a veces alguien

8/14/2019 A VECES ALGUIEN

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A VECES ALGUIEN

P.J. RUIZ - 2009

quizs todo te parezca insuficiente, quizs creas que la vidate debe ms y que nada merece tu mirada, pero cuando sientasque eso sucede mira a tu alrededor y busca mil razones parasentirte afortunado. La inteligencia, si es humilde, te harmuchsimo bien. De lo contrario slo te dar mas de lo mismo:nada


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Deja que te cuente una historia que cambi mi vida. No es larga, pero s creo que lo

suficientemente interesante para amenizar este momento, y adems tengo ganas de hablar, de

expresarme. Estoy seguro de que sabrs entenderla mientras bebes mi vino, porque me quieres y

conoces bien. No hace demasiado tiempo lleg a m a un chico, un joven extrao y raro que

apareci en mi consulta manchado de restos de barro y suciedades varias. No pienses que porque

fuese especialmente descuidado, no. Era porque, para su desgracia, viva en la calle desde la

infancia y careca totalmente de medios. Se llamaba Jimmy, Jimmy Johnes. No era ingls ni

americano, como sugiere su sonoro nombre, pero al parecer era el que l mismo se haba

adjudicado cuando tuvo uso de razn, seguramente despus de ver en algn escaparate cualquier

serie de policas. Ni que decir tiene que careca de documentacin alguna, salvo las notas de

quienes me lo haban mandado para que lo revisase en mi calidad de especialista, cosa que hice sin

dudarlo.

Yo estaba entonces al mando de la unidad oncolgica del hospital oeste en la ciudad, y la

verdad es que me haba adaptado muy bien. Siempre me ha gustado la medicina, no es nuevo, pero

ya sabes que tuve momentos muy duros en los que llegu incluso a dudarlo, y en la poca que te

hablo estaba recin salido de todo ello. Me encontraba instalado profesionalmente por primera vez

despus de la tragedia, tranquilo, y eso en parte se lo deba al trabajo, que me ayudaba a olvidar el

modo en que el destino puede cercenar tu familia en un segundo tan slo porque alguien, durante

una revisin rutinaria, no coloc adecuadamente las zapatillas de freno de un coche que se supona

seguro. Carla y las nias eran todo cuanto tena en la vida, y la prdida irreparable de aquella

maana no creo que pueda ser completamente superada mientras est aqu, jams. Tras aquello

pas una poca muy mala en que me aisl celosamente, hasta el punto de perder mi consulta y

llegar a pensar ms de una vez en hacer alguna locura, lo confieso. Pero cuando ms descuidado

estaba, y sin buscarlo, me lleg la oferta de aquel puesto, el que hoy ocupo, muy lejos de donde


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todo haba sucedido, y eso en parte me hizo levantar un poco la cabeza, aunque no me haba

recuperado plenamente. Segua estando muy enfadado con Dios, no puedo negarlo, pero al menos

consegu obtener el relax de la entrega permanente al trabajo, y as alivi mi tristeza. De ese modo,

una maana recuper algo parecido a la sonrisa, y todo comenz a funcionar. Sabes? Cada vez

que salvaba a una persona senta que algo muy dentro de m se reconstrua, y ladrillo a ladrillo

volva a ser un hombre, ms o menos parecido al que fui, con mi dolor, si, pero un hombre de

nuevo. Lo pensaba cada da, y de ese modo segua encontrando fuerzas para mejorar y proseguir

con mi camino. La irona es que de algn modo aquel maldito parn me hizo mucho mejor

mdico, y eso es cuanto menos sorprendente, pero real.

Pues bien, Jimmy lleg a m como tantos otros enfermos, slo que en fecha tan marcada

como lo es un da de navidad. Yo no tena que estar aquel turno, pero me esforzaba por hacer

dobles y mantenerme ocupado, lo cual nos hizo coincidir en le mismo momento y lugar. Destino,

supongo. No lo olvidar nunca porque nada ms verlo entrar en la consulta me lleg un olor acre,

feo, no demasiado intenso pero cargado de todo lo que no queremos en la vida. Pobre chico

vagabundo, pens, pero logr que no se me notase, aunque tengo clarsimo que l a esas alturas

estaba ms que curado de espanto y miradas. Hice un leve esfuerzo por omitir el detalle (a veces

apestan ms las personas que suponemos normales) y escuch a aquel chaval, que a la postre slo

era un paciente ms, con la mayor atencin.

Se le notaba alto, bastante, muy delgado y un poco encorvado. Su pelo, algo largo, guardaba

trazos de ser de color castao claro, y se vea a la legua que haca siglos que no se lo lavaba bien.

El rostro, imberbe aun, era en cambio, sereno, dulcecon unos ojos tremendamente abiertos de un

azul turquesa inmaculado que impresionaba adems por el modo en que los fijaba en ti mientras le

hablabas. Era un joven muy bien parecido, aunque evidentemente eso quedaba oculto debajo de su


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manto de miseria. Pero no todo no se camufla tan fcilmente. Haba algo en l, un cierto aura

que slo poseen determinadas personas en las que nos fijamos sin saber por qu, esas que miramos

entre una multitud. Me chocaba, pero era as, y al principio not incluso cierta incomodidad por

ello, quizs porque mi cerebro se negaba a encontrar inters en alguien tan marginal, prejuicios

que todos en el fondo portamos. Pero s, tena la capacidad de acaparar atenciones sin hacer nada,

cosa que pude comprobar posteriormente de manera muy directa. En cuanto a sus ropas mejor

no decirlo, pero baste saber que no slo eran mugrientas sino adems insuficientes para el fro de

la poca. A pesar de mis intentos de neutralidad sent un atisbo de pena que no pretenda, pero que

estaba ah.

