zurita, entrevista
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Entrevista con el poeta ZuritaTRANSCRIPT
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Raúl Zurita Author(s): Robert Neustadt and Raúl Zurita Source: Hispamérica, Año 29, No. 85 (Apr., 2000), pp. 77-97Published by: Saul SosnowskiStable URL: http://www.jstor.org/stable/20540194Accessed: 22-04-2015 18:42 UTC
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Ra?l Zurita
ROBERT NEUSTADT
Cuando conociste a los artistas Juan Castillo y Lotty Rosenfeld en 1979, estabas repartiendo un manifiesto po?tico en el Goethe Institute...
Eran tres escritos que se titulaban: "?Cu?les son los soportes?", "?Cu?l es la obra?", ?Cu?les son los proyectos?". En s? eran textos simples, pero en
Nacido en 1950 en Santiago de Chile, Ra?l Zurita figura entre los poetas latinoamericanos
contempo?neos m?s importantes. Su primera serie de poemas, "Las ?reas verdes", fue pu blicada por Ronald Kay en 1975 en la revista Manuscritos, del Departamento de Estudios
Human?sticos de la Universidad de Chile. Su primer libro, Purgatorio (1979), sali? el mis
mo a?o que Zurita particip? en la formaci?n del Colectivo de Acciones de Arte. Mediante
una serie de intervenciones art?sticas en Santiago, el grupo CADA denunci? tanto a la
dictadura de Pinochet como la manera tradicional de hacer arte contestatario.1 La obra ex
tensa de Zurita, que incluye un n?mero importante de libros frecuentemente re-editados -
Antepara?so (1982,), Canto a su amor desaparecido (1985), El amor de Chile (1987), Canto
de los r?os que se aman (1993), La vida nueva (1994)? se caracteriza por un estilo y for
mato experimental. Adem?s de sus publicaciones nada convencionales, Zurita ha producido un n?mero de obras po?ticas que exceden el formato del libro. En junio de 1982, Zurita
hizo los arreglos para que se escribieran sus versos en el cielo de Nueva York con aviones
de propaganda. El 13 de agosto de 1993, Zurita volvi? a realizar un poema en la naturaleza, esta vez escribiendo "Ni pena ni miedo" sobre la superficie del desierto de Atacama. Este
poema monumental en el desierto tiene una extensi?n de tres kil?metros con una profun didad de 1,80 metros. Zurita ha recibido las becas Guggenheim y Andes, y los premios "Pablo Neruda", "Pericle d'Oro" de Italia y el "Premio Municipal de Literatura". Su
poes?a ha sido traducida a seis idiomas: alem?n, ?rabe, franc?s, ingl?s, portugu?s y sueco.
Esta entrevista se realiz? en dos sesiones, en su casa el 30 de mayo, y en el Caf? Taveli en
Providencia (Santiago de Chile), el 20 de julio de 1998.
Robert Neustadt (Louisville, KY, 1961), es Assistant Professor of Spanish en Northern
Arizona State University, Flagstaff. Es autor de (Con)fusing Signs and Postmodern Posti
tions: Spanish American Performance, Experimental Writing and the Critique of Political
Confusion; actualmente est? terminando un nuevo libro, que va a ser publicado por Cuarto
Propio, sobre el Colectivo de Acciones de Arte.
1. Aparte de Zurita, los miembros originales del CADA fueron: la novelista Diamela
Eltit, los artistas visuales Lotty Rosenfeld y Juan Castillo y el soci?logo Fernando Balcells.
Se ha publicado poco sobre el CADA. Ver los ensayos de Nelly Richard en Margins and
Institutions,La insubordinaci?n de los signos y Residuos y Met?foras: Ensayos de cr?tica
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el contexto en que viv?amos ?dictaduras militares en toda Latinoam?ri ca? ten?an el correlato de la represi?n y del terror, lo que los hac?a casi he
roicos. Se refer?an a que los acontecimientos sociales o colectivos eran
siempre el tel?n de fondo sobre los cuales se esculp?a cualquier obra. Esa
era la tela, la p?gina, el pentagrama. Estaba hablando de desaparecidos, de
muertos, de un tel?n de sangre real.
?Tendr?s copias de esas hojas?
Me parece que quien tiene todos los documentos del CADA es Lotty
Rosenfeld, en todo caso creo haberlos vistos antes de irme a Italia, mientras
embalaba. En realidad esos "manifiestos" son previos al CADA.
?Todav?a crees en ese manifiesto o has cambiado de opini?n?
Yo sigo creyendo en todo lo que quise.
?No se dedicaba a difundir la cultura alemana el Goethe?
En esa ?poca, el Goethe, como el Instituto Chileno Franc?s, jugaron un
papel que merece la gratitud y el reconocimiento de todos los que lucharon
contra la dictadura. Cuando repart? esos manifiestos con Diamela Eltit, en
tonces mi mujer, se estaba realizando una exposici?n de artistas chilenos en
homenaje a Goya, al Goya de los fusilamientos, lo que en el contexto de
terror en que nosotros viv?amos, era algo en extremo riesgoso y significati vo. En esa exposici?n conoc? a Juan Castillo, por quien siempre he sentido una especial atracci?n; era el m?s aut?ntico de nosotros.
?La gente que dirig?a el Goethe trabajaba abiertamente contra la dicta
dura?
No recuerdo quienes eran, pero fueron algo as? como la Vicar?a de la
Solidaridad de los artistas; tambi?n lo fue el Instituto Chileno Franc?s, gen te notable que asumi? su situaci?n de muy relativa intocabilidad para darle
espacio a las voces acalladas. Digo relativa porque muchas exposiciones fu eron clausuradas y sus artistas encarcelados, como sucedi? 1975 con el pin
cultural sobre el Chile de la Transici?n (Santiago, Cuarto Propio, 1998); Gaspar Gal?z y Mil?n Ivelic discuten las primeras dos acciones en Chile, arte actual. Ver tambi?n Artes vi
suales 20 a?os: 1970-1990, de Ernesto Sa?l.
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tor que expon?a un conjunto de cuadros notables en el Instituto Chileno
Franc?s
Has dado muchas entrevistas en tu vida pero pocas veces has hablado
del CADA...
Para m? ha sido un largo proceso y antes de ti, creo solamente haber ha
blado del CADA una vez, en Cuba, en una entrevista para Casa de las
Americas publicada hace cerca de 10 a?os. Lo que te quiero decir es que en
el nudo del CADA estaba la inseparabilidad del arte y la vida, en lo que
sigo creyendo como el ?nico sue?o, como la ?nica meta que merece en el
arte ser considerada: la vida como obra de arte. El CADA tiene en m? reso
nancias muy fuertes, signific? encuentros pero tambi?n separaciones, amor
pero tambi?n dureza. No puedo apartar mi vida concreta, real, de lo que fue
ese tiempo. En 1985 mis amigos intentaron revivir el CADA, no me pre
guntaron nada, simplemente pusieron en el diario el nombre del primer fu
lano que encontraron y lo colocaron en lugar del m?o. Fue duro.
En un homenaje a Lotty Rosenfeld (Desacato,) dijiste que se escriben li
bros y se hace arte porque "no hemos sido felices ".
