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Con ocasión del Año Jubilarconmemorativo del quincuagésimo aniversariode la fundación de la Diócesis de Caguas Puerto Rico.

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Carta Pastoral

“¡Alégrate y exulta de gozo!”

Sofonías 3,14

DEL OBISPO DE LA DIOCESIS DE CAGUAS

+RUBÉN ANTONIO GONZÁLEZ MEDINA,CMF

Con ocasión del Año Jubilar conmemorativo del quincuagésimo aniversario

de la fundación de la Diócesis de Caguas Puerto Rico

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¡Alégrate y exulta de gozo, Pueblo de Dios

que peregrinas en la Diócesis de Caguas!

I. Introducción

Queridos hermanos y hermanas:

¡Shalom – Paz en Cristo, nuestra Esperanza!

Inicio esta Carta Pastoral con motivo del Año Jubilar de nuestra querida Diócesis de Caguas con una plegaria de alabanza al Dios Uno y Trino, que por el Bautismo nos ha incorporado al misterio de la Iglesia. Iglesia que, “como realidad humana está formada de hombres y mujeres limitados y pobres, pero que está penetrada por la insondable presencia y fuerza del Dios Trino que en ella resplandece, convoca y salva” (DP #230). Iglesia que abarca en este momento cerca de medio millón de pobladores de catorce pueblos y ciudades, treinta y cuatro parroquias, que peregrinan como Pueblo de Dios en esta Diócesis Criolla, hoy exultante de gozo. Somos testigos de que Dios Padre, rico en ternura y compasión, camina con nosotros y nosotras y está presente en los acontecimientos de nuestra historia.

II. Alabanza

“Yo te bendigo, Padre, Señor del cielo y de la tierra.”

Mateo 11,25

2. Bendito seas, Dios de la vida, Padre bueno, por haber previsto en tus designios que naciera esta queridaDiócesis en la primavera del Concilio Vaticano II, un 4 de noviembre de 1964. A lo largo de estos 50 años, esta

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Iglesia Diocesana de Caguas, impulsada por tu Espíritu, ha querido ser, en medio del pueblo, profecía del Reino, señal de tu presencia amorosa y camino de esperanza para muchos hombres y mujeres de buena voluntad que en medio de sus gozos y esperanzas, tristezas y angustias,te buscan con un sincero corazón.

III. Motivo y objetivos del Jubileo

3. En este año de gracia queremos renovar la fidelidad y acción misionera del Pueblo de Dios que peregrina en la Diócesis de Caguas para la edificación del Reino. Por eso,haciendo justicia a la gracia recibida, haremos memoriaviva y agradecida de nuestra historia como Diócesis y sus evangelizadores. Durante este año jubilar, echaremos una mirada al momento presente y a losdesafíos del futuro. Reafirmaremos desde una fe maduray alegre la opción fundamental por los valores delEvangelio. Reasumiremos nuestra opción por una espiritualidad de comunión que genere vida plena yabundante para todo el pueblo especialmente para los máspobres, y que sostenga la dignidad de cada persona. Todoesto lo viviremos como un camino o itinerario peregrino, para que se despliegue al máximo la nuevaevangelización en clave de un discipulado misionero que,en unión con la Iglesia universal, cree nuevos espacios de diálogo con la cultura, conducentes a un estilo de vida más justo y fraterno. El Jubileo nos llevará a recordar congratitud el pasado, para vivir con pasión el presente yabrirnos con confianza al futuro, con nuestros “ojos fijosen Jesús, que es el mismo ayer, hoy y siempre” (cfrHebreos 12,2; 13,8).

4. Esta será una ocasión para celebrar, ante todo, el inestimable don de la fe que hemos recibido y que nos hace proclamar que en Jesucristo muerto y resucitado hayvida, y vida en abundancia para todos y todas, especialmente para las personas excluidas y olvidadas den u e s t r a s o c i e d a d . S e r á u n t i e m p o p a r areconocer nuest ras debi l idades y pecados, convirtiéndonos de corazón y así proseguir unidos el

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camino. Lo viviremos reconociendo que no nos ha faltado ni nos faltará jamás el auxilio del Espíritu Santo, yreafirmando el empeño de proseguir el rumbo hacianuevos horizontes de evangelización, aportando cada

cual su tiempo, tesoros, talentos y carismas para esta obra deEvangelización.

5. Como buenos discípulos y discípulas, tendremos unaoportunidad privilegiada para escuchar dócilmente “loque el Espíritu dice a esta Iglesia” (cfr. Apocalipsis2,7).

En este momento de nuestra historia, es necesariolanzarnos sin miedo, animados y animadas por la Palabra, el proyecto Diocesano de Pastoral, lasdirectrices de Aparecida y las sabias orientaciones delPapa Francisco a la tarea de la Nueva Evangelización enclave de misión continental para construir el Reino deDios.

IV. Memoria viva y agradecida

6. Hace cincuenta años, con el pastoreo de MonseñorRafael Grovas Félix (1965-1980) y de Monseñor AntulioParrilla Bonilla, SJ, (1965-1994) nuestra Diócesis recibióel llamado extraordinario de encarnar la renovaciónpastoral más grande de la historia, la del Concilio Vaticano II, aplicada a nuestro continente cuatro añosdespués en la Segunda Conferencia General delEpiscopado Latinoamericano en Medellín. En unasegunda etapa, con Monseñor Enrique Hernández Rivera(1981-1998) y luego con Monseñor Alvaro Corradadel Río, SJ, como Administrador Apostólico SedeVacante (1998-2000), respondimos al llamado a la renovación impulsados por las Conferencias de Puebla ySanto Domingo; a la nueva evangelización que madurabaen opciones por los pobres, la pastoral juvenil y lapastoral de conjunto. En esta tercera etapa, a la luz deAparecida, con la dirección del Papa Francisco y en mi duodécimo año de episcopado (2001-2013), noscorresponde madurar el proyecto pastoral, profundizar en

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nuestra condición de discípulos y discípulas, y lanzarnoscon audacia en una misión que permita transformar lasestructuras de nuestra sociedad y renovar nuestra cultura.Lo que somos y lo que nos espera se alimenta de las raícesde nuestra identidad, de los primeros evangelizadores y larevisión de las opciones iniciales.

7. Hacemos, pues, memoria agradecida de las personas yeventos que establecieron las bases de esta comunidad defe. Podemos afirmar sin duda alguna que “todo ha sidopara bendición”. La creación de nuestra Diócesis estuvo marcada por palabras, gestos y opciones proféticas porparte de personas cuyas huellas se convirtieron en unestilo, formaron parte de la identidad de la Iglesia Local, ycrearon camino para todo un pueblo. Fueron, porgracia de Dios, una “profecía”, un “adviento” del futuro.

