acerca de la contestacion total - julius evola

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POLITICA

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ACERCA DE LA "CONTESTACION TOTAL"

ACERCA DE LA "CONTESTACION TOTAL"La contestacin total es una frmula puesta en boga. Asumida en varios ambientes de protesta, especialmente jvenes, hay quien se inclina a reconocerle cierta validez. En ste, como en otros tantos casos, es preciso profundizar las ideas.Contestacin a qu cosa? Se dice: al sistema"; sistema" es, por su parte, otra expresin devenida habitual, que alude al conjunto de las estructuras y de las ideologas de la sociedad y de la civilizacin occidental, con particular referencia a las formas ms avanzadas de la civilizacin industrial del consumo y de la tecnologa, con sus condicionamientos. A causa de todo este, por lo general, se toman prestadas las ideas de Marcuse y otros pensadores por el estilo. En realidad, si pretendemos discutir seriamente, tendramos que hablar ms bien de civilizacin" y sociedad" moderna, en general, no siendo la primera sino una derivacin sta, un aspecto particular, si se quiere, su reduccin al absurdo por lo cual el sentido de una verdadera contestacin total" tendra que ser el de una rebelin contra el mundo moderno. Dada la actual situacin, habra que ver, sin embargo, qu todo esto no se redujera a fantasas y a agitaciones sin sentido. La perspectiva, trazada en su momento por Alexis Carrel, de un mundo devastado por una bella guerra total en donde sobre una isla el nico grupo de sobrevivientes de la catstrofe (de buena raza" supona Carrel. con alguna mente genial entre ellos) reconstruya y cree una civilizacin, pero en una direccin distinta, habiendo finalmente aprendido la leccin, sera seductora, pero hay que descartarla. Quien se ensaa slo con la sociedad tecnolgica organizada, tendra que preguntarse, por lo dems, si estara dispuesto a renunciar, sinceramente, a todas las posibilidades prcticas que ofrece para regresar, en mayor o menor medida, al estado de naturaleza de Rousseau. Para nosotros, cada hombre que tenga un dominio sobre s mismo puede siempre hacer un uso equilibrado de tales posibilidades, reduciendo a un mnimo los correspondientes "condicionamientos" niveladores y espiritualmente deletreos.Si, sin embargo, se tuviese que plantear el problema para las masas, es utpico pensar en poderlas separar de los ideales, en gran parte realizados de una sociedad de una comodidad generalizada y de un hedonismo burgus, si no se encuentra el modo de suscitar en ella una tensin espiritual, un clima que, en cierta medida, invadi a las naciones que ayer haban lanzado el desafo, tanto a la plutocracia como al comunismo.Profundizando el problema, se percibe que el objeto de una protesta y de una rebelin legtima tendra que ser, en general, una civilizacin invadida por lo que hemos llamado como el "demonismo de la economa", es decir en donde los procesos econmicos y productivos se encuentran en primer lugar sofocando en modo prevaricador a cualquier otro valor verdadero. Hemos ya recordado que, en su examen del alto capitalismo, Werner Sombart us la imagen del "gigante desencadenado, referida al proceso econmicoproductivo que, en cierto modo, se autonomiza, arrastrando, junto a los que lo padecen, a sus mismos actores, es decir a los managers, a los promotores y a los organizadores del mismo, hacia la sociedad del consumo.Entre los partidarios de la "contestacin" hay quien ha afirmado lo necesario de "redimensionar" las necesidades, en el sentido de reducir las parasitarias y creadas artificialmente por la produccin y de contener los procesos productivos, ponindoles, por decirlo de algn modo, riendas. Ahora bien, es evidente que nada puede ser hecho en tal sentido en un clima de democracia y de aparente liberalismo. Lo hemos ya dicho: la economa puede dejar de ser aquel "destino" que Marx haba visto en ella, puede ser controlada y frenada slo por obra de un poder y de una autoridad superiores, los cuales pueden ser nicamente un poder y una autoridad polticas. Es lo que tambin Oswald Spengler haba considerado para la fase terminal de un ciclo de civilizacin.Pero esto equivale a reconocer como condicin imprescindible una verdadera revolucin de Derecha, con una nueva valorizacin antidemocrtica de la idea del Estado en cuanto poder autnomo que tiene justamente el carisma de una autoridad superior y los medios idneos para mantener bajo control el mundo de la economa, romper su tirana y limitar sus paroxismos. (Por lo dems es evidente que para tener un rgano adecuado de vinculacin y de control se tendra que sustituir el rgimen partitocrtico por un sistema de representacin corporativa en el sentido ya indicado). Ahora bien, nos gustara justamente ver cuntos entre los protestatarios, que suelen enmascarar su vinculacin a tendencias anrquicas y de izquierda, seran capaces de reconocer que, saliendo de las utopas apocalpticas, sta sera la nica va a tomar, para realizar una revolucin digna de tal nombre.Pero una accin en el campo interno no sera menos necesaria que una en el campo externo, polticosocial. Sera imprescindible formularse el problema de la visin del mundo y de la vida, y uno de los objetos principales de una "contestacin total" debera ser el volver a plantear lo que hace de trasfondo y de presupuesto del mundo moderno en general. Habra que considerar