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En el marco del proyecto EU Reco Street Violence se ha realizado una serie de entrevistas a personas que de manera específica han estado relacionadas con el tema de la violencia de grupos juveniles. En este caso, Lluis Paradell es inspector de los Mossos d’Esquadra (cuerpo policial de Catalunya), y ha trabajado desde el 2003 al 2011 en relación con grupos organizados y violentos, gran parte de este periodo en una unidad creada específicamente. Esta trayectoria lo convierte en un gran conocedor de esta realidad desde la perspectiva policial. Pregunta: La primera cosa que quería preguntarte era la definición de Nuevos Grupos Juveniles Organizados y Violentos para alguien que no conoce el fenómeno y que se encuentra por primera vez con esta realidad, o que la visión que tiene es la de los medios de comunicación. Respuesta: El hecho de utilizar esta terminología no fue una decisión improvisada, ni mucho menos. Al empezar a tener conocimiento en Catalunya de los primeros episodios protagonizados por miembros de estos grupos, utilizamos la terminología de bandas callejeras o incluso se utilizaba mucho el concepto de la banda latina, porque casi el 99% de los miembros eran jóvenes de origen en países de América Latina y por eso eran bandas latinas y tenía ese sentido. Era cuando no sabíamos nada de este tema. A medida que empezamos a hacer una prospección sobre qué había detrás de este tipo de fenómenos, descubrimos que éramos muy ignorantes, que no teníamos ni idea de todo lo que había pasado durante casi 70 años en un país tan grande como EEUU y qué repercusiones había tenido en alguno de los países de América Latina, y a partir de aquí empezamos a estudiar un poco para conocer este fenómeno, no con el ánimo de hacer ninguna publicación sino de trasladar al día a día de la acción policial la mejor manera de actuar para contribuir a que este fenómeno no creciese más. Y una de las cuestiones que apareció en estudios de muchos investigadores e incluso de algunos miembros de policías tanto de EEUU como de países de América Central o de América del Sur, fue el hecho de la terminología, cómo el etiquetar estos grupos de una forma o de otra contribuía a potenciar a lo mejor un sentimiento de aislamiento, o incluso

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En el marco del proyecto EU Reco Street Violence se ha realizado una serie de

entrevistas a personas que de manera específica han estado relacionadas con el

tema de la violencia de grupos juveniles. En este caso, Lluis Paradell es inspector

de los Mossos d’Esquadra (cuerpo policial de Catalunya), y ha trabajado desde el

2003 al 2011 en relación con grupos organizados y violentos, gran parte de este

periodo en una unidad creada específicamente. Esta trayectoria lo convierte en un

gran conocedor de esta realidad desde la perspectiva policial.

Pregunta: La primera cosa que quería preguntarte era la definición de Nuevos

Grupos Juveniles Organizados y Violentos para alguien que no conoce el fenómeno

y que se encuentra por primera vez con esta realidad, o que la visión que tiene es la

de los medios de comunicación.

Respuesta: El hecho de utilizar esta terminología no fue una decisión improvisada, ni

mucho menos. Al empezar a tener conocimiento en Catalunya de los primeros episodios

protagonizados por miembros de estos grupos, utilizamos la terminología de bandas

callejeras o incluso se utilizaba mucho el concepto de la banda latina, porque casi el 99%

de los miembros eran jóvenes de origen en países de América Latina y por eso eran

bandas latinas y tenía ese sentido.

Era cuando no sabíamos nada de este tema. A medida que empezamos a hacer una

prospección sobre qué había detrás de este tipo de fenómenos, descubrimos que éramos

muy ignorantes, que no teníamos ni idea de todo lo que había pasado durante casi 70

años en un país tan grande como EEUU y qué repercusiones había tenido en alguno de

los países de América Latina, y a partir de aquí empezamos a estudiar un poco para

conocer este fenómeno, no con el ánimo de hacer ninguna publicación sino de trasladar al

día a día de la acción policial la mejor manera de actuar para contribuir a que este

fenómeno no creciese más.

Y una de las cuestiones que apareció en estudios de muchos investigadores e incluso de

algunos miembros de policías tanto de EEUU como de países de América Central o de

América del Sur, fue el hecho de la terminología, cómo el etiquetar estos grupos de una

forma o de otra contribuía a potenciar a lo mejor un sentimiento de aislamiento, o incluso

a potenciar unos estereotipos que en algunos casos podían convertirse en auténticos

estigmas.

Como además es una terminología que es la que utilizan también los medios de

comunicación, pues, si todo lo que hacen aquí grupos de jóvenes con un aspecto que se

nota que no son autóctonos lleva la etiqueta de latina, las personas generalizamos, y

entonces va a ser un atributo para toda la comunidad latinoamericana que esté en

Catalunya. No se va a hacer esta distinción entre los que comenten un hecho violento o

delictivo y resto de la comunidad. Existía este riesgo y por esto no dijimos: no podemos

incorporar esta característica porque además es que no es cierta. No es una

característica de los jóvenes latinos el hecho de actuar de esta manera, sino que es una

característica de unos determinados jóvenes en unas determinadas condiciones.

Aademás el tiempo lo ha corroborado, que luego pueden venir de cualquier origen o ser

jóvenes autóctonos.

Un dato objetivo para nosotros son por ejemplo las detenciones que hemos hecho durante

todos estos años de miembros de estos grupos, no porque sean miembros del grupo sino

porque han cometido un hecho violento grave, o algún un delito. Hemos hecho detenidos

de más de 40 países, y no hay 40 países en el cono sur, por lo tanto hay jóvenes

prácticamente de todos los continentes, y muchos jóvenes autóctonos. De esta forma

evitamos que los medios de comunicación tengan que inventarse conceptos que ellos

tampoco tienen porqué valorar qué efecto pueden tener o no, sino que su función en

principio es informar y comunicar. Después también evitamos un riesgo que es que si se

va potenciando la imagen de que esto es un problema de los jóvenes latinoamericanos,

mucha gente lo que hace es pensar que es exclusivo de ellos. Por lo tanto si yo no soy

de este ámbito latinoamericano no me tengo que preocupar, no me tengo que preocupar

de que mi hijo pueda estar o no involucrado en estos grupos. Es un poco la deducción

falsa que pueden hacer muchas familias. Y era también la forma de mantener este nivel

de prevención y en definitiva esta etiqueta de bandas latinas no refleja lo que es la

realidad del fenómeno, y por lo tanto lo que intentamos es utilizar una terminología que

tampoco cayese luego en lo que puede ser la estigmatización de un colectivo. Además

siempre hemos dicho que no pretendemos que se utilice este concepto más allá de

nuestras puertas, de lo que es la institución policial. A nivel interno para nosotros pues es

muy útil distinguir que hay un nuevo fenómeno que afecta a jóvenes que están

organizados y que los que a nosotros nos interesan desde el punto de vista de la

seguridad policial son los que son violentos y por lo tanto utilizamos este concepto de

nuevos grupos juveniles organizados y violentos.

¿Cuáles serían los rasgos definitorios? A parte de las siglas ¿Por qué se

caracterizan?

