1dia en el h benson

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Situado a unos diez kilómetros del centro de Monrovia, Paynesville es uno de los barrios más densamente poblados y más pobres de la ciudad. La zona de Red Light District, donde se encuentra el mercado de Paynesville, se considera una de las más peligrosas. La violencia y la inseguridad forman parte de la vida cotidiana de sus habitantes. Todavía hoy, es frecuente que estallen enfrentamientos, a menudo entre excombatientes. Al borde de la calle principal que se extiende fuera de la capital en dirección al norte del país, hay un panel que indica «Hospital Benson». Creado por un acaudalado médico nigeriano, Mister Benson, este hospital privado es hoy un centro médico para mujeres y niños. Durante la guerra, el personal sanitario continuó trabajando sin tregua prestando asistencia a los heridos mientras su fundador y el propietario del hospital se refugiaron en el extranjero. A pesar de la distancia, Mister Benson nunca dejó de prestar apoyo a sus empleados tanto aconsejándoles y animándoles por vía telefónica como pagando sus salarios. En octubre de 2003, cuando los combates hicieron mella en la capital, MSF pasó a hacerse cargo del hospital Benson, que desde entonces hasta el final de la guerra hizo las funciones de hospital general. Cuando llegó la paz, los equipos sanitarios decidieron especializar la estructura, dedicándola a la atención materno-infantil y al tratamiento a las victimas de la violencia sexual.  Atención mate rno-infantil y tratamiento de las victimas de violencia sexual. En el recinto reina una especie de agitación tranquila. Cuando llegas eres invitado a registrarte y a llevar una identificación. Una vez dentro, hay que atravesar un pasillo, cruzándote con atareadas enfermeras o con una parturienta a punto de dar a luz. De repente se escuchan unos gritos: a la izquierda se encuentra el paritorio. Una hilera de mujeres, sentadas en el suelo en el pasillo o en sillas, esperan a que lleguen sus hijos. Aquí, no hay epidurales que valgan, ni nada para apaciguar los dolores de parto, solamente la espera, una espera a veces angustiosa. En una de las habitaciones, una mujer a gatas gime. “Su bebé está colocado al revés, con la columna vertebral contra la de su madre, es muy doloroso”, explica Marie, la comadrona inglesa que se apremia por asistirla «en esta posición, con la gravedad, quizás el bebe se dé la vuelta». Media hora más tarde, la mujer da a luz a una niña. Es la recién estrenada mamá quien grita «I’m free!» riendo reconfortada. Apenas acaba de nacer el bebé, Marie se dirige a asistir a otra paciente… Fuera, el contraste con la agitación del paritorio es sobrecogedor. Las mujeres que esperan hablan entre sí. Una de ellas tiene un vientre enorme. Gracias a una ecografía la ginecóloga indonesa ha podido ver que espera trillizos, que nacerán sin problemas por medio de una cesárea unos días después. Es un día especial para el personal de la unidad de cuidados intensivos: todo el mundo se ha trasladado a una sala más grande y renovada, con una mejor ventilación. Una serie de temblores sacuden el pequeño cuerpo de un recién nacido que ha sido aislado detrás de una cortina: padece tétanos. «Su madre no estaba vacunada contra el tétanos, y el bebé lo ha contraído durante el parto» explica Javier , enfermero y responsable del proyecto, «por este motivo velamos para que sistemáticamente se efectúen vacunaciones durante las consultas prenatales ». El servicio de consultas externas se encuentra a unos 1 Un día en el Benson Hospital de Monrovia  Información: | [email protected] | www.msf.es     ©      K    a     d     i    r    v    a    n     l    o     h    u     i    z    e    n     /     V     V

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Page 1: 1dia en el H Benson

8/18/2019 1dia en el H Benson

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Situado a unos diez kilómetros del centro de Monrovia,

Paynesville es uno de los barrios más densamente poblados

y más pobres de la ciudad. La zona de Red Light District, donde

se encuentra el mercado de Paynesville, se considera una de

las más peligrosas. La violencia y la inseguridad forman parte

de la vida cotidiana de sus habitantes. Todavía hoy, es frecuente

que estallen enfrentamientos, a menudo entre excombatientes.

Al borde de la calle principal que se extiende fuera de la capital

en dirección al norte del país, hay un panel que indica «Hospital

Benson». Creado por un acaudalado médico nigeriano, Mister

Benson, este hospital privado es hoy un centro médico para

mujeres y niños. Durante la guerra, el personal sanitario

continuó trabajando sin tregua prestando asistencia a los

heridos mientras su fundador y el propietario del hospital serefugiaron en el extranjero. A pesar de la distancia, Mister

Benson nunca dejó de prestar apoyo a sus empleados tanto

aconsejándoles y animándoles por vía telefónica como pagando

sus salarios.

En octubre de 2003, cuando los combates hicieron mella en la

capital, MSF pasó a hacerse cargo del hospital Benson, que

desde entonces hasta el final de la guerra hizo las funciones

de hospital general. Cuando llegó la paz, los equipos sanitarios

decidieron especializar la estructura, dedicándola a la atención

materno-infantil y al tratamiento a las victimas de la violencia

sexual.

 Atención materno-infantil y tratamiento

de las victimas de violencia sexual.

En el recinto reina una especie de agitación tranquila. Cuando

llegas eres invitado a registrarte y a llevar una identificación.

