a dios le importa tu trabajo

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"CÓMO SER FELIZ EN EL TRABAJO" Y "TRABAJAR EN CIRCUNSTANCIAS DIFÍCILES" Por Wilbur Madera A DIOS LE IMPORTA TU TRABAJO La visión secular del trabajo. Muchos cristianos tienen una visión decididamente anti bíblica sobre el trabajo. Hay quienes lo consideran una maldición, por vivir en un mundo caído. Otros hacen una falsa distinción entre lo que perciben y servir a Dios en lo secular. Y otros convierten el trabajo en un ídolo; esperando que les proporcione una identidad y un propósito en esta vida. Otros lo entienden como una fuente del gozo y la satisfacción que solo Dios puede brindarnos con él. Rick Warren ; Escribe en su libro: Una vida con propósito; que: "El trabajo se convierte en adoración cuando uno se lo dedica a Dios y lo realiza consciente de su presencia".

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"CÓMO SER FELIZ EN EL TRABAJO"

Y

"TRABAJAR EN CIRCUNSTANCIAS DIFÍCILES"Por Wilbur Madera

A DIOS LE IMPORTA TU TRABAJO

La visión secular del trabajo.

Muchos cristianos tienen una visión decididamente anti bíblica sobre el trabajo.

Hay quienes lo consideran una maldición, por vivir en un mundo caído. Otros hacen una falsa distinción entre lo que perciben y servir a Dios en lo

secular. Y otros convierten el trabajo en un ídolo; esperando que les proporcione una

identidad y un propósito en esta vida. Otros lo entienden como una fuente del gozo y la satisfacción que solo Dios

puede brindarnos con él.

Rick Warren; Escribe en su libro: Una vida con propósito; que: "El trabajo se convierte en adoración cuando uno se lo dedica a Dios y lo realiza consciente de su presencia".

Analizando algunas formas incorrectas de ver el trabajo desde el punto de vista secular:

LA VISIÓN SECULAR; ve el trabajo; como una plataforma para hacer evangelismo. Estos sostienen una visión secular del trabajo, creen que la vida está dividida en dos partes disociadas. Donde; Dios está en una dimensión espiritual, y el trabajo en la otra dimensión verdadera y física, y estas dos

partes no tienen nada que ver entre sí. Dios se mantiene en un rincón del universo, mientras yo voy a trabajar y vivo mi vida; y estos mundos diferentes nunca interactúan.

El problema con esta visión secular es que nos prepara para la desilusión.

Si nosotros dejamos a Dios fuera del cuadro; tendríamos que obtener su sentido de importancia; satisfacción y recompensa de alguna otra parte: EL TRABAJO MISMO.

El trabajo será la respuesta a la pregunta:

"¿Quién soy yo, y por qué soy importante?".

Este es un fundamento muy inestable, porque ¿Qué ocurriría si pierdes tu trabajo? De pronto, eres un "don nadie", y no eres importante porque no tienes un empleo.

La visión secular del trabajo tiende a convertir a la carrera en un ídolo.

La carrera se convierte en la máxima prioridad en tu vida.

Tu relación con Dios "ocupa el asiento trasero."

Así mismo la familia, y aun tu relación con otras personas.

Todo pasa por el filtro de la pregunta:

"¿Qué impacto tendrá esto en mi carrera?".

Debemos entender que La visión secular del trabajo deja a Dios fuera del sistema.

Esto es especialmente inaceptable para todos los cristianos, porque Dios nos llama a convertirlo A ÉL; en el centro de nuestras vidas.

El quiere que tengamos una cosmovisión bíblica, que lo incorporemos a Él en cada aspecto de nuestras vidas, incluyendo el trabajo.

Él quiere ser invitado a nuestros trabajos; Quiere ser el Señor de nuestro trabajo.

En este artículo, estamos analizando algunas formas incorrectas de ver el trabajo.

1.- Para ser un poco más pintoresco el asunto; Podemos decir que uno viene de creer que el alma es más importante que el cuerpo. Veamos:

Podemos creer -incorrectamente- que a Dios solo le importa nuestra alma, y nuestro cuerpo no importa en realidad. Podemos pensar que el cuerpo no es importante, que es solo temporal, que desaparecerá y morirá.

Pero si esa visión fuera verdadera, entonces ¿por qué hizo Dios el universo físico? ¿Por qué puso a Adán y Eva en el huerto para cultivarlo y cuidarlo?

Sabemos que No les encargó diciendo: "Vayan y hagan discípulos en todas las naciones que aún no existen, pero que existirán tan pronto ustedes comiencen a hacer bebés".

No, Él dijo: "Aquí está el jardín; ahora cultívenlo".

Les dio una tarea que no tenía nada que ver con el evangelismo o el trabajo en la iglesia.

Hay algo importante acerca de nuestros cuerpos, y Dios es honrado por el trabajo que honra y se ocupa del cuerpo. Después de todo, el cuerpo es su buena creación.

2.- Otra forma incorrecta de pensar es valorar lo eterno sobre lo temporero. Creemos que solo las cosas eternas son importantes.

Hay personas que creen que si uno trabaja para cosas que no perdurarán hasta la eternidad; tales como hacer techos, planificar fiestas o hacer publicidad, uno está perdiendo el tiempo. Al fin y al cabo es un trabajo.

Este pensamiento erróneo tiene que ser contrarrestado por la verdad de que Dios creó dos lados de la realidad: el temporal y el eterno.

El universo natural que hizo Dios es muy real, tan real como el universo sobrenatural.

Preguntar cuál es real e importante es como preguntar cuáles son reales, los nueve meses que pasamos dentro del vientre de nuestra madre o la vida después de nacer. Ambos son reales; ambos son necesarios.

Tenemos que pasar por uno para ingresar al otro.

Aquellas cosas que hacemos en esta tierra SÍ tienen valor, dada la categoría para la que fueron hechas: El tiempo.

