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Instituto de Investigación BíblicaAsociación Central Dominicana de los

Adventistas del Séptimo Día

Normas Cristianas Normas Cristianas Sobre la IndumentariaSobre la Indumentaria

El Adorno y la Apariencia PersonalEl Adorno y la Apariencia Personal

Documento Sometido a la Comisión Ministerial

Por el

Pr. Hermes Tavera Bueno

Noviembre 2001Santo Domingo, RD.

Introducción

Normas Cristianas Sobre La Indumentaria El Adorno y la Apariencia Personal.

El presente documento, Normas Cristianas sobre la Indumentaria, el Adorno y la Apariencia Personal, pretende ser una herramienta útil para los hermanos en Cristo quienes, deseando “agradar a Dios en todo”, buscan con afán conocer “todo el consejo” inspirado acerca del estilo de vida cristiano.

Aunque no exhaustivo, el presente documento sí pretende proveer los elementos necesarios para articular un juicio equilibrado, sobre un aspecto tan sensitivo como la apariencia personal.

Consiste en tres partes: La primera es la presentación de la posición oficial de la iglesia tal y como aparece en la Declaración de Creencias (No. 21) y en el Manual de Iglesia (2001). La segunda parte es una estructuración de la posición de la iglesia a fin de facilitar su mejor entendimiento. La tercera y mayor sección es una explicación de la posición de la iglesia fundamentada en la Biblia y los escritos de E. G. de White.

Como puede verse, el presente documento no gira en torno a la filosofía o enfoque personal de alguna persona determinada, sino que pretende presentar, facilitar y explicar la posición oficial de la Iglesia Adventista del Séptimo Día como un cuerpo unido de creyentes.

Debe aclararse que el presente documento está dirigido primeramente a pastores y

dirigentes de iglesia. Sin embargo, esperamos que sea de utilidad a todos los que busquen genuina orientación.

De todos modos es necesario hacer la siguiente advertencia: ¡Este documento puede ser divisivo si se utiliza de forma equivocada! Estamos seguros que este escrito puede originar o profundizar problemas siempre que:

1) Se utilice para sustituir la norma: El presente documento es una explicación de la norma, no es en sí una norma. Esperamos que los lectores puedan diferenciar entre lo concreto y lo agregado. Este documento también puede traer dificultades a la iglesia si:

2) Se utilice para sustituir y regir el criterio y el juicio personal de los creyentes: Este escrito es una guía que provee orientación para los que desean seguir el camino, no es una cuerda a utilizar para sujetar y arrastrar a los que no siguen el camino.

3) Este escrito puede se fatal si atenta contra la seguridad de salvación del creyente. La salvación del hombre sólo es posible por medio de Cristo y bajo el criterio de la infinita y maravillosa gracia de Dios para todos los que creen. La salvación del cristiano no depende de su conducta, aunque la aceptación de la salvación en Cristo impactará positivamente el estilo de vida del cristiano.

En la manera en que Pablo resolvió el problema sobre el valor religioso de comer “cosas sacrificadas a los ídolos” encontramos una manera inspirada de aplicar las normas cristianas.

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A pesar de que el Concilio de la Iglesia Mundial reunido en Jerusalén estableció como principio general, la abstención de “cosas sacrificadas a los ídolos” (Hechos 15: 28, 29) y encargó a Pablo la divulgación y aplicación de esta norma en el mundo gentil (Hechos 15: 25), en la ciudad e iglesia de Corinto Pablo:

1. Colocó el amor por encima de la norma y del conocimiento: “En cuanto a lo sacrificado a los ídolos, sabemos que todos tenemos conocimiento. El conocimiento envanece, pero el amor edifica. Y si alguno se imagina que sabe algo, aún no sabe nada como debe saberlo. Pero si alguno ama a Dios, es conocido por él.” (1 Corintios 8: 1-3).

Quien se disponga a aplicar este documento a alguna persona, asegúrese de que la ama lo suficiente como para no querer ser causa de su perdición. Asegúrese de que lo que realmente desea es edificarla, no sujetarla ni oprimirla con vanos conocimientos.

2. Colocó lo real por encima de lo irreal: “Acerca, pues, de las viandas que se sacrifican a los ídolos, sabemos que un ídolo nada es en el mundo, y que no hay más que un Dios. Pues aunque haya algunos que se llamen dioses, sea en el cielo, o en la tierra (como hay muchos dioses y muchos señores), para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual son todas las cosas, y nosotros por medio de él.” (1 Corintios 8: 4-6).

En otras palabras: “aunque para el incrédulo comer lo sacrificado a los ídolo es un acto de adoración al ídolo, para el cristiano comer algo sacrificado a los ídolos, no implica creer en el ídolo”. Una misma práctica, moda o conducta puede afectar de manera diferente e implicar cosas distintas para un cristiano y un no cristiano.

Independiente de lo que pueda significar una conducta, moda o práctica para el mundo, nuestra conducta se fundamenta en lo que afecta nuestra relación concreta con Dios.

Quien se disponga a usar este documento, asegúrese de no colocar cosas irreales y personales sobre lo real, el conocimiento y relación que cada creyente tiene con Dios.

3. Colocó la conciencia por encima de la práctica: “Pero no en todos hay este conocimiento; porque algunos, habituados hasta aquí a los ídolos, comen como sacrificado a ídolos, y su conciencia, siendo débil, se contamina.” (1 Corintios 8: 5-7)

Dios mira los motivos. En los casos en los que no hay una clara prohibición bíblica, lo que implica un acto dependerá de la manera en que afecta la conciencia de quien lo realiza.

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Quien se disponga aplicar este documento, cuídese de no convertirse en conciencia de su hermano.

4. Colocó la aceptación de Dios por encima de las acciones humanas: “Si bien la vianda no nos hace más aceptos ante Dios; pues ni porque comamos, seremos más, ni porque no comamos, seremos menos.” (1 Corintios 8: 8)

Somos aceptos por Dios en virtud de su gracia y por medio a la fe en lo que Cristo ha hecho por nosotros. Somos aceptos “en el Amado” independientemente de nuestra conducta marginal.

Recuerde que el padre del hijo pródigo primero lo recibió, lo abrazó, y lo besó, y luego mandó a vestirlo (Lucas 15: 20-22). Nuestro Padre nos acepta, porque es “movido a misericordia” sin importarle el vestido que tengamos puesto.

