arnaldo córdova semblanza j.f santillan

14
257 Todos los derechos reservados UNAM 2007. La información que contiene este libro electrónico puede ser reproducida con fines no lucrativos, siempre y cuando no se mutile y se cite la fuente completa. De otra forma requiere permiso previo por escrito de la institución. ARNALDO CÓRDOVA En la vida de los universita- rios hay momentos que se re- cuerdan con especial afecto, sea por el aprecio personal, sea por el significado que revisten para la propia institución. Uno de esos momentos es el que tes- tificamos los miembros de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales el 6 de febrero de 1973, cuando Arnaldo Cór- dova presentó su examen de doctorado. Ese fue el primer examen que se realizó en la División de Estudios Supe- riores de nuestra querida escuela. Se graduaba uno de los egresados más brillantes que ha tenido el plantel y, al mismo tiempo, se puede decir, también Ciencias Políticas (como se le nombra comúnmen- te) adquiría la categoría, propiamente, de facultad al haber puesto en marcha los programas de maestría y doctorado y haber concebido a su primer hijo en la disciplina de ciencia política. Si no mal recuerdo, fue don Víctor Flores Olea, a la sazón direc- tor de la facultad, quien inauguró el acto. El jurado estuvo forma- do por Adolfo Sánchez Vázquez, Eli de Gortari, Luis Villoro, Francisco López Cámara y José Chanes Nieto. Es decir, lo más se- lecto del área humanística de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNA M) o, para usar la jerga estudiantil, puro “peso completo”. Los tres primeros, por cierto, acreedores al emeritazgo universitario.

Upload: avax

Post on 10-Nov-2015

2 views

Category:

Documents


0 download

DESCRIPTION

Arnaldo Córdova

TRANSCRIPT

  • 257Todos los derechos reservados UNAM 2007. La informacin que contiene este libro electrnico puede ser reproducida con nes no lucrativos, siempre y cuando no se mutile y se cite la fuente

    completa. De otra forma requiere permiso previo por escrito de la institucin.

    ARNALDO CRDOVA

    En la vida de los universita-rios hay momentos que se re-

    cuerdan con especial afecto,

    sea por el aprecio personal, sea

    por el signicado que revisten

    para la propia institucin. Uno

    de esos momentos es el que tes-

    ticamos los miembros de la

    Facultad de Ciencias Polticas

    y Sociales el 6 de febrero de

    1973, cuando Arnaldo Cr-

    dova present su examen de

    doctorado. Ese fue el primer

    examen que se realiz en la

    Divisin de Estudios Supe-

    riores de nuestra querida escuela. Se graduaba uno de los egresados

    ms brillantes que ha tenido el plantel y, al mismo tiempo, se puede

    decir, tambin Ciencias Polticas (como se le nombra comnmen-

    te) adquira la categora, propiamente, de facultad al haber puesto en

    marcha los programas de maestra y doctorado y haber concebido a

    su primer hijo en la disciplina de ciencia poltica.

    Si no mal recuerdo, fue don Vctor Flores Olea, a la sazn direc-

    tor de la facultad, quien inaugur el acto. El jurado estuvo forma-

    do por Adolfo Snchez Vzquez, Eli de Gortari, Luis Villoro,

    Francisco Lpez Cmara y Jos Chanes Nieto. Es decir, lo ms se-

    lecto del rea humanstica de la Universidad Nacional Autnoma

    de Mxico (UNAM) o, para usar la jerga estudiantil, puro peso

    completo. Los tres primeros, por cierto, acreedores al emeritazgo

    universitario.

  • 258Todos los derechos reservados UNAM 2007. La informacin que contiene este libro electrnico puede ser reproducida con nes no lucrativos, siempre y cuando no se mutile y se cite la fuente

    completa. De otra forma requiere permiso previo por escrito de la institucin.

