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jesus sana al ciego de nacimiento. 4to domingo de cuaresma

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IV Domingo Tiempo Cuaresma .A.

Lugar del Templo

Con el ciego de Jerusalén,

vayamos del lugar del Templo, a Siloé

Jesús nos quiere abrir los ojos

Ambientación: Una vela grande que será utilizada también

durante la Pascua y el lema: “Ilumínanos, Señor”

Cantos sugeridos: Yo soy la luz del mundo; Danos tu luz; El Señor es mi luz

Señor Jesús, Tú que te diste a conocer

como LUZ DEL MUNDO,

diste la luz a los ojos a ese hombre que

era ciego de nacimiento,

pero no sólo le hiciste ver,

sino que además le diste

la luz a su alma, dándole el don de la

fe.

Así Señor, de la misma manera

te pedimos que nos ayudes a nosotros,

a creer en ti, a confiar y esperar en ti,

para que Tú también puedas manifestarte en

nosotros y viendo lo que Tú has hecho en

nuestras vidas,

podamos dar

testimonio de ti,

anunciándote y

dándote a conocer

con nuestra

vida, con nuestras

actitudes,

haciendo ver, que Tú

eres el HIJO de Dios

vivo,

el Señor, que has

venido a dar vida

a lo que estaba

perdido,

y a reconciliarnos

con el Padre.

Explanada del Templo, donde Juan sitúa las discusiones con los judíos

I. LECTIO ¿Qué dice el texto? – Juan 9, 1-41

Motivación:

En el evangelio de hoy, el Señor nos propone hacer nuestra la

experiencia del ciego de nacimiento; de alguna manera, somos

ciegos. Pasamos unos junto a otros y no nos vemos.

Miramos a las cosas y se nos escapa su sentido. El problema

no es de nuestros ojos, sino del corazón. Es una alegría

poder acudir con sencillez, a Jesús y decirle:

“Creo, Señor”. Él nos dará un corazón y una mirada

nueva. Escuchemos:

1Mientras caminaba, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. 2Sus

discípulos, al verlo, le preguntaron:

Lectura del Evangelio según San Juan 9, 1-41

En aquel tiempo,

-Maestro, ¿por qué nació ciego este hombre?

¿Fue por un pecado suyo o de

sus padres?

3Jesús respondió: -La causa de su ceguera no ha sido ni un pecado suyo ni

de sus padres. Nació así para que el poder de Dios pueda manifestarse en él.

4Mientras es de día, debemos realizar las obras del que me

envió; cuando llegue la noche, nadie podrá trabajar.

5Mientras estoy en el mundo, yo soy la luz del

mundo.

6Dicho esto, escupió en el suelo, hizo un poco de lodo con la saliva y lo extendió sobre los ojos de

aquel hombre.

7A continuación le dijo: -Ahora ve a lavarte a la piscina de Siloé (que significa «Enviado»).

El ciego fue, se lavó y, cuando regresó, ya veía.

8Sus vecinos y los que lo habían visto antes pidiendo limosna, comentaban: -¿No es éste el

que se sentaba a pedir limosna?

9Unos decían: -Sí, es el mismo.Otros, en cambio, negaban que se tratase del mismo y

decían: -No es él, sino uno que se le parece.Pero él decía: -Soy yo mismo.

10Ellos le preguntaron: -¿Y cómo has conseguido ver?11Él les contestó: -Ese hombre que se llama Jesús hizo un poco de lodo con su saliva, me lo extendió sobre los ojos y me dijo: «Ve a

lavarte a la piscina de Siloé».

Fui, me lavé y comencé a ver. 12Le preguntaron: -¿Y dónde está ahora ese hombre? Él les dijo: -No lo sé.

13Llevaron ante los fariseos al hombre que había estado ciego, 14pues el día en que Jesús había hecho lodo con su

saliva y había dado la vista al ciego, era sábado.

15Así que los fariseos preguntaban a aquel hombre cómo había obtenido la vista. Él les contestó: -Extendió un

poco de lodo sobre mis ojos, me lavé y ahora veo.

16Algunos de los fariseos decían:-Éste no puede ser un hombre de

Dios, porque no respeta el sábado.

Pero otros se preguntaban:-¿Cómo puede un hombre pecador hacer estos signos?

Esto provocó la división entre ellos.

17Entonces volvieron a preguntarle:-¿Qué opinas tú sobre el que te dio la vista?

Respondió: “es un profeta”

18Los judíos no querían creer que aquel hombre había estado ciego y que había comenzado a ver.