8. Así, el Beato Carlos Manuel Cecilio Rodríguez S a n t i a g o s i g n i f i c ó u n “ a d v i e n t o ” d e l a s reformas conciliares y de cómo su amada parroquia delDulce Nombre de Jesús se convertiría, apenas dos añosdespués de su muerte, en la Catedral de una nuevaDiócesis. El Beato hizo profecía de la Iglesia-Madrecomo foco de la evangelización y renovación diocesana.

9. El mismo momento del nacimiento de la Diócesis enpleno Concilio Vaticano II y en vísperas de la IIConferencia del Episcopado Latinoamericano enMedellín fue un adviento de la renovación diocesana.

10. De igual forma, la creatividad de nuestros artistas, yel espacio que se les concedió en la Liturgia, fue advientode un arte litúrgico inculturado. Recordamos y nosunimos a los cientos de miles que aún cantan la MisaJíbara comerieña del P. William Loperena, OP, y las Misas Jíbaras y composiciones de Lydia (Yiyi)Rodríguez, así como de docenas de otros compositores-muchos de ellos, jóvenes-junto con otros procesos deinculturación en el ámbito pictórico, la expresióncorporal hecha oración en la liturgia, los signos ycelebraciones.

11. Agradecemos a Dios el empeño evangelizador y

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misionero en primer lugar de los Obispos que nos hanpastoreado: Mons. Rafael Grovas Félix, Mons. EnriqueHernández Rivera y Mons. Álvaro Corrada del Río, SJ,también el de los presbíteros diocesanos y religiosos, tanto los nativos puertorriqueños como losprovenientes de varios países hermanos: de EstadosUnidos, España, el Caribe, Suramérica, y otros lugares,quienes se unieron a los Obispos y al laicado diocesanopara levantar los procesos pastorales cuyos frutos aún disfrutamos. Recordamos con cariño asacerdotes insignes como el Padre Eduardo Berríos,Monseñor Ignacio González, Monseñor MiguelA. Mendoza, los padres y hermanos Benedictinos,Redentoristas, Sacramentinos, Espiritanos, Jesuitas,Franciscanos, Trinitarios, Oblatos de María Inmaculada,Carmelitas, Mercedarios, Salesianos, Claretianos, y lospresbíteros diocesanos que desde el país vasco y otroslugares de España sirvieron fielmente a nuestra diócesis.

12. También agradecemos al Señor la presencia ennuestra Diócesis de la vida consagrada femenina con lasHermanas de Notre Dame, Dominicas de Nuestra Señoradel Rosario de Fátima, Hermanas Dominicas deNewburgh, Misioneras Dominicas del Santo Rosario, Hermanas del Buen Pastor, Carmelitas de Vedruna,Carmelitas Misioneras, Hermanas Carmelitas Teresas deSan José, Hermanas Marianitas, Hermanas de LaVisitación, Hermanas del Inmaculado Corazón de María,Hermanas Terciarias Capuchinas de la Sagrada Familia,Religiosas del Sagrado Corazón, Misioneras de losSagrados Corazones, Mercedarias, Dominicas de la Presentación, Dominicas de Amityville, Siervas deMaría, Hermanas del Corazón de Jesús, del InmaculadoCorazón de María, Misioneras de María Corredentora,Franciscanas de Filadelfia, Hermanas Franciscanas dePittsburgh, Hermanas de la Divina Providencia, Hermanas Misioneras del Corazón de Jesús, SiervasMisioneras de la Santísima Trinidad, Salesianas, InstitutoSecular Nuestra Señora de la Altagracia (Altagracianas),Pía Unión de las Siervas Carmelitas de Cristo Rey... También ha sido una gran bendición de Dios tener enmedio nuestro la presencia de pequeñas comunidades de mujeres consagradas, que desde el silencio y lapenitencia, la clausura y la contemplación, nos

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acompañan en nuestra acción pastoral. Estas son, venidasdel Perú: las Hermanas Clarisas; y las fundadas ennuestra querida diócesis de Caguas: Hijas de Santa Maríade la Ternura, y la Pía Unión de Nuestra Señora de la Divina Misericordia.

13. A toda esta inmensa confluencia misionera que diovida a nuestra Diócesis se añaden experienciasnovedosas que tuvieron enorme auge entre nosotros ynosotras, como el Verano Misionero de las ObrasMisionales Pontificias, proyectos de grupos apostólicosque han llegado más allá de nuestras fronteras, la misiónsolidaria internacional que REDES sostiene por más detreinta años; presbíteros, diáconos, consagrados y consagradas, laicos y laicas, enviados en misión más alláde nuestras fronteras, incluso a la comunidad ecuménicade Taizé en Francia. Han salido de nuestros puebloscuatro obispos que la Iglesia ha destinado al pastoreo:Monseñor Antulio Parrilla SJ, natural de San Lorenzo y quién fuera Obispo Auxiliar de Caguas; MonseñorH é c t o r R i v e r a , O b i s p o A u x i l i a r E m é r i t o de San Juan y natural de Naranjito; Monseñor HermínNegrón, quién vive en la Pascua del Señor, anteriorObispo Auxiliar de San Juan y natural de Naranjito. Másrecientemente y con la creación de la Diócesis deFajardo-Humacao, algunas de cuyas parroquiasprovienen de nuestra anterior “Zona de la Costa”, el Señor llamó al episcopado a Monseñor Eusebio Ramos, hijo de Maunabo... ¡Nos toca pagar con amor misionero el amor con que nos enriquecieron tantos hombres y mujeres!

14. Esta Diócesis contó en sus inicios con la AcciónCatólica que promovió un laicado ávido de formarse,crecer y servir. La prueba son los miles de agentespastorales, ministerios y organizaciones de apostoladoque se han sucedido a lo largo de estos cincuenta años. Algunos se centran en la espiritualidad mariana, como laLegión de María, las Hijas de María o experiencias másrecientes como Schöenstatt. Unos se han dedicado a la caridad, como los Vicentinos; otros a la oración, como la Renovación Carismática, la Divina Misericordia, losAdoradores del Santísimo, y los Talleres de Oración del P.Ignacio Larrañaga. Algunos se enfocan en la

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renovación de la conversión y el compromiso bautismal, como la Sociedad del Santo Nombre, Cursillos de Cristiandad o Movimiento de Retiros Juan XXIII; yotros son itinerarios más recientes de iniciación cristianacomo las Comunidades Neo-Catecumenales.

