200505100005_6_2
DESCRIPTION
cotecTRANSCRIPT
Anexo I. COTEC Energía
Anexo Técnico I
La tecnología en el sector eléctrico. Situación actual y perspectivasJosé M. Martínez-Val
INDICEIINDICE
1. Introducción histórica 12. Objetivos e ideas fuerza en el sector eléctrico 203. El mantenimiento del parque actual 274. El factor económico en la generación de electricidad 325. El parque del futuro 536. Oportunidades tecnológicas en el desarrollo eléctrico 64
Anexo I. COTEC Energía1
ANEXO I
La tecnología en el sector eléctrico. Situación actual y perspectivas
1. Introducción histórica
Una de las características señaladas del sector eléctrico en nuestro país a lo largo de su
historia ha sido la capacidad de explotar eficientemente y sin mucha dilación las tecnologías que en
cada época estuvieran disponibles en el contexto internacional. El concepto de disponibilidad se ha
de entender aquí de una manera genérica, que requerirá varias matizaciones a lo largo de este
informe, por estar relacionado con el de dependencia tecnológica, autosuficiencia en la resolución
de problemas, y obtención de resultados físicamente eficientes y con rentabilidad económica.
En esta larga ejecutoria eléctrica de más de un siglo, pueden encontrarse otras
características perdurables, como han sido la concentración empresarial y un ajuste relativamente
rápido a las variaciones en los mercados de combustibles. Como ejemplo de lo primero, se puede
recordar que a principios del siglo XX, cuando se efectuó en 1901 el primer inventario de fábricas de
luz en nuestro país, se censaron más de ochocientas, casi todas ellas compañías independientes,
con suministro de corriente continua a una barriada pequeña o incluso menos. Cien años después el
sector eléctrico está ampliamente dominado por cuatro compañías matrices, si bien la reordenación
reciente de liberalización del sector ha fragmentado interiormente éstas en sectores de actividad.
Por lo que corresponde a la generación de electricidad, es notoria dicha concentración empresarial,
aunque en el último decenio del siglo XX creciera señaladamente la importancia de la generación en
régimen especial, tanto en cogeneración como en energías renovables (aunque hay que señalar
que la presencia de las cuatro grandes compañías eléctricas es no nula, ni muchísimo menos, en
las explotaciones bajo este régimen, que en el total de producción peninsular alcanzó en el año
2000 un 9% por lo que corresponde a cogeneración, y algo más de un 4% de renovables, sin contar
la hidráulica clásica).
En cuanto a la adecuación del sector a las fluctuaciones del mercado de combustibles, los
ejemplos son variados, pero de modo singular cabe recordar la reacción ante la segunda gran crisis
petrolífera (1979) con la formulación del Plan Acelerado del Carbón, que permitió una reducción
Anexo I. COTEC Energía2
significativa del consumo de petróleo en nuestro país, cayendo desde el máximo histórico hasta
aquel momento (50 Mtep en 1980) a menos de 40 Mtep en 1985, al tiempo que aumentaba el
consumo de carbón desde 13,3 Mtep en 1980, hasta más de 19 Mtep en 1985, manteniéndose a
ese nivel, aproximadamente, hasta la actualidad.
Por fortuna esa época de máxima incidencia en nuestro país de la crisis petrolífera coincidió
también con la incorporación al parque eléctrico de las centrales nucleares de la llamada segunda
generación (cinco unidades, a las que agregar otras dos de la tercera generación) y en energía
primaria el parque nuclear pasó de representar alrededor de 1,5 Mtep en 1980 a más de 7 Mtep en
1985, para comenzar el siglo XXI con más de 15 Mtep/año. Este despliegue redujo notoriamente la
dependencia respecto del petróleo, que no obstante es mucho mayor que la media de la Unión
Europea (52% frente a 41%).
Hay que anotar, sin embargo, que la decisión de construir centrales nucleares en nuestro
país no vino motivada por las crisis petrolíferas (aunque la de 1979 coadyuvara a dar el permiso
definitivo de construcción a las dos unidades de la tercera generación). La incorporación al parque
español de las centrales eléctricas obedeció básicamente a una decisión tecnológica, que por
supuesto incluía la disponibilidad y buen precio del combustible nuclear, incluyendo los servicios de
enriquecimiento. Como tal decisión tecnológica tuvo efectos muy positivos en la capacitación
industrial del país, pues se logró realizar una extraordinaria tarea de asimilación de tecnología
nuclear en nuestro país, lo cual ha tenido repercusiones muy importantes en varios aspectos, desde
los socioeconómicos, incluyendo la generación de empleo, hasta los específicamente eléctricos,
pues el alto factor de disponiiblidad de las centrales nucleares españolas ha sido posible en gran
medida gracias al dominio que de esta tecnología se ha alcanzado en el país, lo cual ha involucrado
tanto a los equipos humanos como al equipamiento material.
Otra característica histórica del sector eléctrico en el pasado ha sido el de conjugar o
amoldar su desarrollo en función de las políticas energéticas de los poderes públicos. Cabe aquí
recordar la naturaleza de monopolio natural que a veces se ha dado a la electricidad, que procede
de sus propias peculiaridades físicas, y en particular de las dificultades de su almacenamiento. Al
contrario que los hidrocarburos, por ejemplo, muy fáciles de almacenar (sobre todo los menos
ligeros) la electricidad requiere que su generación iguale de manera continua a su demanda. De lo
Anexo I. COTEC Energía3
contrario, se producen caídas en alguna o varias de las variables físicas, como el voltaje o la
frecuencia, lo cual no es admisible, e incluso se ha de mantener en una banda de tolerancia muy
estrecha.
En el contexto internacional ha habido sectores eléctricos de muy variada naturaleza, y el
sector español puede considerarse que ha tenido un desarrollo peculiar, con una participación
importantísima del sector privado. En el primer tercio del siglo XX hubo además una presencia
notable de capital extranjero, que mermó enormemente tras la Guerra Civil, en la que este sector,
como prácticamente toda la actividad socioeconómica, hubo de recomponerse por completo,
aunque en el caso eléctrico la recomposición fué más tecnológica que de participación estatal,
lográndose en todo caso una estructura productiva notoriamente eficaz, comparándola en cada
momento con el entorno productivo en el que se estaba.
A este respecto se puede trazar cierto antiparalelismo entre dos sectores que pueden
considerarse servicios de base industrial con características de monopolio natural: el ferrocarril y la
electricidad.
Al margen de la diferencia en aproximadamente medio siglo en el comienzo de su
implantación, en ambos casos se produce un despliegue basado en concesiones o autorizaciones
públicas, a empresas inicialmente con una fuerte presencia de capital extranjero, y con tecnología
también predominantemente extranjera de principio.
El ferrocarril tiene un primer ciclo expansivo, que abarca casi toda la segunda mitad del
siglo XIX, que claramente es un ciclo de negocio, en el que además se va produciendo una clara
concentración empresarial alrededor de dos grandes firmas: la MZA (Madrid-Zaragoza-Alicante, que
tal era el título, aunque lógicamente correspondiera a dos ramales distintos, no a un despliegue
geográfico único) y la Compañía del Norte.
Estas compañías comenzaron a nacionalizar su tecnología a finales del siglo XIX, y así
mismo fué en aumento la presencia de capital nacional (pues las dos compañías tuvieron en origen
una participación extranjera, sobre todo francesa, totalmente mayoritaria). Sin embargo, y al igual
que la gran mayoría de las empresas ferroviarias mundiales, entraron en crisis financieras (no
Anexo I. COTEC Energía4
propiamente tecnológicas) tal como avanzaba el siglo XX, y en la mayor parte de Europa se llegaría
a la nacionalización de las empresas ferroviarias, creando por lo general una gran compañía estatal.
Tal fué en España el caso de la RENFE, creada a principios de los años 40 del siglo XX (para lo
cual, por cierto, hicieron falta tres leyes, por la complejidad del sistema concesional y empresarial
ferroviario).
Paralelamente en España se planteó la problemática de la electricidad (y recuérdese que en
muchos países europeos, nada más acabar la II Guerra Mundial, fueron muchos los servicios
eléctricos que se nacionalizaron).
A lo largo de los años 40 se llevó a cabo una profunda reordenación del sector eléctrico,
que prácticamente quedó estructurado para los siguientes sesenta años, si bien ocurrieran cambios
significativos a principios de los años 80 (siempre referidos al siglo XX) y a final de siglo, en este
último caso abordando una liberalización o desregulación que conforma un panorama de política
energética que sin duda repercute en los aspectos tecnológicos, como de hecho ha sido siempre a
lo largo de la ejecutoria eléctrica.
La reordenación de los años 40 fué tanto empresarial como legal y tecnológica, siendo
crucial el año 1944 y su entorno cronológico, que vió nacer a empresas tan importantes como
FENOSA e IBERDUERO, por fusiones de compañías previas, a ENDESA y ENHER, como
empresas públicas, instrumentos de participación estatal en el sector, y a UNESA, como asociación
y ente autorregulador, quedando además constituido el RECA, despacho de Reparto de Cargas,
actividad fundamental en el sector eléctrico, por la obvia necesidad de armonizar los polos de
generación con las necesidades de la demanda, lo cual técnicamente se cubre hoy día con Red
Eléctrica S.A.
Al contrario que en el caso ferroviario de la RENFE, y al contrario que en otros países como
Francia, Italia o Reino Unido en la electricidad, en España no se optó por nacionalizar el sector
eléctrico en esa época, pero sí se establecieron a lo largo del tiempo mecanismos para regular su
desarrollo, como fueron los Planes Eléctricos Nacionales; los cuales no constituyeron casos
asilados en el quehacer socioeconómico del país, sino al contrario, eran una expresión más, aunque
Anexo I. COTEC Energía5
muy importante, del modo de fomentar y armonizar el desarrollo económico en aquellas fechas, lo
cual tenía su máxima expresión en los Planes de Desarrollo (a partir de 1964).
Aunque pueda percibirse a primera vista que estos aspectos están muy alejados del
problema tecnológico, en realidad no es así, sino muy al contrario, pues la tecnología era uno de
los elementos esenciales en la dinamización que se intentaba estimular de manera planificada (lo
cual, por otro lado, era muy del gusto internacional de la época, que vió y vivió multitud de
programas y planes a tal efecto, y la aparición de la OCDE como gran organización para estimular el
desarrollo económico bien armonizado).
El tema tecnológico fue importante en el sector eléctrico, y a él será forzoso volver, pero no
fué privativo de éste. En el campo químico, por ejemplo, tuvo lugar una actuación similar, siempre
bajo la cobertura de los Planes de Desarrollo, y que en este caso se concretó a través de los
llamados Polos de Desarrollo. Hay que señalar que la mayoría de las instalaciones refineras y
petroquímicas de la España peninsular fueron aprobadas y proyectadas precisamente en la época
de los Polos, aunque lógicamente las instalaciones se hayan ido actualizando y ampliando, aunque
siempre sobre las bases de los primitivos polos (Tarragona, Huelva, La Coruña, Castellón de la
Plana y Puertollano, aunque las instalaciones más antiguas, como las de Cartagena, fueran
anteriores a la política de Polos).
Particularizando este breve recorrido histórico al caso tecnológico eléctrico, se ha señalado
ya la gran apuesta que supuso la Energía Nuclear como fuente de generación eléctrica. Esta
apuesta se desplegó en las llamadas generaciones, partiendo en los años sesenta de la primera de
ellas (Zorita, Garoña y Vandellós I) que representaron auténticas puntas de lanza en la adquisición y
asimilación de tecnología.
La participación española en la construcción de nuestras centrales nucleares fue en
incremento constante y significativo, superando un 85% de participación en las dos centrales de la
tercera generación. En punto alguno debe verse en este comentario un canto en pro de la
autosuficiencia total o autarquía tecnológica, que no tendría ningún sentido y mucho menos en la
actualidad, pero es imprescindible señalar que se optó por una decisión político-empresarial de
capacitarse fuertemente en el ámbito nuclear, para llegar a alcanzar plena capacidad y
Anexo I. COTEC Energía6
responsabilidad en la explotación de estas centrales, lo cual no cabía conseguir sin un dominio
tecnológico más que suficiente.
A tenor de los resultados operativos del subsector nuclear y de la capacidad para definir,
abordar y resolver sus problemas tecnológicos, no cabe duda que se consiguió un éxito notable en
esa capacitación técnica. Está fuera de este marco introductorio la valoración de este subsector en
su problemática actual y en su prospectiva, lo cual se hará en su capítulo correspondiente, pero sí
resulta procedente señalar su caso histórico, como ejemplo relevante de la capacidad del sector
eléctrico de aprovechar una energía disponible, incluso con el grado de complejidad de la energía
nuclear.
En términos generales ello podría decirse de la tecnología electrotécnica en sí. Tampoco
puede pretenderse aquí un grado completo de autosuficiencia, pero sí hay que señalar que de
manera continuada durante más de un siglo, y quizá sin tanta decisión planificada como la
anteriormente comentada, el país ha sabido ir asimilando y adquiriendo la tecnología eléctrica
necesaria tanto de generación como de distribución y uso final. En ello España ofrece unas
características muy nítidas, que prácticamente pueden definirse como prototípicas de nuestras
características y carencias en el trinomio ciencia-tecnología-industria, y que merecen comentarse
brevemente y en grandes rasgos históricos, por su significación y como introducción a los capítulos
más específicos de los diferentes ámbitos tecnológicos de generación de electricidad.
A lo largo del siglo XIX, España no participó activamente en la creación de la Electricidad
como ciencia, cuyos polos fundamentales de desarrollo fueron Reino Unido y Francia, y en menor
medida Alemania y Estados Unidos, pero tal como la Electricidad se afianzaba como tecnología
aprovechable, hacia 1870, en España existía ya un pequeño plantel de profesores capacitados en el
tema, de entre los cuales hay que citar a dos Ingenieros Industriales, don Gumersindo de Vicuña
(catedrático de la Universidad Central) y, sobre todo, don Francisco de Paula Rojas, cuyo libro
“Electrodinámica Industrial” podría perfectamente estudiarse hoy día, ciento veinte años después,
con plena vigencia de sus explicaciones científicas.
Desde este punto de vista, a finales del siglo XIX, España no carecía de conocimientos
científico-técnicos en materia de Electricidad y ello posibilitó la aparición de dos focos o escuelas en
Anexo I. COTEC Energía7
el despliegue de la Electricidad en España, los dos bajo la égida intelectual y científica de D.
Francisco Rojas: las escuelas de Barcelona y Madrid.
Rojas era catedrático de Física Aplicada en la Escuela de Ingenieros Industriales de
Barcelona en los años 70 del siglo XIX y a partir de ella, y con gran respaldo de su director, D.
Ramón Manjarrés, se instaló en la Escuela a mediados de esa década, la primera “central eléctrica”
de España, lógicamente de carácter experimental y de muy escasa potencia, con dos máquinas
generadoras del belga Z. Gramme (que poseía una patente no muy dispar de la dinamo creada
unos años antes por W. Von Siemens).
A partir de la Escuela de Ingenieros Industriales de Barcelona nace la primera escuela o
foco de electricidad en España, de la que son nombres indiscutibles Narcis Xifra, A.Planas y A.
Flaquer. Xifrá fue el constructor de la primera central eléctrica comercial española, en la
barcelonesa Rambla de Canaletas, poco antes de 1880, dando lugar a la primera empresa española
del sector, la “Sociedad Española de Electricidad”, del empresario Sr. Dalmau, que en pocos años
perdería la titularidad de la misma, pasando a capital y tecnología extranjera. Cabe citar a este
respecto que la primera central eléctrica había contado con generadores eléctricos Gramme,
fabricados en Bélgica por dicho ingeniero, del que la “Casa Dalmau” era representante en España.
No obstante, la maquinaria para mover los generadores era española, concretamente motores de
explosión que usaban el llamado gas pobre (gas manufacturado). Los motores fueron fabricados en
Barcelona por la “Maquinista Terrestre y Marítima” con tecnología propia. Sin embargo, a medio
plazo esa tecnología (incluyendo la de Gramme) sería desplazada por otras de mayor empuje
industrial, perdiendo gran parte del protagonismo tecnológico que había habido en los comienzos.
En Madrid, la escuela o foco para el despliegue eléctrico se demoró unos años, y de hecho
cobró vigor gracias al traslado a la capital del reino de D. Francisco Rojas, como profesor de la
Escuela Preparatoria de Ingenieros (además de catedrático de la Universidad Central). A través de
la Preparatoria, su “Electrodinámica Industrial” pasó a ser texto fundamental para una generación
larga de ingenieros. De entre ellos, por su significación tecnológica, cabe destacar a los ingenieros
de Caminos González Echarte, Mendoza y Moreno (fundadores de Mengemor, la primera compañía
española de ingeniería) y a su colega Otamendi.