    El saln dos del antiguo edicio situado entre la Facultad de

    Economa y la Torre II de Humanidades, al lado del hermoso jardn

    de las jacarandas, que serva como auditorio, estaba abarrotado,

    as como la rampa de acceso. No era para menos. A pesar de lo largo

    del evento pocos, realmente pocos, fueron los que se movieron de

    su lugar, tan slo para ser ocupado inmediatamente por alguien que

    estaba de pie; los que tuvimos la fortuna de estar all seguimos con

    atencin cada una de las participaciones. Arnaldo Crdova defendi

    magistralmente o, si cabe la expresin, doctoralmente su tesis

    La ideologa de la revolucin mexicana. No hubo tregua. Los cuestio-namientos fueron incisivos: Porqu se haba utilizado el concepto

    de masas sociales?, Era ms conveniente hablar de marxismo o de

    marxismo-leninismo? Las respuestas fueron precisas y contundentes.

    Al nal, el jurado examinador decidi aprobar al sustentante con

    mencin honorca. Aquello se convirti en una esta improvisada.

    Hicimos nuestro el triunfo de Arnaldo (como afectuosamente lo lla-

    mamos por su primer nombre sus amigos y discpulos).

    Su xito no fue obra de la casualidad. Vena ya equipado con un

    respetable aprovisionamiento cultural. En 1961 obtuvo la licenciatura

    en derecho en la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales de la Uni-

    versidad Michoacana de San Nicols de Hidalgo. Inmediatamente

    despus viaj a Roma para hacer un posgrado en losofa del dere-

    cho entre 1961 y 1964. All, en Italia, estrech lazos con Umberto

    Cerroni, un intelectual de renombre de quien traducira, algunos aos

    despus y entre otros, un texto que result bsico en la formacin

    de los cientistas sociales, Introduccin al pensamiento poltico (1967). Cuando Crdova regres a Mxico se reincorpor como profesor a la

    Universidad Nicolaita.

    En el agitado ao de 1968 el Instituto de Investigaciones Sociales

    de la UNAM lo contrat como investigador especial. Luego pas a for-

    mar parte del claustro de profesores de tiempo completo de Ciencias

    Polticas. All desempe los cargos de director del seminario de cien-

  • 259Todos los derechos reservados UNAM 2007. La informacin que contiene este libro electrnico puede ser reproducida con nes no lucrativos, siempre y cuando no se mutile y se cite la fuente

    completa. De otra forma requiere permiso previo por escrito de la institucin.

    cia poltica y, en cuanto tal, jefe del Departamento de Ciencia Poltica

    (1970-1972).

    Su formacin intelectual, desde un principio, dej ver con claridad

    dos vertientes mutuamente complementarias: de una parte, el estudio

    de los clsicos de la losofa poltica y jurdica; de otra, el anlisis de

    la historia poltica de nuestro pas. Como ejemplo de su produccin

    en la primera rama de investigacin est su libro Sociedad y Estado en el mundo moderno (1973), con 16 ediciones registradas; como ejemplo de la segunda rama podemos mencionar la propia tesis de doctorado que se

    convirti en texto de consulta obligada 23 ediciones son su mejor carta

    de presentacin para el estudio de la revolucin mexicana.

    Se puede armar que la solidez con la que Arnaldo ha intervenido

    frecuentemente en la discusin acadmica y poltica en nuestro pas

    reejada tambin en una muy amplia produccin de artculos cien-

    tcos y editoriales en diferentes revistas especializadas y peridicos

    (produccin que rebasa los mil cien ttulos) se nutre del profun-

    do conocimiento de autores como Platn, Aristteles, Maquiavelo,

    Hobbes, Locke, Montesquieu, Rousseau, Kant, Hegel, Tocqueville,

    Marx y Gramsci. Esa es una ventaja que, considero, les lleva a muchos

    intelectuales nacionales y extranjeros que se desempean en el campo

    de la historia poltica mexicana. Es proverbial la forma en que, en

    los congresos nacionales e internacionales, al defender sus puntos de

    vista, ha salido airoso e, incluso, ha dejado mal parados a sus detrac-

    tores recurriendo a las categoras utilizadas por los grandes pensadores

    occidentales.

    Respecto de los clsicos, podemos mencionar que Crdova ha to-

    mado de ellos, entre otras cosas, el concepto de Estado, entendido

    como aquella organizacin poltica capaz de concentrar el poder legti-

    mo para garantizar el orden pblico. Es decir, simplemente, si no hay una

    autoridad bien constituida, un poder comn, que rena a los hombres

    en sociedad para que convivan paccamente, el desorden y la anar-

    qua har sentir su fuerza destructiva.