5. Colocó la responsabilidad e interés real por otros por encima de la libertad personal: “Pero mirad que esta libertad vuestra no venga a ser tropezadero para los débiles. Porque si alguno te ve a ti, que tienes conocimiento, sentado a la mesa en un lugar de ídolos, la conciencia de aquel que es débil, ¿no será estimulada a comer de lo sacrificado a los ídolos?...De esta manera, pues, pecando contra los hermanos e hiriendo su débil conciencia, contra Cristo pecáis. Por lo cual, si la comida le es a mi hermano ocasión de caer, no comeré carne jamás, para no poner tropiezo a mi hermano” (1 Corintios 8: 9, 10, 12, 13).

“Todo me es lícito, pero no todo conviene; todo me es lícito, pero no todo edifica. Ninguno busque su propio bien, sino el del otro” (1 Corintios 10: 24, 25).

En algún sentido todos somos guardas de nuestros hermanos (Cf. Génesis 4: 9, 10) “Porque ninguno de nosotros vive para sí, y ninguno muere para sí” (Romanos 14: 7)

“No seáis tropiezo ni a judíos, ni a gentiles, ni a la iglesia de Dios; como también yo en todas las cosas agrado a todos, no procurando mi propio beneficio, sino el de muchos, para que sean salvos” (1 Corintios 10: 32, 33)

La libertad que tengo de realizar determinada práctica o usar determinada moda, no es el criterio más sabio para usarla o realizarla.

El interés de cuidar la conciencia ajena, más que un signo de inseguridad o debilidad en la personalidad, es un auténtico gesto cristiano de amor y consideración a los demás.

El cristiano debe ser responsable por la manera en que sus acciones no sólo le afectan a él sino también afectan a sus hermanos.

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Actuar sin esta responsabilidad es “pecar contra los hermanos”, que es en realidad “pecar contra Cristo”.

Por otro lado, quien pretenda aplicar este documento debe cuidarse de no colocar su libertad, derecho o autoridad de aplicarlo, por encima de su interés genuino por los otros y su responsabilidad de realmente edificarlos. Debe cuidarse a fin de que “no venga a ser tropezadero para los débiles”.

6. Pablo también colocó el costo de la salvación de un alma por encima del conocimiento y responsabilidad de quien cuida esa alma: “Y por el conocimiento tuyo, se perderá el hermano débil por quien Cristo murió” (1 Corintios 8: 11).

Quien se disponga a aplicar este documento a otra persona, no debe perder de vista el costo eterno que esta persona tiene para Dios: la sangre de su amado Hijo.

En el día final a muchos se les reprochará el no haber reprendido, exhortado y enseñado a sus hermanos, con toda paciencia y doctrina (2 Timoteo 4: 1-2).

A otros se les reprochará el hecho de que su reprensión haya ocasionado la pérdida de alguna alma, muy cara para el cielo.

“Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar” (Mateo 18: 6)

Sin embargo el cuidado de no hacer tropezar a los hermanos, no debe aminorar nuestra responsabilidad como dirigentes de orientarlos.

La encomienda personal de Pablo a cada dirigente es muy solemne: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los muertos en su manifestación y en su reino, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina” (2 Timoteo 4: 1, 2)

Debemos recordar que los dirigentes “no pueden eximirse de cumplir fielmente su deber de reprender pecados y males entre el pueblo de Dios, aunque sea una tarea desagradable y no sea aceptada por el que yerra” (Joyas de los Testimonios, tomo 1: 325).

Esa “desagradable tarea” tiene sus bendiciones: “Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.” (Santiago 5: 19, 20).

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Esperamos que este documento pueda servir a algún líder espiritual en su sagrado trabajo de “volver al pecador del error y salvar su alma”. ¡Oremos para que esto ocurra!

Hermes Tavera Bueno Instituto de Investigación Bíblica

Asociación Central Dominicana

I. La Posición de la Iglesia

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Entre las CREENCIAS FUNDAMENTALES de la Iglesia Adventista del Séptimo Día, la Número 21, «La Conducta Cristiana», trata el tema de la indumentaria en los siguientes términos:

“Si bien reconocemos las diferencias culturales, nuestra vestimenta debiera ser sencilla, modesta y pulcra como corresponde a aquellos cuya verdadera belleza no consiste en el adorno exterior, sino en el inmarcesible ornamento de un espíritu apacible y tranquilo.”

El MANUAL DE LA IGLESIA (2001) entra las «Normas de Vida Cristiana» incluye las siguientes orientaciones sobre la “Indumentaria”:

“Como Adventistas hemos sido llamados del mundo. Somos reformadores. La verdadera religión que entra en cada fase de la vida, debe tener una influencia moderadora en todas nuestras actividades. Nuestros actos de vida deben basarse en principios y no en ejemplos del mundo que nos rodea. Las costumbres y las modas pueden cambiar con los años, pero los principios relativos la debida conducta son siempre los mismos. El vestido es un factor importante en el carácter cristiano. En los primeros tiempos de nuestra historia recibimos instrucción con respecto a la manera en que deben vestirse los cristianos, a fin de ‘proteger al pueblo de Dios contra la influencia corruptora del mundo, así como de promover la salud física y moral’ (Testimonies, 4: 634) ¡En verdad este es un propósito muy abarcante! No hay virtud en vestirse en forma diferente e los que nos rodean solo para ser distintos, pero donde están implicados los principios de refinamiento o moralidad, el cristiano concienzudo será fiel a sus convicciones antes que seguir las costumbres prevalecientes.

Los cristianos deben evitar la ostentación llamativa y ‘el adorno profuso’. La vestimenta debe ser, hasta donde sea posible, ‘de buena calidad, de colores que sienten bien, y apropiada para el servicio. Debiera escogerse con fines de duración más bien que para la ostentación’. Nuestra indumentaria debe caracterizarse ‘por la gracia, la belleza y la adaptación de la sencillez natural’ (Mensajes Para los Jóvenes: 349-350) Para que no sea llamativa, debiera seguir los estilos más conservadores y razonables de la época.

La adopción de novedades y modas extremas en el vestido de hombres y mujeres indica una falta de atención a asuntos serios. Prescindiendo de cuán cuerdamente la gente puede vestirse, hay siempre extremos en el vestido que violan las normas de la modestia, y así tienen un influencia directa en el predominio de condiciones inmorales. Muchos que siguen ciegamente son en parte inconscientes de estos efectos, pero los resultados no son menos desastrosos. El pueblo de Dios debe encontrarse siempre entre los conservadores en materia de indumentaria, haciendo que ‘no llene la mente el problema del vestido’ (Evangelismo: 202). No serán los primeros en

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adoptar los nuevos estilos de vestidos, ni los últimos en abandonar los antiguos.

