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6 Ética de la relación institucional entre psicólogo y organizaciones A. LA PRÁCTICA PSICOLÓGICA ORGANIZACIONAL' La división 14 de la American Psychological Association (Psicología organizacional e industrial) es una de las que está creciendo con mayor velo- cidad.· Tal como define la Ocupational Therapy Association' los psicólogos ocupacionales "(... )están comprometidos en incrementar la habilidad del ser humano a fun- cionar plenamente en su medio ambiente. Para este fin el psicólogo ocupacional brinda sus servicios en todas las etapas de la salud o de la enfermedad al cliente, a las instituciones, a otros profesionales, a otros colegas, estudiantes y al público en general" Habiendo empezado los psicólogos institucionales como investigadores del comportamiento de los pequeños grupos de soldados en el campo de bata- na; -en los que detectaron que una buena integración grupal reforzaba la efi- cacia del combate- pasaron luego a investigar en las empresas. En estas, pronto encontraron que las buenas relaciones humanas aumentaban la pro- ductividad. Progresivamente, tanto el National Training Laboratory de Was- 1. Agradecemos a la Prof.Lilian Daset, Decana de la Facultad de Psicología y Educación de la Univ.Católica del Uruguay, por haber leído el manuscrito de este capítulo y habernos hecho interesantísimas sugerencias, que creemos haber incorporado al contenido del texto. 2. AOTA (Occupational Therapy Association) Principies of Occupational Therapy Ethics, 1980. 7''1 1

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6 Ética de la relación institucional entre psicólogo y organizaciones

A. LA PRÁCTICA PSICOLÓGICA ORGANIZACIONAL'

La división 14 de la American Psychological Association (Psicología organizacional e industrial) es una de las que está creciendo con mayor velo­cidad.· Tal como define la Ocupational Therapy Association' los psicólogos ocupacionales

"( ... )están comprometidos en incrementar la habilidad del ser humano a fun­cionar plenamente en su medio ambiente. Para este fin el psicólogo ocupacional brinda sus servicios en todas las etapas de la salud o de la enfermedad al cliente, a las instituciones, a otros profesionales, a otros colegas, estudiantes y al público en general"

Habiendo empezado los psicólogos institucionales como investigadores del comportamiento de los pequeños grupos de soldados en el campo de bata­na; -en los que detectaron que una buena integración grupal reforzaba la efi­cacia del combate- pasaron luego a investigar en las empresas. En estas, pronto encontraron que las buenas relaciones humanas aumentaban la pro­ductividad. Progresivamente, tanto el National Training Laboratory de Was-

1. Agradecemos a la Prof.Lilian Daset, Decana de la Facultad de Psicología y Educación de la Univ.Católica del Uruguay, por haber leído el manuscrito de este capítulo y habernos hecho interesantísimas sugerencias, que creemos haber incorporado al contenido del texto.

2. AOTA (Occupational Therapy Association) Principies of Occupational Therapy Ethics, 1980.

7''1

1

266 ÉTICA DE LA RELACIÓN INSTITUCIONAL ENTRE PSICÓLOGO Y ORGANIZACIONES

hington DC, el Tavistock Institute de Londres, como la Asociation pour la Recherche et l'intervention Psychosociologique de Paris fueron creando escuela. Desde mediados de este siglo promovieron entre gerentes y ejecuti­vos, la idea de que en la medida que se democratizaran las empresas o institu­ciones, se iba a producir más y llevar a cabo mejor las respectivas finalidadees de las organizaciones.

Al principio, siguiendo el modelo clínico individual, se intentó aplicar "terapias" a las organizaciones con el fin de "sanarlas" de sus "patologías". Entonces, se concebía al psicólogo organizacional como un "terapeuta" de las instituciones. Pronto se vio, sin embargo, que su intervención era significati­vamente diferente a la del psicólogo clínico de la relación individual. Desde la experiencia actual se podría hacer la siguiente caracterización de una u otra relación:

Psicología en las organizaciones Psicología Individual

la decisión de recurrir al psicólogo; generalmente, pro-- la decisión de recurrir al psicólogo, generalmente viene de la administración o autoridad institucional viene Jel individuo que consulta

generalmente hay resistencia de los individuos generalmente hay mucho interés de los a participar en cualquier diseño individuos, en participar

generalmente no hay un acuerdo .. libre" entre el generalmente se entabla la relación a través psicólogo y cada uno de los individuos. Estos están de un acuerdo mutuo en base a1 consentimiento presionados por la autoridad. válido que garantiza una confianza mutua

generalmente el psicólogo está en función del generalmente el psicólogo está en sistema organizacional o al servicio de sus autoridades función del individuo

generalmente las metas institucionales son: generalmente las metas en la relación disminuir los contlictos mutuos, mejorar la comuni~ individual tienen que ver con: cación institucional, mejorar los canales y vías de mejorar la autoestima, aumentar el sentimiento decisión, disminuir la competitividad interna que grava de gratificación personal y bienestar psico-la productividad afectivo, mejorar las relaciones interpersonales

generalmente hay miedo o recelo de compartir sea psicoterapia individual, o sea grupal, emociones y sentimientos, dado que se sabe que el que consulta tiene interés en compartir el psicólogo puede estar en alianza con la autorWad, sus emociones y sentimientos o porque-se comparte las vivencias delante de compañeros can el psicoterapeuta de trabajo a los cuales no se desea mostrar la intimidad.

Los ámbitos institucionales en los que actuar el psicólogo organizacional son: 1. educativos, 2.empresariales (en la ciudad y en el agro); 3.sanitarios; 4.religiosos; 5.políticos; 6.seguridad pública (polícía, ejército, prisiones, agencias de inteligencia); 7.publicitarios; 8.promoción humana (cooperativas, .instituciones no gubernamentales, etc); 9.deportivos y 10.gremiales;

Puede decirse que la intervención del psicólogo organizacional está enfo­cada a la búsqueda del cambio de los grupos humanos a través de lo grupal o de lo personal. Por medio de una vía o de la otra, o de las dos simultáneamen-

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ÉTICA PARA PSICÓLOGOS 267

te, busca clarificar asuntos concernientes a la dinámica 'grupal como tal, a la interpersonal, o a los problemas individuales que afectan al sistema Por lo tanto el psicólogo organi~acional trata que mejoren su desempeño interior y exterior, tanto los grupos como los individuos.

Un& institución puede sufrir las consecuencias de que sus miembros sien­tan apatía, desinterés, abandono de sus responsabilidades, falta de coopera­ción y buena comunicación entre las diversas unidades de trabajo o departamentos; así también, una competitividad desgastante y contraprodu­cente. Toda esta dinámica puede deberse al mal lugar de trabajo o a las malas relaciones humanas y, por consiguiente, puede generar conflicto, ansiedad y disminución de 1a autoestima en las personas, departamentos o estamentos de decisión. También es considerado tarea del psicólogo organizacional la selec­ción y reclutamiento de trabajadores, la asignación de éstos a los lugares de trabajo, la evaluación de rendimiento o desempeño en sus trabajos, su entre­namiento y capacitación, y el incremento de su motivación laboral.

Puede resumirse la intervención de un psicólogo en una industria, empresa o institución privada o gubernamental en tres formas fundamentales':

l. Diagnosticar las dificultades o carencias en las organizaciones; tanto en el sistema global como en sus diversos componentes. En ese sentí-. do, ya sea como agentes externos, o internos, pueden ayudar a los miembros de la institución a hacer un autoanálisis del funcionamiento sistémico.

2 Planificar posibles cambios organizacionales que favorezcan el bie­nestar de los individuos y el funcionamiento global satisfactorio del sistema.

3. Aplicar técnicas de "ingeniería" psicológica que permitan que la ins­titución o empresa modifique la forma como lleva a cabo sus finalida­des favoreciendo así que el sistema organizacional y sus integrantes, incrementen su bienestar global y personal.

1. Problemas éticos comunes y generales

Sería altamente deseable que, cuando un psicólogo organizacional empe­zara a ejercer como tal, fuese consciente de los innumerables problemas éti­cos que se suscitan en su tan particular forma de práctica. Trataremos de sistematizar a continuación, las principales dificultades al respecto:

3. LAKlN, M., Ethica/ issues in Organizacional Therapy. En LAKlN, M Ethical issues in the Psychotherapies. Oxf.Univ.Press. New York 1988 p.106-121. Hemos retomado mucho de este autor para redactar este capítulo.

N o o

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1. En primer lugar, su deber ético básico es responder verazmente a esta pregunta: ¿he sido preparado para ese tipo de tarea? o ¿empiezo a desempeñar esta función por motivos circunstanciales o económicos? Y al conjunto de psicólogos del país o región de que se trate, cabe que le preguntemos también: ¿han establecido algún tipo de control. de parte de la Profesión, para que no intromisión por parte los psicólogos clínicos en un campo que tiene otras condicionante~ y en el que el rol del profesional organizacional es completamente diverso al de la práctica individual? Evidentemente, por tener el título univer-· sitario de psicólogo, no por eso se está preparado para en organizaciones; y uri psicólogo clínico no sólo podría cometer serios errores de mala praxis sino que también podría desprestigiar al con­junto de la profesión. La formación psicológica organizacional impli­ca estar permanentemente al día en los conocimientos. Pero no sólo es importante estar preparado en general; es una responsabilidad ética del psicólogo organizacional ser veraz consigo mismo y con las personas que lo consultan con respecto a su capacitación específica para una determinada necesidad concreta. Si no está capacitado para llevarla a cabo debe advertírselo al cliente y derivarlo a la persona idónea.

2. ¿Qué intereses va a servir y a perjudicar con su trabaj?? ¿el d~ los aerentes y directores o el de los trabajadores o func10nanos? ¿el mte­;és de la globalidad del sistema o el de una parte de él? En cualquier caso, la clásica relación dual: persona-psicólogo, pasa a ser triádica: sujeto- psicólogo-institución. Como empleado, el psicólog? ti~ne claras obligaciones para con el patrón (sea éste empresar10, director, jefe, político, o militar) pero, simultáneamente, también las tiene con las personas a las que sirve profesionalmente. Su capacitación c?m.o especialista de la salud psíquica puede llevarle a tener que :es1st1r ciertas dinámicas de relación entabladas en medios institucionales. Sin embargo, las instituciones muchas veces no quieren cambiar sus pautas de conducta. ¿Debe el psicólogo ser cómplice de esta forma de degradación de las personas? ¿Cual es el límite de tolerancia de las conductas manipulativas o inhumanas?. Como dice BOURNE' las empresas están preocupadas por mantener su estabilidad, y dispuestas a utilizar a los psicólogos y psiquiatras para fomentar entre sus miem­bros un máximo de conformidad con las normas por ellas estableci­das. ¿Cómo encontrar el límite adecuado? ¿cómo no ser cómplice de la violación de los Derechos humanos? En determinadas circunstan-

4. BOURNE, P., Problemas éticos de los terapeutas en el gobierno y la industria, En

ROSEMBAUM, M Etica y Valores en psicoterapia. Méjico: FCE, 1985, 411.

