brueggemann, walter - teologia del antiguo testamento

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11111111111111111111111111111111111111111111111111111111111TEOLOGA DEL ANTIGUO TESTAMENTOUn juicio a YahvTestimonio. Disputa. DefensaBIBLIOTECA DE ESTUDIOS BBLICOS121Coleccin dirigida porSantiago Guijarro OportoWALTER BRUEGGEMANNTEOLOGA DELANTIGUO TESTAMENTOUn juicio aYahvTestimonio. Disputa. DefensaEDICIONES SGUEMESALAMANCA2007Para Mary.Cubierta diseada por Christian Hugo MartnTradujo Francisco 1. Molina de la Torre sobre el original inglsTheologyofthe Gld Testament. Testimony, Dispute, Advocacy.Cl) Augsburg Fortress, Minneapolis1997i[) Ediciones Sigueme S.A.U., 2007CI Garcia Tejado, 23-27 - E-37007 Salamanca I EspaaTlf.: (34) 923 218 203 - Fax:(34) 923 270 563e-mail: [email protected]: 978-84-301-1634-8Depsito legal:S. 306-2007Impreso en Espaa I UninEuropeaImprime: Grficas Varona S.A.Poligono El Montalvo, Salamanca 2007CONTENIDOPrlogo 9Abreviaturas 131. En retrospectiva 1: De principio a fin de un periodo generativo 152. En retrospectiva 11: La situacin actual 771. EL TESTIMONIO PRlMORDIAL DEISRAEL3. La prctica del testimonio en Israel 1354. El testimonio en oraciones verbales 1655. Adjetivos: Yahv con rasgos caractersticos 2356. Sustantivos: Yahv como constante 2517. La plena expresin de Yahv 29111. LARPLICA AL TESTIMONIODEISRAEL8. Contrainterrogatorio del testimonio primordial de Israel.............................. 3419. El carcter oculto de Yahv 35910. La ambigedad y el carcter de Yahv 385I l. Yahv y la negatividad 40112. Mantener la tensin 429111. EL TESTIMONIONOREQUERIDODEISRAEL13. El testimonio no requerido de Israel............................................................. 43514. Israel como compaero de Yahv 44115. La persona como compaera de Yahv 47916. Las naciones como compaeras de Yahv 52117. La creacin como compaera de Yahv 55718. El drama de la compaa de Yahv 581EX LIBRIS ELTROPICALIV EL TESTIMONIOENCARNADODEISRAEL19. Mediar la presencia de Yahv 59720. La Tor como mediacin 60921. El rey como mediacin 63122. El profeta como mediacin 65323. El culto como mediacin............................................................................... 68324. El sabio como mediacin 71325. Los modos de mediacin y la vida con Yahv 729V ELPANORAMADELAINTERPRETACIN TEOLGICA26. La interpretacin en un contexto plural 74127. La fuerza constitutiva del testimonio de Israel 75728. Algunas cuestiones pendientes 76329. En camino hacia el verdadero lenguaje 781ndice de citas bblicas 789ndice de nombres 803ndice general...................................................................................................... 809PRLOGOLa teologa del Antiguo Testamento ha estado dominada en el siglo XX por la magis-tral obra de Walther Eichrodt y an ms por el poderoso modelo de Gerhard von Rad.Cualquier trabajo posterior en dicho campo, como el que aqu presento, est profunda-mente en deuda con esas aportaciones seeras y no slo avanza a su sombra, sino queapela continuamente a su influjo. No es posible ni deseable comenzar de novo; cualquiertrabajo posterior supone ineludiblemente un esfuerzo de revisin y subversin, sin sepa-rarse demasiado o demasiado rpido de los modelos rectores de la disciplina.Con todo, resulta igualmente obvio que en nuestros das no es posible reiterar y re-producir sin ms aquellos patrones que hasta ahora han dirigido la exposicin teolgi-ca. Desde la publicacin de la obra de Eichrodt en la dcada de los treinta y la de VonRad en los cincuenta, se han producido grandes cambios tanto en la tarea interpretati-va como en el contexto en que esta se desarrolla. Tales cambios, adems, requieren ypermiten llevar a cabo un esfuerzo que nos conduzca a una interpretacin alternativanovedosa y audaz. As, por ejemplo, la interpretacin teolgica veterotestamentaria demediados de siglo pudo apelar y depender de los resultados ciertos del consenso cr-tico de los eruditos. Es de justicia decir que gran parte del antiguo consenso crtico apartir del cual la exposicin teolgica se desarroll