zemelman, hugo - problemas antropológicos y utópicos del conocimiento

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Hugo Zemelman PROBLEMAS ANTROPOLÓGICOS Y UTÓPICOS DEL CONOCIMIENTO jomadas 126 FT COT FOTO DE MÉXICO

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Zemelman, Hugo - Problemas Antropológicos y Utópicos Del Conocimiento

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  • Hugo Zemelman

    PROBLEMAS ANTROPOLGICOS

    Y UTPICOS DEL CONOCIMIENTO

    jomadas126

    FT COT FOTO DE MXICO

  • PROBLEMAS ANTROPOLGICOS Y UTPICOS

    DEL CONOCIMIENTO

  • PROBLEMAS ANTROPOLGICOS Y UTPICOS

    DEL CONOCIMIENTO

    Hugo Zemelman

    JORNADAS 126 EL COLEGIO DE MXICO

  • CENTRO DE ESTU

  • 308J88n o .126

    Zemelman Merino, Hugo, 1931-Problemas antropolgicos y utpicos del conoci

    miento / Hugo Zemelman. - - Mxico : El Colegio de Mxico, Centro de Estudios Sociolgicos, 1995.

    209 p. ; 17 cm. - - (Jornadas ; 126)

    ISBN 968-12-0656-8j

    1. Conocimiento, Teora del 2. Utopas 3. Sociologa del conocimiento.

    Portada de Mnica Diez Martnez Dibujo: Sin ttulo de Toms Gmez Robledo

    Prim era reimpresin, 1997 Prim era edicin, 1996

    D.R. El Colegio de Mxico Camino al Ajusco 20 Pedregal de Santa Teresa 10740 Mxico, D.F.

    ISBN 968-12-0656-80

    Impreso en M xico/ Printed in Mxico

  • NDICE

    Aclaracin 11

    Prefacio 13

    Conocimiento y tica. A manera de introduccin 25

    El pensamiento crtico y su expresin dialctica 35ngulos de pensamiento 35Hacia una propuesta crtica del pensar 38En tomo de algunas implicaciones 50

    Subjetividad y realidad social 55Implicaciones metodolgicas 72

    El proceso de cambio y las dimensiones microy macrosociales 77

    Estudio de una comunidad 78 Determinacin de los puntos de

    articulacin 84Perspectivas 94

    Ideas metodolgicas para el estudio de sujetossociales 97

    Desafos de conocimiento 97

    7

  • 8 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    Antecedentes conceptuales 100Especificidad de la problemtica 103Cuestiones metodolgicas 117Nuevas dimensiones de la objetividad 123Conocimiento y praxis 125Esquematizacin metodolgica 127Observacin final 129

    En torno del problema metodolgico de las mediaciones 131

    La mediacin como lgica de razonamiento 132

    El momento histrico 138 Composicin de las dinmicas heterog

    neas 145 La cuestin de los parmetros 147 El fenmeno como objeto y su situacin 154 Manejo de la dimensin temporal 155 Articulacin y recorte del problema l6 l Funcin metodolgica de la mediacin 165 Mediacin y variable 168

    Reflexiones sobre el discurso econmico 173 Algunos vacos epistemolgicos: prdida

    del sujeto o fragmentacin de larealidad 173Delimitacin de la realidad 174 El problema de la adecuacin de la

    teora y de su aplicacin 176 Teora econmica y contexto de

    opciones 179Maximizacin y viabilidad 183

  • El carcter ahistrico del pensamiento econmico 186

    Conclusin 187 Operacionalidad y especificidad concep

    tual en el razonamiento econmico 190 Conclusiones 205

    NDICE 9

  • ACLARACIN

    Los trabajos que integran el presente volumen representan un esfuerzo por confrontar la propuesta epistemolgica desarrollada* que sirve de base , con diferentes tpicos que nos parecen significativos y que abarcan desde algunas reflexiones acerca de la importancia de la epistemologa en el actual contexto latinoamericano, hasta consideraciones ms puntuales en relacin con el discurso econmico.

    El hilo conductor son los planteamientos epistemolgicos de los que se formula una recuperacin panormica, a efectos de facilitar la formacin de una idea global de ella como postura racional.

    El propsito es llevar a cabo algunas confrontaciones en mbitos problemticos concretos, as como servir de acceso para la lectura y manejo de ideas y desarrollos conceptuales de mayor nivel de abstraccin.

    * Esta propuesta se contiene en diferentes publicaciones. Cabe mencionar: Uso crtico de la teora. En torno a las cuestiones analticas de la totalidad, El Colegio de Mxico-Universidad de las Naciones Unidas, Mxico, 1987, y Los horizontes de la razn: uso crtico de la teora, vols. I y II, Anthropos-El Colegio de Mxico, Barcelona, 1992.

    11

  • 12 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    Esperamos contribuir a estimular y profundizar una discusin que resulta un imperativo iniciar, desenvolver y ampliar lo ms posible en el mbito acadmico y no acadmico latinoamericano^en todos aquellos espacios donde persiste la necesidad de pensar como necesidad de futuro, y donde pensar y conocer se conciban como partes del enriquecimiento del hombre. *

    Mxico, julio de 1995.

  • PREFACIO

    El presente trabajo del doctor Zemelman es la realidad de una gruesa (ambiciosa, diramos) propuesta epistemolgica para articular, precisamente, conocimiento y futuro, entendido ste como construccin social. Es en la "necesidad de establecer tal vinculacin que este trabajo ve la posibilidad de superar lo que aqu mismo designa como la crisis de la intelectualidad en Amrica Latina; crisis que encuentra sus causas en las formas de abordar la realidad por algunas concepciones, hoy en auge, de marcado perfil conservador y en otras cuya difusin fue mayor en aos pasados. Aunque de inspiracin distinta, las dos concepciones han errado en el mismo punto: cancelar el futuro como potencialidad social. Una lo ha hecho mediante un pensamiento normativo-pres- criptivo, en cuanto establece fines que deben alcanzarse socialmente; la otra, mediante la definicin de contenidos (histricos) del desarrollo, fijando metas especficas. En tal operacin, ambas concepciones se apoyan en un uso cristalizado de la teora, en el sentido de un cuerpo de conceptos con contenidos y relaciones especficos y definidos de una vez. Este uso de la teora y el razonamiento normativo o

    13

  • 14 ENSAYOS SOBRE PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    determinante deriva en un pensamiento cerrado en un doble sentido: porque no se abre a lo posible, lo incierto, y porque con ello cierra" la posibilidad de articular conocimiento y futuro.

    Es en este cuadro, y en la necesidad de concre- tizar la posibilidad apenas indicada, que el autor coloca el papel radical que la epistemologa puede jugar. Se trata de mantener una postura epistemolgica que propicie la formacin de un pensamiento abierto y problematizador (antes que terico), con objeto y he aqu la magnitud de la propuesta de descubrir el futuro en lo real de hoy. Si esto no se realiza, entonces el conocimiento no cumple su funcin de ensear cmo construir la historia. De esa forma, el autor vincula conocimiento y poltica; o mejor, parece sugerir que sta es la unidad de conocimiento e historia. Con ello, la problemtica epistemolgica ocupa un espacio central: las cuestiones sobre cmo y desde dnde se lee asumen un peso capital.

    No es difcil advertir que esos planteamientos apelan a conocidos postulados marxistas y a la nocin de praxis. Sin embargo, el autor postula, en trminos generales, una redimensin de los dilemas y relaciones que tal paradigma haba marcado. Y lo hace justamente radicalizando la postura epistemolgica. En principio, el marxismo debe ser entendido como una forma de razonamiento cuya virtud est, diramos, en su posicin epistemolgica: la vocacin de futuro. En segundo lugar, se debe mantener el razonamiento histrico y, en consecuencia, una conciencia histrica. Pero aqu conciencia histrica no

  • PREFACIO 15

    se entiende como predeterminacin de fines, del desarrollo o del progreso, sino como un razonamiento que sea capaz de meterse en la historia, dialogando, con su propia dinmica. Es decir, entendiendo que la historia no es un campo cerrado que en un momento determinado encierra una nica direccin, sino un campo de acciones alternativas capaces de crear realidades. En esta concepcin est basada gran parte de la propuesta del autor, la cual le permite responder a la pregunta cmo leer, es decir, cmo razonar. La propuesta sugiere que la realidad es histrica porque ella es un campo de alternativas de accin que produce otras realidades. As, la cuestin desde dnde leer (razonar) puede ser abordada desde la perspectiva de los sujetos sociales que tienen posibilidad de crear historia. stos son sujetos que tienen vocacin de poder y, por lo tanto, son fuerzas sociales. Slo quien tiene vocacin de poder, tiene visin de futuro. Se trata, en otros trminos, de sujetos sociales que construyen historia, no de un sujeto histrico que encama socialmente.

    A partir de estos dos aspectos, se articula la propuesta bajo lineamientos metodolgicos. Y dicha articulacin se centra en dos cuestiones. Una referida a la relacin entre sujeto y realidad, o subjetividad y construccin social; y otra, al problema de la realidad que, en cuanto campo de alternativas, es objetividad inacabada. Dos caras de un mismo aspecto, que el autor identifica como una relacin dialctica que exige un pensamiento del mismo gnero.

    Qu es pensar, entonces, dialcticamente?" Es asumir que los problemas generados por la comple-

  • 16 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    jidad y fragmentacin del conocimiento plantean la -* cuestin de cmo rescatar la unidad disuelta en tal

    situacin' Es una organizacin del razonamiento que se abre, y en ello encuentra su fundamento, a lo incierto e indito. Y, en consecuencia, sustituye a la teora general en su funcin de pensamiento como actividad totalizadora, ya que sta, al parecer, est imposibilitada por la propia complejidad, que no responde a las determinaciones prescritas. Se trata, en definitiva, de una capacidad de ubicacin en el momento histrico, con base en inclusiones segn planos de la realidad que no privilegian lo regulativo sobre lo casual, pero que, al mismo tiempo, resuelve el problema del movimiento, ya que la realidad histrica es un proceso inacabado. Es decir, es un pensamiento que no asfixia la historicidad.

    La historicidad es una cualidad de articulacin de distintos niveles de la realidad que en su movimiento o secuencia de momentos pueden presentar especficas determinaciones vlidas para un especfico momento pero no para otros. Por ello permite, a su vez, reconocer en esa determinacin la posibilidad de una nueva articulacin y, consecuentemente, lo indeterminado que contiene dicha determinacin en cuanto a la mltiple posibilidad resolutiva, es decir, de concrecin/La historicidad es, epistemolgicamente, la articulacin de cualquier hecho en un

    .^contexto, lo cual cumple con la funcin de establecer la pertinencia del problema. Es decir, la historicidad supone asumir y abrirse a lo posible./'

    As, la realidad asume tanto planos sometidos a regularidades, como otros que son claramente iden-

  • PREFACIO 17

    tificables como moldeables. Ello abre la posibilidad de la construccin social de lo real. La realidad es una articulacin abierta y dinmica, y en su objetividad conjuga regularidades cristalizadas en productos (instituciones, por ejemplo) con intencionalidades de construccin. Esta conjugacin se traduce en realidades productivas o de activacin.

