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¡ . , PUBLICACION MISCELANEA N° 47 BIBLiOTECA ... WtRiMmrAl R /'->. F" ;\ E. L. /\ I SSN 03.25·9137 JULIO 1989 DEGRADACION DE SUELOS POR INTENSIFICACION . DE LA AGRICULTURA Informe del Taller organizado por CONICET. Buenos Aires, 10 y 11 de noviembre de 1988. INTA ESl'ACION EXPERIMENTAL ACRUPECL\RIA RAFAELA·

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PUBLICACION MISCELANEA N° 47

BIBLiOTECA ... ~TAC¡OM WtRiMmrAl REG\ON.~,t AGf!OttCU~.I1W1

R /'->. F" ;\ E. L. /\

I SSN 03.25·9137 JULIO 1989

DEGRADACION DE SUELOS

POR INTENSIFICACION

. DE LA AGRICULTURA

Informe del Taller organizado por CONICET.

Buenos Aires, 10 y 11 de noviembre de 1988.

INTA ESl'ACION EXPERIMENTAL ACRUPECL\RIA RAFAELA·

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D E G R A D A C ION D E .. _~ U E L O S

POR 1 N T EN S I F 1 C A tI O N

DEL A A G R 1 C U L T U R A

PUBLICACION MISCELANEA N° 47

INTA República Argentina

Instituto Nacional de Te~nología Agropecuaria Estación Experimental Agropecuaria Rafaela

Julio 1989

Se deja un expreso agradecimiento a: Asociación Cooperadora INTA Rafaela Programa de Ambito Nacional Suelos de INTA Proyecto de Agricultura Conservacionista INTA Zona de CREA Sur de Santa Fe (AACREA) por las colaboraciones que facilitaron la ejecución de este trabajo.

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PRESENTACION

La degradación del suelo en Argentina es un problema que se trata desde hace va~ décadas. Se presentaron trabajos y ponencias en diversos con­gresos como así también se realizaron reuniones especiales para tratar~ mas como erosión hídrica, erosión eólica, etc.

Desafortunadamente cada encuesta o trabajo nuevo da cifras o cuantif~c,,­ciones mayores sobre áreas erosionadas y las secuelas negativas que aca­rrean. Se debe recordar que las pérdidas de suelos producidas por eros~on son prácticamente irreversibles y por ello el recurso natural suelo es "no renovable".

Existen varios tipos de degradación y la mencionada, por su carácter de irreversible,es la peor. También hay problemas de degradación por salin~ zación, inundación, etc. y una típica de zonas áridas y semiáridas es la desertización. Además en nuestro país y específicamente en la Región P~ peana, se está extendiendo e intensificando la degradación de los suelos debido al manejo de los mismos, principalmente en los últimos lustros,por la "agriculturización". La fitotecnia y la agrotecnia hacen posible una intensificación de la agricultura que deja buenos márgenes, principalme~ te durante los primeros años, pero que en casi todos los casos degrada los suelos.

Por la evolución del manejo agrícola se crearon o agravaron problemas en la economía del agua, la fertilidad, la compactación, etc.,lo que compr~ mete el alto potencial de producción de la región pampeana, la economía del productor y del país,como así también la estabildiad de un sistema de alta eficiencia en la conversión de energía para la producción de alimen tos.

Este problema complejo preocupa al INTA y ocupa una parte importante de su personal y presupuesto para estudiar sus causas y, principalmente, ca rregir o anular sus efectos para producir conservando.

Considerando que lo tratado en este taller sobre "Degradación del suele por intensificación de la agricultura" coincide plenamente con parte de los objetivos del Programa Suelos del INTA,que los temas son de sumo ~~ terés y también una puesta al día de la información existente, se creyó conveniente editar esta información preparada por reconocidos especial~~ taso

Se alcanzará un verdadero logro no cuando se agote o supere esta edic~ón, sino cuando realmente se reviertan los motivos que dieron origen a esta obra.

Rafaela, julio de 1989.

Ing. Agr. José Luis Panigatti Coordinador Programa Suelos

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En nuestro pais estamos muy acostumbrados a evaZuar Za riqueza

por Za cantida4 de hectáreas de una expZotación agropecuaria.

Si decimos tres mil, hectáreas de soja~ sabemos a qué atenerr~~

pero si afirmamos que contamos con tres miZ hectáreas de neu­

ronas corremos el, riesgo de no entender Za metáfora. Sin embar

go, un cáZcuZo de Za superficie que ocuparia Za red neural del,

cerebro de cada individuo da Zugar a esta cifra para Za pobZa­

ción de Za Repu~Zica Argentina. Estas tres mil, hectáreas de

neuronas representan Za base bioZógica de Za verdadera riqueza

del pais~ 1.,0 que Zos sajones Uaman el, "brain power" de U'Y'.a ~

ción. Nuestro probZema es que no siempre hemos sabido cuUivar

correctamente esta nobZe superficie neuronal, y nos Zamentamos

de que los rindes son muy bajos. CuZtivar debidamente este te­

rreno de neuronas es Za mejor manera de "hacer cu l tura" . Ese

cultivo de Za mente se llama educación.

A.M. Battro (1988).

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IN DICE

Página

La agriculturización en la región pampeana. Dr.Adolfo A.Coscia(INTA~ Centro Regional Buenos Aires Norte) .... _. 5

Física de suelos. Ings.Agrs.Ana Garay y Liliana B.Di Pietro (INTA CIRN Castelar) •••.••••• 15

Dinámica del agua. Ing.Agr. Elvira E. Suero (TI:JTA EEA Balcarce) •.•..••••..•.•..•••••.••••.

Cambios en la materia orgánica y sus efectos. Lic.María Aur~ra Lázzari (Universidad Nacional del Sur) ••.••..•••••.•..

Propiedades químicas v fisicoquímicas. Dra.Silvia G.de Bussetti y E.A. Ferreiro (Universidad Nacionai del Sur)

Disponibilidad de nutrientes. Dr. Jean p.Culot (Facultad de Ciencias Agrarias. Univ.Nac.Mar del Plata)

Influencia de métodos de labranzas y rotaciones de cultivos. -Recuperación de propiedades alteradas •

. Ings.Agrs. Carlos Senigagliesi y Víctor Zeljkovich(INTA EEA Pergamino)"

Maquinaria de labranza, sU influencia sobre la alteración del suelo. Ings.Agrs. JuanC. Ferrando y Jorge E. Smith (INTA CNIA Castelar) •...••.

La erosión hídrica.

Ing.Geog. Hugo J.Marelli (INTA EEAMarcos Juárez) ..•..•.•.•.••.••.••.••

Efectos de la erosión del suelo. Ing.Agr. Adolfo Glave (INTA EEA Bordenave) •...•....•••...••••••••••••.••

Dinámica del agua superficial excedente. Geól.Egidio Scotta e Ing.Agr.Osvaldo Paparotti (INTA EEA Paraná) ••.••••

Factores socio-económicos desencadenantes de la degradación de las tierras agrícolas en la pradera pampeana. Ing.Agr.Roberto Michelella (INTA CIRN Castelar) .•.••....••••••••.•••••.•

23

35

51

63

77

97

113

125

143

Consideraciones finales. Propuestas y recomendaciones.................. 169

Anexo. Nómina de participantes •••••.••••••••.••• " •••••••• :"".............. 179

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LA AGRICULTURIZACION EN LA REGlON PAMPEANA

Autor (*)

Adolfo A. Coscia

(*) Dr. Centro Regional Buenos Aires Norte. INTA.

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RESUMEN

La agricultura mixta es un sistema adecuado para preservar la fertilidad del suelo en la pradera pampeana pero adolece de dos puntos débiles, a saber:

a) Es poco flexible para adecuarse a las condiciones cambiantes del mercado en cuanto al precio de los granos y de la carne bovina y la leche;

b) no resulta práctico para todos los productores, especialmente para los que tienen poca superficie o no viven en el predio,' o bien están en la agricu1t~ ra continuada y carecen de recursos para incorporar la ganaderla a su campo.

Por ello es necesario desarrollar alternativas tecnológicas que posibiliten practicar la agricultura permanente y, a la vez, preservar la fertilidad del suelo •

. Con la difusión del sistema de agricultura permanente conservacionista no se pretende de~ plazar al sistema mixto sino ofrecer otra alternativa de producción, flexibilizando asl el uso del suelo y posibilitando que se contemplen mejor los requerimientos tanto del produc­tor como de la economla del pals en su conjunto.

A ello apunta el Proyecto de Agricultura Conservacionlsta del INTA, puesto en vigencia a partir de 1986. En este sentido, si bien ya se posee un importante bagaje tecnológico, es innegable que aún es necesario profundizar una gama de aspectos sobre los que se tiene un conocimiento limitado, como asl también nuevos problemas que muy probablemente habrán'de surgir amed1da que se generalice este sistema productivo. Solamente asl se podrán ir op­timizando sus resultados en el futuro.

El INTA, al lanzar dicho Proyecto y conciente de la magnitud del problema que se estaba abordando, formuló un llamado a las demás entidades oficiales y privadas a sumar esfuerzos a fin de acelerar el desarrollo, difusión y adopción de tecno1oqlas conservacionlstas por considerar que ello apunta a un aspecto vital para el futuro de nuestra agricultura, aspec to en el cual todos estamos implicados. -

Dicho Proyecto abarca 5.000.000 de hectáreas comprendidas en el noreste de Buenos Aires, centro y sur de Santa Fe, este de Córdoba (Opto. Marcos Juárez) y centro-oeste de Entre RIos (optos. Paraná, Diamente y Victoria). .

Dentro de la Pradera Pampeana existen otras áreas donde es posible intensificar los culti­vos agrlco1as en detrimento de la ganaderla si las respectivas condiciones de mercados de los granos y las carnes hacen aconsejable este replanteo.

Obviamente, el reemplazo del sistema agrlcola puro, o bien del mixto, realizados según la modalidad o esquema tradicional por el de la agricultura permanente conservacionista es una tarea un tanto compleja. No se trata de'una innovación simple como puede ser reemplazar una variedad o hIbrido, o bien un p1aguicida, por otro. Son casi dos agriculturas distintas y esta última por estar aún poco desarrollada, presenta aún algunos interrogantes sobre los cuales no hay una respuesta definitiva y que están exigiendo, por tanto, de una mayor pro· fundización o de nuevas investigaciones.

Consiguientemente, el objetivo de flexibilizar el uso del suelo de la pradera pampeana, pe­ro respetando la restricción de preservar su fertilidad, plantea toda una gama de requeri­mientos tecnológicos, muchos de los cuales no se conocen suficientemente, imponiéndose su investigación para poder proceder al uso del suelo dentro del marco de racionalidad que exige un recurso natural tan fundamental.

En resumen, la agricultura conservacionista, cuya difusión se impone en forma impostergable en muy diversas áreas del pals, exige de una gama de recursos tecnológicos que, por su mas nitud y caracter perentorio, impone la movilización de una amplia gama de recursos técnico­cientlficos afines a esta problemática disponibles en nuestro medio. La convocatoria queda formulada.

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ASPECTOS GENERALES

Aunque es por todos conocido, comenzamos por señalar como punto de parti ~a que las dos actividades básicas de la región pampeana son la ganadería bovina (para carne y/o leche, aunque c9n marcado predominio del primer r~ bro) y la producción de granos (básicamente de trigo, soja, maíz, girasol y sorgo granífero).

Si bien estas dos actividades han coexistido desde la misma colonización, la proporción de la superficie destinada a una y a otra y su combinación o integración dentro de las unidades productivas (la empresa agropecuaria) fue experimentando algunas modificaciones a través del tiempo.

En los últimos quince años hemos asistido a dos cambios importantes. El incremento de la agricultura o "agriculturización", en detrimento de la ganadería y, dentro de aquélla, la expansión en términos relativos de las oleaginosas, particularmente de la soja, en detrimento de los cereales, en especial del sorgo granífero.

La agricultura le "tomó" a la ganadería en ese período unos 5.000.000 de hectáreas. Esa expansión de los cultivos agrícolas y correlativa reduc­ción de la superficie destinada a la ganadería se operó a través de tres alternativas distintas: a) explotaciones agrícola-ganaderas o mixtas que se transformaron en agrícolas puras; b) explotaciones mixtas que incre­mentaron la superficie destinada a granos en desmedro de la destinada a ganaderas y, por último, c) explotaciones ganaderas que fueron incorpo­rando gradualmente los cultivos agrícolas.

Para comprender y evaluar mejor este proceso y su impacto en la conserv~ ción del suelo -tema central de este trabajo- se impone considerar prim~ ro el sistema de producción mixto o tradicional, que aún mantiene preemi nencia ~n vastas áreas de la región pampeana.

SISTEMA AGRICOLA-GANADERO O MIXTO

En el sistema de producción agrícola-ganadero.o mixto la duración de la rotación varía de acuerdo a las zonas y a la rentabilidad relativa de los cultivos agrícolas y de la ganadería, pero la que podría definirse como más frecuente, por lo menos en ciertas zonas, es la de cuatro años de agri~ cultura y cuatro de ganadería.

Obviamente se la practica en las tierras que tienen aptitud agrícola. Los campos con problemas de anegamiento, salinidad, afloramiento de rocas,eOC, como es sabido, se los destina como regla general exclusivamente a gana­dería.

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Desde el punto de vista espacial podri.an distinguirse, en una rápida ca­racterización, tres áreas distintas: a) con fuerte predominio agrícola¡ b) agrícola-ganadera y, por último c) ganadera-agrícola.

a) Area con fuerte predominio agrícola. Se localiza en el corazón de la pampa húmeda agrícola o sea en el noreste de Buenos Aires, centro­sur de Santa Fe, este de Córdoba (Opto. Marcos Juárez) y centro-oe~ te de Entre Ríos (Dptos. Paraná, Diamante y Victoria). En conjunto abarca unos 5.000.000 de hectáreas donde se destina a la agricultu­ra como mínimo el 80% de las tierras con aptitud agrícola.

En esta área un muy elevado porcentaje de productores están reali­zando actualmente agricultura permanente, o sea que el sistema de agricultura pura tiene un marcado predominio.

Otra área donde se destina a agricultura una proporción importante de tierra es la de Tres Arroyos y partidos vecinos.

b) Area- agrícola-ganadera. Circunda a la anterior abarcando una amplia superficie de la pampa húmeda y subhúmeda. Si bien prima con cierta amplitud el sistema de producción agricultura-ganadería, también existen productores que realizan exclusivamente agricultura o exclu sivamente ganadería.

c) Area ganadero-agrícola. En este caso tiene predominio la producción ganadera. En muchos casos la agricultura es un complemento que con tribuye a facilitar la implantación de nuevas praderas.

Esta área abarca de preferencia las zonas subhÚInedas y semi-áridas -conocida también como zona marginal o semi-marginal- de la prade­ra pampeana. En la misma coexiste el sistema mixto ganadero-agríc~ la con el sistema de ganadería pura, dependiendo de la aptitud de los suelos, tamaño de la empresa, ubicación con respecto a ~ vías de comunicación, distancia a los puertos, etc.

ASPECTO EVOLUTIVO DEL SISTEMA MIXTO

Ampliando lo expuesto en la primera parte de este informe nos referire­mos aquí a la evolución de los sistemas productivos en el área con fueE te predominio agrícola. Tradicionalmente y por más de cincuenta años c~ existieron dos sistemas de producción extensiva en esta área: el de agr! cultura pura y el mixto. Solamente por excepción algunos productores,paE ticularmente los que disponen de grandes superficies, practicaban el sis tema ganadero puro.

En los últimos tres quinquenios se fueron dando cambios muy importantes a través del proceso de agriculturización en detrimento de la superficie

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destinada a la ganadería bovina. Los cultivos agrícolas, que a principios de la década del setenta ocupaban el 50% de la superficie total, actual­mente se expandieron al ,80%. Ello se oper6 a través de un significativo aumento de establecimiento~ que practican agricultura contínua o permane~ te o bien en los casos de los que continuaron siendo mixtos aumentando el porcentaje de agricultura.

Este proceso de agriculturizaci6n no se limit6 al área que se está cons! derando sino que se extendi6 en mayor o menor medida a toda la regi6n p~ peana y en conjunto alrededor de 5.000.000 de hectáreas se desplazaron de la ganadedaa la agricultura.

Pero además de los cambios cuantitativos se operaron cambios cualitativos muy importantes en la agricultura. Pasaremos a considerar brevemente al~ nos de ellos:

a) Sustituci6n de la tracci6n a sangre por el tractor. Ello signific6 dos modificaciones importantes. Cuando el productor utilizaba caballos neces! taba de algún potrero y de un alfalfar. Este hecho, si bien no comportaba una agricultura mixta, significaba la renovación de un cierto porcentaje de potreros, aspecto de alguna ,importancia en el sistema de agricultura pura. Asimismo, al incorporar el tractor ,el productor pudo intensificar el laboreo del suelo, cayendo en muchos casos en excesos que afectaron su estructura.

b) Difusi6n de la soja. Aún a fines de la década del sesenta era un culti vo casi desconocido en la regi6n pampeana; actualmente cubre una superfi­cie de casi 4.000.000 de hectáreas y sigue expandiéndose. En muchos casos sustituy6al maíz y su comportamiento en cuanto a la incorporaci6n de ma teria orgánica al suelo difiere sensiblemente. Asimismo, una superficie­importante de soja se realiza bajo la forma del doble cultivo trigo-soja. Esta modalidad es marcadamen'te extractiva y cuando se la realiza a través del sistema de labranza tradicional exige una cantidad excesiva de labo­res que afectan la estructura del suelo.

c) Difusión de los contratos de arrendamiento por un año. Un porcentaje importante de tierra destinada a los cultivos agrícolas se explota a tra vés de "contratistas" y mediante contratos por un año o una cosecha. Es= ta modalidad, casi desconocida hace veinte años, alcanz6 una gran dif~ tanto que en algun~' áreas representa el 30% y aún más de la tierra d~s­tinada a la agricúltura.

d) Difusión de cultivares de mayor rendimiento. Si bien es un hecho favo rabIe en cuanto contribuye a aumentar la productividad de los suelos, e; innegable también que son más extractivos de nutrientes yagua y ello im pone ajustes en el manejo del suelo.

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Este proceso de expans~on de los cultivos agrícolas, en especial el sis­tema productivo de agricultura pura, está contribuyendo, dado que se lo realiza siguiendo el sistema de labranza tradicional o convencional, a acelerar el proceso de pérdida de fertilidad y deterioro del suelo. Los menores rendimientos de algunos cultivos, particulqrmente,del maíz,en las áreas más agrícolas es un hecho evidente, no obstante que en la actuali­dad se dispone de mejores híbridos. Pero indiscutiblemente que el aspecto más grave de este proceso, dado su caracter de irreversible, es el de la erosión hídrica.

Ya a fines de la década del setenta más de un tercio de la pampa ondulada presentaba distintos grados de erosión. Esta información está en estos m~ mento s en proceso de actualización, existiendo ya la impresión que el pr~ ceso erosivo se acentuó considerablemente en los últimos años.

Este problema, dada su magnitud y la calidad de las tierras que afecta,es tá imponiendo replanteos en profundidad del manejo de nuestros suelos en cuanto a labranza, rotación, manejo de la materia orgánica, empleo de fer tilizantes, etc.

Estos cambios imponen, a su vez, una vasta acción de investigación y ex­. perimentación previa a fin de encuadrarlos dentro de un marco de raciona

lidad que asegure la optimización de los resultados, tanto para el produE tor como para la economía del país en su conjunto.

ENFOQUE ECONOMICO DEL SISTEMA MIXTO

Si bien el sistema mixto desde el punto de vista de la conservación del suelo presenta un comportamiento muy satisfactorio, desde la óptica eco­nómica la situación puede ser distinta.

A nivel de la empresa rural, especialmente en la pampa húmeda, en los·úl­timos quince años los cultivos agrícolas se presentaron mucho más renta­bles que la ganadería. Ello determinó en muchos casos que el productor, urgido por .la necesidad de incrementar sus ingresos, se vio inducido a adoptar el sistema de agricultura pura o bien una rotación muy desequil! brada con muy largos períodos de agricultura.

Hay que tener en cuenta, por otra parte, que a los miles y miles de pro­ductores que abandonaron el sistema mixto y se incorporaron a la agricul­tura, hoy se les hace muy difícil revertir su situación y volver a la pro ducción mixta. Carecen de alambrados o se encuentran muy deteriorados; eñ muchos casos ya no disponen de aguadas e instalaciones complementarias p~ ra el manejo de los animales (corrales, mangas, etc.); la nueva generación de productores en muchos casos no conocen el manejo de animales, etc. As!

. mismo, repoblar un campo con animales exige de una importante inversión c~ yos ~etornos no se dan en el corto plazo.

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Es sabido,por otra parte, que un buen manejo ganadero requiere de prefe­rencia de una superficie importante, aspecto que no se compadece con un muy alto porcentaje de productores de la pampa húmeda cuya superficie es tá por debajo de las 80 a 100 hectáreas.

Por otra parte cabe preguntarse si desde el punto de vista macroeconómico sería posible la adopción generalizada del sistema mixto, especialmente en las zonas en que actualmente tiene fuerte predominio la agricultura.

Si se intentara esta alternativa ello significaría desplazar de la agri­cultura a la ganadería varios millones de hectáreas de tierras de alta r~ ceptividad ganadera, hecho que implicaría, en términos estimativos, incr~ mentar el stock ganadero bastante por encima de las 60.000.000 de cabezas. y aqui surge un interrogante clave: ¿habría demanda suficiente para esa mayor producción de carne bovina o leche o, por el contrario, caeríamos en una situación de sobreoferta crónica y precios fuertemente deprimidos?

No debe perderse de vista, en este sentido, que a mediados de la década del setenta habíamos alcanzado a un stock de ese orden y ello llevó a nues tra ganadería a una larga crisis de precios dado que la demanda, especial mente la externa, se mostró poco elástica y fue insuficiente para absorber ese volumen de producción a precios rentables para el productor.

Asimismo no debe perderse de vista, aunque la aclaración pueda parecer o~ via para muchos, que la ganadería es una actividad económica y que, como tal, necesita de una razonable rentabilidad para su normal evolución.

Consiguientemente, no pareciera válido encerrarse en un enfoque limitado exclusivamente a la conservación del suelo y propugnar en forma irrestriE ta el sistema de producción mixta en toda la pradera pampeana. Ello nos lleva, por la misma lógica del razonamiento, a la necesidad de explorar otras alternativas que permitan incrementar significativamente el período agrícola en los sistemas mixtos, corno también continuar con el sistema de agricultura pura y, a la vez, preservar el suelo. Entremos, así, en el amplio campo de la agricultura conservacionista con todo lo que ello im­plica: labranza mínima o "cero"; rotación adecuada de cultivos;uso de abo nos verdes y fertilizantes, etc.

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FISICA DE SUELOS

Autores (*)

A. Garay

L. B. Di Pietro

(*) Ings. Agrs. INTA Castelar.

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CARACTERIZACION

Se reconoce que una buena condición física de la capa arable de los sue­los es indispensable para el desarrollo adecuado de los cultivos, a tra­vés de una emergencia sin limitaciones ,Y de un funcionamiento óptimo del sistema radical.

También se acepta que una buena condición física del suelo puede caract!:. rizarse como aquélla que asegura para el cultivo, el suministro de sus requerimientos de agua y de oxígeno, el régimen de temperatura favorable a su crecimiento y desarrollo, y la ausencia de impedimentos mecánicos para la expansión de sus raíces. De esta definición se deriva que los faE tores físicos del suelo de relación directa con el comportamiento del cul tivo son: agua, oxígeno, temperatura y resistencia mecánica.

Sin embargo estamos más familiarizados con los parámetros o propiedades físicas del suelo que influyen en forma indirecta sobre los cultivos co­mo densidad aparente, grado de desarrollo y estabilidad de los agregados, porosidad total, porcentaje de macroporos, distribución de poros según t~ maño, y distribución de partículas según tamaño. Estos parámetros determi­nan o modifican los régimenes de humedad, aireación y temperatura así co­mo el grado de resistencia mecánica.

Estas propiedades a su vez constituyen una manifestación de la naturale­za, de la forma y de la energía con que las partículas primarias del su!:.

.. 10, arcilla, limo y arena, están organizadas entre si determinando un sis tema de poros cuyo volumen, distribución y estabilidad son característi­cas de cada suelo y producto del proceso de génesis que ha sufrido ese suelo.

En los suelos agrícolas el laboreo intensivo puede conducir a una situa­ción de degradación física cuyos síntomas visibles son la formación de costras superficiales, la presencia de capas densificadas, la disminución de la capacidad de infiltración con consiguiente incremento del escurri­miento superficial del agua y las manifestaciones de erosión eólica e hí drica •.

Los síntomas anteriormente citados se deben a que el efecto físico prin­cipal de las fuerzas mecánicas actuantes durante el laboreo es la dismi­nución de la estabilidad del sistema de agregación de las partículas pr..!:, marias y consecuentemente en la alteración del sistema de poros.

Como consecuencia de esto se produce una variación en el comportamiento estático y dinámico del agua del suelo, en el régimen térmico y de airea ción, y en la resistencia mecánica del suelo.

En esencia, el proceso de degradación definido como la reducción en la ca lidad del suelo en relación a la productividad de los cultivos se debe a la ruptura del equilibrio natural entre la agresividad climática y la resís tencia potencial de los suelos ,provocada por la intervención humana. -

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Considerando el aspecto agrícola el deterioro de las propiedades físicas del suelo supone una disminución del volumen de producto cosechado si se mantiene el mismo nivel de aplicación de tecnología o de un incremento y complejidad de la tecnología aplicada si se pretende mantener el nivel de rendimiento original.

ANTECEDENTES

En nuestro país, hace ya varias décadas, se demostró (12,13) que la capa arable de los suelos agrícolas de la región pampeana húmeda estaba ~en· do cambios negativos en cuanto a su condición física.

Esta comprobación se efectuó mediante determinaciones de laboratorio de diversos índices de estabilidad de agregados, y de percolación.

Estos índices correspondían a muestras de suelos discriminadas. General­mente entre aquellas que provenían de campos considerados como "cansados" de muchos años de agricultura, y las que provenían de campos "vírgenes", praderas o pasturas, 'con fines de comparación. Estos trabajos también in­sinuaron un efecto depresivo de estos cambios sobre los rendimientos, de maíz y de trigo.

Trabajos posteriores (6,7,11), han corroborado esta tendencia, con otros métodos y en otras zonas de la misma región pampeana, mostrando, a veces, una clara relación entre el deterioro de la propiedad y los años de agri­cultura a los que había estado sometido el campo. El efecto benéfico de las pasturas, ya sean naturales o artificiales, sobre el mantenimiento o la recuperación de la condición física de la capa arable también fue de­mostrado, en algunos de estos trabajos.

Otro hecho que resalta claramente a partir de trabajos más recientes (4, 6,7) es la dependencia del deterioro observado al tipo de labranzas y de secuencias de cultivos.

Además, es interesante destacar la estrecha vinculación que se ha encon­trado entre la disminución de materia orgánica en la capa arable y el de terioro en algunas propiedades físicas (7,9).

El estudio "Degradación de los suelos en el Norte de la Pampa Ondulada" (6) realizado sobre un área de alrededor de 1.500.000 ha, siguiendo una metodología de evaluación propuesta por la FAO proporcionó resultados~ ejemplifican y corroboran muchas de las observaciones ya mencionadas al mismo tiempo que dan una idea de la magnitud de los cambios producidos: a} La pérdida de materia orgánica de los Suelos muestreados con respec­to a los testigos ("vírgenes") fue de media a alta, variando entre 28 y 56%.

b) El índice de estabilidad estructural (de Boodt y de Leenheer) de los

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mismos suelos fue inferior a los testigos en 45-64%, y correspondió a la categoria de pobremente estructurado.

c) La pérdida de capacidad de percolación de Henin fue de 54-73% para los suelos sometidos a agricultura continua.

d) La densidad aparente del horizonte superficial en lotes bajo agricult~ ra aumentó en profundidad indicando presencia de capas compactadas. ElpoE centaje de incremento de densificación fue de 6.9 a 16.0 según suelos.

e) Se observó una diferencia entre los parámetros medidos en suelos con agricultura continua y aquellos sometidos a un sistema agricolo-ganadero, de magnitud variable y a favor de la segunda situación.

Un ejemplo que ilustra el efecto diferencial de los distintos tipos de l~ branzas sobre la resistencia mecánica del suelo es el estudio efectuado por Leiva y Hansen (4) en un ensayo de labranzas en la secuencia de cult! vos trigo-soja-maiz, sobre un suelo Argiudol tipico de Pergamino. Los re­sultados obtenidos mostraron que hubo diferencias significativas en lo que respecta a la resistencia a la penetración 'solo hasta los 20 cm de profundidad. Para el estrato 0-5 cm, la siembra directa produjo una resi~ tencia significativamente superior a la de los otros implementos. En el ~ trato 5-10 cm, además de la siembra directa, comienza una capa compactada en el sistema de labranza superficialo~.Elsistema convenc~ de arado produjo densificación en el estrato de 15-20 cm, y el arado cincel no pr~ senta capa densificada.

En este mismo trabajo se encontró una estrecha relación entre la concen­tración de raíces y la presencia de capas compactadas.

El perfil de densidad aparente en la capa de 0-24 cm, y la velocidad de in filtración superficial fueron también diferentes entre estos. sistemas de labranzas (1).

IDENTIFICACION DE HUECOS EN LOS CONOCIMIENTOS

Los estudios sobre degradación de la condición fisica. de la capa arable de suelos bajo agricultura realizados en el país, se han concentrado más en parámetros físicos de incidencia~cta sobre el crecimiento y desarrollo de los cultivos que en aquéllos de incidencia directa como el régimen de humedad, de aireación y de temperatura y el perfil de impedancia mecánica. Los progresos en instrumentación, en sistemas de adquisición de datos, y en métodos de procesamiento y análisis de datos permitirían hoy·revertir esta situación. Con esto se lograría describir más acabadamente una deteE nlinada condición fisica, establecer una relación más ,estrecha y cuantita­tiva entre el estado físico del suelo y el rendimiento de los cultivos, y establecer con mayor precisión los valores criticos de los distintos pará metros físicos así como los criterios de selección de parámetros a medir­y utilizar como índice de la condición física del suelo.

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Se aprecia también la escasez de investigaciones sobre el proceso en sí de la degradación, sobre sus mecanismos, y sobre sus factores que deter­minan su naturaleza y su intensidad. En este sentid6 algunos estudios han mostrado en forma clara que la materia orgánica juega un rol muy importa~ te en el mantenim.iento de una buena condición física de los suelos de es­ta región, muy ~osiblemente por su caracter de agente aglutinante de las partículas pri~arias y secundarias. Por esta razón, al estudiar el proc~ so de degradación física deberá incluirse necesariamente a la materia or gánica.

Dentro de la región agrícola pampeana coexisten diversos sistemas de pro­ducción decul ti vos , diversos suelos, y cierto grado de diferenciación cl~ mática. Par' otra parte los sistemas de producción evolucionan o cambian con el tiempo. Un ejemplo de ésto es la situación que nos ocupa: alarga­miento de la fase agrícola en la rotación, intensificación de la agricu! tura, y expansión de un cultivo como la soja que ofrece escasa protección al suelo. Se aprecia entonces la necesidad de contar con un modelo conceE tual del proceso de degradación del suelo que involucre a los principales factores determinant.es y que permita en lo posible predecir la dirección e intensidad del proceso ante alternativas diferentes de suelo, clima,cu! tivo y manejo. Se contaría así con una herramienta útil para diseñar el manejo adecuado de los suelos.

PROPUESTAS

- Efectuar estudios básicos sobre el proceso de degradación o alteración de la estructura original de la capa arable, teniendo en cuenta funda­mentalmente la interacción entre la constitución mineralógica y la na­turaleza de 103 componentes orgánicos.

- Avanzar en la descripción de la condic:i,.ón física del suelo en función de características más directamente relacionadas con los factores de crecimiento de los cultivos. La configuración y estabilidad del siste­ma poroso y su vinculación con el régimen hídrico, térmico, de airea­c~on y de resistencia mecánica aparece como una línea interesante en este aspecto.

- Modelar la evolución de las propiedades físicas durante el proceso de degradación física, con fines predictivos.

- Definir las condiciones físicas favorables de acuerdo a'suelo y culti­vo y desarrollar criterios de medición de parámetros físicos con fines de diagnóstico.

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DINAMICA .DEL AGUA

Autor (*)

Elvira E. Suero

. (*) Ing. Agr. - EEA Balcarce·- INTA.

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RESUMEN

De la revisión realizada surge la preocupación de los distintos grupos de trabajo de la región, por los efectos que se producen en los suelos debido a la intensificación de la agricultura. Se ha reconocido que cuando un suelo comienza a cultivarse, ocurre una in­tensa degradación y luego una reducción en la intensidad de los cambios. Se señalan co­

mo causas de las modificiaciones de la dinámica del agua a:

a) Alteración de la superficie del suelo por degradación de la estructura,que conduce a la disminución de las posibilidades de entrada del agua. A los efectos de evitar el escurrimiento superficial se plantea la aplicación de las labranzas adecuadas s~ gún, zonas y rotaciones y para disminuir la evaporación, sobre todo en regiones semi áridas, el mantenimiento de residuos de cosecha en la superficie del ~ ,!lo.

b) Producción de capas subsuperficiales densificadas como consecuencia del laboreo, que por un lado dificulta la distribución profunda del agua favoreciendo la evaporación y por otro restringe la exploración del suelo por las ralees. Se ha probado y se aco~ seja en determinadas situaciones la aplicación de cincel. o subsolador. La principal consecuencia de la degradación de suelos mencionada es la reducción en la capacidad de almacenar agua, razón por' la cual la investigación debiera dirigirse a:

1) Cuantificar la magnitud de los cambios producidos en la capacidad de almacenaje,

para lo cual previamente debiera conocerse la capacidad 'real' de cada suelo sin cultivar y su relación con las 'estimaciones' de laboratorio.

Esos valores iniciales permitirán la comparación con situaciones de intensidad V! riable de agricultura, ya sea en condiciones experimentales o en situaciones gen~ rales de producción, en las cuales deberá también estudiarse qué condiciones de las capas denominadas 'piso de arado' restringen el crecimiento de las ralces, y

la asociación de ese impedimento con el tipo e intensidad de las labranzas y rotE ciones aplicadas.

2) Cuantificar el escurrimiento superficial en las diferentes condiciones de manejos y relieve.

3) Cuantificar el aporte de los barbechos de diferentes tipo y duración, a la lámina de agua acumulada a la siembra.

4) Determinar las condiciones del movimiento interno del agua en el suelo a través de mediciones de flujo saturado y no saturado, lo cual permitirá conocer la magnitud

del drenaje fuera del perfil, la condúctividad hidráulica y la caracterización del agua del suelo, para diferentes condiciones de manejo.

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ANTECEDENTES Y DISCUSION

Casas (1985) señala que la agricultura permanen'te debiera practicar se co­mo "una sucesión ininterrumpida de cultivos, que no produzca el deterioro progresivo del suelo, asociada a alto n~vel tecnológico y por lo tanto no expoliante, con adecuadas rotaciones de cultivos, incorporación de rastr~ jos, fertilización, herbicidas, etc'~; también advierte que es un sistema de alta productividad y de baja estabilidad y afirma que la forma en que se practica en el país produce destrucción de la estructura, densific~, encostramiento superficial y, capas densas subsuperficiales o pisos de ar~ do; esas condiciones favorecen el escurrimiento superficial y la erosión.

La infiltración de la lluvia generalmente es mayor en suelos sin cultivar, considerando períodos largos. En suelos labrados, al principio es alta,pe ro luego, dependiendo del estado estructural la superficie se sella y la infiltración se reduce. El problema del sellado es más grave en suelos aD

bajo contenido de materia orgánica (menos del 3%), erodibles y que si tie nen abundante limo, forman costras superficiales.

