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COMENTARIO DEL SONETO XXIII DE GARCILASO DE LA VEGA 1 En tanto que de rosa y azucena 11 A 2 se muestra la color en vuestro gesto, 11 B 3 y que vuestro mirar ardiente, honesto11 B 4 con clara luz la tempestad serena; 11 A 5 y en tanto que el cabello que en la vena11 A 6 del oro se escogió, con vuelo presto 11 B 7 por el hermoso cuello blanco, enhiesto, 11 B 8 el viento mueve, esparce y desordena: 11 A 9 coged de vuestra alegre primavera 11 C 10 el dulce fruto antes que el tiempo airado11 D 11 cubra de nieve la hermosa cumbre. 11 E 12 Marchitará la rosa el viento helado, 11 D 13 todo lo mudará la edad ligera 11 C 14 por no hacer mudanza en su costumbre. 11 E Esta composición lírica es una de las mejores y más conocidas del poeta toledano Garcilaso de la Vega (1501-1536), introductor, junto con Boscán, de la lírica renacentista de influencia italiana y máximo exponente de este movimiento poético durante la primera mitad del siglo XVI. Garcilaso representa al perfecto cortesano renacentista del que hablaba Baltasar de Castiglione, pues conjuga en su persona “armas y letras”. Considerado como el primer poeta moderno por su tratamiento del tema amoroso, cultivó una poesía intimista, melancólica, cuyo estilo se caracteriza por la claridad, la naturalidad y el buen gusto.

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Page 1: Comentario_XXIII_Garcilaso

COMENTARIO DEL SONETO XXIII DE GARCILASO DE LA VEGA

1 En tanto que de rosa y azucena 11 A2 se muestra la color en vuestro gesto, 11 B3 y que vuestro mirar ardiente, honesto11 B4 con clara luz la tempestad serena; 11 A

5 y en tanto que el cabello que en la vena11 A6 del oro se escogió, con vuelo presto 11 B

7 por el hermoso cuello blanco, enhiesto, 11 B8 el viento mueve, esparce y desordena: 11 A9 coged de vuestra alegre primavera 11 C

10 el dulce fruto antes que el tiempo airado11 D11 cubra de nieve la hermosa cumbre. 11 E12 Marchitará la rosa el viento helado, 11 D13 todo lo mudará la edad ligera 11 C

14 por no hacer mudanza en su costumbre. 11 E

Esta composición lírica es una de las mejores y más conocidas del poeta

toledano Garcilaso de la Vega (1501-1536), introductor, junto con Boscán, de la lírica

renacentista de influencia italiana y máximo exponente de este movimiento poético

durante la primera mitad del siglo XVI. Garcilaso representa al perfecto cortesano

renacentista del que hablaba Baltasar de Castiglione, pues conjuga en su persona “armas

y letras”. Considerado como el primer poeta moderno por su tratamiento del tema

amoroso, cultivó una poesía intimista, melancólica, cuyo estilo se caracteriza por la

claridad, la naturalidad y el buen gusto.

Su producción literaria, exclusivamente poética, es breve; en metros italianistas:

tres églogas, dos elegías, cinco canciones, una oda, una epístola y treinta y ocho

sonetos. El poema que nos ocupa es el soneto XXIII y está dedicado probablemente a

Isabel Freyre, dama portuguesa de la reina y musa de su poesía. Este poema lírico,

perteneciente a su época de plenitud (iniciada a partir de 1532), demuestra el perfecto

manejo del arte italianista que poseía Garcilaso.

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En cuanto al tema del soneto que nos ocupa, observamos que recrea el tópico

literario del “carpe diem” (exhortación al aprovechamiento de la juventud), proveniente

de la literatura clásica latina (Horacio y Ausonio), que fue muy grato a los autores

renacentistas, puesto que refleja un sentido pagano de la existencia, impregnado de

vitalismo, característico de la nueva manera de entender la vida.

Se dirige en él a una mujer (quizás Isabel Freyre, dama portuguesa que fue la

musa de la mayor parte de sus composiciones) para exhortarla a que aproveche su

juventud y su belleza. Para ello realiza una descripción de ciertos aspectos de su físico

(color del rostro, mirada, cabello, cuello) resaltando su hermosura juvenil y

advirtiéndole metafóricamente que viva intensamente antes de que el paso inexorable

del tiempo la conduzca al invierno de su vida. Finalmente concluye destacando la

acción destructora del tiempo y su vertiginosidad.

Desde el punto de vista de la estructura, distinguiremos entre:

a) Estructura externa: nos encontramos ante un soneto de estructura clásica,

compuesto por 14 versos endecasílabos de rima consonante, distribuidos en dos

cuartetos (ABBA ABBA) y dos tercetos (CDE DCE). Recordemos que el soneto,

estrofa culta de origen italiano, introducida y aclimatada en la lírica española gracias a

Juan Boscán y a Garcilaso de la Vega, se ha venido utilizando desde entonces, con

mayor o menor intensidad, a lo largo de toda la historia de la literatura española.

b) Estructura interna: podríamos considerar dos apartados generales:

Primer apartado : comprende los dos cuartetos y el primer terceto (vv. 1-11). El

poeta se dirige en concreto a una dama para que aproveche su juventud y

hermosura.