Voy a correr el riesgo de teorizar un poco, pero creo que es esto: el pro blema humano por antonomasia es el sufrimiento. La felicidad podemos en
tenderla, muchas veces llega a parecemos que nos es debida. Pero el dolor
es a menudo incomprensible. Sin embargo, el sufrimiento es exactamente lo
que nos da la magnitud de la existencia, nuestro consentimiento a ella, nuestra afirmaci?n permanente. All? nos damos cuenta de nuestro s? a la
vida porque nunca est? m?s cerca la posibilidad de decir no, no quiero vi
vir m?s. Es eso, todos los libros que se han escrito, todas las sinfon?as, to
dos los cuadros nos dicen eso: no hemos sido felices, porque de serlo cada
instante, cada segundo de la vida, pasar?a a ser el m?s incre?ble de los poe mas, la m?s vasta de las sinfon?as, el cuadro m?s amplio y luminoso. La
herida es la fisura a trav?s de la cual se filtra el arte. Sin herida no hay arte; en el peor de los casos s?lo mediocridad; en el mejor, nobleza.
?Recuerdas cu?ndo surgi? la idea de juntarse y formar el grupo CADA?
2. Se refiere a la obra de Carlos Leppe, "Happening de las gallinas", que fue realizada
en la Galer?a Central en 1974. Con esta obra Leppe inaugur? la pr?ctica de performance en
el Chile contempor?neo.
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S?, perfectamente. Yo y Diamela hab?amos conocido a Nelly Richard
que entonces era algo as? como una te?rica de arte, y a Carlos Leppe con
quien andaba siempre junta, un copi?n maravilloso que hab?a iniciado las
performances en Chile con una acci?n donde literalmente pon?a huevos; era
en 19742 (hoy se ha hecho rico como publicista). Ambos eran de una pre
potencia vanguardista (y pueblerina) bastante insoportable. Creo que el
CADA, desde el punto de vista de las pasiones m?s bajas, naci? para hacer
sufrir a esos dos tipos. Nos juntamos en la casa donde viv?amos con Diame
la, en Lincoy?n, con Lotty Rosenfeld, a la que hab?a visto una sola vez, y Juan Castillo, que me admir? por mi trabajo en la exposici?n de Goya. Ten?amos ideas wagnerianas, grandiosas, con lo que adem?s de establecer
nos en la punta art?stica de la lucha pol?tica nos ?bamos a re?r bastante de
esos otros dos. Esas cosas no las dijimos pero estaban. Lo otro, como detr?s
de toda an?cdota, era la desesperaci?n, la imposibilidad absoluta de vivir y de continuar viviendo bajo las condiciones en que est?bamos. Diamela y yo nos juntamos con Lotty Rosenfeld y Juan Castillo, m?s tarde ellos nos pre sentaron a Fernando Balcells, que pas? a ser nuestro "soci?logo". Entre la
noche que nos juntamos por primera vez y la primera acci?n de arte, "Para
no morir de hambre en el arte", pas? poco tiempo.
Antes estabas trabajando en un grupo experimental basado en Antonin
Artaud, junto a Diamela, Rodrigo C?novas, Eugenio Garc?a y Eugenia Bri
to en el Centro de Estudios Human?sticos de la Universidad de Chile. ?In
fluy? eso en lo que hicieron posteriormente con el CADA ?
Para m? no. Yo ven?a llegando de Valpara?so y a Rimbaud, Baudelaire,
Mallarm?, Artaud, los hab?a le?do antes con Juan Luis Mart?nez y con mis
amigos de Ingenier?a. Creo que en Diamela eso tuvo, y tiene hasta hoy, un
poder bastante gravitante. Ella era estudiante del Centro de Estudios Hu
man?sticos que ten?a un gur?, Ronald Kay, que era un tipo un poco loco y un poco tonto, dos cosas no tan f?ciles de combinar. El tuvo mucha influen
cia en Diamela pero en m? no. Lo ?nico importante de todo eso es que all?
conoc? a Diamela. Quiero insistirte en que el CADA fue fundamentalmente un trabajo que pretendi? unir la vida y el arte. Por eso te digo que ese en
cuentro, en 1974, fue para mi vida lo ?nico importante.
?Qu? hac?an en el Grupo Experimental de Artaud?
Gritar, eso era lo ?nico que hac?amos, gritar. En todo eso hay, sin embar
go, una nota; en ese tiempo estaban matando gente, estaban torturando, y nosotros grit?bamos y grit?bamos. No era Artaud, aunque crey?semos eso,
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era Chile. El lugar donde hac?amos esos ensayos era en el altillo del Centro
de Estudios Human?sticos, despu?s de la 7 PM. Era una casa grande en la
calle Rep?blica que antes hab?a sido la Embajada de Espa?a; cuando no
sotros est?bamos all? la hab?a comprado la Universidad de Chile. M?s tarde
se apropi? de ella el ej?rcito y fue el cuartel general de la DINA. Yo
conoc?a esa casa de memoria, bajaba a sus s?tanos, donde funcionaba una
imprenta. Fue a partir de entonces un lugar de tortura, de desaparecidos y de muerte. Nosotros precedimos esos gritos, los inauguramos desde un te
rror que otros iban a consumar. Eso dice m?s que cualquier cosa.
?C?mo describirlas el ?mbito cultural y pol?tico de la ?poca? Estaba
muy imbricado lo cultural con lo pol?tico, ?no?
Por supuesto; era muy fuerte. No en la sociedad donde no se hablaba, donde era imposible hablar; nosotros ?ramos absolutamente marginales en
todos los sentidos. Todos proven?amos de la izquierda de nuestro pa?s. Todo lo que hicimos como CADA ten?a ese marco y fue el sustento de lo
que comenzamos a llamar "escultura social". Fue el momento en que se es
culpi? algo frente a una realidad devastadora donde el pathos fundamental
era el miedo. Era una sociedad aterrorizada. Yo hab?a estado preso en un
barco, en fin, ten?amos distintas experiencias pero coincid?an en el terror.
Todos conoc?amos desaparecidos, torturados, incluso la televisi?n se com
plac?a en mostrar a tipos tirados en la calle con las manos amarradas en la nuca mientras los militares los apuntaban con sus metralletas. Una de esas
im?genes no se me olvid? nunca: era un grupo tendido boca abajo en la
azotea de un edificio, estaban siendo filmados, uno de ellos desde el suelo
mir? a la c?mara y all? estaba todo, el ruego y el terror, la resignaci?n y
algo que en esos casos es desoladoramente pat?tico: la esperanza. Ten?amos
entonces mucho miedo, pero al mismo tiempo pudimos ver un fondo de in
genuidad que permeaba esta estructura super militarizada. Hab?a palabras con que consegu?amos ciertas cosas simplemente porque ellos no las en
tend?an, como fue sacar los permisos para que los aviones salieran en for
maci?n militar en "Ay Sudam?rica" y tirasen miles de panfletos sobre San
tiago en los que se dec?a que el s?lo hecho de pensar en ampliar los
espacios de vida era ya, en esas circunstancias, un acto transgresor y de
arte. Los nueve camiones lecheros sacados uno tras de otro en "Para no
morir de hambre en el arte" fue algo incre?ble. Eran camiones lecheros
marchando hacia el centro de Santiago, pero el hecho de que fuesen alinea
dos les daba una connotaci?n extremadamente tensa, agresiva, como si fue
ran tanques. El solo recorrido de esos camiones en fila por las calles de una
ciudad tomada militarmente formaba una imagen terriblemente amenazante.