Anexo I. COTEC Energía8
Muy a principios del siglo XX abordaron la construcción de la primera “gran central
hidráulica” de España, y en 1902 llegó a Madrid la corriente alterna generada en ella, concretamente
en el embalse de Santillana, al pié de la pedriza del Manzanares, aprovechando precisamente ese
curso de agua. Dicha central hidráulica es otra demostración palpable de la rapidez de aplicación
tecnológica que efectúa el sector eléctrico de nuestro país en cuanto que existe disponibilidad de
una nueva fuente de energía. En este caso, la disponibilidad era esencialmente tecnológica, y
provenía de dos grandes avances realizados una veintena de años antes a escala de laboratorio y
taller, y que llevaban escasamente diez años de aplicación industrial. Se trataba de la corriente
alterna, y concretamente del alternador, inventado por N.Tesla, y el transformador, de L.Gaulard, lo
cual permitía la transmisión de grandes potencias eléctricas gracias a la elevación de la tensión en
los transformadores, reduciendo así la intensidad transmitida y sus pérdidas.
En cuanto al censo antes comentado de “fábricas de luz” efectuado en 1901 por el
Ministerio de Agricultura, Industria, Comercio y Obras Públicas, se contabilizaron 859 centros, con
una potencia total de 128.000 caballos de vapor (94 MW, es decir, unos 110 kW de potencia por
fábrica) correspondiendo el 60% a centrales térmicas (con motores de gas) y el 40% a hidráulicas
(de corriente continua) accionadas por molinos de agua próximos a las ciudades.
La central hidráulica de Santillana, al norte de Madrid, fué un revulsivo tecnológico
fundamental que tuvo de inmediato, también en las cercanías de Madrid, una réplica ampliada, la
del Salto de Bolarque, inaugurado como central eléctrica en 1904.
Ello requirió voltajes cada vez más elevados en las líneas de transmisión de electricidad, en
lo cual España fué pionera a nivel europeo. En 1908 se inauguró la primera línea eléctrica del
continente que operaba a 30.000 voltios, entre Quintana y Bilbao (de Hidroeléctrica Ibérica,
integrada en Iberduero en 1944) y al año siguiente se escaló aún más alto: 66.000 voltios en la línea
“Jucar”, que prácticamente comunicaba Madrid con Valencia y con las centrales intercaladas, de
Hidroeléctrica Española (hoy día fusionada con Iberduero en Iberdrola).
Estas líneas eléctricas no habrían sido posibles sin una base tecnológica muy fuerte, sobre
todo de transformadores, y esa base estaba también radicaba en España, en gran medida. En este
contexto es imprescindible señalar a D. Luis Muntadas, ingeniero industrial barcelonés, hijo de uno
Anexo I. COTEC Energía9
de los célebres Hermanos Muntadas, los fundadores de “La España Industrial”, una de las más
señeras iniciativas industriales españolas de mediados del siglo XIX.
Luis Muntadas creó en 1895 la compañía “La Industria Eléctrica”, en Cornellá, Barcelona,
que fué la suministradora del equipo del parque de alta tensión de la Central de Santillana,
transformadores incluidos, en lo cual Muntadas trabajó personalmente, en particular con D. Antonio
González Echarte.
Curiosamente también en 1895 instaló su primera fábrica en España la alemana “Siemens”,
aunque sus iniciativas comerciales habían sido anteriores. Quince años más tarde, Muntadas
fusionaba su compañía con la alemana, quedando él al mando de lo que se llamó en 1910
“Siemens-Shukert Industria Eléctrica, S.A.”, hoy día “Siemens”. Aún cuando los talleres no tengan
nada que ver con los de hace un siglo, los terrenos de Cornellá siguen operativos como fábrica de
esta compañía.
Sin acumular más ejemplos del ámbito electrotécnico, sí parece posible señalar que el
conocimiento científico (fundamentalmente impartido desde la universidad) no ha supuesto un
escollo relevante en el despliegue tecnológico, sino lo contrario, al menos en el campo eléctrico. Los
ingenieros españoles a caballo entre el siglo XIX y el XX disponían de suficiente información y
formación para acometer sus iniciativas, de manera similar a como los que están a caballo entre el
siglo XX y el XXI no padecen ninguna carencia significativa científico-técnica en su formación para
trabajar en las tecnologías del sector.
El problema tecnológico tampoco constituyó un obstáculo relevante a principios del siglo XX
para el despliegue de la alta tensión y la corriente alterna, aún cuando gran parte de la maquinaria
generadora hubiera que adquirirla en el extranjero. Los ingenieros españoles tuvieron solvencia
sobrada para calcular y dimensionar los diversos elementos de las centrales, tanto hidromecánicos
como eléctricos, y los conjuntos se ensamblaron con rapidez y notable éxito.
Donde más falló ese despliegue, y en gran medida es el fallo más reiterado de nuestro país
en ese ámbito, fué en el paso de la tecnología a la industria o, dicho de otro modo, en la explotación
industrial del avance tecnológico.
Anexo I. COTEC Energía10
En ello hay que tener en cuenta la fuerte competitividad internacional en el tema
tecnológico-industrial (ya desde el siglo XIX) y la creciente globalización a la que este tipo de bien
ha estado sometido desde hace más de un siglo, que ha propiciado la concentración empresarial
multinacional, encontrándose que en casi todos los ámbitos (no sólo la electricidad) el número real
de grandes marcas (grandes compañías) raramente llega a la decena. Eso ocurre también con el
equipamiento de generación de energía. Pero no todo en tecnología eléctrica es el gran
equipamiento, como habrá ocasión de señalar en diversos capítulos de este informe
En los párrafos precedentes se ha pasado brevemente revista a ciertas características del
desarrollo tecnológico en el sector eléctrico español, del que volvemos a señalar su capacidad para
asimilar y aprovechar las tecnologías que hacen aparición.
Ha parecido oportuno retrotraerse hasta prácticamente los orígenes, a caballo entre los
siglos XIX y XX, pues es una época que puede considerarse epítome de las debilidades y fortalezas
del sistema español ciencia-tecnología-industria, aplicado en este caso al ámbito eléctrico.
El desarrollo subsiguiente a lo largo del siglo XX continuó ofreciendo pautas relativamente
similares, aunque matizadas por los ciclos políticos y socioeconómicos que se vivieron, lo cual es
obviamente comprensible.
En 1919, el padre jesuita Pérez del Pulgar, fundador del ICAI, los ingenieros Echarte y
Mendoza, ya mencionados, y los catedráticos de la Escuela de Ingenieros Industriales de Madrid,
J.Morillo y J.A. Artigas, estudiaron y propusieron lo que hubiera sido el primer Plan Nacional de
Electricidad, que tenía como columna vertebral el despliegue de una potente red de alta tensión, con
nodos singulares de distribución para unir los centros de producción con los de consumo.
Veinticinco años después, prácticamente los mismo protagonistas, más don Esteban
Terradas (presidente fundador de Endesa) y don José Mª de Oriol (presidente de Hidroeléctrica
Española) sentaron las bases técnicas del subsiguiente desarrollo eléctrico español (paralelo a la
reestructuración empresarial del sector) en 1944.
Anexo I. COTEC Energía11
En esa redefinición técnica hubo dos palabras claves: carbón y cemento. Carbón nacional
cuyas cuencas había que explotar con centrales a bocamina, y cemento para la construcción de
grandes presas.
Por caprichos de la meteorología, coincidió esa época con el estiaje más largo del siglo XX,
la llamada pertinaz sequía, desde el verano de 1942 hasta 1945, y al margen de otros efectos
socioeconómicos graves, la sequía estimuló la construcción de grandes embalses para la regulación
de los caudales de agua. En esa regulación la producción de electricidad no gozaba, ni podía gozar,
ni entonces ni ahora, de una prioridad muy alta, pues los usos biológicos del agua han tenido
siempre prelación ante cualquier otra aplicación. Aún así, en 1945 la potencia hidroeléctrica
instalada, que era de 2 GW, ascendió a prácticamente el doble en 1955, llegó a 5 GW en 1961, y a
10 GW en 1969, estando hoy en casi 18 GW (contando minihidráulica).
La contribución de la parte hidroeléctrica a la construcción de grandes presas en España
fué fundamental, y es un ejemplo adecuado de sinergias entre objetivos públicos o políticos, como
en este caso era el agua, y actividad empresarial, en este caso eléctrica. Este buen entendimiento
entre las actuaciones políticas, estén o no estructuradas en planes y programas, y el sector
eléctrico, es un aspecto lateral al tema tecnológico, pero no superfluo ni intrascendente. La
existencia de un marco definido y suficientemente perdurable es una referencia muy útil para la
programación de las inversiones empresariales, las cuales pueden efectuarse, a partir de ese marco
y con las restricciones relativamente bien conocidas, con mayor atención a los temas tecnológicos.
Obviamente éstos jamás se abordan aisladamente ni por sí mismos, aunque estén siempre
presentes en las decisiones empresariales, pues tampoco cabe adoptar éstas sin un conocimiento
suficiente y riguroso de las tecnologías disponibles.
En una siguiente etapa en el desarrollo tecnológico del sector eléctrico aparecen las
centrales de fuelóleo, como consecuencia de la disponibilidad de combustible, de precio además
muy bajo desde la postguerra de la II Guerra Mundial hasta la crisis de 1973. Ello hace que la
potencia instalada en centrales térmicas convencionales pase de poco más de 2 GW en 1960 a más
de 10 en 1973. Precisamente a partir de esa fecha se tendrá en España una producción de energía,
anual, en centrales térmicas convencionales, mayor que en las hidráulicas. Hasta entonces había
sido significativamente al contrario.
Anexo I. COTEC Energía12
En este dominio creciente de la generación térmica convencional hay que anotar dos
hechos contrapuestos: la creciente participación de las centrales de carbón y la decreciente
actividad de las centrales de fuelóleo, que durante varios ejercicios llegaron a tener un
funcionamiento meramente testimonial, como consecuencia del alto precio del combustible.
Hay que señalar además que la planificación de construcción de estas centrales se efectuó
en tiempos de crecimiento fortísimo de la demanda, que prácticamente se multiplicó por 10 entre
1950 y 1973 (de 7 a 70 mil millones de kWh en números redondos).
La planificación procedente de esas condiciones provocó el sobreequipamiento del parque
ante la reducción de la tasa de crecimiento que subsiguió a las crisis del petróleo. En los años 80 se
registraron crecimientos muy moderados, por debajo del 3% anual, cuando en los años 60 habían
sido cercanos al 10%. A finales del siglo XX el crecimiento del consumo eléctrico ha vuelto a crecer
sensiblemente, por encima del 5%, con algunos años cercanos al 7%.
El sobreequipamiento procedente de las planificaciones de los años 70 se debió así mismo
a la finalización de las centrales nucleares de la segunda generación (a excepción de los dos grupos
de Lemóniz) y la rápida activación de las centrales del Plan Acelerado del Carbón, llevado a cabo a
principios de los ochenta.
Ciertamente el sobreequipamiento ha permitido disponer de márgenes de reservas muy
elevados, que además se han visto reforzados por el creciente aumento del factor de disponibilidad
de las centrales de carbón y nucleares, durante los años ochenta y gran parte de los noventa. Sin
embargo, el factor de disponibilidad se ha estancado, e incluso ha entrado en pequeña regresión en
algunos grupos, lo cual no es objeto de esta introducción, sino un problema importante de la
situación actual, y ligado al mantenimiento.
Por otra parte, el fuerte crecimiento de la demanda de electricidad a partir de 1996 ha
originado una considerable merma en el margen de reserva del parque peninsular, cifrado en más
del 33% en dicho año, y que para el año 2000 puede evaluarse en tan sólo 12%. Téngase en cuenta
Anexo I. COTEC Energía13
que en ese quinquenio el incremento acumulado del consumo de energía eléctrica fué
prácticamente del 30%.
Un apartado subsiguiente se dedicará al estudio del parque actual, al cual se ha llegado
como proyección de lo planificado o comprometido de construcción a principios de los años 80 del
pasado siglo, con dos cuestiones adicionales, que han sido novedosas y emergentes durante el
último decenio del siglo: la cogeneración, y las energías renovables, fundamentalmente la eólica. En
ambos casos se da también, como en tantos otros de los explicados anteriormente, una
convergencia eficaz entre la tecnología disponible, las iniciativas empresariales, no siempre de
dentro del sector en este caso, y la incentivación por determinadas políticas gubernamentales de
apoyo indirecto y directo (subvención de I+D, por ejemplo, más estímulo o prima en la tarifa).
La cogeneración comenzó a plantearse como una rama más en la optimización energética
en tiempos de carestía de combustible, e inicialmente (año 1990) la electricidad generada en las
plantas cogeneradoras era mayoritariamente consumida para el fín in situ, y una fracción menor (del
orden del 30%) se vertía a la red.
El hecho de que por el marco tarifario y la optimización del uso del combustible, tal régimen
fuera rentable en gran medida, hizo que a lo largo del decenio de los noventa las instalaciones
cogeneradoras se multiplicaran, llegando a representar del orden del 10% de la producción de
energía eléctrica. En este sentido hay que señalar que se ha revertido el reparto de la energía
generada, que actualmente es del orden del 30% para el fín in situ, y un 70% se vierte a la red.
Tecnológicamente la cogeneración no ha encontrado obstáculos a su desarrollo, lo cual es
digno de reseña, pues cualitativamente coincide con la característica señalada al principio de este
capítulo sobre la eficacia del sector eléctrico en el aprovechamiento de las tecnologías disponibles.
Algo similar cabe decir del despliegue de la energía eólica en nuestro país, también gran
novedad del último decenio del siglo XX, con tendencia claramente superior a las expectativas,
cuestión ésta que no se da con el resto de las energías renovables, cuyas dificultades tecnológicas
intrínsecas son superiores, y su rentabilidad para la generación de electricidad no es alcanzable con
niveles de apoyo aceptables (como es el caso de la energía eólica).
Anexo I. COTEC Energía14
No obstante, en la situación de finales del siglo XX la energía eólica era aún muy poco
significativa respecto de la hidráulica general, e incluso de la minihidráulica (instalaciones con
potencia menor de 10 MW). En 1998, la hidráulica convencional produjo 30,7 TWh, la minihidráulica
5,6 TWh, y la eólica 1,4 TWh. La siguiente energía renovable a tener en cuenta sería la biomasa
(1,1 TWh) aunque la parte sustantiva del uso de biomasa (más del 50%) se emplea para
calentamiento directo en el sector doméstico. (Para datos más precisos de la producción de
electricidad, véase Anexo II, y en particular tabla II.1.4.)
Puesto que con estas apreciaciones se entra prácticamente ya en la situación actual y su
proyección futura, que es el objeto fundamental de este Informe, conviene recapitular subrayando
de nuevo la capacidad que ha demostrado el sector eléctrico español para utilizar las tecnologías
mundialmente disponibles, sin gran retraso respecto de los países más pioneros en este campo, si
bien el esfuerzo ha sido a menudo más loable en calidad que en cantidad, por las dificultades de
conseguir masas críticas y sinergias en un mercado de tamaño relativamente reducido como fue el
español durante gran parte de su historia, pero no ya en el caso actual.
1
Motores de explosión de Gas
Hidroeléctrica corriente continua
Fuel
Grandes presas (Hidroeléc.)
Diesel
Nuclear
Bombeo
Cogeneración
Eólica
Hidroeléctrica con corriente alterna
Gas (CGCC)
Biomasa
Carbón (Turbina vapor) GICC
En el sector eléctrico se han aprovechado las tecnologías disponibles que mejor se ajustaban a una cobertura eficiente y económica de la demanda. Es uno de los ámbitos donde la actualización tecnológica
ha sido más permanente
Tec
no
log
ía
Año18801890
19001910
19201950
19601970 1990
20001940 19801930
Anexo I. COTEC Energía15
En la capacitación tecnológica en la generación de energía eléctrica se podrían citar casi
todos los modos de producción, comenzando por la hidroeléctrica y el carbón, pero resulta posible
identificar dos campos en que el esfuerzo de capacitación fue, ha sido o es, especialmente intenso y
productivo: el de la energía nuclear (comenzando como tal esfuerzo tecnológico en los años
sesenta del siglo pasado, y que al cabo de una generación ha conseguido cotas muy altas de
productividad, calidad y eficiencia); y el de la energía eólica, correspondiendo a un modelo
tecnológico y empresarial totalmente distinto; como distintos son entre sí los mecanismos que en
cada caso intervienen para generar electricidad a partir de los correspondientes principios físicos.
En los capítulos correspondientes se desarrollan más específicamente ambos casos, junto al resto
de las formas energéticas de producción que intervienen o podrían intervenir en la satisfacción de
nuestra demanda eléctrica.
Durante la mayor parte del tiempo transcurrido desde la aparición industrial de la
electricidad, la demanda se ha cubierto con solvencia y fiabilidad. Solo la época de la postguerra
civil y la de la II Guerra Mundial, registraron, por motivos obvios, serías dificultades en la cobertura
de la demanda. Este éxito social e histórico, raramente reconocido, se basa en gran medida en la
buena capacitación tecnológica del sector y a su rapidez de actualización ante las tecnologías que
van alcanzando madurez competitiva.