  • 260Todos los derechos reservados UNAM 2007. La informacin que contiene este libro electrnico puede ser reproducida con nes no lucrativos, siempre y cuando no se mutile y se cite la fuente

    completa. De otra forma requiere permiso previo por escrito de la institucin.

    Los pueblos que han sobrevivido, a pesar de las vicisitudes encon-

    tradas a su paso, han tenido, en la mayora de los casos, la virtud de ha-

    ber forjado un proceso de centralizacin para dominar a las tendencias

    disgregantes que se oponan a la formacin de los Estados-nacionales.

    La salida de la barbarie y del oscurantismo es la huida de la violencia

    y el fanatismo para dar paso a la civilizacin y la liberacin humana a

    travs del conocimiento. Dicho de otra manera: un Estado bien for-

    mado no puede permitir que en su seno convivan centros de poder

    autnomos con sus propias fuerzas militares, su propia normatividad

    y sus propios sistemas scales. Sera como permitir la existencia de un

    Estado dentro de otro Estado.

    De la misma manera, la formacin del Estado moderno slo se

    entiende si se comprende que a esa formacin contribuy decidida-

    mente una lucha ideolgica en contra del fanatismo religioso y a favor

    de la creatividad cientca. El libre pensamiento es concomitante con

    el progreso de las instituciones y de los sistemas jurdicos modernos.

    Por eso, la historia registra, paralelamente, el desarrollo del Estado y el

    ascenso de la teora jurdica y poltica modernas.

    Cada clsico ha aportado un elemento novedoso en esta creacin

    poltica colectiva que traspasa las fronteras del tiempo. De esta mane-

    ra, Maquiavelo libera a la poltica de las ataduras clericales y morales

    que la aprisionaban; Hobbes le da coherencia a la argumentacin en

    bien de la integridad del Estado, as como al derecho de mandar y

    la obligacin de obedecer; Locke, en cambio, le ja lmites al poder

    absoluto y aboga por la libertad individual; Montesquieu habla del

    equilibrio de poderes y de las caractersticas particulares que distin-

    guen a los regmenes polticos; Rousseau agrega la voluntad general

    y la participacin de los ciudadanos en la denicin de los asuntos

    colectivos como base de justicacin del orden republicano; Kant vi-

    sualiza el valor del libre albedro individual y del debate de las ideas

    como sustento del progreso humano bajo un estricto orden normati-

    vo; Hegel descubre la eticidad y la dialctica como signos esenciales

  • 261Todos los derechos reservados UNAM 2007. La informacin que contiene este libro electrnico puede ser reproducida con nes no lucrativos, siempre y cuando no se mutile y se cite la fuente

    completa. De otra forma requiere permiso previo por escrito de la institucin.

    del ascenso integrativo en las ideas y en la prctica de la sociedad y de

    la poltica; Tocqueville se convierte en heraldo del arte de la asociacin

    como sustento de la democracia moderna; Marx contribuye con su

    capacidad disruptiva para derribar dolos y creencias consolidadas que

    llev a ver, como nunca antes, la historia desde el lado de los que hasta

    entonces no haban tenido su propia historia; Gramsci indica que las

    ideas tambin tienen consecuencias prcticas y que ellas representan

    un campo esencial para proyectar un futuro diferente.

    Es el caleidoscopio que nos permite conocer las mltiples facetas

    del pensamiento poltico; cada una original e irrepetible. Este es el

    caudal de conocimientos del que Arnaldo ha echado mano, perma-

    nentemente, para alzarse como un analista agudo de la historia univer-

    sal, en general, y de la historia de nuestro pas, en particular.

