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    Estudios sobre las Culturas Contemporneaspoca II. Vol. XVI. Nm. 31, Colima, verano 2010, pp. 17-65 1717

    Comunicacin para lasalud del puebloUna revisin de conceptos bsicos

    Luis Ramiro Beltrn Salmn En memoria de la comunicadora PATRICIA ANZOLA,

    entraable amiga colombiana que luch por la salud del pueblo.

    Resumen

    Texto presentado originalmente en el IV Foro Nacional de Salud Comuni-taria realizado en la ciudad de Bogot, Colombia, del 9 al 11 de septiembrede 1998, est dedicado a re exionar sobre la relacin entre comunicacinsocial y participacin popular y de estrategias comunicativas. Siguiendoun formato de cuestionamientos y respuestas, aborda las diferencias entrecomunicacin e informacin, partiendo de los paradigmas clsicos y, demanera complementaria sobre la relacin entre la comunicacin social, la participacin popular y las estrategias comunicativas para fomentar la misma.Tambin se detiene a responder qu es la salud y cul es la comunicacinque debe establecerse para ella. De igual forma se pregunta sobre el papel de

    la participacin popular en la salud, as como lo que hace la comunicacin para mejorarla y ampliarla. Finalmente, abunda sobre la plani cacin en lacomunicacin para la salud.

    Palabras clave: Comunicacin para la salud, Participacin social, Plani cacinde Comunicacin para la salud.

    AbstractCommunication for Peoples Health. A Review of Basic Concepts

    This text originally presented at the Fourth National Community HealthForum held in Bogot, Colombia, from 9 to 11 September 1998 is dedi-cated to re ection on the relation between social communication, popular participation and communication strategies. Using a question and answer format, it addresses the differences between communication and informa-tion based on the traditional paradigms and, in a complementary manner onthe relationship between social communication, popular participation andcommunication strategies to promote it. It also pauses to address the ques-tion of what is health and what is the communication to be established for it. Similarly it asks about the role of popular participation in health, as wellas what communication does to improve and expand it. Finally, it discusses planning in health communication.Key words: Communication for Health, Social Participation, Planning for

    Health Communication.

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    Luis Ramiro Beltrn Salmn. Boliviano.Doctor en Comunicacin por laUniversidad del Estado de Michigan. Premio Mundial de Comunicacin

    McLuhan-Teleglobe del Canad (1983). Premio Nacional de Periodismode Bolivia (1997). reas de inters: Comunicacin para el desarrollo nacionalen general. En particular: Comunicacin para la salud y Comunicacin parael desarrollo democrtico. Crtica de la comunicacin para la dominacininterna y para la dependencia externa, as como Comunicacin alternativa;[email protected]

    Damas y Caballeros:1Me es grato congratular a la Fundacin Santa Fe de Bogot por elacierto de dedicar este foro al tema de informacin y comunicacin paraseguridad social en salud. Reitero cordialmente a sus personeros mi agra-decimiento por su gentil invitacin para concurrir a este encuentro. Ellame brinda el placer de volver a Colombia, pas al que mucho quiero por haber residido y trabajado en l por tres inolvidables lustros.

    Entiendo que el n ltimo de esta actividad es el de sentar lineamientosestratgicos para re nar los procesos comunicativos de la institucin, demanera que aumenten el impacto de las acciones de ella al servicio delmejoramiento de la calidad de la vida de los colombianos.

    La Fundacin me ha encomendado, al servicio de ese propsito, princi- palmente precisar los conceptos de comunicacin e informacin, sealandodiferencias si las hubiera. Y me ha pedido ocuparme, complementaria-mente, de la relacin entre comunicacin social y participacin popular y de estrategias comunicativas. Atender ese encargo buscando articular respuestas a estas preguntas:Qu son la comunicacin y la informacin?Qu es la salud?Qu es la comunicacin para la salud?Qu es la participacin popular en salud?Qu hace la comunicacin por la participacin?Qu es la planifcacin en comunicacin?

    Para ajustarme al tiempo de exposicin previsto, me limitar estrictamen-te a lo esencial en cada uno de esos rubros. Y dar mayor atencin a los principales que a los complementarios.

    1. Este texto fue expuesto en el IV Foro Nacional de Salud Comunitaria realizado en laciudad de Bogot, Colombia, del 9 al 11 de septiembre de 1998. Se publica ntegramente ensu formato original gracias a la autorizacin expresa del autor.

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    Comunicacin para la salud del pueblo

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    Qu son la comunicacin y la informacin?

    Son ellas una y la misma?Se dira que no lo son. Pueden ser tenidas por hermanas, pero no por ge-melas. Tan relacionadas entre s se las percibe a menudo que, para unos,la comunicacin contiene a la informacin y, para otros, la informacincontiene a la comunicacin, cual si fueran siamesas. Sin embargo, hay entreellas tanto convergencias como divergencias. El anlisis de su naturaleza, primero por separado y luego en plan comparativo, debe permitir la iden-ti cacin de las caractersticas particulares de la una y de la otra.

    El reino del monlogoQu es la comunicacin?

    La primera respuesta a esta pregunta tiene alrededor de 2,300 aos deantigedad. La dio Aristteles cuando describi a la comunicacin comoconstituida por ...tres elementos: hablante, mensaje, oyente (Retrica, I,3) y a rm que el propsito de ella era la bsqueda de todos los medios

    posibles de persuasin . Es decir, el mensaje va del locutor al auditor, te-niendo el primero el poder para determinar el comportamiento del segundo

    mediante la locucin.Las caractersticas sealadas en esta de nicin los componentes b-

    sicos, la nalidad y la unidireccionalidad han perdurado hasta hoy en lamayora de las concepciones ulteriores de la comunicacin.

    La ms difundida y duradera de las de niciones contemporneas es lade Harold Lasswell. l sostuvo, a mediados de la dcada de 1930, que unaforma conveniente de describir un acto de comunicacin era la de responder a esta interrogacin: Quin dice Qu en Cul Canal a Quin y con Qu

    Efecto? (Lasswell, 1948). Agreg as al esquema de Aristteles elCmo y torn explcito el Para Qu . En cuanto a lo primero, destac entre loscanales a los de alcance masivo (entonces prensa, radio y cine) anotandosu funcin de dar informacin al pblico. Respecto de lo segundo, pre-dijo que determinadoscontenidos de esos medios tendran determinadosefectos en la conducta de la gente. Y advirti que quienes tuvieran controlsobre dichos contenidos lo tendran tambin sobre tales efectos. Por tanto,inevitablemente los medios de comunicacin masiva formaran parte dela estructura de poder de la sociedad y apuntalaran la conservacin de su

    hegemona.

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    El in uyente modelo de Lasswell con rm y re n la nocin de la co-municacin como un fenmeno lineal y hegemnico que va del que habla,

    que tiene el poder de persuasin, al que escucha, que es el objeto de ella.Constituy, adems, el primer reconocimiento franco de la informacincomo sustancia de la comunicacin, primordialmente la masiva.

    En el ltimo tercio de la dcada de 1940, surgi tambin en EstadosUnidos de Amrica otro modelo que ira a cobrar, igualmente, ampliaacogida y persistente in uencia. Era la teora matemtica de comunica-cin que dara pie a la teora de la informacin , la disciplina cient caque se ocupa de la creacin, el manejo y la transmisin de datos. Formu-lado por dos ingenieros especializados en telefona, Claude Shannon yWarren Weaver (1971), este modelo concibi a la comunicacin comoun fenmeno compuesto de cinco partes: (1) una fuente de informacinque produce mensajes; (2) untransmisor que convierte a los mensajes enseales transmisibles; (3) uncanal transportador por el que se efecta latransmisin de dichos mensajes; (4) unreceptor que reconvierte las sea-les en mensajes; y (5) undestinatario que es la persona, o cosa, a la quevan dirigidos los mensajes. Aadieron posteriormente a este modelo unelemento que llamaron ruido re rindose a cualquier perturbacin delmensaje o interferencia del canal.

    Tambin agregaran un concepto ya aportado por otro ingeniero, NorbertWiener (1950), creador de la ciberntica, el estudio cient co de mensajesy especialmente del control sobre ellos. Fue el de laretroalimentacin ( feedback ) o retorno de la comunicacin desde el destinatario de lainformacin contenida en el mensaje/seal hasta la fuente originadora deste. Este elemento de regresin permita a la fuente veri car y ajustar au-tomticamente el mensaje para que llegara adecuadamente al destinatarioy cumpliera su propsito.

    Como lo anota un analista canadiense , Shannon y Weaver produjeronel primer modelo formal de transmisin de informacin (Crowley, 1982, p. 49). Esto es cierto y es importante. La nocin de transferencia estaba yaimplcita en la de nicin de Aristteles y se per l ms en la de Lasswell.La comunicacin es, en ambos casos, algo que pasa de una persona a otrau otras; hay en el fondo de esto la idea de un sujeto activo que trasladaese algo a un sujeto pasivo. Y en la visin de Shannon y Weaver eso seformaliza, en efecto, en los elementos de su modelo que tiene como eje ala transmisin de la informacin. El logro de sta depende de los siguientesfactores en interrelacin: (1) la condicin y la capacidad del canal por elque la comunicacin ocurre; (2) la in uencia del ruido del ambiente; y (3)el volumen de redundancia en el mensaje.

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    Comunicacin para la salud del pueblo

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    Y qu es la informacin?

    En general a rma la Enciclopedia Britnica en su versin en espaol puede llamarse informacin a todo suceso capaz de transmitir conocimien-tos entre un emisor y un receptor a travs de un medio de comunicacin( Enciclopedia Hispnica , 1990-1991, vol. 8, p. 176).