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ETICA PARA PSICÓLOGOS 269

cías el psicólogo no tendrá más remedio que enfrentarse a la institu­ción que tenga dinámicas claramente reñidas con la ética al ser des­tructivas de las personas. De ahí que sea tan esencial, para que su práctica profesional esté acorde con los patrones éticos n:únimos, que exista un contrato lo más específico posible con respecto a sus deberes derechos. Las reglas de juego ético han de quedar especificadas desde el primer momento. Lo adecuado sería que los psicólogos organizacionales -como cuerpo de profesionales- tuvieran criterios claramente establecidos sobre cuales serían las políticas institucionales que no deberían ser acepta­das por ningún psicólogo, cuando ejerza su función organizacional'.

3. La decisión de aceptar determinadas intervenciones sobre las que ya se sabe, de antemano, que son inútiles o contraproducentes es otro asunto a destacar como "mala práctica". Un ejemplo de esto podría ser el problema de una institución en la que existe una férrea oposi­ción de los trabajadores a que la dirección despida a determinado número de empleados negándose, al mismo tiempo, a rever su deci­sión. Es completamente inútil en este caso, que el psicólogo busque intervenir tratando de que unos y otros expresen sus sentimientos con respecto a esa medida supuestamente irreversible. No sería lícito, por lo tanto, que un profesional aceptara ser contratado para esa labor que ya sabe, a priori, que será inútil. Por otro lado, el psicólogo no puede converti~C< en atemperador político entre el sindicato y la patronal, ni en báÍsamo refrigerador de diferencias insuperables desde el punto de vista ideológico o laboral. Sería diferente la circunstancia, si ambas partes quisieran negociar para cambiar la decisión y necesitaran un experto que les facilitara canales de comunicación y de escucha mutua. Esa podría ser una estupenda intervención del psicólogo, pero, en ese caso, tendría que dejar muy claro, por anticipado, cuál sería su papel; y lo que ellos podrían esperar de él. Otro ejemplo de una intervención presumiblemente inútil podría darse cuando la dirección de una institución, tuviera enormes expec­tativas de que el trabajo en grupos, hecho por un psicólogo especialista

5. En ése sentido es de fundamental importancia gue exista las asociaciones de profesionales gue nuclean a los gue trabajan en el campo organizacional. Estas asociaciones serían las que tendrían gue formular cuales son los criterios mínimos desde el punto de vista técnico y ético para aceptar el contrato de un psicólogo-a por pane de una organización. También tendrían gue formular el código de ética que sea imperativo para todos sus integrantes. En ese sentido es claro en EEUU el código de Etica de la AOTA y de otras asociaciones profesionales por el estilo. A estas asociaciones les compete también velar por el avance del conocimiento dentro de su campo de actividad y establecer los mínimos de conocimientos requeridos como para evaluar que un psicólogo es idóneo para trabajar en las organizaciones.

270 ÉTICA DE LA RELACIÓN INSTITUCIONAL ENTRE PSICÓLOGO Y ORGANIZACIONES

en esa dinámica de encuentro, mejorara notoriamente las relaciones humanas de la organización (una escuela, por ejemplo). Consultado en ese sentido, el psicólogo podría tener determinado número de entrevis­tas personales y darse cuenta de un conjunto de problemas muy graves de unos grupos contra otros, que, de aflorar en las sesiones grupales, podrían llevar, incluso, al "caos" institucionaL En esas c911dicígnes, el psicólogo debería sopesar muy cuidadosamente, si suintervención no podría ser mucho más dañina, que la propia evolución de la organiza­ción. La continuación de la vida organizacional podría ser insufrible para quienes, habiendo visto aflorar fuertes agresividades en los "encuentros" grupales, luego no encuentran en el psicólogo a la perso- · na capaz de ayudarlos a desenvolverse en tal conflictividad.

4. También es un problema ético frecuente de la práctica psicológica en organizaciones, lo que se refiere al condicionamiento económico del profesional. Esta realidad puede adquirir diversas formas: a. Los intereses pecuniarios del psicólogo pueden llevarlo a que

enfoque su forma de atención de las personas en el seno de las organizaciones, según como le paguen por sus servicios y según el monto de la recompensa•.

b. Puede suceder que el psicólogo intente crear dependencia en la organización para que lo consulten una y otra vez, tratando de ase­gurar, así, el contrato económico. Corno es obvio hay ciertas tareas organizacionales que las puede desempeñar el psicólogo pero tam­bién cualquier otra persona de la institución que tenga la debida instrucción. No informar de esa posibilidad implica impedir que el cliente se haga autónomo del psicólogo y genera dependencia en aquél con respecto a éste.

d. Otra manera de manipulación del otro y de infringir el principio ético de Beneficencia es el de prolongar innecesariamente su inter­

. vención para sacar un mayor provecho pecuniario.

Esto puede suceder sobre todo, si se trata de un psicólogo clínico individual que trabaja en el gabinete o departamento psicológico de una institución o empresa. El hecho de que una agencia o institución sea Ja que cubra los gastos de los servicios psicológicos, puede llevar a que un psicólogo brinde tratamiento profesional a un sujeto pero sin que éste tenga una real necesidad, ya que el psicólogo puede estar cobrando según el número de pacientes que atiende. Podría suceder Jo contrario si el psicólogo es pagado de forma que el sueldo no depende del número de pacientes que trate sino de Ja forma que la institución valore su trabajo, En este caso el interés del psicólqgo-a será conservar su trabajo, aumentar el suelde> o evitar problemas, por tanto, ante cualquier po·sible conflicto, tomará partido por la institución y no por el sujeto. La implicación afectiva del psicólogo con el paciente -ingrediente de fundamental importancia para el éxito terapéutico- varía signifi­cativamente según las condiciones de recompensa económica.

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ÉTICA PARA PSICÓLOGOS 271

. e. La aceptación de "soborno", es decir, la acción de dejarse corrom­per con dádivas en su propio beneficio y en perjuicio de otros, sería otra groser;i forma de comportamiento por condicionamiento económico. En la práctica cotidiana, se utilizan eufemismos como "comisiones", "regalos", "recompensas", "gratificaciones", etc. Todos estos procedimientos son legítimos en sí mismos, según el contexto en que se hagan y el objetivo que pretendan pero, con facilidad, pueden convertirse en motivo de corrupción.

f. En otro orden de dilemas éticos ¿cómo resistir la tentación de dejarse utilizar por el empresario en contra de los intereses de los miembros de la organización que irán a consultarle si sabe que corre el riesgo de ser despedido? ¿Cómo prever este tipo de situa­ciones para nunca llegar a tal extremo?

Es éticamente imperativo que, cada vez ql:le un psicólogo organizacio­nal tenga una intervención específica y puntual en una organización, los afectados en dicha intervención estén debidamente informados y -buscando el profesional las condiciones para que siempre se respete esto- que puedan dar su consentimiento libre e informado. Es decir que el psicólogo organizacional debe poner al tanto a los involucrados sobre los objetivos y los procedimientos que se irán dando con su intervención así como las probables consecuencias de ello. Con cierta frecuencia, las presiones de la autoridad organizacional para que los miembros inferiores entren en la intervención que vaya a efec­tuar el psicólogo puede ser muy grande; y nula la libertad de los impli­cados. A veces, por ser miembros que están en el nivel inferior del esc!Íhfón institucional tienen mucho para perder si se niegan a partici­par ya que las autoridades podrían tomar diferentes medidas de represa­lia frente a la negativa. El psicólogo organizacíonal deberá estar muy atento a todos estos condicionamientos a la libertad de los individuos y deberá buscar siempre la manera de evitarlo, poniendo todo de su parte .

6. Selección de Objetivos y técnicas de intervención. Esto significa que el psicólogo organizacional debe tener muy claro la justificación ética de los objetivos y la meta de la intervención que la organización quiere que se instrumente. ¿Son esos objetivos los que el profesional entiende -desde su leal saber y entender- como los aceptables o éti­camente correctos para poner en práctica en la organización, o se le está exigiendo lograr objetivos éticamente injustificables? En el mismo sentido, la selección de técnicas de intervención que no tengan en cuenta las particulares circunstancias de cada institución pueden ser altamente riesgosas si el psicólogo no mide las consecuen- ' cias de su aplicación. De ahí que algunas técnicas que, en ciertos con-

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textos serían. - teóricamente- muy buenas, podrían traer consigo, en otros ámbitos, serios problemas de relaciones institucionales7• Un psi­cólogo no debería usar técnicas que, siendo .buenas para situaciones de participación voluntaria y espontánea, podrían tener consecuencias adversas en contextos Jérafquizados. Por ello, no solo debe conocer­las, en general, sino estar capacitado para saberlas adaptar a las cir~ cunstancias multiformes de la realidad concreta de cada organización. En ese sentido, el uso indiscriminado del trabajo grupal puede desen-

. cadenar efectos indeseables, peores de los que se quieren evitar con la intervención. Dice LAKIN al respecto: "Continuar prescribiendo inte­racción grupal corno medida a tomar en todas las situaciones, es inmoral, porque puede exacerbar problemas existentes y producir otros, más que aliviar o resolver los existentes"•. Hay circunstancias en que la intervención del psicólogo está dirigida a la totalidad de la organización. En otros casos, sólo pretende actuar profesionalmente en un sector o departamento. Cuando se trata de este último caso, ¿está seguro el psicólogo que su intervención espe­cífica en un sector de la organización sólo va ª-afectar ese sector? ¿no repercutirá también en la totalidad del sistema? Podría darse el caso que, queriendo actuar en un solo departamento de la organización, se provocara un antagonismo con otros sectores de la misma. Esta últi­ma reacción, a su vez, podría causar un conflicto global del sistema. Si su intervención profesional dirigida a un sector tiene la potenciali­dad de generar reacción en otros, es necesario que el psicólogo advierta a los responsables de la organización de esta eventualidad. Por último, el psicólogo organizacional debe tener claro, también, las consecuencias de su intervención en el corto y largo plazo. Debe hacer una evaluación~hladosa de las secuelas aversivas posibles con respecto a la pérdida de status o disminución de la autoestima de los miembros del sistema. Y debe sopesar esto, con lo que sucedería de no instaurarse ninguna estrategia de tratamiento futuro para esa misma organización o departamento.