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Eso es lo que iban provocando las obras. No eran tanto las acciones en s?
como los lazos que se desencadenaban psicosocialmente, dir?a yo. Los ca
miones de leche eran tanques.
?C?mo reaccionaba la gente al encontrase con una acci?n del CADA?
Yo dir?a que era una reacci?n de sorpresa, pero inmediatamente miraban
hacia otro lado. Detenerse a mirar largo rato a algo o a alguien pod?a ser
sumamente peligroso. Siempre hab?a un terror colectivo de estar mirando
algo que part?a de las detenciones en la calle. Las detenciones pasaban a
plena luz del d?a, a calle llena, y nadie quer?a mirar c?mo entraban a un tipo a la fuerza en un auto. Nadie quer?a mirar nada. As? que creo que el efecto
fue m?s bien en otro orden. Las acciones del CADA tuvieron un gran po
der; eran las primeras que se hac?an p?blica y masivamente. P?blica y masi
vamente porque implicaban todo lo que rodeaba: las detenciones, el miedo, el silencio.
Tu ultimo libro, La Vida Nueva, empieza con una serie de sue?os que
grabaste de pobladores en el Campamento Ra?l Silva Henr?quez en 1983.
?Hay alguna relaci?n entre el gesto de repartir bolsas de leche en una po blaci?n en "Para no morir de hambre en el arte
" y el de grabar sue?os de
pobladores para La Vida Nueva?
Tal vez, pero no fue algo consciente. Para m?, el CADA se hab?a pr?cti camente acabado en 1981 con la irrupci?n de protestas sociales masivas
donde las calles se llenaban de velas rememorando a los muertos. Siempre hab?a algo en el anonimato de una acci?n colectiva donde deb?as ceder, una
part?cula ?ntima, tu particular modo de sufrir, crear y creer que no es
traspasable a la acci?n de un grupo por m?s solidario que sea. Ese margen
propio, intraspasable, es lo que yo sent?a era la poes?a. Los sue?os de los
pobladores era algo demasiado sutil, fino, ?ntimo, como para formar parte de cualquier acci?n de arte. En todo caso, el primer sue?o de ese libro, que se llama precisamente "La Vida Nueva" no me lo cont? un poblador del
Silva Henr?quez sino Diamela.
?Cuando dej? de tener sentido el CADA para ti?
Como te dec?a, empez? a dejar de tener sentido para m? cuando comen
zaron las protestas masivas, cada una de las cuales implicaba una creati
vidad popular que me hizo entender que lo nuestro ya hab?a cumplido con
su tiempo. Concretamente fue despu?s de "Ay Sudam?rica". Esas acciones
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masivas y espont?neas de protesta alcanzaron un grado casi visionario y
prof?tico a ra?z del asesinato de Andr? Jar?an, un cura franc?s, a quien los
militares mataron durante una manifestaci?n en la poblaci?n La Victoria. El
se encontraba recostado en su cuarto de material ligero en la parroquia le
yendo la Biblia. Era un sacerdote poblacional amado por el pueblo que ape nas supo la tragedia cubri? las aceras de las calles con velas. Todo lo que nosotros quer?amos estaba all?, toda nuestra pasi?n, nuestra visi?n de artis
tas y nuestro dolor. Sin embargo hay una acci?n m?s que fue como una des
pedida. En ella nos disolvimos en algo mucho m?s vasto que involucr? a
una enorme parte de los artistas y creadores de Chile. Fue el "No +", comenzado en 1983.
?Ustedes las montaban buscando provocar acciones masivas?
No creo que hayamos sido tan pretenciosos. Lo que pretend?amos era
hacer un gesto de libertad y, tal vez, de libertad creativa. Un gesto que, a
pesar de todas las cosas que pasaban, significaba que todav?a pod?amos ha
blar desde la pasi?n del arte, de la poes?a. Era un gesto de amor y de liber
tad que ocupaba los espacios p?blicos. Pero no ?ramos caudillos, ?ramos
unos tipos con miedo y belleza.
En cuanto a lo individual, ?el colectivo lo era realmente en el sentido de
que todos hicieran todo o era distinto tu rol como escritor?
Todos hicimos todas las cosas. Lo que suced?a era que casi todos los tex
tos y manifiestos del colectivo, como "No es una aldea" o "Ay Sudam?ri
ca", los escrib?a yo porque ten?a facilidad de mano para eso. Pero, escrib?a
"yo"... ?qu? significa "yo" en ese caso? En realidad lo que nos hac?a ser un
todo era una sensaci?n que resumir?a como de vastedad. Hacer obras que fuesen tanto o m?s fuertes que el dolor que como pueblo se nos estaba in
fligiendo. Por otra parte, todos pens?bamos y asum?amos las debilidades de
cada uno. Nada fue idea de alguien, siempre era algo a lo que nos ?bamos
sumando y de pronto ?brum! part?a. Recuerdo, por ejemplo, un momento
crucial en que ?bamos a clausurar el Museo de Bellas Artes con una inmen
sa lona blanca. Era crucial porque hab?amos sacado los camiones que se
iban a estacionar (como tanques) a la entrada del Museo. Colocar la lona
estaba a cargo de Juan Castillo, pero cuando llegamos no hab?a nada, s?lo
Castillo durmiendo una feroz borrachera en una de las escalinatas de la en
trada que ?bamos a clausurar, mientras la lona blanca tirada en el suelo se la
iba llevando el viento. En fin, todo eso pasaba, todas nuestras preca
riedades, pasiones cruzadas, deficiencias y angustias. Yo y Balcells ?ramos,
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por as? decirlo, los voceros oficiales; digamos, los que m?s discut?amos en
las presentaciones. La Lotty era mucho m?s de acci?n, muy concreta y de
grandes ideas ?igual que Diamela?, pero en aquel entonces ante los
dem?s enmudec?an (o se enfurec?an tanto frente a los infaltables ataques de
otros artistas o "entendidos" que no pod?an sacar la voz). Porque tambi?n
discut?amos en actos p?blicos y mucho, como se podr?a decir, en las mis
mas narices del terror. Era algo extra?o, como una alegr?a inexplicable y vi
tal.
?Cu?l fue para ti la acci?n m?s importante?
La ?ltima. "No +" iniciada en 1983 y que no termin? sino con la derrota
de Pinochet en el plebiscito de 1988. Esa vez invitamos a todos los artistas
a escribir "No +" en los muros, en los letreros, en todas partes. Muchos le
agregaban al "No +" la figura de un rev?lver, o las botas de un soldado. Fue
algo absolutamente colectivo y an?nimo. La disoluci?n del arte en una ac
ci?n subversiva, pol?tica, era exactamente lo que hab?amos so?ado, aun
cuando creo que los dem?s miembros del CADA despu?s quisieron perpe tuar el nombre. La convocatoria la hicimos una noche en la casa de Lotty; los m?s notables artistas, escritores e intelectuales chilenos participaron;
despu?s todos sin ninguna distinci?n. Sal?amos a rayar durante el toque de
queda. All? se fund? una acci?n pol?tica de verdad porque toda la estructura
mental que comenz? a abrirse contra el sistema era el "No +".