Siempre hablo desde la perspectiva del interés policial. Para nosotros entran a formar

parte de esta definición, los grupos de jóvenes, chicos y chicas mayores y menores de

edad, cuando hablamos de jóvenes entendemos toda esta amplitud, que están agrupados

en un sistema, digamos en un núcleo organizado, siguiendo normalmente los parámetros

de las street gangs norteamericanas con más o menos matices pero que siguen casi

todos la misma estructura básica y mantienen más o menos las mismas dinámicas en

cuanto a captación, ingreso, formas de actuación, territorio, dificultades para abandonar el

grupo, etc., con sus propios colores cada grupo, con sus propias dinámicas, pero que lo

que nos da el carácter de interés policial es sobre todo que llevan a cabo acciones,

actividades que afectan a la seguridad, ya sea porque mantienen actitudes agresivas en

algunos casos hacia otros jóvenes normalmente de otros grupos parecidos a ellos, o bien

porque ejercen esa misma presión, por decirlo de alguna forma, hacia los propios

miembros del mismo grupo en muchas ocasiones coacciones para intentar evitar que

abandonen el grupo, etc., y por lo tanto plantean un riesgo para la seguridad. Cuando

existe un grupo que puede tener esa misma estructura parecida de las street gangs

norteamericanas, que puede tener muchos parecidos pero que no tiene este componente

de inseguridad, para nosotros no encaja en esta definición. Por lo tanto es compatible, lo

que yo también entiendo que es complejo de entender que pueda haber incluso dentro de

una marca de uno de estos grandes grupos, las naciones que ellos llaman, o las

asociaciones, en el caso de los Latin Kings, puede haber capítulos de Latin Kings que no

entren en la definición y otros que sí, porque puede haber capítulos que no quieran llevar

adelante una actividad de este tipo.

Y eso no significa que haya que ser ingenuo. Eso también es uno de los puntos que yo

también resumiría, que tenemos claro que el hecho de que exista un capítulo, aunque no

lleve a cabo este tipo de actividad, sí que tiene que ser de interés sobre todo desde el

punto de vista de la prevención porque supone un factor de riesgo importante que por un

simple cambio de líder de ese capítulo o por la influencia de agentes de su alrededor

como pueden ser la aparición de nuevos grupos etc., puede invertir esta tendencia y

convertirse en un grupo que asuma esas dinámicas violentas. Por lo tanto no quiere decir

que todo el monte es orégano ni mucho menos, sino que hay un riesgo. Pero no quiere

decir que sea un grupo ni mucho menos de delincuentes ni nada por el estilo, que es lo

que pretendíamos también con esta definición: evitar estas generalizaciones que asocian

el nombre, una etiqueta de un grupo automáticamente como si fuesen una organización

criminal, cuando está demostrado que no es así, en el caso de Cataluña. En otros países

muchos de estos grupos sí que llevan a cabo actividades de crimen organizado o

actividades ya puramente delictivas, pero que no es el caso de Catalunya.

¿A nivel de Cataluña cuál sería el panorama actual respecto a estos grupos?

Empezamos por el inicio a cómo ha evolucionado hasta el panorama actual.

Si, de hecho la mejor manera para tener claro cómo llegamos a la situación presente es

ver un poco cómo empezó todo este fenómeno hace ya nueve años.

La primera noticia que tenemos en el cuerpo de Mossos de Esquadra es a través de la

Guardia Urbana de Barcelona, que detecta en un instituto de Barcelona que ha habido

alguna pelea entre jóvenes del tipo de peleas habituales que se pueden haber producido

en cualquier instituto de cualquier ciudad del mundo y que ellos detectan una novedad, y

es que utilizan unos nombres que les llaman la atención y luego el miedo que se desata

de alguna forma en las familias de los jóvenes implicados, sobre todo de los que son

víctima y empiezan a hablar: .."no, no, huy, es que estos son muy malos, porque en

nuestro país..." Normalmente los afectados eran personas de origen inmigrante, en este

caso de Ecuador, y esto llamó la atención a la Policía de Barcelona y decidió rascar un

poquito y empezar a mirar en Internet y vieron que existía este grupo, los Latin Kings en

Ecuador, en EEUU, otros grupos como los Ñetas, etc.

Y cuando hacen una primera valoración, lo que deciden es que es un fenómeno que

supera lo que es el ámbito puramente de investigación y competencial de la Guardia

Urbana y ponen en manos del Jefe Superior de Policía de Barcelona, en aquel momento

dependiendo del Estado, y de los Mossos de Esquadra, que aun no estábamos

desplegados en Barcelona, un pequeño informe con la explicación de estos hechos. Y a

partir de aquí el cuerpo de Mossos de Esquadra empezamos a profundizar en el

conocimiento de estos grupos, justo en la primavera del año 2003. Este es el

planteamiento de salida. Lo que se produce posteriormente es que vamos viendo un

paralelismo entre lo que es el crecimiento durante estos últimos nueve años de los

colectivos de origen extranjero en Catalunya, asumiendo un gran protagonismo países de

América Latina como Ecuador, República Dominicana, Bolivia, Colombia incluso, pero con

un especial protagonismo de Ecuador; si no recuerdo mal entre el año 2000 y 2004 llegan

86.000 personas procedentes de Ecuador a Catalunya y lógicamente llevan consigo eso

que decimos… Esto no es idea mía, ni mucho menos, pero la única cosa que separa dos

mundos tan distintos como Ecuador y Cataluña son 11 horas de vuelo, y las personas no

hemos cambiado ni hemos incorporado en 11 horas un cambio de mentalidad, de visión

del mundo ni mucho menos, sino que hacen falta muchísimos años y esto lo que genera

es que el colectivo ecuatoriano que llega a Cataluña continue funcionando como hacía en

muchos casos en sus países de origen, y para muchos jóvenes, la existencia de lo que

ellos llaman pandillas y agrupaciones, es fácil y es lógico que se reproduzca aquí de una

manera o de otra, y ese es un poco el origen de este fenómeno.

Posteriormente hay otros colectivos como el dominicano, de la República Dominicana,

que llegan mucho más mayores que los ecuatorianos en el año 2000, y que luego con los

años van creciendo no exageradamente, porque en el 2008 eran unos 20.000, 2008-2009,

muchos menos que los ecuatorianos, pero también trasladan a este mismo escenario que

en este caso es Catalunya, dinámicas de agrupaciones de pandillas, de bandas de

jóvenes, de referencia tanto de la comunidad dominicana en EEUU como en la propia

República Dominicana.

