concepto de disuacion en el siglo xxi

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¿Es válido el concepto de disuasión en el siglo XXI? Author(s): Ricardo Martínez Isidoro Source: Política Exterior, Vol. 20, No. 109 (Jan. - Feb., 2006), pp. 83-88, 91-93Published by: Estudios de Política Exterior S. AStable URL: http://www.jstor.org/stable/20645880Accessed: 10-08-2015 14:01 UTC

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?Es v?lido el concepto de disuasi?n en el siglo XXI?

Ricardo Mart?nez Isidoro

'S? quieres la paz, prepara la guerra' es el mensaje b?sico de la politica de disuasi?n.

Concepto v?lido durante la guerra fr?a, la estrategia de la disuasi?n necesita una readap

taci?n a las nuevas amenazas, en especial a la guerra contra el terrorismo internacional.

Los asuntos relacionados con la disuasi?n son eludidos en las publi caciones que recogen reflexiones estrat?gicas, quiz? no s?lo porque es dif?cil introducirlos en el ambiente unipolar que hoy preside las relaciones internacionales, sino porque cuando se habla de disua

si?n parece obligado referirse a la de tipo nuclear, un tanto olvidada e inclu so denostada, a pesar de que proporcion? 45 a?os de paz en Occidente.

No ser?a exacto indicar que no hubo en esa ?poca ning?n conflicto en el

mundo, pero s? es cierto tambi?n que el f?rreo dominio ejercido por los dos

bloques, antag?nicos ideol?gicamente, evit? muchos de ellos, tal vez para elu

dir la posibilidad de que se convirtieran en espoletas de la temida escalada. Tambi?n es patente que en el Pacto de Varsovia, acerrojado por la Uni?n So

vi?tica y sus reg?menes sat?lites, se l?rv?ban conflictos que s?lo las dictaduras en el poder sujetaban. Claros ejemplos en Europa fueron los Balcanes, al que todav?a se dedican esfuerzos significativos de pacificaci?n internacional, o la

guerra abierta en las rep?blicas asi?ticas de la Federaci?n Rusa, como Che

chenia, sin olvidar la inestabilidad en Afganist?n, desde la invasi?n rusa.

En cualquier caso, ning?n pa?s nuclear occidental, detentador de arsena

les nucleares, ha renunciado a ellos, y sus doctrinas, lejos de desaparecer, han variado sus teor?as de utilizaci?n.

En cambio, se han producido desde entonces proliferaciones nucleares

al margen de tratados, a medida que los Estados correspondientes ganaban

poder regional, en algunos casos en pa?ses con reg?menes poco o nada de

mocr?ticos. La OTAN valora como clara amenaza la posibilidad de que Esta

Ricardo Mart?nez Isidoro es general de divisi?n y director de Doctrina Org?nica y Materiales del Ej?rcito en el Madoc en Granada.

Pol?tica Exterior, 109. Enero / Febrero 2006

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84 Pol?tica Exterior

dos en descomposici?n y diversos grupos se hagan con armas de destruc

ci?n masiva y las empleen en actos terroristas.

Finalmente, los recientes atentados evidencian ima voluntad global de

agredir por el llamado islamismo radical que hay que disuadir para anular o minimizar sus acciones hasta lograr su erradicaci?n.

Concepto tradicional de disuasi?n

Disuadir consiste en inducir, mover a alguien con razones a mudar de dicta men o a desistir de un proyecto. Esta definici?n, de car?cter general, tiene una

acepci?n en el ?mbito estrat?gico militar que trata de poner de relieve los ra zonamientos a los que debe llegar un hipot?tico adversario para desistir de ac tuar contra los intereses de un tercero, al llegar a la conclusi?n de que actuan

do as? evita perjuicios o da?os que no soportar?a La disuasi?n acepta muchos

adjetivos, seg?n se aplique a los diferentes ?mbitos de las relaciones humanas o a los distintos niveles de una acci?n compleja de seguridad y defensa.

En el ?mbito estrat?gico-militar -espacio de planeamiento y conduc ci?n de las crisis y conflictos y, c?mo no, de la guerra- es donde se fijan los objetivos de car?cter militar a alcanzar o salvaguardar y donde se esta

blecen y aseguran las estrategias necesarias para conseguirlos. Este ?mbi

to es finalmente el lugar jer?rquico en el que la disuasi?n militar ejerce su efecto m?s determinante, al cuestionar el empleo de medios de un determi

nado tipo por parte de adversarios en potencia, o a iniciar acciones hosti

les determinadas.

