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1
Banda Oriental 1811. Don José
Conmemoración del bicentenario. Su organización.......................2
El objeto de la conmemoración......................................................2
Independencia................................................................................6
Los dos procesos............................................................................8
La fecha........................................................................................11
Revolución-insurrección................................................................16
Revolución en Buenos Aires..........................................................17
Primer concepto. La participación del pueblo.................................17
La exigencia de un Cabildo Abierto................................................21
El reclamo de independencia.........................................................25
Resúmen (conclusiones?) e retrabajar...........................................29
Insurrección en la Banda Oriental...................................................31
Los hechos......................................................................................37
Asencio...........................................................................................37
Después de Asencio. Viera-Benavídez-Fernández.........................63
Pedro José Viera.............................................................................64
Venancio Benavídez........................................................................72
Ramón Fernández...........................................................................82
Batalla de Las Piedras.....................................................................91
La Redota........................................................................................99
El tiempo presente. 200 años después..........................................111
Maggi..............................................................................................127
Conclusiones..................................................................................133
2
1. Conmemoración del bicentenario. Su organización
200 años son muchos años en la vida de un hombre, pocos en la vida de un pueblo.
1811 es un año particularmente rico en el despertar de ese Pueblo Oriental que está
en la base, en el orígen de nuestra nacionalidad.
Curiosamente, cuando nos preguntan por nuestra nacionalidad decimos : soy
uruguayo, soy uruguaya, porque el término “Oriental” que en su época fué el orgullo de
los habitantes de la Banda Oriental ha dejado de tener la resonancia que tuvo hace
200 años.
Ahora bien, según los textos oficiales, se trata de conmemorar el bicentenario de los
hechos ocurridos entre 1811 y 1815 y las preguntas obligadas son : ¿Qué es lo que
conmemoramos? ¿Qué es lo que debemos conmemorar, exactamente? Porque si bien
eventualmente podríamos ponernos de acuerdo sobre los hechos a conmemorar, es
muy posible que surjan diferencias cuando se trate de interpretar el significado de esos
hechos. Y recalcamos el “eventualmente” que escribimos con respecto a los hechos
a conmemorar, porque mismo ahí pueden aparecer diferencias.
En la ocasión, las autoridades nacionales decidieron crear una Comisión que se
encargara de organizar los festejos correspondientes a este bicentenario.
Comencemos entonces por analizar la ley que crea esa Comisión encargada de la
planificación para los años 2010 a 2015 de las actividades de conmemoración y
celebración de los principales hechos históricos del proceso revolucionario e
independentista... y veremos que ya aquí comienzan las dificultades de interpretación.
El objeto de la conmemoración
La Ley Nº18.677 del 4 de agosto 2010 que crea una comisión encargada de los
festejos en su artículo 3° nos dice :
“Dicha Comisión1 tendrá por cometido la planificación, para los años 2010 a
2015,2 de las actividades de conmemoración y celebración de los principales
hechos históricos del proceso revolucionario e independentista, en la etapa
comprendida entre 1810, inicio de la Revolución en el Río de la Plata y 1815,
año de la mayor expansión del proyecto impulsado por José Artigas en la
Provincia Oriental y en el Sistema de los Pueblos Libres”.
1 Se refiere a la Comisión Interinstitucional denominada "Comisión del Bicentenario de la Revolución deIndependencia del Río de la Plata 2010-2015".2 Aquí evidentemente hubo un error, no parece lógico que en agosto del 2010 se cree una comisión queva a planificar los festejos que se deben llevar a cabo ese mismo año, se supone que desde el mes demayo.
3
En una primera lectura, la ley parecería clara en el momento de determinar los
objetivos de la Comisión : se trata de celebrar “...los principales hechos históricos de
un proceso revolucionario e independentista...”, el proceso tiene entonces dos
características : es revolucionario y es independentista.
Sobre el carácter revolucionario del proceso, podríamos todos estar de acuerdo, pero
escribimos “podríamos” porque aún cuando es una de las premisas dogmáticas de la
Historia del Río de la Plata en ese período, puede crear ciertas dudas si combinamos
ese concepto con el que la ley trata a continuación, el de cual es la fecha de iniciación
de ese período revolucionario. No obstante, a priori, podemos aceptar ese concepto
de “proceso revolucionario”.
En lo que tiene que ver con el carácter independentista del proceso, la ley no no nos
dice nada acerca de “independencia de que o de quien”?. Y el punto es importante.
Después de ésto, la ley precisa que los principales hechos históricos a conmemorar
serán aquellos comprendidos entre 1810 “...inicio de la Revolución en el Río de la
Plata...” y 1815 “...año de la mayor expansión del proyecto impulsado por José Artigas
en la Provincia Oriental...”
Al referirse a Don José Artigas la ley apenas si habla del “proyecto” impulsado por él,
desconociendo absolutamente la revolución artiguista, dejando de lado el hecho
fundamental de que lo que se debe celebrar es el comienzo de esa revolución
artiguista con sus objetivos fundamentales.
Según este artículo de la ley, Don José apenas si impulsó un proyecto. La sangre que
vertió el Pueblo Oriental en defensa de la idea federalista, en promover la libertad civil
y religiosa en toda su extensión imaginable, en reclamar que cada provincia formara
su propio Gobierno, en que el despotismo militar sea precisamente aniquilado con
trabas constitucionales que aseguren inviolable la soberanía de los Pueblos, todo éso
y lo demás se reduce al “proyecto impulsado por José Artigas”. Volveremos sobre el
tema.
Cuando se decide darle un nombre a la Comisión del Bicentenario a crearse se habla
de la “independencia del Río de la Plata”, puesto que en el art.2° de la ley se dice :
“...Créase una comisión interinstitucional que se denominará "Comisión del
Bicentenario de la Revolución de Independencia del Río de la Plata 2010-2015".
Por su parte, la Comisión a la que la ley le dice que debe conmemorar la
independencia del Río de la Plata en “la etapa comprendida entre 1810, inicio de la
Revolución y 1815, comunica a la población “ que han comenzado los trabajos para la
conmemoración del proceso de Independencia del Uruguay iniciado en 1811.
4
Contradicciones evidentes, por un lado la ley dice de conmemorar “la independencia
del Río de la Plata” y por otro la Comisión que crea esa ley dice que se va a
conmemorar el “proceso de Independencia del Uruguay”.
“La Comisión del Bicentenario se complace en comunicar que han comenzado
los trabajos para la conmemoración del proceso de Independencia del Uruguay
iniciado en 1811".1
Éso no es todo, la ley dice que se deben conmemorar los hechos históricos que
transcurrieron entre 1810 y 1815 pero la Comisión dice que va a conmemorar los
hechos que comenzaron en 1811.
Este planteamiento confuso, por no decir contradictorio entre lo que dispone una ley
que dice que se debe celebrar “la etapa comprendida entre 1810, inicio de la
Revolución en el Río de la Plata y 1815" y una Comisión que corrige diciendo que lo
que se va a conmemorar es el proceso de Independencia del Uruguay y que la fecha
de inicio de los hechos se fijará en 1811 y no en 1810 como determina la ley abre un
debate que no podemos soslayar, por su importancia.
Este desacuerdo en temas centrales de la celebración del bicentenario plantea ciertas
dudas acerca de la uniformidad de conceptos históricos en el período en cuestión que
puedan tener los votantes de la ley y los miembros de la Comisión establecida.
El asunto es más complejo aún y viene de antes. En julio 2009 el Presidente de la
República Doctor Tabaré Vázquez envía un proyecto de ley declarando 2011 como
"Año del Bicentenario del Proceso de Emancipación y Autodeterminación”.2
Dos días más tarde, la Subsecretaria de Educación y Cultura, María Simón, explicó que
el Gobierno eligió el 11 por ser un año "importante" en la gesta artiguista. “El Grito de
Asencio marcó el inicio del proceso de la revolución, que tuvo en el medio a la Batalla
de Las Piedras como mojón fundamental”.3
Evidentemente, el proyecto del Presidente no fue aprobado, puesto que como ya
vimos, la ley de creación de la Comisión del Bicentenario estableció que el comienzo
de la conmemoración sería el año 1810 pero, también hemos visto que la Comisión se
encargó de validar la propuesta del Presidente.
Notamos además que esa diferencia de opiniones sobre los objetivos de la celebración
del bicentenario no aparece solamente entre legisladores y Comisión, es también
1Página inicial web www.bicentenario.gub.uy 2 Cámara de Senadores. Asuntos entrados. martes 1° de junio 20103 Diario El Observador del 3 de junio 2010
5
propio de estudiosos del tema, de prestigio, que no siempre exponen en el sentido de
clarificar las cosas.
Hemos leído, por ejemplo, en un reportaje que “el Bicentenario de 2011 es una patraña
y que sobre éso todos los historiadores deberían estar de acuerdo”.
Creemos que la expresión “patraña”1 es excesiva, no creemos que se haya pretendido
mentir ni dar una noticia fabulosa de pura invención, creemos sí que hubo un
desconocimiento de los hechos históricos de la parte de los responsables de llevar
adelante la iniciativa. Según el autor del reportaje se criticó :
“...que se haya elegido este año para la conmemoración de los doscientos años
del país y dijo que "el Bicentenario de 2011 es una patraña, todos los
historiadores deberían estar de acuerdo. Puede ser el Bicentenario de muchas
cosas, pero no de la Independencia...”2
Estamos de acuerdo con que en los festejos del bicentenario no se debería hablar de
independencia, pero se sostiene además que “ ...puede ser el Bicentenario de muchas
cosas...”, con lo que no estamos de acuerdo. El bicentenario debió ser la celebración
de un solo, un único concepto, el comienzo y el desarrollo de la revolución artiguista
con todos los valores que ella conlleva.
Hay pues, tres temas principales que integran el centro de la problemática. En primer
lugar es necesario establecer de que clase de independencia se trata, con respecto a
qué. Luego analizar la hipótesis de que el proceso que se inicia con el desembarco de
los Treinta y Tres Orientales y culmina con la declaratoria de la independencia es la
continuación del que se inicia en Asencio y finaliza con el pasaje definitivo de Don Jose
al Paraguay.
Finalmente es necesario intentar aclarar la problemática que se crea acerca de la fecha
en que se deben comenzar los festejos del bicentenario. Y ésto, no porque la fecha en
sí misma tenga su importancia sino porque, ya lo veremos, fijarla en 1810 o fijarla en
1811 significa tomar posición sobre aspectos fundamentales del proceso de
transformación político-social desarrollado en el Río de la Plata en el período en
cuestión.
Vayámos por partes y aboquémonos, en primer lugar, al análisis de esa independencia
del Río de la Plata que proclama la ley y esa Independencia del Uruguay que establace
la Comisión.
1 Patraña : mentira o noticia fabulosa, de pura invención. Diccionario de la Real Academia Española.2 Declaraciones de Gerardo Caetano en la Feria del Libro de Buenos Aires en el panel "Bicentenario dela República Oriental del Uruguay”. Diario La República, 29 de abril 2011.
6
Independencia
La existencia de esas discrepancias substanciales que hemos anotado da lugar a
pensar con cierto fundamento que hay una gran confusión en conceptos históricos
fundamentales cuando se dice que en 1811 se inicia un proceso de Independencia del
Uruguay. ¿Qué proceso de independencia del Uruguay se inicia en 1811? ¿Cuáles de
los hechos desarrollados en esa época apuntaban a una independencia de un Uruguay
que ni siquiera existía?
No podemos tener dudas, la documentación existente es inapelable, acerca de que el
proceso revolucionario que se llevó a cabo en la Banda Oriental, dos años después de
iniciado reclamaba la independencia. ¿Pero qué independencia? ¿Independencia con
respecto a quién?
Es cierto que en 1813, las instrucciones dadas por ese gran estadista que fue Don
José Artigas a sus delegados ante la Asamblea Constituyente de Buenos Aires
reclamaban : “...la declaración de la independencia absoluta de estas colonias...”.
Pero esa propuesta de independencia se refería especificamente a la monarquía
española y al rompimiento de toda conexión política con el Estado Español.
“...Primeramente pedirá la declaración de la independencia absoluta de estas
colonias, que ellas están absueltas de toda obligación de fidelidad a la corona
de España y familia de los Borbones y que toda conexión política entre ellas y
el Estado de España, es, y debe ser totalmente disuelta...”1
Aquí no hay posibilidad de error, de interpretación, aquí no se está pidiendo la
independencia de ningún Uruguay, mismo de ninguna Banda Oriental, como se
llamaba en la época. Aquí se dice claramente que la independencia reclamada es “...de
toda obligación de fidelidad a la Corona de España y familia de los Borbones...”
Y a los que sostienen distraidamente que los hechos iniciados en 1811 en la Banda
Oriental son el inicio del “proceso de Independencia del Uruguay" les va a ser
imposible, en todo el período que comienza en 1811 y finaliza en 1820, encontrar
elementos válidos que muestren una actitud política de Don José hacia la
independencia de la Banda Oriental.
Por el contrario, van a encontrar sí, con facilidad, documentación muy clara en la que
Don José, mismo en situaciones muy difíciles, rechazó la propuesta de hacer de la
Banda Oriental un Estado independiente.
No se deben mezclar pues los conceptos diciendo que con los hechos que comenzaron
en la Banda Oriental en 1811se inicia un proceso de independencia del Urug uay.
1 Instrucciones del Año XIII, art.1°
7
No es válido establecer una relación de continuidad entre las acciones que llevaron al
Pueblo Oriental a la lucha por su identidad con el establecimiento de una República
Oriental del Uruguay
Porque en 1811, en la Banda Oriental no se inició ningún proceso de independencia
del Uruguay, en 1811 se inició el proceso de la revolución artiguista, revolución
artiguista que duró hasta 1820 en que fue derrotada.
Revolución artiguista para cuya derrota debieron reunir sus esfuerzos, con todo su
poderío militar, el imperio español, el imperio portugués y los sucesores de los
llamados próceres de mayo.
Sin embargo, son ideas que han sido ingresadas como dogma, que no se discuten, que
forman parte indisoluble del pensar de nuestra gente : se asocia indefectiblemente
Asencio e independencia del Uruguay y lo que es peor aún : Artigas e independencia
del Uruguay.
No nos cansaremos de recalcar la importancia del carácter mítico que adquieren
ciertos hechos de nuestra Historia, hechos que no soportan un somero análisis desde
el punto de vista histórico pero que resultan inamobibles, justamente por ese carácter
mítico que han adquirido. Personalidades en el campo de la Historia nacional han ya
remarcado este hecho.
En ocasión en que el entonces Presidente de la República Tabaré Vázquez propuso
establecer una sola fecha patria que sustituyera otras cinco vigentes, en la polémica
que suscitó intervino el historiador José Pedro Barrán.
Y Barrán señaló el peligro de modificar ciertas tradiciones porque conduciría a
cuestionar la nacionalidad en sus fundamentos míticos.
"...modificar una tradición de las que refieren al nacimiento del país como
nación y Estado me parece peligroso para la nacionalidad, o por lo menos, la
cuestionaría en sus fundamentos míticos...”1
Cuestionar la idea de independencia, atribuida como dogma, tanto a la llamada
revolución de mayo como a Asencio y mismo a Don José, no obtiene ninguna
resonancia. Ni ante los círculos intelectuales de la Historia limpia que los ignora ni ante
la noción mítica ingresada definitivamente en el sentir del pueblo uruguayo.
Y sería correr el riesgo de ser considerado hereje insinuar que nuestros heroicos
Treinta y Tres Orientales no buscaban la independencia de la patria sino, apenas,
liberarla del Brasil para hacerla volver al redil de las demás provincias argentinas, “a
las que siempre perteneció”.
1 Miguel Bardesio. Polémica por nuevo calendario patrio. Diario El País, Montevideo, 1 de octubre 2006.
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Y conste que ésto de que la Banda Oriental siempre perteneció a las demás provincias
argentinas no lo dice quien escribe estas líneas, lo dijeron y firmaron los prohombres
del momento.
“...La Honorable Sala de Representantes de la Provincia Oriental del Río de la
Plata, en virtud de la soberanía ordinaria y extraordinaria que legalmente
reviste, para resolver y sancionar todo cuanto tienda á la felicidad de ella,
declara: que su voto general, constante, solemne y decidido es y debe ser por
la unión con las demás Provincias Argentinas, a que siempre perteneció...”
No se nos diga que ésto fue lo que propuso Don José en sus Instrucciones del año XIII,
porque allí se establecían garantías que en este caso brillan por su ausencia.
En algún lugar hemos leído, con referencia a esta ficción histórica creada en la mente
de los uruguayos que funciona haciéndoles creer la Historia como una especie de
cuento de hadas :
“...las élites dirigentes se han mostrado incapaces y carentes de imaginación
para crear nuevas ficciones orientadoras...”1
Para lo que las “las élites dirigentes” se han mostrado incapaces no es para “...crear
nuevas ficciones orientadoras...”, éso no es necesario, lo que sí es necesario y para
éso sí las élites dirigentes se han mostrado completamente incapaces es para hacer
vivir y comprender una Historia despojada de héroes, de monumentos y de fechas
patrias, una Historia que refleje los verdaderos valores de los pueblos en su lucha por
ser libres.
Los dos procesos.
El segundo punto a analizar tiene que ver con la posición que sustenta que el proceso
que se inició con el desembarco de los Treinta y Tres Orientales y que culminó con la
declaración de 1825 es la continuación del que se inició con Asencio y se detuvo con
la derrota militar de la revolución artiguista y con la partida de Don José a sus 30 años
de exilio.
Esta idea es sostenida en buena parte de los libros de Historia, los textos escolares y
los medios de difusión masivos como un hecho incontestable, mismo si en la mayor
parte de los casos no se dan argumentos válidos que la respalden.
1 Dr. Tomás Sansón Corbo. La “nacionalidad oriental” y la crisis de sus referentes identitarios. Universidad de la República Oriental del Uruguay.
9
Mismo historiadores de renombre insisten en proclamar que uno y otro proceso se
continuan y tienen un carácter similiar que autoriza a identificarlos como partes de un
mismo proceso. Los ejemplos los encontramos sin mayor dificultad, veamos uno de
ellos tomado de la realidad inmediata, emitido por alguien que indudablemente ha
sabido ganarse su lugar por sus trabajos en el medio actual de los estudiosos de la
Historia rioplatense.
“...el año 1811 se señala como el de inicio de un proceso que llega a 1830...”1
La frase está sosteniendo que la revolución artiguista iniciada en 1811 y la revolución
de 1825 con su corolario de declaratoria de independencia son partes de un mismo
proceso que habría tenido los mismos objetivos.
No creemos válido sostener que la gesta que se inició en la Agraciada y que terminó
con la independencia del Uruguay sea la continuación de la gesta artiguista. La lucha
de Don José y su pueblo armado nunca tuvo como objetivo la independencia de la
Banda Oriental, se luchaba por ese federalismo que los llamados próceres de mayo
y sus seguidores imbuídos en sus ideas centralistas combatieron obsesivamente y que
no figuró para nada en los ideales ni los objetivos de los gestores de 1825.
1810-1820 y 1825 son dos procesos diferentes en su substancia y en sus objetivos.
Partamos del documento clave en las ideas de Don José, las Instrucciones del año XII.
“...Primeramente pedirá la declaración de la independencia absoluta de estas
Colonias, que ellas están absueltas de toda obligación de fidelidad a la Corona
de España y familia de los Borbones y que toda conexión política entre ellas y
el Estado de la España es y debe ser totalmente disuelta....”
Y retomemos el artículo que reclama la instauración de un sistema federado del que
debería formar parte la Banda Oriental.
“...No admitirá otro sistema que el de confederación para el pacto recíproco con
las provincias que formen nuestro Estado...”
¿Qué relación puede establecerse entre el contenido de esos artículos que reclaman
la independencia de todas las colonias del Estado español y la integración de la Banda
Oriental a un sistema de federación con el texto de los hombres de 1825?
1 A n a R i b e i r o . D e c l a r a c i o n e s e n l a P á g i n a w e b . E s c r i t o r e s . o r g .http://www.escritores.org/index.php/biografias/3705-concurso-literario-de-ensayos-del-bicentenario-uruguayEscritores.org
10
“...la Provincia Oriental ... se declara de hecho y de derecho, libre e
independiente del Rey de Portugal, del Emperador del Brasil y de cualquier otro
del Universo...
En el primer caso se reclama :
“...No se admitirá otro sistema que el de confederación para el pacto recíproco
con las Provincias que formen nuestro Estado...”1
El segundo no deja dudas al respecto de sus diferencias substanciales con el primero.
“...La Honorable Sala de Representantes de la Provincia Oriental del Río de la
Plata... declara: que su voto general, constante, solemne y decidido, es y debe
ser por la unión con las demás Provincias Argentinas, a que siempre
perteneció...”2
Y éso se manifiesta claramente en las orientaciones que asumirán uno y otro
Gobierno. Basta sólo con pensar en la defenestración del plan de tierras de Don José,
que se desmontará cuidadosamente después de 1825. No creemos que se pueda
sostener documentadamente que la revolución lavallejista es la continuación de la
revolución artiguista cuando es evidente que tenían fines tan distintos.
Es que el contenido de esta declaración de 1825 tiene algo que ver con lo reclamado
por Don José en 1813 y a lo largo de sus nueve años de lucha? ¿Es que se puede
seguir proclamando que el proceso iniciado en 1811 es el “proceso de independencia
del Uruguay”? o aún afirmar que “hace 200 años se produjo el giro hacia la formación
de un Estado independiente”.
En 1811 no se produjo un giro hacia un Estado independiente, lo que se produjo fué
la exteriorización de un pueblo que hacía mucho tiempo que se sentía pueblo, un
pueblo que hacía mucho que se sentía Pueblo Oriental y que encontró en Don José
el estadista capaz de guiarlos en el difícil camino de ese reconocimiento.
No sigamos mezclando las cosas, desvirtuándolas, negándolas o, sencillamente
ignorándolas. 1810-1820 y 1825 son dos procesos diferentes en su substancia y en
sus objetivos. Es falso pretender que la gesta que se inició en la Agraciada y que
terminó con la independencia del Uruguay sea la continuación de la gesta artiguista,
gesta artiguista que no pretendió nunca la independencia de la Banda Oriental, que
1 Instrucciones del Año XIII, art.22 Texto de la Declaratoria de Independencia de la Provincia Oriental (Uruguay) y de las dos leyescomplementarias de Unión y de creación de la bandera nacional.
11
luchaba por ese federalismo que los llamados próceres de mayo y sus seguidores
imbuídos en sus ideas centralistas combatieron obsesivamente y que no figuró para
nada en los ideales ni los objetivos de los gestores de 1825.
No es válido presentar los hechos que se iniciaron en 1811 en la Banda Oriental como
“proceso de Independencia del Uruguay” tal como lo presenta la Comisión
organizadora de los festejos del centenario cuando dice “...que han comenzado los
trabajos para la conmemoración del proceso de Independencia del Uruguay iniciado
en 1811".1
La fecha
El tercer punto a analizar consiste en determinar si la celebración del bicentenario debe
comenzar en 1810 o 1811, es también un sujeto de debate. No es una simple cuestión
de fechas, es mucho más que éso. Significa tomar posición acerca del verdadero
significado que se le atribuye a la llamada revolución de mayo y de la relación existente
entre ésta y la revolución artiguista.
En efecto, los que adoptan la posición de que la conmemoración del bicentenario debe
comenzar en 1810 están sosteniendo que la revolución de la Banda Oriental tiene su
orígen en la llamada Revolución de Mayo y está por lo tanto, influída por ésta.
Sostener que el inicio de los hechos sujetos a conmemoración debe fijarse en 1811
implica considerar a ambos movimientos, el de Buenos Aires y el de la Banda Oriental
como procesos diferenciados, con objetivos diferentes y con procesos de desarrollo
también diferentes.
Ya habíamos visto que la Ley Nº18.677 del 4 de agosto 2010 que creó la comisión
encargada de la organización de la celebración del bicentenario en su artículo 3° decía
de conmemorar :
“... los principales hechos históricos del proceso revolucionario e
independentista, en la etapa comprendida entre 1810, inicio de la Revolución
en el Río de la Plata y 1815...”
Vemos que los legisladores, bien que sin fundamentar su decisión en el texto de la ley,
se declaran partidarios de considerar 1810 como el “...inicio de la revolución en el Río
de la Plata...”
Es interesante destacar que ese artículo de la ley está legislando sobre hechos
históricos al fijar la fecha del inicio de la revolución en 1810.
1Página inicial web www.bicentenario.gub.uy
12
Después vendrá la Comisión del Bicentenario que se encargará de enmendarles la
plana diciendo que los hechos a conmemorar no comienzan en 1810 sino en 1811,
recordemos que ésta había dicho :
“La Comisión del Bicentenario se complace en comunicar que han comenzado
los trabajos para la conmemoración del proceso de Independencia del Uruguay
iniciado en 1811".1
Entre los estudiosos de la Historia rioplatense encontramos una casi unanimidad de
partidarios de comenzar la conmemoración a partir de la posición que surge de la ley,
es decir, a partir de 1810.
Esta decisión determina, naturalmente, la posición a tomar con respecto a la llamada
revolución de mayo estableciéndola como punto de partida de la revolución artiguista
y considerándola como su base ideológica.
Ésto, en oposición con la postura que sostiene que la revolución en la Banda Oriental
tuvo sus características propias y diferentes de la llamada revolución de mayo y que
no sufrió ningún tipo de influencia de las ideas y los actos de los llamados próceres de
mayo.
En 2009, cuando el Presidente de la República Tabaré Vázquez presenta su proyecto
sobre el bicentenario disponiendo que fuera 2011 la fecha de comienzo, la historiadora
Ana Frega le escribe a la Ministra de Educación y Cultura María Simon, señalándole
que consideraba que 2010 era mejor comienzo.2
Veamos la opinión de un destacado historiador y docente que también se inclina por
2010 como año del comienzo de la conmemoración, señalándo que debería fijarse
precisamente en mayo de 1810. Las razones expuestas son que "...allí fue que se
inició la revolución artiguista...”3
Aquí estamos en presencia de alguien que considera que, en definitiva, la revolución
artiguista no fue más que una prolongación de la llamada revolución de mayo y que,
ideológicamente se nutrió del pensamiento de los llamados próceres de mayo.
Luego agrega que “...por estricto sentido teórico no hay dudas que debería haber sido
en el año 10" (se refiere al año de comienzo de la conmemoración)
por "estricto sentido teórico no hay dudas que debería haber sido en el año 10".4
1Página inicial web www.bicentenario.gub.uy 2 Semanario Brecha. Montevideo, 24 de febrero 20113 Diario El Observador. Montevideo, 3 junio 20104 Idem.
13
Más adelante, en la parte correspondiente de este trabajo, vamos a ofrecer elementos
que nos permiten decir que, " por estricto sentido teórico se plantean dudas muy serias
sobre si realmente debería haber sido en el año 10.
Encontramos aún otra historiadora de renombre, decidida partidaria de que la
conmemoración se iniciase en 1810 año en el que, según ella, se “inició la revolución
en el Río de la Plata”.
"No iniciamos los recordatorios o conmemoraciones en el año 10, que fue
cuando se inició la revolución en el Río de la Plata”...1
Va aún mucho más allá la historiadora en su posición de subordinar los movimientos
revolucionarios, no sólo de la Banda Oriental sino de provincias como la del Paraguay,
al ejército de Mayo y sus élites intelectuales y políticas cuando dice : “el Ejército de
Mayo y sus élites intelectuales y políticas determinaron todo el proceso posterior a lo
largo del territorio virreinal...”2
Si aceptamos lo que nos dice, el ejército porteño y las élites intelectuales y políticas de
la llamada revolución de mayo habrían determinado, no sólo la revolución artiguista
sino “todo el proceso posterior a lo largo del territorio virreinal”.
En un breve comentario, la historiadora se permite ignorar las diferencias abismales
existentes entre el feroz centralismo porteño desarrollado por los llamados próceres de
mayo y sus seguidores con los ideales de Don José, con su idea federalista, con su
concepto que los pueblos tuvieran el derecho a elegir sus gobiernos, que los más
infelices fueran los más privilegiados...
Y por supuesto, ignorar el aislamiento sistemático que los Gobiernos paraguayos
establecieron con respecto a los regímenes establecidos en Buenos Aires, por lo tanto
diferencias substanciales en lo ideológico. Y podríamos recordar el pasaje de la
expedición de Manuel Belgrano, enviado por La Junta de Mayo al frente de un ejército
con objeto de doblegar al Paraguay, y su consiguiente derrota. Curiosa manera del
ejército de Mayo y sus élites intelectuales y políticas de “determinar” todo el proceso
“a lo largo del territorio virreynal”.
1 Declaraciones de la historiadora Ana Ribeiro en la página web Escritores.org.http://www.escritores.org/index.php/biografias/3705-concurso-literario-de-ensayos-del-bicentenario-uruguay2 Declaraciones de la historiadora Ana Ribeiro en la página web Escritores.org.http://www.escritores.org/index.php/biografias/3705-concurso-literario-de-ensayos-del-bicentenario-uruguay
14
Este concepto la hace decir “... era de justicia que se iniciaran (los festejos) en 2010...”1
Es posible que la historiadora no se haya dado cuenta que puso en primer término al
“ejército de mayo” y luego a “sus élites intelectuales”. Consciente o inconcientemente
se está reconociendo que el factor que permitió el desencadenamiento del Golpe de
Estado de mayo de 1810 en Buenos Aires fué el ejército. Y para ser precisos, una
precisión que nunca se hace cuando se habla del ejército : no fué el ejército el que
apoyó los “intelectuales y los políticos”, fueron los Oficiales con mando de tropa y en
particular Don Cornelio Saavedra.
Para que no quede duda de lo que decimos, basta con leer lo que escribió en su época
uno de los participantes de la llamada revolución de mayo, el Comandante de Húsares
Don Martín Rodríguez :
“...esa tarde no se permitió salir a ningún soldado después de la lista. Todos
quedaron encerrados en sus cuarteles y completamente municionados,
ignorando todos el motivo de esta novedad, como lo ignoraba también el
pueblo...”2
Esta aseveración de Martín Rodríguez es confirmada por Juan Manuel Beruti.3
“...las medidas se tomaron con anticipación a efectos de obviar toda discordia,
pues las tropas estuvieron en sus cuarteles y no salieron de ellos hasta estar
todo concluído...”4
Y en lo que tiene que ver con las “élites”, es necesario señalar que éstas no fueron
solamente intelectuales y políticas, lo fueron fundamentalmente económicas; el motor
que mueve el mundo, el poder económico. Basta con analizar las actividades
comerciales de algunos de los próceres de mayo y sus relaciones con el mundo del
comercio para ver y comprender que la llamada revolución de mayo no fué el pueblo
en la plaza reclamando un cabildo abierto para liberarse del poder español, fué un
grupo, no de intelectuales (éstos también se usaron) fué un grupo de comerciantes que
1 Declaraciones de la historiadora Ana Ribeiro en la página web Escritores.org.http://www.escritores.org/index.php/biografias/3705-concurso-literario-de-ensayos-del-bicentenario-uruguay2 Martín Rodríguez. Memoria. Biblioteca de Mayo. Colección de obras y documentos para la Historiaargentina. Buenos Aires. Senado de la Nación, tomo I, p.1303 Juan Manuel Beruti era hermano de Antonio Luis Beruti, éste de destacada actuación en los hechos deMayo de 1810. Dejó una serie de anotaciones sobre los hechos de la llamada semana de mayo4 Juan Manuel Beruti. Escritos. Revista de la Biblioteca Nacional. Buenos Aires, tomo XI, N°31, p.143-144
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usaron esos intelectuales (algunos de los cuales eran también comerciantes) que se
apoyaron, no en el éjercito, “el ejército” es una expresión demasiado ambigua, se
apoyaron en los Oficiales Superiores con mando de armas y en particular en el señor
Coronel Don Cornelio Saavedra sin el cual ningún Golpe de Estado se podía provocar
en ese lugar y momento.
El Coronel Martín Rodríguez, activo participante de la semana de mayo dirá años
después, refiriéndose a esos hechos :
“...cuando llegó a Buenos Aires la noticia de la toma de Sevilla por los franceses
se realizó una reunión secreta de los principales gestores de la revolución y se
llamó a Saavedra para que asistiera a fin de pedirle su colaboración que había
prometido para cuando se produjera aquella victoria francesa”.1
Es decir que Saavedra en tanto que Comandante de uno de los regimientos de más
prestigio y peso, con gran influencia sobre los otros, era un elemento clave para los
conspiradores civiles. Será Don Ignacio Núñez2 que dirá años después :
“Los primeros hombres que concibieron el pensamiento de cambiar los destinos
de estos países convinieron en que era indispensable la concurrencia de
Saavedra, no tanto por lo que importaba la persona de Saavedra como por lo
que importaba el Regimiento en el cual, sin duda alguna, ejercía una influencia
superior a la de los demás Jefes y Oficiales...”3
Lo llaman en ese momento porque le habían propuesto antes el Golpe de Estado pero
éste les había respondido que él daría su apoyo de Jefe máximo del ejército una vez
que contara con las cartas de triunfo, es decir, una vez que Napoleón hubiera liquidado
el poder de la monarquía española.
Es el mismo Saavedra que dirá tiempo después refiriéndose al momento en que
consideró oportuno unirse a los conspiradores :
1 Declaraciones de Martín Rodríguez a José Rivera Indarte, Diario “Comercio del Plata”. Montevideo,1844. En esas declaraciones no aparece la fecha de la reunión2 Ignacio Núñez. (1792-1844) Militar, escritor, diplomático. Fué Ministro de Relaciones Extranjeras hacia18263 Ignacio Núñez. Iniciación del movimiento revolucionario de 1810. Comisión Especial del H. ConcejoDeliberante de la ciudad de Buenos Aires. Mayo. Su filosofía, sus hechos, sus hombres. Guillermo KraftLtda. Buenos Aires, 1960, p.62.
16
“Es verdad que Peña, Vieytes y otros querían de antemano hacer la revolución,
ésto es desde el 1° de enero de 1809 y que yo me opuse porque no
consideraba tiempo oportuno...”1
Y la llamada revolución no pudo llevarse a cabo porque el Coronel Cornelio Saavedra
se opuso.
Después de todo ésto, se nos hace difícil comprender y aceptar frases como : “...en
1810 fué cuando se inició la revolución en el Río de la Plata... era de justicia que se
iniciaran los festejos en 2010...”2
Revolución-insurrección.
Esta manera de presentar la Historia, esta confusión que señalamos más arriba, esta
imprecisión en la determinación de hechos y sus consecuencias no es casual y menos
aún inhabitual. Por el contrario, es una característica de la historiografía rioplatense,
a veces por simple desconocimiento de los hechos, otras por el temor de tocar las
vacas sagradas de la Historia, las más de las veces por intereses políticos que utilizan
la Historia para justificarse y afianzarse.
El estereotipo, las premisas monolíticas que no toleran análisis de ningún tipo que
pueda plantea la menor duda sobre ciertos dogmas de nuestra Historia es
posiblemente el elemento más común en textos y libros que tratan del tema.
En cierta medida este trabajo intenta mostrar algunos de los múltiples ejemplos de lo
que decimos. Tomaremos algunos de los más representativos de esa forma de
continuar manejando nuestra Historia en base a clichés, a mojones fijos que nos
siguen haciendo recitar hechos y consecuencias que no resisten un mediano análisis.
Comencemos por analizar un concepto que se repite como estribillo en no importa que
medio de difusión de nuestra Historia, (libros, revistas, folletos, páginas sobre Internet,
etc.) el de que en Buenos Aires en 1810 hubo una revolución en tanto que en 1811 en
la Banda Oriental apenas si hubo una insurrección. Analicemos por separado los dos
hechos, la llamada revolución de mayo por un lado y la supuesta insurreción de la
Banda Oriental por otro.
Revolución en Buenos Aires.
1 Carta de Cornelio Saavedra al Coronel Juan José Viamonte. Juan Canter. Una carta justificativa deCornelio Saavedra. Boletín del Instituto Boneaerense de Numismática y Antigüedades, año I, N°1, p.73-84, Buenos Aires, 19432Ana Ribeiro. Declaraciones en la página web : escritores.org. Convocatorias a concursos literarios.Concurso literario de ensayos del Bicentenario (Uruguay)
17
El concepto de que en Buenos Aires en mayo de 1810 se produjo una revolución es
actualmente un dogma de la Historia del Río de la Plata, no se discute, no se analiza
mismo si la documentación existente es muy vasta y permite, al menos plantear la
duda.
La unanimidad oficial sobre los hechos fundamentales ocurridos en la llamada Semana
de Mayo y las conclusiones que de ellos se extraen son sin fisuras. Las afirmaciones
son monolíticas e indiscutibles. Desde los más célebres tratados de Historia
rioplatense, pasando por la pléyade de escritores que se han ocupado del tema, por
los medios masivos de información y por supuesto, los textos y manuales escolares de
Historia, todos coinciden en ciertos hechos fundamentales : en mayo de 1810 el pueblo
estuvo en la calle exigiendo un Cabildo Abierto para reclamar la independencia de las
provincias del antiguo Virreynato del Río de la Plata. Examinemos estos tres conceptos
básicos : el pueblo en la calle participando activamente, la exigencia de instalar un
Cabildo Abierto y el reclamo de independencia.
Primer concepto. La participación del pueblo
Vayámos por partes, examinemos el primer concepto : el que sostiene que el pueblo
fue el protagonista y con su presencia en la plaza determinó la destitución del Virrey.
Ya vimos la opinión del Coronel Martín Rodríguez que había dicho, refiriéndose a los
soldados acuartelados, que ignoraban todos el motivo de lo que se estaba haciendo
y agregaba “...como lo ignoraba también el pueblo...” Y Martín Rodríguez fue uno de
los tantos Oficiales con mando de tropa en el Buenos Aires de mayo, sabía de lo que
hablaba.
“...esa tarde no se permitió salir a ningún soldado después de la lista. Todos
quedaron encerrados en sus cuarteles y completamente municionados,
ignorando todos el motivo de esta novedad, como lo ignoraba también el
pueblo...”1
El Coronel Don Cornelio Saavedra también emitió en sus memorias su visión de cual
había sido la participación del pueblo en la llamada revolución de mayo.
Refiriéndose a la necesidad de los complotados de hacer creer al Cabildo que era le
pueblo en la calle el que reclamaba la renuncia del Virrey, Don Cornelio escribirá :
1 Martín Rodríguez. Memoria. Biblioteca de Mayo. Colección de obras y documentos para la Historiaargentina. Buenos Aires. Senado de la Nación, tomo I, p.130
18
“...era preciso para esta novedad cubrirla con el manto de la voluntad popular”.1 No
podía ser más claro Don Cornelio.
Dos activos participantes de los hechos de mayo dan pues su opinión sobre la presunta
y tan publicitada participación del pueblo, uno para decir que el pueblo ignoraba lo que
se estaba pasando y el otro para señalar que lo de la voluntad popular no era sino un
manto con el que se necesitaba cubrir los verdaderos manejos del grupo de civiles y
militares que buscaban apoderarse del Gobierno.
Pero veámos que hay muchos otros ejemplos que dan por tierra con la visión
estereotipada de un pueblo en la plaza, con paraguas, reclamando un Cabildo Abierto.
En el momento crucial de los hechos de la llamada Semana de Mayo, cuando los
sublevados imponen a los Cabildantes la lista con los nombres de los integrantes de
la nueva Junta a instalar, éstos, en un último recurso, exigen que el pueblo se presente
en la plaza para verificar si realmente era éste el que reclamaba.
Vamos a utilizar la versión, nada menos que de Bartolomé Mitre. Fué Mitre el hombre
que fijó para siempre en la mente de los argentinos la visión dogmática actual de la
llamada revolución de mayo; un hombre muy comentado pero muy poco leído quien
dijo que la Junta de Mayo “...asumió de su propia autoridad la dictadura...” y que sus
órdenes eran obedecidas por el pueblo.
“...Esta Junta revolucionaria que de su propia autoridad asumió la dictadura sin
que el pueblo conociese su existencia, no obstante que todas sus órdenes eran
obedecidas por el pueblo y por las tropas acuarteladas...”2
Con respecto al incidente con el Cabildo a que hacemos alusión más arriba, es
necesario señalar que la versión de los hechos que nos da Mitre no la vamos a
encontrar nunca en un libro de Historia de los que circulan habitualmente sobre la
revolución de mayo y menos aún en los textos escolares. Nos dice Mitre refiriéndose
a la respuesta que dan los confabulados a los Cabildantes ante su pedido de que el
pueblo se presentase en la plaza.
“...Salió el Cabildo al balcón y French y Beruti desplegaron al pié de él su
batallón patriótico, que en aquel momento a causa de la lluvia y de lo avanzado
de la hora solamente contaba poco más de un centenar de hombres...”3
1 Cornelio Saavedra. Memoria autógrafa. Biblioteca de Mayo. Colección de obras y documentos para lahistoria argentina. Buenos Aires. Senado de la Nación, tomo I, p.39.2 Bartolomé Mitre. Historia de Belgrano. tomo I, p.223. Imprenta de Mayo, Buenos Aires, 1859.3 Bartolomé Mitre. Historia de Belgrano. tomo I, p.253. Imprenta de Mayo, Buenos Aires.1859.
19
Dejemos de lado el hecho de que parecería que la lluvia y lo avanzado de la hora dió
por tierra con el patriotismo y el entusiasmo revolucionario del pueblo que se habría
retirado a sus casas para no mojarse y poder dormir bien.
Pero no podemos dejar de señalar el hecho de que, según Mitre, cuando los
Cabildantes reclaman a los amotinados la presencia del pueblo en la plaza, todo lo que
éstos pueden presentar son los patrióticos batallones de French y Beruti.
Y emite aún Mitre otro concepto demoledor para el dogma de la participación del
pueblo en los hechos de Mayo. Nos dice que los sublevados de Mayo (el término es
nuestro) no habían pensado en el pueblo sino como una “entidad pasiva” y que en sus
planes éste “debía apoyar el movimiento pero sin tomar en él una participación
directa...”
“...Las disposiciones reaccionarias del Cabildo no escaparon al ojo vigilante de
la comisión directiva de la revolución... la comisión directiva sentía dilatarse su
esfera de acción y veía que podía contar con un nuevo elemento que hasta
entonces no había entrado en los cálculos de los patriotas sino como entidad
pasiva. este elemento era el pueblo, que según el plan acordado debía apoyar
el movimiento pero sin tomar en él una participación directa.1
No quisiéramos fatigar al lector, pero la última cita que haremos de Bartolomé Mitre,
si la tomamos en consideración, porque Mitre fué un hombre que nunca se preocupó
de establecer un equilibrio entre sus convicciones políticas y la objetividad que la
Historia necesita, esta última cita no deja dudas acerca de la inexistencia de una
participación del pueblo. Nos dice Mitre :
“...Tanto los patriotas que encabezaban el movimiento revolucionario como los
españoles que en el Cabildo Abierto habían cedido al empuje de la opinión,
todos pertenecían a lo que podía llamarse la parte aristocrática de la sociedad.
Las tendencias de ambas fracciones eran esencialmente conservadoras en
cuanto a la subsistencia del orden público y ésto hacía que se encontrasen de
acuerdo en un punto capital, cual era el de impedir que el populacho tomase en
la gestión de los negocios públicos una participación activa y directa”.2
Es realmente curioso constatar como, historiadores actuales de renombre continúan
a sostener esos supuestos valores de la llamada revolución de mayo, apoyándose en
1 Bartolomé Mitre. Historia de Belgrano. tomo I, p.236. Imprenta de Mayo, Buenos Aires.1859.2 Bartolomé Mitre. Historia de Belgrano. tomo I, p.233/34. Imprenta de Mayo, Buenos Aires.1859.
