amor en llamas

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1 http://angelesdelalecturas.blogspot.mx/ Barbara McMahon 8º Serie recetas de amor

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Libro romantico

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    Barbara McMahon

    8 Serie recetas de amor

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    Amor en llamas (2011) Serie multiautor: Recetas de amor Ttulo original: Firefighter's doorstep baby (2010) Editorial: Harlequin Ibrica Sello / Coleccin: Jazmn Miniserie 52 Gnero: Contemporneo Protagonistas: Cristiano Casali y Mariella

    Argumento:

    Lo iba a rescatar una preciosa mujer

    Cuando el bombero Cristiano Casali result herido en un acto de servicio, saba que slo poda ir a un lugar a recuperarse: a Monta Correnti, a su casa. Alejado de los problemas de su familia y todava convaleciente, a Cristiano le costaba trabajo empezar a vivir de nuevo, hasta que conoci a la guapa y cariosa Mariella, y al adorable beb del que sta se haca cargo, Dante. Mariella lo ayud a recuperarse y a reunirse de nuevo con los suyos y se dio cuenta de que ella tambin deseaba formar una familia con Cristiano!

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    Captulo 1

    Mariella Holmes observ el lago desde el pequeo patio empedrado. Una moto de agua surcaba la superficie a toda velocidad, pero instantes despus el suave ronroneo del motor se apag a lo lejos. Mir hacia la cabaa. Dante todava estaba durmiendo. Si el ruido hubiese despertado al beb se habra enfadado. Le haba costado mucho dormirlo. De todos modos, qu estaba haciendo aquel loco? Si se caa al agua, se congelara en cuestin de pocos segundos. No obstante, sinti envidia. A aquel hombre pareca no importarle nada y, si estaba de vacaciones, deba de estar aprovechndolas al mximo. Mariella mir hacia las colinas cubiertas de rboles que se erguan detrs del lago. Aquel lugar tena que ser precioso en verano. Poda imaginarse a los nios nadando en el agua, las canoas y las barcas de remos desperdigadas por la superficie. Y todava ms hombres temerarios, como aqul, montados en motos de agua. Mir de nuevo al hombre y esper que no tuviese un accidente. Se cerr un poco ms la chaqueta y aspir el aire limpio de la montaa. Era la primera vez que iba all y no haba sabido lo que se iba a encontrar. Las colinas estaban pobladas de rboles, haba lagos y pequeos pueblos. Era encantador. Dese poder explorarlo todo, pero no podran quedarse mucho tiempo. Fuesen como fuesen las cosas, sera una visita relativamente corta. Haba decidido tomarse unos das para ir a conocer el lugar de donde proceda el padre de Dante. Oy un fuerte ruido en el lago y volvi a centrar su atencin en el hombre. A aquella distancia, slo poda distinguir que era moreno y con los hombros anchos. Pareca no temerle a nada. Ella se imagin volando a su lado, con el viento llevndose todas sus preocupaciones. Se estremeci y volvi a entrar en la cabaa. Aqulla habra sido la oportunidad perfecta para llamar a Ariana y contarle lo mucho que le estaba gustando el lago Clarissa, y que haba visto a un hombre que haba despertado su imaginacin. Todava le costaba creer que su mejor amiga no volvera a llamarla para contarle, hablando a toda velocidad, cmo le iba la vida. Que jams tomara a su hijo en brazos, ni vera cmo aprenda a andar y cmo empezaba a ir al colegio. Mariella se limpi las lgrimas de las mejillas. Ariana haba estado a su lado cuando sus padres haban faltado, pero ya no estaba all. En esos momentos, le tocaba a ella ser fuerte. El tiempo lo curaba todo, y lo saba. Casi haba superado la muerte de sus padres, cuando estaba en Nueva York, en su primer ao de universidad. El dolor por la muerte de Ariana tambin ira menguando. Estaba segura de que, con el paso de los aos, recordara a su amiga con cario, pero a veces senta un dolor insoportable. Ariana la haba dejado con slo veintids aos. Su vida tendra que haberse alargado hasta que ambas fuesen mayores, pero se haba terminado demasiado pronto. Sacudi la cabeza para intentar deshacerse de aquellos pensamientos y pens en el futuro. Tena a Dante. Tena un trabajo. Tena un objetivo: vivir la vida da a da. Hasta entonces, le haba funcionado bien. No pasaba nada porque algunos das se sintiese

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    superada. Era difcil cuidar de un beb. Al menos, ambos tenan salud, comida y una vida cmoda. Y ella estaba aprendiendo poco a poco a ser madre. Cruz el saln y se acerc a mirar al nio, que estaba dormido en el carrito. Luego mir el reloj y supo que pronto se despertara para tomar el bibern. Todava tena unos minutos para colocar la comida que haba comprado y preparar la del nio antes de que ste se moviese. Haba alquilado la cabaa por una semana, pensando que sera tiempo suficiente para conocer la zona y ver si alguien reconoca la foto de Ariana que haba llevado. Si nadie la reconoca, iran a Monta Correnti. No tena ninguna pista fiable, ni estaba segura de estar en el lugar adecuado. Slo saba que aqul era el lugar del que Ariana le haba hablado. La nica pista que le haba dado acerca del padre de Dante. Ariana haba estado muy enferma y preocupada durante las ltimas semanas. Ojal la hubiese avisado antes, pero haba esperado a despus de la graduacin, y a que Mariella estuviese en Roma, para compartir con ella el diagnstico de su enfermedad. Y, a pesar de que ella se lo haba suplicado, no haba querido darle el nombre del padre de Dante. Slo le haba dicho que era de aquella zona y que haban pasado un fin de semana estupendo en el lago Clarissa. Mariella, que era hija nica, se haba quedado sola en el mundo, y a cargo de aquel nio. Siempre haba deseado haber tenido muchos hermanos, tos y primos. Y deseaba que Dante los tuviese tambin. Tal vez pudiese encontrar a su padre, contarle que tena un hijo y descubrir que proceda de una familia numerosa y cariosa, que aceptase y diese amor al beb. Volvi a mirarlo y se le encogi el corazn. Quera a aquel nio, pero era demasiado duro ser madre soltera. Si encontraba a su padre, sera capaz de entregrselo? Sera una familia numerosa lo mejor para l? Todava no estaba segura. No obstante, an no tena que tomar ninguna decisin, primero tendra que localizar al padre. Ya decidira entonces qu hacer. Cristiano aceler al mximo la moto de agua. El aire era helado, pero la emocin de la velocidad, el reto de controlar el aparato, el sol brillando en el agua, le hicieron sentirse ms vivo de lo que haba estado en muchos meses. El resto de pensamientos y preocupaciones desaparecieron. Si la moto hubiese podido ir todava ms rpido, habra acelerado ms. El tobillo se le haba curado. No haba podido utilizar la moto en verano, pero iba a resarcirse en otoo. Tena todo el lago para l. Se senta invencible. Ya le haba dado esquinazo a la muerte una vez ese ao, aqul tampoco sera su da. Pens que dara otra vuelta ms y terminara. Haca tanto fro que los dedos de los pies se le estaban empezando a entumecer, pero todava quedaban das de sol en esa poca del ao. Disfrutara del lago todo lo que pudiera. Unos momentos despus, haca un ocho en el agua, cerca de la orilla, antes de frenar y dirigirse al muelle. El lago Clarissa estaba vaco y, la playa, desierta. Los turistas que veraneaban all se haban marchado ya, y todava no haban empezado a llegar las pocas personas que iban en invierno. Tena todo aquello para l.

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    Pas por delante de las cabaas que alquilaban los Bertatali y se dio cuenta de que la ltima estaba ocupada. En el lago Clarissa no haba la vida nocturna que ofreca Monta Correnti. Casi nadie se atreva a meterse en el lago en aquella poca del ao. Nadie era tan insensato como l. Deba de tratarse de alguna pareja mayor, que haba ido a pasear y a ver cmo cambiaban de color las hojas de los rboles. Y como aquello estaba cerca de Monta Correnti, siempre podan ir a cenar all. Lleg al muelle y, poco despus, tena la moto en la pequea rampa flotante que haba alquilado. La at bien y subi a tierra. De camino a su moto, los pies mojados dejaron huellas en el muelle de madera. Se sec y se puso los vaqueros y las botas que haba dejado encima del silln, y un jersey gordo. Se sinti bien. Se coloc el casco, se subi a la moto y la arranc. Todava le sorprenda que all hubiese tan poco trfico, en comparacin con Roma. Ir de vacaciones al lago Clarissa siempre haba sido huir. De nio, siempre haba habido demasiado trabajo en casa. Y de mayor, haba preferido viajar por el mundo a pasar demasiado tiempo en aquel pueblo pequeo y tranquilo. Hasta que los atentados lo haban cambiado todo. Poco despus de la una, Cristiano se baj de su moto al lado del restaurante Pietro. As no tendra que cocinar. Su padre se quedara horrorizado si se enteraba de que no le gustaba cocinar. No era que no le gustase, sino ms bien que pensaba que, para una persona sola, no mereca la pena hacer el esfuerzo. El restaurante tena una terraza amplia para comer, pero estaba vaca en esa poca del ao. No haca tanto fro, pero el viento era fresco. Cristiano entr en el restaurante. En Pietro ola como en casa. El restaurante en el que l haba trabajado de nio, que segua perteneciendo a su padre, tena la misma decoracin rstica. Bella Rosa tena ms clientes y ms ajetreo que Pietro, pero en este ltimo Cristiano se senta menos atado a su pasado. Haba varias parejas y un par de grupos comiendo, ms gente de la que l haba imaginado, y salud a varias personas. Emeliano sali de la cocina, con un delantal blanco atado a la cintura y una pesada bandeja en las manos. A Cristiano casi le dolieron tambin los brazos al recordar cmo se haba sentido despus de trabajar todo un da en Rosa. Haca aos que no trabajaba all, pero todava tena muchos recuerdos. Aunque le hubiese gustado borrarlos. Cristiano, sintate donde quieras. Ahora voy le dijo Emeliano mientras serva a una mesa. l fue hacia su mesa favorita, delante de la gran ventana que daba a la plaza. Estaba ocupada. Pas por delante y se sent en la siguiente. Luego estudi a la mujer que haba ocupado su mesa preferida. Tena el pelo rubio, con mechas cobrizas. Estaba con un beb en los brazos y pareca ajena a todo lo que la rodeaba. Cristiano pens que no la conoca. Deba de ser una turista. La mujer levant la vista y sus miradas se cruzaron. Ella sonri y luego apart los ojos.