Pues bien, Jimmy haba venido aquella maana a mi consulta porque los servicios sociales de

su distrito as se lo haban recomendado. Tena dolores de cabeza desde haca das, y todas las

pastillas del mundo no haban conseguido hacerlos remitir, por lo que finalmente accedi a

visitarme, cosa a la que era muy reticente, como la mayora de los vagabundos. Tras hacerle las

preguntas preceptivas lo explor detenidamente en la medida de mis posibilidades y le mand

hacer una analtica junto con unas radiografas y un TAC del crneo, porque por la sintomatologa

era evidente que poda tratarse de alguna lesin interna. Se mostr algo cauteloso, pero no me

cost convencerle de que era necesario, y unos das despus de fin de ao volv a tenerle frente a

m, esta vez con los resultados de las pruebas en mis manos. Eran demoledoras. Tena un tumor

muy desarrollado cerca del hipotlamo, con un exceso de presin debido a pequeos derrames que

eran los que le ocasionaban los dolores intensos. Si hubiese tenido mayor edad de los escasos 16

aos que le calculbamos (no haba datos por ningn lado de su nacimiento), sin duda me habra

negado a operar dado los riesgos, pero me pareci tan joven! Tan injusto! Se le vea cargado

de vida, y eso, amigo, me hizo revelarme contra la ferocidad de su destino del mismo modo que un

da no pude hacerlo contra el mo sencillamente porque me atrac estando de espaldas. Una guerra


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constante la que liberaba contra la muerte, s, pero a veces consegua vencerla. Ya s que siempre

vuelve porque es paciente, pero al menos al menos ganaba algo de tiempo, no se, eran las ideas

que tena entonces. En fin, sigo.

Recuerdo perfectamente aquella conversacin del da que le di la noticia. Es curioso lo que te

voy a decir tratndose de un superviviente de la calle, perote he comentado que no era un chico

comn? Y no lo digo por el hecho de su modo de vida, no, sino porque muy al contrario de lo

esperable, mostraba unas maneras delicadas que nadie le haba enseado, y su conversacin

sonaba fluida, de un nivel intelectual que nunca termin de entender, pero que estaba ah.

Generalmente estas personas hablan a un volumen alto, son irascibles, relativamente huraas, pero

ste no. Incluso las manos se notaban delicadas, de dedos largos y bien formados, sin rastros de

mala vida, y eso se aprecia cuando te fijas. A veces llegu a creer que me menta y que provena de

alguna familia que le haba dado cierto nivel, pero los de los servicios sociales juraban que no, que

estaba en la calle desde haca mucho, y que siempre haba sabido burlar a los que lo haban

pretendido encontrar para llevarlo a algn internado de menores. No saban como, pero as era,

aunque dudo que la beneficencia pusiera demasiado inters. Lo que supongo es que no tena

ningn antecedente de delincuencia, y eso era lo que lo mantena al margen de la polica, que no

se meta ms all de lo necesario para no ocupar su tiempo rellenando formularios por vagabundos

que a fin de cuentas los rigores de la calle se encargaban de seleccionar. El caso es que con el

tiempo se haba convertido en un visitante asiduo de los comedores sociales y ambulatorios, donde

todo el mundo lo conoca pues despertaba cierta simpata y admiracin, en algunos casos mucha,

aunque no supe entonces muy bien por qu, enfrascado tan slo en la figura del chico desvalido

que tenemos todos estereotipada en la mente. Pero haba mucho ms!


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- Me entiendes, Jimmy? le dije mirndolo fijamente a los ojos - Sabes lo que te

estoy diciendo?

- S, seor. Usted me est diciendo que me queda poco tiempo para seguir siendo

Jimmy Johnes del modo en que se me ve aqu abajo. me pareci muy curiosa la respuesta,

cargada de inocencia y con un toque de irona. Casi infantil.

- Bueno dicho a tu modo, puede que si, pero tampoco necesariamente. No podemos

descartar la intervencin, pero la verdad es que las posibilidades de xito sern pequeas, eso

si es cierto.

- Doler? pregunt sin parpadear, sin emocin en los ojos, como si hablase de un

personaje de cmic en lugar de s mismo.

- No ms de lo que sientes ahora. En todo caso reduciremos el edema con

medicamentos, y si es necesario aliviaremos la presin drenando. - Te das cuenta? No tuve

necesidad de explicarle mi palabrera mdica. l saba perfectamente de todo lo que le

hablaba, a veces incluso en terminologa que no est alcance de cualquiera. Consegua

siempre, desde le primer momento, que tuviese una sensacin extraa que no haba tenido

antes. Me sorprenda una vez tras otra, y lo curioso es que era con pequeas cosas, detalles -

Despus extraeremos un trocito del tumor, lo cultivaremos y sabremos su naturaleza.

- Su naturaleza? Tiene dudas sobre ello.

- S. Desconocemos si es benigno, tan slo que est alojado en un lugar muy

dificultoso para entrar, y ese es el gran problema, aparte de que parece ser que se expande

muy rpidamente, lo cual no nos da mucho tiempo. No resulta alentador lo que te digo, pero

es lo que hay.

- Y qu pasa si la operacin falla? la pregunta era directa, y yo segu al ritmo que l

mismo marcaba, contestndole sin reparos. No siempre es as, pero su aplomo me aliviaba la

tarea de las palabras.


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- Pues vers, Jimmy. Es una operacin complicadsima, de gran riesgo quirrgico.

Las posibilidades de que quedes sin movilidad alguna son grandes, no te voy a engaar.

Quedaras paralizado ntegramente, en un coma largo e incluso podras morir. Despus de

decir cosas as, se por experiencia que la gente calla, piensa, digiere la noticia en silencio,

algunos estallan en lgrimas, pero este no fue el caso. Casi sin dar tiempo a nada ya estaba

abriendo la boca para contestarme, mientras me daba cuenta de que el que estaba siendo

desbordado por el instante era yo al intentar ver en l un reflejo de lo que estaba

acostumbrado a percibir.

- Muy bien, seor. Pues haga lo que crea que debe hacer. la misma ausencia de

reacciones, la misma leve sonrisa en unos labios que se expresaban con dulzura, sin denotar

nada que no fuese el flujo del viento. Yo ya estaba muy extraado, as que decid sondearle y

saber si todo era un mecanismo de defensa que precediese a un derrumbe posterior, una

especie de escudo psicolgico. Tena que saberlo para poder prever afecciones anmicas no

deseables en alguien con una enfermedad tan grave, porque sencillamente sera muy contra

producente para la operacin si sta finalmente se produca.

- JimmyNo ests asustado? me acerqu a sus ojos ganando un espacio que me

haca entrar directamente en el mundo de la confidencia.