‘El vestirse sencillamente y abstenerse de ostentar joyas de toda clase está de acuerdo con nuestra fe’ (Joyas de los Testimonios: 3: 350). Se enseña con claridad en las Escrituras que el uso de joyas es contrario a la voluntad de Dios. ‘No con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos’, es la admonición del Apóstol Pablo (1 Timoteo 2: 9). El llevar ornamentos y joyas es un esfuerzo por atraer la atención que no está de acuerdo con el olvido propio que debe manifestar el cristiano.

En algunos países la costumbre de usar anillo matrimonial es considerada como algo imperativo y ha llegado a ser en la mente de la gente un criterio de virtud y por lo tanto no es considerado como un ornamento. En tales circunstancias no sentimos que debamos condenar esta práctica.

Recordemos que no es el ‘atavío exterior’ lo que expresa el verdadero carácter cristiano, sino ‘el interno, el del corazón en l incorruptible ornato de un espíritu apacible que es de gran estima ante Dios’ (1 Pedro 3: 3-4). El uso de los cosméticos comunes, que chocan con el buen gusto y los principios de la modestia cristiana deben ser evitados. El aseo y la conducta cristiana deben ser observados en el cuidado de la persona que está tratando en todo tiempo de agradar y representar correctamente a Cristo nuestro Señor.

Los padres cristianos deben hacer valer el peso de su ejemplo, instrucción y autoridad para inducir a sus hijos e hijas a ataviarse modestamente, y a ganar así el respeto y la confianza de aquellos que los conocen. Que nuestros hermanos se consideren bien vestidos únicamente cuando se halla cumplido con las normas de la modestia, y al usar ropa de buen gusto y de orientación conservadora.

II. Entendiendo la Posición de la Iglesia

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Esta exposición de la Iglesia mantiene un orden delimitado. Podríamos estructurar esta posición, tal y como aparece en el MANUAL DE IGLESIA, de la siguiente manera:

1. La filosofía básica:a) Hemos sido llamados del mundo.b) Somos reformadoresc) Debemos basarnos en principios, no en la moda cambiante del

mundo.d) El asunto del vestido es importante:

Protege a la iglesia contra la influencia corruptora del mundo.

Promueve la salud física y morale) Debemos vestir distinto del mundo cuando estén implicados los

principios de: Refinamiento y Moralidad.

2. Criterios para elegir la indumentaria correcta:a) Se deben evitar:

La ostentación llamativa. El adorno profuso.

b) La vestimenta debe ser: De buena calidad. De colores que sienten bien. Apropiada para el servicio.

c) La indumentaria debe caracterizarse por: La gracia y la belleza. La adaptación de la sencillez natural.

d) Consejo práctico: Debemos seguir los estilos más conservadores y

razonables.

3. El cristiano y la moda:a) La adopción de modas extremas indica una falta de atención a

asuntos serios.b) Hay modas que violan las normas de la modestia.

Influyen en las condiciones inmorales.c) La ignorancia de sus efectos no detiene los resultados de la moda.d) El pueblo de Dios debe ser conservador.

No deben ser los primeros en adoptar los nuevos estilos. Ni ser los últimos en abandonarlos.

e) El asunto del vestido no debe llenar nuestras mentes.

4. La abstención de joyas:a) Abstenerse de joyas está de acuerdo con nuestra fe:

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La Biblia enseña que el uso de joyas es contrario a la voluntad de Dios.

El llevar joyas es un esfuerzo por atraer la atención, contrario al “olvido propio” que debe caracterizar al cristiano.

b) Una adaptación de la norma: el anillo matrimonial. No es condenable:

- Donde la costumbre constituye un imperativo moral.

- Donde en la opinión del pueblo es un criterio de virtud.

- Donde no es considerado como ornamento.

5. La apariencia externa.a) El carácter cristiano se expresa en el “atavío interior”, no en el

“exterior”. Un atavío de corazón. Un adorno incorruptible. Un espíritu apacible.

b) El uso de los cosméticos debe ser evitado: Cuando chocan con el buen gusto. Cuando chocan con los principios de la modestia

cristiana.c) Debe observarse el aseo y el cuidado personal:

A fin de representar correctamente al Señor.

6. Amonestaciones finales:a) Los padres deben inducir a los hijos:

A vestirse modestamente. A ganarse el respeto y la confianza de sus conocidos.

b) Los hermanos deben sentirse bien vestidos: Cuando se hayan cumplido con las normas de la

modestia. Al usar ropa de buen gusto. Al usar ropa de orientación conservadora.

III. Explicando la Posición de la Iglesia

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1. LA FILOSOFÍA BÁSICA :

a) Hemos sido llamados del mundo.

Dios es santo (Lev. 11: 44-45; Isa. 1: 4; 5: 19, 24; 6: 3; 10: 20), por eso llama a su pueblo a ser un “pueblo santo”, un “linaje escogido” (Exo. 19: 6; 1 Ped. 2: 9), consagrado al Señor (Deut. 26: 18-19). “Escrito está: sed santos por que yo soy santo” (1 Ped. 1: 16). “Sed santos en toda vuestra manera de vivir” (1 Ped. 1: 15). A pesar de la corrupción reinante en el mundo al fin del tiempo, Dios preservará una “simiente santa” (Isa. 4: 3; 6: 3). Esta es la razón por la que los miembros del remanente (Apo. 12: 17) son llamados “santos” (Apo. 14: 12). La orden que sigue es “no améis al mundo ni a las cosa que están en el mundo” (1 Juan 2: 15) “porque el mundo pasa y su concupiscencia, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre” (1 Ped. 2: 17). Los seguidores de Cristo son “santificados” “por la fe” (Hech. 26: 18) pero manifiestan su santidad en la observancia estricta de la voluntad de Dios (Deut. 28: 9) Hemos sido elegidos desde antes de la fundación del mundo para que “fuésemos santos y sin mancha delante de él” (Efe. 1; 4) por lo tanto debemos andar “como es digno de la vocación” con que hemos sido llamados (Efe. 4: 1). Aún en la aparente degeneración reinante en la Iglesia, Dios tiene “unas pocas personas, que no han manchado sus vestiduras”, esas, dice Dios, “andarán conmigo en vestiduras blancas, porque son dignas”. (Apo. 3: 4)