un sector sumamente ms amplio al que se refiere la mera economa, y entonces el discurso se hara largo. Nos limitaremos a recordar que la perversin de la cultura moderna ha comenzado con el advenimiento de la ciencia, a la cual se han asociado el racionalismo y el materialismo. Y tambin, a tal respecto, se puede hablar de procesos que se han convertido en autnomos, los cuales han arrastrado al hombre quien, por decirlo as, no puede mantener el rumbo con su misma criatura.No se trata naturalmente de negaciones prcticas, sino de lo que ha incidido en la visin del mundo, desde hace tiempo, justamente, condicionada por la ciencia: la filosofa y las mismas creencias religiosas en cambio han pasado a un plano secundario y prcticamente irrelevante. Se tendra que combatir pues el "mito" de la ciencia, es decir la idea de que la ciencia conduzca a aquello que es verdaderamente digno de ser conocido, que la misma, en sus aplicaciones, vaya ms all del dominio de simples medios y d alguna contribucin a la solucin de los problemas fundamentales de la existencia. Progresismo y cientificismo van, por lo dems, del brazo, y hoy se asiste a un retorno de los olvidados motivos patticos del tiempo del ballet Excelsior, con la ciencia vencedora del "oscurantismo" e impulsora de un radiante porvenir. Que ideas de este tipo no encuentren eco slo en mentalidades cursis, hace evidentes diversos sntomas. Demos un solo ejemplo: Hugo Spirito, en su momento fascista y gentiliano, hoy comunista, profesor en la universidad, es como pensador una nulidad, pero es sintomtica su actitud de pregonero de un "nuevo humanismo, en el cual se le da a la ciencia el valor de una metafsica (!) y se indica en ella la base para la verdadera renovacin de una humanidad unificada. En esta falsificacin, Spirito, por lo dems, se encuentra con el llamado "humanismo socialista" infectado hasta la mdula con el cientificismo; tampoco falta en Spirito una simptica alusin a la China maosta, lo cual marca el lmite de su desviacin intelectual y de la mistificacin. En verdad, lo que se debera plantear en una autntica contestacin total sera efectivamente una "revolucin cultural": pero no en el sentido de la de los Guardias Rojas chinos, la cual ms bien ha sido una revolucin anticultura, que no ha percibido que el primer objetivo contra el cual debera haber apuntado es el llamado "marxismo cientfico" el cual permanece como uno de los dogmas fundamentales inatacables de la doctrina (si se puede llamar as) de Mao Tsetung. Junto a una toma de conciencia de aquella crtica de la ciencia que ya posee una seria tradicin (partiendo de Poincar, Le Roy, de Boutroux. del mismo Bergson, etc.) a la cual se han agregado las vlidas contribuciones del pensamiento tradicional (Gunon, Schuon, Burckhardt, aunque ya en su momento De Maistre haba puesto en su lugar a los savants y a los cientificistas de su tiempo), se debera pues asumir una actitud de desapegada frialdad con respecto a todo el mundo de la ciencia y de la misma tcnica; las mismas invenciones espaciales deberan ser consideradas como una especie de juegos para nios grandes que pueden impactar slo a espritus simples. Por lo tanto, la bandera debe ser la de una desmitificacin anticientificista y la lucha por una diferente visin del mundo.En correlacin con esto, el mismo problema de la enseanza y de la formacin de la juventud debera ser enfrentado en trminos mucho ms serios que ciertas contestaciones universitarias de hoy. que apuntan slo sobre problemas de estructura y de didctica. Aqu la verdadera contestacin. La revolucin cultural debera retomar aproximadamente los trminos de la polmica desarrollada por W. von Humboldt y su grupo, hace casi un siglo y medio, en el arranque de la industrializacin, en contra de todo lo que es especializacin mutiladora e instrumentalizacin prcticoutilitaria del saber. Se deberan exigir formas de una enseanza que, en vez de tender nicamente a adiestrar a nuevas camadas para insertarlas en la sociedad tecnolgica del consumo y de la superproduccin, tuviese como fin, no ya un "humanismo", en el sentido descolorido y literario del trmino, sino una formacin del hombre integral, enfatizando los valores espirituales, considerando como agregado y, en un cierto modo, desapegado, a todo el saber especializado que se presta a una instrumentalizacin en funcin del sistema", con los relativos condicionamientos del sujeto: pero lamentablemente no distinto es el mvil que impulsa hoy a la gran mayora de los jvenes hacia estudios superiores, asegurarse ttulos para insertarse mejor y de la forma ms ventajosa posible. Este sera el nico modo serio de concebir hoy una "revolucin cultural", la cual tendra consecuencias incalculables y en la cual la palabra "cultura" reencontrara su significado ms autntico. Pero aparte del bajo nivel vocacional y del embotamiento de la mayora de la juventud actual, dnde encontrar eventualmente a maestros en grado de adecuarse a tales exigencias?No es necesario decir que stas son slo menciones ms que sumarias acerca de las direcciones que una seria "contestacin total" debera tomar, como una accin severa y sistemtica muy distinta de las veleidades de los agitados protestaros de hoy, los cuales no saben lo que quieren verdaderamente y demasiadas veces dan la impresin de avispas encerradas en un recipiente de vidrio que se atropellan vanamente contra las paredes del mismo.