    Esta condicin exige pensar en trminos de relaciones posibles y, por lo tanto, colocarse fuera de las determinaciones que la teora fija. Se trata de acentuar el plano epistemolgico que explica el momento de aprehensin de lo real y que busca determinar una posibilidad de conceptualizacin; y no el momento terico que busca marcar el alcance de explicacin de una teora. En consecuencia, el razonar epistemolgico cuestiona las estructuras (y regulaciones) de la realidad determinadas por la teora, y las lee como una lgica de articulacin de niveles. Slo as se puede dialogar con lo indeterminado; es decir, entrar en relacin (de razonamiento, en este caso) y volverlo determinado y, por lo tanto, real. La realidad en sus contenidos no es, entonces, sino una articulacin especfica entre el "lmite de lo dado y lo que es posible de darse. Y ste es el eje del pensamiento dialctico:^la determinabilidad de lo indeterminado.^ ^

    En otros trminos, la propuesta sostiene dos aspectos vinculados: epistemolgicamente, lo indeterminado lo es porque no ha sido determinado cogni- tivamente; y lo es histricamente, porque expresa la necesidad de acabamiento o completamiento de lo determinado con base en sus propias potencialidades. Conocimiento e historia,?

  • 18 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    1 Epistemolgicamente, el problema implica la posibilidad de abrir lo dado a lo posible, supone la conjuncin de lo inacabado de la objetividad que se concreta en momentos sucesivos y un proyecto con praxis determinadas. Pero tambin: el reconocimiento de que carece de validez trabajar con estructuras acabadas, y del imperativo de traducir stas en estructuras potenciales/

    ^Esta traduccin advierte la necesidad de identificar las posibilidades de sentido en la realidad antes que explicarla como mera organizacin de contenidos^ Dicha necesidad vuelve compleja la construccin del conocimiento, porque exige establecer la accin en el momento en que se piensa la realidad. Alude a un razonamiento capaz de apropiarse de la potencialidad de lo dado: de la objetividad posible. Pero apropiado desde lo necesario. Ello obliga a la identificacin de los dinamismos estruc- turadores de la realidad, incluidas las prcticas sociales, y a reconocer la realidad como construccin histrico-cultural. En esta dualidad est la racionalidad sociohistrica, misma que se encuentra centrada en la relacin sujeto-objeto y en la capacidad de esta relacin para apropiarse de un continente de realidad no completamente aprehendido. As, dicha relacin es el objeto mismo del conocimiento y, por ello, conocimiento y autoconciencia del sujeto se desarrollan conjuntamente.

    Desde la historicidad, el problema puede ser visto mediante una asuncin de la complejidad creciente de lo dado. Y, por lo tanto, como el imperativo de articular las distintas posibilidades de la reali

  • PREFACIO 19

    dad. La historicidad induce a enfrentar el problema de cmo se determina el contenido de lo devenido; a considerar la determinacin bajo el mbito donde el despliegue del movimiento se dota de causalidad para ser punto de partida de otras realidades.

    Desde esta perspectiva, el autor aborda, en la segunda parte del trabajo, la relacin entre subjetividad y realidad social. Esta relacin es tratada no como dicotoma, sino como unidad conformada como proyecto de vida social que genera alternativas emancipantes y opciones de vida. En consecuencia, entiende el desarrollo humano como una constante ampliacin de la subjetividad como fuerza moldeadora de la sociedad y sobrepuesta a lgicas de poder y diferenciacin. Sin embargo, como toda perspectiva emancipativa, apela al hecho de que existe una dimensin donde se producen estructuras que se desarrollan con su propio ritmo y otra, que es la de la apropiacin de los sujetos, que se traduce en direccionalidad del desenvolvimiento de la sociedad. Cmo puede resolver esa tensin? Es decir, cmo puede producirse una mayor apropiacin de lo real? O, para decirlo en trminos clsicos cmo pueden emparentarse racionalidad subjetiva y racionalidad social?

    Mediante, parece ser la tesis del autor, una conjugacin de las dimensiones del hombre: como ser histrico y sujeto. Ello supone lo que es lgico plantear formas de organizacin social que resuelvan la disociacin entre estructuras (como el trabajo.) y el resto de la vida social, y tambin la oposicin entre ser individual-histrico y ser social-histrico. Esta perspec

  • 20 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    tiva se orienta no a determinar las regulaciones que rigen la relacin entre estructuras (por ejemplo, el Estado) y el mbito en el que se despliegan las prcticas sociales (por ejemplo, la sociedad), sino a examinar el movimiento propio de constitucin de esa relacin. Ello supone atender la forma en que ambas dimensiones se construyen como proceso, considerando que tal construccin tiene lugar en determinados planos de la realidad social: precisamente, donde se une la condicin de ser histrico y la de sujeto con conciencia, en las dimensiones micro y macro.

    Es en la conjuncin de estas dos dimensiones que debe entenderse la construccin del movimiento de la sociedad, por lo que es necesario aprehender sus relaciones. Abordar este problema supone definir ciertos modos especficos de observacin y deslindarse de otros. Se requiere construir observables que no sean una derivacin terica, como es el caso de los indicadores tradicionales, que inducen un modelo de realidad definido normativamente. En contraste, la construccin de observables requiere de universos de observacin para, en su interior, determinar procesos o fenmenos especficos. El enfoque terico es normativo; el segundo es procesal. El primero se opone a lo posible: induce fines. El segundo busca la realidad, entendida con base en un producente, el sujeto, que requiere de indicadores que lo incorporen y den cuenta del modo en que los diferentes planos de la realidad aparecen articulados en su praxis. Slo bajo esta lgica pueden definirse fines que estn directamente vinculados con la potencialidad de una situacin dada, segn par

  • PREFACIO 21

    metros de espacio y tiempo. Es, pues, una operacin distinta de la mera proyeccin.

    Con ello se asume que una visin articulada de lo real descansa en la praxis del sujeto. Y a partir de ella se pueden reconstruir las relaciones micro-macro, en su dimensin social y temporal. Ambas dimensiones son importantes, porque indican dos asuntos: la historicidad contenida en lo cotidiano y las temporalidades de la historia gran escala y coyuntura.

    Pinsese por ejemplo en una comunidad. Su anlisis tradicional opera mediante agregaciones disciplinarias (economa, poltica, etctera), y con ello se confunde la empiricidad de los fenmenos de distinta naturaleza, debido a su historicidad. Para determinar sta, se requiere de una visin que construya campos de explicacin posibles, sin pre- juiciar ninguna explicacin. Pero no slo esto; se precisa tambin replantear la empiricidad en funcin de las praxis. As, por ejemplo, el sistema de necesidades (alimentacin, etctera) puede ser pensado como un conjunto de praxis sociales mediante las cuales se construye la vida social de la comunidad como proyecto desde planos de lo cotidiano que constituyen momentos de elaboracin de los planos histricoestructurales.

    Lo que esto ilustra, es que para que los datos empricos puedan efectivamente articularse se requiere de un sujeto social que los signifique en un determinado modo. Esa significacin depende de valores, prcticas y uso de recursos que suponen redes sociales configuradoras de contextos particulares del dato emprico.

  • 22 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    Luego de esta consideracin se pueden establecer puntos de articulacin posibles de las distintas dimensiones empricas de la comunidad y, con ello, elaborar una teora del objeto en su conjunto. Estos puntos de articulacin no son fijos y en realidad representan ejes de lectura y vinculacin de distintos planos de la realidad, en este caso de la comunidad a la que se ha hecho referencia. As, tenemos que el elemento tnico puede representar el factor que determina en mayor medida los procesos de unidad y pertenencia, en correspondencia con valores comunitarios, etctera. Pero en otra situacin puede ser un factor econmico o de otro tipo. De hecho, la determinacin de los puntos de articulacin parece estar sometida a una constante lectura de un plano de realidad desde otro plano (lo econmico desde lo poltico, por ejemplo). Su funcin estriba en que permiten ordenar campos de observacin, sin determinar los contenidos de la realidad. Crean la posibilidad de encontrar relaciones posibles.

    En sntesis, el trabajo representa una aguda propuesta epistemolgica que, adems de enfrentar problemas que ciertas corrientes abandonaron (a mi juicio, con toda legitimidad), expresa un dedicado y empeoso esfuerzo, tan crtico como sorprendente. Y cuya complejidad obedece, por igual, a su formulacin como a su vocacin: la apertura del pensamiento. Es importante sealar que no obstante el grado de abstraccin de la propuesta, el autor logra darle aplicacin concreta, como queda ejemplificado en el caso de la comunidad y de la polmica con el razonamiento econmico que el lector encontrar

  • PREFACIO 23

    pginas adelante. En cualquier caso, la propuesta del doctor Zemelman es sin duda intensa y en sus propios trminos muestra una arquitectura intelectual plenamente lograda.

    Ren M illn

    Profesor-investigador Flacso, Mxico

  • CONOCIMIENTO Y TICA. A MANERA DE INTRODUCCIN

    En los ltimos aos, Amrica Latina ha sido el escenario del surgimiento de un pensamiento neocon- servaclor que encuentra acogida y manifestacin en una parte significativa de su intelectualidad. Algo as como si las grandes crticas hubieran conducido a negar, por obsoletas, a las formas de pensamiento enraizadas en la tradicin defy crtica dialctica.^

    En muchos pases se aprecia la existencia de una intelectualidad cansada, derrotista, que incluso llega a perder la nocin del futuro, pero que a la vez es capaz de impulsar refinados trabajos exegticos a partir de anlisis descontextualizados, prolongacin de una nueva forma de eurocentrismo, con el consiguiente abandono de la urgente tarea de dar cuenta de realidades emergentes que no se ha llegado a comprender de manera cabal.

    En el fondo, el problema es que estamos enfrentados a una crisis que puede ser prometedora cuando se supere, y que, en la actualidad, resulta creativo el solo hecho de intentar superarla. En una buena parte, la intelectualidad latinoamericana se liga con la crisis en las formas de abordar la realidad, que tie

    25

  • 26 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    nen como factor determinante el derrumbe de modelos ideolgicos y tericos.