7. Un problema ético muy fundamental para el psicólogo organizacio­nal, es todo lo que tiene que ver con el respeto a la intimidad y confi­

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7. Así por ejemplo, aquella técnica que solicita a los miembros de un grupo que se coloquen mutuamente en una "hilera de poder" ubicando en un extremo a los que tienen máxima autoridad y en el contrario, a los más "débiles", podría ser muy contraproducente si entre los colocados con mínimo poder, figurara un gerente general de la empresa o un director de Instituto Secundario.

8. Ethical ... o.c., 116.

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ÉTICA PARA PSICÓLOGOS 273

secreto profesional en el ámbito organizacional constituye un doble imperativo a respetar: es deber ético la confidencialidad al interior de la organización y hacia exterior de ella.

a. Confidencialidad al interior. ¿Cómo mantener una reserva absolu­ta de los datos que salen a luz en toda relación o entrevista psico­lógica sin que el gerente de la empresa, el General del Ejército, el director del instituto de enseñanza o simples empleados, tengan acceso a los ficheros del psicólogo? Si ejerce como psicólogo clí­nico en la organización, la ruptura de confidencialidad con respec­to a un determinado trabajador se puede dar de diversas maneras•: l.el mero hecho de informar que el trabajador X está asistiendo al gabinete terapéutico; 2.que los que tienen acceso a las historias clínicas filtren datos que están contenidas en ellas; 3.que el psicó­logo comparta intencionalmente determinada información para que sea usada en las decisiones de la administración en relación con el individuo; 4. cuando, habiendo ya egresado el trabajador de la empresa, otra empresa o consultoría de selección de personal solicita a la empresa en la que antes estaba el trabajador, sus ante­cedentes de salud mental o comportamiento psicoemocional.

Si ejerce -propiamente- como psicólogo organizacional y es

"consultor en temas de organización y personal podría aprovechar sus contactos con la gente para realizar evaluaciones y dar informes confi­denciales a los gerentes con responsabilidades de conducción: tal prácti­ca, de acuerdo con lo que venimos diciendo, se realiza a espaldas de los interesados y, por ende, contraviene la ética"'º

En ese sentido la American Association for Counseling and Deve­lopment (1981) en su Código de Etica establece:

"Los datos registrados a partir de la relación psicológica, incluyendo notas, datos de tests, correspondencia, registros magnetofónicos, y otros documentos, deben ser considerados información profesional para uso en la relación psicológica y no deben considerarse parte de los ficheros de la institución o agencia para la cual el psicólogo trabaja, a menos que se establezca específicamente otra cosa por ley. La revelación a otros del material psicológico debe suceder solamente bajo el expreso consenti­miento del cliente" (Sección B.n-5). "El miembro de la Asociación debe informar al cliente de los propósitos, metas, técnicas reglas de procedi­miento y limitaciones que puedan afectar a la relación en el momento o antes de que la relación psicológica se inicie"(id.n. 7)

9. BOURNE,P. op.citp.420 10. SCHLEMENSON, A. La perspectiva ética en el análisis orgarlizacional (un compromiso

reflexivo con la acción).Buenos Aires: Paidós, 1990, 11 O.

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274 ÉTICA DE LA RELACIÓN INSTITUCIONAL ENTRE PSICÓLOGO Y ORGANIZACIONES

Una forma indirecta de lograr que el psicólogo de instituciones rompa la confidencialidad es hacerlo consultor para decisiones importantes que se vayan a tomar con respecto a los trabajadores. El hecho de que la dirección de la empresa antes de confiarle a un empleado nuevas responsabilidades o ascenderlo de puesto, le pida informes escritos al psicólogo, puede ser una forma de forzar­lo a que tenga en cuenta los datos confidenciales que conoce y, de esa manera, atender los intereses de la organización. En otros casos, el administrador o gerente puede llegar a pedirle que dicta­mine si un determinado trabajador está en condiciones de asumir ciertas responsabilidades. El psicólogo puede convertirse así, en una especie de sub-gerente, extralimitándose, por consiguiente, de su rol de profesional de la psicología. En la situación opuesta, ¿debe un psicólogo de empresas informar a sus autoridades cuan­do un candidato a ocupar un cargo de gran responsabilidad en la · institución, tiene problemas mentales severos? ¿qué es lo (,Orrecto hacer cuando una persona que es candidata para determinados car­gos de decisión y de poder, tiene severos problemas psicoemocio­nales que podrían poner en importante riesgo a terceros?. Difícil dilema, que no puede ser contestado fuera de contexto. Creemos que, en la relación psicólogo-organización-sujeto, la confi­dencialidad es un deber ético tan importante como lo es en la rela­ción individual profesional-persona. En caso de que el respeto por la confidencialidad de los individuos que pertenecen a una organiza­ción esté limitada por las finalidades de la institución, la relación psi­cológica debe entablarse de tal manera, que los sujetos implicados conozcan las características de la función del profesional de la psico­logía y las limitaciones que tiene éste, respecto a guardar los datos confidenciales. La persona debe saber qué tipo de informaciones, bajo qué circunstancias y con qué objetivos pueden ser requeridas sin su consentimiento. Y siempre que sea posible y no le esté explícita­mente prohibido en el contrato laboral, un psicólogo organizacional, cuando tenga que informar sobre un sujeto a terceras personas, debe­rá pedirle el consentimiento válido previo, antes de hacerlo. Si el tra­bajador ha aceptado la posibilidad de que se hagan informes sobre su persona, sin su consentimiento, el psicólogo igual debería entregarle una copia del documento que expida. Por las razones que acabamos de decir, es de decisiva importancia que el psicólogo organizacional, cuando haga el contrato laboral inicial con la empresa, formule las condiciones éticas mínimas a las que está obligado respetar cuando se trata de la confidencialidad. Por su parte, la organización colegial de psicólogos organizacionales del país de que se trate, deberá tam-

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ÉTICA PARA PSICÓLOGOS 275

bién establecer los criterios deontológicos mínimos que todas las empresas del país. deberían respetar si quieren contratar a un psicólo­go organizacional. De otra manera, el profesional, individualmente considerado, no podría resistir las presiones económicas que suelen ejercer las empresas con sus contratos laborales. Por otra parte, cuando se trata de un psicólogo clínico que trabaja en una organización, su responsabilidad consiste en asegurar a los trabajadores las condiciones de anonimato necesarios para que pue­dan recurrir a sus servicios de asistencia psicoterapéutíca, sin miedo a- las estigmatizaciones posteriores en el seno de la organi­zac~ón y sin temer las posibles represalias en lo que se refiere a remuneraciones o ascensos laborales. En consecuencia, debe obte­ner de los empresarios, la seguridad de que no usarán, ni siquiera el dato de que un trabajador figure como paciente del consultorio psicológico, como antecedente negativo para decidir un ascenso en el escalafón empresarial o para negar recompensas económicas. Si otra cosa no es posible, el psicólogo deberá clarificarle siempre al trabajador las condiciones éticamente limitadas sobre las que se basará la relación clínica. Lo correcto sería, pues, que todo psicólo­go clínico que trabaje en empresas, solo firme un contrato de traba­jo en el que los empresarios acepten que los datos clínicos siempre estarán bajo reserva confidencial en los ficheros del psicólogo y que serán invulnerables a toda pesquisa por parte del empresario.

La confidencialidad hacia el exterior del sistema se refiere a que el psicólogo tiene el deber de no trasmitír información de una organización a otra. Hay muchas maneras de cometer este tipo de infidencias y deslealtades institucionales. Una puede ser trasmitir­le directamente a los personeros de "institución B", los datos que dispone respecto a la "organización A", en la que trabaja. Si esta infidencia fuese previamente inducida por medio de recompensa económica al psicólogo, se trataría -lisa y llanaamente- de un soborno. Pero otra forma -menos evidente- de esta misma con­ducta inmoral podría darse cuando el psicólogo utiliza las infor­maciones que dispone de la "organización A", para favorecer a la "institución B", con la que también trabaja. Este riesgo se hace

· todavía más notorio si el profesional, trabajando corno psicólogo de la "institución A", interviene como asesor de la dirección de la institución B u ocupa un cargo directivo en ella. Significa todo un ejercicio de virtud y ascesis que el profesional haga un "olvido intencional" de lo que sabe de la organización A, cuando trabaja en la B. Sólo la virtud de la honestidad y de la confidencialidad pueden llevarlo a cumplir su deber, sin perjudicar a otros.

276 ÉTICA DE LA RELACIÓN INSTITUCIONAL ENTRE PSICÓLOGO Y ORGANIZACIONES

2. Aspectos éticos específicos dfla práctica en empresas

Muchos de los problemas éticos que desarrollamos en el apartado anterior, también existen cuando el profesional de la psicología actúa en las empresas 1'. Sin embargo, nos interesa aquí, desarrollar algunos aspectos espe­cíficos de la labor del psicólogo en este tipo de ámbitos y que no han sido tra-tados en lo que antecede. ·

No siempre las empresas se preocupan del bienestar de los individuos, además de la producción. Por eso, generalmente los trabajadores ven al empresario como un potencial manipulador, engañador explotador. Sin embargo, siguiendo el ejemplo de los japoneses son cada vez más las empresas que se han dado cuenta que la "productividad" tiene mucho que ver con el bienestar humano integral, afectivo, físico y social de sus traba­jadores. No obstante, ciertos directivos de empresas o industrias siguen pensando todavía que el "bien" de la empresa, está siempre "por encima" del "bien" de los individuos. Esa es la vieja ideología política totalitaria de los países dictatoriales que siempre han puesto el bien del sistema por enci­ma del bien de las personas, cercenando libertades y derechos de los cm­dadanos. Aunque cada vez s.on menos, y más los que se van dando cuenta que esa forma antidemocrática de dirigir las empresas lleva al conflicto y, a la larga, a la merma de productividad, hay empresarios que -de hecho­siguen aplicando, de forma más o menos grosera, la misma ideología uti­litarista y manipuladora de las personas. El psicólogo organizacional puede prestarse -de muy diversas maneras- a entrar en la misma conducta ética que acabamos de reseñar. En lo que sigue, veremos algunas de sus formas más típicas.

l. Una de ellas es cuando el psicólogo organizacional está convencido que es su deber absoluto, no recomendar nunca a un trabajador que se cambie de la empresa donde está trabajando. Esta opinión es tan cues­tionable como decir que un profesional, si ve un delito, debe ocultar­lo. En determinadas circunstancias -si la empresa en la que está dicho 'trabajador~ ha atrofiado de manera prolongada e irrecuperable las posibilidades de respeto a su dignidad como persona y a su bienestar como trabajador, el psicólogo no sólo puede recomendarle que cam­bie de trabajo y de empresa, sino que, en esas condiciones,. debe hacerle esa recomendación. Lo contrario sería precisamente aceptar que el psicólogo, por el hecho de trabajar en una organización, ha de .