Energía eléctrica producida anualmente, en miles de millones de kW-hora
0,1
1,0
10,0
100,0
1000,0
1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000Fuente: UNESA
Anexo I. COTEC Energía16
Energía eléctrica producida según el tipo de central,en miles de millones de KW-hora
Potencia instalada en miles de MW
en miles de millones de kW-hora
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
110
120
130
1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000
Térmica convencional Hidráulica Térmica nuclear
Fuente: UNESA
0
10
20
30
40
50
60
1900 1910 1920 1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000Fuente: UNESA
Anexo I. COTEC Energía17
Potencia instalada según el tipo de central en miles de MW
Potencia instalada en % según el tipo de central
0
5
10
15
20
25
30
1930 1940 1950 1960 1970 1980 1990 2000
Hidráulica
Térmica convencional
Térmica nuclear
Fuente: UNESA
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
1930
1933
1936
1939
1942
1945
1948
1951
1954
1957
1960
1963
1966
1969
1972
1975
1978
1981
1984
1987
1990
1993
1996
1999
Hidráulica
Térmica convencional
Térmica nuclear
Fuente: UNESA
Anexo I. COTEC Energía18
Energía eléctrica producida en porcentaje según el tipo de central
En el cuadro crono-tecnológico adjunto (página 14) se evidencia la sucesión de
incorporaciones de las diversas fuentes y formas de energía a la generación de electricidad. Cada
incorporación produce el efecto de un ciclo de negocios de cierta intensidad y duración, limitándose
las inversiones de construcción a veces a periodos relativamente bien definidos y no muy largos,
pero extendiéndose los efectos de ese ciclo, en generación de electricidad, durante una fase en
general muy larga. Epítome de ello pueden ser las grandes presas con sus centrales hidroeléctricas.
Se ha señalado lo que a veces se denomina “política del pendulazo”,pues hay ciclos de
negocio que en su fase expansiva son tan fuertes que llegan a anular (o casi) las otras opciones,
habiendo etapas que podrían bautizarse como “todo hidráulica”, “todo carbón”, “todo nuclear”, etc,
pues hay en esos momentos, muy frecuentes en nuestra historia, una vocación fortísima hacia un
solo tipo de centrales para nuevas instalaciones. En el momento actual podría decirse que estamos
en una etapa de “todo gas”.
Aunque estas situaciones tan focalizadas hayan recibido cierto tipo de críticas, desde la
óptica preventiva de no poner todos los huevos en la misma cesta, lo cierto es que la situación
monotemática que a menudo se da en la implantación de nuevas centrales tiene su plena
justificación, que podríamos llamar darwinista, pues en realidad es el resultado de lo que podríamos
considerar una selección natural entre opciones energéticas. Esta selección se produce como
0
10
20
30
40
50
60
70
80
90
100
1931
1934
1937
1940
1943
1946
1949
1952
1955
1958
1961
1964
1967
1970
1973
1976
1979
1982
1985
1988
1991
1994
1997
2000
Hidráulica
Térmica convencional
Térmica nuclear
Fuente: UNESA
Anexo I. COTEC Energía19
confluencia de dos éxitos: disponibilidad de tecnología eficiente y precios competitivos de
combustible.
Como las diversas tecnologías son muy dispares entre sí (incluso entre ramas hermanas,
como son las de la combustión) y como también son muy dispares las condiciones geopolíticas y
económicas de los combustibles y materias primas, no es de extrañar que en un momento dado los
tipos de centrales no sean realmente competitivos entre sí, resultando uno predominante. Ello
explica la aparición de focos de atracción dominante, dándose los llamados pendulazos.
Lógicamente éstos tienen su razón de ser en función de una situación dada, que no es
invariante en el tiempo (como pasó con el “todo fuelóleo” de los años sesenta) y tanto el precio del
combustible como la evolución tecnológica pueden provocar enormes cambios en la perspectiva
prevista, con consecuencias negativas a medio plazo. De ahí la bondad precautoria de diversificar
las fuentes de energía, dentro de límites de solvencia tecnológica y costes de combustible que se
acepten como razonables. En todo caso, la buena adaptación de un sector eléctrico (o,
microeconómicamente, de una empresa) a las características del ciclo de negocio dominante en un
plazo temporal suficientemente dilatado, es crucial para el buen éxito económico y la competitividad
del país (o de la empresa).
De cometer errores importantes en la gestión de las inversiones por no valorarse
apropiadamente las características en cuestión, los perjuicios, bien macroeconómicos, bien
empresariales, pueden ser importantes. Viceversa, el éxito de un buen despliegue tecnológico
(como el de las centrales nucleares españolas) más un nivel de coste de combustible no disparado
respecto de las previsiones, es una clave fundamental del éxito económico y del bienestar social.
En los gráficos anteriores se exponen algunos datos representativos de la evolución
macroscópica del sector eléctrico español, cuya producción se multiplicó por más de 1000 a lo largo
del siglo XX, con un impacto extraordinario en el modus vivendi y el bienestar de toda la sociedad
española, tanto directamente, como usuarios inmediatos de la electricidad, como a través del gran
despliegue industrial que la electricidad coadyuvó a hacer realidad. La conclusión fundamental del
análisis de la evolución histórica de este sector es precisamente ésta: la gran contribución de la
electricidad, como industria, al progreso socioeconómico y personal de los españoles.
Anexo I. COTEC Energía20
2. Objetivos e ideas-fuerza en el desarrollo eléctrico
El parque actual de centrales eléctricas está constituido básicamente por instalaciones cuya
autorización e inicio de construcción tuvo lugar hace más de veinte años. En una amplia mayoría de
casos, las centrales tienen más de diez años de funcionamiento. En los próximos diez, hasta el
horizonte 2010, puede esperarse cierta reducción de potencia de ese parque clásico, en particular
de carbón, y sobre todo de fuelóleo, pero se prevé que el 85% del parque clásico actual (lo cual
representaría 45 GW en números redondos) esté operativo en el 2010, y pueda proporcionar algo
más del 50% de la energía producida en ese horizonte, para el que se espera que el otro 45-50%
sea aprovisionado por gas natural (∼25%) renovables (∼10%) y cogeneración (12-13%) contando
en esto posiblemente ciertas unidades de Generación Distribuida.
Esto supone un cambio estructural considerable en el sector eléctrico, al que hay que
añadir un profundo cambio legal de liberalización y desregulación, y a ambos se superponen
cambios o novedades tecnológicas en los que muy probablemente se tendrá éxito, pero que no
serán simples y necesitarán una capacitación en equipo y equipamiento no exenta de problemas.
Adicionalmente se ha producido un cambio sustancial en las ideas-fuerza que han
orientado al sector en política energética. En decenios precedentes, la garantía de suministro, la
independencia energética y la diversificación eran los objetivos de referencia. Esto ha cambiado
notoriamente, pues la garantía de suministro parece darse por hecha (lo cual no es en absoluto
cierto) y los otros dos factores prácticamente se han quedado sin peso en comparación con las
nuevas ideas-fuerza: competitividad empresarial y, sobre todo, consideraciones ambientales
globales.
En este panorama se aprecia pues un triple cambio de base, como consecuencia del cual
cambiará la estructura productiva del sector en plazo muy breve. Este triple cambio hace referencia
a:
-las ideas-fuerza de la política energética
-los cambios legales y comerciales en el sector
-los cambios tecnológicos
Anexo I. COTEC Energía21
El hoy y el mañana previsible
Energía eléctricaproducida
Hidráulica27,8 TWh
Térmica deCarbón 76,4TWh
Térmica Fuel/Gas 10,2TWh
Nuclear62,2 TWh
Cogeneración
Renovables 8,9 TWh
2000 (204,1 TWh)
Hidráulica30,4 TWh
Térmica de Carbón47,6 TWh
Térmica Fuel/Gas 1 TWh
Nuclear58,4 TWh
Cogeneración32,7 TWh
Renovables 24,8 TWh
CGCC64,8TWh
2010 (259,7 TWh)
Hidráulica16,5 GW
Térmica de Carbón11,5 GW
Térmica Fuel/Gas 8,2GW
Nuclear 7,8 GW
Cogeneración 5,3 GW
Renovables 3,6 GW
2000 (53,0 GW)
Hidráulica16,5 GW
Térmica deCarbón 9,4 GW
Térmica Fuel/Gas4,1GW
Nuclear 7,9 GW
Cogeneración 6,5 GW
Renovables9,7 GW
CGCC 11,6 GW
2010 (65,7 GW)
Potencia eléctricainstalada
Anexo I. COTEC Energía22
Evolución de electricidad generada (TWh) y potencia instalada (GW)en un escenario de crecimiento alto
0
50
100
150
200
250
300
1 2
Hidráulica
Carbón
Fueloleo
Nuclear
Cogeneración
Renovable
GasTWh
204,1
Año 2000 Año 2010
0
8,8
18,6
62,2
10,2
76,4
28
0
72
28
35,5
60
55
30,5
TWh
282
0
10
20
30
40
50
60
70
80
1 2
Hidráulica
Carbón
Fueloleo
Nuclear
Cogeneración
Renovable
GasGW
52,9
Año 2000 Año 2010
0
3,6
5,3
7,8
8,2
16,5
2
13
13
7,5
7,9
10,5
GW
70,4
16,5 16,5
11,5
Anexo I. COTEC Energía23
A estos últimos va fundamentalmente dedicado este informe, en el que conviene decir que
la situación tecnológica del inmediato futuro será bastante disimilar a la actual, y aunque no haya
motivo de alarma ni reserva fundamentada, sí quedan pendientes varios interrogantes.
Téngase en cuenta que en estos momentos la experiencia acumulada en nuestro país de
Centrales de Gas de Ciclo Combinado es prácticamente nula (salvo por la muy singular planta de
GICC de Puertollano). Aunque la oferta de los suministradores principales es muy fiable, ésta está
en muy pocas manos, y la relación entre las compañías españolas y estos suministradores se ha
efectuado en un marco internacional de tanta demanda de este tipo de maquinaria, que la situación
está fuertemente dominada por el lado del suministrador, que además actúa en un marco de
competencia comercial y técnica muy fuerte, y por tanto en un ámbito muy poco propicio,
lógicamente, para la transferencia de tecnología.
Por supuesto, existen otros factores de tipo positivo en este campo, como es el hecho de
que los suministradores principales tengan un buen asentamiento en nuestro país, pero con
seguridad necesitarán mucha mayor plataforma operativa aquí, si se desea una tasa de éxitos y una
velocidad de respuesta como son tradicionales en el sector eléctrico español.
Este problema se agrava, o al menos se modula, por el hecho de estar en un marco
liberalizado con muy escaso dirigismo estatal en temas tecnológicos, lo cual tiene pleno sentido en
el marco político internacional en el que España se mueve (Unión Europea) y en el marco
económico mercantil dominante (liberalización, globalización) pero no deja de ser un referente a
tener en cuenta al evaluar la potencialidad tecnológica para abordar un cambio estructural como el
que se prevé.
Recuérdese, aunque todo precedente histórico ha de mirarse con mucho cuidado y con
ánimo de aprender, no de repetir, que en el despliegue de la Energía Nuclear en nuestro país, el
suministrador principal de la primera central (Zorita) fué animado a firmar un convenio de
colaboración para transferencia de tecnología tanto a la propietaria de la central (Unión Eléctrica
Madrileña en aquellos momentos, 1964) como a la Junta de Energía Nuclear. De hecho, ese caso
Anexo I. COTEC Energía24
no fue en absoluto singular, sino habitual en ese campo energético y su desarrollo, llegándose
además al otorgamiento de las licencias oportunas para la fabricación en el país de la totalidad de
los componentes del circuito nuclear, incluyendo la propia vasija del reactor y los elementos
combustibles de éste. Ello propició una rápida transferencia de tecnología, particularmente
importante en una forma de energía con notorias implicaciones de seguridad, por lo que incluso
desde el punto de vista regulatorio y de inspección parecía muy procedente ahondar en la
capacitación tecnológica.
El desafío tecnológico también es notable en las otras dos áreas señaladas en expansión,
cogeneración y energías renovables, aunque quizá no aparezca tan crítico por varias razones que
se expondrán con detalle en sus capítulos respectivos, pero que conviene adelantar muy
resumidamente: tratarse de unidades más distribuidas, cuyas tasas de fallos parecen más
asimilables en el contexto general, y no ser tecnologías tan novedosas, pues de ellas ya hay cierto
grado de conocimiento en el país, con experiencia más que suficientemente positiva.
Por el contrario, y particularmente por lo que corresponde a energías con un grado notable
de aletoriedad intrínseca, como son la minihidráulica y la eólica, aparece el problema de la potencia
de respaldo para garantizar un margen de reserva suficiente en la cobertura de la demanda.
Indudablemente, el problema de la disponibilidad de estas fuentes de energía, y de la predictibilidad
de su disponibilidad, es quizá el que más críticamente las afecta.
Este punto es imprescindible de tener en cuenta en la evaluación tecnológica de las
proyecciones o planificaciones que se planteen, pues el primer objetivo de un sistema eléctrico
ha de ser la satisfacción de la demanda. Cualquier optimización, económica o de otro género,
que conduzca a situaciones con alta incertidumbre sobre la cobertura de la demanda eléctrica, debe
rechazarse de plano, pues incumpliría el objetivo esencial del sistema
En la historia que arranca de la Revolución Industrial y llega a nuestros días, pasando por
un enjundioso proceso industrializador, se aprecian tres ideas-fuerza que sucesivamente han
dinamizado ese desarrollo, aunque de manera no única. Estas tres ideas-fuerza son: productividad,
seguridad y calidad.
Anexo I. COTEC Energía25
En el ímpetu industrializador inicial, y ésto prácticamente para cada país o área geográfica
de desarrollo similar, la capacidad productiva ha sido o fue el primer objetivo cronológico a
satisfacer, pues sin la demostración palmaria del resultado industrial, fuera cual fuese el producto,
no cabía hablar de industria. Esto puede aplicarse a la fabricación de acero, a la industria textil, o a
la generación de energía eléctrica.
Una segunda idea-fuerza que estimuló el desarrollo industrial, tal como la productividad
quedaba dominada, fue el concepto de seguridad, realmente más complejo de lo que a primera vista
parece, y que como mínimo comporta tres niveles o ámbitos de actuación: la seguridad laboral o de
los operarios profesionalmente expuestos a los riesgos industriales; la seguridad de las
instalaciones, especialmente de aquéllas con altas concentraciones de productos tóxicos o
energéticos; y la seguridad de los productos y de los usuarios de los productos, incluyendo entre
éstos los servicios industriales, como es la electricidad.
Una tercera idea-fuerza que se sobrepone a las dos anteriores y constituye como un nivel
superior de desarrollo, es la de calidad, que a su vez tiene varios ámbitos de proyección: la calidad
de los productos y servicios industriales, medida como satisfacción idónea de la función que tienen
que cumplir; y la calidad ambiental, como minimización del impacto que todo el ciclo de vida de la
producción y del producto efectua sobre el bien común general, típicamente el medio ambiente.
En el desarrollo eléctrico estas ideas-fuerza se han manifestado claramente en las
sucesivas etapas de desarrollo, y en gran medida han animado o inspirado las políticas energéticas
a las que se ha tenido que acoplar el desarrollo eléctrico. Precisamente por este forzoso y lógico
acoplamiento, las ideas-fuerza han tenido y tienen una incidencia enorme en la valoración de las
tecnologías disponibles y en la prelación de éstas a la hora de efectuar o priorizar las inversiones
energéticas. De ahí que sea importante entender estas ideas-fuerza, considerarlas en su contexto
histórico y en su incidencia sobre la tecnología, y entender más claramente el planteamiento
eléctrico actual en el que, como ya se ha dicho, convergen un importante cambio tecnológico de
generación con un importante cambio legal del sector, por la liberalización de éste, coincidente
además con una liberalización y globalización general de la economía mundial, particularmente la
europea.
Anexo I. COTEC Energía26
Tomando como punto de partida 1944, por ser el año ya comentado de refundación del
sector, encontramos una primera fase de productividad donde esta idea-fuerza se materializa en un
objetivo fundamental: la cobertura de la demanda.
Ello exigió actuar en varios frentes económicos, empresariales y tecnológicos, por
requerirse nuevas y crecientes inversiones, propiciarse la integración de compañías y buscarse todo
medio útil, suficientemente rentable, de producción de electricidad.
Esa etapa no llegó a superarse hasta llegada la década de los sesenta del siglo XX, pues
en los cincuenta finales aún eran frecuentes los apagones en varias ciudades del país, y mucho
más aún en los pueblos, sin entrar en la problemática de la electrificación rural.
Durante esa etapa, cuestiones tan elementales de seguridad como las proteccio nes de los
circuitos eléctricos domésticos se dejaban al amparo de los llamados “plomos”, que por lo común
eran filamentos de cobre conectados a sentimiento, sin guía métrica ninguna sobre su longitud y
sección recta.