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argumentos que no soportan un mediano análisis y desconociendo sistematicamente
la documentación que prueba su error. Tal el caso del carácter popular que se le
adjudica dogmaticamente a la sublevación de mayo, sublevación en la que, ya pudo
constar el lector por la documentación aportada, no hubo para nada participación del
pueblo. Veamos un ejemplo de lo que decimos en donde el carácter popular de Mayo
estaría probado por la acción de los “chisperos o manolos de la Revolución” .
“...Otro error consiste en afirmar que "la Junta de Mayo nunca fue popular ni
tenía como serlo...". Por el contrario, eran sectores populares dirigidos por los
chisperos o manolos de la Revolución como French, Beruti, Donado, Arzac,
Orma, Dupuy, Cardozo, Planes y muchos otros que movieron mil personas en
la plaza (el 2% al 2,5% de Buenos Aires; en valores actuales sería una
concentración de 80.000 a 100.000 personas)...”1
Si los French, Beruti, Donado y otros hubieran tenido esa capacidad de convocación
que se les atribuye, cómo puede explicarse que ninguno de ellos haya tenido el mínimo
peso, la mínima particiación de importancia, la mínima actuación política, luego de
instalada la Junta de Mayo?
¿Cómo puede explicarse que personajes que se supone con capacidad de convocar
el equivalente actual de 80.000 a 100.000 personas desaparezcan completamente del
panorama político subsigiente a la convocación?
¿No es ése un hecho que autoriza a pensar que no eran más que ejecutores de lo que
otros organizaron? Es que se puede seguir ignorando que la mayor parte de los
presentes en la plaza eran militares? ¿Se puede seguir ignorando que cuando los
cabildantes reclaman el pueblo en la plaza, todo lo que los sublevados pudieron ofrecer
fué, pateticamente, las tropas de ese French a quien se le adjudica dirigir “sectores
populares”?
Mismo la utilización de los términos “chisperos o manolos de la Revolución” está
transmitiendo la necesidad, consciente o inconsciente de tocar el lado sensible del
lector dejando de lado, naturalmente, el rigor científico que el tema reclama.
Una metodología que se usó y se sigue usando, una cierta manipulación del lector con
objeto de llevarlo a aceptar lo que se dice, no basándose en hechos y documentos sino
en la utilización de términos que lo conmuevan : patria, bandera, patriotas, ejército de
la patria, héroe y, en este caso, chisperos o manolos. Se usa (se abusa) hasta el
aburrimiento esta forma de presentar las cosas. En el caso en que se distingue entre
1 Respuesta de Norberto Galasso a un artículo de José Pablo Feinmann publicado en “Página 12". CentroCultural Enrique Santos Discépolo. Buenos Aires.
21
españoles y criollos donde, en una simplificación aberrante, unos son los malos y los
otros los buenos, unos son los patriotas y los otros los realistas.
Sin embargo, el análisis documental nos ofrece sin dejar lugar a dudas la existencia,
por un lado de españoles adhiriendo a las ideas revolucionarias y por otro, criollos
(patriotas) de pura cepa, corriendo detrás de cualquier reyezuelo que se les presentara
a mano.
Pero éso no importa, se sigue y se seguirá utilizando la simplificación para sustentar
posiciones que no lo podrían ser sobre la base de un mínimo rigor científico.
Por supuesto, el método incluye también desconocer hechos o documentos que
puedan contradecir lo que se intenta transmitir. Baste recordar a Bartolomé Mitre
“extraviando” el Plan de Operaciones de Mariano Moreno o a Pivel Devoto
“extraviando” el billete de Artigas al Caciquillo.1
¿Insistimos aún con ejemplos que muestran que la tal participación del pueblo no
existió? ¿Dejamos de lado el hecho que los complotados, enterados de los sucesos
en España y prontos a lanzar la insurrección, la primer medida que toman, previa a
todo, es llamar al Señor Coronel Don Cornelio Saavedra? Insistimos!
El 24 de mayo de 1810 los Cabildantes porteños designan una primera Junta de
Gobierno con el Virrey Cisneros como presidente. Pero las cosas estaban lejos de
estar resueltas para los señores Cabildantes, tenían que verificar, era vital para ellos,
si esta decisión que habían tomado tenía algún respaldo en las fuerzas sociales que
operaban en esos momentos en el convulsionado Buenos Aires.
Los señores Cabildantes acuerdan, sabiamente : “...es indispensable, atendidas las
presentes circunstancias, proceder con el mayor pulso y prudencia...” y luego
resuelven:
“...de unánime conformidad explorar la voluntad de los señores Comandantes
de los Cuerpos de esta guarnición...”2
Es evidente que los que resolvieron la situación no fueron los señores que se protegían
de la lluvia con paraguas en la Plaza de Mayo, esa visión tan emotiva en las dos orillas
del Plata que nos da el famoso cuadro, comprensible en un número de Billiken pero
que no soporta un mínimo análisis documental.
1 En este último caso ver : Carlos Maggi. Artigas y su hijo el Caciquillo. primera edición.2 Actas Capitulares del Cabildo de Buenos Aires desde el 21 hasta el 25 de mayo de 1810 en BuenosAires. Primera edición, Buenos Aires. Imprenta del estado, 1836.
22
Y traemos a colación el tema del inefable cuadro porque esa pintura fijó definitivamente
una imágen irracional en la mente de millones de argentinos, uruguayos y en el mundo
entero.
Esa imágen, la representación pictográfica de un hecho, sirvió a establecer una
relación directa con un concepto que se quería fijar, el de la participación del pueblo
en la llamada semana de mayo.
En definitiva, reproducida hasta el infinito, sirvió compulsivamente a instalar el dogma
de la revolución de mayo con el pueblo en la plaza. ¿Quien en la actualidad osa
plantear la duda sobre la veracidad del cuadro?
Por supuesto, no vamos a ser tan exagerados como para evocar aquella frase de que
una mentira repetida mil veces...
Pero sentimos la necesidad de señalar que, desde ese punto de vista es posible que
ese cuadro haya realizado un trabajo mucho más performante que el de miles de
maestros y profesores a lo largo de los años.
Tenemos ejemplos similares en nuestro país, bien que sin la gran trascendencia del
que hemos planteado.
En los festejos del bicentenario de la Batalla de Las Piedras fue llevado a exposición
del público el cuadro "La Acción en Las Piedras", óleo de Juan Luis y Juan Manuel
Blanes y el hecho fue destacado por la prensa.
Si analizamos con una mínima atención el cuadro de marras podemos darnos cuenta
que no puede de ninguna manera representar, con un mínimo de fidelidad, una batalla
que acaba de finalizar en la cual hubieron muertos y heridos.
Los paisanos lucen un atuendo impecable donde priman las ropas blancas, sin una
mancha, sin una arruga, tal como si los personajes se hubieran acicalado para salir en
el cuadro. Chiripás blancos impecables, camisas blancas impecables, ni una mancha
de sangre que señale la presencia, no digamos de muertos, pero por lo menos de
heridos, uniformes salidos de la plancha, apenas si una o dos personas por tierra en
una posición que más parece propia de espectadores que de heridos.
Evidentemente, este cuadro, por menos conocido y por no tener como en el otro caso
una finalidad precisa, tiene menos efecto.
Pero podríamos aún recordar el caso del “Artigas frente a la Ciudadela”, el famoso
cuadro de Blanes que ha fijado en los uruguayos para siempre una imágen de un Don
José que es muy posible, por no decir seguro, no tenga ninguna relación con la
realidad.
¿Es que podemos asociar, aceptar, esa visión intelectual de un Don José que nos
indilga Blanes, con la idea de un hombre que, en el paroxismo de su lucha contra dos
23
imperios por sostener que los más infelices sean los más privilegiados, encuentra el
momento para escribirle a un indio diciéndole “tu padre, Artigas”?
Y ni que hablar, si se le pregunta así, de pronto, a una persona cualquiera, a un
maestro, a un profesor, a un periodista, a un político, a un historiador, a un miembro
del jurado de este concurso, cual es el orígen, cual es el fundamento de la famosa
frase supuestamente pronunciada por Don José : “clemencia para los vencidos”, no les
va a ser fácil encontrar una respuesta.
Sin embargo, la frase forma parte indestructible, inapaleable, de la historia limpia.
Decir, sugerir lo contrario, significa automaticamente pasar a la categoría de
“revisionista”.
Volviendo a nuestro tema, los que resolvieron la situación en ese 24 de mayo de 1810,
porque tenían los medios materiales para disponer, fueron, no el pueblo, sino los
Comandantes militares con mando de tropas. Cualquier similitud con Montevideo 1973,
es pura coincidencia.
Segundo concepto. La exigencia de un Cabildo Abierto.
El segundo concepto a analizar sobre la llamada revolución en Buenos Aires se refiere
a que el pueblo, en su protesta en la plaza, habría reclamado la apertura de un Cabildo
Abierto. En ninguno de las decenas de documentos que hemos analizado sobre el
tema hemos encontrado elementos valederos para sostener con cierto rigor histórico
esa afirmación ampliamente difundida. En cambio, encontramos sí documentos que
contradicen ese hecho manejado actualmente casi como un dogma. Examinemos los
datos de que disponemos.
Las actas del Cabildo de Buenos Aires de esos días nos dan una primera versión. El
19 de mayo los conspiradores envían una delegación ante el Alcalde de Primer Voto
Juan José de Lezica y el Síndico Procurador General Doctor Julián de Leiva. Dos días
después, en reunión de información al Cabildo ni Lezica ni Leiva no osarán decir
concretamente cual fué el motivo por el cual habían sido interpelados por la delegación
de los complotados. Se remiten a decir eufemísticamente que “...el pueblo leal y
patriota...” vacilaba sobre “...su actual situación y su suerte futura...”, que “...zozobraba
en un conjunto de ideas difíciles de combinar...” y que era un asunto que “...por su
gravedad y circunstancias, exigía las mayores atenciones...” No dicen una palabra
sobre un eventual pedido de Cabildo Abierto.
“...hicieron presente el Señor Alcalde de Primer Voto y el Caballero Síndico que
algunos de los Comandantes de los Cuerpos de esta guarnición y varios
individuos particulares habían ocurrido a manifestarles que este pueblo leal y
patriota, sabedor de los funestos acontecimientos de la península... vacila sobre
24
su actual situación y sobre su suerte futura y que el deseo de... conservar
íntegros estos dominios bajo la dominación del Señor Don Fernando VII le hace
zozobrar en un conjunto de ideas difíciles de combinar y que si no se llegan a
fijar cuanto antes pueden causar la más lastimosa fermentación.
Todo lo cual hacían presente a este Exmo.Cabildo en virtud de haberlo así
ofrecido a dichos Comandantes e individuos particulares para que se resuelva
lo más acertado y conveniente en un asunto que, por su gravedad y
circunstancias, exige las mayores atenciones...”1
Examinemos ahora la versión de otro de los personajes de peso en los hechos de la
semana de mayo, el propio Señor Virrey2 quien, en un informe al Gobierno español nos
aporta elementos claves para desentrañar el verdadero orígen del Cabildo Abierto a
instalarse el día 21.
El día anterior, 20 de mayo, el Alcalde de Primer Voto, Juan José de Lezica se
entrevista con el Señor Virrey para informarle de los hechos e intentar buscar una
solución. Lo pone al corriente “...de la convulsión que se notaba en parte del pueblo...”,
de las presiones que había sufrido y de las consecuencias que podrían sucederse de
no tomarlas en cuenta. También le informa de la velada amenaza recibida en el sentido
de que si el Cabildo no actuaba en orden a las exigencias planteadas sería el pueblo
el que actuaría.
Cisneros, mismo si ante este reclamo contesta, se le llama pueblo “a la facción de
inquietos” se ve obligado a discutir con Lezica una posible salida y es ahí donde nos
deja la frase clave para entender lo que vendrá después : “...convine con dicho Alcalde
en que una materia tan ardua se tratase por lo menos en Junta General del vecindario
sensato...”
“...El 20 de mayo del presente año se presentó en mi habitación el Alcalde
Ordinario de Primer voto Don Juan José Lezica y me informó de la convulsión
que se notaba en parte del pueblo y de las repetidas instancias con que este
Cabildo había sido requerido por diversos sujetos para tratar sobre la
incertidumbre de la suerte de las Américas en el caso de que ya se creía
llegado de haberse perdido la España y caducado su Gobierno, añadiéndome
que aunque el Cabildo había repulsado con la posible firmeza unas tales
1 Acta del Cabildo de Buenos Aires del 21 de mayo de 1810. Archivo General de la Nación. Acuerdos delextinguido Cabildo de Buenos Aires, serie IV, tomo IV, p.108-109, Buenos Aires, 1927.2 Baltasar Hidalgo de Cisneros. 1755-1829
25
pretensiones, le habían repuesto que, de no verificarlo el Ayuntamiento, lo haría
por sí solo el pueblo, llamándose pueblo la facción de inquietos...”1
Es evidente que si el pedido de los confabulados hubiera sido la simple convocación
de un Cabildo Abierto, Lezica no hubiera calificado el pedido de “pretensiones” y no
hubiera necesitado “repulsarlas”, es decir rechazarlas catagóricamente con “la posible
firmeza” que manifiesta.
Y es exacto lo dicho por el Señor Alcalde al Virrey de que el rechazo se había hecho
“con la posible firmeza”, que no era mucha porque detrás de la exigencia de los
confabulados estaba la presencia del ejército acuartelado y del acuerdo de los
Comandantes militares capitaneados por el Coronel Don Cornelio Saavedra.
La frase siguiente del Señor Virrey encaja a la perfección con los otros datos que
venimos de señalar con respecto a la actitud de Lezica. El Señor Virrey se reune con
el Señor Alcalde y analizan la situación. Se ponen de acuerdo (“convine con Dicho
Alcalde” dirá Cisneros) en que el paso conveniente a dar es la convocación de un
Cabildo Abierto, las palabras de Cisneros son, convocar a una Junta General del
vecindario sensato, que en la ocasión era lo mismo si ignoramos el adjetivo “sensato”
que, para el Señor virrey tenía un sentido muy preciso y de fundamental importancia
según veremos después. Mas tarde se cambiará el adjetivo sensato y para la
convocación se hablará de “la parte sana del vecindario”.
“...Para evitarlo y dar lugar a los recursos y expedientes de frustrarlo (se refiere
a la participación del pueblo o en su decir a la participación de “la facción de
inquietos”) convine con dicho Alcalde en que en una materia tan ardua se
tratase por lo menos en Junta General del vecindario sensato...”2
Hasta aquí los argumentos que demuestran que el Cabildo Abierto del 21 de mayo no
fué el reclamo del pueblo en la plaza como se ha establacido como dogma sino la
resolución del Señor Virrey que llegó a pensar que, organizando un Cabildo Abierto
donde la mayoría estuviera dispuesta a apoyarlo (el vecindario sensato, o sano) podría
alejar el peligro de su destitución, que era el verdadero objetivo de los insurrectos y el
verdadero planteamiento que habían hecho a Lezica.
Pero podemos encontrar aún otra documentación que refuerza esta posición que
intenta demostrar que no hubo ningún pedido de Cabildo Abierto de parte de los
1 Oficio del Virrey Don Baltasar Hidalgo de Cisneros al Gobierno español del 23 de junio de 1810. ArchivoGeneral de Indias. Sevilla. E 122, C.C.L.26, 1810.2 Oficio del Virrey Don Baltasar Hidalgo de Cisneros al Gobierno español del 23 de junio de 1810. ArchivoGeneral de Indias. Sevilla. E 122, C.C.L.26, 1810.
26
conspiradores sino lisa y llanamente la exigencia de la destitución del Virrey. Una
supuesta revolución no puede pasar por un trámite administrativo de convocación de
un órgano deliberador, una supuesta revolución, en ese caso, va directamente a la
toma del poder, a la destitución del Gobierno y a la implantación de otro. Examinemos
los documentos.
Después del Golpe de Estado que se instaurará el 25 de mayo, la flamante Junta de
Gobierno destierra a la ciudad de Las Palmas, en las Islas Canarias, a los miembros
de la Real Audiencia de Buenos Aires. Éstos elaboran un informe dirigido al Gobierno
español sobre los hechos ocurridos en Buenos Aires que desembocaron en el cambio
de Gobierno y, como consecuencia inmediata, en su destierro.
En ese informe, los desterrados dicen sin subterfugios que la exigencia de los
insurrectos en su momento había sido la separación del mando del Virrey y la
formación de un nuevo Gobierno. Para nada hablan de un Cabildo Abierto.
“...los facciosos que hasta entonces no habían descubierto sus ocultas miras...
atrajeron a su partido a los Comandantes y muchos Oficiales de las tropas
urbanas, persuadiéndoles que no tenían ya castigo que temer del Gobierno
español y que era la ocasión en que ellos mismos podían recibir los premios de
sus manos.
Ya entonces no tuvieron reparos en dar la cara a la insurrección y
presentándose al Cabildo lo estrecharon con instancias a que promoviese por
sí mismo la separación del Virrey y establecimiento de un nuevo Gobierno...1
Son muy claros los miembros de la Real Audiencia en su informe, por un lado señalan
las presiones ejercidas sobre Lezica y Leiva con un eufemismo : “...los estrecharon con
instancias...” y luego, abiertamente manifiestan que se llegó a la amenaza clara de un
Golpe de Estado. Los conspiradores exiben todo el peso que les da el hecho de
haberse atraído a la mayor parte de los Comandantes militares con mando de armas
y lo exponen claramente. Si el Cabildo no se plegaba a sus exigencias estaban
resueltos “...a verificarlo por la fuerza...” y aún dejaban flotando en el aire la amenaza
mayor : “...con el riesgo de las desgracias que eran consiguientes...” El pueblo no tuvo
nada que ver en todo ésto.
1 Informe de los miembros de la Real Audiencia de Buenos Aires del 7 de setiembre de 1810 al Gobiernoespañol. Roberto Levillier. Revista de Derecho, Historia y Letras, tomo 43, p.327 y sig. Buenos Aires,1912
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“...bajo el concepto de que si así no lo practicaban, ellos mismos estaban
resueltos a verificarlo por la fuerza y con el riesgo de las desgracias que eran
consiguientes...”1
Tercer concepto. El reclamo de independencia.
El tercer concepto que cimienta esa visión tradicional de la llamada revolución de mayo
se refiere al reclamo de independencia que habrían hecho los llamados próceres de
mayo y que habría sido el objetivo de la Junta instaurada el 25.
Una elemental recorrida de los medios de comunicación (diarios, revistas, Internet, etc.)
y de los textos y manuales escolares nos apabulla con el monolítico concepto que
vuelve inseparables las ideas de revolución de mayo e independencia.
Expresiones como “fue uno de los primeros movimientos independentistas de América
del Sur”, “un grupo de patriotas iluminaron el camino de la Independencia”, etc. son
lugares comunes que a fuerza de ser comunes entraron de lleno en las creencias de
la gente.
Un primer hecho a destacar que contradice frontalmente esa idea que asocia
indisolublemente la revolución de mayo con la idea de independencia nos aparece con
toda evidencia. ¿Cómo puede explicarse que una revolución que lucha por la
independencia, no proclame ese objetivo de idependencia? y, al contrario, lo vamos
a ver, declara querer “...conservar íntegra esta parte de América a nuestro augusto
soberano el Señor Don Fernando VII y sus legítimos sucesores y guardar puntualmente
las leyes del reino...”2
La respuesta a esa pregunta fundamental la encontraron sesudos historiadores : “la
máscara de Fernando”. Según esta peregrina hipótesis los sublevados, llegados al
poder, habrían simulado su juramento hecho delante de las imágenes del Crucifijo y
los Santos Evangelios, para no provocar al statu quo que reinaba en la Europa
monárquica. Hipótesis defendida a capa y espada, aún hoy en dia, que no soporta un
ligero exámen. ¿A quién podían temer los sublevados? España estaba en poder de
Napoleón, Inglaterra veía con buenos ojos la sublevación, el Príncipe Regente de
Portugal se atreverá a invadir la Banda Oriental pero no osaría invadir el resto del
territorio del antiguo Virreynato; es evidente que el argumento no tiene consistencia.
En 1816, los gobernantes de la actual Argentina proclamaron la independencia, en
primer lugar por las presiones que tenían de sus pueblos en relación a la idea
1 Informe de los miembros de la Real Audiencia de Buenos Aires del 7 de setiembre de 1810 al Gobiernoespañol. Roberto Levillier. Revista de Derecho, Historia y Letras, tomo 43, p.327 y sig. Buenos Aires,1912.2 Actas Capitulares del Cabildo de Buenos Aires desde el 21 hasta el 25 de mayo de 1810 en BuenosAires. Primera edición, Buenos Aires, Imprenta del Estado, 1836.
28
federalista de Don José, pero también porque el absolutismo español había renacido
en 1814 y éso los obligaba a la ruptura definitiva.
Nada dicen de éso los textos de Historia y menos aún se habla de éso en los cursos
de formación de educadores, el “sistema” tiene sus defensas.
Existen aún muchos otros elementos documentados que prueban sin dejar dudas que
lo de la máscara de Fernando no tiene asidero. Veámos otro.
Un año después de proclamada la independencia argentina (tres años después que
Don José la hubiera reclamado) se lleva a cabo el llamado Congreso de Tucumán ( 25
de octubre de 1817).
En ese congreso se declara abiertamente que la Junta de mayo se instaló “a nombre
del cautivo rey Fernando”, no hay ninguna alusión a que se hubiera instalado para
obtener la independencia y menos aún que el juramento hecho delante de las
imágenes del Crucifijo y los Santos Evangelios hubiera sido falso.
"...nosotros establecimos nuestra Junta de Gobierno a semejanza de la de
España. Su institución fue puramente provisoria y a nombre del cautivo rey
Fernando..."
Leímos hace poco una frase terrible dicha por un profesional de la educación,
argentino, que merece ser analizada : ...Este relato mítico (se refiere a Mayo y su
llamada revolución) es hoy uno de los escasos soportes de la comunidad nacional".1
Ahora bien, no se trata de desvincular totalmente el accionar de la llamada revolución
de mayo de la idea de independencia, sino de establecer claramente que tipo de
independencia se quería y sobre todo modificar por inexacto ese concepto de que se
trataba de esa independencia suponía la libertad de los pueblos del Río de la Plata.
Porque aquí también se jugaba y se juega con las palabras : independencia-libertad,
libertad-independencia, resultan un comodín que se puede prestar a cualquier
interpretación, sobre todo si el mensaje se dirije a quienes no van a analizar los
conceptos en si. Lo que supone una situación cómoda para los que escriben “Historia”
sin necesidad de documentar sus dichos.
Evidentemente que en el accionar de los sublevados de mayo existía un reclamo de
libertad, pero es necesario precisar que clase de libertad requerían. Al igual que en las
otras provincias del antiguo Virreynato la acción, dirigida al derrocamiento de los
Virreyes, buscaba la libertad económica que el sistema tremendamente conservador
1 Luis Alberto Romero. Profesor de Historia en la Universidad de Buenos Aires. Director del Centro deEstudios de Historia Política, en la Escuela de Política y Gobierno de la Universidad Nacional de SanMartín. Diario Clarín, Buenos Aires, del 24/5/2002.
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de la monarquía española les impedía. Para ésto era imprescindible obtener la libertad
política y ésto se resumía en la toma del poder, que fué en definita el verdadero
objetivo de la llamada revolución de mayo.
Algo muy distinto ocurrió en la Banda Oriental donde las ideas artiguistas reclamaban
otros objetivos, entre ellos la preocupación de que los pueblos se dieran sus propios
gobiernos, la preocupación de que los más infelices fueran los más privilegiados, en
fin, promover la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable.
Analizando en profundidad los documentos disponibles no es difícil constatar que el
centro del accionar de los hombres de mayo se reducía a constituir un órgano de
gobierno propio.
La Junta de Gobierno que se instala el 25 de mayo no es en absoluto una Junta
independiente ni aún una Junta que proclama la independencia. Es una Junta que se
declara representante de la soberanía del monarca preso, representante, no susbsituta
ni remplazante. La teoría de ... de que el pueblo reasume la soberanía no dice que
ésto sea definitivo, al contrario, dice claramente que es “a nombre de Don Fernando
VII y sus sucesores.
Están diciendo claramente que ellos, a partir de ahí son Gobierno, pero que no
pretenden independizarse de la monarquía española, a lo sumo, que pretenden seguir
siendo Gobierno bajo la posible monarquía que pueda volver.
Y ya se verá con el correr del tiempo que ni siquiera Fernando VII y su descendencia
eran un objeto obligado de sus preocupaciones. Éste quedará de lado cuando se
pongan a la búsqueda de otro rey, de un príncipe o una princesa para que
supuestamente los gobierne, en realidad buscando un respaldo para seguir siendo
Gobierno, ellos mismos.
Que sentido de independencia puede tener alguien que pronuncia la frase : ¿”...qué
importa que el que nos haya de mandar se llame Rey, Emperador, mesa, banco o
taburete...?1
Después de todo ésto que hemos dicho y probado documentadamente, ¿todavía se
puede continuar a sostener, dogmaticamente como se hace, que en Buenos Aires en
mayo de 1810 hubo una revolución? ¿Y aún a sostener esa llamada revolución está
en el orígen del concepto de independencia de los pueblos del Río de la Plata?
El sofisma es muy claro y a pesar de ser claro no por éso ha sido soslayado menos
exitosamente por el “stablissement”. No se hace incapié en que la libertad reclamada
por los llamados próceres de mayo era apenas una libertad con respecto al imperio
español como medio de poder ellos mismos asumir el poder. Se les atribuye
1 La frase es atribuida por Bartolomé Mitre al Supremo Director de las Provincias Unidas del Río de laPlata Gervasio Posadas. Bartolomé Mitre. Historia de Belgrano y de la independencia argentina. p.292.
30
equivocadamente un ideal de libertad “de los pueblos”, se les pone a la cabeza de una
supuesta revolución que tendría como objetivo “la libertad”.
Basta con estudiar los hechos a venir, el centralismo feroz de los sucesivos gobiernos
porteños, su desesperadas acciones en pos de mantener el poder que los lleva, entre
otras cosas a entregar la Banda Oriental al imperio portugués para concluir que
estaban en total oposición con las ideas de Don José Artigas de que los pueblos tenían
el derecho de darse sus propios Gobiernos.
No podemos ignorar conceptos como los del Director Supremo de las Provincias
Unidas del Río de la Plata Gervasio Posadas, que ya vimos, donde no importa el
nombre de quien gobierne, evidentemente que no se trataba del nombre sino de quien
efectivamente gobernaría.
No podemos ignorar conceptos como los de un Manuel de Sarratea que sostenía
sinceramente que las Provincias Unidas del Río de la Plata debían funcionar en un
sistema donde uno mande y todos obedezcan.
Mismo para aquéllos que sostienen que la importancia de la llamada Revolución de
Mayo reside, no tanto en ella mismo sino en los efectos que produjo después en la
verdadera lucha por la independencia de todo poder extranjero de las antiguas
provincias del Virreynato, mismo en este caso las dudas se plantean.
Porque, muy bien, se dice que la llamada revolución comienza el 25 de mayo de 1810,
¿pero cuándo termina? ¿Hasta dónde llegan sus efectos? ¿Se puede afirmar que las
accionnes centralistas de los hombres de mayo y sus seguidores se identifica con el
accionar de San Martín en Chile?
El acto final llega, la instauración de la nueva Junta. Es el triunfo de los complotados
que supieron sortear, gracias al respaldo de los Comandantes Militares, todas las
dificultades.
Viene ahora el ritual, el ornato y la ostentación con los que los poderosos han gustado
siempre rodearse. A la hora señalada, el dosel1, el sitial2, las imágenes del Crucifijo y
los Santos Evangelios, el incarse de rodillas y poner la mano derecha sobre los Santos
Evangelios, no faltaron a la cita.
“...En la muy noble y muy leal ciudad de la Santísima Trinidad, Puerto de Santa
María de Buenos Aires...se colocaron a la hora señalada bajo de dosel con sitial
por delante y en él la imágen del Crucifijo y los Santos Evangelios...
1 Dosel : mueble que a cierta altura cubre o resguarda un altar, sitial, lecho, etc. adelantándose enpabellón horizontal y cayendo por detrás a modo de colgadura. Diccionario de la Real AcademiaEspañola.2 Sitial : asiento de ceremonia, especialmente el que usan en actos solemnes ciertas personasconstituídas en dignidad. Diccionario de la Real Academia Española.
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...incado de rodillas (se refiere al Coronel Cornelio Saavedra) y poniendo la
mano derecha sobre los Santos Evangelios prestó juramento de desempeñar
legalmente el cargo, conservar íntegra esta parte de América a nuestro augusto
soberano el Señor Don Fernando VII y sus legítimos sucesores y guardar
puntualmente las leyes del reino...”1
Todos los elementos analizados nos llevan a la conclusión de que en Buenos Aires,
en mayo de 1810, no hubo una revolución sino apenas un Golpe de Estado cívico-
militar en dónde, oh casualidad!, el hombre fuerte del ejército pasa a ser el Presidente
de la Junta, es decir el Jefe del Gobierno, nada menos que nuestro inefable Coronel
Don Cornelio Saavedra. Parafraseando, nos atrevemos a escribir : todo parecido con
nuestro pasado reciente es pura coincidencia.
Si todo ésto que escribimos, si las conclusiones a las que llegamos le crean dudas al
lector, no debe descorazonarse, hubieron quienes, hace muchos años, dedicando
horas de estudio a los hechos de mayo, también arribaron a, posiblemente las mismas
dudas.
El Doctor Florencio Varela2 a quien Bartolomé Mitre cataloga como “...uno de los que
mejor preparados estaban para conocer la historia...” (de la Revolución de Mayo)
escribió en 1841 :
“...a medida que avanzo en el estudio de los monumentos de nuestra revolución
se hace más espeso el círculo de dudas que me ciñe... ¿Creerá usted que la
más grave y la más obscura de esas dudas es acerca de las verdaderas
intenciones de la primera Junta revolucionaria? Hablo de un Cuerpo, no de un
hombre. Amargísima duda es ésta, pero he de llegar a esclarecerla.3
A veces nos ataca la idea de que después de él, ningún otro historiador dudó al
respecto.
Un hombre tan famoso como Vicente Fidel López, que calificó a Artigas como “bandido
fuera de la ley común de las gentes, que barbarizó la guerra”, se ve obligado a
1 Actas Capitulares del Cabildo de Buenos Aires desde el 21 hasta el 25 de mayo de 1810 en BuenosAires. Primera edición, Buenos Aires, Imprenta del Estado, 1836.2 Florencio Varela. 1807-1848. Abogado. Periodista. Diplomático. Después de la revolución de 1828 seexilia en Uruguay. Muere asesinado en Montevideo el 20 de marzo de 1848.3 Biografía de Don Florencio Varela por Don Luis Domínguez en “Galería de Celebridades argentinas”,p.191/192. Citado por Bartolomé Mitre en su Historia de Belgrano. Cuarta edición, tomo II, p.32. FélixLajouane Editor, Buenos Aires, 1887).
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reconocer que el Pueblo Oriental armado “introdujo una revolución social en el seno
de la revolución política de Mayo”.1
Aquí, en esa pequeña frase de López está el quid de la cuestión que va en el sentido
de nuestras elucubraciones : en la Banda Oriental hubo una revolución social en tanto
que en la famosa revolución de mayo no hubo más que una revolución política (en el
decir de López.
Para un neófito en Historia, como nos sentimos, encontrarse respaldado nada menos
que por Don Vicente Fidel López, no deja de ser una extraña satisfacción.
Insurrección en la Banda Oriental.
Demostrado que en Buenos Aires en 1810 no hubo una revolución sino apenas un
Golpe de Estado, pasemos a analizar ahora el concepto de que en la Banda Oriental
apenas si hubo una insurrección.
Desde el comienzo de las acciones revolucionarias en la Banda Oriental los
funcionarios españoles y portugueses interpretaron el hecho como una simple
insurrección.
Uno de los primeros de ellos fué el español Don Rafael Zufriategui, Capellán de las
Brigadas Veteranas del Real Cuerpo de Artillería del Departamento del Río de la Plata
y Diputado por Montevideo a las Cortes de Cádiz quien en agosto de 1811 refiriéndose
a la Banda Oriental dirá : “...Su vasta y hermosa campaña, hoy día, se halla en
insurrección...”2
Otro fué Don José María Salazar, Comandante General del Apostadero de Marina de
Montevideo en un oficio al Secretario de Estado y del Despacho Universal de Marina
de España también utiliza el término refiriéndose a miles de insurrectos :
“...se habían hecho salir de esta Plaza otra partida al mando del Sargento
Graduado Don Gregorio Mota, procediendo siempre bajo el errado concepto de
que 50 hombres determinados acabarían con una insurrección de miles,
prácticos en el país y favorecidos por todos sus habitantes...”3
1 Vicente Fidel López, El año XX, en Revista del Río de la Plata, 1873, tomo V. Manual de HistoriaArgentina [1896], Historia de la República Argentina [1913-1893].2 Informe de Rafael Zufriategui a las Cortes españolas de agosto de 1811. Archivo General de la Nación.Montevideo. Fondo ex-Archivo General Administrativo. Oficios de Vigodet, Elío y Zufriateguy al CabildoLibro 570, documentos Nos. 81 a 85.3 Oficio de Don José María Salazar al Secretario de Estado y del Despacho Universal de Marina deEspaña del 19 de noviembre de 1811. Archivo de Indias. Sevilla. Sección Estado. Buenos Aires. Legajo79, año 1812.
33
Los insurrectos eran miles y estaban apoyados por todos los habitantes de la Banda
Oriental, pero para el Señor Comandante éso no pasaba de una insurrección.
Diego de Souza, el General portugués Comandante del ejército que invade la Banda
Oriental en 1811 también maneja los mismos conceptos de que se estaba en presencia
de una insurrección. En una comunicación a Don Bernardo de Velazco, el Gobernador
del Paraguay le dice :
“...Yo salgo para las fronteras de la campaña de Montevideo, presentemente en
insurrección...”1
Juan Angel Michelena, Oficial español destacado en Colonia del Sacramento escribe
a Salazar manejando los mismos conceptos :
“...aún podríamos prometernos que sin el auxilio de los portugueses se
concluya aunque sea más tarde esta insurrección...”2
Francisco Javier Elío, entonces Virrey del Río de la Plata manejó él también el
concepto de insurrección, atribuyéndolo a la Junta de Buenos Aires. En oficio a Diego
de Souza le dice :
“...La Junta de Buenos Aires se ha valido del medio de poner en insurrección
toda la campaña, habiéndolo empezado en el pueblo de la Capilla Nueva de
Mercedes...”3
Y luego, con el desprecio olímpico que le daba su ignorancia y refiriéndose al pueblo
Oriental en armas que ya se perfilaba agrega :
“...Su gente es despreciable para entrar en acción porque carece de
disciplina...el auxilio de las tropas de V.E. puede ayudarme a desvanecer esta
insurrección...”4
1 Oficio de Diego de Souza a Don Bernardo de Velazco 27 de marzo de 1811. Archivo Itamaraty, Río deJaneiro. Fondo Coleções Especiaes, sección Documentos Históricos, 1a serie. Livro 1° deCorrespondencia, año 1811, folio 3 v.2 Oficio de Juan Angel de Michelena a Don José María Salazar del 23 de abril de 1811. MuseoMitre.Buenos Aires. Sección Archivo. Armario C. Contribución documental. Legajo correspondiente altomo II, año 1811.3 Oficio de Javier Elío a Diego de Souza del 25 de abril de 1811. Revista do Archivo Público do RíoGrande do Sul. N°5, p. 13-14. Porto Alegre, 1922.4 Oficio de Javier Elío a Diego de Souza del 25 de abril de 1811. Revista do Archivo Público do RíoGrande do Sul. N°5, p. 13-14. Porto Alegre, 1922.
34
En la Corte portuguesa se tenía el mismo concepto, la revolución que batía su pleno
en la Banda Oriental no era para ellos más que una insurrección. En el Oficio que el
Conde de Linhares dirije a Diego de Souza le dice :
“...Si la Junta de Buenos Aires no accede a esta proposición, entonces S.A.R.
avisa al Señor Gobernador y Capitán General de Río Grande para que de al
Virrey Elío todo el socorro que pueda necesitar para hacer cesar la
insurrección...”1
Más adelante, cuando el Conde de Linhares, en nombre del Príncipe Regente de
Portugal instalado con su Corte en Río de Janeiro se dirija a la Junta de Buenos Aires
para tratar el tema les dirá :
“...habiendo constatado S.A.R. el Príncipe Regente mi Amo que se había
formado en el territorio de este lado del Uruguay una gran insurrección de
bandidos que asolan la campaña hasta la costa del mar...”2
La visión errónea de que la revolución que llevó a cabo Don José Artigas en la Banda
Oriental no era más que una insurrección, así como el concepto de que la misma había
sido provocada por el Gobierno porteño se mantiene en el tiempo.3 Los historiadores,
casi sin excepción la han repetido hasta la saciedad.
Un autor como Norberto Galasso,4 mismo si reinvindica la figura de Don José, lo sitúa
a la sombra de la Revolución de Mayo como el autor de una rebelión que desemboca
apenas en una insurrección.
“...La rebelión artiguista nace poco después de la Revolución de Mayo con la
insurrección de la campaña Oriental”.5
1 Oficio del Conde de Linhares a Diego de Souza del 30 de mayo de 1811. Museo Julio de Castilhos.Porto Alegre. Archivo Público de Río Grande del Sur, 2a. sección. Avisos de Gobierno. Prateleira 1, N°9,año 1811, folio 100.2 Oficio del Conde de Linhares a la Junta de Buenos Aires del 30 de mayo de 1811. Archivo del Ministeriode Asuntos Extranjeros (Itamaraty), Río de Janeiro. Fondo “Documentos Históricos”, sección“Documentos anteriores a 1822. Copiador de la Cancillería de Don Juan VI titulado “Secretos”, 1808 a1815, año 1811, folio 108.3 En oficio del 3 de junio de 1811 Linhares escribe a Lord Strangford, el Ministro inglés diciéndole que elPríncipe Regente está : “...inquieto por los peligros a que está expuesta su frontera por la insurrecciónque la Junta de Buenos Aires provocó desde el Uruguay hasta la costa del mar. (Archivo Imperial dePetrópolis, Brasil, legajo XXV, carpeta 547, año 1811.4 Norberto Galasso. 5 Norberto Galasso. Artigas y las masas populares en la revolución. Cuadernos para la otra Historia.Buenos Aires, 2006, p.2.
35
Dirá Don Eduardo Acevedo, el renombrado historiador :
“...Dos únicos nombres tiene inscriptos en letras de bronce la pirámide de Mayo
y uno de ellos es el de Manuel Artigas, el heroico Oficial de la insurrección
Oriental...”1
Agregará después :
“...estallada la insurrección, Artigas desertó de sus banderas y ganó la Batalla
de las Piedras...”2
Y aún :
“...cuando Artigas fue nombrado Jefe de División para promover la insurrección
en la Banda Oriental...”3
Domingo Faustino Sarmiento, el inefable Sarmiento, que había catalogado a Don José
de “patriarca de los caudillos del degüello y de la barbarie”4 no podía pensar de otro
modo y lo designa “Macabeo de la insurrección”.5
El carácter revolucionario de las acciones de Don José y que mismo actualmente
apenas se califican de insurrección, fué reconocido en la época, en casos
excepcionales, pero mismo por sus peores enemigos.
Será el Ministro de Relaciones Exteriores de la Corte del Brasil, Conde de Galveas
quien, en oficio secretísimo al General en Jefe de los ejércitos que invadían la Banda
Oriental, General Diego de Souza, le dirá que Don José era más temible “...por la
perversidad de sus revolucionarios sentimientos que por la fuerza de sus armas...”
1 Eduardo Acevedo. José Artigas. Jefe de los Orientales. Alegato Histórico. Tomo I, p.48, Ed. El SigloIlustrado, Montevideo, 19092 Eduardo Acevedo. José Artigas. Jefe de los Orientales. Alegato Histórico. Tomo I, p.48, Ed. El SigloIlustrado, Montevideo, 19093 Eduardo Acevedo. José Artigas. Jefe de los Orientales. Alegato Histórico. Tomo I, p.48, Ed. El SigloIlustrado, Montevideo, 19094 “No está lejos de aquí la meseta de Artigas, que como la caja de Pandora lanzó sobre los países quedesde allí se descubren la hidra de la montonera y del desquicio universal. Ante el panorama magníficoque la vista abraza, el patriarca de los caudillos del degüello y de la barbarie dejóse fascinar por el geniodel mal que le decía : os daré todos estos países que véis, si me adoráis”. (Discurso del Presidente dela República Argentina Domingo Faustino Sarmiento en la meseta de Artigas donde desembarcóexpresamente para éso el 29 de marzo de 1874. El Uruguay, Montevideo, miércoles 8 de abril de 18745 Eduardo Acevedo. José Artigas. Jefe de los Orientales. Alegato Histórico. Tomo I, p.85. Ed. El SigloIlustrado, Montevideo, 1909)
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“...es necesario proveer a la preservación de las fronteras de los dominios de
S.A.R. para que no queden expuestas a la invasión de un enemigo más temible
por la perversidad de sus revolucionarios sentimientos que por la fuerza de sus
armas...”1
Galveas expresa en forma clara su pensamiento con respecto al accionar de Don José
en momentos en que éste acababa de instalar en seguridad en el Ayuí el pueblo
armado que le seguía. Los sentimientos de Don José eran, en su concepto,
revolucionarios. ¿Qué prueba más incontestable que la que nos aporta uno de los más
encarnizados enemigos de Don José? Sus sentimientos eran “revolucionarios”, ¿cuál
podían ser los sentimientos, los objetivos, el accionar de un pueblo armado que llevaba
a la cabeza un dirigente cuyos sentimientos eran revolucionarios?
Qué diferencia con una Junta de mayo que en su instalación, jura obediencia al Rey
de España y a sus sucesores!
Mientras Don José y su pueblo en armas negaban con su imponente acto de La
Redota la sumisión al poder de la España representado por Elío en Montevideo, los
llamados próceres de mayo se ocupaban de afirmarse en el poder.
Mientras el flamante Gobierno porteño preparaba un ejército destinado a sojuzgar las
provincias, Don José preparaba el suyo para luchar contra el imperio español, contra
el imperio portugés y más tarde contra el feroz centralismo porteño que en muy poco
tiempo más habría desplegado todo su poderío.
Un hombre tan famoso como Vicente Fidel López, que calificó a Artigas como “bandido
fuera de la ley común de las gentes, que barbarizó la guerra”, se ve obligado a
reconocer que el Pueblo Oriental armado “introdujo una revolución social. Por
supuesto, se ve en la necesidad de agregar que esa revolución social se llevó a cabo
“...en el seno de la revolución política de Mayo...”2
Aquí, en esa pequeña frase de López está el quid de la cuestión que va en el sentido
de nuestras elucubraciones : en la Banda Oriental hubo una revolución social en tanto
que en la famosa revolución de mayo (según López) no hubo más que una revolución
política. De ahí, de aceptar que en mayo de 1810 hubo una revolución política sin
revolución social a aceptar que lo que hubo fue un Golpe de Estado, hay sólo un paso.
1 Oficio secretísimo del Conde de Galveas, Ministro de Relaciones Exteriores de la Corte del Brasil alBrigadier Diego de Souza del 6 de febrero de 1812. Museo Julio de Castilhos. Porto Alegre. ArchivoPúblico de Río Grande del Sur, 2a.sección, Avisos de Gobierno, 1812, documento 23, 1812.2 Vicente Fidel López, El año XX, en Revista del Río de la Plata, 1873, tomo V. Manual de HistoriaArgentina [1896], Historia de la República Argentina [1913-1893]
37
Ya hemos demostrado, documentadamente que la revolución política de la que habla
López no fué más que un Golpe de Estado cívico-militar cuyo objetivo se limitó a
apoderarse del aparato del Estado.