Está bien que las cosas tengan simplemente un valor temporal, dado que Dios nos escogió para vivir en el tiempo antes de vivir en la eternidad.

Nuestro trabajo cuenta, tanto en el tiempo como en la eternidad, porque Dios está buscando fidelidad ahora, y la única forma de demostrar fidelidad es dentro del mundo físico.

Las necesidades espirituales son importantes, por supuesto, pero las necesidades físicas deben ser cubiertas primero.

¡Intente compartir el evangelio con una persona que no ha comido por tres días!

Algunas necesidades son temporales, y esas necesidades deben ser cubiertas.

Dios equipa a las personas con capacidades para suplir las necesidades de su creación.

Al cubrir las necesidades físicas; que son también legítimas, y las necesidades temporales de las gentes; entonces nuestro trabajo sirve a la gente, y la gente tiene valor eterno porque Dios nos ama y nos hizo a su imagen.

EL TRABAJO COMO PLATAFORMA DEL EVANGELISMO

Otra forma incorrecta de ver el trabajo surge de creer que las cosas espirituales y sagradas son mucho más importantes que las cosas físicas y seculares.

EL TRABAJO VERDADERO

La gente suele pensar que es servir a Dios en el servicio cristiano a tiempo completo, y luego está todo lo demás que tiene una importancia mucho menor.

Estas cosas pueden inducirnos a pensar en nosotros de forma demasiado elevada o demasiado baja.

Podríamos pensar:

"El trabajo verdadero es servir a Dios y luego está lo que tengo que hacer"

Esto nos prepara para una falsa culpa y una sensación de "perderse lo importante".

Es una forma impropia de ver la vida, entre lo sagrado y lo secular.

TODA nuestra vida está relacionada con Dios y es sagrada, sea que estemos haciendo una presentación de negocios o cambiando pañales, o guiando a una persona a Cristo.

Es desacertado pensar que hay cosas sagradas que hacemos y hay cosas seculares que hacemos.

Todo depende de lo que ocurre en nuestro corazón.

Uno puede participar en lo que parece ser una actividad santa, como evangelizar, escuchar la Palabra de Dios los días de Servicio de la Iglesia, la oración, el estudio bíblico; con un espíritu tenebroso, egoísta y no perdonador. ¿Recuerdas los fariseos?.

Por otra parte, uno puede trabajar en una atmósfera muy secular donde la conversación está salpicada de palabras obscenas, donde el trabajo es desaliñado, la política es agobiante y sin embargo; como Daniel y José en el Antiguo Testamento, pudieron lograr que su propia conversación fuera pura y su comportamiento, irreprochable.

Dios no quiere que hagamos cosas santas; Él quiere que seamos personas santas.

Una última forma incorrecta de ver el trabajo; es considerarlo como una plataforma para hacer evangelismo. Si cada interacción nos lleva a una oportunidad para compartir el evangelio, sería diferente.

El evangelismo debe ser una prioridad, es cierto, pero no nuestra única prioridad.

En Efesios 1, Pablo dice tres veces que Dios nos hizo, no para el evangelismo, sino para vivir para la alabanza de su gloria.

En vez de concentrarnos solo en el evangelismo, tenemos que concentrarnos en vivir una vida que honre a Dios y ame a las personas.

Esto es mucho más atractivo que todas las estrategias evangelísticas del mundo.

Si el trabajo fuese solo una plataforma para el evangelismo, devalúa al trabajo mismo, y esta visión del trabajo sería demasiado estrecha y poco satisfactoria.

ANALIZAREMOS CÓMO DIOS QUIERE QUE VEAMOS EL TRABAJO.

¡Es probable que te sorprendas!

¿Cómo Dios quiere que veamos el trabajo?

Hasta ahora, hemos tratado formas incorrectas de ver el trabajo, pero;

¿Cómo quiere Dios que lo veamos?

Este es un pensamiento sorprendente: en realidad, ¡trabajamos para Dios mismo! Consideremos Efesios 5:6-8, que Pablo escribe para esclavos, pero que podemos aplicar a los empleados:

"Esclavos, obedezcan a sus amos terrenales con respeto y temor, y con integridad de corazón, como a Cristo. No lo hagan sólo cuando los estén mirando, como los que quieren ganarse el favor humano, sino como esclavos de Cristo, haciendo de todo corazón la voluntad de Dios. Sirvan de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los hombres, sabiendo que el Señor recompensará a cada uno por el bien que haya hecho, sea esclavo o sea libre".

Es útil imaginar que, detrás de cada empleador, está parado el Señor Jesús. Él ve todo lo que hacemos, lo aprecia y nos recompensará, independientemente del tipo de trabajo que hagamos.

Aprendí esta lección un día, mientras limpiaba una bañera roñosa y sucia de una familia que jamás lo notaría y, si lo notara, nunca lo reconocerían ni me agradecerían.

Me estaba enojando más con cada minuto que pasaba, sintiendo lástima por mí, cuando el Señor interrumpió mis pensamientos. Me dijo, calladamente: "Yo te estoy viendo. Y aprecio lo que estás haciendo". ¡Vaya! En un instante, eso cambió todo completamente. De pronto pude hacer un trabajo servil -y, más adelante, trabajos más importantes- como una tarea de amor y adoración a Jesús. Sé que Él ve y aprecia lo que hago. Mi visión del trabajo cambió para siempre.

DIOS TAMBIÉN QUIERE QUE CONSIDEREMOS EL TRABAJO COMO SU DON PARA NOSOTROS.

No es el resultado de la Caída. Dios dio a Adán y Eva la tarea de cultivar el huerto y ejercer dominio sobre el mundo antes que entrara el pecado al mundo. Fuimos creados para el trabajo y para trabajar.

¡El trabajo es el buen regalo de Dios para nosotros!

Salomón Escribió:

"Esto es lo que he comprobado: que en esta vida lo mejor es comer y beber, y disfrutar del fruto de nuestros afanes. Es lo que Dios nos ha concedido; es lo que nos ha tocado. Además, a quien Dios le concede abundancia y riquezas, también le concede comer de ellas, y tomar su parte y disfrutar de sus afanes, pues esto es don de Dios".

