bonsái. literatura mínima 7

8/3/2019 Bonsi. Literatura mnima 7

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BonsiLiteratura mnima

siete


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Directorio

EditorEs

Miria AnievaHerson Barona

ConsEjoEditorial

Belinda OrtizGraciela RomeroJezreel SalazarRafael Zamudio

asEsorEs

Alberto ChimalCristina Rivera Garza

Blanca Rodrguez GaonaLiliana Weinberg

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Bonsi. Literatura mnima. Ao 1.

Nmero 7. Enero 2011. Mxico.

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Silenciola tierra

va a dara luzun rbol

Vicente Huidobro


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TUITS

LaotredaddeLsignificado, 13Vicente Forte

decLogo para La crticaenmxico, 40Ignacio Snchez Prado

POESA

granada, 7correspondenciademetamorfa, 8Luis Arce

sobreLasrevoLucionesdeLosorbesceLestes, 15scar de Pablo

saLdeLcamino, 31todavabuscoturostro, 32Luis Miguel Cruz

piedrasenLatierra, 51

Joseph Brodsky(versin de NataliaLitvinova)

b, 42

eL despertar de Las crea-turasdeLespejocapuLLo, 44Sergio Ernesto Ros

Contenido


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ENSAYO

eLamorporLaLectura, 20Virginia Woolf(traduccin de GerardoPia)

fragmentosdeundiscursoantihumano, 55Sergio Espinosa Proa

RESEAestahistoriaesuncadver, 27Miria Anieva

CUENTO

cartadeundesaparecido, 9Vctor Burgos

voLveraLamesadebLackjack, 17Julin Herbert

eLviaje, 30Marco Antonio Larios

ranas, 33

Romn Villalobos

Lamanzana, 47

dgar Omar Avils


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POESA


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Luis Arce

granada

Llevo en la espalda tu nombre

y en esta boca heridauna fruta sin forma

mis ojos en lo quebrado de tu falda

la tonada con hbito de vuelo

Soy el francotirador de tus contornos

y tengo pocas noticias tuyas

el corazn meteorito

revienta en un racimo de gotas que ya parece frutametralla

de mi cuerpo desprendido a tus orillas

7

POESA

POESA


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correspondenciademetamorfa[tomaaLternativa]

[]

espero que se grabe el aroma del mar en mi ropaque en mi brazos encarnizadamente marinos

haya ros por todos lados

ros

madejas de estambretintas y colores articiales

un azul tan bello que slo pueda ser falso

una lista de canciones se agita tras las palmerasser aire esto que respiro?

o slo el gusto por estar lejos de cualquier planicie?

desciende el aire

mi voz retoma su claridad

no puedo hundirme en el aire por miedo a despertar en el

mar

8

POESA

CUENTO


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Vctor Burgos

cartadeundesaparecido

Hace ya ms de un ao que no quemo mis pertenencias

y desaparezco por un tiempo, esfumndome en mediodel crepitar de las llamas para ser un desaparecido ms, un

vagabundo con mil rostros. Sola hacerlo con cierta regulari-

dad: era un nmada de fuego. Erraba de ac para all, casi

borrando mis pasos y mis palabras escritas o dichas. Inclusodesechaba mi nombre y usaba todos los pseudnimos posibles

hasta perderme a m mismo en un anonimato turbio y dilapi-

dar todo sentido de identidad. Y es que el nombre muchos

no lo creen tiene cierta fuerza vital que nos ata a lo que

somos: fcilmente se podra decir que cambiar de nombre

es cambiar de vida. A pesar de que y no puedo negarlo

hay una mdula, una pasin, esencia mtica tal vez, dentro de

nosotros que jams cambia Disculpen pero me desvo del

tema principal de mi relato.

Deca que hace un poco ms de un ao que no desapa-

rezco. Cuando me percat, no supe a qu se deba. Algo ha

cambiado en m? Llegu a la cautelosa conclusin de que no,

nada ha cambiado en m. Sigo siendo el mismo errtico.

Entonces qu me sucedi? Busqu en mis diarios, mis

9

CUENTO

CUENTO


10/64

escritos, mis fotografas, incluso en mi ropa y en mi habitacin.

Escudri todos los rincones de mi espritu buscando algunacosa que desconociera, que no estuviera en tal lugar hace ms

de un ao, esa ltima causa que me llev a mi ltimo incendio.

Pero no, nada de eso estaba. O si estaba, no caus en m otra

impresin que un inters pueril y no destructivo, como anteslo haca. En ese momento estaba confundido. Entonces, me

di cuenta que la haba conocido a ella hace ms o menos un

ao. Tena que ser eso! Nos enamoramos y ya ninguno de los

dos poda concebirse sin el otro. (Al principio nunca lo admit

pero en las tardes sin ella, sin su voz, sin su mera visin, no

poda soportar un minuto ms y rezaba porque apareciera de

pronto y terminara con la tortura de su ausencia. All fue

cuando se me volvi inimaginable una vida sin ella: si ni si-

quiera poda soportar una tarde.) Era ella, entonces, la causa

de todo este trastorno. Me miraba al espejo y ya no deseaba

desvanecerme, sala a caminar y ya no quera hacerlo sin

rumbo y para siempre, y llegar a parajes desolados, salvajes.

Ella, de pronto y sin yo darme cuenta al principio, se haba

convertido en un incendio ms brillante del que yo pudiera

10

CUENTO

CUENTO


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causar, ella se volvi un paisaje, mi paisaje, vasta y dolida, con

sus manos, sus ojos ocenicos, su mirada profunda de cueva,su cabellera ro arriba, su espalda como estepa inexplorada,

sus muslos vrgenes, sus piernas, sus pies, toda ella se haba

convertido en mi tierra, mi patria. Era en ella en quien quera

perderme para siempre, sin rumbo, sin provisiones, desnudo

y hambriento como un salvaje. Era en ella en quien quera

olvidar al mundo y sus atrocidades, sus ruidos, sus personas,

sus falsos dioses y valores. Ella personic ese lugar mental

al que tantas veces inmigr en medio de una multitud, ese

paraje intangible al que hu lleno de cenizas y quemaduras,

triste y magullado; ella represent en carne y huesos un espe-

jismo que tantas veces se me haba aparecido cuando estaba

muerto de sed, la alc como causa y efecto, bandera incorruptible

e himno glorioso.

Ahora, un poco despus, me di cuenta de todo. He desa-

parecido. Me he esfumado de nuevo. He borrado mi nombre

de los libros de la Vida y de la Muerte, dej de usar zapatos

y me dej crecer la barba. Les digo que la vista es hermosa,

nunca hace demasiado calor ni demasiado fro. Hay hambre,

11

CUENTO


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dolor y sufrimiento como all afuera, pero ac sentirlos es

una opcin y no una obligacin. El viento siempre sopla pocopero refresca. Mis libros no se llenan de polvo y el tiempo

pasa rpido, s, pero cada instante dura una eternidad si as lo

deseas. Las preocupaciones se espantan como insectos cuan-

do se vuelven muy molestas y lo mejor de todo: no hay futuro.

Bueno, no es lo mejor. Pero al no haber futuro, tampoco hay

pasado y el presente abarca un lapso de tiempo indenido,

prolongado, abstracto. Ahora, lo mejor de todo es ella.

