competencia manual – nuria ferres · 2015-11-08 · programa físico – competencia manual –...

Programa Físico – Competencia Manual – Nuria Ferres

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Índice

1. La Competencia Manual

2. Cuadro del Perfil de Desarrollo de los Institutos para el Logro del

Potencial Humano en la competencia manual hasta los seis años

3. La competencia manual en el Estadio I

4. La competencia manual en el Estadio II

4.1. Establecer y mejorar la capacidad vital de soltar

4.2. Fortalecer el reflejo de prensión

5. La competencia manual en el Estadio III

5.1. Establecer y mejorar el Agarre Prensil

5.2. Preparándole para la braquiación

6. La competencia manual en el Estadio IV

6.1. Oposición Cortical

6.2. Braquiación

7. La competencia manual en el Estadio V

7.1. Desarrollo de la oposición cortical bimanual simultánea

7.2. Braquiación

8. La competencia manual en el Estadio VI

8.1. Desarrollo de más habilidades bimanuales

8.2. Braquiación

9. La competencia manual en el Estadio VII

10. Anexo: Cuadro medidas orientativas escalera de braquiación



1. La Competencia Manual

La competencia manual es una de las áreas que contribuyen a la Inteligencia

Física junto con la movilidad y el equilibrio. Por tanto, cuantas más oportunidades

tenga el niño para desarrollar su movilidad, su equilibrio y su competencia manual

durante sus 6 ó 7 primeros años de vida más habrá desarrollado su inteligencia física.

La competencia manual consiste en la capacidad de usar las manos empezando

por la forma más primitiva que es el reflejo de prensión del bebé recién nacido hasta el

más avanzado estadio de competencia que consiste en usar una mano para escribir en

coherencia con el hemisferio dominante (zurdos o diestros) y que solo es capaz de hacer

el ser humano entre todos los seres vivos.

Como sabemos, el desarrollo del niño durante estos primero años pasa por una

serie de estadios de desarrollo que corresponden a fases de desarrollo del encéfalo.

Todas las partes del encéfalo existen en el nacimiento, pero aún no son funcionales,

tiene que evolucionar y luego se hacen funcionales. Y esto le lleva al ser humano unos 6

años aproximadamente, los primeros, los decisivos.

Quizá en algún momento puedas pensar: dejemos al azar el proceso, sin hacer

nada premeditadamente, el tiempo por si sólo ya irá habilitando la funcionalidad del

encéfalo desde el tronco encefálico temprano y la médula espinal, pasando por las áreas

subcorticales hasta la compleja corteza cerebral única en el ser humano.

Te diré que dejar el proceso al azar equivale exactamente a dejar al azar la función

intelectual, física y social que tendrá tu hijo durante el resto de su vida.

Sí, en un niño sano, todas las partes del encéfalo se convierten en funcionales,

desde el estadio inferior en el nacimiento hasta el estadio superior del desarrollo a la

edad de seis años en el niño promedio pero el orden, la rapidez y el grado de

perfección con los que logre el bebé y el niño convertir en funcionales y por orden

todos las partes de su encéfalo, influirán enormemente en su función intelectual, física y

social durante el resto de su vida. Y esto va a depender las oportunidades que le brinde

el entorno desde el principio para desarrollar las diferentes competencias, es decir, del

número de veces que el niño tenga la oportunidad de poner en práctica sus

competencias. Y una de ellas es la competencia manual.

Vamos pues a brindar las mejores oportunidades a tu hijo para desarrollar la

competencia manual, pero veamos antes los siete estadios de desarrollo de la

competencia manual en el cuadro del Perfil de Desarrollo de los Institutos para el Logro

del Potencial Humano de Glenn Doman.



2. Cuadro del Perfil de Desarrollo de los Institutos para el Logro del Potencial Humano en el área de la competencia manual

Nº de estadio y área

del encéfalo funcional

en ese estadio

Referencia Temporal Competencial manual

I

Tronco encefálico

temprano y médula

espinal (tálamo)

Superior: Nacimiento a 0,5

meses

Reflejo de prensión.

Respuesta refleja Media: Nacimiento a 1 mes

Inferior: Nacimiento a 2

meses

II

Tronco encefálico y

áreas subcorticales

tempranas

Superior: 1 mes Desasimiento vital (soltar).

Respuesta vital Media: 2,5 meses

Inferior: 5 meses

III

Áreas del cerebro

medio y subcorticales

Superior: 3,5 meses Agarre prensil

Respuesta significativa Media: 7 meses

Inferior: 14 meses

IV

Corteza inicial

Superior: 6 meses Oposición cortical en ambas

manos.

Expresión humana inicial Media: 12 meses

Inferior: 24 meses

V

Corteza temprana

Superior: 9 meses Oposición cortical bilateral

y simultánea.

Expresión humana

temprana

Media: 18 meses

Inferior: 36 meses

VI

Corteza primitiva

Superior: 18 meses Función bimanual con

predominio de una mano.

Expresión humana primitiva Media: 36 meses

Inferior: 72 meses

VII

Corteza compleja

Superior: 36 meses Uso de una mano para

escribir en coherencia con el

hemisferio dominante.

Expresión humana compleja

Media: 72 meses

Inferior: 144 meses



3. La Competencia Manual en el Estadio I

En las primeras semanas del recién nacido, sus manos se cierran por el reflejo de

prensión. Es un reflejo muy evidente en el bebé sano desde el primer momento del

nacimiento.

El reflejo de prensión consiste en que el bebé

agarra con fuerza cualquier cosa que se le pone en la

mano, lo hace de manera refleja, sin pensar. Parece

como si el bebé pusiera toda su determinación en

agarrar lo que se le pone en la mano, en realidad, lo

que sucede es que aún no sabe soltar. El reflejo de

soltar vendrá más adelante (Estadio II), por el

momento la naturaleza le ha brindado el reflejo de

agarrar por que ha sido vital a lo largo de la evolución

para sujetarse sin soltarse. Y es así como debe ser al principio.

Cuanto más utilice el bebé su reflejo de prensión agarrando objetos, más

rápidamente ocurrirá que la siguiente parte del encéfalo se convertirá en funcional para

poder pasar al siguiente estadio, porque este primer estadio tiene que completarse para

seguir avanzando. Y dependerá del número de veces que utilice su reflejo prensil y del

momento en que empieza a ejercitarlo, es decir, cuanto antes empiece el bebé a ejercitar

su reflejo de prensión, menos veces tendrá que ejercitarlo para producir el crecimiento

del encéfalo que le lleve a la siguiente etapa.

El reflejo de prensión tiene que ser igual en las dos manos. Si notas que en una

de las dos manos se agarra con menos fuerza, entonces su reflejo de prensión es

funcional pero no perfecto. Hay casos de niños con lesión cerebral que no tienen reflejo

de prensión.

Tanto si el reflejo de prensión es perfecto, funcional o no existe, conviene

estimularlo porque, de este modo, el reflejo se producirá con más rapidez y se

fortalecerá, lo que conlleva a que se desarrollen las áreas del cerebro destinadas al

control de la competencia manual. Y, como decíamos, así podrá alcanzar el siguiente

estadio con más facilidad.

Para estimular la competencia manual del bebé, además de todas las situaciones

por azar que se den en una casa: que familiares o amigos le den un dedo cariñosamente

para que lo coja, sonajeros u otros juguetes que le acerquen, el cabello o collares que

pueda agarrar cuando lo cogen en brazos, etc., también podemos programar de forma

activa unos breves minutos al día para desarrollar su competencia manual del siguiente

modo:

Colócalo sobre su espalda en la cama. A continuación coloca tus dedos índice o

pulgar en cada una de sus manos, notarás que te agarra. Entonces comienza a tirar

suavemente del bebé hacia arriba, verás que te agarra con más fuerza. Mientras tanto

dile la palabra “agarra”, así empezará a comprender el significado de la palabra pues es

usándolas en el contexto como las aprende todas. Mantenlo así durante unos segundos y

después bájalo suave y lentamente hasta dejarlo de nuevo tumbado sobre la cama.