Ser felices en nuestro trabajo no depende del trabajo, depende de nuestra actitud.

¡Aprovechar al máximo nuestro trabajo y estar contentos con nuestro trabajo es un don que Dios quiere darnos!

POR QUÉ EL TRABAJO ES BUENO

En este artículo estamos hablando sobre cómo pensar sobre el trabajo correctamente. Sin embargo, hace falta hacer una pregunta:

¿Todos los trabajos son igualmente válidos? Bueno, No.

El trabajo legítimo es aquel que contribuye a lo que Dios quiere que se haga en este mundo y no que contribuya a lo que Él no quiere que se haga.

Por tanto, el trabajo no legítimo incluiría trabajos que son ilegales, como la prostitución, el narcotráfico y el trabajo de los ladrones profesionales.etc.

Hay trabajos que son legales ante nuestros ojos, pero discutibles en cuanto a nuestra ética y nuestra moral; como trabajar en clínicas para abortos, la pornografía y la industria del juego.

Estos trabajos actualmente en algunos países son legales, pero uno tiene que preguntarse:

¿De qué forma contribuyen con Dios para beneficio de su creación?

El trabajo es un don de Dios para nosotros. Es su provisión de varias formas.

En Your Work Matters to God, los autores sugieren cinco razones importantes por las que el trabajo es valioso:

A través del trabajo servimos a las personas. La mayor parte del trabajo forma parte de una enorme red de trabajos, industrias, bienes y servicios interconectados que funcionan en conjunto para suplir las necesidades físicas de las personas.

Hay otros trabajos que cubren las necesidades estéticas y espirituales de las personas también.

A través del trabajo cubrimos nuestras propias necesidades. El trabajo -pago o impago- nos permite ejercer los dones y capacidades que

Dios da a cada persona.

Dios espera que los adultos se mantengan a sí mismos y no que vivan de otros.

La Biblia dice: "El que no quiera trabajar, que tampoco coma".

A través del trabajo, cubrimos las necesidades de nuestra familia. Dios espera que los jefes de familia sustenten a su familia. Él dice: "Si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo".

A través del trabajo, ganamos dinero para dar a otros.

Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, Dios nos dice que seamos generosos en suplir las necesidades de los pobres y de los que nos ministran espiritualmente la Palabra.

A través del trabajo amamos a Dios. Una de los idiomas de Dios es la obediencia.

Cuando trabajamos, estamos obedeciendo sus dos grandes mandamientos, de amarlo a Él y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.

Amamos a Dios al obedecerlo de corazón. Amamos a nuestro prójimo cuando servimos a otras personas a través de

nuestro trabajo. Llevamos gloria a Dios trabajando diligentemente, demostrando cómo es Él,

y sirviendo a otros al cooperar con Dios para suplir sus necesidades. Al servir a otro, servimos a Dios. Y es por eso que nuestro trabajo le importa

a Dios.

Versos Bíblicos.

Filipenses 1:21

Romanos 12:1, 2

Efesios 1:6, 12, 14

Eclesiastés 5:18, 19

2 Tesalonicenses 3:10

1 Timoteo 5:8

Levítico 19:10: "No rebusquen hasta el último racimo de sus viñas, ni recojan las uvas que se hayan caído. Déjenlas para los pobres y los extranjeros. Yo soy el Señor su Dios".

Efesios 4:28: "El que robaba, que no robe más, sino que trabaje honradamente con las manos para tener qué compartir con los necesitados".

Gálatas 6:6: "El que recibe instrucción en la palabra de Dios, comparta todo lo bueno con quien le enseña".

Mateo 22:37-39.

CONSEJOS DE DIOS PARA TU TRABAJOEl Trabajo: Un enfoque Bíblico

Por Wilbur Madera,

Es lunes. . .en punto de las seis de la mañana, suena el despertador. El fin de semana que pasó como un suspiro fue de actividad intensa. Juan se levanta y se asea, listo para comenzar otra semana laboral. Un poco antes de las seis, ese mismo lunes, María ya había despertado. Los niños entran a las siete a la escuela y ella sabe muy bien, que no llegarán a tiempo a menos que se levante un cuarto para las seis. Mientras prepara el desayuno, está repasando su lista de pendientes y actividades que deberá cubrir ese día para que el hogar siga adelante.

Es lunes . . .la semana de labores y trabajo comienza. El fin de semana próximo se vislumbra apenas a la distancia y con mucha añoranza.

¿Te parecen familiares estas escenas?

¿Quién inventó el trabajo? ¿Es acaso el invento de una sociedad capitalista obsesionada por la acumulación de riqueza? ¿Acaso es una maldición que vino a la humanidad por la Caída?

La Biblia, como para todo lo demás, tiene respuestas sobre este asunto y necesitamos conocerlas.

Algunos desprecian el trabajo al punto de decir: “Mira si el trabajo no es algo terrible que hasta tienen que pagarte para que lo hagas”.

Otros, idolatran el trabajo hasta el punto de sacrificarlo todo por él. Por eso, como cristianos, es importante entender cómo quiere Dios que pensemos y actuemos respecto al trabajo.

Podemos definir el trabajo como aquel esfuerzo mental o físico encaminado a cumplir el mandato de Dios de señorear la tierra ya sea que recibamos algún salario o no.

A continuación exploraremos tres verdades bíblicas acerca del trabajo.

I. EL TRABAJO ES UNA BENDICIÓN

Muchas personas creen que el trabajo llegó a la humanidad como una maldición por haber caído en pecado. Esta idea se deriva de una mala interpretación de Génesis 3:17-19. Las palabras “con el sudor de tu rostro comerás el pan hasta que vuelvas a la tierra” no significan que antes de la caída no había trabajo, sino más bien, que esta actividad instituida por Dios se tornaría complicada y dificultosa por estar la tierra bajo la maldición del pecado.