    Y el conocimiento en la ptica de algunos es un cuerpo organizado deinformacin, una estructuracin de datos sobre hechos.

    Nadie, ni los propios autores Shannon y Weaver, tampoco Wiener,habran podido intuir en su tiempo las mltiples y enormes implicacio-nes que su aparentemente simple aporte conceptualizador ira a tener en los aos siguientes a los de la dcada del 40. Pero fue la teora de lainformacin la que brind la base principal2 para la edi cacin de dosdisciplinas cient cas, la ciberntica y la informtica, que iran a resultar instrumentales para una modernizacin sin precedentes. La aplicacin destas a la innovacin tecnolgica en diversos campos comenzando por los de la informacin y la comunicacin mismas desde mediados de ladcada de 1960, pero especialmente a lo largo de la de 1970, llegara agenerar diversos, profundos y rpidos cambios en la sociedad, la economa,la cultura y la poltica a escala mundial. Encabezada por el computador electrnico y el satlite, ira a nacer as, en la Era de la Comunicacin,la Sociedad de la Informacin.

    Y qu, exactamente, es esa sociedad? El socilogo espaol ManuelCastells (1998, p. 11) ofrece esta respuesta:

    ...En realidad, es la sociedad en que vivimos ... La difusin y desarrollode ese sistema tecnolgico cambi la base material de nuestras vidas y, por tanto, la vida misma en todos sus aspectos: en cmo producimos,cmo y en qu trabajamos, cmo y qu consumimos, cmo nos educa-

    mos, cmo nos informamos-entretenemos, cmo vendemos, cmo nosarruinamos, cmo hacemos la guerra y la paz, cmo nacemos y cmomorimos, y quin manda, quin se enriquece, quin explota, quin sufrey quin margina...

    ...En ltimo trmino, la sociedad de la informacin es aqulla en laque el poder de nuestras tecnologas electrnicas y genticas ampli caextraordinariamente el poder de la mente humana y materializa en larealidad nuestros proyectos, nuestras fantasas, nuestras perversiones,nuestros sueos y nuestras pesadillas ... Es un retrato de nosotros mismos,

    en toda su crudeza...2. Posteriormente vinieron a robustecer el esquema contribuciones de matemticos, como elsovitico Andrei Kolmogorov, en materia de probabilidad y estadstica.

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    El modelo de Shannon y Weaver fue formulado esencial y espec camentecon referencia a la comunicacin entre mquinas. Sin embargo, sus concep-

    tos bsicos atrajeron pronto la atencin de estudiosos de la comunicacinentre seres humanos.

    A principios de la dcada de 1950, Wilbur Schramm (1961) sin apartarsede la raz aristotlica y en concordancia con el planteamiento de ella deriva-do por Lasswell hizo una adaptacin del modelo de Shannon y Weaver a lacomunicacin social. Entendindola como el hecho de compartir experien-cias (informacin, ideas, actitudes) por intercambio de smbolos, mantuvolos tres elementos originales fuente , mensaje y destinatario y aadi loscomponentescodifcador y decodifcador . Es decir, indic como funcin dela fuente la de convertir el mensaje en seal, el contenido en simbolizacinformal (lenguaje) que permitiera su transmisin. Y, en el otro extremo delesquema, indic como funcin del destinatario la de decodi car la seal(lenguaje) para reconvertirla a mensaje. O sea, reconoci la capacidad dela gente para cifrar y descifrar mensajes (ideas, sentimientos) mediantesistemas simblicos compartibles (lenguajes).

    En resumen, las de niciones tradicionales de la comunicacin la descri- ben como el acto unidireccional de transmisin de mensajes (expresivos de

    experiencias) de fuentes emisorascodifcantes a receptoresdecodifcantes a travs del empleo de smbolos (pertenecientes a cdigos compartidos por ellos) por medio de canales transportadores de seales y con nes de persuasin.

    La prctica de la comunicacin en la realidad latinoamericana no dis-crepaba de esa formulacin terica. Lo que ocurra con frecuencia con elnombre de comunicacin era ms bien un monlogo dominante en bene ciode la fuente iniciadora del proceso. La retroalimentacin no se empleaba para brindar la oportunidad de dilogo autntico sino slo para veri car el efecto de persuasin. El destinatario de los mensajes era pasivo ya quecasi nunca se le brindaba la oportunidad para actuar como un verdadero ylibre emisor; tena que escuchar y obedecer. O sea, una relacin asimtricay autoritaria favorable a la dominacin de la mayora por la minora.

    Adis a Aristteles

    Los cuestionamientos iniciales a la concepcin clsica de la comunicacinsurgieron en el primer tercio de la dcada de 1960. Y las nuevas de nicionesque de ello se fueron derivando conduciran a trazar lneas demarcatoriasentre el concepto de informacin y el de comunicacin.

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    Comunicacin para la salud del pueblo

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    En Estados Unidos de Amrica el comuniclogo y lingista David K.Berlo (1960 y 1963) a rm que la comunicacin no poda entenderse

    como la trasmisin mecnica de informacin. Esto porque no era posiblemeter ideas en las cabezas de la gente como si fuera a baldazos, ya quelos signi cados no estaban en los smbolos sino en las personas. La co-municacin no consista, pues, en insertar datos en la mente del prjimo,sino en exponerlo a smbolos que tuvieran la probabilidad de evocar enl los signi cados apetecidos. Adems, la comunicacin no era un actoaislado y unilateral sino un proceso dinmico de interaccin entre losseres humanos.

    En Brasil, un pedagogo catlico, Paulo Freire (1970), inici una revo-lucin en el modo de concebir la educacin. Estigmatiz como bancaria a la educacin tradicional porque hall que los maestros actuaban al modode banqueros de los ricos en conocimientos por pertenecer a laslites del poder que monopolizaban la informacin. Es decir, hacan enlas mentes de los pobres (los ignorantes) depsitos que contenan elconjunto de normas, mitos y valores de las minoras opresoras del pueblo.ste poda cobrar esos depsitos si aprenda aquello y lo aplicaba ely sumisamente. Esta educacin pro-oligrquica, opresiva y manipulatoriaera dirigida a la domesticacin de las masas desposedas en favor de losintereses de las lites privilegiadas.

    La anttesis tendra que ser una educacin liberadora , una pedagogadel oprimido que estimulara a los desheredados a cuestionar la sociedad para luchar por hacerla justa. Como ellos ignoraban la naturaleza de laestructura de poder conservador que los sojuzgaba, haba que estimular-los a percatarse de su realidad mediante un proceso de concientizacin apoyado en una tcnica de investigacin temtica en pequeos gruposde re exin y accin. Y esa educacin emancipatoria tendra como eje

    una relacin horizontal entre maestros y alumnos en vez de la imposi-cin de los primeros sobre los segundos. Clave de tal relacin deba ser una autntica comunicacin dedoble va basada sobre eldilogo libre,revelador y creativo.

    Vasto y profundo ira a ser el alcance de esta innovadora concepcin pedaggica entre los educadores de Amrica Latina. Y, adems, ella llegaraa dar inspiracin a comunicadores comprometidos con el cambio social justiciero para repensar tambin su o cio.

    A nes de los aos del 60, ya desde el exilio en Chile, el propio Freire(1969) public su libroExtensin o Comunicacin? Y, a la cabeza de la

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    dcada de 1970, comenzaron a enunciarse otras propuestas de remoza-miento de la concepcin de la comunicacin en Latinoamrica. Algunos

    criticaron la excesiva concentracin de la investigacin sobre comunica-cin en el receptor o destinatario para hacerlo posible de persuasin; esto,en cambio, sin prestar atencin a la fuente. Otros, como el investigador belga residente en Chile, Armand Mattelart (1970), apuntaron a un sesgoconservador del status quo social en la dedicacin de esa investigacin alanlisis de los efectos y las funciones. Y hubo en Colombia quien iniciarael cuestionamiento del modelo de difusin de innovaciones formulado por Everett Rogers (Cullar y Gutirrez, 1971).

    En 1972, en Buenos Aires, se hizo este sealamiento:

    La comunicacin no es un acto sino un proceso por el cual una indivi-dualidad entra en cooperacin mental con otra hasta que ambas llegana constituir una conciencia en comn ... La informacin es, por el con-trario, slo una transcripcin unilateral del mensaje de un Emisor a unReceptor... (Noseda, 1972, pp. 6 y 8).

    Y en ese mismo ao y lugar se propuso entender a la comunicacin ms bien como

    aquel proceso de interaccin social, basado en el uso de sistemas sim- blicos, por el cual los seres humanos intercambian, en plan dialgico,experiencias afectivas y cognoscitivas, in uyendo recprocamente en suconducta con diversos nes (Beltrn, 1972, p. 15).

    En 1973 Frank Gerace Larufa (1973), estadounidense radicado en Bolivia,hizo el primer intento de adaptacin del pensamiento freiriano a la comu-nicacin. Public en Per el libroComunicacin horizontal que contenavarios apuntes crticos al tradicional modelo vertical de comunicacin yesboz ideas preliminares para reemplazarlo por otro que fuera horizontal,en el sentido de equitativo y democrtico. Por ejemplo:

    ...Si se busca al hombre nuevo, y si se buscan nuevas formas de dilogoentre hombres nuevos, parece que no es posible seguir cosi cando a las personas humanas tildndolas de fuentes y receptores o destinos...