- No. Por qu iba a estarlo?

- La mayora de la gente que pasa por aqu lo est. Y ms aun cuando reciben noticias

tan malas como la que yo te he dado.

- Yo no. Para m la vida de aqu abajo no es tan importante porque alguien continuar

por m.

- Aqu abajo? Es la segunda vez que me lo dices qu quieres decir con eso?

- No se lo he dicho? Vivo en los tejados. no, no me lo haba dicho, pero no me

result especialmente raro en un mundo donde la gente de la calle duerme en contenedores,


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puertas de garajes y bancos de parque tapados con cartones del ltimo modelo de televisin

de muchsimas pulgadas que alguien disfruta tres pisos ms arriba. Las migajas del mundo.

Por qu no en un tejado? Yo lo escuchaba sorprendido por la naturalidad de sus reacciones

y palabras, por el modo en que no denotaba frustracin ni pesar - No me importa morir aqu,

porque se que all arriba estoy bien y si no puedo bajar ms pues lo dejar todo arreglado y

no pasa nada. - Qu poda tener que arreglar un chico vagabundo, un sin papeles de tan slo

16 aos? Ni me fij en ello.

- Jimmy las cosas no funcionan as. le dije intentando machaconamente casi traerlo

a mi terreno, convencerlo de que lo que estaba sucedindole era extremadamente importante.

Necesito que mis pacientes valoren la vida, es una premisa esencial, porque no se puede

llevar el bien a quien no lo desea.

- Ah, no? Y cmo lo hacen?

- Si aqu abajo tienes un problema, tambin lo tendrs all. En la vida real no hay

diferencia entre ambos mundos. Es ms, no podrs volver arriba. Debes ser consciente de lo

que te espera si esto se complica, por eso te lo digo. De nada vale que.

- No, seor. Perdneme que se lo exprese sin dar vueltas, pero es usted quien no lo

entiende an. Pronto lo har. No debe preocuparse por mi estado de nimo, por favor. Hgalo

por mi dolor de cabeza. Me levant como si tuviese algo que hacer urgentemente y no dije

nada ms, porque su objecin haba sido severa, decidida y tajante.

Vi a Jimmy varias veces aquellos das hasta que le hicimos las pruebas e intervenciones

previas y extrajimos una muestra del rea afectada. Lo segu sondeando anmicamente, y lo

que al principio, en lo referente a su comportamiento, me pareci pese a todo una tibia

bravuconada de nio despus asimil que verdaderamente se trataba de una postura firme y

clara sobre lo que le aconteca. No tena ningn miedo, as de claro, y me preguntaba por


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qu, si quizs se tratara de un rechazo al mundo que lo castigaba con la indigencia y al cual

internamente haba comenzado a renunciar, pero para nada. Muy al contrario se mostraba

relativamente feliz, sin quejas intiles y manidas, sin el deje de decadencia que generalmente

portan estas personas desgraciadas, sacudidas por todos los temporales. Era como si

verdaderamente no fuese con l, aunque por su modo de preguntar e involucrarse me daba

cuenta de que no era eso en absoluto. Le importaba, s, pero tena alguna esperanza extraa

que yo no poda entender, y eso me haca admirarlo, sobre todo cuando supe que no era

creyente, y por tanto no se amparaba en ese auxilio, cosa bastante comn por otro lado. Yo

no quera involucrarme ms de lo debido pero es que me llamaba tanto la atencin!

Finalmente no era un tumor maligno, pero s estaba enraizado de la peor de las

maneras. Mis colegas me decan que lo dejase pasar, que el riesgo era excesivo, pero haba

algo en la mirada de aquel jovenzuelo que me haca apostar por la vida cuando los dems

casi lo desahuciaban, y por ello orden los preparativos para intervenir un 18 de Febrero,

desatendiendo a un buen puado de criterios importantes. El 16 a medio da ingres en una

habitacin cercana al quirfano donde me iba a encontrar cara a cara con su futuro, la 133, y

como siempre, lo hizo de buen grado, sin plantear problemas igual que una gota de agua

en el filo de una cuchilla de afeitar, bella y fra, ausente del todo a la maldad del acero

cortante. Supe por las enfermeras y celadores que se haba portado maravillosamente, y

comenc a atisbar en cada persona que me hablaba de l un cierto deje de emocin que no

entenda muy bien. Era tan incesante el flujo que emanaba de aquella criatura que cualquier

cosa que te explique se queda corta.

Yo lo vi cuando ya estaba en planta, as que acababan de lavarlo y prepararlo. Una de

las enfermeras incluso le haba dejado un ramillete de flores en la mesilla, cosa


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absolutamente anmala y por supuesto fuera de las normas de ingreso si no era depositado

por familiares, cosa que en este caso no haba. Lo pas por alto prudentemente y sin

preguntar.

Pareca otro, y sabes? Sus facciones eran casi femeninas. Resultaba difcil saber su

gnero a simple vista debido a su estructura sea y la elegancia de ojos, boca y nariz. No se

como decrtelo, pero entrar all fue como cambiar de sitio, llegar a un lugar diferente.

Siempre tuve sensaciones inexplicables con l, y no de tipo carnal ni nada que se le parezca,

nada de eso, que nadie piense mal, por favor, perome es tan difcil organizar mis

pensamientos en una lnea entendible! Se senta una misteriosapaz a su lado, algo sutil, y

todos lo notbamos, lo s. Aunque de forma tcita no se hablaba de ello, pero se palpaba en

el ambiente una alta carga emocional, un aire de felicidad. Sencillamente notable. Hasta la

luz del sol en la ventana era distinto, y se que te sonar potico, pero es cierto. Vers, soy

muy fro en mis apreciaciones, he aprendido a serlo con los aos y la experiencia, y te

aseguro que todo era cada vez ms distinto en su cercana, como si estuviese avanzando hacia

algn sitio y nos fuese permitido sentirlo.

