-2- las categorías centrales de la teología juánica
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Las categorías centrales
de la Teología Juánica
La “tradición juánica”
ha desarrollado un lenguaje propio
–sencillo, pero propio–
que hay que “aprender a conocer”
Juan 20,31
VIDA
Palabra común
si las hay…
Ahora bien,
¿de qué clase de “vida”
se está hablando aquí?
¿Se está pensando
en un crecimiento
cualitativo
de “la vida”
–humana–
que ya poseíamos
desde nuestro nacimiento?
¿O lo que se pretende enseñar
es que, “creyendo”
recibimos otra clase de “vida”?
Una “Vida”
que,
en realidad,
no tenemos
Ni podríamos tener,
si el único que en verdad la posee
no hubiera dispuesto
generosamente
otorgar
De esto se trata
en el Evangelio de Juan:
del don de la “Vida”
que sólo Dios tiene
y que sólo Dios puede dar
Su Vida misma
Una Vida eterna,
divina, perfecta, plena,
que Él decidió darnos
a través de su “Lógos”
(su Palabra)
Su “Lógos” –“hecho carne” (1,14)–
ha venido “para que
tengamos Vida”
¡y la tengamos en abundancia!
(10,10)
En este Evangelio,
la diferencia absoluta,
abismal, infinita que existe…
…entre «la vida humana»…
–la que recibimos de
nuestros padres al nacer–
…y «la Vida divina»…
–la que sólo Dios posee
y la que sólo Dios puede dar–
…queda perfecta
y cuidadosamente
caracterizada a
“nivel lingüístico”…
…ya que emplea dos palabras
completamente distintas
cuando hace referencia
a una u otra clase de
“vida / Vida”
Cuando se quiere hablar
de la Vida divina, eterna,
plena, perfecta, propia de Dios,
que sólo Él posee
y sólo Él puede dar…
…la “teología juánica” utiliza
el sustantivo “zoé” (zwh,)
y/o el verbo “záo” (za,w)
Así, por ejemplo, para decir…
“Yo soy el pan vivo” (6,51)
o: “el que me coma vivirá por mí” (6,57)
o: “Yo soy … la Vida” (11,25)
…utiliza el verbo “záo”
o el sustantivo “zoé”
En cambio,
cuando quiere hablar de
“la vida” humana, temporal,
limitada, imperfecta…
…propia de nuestra
condición natural de creaturas
–que inexorablemente
termina en la muerte–
…la “vida” que recibimos
de nuestros padres
y podemos comunicar
a nuestros hijos…
…la única que podemos “dar a” los
demás –o “dar por” los demás–
entonces emplea el sustantivo “psyjé”
yuch,
Así, por ejemplo, para decir:
“Por eso me ama el Padre,
porque doy mi vida” (10,17)
o: “Nadie tiene mayor amor que
el que da su vida por sus amigos”
(15,13)
…utiliza el sustantivo
“psyjé”
CREER
Está claro que
la teología juánica
enseña con firmeza
y absoluta seguridad que…
…para poder pasar de la
condición humana “mortal”
a la “Vida Eterna”
de los “hijos de Dios”…
…es necesario “creer”
en Jesucristo
y mantenerse unidos a Él
Pero ¿cómo se entiende
el acto de “creer”
en el “mundo juánico”?
¿Qué significa “creer”
en el Evangelio según San Juan?
Indicaremos
cuatro matices claves
que la noción de fe
tiene en la teología juánica
SIGNOS
¿Por qué insiste con tanto empeño
y cuidado en llamarlos signos”
(seméia)?
–también habla de
“obras” (érgon, érga)–
…sin emplear jamás,
–como el resto del
Nuevo Testamento–
el vocablo “dýnamis” ?