    Este derrotismo se traduce en una falta de perspectiva que lleva al inmovilismo. Habra que preguntarse, qu significa decir que lo que est en crisis es el modo en que la intelectualidad aborda la realidad de sus problemas? Entre los muchos elementos que puedan contribuir a una explicacin, quisiera sealar dos:

    En primer lugar, la necesidad de una reforma- lacin de lo que durante mucho tiempo fue .resuelto mediante la idea de progreso histrico, hoy en crisis, que lleva a cierto nihilismo tras la comprobacin de que la historia no se somete de manera clara a ninguna ley del progreso.

    Lo anterior se vincula con un segundo tema: el problema de los lenguajes precisos o, de manera ms general, el problema de la racionalidad; pues, en efecto, qu significa que no haya una ley del progreso? As como sera una precipitacin sostener que no hay leyes de la historia, tambin lo sera sostener que s hay leyes de la historia que contienen la necesidad de una particular direccin.

    De ah que la problemtica creciente sea cmo discernir la naturaleza exacta que tienen las dinmicas histricas, en cuanto desafos para la racionalidad. Si se cuestiona el progreso, ms an, si se concibe como inevitable, aunque cuestionando la presencia de leyes mecnicas, no significa que se tenga que abandonar la posibilidad de un pensamiento cientfico, el cual plantea la necesidad de una revisin de lo que se entiende por racionalidad cientfica.

  • CONOCIMIENTO Y TICA 27

    Todo lo cual apunta a tener que manejarse con un concepto de historia no sometido a regularidades. Qu significa en este marco la reformulacin del concepto historia?

    La historia de los aos sesenta en adelante surge claramente como una construccin, por cuanto no hay historia sin lucha. Resulta incluso banal afirmarlo, pues se presenta una serie de situaciones histricas (ocurridas en Amrica Latina) que as lo demuestra. Sin embargo, la idea de que el proceso histrico reconoce cierta progresividad puede llevamos a enfrentar sorpresas. Bastara con citar dos hechos para mostrar lo que estamos diciendo: el fracaso del movimiento popular en Chile, en septiembre de 1973; y las experiencias de los peronistas en Argentina. Otra cara de estas soluciones est representada por la recuperacin de los proyectos conservadores autoritarios que rigieron el comportamiento poltico de los grupos oligrquicos durante el siglo xrx, los cuales se crean superados.

    De partida se estaban descartando opciones en el desenvolvimiento histrico, opciones que de hecho han revivido y que nos colocan ante la necesidad de plantear la construccin de la historia en un contexto mucho ms complejo. Datos .proporcionados por la propia historia que hay que asimilar para realmente avanzar en la reformulacin de los dos grandes temas de referencia: las nociones de progreso y de razn cientfica. t

    Un pensamiento dogmtico, como el que ha habido en Amrica Latina, por lo mismo no suficientemente permeable a estos desafos, ha servido para

  • 28 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    que se creara el espacio en el que finalmente surgi un pensamiento que, con el pretexto de superar formas dogmticas de pensar la historia, termin por negar esas mismas formas de pensamiento. El caso ms claro en Amrica Latina es el del marxismo.

    ^Algunos intelectuales (bajo la influencia del pos- modernismo) han impulsado una crtica del marxismo que, pudiendo ser correcta en trminos de las deficiencias de ste, no obstante ha incurrido en anlisis reduccionistas y mecnicos, que han servido de pretexto para terminar por negarlo como forma de pensamiento!. Por eso, lo que tendramos que situar en el centro de nuestro debate es si esta crtica es una postura o una trampa intelectual; trampa intelectual que se comete con sofisticacin, en razn de esa falta de capacidad de asombro o de la misma limitacin de la intelectualidad para contemplar la realidad*El desafo que se plantea es el de la posibilidad de definir la postura desde la cual se superara esa esclerosis intelectual. f

    En esta direccin, es correcto afirmar que cualquier ofensiva terico-ideoigica en Amrica Latina necesita ser a la vez una ofensiva de carcter epistemolgico. No es concebible entender el debate epistemolgico acerca de la construccin del conocimiento y las batallas que se den entre escuelas de formas de pensamiento, independientemente de lo que significa dar batallas de carcter poltico-ideolgico, ya que a aquel debate concierne la superacin de los errores cometidos en intepretaciones que han permitido revivir proyectos conservadores, los cuales han desconcertado a los intelectuales.

  • CONOCIMIENTO Y TICA 29

    La otra cara de esta incapacidad de asombro se encuentra en el intento de renovacin del anlisis con el fin de incorporar ms realidades y de enriquecer el conocimiento social con otras dimensiones, como, por ejemplo, los grandes temas cotidianos que permitieran enfrentar el bloqueo histrico en el que actualmente vive sumida la intelectualidad latinoamericana. Desde luego, es ms fcil razonar y plantearse problemas dentro de los bordes del bloqueo que romperlo.

    El bloqueo histrico tiene muchas expresiones. Mencionemos algunas.

    ^En primer trmino, expresa valores acerca de lo que se puede o de lo que no se puede hacer, de lo que es posible y de lo que no es posible, producto no de la imaginacin, ni siquiera de la colectiva, sino de la lgica econmica y de la ideologa dominantes^En este momento est muy presente en Amrica Latina la reinsercin de nuestras economas en el mercado mundial, que es lo que estamos viendo a travs de los modelos neoliberales, correlatos del neoconser- vadurismo ideolgico, con lo que ello implica en trminos de transferencia de paquetes tecnolgicos, homogeneizacin de las pautas de consumo e informacin, a travs de los mecanismos de comunicacin masiva, crecientemente complejos debido al uso de los sistemas de satlites, etctera.

    Enfrentamos un capitalismo redivivo aunque sea slo para 25% de la poblacin, pero que crea un efecto multiplicador en los planos ideolgico y social del que la intelectualidad no es ajena, en la medida en que no es parte del sector marginado,

  • 30 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    pues de una parte o de otra, pertenece a ese porcentaje de la poblacin beneficiada por la concentracin de la riqueza. Por esta razn, .distancirsele esa realidad, es, ya una manera-de- desbloquearse, esto es, de ver otras realidades fuera de_aquella que el modelo impone.

    En este marco es donde se plantea la cuestin de que algunas categoras han sido utilizadas con una perspectiva equivocada o limitada; por ejemplo, la categora de proyecto. Y con ella, la de utopa, asociada al socialismo, que bien puede desembocar en una actitud ms bien nihilista. Si se tratara de sintetizar el problema planteado, se podra redefinir en estos trminos: cmo pu ede pensarse histricam ente la utopa?

    No se trata de pensar lo imaginario, sino de usar la imaginacin para encontrar aquello que se nos oculta. No se trata de forjar un modelo, sino de descubrir el futuro en lo real de hoy. De ah la importancia de la idea de presente; pero no para ajustar los ideales, sino para encontrar la potencialidad en esa realidad incompleta que se est viviendo y en la que se acta. Si el conocimiento que se crea en la academia no contribuye a eso, no cump>le_entonces con la funcin de ensear a construir la historia )^ sta es la acepcin del concepto poltica.

    En el contexto antes esbozado, es pertinente una reflexin sobre el poder. No en el sentido estricto de un anlisis del poder, sino ms bien de la transformacin del mbito en el que tiene lugar e^l poder,esto es, lo poltico, en un ngulo desde el xual se

    i ~ ----------------pueda leer la historia; lo cual es indispensable si que-

  • CONOCIMIENTO Y TICA 31

    remos hacer algo ms que historiografa. El poder como lgica de anlisis, como un recorte de la realidad. Justamente porque hoy en da sentimos una sensacin de opresin y de bloqueo, es que se requiere desarrollar la imaginacin de lo futuro, de nuevas formas de construir la historia, que, ms all de la presencia de voluntades, se apoye en el reconocimiento (ie'iuna necesidad de funifn qnp. por lo mismo, sea posible.

    El modelo que en este momento se impone en Amrica Latina no es un modelo libertario. Se alcanz un lmite en trminos de la capacidad para resolver la contradiccin entre libertad y riqueza; ecuacin que pudo resolverse relativamente bien en un periodo pasado de la historia de Amrica Latina. Hoy, en cambio, estamos viviendo el lmite de esta solucin. O .somos ricos. -CL-somos libres. Estamos situados en la coyuntura desde la que se plantea la construccin de la democracia en el marco de esta contradiccin irrevocable: no se puede construir un modelo libertario sin atender a las condiciones que atenan contra la libertad, en razn de que ello significara quedarnos en la mera retrica. Es una tentacin grande para quienes tienden a refugiarse en el discurso.

    Por otra parte, estn los sujetos sociales en los cjue se busca apoyo, pero que requieren de una Tito- pa; esto es, imaginarse un futuro cuya construccin sea posible. En este marco es donde debe entenderse la importancia de lo que significa iniciar una {ofemiva^pisternolgico]desarrollar un pensamiento crtico aprendiendo.de los lenguajes no cientficos.^

  • 32 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    Muchas enseanzas implcitas en los lenguajes no cientficos deberan enriquecer nuestra propia capacidad para generar pensamiento nuevo. Lenguajes que, como el literario y el plstico, dan cuenta de las realidades con una capacidad de sntesis y de sugerencias que muchas veces la ciencia no tiene.

    Lenguajes como stos son fundamentales para desatar el deseo de moverse por la historia, que, a veces, el conocimiento no contiene. Se puede encontrar all una forma de liberacin de los encuadres del razonamiento cientfico que lo presionan hacia formas de razonamiento ahistricas, y, en consecuencia, reduccionistas. Liberarse de parmetros para reubicarse frente a la realidad y mirarla, en el senti-

    "\do de lo que se sealaba, para recuperar ese con- ^ cepto clsico olvidado ^ la necesidad de recuperar la

    J? exigencia de mirar la realidad antes de volcarse a su explicacin./

    Esta misma idea es la que en un momento de su vida preocup a Russell, al no poder establecer claramente un lmite entre lo que era ciencia y arte. O a Huxley, cuando sostuvo que, a medida que el hombre avanza en su aparato conceptual sistemtico, pierde riqueza su capacidad de ver la realidad. Hoy vinculamos esta exigencia con la necesidad de recuperar, como parte de una ofensiva epistemolgica, el concepto conciencia histrica.

    Recuperar la conciencia histrica es un desafo

    en cuanto supone, por parte 'del intelectual, tener que abandonar su espacio para comprometerse con su realidad^Ms que un compromiso es una pasin intelectual para encontrar el sentido del conoc-

  • CONOCIMIENTO Y TICA 33

    miento en la construccin ele la historia. Recuperar la conciencia histrica en el piano del conocimiento significa transformar el conocnnenlaen conciencia.