“Los hijos de Israel, después que fueron sacados de Egipto, recibieron la orden de colocar una sencilla cinta azul en el borde de sus vestiduras, para distinguirlos de las naciones circundantes y para dar a entender que eran el pueblo peculiar de Dios. En la actualidad no se requiere que el pueblo de Dios coloque un distintivo especial sobre sus vestiduras. Pero en el Nuevo Testamento con frecuencia se nos señala el Israel de la antigüedad como ejemplo. Si Dios dio instrucciones tan definidas a su pueblo de la antigüedad concernientes a su manera de vestir, ¿ no tomará en cuenta el vestido de su pueblo en esta época? ¿No debería distinguirse del mundo por su manera de vestir? ¿No debería el pueblo de Dios, que es su especial tesoro, procurar glorificar a Dios aun en su vestimenta? ¿Y no deberían sus hijos ser ejemplos en lo que concierne a su manera de vestir, y con

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su estilo sencillo reprochar el orgullo, la vanidad y la extravagancia de los profesos cristianos que son mundanos y amantes del placer? Dios requiere esto de su pueblo. El orgullo es censurado en su Palabra. (Mensajes Selectos, Tomo 2: 538-539).

“Cuando vi a muchos adventistas observadores del sábado hacerse mundanos en pensamiento, en la conversación, en el vestido, mi corazón se entristeció. Las personas que afirman que tienen el último mensaje de misericordia para darlo al mundo, son atraídos por las modas del mundo, y hacen grandes esfuerzos para seguirlas tanto como creen que su profesión de fe les permite ir. El vestido del mundo que se usa entre nuestro pueblo es tan llamativo, que los no creyentes con frecuencia hacen la siguiente observación: "Por la manera en que se visten Uds. no se los puede distinguir del mundo". Sabemos que esto es cierto, aunque hay muchas excepciones.” (Mensajes Selectos, Tomo 3: 277-278).

b) Somos Reformadores:

“Los que se llaman a sí mismos reformadores no pueden presentar como excusa el hecho de que otros siguen practicando esta costumbre destructora de la salud y la vida. El hecho de que todos los que os rodean sigan una moda que es perjudicial para la salud no disminuirá en nada vuestro pecado, ni constituirá ninguna garantía para la salud y la vida de vuestros hijos” (Mensajes Selectos, Tomo 2: 537).

“Hermanas mías, es necesario que hagamos una reforma en nuestra manera de vestir. Hay muchos errores en el estilo de vestir femenino actual.” (Mensajes Selectos, Tomo 2: 538).

c) Debemos basarnos en Principios, no en la moda:

“Los hijos de Dios deben ser gobernados por principios superiores a los de los mundanos, que tratan de medir todo su proceder por la moda.” (Joyas de los Testimonios, Tomo 1: 144).

“¡Cuán contrarias a los principios consignados en las Escrituras son muchas de las confecciones impuestas por la moda! Pensad en los estilos que han prevalecido en los

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últimos siglos o aun en las últimas décadas. . . . ¡Cuántos nos parecerían impropios de una mujer refinada, temerosa de Dios y respetuosa de sí misma!” (Conducción del Niño: 407).

“Con demasiada frecuencia, las madres que profesan ser cristianas sacrifican los principios a su deseo de seguir a la multitud que coloca a la moda como su dios. Protesta la conciencia, pero no tienen suficiente valor para decidirse firmemente contra el error.” (Conducción del Niño: 408).

d) El Asunto del Vestido es importante:

“Estamos acercándonos al final de la historia de este mundo. Se necesita ahora un testimonio claro y directo tal como se da en la Palabra de Dios, con respecto a la sencillez del vestido. Esta debe ser nuestra preocupación.” (Mensajes Selectos, Tomo 3: 288-289).

“Juzgamos el carácter de una persona por su manera de vestir.” (Mensajes Para los Jóvenes: 351) .

“Nuestras palabras, nuestras acciones y nuestra indumentaria predican diariamente y en forma vívida, y juntan para Cristo o dispersan. Esto no es un asunto trivial, que se ha de dejar a un lado con una broma. El tema de la indumentaria exige seria reflexión y mucha oración.” (Evangelismo: 488)

“Vemos que gana constantemente terreno en la iglesia un mal que la Palabra de Dios condena. ¿Cuál es el deber de los que tienen autoridad, con respecto a este asunto? La influencia de la iglesia, ¿será lo que debiera ser, mientras muchos de sus miembros obedecen los dictados de la moda, en lugar de la voluntad de Dios, claramente expresada? ¿Cómo podemos esperar la presencia y ayuda del Espíritu Santo mientras permitimos que estas cosas existan entre nosotros? ¿podemos guardar silencio mientras los profesos seguidores de Cristo ponen a un lado sus enseñanzas? Estas cosas causan pena y perplejidad a los que tienen a su cargo el cuidado de la iglesia de Dios. ¿No reflexionarán sinceramente mis hermanos cristianos, y orarán sobre este asunto? ¿No tratarán de dejarse guiar la por Palabra de Dios?” (Mensajes Para los Jóvenes: 353, 354).

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“Uno de los puntos acerca de los cuales los recién convertidos a la fe necesitarán instrucción, es el asunto de la indumentaria. Óbrese fielmente con los nuevos conversos. ¿ Son vanidosos en el atavío? ¿Albergan orgullo en su corazón? La idolatría del atavío es una enfermedad moral. No debe ser introducida en la nueva vida. En la mayoría de los casos, la sumisión a los requerimientos del Evangelio exigirá un cambio decidido en la manera de vestir. No debe haber negligencia al respecto. Por amor a Cristo, cuyos testigos somos, debemos tratar de sacar el mejor partido de nuestra apariencia. En el servicio del tabernáculo, Dios explicó todo detalle concerniente a las vestiduras de los que ministraban delante de él. Esto nos enseña que él tiene una preferencia con respecto a la indumentaria de los que le sirven.” (Joyas de los Testimonios, Tomo 2: 393-394).

e) No debemos diferir del mundo por el simple hecho de ser diferentes:

“Si el mundo introduce una moda recatada, conveniente y saludable, que este de acuerdo con la Biblia, no cambiará nuestra relación con Dios o con el mundo el adoptar tal estilo de vestido. Los cristianos debieran seguir a Cristo y hacer sus vestidos conforme a la Palabra de Dios. Debieran evitar los extremos. Humildemente debieran seguir un sendero recto, sin tomar en cuenta el aplauso o la censura Y debieran aferrarse a lo correcto por ser correcto” (Conducción del Niño: 388-389).