?C?mo se comunicaban con los otros artistas?
Hab?a centros de reuniones semi clandestinos o de fachada, como cen
tros de grabado, donde se juntaban muchos artistas. Grupos muy fuertes en
el sentido pol?tico y donde creo se realizaron las obras m?s conmovedoras e
importantes que se han hecho en nuestro pa?s en las artes visuales. Nos
conoc?amos y las discusiones eran muy fuertes, cat?rticas. Por all? pasaban Francisco Brugnoli, Nelly Richard, Carlos Leppe, Carlos Altamirano, Euge nio Dittborn, Alfredo Jaar, Ernesto Bandera, Osvaldo Pe?a, Carlos Codoce
do, Parada (su armario en homenaje a su hermano desaparecido es un em
blema, la obra m?s poderosa que me haya tocado ver)... El que m?s discut?a
era Justo Pastor Mellado que lleg? cuando todo definitivamente ya era pa sado. Hubo una vez una discusi?n a gritos, con furia. El Chile anti dictadu
ra hab?a sido invitado a participar en una Bienal en Par?s. Nosotros propusi mos que no fuera nadie individualmente sino que envi?ramos cientos de
telegramas, de cables, etc. donde estaba impresa una frase que recuerdo era
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absolutamente impresionante pero que he olvidado. La idea era tapizar el
lugar de la Bienal con miles y miles de esos telegramas, cubrirla. No tuvi mos acogida salvo la de Ernesto Bandera, un pintor notable, que pertenec?a a la izquierda m?s radical. Al final fueron a la Bienal algunos individuos, nada.
Ustedes tambi?n hicieron una huelga de hambre en una f?brica donde
durmieron sobre mantas marcadas CADA; algo entre performance y rito.
?Hubo un elemento "espiritual" en el grupo?
No en el sentido religioso. Esa acci?n, que fue filmada por Eugenio T?llez, hoy un pintor de bastante ?xito, tuvo lugar en una f?brica que hab?a
cerrado dejando a m?s trabajadores sin empleo. Pero todo lo que hac?amos, una huelga de hambre en una f?brica quebrada en un pa?s que bordeaba el
40% de cesant?a, ten?a algo de rito, de exorcismo y de denuncia. Creo que todo lo que hizo el CADA tambi?n debe verse desde ese aspecto.
Tu primer libro, Purgatorio, fue publicado en 1979, el mismo a?o en que se fund? el CADA ?Dir?as que el libro comparte algo de lo que era el
CADA?
No; es la obra de un individuo solo. Ese libro me tom? casi 7 a?os es
cribirlo y lo termin? en 1976. La coincidencia fue casual, pero no el am
biente en el que apareci?, las acciones de arte, que tuvieron enormes reper cusiones en mi vida ?ntima, en mi alma. Creo que la exasperaci?n, el genio al que puede llegar un ser humano solo es diferente a lo que puede alcanzar un grupo; hay algo en un grupo que definitivamente implica cierta concilia
ci?n. Llegar, por as? decirlo, a ciertos promedios. Funcionamos muy bien
como CADA porque nunca tuvimos problemas con eso, pero no los puedo comparar. En Purgatorio hay un dolor, un pathos, una soledad y exacer
baci?n imposible de lograr en ning?n trabajo junto a otros. Creo que si ese
libro se sigue leyendo es porque en ?l se recogi? algo m?s del esp?ritu de la
?poca en que nos toc? vivir, algo de esa desesperada esperanza.
Es un libro muy angustiado. ?No compartiste el j?bilo de la Unidad
Popular?
S?, lo compart? absolutamente, pero mi vida se estaba derrumbando y en
el fondo creo haber intuido lo que ven?a. Est?, me parece, en el poema "Areas
verdes" de Purgatorio, escrito en 1972. Los poemas que yo escrib?a iban en
un sentido muy contrario a lo que se escrib?a en esa ?poca. Las canciones
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del tiempo quedan, pero la literatura y la poes?a fueron muy malas. Era una
literatura flat. Nada ha quedado de eso. Yo era un ferviente partidario de la
Unidad Popular, era un militante, no la criticaba, pero Purgatorio, que se
estaba comenzando a gestar, era otro canto, otra voz que despu?s com
prob?, y no sin penar, que era la de un pa?s.
?Estabas trabajando sobre Purgatorio mientras Diamela escrib?a
Lump?rica?
No, ella comenz? a escribir su primer libro, Lump?rica, dos a?os
despu?s de la publicaci?n de Purgatorio. Cuando yo conoc? a Diamela ella
no escrib?a, aunque era previsible que alg?n d?a llegar?a a ser la buen?sima
narradora que es.
En 1979 te quemaste la cara e interviniste en una mesa redonda sobre la
obra de Juan Domingo D?vila con una foto de tu cara mojada con tu pro
pio semen. ?Fue una acci?n de arte?
Bueno, son dos cosas completamente distintas. En mayo de 1975 me
quem? la cara encerrado en un ba?o con un fierro al rojo, en la soledad m?s
absoluta. Despu?s entend? un poco que all? hab?a comenzado algo nuevo.
Desde all? se comienza a erigir Purgatorio, Antepara?so y La Vida Nueva.
Fue un acto de amor y de desesperaci?n. La portada de la primera edici?n
de Purgatorio es la foto de mi mejilla quemada tomada un par de a?os
despu?s. Al final terminar? marcando el cielo y el desierto, no mi cara, pero entonces no sab?a.
As? es el proceso creativo, uno nunca sabe lo que est? haciendo cuando
comienza
Lo que sucedi? frente a la obra de D?vila fue otra cosa, llam?mosla una
acci?n de arte, y he tenido bastante tiempo como para considerarlo un acto
radicalmente fallido que no deb? realizar. Eramos un c?rculo de diez perso nas reunidas para discutir la obra de un pintor que ya era un gran pintor. En
ese momento la obra de D?vila era impresionante, era er?ticamente impre sionante, de una enorme fuerza subversiva, nada de lo que le he visto
despu?s creo ha igualado esa exposici?n de 1979 en la Galer?a CAL. Los ti
pos que participaban eran los t?picos intelectuales snobs y pedantes con sus
Freud, Lacan, Derrida, Kristeva. Pens? entonces que esos cuadros con
ten?an, o mejor dicho, provocaban una respuesta ya no te?rica sino gestual,
que multiplicada colectivamente significar?a el derrumbe, la subversi?n de
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todo. Por eso respond? con una masturbaci?n y un tajo en la cara. Hay un
poema, un escrito que no s? si alguien lo tendr? que se refer?a a eso. En el
recuerdo es de las mejores cosas que he escrito en mi vida, al igual que otro
texto donde hablaba del acto de cegarse y de las escrituras en el cielo, pero no s? d?nde diablos estar?n. Bueno, esa masturbaci?n fue algo pensado
para ese est?pido c?rculo, nada m?s. Uno de los intelectuales, sin embargo, tom? una de las fotograf?as que hab?a sacado Lotty Rosenfeld y la llev? a
un diario. Deber?a haber supuesto qu? iba a pasar. Fin de mundo. Yo traba
jaba esquizofr?nicamente como vendedor de computadoras de la Olivetti y me echaron de inmediato. Tambi?n fui denunciado por una periodista de es
pect?culos, Yolanda Montecinos, en el noticiario central de Televisi?n Na
cional para que me apresara la brigada de delitos sexuales; en fin, cosas as?.