(“milagro”)
Es que en este Evangelio,
los “signos/milagros”
no se narran
para que podamos constatar…
…como en Jesús…
–en sus palabras, en sus gestos,
en sus acciones–
…se hace presente
la poderosa soberanía de Dios
…sino para que
–mediante el “signo”–
podamos “reconocer”, “ver”
la “gloria” del “Hijo Único”…
–del “Lógos” (palabra)
hecho “sarx” (“carne”)–
y, al “ver su gloria”,
podamos “creer”…
Los signos son
“reveladores
de la gloria”
del “Hijo Único”
Como sólo en el
“Lógos hecho sarx”…
–y en nadie más que en Él–
…es posible “ver”
la gloria de Dios
–y así, creyendo,
recibir su “zoé”–
…entonces, sólo Jesús,
–la “Palabra” hecha “carne”–
puede hacer “signos”
JESÚS EL CRISTO
EL HIJO DE DIOS
En la teología juánica,
el título “Hijo de Dios”
apunta específicamente
a la divinidad de Jesús
Esto no es así en general, en los
demás autores neotestamentarios
que suelen entender el título “Hijo
de Dios” más bien en la línea
del “mesianismo real” judío
El “rey” judío,
descendiente
de David,
era considerado
“hijo de Dios”
desde el
momento de
su coronación
“Y cuando tus días se hayancumplido… afirmaré después de tila descendencia que saldrá de tusentrañas, y consolidaré el trono desu realeza… Yo seré para él padrey él será para mí hijo” 2 Samuel 7,12.14 “Tú eres mi hijo; yo te he engendrado hoy” Salmo 2,7“Él me invocará: ¡Padre mío,mi Dios…! Y yo lo nombraré miprimogénito, altísimo entre los reyesde la tierra. Salmo 89,27-28
Por ejemplo,
leídos con atención,
varios textos neotestamentarios,
de una u otra forma…
…parecen afirmar que
Jesús “es hecho” “Hijo”
“a causa de la
resurrección”…
Veamos Romanos 1,1-4
“Pablo, siervo de Cristo Jesús…
escogido para el Evangelio de Dios…
… v3 acerca de su Hijo,
nacido del linaje de David según la carne,
v4 constituido Hijo de Dios con poder,
según el Espíritu de santidad,
por su resurrección de entre los muertos,
Jesucristo Señor nuestro...”
Hechos 13,32-33
«También nosotros os anunciamos
la Buena Nueva de que
la Promesa hecha a los padres
v33 Dios la ha cumplido en nosotros,
los hijos, al resucitar a Jesús,
como está escrito en los salmos:
Hijo mío eres tú;
yo te he engendrado hoy»
[Alusión al Salmo 2,7]
Hechos 2,30-31
“Pero como él era profeta y sabía que
Dios le había asegurado con juramento
que se sentaría en su trono
un descendiente de su sangre,
v31 vio a lo lejos
y habló de la resurrección de Cristo…”
¿Cómo procede Juan
para manifestar
la divinidad de Jesús?
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En los escritos juánicos
se emplean
dos palabras diferentes
para decir “hijo de Dios”
Cuando quiere referirse
a Jesús como
“Hijo de Dios”
utiliza la expresión “huiós theoú”
–ui`o.j qeou–
¡Sólo Jesús
es
“huiós theoú”!
–ui`o.j qeou/–
Así, por ejemplo, en
1,34; 1,49
3,18; 5,25
10,36; 11,4
11,27; 17,1; 19,7
Juan 3,16
“Porque tanto amó Dios al mundo
que dio a su Hijo unigénito,
para que todo el que crea en él
no perezca,
sino que tenga vida eterna”
to.n ui`o.n to.n monogenh/ e;dwken
En cambio, cuando quiere
referirse a los seres
humanos como “hijos de Dios”
usa la expresión “téknon theoú”
–te,knon qeou–
Así por ejemplo en
1,12
11,52;
1 Juan 3,1.2.10; 5,2
Juan 1,12
“Pero a todos los que la recibieron
les dio poder
de hacerse hijos de Dios,
a los que creen en su nombre”
e;dwken auvtoi/j evxousi,an te,kna qeou/ gene,sqai
Así, el que lee el Evangelio
de Juan en griego
no puede confundir jamás
a Jesús con cualquier otro
que se diga “hijo de Dios”
Jesús es el “Hijo Único”,
el “Unigénito del Padre”
Los seres humanos
“nos hacemos”, “llegamos a ser”
“hijos –téknon– de Dios”
…es decir, no lo somos
“por naturaleza”
sino que “llegamos a serlo”
al recibir la Palabra
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Esta pretensión de
“ser hijo de Dios”
de esta manera única,
completamente propia
y exclusiva…
…es tan manifiesta
en el Cuarto Evangelio
que varias escenas
han dejado lapidariamente claro…
…que los adversarios (judíos)
de Jesús entendieron
perfectamente de qué se trataba
–¡de ser igual a Dios!–