19Llamaron, pues, a sus padres,

y les preguntaron: -¿Es éste vuestro hijo, de quien decís que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?

20Los padres respondieron: -Sabemos que éste es nuestro hijo y que nació ciego. 21Cómo es que ahora ve

no lo sabemos, ni sabemos quién le ha dado la vista. Preguntádselo a él; tiene edad suficiente para responder

por sí mismo.

22Los padres respondieron así por miedo a los judíos, pues éstos habían tomado la decisión de expulsar de la sinagoga a todos los que reconocieran que Jesús era

el Mesías. 23Por eso sus padres dijeron: «Preguntádselo a él, que ya tiene edad suficiente».

24Entonces llamaron por segunda vez al hombre que había sido ciego, y le dijeron: -Dinos la verdad delante de Dios. Sabemos que este hombre es un pecador. 25Entonces él respondió: -Yo

no sé si es un pecador o no. Lo único que sé es que yo antes estaba ciego y ahora veo.

26Y volvieron a preguntarle: -¿Qué fue lo que hizo contigo? ¿Cómo te dio la vista? 27Él les contestó: -Ya os lo he dicho y no me habéis hecho caso, ¿para qué queréis oírlo otra vez? ¿O es

que queréis también vosotros haceros discípulos suyos?

28Ellos entonces se pusieron a insultarlo: -Discípulo de ese hombre lo serás tú; nosotros somos discípulos de

Moisés. 29Nosotros sabemos muy bien que Dios habló a Moisés; en cuanto a éste, ni siquiera sabemos de dónde es.

30Él replicó: -Esto es lo sorprendente. Resulta que a mí me

ha dado la vista y vosotros ni siquiera sabéis de dónde es.

31Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; en cambio, escucha a todo aquél que le honra y cumple

su voluntad. 32Jamás se ha oído decir que alguien haya dado la vista a un ciego de nacimiento.

33Si este hombre no viniese de Dios, no habría podido hacer nada. 34Ellos replicaron: -¿Es que

también pretendes darnos lecciones a nosotros, tú que estás envuelto en pecado desde

que naciste? Y lo echaron fuera.

35Jesús se enteró de que lo habían echado fuera, y cuando se encontró con él, le preguntó: -¿Crees en el

Hijo del hombre?

36El ciego le preguntó: -Y ¿quién es, Señor, para que pueda creer en él? 37Jesús le contestó: -Ya lo has visto.

Es el que está hablando contigo. 38Entonces aquel hombre dijo: -Creo, Señor. Y se postró ante él.

39A continuación, Jesús declaró:

-Yo he venido a este mundo para un juicio:

para dar la vista a los ciegos y para privar de

ella a los que creen ver.

40Al oír esto, algunos fariseos le preguntaron:-¿Acaso también nosotros estamos ciegos?

41Jesús respondió:-Si estuvieseis ciegos, no seríais culpables; pero, como decís

que veis, vuestro pecado permanece.

Jerusalén. Dos vistas de la Piscina de Siloé.

( De Evangelio según san Juan ) Jn 9: 1-411Mientras caminaba, Jesús vio a un hombre que era ciego de nacimiento. 2Sus discípulos, al verlo, le preguntaron: -Maestro, ¿por qué nació ciego

este hombre? ¿Fue por un pecado suyo o de sus padres? 3Jesús respondió: -La causa de su ceguera no ha sido ni un pecado suyo ni de

sus padres. Nació así para que el poder de Dios pueda manifestarse en él. 4Mientras es de día, debemos realizar las obras del que me envió; cuando

llegue la noche, nadie podrá trabajar. 5Mientras estoy en el mundo, yo soy la luz del mundo. 6Dicho esto, escupió en el suelo, hizo un poco de

lodo con la saliva y lo extendió sobre los ojos de aquel hombre. 7A continuación le dijo: -Ahora ve a lavarte a la piscina de Siloé (que

significa «Enviado»). El ciego fue, se lavó y, cuando regresó, ya veía. 8Sus vecinos y los que lo habían visto antes pidiendo

limosna, comentaban: -¿No es éste el que se sentaba a pedir limosna? 9Unos decían: -Sí, es el mismo. Otros, en cambio, negaban que se tratase del mismo y decían: -No es él, sino uno que se le parece. Pero él decía: -Soy yo mismo. 10Ellos le preguntaron: -¿Y cómo has conseguido ver? 11Él les contestó: -Ese hombre que se llama Jesús hizo un poco de lodo con su saliva, me lo extendió sobre los ojos y me dijo: «Ve a lavarte a la piscina

de Siloé». Fui, me lavé y comencé a ver. 12Le preguntaron: -¿Y dónde está ahora ese hombre? Él les dijo: -No lo sé. 13Llevaron ante los fariseos al hombre que había estado ciego, 14pues el día en que Jesús había hecho lodo con su saliva y había dado la vista al ciego, era sábado. 15Así que los fariseos preguntaban a aquel hombre cómo había obtenido la vista. Él les contestó: -Extendió un poco de lodo sobre mis ojos, me lavé y ahora veo.