Puedes hacer varias sesiones de estas al día, son fáciles y duran tan solo unos

segundos. Podrías organizarte para hacer incluso diez al día; evidentemente puedes

hacer menos, pero cada oportunidad que le das a tu bebé, potencia su desarrollo

neurológico y desarrolla su fuerza física.

En cuanto a la duración de cada sesión, puedes empezar por 10 segundos o

menos e ir subiendo a medida que notes que el reflejo de prensión se hace más fuerte.

Puedes hacer unas breves pausas dentro de una sesión hasta que llegue a aguantar unos

60 segundos en cada sesión.

Siempre con dulzura, lentamente y, a ser posible, recuerda decirle la palabra

“agarra”. Muy pronto verás que lo puedes llegar a levantar totalmente.

Cuando hagas estas sesiones, podrías llegar a pensar que el bebé es capaz de

soltarse pues al cabo de unos segundos su fuerza disminuye y acaba “cayendo” sobre la

cama. Pero en realidad, no se suelta sino que se deja caer, no es lo mismo. Se deja caer

porque transcurridos unos segundos se fatiga su reflejo de prensión y sus manos ya no

pueden agarrase más. Puedes ver que la expresión de su cara pasa del gozo a la

preocupación. No pasa nada porque allí mismo está la cama y ya habrás tomado todas

las precauciones para evitar accidentes. No te preocupes, en muy poco tiempo serás un

experto en notar cuando lo debes bajar suavemente: notarás que sus manos pierden

fuerza y, como decíamos, su rostro cambia de expresión.

Y sobre todo, asegúrate después de cada sesión de decirle de forma alegre y que

muestre orgullo lo estupendo que es ver como se agarra de fuerte. Si no expresas

alegrías por sus logros, tu bebé tendrá menos ganas de hacerlo, de hecho, esto puede

formar parte del tipo de relación que mantengas con tu hijo en general.

Obviamente, cada vez que tu bebé agarra un objeto o a sí mismo cogiéndose de

tus dedos, tarde o temprano tendrá que dejarlo caer. Como hemos dicho, al principio él

no podrá soltar el objeto y habrá que acabar ayudándole: o bien porque un hermanito le

quita el juguete, o su propio peso… Pero cada oportunidad de “agarrar” le lleva a tener

que “dejar caer” y esto le llevará a entender que si abre su mano podrá “soltar”, que es

la siguiente etapa de la competencia manual.



4. La Competencia manual en el Estadio II

La siguiente destreza manual que el bebé tiene que aprender es la de soltar,

porque el bebé puede asir con fuerza los objetos pero no soltarlos. Para ello, necesita

que las áreas subcorticales del encéfalo se desarrollen y pasen ser funcionales.

Tal y como ya hemos comentado, la capacidad de soltar un objeto no es lo

mismo que dejar caer un objeto. Dejar caer un objeto sucede cuando después de que el

bebé lo ha sostenido durante un tiempo, se fatiga su reflejo de prensión y se le cae de las

manos.

En cambio, la capacidad de soltar consiste en que el bebé sea capaz de soltar

inmediatamente algo que acaba de coger porque nota que es peligroso, por ejemplo, que

quema, pincha, etc. Es una capacidad esencial para la seguridad del bebé. Y sigue el

siguiente proceso: el bebé experimenta una comprensión táctil de la sensación vital,

percibe el peligro y ha de disponer de la capacidad motora manual de soltar

instantáneamente como respuesta al peligro.

La naturaleza es muy sabia y desarrolla en el bebé la capacidad de soltar el

objeto antes de que tenga la capacidad de extender la mano y agarrarlo. Sí. Esto es así,

porque recuerda que el reflejo de prensión solo se produce de forma pasiva, es decir, si

se le pone algo en la mano del bebé pero, al principio, el bebé aún no puede extender el

brazo y agarrar con la mano un objeto por sí mismo. Antes debe aprender a soltarlo por

si fuera peligroso… ¿riesgos? Los mínimos.

Así es que, en este estadio, vamos a proporcionar la oportunidad a tu bebé de

que desarrolle su capacidad de soltar y con ello desarrolle las áreas subcorticales del

encéfalo y las torne funcionales.

Los objetivos pues durante este estadio son dos:

4.1. Establecer y mejorar la capacidad vital de soltar.

4.2. Fortalecer el reflejo de prensión.



4. 1. Establecer y mejorar la capacidad vital de soltar

Quizá te estés preguntando cómo puedes evaluar esta capacidad en tu bebé. La

respuesta es sencilla: coloca un objeto en el puño de tu bebé, una vez lo tenga bien

agarrado, dale un pellizco en la palma de esa mano (en algún espacio que quede

teniendo en cuenta que la tiene cerrada y asiendo el objeto). Para poder comprobar la

capacidad del soltar vital el pellizco tiene que ser lo suficientemente fuerte como para

que abra la mano y suelte el objeto.

La intensidad más apropiada de pellizco la descubrirás por ti mismo durante la

evaluación y desarrollo de esta competencia teniendo en cuenta que no se trata de

enfadar al bebé sino de proporcionarle un estímulo que le sirva para desarrollar una

capacidad que va a protegerle del peligro.

Se debería evaluar esta capacidad en ambas manos. Si la respuesta es lenta o

difusa en una o ambas manos o si no se manifiesta esta capacidad en absoluto, el bebé

aún no ha culminado este estadio de desarrollo.

Para estimular la capacidad de soltar es cuestión de darle diferentes

oportunidades a lo largo del día, por ejemplo 10 sesiones al día de 6 segundos cada

sesión. En cada sesión puedes darle dos oportunidades de agarrar y soltar un objeto, una

para cada mano.

Puedes proceder del siguiente modo en cada sesión: busca una posición cómoda

para ti y para tu bebé, colócale en su mano un objeto que él pueda agarrar. Cuando lo

tenga fuertemente agarrado dile: “Ahora suéltalo” y pellizca suavemente la palma de su

mano. Pueden pasar dos cosas:

a) Que el bebé sienta el pellizco y tienda a agarrar aún con más fuerza el objeto.

Está desarrollando sensaciones vitales pero todavía no ha adquirido la capacidad de

soltar. Se trata de seguir dándole oportunidades para que desarrolle dicha capacidad.

b) Que el bebé suelte el objeto de inmediato o poco después del pellizco,

entonces dile: “¡Muy bien, lo soltaste!”

Después de hacerlo con una mano, cambia a la otra y repite el proceso.

Cuando tu bebé pueda soltar el objeto de manera instantánea tanto con una mano

como con la otra, ya puedes dejar de hacer esta parte del programa de desarrollo de la

competencia manual, pues tu bebé ya tendrá esta capacidad.



4.2. Fortalecer el reflejo de prensión

La importancia de fortalecer el reflejo de prensión va más allá de ser un ejercicio

para mejorar su competencia manual y coordinación porque al hacerlo obtenemos el

magnífico efecto de ensanchar el pecho del bebé y con ello proveer más oxígeno al

cerebro. Recordemos que el oxígeno es uno de los nutrientes indispensables del cerebro

y que funciona mejor tras haber realizado una cierta actividad física:

“El crecimiento del pecho tiene dos grandes ventajas para el bebé: le

proporciona una respiración mejor y le permite disponer de una mayor reserva de

oxígeno. La mejora de la respiración será muy importante para el futuro desarrollo del

lenguaje del bebé. Puesto que el oxígeno es el alimento esencial del que se nutre el

cerebro, la mejora de la oxigenación potenciará todas sus funciones.” Glenn Doman

“(…) el ejercicio tiene otra cualidad favorable: hace que el cerebro aprenda con

un mayor rendimiento.” Cómo aprende el cerebro. Sarah-Jayne Blakemore y Uta Frith.