Para un neófito en Historia, como es nuestro sentimiento, encontrarse respaldado nada
menos que por Don Vicente Fidel López, no deja de ser una extraña satisfacción.
Nos preguntamos ¿por qué esa visión de los hombres de la época sigue vigente en
nuestros días? Porque es innegable que el concepto que se sigue manejando es el
mismo : en 1811 en la Banda Oriental no hubo más que una insurrección en tanto que
en Buenos Aires, en el corto espacio de tiempo de una semana, se llevó a cabo una
revolución. Veamos algunos de los ejemplos que encontramos diariamente y sin ningún
esfuerzo.
En el apartado “Conmemorar el Bicentenario en el Uruguay” de la página inicial web
www.bicentenario.gub.uy. de la Comisión del Bicentenario leemos :
“En la conmemoración recordaremos acontecimientos como lo fueron en 1811,
el “Grito de Asencio” que marcó el comienzo de la insurrección de este lado del
Uruguay (28 de febrero)...”
Desde el comienzo, es nada menos que el organismo oficial creado para organizar los
festejos del bicentenario que está desde el comienzo decretando que lo de la Banda
Oriental no fué más que una insurrección
Esa forma de encarar la revolución artiguista como una simple insurrección es, por
supuesto la visión cotidiana actual del lado argentino, los ejemplos son múltiples.
El Doctor Hugo Chumbita, Historiador, Doctor en Derecho, Profesor e investigador de
Derecho Público, Historia Argentina e Historia Política Americana en la UBA y
Universidad Nacional de La Matanza se expresa claramente :
“...La revolución de la independencia se propagó en la Banda Oriental con una
gran insurrección rural...”1
De tanto en tanto encontramos voces aisladas que no califican el movimiento armado
que se inicia en Asencio como una insurrección sino como lo que fue, una revolución.
En este caso es un señor Senador de la República quien, en acto público habla de :
1 Página web : http://www.goyaopina.com.ar/?p=7365
38
“...las fuerzas convocadas por el Grito de Asencio, en aquella admirable alarma
que conmoviera a la campaña oriental el 28 de febrero, cuando Pedro Viera y
Venancio Benavídez dieran inicio a la revolución oriental...”1
Hay otras visiones actuales, más sofisticadas, que vierten el mismo concepto, la
revolución artiguista fué apenas una resonancia de la Revolución de mayo. Una visión
que sostiene que el Pueblo Oriental que se desangró en La Redota y en el Ayuí fue el
producto de los vientos emancipadores que llegaban desde Buenos Aires, que hicieron
carne en los pobladores de la Banda Oriental.
Según esta visión, el pueblo en armas que venció en Las Piedras se creó a partir de
“...los vientos emancipatorios que llegaban desde Buenos Aires...”. Habría que creer
también que el pueblo que en la Quinta de la Paraguaya dijo no al levantamiento del
Sitio y luego se desangró en la Redota, fué producto de los vientos emancipatorios que
llegaban desde Buenos Aires.
Y por supuesto, después, conclusión lógica, cuando Don José se enfrenta al feroz
centralismo porteño debe haber sido porque no fué capaz de interpretar más los
vientos emancipatorios provenientes de Buenos Aires .
Estas pequeñas frases provenientes de páginas de contenido intelectual no demasiado
estudiosas de los hechos, parecen anodinas, pero son las que contribuyen, una gotita
aquí, otra gotita allá, a la deformación de la Historia que reciben los escolares y que el
“stablissement” acepta agradecido. Leemos en la página web “Escritores” :
“...Los vientos emancipatorios que llegaban desde Buenos Aires con la
Revolución de Mayo de 1810 hicieron carne en cada vez más pobladores de la
Banda Oriental...”2
Los documentos existentes prueban hasta la saciedad que los movimientos
preparatorios de la revolución artiguista se produjeron mucho antes de los sucesos de
Buenos Aires en 1810. y que por lo tanto, esa idea de que los “vientos emancipatorios”
provenientes de Buenos Aires estuvieron en el orígen de los hechos en la Banda
Oriental no tiene asidero. Veremos más adelante un ejemplo, el que nos da Doña
Josefa Ravía.
1 Senador Daniel Radío. Asamblea General llevada a cabo el 17 de mayo 2011 en la ciudad de LasPiedras en conmemoración de los doscientos años de la Batalla de Las Piedras2 P á g i n a w e b . E s c r i t o r e s . o r g .http://www.escritores.org/index.php/biografias/3705-concurso-literario-de-ensayos-del-bicentenario-uruguayEscritores.org
39
Los hechos.
Hasta aquí llegamos en nuestro análisis de la forma, es decir el análisis de los
conceptos básicos que orientaron la organización del bicentenario.
Pasemos ahora a su contenido, a los hechos que han merecido destaque y a su
significado y a la interpretación que de ellos se hacen, particularmente en los textos de
Historia.Grito de Asencio, Batalla de las Piedras, La Redota?
Asencio.
Comencemos con el llamado Grito de Asencio, considerado por muchos como el
comienzo de la Admirable Alarma. No creemos que sea importante determinar si fué
o no el primer acto de ese cuadro formidable que va a dar la Banda Oriental a partir de
1811. Creemos más importante intentar desmitificar el célebre hecho que, en definitiva,
para la gran mayoría de los uruguayos de hoy se reduce a Venancio Benavídez y
Perico el Bailarín. A pesar de que el asunto está lejos de tener la simplicidad con que
es presentado.
La idea que nos guía en el tratamiento de esta parte de nuestro trabajo es aportar
elementos que ayuden a pasar de una forma de ver los hechos completamente
estereotipada a la conciencia de que la riqueza del hecho está infinitamente por encima
de las versiones para consumo popular.
Por supuesto, sabemos que son los molinos de viento, la necesidad de una Historia
“limpia” no perdona. Pero, bueno, si aceptamos en nuestro universo intelectual y moral
la idea de los molinos de viento es porque de una manera u otra ya hamos ingresado
la otra idea, la de que : “...ladran, Sancho, señal que cabalgamos...”
Cabalguemos pues y demos nuestra versión del llamado Grito de Asencio.
Empecemos por decir que en el famoso “grito” no hubieron dos personajes centrales
(Viera y Benavídez) como nos repitieron machaconamente nuestros maestros y
profesores y como se sigue repitiendo aún hasta el cansancio, hubieron cuatro
personajes centrales.
Utilizando la expresión graciosa de un gran amigo que tuvimos la suerte de tener que
se llamó Rúben Lena, a uno de sus personajes lo hace decir : la cosa fué más
complicada “qu’una oreja”. Y vaya que sí, que el llamado Grito de Asencio lo fué.
El primero de los dos personajes que agregaremos a nuestra historia se llamó Ramón
Fernández.
Es Don Justo Maeso quien, en un libro escrito hace 126 años, mostró que los hechos
y los protagonistas del llamado Grito de Asencio habían sido sustancialmente
diferentes a lo que hasta hoy día se considera y se transmite como indiscutible. Nos
dice el historiador que Don Ramón Fernández fué “el primer promotor del
40
pronunciamiento de la campaña oriental” y que fué el primero “en reunir fuerzas en la
Capilla Nueva de Mercedes” a donde había sido enviado con su destacamento por el
Virrey Elío.
“...¿Quién ha oído nombrar en la República Oriental al Comandante Don Ramón
Fernández como primer promotor del pronunciamiento de la campaña oriental
contra los españoles, el primero en reunir fuerzas en la Capilla Nueva de
Mercedes en donde se hallaba destacado por el General Elío...y anunciando
que ha nombrado por su segundo a Don Pedro Viera, que es a quien
injustamente se ha atribuido la exclusiva gloria de esa iniciativa...”1
Una primera versión de las acciones de Ramón Fernández nos la da el Capellán de las
Brigadas Veteranas del Real Cuerpo de Artillería del Departamento del Río de la Plata
y Diputado por Montevideo a las Cortes de Cádiz, Don Rafael Zufriateguy.
Según Zufriateguy, el Oficial Ramón Fernández que cumplía funciones interinas de
Comandante de Santo Domingo de Soriano al frente de 20 hombres habría
abandonado su puesto, reunido unos 300 “hombres vagos y mal contentos” y con ellos
habría sitiado la villa de Mercedes. Según su relato, los habitantes de Mercedes se
habrían rendido ante la amenaza de Fernández de ser pasados a cuchillo.
Agrega Zufriateguy dos datos interesantes : el primero, que el hecho habría sido
publicado en la Gazeta de Buenos Aires y el segundo, que él, Zufriateguy, estaba al
corriente del parte que veremos más adelante Ramón Fernández enviará a la Junta de
Buenos Aires dando cuenta de sus acciones.
“...hallándose el Oficial Don Ramón Fernández destacado y haciendo veces de
Comandante de un pueblo nombrado Santo Domingo de Soriano, había
seducido a su tropa, que eran unos 20 hombres y desamparado con ella aquel
puesto de su mando.
No contento este ingrato Oficial, natural de Montevideo, reúnese a unos 100
facinerosos y haciéndose director y caudillo de aquella canalla atrae a su
partido hasta el número de 300 hombres vagos y mal contentos y con ellos sitia
una madrugada la villa de Mercedes, la principal de la Banda Oriental, e intima
a aquellos infelices, tranquilos e indefensos moradores la rendición, pues de lo
contrario serían pasados a cuchillo, lo que realmente y sin la mayor resistencia
consiguió.
1 Justo Maeso. El General Artigas y su época. Tipografía a gaz de Peña y Roustan. Montevideo, 1885,p.18
41
Este hecho se ha visto estampado en la Gazeta de Buenos Aires y consta en
el parte dado por dicho Fernández a la Junta.1
Los documentos que analizamos comienzan a armar el rompecabezas. Ramón
Fernández dirije una copiosa correspondencia a los diferentes actores del momento,
incluído el Gobierno de Buenos Aires en la que señala cuidadosamente los pasos que,
según él, había dado. El 28 de febrero habría tomado sin resistencia la Capilla Nueva
de Mercedes e instalado allí su Cuartel General; así se lo hará saber al Cabildo de
Soriano en el oficio en que los intima la entrega del pueblo. En el mencionado oficio
señala la orden que dió a “su segundo” Don Pedro Viera.
“Cuartel General de Mercedes, febrero 28 de 1811
Hallándome con órdenes rigurosas para atacar y destruir los pueblos de esta
Banda que no quieran seguir a la justa causa de Buenos Aires y teniendo ya
mi Cuartel General en la Capilla Nueva de Mercedes que se me entregó en la
mañana de hoy sin oposición alguna...se ha de servir V.S. franquear sin
oposición alguna ese pueblo a imitación de éste, pues de lo contrario doy orden
a mi segundo Don Pedro Viera para que entre asolando...
Ramón Fernández.”2
Ese mismo día los cabildantes de la villa de Santo Domingo de Soriano labran un acta
en la cual confirman que habían recibido un oficio que Ramón Fernández les había
enviado por medio “de su segundo” Don Pedro Viera y que éste Don Pedro Viera se
había presentado “con un ejército de gente armada”. Que frente a ésto, no les había
quedado otra opción que capitular.
“...En esta villa de Santo Domingo de Soriano, a veintiocho días del mes de
febrero de 1811 nosotros, juntos y congregados en esta Sala Capitular de
nuestros acuerdos a tratar de abrir un oficio que nos pasó Don Ramón
Fernández por mano de su segundo Don Pedro Viera, que se presentó como
a las tres de la tarde con un ejército de gente armada y no pudiendo ni teniendo
como hacer resistencia se hizo capitulación...”3
1 Informe de Don Rafael Zufriateguy Capellán de las Brigadas Veteranas del Real Cuerpo de Artillería delDepartamento del Río de la Plata y Diputado por Montevideo a las Cortes de Cádiz. Archivo General dela Nación. Montevideo. Fondo ex-Archivo General Administrativo. Oficios de Vigodet, Elío y Zufriateguyal Cabildo Libro 570, documentos Nos. 81 a 85.2 Oficio de Ramón Fernández al Cabildo de Soriano del 28 de febrero de 1811. Archivo General de laNación. Montevideo. Fondo ex-Archivo General Administrativo. Libro 68, folio 186, año 1811.3 Actas del Cabildo de Santo Domingo de Soriano. Archivo General de la Nación. Montevideo. Fondo ex-Archivo General Administrativo. Libro 68, folio 186, año 1811.
42
Los cabildantes de Soriano son claros, el oficio recibido provenía de Don Ramón
Fernández y quien lo entregó fue “su segundo”, Pedro Viera.
El contenido del oficio remitido al Cabildo por Don Ramón Fernández y entregado por
Viera confirma lo indicado por los Congresales en el sentido de que habría sido Ramón
Fernández y no Pedro Viera el jefe del levantamiento.
Ramón Fernández envía al otro día una comunicación al Gobierno porteño
informándole de lo actuado, de este informe surgen una serie de datos de gran
trascendencia, muy interesantes a analizar.
Según la versión que nos da Fernández, el 24 de febrero se había enterado “...estar
este partido y su juridicción adicto a cometer hostilidades contra los que protegían la
causa de Montevideo...”. Fernández estaba diciendo que la gente del pago y de las
zonas aledañas estaban prontas para iniciar la revolución.
“Pueblo de Mercedes, marzo 1° de 1811
Hallándome en este pueblo de la Capilla Nueva de Mercedes destinado por el
Señor Gobernador de Montevideo, con 22 hombres, a fin de impedir toda
comunicación en estas costas de esa capital y habiéndose publicado la guerra
contra los de ésa en esta Capilla el domingo 24 del pasado febrero tuve noticia
estar este partido y su juridicción adicto a cometer hostilidades contra los que
protegían la causa de Montevideo, en vista de lo que, y con inteligencia de Don
Pedro Viera, a quien he nombrado por mi segundo, se me reunieron hasta 300
hombres escasos con los que he sorprendido en el día de ayer este pueblo y
el de Soriano a nombre de nuestro Soberano Don Fernando VII y bajo la
protección de esa Junta...
Ramón Fernández”.1
Y aquí, busquémos la relación de los hechos con respecto al tiempo. Fué ese mismo
24 de febrero en que Ramón Fernández “tuvo noticia” de la disposición de la gente
para iniciar los hechos en que Pedro Viera, con el que estaba “en inteligencia”, envía
una comunicación a Don Justo Correa diciéndole que ya no puede “contener la gente.
Don Justo Correa es otro actor importante a agregar a la trilogía Viera-Benavídez-
Fernández que nos da la visión simplista de los hechos de Asencio.
En 1801 era Sargento Veterano del Escuadrón de Voluntarios de Caballería de Cerro
Largo. Como tal participó de una acción armada contra una Partida portuguesa al
mando del entonces Ayudante Mayor de Blandengues de Montevideo Don José
1 Gazeta Extraordinaria de Buenos Aires. Viernes 8 de marzo de 1811, p. 109/110. Reimpresión facsimilardirigida por la Junta de Historia y Numismática Americana. Buenos Aires, 1910, tomo II, año 1811, p.195/196.
43
Artigas. Su actuación destacada en el hecho le valió al grado de Alférez otorgado por
el entonces Virrey, Gobernador y Capitán General de las Provincias del Río de la Plata,
Don Joaquín del Pino y Rozas.
“...por cuanto, en atención al mérito que ha contraído el Sargento Veterano del
Escuadrón de Voluntarios de Caballería del Cerro Largo Don Justo Correa en
la acción que tuvo la Partida del mando del Ayudante Mayor de Blandengues
de Montevideo Don José Artigas con otra enemiga, portuguesa, he venido en
conferirle grado de Alférez del mismo Escuadrón de Voluntarios del Cerro
Largo...
Joaquín del Pino y Rozas.”1
Encontramos luego otros datos sobre Don Justo Correa que comienzan a delinearnos
el personaje.
A tres meses de instalada la Junta de Buenos Aires y en aplicación de las directivas
de Mariano Moreno en su plan de operaciones de encontrar sujetos en quien apoyarse
en la Banda Oriental, los próceres de mayo resuelven darle a Don Justo Correa una
“especial comisión”. Esa comisión especial tenía dos objetivos precisos. El primero,
recuperar todas las armas (las armas del Rey) y enviarlas a Buenos Aires.
No le dicen, recupere las armas del Rey y arme a los patriotas de la Banda Oriental,
no, se trataba de recuperarlas y enviarlas a Buenos Aires. El segundo objetivo de su
comisión era el de reclutar gente para el ejército, no para el ejército que se iba a
necesitar para llevar la revolución a la Banda Oriental sino para el ejército de Buenos
Aires.
La lectura de este documento nos permite extraer elementos interesantes sobre la
dinámica que jugaba en esos momentos en las dos orillas del Uruguay y éso desde
antes del Golpe de Estado de 1810 en Buenos Aires. Si apenas a tres meses de
instalada la Junta de Buenos Aires, ésta ya se dirige a Correa porque se hallaba
“...bien instruída de la probidad y demás buenas circunstancias que concurren en el
Alférez de Blandengues de la Banda Oriental Don Justo Correa...” es, evidentemente,
porque disponían de lo que actualmente llamamos un servicio de inteligencia, que
funcionaba muy bien.
Cuando Moreno redacta su plan de operaciones, en lo que tiene que ver con la Banda
Oriental da nombres precisos, da prueba de disponer de una información de primera
mano. ¿de dónde saca los datos, como sabía que los hombres destacados eran fulano
1 Nombramiento de Alférez concedido por el Virrey Joaquín del Pino y Rozas a Don Justo Correa. ArchivoGeneral de la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1812. S.X, C6, A5, N°5, legajo 14.
44
y mengano? De dónde sacaron los juntistas el nombre de Justo Correa, un obscuro
Alférez? Es evidente que había un servicio de inteligencia muy bien establecido. Por
quién? Paracería evidente que por el sistema imperante, los servicios de inteligencia
del Virreynato a los que Moreno debe de haber tenido un acceso inmediato.Pero ésto
es lo anécdótico.
Después de ésto parece lógico que Correa, contando con el apoyo de la Junta de
Buenos Aires y luego con el de Don José Artigas, llegados los momentos de Asencio
se sintiera capacitado para actuar como dirigente y que por éso se enfrentara a Pedro
Viera, a Venancio Benavídez y a Ramón Fernández.
“Buenos Aires, 18 de agosto de 1810
La Junta Provisional Gubernativa de las Provincias del Río de la Plata a nombre
del Señor Don Fernando VII
Por cuanto esta superioridad se halla bien instruída de la probidad y demás
buenas circunstancias que concurren en el Alférez de Blandengues de la Banda
Oriental Don Justo Correa ha venido en darle especial comisión como por el
presente se la confiere para el recojo las armas del Rey y recluta de gente para
los Cuerpos de esta guarnisión que remitirá unas y otros a esta Capital a
disposición del Señor Vocal Coronel Don Miguel de Azcuénaga.
Para todo lo cual le hizo expedir el presente, firmado por la Junta, refrendado
por su Secretario y sellado con el sello de las Armas Reales.1
Dado en Buenos Aires a diez y ocho de agosto de mil ochocientos diez.
Cornelio de Saavedra. Manuel Belgrano. Miguel de Azcuénaga. Doctor Manuel
Alberti Domingo Matheu. Doctor Mariano Moreno. Secretario.2
Volvamos al hilo de nuestra exposición, ese mismo día 24 de febrero de 1811
entonces, Pedro Viera le había escrito en estos términos a Don Justo Correa :
“Coquimbo, febrero 24 de 1811
Señor Don Justo Correa
Mi Alférez Correa :
Ya no me es posible de ningún modo contener la gente y a fin de evitar algún
desorden que cause muchos males o daños he determinado aproximarme esta
noche a ese pueblo y atacarlo mañana, lo que aviso a Vmd. para que así lo
haga entender a todos los partidarios nuestros que Vmd. tenga en ésa...
1 La Junta “revolucionaria” sellaba sus papeles con “el sello de las Armas Reales”2 Archivo General de la Naclón. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1812, legajo N°12, S.X, C.6.A.5, N°3
45
Pedro Viera.1
Señalemos aquí un detalle que habremos de ampliar cuando debamos dar la visión de
Pedro Viera sobre los hechos de Asencio. En su comunicación a Correa, Viera no le
dice que “en inteligencia” con Ramón Fernández piensan atacar Mercedes y luego
Soriano, le dice “...he determinado aproximarme esta noche a ese pueblo y atacarlo
mañana...”. De lo dicho por Viera se desprende que la decisión de atacar era suya.
Hasta aquí hemos analizado los dichos de Ramón Fernández que, como hemos visto,
en lo que tiene que ver con la toma de Soriano y el papel subordinado de Pedro Viera
fué corroborado por los cabildantes del pueblo.
Pero Don Pedro Viera no tenía al parecer la intención de jugar el pepel de segundón,
por lo que en ese mismo mes de marzo (no tenemos la fecha exacta) envía él también
un largo oficio a la Junta de Buenos Aires en el que da su versión de los hechos. Y la
versión que da Viera está en total contradicción con la de Fernández.
Comienza Don Pedro Viera diciéndoles ampulosamente a los gobernantes porteños
que “arrebatado del deseo de ser útil a la patria”, se propuso, él mismo, ser el caudillo
del vecindario. No se andaba con chiquitas Don Pedro!
Se percibe en su lenguaje su intención de presentarse ante la Junta de Buenos Aires
como alguien muy importante, alguien con muchos méritos.
A todo a lo largo del escrito se percibe facilmente la necesidad de Viera de justificarse,
de agrandarse, de mostrar un dominio de la situación que por momentos se vuelve
patético y sobre todo resalta la necesidad de mostrar que él está por encima de Ramón
Fernández y que si dejó cosas a hacer a cargo de éste es porque sus ocupaciones no
le permitían ocuparse de los menesteres que delegaba en su “segundo”.
Según Viera, él habría convocado la gente y en 24 horas se le reunieron más de 400
hombres y con ellos decidió atacar la población de Mercedes.
Luego Viera narra toda una historia en la cual aparece Ramón Fernández con su
Partida, comisionado por el Gobierno de Montevideo. Ante la vista de la gente de Viera,
Fernández huye, es apresado por Viera pero luego en vista de que Fernández muestra
ser americano y habiendo prometido seguirlo en su empresa, entonces Viera lo acepta
y lo incluye “en el número de los que lo acompañaban”.
No se queda acá Don Pedro Viera en su informe a la Junta y aumenta aún el tono de
sus auto-elogios. Llegada la noche del 27 se habría acercado a Mercedes, pero
encontrando que le era necesario un parlamentario llamó a Fernández al otro día y le
“expuso su pensamiento”. Luego, consultó la voluntad de la gente y como ésta diera
1 Archivo General de la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. Legajo N°12 S.X. C 6, A 5,N°6, año 1811.
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su consentimiento y se sintiera contenta con su proposición, designó a Fernández
como segundo Jefe.
En tono condescendiente Viera agrega aún : “...en esa inteligencia (que Fernández era
su segundo Jefe) “le cedí mi derecho y acción” para que intimase la rendición.
Una vez cumplido el supuesto rol de mediador de Fernández, Viera se dirije al pueblo
donde encontró a sus habitantes “más adictos” y donde habría sido recibido con
aplausos.
Termina su oficio Don Pedro explicando a la Junta las razones por las cuales el primer
informe elevado, el del día 1° de marzo, había sido redactado y enviado por Ramón
Fernández y no por él que era el Jefe. Según Viera, había dejado que fuera Fernández
quien lo hiciera, a pesar de que era su obligación de Jefe, debido a las “continuas
tareas” que lo ocupaban.
El escrito es largo pero vale la pena detenerse en él para mostrar un aspecto de este
“héroe” de la historia oficial. Detalle interesante, Pedro Viera envía su comunicación a
la Junta de Buenos Aires fechada en la Capilla Nueva de Mercedes, lugar donde
Ramón Fernández había declarado haber instalado su Cuartel General. (Como decía
Nicolás Guillén en su hermosa poesía : “todo mezclado...todo mezclado...)
“Capilla de Mercedes, marzo de 1811
Al Exmo. Señor Presidente y Vocales de la Junta de Buenos Aires.
Tengo el honor de comunicar a V.E. como no pudiendo por más largo tiempo
este vecindario soportar la dura opresión que ha pedecido prendió ya en éstos
aquel incomprable fuego del patriotismo y arrebatado yo entonces del deseo de
ser útil a la Patria me propuse ser su Caudillo y aprovechándome de tan
preciosos momentos tomé las medidas que me parecieron conducentes.
En este estado convoqué gentes y en el término de 24 horas hallé a mi lado un
número de más de 400 hombres como a dos leguas y media de esta población
de Mercedes que me resolví a atacar.
Estando dando mis órdenes se me presentó a la vista una partida como de 30
hombres mandada por el Alférez de Blandengues Don Ramón Fernández,
comisionado por el Gobierno de Montevideo, con 20 hombres del mismo
Cuerpo, para impedir en estas costas el tránsito de los buques a esa Capital.
Éstos, que comprendieron que gentes eran, trataron de pasarse y haciendo
fuga dicho Comandante le seguí y apresé, pero habiendo comprendido ser
americano y prometido seguirme en mi empresa lo incluí en el número de los
que me acompañaban con la dicha tropa de su cargo, pero el resto que era de
vecinos europeos huyeron, siendo perseguidos y apresados.
Consecuente a ésto que acaeció la tarde del 27, llegada la noche me aproximé
a las cercanías de dicha población y tomé las mejores posiciones.
47
Así que lo logré concebí sería útil un parlamentario, llamé en la mañana
siguiente al expresado Oficial a quien expuse mi pensamiento y en virtud de
acceder a mi proposición, consulté la voluntad de la gente quienes no sólo
dieron su común consentimiento sino que, con voces, demostraron su contento,
recibiéndole desde entonces por un segundo Jefe.
En esa inteligencia le cedí mi derecho y acción para que lo ejecutase diciéndole
intimase se rindiesen, que de lo contrario los trataría como diese lugar su
obstinación...
Luego que llegué a las inmediaciones de dicha villa traté de valerme del mismo
medio y encontrando más adictos los habitantes de ella fui recibido con aplauso
general . . . y habiendo comunicado a dicho Oficial mi buen éxito tuvo a bien dar
cuenta a V.S. de lo ocurrido por no haberme permitido mis continuas tareas
hacerlo por mi parte como es de mi obligación
Pedro José Viera.1
Aparece ahora en escena el segundo de los personajes a que hemos hecho alusión,
Don Justo Correa para dar, él también, su vision de los hechos. Don Justo escribió una
relación donde consignó los hechos que había vivido y su visión de ellos. Comienza por
describir el ataque al pueblo de Mercedes.
Según la versión de Correa, a principios de enero se le habría presentado “un
portugués llamado Pedro Viera, vecino del Bizcocho, diciéndole que sabía que quería
avanzar el pueblo y que si era así que el tenía 28 o 30 hombres de su confianza para
ayudarlo.
Si bien no tenemos razones para dudar del hecho en sí, nos merece dudas la fecha,
cuando recordamos que sería recién al mes siguiente, febrero de 1811, cuando Don
José abandona su cargo de Oficial del ejército español para viajar a Buenos Aires.
El caso es que Correa, frente a la proposición de Viera “que todo lo daba llano y fácil”,
si bien no la rechaza, le da largas al asunto diciéndole que su estado de salud no le
permitía desplazarse, que se encargara él de continuar a reclutar toda la gente que
pudiese.
Viera habría vuelto a ver a Correa a mediados de enero y a principios y mediados de
febrero reclamando comenzar las acciones y siempre obtiene la misma respuesta :
esperar.
1 Oficio de Pedro Viera a la Junta de Buenos Aires. Archivo General de la Nación. Buenos Aires. 1811.Ejército del Norte y Banda Oriental. Representantes de la Junta. Castelli y Belgrano. S.X. C 3, A 2, N°4,legajo N°3.
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“...Se hizo pública la noticia que el Alférez Correa quería avanzar el pueblo de
Mercedes, de lo que resultó que a principios de enero se le presentó a dicho
Correa un portugués llamado Pedro Viera, vecino del Bizcocho, diciéndole que
sabía que quería avanzar el pueblo y que si era así que el tenía 28 o 30
hombres de su confianza para ayudarlo.
Correa estuvo muy atento a esta proposición, ensayando sus intenciones y aún
poniéndole varios obstáculos con el fin de provocarle la resolución que traía,
pero todo lo daba llano y fácil al citado Viera, con lo que Correa se resolvió a
decirle que contase con él pero que sus enfermedades no le permitían
apersonarse, que lo hiciera él, que con mucho silencio fuese convocando toda
la gente que pudiese, que cuando fuese tiempo él le avisaría.
A mediados de enero volvió Viera a casa de Correa a decirle que ya tenía más
de 50 hombres, que cuando era el día. Correa le respondió que aún no era
tiempo, que continuase acopiando más gente.
En principio de febrero volvió Viera a casa de Correa con la noticia que ya tenía
más de 80 hombres muy ganosos de realizar cuanto antes la toma del pueblo
a lo que Correa contestó que aún no era tiempo.
En mediados de febrero volvió Viera a casa de Correa con la noticia que la
gente se manifestaba descontenta por lo que se retardaba el avance a lo que
respondió Correa que se contuvieran un poco más, que aguardaba noticias de
Gualeguay”.1
Seguimos con la lectura del texto de Don Justo Correa, viene luego un colorido relato
de lo que habría sido Asencio en el cual pinta con cierto humor el célebre hecho. Los
hombres, algo más de 300, se habrían reunido el día 26 a la noche, a tres leguas de
Mercedes “en el monte llamado Asencio, costa del Río Negro”.
Pedro Viera habría dispuesto tenderles una trampa a los españoles que controlaban
el pueblo, al otro día tamprano coloca 20 hombres fuera del monte y envía un supuesto
espía a darles aviso de que en la zona se encontraba gente mal armada, partidaria de
Buenos Aires.
Ramón Fernández, que se encontraba en el pueblo con su Partida sale en su
persecución con 25 Blandengues y 30 españoles (“de los más guapitos” en el decir de
Correa).
Fernández y su gente habrían caído en la encerrona, habrían sido batidos y para salvar
sus vidas, tanto éste como los demás prisioneros “...incándose de rodillas y poniendo
las manos, no se les hizo más que atarles...”
1 Informe de Don Justo Correa de los hechos ocurridos en la Capilla Nueva de Mercedes. Archivo Generalde la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1812. S.X, C 6, A 5, N°3, año 1811.
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En esa misma noche del 27 Viera y su gente se acercan al pueblo, los españoles
hacen fogatas en las bocacalles y se parapetran en las azoteas de las casas, disponían
de cinco piezas de artillería.
El 28, temprano en la mañana, Viera se presenta delante del pueblo, los Blandengues
con Ramón Fernández en primera fila y envía un parlamentario. Los españoles
entregan el pueblo “a la disposición del Gobierno de Buenos Aires” y Viera ordena a
Fernández leer el acta de capitulación.
Hasta aquí, como vemos, la versión que da Don Justo Correa de la toma de Mercedes
difiere substancialmente de la que había dado Ramón Fernández quien había dicho
que había tomado el pueblo sin resistencia. Había dicho : “...teniendo ya mi Cuartel
General en la Capilla Nueva de Mercedes que se me entregó en la mañana de hoy sin
oposición alguna...”
“...El 26 de febrero, reunidos más de 300 hombres, se ocultaron de noche a tres
leguas del pueblo en el monte llamado Asencio, costa del Río Negro. El 27
antes del amanecer mandó Viera que se apostaran 20 hombres afuerita del
monte con la orden que si se dirigía a ellos alguna gente que huyeran campo
afuera.
Los espías de los españoles, que eran más partidarios nuestros que de ellos,
fueron con el aviso que no eran más que unos 20 o 30 hombres y por
consiguiente que no todos tenían armas, con cuya noticia Don Ramón
Fernández, Alférez de Blandengues de Montevideo que casualmente se hallaba
allí, se resolvió antes de mediodía a salir con 25 Blandengues que tenía unido
con 30 españoles de los más guapitos, creído que tenía segura la carnada que
se les había puesto y luego que se aproximaron al monte donde estaba la
lechiguana salieron huyendo los veinte que estaban de gancho.
Los españoles y Blandengues que vieron a éstos huír cobardemente
arremetieron sobre ellos con gran intrepidez pero al poco trecho reparan a
retaguardia el cardúmen de avispas (y dicen que los gauchos son tontos) con
lo que el valor se les volvió pasmo.
Pero no por ganar un monte espeso creyendo que allí estarían a salvo, porque
nuestra gente, como galgos cayeron tras de ellos y los agarraron moribundos
sin que se escapase más que un Teniente de Montevideo llamado Don José
Maldonado por haberse arrojado con caballo y todo a un arroyo llamado de la
Calera.
Dos españoles que quisieron hacerse fuertes los hirieron bastante pero los
demás, que imitaron al Alférez Don Ramón Fernández, incándose de rodillas
y poniendo las manos, no se les hizo más que atarles.
50
Esa misma noche del 27 se aproximó nuestra gente a las márgenes del pueblo
y los españoles iluminaron toda la noche con fogones las bocacalles y se
parapetraron arriba de las azoteas alrededor de la plaza y en las cuatro
esquinas con cinco piezas de artillería que tenían y de media hora en media
hora tiraban un cañonazo al viento para meter miedo a los gauchos.
El 28 al ser de día, formó Viera su columna a la vista del pueblo poniendo
adelante los Blandengues y al Oficial que había tomado prisionero y mandó un
parlamentario... el Comandante contestó que entregaba el pueblo a la
disposición del gobierno de Buenos Aires... cuya contestación, cuando la recibió
Viera, se la pasó al Alférez Don Ramón Fernández para que la leyese”.1
Continúa Don Justo Correa en su escrito relatando las desavenencia que se entablan
entre Pedro Viera y Ramón Fernández a partir de la toma del pueblo. Este último
habría firmado un oficio dirigido a solicitar auxilios que les permitieran asegurar su
presencia en Mercedes cuando el que tendría que haberlo firmado debería haber sido
Viera, en su calidad de Jefe. Veremos más adelante que estos enfrentamientos se van
a dar permanentemente entre los cabecillas que actuaron en Asencio.
“...Luego que arriaron la bandera en el pueblo se dirigió Correa a la plaza en
donde se encontró con Viera quien, delante de toda la gente le dijo: mi Alférez
Correa, ahora es que preciso de Vmd. más que nunca, es necesario que
extienda un oficio para el primer Jefe más inmediato a efectos de que nos
auxilie con alguna gente con armas por si somos atacados de Montevideo.
Correa fue a su casa, extendió el oficio y lo mandó con Enrique Reyes para que
Viera lo firmase, pero Don Ramón Fernández que en el camino se encontró con
Reyes, apersonándose, firmó dicho oficio y lo entregó a los chasqueros que
estaban prontos sin que Viera hiciese alto de las vivezas de su prisionero...”2
En la tarde de ese día 28 Pedro Viera y Venancio Benavídez3 parten hacia Santo
Domingo de Soriano con algo más de 100 hombres y en Mercedes queda como
Comandante Ramón Fernández. Como Viera no tenía mucha confianza en Fernández
deja encargado a Don Justo Correa de vigilarlo.
1 Informe de Don Justo Correa de los hechos ocurridos en la Capilla Nueva de Mercedes. Archivo Generalde la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1812. S.X, C 6, A 5, N°3, año 1811.2 Informe de Don Justo Correa de los hechos ocurridos en la Capilla Nueva de Mercedes. Archivo Generalde la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1812. S.X, C 6, A 5, N°3, año 18113 En el relato de Correa aparece de improviso Benavídez, sin que hubiera una mención anterior de suparticipación en los hechos.
51
“...Esa misma tarde del 28 se dirigieron a Santo Domingo Viera y Benavídez con
ciento y tantos hombres, quedando de guarnición en Mercedes más de 200 y
de Comandante Don Ramón Fernández, cuya elección hizo Viera con la
satisfacción que Correa quedaba a la mira de sus operaciones...”1
Al día siguiente se produce la toma de Soriano y ahí aparecen desacuerdos entre
Pedro Viera y Venancio Benavídez, “...tuvo su disgusto bastante grande Benavídez con
Viera...” nos dice Correa.
“...El siguiente día que fue el 1° de marzo, tomaron Santo Domingo y tuvo su
disgusto bastante grande Benavídez con Viera sobre las medidas o
disposiciones que adoptaba Viera en dicho pueblo de Santo Domingo y se
restituyó Benavídez al pueblo de Mercedes quedándose Viera en Santo
Domingo...”2
Las alianzas y contra alianzas así como los desacuerdos continuaban a producir sus
efectos entre los cabecillas del movimiento ; Correa se entiende con Benavídez pero
no con Viera. Este intentaba consolidar su posición de Jefe pero encontraba
resistencias.
“El día 3 Correa mismo le habló a Don Pedro Cortinas para que sin pérdida de
tiempo pasase a Buenos Aires a dar cuenta al Gobierno de todo lo acaecido...
con inteligencia de Benavídez pero no de Viera, por lo que el dicho se mostró
quejoso diciendo que aquel enviado no debía haber ido sin anuencia suya y no
dejó de haber rencillas a causa de éso...”3
Hay todavía otros elementos a agregar a este curioso rompecabezas que es el llamado
“Grito de Asencio”. La lucha por el poder entablada entre Fernández, Viera, Benavídez
y Correa tiene aún otros entretelones. El 4 de marzo de 1811 Correa le escribe a Viera
diciéndole que en vista de lo que está ocurriendo con los españoles tomados
prisioneros que salen en libertad bajo fianza, debe volver de inmediato al pueblo para
tomar medidas. El tono de Correa es bastante autoritario para el gusto de Viera que
no tarda en esponder
1 Informe de Don Justo Correa de los hechos ocurridos en la Capilla Nueva de Mercedes. Archivo Generalde la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1812. S.X, C 6, A 5, N°3, año 18112 Informe de Don Justo Correa de los hechos ocurridos en la Capilla Nueva de Mercedes. Archivo Generalde la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1812. S.X, C 6, A 5, N°3, año 18113 Informe de Don Justo Correa de los hechos ocurridos en la Capilla Nueva de Mercedes. Archivo Generalde la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1812. S.X, C 6, A 5, N°3, año 1811
52
“Capilla de Mercedes, 4 de marzo de 1811
Desde que Vmd. salió de ésta, no he visto oponer la más leve medida hacia
nuestra seguridad. Sólo si he visto salir a sus casas 25 o 30 españoles, dicen
que bajo fianza, lo que aviso a Vmd. para que a la mayor brevedad se restituya
a este punto a evitar un desacierto.
Justo Correa”.1
Es interesante ver la relación de fuerzas entre Correa y Viera. Correa es claro, muy
claro, y ordena. Los españoles, prisioneros de guerra en la forma de ver de Correa, se
van en libertad ; éste le dice entonces a Viera : “lo que aviso a Vmd. para que a la
mayor brevedad se restituya a este punto...”
El tono de Correa, mismo si resulta demasiado autoritario para el gusto de Viera puesto
que le dice : “...que a la mayor brevedad se restituya a este punto...” no lo hace adoptar
las actitudes de Jefe asumidas anteriormente. Mismo si en su oficio desliza la frase
“pasaré yo a ésa a poner las cosas en el pié en que deben estar”, contesta el mismo
día y lo hace en términos cordiales.
“4 de marzo de 1811
Sr. Don Justo Correa
Quedo impuesto por su carta de lo acaecido en mi ausencia pero mañana
pasaré yo a ésa a poner las cosas en el pié en que deben estar, quedando
siempre suyo su muy afectísimo servidor.
Pedro Viera.”2
Las presiones de Correa sobre Viera fueron en su momento muy fuertes, le insiste dos
días más tarde en la necesidad de que ordene suspender la liberación bajo fianza de
los españoles tomados prisioneros.
Más tarde, cuando redactará el informe que ya analizamos, refiriéndose a este
problema de los españoles liberados y a la prevención que le hizo a Viera dirá : “...si
sobre el particular se inspeccionase la conducta de Viera, se sabría el porque no tuvo
efecto esta prevención”.3
Como vemos las acciones que corresponden al llamado grito de Asencio estuvieron
muy lejos de la visión simplista y escolar que se resume en el cuadro de Carlos M.
1 Oficio de Justo Correa a Pedro Viera del 4 de marzo de 1811. Archivo General de la Nación. BuenosAires. Gobierno Nacional. Guerra. 1812. S.X, C 6, A 5, N°3, año 18112 Oficio de Pedro Viera a Justo Correa del 4 de marzo de 1811. Archivo General de la Nación. BuenosAires. Gobierno Nacional. Guerra. 1812. S.X, C 6, A 5, N°3, año 18113 Informe de Don Justo Correa de los hechos ocurridos en la Capilla Nueva de Mercedes. Archivo Generalde la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1812. S.X, C 6, A 5, N°3, año 1811
53
Herrera donde un tropel de gauchos eufóricos, lanzas en ristre, atropellan un enemigo
invisible.1
A todo ésto, ¿cuál es la participación en todo ésto de Venancio Benavídez? Hasta
ahora sólo vimos que Justo Correa lo hace aparecer de improviso en su relato cuando
dice que acompaña a Pedro Viera en la marcha de Mercedes a Soriano el día 28. Y
luego lo nombra cuando se refiere a sus diferencias con Viera y su aparente acuerdo
con Correa.
Si volvemos a la idea matriz, Asencio = Viera y Benavídez, no encontramos hasta aquí
hechos documentados que señalen una actividad importante de la parte de este último.
Porque en los documentos que examinamos sobre la toma de Soriano aparecen
Ramón Fernández y Pedro Viera, pero no hay practicamente trazas de la actuación de
Benavídez.
Nuestras dudas aumentan con respecto al papel jugado por Viera y Benavídez,
manifestada en esa forma lapidaria de ver el llamado Grito de Asencio en la cual la
fórmula Asencio-Viera-Benavídez es incuestionable.
Y sin embargo, desde principios del siglo pasado ya hubieron estudiosos del tema que
llegaron a conclusiones muy diferentes.
Tomemos como uno de los ejemplos (ya habíamos citado a Justo Maeso) a Don Hugo
D. Barbajelata. En su libro “Artigas y la revolución americana”, editado en París en
1914 desliza, en un breve texto, nociones que merecen ser analizadas. Dice Don Hugo:
“...A los cuarenta y siete años empezó Artigas aquella odisea emancipadora con
el grado de Teniente Coronel, con dinero y algunos soldados a él confiados por
la Junta de Buenos Aires, aunque cifrando toda su esperanza en la larga
conspiración que preparaba en la propia tierra y que en Asencio hicieran pública
con su valeroso grito del 28 de febrero de 1811 el Blandengue Ramón
Fernández y los paisanos Viera y Benavídez...”2
Don José cifraba toda su esperanza en “la larga conspiración que preparaba en la
propia tierra”. Don Hugo no alcanzó a comprender que “la larga conspiración” no era
una conspiración sino lisa y llanamente una revolución, la revolución que estaba desde
largo tiempo atrás en el pensamiento de estadista de Don José. Pero éso es
comprensible si uno piensa en los elementos documentales con los que contaba en la
época.
1 Carlos María Herrera. La mañana de Asencio. Óleo s/tela 3,03 x 1,92 m. Museo Nacional de BellasArtes2 Hugo D. Barbajelata. Artigas y la revolución americana. Prólogo de José Enrique Rodó. Librería P.Ollendorff. 50, caussée d’Antin, Paris. p.24
54
Pero lo que nos interesa destacar es que Barbajelata, en su obra de 1914 ya señalaba
que en Asencio “se hizo pública la esperanza de Don José”, es decir que Asencio fué
una acción que mostró a los pueblos del Plata que por fin se iniciaba la verdadera
revolución.