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. Cada uno puede leer en voz alta el versículo que más le llamó la atención

--/-- 16Algunos de los fariseos decían: -Éste no puede ser un hombre de Dios, porque no respeta el sábado. Pero otros se preguntaban: -

¿Cómo puede un hombre pecador hacer estos signos? Esto provocó la división entre ellos. 17Entonces volvieron a preguntarle: -¿Qué opinas tú sobre el que te dio la vista? Respondió: “es un profeta”. 18Los judíos

no querían creer que aquel hombre había estado ciego y que había comenzado a ver. 19Llamaron, pues, a sus padres, y les preguntaron: -¿Es éste vuestro hijo, de quien decís que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve? 20Los padres respondieron: -Sabemos que éste es nuestro

hijo y que nació ciego. 21Cómo es que ahora ve no lo sabemos, ni sabemos quién le ha dado la vista. Preguntádselo a él; tiene edad

suficiente para responder por sí mismo. 22Los padres respondieron así por miedo a los judíos, pues éstos habían tomado la decisión de

expulsar de la sinagoga a todos los que reconocieran que Jesús era el Mesías. 23Por eso sus padres dijeron: «Preguntádselo a él, que ya tiene edad suficiente». 24Entonces llamaron por segunda vez al hombre que

había sido ciego, y le dijeron: -Dinos la verdad delante de Dios. Sabemos que este hombre es un pecador. 25Entonces él respondió: -Yo

no sé si es un pecador o no. Lo único que sé es que yo antes estaba ciego y ahora veo. 26Y volvieron a preguntarle: -¿Qué fue lo que hizo contigo? ¿Cómo te dio la vista? 27Él les contestó: -Ya os lo he dicho y

no me habéis hecho caso, ¿para qué queréis oírlo otra vez? ¿O es que queréis también vosotros haceros discípulos suyos? 28Ellos entonces se

pusieron a insultarlo: -Discípulo de ese hombre lo serás tú; nosotros somos discípulos de Moisés. ---/---

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29Nosotros sabemos muy bien que Dios habló a Moisés; en cuanto a éste, ni siquiera sabemos de dónde es. 30Él replicó: -Esto es lo

sorprendente. Resulta que a mí me ha dado la vista y vosotros ni siquiera sabéis de dónde es. 31Sabemos que Dios no escucha a los pecadores; en cambio, escucha a todo aquél que le honra y cumple

su voluntad. 32Jamás se ha oído decir que alguien haya dado la vista a un ciego de nacimiento. 33Si este hombre no viniese de Dios, no

habría podido hacer nada. 34Ellos replicaron: -¿Es que también pretendes darnos lecciones a

nosotros, tú que estás envuelto en pecado desde que naciste? Y lo echaron fuera. 35Jesús se enteró de que lo habían echado fuera, y

cuando se encontró con él, le preguntó: -¿Crees en el Hijo del hombre? 36El ciego le preguntó: -Y ¿quién es, Señor, para que pueda

creer en él? 37Jesús le contestó: -Ya lo has visto. Es el que estáhablando contigo. 38Entonces aquel hombre dijo: -Creo, Señor. Y se postró ante él. 39A continuación, Jesús declaró: -Yo he venido a estemundo para un juicio: para dar la vista a los ciegos y para privar de

ella a los que creen ver. 40Al oír esto, algunos fariseos lepreguntaron: -¿Acaso también nosotros estamos ciegos? 41Jesús

respondió: -Si estuvieseis ciegos, no seríais culpables; pero, como decís que veis, vuestro pecado permanece.

¿Por qué Jesús

al pasar se fija

en aquel

hombre ciego

de nacimiento?

¿Qué acciones realiza

Jesús para curar al

ciego?

¿Qué órdenes le da?

¿De qué manera va descubriendo el ciego la

identidad de Jesús?