P.D. No voy a volver.12

TUITS


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Vicente Forte @vforte

LaotredaddeLsignificado

1. leer es convertir los ojos en odos

2. pisar un charco es hacerlo parpadear3. el viento es el origami de lo que no se ve

4. Eva es el nico palndromo que vuela

5. el horizonte es el ojal del sol

6. cuando lees eres el escritor de mi escrito, t lo entiendes

mejor, eres el mensaje de mi mensajero

7. no es misantropa, es que se me atasc el puente levadizo

8. la sombra es la isla de la luz

9. el silencio es el viento de la palabra

10. la lluvia es uno de los tipos de desmoronamiento ms bellos

11. sin el otro somos una multitud insoportable

12. escribir poesa es el ejercicio ms puro de la contumacia

13. es la vida la que fracasa en ti

14. el roco es la or de la or

15. el horizonte es donde se dobla la hoja del paisaje

16. el destino es mal escritor

17. no ir es un lugar

18. es el despertar el que despierta con nosotros encima

19. las cosas son como las somos

13

TUITS


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20. la luz es el tnel de la sombra

21. el horizonte es la mirada que corre ms rpido

22. la picadura ms venenosa es la del miedo

23. el hombre es la nica piedra que crece con el tiempo

24. la mejor posicin es mirando a los ojos

25. el amor es anestsico, lo que duele es el enamoramiento

26. amar es estar all en el aqu

27. el viento es el molde de este cuerpo que supura mi forma

28. la o es un punto que ha crecido cabeza hueca

29. hablar es volver bestia al aire

30. no es el viento, es la rama diciendo adis14

POESA


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scar de Pablo

sobreLasrevoLucionesdeLosorbesceLestes

Ponte a girar y salta, porque lo que hace falta

aqu en nuestro nichito repelente, sin remedio ni cura,

remedo de cultura, en nuestra sub-cultura del

sub-occidente, es que llegue un pequeo sacerdote polaco,

un mdico polaco, un ancianito astrnomo

polaco, aqu a nuestro nichito, y con un puntapi bien colocado

lo ponga en un estado

que lo calme y lo rete, que lo enferme y lo sane, lo vuelva un

poco engrane y un poco

rehilete: que inicie un tumultito, Nicols, una revolucin

que explique las

que tome en cuanta las

que nos enfrente a las

r e v o l u c i o n e s (aunque sea de los orbes

celestes) y nos gire instrucciones entre giros agrestes,

girando a tropezones, y le grite a la cara

tan dura y arrugada

de esta mi sub-cultura: Que nada: Ni t ni tu consciencia

son el centro de nada, son funciones de un sol mucho ms

grande (que se levante y ande), que sin saberlo tu consciencia gira

15

POESA


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en torno a l: diariamente lo mira

ponerse por la tarde detrs del horizonte

como se pone un huevo, rinoceronte gigantesco y ciego,

y salir nuevamente por el este, por el orbe celeste,

como brotan las rosas, como salen las cosas

cuando todo va bien. Lo ve una vez y dos

y lo ve cien. Se considera bella (tu consciencia).

Ponindose lo ve

y en su inconsciencia cree

que en torno a ella es l (el sol) quien gira. Pero no. Pero s.

Ponindose lo mira

y a s misma se admira

de su propia grandeza. Pues cree que to-

do el universo gi-

ra en torno a su cabeza. Slo gira este verso, mira: Qu belleza.

16

CUENTO


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Julin Herbert

voLveraLamesadebLackjack(unpocodemarketingparabaLadascursis)

Soy un pjaro muerto en el rbol ms seco de mi generacin.

Sabes por qu? Porque yo me emociono. Me gusta Nick Drake,

beso mi camiseta de fut, bailo como un gorila, lloro hasta en

los tibols, odio a Moderatto, cito pasajes de Julien Sorel a

la menor provocacin. Eso es desastroso para cualquier fan

de Bret Easton Ellis, eso es temerario en este andn psico-

somtico poblado depop freaks y muchachas heladas vistas

a travs del cristal retro de la intoxicacin. Tal vez ah reside

el ltimo gran escondite del macho macho man: la emocin

ha dejado de ser masculina. Eso djalo para nuestros ngeles

de Charlie (no Farrah sino Drew), eso ya es cosa de bonitas

prestigiadas y muy cultas, parecen decir mis amigos-artistas-

conceptuales mientras disfrutan la Nalguita de Plastilina

Mosh: nosotros los meros hombres ahora somos cool.

But Im not cool, aunque lo intento a veces (con ms

accidentes que retrica): yo soy un hombre sincero de donde

crece la palma.

En este afn por desmiticarlo todo, cada vez nos im-

porta menos estar detrs del micrfono: preferimos ser quien

hace los disparos. Antes desebamos parecernos a JFK o a

17

CUENTO


18/64

uno de los Rolling, ahora nuestros dolos son Lee Harvey Oswald

y el cabrn que le apuntaba a Jagger en Altamont. Por eso

cuando me hablan del bar Mink y su decoracin minimalista,

o de Gabriel Orozco (cuando me cojo al presidente con un

hueso de ballena no conozco), o de bebidas de diseo, o de la

muerte del rock, o de que pop mata poesa, yo pienso ay no:

ah viene el mamn de la pistola.

Escribo esto para bajar de peso: estoy gordo de miedo,

encerrado en mi puntual desamor y desapego, en mi muy

particular manera de ser emocionadamente cool, abandona-

dor de proyectos felices, pjaro muerto: anoche mi segunda

ex mujer so conmigo y amaneci deveras tristsima hoy.

Has visto esos juegos de blackjack que transmiten en

vivo por el ESPN?... Al principio me parecan horrendos, pero

ahora los veo con un ojo en el triunfo y otro en la zozobra. A

veces lloro un poco frente a las caras sudorosas de los tahres

derrotados. (Ese domingo me hosped en un hotel que daba

a Paseo de la Reforma; mientras el juego transcurra, yo me

despegaba de vez en cuando de la tele y vea por la ventana

marchar huestes espectrales de indignados.) O salto eufrico

18

CUENTO


19/64

sobre la cama de alquiler: color mata nmero y Larry Des-

mond triunfa en la mano nal. No me preguntes qu es:

nunca he podido entender cmo se juega al blackjack. Slo

escojo a un jugador por la expresin de su rostro y le soy el

hasta que vence a la banca o le cambia la cara o le quitan la

camisa. No me preguntes qu es: no conozco otra manera de

vivir el ancho mundo del deporte.

Escribo esto porque mi trax se desina. Mi cabeza se

desinfla. Mis manos se desinflan. Slo mi verga per-

manece azorada y rgida y se estremece como un pez beta en

una pecera solitaria. La sangre me uye en estos das pl-

cidamente rpida hacia la zona lcida. Debera dejarme de

moralidades y buscar una dulce borrachita con quien sudar

el ltimo timbre del verano.

Dame ms chas, bro: estoy listo para volver a la mesa

de blackjack.

19

ENSAYO


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Virginia Woolf

eLamorporLaLectura(traduccinde gerardo pia)

A estas horas de la historia del mundo encontramos libros

por toda la casa: en el cuarto de los nios, en la sala, en la

cocina. Y en algunas casas se han acumulado de tal forma,

que tienen que ser acomodados en un cuarto propio. Novelas,

poemas, historias, memorias, libros valiosos empastados en

piel, libros baratos de pasta blanda de vez en cuando uno

se pone de pie frente a ellos y se pregunta con un asombro

fugaz: cul es el placer que obtengo o cul es el bien que

hago al pasar los ojos de arriba abajo por estas innumerables

lneas? La lectura es un arte muy complejo. El anlisis ms

rpido de nuestras sensaciones como lectores dar cuenta

de ello. Aunque nuestras obligaciones como lectores son nu-

merosas y variadas, tal vez se puede decir que nuestro primer

deber con un libro es leerlo por vez primera como si uno lo

estuviera escribiendo.

Uno debe comenzar por sentarse en el banquillo de los

acusados con el criminal, no por subirse al estrado para

sentarse entre los jueces. Uno debe ser un cmplice con el es-

critor en su acto de creacin bueno o malo. Porque cada

uno de estos libros, sin importar cunto puedan variar en

20

ENSAYO


21/64

tipo y calidad, es un intento por hacer algo. Y nuestra primera

labor como lectores es intentar comprender lo que el escritor

est haciendo desde la primera palabra con la que elabora su

primera oracin hasta la ltima con la que termina el libro.