Por estar este Informe orientado específicamente a la generación de electricidad, el tema de
la seguridad del usuario, no resulta tan directamente relevante, pero en todo caso sí es digno de
reseñar el gran avance que se produjo a partir de los años sesenta en materia de seguridad en
todos los niveles, lo cual redujo mucho más el ya bajo nivel de electrocuciones, y así mismo el de
incendios por cortocircuito, en el que el avance en seguridad fué aún mayor.
Por lo que corresponde a la productividad, esta idea se vió afectada de manera notoria por
las crisis petrolíferas de 1973 y 1979, por lo que la garantía de suministro inspiró la aparición de
políticas energéticas que atendían a un triple objetivo: ahorro energético, diversificación, e
independencia o autosuficiencia en el suministro. Esta última idea-fuerza, por ejemplo, fue decisiva
para que Francia se decantara por un proceso masivo de nuclearización de su parque eléctrico, en
lo cual ha conseguido un éxito difícilmente parangonable.
El advenimiento del concepto de calidad como idea-fuerza en el desarrollo energético se
materializó muy especialmente en el tema mediomabiental, que activó la aparición de políticas que
Anexo I. COTEC Energía27
propiciaran las energías renovables, por su menor impacto ecológico. Al mismo tiempo persistían
las ideas de seguridad, especialmente significativa en aspectos tecnológicos importantísimos en los
diversos tipos de centrales, y de productividad, ligada a la competitividad, rentabilidad económica y,
por supuesto, a la garantía del suministro con cobertura plena de la demanda.
El enfoque que domina la proyección futura del parque eléctrico en nuestro país está
inspirado en los tres aspectos anteriores -productividad, seguridad, calidad- materializados en las
ideas-fuerza antedichas, no siempre fáciles de armonizar, pero que han alumbrado un marco como
el que se ha esbozado en el apartado anterior, que se basa por una ampliación del parque con
tecnologías relativamente novedosas, al tiempo que mantiene como centrales de base a una
fracción apreciable de las centrales actuales
3. El mantenimiento del parque actual
Habida cuenta de que la mayor parte del parque clásico actual (∼85%) deberá estar aún
plenamente operativo dentro de diez años, resulta imprescindible un planteamiento riguroso del
mantenimiento de estas centrales.
Aunque el tema pueda parecer obvio y de inmediata solución por contarse con gran
experiencia y una solvente infraestructura de apoyo técnico, existen cuestiones de diversa índole -
circunstanciales, funcionales, etc.- que pueden inducir un deterioro significativo en la capacidad para
mantener plenamente operativas dichas centrales, lo cual sin duda repercutiría en una pérdida del
factor de disponibilidad y una mayor propensión a averías y accidentes.
En el último decenio del siglo XX se experimentó un importantísimo avance en el factor de
disponibilidad de las centrales térmicas, tanto de carbón como nucleares, en lo cual influyó de
manera notoria el buen nivel de mantenimiento efectuado en dichas centrales, basado no solo en la
experiencia acumulada, sino en el acierto en la eliminación de los problemas de nacimiento de
muchas de esas centrales. Estos problemas de nacimiento (o construcción) están relacionados con
la mayor tasa de fallos de los primeros años de una instalación, sobre todo si ésta tiene
características singulares, y en el caso español se dieron singularidades con notoria profusión tanto
en las centrales de carbón como en las centrales nucleares. A este respecto, y sin ánimo de
Anexo I. COTEC Energía28
adelantar acontecimientos, cabe señalar que cuando los sistemas técnicos, como las centrales
eléctricas, entran en la fase de envejecimiento, vuelve a aumentar su tasa de fallos, según lo
describe la llamada curva de bañera de la fiabilidad, lo cual inmediatamente repercute en la
problemática del mantenimiento y, por lo general, en una caída drástica del factor de disponibilidad.
En función de la entrada en servicio de cada central, los fallos de infancia fueron
subsanándose convenientemente, y prácticamente en los años 80 quedaron solventados su
mayoría, y de ahí que se pudiera conseguir un aumento importante de la disponibilidad de las
centrales en los años 90 del siglo pasado. Esta disponibilidad tiene también su razón de ser en la
mejor operación y en un adecuado mantenimiento preventivo, que ha reducido notablemente las
paradas no programadas de las centrales. En cuanto a las programadas, ha sido sensiblemente
importante la mejora de estas en cuanto a calidad técnica, particularmente en el caso de las
centrales nucleares, en las cuales se ha reducido también notoriamente la duración de la parada de
recarga del combustible, sin lugar a dudas la más importante de las que ha de experimentar este
tipo de centrales. A finales de los años 80 las paradas de recarga, particularmente para las centrales
de la segunda generación, estaban por encima del mes de duración, y próximas en general a los 45
días. A finales del siglo XX, las paradas programadas de recarga del combustible y de revisión de
equipos y componentes en las centrales nucleares duraban aproximadamente 15 días o como
máximo tres semanas, lo cual suponía un acortamiento en un factor de entre dos y tres respecto de
los valores de diez años antes, en cuanto al número de días de indisponibilidad de la central debido
a la parada programada de recarga.
En las centrales nucleares se aprecia también la existencia de otra modificación
tecnológica importante en beneficio del aumento de la disponibilidad, consistente en efectuar las
paradas de recarga con intervalos entre sí cada vez mayores, que obedecen a longitudes mayores
del ciclo de quemado, que durante los años 70 se programaba con una duración efectiva de unos
doscientos setenta o doscientos ochenta días, y en la actualidad se programa para año y medio e
incluso para dos años.
Esto es posible por un mejor conocimiento del comportamiento del combustible en cada tipo
de reactor, teniendo en cuenta sus peculiaridades fisico-químicas (que pueden afectar a la
corrosión, limpieza y activación neutrónica de los materiales suspendidos o disueltos en el
Anexo I. COTEC Energía29
refrigerante) así como a las características neutrónico-termohidráulicas del reactor. En todo ello el
punto más crítico es el comportamiento del propio combustible en cuanto a degradación de sus
características, especialmente importantes por lo que corresponde a su vaína, cuya integridad es
fundamental como primera barrera de confinamiento de los productos radiactivos.
El mejor conocimiento de la evolución del combustible nuclear a lo largo de quemados muy
dilatados, en cuestiones referentes a su estabilidad dimensional, interacción con la vaína,
acomodación de los productos de fisión gaseosos, etc., han permitido una mejor operación de estas
centrales con menor número de paradas no programadas, y así mismo las programadas. Esto se
detallará con mayor precisión en el punto correspondiente a la energía nuclear, en el Anexo VI.
Similarmente, el mejor conocimiento de las características de combustión de las centrales
de carbón ha permitido una mayor disponibilidad de éstas. Este mejor conocimiento tiene diversas
procedencias, unas relativas al combustible, y otras al propio proceso de combustión y la
termoquímica de sus productos, cuestión ésta fundamental en una fuente de energía muy sometida
a legislación ambiental, pues los compuestos que se generan (en particular NOx ) dependen de ello.
Por lo que corresponde a la combustión, téngase en cuenta que éste es un proceso muy
complejo, con interacción de muchísimas reacciones en cadena y ramificadas, con características
endotérmicas en algunas de ellas, como son las que llevan a la producción de óxidos de nitrógeno.
Por lo que corresponde a la mejor resistencia de los componentes de la caldera ante la
agresión de la llama y los humos, por efecto de su temperatura y de la actividad química, el mejor
conocimiento de las características de combustión en cada caldera ha permitido efectuar las
modificaciones pertinentes en éstas de tal modo que se minimice el riesgo de deterioro o de
degradación de elementos sensibles en la caldera; al tiempo que se mejoraba la transmisión de
calor desde los humos al fluido de trabajo (agua en fase líquida o vapor, con diverso título) y se
mejoraba por tanto el rendimiento de la instalación. De manera más señalada aún se mejoraba la
capacidad de la instalación de funcionar durante largos periodos de tiempo sin necesidad de
reparaciones importantes en los componentes internos de las calderas y sus elementos asociados,
aumentando por tanto la disponibilidad de la planta.
Anexo I. COTEC Energía30
Para este mejor conocimiento de la combustión como ya se señalará en el apartado
correspondiente a las centrales de carbón, las empresas eléctricas han hecho un esfuerzo notorio
de mejor entendimiento de los procesos termoquímicos, apoyándose en simulaciones numéricas
para esa mejor comprensión, y contrastando los resultados con los datos experimentales y medidos
in situ, que han permitido la modificación de los diseños o de los componentes que más deterioro
exhibían.
La cuestión de la combustión ha sido también crucial para mejorar la calidad de los humos,
disminuir los inquemados, disminuir por tanto una parte sustantiva de la contaminación, y en
definitiva simplificar los elementos purificadores de los humos, los cuales también han sido objeto de
estudio para minimizar los riesgos de pérdida de disponibilidad de la central por problemática en la
emisión de los humos.
También ha sido notable la mejora en el conocimiento y caracterización de los carbones
empleados, produciéndose en algunos casos mezclas entre carbones in situ y carbones importados
con el objeto de estandarizar más el poder calorífico del combustible empleado.
Como resultado de todas estas operaciones para un mejor mantenimiento y funcionamiento
de las centrales térmicas, se ha producido una mejora sustantiva en sus factores de
disponibilidad, lo cual sin embargo ha llegado prácticamente a saturación, y muy posiblemente se
esté dando una pequeña regresión de esa tendencia de mejora de la disponibilidad en los primeros
años del siglo XXI. Esta es una cuestión que debería cuidarse muy fundamentalmente, por la
enorme garantía y respaldo que estas centrales proporcionan al sistema eléctrico español, en
función de la buena operación demostrada durante más de un decenio.
El mantenimiento de las centrales más jóvenes del parque actual es sin duda uno de los
puntos más señalados en los desafíos tecnológicos que se prevén para los próximos diez años, y
aunque este desafío venga avalado o garantizado por la experiencia anterior, no cabe duda de que
exigirá mantener dicho esfuerzo, y adecuarlo a los nuevos problemas que vayan surgiendo
conforme la central acumule horas de funcionamiento y por tanto mayor deterioro por integral de
trabajo acumulado.
Anexo I. COTEC Energía31
En este sentido cabe indicar una posibilidad fundamental a medio plazo para las centrales
nucleares, y quizá para algunas de las centrales de carbón, como es la llamada extensión de vida
útil o gestión de la vida remanente de una central.
Aunque las centrales se proyecten económicamente con un determinado plazo de
amortización, es bien conocido que una gran parte de los componentes principales de la misma
pueden tener una duración significativamente más larga, o pueden ser reemplazados con un lógico
coste, pero así mismo con una proyección de recuperación económica de esa sobreinversión que
las hace muy rentables.
Como ejemplo representativo de esta capacidad tecnológica en el sector nuclear, cabe
recordar que por problemas de nacimiento, relativos al diseño de los tubos y la placa de tubos de
los generadores de vapor de las centrales PWR de la segunda generación, hubo que hacer un
reemplazamiento de éstos, operación costosa, que sin embargo se ha revelado de extraordinaria
utilidad y rentabilidad para dichas centrales, con un aumento apreciable del rendimiento de las
mismas, y sobre todo de su factor de disponibilidad (con eliminación de los problemas relativos a la
comunicación hidráulica entre el primario y el secundario).
El reemplazamiento de estos grandes componentes, y de otros varios que van
experimentando degradación por el funcionamiento, es una señal inequívoca de que las centrales
nucleares, y algunas de carbón, podrían extender su funcionamiento durante mucho más allá del
plazo inicialmente proyectado, elevando éste por encima de los treinta años, llegando incluso a los
cuarenta, y con posibilidades no irreales de extenderlos hasta los sesenta años.
En otros países occidentales, y muy señaladamente en Estados Unidos, esta extensión de
vida es una realidad creciente, al igual que lo ha sido la recalificación de potencia o upgrading, en lo
cual las centrales nucleares españolas también han manifestado una capacidad notable, que sin
embargo está prácticamente saturada, pues no parece muy probable un aumento adicional de su
potencia nominal, mientras que sí parece posible el mantenimiento de su alto nivel de disponibilidad,
y la extensión de vida para un funcionamiento eficiente y seguro durante un largo número de años.
Anexo I. COTEC Energía32
A estos problemas y oportunidades en el campo de las centrales térmicas se volverá con
más detalle al analizar sus respectivos subcapítulos.
Como resumen de este punto, cabe indicar que la tecnología necesaria para estas
funciones de mantenimiento y de alargamiento de vida están perfectamente radicadas en España,
con las lógicas conexiones internacionales en el tema, pero sin manifestar en ningún momento
ninguna dependencia crítica respecto del exterior. Esto ayuda a conformar la idea de garantía y
respaldo que las centrales nucleares y de carbón proporcionan para el suministro eléctrico en el
plazo previsible, e incluso en el medio plazo. Hay que tener en cuenta que a ellas les corresponderá
casi la mitad de la producción que en España se prevé para dentro de una decena de años.
En este sentido, se detecta en este ámbito una clara fortaleza del sector eléctrico español,
que sin embargo debería mantenerse y no comprometerse con políticas inadecuadas, tanto
referentes al factor humano como al equipamiento técnico, pues conviene volver a subrayar que
dicha fortaleza es absolutamente esencial en el mantenimiento de una capacidad operativa
imprescindible para España durante un decenio, y posiblemente a más largo plazo.
4. El factor económico en la generación de energía eléctrica
4.1. El entorno económico
Como toda actividad socioeconómica la generación de electricidad debe estar justificada
por su rentabilidad económica, lo cual implica que los costes de la actividad han de ser menores que
el precio que se recibe por ella, en este caso identificada por el kWh. Por las peculiaridades de este
bien socioeconómico, la electricidad ha sido tratada como un monopolio natural hasta finales del
siglo XX, en el sentido de que no se han aplicado sobre ella las pautas o filosofías de mercado que
son comunes en la práctica mercantil, fundamentalmente por dos cosas:
- La necesidad de garantizar su suministro, no sólo como un bien económico, sino también
como un bien social de enorme valor.
Anexo I. COTEC Energía33
- Su incapacidad de almacenamiento, por lo cual su producción ha de estar capacitada para
satisfacer las puntas de demanda, incluída la punta extrema, que se presenten en el
sistema.
Esa realidad fundamental de no ser un bien almacenable, y sin embargo tener una gran
importancia social, hizo que la electricidad durante muchos decenios tuviera un tratamiento
económico específico, no exclusivamente mercantil.
A finales del siglo XX se fué produciendo un cambio en la consideración económica de la
energía eléctrica, y al igual que en el sector de las telecomunicaciones, se pasó a cuestionar su
trato como monopolio natural que hubiera de tener unas especificaciones peculiares en su modo
económico de regularse. A esto ayudó el avance tecnológico, que en el caso de las
telecomunicaciones facilitó una enorme panoplia de posibilidades de conexión que modificó
sustancialmente el concepto de territorio interconectado a través de una única red con regulación
muy rígida.
Las ideas liberales, particularmente en el gobierno norteamericano del Presidente Reagan y
en el gobierno británico de la Premier Margaret Tatcher, plantearon la posibilidad de que los
avances tecnológicos fueran elementos fundamentales para hacer desaparecer los monopolios
naturales en su concepción tradicional, y convertirlos en una estructura de mercado, relativamente
similar a la de los mercados de libre competencia.
Los objetivos de política económica que se iban buscando son lógicamente los de una
economía liberal, en la cual los costes de la actividad socioeconómica se minimizan en base a la
propia competencia libre que se establece. En el caso del sector eléctrico, las condiciones de
partida y de funcionamiento propias del sector, lógicamente hacen que éste requiera un tiempo para
amoldarse a esas nuevas condiciones de operación y mercado, pero prácticamente y en todo el
mundo occidental se ha aceptado que esa filosofía puede ser la más beneficiosa para un buen
resultado económico general, particularmente a corto plazo, aunque se abran interrogantes acerca
de la garantía de suministro a mayor plazo.
Anexo I. COTEC Energía34
La liberalización del sector eléctrico se ha entendido en estos últimos años como un
elemento fundamental de la política económica, con varios objetivos prácticos, como son la
liberalización de rentas y, de modo muy particular, la lucha contra la inflación.
Este cambio de filosofía económica en la producción de electricidad ha instituido una
auténtica crisis en el sector, en el sentido de que se tiene que reacondicionar a una estructura
económica y de inversiones totalmente nueva.
Como se ha analizado en varios estudios sobre el particular, particularmente en el ámbito
de la Unión Europea, el establecimiento de una práctica mercantil liberalizada en el sector eléctrico
hace que se pierda una de las características económicas fundamentales con las que contaban las
compañías eléctricas. Estas planificaban sus inversiones en nuevas centrales contando con un
mercado seguro y protegido para su producción a largo plazo, y por tanto con unos esquemas que,
dentro de unos márgenes razonables de funcionamiento, aseguraban la recuperación de la
inversión.