Nada ms entrar me encontr con la mirada del chico, que segua siendo de una calma

insospechada, algo que afirmo una vez ms y que nunca antes haba notado en ningn otro de

tantos y tantos de los que llegaban a aquel momento. Me sent a su lado, y tras un breve

intercambio de saludos le estuve explicando pormenores de la operacin, que l escuchaba

con ese talante tan llamativo, y justo cuando la ltima enfermera sali, como si hubiese

estado esperando, se incorpor un poco, estir la mano y me agarr por la mueca

fuertemente con sus largos dedos.


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- Hable con ellos. Deben saberlo. me dijo con el rostro ms serio que le recordaba

desde que lo conoc.

- Ellos? Quines son? Tienes familia o algo as? No saba nada de eso.

- Hbleles, se lo ruego.

- Bien si vienen al hospital yo

- No! No! Vaya all! Lo necesitan. pens que deba tratarse de algunos familiares o

conocidos, e intent deshacerme de esa responsabilidad de un modo razonable. Es lgico que

a veces los pacientes pidan cosas de la vida personal, pero era preceptivo no seguirles la

corriente.

- Lo siento, pero eso me temo que no esta dentro de mis funciones, Jimmy. Si quieres

puedo.

- Seor usted no escucha, seor. Busque a los mos arriba y hbleles. Se lo

agradecern y usted sabr cosas que debe conocer. No queda demasiado tiempo ya me di

cuenta, medio sorprendido, de que no era capaz de aguantarle la mirada, porque

sencillamente no me senta capaz de negarme.

- Pero

- Por favor. Slo le ocupar unos minutos cuando salga de aqu

- Bien, lo har. Dime donde he de ir. me escuch decir eso a la vez que no daba

crdito a lo que estaba haciendo. No se aun como ocurri, pero ya estaba hecho, as que segu

adelante.

- Arriba.

- Arriba de dnde?

- Usted suba suba arriba, no dude. Ya le dije donde vivo. entonces record y de

repente tuve un atisbo del ridculo que se abalanzaba sobre m, me estir en la silla y levant

la voz un poco ms de lo debido. Un celador nos mir, y fue cuando me acerqu al odo de


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Jimmy. Entonces, con la ofuscacin, no prest atencin, pero ahora, con el punto de vista que

da el tiempo, puedo asegurarte que aquel olor intenso a rosas pareca provenir de l. Y no

era perfume!

- Qu suba a un tejado? Te das cuenta de lo que me pides?

- Tenga fe, seor. Tenga fe en m y suba. Le har mucho bien hacerlo. volv a

quedarme colgado en aquellos ojos tremendos, fuertes como ninguno. Era todo muy raro,

natural sigo sin encontrar palabras para explicarlo.

- Jimmy, lo pensar slo te prometo eso.

- Justo al final de la calle Marqus hay un edificio viejo. me dijo en un susurro dando

por sentado que yo hara lo que me solicitaba. Sin duda sera as, pero por qu lo saba ya? -

Una de sus paredes est cada, y por ella se entra a una rampa que conduce al tejado. No es

peligrosa. Vaya all y hbleles.

- Hbleles a quin.

- Usted vaya y hbleles. Todo se ir a su sitio poco a poco.

- Bien. Dejmoslo por hoy.- me senta aturdido - Maana volver. me levant sin

dejarle hablar ms, aunque pese a estar de espaldas segua notando como me taladraban

aquellos ojos. No me hallaba incmodo con ello, no, pero era consciente de que sea como

fuere conseguan llevarme a su terreno con cierta facilidad, y eso me enervaba, porque en el

fondo me daba cuenta de que consegua conducirme a donde quera. Jimmy Johnes haba

ganado la partida, pero a qu habamos jugado?

Termin mi turno a las cinco en punto y no poda evitar sentir una profunda curiosidad

por lo que habra tras la conversacin de aquella tarde, y en especial por contar a esas

personas, si en verdad existan, lo que estaba a punto de acontecer, de manera que con una

mezcla detectivesca y humanista me lanc con el coche hasta la calle Marqus, aparqu y me


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intern en ella para encontrar el edificio que el chico me haba descrito. Fue inslitamente

fcil, pese a que mi navegador no tena datos de esa direccin concreta. Incluso el entorno

pareca no estar cartografiado, por lo que pens en un posible error de los mapas, nada

importante, aunque tendra que actualizarlos.

Todo pareca desierto, sin gente, como si la manzana entera estuviese deshabitada, y

con un silencio espeso que casi se palpaba, pero no senta la menor sensacin de riesgo. Con

el tiempo me he dado cuenta de que lo que realmente buscaba all aquella tarde era otra cosa,

no slo hacer realidad el deseo de un enfermo que poda estar en sus ltimas horas, no era

eso. Haba un toque de egosmo Era saberconocer ms de Jimmy y entender su forma de

afrontar la vida y la muerte, algo que yo habra envidiado haca no demasiado cuando

secretamente quera abandonarlo todo. El chaval no estaba loco ni padeca de nada que no

fuese su terrible enfermedad, de eso estaba seguro, as que deseaba saber ms y ms, conocer

el origen de esa fortaleza en alguien que no haba gozado del cario, la educacin o el simple

calor de una casa estable en toda su vida. Esa era la verdad, el motivo de mi excursin a los

tejados. Pretenda hallar respuestas que me sirvieran.

Era antiguo, s, y muy alto, con aspecto de haber sido en su momento una fbrica o

industria de gran nivel. Las plantas no parecan haberse derrumbado, y se adivinaba muy

compartimentado, con muchas estancias, quizs viejas oficinas. Todo en ladrillo rojo antiguo,

slido, no como las construcciones de hoy da, que parecen de papel. Entr por donde l me

indic y encontr aquella rampa de escombros justo donde debera estar, algo peligrosa a mi

parecer en contra de lo que me dijo, pero estable. Anduve por ella con cuidado y sub hasta el

mismsimo techo, donde lo primero que me llam la atencin es que resultaba estar mucho

ms alto de lo que el edificio aparentaba visto desde abajo. Evidentemente pens que se


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trataba de una ilusin ptica, pero la vista de la ciudad era esplndida bajo aquel sol

reconfortante del atardecer. Rebas el ltimo peldao de una vieja escalera en la que

remataba la rampa y me encontr sobre un gran tejado levemente inclinado pero de aspecto

seguro. No haba nadie all, as que lo primero que pens fue en lo inocente que me haba

mostrado para hacer semejante tontera, deseando que nadie me hubiese visto. Mi voluntad se

mostraba voluble antes de tiempo, s, pero es que la situacin era muy rara, entindeme.