No debemos tener los ojos puestos en l; no debemos tratar

de hacer que su voluntad se ajuste a la nuestra. Debemos de-

jar a Defoe ser Defoe y a Jane Austen ser Jane Austen con

tanta libertad como dejamos que el tigre tenga su pelaje y la

tortuga, su caparazn. Y esto es bastante difcil porque esta-

mos ante una de las caractersticas de la grandeza, que hace

que el cielo, la tierra y la naturaleza humana coincidan con su

propia visin.

Con frecuencia, los grandes escritores nos exigen es-

fuerzos heroicos para leerlos correctamente. Nos doblan y nos

rompen. El ir de Defoe a Jane Austen, de Hardy a Peacock,

de Trollope a Meredith, de Richardson a Rudyard Kipling,

equivale a ser jaloneado, quedar deforme, a ser arrojado

violentamente de un lado a otro. Lo mismo ocurre con los

escritores menores; cada uno es singular, cada uno tiene un

punto de vista, un temperamento, una experiencia propia

21

ENSAYO


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que puede entrar en conicto con la nuestra, pero que se le

debe permitir expresar por completo para ser justos con l.

Los escritores que ms tienen que darnos, con frecuencia son

los que ms violentan nuestros prejuicios, particularmente si

son nuestros contemporneos, por lo que tenemos la necesi-

dad de utilizar toda nuestra imaginacin y entendimiento si

queremos obtener el mximo de lo que pueden darnos. Pero

leer, como ya lo hemos mencionado, es un arte complejo. No

consiste slo en estar de acuerdo y comprender. Tambin

consiste en criticar y juzgar.

El lector debe abandonar el banquillo de los acusados

y subirse al estrado. Debe dejar de ser el amigo; debe con-

vertirse en el juez. Es este segundo procedimiento que

podemos llamar de post-lectura, ya que a menudo se realiza

sin tener el libro frente a nosotros el que produce un placer

aun mayor que el que recibimos cuando estamos dando vuel-

ta a las pginas. Durante la lectura, las nuevas impresiones

estn cancelando o completando las anteriores. Gusto, enojo,

aburrimiento o risa se suceden uno a otro sin cesar mien-

tras leemos. El juicio se suspende porque no sabemos lo que

22

ENSAYO


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puede venir a continuacin. Pero hablemos del momento en

que el libro est terminado, cuando ha tomado una forma de-

nitiva. El libro como un todo es diferente del libro percibido

como varias partes distintas. Tiene una forma, una condicin

de ser. Y esta forma, esta condicin, puede sostenerse en la

mente y compararse con las formas, los ensayos de otros li-

bros, y darles su dimensin con respecto a ellos.

Pero si bien este procedimiento de juzgar y decidir est

lleno de placer, tambin est lleno de dificultades. No se

puede obtener mucha ayuda del exterior. Los crticos y la

crtica literaria abundan, pero no nos sirve de mucho leer las

opiniones de otra persona cuando nuestra opinin por el libro

que acabamos de leer an no est formada. Es hasta despus

de que uno se ha formado una opinin, que las opiniones

de los otros son ms esclarecedoras. Es hasta que podemos

defender nuestra propia opinin, que obtenemos ms de la

opinin de los grandes crticos; de los Johnson, los Dryden y

los Arnold.

Para formar nuestro propio criterio, bien podemos

forzarnos primero a comprender la impresin que el libro

23

ENSAYO


24/64

ha dejado en nosotros con tanto detalle y precisin como

sea posible, y luego comparar esta impresin con otras que

hemos formulado en el pasado. Ah estn, colgadas en el

armario de la mente, las formas de los libros que hemos le-

do, como la ropa que nos hemos quitado y hemos guardado

en el armario hasta que vuelva la temporada en que ha-

bremos de usarla. Si por ejemplo acabamos de leer Clarissa

Harlowe por primera vez, lo tomamos y dejamos que se

muestre frente a la forma que queda en nuestra imaginacin

despus de haber ledoAnna Karenina. Los ponemos lado a

lado y de inmediato los contornos de ambos libros comienzan

a denirse entre s como el ngulo de una casa (para usar

otra comparacin) se dene contra la luna llena en la poca

de la cosecha. Comparamos las cualidades prominentes de

Richardson con las de Tolstoi. Comparamos su verbosidad y

su forma de ser indirecto con la brevedad y sentido directo de

Tolstoi. Nos preguntamos por qu ser que cada uno de ellos

ha escogido un ngulo de aproximacin tan diferente. Com-

paramos la emocin que sentimos en los distintos momentos

cruciales de sus libros. Especulamos sobre la diferencia entre

24

ENSAYO


25/64

la Inglaterra del siglo XVIII y el siglo XIX en Rusia. Pero no

hay un punto nal en las preguntas que surgen de inmediato,

una vez que colocamos un libro junto al otro. Por lo tanto, en

distintos niveles, al hacer preguntas y responderlas encontra-

mos que hemos decidido que el libro que acabamos de leer es

de este o tal tipo, que tiene tales mritos, que ocupa su lugar

en este o tal otro punto de la literatura vista como un todo. Y

si somos buenos lectores, no slo juzgamos a los clsicos y las

obras maestras de los muertos; les otorgamos a los escritores

vivos el privilegio de compararlos como deberan ser com-

parados con el patrn de los grandes libros del pasado.

As, pues, cuando los moralistas nos pregunten qu

bien hacemos con el hecho de pasar la mirada por todas estas

pginas podemos contestarles que estamos haciendo nuestra

parte como lectores para incluir obras maestras en el mundo.

Cumplimos con nuestra parte en esta tarea creativa; esta-

mos estimulando, impulsando, rechazando, haciendo sentir

nuestras aprobaciones y desacuerdos; y fungimos como

revisores y espuelas en el escritor. Esa es una razn para

leer libros; estamos contribuyendo a traer buenos libros al

25

ENSAYO


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mundo y a volver imposibles los malos libros. Pero esta no es

la verdadera razn. La verdadera razn permanece inescru-

table: obtenemos placer de la lectura. Es un placer complejo

y difcil; vara de edad en edad y de libro en libro, y ese placer

es suciente. De hecho ese placer es tan grande que uno no

puede dudar que sin l, el mundo sera un lugar muy distinto

e inferior. La lectura ha cambiado el mundo y sigue hacindolo.

Cuando llegue el da del juicio nal y por lo tanto todos los

secretos queden expuestos, no debemos sentirnos sorprendi-

dos al saber que la razn por la cual hemos evolucionado de

monos a hombres, y por lo que dejamos nuestras cavernas y

abandonamos nuestras echas y lanzas, y nos sentamos al-

rededor del fuego y conversamos y ayudamos a los pobres y

a los enfermos; que la razn por la que creamos un refugio y

una sociedad fuera de los desperdicios del desierto y de las

maraas de la selva es simplemente sta: hemos amado la

lectura.

26

Mi i A i

RESEA


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Miria Anieva

estahistoriaesuncadver

Junto a una alberca, bajo un rbol del

jardn de su casa, aparece el cuerpo sin vida

del seor Gordon, y sobre l, un papel con

la leyenda: Annimo dijo: esto ni se lee ni

se entiende. Una historia que empieza por

el nal, y desde ese punto se desenvuelve

hacia atrs, hacia los ltimos das de vida

de un hombre que es varios. Antes el seor Gordon trabajaba

en una ocina, tena una esposa (Donna) y un amigo (Ralph),

pero un da pierde la memoria, la razn, el empleo y ah

empieza su nueva vida. A partir de entonces, Gordon Smith

se refugia escribiendo en sus tres cuadernos: un diario, uno

de dibujos y uno donde colecciona imgenes de albercas (su

ms importante obsesin). Encuentra, tambin, un nuevo

compaero de dilogos que estar con l hasta el ltimo da:

Annimo, quien le ensea a escribir bien y a comportarse

adecuadamente mientras le comparte su vida, Yo soy t,

Gordon, y m eres yo. Todo esto a las afueras de Fullerton,

California. Quin, entonces, muere en esa calle de Lisboa?