Puede haber una manera más clara de decir, en el siglo pasado, con todas las
limitaciones que éso supone, que Asencio fué el resultado inmediato de las
disposiciones precisas e inmediatas de Don José en su pasaje por Soriano en su viaje
a Buenos Aires?
Y se puede dejar totalmente de lado el dato de ese pasaje de Barbajelata en que “el
valeroso grito del 28 de febrero de 1811" fué llevado a cabo por “el Blandengue Ramón
Fernández y los paisanos Viera y Benavídez...”. En primer lugar sitúa a Ramón
Fernández, luego a los paisanos Viera y Benavídez.
¿Será que los brillantes historiadores de ahora ignoran a los modestos historiadores
de antes?
Estas disquisiciones nos han apartado del verdadero motivo que nos llevó a citar a
Hugo Barbajelata porque estábamos tratando el tema de cuál fue la verdadera
participación de Venancio Benavídez.
No disponemos de documentación que nos permita establecer la trayectoria de
Venancio Benavídez antes de Asencio. a lo sumo, encontramos documentos más o
menos fiables que nos dan algunos elementos.
Antonio Díaz, en su “Historia de las Repúblicas del Plata” nos dice, sin documentarlo,
“...Benavídez era hijo de un vecino de Soriano y Cabo de las Milicias de Caballería
cuando estalló la revolución...muriendo en el ataque de Salta bajo las banderas
españolas...1
Luego encontramos un documento que se remonta a 1805 donde nuestro personaje
aparace con tintes un poco sombríos.
El documento nos lo muestra en ciertos aspectos de su personalidad que no son muy
conocidos, puesto que es la información de su pasaje por la cárcel colonial, las razones
de ese pasaje y su posible primera relación con Don José Artigas. Benavídez habría
sido recluído en la cárcel de la Ciudadela por “insultos y tropelías en consorcio de un
hermano y por indicio de una muerte alevosa” y habría sido “entregado” a Don José
Artigas.
“Relación de los presos que de esta Real Ciudadela se han entregado al
Ayudante de Blandengues de esta Banda Don José Artigas
1 Historia de las Repúblicas del Plata. Tomo XIII. Antonio Díaz. 1879. Historia del General Don JoséArtigas. Comprende una reseña histórica de su época. p.11.
55
Venancio Benavídez. Entró en 28 de febrero de 1805 remitido por el
Comisionado Don Mateo Perera con oficio de 27 del mismo mes por insultos y
tropelías en consorcio de un hermano y por indicio de una muerte alevosa con
causa hecha por el Gobierno”. 1
Las razones por las cuales Benavídez fue “entregado” a Don José se pueden deducir
analizando el quehacer de éste en esos meses. El 15 de abril de 1805 el Virrey del Río
de la Plata2 dispone la creación de una Compañía de Cazadores de Campaña, con una
dotación de 50 gauchos, la que es puesta bajo las órdenes de Don José. 3
La necesidad de reunir esos 50 gauchos es posible que hayan provocado la liberación
de presos con la obligación de alistarse en la flamante Compañía.
Pero es inegable que Benavídez ya tenía una verdadera reputación antes de Asencio,
que ya era alguien conocido cuando se producen los hechos de Mercedes y Soriano.
Mariano Moreno, en su Plan de Operaciones elevado a la Junta de Buenos Aires el 30
de agosto de 1810 ya lo veía como un personaje importante en la Banda Oriental al
que consideraba necesario atraer al accionar de la flamante Junta porteña. El prócer
Moreno consideraba necesario destacar en su plan que la captación de los servicios
de Benavídez así como la de los hermanos y primos de Artigas debía hacerse, en
particular porque eran “...sujetos que por lo conocido de sus vicios son capaces para
todo”.
“...teniéndose presente el haberse atraído ya a nuestro partido y honrándolos
con los primeros cargos a un Barde negro, a un Baltazar Bargas o a los
hermanos y primos de Artigas, a un Benavídez, a un Vázquez, de San José y
a un Baltazar Ojeda, sujetos que por lo conocido de sus vicios son capaces
para todo...”4
Disponemos de la versión de Don Justo Correa que si bien nos habla de la forma como
se habrían relacionado Viera y Benavídez, no nos aporta ningún dato sobre los
antecedentes de éste ni sobre su verdadera participación en Mercedes y Soriano,
apenas si señala que “eran amigos”. Don Justo dice :
1 Archivo General de la Nación. Buenos Aires. División Colonia. Sección Gobierno. Montevideo.LegajoN°68. 9 .3. 2. 6. Año 1806.2 Rafael de Sobremonte y Núñez del Castillo, marques de Sobremonte.3 Archivo General de la Nación. Buenos Aires. División Colonia. Sección Gobierno. Legajo 9.13.6.4.4 Archivo General de Sevilla. Biblioteca del Ateneo de Buenos Aires. Escritos de MarianoMoreno. EduardoAcevedo. Op. cit. tomo I, p. 282/89.
56
“...Cinco o seis días antes de tomar el pueblo, andando Viera citando los
cabezas de División encontró a Venancio Benavídez y preguntándole a dónde
iba respondió Benavídez que a la Capilla.
Entonces Viera le dijo, con la satisfacción de que eran amigos, que no fuese
pues iba a atacar el pueblo y que si quería lo llevaría de su segundo, cuyo
partido admitió Benavídez...”1
Más adelante es el mismo Correa que en otro pasaje de su relato dice que luego de
apoderarse de Mercedes, Viera y Benavídez se dirigieron con una Partida de algo más
de 100 hombres a apoderarse de Soriano, pero luego, en los documentos de la acción
no hay nada que muestre una acción destacada de este último.
“...Esa misma tarde del 28 se dirigieron a Santo Domingo Viera y Benavídez con
ciento y tantos hombres, quedando de guarnición en Mercedes más de 200 y
de Comandante Don Ramón Fernández, cuya elección hizo Viera con la
satisfacción que Correa quedaba a la mira de sus operaciones...”2
Viene después un episodio intrascendente en el cual Benavídez al frente de 200
hombres se dirige a atacar un estanciero español de apellido Villalba, en la costa del
Uruguay, que estaba atrincherado con 150 hombres armados y dos cañoncitos.
Benavídez considera que sus 200 hombres no son suficientes y envía un mensajero
a Mercedes a pedir auxilio de más gente y un cañón. Según el relato de Don Justo
Correa, “...en el interín Villalba embarcó toda la gente y cuanto tenía en su casa y se
fué a Montevideo en tres lanchas que había en su puerto, quedándose burlados los
nuestros...” El episodio no acarreó mucha gloria para nuestro héroe.
“...El día 8 (de marzo) salió Benavídez con cerca de 100 hombres a reunirse
con otros tantos que habían salido de Santo Domingo con el fin de atacar a
Villalba, pues tenía éste en su estancia en la costa del Uruguay 150 hombres
armados y dos cañoncitos...
Benavídez mandó a Mercedes a pedir auxilio de más gente y un cañón porque
en la disposición que estaba Villalba no se podía atacar con las fuerzas que
tenía y en el interín Villalba embarcó toda la gente y cuanto tenía en su casa y
1 Breve extracto de lo acaecido en la Capilla Nueva de Mercedes desde mediados de diciembre del añopasado hasta el 10 de marzo del presente año. Archivo General de la Nación. Buenos Aires. GobiernoNacional. Guerra. 1812. S.X., C 6, A 5, N°3, año 1811.2 Breve extracto de lo acaecido en la Capilla Nueva de Mercedes desde mediados de diciembre del añopasado hasta el 10 de marzo del presente año. Archivo General de la Nación. Buenos Aires. GobiernoNacional. Guerra. 1812. S.X., C 6, A 5, N°3, año 1811.
57
se fué a Montevideo en tres lanchas que había en su puerto, quedándose
burlados los nuestros...”1
Benavídez comienza a adquirir cierta importancia al lado de Pedro Viera luego de la
partida de Don Justo Correa a Buenos Aires, Don Justo había sido muy crítico hacia
Viera y hacia el mismo Benavídez.
Un mes más tarde de los hechos de Asencio, Benavídez aparece dirigiéndose
directamente a la Junta de Buenos Aires y utilizando un tono en el que se muestra
como un personaje importante. Según el oficio de Benavídez, habría recibido una
proclama del Virrey Elío y le habría dado “una respuesta contundente”
“Campamento de la Paraguaya, marzo 30 de 1811
Exmo. Señor Presidente y Señores Vocales de la Exma. Junta de Buenos Aires
Remito a V.E. la proclama que acabo de recibir del Sr. Don Javier Elío. Luego
que se me la entregó la leí publicamente a todos los Oficiales de las Compañías
e indignados todos de sus ridículas y falsas insinuaciones se determinó, de
común acuerdo, dirigirle a dicho Señor la siguiente contestación :
Señor Don Javier Elío : 7.000 hombres dispuestos y preparados a defender a
nuestro Soberano el Señor Don Fernando VII, la Patria y sus sagrados
derechos, no se conquistan con papeles.
Dios guarde a V.S. muchos años.
Venancio Benavídez.2
En general, las referencias que encontramos con respecto a la participación decisiva
que se le da a Venencio Benavídez en Asencio no pasan de ser simples frases que
hacen referencia al hecho pero que no aportan elementos concretos sobre cual fué
efectivamente su participación.
Nos queda aún un aspecto a analizar sobre el llamado Grito de Asencio. De la misma
manera que se ha generalizado el concepto que ya hemos estudiado de atribuir una
revolución a Buenos Aires y una sublevación en la Banda Oriental es muy común
atribuir a Asencio un carácter expontáneo. Algo así como que los hechos se hubieran
producido sin que detrás de ellos estuvieran dadas condiciones y motivos precisos o
si no, atribuyéndolos al influjo de los hechos de mayo de 1810 en Buenos Aires.
Recientemente, en uno de los diarios capitalinos de mayor tiraje podemos leer :
1 Breve extracto de lo acaecido en la Capilla Nueva de Mercedes desde mediados de diciembre del añopasado hasta el 10 de marzo del presente año. Archivo General de la Nación. Buenos Aires. GobiernoNacional. Guerra. 1812. S.X., C 6, A 5, N°3, año 18112 Oficio de Venancio Benavídez a la Junta de Buenos Aires del 30 de marzo de 1811. Angel J. Carranza.Campañas Navales de la República Argentina. Buenos Aires, 1814, tomo I, p. 239.
58
“...El "Grito de Asencio", que da inicio hoy al bicentenario de la revolución, fue
un hecho signado por la espontaneidad, liderado por dos caudillos regionales
(Pedro Viera, Venancio Benavides), con el apoyo de un alférez de Blandengues,
(Ramón Fernández)”.1
En uno de los actos recientes conmemorando los 200 años de la Batalla de Las
Piedras un señor Senador expuso la misma premisa, que Asencio había sido un
levantamiento expontáneo.
“...todo el litoral se levantó expontáneamente desde Belén, lugar del primer
levantamiento hasta Mercedes, encerrando a los españoles en Colonia...”2
No solamente Asencio no tuvo nada de expontáneo sino que fué el producto de una
planificación y una organización establecida de antemano en forma minuciosa. No se
lleva adelante una revolución, improvisando o actuando con acciones expontáneas.
Vayámos a la documentación que confirmará nuestros dichos.
Comencemos por Zorrilla de San Martín y su Leyenda Patria. Es cierto que Zorrilla
escribió un texto donde no siempre la verdad histórica está reflejada, pero fué un
hombre que utilizó todos los medios a su alcance en su época, para informarse. En la
época de sus escritos, 1910, ya escribía, refiriéndose al viaje de Don José Artigas en
febrero de 1811 a Buenos Aires a solicitar ayuda para su revolución :
“...Artigas se dirige hacia el norte, hacia el Río Negro, atraviesa éste por el Paso
de Tres Arboles y busca la costa del Uruguay. Cruza el departamento de
Soriano, pasa por Mercedes y por Paysandú y deja allí a Ramón Fernández,
Gobernador Militar de aquella región y ardiente partidario suyo, la orden del
inmediato levantamiento.3
Retengamos sólo estos dos datos : Ramón Fernández era un “ardiente partidario suyo”
y Don José en su pasaje le dejó “la orden del inmediato levantamiento”.
Mucho antes que Zorrilla de San Martín, un historiador entrerriano del siglo XIX escribe:
1 Diario La República del 28 de febrero 20112 Senador Ernesto Agazzi. Asamblea General llevada a cabo el 17 de mayo 2011 en la ciudad de LasPiedras en conmemoración de los doscientos años de la Batalla de Las Piedras.3 Juan Zorrilla de San Martín. La Epopeya de Artigas. Biblioteca Artigas. Colección de ClásicosUruguayos. Volúmen 37, p. 249/250, Montevideo, 1963.
59
“...el Coronel Artigas al ir a Entre Ríos para dar allí el grito de Libertad, alentó
a sus comprovincianos los orientales dándoles las instrucciones necesarias
para que del 27 al 28 de febrero se alzaran en armas Viera y Benavides en las
inmediaciones de Mercedes...”1
Don José habría dado entonces, según este texto, las instrucciones necesarias a Viera
y Benavídez para que del 27 al 28 de febrero, se alzaran en armas.
Retomemos una vez más a Justo Maeso cuando hace referencia a los hechos de
Asencio y en particular al accionar de Ramón Fernández. Dice Maeso que en el parte
dirigido a la Junta de Buenos Aires el 1° de marzo, Fernández les informa, entre otras
cosas, que había “...oficiado a Don José Artigas que se hallaba ya reuniendo gente en
Nogoyá, juridicción de Santa Fe...”2
Leyendo el parte de Ramón Fernández a la Junta de Buenos Aires donde relata los
hechos que concluyeron con la toma de Mercedes y Soriano, vemos que
efectivamente éste les dice que al otro día de las acciones había informado de éstas
a Don José Artigas quien, según él, se encontraba en Nogoyá.
“...con inteligencia de Don Pedro Viera, a quien he nombrado por mi segundo,
se me reunieron hasta 300 hombres escasos con los que he sorprendido en el
día de ayer este pueblo y el de Soriano. El día de ayer oficié a Don José Artigas
de quien tengo noticia hallarse en Nogoyá, juridicción de Santa Fe...”3
¿Qué razones pudieran haber movido a Ramón Fernández a comunicar de inmediato
a Don José las acciones de Asencio éstas hubieran sido expontáneas? ¿No sería esta
comunicación el resultado lógico de las órdenes de “inmediato levantamiento” que le
había dejado Don Jose días antes?
Porque además Fernández informa el 1° de marzo a la Junta porteña que Don José
se encontraba en Nogoyá y la información era exacta, lo que nos dice que hasta el
momento la comunicación entre él y Don José se mantenía.
El 26 de febrero, tres días antes del informe de Fernández a la Junta, Don Mariano
Aulestia, desde la Capilla de Nogoyá envía una carta al Teniente Gobernador de Santa
Fe, Don Manuel Ruiz, en la que le dice que Don José había llegado al pueblo.
1 Benigno Martínez. Historia de Ramírez, tomo II. Citado por Justo Maeso. Los primeros patriotasOrientales de 1811. 1888.2 Justo Maeso. El General Artigas y su época. Tipografía a gaz de Peña y Roustan. Montevideo, 1885,p.18.3 Oficio de Ramón Fernández a la Junta de Buenos Aires del 1° de marzo de 1811. Gazeta Extraordinariade Buenos Aires. Viernes 8 de marzo de 1811, p. 109/110. Reimpresión facsimilar dirigida por la Juntade Historia y Numismática Americana. Buenos Aires, 1910, tomo II, año 1811, p. 195/196.
60
“Capilla de Nogoyá, 26 de febrero de 1811
Señor Teniente Gobernador de Santa Fe
Don Manuel Ruiz
. . . participo a V.S. como han llegado a mi casa el Capitán José Artigas y Don
Rafael Ortiguera, acompañados del Cura de la Colonia Don José María Enrique
de la Peña y un soldado prófugo de la Colonia, pertenecientes a las tropas de
Montevideo, de lo que doy a V.S. parte para su inteligencia, cuyos sujetos se
dirigen hoy día 26 para ésa solicitando pasar a Buenos Aires a ponerse a las
órdenes de la Excelentísima Junta y al mismo tiempo informar a V.S. por
extenso de lo acaecido en Montevideo y por tanto a V.S. hago presente que
llegaron el 25 a la noche.
Mariano Aulestia.1
Podemos examinar aún otro documento que nos reafirma en la idea de que Asencio,
lejos de ser un hecho expontáneo, fue el resultado del plan y la decisión de Don José
quien, en su paso por la zona, viajando a Buenos Aires, dejó claramente explicitados
los pasos a seguir.
En ocasión en que el historiador Setembrino Pereda realizaba trabajos de investigación
para su trabajo sobre Ramón Fernández le solicitó datos a su amigo Antonio Díaz.2
Antonio Díaz, en su carta de respuesta desliza una frase que no deja lugar a dudas
sobre el papel de Don José en los hechos de Asencio cuando dice que su padre, en
1854, le hablaba a Andrés Lamas “...del resultado de los trabajos del General Artigas,
que desde Nogoyá promovió...”
“Buenos Aires, mayo 8 de 1810
Mi estimado amigo Señor Pereda :
Usted sabe que tengo en mi poder una fuente de información histórica en las
memorias de mi finado padre, el Brigadier General Don Antonio Díaz, narración
muy detenida y extensa, especialmente sobre la época que usted cita...
La lectura del artículo que usted se sirve remitirme sobre el Grito de Asencio me
movió a investigar algunos papeles sobre las referencias de Viera y Benavídez,
encontrando, en una de las varias cartas que mi citado padre dirigió al señor
Andrés Lamas el año de 1854, comunicándole datos históricos que éste le
solicitó, el borrador de una de ellas que trata precisamente del Grito de Asencio
1 Archivo General de la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. 1811. Santa Fe. enero a mayo. LegajoN°32, X 3. 6. 3. folio 97.2 Antonio Díaz (h) 1831-1911. Hijo del General Antonio Felipe Díaz quien fuera uno de los siete Jefesengrillados que el Gobierno porteño envió a Artigas para que éste los fusilara. Basándose en lasmemorias de su padre Antonio Díaz escribió una “Historia Militar y Política de las Repúblicas de Plata”.
61
y del resultado de los trabajos del General Artigas, que desde Nogoyá
promovió, de acuerdo con los uruguayos partidarios de la emancipación política
de su tierra...
Antonio Díaz”.
Recordemos que, según Don Justo Maeso, en el parte dirigido a la Junta de Buenos
Aires el 1° de marzo, Fernández les informa, entre otras cosas, que había “...oficiado
a Don José Artigas que se hallaba ya reuniendo gente en Nogoyá, juridicción de Santa
Fe...”1 y lo que dice el propio Pedro Viera de que “...oficié a Don José Artigas de quien
tengo noticia hallarse en Nogoyá...”
Ahora nos encontramos con que el hijo del Brigadier General Don Antonio Díaz, en
1810, dice que el Grito de Asencio había sido el resultado de los trabajos promovidos
por Don José Artigas desde Nogoyá. No fue por casualidad que Ramón Fernández se
apresura a informar a Don José.
Si estos elementos no fueran suficientes para demostrar el carácter planificado y
organizado de Asencio podemos analizar aún los hechos que vinieron después.
Asencio es el 28 de febrero. El 24 de abril Manuel Francisco Artigas se apodera
deMinas, el 28 de San Carlos y el 29 de Maldonado. ¿Es que se puede pensar que no
hubo un acuerdo previo con Don José para estas acciones?
“...Salí el día 23 del pasado mes del arroyo de Casupá con dirección a la villa
de Minas cuyo pueblo tomamos el día 24 después de haber parlamentado.
Luego que recogimos aquí algunas armas y juramentado sus vecinos seguimos
nuestra marcha a la villa de San Carlos en cuyas inmediaciones encontramos
al Capitán Don Juan Correa con algunos vecinos patriotas con los que y sin la
menor resistencia fuimos dueños de ella el día 28. Al día siguiente mandé de
parlamento a Don Pedro Pérez a la ciudad de Maldonado, la que se rindió...”2
Casi al mismo tiempo Fernando Otorgués organiza una División de Dragones de la
Libertad, Pedro Ojeda reúne fuerzas al norte del Río Negro, Joaquín Suárez organiza
su gente en Canelones y García de Zúñiga en Santa Lucía. ¿Es que se puede creer
que todo este movimiento fué expontáneo?
1 Justo Maeso. El General Artigas y su época. Tipografía a gaz de Peña y Roustan. Montevideo, 1885,p.18.2 Parte de Don Manuel Francisco Artigas a Manuel Belgrano del 5 de mayo de 1811 Archivo General dela Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. 1811. Ejército del Norte y Banda Oriental. Representantesde la Junta, Castelli y Belgrano. S.X. C 3, A 2, N°4, legajo N°3, folio 137.
62
Recordemos otro dato interesante que puede bien asociarse a los hechos que estamos
analizando. Doña Josefa Ravía, una sobrina de Don José, le hace declaraciones al
historiador Justo Maeso, describiendo aspectos muy personales de su forma de ser y
de sus actividades hacia 1805, es decir en la época que nuestro hombre era Comisario
del Cordón.
Lo dicho por Doña Josefa es muy significativo. Don José estaba autorizado por el
Gobernador de Montevideo a sacar y enviar a la campaña las famosas “medias-lunas”,
especie de cuchillos curvos que servían para desjarretar el ganado. Segón Doña
Josefa, el herrero Francisco Antuña que era quien las fabricaba, hacía muchas más de
las que se necesitaban y que el exedente era sacado también, clandestinamente.
Según el decir de la declarante, Don José les decía que esas media-lunas sacadas
clandestinamente tenían como objeto “armar a los paisanos...”.
¿Pueden ser ésto producto de la imaginación de una anciana o puede ser un elemento
más en esta trama apasionante que se tejió en los comienzos de la revolución
artiguista?
Si en 1805, seis años antes de Asencio, Don José se ocupaba en armar a los paisanos
con medias-lunas, ¿como podemos pensar que los hechos de febrero de 1811 puedan
haber sido el fruto de la expontaneidad?
“...También tenía autorización del Gobernador (se refiere a Don José) para
sacar de Montevideo medias-lunas (cuchillos curvos) con que desjarretaban los
animales, pues los paisanos no estaban avezados a desjarretar con los
cuchillos, y el que lo hacía era muy aplaudido por los compañeros.
Las medias-lunas eran hechas por el herrero don Francisco Antuña, y como
hacía muchas más de las que tenía autorización para llevar al campo, las
pasaba clandestinamente don Francisco Ravía por el portón.
Tío Pepe decía que esas medias-lunas eran para armar a los paisanos y
defender la Patria...”1
La verdadera revolución empezó con el pasaje de Don José a Buenos Aires, no a
ofrecer sus servicios a la Junta como machaconamente se dice sino a pedir ayuda
material para llevar a cabo la revolución, la verdadera revolución, esa verdadera
revolución que los próceres de mayo y sus seguidores combatieron a muerte porque
iba en contra de sus proyectos centralistas.
1 Declaraciones de Josefa Ravía al historiador Don Justo Maeso.
63
Casi sin excepción se sostiene que Don José viajó a Buenos Aires a ponerse al servicio
de la Junta, éso es citado así practicamente por todos los que tocan el tema, lo que lo
ha transformado en una de las tantas verdades absolutas.
Alguien en algún momento lo dijo y luego todos lo repitieron y repiten. Nadie se plantea
la posibilidad de que Don José haya ido a Buenos Aires, no a ofrecer sus servicios a
la Junta sino a solicitar ayuda para llevar a cabo la revolución, la verdadera revolución,
la que se inicia en la Banda Oriental cuando él “proclama a sus paisanos y los llama
a las armas”.
Porque si examinamos el documento en el que el propio Don José da su versión del
hecho, no encontramos nada que autorice a decir que fué a Buenos Aires a ofrecer sus
servicios a la Junta.
Por el contrario, de sus palabras se desprende que ofreció un trato a los triunviros : si
se le daba auxilio de municiones y dinero él se comprometía a poner Sitio a
Montevideo. La proposición era muy precisa, el Sitio a Montevideo se llevaría a cabo
“siempre que” se le concediese las municiones y el dinero. La respuesta de la Junta
fué de darle algo de dinero y un título, nada de municiones.
“...tuve la satisfacción de ofrecer al Gobierno de Buenos Aires que llevaría el
estandarte de la libertad hasta los muros de Montevideo siempre que se
concediese a estos ciudadanos auxilio de municiones y dinero...”1
Fué Don José que llevó a cabo Asencio, no con su presencia física en el momento
pero si con las instrucciones que dejó en su pasaje por la región donde convenció,
entre otros, a Ramón Fernández.
Fue Don José Artigas que ya cinco años antes por lo menos, se preocupaba de armar
con medias-lunas los hombres que más tarde van a formar, no un ejército, sino un
pueblo en armas, que son dos cosas sensiblemente diferentes.
Sepamos leer entre líneas, es el propio Artigas quien nos lo dice, que Asencio no fue
un hecho expontáneo, que él, en su pasaje a Buenos Aires “proclamó a sus paisanos
y los llamó a las armas”.
“…proclamé a mis paisanos, convidándoles a las armas; ellos prevenían mis
deseos y corrían de todas partes a honrarse con el bello título de soldado de la
patria, organizándose militarmente en los mismos puntos en que se hallaban
1
64
cercados de enemigos, en términos que en muy poco tiempo se vio un ejército
cuya sola divisa era la libertad...”1
Los héroes de Asencio no fueron héroes, fueron hombres con sus virtudes y sus
defectos, la visión de Pedro Viera y Perico el bailarín es una narración para niños de
escuela y como narración para niños de escuela nos fue inculcada sistematicamente
en cada escuela y así la bebímos y naturalmente así se sigue reproduciendo y
transmitiendo con carácter de hechos históricos. Pero no soporta un mínimo análisis
histórico.
Bajémos nuestros héroes del pedestal, de la estatua, que será una manera segura de
comprenderlos mejor, es decir una manera mejor de velorarlos, de decirles que no los
queremos por héroes sino por lo que hicieron como hombres.
Sin que éso nos impida conocer y aceptar sus errores, sus flaquezas, lo que nos va a
permitir de comprender mejor su época, su tiempo, sus necesidades, sus flaquezas y
el por qué de como se dieron los hechos. Si verdaderamente queremos aprender y
comprender nuestra Historia, tenemos que sacarle el mármol con que
premeditadamente se la atiborró para justificar intereses partidarios que en definitiva
eran y son intereses de poder.
Disponemos aún de otros elementos que confirman nuestra idea de que no solamente
Asencio fué algo planeado con anticipación y que no era más que una parte inicial de
una verdadera revolución cuya preparación Don José había organizado desde varios
años atrás.
El 21 de diciembre de 1811 Don José inicia las hostilidades contra el ejército portugués
enviando uno de sus Oficiales, de orígen portugués, Manuel Pintos Carneiro a
apoderarse de la villa de Belén.
En el informe que Don Jose hará al Gobierno porteño tres días más tarde y en el cual
les da detalles de la acción que le permitió recuperar el pueblo les dirá :
“...hice marchar una División de esta arma compuesta de 500 hombres a la que
uní 452 indios...”
Dos meses antes Don José había ordenado al Caciquillo “...partir para los indios bravos
a fin de que éstos nos auxilien con sus brazos en una causa que también lo es
suya...”2.
1
2 Oficio de Don José Artigas a Ambrosio Carranza del 2 de noviembre de 1811. Archivo General de laNación. Buenos Aires. División Nacional. Sección Gobierno. Sala X, C.1, A.5, N°12. Banda Oriental. Sitiode Montevideo y Guerra contra los portugueses. 1811-1813. Correspondencia del Gobierno de Buenos
65
Un mes antes le había dicho a Don Elías Galván1 : “...los indios infieles abandonando
sus tolderías inundan la campaña presentándome sus bravos esfuerzos”...2 y ahora le
dice al Triunvirato que había integrado al ejército de Manuel Pintos Carneiro en su
ataque a Belén nada menos que 452 indios.
Analicemos estos preciosos documentos mismo a riesgo que el análisis nos sorprenda.
Don José regresa a la Banda Oriental de su viaje a Buenos Aires a fines de marzo de
1811. Es nuestro conocido Pedro Viera quien en su fluída correspondencia con la
Junta de Buenos Aires les informa el 29 de marzo “...hoy llegaron a la Capilla de
Mercedes los Capitanes Don Francisco Montes Larrea y Don Manuel Artigas, y éste
dice deja en Paysandú a Don José Artigas...”3
Ahora bien, pocos meses después de la llegada de Don José a la Banda Oriental , en
noviembre, aparecen 28 Charrúas al mando del Caciquillo en la toma de Paysandú. Es
Don José Ambrosio Carranza que lo dice :
“... reunido el día 8 con 28 charrúas al mando del caciquillo Manuel Artigas y
varios vecinos avanzamos el pueblo, habiendo la División de Ojeda cercádolo
por tres puntos y yo por el lado de la entrada real, con la segunda División.4
Y un mes después, en diciembre, Don José se permite enviar 452 indios a la toma de
Belén. ¿Es que se puede imaginar a los “indios bravos” interviviendo en las luchas de
Orientales y portugueses sin un trabajo previo, de largo aliento de Don José entre
ellos? Y ese trabajo previo de Don José, evidentemente de varios años atrás, ¿qué
objetivo podía tener que no fuera contar con los indios bravos para su revolución?
Es evidente la planificación y la organización de varios años atrás de lo que se inició
en Asencio y de que no tuvo nada que ver con la ideología de mayo de 1810 en
Buenos Aires. Sostener que los hechos de la semana de mayo hayan sido el elemento
que decidió a Don José iniciar la revolución parece lógico, pero sus conceptos de base
eran diametralmente opuestos.
Aires con Artigas, Sarratea y Rondeau y entre sí. Correspondencia de Artigas con el Gobierno Económicode la Banda Oriental.1 Oficio de José Artigas a Elías Galván del 14 de noviembre de 1811. Archivo General de la Provincia deCorrientes. República Argentina. Correspondencia Oficial, primera serie, N° 1, año 1811.2 Oficio de Don José Artigas a Elías Galván del 14 de noviembre de 1811. Archivo General de la Provinciade Corrientes. Correspondencia Oficial, primera serie, N°1, año 1811.3 Oficio de Pedro Viera a la Junta de Buenos Aires del 29 de marzo de 1811. Archivo General de laNación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1811. S.X. C 3, A , N°2, folio 73.4 El Plata Literario. Buenos Aires, julio 15 de 1876, p. 61-62.
66
Es curiosa esta actitud de considerar Asencio como una simple sublevación, porque
la mayor parte de los que la hacen suya, en otros momentos no dudan de hablar de la
revolución artiguista, de la revolución de la Banda Oriental.
Aparece como si, por una razón que ignoramos, Asencio es considerado como un
hecho extranjero a la revolución artiguista, algo así como si por un lado tenemos una
sublevación y luego una revolución. Y este concepto está ligado, por supuesto, a la
idea de que Asencio fue un hecho expontáneo.
Porque mismo el uso que se ha hecho de la expresión de Don José, refiriéndose a
Asencio : “...un puñado de patriotas Orientales cansado ya de humillaciones había
decretado ya su libertad en la villa de Mercedes...1” se hace aparecer como un acto que
explota en ese día y hora sin conexión con lo que pudiera haber habido antes.
Lo hemos visto y analizado, Asencio no es un principio, Asencio es la continuación, el
resultado lógico de un proceso que se había iniciado años antes.
De un proceso del cual Don José fue, sin duda alguna el organizador, esa organización
parte a su vez de los tiempos en que era un Oficial de los ejércitos españoles.
Solamente aceptando esta premisa fundamental se puede interpretar correctamente
el desarrollo de la revolución en la Banda Oriental y sobre todo el verdadero papel
jugado por Don José Artigas.
Esta idea que exponemos sobre el carácter continuador de Asencio tiene naturalmente
opositores. Leemos la opinión de un jerarca de uno de los organismos estatales que
dice : “...el Grito de Asencio marcó el inicio del proceso de la revolución, que tuvo en
el medio a la Batalla de Las Piedras como mojón fundamental...”2
Se agrega aún que “...Asencio rememora la rebelión iniciada...por un grupo de gauchos
dirigidos por Pedro Viera y Venancio Benavídes, a instancias de Artigas...”
Por un lado se asume la posición tradicional que califica las acciones de Asencio como
nada más que una rebelión pero se agrega algunas palabras significativas : esa
rebelión se habría iniciado “a instancias de Artigas”.
Éso le quita el carácter expontáneo a la supuesta rebelión y deja la puerta abierta para
examinar el verdadero papel de Don José en esas “instancias” a que habría sometido
a Viera y Benavídez.
1 Oficio de José Artigas al Gobierno del Paraguay del 7 de diciembre de 1811. Archivo General de laNación. Montevideo. Fondo ex-Archivo y Museo Histórico Nacional, caja 8, carpeta N°2, 1811.Correspondencia de Don José Artigas. N°1, año 1811.2 María Simón. Subsecretaria de Educación y Cultura. El Observador, Montevideo, 25 de junio 2011.http://www.elobservador.com.uy/noticia/97691/el-gobierno-piensa-emular-el-exodo-para-festejar-el-bicentenario-/
67
“...La primera fecha marcada en el calendario de festejos es el 28 de febrero,
día del aniversario del Grito de Asencio, que rememora la rebelión iniciada a
orillas del río del mismo nombre, cerca del actual departamento de Mercedes,
por un grupo de gauchos dirigidos por Pedro Viera y Venancio Benavídes, a
instancias de Artigas...”1
Y encontramos aún opiniones categóricas que sitúan Asencio como “el hito más
importante a destacar y el comienzo de todo”. El Diputado por Soriano, tal vez
exagerando un poco debido a la necesidad de promocionar el departamento, habría
llegado a acuerdo a nivel de la Cámara que integra para destacar en la conmemoración
del bicentenario que “ Asencio fue el comienzo de todo”.
“que cuando se estableciera la conmemoración de los doscientos años, el 28
de febrero de 1811 se presentara como el hito más importante a destacar y el
comienzo de todo”.2
3.1.1. Después de Asencio. Viera-Benavídez-Fernández.
Resulta interesante investigar la trayectoria de los hombres que aparecen
encabezando Asencio y los hechos inmediatos siguientes. Vamos a ver que en los tres
casos sus actuaciones están lejos de la visión mítica con la que se los presenta y que
en los tres casos los personajes no solamente no acompañaron la gesta artiguista sino
que, cada uno a su manera y en la medida de sus posibilidades, se opuso a ella, no
teóricamente sino en su oposición a Don José.
Es por éso que, un análisis de la actuación de estos tres personajes rompe el esquema
tradicional de un Grito de Asencio como inicio de lo que después va a ser la revolución
artiguista.
Es decir, podemos aceptar y aceptamos que el Pueblo Oriental que actuó en Asencio
fué el mismo Pueblo Oriental que luego se desangrará en nueve años de lucha.
Pero no consideramos válido identificar la acción de ese Pueblo Oriental con la acción
de los cabecillas. Cabecillas que se esforzaron en mostrarse como tales esgrimiendo
rencillas y desacuerdos.
No se trata de desprestigiarlos, no hay interés en ello, se trata de mostrarlos como
hombres y no como héroes, de darles su dimensión humana y sobre todo aparezcan
con sus defectos y sus virtudes y no con ese halo de impolutos con que la Historia
1 María Simón. Subsecretaria de Educación y Cultura. entrevista con EFE http://www.montevideo.com.uy2 Alfredo Novales, diputado por Soriano. Poder Legislativo. Asamblea General del 12 de mayo 2010.
68
limpia los presenta. Y que se vea y comprenda lo verdadero de sus acciones en pro o
en contra de la lucha que Don José y su Pueblo Oriental van a desarrollar.
Pedro José Viera.
Lo anecdótico prima sobre lo histórico, no es Pedro José Viera, es Perico el Bailarín.
Eduardo Acevedo Díaz en su novela “Ismael” nos dice : “Pedro José Viera era oriundo
de Porto-Alegre, Brasil, colonia entonces de Portugal. Una de sus habilidades era de
bailar en zancos...”
La literatura brasileña que se ocupa del tema reproduce los mismos conceptos
agregando a veces facetas poco conocidas del personaje.
“...es difícil decir algo más o menos definitivo sobre el alegre y “distorcido
gaúcho” Pedro José Viera, llamado en Uruguay Perico el Bailarín porque son
muy pocas las notas o referencias sobre él y su actuación social. Se sabe que
Perico el Bailarín era brasilero, natural de Viamão”.1
En otra parte de este relato se dan detalles de su juventud y de su pasaje a la Banda
Oriental. Curiosamente, como se dice de Don José, siendo muchacho “salía de su
casa” y luego se agrega que habría trabajado como peón, como tropero y como
capataz de estancia. Esta trayectoria no explica como, llegado Asencio, un peón, un
tropero y mismo un capataz de estancia de la época, era capaz de redactar los oficios
que después veremos enviará a la Junta de Buenos Aires.
“...Pedro José Viera era natural de Viamão, donde nació en el último cuarto del
siglo XVIII. Siendo muchacho salía de su casa desambulando como peón, como
tropero o como capataz de estancia entre Arroyo Grande, Piratiní y Yaguarón,
afincándose, después de la conquista de las Misiones en 1801 en Uruguay que
recorrió en todos sus sentidos, llegando hasta la Argentina...”2
La misma versión nos dice que su nombre completo era Pedro José Viera Fernández,
que habría nacido hacia 1779 en la localidad de Viamão, Capitanía de San Pedro de
Río Grande, que era hijo de Cayetano José Viera y de Ursula Fernández.
“...Pedro José Viera Fernández (nombre ya castellanizado en tierras hispanas)
nació hacia 1779 en la localidad de Viamão de la Capitanía de San Pedro del
1 Walter Spalding. Construtores do Rio Grande. http://www.paginadogaucho.com.br/pers/pv.htm2 Walter Spalding. Construtores do Rio Grande. http://www.paginadogaucho.com.br/pers/pv.htm
69
Río Grande del Sur, Principado-Virreinato del Brasil, siendo hijo de Cayetano
José Vieira (n. Viamão c. 1752) y de Úrsula Fernandes (n. c. 1752) quienes
también fueran padres del general Félix Vieira...”1
Y finalmente nos enteramos que la toma de las Misiones Orientales por los
portugueses fue la ocasión en que Pedro Viera tomó contacto con la Banda Oriental
lo que lo habría llevado a instalarse en Santo Domingo de Soriano.
“...En 1801, los luso-brasileños se apoderaron de las Misiones Orientales, por
lo cual Pedro José Viera pudo tomar contacto con poblaciones de origen
hispano, recorriendo en todos los sentidos el territorio de la Banda Oriental...
Hacia 1805 se instaló en la ciudad de Santo Domingo de Soriano (actual
República Oriental del Uruguay) trabajando como capataz de Estancia...”2
Se casa en 1809 con Juana Chacón Álvarez y tienen un hijo llamado Celedonio Viera
Chacón, nacido en Santo Domingo de Soriano el 3 de marzo de 1810. Celedonio Viera
Chacón se casaría con Tomasa Lacarra Artigas, una correntina hija de Matilde Artigas
Salinas y por lo tanto nieta de Don José Artigas.3
Finalizada la etapa de Asencio que ya hemos analizado, intentemos ahora seguir el
derrotero posterior de nuestro Pedro José Viera, de nuestro Perico el Bailarín (vaya si
supo bailar!) en la medida en que los documentos nos lo permitan. Lo habíamos dejado
en Mercedes, desde donde el 29 de marzo de 1811 había enviado un oficio al
Gobierno porteño informándoles de la llegada a Paysandú de Don José Artigas.
Muy pocos días después, en los primeros días de abril, Miguel Estanislao Soler,
instalado también en el pueblo de Mercedes, pone preso a Pedro Viera a consecuencia
de un confuso episodio.
Soler detiene primero a un portugués llamado Antonio Silveira quien era conductor de
cartas de Viera. En la información del hecho que Soler hace a la Junta de Buenos Aires
les dice que Viera era “...Comandante de estos patriotas y de algunos otros...”, que los
iba a detener si Don José Artigas no se oponía”.
“Soriano, 9 de abril de 1811
1 Walter Spalding. Construtores do Rio Grande. http://www.paginadogaucho.com.br/pers/pv.htm2 Walter Spalding. Construtores do Rio Grande. http://www.paginadogaucho.com.br/pers/pv.htm3 Manuel Santos Pírez. Diario Crónicas de Mercedes. http://www.diariocronicas.com.uy/index.php?id=166&seccion=acontecimientos
70
Remito a la disposición de V.E. al portugués Antonio Silveira quien conducía las
adjuntas cartas mandado de Don Pedro Viera, el que era Comandante de estos
patriotas y de algunos otros que en la adjunta relación incluyo a V.E..
Quedo en prenderlos a la mayor brevedad si Don José Artigas ... no se opone...
por lo que ordeno al Comandante Militar lo asegure y lo remita a la Capital.
Miguel Estanislao Soler.1
Con este oficio del 9 de abril Soler adjuntaba una lista de las personas que aparecían
comprometidas con las cartas que Viera había entregado a Antonio Silveira entre las
que figuraban, por supuesto Pedro José Viera, “Comandante de estas fuerzas
patrióticas”, dos portugueses, Pedro Chapín y Miguel Padilla y José Maldonado, un
criollo, vecino de la Capilla de Mercedes.
No sabemos la suerte que corrieron los dos portugueses, pero Viera y Maldonado
fueron enviados presos a Arroyo de la China. En junio, ambos continuaban presos y
es el Comandante de Armas de Entre Ríos, Teniente Coronel Don José Miguel Díaz
Vélez2 recibe la orden de Rondeau de enviarlos en calidad de tal a Buenos Aires. El
encargado de llevarlo fué el Capitán Don José Ambrosio Carranza.
“Concepción del Uruguay, junio 19 de 1811
Exmo. Señor Presidente de la Junta Gubernativa
El 14 del corriente recibí orden del Señor General Don José Rondeau para la
remisión a disposición de V.E. de los presos residentes en esta villa por el
bloqueo del Paraná, Don Pedro Viera y Don José Maldonado, lo que verifico a
cargo del Capitán Don José Ambrosio Carranza”.
José Miguel Díaz Vélez.3
Vemos reaparecer a Pedro Viera luego de su prisión en Arroyo de la China y su envío
a Buenos Aires en el episodio de La Redota. Aparece en el Padrón de las familias con
su esposa Juana Chacón Álvarez, su hijo Celedonio de un año y medio de edad y un
esclavo varón, en dos carruajes.
1 Oficio de Miguel Estanislao Soler a la Junta de Buenos Aires del 9 de abril de 1811. Archivo General dela Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. 1811. Ejército del Norte y Banda Oriental. Representantesde la Junta, Castelli y Belgrano. S.X. C 3, A 3, N°4, legajo N°3, folio N°94.2 José Miguel Díaz Vélez. (Tucumán 1773 - Paysandú 1833). Abogado. Alcalde de 1er. voto en Arroyode la China en 1810. Comandante Gral de Armas de Entre Ríos, Tte. Cnel. Graduado.3 Oficio del Teniente Coronel José Miguel Díaz Vélez a la Junta de Buenos Aires del 19 de junio de 1811.Archivo General de la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. 1811. Ejército del Norte y BandaOriental. Representantes de la Junta, Castelli y Belgrano. S.X. C 3, A 2, N°4, legajo N°3, folio 256.
71
Si su integración a La Redota es desde el comienzo de ésta (octubre de 1811) y
teniendo en cuenta que la orden de trasladarlo a Buenos Aires es del 19 de junio, su
prisión en Buenos Aires habría durado menos de cuatro meses.