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    l se qued observndola. Su sonrisa haba hecho que le diera un vuelco el corazn. En aquel breve espacio de tiempo se haba dado cuenta de que tena los ojos grises y las mejillas sonrosadas. Mir a su alrededor y se pregunt dnde estara su marido. Rigatoni? pregunt Emeliano, que se acababa de acercar a la mesa de Cristiano. Claro contest l, que casi siempre que iba all coma lo mismo. No estn tan buenos como en Rosa admiti Emeliano. No estoy en Rosa coment l con naturalidad. No habra tardado mucho en llegar a Monta Correnti, pero todava no estaba preparado para ver a su familia. A veces se preguntaba si algn da sera capaz de volver a casa. Te he visto en el lago. Podas haberte matado. Cristiano haba jugado mucho de nio en el lago, con su hermano Valentino y con Emeliano. Sonri a ste. S, pero no lo he hecho. Tienes que pensar en el futuro, Cristiano. Por qu no os metis Valentino y t en el negocio de tu padre? Si Pietro no tuviese tres hijos, le pedira que me aceptase como socio. Vete a Roma, bscate un piso y un trabajo le sugiri Cristiano al camarero. Se dio cuenta de que la mujer que estaba en la mesa de al lado lo estaba escuchando, pero le dio igual, no tena secretos. Bueno, slo uno. Y mi madre? T lo tienes muy fcil, Cristiano. l sonri, pero fue una sonrisa falsa. Si Emeliano hubiese sabido la verdad, toda la verdad, lo habra mirado con desprecio. Cmo est tu madre? Muy mal. La artritis es algo horrible Emeliano movi las manos. Espero no tenerla nunca. Ni yo. Cuando Emeliano se hubo marchado, Cristiano volvi a mirar a la mujer. sta se ruboriz y mir al beb sonriendo. Tom su mano y se inclin a darle un beso. Luego, volvi a levantar la vista. Te he visto en la moto le dijo a Cristiano. l asinti. Pareca muy divertido. Lo es. Cunto tiempo tiene tu beb? le pregunt, mirando al nio y preguntndose si era ms pequeo que el que haba tenido en sus brazos en mayo. No saba mucho de bebs. Ella volvi a sonrer. Tena unos ojos muy bonitos y Cristiano volvi a preguntarse quin sera y qu hara en el lago Clarissa. Tiene casi cinco meses. Era un nio. Su padre tena dos hijos y una hija. Bueno, cuatro hijos y una hija. Cristiano todava no poda creer que tuviese dos hermanastros en Estados Unidos. Era surrealista.

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    Otro motivo ms para mantenerse alejado de su familia. No saba qu pensar de que su padre les hubiese guardado aquel secreto durante toda la vida. El nio tena el pelo y los ojos oscuros. No se pareca en nada a ella. Se parece a su padre? le pregunt. No tengo ni idea, pero su madre tena el pelo y los ojos oscuros. Tal vez cuando sea mayor se parezca ms al padre, pero ahora mismo yo le veo parecido a su madre. No es tuyo? Ella neg con la cabeza. Eres su niera? Cristiano se dijo que tal vez estuviese soltera. Pareca querer mucho al nio. Soy su tutora. Su madre ha fallecido le cont ella, conteniendo las lgrimas. Cristiano se sinti incmodo y esper que no se pusiese a llorar. Nunca saba cmo tratar a las mujeres cuando lloraban. Por desgracia, eran muchas las ocasiones en las que tena que hacerlo. Siempre pona el mayor empeo, y nunca le pareca suficiente. Emeliano lleg con una bandeja con los rigatoni, una ensalada y una cesta con pan de ajo caliente. Mir a la mujer y despus a Cristiano. Queris sentaros juntos? les pregunt. No contest Cristiano. Sera estupendo dijo ella al mismo tiempo. Vaya. Supongo que no importa. Yo no tardar en marcharme. Cristiano se sinti como un cretino; no haba pretendido avergonzarla. Ven, sintate conmigo le dijo, intentando arreglarlo. Me vendr bien algo de compaa mientras como. No, gracias. De todos modos, tengo que marcharme. Al beb le gusta que lo pasee. Busc su monedero y dej el dinero de su comida encima de la mesa. Emeliano sirvi a Cristiano, lo mir mal y se march a atender a otro cliente. Cristiano se dio cuenta de que la mujer estaba ruborizada y avergonzada y dese haber pensado un momento antes de hablar. Ella se levant, recogi su bolso y la bolsa del beb y se fue hacia la puerta sin mirarlo. Unos segundos despus, haba desaparecido. Cristiano pens que su hermana lo habra reprendido por haber sido tan mal educado. Y su padre lo habra mirado con tristeza. Aunque su padre siempre pareca estar triste desde la muerte de su madre, de la que ya haca mucho tiempo. Jams volvera a compartir su vida con otra mujer. Cristiano empez a comer. La comida era buena. Al ver al beb se haba acordado de la hija de su mejor amigo, Stephano, que haba fallecido en la segunda explosin. Comi despacio y volvi a lamentar no haber aceptado la compaa de la mujer con el beb. Si lo hubiese hecho, no habra pensado en su amigo, ni en el resto de sus preocupaciones. Mariella coloc a Dante en el carrito. Le haba faltado tiempo para salir del restaurante. Aquel hombre deba de tener muchas mujeres deseosas de ganarse su atencin. Era

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    moreno y muy alto, con los hombros muy anchos y un aspecto muy masculino. Y una gran vitalidad. Al final, hasta se haba olvidado de preguntarle al camarero si haba visto a Ariana en alguna ocasin. Entonces se le pas por la cabeza que el hombre del restaurante poda ser el padre de Dante. Tambin tena el pelo y los ojos oscuros. Quin es tu pap, cario? Vive por aqu o trajo a tu madre slo de visita? le pregunt al beb mientras paseaba. Se sinti tentada a entrar en alguna tienda, pero los pasillos eran demasiado estrechos para el carrito. Tendra que pensar en otro plan que no fuese ir por ah enseando la fotografa de Ariana a todo el mundo. Se detuvo cerca de la iglesia y se sent en uno de los bancos de madera que daban a la plaza. Iba abrigada, as que estaba a gusto al sol, a pesar de que haca fro. Mir a Dante, que tambin estaba calentito y pareca contento, mirando hacia arriba. rbol le dijo ella, aunque saba que a Dante le daba igual cmo se llamase aquello. A pesar de que haba ledo muchos libros acerca de recin nacidos y haba pedido ayuda a s u s amigas que tenan hijos, todava la estresaba ocuparse del beb. La mayora de las madres tenan meses para hacerse a la idea de que iban a serlo. Ella, sin embargo, se haba enterado de que iba a tener que ocuparse de l un mes antes. No haba podido prepararse, ni tena con quin compartir la tarea. Dante se haba quedado adormilado y Mariella pens en volver a la cabaa, pensando que el beb dormira mejor en su cuna. Iban a pasar una semana all, as que sera buena idea organizarse lo mejor posible. No pretenda espantarte. Mariella mir hacia su izquierda y vio al hombre del restaurante, que se haba detenido a su lado. El sol haca brillar su pelo moreno. La estaba mirando a los ojos y a ella se le aceler el corazn. Por un momento, dej de respirar. Sinti atraccin y una especie de aturdimiento. Ya iba a marcharme le contest, apartando la vista. Era muy guapo: alto, moreno y fuerte. Estara de vacaciones? O vivira por all y tendra un trabajo que le permita tomarse un rato libre a media maana? Quera saber ms. l se sent a su lado en el banco, con la vista clavada en la fuente que haba en medio de la plaza. Luego se gir hacia ella y le ofreci la mano. Me llamo Cristiano Casali le dijo por fin. La sugerencia de Emeliano me ha pillado desprevenido. Tienes un beb y he pensado que sera mejor Da igual. Perdona por haber sido tan grosero. Ella le dio la mano y sinti un cosquilleo. Se aclar la garganta e intent centrarse de nuevo. No pasa nada. Soy Mariella Holmes se present sin mirarlo. No poda hacerlo hasta que volviese a tener sus emociones bajo control.

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    Me intriga la historia del beb. Y eso que ltimamente me han ocurrido muchas cosas sorprendentes. Cmo es que lo tienes? Pareces demasiado joven para ser tutora de un nio. Tengo veintids aos, edad suficiente. Y tengo amigas que no fueron a la universidad, se casaron jvenes y ya tienen dos hijos contest ella, negndose a contarle a aquel extrao lo poco preparada que se senta para ser madre. Est bien, tienes edad suficiente, pero cmo ha ocurrido? Su madre ha fallecido. Antes de hacerlo, acced a quedarme yo con el nio. Ariana no tena familia. Se sinti orgullosa de poder decir el nombre de su amiga sin echarse a llorar. Y, al mismo tiempo, se fij en que aquel hombre no pareca reconocerlo. Y al padre no le pareci mal? pregunt. No tengo ni idea de quin es el padre. Haba preguntado a todas las amigas de Ariana que conoca, pero nadie lo saba. Era un secreto que su amiga se haba llevado con ella. Cristiano frunci el ceo. Ariana, la madre de Dante, era mi mejor amiga. Conoci a un tipo y se enamor. Al parecer, cuando le dijo que estaba embarazada, l la abandon. Aunque yo no viv nada de eso. Estaba en Nueva York y mi amiga me llam poco antes de que naciese Dante. Estaba enferma y me pidi que volviese a Italia, as que lo hice. Cuando me pidi que me quedase con Dante, no pude negarme. ramos como hermanas, pero no quiso decirme cmo se llamaba el padre. Qu le pas a tu amiga? le pregunt Cristiano en tono amable. Mariella tard un momento en recomponerse. Todava le costaba hablar de la muerte de su querida amiga. Muri de leucemia. Se enter de que la tena cuando estaba embarazada y se neg a recibir tratamiento hasta que el beb hubiese nacido. Dante naci sano y fuerte, aunque un par de semanas antes de lo previsto. Y ella muri cuando el nio tena dos semanas. Mariella intent no recordar la imagen de su amiga durante esas ltimas semanas. Las mejillas hundidas, el pelo sin lustre y los ojos muy, muy tristes. Ariana haba sabido que no vera crecer a su hijo. Y le haba hecho prometer a Mariella que ella lo criara. Poco despus de que sta firmase los papeles necesarios para quedarse con la tutela de Dante, Ariana haba entrado en coma, para despus morir. Aun as, me pareces demasiado joven para tener que estar atada a un nio. No deberas estar disfrutando de la vida? Gracias, pero me gusta ser la tutora de Dante. No le haca falta que un extrao se cuestionase su capacidad para cuidar del beb, ya pasaba ella sola muchas noches en vela dndole vueltas al tema. Mariella consideraba un honor haber sido elegida para criar al hijo de su amiga. No era necesario que nadie supiese que se senta abrumada y que, a pesar de querer a Dante, no senta el amor materno que experimentaban otras madres. Mariella quera a aquel beb, pero no poda evitar pensar que, si Ariana no hubiese estado embarazada

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    cuando se haba enterado de que tena leucemia, todava podra estar viva. Tambin se senta ms sola que nunca, aislada debido a las necesidades del beb. No obstante, jams se lo dira a nadie. Quera mucho al nio. Tengo que marcharme dijo de repente, ponindose en pie. Tena que escapar de sus pensamientos. Poda criar a Dante, o encontrar a su padre y asegurarse de que el nio tena una familia que lo quera. Me da la sensacin de que te espanto siempre coment Cristiano. Ella empez a andar, empujando la sillita, y Cristiano la sigui y se puso a su lado. Por qu has venido aqu en esta poca? Casi todos los turistas vienen en verano, para disfrutar del lago le dijo. Luego mir al beb y aadi: Y vienen con hijos ms mayores, para que puedan jugar en el agua. No tardar en ponerse a llover. Y hace mucho ms fro que hace dos semanas. No apetece mucho sentarse junto al lago. Pens que tal vez podra averiguar algo acerca del padre de Dante, pero ahora que estoy aqu, ya no estoy tan segura. Qu sabes de l? le pregunt Cristiano. Nada. Ariana nunca me habl de l. Llegaron a la zona de cabaas del lago. Haba poco trfico en aquella calle y slo se oa cantar a los pjaros. Ests en la ltima cabaa, verdad? Cmo lo sabes? quiso saber Mariella, pensando que estara bien que le hiciese compaa un rato, sobre todo, tratndose de un hombre as. He visto que estaba ocupada. Vives aqu todo el ao? le pregunt ella. No respondi l sin ms. La expresin de su cara cambi, pero Mariella no fue capaz de descifrarla. Slo supo que, de repente, se haba cerrado en banda. Qu haba dicho? Ests de visita? sugiri. Voy a estar unos das fue lo nico que contest l. Ella sinti cada vez ms curiosidad, pero pens que no lo conoca lo suficiente como para hacerle muchas preguntas. El camino que llevaba a la cabaa estaba lleno de piedras resbaladizas. A Mariella le cost empujar la sillita, pero Dante pareca encantado con tanto movimiento. Deja que te ayude le dijo Cristiano, agarrando la sillita. Mariella se sinti protegida y femenina, andando a su lado. As era como deba ser una familia: un padre, una madre y un beb. Se reprendi a s misma por soar despierta. Gracias le dijo al llegar a la quinta cabaa. En la pequea terraza haba dos sillas y una mesa con vistas al lago. Se haba levantado un poco de viento y haca ms fro que un rato antes. Aqu ya puedo sola coment Mariella sonriendo. Espero volver a verte por el pueblo. l se apart de la sillita y la mir. Mariella tuvo la sensacin de que quera decirle algo. Su mirada pareca atormentada, pero l se limit a asentir y dijo:

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    Tal vez. Suelo ir bastante al pueblo. Adis. Y se march dando grandes zancadas. Un minuto despus, haba desaparecido y se haba llevado parte de la luminosidad del da con l. Mariella se dijo que tena que haberle enseado la fotografa. Tal vez hubiese visto a Ariana. Dnde viva? Por qu haba cambiado de actitud cuando ella le haba hecho una pregunta? No era asunto suyo, pero senta curiosidad. Estara casado? Separado o divorciado? En cualquier caso, esperaba volver a verlo antes de marcharse. Cristiano volvi a la plaza preguntndose si haba perdido la cabeza. Haca meses que nada llamaba su atencin tanto como Mariella Holmes. Era guapa, por supuesto, pero tena algo ms. Un pelo brillante, que captaba y reflejaba la luz, y que pareca fuerte y sedoso. Dese haberlo tocado. Y una mirada limpia y sincera, que expresaba sus sentimientos. Intent ignorar la imagen que tena en su cabeza de ella acariciando al beb y sonriendo. De cmo se haba apartado el pelo cuando el viento se lo haba puesto en la cara. Estaba preparado para arriesgarse a tener una vida normal? Iban a empezar las cosas a irle bien? Haba vivido demasiadas cosas como para pensar en comprometerse. Pero ella tambin haba vivido mucho, y tena un beb. Cristiano nunca se haba imaginado siendo padre. Ni siquiera, marido. Le gustaban la velocidad, los retos, las actividades que le hacan liberar adrenalina y que le confirmaban que estaba vivo. Su trabajo como bombero era emocionante, pero peligroso. Tena compaeros casados, pero a l nunca le haba parecido justo arriesgar su vida teniendo a alguien que dependiese de l. Se detuvo en la acera y observ el agua. Tal vez no volviese a luchar contra el fuego con sus compaeros, o tal vez estuviese en forma para volver con ellos a la semana siguiente. Nadie saba lo que le deparara el futuro. Tal vez en el suyo hubiese una mujer guapa, de ojos grises, pero saba que lo mejor era alejarse de ella. Mariella Holmes llevaba la palabra compromiso escrita en la frente. Lo mejor para ambos sera mantenerse apartado de ella. Lleg hasta donde estaba su moto, se sent un momento y observ a los vecinos del pueblo. Tendran secretos capaces de cambiar sus vidas? Tendran tambin familias con secretos? Tendran preocupaciones como las que apagaban la sonrisa de Mariella? Aquellas preguntas eran demasiado filosficas. Se puso el casco negro y arranc la moto. No estaba lejos de la casa de su familia. De nio, le haba gustado poder ir andando al lago. Los tiempos felices de su familia parecan haberse quedado muy atrs. Aceler, como si as pudiese huir de los recuerdos. Ya era de noche cuando aparc en la parte trasera de la casa. Entr en la cocina, sin mirar los platos que haba en la encimera y en la pila, y fue directo al armario que haba al lado de los fogones, de donde sac una botella de coac. Pesaba mucho menos que la noche anterior. Se sent en la encimera, sac un vaso y se qued mirando fijamente la botella. Con un violento movimiento de la mano, la hizo chocar contra el suelo de piedra, donde se rompi en miles de trozos y el olor a coac inund el ambiente.

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    No necesitaba emborracharse. Entr en su habitacin y fue a darse una ducha, pensando en la sonrisa de Mariella Holmes y en el amor que sta haba mostrado por el nio. Aquello era lo que l quera, sentirse unido a alguien. Sentir pasin y cario y tener esperanzas en el futuro. Amar. Se atrevera a arriesgarse a volver a verla?

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    Captulo 2

    Mariella se levant a las cinco para darle el bibern a Dante. Cuando ste se qued de nuevo dormido, ella sac el ordenador y se puso al da con sus clientes. Ser asistente virtual tena sus ventajas. Poda trabajar desde casa y adaptarse a los horarios de Dante. No obstante, no tena nada que ver con el trabajo que haba soado hacer cuando terminase de estudiar. En Nueva York, haba hablado muchas veces con sus amigos de montar su propia empresa de marketing. Y, no obstante, se senta afortunada por haber encontrado un trabajo con el que poder pagar el alquiler y todas sus necesidades. Era caro mantener a un beb. Cuando Dante se despert de nuevo, a media maana, Mariella haba terminado de trabajar, as que cerr el ordenador. Dos de sus clientes ms importantes estaban fuera esa semana, lo que le dejaba tiempo libre para ponerse a buscar al padre de Dante. Aqulla era una manera poco coherente de hacerlo, pero era un comienzo. Contratar a un detective habra sido demasiado caro. Ba al beb, le dio de comer y luego se duch y se prepar su comida. Como Dante todava estaba despierto cuando termin y haca un da precioso, lo sac al patio en la sillita. Dese que hubiese una mecedora. Ella haba comprado una en cuanto se haba enterado de que iba a tener a Dante en casa. El balanceo tranquilizaba al beb mientras se tomaba el bibern. No obstante, slo estaran all una semana. Se fij en que esa tarde no haba motos de agua e intent no sentirse decepcionada. Observ el color azul intenso del agua, que contrastaba con el azul claro del cielo y con el verde de los rboles, y se sinti mejor. Luego tom al beb en brazos y le dio un beso en la mejilla. No te parece un lugar precioso? le pregunt. Oh, Dante, qu vamos a hacer? susurr despus. Te quiero mucho, pero cada vez que te veo deseo que tu madre pudiese verte tambin. Te quera tanto. Algn da, te contar cunto. En ese momento, un ruido capt su atencin, mir hacia el lago y sonri. Es l le dijo al beb. El hombre de ayer. Cristiano surc el lago a gran velocidad y Mariella se pregunt si no tendra miedo a nada. Ella se habra sentido aterrada. Record cmo la haba mirado con sus ojos marrones, con qu intensidad, y se le aceler el corazn. Esperaba poder volver a verlo. Quera saber ms cosas de l. Que le hablase del pueblo y de sus habitantes. Que le contase a qu se dedicaba, dnde viva, qu le haca rer. Habra alguna mujer especial en su vida? Ella pensaba que no, pero le habra gustado estar segura. Habra lugar en su vida para ella? Qu tonteras, slo iba a estar all unos das.

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    Al acercarse al pequeo muelle que haba frente a su cabaa, Cristiano redujo la velocidad hasta detenerse. Luego, la mir. Mariella estuvo a punto de echarse a rer, sujet a Dante con fuerza, y se acerc a l. Hola le dijo. Parece increble. Vas muy rpido? No mucho. Quieres dar una vuelta? le pregunt sonriendo de forma pcara, mirando al beb. Con el beb, no, muchas gracias. No le dejar que se suba a una de sas nunca. Tal vez cuando sea mayor coment Cristiano. Es demasiado peligroso. No tienes fro? La brisa le record a Mariella que era otoo, no verano, pero Cristiano la hizo entrar en calor con su mirada oscura. La atraccin que haba entre ambos la confunda. Nunca haba sentido algo as por otro hombre. Acaso Cristiano era diferente? O era una reaccin normal, despus de varios meses tratando slo con Dante? Tengo los pies congelados. Tengo que marcharme. Vas a ir al pueblo hoy? Mariella no lo haba decidido hasta entonces. S, dentro de un rato. Vas a ir t? le pregunt, dedicndole la mejor de sus sonrisas. Estaba coqueteando con l? S, y se senta estupendamente. Te invitar a un helado le dijo Cristiano mirndola a los ojos. Ella asinti. Gracias. No te caigas a la vuelta. De eso, nada le dijo l antes de volver a arrancar la moto de agua y volver al pequeo puerto del pueblo. Ella lo sigui con la mirada hasta que dej de verlo con nitidez. Bueno, vamos a volver a verlo le dijo a Dante, volviendo con l a la cabaa. Estaba desendolo. Cristiano llev la moto acutica hasta el atracadero y apag el motor. Haba vuelto a dejar la ropa encima de la moto, pero en esa ocasin no se la puso encima de la ropa mojada, sino que utiliz los baos pblicos para cambiarse. Se negaba a reflexionar acerca de por qu haba parado a verla. La haba visto en el patio y no se haba podido resistir. Se visti y guard la ropa mojada en la parte trasera de la motocicleta. Tardara slo dos minutos en llegar a la plaza. Se detuvo a cierta distancia de all, apag el motor, se sent en la moto y observ a Mariella, que estaba hablando con el padre Andreas. ste neg con la cabeza y sonri al beb, que estaba en la sillita. En ese instante, el sol perdi fuerza. Cristiano record haber tenido al beb en sus brazos, llorando. La pesadilla del humo, la oscuridad y los gritos lo invadi. Por un momento, volvi a estar all, en los tneles del metro, esforzndose por respirar, por mantenerse en pie, por vivir junto a los dos nios, que eran demasiado jvenes para morir. Sinti el calor del fuego a su espalda. Oy los gritos de otras personas que intentaban salir de aquel incendio, gritos de los que estaban muriendo. Poda oler el humo y el polvo, como lo hizo cuando su casco se rompi.

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    No poda respirar. No poda ver. Dnde estaba la salida? Dnde estaban el aire fresco, el sol y la vida? Oy un grito ms alto que el resto. Not un dolor en el tobillo y parpade. Baj la vista y vio una pelota. Dos nios se acercaron corriendo, sus risas retumbaron en la plaza. Mir a su alrededor. Mariella estaba empujando la sillita hacia l. El sol brillaba, no haba nubes. Era una escena buclica, de paz y tranquilidad, y de vida. Respir hondo y dese poder pensar slo en el presente. Haba credo tener aquellos flashbacks bajo control. Lo haba hecho desde que Hola lo salud ella, sonriendo. Nadie pareca haberse dado cuenta. Slo l. Se le haba pasado muy pronto. Sera por Mariella? No quera que ella lo supiera. Pasaran un rato juntos, disfrutaran de la compaa y luego l se ira a su casa, en la que estaba desde que haba salido del hospital. Nadie de su familia saba que sus heridas iban ms all del tobillo herido. Ests bien? le pregunt Mariella. Claro respondi l. Conoces al padre Andreas? Acabo de conocerlo. Le he enseado la fotografa de mi amiga, por si la reconoca, pero no. Se la sac del bolsillo y se la ense tambin a Cristiano. l la tom. La sonrisa de aquella mujer desconocida hizo que se le encogiese el corazn. No pareca ni siquiera de la edad de Mariella. Sentira sta el mismo dolor que senta l cuando pensaba en su amigo Stephano? Habra intentado aprovechar mejor el tiempo con ella si hubiese sabido lo que le deparaba el futuro? Si hubiese sabido l que Stephano iba a morir en la explosin, habra actuado de otra manera los das anteriores? O habra seguido dando por hecho que ambos viviran siempre? Haba aprendido bien la leccin. Nadie poda predecir el futuro. Haba que disfrutar la vida mientras se pudiese. No la conozco dijo, devolvindole la foto a Mariella. Cundo estuvo aqu? No lo s. Hace ms o menos ao y medio, es lo nico que s. Pens que tal vez la reconociese alguien en alguna tienda o restaurante se guard la fotografa. Por ahora no ha habido suerte. Qu vas a hacer si lo encuentras? Todava no lo s. El beb debera estar con su familia. Espero que el padre tenga una gran familia que quiera a Dante. Tal vez no lo encuentre nunca, pero quiero poder decirle al nio algn da que al menos lo intent. Tu familia puede ser la suya. Ella se encogi de hombros. No tengo familia. Ariana era lo ms parecido a una hermana que he tenido. Nuestros padres haban muerto y ninguna de las dos tenamos ms parientes. Tal vez sea una locura buscar a su padre, pero si fuese yo, me gustara saber quin era. Y tal vez sea ms fcil encontrarlo ahora que cuando Dante tenga veintin aos.