    ...Lo que se busca es acceso a los medios de comunicacin... No nosconformamos con la visin quietista del concepto de fomentar la crticadel receptor. No es cuestin slo de procurar que el oprimido se dcuenta del contenido dominante y alienante de los programas de la in-

    dustria cultural... Se trata de cambiar las estructuras...

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    ...El mismo trmino comunicacin encierra mucha confusin. Si la co-municacin no suscita comunin, si no uni ca los polos comunicadores y

    comunicantes, es mera informacin... (Gerace, 1973, pp. 19,28,29,33).Fueron sobresalientes luego en esta lnea de pensamiento contribucionescomo las del brasileo Joao Bosco Pinto (1972, 1978) y el paraguayoJuan Daz Bordenave (1972, 1974, 1978) y, bajo un enfoque concomitantede lenguaje total , la del espaol a ncado en Latinoamrica FranciscoGutirrez (1973).

    A lo largo del resto de la dcada se fueron agregando al empeo reformu-lador numerosos autores latinoamericanos como Mximo Simpson, Mario

    Kapln, Miguel Azcueta, Marita Matta, Daniel Prieto, Rafael Roncagliolo,as como algunos norteamericanos y europeos, tales como Jean Cloutier,Richard Johanessen y Josiane Jouet. Florecieron as en varios puntos de laregin muchas proposiciones bajo denominaciones como comunicacindialgica, comunicacin participativa, comunicacin grupal, comu-nicacin popular y comunicacin alternativa, siendo estas dos ltimaslas de ms alta frecuencia.

    Y, en otro orden de anlisis, crticas y concepciones de investigadorescomo el venezolano Oswaldo Capriles, el chileno Patricio Biedma, elargentino Hctor Schmucler, el brasileo Jose Marques de Melo y la es-tadounidense Elizabeth Fox, vinieron a enriquecer la produccin del pen-samiento renovador en medio de una dcada de fragoroso debate mundialsobre la propuesta tercermundista en favor de un Nuevo Orden Mundialde la Informacin y la Comunicacin.

    En 1976 los comuniclogos norteamericanos Stanley Harms y JimRichstad (s/f.) formularon un modelo de intercambio en comunicacinhumana entrelazando tres conceptos: derechos , recursos y necesi-dades de comunicacin.

    En 1977 el periodista e investigador chileno Fernando Reyes Matta(1977) propuso un modelo de comunicacin con participacin social activa . Ms que un replanteamiento a fondo del concepto mismo de comu-nicacin, ese interesante modelo fue un diseo prctico para un rgimen deorganizacin institucional capaz de propiciar la comunicacin horizontal.Pero logr comenzar a interrelacionar los conceptos de acceso y parti-cipacin como claves de nitorias de aquel tipo de comunicacin.

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    En 1980, conjugando sistemticamente los elementos bsicos de esosdos modelos, destacando el factor dilogo e incluyendo el elemento de

    propsitos se lleg a la formulacin de un modelo de comunicacin ho-rizontal que se trasunta en esta de nicin:

    La comunicacin es el proceso de interaccin social democrtica, basa-do en el intercambio de smbolos, mediante el cual los seres humanosintercambian voluntariamente experiencias en condiciones de libre eigualitario acceso, dilogo y participacin. Todos tienen el derecho acomunicarse para satisfacer necesidades de comunicacin por el disfrutede recursos de comunicacin. Los seres humanos se comunican conmltiples propsitos. El principal no es el ejercitar in uencia sobre el

    comportamiento de otros (Beltrn, 1980, p. 31).3

    Los lados de la frontera

    Consideracin aparte merecen los planteamientos dirigidos a hacer unadiferenciacin taxativa entre informacin y comunicacin. Tambin enesto el impulso esclarecedor provino de Amrica Latina.

    Al empezar la dcada de 1960, el primer tratadista en la regin del temacomunicacin y cultura y fundador de la investigacin sobre comunicacin

    en aquella, Antonio Pasquali, public en Venezuela su libroComprender la Comunicacin. Comenz por admitir en l que la comunicacin y lainformacin tienen como elemento en comn el ser un proceso de envode mensajes. Pero hizo esta aclaracin deslindante:

    Relacin de comunicacin slo es aquella que prescindiendo del medioo aparato empleado para facilitarla comporta el uso de canales naturalesen las fases extremas de envo-recepcin, un proceso de elaboracin ycomprensin mental del mensaje enviado-recibido, la produccin deefectos de convivencia, y una situacin de autntica accin recproca

    entre agente y paciente (entre transmisor-receptor de mensajes e inter-locutores) (Pasquali, 1985, p. 49).

    Expres luego con nfasis el autor su conviccin de que el dilogo entre pares, en condiciones de libertad y equidad, estaba en el meollo de esarelacin de comunicacin. Y, en funcin de ello, recalc la importanciacrucial de la interaccin en estos trminos:

    Slo hay verdadera Comunicacin en caso de autntica accin recprocaentre agente y paciente, en que cada interlocutor habla y es escuchado,recibe y emite en condiciones de igualdad (dialctica del dilogo) (Pas-quali, 1985, p. 47).

    3. Traduccin del original en ingls por el autor del presente ensayo.

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    Comunicacin para la salud del pueblo

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    Advirti Pasquali que la sola existencia de ujo bidireccional de informa-ciones no resultaba necesariamente en comunicacin porque la respuesta

    del destinatario era mecnica y se hallaba preestablecida, no era productode un proceso de comprensin mental. No hay, sostuvo, comunicacin entremquinas; slo intercambio de datos y rdenes, nada ms que informaciny retroalimentacin que no genera dilogo real y plenario.

    De ese tipo de razonamiento deriv el pensador venezolano estas de-niciones distintivas de comunicacin e informacin:

    COMUNICACIN es la relacin comunitaria humana consistente en laemisin-recepcin de mensajes entre interlocutores en estado de total

    reciprocidad, siendo por ello un factor esencial de convivencia y un ele-mento determinante de las formas que asume la sociabilidad del hombre(Pasquali, 1985, pp. 51-52).

    Por INFORMACIN debe entenderse todo proceso de envo unidirec-cional o bidireccional de informacin-orden a receptores predispuestos para una descodi cacin-interpretacin excluyente, y para desencadenar respuestas pre-programadas (Pasquali, 1985, p. 50).

    En suma, la diferencia capital est en que la comunicacin es procesal,

    ambidireccional e interactiva, dialgica y propiciadora de comunidad designi cados o conciencia. Amplia repercusin tuvo en el mbito acadmicoel pensamiento de Pasquali.

    El debate dirimitorio no se agot en la dcada del 70. Uno de los aportesa ste en la del ochenta fue el de J. Antonio Paoli (1983), cuya argumen-tacin central fue sta:1. Comunicacin es el acto de relacin entre dos o ms sujetos mediante

    el cual se evoca en comn un signi cado. Para que haya comunicacinlos actores de ella deben haber tenido algunas experiencias similaresevocables en comn. Y para poder evocarlas en comn necesitarn designi cantes en comn y de un mismo lenguaje o cdigo para interpretar la realidad.

    2. La informacin es un conjunto de mecanismos que permiten al indivi-duo retomar los datos de su ambiente y estructurarlos de una maneradeterminada, de modo que le sirvan como gua para la accin. No eslo mismo que la comunicacin, pero la supone. La informacin no sonlos datos, sino lo que las personas hacen con ellos. Dos personas tienen

    la misma informacin no cuando tienen los mismos datos, sino cuandotienen el mismo modo de orientar sus acciones.

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    3. La comunicacin y la informacin son fenmenos muy estrechamenteligados entre s. La sociedad no puede ser tal sin comunicacin ni puede

    transformarse sin informacin. Si slo hubieran procesos de informacin,la sociedad no podra existir.La re exin sobre el tema contina en la presente dcada, como se lo puede ver por unos cuantos ejemplos. David Johnson (1996) advierte quela revolucin de la informacin est contribuyendo a la rpida fragmen-tacin de la cultura. Otros, en afn ms bien conciliatorio, proponen unaconvergencia integratoria de la informacin, la comunicacin y los medios(Baldwin, Macvoy y Stein eld, 1996). Robert Anderson (1977) a rma quelos medios no pueden poner mensajes y signi cados en nuestra mente,

    que solo pueden ofrecerlos a nuestra atencin, la que nosotros podemosconceder o no.Por su parte, Francisco Tremonti halla que la diferencia principal entre

    los dos conceptos es la presencia de signi cado en la comunicacin. Lainformacin como tal, seala,no envuelve un signifcado consciente por

    s misma, conciencia humana o conciencia de cualquier tipo (Tremonti,1997, p. 52). Y aade otros dos criterios distintivos. Uno es que, a diferenciade la informacin, la comunicacin no se transporta: ...Si mi interlocu-tor conoce el lenguaje que estoy usando, puede reaccionar formando su

    propio concepto en su mente acerca de lo que yo digo. Mis pensamientosno se envan a travs de ningn canal fsico, como puede ser un cable, untelfono, etc. (Tremonti, 1997, p. 52). El otro criterio diferencial es que,en tanto que la informacin es ilimitada en cantidad, la comunicacin es

    nita. Y hace dicho autor este alertamiento sobre ello:La inhabilidad para reducir la informacin a trminos que puedan ser usados en una comunicacin humana signi cativa crea un sobrante tal deinformacin que puede constituir un reto a toda la sociedad (Tremonti,1997, p. 56).

    La in uencia y la hidalgua

    Como resulta evidente por la recapitulacin aqu realizada, el pensamientolatinoamericano, crtico y creativo, desempe un papel de vanguardia enel cuestionamiento y replanteo de la conceptualizacin sobre la comuni-cacin.