En febrero de 1812 lo veremos reaparecer. El 27 de ese mes Don José eleva al
Gobierno porteño el estado de las fuerzas bajo su mando. En ellas aparece Don Pedro
Viera comandando la Tercera División con 63 Oficiales y 472 hombres de tropa.1 Para
dar una idea del rol importante que Viera estaba jugando en ese momento en el
ejército artiguista, basta con señalar que solamente Don Manuel Francisco Artigas,
Comandante de la Segunda División de Caballería disponía de un contingente mayor
de hombres bajo su mando (69 Oficiales y 544 hombres de tropa). Ni Baltasar Vargas,
Baltasar Ojeda, Fernando Otorgués ni el mismo Don José comandaban Divisiones
mayores que la de Pedro Viera.
El 16 de mayo de 1812 Viera participa de una Junta de Guerra convocada por Don
José Artigas en el Salto Chico.2
En julio de 1812, en el estado de fuerza del ejército de Don José, Pedro Viera aparece
con el grado de Capitán Graduado.
En momentos en que Manuel de Sarratea empeñaba todos sus esfuerzos por
desmembrar las fuerzas de Don José, al regreso del Ayuí, Pedro Viera forma parte de
los Oficiales que se pliegan a las órdenes del Jefe porteño. Sarratea no deja de
premiar esas actitudes y es así que en setiembre de 1812 escribe al Gobierno porteño
resaltando los méritos de Viera.
“Cuartel General en el Arroyo de la China, 19 de setiembre de 1812
Exmo. Gobierno Superior de las Provincias Unidas del Río de la Plata
Con fecha 9 del que luce me da parte el Coronel Don José Artigas haberse
puesto en marcha las Divisiones de los Tenientes Coroneles Don Pedro Viera
y Don Baltasar Vargas, quienes cumpliendo todas mis órdenes se hacen dignos
de la consideración de V.E.3
Sarratea premia a Pedro Viera por haber abandonado a Don José como lo hará con
muchos de los Oficiales que adopten la misma postura. Dos meses antes, en julio,
Viera figuraba en el estado de fuerza del ejército de Don José como Capitán Graduado,
Sarratea lo asciende a Teniente Coronel y le da el mando “...de la interesante Plaza
1 Oficio de Don José Artigas a la Junta de Buenos Aires del 27 de febrero de 1812. Archivo General dela Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1812. Legajo N°15, Sala X, C.6, A.5, N°6, año 1812.2 Archivo General de la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1812. Sala X, C.6, A.4, N°3.3 Archivo General de la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Comisionado Manuel de Sarratea.1812. Sala X, C.6, A.8, N°6.
72
de la Colonia y costas laterales desde aquella hasta Santo Domingo, Soriano y Barra
de Santa Lucía”...
Es Francisco Javier de Viana, el Jefe del Estado Mayor de Sarratea quien se permite
recordarle a Viera ese nombramiento de Comandante de Colonia, así como el grado
de Teniente Coronel con que el General en Jefe porteño lo había agraciado.
“Cuartel General en el Arroyo de la China, 20 de setiembre de 1812
Al Comandante de la 3a. División. Teniente Coronel Don Pedro Viera
El Señor Presidente General en Jefe Don Manuel de Sarratea me encarga
prevenga a usted continue sus marchas con la brevedad que le permitan las
caballadas, bueyes y carretas de las beneméritas familias que conduce a sus
hogares y debiendo hacer su paso a la Banda Oriental del Río Negro por el de
la Villa de Mercedes y con concepto al mando que le confirió S.E. de la
interesante Plaza de la Colonia y costas laterales desde aquella hasta Santo
Domingo, Soriano y Barra de Santa Lucía en el Rio de la Plata, se arreglará a
la siguiente instrucción: por ahora deberá considerarse a las immediatas
órdenes del Señor Coronel Don José Rondeau, Jefe del Cuerpo de
Observaciones cerca de la Plaza de Montevideo ...
Francisco Javier de Viana”.1
El 8 de noviembre de1812 llega al campamento portugués del Coronel Francisco das
Chagas Santos, en San Borja, el Cabo de Milicias José Ribeiro.
Este Cabo, que había servido según él en la Partida del Sargento Mayor Manuel dos
Santos, había sido preso por una Partida de hombres de Buenos Aires y llevado al
campamento de Sarratea donde estuvo varios días ; se escapó de allí y llegado al
campamento de Chagas hace un extenso informe de lo que vió.
Entre las cosas que dice es que el Presidente Sarratea ordenó al Teniente Coronel
“Baltabargas” que marchase con 500 hombres a incorporarse a Rondeau y envió otros
500 hombres comandados por el Teniente Coronel Pedro Viera (“portugués y soldado
desertor de la Caballería ligera”) para la Colonia.2
Al mes siguiente, diciembre de 1812, en el estado de fuerza del ejército de Sarratea
figura Pedro Viera : “...El Teniente Coronel de Voluntarios Don Pedro Viera, investida
1 Archivo General de la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1812. Sala X, C.6, A.5, N°4,legajo N°13.2 Informe del Cabo de Milicias José Ribeiro al Coronel Francisco das Chagas Santos del 31 de diciembrede 1812. Museo Julio de Castilhos. Porto Alegre. Archivo Público de Río Grande del Sur. 2a. sección,Asuntos militares. 1812. Caja 180, documento 119.
73
la fuerza de su División en el resguardo de toda la Costa desde Santo Domingo
Soriano hasta Santa Lucia...”1
Mantenerse como Comandante de la Colonia del Sacramento y cubrir toda la zona
costera del Uruguay llegando hasta Santo Domingo Soriano se había vuelto una tarea
que depasaba las capacidades de Viera.
Es así que en un informe que dirige a su superior inmediato, José Rondeau, le dice
claramente que falto de gente ya no encuentra medios de sostenerse en la posición
que se le había encomendado y le narra un aspecto anecdótico de su situación como
forma de señalarle las dificultades en que se encontraba.
El Oficial que había designado para que recorriera y vigilara la costa del Uruguay con
una Partida había desertado con su gente quedándole sólo un Teniente y un Cabo.
Le solicita a Rondeau “...que tome las medidas que estime convenientes sobre el
particular...”, que a él no le quedan más que 80 hombres y que en cualquier momentos
éstos también podían desertar.
Difícil la situación en que se encontraba nuestro Teniente Coronel, porque es evidente
que los hombres que lo abandonaban lo hacían para reunirse con las tropas de Don
José (será el mismo Viera que lo dirá). Y la gente bajo sus órdenes desertaba para irse
con el hombre que Viera había abandonado, para aceptar las ofertas generosas de un
Sarratea.
“Villa de San José, 26 de diciembre de 1812
Señor Coronel y Jefe Sitiador Don José Rondeau
A pesar de la poca fuerza que subsistía en la División de mi cargo, y que con
redoblada fatiga se cubrían los puntos más esenciales para sostener esta Plaza
he quedado ya tan destituído de éstas que casi no encuentro medio algo como
poderme sostener por lo que intempestivamente experimento, cuyas resultas
son que el Capitán que tenía puesto para el zelo de ambas costas, estando al
mando de la gente que para ello pude proporcionarle, en la noche anterior al día
de ayer me han desamparado todos sin que haya quedado más que un
Teniente y un Cabo...
... el hecho me trae muy malas consecuencias por lo que espero de V.S. tome
las medidas que estime convenientes sobre el particular y me ordene lo que sea
de su agrado sobre lo que le participo, que aquí no me quedan 80 hombres y
éstos expuestos a que suceda lo que con los otros.
1 Oficio de Manuel de Sarratea al Gobierno porteño del 28 de noviembre de 1812. Archivo General de laNación. Buenos Aires. República Argentina. Gobierno Nacional. Comisionado Manuel de Sarratea. 1812.Sala X, C 6, A. 8, N°5.
74
Pedro José Viera”.1
Ahora bien, el hecho de haber abandonado el ejército de Don José no le impedía a
Viera, puesto en aprietos, recurrir a él. Viera confesaba que su División estaba
“enteramente deteriorada” por las deserciones y por supuesto, no le decía directamente
a Don José que los desertores iban a engrosar sus tropas, apenas si le decía que
corrían “vulgares rumores”.
Y luego, para terminar, tal vez porque en el fondo conservaba cierto sentido de
culpabilidad le solicita d Don José que tome alguna medida al respecto, “si me
considera digno de este reclamo”.
“Colonia, 30 de diciembre de 1812
Señor Coronel Don José Artigas
Hallándose enteramente deteriorada la División de mi cargo por las continuas
deserciones que se esperimentan y los vulgares rumores que éstos van a
reunirse a las tropas del mando de V.S. espero de V. S. providencie sobre el
particular si me considera digno de este reclamo...
Pedro José Viera”.2
En los primeros días de 1813 llegará la defenestración del Teniente Coronel Pedro
Viera. Reunido Don José en el campamento del Yí con algunos de sus Oficiales y
vecinos con objeto plantear sus exigencias con respecto a la crisis que terminará con
la expulsión de Manuel de Sarratea de la Banda Oriental, entre los 16 artículos
suscritos hay uno dedicado a Viera.
En él se exige que se retire a Buenos Aires, dejando constancia que son sus propios
Oficiales subalternos que estaban presentes en la reunión con Don José, quienes
reclamaron que Viera abandonara el mando de la División y se marchara a Buenos
Aires.
“...8° El Teniente Coronel Don Pedro José Viera se retirará igualmente a
solicitud de la División de Infantería que mandaba, cuyos Jefes Subalternos se
hallaron presentes en este convenio...”
1 Oficio de Pedro Viera a José Rondeau del 26 de diciembre de 1812. Archivo General de la Nación.Buenos Aires. División Nacional. Sección Gobierno. Sala X, C.1, A.5, N°12.2 Oficio de Pedro Viera a José Artigas del 30 de diciembre de 1812. Archivo General de la Nación.Buenos Aires. División Nacional. Sección Gobierno. Sala X, C.1, A.5, N°12.
75
Veinte días más tarde Viera continuaba aún en Colonia pero su situación se había
vuelto insostenible. Es así que escribe a Sarratea pidiéndole, suplicándole
“encarecidamente” que lo saque de aquel puesto, que desde que él se valla es posible
que las cosas cambien en el pueblo.
“Colonia del Sacramento, 28 de enero de 1813
General en Jefe Don Manuel de Sarratea
Remito a V.E. este oficio pidiéndole encarecidamente mi muda. Lo que vuelvo
a suplicar a V.E. es que me releve de este punto pues puede ser que con mi
ausencía de este pueblo tomen las cosas otro semblante.
Pedro José Viera”.1
Y en el mismo día insiste con otra comunicación a Sarratea donde le plantea
patéticamente los hechos que están ocurriendo. Los familiares de los Oficiales de la
División de Viera lo presionan con esquelas donde les dicen que abandonen Colonia
y vayan a integrarse al ejército artiguista.
La explicación simplista que encuentra Viera a la deserción de sus hombres es la de
que son ignorantes. La ignorancia debería ser total puesto que la sangría desertora no
se detenía, es el propio Viera que dice : “...se van y otros se preparan para hacerlo...”
Y luego viene la frase lapidaria, la que de tanto en tanto se les escapaba a los
detractores de Don José, Viera dice, sin sombra de duda : “...los más de este
vecindario están por Artigas...”
Cuando relata el episodio de Las Vívoras dice que los hombres enviados a tomar el
pueblo “...se regresaron para el ejército de Artigas...” y agrega que él está convencido
de que Don José no influyó para nada en el hecho : “...estoy cerciorado de que éstos
no tenían orden ninguna de Artigas...”
“Colonia del Sacramento, 28 de enero de 1813
Señor Don Manuel de Sarratea. Representante del Superior Gobierno y General
en Jefe del Ejército del Norte
Doy parte a V.E. como los Oficiales de mi División que se hallan conmigo han
recibido los más cartas de sus familias a los cuales les dicen que se vayan.
Éstos, como hombres ignorantes los más, se van y otros se preparan para
hacerlo, los más de este vecindario están por Artigas.
1 Oficio de Pedro Viera a Manuel de Sarratea del 28 de enero de 1812. Archivo General de la Nación.Buenos Aires. Gobierno Nacional. Gobierno.1813. S.X, C.7, A.3, N°2, legajo N°7.
76
En Las Vívoras estuvieron 220 hombres, los cuales trataban de atacar este
punto. Éstos se regresaron para el ejército de Artigas y estoy cerciorado de que
éstos no tenían orden ninguna de Artigas.
La más de esta jurisdicción está levantada y no quieren que yo sea
Comandante, yo espero la resolución de V.E. quien me orientará de lo que debo
hacer.
Pedro José Viera”.1
El 17 de febrero de 1813 Pedro Viera está aún como Comandante de Colonia del
Sacramento puesto que con esa fecha el Gobierno porteño le envía un correo dirigido
a Don José.2
A pesar de todo ésto, Don Pedro Viera era persistente, volverá a la Banda Oriental
respondiendo una vez más a los intereses del Gobierno porteño, esta vez bajo las
órdenes de Carlos de Alvear.
A mediados de 1814, éste le da órdenes de formar un Escuadrón de veteranos en una
zona bien conocida por Viera, en Mercedes. Una vez más le tocó perder a Don Pedro
Viera. Le debe de haber hecho la historia a Alvear de que en la zona de Mercedes él
podía reclutar “...algunos individuos que voluntariamente quisiesen tomar partido...”.
Dirá después, amargamente, Viera : “...me engañe ciertamente...” Porque tanto la
milicia del pueblo como el vecindario le formaron, en su forma de decir “...la línea
enemiga...”
“Capilla de Mercedes, 9 de noviembre de 1814
Cuando salí del Cuartel General recibí órdenes del Señor General en Jefe Don
Carlos de Alvear de formar un Escuadrón bajo el pié veterano pero como tengo
la desgracia de que creyendo que en este punto podría encontrar algunos
individuos que voluntariamente quisiesen tomar partido, me engañe ciertamente
pues los que yo me suponía que fuesen unos servidores de la justicia, los hallé
que tanto la milicia de este pueblo como sus vecinos son los que, acompañados
de otros varios mal intencionados de los demás pueblos, me forman la línea
enemiga.
Pedro José Viera.3
1 Archivo General de la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1813. S.X, C.7, A.1, N°2.2 Oficio del Gobierno porteño a Pedro Viera del 17 de febrero de 1813. Archivo General de la Nación.Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1813. S.X, C.6, A.9, N°6, legajo N°7.3 Archivo General de la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. Sala X, C.7, A.9, N°4, legajoNº°27.
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Venancio Benavídez. Ya habíamos visto los antecedentes penales de Venancio
Benavídez. El 28 de febrero de 1805 es llevado a los calabozos de la Ciudadela de
Montevideo por “insultos y tropelías en consorcio de un hermano y por indicio de una
muerte alevosa con causa hecha por el Gobierno”.1
Dos meses después, en ocasión de la creación de una Compañía de Cazadores de
Campaña por parte del Virrey Sobremonte,2 Benavídez es entregado con otros
prisioneros de la Ciudadela al Ayudante de Blandengues Don José Artigas.
Es evidente que, de una forma u otra Benavídez tuvo una actuación posterior a este
hecho por la cual se hizo destacar. Mariano Moreno, en su Plan de operaciones de
agosto de 1810 expone la necesidad de atrérselo, junto a otros sujetos de la Banda
Oriental porque “...por lo conocido de sus vicios son capaces para todo...”.3
En Asencio y los hechos inmediatos posteriores vimos que había aumentado
considerablemente su importancia
En abril de 1811, Miguel Estanislao Soler, recién llegado a la Banda Oriental le propone
al Gobierno porteño crear dos Regimientos de Caballería, uno de ellos al mando del
esforzado y benemérito Benavídez.4
En la defensa de Soriano contra el ataque de buques españoles, días antes ya había
puesto a Benavídez al mando de dos Oficiales y 50 hombres de tropa.5
En ese mismo mes de abril y luego de la toma del pueblo del Colla, Benavídez informa
del hecho a Don José llamándolo “Segundo General Interino” y diciéndole que la
comunicación la hace “...en virtud del mando que ejerzo...”
“Pueblo del Colla, abril 21 de 1811
Señor Segundo General Interino Don José Artigas
“Habiendo llegado el día 20 de este mes a este pueblo del Colla... en el
segundo parlamento que remití... se rindieron a discreción... aguardo las
órdenes que juzgue conveniente para mejor servicio de la Patria... lo que hago
a Vmd. presente en virtud del mando que ejerzo...
1 Archivo General de la Nación. Buenos Aires. División Colonia. Sección Gobierno. Montevideo.LegajoN°68. 9 .3. 2. 6. Año 1806.2 Rafael de Sobremonte y Núñez del Castillo Angulo Bullón y Ramírez de Arellano (1745-1827), Marquésde Sobremonte, Caballero de la Orden de San Hermenegildo.3 Mariano Moreno. Plan de Operaciones. Archivo General de Sevilla. Biblioteca del Ateneo de BuenosAires. Escritos de Mariano Moreno. Eduardo Acevedo. Op. cit. tomo I, p. 282/89.4 Oficio de Miguel Estanislao Soler a la Junta de Buenos Aires del 5 de abril de 1811. Archivo General dela Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional, 1811. Ejército del Norte y Banda Oriental. Representantesde la Junta, Castelli y Belgrano. Sala X. C 3, A 2, N°4, legajo N°3.5 Oficio de Miguel Estanislao Soler al Gobierno porteño del 4 de abril de 1811. Gazeta de Buenos Aires,jueves 11 de abril de 1811, p. 652-657. Reimpresión facsimilar dirigida por la Junta de Historia yNumismática Americana. Buenos Aires, 1910, tomo II, año 1811, p. 268-273.
78
Venancio Benavídez”.1
Pocos días después Benavídez informa al Gobierno porteño que se había apoderado
del pueblo de San José. En esta ocasión Benavídez no informa del hecho a Don José
sino que lo hace directamente al Gobierno porteño y en el mismo vuelve a hacer
mención de aquél como “segundo General interino”. En su informe, Benavídez inserta
la lista de Oficiales que habrían actuado bajo sus órdenes entre los cuales se
encontraría “...el Señor Capitán Don Manuel Artigas, quien vino por comisión de Don
José Artigas de Comandante de una División...”
En total Benavídez nombra 13 Capitanes, 10 Tenientes y 12 Alféreces a su mando,
parece totalmente desproporcionada una tal cantidad de Oficiales al mando de un
Benavídez que no tenía rango militar alguno y todo éso para tomar un pequeño pueblo.
Este número exagerado de Oficiales (35) se hace más patente si lo comparamos con
los 57 Oficiales que estuvieron a las órdenes de Don José Artigas en la Batalla de Las
Piedras.
Según el informe de Benavídez él habría dispuesto atacar el pueblo pero se guarda
bien de decir que Don Manuel Artigas lo tenía ya sitiado cuando él llegó.
El mes siguiente, mayo de 1811, Benavídez está en comunicación directa con José
Rondeau, es así que le dice en un oficio de ese mes : “...contesto al oficio de Vmd...”2
El 11 de mayo de 1811 Venancio Benavídez informa a Rondeau, no a su superior
inmediato Don José Artigas, de las operaciones de su División y en particular se
excusa frente a aquél por no haber puesto sitio a la Colonia, cosa de la cual se había
comprometido con Belgrano.
“...Es cierto quedé con el Exmo. Señor Don Manuel Belgrano de ponerle sitio
a la Colonia, pero esperando las municiones que el mismo Señor me
remitría...”3
La situación parece bastante clara. Don José Artigas no era bien visto ya por la Junta
de Buenos Aires en tanto que detentaba un poder real, efectivo, en la Banda Oriental,
poder que aquélla, la Junta, no estaba en condiciones de controlar.
1 Archivo General de la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. 1811. Ejército del Norte y BandaOriental. Representantes de la Junta, Castelli y Belgrano. S.X. C 3, A 2, N°4, legajo N°3, folio 103.2 Oficio de Venancio Benavídez a José Rondeau del 11 de mayo de 1811. (Gazeta de Buenos Aires N°50del jueves 23 de mayo de 1811, p.733-734. Reimpresión facsimilar dirigida por la Junta de Historia yNumismática Americana. Buenos Aires, 1910, tomo II, año 1811, p.409-410).3 Oficio de Venancio Benavídez a José Rondeau del 11 de mayo de 1811. (Gazeta de Buenos Aires N°50del jueves 23 de mayo de 1811, p.733-734. Reimpresión facsimilar dirigida por la Junta de Historia yNumismática Americana. Buenos Aires, 1910, tomo II, año 1811, p.409-410).
79
Rondeau, que evidentemente estaba al corriente de la opinión que la Junta tenía sobre
Don José había retomado las directivas de su antecesor Belgrano y buscaba apoyarse
y formar un núcleo con aquellos personajes que no aceptaban el liderazgo de Don José
y que, más o menos disimuladamente, se oponían a él ; era el caso entre otros de
Benavídez.
Belgrano envía directamente municiones a Benavídez con la condición de que ponga
sitio a la Colonia; se las envía directamente salteándose alegremente (y
premeditadamente) la sub-jefatura de Don José Artigas ; cuestión de “divide y
reinarás).
Pero Don José tenía sus mecanismos suficientemente ajustados ; las municiones no
llegaron a Benavídez, sus hombres las interceptan, las expropian y Benavídez sólo
recibe seis cajones.
Benavídez, ni corto ni perezoso se justifica frente a Rondeau de no haber puesto sitio
a la Colonia como le había prometido a Belgrano en el hecho de que Don José le había
confiscado las municiones y dice a Rondeau que lo hará desde que: “ tenga
municiones, las que espero que Vmd. me remita a la mayor brevedad posible”.
“...esperando las municiones que el mismo Señor me remitía con Don Pedro
Cortinas, las cuales se las tomó el Teniente Coronel Don José Artigas, llegando
sólo a este campamento seis cajones de municiones de cañón...”1
Pero Don Venancio no se queda aquí, él había apostado a la Junta de Buenos Aires,
su corresponsal inmediato era el General en Jefe, sin duda alguna Don José no le
servía. Entonces, para reafirmar sus méritos ante Rondeau le envía el estado de fuerza
de su División y dos remesas de caballos, una de 140 y otra de 321.
“...Por el oficio de Vmd. de fecha 9 del corriente quedo enterado de haber
recibido Vmd. el estado de la fuerza de mi División, armamento y plana mayor,
como también los 140 caballos que remití ; en la ocasión, dirijo a Vmd. 321
caballos que hoy, día de la fecha, me han traído las partidas situadas en la
Colonia...
Venancio Benavídez.”2
1 Oficio de Venancio Benavídez a Rondeau del 11 de mayo de 1811. Gazeta de Buenos Aires N°50, jueves 23 de mayo de 1811, p. 733-734. Reimpresión facsimilar dirigida por la Junta de Historia yNumismática Americana. Buenos Aires, 1910, tomo II, año 1811, p. 409-410.2 Oficio de Venancio Benavídez a Rondeau del 11 de mayo de 1811. Gazeta de Buenos Aires N°50, jueves 23 de mayo de 1811, p. 733-734. Reimpresión facsimilar dirigida por la Junta de Historia yNumismática Americana. Buenos Aires, 1910, tomo II, año 1811, p. 409-410.
80
Nuestro Don Venancio desconocía que el segundo Jefe era Don José, su “estado de
fuerza” iba directamente a Rondeau, así como los 350 caballos ; así actuaba nuestro
“héroe” Venancio Benavídez.
Según un oficio de Rondeau al Gobierno porteño Benavídez mandaba una División con
984 hombres. Es difícil de explicar como 10 días antes de la Batalla de Las Piedras
Benavídez dispone de casi la misma cantidad de fuerzas que Don José (éste declara
tener 1.113 hombres.1
Si pensamos en el prestigio de Don José en la Banda Oriental, del grado militar y la
responsabilidad que le había otorgado la Junta, con respecto al advenedizo Benavídez
no aparece muy clara la razón por la cual los dos hombres están al frente de
practicamente las mismas fuerzas.
Hacía apenas tres meses que Benavídez se había plegado a la revolución, no tenía
grado militar ni ocupaba ningún puesto con carácter oficial, pero lo encontramos al
mando de casi mil hombres!
Recordemos que fue Pedro Viera que lo invitó a unirse a él en la toma de Mercedes
(aproximadamente el 20 de febrero de 1811). Es Don Justo Correa en su Breve
extracto de lo acaecido en la Capilla Nueva de Mercedes desde mediados de diciembre
del año pasado hasta el 10 de marzo del presente año que nos dice :
“...Cinco o seis días antes de tomar el pueblo, andando Viera citando los
Cabezas de División encontró a Venancio Benavídez y preguntándole a dónde
iba respondió Benavídez que a la Capilla.
Entonces Viera le dijo, con la satisfacción de que eran amigos, que no fuese
pues iba a atacar el pueblo y que si quería lo llevaría de su segundo, cuyo
partido admitió Benavídez.2
Benavídez aparece como por arte de magia, en un plazo de tres meses, al mando de
un ejército casi igual al de Don José. De dónde provenían los hombres de Benavídez?
Si Don José con su prestigio había logrado reunir 1.200 hombres cómo es posible que
el advenedizo Benavídez hubiera podido reunir casi 1.000?
No habrá sido Rondeau quien destacó parte de su ejército a las órdenes de Benavídez
como forma de equilibrar el poder de Don José? No es más que una hipótesis, pero el
1 Oficio de José Rondeau al Gobierno porteño del 11 de mayo de 1811. Archivo General de la Nación.Buenos Aires. Gobierno Nacional. 1811. Ejército del Norte y Banda Oriental. Representantes de la Junta,Castelli y Belgrano. S.X. C 3, A 2, N°4, legajo N°3, folio 140.2 Justo Correa. Breve extracto de lo acaecido en la Capilla Nueva de Mercedes desde mediados dediciembre del año pasado hasta el 10 de marzo del presente año. Archivo General de la Nación. BuenosAires. Gobierno Nacional. Guerra. 1812. S.X., C 6, A 5, N°3, año 1811.
81
sitio de la Colonia lo trató Benavídez directamente, primero con Belgrano y luego con
Rodeau.
Cuatro días después de la Batalla de Las Piedras, el 22 de mayo, Rondeau dispone
en una Orden del Día la integración del ejército de su mando en Divisiones y éstas
deben de tener “sus Jefes determinados”.
La Tercera División estará al mando del Teniente Coronel Graduado Don Venancio
Benavídez, compuesta de 11 Compañías de Milicianos Patricios ; 984 hombres con sus
correspondientes Oficiales.1 Don Venancio, en un ascenso meteórico, pasa a disfrutar
del Cargo de Teniente Coronel Graduado.
Esto confirmaría nuestra hipótesis acerca de que las 984 plazas al mando de
Benavídez provenían del ejército de Rondeau quien además le adjudicaba el cargo de
Teniente Coronel Graduado. Como dato adicional, las pocas veces que Don José se
refirió a Benavídez lo hizo dándole el título de “Don”, nunca un grado militar.
En realidad si buscamos el orígen de esta ascención fulgurante de Benavídez, que en
el plazo de algunos meses pasa de ser el gaucho rematado y de mal modo de que
hablará más tarde Nicolás de Vedia2 a tener el grado de Teniente Coronel Graduado
y tener bajo sus órdenes casi 1.000 hombres, la explicación la encontramos facilmente
en el pasaje que ya vimos del famoso Plan de Operaciones de Mariano Moreno en el
cual el prócer de Mayo dice :
“... teniéndose presente el haberse atraído ya a nuestro partido y honrándolos
con los primeros cargos a un Barde negro, a un Baltazar Bargas o a los
hermanos y primos de Artigas, a un Benavídez, a un Vázquez, de San José y
a un Baltazar Ojeda, sujetos que por lo conocido de sus vicios son capaces
para todo, que es lo que conviene en las circunstancias por los talentos y
opiniones populares que han adquirido por sus hechos temerarios... para que
formando algunos cuerpos de tropa... comiencen a hacer algunas correrías y
a hacerse obedecer por la fuerza, y no a las consideraciones”.3
Y tampoco podemos dejar de lado el hecho de que Don Mariano Moreno en su plan
de operaciones había dado directivas muy precisas al respecto. Cualquier delincuente,
1 José Rondeau. orden del Día. Archivo General de la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. 1811-1846. Guerra. S.X.C.23, A 2 N°5, año 1811.2 En una carta de Vedia a Cornelio Saavedra del 16 de agosto le dirá, refiriéndose a Benavídez : “Yo noconocía al tal hombre, que en todo da muestras de ser un gaucho rematado y de mal modo”.TerceraGazeta extraordinaria de Montevideo, sábado 28 de setiembre de 1811, N°45, p.309-311.3 Mariano Moreno. Plan de Operaciones que el Gobierno Provisional de las Provincias Unidas del Río dela Plata debe poner en práctica para consolidar la grande obra de nuestra libertad e independencia.Archivo General de Sevilla. Biblioteca del Ateneo de Buenos Aires. Escritos de Mariano Moreno. EduardoAcevedo. Op. cit. tomo I, p. 282/89.
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cualquiera que hubiera sido el delito cometido, si tenía influencia, talento y
conocimientos campestres, debía ser reclutado “...para distinguirlos en los puestos de
Oficiales y otros encargos...”
Por supuesto, Don Mariano se preocupaba de dejar sentado el por que de esta extraña
resolución de nombrar incluso en cargos de Oficiales a “gente vaga y ociosa” y mismo
a criminales. La explicación de Don Mariano no deja dudas : “...luego que el Estado se
consolide, se apartan como miembros corrompidos que han merecido aceptación por
la necesidad...”
“... deben hacerse fijar edictos en todos los pueblos y su campaña para que
cualquier delincuente, de cualquier clase y condición que haya sido su delito,
presentándose y empleándose en servicio del Rey, quedarán exentos de culpa,
pena y nota...
“... se previene a los Alcaldes y demás jueces remitan una información del
concepto que entre la gente vaga y ociosa tiene cada individuo de éstos.
Igualmente de su valor, influencia, talento y conocimientos campestres, para
distinguirlos en los puestos de Oficiales y otros encargos. Que a éstos y a otros
muchos de quienes es preciso valernos, luego que el Estado se consolide, se
apartan como miembros corrompidos que han merecido aceptación por la
necesidad.1
Es de lamentar que no existan documentos que nos hablen de la actuación de
Benavídez que le valió figurar en los informes del servicio de inteligencia del que
Moreno disponía con respecto a la Banda Oriental antes de su aparición en nuestra
historia en su encuentro con Viera, quien ya “lo conocía”.
Corroborando nuestra opinión de que las fuerzas de que disponía Benavídez le habían
sido entregadas por orden de Manuel Belgrano veamos lo que dice al respecto
Bartolomé Mitre en su Historia de Belgrano :
“...dispuso (Belgrano) que Benavídez a la cabeza de 800 hombres, se situase
sobre la Colonia, ocupada por 450 españoles, estableciéndose a lo largo del
Río de la Plata hasta ponerse en comunicación con Don José Artigas a la altura
de Montevideo...”
1 Mariano Moreno. Plan de Operaciones que el Gobierno Provisional de las Provincias Unidas del Ríode la Plata debe poner en práctica para consolidar la grande obra de nuestra libertad e independencia.Archivo General de Sevilla. Biblioteca del Ateneo de Buenos Aires. Escritos de Mariano Moreno. EduardoAcevedo. Op. cit. tomo I, p. 282/89.
83
Y no olvidemos que Benavídez había dicho a Rondeau en respuesta a la recriminación
que éste le había hecho de no haber sitiado la Colonia del Sacramento :
“...Es cierto que quedé con el Exmo. Señor Don Manuel Belgrano de ponerle
sitio a la Colonia...”1
El 12 de mayo, seis días antes de la Batalla de Las Piedras, encontramos un oficio de
Artigas a Rondeau que nos aporta otros elementos sobre su relación con Benavídez
que evidentemente no era la mejor. Don José ordena a Benavídez que le envíe el
estado de las fuerzas que operan bajo su mando y éste no solamente ignora
completamente la orden sino que ni siquiera le contesta.
Artigas comunica el hecho a Rondeau y éste, que prefería tener a Benavídez más bien
bajo sus órdenes directas que bajo las de Artigas no hace nada, no reacciona frente
a lo que evidentemente era una falta grave del subalterno.
“...No puedo dar a Vmd. un estado de la fuerza que obra bajo las órdenes de
Don Venancio Benavídez porque habiéndole pasado oficio para que me lo
remitiere ni lo ha hecho ni menos me ha contestado...”2
En estos días previos a la Batalla de Las Piedras encontramos una comunicación del
Gobierno porteño a Rondeau en la cual le dan una versión de la toma de San José que
cuestiona abiertamente el liderazgo de la acción que se adjudicaba Benavídez.
Es Manuel Belgrano que informa a la Junta de Buenos Aires sobre la acción de San
José diciéndoles que el pueblo había sido tomado por Bartolomé Quinteros. Quinteros
era un Oficial que revistaba a las órdenes de Don Manuel Artigas.
“...Por oficio del 27 de abril último comunicó a este Gobierno el Exmo. Señor
Belgrano la rendición del pueblo de San José, a viva fuerza, por Don Bartolomé
Quinteros...”3
1 Oficio de Venancio Benavídez a José Rondeau del 11 de mayo de 1811. (Gazeta de Buenos Aires N°50del jueves 23 de mayo de 1811, p.733-734. Reimpresión facsimilar dirigida por la Junta de Historia yNumismática Americana. Buenos Aires, 1910, tomo II, año 1811, p.409-410).2 Oficio de José Artigas a José Rondeau del 12 de mayo de 1811. Archivo General de la Nación. BuenosAires. Gobierno Nacional. guerra. 1811. N°2, SX, C3, A2, N°2, folio 85.3 Oficio de la Junta de Buenos Aires a José Rondeau del 15 de mayo de 1811. Archivo General de laNación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. 1811. Ejército del Norte y Banda Oriental. Representantesde la Junta, Castelli y Belgrano. S.X. C 3, A 2, N°4, legajo N°3, folio 151.
84
El 18 de mayo de 1811, el mismo día de la Batalla de Las Piedras, Venancio
Venavídez intima la rendición de la Colonia del Sacramento a Vigodet que se
encontraba comandando la villa. No es fácil de explicar esta acción de Benavídez de
poner sitio a la Colonia en esos momentos.
No es fácil de explicar como esta acción de Benavídez escapa totalmente al control
que Don José ejercía en la Banda Oriental.
Y sería sorprendente la actitud adoptada por Rondeau, en tanto que Comandante en
Jefe de las fuerzas desplegadas en la Banda Oriental si no supiéramos que en realidad
en el escenario se movían dos ejércitos bien diferenciados, las tropas de Buenos Aires
y el pueblo armado de Don José.
Evidentemente, Venancio Benavídez actuaba como integrante de las fuerzas de
Buenos Aires respondiendo a las órdenes de Rondeau y no se consideraba integrante
de las fuerzas Orientales.
Muy poco le duró a nuestro héroe Benavídez el estado de gracia. A mediados de
agosto, apenas seis meses después de su efímera gloria de Asencio, ese mismo
Gobierno porteño que por intermedio de Rondeau le había otorgado los galones de
Teniente Coronel Graduado, considera necesario defenestrarlo. Oh! Moreno y su Plan
de Operaciones!
El 16 de agosto de 1811, por intermedio de una carta que dirije Nicolás de Vedia a
Cornelio Saavedra tenemos noticias de Don Venancio Benavídez a quien habíamos
dejado en la Colonia del Sacramento luego que Vigodet la abandonara.
Vedia se dirigía a la Colonia comisionado por Rondeau para que apresurase la marcha
de la División de Benavídez que debía integrarse a las fuerzas sitiadoras y en el
camino, cruzando el río Santa Lucía, se encuentra con Benavídez.
La descripción que Vedia hace de éste no es muy halagüeña, pero además Vedia
venía con instrucciones precisas de intimar a Benavídez a cumplir la orden que se le
había dado de pasar a Buenos Aires. La orden de que Benavídez marchara a Buenos
Aires provenía de Rondeau quien ya había dicho “no conviene su existencia por aquí”.
Nicolás de Vedia es muy gráfico cuando se refiere a la impresión que le causó
Benavídez : “...yo no conocía al tal hombre, que en todo da muestras de ser un gaucho
rematado y de mal modo...”
Agrega de Vedia : “...su carácter no puede ya permitir se le rebaje después de haber
gozado los humos de Jefe...” Y termina señalando otro aspecto de la personalidad de
nuestro héroe Benavídez cuando dice :
“...su carácter le atrajo una oposición grande no sólo de parte de este vecindario
sino de las gentes que mandaba, de cuyas resultas ha quedado sumamente
reducida su División que según me informan tuvo más de 1.200 hombres...”
85
Estas opiniones de Nicolás de Vedia se contradicen con las de los apologistas de
Benavídez, citemos sólo un ejemplo de un historiador del siglo pasado que llegó a
escribir : “...Venancio Benavídez era un dominador de multitudes campesinas...”1
Porque es evidente que los 1.200 hombres que le atribuye Vedia bajo sus órdenes,
vimos que la cifra no está muy errada, no provenían del carisma de nuestro héroe sino
de los cálculos políticos del Gobierno porteño representados por Belgrano y Rondeau
quienes, apoyándose en las directivas del Plan de Operaciones de Moreno le habían
dado grado de Oficial de alto nivel y proporcionado hombres y municiones para dejarlo
de lado cuando ya no les sirviera. Pero de todo ésto, Benavídez no era capaz de darse
cuenta.
La solución propuesta por Vedia es que una vez que Benavídez llegue a Buenos Aires
se desembaracen de él mandándolo al Paraguay. Es la misma táctica que el Gobierno
porteño emplea con Don José cuando deciden nombrarlo Gobernador de Yapeyú.
“Colonia del Sacramento, agosto 16 de 1811
Muy Señor mío :
Antes de ayer a las 10 salí para este destino con comisión del Señor Rodeau
de hacer accelerar la marcha de la División de Benavídez y dar orden a éste de
que cumpliese a la mayor brevedad la superior de la Exma. Junta para pasar
a esa Capital
Antes de ayer lo encontré pasando el río Santa Lucía con dirección a ver al
General, según me dijo, al contestar la intimación que le hice.
Yo no conocía al tal hombre, que en todo da muestras de ser un gaucho
rematado y de mal modo.
Su carácter le atrajo una oposición grande no sólo de parte de este vecindario
sino de las gentes que mandaba, de cuyas resultas ha quedado sumamente
reducida su División que según me informan tuvo más de 1.200 hombres.
Creo ciertamente que lo mejor es que pase Benavídez a esa Capital donde
puede entretenérsele o comisionarlo para el Paraguay u otro destino.
Su carácter no puede ya permitir se le rebaje, después de haber gozado los
humos de Jefe. Creo que Rondeau ya habrá impuesto a V.S. de que no
conviene su existencia por aquí.
Nicolás de Vedia”.2
1 Lorenzo Bélinzon. "La revolución emancipadora uruguaya". Montevideo, 1931.2 Oficio de Nicolás de Vedia a Cornelio Saavedra del 16 de agosto de 1811.Tercera Gazeta extraordinariade Montevideo, sábado 28 de setiembre de 1811, N°45, p.309-311.
86
Después de esta ciruguía severa aplicada por el Gobierno porteño no encontramos
más trazas de la actuación de Don Venancio Benavídez en la Banda Oriental, lo que
no significa que no las haya dejado. Lo encontramos después en los tramos finales de
su vida.
La versión difundida hasta la saciedad, sin documentación que pruebe todos los
decires, es que se integró al ejército de Manuel Belgrano, que participó en la Batalla
de Salta, que allí se pasó al enemigo y que informó al General español, Goyeneche,
de la situación del ejército porteño.
Hemos podido confirmar algunos aspectos de esta versión. En el parte oficial de la
Batalla de Salta firmado por Manuel Belgrano el 20 de febrero de 1813, en la lista de
Oficiales del ejército enemigo tomados prisioneros aparece el Oficial de Caballería Don
Venancio Benavídez.
El costado novelesco de Bartolomé Mitre, que también lo tuvo, no por veleidades de
novelista sino por su sentido claro de que las cosas que escribía iban a tener
resonancia, lo hizo decir, dando su versión de la muerte de Venancio Benavídez :
“...Venancio Benavídez, aquel caudillo de la revolución Oriental que había
traicionado su causa en Humahuaca pasándose al enemigo, exitaba a sus
nuevos compañeros a hacer una defensa desesperada, pero al ver que nadie
estaba dispuesto a seguir su ejemplo, furioso y despechado se colocó en medio
de la calle donde el fuego era más vivo. Era un hombre de una estatura
gigantesca cuya cabeza sobresalía por encima de la palizada. Atravesado por
una bala que le rompió el cráneo, cayó en el suelo sin vida, guardando en su
rostro el ceño terrible con que le encontró la muerte...”1
Antonio Díaz, que es quien está detrás de la versión de que Benavídez Benavídez era
hijo de un vecino de Soriano y Cabo de las Milicias de Caballería también dice que
murió en la Batalla de Salta bajo las banderas españolas.2 Se puede sin embargo
poner en duda lo dicho por Díaz en tanto que ya vimos que en el parte de la batalla,
Benavídez no aparece como muerto sino como prisionero.
Ramón Fernández
Con respecto a Don Ramón Fernández, ya hemos visto que el historiador Justo Maeso
plantea la pregunta : “...¿quién ha oído nombrar en la República Oriental al
1 Bartolomé Mitre. Historia de Belgrano y de la independencia argentina. Felix Lajouane, Editor? BuenosAires, 1887, p.181.2 Antonio Díaz. Historia de las Repúblicas del Plata. Tomo XIII. Antonio Díaz. 1879. Historia del GeneralDon José Artigas. Comprende una reseña histórica de su época. p.11.
87
Comandante Don Ramón Fernández como primer promotor del pronunciamiento de
la campaña Oriental contra los españoles, el primero en reunir fuerzas en la Capilla
Nueva de Mercedes en donde se hallaba destacado...”
Hemos puesto de manifiesto la participación de Fernández en Asencio, los hechos
posteriores y sus desacuerdos con Viera y Benavídez. Sobre este último punto,
transcribimos, para aquellos que siguen considerando a Bartolomé Mitre como una
fuente de datos válida, lo que éste escribió al respecto en su Historia de Belgrano.
Si bien la documentación que hemos analizado no le dan a Mitre la razón cuando se
refiere al papel que jugó Venancio Benavídez, sus datos concuerdan con los que
hemos visto en cuanto a la rivalidad establecida de inmediato entre los que se
disputaban el liderazgo en Asencio y los hechos que le siguieron. Y agrega Mitre algo
que está corroborado por los documentos que hemos visto : “...Todos estos Jefes
comunicaban directamente con la Junta, acusándose los unos a los otros...
“...Don Venancio Benavídez, que había sido uno de los principales promotores
de la insurrección, miraba de reojo la actitud de Artigas, mientras sus jefes
subalternos a los cuales se había sobrepuesto, continuaban entre sí sus
reyertas sobre el puesto que les correspondía según los méritos y servicios que
cada cual se atribuía. Todos estos Jefes comunicaban directamente con la
Junta, acusándose los unos a los otros...1
Después del comienzo de la revolución de la Banda Oriental cuyos actores y episodios
hemos analizados, volvemos a encontrar trazas de Ramón Fernández a principios de
1812, está presente en el Ayuí con el grado de Capitán, graduado de Teniente
Coronel.2
Ya en el transcurso de La Redota le crea problemas a Don José con su conducta. Dice
Don José en un oficio de enero de 1812 dirigido al Gobierno porteño : “...desde la
apertura de la campaña del año pasado me dió ese Oficial motivos para reprobar su
comportamiento...” Y agrega después : “...le oficié desde el Arroyo de la China a Santo
Domingo de Soriano para que se reuniese y ni aún se dignó contestarme...”3
El 8 de enero de 1812 Don José decide desembarazarse de él y lo envía a Buenos
Aires. Antes de tomar esa medida, según él, lo había incorporado al Cuerpo de
1Bartolomé Mitre. Historia de Belgrano, tomo I, p.349. Imprenta de Mayo, Buenos Aires,1859.2 Oficio de Don José Artigas a la Junta de Buenos Aires del 24 de enero de 1812. Archivo General de laNación. Buenos Aires. División Nacional. Sección Gobierno. Sala X, C.1, A.5, N°12.3 Oficio de Don José Artigas a la Junta de Buenos Aires del 24 de enero de 1812. Archivo General de laNación. Buenos Aires. División Nacional. Sección Gobierno. Sala X, C.1, A.5, N°12.