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    Cristiano no saba cmo reaccionara l si se enterase de que tena un hijo cuando ste hubiese crecido. En cierto modo, los recientes acontecimientos ocurridos en su familia se parecan un poco a la situacin de Mariella. l todava no poda creer que su padre tuviese otros dos hijos, mayores que l, que haban crecido muy lejos de ellos. Pens que l jams dejara a un hijo, si lo tena. Cmo haba podido hacerlo aquel padre? Puso la pata y se baj de la moto. Le has preguntado a todo el mundo? Por el momento, slo al sacerdote y al propietario de las cabaas. Ven, te invitar a un helado y podrs preguntar all. Creo que lo mejor ser preguntar en restaurantes y tiendas, que es donde van los turistas. Tal vez, pero es posible que vinieran slo un fin de semana en pleno verano le dijo ella, empujando la sillita. Haca sol. El aire era fresco, pero agradable. Y estaba paseando al lado de un hombre guapo y atento. No quera hablar de Ariana. Quera saber ms de Cristiano. La heladera estaba completamente vaca. No es la mejor poca del ao para tomarse un helado. Quieres otra cosa? le pregunt l. No. Un helado estar bien. Le podr dar un poquito a Dante. Todava no toma comida de verdad. Pidieron los helados y volvieron a la plaza, a sentarse al sol. Has vivido aqu alguna vez? La gente te conoce coment Mariella. Mis abuelos eran de aqu. Tenan una casa cerca del lago. Vivimos con ellos cuando ramos pequeos y mi padre estaba trabajando. En verano, bamos a nadar al lago. A veces acampbamos en el bosque. Observ cmo Mariella lama su helado y decidi que la existencia solitaria que haba llevado en los ltimos meses haba llegado a su fin. Haca mucho tiempo que no se senta normal. Qu tena aquella mujer para cambiar eso? Poda olvidarse de sus pesadillas cuando estaba con ella. Tal vez debiera llevrsela a casa hasta que se rompiese el hechizo. Pero haba tenido un flashback un rato antes. Apart la vista. No deba ir al pueblo. Y si le daba un mareo? Tena que superar aquello antes de volver a recuperar su vida. Parece que lo pasaste muy bien aqu coment Mariella. S, fue una poca muy feliz. Mi abuelo vivi bastante y formaba parte de este lugar. Le dio a nuestra niez muchos momentos divertidos y emocionantes. Le costaba pensar en el pasado cuando escuchaba la voz de Mariella, suave y musical. De ah te viene la temeridad? brome ella. Temeridad? repiti Cristiano, olvidndose por un momento de dnde estaban y preguntndose qu pasara si le daba un beso.

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    Mariella tena los ojos brillantes y la nariz cubierta de pecas, besos del sol. Apart la mirada de ella antes de hacer una tontera, como recorrerlas a besos. Acababan de conocerse. Era demasiado pronto para pensar en besos. Pero, segn fueron pasando los segundos, no pudo evitar pensar en ello. Dese tomar su mano y sentir su suavidad. Sentarse ms cerca para notar el calor de su cuerpo. Acercarse tanto que ella slo pudiera verlo a l. Averiguar qu era lo que lo fascinaba de ella. Recorres el lago como si quisieras volar. A m me parece una temeridad le explic Mariella, acercndose un poco ms. Sera recproca la atraccin? Cristiano respir hondo, aspirando su olor suave a flores. Contuvo el aliento un instante para saborearlo. Luego lo solt y neg con la cabeza. Yo no soy temerario. Tendras que conocer a mi hermano Valentino. l es el temerario de la familia. Ella seal su motocicleta, aparcada al otro lado de la plaza. se es un medio de transporte peligroso. No, si sabes lo que haces. Hblame de cmo se vive aqu, sobre todo en verano le pidi ella. Cristiano no quera hablar de s mismo, quera saber ms de Mariella, pero empez a contarle cmo haban sido sus veranos jugando en el borde del lago, trepando por las rocas de la orilla y aprendiendo a nadar. Y luego las noches que haba pasado con Valentino, merodeando por el bosque, sintindose valientes y mayores por estar hacindole frente a la oscuridad. Ella ri al or sus historias y de vez en cuando le pidi a Dante que dejase de escuchar, ya que n o quera que le diese ideas. Cuanto ms hablaba Cristiano, ms liviano pareca el mundo. A l le gust orla rer. Y cuanto ms rea, ms extravagantes eran las historias que le contaba. Ahora, hblame t de tus vacaciones le pidi despus de un rato. Haca mucho tiempo que se haban terminado el helado. El beb se haba quedado dormido y Mariella pareca contenta, all sentada, al sol. Era como si hubiese llevado la luz del sol a la oscura vida de Cristiano. Siempre bamos a lugares en los que se pudiese aprender historia. Mi padre era contable, pero le encantaba la historia. As que fuimos a Pompeya y a Turn, a Florencia, por supuesto, y a Venecia le cont, sonriendo al recordar. Cristiano supo por su expresin lo mucho que haba disfrutado de aquellas vacaciones. Ariana nos acompaaba cuando ramos adolescentes. Coquetebamos con los gondoleros en Venecia. Aunque ellos nos ignoraban se ech a rer y, de repente, los ojos s e le llenaron de lgrimas. Tenamos que haber podido recordar todas esas locuras juntas, cuando fusemos viejas. Es muy injusto que haya muerto. Cristiano dese reconfortarla, pero slo el tiempo podra curar aquel dolor. Un amigo mo tambin falleci en mayo. La vida es muy injusta. Yo estoy soltero y tengo pocas responsabilidades, pero l tena mujer y dos hijos. Por qu l? Tena que haber sido yo.

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    Mariella lo mir sorprendida. Nunca digas eso. La vida es un bien demasiado precioso. Hay que disfrutar de cada momento. Tal vez todava ms, porque ahora estamos viviendo tambin por nuestros amigos. Los recuerdos volvieron a amenazarlo y Cristiano sinti que deba marcharse antes de perder la compostura. Se levant. Tengo que irme. Cada vez le costaba ms trabajo respirar. Se aferr al presente con desesperacin. Gracias por el helado. Y por la conversacin le dijo ella. Cristiano asinti y fue hacia su moto. No quera seguir jugando con fuego. Conoca sus lmites, y ya los haba superado. Era el momento de huir. Arranc la moto y mir a Mariella, que lo estaba observando con la cabeza ladeada, cmo preguntndose qu haba pasado. Ven maana le dijo l. Ella sonri y asinti. Mariella observ cmo se marchaba Cristiano. Nunca haba conocido a un hombre tan sorprendente. Haba pensado que estaban charlando muy a gusto cuando l se haba levantado y se haba marchado. Intent recordar qu haba dicho para que hubiese tenido aquella reaccin. Haban estado intercambiando recuerdos y ella haba lamentado el hecho de no poder envejecer al lado de Ariana. Era extrao que ambos tuviesen en comn la prdida de un amigo y, por un momento, eso la reconfort. Cristiano podra entender la tristeza que senta por la muerte de su amiga. Esa noche, Mariella jug con Dante hasta que el beb se qued dormido. Le estaban gustando aquellas vacaciones improvisadas. Segua trabajando a deshoras para mantener contentos a sus clientes, pero poda pasar ms tiempo con el nio. No obstante, no poda permitirse el lujo de quedarse mucho tiempo en el lago Clarissa. Quera seguir buscando al padre de Dante antes de volver a Roma, as que al da siguiente seguira preguntando por all y, si no obtena resultados, al siguiente se marchara a Monta Correnti. Despus de trabajar, se le ocurri buscar el nombre de Cristiano en Internet y descubri que era bombero y que haba estado en los atentados del mes de mayo en Roma. Y que era un hroe. Haba salvado siete vidas, entre ellas la de un nio y un beb a los que haba sacado del tnel del metro, y haba resultado herido. Mariella ley todos los artculos relativos al atentado. En esa poca, ella haba estado terminando los exmenes finales en Nueva York. Ya haba imaginado que Cristiano tena un trabajo que requera un buen estado fsico, porque era un hombre fuerte, musculoso y que estaba en forma. Y, cuando estaba a su lado, se senta segura. Busc una fotografa suya en la web, pero no la encontr. Era tarde cuando apag el ordenador. Comprob que la puerta y las ventanas estaban bien cerradas y se dio cuenta de que haca fresco en la cabaa. Encendi la calefaccin y

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    se prepar para meterse en la cama. Tap a Dante, que estaba profundamente dormido, y se estremeci por el fro. El otoo haba llegado de verdad. Al menos, el nio estara calentito durante la noche y ella tambin, en cuanto se metiese en la cama. Cristiano se incorpor con brusquedad y se despert al instante. Respiraba con dificultad debido a la pesadilla. Respir hondo e intent tranquilizarse. Estaba oscuro, como en el tnel despus de los atentados. All la nica iluminacin haba sido la luz de su casco. Apart la sbana y se levant, se acerc a la ventana y la abri de par en par para que entrase el aire fresco. Respir hondo. No haba humo. No gritaba nadie aterrorizado. Slo haba campo. Los rboles tapaban muchas estrellas. La luna estaba baja en el horizonte y su luz bailaba sobre el agua del lago. Se aferr al alfeizar y luch por olvidarse de la pesadilla. La haba tenido muchas veces desde aquel fatdico da. Poco a poco el eco de los gritos fue atenundose. El horror se desvaneci. Los suaves sonidos de la noche volvieron a aparecer. Un rato despus, fue a vestirse. Esa noche ya no podra dormir ms. Una vez abrigado, fue a por su motocicleta. Un paseo por las carreteras de montaa le despejara la mente. Saba que estaba intentando huir de sus demonios, pero nada le hara olvidar aquel da. Aun as, no poda seguir en casa ni un minuto ms. Necesitaba respirar el aire fresco. Iba a amanecer cuando volvi al pueblo. Pens que una taza de caf caliente le sentara bien. Estaba en la carretera que rodeaba el lago cuando lo oli. Humo. Se le hizo un nudo en el estmago. Por un momento, pens que se lo haba imaginado. Respir hondo y, s estaba en el aire. Donde haba humo, siempre haba fuego. Redujo la velocidad y mir a su alrededor. Nadie poda haber hecho una hoguera a esas horas, estaba casi amaneciendo. El olor se hizo ms fuerte. Estaba hacia la izquierda, cerca del lago. Por un momento, no supo qu hacer. Detuvo la moto y apoy un pie en el suelo. Todos sus msculos estaban en tensin. No poda moverse, estaba paralizado. Dnde estaban los bomberos del pueblo? Por qu no haba nadie? Habra sonado la alarma? De repente, el instinto hizo que volviese a moverse y arranc la moto. Vio una luz donde slo deba haber oscuridad. Pis el acelerador y pronto lleg a las cabaas de los Bertatali. La luz proceda de la ltima, en la que estaban alojados Mariella y el beb! Hizo rugir el motor y toc el claxon. En un segundo, vio luces en la casa de los Bertatali, pero l no se detuvo, esper que ellos tambin viesen el fuego y actuasen. Par cerca de la cabaa, dej caer la moto y corri hacia la puerta. Por la ventana del saln vio que el interior estaba en llamas. El tejado estaba ardiendo tambin. Corri hacia la parte de atrs e intent adivinar qu ventana era la del dormitorio. Golpe el cristal, pero no obtuvo respuesta, as que se gir y busc algo con que romperlo. Encontr una rama de rbol. Rez por que el beb no estuviese durmiendo debajo de la ventana y rompi el cristal. El humo sali hacia fuera. A travs de la puerta, se vean las llamas del saln.