11. La Real Academia de la lengua la define como: "entidad integrada por el capital y el tra· bajo, como factores de producción, y dedicada a actividades industriales, mercantiles o de prestación de servicios generalmente con fines lucrativos y con la consiguiente responsa­bilidad" social.

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ÉTICA PARA PSICÓLOGOS 277

olvidarse de la salud mental de los individuos y sólo ocuparse del beneficio de la totalidad del sistema.

2. Otra forma de "seguir el juego" manipulador de algunas de estas organizacíoes sería a través de la forma en que interviene para llevar a cabo la selección de personal, transferencia de respon­sabilidades o asignación de cargos de confianza. Todos estos son acontecimientos no pequeños en la vida de quienes forman parte de una empresa, de ahí que la colaboración del psicólogo organízacional, en un sentido u otro, tiene profunda repercusión en la vida privada y social de los trabajadores. No se objeta que el psicólogo pueda prestar sus servicios profesionales para que las empresas lleven a cabo Sll finalidad, ya que éstas, en última instancia, están también al servicio del bien común de la sociedad. En cambio, estamos llamando la aten­ción sobre la grave responsabilidad moral que ese hecho tiene -en la vida futura de los individuos- al poner el bien de las empresas por encima de todo.

3. Muchas de las decisiones antes mencionadas están basadas en tests, entrevistas, y otras técnicas desarrolladas por los psicólogos organiza­cional_es12. Es evidente que el tono, la terminología o los juicios, que haga un psicólogo a partir de determinados tests, tendrán repercusión en la decisión que, quienes no son psicólogos, tomen con respecto a los trabajadores. Quizá la característica más relevante de estos tests sea que no son hechos a requerimiento de los sujetos en una consulta libre y espontánea al psicólogo, sino exigidos por la autoridad corres­pondiente de la empresa en orden a tomar decisiones sobre su subor­dinados. Es por esa causa que la aplicación de tests de personalidad o de ciertas cualidades actitudinales de tipo social, son considerados por algunos autores, una invasión de la privacidad de los trabajadores. En ese sentido, los límites entre "aptitud para un determinado traba­jo" y "aptitud general como trabajador", no son claros. De ahí que en múltiples ocasiones surjan conflictos entre los datos que se revelan con determinados tipos de tests psicológicos -exigidos por ciertas empresas cuando quieren cubrir las vacantes laborales- y lo que es el derecho a la privacidad que tiene todo ser humano''. GUION" dice

12. LONDON, M., Ethical issues in testing mu! evaluating for personnel decisions, Am.Psy. 35:10 (oct.1980) 890-901.

13. Un caso muy famoso fue el de la Compañía Detroit Edison, cuyo sindicato exigió conocer qué tipo de test se usaban y cuales habían sido los resultados obtenidos por un grupo de candidatos a llenar las vacantes. La compañía se opuso a dar los resultados, invocando que los tests se habían hecho bajo Ja condición de que se mantendrían en el anonimato Y que sólo se darían si cada uno de Jos involucrados daba su consentimiento. El sindicato se

278 ÉTICA DE LA RELACIÓN INSTITUCIONAL ENTRE PSICÓLOGO Y ORGANIZACIONES

Cuadro 1: Dilemas y conflictos éticos del psicólogo de empresas

l. Psicólogo ¿al servicio de qué?

-¿la mayor ganancia del empresario? -¿el mayor bienestar del del trabajador?

2. Invasión de la privacidad sin 3. Influencia en las decisiones consentimiento del trabajador de la administración al

- tests. exámenes

- entrevistas

recomendar - selección de personal

- promoción del personal

- transferencia de] personal - justificación del eje de

decisiones y de autorita­rismo

que algunos tests son una clara invasión de la privacidad porque pre­guntan a un candidato sobre detalles de su pensamiento o de sus emo­ciones queno son relevantes para el trabajo que luego va a realizar dentro de la empresa. Para superar esta objeción sería necesario anali­zar más en detalle los distintos tipos de tests que las empresas solici­tan al psicólogo (o que éste hace por su propia iniciativa) a fin de ver cual de ellos suponen una invasión de la privacidad siendo, al mismo tiempo, irrelevantes para informar sobre las cualidades del sujeto res­pecto al trabajo. Pero, en principio, es correcto que nos preguntemos -desde el punto de vista psicoético- si es un deber o no, el respetar el derecho del trabajador a negarse a contestar ciertos tests porque 19s considera intrusivos de su privacidad. No obstante, deberá tenerse siempre en cuenta que el empresario o el gerente pueden considerar que es parte del contrato de trabajo el exigir a sus trabajadores este tipo de técnicas evaluativas y, en consecuencia, puede amenazar al trabajador con que, si no las responde, el contrato queda anulado. Si el gerente ha contratado el servicio del psicólogo organizacional para hacer esa tarea, y si los trabajadores han aceptado ese hecho como forma de empezar o continuar toda relación laboral, es éticamente

• justificable que los directivos de una empresa exijan que el trabajador se someta a dichos tests. El psicólogo deberá pues clarificar de ante­mano con el trabajador las obligaciones a las que él mismo se impuso cúando aceptó el contrato de trabajo. Esto no lo libera, sin embargo,

opuso a esta propuesta y el problema fue a la Corte de Justicia que finalmente terminó dando razón a la Compañía y a los psicólogos del departamento psicológico industrial, porque sostuvo que los involucrados tenían derecho a negarse a dar el consentimiento y Ja compañía a no revelar los datos sin Ja autorización correspondiente de los involucrados. Citado por London, Ethical issues .... o.c. 895.

14. Citado por LONDON, P., Ethical issues in testing and evaluationfor personne/ decisions, Am.Psy 35: 10 (oct. I980) 890-901.

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ÉTICA PARA PSICÓLOGOS 279

de discernir si el empresario no está abusando de los términos del contrato en perjuicio de la intimidad del trabajador. En ese caso, deberá formular a las partes, sus razonables puntos de vista a fin de que cada uno pueda ejercer su derecho a decidir. Podría suceder, también, que un psicólogo haga un test a un emplea­do, diciéndole que es para evaluar cómo se está llevando a cabo un programa de aprendizaje de determinada técnica de trabajo. Sin embargo, ese mismo test podría usarse para otras finalidades original­mente no informadas al trabadador. Esto sucedería, por ejemplo, si se usara tal test para decidir su futuro ascenso en el escalafón, para des­tinarlo a otro puesto de trabajo, o seleccionarlo para otros programas de entrenamiento. Si un.test ha sido hecho con una determinada fina­lidad, no es lícito usarlo para otras, a no ser que, desde el principio, se haya aclarado al sujeto implicado las posibles utilizaciones ulteriores que podría tener dicho instrumento. Un psicólogo sería cómplice de una actitud ética incorrecta si le muestra al empresario los tests hechos con una finalidad, sabiendo que éste procura datos, para otros objetivos fuera del contexto para el que se hicieron. A diferencia de los "tests de desempeño" en el trabajo, que son bastante "objetivos", los tests que intentan evaluar aspectos "sutiles" de las per­sonas (como es el caso de la motivación para un tipo de actividad, la ansiedad en las tareas, etc.) pueden adolecer de importantes errores téc­nicos. En la medida que las actitudes que -presumiblemente- miden dichos tests, "etiquetan" a los trabajadores, el psicólogo que no haya validado suficientemente su instrumento de medida, puede provocar -aún sin pretenderlo- un proceso de "estigmatización" laboral del traba­jador a los ojos de los directivos de la empresa. Por eso tendrá que ser extremadamente cuidadoso con: 1. la validación hecha sin rigurosidad; 2.la aplicación de tests mas rápidos para ahorrar tiempo, pero menos seguros y, 3. la manipulación de los puntajes para obtener determinados resultíidos. Si el psicólogo ha elaborado tests para evaluar el desempeño en el trabájo, la validez depende de los criterios que se hayan estableci­do para considerar lo que es un "buen" trabajo. Dado que estos criterios pueden cambiar, el psicólogo no puede seguir aplicando in¡iefinidamen­te, los instrumentos psicológicos que haya elaborado mucho tiempo antes, y deberá ajustarlos, periódicamente, cada cierto tiempo. Con respecto a los tests que intentan evaluar el rendimiento cotidiano en el trabajo, algunos autores discrepan sobre si es una técnica que deba ser hecha por los llamados '.'Psicólogos Consultantes" de una empresa. En desacuerdo con esa postura está A.SCHLEMENSON

"Por tanto, la función de evaluación del desempeño no puede delegarse en un consultor externo (psicológico) ni tampoco en un especialista de personal, por-

280 ÉTICA DE LA RELA<;IÓN INSTITUCIONAL ENTRE PSICÓLOGO Y ORGANIZACIONES

que generarían altos montos de ansiedad persecutoria. Uno de los motivQs más frecuentes de rechazo a los (psicólogos) consultores en temas de personal, surge de que intervienen en el área de evaluación, selección. promoción y desarrollo de carrera. En la medida en que se asocia a los consultores con estas funciones, los miembros se resisten a establecer relaciones colaborativas para el mejoramiento de la organización en su conjunto. El empleo de técnicas psicológicas de evalua­ción en la situación de trabajo puede avasallar la intimidad. la privacidad y la libertad individual al romper la disociación instrumental entre lo público y lo pri­vado .. (109) "No es necesario el uso de tests para evaluar el rendimiento de los individuos que actúan en una organización. Las evaluaciones de desempeño,

·deben estar a cargo de los jefes inmediatos y mediatos, debidamente capacitados y asesorados por expertos. Los registros que surgen de dichas evaluaciones tie­nen que estar al resguardo del resto de los miembros de Ja organización" (216)"

Otros autores, sin embargo, no están de acuerdo con esta postura y piensan que se puede evaluar el desempeño sin que eso conlleve el riesgo que señala Schlemenson. Todos estos asuntos son problemas límites entre lo que es la ética de los negocios (dentro de la ética socio-política) y la Psicoética, o ética de las relaciones persona:--psicólogo. Es muy difícil llegar a tener cri­terios "claros y distintos" con respecto a una actividad tan polifacéti­ca como la económico-laboral. Sin embargo, es necesario plantear el problema y apelar a la habilidad del discernimiento ético en cada cir­cunstancia concreta, para poder resolver los dilemas que se presentan.

4. Un problema especial en conexión con la confidencialidad -y que no mencionamos arriba por ser muy específico del ámbito empresarial­es el del acceso de los empleados a los informes dados sobre ellos, por otras personas (que no es el psicólogo ni psiquiatra) y cuyos documentos están en poder del psicólogo organizacional a fin de que éste pueda llevar a cabo su función de recomendación o de sugeren­cias. No es fácil solucionar este conflicto. Algunos autores consideran que es suficiente para resolverlo que, previo a ur; pedido de informe que un psicólogo haga a otra persona con respecto a un empleado o trabajador, aquella (a quien se le ha solicitado el informe) lo haga sabiendo que el afectado puede llegar -en algún momento- a leerlo. Evidentemente, para que tal informe tenga garantías de veracidad ten: dría que ser anónimo para evitar posibles represalias por parte del implicado. Ahora bien, si un trabajador se siente afectado por el informe hecho sobre él -sea éste un colega o superior- tendría dere­cho a saber quien es el informante del psicólogo, con lo cual habría que romper el anonimato de este último. He ahí el dilema.