Observa las cosas que dice de Jesús y descubrirás

cómo va viendo cada vez más claro quién es el

que lo ha curado.

¿Cuál es la

reacción de los

espectadores

ante la sanación

del ciego de

nacimiento?

¿Cómo responde el ciego ante este milagro?

¿A qué juicio se refiere Jesús en los

versículos 39-41?

II. MEDITATIO ¿Qué me dice? ¿Qué nos dice el Texto?

Quien recibe el bautismo es una persona

“iluminada” por Cristo que, a la vez, se

compromete a ser “luminosa” viviendo de un modo

nuevo.

Motivación:

Si el Señor nos ha liberado de nuestras cegueras

es para que nuestros ojos vean todo de otra

manera, con la lucidez propia de la fe, que pone

luz donde tantos sólo ven tinieblas.

Piscina de Siloé

Creo, Señor.

¿Cómo estás viviendo tu propio proceso de fe?

¿Te ayuda a verlo un poco más

claro el testimonio del ciego de

nacimiento?

¿Sientes que

avanzas o que

retrocedes?

Yo soy la luz del mundo.

¿En qué momentos de

oscuridad has

experimentado a Jesús

como luz?

¿Qué significa

para ti ser testigo

de la luz de Jesús

en los ambientes

que frecuentas?

A mí me ha dado la vista.

¿Acaso también nosotros estamos

ciegos?

¿Qué cegueras

percibes en ti y

en la sociedad?

¿A qué te compromete tu respuesta?

III. ORATIO ¿Qué le digo al Señor motivado por su Palabra?

Pidamos al Señor que disipe las tinieblas que nos

impiden caminar a la luz de la fe.Fuente donde nace el agua que va a Siloé

Luego de un tiempo de oración personal, compartimos en grupos

nuestra oración (o todos juntos)

Se puede, también, recitar el salmo responsorial que corresponde a este domingo (Salmo 22).

Salmo 22

El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta.En prados de hierba fresca me hace reposar,

me conduce junto a aguas tranquilas, y repone mis fuerzas.

El Señor es mi pastor, nada me falta.

El Señor es mi pastor, nada me falta.

Me guía por la senda del bien, haciendo honor a su nombre.

Aunque pase por un valle tenebroso, ningún mal temeré:

porque tú estás conmigo; tu vara y tu cayado me dan seguridad.

El Señor es mi pastor, nada me falta.

Me preparas un banquete para envidia de mis adversarios,

perfumas con ungüento mi cabeza y mi copa rebosa.

Ell Señor es mi pastor, nada me falta

Tu amor y tu bondad me acompañan todos los días de mi vida;

y habitaré en la casa del Señor por días sin término.

Señor, ilumínanos el corazón para que nazca la esperanza de nuevas auroras de PAZ en

el mundo

IV. CONTEMPLATIO ¿Qué me lleva a hacer el texto?

Motivación:

El domingo del ciego de nacimiento

presenta a Cristo como luz del mundo. El

Evangelio nos interpela a cada uno de

nosotros: «¿Tú crees en el Hijo del

hombre?». «Creo, Señor» (Jn

9, 35.38), afirma con alegría el ciego de

nacimiento, dando voz a todo creyente. El

milagro de la curación es el signo de que

Cristo, junto con la vista, quiere abrir

nuestra mirada interior, para que nuestra fe

sea cada vez más profunda y podamos

reconocer en él a nuestro único Salvador.

Él ilumina todas las oscuridades de la vida

y lleva al hombre a vivir como «hijo de la

luz».

En mi oración de esta semana, haré el esfuerzo por

constatar la obra de Dios en mi vida y en la de los

demás.

A la luz del texto, ¿cómo podemos iluminar, la

realidad que nos rodea y ver con una mirada nueva

las realidades y situaciones que solemos percibir

oscuras?

Hoy te bendecimos, Padre,

por la luz de nuestro bautismo,

esa luz de la fe en Cristo que

iluminó toda nuestra vida.

No permitas que volvamos a

ser ciegos que creen ver,

pero no distinguen los colores

de tu presencia en el mundo.

Queremos caminar como hij@sde la luz, estrenar ojos nuevos, ver a los demás como hijos tuyos y hermanos nuestros,

y aparecer ante ellos rebosando bondad, justicia y verdad.

Quita, Señor, las escamas de nuestros ojos en tinieblas. Ayúdanos a dar el paso definitivo de la incredulidad a la fe,

de nuestro egoísmo tenebroso a la luz esplendorosa del amor.

Amén

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