“Los cristianos no deberían afanarse por vestir de un modo tan distinto al del mundo que lleguen a ser objeto de todas las miradas.” (Mensajes Para los Jóvenes: 349)

2. CRITERIOS PARA ELEGIR LA INDUMENTARIA CORRECTA:

a) Se deben evitar los estilos llamativos, la ostentación y los adornos profusos:

"Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad" (1 Timoteo 2: 9, 10)

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“Los vestidos llamativos y extravagantes con frecuencia estimulan la concupiscencia en el corazón de quienes los usan y despiertan pasiones bajas en la mente de quienes los contemplan.” (Consejos sobre la Salud: 604) .

“La Biblia nos enseña la modestia en el vestir. ‘Asimismo que asistan las mujeres en traje modesto, adornándose con recato y sobriedad’. Este pasaje prohíbe la ostentación en el vestir, los colores chillones, adornos profusos. Todo medio destinado a llamar atención a la persona así vestida, o a despertar la admiración, queda excluido de la modesta indumentaria prescrita por la Palabra de Dios.” (Mensajes Para los Jóvenes: 349)

“El orgullo y la extravagancia en el vestir es un pecado al que tiene especial tendencia la mujer. De aquí que el mandato del apóstol se refiera directamente a ella” (Mensajes Para los Jóvenes: 353)

b) La vestimenta debe ser de buena calidad, de colores asentados y adecuada para el servicio:

“Pero nuestra indumentaria, si bien modesta y sencilla debe ser de buena calidad, de colores apropiados y adecuados para el servicio. Deberíamos escogerla por su durabilidad más bien que para la ostentación. Debe proporcionarnos abrigo y protección adecuada. La mujer prudente descrita en los Proverbios ‘no tiene temor de la nieve por su familia, porque toda su familia está vestida de ropas dobles’ Proverbios 31: 21.” (Mensajes Para los Jóvenes: 350).

c) La indumentaria debe caracterizarse por la sencillez y la gracia natural.

“Y por el vestido, ¿porqué os afanáis? Mirad los lirios del campo, no trabajan ni hilan, pero os digo que ni Salomón con toda su gloria se vistió como uno de estos”. (Mateo 6: 28, 29)

“La ropa debe tener la donosura, la belleza y las cualidades propias de la sencillez natural. Cristo nos ha prevenido contra el orgullo de la vida, pero no contra su gracia y su belleza natural. Nos llama la atención a las flores del campo, a los lirios de tan significativa pureza, y dice: "Ni aun Salomón con toda su gloria vistió así como

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uno de ellos" (Mat. 6: 29). Así, por medio de las cosas de la naturaleza, Cristo nos enseña cuál es la belleza que el cielo aprecia, la gracia modesta, la sencillez, la pureza, la propiedad, que harán nuestro atavío agradable a Dios.” (Consejos para los Maestros: 231, 232)

d) Se debe ser lo más conservador y razonable:

“En todas las cosas, hemos de ser representantes de él. Nuestra apariencia en todo respecto debe caracterizarse por el aseo, la modestia y la pureza. Pero la Palabra de Dios no sanciona el hacer cambios en el atavío y meramente por seguir la moda, a fin de conformarse al mundo. Los cristianos no han de adornar su persona con atavíos costosos o adornos caros.” (Evangelismo: 199)

3. EL CRISTIANO Y LA MODA

a) La adopción de modas extremas indica falta de atención a asuntos serios:

“Vi que Satanás, mediante sus tentaciones, está instituyendo modas que cambian continuamente, fiestas atractivas y diversiones, para que las madres sean inducidas a dedicar el tiempo de prueba que Dios les ha concedido a asuntos frívolos, de modo que tengan escasas oportunidades de educar debidamente a sus hijos” (Consejos sobre la Salud: 610) .

“Quienes adoran ante el altar de la moda tienen poca fuerza de carácter, y poca energía física. No tienen un propósito grande para la vida y su existencia no logra ningún fin de valor. Encontramos por doquiera mujeres cuya mente y corazón están absortos en su amor por el vestido y la ostentación. Sus almas están atrofiadas y empequeñecidas y sus pensamientos se concentran en su pobre y despreciable persona.” (Joyas de los Testimonios, Tomo 1: 598).

b) El Asunto del Vestido no debe llenar nuestras mentes:

“Sigan las costumbres en el vestido mientras estén de acuerdo con los principios de salud. Nuestras hermanas vístanse sencillamente, como muchas lo hacen; que el vestido sea de material bueno y durable, apropiado para

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su edad; y que la cuestión del vestido no llene sus mentes.” (Mente, Carácter y Personalidad, Tomo 2: 580)

4. LA ABSTENCIÓN DE JOYAS:

a) Abstenerse de Joyas está de acuerdo con nuestra fe:

“La abnegación en el vestir es parte de nuestro deber cristiano. El vestir sencillamente y abstenerse de ostentar joyas y adornos de toda clase está de acuerdo con nuestra fe. ¿Pertenecemos al número de aquellos que ven la insensatez de los mundanos al entregarse a la extravagancia en el vestir y al amor de las diversiones?” (Joyas de los Testimonios, Tomo 1: 350, 351).

La Biblia presenta una variedad de usos de las joyas. Se presenta su uso como adorno (Exo. 11: 2; 2 Rey. 9: 30; Cant. 5: 14; 7: 1; Isa. 3: 16-23; Jer. 4: 30; Lam. 4: 17; Eze. 16: 11-15; 23: 40; 1 Tim. 2: 9, 10; 1 Ped. 3: 3, 4; Apo. 17: 4; 18: 6) como moneda o evidencia de riquezas (Gen. 24: 20;, 35; 2 Cro. 32: 27; 1 Rey. 10: 2; Isa. 49: 18; 61: 10; Jer. 2: 32; Mat. 2: 11; 7: 11; 10: 9; 13: 45-46; Marc. 6: 8; Luc. 9: 3; Hech. 3: 6; 20: 33; 1 Pedr. 1: 18, 19) como símbolo de posición social (2 Reyes 11: 12; Sal. 21: 3; 89: 39; 132: 18; Ezeq. 28: 11-19; Zac. 9: 16; Sant. 2: 2; Apoc, 14: 14) como señal de poder y autoridad (2 Sam. 12: 30; Jer. 13: 18; Eze. 21: 26; Esther 3: 10, 12; Luc. 15: 22) en alguna función religiosa (Exo. 28: 9-14, 36-38; Num. 13: 23; Deut. 8: 8; Cant. 4; 3, 13) y como ofrenda (Num. 31: 50; Exo. 30: 11-16; Mat. 2: 11).