confiadamente en aquellos aos, seencuentra hoy en una situacin inestable, si no totalmente desordenada. Una exposi-cin teolgica nueva debe avanzar con cautela y de manera provisional en medio deuna enorme inestabilidad. A mi juicio, sin embargo, la inestabilidad no es ante todo unproblema, sino undatoimportante queha de tenerseen cuenta a la hora deofrecernuevos y audaces planteamientos de teologa del Antiguo Testamento. Es propio de lanaturaleza de la interpretacin teolgica del Antiguo Testamento la imposibilidad deestar tan seguros como pensbamos anteriormente respecto a cuestiones de suma im-portancia. Tal inestabilidad se debe, en parte, a la llamada situacin epistemolgicapostmoderna. Pero, ms all de esta realidad,la inestabilidad refleja la naturaleza deltexto mismo del Antiguo Testamento y, hablando teolgicamente, del inestable Perso-naje que se halla en el centro deltexto. As pues, la inestabilidad no es simplementecultural o epistemolgica, sino en ltima instancia teolgica.Esta percepcin, ahoratan palpable, ofrece un contexto para la interpretacin en nuestros das muy distinto deaquelen el que Eichrodt y Von Rad establecieron los modelos que han regido esta la-bor a lo largo del siglo XX.La manifestacin prctica de esta inestabilidad, que debe ser tenida en cuenta pe-ro no resuelta, se da en un pluralismo a distintos niveles, el cual recientemente ha in-cidido en la disciplina delos estudios veterotestamentarios. Dicho pluralismo pue-111 Pn)fogoPrlogo 11de reconocerse,enprimer lugar, como un pluralismo de afirmaciones defe y de ar-ticulaciones de Yahv en el texto mismo, un pluralismo que Van Rad comenz a per-cibir al romper con el evolucionismo unilateral y que Rainer Albertz ha explicado enprofundidad; en segundo lugar, como un pluralismo de mtodos que ha puesto fin ala antigua hegemona de los planteamientos histrico-crticos;y, en tercer lugar, co-mo un pluralismo de comunidades interpretativas, cada una de las cuales muestra elinflujodel contexto actualensusprcticasepistemolgicasy ensusinteresesso-cioeconmicos y polticos; esta contextualidad ahora reconoce que incluso la llama-da crtica histrica objetiva se encuentra, de hecho, determinada por prcticas epis-temolgicaseinteresespolticosysocioeconmicosespecficos. Nohaymarchaatrs, en ninguno de estos niveles, hacia la segura hegemona de antao:no es posi-ble volver a querer ver una nica articulacin de fe coherente en el texto (pese a quelos planteamientos cannicos puedan insistir en ello), no es posible volver a mtodoscrticos consensuados que puedan mantener la hegemona, y no es posible volver auna comunidad interpretativa dominante que se crea inmune al influjo de las ideas eintereses de su contexto.Frente a esta nueva situacin interpretativa, resulta evidente que el tema debe ma-nejarse deforma diferente a como10 hicieron los modelos dominantes que nos hanlegado Eichrodt y Van Rad. Anteriormente conclu que es imposible elaborar una de-claracin coherente respecto al contenido teolgico o a los temas del Antiguo Testa-mento, a menos que estos sean formulados de un modo tan general e inclusivo que re-sulte intil. Como alternativa, he propuestoque la coherencia exigida por unateologa del Antiguo Testamento, para no caer en un prematuro reduccionismo, debecentrarse no en las cuestiones sustantivas o temticas, sino en los procesos,los proce-dimientos yel potencial de interaccin de la comunidad presente en el texto. Es porello por 10 que he recurrido a la metfora y las imgenes del juicio ante un tribunal,de modo que contemplo el contenido teolgico del Antiguo Testamento como una se-rie de testimonios a favor de Yahv, el Dios deIsrael. Todas esas declaraciones po-seen elementos en comn, pero tambin muestran notables divergencias, rivalidadesy conflictos. As, propongoque, dentrodeuncontextointerpretativo quetengaencuenta el pluralismo en todas las dimensiones del proceso hermenutico, la interac-cin entre las distintas afirmaciones constituye en la prctica la revelacin y encarnala pretensin de verdad del texto. Este nfasis sobre los modos procesuales