En un mercado totalmente liberalizado de energía eléctrica, este principio de garantía de
recuperación de la inversión, que algunos daban en llamar de mercado cautivo, desaparece por
completo, por lo cual los agentes productores de electricidad necesitan replantear sus sistemas de
inversión y a su vez ello genera incertidumbres de tipo socioeconómico, de las cuales el caso más
flagrante o visible ha sido el de las crisis de California del 2000-2001.
Aunque el problema californiano de la incapacidad de asegurar suministro se escapa del
análisis de este Informe, sí conviene recordar algunas de las causas que más frecuentemente se
citan sobre dicha crisis de suministro de electricidad. Algunas de estas causas, como la baja
pluviometría desde el año 2000, son de tipo circunstancial meteorológico, pero en absoluto
desdeñables o sin implicaciones tecnológicas, pues las incertidumbres en las variables naturales,
como es la pluviometría, han sido precisamente una de las causas de que en el pasado hubiera un
sistema económico de protección a la generación de electricidad, pues era necesario contar con la
potencia térmica de respaldo para situaciones de baja hidraulicidad.
Anexo I. COTEC Energía35
En California también pesaron aspectos sociales, y en particular las oposiciones locales al
establecimiento de nuevos elementos de generación, materializándose a veces dicha oposición en
denegación de permisos, o dilaciones insoportables en la concesión de éstos, así como en
encuestas públicas que en definitiva hicieron imposible aumentar la capacidad del sistema.
Algo similar cabría decir de las líneas de transmisión, cuya no ampliación dejó a algunas
áreas de fuerte consumo en condición de no accesibilidad desde los polos de generación o desde
los estados vecinos, a partir de los cuales se habría podido importar electricidad.
Hubo una razón económica adicional, y fué el crecimiento de la electricidad durante el
decenio de los 90 por encima de lo que esperaban tanto las autoridades públicas, como los
reguladores del mercado eléctrico, como las propias compañías, por lo cual no se preparó con
tiempo ninguna medida para estimular las nuevas unidades de generación, habida cuenta de que
éstas no se consideraban necesarias.
Hubo así mismo causas directamente relacionadas con el modelo económico liberalizado
de explotación, y en particular las medidas que podrían denominarse de defensa de la competencia.
Para obligar a que esta competencia fuera real y, por decirlo en términos económicos llamativos,
muy fiera, se impedían los contratos a largo plazo que sirvieran para hacer una estabilización
artificial de precios, o incluso provocar un alza de éstos por encima de lo establecido por los
mercados puntuales.
Ahora bien, la volatilidad de esos mercados puntuales no hizo sino crecer desde la
liberalización del mercado eléctrico, haciendo que los precios oscilaran y subieran muy por encima
de lo que hubiera sido previsible en caso de permitir contratos de muy largo plazo para evitar dichas
oscilaciones. Este tema está en el centro neurálgico de la decisión liberalizadora, pues una libre
competencia sin intervención ninguna del estado, podría dar lugar a asociaciones o contratos que
vulneraran o amortiguaran la competencia como tal, que se hace mucho más explícita cuando tiene
que resolverse en plazos temporales muy cortos, y según las fuerzas de mercado.
Obviamente, las fuerzas de mercado, que en este caso vienen especificadas
fundamentalmente por la demanda de electricidad, son relativamente pronosticables en función de
Anexo I. COTEC Energía36
las variaciones diurnas y estacionales, pero estos pronósticos tienen también importante carga de
incertidumbre, lo cual también era tenido en cuenta en los modelos anteriores de mercados
cautivos, donde estos se desarrollaban en función de directrices estatales en las que se planificaba
el desarrollo del sector eléctrico en función de las pautas de demanda previsible y en función
asimismo de las programaciones de funcionamiento que se pudieran dar en los diversos tipos de
centrales eléctricas, incluyendo aquellos, como es el caso de la hidráulica, sujetos a niveles
importantes de incertidumbre por su dependencia de variables aleatorias.
A pesar de que varios países de la Unión Europea tuvieran monopolios estatales o
paraestatales en su sistema eléctrico, en diciembre de 1996 el Parlamento y el Consejo acordaron
una normativa común para el Mercado Único en materia de electricidad, lo cual significaba que los
diversos sistemas eléctricos nacionales debían abordar su liberalización, a través,
fundamentalmente, de las disposiciones legales pertinentes.
En el caso español, eso se concretó con la Ley 54/1997 de 27 de noviembre del sector
eléctrico, que es nuestro marco legal fundamental, y la que establece las condiciones de
liberalización del sector.
A esta Ley le han seguido diversos Reales Decretos, como el 2019/1997, de 26 de
diciembre, por el que se organiza y regula el mercado de producción de energía eléctrica, y las
Ordenes Ministeriales de 29 de diciembre de 1997 y de 17 de diciembre de 1998 en la que se
desarrollan algunos aspectos del Real Decreto anteriormente mencionado, relativos a la
regularización del mercado de producción de energía.
Asimismo hay que dejar constancia, pues afecta como marco general a las condiciones de
libre competencia, el Real Decreto-Ley 6/2000 de 23 de Junio de medidas urgentes de
intensificación de la competencia en mercados de bienes y servicios.
Este Real Decreto-Ley es actualización de uno anterior, el 6/1999, de 16 de abril, también
sobre medidas urgentes de liberalización e incremento de la competencia.
Anexo I. COTEC Energía37
Obviamente, desde el punto de vista energético esto no solo afecta a la electricidad, sino a
los hidrocarburos y a una gran variedad de bienes energéticos, salvo aquellos que están regulados
por un régimen especial. En tal sentido cabe citar la Ley 34/1998 del sector de hidrocarburos, que
supone el marco por el cual se liberalizarán los suministros y servicios a diversos tipos de clientes,
comenzando por los más caracterizados, es decir aquellos que reciben la electricidad en alta
tensión, o en el caso del gas, que tienen un consumo anual de gas natural superior a los 3 millones
de metros cúbicos. La fecha dada para el comienzo de esta liberalización fué el 25 de Junio de
2000, previéndose para el 1 de Enero de 2003 la apertura total del mercado.
Obviamente, no todos los países de la Unión Europea están reaccionando con la misma
velocidad ante el proceso liberalizador, siendo por un lado Inglaterra la que más tempranamente
comenzó esta modificación, y la que está en un mayor grado de su desarrollo, mientras que otros
países y singularmente Francia, todavía tienen por abordar su liberalización, habida cuenta que su
sector sigue dominado por el monopolio natural representado por Électricité de France.
4.2. La liberalización en el caso español
Ya se ha comentado que en función de las decisiones políticas supranacionales y
nacionales, se abordaron a finales del decenio pasado una serie de modificaciones legales que han
llevado a un marco de libre competencia en el sector energético, y particularmente en el sector de
electricidad.
Esta transición hacia la competencia en mercado libre no está exenta de dificultades de
todo tipo, tanto tecnológicas, que son las de más fácil superación, como de reestructuración
organizativa y económica, que son mucho más complejas de resolver, pues afectan a un cambio
estructural profundo en la forma de retribuir la electricidad y por tanto recuperar inversiones y
obtener rentabilidad.
En tal sentido, se previeron unos costes de transición a la competencia, que dieron lugar,
como es sabido, a una serie de interpelaciones parlamentarias y de advertencias por parte de la
Unión Europea, pero que en definitiva no son sino el síntoma claro de las dificultades de pasar de
Anexo I. COTEC Energía38
una situación de cierta competencia, pero en un marco legal estable, a otra situación en la cual las
inversiones no conllevan garantía de recuperación, dentro de unos márgenes dados.
En el sistema español de electricidad han quedado claramente dibujadas las funciones y
responsabilidades de los diversos agentes que intervienen en el suministro de electricidad,
habiéndose separado por completo la función de generación de la distribución. Ambas dos han
quedado absolutamente liberadas, aunque lógicamente el suministro de electricidad, sobre todo por
su imposibilidad de almacenamiento, tiene que hacerse de una manera regulada, lo cual recae en
Red Eléctrica de España, que es la operadora del sistema y la responsable del transporte de la
electricidad a través de la red de alta tensión, aun cuando no todas las redes sean de su propiedad.
También existe liberalización en este ámbito, pero la propiedad de las líneas de transporte no
faculta al titular a su uso en exclusivo, sino que dentro de las condiciones marcadas por la
operación, tiene que permitir acceso a terceros.
Así como Red Eléctrica de España se encarga de la parte técnica de la electricidad en
cuanto a operadora del sistema y despacho de cargas, la Compañía Operadora del Mercado
Eléctrico (OMEL) efectúa la tasación entre oferta y demanda según un régimen de subastas que
permite minimizar los precios que se pagan por la satisfacción de la determinada cantidad de
energía en una determinada franja horaria.
En efecto, los avances tecnológicos han permitido que el sistema eléctrico pueda funcionar
así sin ningún problema desde el punto de vista de su operación y gestión, tanto técnica como
económica, pues hay capacidad más que sobrada para la regulación y control de los polos de
generación; pues teniendo en cuenta por otro lado las características de funcionamiento y
económicas de los diversos tipos de centrales existentes, cabe efectuar una previsión global de
funcionamiento, y modular la satisfacción de electricidad con los grupos que puedan funcionar en
media punta o en punta.
Indudablemente, la finalidad fundamental del sistema eléctrico es la garantía de suministro,
de modo que con carácter previo a su minimización de costes es imprescindible regular todas las
funciones necesarias de generación y de transporte para poder verter en las redes de distribución la
demanda que se plantea.
Anexo I. COTEC Energía39
Este requisito es fácilmente aplicable en la mayor parte de las horas del año en función de
la infraestructura de producción y transporte que se tiene en nuestro sistema eléctrico, que no
olvidemos que prácticamente en su totalidad deriva todavía de la situación anterior de monopolio
natural. No obstante, en diciembre del año 2001 se produjeron situaciones de crisis en la garantía
de suministro, que obligaron a interrumpir los contratos de suministro en aquellos casos en que
había cláusulas de interrumpibilidad incluídas, y así mismo se hubo de proceder a diversos cortes
sectoriales momentáneos de electricidad con objeto de que la red en su totalidad se pudiera
mantener en servicio. Esto afectó básicamente al atardecer del 17 de diciembre de 2001, y con
características no tan alarmantes al 19 de diciembre de dicho año. Las cuestiones relativas a la
satisfacción de las puntas son especialmente complicadas en el nuevo marco económico de
liberalización del sector eléctrico, en que las fuerzas del mercado dictan los valores económicos de
referencia, e indudablemente plantea ciertas inquietudes acerca del porvenir y ampliación del
parque eléctrico.
También cabe señalar que en mercados algo más liberalizados que el nuestro, como es el
alemán, prácticamente también en esa mismo mes, diciembre de 2001, se produjeron alzas
sustanciales en el precio del kWh de generación, como consecuencia del fuerte aumento de la
demanda, llegándose a los 60 céntimos de euro por kWh en algunos momentos, por la enorme
tensión de la demanda sobre la oferta. En esas situaciones de precios muy elevados como
consecuencia de la oferta, tienen particular protagonismo las llamadas energías especiales, y
fundamentalmente la cogeneración, que no son siempre rentables en todo margen de valor del kWh,
pero sí lo son cuando éste aumenta considerablemente.
Hay que hacer por tanto mención del régimen especial de electricidad, que no funciona
según las pautas generales del mercado liberalizado, sino en base a sus propias características.
En el caso de la cogeneración, los autoproductores tienen que declarar su programación
de actividad con cierta antelación. En el caso de las energías renovables, fundamentalmente la
eólica, no es fácil realizar esta programación, por depender de una variable aleatoria como es el
viento, por lo que en tal caso funcionan en régimen sin garantía de potencia. Debido a las
perturbaciones que esto ocasiona en la red, hay tendencia a obligar a los grandes modos de
Anexo I. COTEC Energía40
producción eólica a efectuar previsiones de funcionamiento, lo cual ha quedado obligado por el R.D.
841/2002.
Tanto la cogeneración, por el efecto positivo que produce en la optimización del bien
energético gastado, como las energías renovables, por sus beneficios intrínsecos, tienen primas que
están reconocidas por el Real Decreto que las regula, en este caso el Real Decreto 2818/1998, que
se supone tendrá que ser actualizado antes de que entre la liberalización completa del mercado el 1
de Enero de 2003.
El régimen especial aproximadamente monta en España a un 10% de la generación total de
electricidad, aunque en los momentos de mayor demanda de energía en la red, su contribución
sobre todo y masivamente de cogeneración, ha sido del 15%.
Aunque lógicamente el régimen especial produce ciertas distorsiones en el mercado de la
electricidad y su regulación dentro de la economía liberalizada, aún parece posible aumentar el
porcentaje de energía especial que puede actuar en un sistema eléctrico, sin condicionarlo muy
negativamente en cuanto a la garantía de potencia.
4.3. Los factores económicos en la ampliación del parque eléctrico
El marco macroeconómico que se ha descrito establece unas reglas que condicionan
enormemente los criterios de inversión en nuevas unidades de generación.
En el modelo anterior, la inversión intensiva en capital, y por tanto a largo plazo, se
facilitaba por varios mecanismos de recuperación de la inversión, que han quedado desmontados al
establecerse el nuevo marco liberalizado, tendente a disminuir los costes de la electricidad mediante
el establecimiento de competencia entre productores.
A partir de ahora, con el nuevo marco ya establecido, las compañías eléctricas no podrán
amplificar sus inversiones en nuevas centrales contando con un mercado seguro y protegido, en el
cual las probabilidades de recuperación de la inversión estaban prácticamente garantizadas siempre
y cuando se funcionara con márgenes de operación aceptables.
Anexo I. COTEC Energía41
En esta nueva situación, hay dos factores claves que dominarán las tendencias de
inversión:
- disminuir la inversión inicial tanto como se pueda
- asegurar un coste de su combustible lo más bajo posible, durante un plazo suficientemente
dilatado.
Con estas dos premisas, los diversos modos de generación de electricidad tienen muy
distintas valoraciones, y todas aquellas como la nuclear, y en menor medida el carbón, que
impliquen muy altas inversiones iniciales, tendrán dificultades de principio para poder participar
de manera inmediata en la ampliación del parque.
Por el contrario, las centrales de gas de ciclo combinado ofrecen inversiones específicas y
tiempos de construcción notoriamente más bajos, lo cual explica que en el mercado liberalizado más
antiguo en el contexto europeo, que es el del Reino Unido, desde 1991 no se ha construido ninguna
central eléctrica adicional de carbón o nuclear, sino que todas las nuevas construcciones han sido
de centrales de gas de ciclo combinado. A este respecto hay que añadir que el Reino Unido dispone
de una importante cantidad de gas, pero la situación va a cambiar radicalmente en los próximos 20
años, en los cuales el Reino Unido pasará a ser un importador de gas con una dependencia muy
alta de las importaciones por lo que corresponde a la generación de electricidad. En las
proyecciones que se han realizado hasta la fecha en la planificación indicativa en el Reino Unido,
contenidas en el documento “Energy Projections for the UK, 1995-2020”, publicado en 1995 por la
Oficina Majesty’s Stationery Office, se prevé que para tal fecha (2020) entre el 38 y 55 % de la
electricidad del Reino Unido sea producida por centrales de gas de ciclo combinado, lo cual estará
en todo caso condicionado por la evolución de los precios del gas.
Si atendemos a la segunda consideración planteada, relativa al precio del combustible,
precisamente la situación es la opuesta, pues la energía nuclear es la que proporciona menor coste
del combustible, y el más estable en el plazo de una generación, en función de la disponibilidad de
materia prima y de servicios de enriquecimiento, estando el carbón en segundo lugar, y siendo sin
duda el gas el más volátil de precios en dicho sentido, por estar además indexado al precio del
petróleo.
Anexo I. COTEC Energía42
Así pues, por lo que corresponde a las fuentes de generación fundamentales o de base, la
situación es paradójicamente contraria entre las dos características o criterios que anteriormente se
mencionaban. En cuanto a la minimización de la inversión inicial, incluyendo en ello los costes
intercalarios que se derivan de una construcción muy dilatada en el tiempo, las centrales de gas de
ciclo combinado exhiben con diferencia las mejores condiciones, tras ellas las centrales de
carbón, siendo las nucleares las que requieren mayores inversiones. En estimaciones realizadas en
el Reino Unido en 1996, para una central nuclear de 1000 MW eléctricos, la inversión total hubiera
sido de 3000 millones de libras, previéndose un plazo de construcción de 80 meses, pero hay que
señalar que dicha cantidad y duración de construcción hacen referencia a la central Sizewell B pues
las centrales francesas construídas en la última generación los costes fueron aproximadamente la
mitad de lo citado en el Report británico.
No obstante, eso cabe compararlo con el coste de instalar 1000 MW en centrales de gas de
ciclo combinado, aproximadamente con potencias unitarias de entre 200 y 400 MW, lo cual en total
significaría 400 millones de dólares y unos 24 meses de construcción (atendiendo a la experiencia
británica que fue la primera en Europa de estos casos).