15. SCHLEMNSON,A. La perspectiva ética en el análisis organizacional (un compromiso reflexivo con la acción), Buenos Aires: Paidós, 1990. 109 y 216.

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s .. ÉTICA PARA PSICÓLOGOS 281

Otro asunto a tener en cuenta es la conservación de los datos sobre los sujetos, especialmente si se trata de candidatos a ingresar a la empresa y a los que se le han hecho una serie de tests. ¿Cual será el uso de esos datos una vez que se descarta que un candidato ingrese a la empresa? ¿Es lícito conservarlos para una posible segunda oportu­nidad? ¿Es lícito pasar esos datos a otras empresas? Cuando la selec­ción de personal es hecha por una empresa especializada, ¿guardarlos durante el período de l año es lo correcto como para considerar que los resultados de los tests siguen siendo actuales? Los datos obtenidos para presentar a una determinada empresa ¿pueden entregarse a otra?. Estas son algunas de las cuestiones que merecerían un tratamiento más detallado.

7. Todas las empresas tienen políticas de personal. Pero ¿cuales son los limites de discrepancia con la política de las instituciones? ¿Es ético promover en los trabajadores la reacción contra determinadas políti­cas de la empresa, que lo único que pretenden es Ja productividad a costa de todos Jos demás bienes? El psicólogo podría encontrarse en una encrucijada de difícil salida: por un lado, si toma partido por los trabajadores puede ser despedido; y si toma partido por los empresa­rios, se convierte en "un explotador" a los ojos de los primeros. Sin embargo, ni una imposible "neutralidad" ni una ingenua o cómplice "parcialidad" serían el camino adecuado para ejercer su profesión basándola en la rectitud y la honestidad, en un contexto empresarial. Probablemente tenga que luchar tratando de favorecer las relaciones mutuas, para qu·e así, incrementando el bienestar de todos, suba tam­bién la productividad. Será imprescindible que busque adquirir lo que Aristóteles y Sto.Tomás llamaban la virtud de la Prudencia, es decir, esa permanente y connatural capacidad de hacer un justo balan­ce entre las necesidades del sistema institucional y las necesidades de los individuos. Hermosa tarea, aunque difícil. Además, la necesidad de este ')usto balance" (que juega, sin duda, un papel fundamental en la vida de toda la nación) no es una responsabilidad exclusiva del psi­cólogo; todo lo contrario, es responsabilidad ética de los mismos tra­bajadores y de los empresarios. Más aún, también deben intervenir de forma relevante las organizaciones laborales y sindicales, para que los derechos de los trabajadores sean respetados por medio de acuerdos o negociaciones; y para que se legisle de forma justa y ética en cada caso. Por otro lado, los empresarios tienen que ir descubriendo, cada vez más, que las condiciones dignas del trabajador repercuten favora­blemente en una consustanciación de éste con la empresa y con el aumento de productividad. Las empresas más pujantes del mundo, así lo atestiguan.

282 ÉTICA DE LA RELACIÓN INSTITUCIONAL ENTRE PSICÓLOGO Y ORGANIZACIONES

8. El psicólogo cuando trabaja como asesor técnico en una empresa de publicidad, se sumerge en un mundo lleno de ambigüedades y de implicaciones éticas. En general, la publicidad se justifica como una forma de informar al público, de las cualidades que tiene un determi­nado producto. Podemos considerar que no es la publicidad la que crea necesidades, sino que utiliza aquellas que ya están en el público a fin de vender un producto. La tarea del psicólogo como profesional del psiquismo humano, sería pues, la de descubrir cuales son esas necesidades y deseos escondidos en las personas con el fin de reco­mendar los procedimientos más eficaces para que la promoción publi­citaria pueda ofrecer aquellos bienes y servicios que dispone el mercado. No ·es objetable, en sí mismo, el rol del psicólogo como ase­sor publicitario, entendiéndolo de esa manera. No obstante, bien sabe- · mos que -como muchas cosas- también esta tarea puede utilizarse para alienar a las personas, manipulando su capacidad de desarrollar­se como seres humanos conscientes, libres y capaces de convivir comunitariamente. El límite· entre identificación de las necesidades del público para entablar una comunicación publicitaria que llegue a ellas, y la creación de falsas necesidades o de hábitos alienantes -aquellos que menguan la conciencia, la libertad, y la vida relacio­nal- es muy difícil de trazar. El psicólogo que es asesor publicitario no puede evadir su responsabilidad de preguntarse, permanentemente y con honestidad, cuándo empieza uno y termina el otro de estos dos caminos que, por el momento, son aparentemente divergentes y ética" mente contradictorios.

3. El psicólogo en centros escolares

Algunos asuntos relacionados con el psicólogo escolar han sido ya trata­dos como parte de fos problemas.éticos generales de la práctica del psicólogo organiza,cional, al principio de este capítulo. Otros temas han sido desarrolla­dos cuando expusimos la Etica de'la asistencia terapéutica a menores (cap.5, B.2). Quedan, sin embargo, algunos asuntos pendientes relacionados específi­camente con el psicólogo que trabaja en instituciones educativas que expone­mos a continuación:

l. Etiquetación psicológica y estigmatización. El problema ético suscita­do por los tests hechos por psicólogos escolares es particularmente delicado, ya que el uso que podrían hacer de ellos los educadores puede repercutir fuertemente sobre el futuro desarrollo I:isiCOafectivo de los menores. Los criterios orientativos de la OATA determinan qué los hechos objetivos deben predominar sobre las interpretaciones sub-

ÉTICA PARA PSICÓLOGOS 283

Cuadro 2: Principliles dilemas éticos del psicólogo en medios educativos

J. Estigmatización 2. Confidencialidad 3. Reforzamiento de un perfil antropológico del alumno

"fijación" del menor en una apertura de registros del psicólogo - el ·•rendidor'' determinada "predicción" so~ a otros docentes o a personal no - el "adaptado·· bre su caracter o conducta docente el "integrar' · del lrabajador"

jetivas en las evaluaciones, recomendaciones, informes y registros de datos. Aunque éste es un criterio muy general, nos parece decisivo en vistas al riesgo de perjuicio que se puede ocasionar con los díagnósti­cos o etiquetaciones que se puedan hacer, de un niño o adolescente. En conexión con lo mismo, el problema de la apertura de los registros de datos es tftmbién un asunto delicado. En algunos países esto está legislado pero, en la mayoría, depende de las instituciones. Estamos de acuerdo con el criterio que establece la OATA de que toda apertura de los registros de datos escolares debe ser autorizada por ley, o tener el consentimiento de! estudiante (Cfr. lo que vimos cuando tratamos la relación psicológica con menores). Y hay que diferenciar muy bien los registros de datos clínico-psicológicos, de lo que son datos acadéini­cos. Los Standards for Educational and Psychological Tests16 dicen que "Los resultados de tests deben ser informados ordinariamente solamen­te a quienes están calificados para interpretarlos". Pero surge el interro­gante de si un estudiante tiene derecho a saber los resultados de los tests que a él se le han hecho. La respuesta a este problema puede ser sencilla en el caso de que el test haya sido hecho al adolescente, con la promesa de que, a posteriori, se le daría el resultado. En cambio, cuan­do un estudiante requiere saber los datos de un test hecho sin ese previo acuerdo invocando que los resultados le afectan directamente y que desea conocerlos, no es tan fácil saber qué se debe hacer. En principio, hay que pensar que el estudiant.e tiene derecho a conocer los resultados. Puede darse el caso que se necesiten los resultados de determinados test pero que sea imprescindible no dar nunca los resultados a los

· éstudiantes. Esta forma de proceder se justificaría, si se prevee feha­cientemerite, que dichos instrumentos de medida, brindarán datos que tendrán una clara incidencia beneficiosa para la educación directa de esos estudiantes. Sus resultados tendrían que ser aquellos sobre los que se espera basar, posteriormente, medidas que maximicen la edu­cación de esos estudiantes en particúlar. Actuar de otra manera sería estar haciendo investigación psico-pedagógica, cuya justificación tiene otras exigencias desde el punto de vista ético, como lo vimos en

16. American Psychological Association. Washington DC, 1974.

284 ÉTJCA DE LA RELACJc'.¡N JNSTJTUCJONAL ENTRE PSJCÓLOGO Y ORGANJZACJONES

el capítulo correspondiente. Además de la condición antedicha, los psicólogos deben informar del hecho a los padres para que entiendan de qué se trata, aun cuando se procure tener cuidado de que la infor­mación proporcionada no anule la validez del test Cada tipo de test y la forma correspondiente de avisar a los padres debe analizarse por separado pero, si hay conflicto, nada mejor que nombrar una comi­sión de padres que, interiorizados exhaustivamente de la finalidad de los tests, puedan dar el "visto bueno" al equipo de psicólogos, sin que .se ponga en riesgo la validez futura al test.· Otro problema surge17 cuando los tests pretenden ser utilízad~s para cribar los alumnos que vayan a ingresar a una institución. Dada esa circunstancia, se debe alertar de ello a todas las partes y, en esos casos particulares, hacerles una devolución más exhaustiva.

2. El deber de Confidencialidad. Otro punto éticamente cuestionable es el cÓnfltcto entre mantener la confidencialidad con el adolescente y el informe a los padres. Creemos que al igual que en el caso del adulto, los datos obtenidos por un psicólogo escolar, bajo la promesa de que se mantendrían confidenciales, no pueden ser accesibles a ningún tipo de pe~~ºnas, ni siquiera a las autoridades educativas, sin el consenti­miento del niño o adolescente. El dueño de los tests no es exclusiva­mente el sujeto pero tampoco la institución o el terapeuta. Creemos que lo más apropiado es considerar que esie_ tipo de registros·pertene­cen a una "propiedad comparti1fa" que sólo puede ser manejada por un acuerdo conciente y libre de ambas partes. En cuanto a la permanencia de los registros en la institución, creemos que el adolescente tiene derecho a solicitar que se eliminen los g~tos confidenciales, una vez que ha pasado el período en que la instituC::ión le presta servicios. Del mismo modo, creemos que tiene derecho a pedir justificadamente que esa inforrnación/se'revele a terceras personas, a no ser que haya una razón importante para no hacerlo. En ese caso el que tendría que resolver el conflicto en última instancia, sería el juez. Respecto_fil __ (lcc;eso de un menor a sus propios datos, consideramos que podría justificarse, siempre y cuando mediara una razón impor­tante que favoreciera el proceso educativo o terapéutico, o que no estuviera de por medio, riesgo de daño o trauma psíquico. En este caso, ºfas autoridades educativas en conjunto con el terapeuta y los padres, tendrían que juzgar sobre su conveniencia. Otra de las situaciones críticas que se le podrían presentar al psicólogo educacional en relación con la confidencialldad sería cuando el adoles-

17. Este párrafo pertenece íntegramente a las sugerencias que hizo la Prof.Lilián Daset. cuan­do leyó este manuscrito.

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ÉTICA PARA PSJCÓLOGOS 285

cente se está drogando y roba para ello o ha quedado embarazada y quiere abortar sin que lo sepan. sus padres. Ya hemos visto esto a pro­pósito de la ética de Ja asistencia a .menores y adolescentes en el capí­tulo respectivo y nos remitimos a lo que dijimos en aquella ocasión.