En este primer apartado se observan dos subapartados:

- Los dos cuartetos (vv 1-8). Descripción de la belleza física de una dama

en su presente de juventud, siguiendo el canon de belleza de la mujer

renacentista. (“Descriptio puellae”)

- El primer terceto (vv. 8-11), donde se explicita el tópico del “carpe

diem”, exhortando metafóricamente al aprovechamiento de la juventud.

Segundo apartado : comprende el segundo terceto (vv. 12-14). Se trata de una

conclusión general, también en forma metafórica. Nos habla en abstracto sobre

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el efecto devastador del paso del tiempo que conduce a la vejez y a la muerte.

(“Tempus fugit”)1

Para un análisis más detallado, estudiaremos la imbricación que existe entre el

contenido y las figuras retóricas de acuerdo a los tres planos lingüísticos:

Plano fónico

Destacaremos el ritmo tonal de las estructuras oracionales: todas ellas

enunciativas afirmativas, excepto en el caso de la proposición donde se formula el tema

del “carpe diem” (“coged de vuestra alegre primavera…”) que adopta una modalidad

exhortativa; al ser la única gana en fuerza, en importancia, y se reafirma como núcleo de

la idea principal.

En cuanto a la métrica, se trata de un soneto, composición constituida por dos

cuartetos (ABBA, ABBA) y dos tercetos (CDE,DCE), de rima consonante. El soneto,

poema italianista, fue adaptado definitivamente a la literatura en lengua castellana por

Garcilaso.

Plano morfosintáctico

La adjetivación adquiere una gran relevancia. Debido a su carácter descriptivo

en los dos cuartetos domina el estilo nominal, en ellos realiza la descripción de una

mujer concreta a la que el poeta se dirige, la utilización de los determinantes adjetivos

posesivos (“vuestro gesto”, “vuestro mirar”) así nos lo indican. La adjetivación, muy

abundante, posee connotaciones positivas: “mirar ardiente, honesto”, “clara luz”.

“vuelo presto”, hermoso cuello blanco, enhiesto”; en el primer terceto los adjetivos son

epítetos: “alegre primavera”, “dulce fruto”, “hermosa cumbre”, también con

connotaciones positivas. La excepción dentro del primer terceto la constituye: “tiempo

airado”, que anticipa la acción destructora del devenir temporal.

Con el segundo terceto la adjetivación cobra tintes negativos: “viento helado”,

“edad ligera”, en referencia a los efectos del paso del tiempo en el futuro. Se da una

clara oposición en el sistema de los adjetivos que refuerzan la contraposición:

1 Recordad que este tópico ya aparece en las Coplas de Jorge Manrique.

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Presente=Juventud=Positivo/ Futuro=Vejez=Negativo. Lógico, puesto que Garcilaso

está exhortando al disfrute del momento presente.

En cuanto al sistema de los tiempos verbales, observamos su adecuación a la

estructura del contenido y a la intención del poeta: presente en los cuartetos

descriptivos; imperativo, en el primer terceto, es decir, en la exhortación; y futuro, en el

segundo terceto, para expresar los estragos del paso del tiempo.

El momento de mayor dinamismo expresivo se da en el v. 8 (“el viento mueve,

esparce y desordena”), la tríada de formas verbales en presente de indicativo precipitan

la presentación del tema, sin romper el equilibrio al presentarse a continuación tres

adjetivos referidos a “cuello” (“hermoso, blanco, enhiesto”).

Sintácticamente hay que señalar la disposición de los dos cuartetos respecto al

primer terceto, conectados por subordinación sintáctica temporal (coged, como verbo

principal y los conectores temporales “en tanto que”, que se presentan de forma

anafórica ), para realzar la importancia del paso del tiempo y su fugacidad. En el primer

terceto encontramos un nuevo conector temporal dependiente del mismo imperativo

(“antes que”), introductor de un presente de subjuntivo con valor de futuro próximo,

que recalca las consecuencias negativas del paso del tiempo.

En cuanto a la construcción de la frase, llama la atención el uso del hipérbaton,

en casi todas las estrofas existe algún ejemplo, siempre con la finalidad de realzar el

elemento que pasa a primer término. El más exagerado se encuentra en el segundo

cuarteto, todo él un hipérbaton.

Plano léxico-semántico

La tópica descripción ubicada en los cuartetos no presenta una ordenación

estricta (color del rostro, mirada, cabello, cuello); en ella predomina la prosopografía

(descripción física), si bien aparecen ciertos rasgos de etopeya (descripción psíquica o

moral).