Lo que hace es añadir más elementos sobre el tablero. Y este es el proceso que vemos a

lo largo de estos años. Al principio el protagonismo de los jóvenes que formaban parte de

estos grupos eran básicamente de 2 grupos de Latin Kings y de Ñetas pero con referencia

no a EEUU sino a Ecuador, que se enzarzan en peleas, existe una gran rivalidad entre

ellos, que es una rivalidad que existe en el país de origen, en este caso en Ecuador, y que

no existe en EEUU. Por si alguien pensaba que no eran complejos estos fenómenos,

parece mentira s que en EEUU Latin Kings y Ñetas sean considerados grupos hermanos

y en cambio en Ecuador se tienen un odio a muerte, y este mismo odio a muerte es el que

aquí se traslada cuando llegan. Porque su referencia como decía es Ecuador, y provoca

que se den unas circunstancias para que haya un hecho muy grave como es el que se da

en octubre de 2003, que es la muerte de Ronny Tapias, y que es un poco el punto de

partida de descubrimiento mediático del fenómeno. Por decirlo de alguna forma, es

cuando entran en juego de una forma importante los medios de comunicación, que

empiezan a difundir unas determinadas ideas muy superficiales, muy estereotipadas. Al

igual que ha pasado en todos los países donde ha aparecido este tipo de fenómeno, se

intenta primero cubrir una serie de hechos que son noticias de sucesos y se intentan

explicar con elementos muy superficiales, y normalmente se contribuye a potenciar

determinados estereotipos; y debería llegar un tiempo en que también los medios asuman

que la forma en que ellos comunican y transmiten las informaciones, también contribuye a

ir dibujando un determinado perfil, una determinada visión que tiene una afectación

directa sobre el propio fenómeno. En este caso yo desconozco en otros campos, en las

ciencias sociales y de la conducta, pero en este caso, desde la policía éramos muy

conscientes de cómo los propios miembros de un grupo estaban pendientes de lo que

decían los medios, a ver qué imagen daban ellos mismos, o cómo los situaban en un

ranking más o menos de popularidad o incluso de violencia. Para ellos era importante ser

considerado el más violento, porque se supone que entonces eres el que genera más

respeto hacia los demás. Entonces los medios son un factor clave que, a partir de octubre

de 2003, empieza a tener un papel. Aquí es donde nosotros también tenemos ya claros

algunos elementos clave, porque durante el 2003 hacemos un par de estudios para

conocer los términos generales de este fenómeno, y los descubrimos leyendo sobre todo

estudios de investigadores norteamericanos, y uno de estos elementos era el abordaje

policial; qué tipo de política de seguridad se aplica basada en qué elementos, si más de

prevención si más de supresión, o una combinación más o menos adecuada de todos

ellos. Otro elemento importantísimo eran los medios de comunicación, en la medida que

pueden contribuir a fomentar los estereotipos. Y en este sentido le dábamos mucha

importancia.

Lo que hicimos fue, desde el mismo caso de Ronny Tapies, siempre que había peticiones

a la Oficina de comunicación de Mossos de Esquadra, o desde el Departamento de

Interior, siempre les intentábamos dar el máximo de tiempo para poder explicar a

cualquier periodista de cualquier medio cómo veíamos nosotros el fenómeno, que no se

trataba de un ciclo de episodios de violencia aislados cuando era el caso, para que no le

diesen esa cobertura de crónica de sucesos. Porque al principio todos buscaban la

información policial para completar una noticia diseñada de una forma muy estandarizada:

querían saber normalmente cuántos miembros tenía cada grupo, de qué nacionalidad

eran, porque tenían el estereotipo de que en un grupo sólo podía haber miembros de una

sola nacionalidad; qué drogas consumían, asumiendo que por el hecho de ser este tipo de

bandas deben tener algún tipo distinto de consumo específico cuando son jóvenes y

consumen como cualquier otro joven, tampoco era una característica de estos grupos en

sí, pero existía esta visión estereotipada; evidentemente qué delitos cometían, porque

asumían que eran grupos criminales, y por tanto como grupos criminales, si no cometen

delitos, pues se pierde su naturaleza; entonces, sin saber si los cometían o no, querían

saber cuántos delitos cometían y que tipología de delitos, además como si estuviesen

especializados en algún tipo de delito concreto; y luego cuál era su territorio, también

querían saber como si hubiesen ocupado un determinado espacio en el cual ya nadie más

podía hacer uso de ese espacio: ni los vecinos, ni la policía podía entrar..., ellos tenían

esa idea estereotipada. Y como ya lo sabíamos, que esto pasaba, cuando venía cualquier

periodista y hacía una petición oficial, le atendíamos y durante una hora, una hora y

media, dos horas le estábamos explicando... un poco lo que estoy explicando ahora: este

fenómeno empieza así responde a este tipo de factores, es como un mimetismo de estos

grupos de EEUU, en su momento, luego se expande, etc…, un poco haciendo la historia y

trasladándoles la responsabilidad a la hora de comunicar, porque podían contribuir que el

fenómeno fuese a más o a menos.

Entonces nos encontramos que en esa época predominan dos grupos, ocurre el

asesinato de Ronny Tapias que marca un hito en lo que es su presencia aquí,

empezáis la investigación, descubrís este papel de los medios de comunicación... Y

pasa un poco de tiempo y ¿qué pasa con toda esta realidad?

En 2005 es cuando empieza la iniciativa del Ayuntamiento de Barcelona para intentar

promover que algunos de estos grupos que está claro que no tienen esa voluntad, sí

tienen los riesgos, pero no la voluntad de cometer delitos, pues se les da un impulso

desde el ayuntamiento de Barcelona para intentar plantear el registrarse como grupo,

como asociaciones de hecho, que es un derecho constitucional que cualquier

ciudadano…

Que de hecho era la cara más visible, pero siempre ha habido de acercamiento a los

recursos normalizados, digamos.

Sí. Lo que aquí luego ha habido mucha literatura, en el sentido que la visión, yo diría un

poco simplificada o malintencionada a veces de este proceso, era que lo único que

querían era conseguir recursos, y existe como una especie de mitología totalmente falsa.

Lo que sí que se trataba de permitir lo que decías: que se aproximasen a la propia

Administración en diversos ejes y que participasen en algunos proyectos y sobre todo,

hablo desde nuestro punto de vista, lo que sí que era importantísimo es que rompía el

aislamiento, entre lo que es el submundo de las bandas por decirlo de alguna forma, y el

mundo normalizado, la Administración, la sociedad, etc.

No deja de ser romper una barrera que parece infranqueable, y que como mínimo los

agentes se ven cara a cara. Si existe la comunicación, el pasillo está abierto. Dar el paso

o dar más o menos pasos, esto ya depende de cada uno, pero al menos se rompe una

cuestión de contexto que suponía realmente un estímulo muchas veces para que los

grupos continuasen teniendo un discurso de que es que no nos quieren, la Administración

no nos quiere, nos margina o nos expulsan, en muchos casos. Esa posibilidad ya no

existe. Queda claro que la Administración sí que está dispuesta, en este caso el

Ayuntamiento de Barcelona, a través de la Dirección de Servicios de Prevención.

Y en ese sentido se marca un punto de inflexión. Yo creo ya había otro punto de inflexión

paralelo que era el haber utilizado en nuestro caso una aproximación a este fenómeno,

no reaccionando sobre efectos, directamente sean peleas o delitos, sino habiendo hecho

paralelamente una labor de conocimiento, de análisis, nos da una ventaja, y es que nos

permite con las limitaciones que tiene, trasladar todo este conocimiento, esta dinámica, a

lo que es la cultura policial también, pero nos permite como mínimo no caer en las

mismas equivocaciones que hubiésemos caído si no se hubiese hecho este trabajo previo

de conocimiento. Y que este trabajo de conocimiento y de análisis siempre es constante y

paralelo con la parte operativa de la policía, de forma que existe una conexión directa, y

que pudimos obtener también una información, un conocimiento directo del fenómeno

que luego desde el punto de vista de análisis nos permite saber hasta qué grado estamos

igual que otros países o no, o por ejemplo si se dan las condiciones para dar según qué

pasos para la aproximación.