De ninguna manera podemos concluir que hoy trabajamos por causa del pecado. De hecho, la Biblia nos presenta que el trabajador por excelencia es Dios mismo (Ge 1). Dios no es ningún holgazán, perezoso y desobligado. Jesús dijo: “Mi padre hasta ahora trabaja” (Jn 5:17).

La Biblia también nos aclara que Dios puso a Adán, Su imagen, en el huerto del Edén para que trabajara (Ge 2:15). Adán no estaba en un centro vacacional en el Edén, estaba trabajando. Como vemos, el trabajo ya existía aun antes de la caída.

Por supuesto, la caída vino a complicar las cosas.

Ahora nos esforzamos y el sudor corre por nuestros rostros, pero logramos muy poco.

La tierra fue maldita por el pecado y esclavizada a la futilidad. Pero espera su liberación cuando los hijos de Dios sean manifestados (Ro 8:19-21).

Entonces, no veamos el trabajo como una maldición, sino más bien, como una bendición. Es el plan de Dios para las vidas de sus imágenes. Cuando trabajamos estamos reflejando a nuestro Padre que también trabaja.

II. El trabajo es una Obligación

En 2 Tesaloniceses 3:6-12 el apóstol exhorta a los holgazanes y plantea el deber de trabajar. El problema era que algunos de la congregación vivían desordenadamente. ¿Qué hacían? Teniendo la capacidad física y mental para

hacerlo, no estaban trabajando (v.11). Pablo dice que la solución es que “trabajando sosegadamente, coman su propio pan”. Y de allí surge la famosa frase tan mencionada: “Si alguno no quiere trabajar, tampoco coma”. El trabajo es un deber, es una obligación.

Por medio del trabajo logramos señorear la tierra y ganar nuestro sustento. En otra epístola, Pablo llega a decir que si alguien no provee para los suyos es peor que un incrédulo, incluso ha negado la fe por negarse a proveer el sustento (1Ti 5:8).

También se nos dice en Efesios 4:8 que el que hurtaba ya no debe hacerlo sino debe trabajar para compartir con los necesitados. El trabajo es obligatorio si queremos agradar a Dios.

Entonces, el trabajo no es una opción para aquellos que tenemos las facultades físicas y mentales para realizarlo. No estemos buscando maneras para no trabajar. Si tiendes a la pereza y a la vida fácil, debes recordar que el trabajo es una obligación. Dios nos quiere activos, diligentes y productivos.

III. El trabajo es un acto de Adoración

Cuando pensamos en el trabajo, pensamos en cómo éste suple nuestras necesidades materiales ya sean personales o de otros, pero nunca pensamos que el trabajo sea algo espiritual. Es decir, algo que tenga que ver con la gloria de Dios, que sea un acto de adoración.

En Colosenses 3:22-24, el Señor nos dice a los que trabajamos que debemos hacerlo para agradarle y no para agradar a los hombres (v.22). Que debemos trabajar como para el Señor y no sólo para los hombres (v.23) y que cuando trabajamos estamos sirviendo a Cristo (v.24).

¿Te das cuenta que esta perspectiva puede revolucionar tu vida laboral? Esta perspectiva te dice que no trabajes por la quincena, sino para honrar a Dios. Que no trabajes para tener contento al jefe, sino para agradar a Dios. Que cuando

haces un trabajo para la compañía donde laboras estás trabajando para Cristo. No importa cual sea tu ocupación (lícita, por supuesto), si cambias tuberías o reparas computadoras, si cambias pañales o vendes artículos, si enseñas a niños o recoges basura, si diriges al personal de una empresa o lavas y planchas, cuando trabajas puedes glorificar a Dios con lo que haces. Más allá del salario, de lo popular de tu trabajo, de lo monótono y cansado que pueda ser, recuerda: Eres siervo de Cristo. Estás adorando a Dios al trabajar.

Conclusión

Si tienes una mala actitud hacia el trabajo, recuerda que Dios te lo ha dado como una bendición. Si te ves tentado por la pereza, recuerda que Dios nos dice que el trabajo es una obligación. Si crees que a tu ocupación le falta dignidad, recuerda que con tu trabajo adoras a Dios. ¿Qué actitud tendrás el próximo lunes? Puedes despertar agradecido a Dios por la bendición de trabajar, con el gozo de cumplir tu deber delante de Dios y con la alegría de ir más allá del salario y el cansancio, sirviendo al único que merece toda tu adoración.

CÓMO SER FELIZ EN EL TRABAJO

“EL SEÑOR ENVIARÁ SU BENDICIÓN... SOBRE TODO AQUELLO EN QUE PONGAS TU MANO...” (Deuteronomio 28:8)

La felicidad implica que te sientas bien acerca de ti mismo en medio de tus relaciones y tus logros. Cuando tus dones y habilidades alcancen su pleno desarrollo y son utilizados a través del trabajo de toda una vida, crecerás en confianza y en poder.

Aquí tienes siete claves para que seas feliz en tu empleo:

(1) Ve el trabajo como un regalo del Señor y no como un castigo: “...a todo hombre a quien Dios da bienes y riquezas, le da también facultad para que coma de ellas, tome su parte y goce de su trabajo. Esto es don de Dios” (Eclesiastés 5:19);

(2) Reconoce a Dios como tu verdadero jefe: “Servid de buena voluntad, como al Señor y no a los hombres, sabiendo que el bien que cada uno haga, ése recibirá del Señor” (Efesios 6:7-8).

(3) Dedícate a la tarea que sea compatible con tus dones: “Si alguno... ministra, ministre conforme al poder que Dios da, para que en todo Dios sea glorificado...”

(1 Pedro 4:11).

(4) Aprende lo que puedas acerca de tus tareas: “El sabio... escucha y aumenta su saber, y el inteligente adquiere capacidad...” (Proverbios 1:5).