Evidentemente el ejercicio físico que puede hacer un bebé está muy limitado,

pero aparte del arrastre y del gateo, fortalecer el reflejo de prensión es el mejor ejercicio

físico que un bebé puede hacer. Veamos cómo:

Coloca a tu bebé bocarriba sobre la cama o un suelo blando. A continuación

coloca tus dedos pulgares en cada una de sus manos. El resto de tu mano queda libre

para sujetarlo si fuera necesario. Cuando haya agarrado bien tus dedos, levanta tus

manos hasta que tu bebé se quede sentado y, si todo va bien, sigue levantándolo hasta

que se ponga de pie. Si notas que su agarre pierde fuerza o su cara cambia de expresión

hacia la preocupación, tiéndelo con suavidad sobre la cama otra vez. Ten preparados el

resto de tus dedos para sujetarlo si pierde el agarre por completo.

Cuando tengas a tu bebé en posición vertical, el

notará que parte de su peso se apoya en sus pies. Puedes

seguir y levantarlo por completo de la cama hasta que

aguante todo su peso por sí mismo con sus manos.

Antes de que se canse, bájalo de nuevo y tiéndelo

sobre la cama para que descanse.

Es importante realizar cada día varias de estas

sesiones, cuantas más mejor hasta unas quince. Permíteme

que te recuerde que sin agobios, si son cinco sesiones pues

mejor que ninguna. Y desde luego mejor cinco sesiones

felices que quince con nervios y prisas.

El tiempo que te puede llevar cada una de esta sesiones variará desde un par de

segundos los primeros días hasta unos 30 segundos cuando ya seáis unos expertos.

Procura terminar cada sesión antes de que tu bebé se canse, es decir, antes de que

él quiera terminar. Se trata de sesiones muy cortas. Para fortalecer su capacidad manual

de agarre y su desarrollo torácico es más efectiva la frecuencia de las sesiones a lo largo

del día que la duración de cada una de ellas.



Cuando veas que tu bebé puede aguantar su propio peso con sus manos durante

unos 10 o 15 segundos, puedes introducir una variación si quieres. Se trata de que en

lugar de que se coja a tus dedos, se coja a una barra de unos 6 milímetros de diámetro.

Colgarse de una barra nos va acercando paulatinamente a la braquiación, que quedará

ampliamente explicada en las siguientes fases. Por el momento, puedes hacer la mitad

de las sesiones con tus dedos y la otra mitad con la barra. De todos modos, si notas que

tu hijo se cuelga mejor de tus dedos, sigue haciéndolo solo así.

Y al acabar cada sesión viene lo más importante de todo: darle un gran abrazo y

decirle cuánto le quieres y lo inteligente y maravilloso que es.

Con todos estos ingredientes: sesiones cortas y dulces y finales llenos de alegría

y amor te aseguras que a tu hijo le encante quedarse colgado de sus manos y ya sabemos

lo beneficios que esto le reporta. De hecho, con estos ingredientes te aseguras el éxito

en cualquier tarea que inicies con tu hijo.



5. Competencia manual en el Estadio III

Dependiendo de las oportunidades que el bebé haya tenido de poner en práctica

sus habilidades y competencias, el cerebro se desarrolla en mayor o menor medida. Las

ventajas de hacerlo pronto y ordenadamente repercutirán en sus funciones cerebrales el

resto de su vida.

Paulatinamente pasan a ser funcionales más áreas del encéfalo. En un niño

promedio, sobre los siete meses entran en función las áreas del cerebro medio y

subcorticales, puede ser antes, puede ser después, dependiendo como decíamos de las

oportunidades de desarrollo que su entorno le haya proporcionado. Nos situamos pues

en el Estadio III.

En lo que respecta a la competencia manual, la función que el bebé conseguirá

en este estadio es la del “agarre prensil” que consiste en que el bebé puede controlar su

mano para abrirla, coger un objeto y sujetarlo cerrando los dedos alrededor del mismo

de forma voluntaria, no por acto reflejo. Y puede abrirla cuando quiera soltarlo

voluntariamente. Primero utiliza sus cuatro dedos presionados contra la palma de su

mano, sin utilizar el pulgar y, un tiempo después empezará a usar el pulgar.

En cuanto el bebé domine esta capacidad, no dejará de usarla como respuesta

significativa a su curiosidad. No se trata ni de un reflejo ni de una respuesta vital, se

trata de la necesidad de inspeccionar el entorno que tiene el bebé. Quiere coger cosas

para mirarlas, probarlas, olerlas, comprobar si hacen ruido… Es una época en la que hay

que vigilar mucho al bebé porque casi todo se lo lleva a la boca, a ver que sabor tienen,

a ver si se pueden comer…

Poder inspeccionar su entorno es una fuente de estímulos intelectuales para el

bebé, poderlo hacer antes contribuye a mejorar el desarrollo de su inteligencia. Y es la

capacidad física manual la que le va a permitir ese desarrollo intelectual. La habilidad

de quedar suspendido que estimulamos y reforzamos en el estadio anterior ha acelerado

la llegada del día en que es capaz de coger los objetos con sus manos. ¡Es un gran

triunfo y esa ventaja ya no se la quita nadie!

Podemos contribuir al desarrollo de la competencia manual en este estadio en

dos aspectos bien diferenciados:

5.1. Establecer y mejorar el agarre prensil

5.2. Preparándole para la braquiación



5.1. Establecer y mejorar el Agarre Prensil

El pequeño todavía no puede coger objetos pequeños porque usa la mano para

coger cosas de forma primitiva, es decir, como decíamos, primero usando solo los

cuatro dedos contra la palma de la mano, sin usar el pulgar y después, con el tiempo

empieza a usar el pulgar. Podemos ayudarle a que haga todo esto con el mejor de los

rendimientos y la menor frustración posible.

Así pues, vamos a establecer, mejorar y reforzar su capacidad de alargar el brazo

y coger objetos mediante el agarre prensil y, para ello, vamos a proporcionarle el mayor

número posible de oportunidades para coger objetos utilizando dicho agarre.

Recopila toda una serie de objetos que tengan las siguientes características:

Que no sean demasiado pequeños pues tu bebé aún no puede cogerlos usando el

índice y el pulgar, si así fuera, entonces es que ya ha sobrepasado este estadio y

debes pasar a la lectura de la competencia manual en el siguiente estadio, el

Estadio IV.

Que tenga colores intensos para que estimulen su vista y despierten su

curiosidad por alargar el brazo y cogerlo con la mano.

O con una forma y/o sonido que le atraiga.

Que no sea tóxico, abrasivo o peligroso en modo alguno, por supuesto.

A medida que mejore en el agarre prensil de objetos relativamente grandes,

prueba a ofrecerle objetos cada vez más pequeños. Sin embargo debes tomar

ciertas precauciones porque, si es capaz de cogerlos, lo primero que hará será

llevárselos a la boca, por tanto deben ser:

o Comestibles pero que no lo puedan ahogar, por ejemplo no es nada

conveniente dar ciertos frutos secos como cacahuetes o avellanas a un

bebé, no lo hagas.

o Nutritivamente apropiados. Por ejemplo, no le des caramelos o

bombones para mejorar su destreza manual a costa de apegarlo al azúcar.

¡Mal negocio! En cambio, es más apropiado un trozo de zanahoria

cocida, un trozo de plátano, un trozo de patata cocida…

o Si le das algo pequeño y no comestible no le quites la vista ni un segundo

pues ya sabes que lo primero que hará será llevárselo a la boca.

Una sesión para establecer y reforzar el agarre de presión o prensil puede durar

un minuto más o menos. En ese tiempo le puedes dar de 1 a 3 objetos, de uno en uno,

para que alargue el brazo y lo agarre con la mano.

Coloca al bebé en el suelo en posición de decúbito prono o sentado en la trona y

coloca un objeto frente a él. No se lo pongas en su mano, anímalo y dale la oportunidad

de que alargue el brazo y lo agarre con la mano.