e interac-tivos, en los que hay ocasin de afirmar algo y de rebatirlo a su vez, tiene en cuentano slo una pluralidad de voces que, en su conjunto, constituyen e interpretan el con-tenido teolgico del Antiguo Testamento, sino que tambin tiene presentes los inten-sos conflictos y debates a travs de los cuales Israel llega a las afirmaciones que con-sidera verdaderas.stas, a las que se ha llegado gracias a un tenaz compromiso y lascuales se han mantenido a lo largo del camino enrgica y audazmente,marcan, a ni-vel prctico, un radicalriesgo para la comunidad que interpreta.El inters por estos modos procesuales e interactivos a la hora de dictar sentenciame guiaron hacia los tres trminos del subttulo (sugeridos en primer lugar por Nor-man Gottwald):Testimonio. La naturaleza y el tipo de las afirmaciones teolgicas del Antiguo Tes-tamento llevan a que las consideremos como una declaracin, una afirmacin que es-pera asentimiento, est abierta a revisin y debe avanzar en medio de afirmacionesopuestas.El punto de partida para reflexionar sobre el Dios de Israel se encuentra enel discurso de Israel, un discurso cuya validez y cuyo carcter persuasivo estn sien-do continuamente revisados.Ello significa que tal discurso no apela en primera ins-tancia ni a la historia en sentido positivista ni a ninguna reivindicacin ontolgica cl-sica. Todo gira en torno aldiscurso que,de diversas maneras, se considera vlido ypersuasivo.Disputa. Como en cualquier tribunal donde se instruye un caso grave, se presentandiversas ofertas de verdad que compiten y estn en conflicto entre s.De hecho, en au-sencia de stas, el caso se considera pro forma.No obstante, cuando la verdad est enjuego y en peligro, declaran muchos testigos, los cuales son enrgicamente interroga-dos. A la luz de ese proceso de litigacin se pronuncia el veredicto, una interpretacinde la realidad que ha sido afirmada y una versin de la verdad que ha sido aceptada.Defensa.La funcin del testimonio es abogar por una interpretacin de la verdady una versin de la realidad que se imponga a las dems.Los testigos de Yahv en elAntiguo Testamento abogan por una verdad y una realidad en la que Yahv se presen-ta como Personaje principal y protagonista. En el seno de la defensa que hace Israelde una verdad dominada por Yahv y una realidad gobernada por l, se producen liti-gios secundarios, incluso entre testigos israelitas. Sin embargo, tomados en su conjun-to, estos testigos, aun en su variedad, abogan por una versin yahvista de la realidadque est profundamente en conflicto con otras versiones de la realidad y otras inter-pretaciones dela verdad, las cuales hansidoconfiguradas sinreferencia a Yahv yproponen resueltamente una realidad y una verdad de las que Yahv est ausente.Creo que este proceso de testimonio-disputa-defensa refleja fielmenteel procesodel discurso (y la reflexin) teolgico en el Antiguo Testamento y da como resultadolas afirmaciones de verdad y las configuraciones de la realidad que se ofrecen en elAntiguo Testamento. As,tal procesolleva a afirmacionessustantivas,pero deunamanera que,a mi juicio, es congruente con la realidad del pluralismo en el texto, enlos mtodosinterpretativos y en las comunidades que 10 interpretan. Creo que dichoproceso de testimonio-disputa-defensa coincide con los inestables acuerdos que ca-racterizan la fe de Israel como afirmacin de verdad.Llegar a buen puerto con este libro exige una inmensa manifestacin de gratitudpara conmuchaspersonas quehaninfluidoenmiprolongada reflexin, dela cualaqu ofrezcoelresultado. Esteproyectoha sidoposiblegraciasa la beca teolgicaLuce de la Asociacin de facultades de teologa, y gracias a un generoso ao sabti-co, libre de mis obligaciones en el seminario teolgico de Columbia,Adems, quiero en primer lugar dar las gracias a varias generaciones de estudian-tes del seminario teolgico de Eden y del seminario teolgico de Columbia, que han12Prlogoobservado y esperado con inters mientras yo iba abriendo el camino que me ha con-ducido a la presente exposicin. Asimismo, dichosestudiantes estn secundados