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En el primer cuarteto:

Los dos primeros elementos descritos dan la sensación de que el poeta no quiere

fijar unos rasgos simplemente físicos, sino trascenderlos: utiliza metonimias (“vuestro

gesto”, para indicar el rostro ; “vuestro mirar” al referirse a sus ojos). Se destaca el

semblante pálido y sonrosado en los pómulos, mediante metáforas coloristas extraídas

del medio natural (“de rosa y azucena”). Su mirada posee dos términos adjetivadores

que aparecen en antítesis (“ardiente, honesto”). El fuego es, en la terminología poética

renacentista, símbolo de la pasión y la mirada de la dama es a la vez “amorosa” e

inocente, pura. En consonancia con lo anterior en el v.4 nos da la explicación:

metafóricamente su mirada puede encender pasiones (desencadenar la tempestad) y a la

vez con su honestidad, su inocencia (“clara luz”) serenarlas. De nuevo aparece la

antítesis en relación con el verso anterior: ardiente-tempestad/ honesto-serena.

Segundo cuarteto:

Del cabello se pondera el color rubio, ideal renacentista, sublimado mediante

una metáfora hiperbólica (“que en la vena del oro se escogió”), seleccionado entre el

oro más puro. La imagen del cabello en movimiento (metáfora: “con vuelo presto”),

debido a la acción del viento, elemento natural, incide en caracterizar el cabello con

sensación de viveza y suavidad. Muestra la acción del viento sobre la cabellera de la

muchacha: “mueve, esparce y desordena”, gradación climática en tres términos

(simetría renacentista) por “el hermoso cuello blanco, enhiesto”. No utiliza en la

descripción del cuello ninguna metáfora, es suficiente la presentación de tres adjetivos

en simetría con los tres verbos que aparecerán en el verso siguiente. Todo lo relacionado

con el sentido de la vista cobra realce en la poesía garcilasiana.

La naturaleza nutre la poesía de Garcilaso de recursos estilísticos, se manifiesta

en la mayor parte de las metáforas del texto, concretamente para describirnos el

arquetipo de la mujer hermosa renacentista, así como en el tópico desarrollado en los

tercetos, es decir, la identificación de las estaciones del año con las edades del hombre.

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Primer terceto:

Pasando a los tercetos encontramos el tópico ya señalado (estaciones del

año=edades del hombre). El hipérbaton del verso 9: “coged de vuestra alegre

primavera/el dulce fruto” tiende a remarcar mediante la metáfora de la juventud el

aprovechamiento de ésta y, por otra parte, introduce el nuevo tópico que seguirá

desarrollando en alegoría a lo largo de los dos tercetos. El esquema: epíteto+metáfora

extraída de la naturaleza (“alegre primavera”), se repite en “dulce fruto”. Si la

primavera se identifica con la juventud, el dulce fruto, como producto de ésta, puede

entenderse como el amor. De nuevo se impone la idea del tiempo y la advertencia del

poeta: “antes que el tiempo airado” (metáfora del invierno), “cubra de nieve la

hermosa cumbre” siguiendo idéntico esquema que en los vv. 9 y 10, se evoca el

invierno de la vida, representado por el cabello blanco. La antítesis es otro recurso que

debemos destacar. El contraste entre el presente (=belleza y juventud) y el futuro

(=ajamiento y vejez) se manifiesta en términos de connotaciones positivas y negativas:

dulce fruto/ tiempo airado, alegre primavera/ viento helado, etc.

Segundo terceto:

Se inicia remarcando mediante hipérbaton la acción destructora del tiempo:

“Marchitará la rosa el viento helado”, continúa la alegoría del terceto anterior al

hablarnos, mediante términos metafóricos extraídos de la naturaleza, del invierno y sus

inclemencias, “el viento helado” connota ya la idea de la ¿muerte?. Por otra parte,

aparece también la “rosa” como símbolo y metáfora de la vida y su fugacidad, la

juventud posee idéntica duración que el esplendor de una rosa. El políptoton

mudará/mudanza refuerza la idea de los cambios que produce el paso del tiempo.

A modo de conclusión, podríamos decir que no hay pesimismo en la exhortación

garcilasiana al goce de la juventud, sino un reflejo palpable del vitalismo renacentista.

Transmite el poema una sensación de equilibrio y serenidad marcados por el ritmo

remansado y lento (estilo nominal en general), por la armonía de su forma. Incluso el

cromatismo es suave (blanco, amarillo, rosa...). Resaltaremos la importancia de la

naturaleza que es en él fuente de recursos (metáforas especialmente), utilizados para

describirnos al arquetipo de la mujer hermosa renacentista, así como para la

presentación del tópico literario mediante el que se identifican las estaciones del año y

las edades de la vida. La adjetivación sensorial, el uso del epíteto, las estructuras

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formadas por dos o tres elementos, características del estilo de Garcilaso, pueden

rastrearse en el poema. Es importante también la organización sintáctica de los

materiales lingüístico en ensamblaje perfecto con el tema que se desarrolla: nos

referimos a la utilización de conectores temporales y, especialmente, al juego de formas

verbales presentes en el poema: presente en los cuartetos descriptivos, imperativo, en el

primer terceto, es decir, en la exhortación, y futuro, en el segundo terceto, para expresar

los estragos del paso del tiempo.