(5) Aprovecha la crítica para tu ventaja. De hecho, haz que te sirva para algo, pidiendo sugerencias y corrección: “Pobreza y vergüenza tendrá el que menosprecia el consejo, pero el que acepta la corrección recibirá honra”

(Proverbios 13:18);

(6) Haz más que lo que esperan de ti: “...a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos” (Mateo 5:41).

Pertenece al “club” de los que van a la “milla extra”;

(7) Haz que Jesús sea tu “socio de trabajo”. Sigue estando consciente de la presencia de Cristo durante todo el día mientras realices fielmente tus

obligaciones (lee Hebreos 12:2): “Tú guardarás en completa paz a aquél cuyo pensamiento en Ti persevera, porque en Ti ha confiado” (Isaías 26:3).

TRABAJAR EN CIRCUNSTANCIAS DIFÍCILES

"EL SEÑOR DIOS... LO PUSO EN EL HUERTO..., PARA QUE LO LABRARA Y LO CUIDARA"

(Génesis 2:15)

Rechaza cualquier pensamiento de ser el "pobre víctima" que te roba la paz y te priva de estar contento.

Tu trabajo, a pesar de los desafíos, habría sido el sueño de tus antepasados.

¿No oraste para conseguir este empleo del cual ahora te quejas?

Aunque sea difícil aceptarlo, estás en estas circunstancias por un motivo, y sólo será por algún tiempo. Estudia; haz los exámenes, termina la carrera y sigue adelante hacia lo que Dios tiene guardado para ti.

Hay algo que tienes que aprender y llevar contigo desde tu situación actual hacia la próxima.

Cómo:

(a) Cimentar aptitudes;

(b) Forjar carácter.

Posiblemente debes aprender a dirigir una oficina, además de controlar tus caprichos.

Ninguna experiencia es jamás una pérdida de tiempo para los que aman al Señor.

Escucha: "...todas las cosas les ayudan a bien... a los que conforme a su propósito son llamados" (Romanos 8:28b).

A veces es difícil ver eso en el mismo instante.

Cuando José estuvo en el pozo (Génesis 37:23,24) y más tarde en la prisión (capítulo 39:20), era difícil ver que aquella "ruta" le conduciría al palacio, pero así fue (capítulo 41:37-45).

Dios tiene un plan magistral para tu vida.

Tu presente trabajo o labor; bien puede ser una preparación para el trabajo que el Señor tiene pensado para ti.

Mira atrás y ve los pasos que te han hecho llegar al rumbo actual. Después, confía en que Dios está usando cada experiencia para llevar a cabo su voluntad en ti y tu alegría.

El trabajo bien hecho da su propia recompensa. Nos proporciona un sentido de valor.

Sin un propósito, tendemos a deprimirnos.

No caigas en la trampa de la promoción publicitaria exagerada de los medios de comunicación que dice que la gente de éxito no tiene que trabajar.

Todos fuimos creados para cumplir una finalidad, independientemente de cuánto dinero haya en nuestra cuenta bancaria.

Dios envía a su pueblo hacia zonas hostiles para ser "sal", que cura y saca lo mejor cuando es esparcida.

Es un honor ser escogido para el encargo; ¿te sientes también así?

El Señor sabe que si en cualquier situación nos acomodamos demasiado, tendemos a holgazanear demasiado tiempo allí donde estemos.

Al "tostarnos" en la tranquilidad y dicha no contenciosa, nos perdemos las bendiciones que vienen a través del enfoque, del propósito realizado y de la guerra. Sí, ¡guerra!

La figura de un soldado nos parece demasiado drástica, pero no te olvides: "...sufre penalidades como buen soldado…" (2 Timoteo 2:3).

Hemos sido llamados para entrar en situaciones inhóspitas, tomar el territorio y demostrar a otros lo que es vivir bajo el señorío de Jesús.

Nos involucramos muy fácilmente en situaciones mundanas, como jefes agobiantes, politiqueo de oficina, chismorreo que causa enfriamiento de

relaciones, y tratamiento injusto, los cuales no nos dejan lograr ver la razón de Dios por estar allí.

¿Se te ha ocurrido que podrías ser el único creyente a quien se le conoce en el lugar de tu trabajo, o mejor dicho: el primero que haga que Cristo sea bien visto y que su mensaje sea atractivo?

El destino eterno de alguien podría depender de tu testimonio y actuación... Es posible que de momento no esté interesado en lo que tienes que decir, pero la muerte, el divorcio, la enfermedad o la adversidad puede cambiarlo todo en "un abrir y cerrar de ojos". Es cuando el mundo va a buscar el consejo de "los muchachos que echaron al horno ardiendo y también del que arrojaron al foso de los leones" (lee Daniel, capítulos 3 y 6), pues nadie más tiene la respuesta. Así que, "...( [hazlo] todo para la Gloria de Dios" (1 Corintios 10:31b).

Mientras David estaba fuera en el campo cuidando a las ovejas, los ojos de todo el mundo estaban fijos en Saúl. Pero no los de Dios; los suyos estaban en David, observando cómo adoraba, cómo su carácter, relación con Él y temor del Señor se desarrollaban, y cómo enfrentaba el mal. ¿Sería intimidado fácilmente, o tenía la "madera" de la cual los reyes deberían estar hechos? ¿Cómo se comportaría en la batalla? ¿Vería a un gigante humano, o a un Dios gigantesco apoyándole? ¿Era orgulloso y autosuficiente, corriendo delante del Señor, o confiaba únicamente en Él? ¿Sería justo con las personas? ¿Cómo manejaría la autoridad? ¿Hablaría mal de aquéllos que estaban por encima de él o respetaría a los que estaban en autoridad, independientemente de sus defectos personales?

David no era totalmente consciente de aquello que Dios había planificado para él, pero reconoció al Señor en todos sus caminos.

Alguien dijo una vez: "El carácter es lo que eres cuando nadie te mira". Bien, ¡Dios siempre está mirando! Él observaba a David; ¡y también te vigila a ti!