ensu inters por muchos otros -incluidos pastores- con quienes he estudiado en diver-sos compromisos puntuales.En segundo lugar, quiero manifestar la larga y profunda deuda que tengo con trespersonas respecto a la obra que aqu presento. M. Douglas Meeks, a lo largo de losaos, me ha enseado a reflexionar teolgicamente con decisin y valenta. Gail R.'Day (apoyando a mi profesor James Muilenburg) me ha enseado a leer detenida-menteeltexto y a descubrir la importancia dela retrica en la febblica. GeraldP.Jenkins ha estado a mi lado en momentos complicados ayudndome a descubrir la li-bertad quesenecesita para enfrentarsecon losriesgosdeeste estudio. Mi obra haavanzado en direcciones propiamente personales, ms all de su apoyo, pero no pue-do sino mostrarles mi gratitud.En tercer lugar, como en gran parte de mi obra, debo mencionar a dos sospecho-sos habituales, en quienes confio agradecidamente. Como siempre, doy las gracias aMarshall Johnson, deFortress Press,por aceptar esta publicacin y llevarla a cabocuidadosamente, y a suscompetentes yfielescolegasdeFortress, a quienesestoyprofundamente agradecido.Es casi imposible expresar adecuadamente mi gratitud ami secretaria, Tempie Alexander, por la forma en que simplifica mi trabajo. En gene-ral, se ocupa de innumerables detalles, de tal modo que mantiene el orden en mi tra-bajo y me libera para ocuparme de aquellas tareas realmente importantes. De formaespecfica, ha trabajado pacientemente -una y otra vez- en los borradores de este ma-nuscrito, prestando msatencin queyoa algunosdetalles, aprendiendoinclusoapuntuar alguna palabra hebrea correctamente.En cuarto lugar, este estudio ha estado apoyado y ha sido corregido por dos lecto-res que han prestado cuidadosa atencin a mis razonamientos y a la articulacin que hehecho de ellos. Tod Linafelt ha estado presente en todo momento, ayudndome enorme-mente a la hora de editar, organizar y reflexionar. Patrick D. Miller me ha aconsejadocon sabidura y prudencia, y me ha alentado, apoyando mi trabajo como usualmente lohace, pero adems me ha ayudado a interpretar, corregir y aclarar ciertas cuestiones deimportancia. Este manuscrito es ms slido gracias al trabajo de Linafelt y Miller. Asi-mismo, doy las gracias a Tim Simpson, quien ha preparado los ndices.Por ltimo, estoyencantado dededicarestelibroa MaryMiller Brueggemann,con gratitud y cario. Mary ha estado conmigo apoyndome durante el largo e inefa-ble proceso de gestacin y durante la exigente tarea de estructurar, escribir y editar ellibro. Comparte conmigo el coste y el gozo de la fe que aqu explico, y por ello le es-toy agradecido.ABABDAnBibBABASRBDBBETLBHTBibBJRLBJSBTBBWANTBZAWCBQCBQMSConBTEvTFRLANTHARHBTHSMHSSHTRlBIOBIOBSupIntIRTJAARJASJBLJNESJRABREVIATURASAnchor BibleD. N. Freedman (ed.), Anchor Bible DictionaryAnalecta BiblicaBiblical ArchaeologistBulletin 01the American Schools olOriental ResearchF.Brown-S. R. Driver-e. A. Briggs, Hebrew and English Lexicon oltheOld TestamentBiblioteca ephemeridum theologicarum lovaniensiumBeitrage zur historischen TheologieBiblicaBulletin 01the John Rylands University Library 01ManchesterBrown Judaic StudiesBiblical Theology BulletinBeitrage zur Wissenschaft vom Alten und Neuen TestamentBeihefte zur ZAWCatholic Biblical QuarterlyCatholic Biblical Quarterly, Monograph SeriesConiectanea biblica, ld TestamentEvangelische TheologieForschungen zur Religion und Literatur des Alten und Neuen TestamentsHebrew Annual ReviewHorizons in Biblical TheologyHarvard Semitic MonographsHarvard Semitic StudiesHarvard Theological ReviewInterpreter s BibleG. A. Buttrick (ed.), Interpreters Dictionary olthe BibleSupplementary volume to IDBInterpretationIssues in Religion and TheologyJournal 01the American Academy 01ReligionJournal 01the American Oriental SocietyJournal 01Biblical LiteratureJournal 01Near Eastern StudiesJournal o(Religion14JSOTJSOTSupJTSKDLCCNFTNKZOBTOTLSBLDSSBLSSSBTSJLASJTSTStABHThBThStudTLZTSTTodayUSQRVTVTSupWBCWMANTWWZAWZTKAhreviaturasJournalfor the Study ofthe Old TestamentJournalfor the Study ofthe Old Testament, Supplement