El hecho de que la Biblia presente los diversos usos que sus personajes dieron a las joyas, no indica que las joyas sean aceptables por la religión bíblica. Al contrario, hay una actitud negativa hacia las joyas.

En el Antiguo Testamento no se prescribe el uso de joyas para ningún israelita, con la excepción del sumo sacerdote (Exo. 28: 36-28) y, quizás, el rey, cuya corona indicaba su unción divina (2 Rey. 11: 12). Sin embargo, las joyas estaban sobre sus vestiduras (Exo. 28: 9-14; 17- 20); y estas eran funcionales. Es decir, las joyas cumplían una función específica (Exo. 28: 9, 12)

Esto sugiere que las joyas eran prescritas o permitidas sólo cuando su utilización respondía a alguna función real

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y específica, no para la mera ornamentación de la persona.

En el Antiguo Testamento se nota la tendencia a devaluar las joyas como símbolo de adorno y prestigio a favor de cualidades internas de la persona (Prov. 3: 15; 8: 10; 11: 22; 20: 15; 31: 10; Job 28: 15-19)

La Biblia asocia las joyas con la idolatría. Cuando a Jacob se le dio la orden de renovar su pacto “con el Dios que te apareció cuando huías de tu hermano” (Gen. 35: 1) él dijo a su familia; “quitad los dioses ajenos que hay entre vosotros, limpiaos y mudad vuestros vestidos. Y levantémonos, y subamos a Bethel; Y haré allí un altar al Dios que me respondió en el día de mi angustia, y ha estado conmigo en el camino que he andado” (Gen. 35: 3). De este texto se infiere que Jacob entendió que para encontrarse con Dios debía hacer reformas en el vestido y separar de su familia los dioses ajenos. Resulta interesante que al llamado de sacar los ídolos del campamento la familia responde entregando “los dioses ajenos que había en poder de ellos, y los zarcillos que estaban en sus orejas” (Gen. 35: 4) La relación entre las joyas y la idolatría es evidente.

Después de la adoración del becerro de oro (Exo 32) y de la reacción divina amenazando retirarse de entre el pueblo (Exo. 33: 3), los israelitas imploraron el perdón despojándose de sus “atavíos”, o joyas (Exo. 33: 4). Tal acción, explica el autor bíblico, se debió a la orden expresa por parte de Dios: “quítate, pues, ahora tus atavíos, para que yo sepa lo que te he de hacer” (Exo. 33: 5). Se añade entonces el comentario: “entonces los hijos de Israel se despojaron de sus atavíos desde el monte Horeb” (Exo. 33: 6) Esto sugiere que esta acción no fue temporal, sino que desde ese momento fue una tendencia continua. El despojarse de las joyas se presenta como una señal de arrepentimiento y de abandono de la idolatría que habían practicado.

El Profeta Isaías reprendió duramente a la clase alta del antiguo Israel: “Asimismo dice Jehová: Por cuanto las hijas de Sion se ensoberbecen, y andan con cuello erguido y con ojos desvergonzados; cuando andan van danzando, y haciendo son con los pies; por tanto, el Señor raerá la cabeza de las hijas de Sion, y Jehová descubrirá

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sus vergüenzas. Aquel día quitará el Señor el atavío del calzado, las redecillas, las lunetas, los collares, los pendientes y los brazaletes, las cofias, los atavíos de las piernas, los partidores del pelo, los pomitos de olor y los zarcillos, los anillos, y los joyeles de las narices, las ropas de gala, los mantoncillos, los velos, las bolsas, los espejos, el lino fino, las gasas y los tocados. Y en lugar de los perfumes aromáticos vendrá hediondez; y cuerda en lugar de cinturón, y cabeza rapada en lugar de la compostura del cabello; en lugar de ropa de gala ceñimiento de cilicio, y quemadura en vez de hermosura.” (Isaías. 3: 16-24)

La actitud de los escritores del Nuevo Testamento es igualmente negativa: “Asimismo que las mujeres se atavíen de ropa decorosa, con pudor y modestia; no con peinado ostentoso, ni oro, ni perlas, ni vestidos costosos, sino con buenas obras, como corresponde a mujeres que profesan piedad”. (1 Timoteo. 2: 9, 10).

El Apóstol Pedro afirmó: “Asimismo vosotras, mujeres, estad sujetas a vuestros maridos; para que también los que no creen a la palabra, sean ganados sin palabra por la conducta de sus esposas, considerando vuestra conducta casta y respetuosa. Vuestro atavío no sea el externo de peinados ostentosos, de adornos de oro o de vestidos lujosos, sino el interno, el del corazón, en el incorruptible ornato de un espíritu afable y apacible, que es de grande estima delante de Dios”. (1 Pedro. 3: 1-4)

En el Apocalipsis se contrasta a una mujer pura, perseguida por el Dragón, adornada sin ningún tipo de joyas, fuera de la gloria de Dios (Apocalipsis 12: 1-4) con una mujer ramera y blasfema sentada sobre una bestia (Apocalipsis 17: 1, 3). A esta última se la describe como “vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación.” (Apocalipsis 17: 4). A esa mujer se la acusa de ser madre “de las abominaciones de la tierra” (Apocalipsis 17: 5)

b) Una adaptación de la norma: El Anillo Matrimonial:

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“Algunos se han preocupado con respecto al uso del anillo de compromiso y les parece que las esposas de nuestros ministros debieran amoldarse a esa costumbre. Todo eso es innecesario. Tengan las esposas de los ministros el eslabón de oro que vincula su alma con Jesucristo: un carácter puro y santo, el verdadero amor, la mansedumbre y la piedad que son los frutos producidos por el árbol cristiano, y su influencia estará segura en cualquier parte. El hecho de que provoca observaciones el no cumplir con la costumbre no es suficiente motivo para adoptarla. Los americanos [del norte] pueden hacer comprender su situación declarando sencillamente que en su país la costumbre no se considera obligatoria. No necesitamos llevar el símbolo, porque no somos infieles a nuestros votos matrimoniales, y el hecho de llevar un anillo no probaría nuestra fidelidad al respecto. Me preocupa profundamente este proceso semejante al de la levadura que parece sentirse entre nosotros y que tiende a conformarnos con las costumbres y modas. No debiera gastarse un centavo en un anillo de oro para testificar que somos casados., En los países donde la costumbre impera, no nos sentimos obligados a condenar a aquellos que usan su anillo de compromiso; llévenlo si pueden hacerlo a conciencia; pero ninguno de nuestros misioneros debe sentir que llevar un anillo acrecentará su influencia en una jota o un tilde. Si son cristianos, ello se manifestará en su carácter semejante al de Cristo, en sus palabras, en sus obras, en el hogar, en su trato con los demás; se revelará por su paciencia, longanimidad y bondad. Manifestarán el espíritu del Maestro, poseerán su belleza de carácter, su hermosa disposición y su corazón lleno de simpatía”. (Joyas de los Testimonios, Tomo 1: 602)

c) Cuestiones Sobre el Anillo:

La Biblia presenta un fuerte rechazo hacia cualquier tipo de joyas, incluyendo el anillo.