De la bibliografía disponible relacionada al tema general en cuesitón,pue den identificarse zonas en la pradera pampeana, en las cuales el problem~ ha sido considerado, especialmente por el INTA.

a) Desde el norte de Bs. As. hacia el norte y oeste, en la cual Panigatti y Rein (1986) analizan la s'itua'ción y antecedentes y afirman que" ••• el desplazamiento de la ganadería por la agricultura es un hecho ••• ", ..... es actual y continuará en diversas zonas de nuestro país. Esta a gricultura en muchos casos es permanente, con un aumento en la intensi dad de uso, llegando a la mayor utilización, con el continuo doble cul tivo anual trigo-soja". Para una parte de esa área Marelli (1986) dic; que en la subregión pampa ondulada, que incluye el norte de Bs.As.,sur de S. Fe y sur de Córdoba (con suelos cuyo contenido de materia orgán! ca es de 1,5 a 3%), el problema de la erosión hídrica es muy importan­te y que "estos suelos, que si bien no se caracterizan por pendientes pronunciadas ni se ven afectados por lluvias excesivamente intensas, son muy erosionables dado el intenso uso a que están sometidos. Esto favorece el planchado y limita la infiltración, lo que deriva en un au mento del escurrimiento superficial".

b) Noroeste de Bs. As., correspondiendo al área de influencia de la EEA Pergamino, en la cual según Totis de Zelkjovich (1987) "se ha produc! do un proceso de agriculturización continuada".

c) Sudeste de Bs. As., de la cual Berardo (1982) señala: "los avances en diferentes aspectos de la tecnología de producción de cultivos en gene ral y del trigo en particular han dado lugar en los últimos 10-15 años a un uso cada vez más intensivo de los suelos de la región". Por otra parte, en un plan de evaluación de secuencias de cultivos dentro de un esquema de agricultura continua en la EEA Balcarce, se afirma: "en el

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sudeste bonaerense, en suelos de aptitud agrícola, el sistema tradi­cional ha sido de rotaciones mixtas, con la inclusión de pasturas" y JI ••• si bien la producción mixta es aún el sistema dominante, se obseE va una clara tendencia hasta un uso agrícola más intensivo de los sue los ••• ".

d) Región semiárida pampeana. Glave (1988) distingue los sistemas de pro ducción, siendo los principales, la agricultura convencional o mono­cultura, que es aún uno de los de mayor difusión¡ la agricultura co!,! servacionista bajo cobertura de rastrojo y rotación agrícola-ganadera¡ la agricultura ecológica o de labranza mínima. Los dos últimos, acon­seja, debieran incorporarse gradualmente y en los lugares y forma~ adecuados.

La intensificación agrícola produce modificaciones en los suelos,que son ampliamente reconocidas. Un enfoque parcial, permite suponer que la din! mica del agua se verá afectada a través del cambio en las propiedades de la capa arable, especialmente condiciones físicas, que ,son las que prim~ ro manifiestan un proceso de degradación más o menos acentuado, depend~ do del manejo, de la secuencia de cultivos y de las características in­trínsecas de los diferentes suelos.

Los procesos que gobiernan la dináIÍlica interna del agua del suelo, son la infiltración, redistribución, drenaje, evaporación y transpiración. Todos ellos son, de alguna manera, modificables por el manejo de los sue los.

La infiltración, o entrada de agua al suelo, depende por un lado de las características de las precipitaciones (intensidad, magnitud y duración) y por otro de las propiedades del suelo superficial. La condición que f.! vorece este proceso es el mantenimiento de una superficie receptiva al agua, la cual, en condiciones de pendiente se mejora con cobertura viva o de residuos, rugosidad de la superficie, prácticas de manejo y conseE vación de suelos y, en todos los casos, con una porosidad adecuada para el transporte del agua. De esa manera se reduce la posibilidad de pérd!. das por escurrimiento superficial. Este último componente del balance~ agua será considerado separadamente.

La destrucción de los agregados superficiales es la consecuencia más evi, dente de la degradación producida por un inadecuado manejo, tanto por in tensificación agrícola como bajo un sistema mixto o aún ganader~. En ge= neral, la mejor condición estructural se presenta en suelos sin cultivar.

Una vez que el agua ha entrado al suelo, su redistribución es modificada si existen impedimentos naturales o provocados (compactación subsuperfi­cial). Por otra parte, si el agua que entra al suelo supera un valor m! ximo de almacenaje, inevitablemente se produce drenaje fuera de la zona efectiva de exploración de las raíces.

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La posibilidad para un cultivo de mantener un adecuado ritmo de transpi­ración, dependerá de la disponibilidad de agua, gobernada por la capaci­dad de almacenaje del suelo y en cierta medida por el control de la eva­poración.

Según Glave (1988), al comentar las ventajas de la labranza conservacio­nista para regiones semiáridas, señala que éstas producen un incremento de la humedad del suelo por almacenamiento, logrando que "el agua penetre rápidamente en el suelo y quede retenida a disponibilidad de las raíces de las plantas. Para ello es necesario aumentar la velocidad de infiltra ción del agua y favorecer la capacidad hídrica del suelo" y que para ello "se deben considerar dos situaciones bien diferentes: el estado superfi­cial y el interno del suelo".

a) Estado superficial

El mismo autor (Glave,1988) opina que " ... El deterioro físico del terr~ no por falta de estabilidad estructural, disminuye la capacidad de infil trae ión de agua y origina un aumento de las condiciones de erodibilidad. Los suelos afectados se secan rápidamente y se convierten en pavimentos que comunmente se los denomina 'planchados' ••• ".

La secuencia de cultivos y el tipo y cantidad de labranzas, son los fac­tores que modifican la dinámica del agua a través de la alteración de las propiedades de la superficie del suelo.

Totis de Zeljkovich et a~ (1987), trabajando durante cuatro ciclos agríc~ las en un suelo franco limoso de Pergamino, analizaron el comportamiento del agua durante los cultivos de trigo y soja que estaban incluídos en la rotación con maíz. Señalan que las cortas sequías pueden ser atenuadas¡:or la utilización de técnicas de labranza que aumenten la conservación del agua. En sus ensayos, los tratamientos con labranza cero tuvieron mayor infiltración de agua que aquéllos en los cuales se aplicó labranza conve~ cional (arada). El agua remanente del cultivo de trigo, fue mayor en el primer caso, condición muy favorable para el cultivo de soja de segunda.

Garay, Blotta y Muñoz (1987) estudiaron la densidad aparente y velocidad de infiltración en dos tipos de experiencias. Una en la cual se comparó el efecto de labranzas en la rotación trigo-soja-maíz y una segunda en la cual se comparó un suelo con dos años de soja sobre una pastura de 73~, con la pastura de 75 años. Esta última condición produjo el valor más el~ vado de infiltración de los hallados en el campo experimental y fue dife­rente del correspondiente a soja sólo en los primeros 10 minutos de infil tración. Al comparar las labranzas en la rotación trigo-soja-maíz, midie~ do sobre rastrojo de soja, la tendencia de los valores de velocidad de i~ filtración fue: combinada> siembra directa> cincel> reja> disco,y sobre rastrojo de maíz para la rotac,ión maíz-maíz: cincel> siembra di­recta > combinada > reja > disco. Si bien los autores son cautelosos en l'a interpretación de los resultados, puede notar se que la aplicación

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tanto del arado de reja como del disco, para ambas experiencias produje­ron los menores v910res de infiltración.

Rein y Panigatti (1987) citan a Hansen y Cordone (1985) quienes puntual~ zaron, para la misma zona, que las labranzas conservacionistas permiten el enriquecimiento en materia orgánica como consecuencia de un manejo s~ perficial de lo~ residuos de cosecha, incidiendo favorablemente sobre el comportamiento físico de los suelos, la disminución del planchado y del escurrimiento superficial.

Panigatti y Hein (1986) presentan resultados de varios autores que traba jaron en la región pampeana: Schweizer et al (1976) evaluaron las propi~ dades de suelos del área norte con manejos contrastantes (suelo vírgen, rotación ganadera-agrícola y monocultivo) y encontraron pérdidas de est~ bilidad de estructura de hasta 200%. No hallaron diferencias en porosi~ dad total, pero la infiltración de suelos vírgenes fue de 45 mm/hora, de suelos con rotación de 20 y bajo monocultivo, 12 mm/hora.

Marelli et al (1983), mencionados en la misma revisl.on, afirman que "en suelos desnudos la infiltración del agua es rápidamente limitada por en­costramiento superficial que se produce a partir de los 10-15 minutos de iniciada la lluvia" y agregan que esta situación es "fácil de visualizar en áreas con agricultura continua y trae aparejado un cambio de la econ~ mía del agua, presencia e incremento en la erosión hídrica e intensific~

ción de los problemas de sequías e inundaciones. Esta infiltración limi­tada también limita las posibilidades de obtener rendimientos máximos,por reducción de la acumulación de agua en el suelo".

En la zona sudeste de Bs. As., en Balcarce, Serrano Morente (1973) anal~

zó el horizonte superficial de un suelo (Petrocalcic Argiudol) sometido a 10 años de cultivo de papa y bajo campo natural. El lote completo ha­bía sido laboreado permaneciendo en 'descanso' por cuatro años. Los diez años continuados de cultivos de escarda redujeron la estabilidad de agr~ gados del suelo en 83% y después de los cuatro años, se recuperó el 39%. Antes del períOdo de descanso, la velocidad de infiltración del monocul­tivo para la primera hora de medición fue 44% menor que en el campo nat~ ral, pero en la quinta hora fueron iguales. A los cuatro años .de recupe­ración, la velocidad de infiltración del monocultivo superó al campo na­tural durante la primera hora y fue semejante en ambos tratamientos a la quinta hora. La comparación de rendimientos de maíz sembrado en ~~as sl tuaciones no resultó significativamente diferente. Es de destacar que en el suelo mencionado, tanto la textura franca como el elevado contenido de materia orgánica (6%), le confieren excelentes condiciones. para una rápida recuperación.

En otro estudio realizado también en Balcarce por Bermejo y Suero (1979), en suelos Argiudol típicos, se determinó la infiltracion en siete condi­ciones. Se discutirán aquí sólo tres., que corresponden a humedad inicial de suelo semejante; ellas son: a) pradera, b) suelo bajo cultivo hor.tíc~ la y e) el mismo que en b) pero seriamente compactado por tráfico, en las

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huellas de las maquinarias. Los valores de velocidad de infiltración en los primeros 10 minutos fueron de 18,6; 26,8 y. 5,6 cm/hora respectivame~ te para las condiciones a) b) yc). A los 150 minutos se llegó a la est!: bilización de los valores, que fueron de 4,,4 ; 4,2 Y 2,3 cm/hora. La den sidad aparente de la superficie de los tres suelos fue de 1,31; 1,33 Y 1,41 g/cm3.

De ambas experiencias puede destacarse que la remoción del suelo favore­ce la entrada de agua durante los primeros estadíos de la infiltración y que la compactación de la capa arable la reduce considerablemente; por otra parte que el monocultivo de papa redujo fuertemente la estabilidad de los agregados comparativamente con el campo natural.

El efecto de la lluvia es diferente sobre un suelo labrado y descubierto que sobre uno con pradera. En el primer caso, la desagregación conduce a la dispersión de las partículas, su sedimentación por tamaños y eventual mente arrastre y también 'planchado'. Consideración especial merecen las pasturas a campos'naturales sobrepastoreados en los cuales, al inconve­niente del suelo expuesto a las lluvias se suma la menor infiltración por aumento de la densidad aparente a causa del pisoteo.

b) Condición subsuperficial

Glave (1988) sugiere que la "formación de capas impermeables o endureci­das o llamadas horizontes densificados, tal el caso de los famosos 'pisos de arado', generan interrupciones entre el ambiente superficial del suelo y los horizontes inferiores" y ..... se ha comprobado que su remoción con elementos escarificadores, como subso1adores verticales o rotativos, pre dispone a una mejor captación y almacenamiento del agua pluvial ...... En­ensayos en la EEA Bordenave el mismo autor encontró, en un promedio de ocho años de subsolado, un incremento de la humedad entre 80 y 125\ a 30 cm de profundidad y de 80 a 150\ a 60 cm.

Para la zona maicera típica del norte de Bs. As., Totis de Zelkjovich et al (1987) señalan que en ella ocurren sequías de corta duración, las cua les ya habían sido mencionadas por Zaffanella y G. de Zaffanella' (1964); estos últimos, al considerar la disminución sostenida en ese momento de rendimientos de maíz, compararon suelos del norte de Bs.As., sureste de Córdoba y sur de Santa Fe y afirman que "hay razón para considerar que la incidencia creciente de las sequías, se deba en parte al deterioro del suelo ..... debido al cultivo continuado de maíz y basan su apreciac~on en que el horizonte B, que comienza entre 20 y 40 cm de profundidad, difi culta el almacenaje profundo. Por encima del B, estiman se almacenarían-25-50 mm de agua y afirman que, si a causa del mal manejo, se redujera esa ya limitada capacidad, en pocos días de verano sin lluvias, se producen sequías. Las consideraciones de estos autores, se refieren por lo tanto, no sólo a la degradación de la capa arable debida al cultivo continuo, si no también a las limitaciones dentro del perfil.

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Para la misma zona, existe algún grado de controversia en cuanto a limi­tación que pueda representar el horizonte B para la utilización del agua •. Mientras Stengel (1988)', basándose en estudios de porosidad de un suelo Brunizem serie Pergamino sugiere que "las raíces pueden, por desecamien­to, crear condiciones que les permitan. crecer sin dificultad en el hori­zonte B", Pecorari y Balcaza (198S) concluye, en una comparación de los horizontes B de cinco series de .suelo, que la reserva de agua útil total a 2 metros de profundidad de la misma serie mencionada por Stengel es de 318,2 mm, de los cuales, al horizonte superficial le corresponden 50 mm, a los intermedios 81,9 y a los profundos 186,3 mm (59\) que no pueden~ aprovechados por las plantas de maíz en el período de floración, debido a la presencia del horizonte B, que en ese suelo tiene una densidad apa rente entre 1,27 y 1,37 g/cm3. -

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CAMBIOS EN LA MATERIA ORGANICA y SUS EFECTOS

Autor (*)

M. Aurora Lázzari

(*) Profesora Universidad Nacional del Sur.

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RESUMEN

La materia orgánica (MO) del suelo se refiere a la fracción orgánica del suelo que incluye residuos de plantas y animales en varios grados de descomposición, células (vivas y muer­tas), tejidos microbiales y sustancias sintetizadas por la población del suelo. En un SU! lo fértil, la función de la Me es tanto directa como indirecta. Su rol directo se refiere a la provisión de nutrientes para las plantas merced a los procesos de descomposición ym1 neralización. Su función indirecta está asociada con los efectos sobre las propiedades. fl­sicoqu1micas del suelo.

La caracterlstica de la MO está determinada por la acción de factores naturales tales como el clima, la vegetación, la topoqrafla (material originario) y por la acción del hombreque cultiva el suelo. En consecuencia, el mejor nivel de Me es también una función del sistema de cultivo empleado.

Los suelos de praderas se caracterizan por su alto nivel de MO (y estabilidad estructural). La agricultura continuada sobre estos suelos vlrgenes generalmente provoca una disminución del contenido de MO y causa una degradación asociada a las propiedades flsicas de los mis­mos. En nuestra región pampeana se están produciendo procesos degradativos como consecuen­cia indeseable de una agricultura rutinaria y no restitutiva. En consecuencia, son ya nume rosos los productores y técnicos que observan con preocupación la evolución de la agricul= tura permanente, principalmente porque ven y sienten la degradación de los suelos y en mu­cbos casos la disminución de los rendimientos.

Tanto en EUropa como en USA y Canadá, se ba observado que los suelos cultivados con cerea­les pierden alrededor de 1\ de su C orgánico por año, con valores que alcanzan al 2.5\ (y basta 2\ por año de N). En general, se coincide en aceptar, de estudios en áreas subbúme­das, que el C orgánico y el N total disminuyen rápidamente durante los primeros 20 a 30 años de cultivación. Luego, esta velocidad de disminución es menor, alcanzándose un apa­rente equilibrio después de 60, años bajo cultivos. En algunos casos, las pérdidas pueden continuar debido a los efectos del viento y de la erosión bldrica sobre los suelos cultiva dos. Estas pérdidas también pueden extenderse por debajo de la superficie del suelo. -

Se ban propuesto numerosas ecuaciones matemáticas para describir la dinámica de la MO como consecuencia del uso agrlcola de los suelos, usando datos de experiencias de largo plazo. Con ellas se pueden obtener estimaciones más precisas de los efectos del manejo sobre los niveles de pérdidas y equilibriOS de la MO. Con una de estas ecuaciones se pudo estimar que el sistema trigo-pastoreo en un suelo Haplustol de la reglón semi árida bonaerense de­grada la MO y el N total orgániCO en un 24\ y 36\ respectivamente, en la capa arable y en un periodO de 100 años.

Con la técnica de datación de carbono radioactivo también se ban realizado progresos en cuanto a la determinación de la dinámica de la MO del suelo. A su vez, con nuevos métodos anallticos referentes a la separación e identificación de productos resultantes de la de­gradación de sustancias húmicas se puede tener una nueva dimensión de la qulmica del suelo relacionado directamente los efectos de diferentes sistemas de cultivo sobre las estructu­ras de las diferentes fracciones de los ácidos húmicos.

Siempre que se consideren las interacciones Mo-fertilidad del suelo, deberla examinarse la disponibilidad de N para los diferentes cultivos y/o manejos. Para ello es necesario mejo­rar las técnicas de fraccionamiento del N del suelo. Por otro lado, se debe obtener infor mación de la principal fuente de pérdida de N en un determinado sistema suelo-planta y eva luar con alguna precisión la ventaja de que algo de N se acumule en los suelos, ya sea en­la fracción liviana o en la parte humificada de la MO.

,El cultivo intensivo de los suelos causa una disminución del contenido de MO y una degrada ción de las propiedades flsicas del suelo, lo que se manifiesta por una disminución de la­estabilidad de los agregados, un incremento de la densidad aparente, un aumento en los mó­dulos de ruptura y una disminución de los macroporos del suelo. A pesar que el estado de agregación del suelo se deteriora rápidamente cuando se cultiva muchos años con cultivos anuales, un buen manejo de residuos de cosecha retardarla la degradación de las propieda­des flsicas del suelo y reducirlan la velocidad de pérdida de humus.

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Pareceria que la pérdida de MO .como resultado de la agricultura proviene principalmente del material orgánico que une a los microagreqados en macroagregados y cuya caracteristica se­ria la de la fracción menos humificada o liviana. Los suelos desarrollados bajo diferentes tipos de vegetación y climas, tendrán diferentes formas de estabilización de la MO.

Se observó que cuando los residuos de cosecha de sorgo se incorporan al suelo (por quema o enterrándolos), los agregados del suelo tienen mayor cantidad de MO, son más frágiles, más pequeños, menos densos, menos estables que aquellOS del suelo cultivado con trigo y sus r~ siduos incorporados al mismo, durante 13 años. Además de las diferencias en la concentra­ción de MO del suelo operan otros mecanismos como ser diferencias en la actividad de los microorganismos, régimen de agua y temperatura, velocidades de descomposición de los resi­duos, etc., todos dignos de estudio.

En un suelo Hap1ustol de la región semiárida pampeana se observó que el sistema trigo-p~ t~a (alfalfa) fue el más conservativo porque atenuó el proceso degradativo de la MO del suelo. Cabria preguntarse qué incidencias tuvo este sistema sobre las propiedades flsicas del suelo, parámetros que no fueron evaluados.

A pesar de la importancia del tema, tratado someramente, no existen en Argentina experien­cias a largo plazo que contemplen el estudio de la evolución de diferentes propiedades qul micas y/o flsicas relacionadas con la MO del sueló, en función de diversas prácticas de m~ nejo, o sistemas de producción, o condiciones de suelos. Y menos aún su comparación y eva­luación con suelos vlrgenes. Es de destacar que~Estaciones Experimentales del INTA llevan a cabo ensayos que ya llevan varios años de duración (12-15 años) donde estudian las consecuencias de un determinado manejo o sistema de cultivo casi exclusivamente sobre fac­tores de producción. Estos estudios deberlan proyectarse para incluir expertos en qulm1ca del humus, microbiologla del suelo, flsica de suelo, fertilidad, etc., todos trabajando ju~ tos para lograr los objetivos predeterminados. La necesidad de este tipo de investigaciones multidisciplinarias es obvia, debido a la naturaleza y complejidad de la NO y a la preocu­pante pérdida de la fertilidad de los suelos cultivados de la pradera pampeana.

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INTRODUCCION

La fertilidad del suelo se define como el estado del suelo en relación a la cantidad y disponibilidad de elementos' necesarios para el normal cre­cimiento y desarrollo de las plantas. Todos los suelos fé~tiles deben c~ tener una adecuada cantidad y calidad de materia orgánica (MO). La MOdel suelo se refiere a la fracción orgánica del suelo que incluye residuos de plantas y animales en varios estados de descomposición, células (vivas y muertas), tejidos microbiales, y sustancias sintetizadas por la población del suelo. En un suelo fértil, la función de la MO es tanto directa como indirecta. Su rol directo se refiere a la provisión de nutrientes para las plantas merced a los procesos de descomposición y mineralización. Su función indirecta está asociada con los efectos sobre las propiedades f,! sicoquímicas del suelo. Un suelo con una adecuada MO es fácilmente cu1t,! vable, 1aboreab1e, tiene una buena aereación y las raíces y humedad pue­den fácilmente penetrar en él. De allí que los agricultores deben preoc~ parse por todos aquellos fenómenos agronómicos o ambientales que den co­mo resultado una disminución de los contenidos de MO.

En suelos vírgenes las plantas obtienen todos sus nutrientes del suelo, agua y aire. El C, H2 y 02 se obtienen fácilmente del aire yagua. Los otros nutrientes están siendo ciclados continuamente por medio de la me­teorización y de los procesos biológicos. Bajo condiciones vírgenes, en­tonce.s, el ciclo de cada nutriente se cumple indefinidamente con pérdidas mínimas desde el sistema. Bajo cultivos, en cambio, ocurren pérdidas im­portantes a través del consumo humano o del ganado.

De acuerdo a Allison (1973) el "N es el elemento nutriente más importante en la MO si se lo considera desde el punto de vista económico. El C es igualmente esencial pero está disponible en la atmósfera, sin costo alg~ no para el agricultor". Los rendimientos de los cultivos son generalmente proporcionales al N liberado por la MO. Los otros nutrientes también son importantes, pero el N es requerido en cantidades mucho más grandes, y a menudo es deficiente. Para todos los propósitos prácticos, el contenido de MO del suelo es paralelo al contenido de N. Ya es bien conocido que la relación C/N de la MO del suelo fértil caería dentro del intervalo de 10 a 12. En consecuencia, todos aquellos factores que afecten el contenido de MO del suelo, afectarán también al N total.

La característica de la MO y de la estructura del suelo están determina­das por la acción de factores naturales tales como el clima, la vegeta­ción, la topografía (material originario) y por la acción del hombre que cultiva el suelo. De allí que los suelos varían considerablemente en su contenido de MO. ¿Cuál es, entonces, el nivel óptimo de MO en un suelo? No es fácil contestar a esta pregunta aún cuando se trate de suelos de la misma textura y de la misma zon~ climática. Esto se debe a que el mejor nivel de MO es también una función del siste~a de cultivo empleado. Cabe agregar que otros factores tales como el drenaje, tipo de arcilla, nivel

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de nutrientes y manejo anterior del cultivo, influyen sobre el contenido de MO del suelo.

Los suelos de praderas se caracterizan por su alto nivel de MO y estabili dad estructural. La agricultura continuada sobre es'tos suelos vírgenes, generalmente prbvoca una disminución del contenido de MO y causa una de­gradación asociada a las propiedades físicas de los mismos (Skodmore etaL, 1986). En nuestra región pampeana se están produciendo procesos degradati vos de los suelos como consecuencia indeseable de una agricultura rutina­ria y no restitutiva (Puricelli, 1985). En consecuencia, son ya numerosos los productores y técnicos que observan con preocupación la evolución de la agricultura permanente, principalmente porque ven y sienten la degra­dación de los suelos y en muchos casos la disminución de rendimientos (P~

nigatti y Hein, 1985).

DINAMICA DE LA MATERIA ORGANICA

Tanto en Europa como en USA y Canadá, numerosos investigadores han estu­diado la disminución de la MO en suelos cultivados comparando 'los conteni dos de C y N con aquellos de un suelo similar que ha sido dejado con una pastura permanente o vegetación virgen (Tiessen et al., 1982). De estos estudios surgió que los suelos cultivados para la producción de cereales pierden alrededor de 1% de su C orgánico por año durante los primeros 20 años de cultivación. Las pérdidas de N fueron generalmente de similar mas. nitud pero más dependientes de los sistemas de producción (Unger, 1968). El destino del P asociado a la MO es de menor interés para los investiga­dores,posiblemente debido a las dificulUrles de la determinación del P or­gánico e inorgánico, por separado. Las pérdidas de P alcanzarían a sólo 0,3% por año, casi enteramente como P orgánico. Las pérdidas de P orgáni­co se observó, que varían considerablemente en relación a las pérdidas de C, dependiendo del manejo y de las condiciones climáticas (Barrow, 1961).

Si bien esta es la idea general en que concuerda la literatura, estos re­sultados varían considerablemente entre los diferentes sitios estudiados~ Las pérdidas de C y N oscilan entre O y 2,5%, Y entre O y 2% por año, re~ pectivamente. Algunos investigadores han registrado, en cambio, incremen­tos de la MO, N y P en suelos cultivados (Wheeting, 1937; Dorman, 1933). Parte de la razón de esta variabilidad yace en la dependencia de las pro­porciones de pérdidas de la MO sobre las cantidades iniciales de C o N presente (Reinhorn y Aonimelech, 1974) y sobre la textura del suelo (Kru­glov y Proshlyakov, 1980).

En general, se coincide en aceptar, de estudios en áreas subhÚInedas, que el C orgánico y el N total disminuyen rápidamente durante los primeros 10 a 30 años de cultivación. Luego, esta velocidad de disminución es menor, alcanzándose un aparente equilibrio después de aproximadamente 60 años ba jo cu·ltivos (Rasmussen et aL', 1980).

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Miglierina et al. (1988) evaludron los cambios en las propiedades quími­cas de la MO de un suelo Haplustol de la región semi árida pampeana, vir­gen y cultivado durante 11 a.ño~encontraron que la cultivación tu vo un efecto fuertemente negativo a corto plazo, y que la pérdida de MO en los primeros 15 cm de suelo continuó s~endo importante luego de varias décadas de agricultura.

Frecuentemente se han sugerido que 'las pérdidas de MO en suelos cultiva­dos cesan cuando el suelo ha alcanzado un equilibrio para el tipo de cu! tivo y rotación a la que está sometido. Shutt (1925) sugirió que la degr~ dación de la MO efectivamente cesa después de 22 años de cultivación. Mar tel y Paul (1974), basándose en la datación con radio carbono de muestras no disturbadas de suelos de pradera, trasladaron este límite a los 60 y 70 años. Más recientemente, Paul y Van Veen (1978) y Voroney et al. (1981) concuerdan en que las pérdidas de MO pueden continuar debido a los efec­tos del viento y de la erosión hídrica sobre los suelos cultivados. A su vez (Chang~ 1950), las pérdidas de N pueden extenderse por debajo de la superficie del suelo y de esa forma pueden continuar a una proporción más grande que la deducida de sólo las muestras superficiales del suelo.

Tiessen et al. (1982) evaluaron las pérdidas de C, N y P de tres suelos de pradera de diferente textura que fueron cultiv~dos entre 60 y 70 años. La cultivación incrementó la densidad aparente de los horizontes superio res de los tres suelos y las pérdidas de MO no parecieron concluir des­pués de 60-70 años. Esta continuada y permanente declinación de la MO es causada por pérdidas erosivas asociadas a las de la MO, y por una exten­sión de la zona de pérdida a los horizontes inferiores del suelo. Como consecuencia, para evaluar el balance de MO total sobre un área, se re­quiere considerar las características del solum entero, la profundidad to tal del mismo y la densidad aparente.

Se han propuesto numerosas ecuaciones matemáticas para describir la diná­mica de la MO como consecuencia del uso agrícola de los suelos. Jenkinson y Rayner (1977) tomaron datos de experimentos clásicos de campo,en Rotha~ sted (Inglaterra), donde se estudiaban los efectos de la agricultura con­tinuada y el abonado sobre la cantidad de MO en el suelo, su edad, sobre la cantidad de biomasa microbial y sobre la velocidad en que los residuos de plantas se descomponen en estos suelos. Estos datos fueron luego llev~ dos a un modelo en el cual la MO del suelo fue separada en 5 compartimen­tos: material de planta descomponible (vida media 0.165 años), material resistente de planta (2.31 años), biomasa del suelo (1.69 años), MO est~ bilizada físicamente (49.5 años) y MO químicamente estabilizada (1980 aros). Al respecto, cabe destacar que en un trabajo reciente realizado en el La­botario de Humus de la UNS (Galantini et al. , 1988) se estudió el efecto del manejo típico de la región semiárida bonaerense (trigo-pastoreo) so­bre la dinámica de la MO en un suelo Haplustol característico de dicha re gión. Se aplicó una expresión simple basada en una ecuación (Greenland, -1971) que permite estimar la proporción de tiempo en que el suelo debería estar bajo cultivo o bajo pasturas para mantener el nivel medio de N edá

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fico. En un período de 100 años el sistema trigo-pastoreo degradó la MO y el N total orgánicQ- en un 24% y 36% respectivamente, en la capa arable. Para mantener el nivel de N total deseado (0,17%) se requerirían igual cantidad de años del ciclo agrícola como de pasturas, en las condiciones tecnológicas y ambientales actuales.

Estos modelos matemáticos son muy útiles para dilucidar los factores que afectan la perfom~e\de los cultivos. Sin embargo, las conclusiones ob­tenidas deben examinarse cuidadosamente debido a que estos modelos impo­nen límites sobre los resultados que puedan obtenerse.

Con la técnica de datación con carbono radioactivo se han realizado pro­gresos en cuanto a la determinación de la dinámica de la materia orgánica del suelo. Por ejemplo, Martel y Paul (1974) usan el término "tiempo de residencia media" (MRT) para describir la edad del suelo, reconociendo que la MO está compuesta de materiales que van desde muy viejos hasta muy jóvenes. Con esta técnica, junto con el fraccionamiento químico, se deter minó que el 80% del N liberado del humus del suelo provenía de la fracci6n hidrolizado del ácido húmico, fracción activa biológicamente. La humina no hidrolizable y los ácidos húmicos no hidrolizables serían fracciones activas física y químicamente que afectarían la agregación del suelo y las reacciones de intercambio.

Los métodos analíticos referentes a la separación e identificación de pro duetos resultantes de la degradación OKidativa de las sustancias húmicas­son raramente estudiados en el mundo. Por medio de ellos se puede tener una nueva dimensión de la química del suelo relacionando. directamente los efectos de los sitemas de cultivo y tratamientos con fertilizantes sobre las estructuras de las diferentes fracciones de los ácidos húmicos. Khan y Schnitzer (1972) observaron que el tipo de rotación, y especialmente la aplicación de abono y cal, tuvo efectos significativos sobre la síntesis y degradación de las estructuras más resistentes de los ácidos húmicos.

Es de destaca.r un trabajo de Richter et al. (1974) realizado en este c~ po de la metodología. Ellos obtuvieron curvas de distribución de comple­jos órgano-minerales de tres suelos de la Pampa húmeda, las que rindieron una información básica útil sobre los procesos de degradación de la MO causados por acción de los cultivos. Los resultados sugirieron que los complejos entre arcilla y MO tienden a formarse preferencia1mente concier ta proporción entre sus componentes.

El uso de análisis de datos provenientes de experiencias de larga dura­ción, así como los métodos que usan isótopos para determinar el turnover de diferentes fracciones, proporcionan una ayuda incalculable para esti­mar y predecir el efecto que diferentes manejos y procesos naturales tie nen o tendrán sobre la MO del suelo.

Cada vez existe mayor número de agricultores que in"corporan sistemas de pr.oducción con un menor o mínimo múvimiento del suelo. Estos sistemas lla

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mados labranza cero o siembra directa (NT) se limitan a abrir un pequeño surco para 'la semilla. Por el contrario, se conocen los efectos degrada­tivos de las propiedades del suelo debido a la labranza convencional (CT) .

Se han realizado pocos estudios sobre los ~os en la cantidad, compos! ción, distribución y otras propiedades de la MO en el perfil de suelo co­mo resultado entre CT y NT (Andriulo et al.; 1986). Estos investigadores estudiaron el efecto de estos dos sistemas de labranza en el doble cultl vo anual trigo-soja (11 años) sobre la composición de la MO de un suelo Argiudol típico, subhúmico, de la Argentina central. El contenido de. MO en los 5 cm superficiales de suelo fue 11.8% más bajo en CT que en NT, el que mantuvo el nivel originai de 3.3% de MO. Las propiedades de las sustancias húmicas mostraron, en CT, una degradación mayor con respe~to a NT.

En Australia (Greenland, 1971; Russell, 1967) usaron pasturas con legu­minosas en rotación con cereales, una forma conocida por todos para me­jorar la fertilidad del suelo. Cuando estos restos de cosecha son arados dentro del suelo, si bien no se incrementa el contenido total de humus, hay un aumento de la "fracción liviana" de la MO que es la más activa p~ ra suministrar nutrientes y exhibe una relativamente alta velocidad de mineralización de N. Verveda (1983) encontró que la absorción de N por cultivos que no recibieron fertilizante nitrogenado se relacionó con las cantidades calculadas de materia orgánica joven o liviana.

Desde otro punto de vista, no debemos "olvidar que el humus, como coloide del suelo, está involucrado en la capacidad de intercambio, en la capacl dad buffer y en la quelación de metales.

En general, la contribución de la MO a la capacidad de intercambio de ca­tiones es mayor que la de las arcillas.El efecto del humus en incrementar la ClC de los suelos es más importante .en suelos arcillosos que en areno sos, debido a que estos últimos ven dificultad en mantener un alto nivel de humus bajo prácticas de cultivos normales.

En la actualidad se está 'generalizando la idea de usar quelatos para su­ministrar micronutrientes a las plantas. Los coloides húmicos juegan un papel importante en controlar la disponibilidad de estos metales a través de la quelación. Los mecanismos por los cuales estos metales entran a las plantas aún no está bien comprendido y son materia de estudio en todo el mundo.

MATERIA ORGANlCA Y NlTROGENO

Siempre que se consideren las interacciones MO-fertilidad del suelo, de­bería examinarse la disponibilidad de N para el cultivo, y cómo ella po­dría relacionarse con el rendimiento del cultivo y la absorción por las plantas. Au~que existen varios miles de kg por hectárea de N en la mayo-

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ría de los suelos de clima templado, sólo una porc~on muy pequeña está disponible para las plantas (1 a 2%). Además, esta pequeña cantidad es sólo cedida por una fracción del N orgánico del suelo. Como se mencionó previamente, la MO del suelo está compuesta de varios componentes de es­tabilidad variable. Las separaciones basadas en diferencias de densidad proporcionan una "fracción liviana" compuesta predominantemente por la parte no humificada de la MO del suelo (residuos frescos y biomasa). Por ejemplo, bajo pasturas, donde existe una relativamente gran adición de material vegetal.al suelo, podría esperarse que la proporción del N del suelo en la fracción no humificada de la MO aumentase. Mientras que, b~ jo barbecho o bajo rotaciones cultivo-barbecho la fracción tendería a d~ crecer (Greenland, 1971). Para probar esta hipótesis experimentalmente, es necesario'que las técnicas de fraccionamiento del N del suelo separen el materia.l humificado y no humificado con significancia cuantitativa.

Lamentablemente no existe mucha información acerca de los cambios en las formas químicas del N en suelos bajo diferentes tratamientos agronómi~. La mayoría de los estudios se realizan usando un método de fraccionamie~ to que divide al N del su.elo en inorgánico, aminoácidos, hexosaminas,hi­drolizado ácido no identificado y formas no hidrolizables. Estos estudUs, en general concuerdan en indicar que la cultivación o el crecimiento de pasturas mejoradas no conducen consistentemente a una disminución más grande o al desarrollo de ninguna de estas fracciones.

Por otro lado, se debe tener información de la principal fu.ente de pérdi da de N de un determinado sistema .suelo-planta. Sin tal información, es­dificultosa evaluar con alguna precisión, las ventajas de que algo de N se acumule en los suelos, ya sea en la fracción liviana o en la parte h~ mificada de la MO. Si bien no es aconsejable obtener información en situ~ ción de campo usando métodos de laboratorio, estos estudios se puedenrea lizar con la técnica de dilución isotópica del l5N (Lázzari, 1982) en li­símetros de gas o lisímetros de campo, etc.

La fijación simbiótica de N ha sido ya bien revisada y documentada y no será discutida aquí. Sólo agregaremos que "la fijación no simbiótica pu~ de ser de una gran significancia agronómica bajo determinadas circunsta~ cias", y que "el momento actual está justo para re-evaluar la fijación no simbiótica en sistemas suelo- planta" (Greenland, 1971). Existen méto dos mejorados que usan 15N para estudiar la fijación en el campo.

Siempre ha habido mucho interés en los métodos que cuantifican la habili dad de los suelos en suministrar N a los cultivos. Ellos no serán eyalua dos en esta exposición, pero debemos tener en cuenta que un test de dis­ponibilidad es imprescindible para predecir la cantidad de N disponible, producido por la MO del suelo y es una base de recomendación para canti­dades específicas, por ejemplo de fertilizante nitrogenado a aplicar.