Una vez dentro, hay que atravesar un pasillo, cruzándote con

atareadas enfermeras o con una parturienta a punto de dar aluz. De repente se escuchan unos gritos: a la izquierda se

encuentra el paritorio. Una hilera de mujeres, sentadas en el

suelo en el pasillo o en sillas, esperan a que lleguen sus hijos.

Aquí, no hay epidurales que valgan, ni nada para apaciguar

los dolores de parto, solamente la espera, una espera a veces

angustiosa. En una de las habitaciones, una mujer a gatas

gime. “Su bebé está colocado al revés, con la columna vertebral

contra la de su madre, es muy doloroso”, explica

Marie, la comadrona inglesa que se apremia por

asistirla «en esta posición, con la gravedad, quizás

el bebe se dé la vuelta». Media hora más tarde, lamujer da a luz a una niña. Es la recién estrenada

mamá quien grita «I’m free!» riendo reconfortada.

Apenas acaba de nacer el bebé, Marie se dirige a

asistir a otra paciente…

Fuera, el contraste con la agitación del paritorio es

sobrecogedor. Las mujeres que esperan hablan entre

sí. Una de ellas tiene un vientre enorme. Gracias a

una ecografía la ginecóloga indonesa ha podido ver

que espera trillizos, que nacerán sin problemas por

medio de una cesárea unos días después.

Es un día especial para el personal de la unidad de

cuidados intensivos: todo el mundo se ha trasladado

a una sala más grande y renovada, con una mejor

ventilación. Una serie de temblores sacuden el

pequeño cuerpo de un recién nacido que ha sido

aislado detrás de una cortina: padece tétanos. «Su

madre no estaba vacunada contra el tétanos, y el

bebé lo ha contraído durante el parto» explica Javier,

enfermero y responsable del proyecto, «por este

motivo velamos para que sistemáticamente seefectúen vacunaciones durante las consultas

prenatales ».

El servicio de consultas externas se encuentra a unos

1

Un día en el Benson Hospital de Monrovia

 Información:

[email protected] | www.msf.es

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8/18/2019 1dia en el H Benson

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 Información:

[email protected] | www.msf.es

cien metros del hospital.

 Ya de buena mañana, niños

y mujeres hacen cola en la

entrada. Cada día se realizan

las consultas normales,

vacunaciones y controlesprenatales. Los casos más

graves son derivados de

inmediato al hospital.

En el primer piso está situada

la unidad de pediatría, donde

nos recibe Christopher. Con

7 años, lleva ya algunos

meses ingresado en Benson,

donde fue admitido tras sufrir

graves quemaduras en lamano. Sus padres viven lejos,

en el condado de Nimba, al

norte del país, donde MSF

gestiona un hospital en un

campo de refugiados.

Christopher vivía con su hermanastra en Monrovia, pero fue

abandonado. «Ha encontrado una familia en el hospital, le

resultará muy duro regresar a su casa» explica Nuria, la

enfermera expatriada, «pediremos a otra organización que se

asegure de que la reunión con su familia vaya lo mejor posible».

Sala de consultas para mujeres victimas de la

 violencia sexual.

En el segundo piso se encuentra la farmacia y las oficinas del

personal. También hay una pequeña sala de consultas para

mujeres victimas de la violencia sexual. En Liberia, se estima

que el 60% de las mujeres fueron violadas durante la guerra.

A pesar de la paz, los abusos sexuales son muy frecuentes, en

particular a menores. «En la mayoría de casos, las mujeres

conocen al agresor, que suele ser un pariente» explica Ann,una comadrona de Kenya, responsable del proyecto de atención

a las victimas de la violencia sexual. «En más de la cuarta parte

de los casos, se trata de niñas menores de 16 años», exclama

indignada.

Las mujeres que acuden a la consulta reciben tratamiento de

inmediato. Si la mujer se presenta dentro de las primeras 72

horas después de la agresión, recibe profilaxis de urgencia

para reducir el riesgo de exposición al VIH/SIDA. También se

tratan otras eventuales infecciones de transmisión sexual que

hayan podido contraerse. Sin embargo la consulta no se limita

a administrar medicamentos: Ann y su colega liberiana también

aportan un apoyo emocional fundamental. Un certificado

médico constatando la violación se emite de forma sistemática

y si las mujeres lo desean pueden poner una demanda contra

el agresor por medio de la asociación de mujeres abogadas

liberianas. Asimismo, una vez regresan a sus casas reciben la

visita de trabajadoras psicosociales, entre otras cosas para

asegurar su adherencia al tratamiento.

Sensibilización e información.

«Hemos hecho un gran trabajo de sensibilización e información,

sobre todo para recordar que para limitar los riesgos de

infecciones por el VIH es esencial acudir al hospital Benson

dentro de las primeras 72 horas después de la agresión». Ann

explica también que «primero hay que sensibilizar acerca de

la violencia sexual al personal del hospital para después pasar

a la zona, las escuelas… Y la información parece haber llegadoa oídos de las víctimas: las consultas han aumentado y otras

organizaciones nos refieren a pacientes».

En un país donde muchos hombres han nacido y crecido durante

la guerra, donde hay numerosos niños soldados que se han

dedicado toda su vida a matar, violar y robar, las mujeres y las

jóvenes a menudo se convierten en presas de esta violencia

de la que los equipos de MSF son testigos día tras día.

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