15. Hay grupos y asociaciones que ofrecen retiros deespiritualidad, apoyan la pastoral familiar –EncuentroMatrimonial, Renovación Conyugal, Equipos de NuestraSeñora–, enfatizan la misión, como los Misioneros delPadrenuestro, o son asociaciones y hermandades comolos Caballeros de Colón o las Hijas Católicas de América.

Todo esto, sin contar los que se afilian a las casas y centrosde espiritualidad, a las diversas pastorales y obras deinstitutos de vida consagrada o parroquias. La lista denombres de líderes y participantes destacadoses interminable, y se unen a los grandes laicos y laicas que–aún antes de la creación de la Diócesis– sembraron la fey la fidelidad al Evangelio y la Iglesia en este territorio, yendo tan atrás como los misioneros de los tiempos dela conquista española, rezadores y rezadoras, cofradías,terciarios laicos de distintas comunidades religiosas,miles de catequistas y ministros extraordinarios de lacomunión fieles al Señor, y otras tantas obras y gruposque han aportado el fundamento de nuestraidentidad y han motivado siempre a la evangelización, lacaridad y la solidaridad para con el prójimo, en un estilo sencillo, directo y arraigado en la cultura popular.

16. La religiosidad popular de esta Diócesis cultivó laprofunda devoción de oración hogareña y comunitaria delRosario, las fiestas de cruz, romerías, promesas, fiestas de Reyes, atención a los sacramentos, fiestas y duelos, y,sobre todo, una devoción especial a la Virgen María ensus diversas advocaciones. La obra de catequesis deElena De Jesús en la “Santa Montaña” fue continuadadurante décadas por el aporte de predicadores y se convirtió en la raíz de la futura erección allí del SantuarioDiocesano dedicado a Nuestra Señora del Carmen. Ellugar ha sido centro de peregrinación para cientos demiles a lo largo de más de un siglo. A esta gran bendiciónse une la obra espiritual de los hermanos Cheos y detantos misioneros y misioneras, grupos apostólicos,

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presbíteros, diáconos y catequistas, en diversos rinconesde la Diócesis, que han mantenido viva la fe.17. “Guerra Contra el Hambre” –hoy “Red de Esperanzay Solidaridad” o “REDES”– se hizo profecía de que lapromoción de la caridad no puede reducirse alasistencialismo, sino a un verdadero desarrollo humano,integral y solidario. Recordamos a Doña Carmen Borri ya otros fundadores –algunos y algunas de ellas continúancon el mismo compromiso íntegro de solidaridad. Juntocon esta obra hacemos memoria agradecida, también,del proyecto de “Voluntarios en Acción Contra el SIDA”–”VACS”, hoy “Centro de Acompañamiento Sico-Social y Espiritual” o “CASSE”–, pionero en unapastoral diocesana hacia los más afectados y marcadospor la sociedad.

18. Otro evento significativo que representó un adviento en la configuración de nuestra identidad diocesana fue elarresto del Obispo Antulio Parrilla Bonilla, SJ, enVieques en 1978, hecho que se convirtió en profecía de lafutura liberación de la “Isla Nena”, en la que también tuvoun papel primordial nuestra Diócesis Criolla, condocenas de arrestados y encarcelados por la justicia.“¡Bienaventurados los que luchan por la paz, porqueserán llamados hijos de Dios!” (Mateo 5, 9)

19. El Instituto de Formación Vocacional, en la décadade 1970-1980, representó un nuevo modelo de seminario,de acuerdo con las reformas que estableció el Concilio Vaticano II. Recordamos de modo especial el testimoniode Monseñor Miguel Ángel Mendoza como mentor ymodelo de las nuevas generaciones de presbíteros en laDiócesis, y quien, junto con su equipo de formadores,cultivó una conciencia formativa que se hace presente hoy luego de 35 años en el Seminario RegionalSan Juan Bautista, en la Casa de Teología Pablo VI y en laCasa San Andrés Apóstol con el proceso-períodoPropedéutico (1998-2013).

20. El modelo formativo no se limitó, ni mucho menos, alos futuros clérigos, sino que la Diócesis se hacaracterizado por una larga trayectoria de formaciónintegral de agentes laicos, tanto en sus cuadros juvenilescon la Juventud de Acción Católica durante dos

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décadas–”, la Pastoral Juvenil y sus experiencias de formación, los “Niveles de Formación” de la Catequesis,el Instituto de Formación de Laicos, los numerososcursos y talleres ofrecidos, la Animación Bíblica y, desdehace una década, el Centro Diocesano de Formación.

21. La “Lectura orante de la Palabra en comunidad”,promovida por la Hna. Lavinia Ortiz, CV, y su oficina dePastoral Bíblica, fueron profecía de la divulgación de la Lectio Divina y del auge de la animación bíblicadiocesana.

22. La Casa Manresa, que dio el relevo del SeminarioNacional para convertirse en el primer Centro deEspiritualidad de Puerto Rico, se volvió profecía de laespiritualidad como eje principal de toda acción pastoral.Junto con ella, han florecido otros importantes Centros de espiritualidad que han alimentado a miles defeligreses y agentes de pastoral durante esta década desdelos Centros de Retiros de Santa María del Camino;Cursillos de Cristiandad; Juan XXII, Divina Misericordia(en Espino); Casa Charlie (en el Santuario DiocesanoNuestra Señora del Carmen); Cristo Redentor, CasaPadre Fernando (Renovación Conyugal); Casa deRetiro de las Hermanas del Sagrado Corazón; Casa Salesiana de Retiros, y otros centros parroquiales deformación y espiritualidad que cubren toda la geografía diocesana.

23. Los primeros diáconos, destacados por su grandedicación, fueron profecía del crecimientoextraordinario y adviento de este ministerio. Agradecemos el testimonio de aquellos que entregan suvida día a día en nuestras comunidades, así como aquellosque han celebrado su Pascua, como Eladio (Lalín)Carpena, Otilio Ortiz, Efraín Quintana, y otros muchos.Monseñor Alvaro Corrada del Río, SJ, siendoAdministrador Apostólico, cuidó de manera especial quese reorganizara y relanzara el servicio diaconaldiocesano, y lo encuadró en el proyecto pastoral que letocó aprobar y llevar a su adecuado lanzamiento.

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24. La “Nueva Imagen de Parroquia” (N.I.P.) y luego lostalleres de comunidades eclesiales de base que ofreció enla Diócesis el P. José Maríns, fueron anticipo de las miles de pequeñas comunidades que hoy se extienden portoda la Diócesis.