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Blandengues “...lo recogí entonces en el Cuerpo de mi mando...” pero la conducta
posterior de Fernández lo obligaban a desprenderse de él.
En efecto, a pesar de que algunos incidentes le hicieron observarlo “con intenciones
de cabeza de partido” Don José lo hace venir, trata de ponerlo al mando de tropas pero
no encuentra nadie que quisiera actuar bajo sus órdenes, por lo que lo hace ingresar
en el Regimiento de Blandengues de su mando y allí Fernández continua con su
trabajo de intrigas tratando de sonsacarle gente.
Desde iniciada La Redota, Fernández habría empezado su trabajo de zapa ; Don José
le había ordenado que se le reuniese en Arroyo de la China y aquél ni siquiera le había
respondido, y ésto se lo hacía al Comandante del ejército en la Banda Oriental. No hay
ningun duda de que si Fernández actuaba así es porque se sentía respaldado de algún
lado y ese lado no podía ser sino Buenos Aires, de donde recibirá más tarde sus
despachos de Teniente Coronel.
“...No se cual pudo ser verdaderamente su intención pero sus hechos abren campo a
todas las sospechas... agrega Don José y luego pasa a describir la conducta de
Fernández. Buenas razones tenía Don José para sospechar de la conducta de
Fernández, éste estaba utilizando la misma táctica que después utilizará Manuel de
Sarratea de dividir el ejército artiguista por aquello de “divide y reinarás”.
Fernández se abocaba a difundir la idea de que el Gobierno porteño no iba a aportar
ninguna ayuda a Don José y su pueblo Oriental, que no valía la pena continuar y que
él “...él se marcharía muy pronto con otros Oficiales y dejaría el Cuerpo...” Y que
siguiendo su ejemplo, todos los Blandengues se irían también.
Luego Don José pasa a ennumerar las acciones que había tomado : “...conocido el mal
resolví cortarlo. Amenacé primeramente al citado Fernandez ; sus promesas sólo
sirvieron para reproducir su iniquidad...”
Don José tenía la opción, debía elegir en hacer un escarmiento con alguien que
trabajaba con el fin de debilitar el ejército artiguista del cual formaba parte o alejarlo del
mismo. Se decide por esta última opción. “...Yo pude, yo debí hacer un escarmiento
horrible con este hombre revolucionario, con todo, me olvidé que debía dar un ejemplo
y contentándome con sofocar en su cuna el orígen de muchas fatalidades, camina ya
libremente a presentarse a V.E...”
“Cuartel General en el Salto Chico occidental, 24 de enero de 1812
Exmo.Gobierno Superior Provisional de las Provincias Unidas del Río de la
Plata a nombre del Señor Don Fernando VII
Exaltadas las pasiones de los hombres en las revoluciones políticas, el honor
o la vileza marcan sus efectos ...
89
Bajo este conocimiento, nunca me fue extraño el procedimiento de algunos que
muy lejos de dirigirse con la dignidad propia del que obra sólo en obsequio de
sus sentimientos, creían en la imitación su única norma y esta degradante
servilidad prostituía a veces sus buenos deseos o era el fomento de sus malas
intenciones.
Me he visto por desgracia obligado a observar este defecto y me ví también
obligado por las circunstancias a sufrirlo, pero llegando a los excesos me ha
sido preciso resolver.
Con fecha 8 del corriente di su pase e hice caminar para esa capital al Capitán
graduado de Teniente Coronel Señor Don Ramón Fernández, cuya conducta
nunca fué análoga con los mejores principios.
Desde la apertura de la campaña del año pasado me dió ese Oficial motivos
para reprobar su comportamiento.
Le oficié desde el Arroyo de la China a Santo Domingo de Soriano para que se
reuniese y ni aún se dignó contestarme y habiéndose apersonado después le
comisioné, y no hubo uno que quisiese seguirle.
Le recogí entonces en el Cuerpo de mi mando y después de los últimos
acontecimientos me dió nuevos motivos para obligarme a desprenderlo de mi
lado. No se cual pudo ser verdaderamente su intención pero sus hechos abren
campo a todas las sospechas.
Empezó por divulgar en todas partes que V.E. jamás socorrería a este ejército
y que al fin serían infructuosos nuestros trabajos, tanto más grandes cuanto
carecían de objeto, que él se marcharía muy pronto con otros Oficiales y dejaría
el Cuerpo. A ésto unió la ridícula jactancia de que los Blandengues todos
seguirían su ejemplo viendóle empezar.
Amenacé primeramente al citado Fernandez ; sus promesas sólo sirvieron para
reproducir su iniquidad y dos soldados de Blandengues, por sugestión suya
promovían en los demás la deserción.
Yo pude, yo debí hacer un escarmiento horrible con este hombre revolucionario,
con todo, me olvidé que debía dar un ejemplo y contentándome con sofocar en
su cuna el orígen de muchas fatalidades, camina ya libremente a presentarse
a V.E. pareciéndome mejor hacer de los malos buenos, que castigarlos y no
siéndome posible la práctica de ese principio en el mismo paraje donde debía
temer las influencias de sus crímenes yo creo que V.E. tendrá mejor proporción
de hacerlo entrar en su deber.
José Artigas.1
1 Archivo General de la Nación. Buenos Aires. División Nacional. Sección Gobierno. Sala X, C1,A.5, N°12.
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Llegado a Buenos Aires, Fernández pasa varios meses sin que el Gobierno porteño
tome ninguna resolución con respecto a su situación, en junio se decide a solicitar un
Consejo de Guerra que lo saque de aquella situación “...de verse entregado a un ocio
femenil mientras sus hermanos marchan gloriosos al templo de la libertad...” El escrito
que presenta, lleno de una retórica ampulosa, no dice una palabra sobre las
acusaciones concretas que le hace Don José. Según Fernández, Don José habría
tenido “un extraño proceder” pero además, teniendo en cuenta que es la única
acusación contra él que hay y a la vez “...el honor adquirido en 15 años de servicios
y en el importante mérito hecho a la Patria en la Banda Oriental que refiere...” reclama
un Consejo de Guerra para “vindicarse completamente”.
“Buenos Aires, 10 de junio de 1812
El Capitán del Ejército Graduado de Teniente Coronel Don Ramón
Fernández, teniendo ya por culpable su silencio sobre su bochornoso
estado que le infirió el haberle enviado el General Don José Artigas en
cuyo ejército comandaba el Cuerpo de Blandengues y a cuya llegada y
presentación dispuso V.E. esperase hasta saberse los motivos,
representa su inocencia en culpa alguna que justifique el extraño
proceder de dicho General y medio a que sólo este hecho mancilla su
honor adquirido en 15 años de servicios y en el importante mérito hecho
a la Patria en la Banda Oriental que refiere, pide sea juzgado en Consejo
de Guerra con arreglo a ordenanza donde espera vindicarse
completamente y que en tal caso proverá V.E. su acomodo, pues que no
puede serle indiferente verse entregado a un ocio femenil mientras sus
hermanos marchan gloriosos al templo de la libertad...”1
Dos días más tarde el Triunvirato porteño envía la solicitud de Fernández “a informe
del Señor Presidente”, (el Señor Presidente era Manuel de Sarratea que se encontraba
en Arroyo de la China ) quien lo devuelve el 21 de julio.
Sarratea envía la solicitud de Ramón Fernández de ser juzgado por un Consejo de
Guerra a Don José para que éste se expida. Don José confirma lo que había dicho en
su oficio del 24 de enero y agrega algunos otros datos que nos confirman que
efectivamente había recibido una copia de la solicitud de Fernández. Don José es muy
claro cuando dice : “...en cuanto a los grandes méritos que contrajo en la revolución
1 Archivo General de la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1812. S.X, C.6, A.5, N°2,legajo N°71.
91
gloriosa de la Banda Oriental, puedo asegurar que se honra sin justicia con los que
expone...tengo todas las noticias sobre este particular...”
Sarratea a su vez dice a los triunviros que los otros informes que ha recibido
“...confirman en mucha parte el contexto del que ha producido el Coronel Artigas...” y
entonces éstos deciden enviarle a Ramón Fernández para que “...lo que juzgue
competentemente provea...”1
Llegado a Arroyo de la China, Fernández se dirije por escrito a Sarratea insistiendo con
su petitorio de que se le lleve a Consejo de Guerra para verificar si era cierto lo que le
imputaba Don José de ser “...perjudicial y y revoltoso y que al mismo tiempo seducía
las tropas en el ejército que estaba a su mando en la costa del Uruguay...” Fernández
actúa con cautela, así es que le dice a Sarratea “...suplico mande poner en ejecución
mi pedimento o provea lo que hallase de su Superior agrado...”2
El superior agrado de Sarratea consistió en incorporar a Fernández al Regimiento de
Infantería N°4 en una Compañía “en que tiene sentada su plaza”, sin decir una palabra
sobre el pedido de Consejo de Guerra y éso en vista de sus “buenos servicios”.
“Cuartel General del Arroyo de la China, 14 de octubre de 1812
Me consta que el Superior Gobierno ha enviado al ejército de mi mando al
Capitán exponente con el objeto de emplearse en él convencido de sus buenos
servicios, en cuya virtud, pase al Regimiento de Infantería N°4 a ocupar la
Compañía en que tiene sentada su plaza ...
Manuel de Sarratea”.3
Un poco antes, en un documento del 8 de setiembre de 1812 firmado por Ventura
Vázquez, encontramos una lista de los Oficiales que abandonaron a Don José para
pasarse a las tropas de Sarratea y los que quedaron en el ejército Oriental. Una de las
anotaciones dice : “Primera Compañía, Capitán Ramón Fernández. Destino : en
Buenos Aires.4
A fines de 1812, Manuel de Sarratea decide desmantelar el Regimiento de
Blandengues Orientales y en su lugar crear un Regimiento de Infantería N°4. El 12 de
noviembre de ese año el Jefe del estado Mayor de Sarratea, el Coronel Francisco
1 Expediente relacionado con la situación del Tte.Cnel.Ramón Fernández. Archivo General de la Nación.Buenos Aires. República Argentina. Gobierno Nacional. Guerra. 1812. Sala X, C.6, A.5, N°2, legajo N°712 Oficio de Ramón Fernández a Manuel de Sarratea del 14 de octubre de 1812. Archivo General de laNación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1812. Sala X, C.6, A.3, N°2, legajo N°1.3 Archivo General de la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1812. Sala X, C.6, A.3, N°2,legajo N°1.4 Archivo General de la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1812. Sala X, C.6, A.4, N°1,legajo N°4.
92
Javier de Viana le eleva las propuestas de Oficiales que hace para la integración del
Regimiento a crear. Allí aparece Ramón Fernández : Primera Compañía de Fusileros,
Capitán Don Ramón Fernández. Es Teniente Coronel graduado y Capitán de la misma
Compañía. Y viene un agregado al pie de la página :
“...Aunque el Capitán graduado de Teniente Coronel Don Ramón Fernández es
el más antiguo del Regimiento no se le ha propuesto para ocupar la Compañía
de Granaderos por informe reservado que ha dado el Comandante Don Ventura
Vázquez de su poca disposición para desempeñar este cargo...”1
El 25 de marzo de 1815 Don José escribe al Cabildo de Córdoba informándoles que
dejará allí a Ramón Fernández comandando las tropas Orientales, lo que significa que
los indidentes de principios del año 12 habían sido superados .2
“...mi Cuartel General aún se mantiene en los Corrales al mando de Don Ramón
Fernández, con algunas Compañías de Blandengues, para ocurrir donde
aparezca más inmediato el peligro...”
Será en 1816 que Don Ramón Fernández llegará a la cúspide de su actuación en el
plano militar y en su participación en la lucha de Don José y su pueblo.
El 10 de mayo de 1816, en su carácter de “Representante del General de los
Orientales” participa en la elección de Gobernador de Santa Fé que recayó en Don
Mariano Vega.
“...El Teniente Coronel Ramón Fernández, Jefe Representante del General de
los Orientales, para proceder "al nombramiento que el pueblo debe hacer en
este día de la persona que ha de ejercer su gobierno" e igualmente de las que
han de ocupar cargos concejiles : nombra como Presidente del acto al Dr.
Pascual Andino, Manuel Francisco Maciel y Francisco Antonio de Quintana, por
sus "socios". Se resuelve hacer saber al público que resultó electo Mariano
Vera...”3
1 Propuestas de Oficiales para integrar el Regimiento de Infantería N°4 hechas por Francisco Javier deViana a Manuel de Sarratea, el 12 de noviembre de 1812. 2 Lorenzo Barbagelata. Acotamientos a las memorias del General Rivera.3 Actas del Cabildo de Santa Fe. Archivo General de Santa Fe. Acta del 10 de Mayo de 1816. Tomo XVIIB, XVII, folio 515.
93
Al otro día preside el acto de elección de los miembros del Cabildo, aquí con el cargo
de General en Jefe de las tropas auxiliares.
“...se procede a la elección de los cargos capitulares bajo la presidencia de
Ramón Fernández General en Jefe de las tropas auxiliares...”1
Y pocos días después, el 16 de mayo, las nuevas autoridades constituídas solicitan al
Teniente Coronel Ramón Fernández que se vuelva con sus tropas a la Banda Oriental
y haga entrega del armamento, municiones y demás pertrechos que había ordenado
retirar del parque de la villa. Por supuesto, no dejan de consignar en el acta que de
todo ésto “...se dará cuenta, a la mayor brevedad al General de las Provincias
Orientales...”
“...Se dispone suplicar al Teniente Coronel Ramón Fernández que, con las
tropas a su mando, regrese a la Banda Oriental suspendiendo la marcha al
oeste por convenir así en las presentes circunstancias y demás razones que
deben exponérsele. Al mismo tiempo se le solicitará dejar en la ciudad el obús,
ornamentos, municiones y demás pertrechos que, de su orden, se extrajeron
de este parque. De todo se dará cuenta, a la mayor brevedad, al General de las
Provincias Orientales...
En 1821 Ramón Fernández emigra a la provincia de Córdoba, se detiene en Río
Segundo y para en la casa de los Perafán de la Rivera, primos del padre de Fructuoso
Rivera. Allí figura en la documentación de la época : “Ramón Fernández. Comandante
de la villa de Mercedes, de la Banda Oriental.2
En 1825 vuelve a la Banda Oriental y se pone a las órdenes de Fructuoso Rivera como
Teniente agregado en la Segunda Compañía de la División de Soriano. Su nombre
aparece en las listas del Estado Mayor del ejército Oriental entre junio y setiembre de
1825.3
El 12 de octubre de 1825 participa en la Batalla de Sarandí integrando la División de
Soriano que ocupó el ala izquierda. En el parte de la acción que redactó Juan Antonio
Lavalleja consignó por error que que fueron las milicias del Yí y de Río Negro al mando
1 Actas del Cabildo de Santa Fe. Archivo General de Santa Fe. Acta del 11 de Mayo de 1816. Tomo XVIIB, XVII, folio 516.2 Plácido Abad. Héroes de Asencio. Suplemento semanal de La Mañana. Montevideo, 16 de mayo de1926.3 Setembrino E. Pereda. El Alférez de Blandengues Don Ramón Fernández. Su actuación patriótica desde1811. Imprenta El Siglo Ilustrado, Montevideo, 1939, p.23
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de Andrés Latorre que ocuparon el ala izquierda pero el Comandante Miguel Antonio
Planes, Jefe de la División de Soriano rectificó lo dicho por Lavalleja.1
En marzo de 1826 figura aún con su grado de Teniente en el Primer Escuadrón de la
Tercera Compañía de la División de Soriano.2
Un relato del Coronel Don Tomás Gomensoro y Villegas nos describe con lujo de
detalles la muerte de Ramón Fernández.
“...De la tradición de mi hogar, donde viven aún personas que conocieron al
valiente insurrecto de Capilla Nueva, recojo los datos que expondré con la
exactitud que requiere una aclaración histórica que afecta un apellido que,
como todos aquellos de la épica insurrección artiguista, merecen ser
recordados para respeto y ejemplo de las generaciones futuras.
El Comandante de Milicias Don Ramón Fernández tenía su establecimiento de
campo en sociedad con su hermano Don Bibiano en las inmediaciones del
arroyo Corralito, departamento de Soriano. Eran sus linderos Doña
Hermeregilda Pavón y Don Ramón Madrid.
Don Ramón Fernández, conocido en aquella época como el auténtico
revolucionario de 1811, murió tragicamente en una faena de campo. Jinete de
fama y montado en un redomón, tuvo la desgracia de ser envuelto por su
mismo lazo y derribado en tierra, donde el brioso corcel lo ultimó a coces, sin
que la rapidez de la trágica escena permitiera socorrerle a los varios testigos,
entre otros, a un indio misionero de nombre Fermín, que más tarde, en las
primeras etapas del Sitio Grande, muriera al servicio de las fuerzas argentinas
sitiadoras.
El cadáver del patriota Don Ramón Fernández fue conducido al pueblo de San
Salvador, mi pueblo natal, hoy Villa de Dolores, fue velado en casa de Doña
Francisca Nieto, después de ser amortajado por las propias manos de mi
señora madre, Doña Anastasia Villegas. La muerte del héroe de Asencio
acaeció a fines de 1836".3
En realidad el accidente que provocó la muerte de Ramón Fernández tal como la
describe el Coronel Tomás Gomensoro ocurrió el 8 de marzo de 1838 y está
consignada en el registro parroquial de la villa de Dolores del día siguiente como
provocada por “un golpe de caballo”.4
1 Archivo del Estado Mayor del Ejército. Montevideo. Citado por Setembrino E. Pereda. op.cit. p.23-242 Pereda. op.cit.p.243 Revista “Rivera”. N°23, Montevideo.4 Francisco Ciurana. Cura de la iglesia de Dolores, libro 2° de Defunciones, folio 77.
95
Después de examinar, como lo hemos hecho, las historias de Viera, Benavídez y
Fernández, la conclusión obligada que extraemos es que, a pesar de la idolatría de la
que los dos primeros disfrutan, ninguno de los tres fué artiguista, ninguno de los tres
tuvo la capacidad de ver, de comprender, la amplitud de la visión socio-política de Don
José. Es natural que así sea si tenemos en cuenta las posibilidades que tenían de
conocer los elementos en juego y de interpretarlos.
No era el caso de los ideólogos de la llamada revolución de mayo que muy pronto
comprendieron, Mariano Moreno en cabeza, que el accionar de Don José, como lo diría
un General portugués, era más peligroso por sus ideas revolucionarias que por la
fuerza de su pueblo armado.
Lo que el general portugués no podía preveer es que, para derrotar las ideas
revolucionarias de Don José implantadas naturalmente en su pueblo armado, sería
necesario aunar, el poderío de su ejército portugués, el poderío declinante del imperio
español, el poderío naciente de los próceres de mayo y sus seguidores, las maniobras
interesadas del imperio inglés que sólo les interesaba su comercio y... la
incomprensión, por no decir la necedad y las ansias de poder de los caudillitos de la
mesopotamia argentina, ensalsados como héroes, que traicionaron olimpicamente a
Don José en aras de sus pequeñas apetencias de poder.
Ramírez creó una “república” y su cabeza, su pequeña cabeza, terminó encima de un
escritorio, en una jaula.
Batalla de Las Piedras
La Batalla de las Piedras es presentada como la más importante de las batallas
sostenidas por el Pueblo Oriental y como el triunfo militar máximo de Don José. Es
inegable la importancia que tuvo en su momento, basta con pensar que en momentos
en que el Gobierno porteño se enfrentaba a derrotas en el plano miliar, Don José y su
pueblo en armas logran un triunfo que determina en lo inmediato el Sitio a Montevideo.
Si bien es correcto destacar la importancia de esta batalla, es necesario señalar que
la casi exclusividad con que se le trata va en detrimento del conocimiento de otros
hechos de armas de los Orientales que tuvieron similar importancia, Basta con pensar
en Guayabos. Pero claro, la popularidad de la Batalla de las Piedras puede ser
aceptada sin reticencias en las dos orillas del Plata, en tanto que Guayabos...
En menor medida que Asencio, la Batalla de las Piedras es presentada también con
ciertos esquemas de extrema simplicidad tales como el “clemencia para los vencidos”
o la entrega de Posadas de su espada, que dejan de lado otros aspectos que
merecerían un tratamiento mayor.
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Se resaltan con mucho énfasis por ejemplo, pinturas que evocan el hecho, fundándose
en el carácter emotivo que puedan tener esas pinturas pero sin analizar la veracidad
histórica que puedan encerrar.
La documentación existente sobre la batalla es muy abundante y sin embargo
practicamente desconocida en los medios escolares. Existen tres partes de la batalla
y numerosos testimonios escritos de varios actores del hecho que nos dan una rica
visión de lo ocurrido. Comencemos por establecer y analizar los hechos previos a la
batalla que nos dan una visión muy particular de la relación de fuerzas de uno y otro
campo.
Las cifras aportadas por Don José en el parte que eleva a Rondeau al otro día señalan
entre 850 a 1.000 hombres en las fuerzas de Posadas y 1.000 en las de Don José.
Este equilibrio numérico no reflejaba la verdadera situación ya que en lo que tiene que
ver con la artillería Don José debió enfrentar “con dos cañoncitos de a 2" los dos
obuses de a 32 y los dos cañones de a 4 de Posadas.
“...La fuerza enemiga contaría de 400 a 500 hombres de infantería, con cuatro
piezas de artillería, dos obuses de a 32 y dos cañones de a 4, con 64 artilleros
buenos, 16 hombres de dotación en cada cañón y 459 que componían la
caballería. La fuerza de mi División se componía de 600 hombres de caballería,
mal armados, y 400 infantes con los dos cañoncitos de a 2...”1
Pero ni este aparente equilibrio numérico ni las diferencias en el plano de la artillería
constituyeron el elemento desequilibrante que hizo que el triunfo de Las Piedras se
inclinara del lado de las fuerzas artiguistas. En realidad fueron las condiciones previas
en que Posadas debió enfrentar la batalla que determinó que fuera practicamente
imposible que pudiera ganarla.
El Capitán de Fragata Don José Posadas había sido enviado a la campaña por el
Virrey Javier Elío algunos días antes de la acción de Las Piedras con el objetivo de
hacer frente a la “insurrección” que se había manifestado en la toma de San José.
Las condiciones en que Posadas fue enviado en esa misión por Elío están descritas
por el Capitán de Navío José María Salazar2 en el informe que eleva a las autoridades
españolas.
Salazar es muy gráfico en su informe : Elío recibe la noticia de la toma de San José y
queda consternado. Como su idea era la de que la sublevación iba a ser facilmente
1 Parte de la Batalla de las Piedras elevado por Don José Artigas a Don José Rondeau el 19 de mayo de1811. Archivo General de la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. 1811-1846. Guerra. S.X. C23, A2,N°5, año 1811, fojas 5.2 El Capitán de Navío José María Salazar comandaba en Montevideo 400 hombres del Cuerpo de Marina.
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controlada dedice enviar a Posadas con 100 hombres de tropa a los cuales después
se le agregaría una Compañía de Granaderos de Milicias.
“...A esta noticia, (la toma de San José) la consternación se apoderó de S.E. (el
Señor Virrey Elío) y dispuso, partiendo siempre del mismo falso principio de que
la sublevación estaba prontamente apaciguada, que saliesen 100 hombres de
tropa al mando del Capitán de Fragata Don José Posadas a quien se le había
de reunir la Compañía de Granaderos de Milicias de esta Plaza y la partida del
Sargento Graduado Mota...”1
Salazar no se anda con chiquitas, cataloga la decisión de Elío de ridícula y
despreciable, porque Posadas apenas si iba a disponer de un total de 200 hombres y
con ellos, unicado en la villa de Canelones, debía “...contener a los insurgentes y
proporcionar el abasto de ganado a Montevideo”.
“...Que esta tropa que podía llegar a unos 200 hombres se situase en el pueblo
de Canelones para contener a los insurgentes y proporcionar el abasto de
ganado para esta Plaza, proyecto tan ridículo y despreciable como todos los
anteriores...2
Pero Salazar no se limita a elevar informes, solicita la reunión de una Junta de Guerra
para juzgar las decisiones tomadas por el Señor Virrey a quien había tratado de
convencer en vano de lo equivocado de sus decisiones.
Salazar consideraba que las decisiones del Señor Virrey de enviar un tan corto número
de hombres a enfrentar las fuerzas enemigas no hacía más que “precipitar nuestra
propia ruina, con riesgo de perder la Marina, principal apoyo de la Plaza”.
Pero Salazar no se quedaba en las críticas a las resoluciones del Señor Virrey sino que
le proponía un plan bien concreto de reforzar el contingente de tropas de Posadas que,
en lugar de instalarse en Canelones que estaba a 10 leguas de Montevideo, debería
situarse en Las Piedras, mucho más cerca para el caso de que fuera necesario
auxiliarlo.
Pero además las acusaciones de Salazar eran realmente graves ; sostenía que Elío
había sido enterado por cartas interceptadas que Posadas iba a ser atacado por
fuerzas superiores a las que él disponía y que no se le comunicó ni le mandó retirarse.
1 Informe de Don José María Salazar. Archivo de Indias. Sevilla. Sección Estado. Buenos Aires. Legajo79, año 1812.2 Informe de Don José María Salazar. Archivo de Indias. Sevilla. Sección Estado. Buenos Aires. Legajo79, año 1812.
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La Junta de Guerra se reune el 26 de abril y en ella, Salazar hace su exposición :
“... esforcé mi corto discurso en disuadir al Jefe del error de tal plan ; logré por
lo menos que la fuerza de Posadas se aumentase lo más posible y que en lugar
de situarla en Canelones, distante diez leguas, se acampase en Las Piedras,
distante sólo tres, donde podía ser socorrido con alguna facilidad y retirarse en
el caso de saber con tiempo, como se supo, que fuerzas superiores lo iban a
atacar. Pero se continuó en el criminal concepto de hacer un total desprecio de
ellas y aunque se tuvieron noticias por cartas interceptadas del plan del
enemigo, ni se le comunicó a Posadas ni se le mandó retirarse a cubrir la
Plaza”.1
Por si todo ésto fuera poco, frente a la presión que Salazar ejerce sobre Elío para
lograr que se le de más gente a Posadas, la respuesta del Señor Virrey es de reforzar
a éste con 160 presidiarios de los que estaban en las mazmorras de la Ciudadela.
Salazar se vuelve sarcástico cuando se refiere a esta medida del Señor Virrey : “...son
hijos de la campaña a quienes se les quitaron las cadenas para de repente hacerlos
héroes...” dice, y agrega : se pretende que se vayan a hacer matar por sus parientes
y paisanos. Tenía razón Don Salazar y los hechos de Las piedras confirmarían sus
decires.
“...Sólo se tomó la perjudicial e impolítica disposición de reforzarlo con 160
presidiarios, hijos en general de la campaña, a quienes se les quitaron las
cadenas para de repente hacerlos héroes y que se fueran a hacer matar con
sus parientes y paisanos...el día de la acción, inmediatamente volvieron sus
armas contra nosotros...”2
El 6 de mayo Elío escribe al Capitán de Fragata Don José Posadas dándole
instrucciones. El tono del oficio de Elío es casi como si se dirigiera a un escolar ; le da
indicaciones que dicen claramente que Elío sabía que Posadas, un marino, no tenía
la menor idea de como desenvolverse en la campaña. Elío le dice, entre otras cosas
y en tono protector
“Montevideo, 6 de mayo 1811
1 Informe de José María Salazar, cit. Archivo de Indias. Sevilla. Sección Estado. Buenos Aires. Legajo79, año 1812.2 Informe de José María Salazar, cit. Archivo de Indias. Sevilla. Sección Estado. Buenos Aires. Legajo79, año 1812.
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Señor Don José Posadas
... Voy a dar providencia para la construcción de galpones lo antes posible sin
perdonar gastos ; ellos deben de estar colocados en uno o más puntos, pero en
aquellos que convendría atrincherar, procurando favorecerlos de alguna casa,
porque luego sería fácil hacer a su alrededor una trincherita con un pequeño
foso para estar enteramente seguros de ningún ataque, que yo no lo espero,
aunque siempre es menester precaverse, sino de los alborotos, de las alarmas
falsas”.
Javier Elío.1
El Señor Virrey pretendía contener toda una revolución poniendo al mando de su
ejército un marino sin ninguna experiencia en la estrategia de la caballería o de la
infantería y con un desconocimiento total de la realidad de la campaña de la Banda
Oriental.
Todo lo que se le ocurre es aconsejarle hacer “una trincherita con un pequeño foso”.
La trincherita y el pequeño foso le iban a dar la seguridad a Posadas de que no sería
atacado, un ataque que el Señor Virrey no esperaba, le decía a Posadas de hacer su
trincherita y su pequeño foso solamente porque es bueno precaverse de los alborotos
y de las falsas alarmas.
Qué diferencia de concepciones! Para Elío no era más que una falsa alarma; Don José
dirá después : una “admirable alarma”! Y vaya si tuvo razón!
Posadas, en su campamento de Las Piedras, tiene dos iniciativas ; la primera, publicar
un bando dirigido a la tropa que se supone mandaba para lograr un mínimo de orden.
Veremos que la indisciplina y el desorden campeaban en sus filas.
La segunda iniciativa de Posadas fue realizar un “paseo militar”, es decir un desfile
ostentatorio de lo que él consideraba sus fuerzas militares, de manera de impresionar
al enemigo. Enterado Elío de este despliegue “guerrero” de Posadas, un bando y un
paseo, se apresura a darle su aprobación y a tranquilizarlo diciéndole que jamás la
canalla que tiene por enemigo se atreverá a atacar una sola Partida española.
“Montevideo, mayo 7 de 1811
Señor Don José Posadas
Son de mi aprobación los artículos del bando que ha hecho usted publicar en
ese campamento para su policía y orden así como el paseo militar ejecutado en
la tarde de antes de ayer en que conocerán las tropas de su mando la canalla
que tienen por enemigo, siendo lo más cierto que cualquiera que sea el número
1 Archivo General de la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. 1811. Banda Oriental. Montevideo.Cochabamba, Misiones, La Paz y Tarija. SX, C3, A4, N°6, legajo 19, folio 30.
100
de éstos jamás se atreverán a atacar a una sola partida que se mantenga
unida”.
Javier Elío.1
Lo que no podía preveer el Señor Virrey es que mientras Don José Posadas hacía un
“paseo militar” para con esa demostración infantil acobardar a “la canalla”, nuestro Don
José daba la orden a Otorgés de apoderarse de todo el ganado y caballos que le
quedaban a Elío en la Estancia del Rey. Cuestión de estrategia.
La preocupación del Señor Virrey por la forma en que pudiera desenvolverse Posadas
en esas circunstancias era evidente, al otro día vuelve a escribirle ; esta vez para
recriminarle porque que no haya podido evitar que los “insurgentes” se marcharan con
toda la caballada y ganado que se guardaba en la Estancia del Rey. El día 7 lo felicita
por su “paseo militar” y el día 8 le rezonga por la pérdida sufrida.
La noticia le llega pues de inmediato al Señor Virrey quien al otro día recrimina al pobre
Posadas quien, metido en ese berenjenal, sólo conocía de barcos.
“Montevideo, 8 de mayo de 1811
Desde que salió la primera tropa de esa División mandé que todo ganado,
desde Las Piedras para acá y toda la caballada, se introdujese en el Rincón del
Rey y que una Partida celase de que no pudiesen entrar a sacarlas.
Nada se ha hecho y los insurgentes se han llevado a vista de Vmd. el ganado
que podía sernos útil y la caballada que se necesita.
Hoy, con las noticias que tuve, hice encaminarse a ese campo porción de gente
montada por si el enemigo, muy reforzado, pudiera dar a Vmd. algún cuidado
y privar no se introdujesen en la estancia.2
Elío comienza a preocuparse por la situación de Posadas y a ver que era necesario
reever su balandronada de que “cualquiera que sea el número de éstos (refiriéndose
a los revolucionarios) jamás se atreverán a atacar a una sola partida que se mantenga
unida”. En el mismo día vuelve a escribirle insistiendo con sus consejos de tono
escolar. Comienza por explicarle lo que es una “guerra de campo”, que robar
caballadas “tiene y requiere conocimientos particulares” y que en ésto, Posadas tiene
que escuchar a los “hombres de campo” que saben de éso.
1 Archivo General de la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. 1811. Banda Oriental. Montevideo.Cochabamba, Misiones, La Paz y Tarija. SX, C3, A4, N°6, legajo 19, folio 37.2 Oficio de Elío a Posadas del 7 de mayo de 1811. Archivo General de la Nación. Buenos Aires. GobiernoNacional. 1811. Banda Oriental. Montevideo. Cochabamba, Misiones, La Paz y Tarija. SX, C3, A4, N°6,legajo 19, folio 38.
101
Y luego, obligado a dejar de lado su desprecio hacia los posibles atacantes le plantea
la posibilidad a Posadas : “...si una fuerza que Vmd. considerase muy superior, que
pudiese dar a Vmd. cuidado, le obligase a retirarse...”
“...Esta guerra de campo y de robar caballadas tiene y requiere conocimientos
particulares y los hombres de campo son dignos de que se les oiga en este
punto. Ésto lo digo porque cuando algún baqueano o Partida proponga alguna
expedición es preciso dejarla en libertad y atacar el enemigo por donde él no
piensa.
Si una fuerza que Vmd. considerase muy superior, que pudiese dar a Vmd.
cuidado, le obligase a retirarse, debe ejecutarlo por la estancia de Don Manuel
Pérez que, guardando la boca de la Estancia del Rey, ofrece posición ventajosa
y más próxima.
Javier Elío”.1
Cuatro meses después de la batalla Posadas vuelve a Montevideo de regreso de su
estadía en “...la frontera de los indios pampas de Buenos Aires...” en su decir, a donde
había sido desterrado. De inmediato eleva un parte a su superior inmediato, José María
Salazar, dándole detalles de los hechos. Antes se había presentado a Elío pero la
indiferencia con que lo recibió el Señor Virrey lo llevó a dirigirse a Salazar. El relato de
Posadas es patético y tan gráfico que no merece mayor comentario. A pesar de que
enviaba delante de su ejército gente con órden de cerrar los comercios donde se
vendían bebidas alcohólicas, la borrachera de sus marinos se hizo general.
“... el día 28 de abril del presente año (1811) salí llevando a mis órdenes 186
hombres compuestos de marineros de guerra y mercantes y entre ellos unos
45 soldados de marina, a los que dividí en dos Compañías mandadas por seis
Oficiales, con dos cañones que eran servidos por pardos y morenos.
Mi dirección, según la orden del Exmo. Señor Virrey, fue a dicha Capilla (de Las
Piedras), pero a una hora de mi salida ya noté los excesos de la gente sin
disciplina ni instrucción militar.
Todo el esfuerzo de los Oficiales y el mío no fue suficiente a contenerlos ...
pues aunque anticipadamente mandé cerrar las tabernas del tránsito, se
internaban en ellas y se hizo general la embriagez, por lo que determiné hacer
alto en el Miguelete de donde avisé todas estas ocurrencias al Señor Virrey
1 Oficio de Elío a Posadas del 7 de mayo de 1811. Archivo General de la Nación. Buenos Aires. GobiernoNacional. 1811. Banda Oriental. Montevideo. Cochabamba, Misiones, La Paz y Tarija. SX, C3, A4, N°6,legajo 19, folio 38.
102
manifestándole que aquella gente era enteramente insubordinada y sin
disciplina y que por consiguiente nada bueno se podía esperar.1
Todo este tiempo de lectura que hemos reclamado al lector sobre las cualidades
profesionales de Posadas en relación a las condiciones de su misión y del apoyo
logístico que recibió de su superior inmediato se justifica en el deseo de demostrar que
si bien el entusiasmo del pueblo armado que acompañaba a Don José y las
capacidades de estratega de éste hicieron el grueso del trabajo, los elementos que
hemos descrito facilitaron mucho la tarea.
Porque en definitiva, nuestro objetivo tiende a aportar al lector elementos que logren
provocar su duda con respecto a una Historia que le ha sido contada y enseñada sobre
la base de supuestos inamobibles, de los cuales basta con plantear la duda de si
realmente ocurrieron así para lograr, en el mejor de los casos, ser ignorado.
Y los ejemplos en que esa Historia inamobible nos presenta casos en los que el
razonamiento no llega a establecer la diferencia entre los estereotipos planteados y la
posible realidad histórica, son inombrables.
La Redota.
Incursionemos ahora en el tercero de los hechos que conforman el panorama
intelectual de los festejos de este bicentenario. Asencio, Batalla de Las Piedras, nos
queda La Redota.
Hace ya muchos años que el episodio de La Redota dejó de ser polémico. Por un lado
porque la abundancia de documentación sobre el hecho lo vuelve inatacable y por otro
porque han desaparecido las causas que en su época hicieron necesario
desprestigiarlo, targiversarlo, calumniarlo.
En momentos en que se produce el fenómeno de La Redota es muy posible que no
haya sido totalmente comprensible, fácil de interpretar para los políticos de la época,
en cuanto se trataba de un hecho realmente espectacular, inédito, sin antecedentes,
que provocó una modificación substancial y brutal en el panorama político-militar-social
de la Banda Oriental.
En el plano político significó una gran inquietud, tanto para los españoles en
Montevideo como para la Junta de Gobierno de Buenos Aires, esa inquietud derivaba
de diferentes motivos.
1 Expediente del 29 de marzo de 1812 (Expediciones de Indias) referente a la acción de Las Piedras delArchivo del Ministerio Español. Madrid. Citado en “Rivera”, publicación quincenal, Montevideo, 15 demarzo de 1911, N°91, p. 3 y 4 y 31 de marzo de 1911, N°92, p.3 a 5.
103
Por un lado, ese desconocimiento de que hablamos, de un fenómeno sin precedentes,
cuyas causas y finalidades no podían ser bien interpretadas por falta de elementos
para ello.
No podían imaginar y menos aún aceptar los políticos de ambas orillas que ese pueblo
de analfabetos, de gauchos e indios, pudiera tomar una resolución en tanto que pueblo
de seguir a un hombre, de abandonar sus casas, sus bienes, ¿para ir a dónde? ¿para
hacer qué?
Desde ese punto de vista, ni los triunviros del momento, Chiclana, Sarratea o Paso, ni
sus consejeros de la Logia Lautaro son capaces de interpretar, de comprender ese
fenómeno grandioso que fue La Redota
Pero había sí otro aspecto del fenómeno que pudieron comprender facilmente porque
dispusieron de los elementos necesarios en su momento. En momentos en que el
Triunvirato porteño de nuestros Chiclana, Sarratea y Paso tenían practicamente
acordado con el Virrey Elío un tratado por el cual se levantaba el Sitio de Montevideo
y se le entregaba la Banda Oriental y el Entre Ríos, consideran necesario enviar un
emisario delante del Montevideo sitiado para hacer aceptar el tratado. Delante de
Montevideo estaban Don José Rondeau al mando de las tropas porteñas y Don José
Artigas al frente del Pueblo Oriental armado. ¿A quién se le puede ocurrir que el
Triunvirato porteño iba a enviar un emisario a Montevideo para lograr la aceptación del
tratado por Rondeau. Rondeau era un Oficial que obedecía las órdenes del Triunvirato.
Entonces, ¿a quién había que convencer de la aceptación del tratado? sin duda
alguna, a Don José y a su Pueblo Oriental.
Los Chiclana-Sarratea-Paso envían como negociador a Don José Julián Pérez, pero
éste, después de largo proceso de negociación se ve en la obligación de comunicar al
Triunvirato porteño que Don José no acepta el tratado.
Es el propio Don José quien en un oficio al Gobierno del Paraguay les dirá :
“...me negué absolutamente desde el principio a entender en unos tratados que
consideraré siempre inconciliables con nuestras fatigas...”1
Pero además, es evidente que el Gobierno porteño y Elío quedan muy preocupados
por el hecho de que Artigas es proclamado Jefe de los Orientales y sobre todo por el
lenguaje que Don José emplea en la ocasión y que no escapó en absoluto ni al uno ni
al otro. Don José habla de ”nuestro sistema”.
1 Oficio de Don José Artigas a la Junta Gubernativa del Paraguay del 7 de diciembre de 1811. ArchivoGeneral de la Nación. Montevideo. Fondo ex-Archivo y Museo Histórico Nacional, caja 8, carpeta N°2,1811. Correspondencia de Don José Artigas. N°1, año 1811.
104
Este informe de Pérez determinó sin duda la posición del Triunvirato con respecto a
Don José y, evidentemente su visión de La Redota que debía ser, necesariamente,
negativa.
El movimiento en sí no se podía descalificar sin descalificar a todo el Pueblo Oriental
por lo que el ataque se dirigió a descalificar a Don José que, en el fondo era la
verdadera preocupación de ambos Gobiernos, español y porteño. Y es ahí donde la
calumnia, la difamación y la mentira, elementos cotidianos de las diplomacias en las
dos orillas bate su fuerte.
Vamos a ver que, por razones diferentes, el ataque “bagual” a La Redota o mejor dicho
a Don José en cuanto provocador de La Redota, aparece tanto en los continuadores
de los próceres de mayo como en filas españolas y portuguesas. Frente al peligro,
unos y otros se unían dejando de lado sus rencillas por el poder y se aliaban contra el
enemigo común, Don José y su Pueblo Oriental.
Uno de los primeros en manifestarse ofuscado por ese fenómeno que se desarrollaba
en la Banda Oriental y que era incapaz de entender fue el Gobernador y Capitán
General de Montevideo Gaspar de Vigodet. En un oficio dirigido a la Junta de Buenos
Aires les dice refiriéndose a Don José :
“...ha ido levantando a la fuerza y con seducciones las familias que ocupaban
la expresada Banda Oriental del Uruguay de forma que ya no existe en toda ella
ni la quinta parte de sus habitantes, a quienes ha puesto en una agitación y
estado el más lamentable prevalido de sus fuerzas superiores...”1
Del lado portugués la visión sobre La Redota era similar, no podía ser de otro modo,.
La incomprensión del fenómeno de parte de los Oficiales portugueses al mando de
tropas en la Banda Oriental y la necesidad de desprestigiar a Don José se aunaban
para convencerlos de que la única razón válida que explicaba la despoblación de la
Provincia Oriental era el uso de la fuerza.
El Coronel portugués Francisco das Chagas Santos, desde el Cuartel de San Borja
escribe a su superior el General Diego de Souza refiriéndose, entre otras cosas, a la
situación de Don José, en esos momentos acampado en el Queguay. Y por supuesto,
no deja de señalar que éste había hecho pasar por la fuerza a todas las familias de la
parte Oriental.
1 Oficio de Gaspar de Vigodet a la Junta de Buenos Aires del 14 de diciembre de 1811. Archivo Generalde la Nación. Buenos Aires. División Nacional. Sección Gobierno. Sala X, cuerpo 1, anaquel 5, N°10.Banda Oriental. 1810-1814. Correspondencia del Gobierno de Buenos Aires con Elío y Vigodet. Sitio yrendición de Montevideo. Misión Balcarce y García, año 1811.
105
“...Don José Artigas se halla en el Salto acampado en el Arroyo Queguay de la
banda occidental del Uruguay ; en su marcha desde los campos de Montevideo
destruyó y arrasó las poblaciones de Vívoras, Santo Domingo de Soriano, de
las Mercedes, de Paysandú y de Belén, haciendo pasar por la fuerza el Uruguay
a todas las familias de la parte Oriental, los animales vacunos y caballares y
todo lo más que pudo conducir...”1
Pero el paroxismo de los ataques a Don José y a la marcha de La Redota nos la dará
Santiago Vázquez, ese mismo Santiago Vázquez al que hemos honrado dándole su
nombre a una hermosa ciudad de Canelones.