Por el contrario, los precios del gas pueden seguir aumentando en el futuro, de manera
incluso mayor a lo de este último quinquenio, donde se ha producido un encarecimiento notable que
ha llevado a algunas plantas de cogeneración en los años 2000 y 2001 ha reducir mucho sus horas
de funcionamiento, pues solo en los momentos de alta demanda y por tanto de alto precio del kWh,
estaba justificada la producción (en el gráfico adjunto se expone la evolución de los precios de
diversos bienes energéticos).
Anexo I. COTEC Energía43
El riesgo de depender de una fuente externa, como es el gas natural, y en creciente demanda
en todo el mundo, ha sido analizado desde diversas ópticas, y en concreto a nivel de país con
190
180
170
160
150
140
130
120
110
100
90
80
701998 1999 2000
Gasóleocalefacción
Eurosuper
Gas
Butano
Electricidad
177,1
126,5120,8117,7
82,4
Evolución comparada del precio deproductos energéticos para usos domésticos
Fuente: La Industria Eléctrica 2000 (UNESA), que cita la siguientes fuentes:Tarifa eléctrica: Memoria Estadística Eléctrica UNESATarifa Gas Doméstico: Revista Hidrocarburos del Ministerio de Economía y BOEPrecio Bombona de Butano: Revista Hidrocarburos del Ministerio de Economía y BOEPrecio Eurosuper: Revista Hidrocarburos del Ministerio de Economía y UE Bulletin PetrolierPrecio Gasóleo Calefacción: UE Bulletin Petrolier
Anexo I. COTEC Energía44
experiencia en uso de las centrales CGCC, como es el caso británico. Ello se contiene en el análisis
del documento varias veces citado “Energy Review”, elaborado por la Performance and Innovation
Unit del gobierno británico. En dicho análisis se aprecia que en unos 20 años, el Reino Unido pasará
de estar autoabastecido de gas natural a depender de las importaciones en un 70% o incluso más,
siendo el gas empleado tanto para calentamiento directo industrial y de servicios como para la
producción de electricidad, que será masivamente realizada por gas, a medida que vaya
reduciéndose la participación del carbón, que está en franca retirada en dicho país, y también
empiece a reducirse la nuclear, por llegar al final de su vida útil dichas centrales a partir del año
2010 aproximadamente.
La penetración de las centrales de gas de ciclo combinado en el Reino Unido estuvo
también favorecida por el hecho de que las centrales de carbón presentaban rendimientos
relativamente modestos, lo cual fué acelerando su desmantelamiento. En otras partes de este
Informe se advierte contra la problemática de esa desaparición acelerada de algunas clases o
familias de centrales eléctricas en un contexto dado, y el ejemplo británico de las centrales de
carbón fué auténticamente espectacular a partir de las crisis que tuvieron lugar en el gobierno de
Margaret Tatcher a mediados de los 80. En su momento de máxima producción, las centrales de
carbón británicas produjeron del orden de 200 TWh anuales, cifra que todavía se daba a finales de
los años 80. En la actualidad, esa cifra se ha reducido a la mitad, habiendo tomado las centrales de
gas de ciclo combinado esa cuota de producción, e incluso una porción adicional. Para el año 2020,
las centrales de carbón británicas habrán reducido su producción otra vez a la mitad, hasta alcanzar
los 50 TWh, y aún es posible una reducción más acelerada, debido a esa problemática de abandono
de las centrales que empiezan a tener problemas y presentan pocas probabilidades de recuperar las
inversiones en mantenimiento y reparación.
El criterio económico acerca de minimizar los costes de instalación, hace preferibles las
centrales de gas de ciclo combinado como se ha comentado. Por el contrario, las incertidumbres
acerca del precio del gas natural hace que en su evaluación a lo largo de la vida útil completa de
estas centrales, se presenten algunas incertidumbres, que en el citado documento “Energy Review”
se subrayan como auténticos riesgos para el sistema eléctrico británico, lo cual puede extrapolarse
a cualquier otro sistema aun cuando no esté tan gasificado como el británico, el primero que
Anexo I. COTEC Energía45
comenzó en dicha línea en Europa, además de haber iniciado, así mismo el primero, la
liberalización del sector eléctrico.
Acerca de esas incertidumbres, se puede hablar en términos de modelos de prospección o
proyección de cómo va a desarrollarse el sector energético en general y el eléctrico en particular. En
épocas pasadas este desarrollo venía en gran medida condicionado por las directrices de los
correspondientes planes energéticos nacionales, que a menudo tenían consideraciones estratégicas
de muy largo plazo. Eso ayudó en muchos casos a la penetración de la energía nuclear, siendo el
caso francés el más paradigmático a estos efectos, pues a raíz de la primera crisis petrolífera, dicho
país, con una política energética suprapartidista, optó por una fuerte nuclearización, que le permite
ser en este momento el único país del mundo que tiene un consumo de petróleo por debajo del
consumo de energía nuclear.
Sin embargo, de cara al futuro el modelo dirigido en el cual pesaban consideraciones
estratégicas tales como la independencia o garantía de suministro y la diversificación de fuentes, ya
no será aplicable. Estando en un marco liberal, podría decirse que el modelo de proyección
corresponderá más a los planteamientos darwinianos, en los cuales la fuente más adaptada a las
necesidades del momento, y no tanto a las previsibles, será quien tenga mejores posibilidades de
implantación.
En tal sentido está claro que ha comenzado ya un ciclo de negocio a nivel mundial sobre el
gas natural, y que este ciclo tendrá su aplicación en el sector eléctrico.
Del análisis de la cantidad de reservas de gas natural y de su distribución geográfica se
pueden derivar varias conclusiones, y entre otras que no está tan radicalizado en sus reservas
geográficas como el petróleo, pero sin embargo tiene mayores inconvenientes que éste para su
transporte, que va a obligar a una multiplicación de gasoductos y de infraestructura de gas natural
licuado que sin lugar a dudas encarecerá su despliegue.
No obstante, el precio del gas dependerá fundamentalmente de la evolución de su
economía sectorial internacional y de cómo se articulen los contratos de suministro entre los países
productores y los consumidores, y en tal sentido hay que reconocer que en algunos casos se
Anexo I. COTEC Energía46
establecen prácticas de tipo abusivo con contratos que obligan a una gasificación muy fuerte, sin
gran margen para el almacenamiento intermedio o la modulación de la demanda.
En algunas planificaciones del futuro mercado energético se considera que el gas natural
tendrá un ciclo de negocio que irá fundamentalmente desde fecha actual hasta aproximadamente
mitad del siglo XXI, con una reducción progresiva del mismo para quedar a niveles muy inferiores a
los actuales a finales de dicho siglo.
Así pues, desde el punto de vista de cantidad de reservas no parece que haya alarma
fundamental sobre el gas natural, pero si lo podría haber por su precio, y por tanto en la
competitividad de dichas centrales respecto de otras, teniendo estas últimas el inconveniente de
requerir inversiones iniciales muy fuertes y plazos de recuperación muy dilatados.
A nivel empresarial, lógicamente las consideraciones son estrictamente mercantiles, y no
por tanto de tipo macroeconómico, en el sentido de que una empresa individual no tiene por qué
adecuar su funcionamiento a criterios tales como la garantía de suministro global, sino aprovechar
las circunstancias de mercado para obtener los mayores beneficios en una actividad dada, como es
en este caso la generación de electricidad.
En tal sentido, la política más adecuada a nivel empresarial parece ser la de minimizar los
costes de instalación, sin olvidar la faceta del precio del combustible, en lo cual sin embargo actúan
las incertidumbres antedichas acerca de la evolución de los precios del gas.
A continuación se comentan una serie de estimaciones de precios de kWh en el contexto
actual, que pueden servir como referencia para entender el papel que las diversas fuentes de
energía pueden jugar en un marco liberalizado como el descrito.
En la situación actual y previsible, con un sector eléctrico en vías de liberalización
completa, las inversiones las efectuarán los promotores en función de sus planteamientos
económicos particulares, que lógicamente dependerán de los precios de adquisición de las
tecnologías y de los combustibles. Los dos criterios fundamentales en este sentido son:
Anexo I. COTEC Energía47
- Minimización de los costes de la inversión inicial, incluyendo los intereses
intercalarios, y tendiendo a períodos de construcción cortos, y lo menos condicionados
posible respecto de autorizaciones públicas.
- Aseguramiento de unos precios de combustible bajos y estables.
En gran medida, estos criterios son contrapuestos, particularmente en relación con las tres
tecnologías que básicamente se barajan para la ampliación del parque de centrales en régimen
general, con garantía de potencia, que son: Gas, Carbón y Nuclear.
En cuanto a costes de inversión, el menor valor corresponde al Gas (CGCC) con cifras del
orden de 500 euros/kW, o algo superiores (∼ 85.000 pta/kW). En el caso de las centrales de carbón,
el coste de instalación depende mucho de la tecnología usada, siendo en general más cara cuanto
más limpia. La horquilla de inversión podría situarse entre los 1000 y 1500 euros/kW. Para el caso
nuclear, la cifra podría ascender a unos 2000 euros/kW, aunque dependería bastante de los plazos
de ejecución (al reducirse éstos de 7 a 5 años, se podría conseguir un ahorro del orden del 10%).
Aquí habría que añadir un tipo específico de incertidumbre, por las exigencias regulatorias
nucleares.
Por el contrario, por lo que corresponde al coste del combustible, el valor más barato lo
proporciona el caso nuclear, con ∼ 0,35 céntimos de euro/kWh (en barras de central). Para el
carbón es del orden de 1,6 céntimos de euro/kWh (suponiendo un precio para la termia de 0,7
céntimos de euro). Para el gas, con un precio de 1,85 céntimos de euro/termia, el coste del
combustible sería de 3,35 céntimos de euro/kWh (b.c.). Indudablemente esta mayor dependencia
del combustible implica un mayor nivel de incertidumbre para la integral de toda su vida útil. Puede
recordarse que en el último trienio el gas natural ha experimentado una subida de precios del orden
del 7% anual (lo cual ha provocado peores resultados económicos en las unidades de
cogeneración, y un estancamiento de proyectos en esta área).
El coste total por kWh, contando la amortización de la inversión, el combustible, y los de
operación y mantenimiento (O&M) depende lógicamente del número de horas al año que se
supongan de funcionamiento. En el caso de las nucleares, la cifra de horas es realmente alta, con
un factor de carga medio, en estos últimos diez años, por encima del 80%. Para las de carbón ha
Anexo I. COTEC Energía48
sido algo menos del 70%. Para las CGCC las previsiones varían bastante, pues será muy difícil que
la mayoría de ellas puedan funcionar en base.
Suponiendo ∼ 7500 horas de funcionamiento para una central nuclear (con los valores
antedichos de inversión específica y de combustible, más los convencionales de O y M, y un plazo
de amortización de 30 años) el coste total del kWh sería ∼ 3,7 céntimos de euro (lo cual es superior
al que realmente están obteniendo las centrales nucleares en funcionamiento, que en casi todos los
casos es menor de 2,5 céntimos de euro).
Para una central de carbón, con 1100 euros/kW y 1,6 céntimos de euro/kWh de
combustible, se obtiene un coste total de 4,2 céntimos de euro/kWh, con 6000 horas/año (y 25 años
de amortización).
Para una CGCC, con unas 5000 horas de funcionamiento, 20 años de amortización, y los
datos dados anteriormente, se obtiene un coste total de ∼ 5,5 céntimos de euro/kWh
(correspondiendo por tanto un 60% de ello al combustible). Para el mismo supuesto, con 7000
horas/año de funcionamiento, el coste total sería de ∼ 5 céntimos de euro/kWh (y el coste del gas
representaría ∼ 67%).
Para las energías en régimen especial los criterios lógicamente no son comparables, pues
estas energías dependen mucho de la prima tarifaria que se establezca, que en estos momentos
viene fijada por los R.D. 2366/94 y 2818/1998. Sobre el precio medio de producción en 2001 (∼ 4,0
céntimos de euro/kWh) la cogeneración tenía una prima de 2,4 céntimos de euro/kWh (con algunas
excepciones de primas menores), y la energía eólica 2,88.
Los resultados económicos son muy dependientes de las hipótesis efectuadas para su
cálculo, que no siempre se cumplen, ni en las inversiones iniciales, ni en los costes de combustible,
ni en las contingencias de operación y mantenimiento, o número de horas de funcionamiento
equivalente a plena potencia. Por ello cabe complementar los cálculos anteriores con algunos
análisis de sensibilidad acerca de las variables que más puedan afectar a los distintos tipos de
centrales.
Anexo I. COTEC Energía49
Particularizando a cada una de estas, en el caso nuclear las mayores incertidumbres
pueden afectar a las inversiones en la construcción, por los riesgos de licenciamiento y similares. De
hecho, los costes de inversión específica (euros/kW) han variado mucho de unas instalaciones a
otras, por afectar mucho temas tales como las economías de escala, replicabilidad del modelo,
utilización o no del concepto de central de referencia para guiar el licenciamiento, etc. Sin embargo,
el número de horas de funcionamiento efectivo es en general muy alto, y para la experiencia
española sería aceptable 7500 horas, y esto no constituye una incertidumbre con visos de
producirse, como tampoco se asocia incertidumbre significativa al coste del combustible ni al de
operación y mantenimiento, tanto de carácter fijo como variable (siendo este último el directamente
dependiente de los kWh generados). De ahí que en los gráficos subsiguientes se haya tomado la
inversión inicial específica (euros kW) como variable independiente (e incierta) respecto de la cual
estudiar el precio del kWh producido (céntimos de euro/kWh).
Por lo que corresponde a las centrales de carbón, en éstas es donde menos niveles de
incertidumbre se dan en la realidad. Una vez elegido el tipo de central (convencional con
desulfuración de humos, de lecho fluido a presión, de gasificación integrada con ciclo combinado,...)
el nivel de inversión quedaría bastante bien aquilatado, y lo mismo cabría decir de los gastos de
O&M y de combustible.
Por el contrario, los precios del gas manifiestan mucha mayor volatilidad, por varios
motivos, tanto geopolíticos como técnico-económicos. De ahí que se haya elegido esta variable
como característica de la incertidumbre del precio del kWh en las CGCC, lo cual se muestra en el
gráfico correspondiente. Al igual que en el caso nuclear, aunque respecto de variables distintas, el
coste del kWh producido manifiesta bastante variabilidad respecto de la variable independiente (o
incierta).
En el caso nuclear, un 20% de variación en la inversión especifica comporta una variación ∼
14% en el coste del kWh.
Para el caso de las CGCC, la dependencia respecto del precio del gas resulta casi lineal en
valores altos de éste, pues el combustible pasa a ser la partida fundamental del precio.
Anexo I. COTEC Energía50
Una perspectiva esencialmente diferente es la que se encuentra en las centrales eólicas, en
cuyo caso no existe coste de combustible, y la inversión inicial está muy bien aquilatada (y los
precios de construcción son cortos, con proyectos en los que caben pocas incertidumbres
significativas). En las explotaciones eólicas hay fundamentalmente dos fuentes de incertidumbre,
una asociada a las horas de funcionamiento, pues depende de la meteorología, y otra referente al
coste real del mantenimiento, pues se tiene aún poca experiencia acumulada de las necesidades de
reposición de material (p.e. los multiplicadores de velocidad). De ahí que en los gráficos
subsiguientes se hayan utilizado estas dos variables como independientes para representar la
sensibilidad del coste del kWh a estas fuentes de incertidumbre. Lógicamente, el número de horas
de funcionamiento resulta esencial para obtener unos precios bajos.
En el caso de los costes fijos de mantenimiento (anual) de los aerogeneradores éstos se
han expresado como porcentaje de la inversión inicial específica.
En los cálculos representados en los gráficos se han tomado como datos básicos los que
figuran en la tabla siguiente (en la que se indican como variables aquellas magnitudes que se toman
como abscisas de los gráficos respectivos). Por descontado, podría efectuarse un análisis de
sensibilidad más extenso, pero éste se ha centrado en las raíces de incertidumbre más
representativas, teniendo en cuenta las características de cada tecnología.
Tabla de base para cálculos económicos
Magnitud Nuclear CGCC EólicaPotencial total (MWe) 1000 400 1
Rendimiento (%) 35 55 N.A.Inversión específica(euros(kW) Variable 500 820
Coste de combustible(céntimos de euro/kWh)
0,35 Variable N.A.