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MATERIA ORGANICA y PROPIEDADES FISICAS

El cultivo intensivo de suelos vírgenes disminuye el contenido de materia orgánica y causa una degradación de las propiedades físicas del suelo. E~ te deterioro asociado a la declinación del contenido de MO se manifiesta poryma disminución de la estabilidad de los agregados, un incremento de la densidad aparente, un aumento en módulos de rotura y una disminución de los macroporos (Skidmore et al., 1986). Harris et al. (1966) puntuali z~ron que el estado de agregación del suelo se deteriora rápidamente si se cultiva muchos años con cultivos anuales, los que suministran muy po­ca MO al suelo y proporcionan una cobertura vegetal mínima. A pesar de ésto, no todos estos sistemas continuados han deteriorado la estructura del suelo (Cary y Hayden, 1974). De allí que un apropiado manejo de los residuos de cosecha retardaría la degradación de las propiedades físicas del suelo y reducirían la velocidad de pérdida de humus (Hooker et al., 1982)' •

La estructura de los suelos protege a la MO (Van Veen y Paul, 1981) e iE. fluye en su dinámica y en la fertilidad del suelo. Sin embargo, el lugar físico específico de la MO en el suelo (por ejemplo adsorbida en arcilla, ocluída en agregados) y cómo esto influye en la descomposición, no está bien entendido. Elliott (1986) formula la hipótesis que la p~rdida de MO como resultado de la agricultura proviene principalmente del material 0E gan~co que une a los microagregados individuales en macroagregados y no de la MO dentro de los microagregados. La alta proporción de la MO asoci~ da con los microagregados podría tener la característica de la fracción altamente humificada o "pasiva" o "vieja" (Paul, 1984). Mientras que paE, te de la MO asociada con los macroagregados podría tener la característi ca de la fracción menos humificada, o "joven" o "descomponible". Elliott (1986), en suelos de pradera representat:i.vo de Norteamérica así como de Australia, comprobó que la ,agricultura redujo el contenido de MO y se iE. crementóen microagregados. Adp..más, observó que la relativa estabilidad de los macroagz-egados de la pradera vírgen era mayor que aquella de su~ los cul ti vados durante 14 a.ños; también hubo más MO asociada a los macr2 agreqados, la cual es más lábil que aquella asociada con los microagreg~ dos. Los suelos desarrollados bajo diferentes tipos de vegetación y cli­mas, tendrán diferentes formas de estabilización de la materia orgánica.

Desde otro punto de vista, Shipley y Regier (1977) encontraron que des­pués de 12 años (sobre parcelas irrigadas) se incrementó la MO y el suelo se hizo menos compacto cuando se incorporó la paja de trigo que cuando é~ ta se quemó o retiró. Ya está bien documentado que la incorporación de los residuos de cosecha aumenta el contenido de MO de los suelos (Hooker et al., 1982).

Black (1973) observó un progresivo decrecimiento en las fracciones de sue lo erosio~ables cuando se incrementaron los niveles de residuos.

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Después de 36 años de cultivar trigo de ciclo largo, Unger (1982) observó que los módulos de rotura del suelo se relacionaron inversamente con la concentración ,de MO. A su vez, encontró que el método de labranza o el sis tema de cultivo no tuvo influencia sobre las propiedades físicas.

Debido a la fuerte influencia e la MO sobre las condiciones físicas del suelo, se podrían esperar diferencias detectables en las propiedades físl cas con diferencias en el contenido de MO. Sin embargo, las pequeñas dif~ rencias en el contenido de MO desarrolladas en un breve período (10-15 años) no causarán mayores diferencias en las propiedades físicas, entre tratamientos de un mismo cultivo. Mientras que las propiedades físicas del suelo serán diferentes entre cultivos. Por ejemplo, Skidmore et al. (1986) observaron que cuando los residuos de cosecha de sorgo se incorporaron al suelo (por quema o enterrándolos), los agregados del suelo tuvieron mayor cantidad de MO, fueron más frágiles, más pequeños, menos densos, menos e~ tables (en seco) que aquellos del suelo cultivado con trigo de ciclo lar­go y sus residuos incorporados al mismo, durante 13 años. Armbrust et al. (1982) también observaron que los agregados de parcelas con trigo de ci­clo largo eran menos erosionables y más estables (en seco) que aquellos provenientes de parcelas con sorgo. Obviamente, las diferencias en las propiedades físicas del suelo entre parcelas con sorgo y con trigo no pu~ den explicarse por las diferencias en la concentración de la MO del sue­lo. Aquí operan otros mecanismos, como ser diferencias en la actividad de los microorganismos del suelo, régimen de agua y temperatura, y velocida­des de descomposición de los residuos, todos dignos de estudio. Se necesi ta conocer más acerca de la descomposición de las raíces de los cultivos y de sus residuos ya sea influenciada por las relaciones C/N, área super­ficial expuesta al potencial agua del suelo, temperatura, microorganismos, etc. y cómo los productos de descomposición de la MO infuyen en las pro­piedades del suelo.

Miglierina et al. (1988) estudiaron el. efecto de rotaciones agrícolas so­bre algunas propiedades químicas relacionadas con la MO edáfica de un su~ lo de la región semiárida pampeana. Encontraron que el sistema trigo-pa~ tura (alfalfa) fue el más conservativo porque atenuó el proceso degrada­tivo de la MO del suelo (26% de pérdida de C orgánico en 11 años) con re~ pecto al sistema trigo-pastoreo (37%). Evidentemente, estas diferencias en el contenido de MO han sido también una consecuencia de las diferencias en las propiedades físicas del suelo bajo dos sistemas distintos de culti vo. Las propiedades físicas del suelo no han sido evaluadas en este traba jo.

ESTADO ACTUAL DEL CONOCIMIENTO EN EL PAIS - PROPUESTAS Y PRIORIDADES

En las secciones precedentes se han presentado someramente algunos de los numerosos atributos de la MO del suelo y de los factores que afectan su dinámica, y su potencial para suministrar N a los cultivos. Sin lugar a dudas, se acepta la complejidad del tema tratado, el cual requiere aún in formación más precisa en el mundo entero.

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A pesar de la importancia del tema, no existen en Argentina experiencias o planes a largo plazo que contemplen el estudio de la evolución de dife­rentes propiedades ~~ímjcas y/o físicas relacionadas con la MO del suelo, en función de diversas prácticas de manejo o de sistemas de producción o de diversas condiciones de suelo. Y menos aún su comparación y evaluación con suelos vírgenes. Es de destacar que algunas Estaciones Experimentales del INTA, como ser Marcos Juárez (Córdoba), Bord~nave (Buenos Aires) lle­van a cabo ensayos de apreciable duración (aproximadamente 13 años) donde generalmente estudian las consecuencias de un determinado manejo o siste­ma de cultivo casi exclusivamente sobre factores de producción. También sobre alguna propiedad puntual como ser estabilidad estructural del suelo, o densidad aparente, etc. Estos estudios deberían proyectarse para incluir expertos en microbiología del suelo, bioquímica del suelo, física y quími ca, química del humus, fertilidad del suelo, etc., todos trabajando junt~s para lograr los objetivos predeterminados. La necesidad de este tipo de investigaciones multidisciplinarias es obvia debido a la naturaleza y com plejidad de la MO.

En la pampa húmeda, los suelos muestran un proceso generalizado de pérdi­da de estructura que los hacen susceptibles de "planchado" o " encostra­miento" bajo el impacto directo de la lluvia. La débil estructura superf! cial es, en cierta medida, una condición natural debido al alto contenido de limo, la cual se deteriora aceleradamente por el exceso de laboreo, la pérdida de materia orgánica y la ausencia de cobertura vegetal. En los se~ tores con pendientes este proceso favorece el escurrimiento superficial del agua y el consiguiente daño por erosión.

Está claro que estos procesos degradativos no se desataron en los últimos años de agricultura permanente, sino mucho antes. Desgraciadamente, con suelos altamente productivos no se llega a apreciar la pérdida anual de rendimiento debido a que son mínimas (pero pérdidas al fin), tal lo expr~ sado por Panigatti y Hein (1985) en su trabajo "Agricultura permanente y evolución de los suelos". Estos autores han realizado aquí una revisión de los trabajos realizados en un intento de evaluar las propiedades físi­cas, químicas y biológicas de los suelos de la región pampeana relaciona­das con la pérdida de la fertilidad de los mismos.

En esta región pampeana húmeda, la siembra directa fue introducida en el cultivo de soja a partir de 1976. En el futuro se prevee una expansión de esta labranza conservacionista. Los efectos de la labranza convencional y la siembra directa sobre las propiedades del suelo y sobre condiciones am bientales no son coincidentes, encontrándose en la bibliografía que dis-­tintos autores, trabajando en distintos lugares y en diversas condiciones de suelo, llegan a resultados opuestos. Quizás éste es el momento (y no deberíamos perderlo) de planear, entre una Estación Experimental del INTA (por ejemplo, Pergamino) y diversos Centros de investigación, una comple­ta experiencia sin límite de tiempo, donde se estudien los efectos de los dos sistemas de labranza no sólo sobre los factores de producción sinotam bién sobre aspectos como: dinámica de la MO, N y Pi estabilidad y estruc-

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tura de los agregados del suelo; flora y fauna del suelo; erosión¡ airea­ción y humedad edáfica¡ crecimiento de raíces¡ etc.

En la reg~on pampeana semiárida los problemas básicos son la pérdida de estabilidad de los suelos (franco arenosos) y la suceptiblidad a la ero­sión eólica. El correcto uso del agua es fundamental para los cultivos agrícolas. Estas tierras, equivocadamente, fueron puestas en producción utilizando las mismas técnicas de labranza convencional de la región pCi!!! peana húmeda (con arado de rejas). Los barbechos desnudos realizados de esta manera sufren frecuentes "voladuras". Posteriormente se fue introdu ciendo el arado rastra en reemplazo de aquel. El correcto uso de los ras trojos es la clave para la conservación de estos suelos yel almacenamieE::. to de agua (Marelli y Lattanzi, 1982). Muchas investigaciones han mostra­do que las rotaciones de cultivos que emplean el barbecho producen una pérdida más rápida de N y de C. Resultados en Canadá, sumar izados por CarnE bell et al. (1976) indican que se incrementan las pérdidas de N cuando se incrementa la frecuencia del barbecho. Pero el nivel de equilibrio de la MO y del N es dependiente de las variables de productividad, del clima, planta, suelo y manejo. Quizás sea más cómodo implantar sistemas de cult,i. vos ya experimentados en otros países. Pero si trabajamos con una mínima visión de futuro, convendría realizar una investigación de muchos años de duración. En ella sería necesario estudiar las propiedades químicas (en especial las propiedades de la HO y del N) y físicas, y su influencia so­bre diferentes sistemas de cultivo y manejo de residuos en la región semi árida pampeana. Es deseable que los mismos estudios se realicen en u~ área adyacente vírgen, con vegetación nativa. Habría que apoyar la inclusión de otros especialistas, como ya se mencion6antes, para explotar al máxi­mo toda la información que pudiera surgir de una prolongada experiencia como la mencionada.

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PROPIEDADES QUIMlCAS y FISICOQUIMICAS

Autores (*)

S. G. de Bussetti

E. A. Ferreiro

(*) Profesores Universidad Nacional ,del Sur.

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RESUMEN

Se caracteriza el problema de la alteración de las propiedades ~1micas y f1siooqu1a!

cas de los suelos debi-do a la intensificac10n de los c1clos. agrlcolas, proponiendo un

diagrama ~e reagrupa a los diferentes subtemas en base al esqueaa esbozado por la

COIIisión Asesora. El diagrama surge de los resultados de algunos trabct;jos réalba40s

en el exterior y télllbién en nuestro pals, concluyendo que las propiedades llE!DCionadas

comprenden los cambios en la materia orgánica, disponibilidad de nutrientes y conta­

minación por agroqubúcos.

La mayorla de los trabajos sobre el tema, que se han realbado en nuestro pals, se

han llevado a cabo por investigadores o profesionales del IN'lA. Numerosos de estos

trabajos se encuentran publicados en infoI'1lleS internos del INTA, razón por la cual

muchos de ellos no resultan accesibles a investigadores ajenos a esa institución.

Se propone intensificar el estudio del efecto de los aqroqu1aicos¡ fertilizantes y

berbicidas, sobre las propiedades qu1m1cas y fisicoquWcas del suelo (pH, Ha, Cle,

bases de intercambio y disponibll14ad de nutrientes), por ser estos insumos los que

produc1rin cambios más notables. TUlbién interesada conocer el efecto de la elec­

ción de los cul ti vos en sistemas de rotación que permitan recuperar las propiedades

de los suelos para obtener la más alta producción posible con un IÚlÚJIO de. degrada­

ción.

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CARACTERlZAClON

Generalmente.la subdivisión ensubtemas de uno principal, como el que nos ocupa, se efectúa para una mejor exposición de la información, pero pre­senta los inconvenientes propios de separar algunos que están estrechame~ te relacionados entre si. Asi puede entenderse que una deficiente condi­ción fisica puede limitar la actividad biológica y ésta no permite mostrar la fertilidad potencial del suelo por una nitrificación deficiente. Es por ello que para caracterizar el problema de la alteración del suelo por la intensificación de los ciclos agricolas en la pradera pampeana, se"propo­ne agrupar los subtemas de acuerdo al siguiente diagrama: (Ver página si­guiente) •

Como surge del diagrama, las propiedades quimicas y fisicoquimicas de los suelos comprenden cambios en la materia orgánica (MO) y sus efectos, dis­ponibilidad de nutrientes, otras propiedades fisicoquimicas y quimicas (pH, ClC, bases de intercambio, etc.) y contaminación por agroquimicos.

Para estudiar el efecto de los métodos de labranza sobre las propiedades quimicas y fisicoquimicas del suelo, se plantean comúnmente dos disefios experimentales:

- Toma de muestras en parcelas que se someten a distUrtxe métodos de labranza y/o diferentes cultivos, durante un determinado tiempo, analizándose las propiedades al inicio y al final del experimento;

- se toma como referencia suelos de iguales propiedades, sometidos bajo determinados métodos de labranza y/o diferentes cultivos du­rante un periodo determinado, en los cuales hay praderas naturales, la que se toma como dato inicial.

En el primer caso se obtienen valores ab~olutos de los tratamientos, en tanto que el segundo da valores comparativos o relativos. El factor tiem po puede ser decisivo en elegir uno u otro disefio.

Algunos trabajos, cuestiones o problemas sobre el tema aparecen poco o no aparecen nunca en las presentaciones espontáneas para pedidos de subs~s debido a que es dificil amoldar estos temas de largo plazo de estudio a la modalidad de solicitud de subsidios del CONlCET.

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ALTERACION DEL SUELO

FACTORES SOCIO-AGRICULTURA ECONOMICOS DE-

CONTINUA SENCADENANTES

METODOS

DE LABRANZA

DEGRADACION DEGRADACION

FISICA QUIMICA

/ '" / ~ FISICA DE PROPIEDADES ASPECTOS

SUELOS MAQUINARIAS QUIMICAS y

FISICOQUIMICAS BIOLOGICOS

) I ~ DINAMICA CAMBIOS DISPONIBILIDAD DEL AGUA EROS ION EN LA MO DE NUTRIENTES

7 ~ EOLICA HIDRICA CONTAMINACION

DEL SUELO POR AGROQUIMICOS

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ANTECEDENTES

La agricultura moderna tiene algunas posibilidades para intensificar la producción; algunas de éstas, sin embargo, son consideradas como trata­mientos extremos. Con la intención de juzgar estos métodos más objetiv~ mente se realizan experimentos a campo para investigar la influencia de procedimientos extremos de aplicaciones de herbicidas, tratamientos de fertilización y rotación de cultivos sobre el mantenimiento de la fert! lidad del suelo. No sólo se analizan los efectos directos entre los pri~ cipales tratamientos sino también las interacciones entre tratamientos, especialmente aquellos entre diferentes dosis de herbicidas y tipos de rotación o tratamientos de fertilización.

El agotamiento de los nutrimentos de los suelos para las plantas, la co~ taminación biológica o química, la salinización o alcalinización por el riego;. producida por el hombre sobre las tierras dedicadas a la agricul tura, es el efecto negativo, que entendemos hoy por degradación. Existen datos de sistemas reales que cuantifican la degradación producida, pro­vienen ellos de esrudios de muestreo de situaciones contrastantes, para suelos previamente definidos mediante un reconocimiento, pero en algunos casos faltan o escasean trabajos experimentales con la continuidad nece­saria como para confirmar ciertos resultados que afectan a las propied~ des del suelo.

Puede incluirse que el mantenimiento en un grado óptimo de las propieda­des químicas y fisicoquímicas no constituyen en sí mismo un fin, sino que es un medio aceptable para asegurar la fertilidad de los suelos con la finalidad primordial de obtener la más alta producción posible con un mínimo de degradación.

Para complementar lo anteriormente expresado se citan algunas publicaci~ nes de trabajos realizados en el exterior:

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ES'I'ADO ACTUAL DEL CONOCIMIENTO EN EL PAIS

Por varias razones, pero principalmente por la evolución de los costos y peneficios. en los últimos años la agricultura fue creciendo no solo en extensión sino en intensidad. Es así que la agricultura continua se va difundiendo en la región pampeana y junto a este cambio e intensifi-

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cación en el manejo de los suelos, son varios los insumos que participan de la transfoY~ación. Los herbicidas yagroquimicos en general, se difu~ den con los cultivos agrícolas y causan importantes modificaciones en el medio como lo demuestran Hein y López (1983). El empleo de métodos de la­branza no apropiados y reiterados ocasiona la degradación del suelo.

Puricelli (1985) considera la degradación quimica y física, pero más par­ticularmente a esta última como el proceso degradatorio más común en la región pampeana como consecuencia de esta agricultura rutinaria y no res­titutiva. Ha observado casos de este tipo desde el norte de Santa Fe has­ta Carmen de Patagones, y desde Buenos Aires hasta San Luis, es decir ha~ ta donde llegó la agricultura. En la región sureste de Córdoba, Tallarico y Puricelli (1983) mostraron que los suelos estaban afectados por degrad~ ción química y fisica producida por solo 6 años de cultivo contínuo.Otros autores (Schweizer y colab., 1973) encontraron una importante disminución del contenido de MO en el horizonte superficial de los suelos bajo rota­ción y monocultivo con respecto al virgen. Para esos mismos suelos, Pani­gatti (1975) afirmaba "el manejo del suelo, practicado al norte de la zo­na pampeana ha producido una acidificación del horizonte Al y ha disminu! do la MO, Ca, Mg, CIC y C/N". Informa además que las modificaciones en P y K solubles son despreciables y se mantienen valores altos independient~ mente del manejo de más de 50 años. Galetto (1984) estableció la evolución del pH, MO y N en el horizonte superior de suelos de la serie Pergamino. Todos los valores disminuyen bruscamente en los primeros años para luego cambiar la velocidad de degradación hasta un cierto nivel estacionario en un período de 25 años.

Considerando el conjunto de los parámetros estudiados para evaluar las di ferencias entre suelos con pasturas y agricultura continua, se observa que existe una estrecha relación entre los mismos y el manejo. Tanto los par! metros físicos, quimicos como biológicos manifiestan el mejoramiento que se produce en los suelos con las pasturas y el deterioro ocasionado por la agricultura contínua. El común denominador de los trabajos más recien­temente realizados que se han analizado, cuantifican la variabilidad de las propiedades quimicas y fisicoquimicas (MO, pH, CIC, bases intercamtda~ tes, P, N. Y S) con la intensDñcación de los ciclos agrícolas en la prad~ ra pampeana.

Existen en la actualidad trabajos de investigacion sobre el tema propues­to, prácticamente la mayoría de ellos han sido realizados por investigado res y/o profesionales de las estaciones experimentales del INTA, organis= mo éste que cuenta con los medios adecuados para llevar a cabo este tipo de investigaciones. Numerosos de estos trabajos se encuentran publicados en informes técnicos internos del INTA y en informes técnicos de los gru­pos CREA (Consorcios Regionales de Experimentación Agrícola), y los mis­mos no se encuentran en todas las bibliotecas, razón por la cual muchos de ellos no son accesibles para quienes esto escriben.

Como síntesis del análisis de la información existente, de los trabajos

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publicados y de la investigación en marcha, surge que no existen estudios o planes a largo plazo, analizapdo un periodo prolongado donde se han praE, ticado diversos manejos de suelos en toda la 'extensión de la pradera pam­peana. Hasta donde nosotros sabemos, solo la parte norte de la extensa pr~ dera pampeana, y abarcando un área de 5.000.000 .ha, comprendidas entre el norte de Buenos Aires, sureste de Córdoba, suroeste de Entre Rios y el sur de Santa Fe, se está considerando el desarrollo y difusión de tecnologias conservacioni:s.tas por el INTA, mediante el "Proyecto de Agricultura Perma­nente" aprobado en abril de 1986.

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PROPUESTAS Y PRIORIDADES

El fijar objetivos como extender la frontera agrícola para alcanzar cier tos niveles de área sembrada o de millones de toneladas de producción puede tentar a muchos en el corto plazo, pero de llevarlo a cabo con una tecnología desacertada es comprometer seriamente la integridad de nues~ recursos naturales, principalmente suelo yagua. En relación a la degra­dación de los suelos, es factible prever que a más largo plazo puede agra varse la situación, si bien en algunas zonas podría esperarse un mejora-­miento debido al empleo de labores .conservacionistas lo que provocaría un restablecimiento de las propiedades físicas (mayor estabilidad estructu­ral y por lo tanto mejor captación y retención del agua de lluvia) y qui micas (mayor disponibilidad de nutrientes a través de la acumulación de­MO y mayor residualidad de los fertilizantes). Ademá~, estas. tecnologías

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implican el empleo de insumos que pueden considerarse estratégicos, entre ellos, los herbicidas, ya que mediante su utilización se reemplazan algu­nos laboreos convencionales que deterioran el suelo; y también el uso de mayores cantidades de fertilizantes para restituir la fertilidad química a los suelos.

Es por lo anteriormente expresado, que la prioridad y el objetivo de la investigación actual y futura debería estar orientada a estudiar el efe~ to de fertilizantes y herbicidas sobre las propiedades químicas y fisic~ químicas del suelo (pH, MO; crc, Bases de intercambio y disponibilidad de nutrientes). También seria deseable orientar la investigación para d~ terminar como ciertos niveles de las principales propiedades del suelo influyen en los rendimientos, además de evaluar como se modifican aque­llas con la agricultura continua, y todo esto hacerlo extensivo para una más amplia zona de la pradera pampeana, ya que la información con que a~. tualmente se cuenta comprende áreas muy limitadas, casi puntuales,y por lo tanto, incompleta.

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DISPONIBILIDAD DE NUTRIENTES

Autor (*)

J. Ph. Culot

(* ) Dr. Prof. Fac • Ciencias Agrarias. Balcarce - tJNMp.

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RESUMEN

Una apreciación sintética del estado nutricional actual de los suelos de la pradera pampe~ na sometidos a la explotación agrIcola indica una deficiencia de nitrógeno generalizada,

particularmente para los cultivos de invierno, a1 cabo de unos pocos años de agricultura continua. La deficiencia de nitrógeno se incrementa hacia el oeste, a menudo enmascarada

por los frecuentes stress hldricos que limitan los rendimientos. La deficiencia de fósf~ ro es frecuente, inclusive en los suelos poco cultivados en la pampa interserrana, y tod~

vía más esporádica en la pampa ondulada. El estado del potasio es generalmente alto a muy alto, con niveles superiores a lmE/IOO g. Existen deficiencias de magnesio en avena en el sudeste de la Provincia de Buenos Aires. Azufre es generalmente adecuado, aunque haya in­formes de deficiencia en hapludoles énticos. El nivel de micronutrientes manganeso, moli~ deno, boro, zinc y hierro es satisfactorio y existe sospecha de posible deficiencia de c2 bre en cultivos sensibles.

Los procesos simultáneos en los cuales el nitrógeno mineral y orgániCO del sue~o se ven involucrados constituyen lIneas de investigación que tradicionalmente han sido llevadas

por grupos separados y en forma paralela, lo que ha impedido comprender y cuantificar la circulación del nitrógeno en su conjunto en los suelos pampeanos.

La evaluación de la disponibilidad de fósforo cuenta con un método emplrico ra~,~nableme!! te confiable, parcialmente respaldada por un método que considera la capacidad \ regulado­ra de fósforo del suelo.

Las investigaciones deberIan dirigirse hacia:

el estudio con enfoque sistémico de la circulación del nitrógeno en el ambiente de

la pradera pampeana,con miras a desarrollar modelos predictivos sobre el comporta­miento del nitrógeno en respuesta al manipuleo agrIcola-ganadero en los distintos modulos que constituyan el sistema.

- el estudio del comportamiento del fósforo del suelo en relación con la intensifica­

ción de los ciclos agrIcolas y la fertilización para optimizar el uso de los fert,! lizantes dentro de los sistemas productivos.

- el desarrollo de métodos que permitan delimitar áreas con deficiencias potenciales

de azufre, que limiten el rendimiento y/o la calidad de los productos agrícolas.

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INTRODUCCION

La pradera pampeana desde el inicio de su utilización para fipes agríc~ las hace un siglo atrás, ha sido considerada como muy fértil, entendié!!, dose por ello el mantenimiento de un alto potencial productivo en ausen cia de fertilización y/o encalado.

La base de la fertilidad de sus suelos se encuentra en el entorno físi­co químico-general, heredado del loess y de la formación bajo vegetación herbácea, con su' acidez moderada, su alto contenido de bases y de mine­rales intemperizables, su materia orgánica abundante y dominada por áci dos húmicos y huminas. La materia orgánica, bien distribuida en profun­didad, juega un papel fundamental en estos suelos a través de la regul~ ción del suministro de nitrógeno, fósforo y azufre, y el mantenimiento en la capa arable de una estructura granular de la cual depende una po­rosidad y aireación favorables al laboreo y al establecimiento de las sementeras.

ANTECEDENTES Y CONOCIMIENTO GENERAL

Hasta fines de la década del cincuenta, las reservas de nutrientes del suelo y el retorno frecuente de las tierras agrícolas a praderas pluri~ nuales dominadas por alfalfa fueron aparentemente suficientes para man­tener un flujo adecuado de nutrientes para ,las cosechas, acorde con el potencial de rendimiento de las variedades y cultivos de aquella época. (Hall y et al.en prensa)

Sin embargo, la situación ha cambiado. Con una disminución gradual de las reservas de nutrientes, la reducción e inclusive la supresión de los ciclos pastoriles con leguminosas en la rotación, y una demanda mayor de nutrientes asociada con mayores potenciales de rendimiento y nuevos cu! tivos como la soja, las deficiencias de nitrógeno y fósforo ya se han hecho más comunes. Una exportación anual de 35 millones de T de grano significa también una extracción aproximada de 1.603 x 103 T de N, 207 x 103 T de P (equivalente a 1.030 x 103 T de Super 111) 946 x 103 T de K, 233 x 103 T de Mg y 166 x 103 T de S, de lo cual solo se repone me­nos de 10' del N y del P por fertilización. No debe extraña~e entonces que la frecuencia de deficiencias vaya en aumento, como se está observan do tanto en la pampa ondulada como en la pampa interserrana.

Una cuantificación de esta tendencia sin embargo no ha sido posible sal­vo en contadas oportunidades, por que no se puede saber a ciencia ciert~ cuanto en esta aseveración le corresponde al fenómeno apuntado, y cuanto a un conocimiento geográficamente más amplio y denso del estado nutrici~ nal de los suelos pampeanos. A ello hay que agregar las cuantiosas pérdi das de nutrientes que acompañan las pérdidas de suelo por erosión (Irur­tia y et al., 1985) las que fueron estimadas con referencia a condicio­nes pristinas en la pampa ondulada entre 21 a 56% del nitrógeno total y

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10 a 84% del fósforo disponible, junto con una disminución del pH de 0.5 unidad, que refleja una importante pérdida de bases de intercambio, pri~ cipalmente calcio. El nitrógeno total del suelo es considerado un buen parámetro para medir las pérdidas de fertilidad la que, se comprobó, no se restituye con pasturas de graminea. (Tallarico y Puricelli, 1983) .Sin embargo, la falta de referencias sobre la calidad pristina de los suelos dificulta las interpretaciones.

Una apreciación sintética del estado nutricional actual de los suelos de la pradera ·pampeana sometidos a l.a explotación agrícola indica una defi ciencia de nitrógeno generalizada, .particularmente para los cultivos de invierno, al cabo de tinos pocos años de agricultura continua. La defi­ciencia de nitrógeno se incrementa hacia el oeste, a menudo enmascarada por los frecuentes stress hídricos que limitan los rendimientos. La de­ficiencia de fósforo es frecuente, inclusive en los suelos poco cultiv~ dos en la pampa interserrana, y todavía más esporádica en la pampa ond~ lada. El ertado del potasio es generalmente alto a muy alto, con niveles superiores a lmE/lOO g. Existen deficiencias de magnesio en avena en el sudeste de la provincia de Buenos Aires. Azufre es generalmente adecua­do, aunque haya informes de deficiencia en hapludoles enticos (Culot, 1986). El nivel de micronutrientes manganeso, molibdeno, boro, zinc y hierro es satisfactorio, (Silampa, 1982). Hubo informes de deficiencia de cobre en alfalfa y existe sospecha de posible deficiencia de cobre en cultivos sensibles.

Los métodos de diagnóstico desarrollados para evaluar la fertilidad ni­trogenada y fosfatada toman en cuenta la historia agrícola previa de es te lote (e.a.Berardo et al. 1980; Barberis, 1983), prueba del rápido­agotamiento de las reservas disponibles como consecuencia del uso agrí­cola. Inclusive la variable años de agricultura es un parámetro general mente considerado en las funciones de producción desarrolladas para ex­plicar lbs rendimientos de los cultivos. (e.a. Novello y et al. 1972; Darwich, 1980).

ESTADO ACTUAL DE LAS INVESTIGACIONES

Nitrógeno

Sin duda, este es el nutriente que más limita la producción agrícola en la pradera pampeana y el que ha concentrado el máximo peso de la inves­tigación, principalmente para encontrar una metodología de evaluación de las necesidades de fertilización. Partiendo de la consideración de que

+ hay una demanda de nitrógeno mineral (N03 o NH4) a satisfacer que es d! rectamente proporcional a la producción de materia seca por parte de los cultivos, se requiere de un método de evaluación que, en primera instan cia, estime si la oferta de·nitrógeno mineral será suficiente durante -todo el ciclo productivo, y en caso contrario, calcule en cuanto suplir la con fertilizantes. -

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La oferta se puede contabilizar a partir del análisis del nitrógeno mine ral presente en el suelo en la época de la siembra y de una estimación del aporte que tendrá lugar durante el período de crecimiento por miner! lización del nitrógeno orgánico. Por supuesto que el' cuadro se complica si se considera que durante este período"pueden ocurrir pérdidas por l! vado, volatilización y denitrificación; interferencias por inmovilizacün del nitrógeno mineral por parte de la microflora, y también ganancias por aportes pluvi~les y fijación libre o simbiótica. Cabe tener presente que estos procesos son muy dependientes de las condiciones edáficas y climá­ticas, particularmente temperatura, precipitaciones, y alternancias de épocas secas y húmedas, y de manejo.

Es evidente que frente a este panorama sólo un enfoque sistémico es sus­ceptible de aproximarse a una solución holística aplicable al conjunto de las situaciones que se encuentran en la pradera pampeana, el que tod! via no se ha planteado, y esta falencia explica las contradicciones que existen entre las conclusiones que se sacan de los enfoques parcial iza­dos que caracterizan las investigaciones sobre el tema en esta región.

El análisis de nitrógeno mineral presente en el suelo a la siembra hasta la profundidad de por lo menos 60 cm es un indice parcial de la disponi­bilidad de nitrógeno para el cultivo subsiguiente, (e.o. Senigagliesi y et al.1986¡ Novello y et al. 1980; Barberis, 1983) particularmente inte­resante en el caso del cultivo de trigo en su región ecológica 11, pero de importancia más relativa en años lluviosos en su región IV, debido a un proceso de lavado cuya cuantificación no ha sido todavia esclarecida. (~erardo y et al. 1980).

Numerosos experimentos (e.o. Berardo y Maneiro, op.cit., Senigagliesi op. cit.¡ Vivas et al. 1980) fueron y siguen siendo establecidos para eva­luar como las condiciones de manejo influyen sobre la acumulación de ni­tratos en el suelo en el periodo anterior a la siembra. Los resultados sin embargo, no pueden generalizarse mientras no se esclarezcan lospa­rámetros del proceso de lavado de nitratos y se tenga al menos una apr2 ximación al proceso de inmovilización.

Los conocimientos parecen más confusos todavia respecto de la contribu­ción de la mineralización a la nutrición nitrogenada de los cultivos,d~ rante su desarrollo.

Una linea de investigación trata de utilizar un método estandarizado de incubación en laboratorio de muestras de suelo para estimar el potencial de mineralización de nitrógeno orgánico, bajo el supuesto que de darse condiciones favorables al crecimiento también lo serian para la minera­lización, cuya intensidad, todas condiciones iguales es firmemente depe~ diente de la concentración de sustrato. Utilizando el nitrógeno potencial mente mineralizable como índice a veces en combinación con el nitrógeno inicial mineral se ha logrado en algunos casos y en ambientes rest~

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explicar y predecir la respuesta a la fertilización de los cultivos. Sin embargo a falta de conocimiento y monitoreo de los demás procesos en los cuales se ve simultáneamente involucrado el nitrógeno mineral, este mét~ do de diagnóstico no es de aplicación universal. Tal es así que en la práctica el diagnóstico de la demanda de fertilizantes nitrogenados muy a menudo se apoya en métodos empíricos indirectos tales como historia cultural y de manejo previo combinado con análisis de caracterización g~ neral de los suelos como materia orgánica y textura. Los métodos sustitu tos al nitrógeno potencialmente mineralizable, tal como fracción liviana o lábil, padecen de la misma restricción.

Los procesos simultáneos en los cuales el nitrógeno mineral y organ~co del suelo se ven involucrados constituyen líneas de investigación que tradicionalmente han sido llevadas por grupos separados y en forma par~ lela. Esto da lugar a una atomización de esfuerzos de poca tasa interna de retorno. Deberían ser canalizados en proyectos de investigación int~ grados, basados en un enfoque sistémico para que el problema realmente importante de la circulación del nitrógeno en el suelo pampeano pueda ser comprendido y cuantificado y los efectos de la intervención de las prác­ticas agrícolas en esta circulación, puedan ser previstos de antemano y optimizados.

Fósforo

La evaluación de la disponibilidad de fósforo de los suelos pampeanos ha sido objeto de numerosas investigaciones y experimentaciones en los últi mos años, encontrándose una razonable correlación entre el contenido de fósforo soluble medido por el método Bray I y la respuesta a la fertili­zación de los cultivos. La calibración del método a nivel regional para distintos cultivos ha permitido desarrollar un método de diagnóstico de la fertilización razonablemente confiable.

El método ha sido utilizado para realizar el un~co relevamiento sistemá tico de disponibilidad de un nutriente que se haya realizado en la re­gión, encontrándose que existen tres grandes áreas en cuanto a disponi­bilidad de fósforo, con suelos deficientes « 10 ppm) al este y al sur este, medianamente bien provistos (10-20 ppm) en el centro y altamente provistos ( > 20 ppm) en el norte y oeste (Darwich, 1980). Dentro de e~ tos límites, existen variaciones sistemáticas locales, poco estudiada~, desconociéndose también la causa de la zonificación observada. Por eje~ plo, cuando se estudió la relación entre P total y P inorgánico total an P disponible se encontraron bajos coeficientes de correlación (.21 y .l~ respectivamente) solo significativos por el gran número de muestras ana lizadas (Tallarico et al. 1983).

En cuanto al nivel de las reservas de fósforo, estudios esporádicos di­versos indican que los contenidos de fósforo total varían entre 260 y 800 ppm con una proporción de P orgánico comprendido entre el 35 y el

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75% según el contenido de materia orgánica. El fraccionamiento del f6sfo ro mineral en sus compuestos solubles y ligados al hierro, aluminio y calcio también ha sido objeto de estudios varios y dispersos. Los resul tados no han arrojado todavía información útil para fines explicativos o de diagnóstico, probablemente en razón de la falta de una hipótesis explicita que guie la selección de las muestras de suelo estudiadas.