    Dijimos que el Estado es un elemento central en los tpicos que

    ha tocado Crdova. Pero al pensar en el orden proporcionado por el

    Estado no cae en el error de identicarlo con el extremo opuesto, la

    parlisis. El Estado se establece para canalizar, dentro de parmetros

    estables, el torrente de energas que desata la modernidad. El conicto

    deja de relacionarse con el derramamiento de sangre para desdoblarse

    en fuerzas sociales creativas cuya constante es el cambio. Acaso la mi-

    sin ms difcil y, a la vez, fascinante de la poltica es precisamente esa,

    la de procurar el cambio con estabilidad. Labor que slo han podido

    llevar a cabo los grandes estadistas: incorporar con paciencia y tacto las

    nuevas corrientes que de vez en vez surgen del seno de la sociedad. Este

    hecho fue particularmente delicado al momento en que las revolu-

    ciones liberal-burguesas, como la norteamericana (1776) y la francesa

    (1789), provocaron una onda expansiva de largo alcance que, al poner en

    el centro de la escena los derechos individuales y polticos, redund en la

    peticin de nuevos derechos hasta tocar la cuestin social. No obstan-

    te, si en trminos polticos y jurdicos se haba obtenido ya la igualdad

    formal entre los ciudadanos, quedaba una serie de desigualdades toda-

    va por ser resueltas en el plano material.

  • 262Todos los derechos reservados UNAM 2007. La informacin que contiene este libro electrnico puede ser reproducida con nes no lucrativos, siempre y cuando no se mutile y se cite la fuente

    completa. De otra forma requiere permiso previo por escrito de la institucin.

    Arnaldo Crdova ha insistido en subrayar que el cambio poltico

    se mueve de los primeros atributos liberal-democrticos del Estado

    constitucional a los componentes sociales de ese mismo Estado, ahora

    transformado y enriquecido por el ascenso de grandes contingentes

    populares al terreno poltico.

    En este ambiente aparece el socialismo en sentido amplio, desagre-

    gado, a su vez, en diversas corrientes que van desde la socialdemocracia

    hasta el marxismo. ste, por su parte, dio origen a mltiples tenden-

    cias como el maosmo, el trotskismo, el austro-marxismo, el marxismo

    francs, italiano, espaol y as por el estilo. Para nadie es un secreto

    que, sobre todo en el rea de humanidades, el debate en torno al socia-

    lismo fue de una particular intensidad.

    En ciencias polticas, la discusin se centr entre el marxismo fran-

    cs, representado por Louis Althusser y Nicos Poulantzas, y el mar-

    xismo italiano, personicado por Galvano della Volpe y Umberto

    Cerroni. Huelga decir de qu lado actu Arnaldo como abanderado

    de una corriente no dogmtica, aliada de la cultura clsica y de la in-

    novacin democrtica.

    Cabe hacer aqu un parntesis porque Arnaldo Crdova, en ma-

    teria poltica, ha participado directamente en la transformacin de la

    izquierda mexicana. De una primera fase radical revolucionaria se pas

    a la adopcin del pensamiento democrtico que la llev a salir del

    clandestinaje para entrar en la vida institucional. En efecto, se trata

    de una aportacin signicativa en las sucesivas transformaciones del

    Partido Comunista Mexicano (PCM) al Partido Socialista Unicado de

    Mxico (PSUM) en 1981, de ste al Partido Mexicano Socialista (PMS)

    en 1987, para luego dar paso al Partido de la Revolucin Democrtica

    (PRD) en 1989. Como miembro del PSUM fue diputado federal en la

    LII Legislatura.

    A esta parte poltica de su vida pertenecen escritos como La pol-tica de masas y el futuro de la izquierda en Mxico (1979), su colabora-cin en el libro colectivo Mxico: el reclamo democrtico con el ensayo

  • 263Todos los derechos reservados UNAM 2007. La informacin que contiene este libro electrnico puede ser reproducida con nes no lucrativos, siempre y cuando no se mutile y se cite la fuente

    completa. De otra forma requiere permiso previo por escrito de la institucin.

    La Constitucin y la democracia (1988) y una buena porcin de sus

    trabajos periodsticos. Est por dems hacer referencia a los mltiples

    ataques a los que se tuvo que enfrentar su propuesta democratizadora

    dentro de una izquierda tradicionalmente arisca a todo lo que evocara

    institucionalidad y lucha por los derechos constitucionalmente. As y

    todo, los resultados estn a la vista: la izquierda hoy ha entrado en el

    marco de la contienda legalmente establecida y ha hecho contribucio-

    nes relevantes a la renovacin del pas.