Cuando se dio este anuncio por parte del Ayuntamiento de Barcelona, para nosotros fue

una muy buena noticia. Como policía y en este caso responsable del grupo que

analizábamos este fenómeno, porque era un paso importante hacia adelante y que lo que

permitió y fue un logro muy importante, y lo que pasa es que no es muy público, porque

tampoco no mucha gente es consciente de esto, es que esa rivalidad que decía, ese odio

que había, inicialmente entre Latin Kings y Ñetas, a partir de esta intervención, ese odio,

que era a muerte en un principio, se rebajó a unos niveles de enfrentamiento. Continúaba

habiendo el riesgo de que cualquier día haya una desgracia, pero lo que supuso fue

rebajar el nivel de enfrentamiento, de buscar la muerte del adversario a una tolerancia

que pues sería como pasar de 95 a 25 en nivel de gravedad. Y eso fue una contribución

importantísima, porque rebajar el nivel de enfrentamiento, de rivalidad, entre los grupos

supone también rebajar la temperatura, por decirlo de alguna forma, del potencial de

violencia de todos estos grupos. Y es una de las claves también, intentar que los hechos

no se produzcan para ir rompiendo esa cadena de acción-reacción que se produce

normalmente entre estos grupos. En ese sentido fue fundamental esta iniciativa del

Ayuntamiento de Barcelona. Cuando ya creo que se acabó concretando, que ya fue a

finales de 2007…

Las asociaciones ¿quieres decir? En 2006 y 2007; fue en 2006 los Latin Kings y en

2007 los Ñetas

En 2006 y 2007 fue todo el proceso, y justo cuando empezó el 2008, fue cuando entraron

en escena los grupos de ascendencia dominicana. Más que entrar en escena, empezaron

a reclamarse protagonismo, porque hicieron una lectura de que los grupos que se suponía

que eran los más potentes y los mayoritarios, como Latin Kings y Ñetas, el haber dado

este paso de fundar las asociaciones, era como renunciar al liderazgo de la calle de

alguna forma. Entonces ellos que eran muy fuertes y se consideraban aun muy íntegros,

en su concepto de integridad, pues iban a asumir ese liderazgo. Entonces fue cuando

precisamente a principios del 2008 hubo un episodio en Rubí, cuando unos Black

Panthers en concreto, que era como una especie de coalición de diversos grupos como

los Bloods, Cuarenta y dos, Cuarenta y ocho, que eran dominicanos y los propios Black

Panthers, se unieron y atacaron en Rubí a un grupo de Latin Kings y mataron a un chico.

Para ellos fue como una forma de demostrar que ellos habían adquirido la primera

posición en ese sentido.

En definitiva lo que se va produciendo es que entran en escena otro nivel de grupos, en

este caso con esa referencia dominicana, pero que luego en la práctica ves que hay

jóvenes dominicanos en Latin Kings, en Ñetas. Sí que es cierto que en los grupos

dominicanos hay una gran proporción de jóvenes dominicanos y quizás no hay una

diversidad de nacionalidades como hay en los otros grupos. Y al mismo tiempo hay que

recordar que el proceso que siguen tanto una parte de Latin Kings como de Ñetas

también supone divisiones internas. Gente que abandona el grupo porque tampoco ve

con buenos ojos lo que consideran que es ablandarse, esto de acercarse... Y porque

evidentemente para dar el paso de crear la asociación, tanto en un grupo como en el otro,

existe una renuncia explícita a la violencia. Y en ese sentido pues, hay gente que lo ven

como que el grupo queda descafeinado y generan escisiones dentro de estos mismos

grupos, o gente que se cambia de grupo, que se va a otros grupos.

Aquí abro un pequeño paréntesis porque sí que conceptualmente es importante tener

claro esto. Los medios de comunicación evidentemente tienen que hacer un ejercicio de

simplificación; es obligatorio porque si no, no entenderíamos nada de las noticias. A veces

tienen que trasladar la complejidad de según qué organizaciones en según qué

fenómenos, pero luego también se tiende a simplificar demasiado. Yo creo que durante

todos estos años se trasladaba como que existían grupos muy homogéneos: los Latin

Kings, los Ñetas los Black Panthers, las maras Salvatrucha… cuando en realidad no dejan

de ser como marcas, y se configuran bajo esa marca diversas facciones, diversos grupos

que en muchas ocasiones están enfrentados entre ellos. Hemos pasado épocas, de

hecho, la época entre precisamente el 2009 y el 2011, en que para nosotros había mucho

más riesgo de que hubiese muertos en el caso que los hubiera habido, por

enfrentamientos entre fracciones distintas dentro de una misma etiqueta, de un mismo

nombre, que no por las relaciones típicas entre grupos tradicionalmente enemigos. Y de

hecho el nivel de riesgo era mucho mayor. Pues bien, desde 2007, los Latin Kings, los

Ñetas, en realidad son como conglomerados que a veces sí que están muy unidos y dan

la sensación de que sí, que son uno sólo, pero la tendencia es que haya discrepancias

internas, luchas por los liderazgos y por lo tanto, todo eso forma parte de la propia

naturaleza de los grupos, porque forma parte de la propia naturaleza de los miembros de

los grupos, y de las personas, de los jóvenes, etc., por afinidades y por a veces por

causas muy banales. Por amores juveniles y cosas de estas, se producen muchas

reacciones violentas en el contexto de estos grupos, y a veces buscamos explicaciones

mucho más complejas cuando no las hay. Pero sí que es importante esta idea de que no

son grupos tan homogéneos como se ha trasladado. Por eso es tan importante esa tarea

de agentes que no se dediquen a investigar exclusivamente, sino que estén haciendo una

labor de aproximación, de contacto constante, de comunicación con los miembros de los

grupos, porque es la única manera de tener claro en cada momento qué facciones hay,

quien lleva cada una de las facciones, y saber a partir de aquí valorar cuáles son los

factores de riesgo que existen y en qué grado se dan en cada lugar. Y sobre todo nuestro

principal objetivo era intentar evitar las peleas, intentar evitar las disputas e intentar, en la

medida de lo posible, que no hubiese esas típicas riñas entre grupos discutiendo por

parques, por plazas, o simplemente porque ha habido en una discoteca un altercado

previo que luego puede generar una réplica. Trabajando de esta forma es lo que creemos

que nos da mejor resultado.