La mayoría de nosotros no trabaja como si el Señor nos observara o incluso se preocupara por el trabajo que estamos haciendo. Fallamos en darnos cuenta de

que la promoción no viene "...ni de oriente ni de occidente...,...[sino de] Dios" (Salmo 75:6-7).

¿Entiendes que aunque tu oficio actual pueda ser dificilísimo, el Señor te ha colocado allí para un propósito?

Él te ha puesto en ese lugar para que puedas aprender a tratar con el enemigo, crecer en gracia y madurez y ser entrenado para cosas mejores. ¡Piénsatelo!

¿Piensas que tienes una labor difícil? David trabajó para un rey violento, atormentado por un espíritu malo que le arrojó lanzas (lee 1 Samuel 18:10)... La tarea de David consistía en traer paz, orden y productividad en esa situación peligrosa. Observa dos cosas importantes:

(1) David no intentó orar para que desapareciera su problema. Si hubiera orado para que el espíritu malo de Saúl se alejara de él, habría eliminado la oportunidad de servir a Dios en aquel entorno y en los siguientes. David sabía que el Señor tenía para él algo bueno en el "tintero", y por eso siguió alegre, atento a la voz de Dios y averiguó lo que hacía falta en cada momento a fin de que el Señor apareciera. Dios es un "profesional" en cómo resolver problemas, y cuando los ve, envía a su delegado "profesional". El Señor puede equiparte para la solución en cualquier problema, con el propósito de que Él pueda ser manifestado en medio de la confusión;

(2) Cuando David fue llamado, no acudió con las manos vacías; llegó con regalos. Él trajo "...un asno cargado de pan…" (1 Samuel 16:20). ¡También se llevó su arpa y la habilidad para tocarla (lee 1 Samuel 16:14-18)! No preguntó: "¿Qué provecho sacaré de esto?". Tenemos que deshacernos de nuestro espíritu de "dame" y sustituirlo por un corazón que está dispuesto a servir. Esto implica mantener una postura correcta que diga: `Puede ser que sea un tiempo difícil, pero sólo es temporal. Por lo tanto, comprobaré mi actitud regularmente y estaré agradecido

por lo que tengo, para que se me pueda confiar lo que estoy a punto de recibir. Mientras estoy aquí, voy a hacer feliz al Señor. Él me escogió para esta tarea, y demostraré a aquéllos con los que trabajo que tengo algo que ellos necesitan'.

David sabía que Dios le había llamado antes de que fuera a trabajar para el rey Saúl. ¡Esto es muy importante! Aparte de lo que haces, debes saber quien eres; de lo contrario terminarás trabajando con más empeño para ser apreciado que por tus quehaceres. Esto no sólo envía la señal equivocada a tus compañeros de trabajo y a tus supervisores, también te priva de tu verdadera identidad en Cristo, además de la base sólida de seguridad, apacibilidad y alegría que tu tarea provee. Más bien, tu autoestima fluctuará como la popularidad de un político en un año electoral, subiendo un día y bajando el siguiente... En lo que se refiere a tu estado de ánimo y desilusiones inesperadas, aparte de unos pocos momentos de eulogio que puede o no ser sincero, terminarás por estar metido en una "montaña rusa", ya que cuando otros se enteren de que te desenvuelves a través del reconocimiento, tendrán la "llave" para manipularte con el fin de llevar a cabo sus propios objetivos.

Estar sediento de reconocimiento da poder a otros sobre ti para limitarte e influenciarte.

¡Esto es peligroso! Es difícil oír la voz del Señor (que a menudo nos guía en contra de la "marea" de la opinión popular) cuando has afinado tus oídos para responder sólo a la voz del jefe o a los comentarios del cliente.

Escucha: "...hacedlo todo para la Gloria de Dios" (1 Corintios 10:31b). Ya sea barriendo o planificando un presupuesto, ¡hazlo todo como para el Señor! Cuando experimentas su gozo en lo que estás haciendo, incluso si es algo que no te gusta hacer particularmente pero sabes que estás donde debes estar por ahora, no necesitas la afirmación de nadie más.

A Dios le importa tu trabajo

Por: Sue BohlinHAY QUE SIMPLIFICAR

NOTAS DE CONOCIMIENTOS. ESTAN REPETIDAS PERO EJEMPLIFICADAS.

La visión secular del trabajo

Muchos cristianos tienen una visión decididamente antibíblica del trabajo. Hay quienes lo consideran una maldición, o al menos parte de la maldición de vivir en un mundo caído. Otros hacen una falsa distinción entre lo que perciben como lo sagrado -servir a Dios- y lo secular -todo lo demás. Y otros lo convierten en un ídolo, esperando que les brinde su identidad y propósito en la vida, además de ser una fuente del gozo y la satisfacción que solo Dios puede brindar.

En su excelente libro, Your Work Matters to God (A Dios le importa tu trabajo),{1} Doug Sherman y William Hendricks exponen las formas incorrectas de pensar acerca del trabajo, y explican cómo Dios asigna al trabajo un valor y una dignidad intrínsecos. Rick Warren se hace eco de esta idea en su éxito editorial. Una vida con propósito, donde escribe: "El trabajo se convierte en adoración cuando uno se lo dedica a Dios y lo realiza consciente de su presencia".{2}

Primero, analicemos algunas formas incorrectas de ver el trabajo: la visión secular, algunas jerarquías inadecuadas que afectan la forma en que vemos el trabajo, y el trabajo como una mera plataforma para hacer evangelismo.

Quienes sostienen una visión secular del trabajo creen que la vida está dividida en dos partes disociadas. Dios está en una dimensión espiritual, y el trabajo en la otra dimensión verdadera, y estas dos partes no tienen nada que ver entre sí. Dios se mantiene en su rincón del universo, mientras yo voy a trabajar y vivo mi vida; y estos mundos diferentes nunca interactúan.