El fósforo orgánico es una fuente de fósforo mineral para la solución del suelo a través de la hidrólisis enzymática, y se ha demostrado que la aE tividad de la fosfatasa se halla reprimida en presencia de iones,fosfato, lo que limita el aprovechamiento del fósforo orgánico como fuente de nu­triente, (Navarro, 1978). Esta línea de investigación merecería ser pro­fundizada. La línea de investigación consistente en utilizar criterios físico-químicos para la evaluación del estado del fósforo en el suelo (potencial fosfato, valor E, isotermas a absorción) ha sido explorada en forma esporádica (e.o. Mendoza, 1986; Gioffré de López Camelo, 1984),ce~ trandose principalmente en los aspectos metodológicos. Curiosamente, no se ha utilizado las isotermas de solubilidad para determinar la estabil! dad relativa de los compuestos de fosfatos formados a partir de fertili­zantes, ni para estimar su efecto residual. Recientemente, resultados pr~ misorios fueron obtenidos con un método de evaluación de la disponibili­dad de fósforo del suelo que toma en cuenta la actividad del fosfato en la solución y la capacidad reguladora de fósforo del suelo (Bolaño, 1983). Ello permite calcular la fertilización necesaria para lograr una "concen­tración ajustada" de fósforo predeterminada, la que se selecciona según los cultivos. De confirmarse los resultados obtenidos, y todavía no publ! cados (Bolaño et al. 1988) el método podría llegar a complementar el m! todo de Bray, dado que se apoya sobre bases teóricas más sólidas que este último.

Azufre

La deficiencia de azufre se ubica en segundo lugar después del fósforo como factor limitante del crecimiento de leguminosas en la región pampe~ na, siendo detectada esta deficiencia en ensayos de maceta según la téc­nica del elemento faltan te y confirmada en experimentos a campo en suelos hapludoles énticos, (Romero et al. 1974). Aún cuando no hay evidencias obtenidas en condición de campo, la deficiencia se manifestó también so bre argiudoles de la pampa interserrana en rye grass en condición de in­vernáculo, (Echeverría y Navarro, 1983). Se hipotetisa que en el futuro el cultivo de trigo podría llegar a responder a la fertilización con azu fre, ya que se detectaron niveles bajos de sulfatos estractables en'alg~ nos suelos (Culot, op.cit.) y plantas de trigo (Rossell et al. 1986).

Sin embargo, en análisis de azufre de 110 muestras de grano de trigo feE tilizado con nitrógeno oriundo de las regiones trigueras del país, no se pudieron detectar áreas de deficiencia de azufre o de desequilibrio de la relación N/S que pudiera hacer sospechar situación límite respecto de una

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deficiencia potencial (San Mart!n et al. 1988) y solo se encontr6 una leve deficiencia en dos localidades. Este cuadro probablemente justifi­que intensificar algunas investigaciones en el tema con miras a ampliar la informaci6n existente, particularmente en situaciones de intensa ac­tividad agrícola.

Potasio

La disponibilidad de potasio en los suelos de la reg~on pampeana no ha sido tema de mayor preocupaci6n, debido a los altos niveles observados. Inclusive se ha mencionado posible exceso de este nutriente, relacionáE, dolo con desequilibrios en la absorci6n de magnesio en avena y pasturas (Culot et al. 1964; Barberis y Mizuno, 1968). Los valores de potasio intercambiable raramente se encuentran por debajo de 0.8 mE/lOO g, nivel considerado más que satisfactorio para una correcta alimentaci6n de los cultivos, inclusive los más exigentes como la papa y la alfalfa. Esta conclusi6n ha sido generalmente confirmada en experimentos en macetas por el método del elemento faltante (resultados inéditos de las E.E.A. de Paraná, Balcarce y Anguil). Inclusive los pocos experimentos de fer­tilizaci6n potásica realizados a campo corroboran la falta de respuesta e inclusive el efecto negativo en el caso del cultivo de trigo, (Fonall! ras, inédito).

En cuanto al poder regulador del potasio de los suelos de la pradera p~ peana, solo contados estudios lo tienen contemplado, encontrándolo muy variable (Mizuno et al. 1976; Andreoli y Peinemann, 1983) sin que el significado de esta situaci6n haya sido explicitado en términos de prog­nosis de comportamiento futuro frente a alternativas de manejo.

Otros nutrientes y micronutrientes

Como fue señalado anteriormente, estas líneas de investigaci6n han mer! cido poca atenci6n en la pradera pampeana, basándose solo en análisis en suelos y tejidos vegetales y en experimentaci6n de macetas eninvernácu lo por el método del elemento fa1tante. No han demostrado la carencia -, acentuada de alguno de ellos, raz6n por la cual solo se continua en es· tas líneas de investigaci6n en forma esporádica.

PROPUESTA Y PRIORIDADES

Estas son el corolario del análisis anterior y se pueden sintéticamente resumir de '¡a siguiente forma:

- Estudio con enfoque sistémico de la circulaci6n del nitr6geno en el ~ biente de la pradera pampeana, con miras a desarrollar modelos predic-

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tivos sobre el comportamiento del nitrógeno en respuesta al manipuleo agrícola-ganadero, en los distintos módulos que constituyan el sistema.

- Comportamiento del fósforo del suelo en relación con la intensificación de los ciclos agrícolas y la fertilización para optimizar el uso de los fertilizantes dentro de los sistemas productivos.

- Desarrollo de métodos que permitan delimitar áreas con deficiencias ~ tenciales de azufre, que limiten el rendimiento y/o la calidad de los productos agrícolas.

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J

INFLUENCIA DE METODOS DE LABRANZAS Y ROTACIONES DE CULTIVOS.

RECUPERACION DE LAS PROPIEDADES ALTERADAS

Autores (*)

Carlos Senigagliesi

Víctor Zeljkovich

(*) Ings. Agrs. EEA Pergamino. INTA.

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EFECTOS DE LA AGRICULTURA CONTINUA

La intensificación de las actividades agrícolas sobre las ganaderas ha si do un proceso que se produjo en la región pampeana en las dos úitimas dé­cadas, especialmente en el área central o región maicera típica a que ha­ce referencia principalmente este informe de unas 5.000.000 ha en donde la superficie con agricultura creció a una tasa del 4% anual desde 1970/71 a 1984/85 (INTA-PAC, Documento del proyecto).

El mayor uso del suelo se realizó sin cambios importantes en las técnicas de producción de los 'cultivos. Este sistema estractivo y degradatorio se caracteriza por una falta de rotaciones o secuencias planificadas de cul­tivos, laboreos excesivos y escaso uso de fertilizantes.

En cuanto a las rotaciones, se pasó de esquemas mixtos con 4 a 5 años de pasturas seguidos de un período de 4 a 8 años de cultivos, a secuencias contínuas de cereales y oleaginosas anuales. En cuanto a éstos, el maíz ha sufrido una caída constante en la superficie sembrada desde comienzos de la década del 70, con una tasa negativa de 53.000 ha por año. En cam­bio la soja creció espectacularmente a razón de 128.000 ha/año. r.l trigo también creció hasta los primeros años de la década del 80. Es decir que en un área netamentemaicera pasó a predominar el doble cultivo trigo/s~ ja y últimamente soja como único cultivo anual.

Las labranzas utilizadas son las denominadas convencionales. Se I!mplea el arado de rejas como labor fundamental, las rastras de discos pard iniciar el laboreo del rastrojo y para refinar el suelo, la rastra de dilmtes, el rolo y el rabasto, para preparar la cama de siembra. El número de labores es muy elevado, especialmente con el doble cultivo y por lo tanto la agr~ sión al suelo y el tiempo en que permanece descubierto.

¡

Escasamente se fe~tiliza el 8% del maíz y el 16% del trigo no utilizándo­se ningún tipo de fertilizantes en la soja.

El efecto degradatorio de este tipo de sistemas es bien conocido especia! mente en el tipo de suelos que predomina en el área. Varios autores en el país han analizado los efectos sobre el suelo de la intensificación de la agricultura. Casas,1984; Puricelli 1985 y Panigatti y Hein, 1985, entre otros, efectuaron recopilaciones sobre la información disponible. En tér­minos generales se puede resumir que los principales efectos sobre el sue lo de la agricultura continua con métodos convencionales son:

• Reducción de la estabilidad de los agregados en la capa arable, en has­ta un 80% respecto al suelo original. Los datos son muy variab~_es depe~ diendo del tipo de suelo, intensidad y duración del ciclo agrícola, etc •

• Densificación del suelo. Presencia de capas endurecidas como pisos de arado, pisos de discos.

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• Reducción de los poros de mayor diámetro e incremento del número de~ ros de menor diámetro.

• Pérdida de materia orgánica en la capa arable. ,De 4 a 5% que tenían los suelos en su condición original,' actualmente se encuentran entre un 2,5 a 3,5% como valores más frecuentes. Tanto la pérdida de materia orgá­nica como de estructura es mucho más rápida en los primeros años de:' los ciclos agrícolas, tendiendo 'a estabilizarse con el tiempO.

Pérdida de nutrientes. El nitrógeno sigue básicamente la misma tenden cia que la evolución de la materia orgánica y es el nutriente cuya d~ ficiencia es generalizada en los cereales. El fósforo aparece última­mente como deficiente en un gran número de lotes, especialmente para el trigo. Entre la información recopilada en 1978 (Darwich, 1980) y 1986 (Senigagliesi, 1987), se observa un incremento de las áreas don­de predominan valores inferiores a los 10 ppm de P disponible. No hay evidencias sobre el efecto en otros macro o micronutrientes.

• Degradación de las propiedades biológicas. Santanatoglia y Fernandez, 1983; Schweizer, 1976 (citadas por Panigatti, 1985), informan sobre' la reducción de la cantidad de microorganismos (amonificantes, nitri­tadores, nitratadores, azotobacter, amilolíticos, celulolíticos,etc.).

• Ligero aumento de la acidez; los datos muestran reducción de 0,5 a 1 unidad de pH.

Las consecuencias inmediatas de esos efectos sobre el sue,lo se traducen en una disminución en la eficiencia del uso del agua y de la cantidad de nutrientes para los cultivos.

El agua de lluvia en un suelo degradado no infiltra a la misma velocidad que en un suelo bien estructurado. Tanto en el extranjero (Manering et al, 1968) como en el país, {Schweizer, 1976; Garay, 1986) evaluaron la reduc ción'muy importante de la infiltración en función de la intensidad del -uso del suelo. El encostramiento superficial es una de las principales causas de esa reducción de la infiltración.

El impacto de la gota de lluvia desprende las partículas más finas, que quedan en suspensión y se depositan en la superficie, sellando los esp~ cios libres. Al desecarse se cementan reduciendo la conductividad hidráu lic~ hasta 800 veces {Awadhwall, 1985; Norton et al, 1985}. Este fenóme no afecta también la implantación de los cultivos limitando la emergen= cia de las plántulas o extrangulándolas si ya están emergidas.

El agua que no infiltra escurre hacia las partes bajas. En Paraná, se ene.ontró que bajo condición de lluvia natural en un suelo en pendiente moderada, los cultivos en hileras, con tecnología convencional, sembra

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dos a favor de la pendiente, . incrementaron dramáticamente las pérdidas de agua y suelo respecto a suelos rotados con praderas (Nani et al, 1980).

El predominio de la soja agrava aún más el efecto de la agricultura cont! nua sobre el suelo. En comparación con el maíz, existe un retraso en la fecha de siembra de 30a 60 días, haciendo que el suelo permanezca desn~ do en la época de inicio de ocurrencia de precipitaciones en cantidad e intensidad de mayor erosividad. También se ha demostrado que la soja lu~ go de la cosecha deja el suelo mejor estructurado, pero a la vez más su­ceptible a la acción erosiva de las lluvias (Mc. Cracken et al, 1985).

La capacidad de producir nutrientes para los cultivos también se ve redu­cida. En Bafaela, comparando suelos bajo diferentes manejos se encontró que tanto la cantidad actual de NO) como la capacidad de producirlos en incubación se redujo en los suelos de agricultura continuada respecto a los de pasturas con alfalfa (Hein y Panigatti,1981).

En un ensayo de larga duración realizado en M.Juárez, se constató el aPOE te de materia orgánica y N total por parte de la alfalfa, después de por lo menos 3 años de crecimiento en suelos de agricultura continua con tri­go. También se comprobó la mayor producción de N disponible en los trata mientos bajo rotación con alfalfa (Bonel et al, 1980).

La degradación del suelo afecta el rendimiento de los cultivos. Existen numerosos antecedentes sobre la reducción de los rendimientos de cultivos de maíz y trigo en función del aumento de años de agricultura después de una pradera. Puricelli, 1985 cita resultados de evaluaciones a campo para trigo, las que siguen una tendencia parecida a la caída de la materia or­gánica. Senigagliesi et al, 1984 aportan datos sobre el maíz con una mer­ma de 137 kg/ha por año de agricultura continuada.

A nivel regional, los efectos de la degradación sobre los cultivos pueden estar enmascarados por otros aportes tecnológicos, como mejores materia­les genéticos, control de malezas, etc. No obstante, en el área de traba jo del PAC se observan cambios en la tendencia de los rendimientos. Desde 1970/71 hasta 1979/80, el rendimiento del maíz y soja creció a una tasa anual de 229 y 139 kg/ha/año respectivamente. En cambio entre 1980/81 y 1986/87, ~l incremento fue de 85 y 49 kg/ha/año respectivamente, lo que indica una reducción notable en la tendencia creciente de los rindes.

Sin embargo, esa reducción de productividad no ha hecho cambiar la moda­lidad de producir. La mayor rentabilidad de las actividades agrícolas ~ te a la ganadería ha sido la causa de la agriculturización (Peretti,1985) y aún hoy se mantienen vigentes en los niveles de producción medios (Plan maíz Convenio AACREA-cARGILL).

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LA TECNOLOGIA CONSERVACIONISTA EN AGRICULTUftA CONTINUA

Las condiciones socio-económicas vigentes indican que los procesos degr~ datorios deben revertir se principalmente por el mejoramiento de las téc­nicas de producción de los cultivos .grícolas.

El manejo del suelo mediante las l.branzas, las rotaciones o sucesiones de cultivos y la utilización de fertilizantes son las técnicas factibles de implementar.

Varios son los sistemas de labranzas conservacionistas que se pueden im­plementar en esta región, los que también suelen ser denominadas como l~ branza bajo cubierta de rastrojo, porque a diferencia de la convencional (L.C.) dejan el suelo cubierto con cierta cantidad de residuos del cult~ vo anterior. Entre los más difundidos está la 1abr.nza vertical, realiz~ da con implementos de corte vertical como el cincel y los cultivadores que no invierten el pan de tierra. Otro sistema es la labranza superfi­cial, que se realiza princip.lmente con implementos de discos. La siem­bra directa (S.D.) es la expresión máxima de la labranza conservacioni~ ta, ya que sólo se rotura una pequeña fr.nj. donde se depositan las sem~ llas, quedando todo el rastrojo en superficie. Existen además otras va­riantes o combinaciones de algunos de los mencion.dos anteriormente. Da­do que el laboreo convencional es el responsable en gran medida del det~ rioro de la estructura del suelo por la desagregación que causa entre ~ partículas, la compact.ción por acción de los implementos mecánicos y por el impacto de la gota de lluvia sobre el suelo (Larson y Osborne, 1982), las labranzas conservacionistas adquieren una importancia fundamental.

Comenzaron a desarrollarse en la década del 50, especialmente en los EE.UU, primero como una solución para regiones semiáridas y luego en z~ nas húmedas. Existen en ese país investigaciones de larga duración do~ de se ha estudiado en forma muy completa el efecto sobre el suelo y la productividad (Dick et al, 1986) y su utilización ha llegado a niveles muy significativos. En nuestro país en la región húmeda, los primeros e~ sayos de siembra directa fueron realiz.dos en Pergamino en maíz (Fagioli M., 1974), con resultados muy interesantes, pero lamentablemente estas investigaciones no continuaron. Recién en la década del 70 se instalan ensayos más complejos y de larga duración, con varios sistemas de labra~ zas en diferentes rotaciones de cultivos y con fertilización tanto en M. Juárez como en-.iZ.ergamino. En los últimos tiempos, se percibe un gran interés por la utilización de estas técnicas, siendo el grado de adopción satisfactorio luego de 2 años de una campaña intensiva de extensión (INTA­PAC, 1988).

Otras técnicas ensayadas han sido los abonos verdes. Esta fue una prácti ca difundida en las décadas del 50 y 60 cuando se empleaba. vicia como a; tecesor. del maíz, con resultados positivos sobre el rendimiento (Bokde­yCastells, 1971). Esta técnica se empleaba con el sistema convencional

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de labranza.s. El alto costo de la semilla y rendimient.os aleatorios en años secos, fueron entre otros motivos por los cuales se dejara de util! zarla. Con la crisis del petróleo, en EE.UU. resurge la idea de utilizar cultivos invernales (vicia, tréboles) como aporte de N y conservación del suelo. Generalmente se detiene el crecimiento con herbicidas y se siembra el cultivo con 5.0. Esta técnica se la'denomina cultivo de cobertura, di­ferenciándose del abono verde donde se entierra toda la masa vegetal. Los resultados en EE.UU. son muy alentadores (Hargrove, 1982) si bien no han adquirido una difusión muy significativa por el abaratamiento del petró­leo y por ende del fertilizante en los últimos años.

En Pergamino, se ha verificado también el buen comportamiento de la vicia, el trébol persa y el lupino antes del maiz y la avena o mezclas de avena y vicia para soja (Cordone y Hansen, 1984; Cordona et al, 1986).

Otra técnica que resulta de interés desde el punto de vista conservacio" nista es la intersiembra de cultivos. En el área se ha ensayado la de s~ ja en trigo, con buenos resultados productivos y económicos, deduciéndose un efecto positivo sobre la reducción de la erosión. Su difusión es a6n muy limitada.

En cuanto al impacto de las tecnologias conservacionistas sobre las pro­piedades del suelo, la mayor parte de la. información local proviene de los ensayos de larga duración de labranzas, secuencias de cultivos y fer tilización, cuyos principales efectos se resumen a continuación: .

* Propiedades Quimicas

La labranza conservacionista tiende a acumular materia orgánica en la su­perficie del suelo. Tanto en los diferentes ensayos conducidos en M. Juá­rez (Rosell y Andriulo, 1988) (Gallaher et al, 1987) Como en Pergamino (Hansen y Zeljkovich, 1982) muestran una mayor acumulación de carbono or gánico y Nitrógeno total en los' primeros 5 cm de suelo, en S.D. respect~ a L.C., mostrando los otros sistemas de labranzas valores intermedios. To mando toda la capa arable, las diferencias no son significativas por lo -que ocurre en realidad una redistribución con acumulación en la superficie. Esta información concuerda con la mayor parte de la bibliografía sobre el tema en regiones con similares condiciones (Dick et al, 1986; Blevins etal, 1983).

No solamente interesa la cantidad de material organ~co humificado,slln taro bién los residuos en diferente proceso de descomposición (mulch) que ofr; cen protección contra el impacto de la. gota de lluvia, reduce la evapora: ción, etc. En nuestras condiciones, con inviernos más benignos, se ha ob­servado que el rastrojo tiende a descomponer más rápidamente. Aún en los ensayos de 8 - 10 años, la acumulación no es tan importante. Parecería que es más importante el volumen del 6ltimo cultivo para lograr una adecuada protección del suelo. En este sentido los cereales, como el trigo y espe­cialmente el maíz, producen rastrojos más voluminosos. Los cultivos de co

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bertura, al aportar de 3 a 7 tn/ha de materia seca pueden ser una impor­tante alternativa para los suelos más erosionables y/o más degradados. De todos modos este es un tema que' requiere mayor investigación.

El N sigue una tendencia similar a la materia orgánica, observándose en S.D. una acumulación en la parte superficial. La cantidad de N dispo~a (N03) en cambio es menor respecto a una labranza con remosión del suelo. Esas diferencias se manifiestan aún hasta 1 m de profundidad indicando que la remos ión juega un papel muy importante en la nitrificación (Hansen yZeljkovich, 1982; Daniel et al, 1984). De todas maneras, la cantidad de . N disponible en S.D. es aún muy alta. En estos ensayos se muestran que el maíz sin fertilización con N, rinde más de 5.000 kg/ha.

Las leguminosas invernales pueden aportar N al sistema; Cordone y Hansen, 1984, informan que la vicia produjo una respuesta del maíz equivalente a 60 kg/N/ha. Aunque se la utilizó como cultivo de cobertura, se constató que el aporte de N se produce pocos días después de haberse efectuado el desecado quimico, encontrándose diferencias en el contenido de N03 en el suelo poco después de la siembra del maíz.

Si bien se ha constatado en nuestro país que a medida que se reducen las labranzas, mayor es la respuesta de los cultivos (trigo-maíz) a N y que con leguminosas de invierno, la respuesta es menor (en maíz), poco se ha cuantificado en relación a dosis, tipo y forma de aplicación de fertili~ zantes con N en labranzas conservacionistas.

En cuanto al efecto de las labranzas sobre el contenido de P los result~ dos locales no son completamente concluyentes. Para los ensayos de M.Ju! res, Rosell y Andriulo 19S8, no encontraron diferencias significativas e!!, tre L.C. y S.D., aún en los,primeros 5 cm de suelo considerando el P org! nico, inorgánico y total, fncontrando en cambio mayor cantidad de P es­tractable en S.D •• Gallahér 1987, en cambio, reporta contenidos bastantes similares entre sistemas analizados. Hansen y Zeljkovich, 1982 en Perga­mino, reportan mayor cantidad de P disponible en S.D. respecto a L.C. en los primeros 5 cm.

Respecto a otros nutrientes, la información disponible es mucho menor. Gallaher, 1987, reporta una tendencia a mayores contenidos de K, Ca, Mg y S en S.D. en la capa superficial.

Respecto al pH, Rosell y Andriulo, 1988 reportan un valor significativa­mente más bajo en S.D. respecto a convencional (diferencia de 0,3 pH). Valores muy similares se observaron en Pergamino (Hansen y Zeljkovich, 1982) especialmente en las parcelas fertilizadas.

De todas maneras, las diferencias no son de la magnitud de las reporta­das,en otras partes del mundo. Thomas et al, 1981 informan gue después de cinco años de S.D. con altas dosis de N, se producía un desce~so muy'im­portante del pH' (de 5.7 a 4.6) en los primeros 5 cm de suelo, efecto que én profundidad fue mucho menor. Se le atribuye a la nitrificación de N

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aplicado en superficie y a la lixiviación en profundidad de NO] ligado al Ca como las principales causas. Los autores informan de la necesidad de encalar cada 4 o 5 afios para evitar efectos perjudiciales sobre la disponibilidad de nutrientes, control de malezas y rendimiento.

* Propiedades Físicas

Después de ocho afio s en H. Juárez se observa mayor densidad en la capa arable en S.D. respecto a L.C. diferencia que desaparece a mayor profu~ didad (Lattanzi y Marelli, 1982).

En Pergamino se observó también mayor densificación con S.D. en un suelo argiudol como en un hapludol (Garay, 1986). Las diferencias entre trata­mientos fueron más marcadas en el suelo hapludol, donde los valores más cercanos al suelo original se produjeron con labranza vertical.

El aumento de densidad aparente reduce el espacio poroso total especial­mente en los primeros años de implementarse el sistema, tendiendo luego a estabilizarse.

La proporción menor de macroporos es compensada por otro tipo de can~ los producidos por lombrices, raíces, etc., por lo que no se afecta la aireación y el movimiento del agua.

También se ha evaluado la compactación a través de la resistencia a la penetración. La S.D. muestra mayor resistencia que la L.C. a la profun­didad de arada (Lattanzi y Marelli, 1982¡ Leiva et al, 1984). La labran za superficial con discos es la que muestra mayor resistencia entre los 10 a 20 cm de profundidad mientras que la labranza con cincel muestra los valores más bajos en toda la capa arable (Leiva, 1984).

La estabilidad de los agregados varía también en función de las labran­zas. La S.D. ha mostrado mayor estabilidad en la capa superficial (La~ zi y Marelli, 1982). La labranza vertical también ha mostrado mayor esta bilidad que la convencional (Garay, 1986).

Otro efecto atribuído a la labranza conservacionista es la reducción del encostramiento superficial (Norton et al, 1985). En el país también se le atribuye este mismo efecto (Marel1i y Lattanzi, 1982).

El efecto sobre la temperatura del suelo es otro aspecto importante. En los climas fríos generalmente la cobertura de residuos puede resultar desventajosa. Uno de los efectos es demorar el calentamiento del suelo a la salida del invierno, por lo que se atrasa la fecha de siembra de ~ cultivos de primavera (Blevins et al, 1981). En nuestras condiciones se han efectuado algunos estudios del efecto sobre la temperatura en el sue lo. Lattanzi y Marelli, 1982; Hansen y Zeljkovich, 1982, informan de~ resultados, donde se muestran que la cobertura reduce la amplitud ténmoa.

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En Pergamino para trigo, la temperat~ra máxima.media a S cm en suelos oon L.C •. fue 2,4 oC superior a la S.D. y lo inverso ocurrió con la mínima media. Se midió en concordancia con ésto un menor crecimiento inicial y alargamiento del ciclo del cultivo, pero no hubo efectos sobre la germ! nación de las plántulas. Las diferencias para malz fueron de SoCo

* Economía del Agua

El agua es el principal factor limitante de la producción de los culti­vos en la región pampeana. Las labranzas pueden modificar el abastec~_ to de agua para las plantas. Las labranzas que dejan residuos en superf! cie, en general, captan mejor el agua de lluvia y mantienen la humedad por más tiempo al reducir el potencial de evaporación de la superficie del suelo por menor temperatura y radiación directa. De todos los siste­mas de labranzas, la S.D. es la que mayores efectos puede producir por la cantidad de residuos que quedan en superficie. En Pergamino en los e~ sayos con la secuencia T/S-M, Totis L. et al, 1984 y 1987, informan que para los tres cultivos se observó un efecto positivo en la economía del

. agua con S.D. En maíz se encontró un mayor cattenido de agua en el suelo desde la siembra y durante todo el ciclo. Las diferencias importantes se notaron avanzado el ciclo del maíz. La eficiencia en el ~so del agua fue mayor con S.D. que L.C. Resultados similares se observan en trigo y en soja. En los estudios realizados se ha encontrado que esta:mayor acumulo! ción de agua sirve para sequías de corta duración. Además la S.D. permi­te una mejor utilización de lluvias de pequeña magnitud. Un aspecto imPQ!. tante para el doble cultivo es que las parcelas de trigo con S.D .• llegan a la cosecha con mayor humedad que en convencional, permitiendo por lo tanto una .siembra de soja con mayor seguridaq; lo mismo ocurre a la cose cha de soja.

Las evaluaciones del efecto de la labranza sobre la infiltración del~, muestran el efecto positivo de la S.D. yde las labranzas conservacioni!!, tas en general. Lattanzi y Marelli, 1982, informan de mediciones realiz.! das en soja sobre trigo con lluvia simulada, indicando una mayor canti­dad de agua infiltrada y una menor pérdida de suelo en el agua de escu­rrimien.to. En Pergamino, Garay 1986, utilizando otra metodología (cilin­dros) también informa de mayor infiltración con estos sistemas.

Sobre pérdidas de suelo (erosi6n) prácticamente los únicos estudios para evaluar las labranzas son los realizados en.M. Juárez por Marelli y cola boradores. La metodología utilizada ha sido la de llu~ia simulada, sien= do el suelo predominante en esa área y el doble cultivo trigo/soja con 5.0. los aspectos más estudiados. Por lo tanto, el vacío de información dado. los diferentes tipos de suelo· y al ternati vas es muy <;l.rande. Ultima mente el mismo grupo de investigación ha adaptado un sim.ulador de lluvIa portátil que puede trabajar en microparcelasy que aportar.ía información de' tipo comparativo confiáble~ Este sistema está empezando a adoptarse en otras. Unidades.

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La naturaleza de los suelos plantea interrogantes respecto a. que si el mejoramiento de las propiedades del suelo en la capa arable, a través de las labranzas y secuencias de cultivos, es suficient'e para aumentar la infiltración, especialmente en presencia de horizontes muy arcillosos (B textural). En el informe de avance del Proyecto INTA-INRA (INTA-1974) y en el trabajo de Pecorari y Balcaza, 1988, se discute sobre el efecto de este horizonte en el crecimiento radicular y movimiento del agua. Co~ caret, 1987 y Erbach,1987, plantean la necesidad de mejorar la infiltra­ción profunda, mediante labranzas o subsolado. Este tipo de labranzas tie ne escasos antecedentes en el pals.

En general, con subsolado los resultados no han sido muy positivos. Es­tas experiencias son bastante antiguas, no disponiéndose en aquellos m~ mentos subsoladores de diseño más eficiente como los actuales. Algunos ensayos se han implantado recientemente en Paraná y Oliveros.

Se han reportado en cambio algunos cambios positivos con labranzas de des fonde (Puricelli y Legasa, 1975; Zaffanella, 1971). La técnica no ha te­nido ninguna aplicación práctica planteandose algunos interrogantes sobre el efecto del mezclado de diferentes capas del suelo sobre las propieda­des de la capa superficial.

Tampoco se dispone de información sobre el comportamiento de algunos im­plementos de reciente aparición, como son los arados de subsuelo, tipo Paraplow y Paratill (Pidgeon, 1983). En EE.UU existen experiencias que demu~n que este tipo de labranza profunda hasta 35-40 cm y que no in­vierte el pan de tierra, manteniendo el terreno protegido con residuos en la superficie y aumenta la infiltración de agua (Mukhtar et al,1987). Dado la profundidad a que se encuentra el B, en principio parecerla que este tipo de laboreo no solucionarla completamente el problema (Erbach, 1987), pero es necesario investigarlo en estas condiciones.

* Halezas

Tradicionalmente, una de las razones de mayor peso para la realización de las labranzas es el control de malezas. En los sistemas conservacioni~, la estrategia de control debe cambiar, incrementándose el uso de herbici­das especlficos. La ecologla de las malezas es modificada. En las labran zas de tipo vertical o reducida las condiciones no son tan diferentes res pecto a la convencional. En general se admite que la incidencia de male­zas perennes (sorgo de Alepo) puede ser mayor. Las diferencias más gran­des se encuentran con S.D. La humedad en la superficie del suelo y la co bertura de los residuos son los dos factores que hacen a esa diferencia -(Witt, 1981).

En general, esas condiciones favorecen la germinación de las semillas de malezas. Al no haber remosión, se produce una estratificación de semillas en la superficie.

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Por otro lado, la cobertura de residuos interfiere para una efectiva ll~ gada del herbicida a la maleza o al suelo. Otro factor que puede interf~ rir es la acidificación de la superficie del suelo, reduciendo la efecti vidad de algunos herbicidas como la atrazina (Kells et al, 1978).

En el orden local, una de las principales causas"del fracaso en la utili zación de las labranzas conservacionistas han sido fallas en el control de malezas. No obstante, se ha progresado en el conocimiento sobre el uso de herbicidas. Existe alguna información publicada al respecto (Rossi et al, 1986) y recientemente se ha hecho una actualización sobre las mismas (INTA - PAC, 1988). Sin embargo, es opinión generalizada que se debe po­ner mayor énfasis en esta línea de investigación.

Los estudios de tipo ecológicos son aún más recientes. Existen algunos trabajos en marcha en las principales Estaciones: Experimentales, pero en términos generales se está en los comienzos.

* Insectos y Enfermedades

Mucho menor es la información local en relación al efecto sobre los in­sectos y las enfermedades constituyéndose en líneas de investigación n~ cesarias en el futuro. Sin embargo, no se percibe por el momento que exi.e. tan problemas graves que puedan ser factores limitantes.

* Rendimiento

Los beneficios de las labranzas conservacionistas pueden traducirse en aumentos de rendimientos. Sin embargo, ésto no siempre es así y hay si­tuaciones que difieren por el tipo de suelo, clima y cultivo. En EE.UU por ejemplo, la S.D. no se comporta bien en las latitudes más extremas. En latitudes medias, en cambio el comportamiento es superior a otros ~ temas (Blevins et al, 1981). Efectos combinados de bajas temperaturas y humedad excesiva en el suelo, sobre todo a la siembra, son los princip~ les causales. En esas condiciones, la labranza con cincel y siembra so­bre el lomo de los surcos (ridge till) son los más eficientes.

En nuestro país, los énsayos de larga duración para suelos argiudoles tí picos, producen en general los siguientes resultados:

• En maíz, la S.D. produce los mayores rendimientos, luego la labranza con cincel y finalmente la L.C. Con fertilizantes nitrogenados, esas diferencias son aún mayores, llegando al 11% (Hansen et al, 1984; Ze! jkovich, 1988). El antecesor más adecuado para el maíz es la soja, ya sea como único cultivo o después de trigo.

En soja de segunda, también la S.D. produce los mayores rendimientos, a veces asociados a un adelanto en la fecha de siembra. La diferencia

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puede ser de 200 a 500 kg/ha (Marelli y Lattanzi,1982¡Zeljkovich,1988). La labranza con cincel o discos puede complicar la realización de la siembra en presencia de grandes volumenes de rastrojo de trigo. Si bien la S.D. produce buenos rendimientos en soja de segunda sobre trigo, algunos investigadores han tratado de mejorar esta técnica me­diante la remosión con labores culturales (escan±UUo) en suelos muy l~

mosos, con tendencia a compactarse fácilmente en superficie. Vivas et al, 1987, informan de resultados significativamente mayores. No obsta~ te, este criterio no está totalmente aceptado, pudiendo considerarse que se necesitaría de mayor investigación sobre dicho tema.

En soja de primera el comportamiento de la labranza con cincelo discos es muy bueno. También la S.D., pero el problema práctico son los trat~ mientos químicos para mantener un barbecho tan prolongado. Posiblemente después de un cultivo de cobertura se facilita la S.D. de soja de prim~ rae

• El trigo parece ser el cultivo de peor comportamiento a la S.D. En Per gamino, después de maíz, redujo la producción en un 32% sin fertilizan­tes y en 5% con fertilizantes nitrogenados. La. labranza superficial pro dujo resultados similares a la convencional (Zeljkovich, 1988). Sobre soja en cambio, la labranza con discos (1 o 2 pasadas) es el tratamien­to de mayores posibilidades, tanto en los rendimientos como en la reduc ción de los costos.

Los ensayos conducidos en Paraná (Melendez, 1988) no muestran hasta el mo mento similares comportamientos que en las áreas de Pergamino y M. Juárez, especialmente con S.D. Las diferencias texturales pueden ser la causa de este comportamiento.

Tampoco se tiene suficiente información sobre los sistemas de labranzas y el estado inicial de degradación del suelo. La mayor parte de los ensayos básicos, de larga duración conducidos hasta el momento, se encuentran en suelos intermedios en cuanto a fertilidad y estructura. Algunas experien­cias preliminares en el área del PAC indican la conveniencia de comenzar con cultivos muy voluminosos como el sorgo granífero o algún abono verde o cultivo dé cobertura, como la avena, en suelos muy degradados en sus propiedades físico-químicas y/o erosionados. La inclusión del sorgo grani fero, se fundamenta en un mejor comportamiento que el maíz en esas condi­ciones,además de dejar un rastrojo voluminoso y de lenta descomposición. Se prefieren cultivares de "doble propósito" para tener mayor volumen de rastrojo. Este tema no tiene tampoco suficiente sustento experimental.

Otras prácticas que han sido evaluadas son los cultivos de cobertura y la intersiembra. La vicia, el trébol persa y el lupino produjeron incremen­tos del rendimiento del maíz de 5 a 7 qq/ha. Para soja los mejores resul tados se darían con la utilización de gramíneas, como avena o triticale y mezclas de esas gramíneas con vicia, si bien los incrementos de rendimien tos son pequeños, de 1 a 2 qq/ha (Cordone y Hansen, 1984; Cordone et al,-1986) .Existen algunas evidencias de que en condiciones de sequía el efecto del cultivo de cobertura podría ser perjudicial.

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Siendo el agua un factor clave, se impone realizár estudios más detalla­dos, evaluando el efecto del manejo de los abonos verdes o cultivos de cobertura, (especies, época y forma de supresión del crecimiento, etc.) sobre la economía del agua (Thomas, 1988).

La intersiembra de soja en trigo es una práctica que en los ensayos ha mostrado resultados interesantes, desde el punto de vista productivo y económico.

Se ha medido que si bien el trigo, por la reducción del 50% de las líneas de siembra, puede reducir el rendimiento de un 10% a un 25%,10s rendimi~~ tos de soja pueden aumentar también en 15 a un 25% respecto a una soja de segunda. El mayor valor de la soja compensa económicamente a este si~te­ma (Lemos et al, 1988). Además, dado la cobertura del suelo durante casi todo el año, resulta una alternativa conservacionista valiosa, si bien no se disponen de datos sobre este aspecto.