SeriesJournal ofTheological StudiesKerygmaund DogmaLibrary of Christian ClassicsNew Frontiers in TheologyNeue kirchliche ZeitschriftOvertures to Biblical TheologyOld Testament LibrarySBL Dissertation SeriesSBL Semeia StudiesStudies in Biblical TheologyStudies in Judaism in Late AntiquityScottish Journal ofTheologyStudia TheologicaStudies in American BibIicaI HermeneuticsTheologische BucherieTheologische StudienTheologische LiteraturzetungTheological SudiesTheology TodayUnion Seminary Quarterly ReviewVetus TestamentumVetus Testamentum, SupplementsWorld Biblical CommentaryWissenschaftliche Monographien zum Alten und Neuen TestamentWord and WorldZetschrift fr die alttestamentliche WissenschaftZetschrift fr Theologie und Kirche1ENRETROSPECTIVA1:DEPRINCIPIO A FINDEUNPERIODOGENERATIVOAdentrarse en el estudio de la teologa del Antiguo Testamento, como en el estu-dio de cualquier disciplina, conlleva, en primer lugar, tomar conciencia de las cues-tiones que rigen tal disciplinal. Ningn estudio inteligible comienza de novo, sino quedebeser ubicado en el contexto de un permanente debate entre el pasado y la actua-lidad. Elestudio del Antiguo Testamento toma de dosfuenteslas cuestiones queloconfiguran y rigen. Por un lado, la disciplina posee una larga historia en la Iglesia yen elmbito acadmico, y los logros y las cicatrices de dicha historia an estn pre-sentes, ejerciendo un poderoso influjo en el debate actual. Por otro lado, la discipli-na sigue siendo desarrollada por estudiosos actualesque, de distintas maneras y engrados diversos, prestan atencin y responden a los nuevos interrogantes que surgendeloscontextos, los problemasy las posibilidades contemporneas. Slose puedeavanzar en el estudio si se tiene en cuenta seria y crticamente esa larga historia rela-tiva a las cuestiones que lo han configurado y a los nuevos interrogantes que aparecenen los contextos actuales. Identificar tales interrogantes es una tarea peligrosa, querequiere en cierta medida una articulacin subjetiva. No obstante, comenzar inten-tando identificar los dos grupos de cuestiones de las que hemos de ocuparnos.l. Los inicios en la ReformaNo es fcil determinar en qu punto debe comenzar el repaso a la historia de la in-vestigacindela teologa del Antiguo Testament02 Para nuestrosfines, podramosl. Soy consciente del carcter problemtico de la expresin Antiguo Testamento. La uso con insegu-ridad, pero la uso, no obstante, porque escribo y expongo como intrprete cristiano. Asimismo quedarclaro en las pginas siguientes que soy muy consciente del carcter destructivo imJlcito en toda formade sustitucin. En el inestable estado en que se halla el debate, parece prudente eVItar torpes neologIS-mos.Lo hago, y lo reconozco con gusto, con cierta preocupacin. Cf. R. Brooks-1.J. Collins (eds.), He-hrew Bible or Dld Testament? Studying the Bible in Judaism and Christianity, Notre Dame 1990.2. Existen varios estudios notables sobre la historia de la disciplina. A mi entender, los ms tilessonH. Frei, The Eclipse 01Biblical Narrative: A Study of Eighteenth and NineteenthCentury Herme-nelltics, New Haven1974; 1. H. Hayes-F. C. Prussner, Dld Testament Theology: lts History and Deve-lopment,Londres1985; E. G. Kraeling, The Dld Testament since the Reformation, Londres1955;H.-J. Kraus, Geschichte der historisch-kritischen Erlorschung des Alten Testaments, Neukirchen-Vluyn969; H. G. Reventlow, The Authority ofthe Bible and the Rise olthe ModernWorld, Londres1984; 1.Rogcrson, Dld Testament Criticism in the NineteenthCentllry, Londres1984.16Teologadel Antguo Tes/amen/o De prncipo a/in deun periodo generativo 17empezar conla Reforma protestante del siglo XVI. Ese punto de partida puede con-siderarse legtimo por diversas razones. En primer lugar, la teologa del Antiguo Tes-tamento, ensu intencin moderna, ha sido hasta hace poco tiempo una empresa casiexclusivamentepropiadel cristianismoprotestante(hastamuyrecientemente, delprotestantismo alemn). En segundo lugar, la Reforma misma puede comprendersecomo un esfuerzo por liberar la realidad evanglica