Muerte en la ra Augusta (Almada, 2010. Premio de

27

RESEA


28/64

Literatura Xavier Villaurrutia de Escritores para Escritores

2009) naci como un cuento, pero pronto la histo-

ria reclam, casi accidentalmente, la forma de un poema.

A travs de treinta y cuatro fragmentos, Tedi Lpez Mills

(1959) nos muestra los ltimos das de un hombre y el des-

doblamiento que lo llev hasta la desaparicin; los efectos de

la locura y las trampas que enfrenta por su estado mental: el

rechazo y la humillacin de sus ms cercanos, que pronto lo

hacen sentir como un animalito. Pero tambin cmo, dentro

de ese aislamiento, se acerca a su maestro Annimo, que al

mezclar voces en su cabeza le gua a la mxima exaltacin de

su locura y nalmente, a su liberacin.

Presentado como un poema narrativo, Muerte en la

ra Augusta ha recibido todo tipo de crticas sobre su calidad

de mixtura, rescatando la discusin de la viabilidad de escri-

bir historias en formato de largos poemas. Sin embargo, la

obra funciona tambin como un diario ntimo, como bitcora

y cuaderno, pero sobre todo como una nueva posibilidad de

contar y acercarse a las historias.

Un poema que inicialmente pretenda ser un cuento

28

RESEA


29/64

pero desbord la forma y tom otra, un relato que original-

mente era distinto y cambi por completo: Durante un viaje

a Lisboa, en 2007, Tedi Lpez Mills realiz un paseo en la

ra Augusta y, mientras iba bajando junto a varios grupos

de turistas, un hombre alemn de alrededor de setenta aos

cay muerto. Este evento viaj de regreso con la escritora y

ah surgi la historia: el hombre se convirti en Gordon Smith

y la ra Augusta en Fullerton, California. Apareci Annimo

y el suceso entero se transform, pero el ttulo permaneci

intacto, quiz como un homenaje o un recordatorio: nunca

hagas preguntar por quin doblan las campanas; doblan

por ti.

29

Marco Antonio Larios Quirino

CUENTO


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Marco Antonio Larios Quirino

eLviaje

Para E. P. S.

Al girar, el trenecito lleg junto a m y se detuvo; adentro vi

la palanca de velocidades; al lado, una mochila de donde

asomaba una pipa y tabaco. Abajo, pedales; colgando, una ca-

dena, el silbato del tren, supuse. En el asiento, una gorra que

me qued estupendamente. Fum unos instantes y exhal el

humo como si saliera del mismo tren. Al sentarme conoc la

comodidad del cuero. La alfombra de mi casa semejaba un

valle otoal. Comenc a andar y aceler. A toda velocidad,

me asalt el deseo de haber tenido uno igual cuando nio.

El viento volaba mi cabello. Entrecerr los ojos: apenas pude

ver cuando mi hijo quit parte de la va ms adelante. Intent

frenar, pero fue tarde, cuando quise sostenerme o un largo

silbido. Mi cabeza dio contra el cristal y volqu mientras mi

hijo exclamaba lo fabuloso que haba sido su regalo de navi-

dad. Inconsciente, me supe herido. Ojal hubiera tenido un

juguete semejante cuando nio, me dije.

30

Luis Miguel Cruz

POESA


31/64

Luis Miguel Cruz

saLdeLcamino

a otra ruta de la noche

dispositivo atento

al paso inslito de otros satlites

aqu donde todo es ventana

el viento ha abotonado el alma con dulces signicaciones

donde tambin transitaron las ballenas

con su cpula vagabunda

me hallo

sin ms motivo que el viaje

planeta errante31

POESA


32/64

todavabuscoturostroentre los rostros

aun cuando cay la aurora de la carne

y estamos ms cerca de los huesos

en el viento fresco del otoo.

Todava busco rescatarte

como a una semilla que yace lejos

sembrada en otro viento

y nadando a contraparte.

Me dan ganas de perseguir tu huida

como a las nias en primaria

y sacudirte por los hombros

hasta que de tus ojos broten los tesoros, los augurios,

los ms sencillos fetiches de la infancia.

Todava me dan ganas de enfrentar tu blanca estatua

con mi pecho, en silencio desbocado.

Me dan ganas de decir en dnde ests?

salte de esa vieja gura de mujer!

te buscar entre las que eres

en un abrir de ropa y rostros fros.

En algn sitio debes estar,

sentida de amor.

32

Romn Villalobos

CUENTO


33/64

Romn Villalobos

ranas

Quera unas ranas, as que fui a comprarlas a una tienda de

ranas que me haban recomendado tiempo atrs.

Cuando llegu al lugar no haba ningn otro cliente. El

encargado llevaba una playera amarilla y jugaba con su tel-

fono celular.

Lo reconoc: habamos estudiado juntos. No lo haba

visto desde entonces. Supo quin era yo en cuanto me acerqu.

Me dio un abrazo. No pude, sin embargo, recordar su nom-

bre. Empezaba con J. Tal vez era Javier, Jernimo o Jacinto,

o quizs Juan.

Procedi a contarme su historia de vida con lujo de

detalles. Como si hubiera ido slo para saludarlo y no para

comprar ranas.

No par a lo largo de diez minutos, a pesar de que hice

todo lo posible por mostrar desinters en su monlogo.

Sabes qu es lo peor de todo? Que me digan: Es que

no puedes ser gay, ser gay es malo, no es de Dios. Yo pienso,

cul es su problema? Yo soy gay, me gusta mucho ser gay y

no me importa lo dems. O qu? me dijo, esperando una

respuesta.

33

CUENTO


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No me importa si eres o no eres gay. En realidad, no

me importa absolutamente nada de la vida de nadie. Vengo

por ranas.

Ah! contest y, frotndose los prpados, me seal

los pasillos que estaban junto al mostrador, pues adelante.

As que fui a ver a las ranas. No puedo entender por

qu algunos contenedores estaban vacos, mientras que otros

estaban a punto de reventar.

Las ranas me miraban con amor y comprensin, que es

justo lo que estaba buscando de parte de algo o de alguien.

Me daban ganas de llevrmelas a todas.

Trat de hacerlo, de hecho. Me met una rana al bol-

sillo, pero logr escapar. Cuando el empleado vio al animalito

saltando por ah me advirti que poda echarme de la tienda.

Entonces le dije que quera unos cuantos ejemplares de cierta

especie de rana de color rojo. Fue por unos frascos y unas

pequeas redes.

Mientras tanto, yo silbaba una cancin que haba es-

tado de moda haca muchos aos (la record justo en ese

instante) y hurgaba en los bolsillos de mi pantaln.

34

CUENTO


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En ese momento entr un hombre a la tienda. No ten-

go nada que sealar acerca de su aspecto. Era un tipo de

apariencia bastante olvidable. Me dijo buenas tardes y yo

le respond con lo mismo.

Fue directo hacia el empleado. Se besaron y se dieron

un abrazo tan largo que fcilmente pude haber tomado un

montn de ranas y salir corriendo sin descaro alguno.

Pero no lo hice porque, vaya, estaba silbando una vieja

cancin y trataba de hacerlo sin equivocarme.

Jaime, Jorge o Jos se acerc de nuevo, dejando a su

novio por un momento, y se mostr bastante desinteresado.

Le resultaba difcil meter las ranas dentro de los frascos. Le

dije que yo poda hacerlo.

Se fue con su novio y yo met tantas ranas como pude

en cada uno de los frascos. Tem que murieran aplastadas.

Pero eran gentiles, nobles, y su corazn palpitaba con fuerza.

Estaban visiblemente enamoradas de m.