Sin embargo, hay que reconocer y recalcar que la disuasi?n tiene car?c

ter pol?tico, dado que en ocasiones de lo que se trata es de salvaguardar los

intereses vitales en los que un Estado basa su supervivencia; es el nivel don

de se pueden conjugar todas las pol?ticas y coordinar las estrategias; se trata

por tanto del nivel nacional dirigido por el presidente del gobierno, donde la componente militar de la disuasi?n se refuerza con la asistencia de otras al

ternativas, como las diplom?ticas, econ?micas, etc?tera.

En el pasado reciente, la disuasi?n quedaba enunciada por la posesi?n de una maquinaria b?lica dispuesta y engrasada; el aforismo "si quieres la paz, prepara la guerra", tan frecuente en los frontispicios de las academias

militares occidentales, conten?a un mensaje b?sico de disuasi?n, con una

cierta importancia sobre su credibilidad.

La disuasi?n cobra su significado m?s popular cuando se aplica a los medios de defensa y ataque nucleares, aunque no es exclusiva de este ?mbi

to, dado los aspectos anteriores y su significado de litigio racional entre dos voluntades antag?nicas, en el que cualquier factor de peso, incluso coyuntu

ra^ como es el efecto "medi?tico", obliga al adversario a tenerlo en cuenta

antes de decidir.

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Ricardo Mart?nez Isidoro 85

Se admite que durante la guerra fr?a Occidente vivi? en un polvor?n nu

clear; el miedo al holocausto que vaticinaba la estrategia de la destrucci?n mutua asegurada coexisti? con un periodo de seguridad forzada, v?a defen sa, como nunca hab?a tenido Europa, aunque el precio a pagar fue muy alto,

ya que detr?s del muro exist?a un espacio autocr?tico imposible de soportar. La disuasi?n mutua impidi? entonces la tragedia, aunque en la periferia de "los dos grandes" no evit? multitud de conflictos, permitidos cuando no alentados por ellos mismos.

La disuasi?n nuclear francesa, sin basarse en el equilibrio, tambi?n tu

vo su periodo ?lgido en esta fecha, al enunciarse como una respuesta del

d?bil al fuerte, nuclear y potente, para disuadir al agresor (la Uni?n Sovi?

tica) de iniciar un ataque del que saldr?a muy malparado (50 millones de muertos asegurados).

Estos cl?sicos ejemplos de disuasi?n necesitan w^mmmmi medios adecuados y l?deres capaces de ponerlos en marcha; sin la eficacia militar y la decisi?n de Con equilibrio su empleo, la credibilidad del sistema disuasivo de fuerzas, queda reducida a cero

la disuasi?n La disuasion de la Alianza Atlantica, la res

puesta flexible o graduada", disuad?a tambi?n al JUUClOTia pOT Pacto de Varsovia de un ataque nuclear, bacteriol?- 'supervivencia gico o qu?mico (NBQ) e incluso de un ataque con-

nacionaV vencional que, dada la superioridad oriental en es

te tipo de medios, hubiera sido definitivo. Se puede admitir que las armas nucleares de

Estados Unidos en Europa podr?an emplearse contra un ataque convencio

nal o NBQ del Pacto de Varsovia, e incluso los llamados "euromisiles" ten?an

la funci?n de impedir la desvinculaci?n disuasiva que podr?a crear el empleo de los SS-20 sovi?ticos en Europa.

Cuando existe equilibrio de fuerzas o gama suficiente de alternativas

equilibradas, la disuasi?n act?a por cuestiones de supervivencia nacional; es decir, lo que se jugaba en la guerra fr?a era la supremac?a de un sistema

sobre otro, opuestos en todos los ?rdenes, y esta caracter?stica generaba un proceso de escalada que conduc?a paulatinamente a alcanzar situacio

nes de respuesta global, aspecto que por s? mismo, y por temor, produc?a el efecto disuasivo.

En el caso franc?s, a pesar del desequilibrio de medios, el efecto disua

sivo era producido por la constante enunciaci?n de la doctrina de disua si?n gala, que insist?a en la no aceptaci?n de la batalla convencional a nin

g?n precio, y en la respuesta nuclear en todos los casos a la amenaza

contra sus intereses vitales.