"Un poeta se masturba en una exposici?n pomo". Esos fueron m?s o menos
los titulares en plena dictadura. Por supuesto fue entendido como algo es
candaloso, de agresi?n sexual a la "sociedad". Y yo nunca he estado por la
agresi?n sexual y tampoco me importa hacer p?blico lo que la mayor?a de
la gente todav?a prefiere, me parece, practicar en secreto. El sentido era
completamente otro, fue una equivocaci?n y me arrepiento de ello. Todo
termin? bastante mal. ?Arte-vida? Bueno, eso es la vida.
Hablemos de la recepci?n de tu poes?a. Ignacio Valentefue el cr?tico li
terario de El Mercurio y, por lo tanto, el portavoz literario de la derecha.
Valente alab? Purgatorio y Antepara?so. ?C?mo te lo explicas?
En realidad no tengo por qu? explicarme nada, pero tratar? de con
testarte. Jos? Miguel Ib??ez [Ignacio Valente] es un cura del Opus Dei que fue el mejor cr?tico de poes?a que ha tenido Chile. Ten?a, como cr?tico, al
gunos rasgos que son bastante comunes en las elites intelectuales de de
recha: una cierta insolencia, un desparpajo individual que cuando lo llevaba
al l?mite generalmente acertaba. Es alguien a quien yo quiero y que fue bas
tante importante cuando lo ten?a todo en contra en el curso de mi vida.
Como le sucede a muchos tipos de la derecha, sent?a una especie de debili
dad por los escritores comunistas y, curiosamente, aunque ya no ejerce como cr?tico, las raras veces que escribe es para alabar a los que se han
mantenido fieles. En la dictadura sus cr?ticas elogiosas contribuyeron a que muchos que no pod?an regresar a Chile lo pudieran hacer, como fue el caso
de Gonzalo Rojas. En fin, yo le debo mucho y me alegra poder decirlo. Por
supuesto no hay que olvidar el hecho de que sea unos de los intelectuales
m?s activos en el mundo del Opus Dei; por ende, a pesar de mi gratitud, es
tamos en trincheras demasiado distintas.
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88 RA?L ZURITA
?Fue problem?tico para ti que alguien de derecha te alabara?
No, no lo fue, m?s bien fue problem?tico para otros. Su cr?tica a Purga
torio, que fue incre?blemente elogiosa la public?, contra viento y marea, me
consta, exactamente en el mismo tiempo que estaba en su c?spide todo el
asunto D?vila y donde yo era algo as? como una escoria para todos. Yo no
puedo pasar por alto eso.
Pero ?l sab?a que estaban matando y torturando a mucha gente... La
represi?n no fue secreta...
Yo creo que ?l pertenece, y perteneci?, al sector m?s conservador y de
rechista de la Iglesia; no estuvo en la oposici?n heroica. Sin embargo s? que desde su lugar ayud? a muchos. Probablemente apoy? al r?gimen. Su Dios
lo sabr?, yo en estricto sentido no lo s?, pero aunque hubiese sido as? lo sal
var?a de eso.
Valente te coloc? como heredero de Neruda y de Parra: "Tuve la
alegr?a de reconocerlo como el delf?n de la poes?a chilena, como el leg?ti mo heredero de los grandes ".3 ? Te crees su heredero?
No. El talento y el genio en poes?a s?lo es algo que te permite tu pueblo, no es algo que puedas decidirlo t?. M?s a?n, con el tiempo me he dado
cuenta de que es muy peligroso tratar de decidir uno en poes?a porque corres el serio riesgo de que tu don te sea quitado. Lo que sucede es que esas cosas le preocupaban mucho m?s a los otros poetas que a m?, los in
dignaba. Un poeta olvidado me repet?a con mucha frecuencia, "la cr?tica de
Valente te ha hecho da?o"; yo pensaba que en realidad mucho m?s da?o le
estaba haciendo a ?l. Al final es c?mico. Yo admiro a los grandes poetas chilenos de la primera mitad del siglo: a Huidobro, Neruda, Pablo de
Rokha, a la Mistral y hoy a Nicanor Parra; me siento m?s cercano a ellos
emocionalmente que a los poetas de mi generaci?n. Son apuestas totales, sin l?mites, sin respiro. Ellos me han aportado mucho, pero mi ?nica heren
cia es la de mi abuela italiana.
?Poeta?
No, pero se sab?a a Dante de memoria y me lo le?a para satisfacer su nos
3. "Zurita entre los grandes", El Mercurio, Suplemento Artes y Letras (24-X-1982),
por Ignacio Valente.
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ROBERT NEUSTADT 89
talgia. Es la persona que m?s he amado en mi vida. Escribir para m? es una
forma de hacerle un homenaje, de traerla de nuevo al mundo. Muri? el 26 de marzo de 1986.
Volvamos a la relaci?n entre el CADA y tu trabajo personal. ?Fue una
acci?n del CADA cuando escribiste tus versos en el cielo de Nueva York?
?Hay alguna l?nea que conecte los aviones de "Ay Sudam?rica ", cuando
dejaron caer 400.000 volantes sobre Santiago, con los aviones con que es
cribiste tus poemas?
?Importa algo frente a un poema escrito en el cielo? Fue algo que pens? en un segundo hace cerca de 20 a?os, lo imagin? todo, las frases, los avio nes escribi?ndolos y pens? al mismo tiempo la escritura del desierto. La
imagen me vino de un recuerdo infantil muy antiguo donde un avi?n dando volteretas escrib?a con humo "Perlina y Radiolina", dos jabones para lavar
ropa que se usaban antes en Chile. Durante mucho tiempo cre? que era una
imagen que la hab?a so?ado hasta que supe quien fue el aviador que es
crib?a esas frases, se llamaba Armando Cort?nez, me lo cont? una de sus
nietas. Me demor? muchos a?os en llegar a realizarlo. No fue algo del
CADA, pero ellos fueron fundamentales para que eso se llevara a cabo.
Para ayudar a financiarlo ??ramos paup?rrimos de pobres? Diamela me
pas? toda la plata de una beca que ella se acababa de ganar. Los otros fon
dos vinieron de una edici?n de lujo de Antepara?so vendida por adelantado, de unos trueques por pasajes con una l?nea a?rea y de un emocionante pr?s tamo de una se?ora que trabajaba en la casa de Lotty. Al final fue posible porque en ese momento el d?lar en Chile no val?a nada. Hubieron otras
ayudas, como la de ese gran artista que fue Juan Downey, que se tradujeron en filmaciones y otras cosas concretas. En ese sentido fue un trabajo colec
tivo. Y los aviones de "Ay Sudam?rica" tienen que ver con eso, en el senti
do de los aviones como parte de una obra que era m?a y no era de nadie, era
de todos.