25. El Plan de Pastoral de Conjunto, asumido en 1993con la asesoría del Movimiento por un Mundo Mejor, fueprofecía e instrumento para la unidad pastoral que se gesta en el ámbito nacional, con grande apoyo de laexperiencia y metodología vivida en Caguas.

26. El “Diálogo de Reconciliación Nacional”, coordinado desde la Diócesis de Caguas y presidido por el Obispo Enrique Hernández, fue profecía de la unidadecuménica y de la colaboración de la sociedad civil para el futuro de un Puerto Rico mejor. Este Diálogo, apoyadopor la entonces “Oficina de Medios de ComunicaciónSocial” (OMECOS), posibilitó que la Diócesis seproyectara ampliamente hacia el uso de dichos medios,abriendo, pues, un espacio de encuentro con ampliossectores de la sociedad y para el futuro de la evangelización que tanto depende del adecuado manejode tales medios. Aún con recursos limitados, la voz de laDiócesis se deja sentir en la prensa, la radio local y enEstados Unidos, la televisión católica y comercial, elinternet y las redes sociales.

27. La “Década de la Misión” (2004-2014), que inició laLectio Divina en el ámbito general en toda la Diócesis,fue adviento de la Misión Continental en Puerto Ricoconvocada por la Quinta Conferencia del EpiscopadoLatinoamericano en Aparecida, y tras lo cual se efectuó elp r i m e r l a n z a m i e n t o m a s i v o d e p e q u e ñ a scomunidades eclesiales en Puerto Rico, en 2011.

28. Todos estos eventos y personas nos mueven a alabar a Dios, quién, a través de la incansable dedicación de sussiervos y siervas “ha estado grande con nosotros… y estamos alegres”. Sí: “¡Alégrate y exulta de gozo”,Pueblo de Dios que peregrinas en la Diócesis Criolla!

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I. Introducción (número 1 de la Carta)

1. Eres parte de la Diócesis de Caguas. ¿De qué zona y parroquia?

2. ¿Qué dice la cita del Documento de Puebla sobre lo que somos los miembros de la Iglesia?

II. Alabanza (número 2 de la Carta)

3. El Obispo empieza la carta con una Alabanza. ¿Qué alabanzas puedes añadir tú como miembro de esta Diócesis?

III. Motivo y objetivos del Jubileo (números 3 al 5 de la

Carta

4. ¿Para qué, según el Obispo, celebraremos este Jubileo? Se mencionan alrededor de diez motivos: identifìcalos.

IV. Memoria viva y agradecida (números 6 al 28 de la

Carta)

5. En esta primera parte de la Carta se hace memoria de los orígenes, personas y eventos que dieron identidad a la Diócesis. ¿Cuándo fue creada la Diócesis y en medio de qué circunstancias?

6. Menciona algunos nombres de obispos, presbíteros, diáconos, religiosos y religiosas, misioneros y misioneras, laicos y laicas, grupos y movimientos, obras apostólicas y sociales… que han sido parte de esa identidad diocesana.

7. ¿Qué otros eventos y personas recuerdas, sobre todo en tu parroquia o grupo?

En comunidad

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V. La Presencia en el Hoy de la Iglesia y la

Sociedad.

Luces

“Brille de tal modo su luz delante de los hombres que, al ver sus buenas obras,

den gloria a su Padre que está en los cielos.” (Mateo 5, 16)

29. Familia – En nuestra Diócesis existe una ampliatradición de atención a las familias, reforzada con la"Cruzada de Oración en Familia" que tuvo lugar pocotiempo después de establecida la Diócesis, luego con las"asambleas familiares" y, finalmente, con el Año Internacional de la Familia en 1994, fecha en que seestableció la Comisión Diocesana de Pastoral Familiar yse creó el primer plan de pastoral de familia como partedel Proyecto Diocesano. En este momento la nuevaComisión Diocesana está en fase de evaluación o "resignificación" del proyecto familiar, para atender losnuevos desafíos que se han suscitado en nuestrascomunidades, y, particularmente, la necesidad defortalecer la espiritualidad conyugal, las relacionesmaduras en las parejas, la comunicación entre generaciones, la problemática del divorcio, la atención alos "vueltos a casar", y otros. Estamos pendientes alproceso de política pública y legislación sobre el tema defamilia.

30. El Jubileo debe llevarnos a crear un proceso de fortalecimiento de nuestro testimonio cristiano, la alegríade consagrar el amor en Cristo, los sistemas de apoyo parafortalecer las familias, y la activación de los hogarescristianos en la participación comunitaria y social.

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Celebraremos un jubileo familiar en septiembre, mes dela familia, para retomar lo que es una urgencia en la vida parroquial y en nuestra sociedad.

31. Juventud – Nuestra Diócesis siempre ha hecho unaopción clara y firme por la juventud. Desde la Juventud deAcción Católica, en la década de los sesenta y luego en el desarrollo de pastoral juvenil, siempre ha habido unVicario dedicado a la juventud, con comisiones diocesanas, localidades, equipos de apoyo y asesores queles acompañen. Hemos estado siempre en primera filapara apoyar los procesos nacionales de Pastoral Juvenil, colaborando activamente en la unidadin te rd iocesana por los jóvenes de Puer to Rico. El año Jubilar, en su tercera etapa –con el tema de"la esperanza"– culminará, precisamente, con ladedicación de la actividad cumbre a nuestra juventud y lamisión juvenil.

32. En noviembre de 2014, nuestros jóvenes asumiránla promoción de experiencias de espiritualidad profunda,la convocatoria y acompañamiento, el discernimientovocacional y el compromiso social. El Jubileo y Misiónde los Jóvenes, con el que culmina nuestro aniversario deoro, representa un lanzamiento especial de convocatoria alos distintos sectores juveniles de nuestro pueblo, paracontinuar explorando nuevos horizontes de evangelización. Es nuestro anhelo que este Año Jubilarconlleve la reafirmación, en todas las comunidades, denuestro acompañamiento y respaldo a la juventud.

