casa templaria, 18 de agosto 2011
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Relajados, estáis muy tranquilos, serenos
y damos gracias a Dios, por la serenidad y
la paz, por el bienestar, es algo
maravilloso de poder estar así tan
tranquilos y felices,
tenemos todo aquello que
necesitamos, todo, techo, comida, amigos,
somos privilegiados tenemos todo a
nuestro alcance, una casa de Dios, para
comer, tantas, tantas cosas, flores,
un río con agua de nieve
cristalina, la paz y tranquilidad
donde está Buda, o el Rincón
del León
¡Dios Mío Gracias por
esta felicidad!
¡gracias por tener una
oportunidad tan grande!,
ésta Casa de Dios es para mañana poder
viajar, dar la vuelta al mundo, ir a
países, conocer la historia de la
humanidad, prepararnos para el curso del
año próximo, donde hablaremos del
origen de la vida, de las religiones, del
mundo,
tenemos todo, somos almas y son
grandes, muy grandes y eso es lo
que tiene que mandar en vuestra
persona. El alma tiene que dirigir
vuestro cuerpo, sólo el alma.
Una vez habíamos decidido de ir a una
montaña muy bonita, muy alta, estaba lejos y
era maravillosa, donde iniciaba el camino para
la montaña había un bosque muy grande,
llevábamos nuestra mochila e íbamos andando
y contemplando las plantas maravillosas, los
helechos que están desde el origen de la Tierra,
también los árboles como la ceiba, el pino
azul, el colorín, la acacia, había todos los
árboles del planeta, palmeras, cocos,
¡maravilla de maravillas! el camino
era estrecho y continuábamos caminando,
veíamos castañas, bellotas de los robles, y
de tanto en tanto veíamos un jabalí, los
venados, que animales más bonitos,
nos contemplaban y nos dejaban andar
tranquilos, de pronto llegamos a un prado
y ahí nos miramos sorprendidos porque
encontramos una casa, era como una
cabaña, salida de la nada, no sabíamos
que ahí estaba, nunca la habíamos visto y
dijimos ¡Qué suerte tenemos! porque el
sol empezaba a esconderse y habíamos
andado muchísimo, nos dijimos, vamos a
ir a esa cabaña y pediremos refugio.
Cuando llegamos a la puerta
ya estaba abierta, había una
Luz muy grande, estaba llena
de Luz, era como si fuera el
sol que acariciaba, había un
anciano, sonreía, sus dientes
eran pequeñitos, sus ojos casi
se cerraban cuando reía,
delgadito y nos saludaba, dijo
¡bienvenidos, entrar,
entrar!
Y nos recibió,
¡que maravilla esa cabaña de madera y de
piedra! tuvimos un calor suave, dulce,
como si nos envolvieran unos brazos
cariñosos y amables, nos sonreímos y ese
anciano estaba muy contento y dijo, si
queréis comer os voy a preparar algo que
llenará el estómago vacío; estábamos tan
felices
y como si fuera una melodía nos dejamos
caer en esas camas tan agradables, eran
como de terciopelo con edredones de
pluma de oca, de algodón tan
esponjoso, ahí nos acucurramos y sin
darnos cuenta cerramos los ojos, nos
envolvieron los perfumes sutiles, de los
árboles, de la hierba verde, de las
flores, de la naturaleza ¡ah que
aroma, tan agradable y sutil! y así
dormimos.
Pasó la noche y al día siguiente abrimos los
ojos, nos estiramos, estábamos felices,
contentos, ¡era una maravilla! continuaban los mismos aromas, el
calorcito cuando el sol nos acaricia,
sonreímos y dijimos ¡vamos a levantarnos
y a saludar al anciano!
Pero antes abrimos los ojos tan grandes como
podíamos para contemplar el cielo, que por la
noche lo habíamos visto lleno de estrellas,
cometas el más bello del mundo, y ahora por
la mañana, el sol ya brillaba, era azul claro,
transparente,
nos dimos la mano y alrededor nuestro
solamente estaba la montaña y la tierra
del Valle, la hierba, como un pasto, un
prado donde los animales comen y
buscamos la casa, la cabaña tan preciosa,
buscamos la Luz y
dijimos ayer noche
fuimos y apagamos la
Luz y dormimos y esta
mañana buscamos la
Luz y no había ningún
poste de luz, ningún
cable eléctrico, no había
nada que transmitiera
esa Luz y entonces
¿dónde está el
anciano? Si ayer nos recibió y
nos ofreció su lecho,
no había camas,
ni edredones, no había
nada, nada alrededor.
¡No comprendimos que
había pasado
No lo comprendimos!
Decidimos bajar al
pueblo, fuimos, caminamos por el mismo
camino pequeñito, del bosque y decíamos
quizás nos encontraremos al anciano y
buscamos y no lo vimos, lo que sí había
era un perfume que nos seguía, con mis
compañeros íbamos mirando detrás de los
árboles, al llegar al pueblo estábamos
deseando explicar a la gente lo que nos
había pasado.