?Por qu? quer?as escribir en el cielo? ?Cuesti?n de impacto visual?
El impacto es un recurso que utilizan a menudo los artistas malos. Picas
so no impactaba, hac?a; Dal? era siempre impactante, y yo me precio de ser
lo. En realidad el fondo es simple: desde los tiempos m?s inmemoriales to
das las comunidades han dirigido sus miradas hacia el cielo porque han
cre?do que all? se encuentran las se?as de sus destinos. Pens? entonces que ser?a bello ocupar ese mismo cielo como una gran p?gina donde todos pu diesen escribir sus destinos. Lo hice en Nueva York (donde iba por primera
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90 RA?L ZURITA
vez) en castellano por ser mi lengua, claro, pero sobre todo como un home
naje a las minor?as, a los segregados (una de esas frases dec?a "Mi Dios es
ghetto"; otra, "Mi Dios es chicano"). Fue el momento en que tambi?n quise
cegarme arroj?ndome amon?aco en los ojos. En la ?ltima p?gina de la pri mera edici?n del Antepara?so, publicada en 1982, Diamela habla de eso. Si
empre supe que por hermoso que fuera el poema escrito en el cielo era a?n
m?s real, m?s fuerte, si su autor no lo pod?a ver, s?lo imagin?rselo. Intent?
cegarme para siempre y para bien o para mal no fue as?, a las doce horas es
taba viendo de nuevo y no fue aliviante sino terrible. Recordaba tambi?n
esa frase de Mallarm? donde dice que la p?gina es el anverso del cielo es
trellado.
?C?mo comparar?as, o contrastar?as, tu poema en el desierto de Ataca
ma. "Nipena ni miedo ", con una acci?n del CADA?
Bueno, el poema escrito en el desierto (es s?lo una frase, mide m?s de
tres kil?metros y en teor?a deber?a permanecer para siempre) s?lo puede ser
visto desde aviones, al contrario de los poemas en el cielo. Son cosas que
pens? juntas, exactamente en el mismo instante, a?n cuando lo del desierto
qued? inconcluso pues quer?a estampar sobre la frase un rostro humano, el
rostro de quien yo quisiera y que a la vez fuera el rostro de todos. No es una
acci?n de arte como no lo son las escrituras en el cielo, son poemas.
Nelly Richard lee tu poema en el desierto en t?rminos de una reconcilia
ci?n: "La frase 'Nipena ni miedo' interpreta el tema de la memoria en el
Chile de la post-dictadura: la memoria traumada del pasado (dolor, heri
da) que debe ser recuperada como historia (cicatrizaci?n) por una so
ciedad ya definitivamente confiada en la esperanza de un futuro tranquilo"
(Insubordinaci?n, p. 51). ?Est?s de acuerdo con esa lectura? ?Confias en
un futuro tranquilo?
Es una lectura. Voy a tener 50 a?os; me duelen las piernas y me encorvo.
No creo en un futuro tranquilo, la vejez no es tranquila, la adolescencia
tampoco. Para un artista esos son los ?nicos estados verdaderos. O eres un
adolescente o un viejo. La sonrisa a lo Mario Vargas Llosa, que representa eso que llaman madurez (se es todav?a lo suficientemente joven como para
emprender nuevas cosas y lo suficientemente viejo como para realizarlas con cautela), la encuentro insoportable. En todo caso la culminaci?n de mi
obra no tiene nada que ver con la recuperaci?n de la democracia ni menos
con la Nelly Richard. M?s bien creo que tiene que ver con Zaratustra, me
refiero al de Nietzsche.
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ROBERT NEUSTADT 91
?Te hubiera gustado hacerlo en 1975 y hubiera sido la misma frase?
Hubiera sido exactamente la misma frase. En realidad la simplifiqu?; tal vez equivocadamente: antes dec?a "Ni pena ni miedo", era un lenguaje m?s
mestizo. El pintor Samy Benayor cuando vio la escritura en el desierto
repar? que su color y su trazo eran exactamente iguales a la cicatriz que me
qued? en la mejilla. Creo que ?l entendi? m?s que nadie, m?s que yo mis mo.
?Cu?ndo se disolvi? el CADA y por qu??
Para m? se termin? con "No +" en 1983. Dur? cerca de cuatro a?os. En
todo caso yo sal? llam?moslo, oficialmente, cuando me separ? de Diamela en 1985, pero para m? hab?a terminado antes. Mi salida fue como una ex
pulsi?n post-mortem.
?Percibes resonancias del CADA, est?ticas o pol?ticas, en tu trabajo
posterior? ?Fue el CADA algo que pas? y dejaste atr?s completamente o de
alguna manera sigue dentro de ti?
Est? y estar? siempre dentro de m?. El CADA tuvo repercusiones muy
profundas en nuestras vidas. Para mi es una historia que se asocia a la m?
xima alegr?a de crear, de compartir, y al mismo tiempo a una extra?a deses
peraci?n que me temo nos sobrevivir?. En realidad era algo que iba mucho
m?s all? de la dictadura: su horizonte final era asumir la propia vida y la de
cada ser humano como la ?nica obra de arte, como la ?nica sinfon?a, como
el ?nico poema que realmente vale la pena y el amor de ser considerado.
Parecido al texto de "Ay Sudam?rica
Es lo mismo. Es el horizonte final de todo arte y de toda poes?a, pero eso
presupone la felicidad. Es como un camino, las se?ales son como las obras; se?alan la ruta, pero no son el camino. Desde esos manifiestos del 79 lo he
repetido ya tantas veces que m?s bien parece un mantra: lo importante no es
hacer obras de arte, aunque esa sea tal vez la pasi?n m?s l?cida, sino hacer
de la vida una obra de arte.
Esa met?fora del camino y las se?as me hace pensar en el trabajo de
Lotty Rosenfeld de intervenir en las l?neas sobre los caminos y transformar las en "+ ". ?Compartes con ella una idea parecida del camino? Lotty lleva
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92 RAUL ZURITA
m?s de 20 a?os en este trabajo. Me parece que Lotty ve el camino como el
espacio social en que las din?micas hegem?nicas controlan a la gente, mientras para ti el camino parece m?s bien una b?squeda espiritual.
Es eso, las se?ales son como las obras, al intervenirlas en la calle como
lo hace ella nos damos cuenta de su presencia, de que est?n y que en s? no
son importantes, que puedes perderle absolutamente el respeto aunque se te
vaya la vida en ello. Porque, insisto, lo importante no son los signos, sino lo
que queda entre ellos, que es la vida misma.
No entiendo mucho tu pregunta, todos los caminos, hasta ir a la casa de
al lado, son un trayecto f?sico y espiritual a la vez. Adem?s, en un viaje,
aunque sea de un cent?metro de distancia, est? siempre la posibilidad de la
transgresi?n, del accidente, del atropello.
Y en esta obra de Lotty, el camino y los signos en el camino son m?s
bien una estructura pol?tica impuesta por la sociedad.