y lo consideraron
una blasfemia digna de muerte…
Se puede observar, por
ejemplo, la reacción de
ellos tras la respuesta de
Jesús al reproche de hacer
cosas en sábado (5,16-17)
Juan 5,18
“Por eso los judíos trataban
con mayor empeño de matarle,
porque no sólo quebrantaba
el sábado, sino que llamaba a Dios
su propio Padre, haciéndose a sí
mismo igual a Dios”
O la explicación de por qué
querían apedrearlo tras el
discurso de Jesús durante la
“Fiesta de la Dedicación”
(10,22-30)…
…el que terminó
en una afirmación explícita
del Señor
“El Padre y yo somos uno”
(10,30)…
Juan 10,33
“No queremos apedrearte
por ninguna obra buena,
sino por una blasfemia
y porque tu, siendo hombre,
te haces a ti mismo Dios”
O lo que le respondieron
a Pilato cuando éste
afirmó públicamente
no haber encontrado
delito alguno en Jesús
Juan 19,7
“Nosotros tenemos una Ley
y según esa Ley
debe morir, porque se
tiene por Hijo de Dios”
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El “Jesús juánico”
es el “Lógos” (preexistente),
“enviado” por el Padre
que “se ha hecho hombre”…
…y, tras cumplir la obra
que el Padre
le encomendó realizar
vuelve a Él
1,1 “En el Principio existía la Palabra
y la Palabra estaba con Dios,
y la Palabra era Dios.
1,2 Ella estaba en el Principio con Dios.
1,3 Todo se hizo por ella...
En ella estaba la vida...” […]
1,14 “Y la Palabra se hizo carne
y puso su morada
entre nosotros, y hemos contemplado su
gloria, gloria que recibe del Padre como
Hijo único, lleno de gracia y verdad”
Juan 1,1-4.14
El hombre Jesús de Nazaret no sólo es Hijo de
Dios desde su resurrección por el Espíritu Santo
(Romanos 1,3-4), o desde que recibió el Espíritu
Santo en su “Bautismo” (Marcos, 1,9-11),
o desde que fue concebido en el seno de su madre
por el Espíritu Santo (Mateo 1,18; Lucas 1,35)
Él es el Logos encarnado,
la Palabra divina, la que al comienzo
creó todo (cf. Juan 1,3 y 1,14)
No ha surgido en este mundo
Él “era Dios” (1,1),
“Estaba junto a Dios” (1,1.2)
viene desde Dios al mundo
y, en la hora de su elevación,
retorna nuevamente al Padre
“Salí del Padre
y he venido al mundo.
Ahora dejo otra vez el mundo
y voy al Padre”
(Juan 16,28)
“Ahora, Padre, glorifícame tú, junto a ti,
con la gloria que tenía a tu lado
antes de que el mundo fuese”
(17,5)
“Yo ya no estoy en el mundo,
pero ellos sí están en el mundo,
y yo voy a ti…
(17,11)
“…las palabras que tú me diste se las he
dado a ellos, y ellos las han aceptado y han
reconocido verdaderamente que vengo de ti,
y han creído que tú me has enviado […]
v. 21 que todos sean uno. Como tú, Padre,
en mí y yo en ti, que ellos también sean uno
en nosotros, para que el mundo crea que tú
me has enviado” (17,8.21)
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Particularmente llamativa es la
solemne fórmula de autopresentación
“Yo soy”…
…que recurrentemente emplea
el Señor en sus discursos,
diálogos y controversias,
sea en forma absoluta
sea con algún predicado
Ejemplos
“Yo soy el Pan de la Vida” (6,35.48)
“Si no creen que Yo soy,
morirán en sus pecados” (8,24)
“Cuando hayan levantado al Hijo del
hombre, entonces sabrán que Yo soy”
(8,28)
“Yo soy la Luz del mundo”
(8,12; ver 9,5 y 12,46)
“Antes que naciera Abraham, Yo soy”
(8,58)
“Yo soy la Puerta” (10,7.9)
“Yo soy el Buen Pastor” (10,11.14)
“Yo soy la Resurrección y la Vida” (11,25)
“Les digo esto desde ahora, antes que
suceda, para que cuando suceda
crean que Yo soy” (13,19)
“Yo soy el Camino,
la Verdad y la Vida”
(14,6)
“Yo soy la Vid verdadera”
(15,1.5)
Lo digno de ser destacado
es que Jesús,
en el Evangelio de Juan,
se “autopresenta” de una manera
muy, pero muy semejante…
…a como se
“auto-presenta”
el mismísimo
Señor Yahveh
en el Deutero-Isaías
Como esto que queremos mostrar
se ve mucho más claramente
leyendo la versión griega
llamada comúnmente
de los LXX…
…proponemos aquí
–traducidos al castellano–
los textos del
Deutero-Isaías
tal como aparecen
en esa versión griega
“...para que conozcan,
crean y entiendan
que «Yo soy»...”