3. Ética y opciones psicopedagógicas. Se da una última área de conflicto entre técnica psicológica y ética cuando el psicólogo educacional inten­ta crear en los alumnos, determinados hábitos de pensamiento, senti­miento o conducta. Se trata de un punto en el que la ética pedagógica colinda con la antropología pedagógica. El análisis de sus diversas implicaciones, trasciende con mucho el objetivo que nos proponernos en este trabajo. Sin embargo, es necesario tener en cuenta que el psicólogo organizacional puede dejarse utilizar por el "sistema institucional educa­tivo" para inducir aquellos comportamientos o conductas que terminan beneficiando a Jos directores y no a los alumnos. Utilizar técnicas que promuevan la obediencia, la pasividad, Ja sumisión, la competitividad y el individualismo, supone una opción pedagógica y ética muy diferente a la de promover la creatividad, la cooperatividad, la imaginación, el respeto a los demás y la obediencia crítica. El psicólogo ocupacional debe saber esto y debe ·informar a los profesores y a Jos padres de los objetivos conductuales y actitudinales que se están intentando inculcar" en la filosofía educativa del centro, del cual él es un técnico.

. 4. Práctica en instituciones militares, policiales o de espionaje

En este caso es evidente y explícito que el psicólogo sirve a los intereses de, la institución en la que trabaja, con el fin de que sus miembros conseryen el poder de combate o de control". Y aunque en condiciones normales la con-

18. La OA TA adoptó en 1980 los Standards of Practice for Occupational Therapy in Schools. donde se pretende concretar los principios generales, al ámbito escolar. Estos criterios guías son bastante detallados desde el punto de vista técnico, tratando que el terapeuta escolar busque una formación integral en los alumnos. No tenernos espacio para comentar sus distintos aspectos técnicos, pero creemos que es un valioso instrumento para quienes tienen responsabilidad en centros escolares. ·

19. En la guerra del Golfo Pérsico de 199 i se contrataron un muy buen número de psicólogos y psiquiatras que tenían corno finalidad ayudar a los soldados a soportar la guerra. Apro­vechando la calma antes de la batalla los psiquiatras y psicólogos enseñaban a los solda­dos a reconocer y tratar los síntomas de choque nervioso. La experiencia de la guerra de Víetna,m enseñó al ejército norteamericano que el 30% de los soldados sufrieron trastor­nos psicológicos permanentes. Los Israelíes revelaron que más del 20% de sus soldados

. sufrieron parálisis temporaria por causa del choque nervioso cuando invadieron el sur del Líbano. Coogan, uno de Jos psiquiatras destacados en el frente de batalla contra lrak, explicitó su misión corno la de mantener el mayor número de soldados posibles en el fren-

286 ÉTICA DE LA RELACIÓN INSTITUCIONAL ENTRE PSICÓLOGO Y ORGANIZACIONES

fidencialidad también está asegurada por dichas organizaciones, en caso de conflicto, el psicólogo sabe de antemano que las autoridades respectivas harán prevalecer el interés de la institución y de su eficacia propia, por sobre l?s derechos individuales de los miembros. Esta es una forma de proceder abierta y pública, que normalmente la conoce tanto el psicólogo como el sujeto que le consulta. La sociedad -democráticamente organizada- ha aceptado que cier­tos organismos establecidos por ella para que puedan l!e.var a cabo servicios. especiales necesarios al bien de la nación, tengan un régimen especial de con­ductas. En ese_fil\n_tido.._tan_to_el.ejército, la policía, como los servicios de segu­ridad del E°Siado, están basados en que sus miembros aceptan libremente, en el mom.ento de ingresar al cuerpo, que ciertos derechos individuales estarán limitadq¡¡_e::n caso especiales. Por eso en la institución militar, no hay conflic­tos d~_s~icialidades: el psicólogo sabe que no sirve primordialmente al individuo; o que lo hace bajo la tutela y directivas de la autoridad. Y el indivi~ duo también 19 sabe y ha aceptado esa situación. No hay que pensar, sin embargo, que esta limitación de derechos deba ser dejada al arbitrio de los personeros que ejercen el poder en un determinado momento de la institución milit.ar o policial. Es por eso que dichas instituciones tienen sus normas pro­pias de conducta, legítimamente autorizadas por los poderes competentes de Ia sociedad democrática. Y además, aunque no la tuvieran, están bajo el juicio de la ética, al igual que cualquier otra institución. La ética de la dinámica de la policía y el ejército es todo un capítulo de la ética social, en la que no nos podemos introducir en este momento, pero no está de más enunciar el princi­pio general. Sólo nos importa ahora, mencionar aquello que concierne a .la práctica del psicólogo o psiquiatra que trabaja en dichos ámbitos.

Tal como ha sido descrito por Allen y otros2º las actividades, lícitas, que un psicólogo puede hacer en el ámbito militar son múltiples: l. selección de personal (diagnóstico, clasificación, retención, reubicación, dadas de baja, etc.); 2. entrenamiento (desarrollo de liderazgo, adquisición de aptitudes, enseñanza, desarrollo de efectividad); 3. investigación de desempeño humano (ingeniería de factores humanos, diseños de trabajo, proceso de información, estudios ·de toma de decisiones); 4. desarrollo de. entrenamientos especializa­dos (diseño de centros de simulación y evaiuación); 5. investigación sanitaria (deprivación de sueño, fatiga, estudios de aptitud física); 6. prevención psico­lógica (entrenamiento en técnicas de manejo del stress, de solución de proble­mas, de autoayuda, ya sea para los miembros del cuerpo como a sus familiares).

te de combate. Informe del Diario Clarín (Bs.As) 4 feb.1991. Cfr también BOURNE,P.G. Ethical problems of therapists in Govemment .and industry. En: ROSENBAUM Ethical anci values in psychotherapy (a guide book) New York; 'The free Press, l 982, 385-402 (hay versión castellana).

20. Citado por KEÍTH-SPIEGEL y KOOCHER Ethics in Psychology ... o.c.,324.

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ÉTICA PARA PSICÓLOGOS 287

Una de las consecuencias más conflictivas -desde ef punto de vista ético-· de esta preponderancia de lo institucional sobre las necesidades y derechos del individuo, es el hecho de que el psicólogo se ve envuelto constantemente -con sus informes- en la dada de baja de gran cantidad de hombres de la ins­titución militar.

Otro problema principalísimo de la actuación profesional en ámbitos cas­trenses y de seguridad pública, es el límite ambiguo que a veces se establece en .ellas entre entrevista psicológica y pericial; entre terapia y "lavado de cerebro"; entre rehabilitación e instrucción propagandística; entre asistencia psicológica.al prisionero y colaboración con la tortura" .

No vale ni la pena detendemos en la detestable conducta ética de un psi­cólogo o psiquiatra que -conscientemente- colabora con la tortura, Es tan intenso el repudio que merece esa ruptura de responsabilidad profesional y son tan incontables los documentos étícos de las organizaciones de profesio­nales -nacionales e internacionales- señalando que nunca debe admitirse en la práctica profesional tal violación de los derechos humanos, que no creemos necesario insistir más eh su valoración ética. Volvamos a recordar, sin embar­go, lo que ya dijimos a propósito del uso ideológico de la Psiquiatría en la Ex. Unión Soviética (cuando tratamos el tema de la ética del diagnóstico en psicopsiquiatría) y lo sucedido en algunos países latinoamericanos donde ciertos casos de violación de los derechos huma.nos fundamentales perpetra­das por las Fuerzas Armadas y policiales, han sido llevados a cabo con la par­ticipación de psicólogos y psiquiatras.

5. Prom.otor y guardián de los derechos humanos

Nunca se exige tanto ser agentes éticos. activos a los psicólogos y psiquia­tras, en relación a los principios éticos fundamentales y autonomía del indivi­duo, como en este· campo de la práctica organizacional. A diferencia de. la relación psicólogo-persona individual, en los ámbitos institucionales el psi­có~o no sólo debe ser un profesional individualmente intachable desde el puE):o de vista ético, sino también promotor y guardián de una étic¡¡ mínima eg ese medio~ Esta ética ha de ser aquella formulada por los Códigos de Etica de 'la profesión y aquella que establezcan las leyes civiles en relación a los derechos fundamentales pero, sobre todo, la ética formulada en la Declara­ción. Universal de los Derechos Humanos. Nunca como en este campo, se

21. Caso.típico de esta ambigüedad es el trabajo profesional al que se ven sometidos Jos pro­fesionales contratados por ciertas organismos de seguridad del Estado. En estas institucio­nes el ·psicólogo o psiquiatra no sólo tiene que guardar el secreto del iñdívidiío ante Ja institÚcíón sino; muchas· veces,"ócultar hismiiñiobras de la institución ante Jos organismos legítimos. ~e la sociedad. Véase el caso expuesto al final de este capítulo.

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288 ÉTICA DE LA RELACIÓN INSTITUCIONAL ENTRE PSICÓLOGO Y ORGANIZACIONES

necesita que el psicólogo sepa ser un sagaz consejero para la custodia de los valores éticos fundamentales y defensor eficaz de los derechos de los indivi­duos que recurren a su servicio. Esta función de defensor, custodio y educador ético, es fundamental para contrarrestar la permanente tendencia a la manipula­ción de las personas que se da en la dinámica de las organizaciones. Estas,' con su juego interno de poder y su tentación de dominio, pueden hacer primar los intereses del equipo dirigente por sobre los derechos fundamentales e inaiiena­bles de las personas. Y esto pasa no sólo a nivel de las pequeñas instituciones, sino a nivel de las organizaciones macroestatales, como acabamos de ver.