Me acerqu al mostrador con los frascos. Eran siete

pero se me cay uno en el camino y las ranas que iban dentro

murieron desangradas por las cortaduras.

35

CUENTO


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El empleado estaba tan idiotizado por la presencia de

su amor que fue incapaz de hacer bien las cuentas. Su novio

me mir con simpata y me dijo:

Mira, no te apures. Yo pago.

Lo mir con suma desconanza. Se ofreci a pagar la

cuenta slo para que yo me fuera lo ms rpido posible. To-

dava titube un par de veces.

Con conanza, en serio me dijo.

Dije que estaba bien. Pusieron los frascos en una bolsa

y sal. Afuera haba una larga la de gente que esperaba un

taxi o un autobs. Frente a nosotros, la avenida y su singular

desorden.

Llegu a casa y lo primero que hice fue liberar a las

ranas en el comedor, cuidando de que no hubiera vas de es-

cape. Dej que una manguera llenara de agua la sala, que es

el lugar ms bajo de mi casa y que siempre me haca pensar

que poda convertirse en alberca o estanque.

Fui a la alacena y deposit en el agua un montn de ga-

lletas, pan y fruta. Luego acerqu las pocas plantas que tena

y abr la puerta del pequeo jardn trasero.

36

CUENTO


37/64

A las ranas pareci gustarles el lugar y al cabo de unos

das todo era felicidad, de esa que me orillaba a andar desnudo

por la casa y cantar canciones pegajosas a todo volumen.

La humedad haca estragos en las paredes, pero los an-

bios lucan felices y me agradecan mi atencin y mi amor

con cada uno de sus movimientos. Pronto fueron cientos de

ranas y yo pens que tanto amor me volvera idiota.

Entonces un da me visit Olivia. Se impresion al ver

en lo que se haba convertido mi casa. Pero de cualquier forma

no modic su expresin de pedantera.

Y sabes nadar? me pregunt frente al estanque.

No s nadar y no quera empezar entonces. Se lo dije.

Uy, qu pesado. No te vayas a ahogar.

Me rasqu la cabeza. Olivia me miraba atenta.

Por qu tienes un estanque si no sabes nadar?

Comenc a sentir ganas de no haberla dejado pasar.

Por qu? No entiendo insista ella.

Una rana aterriz en mi hombro. Ya no cre necesa-

rio responder. Tantas ranas juntas desconcertaban a Olivia,

pero, insisto, ella no cambi para nada la expresin soberbia

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CUENTO


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de su rostro.

Fui a la cocina a buscar una botella de vino o alguna

otra cosa que ofrecerle. Cuando regres al comedor, alcanc

a ver la espalda desnuda de Olivia sumergindose en el agua

turbia. Las ranas saltaban de un lado al otro. Hasta entonces

not que haban crecido enredaderas por toda la casa.

Olivia nadaba al estilo mariposa. Me deca que los renacuajos

le mordisqueaban los dedos de los pies y la entrada de la va-

gina. Se vea que lo disfrutaba.

Ven, ndale, no te va a pasar nada.

Me encog de hombros.

Yo te enseo a nadar.

Declin la oferta y ella me sonri coqueta.

No cambias me dijo, antes de desaparecer bajo el agua.

De repente aparecieron sus muslos por encima de la

supercie. Record que cuando era nia haba practicado

natacin sincronizada. Ella trataba de averiguar si todo era

como antes.

Llev a cabo una rutina casi perfecta. Sali del agua y

estaba emocionada. Ola realmente bien, a una mezcla entre

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CUENTO


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agua de ranas y antojo de estar conmigo.

Unos parpadeos despus y estbamos sobre la cama

destendida, acompaados por un nutrido grupo de anbios

que saltaban sin parar. Algunas ranas aterrizaban directa-

mente en los pezones o en la cara de Olivia, evidenciando sus

celos. Otras se sujetaban a mis dedos, como tratando de im-

pedir una traicin amorosa.

Olivia y yo, desnudos ya, encontramos la forma de co-

menzar a hacer el amor, pero ella estaba ansiosa y harta de

las ranas. En cierto momento atrap a una rana y la arroj

con furia a la pared. El animalito se despanzurr y dej una

mancha en el muro.

Cul es tu problema, estpida? grit.

Olivia se apart de m. Seguramente pensaba en algn

insulto en mi contra cuando las ranas se le fueron encima.

Cay al suelo. Montones de anbios se aferraron a su cuerpo.

Qutamelas, qutamelas!

El croar era ensordecedor. Las ranas no paraban de lle-

gar. Ella gritaba Haz algo! y a m me pareca que nunca

haba visto tantas ranas juntas en toda mi vida.

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Ignacio Snchez Prado @isanchezprado

TUITS


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decLogoparaLacrticaenmxico

1. El requisito mnimo para ser reseista es dos libros

publicados o carcter de experto en el tema.

Asignar una resea para que un joven haga pininos o ale

cuchillos es una irresponsabilidad editorial.

2. El reseista debe hablar fundamentalmente del libro, no

de s mismo.

3. Aunque la resea sea negativa, el reseista slo debe escri-

bir sobre libros que recomendara leer.

4. Ser slo reseista no lo vuelve a uno crtico. Para ser crtico

se necesitan o varios libros, o doctorado, o los dos.

5. Los libros para las reglas anteriores no pueden ser ni

recolecciones de reseas ni de textitos para el peridico.

6. Un crtico debe tener una agenda activa de investigacin,

sea acadmica o personal. Sin investigacin no se es crtico.

40

TUITS


41/64

El crtico que no investiga es un triste oportunista.

7. Si un crtico cumple con las reglas, es justo que los autores

respondan con debate intelectual y no con injurias perso-

nales.

8. La crtica no es la expresin de opiniones o el comentario

del texto, es poner al texto en sus redes de signicacin.

9. Por eso, un crtico serio no sabe slo de literatura. Lo estu-

dia todo, sobre todo cuando el texto lo pide.

10. El crtico que piensa que su forma de crtica es la correcta

y las dems no sirven es ignorante e imbcil.

Postdata. Si tienes un blog, no eres crtico. Es como llamar

chef a alguien que cocina huevos en su casa.

41

Sergio Ernesto Ros

POESA


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b

es la B de bala de baldo de binico de bfido/bicfalo

birmania /de brotar de balancear /de braceo de desbloqueo

de bajada:

yo convenc a mi cabeza de la msica de fondo las luces de un

aerdromo orugas de tanques de guerra un robot bajo el agua

/tripularparacadas tripular kimonos tripular ambulancias

/esclavizar siete dragones esclavizar una secta de vampiros

Usurpar Demoler Exprimir Borrar

un cuarto de incubacin el subcielo un cuarto de conna-

miento la danza de los biomecanoides un cuarto de detencin

la lista de invitados a un quirfano un cuarto de ensamblado

28 rinocerontes hembra fueron matriculados en laAcademia

Sueca de Cinematografa 31 pinginos con espaldas tipo

dodecaedro completaron el primer ao de la carrera en

ptica Espacial no es lo mejor el consumo de botas turbina

en paquidermos la Biblia da algunas pistas sobre quin

podra ser el gerente general de la Confederacin de la Luz

as como las iniciales de los cuatro miembros principales de

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POESA


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la junta directiva

[B-side & Blackout &Blank]

blico yblanco de uno mismo/ un tambaleo bisiesto /la com-

bustin/ bpedos/bombas en gabardinas negras

es la B omnvora deslizando sus hocicos de brea

es la b siamesa mirando el cielo bocarriba

el mundo comenz con un abracadabra

de bosque de ballena bacteria barro bruja brillo bruma de

bfalo de brasa de brebaje breve blido

de bestia de bufn de bilis de bretaa de brisa

bimotor de borde de borneo

le dije a mi hermana una princesa sin belfos no es princesa

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e

POESA


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eLdespertardeLascreaturasdeLespejocapuLLo

Es una calabaza de halloween blanca con un antifaz de zorro

murcilago, el zorro tiene cuatro ojos y est alegre (aunque a

veces se distingue una mirada siniestra).