Claro, el trabajo de Lotty es potente, fuerte y transgresor y al mismo
tiempo bello, lo que es tambi?n aceptar una pol?tica, llam?mosla, una pol?ti ca de la belleza. Tonter?as; en realidad la palabra pol?tica, en un pa?s donde
han habido desaparecidos, dictadura y muertos, es decir, en un pa?s donde
ella tiene un significado abismalmente concreto, puesta en relaci?n a las
teorizaciones art?sticas o literarias, me parece falso. Es una terminolog?a
hip?crita de la que se abusa bastante.
Hablando de arte. ?Crees que lo que hizo el CADA ha tenido alg?n efec to en el arte o en la literatura posterior en Chile?
Ser? un efecto futuro. Los a?os 90 fueron el tiempo m?s dif?cil para que lo que hizo el CADA fuese tomado en serio, porque primero hab?a que
comprender que el olvido era imposible. Creo que Chile, o al menos, una
parte importante de su sociedad tard? diez a?os en darse cuenta de que era
imposible olvidar. S?lo a partir de eso esas obras podr?n ser revisitadas.
Cuando globalmente miremos el pasado, con sus horrores y sus incre?bles
lealtades, con todo su odio y muerte pero tambi?n con su compa?erismo en
tre los acosados, con toda su capacidad de desesperaci?n y amor, veremos
quiz?s que el CADA correspondi? a uno de los momentos m?s ciegos y ex
tra?os de la historia del pa?s y de la dictadura. Fueron obras hechas con la
vida y el sue?o.
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ROBERT NEUSTADT 93
?Qu? puestos oficiales has ocupado en el gobierno de la transici?n?
Presiento el prejuicio. Ninguno. Eso de que soy el "poeta de la tran
sici?n" me resulta c?mico, pero est? dicho con tanta mala fe. Nada. Yo, como muchos otros escritores, fui Agregado Cultural en el per?odo del
Presidente Aylwin, de lo que me enorgullezco por el per?odo y por las espe ranzas. Yo estuve cinco a?os en Italia, Diamela Eltit estuvo en M?xico,
Marco Antonio de la Parra (un notable dramaturgo y psiquiatra que es en s? un CADA solo) en Espa?a, y as? muchos otros. A mi regreso asesor? por tres a?os a una Comisi?n del Ministerio de Obras P?blicas que se preocup? de las obras de arte en los sitios p?blicos. Hago algunas clases. En fin, ese
es mi curriculum por si a alguien le interesa. ?Oficial? S?, mis poemas son
oficialmente hermosos.
Se dice que escribiste el himno para la campa?a electoral de Frei. ?Es cierto?
Por supuesto, la ?nica l?stima es que nunca se us?.
?Y sigues apoyando los programas de Frei?
Yo soy leal a un proceso que evit? una masacre, un Yakarta. Pero mi le
altad llega exactamente hasta all?. Ahora vamos a lo concreto. En el fondo
est?s pregunt?ndome desde hace un buen rato si de verdad soy un poeta "oficial", un "entregado al sistema", alguien que trans?. Mira, creo ser un
tipo bastante querido y que no tiene enemigos, a lo m?s algunos se creen
enemigos m?os. Todas esas son cosas que se pueden decir y no tengo m?s
refutaci?n que mis poemas. Mi refutaci?n es La Vida Nueva, m?s de 500
p?ginas que son un himno inconcebible hoy, inconcebible para el mercado,
para los intereses, para la literatura misma. No s? si alguien en estos tiem
pos ha llegado en ese sentido m?s lejos, si hay alguien que haya asumido
hoy m?s riesgos. Frente a eso no es el juicio de algunos lo que puede herir
me; te repito que son cosas que pronto pasan, peque?as veleidades del mo
mento. Lo que me hiere es que en el fondo se trata de denigrar la ?nica dig nidad de la que quiz?s pueda envanecerme: la dignidad de la inteligencia.
?C?mo percibes la transici?n democr?tica en Chile? ?Cu?l es el papel
que el arte y la literatura tienen, pueden o deben tener en el futuro pol?tico de Chile?
Durante 17 a?os Chile hizo una generosa contribuci?n a la miseria ge
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94 RA?L ZURITA
neral de la humanidad. La recuperaci?n de la democracia, su transici?n, sus
limitaciones, sus injusticias, no pueden ser vistas sino desde esa verg?enza. La Comisi?n Rettig lleg? a la conclusi?n que en Chile hubieron m?s de
3000 v?ctimas entre desaparecidos y fusilados, pero no se dieron los nom
bres de los victimarios, s?lo de las v?ctimas. Nos toc? cargar con ese horror
y con otro m?s duro a?n del que jam?s se ha hablado porque resulta de
masiado duro, la decepci?n de tanta gente de que el n?mero al final hubiera
resultado tan "exiguo". Esa otra verg?enza ya es nuestra. Por supuesto, con
un s?lo desaparecido bastaba para que estemos condenados a ser por mu
chas generaciones un pueblo de sobrevivientes. Constatar en tantos esa de
cepci?n porque el n?mero de v?ctimas fuese menos del que se dijo fue mi
primer golpe post-dictadura. Un horror frente al cual no estaba preparado. La transici?n se inicia desde esa doble verg?enza: verg?enza por los asesi
nados y verg?enza por los que se dolieron de que esos asesinados fuesen
"demasiado pocos". Hay otra m?s y es el olvido, no tanto de los hechos
porque ellos son inextirpables y, como lo demuestra el arresto de Pinochet, exactamente igual que en las tragedias griegas, mientras los cr?menes no
sean purgados ellos reaparecer?n constantemente sobre las comunidades y los hombres que los cometieron. Es el olvido de nuestro amor.
La dictadura fue una experiencia horrible en la que paralelamente se die ron las muestras m?s extremas de compa?erismo, de solidaridad, de amor.
?Te interesa el CADA? Pues bien, una muestra de eso fue el CADA. T? ha
blabas con alguien en el filo del toque de queda y toda tu vida se iba en ese
otro. Ese amor incre?ble fue lo primero que olvidamos. Lo ?nico que
aprendimos del miedo es lo primero que olvidamos. Esa y no otra es la con
dena de la transici?n. De nuevo, como en la tragedia griega, le corres
ponder? a la voz del coro, del pueblo, recuperar los sentimientos y las pala bras que perdimos. Est? bien, salimos de eso con verg?enza, con miedo, con transacciones humillantes e injustas, pero por lo menos no hubieron
m?s muertos y eso no es menor. Es m?s, eso es la vida, el poder; a diferen
cia de un asesinato, abrazar a otro. A veces, y en Chile debemos entenderlo, sobrevivir es exactamente una mezcla de alivio y de verg?enza.
?Hay poetas j?venes que est?n trabajando hoy con esa verg?enza?
Hay poetas j?venes extraordinarios de 20, 21, 22 a?os, como yo no ve?a
desde las generaciones de Neruda y de Parra. Los conozco y los respeto mucho, son impresionantes. Creo que s?, que son parte del proceso sin que ellos mismos lo sepan del todo. Y creo que ser? esa poes?a, ser?n los escri tores que vengan, quienes nos culpar?n de lo que hay que culparnos y nos
lavar?n de lo que hay que lavarnos.