    Esto lo podrn hacer aquellos que piensen la realidad a partir de esquemas o de formas de razonamiento que, como deca Gramsci, sean capaces de ir creciendo con la propia historia y no quedarse desfasados respecto de la misma. Pero no todos los paradigmas disponibles en este momento cumplen esa condicin. Por ello hay que trabajar con aquellos que la presenten de modo tal quenerm i- tan entrar en el acontecer m ism o de la.TTifori vez de transformarla en un objeto de la memoria que impida reconocer lo que es: un campo desde el cual poder crear realidades alternativa.

  • EL PENSAMIENTO CRTICO Y SU EXPRESIN DIALCTICA

    ngulos d e pensamiento

    Hemos buscado una solucin al problema del cono- cimieqto desde el marco conformado por la necesidad (^accin_sobre_el_2resente^ con base en una recuperacin de la forma crtica del razonamiento^ Pero ello es posible solamente desde la exigencia de una necesidad de futuro que, por lo mismo, trascienda la oposicin entre ser efectivo en la praxis ms concreta (propio de las circunstancias inmediatas) y lo que es imaginarse un horizonte de vida ms plena.

    Si la utopa nos obliga a colocarnos frente a la realidad desde determinadas exigencias valricas, ello representa un imperativo tico para el sujeto concreto, quien se ve obligado como sujeto de acciones a asumirse en tanto histricamente determinado, pero a la vez a salirse de s mismo para no quedar reducido a la condicin de producto histric o .^ salirse en aras de la propia realizacin de su subjetividad y de una construccin social en la que pueda reconocer, enriquecida, su identidad.*'

  • 36 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    Este reto, cuando es recogido en el plano de la razn, se traduce en la potencialidad de sta para abrirse hacia el mundo desconocido, apertura en que consiste la historicidad del conocimiento. De ah que la verdad quede subordinada a un mbito de sentido en que se plasman los desafos de apropiacin de lo indito, que, desde una perspectiva antropolgica, expresan el crecimiento de la persona como individuo y como sujeto social. Por eso pensamos que la epistemologa encuentra su ms profunda significacin (aun dentro del marco de la ciencia) en el estmulo de la constitucin de la conciencia histrica, pero enriquecida sta pord^lapropiacin de la subjetividad del sniera. en cuanto ste ha ido, histricamente, ampliando sus horizontes de apropiacin>x

    Pero, cmo se puede conciliar este plano de exigencias epistmicas con la naturaleza concreta de los problemas que se tienen que abordar y resolver? Y, de otra parte, cmo se pueden traducir (estas mismas exigencias) en temas que, adems de poder ser socializados, sirvan de marco para definir un modus opercindi de ms o menos fcil traduccin en prcticas metodolgicas?

    La primera gran rea de tpicos concierne a tipos de acciones que nos obligan a confrontar la realidad histrica concreta. La segunda, a los retos epistmicos que nos impone la realidad histrica que sintetizamos en el planteamiento de la realidad como exigencia de objetividad, que, como tal, expresa el sentido de lo inacabado.

    Desde esta perspectiva, cabe definir la naturaleza del debate epistemolgico trascendiendo los lmi-

  • EL PENSAMIENTO DIALCTICO 37

    tes del conocimiento, con el fin de reubicarla en el marco ms amplio, aunque tambin ms difuso, de la conciencia histrica. Debate a partir del cual debemos mostrar el perfil de razonamiento apropiado para un pensar histrico que, ms que metodolgico, concebimos como una postura del individuo ante la historia *Y que debemos confrontar con temas centrales del contexto latinoamericano, en la medida en que constituye la exigencia de un protagonismo del sujeto que se corresponde con una forma particular de conocimiento. //

    Detrs de los diagnsticos que se hayan podido formular y de las distintas polticas para abordar la problemtica latinoamericana, subyacen cuestiones de fondo que aluden a lo que se oculta a veces en los grandes debates. Consideramos dos de estos problemas: en primer lugar, 1^) rescate del suietq en oposicin a las posturas que lo eliminan del debate en las ciencias sociales; y, segundo, la naturaleza que reviste (el)discurso econmico en cuanto a su preten- | dida cientificidad.'* Aunque, si todava queremos ir I ms a fondo, tendramos que reconocer que la cuestin fundante concierne a la fragmentacin de la realidad y al sentido que reviste, en nuestra poca, una visin integrada y dinmica de los procesos histri- co-sociales.

    En este marco pretendemos situar los temas de estos trabajos, sin olvidar que la discusin tiene lugar en*n contexto histrico concreto'como el que caracteriza a Amrica Latina.

  • 38 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    H acia una propuesta crtica del pensar1

    El mundo se toma cada vez ms complejo y, simultneamente, la capacidad del hombre para abordarlo no puede seguir el horizonte de esa complejidad creciente, de manera que hay que buscar penetrar en ella a travs de sus partes constitutivas. La complejidad se traduce en fragmentacin del conocimiento, que, a su vez, plantea el problema de cmo rescatar la unidad que se pierde en la misma hondura alcanzada. Ante este desafo elegimos organizar, en sustitucin de una teora general, una forma de razonamiento que encuentre su fundamento en el lmite mismo que se abre a lo incierto e indito.

    Se trata de recuperar un concepto de pensar como actividad de totalizacin, que consiste bsicamente en reemplazar la bsqueda de un orden en las determinaciones'por una capacidad para ubicarse en el momento histrico,s con base en inclusiones de planos de la realidad que no privilegien las posibles regularidades de lo que reviste un carcter casual. Ubicacin en ^m om ento histrico que exige resolver el problema del movimiento^en tantofa) realidad histri- ca es un proceso inacabado, por lo que su reduccin "estructuras supone la prdida de la exigencia de historicidad.

    La historicidad se refiere a la conjugacin entre niveles de la realidad y a la secuencia de mo-

    1 Se pretende reconstruir los planteamientos que hemos desarrollado en Horizontes de la razn. 2 vols, Barcelona, Anthro- pos, 1992.

  • EL PENSAMIENTO DIALCTICO 39

    mentos, antes que a la transformacin del nivel x en un objeto o del momento 1 en el recorte temporal de tal objeto .'''La historicidad!'por el contrario, plantea la necesidad de articular cualquier hecho en un contexto que cumpla la funcin de determinar los parmetros que permitan determinar la pertinencia del problema.^Por consiguiente, la funcin que cumple la ubicacin en el momento histrico consiste en permitir reconocer a lo indeterminado que contiene cualquier determinacin en cuanto potencialidad de su contenido, de manera que el razonamiento no se cierre a la posibilidad de que el devenir pueda asumir diferentes modalidades de concrecin.

    ^ e r o lo que concierne a la ubicacin en el momento histrico, se asocia con el desafo de que la realidad se construye; idea que se corresponde con el rasgo particular de que la realidad que enfrenta- 4 mos asume tantos planos sometidos a regularidades como otros que son claramente definibles como procesos moldeablesx; De ah que en el proceso de apropiacin se contiene tanto la reconstruccin terica como la posibilidad de activacin de la realidad, la cual si es profundizada en el marco de la lgica de investigacin, obliga a distinguir entre la construccinde la relacin de conocimiento y el problema de la' iconcordancia con la realidad. De ah que ubicarse en el momento histrico signifique conjugar aquello que se pueda reconocer como tendencial con la activacin por la prctica que siempre ser expresin de ! alguna opcin valrica desde la que se pretende dar-/ le una direccin. /

  • 40 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    Todo lo anterior es concebible a partir del presupuesto de quera realidad es una articulacin abierta y dinmica.^Por eso es que la objetividad conjuga necesariamente el rasgo de ser una regularidad que cristaliza en determinados productos, con la presencia de una intencionalidad constructiva que se traduce en realidades producentes o de activacin.

    La posibilidad de colocarse ante la realidad consiste en la apertura de la razn para estar en capacidad de confrontarse con lo indito; apertura que rescata la idea de una objetividad como contenido potencial tras concebir la realidad objetiva como trascendente de cualquier forma terica/ Esto significa que enfrentarse con la realidad objetiva supone una construccin que conjuga contenido y forma, lo cual se lleva a cabo en dos momentos: el epistemolgico, o categorial, y el terico. V

    La diferencia entre ambos reside en que en el primer momento, el epistemolgico, se explcita la construccin de la aprehensin, porque lo que se busca es delimitar una posibilidad de conceptualiza- cin antes que dar cuenta de los alcances de la explicacin que contiene una teora-^pues lo que importa preferentemente es enfrentarse con un mbito de realidad y no con una formulacin terica cerrada'- Esto obliga a analizar los referentes tericos establecidos por los conceptos, todo lo cual remite a un movimiento de apertura que es propio del momento de los principios constructores de las categoras de aprehensin de lo real.

    Esta discusin se relaciona con la distincin entre conciencia histrica y conciencia terica, en

  • EL PENSAMIENTO DIALCTICO 41

    cuanto cada una conforma diferentes recortes de la? realidad. Mientras la primera busca referirse no slo a un momento sino a una secuencia de momentos en cuanto a los niveles de realidad siempre busca su articulacin con otros , la segunda tiende a delimitar un tiempo y un espacio determinados segn las exigencias de determinadas estructuras, las cuales pretende, sin embargo, extrapolar.^

    yLa posibilidad de colocarse fuera de las determinaciones tericas exige pensar con base en relaciones posibles.^Una de las consecuencias es que, aunque se llegue a identificar un tipo de estructura, sta tiene que concebirse como una estructura potencial que cuestione |oj dado tericamentj^en funcin de una lgica de articulacin por niveles, en razn de la exigencia de la apertura hacia lo indito o indeterminado. En esta lnea se llega a la conclusin de que la realidad es lo determinable, de manera que los contenidos son el producto de las relaciones que resultan de la articulacin entre el lmite de lo dado y lo que es posible de darse. En otro plano de argumentacin, lo anterior se traduce en que el objeto ms explicativo lo es por ser el ms inclusivo.

    El planteamiento anterior encuentra su culminacin en la idea de que esta forma dialctica de razonamiento obliga a que tenga que ser comprendido o interpretado y desarrollado en sus virtualidades gnoseolgicas,"'fuera de los lmites del paradigma de la explicacin o de las determinaciones.- Pues forma parte de un paradigma basado en la categora de la necesidad que ha sido excluida del debate de las ciencias, por lo menos desde la imposicin de la

  • 42 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    concepcin mecnica de la realidad y del conocimiento.