    Los anlisis y las propuestas de varios de los autores nombrados en esteensayo viajaron, en particular en la dcada del 70, por muchos pases, tantolos del Tercer Mundo como los altamente desarrollados, por medio derevistas, libros y reuniones.

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    Notable fue el impacto de esa re exin renovadora en el mbito aca-dmico, inclusive entre los propios autores de los modelos clsicos. Ya en

    1972, Harold Lasswell (1972) mismo habl del modelo oligrquico, afnal clsico y lo contrast con el modelo participativo, afn al renovador.Y en 1973, re rindose a los modelos tradicionales como el que l mismoformulara, el renombrado Wilbur Schramm dijo con entereza:

    Todos ellos fueron construidos sobre la idea de algo que se transfera deun emisor a un receptor. Voy a preguntar si sta seguir siendo la manerams fructfera de ver la comunicacin (Schramm, 1973).

    Y en aquel mismo ao, el otro connotado terico de la comunicacin para eldesarrollo, Daniel Lerner, hizo con igual amplitud esta admisin: reconocique la interaccin de doble va y la retroalimentacin haban llegado a ser conceptos esenciales en su pensamiento sobre la comunicacin.

    El reconocimiento ms franco y amplio de la importancia de las nuevasconceptualizaciones fue hecho por Everett Rogers (1975, 1976), inter-nacionalmente clebre por su teora de la difusin de innovaciones, unavariante espec ca del modelo clsico. Con admirable integridad y rigor,este investigador estadounidense lleg a llamar a ese modelo el paradigmamoribundo y lo critic en trminos muy a nes a los empleados por crticos

    latinoamericanos. Dijo, por ejemplo:El modelo predominante de comunicacin es un paradigma lineal, deizquierda a derecha... Este concepto mecanicista ayuda a la compren-sin debido a su simplicidad, pero hace gran dao a la realidad. Peor an, los modelos lineales implican una visin autocrtica y unilateralde las relaciones humanas... Ignoran a la estructura social ... (Rogers,1974, p. 51).

    Y en 1982 Rogers, abierto a la crtica y valeroso en la autocrtica, reformulsustancialmente su teora difusionista introduciendo en ella numerosos

    elementos correctivos derivados, segn lo reconocera hidalgamente, delos planteamientos renovadores tercermundistas, principalmente loslatinoamericanos (Rogers, 1982).

    De los medios a las mediaciones

    En 1987, al cabo de tres quinquenios de protestas y propuestas centradasen una visin de la comunicacin protagonizada por emisores-dominantesdotados de medios masivos y receptores-dominados sin el menor indicio de

    seduccin ni resistencia, surgi con vigor un modo sustancialmente nuevode pensar ese proceso que ira a alcanzar amplia resonancia. Fue una visin

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    de la comunicacin desde el lado de la recepcin y del reconocimiento delo que la cultura popular produce por fuera de los medios masivos.

    Art ce de ese distinto enfoque fue el investigador colombiano JessMartn-Barbero, quien hizo este sealamiento:

    ...Cargada tanto por los procesos de transnacionalizacin como por laemergencia de sujetos sociales e identidades culturales nuevas, la co-municacin se est convirtiendo en un espacio estratgico desde el qu pensar los bloqueos y las contradicciones que dinamizan estas sociedades-encrucijada, a medio camino entre un subdesarrollo acelerado y unamodernizacin compulsiva. De ah que el eje del debate se desplace delos medios a las mediaciones, esto es, a las articulaciones entre prcticasde comunicacin y movimientos sociales, a las diferentes temporalidadesy la pluralidad de matrices culturales (Martn-Barbero, 1987, p. 203).

    Las derivaciones de este nuevo enfoque conceptual en la investigacin y enla enseanza de la comunicacin fueron y seguirn siendo sustantivas.

    Qu es la salud?Tampoco para la salud hay un signi cado nico, un concepto inequvocoy universalmente acordado. Tal como en el caso de la comunicacin, enel de la salud hay una de nicin tradicional o clsica que prevalece y unade nicin renovadora que procura sustituirla.

    Ausencia de enfermedad material

    En la concepcin tradicional, la salud es simplemente la ausencia de enfer-medad. Por tanto, se la percibe como un problema de origen nicamentefsico-biolgico.

    En la lgica formal del positivismo explica un ex-Ministro de Saludde Bolivia se la estudi y trat como el efecto mecnico de una causaexterna y unidireccional que alteraba el funcionamiento orgnico, casien la misma forma que el male cio o el castigo divino de la edad media(Torres-Goitia, 1998, p. 31).

    Y aade este mdico salubrista que todava hoy en muchas Facultades deMedicina la enfermedad es considerada slo como el efecto de la accin dealgn agente fsico, qumico o infeccioso que provoca una cierta patologa,

    prcticamente sin relacin con el medio social y econmico en que vive lagente. Visto ello as, se considera lgico que la enfermedad sea:

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    ...diagnosticada y tratada por un experto profesional con la menor injerencia posible de quienes son profanos en la materia (Torres-Goitia, 1988, p. 37).

    El corolario de esta visin es la curacin de enfermedades o heridas paraevitar la muerte. Y esta tarea es vista como exclusivamente propia de profesionales de la medicina y de sus auxiliares en relacin individualcon los enfermos.

    Presencia de bienestar integral

    En la base del planteamiento opuesto al concepto clsico de la salud estla conviccin de que factores del contexto social, econmico y culturalson determinantes para que los seres humanos disfruten o no de la salud. ...En ninguna parte existe la enfermedad como naturaleza pura, sinoque siempre est mediatizada y modifcada por la actividad social y por el medio cultural que esa actividad crea , a rma el catedrtico mdico dela Universidad de Yale, George Rosen (1985, p. 77). Conceptos como steno son en realidad nuevos, como tampoco es reciente la propuesta parareemplazar la medicina practicada con nimo de lucro por una medicinacon nimo de servicio social desinteresado. Algunos de los precursoresde estas ideas fueron notorios en el siglo XVIII, por ejemplo, los mdicosJohan Peter Frank y Bernardo Ramazzini. Pero fue slo a partir del sigloXIX que cobr cierto vuelo la idea de una medicina social basada sobre elconcepto de la salud como algo no puramente biolgico.

    En 1848 dentro de un clima de revolucin poltica en Europa se produjo en Alemania un movimiento de reforma de la medicina que,entendindola como una ciencia social, proclam la conviccin de que lasalud del pueblo era algo que concerna a toda la sociedad y que, por tanto,era deber del Estado asegurarla. Uno de los ms radicales adherentes a esecredo fue el ruso Rudolf Virchow, mdico y activista poltico. En 1847, alevaluar una epidemia de ebre tifoidea, la atribuy fundamentalmente afactores socioeconmicos y desahuci la utilidad del tratamiento mdico.Considerando el problema tanto social como biolgico, propuso entoncesreformas amplias y profundas en la sociedad capaces de asegurar educa-cin, libertad y prosperidad en democracia. A rm que, en la democracia,todos tenan igual derecho al bienestar y que las condiciones para que stese diera eran la salud y la educacin, que el Estado tena la obligacin demantener y promover (Virchow, cit. por Rosen, 1985, p. 81). Ideas tan

    audaces como estas tuvieron mnima acogida entre la comunidad mdica,cuando no despertaron fuerte resistencia. Habra de transcurrir un centenar

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    de aos antes de que ellas recobraran vigor y pudieran alcanzar resonanciainternacional. Y esta vez Norteamrica vendra a ser el escenario de la

    insurgencia conceptual renovadora. Nacido en Francia y formado en Suiza, el mdico Henry Sigerist se

    a nc en los Estados Unidos de Amrica, llegando a consagrarse como ellder mundial en historia de la medicina.4 Desde 1932 hasta 1947 dirigien la Universidad de Johns Hopkins un instituto especializado en aquelladisciplina y, desde 1948 hasta su muerte en 1956, fue investigador en laUniversidad de Yale. Compenetrado a fondo de la evolucin de la medicinadesde sus remotos orgenes egipcios e identi cado con las luchas de losreformistas antes mencionados, Sigerist rescat, en la primera mitad dela dcada de 1940, las ideas que animaban aquellos. Y lleg a dar a ellassolidez, unidad y vuelo en la creativa forma de una poltica de promocinde la salud (Sigerist, 1941, 1946). Su concepto central fue el principio deque, ms que depender de la medicina, la salud del pueblo estaba cifrada enque se dieran en su favor condiciones decorosas de vida y trabajo, educacinlibre y medios adecuados de reposo y recreacin. Llam promocin de la

    salud a la tarea de lograr el acceso de toda la gente a esos tres bene cios bsicos y consider a la promocin como la misin primordial de la me-dicina. La segunda en importancia deba ser la prevencin. Y la curacin(restauracin y rehabilitacin) tena que ser la ltima, pues haba querecurrir a ella slo en caso de falla de la prevencin.

    Sigerist plante, pues, un rgimen de prioridades completamente inversoal que se hallaba en vigencia en su tiempo. Lo escuch alguien entonces?Ms que de abierta condenacin, la reaccin a su propuesta fue de indife-rencia y desaire. El espritu de su planteamiento innovador fue recogidoslo por la entonces amante Organizacin Mundial de la Salud en estade nicin de 1947: La salud es un bienestar fsico, mental y social y no

    simplemente la ausencia de dolencias o enfermedades. Pero ese principio no pasara del nivel declarativo. Todo seguira igual. Y slo unas tres dcadasdespus ideas como las de Sigerist llegaran hasta el plano de acuerdoso ciales para la toma de accin reformista a escala mundial.