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ROBERT NEUSTADT 95
Eugenia Brito escribe en Campos minados que "uno de los rasgos fun damentales de la poes?a de Ra?l Zurita en su primer libro es su alternativa
al poder hegem?nico" (p. 60). ?Estar?as de acuerdo con Brito? ?Des cribir?an estos rasgos tambi?n la po?tica del CADA?
Yo siempre estar? de acuerdo con una dama. M?s a?n trat?ndose de una
dama delgada, esbelta, fr?a y lejana.
?Crees que tu ?ltimo libro, La Vida Nueva (1994) sigue oponi?ndose al
poder hegem?nico?
Antes quiero decirte que en la dictadura el poder no fue hegem?nico, fue
brutal a secas. Pero toda brutalidad es al menos certera. T? sab?as perfecta mente que todo lo que sal?a en los diarios, que todo lo que aparec?a en tele
visi?n, no era Chile; que Chile era la medida de su silencio, de su miedo, de
su marginalidad, de sus desaparecidos y v?ctimas. Hoy s? se puede hablar de
un poder casi hegem?nico, que controla a las fuerzas armadas, que tiene
todo el poder econ?mico, que es due?o de todos los medios de comuni
caci?n y que lo ?nico que le falta es conquistar el poder pol?tico. A ese po der le temo mucho. Hoy la lucidez es un ejercicio infinitamente m?s dif?cil
que en dictadura.
Respecto a La Vida Nueva: es mi capilla, mi madonna, el m?ximo es
fuerzo de un ser vivo como artista. La leer?n o no la leer?n, la compren
der?n o no la comprender?n. Todo eso me tiene bastante sin cuidado senci
llamente porque es idiota preocuparse de lo que te excede. La Vida Nueva
es mi m?ximo esfuerzo y en ella hay mucho m?s de lo que a un hombre hu
manamente se le puede pedir. Muchos no lo entienden, no lo entender?n
nunca.
? Viste la muestra de Juan Castillo en la Galer?a Gabriela Mistral, "Te
devuelvo tu imagen "
(24 de marzo al 18 de abril, 1998)? Asistieron alrede
dor de 2.800 personas; la primera que Castillo ha tenido en Chile desde
que se fue del pa?s en 1984. Me pregunto si Juan Castillo no ser?a el miem
bro original del CADA que m?s persiste en trabajar la l?nea de la colecti
vidad.
Todo arte y todo artista persiste en la idea de la colectividad. Pero desde
el momento que firmas tus obras, que se?alas que son tu creaci?n, ya
optaste por un destino, el que sea tu destino individual o un destino colecti
vo no depende de ti sino de esa materia que se llama pueblo. Ahora, si a lo
que te refieres es a una consecuencia con la visualidad de las obras del
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CADA, s?, Castillo ha persistido. Recuerdo unos trabajos suyos muy impac tantes en el matadero municipal de Santiago. Lotty tambi?n: su obra con las
cruces en el pavimento, hoy, despu?s de 20 a?os, me sigue emocionando.
? Y tu poema en el desierto, "Ni pena ni miedo "?
Bueno, esa frase fue pensada en un momento que en Chile y en Latino
am?rica hab?a much?sima pena y much?simo miedo. Se pudo hacer 18 a?os
despu?s de haberla pensado. Para m? no cuenta su tama?o ni su monumen
talidad sino que lo siento como algo ?ntimo que radicalmente no me perte nece a m? sino al desierto. Lo digo absolutamente en serio, el due?o de esa
frase, su autor, es el desierto de Atacama. En 1976 escrib? un poema que se
llama "El desierto de Atacama", que est? en Purgatorio, y podr?a perfecta mente decirte que esa frase del desierto era su conclusi?n, su ep?logo inevi
table. Tambi?n es una promesa con la que cierro mi obra mayor, mi juven
tud, una ?poca m?a y de Chile. Pero no es eso en realidad lo que me
importa, sino saber que esa frase perdurar? hasta confundirse con los cien
tos de otros dibujos que est?n estampados en el desierto, hasta mimetizarse
con las l?neas de Nazca y con los que vengan. Esa frase es s?lo el registro de una ?poca y de un tiempo y su significado tampoco importar? mucho, como las l?neas de Nazca, como los incontables dibujos que en distintas
edades otros pueblos han trazado sobre el desierto y que ignoramos qu? sig nifican.
Esta frase, al igual que esos otros miles de trazados, s?lo estar? diciendo:
aqu? estuvimos, este fue nuestro paso por la tierra. ?Que las hizo un tal Zu
rita? ?Qu? ser? entonces "Zurita"? Una abstracci?n m?s, como las palabras
"Plat?n", "Nazca", "Tihuantisuyo". La ?nica voz hoy en el mundo es la voz
del desierto. Creo que otras interpretaciones, como las de Nelly Richard o
del poeta Arteche, carecen de generosidad. Decir que yo pretend? coronar el
advenimiento de la democracia con esa frase es falso, pero sobre todo es
mezquino.
?Si esa obra se hubiera hecho de no haber existido el CADA? Importa nada quien la haya realizado, importa tan poco. Te declaro solemnemente
que la hizo un colectivo, un pueblo, un desierto, un CADA.
?Esas gestando otras ideas para obras masivas?
S?, cientos de ideas que morir?n conmigo: trazar las caras de todos los
que he amado sobre el cielo con cientos de aviones como una infinita Ca
pilla Sixtina. Estar al lado de Maurizio Mochetti, el m?s grande artista de
l?ser en el mundo, dibujando con l?seres sobre la Antartica el rostro que no
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se pudo realizar en el desierto. Me emociona saber que miles de ideas mara
villosas morir?n cuando yo muera, que se extinguir?n conmigo y que yo s?lo las habr? visto en su demencia y belleza.
Osvaldo Rodr?guez (Universidad de Las Palmas de Gran Canaria)
La poes?a postuma de Pablo Neruda
Sobre esta obra dice Luis Sainz de Medrano: "...el Neruda
antienf?tico, depurador con sordina, con iron?a, con melancol?a, con
notas aisladas de alegr?a sabia, depurador de un lirismo que desde
Estravagario ?l mismo someti? a un intenso proceso de revisi?n,
surge en este estudio y en esta antolog?a de un modo patente. Este
libro constituye una rigurosa 'lectio', filol?gico-po?tica, del ?ltimo
Neruda.
"Osvaldo Rodr?guez parte de un conocimiento global de la obra del
gran poeta chileno y sigue paso a paso el itinerario de ?ste en esa
inmensa segunda etapa. El autor nos conduce con mano segura por
las l?neas de la sem?ntica fundamental de cada uno de los libros
postumos, destacando sus motivos de mayor significaci?n: el viaje, el
silencio, la visi?n desde el futuro, la iron?a ante la muerte, la
inquisici?n en el absurdo, la orfandad, la consumaci?n, el inventario...
Una excelente selecci?n de poemas valida estos juicios.
"Un libro imprescindible".
ISBN: 0-935318-22-4 139 p. $12.00
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