Credibilidad de los medios y decisi?n de emplearlos, como siempre, eran las claves del sistema. Baste decir que Francia tuvo que asegurar sus

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bases de misiles -hoy ya obsoletas- de la meseta de Albi?n, o acceder a tec

nolog?as nucleares avanzadas -bomba de neutrones- y lo hizo a toda costa, a pesar del descr?dito a que se vio sometida por los ensayos nucleares del

Pac?fico y por su lucha contra Greenpeace, en el famoso atentado de su Ser

vicio de Inteligencia Exterior contra el Rainbow Warrior, buque insignia ecologista, todo ello en la d?cada de los ochenta del pasado siglo.

Cuando no se dispone de equilibrio de fuerzas, cuesti?n hoy permanen te con relaci?n a EE UU, dada su absoluta superioridad de medios, se pro

duce una alternativa clave. En el caso de que las potencias sean nucleares, a

pesar de que una de ellas tenga un parque abrumador de sistemas, se insta

la, de hecho, la disuasi?n nuclear, que se incrementa con la disposici?n por el m?s d?bil de vectores de lanzamiento. En todo caso, la amenaza extrema

de los intereses vitales de ?ste podr?a, por medios convencionales, desenca

denar una respuesta nuclear; ?se ser?a el caso franc?s ya descrito.

En la otra alternativa, es decir una potencia nuclear frente a otra con

vencional potente, es probable que no funcione el efecto amenazador de

lo nuclear, debido a la no aceptaci?n, en su caso, de un conflicto nuclear

generalizado. As? sucedi?, por ejemplo, en la guerra de Vietnam, en la que EE UU, a pesar de la deriva que tomaba el conflicto contra sus intereses, nunca eligi? la alternativa nuclear; tampoco lo hizo en Corea. Quiz? estu

viera suficientemente "vacunada" por la utilizaci?n de las bombas nuclea

res de Hiroshima y Nagasaki, en un conflicto convencional muy costoso

en vidas humanas, aunque lo hiciera en ese caso contra objetivos eminen

temente civiles.

Se puede admitir, por tanto, que en un enfrentamiento con una potencia nuclear siempre existir? la duda sobre el empleo de este tipo de armas, in

cluso en un ambiente convencional de principio. Duda que se basa, por una

y otra parte en el grado de amenazas de los intereses vitales del Estado en

cuesti?n. Recu?rdese el ataque de Irak en 1991 sobre intereses civiles en Is

rael mediante los misiles de origen sovi?tico Scud; en este caso no hubo una

respuesta nuclear israel?, quiz? porque sus intereses eran asumidos por EE

UU, o porque los Scud no llevaban cargas qu?micas o bacteriol?gicas. Este ?ltimo aspecto introduce el an?lisis en otro ?mbito mucho m?s prolijo.

Las nuevas amenazas y la disuasi?n

En la situaci?n creada por los ataques terroristas contra EE UU, Reino Uni

do y Espa?a, por citar el ?mbito de la OTAN, la posibilidad de acceso de ciertos Estados a tecnolog?a qu?mica y bacteriol?gica, la pr?ctica abierta del derecho de injerencia, el unilateraiismo como consecuencia de la desapari ci?n de la polarizaci?n estrat?gica y la emergencia de pa?ses l?deres entre

mundos culturalmente antag?nicos, conducen a reflexiones nuevas sobre el

concepto de disuasi?n.

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Ricardo Mart?nez Isidoro 87

El ataque terrorista contra los ciudadanos de un grupo de Estados, en

diferentes pa?ses del mundo, puede a?adir todav?a m?s factores a tan com

plejo escenario.

En el caso de los ataques contra objetivos muy representativos de Es

tados Unidos, la situaci?n podr?a haber justificado una respuesta especial ante una agresi?n flagrante de algunos de los intereses vitales del pa?s alia

do, dado que los objetivos inclu?an instituciones, probablemente el presi dente, ?rganos superiores de mando como el Pent?gono, intactos en fases

estrat?gicamente m?s complicadas de la historia reciente, y de especial sig nificaci?n en materia socioecon?mica, como lo que representaba el Wall