33. Pequeñas Comunidades. El Plan de Pastoral haservido de instrumento clave, en estos pasados veinteaños, para estructurar los servicios pastorales en toda laDiócesis y en todos sus ámbitos. Se ha enriquecido demodo especial en estos últimos diez años con la Palabra de Dios, la Lectio Divina, una riqueza de símbolos y unsentido de "camino" o "itinerario" que nos ha llevado porlas ciudades bíblicas desde el año 2004 hasta desembocaren las pequeñas comunidades en el 2011. En ese procesose han agregado miles y miles de hermanos y hermanas,incluso de otras denominaciones cristianas, y tambiénpersonas "alejadas" y no practicantes, quienes hanencontrado un espacio nuevo para la fraternidad,

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el crecimiento espiritual y el servicio. De esta formahemos logrado vivir con amplitud lo que se muestra comoun ideal de comunión en la pequeña comunidad, segúnaparece en los Hechos de los Apóstoles (2, 42-47), yreexpresado en las Conferencias del Episcopado Latinoamericano, particularmente en Puebla yAparecida. 34. Reafirmamos este camino como un gran signo de esperanza para nuestro pueblo. En el Jubileo de lasPequeñas Comunidades, en el mes de octubre, se lanza lasegunda etapa del plan Pastoral, la Etapa de la Fe, y seasume con toda amplitud la experiencia de la Lectura Orante para toda experiencia pastoral. Con ese paso seavanza un poco más en el camino hacia el ideal de convertirnos en un pueblo de servidores yservidoras, según el ejemplo que nos deja Jesús en su Palabra, para construir el Reino de Dios. Confiamos,pues, que estas pequeñas comunidades continúen siendoun instrumento efectivo de evangelización paraacrecentar la unidad y la fraternidad que brotan decompartir la vida en lo profundo.

35. Parroquias. La parroquia, como nos dice Aparecida,está llamada a ser “casa y escuela de comunión” (DA#170) y "comunidad de comunidades" (DA #170), paralo cual se requiere “reformular sus estructuras” (DA#172). En esta línea, el Jubileo profundizará una reflexiónque ha venido tratándose entre los presbíteros, losConsejos Parroquiales de Pastoral y el Obispo acerca delfuturo de la evangelización y la pastoral en cadaparroquia, según su realidad particular. Se han iniciado,desde hace dos años, ciclos de visitas pastorales a todaslas parroquias, y se completarán durante este Jubileo. Enbase a este discernimiento hay que considerar ladistribución de clérigos y consagrados, el papel de los diáconos permanentes para las nuevas condiciones, laatención a los sacramentos, la pastoral, las estructuras, losservicios, la administración, la economía ylas instalaciones en cada Parroquia. El Jubileo tocatambién esta experiencia de vida que es la comunidad parroquial, para que se genere una nueva evangelización.

36. Catequesis: La experiencia catequética en nuestra Diócesis ha estado siempre presente, desde el inicio de sus programas formativos diocesanos. La recordada Hna.

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Carmen Rosado, IHM, catequista por excelencia, procuró la formación constante y permanente de los y las catequistas, y la estructuración y actualización de este servicio. Podría decirse, en cierto modo, que casi todos los agentes pastorales y ministros de la Diócesis tuvieron una unidad de metas gracias a que renovaron y profundizaron su fe en los "niveles de formación", conuna visión común. Hoy, en continuidad con la fidelidad al testimonio de la esperanza que nos habita (cfr. 1 Ped 3,15), asumimos también el lineamiento esencialpropuesto en el Documento de Aparecida de conocer,seguir y transmitir la fe en Jesucristo (DA#18). Es unacatequesis integral que favorece el crecimiento de todoslos aspectos de la vida del catequizando en medio de la sociedad actual, propiciando una verdadera y auténtica iniciación cristiana, con la guía de la Palabra de Dios, para un maduro encuentro con el Padre, enJesucr is to , por e l Espí r i tu Santo , en una comunidad viva y servidora, “casa y escuela decomunión” (cfr. Novo Millennio Ineunte #43).

37. Formación: La formación continúa siendo eje de la evangelización diocesana. La hermosa cosechavocacional para futuros diáconos y presbíteros, es unsigno de bendición de Dios y de esperanza, en respuesta alos ruegos y esfuerzos de esta Iglesia Particular. Fruto de ésta ha sido la reorganización de la Escuela delDiaconado Permanente. Ahora bien, no solo para losministerios ordenados se dan signos de gran vitalidad: loscursos en las parroquias, zonas y en el ámbito diocesanoy, particularmente, desde hace una década, el CentroDiocesano de Formación, han apoyado el crecimiento decentenares de personas en su conocimiento del misteriode la fe y su compromiso de transformación de lasociedad. El Centro, concebido como “escuela deministerialidad”, provee el primer paso formativo a los futuros diáconos y presbíteros, así como a otros tantosministerios y agentes laicales. Actualmente se expande yse proyecta para dar un nuevo paso en la oferta formativa diocesana: la creación de sedes en cada Zona, parafacilitar aún más la participación de laicos y laicas detodas partes en este proceso. La pequeña semilla inicial deformación es ahora, gracias a Dios, el “árbol” de

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grande copa que da cobijo a muchos que se acercan (cfr. Mateo 13, 32).

38. Educación Católica: La formación abarca tambiénla educación formal que proveen nuestros colegioscatólicos según su Proyecto Educativo y su programapastoral. Numerosos líderes sociales, empresariales y delmundo de la educación y la cultura surgen de estoscolegios. En ellos se ha logrado que se integre laexperiencia juvenil y vocacional diocesana en la vidapastoral estudiantil, y es notable cómo participan muchosde estos estudiantes en nuestras experiencias diocesanas.La educación, forjadora de la cultura, ha sido tareaprioritaria de la Iglesia Católica en toda su historia, y loseguirá siendo en nuestra Diócesis.

39. Presencia social: La Diócesis de Caguas desde suinicio expresó su compromiso con las causas sociales depromoción humana y caridad, a través de proyectos talescomo Guerra Contra el Hambre –hoy REDES–, que se hadestacado por su extraordinaria solidaridad. Ha invertidomillones de dólares en promoción de proyectos dentro yfuera de Puerto Rico, especialmente entre los países ycomunidades más desventajadas. También se ha destacado la obra de Voluntarios en Acción Contra elSIDA –hoy CASSE–. Sobresale igualmente elcompromiso social y de justicia de Monseñor AntulioParrilla, pionero del cooperativismo y de la Acción SocialCatólica en Puerto Rico, y de otros presbíteros, consagrados y laicos diocesanos.

40. La historia recoge la lucha por la suspensión demaniobras militares en Culebra y Vieques, que conllevóincluso numerosos arrestos y hasta la cárcel en el año2000, y asimismo la denuncia activa en temas como:aborto, pena de muerte, contaminación ambiental,privatización de servicios esenciales en el gobierno,eliminación del derecho a la fianza, o causas de derechoshumanos como el reclamo de libertad para prisioneros políticos en cárceles de Estados Unidos. Se asumióoficialmente la pastoral penitenciaria y la de la atención apersonas con necesidades especiales, que hoy requiereser reactivada. Diversas comunidades de vida consagraday parroquias han asumido el proceso de desarrollo

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comunitario. Recordamos el inicio del proyecto“PECES” en Punta Santiago o el cuido de mujeres y niñosmaltratados, la atención adeambulantes, servicios deapoyo a la consejería y apoyo de familias, escuelascatólicas y movimientos apostólicos solidarios con causas misioneras más allá de nuestras fronteras. Podríadecirse, asimismo, que la movilización concertada de lasociedad civil en Puerto Rico tuvo su gestación en el"Diálogo de Reconciliación Nacional", coordinado yconvocado por el Obispo Mons. Enrique Hernández.

