11·ilj1111a al1ie1·tn feliz vanidad - diócesis de bilbao€¦ · deia - martes, 20 de diciembre...
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Deia - Martes, 20 de diciembre de 2016
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Feliz vanidad 1•0H Mm1uel Tbrrcs >' Mila 1.coz
1 ,a Navidad es lo mús par ecido aun cajón de sastre, un puñado ele reta les de ditcrcntcs épocas >, cultura s qu e han llegado hasta nosotro s en ·fc>rma dc dispara tado m rnaval consumi sta
M lTO y verdad tienen escasa relación. Sobre un fondo de verdad, un mito es esencialmente un a
fabulación. Eso es la Navidad, un rela to en el que todos part icipamos como si fuera verdad. Y junto al mito, una certeza irref utab le: amamos la avidad cas i ta nto como la detestamos. Deseamos que llegue con la misma ilusión que que remos que acabe. Ta l es así, que a su térm ino no s despojamo s de los restos de espumill ón, bombillas , adornos y excesos pantagruél.icos como si nos quitáramo s un peso de encima (aunque con varios kilos de más). Porra nro, la avidad es un juego de sim ulacros en el que todos necesitamos creer. Incluso el lla mado "espiritu navidei\o" (comidas familiares, velas, ilum inación callejera, disfraces, tur rón, regalos ... ) poco tiene que ver con la efemér ide que se supone conme mora: el nacimie nto de Jesucristo . Más aún, si en vez de utili1.ar la palabra Navidad dijéra mos Christmas, sentiríamos que su resona ncia sugie re una suerte de jolgor io consum ista. Más que una curiosidad sociológica, el fenómeno de la Navidad se ha convert ido en un enigma metafís ico. Siendo la festividad reli· giosa que más ahonda en las raíces de la tradición, lo ún ico que obrev ive de su carácter primigenio es el nomb re. todo lo demás es vanidad, merca do, exceso . De hecho, exp lorando en su extensa hag iografía, comproba mos que los Evangelios no apo11an informa-
ción alguna de cuándo, dónde y cómo nació Jesús. Port anco, todos los datos que la Iglesia catóUca considera históricos no son sino invenc iones tarcUas e interesadas. Durante el siglo lll se intentó datar el na talicio de Jesús el 6 y 10 de enero, el 25 de mar zo, el 15 y 20 de ab ril o el 20 y 25 de mayo, en tre otras fechas . o fue hasta el siglo l V que el Papa Liberia fijó el alumbramiento en la noche del 24 al 25 de diciembr e, fecha que los romanos celebra ban el nacimie nto de l sol invencible, esto es, la Sa turnalia romana. Lo más probab le es que el nacimi ento de Jesús se produjera en Nazare t o en Cafarnaún, pero no en Belén. El relato clás ico procede del evangeUo apó cri fo de PseudoMateo, curiosame nte declara do falso por la prop ia Iglesia cató lica. De los Reyes agos, ot ro de los punta les del imaginario navideño. solo hay constancia en el Evangelio de San Mateo, sin embargo es tan poco lo que dice de ellos que la tradición tuvo que inventar lo cas i todo. No sería hasta el prime r cuarto de l siglo 111, en Orígenes , cuando se dice que los Reyes Magos eran tres, acuerdo al que se llegó a partir del siguiente siglo. Cabe ai\adir que el rey Baltasar- tan polém ico en algunas caba lgatas de porte tradiciona l- , fue blanco hasta el siglo XV l, época en la que se adop tó la raza negra por necesidades estratég icas de la Igles ia. En Occidente, la tr adición de adorar a los Reyes Magos comenzó en el siglo V y estos no emp ezaron a repartir jugue tes a los nii\os hasta finales del siglo XJX. La idea de la carta a los Reyes probab lemente parte de unos gran des almacenes o de a lguna firma comercial. En abierta disputa con los Magos de Oriente, nos encontramos con Papá Noel o Santa Claus, figura reciente que se construyó sobre la de San 1 icolás. obispo turco de l siglo IV cuyo cu lto se veneraba en la Europa medieval. Was hington lrving, en su entrañable sá tira Historia de Nueva York , escrita en 1809, deformó al santo pa trón holandés (Sin ter Klaas), hasta transfor marlo en el pre cede nte de Santa Claus. De Norteam érica