Trade Center. El impacto en la econom?a estadounidense fue importante, situ?ndola a las puertas de la recesi?n. La respuesta especial de EE UU po dr?a haber sido nuclear limitada, convencional

con tecnolog?a avanzada de guerra, e incluso qui mica o bacteriol?gica, pero en todo caso abruma

dora, siguiendo la doctrina Powell. ? C?mo evitar UU El escenario para la respuesta nuclear, aunque ataque terrorista

fuera limitada, era exiguo y ambiguo. No se puede internacional represaliar de forma nuclear a un poder que no tie- . . ne territorio, ni fuerzas visibles, ni objetivos c?a- Utilizando la

ros, ni siquiera apoyo econ?mico evidente. Tampo- disuasi?n? co exist?a una doctrina establecida para este caso, la mayor potencia mundial, la superpotencia, con

tra una red clandestina que goza del apoyo moral

de una parte significativa del mundo isl?mico, pero no total y no de todos los Estados de car?cter isl?mico considerados de forma aislada. Tampoco parece una respuesta adecuada al ataque terrorista contra los propios ciu

dadanos en otras zonas del mundo, cuyos pa?ses no poseen los medios para

prevenir y evitar tan sutiles ataques. Se considera, por tanto, que la reacci?n estadounidense en Afganis

t?n, convencional, limitada y especial, en cuanto a formas de actuaci?n, fue indirecta y utiliz? facciones del dif?cil domin? afgano, la que racional

mente se podr?a esperar de una potencia democr?tica occidental. El caso

habr?a sido diferente si el origen del ataque hubiera tenido un territorio, un poder, una poblaci?n, es decir, un Estado; es probable que los resulta

dos hubieran sido diferentes y que sobre el Estado atacante se hubiera

cumplido la sencilla regla de la disuasi?n. La relaci?n Pearl Harbor, Hi

roshima, Nagasaki es demasiado evidente para ignorarla, aunque la reac

ci?n de EE UU significara, oportunamente, el fin de la participaci?n de

Jap?n en la Segunda Guerra mundial.

En los componentes de las nuevas amenazas son evidentes las capaci dades nucleares, qu?micas, bacteriol?gicas, los vectores y medios de lanza

miento, y la decisi?n de agredir con ellos, bien directamente, bien a trav?s

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de redes terroristas internacionales, todo en el marco de un conflicto asim?

trico o en un enfrentamiento bilateral o multilateral utilizando un pa?s terce

ro. ?ste ser?a el caso de la acci?n de EE UU contra Irak en 2003, o al menos los planteamientos estrat?gicos para hacerlo, aunque evidencia un fracaso

claro de la disuasi?n.

La respuesta en el caso de confirmarse que un Estado inductor est? de

tr?s de los ataques terroristas podr?a haber sido nuclear limitada, utilizando armas con efectos colaterales (bomba de neutrones), siempre que los da?os

producidos fueran semejantes a los acontecidos el 11-S. No parecen proba bles respuestas biol?gicas o qu?micas por parte de pa?ses democr?ticos del ?rea occidental, aunque s? con explosivos especiales.

La posibilidad, sin embargo, de represaliar la red terrorista, indefinida y clandestina per se, no parece que pueda realizarse con acciones nucleares,

bacteriol?gicas o qu?micas contra el pa?s, ni contra terceros pa?ses que de forma indirecta podr?an ser proclives a la red, ni aunque se produzca una re

petici?n de sus ataques (Espa?a y Reino Unido). Cabe entonces preguntarse ?Qu? hacer? ?C?mo evitar un ataque terro

rista a nivel internacional, utilizando los beneficios de la disuasi?n? Se trata de un aspecto nuevo de la disuasi?n que se construye d?a a d?a y que consti

tuye lo que se podr?a llamar "disuasi?n adaptada".

La disuasi?n en la guerra contra el terrorismo

En cualquier caso, se precisa adecuar el concepto de disuasi?n a las nuevas

amenazas, a lo que ha sido ya reconocido con el nombre de guerra contra el

terrorismo internacional, dentro de una estrategia asim?trica globalizada. Los Estados que detentan un esquema de disuasi?n se afanan en esgri

mir nuevas teor?as, dado que no hay una situaci?n m?s confortable, y m?s

aceptable pol?ticamente, que la abstenci?n de agresi?n v?a disuasi?n, aspec to que en este momento no se produce.

Es evidente que, en la segunda guerra del Golfo, EE UU disuadi? a Irak de usar armas bacteriol?gicas y qu?micas; y el conflicto se mantuvo en el ni vel convencional; sin embargo, todo el poder americano no pudo impedir la continuada obstinaci?n de Sadam Husein en la d?cada de los noventa, pro

piciando la invasi?n de 2003. Es probable que si los misiles Scud arrojados sobre Israel en aquella

guerra hubieran contenido cargas qu?micas o biol?gicas, la respuesta del Es tado hebreo habr?a sido nuclear, dado que corr?an peligro sus intereses vita les m?s preciados, la propia existencia de sus ciudadanos.