    Al hacer referencia a su actividad pblica, vale la pena aclarar que

    Crdova jams ha confundido, como suele pasar, la ctedra con el ac-

    tivismo. Una cosa es la enseanza acadmica y otra, muy distinta, es el

    adoctrinamiento poltico. Me parece que esto le viene de su estrecho

    contacto con la cultura italiana en donde muchos catedrticos actan

    en la vida de la nacin sin confundir o mezclar su compromiso pol-

    tico con su papel en las aulas universitarias. Crdova ha estado, desde

    siempre, al frente de la defensa de la Universidad como sede que alberga

    la pluralidad y la tolerancia como principios esenciales de la conviven-

    cia entre hombres y mujeres que cultivan la cultura y la ciencia.

    Hemos puesto de relieve que un aspecto fundamental de su trabajo

    como investigador es el relacionado con la historia poltica de Mxico.

    Pues bien, aparte de las obras ya mencionadas, podemos enlistar en

    este sector, escritos como: La formacin del poder poltico en Mxico (1972) con 26 ediciones; La poltica de masas del cardenismo (1974) que cuenta con 17 ediciones; La clase obrera en la historia de Mxico. En una poca de crisis (1928-1934) cuya primera edicin es de 1980 y a la que le han seguido siete ms; La revolucin y el Estado en Mxico (1989); La nacin y la constitucin (1989) y La revolucin en crisis. La aventura del maximato (1995) con tres ediciones. Esto sin mencionar los libros cuya edicin estuvo a su cargo y los volmenes colectivos dedicados a

    la materia que, sumados, llegan a 46.

    Si Hegel dijo que la losofa era el propio tiempo captado en pen-

    samiento eso es lo que ha hecho en su trabajo literario, precisamente,

  • 264Todos los derechos reservados UNAM 2007. La informacin que contiene este libro electrnico puede ser reproducida con nes no lucrativos, siempre y cuando no se mutile y se cite la fuente

    completa. De otra forma requiere permiso previo por escrito de la institucin.

    Arnaldo Crdova, esto es, le ha dado coherencia y sentido al cmulo

    de acontecimientos e ideas que han forjado el Mxico moderno. Ha

    hecho, en el mejor sentido del trmino, no slo historia de las ideas,

    sino tambin, y quiz primordialmente, losofa de la historia, enten-

    dida sta como la interpretacin, hecha desde un plano ms alto, de

    los fenmenos relacionados con el sistema de poder y con la formacin

    social que se ha venido deniendo, por lo menos, desde el estallido

    armado al que convoc don Francisco I. Madero.

    Al caer el porriato, qued la inmensa tarea de reconstruir al pas.

    Esa reconstruccin tena que pasar, de manera obligada, por la uni-

    cacin de las distintas facciones revolucionarias. Vale decir, la revolu-

    cin en realidad no comenz siendo una, sino muchas revoluciones

    a la vez. El problema era poner de acuerdo a tendencias tan distin-

    tas como las comandadas por Venustiano Carranza, Francisco Villa o

    Emiliano Zapata, por slo mencionar a las principales. El intento de

    hermanar a los combatientes tuvo su punto culminante en la Soberana

    Convencin Revolucionaria de Aguascalientes, vericada entre octu-

    bre y noviembre de 1914. El propio Arnaldo ha descrito grcamente

    la relevancia de esta magna reunin de la siguiente manera:

    La Soberana Convencin Revolucionaria fue la asamblea poltica

    ms autntica, por su representatividad, y ms democrtica de cuan-

    tas ha tenido el pas desde los tiempos de la Guerra de Independencia

    () la convencin fue la ocasin para el encuentro y el debate de todos

    los credos polticos y de todas las propuestas de reforma de la sociedad

    y del Estado que se puedan imaginar. Desde mi punto de vista, ni si-

    quiera el congreso constituyente de 1916 y 1917 presenta la pasmosa

    riqueza de ideas y de planteamientos que ofrece la convencin.1

    1 Arnaldo Crdova, La herencia de la Soberana Convencin Revolucionaria en La Soberana Convencin Revolucionaria en Aguascalientes, 1914-1989, Mxico, Gobierno del estado de Aguascalientes, 1990, p. 131.

  • 265Todos los derechos reservados UNAM 2007. La informacin que contiene este libro electrnico puede ser reproducida con nes no lucrativos, siempre y cuando no se mutile y se cite la fuente

    completa. De otra forma requiere permiso previo por escrito de la institucin.