    Si lo que decimos est fundado en la apertura a lo indeterminado, cuya consideracin se corresponde con una inclusin de lo no determinado, entonces nos situamos en el plano de la determinabilidad de lo indeterminado, que no puede consistir sino en la necesidad de lo indeterminado, que se traduce en concebir los lmites de los contenidos dados como expresin del carcter indeterminado de estos ltimos; esto es, como ngulos abiertos hacia lo no determinado.^La idea central del planteamiento es el rompimiento con los parmetros dados del pensamiento para no negar la posibilidad de nuevas condiciones de cognoscibilidad.^

    La concepcin de lo indeterminado como necesidad de apertura se manifiesta en una distinta concepcin de los procesos histricos. En la medida en que lo indeterminado expresa la necesidad de lo que est fuera de lo determinado, supone tambin que el mismo concepto de lo determinado se tenga que trabajar en sus potencialidades. En este marco, lo indeterminado es expresin de la necesidad de acabamiento de lo determinado a partir de sus propias potencialidades. En el plano de las prcticas, lo anterior se traduce en la construccin de lo histricamente viable, esto es, en la transformacin en realidad tangible de lo que se ha definido como posibilidad.

    La lgica de la argumentacin nos coloca ante la realidad tanto en funcin de un cuerpo de conocimiento acumulado en estructuras tericas, como en funcin de prcticas adecuadas al quehacer de

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    una opcin definida como posible. Desde esta perspectiva, las conexiones con la realidad no pueden reducirse al mbito de factores explicativos,*vpor el contrario, deben ser expresin de la capacidad de reconstruir lo objetivo del momento, la coyuntura, que, en vez de reducir lo posible a lo dado, abre lo dado a lo posiblefPosibilidad que representa la conjugacin entre la objetividad que se concreta en momentos sucesivos y un proyecto que se manifiesta en praxis determinadas.

    En este sentido, el proyecto es la concrecin de cmo el hombre se apropia de la dimensin del largo tiempo en el corte del presente, que es donde el hombre como sujeto despliega su capacidad de constructor de realidades. Lo que significa que la influencia sobre la realidad se desdoble, por una parte, en el plano de las prcticas actuantes en los diferentes momentos de un proceso, y, de otra, en el proyecto que confiere sentido a la praxis en una perspectiva transcoyuntural.

    ' El argumento se apoya en la idea de que la realidad se construyeN Lo dicho supone pensar que el mbito de la realidad emprica se encuentra delimitado por la potenciacin de lo objetivo, de acuerdo con una voluntad social orientada por la exigencia de imprimir una direccin a los procesos. De ah que la teora, cualquiera que sea su contenido, tenga que subordinarse a la viabilidad de lo potencial, lo terico al desarrollo de una capacidad de determinacin de lo viable,

    En consecuencia, nos colocamos ante la realidad, que es, por una parte, imprevisible en su muta

  • 44 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    bilidad. _pero que, a la vez, est siendo constante- mente moldeada por prcticas constructoras de sentidos}' Ello no slo significa que carece de validez trabajar con estructuras acabadas, lo cual implica recuperar la idea de estructuras potenciales, sino que adems obliga a concebir a las estructuras tericas como una fuente proveedora de instrumentos mediante los cuales se puedan delimitar campos de lo real, omitiendo la supeditacin a cualquier funcin explicativa.

    La recuperacin de lo dado como potencialidad se puede reformular, en el marco del discurso cientfico social, en trminos de la dicotoma coyuntura y periodo en tanto ngulos de lectura de la realidad. Desde cada uno de ellos se pueden reconocer procesos particulares (por ejemplo, los polticos y los psicosociales) que operan en el plano de lo coyun- tural, o del corto tiempo, en contraposicin con los econmicos y culturales que se despliegan en la dimensin del periodo que se encuentran en una determinada articulacin en situaciones histrico-con- cretas, de manera que los procesos econmicos y culturales estn siempre mediando a, y mediados por, los procesos coyunturales que influyen, considerando a la sucesin de momentos, sobre la direc- cionalidad del desenvolvimiento histrico.'

    En efecto, si vivimos al final de la era de los de- terminismos mecnicos y de su reemplazo por la idea de que la realidad es una construccin, ello significa replantearse la relacin con la realidad, porque nos enfrentamos con tener que identificar posibilidades de sentidos antes que restringirse a una

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    apropiacin de la realidad mediante la pura organizacin de contenidos.

    fr

    * La incorporacin del sentido vuelve compleja la construccin de la relacin de conocimiento, por-

    "'S que exige la creatividad necesaria para poder establecer la accin en el momento en que se piensa a la realidad! En esta direccin, la objetividad consiste en la posibilidad de transformar lo real en contenido de apropiacin. Afirmacin que se apoya en la idea de objetividad posible y que supone, a su vez, el presupuesto de tener que construir el razonamiento desde lo dado-actual en trminos de su potenciacin; esto es, desde lo necesario. Como se ha sostenido, el logos no se agota en ninguno de los sistemas lgicos.

    L^o que decimos demanda considerar en la realidad de cualquier objeto una doble condicin: por una parte, ser un producto histrico-cultural, y por otra, ser una potencialidad en tanto prodceme de realidades. El reto del conocimiento consiste en encontrar la conjugacin de ambas condiciones' El proceso que habr de articularlas es la misma dinmica constitutiva... que permite transitar lo constituido a lo constituyente .^Este razonamiento se apoya en la dialctica de- terminado-indeterminado que se concreta, en un plano metodolgico, mediante conceptos tales como-'momento-secuencia,' o bien su equivalencia en los conceptos de coyuntura-periodo; dichos recortes se corresponden con una articulacin entre niveles y con el momento de captar el dinamismo constitutivo del fenmeno antes de encerrarlo en una organizacin de contenidos.. De esta manera nos coloca-

  • 46 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    mos en la perspectiva de las dinmicas constituyentes de la realidad, lo cual nos obliga a rastrear los dinamismos estructuradores de la realidad, incluidas, desde luego, las mismas prcticas sociales.

    Pero si adems entendemos que la realidad es una articulacin multidimensional, por lo tanto compleja y dinmica, ello obliga a que su captacin tenga que hacerse respetando su necesidad de articulacin con lo todava indeterminado, en cuanto no se puede anticipar la singularidad de su contenido.

    Los contenidos posibles pueden ser apropiadoso construidos desde diferentes ngulos, en la medida en que involucren otros elementos, adems de los terico-cognitivos, como pueden ser los ideolgicos y valricos, ya que la transformacin de lo real en contenido depende, o es funcin, de opciones de construccin de futuro en las que se busca que el conocimiento cumpla un papel, pues en el conocimiento histrico-poltico no podemos hablar de una objetividad que sea ajena al sujeto social, a sus prcticas y a sus proyectos. De esta manera nos enfrentamos con conceptos ms amplios de racionalidad y de realidad, ya que se expande el proceso de apropiacin a otras realidades que, a pesar de no estar desvinculadas de la razn cognitiva, no necesariamente se subordinan a su lgica.

    Lo anterior supone una forma de razonamiento que descanse en la necesidad de un saber que no est referido exclusivamente a lo concluso y, por lo tanto, pasado, de manera que permita pasar de una actitud crtica fundada en la conjetura a una actitud de crtica reconstructiva de lo dado, donde la crtica

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    consiste en la forma de razonamiento capaz de referirse a la potencialidad de lo dado.

    ^Desde esta perspectiva, la racionalidad (socio- histrica o histrico-poltica) no constituye solamente una reflexin acerca de una prctica cientfica consumada, sino que expresa una potencialidad para captar un continente de realidad no completamente aprehendido, centrndose en la relacin sujeto-objeto.^

    La relacin sujeto-objeto, adems de cumplir una funcin gnoseolgica de apropiacin, constituye el objeto mismo del conocimiento; 'de ah que no podamos aceptar que el desarrollo del conocimiento sea disociable del desarrollo de la conciencia y auto- conciencia del sujeto, de modo que permita avanzar no solamente hacia etapas superiores del conocimiento, sino tambin de la conciencia del hombre.'?

    Pero el desarrollo de esta unidad de conocimiento-conciencia se asocia con una bsqueda que exige un sentimiento de libertad, que es lucidez; lucidez que es protagonismo, en cuanto el pensar no se reduce a una teorizacin puesto que busca enriquecer el horizonte social mediante el descubrimiento de nuevos objetos posibles de teorizacin,* En consecuencia, la teora se constituye en un aspecto particular de un universo racional ms amplio y complejo. Es as, entonces, como se recupera la historicidad del pensar, pues el rechazo de los sistemas acabados implica el reconocimiento de la tendencia histrica de lo criticado, segn la idea de la determinacin histrica, tal como es rescatada por Della Volpe.

  • 48 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    Por consiguiente, si la historicidad alude a la apropiacin de lo no dado en lo dado de la realidad, a una apropiacin de contenidos posibles que puede llevarse a cabo (como ya decamos) desde diferentes ngulos, obliga a un rescate del pensamiento categorial traspasando los lmites del pensar terico. Por eso la historicidad exige la ruptura de los marcos parametrales, al considerar la posibilidad de transformacin de los contenidos conformados con su interior; en este sentido, la historicidad es la necesidad de lo intedeterminado, en tanto exigencia de nuevos parmetros.

    Pero la historicidad tambin puede aludir a la exigencia de complejidad creciente de lo dado, en la medida en que nos plantea la necesidad de articular las distintas posibilidades que pueden conformar la urdimbre de la realidad. Esto es, plantea considerar la situacin problemtica en la cual se determina el contenido de lo devenido, que obliga a asumir la construccin de las determinaciones (en trminos de) atender el mbito donde el despliegue del movimiento se dota de una cualidad para ser punto de partida de otras realidades.

    ^En lo expresado se contiene la apertura del razonamiento partiendo de la necesidad de inclusin de lo no dado, con base en lo posible, por lo necesario, de ser incluido en cualquier delimitacin de lo real/'En lo que decimos subyace la idea de la articulacin inclusiva que refiere a la necesidad de lo constituyente. Idea que propugna no subsumir la capacidad de asombro a la certeza de un sistema regulado de afirmaciones corroborables en virtud del

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    constante esfuerzo para crear o recrear teoras generales.

    El planteamiento de un pensar categorial abierto a lo inconcluso y siempre mutable, para el cual lo posible equivale a la concreacin de la necesidad, reconoce como supuesto que la realidad, si est en movimiento, puede asumir diversas formas posibles; por lo que la determinacin de sus posibilidades equivale a concretar su indeterminado, el cual, en tanto devenir (como lo hemos sealado) carece de un contenido preciso, aunque sea el que define el desafo propio de la necesidad de su inclusin. Ello trasciende las exigencias formales de la teora, subordinndola a una forma de razonamiento fundante o categorial.