Pero volviendo un poco a la línea temporal, desde la primera fase que habíamos dicho:

Latin Kings y Ñetas, luego la segunda 2005-2008, a principios de 2008 con las

asociaciones y lo grupos dominicanos, grupos que son los originarios Latin Kings y Ñetas

pero que han ido evolucionando y al menos han pasado 3 años o 4, y por lo tanto ya van

cambiando sustancialmente y cada vez más forman parte de estos grupos jóvenes de

otras nacionalidades y jóvenes autóctonos. Jóvenes que se acercan muchas veces

porque lo que les llama la atención es como la flor: el color e incluso la forma de tratarse

entre ellos, como hermanos, que tradicionalmente se da en estos grupos. Aquí en

Cataluña, en nuestro espacio, la gente se llama amigo, se llama colega, pero no se llama

hermano entre ellos. En cambio, en estos grupos, a los que por eso también se les llama

hermandades, el nivel de conexión al que se aspira es el máximo. Y no hay mayor

conexión entre dos seres humanos que el haber nacido de la misma madre de alguna

forma, y por eso ellos se llaman hermanos: su familia es el significado que le traslada a lo

que es el grupo.

Esto es muy atractivo y esto genera adhesión en jóvenes de aquí, chicos y chicas, que sí

que son capaces de ver esos elementos de fraternidad, de apoyo, de solidaridad incluso.

Pero eso mismo a veces les nubla la vista para cuando ven algún detalle incluso de

intimidación entre ellos, o exhibición de alguna arma blanca o alguna actividad que es un

desafío a otro grupo,… Todo esto luego lo relativizan, esto es un momento puntual, pero

es que también existe, está en la trastienda. Y luego llega un momento en el que ya está

tan “familiarizado” con el grupo que cuando ya descubre que el grupo tiene más

perspectivas y está más digamos comprometido en otros sentidos, ya no le deja el mismo

grupo salir, pero no es porque sea fruto de una acción como la mafia. En la mayoría de

casos es una salvajada comparar estas dinámicas con las dinámicas de la mafia. Es por

una cuestión de grupo. Se juega más con los sentimientos incluso en esta fase de la

adolescencia, o la juventud, que también se vive mucho más intensamente. No quiero ser

ingenuo, en algunos casos sí que es pura y dura coacción o amenaza. Normalmente hay

procesos muchos más complejos que pueden acabar con que se utilice la incluso la

agresión ya directa para evitar que ese miembro se vaya del grupo, pero en muchas otras

ocasiones, la gran mayoría que ha formado parte del grupo se da cuenta que aquello no

le interesa, acaba desvinculándose por su cuenta, y aunque a veces sí que exista un tipo

de presión o de molestia, luego no tiene ningún tipo de problema para desvincularse.

La cuestión es que a partir de 2008, sobre todo finales de 2008-2009, también empieza a

notarse más algún grupo de jóvenes, que salvando todas las distancias con lo que es las

maras centroamericanas, utilizan la simbología de la MS o 18th Street y por tanto

empieza a verse algo más, lo que nos hace añadir o ampliar el abanico de grupos

presentes: no tenemos sólo los ecuatorianos en un origen, que ya no son ecuatorianos, ya

son catalanes, grupos catalanes, compuestos por jóvenes de muchas nacionalidades

distintas y muchos autóctonos, los que llamamos dominicanos, y ahora también algún

capítulo de la llaman clicas de mara Salvatrucha o de la 18, que no tiene nada que ver

con lo que es la composición en cuanto a los miembros de las maras en países como

Honduras, Guatemala, El Salvador o EEUU, pero sí que son la misma etiqueta, y que

hay algún vínculo, hay algún nexo a veces familiar, algún conocido. O sobre todo, viendo

la evolución de la comunidad hondureña, va aumentando el número de personas que

viene de Honduras, emigrantes de origen hondureño y que allí pues, dada la idiosincrasia

de la existencia de unas maras muy violentas allí, pues aumenta el riesgo que aquí se

contamine de alguna forma estos pequeños embriones que existen, que utilizan la

simbología, que en un momento dado pues venga algún miembro de allí que sea

realmente un miembro genuino y que intente imprimir al grupo esa dinámica. Yo diría

que conviven un poco estas dos nociones: la que sería un grupo con una etiqueta, de uno

de los grupos más violentos que hay en el mundo actualmente, con una composición muy

parecida al resto de los otros grupos, como Latin King, Ñetas o dominicanos. No les

quiero quitar importancia en cuanto a la posibilidad que generen algún hecho violento muy

grave que acabe en la muerte de alguno de estos jóvenes, pero no tiene que ver con la

dinámica, o con una visión más criminal que se puede dar en grupos como las maras.

Y así como ha habido esa diversificación en los grupos, en la manera de trabajar, en

la manera de abordarlo, ¿ves algún tipo de evolución en este tiempo? Has hablado

del trabajo que se hizo al principio pero en estos últimos años, ¿ha cambiado en

algo la manera de trabajar el fenómeno, de entenderlo?

De hecho, en grandes rasgos no. Lo que pasa es que al principio era una labor de

conocimiento para comprender este fenómeno. Comprendimos que no estamos delante

de un episodio transitorio, que es a lo que estamos muy acostumbrados en la policía, esto

puede ser una debilidad en algún momento, no en nuestra policía sino en todas las

policías del mundo, que haya fenómenos puntuales de una gran gravedad pero que no

deja de ser a veces es un fenómeno casi aislado. Puede ser que en un momento dado

haya un crecimiento de una determinada actividad criminal y que precisamente por la

propia actuación policial tiende a mitigarse y desaparecer. En este caso había colegas

míos que tenían esa percepción, cuando existe el caso de R. Tapias y hay un muerto y

genera una cierta conmoción social, mucha gente pensó: esto, bueno.. ha sido un

episodio puntual y esto va a desaparecer. Cuando lo estudiamos, esto tiene una

correlación directa con una llegada de un número crítico de personas. Si hubieran venido

20 personas… pero han venido como 86.000 persona de otro país, y esto tiene efectos a

nivel de seguridad, a nivel de educación, de sanidad, y si barajamos en cifras ya muchos

más globales del 2000 al 2009 pasamos de 2 al 16% de población de origen extranjero.

Todo esto tiene unos efectos y está claro que no son efectos pasajeros en el corto plazo;

en el largo plazo sí, porque todo evoluciona y nos adaptamos. Pero en un periodo tan

corto, tantas personas de tantos países distintos necesariamente genera estas tensiones.

Nosotros lo que no cambiamos es esa perspectiva de que constantemente vayan de la

mano el análisis y el trabajo operativo. Que el analista pueda tener conocimiento de qué

está pasando en la calle, y quien hay en cada grupo, qué tendencias, qué vínculos tiene

con otros países, cómo nos afecta lo que está pasando en otros países aquí. Pero esto

también son nociones que fueron nuevas para nosotros y que dificultan la comprensión.