Al principio le costará, procura que los primeros objetos sean muy vistosos y

fáciles de agarrar, por ejemplo un sonajero, para que empiece con éxito.

Cuando consiga agarrar su primer objeto tras haber estirado su brazo y cerrado

sus dedos voluntariamente sobre su palma de su mano, apláudele y felicítale, que note

que valoras su esfuerzo. Puedes usar ese mismo objeto, con el que ha tenido éxito la

primera vez, varias veces para que pueda continuar mejorando. Cuando ya domine la

técnica de coger ese objeto (no hace falta que se llegue a cansar de él), ofrécele otro y

después un tercero.

Hemos comentado que esta sesión puede durar más o menos un minuto, pero eso

no significa que haya prisa. Cuando tu bebé acaba de conseguir agarrar un objeto no se

lo quites para darle ese mismo objeto u otro con el objetivo de darle más oportunidades

de que practique su agarre. No hay prisa. Tu bebé ha hecho un esfuerzo por agarrarlo

como respuesta a su curiosidad y ganas de investigar, tal vez quiera disponer de él algún

tiempo para observarlo. Procura no quitárselo de las manos o le enfadarás o le

decepcionarás y con razón. Se trata de que le convenzas para que lo suelte de manera

voluntaria, o bien porque le ofreces otro objeto o bien porque se lo propones: “¿puedes

soltar el sonajero en mi mano?”

Estas sesiones no es necesario continuarlas cuando veas que tu bebé coge sin

problemas todo lo que tiene a la vista. Ya estará en el Estadio IV.



5.2 Preparándole para la braquiación

La braquiación consiste en avanzar de una barra a la

siguiente en una escalera de braquiación balanceando el

cuerpo y sujetándose solo por las manos.

Aunque para un adulto es muy difícil teniendo en

cuenta el peso y la más que probable falta de práctica, para

un niño pequeño es muy fácil.

Hay escaleras de braquiación en muchos

gimnasios y parques y es posible instalar una

en casa sin mucho coste.

Los beneficios de practicar el ejercicio físico de la braquiación son muchos y muy

importantes:

Ayuda a desarrollar el tórax, es decir, ensancha el

pecho.

Al ampliar la capacidad torácica, se incrementa la

capacidad respiratoria con una respiración más

profunda, regular y madura.

Provoca una mayor oxigenación cerebral lo que

potencia un mayor rendimiento del cerebro.

Mayor resistencia a las infecciones de las vías respiratorias superiores.

Mejora el estado físico en general.

Con su práctica el niño crece más sano.

Mejora la visión.

Mejora la coordinación ocular entre la mano y la vista.

Mejora la capacidad de convergencia ocular.

Fortalece el agarre prensil.

Y, además, es muy divertido.



Para empezar a prepararle para la braquiación y que, de este modo, le resulte

fácil por evolución natural, conviene seguir reforzando su capacidad de aguantar su

propio peso cogiéndose de un dedo tuyo en cada mano o agarrándose a una barra, como

ya habíamos empezado a hacer en el anterior estadio.

La barra puede ser de 12 a 20 mm de diámetro o puedes usar el mango de una

cuchara grande de madera.

Se trata de darle a lo largo del día varias oportunidades

(hasta 15) de que se agarre a la barra y se cuelgue de ella. De

esta forma el bebé se fortalece y poco a poco conseguirá pasar

de no poder aguantar su peso a agarrarse soportándolo

completamente durante unos 20 o 30 segundos. Entonces ya

estará preparado para empezar con la escalera de braquiación

que trataremos en el siguiente estadio, el IV.

La braquiación no es necesaria para que tu hijo consiga el éxito en su

competencia manual, es sencillamente que le ayudará a ser físicamente excelente.



6. Competencia Manual en el Estadio IV

La práctica del agarre prensil en el que el bebé usa la mano de forma primitiva

para agarrar objetos (los cuatro dedos contra la palma de su mano sin usar el pulgar), le

lleva a la siguiente capacidad manual: la oposición cortical en ambas manos.

La oposición cortical consiste en la capacidad de oponer el dedo pulgar al dedo

índice para agarrar algo. Para poder realizar esta función es necesario que la corteza

cerebral inicial pase a ser funcional. Por eso esta capacidad: “oposición cortical” recibe

el adjetivo de “cortical”, porque se trata de una función de la corteza cerebral.

El agarre prensil primitivo que el bebé utilizaba hasta ahora, le ha permitido

agarrar objetos relativamente grandes como respuesta a su inquietud por investigar,

aprender y desarrollarse. Así mismo, esta capacidad de agarre prensil ha participado en

el estímulo y desarrollo de su visión y su inteligencia (encéfalo) pues le ha permitido

examinar los objetos más de cerca.

Y el hecho de que su visión haya mejorado y su cerebro se haya desarrollado, le

lleva a afinar su investigación y curiosidad hacia cosas cada vez más pequeñas. Y esto

provocara a su vez que su capacidad manual tenga que mejorar porque con el “agarre

prensil” primitivo que tenía hasta ahora no puede coger objetos pequeños, no puede

coger una miga de pan, por ejemplo. Ahora el bebé necesita la capacidad manual de la

oposición cortical para hacer una pina con sus dedos índice y pulgar y así, poder coger

algo más pequeño.

Es un bucle positivo y beneficioso en el que la mejora de una capacidad lleva a

la mejora de otras y éstas redundan en la necesidad de seguir mejorando tal capacidad.

Manos, vista e inteligencia forman un triángulo perfecto de desarrollo en el ser

humano en el que la mejora de cualquiera de ellas lleva a la mejora y desarrollo de las

otras.

Por eso es tan importante estimular la capacidad manual y visual para desarrollar

la inteligencia.

A base de práctica y ensayo y error el bebé aprende que si, en lugar de intentar

agarrar con toda su mano, lo hace solo con el pulgar y el índice a modo de pinza, podrá

coger cosas pequeñas.

Este hito como media suele conseguirse a los doce meses de edad (ver cuadro

para referencia temporal) pero con la estimulación previa explicada en los anteriores

estadios puede conseguirse varios meses antes. Incluso a los seis meses. Está claro que

cuanto antes mejor pues es un escalón necesario y redunda directamente en el desarrollo

de la inteligencia.

“Si le damos a un niño muchas oportunidades y lo alentamos a utilizar su

oposición cortical para hacer cosas cada vez más difíciles, también le estaremos dando

una alta inteligencia manual y un crecimiento excelente del cerebro en todas las áreas

que tiene que ver con su competencia manual.” Glenn Doman.



Normalmente lo consiguen primero en una mano y, cuando ya han perfeccionado

su habilidad con esa mano, se ponen a practicarlo en la otra mano.

Vamos pues a proporcionar oportunidades al bebé para que, en cuanto domine el

agarre prensil (estadio anterior), pueda empezar practicar el uso de la mano en

oposición cortical. Simultáneamente el programa manual inicia la braquiación en este

estadio:

6.1. Oposición cortical

6.2. Braquiación

6.1. Oposición cortical

Se trata de darle la oportunidad al bebé de que intente coger objetos cada vez

más pequeños, difíciles de coger con el agarre prensil.

Podrías organizar diez sesiones (o menos) a lo largo del día de unos 30 a 60

segundos, durante los cuales probablemente el bebé querrá examinar el pequeño objeto

si es que ha conseguido cogerlo. Dale pues la oportunidad de que tu bebé coja un objeto

pequeño, por ejemplo: dados, bolitas de un collar, fichas… o trocitos de comida:

zanahoria cocida, plátano, cereales…

Es muy importante que supervises estas sesiones con mucha atención para evitar

que tu bebé se trague ningún objeto, a no ser que sea comida.

Puedes colocarlo sentado en el suelo o en la trona, o bien tumbado en posición

prona frente a ti. Ponle delante un objeto pequeño y anímale a que lo coja. Al principio

no podrá cogerlo, pero a base de ensayar y experimentar, acabará por aprender a coger

ese objeto. Deja que practique la técnica con ese objeto que ya ha conseguido coger

antes de ponerle uno nuevo. Cada pequeña forma, textura… tiene un desafío diferente

por lo que es mejor que no le presentes ningún nuevo objeto hasta que veas que ya ha

aprendido todo lo que podía aprender sobre cómo coger ese objeto.