Al llegar en una sala, donde era un
templo, contemplamos que ahí estaban
nuestros amigos, sentados, meditando y
también nos vimos a nosotros
mismos, estábamos ahí sentados con los
ojos cerrados, meditando
¿qué había pasado?
Era una serenidad, una tranquilidad, era
maravilloso, todos sentados meditando y lo más
maravilloso es que reconocimos al anciano, aquel
señor, aquel hombre que nos recibió en la
cabaña, en la casa de piedra y madera, estaba
ahí, lo contemplamos y le preguntamos
¿qué ha pasado?
Y cuando nos íbamos
acercando vimos que no era el
anciano que era Jesús que nos
había transportado!, era Jesús
que nos había llevado en sus
brazos! Jesús que nos llevaba a
otras dimensiones!
Si nos has enseñado el camino, los
aromas, el perfume, como es posible que
hemos dudado de ti. Nos has dado el
Conocimiento Divino, nosotros viajamos,
vamos a países y transmitimos la misma
Luz, hacemos 5 minutos y ya hemos
conectado a todas las personas, a los
niños,
¿Ay por qué no lo he visto antes?
¿Por qué no he obedecido?
¿Por qué no escucho?
¿Porqué solamente me considero
que yo soy el Universo y
el ombligo del mundo?
¿por qué, me considero
el más grande?
¡Ay Jesús! ¡Señor, Bendito Seas!
Que nos has llevado en tus brazos,
que cada día tienes paciencia y nos
escuchas, que cada día nos das el pan
para comer, que sabes que te servimos
pero tantas veces nos has enseñado
que has sido tu el primero, que has
sido nuestro criado, que nos has
servido, permíteme Jesús que te
sirva, que te ayude, qué puedo hacer?
Dímelo? Jesús dijo:
Amado panadero,
amado mío si tu me
ayudas aquí en la
cocina para dar el
alimento a los otros
entonces ya estás
sirviendo, amado
panadero lo que tu
estás haciendo para el
Universo Yo te estoy
ayudando para tus
hijos,
si sabes pedir ayuda a tus compañeros y no te
consideras el Universo o el ombligo del
mundo,
verás ellos comprenderán que si tu estás
cansado y ya no puedes más porque has
trabajado 40 años en la cocina, verás que
todos te reconocerán, no te preocupes es tu
alma lo importante no tu cuerpo.
Vosotros semillas por qué no sacarías esa
fuerza grande que tienes y emprenderías
una armada para servirme?
Por qué no harías una empresa, que es la
armada más grande de la Enseñanza,
sal de tu cuerpo, escucha tu
alma, corta las cadenas,
porque cada vez que das un
curso trabajas para el
Universo y así el le ayuda a
tu familia, hace 2 mil años ya
os dije dejar a vuestras
familias y seguirme.
Si estáis aprendiendo lo que nunca habías
hecho y estáis saliendo adelante, si habéis
tomado una decisión para quitaros capas
continuar, estáis trabajando para el
Universo, que Yo Estoy contigo, Que Te
acompaño, Que Te ayudo, que tu hija
saldrá adelante, que ella tiene que ver lo
que tu ya has pasado, que ella saldrá
valiente y será feliz, escucha a tu alma y
acepta la felicidad que te espera y que
tienes derecho.
Semilla cada vez que vienes ayudar a la
Casa de Dios, el Universo te ayuda y te da
felicidad y te ayudará siempre, porque
eres honesto, leal, honrado, trabajador y
muy cariñoso, todo lo que haces te lo
devolverán mil veces.
Semilla, si tu cuerpo dirige el alma,
no podrás ir muy lejos porque tu
cuerpo en un río se ahogará, si tiene
que subir a la montaña se cansará, si
tiene que estar en el desierto morirá
de sed,
saca tu fuerza, tienes
que estar orgullosa con
mucha dignidad para
representar tu camino
que es la Enseñanza,
tu verdad que es ser
maestra, de lo que has
aprendido, de lo que
siempre te gusta, sigue
adelante,
no dejes que tu cuerpo sea más
grande que tu alma, tu alma es
muy grande no la ahogues, no la
mates, no la condenes, quítate la
pereza, estás trabajando y
sirviendo a Jesús, es tu amigo y
te acompañará siempre.
Pequeña semilla eres tan
grande y tan bella!
brava, bravísima, continú
a siempre tu camino, es
recto, no hay piedras, no
hay espinas, no hay nada
que pueda perturbar tu
camino, eres un gran
dragón y una leona,
el dragón es un animal
sagrado y una leona y
puedes con todo,
Jesús dice, ya nos hemos
conocido y te coge la
mano derecha y te dice
amiga, amiga, nos hemos
conocido mucho y sonríe,
te acompañaré en tu
camino y llegarás a donde
quieras, no te preocupes
siempre brillará el sol
delante de ti.
Después terminaron la
meditación y las personas
que estaban ahí abrieron
los ojos y vieron, el
incienso se había
terminado y no había nada
más, sólo los amigos que
habían meditado y ya no
vieron a Jesús,
no vieron al anciano, no vieron nada,
sólo tenían una alegría tan grande
que no sabían que había pasado,
¿mis semillas qué paso?