Entonces observ algo.

Era grande aquella superficie, y estaba cubierta de gravilla de la que se usa para aislar

de las inclemencias meteorolgicas. Cruja bajo mis zapatos mientras me acercaba a unos de

los extremos, donde haba una ancha salida de chimenea tras la cual se adivinaba alguien

justo por su reveladora e indiscreta sombra. Era un nio de no ms de 6 aos que tena en sus

brazos un gatito. Me mir y habl con voz muy dulce mientras me agachaba sin querer

representar ninguna incomodidad. Me mir sin alterarse de un modo que me resultaba

familiar.

- Hola. Buscas a alguien?

- Hola. S, vers busco a la familia de un chico mayor que tu que se llama Jimmy.

Jimmy Johnes. Le conoces?

- S quien es. Jimmy no tiene familia, pero todos los das viene aqu a esta hora y se

rene con los dems.

- Oh! Vaya! Me temo que hoy no vendr, pero dime de verdad que no tiene familia?

Ests seguro?

- Claro! l slo nos tiene a nosotros.


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- Aj. Y tienes claro que hablamos del mismo chico?

- Si Nuestro Jimmy. A l no le gusta que le llamemos el prncipe de los tejados

rotos, pero acepta nuestras bromas. Es muy bueno. ah vienen los otros!

Entonces me volv y los vi, justo antes de que el suelo empezase a crujir bajo sus pies.

Venan desde la rampa. Era un grupo de nios en silencio, una docena ms o menos, y me

miraban con un cierto aire sonriente que no entenda muy bien, pero al que respond

incorporndome y con ademanes pausados. No crea que la situacin pudiese resultar

peligrosa, pero si que era rara y algo enervante, con un toque irreal. Estaban tan mugrientos

como Jimmy el da que lo v por primera vez, y al instante me di cuenta de la posicin tan

incmoda que ocupaba con aquel traje caro, la corbata de seda y los zapatos de 600 euros el

par en un techo ocupado por peques que carecan de casi todo. Si, haba incurrido en un fuera

de juego flagrante, pero ya puesto segu con mis pesquisas.

- Hola, Alguno de vosotros es familiar de Jimmy?

- Jimmy no tiene familia me contest uno. Yo entonces pens que todo se estaba

convirtiendo en una locura, y comenc a desear irme de all arriba y que nadie se enterase de

aquello, a fin de cuentas segua siendo el mismo hombre cerrado en mi y con un toque de

desencanto, as que mi reloj interno comenz a marcar una cuenta atrs que nada ms que mi

cerebro oa. Intent la retirada.

- Bueno, pues si no tiene me voy. Sabed que vuestro amigo est enfermo y que

tardarun tiempo en regresar.

- Y quien nos alimentar? dijo una nia de no ms de 5 aos que acababa de subir.

Cada vez eran ms, pero aquella pregunta me alarm..

- Cmo?


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- Que quin nos traer la comida, quin nos vestir si l no est. esta vez habl uno

algo mal encarado que estaba cerca del borde del tejado sin el menor miedo a caer.

- No entiendo - otro ms mayor, de 10 aos o as, se me acerc y me habl.

- Seor, no sabemos quien es usted, pero est claro que conoce a Jimmy. Sin embargo

se muestra sorprendido por nuestras preguntas. Acaso no sabe nada de l ni de lo que hace?

- No, no lo s. Por eso estoy aqu.

- Y en qu se ha fijado entonces? Qu es lo que quiere? Usted no es de los que lo

buscan de vez en cuando ah abajo.

- No, no veris Yo soy su mdico. Mi nombre es Estanislao, y desde luego que no

le busco a l. Se muy bien dnde est ahora mismo, lo cuido y voy a intentar curarlo.

- Curarlo? A Jimmy?

- S. Por qu te extraa tanto?

- No creo que pueda enfermar ni que tu medicina pueda curarlo a l.

- Bueno lo intentar, desde luego. Soy mdico, como os he dicho, y de eso s que se.

- Seor, l nos ha recogido de ah abajo y nos ha trado aqu arriba. Nos protege y nos

alimenta. No le haga dao de nuevo hablaba la ms pequea de todos. Tena una vieja

mueca en sus brazos medio rota que apretaba contra sus tirabuzones dorados. Una gran

duda me asalt de repente. Y si el chico era un tunante y los tena retenidos de algn modo?

- Os ha secuestrado? Es eso?

- Oiga! Usted no oye? No es un delincuente. Jimmy nos recogi a todos, uno a uno,

de la calle cuando estbamos abandonados y a punto de morir. Nos trajo aqu y nos dio la

vida. El nos obliga a respetarnos y nos ensea sus mandatos para que sepamos sobrevivir en

el mundo de abajo. Es el padre y la madre que la mayora no hemos tenido.

- Dios mo!


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- Dios? No. No ha sido l. dijo el mal encarado alejndose del filo del tejado. l nos

abandon a nuestra suerte cuando no podamos defendernos. Ahora ya somos muchos y nos

protegemos unos a otros. Dnde est Jimmy? Le ha hecho algo?

- No, ya os he dicho que est enfermo y que soy su mdico.

- Pues crelo! Le necesitamos.

- Lo intentar, de verdad. Pero decidmenunca ha venido nadie a por vosotros? La

polica, o cualquiera de ah abajo?

- Ellos no pueden llegar hasta aqu.

- Cmo que no? Si yo he podido, ellos tambin.

- Seor, usted ha encontrado este lugar porque l se lo ha permitido. Dijo la nia

pequea mientras me daba en la mano un pequeo objeto. Era una medallita con una imagen.

Aqu l es el prncipe, y si no quiere nadie puede llegar. Dselo a Jimmy. El me quiere

mucho - La sonre y la guard en uno de mis bolsillos mientras slo pensaba en fantasas de

nios y temas turbios de fondo.