E. G. de White se opuso al uso del anillo de compromiso:

- Llamó a esa costumbre “innecesaria”.- No se necesita llevar el símbolo cuando se es fiel a

los votos matrimoniales.- El hecho de que se objete el no llevar la costumbre,

no es razón para llevarla.

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- Aceptar el anillo de compromiso podría ser una levadura entre el pueblo que lleve a una conformación con las costumbres modas mundanas.

E. G. de White toleró el uso del anillo de compromiso en algunas circunstancias:

- El uso del anillo es tolerable en casos excepcionales.

- Estos casos se refieren a “los países donde la costumbre impera”.

- Aún en esas situaciones, ella no lo promueve sino que confiesa: “no nos sentimos obligados a condenar”. Es decir, el anillo, no es promovido, sino tolerado.

- A pesar de tolerarlo, ella recuerda a los misioneros que le toca trabajar en esos países: “Ninguno de nuestros misioneros debe sentir que llevar un anillo acrecentará su influencia en una jota o un tilde”.

Es decir, el anillo es sólo permitido cuando cumple alguna función genuinamente necesaria, no como adorno personal.

De acuerdo con el consejo de E. G. de White el MANUAL DE LA IGLESIA no condena el uso del anillo matrimonial en los lugares en que no es considerado un adorno, sino un criterio de virtud.

En la Junta de Fin de Año de 1986 los oficiales de la División Norteamericana reconocieron que para algunos, en su territorio, la costumbre ya era un imperativo social y un criterio de virtud para la opinión pública. Se votó aceptar a tales personas “en la feligresía y el servicio de la iglesia”.

¿Demanda la sociedad dónde vivimos el uso del anillo como “criterio de virtud” para las parejas? ¿Se cuenta su comunidad entre las que “la costumbre de usar anillo matrimonial es considerada como algo imperativo”como estipula el MANUAL DE LA IGLESIA?

d) Lo dicho anteriormente es aplicable para el caso del anillo profesional, con la excepción de que:

En ninguna sociedad el uso del anillo profesional es un imperativo social.

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En ninguna sociedad el uso del anillo profesional es un criterio de virtud en la opinión pública.

El anillo profesional está relacionado, más bien, con el estatus o el reconocimiento de los logros humanos, que si bien no son minimizados en la Biblia, nunca se promueve su reconocimiento social como virtud cristiana.

A pesar de esto, algunos creen que es justo llevar el anillo como reconocimiento de los logros obtenidos. El Apóstol Pablo acumuló méritos suficientes como para ser merecedor de portar un anillo profesional. Dijo: “Si alguno piensa que tiene de qué confiar en la carne, yo más: circuncidado al octavo día, del linaje de Israel, de la tribu de Benjamín, hebreo de hebreos; en cuanto a la ley, fariseo; en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible”. (Filipenses 3: 4-6). Sin embargo, no buscó el reconocimiento de sus méritos sino, más bien, agregó a su “currículo” la siguiente nota: “Pero cuantas cosas eran para mí ganancia, las he estimado como pérdida por amor de Cristo. Y ciertamente, aun estimo todas las cosas como pérdida por la excelencia del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por amor del cual lo he perdido todo, y lo tengo por basura, para ganar a Cristo” (Filipenses 3: 7-8)

5. LA APARIENCIA EXTERNA:

a) El carácter cristiano se expresa en el atavío interior no en el exterior:

“Los que acarician y lisonjean el yo, fomentando el orgullo y la vanidad, dando al vestido y la apariencia el tiempo y la atención que debieran darse a la obra del Maestro, están sufriendo una pérdida terrible. Muchos que están vestidos con bellas prendas externas no saben nada del adorno interior que es de gran precio a la vista de Dios. Su fina vestimenta cubre un corazón que es pecaminoso y enfermo, lleno de vanidad y orgullo. No saben lo que significa buscar "las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios" -Col. 3: 1.” (Mensajes Selectos, Tomo 1: 91, 92).

b) Los cosméticos:

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“Vino después Jehú a Jezreel; y cuando Jezabel lo oyó, se pintó los ojos con antimonio, y atavió su cabeza, y se asomó a una ventana.” (2 Reyes 9: 30).

“Y tú, destruida, ¿qué harás? Aunque te vistas de grana, aunque te adornes con atavíos de oro, aunque pintes con antimonio tus ojos, en vano te engalanas; te menospreciarán tus amantes, buscarán tu vida.” (Jeremías 4: 30).

“Nosotros no debemos vivir de acuerdo a la moda, porque haciendo esto, sacrificamos lo natural a lo artificial. Nuestros hábitos artificiales nos privan a nosotros de muchos privilegios y muchos gozos y nos incapacitan para una vida útil.” (Review and Herald, 17 Oct. 1871)

c) El cuidado personal:

“Pero hay una clase de personas que habla insistentemente del orgullo y la vestimenta,... Sus prendas de vestir están sucias, y sin embargo tales personas se atreven a hablar contra el orgullo. Clasifican la decencia y la pulcritud en la misma categoría que el orgullo. Si hubieran estado entre el pueblo que se reunió alrededor del monte para escuchar la ley promulgada desde el Sinaí, habrían sido expulsadas de la congregación de Israel porque no habrían obedecido el mandamiento de Dios: "Y laven sus vestidos", como preparación para escuchar su ley dada con terrible majestad.” (Mensajes Selectos, Tomo 2: 539).

“Algunos piensan que para efectuar esa separación del mundo que la Palabra de Dios requiere, deben descuidar su manera de vestir.” (Mensajes Selectos, Tomo 2: 540) .