Porque hay gente que piensa que cómo nos va afectar aquí en Barcelona por ejemplo lo

que va a pasar en Nueva York o lo que va a pasar en Santo Domingo. Yo creo que esto

ha ido evolucionando. No es lo mismo decirlo ahora que cuando lo decíamos en el año

2003 o el 2004. En aquel momento nos tomaban un poco como paranoicos. Ahora no,

porque se demuestra que esta persona, es fulano de tal, y que se viene de Los Ángeles y

que es un miembro de aquí o de allí. Entonces lo puedes objetivar. Estas influencias han

existido y continúan existiendo en el mundo actual, que es tan fácil comunicarse a través

de internet y por tantos canales, sean visuales, sonoros, textos... Enviar imágenes, fotos,

videos… todo esto genera una posibilidad de mantener un vínculo en la distancia y

además con un alto grado de inmediatez, que es también una novedad respecto a lo que

eran periodos anteriores. Ahora mismo si quiere un joven en una plaza de Sabadell o de

Tarragona puede conectarse con un teléfono móvil con un miembro de, se supone, su

misma nación o su mismo grupo en Nueva York o en Quito o en …

Y hacer una videoconferencia.

Y por lo tanto esto posibilita que exista esa conexión, ese contacto. En este sentido lo

hemos mantenido. En lo que sí que hemos ido evolucionando es que hemos visto que en

la medida en que se produce el resultado que voy a decir, quizás nuestro principal trabajo

es trasladar el conocimiento que tenemos a otros actores. Y eso ocurre cuando llegamos

a la conclusión, en el caso nuestro, de que no nos enfrentamos a un problema de

seguridad. En definitiva no es un problema de seguridad, aunque la percepción general

que hay es que sí, porque se hace popular de alguna forma mediáticamente a través de

los hechos violentos o de delitos que comenten miembros de estos grupos. Pero yendo al

fondo, lo que ves es que estos no son más que los efectos.

Al menos este es nuestro análisis. Esto son los efectos. Las causas son las que tantos

autores e investigadores habéis ya establecido y que se mueven en parámetros que

explican el comportamiento, o una buena parte del comportamiento de estos jóvenes de

estos grupos como explican otros comportamientos.

Cuando hacemos la formación interna lo explicamos: la agrupación que se ha hecho, que

habrá varios factores más o menos el ámbito de la familia, todos los factores de riesgo

que puede conllevar, el hecho de jóvenes que han estado separados de sus progenitores,

desde la existencia de malos tratos o del consumo de sustancias, etc. dentro del núcleo

familiar. Luego otro capítulo, la comunidad: si conviven en un entorno en el que hay una

presencia muy manifiesta de estos grupos y que se ve sometido a la presión del grupo.

Aunque él quiera distanciarse a lo mejor pues no se dan las condiciones de su entorno

físico para que esto se pueda producir. Luego lo que es el propio grupo de iguales en el

que normalmente se mueve. Factores también del ámbito de la escuela, del ámbito

escolar en sí, en general y luego factores personales que también existen. Hemos tenido

también contacto, hemos participado con equipos de psiquiatría infantil a veces, y quizás

lo comprenden muy bien ellos. Son los que nos dicen: es que muchas veces más que una

medida penal, lo que necesitan es una medida psiquiátrica en algunos casos, de terapia

del comportamiento, porque puede ser que el joven lo que esté es padeciendo es un tipo

de trastorno de la conducta que necesita un tratamiento, pero que nadie se lo ha

diagnosticado y que a veces queda como oculto dentro del propio grupo.

Lo que identificamos es que dentro de las causas principales de la existencia de los

grupos no existe un problema de naturaleza policial, o de seguridad. Lo que sí ocurre es

que esto genera unos efectos que sí que nos interpelan directamente, que nos obligan a

intervenir. Lo que podemos hacer es colaborar con agentes que digamos son los que

están directamente interpelados por estos factores de riesgo y trabajar conjuntamente con

ellos trasladando, intercambiando información y conocimiento, no con el objetivo de la

represión en este caso, sino de la prevención.

El trabajo policial que habría que hacer más o menos me has dicho la línea a seguir,

supongo que te reafirmas en ella, pero el trabajo desde otros ámbitos que crees

que habría que hacer, por dónde… ¿qué sugerirías a otro tipo de agentes

sociales?, bien sea del mundo educativo, educadores, trabajadores sociales… ¿por

dónde crees que habría que tirar en este sentido?

Yo no soy nadie para decir qué tienen que hacer o qué no tienen que hacer. Lo que sí que

creo es qué tenemos que hacer. Y aquí estoy respondiendo: tenemos que ir juntos. Lo

que no puede ser es que vaya la escuela por un lado, el educador social o el mediador del

Ayuntamiento por otro, que salud vaya por otra línea… Aquí lo que tenemos que hacer es

un enfoque conjunto, y en este sentido yo creo que hemos dado pasos hacia delante.

Desde el cuerpo policial es una ventaja, en nuestro cuerpo en concreto, que tenemos las

oficinas de relaciones con la comunidad, que son el engranaje perfecto para trasladar en

nuestro caso, desde la policía, nuestro aporte al equipo de actores por decirlo de alguna

forma. Lo podemos hacer a través de estas oficinas de relaciones con la comunidad que

están en cada una de las áreas básica policiales, que es el nivel organizativo más próximo

al ciudadano: es donde se dirige el ciudadano cuando tiene un problema, a esta área

básica policial, a presentar una denuncia o a pedir lo que sea, este es su referente. Aquí

están estos agentes que conforman esta oficina de relaciones con la comunidad, que es

una manera de dinamizar de alguna forma o trasladar al resto de actores nuestra

aportación, sobre todo en cuanto a conocimiento de lo que son estos grupos, y a través

de estas oficinas puede participar cualquier experto de nuestra policía, de hecho lo

hacemos siempre a través de ellos.

Lo que tenemos que hacer es tener primero un conocimiento más o menos homogéneo.

Esto lo hemos visto nosotros como policía porque hemos hecho… no me atrevería a decir

formación, sino traspaso de conocimiento: cómo vemos nosotros el fenómeno, cómo lo

hemos ido tratando estos años y como creemos que hay que hacerlo en función de lo

hemos vivido en el extranjero o aquí. Sobre todo porque tenemos trato directo con los

grupos y con los miembros de estos grupos. No estamos hablando desde el otro lado de

la barrera. Eso creo que nos ha dado un valor añadido y quizá nos ha cualificado, porque

también muchos grupos de investigadores habéis tenido contacto con miembros pero

normalmente tenéis contacto con algunos miembros. Para nosotros como cuerpo policial

desplegado en todo el territorio, y con unos equipos presentes en todo el territorio, ese

contacto es diario y constante y por lo tanto esto nos genera un nivel de conocimiento que

casi que, por costes económicos, ninguna otra organización puede tener como no sea

sanidad, escuela, y poca cosa más. Hemos traspasado ese conocimiento desde a

enfermeras pediátricas a grupos más o menos heterogéneos de intervención en la

prevención de absentismo escolar en determinados Ayuntamientos, asistentes de policías

locales, asistentes sociales, técnicos de educación, de emigración, de juventud, etc.

La clave está en realmente conseguir la implicación, en cada espacio donde se ve una

problemática de este tipo, de todos estos principales agentes y en que todos trabajemos

juntos. Y esto partiendo de una premisa que para nosotros al menos no se ha demostrado

lo contrario, y que es que viendo la experiencia americana, la experiencia a veces o

fracaso de muchas experiencias en EEUU, hemos podido acortar tiempos, o al menos

saltarnos alguna fase que nos hubiese llevado muchos más problemas si no lo

hubiésemos hecho.