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    Mariella! grit, apoyndose en el alfeizar y apartando los cristales rotos, notando que se cortaba y tosiendo con el humo. Eh? respondi una voz somnolienta. Cristiano entr y se dio cuenta de que tena que darse prisa. Levntate! grit, cerrando la puerta del dormitorio de un golpe con la esperanza de que les diese tiempo a salir antes de que entrasen las llamas. Dnde estaba Dante? Busc al beb a tientas y oy un grito cerca de la pared. Tom al beb en brazos y volvi a buscar a Mariella, que no responda a sus llamadas. Se habra desmayado con el humo? La encontr en la cama y la levant en volandas. La cabaa est en llamas le dijo. Oy sirenas. Por fin. El miedo lo paraliz. Oy una explosin. Se estara cayendo el tnel? Habra ms bombas? Por qu no funcionaba su mascarilla? Tosi y fue hacia la abertura con ella. Oy gritos de hombres y mujeres. El beb se puso a llorar. Dnde estaba el nio? Dnde estaba Stephano? Quin poda haber hecho algo as? Cunto tiempo les quedaba? Cristiano? Oy la voz de Mariella, que tosa. Qu ha pasado? pregunt ella. No lo s. Sal. Haban llegado a la ventana, la ayud a salir y luego cruz el alfeizar con Dante en brazos, sin dudarlo. Se oy un estruendo; parte del tejado de la parte delantera acababa de derrumbarse. Ya fuera, Cristiano agarr a Mariella del brazo y la alej de all, con el beb llorando en sus brazos. El pasado y el presente se hicieron uno. Cristiano no dej de correr hasta que reconoci el lago. Mariella segua a su lado, tosiendo. Los voluntarios del pueblo estaban de camino. Se oan las sirenas. Cristiano hizo un esfuerzo por mantener su mente en el presente y no revivir el terror del mes de mayo. Unos segundos despus se detena frente a ellos el camin de bomberos. Apoyado en un rbol, Cristiano observ el fuego. Esa noche, el incendio no haba terminado en tragedia. Todas mis cosas dijo Mariella, mirando hacia la cabaa. Mi ordenador, mi ropa, la ropa de Dante. Cmo ha podido pasar algo as? Tena lgrimas en los ojos. Volvi a toser. l la rode por los hombros con un brazo; el beb lloraba en el otro. Slo son cosas le dijo. El beb y t estis a salvo, eso es lo importante. Stephano y muchos otros no haban tenido tanta suerte. Vio cmo el fuego devoraba la cabaa en cuestin de segundos. Not que Mariella temblaba y se quit la chaqueta para ponrsela por los hombros y, luego, le dio al beb. Estaba descalza y deba de estar helada. Sin decir palabra, Cristiano tom a ambos en brazos y fue hacia la casa de los Bertatali. Le dola el tobillo izquierdo, pero se aguant. La seora Bertatali estaba en el porche con los ojos llenos de lgrimas. Cuando vio a Cristiano con Mariella y el beb, se acerc corriendo.

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    Gracias a Dios que estn bien. Gracias, Cristiano. Dame al beb dijo. Qu ha pasado? No lo s respondi l. Vi el fuego desde la carretera y me acerqu. Yo estaba dormida coment Mariella. Cristiano me despert. Cmo pudo empezar el fuego? pregunt, volviendo a toser con fuerza. Intenta respirar despacio. Has inhalado mucho humo. No s qu ha podido pasar dijo la seora Bertatali. Paolo ha ido a ayudar a los bomberos. Ellos nos dirn qu ha sido. Te dejaste el horno encendido o algo as? No. Lo apagu todo despus de cenar contest Mariella. Oh, tus pobres pies. Tienes cortes. Voy a buscar unas toallas para limpiarlos exclam la seora Bertatali, yendo hacia el bao con el beb en brazos. Tuve que romper la ventana para entrar en el dormitorio. El saln estaba en llamas cuando llegu le explic Cristiano mientras dejaba a Mariella en una silla y se arrodillaba para examinarle los pies. Slo tena un corte profundo, lo dems eran araazos. Creo que aqu vas a necesitar puntos. Despus llegaron ms voluntarios y una ambulancia para llevar a Mariella y al beb al hospital. Ir a veros le dijo Cristiano. Luego volvi a valorar el incendio y vio que la situacin estaba bajo control. Estaba empezando a tranquilizarse. Poda or a Stephano llamndolo. Fue por su moto y se alej de all, intentando huir del pasado.

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    Captulo 3

    Una vez en la ambulancia, Dante sigui llorando hasta que Mariella lo tom en brazos y lo acurruc contra ella. Oh, cario, hemos estado a punto de morir le dijo con lgrimas en los ojos. Tosi con fuerza. A pesar de la mascarilla de oxgeno que les haban puesto a ambos, le costaba respirar y notaba como si tuviese un gran peso sobre el pecho. Ya no tardaremos en llegar al hospital. Te limpiarn los ojos y te tendrn con oxgeno hasta maana le dijo con amabilidad el mdico de la ambulancia, ofrecindole un pauelo para limpiarse las lgrimas. El beb se tranquiliz. Ella le dio un beso en la mejilla y dese poder relajarse como l y olvidarlo todo, aunque fuese slo durante unas horas. Una vez en el hospital, los recibieron varias enfermeras. Una tom al beb y le prometi a Mariella que cuidara de l. Otra la ayud a ella a sentarse en una silla de ruedas y la llev enseguida hacia la zona de urgencias, donde pronto le limpiaron las heridas de los pies y le dieron un par de puntos en el corte del pie izquierdo. Dnde est mi beb? pregunt Mariella. En pediatra. Le han puesto oxgeno. Ya lo han examinado y parece que est bien. Pronto podrs volver a verlo. Mariella asinti. Ya lo echaba de menos. Necesitaba ver que estaba bien, pero tena que tener paciencia. Por primera vez, tena tiempo para pensar. Cristiano los haba salvado. No tena ni idea de por qu haba estado all en ese momento, pero le daba gracias a Dios por ello. Era un hroe. Si no hubiese sido por l, Dante y ella habran muerto. Un rato despus la llevaron a ver al nio. Cuando por fin lo vio dormido, permiti que la condujesen a su propia habitacin, donde insisti en darse una ducha rpida antes de tumbarse en la cama, con el oxgeno puesto, e intentar dormir. No obstante, no pudo dejar de preguntarse qu habra ocurrido si Cristiano no hubiese llegado, y cmo se habra originado el fuego. Tard mucho tiempo en dormirse. Al da siguiente, Mariella admir por la ventana del hospital la belleza de todo lo que lo rodeaba. Los jardines daban a unas colinas y, ms all, apartado de su vista, estaba el lago. El pueblo estaba detrs de las colinas y no se vea humo en el cielo azul. Todo el mundo segua con su rutina. Ella haba perdido su ropa y su ordenador. Y su fotografa de Ariana. Dante slo tena el pijama que haba llevado puesto la noche anterior. Su trabajo dependa de sus clientes, as que tendra que conseguir un ordenador lo antes posible. Tena copias de seguridad de los archivos en casa, as que no tendra que empezar de cero, pero aquello le pondra las cosas ms difciles. Estaba descansada despus de haber dormido unas horas. Y necesitaba ser fuerte para seguir adelante. Tal vez debiese volver a Roma de inmediato, pero no saba si tendra otra oportunidad para buscar al padre de Dante en el futuro. A pesar del oxgeno, segua costndole trabajo respirar. No obstante, le dieron el alta y le dijeron que volviese en un par de das para que le hiciesen una revisin.

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    Se fue directa a la zona de pediatra, cojeando un poco debido a las heridas del pie izquierdo. Redujo el paso al ver a Cristiano observando a los bebs. Cristiano? l se gir y sonri al verla. Cmo ests? Mariella tosi y luego sonri y se acerc ms a l. Mucho mejor. Ya me dejan marcharme a casa mir en la sala en la que estaban los bebs. Est Dante aqu? No, aqu slo hay recin nacidos. Mira qu pequeos son. Mariella vio cuatro bebs y sonri. Dante tambin era as cuando naci y mira lo grande que se ha hecho. l se gir y la estudi con la mirada. De verdad ests bien? Voy a estar bien enseguida. Vamos a buscar a Dante. Iba vestida con la ropa que le haba prestado la enfermera del turno de noche. Los pies no le dolan demasiado, pero tena que quitarse aquellas zapatillas de estar por casa. Empez a pensar en todo lo que tena que hacer. Al llegar a la zona de pediatra, la enfermera les anunci que le haban dado el alta a Dante tambin. Mariella se acerc a su cuna y el nio la mir y levant los brazos hacia ella, sonriendo. Ella lo tom y lo abraz con fuerza. Estuvo a punto de echarse a llorar al pensar que podra haberlo perdido. Era su hijo. Lo quera. Su nico vnculo con su amiga Ariana. Se gir hacia Cristiano. No s cmo darte las gracias por habernos salvado le dijo, respirando hondo. Espero que te recuperes pronto. Yo tambin me alegro de haber estado all. Y de haber sabido qu hacer. No quiero ni pensar en lo que podra haber pasado. No lo hagas. Salgamos de aqu le dijo l. No me gustan los hospitales. Una vez fuera, Cristiano la condujo hacia un coche deportivo negro que haba aparcado cerca. Tiene sillita para Dante? pregunt Mariella. El hospital nos ha prestado una, ya la devolveremos cuando tengamos otra. Ahora, tenemos que ir a comprarte ropa. Aunque no quiero decir que no ests guapa con ese conjunto. Ella se ech a rer y volvi a toser. Gracias. No hay nada como un cumplido para subirle el ego a una mujer. Coloc a Dante en la sillita. El nio pareca contento. Parece que est bien coment Mariella. Ni siquiera tose. Una vez con el nio bien sentado, se gir hacia Cristiano. Tengo miles de cosas que hacer. Ests seguro de que quieres acompaarme? Quin va a hacerlo si no? Ella se mordi el labio y asinti. Slo tena amigos en Roma, as que estaba dispuesta a aceptar su ayuda.