LA DEMANDA DE INVESTIGACION

Las investigaciones en manejo de suelos (labranzas) y rotaciones de cult~ vos para sistemas de agricultura contínua fueron iniciadas principalmente en las E.E. de M. Juárez y Pergamino en la década del 70. La mayor parte de esos ensayos han sido de larga duración y se continuaron hasta el pre­sente. La situación general de los mismos es:

- Los resultados disponibles consisten principalmente en datos de rendi­mientos,el efecto sobre algunas propiedades del suelo y sobre la utüiz~ ción del agua medidas en diferentes momentos durante el desarrollo de esas investigaciones. Los resultados no están completamente analizados o interpretados y se podría realizar una evaluación más completa de los principales parámetros físico-químicos y biológicos. Existen algunas l~ mitaciones en cuanto a la disponibilidad de investigadores y de equip~ miento que conspiraría para disponer en un tiempo breve de la informa­ción que potencialmente pueden brindar esos estudios.

- Es indispensable una revisión exaustiva de lo realizado y puesta al día de la información disponible. Las investigaciones ya en marcha'~las que se plantean en el futuro, deberían tener por objetivo general mejorar la eficiencia en el uso del agua. Los suelos predominantemente limosos en la superficie y arcillosos en profundidad hacen que se deba mejorar la infiltración reduciendo el escurrimiento y mejorar la permeabilidad y condiciones para el crecimiento radicular. 7

La infiltración puede ser mejorada reduciendo el encostramiento superf~ cial. Esto se puede lograr manteniendo los residuos en superficie o i~

corporándolos parcialmente, manteniendo en el suelo condiciones para el desarrollo de la fauna (lombrices), controlando el tráfico de máquinas y reduciendo la velocidad del escurrimiento. Los sistemas de labranzas conservacionistas contribuyen con este objetivo.

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El mejoramiento de la conductividad hidráulica y de las condiciones para el crecimiento radicular complementaría el beneficio del mejoramiento de la capa arable.

Los siguientes son algunos temas, en materia de evaluación de técnicas, que requieren ser investigados:

1. El efecto de las labranzas conservacionistas y rotaciones de cultivos agrícolas e.n los principales suelos del área. Se debería tener en cue!! ta al nivel inicial de degradación del suelo tratando de incluir sue­los con düerentes grados de degradación físico-química que representen a la mayor parte de las situaciones reales.

2. Cultivos de cobertura con diferentes rotaciones de cultivo, tipo de suelos, etc. Los estudios deben incluir la evaluación de especies y el manejo de los mismos.

3. Sistemas de labranza profunda tendientes a .aumentar la permeabilidad del subsuelo y mejorar el crecimiento radicular. Debería explorarse la factibilidad de algún método biológico (especies de raíces profu!! das) y realizar estos estudios en suelos con diferentes niveles y/o tipos de arcilla en el horizonte B. La duración del efecto debe ser un objetivo prioritario dado el alto costo de estas prácticas.

4. Sistemas de siembra y de cultivación, como la intersiembra, la siembra en el lomo del surco, la labor de escarda, entre otros.

5. Efectuar estudios para optimizar la técnica de cultivo con labranzas conservacionistas, teniendo en cuenta la producción y rerttabilidad. Los aspectos prioritarios son:

a) Control de malezas. (Combinación de métodos químicos y mecánicos).

b) Aplicación de fertilizantes, fundamentalmente N y P. Para N, caben esperar diferencias respecto a la labranza convencional en el tipo de fertilizante, la época y forma de aplicación y la dosis que re­sulte económica. Para P, podría esperarse también mayores respues­tas, efecto arrancador, etc. La maquinaria para la aplicación de fertilizante.debería adaptarse para este sistema.

c) Ajustes en la elección de cultivares, fechas y densidad de siembra. Los antecedentes de otros países indican que es posible esperar in crementos de productividad con el manejo de estos factores.

En cuanto a los aspectos básicos que se deberían evaluar en los princip~ les estudios se pueden mencionar:

1. Mejorar o completar los estudios sobre la economía del agua, teniendo en cuenta la infiltración,el escurrimiento, la dinámica en el suelo,el agua utilizada por los cultivos,etc. ,en distintos tipos de suelo y COl

diferentes manejos.

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~. Estudiar los efectos de los diferentes sistemas sobre las propiedades físicas del suelo. En este punto habría que seleccionar previamente los parámetros y los métodos más adecuados.

3. Evaluar las propiedades quimicas del suelo. Los temas principales se· rían: a) La materia orgánica; b) El balance y dinámica de N y Pi c)La cuantificación de otros nutrientes, principalmente K, Ca, Hg, S, zn, Fe,; d) Evaluación de la acidez en las principales alternativas y el efecto de su correcciln; e) Poner a punto la técnica de muestreo del suelo en cuanto a la profundidad, dado la redistribución de nutrien­tes; f) Relacionar la cantidad de nutrientes en el suelo y las plan­tas.

4. Descomposición de los residuos de cosecha en función del tipo y canti dad de rastrojos. Los posibles efectos alelopáticos del rastrojo so-­bre cultivos y malezas es otro tema donde hay muy poca información.

5. Estudios sobre la microbiología del suelo.

6. Efecto de las labranzas sobre la erosión del suelo. Los estudios debe rían hacerse en diferentes suelos y grado dependientes y el objetivo es poseer una mejor estimación de los parámetrcs de la ecuación univer sal de pérdidas de suelo.

7. Evaluación de los cambios que los sistemas de labranzas y rotaciones ejercen sobre las poblaciones de malezas, plagas y enfermedades y la incidencia de estos factores sobre la productividad.

8. Evaluación sobre el impacto de estas tecnologías sobre la preservac10n del ambiente. Dado que en todo este des.arrollo se utilizan en mayor" grado herbicidas, insecticidas y fertilizantes, deberían iniciarse li neas tendientes a evaluar la contaminación de las napas freáticas y cursos de agua, la calidad de los alimentos y el impacto sobre la fau na y flora silvestre.

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MAQUINARIA DE LABRANZA, SU INFLUENCIA SOBRE LA ALTERACION DEL SUELO

Autores (*)

Juan C. Ferrando

Jorge E. Smith

(*) lngs. Agrs. - INTA Castelar.

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RESUMEN

El suelo, asiento de toda actividad agropecuaria, reCibe la acción de los órganos activos de las máquinas de labranza y además la ~ los rodados, sean éstos, provenientes de las máquinas o de los tractores.

La potencia y el peso de los tractores y equipos se ha incrementado notablemente y su efecto sobre el deterioro del suelo se acentÚA. En ciertas condiciones (textura fina y al ta humedad) la presión de la rodada se traduce en compactación que se profundiza con·cie~ ta intensidad afectando al suelo y por ende a los cultivos.

Se indica la acción de una serie de factores que influyen sobre la presión de la rodada (diámetro y ancho de la rueda, presión de inflado, carga, tipo y tamaño del área de con­tacto, etc.) y que también hacen a la capacidad de tracción de los equipos y al consumo de combustible.

Determinar las mejores condiciones para reducir la compactación producida por los rodados y verificar la real magnitud de su incidencia sobre los suelos, los cultivos y su rentab! lidad, en trabajos interdisciplinarios se consideran temas importantes de investigación.

La intensificación de los ciclos agrlcolas trae aparejado mayor frecuencia en la remoción de los suelos. La búsqueda de mayor rentabilidad agr1cola es apoyada por una mayor capad dad mecánica disponible, mayor potencia de tracción y consecuentemente aceleración en la­degradación y erosión de los suelos.

Estos efectos perniciosos pueden y deben controlarse aplicando técnicas de cultivo que conllevan a un control global de: el tránsito, manejo de los residuos, oportunidad y nú­mero de las labores, tipo, profundidad y velocidad de las mismas y de insuIIos importantes COllO mano de obra, cantidad de máquinas, potencia de tracción, tiempo empleado y cantidad de collbustible gastado.

Las técnicas conservacionistas que permitirán el control de los factores señalados y el convencimiento de técnicos y productores que, serán los encargados de su difusión y ejecución, se encuentran dentro de las llamadas "labranzas reducidas" o "labranzas mlni­mas" y en la "labranza cero" o "siembra directa", esta última por el III01IIeDto alternando con otras técnicas, según zonas y cultivos.

Las "labranzas mlni11as" y la "labranza cero" no deben ser consideradas tipos de labranzas sino verdaderas técnicas de cultivo. La labranza cero, es una nueva técnica apliCada fun daaentalmente a los cultivos para cosecha de granos. -

Al aplicarse como técnicas de cultivo en su conjunto y no como una labranza más, resulta rá no solo una menor agresión al suelo de gran importancia como capital, sino además, cO mo lo señalUlOs, de gran valor en otros aspectos importantlsimos que debemos resaltar pa ra que estas técnicas se afiancen, tales como los referidos a tiempo operatiVO, potencia y combustible utilizado o deundado.

Seña18.11OS que la labranza cero puede representar, en el caso indicado en este informe, un ahorro del 77\ en el tiempo operativo, un 69\ en la potencia requerida y de un 80\ en el combustible utilizado en su comparación con la labranza convencioJ;lal para el cultivo de soja de segunda.

Si bien en estos últimos años, es mucho lo adelantado técnicamente, es iaprescindible avan zar en la investigación de las áreas técnicas y econÓllicas para lograr la consolidación -aqro-económica, de las técnicas proteccionistas de suelo.

Independientemente de lo señalado para las ,técnicas de cultivo, existen factores ligados a la relacióJ;l máquina de labranza y el suelo, que sI deben ser estudiados, dada la poca información regional con que se cuenta.

En la relación máquina suelo el tipo y el diseño de las .máqinas y en especial el diseño de sus órganos activos, el manejo adecuado de la velocidad y de la profundidad de la la­branza, deberá lograrse por medio de métodos práctiCOS y rápidos que evalúen los resulta dos de las distintas labranzas en relación a los objetivos perseguidos. -

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Paralelamente deberá medirse en distintos tipos y condiciones de suelo parámetros tales como: esfuerzos de tracción, potencia necesaria, CODSUJlO deenerg!a expresada en kv h/ha a nivel barra de tiro y al motor del tractor, como as! también su equivalencia en litros de combustible consumidos por hectárea, en función de los factores señalados.

Los ensayos al respecto ya ,efectuados nos indican que estos trabajos permitirán lograr información no solo de gran valor para estudios económicos y/o energéticos, sino que apuntalaran una difusión más consistente de las prácticas proteccionistas de suelo.

Aún en circunstancias de poco riesgo para el suelo, donde el arado diflcilmente pueda erradicarse, éste podrla cwapl1r su cometido aminorándose al minimo su acción en el d! terioro del suelo.

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Las máquinas de labranza junto a su fuente energética el tractor., reali­zan la tarea de remoción del suelo trasladándose sobre él.

El suelo, asiento de toda la actividad agropecuaria, recibe no solo la aCCl.on de los órganos activos de las máquinas de labr,anza sino también de los rodados, sean éstos de las máquinas o de los tractores.

La acción de los rodados afectan la densidad aparente, y en suelos de textura fina con alto porcentaje de humedad la compactación es aprecia­ble.

La porosidad del suelo tan importante para la comunicación gaseosa ehí drica con la atmósfera y entre horizontes, se ve afectada con laspas~ das, no conservándose una relación adecuada suelo-aire-agua.

Consideremos en primer lugar la acción de compactación de los distinto.s rodados, señalando los principales factores que inciden.

Factores mecánicos que inciden en la compactación de los suelos:

El aumento de la densidad de los suelos por las rodadas, no solo en .fun­ción de la presión de contacto (neumático-suelo) sino también de la hume dad del suelo, del dibujo y flexibilidad del neumático, de la presión de inflado, de la carga sobre la rueda, del tipo de suelo y de su resisten­cia.

Patinaje: el aumento de patinaje en los tractores también incrementa la densidad de los suelos a la vez que aumenta el desgaste de .las cubiertas y el consumo energético.

p¡resión de inflado: un neumático rígido, con alta presión de inflado, .~ netra en el suelo, lo deforma, aumenta su compactación y dismi nuye la capacidad de tracción.

La menor presión de inflado, aumenta el área de contacto, dis­minuyendo la compactación del suelo, reduce lar,esistencia a.la rodadura y mejora la capacidad de tracción.

La presión del suelo: bajo un neumático, la que se manifiesta a modo de esferas isobáricas, disminuye en profundidad, dependiendo de la presión de contacto y de la carga, siendo mayor en los ta­cos, afectando generaimente con intensidad hasta profundidades de 30-40 cm.

Ai aumentar la carga (peso sobre el neumático), crece la inten sidád de asentamiento en profundidad.

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Cupla-motor (torque): al aumentar la cupla motor, con igual carga y a igual presión de inflado, con mayor patinamiento hay mayor asentamiento general.

R.uedas gemelas: cuando se emplean ruedas gemelas, se reparte la carga en doble superficie y se reduce el asentamiento en profundidad, al igual que al aumentar el área de contacto bajando la pres10n de inflado, pero la superficie total del campo asentada es mayor.

Velocidad de la pasada: el aumento de la velocidad de pasada,a igual cu­pla motor tiende a disminuir la intensidad del asentamiento glo­bal.

Una carga en dos pasadas: una carga en una pasada o la mitad de carga en dos pasadas, con la misma presión de inflado, pasando sobre el mismo sitio, la intensidad global producida es poco diferente, pero se genera mayor asentamiento superficial en dos pasadas.

Forma del área de contacto: a igualdad de superficie o de área de contac to,la impronta más larga asienta algo más que una impronta más ancha, pero en el campo la superficie total asentada es menor. La intensidad de asentamiento es proporcional al ancho de la impronta en razón de un mejor comportamiento mecánico del sue­lo, en el caso de una impronta o área larga.

- ..... - 4. deflex1ón

t

3. ancho 001T área

-L

~ -1 2. largo del l. área de contacto área

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Cubiertas radiales: las carcasas diagonales (neumáticos convencionales) generan, comparativamente, intensidades de asentamiento lige­ramente superiores a las carcasas radiales.

Por lo visto, la compactación del suelo es principalmente fun­ción de la presión aplicada a la superficie del suelo. Siendo el objetivo evitar la excesiva compactación del suelo, debemos elegir cubiertas que prevengan el enterrenamiento profundo y lograr solo la penetración completa de los tacos y la uniformi dad de contacto del suelo con la carcasa de la cubierta.

Determinar las mejores condiciones para reducir la compactación de la rodada a los suelos y verificar realmente la magnitud de su incidencia sobre los cultivos y rentabilidad se considera justificado su consideración para la investigación correspon­diente en trabajos interdisciplinarios.

Acción de los arados: en los arados y según el tamaño de los mismos, sue le trabajarse con el tractor en el surco o fuera de él. En el primero de los casos, sobre el primer y último surco del arado, transitan d.os ruedas del tractor y dos ruedas del arado. acen­tuándose en dicha zona la compactación. El efecto es menor con el tractor fuera del surco. En ambos casos se agrega la aCC10n de la reja, en arados de reja y vertedera, la que alisa y com pacta el fondo de todos los surcos.

Nuestras labranzas, generalmente son casi superficiales, osci­lan alrededor de los 15 cm, si se hacen a la misma profundidad ayudamos a la producción del "piso de arado". Los arados de r~ jas que penetran por la succión producida por su doble cuña,~ más livianos que los arados de discos. Estos pesan, aproximad~ mente 230 kg por discos y el de reja 150 kg por cuerpo. Para igual ancho de labor el arado de discos pesa un 150% más que el de rejas, y su acción por las ruedas y por sus propios dis cos también compactan los suelos.

En consecuencia, debemos considerar además de lo ya señalado como factores que hacen a la compactación de los suelos por los rodados, y órganos activos, el tratar de reducir al míni­mo el tránsito.

El tránsito y el número de operacion®s: sobre este aspecto es mucho lo hecho y lo que queda por hacer tomando a las técnicas llamadas de "labranza mínima" o "labores reducidas", en cuanto a lo re­ferido al menor número de pasadas posibles. En este aspecto es amplio el número de posibilidades, llegándose a la mínima o a la más reducida de todas las técnicas de cultivo, la que hemos llamado "labranza cero" o "siembra directa".

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Oportunidad de las labranzas: suelen hacerse tarde, cercanas a la fecha de siembra, lo que obliga a efectuarlas rápidamente y general mente con un grado de humedad inadecuado.

Con suelo seco, se forman grandes cascotes que necesitarán un buen consumo o número de labranzas complementarias. Con suelo húmedo, el suelo se compacta (enladrilla) y también requerirá operaciones extras.

La reacción del suelo a las fuerzas aplicadas por una herramie~ ta son afectadas por la resistencia del suelo a la compre:.sión, resistencia al desmenuzamiento, la fricción interna, la fric­ción suelo-metal y la adhesión. La intensidad resistente está relacionada a la humedad y a los coloides del suelo.

Para un determinado tipo de suelo, la humedad presenta un mome~ to apropiado de consistencia llamado "friable", donde del punto de vista tanto mecánico como agronómico,da el mejor balance: mejor resultado a menor esfuerzo.

Además de requerir menor esfuerzo de tracción, al momento apro­piado, consistencia friable, se evitan o disminuyen las labores complementarias de rastreado que son las que más destruyen el suelo, más que las aradas en si.

La excesiva humedad del suelo, no solo aumenta la adherencia (suelo-metal) sino que provoca mayor patinaje en el tractor con la consiguiente pérdida de potencia.

Los residuos: una labranza conservacionista implica fundamentalmente un manejo adecuado de los residuos que los cultivos dejan en su­perficie.

Mantener residuos en superficie, permite reducir el planchado, la compactación por la lluvia, el escurrimiento superficial del agua, el arrastre del suelo, es decir la erosión eólica e hídri ca, mejorar la infiltración, el almacenamiento de agua, etc.

Las máquinas de labranza en su tarea de remoción del suelo,afe~ tan en distintos grados la cantidad de residuos en superficie. Este efecto depende del tipo de máquina, de la profundidad de trabajo, de su velocidad operativa y de la regulación de sus á~ gulos de ataque y de sus accesorios. En las máquinas a discos, una mayor penetración y un menor ancho de labor, ocasionan una mayor cobertura del rastrojo.

En los escarificadores tipo cinceles, a una menor separacj(óne~ tre arcos, se logrará una mayor remoción, mayor cubrimiento de los residuos y por supuesto mayor energía demandada.

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Las máquinas de acción horizontal-superficial, como pie de pa­to, barras escardad~ rotativas, dejan en superficie grandes % de residuos.

De acuerdo a los residuos en superficie y la cantidad remanen­te deseada después de una labor, será conveniente tener en cue~ ta los % promedios observados pOr la experiencia que dejan di~ tintas maquinarias para proceder en consecuencia cuando se ~ de una operación. Se acompaña algunos de esos valores. Residuos remanentes después de las labores.

Arado de rejas a 17 cm prof •••••••••••••••••••••••••. Rastra excéntrica ................................... . Arado de discos ..................................... . Arado rastra ........................................ -. Cincel 5x35 cm a 17 cm prof. • ••••••••••••••••••..•••• Cul ti vador de campo ................................. . Pie de pato (50 a 75 cm) •••.••••••••••••••••••••.•••. Barra escardadora rotativa •••.•••••••••••••••••••••••

0-10 %

40-50 %

60-70 %

40-60 %

65-75 %

70-80 %

85-90 %

85-95 %

Es importante para un trabajo adecuado de las máquinas de la­branza primaria y a fin de evitar la quema de los rastrojos que éstos (los rastrojos) se preparen debidamente a efectos de no tener atascamientos o atoraduras.

En consecuencia bueno es considerar el manejo adecuado de los residuos con las tareas previas a la labranza en sí. Para resí duos densos como cereales, lino, se tendrá en cuenta:

a) Cosechadora provista de molinete distribuidor o desparrama­dor en la cola para evitar los cordones densos de residuos.

b) También puede usarse picadora de residuos en la cola de la cosechadora.

c) Usar equipos con discos como arado-rastra, rastra de discos, cincel provisto de discos al frente. Para residuos de cultivos en hileras como maíz,girasol, sOE go, soja. igual que en a) y b) emplear distribuidor y/o picadoras-di~ tribuidores en la cola. cortar los residuos con arado rastra, rastras de discos o cortadoras rotativas.

Labranzas mínimas o labranzas reducidas: dentro de las llamadas labranzas mínimas, en el Instituto de Ingeniería Rural (Castelar) se ha ensayado durante 10 años, la arada con reja y vertedera y ras­treada simultánea como única pasada en la preparación de la ca ma de siembra para el cultivo de soja sobre rastrojo de trigo~

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los rendimientos en grano son similares a los obtenidos con la labranza convencional, la que implica cuatro labores: arado aID

reja, dos rastras de discos y una rastra de dientes.

La arada y rastreada (desterronador a paletas) simultánea, en una pasada de tractor, deja al suelo fr.anco-arcillo-limoso (de Castelar) "terronudo" y la superficie áspera, lo que no impide lograr una adecuada población de plantas y rendimientos simila res a los obtenidos con la labranza convencional.

La adecuada siembra se logra con una sembradora preparada al efecto, pero que no difiere mayormente de las que hoy se en­cuentran en el mercado argentino.

Sembradora adecuada para las labranzas reducidas.

Los intentos para establecer entre los productores las técnicas de labran zas mínimas, incluyendo a la labranza cero, generalmente fallaron por no lograr rendimientos adecuados dado que:

a) no se lograba un adecuado stand de plantas en las siembra.

b) existía una mayor competencia de malezas.

En la actualidad tanto el punto a) como el b) se consideran técnicamente superados en la mayoría de los casos.

Para una adecuada siembra con superficie áspera, rugosa y/o con residuos en superficie, tal como se presenta el suelo 'cuando hablamos de labran­zas mínima y cero, es de vital importancia una sembradora aóaptada a ta les condiciones.

Sembradora para labranzas reducidas y labranza cero: se considera que la sembradora de grano grueso debe llevar doble disco plano con azadón corto, como surcador y una cuchilla ondulada que la pr~ ceda para cortar el suelo y residuos que estén presentes. Rueda asentadora de semilla, ruedas reguladoras de profundidad y doble discos cóncavos recortados como órganos tapadores.

La cuchilla ondulada, de 5 a 7 cm de ancho de apoyo, para su penetración adecuada debe soportar de 100 a 140 kg de peso. Esta cuchilla imprescindible en labranza cero puede no ser ne cesaria en algunas situaciones de labranza mínima.

El tren de siembra ya descripto, debe ser soportado por un p~ ralelogramo que le permite copiar las irregularidades del te­rreno.

Estas características básicas conforma las sembradoras emple~ das por Ingeniería Rural durante los 10 años en que se efec-

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túan ensayos con labranza mínima y labranza cero y durante lOE cuales se establecieron similares "stand" de plantas respecto a las labores convencionales.

En labranza cero se aconseja l~ siembra con adecuada humedad en el perfil del suelo. Respecto a la cosecha del trigo previa a la siembra en labranza cero, cosechar lo más alto posible dado que el rastrojo parado no afecta a la sembradora y sí es posi­ble que la afecte la paja suelta.

Labranza cero: la labranza cero no solo reduce las pasadas a la mínima ex pres~Qn (dos o tres pasadas por ciclo agrícola), efectuando la menor remoción de suelo y manteniendo los residuos en superfi­cie, sino que además (ver cuadro adjunto referido a soja, sobre rastrojo de trigo) reduce un 80% el consumo de combustible, el tiempo operativo un 77%, la potencia necesaria en la barra de tiro en un 69%.

Tipo y cantidad de operaciones consideradas en cada una de las técnicas comparadas: en los cuadros 1 y 2.

Labranza convencional: una arada con rejas y vertedera, dos rastras de discos de doble acción, una rastra de dientes, siembra, dos es­cardilladas.

Labranza mínima: una pasada de tractor con arado de rejas y vertedera con rastra desterronadora, siembra y dos escardilladas.

Labranza cero: una aplicación de herbicida, siembra y otra aplicación dé herbicidas.

No se han considerado otras posibles aplicaciones de protección a los cul tivos, ni tampoco la cosecha.

CUADRO 1 el tiempo, potencia y energía demandada de acuerdo con lo se­ñalado.

I Tiempo Barra de tiro . Motor

Total de operativo Potencia 1Energía Labores (h/ha) Energía Combustible

(CV) I (CVh/ha) (CVh/ha) (l/ha)

Lab. Convencional 3,59 1 142,5 I 82,4 I 164,8 31,4 - , Lab. Mínima 2,38 87,0 62,7 125,4 23,9

Lab. Cero 0,82 44,0 16,3 32,6 6,3

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CUADRO 2: dando valor 100, a los datos de la labranza convencional del cuadro 1, surgen los % de ahorro correspondientes a cada par! metro considerado.

Motor Tiempo Potencia Total de Barra Labores Operativo Energía en Combustible

de tiro h/ha

CV CVh/ha en l/ha

Labranza convencional 100 100 100 100

Labranza mínima 34 39 24 24

Labranza cero 77 69 80 80

Debemos destacar que la llamada "labranza cero" o "siembra directa", no debe ser considerada una labranza más, sino como realmente lo es: una técnica de cultivo, nueva, aplicada fundamentalmente a la obtención de la cosecha de granos.

Dentro de esta técnica, se ha avanzado muchísimo en el desarrollo de sem bradoras adecuadas, pero se considera que aún resta por hacer.

Deberá tratarse de precisar los mejores surcadores, órganos cortadores de suelo y rastrojo, elementos tapadores, accesorios para fertilizantes, para distintas condiciones zonales y tanto para grano fino como para gr~ no grueso.

Mayores estudios sobre el comportamiento energético de las técnicas, peE mitirán complementar los trabajos agro-económicos que se realicen.

Labranza vertical: dentro de las llamadas labranzas conservacionistas,se encuentra la labranza vertical llamada así porque los órganos activos efectúan su trabajo fundamentalmente en acción verti­cal al suelo. Siendo las máquinas más usadas: el subsolador, el cincel (de arcos rígidos o de arcos flexibles) los cultiva dores de campo y las distintas rastras de dientes elásticos.

Estas máquinas que remueven o aflojan el suelo sin inversión, desmenuzan menos y mantienen cierta cantidad de residuos en s~ perficie. Se trabaja con menos humedad de suelo, que la adecua da para la arada. Se emplean en el oeste, zonas semiáridas y -actualmente están siendo introducidas en el este (zona de ma­yor precipitación) a medida que los problemas de malezas por falta de inversión del suelo que estas máquinas originan, se

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van solucionando con el avance en el control de malezas por me dio de la aplicación de herbicidas.

Por el evidente mejor manejo de suelos que estas máquinas efec túan (en relación a los arados y a las rastras de discos), se­rá muy conveniente ampliar y extender en mayor área la invest~ gación de este tipo de laboreo y por supuesto asociada al con­trol de malezas con herbicidas.

Velocidad de las labranzas:

Para el aprovechamiento de los grandes .tractores, suele recurrir se a las aradas a altas velocidades. La alta velocidad de arada produce una mayor aceleración en las particulas del suelo con la consiguiente pulverizacián del mismo. Esto es inevitable aunque se empleen arados diseñados especial mente para altas velocidades. Un buen diseño de arado de rejas y verted~ ra con cuerpos largos y de curvatura más suave para alta velocidad~ has­ta 12 km/h, aminora los impactos pero no los elimina. Coincidentemente con la mayor velocidad se-registran aumentos importantes en las demandas que efectúan los arados, respecto a mayor fuerza de tracción, mayor po­tencia por reja y mayor energia de la arada expresada ya en kW/ha o por litros de combustible por ha trabajada. Nuestros ensayos efectuados con el arado de rejas y vertedera, sobre distintos tipos y condiciones de suelo, en los que se comparan distintas velocidades dem~an con datos los aumentos producidos en dichos par~etros.

En estos ensayos con arados de rejas y vertederas, la incidencia de la velocidad de labranza sobre el coeficiente de labranza presenta una cur va de regresión que responde a la fórmula Y: a+b.X2 donde a: factor está tico, b: factor que corresponde al tipo y diseño de la máquina y al tipo y condiciones de suelo. Para su visualización indicaremos resultados de un ensayo (ensayo C, ver cuadro y gráfico) con seis velocidades de arada sobre un rastrojo, suelo de textura franco-limoso (Pergamino), con 25,49% de humedad en la capa arable, profundidad de trabajo 17 cm.

Las seis velocidades (3,28-5,39-6,50-7,59-8,56 y 10,14 km/h) registradas a campo indican aumentos en los coeficientes de labranza, que en las ve locidades extremas pasa de 38,91 kg/dm2 a 58,70 kg/dm2 , diferencia que r~ presenta un aumento del 50,86%, la potencia por reja de 2,87 CV se eleva hasta 13,41 CV en la barra de tiro del tractor representando un aumento del 367,25%. La energia demandada por la arada a nivel del motor del trac tor es de 61,25 CVh/ha y de 92,42CVh/ha respectivamente a dichas velocid! des extremas y una diferencia en el consumo de gas oil de 5,92 l/ha que representa un mayor gasto de 50,86% (11,64 l/ha y 17,56 l/ha).

La profundidad de arada: las consecuencias energéticas a raiz de la varia ción en la profundidad de arada, es notable y para su compren­sión indicamos un cuadro con datos obtenidos en Castelar,rastr~

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Ensayo C. Promedios de las distintas repeticiones. -e/reja ~"T~ M

JaII/h (ltq)

c1m2 (ltq/dm2 (C.V.) I l/ha

N N/da2 kW (C.V. n/ha) kW h/ha

3,28 (94S) 24.31 (38.91) (2.87) (24.S0) (61.2S) 9.267 381.6 2.11 18.03 4S.06 11.64

5,39 (l.037) 24.31 (42~66) (5.19) (26.87) (67.17) 10.170 418.4 3.82 19.77 49.42 12.76

6,50 (1.078) 24.31 (44.34) (6.49) (27.90) (69.75) 10.S72 434.8 4.78 20.S3 51.32 13.25

7.S9 (1.144) 24.31 (47.06) (8.0S) (29.62) (74.0S) 11.219 461.S 5.92 21.79 54.48 14.07

8.56 (1.237) 24.31 (SO.88) (9.8l) (32.04) (80.10) 12.131 499.0 7.22 23.S7 58.93 15.22

10.14 (1.427) 24.31 (58.70) (13.41) (36.97) (92.42)

17.56j 13.994 57S.7 9.87 27.20 68.00

Ensayo C. Curva de regresión de los qQeficientes de labranza (6 repeticiales)

6S

60

ca SS oc ..... 01 ~S

. u '" ... 8

jj

%1

t:J

3~~----------~----------~----------~~----------r 3 s 1 Velocidad (Jtm/h)

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jo, suelo argiudol vértico, textura franco-arcillo-limosa, don­de a una misma velocidad se. compararon tres profundidades de arada: 12 cm, 17 cm y 22 cm.

La potencia por reja pasa de 5,66 CV a 12 cm, a 10,95 CV a 22 cm un aumento del 93,46\. El 'consumo de gas oil de 11,79 l/ha a 23,86 l/ha una diferencia de 102,37\.

Distintas profundidades de arada, ensayo F (Castelar)

(kg/dm2) B.T. M

(kg/reja) dm2 (C.V.) (C. V .h/ha) l/ha cm N/reja N/dm2 kW

kWh/ha

12 (240,2) 21,6 (55,60) (5,66) (24,82) (62,05) 2.355,6 545,3 4,16 18,26 45,65 11,79

17 (331,8) 30,6 (54,20) (7,79) (34,18) (85,45) 3.254 531,5 5,73 25,15 62,87 16,24

22 (489,4) 39,6 (61,80) (10,95) (50,22) (125,55) 4.800 606,1 8,06 36,95 92,37 23,86

Por lo expuesto podemos concluir con la siguiente síntesis: el deterioro del suelo por las altas velocidades y las mayores profundidades no encuen tran justificativo a través de los valores energéticos logrados en losdis' tintos ensayos realizados por los suscriptos.

Las "labranzas mínimas o reducidas", la "labranza cero o siembra directa", velocidades no altas en las labranzas y profundidades de trabajo no exce­sivas, reportan no solo una menor agresión al suelo, sino además como se ha señalado una reducción sustancial en las demandas de potencia y fuerza de tracción en los tractores y el correspondiente menor consumo de combu~ tibIe por ha trabajada. El mejor manejo del suelo y el ahorro energético consecuente, constituyen dos factores importantísimos e inseparables para la difusión convincente de las técnicas conservacionistas.

Por otra parte, las curvas que se obtienen con los esfuerzos de tracción, con la potencia y la energía demandad~, permiten estudiar sobre el dime~ sionamiento armónico de los equipos y cálculos económicos de gran impor­tancia a nivel productor y a nivel nacional.

Como los valores que se registran dependen entre otros factores al tipo y diseño de la máquina y al tipo, y condiciones de suelo, se considera con­veniente se prosigan e intensifiquen estos ensayos ampliándolos a las zo­nas de mayor importancia agrícola del país abarcando todo tipo de máquina de labranza.

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PROPUESTAS PARA LA INVESTlGACION

Acción de los rodados máquinas y tractores

- factores que inciden.

- efectos sobre los suelos.

- incidencia sobre los cultivos.

Técnicas de cultivo, aplicadas a distintos cultivos, diversas rotaciones

y tipos de suelos

- estudios comparativos con distintas técnicas de cultivo, "mínima" y "cero" incluyendo las labranzas verticales.

- efecto sobre los suelos.

- incidencia sobre los cultivos.

evaluación económica.

- trabajos de perfeccionamiento de sembradoras para tareas en superficies "rugosas" y con residuos en superficie.

MAquinas de labranza y la demanda energética

- en diferentes tipos y condiciones de suelo evaluar los

distintos factores que hacen a la demanda energética (tipo y diseño, velocidad y profundidad de trabajo,etc)

determinando:

- curvas de coeficiente de labranza.

- curvas de solicitud de potencia.

- curvas de demanda en CVh/ha.

- paralelamente la acción física sobre los suelos de estos factores.

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LA EROSION HIDRlCA

Autor (*)

Hugo Juan Marelli

(*) Ing. Geógrafo. EEA Marcos Juárez. INTA.

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INTRODUCC10N

La erosión es un proceso de desgaste que ocurre naturalmente, no obstan te, es casi siempre magnificada por la acción del hombre.

Sobre el suelo actúan básicamente dos tipos de erosión:

Geólica (a largo tiempo): Incluye los procesos de erosión y formación de suelo en forma balanceada. Esto dio origen a la mayor parte de la to pografía actual.

Antrópica: La acción del hombre acelera los procesos erosivos debido a la eliminación de la vegetación natural, el exceso de laboreo, a la péE dida de M.O., etc.

En el mundo, la erosión es uno de los principales problemas de la agri­cultura, no sólo porque afecta directamente el sitio donde ocurre, sino debido a los efectos de sedimentación y contaminación que provoca. La pérdida de tierra cultivable en el mundo, es estimada entre 5 y 7 mill~ nes de hectáreas por año, mientras que la proyección de pérdida por de­gradación, para el final de esta centuria, es 100.000 km2 por año.

CARACTERIZACION

La desagregación, transporte y sedimentación de las partículas del suelo por las gotas de lluvia y el escurrimiento superficial definen el proce­so de erosión hídrica. Este se ve afectado por varios factores, como ser, el clima, el suelo, la vegetación y la topografía.

Los factores climáticos tienen un papel importante en la eros~on hídrica, siendo las precipitaciones, tanto en su intensidad como en su duración, el elemento desencadenante del proceso. No obstante, la relación entre las características de la lluvia, la infiltración, el escurrimiento y la pérdida de suelo, es muy compleja.

Algunas características del suelo como su agregación, su textura, su ca­pacidad de infiltración, entre otras, afectan su erosionabilidad.

Si bien la influencia de la vegetación sobre la erosión hídrica, varía con la época del año, cultivo, grado de cobertura, desarrollo de raíces, etc., podemos considerar que el efecto de ésta se relaciona directamen­te con la intercepción, velocidad de escurrimiento e infiltración.

La topografía influye en el proceso a través de la pendiente. Debiéndose considerar su longitud, su magnitud y su forma.

Stallings en 1952 y Meyer en 1979, entre otros, definen el fenómeno de la erosión como un proceso de desagrega~ión de las partículas de la masa de

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suelo, transporte y deposición. Meyer en 1986 describe estos procesos d! ciendo que "la erosión es la desagregación de las partículas primarias y agregados de la masa del suelo por el impacto de la gota de lluvia o de la abrasión del escurrimiento y su transporte por salpicado o escurrúroEn to del agua".

La sedimentación, proceso de deposición del material erosionado transpor tado, ocurre a veces lejos del lugar de origen, pudiendo provocar tanto o más daño que la erosión misma.

El impacto de las gotas de lluvia y el escurrimiento representan los ~ tes externos que trabajan para vencer la cohesión de las partículas dela masa de suelo y provocar su transporte.