Ahora tu bebé está en una época en la que todas las precauciones son pocas en

cuanto a mantener fuera del alcance de tu hijo cualquier sustancia o producto peligroso

pues cada vez es más hábil. Conviene vigilarle constantemente.

6.2. Braquiación

En el estadio anterior hemos explicado en qué consiste la braquiación y el

enorme beneficio que aporta su práctica.

Veamos aquí cómo iniciar con éxito la braquiación.



Cuando tu hijo sea capaz de aguantar su propio peso

durante unos 30 segundos completamente independiente

sujetándose con sus manos de una barra, entonces estará

preparado para empezar con la escalera de braquiación con

tu ayuda, por supuesto.

Para conseguir este objetivo tienes que proporciónale varias

oportunidades al día para que tu bebé se cuelgue de una

barra con sus manos, por ejemplo 5 veces. La barra puede

ser de unos 2 cm de diámetro.

Al final de cada sesión,

como siempre, muéstrale todo tu

amor, cariño y reconocimiento.

Cualquier ocasión es buena para que se cuelgue, por ejemplo en

el parque…

Una vez sea capaz de aguantar durante unos 30 segundos

su propio peso agarrándose de una barra con las manos,

podemos empezar con la escalera de braquiación.

La clave de la braquiación es la oscilación. Al

oscilar, el movimiento hacia atrás confiere la velocidad

necesaria para desplazarse hacia adelante. Por el

contrario, es muy difícil braquear sin balancearse

porque el propio peso va en contra y hace falta hacer

una fuerza brutal para soltarse de un barrote y pasar al

siguiente. Además, lo que convierte la braquiación en

divertida es la sensación de moverse libremente como

volando al balancearse adelante y atrás para pasar de

barrote en barrote a lo largo de la escalera.

Por eso hay que ayudar al niño en todo momento hasta que la técnica queda bien

aprendida. Es necesario ayudarle a establecer el patrón de ese balanceo mientras avanza

por la escalera.

Veamos cómo empezar… al principio son necesarias

dos personas (mamá y papá). Una se coloca detrás del bebé, lo

sujeta y produce el movimiento de balanceo. Mientras tanto, la

otra persona, por ejemplo papá, se coloca delante y le ayuda a

mover las manos de travesaño en travesaño a la vez que

coordina el movimiento de las manos del niño con los

movimientos de balanceo que produce la madre. Así, el niño

tiene la sensación del balanceo de la braquiación desde el

primer momento.

Es muy importante al principio sostener todo el peso del niño.



En cuanto aprenda, pasados unos días, a avanzar las

manos por sí mismo de barrote en barrote, ya no será

necesaria una segunda persona.

Poco a poco, a medida que van pasando los días,

deja que tu hijo vaya sujetando un poquito más su propio

peso mientras sigues balanceándole para que avance de

barra en barra. De este modo pasarás de haber sostenido

prácticamente todo su peso hasta no sujetarle apenas.

Siempre vigilándole, por supuesto.

Puedes hacer unas diez sesiones al día, o menos.

Cada sesión puede durar unos 20 o 30 segundos y puedes empezar por avanzar solo 2 ó

3 travesaños para ir aumentando poco a poco hasta que tu hijo recorra toda la escalera.

Es imprescindible que cada vez que tu hijo practique la braquiación muestres

mucha alegría para que sepa que lo está haciendo bien. De hecho tienes muchos motivos

para alegrarte si recuerdas todos los beneficios que su práctica aporta a tu hijo.

También será más probable que tu hijo tenga ganas de braquear, o al menos

intentarlo, si ve que tú mismo y el resto de miembros de la familia lo intentáis y

participáis en esta actividad.

Tu hijo necesitará tener muchas oportunidades de braquear durante el día y todos

los días para que se fortalezca, mejore su técnica y pueda con ello cogerle el gusto a la

actividad. Pero todavía falta tiempo para que tu bebé pueda hacerlo sin ayuda.

Si puedes contar con un parque cerca de casa en el que

haya escalera de braquiación, y al que puedas ir todos los

días, podría ser una solución, sino es así deberías plantarte

tener una escalera de braquiación en casa. Muchos padres

han pensado soluciones imaginativas para conseguirlo.

Por ejemplo en esta foto la escalera está

instalada en el techo. Cuando el niño empiece a

braquear independientemente el plan es poner la

cama debajo para su seguridad.



Puedes empezar por una de pequeño tamaño aunque está

claro que más adelante quedará pequeña…

Quizá te inspiren más ejemplos…

Debes tener presente que el braqueo requiere un esfuerzo consciente y, por tanto, hay

que desear realmente practicarlo. Si toda la familia participa en la actividad, reís juntos

y os lo pasáis bien con la escalera de braquiación, entonces tu hijo, que tiene un radar

especial para detectar tus sentimientos, estará contento y a gusto con esta actividad.

Para sentirte satisfecho y contento con esta actividad física conviene que

recuerdes a menudo los grandes beneficios de la braquiación, tanto para tu hijo, como

para ti. Pues aunque el desarrollo a todos los niveles es espectacular durante los

primeros años de vida, tanto el cerebro, como la coordinación, la capacidad respiratoria,

la salud… se pueden seguir mejorando y desarrollando a lo largo de toda la vida con el

uso diario. Así es que adelante, es una de las mejores inversiones a todos los niveles

para el desarrollo de la familia en general.

Paso a paso, día tras día estás dando la oportunidad a tu hijo ser un niño

físicamente excelente.



7. Competencia Manual en el Estadio V

La práctica de la capacidad manual del anterior estadio: la oposición cortical, le

lleva a la siguiente capacidad manual: la oposición cortical bilateral y simultánea.

Esto quiere decir que el niño es capaz, aunque con poca habilidad todavía, de usar las

dos manos al mismo tiempo para coger en cada una de ellas una cosa pequeña usando

sus dedos índice y pulgar en oposición formando una pinza.

Esta función está presente en un niño promedio a los 18 meses de edad.

Si proporcionamos al niño un ambiente rico en oportunidades durante este medio

año que va desde los doce meses hasta los dieciocho meses (o antes si ha tenido

oportunidades previas de desarrollar su competencia manual), estaremos contribuyendo

a desarrollar su cerebro en las áreas de competencia manual propias de la corteza

cerebral temprana.

Las oportunidades de este estadio siguen siendo de dos tipos:

7.1. Desarrollo de la oposición cortical bimanual y simultánea

7.2. Braquiación

7.1. Desarrollo de la oposición cortical bimanual y simultánea

Las oportunidades que le ofrezcamos para desarrollar su habilidad manual en

oposición cortical bimanual y simultánea pueden seguir la siguiente evolución:

- Puedes empezar ofreciéndole una caja de cartón grande que tenga dentro

un objeto mediano para que tu hijo lo saque.

- Después puedes darle una caja de cartón vacía y varios objetos pequeños

para que los ponga dentro. Seguro que estará un rato poniendo y sacando

objetos de la caja. Es un juego.

- Si todo va bien, ofrécele cajas cada vez más pequeñas hasta por ejemplo

de 4 cm de lado para que ponga y saque objetos que cada vez también

serán más pequeños.

- Al jugar con cajas cada vez más pequeñas, hay un momento en el que el

niño cogerá la caja con una mano y meterá y sacará los objetos con la

otra. En este punto habrá empezado a utilizar por primera vez las dos

manos para llevar a cabo una tarea, aunque una tiene el papel principal.