    4 Vase en Sigerist (1958) una historiacin biogr ca de la medicina desde la Antigedadhasta el Siglo XX y en Sigerist (1944) un recuento analtico de la experiencia de la UninSovitica en materia de medicina socializada.

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    La reforma en el papel

    En 1974 el Gobierno del Canad plante mediante el Informe Lalondeel enfoque de uncampo de salud compuesto por los estilos de vida y lascaractersticas del medio ambiente, adems de serlo por la medicina y la biologa. Como estrategia principal para aplicar ese enfoque escogi a la promocin de la salud, especialmente por medio de la educacin y la recrea-cin. Tambin sostuvo la prelacin de lo preventivo sobre lo curativo.

    En 1978 las estrategias de previsin y promocin fueron adoptadascomo primordiales por delegados gubernamentales de 134 pases enreunin auspiciada por la OMS y el UNICEF en la Unin Sovitica. Enla Declaracin de Alma-Ata ellos proclamaron a la salud como un de-recho fundamental y universal. Para lograr su plena vigencia formularonuna poltica caracterizada por la consignaSalud para Todos en el Ao2000 . Como instrumento clave de ella sealaron a la Atencin Primariaen Salud, consistente de la prestacin a toda la gente de un conjunto deservicios indispensables para su salud. stos deberan brindarse con la participacin activa de la comunidad en su conduccin y en vinculacincooperativa con los otros sectores como los de alimentacin, vivienda,educacin, comunicacin y ecologa.

    En 1979 el Gobierno de los Estados Unidos de Amrica, por conductode su Director General de Salud, adopt a su vez la estrategia de promocinde la salud , principalmente por mejoramiento de los estilos de vida , y lade prevencin de enfermedades , principalmente por proteccin contraamenazas del medio ambiente (U.S. Department of Health, Education andWelfare, 1979).

    Y en 1986 esa transformacin conceptual alcanz su culminacin en laPrimera Conferencia Internacional sobre Promocin de la Salud patroci-nada por la OMS en Canad. Entendiendo a la promocin esencialmentecomo el proceso de habilitar a la gente para aumentar su control sobre lasalud y mejorarla , la reunin al rmar la Carta de Ottawa la consagrcomo la estrategia fundamental para lograr la salud pblica universal. Y,yendo ms all de Alma Ata, recomend que la aplicacin de la estrategiade promocin llegara hasta

    las condiciones fundamentales y los recursos para la salud: la paz, elalbergue, la educacin, el alimento, el ingreso, un ecosistema estable,recursos sostenibles, la justicia social y la equidad (First InternationalConference on Health Promotion, 1986).

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    Muy atrs qued entonces la tradicional percepcin de la salud como algo puramente fsico, relacionado slo con enfermedad y muerte y a cargo

    exclusivo de la medicina. Esto en la teora.En la prctica, en cambio, con slo una excepcin, los pases de las

    Amricas no han aplicado amplia, sostenida y aceleradamente las polticasde promocin y prevencin pblicamente proclamadas y solemnemente

    rmadas por representantes gubernamentales. Esa excepcin la constituyeel Canad, que no permite la prctica comercial de la medicina, ya que tienems bien un sistema de medicina social nanciado por el gobierno federal yoperado por entidades provinciales autnomas. Clara indicacin de que, por inversa, tal transicin no ha ocurrido en Estados Unidos de Amrica es elhecho de que, cuando menos hasta 1983, del gasto anual en salud montantea 300 mil millones de dlares el 98% se aplicaba a lo curativo.

    Nada mejor se puede indicar sobre la situacin en Amrica Latina. Alcontrario, ella estaba empeorando ya a principios de la presente dcada,segn la OPS:

    ...En la mayora de los pases los servicios de salud pblica se han dete-riorado considerablemente y predomina la tendencia a la reduccin delgasto per cpita en salud por parte del sector pblico y a una concentracinen acciones de carcter curativo de los cada vez ms escasos recursosdisponibles (OPS, 1991).

    Y en 1992, aqu en Bogot, los Ministros de Salud de Amrica Latinaadmitieron esa dura realidad as:

    La regin, desgarrada por la inequidad que se agrava por la prolongadacrisis econmica y los programas de ajuste macroeconmico, enfrenta eldeterioro de las condiciones de vida de la mayora de la poblacin, juntocon un aumento de los riesgos para la salud y una reduccin de los recursos para hacerle frente (OPS/Ministerio de Salud de Colombia, 1992).

    Cada vez hay menos dinero, es cierto, para atender las necesidades ms premiosas de las grandes mayoras del pueblo crecientemente empobrecidasy sin poder. Pero el dinero no escasea cuando se trata de atender demandasde minoras poderosas como, por ejemplo, los ejrcitos. Segn la CEPALde las Naciones Unidas, el gasto pblico en defensa y seguridad alcanzaanualmente en la regin a 45 mil millones de dlares, sin justi cacinvaledera para ello. Y por cada dlar que los gobiernos destinan a gastos

    militares, principalmente a importacin de armamentos, asignan slo nuevecentavos de dlar a salud (CEPAL, cit. por Agencia EFE, 1998, p. H1).

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    En tales condiciones de abandono y ante la recurrencia epidmica deviejos males y la aparicin de nuevas dolencias, el mal estado de la salud

    pblica se est agravando en Amrica Latina, como tambin en otras partesdel mundo subdesarrollado. Y las metas comprometidas internacionalmenteya son francamente incumplibles en los plazos que se haban sealado.As lo admiti la Organizacin Mundial de la Salud en la reunin de suAsamblea General realizada a mediados de 1997 en Ginebra cuando enuno de sus documentos de trabajo dijo:

    A medida que se acerca el nuevo milenio, queda claro que la salud paratodos no se lograr en el ao 2000 y que el plan deber re-examinarse enel contexto de dramticos cambios sociales, econmicos y polticos...

    Y ya mucho antes, al principio de la dcada, su rama regional, la Orga-nizacin Panamericana de la Salud, haba reconocido que sta se hallaba postergada por falta de accin y de recursos estatales en Latinoamrica(Cit. por Inter-Press Service, 1997, p. 5).

    En suma, a las palabras se las lleva el viento y al pueblo, como siempre,se le pasa la cuenta del desastre...

    Qu es la comunicacin para la salud?En un sentido general e ideal, la comunicacin para la salud consiste dela aplicacin, plani cada y sistemtica, de instrumentos de comunicacinsocial al logro de comportamientos de la poblacin compatibles con susnecesidades de bienestar y con las nalidades de servicio expresadas en polticas, estrategias y planes de salud pblica.

    Vista como proceso social , la comunicacin para la salud es un meca-

    nismo de intervencin institucional para ejercer, a escala multitudinaria,in uencia sociocultural que proporcione conocimientos, propicie actitudesy provoque prcticas favorables al cuidado de la salud pblica.

    Vista comoejercicio profesional , la comunicacin para la salud es elempleo sistemtico de medios de comunicacin individuales, de grupo,masivos y mixtos, tanto tradicionales como modernos como herramientasde apoyo al fomento de comportamientos colectivos funcionales al logrode los objetivos de los servicios de salud pblica.

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    Agente de transformacin

    Bajo cualquier punto de vista, la comunicacin para la salud es un ejerci-cio educativo comprometido con la generacin de cambios de conductaconducentes al mejoramiento del estado de la salud del pueblo. As losubraya espec camente una reciente de nicin de especialistas que laentienden como

    la modi cacin del comportamiento humano y de los factores ambien-tales relacionados con ese comportamiento que directa o indirectamente promueven salud, previenen contra la enfermedad y protegen de daosa las personas (Elder, Geller, Hovell y Mayer, cit. por Graeff, Elder yMills Booth, 1993, p. 19).

    Nueva pero fructfera

    La comunicacin para la salud, joven heredera de la antigua educacin parala salud, no tiene mucho ms de unos tres quinquenios de operar como tal.Pero all donde ha sido ejercida e cientemente como una hbil combina-cin de arte con ciencia, ha logrado ya producir resultados satisfactoriosa costos razonables y en plazos aceptables.

    Un ejemplo saliente de ello se ha dado en el rea de la salud infantily materna en que operan en apoyo a organismos estatales de los pasesen vas de desarrollo principalmente entidades internacionales, pblicascomo el UNICEF y privadas como la Academia para el Desarrollo Edu-cativo (AED). Experimentados funcionarios de esta ltima mani estanconvicciones como stas:

    La comunicacin para la salud ha tenido un papel signi cativo en cambiar comportamientos relacionados con la sobrevivencia infantil, especial-mente en las reas de control de enfermedades diarreicas y de inmuni-zacin en una variedad de situaciones culturales a travs del mundo endesarrollo... Estas experiencias han demostrado que la comunicacin, encoordinacin con comunidades y con el sistema de provisin de cuidadosde salud, puede producir cambios signi cativos en una poblacin meta(Graeff, Elder y Mills Booth, 1993, p. 17).

    Otra rea especializada, la de la comunicacin para la salud reproductivaregistra en varias partes del mundo5 resultados muy alentadores. Dirigentesde una entidad que se destaca en este campo, el Centro para Programas deComunicacin de la Universidad Johns Hopkins, razonan a raz de esas

    experiencias as:5. Incluyendo a Latinoamrica, como se puede ver en el resumen descriptivo de ello contenidoen Beltrn (1997).