Deia - Asteartea, 2016ko abenduaren 20a
pasó a Inglaterra a mediados del siglo XIX y de allí a Francia, donde se fundió con el Bonhomme oel, origen de nuest ro Papá , oél. El resto del cuento se lo debemos a Coca-Cola y a sus pers uasivas campañas publicitarias que, desde 1931, repa rten felicidad emb otellada de manos de un gord inílón ataviado de rojo. El belén actual tiene su origen en San Francisco de Asís, que en la avidad de 1223 ce lebró la misa dentro de una cueva de Grecc io, en la que hab ía un pesebre con una imagen en piedra del iño Jesús y un buey y un asno vivos. Esta escenificación llegó por primera v~ a Espafia en forma de figurita s en el siglo XVlll , cuando Carlos lll la importó desde Nápoles. Y el ent raiiab le abeto de Navidad se debe al culto an cestral a los espír itus de la naturaleza, de trad ición nórdi ca. Simb oliza la fecundidad y la inmo rtalidad, has ta que fue cris-
tianizado en la Germanía de mediado s del siglo Vlll. A comienzos de l XIX, esta costumbr e llegó a Austria, Gran Bretaña y Franc ia. Y a pa rti r del prim er cuarto del siglo XX, a España . Tr as este somero recorr ido, nuestra int ención queda lejos de decepciona r a nadie. La
avidad no es la causante de la trist~a. tampoco es el mejor cam.i.no para alcanzar la felicidad. Como podemos ver, a excepción del rito religioso que pract ican los creyentes con total entrega, ajeno a mod as y oro pel, la
avidad es lo más parecido a un cajón de sastre, un puiiado de reta les de diferentes épocas y cu lturas que han llegado has ta nosotros-so bre todo con la irrup ción de la globalización- en forma de disparatado carnaval consu mista. Con todo, son fechas en las que muchas perso nas expe rimentan sensac iones diverge ntes que atañen a la esfera de los afectos y la emociones. Ante eso, seiia lar que la felicidad es un estado de ánimo que depende de la actitud interior de la gente en conjunción con su entorno , no de norm as y etiquetas sociales. La pérd ida de seres queridos, las separac iones, estar lejos de la familia, sufrir probl emas económ icos ... son algunos de los motivos que pueden hacer que en e tos días de compartir. dar y recibir, se exacerbe n las emociones negativas más que cualquier otra época del a iío. Los sentimiento s son subjetivos y a veces circunstanc iales y cada cual debe procurar vivirlos de acuerdo a sus valores y creencias . Un buen comienzo contra el sentim iento negativo de la Navidad es no darle más importa ncia de la que tiene. No se necesita de estas fiestas para reunirse con familiares y amigos, tener un detalle con una perso na estim ada o solucionar un conílicto pendiente. Todo eso se pu ede y se debe cultivar durante todo el afio, no solo en diciemb re. Sin embargo, es verdad que, como una gra n ficción a la que todos contribuim os, la avidad se asemeja a aquello dicho por Bruno Bettelheim en su clásico libro Psicoaná lisis de los cuencos de hadas:" o hay nada que satisfaga tanto a los niiios, y tam bién a los adu ltos, como los cuentos popu lares de hadas". A veces neces itamo s eso, sentirnos nifios grand es, a1·errarnos a la magia de la
avidad como una fantas ía que no permita escapa r, aunque sea por unos días, del peso de la realidad. ¡Bienvenida sea!
• Responsables del Centro de Psicología Élica