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    No tengo ningn documento, se me ha quemado todo. Y el dinero. Supongo que deberamos ir en primer lugar al banco, a ver si me dan algo de dinero. Si no te lo dan, yo te lo prestar. Sube al coche, hace mucho aire. Quince minutos ms tarde, Mariella estaba hablando con el director de una sucursal bancaria, contndole su caso. Dante estaba sentado en el regazo de Cristiano. Todo solucionado les dijo el director por fin, colgando el telfono. Ahora le traern el dinero y una chequera provisional. Le enviaremos otra a su casa. Muchas gracias respondi Mariella. Haban podido resolver todo gracias a que el director de la sucursal conoca a Cristiano y a su familia, y ella se sinti de nuevo agradecida. Luego fueron a comprar un cochecito nuevo para Dante. Cmprale tambin algo de ropa. Yo me quedar con l mientras tanto sugiri Cristiano. Eres un santo por hacer todo esto por m le dijo ella. No s si podra hacerlo todo yo sola. Cristiano alarg la mano y le apart un mechn de pelo de la cara. Mariella sinti un escalofro, sonri con timidez y dese agarrarle la mano para que le diese fuerzas, pero no lo hizo. Estoy seguro de que te las habras arreglado sin m, pero, estando aqu, para qu vas a hacerlo todo sola? Ella asinti. Saba que Cristiano estaba haciendo un esfuerzo por ella. La seora Bertatali haba comentado que Cristiano no haba salido del lago Clarissa desde su llegada. Mariella no saba por qu estaba haciendo una excepcin con ella, pero estaba agradecida. Lo siguiente ser la comida del beb. Cuando tiene hambre, se pone a llorar sin parar. Mariella disfrut de las compras y de las bromas de Cristiano. Jams se habra imaginado tan contenta despus de la devastacin del incendio. Lo nico malo del da fue su tos. Se compr ropa para un par de das, zapatos y unas cremas y maquillaje. Pens que deba volver a Roma, pero estaba disfrutando demasiado con Cristiano y no quera ser prctica en esos momentos. Cristiano esper delante del probador a que saliese Mariella. Dante ya haba comido, le haban cambiado el paal y estaba durmiendo en su cochecito. Mir a su alrededor y se dio cuenta de que era el nico hombre de la tienda, a excepcin de un seor mayor que estaba con su esposa. Jams habra imaginado que estara all, cuidando de un beb en el mes de octubre, pero no poda dejar a Mariella y a Dante solos. Ella sali del probador con unos vaqueros que le sentaban de escndalo. La camiseta rosa de manga larga realzaba el color de su piel y haca que sus ojos pareciesen de un gris ms brillante. Cristiano habra podido pasarse del da entero mirndola. Sus ojos parecan irradiar optimismo, ojal le pudiese pegar algo a l. Ya tengo todo lo que necesito, slo hay que pagarlo le dijo sonriendo.

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    Te esperar aqu le contest l. Mientras Mariella se alejaba, pens que le gustaban las pecas que tena sobre la nariz. Le gustaran a ella tambin? Cuanto ms la miraba, ms atrado se senta por ella. Era guapa, sexy y maternal. Le gustaba verla con Dante. El beb tambin pareca estar fascinado con ella. Debe de ser cosa de hombres murmur Cristiano. Ya est todo anunci Mariella poco despus. Vamos a comer. Debes de tener hambre, despus de tantas compras. Yo la tengo. Estupendo. Adnde vamos? Ah, supongo que he hecho una pregunta muy tonta, seguro que comes siempre en el restaurante de tu familia. A Cristiano el comentario le sent como una bofetada. Haca mucho tiempo que no estaba en Rosa. Haba pensado en comer por aqu cerca. Rosa est en la otra punta. Luego tenemos que volver al lago Clarissa. Por qu? No tenemos donde quedarnos. Podrais quedaros conmigo le dijo l. Un segundo despus de haber dicho aquello, se estaba preguntando si estaba loco. Haba querido estar solo debido a los flashbacks. No quera que nadie conociese su secreto. Gracias, pero no podemos quedarnos contigo. Si los Bertatali tienen otra cabaa libre, tal vez nos quedemos un par de das. Aunque creo que deberamos volver a Roma. No te marches. Bueno, tal vez estemos un par de das. Ya no tengo la fotografa de Ariana, ni tengo ordenador. Yo puedo dejarte uno. Ella sonri despacio y Cristiano tuvo que hacer un gran esfuerzo para no darle un beso all, en medio de la tienda. Contuvo la respiracin y se oblig a apartar la mirada. Es que se haba vuelto completamente loco? Nunca haba deseado tanto besar a una mujer. Entonces, me quedar un par de das. Cristiano no poda pedirle ms. Al menos, todava. Cuando Cristiano entr en el pueblo pasando al lado del lago, Mariella se dio cuenta de que empezaba a estresarse. Cuanto ms se acercaba a las cabaas, ms miedo senta, y se pregunt si volvera a dormirse sin temer que se desatase un incendio y se quemasen todas sus pertenencias. l detuvo el coche cerca de la residencia de los Bertatali. A la luz del da se vean bien los escombros de la cabaa. Cmo haba empezado el fuego? La signora Bertatali debi de orlos llegar, porque abri la puerta enseguida y se acerc a Mariella. Ah, signorina Holmes. Ha vuelto le dijo, abrazndola, con el beb y todo. Gracias a Dios. Y el beb, est bien? Despus salud a Cristiano e insisti en que entrasen todos.

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    Nos sentimos muy consternados por el incendio. Cuando pienso en lo que podra haber pasado si no hubiese sido por la rpida intervencin de Cristiano. Le daremos alojamiento gratuito, insistimos. Es inaceptable que haya ocurrido algo as. El jefe de bomberos piensa que fue la calefaccin. Estn examinando todas antes de asignarle otra cabaa. Cuando pienso en lo que podra haber ocurrido Estamos bien, signora. Cristiano asinti. El seguro lo cubrir todo. Por favor, qudese unos das ms. No queremos que se marche del lago Clarissa con ese recuerdo. Permita que la compensemos. Le garantizo que la cabaa en la que se aloje ser completamente segura. Por favor, qudese. Mariella mir a Cristiano. Un da o dos accedi. Estoy tan contenta de que su beb y usted estn bien. Venga, voy a preparar un t. Por favor, venga a la cocina y sintese. La signora Bertatali fue de un lado a otro sin dejar de hacer preguntas. Cmo pudiste ver el fuego desde la casa de tu abuelo? le dijo a Cristiano. l le explic que haba pasado por all en moto y Mariella se pregunt qu hara paseando a esas horas. Aunque, en realidad, daba igual. Gracias a l estaban bien. La signora Bertatali les sirvi el t y se sent a la mesa con ellos. Dante empez a protestar y Mariella le prepar un bibern. Dame le dijo Cristiano. T tmate el t. Y tom al pequeo en brazos. Por un momento, record al nio al que haba rescatado unos meses antes y se pregunt qu tal estara. Tendra que averiguarlo. Gracias. Y tu familia, Cristiano, se sentir muy orgullosa cuando se entere de lo de anoche. Despus de lo de los atentados de Roma. Se me ponen los pelos de punta cuando lo pienso. l no respondi. No le importaba que su familia no se enterase de lo de la noche anterior. Estaba contento por haber sido capaz de actuar tal y como deba hacerlo. Slo haba temido por las vidas de la mujer y el nio. Despus de dar el bibern a Dante y de cambiarle el paal, la signora Bertatali los llev a la cabaa que estaba justo al lado de la casa. Cristiano descarg el coche y llev all todas las compras de Mariella. sta, que estaba demasiado cansada para pensar, le dio las gracias y lo vio marchar, luego se dej caer sobre la cama y se tap con una manta. Antes de que le diese tiempo a repasar todas las cosas que tena que hacer, se qued dormida. A la maana siguiente, Cristiano se sent en el patio empedrado a leer el ltimo manual que le haba enviado su superior. Todava estaba de baja y tena tiempo de sobra para repasar todos los documentos que le iban mandando para mantenerlo al corriente de todo. Oy un ruido y levant la vista. Se qued sorprendido al ver a Mariella avanzando por el camino de grava. El sol hizo brillar su pelo. Llevaba puestos unos pantalones oscuros y un

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    jersey, aunque haca calor para ser octubre. Cristiano no haba esperado verla all. Cmo habra encontrado la casa? Buon giorno lo salud ella. Hola respondi l, levantndose y dejando el manual boca abajo encima de la pequea mesa. No haba esperado que Mariella recorriese todo el camino andando, con el pie herido, y dnde estaba el beb? Vengo a darte las gracias por habernos salvado le dijo. Ya me las diste ayer le record l, observando cmo se acercaba. Ya lo s, pero quera volver a verte confes ella, sonriendo con timidez. Por un momento, Cristiano se sinti eufrico. Luego su sentido comn se puso a funcionar. Haba sido l quien le haba pedido que se quedase en el lago Clarissa y ella lo haba hecho. En esos momentos, deba de estar preguntndose por qu. Mir a su alrededor. Al sol haca calor, pero el patio estaba a la sombra y all haca ms fresco. Quieres beber algo? le pregunt a Mariella. Desde que haba llegado, no haba entrado nadie a la casa, as que le result extrao invitarla. Un vaso de agua. Hace ms calor de lo que pensaba y el camino ha sido largo. Sobre todo, con un pie herido. Ella levant la pierna un poco e hizo girar el pie en cuestin. La verdad es que no me molesta tanto. l mir su pie y fue subiendo la mirada hasta las pecas de la nariz. Los ojos estaban ms grises que la otra noche. El sol se reflejaba en su pelo, de color miel con algunas mechas casi blancas. Cristiano dese acaricirselo para ver si era tan suave como pareca. Pasar los dedos por las pecas que salpicaban su rostro. Besarla y sentir cmo aumentaba el deseo de estar con una mujer bonita. Demostrarse que segua vivo, sano y normal. Resisti la tentacin. Se atreva a arriesgarse? Todas las clulas de su cuerpo deseaban entrar en contacto con ella. Nunca era fcil contener la tentacin. Disfrut de aquella sensacin, del deseo, de la atraccin. Despus de meses solo, era como despertar, como si su cuerpo volviese a estar vivo despus de una larga enfermedad. Qu irona, sentirse atrado por una mujer por primera vez en mucho tiempo y no atreverse a dar un paso al frente. El agua est en la cocina le dijo. Mariella lade la cabeza y sonri. Suele ser as. l la condujo a travs del saln a oscuras hasta la cocina. Abri el armario y se qued mirndolo. No haba vasos. Ella lo sigui, mirando a su alrededor con curiosidad. Cristiano se dio cuenta de que haba platos sucios en la pila. Oy una risa a sus espaldas y, al girarse, vio a Mariella tapndose la boca. l frunci el ceo; saba perfectamente lo que estaba pensando.

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    Haba visto casas de estudiantes as. O es cosa de hombres? pregunt divertida. Dante lo comprendera respondi l, viendo un vaso en la encimera. Lo freg en un momento, se lo lleno de agua y se lo dio. Su hermana lo habra matado si hubiese visto la cocina as. Su padre se habra quedado sin habla. Luca siempre haba sido muy exigente en la cocina de Rosa. Mariella acept el vaso con una sonrisa. Gracias. No pretenda ofender dijo. Se bebi el agua de un trago y le pidi un poco ms. Cristiano volvi a llenarle el vaso. Ella tosi hasta que tuvo lgrimas en los ojos y se bebi el segundo vaso ms despacio. Volvi a mirar a su alrededor y sonri. He estado recuperndome gru l, deseando dejarle claro que no sola vivir as. Lo siento. Adems, me has salvado la vida. No puedo creer que la cabaa ardiese con tanta rapidez. Todo depende del combustible y de las condiciones de seguridad le dijo l. Qu tal el nio? Bien. Los Bertatali estn intentando complacernos lo mximo posible. Sabas que tenan tres hijos mayores? A ella le encantan los bebs y me ha pedido que le dejase a Dante un rato. Y su marido se ha ofrecido a llevarme a pescar al ro. Se dedica a llevar a los turistas en el verano. Hazlo si tienes la oportunidad, te gustar. Umm, tal vez, pero me parece que hace demasiado fro para ir en barco. Cuando quieras marcharte, te llevar yo a casa, para que no fuerces ese pie. No quiero molestarte, slo he venido a darte las gracias. Eres un hroe. No, no lo soy la contradijo, pensando que, si supiese la verdad. Te llevar. La moto estaba en la parte trasera de la casa. Detrs de ella haba una pequea construccin con la puerta cerrada. Mariella lo sigui. Podra venir maana y limpiarte la cocina. Como muestra de mi agradecimiento. Cristiano neg con la cabeza. No hace falta. Arranc la moto y la ayud a subir. Le pidi que se agarrase con fuerza, sin pensar que lo afectara tanto que lo abrazase por la cintura. Mariella tena el cuerpo apoyado en su espalda, Cristiano cerr los ojos y disfrut de la sensacin. Dese girarse y darle un beso. Cunto tiempo va a quedarse la seora Bertatali con Dante? le pregunt. No me ha puesto un lmite. Quieres que volvamos a casa por el camino ms largo? Claro. Ests suficientemente abrigada? S. Cristiano puso la moto en marcha, acelerando al llegar a la carretera. Fue en direccin opuesta al lago, por la carretera que le gustaba recorrer cuando quera huir de sus fantasmas, que atravesaba el bosque.