dela Biblia delos empeos re-duccionistas de la interpretacin eclesial, y ese texto, ms o menos liberado de la in-terpretacin eclesial, se ha convertido en el tema y el problema de la teologa del An-tiguo Testament03. El alcance y la conveniencia de tal liberacin sgue siendo materiade notables polmicas. En tercer lugar, en los albores de la Reforma delsiglo XV1,aunque no como una mera consecuencia de esta, se produjo una transformacin radi-cal en el contenido epistemolgico del pensamiento europeo en el que se configur ladisciplina que nos ocupa. Dicho cambio supuso una separacin del prolongado domi-nio epistemolgico cristiano del medievo en direccin a lo que posteriormente deno-minaremos la epistemologa moderna. Por todos estos motivos, podemos conside-rar la Reforma del siglo XVI como nuestro punto de partida.La Reforma se desarroll como una respuesta a la verdad evanglica dela Bi-blia, sin referirse principal o definitivamente a los presupuestos dogmticos y a loscontroles de la interpretacin eclesial establecida. Es bien conocida la intuicin fun-damental de Martn Lutero respecto a que la gracia de Dios se halla al margen de laadministracin de un sistema sacramental por parte de la Iglesia y al margen de la es-peranza de un quidpro qua religioso y moral en relacin con los sacramentos4 Lute-ro fue ante todo un intrprete de la Biblia. Su gran intuicin revolucionaria, aunque alservicio de y configurada por su personal lucha teolgica, surgi del estudio atento ycuidadoso que hizo de la Escritura. Lutero afirm que el contenido evanglico dela fe bblica no est ni puede estar encerrado en la lectura usual, habitual y reduccio-nista de la teologa eclesistica que convirti a Dios simplemente en parte integran-te de un sistema de salvacin administrado por la Iglesia. Mientras que el nfasis teo-lgico deLuteroy sus ramificaciones polticas son desobra conocidos, en nuestrocaso es importante descubrir el eje interpretativo-hermenutico que fuecrucial paral, a saber: que la Biblia es una voz reveladora que no puede ser confundida con, obs-taculizada por o contenida en ninguna categora interpretativa humana que haga queesa voz resulte ms coherente, sumisa o agradable. Este reconocimiento de la realidadliberada y liberadora de la revelacin, en su carcter extrao y libre, encuentra su pa-ralelo en la audacia y el valor de Lutero para identificar esa peculiar afirmacin en-gendrada en la fe y a su vez engendradora de fe. Se trat, pese a la labor del Espritu3. Los anlisis histricos sobre teologa del Antiguo Testamento, con buenas razones, normalmen-te comIenzan con la Reforma. Por ejemplo, cf. H. Frei, The Eclipse ofBiblical Narratve, New Haven1974; 1.H. Hayes-F. C. Prussner, Old Tes/amen! Theology, 8-15;H. G. Reventlow, The Authorty oftheBlble, 9-87.4. El, principio deLuter? de la sola scriptura no puede considerarse aisladamente, sino que guar-da relaclOn con su aflrmaclOn respecto a sola gratia y solaChristi. Es significativo queH.-1. Kraus,Geschlch/e der his/orisch-kri/ischen Erforschung, 6-24, comience su repaso del estudio histrico-crti-co con sola scrip/ura.de Dios, de un acto teolgico de interpretacin e imaginacin. La valentia intelectuale interpretativa de Lutero orient la labor de la teologa bblica en una direccin com-pletamente nueva.La fuerza poltica de la Reforma (en la medida en que esta puede representar unarevolucin poltica y cultural) es compleja y no puede reducirse a una nica causa o ex-plicacin. Es posible, sin embargo, afirmar que, a pesar de todos los intereses polticosy los caprichos interpretativos que pasaron a estar vinculados con la Reforma, sus prin-cipales defensores compartan la pasin fundamental de Lutero de que la Escritura po-see una voz propia, la cual debe ser oda en su radicalidad liberada. Esta voz de la Bi-bliapronunciasuverdadyplanteasus pretensiones deacuerdoconsus propiascategoras, las cuales una y otra vez resultan extraas y antipticas. El contenido de esaverdad es Dios, el creador de cielos y tierra, el Dios conocido de forma decisiva y par-ticular en Jess de Nazaret.La