Esta responsabilidad de los psicólogos no debe limitarse a una actuación interna a las empresas e instituciones donde trabaja sino que debe .ir más allá: exige informar y denunciar al resto de la sociedad todos aquellos abusos y arbitrariedades que se puedan estar produciendo en instituciones privádas o estatales, una vez que se hayan agotado todas las posibilidades de corrección. ética al interior de cada una de dichas organizaciones. La prudencia y el.con­sejo de los colegas son dos puntales decisivos para no errar en esta admirable tarea como profesional al servicio del ser humano.

B. PSICOLOGÍA COMUNITARIA

Cuando tratamos las antropologías subyacentes a las escuelas psicológicas y cuando expusimos las diversas opciones de metas u objetivos terapéuticos en la relación psicológica, salió a luz que una de las estrategias de cambio, era la modificación de la interrelación social o del medio ambiente humar}p que rodea a las personas o a los grupos. Este ámbito de la praxis psicológica ha dado en llamarse de diversas maneras: psicología comunitaria, social, eco­lógica, preventiva, etc. Su presupuesto básico es que elproblema mentaj__no es un asunto privado si.n.9 de l_a_soc:i~@Q ~p_su conjl!Pto. Y, por lo tanto, que su solución depeñdeno sólo del índividuq sin<! de la comunidad. Whlthlock lo plantea de esta manera: · ----·-······

•ta revolución consi.ste en descartar la restricción del modelo rriédico pacien­te-clínico y abandon~ la idea de que lo.s problemas erñocióriales son mi asunto privad9 entre el médico y el paciérileo entre d psicólogo y el cliente. Los distur­bios de personarraadyano es. un asunto de miseria privada. Tanto los disturbios en sí mismos corno los esfuerzos por aliviarlos están relacionados con redesoe-- -relaciones ~P fas cuales ei Índíviduo está involucrado"".

Tal como lo describen los autores antes citados la psicología comunitaria se basa en el supuesto de que es m_!!.dJo más acertado en . .salud_mental,_pjyve­nir, que curar. Se trata más, de una actitud y una praxis de los profesionales,

22. Citado por COREY, SCHNEIDER y CALLANAN lssues & ethics ... o.c.,278.

ETICA PARA PSICQLOGOS 289

que de un área diferente del conocimiento psicológico·: De ahí que el objetivo de la psicología comunitaria sea l:mscar que la gente progrese en su buen fun­cionamiento, dentro del ambiente en que se mueve. Y que es preferible tratar los probl~mas en el s~no mismo de la comunidad donde surgen, que en hospi­tales o chmcas especiales. Estos autores describen el rol del psicólogo comu­nitario como extraordinariamente más amplio y variado que el típico y restringido rol del psicoterapeuta clínico individual, o aún del psicólogo orga­nizacional, como lo vimos en el numeral anterior. Goldenberg es muy gráfi­co en describir el cambio de la perspectiva en los siguientes términos:

"El viejo desequilibrio en el brindar atención psicológica.casi exclusivamente a adultos blancos neuróticos de clase social alta puede ser en parte corregido por este nueva aproximación, proveyendo de servicios de salud mental accesibles de bajo costo a través de policlínicas distribuidas en la comunidad, especialrn~nte ,en los centros de las grandes ciudades""

. Como parte de este rol plurifacético del psicólogo comunitario, que puede ser contratado como tal por organismos municipales, gubernamentales o por organizaciones privadas, se encuentran:

l. asesoramiento de pequeños grupos ante problemas de convivencia especí­ficos (ej. los vecinos de un edificio de apartamentos o de un barrio, etc.),

: 2.· desarrollo de redes sociales de soporte psicoafectivo,

· .3. planificación de programas que permitan prevenir" problemas psicoa­. fectivos antes que tratarlos (ej. estrategias para enfrentar la tensión y

el cansancio físico y emocional25),

4. desarrollo de habilidades psicológicas en agentes sociales para que puedan ·ejercer roles de soporte social psicoafectivo en la comunidad y en los grupos'6• ·

5. desarrollo de estrategias específicas para solucionar problemas parti­culares de salud mental (drogadicción, alcoholismo, obesidad, delin-

23. Citado por COREY, lb., 278. 24. Los autores que venimos siguiendo (p.282) describen tres grados de prevención que puede

hacer el psicólogo comunitario: !.primaria: cuando la intervención está destinada a evitar que ciertos problemas aparezcan. Por ejemplo: estrategias educativas para que las madres tengan buena relación afectiva con sus hijos y evitar los trastornos correspondientes .. 2.secundaria: tratar un desorden antes de que este se haga severo y prolongado. Por ejem­plo programas de acompañaniiento y seguimiento de adolescentes depresivos o niños hiperactivos. 3.terciaria: mantener el máximo nivel de funcionamiento luego de que una situación crónica se ha instalado. Por ejemplo, los alcohólicos anónimos.

25. Para eso, son excelentes las técnicas de biofeedback, el yoga.etc. 26. Entre éstos, uno muy necesario es la asistencia telefónica inmediata en la crisis existencial

del que amenaza suicidarse. En España, esto se llama "Teléfono de la Esperanza".

.• ,.•'! t' i ! ¡,

290 ÉTICA DE LA RELACIÓN INSTITUCIONAL ENTRE PSICÓLOGO Y ORGANIZACIONES

cuencia juvenil, hacinamiento urbanístico, agresividad social, hacina­miento familiar, etc.),

6. desarrollo de estrategias psicológicas de educación para la conviven­cia social armónica (ej. el tráfico de coches, la atención al público, la interrelación social en lugares abiertos, etc.),

7. desarrollo de estrategias informativas en salud física y psicológica para cambiar hábitos de conducta inadecuada (ej. información y acompañamiento a las embarazadas, información y acompañamiento de padres respecto a la educación de sus hijos, asesoramiento de pare­jas en conflicto o de hogares rotos, etc).

Como puede verse, algunas de estas tareas son tradicionalmente asumidas por el Profesional del Trabajo Social. En otros países, también el rol del Asistente Social está muy cercano al del psicólogo comunitario. Evidente­mente hay zonas de imbricación de roles y por eso es tan irnportarite el poder tener un enfoque pluridisciplínar ante cada problema. Sabiéndolo hacer, cada profesional puede potenciar su función y la población verse beneficiada por­que recibe una ayuda más completa.

Quizá el problema principal que tiene un psicólogo comunitario es luchar contra la burocracia de las instituciones públicas y aún con la oposición de sus autoridades que no le permiten emprender ideas creativas, ya sea por motivos económicos o ideológicos. También la inercia, el temor al cambio, el temor a Ja "magia" o al "poder" del psicólogo, dificultan su tarea en medios comunitarios. La prudencia ética es la única que permitirá saber hasta cuando debe intentar cambiar el sistema en el que trabaja -para hacer lo que entiende profesionalmente que debe hacer- o transar con sus condicionantes estructu­rales, económicas e ideológicas.

Formularemos algunos desafíos éticos que tiene el psicólogo comunitario a través de las siguientes preguntas:

l. ¿como desrnitologizar la "consulta mental" para que la gente requie­ra la ayuda del psicólogo comunitario y pueda verse beneficiada con su acción? ·

2. ¿Como respetar los valores culturales, éticos y sociales de grupos, · comunidades o clases sociales muy diferentes a las del psicólogo?

3. ¿Cómo resistir la tentación de la decepción frente a las dificultades del sistema social? ¿Cómo evitar evadii-se de la responsabilidad de transformar la realidad comunitaria en la que tiene que actuar? · ¿Como resistir la tentación de acomodarse a lo fácil y, en cambio, emprender iniciativas creativas e innovadoras?

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ÉTICA PARA PSICÓLOGOS 291

4. Cómo prevenir la tendencia a la repetición mecánica e ineficaz del psicólogo que se siente desbordado por los problemas que -uno tras otro- son similares? .

5. ¿Cómo seguir siendo un profesional de la salud mental, sin convertir­se en un activista político, un promotor social o un educador popular?

Preguntas para la .r.eflezjó~ p~rsonal o grupal

"iCómo pesa la dependencia económica del psicólogo (que trabaja) en una organización con respecto a su propia independencia profesional? ... ¿Cómo operar como psicólogos en organi­zaciones marcadamente dirigidas por fines políticos o elitistas? ¿cómo manejar dentro de la organización la información que tiene como psicólogo laboral? En organizaciones donde exis­te una_esfill.~tura.}erárquiCá ·y, además,.poT0sdepoilei-

0

¿qué lugar y qué posición debemos ocu-. par en la, misma? ¿Cuáles son nuestros objetivos en organizaciones donde el objetivo explícito es Ja productividad? ... ¿cómo manejamos el poder de la información? ... ¿ Cómo es el rol del psi­cólogo? ¿qué imagen trasmitimos a los otros elementos de la organización? ... ¿cuáles son los prejuicios que nos inmovilizan muchas veces en nuestra tarea? ¿Qué relación tenemos con las estructuras de poder? ... ¿Qué debemos informar al cliente y qué no, (respecto a la tarea de selección)? ... (Talleres de las Jornadas de Psicología laboral, Montevideo, setiembre de 1990.

. Boletín Cóordinadora de Psicólogos del Uruguay 22 (mar 1991) p.3-4).

Ca8os y textos para la discusión

Confidencialidad con el paciente y lr.altad al contrato

VI es psicólogo de una empresa importante que tiene a su cargo más de 2.000 trabajadores. El servicio psicológico atiende todo tipo de casos y las historias clínicas están cerradas bajo llave en su despacho. Con los trabajadores que Jo requieren puede tener todas las entrevistas que sean necesarias para el tratamiento, con tal de informar a la administración el número de ellas (ya que el psicólogo tiene sobretasa de sueldo de acuerdo al número de entrevistas). También puede administrar, como psiquiatra, todo tipo de medicamentos, con Ja única condición de informar el nombre y la dosificación, a efectos de control administrativo. En diciembre, Ja empresa tiene Ja costumbre de premiar de diversa manera a su personal, ya sea aumentándoles el sueldo, dándoles regalos especiales o ascendiéndolos de puesto de trabajo. Para esto, recu­rren a la ficha de cada trabajador, que está registrada en el centro de cómputos de la empresa. Allí figuran Jos datos de méritos y problemas de cada uno. Hace dos días el gerente general Je habló por teléfono· porque el Consejo directivo de la empresa, quería ascender a un cargo de gran responsabilidad y muy buena retribución, a uno de sus trabajadores más capacitados. Lo único que les faltaba para la decisión final favorable eran sus antecedentes médicos y psiquiá­tricos. De ahí que le solicitara al psicólogo la autorización para usar la llave del Archivo clíni­co que está en la dirección, a fin de analizar la historia en conjunto con el Presidente del Directorio de la empresa. (OFf).