41. Hoy encontramos en Cidra el proyecto “Renacer”,iniciado por el diácono Héctor Santos, primer programade base parroquial, nacido del discernimiento realizadopor el equipo pastoral y el consejo parroquial, para asumirun proceso integral de rehabilitación de adictos. Esteservicio ha dado pie a un proceso de educación superior sobre el tema. El Proyecto Renacer no solosuperará el esquema de “asistencialismo” en la atenciónde adictos, o la dependencia de fondos gubernamentales oproyectos federales, sino que, además, promoverá laverdadera integración de muchos voluntarios –Iglesia,comunidad, gobierno y empresa privada– para salvar lavida de estos hermanos y hermanas. Hemos consideradodar un respaldo diocesano a esta obra, como una nuevagran obra social y única en su clase como proyectoc a t ó l i c o e n n u e s t r o á m b i t o d i o c e s a n o .

42. Junto con esta gestión, se destaca el procesoformativo en la doctrina social que llevan adelante la Pastoral Social diocesana, el presbiterio, elcuerpo diaconal, religiosos y religiosas, seminaristas yagentes laicos, quienes con este servidor reafirman unavez más su respaldo a las diversas causas de justicia ysolidaridad que requieren presencia y audacia. Elhorizonte de lo social sigue siendo hoy una prioridadirrenunciable de la identidad de esta Diócesis.

43. Estructuras: Aparecida nos urgió a revisar lasestructuras pastorales, de tal modo que no nos limitemos auna “pastoral de conservación”, sino a una que "convierta a todos en discípulos-misioneros” (DA#370),viviendo un verdadero "itinerario” o“camino” de fe (DA #278 y siguientes) que nos active a

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todos y todas en el servicio y la misión. Incluso, Aparecida nos impulsa a revisar “las estructurascaducas” (DA #365) , pa r a no queda rnos anclados en aquellos modos y formas que nos impidenprogresar en la evangelización.

44. Luego de veinte años de Plan Pastoral, habiéndoseactualizado el diagnóstico social diocesano, y luego delreciente ciclo de visitas pastorales a varias de lasparroquias, es conveniente que evaluemos nuestras estructuras, para determinar cuán aptas están paraevangelizar.

45. Es necesario, pues, preguntarnos: ¿cómo debemosmejorar el sentido de pertenencia, la participación detodos y todas, las formas de comunicación, deelaboración, de toma de decisiones y de ejecución detareas? ¿Cómo poner al día los Consejos Parroquiales de Pastoral, los Equipos Parroquiales de Animación Pastoral(EPAP), los Consejos de Asuntos Económicos, lasAsambleas Pastorales –tanto en el ámbito parroquialcomo diocesano–, las comisiones diocesanas de lasdiversas pastorales y de las pequeñas comunidades, laCuria, los organismos diocesanos, zonales yparroquiales, las localidades y espacios, el sistema administrativo y financiero, la prestación de servicios, ladigitalización de documentos, la comunicación porinternet, la preparación del personal?

46. ¿En qué lugares y niveles nos debemos expandir yen qué otros nos debemos consolidar? ¿Debe haberparroquias que “diversifiquen” sus servicios, compartano distribuyan tareas dentro de una misma zona –porejemplo: una parroquia que provea los retiros, otra quesea centro de orientación, otra un centro de confesiones, otra un centro de formación zonal? ¿Cómoser más ágiles y efectivos con los recursos quedisponemos? ¿Cómo lograr el máximo de participación yentusiasmo, integrando la espiritualidad con la planificación? Hemos comenzado ya este discernimientocon las visitas pastorales y los encuentros presbiterales,pero necesitaremos madurarlo y llevarlo a su culminacióna partir del Jubileo.

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47. Queridos hermanos y hermanas: vivamos toda estareflexión, como peregrinos en camino, recorriendo lasdoce estaciones propuestas y llevando no solo el signomaterial del Jubileo de pueblo en pueblo, sino, ante todo,con el testimonio vivo de la “esperanza que no defrauda” (Romanos 5,5). Que cada fiel católico siga, en el plano personal, familiar, comunitario, parroquial ydiocesano,el itinerario propuesto para este año santo, queredundará en grandes bendiciones y nos permitirá crecer en todos los aspectos como Iglesia. Invito a mis hermanospresbíteros, párrocos y vicarios, a comunicar a los fieleslos requisitos y modos de participación para que el mayornúmero de nuestros hermanos y hermanas, incluidos losmismos pastores, se beneficien de las bendiciones ygracias especiales que se concederán a los peregrinos quecumplan con lo que la Iglesia propone en un añoJubilar.

Sombras

“Lava del todo mi delito, Señor, limpia mi pecado”.

Salmo 50

48. En el camino de este Jubileo, hemos de reconocertambién nuestras sombras, que nos mueven a la

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conversión y renovación de nuestras mentes, corazones,relaciones y actitudes. Asumimos también el llamado deAparecida a una “conversión pastoral” (DA#366), que remueva del camino los obstáculos a la nuevaevangelización. De hecho, hubo algunas crisis y divisiones al interior de la Diócesis, desviaciones en laespiritualidad y algunos escándalos de presbíteros, quehan puesto a prueba nuestro testimonio y fidelidad. Con la ayuda del Señor hemos podido proseguir la marcha yreconocer que es su gracia, no nuestro poder, la que lo harealizado todo. Una vez más, en el Jubileo, asumimos este clamor al auxilio de Dios.

49. Convoco al Pueblo de Dios a acudir a la fuente degracia que el Señor concederá a los que peregrinenhumildemente en las diversas estaciones que se handesignado por todo el territorio diocesano. Además,convoco a una Gran Noche del Perdón, en la Cuaresma,para que, con la iluminación de la Palabra, el poder de lao r a c i ó n y l a s a n a c i ó n q u e p r o d u c e e l sacramento de la reconciliación, centremos nuestrasconciencias y conductas en el seguimiento del Evangeliode Jesús. La misericordia de Dios será nuestro manantialmás abundante de gozo jubilar.