Slo se que me fui de aquel tejado lleno de gravilla crujiente con la conviccin de

informar de ello a las autoridades, y as lo hice. Aquellos nios estaban solos e indefensos,

necesitaban cobijo, y no me import pasar un buen rato en la comisara. Para mi sorpresa, la

calle Marqus no figuraba en el callejero, por lo que la seal en el mapa, aunque en aquel

cuadrante apareca un amasijo de espacios que no se parecan al lugar donde haba estado

haca pocos minutos. Tampoco Google Earth reflejaba informacin visual alguna. Tras

mucho insistir, un agente se ofreci a acompaarme en atencin a mi prestigio y palabra, as

que en media hora estaba de vuelta en las inmediaciones de donde haba tenido mi encuentro

con los nios. All no haba nada. Ni calle ni edificio. Miramos por las cercanas a ver si me

haba confundido, pero fue imposible encontrar el menor rastro, como si todo se lo hubiese


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tragado la tierra. Finalmente tuve que desistir mientras aquel agente comenzaba a refunfuar

por lo que para l era una prdida de tiempo, y record el modo en que me aseguraron que

nadie encontrara el lugar sin el consentimiento del chico. Qu estaba pasando?

No pude dormir.

Por la maana me fui directo a la habitacin de Jimmy, y nada ms entrar me

sorprendi un tremendo aroma a rosas, muy poderoso, magnfico, pese a que slo haba una

flor, la que las enfermeras le haban puesto en sustitucin del ramo del da anterior, as que

supuse que sera algn ambientador nuevo, pero desde luego era notable su realismo e

intensidad, aunque no lo haban usado en las otras habitaciones. No prest ms atencin, y

me fui hacia el chico que me miraba ya con sus ojazos taladrndome, sonriente, seguro. No

s, pero creo que ya saba lo que haba pasado, aunque no entiendo cmo. Era una

sensacin. Y cielos! Recuerdo que la rosa era enorme. La ms roja que haba conocido.

- Dime dnde estuve ayer, Jimmy. Necesito saber que no estoy loco. De dnde saqu

esto? y le mostr la medallita que me dio la nia.

- Esa medalla es de Besi, una de las ms pequeas. Es muy linda, verdad?

- Qu haces con esos nios? Por qu los retienes?

- Sabe dnde encontr a Besi? call en un silencio que admita mi curiosidad Ella

estaba en un contenedor de basura, seor. Alguien la haba alumbrado y aun conservaba el

cordn umbilical. Estaba sangrienta, hmeda, pegajosa y enfrindose por momentos. Apenas

lloraba. La haban tirado viva, pero aquel amanecer supe de algn modo que nunca puedo

explicar que estaba all, igual que con los otros, y la recog justo a tiempo. La llev con

mucho cuidado a ese edificio que ayer conoci, a una de las habitaciones ms ocultas, de las


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pocas que conservan puerta y cerrojo. Es una muy especial, por donde todos han pasado, y la

abrigu con ropas que buscaba y cur con medicinas que me daban. All la tuve mucho

tiempo, seor, la aliment desde su nacimiento, y ya casi tiene 5 aos. A que es preciosa?

- Por qu no la llevaste a algn centro?

- Porque ella es especial. Igual que los dems. No hay centros para nosotros.

- Jimmy, a veces esas cosas ocurren. Puede que sus padres se arrepintiesen, puede que

se les hubiese encontrado un hogarhay muchas cosas que se pueden hacer con estos casos.

La sociedad est preparada para sus monstruosidades, ms de lo que crees.

- Seor ellos son distintos. Slo deben llegar a la madurez para que su naturaleza se

haga presente y traigan luz al mundo, pero eso es imposible si estn inmersos y corrompidos

en el cieno de su sociedad que presume de preparacin para monstruosidades.

- Son nios, Jimmy. Especiales para ti, si, pero slo nios.

- Ya lo comprobar usted mismo con el tiempo. Ve cosas extraordinarias cada da, las

vive, y aun permanece ciego en su lineal esquema de conocimientos incompletos. Ya llegar

su momento.

- Por qu no pude retornar al tejado?

- Porque para subir no basta con terminar las escaleras, seor. Podr llegar cuantas

veces quiera, pero habr de hacerlo limpio de corazn. Usted ha visto mi mundo de arriba, y

ahora tiene la posibilidad de entenderme mejor cuando le hablo.

- No, no entiendo ni se que pensar. Dime de qu va todo esto.

- De amor, seor, Slo va de amor. Usted haga cuanto debe, y ya sabr las respuestas.

Confe en m. me mir hasta el fondo de mi alma, lo sent as. Tenga f, ya se lo dije ayer.

Aquella maana me tom con cierto relax mis obligaciones, por supuesto sin desatender

los temas importantes, e hice algunas pesquisas en los centros de acogida y comedores donde


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el chico haba sido visto a veces. De repente me intrig muchsimo saber por qu era tan

apreciado en esos lugares, y es que tema la posibilidad de que todo no fuese ms que un

asunto feo de bajos fondos.

En un par de horas supe cosas, amigo, cosasdiferentes. Al parecer se dejaba ver con

cierta frecuencia y acaparaba comida, ropa y a veces juguetes y algunas chucheras. No eran

para l, eso desde luego, porque casi siempre eran tallas pequeas, ropa de nio. Alegaba que

tena muchos hermanos, y a pesar de que generalmente intentaban controlarle las cantidades,

l coga las vueltas al personal y a los centros para saber exactamente de quin y cmo

conseguir cuanto precisaba. Haca eso ms o menos una vez por semana, de da o de noche, y

no le importaban las distancias. Descubr que le conocan incluso en albergues a ms de

100km, cosa que no consegua entender porque no era fcil el desplazamiento a esos lugares,

pero as era.