Biblia revela a ese Dios y nos ofrece el testimonio b-sico sobre l, sin acomodarse intelectual o epistemolgicamente a otras categoras, in-cluidas las de la Iglesia catlica (romana), de la cual eran hijos los reformadores. LaBiblia ha de comprenderse como Escritura en la comunidad que se rene para res-ponder a la pretensin de que en ella Dios se manifiesta de forma decisiva5. As, la Bi-blia es una revelacin, y el estudio de la Escritura es un intento de recibir, comprendery explicar dicha revelacin --esperemos que de recibir, comprender y explicar dicha re-velacin en toda su anormalidad, sin reduccionismos, domesticaciones u obstculos6-.Por una serie de motivos que resultarn evidentes, es importante descubrir que laInstitucin de Juan Calvino, la mejor y ms influyente codificacin de la lectura refor-mista de la Biblia, no se presentaba como una teologa sistemtica destinada a contra-rrestar o competir con los viejos sistemas medievales7 Ms bien, se presentaba comouna guia para leer la Biblia evanglicamente. Es decir, Calvino no escriba para que elcreyente pudiera leer al margen dela Biblia unsistema coherente (como con fre-cuencia ha sido considerada la Institucin), sino para que el creyente leyese la Bibliay su reclamacin evanglica, las cuales Calvino muestra que son pertinentes y defini-torias en relacin con todos los aspectos de la vida, tanto personal como pblica.5. En el debate contemporneo es sobre todo Brevard S. Childs quien ha insistido en y ha ayudadoa recuperar la comprensin cannica y teolgica de la Biblia como Escritura. Cf. B. S. Childs, Intro-duc/ion/0/he Old Tes/ament as Scrpture, Filadelfia1979, 69-83 y passim.6. Puesto que hemos dicho que la Biblia se considera revelacin, es importante, y a la vez dificil,especificar lo que se entiende por el trmino revelacin.Podra remitir a la manifestacin inescrutabledel misterio deDios, lo cual, sin embargo, fcilmente deriva hacia la nocin escolstica de que la re-velacin es un conjunto establecido de proposiciones. La dificultad radica en que entender la revela-cin como manifestacin inescrutable del misterio de Dios no significa que sta carezca de contenido.Pero convertir ste en un conjunto que pueda ser gestionado supone ignorar el carcter del texto, que,de forma notablemente artstica e intencional, refleja a Dios con cierto carcter esquivo. Respecto al ca-rcter extraordinario e inescrutable y la naturaleza de las ocasiones de evaluacin (que posteriormentese convierten en textos de redescripcin), cf. P. Ricoeur, The Bible and the Imagination, en M.1. Wa-Hace (ed.), Figuring /he Sacred:Religion. Narra/ive, and Imagina/ion, Minneapolis1995, 144-149.7. As,1. Calvino, Institucin de la religin cristiana1, Madrid 2003, xxiv, puede decir en su pre-facio: Miintento, pues, en este libro ha sido de tal manera preparar i instruir los que se querrn apli-car al estudio de la Teoloja que fzilmente puedan leer la Sagrada Escritura i aprovecharse de su lezionentendindola bien, i ir por el camino derecho sin apartarse dl. Calvino se propone que cualqUIeraque la entendiere bien, podr fzilmente juzgar i resolverse de lo que deba buscar en la Escritura./11Teologia del Antiguo TestamentoDe principio a/in de un periodo generativo/9El efecto prctico delaReforma, enlo que concierne a laBiblia, es que permitia sta tener su propia voz, sin contar o sin estar en deuda con cualquier otra categoraestablecida por la interpretacin eclesistica. En ese sentido, la Reforma fue, de he-cho, un acto de emancipacin interpretativa. Lutero y quienes le sucedieron en la Re-forma forzosamente establecieron categoras y criterios de lectura innegociables. In-sistieron con gran pasin, no obstante, en que sus modelos evanglicos de lectura dela Biblia no eran impuestos, sino que surgan del contenido del texto bblico mismo.Como veremos, esta prctica consistente en idear categoras de interpretacin que pa-rezcan venir dadas es un tema recurrente en la teologa del Antiguo Testamento.a) Interpretacinbblica tras la ReformaEn10 concerniente a la interpretacin bblica, el periodo posterior