- A partir de aquí puedes poner imaginación en cualquier cosa pequeña

que pueda poner y sacar dentro de un recipiente, ejemplos: ofrécele un

bote lleno de canicas para que lo coja con una mano y pase las canicas a

una cajita con la otra mano, que saque garbanzos o nueces con una mano

de una cesta que sujeta con la otra mano, monedas, fichas de parchís…



- Y cuando sea bastante hábil con todo ello, puedes darle la oportunidad de

que traspase el agua de un vaso a otro, por ejemplo en la bañera.

7.2. Braquiación

Para llegar a ser un braqueador independiente es necesario dominar la técnica y

tener la fortaleza de ser capaz de aguantar tu propio peso con las manos. Tu hijo todavía

necesita mucha ayuda antes de ser un braqueador independiente. En esta época tu ayuda

debe consistir en seguir sujetándole firmemente mientras braquea para su total

seguridad. Que vayas dejando que tu hijo aguante cada vez más un poco de su propio

peso no significa que no estés apunto de sujetarlo completamente si se le soltaran las

manos.

El objetivo en lo que respecta a la braquiación en este estadio es conseguir que

tu hijo recorra la escalera de braquiación aproximadamente unas 15 veces al día

sosteniendo el 75% de su propio peso y moviendo sus manos por sí mismo para agarrar

el siguiente barrote a medida que avanzáis por la escalera.

Es un objetivo ambicioso y para conseguirlo hace falta tener una escalera de

braquiación muy accesible y permitir que el niño pueda desarrollar su habilidad con

absoluta seguridad y en cualquier momento que desee sin solicitar ayuda; hay dos

maneras de conseguir esto:

Colocando la escalera de braquear sobre la cama a una

altura que le permita al ponerse de pie de puntillas

agarrarse a los barrotes y oscilar. Saber que la cama está

debajo proporciona una gran seguridad en caso de caída

con lo que se convierte en un lugar muy divertido. O bien,

poner un colchón debajo de la escalera de braquiación.

Poner la escalera a una altura baja de modo que los dedos de los pies de tu hijo

queden sólo a 5 centímetros del suelo aproximadamente. Así cada vez necesitará

menos tu ayuda hasta que pueda hacerlo de forma totalmente independiente.

Por otra parte, hay otras maneras de prepararlo para la braquiación sin usar una

escalera de braquiación. Se trata de proporcionarle oportunidades para que se quede

suspendido agarrándose con sus manos a un barrote y pueda oscilar para fortalecerse y

familiarizarse con la técnica del balanceo tan imprescindible para llegar a ser una

braqueador independiente. Por ejemplo:

Instalando un trapecio colgado de un techo de la casa o de una

rama de un árbol o integrado en una escalera de braquiación,

por ejemplo en el primer barrote. Se trata de que el barrote del

trapecio quede a una altura que le permita al niño agarrarse

cuando él quiera sin tener que pedir ayuda. Para tu hijo es un

juego divertido, per tú sabes que no es sólo eso sino una

magnífica oportunidad para un desarrollo excelente.



Colocando una barra de gimnasia para puerta, igualmente

a la altura apropiada para que tu hijo pueda agarrarse y

oscilar cuando quiera.

Veamos algunos consejos:

- Sujétalo por la cintura. Si lleva pantalones con bolsillo o presillas te será más

fácil cogerlo.

- Es preferible que vaya descalzo o con calcetines porque los zapatos pueden

golpearte al ayudarlo y además se sentirá más ligero.

- Trata de inventarte juegos en los que se tenga que braquear entre medio.

Cuanta más diversión mejor.

- Las manos del niño: es importante por varios motivos que observes las manos

de tu hijo mientras avanza por la escalera de

braquiación con tu ayuda. Por una parte, si ves que

sus manos empiezan a resbalar podrás estar mejor

preparado para sujetarlo completamente. También

podrás indicarle el momento en el que debe soltar

una mano para agarrar el siguiente barrote. Y por

último puedes irle recordando que agarre el barrote

con el pulgar por debajo, de este modo reforzamos su

habilidad manual en oposición cortical.

- Algunos de los beneficios de la braquiación están relacionados con la mejora de

la visión porque favorece la coordinación ocular entre la mano y la vista y

mejora la capacidad de convergencia ocular. Para obtener tales beneficios es

conveniente que el niño esté concentrado mirando hacia el barrote que está a

punto de agarrar.

- Braqueo siguiendo patrón cruzado: se trata de que las manos nunca están

juntas en el mismo barrote. Debes alentar constantemente a tu hijo para que

agarre el siguiente barrote no ocupado.

- Balanceo: recuerda que es imprescindible aprender a balancearse para que la

braquiación resulte fácil y divertida. Mientras le sujetas y aguantas parte de su

peso, ayúdale también a balancearse hacia adelante y hacia atrás. Cuando lo

balanceas hacia adelante, ese movimiento es un empuje que le ayuda a avanzar

hacia el siguiente barrote. Ese es el momento en que tu hijo tiene que soltar una

mano para coger el siguiente barrote cuando lo acerques a dicho barrote con ese

balanceo hacia adelante. Cuantas más veces practiquéis más expertos seréis tú y

tu hijo en el proceso. En el área de miembros puedes observar vídeos del

balanceo de un braqueador independiente.



8. Competencia manual en el Estadio VI

La práctica diaria de “jugar” a poner y sacar objetos (juguetes, canicas,

garbanzos, monedas, dados, fichas…) de recipientes (cajas, potes, bolsas, vasos,

cubetas…) lleva al niño a empezar a utilizar las dos manos simultáneamente.

Cuando esto suceda, poco a poco empezarás a observar que una de las manos de

tu hijo toma un papel dominante y adquiere mayor destreza.

Verás por ejemplo que, cada vez con más frecuencia, tu hijo utiliza una mano

solamente para sujetar la caja y la otra (la que tiene mayor destreza) para coger los

objetos. No le condiciones, deja que con la práctica defina por sí mismo que mano va a

ser la dominante.

Para que este paso se produzca es necesario que más áreas del cerebro pasen a

ser funcionales, en concreto la corteza primitiva y esto se consigue con el uso.

Recordemos que el cerebro se desarrolla con el uso. Gracias a las oportunidades que le

has brindado para practicar y al esfuerzo que él mismo habrá aplicado, está

desarrollando su cerebro y, por tanto, su inteligencia, al convertir en funcionales más

áreas del cerebro cuanto antes.

Entramos pues en el Estadio VI en el que la corteza primitiva pasa a ser

funcional. Esto permite al niño la función bimanual en la que una mano desempeñará

constantemente el papel de mayor destreza. El niño promedio, en un ambiente con

estímulos normales, llega a este estadio sobre los 36 meses. Pero si le has brindado a tu

hijo un entorno rico en estímulos ofreciéndole las oportunidades previamente

explicadas, entonces tu hijo puede llegar a este estadio de desarrollo cerebral antes, en

algún momento entre los 18 y los 36 meses. Como sabemos, llegar antes a cada una de

estos estadios significa una mejor organización neurológica que afectará a su función

cerebral el resto de su vida.

Así pues, en este estadio el niño va usando la misma mano de forma cada vez

más consistente para aquellas acciones que requieran mayor destreza. Si se trata de la

mano derecha, entonces diremos que es diestro; si es la mano izquierda diremos que es

zurdo.

Para estimular, establecer, mejorar o reforzar esta función bimanual con

predominio de una mano seguimos dando oportunidades para que el niño use sus

manos. Tenemos dos tipos de oportunidades:


8.2. Braquiación




Hay muchas actividades bimanuales, es decir, que son necesarias las dos manos

para realizarlas, que puedes proponer a tu hijo en el hogar. Lo mejor es que estas

actividades tengan un propósito que interese a tu hijo, no se trata de hacer ejercicios por

el simple hecho de practicar sino de hacer cosas útiles o interesantes para tu hijo.