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    ...El poder de la comunicacin es claro... La cuestin ya no es si es quela comunicacin para la salud puede in uir sobre el comportamiento. La

    cuestin ahora es cmo a nar nuestra comprensin de la comunicacin para hacer un mejor trabajo (Piotrow,et al. , 1997, p. xvii).

    Informacin, Educacin y Comunicacin

    En efecto, comprender a cabalidad el o cio es indispensable para poder ejercerlo debidamente. Las ideas que lo sustentan tienen que estar claras de principio si las acciones van a ser e caces. Pero esto, lamentablemente, nosiempre ocurre. Se habla de informacin, educacin y comunicacin para lasalud, condensndolas a menudo en la sigla IEC . Pero no estn disponibles

    enunciados precisos y de universal validez para cada uno de estos trminosy as se tiende a usarlos indistintamente. O se dan acepciones diferentes para los mismos fenmenos.6 Surge entonces la confusin perjudicial.

    Una manera de aliviar esa indeseable situacin es pensar en lainforma-cin , laeducacin y lacomunicacin como funciones especializadas dentrode la comunicacin para la salud como un todo. As tomadas ellas, en vezde intentar su diferenciacin formulando una de nicin de diccionario para cada una, se puede llegar a distinguirlas bajo criterios prcticos yoperativos. Por ejemplo, stos:

    Propsitos principales a que sirven; Canales que usualmente emplean; Pblicos a que se dirigen; y Principales competencias requeridas.

    Se puede anotar, en el cuadro (referido en la pgina 38), variaciones de gradoen la capacidad distintiva de los criterios propuestos. Por ejemplo, la del primero, el referente a los propsitos, luce menor que la de los dems. Esto

    se debe, principalmente, a que los tres elementos caractersticos del com- portamiento humano de que se ocupa la comunicacin elconocimiento ,la actitud y la prctica (de la que la destreza es un tipo eminente) suelenestar presentes naturalmente en los casos de ms de una de las funciones propuestas.

    La capacidad distintiva parece aumentar cuando se intenta correlacio-nar las categoras de funcin. Esto ocurre marcadamente en el caso de larelacin entre el criterio referente a loscanales y el referente a lascompe-6. Da constancia de ello esta a rmacin de unos expertos internacionales:... Aunque muchos

    profesionales que trabajan en esta rea hacen distincin entre trminos como educacin en salud; comunicacin en salud; promocin de la salud; e informacin, educacin y comu-nicacin (IEC), en la realidad de la prctica hay muchos entrecruces... (Graeff, Elder yMills Booth, 1993. p. 13).

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    E s q u e m a

    d e m o d e l a c

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    d e c o n

    d u c t a s p o r m e

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    1

    I n f o r m a c

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    - C r e a r u n c l i m a

    g e n e r a

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    j a r a c t

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    b l i c a s

    - E n c u e s t a s

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    d e o s o c i a l

    E d u c a c i

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    c o n o c

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    - A n t r o p o

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    - P s i c o

    l o g a s o c i a l

    1 . U n a

    c o m p e

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    b l e p o r

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    i s t a s a c a r g o

    d e c a

    d a u n a

    d e l a s

    t r e s

    f u n c

    i o n e s :

    l a d e p r o g r a m a c

    i n , e n

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    i d a c o m o e l

    c o n j u n t o

    d e d e s t r e z a s

    d e i n v e s t

    i g a c i n , p l a n e a m

    i e n t o , p r u e

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    s c a l i z a c

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    n d e m e n s a j e s .

    2 . E s t e

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    t a m

    b i n s e a p

    l i c a e n

    i n s t i t u c i o n e s y e m p r e s a s a l c o n t r o

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    i e n t o e l e c

    t r n i c o

    d e d a t o s .

    S i n d u d a

    e s a s s o n o t r a s

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    i o n e s c o m u n

    i c a t i v a s p e r o n o c o r r e s p o n d e n s i n o a c a s o c o m o a p o y o

    l o g s t

    i c o a l p r o c e s o

    d e I E C

    .

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    Comunicacin para la salud del pueblo

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    tencias . Es tan directa y estrecha esa relacin, que produce el ms fuerteefecto diferencial de todos. La profesin de comunicacin es hoy compleja

    y diversa al punto que prcticamente ya nadie puede estar igualmente ca-li cado para ejercer bien las tres funciones de la comunicacin educativa.Cada una de ellas demanda aptitudes y hasta vocaciones diferentes. Y cadacomunicador tiende lgicamente a especializarse en aquello que ms legusta y que mejor sabe hacer. No tiene sentido, por tanto, que se espereque uno lo haga todo o que se lo ponga a hacer lo que no sabe hacer muy bien. Sera como esperar de un mdico que fuera a la vez pediatra, oculistay traumatlogo. Infortunadamente, aquello no parece ser comprendidosiempre en los organismos de salud y como tampoco se suele apreciar en

    ellos en su debida jerarqua a la actividad de comunicacin, se la confa aveces casi a cualquiera pese a que en todos los pases latinoamericanos lasuniversidades gradan cada ao centenares de especialistas en comunica-cin. Muchos de ellos debieran ser ganados para la causa de la salud del pueblo, para enfrentarse al reto de servirla, el ms noble de todos los quedemandan el concurso de la comunicacin para el desarrollo.

    Qu es la participacin popular en salud?Se habla mucho de la participacin popular en el manejo de la cosa pblica,

    pero se hace muy poco de ella. Desde hace cuando menos unos cuarentaaos, parece haber consenso universal en que los gobiernos no pueden lograr el desarrollo de sus pases sin la intervencin activa del pueblo en la cons-truccin de ste. Pero de la conciencia a la accin hay un abismo pobladode aejo paternalismo asistencialista, de renuencia a la redistribucin del poder poltico y econmico, de resistencia burocrtica a la descentraliza-cin de recursos y a la delegacin de autoridad, de soslayamiento de lasorganizaciones propias del pueblo, y de imprecisiones y contradicciones enlo conceptual. Slo all donde se logra superar esas formidables barreras

    se puede esperar que la participacin popular pueda pasar del discursodemaggico o ingenuo a la realidad efectiva y promisoria.Para concebir con realismo el papel que la comunicacin debe y puede

    jugar al servicio de la participacin, el comunicador tiene que saber concretay claramente en qu consiste tal participacin. Inventarios analticos demltiples experiencias de fomento de ella en varias partes del mundo hanidenti cado dos tipos bsicos de fenmeno: la participacin genuina y la

    pseudo-participacin. Los analistas Arnstein (1969) y Deshler y Sock (1985) describieron esas categoras ms que de nirlas.

    Sin embargo, podemos entender por participacin genuina a aquella enque la gente del pueblo interviene protagnica, sostenida y autnomamente

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    40 Estudios sobre las Culturas Contemporneas40

    en la toma de decisiones y en la ejecucin y evaluacin de acciones ins-trumentales al logro del desarrollo. Y por pseudo-participacin podemos

    entender aqulla en que la gente del pueblo interviene subalterna, ocasionaly parcialmente en la toma de decisiones y en la ejecucin y evaluacin deacciones instrumentales al desarrollo.

    Los indicados analistas hallaron que, operativamente, la participacin genuina tiene dos caractersticas: lacooperacin y el potenciamiento 7 yque, en cambio, la pseudo-participacin se caracteriza por laasistenciay ladomesticacin .

    La cooperacin permite al pueblo intervenir en la toma de decisiones para plani car las acciones de los servicios de desarrollo. Es decir, el pue- blo acta en este caso como socio menor de las entidades promotorasdel desarrollo, puesto que hace aportes a aquellas acciones sin margenimportante para iniciativa propia.

    El potenciamiento , en cambio, dota al pueblo de poder efectivo paraintervenir, detentando autoridad y controlando recursos, en el diseo yorganizacin de proyectos y programas de desarrollo, as como para sca-lizar su ejecucin por las instituciones dedicadas a ste y para evaluar susresultados. En este caso el pueblo es socio mayor de las instituciones prodesarrollo no slo porque tiene igual jerarqua que ellas en el emprendi-miento sino porque inclusive, en nombre de los intereses de la comunidad,ejerce la facultad democrtica de controlar su desempeo.

    La asistencia se limita a consultar ocasionalmente a personeros de lacomunidad algo sobre los programas y a la provisin de ayuda a sta en plan aliviatorio de los sntomas de sus problemas, no solutorio de las causasraigales de stos. Ladomesticacin , peor an, organiza a las comunidades para que endosen planes y tomen parte de acciones que algunas institucionestrazan y ejecutan sin tomar en cuenta la voluntad de la gente. Dan as por sentado que lo que hacen por ella, y lo que ponen a ella a hacer, es nece-saria e indiscutiblemente bueno para el pueblo que, por ser ignorante, notiene que ser consultado ni puede conducir operaciones. En suma, no hayen ese caso participacin real. Lo que hay es una manipulacin, autoritariae irrespetuosa de la gente para aparentar que el desarrollo se hace con suvoluntaria intervencin.

    7. Del ingls empowerment que se suele traducir literalmente con el neologismo empo-deramiento. Pero potenciamiento puede ser igualmente entendido como conferir poder,autoridad o facultad para algo. Es, por tanto, un trmino ms apropiado.

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    Comunicacin para la salud del pueblo

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    Una de nicin coincidente con el espritu de la participacin genuinaes esta:

    Participacin de la comunidad es el proceso de educacin y potencia-miento por el cual la gente, en asocio de aquellos que tienen capacidad

    para atenderla, identifca problemas y necesidades y asume por s mismaresponsabilidades de planifcar, manejar, controlar y evaluar las accionescolectivas que se prueben necesarias 8 (Askew, MacDonald y Lenton,1986, citados por McKee, 1992, p. 3).