Si estimamos que los millones de gotas de lluvia que caen en una hectá­rea de terreno promedian 3 mm de diámetro y considerando una precipita­ción de 850 mm anuales, esto generaría una energía de aproximadamente de 200 Mj (20 millones de kgm), que se disipará contra el suelo, provocando una desagregación por salpicadura en todas direcciones.

Una vez que la capacidad de infiltración y de almacenamiento superficial está satisfecha comienza el escurrimiento, arrastrando las partículas SEl tas y las que su fuerza misma desagrega.

Cuando el suelo está expuesto, la desagregación por lluvia es una acción generalizada. Pero la desagregación por el escurrimiento es una acción di rigida que actúa sobre una pequeña parte del terreno en el cual éste se concentra con velocidades erosivas.

Si bien existe una combinación entre el transporte por salpicadura y por escurrimiento, ambos tienen características propias. Por salpicadura el suelo se mueve hacia los surcos y cárcavas y así es transportado por el escurrimiento conjuntamente con el material que éste desagrega. La cap~ cidad de transporte del escurrimiento está directamente vinculada a la velocidad y turbulencia del flujo.

La deposición ocurre cuando la velocidad del escurrimiento disminuye re~ lizándose en forma selectiva, primero se depositan los agregados y la are na y luego, a mayor distancia, el limo y la arcilla.

El arrastre ocasionado por el escurrimiento tiene tres orígenes princip~ les, 1) Zona entre surcos (EES), donde el escurrimiento no está concen­trado; 2) Zona de los surcos (ES), áreas relativamente pequeñas y transi torias que el productor borra, y donde el escurrimiento comienza a con­centrarse; 3) Zona de cárcavas, expresión máxima del fenómeno erosivo, donde el escurrimiento presenta gran capacidad de arrastre.

Las características del material erosionado depende de la textura del SE lo y de·su estabilidad estructural.

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La estabilidad de los agregados aumenta a medida que éstos se van rompi~ do en tamaños menores. Algunos investigadores muestran que si los agreg~ dos son erosionados solamente por la acción de las gotas de lluvias, co­mo en el caso de la erosión entre surcos, rara vez se siguen rompiendo. No obstante los grandes agregados debido a la erosión en surcos y en cár cavas son más proclives a desagregarse en tamaños menores durante el nans porte.

ANTECEDENTES

La República Argentina aparece en el mercado mundial con sus incipientes exportaciones agrícolas-ganaderas a partir de 1850, haciéndose importan­te su comercio recién a principios de este siglo.

Sus exportaciones estuvieron basadas y lo están también ahora en produc­tos primarios originados en la producción agrícola-ganadera. Uno de los objetivos del gobierno nacional es lograr un aumento consistente en la producción de granos para incrementar las exportaciones. En otras pala­bras, el país necesita del campo, todos necesitamos de la productividad de nuestro suelo.

No obstante,a pesar de ser el suelo el sustento de nuestra producción agropecuaria, del que técnicos pioneros alertaron sobre el deterioro del suelo hace ya más de 30 años y de preliminares medidas legales y admini~ trativaspara cuidar el recurso, la erosión sigue su acción, destruyendo tierras agrícolas o convirtiéndolas en improductivas.

Cuando los primeros inmigrantes europeos fundaron las colonias agrícolas su objetivo fue cultivar el suelo. La aptitud de esos suelos vírgenes era excelente, lo que agregado a la baja capacidad de trabajos extensivos (tracción a sangre) creaban un ritmo de labores que no favorecía la ero sión.

Con la llegada de nuevos contingentes migratorios la frontera agropecua­ria se fue expandiendo y la tierra subdividiéndose a la vez que iba au­mentando la capacidad para labrar el suelo dada la aparición de los pri­meros tractores.

No obstante, fue a partir de 1950, que comienza la mecanización tracto­rización del agro. Se pasó de un parque estimado en 25.0g0 unidades en 1947 a 301.510 unidades en 1979. Esto equivaldría aproximadamente a 0,71 CV/ha considerando la superficie anual cultivada y el parque agrícola (1975-79). Ello trajo aparejado el uso más intenso del suelo que comie!! za a degradarse, y a predisponerse a ser erosionado por el agua y el Vie!! too

A partir de la década del setenta se acelera aún más el uso del suelooon la escalada de la agricultura sobre la ganadería, ejemplo de ello es la

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aparic~on de la secuencia trigo/soja, siendo común en la actualidad ha­blar de agricultura permanente. Si bien esto es una realidad, crea una situación más que favorable para la erosión.

Como corolario podem9S agregar que la superficie agrícola en el país pa­só de 18.000.000 ha~en 1950/51 a 22.000.000 ha en I980/81. En parte del área de los Departamentos Marcos Juárez en la Provincia de Córdoba y Ca­seros, Belgrano e Iriondo en la Provincia de Santa Fe (1.413.910 ha), la superficie 'agrícola pasó de 814.000 ha en 1969/70 a 1.352.300 ha en 1983/ 84, considerando el doble cultivo trigo/soja.

Las consecuencias más dramáticas de la erosión se aprecian en la forma­ción de médanos, cárcavas y en el transporte de sedimentos por ríos y arroyos que se depositan en el Río de la Plata obstaculizando la naveg~ ción. ~

• Pampa Húmeda

Esta región abarca la Provincia de Buenos Aires, noreste de La Pampa, es te de Córdoba, centro-sur de Santa Fe y Entre Ríos. Presenta graves sig­nos de erosión hídrica y una alta susceptibilidad a ella favorecida por el intenso uso agrícola del suelo.

En la Provincia de Entre Ríos,la topografía y las intensas lluvias favo­recen las pérdidas de suelo. El índice de erosividad de las lluvias es elevado en toda la provincia.

Las estimaciones de pérdida potencial para suelo desnudo varían entre 20 y 62 t/ha/año.

En la subregión pampa ondulada, que comprende el norte de Buenos Aires, sur de Santa Fe y sur de Córdoba, el problema de la erosión hídrica es muy importante, dada la potencialidad productiva de estos suelos. Las cuencas de los ríos Carcarañá, Arrecifes y Arroyo del Medio son las áreas de mayor erosión, y donde se han desarrollado trabajos conservacionistas.

Estos suelos que si bien no se caracterizan por pendientes pronunciadas ni se ven afectadas por lluvias excesivamente intensas, son muy erosio­nables dado el intenso uso a que están sometidos. Esto favorece el pla~ chado, limita la infiltración lo que deriva en un aumento del escurr~ to superficial.

Son suelos de textura franco-limosa, con tenores de materia orgánica en­tre 1,5 y 3,5%, valores bajos comparados con el 6% que tenían hace poco menos de 100 años.

La aparición de la soja como cultivo intensivo y su combinación con el trigo (soja de 2da) ha incrementado el uso del suelo haciéndolo más pr~ clive al planchado y a la erosión.

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Datos experimentales obtenidos por laEEA Marcos Juárez, con el simulador de lluvias rotativo, ratifican los beneficios de la cobertura.

Pérdidas de Suelo *

to S Soja/Trigo Trigo/Soja Suelo con cobertura en supo

1er. 1er. Estadio Estadio 4 t/ha de

La- paja trigo branzas

Sistema 3.0 t/ha 1. 6 t/ha Convenc.

0.73 t/ha Sistema Siembra 1. O t/ha 0.4 t/ha Directa

* Lluvia aplicada 95 mm; Intensidad 60 mm/hora.

1er. Estadio: Siembra-Emergencia.

8 t/ha de paja trigo

0.52 t/ha

Suelo Desnudo

4.4 t/ha

La pérdida de suelo probable para un lote con maíz en rotación contínua, con 2% de pendiente y una longitud de 600 m, considerando un suelo Argi~ dol típico, es de 42 t/ha/año.

Mediciones del espesor del horizonte "A" efectuadas en 1957 en un sector de la Cuenca del Río Carcarañá entre Los Surgentes (Córdoba) y Arequito (Santa Fe) por técnicos del Instituto de Suelos y Agrotecnia del Minist~ rio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación, promedian 23 cm. Ob­servaciones efectuadas en los mismos lugares en 1985 (28 años más tarde) permiten calcular un espesor promedio de 17,5 cm. Ello implica una dismi nución de 5,5 cm y considerando la densidad aparente ~A = 1,3 g/cm3 , se tiene que esa diferencia (5,5 cm) representa 715 t/ha de pérdida de 28 años o lo que es lo mismo 25,S t/ha/año.

Una erosión severa del suelo tiene consecuencias también en los rendimien tos. El maíz en un suelo erosionado, con una pérdida de más de la mitad del horizonte "A", tiene un rendimiento estimado en 15 a 20 q/ha. En el cultivo del trigo también se observa una disminución importante, mientras que en la soja, bajo buenas condiciones de lluvia, la disminución debido a la erosión no es tan drástica.

ESTADO ACTUAL DEL CONOCIMIENTO EN EL PAIS

. Relevamiento

La erosión hídrica en la Provincia de Buenos Aires, de acuerdo a los da-

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tos obtenidos, afecta a una superficie de 4.800.000 ha que representa al:. go más del 15% del total de la provincia. El 98\ del total de la superf~ cie afectada por erosión presenta grado moderado y el 2% restante grado grave.

Puede decirse que en la Provincia de Buenos Aires la erosión hídrica es un problema prioritario en la "Subregión Pampa Ondulada", en el área del sistema de Tandilia, en la Pampa Interserrana y en el piedemonte del Sis tema de Ventana. En general en esas regiones predomina el uso agrícola o agrícolaganadero. Se entiende que en un lugar el daño por erosión hídri­ca es moderado cuando el suelo ha perdido entre 5 y 10 cm de su capa su­perficial. Si se toma un valor intermedio de 7 cm y se considera que la mayor parte de la eros.ión se produjo en los últimos 80 años, se tiene en tonces que la tasa anual promedio de pérdida de suelo en ese período, fue de 0,87 mm/año o algo más de 10 t/ha/año.

En la Provincia de La Pampa, se atribuye a eros~on hídrica ligera más de 220.000 ha, en grado severo 220.000 ha y por inundación o anegamiento 50.000 ha, principalmente en los Departamentos de Realicó y Chapaleofú.

Actualmente se estima que la erosión hídrica aumentó a mayor ritmo que la erosión eólica, por efectos de planchado y luego por escurrimiento, motivado por el aumento de intensidad y frecuencia de las lluvias.

En la Provincia de Córdoba la erosión hídrica alcanza proporciones impoE tantes que afectan seriamente su producción agrícola. Este problema que abarca más de 4.000.000 ha se presenta en suelos de alto poder producti­vo.

Esta superficie coincide con el área agrícola, correspondiendo al trigo 700.000 ha, al maíz 850.000 ha, al sorgo 700.000 ha, a la soja 800.000ha (creciendo), al girasol 300.000 ha (creciendo), al maní 150.000 ha y el resto a otros cereales y oleaginosas (valores promedio de los últimos 5 años). Esta distribución coloca a los cultivos de escarda en mayoría, c~ yos ciclos coinciden generalmente con la época de mayores lluvias. Ambas características suman sus efectos para activar la erosión hídrica.

Según estimaciones realizadas en 1981 por el Ministerio de Agricultura y Ganadería de Santa Fe, el 12% de la provincia tenía erosión hídrica en grado moderado a grave. Esto representa unas 1.600.000 ha.

La mayor superficie erosionada coincide con la zona de mayor producción, mejor potencial agrícola, mejor distribución y regularidad de la precip! tación y, por sobre todo, donde se encuentran los suelos de mayor apti­tud.

Estas zonas son las que en los últimos años intensificaron su uso agríc~ la y varias pasaron al doble cultivo anual trigo-soja, sistema que aumen ta el peligro o directamente la erosión.

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La eros~on hídrica en la Provincia de Entre Ríos afecta a una superficie de 2.300.000 ha. que representa el 37% del total de la provincia sin con­siderar el área correspondiente al Delta del Paraná.

El 19% corresponde a erosión moderada, severa y grave y el 18% a erosión leve. Los fenómenos erosivos se manifiestan con mayor intensidad en la mitad occidental y en el extremo SE de la provincia.

El inventario del problema de erosión hídrica en hectáreas afectadas se completa para el país con los siguientes datos:

Erosión hídrica moderada ------ 15.400.00 ha

Erosión hídrica severa-grave ,..,.. 9.600.000 ha

TOTAL 25.000.000 ha

Estas cifras muestran claramente la importancia del fenómeno. No obstan­te, es muy poco lo que se ha hecho para conocer el proceso de erosión h! drica en sus fases básicas (infiltración, escurrimiento, pérdida de sue­lo, etc.).

Dentro de lo realizado en investigación básica en eros~on hidrica cabe mencionar, entre otros, la utilización de parcelas fijas de escurrimie~ to (Castelar, Paraná, Balcarce, Pergamino) que permiten obtener valores totales de pérdida de suelo; y la utilización de parcelas con lluvia si­mulada (Marcos Juárez) para conocer la evolución dinámica del proceso er~ sivo básico y su interrelación con prácticas de conservación y sistemas de labranza.

Otras actividades fueron también desarrolladas para predecir la pérdida de suelo anual mediante la utilización de la Ecuación Universal de pérd!, da de Suelo. Al respecto, cabe aclarar que dado que la misma se basa en datos experimentales, se debe tener cuidado en su uso cuando las condi­ciones a considerar se alejan de las que se consideraron para su formul~ ción. Tal el caso cuando se pretende estimar la erosión por concentración de escurrimiento debido a que esta ecuación considera solamente la. el:OSión entresurcos y en surco en forma conjunta.

Además, se está recién intentando la utilización de modelos matemáticos para la cuantificación del proceso de erosión. Pero desafortunamente,es­tos modelos requieren de muchos datos básicos para el cálculo de los coe ficientes, exponentes y parámetros, por lo que su uso deberá ir precedi­do de una investigación de base, y de ámbito regional para alcanzar una correcta caracterización local del proceso.

PROPUESTAS Y PRIORIDADES

Como primera prioridad, debe propiciarse el estudio y la investigación sobre el proceso erosivo básico, como así también sobre los efectos de la erosión en la productividad de los suelos.

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Dado que la erosión entre surcos y en surco son el resultado de la acción de la lluvia y del escurrimiento, el estudio por separado de ambas nos ll~ vará a una mejor comprensión del complejo proceso erosivo y nos permitirá el desarrollo de prácticas conservacionistas más e~icientes.

Es esta complejidad la que evita por ejemplo cualquier simple cálculo del factor de erodibilidad de suelo. Una ecuación que permita la predicción' universal del "k", no existe. Podemos conseguir precisas estimaciones de k, de la medición directa de parcelas con escurrimiento natural, si se re~ liza un largo período de observación sobre parcelas "unidad". Obtendremos buenas estimaciones con lluvia simulada, si el patrón de lluvia aplicado es el correcto. Conseguiremos estimaciones indirectas, (nomograma) de k, si se tiene especial cuidado en los datos básicos necesarios. Si esto no ocu rre, cometeremos sustanciales errores. (Romkens/1985).

De lo antedicho se deduce que se hace necesario incrementar los trabajos de investigación relacionados al estudio del proceso erosivo mediante la utilización de parcelas fijas con escurrimiento natural y parcelas conllu via simulada.

Las parcelas fijas deberían establecerse en áreas típicas representativas ya sea en cuanto a tipo de suelo, patrón de lluvia, y magnitud de la ero­sión. En cambio, y considerando su versatilidad, sencilléz y condiciones actuales, el uso del simulador de lluvia debería generalizarse en todos los lugares con problemas de erosión. Ello permitirá:

l°) que se conozca, visualice y estudie el proceso erosivo local.

2°) que se estudie el comportamiento de sistemas de labranza en el proceso de erosión.

3°) fundamentar bases firmes para investigaciones más sutiles y complejas.

4°) una completa y comprensible docencia en el tema.

Creo que en estos momentos debería existir en todo ámbito técnico/cienti fico relacionado con la problemática erosión-conservación un equipo simu lador de lluvias como herramienta básica de estudio e investigación. La EEA Marcos Juárez viene trabajando con simuladores de lluvia desde 1976. En la actualidad ha construído y entregado equipos de lluvia simulada a las Facultades de Agronomía de Río IV, Buenos Aires y Rosario, y a las EEA El Sombrerito (Corrientes), Paraná (Entre Ríos), Rafaela (Santa Fe)

Trabajos experimentales relacionados al efecto de la eros~on sobre la pr~ ductividad constituyen emprendimientos muy complejos, pero que ya deberúm plantearse. Muchas experiencias se realizaron sobre suelos decapitados,s! mulando los efectos de la erosión sobre la productividad.

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Según estudios realizados en la EEA Marcos Juárez (Weir, 1978) un suelo de la Serie Marcos Juárez decapitado artificialmente produjo la siguie~ te variación en la producción de materia seca del agropiro alargado:

Profundidad de la Decapitación

(cm)

o 20 30 50

Producción de la Materia Seca de 'Agropiro Alargado en kg/ha

3.300 2.800 2.170 1.960

No obstante, rara vez un sólo investigador o un equipo pequeño llega a tener los conocimientos para diseñar experiencias que proporcionen una solución definitiva y ampliamente aceptable. Expertos en suelo, en pro­ducción de cultivo, en manejo y uso de agua, en evaluación de ~erosión, en estadística, en economía, son necesarios para lograr un enfoque com­pleto del problema.

Ciertamente estos trabajos deben enfocarse para conocer el proceso eros~ vo local y como la eros~on afecta la productividad actual y como afecta­rá la futura. Esta tarea experimental debería contestar las siguientes preguntas:

¿Cómo se desarrolla el proceso de erosión hídrica atendiendo a las ca­racteristicas locales?

¿Qué cultivo y qué cultivares son los que mejores se adaptan a los di­ferentes niveles de erosión pasada para diferentes suelos y condicio­nes de cultivo?

- ¿Puede la irrigación compensar la baja disponibilidad de agua del sue­lo debido a la erosión pasada y puede el riego utilizarse sin causar más erosión?

¿Qué práctica de manejo es más efectiva para diferentes niveles de ero sión pasada en distintos suelos y cultivos?

- ¿Qué medios se requieren para restituir la productividad en tierras se riamente erosionadas?

- ¿Qué experimentos son necesarios para definir una relación desde el pu~ to de vista económico entre la erosión del suelo y la producción de los cultivos?

¿Qué experimentos son necesarios para apoyar el desarrollo de los mo­delos matemáticos?

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Obviamente, los detalles de procedimiento para la conducción de experi­mentos relacionados a la erosión-conservación/productividad serán mejor desarrollados por cada equipo de técnicos atendiendo a sus metas, obje­tivos y situaciones regionales.

No obstante, se hace necesario una adecuada coordinación nacional para esta experimentación, que en definitiva tiende a promover el bienestar general a través del "simple" cuidado de nuestro suelo.

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EFECTOS DE LA EROSION DEL SUELO

Autor (*)

Adolfo E. Glave

(*) Ing. Agr. EEA Bordenave. INTA.

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RESUMEN

El precario equilibrio de los suelos de la reqión pampeana semi árida, influyó para que

se muestren fácilmente vulnerables al deterioro por erosión eólica.

La erosión eólica que predominó en la reqión semlárida pampeana, con formaclbn de tor­

mentas de polvo, se suceden continuamente hasta principios de la década del 60. Este

fenómeno afectó en grado moderado a severo, un 46% de la superficie de la reqión semi­

árida y un 10\ en estado muy grave, que a través de los años se producen importantes

pérdidas de suelo, fracasos de cosecha y traslado de haciendas a otras zonas del pals.

A partir de la década del 60, la erosión eólica subsiste en menor grado y comienza a

manifestarse con mayor fuerza la erosión pluvial. El planchado de los suelos se inte~

sifica con el mayor uso de los mismos, sobre todo en primavera en la reqión semiárida

y subhúmeda, originando principalmente en la última zona importantes voladuras, como

al sur de Santa Fe, oeste y sudeste de la Provincia de Buenos Aires.

En la actualidad, el desarrollo de diferentes sistemas de producción, hace posible m~

nejar con mayor eficiencia el agua en el suelo, y evitar las pérdidas de tierra por

erosión. El uso adecuado de los residuos de cosecha acompañados de programas de manejo

de suelos, siembra especializada, rotaciones y la fertilización, son valiosos recursos

que el productor posee para aplicar y reducir el riesgo de la erosión.

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ANTECEDENTES SOBRE LA EROSION EOLICA; EN LA REGlON PAMPEANA

- En una obra de C. Darwin (Londres 1845), el autor refiriéndose a zonas de las provincias de Buenos Aires y Santa Fe, señaló la gravedad deUM prolongada sequía que generó múltiples tormentas de polvo que dificul­taban la visibilidad.

- En el partido de 25 de Mayo, Buenos Aires, en 1872, L. Olivera traba­jó en fijación de médanos con estacas de sauce llorón.

- Durante una excursión explorativa realizada en 1876, entre Trenque La!! quen y Guaminí, Maximiliano de Flurier describió la sucesión de méda­nos y lagunas y destacó su importancia.

- En 1884, F. Ameghino señalaba la extrema alternancia de períodos secos y lluviosos en la provincia de Buenos Aires ocasionando éstas inmensas inundaciones que describió detalladamente e intensas sequías.

- En 1894, en su libro sobre la agricultura y la ganadería de la Argenti na, Carlos Lemee describe las intensas "polvaredas" y tormentas de PO.!. vo, levantadas por el viento pampero durante las periódicas sequías.

- En 1900 el Ing. Luiggi inició trabajos de fijación de dunas en la Base Naval de Puerto Belgrano.

- En el Boletín Oficial del Ministerio de Agricultura en 1901, P.J.IsSO!! ribehere se ocupé de la fijación de arenas movedizas mediante la plan­tación de árboles.

- Levy Tron describió en su libro sobre la Colonia Villa Iris (Partido de Puán, provincia de Buenos Aires), los desvastadores inceridios ocu­rridos en 1905, en campos naturales y cultivados y las intensas vola­duras de tierra ocurridas durante la gran sequía del período 1911-13.

- También a principios del siglo P. Bovet (1910) registr6 las dificult~ des del F.C. Pacífico (hoy San Martín) por la invasión de arena en la zona como consecuencia del sobrepastoreo. Ya el año anterior se había declarado expropiables tierras aledañas a las vías del mismo ferroca­rril para proteger la infraestructura férrea.

- Durante la segunda y tercera décadas de este siglo, hubo numerosos tr~ bajos dedicados al problema de los médanos y las dunas, entre los que cabe mencionar a E. Ferreyra (1910), R. J. Velazco (1912-13), V. de la Plaza (1915), H. Miatello (1915, 1917, 1918), Backhouse (1916), W Jai­me Molins (1918), A.J. Desimone (1918), C.T. Girola (1919), A. Mirolli (1920), P.T. Canela (1925), E. Etcheverry (1928) y E. Medina (1930), juntamente con la descripción de la erosión y los médanos se mencion~ ron como medios de fijación la plantación de álamo italiano y caña Ca~ tilla y la siembra de centeno. Varios de los autores citados señalaron los perjuicios ocasionados a las vías férreas.

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- En la década del 30 la erosi6n eólica adquiri6 trascendental importan­cia a nivel nacional y comenzó lo que podría denominarse acción oficial con la creaci6n de la Divisi6n Suelos. En 1936-37 culminó la sequía más intensa del siglo que provoc6 ingentes daños en la pampa semiárida, ta~ to al suelo como a la infraestructura vial y ferroviaria. Ello generó fuertes reacciones y aparecieron valiosas contribuciones para el cono­cimiento, prevenci6n y lucha contra el fen6meno. El~e Juan V. Montl celli public6 en 1938 un estudio importante sobre la Pampa Central, en el que la erosi6n e6lica y los médanos adquieren destacada considera-~. ción. El 9-12-38, el presidente Roberto M. Ortiz dictó un decreto por el que se cre6 la Divisi6n de Suelos, que se constituyó en el primer servicio específico del Ministerio de Agricultura de la Naci6n. En 1939'"' A. Arena y J. Román Guiñazú publicaron un estudio básico sobre la ero­sión y la sequía en la región central semiárida (sur de C6rdoba, este de La Pampa y sudeste de San Luis).

- En la década del 40 se inici6 la tarea conservacionista organizada. Raúl Frigerio con un enfoque pionero relat6 en sucesivos aportes apar~ cidos en 1939, 1940, 1941 Y 1943, el aprovechamiento de los rastrojos y malezas para formar cobertura protectora contra la erosi6n causada por el viento.

En 1940 se realizó la primera reunión de agrónomos regionales, predec~ sores de los actuales agentes de extensión, quienes formulan indicaci~ nes técnicas precisas para la defensa contra la erosión del suelo, pu­blicadas en un boletín del Ministerio de Agricultura. También en 1940 a propuesta de Dante Artig6, el 111 Congreso de Ingeniería, reunido en C6rdoba, declara que es urgente aplicar medidas técnicas agronómicas, económicas y sociales para enfrentar la erosi6n acelerada. (Lo mismo que declararía en 1984 en sus conclusiones y recomendaciones la Prime­ra Conferencia Nacional sobre erosi6n y Conservación del Suelo en la Argentina). Asimismo en 1940 a propuesta de la División de Suelos, el P.E.N. envía al Congreso de la Nación el primer proyecto de Ley de Con servación de suelos.

- Como resultado del primer relevamiento orgánicamente realizado por el Instituto de Suelos y Agrotecnia entre 1944 y 1947, en 1948 apareció un volumen de 250 páginas con un informe completo sobre la erosi6n eó­lica en la regi6n pampeana semiárida. Gran parte de los datos hasta 1940 provienen de esta fuente.

- En 1946-47 aparecieron tres pequeños volúmenes de Casiano V. Quevedo, primer aporte sistematizado de divulgación técnica sobre los principios y prácticas de la conservaci6n del suelo.

- El problema de fijaci6n de las dunas costeras de la provincia de Buenos Aires fue encarado en forma empírica con éxito por hombres como Carlos I.Gesell y Carlos Guerrero que realizaron extensas plantaciones estabi lizadoras.

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- Osear Moretti en 1947 publicó una importante contribución sobre el pr~ blema dunícola y sus soluciones, luego de realizar. numerosas experien­cias de fijación de dunas en el litoral marítimo bonaerense.

Una descripción de la primera red de 'ensayos agro técnicos de la regióll pampeana semiárida, elaborada por A.J. Prego y L.A. Tallarico, que ap~ rece en 1949.

En la década del 50 se efectuaron varios reconocimientos semidetalla­dos de erosión eólica en los sectores semiáridos de Buenos Aires,Córd~ ba y La Pampa y contribuciones que mejoraron el conocimiento de la pr~ blemática respectiva.

En la década del 60 se llevó a cabo durante más de un quinquenio \ID. so~

tenido plan de 'prevención y lucha contra la erosión y establecimiento y manejo de pasturas que agrupó en una organización coherente a las 20 agencias de extensión de la región semiárida pampeana. Además de los jefes de las 20 agencias y ayudantes técnicos capacitados en un curso especial dictado al efecto, participaron activamente en la planifica­ción y desarrollo técnico. Entre otros participaron como instructores G. Covas, A.D~Hiriart, H. Fisher, A.E. Glave, J. Ipucha Aguerre, M. Monsalvo, F. Nuñez Vasquez, H.F. Peters, A. J. Prego, C.V. Quevedo y R. Silberman. Esta acción generó una interesante respuesta de los pr~ ductores en los 20 millones de hectáreas que abarcó el proyecto.

- Como consecuencia de la creación del INTA y del funcionamiento del Programa de Conservación y Manejo de suelos, se fueron formando impoE tantes grupos de trabajo entre otras, en las estaciones experimentales de Anguil, Balcarce, Bordenave, Colonia Benítez en sus comienzos, Co­rrientes, Manfredi, Marcos Juárez, Misiones, Paraná, Pergamino, Rafae la, Reconquista, Saenz Peña, Salta, San Luis y Trelew. Paralelamente ocurría lo mismo en las Facultades de Buenos Aires, Corrientes y Ba­hía Blanca. Años más tarde Córdoba, Río Cuarto, Tucumán y Mendoza.

- En 1961, en la revista Ciencia e Investigación, Prego presenta la pri mera descripción panorámica de la erosión eólica en la República A~_ tina.

- En la Estación Experimental Agropecuaria de Bordenave y su área de in­fluencia en el sudoeste de la provincia de Buenos Aires, después demás de 26 años de ininterrumpida labor experimental y demostrativa en mat~ ria de aprovechamiento racional del agua pluvial y de prevención y lu­cha contra la erosión, Adolfo E. Glave y colaboradores desarrollaron un adecuado sistema de agricultura conservacionista para la producción de granos, especialmente para el cultivo principal de la región semi­árida pampeana el trigo, en condicknes de secano.

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- En 1987 en el campo que posee la FECIC en Bahía Blanca, se constituyó por iniciativa del Consejo Científico Consultivo del Centro de Promo­ción de la Conservación del Suelo y Agua, una Unidad experimental y d~ mostrativa en conservación del suelo y manejo co~ la coordinación del Ing. Adolfo E. Glave.

- Toda esta información ha sido extraída del libro "El deterioro del am­biente en la Argentina", obra que resume la problemática y estado de los suelos en el país. Esta contribución ha sido elaborada por el Cen­tro para la Conservación del suelo y del agua (PROSA), FECIC (Fundación para la Educación Ciencia y Cultura). Bs. As. 1988.

LAS GRANDES REGIONES AGROPECUARIAS NATURALES DE LA REPUBLICA ARGENTINA

La República Argentina posee una extension de 2.800.000 km2 en su sector continental, o sea 280.000.000 ha, delimitada por los paralelos 22°y 55° de latitud S y entre los meridianos 54° y 74° de iongitud oeste.

Las lluvias se presentan en el país según las siguientes tendencias: des de el río Colorado hacia el norte del país, con registros que superan los 1.700 mm, como la parte oriental de la provincia de Misiones y disminuyen hacia el oeste, al pie de la cordillera de los Andes, con registros infe­riores a 100 mm, como los datos obtenidos en el valle de Ullúm de San Juan.

En cambio al sur del río Colorado, la situación se torna inversa, la máxi ma concentración de lluvias se produce al oeste sobre la cordillera de ka Andes con registros que superan los 1000 a 3000 mm, disminuyendo hacia él este de la meseta patagónica, con registros inferiores a 200 mm.

En ambas situaciones, las lluvias influyen en el ambiente natural, de tal modo que modifican la naturaleza y hacen aparecer con mayor frecuencia ka signos de aridez, que adquieren su máxima expresión al oeste en el sector norte y al este, en el área patagónica.

De tal modo que de ambientes boscosos a selváticos, se va trasponiendo a ambientes con menor vegetación y exigencias en cuanto a lluvias, como los parques, monte occidental, pastizales, estepas y desiertos. En cada éIlbi.e~ te presenta la influencia cada vez mayor de los signos de aridez.

Aridez significa sequedad, desecación y proviene de las voces latinas "aridus". La aridez se manifiesta por la falta de'humedad en el ambiente (suelo y aire) y tiene influencia en todas las formas de vida (animal y vegetal) y también en el ser humano.

Es decir todo lo que significa árido, tiene un origen climático. La ari­dez produce un balance hídrico negativo, entre la producción de agua y la evapotranspiración potencial. Es la causa inmediata.

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Sequía en cambio es la falta de humedad, de manera transitoria y puede ocurrir en forma periódica o accidental de larga duración. La sequía es un fenómeno que puede manifestarse tanto en los ambientes húmedos, como en la semiárida y árida. La sequía es la causa mediata a un cambio en la circulación atmosférica.

Para determinar la intensidad y extensión de la aridez en Argentina, se ha adoptado la fórmula del balance hídrico de Thornthwaite.

El estudio de los valores de exceso y deficiencias de agua, en estacio­nes meteorológicas, tienen en cuenta la capacidad de almacenaje de agua en el suelo y el tipo natural de vegetación. La evapotranspiración pote~ cial se calculó de la fórmula de Thornthwaite la cual resulta de una fun ción obtenida de la temperatura media del aire y de la longitud del día.

El análisis de los datos meteorológicos de todo el país, permitió esta­blecer el balance y determinar valores que permitieron dividir al país en regiones hídricas, tal lo realizado por Burgos y Vidal en 1951.

Con estos valores y sumado al aporte realizado en 1957 por el Instituto, de Suelos, se estable~ió una clasificación agronómica que divide al país en tres grandes r·egiones agropecuarias naturales: húmeda, semi árida y ár.! da.

Dado que fue necesario fijar limites, éste se trazó de acuerdo a fenóme­nos que se originan gradualmente y sectores de transición.

Para delimitar la región semiárida de las otras dos grandes regiones, se utilizó como criterio básico el concepto que, para lograr una agricultu­ra extensiva y segura, deben aplicarse un conjunto de técnicas de manejo de suelos, completamente diferentes a la empleada en la región húmeda, dando preferente atención a la conservación y almacenamiento del agua de lluvia y a las prácticas de conservación de suelos. En cambio en la re­g10n húmeda no fue tan válido el criterio de la conservación del agua, dado que puede hacerse con éxito, agricultura extensiva e intensiva.

En cuanto a la delimitación de la región árida, se tuvo en cuenta que aún empleando técnicas especiales de conservación y almacenamiento del agua,éstas:-n:nron 1.0 sufictente'_cOJilo para cubrir las necesidades de los cul­tivos agrícolas, por lo que se debe recurrir al riego, para tener resul­tados positivos.

Bajo tres grandes regiones agropecuarias queda delimitado el territorio nacional, de los cuales la región húmeda ocupa alrededor de 68.000.000 ha (25% de la superficie total del país), la región semiárida con 48.000.000 ha o sea el 15%, y la árida que ocupa la mayor extensión, con 170.000.000 ha (60%), lo que significa que en nuestro país, el 75% de la superficie se halla en condiciones de aridez, que se E!xige la aplica ¡ción de determinadas prácticas especiales capaces de hacer producir los 'cultj:Vós de manera exitosa. '

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Estas grandes regiones agropecuarias naturales, se dividen a su vez en subregiones, siendo las siguientes:

Región

'Húmeda 25%

Semiárida 15%

Arida 60%

Subregión'

f Pampeana Chaqueña Correntina

1 Misionera Tucumano salteña Andino patagónica

) Pampeana

l Chaqueña

Chaqueña Prepuneña Puneña Del Monte Patagónica

Las regiones semiáridas y áridas se hallan comprendidas en la diagonal d~ sértica de América del Sur, siendo ésta una amplia faja que se inicia en las costas Patagónicas, extendiéndose al Noroeste argentino y ocupando~ te de los territorios de Bolivia, norte de Chile y Perú, llegando a alean zar la parte occidental del Ecuador.

DISTRIBUCION E IMPORTANCIA DE LA EROSION EOLICA EN LA ARGENTINA

En 1939, el Ministerio de Agricultura y Ganadería de la Nación lleva a c~ boel primer reconocimiento de la erosión en el país. Dicho Ministerio re~ liza en 1948 un segundo estudio sobre la erosión eólica en la región pam­peana, dando la siguiente superficie afectada en distintos grados de in­tensidad, 20.000.000 ha.

En 1957 el Instituto de Suelos y Agrotécnia' estima que de 34.254.000 ha de tierras cultivables, el 47% estaban afectadas por la erosión eólica o sea 16.000.000 ha.

Entre 1956 a 1979, la erosión eólica se incrementó en un 12,5%, pasando de 16.000.000 ha a 18.000.000 ha.

La información recogida mediante la consulta a numerosos técnicos de to­do el país en cuanto a la degradación de los suelos en la Argentina (EE:IC)

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..-/ 1988 permitió disponer datos de 18 provincias con un total de 2l.~.OOO ha erosionadas por voladuras. Esta cifra de 18 provincias representa el 80\ del país.

En la región semiárida pampeana se estima sobre una superficie de 24.000.000 ha, que el 46\ de dicha superficie se halla afectada por erosión eólica, en grado moderado a severo, o sea 11.000.000 ha. En esta información no se considera la erosión con grado ligero, cuyas cifras se desconocen.

En la pctualidad el área más afectada por la erosión eólica en la Argent! na, se halla ubicada en el noreste y sureste de la provincia de La Pampa, oeste y suroeste de Buenos Aires, centro y sur de Córdoba y sur de la pr~ vincia de San Luis.

Se o~servan signos de erosión eólica en áreas locales de las Provincias de Salta, La Rioja, Sector occidental del Parque Chaqueño, Neuquén, Río Negro, Chubut y Santa Cruz.

De acuerdo a los datos de hectáreas afectadas por la eros~on eólica,se e~ timó que gran parte de la región pampeana semiárida y sectores locales de las demás provincias, se encuentran en forma permanente, expuestas a la acc~on del fenómeno. Parte de ella aproximadamente un 10\ se encuentra en estado grave, afectando su capacidad de uso.