    VE1 carcter fundante del razonamiento asume su verdadera naturaleza en el marco de las incertidum- bres en que se desenvuelve el hombre ante la fragilidad, o debilidad, del mundo sometido a regularidades y a la vastedad de lo casual, lo que se manifiesta en el imperativo de rescatar al sujeto como constructor de realidades; un sujeto capaz de dar formas diversas a los objetos que surgen en el proceso de desenvolvimiento histrico'1 En oposicin a lo anterior, est la reduccin del sujeto a sistema y de sus acciones a simple comunicacin.

    La diferencia entre ambas posturas estriba en que la primera expresa tanto la necesidad como la posibilidad del hombre de construir sus realidades a partir de visiones utpicas, por lo mismo inacabadas; la segunda reduce su papel a ser un factor ms de la lgica que perfila el funcionamiento de la socie

  • 50 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    dad en su forma dominante, cristalizacin acabada de particulares procesos histrico-genticos y de determinadas modalidades de intervencin del hombre en su afn por darle formas diversas al desarrollo histrico, campo que contiene siempre mltiples opciones de construccin.

    E n torno de algunas implicaciones

    El apartado anterior pretende ser, como hemos sealado, una sntesis de los planteamientos desarrollados en el trabajo titulado Horizontes de la razn. Por lo mismo, sin perjuicio de su lectura, creemos que es necesario formular algunas reflexiones aclaratorias acerca de los problemas que puedan haber quedado subyacentes.

    El primer tpico que es necesario mencionar concierne a la relacin entre conocimiento y teora. Cabra distinguir, a este respecto, por una parte, entre la funcin que cumple la teora, en cuanto a dar cuenta explicativamente de una realidad fenomnica determinada, y, de otra, lo que constituye como forma de razonamiento.

    La capacidad explicativa, cualquiera que sea su naturaleza,2 queda diferenciada de la capacidad de razonamiento que se corresponda con la estructura terica (retomar, en este marco, y desarrollar epist- micamente las distinciones formuladas por Merton

    1 Cf. Hempel, acerca de las distintas modalidades que puede asumir la explicacin.

  • EL PENSAMIENTO DIALCTICO 51

    sobre lo que se puede entender por teora). Estas distinciones obligan a colocar en el primer plano de la discusin la construccin de la relacin de conocimiento, que cumple la funcin de definir la estructura de las categoras que conforman el ngulo desde el cual se piensa. Es lo que concebimos como el momento epistemolgico. La funcin explicativa de la teora no es negada, pero s queda subordinada a esta relacin fundada en categoras del pensamiento.

    La construccin de ngulos de abordaje de la realidad se puede, explcitamente, confrontar con las estructuras tericas, de tal forma que procuren impedir la rpida cristalizacin de aqullas. De ello resulta la problemtica relativa a la necesidad de diferenciar entre dos formas de pensar/el pensar terico y el pensar epistemolgico. El primero constituye una forma semnticamente cerrada, mientras que el segundo, una forma abierta//

    Desde la perspectiva epistemolgica en que nos hemos colocado, la apertura del razonamiento puede consistir en hacer explcitas las lgicas constitutivas de las teoras, porque obliga a separar la funcin estrictamente cognitiva del plano categorial que concierne a la forma del razonamiento? Ha sido esta ltima la que ha sido el eje central de nuestra preocupacin; lo que tiene una consecuencia adicional: permite develar los parmetros que condicionan a la teora, por lo que tambin se convierte en otra modalidad de la apertura del razonamiento.

    Otro tema que asume relevancia se refiere a la forma en que es utilizado el concepto de compleji

  • 52 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    dad .^Diremos que la complejidad alude a la exigencia de articulacin dinmica de la realidad.1 De este modo, la complejidad resulta de considerar cualquier estructura (real o conceptual) como abierta con base en la idea de que est en movimiento/Tal

    r planteamiento, que nace de esta exigencia, conduce a la incorporacin del carcter inacabado de cual-

    j quier realidad particular, lo cual se relaciona con la categora de lo indeterminado; de ah que el con-

    ->! cepto de posibilidad exprese la posibilidad de algo no dado. La relacin posible cumple la funcin de abrir todo lmite terico hacia lo indito; esto es, ha-

    I eia lo indeterminado./La cuestin de fondo consiste en reconocer que

    el marco en el que se plantea la idea de relacin posible est conformado por la dialctica determi- nado-indeterminado, de donde se desprende la siguiente problemtica: estar ante lo indeterminado, como lo propio del movimiento, no significa que todo lo indeterminado sea determinable; por eso, el

    "^problem a consiste en cmo enfrentar lo indeterminado y cmo determinarlo ./La primera cuestin se refiere a una forma de razonamiento abierta que rompa con sus parmetros. La segunda, a la construccin del ngulo desde el cual se razona, que es el momento de las categoras del pensamiento.

    Desde esta perspectiva, la apertura del razonamiento es una exigencia de cmo organizar la forma de razonar a partir del presupuesto de la articulacin dinmica, lo cual alude al carcter incompleto de la realidad. Por ello consideramos que se trata de un planteamiento epistemolgico y no ontolgico,

  • EL PENSAMIENTO DIALCTICO 53

    porque significa simplemente colocarse en la postura de trascender toda relacin tericamente establecida, pero sin anticipar ningn contenido.

    ^Afirmamos que la realidad se debe construir de manera tal que subraye el contenido tico de la realidad socio-histrica lo que obliga a rescatar al suje- i to en su capacidad de actuacin y reactuacin ante j las circunstancias/Este planteamiento no supone la existencia de ninguna dualidad ontolgica entre estructura y sujeto, debido a que es, estrictamente, un modo para definir los desafos que plantea lo indito. Aunque lo que s implica es la exigencia (de ah la pertinencia del concepto de tica) de tener que descubrir los espacios desde los que el sujeto puede actuar.

    Por ltimo, de manera congruente con lo anterior, consideramos que el propsito de la discusin epistemolgica es plantear la posibilidad de liberacin del hombre desde su misma capacidad de protagonismo, en vez de hacerlo en trminos de meta- discursos de liberacin, si bien no desconocemos el papel de stos en la configuracin de un sentido de emancipacin. Pero nos preocupa ms dar cuenta de los desafos de lo que est por darse, que tambin es parte del mundo y de la vida del hombre. Tales desafos surgen de la conjugacin de lo que se sabe, pero tambin de una necesidad de saber qu brota de lo inacabado de la realidad./

  • SUBJETIVIDAD Y REALIDAD SOCIAL

    La contradiccin que se plantea entre individuo y sociedad puede cuestionarse cuando no contribuye a estimular las potencialidades de los individuos. Pero no se avanza nada en la superacin de esta contradiccin si uno se limita a formular advertencias relativas a que el hombre no puede quedar supeditado al desarrollo de las estructuras sociales; asimismo, cuando se argumenta que no tiene sentido hablar de las potencialidades del individuo si todava no se han logrado las condiciones estructurales de una equidad bsica. La cuestin central consiste en que el plano de satisfaccin de las necesidades del individuo reconoce un mbito con lmites dinmicos: lo que en un momento aparece como la liberacin del hombre, un momento posterior se define como insatisfactorio y limitante para su pleno desarrollo.

    ^Si bien es verdad que no tiene sentido satisfa- cer las necesidades no materiales en una situacin de pauperismo de la poblacin, tampoco lo tiene restringirse a las necesidades bsicas partiendo del presupuesto de que lo dems llega por s solo como producto fatal de haberse resuelto exitosamente el problema de aqullas./,, Debemos tener claro

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  • 56 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    que la vida del hombre se despliega en campos cada vez ms amplios y ricos en nuevas esperanzas, lo que contribuye a que el ser del hombre conlleve una constante ampliacin de sus horizontes de vida, pues lo que ayer no era valorado, e incluso se desconoca, ms tarde se convierte en una exigencia valrica de primera importancia.

    Esta transformacin que experimenta el contenido del mundo real como vivencia de cada hombre, exige que se reflexione sobre esta dialctica entre lo subjetivo y privativo del hombre y lo que le es externo pero que representa la realidad que puede conquistar.'De lo que se trata es de no hacer un planteamiento dualista entre individuo y sociedad ni menos de privilegiar al hombre como individuo o a la sociedad como un todo, sino de encontrar los canales me- diante los cuales el hombre se enriquece, como individualista, de su experiencia social, a la vez que la sociedad se alimenta de la capacidad de los hombres para asumir la condicin de sujetos protagnicos/

    La contradiccin entre sociedad e individuo obedece a la circunstancia de que ste es producto de ciertas condiciones sociales que, como tales, no agotan sus propias posibilidades. Para alcanzar su especificidad, el individuo debe negarse como producto social. O sea que, para ser sujeto, y no mera circuns- tanda, el hombre debe conquistar su libertad en el marco del desarrollo histrico./'Pero esta libertad contiene la tensin de ser, simultneamente, un producto histrico (la libertad es siempre concreta) y una fuerza que transforma (o tiende a transformar) las condiciones histricas en una subjetividad que las trasciende.

  • SUBJETIVIDAD Y REALIDAD SOCIAL 57

    En este sentido, la historicidad de lo social constituye una negacin de la individualidad, mientras que sta, en tanto conciencia y vivencia, representa una potencialidad de historiad La individualidad es negada por la historia en la medida _en queia_s.ustituye como sujeto, pero, a la vezf es una pateada en tanto los sujetos sociales de la historia son potenciados por ei desarrollo de las individualidades que los componen: Es sta una relacin dialctica que constituye el fondo mismo en el cual debe hacerse la reflexin sobre la historicidad de lo individual y la subjetividad de la historia concebida como apropiacin de lo social total.

    Desde esta perspectiva, historicidad y subjetividad conforman la realidad como un proyecto de vida social en el que pueden distinguirse dos dimensiones: la totalidad de la sociedad que se desarrolla con su propio ritmo, y su aprobacin por parte de los sujetos lo que se traduce en cierta direcciona- lidad del desenvolvimiento de la sociedad. Por lo tanto, cuando se habla de desarrollo (social y humano) significa que la sociedad asume una forma de organizacin que est abierta a la posibilidad de transformarse en objeto de apropiacin por parte de la subjetividad individualidad; en consecuencia, el desarrollo de la sociedad consiste no solamente en generar nuevas y mejores condiciones de vida y reproduccin del hombre, sino, adems,^en mayores aperturas que faciliten que lo social pueda enriquecerse de la subjetividad individual y social.\\

    ^Por ello, el desarrollo no puede consistir exclusivamente en niveles de vida, sino en capacidad de

  • 58 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    vida; no slo en acceso a una mayor cantidad de sa- tisfactores de la ms variada diversidad, sino en creacin de satisfactores de conformidad con una lgica de ensanchamiento de la subjetividad que exprese la potencialidad del sujeto individual, en vez de restringirse a la lgica de la reproduccin material .'"Como lo han mostrado los anlisis de Bahro, el desafo est en lograr una organizacin que liquide aquellas condiciones que, en vez de hombres libres, engendran individuos subalternos, una especie de hormigas pensantes;1 lo cual es producto de que toda relacin de poder" produce subalternidad, que es un verdadero sistema de subalternidad que termina por generar un sistema de irresponsabilidad organizada.2 El desarrollo no slo ha de consistir en el logro de determinadas metas, sino en la capacidad de definir opciones de vida; aunque ello no signifique negar que en la determinacin de opciones incide la lgica de las estructuras sociales, en tanto determinadas por el poder y sus requerimientos de mantenimiento y consolidacin.