Por ejemplo, conseguir pasar el agua o el zumo preferido de tu hijo de un jarra a

un vaso para poderlo beber es un gran reto con un propósito importante. Para hacerlo

más fácil lo mejor es dividir este reto en pequeñas partes: conseguir levantar

verticalmente la jarra sin que se derrame el zumo, al mismo tiempo levantar la otra

mano con el vaso vacío bien cogido, a continuación inclinar la jarra y verter el zumo en

el vaso, dejar la jarra sobre la mesa y dejar el vaso sobre la mesa, probablemente

habiendo bebido antes su contenido. A los adultos nos puede parecer muy fácil, pero es

un excelente reto para un niño en este estadio. Para ayudarlo las primeras veces puedes

poner tu mano sobre la de tu hijo para guiarlo. Y desde luego le facilitarás las cosas si le

das una jarra pequeña y ligera, con poca agua o zumo dentro y un vaso que le resulte

cómodo de coger.

Otros ejemplos de actividades bimanuales podrían ser: tapar y destapar un

bolígrafo, abrochar y desabrochar un botón (mejor grande), untar una rebanada de pan

con mantequilla, lavar los platos, armar y desarmar un juguete, vestir un muñeco…

seguro que podéis encontrar muchas actividades divertidas para ambos y con un

objetivo final.

8.2. Braquiación

Al igual que en el estadio anterior, seguimos dando muchas oportunidades al

niño para que practique la braquiación. Probablemente seguirá necesitando ayuda antes

de poder ser un braqueador independiente.

Pero para obtener todos los beneficios de la braquiación es importante que el

niño llegue a hacerlo independientemente y mantenga esta actividad a ser posible cada

día. Así pues, una vez lo logre, el objetivo será que braquee por lo menos quince veces

al día, de hecho eso sería excelente.

Lograr ser un braqueador independiente dependerá de las oportunidades de

practicar que tenga tu hijo. Cuanto más se involucre toda la familia en practicar la

actividad con alegría mejor, más probabilidades habrá de que tu hijo quiera braquear y

más beneficios repercutirán en todos los miembros de la familia, pues ya sabes… la

braquiación no es sólo beneficiosa para tu hijo pequeño.

La frecuencia es muy importante, varias semanas sin practicar pueden hacer que

un niño que empezaba a braquear independiente vuelva a necesitar ayuda.

Puede pasar que necesite ayuda para balancearse durante mucho tiempo aunque

ya aguante por sí mismo su propio peso. Tan sólo le falta mejorar la técnica y adquirir

seguridad y confianza. Para acortar los meses de tener que ayudar y vigilar

constantemente a tu hijo en la braquiación y así conseguir que braquee independiente la



clave es la frecuencia con que puede practicar. Si podéis duplicar el número de

prácticas, por ejemplo treinta veces al día un recorrido de la escalera de braquiación,

rápidamente alcanzará la fortaleza, el dominio de la técnica y la seguridad y confianza

necesarias para poder hacerlo sólo.

Cuando ya pueda hacer él sólo un recorrido de la escalera, puedes enseñarle a

volverse al final de la escalera y braquear de regreso para completar el viaje de vuelta.

Veamos algunas consideraciones sobre la altura a la que debe estar la escalera de

braquiación durante este estadio en el que pretendemos que el niño dé el paso y consiga

braquear de forma independiente:

- Si la escalera está alta, es decir, a unos 5 cm. por encima de tu cabeza, la ventaja

es que te resultará más cómodo sujetar a tu hijo pero la desventaja será que tu

hijo nunca podrá probar a braquear el sólo y por tanto su práctica se reducirá al

tiempo en que tú puedas ayudarle.

- Si la escalera está a una altura que le permita a tu hijo agarrarse al barrote un con

pequeño salto o subiéndose a una pequeña caja de unos 5 cm, la ventaja

obviamente es que tu hijo podrá “jugar a la braquiación” tantas veces como

quiera durante el día porque los dedos de sus pies prácticamente estarán rozando

el suelo con lo que no habrá peligro alguno. La desventaja es que te será más

incómodo ayudarle.

- Lo ideal sería tener la escalera alta para que puedas ayudarle fácilmente hasta

que tu hijo sea casi independiente. Entonces es el momento de bajarla a su altura

para que por si solo acabe de conquistar el último paso y se convierta en una

braqueador independiente.

Si después de seguir todos los pasos sobre la braquiación explicados tanto en este

estadio como en los anteriores, tu hijo no acaba de braquear de forma independiente,

aquí van algunos consejos adicionales:

- Coloca la escalera más baja por un lado que por el otro. Con esto conseguirás

que el recorrido haga bajada y, por tanto, resultará mucho más fácil avanzar por

ella pues la propia gravedad ayuda a impulsarse hacia adelante para coger el

siguiente barrote que está más bajo y que requiere menos esfuerzo para ser

agarrado.

- Pon la escalera más baja de modo que tu hijo pueda caminando de puntillas

pasar la escalera de braquiación. Evidentemente esto no es braquear pero sí

puede servir para darle confianza y seguridad.

- Prueba a dejar la escalera a una altura que cuando tu hijo esté colgando de un

barrote el suelo esté a unos 5 cm de la punta de sus pies. Coloca en el suelo a lo

largo del recorrido de la escalera unas cuantas almohadas separadas entre ellas

de modo que para pasar de almohada a almohada tenga que ayudarse

braqueando un poco pero sabiendo que pronto podrá apoyar su pie en la

siguiente almohada. Puede ser un paso intermedio divertido para que se acerque



al objetivo que es el de braquear de forma totalmente independiente.

Una vez consigas que braquee sin ayuda, ya no podrás pararlo, le encantará

braquear y disfrutar de la sensación de vuelo y libertad que proporciona el avance con

balanceo.

Cuando ya sea un experto braqueador puedes proponerle algunos retos, como

por ejemplo:

Braquear saltándose barrotes.

Braquear hacia atrás

Braquear hacia los lados

Braquear girando

En el área de miembros puedes observar vídeos que muestran todas estas variaciones.

Braquear saltándose barrotes de la escalera

Braquear saltándose un barrote cada vez al avanzar es muy conveniente porque

hace el braqueo aún más sencillo pero aumentan los beneficios en el desarrollo físico

del niño.

Es más sencillo porque necesita la mitad de barrotes para hacer el mismo

recorrido y cómo el balanceo se exagera se encontrará más cerca del barrote que debe

alcanzar imponiendo menos tensión sobre sus manos. Como decíamos, la clave es el

balanceo, cuanto más separados están los barrotes (por ejemplo saltándose uno) más se

balancea y más fácil y beneficioso resulta. En el extremo opuesto, si hiciésemos una

escalera de braquiación con los barrotes demasiado juntos, casi no habría balanceo y

haría falta mucha más fuerza de brazos, en realidad, sería mucho más difícil.

Y es más beneficioso porque el pecho se expande más al haber ampliado la

distancia para alcanzar el siguiente barrote. A más capacidad torácica, más capacidad de

oxigenación, con todos los beneficios que esto comporta.

Además los beneficios también se ven incrementados por el hecho de que al

reducir el número de barrotes a los que el niño tiene que agarrarse, podrá braquear

distancias mayores sin detenerse, es decir, más recorridos de ida y vuelta por la escalera.

Braquear hacia atrás

Para ser capaz de braquear hacia atrás es necesario aprender a oscilar el cuerpo

hacia atrás para poder agarrarse al siguiente barrote. No te preocupes, si tu hijo es ya un

experto braqueador y es capaz de saltarse barrotes hacia adelante, encontrará este paso

más fácil de lo que a ti te parece. Puedes mostrarle algún vídeo dentro del área de

miembros para que vea el ejemplo de cómo braquear hacia atrás.

Braquear hacia atrás, aparte de los mismos beneficios que tiene braquear hacia

adelante, aporta dos cosas:



- Reto y variedad

- Mejora la convergencia de la visión porque el niño tiene que inclinar

la cabeza hacia atrás para poder ver el siguiente barrote. Braqueando

hacia adelante también se mejora la convergencia ocular pues el niño

igualmente tiene que mirar el siguiente barrote a alcanzar. Sin

embargo, puede llegar un punto de dominio tal en el que el niño no

necesite concentrarse mucho en mirar el siguiente barrote. En

cambio, yendo hacia atrás, dada la nueva complejidad de la situación,

es necesaria mayor concentración y convergencia ocular. Y, por si

fuera necesario recordarlo, muchos problemas de lectura en niños y

adolescentes vienen como consecuencia de una deficiente

convergencia ocular.