Un problema con esta visión secular es que nos prepara para la desilusión. Si usted deja a Dios fuera del cuadro, tendrá que obtener su sentido de importancia, satisfacción y recompensa de alguna otra parte: el trabajo. El trabajo es la respuesta a la pregunta: "¿Quién soy yo, y por qué soy importante?". Este es un fundamento muy inestable, porque ¿qué ocurre si usted pierde su trabajo? De pronto, es un "don nadie", y no es importante porque no tiene un empleo.

La visión secular del trabajo tiende a convertir a la carrera en un ídolo. La carrera se convierte en la máxima prioridad en su vida. Su relación con Dios "ocupa el

asiento trasero", la familia también, y aun su relación con otras personas. Todo pasa por el filtro de la pregunta: "¿Qué impacto tendrá esto en mi carrera?".

La visión secular del trabajo deja a Dios fuera del sistema. Esto es especialmente inaceptable para los cristianos, porque Dios nos llama a convertirlo en el centro de nuestra vida.{3} El quiere que tengamos una cosmovisión bíblica que lo incorpore a Él a cada aspecto de nuestra vida, incluyendo el trabajo. Él quiere ser invitado a nuestro trabajo; quiere ser el Señor de nuestro trabajo.{4}

Jerarquías inadecuadas: alma/cuerpo, temporal/eterno

En este artículo, estamos analizando algunas formas incorrectas de ver el trabajo. Una viene de creer que el alma es más importante que el cuerpo. Podemos creer -incorrectamente- que a Dios solo le importa nuestra alma, y nuestro cuerpo no importa en realidad. Podemos pensar que el cuerpo no es importante, que es solo temporal, que desaparecerá y morirá. Pero si esa visión fuera verdadera, entonces ¿por qué hizo Dios el universo físico? ¿Por qué puso a Adán y Eva en el huerto para cultivarlo y cuidarlo? No les encargó: "Vayan y hagan discípulos en todas las naciones que aún no existen, pero que existirán tan pronto ustedes comiencen a hacer bebés". No, Él dijo: "Aquí está el jardín; ahora cultívenlo". Les dio una tarea que no tenía nada que ver con el evangelismo o el trabajo en la iglesia. Hay algo importante acerca de nuestros cuerpos, y Dios es honrado por el trabajo que honra y se ocupa del cuerpo. Después de todo, el cuerpo es su buena creación.

Otra forma incorrecta de pensar es valorar tanto lo eterno por sobre lo temporal que creemos que solo las cosas eternas importan. Hay personas que creen que si uno trabaja para cosas que no perdurarán hasta la eternidad -trabajos como hacer techos, planificar fiestas y publicidad-, uno está perdiendo el tiempo. Este pensamiento erróneo tiene que ser contrarrestado por la verdad de que Dios creó dos lados de la realidad: el temporal y el eterno. El universo natural que hizo Dios es muy real, tan real como el universo sobrenatural. Preguntar cuál es real e importante es como preguntar cuáles son reales, los nueve meses que pasamos dentro del vientre de nuestra madre o la vida después de nacer. Ambos son reales; ambos necesarios. Tenemos que pasar por uno para ingresar al otro.

Aquellas cosas que hacemos en la tierra SÍ tienen valor, dada la categoría para la que fueron hechas: el tiempo. Está bien que las cosas tengan simplemente un valor temporal, dado que Dios nos escogió para vivir en el tiempo antes de vivir en la eternidad. Nuestro trabajo cuenta, tanto en el tiempo como en la eternidad, porque Dios está buscando fidelidad ahora, y la única forma de demostrar fidelidad es dentro del mundo físico. Las necesidades espirituales son importantes, por supuesto, pero las necesidades físicas deben ser cubiertas primero. ¡Intente compartir el evangelio con una persona que no ha comido por tres días! Algunas necesidades son temporales, y esas necesidades deben ser cubiertas. Así que Dios equipa a las personas con capacidades para suplir las necesidades de su creación. Al cubrir las legítimas necesidades físicas y temporales de la gente, nuestro trabajo sirve a la gente, y la gente tiene valor eterno porque Dios nos ama y nos hizo a su imagen.

La dicotomía sagrado/espiritual; el trabajo como plataforma del evangelismo

Otra forma incorrecta de ver el trabajo surge de creer que las cosas espirituales y sagradas son mucho más importantes que las cosas físicas y seculares. El trabajo VERDADERO, puede pensar la gente, es servir a Dios en el servicio cristiano de tiempo completo, y luego está todo lo demás que tiene una importancia mucho menor. Esto puede inducirnos a pensar en nosotros de forma demasiado elevada o demasiado baja. Podemos pensar: "El trabajo verdadero es servir a Dios, y luego está lo que hacen los demás" (que nos prepara para la condescendencia) o "El trabajo verdadero es servir a Dios, y luego está lo que tengo que hacer" (que nos prepara para una falsa culpa y una sensación de "perderse lo importante").

Es una forma impropia de ver la vida, como dividida entre lo sagrado y lo secular. TODA la vida está relacionada con Dios y es sagrada, sea que estemos haciendo una presentación de negocios o cambiando pañales sucios, o guiando a una persona a Cristo. Es desacertado pensar que hay cosas sagradas que hacemos y hay cosas seculares que hacemos. Todo depende de lo que ocurre en nuestro corazón. Uno puede participar en lo que parece ser una actividad santa, como la

oración o el estudio bíblico, con un espíritu tenebroso, egoísta y no perdonador. ¿Recuerda los fariseos? Y, por otra parte, uno puede trabajar en una atmósfera muy secular donde la conversación está salpicada de palabrotas, el trabajo es desaliñado, la política agobiante y, sin embargo, como Daniel y José en el Antiguo Testamento, puede lograr que su propia conversación sea pura y su comportamiento, irreprochable. Dios no quiere que hagamos cosas santas; Él quiere que seamos personas santas.