Adentro hay una bailarina bicfala con pinzas de cangrejo.

Las orejas de la mscara de lobo son lobos con alas.

Es una mscara muy angustiada, muy suicida, muy melancli-

ca, hace aaaaaaaooooooooo con la boca. Aunque tambin veo

mapaches con partes rojizas enlazando sus colas.

Veo un conejo diseccionado sobre una sbana, sus barbas son

afelpadas, distingo la textura de sus barbas y bigotes. Usa

botas industriales, de las patas delanteras le brotan pinginos,

del ano le brota la cabeza de una jirafa.

Es un gato blanco con negro deprimido, le veo los ojos

hundidos. En donde debera tener pelo le brotan perles de

cocodrilos. En la frente tiene una cabeza con antenas o un

casco diminuto con antenas, con algo de insecto. Es un gatoparado en dos patas con una cerbatana adentro, la cerbatana

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POESA


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le sube por el pecho y la garganta. El cuerpo del gato son

cabezas de un gigante de piedra.

Son dos conejos muy respingados y despticos hacindose

fuchi, tienen algo de ama de llaves, como si llevaran un platito

a medianoche, pero no llevan nada. Encuentro elegante su

gesto.

Dos martas rojas escalan una estructura orgnica ver-

degrisazulosa, aunque parece que las martas caern s con-

siguen ascender. Tienen una pata apoyada, la pata que les da

impulso, en el pecho de un len.

Veo tres imgenes ensambladas de abajo a arriba: dos cabezas

de fetos mostrando su nuca, la siguiente es un cuervo fumador

con algo de estatua griega de lsofo, la ltima imagen es un

escarabajo inclinado. En medio sobresale un halo de colores.

Dos policas vestidos de violeta con cascos negros dirigen un

baile marino en otoo, aunque es otoo es colorido, aunquees marino en el fondo hay una estructura metlica que

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POESA


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recuerda a la torre Eiffel. Las creaturas que estn convidadas

al baile son muy alegres, los hay unicelulares amarillos ocre,

naranja, caf, amarillos con ojos naranja; hay cucarachas y

hay hipocampos. Los que ms me gustan son los escarabajos

azules moviendo hojas oscuras de palmeras.

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dgar Omar Avils

La manzana

CUENTO


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Lamanzana

Cuando dan las doce del da, la hora de las brujas, pero con

sol, Caperuza usa una nia para tener cuerpo.

Ve a llevarle La Manzana a Abuela w9 le ordena la

Madrina. Caperuza usa aquella mano para recibir el objeto.

Lo toma con mucho cuidado, no quiere que explote.

Parte con la encomienda; se desliza entre los ocres de

las hojas para no ser detectada. Ya falta poco, unos cuantos

tneles y pantanos radioactivos... Ya falta poco, cuando es

interceptada.

A dnde vas? pregunta el Lobodehocicorrabioso.

Voy a ver a mi abuelitaY cada quin toma su camino, no quieren ser descu-

biertos.

Caperuza usa sus habilidades militares para no ser

vctima de los pastos envenenados, de las ores mecnicas

y proteger a La Manzana. Tras cruzar el ltimo puente de

lianas y ortigas, tras el ltimo ro de piraas-cocodrilo, llega a

la guarida de Abuela w9. Piensa que todo ha sido demasiado

fcil y a Caperuza no le gusta eso.Champin Dorado dice y la puerta se abre. Traigo

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CUENTO


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La Manzana.

Qu bien, mi nietecita apremia el Lobodehoci-

corrabioso, con su tosco disfraz de abuela.

Aqu te la dejo... Oye, abuelita, por qu tienes tanto

pelo?

Es de familia. As sers cuando crezcas

Abuelita, y por qu tienes esos ojos tan rojos y

grandotes?

Para mirarte mejor...

Uuuuuyyy! exclama Caperuza, luego pregunta

susurrando: Ya ests preparado? la falsa abuela asien-te. Y por qu tienes esa boca tan grande?

Para comerte mejor!

Y el lobo empieza a tragarse a Caperuza, dejando el

cuerpo de la nia sin motor de vida.Una vez adentro del estmago, Caperuza se encuentra

con Abuela w9. Los dos agentes trazan los planes, ya sin el

peligro de los micrfonos ocultos:

Te bajamos al fondo de la falla, luego t, para accionarla bomba, slo tienes que hacerte una hendidura y clavrtela

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CUENTO


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en el hipotlamo.

Muy bien, Caperuza. Nos vemos maana a las cinco

de la maana en la falla de San Andrs.

Perfecto! El Leador nos llevar, l sabe el punto

exacto en donde es ms honda la falla.

Ojal que ahora s podamos acabar con este mundo

tan horribledice suspirando Abuela w9.Caperuza despliega el mapa electrnico en las paredes

estomacales del Lobodehocicorrabioso. Pero la imagen se ve

borrosa. Abuela w9 arregla el problema que hay en los viejos

circuitos de la parte ciberntica del Lobodehocicorrabioso.Con la proyeccin del mapa claricada, Caperuza le explica

las minucias del plan.

Y La Manzana resultar suciente? pregunta

Abuela w9.Eso espero: casi un megatn. Es todo lo que pudimos

conseguir

Ya veremos El Leador llegar en unos minutos. Es

muy puntal.Perfecto! exclama Caperuza, pero no cree que

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CUENTO


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sea perfecto, slo es una expresin que suele usar. Ya antes

han intentado escapar de ese cuento que se repite como

monstruosa tortura, pero siempre a ltima hora algo sale

mal. Y as, con sus esfuerzos, slo han conseguido ir defor-

mando la historia de tal suerte que cada vez todo les resulta

ms terrible.

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Joseph Brodsky

piedras en La tierra

POESA


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piedrasenLatierra(versinde nataLiaLitvinova)

Este poema es sobre las piedras que yacen en la tierra,

piedras ordinarias, muchas no conocen el sol,

piedras simples de color gris,piedras comunes, sin epitaos.

Piedras que aceptan nuestros pasos,

blancas bajo el sol, y por las nochespiedras que se parecen a los grandes ojos de los peces,

piedras, que miden nuestros pasos,

eternos molinos del pan eterno.

Piedras que aceptan nuestros pasos,

como agua negra estas piedras grises,

piedras que adornan el cuello del suicida,

piedras preciosas, pulidas por la prudencia.

Piedras, en las que escribirn libertad.

Piedras, con las que pavimentarn el camino.

Piedras, con las que construirn crceles,o piedras que se quedarn inmviles

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POESA


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como piedras que no piden asociaciones.

Aslas piedras yacen en la tierra,

piedras simples que parecen nucas,

piedras comunes, piedras sin epitaos.

*

De ninguna parte con amor, undcimo de marzoctubre,

querida, respetada, amada, pero no importa quin,

sinceramente ni me acuerdo de tu cara, no tuyo,y ya de nadie amigo el, te saluda desde los cinco continentes

sostenidos por los cowboys.

Te am ms que a los ngeles, ms que a m mismo,

y por eso ahora estoy ms lejos de ti que de ellos.Lejos, en la noche, en el valle, en el fondo,

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POESA


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en la ciudad cubierta de nieve hasta la manija de la puerta,

retorcindome entre las sbanas, por suerte no ms abajo,

golpeo la almohada mugiendo un t,detrs de las montaas, sin bordes y sin n,

con todo mi cuerpo en la oscuridad

repito tu silueta como un espejo loco.

*

Qu haces pajarito inquieto, sobre

esta rama negra, mirando a tu alrededor?

Quieres decir que aunque la honda es precisa

la vida es posible?

Ah no, cuando apuntan con la honda,

no me da miedo.