Braquear hacia los lados

Braquear hacia los lados es más difícil que braquear hacia atrás porque cuesta

más oscilar el cuerpo de lado a lado que hacia adelante y hacia atrás.

La mano que va adelantada tiene que tener la

palma hacia la cabeza del niño, la de atrás está también,

en este caso como en la braquiación hacia adelante.

Las manos siempre tienen que estar en barrotes

diferentes, tanto si se avanza de barrote en barrote como

si se avanza saltándose un barrote, así se facilita el

balanceo y todo resulta más fácil. Puedes observar un

vídeo en el área de miembros.

Braquear girando

Este es el último paso y más complicado de la braquiación.

Se empieza con las palmas de las manos una hacia la otra,

como si fuéramos a braquear de lado. En el ejemplo de la

imagen, se suelta la mano derecha (la que no lleva el reloj) y se

avanza y se avanza girando hacia el siguiente barrote.

Cuando la mano derecha alcanza el siguiente barrote quedan

las palmas de las manos colocadas en dirección opuesta entre

ellas.



Al girar hacia el siguiente barrote vuelven a quedar las palmas

de las manos una hacia la otra y así sucesivamente.

Puede que tu hijo necesite tiempo para entender cómo hacerlo

pero después de verte a ti probándolo o en los vídeos del área

de miembros, seguro que disfrutará de esta variación cuando lo

logre.

“Conforme su hijo se convierte en un braqueador consumado, la función de su

mano se volverá más sofisticada”. Glenn Doman

Si has brindado a tu hijo desde el principio las oportunidades de desarrollo de la

competencia manual mostradas en este programa físico, probablemente tu hijo tendrá

unas manos fuertes y dúctiles y, en algún momento entre los 18 y los 36 meses (3 años)

usará las dos manos para muchas tareas (función bimanual) pero al mismo tiempo irá

definiendo el predominio de una mano para aquellas actividades que requieran más

destreza.

La braquiación no es necesaria para que tu hijo consiga el éxito en su

competencia manual, es sencillamente que le ayudará a ser físicamente excelente.

Así pues, la práctica diaria de la función bimanual con predominio de una mano

le llevará hasta el último estadio de organización neurológica en el que pasa a ser

funcional la corteza cerebral compleja, es el estadio VII.



9. Competencia manual en el Estadio VII

El Estadio VII es el último del desarrollo neurológico del niño, que en el niño

promedio se produce sobre los 6 años de edad. La evolución neurológica se completa

cuando la corteza cerebral compleja entra en función.

Este el nivel más alto del cerebro y, en lo que respecta a la competencia manual,

el niño es capaza de usar una mano para escribir en coherencia con el hemisferio

cerebral dominante. Pues es una característica de la corteza cerebral humana establecer

un lado o hemisferio dominante.

A partir de aquí tiene el resto de su sexto año de vida para reafirmarse en esta

área y, por supuesto, el resto de su vida para perfeccionar todas las funciones de su

corteza compleja cerebral.

“En esta etapa el niño se ha vuelto muy diestro en la función bimanual.

Continuará perfeccionando esa habilidad bimanual que ha desarrollado por medio de

actos como gatear y braquear. Esto le dará la oportunidad de ser muy hábil en la

gimnasia, en el ballet, en la natación, al esquiar y en otras actividades que requieren de

la habilidad bimanual.

Sin embargo, esto será sólo el principio. Ahora el niño empieza a usar la mano del lado

de más destreza de su cuerpo junto con el ojo del lado de más destreza de su cuerpo,

para llevar a cabo ciertas funciones que requieren de mucha destreza, como tirar al

blanco con un arco y una flecha (actividad durante la cual él sostiene el arco con la

mano que no predomina en cuanto a destreza, mientras detiene el extremo con plumas

de la flecha con la mano de más destreza y ve a lo largo de la flecha con su ojo que

posee mayor destreza).

Del mismo modo lanza una jabalina hacia un blanco utilizando su mano que posee

mayor destreza (sin importar que sea la izquierda o la derecha) mientras mira a lo

largo del eje con el ojo que está en el mismo lado del cuerpo.

Lanza una pelota con su mano dominante en el lado dominante de su cuerpo.

Y lo que es más importante, ahora empieza a escribir utilizando la mano de su

lateralidad para sujetar la pluma o el lápiz. El propósito de la función de lateralidad es

completar la humanidad del niño por medio del uso satisfactorio de la corteza

sofisticada exclusivamente humana. (…) no importa si el niño es zurdo o diestro. Lo que

importa es que si es diestro, también predomine el uso de su ojo derecho y de su oído

derecho, es decir que se rija totalmente por el uso del lado izquierdo de su cerebro, que

es el que controla la lateralidad del lado derecho del cuerpo. Es precisamente esta

característica la que nos da nuestras habilidades humanas únicas para leer, escribir y

hablar.” Glenn Doman

En los Institutos para el Logro del Potencial humano que Glenn Doman tiene en

Filadelfia, es común que niños de dos años de edad escriban palabras y que niños de tres

años escriban oraciones cortas. Esto se explica porque son niños que han seguido un

programa de estimulación temprana como éste desde su nacimiento, su grado de

organización neurológica y desarrollo cerebral repercute en todas sus funciones

cerebrales y para el resto de su vida.



En lo que respecta a la competencia manual, para escribir hacen falta dos

requisitos por parte del cerebro:

A nivel manual, el niño tiene que ser capaza de controlar el lápiz, esto requiere

una oposición cortical excelente. Si has seguido este programa habrás brindado

a tu hijo muchas oportunidades que, sin duda, habrán desarrollado su habilidad

manual para tener el control suficiente para escribir.

A nivel visual, el niño tiene que ser capaz de ver lo que el lápiz está haciendo.

Esto requiere una convergencia ocular excelente. La convergencia de la visión

se desarrolla cuando un niño gatea, pero también es uno de los beneficios que

aporta la braquiación.

Disponer de estas dos habilidades, que son requerimientos por parte del cerebro,

es lo que permite a los niños escribir y es lo que permite que niños tan pequeños puedan

hacerlo si han tenido las oportunidades necesarias para desarrollar dichas habilidades de

forma temprana.

Escribir antes, significa aprender a expresarse por escrito antes, significa usar el

cerebro en una nueva dimensión de la expresión, significa desarrollar la inteligencia y

mantener una ventaja sobre lo que hubiera sido de sí mismo sin las oportunidades que le

has brindado. No puedo más que decirte “enhorabuena”.

Pero aún hay más, en nuestro afán por desarrollar la inteligencia del niño y, dado

que la inteligencia va directamente unida a la movilidad, el equilibrio y la competencia

manual, hemos llevado al niño no sólo al desarrollo de su inteligencia sino a la

excelencia física.



10. Anexo: Cuadro medidas orientativas escalera de braquiación

6 – 18 meses 18 – 36 36 meses en

adelante

Diámetro de la

barra

1,25 cm 1,9 cm 2,5 cm

Anchura de la

escalera

45 cm 45 cm 45 cm

Longitud de la

escalera

3 m 3 m – 4,5 m 4,5 m – 6 m

Espacio entre

travesaños

10 cm 15 cm 30 cm

Altura de la

escalera

Altura de caminar

del bebé o altura de

la madre

Altura de la madre Añadir 10 cm a la

medida del niño

desde las manos

hasta los pies con

los brazos

extendidos por

encima de la

cabeza.

Espacio entre

ajustes (si es una

escalera ajustable

en altura)

5 cm 5 cm 5 cm

competencia manual – nuria ferres · 2015-11-08 · programa físico – competencia manual –...

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