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    De vez en cuando vean el lago, brillando a lo lejos y reflejando como un espejo el cielo y el bosque. A Mariella le encant el paseo. Se senta libre y, despus del incidente del incendio, estaba ms atenta a todo, era como si lo viese con una luz distinta. Y todo gracias a Cristiano, que los haba salvado y que el da anterior los haba acompaado de compras. Aunque lo que ms le haba gustado a Mariella haba sido que le pidiese que se quedase. Cristiano redujo la velocidad y sali de la carretera para llegar a un claro. Vaya! exclam ella la ver las vistas. l detuvo el motor. El silencio era absoluto. Solamente se oa el susurro de la brisa entre los rboles. Es precioso aadi Mariella en voz baja, para no estropear el momento. Podemos dar un paseo hasta el borde del lago, si quieres le sugiri Cristiano. Ella se baj de la motocicleta y lo esper. Luego anduvieron hacia el borde. Mariella se sent en una rama que haba al sol y Cristiano se sent a su lado. Durante unos segundos, ninguno de los dos habl, luego l coment en voz baja: Vengo aqu cuando necesito escapar. Es un lugar especial dijo ella. Ojal yo tambin tuviese uno. A veces me siento superada, entre Dante y el trabajo. Me gustara tener un lugar al que poder ir simplemente a sentarme. l asinti. Tal vez sea eso, aqu puedo ser yo mismo. Ella lo mir con la cabeza ligeramente ladeada. No puedes ser t mismo en todas partes? La gente siempre espera determinadas cosas respondi l. Y uno siempre intenta estar a la altura le dijo ella suspirando. Debe de ser por eso por lo que siento que soy tan inepta con Dante. Me gustara ser como mi madre y no lo soy. Seguro que ella tampoco saba tanto cuando t tenas seis meses. Mariella lo pens. Habra aprendido su madre tambin sobre la marcha? Tal vez tengas razn, pero tengo la sensacin de que siempre saba qu decir, cmo explicar las cosas. T eres una buena madre para Dante. No dudes de ti misma. De repente, Cristiano le tom la mano y entrelaz los dedos con los de ella. Es precioso en invierno, cuando parece que han espolvoreado azcar glas sobre los rboles. Ahora estn cambiando de color, pero en primavera volvern a estar verdes. Gracias por haberme trado aqu le dijo ella, que se senta como si hubiese dejado atrs todas sus preocupaciones. Pasearon despacio hasta que el sol empez a ocultarse entre los rboles y la temperatura comenz a bajar. Es hora de marcharse anunci Cristiano. Mariella asinti, aunque no quera que la tarde terminase nunca. Jams la olvidara.

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    Cristiano la llev al pueblo a comprar unas cosas para Dante. Gracias por traerme le dijo Mariella, bajando de la moto y dndole un beso en la mejilla. Hasta pronto. Cristiano la vio alejarse, tan viva y feliz. No quera pensar en lo que poda haber pasado la noche anterior. No obstante, se senta como un impostor. No era un hroe. Jams le contara, ni a ella ni a nadie, el miedo que tena ni las pesadillas que lo asaltaban desde el mes de mayo, da y noche. Por qu no poda sacarse aquellas imgenes de la cabeza? A veces pasaba varios das sin tenerlas y, de repente, volvan a aparecer. No obstante, la otra noche haba sido capaz de actuar de manera normal. Tal vez estuviese empezando a superarlo. Mariella entr en la tienda y mir hacia atrs. Cristiano estaba sentado en la moto, mirando hacia la puerta. La estara viendo? Ella tena el corazn acelerado. Era la primera vez que montaba en moto y no haba pensado que la sensacin de ir agarrada a l sera tan ntima. Se pregunt si tendra la oportunidad de volver a hacerlo, de ir a aquel lugar tan especial. La vida le pareca muy dulce ese da. Tena mucha curiosidad por l, por saber ms de las heridas de las que haba estado recuperndose, aunque a ella le pareca que estaba fuerte y en forma. No obstante, haba perdido todas sus pertenencias y tendra que volver a Roma lo antes posible para intentar retomar su vida. Volvi a casa con dos bolsas llenas de comida y con un ramo de flores para la seora Bertatali, para agradecerle que se hubiese quedado con Dante toda la tarde. No le gustaba que se sintiesen tan culpables por el incendio, no haba sido culpa suya. Adems, todo estaba solucionado, salvo la prdida de su ordenador. Habra algn lugar en el pueblo en el que pudiese utilizar uno? Tambin poda aceptar el ofrecimiento de Cristiano y utilizar el suyo. Eso sera lo ms sencillo. A la maana siguiente, despus de recoger la cabaa y baar y vestir al beb, Mariella decidi ir a casa de Cristiano. Haca un da parecido al anterior, soleado y agradable. Las hojas de los rboles haban empezado a cambiar de color. Mariella respir el aire fresco. Cmo sera vivir all todo el ao? Aquel lugar no se pareca en nada a Nueva York, que era donde haba pasado los ltimos cuatro aos. Tambin era distinto de Roma, pero all tena su hogar. Tom una curva y vio la casa. Cristiano no estaba en el patio esa maana. Mariella fue hasta la puerta principal y llam. l abri y se mostr sorprendido al verlos, pero su expresin se suaviz al mirar al beb. Qu estis haciendo aqu? pregunt, sonrindole al nio. He venido porque necesito utilizar tu ordenador para ponerme al da con mis clientes. Entra. Cristiano le abri la puerta de par en par y ella empuj la sillita.

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    Est muy oscuro coment ella cuando llegaron al saln. Por qu est todo cerrado? l mir a su alrededor, como si acabase de darse cuenta de que todas las cortinas estaban echadas. Porque me apeteca estar as. Qu raro. Las cortinas ayudan a aislar las ventanas. No hace tanto fro. l la mir fijamente unos segundos y luego se encogi de hombros. Voy a por el ordenador. Cinco minutos despus, Mariella estaba encendiendo el ordenador encima de la mesa de la cocina. Cristiano no tena conexin rpida a Internet, pero conect el aparato a la lnea telefnica. Cuando hubo comprobado que funcionaba bien, la dej sola. Mariella mir a su alrededor. Le gustaba aquella casa antigua, con encanto. Al fondo haba una enorme chimenea de piedra. Poda imaginrsela funcionando en invierno. Era una cocina muy acogedora. En la mesa de madera haba sitio para una familia de ocho personas. El suelo de piedra tambin era fro, pero con unas alfombras poda ser cmodo en los meses de invierno. Pero ella no pasara nunca el invierno en el lago Clarissa y, durante unos segundos, se sinti decepcionada por ello.

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    Captulo 4

    Dante se puso nervioso. Mariella le prepar un bibern y lo tom en brazos. No quiso sentarse en una de las sillas de madera de la cocina, as que entr en el saln. Pens que le gustara limpiarlo y, al menos, abrir las cortinas para disfrutar de las estupendas vistas. Se sent en una mecedora, le dio el bibern a Dante y, tal vez gracias a la oscuridad, el nio se qued dormido nada ms terminar. Mariella se qued con l en brazos, saboreando el momento. Volvi a preguntarse si, cuando fuese mayor, se parecera a su amiga Ariana o a su padre. Las lgrimas amenazaron de nuevo con anegarle los ojos, como ocurra siempre que pensaba en su amiga. Cristiano entr en el saln. La hora del almuerzo? pregunt, observndolos. Se sent en el silln que haba al lado de la mecedora. La hora del bibern de media maana le dijo ella. Lo pondr en la sillita y nos marcharemos cuando se despierte. Tengo que terminar unas cosas de trabajo. Gracias por dejarme el ordenador. No te molestaremos. Se levant y dej al nio con cuidado en la sillita. Lo tap con una manta. No me molestis. Termina de trabajar y qudate a comer. Cristiano saba que se estaba aferrando desesperadamente a una ilusin, pero no quera verla partir. Quera hablar con ella, verla rer. Averiguar qu le gustaba y qu no. Y besarla. Se dio cuenta del camino por el que iban sus pensamientos y apart la mirada de ella. Despus del incendio, me he preguntado qu ocurrira si me pasase algo. Quin cuidara de Dante? coment Mariella. La madre de Cristiano haba fallecido cuando l era pequeo. Todava recordaba su sonrisa y el olor de su perfume. El amor casi tangible que le haba dado. Uno nunca se acostumbraba del todo a la prdida de un padre. Se haba sentido su padre como se senta Mariella? Se habra preocupado por sus hijos si algo le pasaba a l? No obstante, no era lo mismo. La hermana de su padre viva en Monta Correnti y, durante casi toda su niez, el abuelo de Cristiano haba vivido all, con el resto de su familia. Siempre haba tenido a alguien cerca, pero, aun as, nunca haba conseguido superar la muerte de su madre. Mi madre tambin falleci dijo muy despacio. Pero tu padre no? No, mi padre est bien. O eso supona. De lo contrario, alguien se lo habra contado. Aunque no haba estado muy receptivo con su familia desde que estaba en el lago Clarissa. Los flashbacks llegaban sin aviso, as que no poda estar con personas que lo conociesen bien, se daran cuenta de cmo estaba. Tena que vencer aquello. Mariella lo mir como si esperase que dijese algo ms.