Años después de los hechos, en 1823, Vázquez escribirá un artículo en un diario de
Montevideo con groseras mentiras y calumnias contra Artigas.
Según el artículo de Vázquez Don José se habría rodeado de gente sencilla que era
la más capaz “de llevar al extremo el fanatismo político y cometer toda clase de
excesos” y de hombres que “estaban embriagados en la corrupción y enfurecidos en
el crimen”.2
No se detiene ahí el rencor y el odio de nuestro Don Santiago, agrega que Don José
habría dicho a su Pueblo Oriental :
“Convidad a los pueblos a que me sigan, auxiliad la emigración y haced todo el
mal posible a los que no quieran adoptarla; traed cuanto podáis y acabad el
resto, talad, destruid, quemad, porque cuanto queda atrás de mí es mi enemigo;
es decir, no sólo los hombres, sino los ancianos, los niños, las mujeres, las
haciendas, las casas y hasta los pastos y las aguas, todo es vuestro y la Patria
fugitiva os manda gozarlo o destruirlo".3
Por si no fuera poco Santiago Vázquez agrega :
"...Tal fué el decreto de exterminio que tantas lágrimas y sangre y luto ha
costado a la Banda Oriental ; como los lobos o tigres hambrientos a la vista de
la presa así se lanzaron aquellos caudillos sobre los pueblos y campañas; la
violencia, el robo, la muerte los acompañaba, la sangre, la desolación y el terror
marcaban sus pisadas.
1 Oficio de Francisco das Chagas Santos a Diego de Souza del 26 de enero de 1812. Museo Julio deCastilhos. Porto Alegre. Archivo Público de Río Grande del Sur. 2a. sección, caja 180, asuntos militares,1812, documento 1072 Diario El Ciudadano. Montevideo, 13,22 y 29 de junio y 6,10,13 y 20 de julio de 18233 El Ciudadano. Montevideo, 13,22 y 29 de junio y 6,10,13 y 20 de julio de 1823
106
La pluma se resiste a detenerse en las crueldades y horrores cometidos por los
ministros del viejo de la montaña, que hubieran hecho una carrera más dilatada
si la inmediación de las tropas portuguesas no les obligase a principiar su
marcha”...1
Pero después de esta mal intencionada y rencorosa diatriba, producto de la necesidad
política consciente de Vázquez de denigrar a Artigas, su subconsciente lo llevó a dejar
en el mismo escrito trazas del verdadero efecto que La Redota y Don José Artigas
dejaron indelebles en su espíritu. Vázquez llega a escribir de Don José : “oído de todos
como un oráculo cual otro Viejo de la montaña".2
En 1826, tres años después de escrito su artículo Santiago Vázquez pronuncia un
discurso en la Asamblea Constituyente de Buenos Aires en el que vuelve a tocar el
tema de La Redota, lo que nos dice del fuerte impacto emocional que debe de haber
tenido para él.
En esta ocasión, su manera de expresarse con respecto a ese hecho único cambia
radicalmente, lo que nos habla de la diferencia entre sus necesidades políticas
ocasionales y la realidad que vivió. Nos dice Vázquez :
"En esa época un caudillo quedó encargado de prepararles un asilo y una
esperanza. Todos los que estaban en aptitud para marchar fuera de la provincia
y todos los que aunque hubiesen de pasar por encima de grandes obstáculos
tenían bastante alma y firmeza para hacerlo siguieron la dirección del caudillo
primero entre los anarquistas; ya se ve de qué prestigio iba cercado y cómo, en
la angustia de los que emigraban, pesaba sobre el gobierno su desgracia, y las
que arrastraba". Era el hombre de la época" 3
Don Manuel de Sarratea será otro de los que denigrará La Derrota mismo si por
momentos se contradice en sus oficios al Triunvirato, tal grandioso era el movimiento
del Pueblo Oriental.
Es así que en un oficio dirigido al Gobierno porteño les habla del “inmenso vecindario
que se ha incorporado al General Artigas. Trata luego de atenuar esta situación que
le saltaba a la vista, que lo desconcertaba pero que necesitaba negar, agregando :
“...parte de él (del vecindario) ha sido arrastrado por el torrente de aquella soldadesca
a fuerza de dicterios y amenazas...”
1 El Ciudadano. Montevideo, 13,22 y 29 de junio y 6,10,13 y 20 de julio de 18232 El Ciudadano. Montevideo, 13,22 y 29 de junio y 6,10,13 y 20 de julio de 18233 Emilio Ravignani. Asambleas Constituyentes Argentinas. Sesión del Congreso Constituyente de lasProvincias Unidas celebrado el 4 de octubre de 1826, tomo IV, p.954. Buenos Aires, 1937.
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“...Es inconcebible el número de ganado que se ha destruído, no hay ya
caballos que montar y es preciso destacar las Partidas a 16 y 20 leguas de
distancia a buscar reses para la provisión de las tropas y el inmenso vecindario
que se ha incorporado a los del General Artigas.
Parte de él ha sido arrastrado por el torrente de aquella soldadesca a fuerza de
dicterios y amenazas...”1
No será ésta la única vez que Sarratea intentará desacreditar a Don José diciendo que
el pueblo que le seguía lo hacía por la fuerza, en este caso, “...todos los vecinos y
moradores de qualquier clase huyen de él como de un azote de fuego...” Algunos
meses más tarde escribirá al Gobierno porteño :
“...Creo de mi obligación deber elevar a la consideración de V.E. que el Coronel
Artigas ha horrorizado esta comarca con sus vejaciones y violencias de todo
género. Que son muy erradas las ideas que se tienen en esa Capital de la
popularidad y ascendiente de este Jefe sobre las gentes de la campaña pues
por el contrario todos los vecinos y moradores de qualquier clase huyen de él
como de un azote de fuego...”2
No obstante esta necesidad de denigrar el hecho de La Redota como forma de
desprestigiar a Don José y justificar las acciones disimuladas en su contra, se
encuentra corrientemente entre sus detractores y opositores relatos y opiniones que
contradicen esa visión.
Era tal la realidad de aquel pueblo siguiendo al hombre y la idea, de forma voluntaria,
que por momentos se desliza involuntariamente en la correspondencia de sus
oponentes expresiones que patentizan el verdadero carácter de aquel movimiento
increíble. Tal es el caso de José Rondeau.
El 29 de octubre de 1811 Rondeau, que al igual que Artigas estaba también acampado
con sus tropas en en el Arroyo Monzón, escribe al Gobierno porteño haciéndoles una
descripción del estado en que quedaba la Banda Oriental en el momento que el ejército
sitiador se retira, en que los portugueses la invaden, en que Elío empieza a detentar
su hipotético poder sobre ella y en que Don José y su Pueblo Oriental comienzan La
Redota.
1 Oficio de Manuel de Sarratea al Triunvirato porteño del 23 de junio de 1812. Archivo General de laNación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Comisionado Manuel de Sarratea. 1812. Sala X, C. 6, A. 8,N°5.2 Oficio de Manuel de Sarratea al Gobierno porteño del 24 de octubre de 1812. Archivo General de laNación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Comisionado Manuel de Sarratea. 1812.
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La descripción de Rondeau del estado en que queda la campaña a medida de la
retirada de los ejércitos es tremenda y concuerda con la que harán otros testigos del
hecho. Porque no solamente era la campaña propiamente dicho que se vaciaba sino
que también los pueblos. Es el propio Rondeau que lo dice : “pueblos de numeroso
vecindario se abandonan sin quedar en ellos un solo hombre” y que no había forma de
persuadir a la gente de que no abandonan sus casas para seguir el ejército.
Pero además de su descripción Rondeau introduce en su oficio una frase donde señala
claramente que la despoblación de la Banda Oriental se producía porque la gente se
iba siguiendo a Artigas.
Rondeau había hecho lo imposible para lograr que la gente volviera a sus hogares pero
era el mismo Artigas que les había dicho que no los abandonaría y frente a éso no
había fuerza posible que los hiciese cambiar de idea.
“Cuartel General del Arroyo Monzón, 29 de octubre de 1811
Señores del Exmo. Gobierno Ejecutivo de las Provincias del Río de la Plata
Creo mi deber manifestar a V.E. el estado de desolación en que queda esta
campaña y la consternación que causa ver que toda ella queda hecha un
desierto. Me aseguran que pueblos de numeroso vecindario se abandonan sin
quedar en ellos un solo hombre. De todos puntos de la campaña se replegan
familias al ejército sin que basten persuaciones a contenerlas en sus casas.
He trabajado lo infinito para aquietarlos y hacer que vuelvan a sus hogares pero
nada hay que baste.
José Rondeau”.1
Pocos días después, el 3 de noviembre, Rondeau vuelve a reiterar al Triunvirato
porteño al fenómeno que se estaba produciendo en la Banda Oriental y reiterando su
convicción de que no había forma de impedir que el Pueblo Oriental marchase
voluntariamente detrás de Don José.
“...El Coronel Don José Artigas ... lleva consigo las Compañias de
patriotas que le han querido seguir y además muchas gentes que se le
reúnen de todas partes, las cuales abandonan sus establecimientos sin
que basten los discursos que se emplean para disuadirlas...”2
1 Oficio de José Rondeau al Triunvirato porteño del 29 de octubre de 1811 . Archivo General de la Nación.Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1811. Sala X, C.3, A.2, N°2, folio 181.2 Oficio de José Rondeau al Triunvirato porteño del 3 de noviembre de 1811 . Archivo General de laNación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1811. Sala X, C.3, A.2, N°2, folio 187.
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Mismo el Triunvirato porteño, llegado el caso utilizan el prestigio de Don José y de su
pueblo en marcha sosteniendo que se trataba de la emigración de las familias, que
Don José no podía evitar esa emigración y que esas familias “acompañaban” a Don
José, es decir, no eran conducidas por la fuerza.
En el oficio que el Triunvirato porteño dirije al Gobernador de Montevideo el 28 de
diciembre de 1811, con la firma de Chiclana, Sarratea y Paso, en respuesta al reclamo
Vigodet por la permanencia de Don José y su Pueblo Oriental en la Banda Oriental le
dicen : “...no está en manos de aquel General precaver la emigración de las familias
y hacendados que le acompañan...”1
No será la última vez que el Triunvirato porteño se verá obligado a reconocer en sus
escritos que en su marcha hacía el Ayuí Don José y su ejército marchaban protegiendo
a las familias que integraban La Redota.
En oficio del 12 de enero de 1812 dirijido a la Junta de Gobierno de Chile el Triunvirato
porteño se refiere a Don José y al Pueblo Oriental que le sigue de manera elogiosa ;
hablan de “nuestro General Artigas” y de la protección que da a las 4.000 familias que
se resistieron a quedar en la Banda Oriental dominada por el poder español.
No tienen reparos en exagerar ostensiblemente el número de familias Orientales que
siguen a Don José haciéndolo llegar a 4.000 ; cuando en realidad el número de jefes
de familia censados fué de 1.617 y el total de personas llegó a 4.432.2
“...En la marcha de nuestro General Artigas al paso del Uruguay protegiendo
más de 4.000 familias que resisten quedar en el territorio de Montevideo, de
donde fueron vecinos, es indecible el insulto que ha sufrido...”3
En medio de todos estos improperios y todas estas alabanzas debemos, por un
sentimiento de equidad, presentar al lector la palabra de Don José, en el viaje de ida
hacia el Ayuí y en el viaje de regreso del Ayuí. Cuando el Pueblo Oriental, asumiendo
su condición de tal, abandona todo para seguir a Don José, este lo explica con su
palabra clara :
1 Oficio del Triunvirato porteño al Gobernador de Montevideo del 28 de diciembre de 1811. ArchivoGeneral de la Nación. Buenos Aires. División Nacional. Sección Gobierno. Sala X, cuerpo 1, anaquel 5,N°10. Banda Oriental. 1810-1814. Correspondencia del Gobierno de Buenos Aires con Elío y Vigodet.Sitio y rendición de Montevideo. Misión Balcarce y García, año 1811.2 Cifras extraídas de la base de datos informatizada creada por el autor a partir del texto original delPadrón de las familias dispuesto por Don José Artigas.3 Oficio del Triunvirato porteño al Gobierno de Chile del 12 de enero de 1812. Archivo General de laNación. Buenos Aires. Paso de los Andes y Campaña Libertadora de Chile. Tomo 1. Sala X, C.4, A.3,N°7, año 1812. Folios 188 a 190.
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“...todo individuo que quiera seguirme hágalo... no quiero que persona alguna
venga forzada...
...en cuanto a las familias, siento infinito no se hallen los medios de poderlas
contener en sus casas : un mundo entero me sigue, retardan mis marchas y yo
me veré cada día más lleno de obstáculos para obrar...”
“...ellas me han venido a encontrar, de otro modo yo no las habría admitido...”
“...pero si no se convencen por estas razones déjelas usted que obren como
gusten...” 1
Cuando se trata de volver, el 31 de marzo de 1812 las tropas artiguistas estaban ya
situadas en la Banda Oriental, pero Don José mantenía su Cuartel General en el Salto
Chico occidental. Su preocupación en ese momento, además de las operaciones
militares lo constituía la suerte de las familias de La Redota.
Don José había dispuesto que éstas permanecieran en suelo entrerriano y se
instalaran en Gualeguay, Gualeguaychú y la Bajada del Paraná. Pero nadie quiso
quedarse y por el contrario todos decidieron seguirlo. No fueron suficientes los
argumentos de Don José haciéndoles ver que su ejército no podría protegerlos más
porque ahora era la guerra contra los portugueses a la que se tenía que abocar el
ejército. Tiempo después dirá al Triunvirato porteño, hablando de las familias y de su
actitud :
“Luego que empezaron mis tropas a repasar este río y recibí el oficio de V.E.
en que dejaba a mi elección el lugar en que debían situarse las familias durante
la campaña hice saber a éstas que tratasen de fijarse en el Gualeguay,
Gualeguaychú y Bajada del Paraná.
Hay muy pocas que quieran admitirlo y las más se han resuelto a continuar
como hasta ahora siguiéndonos en nuestra peregrinación. Yo les he hecho ver
que deben desistir, que mis proyectos no serán mudados en un solo ápice por
tener la menor consideración con ellas y que para dejarlas en un total abandono
sólo necesitaré adelantar alguna vez mis marchas.
Pero, Señor Exmo. nada de ésto las decide y me he visto precisado a
permitirles pasen las que gusten, conservando siempre la inalterable resolución
de no entorpecer en manera alguna qualquiera de mis operaciones por ellas.
Jose Artigas”.2
1 Oficio de Don José Artigas a Don Mariano Vega del 3 de noviembre de 1811. Archivo Histórico Nacional.Madrid. Sección Estado. Legajo 84. Año 1811.2 Oficio de Don José Artigas al Triunvirato porteño del 31 de marzo de 1812. Archivo General de laNación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra. 1812. Legajo N°16. Sala X, C.6, A.5, N°6.
111
Don José, con ese respeto innato a las resoluciones de su pueblo, ordenó dejar pasar
a los que quisieran.
No podemos evitar la tentación de dar al lector algunos datos sumarios, algunas cifras,
que puedan dar una idea de lo que realmente fue ese hecho extraordinario de La
Redota.
Es también una forma de intentar modificar el estereotipo de los textos escolares y de
ciertos cuadros o bajo relieves que muestran una carreta detrás de otra, cabayos
bueyes, la gente amontonada, unos detrás de otros. Qué lejos de éso fue la realidad!
Un mes y medio de viaje, desde el arroyo Monzón hasta Salto, en carros, en carretas,
a caballo. 800 familias con 1.000 niños varones menores de edad, 1.200 hijas mujeres,
72 viudas que llevan 193 personas a su cargo, entre menores e hijas mujeres, 20
mujeres viajando solas! Más de 4.500 personas a alimentar, 845 carruajes necesitando
cientos de yuntas de bueyes y de caballos.1
Éso sin contar los 3.500 hombres del ejército que tiene a su mando según el informe
que hará al Triunvirato, 3.500 que pueden llegar a ser 6.000.2
Y éso, sin contar tampoco las familias que no figuraron en el censo porque el Padrón
de las Familias que dispuso Don José decía al final:
“...En el anterior padrón no se ha comprendido un número considerable de
familias por hallarse distantes los carruajes ni los hombres sueltos agregados
a ella...”.3
Con respecto a los “hombres sueltos” encargados de las caballadas a que hace
referencia le dice al Triunvirato :”... excede de 2.000 el número de individuos útiles
empleados en el cuidado de carruajes, familias, caballadas y boyadas”.4
1 Datos extraídos de la base de datos informatizada creada por el autor a partir del texto original delPadrón de las familias dispuesto por Don José Artigas.2 Oficio de Don José Artigas al Triunvirato porteño del 13 de diciembre de 1811. Archivo General de laNación. Buenos Aires. División Nacional. Sección Gobierno. Sala X, C.1, A.6, N°12. Banda Oriental. Sitiode Montevideo y guerra contra los portugueses. 1811-181. Correspondencia del Gobierno de BuenosAires con Artigas, Sarratea y Rondean y entre sí. Correspondencia de Artigas con el Gobierno Económicode la Banda Oriental.3 Si bien es cierto que el párrafo hace mención al “anterior Padrón” (lo que dice que hubo otro), lasaproximadamente cien carretas no censadas, las que continuaban a llegar y los hombres sueltosocupados en las caballadas no están contabilizados en éste.4 Oficio de Don José Artigas al Triunvirato porteño del 13 de diciembre de 1811. Archivo General de laNación. Buenos Aires. División Nacional. Sección Gobierno. Sala X, C.1, A.6, N°12. Banda Oriental. Sitiode Montevideo y guerra contra los portugueses. 1811. Correspondencia del Gobierno de Buenos Airescon Artigas, Sarratea y Rondean y entre sí. Correspondencia de Artigas con el Gobierno Económico dela Banda Oriental.
112
Reflexione el lector sobre este hecho increíble y compárelo con las mediocridades, las
mentiras y las calumnias que los continuadores de los próceres de mayo y los
Gobiernos portugueses y españoles desgranaron sobre Don José y su Pueblo Oriental
para justificar sus ideas monárquicas y centralistas.
El tiempo presente. 200 años después.
La visión actual de los hechos iniciados en Asencio presenta un panorama bien variado
en el sentido de la interpretación y la importancia que se les atribuye. Por supuesto, la
versión de la Historia limpia predomina abiertamente, no ha sido en vano el trabajo
tenaz del sistema educativo, a todos los niveles, que llevó a esa visión monolítica de
una Historia inmóvil, de una Historia programada para no cambiar. Y lo que decimos
es válido para las dos orillas del Plata. Hace ya unos cuantos años Enrique de Gandía
decía algo que es válido también para nuestro país :
“...Nuestra historia argentina tiene hoy en día conceptos petrificados. Una
historia que podríamos llamar oficial, pues es la que se enseña en las escuelas
y universidades, repite afirmaciones rotundas. Los profesores no saben de
vacilaciones. Los estudiantes aprenden con seguridad unas ideas fijas... Los
herejes de la Historia oficial son mirados con esceptismo o con antipatía...”1
Los “medios de comunicación” son una correa de transmisión de alta eficiencia de
estos conceptos históricos de afirmaciones rotundas, de ideas fijas. Intentemos
penetrar en este mundo de las frases fáciles e impactantes, modus operandi muy
rentable de diarios, revistas, periodistas apurados y mal informados, TV e incluso
profesionales de la Historia en charlas difundidas por esos medio.
No es difícil hacerlo, basta una de esas pequeñas frases, lanzadas así, como al pasar,
pero que repetidas muchas veces tienen su efecto, para que el conocimiento
medianamente profundo de los documentos desencadenen una andanada de
respuestas que van en contra de esas afirmaciones rotundas, de esas ideas fijas.
Tomemos una de esas frasecitas inocuas de un diario cualquiera de gran tirada en
Montevideo.
“...Don José Artigas no fue el fundador de nuestra nacionalidad. Fue un líder
provincial...”2
1 Enrique de Gandía. Historiador y sociólogo argentino (1906-2000) Historia de la República Argentinaen el Siglo XIX. Buenos Aires, 1940.2 Diario La República. Montevideo, 19 de junio 2011. Editorial. Nuestro homenaje al prócer.
113
Se nos ha inculcado desde la escuela que Artigas fue un caudillo, que lo suyo fue
apenas una insurrección provocada por la llamada revolución de mayo, como ya vimos,
y mismo ahora nos enteramos que ganó la Batalla de Las Piedras a pesar de que no
“era nada”, no “era nadie”, apenas era un insurrecto que no “sabía nada”.1
Los llamados próceres de mayo en su semana de mayo se limitan a derrocar un Virrey
y a tomar el poder, por éso son revolucionarios, hicieron una revolución. Don José con
su pueblo armado conmueve los cimientos de dos imperios pero apenas si es un
insurrecto.
En más, se dice, no era nada, no era nadie. ¿Quién movilizó Asencio?, (ya lo vimos),
quién movilizó el pueblo armado que toma Minas San Carlos y Maldonado? ¿Aquí
también creemos en lo expontáneo de todos esos movimientos?
Cuando Mariano Moreno propone meses antes atraerse a Don José Artigas, ¿estaba
proponiendo atraerse a alguien que no era nada, que no era nadie? Son conceptos que
no soportan un mediano análisis.
Hay una especie de acuerdo tácito en señalar que tenemos un héroe pero que ese
héroe no está a la altura de un San Martín o de un Bolívar. Aquéllos fueron
libertadores, éste, apenas un “lider provincial”.
Nadie se atreve a declarar que fue un estadista. Y sin embargo, para ésto basta con
pensar en su ideal federativo, en su atención al comercio de la Banda Oriental en
momentos en que Gobierno porteño, imperio español e imperio portugués lo acosaban,
pensar en la organización del corso que llegó a establecer, en el establecimiento de
relaciones exteriores, sus comunicaciones con los EE.UU que le valieron elogios y el
respeto y la atención de la prensa europea del momento.
En la masa de documentos que hemos analizados manejando opiniones actuales, una
sola voz hemos encontrado que reinvindica el carácter de estadista para Don José. La
profesora Marta Canessa en una exposición del ciclo “Diálogos del Bicentenario” lo
dice sin dejar lugar a dudas : Artigas fue un estadista”.2
Analicemos un poco la forma como la prensa y los medios intelectuales se ocuparon
en su tiempo de la personalidad de Don José. En la obra Bibliographie nouvelle des
contemporains ou dictionnaire historique et raisoné de tous les hommes qui, depuis la
Révolution Française, ont acquis de la célebrité...3 encontramos a nuestro Don José.
1 Carlos Maggi, Ana Ribeiro. La Batalla de las Piedras. La Tertulia de los Viernes. Programa “EnPerspectiva” Radio El Espectador. 18.05.2007.2 Marta Canessa. Diálogos del Bicentenario. Los Sitios de Montevideo. parte 2, 29 de marzo 2011.3 Librairie Histórique, París, 1820.
114
Destaquemos entonces que, para los medios intelectuales franceses de 1820 Don
José era alguien que había adquirido ya la celebridad.
Transcribamos algunos pasajes de esa obra con referencias a Don José que son
realmente sorprendentes si pensamos que fueron escritos por alguien que no daba
mayores detalles y que además escribía sobre un escenario distante miles de
kilómetros y al que posiblemente nunca conoció.
“...pero ese Comandante (se refiere a Artigas) no se mantuvo mucho tiempo en
buena inteligencia con la Junta que desconfiaba de él. Pretendían que él no
trabajaba más que por él mismo y que quería dominar una parte del país.
Parece, al contrario, que Pueyrredón y los otros Jefes de esta república reciente
pensaban en establecer su propio dominio y que un republicano del carácter de
Artigas les hacía sombra.
Entre tantos pretendidos ciudadanos animados de intenciones pérfidas o al
menos de actitudes personales animment en secreto en los Estados nacientes
y es muy difícil a veces distinguir los amigos sinceros de la independencia...”1
Leamos un periódico de Baltimore, Maryland del 17 de enero de 1818 donde se
describe, “para el hombre de la calle de Baltimore “la lucha desproporcionada del
General patriota...”
“...El Sitio se agrava por la acción de los corsarios artiguistas. Para fines de
1817 los ejércitos portugueses han dominado el litoral marítimo de la Provincia
Oriental. Han ocupado Montevideo. Han inflijido numerosas derrotas a las
fuerzas artiguistas. Sin embargo, el interior está en poder de Artigas. Artigas se
apoya en el río Uruguay. Por allí sigue recibiendo recursos de Entre Ríos y
Corrientes. Lecor se encuentra virtualmente sitiado en la Plaza de Montevideo
sin poder unirse con las fuerzas del norte al mando del General J. Curado.
Esta es a grandes rasgos la situación del Sitio de Montevideo, reflejada por la
noticia que sale para el “Niles Weekly Register” de Baltimore. El 17 de enero de
1818 el hombre de la calle de aquella ciudad norteamericana puede enterarse
de la marcha de esa lucha desproporcionada del General patriota que con sólo
8.000 hombres está debatiéndose contra un ejército de 15.000 a 16.000
soldados invasores...”2
1 Bibliographie nouvelle des contemporains ou dictionnaire historique et raisoné de tous les hommes qui,depuis la Révolution Française, ont acquis de la célebrité. Librairie Histórique, París 1820.2 La lucha de Artigas vista por periódicos norteamericanos de aquella época. Estado Mayor del Ejército.Departamento de Estudios Históricos. División Historia. Montevideo, 1974.
115
Leamos una “ficha” del periódico “Niles Weekly Register” fechada tambien en Baltimore
el 2 de mayo de 1818 con un título que dice “Artigas indomable”.
“...Contenido : informa sobre la situación de Artigas en Purificación. Artigas permanecía
en su capital, Purificación, aparentemente desafiando a todo el mundo. Narra la forma
de guerrear de Artigas, describe sus soldados y su incontenible eficacia...”1
Esta incontenible eficacia que le adjudica el periódico norteamericano a Don José es
catalogada, en nuestro país, como la acción de un hombre que “...no sabía nada”
porque “era la primera vez en su vida que mandaba más de 100 hombres...”2
Se podrá decir que entre 1811 y 1818 hay siete años de experiencia, pero, en esos
siete años ¿cuántas batallas dirigió Don José?
“...Los portugueses ocupan todavía Montevideo ... Artigas está en guerra con
ambos (los portugueses y Buenos Aires). Él conduce una especie de guerra de
guerrillas. Sus soldados son poco menos que salvajes, generalmente van a
caballo, son admirables jinetes acostumbrados a las dificultades y al peligro.
Resulta imposible para un ejército operar contra ellos. Realizan un ataque o una
incursión y desaparecen al momento...”3
Daremos un último ejemplo de un artículo que, por su extensión, nos dice del interés
que despertaban las acciones de Don José y particularmente de la importancia que le
acordaban en su lucha por sus ideales.
El articulo hace alusión, sin nombrarla, a la persona que le proporciona la información
sobre Don José diciendo que ésta representa “...ese guerrero singular cuyo solo
nombre causa terror al Gobierno de Buenos Aires como el más meritorio y digno
patriota de todo el país...”
“...Su persona y aspecto es noble, abierto y lleno de autoridad. Aunque es
Comandante y Jefe de una parte considerable del país y de la población, él es
pobre y se niega a sí mismo todas las indulgencias y lujos que podría
permitirse.
Un día no pude menos que advertir su saco viejo y zurcido en varios lugares,
remendado en los codos y sin charreteras. Él observó que yo estaba mirando
su saco y dijo : usted ve que yo soy pobre; sin embargo tengo cinco mil dólares
en la caja pública, pero todo éso debe ir a la compra de armamentos, porque
1 Periódico Niles Weekly Register, Washigton DC. Biblioteca del Congreso. Edificio principal JK. 1, N°5, volúmen XVI, N°348, p.1672 Ana Ribeiro. La Batalla de las Piedras. La Tertulia de los Viernes...cit.3 Periódico Niles Weekly Register. Washigton DC. Biblioteca del Congreso. Edificio principal JK. 1, N°5, volúmen XVI, N°348, p.167
116
tenemos muchos enemigos y estamos determinados a ser independientes y
libres. Yo tengo, ciertamente un saco mejor pero no puedo permitirme usarlo
todos los días.
Un amigo quiso hacerle un cumplido comparándolo con Washigton. No, replicó
Artigas, no hay un Washigton en este país. El dedo meñique de ese hombre
ilustre bastaría para poner todo en orden.
Tal es el carácter de Artigas. Sus enemigos lo describen como un Godo
(bárbaro), sediento de sangre. Sin embargo todos admiten que hay tanta o más
justicia y orden en el otro lado del río como en éste y que la adhesión a Artigas
del pueblo del lado oriental es unánime y apasionada.
Artigas, me han dicho, hha declarado que mandaría pedir una imprenta tan
pronto como pudiera financiarla, pues hasta el presente su Gobierno no tiene
tal cosa...”1
A un hombre que es tratado con esta consideración y respeto, por no decir admiración,
en nuestro propio país hay quienes lo catalogan de “lider provincial”.
Cuando caudillos tales como Ramírez y López llegaron a tener ese reconocimiento
internacional?
Puede parecer lógico que un líder provincial o un simple caudillo pronuncie frases
como “...los pueblos de América del Sur están íntimamente unidos por vínculos de
naturaleza e intereses recíprocos.” ¿No estamos aquí en presencia de un estadista?
¿Cuántos ejemplos más debemos dar al lector? Dejémos de lado por conocidas sus
“...mi autoridad emana de vosotros y cesa ante vuestra presencia soberana...” o su
“...la causa de los pueblos no admite la menor demora” o “que los más necesitados
sean los más privilegiados” o que “...Nada podemos esperar si no es de nosotros
mismos...”
Pero es que las Instrucciones del año XIII, tan conocidas y tan poco aplicadas, ¿son
el producto de un caudillo o de un simple líder provincial?
Solamente un estadista, un estadista de gran visión podía reclamar en aquellos
momentos y situación que “...cada Provincia formara su Gobierno...”, que se
“promoviera la libertad civil y religiosa en toda su extensión imaginable...”, que “el
despotismo militar fuera precisamente aniquilado con trabas constitucionales que
aseguraran inviolable la soberanía de los pueblos...”
Pero no, se le continúa definiendo como un líder provincial, apenas como un caudillo.
1 Periódico Niles Weekly Register del 20 de junio de 1818. Washigton DC. Biblioteca del Congreso.Edificio principal JK. 1, N°5, volúmen XIV, N°17
117
Es necesario ir a un autor anónimo, en una enciclopedia digital1 para poder leer una
frase como ésta : “...fue uno de los más importantes estadistas de la Revolución del
Río de la Plata...”2 Difícil es encontrar entre los historiadores actuales compatriotas
alguno que le atribuya a Don José estatura de estadista.
Y puesto que se trata de valorar sus capacidades en el orden militar, sería bueno
analizar en detalle su trayectoria de estratega.
En diciembre de 1811 Artigas escribe al Triunvirato porteño describiéndoles la situación
en la Banda Oriental. En particular les describe la situación de su ejército, las medidas
a tomar y aquellas que eran inconvenientes, todo un plan elaborado a partir de su
análisis de los datos de que disponía.
Con respecto a su ejército, les señala los males incalculables que provocaría el pasaje
de su ejército al otro lado del Uruguay abandonando la Banda Oriental y permitiendo
que los portugueses se fortificaran a lo largo del río.
Les señala además que era imprescindible evitar que los portugueses se apoderaran
de Montevideo porque si lo lograban, dueños de la campaña oriental y del puerto,
cortarían toda comunicación, su paso siguiente sería la invasión del Paraguay.
Luego detalla el plan de acción. Para detener el avance portugués Don José vuelve a
su idea central : es necesario atacarlos y para éso les expone claramente su plan de
combate. “...puede hacerse la guerra con ventajas al ejército portugués y tal vez llegar
al caso de que sea batido completamente...” les dice.
Y para que no queden dudas agrega : “...esta proposición parecerá acaso gigantesca,
pero la creo sin embargo arreglada a principios militares...”
Y muestra aún la profundidad de su análisis de la situación, su sentido de la realidad
cuando les dice : “...Yo no lisonjearé á V.E. suponiendo este ejército capaz de batir al
del enemigo en cuerpo, conozco bastantemente la fuerza de uno y otro, tengo bien
presente su diferencia...”
Les explica casi en forma escolar en un análisis medular de la posición de los
invasores, que los portugueses están obligados a ocupar diferentes puntos de la costa
del Uruguay y éso los obligará a dividir sus fuerzas en destacamentos y “...nosotros
podemos batirlos uno a uno con un “movimiento rápido, secreto y uniforme...”. “...ante
esta acción nuestra los portugueses tienen dos opciones : o bien se quedan en
Maldonado y pierden la mayor parte de la campaña o bien envían lo que les queda de
su ejército, que dificilmente sería superior al nuestro. Si además el Paraguay se decide
a tomar parte en la lucha, entonces se puede atacar a los portugueses en su propio
territorio...”
1 Wikipedia.2 Diario El País, 8 de setiembre 2009. Biografía de José Artigas.
118
Insiste sobre la necesidad de atacar los portugueses antes de que éstos se fortifiquen
a lo largo del río Uruguay y lo que significaría dejarlos apoderarse de los pasos que
comunicaban las dos bandas.
Leyendo el oficio de Don José, nadie puede dudar de su condición de estratega.
“Cuartel General en el Salto, 16 de diciembre de 1811
Exmo. Gobierno Superior de las Provincias Unidas del Río de la Plata
Es de primera necesidad por el bien del Estado evitar que el ejército portugués
ocupe Montevideo y su campaña. Dueños de la llave del Río de la Plata,
inexpugnables en aquel punto y aumentada entonces su fuerza con exceso
cortarían absolutamente todas las comunicaciones exteriores, invadirían
facilmente la provincia del Paraguay y muy en breve la seguridad de la Capital
misma se vería amenazada por mar y tierra y acaso entonces las miras del
estranjero ambicioso serían mucho mas extensas.
Puede hacerse la guerra con ventajas al ejército portugués y tal vez llegar el
caso de que sea batido completamente. Esta proposición parecerá acaso
gigantesca, pero la creo sin embargo arreglada a principios militares.
Yo no lisonjearé á V.E. suponiendo este ejército capaz de batir al del enemigo
en cuerpo, conozco bastantemente la fuerza de uno y otro, tengo bien presente
su diferencia...
El ejército portugués, entre tanto que el oriental no repase el Uruguay y esté
distante de los pueblos de Entre Ríos puede considerarse dueño de más
terreno que el que pisan sus tropas y habiendo de ocupar necesariamente
multiplicados puntos de la costa hasta tanto que fortificándose en los principales
y apoderándose de todos los medios de defensa pueda ordenar un plan
combinado, debe por consecuencia tener dividida en destacamentos menores
una parte considerable de sus fuerzas.
Estos cuerpos sueltos pueden ser batidos en detalle con tan conocidas
ventajas por nuestra parte que debe considerarse la victoria completa sobre
todos aquellos que no se salven por mar ; que siendo nuestro movimiento
rápido, secreto y uniforme sobre varios puntos, serán pocos los que puedan
escapar.
A consecuencia de esta operación los portugueses, o permanecerían en
Maldonado perdiendo el dominio de la mayor parte de la campaña o destacarían
un cuerpo considerable que dificilmente sería superior a nuestra fuerza y que
aún así nos dejaría igual recurso que ahora de hacerle una guerra de Partidas
en que siempre llevaríamos ventajas.
Si entretanto la provincia del Paraguay acordase un plan combinado podría
divertirse la atención del enemigo y penetrando en su territorio guardar la
política que V.E. me designa en su superior oficio reservado del 14 de
119
noviembre último de que entre otras concecuencias graves resultaría
seguramente la total destrucción del ejército que invade nuestro país.
Es tan notable la diferencia que se halla entre atacar al enemigo antes que,
fortificado en los puntos principales de la costa del Uruguay, nos cierre esta
puerta precisa, que sería necesaria una fuerza doble que la actual para vencer
esta barrera.
Con algunos destacamentos fuertes combinados en buena posición y algunas
pequeñas Partidas de observación, posesionado ya de los puertos hasta
Montevideo, hallaría el enemigo sostenida toda la campaña y toda la costa al
paso que ahora, quedando un intermedio de ella vacío de sus fuerzas nada
debe creer asegurado.
Jose Artigas”.1
La propuesta de Don José de mediados de diciembre de atacar los portugueses no
fue aceptada por el Triunvirato. A fines del enero siguiente les propone otro plan de
acción, lo que nos muestra una vez su capacidad de planificación y organización.
“Misiones y Corrientes pueden sostener cualquier movimiento mío” les dice a los
triunviros, lo que es remarcable si pensamos que recién había llegado a la Banda
occidental, acababa de pasar el río con su ejército y las familias para acamparse en
el Salto Chico.
Les expone claramente su plan de defensa y de ataque : dada la instalación de su
campamento en proximidad del río, en el caso de que los portugueses se atrevieran
a atacarlo él se retiraría Entre Ríos adentro. Éso significaría para los atacantes alejarse
del centro de poder representado por el grueso del ejército de de Souza y crearles
dificultades para el caso de que tuvieran que repasar el Uruguay.
Don José plantea entonces dos posibilidades : si los portugueses deciden atacarlo en
terreno entrerriano él, con la gente de Misiones y de Corrientes se considera capaz de
derrotarlos.
Ésto sería en el caso de que los refuerzos de las tropas de Buenos Aires no llegaran
antes, si llegaban, en ese caso Don José sería el atacante.
“Cuartel General en el Salto Chico occidental, 24 de enero de 1812
Exmo.Gobierno Superior Provisional de las Provincias Unidas del Río de la
Plata a nombre del Señor Don Fernando VII
1 Oficio de Don José Artigas a la Junta de Buenos Aires del 16 de diciembre de 1811. Archivo Generalde la Nación. Buenos Aires. División Nacional. Sección Gobierno. Sala X, C.1, A.6, N°12. Banda Oriental.Sitio de Montevideo y Guerra contra los portugueses. 1811-1813. Correspondencia del Gobierno deBuenos Aires con Artigas, Sarratea, Rondeau y entre sí. Correspondencia de Artigas con el GobiernoEconómico de la Banda Oriental.
120
Ni el honor de las armas de la patria ni el gran interés que nos resulta pueden
jamás dictarnos otros medios con nuestros invasores que el uso continuo de las
bayonetas; ellas sabrán imponerles lo que no ha sabido la justicia cuando sin
atención a ella profanan nuestro suelo.
...mis Partidas de observación velan en todas partes y nada temo a la sorpresa.
...si veo que los portugueses quieren realizar la idea de atacarme me
aproximaré a alguna de las inmediaciones de Entre Ríos retirándome 15 o 20
leguas de las costas; esta operación me parece tanto más precisa cuanto
conciliando la mayor seguridad del ejército es una mayor distancia que tienen
que andar a pie los enemigos, dificultándoles también su reembarque. De modo
que en esa posición tomo la debida distancia entre las costas y los lugares de
mis recursos.
Los de Misiones y Corrientes pueden sostener qualquier movimiento mío y por
más que empiece solo una acción puedo darla general, aprovechar todas las
ventajas con una fuerza presentada en un momento oportuno manteniendo así
la mejor relación con todos los puntos.
Todo esto es en el caso que los auxilios de V.E. no lleguen a tiempo pues si
llegan yo pasaré este río, buscaré a los enemigos y los venceré...
...nunca puede sernos favorable esperar a los portugueses si ellos quieren sólo
aparentar sin decidirse. Se acantonarán en algún punto ventajoso y sufriremos
que a nuestra vista se forme la gran barrera que nos quite para siempre la
Banda Oriental ...
José Artigas”.1
Veamos un tercer ejemplo aún que reafirma esa capacidad indudable de Don José de
captar la situación de los ejércitos, de preveer los movimientos y de establecer un plan
adecuado a mediano y mismo largo plazo.
El 15 de febrero de 1812 vuelve a escribir al Triunvirato porteño detallándoles una vez
más su plan de acción, un verdadero plan de campaña apoyado en un sólido
conocimiento del terreno y de la situación de sus enemigos.
Les explica en forma didáctica cual es la situación, que es lo que hay que hacer,
cuando y como.
Don José les explica con claridad meridiana : es preciso “aprovechar estos instantes
en que no podemos ser incomodados en nuestras marchas”, y les explica por qué.
Estaba entrando el otoño, la “estación rigurosa” como él le llama se aproximaba, el
invierno en la Banda Oriental suponía, además de las terribles heladas sin duda alguna
1 Oficio de Don José Artigas al Triunvirato porteño del 24 de enero de 1812. Archivo General de laNación. Montevideo. Fondo Adquisición Pardo, caja1541, carpeta 3, N°3, año 1812
121
la crecida de ríos y arroyos, los vados que no daban paso, en fin, la forzosa
inmovilización de las tropas, pero él, él les dice : “yo puedo dirigirme sin tocar un solo
arroyo”. La frase por sí sola es elocuente!
Luego les plantea el objetivo concreto que se debe perseguir, apoderarse de las dos
costas del río Uruguay y es así que les dice : “...asegurar el Uruguay yo creo debe ser
indispensablemente nuestro primer cuidado. Sin él nada pueden los portugueses en
la Banda Oriental”.
Y es categórico cuando agrega : “soy del parecer se de principio a nuestras
operaciones”, “todo parece gritarnos que ya es tiempo”.
Pero el plan de Don José no se limita a apoderarse de las dos costas del río Uruguay,
va mucho más allá, pretende desembarazar la Banda Oriental de las tropas
portuguesas.
Su idea es atacar los pueblos de Misiones en posesión de los portugueses y plantar
su Cuartel General en Santa Tecla que será el centro de la campaña, en pleno territorio
portugués, porque de ahí, dice : “puedo dirigirme indistintamente a donde guste”. Y
luego, cortar la retirada de los portugueses situando destacamentos estratégicos que
les impidan recibir refuerzos por tierra.
Su plan se centra en un objetivo preciso, Don José sabe exactamente a donde quiere
llegar y cuales son los medios para lograrlo cuando les dice : “...todo consiste en el
movimiento sobre los pueblos Orientales de Misiones, yo deseo que V.E. se penetre
de la utilidad de este plan...”
Una vez cumplidos estos pasos Don José considera que los portugueses tienen tres
opciones : atacarlo en las posiciones que haya ocupado en territorio portugués, retirar
sus tropas de la Banda Oriental o quedarse acantonados en Maldonado.
En el primer caso su posición en Santa Tecla y la posibilidad de desplazarse en la
forma que sus hombres están acostumbrados a hacerlo le da una gran ventaja.
Si deciden retirarse la única salida posible es por Santa Teresa y ahí Don José puede
atacarlos pasando por Cerro Largo. En el tercer caso, que se acantonaran en
Maldonado, ya hemos visto la eficacia de los hombres de Artigas para establecer un
Sitio.
“Cuartel General en Salto Chico Occidental, 15 de febrero de 1812
Exmo: Gobierno Superior Provisional de las Provincias Unidas del Río de la
Plata
... estando ya encima la estación rigurosa, por más que ella no sea capaz de
impedir la dirección que me propongo, con todo, no debiendo desentendernos
de proporcionar la posible libertad a nuestras operaciones, yo, aunque puedo
dirigirme sin tocar un solo arroyo, creo necesario con consideración a las
122
circunstancias que no se pueden preveer huir el extremo de no poder dejar de
hacerlo a causa de sus crecientes.