“La ropa de una persona y la forma como se la lleva generalmente se consideran como un exponente de su personalidad.” (Mensajes Selectos, Tomo 2: 540)

6. AMONESTACIONES FINALES

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a) Un argumento refutado:

“Mientras estábamos en la casa del Hno. Harris tuve una entrevista con una hermana que usaba joyas de oro y sin embargo profesaba esperar la venida de Cristo. Le hablamos de las declaraciones expresas de la Escritura contra el uso de joyas. Pero ella se refirió a la ocasión en que se le ordenó a Salomón embellecer el templo, y a la declaración de que las calles de la ciudad de Dios eran de puro oro. Afirmó que si podíamos mejorar nuestra apariencia usando joyas, de manera que pudiéramos tener influencia en el mundo, esto estaba correcto. Le repliqué que nosotros éramos pobres mortales caídos, y que en lugar de decorar nuestros cuerpos porque el templo de Salomón estaba gloriosamente adornado, debemos recordar nuestra condición caída y que costó el sufrimiento y la muerte del Hijo de Dios para redimirnos. Este pensamiento debe causar en nosotros un sentimiento de humillación. Jesús es nuestro modelo. Si él abandonara su humillación y sufrimientos, y clamara: "Si alguien quiere venir en pos de mí, agrádese a sí mismo, y goce del mundo, y será mi discípulo", la multitud lo creería y le seguiría. Pero Jesús no se nos presenta de otra manera que como el humilde crucificado. Si queremos estar con él en el cielo, debemos ser como él fue en la tierra. El mundo reclamará a aquellos que le pertenecen. Y quien quiera ser vencedor, debe abandonar lo que es mundano” (Notas Biográficas: 124) .

b) A los jóvenes:

“Queridos jóvenes, vuestra tendencia a vestir de acuerdo con la moda y a usar encajes y oro y artificios para ostentación, no recomendará a otros vuestra religión o la verdad que profesáis. Las personas de discernimiento considerarán vuestras tentativas de embellecer el aspecto exterior como señales de una mente débil y un corazón orgulloso.” (Mensajes Para los Jóvenes: 346).

c) Las iglesia corren el peligro de desmoralizarse:

“Pesa sobre nosotros como pueblo un terrible pecado, porque hemos permitido que los miembros de nuestras iglesias vistan de una manera inconsecuente con su fe. Debemos levantarnos en seguida, y cerrar la puerta a las seducciones de la moda. A menos que lo hagamos,

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nuestras iglesias se desmoralizarán” (Joyas de los Testimonios, Tomo 1: 601)

d) Rebajar los principios de la indumentaria no atrae a los incrédulos:

“Muchos se visten como el mundo, a fin de ejercer influencia sobre los incrédulos; pero en esto cometen un triste error. Si quieren ejercer una influencia verdadera y salvadora, vivan de acuerdo con su profesión de fe, manifiéstenla por sus obras justas, y hagan clara la distinción que hay entre el cristiano y el mundo. Sus palabras, su indumentaria y sus acciones deben hablar en favor de Dios. Entonces ejercerán una influencia santa sobre todos los que los rodeen, y aun los incrédulos conocerán que han estado con Jesús. Si alguno quiere que su influencia se ejerza en favor de la verdad, viva de acuerdo con lo que profesa e imite así al humilde Modelo.” (Joyas de los Testimonios, Tomo 1: 594, 595)

e) Una triste historia que puede estarse repitiendo:

“Una hermana que pasó algunas semanas en una de nuestras instituciones de Battle Creek, dijo que se había sentido muy desilusionada con lo que vio y oyó allá... Había esperado obtener mucha instrucción que pudiera llevar consigo a sus hermanas en la fe en un Estado distante. Pero se vio sorprendida y apenada por la liviandad, la mundanalidad y la falta de devoción que encontró por todas partes. Antes de aceptar la verdad, había seguido las modas del mundo en su vestir, y había usado joyas costosas y otros adornos; pero al decidir que obedecería la Palabra de Dios, sintió que sus enseñanzas requerían poner a un lado todo adorno extravagante y superfluo. Se le enseñó que los adventistas no usan alhajas, oro, plata o piedras preciosas, y que ellos no se conforman con las modas mundanas en su vestir...La Sra. D., una dama que ocupa un puesto en la institución, estaba un día visitando a la Hna. X en su pieza. Esta última sacó de su baúl un collar y una cadena de oro, y dijo que quería deshacerse de esas alhajas, venderlas y poner el precio en la tesorería del Señor. La otra le dijo: "¿Por qué vende Ud. esto? Yo lo usaría si fuera mío". "Pero la Hna. ----- contestó, cuando yo recibí la verdad, aprendí que todas estas cosas deben ser puestas a un lado. Seguramente son contrarias a las enseñanzas de la Palabra de Dios". Y citó las palabras de los apóstoles

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Pablo y Pedro sobre este punto...(1 Tim. 2: 9, 10; 1 Pedr. 3: 3, 4). En respuesta, la señora mostró un anillo de oro que llevaba en el dedo, que le había sido dado por una persona no creyente, y dijo que ella pensaba que no había nada malo en usar tales adornos. "No somos tan excesivamente escrupulosos como antes dijo ella . Nuestro pueblo ha sido excesivamente escrupuloso en sus opiniones sobre el tema del vestido. Las señoras de esta institución usan relojes y cadenas de oro, y se visten como el resto de la gente. No es buena idea el ser singulares en nuestro vestido, porque no podemos ejercer tanta influencia". Preguntamos: ¿Está esto de acuerdo con las enseñanzas de Cristo? ¿Hemos de seguir la Palabra de Dios o las costumbres del mundo? Nuestra hermana decidió que era más seguro adherirse a la norma de la Biblia. ¿Les gustaría a la Sra. D. y a otras que siguen una conducta similar encontrarse con el resultado de su influencia el día en que cada cual recibirá de acuerdo con sus obras? La Palabra de Dios es clara. Sus enseñanzas no pueden ser mal entendidas. ¿Las obedeceremos, tal como el Señor nos las ha dado, o trataremos de ver cuán lejos podemos apartarnos y todavía ser salvos? ¡Ojalá que todos los que están relacionados con nuestras instituciones recibieran y siguieran la luz divina, y así fueran capacitados para transmitir luz a aquellos que andan en tinieblas! La conformidad con el mundo es un pecado que está minando la espiritualidad de nuestro pueblo, e interfiriendo seriamente con su utilidad. Es en vano proclamar el mensaje de amonestación al mundo, mientras lo negamos en las transacciones de la vida diaria.” (Mensajes Selectos, Tomo 3: 280-283).

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