    La participacin popular en salud

    Otra de nicin coincidente con aquel espritu, pero que incluye referencia

    a la participacin en salud y en comunicacin, es sta: Animacin de la participacin comunitaria es la activacin sistemticadel proceso de intervencin, autnoma y dinmica, de las agrupacionesbsicas de la sociedad en la toma de decisiones y en la conduccin,

    participativa o autogestionaria, de los programas de desarrollo, es- pecialmente en cuanto a los servicios de salud y nutricin, educacin y cultura, comunicacin social, vivienda y transporte y proteccin del medio ambiente (Beltrn, 1994, p. 82).

    Para el ideal democrtico lo deseable es la participacin de todos y cada

    uno de los ciudadanos en la lucha por el desarrollo. Pero, en la prctica, esmuy poco posible involucrar en ello a toda la poblacin de un pas. Por eso,normalmente, las instituciones promueven la participacin de porcionesmenores de esa poblacin agrupadas en comunidades locales, de prefe-rencia suburbanas y rurales, por ser en estos mbitos marginales donde elsubdesarrollo es ms acentuado. De ah que se hable muy a menudo de lasagrupaciones sociales bsicas como ejes departicipacin comunitaria .

    Tambin se habla demovilizacin comunitaria para la salud como un proceso basado sobre la participacin popular, segn lo re eja el enunciadoque usara como punto de partida un reciente seminario internacional:

    Movilizacin comunitaria para la salud es la participacin (autnomao estimulada externamente), sostenida y protagnica de los individuos,

    grupos y organizaciones naturales de la comunidad en el planeamiento,ejecucin y evaluacin de acciones para resolver problemas de salud defnidos en consenso por todos los actores (Universidad Johns Hopkins/Save the Children, 1998).

    En n, virtualmente nadie se opone a esa participacin y varios, ms bien, la proponen desde hace muchos aos. Pero cuntos la han puesto en prcticaen realidad en lo que se re ere al campo de la salud?8. Traduccin del ingls por el autor de este ensayo.

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    42 Estudios sobre las Culturas Contemporneas42

    La Conferencia Internacional sobre Atencin Primaria en Salud procla-m como deber y como derecho la participacin de individuos y colecti-

    vidades en la plani cacin y ejecucin de acciones de atencin a la salud.Su Declaracin de Alma-Ata de 1978 cifr en buena parte el logro de laaspiracin de salud para todos en el ao 2000 en la intervencin activadel pueblo en el mejoramiento de la situacin sanitaria. Pero este mandatoestratgico no fue llevado a la prctica ms que en mnima medida, por lo menos en Latinoamrica. As lo seala un destacado experto en salud pblica, el doctor Javier Torres-Goitia9 (1998, p. 32):

    Las burocracias o ciales ni debatieron ni asimilaron los fundamentalescambios conceptuales que se plantearon en Alma-Ata. Muy pragmtica-mente se limitaron a desarrollar el primer nivel de atencin interpretndolocomo sinnimo de Atencin Primaria. Simplistamente malinterpretaronsus conclusiones y decidieron hacer participar a la comunidad comouna estrategia ms incorporada a la rutina de sus servicios que se man-tuvieron elitistas, autoritarios y biologicistas.

    Deplora ese experto que, en no pocos pases de la regin, la estrategia deAtencin Primaria hubiera sido desvirtuada al convertirla en un recurso para bajar costos y desligarse de responsabilidades. Y aade que de ello pasaron algunos a montar un rgimen al que llamaron de Medicina Comu-nitaria, por el cual se reemplazaban a veces los rganos pblicos de salud por precarios y pobres servicios comunitarios. Evidentemente, ese mdicose est re riendo a lo que en la tipologa aqu presentada se ha reconocidocomo pseudo participacin, aquella fementida por la cual los jefes ylos tcnicos de los servicios de salud reclutan el concurso obediente de la poblacin a sus inconsultas decisiones y acciones programticas.

    Entre 1982 y 1984, cuando fue Ministro de Salud en Bolivia, Torres-Goi-tia inspir y apuntal una singular experiencia de participacin genuina.Fue unamovilizacin popular para la salud resultante de una alianza entrefederaciones obreras y campesinas, juntas vecinales y el Ministerio de Saluden la que esas agrupaciones desempearon el liderazgo. Presidido por unConsejo Nacional de Salud, impulsado localmente por Comits Popularesde Salud y auxiliado por comunicacin participativa, el movimiento operen todo el pas millares de pequeas unidades de rehidratacin oral formadas por voluntarios de las comunidades, realiz con xito campaas preventivasy estableci farmacias populares y guarderas infantiles. El pueblo asumias la responsabilidad de conduccin de los servicios de salud (UniversidadJohns Hopkins/Save the Children, 1998, pp. 29-50).9. Presidente del Grupo Parlamentario Interamericano de Poblacin y Desarrollo y Vicepresi-dente para Amrica Latina de la Organizacin Mundial de Mdicos Parlamentarios, as comode la American Public Health Association. Ex-Senador y ex-Ministro de Salud de Bolivia.

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    Comunicacin para la salud del pueblo

    4343

    Colombia: salud para todos a partir del 2001

    Desde el inicio de la presente dcada, Colombia se ha embarcado en un proceso de transformacin institucional que tiende a rescatar ideales dereforma radical de la teora y la prctica de la salud como los proclamadosen Alma-Ata en 1978 y en Ottawa en 1986.

    La nueva Constitucin de 1991 destac entre los derechos de los colom- bianos el derecho a la salud y a la seguridad social, sustentado en criteriosde universalidad, solidaridad y e ciencia. Para dar vigencia a ese derechose promulg en 1993 la Ley 100 que cre el Sistema General de SeguridadSocial en Salud para brindar a toda la poblacin la proteccin integral desu salud. Estableci la ley para ello la obligacin universal de cotizacinal seguro y previ que los servicios de salud llegaran a ser ms sensitivos alas necesidades de la poblacin y presten atencin e ciente. Dispuso dichaley, por otra parte, que el sistema fuera operado con la participacin del pueblo, a la que de ni como: la intervencin de la comunidad a travsde los benefciarios de la seguridad social en la organizacin, control,

    gestin y fscalizacin de las instituciones y del sistema en su conjunto . Esta de nicin corresponde, evidentemente, a la categora de participacingenuina, puesto que con ere a los ciudadanos alto poder de decisin sobre

    la prestacin de los servicios.El sistema colombiano pone a disposicin de sus a liados un conjunto de

    cinco planes dirigidos a asegurar la prestacin integral de servicios. Aqueldenominado Plan Obligatorio de Salud brindar atencin que cubra todaslas patologas. Lo har mediante una combinacin de intervenciones entrelas que se prevn acciones de promocin de la salud y de prevencin dela enfermedad . Esta plausible previsin de cumplir funciones promotivasy preventivas conlleva para el sistema el desafo de contar con una altacapacidad comunicativa.

    Qu hace la comunicacin por la participacin?La comunicacin para propiciar la participacin tiene que ser, a su vez, ne-cesariamente participativa. As como la participacin genuina es potencia-dora y autonomizante, no manipulatoria, la comunicacin para fomentarlatiene que ser horizontal, en el sentido de dialgica y equitativa, no puedeser monolgica, unidireccional y autoritaria. O sea que el pblico no debeser tomado como simple objeto pasivo de la comunicacin sino que debe

    ser considerado sujeto de ella, en el sentido de actor protagnico. Paraello, propone el comunicador educativo paraguayo Juan Daz Bordenave

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    44 Estudios sobre las Culturas Contemporneas44

    (1998, p. 94), la comunicacin debe tender ...a disminuir su nfasis en ladifusin de mensajes informativo-persuasivos e incrementar el apoyo al

    desarrollo del poder comunicacional de la comunidad organizada. Estimaeste especialista que es mucho ms importante que la comunicacin apoyea la gente para que desarrolle la capacidad autnoma de tomar decisiones,que lograr que ella acepte y aplique lo que le proponen los mensajes de procedencia externa.

    Para que el comunicador logre comportarse de ese distinto modo tieneque repensar la naturaleza de su papel en el proceso de desarrollo, replan-tear en concepto y en procedimiento la funcin que est acostumbradoa cumplir.

    De la persuasin a la mediacin

    Esto equivale, segn el especialista argentino Daniel Prieto, a sustituir la comunicacin tradicional por una nueva, acorde con la intervencin protagnica del pueblo en el desarrollo. Y sta, a su modo de ver, es lacomunicacin educativa , que se basa en

    la participacin de la gente en la generacin y apropiacin de co-nocimiento, en el intercambio de experiencias, en el reconocimiento

    de su propia situacin social, en la recuperacin de su cultura y de su pasado... (Prieto, 1998, p. 67).

    Pasar de la comunicacin persuasiva a la educativa, lo advierte Prieto, no esalgo simple ni fcil porque requiere de un aprendizaje de formas diferentesde comunicar y de relacionarse. Y aclara:

    La comunicacin educativa no se concentra slo en producir y enviar mensajes, sino por acompaar aprendizajes en el seno de las relacionesnaturales y por crear dentro de las comunidades (Prieto, 1998, p. 71).

    Por comunicacin educativa Prieto, a mayor abundamiento, entiendeaquella que: (a) tiene por protagonista a la gente del pueblo; (b) re ejalas necesidades y trasunta las demandas de ella; (c) se familiariza con sucultura; (d) la acompaa en los procesos de transformacin que se impulsan para el desarrollo; (e) facilita al pueblo vas para expresarse; y (f) buscacontribuir a la democratizacin de la sociedad.

    As concebido el nuevo comunicador para el desarrollo, no es msaqul que decida lo que la gente deba pensar, sentir y hacer. Ya no es el poderoso jefe de campaas persuasivas o el experto en mercadeo social.En vez de ser conductor, ha pasado a ser lo que Daniel Prieto y Francisco

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    Comunicacin para la salud del pueblo

    4545

    Gutirrez cali caron de mediador pedaggico . O sea, un intermediariode la relacin entre el pueblo y los programas de desarrollo, un agente

    estimulador que acompaa y apuntala las intervenciones participativas propias de la voluntad comunitaria, un comunicador que ha aprendido aescuchar mucho ms que hablar. La mediacin es lo recalca Prieto (1998, p. 72) un proceso interactivo en el que nos integramos a un proceso deinteraprendizaje que no puede resolverse en algn encuentro espordicoen alguna campaa.

    La promocin participativa y mediadoraHubo en el campo de la salud una percepcin muy semejante a la que acaba

    de mencionarse respecto de la comunicacin. En Alma-Ata la comunidadinternacional haba entendido en 1978 a la participacin como el proceso por el cual individuos y familias asumiran la responsabilidad de cuidar desu propia salud y de la de los dems, as como la de contribuir al desarrolloindividual y comunitario. Consciente de las implicaciones de esta trascen-dental rede nicin, el Director General de la Organizacin Mundial de laSalud, el doctor H. Mahler, advirti a sus colaboradores en 1985 que lasalud slo podra mejorar cuando los propios interesados en conservarla participaran activa y plenamente de la plani cacin y de la ejecucin delos programas pro salud. Y les plante luego esta franca pregunta:

    ...Estamos preparados mental y profesionalmente para escuchar lo queles interesa, aprender de ellos lo que consideran importante y compartir la informacin apropiada, animarlos y apoyarlos? Estamos listos paraayudarles a escoger entre soluciones posibles, establecer sus propiosobjetivos y evaluar sus esfuerzos?...

    Se contest a s mismo as:

    Hasta ahora, en muchos casos, la respuesta es no...

    Les hizo, en consecuencia, esta recomendacin:

    Debemos dejar de adaptar las comunidades a sistemas y programasque proyectamos sin un sentido real y profundo de los aspectos sociales,

    problemas de salud o difcultades econmicas .

    Y, con lucidez y rmeza, les expres su conviccin de que...el personal de salud debera aprender en primer lugar a actuar comomediador 10 de las actividades de los individuos, familias y comunidades (Mahler, 1985, p. 36).

    10. nfasis agregado por el autor de este ensayo.

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    46 Estudios sobre las Culturas Contemporneas46

    Poco despus, en 1986, la primera conferencia internacional sobre pro-mocin de la salud, organizada por la OMS, de ni lapromocin, a

    grandes rasgos,como el proceso de habilitar a la gente para aumentar su control sobre la salud y para mejorarla. Y la vio como una estrategiademediacinentre la gente y sus ambientes para armonizar las decisiones personales con la responsabilidad social. La conferencia, que consagrsus radicales decisiones reformistas en la Carta de Ottawa, subray lacrucial importancia de contar con la participacin comunitaria y con lacomunicacin para poner en prctica esa poltica de promocin.

    Y, sin duda, la poltica de promocin de la salud es, por la complejidady profundidad de los diversos cambios de conducta que prescribe, la querequiere ms que ninguna otra de la participacin genuina y de la comu-nicacin horizontal para poder ser llevada a la prctica.

    Funciones y servicios

    En sentido general, las funciones que la comunicacin educativa ha decumplir en favor de la promocin de la salud son las siguientes: (1)mo-tivacin para lograr los compromisos de adhesin; (2)orientacin paraauxiliar con informacin instrumental a quienes han resuelto participar; (3)

    capacitacin para que los participantes adquieran las destrezas necesarias para que el proceso de intervencin sea productivo; (4)estimulacin paralograr la continuidad del esfuerzo participatorio; y (5)vinculacin entreagrupaciones participantes ,y entre stas y organismos gubernamentales yno gubernamentales, comprometidos con el mejoramiento de la salud.

    Daz Bordenave (1998) estima que una tarea prioritaria de los sistemasde comunicacin para la salud debe ser la de facilitar la reunin de la co-munidad para que analice sus problemas y plantee soluciones. Entre losservicios comunicativos que l ve pertinentes a este rubro estn estos:

    1. Apoyo a los dirigentes comunales para que diagnostiquen la problemticade su situacin de salud y para que la ventilen con sus comunidades;

    2. Estmulo a la re exin comunitaria sobre iniciativas en favor de la saludy a la prctica de determinar prioridades para la accin solutoria;

    3. Apoyo al intercambio de ideas sobre mejoramiento de la salud entrecomunidades distantes entre s;

    4. Apoyo a la organizacin de la comunidad para la toma de acciones quecontribuyan a resolver los problemas de salud;

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    48 Estudios sobre las Culturas Contemporneas48

    de comunicacin en varios programas exitosos de desarrollo comunal endistintas partes del mundo, un experto internacional en comunicacin para

    la salud, especialmente la materno-infantil, lleg a la conclusin de queesos xitos se explicaban principalmente por haberse empleado mtodosde contacto interpersonal y por haberse apelado al concurso de promotoresresidentes en las comunidades locales.

    Esto, seal Neil McKee (1992, p. 154), es harto contrario a la idea deque se puede cambiar conceptos sociales o vender productos socialesefectivamente por canales de medios masivos. La evidencia abrumadoraindica que, en la mayora de los contextos de desarrollo comunitario,no hay substituto para el mucho ms difcil trabajo de involucramiento

    de la comunidad y de educacin.Sin embargo, eso no quiere decir que la comunicacin para la participacinno debera recurrir a los medios masivos para hacer su trabajo. Eso no puede ser, primero, porque ellos pueden ser buenos complementos de lacomunicacin interpersonal, antecedindola, acompandola o secundn-dola. Y, luego, porque hay evidencias recogidas en aos recientes de que,en disparidad con algunas teoras de comunicacin, los medios masivos,y en particular la televisin, pueden tener algunos efectos importantes enlos comportamientos de salud pese a no disponer de retroalimentacininmediata. Compensan en parte la carencia de ella con su amplio alcance,su rapidez de difusin y su posibilidad de alta frecuencia en la repeticinde mensajes. Adems, recursos especiales como la radio comunitaria,el video interactivo y los peridicos rurales dan a los masivos, en algngrado, la opcin de doble va. Pero lo que hace ms preciados a los me-dios interpersonales en la comunicacin comunitaria es que permiten eldilogo y personalizan el contacto, factor de identi cacin y con anza particularmente importante en las agrupaciones sociales demogr camente pequeas.

    Ensear a pescar

    La participacin genuina del pueblo en la conduccin del desarrolloslo puede ser tal cuando se basa en una plena y autntica redistribucindel poder para la toma de decisiones en materia del bien pblico. Esaredistribucin se asienta en dos pilares: la delegacin de autoridad y ladescentralizacin de recursos.

    De la misma manera, la comunicacin horizontal slo puede hacersecarne y verdad cuando todos los ciudadanos tienen libre acceso a todoslos medios y cuando se desconcentra el poder para generar mensajes, pa-

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    Comunicacin para la salud del pueblo

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    sando de la minora privilegiada a la mayora desposeda y, en el caso dela salud pblica, del Estado central a las unidades departamentales y a las

    clulas municipales y, nalmente, al pueblo mismo, representado por susorganizaciones de base en todo el territorio de una nacin.

    Estas re exiones, que provienen en parte del anlisis de recientes ex- periencias de Bolivia en ambas de las reas mencionadas11, sugieren que en ltima instancia el papel del comunicador en la promocin de la participacin en salud debera llegar a ser el de hacerse gradualmente noindispensable. O sea, que la medida nal de su xito en el trabajo deberaser haber contribuido a habilitar en alto grado a las comunidades para queejerzan su derecho de comunicacin democrtica por s mismas, sin msque mnimo auxilio externo. El protagonismo en la comunicacin ya nosera ejercido entonces por especialistas de rganos centrales del Estado,como los Ministerios de Salud. Las agrupaciones comunales plani caran,realizaran y evaluaran sus comunicaciones para el desarrollo. Los tc-nicos en la materia pasaran as al papel de asesores y apuntaladores losmediadores de Prieto y Gutirrez, dejando el liderazgo, la autoridad ylos recursos en manos de las comunidades. Y es probable que, para que talcosa llegue a ocurrir, haya que dar por plazo relativamente largo una alta prioridad a la capacitacin de lderes de las comunidades en los principios ytcnicas de la comunicacin educativa, adaptando ambos a las posibilidadeslocales y al contexto cultural en que se desenvuelven dichas comunidades.Limitarse a enviarles mensajes desde afuera, hechos para ellos pero sin suintervencin, es algo que a veces no se puede evitar, pero que no debiera ser ms la norma. Ella debiera ser, ms bien, el potenciar al pueblo darle gua,estmulo, destrezas y herramientas para que diga su palabra en dilogocomunitario y apoye con ella la participacin popular en el mejoramientode la salud pblica. En suma, tambin en materia de comunicacin valems ensear a la gente a pescar que darle pescados.

    Un ejemplo de la posibilidad de tal comunicacin autnoma y participa-toria lo constituye en la propia Colombia la experiencia de las FundacionesAtarraya y El Chigualo. Ellas operan al servicio de una comunidad dis- persa en un vas