    '/El desarrollo humano consiste en la constante - ampliacin de la subjetividad como fuerza modela

    dora de la sociedad'. Para poder armonizarlo con el desarrollo social exige que se pueda organizar a la sociedad con base en relaciones sociales que no impliquen dominacin econmica ni poltica/a pesar de que sabemos que en toda sociedad ha sido

    1 Rudolf Bahro, Por un comunismo democrtico, Barcelona, Fontamara. 1981, p. 33-

    - Ibid., p. 34.

  • SUBJETIVIDAD Y REALIDAD SOCIAL 59

    la divisin del trabajo la que ha servido de funda- ment para estructurar la dominacin^ La preten-' sin de hablar de un desarrollo humano plantea la tarea de generar una divisin del trabajo que no sea base de ninguna relacin de dominacin, lo cual supone entrar en un terreno no transitado por la historia y obliga a una reflexin histrica sin, apoyo en ningn pasado. W-*- 1 c'. }

    El problema de la posibilidad de organizar una divisin del trabajo que no entrae diferenciaciones de poder se ha trasladado desde el plano de la utopa hasta el de la historia con las experiencias del socialismo real, expresin de una organizacin social que termina por confundirse con un estatismo creciente cuya legitimacin no provendra de la representacin o delegacin, sino del cumplimiento eficaz de su tarea como agens movens de la industrializacin;3 en el socialismo de Estado denunciado por Pannekoek en los aos cuarenta, el Estado como empleador universal dueo de todo el aparato de produccin,4 que lleva a que esa experiencia no pueda rescatar al individuo y todas sus posibilidades de construccin. Como observ Rosa Luxemburgo, si se asfixia la vida poltica en todo un pas [...} la vida se disipa en todas las instituciones pblicas, vegeta; y la burocracia se convierte en el nico elemento

    1 Enric Tello, El socialismo irreal'', en Mientras Tanto, nm. 40, Barcelona, p. 93-

    4 Ibid., p. 110.

  • 60 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    activo.5 Por lo tanto, puede afirmarse que la vieja idea marxista de que el desarrollo de cada uno sea la condicin para el desarrollo de todos, y que el desarrollo de todos sea la condicin para el desarrollo de cada uno, an no se ha alcanzado y constituye la gran utopa pendiente.

    '^La capacidad subjetiva de apropiacin de lo real que est en constante expansin, sin sujecin a la lgica contrapuesta del poder, define la real humanidad del cambio en las estructuras del trabajo; pero esta capacidad no se ha ensanchado, quizs por ser todava embrin de aquella forma superior de organizacin social en la que esta posibilidad sea ya una realidad.^ En las sociedades sometidas a relaciones de dominacin se aprecia que las potencialidades del hombre estn agotadas, ya que enfatizan la dimensin poltica unilateral en vez de rescatar y estimular en el sujeto transformador de la realidad su capacidad integrada para forjar proyectos de vida en los que la poltica devenga en historia hecha conciencia y presente.

    Se trata de tornar vigente la vieja afirmacin de Kautsky de rescatar la voluntad de vivir y la conciencia del hombre, pues, aunque la voluntad de vivir no depende de la conciencia, la conciencia determina las formas de la voluntad de vivir en cada caso especial; ya que si, adems del instinto, la conciencia dirige la voluntad y que la forma de la voluntad depende de la manera cmo la concien

  • SUBJETIVIDAD Y REALIDAD SOCIAL 61

    cia conoce las condiciones de existencia y de la profundidad de este conocimiento, si previamente hubiera que despertar su voluntad (del hombre) [...] todos nuestros esfuerzos seran prodigados con pura prdida.6

    - El desarrollo social contradice el desarrollo del hombre cuando la divisin del trabajo involucra relaciones de dominacin, pues en ese contexto el trabajo deja de ser una expresin de las potencias del hombre para reducirse a una funcin mediante cuyo cumplimiento se materializa la insercin del individuo en la sociedad.^Pero, cules otras opciones pueden darse para establecer la relacin con lo social?

    La respuesta a esta pregunta carece de antecedentes. Histricamente, el trabajo ha resultado ser la relacin bsica necesaria para caracterizar los diferentes modos de interaccin social entre los hombres, de tal forma que cualquier otra relacin se debe descartar por no corresponder a la realidad del desarrollo de la sociedad. No obstante, el predominio del trabajo como fenmeno y como categora de anlisis ha tendido a confundirse. La aceptacin de la idea de que el trabajo ha sido un fenmeno determinante para el funcionamiento de la sociedad no significa que tenga que aceptarse su omnipotencia como categora de anlisis. El trabajo, como modo de insercin del individuo en el sistema de produccin, no agota el complejo mundo de las relaciones

    6 Karl Kautsky, El camino del poder; Mxico, Grijalbo Coleccin 76, 1968, p. 48.

  • 62 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    sociales del hombre, ya que no se puede pretender agotar la comprensin del hombre reducindola nicamente al plano de sus determinantes estructurales. W

    El hombre es el conjunto de sus relaciones de produccin", pero tambin es conciencia (no importa si sta se explica como reflejo del ser social"), conciencia que nos enfrenta al problema de los diferentes planos en que acta el hombre como sujeto. No podemos olvidar que la divisin del trabajo "crea la base principal de la subalternidad en la medida en que excluye al pueblo, de manera variada pero siempre definitiva y decisivamente, de funciones omniabarcadoras y de la formacin de la voluntad general".'

    La acepcin del hombre como el conjunto de sus relaciones de produccin entronca con la idea del hombre histrico-social, cuya evolucin es concomitante con la de la sociedad. Pero el hombre como conciencia remite a la idea de sujeto actuante en momentos concretos del devenir histrico. La conciencia como visin del propio ser social y de sus horizontes de acciones posibles transforma al hombre histrico en sujeto. El sujeto encarna a la historia tranformada en voluntad de accin que no se restringe a los lmites de la praxis-trabajo, en la medida en que involucra a todas las esferas de la realidad mediatizadas respecto del trabajo, lo que plantea trascender su unidimensionalidad.

    R. Bahro, op. cit., p. 36.

  • SUBJETIVIDAD Y REALIDAD SOCIAL 63

    ^La voluntad de accin encama una subjetividad en proceso de ampliacin conforme se enriquece la capacidad de apropiacin de lo real, y, por lo mismo, se produce una ampliacin de la propia conciencia del sujeto. Pero esta lgica de la conciencia no opera fluidamente, pues la ampliacin de la subjetividad tropieza con obstculos provenientes de la estructura social que impiden que la conciencia transforme al hombre histrico-social en sujeto; de ah que la historia tienda a devenir en voluntad de accin pero identificada con el poder dominante.^ y

    A este respecto se ha sealado que la alineacin resultante de la tecnologa moderna y de la organizacin industrial del trabajo impide que, por lo menos partiendo de la situacin de trabajo, se desarrolle esta conciencia. Ocurre lo mismo con la manipulacin masiva propia de los medios de comunicacin, todo lo cual obliga a reflexionar sobre cul sera el plano de la sociedad donde se pueda conjugar objetivamente la condicin de hombre histrico y de sujeto. Esto es, entre las condiciones estructurales que conforman la esencia social del individuo y su capacidad reactiva consciente; entre el ser integrante de una clase y su condicin de protagonista o sujeto activador de aqulla. Proceso que nos remite necesariamente a la funcin de estandarizacin cultural de la tcnica, y, por lo mismo, de la subjetividad individual, de manera que cada vez ms sta deja de tener una capacidad reactiva singular.

    Como ha afirmado Mumford, en relacin con la invencin de la fotografa: [...] lleg a su apogeo el proceso de despersonalizacin... [puesj con el per-

  • 64 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    feccionamiento de un mtodo mecnico, se democratiz la toma de imgenes por un mero registro de sensaciones.8 Sin embargo, lo verdaderamente relevante, desde el punto de vista de la vida/es cmo

    ^se acelera con el progreso tcnico el proceso de integracin cultural y personal ^ de manera tal que, como afirma este autor, la nica forma de orden y de interrelacin consiste en adaptarse a las organizaciones y mecanismos automticos que gobiernan en verdad nuestra existencia cotidiana, perdindose la capacidad esencial de que las personas se gobiernen a s mismas la libertad de tomar decisiones, de decir s o no en trminos de nuestras propias finalidades.9 Todo lo cual tiene lugar, con el agravante de que la lgica de la tcnica, a diferencia de la sencilla artesana, no reconoce lmites en nada.10 Contrariamente, la tcnica se caracteriza por la constante trasgresin de los lmites, con el resultado de que el hombre se transforma, como seala Garca Bacca, ms que en un ser racional, en un explosivo de la realidad, [de manera que] tal es su definitivo y definiente uso el uso que el hombre ha hecho de su definicin natural, de su ser.11

    '/Conjugar ambas dimensiones del hombre, ser histrico y sujeto, exige plantear formas de organi-

    8 Lewis Mumford, Arte y tcnica, Buenos Aires, Nueva Visin, 1957, p. 70.

    l) Ibid., p. 101.10J.D. Garca Bacca, Elogio de la tcnica, Barcelona, Anthro-

    pos, 1987, p. 126.11 Ibid., p. 147.

  • SUBJETIVIDAD Y REALIDAD SOCIAL 65

    zacin social que resuelvan tanto la disociacin en- ^ t r e trabajo y el resto de la vida social, como la opo

    sicin entre ser individual-histrico y ser social-his- trico^Efectivamente, las distorsiones alienantes del lugar de trabajo no pueden compensarse exclusivamente con mecanismos propios del lugar donde se vive en el caso del obrero y del trabajador urbano en general, o, en el caso de la poblacin rural, romper su localismo sometindola a una informacin ms global. Se requiere de desarrollos tericos en esta direccin para poder formular alternativas de organizacin. Intentemos por lo menos fijar algunas ideas.