a la Reformapuede resumirse en dos aspectos. En primer lugar, la Reforma provoc en el catolicis-mo lo que se ha dado en conocer como la Contrarreforma. El concilio de Trento se re-sisti al esfuerzo de la Reforma por lograr una interpretacin de la Biblia libre de laautoridad interpretativa de la Iglesia (la misma autoridad interpretativa que los refor-madores consideraban una causa decisiva de la lectura distorsionada). La formulacintridentina de la autoridad es que la verdad cristiana mana de dos fuentes: la Escrituray la tradicin8. Con tradicin se refiere al contenido acumulado de enseanza ecle-sial, de modo que la Biblia ser escuchada y comprendida de acuerdo con las catego-ras dela fede la Iglesia catlica, las mismas categoras que Lutero consideraba losmedios por los que la reclamacin evanglica del texto haba sido silenciada, negadao distorsionada.Cuando la polmica de Trento se entiende en su contexto, resulta evidente que elconcilio estaba en lo correcto en su formulacin; aunque en aquella situacin polmi-ca el cristianismo dela Reforma no poda aceptar la forma en que se llevaba a caboen la Iglesia catlica de Roma. Sin embargo, es cierto que la Escritura no puede com-prenderse al margen de la constante funcinde la tradicin comunitaria9 Ni siquie-ra los principales reformadores crean que la Escritura poda existir al margen de unacomunidad interpretativa permanente con premisas interpretativas ya declaradas.Enmedio dela polmica delsiglo XVI, no obstante, habra sido impensable el recono-8. Frente a los problemas de las tradiciones de la Reforma, el conflicto de los catlicos se halla enla relacin de la Biblia con la autoridad interpretativa de la Iglesia. Comentando el concilio de TrentoUunto a E. Lessing),K. Barth, Church Dogmatics111, The Doctrine ofthe Word ofGod, Edimburgo1936, 118, comenta:Estn de acuerdo en el resultado, en la relativa independencia que otorgan a laIglesia actual en comparacin con el canon de la sagrada Escritura, es decir, en la relativa devaluacinde dicho canon. Entre los jalones que marcan la liberacin del catolicismo de la autoridad escriturariase encuentra la encclica Divino A.fJlante Spiritu, que sigui a Providentissimus Deus.9. Obviamente no existe exgesis sin premisas. Las premisas que rigen la exgesis, ocultas o reco-surgen dela comunidad en la que y para la queselleva a cabola interpretacin. As, en lapractlca, la autondad de la Escritura est ntimamente unida a las reclamaciones de la comunidad inter-pretativa, una realidad no fcilmente aceptada en el protestantismo. Esta conciencia no est demasia-do lejos de la frmula tridentina de Escritura y tradicin si la tradicin se comprende como la lentede la interpretacin. Tallente est presente en las tradiciones de la Reforma, pues no desaparece conel eslogan sola scriptura.cimiento comn de ello. El acercamiento en este punto crucial slo ahora es una op-cin disponible en el dilogo ecumnico.En segundo lugar, en el contexto de la Reforma del siglo XVI y ante la polmicatridentina en ambos lados, es frecuente hablar del endurecimiento de la interpretacinbblica protestante. Tal interpretacin, en las generaciones posteriores al estallido dela Reforma misma, se apart y endulz la radicalmente liberadora idea de la Bibliapregonada por Lutero y sus discpulos.Mientras que las generaciones posteriores deintrpretesreformadossiguieron repitiendoloseslganesdelaReforma primitivarespecto a la sola scriptura, es decir, la Escritura al margen de la autoridad interpre-tativa de la Iglesia, en la prctica tales eslganes, tanto en su versin luterana comocalvinista, pronto se incluyeron en consolidados sistemas de ortodoxia que rivaliza-ban con las cerradas frmulas tridentinas en su certeza y en su falta de porosidad. Enla obra de telogos tales como Martin Chemnitz, Matthias Flacius y Francis Turretin, laBiblia termin por quedar ubicada en sistemas de fe protestantes que mantenan lasformas de la radicalidad de la Reforma, pero que congelaban el contenido de la inter-pretacin de tal modo que ponan gravemente en peligro y comprometan la