castoriadis: imaginarios sociales. (revista anthropos)

Upload: pacheco-hernandez

Post on 11-Jul-2015

1.093 views

Category:

Documents


5 download

DESCRIPTION

Anthropos 198, 2003 Especial sobre Castoriadis. Maffesoli "El imaginario social"Lanceros "Logica del volcan". Pintos "imaginarios sociales del delito"

TRANSCRIPT

);\1:t

lt!::.

.,,,)

tt)!:t.:'

(

n

a n a

e m a

C

o

Se

inskte en el imo4itaio sociat su l6gica delvolcdn,los imaginarios sociabs del delito, la imaginaci6n creadora, Lr autonomta y lo imaginaio colectivo

I

El imaginario social.MToHEL

MAFFESoL| C

{5 Meur,.lz-, * -

5Q

' **ck" l'^ ,/'L',4^2

Elimaginario

social ftrndamenta toda sociedad. Las diferentes posturas a lo largo de ia

historia en lo concemiente a ia imagen, cual hilo conductor, evidencian un miedo a Io

2

el

)")

sensible que se opone a la pura raz6n. A pesar de su apariencia, Ia imagen es aquello que describe lo real actuando enla vida social. El mundo "imaginal,, constituye, de hecho,la post-modemidad: es la ucosa mental, que refuerzEL el r"fnculo social. Solamente atentos a los nsignos del tjempo,*abiendo interpretar todos estos acontecinientos puntuales, unpoco ca6ticos, con fuerte cargaemocional, que constifuyen la vida de todos los dias, es como podemos apreciaf Ia fueE1-del imlginario social. Si se sigue su lenta evoluci6n, se evidencia que esta frlerza se encuentra en el fundamento de toda sociedad. Esta se percibe en el renacimiento del sentimiento comfln (otrE manem

de nombrar al mito), sentimiento que tiende a expresarse de manela mfu o menos pen/ersa y que, sobre todo, no tendra nada de mcional, o al menos es dificil de integrar en el esquema mcionalista que ha plevalecido durante toda la modemidad. En suma, ptrede decirse que la imagen,lo simb6lico, io imaginario, la imaginaci6n se ponen en primera linea de Ia escena para interpretar un papel principal. Es a este conjtlnto, que retomando un termino de G. Dumnd o de_H. Corbin, aunque retorci6ndolo un poco, alme propongo llamar ttn

munddkimaginalt

Una antigua desconlianzaPero antes de abordarlo de frente en el aniculo que sigue, no es quizi initil voher, s6lo por un instante, sobre esta actitud del espiritu qre tiende a minimlzaro incluso negarel

'Lrrrnduccidndell.rrodeMiclell{affcsoli.o.t^c.ryodeolg.ElwesaguilirvEn

qucCanete'!

(1papel que puede desempenar la imager en la vida social. Tiende a convedi'se en trna tanaliJad hablar de tal iconochsra. A este rcsPecto, basta recordar que existe urra antigua y fundamental desconlianza dc la tmdici6n judeo-cistiana con respecto a este fen6,-meno. Ciertamente podemos encontrar notables excepciones a lo largo de tres o cuatro milenios que conforman esta tradici6fl. las luchas, guerras, combates de ideas entre los defensores de la imagcn y los iconoclastas se dan incluso en momentos hist6ri_ cos importantes: el Antiguo Testamento y el problema de los idolos, Bizancio y sus penecuciones, la reforma y el cL to de los santos tc. Todo esto muestra sobradamente que eldebatejamr{s fue fdcily que er esencia el mundo de los fen6menos no se concibe mds que al margen de Dios. No oh,idemos que 6ste es heredero del pecado original y queda, por este hecho, en la inpieclad nrds absoluta. Relomando Llna expresi6n de Ia teologia cristiana, el urnundo de los fen6menos flo es concebible mis que en estado de ave6i6n en relaci6n con Dios, l Expresi6n fuerte donde las haya, pero que tmduce bien la ireprimible separacion, es decir, Ia diferencia de natltraleza, la diferencia cualitativa que existe entre Ia perfec_ ci6n (Dios) y la imperfecci6n (el nTurrdo). En adelante, por decirlo de una manera mis ligem, tal sepamci6n se va a encorlimr de Duevo entrc Ia sana mz6n, asiento de la perfecci6D, gemren de Dios en la nalumleza humana y la imaginaci6n mpidamente asimilada a la sinraz6n, que represcnta todo aquello que en el ho[rbre remite a la animalidad, a lo infrahumano, en una palabr'a: al mlrndo sublerrineo J'derlonlsco respecto al que hayque tomar distancia o qlre hay que intentar redimir. Porsupuesto, el miedo a Ia animalidad y a lo que es considerado colno uinfrahunrano) no se presenta en estado plllo. De hecho, avanza enmascamdo. Considero que la desconfianza corl respecto a Ias imrigenes es uno de estos erurascaramientos Se poddan cienamente enconrar mfrldples illrslraciones teo]6gicas, mds tarde filos6licas, de tal desconfianza, porque despu6s cle todo la psicologra o la sociologia pecan de lo mis' mo. Basta rcordar que sta reposa eseDcialmente sobre el deseo, un poco ut6Pico, de un bllen funcionamiento del espiritu humano, liberado de diversos vestigios oscumntistas o primitivos. In imagen se colTesponde con el numero, lo sabemos por Descartes, perc se puede igualmente cncontrar en Francis Bacon cuya influencia, que llega hasta wittgestein, es dificilmente desdenable. Ahora bien, en el Nowm Organum (1620) hay todo un desarrollo sobre los diferentes idolos: "idola tribus, idola specus, idola fori, qr're euturbian el conocinienlo sano y el.justo ilricio.' De hecho, el idolo es propiarrente una ploducci6n humana, pero una prodtrcci6n menor, peligrosa incluso porque se enrrlr'r.t en esta (parte maidita, (G. Bataille), ese constituyey a-onfirma toda una vida en sociedad. Encontmmos aqul denuevo las nociones l6gicas de (causayelecto, o de nacci6n-retrcacci6n", utilizadas oporunamente por las sociedades conlempor6ne.ls y que penniten, si no invalidar, por lo meinos matizar o relatil,izar el mecanismo caLrsalqLre ha prevalecido a lo largo de toda la modernidad. Es preciso de.jar clar-o que para DLukheim la religi6n de la qr.re habla es ante todo esa pulsi6n que nre rrne al oh-o, lo que despu6s de Bolle de Bal puede llamarse uvincrrloo, esdecir, ese cemento misterioso, no-l6gico, no-mcional, que no se cifre (lnicamente a estos monentos excepciouales: fiestas, litorgias, ritos, donde se manifiesta en gcneral ia religi6n, sino que se inscribe con m{s precisi6n en lo que de mtrs anodifio tiene lo cotidia" no. Es a lo qLre llama (da irresistible alrroridad del hibito,. Igualmente profttndiza en el orden de la banalidad, precisando que rrna nsociedad sin prejuicios parecerla un orga, nismo sin leflejos: seria un nronstruo incapaz de vivir,.7 Co[1o herros indicado anterionnente, en el devenjr ciclico del mundo, rnejor dicho,jl en el devenir en espiral del mundo, este sentiLnienlo uarcaico, que es la necesi,Jad de\,1 uni6n, la pulsi6n de estar con el otro, en suma, Ia atracci6n social, se sitita en primem linea de la escena con su cortejo de ime8enes unificado.as. En este sentido se podda hablar del renacimiento de tn hono teligiosus que no seria mds que una vadante del honto acsthtticLt:, es decir, de urr individuo social y de una sociedad que no reposa en una distinci