En el ambulatorio local de la zona se haca con medicamentos de poca trascendencia

gracias a que regalaba tabaco a las chicas de recepcin, cartones enteros a cambio de

aspirinas y similares, nada importante, cosa que me escandaliz en principio, pero que tom

por un toque de picarda. Ese tabaco lo ganaba como pago a un trabajito que se haba

buscado buzoneando publicidad para una cadena de tiendas de la que conoca a una de sus

directoras, a la que lavaba el coche a mano cada quince das. Los euros que consegua los

reinverta, y asmbrate por esto, en quinielas y bonolotos, de tal guisa que regularmente una

vez al mes consegua un discreto premio que no ascenda jams ms all de 150 euros, con

una regularidad que no entiendo. Lo cobraba en administraciones diferentes para no despertar

sospechas, y ya se que las leyes de la probabilidad son inapelables, pero es lo que hay. El

sencillamente haca apuestas que despus ganaba cantidades pequeas que no despertaban


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sospecha, ni me preguntes cmo se hace algo as, porque no veo manera. Ese dinero lo iba

reuniendo, y cuando tena suficiente haca que los chicos pasasen por la consulta del dentista

para una revisin, les compraba cosas necesarias o los invitaba a comer una hamburguesa

despus de la sesin infantil en un cine al que iban casi arregladitos. Y as todo. Y mucho

ms!

Jimmy Johnes era un superviviente que haba conseguido establecer un sistema

independiente, un principado de los tejados, para mantener con vida a nios desamparados, a

los que daba cobijo, calor, comida, atenciones mdicas y ropa. Y todo con slo 16 aos!

Mantena unas normas claras sin necesidad de imponerse a la fuerza porque todos le queran

y respetaban. All arriba su palabra era la ley, y ni a Dios se podra profesar mayor fe que la

que aquellos pequeos le tenan pese a sus edades. Adems, su trato con el personal de los

centros era perfecto, amable, inteligente se ganaba a todo el mundo desde el principio, y

estoy seguro de que ms de uno hubiese hecho cualquier cosa que le hubiese pedido.

Mira, haba aprendido a leer gracias a una profesora de piano a la que despus

entrevist, y que recordaba no slo su forma increble de aprender, sino el modo en que era

capaz de interpretar piezas musicales sin haberlas estudiado, por pura intuicin, sin tcnica,

eso s, pero emotivamente y de manera inapelable. No recordaba a nadie tan inteligente. Lo

mejor es que todo ese saber despus se lo transmita a sus nios de all arriba, como l los

llamaba. Se hizo con una pizarra abandonada del viejo centro escolar, y con ella les ense lo

que consideraba necesario para que pudiesen salir del abandono cuando estuviesen

preparados, lectura, escritura, matemticas elementales Y siempre se mantena al da en

asuntos polticos para, segn l, no pecar nunca de los mismos errores para con los suyos!


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Ese era Jimmy Johnes! el chico que tena en la habitacin 133 murindose de un tumor

nefasto en el cerebro. Imaginas cmo me sent al saber todo aquello?

Bueno a eso de las tres fui a la habitacin donde reposaba. Le haban dado una

comida mnima, ya que estaba en preoperatorio. La enfermera de guardia me hablaba de l

sin poder disimular su atraccin, y el caso es que ni ella misma supo responderme a por qu

se senta as. Tan slo era consciente de que no era normal, y de que todas y todos opinaban

lo mismo. El olor a rosas ya inundaba buena parte del pasillo, y yo segua fascinado y

encabezonado en creer que slo se trataba de un cmulo de casualidades y apreciaciones

subjetivas.

As como media hora despus dos de mis colegas me llamaron a consulta para que

observase unos resultados y les diese opinin. Eran de los enfermos que ocupaban las

habitaciones contiguas a la de Jimmy Johnes, la 132 y la 134. Ambos tenan avanzados

cnceres, uno en el torax, y el otro en el vientre, y esperaban en estado delicado el momento

de ser operados. Sin embargo y contra todo pronstico las manchas negras haban remitido

de manera anmala en las ltimas horas, reducindose la necrosis de un modo que no daba

lugar a dudas. Ni siquiera los TAC originales, efectuados meses antes, presentaban ese

estado, hasta tal punto que coincidimos en que aparentaban ser las imgenes de haca mucho

tiempo, cosa imposible, pero que tenamos delante. Era muy extrao, porque adems eran

dos los casos, para lo cual deba haber algn tronco comn, y claro que me vino el chico a la

cabeza!

- habis tenido en cuenta un posible error en la mquina?


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- Hemos usado las dos, Estanislao, y ambas han dado el mismo resultado. No hay

dudas. Esos tumores estn despareciendo.

- Perocmo es posible?

- No lo s, pero dime una cosa.

- Lo que quieras.

- Quin es el chico que tienes en la 133?

Cuando llegu a la habitacin, a eso de las tres, Jimmy estaba mal. Lo haban sedado

porque tena grandes dolores, y dorma. No me pareci normal y tem que algo hubiese

cambiado con celeridad, as que dispuse un TAC urgente de cuerpo entero. Lo que descubr

me dej sin habla, porque con toda nitidez el chico tena ahora tres focos tumorales. El ya

visto con anterioridad en el cerebro ybuenouno en el trax y otro en el vientre. Crecan

rpido para ser de origen metastnico, pero all estaban. Aquello cambiaba todos mis planes

respecto a la operacin, y sent una tremenda tristeza a la par que muchsima confusin.

Coincidencia? Con Jimmy Johnes pareca que todo estaba prefijado.

Me qued toda la tarde pendiente de l, y cuando despert le habl sin querer forzarle.

- Hemos hecho todo, Jimmy, pero no se que ms intentar para poder curarte. Creo que

te escapas de mis manos y de alguna manera se que tu lo sabes.

- No se preocupe, seor. Soy yo quien se acaba, no es culpa suya.

- Sabes? Hemos detectado dos tumores ms en tu cuerpo y no entiendo qu hacen

ah.

- Lo se.

- Lo sabes?


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- Si. Pero se irn conmigo, no se preocupe por ellos. Ya no harn mal a nadie.

- Cmo puedo explicarme esto, Jimmy? Cmo puedo razonar lo que estoy viviendo

desde que te conoc?

- Mirando con el corazn. As podr.

- Oye, Jimmy.yo

- Tranquilo, seor. No es necesario que diga nada. Sus dudas las quitar la fe algn da,

ya ver.

- Pero es que yono entiendo! Necesito que me expliques cosas y no s siquiera si

podr asimilarlo.

