el instante al Cielo. La BeataImelda es la Patrona de las Primeras Comuniones.

    anta Giuliana Falconieri se distinguió siemprepor ser una gran devota de la Eucaristía. En

    los últimos días de su vida, habiéndose empeo-rado la enfermedad al estómago, no podía yarecibir la Comunión. Antes de su muerte, en1341, pidió una Hostia consagrada, la cual apoyósobre su pecho. Mientras recitaba una oración, laHostia desapareció dejando en cambio una huellade color morado, como si se hubiera impreso.Fue beatificada en 1678 y canonizada en 1737.

    En los tiempos de San GerardoMaiella, se era aún demasiadopequeño para recibir laEucaristía a la edad de ochoaños. Sin embargo, el Santo no lograba aceptarlo y llorabadesolado por esta situación. Susllantos conmovieron al Cieloporque una noche San Miguelse le acercó y le dio una Hostiablanca, igual a aquélla que elsacerdote le había impedidorecibir. Luego, desapareció. Aldía siguiente, feliz y triunfante,Gerardo confesó cándidamente:“el sacerdote me ha negado laComunión, pero esta noche el Arcángel San Miguel me la ha traído”.

    San Buenaventura recibe laComunión en manos de unÁngel, Museo Hiéron

    San Bernardo exorciza una mujercon el SS. Sacramento, MuseoHiéron

    San Segundo, antes de morir,recibe la Santa Comunión de una paloma, Museo Hiéron Una de las Comuniones milagrosas de San Gerónimo

    El Beato Giacomo de Montieri, vivió por períodos prolongados alimentándose únicamente de la Eucaristía. En varias ocasiones, Jesúsmismo le daba la comunión. Un pintor de inicios del seiscientos plasmóen una armoniosa pintura la imagen de Jesús que ofrece la Comunión al Beato Giacomo.

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