Una última forma incorrecta de ver el trabajo es considerarlo como una plataforma para hacer evangelismo. Si cada interacción no lleva a una oportunidad para compartir el evangelio, uno ha fracasado. El evangelismo debe ser una prioridad, es cierto, pero no nuestra única prioridad. En Efesios 1, Pablo dice tres veces que Dios nos hizo, no para el evangelismo, sino para vivir para la alabanza de su gloria.{5} En vez de concentrarnos solo en el evangelismo, tenemos que concentrarnos en vivir una vida que honre a Dios y ame a las personas. Esto es mucho más atractivo que todas las estrategias evangelísticas del mundo. Además, si el trabajo es solo una plataforma para el evangelismo, devalúa al trabajo mismo, y esta visión del trabajo es demasiado estrecha y poco satisfactoria.

A continuación, analizaremos cómo Dios quiere que veamos el trabajo. ¡Es probable que se sorprenda bastante!

Cómo Dios quiere que veamos el trabajo

Hasta ahora, hemos tratado formas incorrectas de ver el trabajo, pero ¿cómo quiere Dios que lo veamos? Este es un pensamiento sorprendente: en realidad, ¡trabajamos para Dios mismo! Considere Efesios 5:6-8, que Pablo escribe para esclavos, pero que podemos aplicar a los empleados: "Esclavos, obedezcan a sus amos terrenales con respeto y temor, y con integridad de corazón, como a Cristo. No lo hagan sólo cuando los estén mirando, como los que quieren ganarse el favor humano, sino como esclavos de Cristo, haciendo de todo corazón la voluntad de Dios. Sirvan de buena gana, como quien sirve al Señor y no a los hombres, sabiendo que el Señor recompensará a cada uno por el bien que haya hecho, sea esclavo o sea libre".

Es útil imaginar que, detrás de cada empleador, está parado el Señor Jesús. Él ve todo lo que hacemos, lo aprecia y nos recompensará, independientemente del tipo de trabajo que hacemos. Aprendí esta lección un día, mientras limpiaba una bañera roñosa de una familia que jamás lo notaría y, si lo notara, nunca lo reconocería ni me agradecería. Me estaba enojando más con cada minuto que pasaba, sintiendo lástima por mí, cuando el Señor interrumpió mis pensamientos. Me dijo, calladamente: "Yo te estoy viendo. Y aprecio lo que estás haciendo". ¡Vaya! En un instante, eso cambió todo completamente. De pronto pude hacer un trabajo servil -y, más adelante, trabajos más importantes- como una tarea de amor y adoración a Jesús. Sé que Él ve y aprecia lo que hago. Mi visión del trabajo cambió para siempre.

Dios también quiere que consideremos el trabajo como su don para nosotros. No es el resultado de la Caída. Dios dio a Adán y Eva la tarea de cultivar el huerto y ejercer dominio sobre el mundo antes que entrara el pecado al mundo. Fuimos creados para el trabajo y para trabajar. ¡El trabajo es el buen regalo de Dios para nosotros!

Escuche lo que escribió Salomón:

"Esto es lo que he comprobado: que en esta vida lo mejor es comer y beber, y disfrutar del fruto de nuestros afanes. Es lo que Dios nos ha concedido; es lo que nos ha tocado. Además, a quien Dios le concede abundancia y riquezas, también le concede comer de ellas, y tomar su parte y disfrutar de sus afanes, pues esto es don de Dios".{6}

Ser felices en nuestro trabajo no depende del trabajo, depende de nuestra actitud. ¡Aprovechar al máximo nuestro trabajo y estar contentos con nuestro trabajo es un don que Dios quiere darnos!

Por qué el trabajo es bueno

En este artículo estamos hablando sobre cómo pensar sobre el trabajo correctamente. Sin embargo, hace falta hacer una pregunta: ¿Todos los trabajos son igualmente válidos? Bueno, no. El trabajo legítimo es aquel que contribuye a lo que Dios quiere que se haga en el mundo y no contribuye a lo que Él no quiere que se haga. Por tanto, el trabajo no legítimo incluiría trabajos que son ilegales, como la prostitución, el narcotráfico y el de los ladrones profesionales. Luego hay trabajos que son legales, pero discutibles en cuanto a su ética y moral, como trabajar en clínicas para abortos, la pornografía y la industria del juego. Estos trabajos son legales, pero uno tiene que preguntarse: ¿De qué forma contribuyen con Dios para beneficio de su creación?

El trabajo es el don de Dios para nosotros. Es su provisión de varias formas. En Your Work Matters to God, los autores sugieren cinco razones importantes por las que el trabajo es valioso:

A través del trabajo servimos a las personas. La mayor parte del trabajo forma parte de una enorme red de trabajos, industrias, bienes y servicios interconectados que funcionan en conjunto para suplir las necesidades físicas de las personas. Hay otros trabajos que cubren las necesidades estéticas y espirituales de las personas también.

A través del trabajo cubrimos nuestras propias necesidades. El trabajo -pago o impago- nos permite ejercer los dones y capacidades que Dios da a cada persona. Dios espera que los adultos se mantengan a sí mismos y no que vivan de otros. La Biblia dice: "El que no quiera trabajar, que tampoco coma".{7}

A través del trabajo, cubrimos las necesidades de nuestra familia. Dios espera que los jefes de familia sustenten a su familia. Él dice: "Si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe, y es peor que un incrédulo". {8}

A través del trabajo, ganamos dinero para dar a otros. Tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, Dios nos dice que seamos generosos en suplir las necesidades de los pobres y de los que nos ministran espiritualmente. {9}

A través del trabajo amamos a Dios. Una de los idiomas de Dios es la obediencia. Cuando trabajamos, estamos obedeciendo sus dos grandes mandamientos, de amarlo a Él y amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos.{10} Amamos a Dios al obedecerlo de corazón. Amamos a nuestro prójimo cuando servimos a otras personas a través de nuestro trabajo.

Llevamos gloria a Dios trabajando diligentemente, demostrando cómo es Él, y sirviendo a otros al cooperar con Dios para suplir sus necesidades. Al servir a otro, servimos a Dios. Y es por eso que nuestro trabajo le importa a Dios.