Tus conjeturas son peores,a ellas miro de reojo.

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POESA


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Me temo que la jaula te atrae,

y ni siquiera la de oro.

Pero ms vale cantar en una rama,rara vez se canta en el vuelo.

No es cierto! Por la eternidad me siento atrado.

Ya la conozco.Su primer indicio es la crueldad.

Y aqu estoy como en casa.

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Sergio Espinosa Proa

fragmentos de un discurso

ENSAYO


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fragmentosdeundiscursoantihumano

De los hombres me separan

todos los hombres.

E. M. CIORAN,El ocaso del pensamiento II

Eso de ser hombres da por supuestas demasiadas cosas.

Cuestionar aquello que permanece sin pregunta es lo propiode la losofa.

Por ejemplo, nos agrada imaginar que lo propio del

hombre es su libertad. Los animales quedan presos de sus

instintos; los humanos segn expresin clebre estamoscondenados a la libertad. Es, sin el menor doblez, la

opinin de un moderno. Obsequio o conquista, gracia o des-

gracia, por lo pronto nos da lo mismo. Podemos hacer lo que

nos plazca, pero debemos hacer slo determinadas cosas. Elespacio de la libertad se acoge o somete a esta distancia entre

el poder y el deber. Kant deja adems esbozado el sitio para

otro poder, o quizs para otro deber, que es la esperanza.

Muy bien: libre, pero no sabemos de qu y menos aun paraqu. He aqu la primera posibilidad: se es libre de ir contra lo

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ENSAYO


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necesario. Segunda: se es libre de querer lo necesario. Y ter-

cera: se es libre de eludir esta oposicin.

En cualquier caso, deber preguntarse qu o quin esel sujeto de esta libertad. Hay siempre un quin: a saber, el

hombre. Pero preguntmonos qu pasara si no: preguntemos

si hay algo no un quin que se libera en el hombre. No

ser mi poder humano quien se libera (de ciertas restriccio-nes efectivas y afectivas, fuerzas contrariantes, etc.), sino

algo distinto. Qu? No lo sabemos. Ahora bien, este no saber

pertenece al hombre al mismo ttulo que su supuesto saber.

Pensemos un segundo en esto: no saber algo se entiende dedos maneras: o bien no lo sabemos pero es posible llegar a

saberlo es la posicin de la razn, de la tcnica, de la ciencia,

o bien no sabemos y no resulta posible en modo alguno al-

canzar saberlo que vendra a ser la posicin de la religin,o al menos de las religiones que crecen en torno de un ncleo

mistrico impenetrable. Se presumirn posiciones inter-

medias o mixtas. O todo puede saberse, o no todo: tenemos

la libertad de elegir. Pero esto mismo no es nada seguro. Seopta, sin duda. S, pero, desde dnde? Para asegurar qu?

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ENSAYO


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Normalmente, es decir, en la vida promedio, los

humanos deambulamos relativamente acorazados. Ni ex-

perimentamos el innito peso del mundo, ni tenemos noticia

de aquello acerca de lo cual no hay la menor noticia. Qu

hacemos cuando simplemente vamos tirando? Pues eso

est claro: nos hacernos los occisos. De pronto es posible

sentir tanto miedo o tanto vrtigo que lo mejor es irse aneste-siando de a poquito. Esto es lo normal. No es que est mal.

Pero permanece cerrada la va que, ms all o ms ac de lo

normal, nos informa o nos deja ver eso que en cada caso

somos.Llegados aqu, la pregunta gira de nuevo: somos

libres, o algo en cada uno podra liberarse? Por ponerlo en

un ejemplo crtico: somos libres de tirarnos un pedo, o es

el pedo lo que a pesar nuestro pugna por liberarse? Esto esbastante majadero, pero los cientcos son libres de disertar

horas y horas incluso en televisin sobre las hemorroides,

la criptorquidia o la vaginitis y nadie protesta. Al contrario,

esos discursos son muy necesarios. Ac, intentando pensarnuestra identidad y diferencia con respecto de los ani-

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ENSAYO


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males que desde luego no son como nosotros, discursos de

ndole semejante como que se desdibujan.

Porque, a ver: a quin debemos dirigir estas preguntas?Un cientco, si es lo sucientemente materialista, propondr

interesantes inventarios. El hombre es un espcimen curioso,

y acaso hasta nico, pero tal unicidad no lo pone realmente

a salvo de ser lo que es: un antropoide particularmente evo-lucionado. Poco pelo, pero bien peinado, como dicen los

vendedores ambulantes. Slo eso? S, bsicamente. El mu-

chas veces gigantesco y siempre en extremo variado paisaje

de las culturas no es percibido o no debera serlo comondice de una diferencia radical. Las culturas? Exacto: son

a los seres humanos lo que los plumajes a las aves. Este

materialismo el de Leslie White, el de Marvin Harris, el de

Desmond Morris, el de Ashley Montagu, incluso el de RobertArdrey me es particularmente simptico. Con todo, como

que se queda muy corto.

Un materialismo que por mera higiene pasa de largo

por el idealismo alemn siempre quedar medio lisiado.Tampoco es que Hegel, la verdad, convenza mucho; pero es

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ENSAYO


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sin duda menos obtuso. Quin, entonces, debe responder?

La ciencia, la losofa o la poesa? Es probable que estemos

buscando algo distinto de simples o muy exhaustivasdescripciones.

La losofa ha practicado varias de ellas. No obstante,

en esa un tanto indigerible zona losca ocupada por Hei-

degger, la descripcin (pretendidamente imparcial) cede susede a la conjura. Se le pide al pensamiento no describir la

conciencia del hombre, sino conjurar la existencia en el hom-

bre.1 Prestidigitacin menos del ensalmo o del silencio que

de la pregunta. Nunca ser sencillo quitarse de encima laslosas de la metafsica. Ni siquiera sabiendo que la ciencia y

el sentido comn son, aqu y all, metafsica de clset. No

habra en ello nada casual. Para esta losofa, el hombre ni

es libre ni no libre; no de antemano. Lo que sabemos aunsi no a ciencia cierta es que no sabemos; ergo, la cuestin.

La pregunta como encantamiento para salir del encanta-

miento. Cualquier pregunta?

El hombre es, hasta donde se sabe, el nico animal quehace preguntas; pero no cualquier pregunta le nace de, o le

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ENSAYO


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devuelve a, su ser humano. No es que en la vida promedio

formulemos siempre preguntas estpidas. Las preguntas de

la ciencia tambin son muy inteligentes. Pero ese no es elproblema. Tampoco es que se trate de hacer preguntas muy

profundas. Para esta fenomenologa, el preguntar decisivo

consiste en impedir que se cierre el espacio del preguntar

en s. La estructura de este preguntar suena a: de acuerdo,pero O: an as Los puntos de suspenso tienen su ecacia.

De hecho, querer trazar una diferencia obedece a una de-

terminada forma de posicionarse entre las cosas. Qu hay?

Fraguadas en el horno de esta tradicin, hay tres inmensasreas: Al Csar lo que pertenece al Csar S: est Dios,

luego est su obra, y nosotros arrojados a ella atareados en

dominarla. Los humanos, para esta tradicin, pertenecemos

al mundo y no. Aunque el movimiento es ms lineal: nosintroducimos entre el mundo y Dios. En la medida en que

obedecemos a Dios el mundo nos obedece. Lo diablico del

mundo aparece cada vez que, por azar o por consigna, el

Divino Plan es obstruido.Uno puede o no atragantarse con estas articulaciones,

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ENSAYO


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dejarlas pasar como elementos de la realidad. Ms difcil

ser distinguirlas cuando cambian la escenografa y la ter-

minologa. El hueso de esta posicin se deja compactar en losiguiente: para un hombre, el mundo es lo que sirve. (Si no

sirve de inmediato, ya se ver qu se hace.) As que lo hu-

mano se distingue del resto por una singularidad que afecta

a su tener o no tener mundo. Se ha salido del esquemadivino?