    Como se aprecia, estamos ante una armacin relevante porque en

    la Convencin de Aguascalientes encontramos una de las fuentes ms

    prolcas de la democracia mexicana. Fuentes que, por cierto, despus

    fueron dejadas en un segundo plano al haber fracasado el propsito de

    unicacin y haber salido triunfante de la lucha de facciones la lnea

    encabezada por Carranza.

    Si hoy los vientos de renovacin poltica estn sacudiendo las viejas

    estructuras autoritarias, conviene echar mano del rico legado que se

    encuentra en las races de la revolucin mexicana. En este, como en otros

    muchos aspectos, Crdova se adelant al llamar la atencin, correcta-

    mente, sobre aquella veta poco explorada y explotada que se encuentra

    en la herencia de la convencin.

    Sea como fuere, el pas tom el rumbo marcado por la corriente

    constitucionalista. Pero, si bien sta haba salido airosa de las princi-

    pales contiendas, el pas distaba mucho de estar pacicado. Por aqu

    y por all andaban echando bala caudillos revolucionarios; las aso-

    nadas eran cosa frecuente. Haba, pues, que institucionalizar al pas y,

    para ello, no haba ms camino que acabar con el caudillismo. Dejo la

    palabra, de nuevo, a Crdova:

    La destruccin fsica de los caudillos, comprendido de modo especial el

    propio general Obregn, la profesionalizacin del ejrcito, la extensin

    de las comunicaciones que ampliaron inevitablemente la inuencia

    unicadora del centro; la conversin de los jefes militares en empre-

    sarios, la participacin y nal encuadramiento de las masas populares

    en el partido ocial, la intensicacin de la reforma agraria y la en-

    trega de armas a los campesinos son, todos, elementos que indican la

    transformacin del rgimen poltico de Mxico y sealan la tumba del

    caudillismo. Se abre en su lugar la etapa del presidencialismo ()2.

    2 Arnaldo Crdova, La formacin del poder poltico en Mxico, Mxico, ERA, 1972, p. 52.

  • 266Todos los derechos reservados UNAM 2007. La informacin que contiene este libro electrnico puede ser reproducida con nes no lucrativos, siempre y cuando no se mutile y se cite la fuente

    completa. De otra forma requiere permiso previo por escrito de la institucin.

    De aqu se puede deducir, fcilmente, el motivo por el cual el pre-

    sidencialismo est ntimamente relacionado con la perspectiva de en-

    tender al Estado como el eje de la organizacin y el desarrollo de la

    nacin. Despus de una larga etapa de desorden que amenaz directa-

    mente la viabilidad del pas en cuanto tal, el valor del orden alcanz

    el primer lugar entre las prioridades nacionales. El rgimen presiden-

    cial tena que cumplir esa funcin ordenadora, edicando el Estado

    posrevolucionario. La construccin del presidencialismo y la ereccin

    del Estado nacional ha dicho Arnaldo caminan de la mano en

    Mxico.

    Ya no se poda tratar de un rgimen excluyente delante de las masas

    sociales, como haba sucedido con el porriato. Ahora haba que su-

    mar al esfuerzo nacional a las grandes mayoras como se les llam

    en el discurso ocial que, de paso, le dieron un respaldo y una le-

    gitimidad que nunca antes haba alcanzado el gobierno en Mxico.

    Se forma, entonces, la alianza de clases orquestada corporativamente.

    La contrapartida a la legitimidad brindada desde la base fueron las

    reformas sociales.

    En este itinerario argumentativo aparece un trmino polmico, el

    populismo, que, las ms de las veces, ha sido mal comprendido y peor

    utilizado. Al respecto, tenemos que decir, sencillamente, que el popu-

    lismo es un fenmeno social y poltico, opuesto y alternativo a los viejos

    sistemas oligrquicos, que admite en su seno, de manera subordina-

    da pero, al mismo tiempo, con compromisos especcos, a las masas

    sociales. Luego entonces, el populismo hace que la poltica se abra a

    expresiones sociales que antes no haban sido tomadas en cuenta. Lo

    peculiar del caso mexicano es que, a diferencia de otras experiencias,

    aqu el populismo logr institucionalizarse. Ese hecho se registr du-

    rante el periodo cardenista que es, no por capricho, la etapa a la que

    Crdova le ha prestado una especial atencin.