Sin embargo el suscripto estima que el ritmo de avance que llevaba años atrás la erosión eólica, ha ido reduciéndose de manera positiva y visi­ble, en la mayor parte de la región semiárida pampeana. Este hecho se d~ bió posiblemente al efecto benéfico del clima sobre la región, qu~ por un a~ento en la precipitación de manera significativa, atenuó el fenómeno. Además la acción desarrollada por parte de las instituciones de investiga ción, extensión, educación y la del productor, frente al problema contri= buyó positivamente a reducir los efectos de la degradación de los suelos, en esta amplia región del país.

La formación de tormentas de tierra que dieron lugar a las "ollas de po! vo" (Dust boul) , se suceden continuamente hasta la última gran sequía de 1960/62.

Se citan tormentas de polvo entre los años 1950 a 1954, en la Sub-Est~ Experimental de Guatraché (La Pampa), en un promedio de 29 días con'tor­mentas de tierra (a un promedio de 7 tormentas por año).

En muchas oportunidades estas situaciones se repiten con resultados espec taculares e históricos para la conservación de los suelos. Se citan los -siguientes períodos o años de sequía: 1901-1902-1906 a 1910. 1916, 1928-1929, 1935 a 1938, 1948 a 1951, 1960 a 1962 y de menor significación~.

Entre los años 1960 a comienzos. de 1963 se registra una de las sequías más graves del siglo en el Sudoeste de la Provincia de Buenos. Aires y su~

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este de La Pampa, con pérdidas totales de la produ~ción agrícola-ganade­ra. Durante estos años se midieron pérdidas de suelo fértil de 10 a 30 ton/ha/día (Bordenave), cuyas partículas de suelo suspendidas llegaron a oscurecer varias ciudades del país, como Buenos Aires, Rosario, Paraná, Bahia Blanca y llegando el polvo del suelo argentino a Uruguay, Brasil (Porto Alegre) y Paraguay.

En estas tres últimas décadas el aumento de las precipitaciones en la m~ yor parte de la región semiárida y subhúmeda, incidió marcadamente sobre el desarrollo de procesos hidromecánicos con pérdidas de suelo y fertili dad creciente. Este fenómeno ha incidido marcadamente sobre los suelos sobrepastoreados y principalmente por laboreos de suelos desnudos sin co bertura.

Así se puede observar voladuras de suelo por planchado, en tierras labra das para siembras estivales en la región semiárida pero sobre todo en zo nas subhúmedas, como en el sur de la provincia de Santa Fe, partidos del oeste de la provincia de Buenos Aires, Trenque Lauquen, Villegas, Pelle­grini, Salliqueló, Guaminí, Puán, Saavedra, Tornquist, Cnel.Dorrego,Tres Arroyos, San Cayetano, Necochea.

Principales causas que provocan la erosión eólica:

Mientras las condiciones del medio ambiente se mantienen en equilibrio la erosión no se manifiesta, o si ocurre lo hace en forma normal. Cuando in terviene el hombre y aplica métodos o prácticas inadecuadas al medio, el equilibrio se resiente y comienza a gestarse el fenómeno de la erosión.

Las causas directas de la erosión eólica son numerosas, siendo las prin­cipales las siguientes:

l. Sequías estacionales. 2. Precario equilibrio de la reg~on semiárida. 3. Manejo irracional de la deforestación. 4. Laboreo de tierras sin capacidad de uso. 5. Excesivo pastoreo o sobrepastoreo de las forrajeras naturales

y cultivables. 6. Falta de correctas rotaciones. 7. Epoca, oportunidad e intensidad de los laboreos y siembra. 8. Denudación de los suelos por laboreo o pastoreo. 9. Herramientas inapropiadas para la labranza de los suelos y siemma.

10. Desconocimiento real de la capacidad receptiva de los campos de pastoreo.

Factores que influyen en la erosión eólica:

Los factores principales que determinan la magnitud y características del fenómeno son: el clima, las propiedades físicas del suelo, la vegetación y la topografia del terreno.

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Cuadro de los principales factores:

Clima: Viento, velocidad y dirección. Humedad y precipitacione~. Temperatura.

Propiedades físicas del suelo: Textura, estructura y materia orgánica.

Vegetación: viva o muerta (rastrojos). Topografía del terreno: Llano, ondulado, quebrado.

Formas de erosión:

La erosión eólica en la reg~on semiárida pampeana se presenta bajo dife­rentes formas, siendo las principales las siguientes: erosión masiva, s~

lectiva, horizontal, playa, excavaciones, acumulaciones arenosas, médanos fijos y activos, dunas.

Técnicas de prevención y control de la erosión eólica:

Las técnicas de prevención son las medidas a tomar en cuenta para evitar los riesgos o comienzos de la erosión, en cambio el control o lucha, def! ne la detención o impedimento del avance de la erosión, en sus diferentes formas o manifestación.

Las medidas de prevención son todas aquellas que se refieren al aprovecha miento del recurso suelo, como son la labranza conservacionista, la eco1ó­gica,los sistemas de producción, las rotaciones, el cultivo en franjas,y la labranza química.

En cambio las medidas de control, llamadas también auxiliares, sirven pa­ra contrarrestar o cOmbatir la erosión, como la forestación, praderización de médanos, cubiertas plásticas o químicas en áreas medanosas, trasplante.

DESARROLLO DE LA AGRICULTURA EN LA REGION SEMIARIDA PAMPEANA

En la región semiárida pampeana la agricultura convencional, es uno de ks sistemas de producción de mayor difusión como la llamada monocultura tri­guera. La forma de manejar los suelos y repetir los cultivos predomina~ hace que se le denomine también, agricultura tradicional. La utilización de este sistema en esta amplia región, trae como consecuencia efectos ne­gativos bien conocidos como es la extracción de elementos nutritivos, de­gradación física y química, compactación, destrucción de la materia orgá­nica y erosión.

Es bien sabido que las labores en la preparac~on del suelo, insumen la ma yor cantidad de tiempo y energía,reduciendo la capacidad de retención de, agua y exponiendo los suelos a la erosión.

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Con este sistema tradicional convencional, año tras año, se mueven mill~ nes de toneladas de suelo, con gran gasto de energía, predisponiendo al suelo a un rápido y creciente desgaste.

En general y en la actualidad, el productor de esta vasta reg~on sem~ar~ da conoce las propiedades y cuidado que se le debe tener al. suelo, pero la falta de una buena planificacion y elección del sistema, se ve imposi bilitada su aplicación. El contínuo uso de la maquinaria común, influyen en la preparación del suelo y en los resultados finales de su empresa.

En cambio con la agricultura conservacionista, que técnicamente consiste en el empleo de la labranza bajo cubierta de rastrojo y la secuencia al-ternativa de cultivos anuales con ciclos pastoriles, el suelo no ve comprometida su estabilidad. En las tareas de remoción del suelo, se ut! lizan los residuos de cosecha como elemento protector y formador de sue lo. Este sistema ofrece la alternativa de permanecer cubierto durante la preparación del suelo y siembra, esta mayor acumulación de materia orgá­nica sobre la superficie del terreno, evita la compactación y degradacüD por erosión.

La agricultura conservacionista mejora notablemente la estructura y las propiedades físicas y químicas del suelo. El uso racional por parte de la ganadería, permite disminuir la degradación física del suelo. La alter­nancia de cultivos de gramíneas y leguminosas, interactúan positivamente sobre la estructura y fertilidad de suelo.

La agricultura conservacionista engloba una serie de prácticas que tie­nen como objetivo reducir la erosión del suelo, favorecer la acumulación de agua y materia orgánica, ahorra energía y conserva el suelo.

En cambio la agricultura ecológica es un sistema que pone énfasis en la preservación del suelo, por el no laboreo del mismo.

En la mayoría de los países del mundo, el aumento del uso del suelo, ha predispuesto a un rápido y creciente deterioro, que en algunos de ellos se ve seriamente afectada su capacidad de producción, por erosión.

Esta práctica elimina totalmente el laboreo del suelo para la siembra de un cultivo, reemplazando las mismas por el uso de productos químicos que eliminan la maleza espontánea y facilita la acumulación de agua en el~ filo

La mayor cantidad de residuos de los cultivos sobre la superficie del t~ rreno, hace del mismo una excelente cobertura para evitar' las voladuras de los campos o el escurrimiento del agua de lluvia.

La siembra se realiza a través de la cobertura existente, mediante la aplicación de elementos cortadores de rastrojo y dispositivos de coloc~ ción de la semilla en el suelo y compactación del surco de siembra.

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Las múltiples ventajas que ofrece este sistema, es el de reducir al máxi­mo la erosión del suelo, mejorando la captación y acumulacion del agua en el perfil del terreno. El menor tránsito de herramientas, elimina el pla~ chado y encostramiento del suelo. La cobertura sobre el terreno actúa co­mo agente regulador del escurrimiento y carreteo de las partículas sobre el suelo.

Ambos sistemas conservacionistas requieren de parte del productor, un m~ jor conocimiento y pericia, mucho más elevado que con el sistema tradicio nal.

Propuestas y prioridades:

De lo expuesto sobre el problema que presenta la erOS10n semiárida pampe~ na y subhúmeda, en cuanto a la erosión eólica, surgen algunos aspectos cri ticos para combatir o controlar el problema.

Es conocido que existen soluciones en investigación sobre el tema, pero se necesita actualizarlos y transferirlos al medio, para evaluar y cuan­tificar los resultados logrados. Principalmente entre las medidas de co~ trol de la erosión eólica, la mayoría probados hace un par de años, pero que en la actualidad posiblemente por diversos motivos (económicos-desc~

nocimiento) no se aplican.

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BBGIOIJ SBIU.AIUDA PAIIPEAIIA

{

MODERADA E3 EROSION EOLICA

. GRAVE S EN AVANCE ~

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DINAMICA DEL AGUA SUPERFICIAL EXCEDENTE

Autores (*)

Egidio S. Scotta

Osvaldo F. Paparotti

(*) Geol. e Ing. Agr. EEA Paraná. INTA.

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RESUMEN

El agua superficial excedente es la fracción de la lluvia que no se incorpora al suelo a través de la infiltración. Este proceso es muy importante para la producción porque en ~ si todos los casos, la cantidad de agua que infiltra es la que determina si habrá o no s~ ficiente agua 'para los cultivos.

Desde ese punto de vista mientras'más eficientes sean las técnicas de captación de agua, menores serán los volúmenes de agua excedente que deban evacuarse controladamente de un campo. Aunque este aspecto de la captación tiene su limite, puesto que cuando el suelo se satura las posibilidades de captación se minimizan y las precipitaciones se transforman en excedente.

En la Estación Experimental Agropecuaria Paraná del INTA los volúmenes que se pierden se miden en parcelas con distintos cultivos, prácticas de manejo y longitudes de pendiente. En promedio las pérdidas varIan entre 10 y 40\ según cobertura y humedad antecedente, pe­ro para algunas lluvias los valores son muy superiores.

Los problemas originados en los suelos por el agua excedente se pueden tipificar bajo dos formas de análisis. Cuando el relieve es ondulado los excedentes de agua escurren por la superficie produciendo erosión hldrica. Se manifiesta, entonces, la necesidad de aplicar técnicas conservacionistas. Cuando el relieve es definidamente plano o planocóncavo, se produce encharcamiento por presencia de lámina de agua en superfiCie. En este caso de aCUE!! do con la magnitud y frecuencia del fenómeno, se requiere la aplicación de distintas té~ nieas de drenaje.

A partir de ello el manejo del agua de lluvia debe tender en primer lugar a aumentar al ~ ximo posible su captación e incorporación al suelo y, en segundo lugar, a una eliminación planificada y controlada del excedente, para evitar problemas de erosión y drenaje.

Investigaciones desarrolladas en la EEA Paraná del INTA, determinaron que la infiltración inicial en suelos tlpicos del área oscila entre 28 y 25 mm/hora, mientras que la velocidad de infiltración para condición de saturación o próxima a ella, oscila entre 2,3 y 2,1 mm. A medida que el suelo se va saturando la velocidad de infiltración toma valores intermedios entre los extremos mencionados.

En cuanto a las técnicas conservac1onistas, ellas tienen por finalidad disminuir la veloc,! dad del escurrimiento, de manera que se controle su acción erosiva.

El escurrimiento produce erósión laminar y las técnicas conservacionistas más comunes con sisten en cubiertas de residuos, franjas empastadas, cultivos en contorno, cultivos en -franjas alternadas y terrazas. La eficiencia relativa de cada práctica puede estimarse con la aplicación de la EUPS.

La escorrentla genera erosión en cárcavas, as! como erosión de costas, problemas que sue­len adquirir gran magnitud en áreas con red de avenamiento muy densa y pendientes muy pro nunciadas. Las técnicas más comunes de control de cárcavas y erosión de costas consisten~ entre otras,en relleno de zanjas, reperfilado, suavización y empastado de taludes, aplica ción de rastrillos y otros disipadores de energla y construcción de tajamares, aunque prI­mero se debe eliminar el aporte de agua.

Cuando el relieve es plano o planocóncavo, surgen -como se mencioDÓ- los problemas de dre naje. En estos casos, si tienen la suficiente duración como para afectar los cultivos, la técnica debe facilitar la eliminación del agua en un tiempo previsto, adoptado de acuerdo con la resistencia del cultivo al anegamiento. Las caracter!sticas de los drenes propues­tos deberán contener especificaciones de sección, ancho de base, pendiente interior, coe­ficiente de rugosidad y caudales a evacuar. Además, todo el sistema deberá estar ensambla­do de modo tal que funcione en los momentos criticos, es decir, cuando aparece el prOblema de anegamiento.

Una premisa importante para planificar la eliminación del agua excedente es calcular los caudales que deberán ser eliminados, los que se expresan en litros o m3 por segundo.

Mientras menores sean éstos,mayor será el agua de lluvia aprovechada y menores serán las estructuras de conservación o de drenaje que habrá que dimensionar.

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INTRODUCCION

Cuando los volúmenes y caudales de las aguas excedentes alcanzan valores muy grandes, lo cual es muy común en gran parte de la región pampeana,d~ be pensarse en la muy alta probabilidad de que no es posible captar toda el agua de lluvia e incorporarla al suelo.

Analizando los problemas desde este punto de vista, se debe pensar que el punto de partida con respecto a las tecnologías de control se encuentra en el área de la ingeniería de la conservación y del drenaje.

Investigaciones realizadas en la Estación Experimental Agropecuaria Par~ ná del INTA referidas a las propiedades físicas de los suelos y su rela­ción con la erosión y el anegamiento, determinaron que estos problemas se deben a la baja velocidad de infiltración como consecuencia de la escasa capacidad de los horizontes inferiores para transmitir agua.

En superficie los suelos pueden tener buena agregación, por lo que ésta no es la razón de su erosionabilidad. Esta propiedad disminuye el exceden te, pero no controla el transporte de tierra ni el anegamiento cuando el escurrimiento comienza bajo tormentas intensas o con lluvias de baja in­tensidad pero prolongadas.

Para que el productor tenga alta probabilidad de que el sistema de conbxU de erosión o anegamiento que incorpore en su establecimiento sea suficie~ te, los técnicos responsables deben basarse en principios cuantitativos, asentados en la hidrología e hidráulica de superficie.

Los estudios previos, desarrollados en la etapa de preproyecto, deben se­guir una secuencia estrictamente prevista y concluir en un proyectov.Uüñe en la práctica, pero ajustado a un procedimiento metodológico factible de repetir en distintas situaciones.

EL AGUA SUPERFICIAL EXCEDENTE

Uno de los aspectos más importantes a resolver en el área del control de aguas excedentes es la cuantificación de los caudales que deben evacuarse. El método de la curva número (CN) ha demostrado en la práctica proporcio­nar datos aceptables, tanto para establecer la relación lluvia~escurrimUn to como para estimar caudales máximos.

El mismo se puede utilizar para lluvias~viduales de hasta 300 mm y to­ma en cuenta el cultivo, la práctica cultural, el grado de cobertura, el tipo de suelo y la humedad antecedente. Si bien contamos con datos expe­rimentales que estamos analizando para ver si será necesario introducirle alguna modificación, lo estamos utilizando con buenos resultados ensuoon dición original.

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La primera etapa del método, para establecer la relación lluvia-escurri miento, expresada puntualmente en términos de lámina de agua, tiene mu­chas posibilidades de aprovechamiento tanto en experimentación como en extensión, que aún no han sido visualizadas por todos los técnicos, po­tenciales usuarios del mismo.

La segunda etapa específicamente destinada al cálculo de caudales de di seño de canales de conducción de agua superficial, también ha demostrado buena adaptabilidad local, a condición que se mida con precisión la in­tensidad y longitud de las pendientes de recorrido y se cuente con bue­nos datos de intensidad-duración-frecuencia de precipitaciones (Curvas IDF) para poder seleccionar con cierta precisión la precipitacion de di seño a partir del tiempode concentración.

EL DRENAJE DE LOS SUELOS EN PENDIENTE

En suelos con bajo porcentaje de porosidad drenable, como los Vertisoles, Alfisoles y el horizonte B2 de los Argiudoles, en donde ese valor no supe ra el 5% de la porosidad total, el agua de lluvia no drena naturalmente -en profundidad, ni tampoco horizontalmente, creando condiciones desfavora bIes en la zona radical de los cultivos, con respecto a la relación agua= aire.

El exceso de agua interna, llamada también agua gravitante, alojada pre­ponderantemente en el horizonte Ap, no es fácilmente observable como el escurrimiento superficial que produce erosión en las pendientes y anega­mientos en bajos, pero su efecto negativo sobre las condiciones de desa­rrollo de los cultivos es tan importante como el déficit hídrico, o el escurrimiento superficial que produce erosión.

La tecnología que permite evacuar el agua gravitacional, perjudicial para los cultivos, es el drenaje superficial. Todo canal que atraviesa una pe~ diente, como es una terraza, actúa como,un centro de baja presión que ge­nera gradiente hidráulico, que ayudado por el gradiente gravitacional peE mite la activación de la conductividad hidráulica, lo que desplaza el agua de sobresaturación desde el suelo hacia el dreno

Numerosas observaciones efectuadas en distintos suelos con terrazas, mos­traron subescurrimiento de agua, aún con posterioridad a lluvias de baja intensidad, que no produjeron escurrimiento superficial.

Estas observaciones, que tienen sustentación teórica, permiten anticipar algunas conclusiones: Aparte'de la función de acortar el largo de la pen diente para disminuir la pérdida de suelo por erosión, las terrazas son­un verdadero sistema de ,drenaje superficial, porque permiten evacuar el subescurrimiento, eliminando el agua de sobresaturación.

Estos aspectos sirven para fundamentar por qué la terraza de evacuación debe ser un canal y no solamente un camellón de contención del escurri-

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miento superficial, y está destinado a mejorar inmediatamente el habitat del cultivo y no solamente a controlar la erosión.

LA EROSION

Desde el punto de vista técnico· nos ha resultado muy útil efectuar est! maciones cuantitativas de la erosión, para lo cual estamos utilizando la EUPS (ecuación universal de pérdidas de suelo) con sus factores obteni­dos localmente.

Es conocido que este modelo matemático simple y empirico, cuantifica los procesos responsables de más del 90\ del proceso de erosión; sin embargo es interesante expresar algunas consideraciones tales como que el valor de los factores no puede ser exacto, más bien debe admitirse que propor­cionan una aproximación que señala un orden de magnitud, que es lo que realmente interesa.

También importa señalar que el factor R, energia de las precipitaciones, se refiere al efecto de rotura de agregados y salpicadura de particulas.

Ei factor K de erosionabilidad del suelo expresa una interacción entre la textura, estructura y tenor de materia orgánica del horizonte expue~ to y la permeabilidad del suelo, que está con~nada por el horizonte menos permeable.

El factor LS cuantifica el efecto del largo e intensidad de las pendien­tes y debe ser medido en cada sistema de escurrimiento, que debe ser i~ tificado con precisión. Según nuestro criterio es erróneo recomendar una práctica de control tal como terrazas, tomando en cuenta solamente el va lor de la intensidad de la pendiente.

El factor cultivo (C) y práctica cultural (CP) surge experimentalmente de comparar las pérdidas de suelo con las de una parcela mantenida en barbecho desnudo, manteniendo constantes los otros factores del proceso erosivo.

La ecuación es útil para predecir las pérdidas de suelo esperada en un potrero dado, a partir de lo cual se puede decidir qué práctica cultural o estructural conviene adoptar para bajar la pérdida a limites toler~. Pero tanto los datos de pérdidas, como el peso relativo de cada factor y subfactor, son elementos de gran valor en extensión, apoyando el trabajo de los técnicos en su relación con el productor.

LAS TECNOLOGIAS DE CONTROL

A medida que se avanza en investigación, experim~6n y especialmente en la aplicaci6n a campo de las bases teóricas de todo este complejo te-

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mático, se van aclarando conceptos e interpretaciones que ayudan a moder nizar el conocimiento.

Uno de los aspectos más importantes que debe resolver el profesional es la compatibilización de la teoría con la práctica, ninguno de los dos a~ pectos es válido por sí solo, pero el último no debe superar al primero a riesgo de transformar un método en una receta, lo cual minimiza la ver dadera función del profesional.

El control y evacuación del agua excedente es el primer objetivo de los trabajos de sistematización, y por lo tanto, estas tecnologías están di­rectamente relacionadas con la eficiencia productiva. Esto significa que deben considerarse como un insumo más, integrante del paquete tecnológi­co de cualquier sistema de producción ubicado en una región donde estos problemas sean relevantes.

Si en los establecimientos de dichas regiones no se prior iza la incorp~ raC10n de estas tecnologías, es muy probable que las expectativas de es­tabilidad e incremento de los rendimientos no se puedan cumplir, a pesar de la utilización de otras tecnologías de avanzada.

Con respecto a la pérdida de suelo, si bien es cierto que el factor C de los cultivos de escarda es más alto para la práctica a favor de la pen­diente que en contorno (lo cual implica teóricamente que la última prác­tica es más eficiente que la primera) en la realidad se observa que cuan do se trabaja en suelos erosionados con microtopografía irregular, los -surcos en contorno se cortan, no tanto por desborde como por infiltración lateral, debido a pequeñascontrapendientes que se producen por el micro rrelieve de erosión previa.

El desencadenamiento de la erosión en surcos normales a las líneas de siem bra, producen problemas de erosión muy importantes y en esas situaciones la práctica del cultivo en contorno sola, no debe ser recomendada.

Las mismas consideraciones son válidas para los cultivos en contorno con franjas empastadas, a lo cual debe agregarse que, según la intensidad de las pendientes, entre un 15 y un 33% de la superficie es ocupada por la franja no cultivada.

Es bastante sencillo efectuar una estimación cuantitativa del agua exce­dente a fin de establecer si ella puede controlarse con manejo superficliü de suelo. En definitiva ello está relacionado con el clima, pero si el análisis provee información confiable, es factible de jerarquizar el or­den de las limitantes y proceder en consecuencia.

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REQUERIMIENTOS DE INVESTIGACION PARA MEJORAMIENTO DE LAS TECNOLOGIAS APLICADAS

a) Análisis periódico de información pluviográfica para determinar ener­gía (E) e intensidad (I) máxima en 3D' de cada lluvia. Actualización pentádica de los valores regionales de'R (energía de las precipitaci~ nes). Estudios probabilísticos.

b) Obtención de mayor cantidad de datos medidos de erosionabilidad del suelo (K). Correlación con datos estimados. Ajuste de ecuaciones y gráficos.

c) Caracterización de la relación entre estructura y materia orgánica pa ra perfeccionar la obtención del factor K. Obtención de curvas y ecu! ciones de infiltración con agua por aspers10n. Obtención de ecuaciones de permeabilidad con datos texturales.

d) Mejoramiento de datos experimentales para ajuste del efecto largo e intensidad de las pendientes sobre la erosión. Ajuste de gráficos y ecuaciones de obtención del factor LS.

e) Obtención de nuevos factores de cobertura y manejo de cultivos con simulador de lluvias.

f) Obtención de nuevos datos de pérdida de agua por escurrimiento, con simulador de lluvias, para distintas condiciones de humedad antece-dente.

g) Ajuste del modelo de estimación de la relación lluvia/escurrimiento. Aplicabilidad a pequeñas áreas de aporte en potreros sistematizados.

h) Ajuste de ecuaciones de estimación de tiempo de retardo y de concen­tración para cálculo de caudales pico en pequeñas áreas de aporte.

i) Ajuste de ecuaciones de estimación de caudales pico para diseño de ca nales de evacuación de excedentes.

j) Estudio de maquinarias adaptadas para construcción de colectores de agua excedente.

k) Desarrollo de test de medición de tensiones memorizadas en el subsue­lo para predicción de la persistencia del efecto de fisuración mecáni ca y fisicoquimica con el fin de mejorar la permeabil~dad de suelos -"pesados".

1) Investigaciones referidas a las cond~ciones de exceso de agua en el suelo que afectan a los cultivos: oxidación y reducción, absorción de nutrientes y de agua, comportamiento de las raíces,~olerancia al ane gamiento.

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FACTORES SOCIO ECONOMICOS DESENCADENANTES DE LA DEG~ACION

DE LAS TIERRAS AGRICOLAS EN LA PRADERA PAMPEANA

Autor (*)

Roberto O. Michelena

(*) Ing. Agr. INTA Castelar.

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RESUMEN

Los procesos degrada torios que afectan las tierras de nuestro paIs (erosión, degradación fisica, acidificación, etc.) constituyen un problema de alarmante realidad, determinando la disminución de la productividad hasta limites criticos. AsI se estima a nivel nacional que la erosión hIdrica afecta a 25.000.000 ha, la eólica a 21.500.000 ha,y que en la Pam pa Ondulada existen 1.600.000 ha afectadas por erosión por agua, yen Entre Rios,2.CXD.CXXllla.

En las dos últimas décadas, la Región Pampeana sufrió una extraordinaria transformación de la actividad agrIcola, sintetizada básicamente en grandes aumentos de producción y de efi­ciencia de los factores, mayor grado de adopción de la moderna tecnoloqla agropecuaria y desarrollo de nuevas formas organizativas de la producción.

Este proceso de transformación incluye los siguientes aspectos: al producción especializa da en cultivos como trigo, maIz, sorgo, soja y girasol; bl participación importante de la soja y del doble cultivo trigo-soja dentro de los esquemas productivos; c) mayor grado de innovación tecnológica, incluyendo el uso de semillas mejoradas, aplicación de herbicidas, etc.; dl mejoramiento en el manejo de la empresa agrIcola y en las técnicas de gestión; el crecimiento de nuevas formas organizativas de producción, relacionadas con el "contratis­ta de labores", nuevas modalidades de arrendamiento por una sola campaña, y a nuevos arren datarios, caracterizados por fuerte dotación de capital y elevado nivel tecnológico y f) -desarrollo del sector privado proveedor de maquinaria agricola e insumos agropecuarios (se millas, agroquImicos, etc.) y de sus actividades de difusión. -

El proceso de modernización operado en la agricultura pampeana ha acentuado algunas tenden cias en la estructura productiva y en el patrón tecnológico de la agricultura.

Las tendencias se configuran por la interacción de fenómenos politicos, económicos, socia­les, ecológicos y tecnológicos. En cada zona las formas sociales de aprovechamiento de los recursos, la distribución de la tierra entre agricultura y ganaderia y los sistemas de di­fusión de tecnologla, influyen en los factores tecnológicos que se adoptan.

Las principales tendencias que se han consolidado en la Región Pampeana son: a) la agricul turización¡ b) el uso de insumos tecnológicos de origen industrial y c) la difusión de nu~ vas formas de organización social de la producción.

La tendencia hacia la agriculturización se manifiesta con mayor intensidad en la zona co­munmente denominada "maicera tradicional" que abarca el norte de Ss. As., sur de Santa Fe, este de Córdoba y sudeste de Entre RIos. En esta Región, un factor de gran importancia es la estructura de la propiedad de la tierra, ya que el tamaño medio de las explotaciones os cila entre 100 y 150 ha (más chicas en Santa Fe y algo mayores en Buenos Aires y Córdoba)~ en la prOVincia de Suenos Aires el 85\ de las explotaciones de la Región, tienen menos de 200 ha, que cubren el 39\ del área.

Las cifras mencionadas indican que la mayoria de los productores de la Región tiene una su perficie que limita su posibilidad de elegir entre actividades alternativas de producción: Asi las explotaciones pequeñas tienen mayor dificultad para desarrollar actividades ganade ras y realizan fundamentalmente agricultura. -

Una tendencia significativa observada en la Región Pampeana es el crecimiento de formas de organización social de la producción, vinculadas con el arrendamiento a porcentaje por una campaña, materializada a través de "tanteros".

La confluencia de distintos factores apuntan a fortalecer la tendencia a la adopción de sis temas de agricultura continua, 10 que frecuentemente lleva a un progresivo deterioro de las tierras, agravado por la escasa o nula aplicación de prácticas conservacionistas.

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Entre las principales limitantes para el conocimiento y adopción de prácticas de conserva­ción de suelo yagua, se pueden mencionar:

l. Resistencia del productor agropecuario a la adopción de nueva tecnoloqla.

2. Desconocimiento de la aptitud de la tierra y de las necesidades de manejo y conservación de acuerdo con sus limitaciones.

3. Imposibilidad para visualizar el problema de degradación en sus etapas iniciales debido a su acción gradual y enmascarada por la aplicación de tecnoloqla mejorada.

4. Falta de planes educativos a todos los niveles que enfaticen y concienticen sobre lagr~ vedad del problema.

5. Insuficientes conocimientos técnicos del productor y principalmente de los técnicos as~ sores, de los sistemas conservacionistas a implementar.

6. Inadecuado número y nivel de capacitación de técnicos especialistas en organismos ofici! les y privados.

7. Escasos servicios oficiales de extensión rural en conservación de suelos.

8. Escasa conciencia conservacionista, especialmente en los niveles de decisión.

9. Insuficiente y discontinua información sobre el avance de la degradación como para pri2 rizar la realización de programas de conservación de suelos.

10. Condiciones de tenencia de la tierra que conllevan a un uso intensivo de la tierra, sin conservarla, buscando obtener el máximo beneficio.

11. Falta de apoyo e incentivos económicos para introducir sistemas conservacionistas.

12. Falta o insuficiente asistencia técnica al productor.

13. Acción de nuevas formas de organización social de la producción, vinculadas con el arre~ damiento o porcentaje por una campaña, "tanteros", 10 cual implica generalmente el uso de la tierra.

Si bien existe un cierto conocimiento sobre la prOblemática de la degradación de las tierras, es necesario evaluar y cuantificar los factores sociales, económicos y po11ticos que más in ciden sobre la difusión, aplicación y mantenimiento de prácticas de conservación de sue10s­en las áreas de-agricultura continua.

Un problema prioritario para la investigación es cuantificar la importancia del contratista a porcentaje o tantero en el uso y manejo de la tierra, que es una nueva modalidad del arre~ datario.

Otro tema que merece alta prioridad es el estudio de los factores que limitan la adopciónde la tecnologia conservacionista disponible, estableciendo para cada una de estas barreras o dificultades,sus caracterlsticas, valor de incidencia y prioridad.

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INTROOUCCION

El problema que plantea la degradación de los suelos y sus consecuencias económicas, que evidentemente influyen en forma sensible sobre la econo­mía nacional, hacen necesario que el mismo sea enfocado en forma amplia y requiera para su solución, el estudio, adopción y aplicación de una s~ rie de medidas técnico-socioeconómicas, algunas de ellas de fundamental importancia.

Los procesos degradatorios que se presentan en las tierras de nUestro país (erosión, degradación física, acidificación, salinización, etc.), constituyen un problema de alarmante realidad, determinando la disminu­ción de la productividad hasta límites críticos. Así se estima a nivel nacional que la erosión hídrica afecta a 25.000.000 ha y la eólica a 21.500.000 ha, y que en la "Pampa Ondulada" existen 1.600.000 ha con er~ sión por agua (26% de la superficie) y en Entre Ríos, 2.000.000 ha (37\ de la superficie, (9,11).

A esto hay que agregar los fenómenos generalizados de degradación física, química y biológica que se presentan en una gran cantidad de tierras des tinadas a la agricultura continua.

Los fenómenos citados se han agravado en la última década y el efecto no sólo repercute directamente sobre los rendimientos de los cultivos y la capacidad productiva de las tierras, sino que afecta también de manera ~ portante a otros sectores de la economía, a través de anegamiento e inun­daciones, sedimentación y deterioro de la infraestructura. (3).

Considerando que el estado actual de degradación de las tierras es el re­sultado del uso y manejo a que fueron sometidas y al grado de aplicación de prácticas para la prevención y control de tales procesos degradatorios, es conveniente historiar brevemente el desarrollo de la conservación en nuestro país.

En las investigaciones realizadas en la Argentina pueden considerarse dos etapas: la primera, "pionera", que se extiende hasta fines de la década del cincuenta y la segunda, desde esta última hasta la actualidad.

En la etapa primera es necesario mencionar algunos acontecimientos impoE tantes. En 1940, el Poder Ejecutivo Nacional envía al Congreso el primer proyecto de Ley de Conservación de Suelos, pero recién en 1981 esto se h~ ce realidad. En 1944 se crea el Instituto de Suelos y Agrotecnia, dentro de cuya estructura funciona el primer servicio específico del país, la Di visión de Conservación y Mejoramiento de Suelos. (4,10).

A partir de la década del cincuenta se produce, una aceleración del proc~ so de desarrollo tecnológico y se destacan, entre otros: a) la creación del I.N.T.A., que incrementa rápidamente el número de técnicos dedicados a los estudios edafo1ógicos y origina una dinamización general de la in-

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vestigación a partir de 1965; b) la participación de expertos extranjeros llegados al país a través de acuerdos internacionales con F.A.O., I.I.C.A., I.N.R.A., etc., que incentivó el interés por la especialidad y c) la me­jor adecuación de planes de estudios de muchas universidades nacionales.

CARACTERIZACION DEL PROBLEMA

En las dos últimas décadas, la region Pampeana sufrió una extraordinaria transformación de la actividad agrícola, sintetizada básicamente en gr~ des aumentos de producción y de eficiencia de los factores, mayor grado de adopción de la moderna tecnología agropecuaria y desarrollo de nuevas formas organizativas de la producción. El impacto de estos cambios ha si do importante para la economía nacional, ya que la agricultura pampeana provee las tres cuartas partes de la producción agrícola del país, el 90% de la producción de granos y alrededor del 50% de las exportaciones tota les. (1,2).

Este proceso de transformación incluye los siguientes aspectos:

a) producción especializada en cinco cultivos: trigo, maíz, sorgo, soja y girasol.

b) participación importante y creciente de la soja y del doble cultivo tri go-soja dentro de los esquemas productivos.

c) alto grado de innovación tecnológico incluyendo el uso de semillas me­joradas, aplicación de herbicidas, etc.

d) mejoramiento en el manejo de la empresa agrícola y en las técnicas de gestión, paralelo a la incorporación de paquetes tecnológicos más com pIejos.

e) papel destacado y creciente de nuevas formas organizativas de produc­ción, que giran en torno al ya conocido "contratista de labores", nue vas modalidades de arrendamiento por una sola campaña, y a nuevos acren datarios, caracterizados por fuerte dotación de capital y elevado nivel tecnológico.

f) desarrollo del sector privado proveedor de maquinaria agrícola e insu­mos agropecuarios (semillas mejoradas, agroquímicos, etc.) y de sus ac tividadesde difusión.

El proceso descripto tuvo lugar hasta 1984, en un contexto de política económica que mantuvo los precios agrícolas por debajo de los niveles de 1960 en la mayoría de los años, y con tendencia decreciente. A fines de 1985 y principios de 1986 se comienzan a sentir los efectos de la sobre­producción mundial de granos y de la guerra de precios desatada entre los EE.UU. y la Comunidad Económica Europea, que produce en este período la

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caida de los precios internacionales de granos, que ya traían una tend~~ cia decreciente. La rentabilidad de la agricultura queda así severamente reducida, y esta situación se hace sentir con más fuerza sobre los produ~ tores pequeños y medianos, que en ciertas zonas han especializado total­mente su actividad y no tienen alternativas productivas.

Tendencias tecnológicas y productivas

El proceso de modernización operado en la agricultura pampeana en las úl­timas décadas ha acentuado algunas tendencias en la estructura productiva y en el patrón tecnológico de la agricultura.

Las tendencias se configuran por la interacción de fenómenos económicos, sociales, ecológicos y tecnológicos. En cada zona las formas sociales de aprovechamiento de los recursos, la distribución entre agricultura y ga­nadería, la distribución de la tierra y los sistemas oficiales o privados de difusión de tecnología, influyen en los factores tecnológicos que se adoptan. (8).

Las principales tendencias que se han consolidado en los últimos años en la Región Pampeana son: a) la agriculturización¡ b) el uso de insumos te~ nológicos de origen industrial y d) la difusión de nuevas formas de orga­nización social de la producción.