________________

NOTAS

1 Martin Heidegger,Los conceptos fundamentales de la metafsica. Mundo,

fnitud, soledad, tr, Alberto Ciria, Madrid, Alianza Editorial, 2007, p. 222.

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Colaboradores


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Miria AnievaXalapa, Mxico, 1988. Sustextos han sido publicadosen diversas revistas de Mxi-co como Punto de partida,

Peridico de poesa, Molinode letras, Bonsi, etc. Ha sidoincluida en diversas antologasmexicanas de poesa. Actual-mente es becaria del PECDAen la categora JvenesCreadores. Mantiene el blogapologiadelinstante.blogspot.com

y la cuenta de Twitter

@ciervovulnerado.Luis ArceMxico, DF, 1989. Escritor

y publicista. Ha colaboradocomo en diversas revistas anivel nacional, entre las que seincluyenMetrpolis, La Lnea

del Cosmonauta, Punto dePartida yLenguaraz. Textossuyos aparecen en antologascomo Paraso en llamas(Limn Partido, 2008) y elEncuentro Iberoamericano dePoetas en el Centro HistricoVrtigo de los Aires en suedicin 2011. Colabora comocrtico musical en la revista

Marvin, y en la pgina webmehaceruido.comEdgar Omar AvilsMorelia, Mxico, 1980. Maestroen Filosofa de la Cultura (UM-

SNH), licenciado en Comuni-cacin (UAM-X) y diplomadoen la Escuela de Escritores

(SOGEM). Autor de cuatro li-bros de cuentos: Cabalgata enduermevela (Tierra Adentro,2011. Premio Nacional de librode cuento Joven Comala2011), Luna Cinema (Tierra

Adentro, 2010. Premio Na-cional de Libro de Cuento deBellas Artes San Lus Potos2008), Embrujadero (Secre-tara Michoacana de Cultura,2010. Premio Michoacn deLibro de Cuento Xavier Var-gas Pardo 2010) y de La noche

es luz de un sol negro (Ficticia,2007. Mencin de honorcaen el Premio Nacional de Li-

bro de Cuento Agustn Yez2004) y de una novela: Guiichi(Editorial Progreso, 2008).Becario de Jvenes Creadores

del FONCA 2009-2010 (encuento), y 2011-2012 (en novela).Vctor BurgosCaracas, Venezuela, 1988. Es-critor, autodidacta de bajopresupuesto, insomne. Profesala esttica del desconcierto yhace sombra cuando hay sol.

Luis Miguel CruzXalapa, Mxico, 1977. Naci enXalapa cuando era una ciudadhermosa. A pesar de algunos losigue siendo.scar de PabloMxico, DF, 1979. Es autor de

libros comoLos endemoniados,Premio Nacional de PoesaJoven Elas Nandino; Debiste

haber contado otras historias,Premio Nacional de PoesaJoven Francisco Cervantes,

Sonata para manos sucias yrecientemente, El baile de lascondiciones, publicado por laDireccin de Publicacionesdel Conaculta. Fue becario delFondo Nacional para la Cul-tura y las Artes en el programaJvenes Creadores en 2006 y2009 y de la Fundacin paralas Letras Mexicanas en 2003

y 2004.

Sergio Espinosa ProaMxico, DF, 1952 Obtuvolos ttulos de Licenciado en

Antropologa Social por laENAH, Maestro en Filosofae Historia de las Ideas por laUAZ y Doctor en Filosofa por

la Universidad Complutensede Madrid. Autor de libroscomo El deshielo y la nube.Incursiones sobre la Universi-dad y la crisis de la modernidad,

Decpites, El misterio de lasUniversidades, La fuga de loinmediato. La idea de lo sa-

grado en el fn de la modernidad,Pensar la experiencia esttica,Nada puede all. Desviacionessobre lo imaginario, etc.

Vicente Forte SilliCaracas, Venezuela, 1975.

Abogado, escritor, pintor,

cineasta y otros enredos exis-tenciales. Proletario y tuiterocomo mecanismo de defensa.


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A veces escribe de corrido enhigadoencebollado.blogspot.comJulin Herbert

Acapulco, Mxico, 1971. Autorde los libros de poemas Elnombre de esta casa (1999),

La resistencia (2003), Kublakhan (2005) y Pastilla cama-len (2009); de la novela Unmundo infel (2004); del li-

bro de cuentos Cocana (ma-nual de usuario) (2006), y del

volumen de ensayos Canbal. Apuntes sobre poesa mexi-

cana reciente (2010). Obtuvoel Premio Nacional de Litera-tura Gilberto Owen (2003), laPresea Manuel Acua (2004),el Premio Nacional de CuentoJuan Jos Arreola (2006) y elPremio Nacional de Cuento

Agustn Yez (2008; compar-tido con Len Plascencia ol).Recientemente ha ganado elPremio Jan de Novela (2011)por Cancin de tumba.Marco Antonio LariosQuirinoMxico, DF, 1988. Estudi

Letras Espaolas en la UV.Particip en los cursos de laFundacin para las LetrasMexicanas en las categorasde narrativa (2009 y 2011) yensayo (2010).Natalia Litvinova

Gmel, Bielorrusia, 1986. Re-side en Buenos Aires, Argentina.Traduce a los poetas rusos. En

el 2010 public un libro depoemas,Esteparia (Edicionesdel Dock), tradujo la antologade la poeta Shajriza Bogatyreva,

Rumbo a Karachay (CasaRefugio Citlaltpetl / Bonobos,Mxico, 2011).

Gerardo PiaMxico DF, 1975. Ha sido pro-fesor de literatura y creacinliteraria en la Fundacin paralas Letras Mexicanas, la Uni-

versity of East Anglia en el Re-ino Unido (donde obtuvo un

doctorado en literatura ingle-sa) y de la Facultad de Filosofa

y Letras de la UNAM. Ha co-laborado con reseas, traduc-ciones, ensayos y artculos enmedios comoLa Jornada,Mi-lenio,Punto de Partida, Voices

of Mexico, Literal, Hoja porHoja yReforma. Es autor de La erosin de la tinta y otrosrelatos (2001), de la novela

La ltima partida (2008);as como de las traduccionesde Las aventuras de Sherlock

Holmes y Diario de la guerracontra Mxico, publicadas en2007. Su cuenta de Twitter es@gerardopinamxSergio Ernesto RosToluca, Mxico, 1981. Ha publi-cado los libros:Piedrapizarnik,

De cetrera,SEMEFO, search-

ing the toilet in jurez av. yMinombre de guerra es Albin. Aparece en las antologas de

poesa mexicana reciente Di-vino Tesoro y Nosotros quenos queremos tanto. Formaparte del consejo de la revista

Metrpolis. Mantiene el blogHangar:hangar-sergio.blogspot.com

Ignacio Snchez PradoMxico, DF, 1979. Profesor deLiteratura Latinoamericana

y Estudios Internacionalesen Washington University St.Louis, autor de los libros Na-ciones intelectuales, Las fun-

daciones de la modernidadliteraria mexicana (2009), Elcanon y sus formas: La rein-vencin de Harold Bloom ysus lecturas hispanoamerica-nas (2002) y de Poesa paranada (2005). Es editor de varias

colecciones de ensayos sobrecrtica literaria latinoameri-cana.Romn VillalobosLagos de Moreno, Mxico,1991. Actualmente estudia lalicenciatura en Humanidadesen la Universidad de Guada-

lajara. Ha publicado cuento yfotografa en las revistas Pa-

palotziyPirocromo. Un poemasuyo fue incluido en la an-tologa Un canto me demanda,memoria de poesa laguense. Escolaborador en la radio univer-

sitaria, en un fanzine tituladoNos odian, y tiene un blog:noviembre30.blogspot.com


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