    Otra caracterstica del sistema poltico mexicano que no podemos

    pasar por alto es el nacionalismo. Crdova ha dicho que el naciona-

  • 267Todos los derechos reservados UNAM 2007. La informacin que contiene este libro electrnico puede ser reproducida con nes no lucrativos, siempre y cuando no se mutile y se cite la fuente

    completa. De otra forma requiere permiso previo por escrito de la institucin.

    lismo es una concepcin ideolgica que trat de poner por delante el

    sentimiento de pertenencia a una entidad poltica superior por encima

    de los conictos de clase. Se pone el acento en la ventaja de desarrollar al

    pas para hacer avanzar as a los miembros de la sociedad mexicana

    en sentido amplio. Ese sentimiento se traduce, en trminos prcticos, en la

    recuperacin de recursos y sectores bsicos como el petrleo, la electri-

    cidad, los ferrocarriles, etctera.

    Lo que Crdova ha resaltado es que la estabilidad y la continuidad

    del sistema poltico mexicano tuvieron como elementos sustanciales a

    la institucin presidencial y a la hegemona del partido ocial. Cada

    etapa de la historia del partido de la revolucin correspondi a una

    estrategia necesaria en su momento: la integracin de los caudillos

    que quedaron an con vida gracias a la creacin del Partido Nacional

    Revolucionario (PNR) en 1929; la incorporacin de las masas socia-

    les al partido ocial por medio del Partido Revolucionario Mexicano

    (PRM) en 1938; el paso denitivo del militarismo al civilismo con

    el Partido Revolucionario Institucional (PRI) en 1946, que coincide

    con la salida del ltimo presidente de origen castrense, Manuel vila

    Camacho, y el ascenso del primer presidente de extraccin civilista,

    Miguel Alemn.

    Todos sabemos que la etapa de dominio incontrastado del pre-

    sidencialismo autoritario y del corporativismo del partido ocial ha

    nalizado. En el camino se atraves una estrategia en la que se rompi

    el pacto que le haba dado enorme respaldo popular al rgimen y que

    quiso dejar que todo se resolviera por medio de la mano invisible del

    mercado. No obstante, se mantuvo el rgimen autoritario en el que se hizo

    an ms patente la impunidad y la corrupcin que ya eran, de por s,

    inocultables en nuestro medio.

    Se ha presentado la alternancia, pero este paso, si bien importan-

    te, no garantiza mecnicamente la culminacin exitosa del proceso de

    transicin. Queda an mucho camino por recorrer. En el nuevo curso

    que ha tomado el pas han de tomarse como indispensables las agudas

  • 268Todos los derechos reservados UNAM 2007. La informacin que contiene este libro electrnico puede ser reproducida con nes no lucrativos, siempre y cuando no se mutile y se cite la fuente

    completa. De otra forma requiere permiso previo por escrito de la institucin.

    observaciones y los sealamientos puntuales a los que nos tiene acos-

    tumbrados Arnaldo Crdova.

    Si se me permite, quisiera, por ltimo, brindar un testimonio per-

    sonal de su labor educativa:

    Entr a la Facultad de Ciencias Polticas en 1972. En el primer

    semestre tom la materia de ciencia poltica con Arnaldo Crdova. De

    all no me le separ: junto con varios compaeros formamos un crculo

    de estudio paralelo a esa materia coordinado por nuestro profesor para

    profundizar en temas que haban despertado en nosotros un inters

    particular. En esas reuniones comenc a leer con ms detenimiento a

    los clsicos y a los intrpretes de stos. Una de las cosas que sola repe-

    tirnos era que los libros son para los intelectuales lo que la garlopa y el

    cepillo para los carpinteros. Bastara ver su biblioteca compuesta por

    ms de 25 mil volmenes para darse cuenta de que Arnaldo s practica

    con el ejemplo.