Pero, tras "los 11 de septiembre", ni siquiera se sabe hacia qu? apuntar los

sistemas de armas. El escudo antimisiles de George W. Bush es un deseo de

terminar con esa incertidumbre, pero por la v?a contraria: impedir que cual

quier vector pueda alcanzar el territorio norteamericano; el proyecto, menos

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Ricardo Mart?nez Isidoro 91

alentado en estos ?ltimos a?os, ha potenciado acciones t?cticas m?s cre?bles, como la defensa antimisil. Esta estrategia "de negaci?n de la acci?n" puede disuadir al hipot?tico proliferante en misiles bal?sticos de realizar un ataque desde el exterior del escudo, pero no impide que se produzca un atentado desde el interior, como fue el caso del 11-S, y mucho m?s del 11-M y el 7J,

Sin embargo, no se puede abandonar la disuasi?n nuclear, dado que lle

gar?n situaciones en las que sea necesario aplicarla, como es el caso de los

pa?ses emergentes en armas at?micas que preocupan y complican el panora ma estrat?gico. China, India, Pakist?n e Israel son ya ima realidad entre los

pa?ses que poseen armas nucleares. En el caso de China e India, sus nuevas

posibilidades b?licas se unen a un enorme potencial de desarrollo y de nece

sidades futuras que tendr?n que satisfacer en el mercado ?nico globalizado. Al lado de estas realidades, Corea del Norte,

vestigio permanente del desaparecido conflicto B^MHH Este-Oeste, e Ir?n, situado en el tablero interna

cional en una de las zonas m?s codiciadas energ?- La lucha contra

ticamente, son ejemplos de la voluntad de ciertos ?>\ terrorismo ?Sla Estados de vender cara su vision de la situaci?n, ^a^*^ * . ?a a

A - .. u . mista requerir? desde el mas rancio marxismo-leninismo o hacia ^

la islamizaci?n de la vida p?blica y las relaciones profundos internacionales. Conocimientos

No debe olvidarse que la disuasi?n est? sobre culturales

todo relacionada con lo nuclear y ?sta con la anti

gua URRS, que posee uno de los parques arma

ment?sticos m?s numerosos del planeta. La evolu

ci?n de la Federaci?n Rusa, en los bordes de la OTAN, con nuevas

configuraciones estrat?gicas, no es en absoluto un escenario improbable. En cualquier caso, la disuasi?n nuclear hay que mantenerla en el marco de una proliferaci?n m?s que evidente.

Pero, ?c?mo se manda el mensaje a una red terrorista y a sus jefes de

que pueden tomarse represalias? Desde luego, no desde un punto de vista

tradicional. Hasta ahora el algoritmo voluntad de empleo por capacidad t?c

nica necesaria hab?a sido la clave de b?veda de la disuasi?n. A la hora de

aplicarla ?c?mo podemos introducir el citado algoritmo? El conflicto asim?trico al que asistimos se caracteriza por la utilizaci?n

de dos estrategias diferentes: Occidente utiliza una estrategia directa que trata de encontrar a su adversario y derrotarlo con su superioridad tecnol?

gica convencional. El enemigo asim?trico se gu?a con una estrategia de

aproximaci?n indirecta que evita el choque y que s?lo recurre a ?l cuando se siente superior y capaz de ganar. En cualquier caso, maneja perfectamen te el mundo de la informaci?n global.

En estas condiciones la disuasi?n en direcci?n a la red terrorista no pa rece que pueda ser nuclear, ni siquiera convencional en t?rminos de equili

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92 Pol?tica Extenor

brio de fuerzas. De nada servir?a por lo apuntado anteriormente. Es probable

que la ?nica v?a sea "la disuasi?n por negaci?n de la acci?n al adversario", as

pecto que convendr?a articular por la trascendencia que supone para el mo

mento actual.

Haciendo abstracci?n de cualquier tipo de pol?ticas estatales tendentes a rebajar la tensi?n entre Oriente y Occidente, por circunscribir el escenario a estos dos conjuntos, una amenaza como el terrorismo de origen islamista, s?lo basado en zonas territoriales determinadas, podr?a ser disuadido si se

consiguieran los objetivos que se presentan: - Eliminaci?n en Occidente del desconocimiento en las cuestiones ?ra

bes y del islam en general; especialmente la barrera idiom?tica y cultural que proporciona una zona de seguridad a los terroristas, que se mueven per fectamente en sociedades cerradas a los occidentales. El abandono de este

sustrato debe terminar; el conocimiento del ?rabe debe ser alto, tanto en el ?mbito educacional como en ciertas profesiones, ahora ocupado por el in

gl?s. Se trata por tanto de la negaci?n al adversario del uso exclusivo de la poblaci?n af?n.