50. En la medida en que todos y todas nos consagremos aun proceso de profunda oración, de firmeorientación y organización, siguiendo esas tres"O" que tanto bien nos han provisto en estos añosrecientes, tendremos una Diócesis renovada. Porello exhorto a que todos estos componentespastorales que estamos considerando en estacarta, sean pistas para la oración, el diálogo y el discernimiento de los peregrinos y de todo elPueblo de Dios, para que el Señor nos muestre sumisericordia y nos conceda los dones necesariospara lograr estos propósitos de renovación jubilara todos los ámbitos.

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La presencia en el Hoy de la Iglesia y la Sociedad (números 29 al 47 de la Carta)

8. En esta segunda parte de la carta, se repasa laobra actual de la Diócesis y su empeño de decir“presente” en los asuntos pastorales y sociales.Se tocan nueve temas: familia, juventud,pequeñas comunidades, parroquias, catequesis,formación, educación católica, presencia social yestructuras pastorales. ¿Qué puedes mencionarque te llama la atención en cada uno de esosnueve temas?

9. Al final, en los números 44 al 46, el Obispopresenta retos que están pendientes de atender,sobre todo, a la luz de las visitas pastorales y lapuesta al día del Plan Pastoral. ¿Cuáles son esosretos?

10. En el número 47 el Obispo hace unainvitación para vivir este Jubileo comoperegrinos. ¿Qué vas a hacer como peregrino operegrina durante este año?

Sombras

11. En los números 48 al 50, la Carta hace una referencia a asuntos que nos han afectado y que invitan a la conversión. ¿Cuáles son?

12. Nos invita a participar de una gran “Noche del Perdón”. ¿De qué se trata? Investiga en el programa del Jubileo cuándo y dónde será, para que puedas participar, y organiza a otras personas para que te acompañen.

En comunidad

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VI. Desafíos para nutrir la Esperanza de cara a nuestro futuro

“El, se levantó de la mesa, se quitó su manto, y tomando una toalla, se la ató a la cintura”.

Juan 13,5

51. La Nueva Evangelización necesita de hombres ymujeres que tengan un corazón que arda en fuegoapostólico; un corazón audaz que nos impulse a salir denosotros mismos para entregarnos al servicio de losdemás. Sí, estamos llamados “a salir a la calle…” como insiste el Papa Francisco, a entrar decididamente en laMisión Continental y permanente. Será, así, la extensiónde nuestra misión diocesana, que debe llevarnos sintemor a atender a los más alejados, a los quehabitualmente no asisten a nuestras parroquias. Nosinsiste el Papa Francisco que hay que ir “hacia lasperiferias, no solo las geográficas, sino también las periferias existenciales: las del misterio del pecado,las del dolor, las de la injusticia, las de la ignorancia yprescindencia religiosa, las del pensamiento, las de toda miseria. Porque cuando la Iglesia no sale de sí

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misma para evangelizar, se enferma. Necesitamos en la Iglesia hombres y mujeres que desde la contemplaciónde Jesucristo y desde la adoración a Jesucristo ayuden ala humanidad a encontrarse con el Dios que da Vida yque se ha manifestado plenamente en Jesucristo.” (Discurso del entonces Cardenal Bergoglio, a los Cardenales, pocoantes de ser elegido Papa.)

52. Hoy Puerto Rico necesita más que nunca hombres ymujeres que asumiendo los valores del Evangelioconstruyan un estilo de vida donde predomine lahonestidad sobre la corrupción, el discernimiento sobre laconfusión, la justicia sobre el abuso del poder, la solidaridad sobre el individualismo. Requerimos deh o m b r e s y m u j e r e s c o n u n a c o n c i e n c i a crítica, que crean profundamente en sus capacidades paraque así vuelva a reinar en las conciencias, hogares ycalles, el aprecio por la vida y la fraternidad. Estoyconvencido de que los valores del Evangelio que anunciala Iglesia, vividos en comunidad, pueden producir esanueva sociedad tan anhelada, esa nueva civilizaciónfundada en el amor, la justicia, la libertad y la paz. Paraeso, siguiendo el ejemplo de Jesús (Cfr. Juan 13), necesitamos “quitarnos el manto”, lo que implicadespojarnos de todo aquello que nos da prestancia, brilloy distinción. En segundo lugar, debemos “tomar la toallay atárnosla a la cintura”, es decir, disponernos a buscarlos medios y oportunidades prácticas que posibiliten losservicios a prestar. Finalmente, hay que actuar, “lavar lospies…”; en otras palabras, hay que realizar gestosconcretos en favor de todas las personas.

53. Tenemos por delante los desafíos de asumir unestilo de vida más sencillo y solidario. Es urgenteconvertir nuestras parroquias en casas de oración, casasde la Palabra, casas de nuevas relaciones fraternales y de una promoción humana integral. Necesitamos renovar las estructuras de participación comunitaria, para quecada persona crezca en su sentido de pertenencia a lacomunidad y de lo mejor de sí a los demás. Convertirnos en una Iglesia-luz, capaz de mostrar su transparencia en todos los ámbitos como testimonio del buen uso de nuestros recursos, caracterizándose por tener una

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verdadera y efectiva economía solidaria. Nos urge integrar creativamente a la niñez y la juventud en los procesos de evangelización y asegurar que el mayor ymás creciente segmento de la sociedad –la población de latercera edad– aporte su tiempo, talentos y tesoros con procesos renovados de participación y relevo de servicios. Es siempre urgente renovar el compromisosocial.

54. Insisto, queridos hermanos y hermanas: esto solo lopodremos realizar si nos disponemos a ser la “Iglesia delDelantal”: una Iglesia servidora, acogedora, samaritana, pobre y pascual, que camine y acompañe al pueblo ydesde la riqueza de su pluralidad, viva la comuniónprofunda que brota de la contemplación del misterio de laSanta Trinidad. El servicio, recordemos, es la meta delPlan de Pastoral: convertirnos en un pueblo de servidores y servidoras. Lograr este objetivo significaque habremos vencido el problema fundamental dela inseguridad y egoísmo que nos llevan a encerrarnos y a desintegrarnos como sociedad. Un pueblo donde todos ytodas sirven a los demás es un pueblo donde predomina elamor y la fuerza del Espíritu: es un pueblo santo, porquevive el mandamiento principal de “amar al prójimocomo a sí mismo” (Marcos 12,31).

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VI. Desafíos para nutrir la Esperanza de cara a nuestro futuro (números 51 al 54 de la Carta.

13. En esta tercera y última parte de la carta, sehacen las proyecciones de futuro, con el tema de la esperanza. La carta cita al Papa Francisco. ¿Cómo resumes la invitación que hace el Papa para el futuro de la evangelización?