    Se puede formular el problema en trminos de estimulacin del protagonismo del hombre (en general de la poblacin) con base en una relacin de autonoma respecto del Estado, mediante una forma de organizacin social que llamaremos de movilizacin social. La caracterstica bsica de esta forma de organizacin consiste en que su contenido est conformado por las exigencias y propsitos de los individuos (ya sea que estn definidos como proyectos de vida o no), en vez de estar reducido a la consecucin de metas superimpuestas por el poder dominante en el mbito nado nal.^ o se trata, por supuesto, de ignorar la lgica de funcionamiento social que impone la estructura de poder; ms bien lo que se ^pretende es reivindicar un movimiento de base capaz de enriquecer la definicin de fines tcticos y estratgicos para la sociedad nacional

    De otra parte, tampoco se debe confundir esta idea con una romntica y anacrnica reinvindicacin

  • 66 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    de la comunidad, o de la sociedad de tamao pequeo, en la que predominen las relaciones vis--vis primarias en sustitucin de las distanciadoras y des- humanizadoras relaciones secundarias. No tiene sentido disear contratendencias utopistas para procesos cuya inexorabilidad obliga a un pensamiento realista.

    Pensamos en procesos como los que analizara Wallerstein12 cuando afirma que, en el capitalismo, como economa-mundo, los factores econmicos operan en el seno de una arena mayor de la que cualquier entidad poltica puede controlar totalmente;13 ya que "una economa-mundo capitalista recompensa esencialmente el capital acumulado, incluyendo el capital humano, en mayor medida que la fuerza de trabajo en crudo, de manera que la mala distribucin geogrfica de estas cualifica- dones ocupacionales posee una fuerte tendencia hacia su automantenimiento. Situacin que se agudiza porque las fuerzas del mercado la refuerzan en vez de minarla, en un contexto en que la ausencia de un mecanismo poltico central en la economa- mundo hace muy difcil la introduccin de fuerzas capaces de contrarrestar la mala distribucin de los beneficios.

    //Lo que est planteado es una remodelacin de las relaciones entre sociedad y Estado desde la base

    12 Immanuel Wallerstein, El moderno sistema mundial, voi. I, Mxico, Siglo XXI, 1987.

    13 Ib id., p. 491.u Ibid., p. 493.

  • SUBJETIVIDAD Y REALIDAD SOCIAL 67

    de sus procesos estructuradores.^No se persigue determinar las regulaciones que rigen a estos ltimos, sino definir el modo de construirlos, su constructivi- dad misma, partiendo del fundamento proporcionado por los microdinamismos.^l Estado, como estructura institucionalizada de centros de decisin, y la sociedad, como el mbito en el que se despliegan las prcticas sociales de los diferentes grupos sociales (con sus consiguientes relaciones de carcter poltico, econmico, cultural), deben ser reexaminados desde la perspectiva del movimiento propio de su constitucin)'No como productos histricos, o como armazones, 'sino como espacios de diseo posible donde se realizan o frustran los distintos sujetos

  • 68 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    macro desde lo individual, a pesar de estar orientada al esclarecimiento de la lgica de la accin colectiva.1 vadeJo que llamanajnos subjetividad constituyente, que, en el caso de esta teora, se reconstruye a partir, estrictamente, de la lgica de las acciones individuales cuando se centra en los tipos de sujetos que conforman las organizaciones de los movimientos sociales.16 No obstante, se pueden observar puntos de relacin cuando se constata que la accin colectiva es una construccin social, no un producto natural.1'

    El punto de relacin y de separacin de los enfoques se encuentra en la dialctica de las preferencias del individuo que influyen en sus acciones; pues si las decisiones y elecciones son funcin de estas preferencias, y estas preferencias estn histricamente determinadas, no puede entenderse sino a partir de la manera en que el individuo est mediado histricamente por su modo de articulacin con el colectivo. En este sentido, la idea del movimiento molecular permite un anlisis equilibrado conforme

    15 Mancur Olson, The Logic of Collective Action. Public Goods and the Theory of Groups, Harvard University Press. 1965.

    16 John McCarthy, Zald Mayer, Resource Mobilization and Social Movements: A Partial Theory", en American Journal of Sociology, num. 82, 1977; Zald Mayer, Looking Backward to Look Forward. Reflections on the Past and the Future of the Resource Mobilization Research Program", en Morris Aldom y Carol McClurg (comps.), Frontiers in social movements theory. New Haven, Connecticut. Yale University Press, 1992.

    r Michel Crozier y Erhard Friedberg. El actor y el sistema. Las restricciones de la accin colectiva, Mxico, Patria, 1977.

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    incluye la relacin individuo-colectivo en ambas direcciones sin privilegiar a ninguna.

    Cabe ahora recordar el anlisis que del surgimiento de la economa-mundo, en el siglo xvi, lleva a cabo Wallerstein, cuando menciona las distintas alternativas que tuvieron las burguesas europeas para cimentar su desenvolvimiento. Seala a las burguesas que tomaron conciencia, pero dentro de los lmites de una nacin-Estado; pero agrega: [...] claramente sta no era la nica posibilidad. Podran haber tomado conciencia de s mismas como una clase mundial". Entre estos grupos menciona a las comunidades de banqueros-comerciantes internacionales. En el apogeo de Carlos V eran muchos en los Pases Bajos, en el sur de Alemania, en el norte de Italia [...] que ligaban sus esperanzas a las aspiraciones imperiales de los Habsburgos; pero con el fracaso del imperio, las burguesas de Europa se dieron cuenta de que su futuro social y econmico estaba ligado a los Estados del Centro".18

    ''Lo anterior es un claro ejemplo de estos proce; sos estructuradores y de los esfuerzos de construccin social de los sujetos sociales en los que operan tanto macrodinamismos como dinamismos expresivos de planos microlgicos de la realidad.' Es lo que pasa hoy en da con las burguesas latinoamericanas que han encontrado aparentemente una alternativa para la construccin de su orden poltico en el marco de una integracin econmica, y que, a semejan-

    w Op. cit., p. 496.

  • 70 PROBLEMAS DEL CONOCIMIEiNTO

    za de los cultivadores capitalistas de la periferia, que estudiara Wallerstein, sacrifican de buena gana las races culturales locales a cambio de la participacin en culturas mundiales.19

    El proceso de creacin del Estado se refiere al forjamiento de las instancias de definicin de alternativas de accin, de manera que no haya que restringirse a la estructura institucionalizada y al uso que de ella puedan hacer, segn sus intereses, los diferentes sujetos sociales a travs de sus representantes polticos. La sociedad, por su parte, como el mbito de despliegue de las prcticas sociales, se refiere a la capacidad de iniciativas de los distintos grupos para expresarse en mltiples tipos de prcticas, de acuerdo con su contenido y grado de organizacin, mediante las cuales contribuyen a asegurar su reproduccin social e ideolgica, as como a determinar relaciones de dominacin o equilibrio con los otros grupos sociales.

    Por su nfasis en la perspectiva reconstructiva de su movimiento (como es la creacin de instancias de decisin y el proceso de definicin de alternativas y la capacidad para desplegar prcticas sociales), este modo de conceptualizar las relaciones Estado- sociedad se vincula con lo que llamamos organizacin de la movilizacin social, la cual debe conjugar al hombre como histrico-social y como sujeto.

    Si examinamos con atencin la conceptualiza- cin expuesta, podemos concluir que, tanto la crea-

    19 Idem.

  • SUBJETIVIDAD Y REALIDAD SOCIAL 71

    cin de instancias de decisin, como, en el sentido ms genrico, el despliegue de iniciativas de prcticas sociales, tienen lugar en determinados planos de la realidad social: aquellos donde, en virtud de darse una simbiosis de lo histrico y lo individual, no pueden separarse la condicin de ser histrico y la de sujeto con conciencia; donde el hombre asume en su accin sus determinaciones ms generales sin perder la capacidad de reactuar como sujeto individual.

    Lo dicho supone un rescate del sujeto en oposicin a las posturas centradas en la idea de sistemas autorreferenciales, que, como en el caso de Luh- mann, ms all de las intenciones, llevan a asumir posiciones tericas puramente descriptivas casi sin posibilidad de reactuacin por parte de los hombres y de los agrupamientos sociales, en la medida en que se disuelven en su propio aislamiento, dejando fuera del anlisis, por irrelevante, a la dimensin antropolgica.20

    En este sentido, no se puede olvidar que las clases sociales se mueven a travs de sus miembros, aunque ocurre que la efectiva accin de clase se apoya en una masa actuante que no permite que el hombre de la clase reconozca su propio espacio de reactuacin. De ah que, sin negar el carcter de masa de los sujetos, tengamos que rescatar criterios que permitan, en el marco de lo colectivo, el reconoci-

    2(3 Cf. Ignacio Izuzquiza, ha sociedad sin hombres. Niklas Luhmann o la teora como escndalo, Barcelona, Anthropos. 1990.

  • 72 PROBLEMAS DEL CONOCIMIENTO

    miento del espacio desde donde se pueda reactuar sobre el fenmeno macrosocial.

    Desde esta perspectiva se puede considerar la posibilidad de recuperar la nocin de sujeto comunitario siempre que se limpie de los sesgos propios de la antropologa, en cuanto sta concibe a la comunidad como una estructura social acabada, en vez de definirla como un recorte de realidad en el que las relaciones micro-macrosociales se pueden reconstruir con mayor facilidad partiendo de las propias prcticas sociales//

    La comunidad se transforma de estructura social en un espacio delimitado en cuyo interior se pueden observar tanto el proceso de creacin de instancias de decisin para determinar alternativas de accin, como la capacidad para desplegar prcticas; pero, adems, donde se pueden rastrear los vnculos con otros espacios de mayores dimensiones y el modo de articulacin entre estos espacios, los que, en su conjugacin ms compleja, permiten llegar a reconstruir el nivel macrosocial de la sociedad nacional.

    Im plica cio n es m e t o d o l g ic a s

    El esfuerzo por rescatar el papel del hombre-sujeto consciente en el desenvolvimiento de la sociedad no puede desgajarse del esfuerzo por entender a sta en movimiento. Al hombre slo se le rescata como sujeto actuante y protagonista cuando est inmerso en el curso general de los acontecimientos; por lo

  • SUBJETIVIDAD Y REALIDAD SOCIAL 73

    que es necesario desarrollar una metodologa que destaque los procesos microsociales de constitucin, donde la accin de los hombres es esencial,21 sobre lo que est cristalizado en la historia.

    Sin embargo, cuando se trata de representar conceptualmente la realidad, se tropieza con obstculos, en cuanto a aprehender el movimiento de la realidad, especialmente las relaciones entre los micro y macrodinamismos. Se plantea con urgencia la necesidad de armar un sistema de informacin que sea congruente con est