Coste de O&M fijo(céntimos de euro/kW.año)
0,40 0,14 Variable
Coste lineal de O&M(céntimos de euro/kWh)
0,30 0,36 0,84
Amortización (años) 30 20 20Horas de plena potencia/año 7500 5000 Variable
Para todos los casos se ha supuesto una inflación del 2% y un interés real de 5%
Anexo I. COTEC Energía51
Coste del kWh nuclear en función de la inversión específica
3
3,2
3,4
3,6
3,8
4
4,2
4,4
4,6
4,8
1600 1700 1800 1900 2000 2100 2200 2300 2400
€ / kWe
c€ /
kWh
Coste del kWh en una CGCC en función del coste del gas
5
5,2
5,4
5,6
5,8
6
6,2
6,4
6,6
1,7 1,85 2 2,15 2,3 2,45
c€ / termia (PCS)
c€ /
kWh
Anexo I. COTEC Energía52
Coste del kWh eólico en función del número de horas anuales de funcionamiento(0,75% de coste de O&M fijo)
Coste del kWh eólico en función del coste de mantenimiento anual (para 2000 horasefectivas) expresado en % de la inversión inicial
4
4,5
5
5,5
6
6,5
7
7,5
1500 1700 1900 2100 2300 2500 2700 2900
Nº de horas (plena potencia equivalente) / año
c€ /
kWh
6
6,1
6,2
6,3
6,4
6,5
6,6
6,7
6,8
6,9
7
0,75 1,25 1,75 2,25 2,75
% (€ / kW.año) / (€ / kW, en inversión)
c€
/ k
Wh
Anexo I. COTEC Energía53
El panorama económico y de rentabilidad de las diversas formas energéticas puede variar
en el futuro si se incorporan a la contabilidad (por internalización) ciertos factores hoy no
considerados, como los asociados al impacto ambiental, p.e., cuotas por emisión de CO2. De esta
tendencia hay claros precedentes en la energía nuclear, donde se constituye un fondo
independiente, gestionado por Enresa, para atender los costes previsibles de gestión y disposición
de los residuos nucleares, así como la clausura y desmantelamientos de las centrales. Estas cuotas
o sobrecostes podrían modificar significativamente los incentivos económicos de las diversas
energías.
5. El parque del futuro
Es bien conocido que las decisiones sobre las inversiones de cualquier tipo, y
específicamente las de generación de electricidad, han tenido siempre una clara razón económica
para su desarrollo, y ésto no ha cambiado sustancialmente en la actualidad, si bien hay que
matizarlo con la fuerte incidencia de las consideraciones ambientales, que incluso tienen una
componente de ayuda o prima para algunas fuentes energéticas o modos de producción, y
asimismo podrían verse afectadas por políticas fiscales que representaran adicionalmente un
tratamiento diferenciador entre las fuentes de energía con contaminaciones específicas, sobre todo
de tipo químico, y las energías renovables, sobre las cuales actúa la decisión política de su
potenciación, por tender a través de ellas hacia un desarrollo sostenible, y al mismo tiempo ser
importantes en la reducción del impacto ambiental.
Un tercer argumento fundamental en las decisiones de política energética es la
disponibilidad de combustible, y es bien sabido que a finales del siglo XX, como una característica
general del sistema mundial de comercialización de combustibles, se está produciendo un auge muy
significativo del mercado del gas natural, y de este auge no ha quedado exento nuestro país, que
proyecta su futuro, particularmente en lo referente a la producción de electricidad, sobre la base de
una mayor penetración del gas como fuente energética.
Actualmente las reservas de gas natural son de unos 140 Gtep (aproximadamente iguales
a las del petróleo). Como el consumo actual es algo inferior a 2,5 Gtep/año, al ritmo actual, sin
nuevas reservas, el plazo de agotamiento sería de unos 60 años. No obstante, el ritmo anual de
Anexo I. COTEC Energía54
aparición de nuevas reservas prácticamente ha equilibrado el consumo, en estos últimos años, de
incremento relativamente moderado (Pasó de 1 Gtep/año en 1970 a 2 Gtep/año en 1990).
Las consideraciones geopolíticas y económicas sobre disponibilidad del gas escapan al
objeto de este estudio, pero no obstante cabe hacerse eco de lo formulado por el Green Paper de la
Unión Europea y por otros de diversos organismos, en los cuales se subraya que la fuerte tendencia
a la gasificación de todos los países hará que a medio plazo actúen fuerzas de muy alta demanda
sobre el gas natural que pueden provocar fuertes desequilibrios en los precios, aunque no se cree
que sean atentatorios contra el abastecimiento.
Hay que señalar a este efecto que algunos países, como es el caso del Reino Unido, prevén
que para el año 2020 más de la mitad de su energía primaria sea suministrada por el gas; con la
peculiaridad de que hoy día Reino Unido es exportador neto de gas, característica que dejará de
tener en un lustro, para ser importador fuerte de gas, aproximadamente el 75% de su consumo, en
el plazo señalado (2020).
El comentario anterior intenta reflejar que se va a producir en el mundo en general y
particularmente en Europa Occidental y países de la OCDE una tendencia similar a la que hubo en
los años 60 del siglo pasado respecto del petróleo, por la cual se llegó a que más de la mitad de la
demanda de energía primaria en esos países fuera satisfecha por el petróleo, lo cual sin duda
alguna fue caldo de cultivo para la aparición de las crisis petrolíferas de 1973 y 1979. A su vez las
crisis provocaron una reversión de esa tendencia consumista, dándose la situación de infrautilizar
infraestructuras y centrales de producción de electricidad a base de derivados de petróleo que por
cuestión de precios pasaban a ser no competitivas.
Además de producirse esa coincidencia internacional absoluta en la tendencia a la
gasificación, también se observa esa misma tendencia en nuestro país en los diversos sectores
consumidores que están tendiendo a su gasificación todos al unísono, con la lógica tensión en la
demanda y en las infraestructuras, lo cual sin lugar a dudas provocará ciertos desequilibrios entre
demanda y oferta, que posiblemente solo afectarán a los precios, por la disponibilidad considerable
de gas que existe mundialmente.
Anexo I. COTEC Energía55
Junto a los factores económicos, ambientales y de disponibilidad de combustible, en la
planificación de nuevas inversiones para la generación de electricidad tiene sin duda una
importancia radical la disponibilidad de tecnología.
La importancia social y económica de la electricidad no permite hacer descansar la
cobertura de la demanda en fuentes de energía tecnológicamente inmaduras o no solventes, por las
indisponibilidades globales que pueden llegar a darse.
En este sentido, cabe señalar que en la política de planificación indicativa planteada por el
gobierno español y seguida notoriamente por el sector empresarial, las nuevas inversiones en
centrales de producción de energía eléctrica se focalizan fundamentalmente hacia las centrales de
gas de ciclo combinado y hacia las energías renovables, y dentro de éstas, a la energía eólica.
En sus capítulos respectivos se tendrá ocasión de hablar de ellas y de su valoración
tecnológica, pero lógicamente conviene señalar unas peculiaridades macroscópicas sobre ellas en
este momento.
a) Centrales de Gas de Ciclo Combinado (CGCC)
Las centrales de gas de ciclo combinado son prácticamente novedosas al cien por cien para
el sector eléctrico español, si se descuenta la experiencia singular, pero interesantísima desde el
punto de vista tecnológico, de la central de Puertollano de gasificación integrada con ciclo
combinado (GICC). Aunque la mayor singularidad de esta central procede de la gasificación del
carbón, lo cierto es que el uso del gas obtenido se efectúa en un ciclo de gas directo, seguido de un
ciclo de vapor que emplea la energía residual de los humos emergentes de la turbina de gas. Por
tanto, se tiene como experiencia previa y de características solventes, esta central GICC de
Puertollano, que además funciona parcialmente, sobre todo en los arranques de operación, con gas
natural, lo cual significa un antecedente aun más claro para las centrales que se proyectan. No
obstante estas nuevas centrales obedecen a una nueva concepción, distinta y bastante más
avanzada en cuanto a las exigencias de las turbinas de gas, y se enmarcan en un mercado
absolutamente globalizado de este tipo de instalaciones, de las cuales hay un pequeño número de
suministradores en el mundo, que además actúan casi siempre como suministradores llave en
Anexo I. COTEC Energía56
mano, no solo del equipo productor de energía, sino de la planta en general, aunque ello se deba a
características que en su momento señalaremos, y que con el tiempo posiblemente se irán
modificando, si se produce una asimilación tecnológica por parte de los diversos propietarios.
Las centrales de gas de ciclo combinado presentan características muy positivas para su
desarrollo, como son los plazos de construcción relativamente cortos, del orden de los dos años
para la construcción en sí, más unas buenas perspectivas de mantenimiento, aunque este exija
reparaciones programadas importantes en las partes más sensibles de los componentes (como son
los álabes de la turbina de gas) cuestión ésta que se puede hacer mediante reemplazamiento por
álabes nuevos para rectificar los usados y ponerlos de nuevo en disposición de ser utilizados otra
vez.
En este ámbito concreto de centrales de gas de ciclo combinado, la capacitación
tecnológica española es realmente muy pobre en la actualidad y podría decirse que se está
efectuando un desembarco tecnológico en un área nueva, sin haber efectuado una programación
detallada del mismo en la parte tecnológica. En esto sucede, por ejemplo, lo contrario de lo que
ocurrió en el caso de la energía nuclear, en el cual el planteamiento se efectuó sobre una base de
asimilación tecnológica que parecía indispensable para el funcionamiento eficaz y solvente de
centrales de una tecnología compleja y con connotaciones muy peculiares, como era la nuclear.
Sin lugar a dudas, se habrá de efectuar un esfuerzo importante en la asimilación de parte de
esta tecnología, aunque posiblemente no en lo que podríamos denominar el corazón energético de
las mismas, que en principio está planteado sobre un nivel de competitividad internacional muy
fuerte entre las empresas suministradoras y por tanto poco propicio para el intercambio o la
transferencia de tecnología desde el suministrador al comprador.
b) Energía eólica
Otro campo de singular expansión en el parque eléctrico del futuro será el de los
aerogeneradores de energía eólica. El Plan de Fomento de Energías Renovables aprobado por el
gobierno a finales de 1999 recoge claramente la potencialidad energética-tecnológica de España, y
apuesta por una multiplicación del parque eólico instalado en España por un factor cuatro, entre el
Anexo I. COTEC Energía57
año 2000, y el año 2010, horizonte del Plan; y por un factor similar se prevé la multiplicación de
energía.
Concretamente en el año 2000 la potencia instada en parques eólicos era próxima a 2,3
GW, y en el año 2010 se espera que sea próxima a los 9 GW. En cuanto a la producción, para el
año 2000 fue próxima a los 5 TWh, y en el 2010 se prevé que sea de 21,5 TWh.
El despliegue de energía eólica va en nuestro país por delante de lo previsto y en este
momento la capacidad tecnológica española es la única en Europa, a excepción de Alemania, que
puede poner en servicio más de un GW de nuevos parques eólicos en un año. Esto se debe al
fuerte desarrollo empresarial que ha habido en este último decenio en nuestro país, en muy gran
medida estimulado por la acción fomentadora del gobierno central y de las Comunidades
Autónomas, a lo cual ha acompañado una política tarifaria adecuada, aunque se debe reconocer
muy ensalzadamente la extraordinaria respuesta tecnológica del sector industrial español ante las
posibilidades abiertas por los parques eólicos. En cuanto a su significación en la producción de
electricidad, en el año 2000 fue algo menos de un 2,5 %, lo cual se triplicará prácticamente para el
2010, si se cumplen las expectativas de crecimiento de esta fuente de energía y de la demanda de
energía eléctrica, llegando a una cobertura de un 7,5 % de la demanda de electricidad nacional,
meced a la energía eólica.
En el Anexo correspondiente habrá que significar pros y contras de esta fuente de energía,
pero por lo que corresponde a la valoración tecnológica macroscópica que es necesario efectuar en
este capítulo, hay que señalar la buena salud de este sector, con unas perspectivas de
mantenimiento y consolidación magníficas, y una diversificación notoria entre tecnologías; y aunque
en ellas haya una participación considerable de patentes extranjeras, su asimilación por parte de las
empresas productoras de tecnología de este país ha sido muy rápida y eficiente, y el entramado que
se ha producido, empresarialmente hablando, aunque en algunos aspectos es demasiado
atomizado, sin lugar a dudas configura un marco solvente de tecnología, la cual no será en absoluto
un cuello de botella en este despliegue; si bien existen desafíos tecnológicos claramente
identificados y que habrá que abordar. Estos se comentarán en su capítulo correspondiente, tanto
referentes a la tecnología en sí, como a la disponibilidad de estas centrales, donde quizá radique su
debilidad, y acerca de lo cual hay que hacer un esfuerzo notorio en lo que podríamos llamar
Anexo I. COTEC Energía58
tecnología del conocimiento, en este caso meteorológico, para aumentar la fiabilidad de la
predictibilidad en 24 horas y en un plazo inmediato, aproximadamente 2 horas, con objeto de poder
insertar la producción de electricidad eólica debidamente en el marco global de la red de distribución
a la que afecte. Esto es importante a nivel de la red peninsular, y más lo es aún a nivel de las
diversas islas.
Por lo que corresponde a su potencialidad teórica, nuestro país no está especialmente bien
dotado de vientos, respecto de lo que pueden ser otros países europeos de geografías más
nórdicas y con costas mucho más barridas por los vientos, y que sin embargo no en todos los casos
han experimentado un desarrollo tecnológico y de inversiones como el que se ha dado en el
nuestro. No obstante, la energía eólica tiene, en un plazo previsible, y posiblemente a lo largo de
toda una generación, una tarea importante de despliegue para aprovechamiento de los recursos
disponibles, y en tal sentido conviene volver a subrayar la capacidad tecnológica que ya se ha
desplegado.
c) Biomasa para electricidad
En cuanto a otras energías renovables, se puede destacar la biomasa, aunque adolece de
problemas considerables en su despliegue, que pueden comprometer muy seriamente la
prospección o previsión realizada por el Plan de Fomento de Energías Renovables.
De hecho, por lo que corresponde al tema eléctrico, la entrada en servicio de nuevas
instalaciones está siguiendo una velocidad muy por debajo de lo previsto, según lo cual para el año
2010 habría que llegar a 1,9 GW de potencia instalada, en números redondos partiendo del nivel del
año 2000 de 0,15 GW. Por lo que corresponde a producción, habría que pasar de 0,83 TWh a 14
TWh, cuestión esta realmente complicada teniendo en cuenta el panorama que en este momento se
presenta respecto de la biomasa. A ello habría que añadir una cierta contribución del biogas,
considerablemente modesta en relación con la biomasa, como puede verse en la información del
Anexo X, y así mismo de los residuos sólidos urbanos, que por lo que respecta a la producción de
electricidad, pasarían de los 0,65 TWh en el 2000 a los 1,85 en el 2010, con potencias respectivas
de 94 MW, a los 260 MW.
Anexo I. COTEC Energía59
Este retraso importante en el despegue de la biomasa como fuente energética,
fundamentalmente por lo que corresponde a la producción de electricidad, se debe sobre todo a dos
tipos de problemas: el primero relativo al combustible en sí, y su dificultad de acopio y acarreo
(logística), por ser en general un combustible que ocupa extensiones considerables, lo cual significa
una problemática de transporte y concentración nada desdeñable, asociada a un empleo humano
bastante extensivo a la vez, lo cual tiene sin duda alguna connotaciones positivas desde el punto de
vista social, pero las tiene también negativas desde el punto de vista de rentabilidad económica
intrínseca.
El segundo tipo de problemas hace referencia a aspectos estrictamente tecnológicos, por
varias razones que resumidamente se exponen a continuación: en primer lugar, en la biomasa se
encuentran combustibles que ya están parcialmente oxidados, como son los hidratos de carbono y
asociados, lo cual representa un poder calorífico considerablemente menor al de los hidrocarburos,
lo cual induce una problemática elemental en la obtención de la alta entalpía que es necesaria para
la producción de electricidad, y que se ha de manifestar en alta temperatura y presión del vapor
producido, con objeto de que el rendimiento del ciclo termodinámico de conversión sea
suficientemente alto. A eso se debe añadir otra cuestión tecnológica básica, que radica en la
singularidad y falta de repetibilidad de muchas de las instalaciones energéticas de biomasa, que a
menudo tienen que tratar con residuos vegetales muy diferentes, lo cual implica ingenierías
absolutamente distintas, no solo en las fases previas del tratamiento del combustible, sino en la
caldera fundamentalmente. Esta falta de repetibilidad hace menos eficiente la curva de aprendizaje,
a resultas de lo cual se mantienen unos precios de instalaciones, en cuanto a inversión,
considerablemente altos. Conviene señalar aquí el antiparalelismo con la energía eólica, en la cual
se tiene una repetibilidad muy considerable de las instalaciones, pues aunque orográficamente
puedan ser notoriamente distintas, y también en cuanto a contenido de humedad en la atmósfera,
sin embargo en cuanto a la maquinaria en sí, prácticamente se puede dar una repetibilidad total, lo
que implica una altísima eficiencia en la reducción de costes merced al aprendizaje y a la economía
de escala en la producción de materiales y componentes.