En cuerpos policiales por ejemplo como el nuestro, existe la tendencia a que cuando se

detecta un gran problema, por decirlo de alguna forma, siempre se generan servicios

centrales que de alguna forma son los que tienen acceso a más recursos, que tienen

competencia en todo el territorio y que de esta forma les permite trabajar de una forma

también más cohesionada, con todos los recursos efectivos necesarios para atajar esa

problemática. Este fenómeno lo que nos dice, vista la experiencia de otros países, es todo

lo contrario. Podemos tener un problema porque existen relaciones entre todos estos

grupos. Ya no solo a nivel de una misma ciudad, sino de una misma provincia, de un

mismo entorno, y con el extranjero. Pero la clave está en potenciar el nivel de intervención

más próximo donde está la problemática y en este caso el grupo. Y lo que implica es

generar una dinámica que le dé protagonismo no a la cabeza sino a la punta de los

dedos. Que tengas mucha sensibilidad en el tacto para conocer qué se está dando allí, y

a partir de ahí, desde el nivel más local posible, intentar activar la red de actores y

recursos para incidir sobre aquel núcleo, pero al nivel más local posible. Y esto lo

tenemos claro desde hace unos años y lo mantenemos. Nuestra experiencia nos dice que

ésta es la mejor manera.

Todo lo que serían políticas de tolerancia cero o la línea de acusación por

asociación ilícita ¿cómo lo valoras?

La estrategia que aparentemente funcionaba mejor y que en la práctica para nosotros es

la que mejor funciona es la que combina, pone el énfasis sobre todo en la prevención pero

sin abandonar lo que llamamos la intervención, el hecho de tener el acceso y el contacto,

y si no quieren contacto hay que buscarlo. Tener contacto pero no en el sentido de

persecución, sino de generar comunicación, en el entorno que sea, pero buscar esa

comunicación y poder luego facilitar la desvinculación de miembros que estén en los

grupos. Y la vía represiva, que aunque sea una palabra dura, se puede hablar de

supresión un poco más como un eufemismo, pero es la aplicación de la ley. El que ha

cometido un delito, hay que ponerlo a disposición judicial. Esto tiene que estar muy claro:

tienen que existir los 3 enfoques. Lo que sea poner únicamente el énfasis en uno de estos

tres enfoques está totalmente abocado al fracaso. Y por lo tanto, a partir de aquí se

podría decir que si solo se habla de prevención y no se hace intervención ni supresión,

pues no se va a conseguir mucha cosa. Porque ellos van a percibir que quizás hay una

muy buena intención y eso lo ven como una debilidad, única y exclusiva. Y basarse sólo

en la supresión implica fomentar también muchas de las imágenes, de los estereotipos

que los grupos. Eso los identificaría ya definitivamente como grupos criminales, lo sean o

no lo sean, y es un riesgo muy grande que se mantiene, porque precisamente el

envoltorio es el mismo que en otros países pero el contenido no, y se juzga por el

envoltorio (el nombre, los colores, etc.), y hay que ver la conducta, no la etiqueta. Por eso

también cuando hablamos de la terminología, lo que nos guía no es el nombre sino la

conducta que tiene ese colectivo. Por lo tanto, el poner énfasis en las vías estrictamente

represivas y nada más (la tolerancia cero, etc.), lo que se consigue es cohesionar

muchos más el grupo. Y esto no tiene mucho mérito decirlo hoy en día porque es que

incluso policías de países como El Salvador, Honduras o Guatemala nos lo dicen: no

cometáis el mismo error que cometimos nosotros, que pensamos que con la vía represiva

y mano dura se iba a terminar, y hemos visto que no. Por lo tanto hay que hacer esta

combinación y la vía de represiva tiene que ser única y estrictamente aplicada de forma

sistemática y de forma implacable, pero en los casos en los que se tiene que aplicar. A

veces la policía lo utiliza como una medida preventiva, por si acaso: mira vamos a dar un

escarmiento… No, no, en absoluto, tiene que ser como una medida quirúrgica

simplemente. Es la más agresiva, y por lo tanto es la que en un entorno de violencia, en

que la violencia existe, puede contribuir a la generación de más confrontación, de más

violencia. Cuando hablo prevención e intervención por encima está el conocimiento. El

conocer aquella realidad. Aquí es donde se gana la batalla. Porque evitas que se den los

casos que pueden luego fomentar más violencia y por lo tanto aquí está la clave para mí.

Pensando en aquel hito que comentabas de la creación de asociaciones, que se

abrió aquel pasillo para poder trabajar, parece ser que es una vía que está agotada.

¿Ves algún tipo de alternativa a este tipo de trabajo? que siguiese en esa línea de

abrir pasillo. ¿Ves posibilidades de trabajar en esa línea, que no sea replicar una

experiencia que bueno, tuvo su sentido se ha acabado, está agotada, ¿Qué maneras

habría de abrir pasillos para seguir trabajando con estos grupos?

Yo creo que la vía que se abrió no está agotada, en absoluto. Lo que pasa es que quizás

es más compleja de lo que parece y poder generar una línea de continuidad e irse

manteniendo es muy difícil. Ya tuvo, lo he dicho antes y lo reafirmo, una gran aportación,

una gran contribución, que fue reducir el nivel de violencia en este tipo de fenómenos.

Ahora, mantenerlo en el tiempo implica que haya líderes determinados que pueden ir

cambiando, de hecho van cambiando… y esto puede cambiar el escenario, es una

cuestión que hay que tener en cuenta.

Lo que creo que hay que explorar, al menos en nuestro contexto, es el hecho de dar

algunos pasos buscando lo que era la colaboración de cada vez más actores, este tipo de

redes, no muy amplias en el sentido de que no tiene que haber muchísima gente, pero sí

estar conectados: si existen a nivel de municipios equipos de resolución de conflictos

como mediadores, con las escuelas donde estén los problemas, que también esté

conectados asistencia social, sanidad, etc. Lo que nos hemos dado cuenta es que

realmente había mucha necesidad y mucho deseo de esta colaboración con la policía al

menos. Incluso no solo ha servido para tener conocimiento del fenómeno en sí y

traspasarlo, sino que ha servido para tener conocimiento mutuo de una institución a otra o

de un ámbito de actividad a otro. Te das cuenta de que el problema es más grave, tanto si

es el tema de las bandas juveniles u otra cosa, tenemos un problema a nivel social, que

es que muchos operadores que estamos trabajando en el mismo campo no nos

conocemos lo suficiente. En ese sentido creo que sí que se tiene trabajar para crear esas

conexiones, esas sinapsis entre los diversos servicios que trabajan en el ámbito de los

factores de riesgo de estos jóvenes, sobre todo las escuelas, el espacio público, también

los espacios de ocio. Quizás son los tres puntos para mí más importantes para generar

estas sinapsis. Porque además nos estamos dando cuenta de que lo que hemos

generando de red, motivados por afrontar este fenómeno, nos está sirviendo también

para muchas otras cosas. Y este camino creo que es el definitivo, porque se generan