    Al terminar el semestre continu trabajando, en paralelo a mis estu-

    dios de ciencia poltica y administracin pblica, en esos crculos de

    estudio. Se puede decir que hice dos licenciaturas: una, segn el plan

    acadmico; otra, segn me fue guiando Crdova. Me titul con un

    trabajo titulado La administracin pblica en la poca colonial, dirigida por Omar Guerrero, que contena, a la vez, muchas de las enseanzas

    obtenidas en esta carrera paralela. Luego me inscrib en la maestra

    donde seleccion a Crdova como tutor. Todo lo que pude acumular

    intelectualmente hasta ese momento lo plasm en mi tesis de grado

    Poltica y administracin pblica en Mxico (1934-1978). Con ella gan el Premio Nacional de Administracin Pblica. Siempre he pensado

    que el valor de esa investigacin no fueron tanto los datos que ella

    contena, sino la solidez terica que haba adquirido bajo la direccin

    de Arnaldo.

    A un cierto punto l y yo platicamos de la conveniencia de irme a

    estudiar a Italia. l fue quien me aconsej viajar a Turn para trabajar

    bajo la conduccin de Norberto Bobbio. All pude incrustarme en el

  • 269Todos los derechos reservados UNAM 2007. La informacin que contiene este libro electrnico puede ser reproducida con nes no lucrativos, siempre y cuando no se mutile y se cite la fuente

    completa. De otra forma requiere permiso previo por escrito de la institucin.

    selecto grupo de alumnos del autor de El futuro de la democracia con base en el estilo italiano que Crdova me haba pacientemente trans-

    mitido en su labor educativa. Ese estilo tiene que ver con el rigor, la

    precisin y, sobre todo, la disciplina.

    De algn modo he seguido la huella de Arnaldo al haber dedicado

    parte de mi trabajo de investigacin a los clsicos. Cito como ejemplo

    mi libro Hobbes y Rousseau (1988). Pero otra parte, la he dedicado al estudio de la poltica mexicana. En este rengln se ubica otra obra,

    Liberalismo democrtico (modelo para armar un pas) (1997). El contacto con la llamada Escuela de Turn se ha expresado no

    slo en cuanto a las traducciones que he hecho, sino tambin en las con-

    secutivas participaciones en los seminarios de losofa poltica que

    anualmente organizan los discpulos de Bobbio y a los que asistimos

    Arnaldo Crdova y yo. Los lazos acadmicos y de amistad con Norberto

    Bobbio, Michelangelo Bovero, Ermanno Vitale y dems turineses se

    han estrechado de manera notable. A esta cofrada de amigos y culti-

    vadores de la losofa poltica se ha unido, por mritos propios, su hijo

    Lorenzo Crdova Vianello.

    Hay otro motivo de cercana con Arnaldo que no quiero dejar de

    mencionar. Es el que tiene que ver con nuestra extraccin michoaca-

    na. La cepa de Arnaldo se encuentra en un lugar serrano de la Tierra

    Caliente michoacana llamado Cuitzpio, situado casi a la misma dis-

    tancia de Nocuptaro y Carcuaro, lugares de los que fue cura don

    Jos Mara Morelos y Pavn. El tronco de mi familia est en Jiquilpan,

    lugar donde naciera el general Lzaro Crdenas. No podemos negar

    nuestro perl nacionalista, cargado hacia las mejores causas progre-

    sistas de Mxico. Algo traemos en la sangre que nos mueve a querer

    entraablemente a esta tierra y haber comprometido nuestro trabajo

    intelectual con las causas sociales y democrticas de nuestro pas.

    Ahora que Arnaldo se ha hecho acreedor a la distincin de in-

    vestigador emrito, siento aqul mismo entusiasmo que experiment

    cuando aprob con todos los honores su examen de doctorado con el

  • 270Todos los derechos reservados UNAM 2007. La informacin que contiene este libro electrnico puede ser reproducida con nes no lucrativos, siempre y cuando no se mutile y se cite la fuente

    completa. De otra forma requiere permiso previo por escrito de la institucin.

    que comenc esta semblanza. Este nuevo triunfo lo hacemos nuestro

    sus familiares (Annapaola, su esposa, el ya nombrado Lorenzo y su hija

    Annapaola), amigos y alumnos que hemos sido testigos privilegiados

    de su brillante trayectoria universitaria.

    Jos F. Fernndez Santilln

    Button150:

    Inicio:

    Indice: