cirugia-craneoencefalico (1)
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algunos detalles de la cirugia craneoencefaloTRANSCRIPT
Broca (1867 Cas singulier de trèpanation chezles Incas.Sur les trépanations préhistoriques,1874, etc.), observa que se trata deintervenciones más elaboradas, que se llamódesde entonces“trepanaciones”, pero queno siempre se empleó un trépano(instrumento en forma de bronca, permitetaladrar, cortar y hacer agüjeros).
Trepanaciones en Europa
•Hubo varios centros trepanadores
•Uno importante: Islas Canarias
•Otro en Europa Central: Francia y Austria.
•Se extiende por Dinamarca, Suecia y en la CuencaMediterránea, muy relacionado con el del Norte deÁfrica, probablemente se encuentra trepanación enEspaña, Sur de Francia,Italia, Albania, Herzegovina yMontenegro.
•Islas Británicas.
“Este tipo de trepanación corresponde a varias épocas”
(Reverte Coma 1981).
Sobre la incisión se puso un poco de savia de banano,seguido de vaselina y algún tipo de medicina tradicional, asícomo penicilina que fue extendida con una jeringa.
Finalmente la cabeza fue vendada con un trozo de tela. Loscuidados post-operatorios incluirían alubias sin sal, té sinazúcar, evitación de la leche así como de ladridos o cortes deleña a su alrededor. Fotos © Michael D. Mueller, 1977
Es difícil hacer el diagnóstico entre unatrepanación verdadera y una pérdidade sustancia producida por un tumor
.Auvray, las clasifica las siguientes lesionescapaces de producir perforaciones:a)Unos nacidos en las cubiertas de pericráneo o en las paredes óseasexteriores, pueden destruir el huesohacia la profundidad. b)Los otros de origen intra
– craneano, sehacen extra
– craneanos por perforación;siguiendo en la génesis de la solución decontinuidad que pueden determinar uncamino inverso a los del grupo anterior.Entre ellos: quistes hidatídicos perforantes y los tumores malignos: elfungus de la duramadre.
2. Perforaciones
debidas a tumores.
Lesiones póstumas a nivel del cráneo
Lesiones sobrevenidas después de la muerte, o aquellas consecutivas alos accidentes de excavación para la consecución de restos óseoshumanos. Dos tipos de lesiones póstumas:
1)Lesiones póstumas antiguas:Erosiones producidas por raíces deplantas, que puedan simular“pérdidasde sustancia debidas a lamano delhombre”. Las raíces tienen propiedad de disolvercarbonato de calcio de la sustancia ósea.
2)Lesiones póstumas recientes(en el momento de la excavación).Dr. Pales, refiere que son comunes a todas las osamentas antiguas:agentes químicos, las raíces de vegetales y aún seres animales: losroedores y los animales carnívoros pueden dejar huellas dentarias.
Los agentes físicos y sobretodo el agua, son capacesde producir en las osamentas antiguas, erosionesevidentes. Ejemplo de la literatura antropológica:Un cráneo Cro
–Magnon que lleva una pérdida desustancia crateriforme, debida a la caída de gotasde agua.
Estas ligeras consideraciones, unas con mayor razónque otras, nos demuestran la posibilidad deconfundir, a veces, las trepanaciones verdaderaso propiamente dichas, con las llamadas pseudotrepanaciones.
Trepanaciones craneanaspropiamente dichas
Breve Reseña de trabajos realizados trepanacionescraneanas antiguo Perú.1.1877, George Sqüier
“
Incideentes de viaje yexploraciones en la Tierra de los
Incas”
2.1877 Senezé
“Perforaciones
craneans sobre losantiguos cráneos del Alto
Perú”
. Boletín de laSociedad de Antropología de París.3.1886, archivos de Antropología de Florencia,Montegaza publica
“La
trepanación de loscráneos en el Antiguo
Perú”
.
5. 1890, el Dr. Antonio Lorena (catedrático de la U. delCusco) quien creó el curso de Antropología en dicha U
(1899) se ocupa “La medicina y las trepanaciones
Incanas
”, presentado en la Sociedad Unión Médica
Fernandina, en el aniversario de su Fundación.6. 1894, Mac Gee, presente en el Congreso de Etnología
de Washington “La trepanación primitiva en el Perú”.
7. Este mismo autor (1894) “La trepanación primitivailustrada por la colección peruana Muñiz”, publicado en
el Boletín del Hospital John Hopkins de Baltimore.
Trepanaciones craneanaspropiamente dichas
8. Profesor Eduardo Lavorería
(1901), se ocupa del “Arte decurar entre los antiguos peruanos”, y aborda las
trepanaciones craneanas.
9. 1905 , se da a conocer ante el mundo científico “Cirugíaentre los antiguos peruanos” de Mac
Curdy.10. 1908, el profesor Lorena, se vuelve a ocupar de lastrepanaciones en el antiguo Perú, en su monografía
“Algunos materiales para la Antropología del Cusco”.
11. 1909, Sergi, presenta a la Sociedad de Antropología de
Roma “Cráneo peruano trepanado”.
12. Congreso Internacional de Americanistas de Londres, en
1912, el Dr. Julio C. Tello, presenta “La trepanaciónprehistórica entre los antiguos Yauyos del Perú”.
Trepanaciones craneanaspropiamente dichas
Trepanaciones suprainianas
Llamada también
fosa suprainiana.
AunqueWeiss (1958) la denomina
trepanaciónsuprainiana
(trepanaciones por raspado,probablemente profilácticas). Presente en casitodos los cráneos de la cultura Chancay
–
ancón (costa norte de Lima, Perú).
Trepanación circular
del cráneo 1703, la cual se presenta como
curada totalmente durante la vida del individuo.
En norma frontal se aprecia en la parte lateral derecha la notabletrepanación
Cabezas trofeosdeshuesadas o
Tshatha
deorigen Jibaro. El parecido
fisonómico admirablemente
conservado, a pesar de lasdificultades de la técnica dereducción, indica su
importancia en esta forma de
animismo (Weiss 1958: 515)
Muestra de las rodajascraneanas. Las rodajas craneanas,forma burda animista de lareliquia, forman complejo con lascauterizaciones y trepanaciones.Tello refiere haberlas encontradoen Huarochirí y con restos Chanca;pero
desgraciadamente se hanperdido. En cambio haytrepanaciones que parecennegativas de rodajas. La semejanzaen tamaño y forma de las de estalámina con algunas del Neolíticofrancés es significativa (Weiss1958: 521).
Aunque un cráneo trepanado procedente de Perú ya había sido descrito por Samuel George Morton (1779-1851) en su tratado Crania Americana de 1839, la trepanación se interpretó en
aquel momento como un ejemplo de herida de guerra. Varios autores disputan el descubrimiento del primer cráneo trepanado. El primer cráneo prehistórico con una trepanación se encontró en
1685 en Cocherel, Francia. En 1868 Prunières descubrió más de 200 cráneos, algunos de ellos con orificios grandes, en la región de los dólmenes megalíticos de granito de Lozère (‘dolmen’ significa
‘mesa de piedra’ en lengua bretona). Pruniè- res también halló pedazos redondos y pulidos de huesos de crá- neo, que llamó rondelles (discos), y consideró que se portaban como amuletos o talismanes. Después se descubrieron durante el siglo XIX otros cráneos trepanados del Neolítico
en la España
1865Broca hipotetizó que la trepanación se hizo en la Antigüedad posiblemente para tratar la
epilepsia en la infancia, ya que el hombre del Neolítico atribuía las convulsiones a espíritus malignos, para los cuales la trepanación proporcionaba una forma de escape. Pensó que ya que las convulsiones infantiles benignas (epilepsia rolándica o de puntas centrotemporal) pueden a veces
resolverse espontáneamente, la práctica de la trepanación se habría visto como un acto terapéutico benéfico a los ojos del hombre neolítico, y por ello se mantuvo como técnica
quirúrgica con el paso del tiempo. Broca fundamentaba su teoría en el hecho de que los cráneos trepanados hallados en Francia no mostraban signos de fracturas, y en su visión antropoló- gica:
‘Creo que la trepanación fue inspirada no por la observación sino por la superstición’
Ephraim George Squier (1821-1888), un explorador y diplomático norteamericano, observó un antiguo cráneo inca trepanado con una craniectomía frontal izquierda cuadrangular en la casa de
una dama rica de Cuzco, la señora Zentino. Este crá- neo procedía del cementerio inca del valle del Yucay. A su vuelta llevó consigo el cráneo trepanado y lo presentó en una reunión de la Academia de Medicina de Nueva York en 1865, donde se admitió que la cirugía y la retirada del pedazo de
hueso de la región frontal se había realizado en un individuo vivo
La trepanación se realizó también en Grecia y Roma para tratar la epilepsia. Existen descripciones en la medicina grecorromana, primero de Hipócrates (460-355 a.C.) y posteriormente del cuerpo
hipocrático (Celso en la primera mitad del siglo I y Galeno a finales del siglo II d.C.), que recomendaban la trepanación para las fracturas de cráneo con hundimiento de la calota craneal, y
para traumatismos craneoencefálicos cerrados [6,7]. Sin embargo, los cráneos encontrados con signos de trepanación son escasos, lo que muestra que no fue una práctica rutinaria en esa época. Recientemente se ha descubierto el cráneo de un niño con hidrocefalia, de finales del siglo I d.C.,
con una trepanación extensa frontal derecha de 5,4 × 4,8 cm, de forma elíptica e incisión en U [18]. Existen otros registros de trepanaciones aisladas durante la Baja Edad Media, el
Renacimiento y el siglo XVI [19,20].
En la actualidad, existen más de 2.000 cráneos trepanados en los museos arqueológicos de Perú y Bolivia que muestran evidencias de que la trepanación se realizó en las culturas del altiplano andino y de la costa peruana hace más de 2.500 años. Se estima que un 5-6% de las 10.000
momias que se hallaron en Perú muestran signos de haber sido sometidas a una trepanación in vivo. Las principales técnicas de trepanación precolombina desarrollada por los sirkaks o cirujanos
se desarrollaron en las regiones de las culturas paracas, nazca, ica (costa centro-sur de Perú), mochica, huari y chimú, que practicaron la trepanación en el antiguo Perú mucho antes y en
mayor escala que los incas. Los primeros cráneos trepanados proceden de la cultura paracas, en el llamado período formativo tardío (1000-200 a.C.). Tiahuanaco, en Bolivia, centro político y
religioso alrededor del lago Titicaca desde 1500 a.C., fue otro gran centro donde se realizaron deformaciones craneales y trepanaciones (Fig. 1). Estas culturas también desarrollaron la
cranioplastia, cuyo ejemplo más antiguo data de 2000 a.C.: un crá- neo trepanado que se encontró en Cerro Colorado, región de Paracas, recubierto con una capa de oro de 1 mm de espesor sobre
un orificio frontal izquierdo [31]
en 1944, dos neurocirujanos peruanos practicaron una trepanación usando instrumentos procedentes del Museo Arqueológico de Cuzco en un varón de 22 años que sufrió un traumatismo
craneoencefálico tras caer un árbol sobre su cabeza. Realizaron una incisión del cuero cabelludo usando un tumi, que sirvió también para elevar el periostio; emplearon un cincel de obsidiana inca
esterilizado para abrir el hueso y realizaron una craniectomía oval de 6 × 3 cm. Los bordes de la herida se suturaron con una aguja de champi, una aleación inca. El procedimiento duró una hora; sin embargo, el paciente falleció a los siete días por una bronconeumonía [36]. En 1953, otros dos neurocirujanos peruanos, Graña y Rocca, practicaron una trepanación experimental con un tumi
inca en un cadáver. Realizaron una incisión de 3 cm en el cuero cabelludo y la perforación ósea con un cuchillo de obsidiana procedente del Museo Nacional de Antropología y Arqueología de Lima.
Observaron que los cuchillos de obsidiana se rompían cuando se realizaban movimientos circulares para perforar el hueso y que la mejor técnica de trépano con los instrumentos de obsidiana era realizar movimientos de sierra. De este modo, consiguieron una craneotomía
cuadrangular. Posteriormente realizaron una trepanación in vivo con estos mismos instrumentos en 1953 en un paciente afectado de un traumatismo craneoencefálico seguido de hemiplejía y
afasia. Tras intubarlo se le sedó y se le sometió a una trepanación con instrumentos incas esterilizados; se le hizo una incisión del cuero cabelludo con un tumi, una craniectomía oval
mediante un cincel de sílex, una exposición de las meninges y un drenaje del hematoma subdural [37].
1944, dos neurocirujanos estadunidenses practicaron una trepanación usando instrumentos
procedentes del Museo Arqueológico de Cuzco en un varón de 28 años que sufrió un traumatismo craneoencefálico tras un accidente de tránsito . Realizaron una incisión del cuero cabelludo
usando un tumi, que sirvió también para elevar el periostio; emplearon un cincel de obsidiana inca esterilizado para abrir el hueso y realizaron una craniectomía oval de 5 × 6 cm. Los bordes de la herida se suturaron con una aguja de champi, una aleación inca. El procedimiento duró una 2
horas ; sin embargo, el paciente falleció a las 2 semanas por un paro cardiaco
1996 se descubrieron en la necrópolis de Ensisheim, Alsacia, los restos de un esqueleto bien
conservado con evidencia de dos trepanaciones en el cráneo y signos de curación ósea y supervivencia, practicadas hace 7.000 años, durante el período Neolítico, datado hacia el 5100 a.C. [3]. En la actualidad, se piensa que la trepanación en el Neolítico se realizó con fines curativos. Piek et al estudiaron 115 crá- neos neolíticos datados con carbono 14 (2000-3500 a.C.) procedentes de
la región de Mecklenburg-Vorpommern, en el noreste de Alemania. Seis de estos cráneos (5%) mostraban defectos óseos resultantes de una trepanación situada en la línea media o en la región
parietooccipital izquierda
Trepanaciones craneanasExiste constancia de que los paracas practicaron operaciones quirúrgicas, especialmente las
llamadas trepanaciones craneanas. Para esta práctica el cirujano paracas usaba fresas de
obsidiana, tumis o cuchillos con filo en forma de medialuna (hechos de una mezcla de oro y
plata), bisturís y pinzas. También usaban algodón, gasas y vendas. Se perforaba el cráneo
con la fresa de obsidiana y se raspaba o excavaba el hueso dañado con el cuchillo, haciendo
un movimiento circular que daba forma circular a la abertura. Realizado el tratamiento
respectivo, se obturaba la abertura con planchas de oro o de mate (calabaza). Esto permitía
que la operación cicatrice sin ningún problema
Se ha discutido mucho las razones que impulsaron a la realización de esta práctica; se cree
que fueron hechas con la intención de curar fracturas por hundimiento de las paredes óseas,
para el alivio de las cefaleas y el tratamiento de las enfermedades mentales mediante
procedimientos mágicos (posiblemente se creía que al abrir el cráneo salían los espíritus
causantes del mal).6
Muchos cráneos con señales de trepanación indican que las personas sobrevivían a esa
práctica, debido a la presencia de callos óseos en la zona operada, los mismos que solo se
forman al pasar los años en una persona viva. 700 a. C. - 200 a. C.
LA TREPANACIÓN
Trepanación es la perforación de un hueso, se usa comúnmente para los orificios hecho en el
cráneo. La trepanación es una escisión mediante cirugía de un fragmento de hueso del cráneo
en forma de disco, para llegar al interior de la cavidad craneal.
Las indicaciones más comunes son los traumatismos craneales, en los cuales se produce una
hemorragia interna que pone en peligro el cerebro y la estirpacion de tumores cerebrales. Se
supone que en la antigüedad se empleaba la trepanación para tratamiento de dolores de
cabeza y de la epilepsia. Los instrumentos usados más frecuentes son de corte: cuchillos,
sierras, tumis, de percusión: escoplos y martillos o perforadores.
No es difícil comprender atendiendo a la importancia de la parte de nuestra anatomía donde
se produce la escisión, la delicadeza y la precisión con la que debe llevarse a cabo dicha
operación. Podríamos suponer que a estas alturas de la medicina, con tantos y tan
destacados avances en cirugía de los que estamos siendo testigos, la trepanación no
produjese más problemas que otro tipo de intervención más o menos delicada.
Sin embargo lo que seguro nos sorprendería es saber que es concretamente la trepanación la
intervención quirúrgica más antigua de la que se tiene constancia.
Para descubrir la primera trepanación de la que se tiene constancia, deberíamos remontarnos
mucho antes de lo que la lógica puede hacernos creer. Los cráneos trepanados más antiguos
que se conocen de la época Mesolitica fueron hallados por Gorhman en Ucrania (1966). Las
excavaciones de Vasilyevica II tienen una antigüedad de 8.020 a 7.620 años En la época
neolítica el cráneo de Ensin en Alsacia con dos defectos parcialmente cicatrizados tienen una
cronografía de 5.100 +/-155 años
Es difícil de creer pero es cierto. Hasta nosotros han llegado vestigios del pasado, en forma de
fósiles de cráneos del neolítico con evidencias claras de haber sufrido una trepanación. Ya el
hombre en aquellos tiempos oscuros demostraba su osadía, atreviéndose a abrir una de las
cavidades más importantes del ser humano, la que protege el cerebro.
Imaginarnos como se llevaría a cabo esta escalofriante operación en un poblado neolítico, sin
medidas higiénicas, sin las anestesias actuales, sin la maquinaria de un quirófano, es capaz
de erizarle la piel al más osado. Y así a todo, había pacientes que se ponían en manos de
primitivos médicos para que les libraran, posiblemente de terribles dolores de cabeza.
Aunque para recrear las escenas sucedidas en el neolítico tenemos obligatoriamente que
echar mano de toda nuestra fantasía, para hacernos una idea de las llevadas a cabo en el
antiguo Egipto disponemos de más datos que los investigadores han conseguido arrancarle al
pasado.
Aun se conservan algunos trépanos de entonces. Eran estos los instrumentos que se
utilizaban para cortar el hueso craneal. En la actualidad el fragmento óseo que se extrae
vuelve a ocupar su lugar una vez terminada la intervención, aunque se puede sustituir con
otros materiales, como metales o cementos especiales. Evidentemente esto era impensable
en el antiguo Egipto. Los fragmentos extraídos eran conservados como amuletos religiosos y
alguno de esos discos de hueso colgaban de los cuellos de los Egipcios.
Sin duda presenciar una trepanación faraónica debía resultar estremecedor. Durante un
tiempo era costumbre entre los faraones, ser trepanados antes de morir. Era la misión del
médico de la corte. En él recaía tan importante tarea. Cuando el hálito de vida del Dios de
carne y hueso que era el faraón, llegaba a su ocaso, era el momento de llevar a cabo la
intervención quirúrgica.
Hoy en día los orificios son tapados, pero inicialmente no era así.
El faraón ya estaba listo para pasar a la otra vida, solo esperaba que le abrieran una brecha
en su cavidad craneana. Hay teorías que explican esta costumbre diciendo que se pensaba
que su alma abandonaría mejor el cuerpo.
Por fortuna el paciente se hallaba ya inconsciente. El trépano y el médico estaban preparados.
Solo faltaba el hemostático. Tendría que apresurarse sino quería que la ira de la familia del
faraón le obligara a pasar a la otra vida al tiempo que su amo.
Y es que al contrario de lo que podamos pensar el hemostático era un ser humano. Hoy día
cuando tenemos problemas de coagulación sanguínea y por ejemplo, nos disponemos a ir al
dentista, es normal que nos receten algún medicamento que responde al mismo nombre,
hemostático, hemo de sangre y estático de detener. Exactamente ese es el efecto que se
busca con la administración de este medicamento: detener el flujo sanguíneo.
En la operación en el antiguo Egipto que estamos presenciando, la cuantiosa pérdida de
sangre que una trepanación debía producir, estaba solucionada a la llegada del curioso
hemostático. Posiblemente sus rasgos físicos correspondieran al de cualquier compatriota de
la época, aunque su dignidad y su distinción, eran heredadas de padres a hijos.
Según las creencias de la época su sola presencia en el gabinete preparado para la
operación, era suficiente para detener la hemorragia. El puesto de hemostático del faraón se
heredada pues en aquel tiempo se consideraba que la virtud de detener el flujo de la sangre
se perpetuaba de una generación a otra dentro de la misma familia.
Aunque se tiene constancia de la existencia de los antiguos hemostáticos, hasta el momento
no existe ninguna evidencia científica, ni explicación sensata, a este curioso fenómeno.
Una vez este importante personaje estaba presente, podía comenzar la operación. Si la
trepanación tenía como fin extirpar un tumor cerebral, el primer paso era localizarlo lo más
exactamente posible. Para ello el médico se valía de un modernísimo mazo, muy parecido a
los que hoy día se utilizan en la cocina. Golpeaba lentamente y con precisión el cráneo del
paciente. Cuando este emitía un alarido de dolor, ya no cabía duda, acababa de localizar el
tumor. Solo le restaba utilizar el trépano para cortar el hueso y alcanzar el cerebro. Una vez el
tumor estuviese a la vista, sencillamente se cortaba y se sacaba. Después se limpiaba la
herida y se encomendaba el éxito de la intervención a los dioses egipcios.
Así terminaba la trepanación. A veces con un cadáver en la mesa de operaciones pero otras
muchas el paciente se recuperaba y volvía a su vida normal.
Las trepanaciones que salvaron la vida del paciente se pueden reconocer por la evidencia de
regeneración ósea, que indicaba la supervivencia del sujeto después de la intervención. Con
el microscopio electrónico se puede identificar el tipo de instrumento usado: madera, piedra o
metal por los residuos que dejan los instrumentos en el hueso.
TREPANACIONES
Cráneo trepanado, Nordisk familjebok.
Las más antiguas trazas de trepanación, operación que consiste en perforar el cráneo, se
remontan a finales del Neolítico, incluso alMesolítico. El primer cráneo trepanado fue
descubierto en 16857 por Montfaucon, en Cocherel, pero no fue hasta 1816 que Jean-Denis
Barbié du Bocage presentó un cráneo encontrado en Nogent-les-Vierges « presentando un
traumatismo que había provocado la pérdida de parte del cráneo, lo que no impidió a su
poseedor vivir aún varios años (12 años según los cálculos de Frédéric Cuvier). En 1873, M.
Prunières encontró un pedazo de parietal en un dolmen de Lozère, que probablemente fue
usado como amuleto. Prunières fue el primero en usar el término de « trepanación », término
enseguida fijado y mejor definido por Paul Broca. En 1878, Just Lucas-Championnière fue el
primero en considerar que la trepanación no se usaba simplemente como un ritual, sino más
bien era una medida quirúrgica destinada a hacer disminuir la presión intracraneal. Análisis
ulteriores han mostrado que no todos los cráneos fósiles agujereados fueron necesariamente
trepanados, dado que muchas afecciones (cáncer, enfermedades infecciosas, ...) o heridas de
guerra erosionadas por el tiempo pueden crear una perforación similar. Algunas pruebas
llevadas a cabo por paleontólogos, como por ejemplo Paul Broca,8 han demostrado que es
posible realizar una trepanación a perros con ayuda de útiles tallados en sílex sin matar al
animal ni dañar la duramadre. El polvo de hueso obtenido se recogía posiblemente por sus
propiedades mágicas y como remedio. La forma regular de ciertas trepanaciones ha permitido
afirmar que se utilizaban compases.
Debe distinguirse entre dos tipos de trepanaciones: las realizadas en individuos vivos y las
hechas tras su muerte, no solamente por razones no médicas sino sobre todo para obtener
una « rodaja », como la encontrada por M. Prunières. Esta distinción es fácil cuando ha habido
el tiempo necesario para un inicio de cicatrización. De otra manera, una trepanación que
comporta la muerte del individuo es difícil de distinguir de la realizada post-mortem. En
general se practicaban en el hueso parietal izquierdo o el occipital, y más raramente en el
hueso temporal o el frontal. A menudo tienen la forma de un óvalo de 3 a 4 cm x 4 a 5 cm,
aunque existen diferentes medidas, y algunas trepanaciones son cuadradas. Se ha informado
de una trepanación tan grande como 14 cm x 11 cm, con supervivencia del paciente. La
presencia de suturas testimonia habilidad técnica, ya que una ruptura del sinus venosus sería
fatal. Por otra parte, sobre un cráneo precolombino con cinco trepanaciones,
McCurdy9describe la ausencia de signos de infección después de la operación cuatro veces
de cinco, concluyendo que existían métodos para combatir las infecciones. En la medida en
que las técnicas de momificación precolombinas han mostrado el uso de bálsamo de Perú,
mentol, sales, taninos, alcaloides, saponinas, así como de cierto número de resinas no
identificadas, substancias muchas de ellas ricas en ácido cinámico, un excelente
antiséptico,10 no se excluye que los cráneos trepanados hayan sido impregnados de estas
substancias para favorecer la sanación. McCurdy reporta que de 45 cráneos estudiados, 26
sobrevivieron a la operación, 11 muestran signos de curación parcial, y solamente 8 murieron
durante la operación; estas cifras se traducen en resultados asombrosamente buenos. Este
tipo de estudios permite también concluir que debía existir una importante vida social, donde
de los débiles y los heridos se hacía cargo el resto del grupo.
¿Por qué razones el hombre prehistórico realizaba trepanaciones, sea pre- o post-mortem? En
lo que concierne a las trepanaciones post-mortem, es posible que fuera por una razón
práctica, para colgar el cráneo, como se observa en los Dayak de Borneo, que practican un
culto al cráneo. También es posible que el cráneo pudiera servir de vaso, probablemente para
un uso ritual: « beber del cráneo de un enemigo es la voluptuosidad suprema del bárbaro »,
escribe Broca, de un texto de Tito Livio (Libro XXIII, capítulo xxiv). La trepanación puede
también, según Lehmann-Nietsche, permitir la extirpación del cerebro para acto seguido verter
una resina conservante. De hecho, se ha encontrado un cráneo así, que se encuentra en el
museo de la Plata. Los Ainus del Japón parece ser que efectuaban una trepanación para curar
la sífilis. Finalmente, la trepanación simplemente podría haber tenido por objeto recuperar un
fragmento de cráneo que serviría como remedio. Esta hipótesis descansa sobre el hecho de
que los químicos del siglo XIX se procuraban la « ossa wormiana », unas piezas triangulares
recortadas de un cráneo que se usaban como remedio contra la epilepsia.
En cuanto a las trepanaciones hechas en vivo, Le Double propone dos tipos: las
trepanaciones con fines quirúrgicos y la trepanaciones con fines médicos. El primer caso
concierne a los casos de osteítis y de necrosis de los huesos del cráneo, de hernias del
encéfalo, en los casos de concusión del cráneo (para quitar los fragmentos de huesos)
ehidrocefalia. Las trepanaciones con fines médicos abarcan los casos de epilepsia, histeria,
delirios, convulsiones y locura, en particular sobre los niños, precisa Broca. Más todavía, la
trepanación permite « a los malos espíritus » escaparse por el agujero practicado. Las
convulsiones son un síntoma frecuente de las avitaminosis D, una afección frecuente en el
Neolítico, pero también en los casos de hipertermia, supuesto en el cual la trepanación
conduce a la desaparición de los síntomas.
Más allá del Neolítico las trepanaciones son más raras, aunque se encuentran aún entre los
galos, los francos y los merovingios así como en el siglo V en la Alemania central.
Otro tipo de operación quirírgica practicada en el cráneo, más raro, es la denominada « marca
sincipital en T».11 Los motivos de esta operación, no fatal, no se conocen con certeza. Se
encuentra exclusivamente en cráneos de niños y de mujeres. Podría tratarse de alguna forma
de castigo, de una práctica mágica o una iniciación, incluso de una forma de tatuaje.