avances que son permanentes. Luego sí que puedes cambiar. Igual que cambian los

líderes de los grupos, cambian los líderes de los servicios y por lo tanto también implica a

veces rehacer esas relaciones, pero se pueden hacer protocolos como se hizo el año

pasado, pues hicimos un protocolo con el Departamento de Educación para detectar

precisamente, lo más precozmente posible, indicadores de casos de jóvenes que se estén

involucrando. Este protocolo implica a muchas esas personas que, aunque al principio es

una relación bilateral entre educación y la policía por lo que se refiere a lo que es

detección y la primera comprobación, luego digamos que si se detecta un caso que tenga

color, se trata por toda la red, por todos los operadores. Por lo tanto yo creo que el camino

iría por aquí. Y en el ámbito de conocimiento, tenemos que potenciar mucho más la

creación de red de conocimiento entre la propia policía y la universidad sobre todo, y

cualquier lugar del mundo donde sea que exista un interés en ese momento, en ese

campo o en esa casuística. La policía creo que podemos aportar mucho, precisamente

sobre todo desde el punto de vista de lo que es el terreno, pero desde una forma sobre

todo muy descriptiva que luego el investigador puede incorporar en su investigación. Y de

una forma “más barata”, porque a lo mejor era imposible destacar el número de

trabajadores de campo que serían necesarios para poder tener una aproximación más o

menos parecida.

Una última pregunta que sería doble: pensando en el tipo de persona que va a ver

tu entrevista en la base de datos (pueden ser personas que se enfrenten por

primera vez a este fenómeno, que tengan una realidad con estos grupos y que

quieran abordarla) ¿Tú qué crees que ha servido y qué crees que no ha servido?

¿Qué obstáculos pueden encontrar por el camino y qué les recomendarías? ¿Qué

obstáculos encuentra importantes y a salvar una persona que se encuentra con

este fenómeno?

Si alguien en otro país se encuentra en este caso con embriones por decirlo de alguna

forma, en una fase muy inicial, y detecta que existen jóvenes que se están agrupando

utilizando las terminologías clásicas de las street gangs norteamericanas, aunque no sean

jóvenes…, no tienen por qué ser jóvenes de origen latinoamericano, pero que si son así

pues aun más. Sobre todo que enseguida establezca contacto con universidades y con

policías donde hemos tenido este tipo de problemas. Para nosotros es un consejo que lo

doy porque es lo que nos ha funcionado más. El haber tenido esa iniciativa, nada más

detectar el tema, buscar a quien sabe del tema y asumir nuestra ignorancia sobre este

ámbito. Eso fue lo que nos dio la gran ventaja, nos aportaron el conocimiento. Y eso no

quiere decir que haya que importar ningún modelo, en absoluto.

En primer lugar, reconocer la ignorancia es muy sano. En segundo, pedir ayuda, pero más

que ayuda, conocimiento, a aquellos que ya han pasado por alguna de estas fases. Y en

tercer lugar sobre todo no, quedarse con ningún modelo. Que nadie se crea el modelo

americano, porque tampoco existe. No existe un modelo americano de abordaje de las

pandillas, lo que existen unas políticas que han ido cambiando en algunos casos más o

menos y que ponen más el énfasis en la prevención o en la supresión, pero como modelo

no existe. Y que el modelo se tiene que hacer, cada uno a su medida, y que no se dejen

llevar por esas visiones estereotipadas. Porque lo lógico es que si además se dan a

conocer a partir de un hecho violento es muy fácil etiquetarlos como grupos criminales y

esto implica ya dar un salto cualitativo que supone que los que ya se identifiquen desde el

exterior, los vean enmarcados en estos grupos, los van a considerar como delincuentes y

como decimos, el nombre hace la cosa, a veces. Y si se les trata como delincuentes,

aunque no lo sean, muchos de ellos acabaran comportándose como delincuentes. Y esto

es un argumento que ellos mismos han utilizado.

Recuerdo una de las frases de Scott Decker, que es uno de los investigadores

norteamericanos que llevan más años y más reconocidos, y que él, en un estudio con los

controles y las garantías de los estudios cuantitativos, decía que en todo el tema de los

estereotipos que existen alrededor de estos grupos, uno de ellos es el que una vez se

entra a formar parte del grupo ya no se puede salir nunca más. Y él decía que había

demostrado como esta expresión, este estereotipo era utilizado por los jefes de los grupos

para intentar convencer a los miembros de que no se podían ir: mira, si lo dice la policía,

lo dicen los medios de comunicación, lo dicen los políticos…, no es que te lo diga yo, es

que no se puede salir, una vez entras ya no puedes salir. Es decir esto lo aprovechan

ellos mismos.

Por lo tanto, intentar asumir la propia ignorancia, buscar, y hoy en día como decíamos con

internet, y con las redes que hay es muy fácil buscar ese contacto y luego a partir de ese

conocimiento, elaborar su propia vía de abordaje. Porque dependerá mucho del grado de

extensión que tengan, de los perfiles de los líderes, de las relaciones que puedan tener

estos grupos: no es lo mismo si son Latin Kings, o Black Panthers que tengan relación

con Ecuador, depende de con qué parte de Ecuador, si es con EEUU…todos estos

elementos son muy importantes para poder definir…

¿Y algo que no hacer? ¿Alguna vía por la que no tirar, que no vale la pena?

Hay muchas, vendrían a ser la versión en negativo de lo que digo. No recomiendo caer en

la simplificación, dejarse llevar por el entorno, el decir “no pasa nada”. Al principio dicen

que hay una reacción que fue una de las principales que tuvimos en cuenta que había

pasado en EEUU: hay una la fase de negación. Que no caigan en esa fase de negación y

que simplemente que se limiten a ser objetivos. Hay o no hay en función de lo que se

defina como qué es lo que hay que ver. En función de cómo definamos banda, tenemos el

debate: ¿Hay bandas o no hay bandas? La pregunta es: ¿Tú que entiendes por bandas?

Si entiendes por banda un grupo de jóvenes que se reúnen y se identifican por unos

intereses comunes, tenemos muchísimas. Si lo que te refieres es a jóvenes que se reúnen

con una finalidad de cometer hechos delictivos y que utilizan armas de fuego y que

agreden a todo su entorno…, pues no. En ese sentido no. Y este debate lo que hace

muchas veces es que nos hace perder mucho tiempo. Y en la medida que no se caiga en

esta equivocación de decir… no pasa nada…y que se intente trabajar objetivamente,

viendo qué es lo que hay y qué no hay, es lo que va a permitir que la reacción sea mucho

más rápida y mucho mejor. Y de hecho esto también es una observación que nos han

hecho muchas veces desde los propios países de América Latina. Que a nosotros nos

parecía todo lo contrario, porque nos decían: “Ustedes han reaccionado muy deprisa. En

solo cinco años, o seis años – decían – ya miren lo que saben y dónde están y lo que

están haciendo”. Y decía: “¡No, no, si vamos tardísimo!”. Claro, pero es que ellos se

comparan con sus propias realidades, que a lo mejor llevan 20, 30, 40 años y no se han

dado estos pasos. En este sentido sería la recomendación.

Muchas gracias Lluis.