14. ¿Cómo puede la Diócesis –nosotros y nosotras- ser verdaderamente una “iglesia del delantal” en Puerto Rico hoy? ¿Cómo lograrlo en tu familia, vecindario, pequeña comunidad, trabajo y ambiente social?

15. El número 53 trae una actualización del ideal de la Diócesis. ¿Qué nos propone? ¿A qué te mueve para convertirlo en realidad?

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En comunidad

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VII. Conclusión

“De la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir

y a dar su vida como rescate por muchos.” (Mateo 20,28)

55. Como Pastor, deseo que esta Iglesia Diocesana deCaguas se haga presente, sea compasiva y solidaria,tierna y audaz, cercana, y que no haga distincionesinjustas ni se deje atrapar en los prejuicios o rechazos típicos de la sociedad actual. Que no provoque el conflicto pero tampoco huya de él, sino que permanezcaa n c l a d a e n l a s ó l i d a d o c t r i n a s o c i a l que bebe de las fuentes de la Palabra de Dios y se nutre delMagisterio de la Iglesia Católica. Iglesia que cifre suesperanza, no en los poderosos de este mundo, sino en laAlianza con Dios, manifestada plenamente en el MisterioPascual, en la vida, muerte y resurrección de Jesucristo. Porque “Conocer a Jesucristo por la fees nuestro gozo; seguirlo es una gracia, y transmitir estetesoro a los demás es un encargo que el Señor,al llamarnos y elegirnos, nos ha confiado” (DA #18).

56. Les animo a asumir con audacia y con alegría laaventura de anunciar a Jesucristo en todas lascircunstancias de nuestra vida y en todos los lugaresdonde nos encontremos. Que cada uno de nosotros y denosotras, como verdaderos discípulos-misioneros,asumiendo y activando los dones, carismas y talentos conlos que hemos sido enriquecidos por nuestro Dios, nos pongamos “el delantal” y así nos dispongamosa s e r v i r d e s i n t e r e s a d a m e n t e a l o s que nos rodean, especialmente a los más pobres ynecesitados. Demos vida a un Jubileo que no se reduzca acelebrar internamente nuestros logros, o a unevento pasajero o intraeclesial. ¡Que la alegría toque a laspuertas de cada hogar y de cada persona en todos los rincones de nuestra Diócesis y sea un testimonio vivoy contribución humilde para todo Puerto Rico e inclusopara la Iglesia Universal! Entonces será palpable elllamado de este Jubileo:

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“¡Alégrate y exulta de gozo, Pueblo de Dios!

57. Al concluir esta carta, les invito a que dirijamosnuestra mirada a María, la mujer audaz, la del corazón defuego, la Madre del Señor Jesús y de la Iglesia, que experimentó en sí misma la profecía y la presencia de laPalabra de Dios hecha carne; ella, que fue testigopresencial de los misterios de la encarnación de la cruz y de la pascua de su Hijo, así como del don del Espíritu enPentecostés. Este Jubileo, en su culminación, abrirá laspuertas a otro gran festejo: un Año Mariano encontinuidad con esta experiencia jubilar. Así como Maríala joven acogió el don del Espíritu, serán los y las jóvenesde la Diócesis quiénes abrirán el año Mariano con unagran jornada misionera. Qué María nos ayude aprofundizar el misterio que somos, y nos lance aproclamar las maravillas que Dios ha obrado en nosotros y nosotras y así imitando su ejemplo de fidelidad yentrega, nos encaminemos presurosos a donde están las personas necesitadas, para llenarlas de esperanza, de alegría y de paz. Que Jesús el Buen Pastor guíe nuestros pasos, para que esta querida Diócesis de Caguas, siga siendo en medio de nuestro pueblo, una iglesia que:

Convoca, Anuncia, Guía, Une, Acompaña, Sirve.

¡Alabado sea Jesucristo, que inicia y consuma nuestra fe!

¡Alabado sea Jesucristo, que es el mismo, ayer, hoy y siempre!

15 de agosto de 2013 Solemnidad de la Asunción de la Virgen María.Año de la Fe

† Rubén Antonio González Medina, cmf.

Obispo de la Diócesis de Caguas

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VII. Conclusión (números 55 al 57 de la Carta)

16. En esta conclusión de la carta, se hace una exhortación final a vivir la fe de una manera específica. ¿Qué características debe tener la Diócesis, según esos números?

17. En el número 57 se invita a mirar a María, Madre de la Iglesia. ¿Qué anuncia que sucederá luego del Año del Jubileo? ¿Quiénes comenzarán esa experiencia?

18. Al final se propone un “acróstico” con la palabra “Caguas”. ¿Qué dice? ¿Qué implican esas palabras para la evangelización en tu parroquia?

19. ¿Qué sientes al finalizar esta reflexión de la carta? ¿A qué te mueve?

20. Hacemos junto con otras personas la Oración por el Jubileo.

En comunidad

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Padre bueno,que acompañas en la historia

a tu Iglesia que peregrina, dándole la fuerza de tu Espíritu,

te pedimos por los ruegos maternales de María, Madre de la Iglesia,

y de nuestro Beato Carlos Manuelque nuestra Iglesia diocesana de Caguas sepa discernir los signos de los tiempos

a la luz de la fey se consagre plenamente al servicio del Evangelio;

para que todos nosotros, Pueblo de Dios,con nuestros pastores, el Papa Francisco,

nuestro Obispo Rubén Antonio, los presbíteros y diáconos,

los consagrados y las consagradas, caminemos alegres en la esperanza,

firmes en la fe, y comuniquemos al mundo el gozo del Evangelio.

Ayúdanos, Padre, a ser una Iglesia profética, que está presente y siembra la esperanza,

discípula y misionera, solidaria con los más pobres;

que se preocupe de compartir, en la caridad, las angustias y las tristezas, las alegrías y las esperanzas

de todas las personas,y así, juntos, avancemos

en el camino de la salvación. Por Jesucristo nuestro Señor. Amén

.Maria Madre de la Iglesia, Ruega por Nosotros.

San José, Ruega por Nosotros.Beato Carlos Manuel, Ruega por Nosotros.

VIII. Oración del Jubileo

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Memorias

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Índice

I. Introducción # 1

II. Alabanza # 2

III. Motivo y Objetivo del Jubileo # 3-5

IV.Memoria viva y agradecida # 6-28

V. Presencia en el hoy de la Iglesia y la Sociedad # 29-50

VI. Desafíos para nutrir la esperanza # 51–54

VII. Conclusión # 55–57

VIII. Oración del Jubileo

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