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    l la mir tambin mientras se preguntaba si por fin estaba saliendo de aquello. Haba actuado correctamente durante el incendio, no haba vuelto a tener pesadillas. Respir hondo, inhalando el dulce olor de Mariella. No poda enamorarse de ella. Eres el hijo mayor? S, luego est Isabella, que es muy mandona. Mi madre muri cuando ramos nios y fue ella la que asumi todo el peso de la casa e intent mantenernos a raya. Por un momento, record los das felices que haba pasado en aquella casa, jugando en el lago, con su familia. Y tus hermanos todava viven por aqu cerca? Isabella sigue en Monta Correnti y, Valentino, tambin contest l sonriendo. As que os veis mucho. Debe de ser bonito. Yo soy hija nica. Cristiano no respondi. No los haba visto desde que haban ido a visitarlo al hospital, despus de los atentados. Haba estado ingresado mucho tiempo y se haba perdido la boda de su hermano y la de su prima Lizzie. Despus, cuando le haban dado el alta, Isabella lo haba llamado muchas veces, pero l haba dejado que fuese el contestador quien respondiese. En los ltimos meses haban pasado muchas cosas en su familia, incluida la revelacin de que su padre tena dos hijos gemelos, mayores que l, de un matrimonio anterior. l todava no saba qu pensar al respecto. Todava no conoca a los gemelos, que se haban criado en Estados Unidos. Era extrao pensar que compartan padre. Por el momento, las excusas que haba ido poniendo no haban levantado sospechas, pero se le estaba acabando el tiempo. Hasta cundo podra ocultar su problema a su familia? Quera que su vida volviese a ser como antes. De nio le haba encantado aquel lugar, as que haba decidido ir a descansar all. Pero esconderse no haba cambiado las cosas. Me encanta esta habitacin. Utilizis la chimenea cuando hace fro? pregunt Mariella al volver a la cocina. Por supuesto. Es la principal fuente de calor le respondi l. Recordaba haber pasado muchos das lluviosos de otoo delante de la chimenea, jugando con sus hermanos. Haca meses que no vea a su hermano y, de repente, se dio cuenta de lo mucho que lo echaba de menos. Cristiano la sigui hasta la cocina. Ella se sent frente al ordenador y comprob su cuenta de correo. l se acerc a la pila y mir por la ventana que haba encima. Las vistas de la parte de atrs daban a las colinas, que ofrecan paz y serenidad. El color de los rboles presagiaba la llegada del invierno. Cinco meses antes haba estado trabajando en Roma, contento con su vida, con sus amigos. En esos momentos, se haba convertido casi en un ermitao, su mejor amigo haba muerto y su trabajo penda de un hilo. Pero las colinas seguan en el mismo sitio ao tras ao. Cristiano se pregunt si podra recuperarse del todo. O sera el momento de pensar en otro modo de ganarse la vida? Ya est anunci Mariella unos segundos despus. l se gir a mirarla.

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    Casi no tena mensajes. Les he mandado una nota a dos clientes, dicindoles que tardara un da o dos ms en contactar con ellos. Maana intentar comprarme otro ordenador. Tal vez en Monta Correnti. Pens que estabas de vacaciones. Y lo estoy, pero t tambin estabas de baja y entraste en la cabaa al ver el fuego. No lo olvides. Tienes una impresora? Aqu, no. Por qu? Quera imprimir una fotografa de Ariana. La que traje se quem en el incendio. Yo no tengo, pero hay una cafetera en Monta Correnti, cerca de la plaza, en la que puedes conectarte a Internet e imprimir lo que quieras. Ella apag el ordenador y lo cerr. Entonces, ir all. Gracias por dejarme utilizar tu ordenador hoy apoy la espalda en el respaldo y lo mir. Dime, cmo es que te hiciste bombero? Me parece uno de los trabajos ms peligrosos que existen. Me gusta poder cambiar las cosas le contest l. Era una respuesta preparada. No quera pensar en los distintos motivos por los que haba elegido aquella profesin. Ella sonri. Le brillaban los ojos, lo mismo que el pelo. Cristiano dese una vez ms tocarle la melena y sentir su calor. Le ocurra cada vez que la vea, no lo poda evitar. Tu padre no quera que hicieses otra cosa? le pregunt Mariella. Es probable, pero nunca nos dijo nada a ninguno. Mi hermana trabaja con l en el restaurante familiar y mi hermano Valentino va por casa todava menos que yo. Eres hermano de Valentino Casali? El piloto? inquiri ella sorprendida. Cristiano asinti. Saba que Valentino tena fama de ser un hombre temerario. Por vez primera, se pregunt si la decisin de ambos al elegir trabajo habra herido a su padre. Luca estaba muy orgulloso de Rosa. Era un buen restaurante, pero Isabella haba sido la nica que haba decidido seguir su camino. Se ha casado hace poco, lo he visto en alguna parte coment ella. No pens que fuese de los que se casaban. Cristiano se encogi de hombros. Y cmo son para ti los que se casan? Personas fieles. Valentino es muy leal. Siempre ser fiel le dijo Cristiano enseguida. Yo quiero que mi marido est en casa ms de lo que parece estar l. Y sano y salvo. Tal vez ahora que tiene una esposa, cambie. La gente cambia, no s si lo sabes ella asinti. Qu ms atributos buscas en un marido? Mariella frunci el ceo, pensativa, durante un instante. Que sea divertido, con quien se pueda hablar y compartir muchas cosas. Me gustara tener un marido que quiera las mismas cosas que quiero yo. Parece que le has dado muchas vueltas al tema coment l.

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    Ariana y yo hablbamos mucho acerca del hombre de nuestros sueos. El suyo, al parecer, no fue el soado. Y t? No lo he conocido todava. Qu haces aqu todo el da? No trabajas. No tienes televisin, parece. Hago cosas contest l, pensando en contarle lo que haca con la madera. Tal vez se lo ensease ms tarde. Y t? Siempre quisiste ser asistente virtual? A Cristiano le pareca un trabajo extrao para una persona tan efervescente como ella. Se la imaginaba mejor trabajando en el seno de un equipo, no sola en casa. Cuando estaba en la universidad, en Nueva York, planeaba montar una empresa de marketing al estilo americano. Pero entonces murieron mis padres, y luego Ariana. Las cosas cambiaron mucho y no poda dedicarme a la empresa y a Dante. Tal vez lo haga algn da. Me ha parecido or al beb dijo Cristiano. Mariella se incorpor de un salto y fue a ver a Dante. Dos minutos ms tarde, volva con la sillita. Estaba dando patadas y diciendo algo. Estoy deseando que empiece a hablar. Voy a preparar la comida. Vas a probar una de las mejores salsas marineras del mundo. La has preparado t? No, mi hermana me manda paquetes con comida. Y yo la congelo. No tardar en hacer la comida. Mientras le dar a Dante de comer. Otra vez? Come mucho, por eso est creciendo tanto. Cristiano sac la salsa del congelador y la puso en una sartn. Pronto empez a hervir a fuego lento, mientras se coca la pasta. Vio cmo Mariella le daba la comida a Dante mientras l cocinaba. Por primera vez en meses, se senta optimista, como cuando cocinaba para sus amigos. A Stephano le haba encantado aquella salsa, as que Cristiano lo haba invitado, junto con su familia, muchas veces a cenar. Por una vez, el recuerdo de su amigo no le doli tanto. Era un recuerdo agridulce de una poca que ya no volvera. Echaba de menos a Stephano y era probable que siempre lo hiciera. Pero la vida continuaba. Stephano amaba tanto la vida que habra ido al lago Clarissa a hacerlo entrar en razn si se hubiese enterado de que haba ido all a esconderse. Aunque los flashbacks eran reales. La risa de Mariella lo sac de sus pensamientos y levant la vista. El beb tena algo por la cara y lo estaba ensuciando todo con las manos. Qu es eso? Una papilla de avena que me ha recomendado el pediatra, pero creo que no ha sido buena idea. Eh, pequeo, quieres probar la salsa de mi pap?

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    Ni siquiera tiene seis meses todava. Es demasiado pequeo. Probarla no le har dao dijo Cristiano hundiendo el dedo meique en la salsa caliente y acercndose al beb. Dante le agarr la mano y se la llev a la boca. Mariella y Cristiano se echaron a rer al ver cmo frunca el ceo. Tal vez vaya tomndole el gusto con el tiempo. El beb haba comido ya, as que Mariella lo dej en el suelo, encima de una manta, mientras Cristiano serva la comida. Vaya, creo que ha merecido la pena la espera coment ella despus de probarla. Qu la hace tan deliciosa? Es un secreto de familia le respondi l. Ah, estoy segura de que Rosa tiene lista de espera todas las noches para cenar. Con la crisis, las cosas estn revueltas, pero creo que no va mal coment Cristiano. No obstante, su hermana le haba hecho un comentario que le haba hecho pensar lo contrario. Tendra que ver qu ocurra. Si haba algn problema, tal vez l pudiese ayudar. Tena dinero ahorrado. La gente gasta menos dinero, pero una buena comida siempre merece la pena. Mi hermana lleva un tiempo insistiendo en hablar conmigo acerca de la situacin, pero es su trabajo, no el mo. Decida lo que decida, me parecer bien. Pues yo espero que decida seguir preparando esta maravillosa salsa. La vende en tarros? Cristiano neg con la cabeza. Pues creo que debera hacerlo. Tal vez pudieses sugerrselo. Podra venderla por Internet. Estoy segura de que la gente la pagara muy bien. Es evidente que se puede congelar. Me pregunto si tambin se podra exportar. Siempre eres tan comercial? ella asinti, pero sigui pensativa. Me contaste que habas ido a la universidad en Nueva York. Cmo fue la experiencia? Por qu all? Mi padre era norteamericano, pero llevaba aos viviendo en Roma. Siempre pens que algn da estudiara en su pas, as que, despus de su muerte, decid marcharme para no tener que lidiar con los recuerdos que tena en Roma. Pero ahora vuelves a vivir en Roma, no? Soy italiana, igual que Dante. No nos ata nada a Nueva York. Cuando sea mayor, lo llevar y le ensear la ciudad. Es fantstica, pero all no me siento como en casa. Mariella levant la vista. Creo que es estupendo que crezca en Roma, pero tambin me pregunto si no sera todava mejor que creciese en un pueblo, donde yo tuviese ms ayuda. No es fcil ser madre soltera, y yo he perdido el contacto con casi todos mis amigos del colegio. Y haba perdido a su mejor amiga, record Cristiano. Yo estaba deseando irme a vivir a Roma. Es una ciudad ms emocionante, hay ms cosas que hacer. S, pero cuando ests mal, vuelves a casa. Y en Roma no hay estas vistas. Puedes sentarte en el patio, ver el lago, las colinas. Es fantstico. Pero hay pocas oportunidades para la gente joven.

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    Eso depende de lo que uno busque. Yo tengo trabajo, un hijo. No es como cuando estaba soltera y libre. Mariella volvi a sonrer y a Cristiano le llam la atencin que pareciese tan contenta. Daba la sensacin de no tener ni una preocupacin, aunque l saba que no era as. Cul era el secreto de aquel optimismo? Para empezar, no tener un trastorno por estrs postraumtico. Creo que esta tarde voy a llevar al nio a dar un paseo por el lago. Te apetece acompaarnos? No crees que hace demasiado fro para l? pregunt Cristiano. Al sol estar bien, estoy segura de que t has ido en todas las pocas. El lago est bonito en cualquier momento del ao. Ya hace un tiempo que se me rompi el tobillo, pero todava me estoy curando. Cuanto antes lo haga, antes podr volver a trabajar. Quieres montar en la moto acutica? Ella se ech a rer y neg con la cabeza. No, gracias. Me conformo con sentarme en un banco.

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    Captulo 5

    Cristiano los llev de vuelta al pueblo en coche y dieron un paseo con el beb cerca del puerto deportivo. Haba llevado una manta, as que tumbaron a Dante y, cuando se enfadaba, Mariella lo sentaba. Ya casi se mantena sentado solo. Estuvo mordiendo sus llaves de plstico y tirndolas. Mariella se las daba y l las volva a tirar. As una y otra vez. Cristiano se tumbo a su lado, riendo con las gracias del beb. Mariella le lanz las llaves. Intntalo t. Dante se gir hacia Cristiano y le sonri. No pierdas nunca las llaves le dijo ste. Sobre todo, cuando seas mayor y sean las del coche. La tranquilidad del entorno era relajante. Mariella respir hondo y tosi. Dante volvi a tirar las llaves. Cristiano las recogi y se las dio. El nio las tir y l lo mir sonriendo de oreja a oreja. A Mariella se le encogi el corazn. Quera a aquel beb con todo su alma. Es un sitio maravilloso, aunque no podamos baarnos. Tal vez volvamos cuando Dante sea mayor, a contin