La tendencia hacia la agriculturización se manifiesta a través de las ~ destinadas a agricultura en la región Pampeana¡ este proceso, en les casos extremes, culmina en modalidades de agricultura permanente o continua.

En la zona comúnmente denominada "maicera tradicional" que abarca el nor­te de la provincia de Buenos Aires, sur de Santa Fe, este de Córdeba y su~ este de Entre Ríes, de una superficie de 5.000.000 ha, es donde se ha pr~ ducido con mayor intensidad el cambio hacia la agricultura centinua. En e~ ta región, un factor de gran importancia es la estructura de la propiedad de la tierra, ya que el tamaño medio de las explotacienes escila entre 100 y 150 ha (más chicas en Santa Fe, algo mayores en Buenos Aires y Córdoba)¡ en la provincia de Buenos Aires, el 85\ de las expletaciones de la Regió~ tiene menos de 200 ha que cubren el 39\ del área. (5,8).

Las cifras mencionadas indican que la mayoría de los productores de la Re gión tienen una superficie que limita su posibilidad de elegir entre act! vidades alternativas de producción. Así, las explotaciones pequeñas ti~ mayor dificultad para desarrollar actividades ganaderas y realizan funda­mentalmente agricultura.

Los avances tecnológicos y la gran rentabilidad del doble cultivo trigo­soja, indujeron rápidamente a estos productores a adeptar el sistema tri ge-seja o el menecultive de la seja, ya que ambes representan la alterna tiva más rentable.

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Simultáneamente toma auge en la zona la modalidad de arrendamiento por una campaña, o de contratista a porcentaje. Para el ca.so de las explotaciones chicas, la instauración de esta modalidad ha llevado a la eliminación del capital ganadero y de maquinaria agrícola. Esto conduce también a una ex­plotación indirecta por parte del propietario, el cual se traslada en ge­neral al pueblo o ciudad. Estas circunstancias van éonsolidando la agricul tura continua como única actividad posible para estas explotaciones. -

Nuevas formas de organización social de la producción

Otra tendencia significativa observada en la región Pampeana es el creci­miento de determinadas formas de organización social de la producción,vi~ culadas con la figura del arrendamiento o porcentaje por una campaña, ma­terializada a través de los "tanteros". Estos productores,.que pueden o no ser propietarios de tierras, pero sí disponen de un parque de maquina­ria importante, constituyen una variación del clásico "contratista". (8).

La diferencia sustancial es que el contratista tradicional es un locador de servicios, mientras que el tantero actual es una modalidad del arrend~ tario y por lo tanto tiene la posesión de la tierra por el tiempo pactado. Esta condición implica diferencias muy significativas, en cuanto a las ~ sibles decisiones sobre producción, tecnología, etc.

Trabajos realizados sobre el tema en el sur santafecino, señalan que en 1979, el 35,5\ de los productores entrevistados daban su tierra para ser trabajada a porcentaje, representando el 21\ de la superficie cultivada. (6) •

En la zona maicera tradicional el doble cultivo trigo-soja se ha realiza­do con labranzas convencionales dejando el suelo desprotegido de cubierta vegetal en épocas del año de máxima erosividad de las lluvias. Además, se efectúa un excesivo número de labores, derivado de criterios tradicionales que tienden a aumentar la fertilidad inmediata con combate mecánico de m~ lezas y preparación de una "refinada" cama de siembra para sembradoras tra dicionales, pero que afectan la fertilidad a largo plazo.

El continuo pasaje de máquinas, labranzas tradicionales que mantienen el suelo sin cubierta vegetal, cultivos sucesivos y erosión, producen unadi~ minución del contenido de materia orgánica, de nutrientes (en especial n! trógeno y fósforo) y, paralelamente, aumento de la acidez, reducción de la estabilidad de la estructura, encostramiento y compactación superficial, formación de pisos de arado, etc.; que afectan la disponibilidad de agua y nutrientes, deprimiendo finalmente los rendimientos de los cultivos. (3,5,7).

Los datos señalados anteriormente sobre la distribución de la propiedad y el uso de la tierra según tamaño, indicarían que los problemas de degra dación de los suelos por agricultura continua estarían afectando a una -

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gran parte de los pr?ductores de la Región. Esta situación ha comenzado a reflejarse en los rendimientos promedio de la Región, siendo la situa­ción más grave en los predios pequeños debido a la imposibilidad en muchos casos de realizar una actividad agrícolo-ganadera y rotación con pasturas.

La confluencia de distintos factores apunta entonces a fortalecer la te~ dencia a la adopción d~ sistemas de agricultura continua, lo que frecuen temente lleva a un progresivo deterioro del recurso suelo.

Hasta el presente las propuestas para resolver el problema mencionado en fatizan sobre "soluciones tecnológicas". Pocos son los intentos de anali zar y elaborar propuestas de políticas que combinen ese tipo de solucio-· nes con estudios de la estructura de tenencia de la tierra y de la orga­nización de la producción y errónea sería la opción de concentrarse úni­camente en propulsar salidas tecnológicas para resolver los problemas que genera la agricultura permanente, ya que esta modalidad productiva,si bien obedece a cuestiones de rentabilidad microeconómica, tiene también como factores coadyuvantes el tamaño de las explotaciones y las formas de or­ganización de la producción.

Dentro de la región Pradera Pampeana, en la subregión Pampa Ondulada se desarrolla con frecuencia la agricultura continua, sin rotación con gan~ dería, fenómeno que se ha acentuado en los últimos años. Esta agricultu­ra, basada fundamentalmente en cultivos como soja, trigo y maíz, y prin­cipalmente el doble cultivo trigo-soja, origina un acelerado deterioro de las condiciones fUdcas de los suelos en las áreas relativamente planas (pen~iente menor del 0,5%) como ocurre en el sur de la provincia de San­ta Fe (Villa Cañás, Venado Tuerto, Firmat). En un trabajo realizado por el Instituto de Edafología del I.N.T.A.-Castelar, pudo establecerse que los suelos de ese sector han sufrido pérdidas de materia orgánica, esta-· bilidad estructural y percolación del agua del orden del 21-56%, 40-64%. Y 54-73%, respectivamente, con respecto a suelos "vírgenes· o poco alte­rados. En las áreas más onduladas del norte de la provincia de Buenos A! res y del sur de Santa Fe, debe agregarse al proceso ya mencionado, el fenómeno de erosión hídrica que genera la pérdida total o parcial del ho rizonte superficial. (7).

Factores que originan directa o indirectamente la degradación del suelo

El problema que plantea la degradación de los suelos y sus consecuencias económicas, que evidentemente influyen en forma sensible sobre la econo­mía general del país, hacen necesario que el mismo sea contemplado en fOE ma amplia y requiera para su solución, la adopción de una serie de medi­das técnico-económicas, algunas de fundamental importancia.

Entre el conjunto de factores que dan origen a los fenómenos de degrada­ción, tales como clima, suelos, uso de la tierra, etc. corresponde incluir además, dos de capital importancia: el factor humano y el de orden econó-mico.

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El constante aumento del valor de los cereales, determinó que muchos gan~ deros halagados por negocios brillantes liquidaran gran parte de sus ha­ciendas, algunos la totalidad, para destinar sus tierras a la explotación agrícola.

El tamaño de las explotaciones ha desempeñado un papel preponderante en el problema de la degradación, a cuya agravación, conjuntamente con las explotaciones inadecuadas y mal dirigidas, ha contribuido sensiblemente.

La superficie reducida en algunas chacras ha favorecido en forma notable el proceso de degradación, por cuanto ha impedido lleva.ra cabo una expl~ tación ganadera o ganadero-agrícola remunerativa, circunstancia que ha obligado al productor, propietario o arrendatario, a destinar su campo a cultivos para cosecha.

Entre las causas humanas que producen la degradación de las tierras es preciso señalar las de orden moral e intelectual. Entre ellas, se enume­ran sintéticamente algunas de ellas: a) el egoismo, que determina el uso indiscriminado de la tierra y el total olvido de su función social perfe~ tamente compatible con el real sentido de la propiedad privada¡b) la fal ta de solidaridad social, que impide un trabajo comunitario como es la conservación del suelo¡ c) la rutina, que ata al productor a las mismas prácticas de manejo a través de los años¡ d) la improvisación y la impr~ visión y e) la falta de participación en las actividades vinculadas con la capacitación y actuación en el medio socio-económico rural. Todas es­tas causas, cada una de ellas en diversa medida, pero todas en conjunto han contribuido al actual estado de degradación de las tierras. (4).

Como causas desencadenan tes de los procesos degradatorios deben mencionar se aquellas de origen agrotécnico. Así por ejemplo, en las condiciones ambientales de cada región, considerando clima, suelo, vegetación, reli~ ve y demás rasgos fisiográficos, cada tierra posee una aptitud natural o capacidad de uso, que indica un cierto tipo de utilización sin sufrir de terioro en su capacidad productiva.

Frecuentemente, desconociendo la aptitud de las tierras, éstas son some­tidas a una explotación exhaustiva que atenta contra el mantenimiento de su productividad e integridad.

También es altamente perjudicial el exceso de labranzas que desmenuza los terrones y los hace más susceptibles a la degradación física y a la ero­s~on. A ello debe agregarse el uso inoportuno, en épocas impropias y de modo equivocado (por ejemplo, exceso de velocidad), de equipos y herra­mientas de labranza, que aceleran la degradación de los suelos.

El sobrepastoreo o pastoreo excesivo de las praderas y rastrojos de cul­tivos como el trigo y el maíz es un factor que incide directamente en la destrucción de la cobertura vegetal protectora y en el deterioro de las tierras.

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Si bien se trata de un problema determinado en parte por factores ambien­tales predisponentes, en último término el desencadenamiento del proceso destructivo depende en la gran mayoría de los casos de la equivocada, ~ tinaria y exhaustiva explotación que del medio realiza el hombre. Así cua! quier esfuerzo que se lleve a cabo para controlar el problema debe incluir necesariamente una acción educativa y concientización, para ilustrar y~ vencer al hombre de campo de que la utilización de la tierra debe tener en cuenta, además de su rentabilidad, la permanencia de su integridad y fertilidad.

ESTADO ACTUAL DEL CONOCIMIENTO EN EL PAIS

Conservación del suelo en la Región Pampeana

Es necesario reseñar brevemente el estado actual de conocimientos sobre la conservación de suelos en la Región y los aspectos que han limitado o imposibilitado la difusión, aplicación y mantenimiento de sistemas conser vacionistas de uso de la·tierra. (2,9).

La labor de investigación se realiza en pocos centros y se ha obtenido una buena información sobre aplicación de medidas conservacionistas en orden local, pero con respecto a la investigación en general se deben remarcar tres aspectos:

a) En general no existen en el país centros de investigación que cumplan con los siguientes requisitos: tengan equipos interdisciplinarios com pletos, trabajen con continuidad, con programas definidos y de largo­alcance, desarrolando metodologías a través de muchos años y probando su eficiencia a campo.

b) Existen muchas áreas donde se han aplicado.con éxito medidas de conser vación de suelos, pero sin investigación ni información teórica local.

c) La información existente sobre aplicación de técnicas de sistematiza­ción para la conservación de los suelos es suficiente, y si bien para algunas regiones o cuencas pueden faltar datos puntuales, esto no debe constituir un freno a la aplicación con éxito de las principales prác­ticas.conservacionistas.

El estado en cuanto al conocimiento y disponibilidad de técnicas de con­servación y rehabilitación de tierras, susceptibles de adoptar o utilizar conforme a las necesidades y características del medio, es muy satisfacto rio. La lista de prácticas apropiadas para los diferentes ambientes y sis temas de producción es larga, y la sola mención de que en el Catálogo Na­cional dé Prácticas de Manejo y Conservación del Suelo y el Agua, figuran 130 prácticas,· es bien elocuente al respecto. No ocurre lo mismo con as­pectos socio-económicos que son importantes para el uso y manejo de la tie rra y en el desarrollo de procesos de degradación.

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Con respecto al uso de la información disponible, en él influyen distin­tos factores y entre ellos se encuentra el grado de conciencia que se tie ne sobre el problema.

El auténtico .productor agropecuario, entendiendo como tal aquél apegado a la tierra e involucrado en la producción en forma directa, en general no conoce los aspectos técnicos del problema, pero tiene conciencia de la degradación, a través de la visualización de los efectos en el campo oen forma indirecta a través de los rendimientos.

El profesional que actúa en la producción agropecuaria tiene un grado de conciencia que, si bien es muy dispar, en general es bueno. No sucede lo mismo con los conocimientos para actuar atacando el problema en forma in tegral para solucionarlo.

Con respecto a la difusión de la tecnología conservacionista,que se ha logrado a través de la información disponible, aunque no es óptima, pue­de considerarse aceptable pero debe ser más continua e intensiva.

A pesar de la destacada labor desarrollada por el I.N.T.A. en el ordenn~ cional, algunos gobiernos provinciales y organizaciones de productores c~ mo los grupos C.R.E.A., Cooperativas, etc., en el país posiblemente menos de 5% de nuestras tierras arables son utilizadas y manejadas según siste­mas conservacionistas.

De todo lo expuesto se puede resumir que: a) el problema de la degradación es grave y extenso; b) la labor de investigación en aspectos tecnológicos es buena, pero insuficiente en los de orden socio-económico, c) existei,!! formación disponible satisfactoria sobre prácticas de manejo del suelo y el agua, pero falta estudiar y tener en cuenta aspectos sociales y econó­micos para la solución integral del problema de degradación de üm tierras, d) hay en general conciencia sobre el problema entre los productores; e) la adopción de la tecnología di·sponible es muy baja, lenta, parcial, di,! continua y muchas veces se abandona luego de adoptada y f) no se realiza una acción conservacionista orgánica, amplia y continua.

A todo lo dicho, cabe agregar que la creación de un Servicio Nacional de Manejo y Conservación de Suelos sería decisivo para encarar programas se­rios de control de la degradación de las tierras. Este Servicio debería actuar con sentido federalista, tener continuidad, trabajar en forma in­terdisciplinaria, interactuar con otros organismos relacionados con el te ma, contribuir con la educación en todos los niveles y apoyar y reforzar la Ley 22.428 de Fomento a la Conservación de los Suelos.

Factores que limitan la difusión y aplicación de la conservación de suelo

Entre las principales limitantes para el conocimiento y adopción de prá~ ticas·conservacionistas se puede mencionar:

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l. Resistencia del productor agropecuario a la adopción de nueva tecnol~ gía, debido a veces, a una rentabilidad demasiado estrecha, que impo­sibilita aumentar aunque sea levemente, los costos de producción.

2. Desconocimiento de la aptitud de la tierra y de las necesidades de ma nejo y conservación, de acuerdo con Sus limitaciones.

3. Imposibilidad para detectar o visualizar el problema de degradación en sus primeras etapas, debido a su acción gradual y frecuentemente enmas carada por la aplicación de tecnología mejorada.

4. Falta de planes educativos a todos los niveles que enfaticen y.concie~ ticen sobre la gravedad del problema y sus características generales.

5. Insuficientes conocimientos técnicos del productor y principalmente de los técnicos asesores, de los sistemas conservacionistas a implementar y de sus modalidades regionales. Las carencias implican sobre todo las modalidades de inserción de la tecnología específica en los sistemas de producción.

6. Inadecuado número y nivel de capacitación de técnicos especialistas en organismos oficiales y privados. Deficiencias en el conocimiento teór.!. co-práctico para actuar con autoridad a nivel de predio.

7. Escasos servicios oficiales de extensión rural en conservación de sue~ los y casi inexistentes en el ámbito privado.

8. Escasa conciencia conservacionista, especialmente en los niveles de decisión.

9. Insuficiente y discontinua información sobre el avance del proceso de degradación, como para priorizar con precisión la realización de pro­gramas de conservación de suelos.

10. Las condiciones de tenencia de la tierra tienen importancia en la fo~ ma de uso de la tierra y su conservación. El propietario tendrá. tende~ cia natural (aunque no siempre la evidencie) a conservar su suelo,mie~ tras que el arrendatario, pues al no ser dueño, pierde interés en el cuidado del suelo y busca obtener el máximo de él, volcándose a activi dades agrícolas de corta duración.

11. Falta de apoyo e incentivos económicos para adoptar e introducir sist~ mas conservacionistas. Cuando los préstamos resultan indebidamente gr~ vosos para el productor por estar afectados por tasas de interés dema~ siado elevadas o plazos excesivamente cortos, y no guardan relacióncxm los beneficios obtenidos, pueden resultar perjudiciales determinando un uso intensivo de la tierra y sin aplicación de prácticas conserva­cionistas.

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12. Falta o insuficiente asistencia técnica al productor. En su afán por aumentar la productividad de la tie~ra, el productor recurre frecuen temente, por desconocimiento o ignorancia a prácticas irracionales -que terminan por deteriorar el suelo.

13. Acción de nuevas formas de organización social 'de la producción. El crecimiento de formas de organización social vinculadas con el arren damiento a porcentaje por una campaña o "tanteros", implica decisio= nes que generalmente derivan en el uso intensivo de la tierra y en la no aplicación de prácticas de conservación de suelos.

PROPUESTAS Y PRIORIDADES

De todo lo expuesto sobre la problemática de la degradación de las tie­rras bajo agricultura continua y los factores tecnológicos, sociales y económicos que limitan la aplicación de sistemas conservacionistas, sur­gen algunos aspectos críticos con deficiencias en .el conocimiento, en los cuales deberían promoverse la investigación sobre estos temas.

Si bien existe un cierto conocimiento, es necesario evaluar y cuantificar los factores sociales, económicos y políticos que más inciden sobre la di fusión, aplicación y mantenimiento de prácticas de conservación de suelos en las áreas de agricultura continua.

Un problema prioritario para la investigación es cuantificar la importan cia del contratista a porcentaje o "tanteo", que es una nueva modalidad­del arrendatario y por lo tanto tiene cierta posesión de la tierra por el tiempo pactado. Mientras el contratista de labores o tradicional, que es un locador de servicios ha sido bastante estudiado, el "tantero" no lo ha sido de la misma forma.

Otro tema que merece especial atención y alta prioridad es el estudio ex haustivo de las causas o factores reales que limitan la adopción de la -tecnología conservacionista disponible estableciendo para cada una de las barreras o dificultades limitativas, sus características, el valor de in . cidencia negativa y el lugar de prioridad que deberá merecer en los es­fuerzos para superarlas.

BIBLIOGRAFIA

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3. GLAVE, A. 1984. Actualidad de la erOS10n del suelo en la Región Semi­árida Pampeana. En: Erosión y Conservación del Suelo y del Agua. Relatos. INTA-Acad. Nac. de Agron.y Veto Buenos Aires, 205 pág.

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9. PANIGATTI, J. 1984. Conservación del suelo en la Región Pampeana Hú­meda. En: Erosión y Conservación del Suelo y el Agua. Relatos. INTA-Acad. Nac. de Agron.y Veto Buenos Aires, 205 pág.

10. PREGO, A. 1962. La erosión eólica en la República Argentina. INTA, Instituto de Suelos y Agrotecnia. Publico N°8. Buenos Aires, 323 pág.

11. PROSA-FECIC. 1988. El deterioro del ambiente en la Argentina: suelo­agua-vegetación-fauna. Fundación para la Educación, la Ciencia y la Cultura. Buenos Aires, 500 pág.

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CONSIDERACIONES FINALES.

PROPUESTAS Y RECOMENDACIONES.

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S 1 TUAC ION GENERAL

Los procesos degradatorios que afectan las tierras de nuestro país cons­tituyen un problema de alarmante realidad, determinando la disminución de la productividad hasta límites que podrían llegar a ser críticos. A nivel nacional,la erosión hídrica afecta'a 25.000.000 ha y la erosión eó lica, 21.500.000 ha.

Ya a fines de la década del setenta, más de un tercio de la pampa ondul~ da presentaba distintos grados de erosión. Esta información está en e~ momentos en proceso de actualización, existiendo indicios de que el pro­ceso se ha acentuado considerablemente en los últimos años.

Parte de la pampa húmeda presenta ya graves signos de erOS10n hídrica y alta susceptibilidad favorecida por el estado de degradación del suelo como consecuencia del intenso uso agrícola.

En la región semiárida y subhúmeda, en los últimos años se han registra­do mayores precipitaciones que las históricas, habiéndose favorecido el proceso de erosión, principalmente de los suelos sobrepastoreados y en suelos labrados y desnudos. De acuerdo a abundante experiencia obtenida de esas zonas, se conoce que es un sistema en equilibrio precario, que requiere de cuidados mínimos para poder mantener su productividad y red~ cir los riesgos de erosión eólica, que no es privativa de la región semi árida sino que está avanzando en zonas subhúmedas como el sur de Santa -Fe, centro y sur de Córdoba y partidos del oeste y sudeste de Buenos Ai­res.

La degradación del suelo afecta el rendimiento de los cultivos; se cita una disminución del rendimiento de maíz de 137 kg/ha/año de agricultura continuada y una reducción del rendimiento de trigo que acompaña a la de materia orgánica. Se estima que si el suelo ha perdido la mitad del hor! zonte arable, puede esperarse un rendimiento de maíz de 15-20 quintales/ ha.

INTENSIFICACION DEL PROCESO DEGRADATORIO POR AGRICULTURIZACION

Existen algunas evidencias de degradación del suelo debido al proceso de agriculturización, que resultan de la comparación con suelos testigos ("vírgenes"). Así se han documentado pérdidas de: a) 28 a 56% de materia orgánica, b) 45-64% del índice de estabilidad estructural, c) 54-73% de la capacidad de percolación al agua y d) un aumento de la densidadapa­rente del horizonte superficial, entre 7 y 16%.

Hasta fines de la década del cincuenta, las reservas naturales del suelo y el retorno frecuente de las tierras agrícolas a praderas plurianuales, fueron suficientes para cosechas acordes con el potencial de rendimiento de los cultivos y variedades de aquella época. Con una disminución gra-

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dual de las reservas de nutrientes, las deficiencias de nitrógeno y fósfo ro ya se han hecho comunes. Actualmente se repone por fertilización menos del 10% del N y del P requeridos anualmente para una exportación de 35 mi llones de toneladas de granos, que extraen aproximadamente 1.600 x 103 T~ de Ni 200 x 103 Tn de Pi 950 x 103 Tn de K; 230 x 103 Tn de Mg y 170 x 103 Tn de S.

En esta situación, en la cual no se reponen todos los elementos que e~ los cultivos, no es posible cuantificar los efectos de la agricult~ón sobre la disponibilidad de nutrientes, debido a que, si bien se reconoce una disminución de la fertilidad natural de los suelos pampeanos, no pue­de identificarse qué proporción de esa disminución se debe a la agricult~ rización y cuál a la evolución normal de pérdida. Sin embargo debe recon~ cerse que los casos en los cuales ocurre pérdida de suelo, ocurren también cuantiosas pérdidas de nutrientes, las cuales han sido estimadas para la pampa ondulada, entre 21 y 56% del N total y 10 a 84% del P disponible, con una disminución de más de 0,5 unidades de pH, reflejando una importa~ te pérdida de bases de intercambio, principalmente calcio.

CAUSAS DEL FENOMENO

En las dos últimas décadas la región pampeana sufrió una extraordinaria transformación de su actividad agrícola, caracterizada por un gran aumen­to de la producción, adopción de moderna tecnología, desarrollo de nuevas formas organizativas de la producción y un acelerado proceso de agricult~ rizac~on, por el cual alrededor de 5.000.000 ha se han desplazado de la ganadería a la agricultura.

Ese reemplazo no necesariamente significa un deterioro del suelo, si se practican manejos en los cuales el principal criterio sea el mantenimien­to de la productividad del factor más importante de la empresa agropecua­ria. Sin embargo, ésta no es precisamente la situación de la pradera pam­peana, en la cual se han señalado como causas importantes de las altera­ciones del suelo, a:

a) Utilización de mayor potencia de tracción, que por un lado ha per­mitido a veces una irracional intensificación de las labranzas,de~ truyendo la estructura del suelo y favoreciendo la mineralización de residuos y por otro lado se ha producido compactación de la ba­se de la capa arable al aumentar tanto el peso de la maquinaria co mo la inte~icación de uso.

b) Reemplazo de los cultivos tradicionales por otros de mayor atract! vo económico, como es el caso de la extraordinaria difusión de la soja, cuyo cultivo alcanza actualmente 4 millones de ha, ocupando parte de la zona históricamente maicera, con dos consecuencias im­portantes. La primera, es la reducida cantidad de residuos post-c~ secha de la soja, comparada con maíz y la segunda, es la modifica-

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ción del sistema de producción, para conseguir dos cosechas anua­les, como es el caso de trigo-soja, no siempre practicado en las condiciones recomendadas, de empleo de labranza conservacionista, y con la reposición periódica de los nutrientes perdidos, en este sistema de alta tasa de extracción.

c) Suele citarse como causa de alteración, a la difusión de cultiva­res de alto potencial de rendimiento sin embargo, si bien es cie~ to que al producir una mayor cantidad de materia seca por unidad de superficie se necesita reponer una mayor cantidad de elementos básicos como N y P, debe reconocerse también que en condiciones apropiadas, esos cv. pueden hacer un uso más eficiente del agua.

d) Modificación en el régimen de tenencia de la tierra, que ha llev~ do a que las decisiones sobre el manejo del suelo sean tomadas poc los contratistas, que son quienes disponen del poder económico en maquinarias, y no por el productor, propietario del único bien pe! manente, la tierra.

ESTRATEGIA DISEÑADA PARA REVERTIR EL PROCESO

Los efectos negativos de la intensificación de la agricultura sobre lps suelos de la pradera pampeana, deben ser controlados para minimizar y aún revertir el proceso. El INTA, habiendo reconocido desde hace tiempo el problema, ha diseñado una estrategia para solucionarlo, que consiste en actuar paralelamente sobre:

a) El manejo de suelos y rotaciones adecuadas a cada situación edafo-cli mática que permita el empleo racional de las maquinarias, y un adecua do manejo de los residuos de cosecha.

b) El control de la erosión utilizando las técnicas conservacionistas se­gún zonas de cultivos.

c) El control del escurrimiento superficial, como principal causa de ero­sión hídrica.

INVESTIGACIONES NECESARIAS EN APOYO DE LA ESTRATEGIA PROPUESTA

Es necesario llevar a cabo investigaciones que provean la base científico­tecnológica a fin de desarrollar modelos predictivos, que indiquen la im­portancia relativa de los distintos factores desencadenantes del proceso erosivo y que permitan predecir y cuantificar los efectos de las prácticas de manejo y conservación recomendadas.

Las investigaciones deben extenderse al campo socio-econom~co y educativo sin lo cual no podría garantizarse la aplicación exitosa de la tecnología recomendada.

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PROPUESTA DE INVESTIGACION

Durante los días 10 y 11 de noviembre de 1988, los participantes que lu~ go se listan (Anexo 1), convocados por el CONICET, elaboraron una propue~ ta de investigación que se resume a continuación:

A - EROSION

Para ordenar las investigaciones relacionadas a erosión hídrica y eólica, se necesitan modelos que permitan:

a) visualizar la importancia relativa de los factores desencadenante8 de los procesos erosivos y,

b) cuantificar y predecir los efectos de las prácticas de manejo y co~ servación recomendadas para controlar esos procesos.

Podrían desarrollarse nuevos modelos o adoptar los existentes para que permitan incorporar el tipo, naturaleza y calidad de la información edá fica, climática, hidrológica y agronómica local.

La obtenc'ión de información básica regionalizada referida sobre todo a índices climáticos y su relación con el escurrimiento superficial, permi tirán la aplicación de prácticas que si bien están suficientemente prob~ das en algunos lugares, debieran probarse en el resto, bajo condiciones de lluvia natural o simulada, para el caso de la erosión hídrica.

En algunos suelos en los cuales la causa de erosión es el escurrimiento superficial originado por horizontes de baja permeabilidad y alta resis­tencia mecánica, antes de recomendar la utilización de labranzas especi~ les para su fisuración mecánica, se necesita investigar el efecto de esa tecnología tanto en forma inmediata como su persistencia.

B - SISTEMAS DE LABRANZAS Y ROTACIONES DE CULTIVOS

La aplicación de labranzas conservacionista y adecuada rotación de culti vos permitirá reducir los efectos negativos de la agriculturización.

Se recomienda intensificar los estudios de labranzas y rotaciones adecu~ das a diferentes ambientes ecológicos y productivos, aprovechando los e~ sayos de larga duración que se llevan a cabo en distintas Estaciones Ex­perimentales del INTA, e iniciarlos en áreas subhúmedas y semiáridas,do~

de el proceso de agriculturización es reciente y donde además .. /se presume que los efectos negativos pueden manifestarse en forma más acelerada.

Los estudios debieran incluir:

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a) Desarrollo y adaptación de maquinaria de labranza adecuada y evalua ción del efecto de diferentes equipos, su velocidad y profundidad de trabajo.

b) Evaluación de los efectos de tractores de diferente potencia, y ro­dados.

c) Evaluación de los parámetros mecánicos de tracción para la utiliza­ción de los diferentes implementos de labranzas (esfuerzo de trac­ción, potencia y energía requerida, etc.), indispensables para los estudios económicos.

C - INVESTIGACIONES BASICAS

En apoyo a la toma de decisiones sobre las prácticas de manejo de suelos y cultivos, es necesario evaluar los cambios que la tecnología a recomen dar, producirá sobre el ambiente y la productividad de cultivos, en sus aspectos de:

a) Ecología y control de plagas, malezas y enfermedades, que permitan optimizar las técnicas de cultivo con labranzas conservacionistas,p~ niendo especial énfasis en el control mecánico, químico y combinado de malezas.

b) Modificaciones en las propiedades físicas de los suelos

- Incentivar el estudio de los procesos de degradación del suelo a través de los factores formadores de su sistema de agregación y co~ secuentemente de distribución de los poros por tamaño, prestando paE ticular atención a la materia orgánica y a las fracciones minerales.

- Estudiar la vinculación entre el proceso de degradación sufrido por el suelo y las alteraciones que se producen en su régimen hídrico,tér mico, de aireación y en las propiedades mecánicas, poniendo enfasis en la capacidad de almacenaje y propiedades hidráulicas, la intensi­dad de difusión de oxígeno y la resistencia a la penetración.

- Investigar el efecto sobre las condiciones físicas del suelo de di­ferentes prácticas culturales (labranzas profundas, labrañza reduci­da, aplicación de mejoradores químicos, utilización de praderas en la rotación, etc.) que tiendan a atenuar y revertir los procesos de d~ dación y mejorar condiciones naturales adversas.

- Desarrollar o adaptar metodologías para la cuantificación de las roo dificaciones de los parámetros físicos, adecuadas a las distintas re­giones, situaciones de suelo particulares (horizontes y capas de baja permeabilidad y alta resistencia mecankca, ya sea~de origen genético o antrópico) y tipos y formas de uso de la maquinaria agrícola y trac tores.

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- Modelar la evolución de las propiedades físicas durante los proce­sos de degradación y recuperación del suelo como parte de un modelo general del efecto de la intensificación agrícola sobre su capacidad productiva.

c) Variaciones químicas de los suelos:

- Evolución de la materia orgánica (fresca o elaborada). Influencia de las condiciones ambientales, calidad de los residuos y condiciones fisicoquímicas de los suelos. Papel de la microfauna y biomasa micr~ biana. Rol de los complejos organominerales en las propiedades físi­cas (estabilidad estructural, infiltración y porosidad) y químicas (disponibilidad de nutrientes). Posibles efectos alelopáticos de los cultivos anteriores sobre la microflora, cultivos y malezas.

- Estudio con enfoque sistémico de la circulación del nitrógeno en el sistema suelo-planta con miras a desarrollar modelos predictivos so­bre el comportamiento de N en respuesta al manejo agrícola-ganadero en los distintos módulos: fijación biológica de N, mineralización, movilización, pérdidas gaseosas y/o por lavado y movimiento.

- Estudio del comportamiento del fósforo en el suelo en relación a la intensificación de los ciclos agrícolas y la fertilización para optimizar el uso de los fertilizantes dentro de los sistemas produc tivos. Importancia relativa del P orgánico como fuente de fosfato pa ra la nutrición de las plantas. Regulación de los sistemas fosfatásI cos en presencia de fosfato mineral. Criterios fisicoquímicos del e~ tado del P en el suelo y de la eficiencia del uso de los fertilizan­tes.

- Desarrollo de métodos que permitan delimitar áreas con deficiencias potenciales de azufre que limiten el rendimiento y/o la calidad de los productos agrícolas. Mecanismo de la acción de la aril sulfatasa so­bre la descomposición del S orgánico.

- Comportamiento de los agroquímicos aplicados al suelo. Su influen­cia sobre la micro flora y microfauna. Residualidad y contaminación de acuerdo a las características edáficas.

d) Aspectos socioeconómicos:

- Estudio de los factores económicos, sociales y políticos que deteE minan el uso intensivo de la tierra y que limitan la adopción de la tecnología disponible, acelerando su degradación, estableciendo para cada uno de ellos, sus características (dimensión, gravedad, etc.), grado de incidencia y prioridad.

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- Cuantificación de la importancia en el uso y manejo de la tierra por el contratista de labores, arrendamiento por una sola campaña (tltanteros tl ) y a nuevos arrendatarios o empresas contratistas con fuerte dotación de capital y tecnología. Esta estructura social de la producción reduce la capacidad de decisión del propietario sobre el uso y manejo de la tierra, y conlleva a lograr el máximo benefi­cio económico, sin contemplar la con~ervación del recurso.

e) Recomendación general:

Algunos de los temas mencionados constituyen líneas de investigación que en la actualidad son llevadas a cabo por grupos separados en fOE ma paralela, esto da lugar a una atomización de esfuerzos con poca tasa de retorno interno. Deberían ser canalizados en proyectos dei~ vestigación integrados basados en un enfoque sistémico para que el objeto de la investigación pueda ser comprendido y cuantificado y los efectos de la intervención de las prácticas agrícolas puedan ser previstos de antemano y optimizados.

Es importante que estos estudios sean realizados a nivel regional p~ ra incluir efectos de suelos, clima, sistemas de labranza y de culti vo.

CONSIDERACIONES COMPLEMENTARIAS

La detención y en algunos casos revers~on del proceso degradatorio de los suelos requiere de decisiones políticas. Si bien se reconoce que éstas no son de competencia del CONICET, se aprovechó para documentar algunas rec~ mendaciones, que entre otras instituciones debieran ser conocidas por la Secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca; el Ministerio de Educación y Cultura; el Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria; el Consejo Federal de Inversiones.

Estas recomendaciones son las siguientes:

1) que se elabore un programa de acción a nivel político administr~ tivo (nacional y provincial) que permita informar adecuadamente a funcionarios con capacidad de decisión, sobre las característi cas y gravedad de la degradación del suelo, a la vez que proponer alternativas de solución a través de los organismos responsables, teniendo en cuenta las realidades regionales.

2) que se establezcan programas de capacitación y adiestramiento sis temáticos para investigadores, planificadores, extensionistas y ayudantes técnicos.

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3) que se implementen mecanismos para lograr que los programas eje­cutivos sean producto de una labor integrada, interdisciplinaria, interinstitucional y coordinada.

Recopilado por:

Norman Peinemann, Philipe Culot y Elvira E. Suerc en base a los documentos presentados y las discu siones.

Noviembre, 1988.-

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ANEXO Lista de participantes

Dr. Norman Peinemann (CONICET)

Ing. Agr. Walter Kugler (CFI)

Ing. Agr. Antonio Prego (FECIC)

Dr. Jean Ph. Culot (Univ.Nac.Mar del Plata)

Dr. Carlos Navarro (INTA Balcarce)

Ing. Agr. Carlos Senigagliesi (INTA Pergamino)

Ing. Agr. José L. Panigatti (INTA Rafaela)

Dr. Adolfo Coscia (INTA Pergamino)

Dra. Ana Garay (INTA Castelar)

Lic. Física Liliana Di Pietro (INTA Castelar)

Ing. Agr. Elvira E. Suero (INTA Balcarce)

Lic. María A. Lázzari (Univ.Nac.del Sur)

Dra. Silvia Bussetti (Univ. Nac. del Sur)

Geol. Egidio S. Scotta (INTA Paraná)

Ing. Geogr. Rugo J. Marelli (INTA Marcos Juárez)

Ing. Agr. Adolfo Glave (INTA Bordenave)

Ing. Agr. Víctor Zeljkovich (INTA Pergamino)

Ing. Agr. Juan Carlos Ferrando (INTA Castelar)

Ing. Agr. Roberto Michelena (INTA Castelar)

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Impreso en: INTA - Estación Experimental Agropecuaria Rafaela Casilla de Correo N° 22 - 2300 - RAFAELA (Sta. Fe) 300 ejemplares --------------------- Julio de 1989

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