- Establecimiento en el marco de los pa?ses integrados en las grandes

organizaciones de la seguridad y defensa de una pol?tica informativa que im

pida el progreso del terror. El derecho a ser informado debe modularse en

direcci?n a un m?nimo aprovechamiento de aqu?l. Se trata por tanto de la

negaci?n al adversario del ?mbito de la informaci?n para sus fines. -

Especializaci?n creciente de ciertos sectores de la vida cultural y uni

versitaria en el conocimiento profundo de la conflictividad en los pa?ses is l?micos, punto de partida para acometer acciones varias contra el terroris

mo. Se trata de negar al adversario el propio desconocimiento de sus fines y

m?todos, adem?s de crear un foco de conocimiento necesario. - Reestructuraci?n de los servicios de inteligencia de los pa?ses occi

dentales, a efectos de mejorar su informaci?n de origen humano, abando nando sectores de informaci?n obsoletos e infrecuentes. Cambio rotundo en la eficacia de la coordinaci?n de los servicios de interior y exterior. Mejo ra absoluta en la cooperaci?n internacional de los servicios y creaci?n de

agencias internacionales integradas, con el ?mbito islamista como objetivo, con voluntad de cooperaci?n renovada, superando los intereses meramente

nacionales que hoy impiden su eficacia. Se trata de negar al adversario la impunidad y el desconocimiento de sus relaciones.

- Control exhaustivo, ?tico y jur?dicamente asegurado, del tr?fico de co municaciones, incluido Internet, entre grupos calificados de riesgo. Se trata

de negar al adversario las ventajas de las nuevas tecnolog?as de comunica ciones para cambiar, planear y ejecutar actos terroristas.

- Edificaci?n de un nuevo concepto de seguridad contra estas acciones, a cargo de nuevos superministerios de Seguridad, capaces de transmitir y establecer barreras a los actos terroristas de origen islamista. Se trata de ne

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Ricardo Mart?nez Isidoro 93

gar al adversario el objetivo concreto, complic?ndole su b?squeda y dificul t?ndole la utilizaci?n de la sorpresa.

- Reestructuraci?n de las fuerzas armadas, asumiendo misiones de de

fensa del territorio, pero enfoc?ndolas prioritariamente a su proyecci?n y lucha contra el enemigo asim?trico que utiliza el terrorismo a escala inter

nacional, en el marco de las organizaciones de seguridad y defensa occiden

tales. Se trata de negar al adversario que usa el terrorismo, la utilizaci?n de cualquier territorio en pa?ses con vocaci?n de apoyo a este tipo de acciones, persuadi?ndole de que la eficacia de las fuerzas aliadas impedir? que sus ac tos terroristas queden impunes.

- Potenciaci?n de los ?rganos y sistemas de inteligencia en las fuerzas

armadas, sobre todo en el ej?rcito de Tierra, reestructur?ndolas en direc

ci?n al nuevo escenario de la lucha contra el terrorismo internacional. Se

trata de negar al adversario el aprovechamiento de la falta de eficacia de las

antiguas estructuras de inteligencia, enfocadas a un combate convencional. - Asunci?n de la contraproliferaci?n activa/pasiva, seg?n concepto de

la OTAN, en los aspectos que sean posibles para cada Estado. Se trata de negar al adversario la posibilidad de atacar mediante armas de destrucci?n masiva, impidi?ndole alcanzar sus objetivos.

Este aspecto incluir?a el empleo de cualquier vector, por ejemplo, avio nes de l?nea (un avi?n de pasajeros cargado de combustible produce efectos sobre su objetivo similares a una bomba nuclear de un kilot?n).

En definitiva, se trata de ofrecer al adversario un s?lido esquema de de

cisi?n superior de salvaguardar los valores occidentales junto con una capa cidad t?cnica de ejecutar medidas que surtan los efectos correspondientes. Estos dos factores, los cl?sicos, siguen siendo v?lidos hoy d?a, a efectos de

erigir una disuasi?n convencional hacia el entorno del liderazgo del terroris

mo isl?mico, por negaci?n de acci?n o minimizaci?n de la misma.

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