Sin lugar a dudas, esta falta de repetibilidad hace menos atractiva la biomasa en cuanto
fuente de energía, lo cual podría paliarse si se sistematizan los tipos de cultivos energéticos, como
es el famoso cynara cardunculus o cardo borriquero. Aun así, los cultivos energéticos están
Anexo I. COTEC Energía60
teniendo un desarrollo muy reducido, sobre todo en comparación con el aprovechamiento de
residuos de industrias agrícolas, donde se produce una sinergia elemental muy fácil de aprovechar,
al contrario que en el despliegue de una nueva tecnología, que sin embargo merecería mucha más
atención habida cuenta de su muy alto potencial en nuestro país.
d) Las nuevas ideas-fuerza en el desarrollo eléctrico
Al considerar las nuevas instalaciones que conformarán el parque eléctrico español en los
próximos años, y particularmente este próximo decenio, conviene subrayar que se produce un
alineamiento entre el despliegue de las nuevas instalaciones y los criterios de política
medioambiental del gobierno español, incluyendo algunos compromisos internacionales importantes
como es el caso del Protocolo de Kyoto, aunque este último revista una dificultad intrínseca de
cumplimiento, ya señalada por el Green Paper de la Unión Europea, y que por otra parte está
relacionada con el problema científico del cambio climático, de enorme calado y envergadura, y que
en gran medida está aún por aquilatar. Cuestión que adicionalmente se complica con la posición
actual de Estados Unidos en dicho campo, siendo éste el mayor emisor de CO2 atmosférico, con lo
que ello significa. Esta problemática se tratará específicamente en la sección dedicada al carbón.
En cuanto al alineamiento que se ha indicado, es obvio que tanto las centrales de gas de
ciclo combinado, como más señaladamente la energía eólica y la biomasa, son fuentes que
minimizan el impacto ambiental, sobre todo estas últimas, y por tanto sirven al mismo tiempo a la
política energética y a la política medioambiental y de compromisos internacionales. Por lo que
respecta a las cuestiones económicas de la electricidad y al mantenimiento de la disponibilidad y
garantía de suministro eléctrico en su conjunto, habrá que valorar la repercusión de estas políticas y
tendencias.
La incidencia económica en la electricidad por las primas tarifarias a la producción en favor
de las energías renovables, no es de momento desequilibrante en ningún sentido, por tratarse
todavía de participaciones porcentuales pequeñas, pero lógicamente se habrán de tener en cuenta
cuando la participación aumente ligeramente. Aun así, y sobre todo en el caso de la energía eólica,
y por las razones antedichas, desde luego puede preverse una convergencia cada vez mayor de
precios entre ésta y formas más convencionales de producción de energía eléctrica.
Anexo I. COTEC Energía61
No obstante, por los problemas de impredictibilidad y aletoriedad de su disponibilidad, se ha
de tener presente el problema de la potencia de respaldo inherente a los sistemas con alto
porcentaje de participación de energías renovables, pero esta cuestión afectaría más al desarrollo
eléctrico a largo plazo, es decir más allá del 2010.
En ese largo plazo, se entra ya en una dinámica tecnológica más complicada, donde
jugarán su papel cuestiones importantes relativas al desarrollo energético sostenible, para lo cual
posiblemente habrá que plantearse un horizonte de unos cincuenta años (tal horizonte, es decir el
del 2050, es el que se ha planteado en el reciente documento de la Performance and Innovation
Unit del gobierno británico).
La consideración de un largo plazo en aproximadamente cincuenta años suscita
indudablemente consideraciones tecnológicas de gran calado pero con mucha incertidumbre, pues
se da por supuesto en todos los escenarios contemplados que en estos próximos cincuenta años
deberá llevarse a cabo una revolución tecnológica considerable en el ámbito energético,
particularmente en la producción de electricidad, pero también en el transporte.
Ello se debe fundamentalmente a cuestiones ambientales, aún cuando éstas podrían
ponerse en cuestión en la revisión de los casos científicos relativos al cambio climático. No menos
importantes serán las causas limitativas, como el agotamiento de las reservas de combustibles
fósiles, que por motivos geológicos están lógicamente limitadas, y que mucho antes de su limitación
teórica suscitarán una problemática importante en cuanto al nivel de precios.
La prognosis realizada en los ejercicios relativos al desarrollo sostenible ha puesto mucho
énfasis en esta revolución tecnológica. En tal sentido, se considera que precisamente cincuenta
años parece plazo prudente y aceptable para el desarrollo tecnológico y la puesta a punto comercial
de la fusión nuclear, y al mismo tiempo para el despliegue completo de las fuentes renovables de
energía.
Cada una de estas fuentes, incluyendo la fusión, presenta su problemática específica. La
fusión, desde acabada la segunda guerra mundial, ha sido considerada como una fuente para la
Anexo I. COTEC Energía62
generación siguiente, dando un plazo de unos treinta a cuarenta años para su puesta en
funcionamiento. Los avances en la física de confinamiento de plasma han permitido identificar
nuevos modos de operación del plasma confinado de fusión, y en tal sentido se han hecho avances
científicos considerables, aunque no tan exhaustivos como los que se preveían hacia 1970, cuando
se barajaban muy diversos tipos de máquinas de confinamiento. No obstante, hay que dejar
constancia del éxito de las investigaciones científicas de la fusión nuclear, sobre todo en la Unión
Europea, en relación con el desarrollo de tokamaks, con unas prestaciones del JET muy halagüeñas
en cuanto a resultados científicos, que han permitido redefinir la siguiente generación de este tipo
de máquinas, apuntando ya a un reactor prototipo, como podría ser el ITER-2 o nuevo ITER.
Ahora bien, en este ámbito la decisión norteamericana del gobierno del presidente Clinton
de retirarse del desarrollo tecnológico del ITER, significó un replanteamiento de las vías a continuar,
y el liderazgo pasó fundamentalmente a manos de la U.E. con participación de Japón, Rusia y
Canadá en menor medida. En el contexto de este liderazgo europeo hay que mencionar la
problemática del emplazamiento para la construcción de esta máquina, que sin duda alguna sería
un importante foco de atracción para la I+D en este campo, en los decenios venideros. Actualmente
se ha efectuado ya una evaluación completa del centro de investigaciones del CEA francés en
Cadarache (no lejano a Aix-en-Provence) pero el Ministerio español de Ciencia y Tecnología ha
hecho pública en la Unión Europea su ofrecimiento de Vandellós como emplazamiento para el ITER
en nuestro país. Indudablemente ello podría tener repercusiones importantísimas en cuanto a
movilización de investigadores y presupuestos, aún cuando el proyecto es una actividad
internacional, pues el país anfitrión del reactor no gozaría de ventajas específicas de I+D por ese
hecho, pero sí de otras, tanto directamente (concesiones de servicios, contratos...) como
indirectamente, por estímulo de vocaciones científicas, por ejemplo, y un mayor eco social del
interés de la I+D.
La fusión presenta sin embargo características complejas para su desarrollo tecnológico,
incluso en la redefinición más realista que se ha hecho para el nuevo ITER, y asimismo teniendo en
cuenta las posibilidades de los nuevos regímenes de confinamiento no inductivos, y que podrían
llevar a modos de funcionamiento muy duraderos, prácticamente estacionarios, en los sistemas de
fusión (Véase Anexo VI).
Anexo I. COTEC Energía63
En todo caso, la dificultad de estos desarrollos ha hecho que en la U.E., y a instancias del
gobierno británico, se haya puesto en marcha una iniciativa de reconsideración de las
investigaciones de fusión, para poner en marcha lo que sería una vía más rápida de desarrollo, con
especial atención a los materiales que van a necesitarse para soportar las condiciones extremas de
funcionamiento en temperatura y en fluencia neutrónica, sobre todo, de los reactores de fusión. Esta
iniciativa, conocida como Fast Track Fusion, no ha hecho sino plantearse, y está por materializarse
en sus primeras conclusiones y en su incorporación a un programa de fusión, que en todo caso
sería de plazo muy largo.
De manera similar, en los escenarios más fiables que existen de despliegue completo de las
energías renovables, se señala un plazo de entre 30 y 60 años para ello, aun cuando las dificultades
de despliegue son de muy diversa naturaleza. De hecho son mínimas para el caso eólico, que sin
embargo puede encontrar su saturación en ese plazo, y son mucho más cuestionables para las
energías solares directas, tanto térmica como fotovoltaica, quedando en un campo intermedio la
capacidad tecnológica de la biomasa, por su problemática de bajo poder calorífico específico y
dificultades para ser explotada comercialmente en sistemas productores de electricidad con
rentabilidades similares a las que han propiciado el desarrollo económico de la sociedad occidental.
El muy largo plazo queda un tanto fuera del alcance planteado en este estudio, pues a
pesar de que ha habido varios escenarios considerados para planificar la investigación actual, lo
cierto es que en el ámbito de las energías renovables son bien conocidos los fundamentos físicos y
las limitaciones de las transformaciones energéticas que pueden darse en ellos.
En cuanto a la fusión, las incertidumbres son mucho mayores, y relativas a la capacidad de
operar,desde un punto de vista de ingeniería solvente, sistemas tan complejos, y sometidos a una
radiación neutrónica muy intensa, aunque sin productos de fisión ni actínidos, pero que producirán
campos de radiación ionizante muy altos en la propia instalación, además de la problemática del
manejo del tritio, isótopo radiactivo del hidrógeno, y que representa el mayor riesgo en la operación
de estas centrales, por lo que a protección radiológica se refiere. Cabría minimizar el uso de tritio,
acudiendo a ciclos de reacciones de fusión más avanzados, pero éstos exigen temperaturas de
confinamiento de plasma mucho más elevadas, e incluso en algunos casos, como en la llamada
Anexo I. COTEC Energía64
fusión aneutrónica protón-boro, las estimaciones científicas señalan que sería prácticamente
imposible conseguir ganancia energética positiva con esta reacción.
6. Oportunidades tecnológicas en el desarrollo eléctrico
En este contexto aparece una dicotomía que merece comentarse brevemente por lo que a
valoración tecnológica se refiere: existen por un lado lo que podría denominarse tecnologías a gran
escala que implican desembolsos cuantiosos en investigación y desarrollo de muy pocos prototipos,
incluso uno solo, como puede ser la fusión. En tal caso, la investigación tecnológica española tiene
forzosamente que encuadrarse en la investigación de la U.E., cosa que de hecho ya está así
establecida, tanto por decisión política como por planteamiento y desarrollo en la comunidad
científica.
Por otro lado puede señalarse una tecnología de pequeña escala, donde los prototipos a
desarrollar y las investigaciones en materiales y procesos de transformación energética no
requieren desembolsos tan cuantiosos y pueden abordarse a nivel de un país, o incluso a nivel de
una compañía energética de tamaño suficientemente solvente. Este es el caso en general de las
fuentes de energía renovables, con las peculiaridades que cada una representa, y que ya se han
comentado en el caso de la eólica, con su capacidad de repetibilidad de los aerogeneradores, en los
cuales aún existe un campo no despreciable de mejora tecnológica, tanto en materiales, como en
equipo eléctrico.
Por lo que corresponde a la energía fotovoltaica es obvio que el desarrollo de dispositivos
de estado sólido más baratos de fabricación o con mejor rendimiento fotovoltaico no requieren unas
grandes inversiones, por tratarse de procesos que pueden estudiarse a escala muy miniaturizada.
Su comercialización sí requeriría un nivel distinto de inversiones.
A escala algo superior se han de tratar los problemas de la energía solar directa
heliotérmica, preferiblemente con concentración de la radiación solar directa para la obtención de
volúmenes de muy alta entalpía específica en el fluido de trabajo. Algo similar puede decirse de las
aplicaciones de combustión directa de la biomasa, donde hay un amplísimo rango de potencias y de
aplicaciones en los cuales puede investigarse con medios relativamente acotados.
Anexo I. COTEC Energía65
Esta pequeña escala de desarrollo tecnológico debería ser especialmente cuidada en
nuestro país, pues además tiene posibilidades muy apreciables de desarrollo tanto en energía solar
directa, heliotérmica o fotovoltaica, y en energía procedente de la biomasa.
Los desafíos y oportunidades en este ámbito de investigación tecnológica, y en general en
todo lo referente a la tecnología, incluyendo su aplicación a la producción de electricidad de modo
maduro y competitivo, exigen unos sistemas de vigilancia y valoración tecnológica a los cuales
no siempre se les ha prestado la necesaria atención en este país. Aunque estos temas son
relativamente subjetivos de valoración, sí podría indicarse que el desembarco del sector eléctrico
español en el ámbito del gas, ha sido ligeramente más retrasado del que hubiera convenido para
una incorporación más capacitada de nuestro país al consumo de gas para la producción de
electricidad. En este caso, el tiempo de reacción ha sido tan escaso, que la práctica totalidad de los
proyectos contemplados a principios del siglo XXI han de desarrollarse llave en mano, con muy
fuerte responsabilidad por parte del suministrador del equipo, que ciertamente está actuando en un
contexto global de mercado fuertemente dominado por los suministradores al ser muy fuerte el tirón
de la demanda de estos equipos, lo que sitúa al suministrador en situación de predominancia.
Predominancia que se acentúa por el hecho de que el mantenimiento de estas centrales, sobre todo
en su parte más específica o compleja, requerirá la participación directa, cuando no la
responsabilización total, por parte del suministrador del equipo.
La valoración tecnológica de las oportunidades existentes en el mercado internacional ha de
realizarse con un criterio de vigilancia de la evolución de la tecnología y de actualización de su
significado, teniendo en cuenta todos los parámetros que intervienen, desde los precios del
combustible hasta los requisitos de tipo ambiental que puedan afectar. En el mundo desarrollado
occidental, esta vigilancia se ha de ejercer de manera fundamental por parte de las empresas del
sector, pero en algunos países existen comités o equipos de trabajo cuya misión fundamental es
estar atentos, a nivel nacional, de las posibilidades y ventajas, así como inconvenientes, que se
pueden asociar a los diversos modos tecnológicos de generación de electricidad. Materias de
estudio propias de estos comités pueden ser de variado tipo, como por ejemplo las dificultades
intrínsecas de la tecnología de la biomasa para sistematizar su uso y conseguir unidades de trabajo
con alto nivel de estandarización, que produzcan ahorros importantes gracias a la curva de
Anexo I. COTEC Energía66
aprendizaje y a la economía de escala en la producción de largas series. De manera similar a como
resulta pertinente la vigilancia de la evolución de los precios internacionales de los combustibles, y
la vigilancia de su disponibilidad en función de factores geopolíticos, y no solo comerciales, cabe
subrayar la importancia de la vigilancia de las evoluciones de las diversas tecnologías, incluso con
el objeto de preparar adecuadamente los equipos humanos para la asimilación de esa tecnología o,
preferiblemente, su desarrollo tecnológico y comercial.
El tema de los equipos humanos, o del factor humano en general, resulta crucial en el
mundo tecnológico, puesto que la tecnología es en gran medida conocimiento, tanto de los procesos
en sí, como del saber ejecutar dichos procesos y llevarlos a una realización práctica eficiente y
rentable.
El tema del factor humano, o del capital humano como se le denomina en algunas
ocasiones, ha llamado la atención de numerosos estudios, y por lo general se ha subrayado la
enorme importancia de este factor en las prestaciones de un equipo de trabajo, y por tanto la
solvencia tecnológica y económica de una empresa, y en definitiva de un país. Sin embargo, se
señala en este campo, y en otros varios campos de la actividad industrial, que esta supuesta verdad
de la importancia capital del factor humano, sin embargo se ha relegado a menudo por motivos
económicos, llegando incluso a producir recortes considerables (por ejemplo con jubilaciones
anticipadas) de la capacitación operativa de un equipo humano, sin tiempo real para su relevo
generacional. Obviamente esto obedece a criterios económicos estrictos, contra los cuales resulta
muy complicado luchar, máxime si se tiene en cuenta que el factor humano tampoco se puede
considerar como un componente intrínseco de la empresa y absolutamente ligado a él, por la
capacidad de migración del factor humano de unas empresas a otras dentro de un mismo sector, o
entre sectores distintos. Esta característica absolutamente natural del factor humano, de no poderse
ligar a un determinado equipo en una determinada circunstancia operativa, hace que pierda valor
práctico la importancia que el factor humano tiene en sí, puesto que esa importancia puede ser
transferida de unas empresas a otras, o de unas instituciones a otras, con mermas a veces
sustantivas de la capacitación de la empresa de origen, que a menudo ha tenido que invertir
importantes sumas en la formación de su personal. Es bien conocido que en el caso de personal
específicamente necesario para una empresa, se pueden recurrir a sistemas de fidelización
estimulada, generalmente por vía monetaria con plazos de previsión suficientemente largos. En todo
Anexo I. COTEC Energía67
caso, el factor humano no deja de ser un punto problemático en la capacitación tecnológica, en su
aplicación, y en como conseguir que la tecnología disponible a nivel mundial pueda materializarse
para un proyecto concreto, que es una de las facetas donde el factor humano puede resultar más
decisivo a la hora de obtener éxito y rentabilidad