- Usted no necesita mis explicaciones, sino perdonarse. Ha sufrido, si, pero como

todos. Ha sido tan vctima como cualquiera de este baile de locos que puede llegar a ser la

vida, y est aun tan herido que no se ha dado cuenta de que tambin hay trazos de color

debajo de los tintes grises con que ha teido su caminar. Todo va a estar bien porque es usted

una buena persona, y las buenas personas merecen segundas oportunidades, pero ya se lo he

dicho muchas veces. Tenga f, f en todos, pero empezando por usted. Mis explicaciones no

llevarn a nada, porque son para otras personas.

- Y para m no hay nada?

- Para usted ya he hecho todo cuanto deba. Slo le pido un favor, un deseo personal

- Dime. Lo que quieras.

- Mis nios. Algunos son demasiado pequeos para comprender. Cudelos.

- No se si sabr hacer eso, Jimmy. No soy como tu.

- Hgalo! Usted sabr hacerlo cuando despierte de nuevo ese que antes fue. Slo debe

querer.

- Tienes mi palabra de que me ocupar de ellos.

- Muy bien. Ahora djeme, por favor. Estoy muy cansado.


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- Jimmy

- S?

- Creo que ya se.

- El qu sabe?

- El tejado al que vas.

- Saba que se dara cuenta, pero trabajo le ha costado derribar sus barreras.

- Si, as es, pero lo importante es que tenas razn. Nada de lo que aqu duela doler

all.

- Eso espero, amigo. Eso espero

De lo que ocurri a continuacin no soy el nico testigo. Estaban conmigo una

enfermera y un celador, y lo digo porque si no hubiese sido as habra pensado que alucinaba.

Nada ms cerrar los ojos el olor a rosas se intensific aun ms, se volvi espeso, casi

palpable. Yo no acababa de echarme hacia atrs en el asiento cuando del cuerpo de Jimmy

comenz a emanar una extraa luz al tiempo que de su boca sala un pequeo quejido. Supe

inmediatamente que haba expirado, pero estaba atnito con el resplandor. Al principio era

leve, abrillantando la piel all donde era visible, pero despus no slo surgi de su cara y

brazos, sino que traspas ropas sbanas. Era blanca, muy fuertepero no molestaba. Dur

unos 15 o 20 segundos.

Despus los aparatos se apagaron y saltaron las luces de emergencia.

Y todo acab.


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Falleci de tal modo que su cuerpo qued levemente rosado, sin rastro alguno de

sufrimiento, como si durmiese, pero no del modo tpico que se suele usar para no aceptar lo

que acaba de suceder, no. Estaba sencillamente perfecto. No se lo que era Jimmy Johnes,

pero puedo asegurarte que desde luego alguien muy especial, y que conste que no creo en

santidades ni opios del pueblo, no. Era alguien sensacional el que se haba ido, en silencio,

sin propagandas, sin mensajes profticos, sin ms. Uno ms de la calle que nunca habra

conocido de no ser por mi propia desgracia, ironas del camino.

Todos los restos de tumor en los otros dos enfermos de la planta desaparecieron en las

pruebas del da siguiente, y yo estaba seguro de que haban perecido con el cuerpo del chico,

pero me negu a la autopsia porque no quera saber ya nada ms de lo que all dentro se

encontrase. Todo el personal me secund para mantener un respetuoso silencio en torno a lo

que haba ocurrido, sin deseo alguno de que se generasen rumores y bagatelas que

manchasen aquella extraa realidad.

Sabes? Me met al bao para llorar cuando fui consciente de que ya no estaba, y lo

hice como haca mucho, igual que un cro. No se cmo, pero entonces not que algo

cambiaba en mi, que me liberaba con ello, e imagin que mis peores pensamientos eran

absorbidos tambin por ese chico excepcional cuyo cuerpo yaca fuera.

Pasaron diez o quince minutos, y al salir la voz se haba corrido ya por todo el edificio

de manera sorprendente, porque haba all ms de veinte personas mirando aquel hermoso

cadver. Gente de planta, visitantes, enfermeros, mdicos. Personas desconocidas que

pasaban por all y que eran absorbidos por lo que no saban qu era. Sencillamente algo


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ocurra y tenan que estar, as de simple, eran llamados, convocados por lazos que no

entiendo, pero en los que ahora creo.

Observ que Toms Gutirrez, el enfermo con cncer de trax de la 134, le agarraba la

mano y la besaba con reverencia y lgrimas en los ojos. Sin que nadie le dijese nada saba

que le deba cada da del futuro, y lo agradeca.

Era de noche ya cuando sal del hospital, y estaba abatido pero no dud un segundo lo

que tena que hacer. No saba si encontrara la calle Marqus, sin embargo all estaba, con su

edificio, su rampa como si todo estuviese esperndome, tal como l me dijo que lo

encontrara si llegaba con el corazn puro. Sub pesadamente las tres bolsas de comida que

haba conseguido en el hospital sin dar muchas explicaciones, me sent en el centro del

tejado, tir mi corbata con rabia y esper.

La atmsfera estaba limpia, y las estrellas se vean increblemente brillantes en aquella

noche no demasiado fra de febrero. Me pregunt a cual bamos despus de morir, pero me

centr ms en imaginar una vida bien llevada y en llegar a ese momento en paz. Si era as

qu mas da a qu estrella vamos? De repente tena muchos planes.

Estaba muy cansado por tantas emociones, y me dorm sobre el suelo fro, con la

chaqueta haciendo de almohada, pero no tard mucho en despertar por el ruido de la gravilla

que se alborotaba bajo los pies de los pequeos que no cesaban de moverse cerca de m.

Coman en silencio, y algunos, al verme despierto, sonrean.


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- Volver nuestro Jimmy? Era Besi, la pequea, quien me hablaba con la boca

manchada de migajas y creo que algo parecido a pat, no se.

- No, hija. Jimmy ya no volver.

- Y quin se ocupar de nosotros?

- Yo. puedo jurar que me sent grande al afirmar aquello, lleno de energa y fuerza.

Acababa de sellar mi primer pacto de futuro - Le d mi palabra y lo har. Una vez perd todo

cuanto quera y me olvid de agradecer la vida. Ahora nuestro Jimmy me ha dado algo por lo

que luchar. l tambin me ha salvado. El gran Jimmy Johnes ha velado finalmente por todos

nosotros.

a veces alguien

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