Además de ésto la precisión de aprovechar estos instantes en que aún no se
halla una fuerza reunida considerablemente en paraje interesante, a lo que se
une no poder ser incomodados en nuestras marchas y sobre todo impedir sean
reforzados los puntos cuya ocupación es nuestro principal objeto ; todo parece
gritarnos que ya es tiempo. Estas circunstancias envuelven en sí otras muchas
que no se ocultarán a la alta penetración de V.E. bajo cuyo conocimiento soy
del parecer se de principio a nuestras operaciones exponiendo a V.E. al efecto
el plan que juzgo conveniente según mis conocimientos.
Asegurar el Uruguay yo creo debe ser indispensablemente nuestro primer
cuidado si queremos dar el grado preciso de firmeza al resto de nuestros
pasos. Sin él nada pueden los portugueses en la Banda Oriental y con él por
parte de ellos nunca podrán dejar de ser muy limitados nuestros proyectos, de
modo que, posesionados nosotros de ambas costas no sólo les será imposible
mantenerse en nuestros campos sino que tampoco podran intentarlo ; bajo
estos principios yo pienso abrir la campaña por la ocupación de los pueblos de
Misiones pertenecientes a los portugueses ... al efecto las tropas de Corrientes
con las que se hallen en el departamento de Yapeyú marcharán sobre aquellos
puntos y yo con todo el ejército lo verificaré hasta situarme en Santa Tecla, que
debemos considerar como centro de la campaña desde donde puedo dirigirme
indistintamente a donde guste y sostengo al mismo tiempo las operaciones de
los correntinos y demás tropa sobre los pueblos referidos.
El resultado es obligar a que los abandonen los portugeses que los ocupan y
cortar si es menester por la boca del Monte Grande o las costas del Bacacay
su retirada al interior de sus países o impedirles su reunión con el ejército de
Maldonado si viniere a encontrarse conmigo.
Realizados estos pasos y puesta una guarnición regular en San Martín, Batoví
o Arroyo del Cacique ya podremos emprender con satisfacción cuanto nos
dicte nuestro deseo muy seguros de que por la espalda nadie nos incomodará
ni menos se opondrá en manera alguna el menor obstáculo para una retirada
y quitaremos para siempre a los portugeses la esperanza de poseer el Uruguay.
Cualquiera que considere debidamente la situación de la campaña hallará en
los Pueblos Orientales de Misiones un recodo cuya entrada se hace
absolutamente impenetrable por la ocupación de los puntos antedichos.
Mientras, o mueve el portugués su campo sobre nosotros, se retira para sus
territorios o permanece en Maldonado. En el primer caso la libertad que
proporciono a mis operaciones por mi situación en Senta Tecla me presenta
miles de movimientos ventajosos de que no pueden resultar sino triunfos a mi
ejército.
123
Si resuelven retirarse, sólo Santa Teresa puede darles paso porque el que
pudieran tomar por el Yaguarón se los impido saliéndoles por el Cerro Largo y
finalmente si tienen la arrogancia de esperarme en Maldonado yo los reduciré
al estado de estrechez más capaz de destruirlos o tomar el recurso de
embarcarse.
Tenga V.E. presente que el todo consiste en el movimiento sobre los pueblos
Orientales de Misiones, yo deseo que V.E. se penetre de la utilidad de este
plan...
Artigas”.1
No hubo ni un solo General, ni un solo Coronel en el ejército porteño capaz de elaborar
y menos aún valorar este plan militar de Don José que tanto preocupó a la
Comandancia portuguesa y mismo al Gobierno portugués. Ni a San Martín, ni a
Belgrano o Rondeau, éstos conociendo el terreno, con sus capacidades de estrategas
provenientes de sus aprendizajes en escuelas militares se les ocurrió jamás pensar
que el punto débil del poderoso ejército portugués estaba en las flaquezas de su
retaguardia, en los extensísimos territorios desguarnecidos que quedaban a su espalda
y en la posibilidad de que se les pudiera cortar la comunicación los abastecimientos y
refuerzos desde el momento en que Diego de Souza instala su Cuartel General en
Maldonado y allí concentra sus tropas.
Y más crítica aún se volvería esa situación de de Souza con un ataque por su
retaguardia desde el momento en que su fortificación con el grueso de sus tropas en
Maldonado se debilitaría con el envío de parte de esas fuerzas a tomar posición a lo
largo del río Uruguay y mismo a invadir el Entre Ríos.
Todo ésto lo vió Don José, y planificó de acuerdo a ésto. El Gobierno portugués vió el
peligro de una tal maniobra. El Gobierno porteño no pudo verlo, ocupado en su
obsesión de mantener el poder y destrozarse en luchas intestinas por ese mismo
poder. Y si algo pudo ver, su preocupación creciente por el apoyo del Pueblo Oriental
hacia Don José, en particular después de La Redota y por el prestigio que
indudablemente éste habría de lograr si tal plan se aplicaba y triunfaba, lo hizo
reaccionar rechazándolo de plano.
Ninguno de los Coroneles porteños (Generales no existirán hasta que se le da ese
cargo a Manuel de Sarratea ) concebirá un plan de tal envergadura y trascendencia en
la lucha con el imperio portugués.
1 Oficio de Don José Artigas al Triunvirato porteño del 15 de febrero de 1812. Archivo General de laNación. Montevideo. Fondo documental ex-Archivo y Museo Histórico Nacional. Caja N°8, legajo:Correspondencia de Don José Artigas.
124
Hasta al mismísimo Diego de Souza, el General portugués Comandante en Jefe de la
invasión a la Banda Oriental llegaron datos del plan de operaciones de Don José, por
intermedio de Felipe Contucci.1 Esos planes que generaban una gran inquietud al
General portugués habían sido sin embargo desestimados por el Trinvirato porteño.
“Cerro Largo, 11 de abril de 1812
Ilustrísimo y Exmo. Señor Don Diego de Souza
El atrevido plan de los insurgentes reducíase a saquear y quemar los
establecimientos de nuestras fronteras y a obligar a V.E. a acudir a los estados
de S.A.R. el Príncipe Regente quedando Artigas en libertad y en circunstancias
de sitiar Montevideo en este próximo inverno sin que nuestro ejército pudiera
auxiliar aquella Plaza.
Para este objeto contaban con los votos de la mayor parte de los habitantes de
esta campaña y hasta con los sufragios de muchos individuos de la Plaza de
Montevideo.
Felipe Contucci”.2
Demos un último y categórico ejemplo de esta su capacidad de estratega que,
evidentemente jugó su papel en la Batalla de Las Piedras.
En febrero de 1812 Don José había escrito al Gobierno paraguayo solicitando ayuda
para enfrentarse a los 4.000 hombres del ejército portugués. Es en esta comunicación
que les desliza la frase : “...del resultado de esta campaña depende todo, ella va a fijar
el destino de la Banda Oriental y quizá el de la América toda...”3 Poco tiempo después,
en abril, desde su Cuartel General en el Salto Chico les reitera : “éste es el último
esfuerzo de la América del Sur... el centro del poder de los americanos es la fuerza que
se halla a mis órdenes...” Y termina graficamente preeviendo la actitud de aislamiento
que iba a tomar el Gobierno paraguayo : “Tenga V.S. la dignación de penetrarse de mis
razones : Si la acción general se pierde de que le servirá a la provincia del Paraguay
haberse mantenido a la defensiva?4 Una vez más la visión, política de este hombre al
que aún se le sigue calificando de “lider provincial o de caudillo”.
1 Felipe da Silva Telles Contucci. Rico comerciante portugués en Buenos Aires, con estancia en LosLaureles, costas del Río Negro. Contucci había sido en 1808, junto a Manuel Belgrano, uno de losfervorosos partidarios de establecer la Regencia de la Princesa Carlota Joaquina en el Río de la Plata.2 Oficio de Felipe Contucci a Diego de Souza del 11 de abril de 1812. Museo Julio de Castilhos. PortoAlegre. Archivo Público de Rio Grande del Sur. 2a. sección, asuntos militares, 1812, caja 177, documento363.3 Oficio de Don José Artigas al Gobierno del Paraguay del 3 de febrero de 1812. Archivo General de laNación. Montevideo. Fondo ex Archivo y Museo Histórico Nacional. Caja N°84 Oficio de Don José Artigas al Gobierno paraguayo del 3 de abril de 1812. Archivo General de la Nación.Montevideo. Fondo ex Archivo y Museo Histórico Nacional. Caja N°8.
125
Todos los libros de Historia destacan la influencia que llegó a tener Don José en las
provincias argentinas en el período de su apogeo. Sin embargo, se conoce poco o
nada de los comienzos de esa influencia, que es muy temprana.
A principios de diembre de 1811 Don José ya se permitía dar directivas a Oficiales de
alto rango en Corrientes, Oficiales que se supone deberían depender del Gobierno de
Buenos Aires y aún a Gobernadores de provincias. Porque además, en su viaje de
regreso a la Banda Oriental, el cargo que le había adjudicado la Junta de Buenos Aires
era apenas el de “segundo Comandante de las fuerzas que se van a organizar en la
campaña de Montevideo”.1 Es decir un cargo que por el momento no tenía ningún
valor, ningún significado, puesto que se refería a fuerzas “que se iban a organizar”, es
decir que no existían. No le daban mando de tropas y aún ni siquiera le daban la
comandancia de esas supuestas tropas, iba a ser apenas su segundo Comandante.
No obstante éso, Don José se permite escribirle al Sargento Mayor Don José Ignacio
Aguirre diciéndole : “...creo muy conveniente pase usted con sus tropas al Salto ...”
Estamos apenas a 8 meses de la llegada de Don José a la Banda Oriental puesto que
el 29 de marzo estaba en Paysandú de acuerdo con un oficio de Pedro Viera a la Junta
de Buenos Aires.2
Ya en estos momentos tan tempranos, Don José da muestra evidente de que
desplegaba una estrategia bien planeada y bien organizada aún fuera de fronteras de
la Banda Oriental. Veamos el oficio dirigido a Aguirre.
“Cuartel General en el Chapicuy, 4 de diciembre de 1811
Señor Comandante de las armas de Corrientes que obraron sobre Mandisoví
“...hago a usted presente que para la mayor utilidad de nuestras operaciones
creo muy conveniente pase usted con sus tropas al Salto de aquel lado a
reunirse con el mencionado Capitán Basualdo por ser ese el punto de reunión
que he fijado y el mismo que ocuparé con mi ejército pasado mañana para
desde allí proceder al arreglo de nuestras operaciones.
José Artigas”.3
1 Archivo General de la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. 1811. Guerra. enero-abril. S.X. C 3,A 2, N°5, legajo N°4, 1811.2 “...Hoy llegaron a la Capilla de Mercedes los Capitanes Don Francisco Montes Larrea y Don ManuelArtigas, y éste dice deja en Paysandú a Don José Artigas con 300 hombres y que llegará mañana a dichaCapilla...” Pedro José Viera. Archivo General de la Nación. Buenos Aires. Gobierno Nacional. Guerra.1811. S.X. C 3, A , N°2, folio 73.3 Carta de Don José Artigas al Sargento Mayor Don José Ignacio Aguirre. Archivo General de la Provinciade Corrientes. República Argentina. Correspondencia Oficial, primera serie, N°1, año 1811.
126
Y de este hombre que mientras La Redota bate su pleno, habla de “nuestras
operaciones”, habla del punto de reunión que se ha fijado, que tiene ya establecido el
día y el lugar precisos donde va a instalar su ejército, de este hombre se dice que,
llegada su primera batalla “no sabía nada porque era la primera vez en su vida que
mandaba más de 100 hombres.”1
Hacía dos meses que su pueblo armado y las familias sufrían el duro camino del exilio
con todos los problemas de previsión, de organización, de coordinación que ese mundo
en marcha le planteaba, con un ejército portugués que lo acuciaba por todos lados, y
llegó a su destino. ¿Cómo se puede decir que este hombre “no sabía nada”
3.500 hombres armados que podían llegar a ser 6.0002 y un grupo de civiles de 4.500
personas (niños, niñas, muchachas, viejos, mujeres solas) desplazados desde las
cercanías de Montevideo hasta el Salto, más de 300 km.a sus órdenes, bajo su
responsabilidad, que llegan sanos y salvos “al punto de seguridad”3 con un ejército
portugués que les pisa los talones. Y este hombre, no sabía nada! ¿Es que todo ésto,
lo aprendió en seis meses?
Pero si el 4 de diciembre Don José le indica a Aguirre lo que es más conveniente que
haga (en definitiva le estaba dando una orden), tres días más tarde comunica al
Gobernador de Corrientes Don Elías Galván que había decidido dar principio a las
acciones bélicas y que esperaba que éste actuara de acuerdo “a la combinación que
mutualmente nos hemos ya manifestado”.
¿En que se basaba Don José para permitirse orientar las acciones de Gobernadores
y militares del otro lado del Uruguay, es evidente que no era el título otorgado por el
Gobierno porteño de “segundo Comandante de las fuerzas a organizarse en la Banda
Oriental”. A Galván le dice :
“...No existiendo ya algunas de las circunstancias que nos impulsaban a
contener nuestras operaciones en los límites de las solas medidas de
prevención y teniendo por otra parte a la vista mil incidentes que obligan a
anticipar los pasos que debían girarse, he resuelto dar principio a aquellos
afanes que influyen más propiamente en la seguridad de nuestro territorio,
1 Ana Ribeiro. La Batalla de las Piedras. La Tertulia de los Viernes...cit.2 En un oficio dirigido al Gobernador de Corrientes, Don Elías Galván le dice : “...los seis mil ciudadanosarmados que tengo el honor de dirigir...” Oficio de Don José Artigas a Elías Galván del 7 de diciembrede 1811. Archivo General de la Provincia de Corrientes. República Argentina. Correspondencia Oficial,primera serie, N°1. Año 1811.3 En un oficio al Gobernador de Corrientes Don Elías Galván le dice : “...Las familias de esta Banda quehan venido hasta ahora bajo la protección de las legiones de la libertad que se hallan a mis órdenes vana ser puestas muy en breve en el punto de seguridad competente...” Oficio de Don José Artigas a ElíasGalván del 7 de diciembre de 1811. Archivo General de la Provincia de Corrientes. República Argentina.Correspondencia Oficial, primera serie, N°1. Año 1811.
127
participándolo así a V.E. para realizar la combinación que mutualmente nos
hemos ya manifestado...”1
Los historiadores uruguayos actuales cierran filas en su actitud de señalar 1810 como
fecha de comienzo de la conmemoración del bicentenario y por ende en su posición
de considerar la llamada revolución de mayo como el orígen, el centro y la inspiración
de los movimientos revolucionarios del antiguo Virreynato del Río de la Plata. Algo así
como “Dijo Dios: haya luz, y hubo luz.”
Sigámos incursionando en los ejemplos. Vayámos a esta exposición de alguien que no
necesita presentaciones porque hace ya mucho tiempo que ha bien ganado su carácter
de Historiador, con mayúscula, y analicemos su contenido.
“...Yo entiendo que el bicentenario debiera abarcar los diez años que van del 10
al 20, de 1810 a 1820, un proceso que empieza, racionalmente, con la Junta de
Mayo, en el momento que los vecinos de Buenos Aires deciden constituir una
autoridad que substituya la autoridad vigente, que es la autoridad real que había
colapsado en España en ese momento, un hecho nimio el hecho de que el
Cabildo se reúna y nombre vecinos para que substituya la autoridad.2
La posición es clara y fundamentada, el bicentenario debería comenzar en 1810 por
dos razones fundamentales, de orden racional. La primera : en la Junta de Mayo fueron
los vecinos quienes decidieron constituir una autoridad que remplazara al Virrey. La
segunda : en el mismo acontecimiento, el Cabildo se reúne y nombra vecinos para que
ocupen el cargo del Virrey. Ninguna de estas dos aseveraciones es verdadera.
En la primera, es posible que se haya querido decir que fue en el Cabildo Abierto del
22 de mayo donde los vecinos “deciden constituir una autoridad que substituya la
autoridad vigente” y no en la Junta de Mayo.
Aún así, la premisa es discutible porque cuando se dice “los vecinos” se está dando
sutilmente la idea de que fue el pueblo de Buenos Aires el que tomó la determinación
de destituir al Virrey y nadie duda, aunque corrientemente se olvide cuidadosamente,
que fue solamente “la parte más sana del vecindario” la que participó.
1 Oficio de Don José Artigas al Gobernador de Corrientes, Don Elías Galván del 7 de diciembre de 1811.Archivo General de la Provincia de Corrientes. República Argentina. Correspondencia Oficial, primeraserie, N°1. Año 1811.2 Dr.Carlos Maggi. A propósito del bicentenario. Charlas organizadeas por “Asuntos Públicos” con laparticipación de Carlos Demasi, Ana Ribeiro y Guillermo Vázquez Franco. parte 2. You Tube.
128
Es bueno aquí recordar a Bartolomé Mitre cuando dice que se trataba de : “impedir que
el populacho tomase en la gestión de los negocios públicos una participación activa y
directa”.1
En la segunda, donde se dice que el Cabildo se reunió y nombró vecinos para que
substituyeran la autoridad representada por el Señor Virrey nos encontramos con
documentación muy clara que contradice esa afirmación.
El Cabildo de Buenos Aires nunca nombró vecinos para que substituyeran la autoridad
del Virrey. El nombre de las personas que pasaron a integrar la Junta de Mayo les fué
impuesto por los complotados. El Cabildo no tuvo más remedio que aceptar lo que se
les imponía porque detrás de esa imposición estaban el Coronel Don Cornelio
Saavedra y los demás Jefes militares con mando de tropa que eran quienes decidían.
No hubo pues ningún nombramiento de vecinos por parte del Cabildo.
Recordemos que cuando el Síndico Procurador Julián de Leiva, frente a la plaza vacía
plantea la pregunta incómoda ¿dónde está el pueblo? la respuesta que se le dió fue
amenazarlo diciéndole que :
“...se había procedido con prudencia para que la ciudad no experimentase
desastres, sería ya preciso echar mano de los medios de violencia...”2
Y que más tarde, cuando se trata de dar nombres para la integración de la Junta de
Gobierno a instaurar, el Cabildo no tuvo la opción de hacer ni siquiera una propuesta,
los sublevados pusieron los Cabildantes en la obligación de aceptar la lista que ellos
mismos habían constituído. Son los propios Cabildantes, en el acta labrada que lo
dicen sin dejar lugar a dudas, mostrando claramente las presiones que estaban
recibiendo de “un considerable número de vecinos” pero sobre todo de “los
Comandantes y varios Oficiales de los Cuerpos Voluntarios”.
Los Cabildantes son claros en sus actas cuando, en el momento de hacer público el
nombre de los integrantes de la nueva Junta dicen : “...y han de ser”, fulano y
mengano. No dicen, nombramos, designamos ni mismo proponemos, dicen
claramente, “han de ser”, y la lista de los que “habían de ser” la elaboraron los
sublevados sin ninguna participación del Cabildo.
“En la muy noble y muy leal ciudad de la Santísima Trinidad, Puerto de Santa
María de Buenos Aires, 25 de Mayo de 1810, los Señores del Exmo. Cabildo,
1 Bartolomé Mitre. Historia de Belgrano. tomo I, p.233/34. Imprenta de Mayo, Buenos Aires. 1859.2 Actas Capitulares del Cabildo de Buenos Aires desde el 21 hasta el 25 de mayo de 1810 en BuenosAires. Primera edición. Buenos Aires. Imprenta del Estado. 1836.
129
Justicia y Regimiento...se enteraron de una representación que han hecho a
este Exmo. Cabildo un considerable número de vecinos, los Comandantes y
varios Oficiales de los Cuerpos Voluntarios de esta capital...
quieren que este Exmo. Cabildo proceda a hacer nueva elección de Vocales
que haya de constituir la Junta de Gobierno.
Y han de ser los Señores Don Cornelio de Saavedra, Presidente de dicha Junta
y Comandante General de Armas, el Doctor Don Juan José Castelli, el Doctor
Don Manuel Belgrano, Don Miguel Azcuénaga, Doctor Don Manuel Alberti, Don
Domingo Matheu y Don Juan Larrea y Secretarios de ella los Doctores Don
Juan José Paso y Don Mariano Moreno.1
Se hace difícil leyendo estas cosas en las actas del Cabildo de Buenos Aires del
momento aceptar que hayan tenido la posibilidad de nombrar vecinos para que
substituyeran la autoridad del Virrey.
Existen otros documentos que muestran claramente que el Cabildo de Buenos Aires
no participó en absoluto en la redacción de la lista de personas que irían a integrar la
nueva Junta. Recordemos un poco los hechos.
El 24 de mayo a media noche, los complotados se presentan en la casa del Síndico
Procurador General, Doctor Leiva, al que sacaron de la cama con golpes dados en su
ventana para exigirle la convocación de otro Congreso en el cual se debería nombrar
una nueva Junta de Gobierno, en substitución de la que había nombrado el Cabildo.
“...El Procurador, saltando de su cama acudió a los golpes dados a la ventana
de su habitación y abriéndola oyó la notificación de la voluntad de los patriotas
hecha en lenguaje de una intimación perentoria...”2
A pesar de la oposición que hace Leiva los conspiradores logran su objetivo. Una vez
que estuvieron seguros que al otro día se convocaría a un nuevo Cabildo Abierto, el
problema inmediato que se les planteó fué el de decidir quienes iban a ser las
personas que remplazarían a los miembros de la Junta nombrada unas horas antes.
Llegó la madrugada del día 25 sin que se lograran acuerdos sobre los nombres de los
que ocuparían los cargos de Gobierno, la desesperación invadía los complotados
reunidos en el comedor de la casa de Rodríguez Peña.
1Actas Capitulares del Cabildo de Buenos Aires desde el 21 hasta el 25 de mayo de 1810 en BuenosAires. Primera edición. Buenos Aires. Imprenta del Estado. 1836.2 Tomás Guido. Juan Manuel Beruti. Memorias Curiosas. Biblioteca de Mayo. Colección de obras ydocumentos para la historia argentina. Buenos Aires. Senado de la Nación, tomo I,p.12.
130
De acuerdo a la versión que dará muchos años después Tomás Guido, en estas
circunstancias habría sido Antonio Luis Beruti quien habría confeccionado una lista que
logró el acuerdo de todos.
“...se redactaron varias listas en que se leía uno a uno nombres aceptables pero
nadie completaba el número previsto para integrar la Junta. Ansiábase pues por
salir de unas vacilaciones que podrían ser funestas si la elección caía en
personas discordes con el fin de la revolución.
...se aproximaba el alba sin que aún se hubiese convenido sobre los elegibles.
Hubo un momento en que se desesperó de encontrarlos. Gran zozobra y
desconsuelo para los congregados en ese gran complot...La situación cada vez
presentaba un aspecto más siniestro...
...cuando parecía agotada la esperanza de poderse concretar, Don Antonio Luis
Beruti, como inspirado de lo alto trazó sin trepidar los nombres de los miembros
que compusieron la primera Junta. La aprobación y el contento de los asociados
no pudo ser más unánime...”1
La unanimidad en la aprobación de la lista que habría redactado Beruti no es de
extrañar si la relacionamos con un hecho ocurrido dos días antes, en el acto del
Cabildo Abierto del día 22 que refuerza nuestra argumentación.
Ese día, en el momento de votar, Don Hermeregildo Aguirre había propuesto que el
Cabildo asumiese el mando acompañado por Saavedra, Castelli, Passo y Mariano
Moreno.
No creemos que Don Hermeregildo haya tenido una visión de iluminado que le permitió
vislumbrar el nombre de cuatro de los integrantes de la futura Junta, parece evidente
que esos nombres ya estaban en juego desde largo tiempo atrás y no precisamente
en el pueblo sino en el reducido grupo de complotados.
“...que se subrogue provisionalmente el gobierno general del Exmo. Señor
Virrey al Exmo. Cabildo, previas las circunstancias de acompañar a este Exmo.
Ayuntamiento en calidad de consejeros por lo que pertenece a lo político del
gobierno el Doctor Don Julián de Leiva, el Don Juan José Casteli, el Doctor
Juan José Passo, el Doctor Mariano Moreno y en lo militar Don Cornelio de
Saavedra...”2
1 Tomás Guido. Juan Manuel Beruti. Memorias Curiosas. Biblioteca de Mayo. Colección de obras ydocumentos para la historia argentina. Buenos Aires. Senado de la Nación, tomo I,p.12.2 Actas Capitulares del Cabildo de Buenos Aires desde el 21 hasta el 25 de mayo de 1810 en BuenosAires. Primera edición. Buenos Aires. Imprenta del Estado. 1836.
131
Todo ésto hace que no podamos adherir a la posición que sostiene que el Cabildo
habría nombrado vecinos para que substituyeran la autoridad.
La exposición del tema continúa con una proposición “muy coherente”, aplicar un corte
en la Historia estableciendo un período que se inicia cuando los habitantes del
Virreynato “sienten que pueden ser creadores de las normas que los rigen”.
El inicio de ese período, el momento en que los habitantes del Virreynato adquieren
ese sentimiento, se habría producido “con fecha precisa”. Esa fecha precisa sería el
día en que “en Buenos Aires deciden substituir la autoridad monárquica por la
autoridad de los vecinos del lugar”.
El verbo conjugado utilizado “deciden” no especifica quién? Pero sabemos que los que
decidieron substituir la autoridad monárquica fueron los complotados y éstos, lejos de
querer remplazarla por “la autoridad de los vecinos del lugar” la remplazaron ellos
mismos, el quid de la cuestión era ése, apoderarse del poder.
Pese a éso, los habitantes del Virreynato habrían tomado conciencia de su capacidad
de gobernarse a sí mismo el día del remplazo del Virrey por la Junta, el 25 de mayo.
No creemos que haya contribuído a mucho esa toma de consciencia de los habitantes
del Virreynato escuchar al Coronel Cornelio Saavedra realizar su juramento de toma
de posesión del cargo.
“...Seguidamente, incado de rodillas y poniendo la mano derecha sobre los
Santos Evangelios prestó juramento de desempeñar legalmente el cargo,
conservar íntegra esta parte de América a nuestro augusto soberano el Señor
Don Fernando VII y sus legítimos sucesores...”1
Podemos analizar este planteamiento aún desde otro ángulo. Según lo que se expone,
la toma de conciencia de la posibilidad de gobernarse a sí mismos de los pueblos del
Virreynato comienza precisamente el 25 de mayo de 1810.
Ahora bien, según un relato de una de sus sobrinas a la que se hace difícil creer que
inventó el episodio, cuando Don José Artigas era aún Oficial de los ejércitos españoles,
varios años antes de la llamada revolución de mayo, hacía sacar clandestinamente de
Montevideo medias-lunas (cuchillos curvos con que se desjarretaban los animales) y
decía que “eran para armar a los paisanos”.
El hecho de que en tiempos tan tempranos Don José buscara armar a su gente, no
está diciendo que la noción de pueblo ya existía y sobre todo que la idea de que ese
pueblo podía darse sus propias normas de Gobierno ya existía también?
1 Actas Capitulares del Cabildo de Buenos Aires desde el 21 hasta el 25 de mayo de 1810 en BuenosAires. Primera edición. Buenos Aires. Imprenta del Estado. 1836.
132
No deberíamos seguir obsesionados con la visión estereotipada y dogmática de lo que
fue la llamada revolución de mayo.
“...tenía autorización del Gobernador (Don José) para sacar de Montevideo
medias-lunas (cuchillos curvos) con que desjarretaban los animales...
Las medias-lunas eran hechas por el herrero don Francisco Antuña y como
hacía muchas más de las que tenía autorización para llevar al campo, las
pasaba clandestinamente don Francisco Ravía por el portón.
Tío Pepe decía que esas medias-lunas eran para armar a los paisanos y
defender la Patria.1
Finalmente, ¿es que puede ser credible que un pueblo llegue a tener conciencia de
poder ser creadores de las normas que los rigen a partir de un día y una hora fija?
mismo si el hecho que se supone que desencadena éso es de importancia.
“...Así que yo ví que era una cosa del punto de vista racional, muy coherente,
cortar dentro de la Historia, que es fluída, que no tiene por supuesto ningún
corte, cortar racionalmente un período que empieza cuando los habitantes de
este Virreynato, de esta región del mundo, sienten que pueden ser creadores
de las normas que los rigen.
Y éso sucede con fecha precisa, el día que en Buenos Aires deciden substituir
la autoridad monárquica por la autoridad de los vecinos del lugar...”2
Más adelante el historiador insiste sobre la existencia de una fecha precisa de la
iniciación del período, el 25 de mayo, y sobre una fecha precisa en que termina, el 18
de julio de 1830.
Luego agrega que ese período que comienza el 25 de mayo de 1810 y termina
cronologicamente el 18 de julio de 1830 contiene una doctrina muy importante y muy
coherente, sin dar detalles acerca de ella.
El mismo esquema que ya hemos visto en los otros historiadores que adhieren a la
fecha del 25 de mayo de 1810 como comienzo del período que se intenta definir : 1810
y 1811 forman parte de un todo, la continuación de un proceso en el otro, con el
agregado exxplícito en este caso de que ambos contienen una misma doctrina.
No quisiéramos fatigar al lector con los mismos argumentos que ya hemos dado, pero
al menos tenemos que insistir en que, sostener que la doctrina artiguista es la misma
1 Justo Maeso. El General Artigas y su época. Declaraciones de Josefa Ravía.2 Dr.Carlos Maggi. A propósito del bicentenario. Charlas organizadeas por “Asuntos Públicos” con laparticipación de Carlos Demasi, Ana Ribeiro y Guillermo Vázquez Franco. parte 2. You Tube.
133
que la de los llamados próceres de mayo y sus continuadores y la misma que la que
aplicaron Lavalleja, Rivera y “sus élites intelectuales y políticas”, nos parece, al menos,
poco sustentable.
Adjudicarle a todo el período que va de 1810 a 1830 una misma doctrina significa
ignorar la diferencia entre el centralismo porteño y el federalismo artiguista, entre otras
cosas, significa ignorar la diferencia del federalismo artiguista con una declaración que
dice que se vota por incluir la Provincia Oriental (ya no es más la Banda Oriental) en
“...la unión con las demás provincias argentinas a que siempre perteneció...”1
“...Ese proceso dura, para nosotros, desde la fecha precisa de la Junta de Mayo
hasta el día de la independencia que es el 18 de julio de 1830.
Son practicamente esos 20 años que van del 10 al 30 los que abarcan
racionalmente un período que nos costó sangre, sudor y lágrimas lograrlo y que
tiene, acompañándolo, una doctrina muy importante y muy coherente...”2
Otra historiadora de fuste quiebra una lanza reclamando 2010 como el año de
comienzo de la conmemoración, por entender que los paisanos habían sentido que el
25 de mayo de 1810 fue el día que representaba el inicio de sus esfuerzos. Por lo que
consideraba que 2010 era el mejor año para iniciar los actos...
“...No sólo porque en el actual territorio uruguayo hubo movimientos
revolucionarios desde entonces, sino porque el día que aquellos paisanos
sintieron como fundador de su empeño fue –sin duda– el 25 de mayo, cuando
se destituyó al virrey y se formó la Junta de Buenos Aires...”3
La historiadora fundamenta su posición sosteniendo que desde el 25 de mayo de 1825
hubieron en la Banda Oriental “movimientos revolucionarios” y como ejemplo pone el
testimonio del Cura párroco de Soriano Don Tomás Gomensoro quien en su momento
se felicitó por el fin de “la tiránica jurisdicción de los virreyes”.
Adjudicar la existencia de movimientos revolucionarios en la Banda Oriental desde
mayo de 1810, a partir de una actitud personal exaltada del Cura párroco de Soriano
parece, al menos, poco consistente.
1 Texto de la Declaratoria de Independencia de la Provincia Oriental (Uruguay) y de las dos leyescomplementarias de Unión y de creación de la bandera nacional2 Dr.Carlos Maggi. A propósito del bicentenario. Charlas organizadeas por “Asuntos Públicos” con laparticipación de Carlos Demasi, Ana Ribeiro y Guillermo Vázquez Franco. parte 2. You Tube.3 Carta de Ana Frega a la Ministra de Educación y Cultura, María Simón. Semanario Brecha del 24 defebrero 2011.
134
Acotación al márgen, lo que no sabía el Párroco Gomensoro era que, si bien había
expirado “...la tiránica jurisdicción de los virreyes...” comenzaba la etapa del centralismo
porteño que le habría de costar tanta sangre a la Banda Oriental.
“...Al enterarse Tomás Gomensoro, párroco de Soriano, escribió en el libro de
los difuntos: “El día 25 de este mes de Mayo, expiró en esta Provincia del Río
de la Plata la tiránica jurisdicción de los virreyes, la dominación déspota de la
Península Española y el escandaloso influjo de todos los españoles...”
Veamos la opinión de un destacado historiador y docente que también se inclina por
2010 como año del comienzo de la conmemoración, señalándo que debería fijarse
precisamente en mayo de 1810. Las razones expuestas son que "...allí fue que se
inició la revolución artiguista...”1
Aquí estamos en presencia de alguien que considera que, en definitiva, la revolución
artiguista no fue más que una prolongación de la llamada revolución de mayo y que
ideológicamente se nutrió del pensamiento de los llamados próceres de mayo.
Luego agrega que “...por estricto sentido teórico no hay dudas que debería haber sido
en el año 10" (se refiere al año de comienzo de la conmemoración).2
Es curioso comprobar como, historiadores de renombre, para fundamentar sus
posiciones por momentos utilizan argumentos carentes de sentido. Ya habíamos visto
a Carlos Maggi que fundaba sus propuestas en que desde el punto de vista racional
eran muy coherentes, ahora aquí se nos dice que la duda sobre 1810 como fecha de
comienzo no puede existir “por estricto sentido teórico”.
"Perdimos la chance de pensar el tema desde 1810" dice el historiador. No creemos
que se haya perdido la chance de pensar el tema desde 1810, muchos la pensaron,
la pensamos y... la descartamos por no ser válido.
Esta característica que señalamos de colocar los actos de mayo de 1810 en la base
de la llamada, primero insurrección y luego revolución de la Banda Oriental, no es
privativa de los historiadores uruguayos. La encontramos también en jerarcas de la
administración nacional y aún el sector de hombres de Estado. Hemos elegido algunos
casos demostrativos tomados al azar.
1 José Rilla. Diario El Observador del 3 junio 2010.http://www.elobservador.com.uy/noticia/97691/el-gobierno-piensa-emular-el-exodo-para-festejar-el-bicentenario-/2 José Rilla. Diario El Observador del 3 junio 2010.http://www.elobservador.com.uy/noticia/97691/el-gobierno-piensa-emular-el-exodo-para-festejar-el-bicentenario-/
135
Un señor Senador, recalcando la importancia del 25 de mayo utiliza como argumento
el hecho de que esa fecha es reconocida como la fecha que marca “desde siempre”
el comienzo del proceso emancipador en el Río de la Plata .
La duda que plantea esa premisa es la de poder determinar si, el carácter de ser un
reconocimiento que viene desde siempre, da validez a la fecha como comienzo del
proceso emancipador en el Río de la Plata.
Luego, sin plantearse la menor duda, agrega la afirmación que tiene también el
carácter de ser repetida “desde siempre”, el que “...los vecinos forzaron la renuncia del
Virrey...”.
Hemos ya dado al lector elementos para que el menos pueda plantearse la duda sobre
el papel jugado por los vecinos en los hechos de la llamada semana de mayo, pero el
carácter de ser dicho “desde siempre” evita un análisis del tema.
Sin embargo, habíamos visto que la renuncia del Virrey no fue provocada por los
vecinos sino por los confabulados apoyados en la fuerza de las bayonetas.
“Primera Junta” : hasta en este pequeño detalle vemos aparecer la influencia de los
hechos repetidos “desde siempre”. Porque, tradicionalmente se le ha dado el nombre
de Primera Junta a la integrada por Cornelio Saavedra, Mariano Moreno y Juan José
Paso, entre otros, pero en realidad ésa fué la Segunda Junta.
Las actas del Cabildo de Buenos Aires no dejan dudas acerca de que la Primera Junta,
nombrada por los Cabildantes y presidida por el Virrey estaba integrada con Cornelio
Saavedra, Juan José Castelli, Juan Nepomuceno de Sola y Santos de Inchaurregui y
tomó posesión el 24 de mayo. Pero claro, los hechos repetidos “desde siempre” ganan
la apuesta.
“...¿Es importante el 25 de Mayo? El 25 de Mayo de 1810 es la fecha
reconocida desde siempre como la que marca el comienzo del proceso
emancipador en el Río de la Plata. Aquel día, en Buenos Aires, los vecinos
forzaron la renuncia del virrey español Baltasar Hidalgo de Cisneros y
promovieron la constitución de la Junta Provisional Gubernativa de las
Provincias del Río de la Plata, la famosa "Primera Junta" de Cornelio Saavedra,
Mariano Moreno y Juan José Paso, entre otros...”1
Otro Señor Senador, refiriéndose al comienzo de los hechos en la Banda Oriental
estimó que el proceso "se inicia en la Revolución de Mayo de 1810 y tiene como
epicentro central el 25 de mayo con la convocatoria del Cabildo de Buenos Aires".
1 Ope Pasquet. Sobre el 25 de Mayo y otras conmemoraciones. Semanario El Eco. Carmelo, 24 de Mayode 2010.
136
Y agrega aún :
"...No hacemos bien y creo que en algún sentido estamos escamoteando a la
historia no reconocer a mayo del 10 como el inicio del Bicentenario y el inicio del
proceso de emancipación de nuestras tierras...”1
Hay una acción monolítica a todos los niveles de comunicación que se manifiesta por
la transmisión de esa visión tradicional, etereotipada de la Historia que ya hemos
señalado lo que hace imposible mismo insinuar que pudiera haber sido diferente.
Esa visión se manifiesta desde el nivel, digamos más profundo de los historiadores,
pasando obviamente por los menos profesionales de los hombres de Estado, de los
medios de difusión masiva y, por supuesto, del medio enseñante.
En el caso de versiones orales, producto de entrevistas o de alocuciones de cierta
duración, la característica es la pronunciación de frases breves, que intentan ser
impactantes y que, en muchos casos no podrían ser justificadas por el entrevistado u
orador por preguntas que intenten profundizar en el tema.
Aparece como una necesidad de lanzar frases originales con un contenido que puede
concentrar toda toda una acción y a veces mismo todo un período.
En definitiva, en el caso de este tipo de intervenciones notamos comunmente un
tratamiento ligero de la Historia sin mayores apoyos documentales que intentan resaltar
el lado emotivo de hechos cuyo transcurso se da por definitivamente realizado.
Señalamos todo ésto porque, después de la enseñanza escolar (y no sabemos si no
lo es con la misma capacidad que ésta) este medio de difusión de la Historia es el más
performante.
Conclusiones
Ponernos de acuerdo en determinar que período, que hechos, que personajes se
deben evocar en la celebración de este bicentenario es una tarea muy difícil, diríamos
mismo imposible. El hecho de que todos tengamos el derecho a opinar, mismo si no
todos tenemos el derecho a decidir, hace que, lograr una unanimidad de criterio sea
imposible. No juzgamos si éso es bueno o malo, señalamos el hecho.
No obstante, para que nuestra opinión o la de cualquier otra persona tenga cierta
validez desde el punto de vista estrictamente histórico, (no diríamos, como Don Carlos
Maggi, desde el punto de vista racional) es necesario documentar nuestros dichos para
que éstos pasen, de una simple opinión al estadio de un trabajo de investigación. Y éso
lo señaló hace muchos años Don Justo Maeso cuando dijo:
1 Gustavo Penadés. Diario La República, Montevideo, 17 de diciembre 2009.
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“...una de las más excelentes e indispensables cualidades del historiador es
observar con escrupulosa fidelidad la línea divisoria entre las conjeturas que
pueda discurrir y las pruebas que pueda presentar...”1
Las razones por las cuales existen estas contradiciones tan frontales en la
interpretación de los hechos y personajes que intervienen en el bicentenario a
conmemorar son diversas.
Si intentamos ahondar en ellas, llegamos a la conclusión que las diferencias se centran
en la interpretación de los personajes y en la interpretación de los hechos que se
llevaron a cabo, pero éso a partir de la interpretación de un hecho central, la llamada
revolución de mayo en Buenos Aires y la llamada sublevación de la Banda Oriental. Es
a partir de ahí que surge la interpretación de hechos y personajes.
La Historia tradicional, la Historia oficial, la Historia limpia, toman decididamente partido
por una revolución de mayo de la cual fueron tributarios todos los otros movimientos
de protesta del antiguo Virreynato. Una revolución de mayo que buscaba la
independencia, la libertad y de cuyas ideas se habrían inspirado todos los otros
pueblos.
En este trabajo damos, documentadamente, una visión diferente, una visión que no
acepta ese rol adjudicado a la llamada revolución de mayo.
En primer lugar, sostenemos que en Buenos Aires, en mayo de 1810 no hubo una
revolución sino simplemente un Golpe de Estado organizado por un grupo de
complotados cuyo objetivo preciso fué la toma del poder y que desembocó en una
Junta de Gobierno cívico-militar.
Ese movimiento político tuvo por características :
1. haber sido desarrollado y llevado a buen fin con el apoyo de los Comandantes
militares con mando de tropa en Buenos Aires.
2. Haber sido llevado a cabo con total prescindencia del pueblo e incluso haber
planificado los hechos de manera que éste fuera ignorante de lo que se pasaba.
3. El movimiento inicial de los confabulados no se realizó con el pedido de llamado a
Cabildo Abierto sino que lo fue con la exigencia de la destitución del Virrey.
4. La propuesta de llamado a Cabildo Abierto se originó en la reunión llevada a cabo
entre el Virrey Cisneros y el Síndico Procurador General.
5. Los conspiradores tenían como fin la toma del poder, no disponían de un plan a
mediano y largo plazo como hubiera sido obligatorio en el caso de que se tratase de
1 Justo Maeso. El General Artigas y su época.
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una revolución. Es recién después de instalada la Junta de Gobierno que se le solicita
a Mariano Moreno la elaboración de un plan.
En segundo lugar sostenemos que la revolución, la verdadera y única revolución que
se llevó a cabo en el Río de la Plata en esos momentos se inició en la Banda Oriental
y fue planeada, organizada, coordinada y dirigida por Don José Artigas.
Esa revolución escapó totalmente al control de los sucesivos gobiernos porteños que
estaban lejos de esperarse un fenómeno como el que se dió y que se hizo extensivo
rapidamente, gracias al genio de Don José, a las otras provincias argentinas. De ahí
la desesperada lucha que entablaron, sin reparar en medios, para destruirla.
Era necesario hacerlo porque impedía el objetivo preciso de los llamados próceres de
mayo y sus seguidores, extender el poder de Buenos Aires y por ende su poder
personal, sobre todas las provincias del Río de la Plata.
De todo ésto se deduce que es un error el atribuir a los masones instalados en el
Gobierno porteño la misma doctrina que a la revolución artiguista.
Aceptando ésto, y en particular aceptando lo último que venimos de escribir, se explica
y se desmorona toda una historiografía basada en la necesidad de mantener los mitos.
No debemos temer debilitar el sentido de nacionalidad modificando una tradición
referente al nacimiento del país por miedo a cuestionarla en sus fundamentos míticos.
Remplazar el mito por el hombre y su accionar devolviéndole su carácter mortal,
mostrándolo en sus grandezas y en sus debilidades es la única manera de aportar una
visión saludable y honesta de la Historia.
Una visión que coloque a cada uno en el sitio que debió ocupar, despojarlo de sus
vestiduras de héroe, de prócer, transmitir las verdades que merece cada uno por sus
virtudes sin dejar de mostrar sus defectos.
Podríamos también plantear una utopía, despojar la Historia de su lastre político
partidario.
En definitiva, el tema del bicentenario debió ser la revolución artiguista con sus
objetivos de “que los más infelices sean los más privilegiados”. Todo lo otro se
supeditaba a esta premisa.
Efraín Núñez Balestra.
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