Utilización indiscriminada de ciertas técnicas institucionales, sin medir las consecuencias

La· directora de una institución educativa participó de un Grupo de Encuentro conducido por un psicólogo con mucha reputación nacional respecto a Grupos de Encuentro. Quedó profun­damente impresionada por el taller en el que participó y pensó que ese mismo proceso podría resuhar muy efectivo para lograr los cambios que deseaba obtener en su institución (colegio

m o o

292 ÉTICA DE LA RELACIÓN INSTITUCJONAL ENTRE PSICÓLOGO Y ORGANIZACIONES

pfimario, secundario y preparatorio a la universidad). De ahí que decidiera contratar a un grupo de psicólogos para que hiciera una serie de encuentros grupales con los miembros del equipo directivo de la institución. Pero no pudo conseguir el mismo equipo de psicólogos que había dirigido el taller que ella había panicipado. Una vez empezadas las sesiones grupales sobrevino un período de "gran tormenta" en la institución, numerosas renuncias y encendidas discusiones. El sistema entero entró en revolución hasta casi llegar al colapso. Entre las críti­cas menos agrias, se decía que el equipo de psicólogos no tenía la menor idea de la forma como se conducían los asuntos en la institución. Las demandas de franqueza, confianza aper­tura de sentimientos eran resistidos o censurados coercitivamente en esa jerarquízada organi­zada institución educativa. La directora, sin embargo. nunca perdió la fe en la validez de la experiencia grupal e insistía en que, si las sesiones grupales las hubiera dirigido el reconocido equipo de psicólogos que ella había conocido se habrían logrado buenos resultados" (Citado por LAKIN,M. Ethical ... , l \4).

Psicólogos como.bálsamos calmantes de conflictos laborales

Una gran compañía petrolera británica había despedido el l0% de su personal en un ajuste pre­supuesta!. La consiguiente desmoralización del personal fue tan grande que se llegaron a pro­ducir pequeños actos de sabotaje en varias instaiaciones de la compañía. Una caída de productividad y un repentino incremento del ausentismo llevó a la administración a la convic­ción de que se necesitaba restaurar la confianza en el futuro de la compañía. De ahí que contra­taron a un equipo de psicólogos e.je un conocido instituto de relaciones humanas pa\a que hiciera esa tarea. Las intervenciones de éstos, consistieron en sesiones de grupo "abierto", a todos los niveles, en los cuales los empleados eran estimulados a expresar sus preocupaciones. La atmósfera era similar al de un dificultoso grupo de terapia, caracterizado por una falta pro­funda de confianza. El equipo de psicólogos no estaba en condiciones de explicar y, menos, defender, la reducción de personal hecha por la dirección (cuya decisión era irreversible). Aun­que el intento había sido que los trabajadores recuperaran su confianza en la empresa, de hecho, los ·había alannado más y habían terminado pensando que más problemas se preveían para el futuro"(lb., 115).

Intromisión en la vida privada como "embajadores" del jefe

"PS la vicepresidenta de una gran empresa de utilidades contó la experiencia de sus colegas en ¡nanos de un grupo de Psicólogos contratado por el jefe de la Oficina Ejecutiva de la Compa­.ñía. Los psicólogos entrevistaron a los mandos medios y altos de la Compañía durante varios meses. Rápidamente las entrevistas se desviaban del tema de las funciones técnicas y organiza­tivas de ellos a las vidas personales de los entrevistados. A los gerentes se les pedía que ?escri­bieran a sus subordinados que contaran eventos de su infancia, características de sus madres y padres, "hermanos, esposa~. así como sus propias metas vitales. Las preguntas más recordadas eran ¿Cómo querrías que cambiara tu pareja? y ¿Qué querría tu pareja que cambiaras?:- Los gerentes se senúan temerosos con respecto a su trabajo. Uno llegó a decir: "¡No estábamos preparados para esto!. Nunca se les pidió el consentimiento informado. La Dirección de la Ofi­cina Ejecutiva simplemente contrató a los psicólogos para que hicieran su trabajo. Jus.to cuan­do uno pensaba que la entrevista había terminado preguntaban de pronto un asunto muy personal. Los psicólogos no ofrecían terapia pero decían que "Ud. parece necesitarlo. Eso es lo que Ud tiene que hacer para crecer personalmente y ser más efectivo". Luego preguntaban: "¿está sorprendido?". Varios de los entrevistados sintieron que los estaban manipulando para. que bajaran las defensas'". Las reacciones más frecuentes de los directivos era: sentirse heridos, incómodos, pero también con miedo. Se preguntaban "¿por qué la Oficina Ejecutiva nos hace pasar por esto?. Llegaron a concluir que el Jefe quería usar estos procedimientos para justificar librarse de alguno de ellos, pero que no quería entrar en confrontación con ellos en asuntos de

ÉTICA PARA PSICÓLOGOS 293

productividad. Los mandos medios y altos concluyeron que el Jefe estaba guardando esta información para después; e interpretaron que los psicólogos eran un medio para darles a ellos mensajes críticos, en lugar de que lo hiciera el Jefe que "'no tenía estómago para animarse él mismo". La participación había sido "libre" en el sentido d~ que se permiúa "salir antes" del fin de cada sesión a los que quisieran. Pero a aquellos que no asistían se les recordaba de "la oportunidad que se perdían!". (Citado por M.LAKlN, 115)

Confidencialidad institucional y competencia económica

En -el transcurso. de una fiesta social BB presentó a BM -un psicólogo de empresas- al gerente de otra empresa de la competencia. El psicólogo estaba contratado por BB para que hiciera selección y manejo del personal. Un tiempo después de esta presentación casual, el gerente de la otra empresa contrató a BM para que hiciera lo mismo en su compañía. Fue así que BB emprendió demanda judicial contra BM acusándolo de estar brindando datos confidenciales de su empresa a la otra. la que le hacía e 'mpetencia. (Caso citado por Keith-Spiegel, 276, al que le hemos hecho leves modificaciones).

Presión iÍistituc:ional y lealtad a las nonnas éticas

SU es un psicólogo que está trabajando en un hospital público. Recibe instiucciones para que muestre' los datos clínicos confidenciales de una manera que viola los principios éticos profe­sionales. SU recurre al director, pero éste le replica: "esos principios de ética profesional no se aplican para los que están contratados en esta institución". (Id., 322).

Confidencialidad en los ámbitos militares y policiales

!.El capitán HB se presentó ante una Comisión de Etica para denunciar al psicólogo de su cuartel. Su queja se basaba en que -según él- el psicólogo le había indicado que la información recibida en el contexto del tratamiento, se iba a mantener confidencial. Pero, haciendo lo contrario, había informado a los superiores del. capitán de su extrema depresión y de otros síntomas psicopatológicos; y eso le había traído como consecuen­cia, numerosas sanciones en el ejército. El psicólogo respondió a la investigación que hizo la Comisión diciendo que el capitán sabía que el trat.amiento psicológico en la enfermería del cuartel tenía distintas reglas de juego que las de los psicólogos de fuera del mundo militar (Citado por Keith-Spiegel, Ethical..., 325)

2.El Mayor MM (psicólogo) sirviendo como oficial comisionado en una rama de las Fuer­zas Armadas, recibió la orden de informar a sus superiores de cualquier persona que: estuviera haciéndose terapias psicológicas en el Hospital Militar, tuviese posibilidades de descompensación emocional, o que estuviera envuelto en actividades homosexuales (lb., 325).

Organismos de Inteligencia del Estado y poder psiquiátrico

Una paciente había sido fa esposa de un funcionario que trabajaba en el Organismo de Inteli­gencia Central del Estado de un país de gran poder político y bélico internacional. Viviendo la pareja en una de capitales de la Unión Europea -a causa del destino laboral de su marido-­experimentando la esposa la necesidad de recibir atención psicológica, el marido no quiso, por ningún motivo, que su mujer fuera tratada por otro psiquiatra que el que pertenecía a la misma institución a la que él trabajaba como funcionario secreto. Para ello, a fin de que tuviese una entrevista con el psiquiatra del Organismo de Inteligencia la obligó a trasladarse a otra capital europea. De acuerdo con el relato detallado que hizo la mujer sobre lo que sentía en el momen­to de haber hecho la consulta, no puede decirse que tuviese los síntomas correspondientes a la "depresión severa de tipo endógeno" tal como le diagnosticara en aquella única consulta el

294 ÉTICA DE LA RELACIÓN INSTITUCIONAL ENTRE PSICÓLOGO Y ORGANIZACIONES

psiquiatra del Organismo. Por el contrario, los síntomas correspondían a los de una depresión reactiva en relación a claras circunstancias externas adversas entre las cuales estaba, en primer lugar, la relación con su marido; éste, manifestaba síntomas cuasi sádfoos y se comportaba con ella de una forma despótica y aterradora. El psiquiatra, a partir de una sola entrevista, la diag­nosticó como padeciendo "Depresión endógena" y le dijo que su caso no tenía solución algu­na. Varios años después (tiempo en que se realiza la entrevista que da origen a este caso) la supuesta "depresión orgánica" nunca se había vuelto a repetir. Aunque no es posible tener cer­teza de qué fue lo que sucedió en realidad -puesto que ella no dispone de ningún diagnóstico escrito que provenga de un psiquiatra independiente, ya que su marido se lo impidió de forma coercitiva- parecería que el psiquiatra del Organismo hizo diagnóstico de depresión endógena en previsión de toda posible represalia que la mujer pudiese tomar en contra del marido, en tanto miembro del Organismo de Inteligencia Central del Estado. Un diagnóstico de depresión endógena, invalidaba cualquier opinión que tuviese la mujer en caso de entablar un juicio en contra de su marido y, sobre todo, desautorizaba cualquier palabra de ella que tuviese la inten­ción de desprestigiar al Organismo de Seguridad al que él pertenecía. (Caso contado al autor de este libro por la protagonista del suceso, una vez que obtuvo el divorcio legal con su marido).

CODIGOS DE ÉTICA PROFESIONAL .

American Association for Counsel.ing and Development.

"Se reconoce que los miembros (de la Asociación) y los empleadores comparten la responsabi­lidad en la formulación' e implementación de políticas sobre el personal.

1.Los miembros deben definir y describir los parámetros y niveles de su competencia pro-fesional · ·

2.Los miembros deben establecer relaciones interpersonales y acuerdos de trabajo con los supervisores y subordinados con referencia a la relación psicológica o clínica, confiden­cialidad, distinción entre material privado o público, mantenimiento y diseminación de información registrada, carga de trabajo y responsabilidad. Los acuerdos de trabajo en cada instancia deben especificarse y hacerse conocer a los involucrados.

3.Los miembros deben prevenir a sus empleadores, de las condiciones que pueden ser potencialmente trastornantes o dañinas

4.Los miembros deben informar a los empleadores, de las condiciones que pueden limitar su efectividad

8.Los miembros· deben llevar a cabo aquellas prácticas que garantizan y desarrollan los derechos y el bienestar de cada receptor de sus servicios."

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