(Is Lxx 43,10)
“Yo soy «Yo soy»,
el que borro tus crímenes”
(Is Lxx 43,25)
«Yo soy», no existe ningún otro.
[…] Yo soy «Yo soy»,
que digo lo justo
y anuncio la verdad.»
(Is Lxx 45,18.19)
“Yo soy «Yo soy»,
el que te consuela”
(Is Lxx 51,12)
“Mi pueblo conocerá mi nombre en ese día,
que «Yo soy» el que te dice:
¡Aquí estoy!”
(Is Lxx 52,6)
La versión griega
del Déutero-Isaías
utiliza “Yo soy”
como nombre de Dios…
Y en fórmulas
en las que se pretende
subrayar
con total claridad
que Yahveh es el único Dios
Todo esto permite constatar
la impresionante “carga teológica”
que conlleva la fórmula “Yo soy”
cuando es utilizada en claros
contextos de “autorrevelación”
Además, la fórmula “Yo soy”,
en sí misma considerada,
tiene un irresistible poder
de evocación de Éxodo 3,14-15…
…pasaje conocido como
“el texto emblemático”
en el que Dios mismo
revela “su nombre”
Esto significa que el Señor Jesús
se autopresenta en el Cuarto Evangelio
expresándose nada más y nada menos
que ¡¡¡como lo hace Yahveh
en el Déutero-Isaías!!!
(y evocando el texto Éxodo 3,14-15)
No puede caber duda de que,
al aplicársela a Jesús,
se le atribuía a éste
una dignidad inaudita
para los oídos judíos
La expresión
sonaba totalmente
a verdadera blasfemia
Y por eso…
–exactamente igual
a lo que ocurre en este Evangelio
a propósito de la pretensión
de Jesús de ser
“el Hijo de Dios”–
…también, ante la forma como el Señor
emplea la fórmula “Yo soy”
sus interlocutores judíos reaccionan
inmediatamente, y tratan de apedrearlo
(ver 8,58s)
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La comunidad
juánica
y su problemática
Por su comprensión tan peculiar
del misterio de Cristo,
muchas afirmaciones de este evangelio,
tomadas aisladas, podían llevar
a interpretaciones erróneas
de la figura y la actuación del Señor
A tal punto que, pronto
fue necesario tomar posturas claras
respecto de ciertas afirmaciones
teológicas fundamentales,
para precisar y matizar su alcance
Por ejemplo
La divinidad de Jesús es enseñada
con mucha claridad
en la teología juánica
Pero ¿su humanidad?
¿No puede quedar opacada?
Con tanta insistencia en
el tema de “la verdad”
¿No se corre peligro de
reducir la fe
a una mera “gnosis”?
¿No hay el riesgo de hacer pensar
que Cristo redimió
por lo que reveló,
por su “logos”
y no por su vida
y su muerte en cruz?
Si la cruz es un retorno al padre,
una “exaltación”
¿No queda un tanto silenciado
el valor sacrificial
de la muerte de Jesús?
Si por la fe se obtienen ya
todos los bienes salvíficos
(escatología “presente”)
¿Qué queda pendiente
para el futuro?
Si ya, por la fe,
“tengo Vida Eterna”
¿puedo tener aún
pecado?
¿Para qué enseñar y practicar
“los mandamientos”?
¿Por qué integrarse a una
“comunidad” y amar al “hermano”?
La 1 Juan se encargará de poner
en claro todos estos puntos,
indicando la “clave de lectura”
del Cuarto Evangelio